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BICC, XXX, 1975 N O T A S 169 LA COLA DE LA SIRENA: CONTRADICCIÓN AL SURREALISMO Más que por representar aspectos característicos del surrealismo, La cola de la sirena (1941), del argentino Conrado Nalé Roxlo, es de interés por la forma en que ilustra contradicciones en el pensamiento de esa concepción literaria que dan a la obra no la atmósfera de come- dia romántica, en que impera el deseo cumplido, sino la de una caída trágica. El fundamento de la pieza está en la exploración surrealista de un posible orden de realidad en que se suspenda la organización represiva que disciplina al hombre para cumplir con los criterios de eficiencia científica, productividad y explotación mercantil, enrolándolo en rutinas monótonas, aburridoras e incesantes. En su reemplazo se propone el libre flujo del instinto humano de juego estético, para la creación de un espacio en que la imaginación neutralice la abstracción científico-industrial que no respeta a la naturaleza humana. Se trataría de un espacio en que los aspectos racionales e irracionales de la per- sonalidad armonicen, haciendo del mundo el hogar verdadero del hom- bre, prolongación de sí mismo. Luego de sugerir este ideal, la obra desarrolla contradicciones que finalmente echan por tierra ese proyecto, trayendo dudas a la mente del lector sobre su validez. El conflicto surge porque, más que el esca- pe al cuento de hadas que La cola de la sirena es en parte, la eviden- cia ineludible de las objetividades del mundo exige una adecuación del ser a una realidad que sólo permite la supervivencia con el trabajo sacrificado y la drástica postergación del placer. Es más, en la con- frontación con una naturaleza generalmente hostil o impasible, el hom- bre ha encontrado una imagen épica de sí mismo con la manipulación de sus cosas para construir la civilización. En esta labor el ser humano ha vigorizado el estrato consciente de su psiquis, asiento de la razón y la voluntad, ha disciplinado virilmente su cuerpo y templado el ánimo ante el sufrimiento. Freud ha dicho que construir y sostener la civilización demanda la represión de los instintos que buscan su placer. Por el contrario, el proyecto de convertir el mundo en un espejo del deseo infinitamente consumado corresponde a un estado de desarrollo psíquico primario, de narcisismo infantil1. Tácitamente el autor la- 1 En términos freuclianos éste sería un estado en que la mente infantil está dominada por el principio de placer, es decir, una etapa en que para la satisfacción de las necesidades corporales se ignoran las demandas de la realidad circundante (principio de realidad). El infante experimenta la vida como si tuviera posesión 170 NOTAS BICC, XXX, 1975 menta el infortunio de no poder volver a la infancia presidida por la seguridad de las figuras paternas ni al útero materno sin transigir en los logros .de la virilidad y debilitar la sanidad mental. Nalé Roxlo sugiere que a lo sumo nos puede inundar la nostalgia jamás mitigada ya que es imposible el regreso simbólico al paraíso infantil reactualizán- dolo en la madurez de la vida. Esta tensión conflictiva se concreta en Patricio, el protagonista de La cola de la sirena. Es un joven decepcionado por la falta de ilusión en una realidad en que ha sido mentalmente entrenado para conside- rar como real sólo aquello que muestra el empirismo causalista: "Y siempre así . . . En mis viajes por islas y tierras extrañas nunca he dejado de prosternarme con esperanza ante los dioses más extravagan- tes, a ver si alguno era el mío, pero nunca me hicieron la más leve seña . . . es decir, sí, me la hicieron muchas veces, pero era fácil ver la manga del sacerdote"2. Sin embargo, su acción está regida por la nostalgia inconsciente del retorno a la madre y se mueve por el mundo tras mujeres que hagan de sustituto del arquetipo materno y así ase- gurarse la maravilla infantil perdida con la virilidad en un orden de realidad controlado por la tecnología. Con esto la figura de Patricio se hace ambigua en cuanto a lo positivo de su búsqueda de un espacio no represivo. Al lanzarse en un viaje marítimo