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LA NUEVA LEY DE RESPONSABILIDAD PENAL DE PERSONAS JURÍDICAS Y EL COMPLIANCE SUPLEMENTO ESPECIAL www.erreius.com Paraná 725, CABA (1017), Buenos Aires | Argentina (011) 4370-2018 contactenos@erreius.com Responsabilidad penal empresaria | Interacción con el derecho privado | Acuerdo de colaboración eficaz | Compliance Officer | Secreto profesional Investigaciones internas corporativas | Programa de integridad | Anticorrupción | Lavado de activos | Contrataciones públicas | Compliance y derecho laboral | Marco legal internacional Año 2019 Segunda Parte R E SP O N SA B IL ID A D P E N A L D E P E R SO N A S JU R ÍD IC A S Y E L C O M P L IA N C E TAPA.qxp_TEMAS 8/8/19 6:34 p.m. Página 1 LA NUEVA LEY DE RESPONSABILIDAD PENAL DE PERSONAS JURÍDICAS Y EL COMPLIANCE SEGUNDA PARTE 001-Sumarios.indd 1 8/8/19 5:32 p.m. 001-Sumarios.indd 2 8/8/19 5:32 p.m. SUMARIO DOCTRINA RODOLFO G. PAPA La interacción entre la nueva ley de responsabilidad penal empresaria (L. 27401) y el derecho privado ………………………………………………… | 5 PAULA HONISCH La nueva ley de responsabilidad penal empresaria: impacto e indefiniciones ……………………………………………………………………… | 15 MARCELO DAVID Responsabilidad penal empresaria. Críticas al sistema de compliance argentino. El secreto profesional y la autonomía de los “compliance officers” ……… | 27 CLAUDIO LAMELA - JIMENA ALGUACIL CÉSARI El compliance y los paradigmas penales de la actualidad ………………… | 33 SANDRO ABRALDES - HORACIO CACCIATORE Compliance: análisis comparativo entre la figura del arrepentido en la ley 27304 y el acuerdo de colaboración eficaz de la ley de responsabilidad penal de las personas jurídicas privadas (L. 27401) ……………………… | 39 FERNANDA M. PLANES Compliance y derecho laboral …………………………………………………… | 57 CAROLINA A. VANELLA Compliance y derecho de la competencia en las contrataciones públicas … | 71 LINA ANLLO Los requisitos obligatorios de un programa de integridad ………………… | 85 GUSTAVO L. MORALES OLIVER - MARÍA A. TESTA Investigaciones internas corporativas: beneficios, motivos y desafíos … | 93 001-Sumarios.indd 3 8/8/19 5:32 p.m. MATEO BERMEJO Compliance y lavado de activos ………………………………………………… | 99 HORACIO CACCIATORE Compliance: marco legal internacional anticorrupción. Diseño e implementación de un programa de integridad para empresas en la Argentina ………… | 123 001-Sumarios.indd 4 8/8/19 5:32 p.m. 5 (*) Abogado (UBA. Graduado con Diploma de Honor). Master of Laws (LL.M). Universidad de Warwick. Warwick Law School (Inglaterra). Ha sido galardonado con el premio British Council Chevening Scholarship para realizar dichos estudios de posgrado. Abogado corporativo especializado en consultoría en materia de constitución y resolución de escenarios de conflictividad sobre fideicomisos, operaciones de M&A (Fusiones y Adquisiciones), y debida diligencia anticorrupción y corporate compliance. Profesor de la Maestría y Especialización en Finanzas (Universidad de San Andrés) (1) El art. 1 de la L. 27401 comprende, bajo su ámbito de aplicación, a los siguientes delitos: a) Cohecho y tráfico de influencias, nacional y transnacional, previstos por los arts. 258 y 258 bis, CP; b) Negociaciones incompatibles con el ejercicio de funciones públicas, previstas por el art. 265, CP; c) Concusión, prevista por el art. 268, CP; d) Enriquecimiento ilícito de funcionarios y empleados, previsto por los arts. 268 (1) y 268 (2), CP; e) Balances e informes falsos agravados, previsto por el art. 300 bis, CP LA INTERACCIÓN ENTRE LA NUEVA LEY DE RESPONSABILIDAD PENAL EMPRESARIA (L. 27401) Y EL DERECHO PRIVADO Rodolfo G. Papa(*) La ley 27401, vigente desde el 1/3/2018, ha impuesto -por primera vez- en el ordenamiento jurídico argentino la responsabilidad penal “independiente” con impacto sobre las personas jurídicas privadas locales por la comisión de los delitos tipificados en su artículo 1.