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See discussions, stats, and author profiles for this publication at: https://www.researchgate.net/publication/279978968 La biogeografía de islas en la conservación de refugios o áreas naturales. Article · January 2013 CITATIONS 0 READS 5,097 1 author: Sergio Godínez-Cortés Colegio de Postgraduados 21 PUBLICATIONS 32 CITATIONS SEE PROFILE All content following this page was uploaded by Sergio Godínez-Cortés on 11 July 2015. The user has requested enhancement of the downloaded file. https://www.researchgate.net/publication/279978968_La_biogeografia_de_islas_en_la_conservacion_de_refugios_o_areas_naturales?enrichId=rgreq-71c864f6070c6c9ca5f3fd17d5282027-XXX&enrichSource=Y292ZXJQYWdlOzI3OTk3ODk2ODtBUzoyNTAwOTY1Mjg5MTY0ODBAMTQzNjYzOTA2NzA3Mg%3D%3D&el=1_x_2&_esc=publicationCoverPdf https://www.researchgate.net/publication/279978968_La_biogeografia_de_islas_en_la_conservacion_de_refugios_o_areas_naturales?enrichId=rgreq-71c864f6070c6c9ca5f3fd17d5282027-XXX&enrichSource=Y292ZXJQYWdlOzI3OTk3ODk2ODtBUzoyNTAwOTY1Mjg5MTY0ODBAMTQzNjYzOTA2NzA3Mg%3D%3D&el=1_x_3&_esc=publicationCoverPdf https://www.researchgate.net/?enrichId=rgreq-71c864f6070c6c9ca5f3fd17d5282027-XXX&enrichSource=Y292ZXJQYWdlOzI3OTk3ODk2ODtBUzoyNTAwOTY1Mjg5MTY0ODBAMTQzNjYzOTA2NzA3Mg%3D%3D&el=1_x_1&_esc=publicationCoverPdf https://www.researchgate.net/profile/Sergio-Godinez-Cortes?enrichId=rgreq-71c864f6070c6c9ca5f3fd17d5282027-XXX&enrichSource=Y292ZXJQYWdlOzI3OTk3ODk2ODtBUzoyNTAwOTY1Mjg5MTY0ODBAMTQzNjYzOTA2NzA3Mg%3D%3D&el=1_x_4&_esc=publicationCoverPdf https://www.researchgate.net/profile/Sergio-Godinez-Cortes?enrichId=rgreq-71c864f6070c6c9ca5f3fd17d5282027-XXX&enrichSource=Y292ZXJQYWdlOzI3OTk3ODk2ODtBUzoyNTAwOTY1Mjg5MTY0ODBAMTQzNjYzOTA2NzA3Mg%3D%3D&el=1_x_5&_esc=publicationCoverPdf https://www.researchgate.net/institution/Colegio_de_Postgraduados?enrichId=rgreq-71c864f6070c6c9ca5f3fd17d5282027-XXX&enrichSource=Y292ZXJQYWdlOzI3OTk3ODk2ODtBUzoyNTAwOTY1Mjg5MTY0ODBAMTQzNjYzOTA2NzA3Mg%3D%3D&el=1_x_6&_esc=publicationCoverPdf https://www.researchgate.net/profile/Sergio-Godinez-Cortes?enrichId=rgreq-71c864f6070c6c9ca5f3fd17d5282027-XXX&enrichSource=Y292ZXJQYWdlOzI3OTk3ODk2ODtBUzoyNTAwOTY1Mjg5MTY0ODBAMTQzNjYzOTA2NzA3Mg%3D%3D&el=1_x_7&_esc=publicationCoverPdf https://www.researchgate.net/profile/Sergio-Godinez-Cortes?enrichId=rgreq-71c864f6070c6c9ca5f3fd17d5282027-XXX&enrichSource=Y292ZXJQYWdlOzI3OTk3ODk2ODtBUzoyNTAwOTY1Mjg5MTY0ODBAMTQzNjYzOTA2NzA3Mg%3D%3D&el=1_x_10&_esc=publicationCoverPdf Año 9, No. 2, 2013. MEMORIAS DE UN HERPETÓLOGO CONTROL DE ESPECIES INDESEABLES. El caso del MURCIÉLAGO VAMPIRO EL ARTE DE LA GUERRA (III) Hibernación ¿CÓMO ES AFECTADA POR EL CAMBIO CLIMÁTICO? LA BIOLOGÍA SINTÉTICA Y LA CONSERVACIÓN DE LA NATURALEZA JOHN JAMES AUDUBON & THE BIRDS OF AMERICA ¿ESPECIALIZACIÓN O INTEGRACIÓN? LA BIOGEOGRAFÍA DE ISLAS EN LA CONSERVACIÓN DE REFUGIOS O ÁREAS NATURALES Índice Memorias de un Herpetólogo Hibernación, ¿Cómo es Afectada por el Cambio Climático? Control de Especies Indeseables: El Caso del Murciélago Vampiro La Biología Sintética y la Conservación de la Naturaleza John James Audubon & The Birds of America Especialización o Integración La Biogeografía de Islas en la Conservación de Refugios o Áreas Naturales El Arte de la Guerra III Editorial Normas Editoriales y Directorio En algún momento en la década de 1980, principalmente en los Estados Unidos se puso de moda el aplicar la teoría del Equilibrio dinámico de la biogeografía de islas para diseñar áreas naturales protegidas (Diamond, 1975; Simberloff, 1983; Shafer, 1990). A pesar de que esta teoría puede ser enriquecedora y algo didáctica (Akatov, 2013), se debe tener cuidado cuando llega a las manos de la gente que se encarga de diseñar áreas naturales, pues no sólo es una teoría caduca, sino inadecuada para diseñar refugios, ya que sus simples reglas no cumplen con lo requerido para una adecuada elección de sitios para conservar (Simberloff, 