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LAS LEYES DEL ÉXITO EN DIECISÉIS LECCIONES NAPOLEON HILL INDICE Una declaración personal del autor 9 Agradecimientos 13 Contenidos de esta lección introductoria 117 Primera lección: LA MENTE MAESTRA 21 Segunda lección UN CLARO OBJETIVO PRINCIPAL 77 Tercera lección SEGURIDAD EN UNO MISMO 109 Cuarta lección EL HÁBITO DE AHORRAR 147 Quinta lección INICIATIVA Y LIDERAZGO 183 Sexta Lección IMAGINACIÓN 219 Séptima lección EL ENTUSIASMO 259 Octava lección EL AUTOCONTROL 295 Novena lección EL HÁBITO DE HACER MÁS DE AQUELLO POR LO QUE TE PAGAN 331 Décima lección UNA PERSONALIDAD AGRADABLE 365 Undécima lección EL PENSAMIENTO CORRECTO 395 Duodécima lección LA CONCENTRACIÓN 437 Decimotercera lección LA COOPERACIÓN 475 Decimocuarta lección EL FRACASO 509 Decimoquinta lección LA TOLERANCIA 535 Decimosexta lección LA REGLA DE ORO 557 Una charla con el autor después de la lección LA INDECISIÓN 589 NOTA DE LA PRESENTE EDICIÓN Napoleon Hill escribió este libro en la década de 1920. Aunque algunos ejemplos puedan parecer anticuados, y los sueldos y los precios de las cosas hayan variado mucho desde entonces, los mantenemos en la forma original en que el autor los escribió, sin adaptarlos a la época en que vivimos, por el valor intrínseco de la información y por ser totalmente comprensible su sentido e intención. Dedicado a ANDREW CARNEGIE, quien me sugirió que escribiera el curso; a HENRY FORD, cuyos asombrosos éxitos constituyen los cimientos de, prácticamente, la totalidad de las dieciséis lecciones del curso y a EDWIN C. BARNES, un socio de Thomas A. Edison en los negocios cuya estrecha amistad personal a lo largo de más de quince años ayudó al autor a “seguir adelante” a pesar de la gran variedad de adversidades y derrotas temporales que salieron a su encuentro mientras organizaba el curso. ¿Quién dijo que no podía hacerse? ¿Y qué grandes victorias se le reconocen a esa persona, que la capaciten para juzgar a otras correctamente? Napoleon Hill Una declaración personal del autor A principios del siglo XX, un joven oficiante con el nombre de Gunsaulus informó en los periódicos de Chicago que el domingo siguiente por la mañana daría una charla titulada: “Lo que haría si tuviera un millón de dólares”. El anuncio llamó la atención de Philip D. Armour, el millonario rey de las conservas cárnicas, el cual resolvió acudir a oír la charla. En su discurso, el doctor Gunsaulus supuso un gran instituto de tecnología en el que se podría instruir a jóvenes de ambos sexos a tener triunfo en la vida desplegando la capacidad de PENSAR en expresiones prácticas, más que teóricos, y donde se les enseñaría a “aprender haciendo”. “Si yo poseyera un millón de dólares”, dijo el joven predicador, “pondría en marcha una escuela así”. Cuando la charla hubo finalizado, el señor caminó por la nave lateral hasta el estrado, se presentó y dijo: «Joven, creo que usted podría leer LAS LEYES DEL EXITO - VOLUMEN I, hacer todo lo que indicó que haría, y, si se aproxima a mi oficina mañana por la mañana, le daré el millón de dólares que precisa. Siempre hay un capital cuantioso para quienes fundan planes prácticos para utilizarlo. Ése fue el inicio del Armour lnstitute of Technology, una de las academias efectivamente prácticas del país. Esta academia nació en la imaginación de un joven del que nunca habrían escuchado hablar fuera de la comunidad en la que representaba, de no haber sido por su imaginación, completada por el capital de Philip D. Armour. Todos los grandes trenes, todas las fundaciones financieras destacables, todas las decisiones comerciales colosales y, todos los grandes proyectos, tuvieron su inicio en la imaginación de alguna persona. F. W. Woolworth fundó el plan de la