(1) La reforma operada reviste trascendental importancia, no específicamente por el tratamiento del instituto de la responsabilidad penal de las personas jurídicas en sí mismo, que ya existía en nuestro sistema legal (citamos -en forma enunciativa- los casos vinculados con el lavado de activos -art. 304, CP-, la responsabilidad tributaria -L. 24769, modificada recientemente por la L. 27430-, como el más reciente caso de la nueva ley de defensa de la competencia -L. 27442- en los que los entes ideales ya eran pasibles de sanciones), sino porque importa la adopción de una serie de medidas y recaudos desde el sector privado tendientes a combatir el flagelo de la corrupción. RODOLFO G. PAPA 6 (2) Hemos extraído ciertos aspectos salientes del entonces proyecto de ley que había sido remitido por el Poder Ejecutivo al Congreso Nacional, expuestos por la titular de la Oficina Anticorrupción, Laura Alonso, en su presentación realizada durante la sesión de las Comisiones de Justicia y Asuntos Penales del Senado de la Nación - 1/8/2017, a cuya versión completa puede accederse en www. youtube.com/watch?v=11h5xCPd6I0 Tengamos en cuenta cuál era la situación imperante sobre tales entes ideales locales, con antelación a la vigencia de la ley 27401, que podía calificarse como un “escenario de impunidad”, que había sido adecuadamente sintetizado en los fundamentos del proyecto de ley inicialmente elaborado y remitido por el Poder Ejecutivo al Congreso Nacional en octubre/2016, que sostuvo que “al no haber sanción para las personas jurídicas, no tenían motivo para implementar procedimientos internos preventivos en el marco de sus operaciones, más allá de las disposiciones contra el fraude interno”. Ciertamente que dicho cuadro de situación ha cambiado -desde la vigencia de la precitada ley-, ya que su observancia no solamente importa su impacto en la legislación penal, al calificar a los entes ideales como un nuevo sujeto pasible de ser responsabilizado penalmente (en forma independiente de las personas humanas que hubieran participado como autores o participes) por la comisión de alguno de los delitos abarcados por su ámbito de aplicación, sino porque (y este es el propósito de nuestro trabajo) también tiene una injerencia en el campo de la legislación civil y comercial, pues la estrictez de la legislación penal (como la aquí comentada) requiere ser necesariamente complementada con una serie de disposiciones provenientes del derecho privado. En otras palabras, sostenemos que, como resultado de la puesta en vigor de la ley 27401, existe una interacción entre ciertas disposiciones del Código Civil y Comercial de la Nación (CCyCo.) que deberían ser observadas por los entes ideales comprendidos por aquella y sus respectivos administradores sociales, y que se encuentran vinculados con una serie de herramientas que dicha ley ha incluido como parte de sus previsiones, cuyo cumplimiento es de trascendental importancia para aspirar a lograr ser eximidas de sanción, o al menos, negociar una atenuación (vía celebración de un “acuerdo de colaboración eficaz”), refiriéndonos especialmente, en tal sentido, al diseño e implementación de un programa de integridad anticorrupción, conforme a lo dispuesto por los artículos 22 y 23 de la ley 27401. Entre los pilares que ha incorporado la legislación comentada, merecen destacarse los siguientes: abarca la comisión de ciertos delitos contra la Administración Pública y el soborno transnacional; brinda una completa definición de “funcionario público extranjero”; amplía la jurisdicción argentina en el juzgamiento del soborno transnacional realizado por ciudadanos argentinos o personas jurídicas constituidas en nuestro país; puntualiza cuáles son las personas jurídicas alcanzadas; establece cuándo se dispara la responsabilidad de una persona jurídica privada, sobre la base del principio de que la “persona jurídica siempre responde”; reconoce la “independencia de las acciones”; incorpora la “responsabilidad sucesoriao sucesiva” para los casos de transformación o modificación societaria; enuncia cuáles son los elementos básicos de un programa de integridad; admite la “multiplicidad de sanciones”.(2) Asimismo, entre las características distintivas de la ley 27401, se han destacado las siguientes: (i) la responsabilidad de las personas jurídicas es objetiva, y la responsabilidad del hecho individual se transmite a la entidad, sin necesidad de que la acusación pruebe ninguna decisión corporativa ni dirección a la comisión del delito, ni ninguna deficiencia LA INTERACCIÓN ENTRE LA NUEVA LEY DE RESPONSABILIDAD PENAL EMPRESARIA… 7 (3) Basch, Fernando: “Compliance y acción colectiva anticorrupción” - Suplemento Compliance, Anticorrupción y Responsabilidad Penal Empresaria - Ed. Thomson Reuters-LL - mayo/2018 - págs. 308/9 (4) Art. 320 y concs., CCyCo. organizacional; (ii) se genera por los actos de cualquier individuo, la responsabilidad de las personas jurídicas puede ser generada por la acción de cualquier individuo, no necesariamente por una persona vinculada o explícitamente mencionada por la legislación. En nuestro país, las personas jurídicas tendrán responsabilidad por las conductas de cualquier persona que actúa de manera directa o indirectamente con su intervención, o en su nombre, interés o beneficio; (iii) alcanza a la corrupción administrativa, al remitir a los tipos penales de corrupción previstos en el Código Penal. El alcance de la ley excede a los grandes contratos con el Estado y abarca toda interacción con el sector público, por menores que fueran los montos involucrados.