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Introducción a la piscología social sociológica - Estramiana; Luque; Gallo; Torregrosa Peris

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Introducción a la psicología
social sociológica
Introducción a la 
psicología social 
sociológica
José Luis Álvaro Estramiana
Alicia Garrido Luque
Inge Schweiger Gallo 
José Ramón Torregrosa Peris
Diseño de la colección: Editorial UOC
Primera edición: Julio de 2007
© José Luis Álvaro Estramiana, Alicia Garrido Luque, Inge Schweiger Gallo y José Ramón Torregrosa Peris, del texto 
© Editorial UOC
 Rambla del Poblenou 156,
 08018 Barcelona 
 www.editorialuoc.com
Realización editorial: MEDIAactive, S.L. 
Impresión: XXXXXXXXX
ISBN: 978-84-9788-603-1
Depósito legal: XXXXXXX
Ninguna parte de esta publicación, incluyendo el diseño general y de la cubierta, no puede ser copiada, reproducida, 
almacenada o transmitida de ninguna manera ni por ningún medio, tanto si es eléctrico, como químico, mecánico, 
óptico, de grabación, de fotocopia, o por otros métodos, sin la autorización previa para escrito de los titulares del 
copyright.
www.editorialuoc.com
Autores
José Luis Álvaro Estramiana
Catedrático de Psicología Social en el Departamento de Psicología Social de la Uni-
versidad Complutense de Madrid. Ha sido profesor invitado en diferentes Univer-
sidades europeas y latinoamericanas, donde ha impartido conferencias y cursos de 
Psicología Social. Asimismo, ha sido Affiliated Lecturer en la Facultad de Ciencias 
Políticas y Sociología de la Universidad de Cambridge, en Inglaterra, donde ha im-
partido docencia. Es autor de numerosos capítulos de libros y artículos de psicología 
social publicados en revistas científicas nacionales e internacionales. Sus áreas de in-
vestigación e interés científico son las consecuencias psicosociales del desempleo, los 
factores determinantes de la salud mental, los significados del trabajo en la sociedad 
contemporánea y la historia de la Psicología Social, especialmente las concepciones 
sociológicas de la Psicología Social. También es autor y coautor de diversos libros en-
tre los que caben destacar Desempleo y Bienestar Psicológico (Ed. Siglo XXI); Influencias
Sociales y Psicológicas en la Salud Mental (Ed. Siglo XXI); Técnicas de Análisis Estadístico 
en Ciencias Sociales (Ed. Complutense); Análisis de Datos con SPSS (Ed. CIS); Psicología
Social Aplicada (Ed. McGraw-Hill); Psicología Social: Perspectivas Teóricas y Metodológi-
cas (Siglo XXI); Fundamentos Sociales del Comportamiento Humano ( Ed UOC); Psicolo-
gía Social. Perspectivas Psicológicas y Sociológicas (Ed. McGraw-Hill); Consumo, Narcisis-
mo e Identidades Contemporâneas: Uma análise Psicossocial (Ed UERJ) e Introducción a la 
psicología social sociológica (Ed. UOC). Correo electrónico: jlalvaro@hotmail.com
Alicia Garrido Luque
Profesora Titular de Psicología Social en el Departamento de Psicología Social de la 
Universidad Complutense de Madrid. Ha impartido docencia en Psicología Social 
en diversas Universidades españolas y latinoamericanas. Sus principales áreas de 
interés científico e investigación son la psicosociología del trabajo, las consecuen-
cias psicológicas del desempleo en los jóvenes y el desarrollo teórico de la psico-
logía social. Es autora y coautora de diferentes artículos publicados en revistas na-
cionales e internacionales, así como libros entre los que cabe reseñar Consecuencias 
de las transiciones de los jóvenes al mercado de trabajo (Ed. Complutense); Influencias 
Sociales y Psicológicas en la Salud Mental (Ed. Siglo XXI); Sociospsicologia del Trabajo
(Ed. UOC); Técnicas de Análisis Estadístico en Ciencias Sociales (Ed. Complutense); 
Análisis de Datos en Ciencias Sociales (Ed. CIS); Psicología Social Aplicada (Ed. 
McGraw-Hill); Psicología Social. Perspectivas Psicológicas y Sociológicas (Ed. McGraw-
Introducción a la Psicología... 6 Editorial UOC ©
Hill) e Introducción a la psicología social sociológica (Ed. UOC). Correo electrónico: 
algarrid@cps.ucm.es
Inge Schweiger Gallo
Licenciada en Sociología por la Universidad Complutense de Madrid tras cursar el 
segundo ciclo de dicha carrera, especialidad de Psicología Social, en la Universität 
Konstanz (Alemania) con una beca Erasmus. Es en esta universidad alemana donde 
completa sus estudios de doctorado, se dedica a la investigación e imparte docencia 
de Psicología Social. En el año 2000 recibe el premio DAAD para estudiantes extran-
jeros destacados. Obtiene el título de Doctor en Psicología, además de la acredita-
ción de Doctor Europeo, en 2005 con una tesis sobre el control voluntario de las 
emociones. Desde febrero de 2006 es Profesora Titular Interina del Departamento de 
Psicología Social de la Universidad Complutense de Madrid. Ha publicado artículos 
en revistas tanto nacionales como internacionales y sus líneas de investigación se 
centran en el ámbito de las emociones, las actitudes y las teorías en Psicología Social. 
Los resultados de sus investigaciones han sido presentados en congresos nacionales e 
internacionales, tanto en Europa como en Estados Unidos. Su última publicación en 
colaboración con José Luis Álvaro, Alicia Garrido y José Ramón Torregrosa lleva por 
título Introducción a la psicología social sociológica (Ed. UOC).
José Ramón Torregrosa Peris
Licenciado y Doctor en Ciencias Políticas y Económicas por la Universidad Complu-
tense de Madrid. Ha ampliado estudios de postgrado en Psicología Social en la Uni-
versidad de Michigan. Es Catedrático de Psicología Social en la Facultad de Ciencias 
Políticas y Sociología de la Universidad Complutense de Madrid. También ha sido 
Catedrático de Sociología de la Universidad de Valencia y Profesor Visitante en el Ins-
titute of Social Research de la Universidad de Michigan y en la Facultad de Ciencias 
Sociales y Políticas de la Universidad de Cambridge. Asimismo, es Overseas Fellow del 
Churchill College de esta última Universidad. Es autor de numerosas publicaciones 
y trabajos de investigación, así como autor, coautor y editor de varias obras de Psico-
logía Social como La Juventud Española: Conciencia Generacional y Política (Ediciones 
Ariel), Teoría e Investigación en la Psicología Social Actual (Instituto de la Opinión Pu-
blica), Perspectivas y Contextos de la Psicología Social (Ed. Hispano-Europea), Influencias
Sociales y Psicológicas en la Salud Mental (Ed. S. XXI), Psicología Social Aplicada (Ed. 
McGraw-Hill), Introducción a la psicología social sociológica (Ed. UOC).
Índice
Introducción.............................................................................................. 9
Capítulo I. La psicología social, ¿debe ser más social o 
sociológica? .............................................................................................. 17
1. Antecedentes históricos ........................................................................ 19
Capítulo II. Niveles de análisis en las ciencias sociales ............... 25
Capítulo III. El punto de vista psicosociológico en la teoría
sociológica clásica .................................................................................. 33 
Capítulo IV. Las relaciones entre individuo y sociedad
en los primeros desarrollos teóricos de la sociología ................... 37
1. La relaciones entre individuo y sociedad en la teoría social francesa .. 37
2. La relación entre individuo y sociedad en la teoría social alemana..... 39
3. La sociología de la Escuela de Chicago ................................................. 43
Capítulo V. El punto de vista psicosociológico en el
enfoque funcionalista ........................................................................... 49
Capítulo VI. El punto de vista psicosociológico en la teoría
del intercambio ...................................................................................... 57
1. Las teorías del intercambio de George Homans y Richard M. Emerson..57
2. La teoría del intercambio de John Thibaut y Harold Kelley................. 61
3. La teoría del intercambio de Peter Blau ................................................ 63
CapítuloVII. El interaccionismo simbólico ................................... 67
1. Desarrollos del interaccionismo simbólico: las Escuelas de Iowa y 
Introducción a la Psicología... 8 Editorial UOC ©
Chicago ................................................................................................ 71
2. El interaccionismo simbólico estructural ............................................. 72
3. La teoría de roles ................................................................................... 76
4. El enfoque dramatúrgico de Erving Goffman ...................................... 81
Capítulo VIII. La sociología fenomenológica de Alfred Schutz..87
Capítulo IX. El construccionismo social de Peter Berger
y Thomas Luckmann ............................................................................. 93
Capítulo X. La etnometodología de Harold Garfinkel ................. 99
Capítulo XI. La teoría sociológica en la actualidad:
vínculos con la psicología social ...................................................... 107
Capítulo XII. La sociología psicológica .......................................... 113
Capítulo XIII. La psicología social sociológica
contemporánea a través de sus manuales...................................... 117
1. Las perspectivas psicológicas .............................................................. 117
2. Las perspectivas sociológicas .............................................................. 118
Conclusiones .......................................................................................... 127
Prácticas ................................................................................................. 131
Bibliografía............................................................................................ 159
Lecturas recomendadas ...................................................................... 171
Vínculos recomendados ...................................................................... 173
Glosario ................................................................................................... 175
Introducción
Este libro tiene como objetivo mostrar las bases sociales del comportamien-
to humano. Su finalidad es la de ayudar a comprender mejor el comporta-
miento individual como un aspecto de las relaciones interpersonales y de la 
sociedad en la que vivimos. A lo largo de la historia de las ciencias sociales 
podemos encontrar dos posturas contrapuestas en la comprensión del com-
portamiento de las personas y de los fenómenos sociales, las cuales quedan 
reflejadas en la utilización de dicotomías como colectivo/individual, holis-
mo/individualismo, objetividad/subjetividad, interior/exterior y estructura/
acción. Estos conceptos muestran diferentes formas de entender tanto el 
comportamiento de las personas como el de los colectivos, grupos o clases 
sociales. La idea principal de este texto es que ni existe sociedad al margen 
de los individuos ni hay individuos sin sociedad. Así pues, la realidad social 
debe ser entendida como una construcción de los individuos y de las relacio-
nes que mantienen entre sí.