tienda de cinco y diez centavos en su imaginación, antes de que éste se hiciera tangible, el cual lo transformó en multimillonario. Thomas A. Edison instauró la máquina sonora, la máquina de imágenes en movimiento, la bombilla resplandeciente y otros cuantiosos inventos, en su propia imaginación antes de que éstos se convirtieran en una realidad. Durante el incendio de Chicago (1871), muchos negociantes cuyas tiendas se tornaron en humo persistieron junto a los brasas ardientes del lugar donde habían estado sus negocios, llorando su pérdida. Varios de ellos resolvieron marcharse a otras ciudades y comenzar de nuevo. En ese tiempo se hallaba Marshall Field, que vio, en su propia imaginación la, tienda más colosal del mundo de venta al por menor utilizando el mismísimo lugar que había ocupado su tienda anterior, que en esos momentos era una masa de brasas humeantes. Y esto se convirtió en una realidad. Feliz es el joven, o la joven, que se instruye pronto en la vida a utilizar su imaginación, y más aún en esta era de grandes ocasiones. La imaginación es una autoridad de la mente que puede ser laborada, desarrollada, vasta y ampliada a través de su uso. Si esto no fuera verdad, este curso de las QUINCE LEYES DEL ÉXITO nunca habría sido fundado, puesto que fue pensado por primera vez en la imaginación del autor a partir de la sola semilla de una idea que fue sembrada por un comentario casual de Andrew Carnegie. Dondequiera que te halles, quienquiera que seas, cualquiera que sea tu trabajo actual, puedes convertirte en alguien más vigoroso y, por ende, más fructífero, a través del desarrollo y el uso de tu imaginación. El éxito en este mundo es siempre una materia de esfuerzo individual, pero si crees que puedes tener éxito sin la colaboración de otras personas, te estás mintiendo. El éxito es una cosa de esfuerzo individual sólo en la medida en que cada persona debe resolver, en su propia mente, lo que desea, esto necesita el uso de la imaginación. A partir de ese instante, conseguir el éxito dependerá de persuadir a otras personas, con destreza y con tacto, para que cooperen. Para poder asegurarte la colaboración de otras personas; mejor dicho, para tener el derecho a solicitar o esperar su cooperación, primero debes mostrarte listo a cooperar con ellas. Por esta razón, deberías prestar una atención formal y meditada a la octava lección de este curso, el HÁBITO DE HACER MÁS QUE AQUELLO PARA LO QUE TE SOLVENTAN. La ley en la que se basa esta lección, por sí misma, fácilmente garantizaría el éxito a todo aquel que la aplique en cualquier cosa que haga. En las páginas que siguen a esta introducción verás una TABLA DE ANALISIS PERSONAL en la que diez hombres han sido analizados para que los estudies y confrontes entre sí. Observa esta tabla detenidamente y determínate en los puntos de peligro, que figuran el fracaso para aquellos que no tengan en cuenta estas señales. Ocho de los diez hombres analizados son acreditados por su éxito, mientras que dos de ellos podrían pensarse unos fracasados. Estudia contenidamente las razones por las que estos últimos fracasaron. Luego, estúdiate a ti mismo. En las dos columnas que se han dimitido en blanco para este propósito, al iniciar el curso haz una valoración de ti con respecto a las QUINCE LEYES DEL ÉXITO, y al final del curso redúndala y observa tus progresos. El propósito del curso de las LEYES DEL ÉXITO es consentirte , averiguar cómo puedes ser más poderoso en el área laboral que has elegido. Con este fin, serás examinado y todas tus cualidades serán clasificadas para que puedas constituirlas y sacar el máximo provecho de ellas. Es posible que no te agrade el trabajo que tienes actualmente. Son dos las formas de salir de él. Una es poner muy poco interés