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44 | DESCUBRIR LA HISTORIA
Rey jugando al ajedrez en una miniatura de Liber de Moribus (Fuente: Wikimedia).
Por Álvaro López Franco
El ajedrez: mucho más que
un juego
PERIODISTA Y EDITOR DE DESCUBRIR LA HISTORIA
DESCUBRIR LA HISTORIA | 45
El ajedrez no es solo un juego. Aun-
que, a veces, es bueno recordar que
nació como tal para poder disfrutar de
todo lo que nos ofrece como entrete-
nimiento. Pero a lo largo de la historia
el ajedrez ha sido un tablero de batalla
intelectual, de posiciones enfrentadas
y de representación de ideas contra-
puestas. En la historia reciente hemos
tenido numerosos ejemplos de ello, y
los hemos podido conocer gracias a su
repercusión mediática.
Pero el ajedrez es un juego con más
de quince siglos de historia, tal y como
demuestran diferentes evidencias ar-
queológicas. Pero hay quienes datan el
nacimiento mucho antes. Por ejem-
plo, el historiador especializado en aje-
drez, Joaquín Pérez de Arriaga, sostie-
ne que el origen del ajedrez está en el
Antiguo Egipto, lo que elevaría su his-
toria veinte siglos más, dándole una
antigüedad de treinta y cinco.
En España, la divulgación del aje-
drez está viviendo una de sus épocas
doradas gracias al periodista Leontxo
García. Su contribución a la historia
del ajedrez y al conocimiento de este
juego por parte del gran público no se
limita a las retransmisiones en Televi-
sión Española de los campeonatos del
mundo, sino que su incorporación a
El País ha supuesto la apertura de un
espacio muy interesante para acercarse
al ajedrez.
Pero también el ajedrez está de en-
horabuena —no sin esfuerzo— por el
anuncio de su incorporación en el
currículo escolar. De manera que este
artículo trata de contribuir al esfuerzo
colectivo de generar un interés nada
artificial hacia un juego que no solo
ayuda de manera evidente al desarro-
llo intelectual, sino que es muy jugoso
desde el punto de vista de la narración
de la historia y del periodismo.
Se ha establecido el siglo V d. C.
como la fecha oficial de la invención
del ajedrez. Hay relatos que dan un
origen griego al juego, y otras que
otorgan el honor de la invención del
ajedrez a los chinos. Hay que recono-
cer que muchas culturas han tenido
juegos de mesa que diferían en las re-
glas —de algunos ni siquiera se cono-
cen—, las piezas o el número de casi-
llas. Como se indicó al comienzo del
artículo, el historiador Pérez de Arria-
ga lo sitúa en el Antiguo Egipto, con-
cretamente alrededor del año 3.000 a.
C.
Su teoría propone un orden inver-
so en la expansión geográfica del aje-
drez. Tradicionalmente se ha situado
el origen en la India, desde donde se
llevó a los territorios de medio oriente
y próximo oriente. Desde ahí llegaría
al norte de África, y el salto a Europa
se produciría a través de la llegada de
árabes y bereberes a la Península Ibé-
rica a partir del año 711. Pero la pro-
puesta de Pérez de Arriaga cambiaría
el sentido del desplazamiento del aje-
drez hacia Asia desde Egipto. Esta solo
es una de las curiosidades, controver-
sias e, incluso, misterios, que todavía
hoy quedan por resolver sobre el aje-
drez.
Como cuenta Leontxo García, hay
varios mitos sobre el ajedrez que per-
miten conocer la magnitud de este
juego, como la leyenda de los granos
de trigo. Esta dice que un brahmán
rodeado de inmensos placeres pidió a
uno de sus sirvientes, llamado Sessa
Ibn Daher (también conocido como
Sisa) que inventara un juego para él
que le entretuviera. Pasado un tiempo
46 | DESCUBRIR LA HISTORIA
le presentó un juego en el que se esce-
nificaba una batalla. Consistía en un
tablero con 64 casillas, alternadas en-
tre negras y blancas, dispuestas en
ocho columnas y ocho filas. El
brahmán quedó encantado con el in-
vento, y le ofreció a su sirviente la re-
compensa que quisiera. Lo que pidió
fue algo, a primera vista, modesto: un
grano de trigo por la primera casilla,
dos por la segunda, cuatro por la ter-
cera, ocho por la cuarta, dieciséis por
la quinta, y así hasta la casilla 64.