Podemos entender la conducta humana desde tres perspectivas diferen-
tes: personal, interpersonal y social. Estos tres niveles pueden ser indepen-
dientes analíticamente, pero no los podemos desligar en la práctica. Para 
entender cómo se comporta una persona, debemos indagar en las relaciones 
que mantiene con otras personas, así como en la influencia de factores socia-
les de los que no tiene que ser consciente necesariamente. Del mismo modo, 
si queremos comprender las relaciones entre las personas, no podemos pres-
cindir de las diferencias entre las mismas y del medio social en el cual la 
interacción cobra sentido. Para finalizar, si queremos explicar el sistema de 
valores y normas de una sociedad, debemos incluir en nuestros análisis los 
motivos de los individuos y las relaciones que mantienen entre sí.
Así pues, es imposible entender la sociedad si no es como el producto 
histórico y cultural de los actores, ni la conducta de éstos si no es como un 
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Introducción a la Psicología... 10 Editorial UOC ©
producto social. Individuo y sociedad son dos realidades inseparables. Esto 
no se ha entendido siempre así, y aún hoy día no existe acuerdo sobre estas 
cuestiones. Una de las primeras polémicas al respecto la tenemos entre Émile 
Durkheim y Gabriel Tarde. Para el primero, el objeto de la sociología debía 
ser el estudio de los hechos sociales. Éstos, según Durkheim, son un produc-
to colectivo, tienen una naturaleza externa a los individuos y se imponen a 
la conciencia individual. El origen de los hechos sociales debía, en su opi-
nión, buscarse no en la conciencia individual, sino en otros hechos sociales. 
Tenemos aquí una visión objetivista de la realidad social. Por el contrario, 
Tarde pensaba que la sociedad no era algo independiente de los individuos 
y que era una psicología intermental la que podría, mediante el análisis de 
procesos como la imitación, explicar cómo era posible el orden social.
Otra forma de entender la conducta desde la sociología es la ofrecida por 
Max Weber, para quien la sociología se tenía que preocupar por la acción 
social. Según Weber, la sociedad no puede ser comprendida al margen de las 
acciones de los individuos y de los significados que éstos dan a su conducta. 
El objetivo de los sociólogos, en opinión de Max Weber, es la comprensión 
–Verstehen– de los fenómenos sociales. La Verstehen es también un método 
de análisis con el que cuenta el sociólogo y el psicosociólogo para su inves-
tigación de la realidad social, entendida como la forma en que los actores 
sociales dan sentido a sus actos. Es importante destacar aquí la diferencia 
que existe entre conducta y acción. Max Weber era partidario de considerar 
la sociología como una ciencia cuyo fin era la comprensión de la acción 
social, y esto es posible debido a que la acción supone un actor reflexivo y 
no un sujeto reactivo que se comporta siempre igual ante los estímulos del 
medio, tal y como supone la noción de conducta. Esta psicosociología de la 
acción supone dar primacía a los individuos y a la acción social frente a la 
importancia que Émile Durkheim otorga a lo colectivo.
Frente al colectivismo de autores como Durkheim, encontramos formas 
opuestas de entender los hechos sociales a los que se refería el sociólogo 
francés. El individualismo metodológico es un concepto que se utiliza para 
incluir a quienes creen que es posible explicar los fenómenos sociales par-
tiendo del comportamiento de los individuos. Sus partidarios suponen que 
podríamos estudiar el comportamiento individual en diferentes contextos 
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Editorial UOC © 11 Introducción
sociales y construir un conjunto de proposiciones desde las que poder expli-
car la sociedad. Las instituciones sociales son entendidas como el resultado 
de los intereses de los individuos. La sociedad aparece de este modo como 
una categoría de análisis residual, una consecuencia de las acciones raciona-
les de los individuos, y los motivos individuales se convierten en las causas 
suficientes de la sociedad. Un ejemplo de dicha visión lo encontramos en 
una gran parte de la psicología social de origen psicológico que se practica 
en la actualidad. Ambos reduccionismos ofrecen una visión parcial del ser 
humano y de la sociedad en la que vive y son insuficientes para explicar tan-
to la realidad social como las manifestaciones psicológicas de los individuos. 
La propuesta de un sociólogo como Norbert Elias (1990, pp. 48-49) evita 
dichos dualismos y nos permite reflexionar sobre la necesaria complemen-
tariedad de conceptos como los de individuo y sociedad y, por tanto, de la 
imprescindible unión entre el conocimiento sociológico y el conocimiento 
psicológico:
“[…] la contraposición entre un “yopuro” –el objeto de estudio de la psico-
logía–, que, por así decirlo, sólo posteriormente sale fuera de sí mismo para 
relacionarse con otras personas, y una sociedad –el objeto de estudio de la 
sociología–, exterior a la existencia del individuo, tiene sin duda sentido como 
expresión de una determinada configuración histórica del tejido humano y 
del correspondiente automodelado de la conciencia del ser humano; pero re-
sulta insuficiente cuando se amplía el campo visual, cuando la persona, al 
reflexionar en torno a la sociedad, no parte directamente de sí misma y de sus 
sensaciones, sino que ve su propia figura y su propia autoconciencia dentro 
del más amplio contexto del devenir histórico. Cuando uno se pregunta cómo 
y por qué la estructura del tejido humano y la estructura del individuo cam-
bian al mismo tiempo de una manera determinada, cuando uno ve cómo la 
transición de, digamos, una sociedad guerrera a una sociedad cortesana, con 
la transición de esta sociedad cortesana a una sociedad burguesa, se transfor-
man también los deseos personales del individuo, el modelado de sus instin-
tos y pensamientos, el tipo de individualidades, esta ampliación de la visión 
estática a una visión dinámica hace desaparecer la imagen de una muralla 
infranqueable entre el ser humano y todos los demás, entre un mundo in-
terior y un mundo exterior, y en su lugar aparece la imagen de un constante 
e inconmovible entrelazamiento de seres individuales en el que todo lo que 
presta a la sustancia animal de estos seres el carácter propio de un ser humano 
–esto es, ante todo, su autodirección psíquica, su carácter individual– adquiere 
su forma específica en relación y de las relaciones con los otros.”
Las teorías que se muestran en este libro abordan la problemática aquí re-
ferida entre las explicaciones colectivistas y las explicaciones ofrecidas por el 
individualismo metodológico. En las primeras, la realidad social se presenta 
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Introducción a la Psicología... 12 Editorial UOC ©
como aquello que determina el comportamiento individual y los estados de 
la conciencia. En las segundas, sucede todo lo contrario, y se defiende que 
los motivos de los actores sociales son los que explican la realidad social. En 
definitiva, que no hay nada en la sociedad que sea diferente a los comporta-
mientos de los individuos que la forman. 
La idea principal de este libro es que el estudio de fenómenos individuales 
debe tener en cuenta la estructura social de un periodo histórico. Del mismo 
modo, la estructura social no es algo que se dé por encima y al margen de 
los individuos y sus acciones. El sociólogo C.W. Mills, en un libro titulado 
La imaginación sociológica, comenta que dicha imaginación consiste en “la 
capacidad de pasar de las transformaciones más impersonales y remotas a 
las características más íntimas del yo humano, y de ver las relaciones entre 
ambas cosas” (Mills, 1961/99, p. 27). Previamente, Mills (1961/99, p. 26) nos 
decía lo siguiente:
“Ningún estudio social que no vuelva a los problemas de la biografía, de la 
historia y de los intereses dentro de la sociedad, ha terminado su jornada in-
telectual. Cualesquiera que sean los problemas del analista social clásico, por 
limitados o por amplios que sean los rasgos de la realidad social que ha exami-
nado, los que imaginativamente han tenido conciencia de lo que prometía su 
obra han formulado siempre tres tipos de preguntas:
¿Cuál es la estructura de esta sociedad particular en su conjunto? ¿Cuáles 1)
son sus componentes esenciales, y cómo se relacionan entre sí? ¿En qué 
se diferencia de otras variedades de organización social? ¿Cuál es, dentro 
de ella, el significado de todo rasgo particular para su continuidad o para 
su cambio?
¿Qué lugar ocupa esta sociedad en la historia humana? ¿Cuál es el me-2)
canismo por el que está cambiando? ¿Cuál es su lugar en el desarrollo 
global de la humanidad y qué significa para él? ¿Cómo afecta todo rasgo 
particular que estamos examinando al periodo histórico en que tiene lu-
gar, y cómo es afectado por él? ¿Y cuáles son las características esenciales 
de ese periodo? ¿En qué difiere de otros periodos? ¿Cuáles son sus modos 
característicos de hacer historia?