(3) Por nuestra parte, y a los fines de precisar el alcance de nuestras reflexiones, abordaremos cinco temas macro, cuya esencia proviene del derecho privado, y que como consecuencia de la operatividad de la legislación aquí comentada deberán ser debidamente observados por los entes ideales y sus administradores sociales comprendidos bajo el ámbito de aplicación de la ley 27401. Al respecto, señalamos los siguientes: ¿Cuáles son las personas jurídicas privadas alcanzadas por el artículo 1 de la ley 27401 y cuál sería su legislación aplicable desde la mirada del derecho privado? ¿Cuál es la incidencia que posee una labor de debida diligencia extendida a investigar ex ante la trayectoria e integridad de terceros, toda vez que podría igualmente exponer a los entes ideales a ser penalmente responsables en los casos en que hubieran actuado en su nombre, interés o beneficio? Otra determinante derivación de una labor de debida diligencia desde el derecho privado, en lo que respecta a su implementación en operaciones de fusiones y adquisi- ciones de empresas, puesto que la ley 27401 ha también impuesto -como novedad- la “responsabilidad sucesoria” con impacto sobre la compañía continuadora o adquirente, según el caso, cuando no se hubieran identificado, subsanado (o inclusive denunciado) irregularidades, vulnerabilidades o hechos ilícitos que hubieran sido cometidos con antelación al cierre o perfeccionamiento de tal operación. Otro interrogante que nos plantea nuestra presentación reside en saber cuál es el rol que asumen los administradores sociales correspondientes a cada uno de los entes ideales comprendidos bajo la ley 27401 en la adopción de políticas y procedimientos internos anticorrupción, materializados a través de la implementación de un programa de integridad. Por último, un aspecto interdisciplinario de esencia contable que también posee impacto en lo que respecta a uno de los delitos tipificados por la ley 27401 (el balance e informe falso agravado -art. 300 bis, CP-), y que tiene implicancias en la legislación privada (y sobre la propia responsabilidad de los administradores sociales), es el inherente a la veracidad que deben poseer las registraciones contables de todos los entes ideales abarcados por esta nueva legislación (que a su vez son “sujetos obligados a llevar contabilidad” bajo el CCyCo.).(4) En otras palabras, no puede ocultarse mediante registraciones contables ficticias o irreales el pago de sobornos realizados a funcionarios públicos locales o extranjeros (en RODOLFO G. PAPA 8 (5) Bajo este último escenario, les resultaría de aplicación a los entes ideales la ley de responsabilidad penal tributaria interés o beneficio de los entes ideales), o inclusive, extenderse en forma más sofisticada mediante la emisión de facturas apócrifas.(5) Analizaremos, a continuación, cada uno de tales temas macro pertenecientes al derecho privado, que deberían -reiteramos- ser implementados por las personas jurídicas privadas alcanzadas por la ley 27401. El primer interrogante que debe ser aclarado se refiere a cuáles son las personas jurídicas privadas que deben ser penalmente responsables por la comisión de alguno de los delitos tipificados por su artículo 1. La respuesta la encontramos en el artículo 148 del CCyCo., que incluye en su enunciación una diversidad de entes ideales, como los casos de las sociedades, asociaciones civiles, simples asociaciones, fundaciones, iglesias, confesiones o comunidades religiosas, mutuales, cooperativas y los consorcios de propiedad horizontal. Dicha enunciación abarca a aquellos que persiguen (o no) una finalidad de lucro, y comprende a su vez una amplitud de sujetos que, en la práctica, van desde las comúnmente conocidas organizaciones no gubernamentales (ONG), de trascendencia pública en la defensa de derechos civiles colectivos, los clubes de fútbol (que están jurídicamente organizados como asociaciones civiles), y en contraposición, también a las denominadas pymes, que abarcan múltiples situaciones (caso de empresas