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Se	te	olvidó	decirme	cómo	dejarte	de	querer
Primera	edición	en	México:	Febrero,	2021
D.R	2020-	TORNAGRIS
2020,	Todos	los	derechos	reservados
WITP	MEDIA	EDICIONES
www.witp.com.mx
TORNAGRIS
Realizado	en	México
www.tornagris.com
Prólogo
¿Cuántas	dudas	se	pueden	tener	sobre	el	amor,
la	vida	y	la	existencia?	Y	algunas	veces	las	mismas	preguntas	suelen	tener
respuestas	en	común,	o	confusiones	similares.
Qué	difícil	es	ser	humano	algunas	veces,	¿no?
Tornagris	nos	regala	un	texto	que	relata	lo	hermoso	y	caótico	que	es	vivir,	o
dejar	de	hacerlo	por	las	preocupaciones	y	las	indecisiones,	o	buenas	decisiones.
Te	invito	a	leerlo,	estoy	seguro	de	que	te	encantará	porque	te	encontrarás	y	te
verás	reflejado	en	cada	una	de	las	páginas	que	vienen	a	continuación.
Pásale	a	dar	una	vuelta	por	el	corazón	de	Torna.
Madtracks
“Lo	nuestro	duró.
Lo	que	duran	dos	peces	de	hielo.
En	un	güisqui	on	the	rocks”
Joaquín	Sabina
Desde	hace	varias	semanas	no	sé	quién	soy,	no	sé	qué	hago	aquí,	no	sé	a	quién	le
escribo.	Desde	hace	varios	días	no	soy	capaz	de	sentirme	yo.
Tal	vez	tú	te	diste	cuenta	desde	el	primer	momento	de	esto,	quizá	siempre	supiste
que	yo	estaba	perdido	desde	hace	algún	tiempo,	o	quizá	lo	notaste	solo	hasta	el
último	momento	y	por	eso	te	fuiste.
Desde	hace	varios	días	me	propuse	dejarte	ir.	Pero	no	te	vas.	Te	niegas	a	irte	del
todo,	te	niegas	a	mi	olvido,	te	niegas	a	dejarme	dejarte	ir.
Tal	vez	te	has	dado	cuenta	de	que	aún	te	necesito	conmigo	y	es	por	ello	que	de
vez	en	vez	te	apareces	en	los	lugares	a	los	que	íbamos,	trayendo	contigo	siempre
el	recuerdo	de	la	primera	vez	que	nos	vimos	y	no	supe	qué	decir.	Trayendo
contigo	siempre	mi	silencio	y	tu	risa	burlona	al	saber	que	me	ponías	nervioso	y
no	sabía	como	responderte.
Siempre	me	pregunto	¿por	qué	quisiste	que	yo	te	quisiera?	¿Por	qué	me	elegiste
a	mí?	Habiendo	tantas	personas	que	seguramente	te	habrían	dado	algo	mejor	de
lo	que	yo	te	podía	dar.	A	veces	pienso	que	tal	vez	la	vida	misma	nos	estaba
obligando	al	encuentro,	pero	también,	de	cierto	modo,	me	niego	a	creerlo,	pues
eso	significaría	que	hay	alguien	jugando	con	los	sentimientos	de	terceros	y	con
guiones	que	siempre	terminan	haciéndonos	pensar,	como	si	se	tratara	de	una
película	escrita	por	Woody	Allen.
Tal	vez	tú	nunca	creíste	en	mi	cariño.	Tal	vez	era	yo	quien	nunca	pudo	confiar	en
que	podía	demostrarlo.
Siempre	me	recriminaste	en	tono	serio	el	porqué	no	te	dejaba	ser	parte	total	de
mí	y	porqué	nunca	te	presenté	formalmente	con	mi	familia,	o	porque	nunca	te
invité	a	casa,	y	la	verdad	es	que	tenía	miedo	de	quererte;	porque	cuando	se	trata
de	querer,	siempre	me	escondo	lo	más	que	puedo	para	evitar	el	llanto	que	llega
con	las	inevitables	despedidas.
Fue	muy	poco	lo	que	realmente	nos	conocimos,	aunque	a	decir	verdad
llevabamos	años	de	conocernos.	Fue	muy	poco	el	tiempo	porque	en	cierto	modo,
aunque	parecías	más	valiente,	creo	que	también	tenías	miedo	de	querer,	solo	que
de	forma	heróica	no	tenías	miedo	de	morir	por	amor.