en lo que estás haciendo, con la finalidad de hacer justo lo suficiente. Hallarás una salida muy pronto, porque tus servicios ya no serán obligatorios. La otra forma, que es mejor, es convertirte en alguien tan fructífero y enérgico en lo que estás haciendo en este momento que atraerás la atención favorable de quienes tienen el poder de remontarte a un empleo de mayor responsabilidad y que sea más de tu gusto. Tienes el privilegio de preferir qué camino tomarás. Además, te recuerdo la importancia de la novena lección de este curso, con cuya ayuda podrías sumartede esta mejor forma de desarrollo. Miles de personas caminaron sobre la gran mina de cobre de Calumet (Michigan) sin encontrarla. Únicamente un hombre solitario utilizó su “imaginación”, cavó unos centímetros, indagó y reveló uno de los depósitos de cobre más ricos del mundo. Tú y todas las otras personas camináis, en un instante u otro, sobre vuestra mina de Calumet. Encontrarla es cuestión de investigación y de utilizar la “imaginación”. Este curso sobre las QUINCE LEYES DEL ÉXITO podría llevarte hasta tu Calumet, y te sorprenderás cuando veas que estabas justo sobre de esa rica mina en el trabajo al que te dedicas actualmente. En su conferencia Acres of Diamonds. Russell Conwell nos dice que no es preciso que busquemos la oportunidad en la distancia, que podemos hallarla ahí donde estamos! ¡ESTA ES UNA VERDAD DIGNA DE SER RECORDADA! NAPOLEON HILL Autor de Las leyes del éxito Agradecimientos Agradecimiento del autor por la ayuda recibida durante la redacción de este curso. Este curso es el efecto de un detenido estudio de la vida laboral de más de cien hombres y mujeres que han alcanzado un éxito extraño en sus respectivas carreras. Durante más de veinte años, el autor de este curso ha estado congregando, clasificando, experimentando y organizando las quince leyes en las que se basa el curso. Mientras efectuaba esta tarea, recibió la meritoria ayuda, en persona o mediante el estudio de la obra de su vida, de los siguientes hombres: Henry Ford Edward Bok Thomas A. Edison H. K. Curtis Hawey S. Firestone George W. Perkins John D. Rockefeller Henry L. Doherty Charles M. Schwab George S. Parker Woodrow Wilson Doctor C. O. Henry Darwin P. Kingsley General Rush A. Ayers William. Wrigley, Jr. A. D. Lasker E. A. Filene James J. Hill Capitán George M. Alexander (de quien el autor fue asistente) Hugh Chalmen Doctor E. W. Strickler Edwin C. Barnes Robert L. Taylor George Eastman E. M. Statler Andrew Carnegie John Wanamaker Marshall Field Wm. H. French Juez Elbert H. Gary William Howard Taft Doctor Elmer Gates John W. Davis Samuel lnsul F. W Woolworth Juez Daniel T. Wright (profesor de leyes del autor) Elbert Hubbard Luther Burbank John Burroughs O. H. Harriman E. H. Harriman Charles P. Steinmetz Frank Vanderlip Theodore Roosevelt Doctor Alexander Graham Bell De todos los hombres citados, quizá debería reconocer que Henry Ford y Andrew Carnegie son los que más han ayudado a la elaboración de este curso, y el porqué es que fue Andrew Carnegie quien me insinuó por primera vez que lo escribiera, y fue el trabajo de toda la vida de Henry Ford el que me suministró gran parte del material a partir del cual se desplegó el curso. El autor desea agradecer aquí a todas estas personas el servicio facilitado, sin el cual este curso nunca habría podido escribirse. El autor ha podido examinar de cerca a la mayoría de estos hombres. Con muchos de ellos disfruta, o disfrutó antes de su defunción, del privilegio de conservar una amistad personal, lo cual le permitió extraer de su filosofía una información a la que no habría poseído acceso en otras condiciones. El autor está agradecido por haber disfrutado del privilegio de contar con la ayuda de los hombres más