Esta leyenda es utilizada como pro-
blema matemático para practicar con
los exponentes, y la cifra es mayor que
la que se podría pensar a priori: más
de 18 trillones de granos de trigo. Mu-
chos más de los que cualquier reino,
por poderoso que fuera, podía tener.
Pero los mitos nos permiten cono-
cer la magnitud de ciertas cosas, pero
no son hechos probados. Si nos aden-
tramos en la historia, podemos esta-
blecer un relato real sobre el ajedrez
no menos interesante. Si nos situamos
en la dominación musulmana de la
Península Ibérica, comprobamos que
era utilizado como un juego en la cor-
te. Las partidas solían ser largas, y eso
era motivo para que, alrededor de
ellas, se organizaran fiestas, bailes o
encuentros amorosos. Pronto se con-
virtió en un juego, como señala el pe-
riodista Leontxo García, que no en-
tendía de clases sociales ni de etnias.
El rey de Castilla Alfonso X el Sa-
bio ordenó recopilar en un libro, co-
nocido como El libro de los juegos, al-
gunas explicaciones sobre el ajedrez.
En él se exponía que era un juego muy
apropiado para la buena convivencia
entre cristianos, judíos y musulmanes.
Hemos dicho que el ajedrez era un
juego lento en su versión árabe
—también llamado ajedrez antiguo—,
y por eso las partidas podían durar
horas o, incluso, días. La razón es que
no existía una figura tan poderosa co-
mo la dama, con gran movilidad. Esta
incorporación es una aportación es-
pañola, y se creó en homenaje a una
reina con gran poder: Isabel la Católi-
ca. Desde aquel momento, a finales
del siglo XV, nace el ajedrez moderno
y cambia completamente la forma de
ver el ajedrez. Se convierte en un juego
más ágil y se desarrollan nuevas nor-
mas como el enroque en un solo mo-
vimiento o la captura al paso.
Además, todas las teorías sobre aper-
turas y desarrollo de partidas se re-
plantean y se extienden por toda Eu-
ropa gracias al desarrollo de la im-
prenta. Esto lo cuenta con claridad
Agustí Mezquida en su documental
titulado La Dama del Ajedrez.
Revolución francesa
En el contexto de la Revolución fran-
cesa se producen dos historias muy
significativas relacionadas con el aje-
drez. Al menos, son las más conocidas.
La primera de ellas la podemos fechar
en vísperas de la Revolución en un lu-
gar emblemático para el ajedrez euro-
peo durante los siglos XVIII y XIX: el
Café de la Regénce. En él se reunían
personajes ilustres y reconocidos por
diferentes motivos como Robespierre,
Napoleón Bonaparte, Diderot o Ben-
jamin Franklin durante su periodo co-
mo embajador en Francia. Pero tam-
bién en él jugaron los grandes ajedre-
cistas de la época, entre los que estaba
François-André Danican, más conoci-
do como Philidor.
Philidor acuñó una frase tan poéti-
DESCUBRIR LA HISTORIA | 47
ca como cierta para la práctica aje-
drecística: «los peones son el alma del
ajedrez». Como señala Leontxo
García, para valorar una buena posi-
ción en el ajedrez se estudian las posi-
ciones de los peones. Pero es muy cu-
rioso que, a pesar de las diferentes
consideraciones revisionistas sobre los
protagonistas de la Revolución fran-
cesa, esta frase se pronunciara en un
momento en el que se levantaron «los
peones de la sociedad», los ciudada-
nos de a pie, comenzaban a obtener
un mayor reconocimiento al igualar
sus derechos con los de las clases privi-
legiadas.
Pero también hay otra cuestión re-
lacionada con el ajedrez y la política de
los años de la Francia revolucionaria.
Se trata del duelo producido en el ta-
blero entre La Bourdonnais y Mc-
Donnell. El primero, francés, man-
tenía una postura defensora del movi-
miento revolucionario de su país,
mientras que McDonnell era repre-
sentante de la Inglaterra imperialista
que expandía su poder gracias a su
flota y sus colonias repartidas por to-
do el mundo. Recordemos que Na-
poléon Bonaparte mantuvo una riva-
lidad absoluta con Gran Bretaña e, in-
cluso, planeó la invasión de las islas
británicas. Finalmente, Napoléon im-
puso un bloqueo comercial a Gran
Bretaña que hizo mayor mella en las
arcas francesas que en las británicas.