¿Qué variedades de hombres y de mujeres prevalecen ahora en esta socie-3)
dad y en este periodo? ¿Y qué variedades están empezando a prevalecer? 
¿De qué manera son seleccionados y formados, liberados y reprimidos, 
sensibilizados y embotados? ¿Qué clases de naturaleza humana se reve-
lan en la conducta y el carácter que observamos en esta sociedad y en 
este periodo? ¿Y cuál es el significado para la naturaleza humana de to-
dos y cada uno de los rasgos de la sociedad que examinamos?”
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Editorial UOC © 13 Introducción
Con esta obra hemos pretendido ofrecer un conjunto de herramientas 
conceptuales y teóricas desde las cuales poder incrementar nuestra com-
prensión de la psicología social sociológica, entendiendo que esta reflexión 
es la mejor forma de tomar conciencia de nosotros mismos y de nuestros 
comportamientos, del mundo de la vida cotidiana en la que se da nuestra 
existencia.
Los objetivos de este libro se enmarcan en los enumerados por C. W. 
Mills y pueden ser brevemente descritos de la siguiente manera:
Comprender que sociedad e individuos no son realidades separa-
das y analizar diferentes teorías psicosociológicas como perspec-
tivas desde las que se da respuesta a la contraposición entre un yo 
autosuficiente y una sociedad externa a los individuos. 
Conocer las principales orientaciones sociológicas en psicología 
social y manejar conceptos clave de esta perspectiva para enten-
der las bases sociales del comportamiento. 
Reflexionar sobre la existencia de dos psicologías sociales, una 
psicológica y otra sociológica. De dicho reconocimiento se deri-
va que, en la práctica, la aplicación y la intervención de los psi-
cólogos sociales de formación sociológica deben tener el mismo 
protagonismo social que el que se reivindica para los psicólogos 
sociales de formación psicológica. 
Todos estos objetivos pueden ser resumidos en uno: ofrecer al lector un 
esquema que pueda servirle de orientación en el estudio de la teoría socio-
lógica y que le ayude a percibir los vínculos existentes entre la sociología y 
la psicología social; vínculos que van más allá de la mera relación o cercanía 
entre ambas disciplinas y que suponen el reconocimiento de la procedencia 
sociológica de la psicología social. Aunque con frecuencia concebimos la 
psicología social como una especialidad de la psicología, lo cierto es que 
el pensamiento psicosociológico empezó a gestarse al mismo tiempo en el 
seno de la sociología (véase Álvaro & Garrido, 2007). A medida que la psi-
cología y la sociología fueron consolidándose como disciplinas científicas 
independientes, tuvieron que plantearse necesariamente el problema de sus 
relaciones recíprocas. La constatación de que muchos de los fenómenos que 
ambas ciencias intentaban estudiar eran producto de la interacción de fac-
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Introducción a la Psicología... 14 Editorial UOC ©
tores tanto psicológicos como sociales pronto hizo surgir un espacio común 
entre la psicología y la sociología al que terminó denominándose psicología 
social. Sin embargo, la psicología social no ha sido nunca, ni siquiera en sus 
comienzos, una verdadera zona de intersección entre la psicología y la socio-
logía. La reflexión sobre la indisoluble unión entre lo individual y lo colec-
tivo, entre lo social y lo psicológico, no dio lugar a un espacio de encuentro 
entre psicología y sociología, sino a dos líneas de desarrollo paralelas que, a 
su vez, originaron dos psicologías sociales bien diferenciadas. 
La mayoría de los libros en psicología social publicados en español están 
adaptados para un lector más familiarizado con la psicología social psico-
lógica,por lo que es preciso ir introduciendo algunas de las ideas centrales 
de la psicología social sociológica, a la que también podríamos denominar 
psicosociología. El punto de partida posible para presentar el desarrollo de 
una psicología social sociológica es el de una reflexión sobre los distintos ni-
veles de análisis en que podemos situarnos a la hora de abordar el estudio de 
la realidad social. A menudo se define la sociología como aquella disciplina 
científica que tiene como objetivo el estudio de los fenómenos sociales. Esta 
definición puede llevarnos a la idea equivocada de que la sociología úni-
camente presta atención a los determinantes sociales del comportamiento, 
dejando a un lado los factores individuales o psicológicos. A lo largo de las 
páginas de este libro intentaremos deshacer dicho equívoco, mostrando al 
lector la diversidad de enfoques y de formas de análisis que se han desarro-
llado en el seno de la teoría sociológica en psicología social.
A la hora de analizar el comportamiento social, podemos concebirlo como 
el resultado de fuerzas sociales externas a la persona, como, por ejemplo, la 
cultura o las instituciones sociales, o bien como el producto de factores de 
naturaleza individual o psicológica. En el primer caso estaremos situando 
nuestro análisis en un nivel macrosociológico, mientras que en el segundo 
estaremos adoptando una perspectiva microsociológica. La reflexión sobre 
cuál es el nivel de análisis más adecuado para estudiar la realidad social ha 
sido y es objeto de un fuerte debate en sociología. En el apartado “Niveles 
de análisis en las ciencias sociales” se exponen las principales ideas de este 
debate, especialmente pertinente cuando de lo que se trata es de mostrar los 
vínculos entre la teoría sociológica y la psicología social. 
Editorial UOC © 15 Introducción
La psicología social no se distingue, de hecho, de otras ciencias sociales 
por su objeto de estudio, sino por la perspectiva desde la que éste es abor-
dado. La perspectiva psicosociológica se caracteriza por estudiar la realidad 
social teniendo en cuenta la interacción de factores tanto sociales como 
individuales. El interés de este libro reside en mostrar al lector cómo esta 
perspectiva, fruto de la integración entre diferentes niveles de análisis, se 
ha ido consolidando dentro de la teoría sociológica y ha ido dando lugar 
a una importante línea de desarrollo psicosociológico (Collier, Minton, & 
Reynolds, 1996).
Esta reflexión inicial sobre los distintos niveles de análisis de las ciencias 
sociales es la que sirve como hilo conductor para exponer los principales 
desarrollos de la teoría sociológica. Esta exposición se inicia con las ideas 
de algunos autores clásicos, como Comte o Spencer, que dedicaron parte 
de su obra a la reflexión sobre las relaciones recíprocas entre la sociología 
y la psicología. Asimismo, se muestra la forma en que fue gestándose una 
concepción psicosociológica durante las primeras etapas del desarrollo de la 
sociología. Dicha concepción fue surgiendo en el contexto de un importan-
te debate sobre el nivel de análisis más adecuado para la sociología, del que 
tenemos importantes ejemplos en la obra de autores como Durkheim, Tarde, 
Weber o Simmel. A continuación, se presentan algunas de las ideas centrales 
de los principales enfoques teóricos de la sociología contemporánea. A lo 
largo de los apartados de este libro aparecen descritos enfoques tales como 
el funcionalismo estructural, las teorías del intercambio, el interaccionismo 
simbólico, las teorías de roles, el enfoque dramatúrgico, la etnometodología 
o la sociología fenomenológica. Para finalizar, se incluye un breve análisis de 
las corrientes teóricas más recientes de la sociología.
Este libro no tiene la pretensión de hacer un análisis pormenorizado y 
exhaustivo del desarrollo de la teoría sociológica en psicología social, puesto 
que dicho análisis excedería por completo tanto los objetivos del mismo 
como el espacio disponible. El objetivo es, más bien, acercar la teoría so-
ciológica en psicología social a lectores poco familiarizados con la misma, 
motivo por el que en este libro no se incluyen todos y cada uno de los enfo-
ques teóricos de la sociología, sino que se han seleccionado las teorías más 
relevantes para el desarrollo de la psicología social sociológica.
Capítulo I
La psicología social, ¿debe ser más social o más 
sociológica?
“Creo que una sociología que olvidara la mediación a través del sujeto indivi-
dual sería tan falsa, tan mala y permítanme decir, tan dogmática, como una 
sociología que –tal y como el mismo Freud la imaginaba– creyera que la socio-
logía no es otra cosa más que psicología aplicada a una mayoría de individuos” 
(Adorno, 1968/1996, p.154).
A pesar de que el término psicología social es el más utilizado, no es el único 
que tenemos para designar a esta área del conocimiento; así, por ejemplo, 
algunos autores no dudan en utilizar el término psicosociología. Arguyen 
quienes son partidarios de este término, que el adjetivo social es redundante, 
pues a lo más que llegamos con él es a distinguir entre la psicología fisiológi-
ca y la social. Este grupo de autores se pregunta si es posible una psicología 
del ser humano sin referirnos a su dimensión social. En segundo lugar, ha-
blar de psicología social nos puede llevar a equívocos. El más común es creer 
que la psicología social pertenece al campo de la psicología, aunque guarde 
algunas afinidades con otras ciencias sociales, como la sociología. La psico-
logía aparece, de esta manera, como el núcleo desde el que se desprenden, 
como las capas de una cebolla, diferentes formas adjetivadas de considerar 
esa matriz central que es la psicología: clínica, organizacional, ambiental, so-
cial, etc. Esta forma de considerar la psicología social ignora el hecho de que, 
desde un punto de vista histórico, nace y se constituye tanto en psicología 
como en sociología (Álvaro & Garrido, 2007). La división entre la psicología 
social psicológica y la psicología social sociológica es, con frecuencia, ilus-
trada haciendo referencia a los dos textos que se suelen considerar como los 
dos primeros manuales de psicología social. Nos estamos refiriendo a los del 
sociólogo Ross, Social Psychology, y del psicólogo Mc Dougall, Introduction
to Social Psychology, ambos publicados en 1908. El primero está basado en 
Introducción a la Psicología... 18 Editorial UOC ©
la sociología de Gabriel Tarde y en la imitación como principal mecanismo 
explicativo del comportamiento humano; el segundo, en una teoría de los 
instintos.