enérgicos de la Tierra para la preparación de las LEYES DEL ÉXITO. Este privilegio ha sido bastante recompensa por el trabajo ejecutado, en el caso de que no recibiera ninguna otra. Estos hombres han sido la piedra angular, los orígenes y el armazón de los negocios, las finanzas, la manufactura y el arte de gobernar en Estados Unidos. El curso de las LEYES DEL ÉXITO resume la filosofía y las reglas de manera que convirtieron a estos hombres en un gran poder en el espacio en el que pusieron su brío. La finalidad del autor ha sido presentar el curso en los términos más llanos y sencillos utilizables para que pueda ser dominado por jóvenes adolescentes de ambos sexos. Con la particularidad de la ley psicológica a la que se denomina la “Mente maestra” en la primera lección, el autor no asevera haber creado nada primordialmente nuevo en este curso. No obstante, lo que ha hecho es fundar viejas verdades y leyes conocidas DE UNA manera PRACTICA Y ÚTIL, para que puedan ser convenientemente descifradas y empleadas por la persona corriente cuyas necesidades exigen una filosofía de la sencillez. Al comentar los méritos de las LEYES DEL ÉXITO, el juez Elbert H. Gas. Dijo: “Existen dos características destacables atañidas con su filosofía que son las que más me conmueven. Una es la sencillez con que ha sido mostrada y la otra es el hecho de que su firmeza es tan evidente para todos que será admitida de inmediato”. Se propone al estudiante de este curso que no debe juzgarlo antes de haber leído las dieciséis lecciones completas. Esto se emplea principalmente a esta introducción, en la cual ha sido preciso contener una breve referencia a temas de una naturaleza más o menos técnica y científica. El motivo de esto se hará indudable cuando el estudiante haya terminado de leer el curso. El o la estudiante que comience este libro con una mente abierta y se encargue de que siga estándolo hasta que llegue a la última página, será copiosamente recompensado con una visión más amplia y más precisa de la vida en su totalidad. Contenidos de esta lección introductoria 1. El PODER: qué es y cómo crearlo y utilizarlo. 2. Cooperación psicológica del esfuerzo cooperativo y cómo utilizarlo de forma constructiva. 3. La “MENTE MAESTRA”: cómo se crea a través de la armonía de propósito y esfuerzo de dos o más personas. 4. HENRY FORD, THOMAS A. EDISON Y HARVEY S. FIRESTONE: el secreto de su poder y su riqueza. 5. Los “SEIS GRANDES”: cómo hicieron que la LEY DE LA “MENTE MAESTRA” les deparara unas ganancias de más de veinticinco millones de dólares anuales. 6. La IMAGINACIÓN: cómo estimularla para que cree planes prácticos e ideas nuevas. 7. La TELEPATÍA: cómo pasa el pensamiento de una mente a otra a través del éter. Cada cerebro dispone tanto de una estación de emisión como de una estación receptora para el pensamiento. 8. Cómo LOS VENDEDORES Y LOS COMERCIANTES “perciben” los pensamientos de la gente a la que se dirigen, o “sintonizan” con ellos. 9. La VIBRACIÓN, descrita por el doctor Alexander Graham Bell, inventor del teléfono de larga distancia. 10. El AIRE y el ÉTER: cómo transportan vibraciones. 11. CÓMO y POR QUÉ las ideas “llegan” a la mente desde fuentes desconocidas. 12. La HISTORIA de la filosofía de las LEYES DEL ÉXITO, que abarca un período de más de veinticinco años de investigación y experimentación científica. 13. El JUEZ ELBERT H. CARY LEE, aprueba y sigue el curso de las LEYES DEL ÉXITO. 14. Andrew Carnegie, responsable del inicio del curso de las LEYES DEL ÉXITO. 15. El ENTRENAMIENTO DE LAS LEYES DEL ÉXITO: ayuda a un grupo de vendedores a ganar un millón de dólares. 16. El llamado ESPIRITUALISMO aplicado . 1 7. El ESFUERZO ORGANIZADO, la fuente de todo poder. 1 8. CÓMO ANALIZARTE a ti mismo. 