1983). Revisemos cuál es el principio de esta teoría, veamos por qué se utilizó tanto y analicemos por qué es inadecuado usarla para dicho fin. En el año de 1967, un par de reconocidos ecólogos pertenecientes a las Universidades de Pensilvania y Harvard, en los Estados Unidos, Robert MacArthur y Edward Wilson, postularon lo que se conoce como teoría de Biogeografía de islas, una teoría biológica muy famosa en aquellas épocas e incluso en la actualidad y que en un sentido general explica que “… el número de especies que se encuentran en una isla o en un lugar aislado se debe al balance o equilibrio entre el índice de migración y el índice de extinción…” y “…se asume como un evento que está ocurriendo constantemente, entran, salen, desaparecen y se remplazan individuos y especies (aunque no las mismas), pero siempre se mantiene el equilibrio de las poblaciones…” (Shafer, 1990; Murray et al., 2002; Akatov, 2013) (Figura 1). Dicha teoría se fundamenta en explicar la dinámica poblacional en islas lejanas y cercanas, y en islas grandes y pequeñas (Murray et al., 2002). Debido al gran impacto obtenido en la comunidad científica en aquella época y al aparente equilibrio satisfactorio obtenido de sus resultados LA BIOGEOGRAFÍA DE ISLAS EN LA CONSERVACIÓN DE REFUGIOS O ÁREAS NATURALES Sergio Godínez-Cortés y Abigail Mayled González-Zúñiga Egresados de la Licenciatura en Biología, ICBI, UAEH y de sus postulados, muchos profesionales de la biología no tardaron en afirmar que se podían hacer estudios de conservación de áreas naturales utilizando dicha teoría, realizando diseños y planes para elaborar refugios naturales en distintos tipos de hábitats, incluyendo las ciudades (Diamond, 1975; Shafer, 1990; Akatov, 2013). Basándose en los principios de la biogeografía de islas y al tratar de aplicar dicha teoría a determinadas áreas continentales (terrestres) diseñados para refugios biológicos, que según ellos son similares a las islas (Diamond, 1975; Murray et al., 2002). La biogeografía de islas se ha utilizado principalmente para medir la biodiversidad, hacer predicciones y tratar de comprender la relación entre la diversidad de especies y el tamaño del área, mediante sus Esquema que representa de manera general la teoría de la biogeografía de islas. Tomado de Murray et al., 2002. 25 métodos cuantitativos; sin embargo, algunos han pensado que se es capaz de aplicar dichas estimaciones para hacer propuestas para preservar sitios mediante la identificación de la distribución de las especies (Diamond, 1975; Murray et al., 2002; Akatov, 2013). No conformes con forzar una teoría basada en áreas de tierra rodeadas por agua en áreas de tierra fragmentadas y rodeadas por más tierra, estos conservacionistas retomaron ideas de otras fuentes para hacerlas pasar como resultados de la biogeografía de islas; tal es el caso de los postulado para diseñar refugios naturales propuestos por Simberloff en 1983, conocidos como SLOSS “single large or several small” (una grande o muchas pequeñas) (Simberloff, 1983; Murray et al., 2002) (Figura 2). Para saber mejor de qué se trata, tenemos que considerar que en todos los casos en los que se ha hecho un estudio para tratar de conservar áreas utilizando la biogeografía de islas, se ve muy claramente que se repiten constantemente dos supuestos que no son propiamente surgidos de esta teoría (Diamond, 1975; Simberloff, 1983), los cuales son: 1.- Un solo refugio grande es preferible que dos o más áreas pequeñas con un área total igual que la grande. 2.