familiares, agropecuarias, etc.), las que vale la pena recordar, dentro del proyecto original que había sido remitido por el Poder Ejecutivo al Parlamento, en octubre/2016, aquellas reguladas por la ley 25300 quedaban excluidas de dicha iniciativa legislativa, aunque con posterioridad tal norma no fue receptada por la ley finalmente sancionada. El análisis del artículo 148 de la nueva codificación unificada, como complemento del elemento subjetivo del tipo penal descripto en el artículo 1 de la ley 27401, nos expone a enfrentar -adicionalmente- un verdadero conflicto de leyes, atendiendo a que a algunas de las personas jurídicas contempladas por la norma civil se les podría aplicar la parte general en la regulación de las personas jurídicas privadas, incluidas en el CCyCo., pero en otros casos, como a las sociedades, a las que metodológicamente se les aplica -como norma primaria- la hoy denominada “ley general de sociedades”. Mientras que, en otros casos más recientes, como el de la sociedad por acciones simplificada (SAS), ha sido regida por una ley especial, con imperium fuera del ámbito de aplicación de la precitada legislación societaria, y también podríamos citar los casos de las mutuales y cooperativas, cuyas respectivas leyes de creación no han sido derogadas, luego de la vigencia del CCyCo. Toda esta disparidad de situaciones vinculadas con la legislación civil que gobierna a cada uno de los entes ideales incluidos en el artículo 148 del CCyCo. nos conduce a dilucidar un eventual “conflicto de leyes”, a ser dirimido sobre las particulares circunstancias del caso y del ente ideal privado que se encontrare involucrado en la comisión de alguno de los delitos tipificados por la legislación penal aquí referida, abarcando una serie de temas sustantivos, entre los que enunciamos (no taxativamente) los siguientes: cuáles son los requisitos para su constitución y el funcionamiento de sus órganos a nivel interno; cuáles son los elementos esenciales que deberían ser incluidos en su contrato o acto constitutivo o documentación similar, y lo que parecería ser lo más relevante en lo que se refiere al LA INTERACCIÓN ENTRE LA NUEVA LEY DE RESPONSABILIDAD PENAL EMPRESARIA… 9 (6) Es dable puntualizar que, como resultado de la vigencia del CCyCo., en su regulación sobrela parte general de las personas jurídicas privadas, existen ciertos estándares de atribución de responsabilidad sobre los administradores sociales, que parecerían ser “inconsistentes” con lo postulado por la ley general de sociedades. Así, mientras el art. 159 del CCyCo. dispone que aquellos deberán actuar con diligencia y prudencia, la legislación societaria mantiene el estándar de diligencia y prudencia del buen hombre de negocios (7) Recordemos que el término “debida diligencia” ha sido receptado por la nueva codificación unificada, nada menos que en la definición de la culpa civil (art. 1724, CCyCo.) (8) Específicamente regulados por el CCyCo., abarcando los casos tipificados o nominados de una unión transitoria, un consorcio de cooperación o bien una agrupación de colaboración, aunque también podrían responder a un tipo o formato innominado, según el caso (9) También regulados por la nueva codificación unificada, abarcando los casos de la agencia, concesión, distribución y franquicia, los cuales han reunido dicho estatus de ser contratos nominados o típicos ámbito de aplicación de la ley 27401, el estándar de atribución de responsabilidad con impacto sobre el comportamiento de sus administradores sociales, como consecuencia del daño que causaren al ente que administren por su actuación dolosa o culposa, según el caso.(6) Finalmente, en lo que respecta al tratamiento e individualización que debería ser formulado desde el derecho privado sobre las personas jurídicas privadas que podrían ser penalmente responsables bajo la ley 27401, residiría en cómo calificar su actuación a través de consorcios o uniones transitorias, lo que podría suceder en aquellos casos en los que dos o más personas jurídicas privadas se asocien para participar como oferentes o contratistas en una licitación o contratación pública, teniendo en cuenta que una unión transitoria ha sido tipificada por el CCyCo. como uno de sus contratos asociativos, que como características generales no poseen personalidad jurídica ni son sujetos de derecho, en consecuencia, no les resulta aplicable el precitado artículo 148. De cualquier modo, tal circunstancia no impide que cualquiera o todos los parti- cipantes en dicha asociación contractual transitoria, que revistan el estatus de personas jurídicas privadas locales, y que hubieran intervenido en forma directa o indirecta en la comisión de alguno de los delitos tipificados por la ley 27401, respondan penalmente en forma independiente por el ilícito cometido. En segundo lugar, corresponde analizar cuál es el impacto que posee una labor de debida diligencia (due diligence) al amparo de la ley 27401. En tal sentido, aparecen dos grandes ramificaciones de la debida diligencia.