Si bien no podemos considerar estos textos como los primeros en psico-
logía social, pues antes ya existían libros cuyo contenido y título ponen de 
manifiesto una preocupación muy anterior por esta área de conocimien-
to, lo cierto es que reflejan adecuadamente esta tensión en el interior de la 
psicología social entre una concepción más sociológica y una concepción 
más psicológica de la misma (Garrido & Álvaro, 2007). La psicología social 
pertenece al área de las ciencias sociales y debe ser entendida como una pers-
pectiva desde la que podemos enfocar problemas sociales tales como la inmi-
gración, el prejuicio, el desempleo, el hacinamiento, la salud, etc. Desde este 
punto de vista, las divisiones entre psicología, psicología social y sociología 
resultan borrosas y encontramos teorías sociológicas que son, sin embargo, 
por su perspectiva, teorías psicosociales, y teorías en psicología en las que el 
escaso énfasis o ausencia de una dimensión social de los procesos que pre-
tenden explicar las acercan más a una psicología individual. También pode-
mos encontrarnos con teorías como la del intercambio de Homans que, pese 
a su origen sociológico, utiliza un nivel de explicación psicológico, haciendo 
suyas las tesis del individualismo metodológico. 
Normalmente pensamos que las definicionesson irrelevantes en lo que 
a la configuración de un campo de conocimiento se refiere, dado que son 
meramente intencionales o declaraciones de intenciones que no pueden 
condensar por si mismas lo que un campo de conocimiento es o representa. 
En muchas ocasiones podemos leer que existen tantas definiciones como 
autores hay en un área de conocimiento. Sin embargo, podemos afirmar que 
las definiciones tienen más consecuencias que las que los científicos están 
dispuestos a reconocer (Sapsford, Still, Miell, Stevens & Wetherell, 1998). Las 
definiciones son las que hacen que las concepciones de la ciencia aparezcan 
de una forma más evidente. Debemos tener en cuenta que funcionan como 
un mapa inicial del territorio delimitado por un campo del conocimiento. 
Las definiciones también legitiman la investigación de ciertos temas sobre 
otros. Podemos afirmar que definir significa marcar los límites y fijar las fron-
teras. En una época de nacionalismos, el nacionalismo disciplinario también 
Editorial UOC © 19 Capítulo I. La psicología social...
está teniendo cada vez más raigambre. Los límites y la territorialidad están 
en el origen de los conflictos a través de los cuales el estatus y el poder de 
las personas y de los grupos son configurados. El hecho de que estas luchas 
disciplinarias sean discursivas y simbólicas, no impide que sean intensas. 
En las páginas de este libro se argumenta que si la psicología social quiere 
ser una disciplina más representativa y más específica conceptualmente, no 
sólo precisa ser más social, sino más sociológica. La dimensión sociológica es 
lo que le da a la psicología social su singularidad frente a una psicología bá-
sica. Al adoptar una perspectiva sociológica, la psicología social se convierte 
en una parte de la sociología tanto como lo pueda ser de la psicología. 
1.1. Antecedentes históricos
La expresión psicología social no parece tener un sentido claro y explícito 
más allá del conjunto de tradiciones conceptuales y metodológicas en las 
que se utiliza. El significado del término puede variar mucho dependiendo 
de lo que entendamos por psicología y, sobre todo, del significado que de-
mos al término social. Por otro lado, lo que hoy en día podemos considerar 
como la perspectiva dominante en psicología social no parece separarse de 
la mantenida por un autor tan influyente como Floyd H. Allport (1924). Para 
él, la psicología social es, sobre todo, psicología y, muy secundariamente, 
social, en cualquiera de las acepciones que demos a dicho concepto. Así, 
Allport (1924, p. 4) escribió en un texto en el cual intentó especificar los 
principios básicos de la disciplina: 
“No hay psicología de los grupos que no sea esencial y enteramente una psi-
cología de los individuos. Sus necesidades biológicas son la meta hacia la cual 
se dirige su conducta social. Dentro de su organismo se encuentran todos los 
mecanismos que explican su conducta.” 
Más adelante, este mismo autor (Allport, 1924, p. 11) señala que: 
“De hecho, la psicología social ha crecido gracias al trabajo de los sociólogos. 
Es un error, sin embargo, suponer tal y como algunos lo han hecho, que es 
una rama de la sociología más que de la psicología… A pesar de las buenas 
intenciones y oficios de los sociólogos, las dos ciencias sociales deben perma-
necer como campos de investigación separados.” 
Está más allá de los objetivos de este libro llevar a cabo un pormenorizado 
análisis de las implicaciones programáticas de este texto. Otros autores, sin 
Introducción a la Psicología... 20 Editorial UOC ©
embargo, han realizado esta tarea (Álvaro & Garrido, 2007; Cherry, 1995; 
Garrido & Álvaro, 2007; Danziger, 1990; Farr, 1996). El pronunciamiento 
de Allport, a pesar de no haber atraído mucha atención y de su ambigüedad 
e imprecisión conceptual, contiene un mensaje inequívoco: la psicología 
social es, exclusivamente, psicología. Esta posición es la que ha sido mante-
nida en los libros de la psicología social psicológica y los manuales de psico-
logía social que contienen capítulos sobre la historia de la disciplina, como 
son el de Gordon Allport (1954) y Jones (1985), en los que el punto de vista 
de Allport es defendido. 
Independientemente de la adecuación del marco conceptual de F. H. 
Allport tanto para la psicología como para la psicología social, parece obvio 
que el origen de la confusión inducida por definiciones como la suya des-
cansa sobre el significado atribuido a los términos social y aspectos sociales. 
Incluso aunque no se trate de especificar el contenido de estos términos, 
cabe hacerse la siguiente pregunta: ¿es posible una psicología que no sea so-
cial y que sea, por tanto, asocial? Toda psicología, sea individual o colectiva, 
tiene que incluir “los aspectos sociales” como parte de sus explicaciones, lo 
que hace que tenga que ser social. La expresión psicología social no deja de 
ser, hasta cierto punto, tautológica, en la medida en que toda psicología es 
social, de una u otra manera. Los psicólogos sociales no resolvemos el pro-
blema simplemente diciendo, tal y como es práctica común desde Allport, 
que la psicología social es social porque trata de “lo social”. La materia de la 
que trata una ciencia sólo nos indica aquella parte de la realidad que estudia 
o intenta estudiar, pero no nos dice nada acerca de cómo es estudiada o des-
de qué perspectiva. Paradójicamente, la psicología social ha sido acusada en 
numerosas ocasiones de ser excesivamente individualista. Tal y como escribe 
Baumeister (1995, p. 75):
“Existe una paradoja en la forma en que la psicología social es practicada 
hoy en día: no es siempre tan social. Irónicamente, la mayoría de los psicólo-
gos sociales piensan que las personas son, en gran medida, unidades autocon-
tenidas, concediendo sólo que, ocasionalmente, entran en contacto unas con 
otras.”
Observaciones como las de esta cita han sido hechas por autores con di-
ferentes orientaciones epistemológicas (Augoustinos, 1999; Marková, 2000; 
Osterkamp, 1999; Smith, 1999). 
Editorial UOC © 21 Capítulo I. La psicología social...
Si la psicología social es básicamente una extensión de la perspectiva psi-
cológica a lo social, entonces su sesgo individualista no debería sorprender, 
dado que el nivel de análisis de la teorización psicológica se ha desarrollado, 
normalmente, en función de sus explicaciones del sistema de la personalidad 
o de sus subsistemas. Si añadimos a esta descripción el ethos individualista de 
la cultura occidental, podemos entender las observaciones de Parsons (1954, 
p. 101) acerca de las tendencias generales de la teoría psicológica: 
“1) La reificación del organismo, el cual, en virtud de su constitución genética, 
es considerado como la base “real” de la estructura de los sistemas de com-
portamiento; 2) la reificación de la “unidad real de la conducta”, la cual pue-
de ser tanto la secuencia Estímulo-Respuesta (E-R) de los conductistas como 
la “gestalt” perceptual momentánea. Esto es considerado como clave para la 
comprensión de toda conducta, o 3) la reificación del individuo, haciendo de 
la personalidad una forma más o menos clara de la acción. Se pretende que 
el conocimiento de sí mismo se realize independientemente de sus relaciones 
sociales, actuales o previas, y sea presuntamente independiente de cualquier 
comprensión genuina de cómo los individuos, cuando son puestos juntos en 
sociedad, se comportan”
Estas observaciones, realizadas mucho antes de que entraran en vigor las 
corrientes de pensamiento construccionistas, nos indican no sólo las difi-
cultades de entender la conducta social por medio de la teoría psicológica, 
sino también el intento permanente de explicación de lo social en térmi-
nos de los individuos y, en última instancia, de su constitución biológica. 