19. CÓMO SE HIZO UNA PEQUEÑA FORTUNA con una granja vieja, pobre y sin valor (2). 20. HAY UNA MINA DE ORO en tu ocupación actual si sigues las indicaciones y la buscas. 21. HAY UN CAPITAL ABUNDANTE A TU DISPOSICIÓN para desarrollar cualquier idea práctica o plan que seas capaz de concebir. 22. ALGUNAS de las RAZONES por las que la gente fracasa. 23. POR QUÉ HENRY FORD llegó a ser tan poderoso, y cómo pueden otras personas utilizar los principios que le dieron poder. 24. POR QUÉ ALGUNAS PERSONAS provocan la enemistad de otras sin saberlo. 25. EL EFECTO del contacto sexual como estimulante de la mente y creador de salud. 26. QU É ocurre en la orgía religiosa llamada el “renacimiento”. 27. QUÉ hemos aprendido de la “historia de la naturaleza” 28. La QUÍMICA de la mente; cómo te creará o te destruirá. 29. QUÉ quiere decir “momento psicológico” en el arte de vender. 30. La MENTE pierde vitalidad: cómo “recargarla”. 31. EL VALOR y el significado de la armonía en todo esfuerzo cooperativo. 32. ¿CUÁLES son los valores positivos de Henry Ford? La respuesta. 33. ÉSTAES LA ERA de las fusiones y del esfuerzo cooperativo sumamente organizado. 34. WOODROW WILSON tuvo presente la LEY DE LA “MENTE MAESTRA” en su plan para una Liga de Naciones. 35. El ÉXITO es una cuestión de negociación táctica con otras personas. 36. TODO SER HUMANO posee al menos dos personalidades claras: una destructiva y otra constructiva. 37. EDUCACIÓN: por lo general se cree equivocadamente que significa instrucción o memorización de reglas. En realidad significa desarrollo de la mente humana desde el interior, a través de su despliegue y utilización 38. DOS MÉTODOS para reunir conocimientos mediante la experiencia personal y asimilando el conocimiento obtenido por los demás a través de su experiencia. 39. ANÁLISIS PERSONAL de Henry Ford, Benjamin Franklin, George Washington, Abraham Lincoln, Theodore Roosevelt, Howard Taft, Woodrow Wilson, Napoleon Bonaparte, Calvin Coolidge y Jesse James. 40. Charla del autor “después de la lección”. El tiempo es un trabajador maestro que sana las heridas de la derrota temporal, equilibra las desigualdades y corrige los errores del mundo. Con el tiempo, nada es “imposible”. Primera lección LA MENTE MAESTRA “¡Puedes hacerlo si crees que puedes!” Éste es un curso sobre los fundamentos del éxito. El éxito obedece, en gran medida, de que nos acomodemos a los escenarios siempre variables y versátiles de la vida con un espíritu de armonía y valor. La armonía se basa en la perspicacia de las fuerzas que acceden nuestro entorno; por lo tanto, este curso es, en realidad, un plan que puede perseguirse directamente hasta llegar al éxito, porque ayuda al estudiante a descifrar, comprender y sacar el máximo beneficio de estas fuerzas circunstanciales de la vida. Antes de comenzar a leer las lecciones de las LEY DEL ÉXITO, deberás saber un poco referente a la historia de este curso. Deberías saber puntualmente qué es lo que promete a las personas que lo sigan hasta haber equiparado las leyes y los principios en que se basa. Deberás estar al tanto de sus limitaciones, así como sus contingencias, para ayudarte en tu brío por tener un lugar en el mundo. Desde el punto de vista de la diversión, el curso de las LEYES DEL ÉXITO ocuparía un pobre segundo puesto entre la mayoría de las publicidades mensuales con “historias rápidas”, que se pueden hallar en este momento en los quioscos de periódicos. El curso ha sido elaborado para la persona seria que consagra al menos una parte de su tiempo al asunto de poseer éxito en la vida. El autor del curso de las LEYES DEL ÉXITO no ha tenido la finalidad de competir con aquellos que escriben meramente con el proyecto de entretener. El objetivo del autor, al preparar este curso, ha tenido una