(7) La primera variante de la debida diligencia que deberían instrumentar los entes ideales comprendidos por aquella se vincula con la debida diligencia sobre terceros, que en la práctica anglosajona se conoce como el riesgo sobre terceras partes (third party risk), que a nivel global comprende el obrar de todos aquellos intermediarios o socios de negocios que, de acuerdo con el tipo de vinculación jurídica para el desarrollo de un negocio con cierta interacción con el sector público, ya sea a través de la celebración de un contrato asociativo(8), o alternativamente, por un contrato de comercialización(9), hubieran entablado con una persona jurídica privada local, y estas últimas deban responder en aquellos casos en que tales terceros hubieran cometido alguno de los delitos tipificados por la ley 27401 en su nombre, interés o beneficio. RODOLFO G. PAPA 10 Es importante señalar que la adopción de una labor de debida diligencia sobre terceros tiene un impacto directo sobre las bases del sistema de atribución de respon- sabilidad penal incorporado en la ley 27401, en particular, en lo previsto en el primer párrafo de su artículo 2, puesto que dicha norma reconoce expresamente que los entes ideales responderán penalmente en aquellos casos en los que hubieran tenido intervención directa o indirecta, o bien, cuando se hubiera actuado en su nombre, interés o beneficio. Es así como en la configuración de este elemento subjetivo del tipo, el legislador ha sido lo suficientemente amplio para incluir a todos aquellos terceros que no tuvieran una relación típicamente orgánica o de representación con los entes ideales privados obligados, derogando implícitamente uno de los pilares del derecho societario, por el cual dichos entes responden ante terceros únicamente por aquellos actos realizados por sus administradores o representantes que no fueran notoriamente extraños a su objeto social (art. 58, LGS). Por lo cual, bajo el prisma de esta legislación penal especial, la responsabilidad de las personas jurídicas privadas se extendería al obrar de todos aquellos terceros que hubieran actuado en nombre, interés o beneficio, inclusive, cabe mencionar lo dispuesto en el segundo párrafo del precitado artículo 2, que le extiende responsabilidad penal sobre el comportamiento de aquellos terceros que careciesen de atribuciones para actuar en su representación, aunque en este último supuesto, para ser pasibles de responsabilidad penalmente, deberán haber ratificado su gestión, al menos en forma tácita. Esta labor de debida diligencia sobre terceros que -recalcamos- debería ser implementada en forma preventiva o ex ante ha sido contemplada por la ley 27401 como uno de los elementos que podría incluirse en el contenido de un programa de integridad anticorrupción, al establecer la adopción de un procedimiento que compruebe la integridad y trayectoria de terceros o socios de negocios, incluyendo proveedores, distribuidores, prestadores de servicios, agentes o intermediarios, al momento de contratar sus servicios o durante la relación comercial (art. 23, VI). En otras palabras, el estándar con causa fuente en el derecho privado -que podríamos inferir- subyace en la necesidad de implementar una labor de debida diligencia por parte de los entes ideales obligados por la nueva legislación, sobre todos aquellos terceros con los que decida emprender negocios con algún tipo de interacción con el sector público, es el de “conocer con quién contrata o con quién se asocia”, ya sea en forma inicial como durante la ejecución continuada de dicha relación jurídica, según el caso. Esta variante de debida diligencia debería concentrarse en minimizar o mitigar el riesgo de que a través de la actuación de dicho tercero se consumara la comisión de algunos de los delitos comprendidos por la ley 27401 (en especial, el pago de un soborno a un funcionario público local o extranjero), puesto que se ha comprobado que aproximadamente el 75% de los sobornos son, en la práctica, pagados