Moscovici (1972, p. 35) ya indicó que esta forma de reduccionismo afecta a 
los postulados de la propia psicología social convencional:
“Elprimero se refiere a la idea de que la diferencia entre los procesos sociales 
y los procesos no sociales más elementales es una cuestión de grado y que se 
puede establecer una jerarquía en la cual pueden ser ordenados desde los más 
simples a los más complejos y desde lo individual a lo colectivo. El segundo 
postulado se refiere a la idea de que los procesos sociales no necesitan de la 
idea de fenómenos sociales gobernados por sus propias leyes, sino que pueden 
ser explicados por leyes psicológicas, las cuales, a su vez, pueden ser explicadas 
por leyes de carácter fisiológico. El último postulado parte de la idea de que 
no hay diferencia en la naturaleza de la conducta social y no social: las otras 
personas sólo intervienen como parte del ambiente general.”
Estas críticas son contestadas con el argumento de que existen dos psico-
logías sociales: una con una orientación psicológica y otra con una orienta-
ción sociológica. Esta distinción implica que ambas son reduccionistas con 
respecto a la matriz original de la que surgieron. En esta línea, podría argu-
Introducción a la Psicología... 22 Editorial UOC ©
mentarse que existe un reduccionismo o sesgo psicológico en la psicología 
social psicológica, de la misma manera que existe un sesgo sociológico en 
la psicología social sociológica. Pero este argumento, que señala la existen-
cia de dos tipos de sesgos de iguales características, no es acertado, pues no 
ofrece un relato adecuado de la actual situación si tenemos en cuenta el 
modelo conceptual del cual parte el enfoque teórico más representativo de 
la psicología social sociológica: el interaccionismo simbólico y las corrien-
tes teóricas afines que veremos en páginas posteriores. El interaccionismo 
simbólico originado por Mead (1934) difícilmente puede ser calificado de 
reduccionista si tenemos en cuenta que uno de los mayores logros de dicha 
teoría ha sido el haber superado de forma convincente los viejos dualismos 
individuo-sociedad, especificando cómo ambas realidades son constituidas a 
través de los procesos de comunicación simbólica y de la interacción social. 
Esta comprensión de la relación individuo-sociedad es también caracterís-
tica de las versiones más estructurales del interaccionismo, como es el caso 
de Goffman (1959) o Stryker (1980), quien enfatiza la importancia de las 
normas y roles sociales. Asimismo, también es característico de los estudios 
de la sociología psicológica (House, 1977, 1981, 1991, 1995). De todos estos 
autores trataremos con mayor profundidad en las páginas siguientes. 
En resumen, si queremos hablar de psicología social, no podemos obviar 
que desde sus orígenes la psicología social tuvo dos perspectivas diferentes, 
tal y como ocurre en la actualidad: una perspectiva sociológica y otra psico-
lológica (véase figura 1; House, 1991, p. 46). 
Editorial UOC © 23 Capítulo I. La psicología social...
PSICOLOGÍA
SOCIAL
Interacción
simbólica
Estructura
social y
Personalidad
Psicología
social
psicológica
SO
CI
O
LO
G
ÍA PSICO
LO
G
ÍA
Figura 1. La psicología social como intersección de la sociología y la psicología.
Capítulo II
Niveles de análisis en las ciencias sociales
El problema de las relaciones entre el individuo y la colectividad es el aspec-
to central de uno de los debates más antiguos desarrollados en el seno de las 
ciencias sociales. Podemos decir que desde el momento mismo de su cons-
titución como disciplinas científicas, tanto la psicología como la sociología 
tuvieron que dedicar algún esfuerzo a la clarificación de las relaciones entre 
lo que es social y lo que es individual.
La psicología, que nació con la vocación de convertirse en el estudio 
científico de la mente, tuvo que enfrentarse muy pronto al hecho de que 
la mente humana no surge ni se desarrolla en un vacío social, sino que es 
producto de la inserción de la persona dentro de una colectividad. La so-
ciología, por su parte, nacida con la pretensión de convertirse en el estudio 
científico de la sociedad, tampoco pudo ignorar en sus análisis la existencia 
de factores psicológicos o individuales que influyen en el comportamiento 
social. A medida que la sociología y la psicología se fueron desarrollando, fue 
emergiendo la cuestión de las relaciones entre ambas ciencias. Fruto de esta 
reflexión fue constituyéndose una nueva disciplina, la psicología social, que, 
como hemos señalado en la introducción, surge al mismo tiempo dentro de 
la psicología y de la sociología. 
Un primer paso en la reflexión sobre los niveles de análisis en ciencias 
sociales consiste en suponer que cada disciplina científica se diferencia de las 
demás por tener su propio nivel. Desde este punto de vista, podríamos supo-
ner que la sociología se centra más en los factores sociales que determinan 
el comportamiento, el pensamiento o las emociones, mientras que la psico-
logía presta más atención a los procesos psicológicos involucrados en dichos 
procesos. La psicología social, fruto de la intersección de ambas disciplinas, 
podría ser, de este modo, concebida como aquella perspectiva en la que la 
Introducción a la Psicología... 26 Editorial UOC ©
interacción de ambos tipos de factores prima a la hora de analizar la realidad 
social. No obstante, esta suposición no es del todo exacta, ya que dentro de 
cada disciplina coexisten diferentes niveles de análisis. 
Como veremos a lo largo de este libro, dentro de la sociología no sólo 
tienen cabida aquellas teorías centradas en fenómenos sociales de carácter 
estructural, sino que también se han desarrollado importantes enfoques teó-
ricos en los que se ha puesto el acento en el comportamiento individual y/o 
en la interacción social.
La reflexión sobre los niveles de análisis que podemos utilizar a la hora de 
abordar el estudio de la realidad social ha ocupado un lugar más destacado 
en sociología que en psicología. La psicología ha prestado, en general, poca 
atención a esta cuestión que, en cierto modo, se ha considerado resuelta con 
la mera existencia de la psicología social. De algún modo, dentro de la psico-
logía se ha ido asumiendo que es en el contexto de la psicología social donde 
hay que mantener el debate en torno a las relaciones entre lo individual y lo 
colectivo, o entre lo psicológico y lo social. La reflexión acerca del nivel de 
análisis más adecuado a la hora de abordar el estudio de la realidad social no 
ha despertado, sin embargo, mucho interés dentro de la psicología social.
Durante los años setenta, coincidiendo con una etapa de crisis de la dis-
ciplina, se desarrolló en el seno de la psicología social un fuerte debate en 
torno a la necesidad de una mayor consideración de la dimensión social del 
comportamiento, pero no hubo acuerdo a la hora de definir dicha dimen-
sión social. Tampoco hubo entonces, ni lo hay en la actualidad, un esfuer-
zo metateórico encaminado a la identificación de los diferentes niveles de 
análisis en los que se sitúan las distintas teorías psicosociológicas. Uno de 
los pocos trabajos que pueden enmarcarse dentro de esta línea es el de Doise 
(1980), que distingue cuatro niveles de explicación dentro de la psicología 
social: el nivel intraindividual, centrado en los procesos mentales que se en-
cuentran en la base del comportamiento de las personas; el nivel interindi-
vidual, centrado en el análisis de la interacción social en una situación dada 
sin tener en cuenta factores sociales ajenos a dicha situación; el nivel social, 
en el que se analiza la interacción social teniendo en cuenta la posición so-
cial de las personas involucradas en dicha interacción, y el nivel ideológico, 
en el que se tiene en cuenta la influencia de la ideología y de los sistemas de 
Editorial UOC © 27 Capítulo II. Niveles de análisis...
creencias, representaciones y normas vigentes en la estructura social de la 
cual la persona forma parte.
Como ya hemos señalado, el esfuerzo por identificarlos niveles de aná-
lisis en los que puede situarse el estudio de la realidad social ha sido mayor 
en sociología que en psicología social. No es éste el lugar para examinar de 
forma exhaustiva todas y cada una de las aportaciones que se han hecho 
al estudio de esta cuestión. En este apartado nos limitaremos a mostrar las 
grandes líneas temáticas en torno a las cuales se ha desarrollado el trabajo 
sobre los niveles de análisis en ciencias sociales. Nuestro objetivo es introdu-
cir una serie de conceptos básicos que puedan facilitar la comprensión de las 
teorías psicosociológicas que analizaremos a lo largo de este libro.
Una de las dimensiones que solemos utilizar para distinguir entre los dife-
rentes ámbitos de análisis de la realidad social es la dimensión micro-macro. 
Esta dimensión se deriva de la posibilidad de establecer un orden entre dife-
rentes fenómenos sociales en función de su magnitud. 
En el extremo inferior del continuo micro-macro encontraríamos a los 
individuos, mientras que en el extremo superior hallaríamos los fenómenos 
sociales a gran escala. Entre ambos extremos encontraríamos diferentes fe-
nómenos sociales de magnitud intermedia (véase la figura 2; Ritzer, 2002, 
p. 619). Existen algunas diferencias entre los sociólogos en cuanto a qué 
debemos definir como micro o macro. Así, cuando hablamos de nivel micro, 
podemos estar haciendo alusión a fenómenos psicológicos, a individuos o 
a la interacción entre individuos. Cuando hablamos de fenómenos macro, 
por otra parte, nos podemos referir a las poblaciones, a la sociedad y su es-
tructura, o incluso a la cultura. Pero, en general, la dimensión micro-macro 
se puede equiparar a un continuo que iría de lo individual a lo colectivo 
Otra forma de aludir a esta dimensión la tenemos en la distinción que hacen 
algunos sociólogos entre acción y estructura, y que, en líneas generales, es 
equiparable a la diferenciación entre los niveles micro y macro. Por regla 
general, mediante el concepto de acción hacemos referencia a los actores 
individuales, mientras que el término estructura alude, casi siempre, a las 
instituciones sociales. El análisis de la realidad social desde el punto de vista 
de la acción suele ser, por tanto, un análisis microsociológico, mientras que 
Introducción a la Psicología... 28 Editorial UOC ©
el análisis estructural de la realidad social se corresponde, en general, con un 
nivel de análisis macrosociológico. 