naturaleza doble: esto es, en primer lugar, ayudar al estudiante serio a indagar cuáles son SUS puntos débiles, y en segundo lugar ayudar a crear un PLAN DEFINIDO para superarlos. Los hombres y mujeres más triunfantes de la tierra han tenido que reprender ciertas debilidades en sus personalidades para poder comenzar a tener éxito. Las más destacables de estas debilidades que se intercalan entre los hombres y las mujeres y el éxito son la intransigencia, la codicia, la tacañería, los celos, la desconfianza, la venganza, el narcisismo, la vanidad, la tendencia a cosechar donde no han sembrado y el hábito de derrochar más de lo que ganan. Todos estos enemigos frecuentes de la humanidad, y muchos más que no se mencionan aquí, están tratados en el curso de las LEYES DEL ÉXITO de una forma que consiente que cualquier persona de una comprensión razonable pueda someterlos con pocos esfuerzos y molestias. Deberías saber, desde un principio, que el curso de las LEYES DEL ÉXITO ha pasado hace ya mucho tiempo por el estado de tentativa; que tiene el reconocimiento de un historial de éxitos plausible de seria circunspección y análisis. Además, ha sido inspeccionado y competente por algunas de las mentes más prácticas de su generación. Fue esgrimido primeramente a modo de conferencia, y su autor lo estuvo distribuyendo en prácticamente todas las ciudades y muchos de los lugares más pequeños de Estados Unidos durante un espacio de más de siete años. Es posible que tú fueras una de los muchos cientos de miles de personas que concurrieron a dicha conferencia. Durante las conferencias, el autor instalaba a algunos de sus asistentes entre el público con el propósito de aclarar la reacción de la gente, y así sabía fielmente qué resultado tenía sobre el público. Como resultado de este estudio y análisis, efectuó varios cambios. La primera gran victoria que obtuvo la filosofía de las LEYES DEL ÉXITO tuvo lugar cuando fue esgrimida por el autor como base para un curso en el que 3.000 hombres y mujeres fueron adiestrados como un ejército de ventas; la mayoría de aquellas personas no poseía ninguna práctica previa en el ámbito comercial. A través de este adiestramiento fueron capaces de ganar más de un millón de dólares para ellas mismas y pagaron al autor 30.000 dólares por sus asistencias, los cuales envolvían un período de aproximadamente seis meses. Las personas y los pequeños grupos de mercaderes que han encontrado el éxito con la ayuda de este curso son demasiado numerosas para indicarlas en esta introducción, pero el número es grande y los beneficios que lograron del curso fueron definitivos. La filosofía de las LEYES DEL EXITO llamó la atención de Don R. MeIlet, antiguo director del Canton Daily News (Ohio), que se sindicó con el autor de este curso y se estaba arreglando para presentar la renuncia como director del Canton Daily News y asumir la gestión empresarial de los argumentos del autor cuando fue asesinado el 16 de julio de 1926. Antes de su fallecimiento, el señor Mellet hizo los planes con el juez Elbert H. Cary, que entonces era el presidente del Consejo de la United States Steel Corporation, para exhibir el curso de las LEYES DEL ÉXITO a todos los empleados de la compañía, con un coste total de alrededor de 150.000 dólares. Este plan se detuvo debido a la defunción del juez Cary, pero demuestra que el autor de las LEYES DEL ÉXITO ha desplegado un plan educativo de naturaleza perpetua. El juez Gary estaba especialmente preparado para juzgar su valor, y el hecho de que examinara la filosofía de las LEYES DEL ÉXITO y estuviera preparado a invertir la enorme suma de 150.000 dólares en él manifiesta la firmeza de todo lo que se dice en favor del curso. En esta introducción general verás algunos términos