Siempre	supiste	mentirme	y	eso	nunca	te	lo	voy	a	recriminar,	creo	que	también
la	mentira	es	una	forma	de	cariño	a	la	otra	persona,	es	una	forma	rara	de
protección	a	quien	se	quiere,	pero	lo	cierto	es	que	también	te	hubiera	agradecido
la	verdad.
Usualmente	me	llegan	los	recuerdos	de	los	pretextos	que	al	principio	ponías	para
hablarme	y,	aunque	en	ese	momento	no	me	daba	cuenta,	siempre	trataste	de
sacar	algún	tema	de	mi	interés	para	iniciar	la	conversación,	y	ya	iniciada	siempre
tratabas	de	no	darme	gran	pausa	para	que	la	conversación	no	muriera,	porque	lo
cierto	es	que	nunca	he	sido	un	buen	conversador,	siempre	he	preferido	guardar
silencio	y	escuchar,	pero	tu	sutileza	e	interés	me	obligaban	a	hablar.
Hablábamos	de	todo,	primero	de	temas	que	seguramente	ni	te	interesaban	y	que
ahora	estoy	seguro	investigabas	para	que	yo	me	sintiera	cómodo	al	hablar	y	así
poco	a	poco	me	llevabas	a	tu	terreno	para	que	los	temas	fluyeran	con	más
naturalidad.	Ahora	que	lo	pienso,	eres	la	primera	persona	con	la	que	he	hablado
por	horas	de	todo	y	de	nada,	cosa	que	solo	había	escuchado	que	los	demás
hacían.
Aquello	(debo	de	decirlo)	es	de	las	primeras	cosas	que	te	agradezco,	porque
aunque	siempre	me	he	sentido	solo,	me	ayudabas	a	olvidarme	de	mí	mismo	y,
entre	risas,	a	vivir	una	experiencia	que,	aunque	yo	no	la	estaba	viviendo,	tu
relato	y	emoción	al	contarla	me	hacían	imaginar	que	también	estaba	ahí.
Nunca	fui	una	persona	con	muchos	amigos,	a	decir	verdad	aún	no	comprendo
bien	cuáles	son	los	patrones	de	una	amistad.	He	fallado	tanto	a	las	personas	que
tengo	cerca,	que	ya	no	sé	si	me	siguen	considerando	parte	de	ellas.	Tal	vez	tú
también	te	hartaste	de	esta	situación.
Hablando	de	amistades,	creo	que	aunque	ya	no	nos	vemos,	nuestra	amistad	sigue
vigente,	porque	siempre	fue	el	lazo	más	sólido	que	pudimos	concretar.	Fue	la
zona	más	pura	y	de	confianza	en	la	cual	pudimos	desarrollarnos	y
complementarnos	uno	al	otro.
Ya	no	tengo	nada	qué	hacer	por	las	mañanas	ni	en	las	tardes,	siempre	me	pediste
tiempo	para	nosotros	y	aunque	en	esos	días	no	me	permitía	un	descanso,	también
me	enseñaste	a	descansar.
Siempre	me	llega	ese	recuerdo	donde	daban	las	6	de	la	tarde	y	salíamos	de
comer.	Tenías	que	regresar	a	casa	temprano	a	seguir	con	tus	deberes	y	me	pedías
que	te	besara	antes	de	irte.	Tímido	como	siempre,	pues	el	acercarme	a	otras
personas	siempre	ha	sido	un	problema	para	mí,	te	besé	la	mejilla	y	sonrojada	te
despediste	de	manera	coqueta.	Fue	ahí	donde	supe	que	no	planeabas	irte	de	mí.
Tocando	el	tema	de	nuestras	comidas,	se	me	vino	a	la	mente	el	recuerdo	de	la
primera	vez	que	me	obligaste	a	una	cita.	Digo	obligaste	porque,	en	mi	enorme
estupidez,	nunca	me	pasó	por	la	cabeza	que	alguien	tan	enorme	como	tú	quisiera
tener	una	cita	con	alguien	tan	pequeño	como	yo.	–	Ya	invítame	a	comer-	me
dijiste,	y	esa	frase	fue	el	punto	de	no	retorno.
Creo	que	sin	darme	cuenta,	todos	los	problemas	que	yo	suponía	al	ser	una
persona	con	miedo	te	fueron	hiriendo.	Buscabas	algo	en	mí	que	yo	no	te	podía
dar.	Tenía	miedo	de	quererte	porque	mi	autoestima	no	daba	para	creer	que	yo	me
podía	enamorar	de	ti.