Capitalismoy comunismo
En el siglo XX se produce un fuerte
choque entre dos ideas opuestas y re-
lacionadas con la economía y la orga-
nización social: el capitalismo y el co-
munismo. El capitalismo surge con las
revoluciones liberales e implica una li-
bertad de empresa y de comercio, aso-
ciado a un escasa intervención del Es-
tado en la economía, en contraposi-
ción al control estatal absoluto
durante el conocido como Antiguo
Régimen. El comunismo surge como
oposición al capitalismo en el mo-
mento en que el modelo económico
lleva a una confrontación entre los
trabajadores y los propietarios de las
fábricas y, por extensión, de los me-
dios de producción. Los obreros re-
cibían pagas escasas, inferiores a su
producción, y comenzaron a surgir
movimientos sociales asociados a la
mejora de las condiciones laborales de
los obreros. Teóricos como Karl Marx
y Friedrich Engels escribieron obras
que llevaron a asentar las bases del so-
cialismo, el comunismo y el movi-
miento sindical, entre otros.
El ajedrez no quedó libre de inten-
sos duelos entre jugadores represen-
tantes de ambas corrientes económicas
y sociales. En su punto más primitivo,
podemos encontrar cierta rivalidad
entre Capablanca, brillante ajedrecista
cubano, y Alekhine, de origen ruso
pero nacionalizado en Francia.
La vida de Alekhine es muy intere-
sante desde el punto de vista político,
puesto que existen controversias sobre
su salida de la Unión Soviética. Su ori-
gen burgués le provocó ciertos pro-
El ajedrez ha sido escenario de
batallas diversas. Desde las que son
extraordinarias por la estrategia
llevada a cabo por las piezas como
combatientes hasta aquellas en las que
no solo había un combate figurado,
sino ideológico.
48 | DESCUBRIR LA HISTORIA
blemas con el régimen comunista. Sin
embargo, hay dudas sobre si salió de la
URSS de manera clandestina o tenía
permiso para ello. Hay posturas que
defienden que deseaba marcharse de
la URSS y distanciarse del régimen co-
munista, y otras que colaboró con el
gobierno ruso en tanto que trabajó
para la Comintern (la III Internacio-
nal). Lo que está claro es que se asentó
en Francia, donde se nacionalizó en
1926 y que mantuvo un duelo durante
muchos años contra otro de los gran-
des ajedrecistas de su tiempo: Raúl
Capablanca. El primero, representante
de las ideas comunistas procedentes de
Europa, y el segundo representante de
una América liberal y en crecimiento
económico.
Pero hay un duelo aún más intenso
entre el capitalismo y el comunismo,
que se produjo en plena guerra fría. Se
trata del enfrentamiento histórico en-
tre Bobby Fisher, joven estadouniden-
se, y el campeón del mundo de ajedrez
de 1969 Borís Spasski. Entre ellos se
desarrolló lo que se conoció entonces
como «match del siglo».
Desde 1948 el campeón de mundo
siempre había sido de la URSS —Mi-
jaíl Botvínnik, Vasili Smyslov, Mijaíl
Tal, Tigran Petrosian y Borís Spass-
ki—, y la llegada de un estadouniden-
se que pudiera arrebatar el título a este
país, donde el ajedrez era un auténtico
símbolo nacional, inquietaba a las au-
toridades.
El encuentro sucedió en Reikiavik
en 1972. El resultado fue el encumbra-
miento de Bobby Fisher como el pri-
mer estadounidense en ganar el cam-
peonato del mundo. Spasski se rindió
con un resultado de 12,5 a 8,5 puntos a
favor de Fisher. Spasski fue recibido
como un traidor y, a partir de ese mo-
mento, su figura decayó en la URSS.
Posteriormente, en 1984, se naciona-
lizó en Francia.
Aún así, Spasski todavía ganaría al-
gunos torneos y volvería a enfrentarse
con Fisher de manera amistosa, aun-
que se repitió su derrota. En definiti-
va, en un periodo de grandes tensio-
nes geopolíticas, militares e ideológi-
cas, un candidato estadounidense
interrumpió la hegemonía soviética en
el ajedrez, donde la URSS trataba de
demostrar su superioridad intelectual.