Nivel micro Nivel macro
Pensamiento
y Acción
individual
Interacción Grupos Organizaciones Sociedades Sistemas mundiales
Figura 2. La dimensión micro-macro.
En el continuo que se extiende desde lo individual a lo colectivo, cada 
uno de los niveles surge como resultado de la agregación de elementos del 
nivel anterior. La acción individual da paso a la interacción, que es, a su vez, 
la base sobre la que se constituyen los grupos. Éstos se encuentran integra-
dos dentro de las organizaciones que forman parte, a su vez, de una estruc-
tura social más compleja. Pero cada uno de estos niveles no es meramente 
la suma de elementos del nivel anterior, sino que tiene propiedades nuevas 
que no están presentes en sus elementos constitutivos. Un grupo no es un 
mero agregado de personas, sino una realidad social diferente que no puede 
ser conocida de forma adecuada a partir del estudio individual de las perso-
nas que lo constituyen. 
La idea de que los diferentes niveles de organización tienen propiedades 
nuevas que no están presentes en los elementos que los constituyen se co-
noce con el nombre de emergentismo social o doctrina de las propiedades 
emergentes. Según la tesis del emergentismo social, o de las propiedades 
emergentes, cada nivel de organización social supone la aparición de nuevas 
formas que no están presentes en sus elementos constitutivos.
En general, casi todos los sociólogos reconocen que cada uno de los nive-
les del continuo micro-macro implica la aparición de fenómenos nuevos que 
no estaban presentes en el nivel anterior. Sin embargo, no todos admiten 
que la emergencia de nuevos fenómenos haga necesario utilizar principios 
explicativos diferentes de los empleados para analizar la conducta individual. 
Esta postura se conoce con el nombre de individualismo metodológico.
El individualismo metodológico es una forma de abordar el estudio de la 
realidad social que consiste en utilizar los mismos principios que explican la 
conducta individual para analizar los fenómenos sociales de mayor escala.
Editorial UOC © 29 Capítulo II. Niveles de análisis...
Un ejemplo de individualismo metodológico lo tenemos en la teoría del 
intercambio de Homans (1961), que analizaremos más adelante. Este autor 
reconocía que en el transcurso de la interacción social emergían nuevos fe-
nómenos, pero subrayaba que todos ellos podían ser explicados partiendo 
de las leyes del conductismo skinneriano. Se trata de una postura contraria 
a la que habían defendido autores como Durkheim, quien consideraba que 
para explicar los fenómenos sociales había que recurrir a fenómenos sociales 
del mismo nivel. 
No obstante, la dimensión micro-macro no es suficiente para elaborar 
un esquema de los diferentes niveles de análisis en los que se puede situar el 
estudio de la realidad social. Hay teorías que se sitúan en un mismo punto 
del continuo micro-macro y que, sin embargo, son radicalmente diferentes 
en su forma de abordar el estudio del comportamiento social. Por ejemplo, 
tanto las teorías del intercambio, derivadas del conductismo, como el inte-
raccionismo simbólico o la sociología fenomenológica son teorías microso-
ciológicas. Sin embargo, es evidente que hay notables diferencias entre estos 
enfoques en el análisis que hacen de la interacción social. 
Para los teóricos del intercambio, la conducta es el resultado de variables 
objetivas situadas fuera del individuo. La interacción social es definida en 
términos de un intercambio que se mantiene en función de los refuerzos 
proporcionados por otras personas. En el interaccionismo simbólico y en la 
sociología fenomenológica se tienen en cuenta los significados que las per-
sonas dan a sus acciones. La intervención de la conciencia y de los procesos 
subjetivos internos, totalmente rechazada por el conductismo, se convierte 
en fundamental en estas dos corrientes. De ahí que sean necesarias otras 
dimensiones para diferenciar entre los niveles de análisis de las ciencias so-
ciales.
Otra dimensión central es aquella que nos sirve para distinguir entre un 
nivel de análisis centrado en el estudio de procesos subjetivos y otro más in-
teresado en la identificación de los procesos objetivos que conforman la rea-
lidad social. Ejemplos de tal dimensión son el continuum subjetivo-objetivo
propuesto por Ritzer (2002) o la dimensión materialista-idealista propuesta 
por Alexander (1982). Los fenómenos sociales objetivos son aquellos que tie-
nen una existencia material, como, por ejemplo, los actores, las estructuras 
Introducción a la Psicología... 30 Editorial UOC ©
burocráticas o el lenguaje. En el otro extremo de esta dimensión hallaríamos 
los fenómenos sociales subjetivos, que carecen de existencia material. Los 
procesos mentales, las normas, los valores, etc. son fenómenos cuya existen-
cia se manifiesta en el plano de las ideas. Partiendo de la intersección de am-
bas dimensiones, algunos autores proponen la existencia de cuatro niveles 
de análisis de la realidad social.
Ritzer (2002), por ejemplo, habla de los cuatro niveles siguientes:
Nivel macro-objetivo. En el análisis de la realidad social se recurre a los 
fenómenos sociales a gran escala y a los procesos que tienen una manifesta-
ción material. En este nivel se situaría, por ejemplo, el funcionalismo estruc-
tural de T. Parsons.
Nivel macro-subjetivo. Este nivel se caracteriza por situar el interés en los 
fenómenos colectivos de carácter subjetivo, como las normas ylos valores. 
Nivel micro-objetivo. En este caso, el análisis se centra en los fenómenos 
individuales o interindividuales y en los procesos de carácter objetivo. Un 
ejemplo de teoría de nivel micro-objetivo es la teoría del intercambio.
Nivel micro-subjetivo. Como en el caso anterior, el objeto de análisis son 
los fenómenos individuales o interindividuales, pero se tienen en cuenta los 
procesos que se manifiestan en un plano subjetivo. La sociología fenomeno-
lógica o el interaccionismo simbólico constituyen algunos de sus ejemplos. 
Una forma similar de entender los niveles de análisis de las ciencias so-
ciales es la propuesta de Alexander (1982), para quien existen cuatro niveles: 
colectivo-idealista, colectivo-materialista, individual-idealista e individual-
materialista. La dimensión individual-colectivo se corresponde con la di-
mensión micro-macro, mientras que el continuo idealista-materialista co-
rresponde a la dimensión subjetivo-objetivo. Otra aportación interesante a 
los niveles de análisis de la psicología social es la de Pettigrew (1991, p. 22).
Editorial UOC © 31 Capítulo II. Niveles de análisis...
NIVEL
MACRO
NIVEL
MESO
Situacional
Cara a cara
NIVEL
MICRO
Individuos
Análisis de
arriba a
abajo
Análisis de
abajo a
arriba
A
C D
B E
F
Figura 3: Seis tipos de análisis psicosociológicos
Como vemos en la figura 3, podríamos incluir seis tipos de análisis en las 
investigaciones realizadas en psicología social. El predominio de la psicolo-
gía social psicológica ha situado a una mayoría de sus estudios en el nivel de 
las interacciones cara a cara, niveles B y E. Las relaciones representadas en 
los niveles C, D y F han sido objeto, sin embargo, de una escasa atención, 
salvo en la psicología social sociológica, donde la interacción entre los nive-
les individual, situacional –interacción social– y estructural ha recibido una 
mayor atención. 
Aunque algunos de los enfoques teóricos que analizaremos se han situa-
do en posiciones extremas, no es extraño encontrar ejemplos en los que 
hemos llegado a una cierta integración de estos diferentes niveles de análi-
sis. Algunos de estos intentos de integración serán analizados en el último 
apartado de este libro, en el que mostraremos algunos de los desarrollos más 
recientes de la teoría sociológica.
Capítulo III
El punto de vista psicosociológico en la teoría sociológica 
clásica
La formación de un punto de vista psicosociológico dentro de la sociología 
es temprana. Las primeras ideas psicosociológicas van surgiendo a medida 
que se empieza a reflexionar sobre las relaciones entre sociología y psicolo-
gía, o entre sociedad e individuo. Y esto es algo que ocurre muy pronto den-
tro de la sociología. Uno de los primeros autores que analizó las relaciones 
entre la psicología y la sociología fue Comte (1798-1857).
Fue este autor quien acuñó el término sociología para dar nombre a la 
ciencia que se encargaba del estudio de la sociedad (Comte, 1830-1842). Una 
exposición detallada de las contribuciones de este autor al desarrollo de las 
ciencias sociales excede claramente los objetivos de este libro. De ahí que 
nos detengamos únicamente en su visión de las relaciones entre sociología 
y psicología. Por este motivo, destacaremos las reflexiones de Comte acerca 
del conocimiento científico, que dieron como resultado una clasificación 
jerárquica de las ciencias.
Para Comte, sólo existían seis ciencias fundamentales, cada una de las 
cuales incluía todas las anteriores: matemática, astronomía, física, química, 
biología y sociología. La sociología, cuyo objetivo era el estudio de la vida 
social, se encontraba, por tanto, en la cima de todas las ciencias, a las cuales 
incluía. La psicología no formaba parte del esquema de clasificación de las 
ciencias propuesto por Comte, ya que para este autor el conocimiento psico-
lógico tenía que formar parte bien de la biología, bien de la sociología. 