Aunque	mi	corazón	quedó	destrozado	cuando	de	la	noche	a	la	mañana	ya	no
estabas	y	te	fuiste	sin	despedida,	cortando	todo	contacto	que	pudieramos	tener,
creo	que	tanto	tú	como	él,	saben	que	si	vuelves	mi	corazón	te	recibiría	de	la
misma	manera	que	en	aquellos	días.	Ahora,	como	te	dije,	creo	que	nos	une	un
lazo	de	amistad	y	me	toca	pedirte	perdón.	Perdón	por	no	ser	esa	persona	que
espero	ya	hayas	encontrado,	perdón	por	no	poder	soportar	el	gran	peso	que
supone	compartir	la	felicidad	con	alguien,	perdón	por	mis	miedos,	perdón	por
siempre	regresar	a	ser	yo.
NADIE	ES	DE	NADIE
Después	de	que	“N”	se	fue,	como	en	todo	duelo	o	proceso	de	pérdida,	tuve	que
aprender	a	lidiar	con	mis	propios	sentimientos.	Aún	hay	días	donde	la	recuerdo	a
través	de	sueños	y	ahí	podemos	platicar,	hacer	las	paces.	Estar	bien	uno	con	el
otro.	Pero	no	siempre	ayuda,	muy	a	menudo	su	recuerdo	me	envuelve	en	tristeza
otra	vez.
Me	costó	mucho	aprender	que	nadie	le	pertenece	a	nadie,	ningún	corazón	le
pertenece	a	otra	persona,	todos	tenemos	derecho	a	explorar	nuestra	felicidad,
pues	irremediablemente	llegará	el	día	de	repensar	nuestras	vivencias.	El	tiempo
nunca	perdona	y	si	dejamos	de	ponerle	atención	a	la	vida,	se	va.
Hace	poco	entré	en	debate	con	mi	padre,	una	persona	conocida	de	la	familia
había	decidido	tramitar	su	divorcio	para	vivir	en	libertad	con	su	nueva	pareja,	él,
atónito,	confesaba	que	creía	que	ambos	se	amaban	y	nunca	pensó	que	esa	pareja
pudiera	separarse.
La	realidad	es	que	como	seres	humanos	no	estamos	obligados	a	querer	a	una
persona	toda	la	vida,	qué	complicado	es	eso,	dichosos	quienes	pueden	hacerlo,
pero	no	aplica	para	todos	en	el	mundo.	El	amor,	como	cualquier	cosa	en	la	vida
(hasta	la	vida	misma),	también	se	acaba,	sin	más,
sin	previo	aviso,	sin	explicaciones	y	sin	medidas	previas.	Es	normal	que	el	amor
acabe,	es	normal	que	las	personas	puedan	cambiar	de	desición	e	ir	a	buscar	su
propiodestino.
Nadie	es	dueño	de	nadie,	nadie	le	pertenece	a	otra	persona.	Todos	somos	parte
del	mundo	y,	de	tan	pequeño	que	es,	seguramente	nos	volveremos	a	encontrar	y
¿por	qué	no?,	tal	vez	volveremos	a	enamorarnos.	Las	cuestiones	sentimentales
siempre	son	complicadas	porque	nosotros	mismos	somos	complicados.	Qué
aburrido	sería	que	todo	tuviera	orden	en	el	mundo	y	que	cada	persona	cumpliera
su	papel	al	pie	de	la	letra.	Toda	persona	tiene	derecho	a	seguir	explorándose	y
conociéndose,	eso	sí,	siempre	con	responsabilidad	hacia	los	demás.
INEVITABLEMENTE	TE	VAN	A	ROMPER
Antes	de	enamorarme	de	“N”	había	pasado	por	otras	relaciones	desastrozas,	las
cuales	me	hicieron	repensarme	muchas	dudas	que	tenía	del	amor	y	de	la	vida
misma.
Existieron	un	par	de	años	en	los	que	decidí	aislarme	del	mundo	un	poco,	romper
relaciones	y	lazos	afectivos	con	personas	que	me	apreciaban,	pero	que	yo	sentía
en	ese	momento	que	no	eran	las	indicadas	para	mi	estabilidad	emocional.	Decidí
alejarme	porque	yo	no	quería	que	me	lastimaran,	ni	lastimar	a	otros.	(Este	tema
lo	trato	de	una	mejor	manera	en	mi	libro	¿Qué	hago	aquí?)