con la esperanza de encontrar aventuras que suspendan la rutina anestesiante, de modo tácito se ubica a Patricio más allá de la moral. Si se mantiene fiel a su objetivo, la busca del placer ininterrumpido lo lleva a! abandono de las cortapisas éticas y psíquicas que atan al hombre a la convivencia gregaria y lo capacitan para manipular la realidad y sobrevivir. Entregado a la imagen nostálgica de un pasado primordial irrecuperable, el héroe se transforma en monstruo por su regreso a un infantilismo mental irresponsable. Perennemente necesita de figuras maternas que se sacri- fiquen por él y lo mimen, para después desprenderse de ellas cuando descubre que, como seres de carne y hueso, también tienen realidad. Hacia el desenlace Patricio es ya un ser lamentable, siempre en pos de de una capacidad mágica para realizar sus deseos simplemente imaginando que se le cumplen. En su mente se forma la ilusión de que no necesita del mundo exterior para satisfacer su placer. Ver SANDOR FERENCZI, Stages in the Development oj the Sense oj Realily, en Sex in Psycho-Analysis: Conlributions to Psycho-Ana- lysis, trad. al inglés por Ernest Jones, Boston, Richard G. Badger, The Gotham Press, 1922, págs. 213-239. En cuanto a la relación del surrealismo con este infan- tilismo mental: FERDINAND ALQUIÉ, The lmaginary and Beauty, en The Philoso- phy of Surrealism, trad. al inglés por Bernard Waldrop (Ann Arbor: The Univer- sity of Michigan Press, 1965). 1 CONRADO NALÍ ROXLO, La cola de la sirena, en Arturo Berengucr Carisomo, ed., Teatro argentino contemporáneo, Madrid, Aguilar, S. A., de Ediciones, 1962, píg. 101. BICC, XXX, 1975 N O T A S 171 un futuro que parece prometer un placer mayor que el poseído, sin capacidad para gozar en paz la realidad del presente. Es indudable que las consecuencias del viaje a la suprarrealidad propuesto por La cola de la sirena se hacen indeseables a medio camino. Lo negativo está en que la meta supone una regresión mental que mina la virilidad. Es un precio demasiado alto para desprenderse de "lo real". La irresponsabilidad de Patricio ante el sacrificio de amor de Alga, la sirena, atenta contra todo reflejo viril en el lector. Su poten- cial como renovador de un mundo deshumanizado por la tecnología y el mercantilismo se malogra y sólo queda de él la imagen de un robot humano que mecánicamente busca seres que lo exciten durante el corto período que necesita para saciarse de ellos y dejarlos por otros. Con ello la atmósfera de comedia romántica que despega hacia la maravilla poblada de seres míticos se desliza hacia la caída trágica que degrada al héroe. El Acto Primero (Cuadro Primero) se abre cuando Patricio está en el medio de su viaje, a punto de liberarse de su mente científica, en tránsito al reconocimiento de la suprarrealidad. Al considerar la metáfora del viaje comprendemos lo apropiado que es el mar como espacio para la peregrinación del joven. El agua diluye la imagen de solidez inapelable de una realidad restringida a la evidencia empírica. Con la licuificación de su rigidez el mundo se hace más maleable para el deseo y el hombre puede penetrar en la maravilla 3. Para el incons- ciente de Patricio el agua es el líquido amniótico en que se refugia contra los objetos fosilizados por la ciencia y el comercio. En las pri- meras escenas el joven es un extraño en este espacio. No así el Capi- tán, Pietro, Miguel, Lucas y el Negro, miembros de la tripulación del Stella maris, en los que la fe en lo trascendental permanece intacta. La suprarrealidad se manifiesta para ellos como la melodía fascinante que canta una sirena oculta. La melodía da carácter objetivo a los ni- veles de maravilla en la obra, lo que implica que la búsqueda del joven es válida y alcanzará su meta, escuchará el canto, si se purifica de su escepticismo positivista. El Capitán da significado religioso al alcohol. Bajo su presión Patricio se emborracha y su mente racional se inhibe,abriéndose al contacto con lo suprarreal. A punto de perder el conocimiento musita: "Y dos y dos . . . , sumados con fe, son una sirena" (pág. 103). Casi simultáneamente con su caída en el estupor, Alga, la sirena hermosa, se deja capturar. Enamorada de Patricio, había seguido el barco a la dis- tancia y escuchado los lamentos del joven. Se entrega para restituirle la fe perdida. Su entrega es tan absoluta que, en la inconsciencia en * Para una exposición del agua como motivo surrealista de "desrealización" del mundo ver ALQUié, Dercalizalion, op. cit., págs. 68-83. 