Comte no le reconocía carácter científico a la psicología introspectiva de 
la época. Debemos tener en cuenta que en la época en la que Comte propuso 
esta jerarquización del conocimiento científico, la psicología todavía care-
cía del estatuto científico que logró más tarde de la mano de Wundt (véase 
Introducción a la Psicología... 34 Editorial UOC ©
Garrido y Álvaro, 2007). Comte consideraba necesaria la desvinculación de 
la psicología y la filosofía, pero no creía en el carácter autónomo de la psico-
logía. Para él, esta disciplina estaba dividida en dos grandes ramas: el estudio 
del organismo individual debía formar parte de la biología y el estudio psi-
cológico del individuo, en tanto que ser social, de la sociología. 
Esta concepción ha hecho que algunos autores, como Allport (1954), con-
sideren a Comte como el fundador de la psicología social. No obstante, es 
necesario matizar que las reflexiones de Comte no se referían a la delimita-
ción de un área de estudio específica, sino a la necesidad de que la psicología 
se fundamentase en la biología o en la sociología. La reflexión acerca de las 
relaciones entre psicología y sociología ocupó también un lugar destacado 
en la obra de Spencer (1820-1903). No en vano este autor está considerado 
como uno de los padres fundadores, no sólo de la sociología, sino también 
de la psicología. Heredero de la tradición evolucionista británica, Spencer 
(1870, 1876) ejerció una influencia muy importante en el pensamiento so-
cial de su época. Muchas de las ideas que dieron lugar al darwinismo psico-
lógico y al darwinismo social proceden, en realidad, de las ideas de Spencer, 
más que de la obra de Darwin. 
De hecho, Spencer fue el primer autor que desarrolló una concepción 
evolucionista de la psicología, concepción que expone en su obra Principios
de psicología, basada en las ideas de J.B.Lamarck. Con posterioridad, cuando 
Darwin dio a conocer sus ideas en El origen de las especies, Spencer tomó algu-
nas de ellas y extendió su visión evolucionista a otras disciplinas científicas. 
El resultado fueron sus ambiciosas obras Sistema de filosofía sintética: Primeros
principios, Principios de biología, Principios de psicología, Principios de sociología 
y Principios de moralidad, publicadas entre 1862 y 1892. Spencer formuló una 
ley general de la evolución que denominó ley de la diferenciación creciente. 
Según esta ley, la evolución consiste en una progresión continua desde un 
estado homogéneo e indiferenciado hasta un estado de heterogeneidad y di-
ferenciación crecientes. Esta ley fue el punto de partida de Spencer a la hora 
de elaborar su sistema científico y filosófico.
La aplicación de la ley general de la evolución en la psicología llevó a 
Spencer a afirmar que la evolución de la mente es el resultado de una pro-
gresión desde el estado indiferenciado de los organismos primitivos hasta 
Editorial UOC © 35 Capítulo III. El punto de vista...
la estructura compleja del cerebro humano. Esta complejidad es el resulta-
do de la interacción entre el organismo y el medio, que hace que se vaya 
pasando de los reflejos a los instintos, luego a la memoria y, finalmente, al 
razonamiento mental. A diferencia de Darwin, quien negaba la existencia de 
una diferencia cualitativa entre los animales y la especie humana, Spencer 
afirmaba que la continuidad mental significaba progreso y su concepción 
de la evolución incluía aspectos valorativos que Darwin no había admitido. 
Spencer valoró como mejores los organismos más evolucionados, lo que le 
llevó a defender la superioridad intelectual del europeo, basada en el mayor 
tamaño del cerebro, y de los hombres, basándose en la diferente organiza-
ción del cerebro de los hombres y las mujeres. 
Aplicada a la sociología, la ley general de la evolución implicaba que la 
sociedad ha ido evolucionando desde un estado inicial de homogeneidad 
hasta el alto grado de complejidad actual. Para explicar el proceso de evolu-
ción social, Spencerdefine la sociedad como un organismo, algo que tam-
bién había hecho Comte. 
Spencer fue contradictorio al utilizar la analogía organicista, puesto que 
a veces adoptó una posición nominalista, usando el término sociedad como 
mera etiqueta, mientras que en otras ocasiones su postura fue realista, ya que 
para él, la sociedad adquiere una entidad propia e independiente. Spencer 
siempre defendió la existencia de una interacción recíproca entre el indivi-
duo y la sociedad, pero nunca aceptó la idea de que la personalidad indivi-
dual es un producto cultural; más bien subrayó el papel del individuo como 
factor determinante de las peculiaridades de la cultura. Para Spencer, la so-
ciedad es producto de las unidades que la componen y, aunque ambas partes 
interaccionan, las características de los individuos son las que determinan el 
carácter de la sociedad, y no al revés. 
Spencer concibió las relaciones entre psicología y sociología de manera 
radicalmente diferente a como las había definido Comte. Para él, la sociolo-
gía debía ser una ciencia sintética, fundamentada en la biología y la psico-
logía. Esta concepción reduccionista de la sociología fue uno de los rasgos 
básicos del pensamiento spenceriano.
La influencia de Spencer en el desarrollo de las ciencias sociales duran-
te la segunda mitad del siglo pasado es inequívoca. Su teoría evolucionista 
Introducción a la Psicología... 36 Editorial UOC ©
tuvo una gran acogida en Estados Unidos, ejerciendo una enorme influencia 
en los primeros sociólogos norteamericanos. La psicología norteamericana 
tampoco fue ajena al impacto de las ideas evolucionistas, que se convirtie-
ron en la principal alternativa a la psicología de Wundt. Aunque Spencer no 
hizo ninguna contribución directa a la psicología social, algunas de sus ideas 
constituyeron la base sobre la que se elaboraron las aportaciones de otros 
autores. El tratamiento que Spencer dio a los instintos, por ejemplo, debe 
considerarse como un antecedente de la psicología social de McDougall.
Capítulo IV
Las relaciones entre individuo y sociedad en los primeros 
desarrollos teóricos de la sociología
La reflexión sobre las relaciones entre lo individual y lo colectivo y sobre 
las fronteras entre la sociología y otras ciencias sociales siguió siendo uno 
de los temas centrales de la sociología durante la etapa de consolidación de 
esta ciencia. En torno a esta reflexión se fueron articulando algunos de los 
desarrollos teóricos más importantes de la sociología.
4.1. La relaciones entre individuo y sociedad en la teoría social francesa
El debate acerca de las relaciones entre el estudio del individuo y el estudio 
de la sociedad se convirtió en un elemento central de la sociología france-
sa posterior a Comte. El enfrentamiento entre las posiciones de Durkheim 
(1858-1917) y las de Tarde (1843-1904) nos ilustra acerca de este tipo de 
polémica.
Durkheim rechazó el individualismo de la sociología spenceriana y la 
concepción que Spencer mantenía sobre el estatus de la sociología como 
ciencia fundamentada en la biología y la psicología. De hecho, uno de sus 
principales objetivos fue definir el carácter de la sociología como disciplina 
científica e independiente de otras áreas de conocimiento, en especial de 
la psicología. Durkheim realizó una labor en la sociología similar a la que 
Wundt había desarrollado en la psicología (véase Garrido y Álvaro, 2007), 
delimitando un objeto de estudio y un método que confiriesen a la sociolo-
gía un carácter científico. Las propuestas de Durkheim aparecen desarrolla-
das en Las reglas del método sociológico (1895), donde subraya que el objeto 
de estudio de la sociología son los hechos sociales, que tienen un carácter 
objetivo y deben ser tratados como si fueran cosas. En cuanto al método de 
estudio, Durkheim rechazó las explicaciones de carácter psicológico e insis-
Introducción a la Psicología... 38 Editorial UOC ©
tió en la necesidad de que la explicación causal en sociología se situase en el 
nivel social: “la causa determinante de un hecho social se tiene que buscar 
entre los hechos sociales que lo precedieron, y no entre los estados de con-
ciencia individuales” (p. 121).
De este interés por objetivar los hechos sociales surge su concepción de la 
sociedad como una entidad independiente de los individuos que la constitu-
yen. Para explicar las relaciones entre la sociedad y los individuos sin recurrir 
a causas psicológicas, introduce el concepto de conciencia colectiva. La so-
ciología no debe recurrir, para explicar los hechos sociales, a las conciencias 
individuales, sino a la conciencia colectiva (Durkheim, 1895/1991, p. 116).
“Agregándose, penetrándose, fusionándose, las almas individuales engendran 
un ser, psíquico si se quiere, pero que constituye una individualidad psíquica 
de un nuevo género. En la naturaleza de esta individualidad colectiva, y no en 
las unidades integrantes, es donde es preciso ir a buscar las causas próximas y 
determinantes de los hechos que se producen en ella. El grupo piensa, siente, 
obra en forma distinta a como lo harían sus miembros si se encontraran aisla-
dos. Si se parte, pues, de estos últimos, no se podrá comprender nada de lo que 
pasa en el grupo... Por consiguiente, siempre que se explique directamente un 
fenómeno social por un fenómeno psíquico, puede tenerse la seguridad de 
que la explicación es falsa.”
Para Durkheim, la sociedad está por encima del individuo, y la concien-
cia colectiva por encima de la conciencia individual. Las relaciones entre la 
sociedad y el individuo se explican mediante el mecanismo de la coerción. 
Los hechos sociales ejercen un poder coercitivo sobre los individuos. 