Pero	la	verdad	creo	que	no	sirvió	de	nada,	inevitablemente	va	a	llegar	alguien
que	te	va	romper.	De	un	momento	a	otro	algún	suceso	va	a	pasar	y	te	obligará	a
llorar.
Dejando	de	lado	las	relaciones,	pues	también	es	valido	descansar	de	buscar	amor
para	centrarte	en	reacomodar	tu	vida,	pasará	algo	que	el	mundo	cree	que
necesitas	vivir.	Hay	veces	que	el	paciente	necesita	una	inyección	aún	más	fuerte
para	atacar	esa	enfermedad	que	tiene	dentro,	lo	mismo	con	nosotros,	por	muy
mágico	y	fantasioso	que	suene,	la	vida	sabe	lo	que	nos	debe	de	enseñar.
Hace	poco	acudí	a	una	sesión	de	tarot	por	Zoom,	la	verdad	es	que	nunca	había
probado	la	experiencia	y	me	dio	curiosidad	conocer	porqué	tantas	personas	creen
en	esto.	Hay	veces	que	necesitamos	que	nos	den	un	aliento	para	seguir	adelante
y	así,	como	existe	gente	que	se	refugia	en	la	religión,	hay	personas	que	lo	hacen
con	el	tarot.
¿Qué	quieres	saber	de	tu	vida?	Me	preguntó.	La	verdad	es	que	yo	no	tenía	idea
que	debía	de	llevar	preguntas	concisas	que	me	dolieran	en	lo	más	profundo,
entonces	no	supe	que	responder.	-Bueno,	te	haré	una	lectura	general-	me	dijo.
Sorpresivamente	me	describió	a	través	de	las	cartas	sucesos	por	los	que	estaba
pasando	(estoy	seguro	que	solo	decía	cosas	y	yo	lo	iba	relacionando	con	mi	vida,
porque	así	funcionan	esas	cosas)	pero	en	mi	hambre	por	buscarle	un	porqué	a	la
vida,	por	unos	momentos,	esa	sesión	me	dio	la	respuesta.	La	verdad	es	que	sigo
sin	creer	en	la	lectura	de	cartas,	pero	a	lo	que	voy	a	es	que	a	veces	no	hay
explicación	de	por	qué	la	vida	intenta	romperte.	Pero	te	va	a	romper	y	te	vas	a
romper.
LA	IMPORTANCIA	DEL	ADIÓS
Cargo	con	una	despedida	que	no	se	pudo	dar,	cargo	con	un	adiós	tan	pesado	que
no	tuve	la	fuerza	para	pronunciarlo	cuando	era	el	momento,	y	es	que	¿cómo
despedirme	de	ti,	si	necesitaba	que	te	quedaras?
Cargo	con	una	despedida	inconclusa	de	un	amor	sincero	que	no	supe	apreciar.
Uno	de	mis	primeros	contactos	con	el	adiós	fue	a	temprana	edad.	Recuerdo	estar
cursando	tercero	o	cuarto	de	primaria	(los	primeros	grados	en	México),	tendría
unos	seis	o	siete	años	y	la	rutina	se	resumía	en	despertar	temprano,	comer	papas,
hacer	tarea	y	dormir.
El	curso	escolar	lo	dirigía	un	profesor	siempre	alegre	llamado	Barush	(o	algo
así)	y	al	ser	una	escuela	privada,	éramos	un	grupo	pequeño	de	estudiantes,	los
cuales	convivíamos	a	diario	y	nos	conocíamos	unos	a	otros.
Un	lunes	(como	cualquier	otro	lunes)	salimos	a	la	ceremonía	de	honores	a	la
bandera	y	ya	formados	en	cuadrillas	junto	con	toda	la	escuela,	los	directivos
dieron	la	noticia:	Una	compañera	de	nuestro	grupo	había	muerto	con	toda	su
familia	en	un	accidente	automovilístico.
Aunque	en	ese	momento	no	comprendí	bien	la	situación,	sabía	que	A	no	volvería
y	creo	que	mis	compañeros	también	comprendieron	la	noticia.	Ese	día	toda	la
escuela	se	encargó	de	despedirla	con	unos	minutos	de	silencio	seguidos	con	un
minuto	más	de	aplausos.	Qué	difícil	debió	haber	sido	tanto	para	nuestro	profesor,
como	para	los	directivos,	tomar	la	decisión	de	difundir	la	noticia,	pero	creo	que
fue	una	de	las	mejores	decisiones.	Los	niños	también	tienen	derecho	a	decir
adiós.