- Para un área dada, una forma redonda es más óptima siempre. Si bien estos dos enunciados suenan atractivos y funcionan como estandarte para decir que la biogeografía de islas ayuda a crear áreas naturales protegidas, esto es mentira, pues los dos supuestos, basados en la insularidad y en el efecto de borde NO provienen de dicha teoría (Simberloff, 1983). Esta distorsión de principios se debe aque muchos de los biólogos que se dedicaron a la conservación o al diseño de refugios, observaron una similitud de los espacios terrestres insulares (aislados) destinados para conservación con las islas (Diamond, 1975; Shafer, 1990; Akatov, 2013). Comparación aparentemente similar, pero errónea, ya que las reservas naturales a menudo (al no ser tan grandes como las islas) no consideran aspectos de la biodiversidad gama ni beta para su conservación, sino sólo alfa. Y no nada más eso, sino que las reservas o áreas naturales, a menudo son manchas aisladas del hábitat natural rodeadas por paisajes modificados por el ser humano, en las cuales no se abarcan todos los componentes de la biodiversidad; ni mucho menos se controla el mismo componente alfa en el sitio, puesto que Foto: Ricardo Giaviti Representación de la SLOSS (single large or several small) propuesta por Simberloff (1983), en la cual se ejemplifican los dos postulados, y complementada con la ilustración de los corredores biológicos. Tomado y editado de http://tinyurl.com/loy78ad 26 algunos de los organismos escapan o entran algunos que no estaban ahí antes, lo que no pasa en las islas, o según la biogeografía de islas, no debería de ocurrir (Shafer, 1990; Murray et al., 2002). Si bien las reservas naturales que se protegen actualmente efectivamente son islas terrestres (áreas fragmentadas con efecto de borde), su dinámica poblacional no actúa igual que la de una isla volcánica o una isla continental, como nos lo han querido hacer ver (Murray et al., 2002). Se pueden ver los defectos de la aplicación de la teoría de dos formas principales posibles. Primero: ¿La teoría de la biogeografía de islas está tan firmemente establecida como para depender de ella y tomar decisiones tan importantes como la conservación de áreas? No, puesto que los estudios llevados hasta ahora son insuficientes o agregan variables a los resultados que propician el equilibrio deseado y no la dinámica poblacional natural, lo que conlleva a tomar decisiones equivocadas a la hora de elegir un área para protección. Segundo: ¿Los diseños lógicos que se recomiendan se obtienen de la biogeografía de islas? No, puesto que los dos supuestos basados en la insularidad y en el efecto de borde provienen del trabajo de Simberloff (1983). Hasta estos momentos, la SLOSS (Figura 2) es lo más acertado posible para basarnos en el diseño de refugios o áreas naturales. Y sin embargo, aunque es muy atractivo el modelo, sólo es una utopía más que no considera distintos aspectos variables que nos impiden elegir el refugio idóneo, pros y contras tales como el tamaño y la forma del área (en la actualidad muchos biólogos creen que una forma circular es preferible que un área de cualquier otra forma; sin embargo, a estas alturas no es posible discernir si es mejor conservar un área grande o varias pequeñas que en su conjunto sean del mismo tamaño que la grande, o si es necesario o no unir dichas áreas con corredores biológicos); las catástrofes naturales (incendios, plagas, competidores, especies introducidas, que sin lugar a dudas es preferible que ocurran en un área pequeña, que en una sola de gran tamaño); el costo de adquisición del área (entre más grande o exclusiva, se vuelve más costosa); el espacio mínimo requerido para cada especie (cada especie en particular requiere de distintas condiciones exclusivas, que muchas veces no abarca el área protegida considerada, por lo tanto quedan a la vez protegidas y desprotegidas); el número de hábitats (la riqueza de cada área biológica destinada para conservación dependerá en gran medida de los distintos hábitats que presente; la conservación de pequeñas áreas con diferentes tipos de hábitats presentarán mayor número de especies que una sola área grande con un solo tipo de hábitat); el costo de mantenimiento (la manutención y logística de organización es más barato para un solo refugio grande que para varios pequeños de la misma área que el grande); el flujo génico (la endogamia intensa presentada en pequeñas