El concepto de conciencia colectiva enfrentó a Durkheim con otros soció-
logos de la época como, por ejemplo, Tarde. Este autor rechaza la idea de una 
conciencia colectiva independiente de los individuos. Para él, el comporta-
miento individual no es producto de procesos psicológicos independientes 
y situados fuera del individuo, sino un resultado de las reacciones recíprocas 
entre las conciencias (Tarde, 1904/1986). En lo que se refiere a las relacio-
nes entre psicología y sociología, la postura de Tarde se parece más a la de 
Spencer que a la de Durkheim, ya que defendió la idea de que la sociología 
tenía que fundamentarse en la psicología.
Tarde es, sin duda, uno de los primeros sociólogos en desarrollar un pun-
to de vista psicosociológico en el análisis del comportamiento humano. De 
hecho, sus dos obras más representativas, Las leyes de la imitación y La lógica 
Editorial UOC © 39 Capítulo IV. Las relaciones entre...
social, habían sido concebidas, en un principio, como una sola obra cuyo 
título inicial iba a ser Psicología social y lógica social. De haberse mantenido 
la idea inicial, el de Tarde hubiera sido el primer texto en torno a la disci-
plina.
La psicología social era, para Tarde, una psicología intersubjetiva, cuyo 
objeto de análisis eran las relaciones interpersonales. Para Tarde, el mecanis-
mo explicativo de la conducta social no era la coerción, como había preten-
dido Durkheim, sino la imitación y la sugestión. El comportamiento social 
no es el resultado de la influencia unidireccional de la colectividad sobre el 
individuo, sino de un proceso de influencia recíproca entre las conciencias. 
Esto hace de Tarde el precursor del concepto actual de interacción. Algunas 
de las ideas de Tarde, en especial su análisis de las leyes de la imitación, fue-
ron retomadas con posterioridad por Ross y constituyeron la principal base 
teórica sobre la que se articuló el manual de psicología social publicado por 
este autor en 1908.
4.2. La relación entre individuo y sociedad en la teoría social alemana
La sociología alemana no fue ajena a la preocupación por definir las rela-
ciones entre el individuo y la sociedad, así como los límites entre la psicolo-
gía y la sociología. Un ejemplode esta preocupación lo tenemos en la obra 
de Max Weber, situada en un nivel de análisis microsociológico en el que, 
sin embargo, no se descuidó el estudio de fenómenos de naturaleza macro. 
Weber abogó claramente por una sociología centrada en los individuos más 
que en la colectividad. Aunque reconoció la importancia de los fenómenos 
colectivos, Weber mantuvo siempre la convicción de que éstos podían ser 
estudiados partiendo del estudio de la acción individual. El método de aná-
lisis de la sociología, por tanto, tenía que ser individualista.
Una de las aportaciones más destacadas de Weber a la teoría sociológica 
fue su distinción entre acción y conducta. Mientras que la conducta es una 
mera reacción automática a estímulos externos, la acción implica la inter-
vención de procesos reflexivos. Según Max Weber, uno de los principales 
objetivos de la sociología debería ser el estudio de la acción social. El com-
portamiento no puede ser estudiado como mera reacción a estímulos exter-
nos, sino que para su comprensión debemos entender cuál es el significado 
Introducción a la Psicología... 40 Editorial UOC ©
que los individuos dan a sus actos. En resumen, el análisis sociológico tiene 
que partir del sentido que el actor da a su acción.
La pretensión de Max Weber (1913/1993, p. 177) fue la de construir una 
sociología comprensiva, que definió de la siguiente manera:
“En efecto, su objeto específico no lo constituye para nosotros un tipo cual-
quiera de «estado interno» o de comportamiento externo, sino la acción. Pero 
acción (incluidos el omitir y el admitir deliberadamente) significa siempre 
para nosotros un comportamiento comprensible en relación con objetos, 
esto es, un comportamiento especificado por su sentido subjetivo poseído o 
mentado, no interesa si de manera más o menos inadvertida [...]; la acción 
que específicamente reviste importancia para la sociología comprensiva es, en 
particular, una conducta que 1) está referida, de acuerdo con el sentido subje-
tivamente mentado del actor, a la conducta de otros 2) está codeterminada en 
su decurso por esta su referencia plena de sentido, y 3) es explicable por vía de 
comprensión a partir de este sentido mentado (subjetivamente)”.
Aunque es preciso señalar que la reflexión sobre cuestiones metodológi-
cas no ocupó un lugar central en la obra de Weber, su forma de concebir la 
sociología lleva a considerar una serie de implicaciones metodológicas que 
ejercieron una gran influencia tanto en la sociología de la época como en la 
sociología actual. Una de estas implicaciones fue el uso de la Verstehen como
una de las principales herramientas metodológicas del sociólogo.
Verstehen, que significa comprensión, es también el nombre con el que 
se conoce a un método de estudio derivado de la hermenéutica, y cuyo ob-
jetivo es el análisis del significado y la estructura de los textos. La propuesta 
de Weber fue ampliar el contexto de utilización de este método y usarlo no 
sólo para desentrañar el significado de textos escritos, sino también para 
comprender el sentido de las acciones. La idea de que la Verstehen podía ser 
un método de estudio apropiado para la sociología se derivaba de la forma 
en la que Weber había definido el objeto de esta ciencia. 
Para Weber, la sociología tenía que estudiar los fenómenos sociales por 
medio del análisis de la acción individual. A diferencia de lo que le sucede 
al científico natural, el científico social no es ajeno a la realidad que está 
estudiando.
A la hora de llevar a cabo un estudio de la acción de otras personas, el 
sociólogo puede beneficiarse, según Weber, del conocimiento introspectivo 
que tiene de sus propias acciones. De esta forma, el científico social puede 
Editorial UOC © 41 Capítulo IV. Las relaciones entre...
alcanzar un grado de comprensión de la realidad que estudia y al que difí-
cilmente se podría llegar en ciencias naturales. Weber no fue el único cien-
tífico social que vio en este método un camino fructífero para el estudio de 
la realidad social. También Dilthey (1894), desde el ámbito de la psicología, 
reivindicaba el uso de la Verstehen como método de estudio propio de las 
ciencias sociales.
La reivindicación de la Verstehen como método de estudio característico 
de las ciencias sociales se basaba, por tanto, en la idea de que, a diferencia 
de la realidad física, no podemos explicar la realidad social recurriendo a la 
formulación de leyes generales. Los fenómenos que estudian las ciencias so-
ciales son únicos y singulares y, en consecuencia, no podemos llevar a cabo 
su estudio mediante la búsqueda de regularidades de carácter universal. En 
otras palabras, el conocimiento derivado de las ciencias sociales no es un 
conocimiento nomotético, sino un conocimiento idiográfico. Esto suponía 
un abierto enfrentamiento con la tesis positivista de la unidad de la ciencia, 
según la cual todas las disciplinas científicas, incluida la historia, debían 
seguir un método común. Desde el punto de vista positivista, las ciencias 
sociales, al igual que las ciencias naturales, eran una forma de conocimiento 
nomotético, cuyo objetivo último era la formulación de las leyes generales 
que explican la realidad social. 
En la polémica que enfrentó a los partidarios del carácter nomotético 
de las ciencias sociales con quienes abogaban por su naturaleza idiográfica, 
Weber se situó en una postura intermedia. Según él, la sociología se tiene 
que interesar tanto por la generalización como por la particularización del 
conocimiento. El puente que le sirvió para unir ambos extremos fueron los 
tipos ideales. Los tipos ideales son conceptos generales o modelos que el 
sociólogo utiliza a la hora de estudiar la realidad social. Se trata de abstrac-
ciones elaboradas por el sociólogo partiendo de la realidad empírica, pero 
presentando ésta de forma exagerada. Son conceptos ideales en el sentido de 
que no tienen un referente empírico real. El tipo ideal es una generalización 
y, en este sentido, responde a una caracterización de la sociología como un 
saber nomotético. 
Sin embargo, partiendo de estos conceptos generales, el sociólogo debe 
estudiar una realidad concreta, particular; debe, por consiguiente, utilizar 
Introducción a la Psicología... 42 Editorial UOC ©
estos conceptos para obtener un conocimiento idiográfico de la realidad so-
cial. Además de sus contribuciones a la teoría sociológica, Weber llevó a cabo 
importantes investigaciones empíricas, entre las que destacan sus estudios 
sobre las estructuras de autoridad y la burocracia, su análisis de la racionali-
zación y sus estudios acerca de la religión, en los que ocupa un lugar relevan-
te el análisis de la relación entre el capitalismo y la ética protestante. 
Pese a la perspectiva microsociológica en la que Weber situó explícita-
mente la labor de la sociología, hay que señalar que en estos estudios tras-
cendió el análisis de la acción individual y prestó atención a fenómenos 
macrosociales, como la estructura social o la cultura.
Otra contribución importante al debate sobre la relación entre individuo 
y sociedad fue la de Simmel (1858-1918), cuya influencia en el desarrollo 
de la teoría sociológica fue decisiva, no sólo en Alemania, sino también en 
Estados Unidos. El análisis que Simmel (1908, 1917) hizo de la interacción 
social sirvió de inspiración a los sociólogos de la Escuela de Chicago y ejerció 
una notable influencia en el interaccionismo simbólico. Por otra parte, el 
trabajo de este autor influyó, también, en otras teorías como las del inter-
cambio. Para Simmel, el objeto principal de la sociología debe ser el análisis 
de las interacciones que se producen de manera cotidiana entre las personas. 
A la hora de estudiar la interacción social, nos tenemos que situar, según 
Simmel, en un nivel de análisis microsociológico, ya que los principios que 
rigen este tipo de interacciones “sólo pueden apreciarse

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