Siempre	que	pienso	en	este	tema	me	viene	a	la	mente	el	episodio	de	Cómo
conocí	a	tu	madre,	donde	Ted	decide	soltar	definitivamente	a	Robin,
despidiéndose	de	ella	a	su	manera	y	dejándola	avanzar.	Todos	tenemos	derecho	a
seguir	avanzando	y	negarte	a	soltar	a	una	persona	que	desde	hace	tiempo	decidió
su	vida,	también	bloquea	el	desarrollo	íntegro	del	otro.
El	saber	decir	adiós	y	comprender	que	la	persona	con	la	cual	pasaste	algún
momento	de	tu	vida	se	fue,	es	un	proceso	duro,	pero	importante,	ya	que	no	saber
despedirte	se	vuelve	una	carga	que	muchas	veces	nos	impide	seguir	viviendo.	En
el	proceso	de	duelo,	la	negación	es	algo	normal,	pero	¿Qué	pasa	cuando	después
de	un	tiempo	no	dejamos	ir	a	quien	ya	se	fue?	Hay	amores	tan	puros	y
conexiones	tan	fuertes	que	a	veces	es	muy	difícil	aceptar	la	pérdida,	pero	tal	vez
esa	persona	llegó	a
su	destino	y	si	no	aceptamos	este	hecho,	a	la	larga	nos	costará	más	camino
concretar	el	nuestro.
Hay	veces	que	las	personas	salen	de	nuestra	vida	sin	más,	pero	aún	así	podemos
despedirnos	de	ellas,	agradecerles	sus	enseñanzas	y	agradecerles	el	tiempo
compartido.	No	todo	tiene	que	ser	rencor	y	odio,	también	podemos	agradecer	los
momentos	vividos	con	esas	personas.	Creo	que	cada	persona	que	llega	a	nuestra
vida	actúa	como	un	maestro	que	a	veces	da	lecciones	que	el	alumno	necesita
aprender,	a	veces	son	duras	y	otras	son	ligeras,	pero	a	final	de	cuentas	nos	sigue
formando	como	humanidad.
TE	VAS	A	MORIR
Llegará	el	momento	de	decir	adiós,	llegará	el	momento	de	desprendernos	de
todo	lo	que	somos,	lo	que	vivimos,	lo	que	soñamos,	lo	que	lloramos.	Llegará	al
momento	de	subirnos	a	ese	barquito	que	nos	llevará	a	donde	todo	termina	y	todo
comienza.	Llegará	el	momento	de	cobrar	el	boleto	que	compramos	al	nacer.
Dicen	los	que	dicen	saber	que	existe	una	barca	que	llevamos	cargando	y	cuando
es	nuestro	momento	de	acercanos	al	río,	aparece	el	barquero	dueño	de	la	barca,
el	cual	nos	ayuda	a	cargarla	y	a	adornarla	para	no	tener	miedo	cuando	tengamos
que	cruzar	a	la	soledad.	Dicen	también	que	son	nuestros	seres	queridos	los	que
nos	ayudan	con	ese	peso,	por	eso	mismo	hay	personas	que	se	van	primero	pero
que	nunca	se	van	del	todo,	pues	tanto	es	su	amor	que	terminan	regresando	para
ser	nuestros	guías	(hay	muchas	anécdotas	de	personas	en	hospitales	que
mencionan	que	familiares	llegan	a	recoger	a	su	persona	amada).
La	muerte	es	ese	peso	que	llega	con	la	adultez	y	que	contrariamente	se	va
haciendo	más	ligero	al	hacerte	más	viejo.	Dicen	los	que	dicen	saber	que	en
realidad	el	proceso	de	envejecer	es	aprender	a	aceptar	que	eres	un	ser	finito.
¡Qué	complicada	se	vuelve	la	filosofía	en	este	punto!	porque	¿qué	pasa
con	los	que	no	alcanzan	la	edad	suficiente	para	comprender	su	muerte?,	o	es	que
en	realidad	¿todos	morimos	cuando	al	fin	llegamos	al	punto	de	comprensión	sea
la	edad	que	sea?¿se	puede	llegar	al	nirvana	siendo	un	infante?	¡Qué	complicada
es	la	vida	misma!	Tal	vez	sea	por	eso	que	todas	las	preguntas	que	alguna	vez	nos
hemos	cuestionado	serán	comprendidas	al	momento	de	morir.