técnicos que quizá no percibas. No dejes que esto te preocupe ni trates entenderlos desde el principio. Te quedarán claros cuando hayas leído el resto del curso. Toda esta introducción está pensada más bien como un trasfondo para las otras quince lecciones del curso, y deberías leerla como tal. No se te inspeccionará sobre esta introducción, pero deberías leerla varias veces, ya que cada vez que lo hagas comprenderás algún pensamiento o alguna idea que no comprendiste en las lecturas anteriores. En esta introducción hallarás una descripción de la actualmente descubierta ley de psicología, que es la piedra angular de todo logro personal recalcado. El autor ha denominado “mente maestra” a esta ley, refiriéndose a una mente que se despliega a través de la colaboración armoniosa de dos o más personas que se acuerdan con el propósito de realizar cualquier tarea dada. Si estás en el negocio de las ventas, podrás advertir con esta Ley DE LA “MENTE MAESTRA” en tu trabajo cotidiano de una manera provechosa. Se ha abierto que un grupo mediano de vendedores es capaz de utilizar la ley con tanta eficacia que sus ventas pueden acrecentarse en proporciones increíbles. Se supone que un seguro de vida es lo más difícil de vender sobre la tierra. Esto no tendría por qué ser así, puesto que un seguro de vida es una necesidad, pero es cierto. A pesar de esto, un pequeño grupo de hombres que trabajaban para la Presidential Life lnsurance Company, cuyas comercializaciones son principalmente pequeñas pólizas, formó un reducido grupo amistoso con el intento deexperimentar con la LEY DE LA MENTE MAESTRA, y el efecto fue que cada hombre del grupo logró vender más seguros durante los tres primeros meses del experimento que los que había vendido primeramente en todo un año. Lo que puede lograr, con ayuda de este principio, cualquier grupo pequeño de vendedores inteligentes de seguros de vida que haya aprendido a emplear la LEY DE LA “MENTE MAESTRA” admirará incluso a los más optimistas e inteligentes. Lo mismo puede decirse de otros grupos de vendedores que se consagran a vender mercaderías y otras formas de servicio más palpables que un seguro de vida. Ten esto en mente al leer esta introducción al curso de las LEYES DEL ÉXITO, y no sería poco sensato esperar que esta introducción, por sí sola, pudiera facilitarte una comprensión de la ley suficiente para cambiar por completo el limbo de tu vida. Ningún hombre tiene la ocasión de complacerse de un éxito permanente hasta que comienza a buscar en el espejo de la verdadera raíz de todos sus errores. Lo que establece el nivel de éxito que tendrá un negocio son las personalidades que están detrás de él. Cambia esas personalidades de manera que sean más encantadoras y atractivas para los patrones del negocio, y éste prosperará. En cualquier gran ciudad de Estados Unidos se pueden adquirir artículos de una naturaleza y unos precios equivalentes en buen número de tiendas pero, sin embargo, verás que siempre hay una tienda que recalca, que vende más que las otras, y el porqué es que detrás de ella hay una persona, o personas, que ha prestado atención a la personalidad de quienes están en relación con el público. La gente adquiere personalidades tanto como adquiere mercadería, y la pregunta es si no estarán más intervenidas por las personalidades con las que entran en contacto que por los artículos. El seguro de vida ha sido sometido a una base científica tal que su coste no vana ampliamente, autónomamente de la compañía a la que uno se lo compre; sin embargo, de los centenares de compañías aseguradoras que hay en el mercado, menos de una docena tienen la mayor parte del oficio en Estados Unidos. ¿Por qué? ¡Personalidades! El noventa y nueve por ciento de las personas que