a través de la actuación de terceros. Lo que se tiende a evitar, prevenir o disuadir, a través de dicha labor de debida diligencia, es la de identificar si dicho tercero (o alguno de sus integrantes) hubiera estado implicado en la comisión de prácticas corruptas en el pasado, o bien, tenga algún tipo de contacto o lazos familiares con funcionarios públicos. Con el propósito de instrumentar una labor de debida diligencia sobre terceros, será -en nuestro entender- de trascendental importancia que las personas jurídicas privadas comprendidas por la ley 27401, máxime aquellas regidas exclusivamente por nuestra legislación, que adopten como fuente de tal investigación las guías o recomendaciones LA INTERACCIÓN ENTRE LA NUEVA LEY DE RESPONSABILIDAD PENAL EMPRESARIA… 11 (10) El pto. 3.8, denominado “Debida diligencia hacia terceros”, págs. 48/53, de la R. 27/2018, dictada por la Oficina Anticorrupción, publicada en el BO: 4/10/2018 (11) Aunque este supuesto de “compra de un paquete accionario de control” sobre una compañía target local parecería no encontrarse expresamente contemplado por el instituto de la responsabilidad sucesoria al amparo de la L. 27401, sostenemos que también debería serincluido como parte de la implementación de una labor de debida diligencia anticorrupción, en los términos de su art. 23.VII. De lo contrario, dejaría fuera de su alcance a una de las operaciones más comúnmente concertadas en nuestro mercado de negocios, como son los cambios de participaciones accionarias de control sobre compañías locales de mediano y gran tamaño, además, de no admitirse como procedente, en definitiva, este tipo de escenarios (frente a las transformaciones o fusiones societarias), no resultaría pasible de sanciones para el adquirente, que luego además podría devenir en sucesor de la compañía target (12) Papa, Rodolfo G.: “La debida diligencia anticorrupción y su impacto en fusiones y adquisiciones” - LL - 13/2/2019 previstas en los denominados “Lineamientos de integridad para el mejor cumplimiento de lo establecido en los artículos 22 y 23 de la ley 27401 de responsabilidad penal de las personas jurídicas”, elaborados por la Oficina Anticorrupción (por la delegación recibida vía D. 277/2018 reglamentario de aquella), que específicamente han contemplado esta cuestión al reglamentar en detalle lo previsto en el punto VI del artículo 23 de la precitada legislación(10), recientemente publicada. La otra ramificación en la implementación de una labor de debida diligencia que ha previsto expresamente la ley 27401, y que tiene una injerencia trascendental en la estructuración de operaciones de fusiones y adquisiciones de empresas regidas por ley local, es la que debería enfocarse en evitar la configuración de un escenario de “responsabilidad sucesoria”, regulado específicamente en su artículo 3, aplicable a casos de transformación, fusión, absorción, escisión o cualquier otra modificación societaria, ya que en tales supuestos, la responsabilidad resultante de la previa comisión de alguno de los delitos comprendidos por la norma, en caso de no haber sido detectados o denunciados con antelación al cierre o perfeccionamiento de tal operación, será transmitida a la persona jurídica resultante o al adquirente, en su caso. Es así como la falta u omisión en la detección, remediación o eventualmente la denuncia de tales conductas, como también la existencia de vulnerabilidades u otras irregularidades vinculadas con la posible comisión de alguno de los delitos tipificados por la ley 27401, que hubieran sido cometidos con antelación a la fecha de cierre o perfeccio- namiento de la operación, y hubieran continuado con posterioridad, tornarán penalmente responsable a la compañía resultante de alguno de tales procesos de transformación societaria, o a la persona que resultare su adquirente(11), como escenario alternativo. En consecuencia, entendemos que se tornaría necesario, como uno de los posibles elementos integrantes de un programa de integridad anticorrupción, la indispensable realización ex ante de una labor de due diligence o debida diligencia durante los procesos de transformación societaria o adquisiciones de participaciones sociales, según el caso, con el propósito de detectar irregularidades, hechos ilícitos o la existencia de vulnerabilidades sobre las personas jurídicas involucradas (art. 23, VII), según el caso. Es así como la realización de un due diligence anticorrupción como resultado de la observancia de las precitadas normas devendría imprescindible en todo proceso de fusión y adquisición de empresas locales, el cual debería concentrarse en investigar el nivel de compliance o cumplimiento evidenciado por la compañía target de la proyectada operación.