En	mis	épocas	de	estudiante	en	la	Facultad	de	Filosofía	y	Letras	tuve	un	maestro
(que	creo	que	impartía	la	clase	de	Historia	de	la	Literatura)	que	sabía
perfectamente	que	su	muerte	se	acercaba,	nos	regaló	libros	de	su	biblioteca
personal,	pues	decia	que	sus	hijos	no	apreciaban	su	colección	y	sus	libros
terminarían	empolvados	en	algún	lugar.
Cuando	una	compañera	le	preguntó	por	qué	se	estaba	despidiendo	de	esa	forma,
mencionó	que	quería	dejar	todo	ordenado	para	no	estar	pensando	en	otras	cosas
al	momento	de	tener	que	morir.	Su	último	deseo	era	disfrutar	la	experiencia	de
su	propia	muerte,	pues,	según	esto,	sería	su	último	paso	para	comprender	la
filosofía	universal.
Volviendoa	la	idea	del	primer	capítulo,	el	amor	más	puro	que	te	puedes	tener,	y
a	los	demás,	es	tratar	de	vivir	tu	vida	y	buscar	tu	felicidad.	Mejor	ser	valiente	y
afrontar	el	hecho,	disfrutarte	a	ti	y	disfrutar	tu	mundo	para	así	poder	disfrutar	a
las	personas	con	quienes	entablas	relaciones	y	que	ellas	también	te	puedan
disfrutar.
NO	TE	TOMES	TAN	DURO	LA	VIDA
La	mayoría	de	las	personas	pasamos	toda	nuestra	vida	preocupándonos	acerca
del	futuro,	gran	parte	de	ello	es	por	la	educación	que	recibimos	y	por	el	mundo
en	el	que	nos	desarrollamos.	Este	hecho	lo	relatan	muy	bien	en	la	película	El
Club	de	la	pelea,	hay	una	escena	donde	los	personajes	empiezan	a	debatir	y	entre
diálogos	se	burlan	de	la	estructura	que	hemos	construído	para	nuestra	vida:
crecer,	trabajar,	casarte	y	morir.
Mi	madre,	al	mi	familia	estar	constituida	por	un	núcleo	matriarcal	después	de
que	mi	padre	perdiera	sus	posibilidades	de	trabajo,	siempre	se	preocupó	por
buscar	el	bienestar	para	nosotros,	con	inquietudes	que	muchas	veces	recaían	en
los	demás	miembros.	¿Qué	vamos	a	hacer	si	nos	quedamos	sin	dinero?	¿Nos
alcanzará	para	solventar	esta	quincena?	¿Ya	conseguiste	trabajo?	Y	un	largo
etcétera.	Esto,	poco	a	poco	fue	deshaciendo	lo	que	cada	uno	de	nosotros	era	por
separado	y,	la	verdad,	es	que	la	vida	es	tan	simple	que	esa	simpleza	hace	que
siempre	se	torne	muy	dura	y	muy	triste.
Pasamos	gran	parte	del	tiempo	pensando	en	el	futuro,	en	cómo	sobrevivir	y
sobrellevar	la	existencia.	La	vida	es	tan	simple	(recalco)	que	se	torna	muy
complicada	si	te	empiezas	a	preguntar	acerca	de	ella,	no	digo	que	las	inquietudes
naturales	de	toda	persona	se	dejen	de	lado,	pues	sería	vivir	en	una	anarquía	total
con	seres	disfuncionales	por	todos	lados,	pero	tal	vez	podemos	llevarlas	de	una
mejor	manera	si	aprendemos	a	enfocarlas	y	aprendemos	a	pensarlas.
El	camino	siempre	es	corto	y	a	veces	estas	complicaciones	hacen	que	nos
olvidemos	de	nuestra	propia	esencia.	Comencemos	a	disfrutar	de	los	momentos,
las	personas,	los	olores	y	las	risas.
No	todas	las	experiencias	son	malas,	la	mayoría	son	alegres,	pero	lo	cruel	de	la
alegría	es	que	muchas	veces	es	tan	momentánea	que	no	nos	damos	cuenta	de	que
la	estamos	viviendo,	es	por	ello	que	casi	siempre	recordamos	más	las	tristezas,
por	que	esas	sí	son	más	duraderas.	Repensemos	nuestra	vida	y	también	demos	un
espacio	para	recordar	nuestros	triunfos	y	aciertos.	Nuestras	citas	en	la	comida
china	o	en	el	cine.	Los	amores	que	nos	rompieron	pero	que	también	nos
enseñaron	a	besar.
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