172 N O T A S BICC, XXX, 1975 que ha caído luego de su captura, se debate entre la vida y la muerte siguiendo los altibajos del estupor alcohólico de Patricio. Su afinca- miento en la vida se hace cierto sólo cuando el joven se recobra y, como resucitado a una nueva vida, contempla a la sirena. Patricio ha encontrado el ser mítico que devuelve la magia narcisista a su mun- do. Pero, para que este infante previlegiado viva la ilusión, Alga ha tenido que faltar a las leyes del mar que prohiben la vida entre dos mundos. Durante la noche se habían escuchado los llantos de sus hermanas traicionadas. Es éste el momento que marca el comienzo de la ambigüedad contradictoria en la obra. Por un tiempo transcurre en una atmósfera romántica que procura conservar la felicidad alcanzada y la fascina- ción por las situaciones creadas por Alga en un mundo que le es extraño. Hay un esfuerzo soterrado por evitar la caída inexorable en la crudeza del realismo. El descenso de Alga a lo real actúa como sustrato trágico que desnuda la vulnerabilidad del ser surrealista que aspira a la inmersión total en la fantasía. Para amar a Patricio sin obstáculos la sirena decide transformarse en mujer y Patricio debe esco- ger entre un compromiso viril que lo ataría a Alga por su sacrificio, o abandonarla una vez que pierda su maravilla. Este es el dilema del Acto Segundo. La escena se ha trasladado a Buenos Aires, ciudad de tecnología masificada en que lo sobrenatu- ral no tiene cabida. En el mundo de los objetos sólidos Alga está fuera de lugar. No comprende su naturaleza: para dar limosna a un organi- llero le había lanzado un reloj que al caer se había despedazado. Por otra parte, los hombres sólo pueden entenderla como simple curiosi- dad ventajosa. Debido a la presencia de Alga, Patricio debe resistir el homenaje de los dirigentes del Club de Pescadores. En la relación de la sirena con el joven ven un ejemplo conmovedor de la compe- tencia productiva, cuyos resultados pueden palparse en los kilos del pez capturado. También se han recibido ofertas de empresarios de variedades que quieren exhibir a la sirena en un estanque en el Luna Park, entre focas amaestradas, cantando acampanada de una orquesta, en "un espectáculo altamente moral para familias" (pág. 120). Nada acentúa la alienación de Alga en la tierra como la irregula- ridad de su situación con Patricio en contraposición con la de Gloria, Lía y Marcelo, el poeta. Gloria ha amado a Patricio desde la niñez y, como veremos, su unión futura es normal: son de la misma especie. Lía y Marcelo se enamoran espontáneamente, sin que se prevean tropiezos para su enlace. En cambio, a Patricio no le es fácil obtener dispensa de la iglesia para un matrimonio de dudosa naturalidad.- Acosado por las dificultades, el joven asiente a la única solución que la socie- dad ofrece, la intervención quirúrgica del doctor Núñez para separar la cola de Alga en dos extremidades "normales". La solución liquida la maravilla e inicia la separación de los amantes. Según Marcelo, los BICC, XXX, 1975 N O T A S 173 "Sueños no pueden vivir entre nosotros sino a costa de lamentables mutilaciones" (pág. 125). La mutilación da paso a la ironía. Mientras goza sus piernas y acumula innumerables zapatos, Alga cree estar más cerca de Patricio por su nueva condición de mujer. Éste, sin embargo, ha vuelto a su incurable nostalgia. Persiste en ver en Alga lo que ya no es: "El filo del bisturí no pudo llegarte al alma; en el fondo, eres tan sirena como antes. Al menos para mí serás siempre la hija del mar, la ondina prodigiosa, mi Alga querida" (pág. 128). Pero en los momentos de intimidad con su amigo Marcelo, en los que cae la máscara de lo que ahora es su falsa felicidad, el joven no puede sino confesar su desen- gaño y rechazar