(12) RODOLFO G. PAPA 12 (13) El pto. 3.9, denominado “Debida diligencia en procesos de transformación societaria” - págs. 54/55, de la R. 27/2018, dictada por la Oficina Anticorrupción, publicada en el BO: 4/10/2018 De tal forma que este formato de due diligence anticorrupción orientado a escenarios transaccionales de fusiones y adquisiciones de empresas locales debería tener como objetivo prioritario no solamente el identificar la existencia de vulnerabilidades, irregularidades o hechos ilícitos que hubieran sido cometidos durante la gestión del vendedor o actual controlante de dicho target, sino que, además, debería tener un enfoque en esencia interdisciplinario y, en consecuencia, también analizar la veracidad de sus registros contables, que bajo ninguna circunstancia podrían amparar la contabilización del pago de sobornos realizados en beneficio o interés de dicho ente social, disfrazada a través de la concertación de operaciones irreales o ficticias. Parecería que, a nivel macro, la estrategia que debería guiar a los responsables de un due diligence anticorrupción en el marco de una operación de fusiones y adquisiciones sería la de una eventual identificación ex ante de actos de corrupción (sobornos) que hubieran sido perpetrados durante la gestión del vendedor o accionista controlante, que podrían englobarse dentro del concepto genérico de los denominados (en negocios sobre participaciones sociales) “pasivos ocultos”, conocidos como aquellos que no han sido divulgados o informados ni contabilizados, respectivamente. Asimismo, y sobre la base de lo anteriormente explicitado, sugerimos como fuente de consulta relevante que debería ser observada en la implementación de una labor de due diligence anticorrupción a nivel transaccional en operaciones de fusiones y adquisiciones, como uno de los elementos de un programa de integridad, la que ha sido recientemente elaborada por la Oficina Anticorrupción, y que integra los lineamientos para el mejor cumplimiento de los artículos 22 y 23 de la ley de responsabilidad penal empresaria(13), anteriormente referenciada. Otro tema gobernado por nuestro derecho privado consiste en determinar quién posee responsabilidad en el ámbito organizacional interno de una persona jurídica privada, a la que la ley 27401 le resulta aplicable, en la implementación de políticas y procedimientos anticorrupción. Nos enfrentaríamos a dos niveles posibles de responsabilidad con impacto sobre las personas humanas que hubieran tenido algún grado de participación en la comisión de alguno de los tipos penales incorporados por aquella. El de la propia legislación penal, que quedará comprendido por las reglas de autoría y participación del Código Penal, y podría afectar a una diversidad de sujetos (además de los integrantes de su órgano de administración), como también a sus traba- jadores, dependientes, representantes e inclusive terceros. Aunque entendemos que tal aproximación resultaría incompleta si no se puntualizara quién resultaría responsable civilmente en aquellos casos en los que la persona jurídica resultara penalmente responsable por la comisión de alguno de los delitos comprendidos. En tal sentido, los administradores sociales tienen la obligación de implementar a nivel interno las políticas y procedimientos anticorrupción materializados en el diseño de un programa de integridad, que deberán guardar relación con los riesgos propios que la actividad de la persona jurídica realice, su dimensión y capacidad económica, de conformidad con lo que establezca la reglamentación (art. 22, segunda parte, L. 27401). LA INTERACCIÓN ENTRE LA NUEVA LEY DE RESPONSABILIDAD PENAL EMPRESARIA… 13 (14) La consumación de este tipo penal de “informe y balance falso agravado” no impone el cumplimiento de un umbral o estándar de “materialidad” o “significatividad” Si bien el sistema de atribución de responsabilidad penal sobre las personas jurídicas basado en la “culpa o déficit de la organización”, resultante de una supervisión o control inadecuado, no ha sido incluido como uno de los elementos de la tipicidad previsto por la ley 27401, ha quedado metodológicamente incorporado como uno de los requisitos para que los entes ideales sean eximidos de sanción [art. 9, inc. b)], y que tiene, a su vez, impacto