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Multiverso: Más Allá del Silencio

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______________________________ MULTIVERSO: más allá del silencio 
… no es verdadero aquello que busca el parecido a algo real, sino lo que se constituye por sí mismo 
en el universo de lo posible que emerge de la conciencia del espectador. 
Platón 
 
 ¿Existen otros universos? 
 Las últimas teorías en cosmología postuladas por Hugh Everett apuntan a que 
nuestro universo podría no ser el único que existe, sino tan solo uno más de un número 
infinito de mundos o multiverso, cada uno de ellos con sus propias leyes físicas que no 
son perceptibles por nuestros sentidos. Sin embargo, a pesar de los avances de la 
ciencia, la única manera de adentrarnos y viajar por estos mundos incógnitos es a través 
de nuestra mente, ya que su poder es tan infinito que no cabe en ellos. Desde la Grecia 
clásica se le ha atribuido a los artistas la capacidad de percibir el interior de remotos 
universos, de hacer visible lo invisible, poniendo de manifiesto estas otras dimensiones. 
 
 Un aspecto esencial en la génesis del arte es la interrelación entre el creador y el 
espectador. La obra de arte responde tanto a criterios sociales y culturales como 
espaciales o temporales, perdiendo su significado conceptual fuera de estas premisas. En 
las culturas postmodernas, el viaje desenfrenado por las autopistas de la información 
acaba por confundir conciencias, incapaces de distinguir la fantasía de la realidad. Como 
advirtiera Baudrillard la mundialización nos arrastra a lo hiperreal, a la simulación de algo 
que nunca existió. 
 
 Las iconografías abstractas nos obligan asimismo a reconsiderar las relaciones 
entre verdad y mentira, existencia y ficción, falsedad y autenticidad, realidad e 
hiperrealidad. Estos nuevos mundos pueden llevar a que objetos cotidianos se 
recodifiquen adquiriendo otros significados o realidades, donde se vislumbran profundos 
abismos que nos incitan a soñar, llevándonos a mundos desconocidos, imposibles de 
imaginar o multiversos, donde lo falso, lo real y lo imaginario, se convierten en uno. 
 
 Entonces, ante tanto ruido externo ¿cómo trascender lo superfluo y adentrarnos 
en la ruta de introspección profunda? Siguiendo la pauta de los místicos, la respuesta 
está en el silencio. El silencio es creador de una realidad enigmática, metáfora de lo 
inefable y lo inexpresable. Todo lo que existe son aspectos parciales del silencio y se 
genera en lo que no existe, en lo que no aparece. Silencio es serenidad, secreto, 
armonía, reflexión, paz, quietud y misterio del que surge el nuevo yo. En él, nuestra 
conciencia capta lo que existe en profundidad, detrás de las capas más aparentes de la 
mente, transportándonos más allá de lo que llamamos existencia manifiesta, en definitiva 
a otra realidad. Abrirse al silencio es pues, abrirse al potencial total, incondicional, donde 
confluyen las fronteras de la realidad y la ficción, lo comprensible y lo sobrenatural. Por 
eso en él encontramos otra manera de mirar que es difícil de entender. 
 
 Tanto la pintura como la fotografía plasman un universo imaginario proveniente 
de la contemplación de su creador, que propone nuevas lecturas tan sugerentes como las 
leyes que dominan el cosmos. Al mismo tiempo nos transportan a ver cosas que jamás 
podrían estar frente a nosotros: países, planetas, animales, células, moléculas… e 
incluso, por qué no, los mismos átomos de los que estamos hechos. Como afirma Catalá 
la imagen, siendo precisamente aquello que se ve, es también lo que se quiere ver, lo 
que hay que apartar para descubrir lo realmente importante, lo oculto. 
 
Cualquier imagen es una explosión de sensaciones y sentimientos, que esconde 
en sus silencios: voces, rumores, latidos, historias, sueños o misterios que lleva a 
infinitas interpretaciones, donde la realidad real no importa tanto como lo que ésta 
comunica, dice o sugiere pues en definitiva, es el espectador o receptor el que la dota de 
su significado último como apunta el siquiatra y fotógrafo Serge Tisseron, cada imagen 
está cargada de secretos poderes que nos guían hacia mundos paralelos e 
impenetrables. 
 El proyecto Multiverso nace bajo estas premisas conceptuales, abocado a la 
abstracción, donde conviven líneas, texturas, ritmo, movimiento, luz y color, cuyo fin 
último es proponer la búsqueda de una nueva realidad. Un juego con la mirada del otro, 
a través de imágenes que dialogan entre sí y que aspiran a ser convertidas en las 
historias de otros. 
 Multiverso les invita a jugar al escondite entre esos pluriversos invisibles, con el 
fin de desvelar todo lo que somos capaces de sentir aunque no podamos verlo. 
 
 ¿O tal vez sí?........ Por si acaso, pongan en silencio su mirada. 
José Carlos Ñíguez Carbonell 
Enrique Navarro Carretero

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