áreas acarreará la extinción de la fauna, lo que preocupa a algunos, aunque sabemos que la endogamia puede favorecer la variación y la expresión Foto: Ricardo Giaviti 27 genética escondida en los organismos) (Diamond, 1975; Simberloff, 1983; Akatov, 2013). Al analizar éstos y muchos más datos, se puede afirmar que la biogeografía de islas NO sirve para diseñar áreas naturales protegidas (Simberloff, 1983); ya que si bien es un buen modelo, muchos ecólogos de la conservación la han alterado y le han agregado distintas variables y partes de otros postulados para que los resultados sobre biodiversidad asemejen un equilibrio inexistente, es decir, la maquillan para obtener los resultados deseados (Murray et al., 2002). En un contexto simple, podemos decir que la biogeografía de islas es una técnica inadecuada para diseñar áreas naturales o refugios. Es una hipótesis débil y pobre que ha llevado a algunos investigadores a ajustar el efecto de borde e insularidad al modelo de biogeografía de islas para hacerlo autosuficiente, pero nada de eso sustenta su diseño; es decir no está bien establecida. No se puede tratar de resolver un problema tan complejo como lo es el diseño de un área de conservación con una teoría que únicamente sirve para estimar la abundancia de la biota y su modo de dispersión en una isla, que apuesta a un falso equilibrio de sus poblaciones, sin una verificación confiable de sus datos y sus resultados que nos indique que dichas aproximaciones hechas a los hábitats continentales es confiable. Simplemente no se puede pensar en una reserva como si fuera una isla. Incluso es triste saber que en algún momento de la historia, la International Union for Conservation of Nature and Natural Resources, líder internacional en conservación en la primera mitad del siglo XX, propuso las reglas básicas para diseñar áreas naturales protegidas basándose en la obsoleta teoría de la biogeografía de islas (Simberloff, 1983; Akatov, 2013). Y aún en estos días, hay profesionales en el campo que nos han engañado o hecho creer con argumentos ecológicos que la biogeografía de islas es una herramienta útil, cuando en realidad todavía no existe un método adecuado para los complejos requerimientos que se necesitan para diseñar un lugar como refugio o área de conservación (Simberloff, 1983; Shafer, 1990; Akatov, 2013); tanto es así que el mal diseño de muchas de ellas, en sentido metafórico, significan islas rodeadas de tierra no adecuadas para sobrevivir, es decir, trampas naturales. Así, creemos que en la actualidad, ningún biogeógrafo o conservacionista serio trataría de adecuar la biogeografía de islas para designar áreas naturales de protección biológica. Agradecimientos. Nuestro más sincero agradecimiento a la Dra. Irene Goyenechea Mayer-Goyenechea y al M. en C. Miguel Ángel Cabral Perdomo, que en algún momento contribuyeron a la revisión y mejora de este ensayo. Referencias Akatov, V. V. 2013. The 60th Anniversary of the equilibrium theory in island biogeography: Problems of testing, results of field studies, and applied importance. Biology Bulletin Reviews 3: 1-16. Diamond, J. M. 1975. The island dilemma: lessons of modern biogeographic studies for the design of natural reserves. Biological Conservation 7: 129-146. Murray, K. G., Winnett-Murray, K. y L. Hertel. 2002. Species diversity, island biogeography, and the design of nature reserves. Pp. 125-144. En: O’Donnell, M. A. (ed.).Tested studies for laboratory teaching, Volumen 23. Proceedings of the 23rd Workshop/Conference of the Association for Biology Laboratory Education (ABLE), Florida. Shafer, C. L. 1990. Nature reserves: island theory and conservation practice. Smithsonian Institution Press, Washington, 208 pp. Simberloff, D. 1983. Island biogeographic theoryand the design of wildlife refuges. Soviet Journal of Ecology, 13: 215-225. 28 View publication stats https://www.researchgate.net/publication/279978968
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