la realidad de su amante. Sus dudas establecen las circunstancias para la caída trágica. Dos incidentes con que termina el Acto Segundo preparan su mecanismo: el primero es el desprecio de Alga hacia el amuleto que le ha traído el Negro cuando el Capitán y su tripulación la visitan. Se trata de una botella que contiene un diablo capturado por su abuela bruja: mientras "el diablo esté prisionero, a la persona que lo tenga no le podrá venir ningún daño del mar" (pág. 133). El desprecio anuncia el castigo final de Alga a manos de su padre, el rey del mar, y expone su profunda desviación de una identidad fie! a su sobrenaturalidad, lo que queda confirmado con el segundo incidente: cuando la tripu- lación le pide que cante como en la noche en que la capturaron, Alga no puede hacerlo y debe rendirse a la evidencia de que ha perdido algo esencial: "Es como si en la operación me hubieran cortado la raíz del canto" (pág. 134). Queda abierto el camino para que Patricio la aban- done y la reemplace por Gloria, quien se ha entregado a intrépidas aventuras como aviadora, con el propósito de atraer la atención del joven. El desenlace de La cola de ¡a sirena (Acto Tercero) conjuga el patetismo a que ha llegado la personalidad de Alga con la súbita aparición de Gloria y el peligro cada vez más cierto del castigo que recibirá la cx-sirena por su desobediencia. A raíz de! notorio quebran- tamiento de la salud de Alga, el doctor Núñez prescribe baños de mar. Cumplir con esta sugerencia pone a Alga en peligro, pero Patricio no presta atención porque está fascinado con Gloria, quien ha llegado al balneario sin saber que él está allí. La irresponsabilidad del joven se intensifica cuando despedaza accidentalmente el amuleto del diablo. Es la señal para que se inicie el castigo. A los pocos instantes se escu- cha el llamado de socorro de Lía: Alga está ahogándose. Alga es salvada por Gloria. A pesar de los cuidados y aten- ciones que habría necesitado por su escapada providencial, Patricio no se los da por su fascinación por Gloria. Al salvarla, la aviadora ha tomado a los ojos del joven la imagen de maravilla que antes tuviera Alga: " . . . parecía la dueña del mar . . . una sirena triunfante" (pág. 174 NOTAS B ICC, XXX, 1975 142). Patricio ya ha abandonado a Alga en su mente. Su nuevo deseo es recuperar el antiguo amor de Gloria para la renovación de su nar- cisismo. El único obstáculo que se interpone es la tortura moral por descartar a Alga, que revela a Marcelo. El sufrimiento moral no indi- ca, sin embargo, una madurez de carácter que lleve a Patricio a aceptar el compromiso que lo ata a Alga. Es siempre fiel al infantilismo mental que le exige el retorno al paraíso de placer perdido. Además, su carác- ter es demasiado débil para tomar la decisión final de la separación. Ella debe venir de Alga, quien se sacrifica de nuevo para que Patricio tenga su felicidad. Esa noche se celebra un baile que incluye un espectáculo de fue- gos artificiales. Irónicamente, en medio de la alegría se quemaría la figura de una sirena. Con gran nobleza, Gloria había estado evitando a Patricio para no caer en una debilidad que dañara el compromiso del joven con Alga. Por ello Gloria no asiste al baile, pero Patricio no ceja. La sorprende solitaria en la playa y, ante su acoso, Gloria reco- noce su amor por él. En una coincidencia bien dispuesta para el desenlace, Alga los sorprende. Comprendiendo lo insostenible de su si- tuación con Patricio, decide liberarlo de su carga y se adentra en el mar para recibir el castigo de su padre. Antes de enfrentarlo, Alga vaticina a Gloria el destino que le espera con Patricio, como conse- cuencia de su carácter:"Y tú no llores, que ya tendrás que llorar des- pués, cuando te hayas cortado las alas para estar a su altura, como hice yo con mi cauda, y entonces le des lástima porque seas tan peque- ña como él . . . " (pág. 150). La pequenez de Patricio está en la pér- dida de la virilidad de carácter. HERNÁN VIDAL. University of Minnesota. CampoTexto: THESAURUS. Tomo XXX. Núm. 1 (1975). Hernán VIDAL. La cola de la sirena: ...
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