sobre ciertas normas de la nueva legislación, esencialmente en el tratamiento de la “independencia de las acciones” (art.6), y en la graduación de la pena (art. 8), respectivamente. Por lo cual, en el análisis de la responsabilidad de los administradores sociales, deberían evaluarse tales escenarios, no solamente desde la ley penal, sino también de la civil. Tampoco podemos dejar de soslayar las posibles sanciones de fuente civil que podrían generarse como resultado de la participación penal de los administradores sociales en la comisión de alguno de los tipos penales comprendidos por la ley 27401. Al respecto, una posible calificación de responsabilidad penal contra alguno de los integrantes del órgano de administración de una persona jurídica privada al amparo de la ley 27401 podría dar lugar a las siguientes consecuencias resarcitorias previstas por la legislación civil, entre las que destacamos las siguientes: (i) los administradores sociales responden en forma ilimitada y solidaria frente a las personas jurídicas, sus miembros y terceros por los daños causados por su culpa en el ejercicio o con ocasión de sus funciones, por acción u omisión (art. 160, CCyCo., y arts. 59 y 274, LGS); (ii) a su vez, podrían promoverse acciones de responsabilidad societaria contra los administradores sociales (en el caso de resultar aplicable la LGS); (iii) como remedio extremo, podría aplicarse la teoría de la desestimación de la personalidad jurídica (art. 54, LGS, y art. 144, CCyCo., respectivamente). Finalmente, otro tema de naturaleza interdisciplinaria que deberá ser observado por las personas jurídicas privadas locales, a partir de la vigencia de la ley 27401, es la relativa a mantener la veracidad de sus registraciones contables, puesto que como resultado de la tipificación por dicha norma del delito de “balance e informe falso agravado”, incluido ahora en el Código Penal (art. 300 bis), cuya tipicidad prevé que cuando los hechos previstos en el inciso 2) de dicha norma hubieran sido realizado con el fin de ocultar la comisión del delito de soborno local y transnacional (arts. 258 y 258 bis), será pasible de una sanción penal. En otras palabras, la ley 27401 ha tornado penalmente reprochable la falta de veracidad de las registraciones contables en aquellos casos en los que se ocultare el pago de un soborno mediante la contabilización de operaciones o transacciones aparentemente “lícitas” (por ejemplo: la concertación de un contrato de consultoría cuya ejecución hubiera disfrazado el pago de un soborno a un funcionario público, en beneficio de la compañía autora de tal registro contable).(14) En lo que respecta al tratamiento de esta cuestión, resulta también decisiva la responsabilidad que le compete a los administradores sociales, en lo que respecta específicamente al cumplimiento de sus deberes contables, a los fines de la confección de los estados contables del ente ideal que administren, toda vez que ellos son primariamente responsables como “autores” de la documentación contable que generen respecto de la persona jurídica sujeta a su gestión social. RODOLFO G. PAPA 14 Por lo cual, en el supuesto en que, como resultado de su desempeño en tal carácter, se hubieran comprobado registraciones carentes de veracidad, que hubieran ocultado el pago de un soborno, no solamente sería pasible de atribuir responsabilidad penal al ente ideal y en forma independiente a los integrantes de su órgano de administración, sino también dichos administradores sociales podrían enfrentar una serie de consecuencias adversas bajo el ámbito del derecho privado, tales como acciones sociales de responsabilidad y/o remoción, como la responsabilidad por los daños y perjuicios causados por su obrar doloso o culposo, entre otros. PALABRAS FINALES En conclusión, nos enfrentamos a un gran desafío, tanto desde el mundo de las corporaciones, como de las “organizaciones no gubernamentales” (ONG) del sector privado, a partir de la vigencia de la ley 27401, del que también derivaría un impacto sobre una serie de institutos regulados por el derecho privado, que deberían ser implementados a nivel organizacional interno por parte de aquellas, y así adecuarse a sus previsiones, y de ese modo, “blindarlas” jurídicamente en la mayor medida posible de potenciales sanciones que podrían soportar, con motivo de la posible comisión de alguno de los delitos tipificados por dicha norma. TAPA SUP COMPLIANCE 2 SUP COMPLIANCE 2
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