Pero Fisher no continuó luchando
por el campeonato del mundo, ni si-
quiera para mantener el título. Hay
diferentes teorías o interpretaciones
sobre su desaparición del terreno pú-
blico durante 20 años: miedo a la de-
rrota o inestabilidad psicológica.
Cuando llegó el momento, en 1975, de
defender el título ante el aspirante so-
viético, Anatoli Kárpov, Fisher esta-
bleció unas condiciones inaceptables,
como que él retendría el título si se
producía un empate a nueve victorias.
Esto significaba que para ganar, a Fis-
her le bastarían nueve victorias, pero
Kárpov tendría que ganar diez veces.
Bobby Fisher en 1960 (Wikimedia).
DESCUBRIR LA HISTORIA | 49
El joven Kárpov ganó el campeo-
nato del mundo sin jugar una sola
partida. Esto le provocó una mezcla de
frustración y emoción pero, induda-
blemente, hizo que tuviera que de-
mostrar su calidad ajedrecística en el
año 1978 y 1981. Arrasó en los torneos
y era el campeón indiscutible del aje-
drez mundial. Cuando pensaba que ya
nada podía agriar su vida profesional
apareció Gari Kaspárov, nacido en
Bakú y 12 años más joven que él.
En este momento hay que aclarar
que nada tendría de extraño ni negati-
vo para la URSS que un nuevo candi-
dato apareciera en escena y pudiera
sustituir al campeón del mundo. Más
bien parece algo ventajoso y apropia-
do, porque esto fortalecería la presen-
cia de la URSS en el panorama aje-
drecístico internacional. Pero, igual
que hubo enfrentamientos ideológi-
cos entre la Francia revolucionaria y el
imperialismo inglés, entre el comunis-
mo y el capitalismo, hubo una rivali-
dad absoluta entre dos maneras de ver
la propia URSS. Kárpov era represen-
tante del ideal comunista, y Kaspárov
de la renovación propuesta por Gor-
bachov y su perestroika y glásnost.
En definitiva, de nuevo la ideología
y la política fueron llevadas de manera
muy evidente al tablero de ajedrez.
Entre ellos no solo hubo, como ha
señalado varias veces Leontxo García,
una de las mayores rivalidades de la
historia de todos los deportes. Tam-
bién se odiaban entre ellos y se acusa-
ban de diferentes argucias para ganar.
Finalmente, al igual que venció la pos-
tura política de la reforma de Gorba-
chov, también Kaspárov derrotó al in-
vencible Kárpov y fue el campeón del
mundo desde 1985 hasta el 2000.
Han quedado por contar muchas
historias, algunas tan antiguas como la
obra de Ruy López de Segura, clérigo
y consejero de Felipe II, considerada la
base de la teoría del ajedrez. Pero
también otras de la época contem-
poránea como la de los candidatos al-
ternativos a Kárpov de la URSS para
enfrentarse a Fisher, como Korchnói.
Este campeón del mundo sin título,
como muchos le han calificado, de-
sertó de la URSS y se volvió a enfren-
tar con Kárpov bajo la bandera de
Suiza.
Este recorrido, breve y general, por
la historia del ajedrez y sus historias no
solo quiere contribuir a que este juego
se vea con la debida profundidad, sino
a fomentar su práctica para el desarro-
llo de capacidades mentales: agilidad
para el cálculo, previsión para la toma
de decisiones, visión espacial, com-
prensión lectora e inteligencia emo-
cional, entre otras.
El ajedrez ha logrado algo que pa-
recía imposible: el acuerdo entre todas
las fuerzas políticas del Parlamento es-
pañol. Como apuntaba de manera sa-
bia Alfonso X, rey de Castilla, el aje-
drez puede contribuir a la buena con-
vivencia, aunque en el tablero se
puedan desarrollar batallas complejas,
humillantes e ideológicamente opues-
tas.
Para saber más
Sección La pasión del ajedrez de
Leontxo García en la versión
digital del diario El País.
Shenk, D. (2007). The Immortal
Game: A History of Chess. Nueva
York: Knopf Doubleday.

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