adquieren una póliza de vida olvida su contenido y, lo que es más extraordinario aún, no parece importarle. Lo que en realidad están adquiriendo es la agradable personalidad de algún hombre, o alguna mujer, que conoce el valor de cultivar una personalidad así. Tu tarea en la vida, o al menos la parte más trascendental de ella, es conseguir el éxito. El éxito, dentro del significado del término como lo expone este curso de las QUINCE LEYES DEL ÉXITO, es alcanzar tu claro propósito principal sin quebrantar los derechos de otras personas. Autónomamente de cuál sea tu fin principal en la vida, la alcanzarás con una dificultad mucho menor cuando hayas asimilado el delicado arte de aliarte con otras personas en una iniciativa, sin rivalidades. Uno de los mayores retos en la vida, o quizás el mayor, es el de aprender el arte de la contratación armoniosa con los demás. Este curso ha sido fundado con el plan de enseñar a la gente a prosperar por la vida negociando con armonía y serenidad, libre de los efectos destructivos de las disconformidades y las fricciones que cada año llevan a millones de personas a la desgracia, la pobreza y el fracaso. Con esta afirmación del objetivo del curso, deberías ser capaz de acercarte a las lecciones con la sensación de que está a punto de tener lugar una innovación absoluta en tu personalidad. No puedes disfrutar de un éxito destacable en la vida si no tienes poder, y nunca podrás disfrutar del poder si no tienes la bastante personalidad para intervenir en otras personas a fin de que cooperen contigo en un espíritu de armonía. Este curso te expondrá, paso a paso, cómo desplegar una personalidad así. La siguiente es una declaración de lo que puedes esperar recoger de Las QUINCE LEYES DEL ÉXITO lección a lección: 1. UN CLARO OBJETIVO PRINCIPAL te instruirá a ahorrar el esfuerzo que la mayoría de personas derrocha en el intento de hallar el trabajo de su vida. Esta lección te mostrará cómo terminar para siempre con la falta de intención y a fijar tu corazón y tus manos en alguna meta definida, bien imaginada, que será tu trabajo en la vida. 2. LA SEGURIDAD EN TI MISMO te ayudará a someter los seis temores básicos que conmueven a toda persona: el miedo a la escasez, el miedo a la mala salud, el miedo a la ancianidad, el miedo a las críticas, el miedo a la pérdida del amor de alguien y el miedo al Fallecimiento. Te enseñará cuál es la oposición entre el egoísmo y la real seguridad en uno mismo, la cual se basa en unos discernimientos claros y útiles. 3. EL HÁBITO DE AHORRAR te enseñará a comerciar tus ingresos metódicamente para que un porcentaje determinado de ellos se vaya acumulando inacabadamente, y de este modo forme una de los más grandes orígenes de poder personal conocidas. Nadie puede obtener éxito en la vida sin ahorrar dinero. No hay ninguna alteración a esta regla, y nadie puede escapar a ella. 4. LA INICIATIVA Y EL LIDERAZGO te enseñarán a convertirte en un líder en lugar de ser un partidario en el campo en el que hayas preferido poner tus esfuerzos. Se desplegará en ti un instinto de liderazgo que hará que, sucesivamente, gravites hacia la cima en todas las actividades en las que participes. 5. LA IMAGINACIÓN incitará a tu mente para que puedas imaginar ideas nuevas y desarrollar nuevos planes que te ayudarán a alcanzar el objeto de tu claro objetivo principal. Esta lección te instruirá a establecer nuevas ideas a partir de nociones viejas y conocidas, y a dar nuevos usos a las viejas ideas. Esta lección, por sí sola, corresponde a un curso muy práctico de ventas, y sin duda manifestará ser una verdadera mina de oro de conocimientos para la persona solemnemente interesada. 6. EL ENTUSIASMO te permitirá “empapar” a todo aquel con quien entres en contacto de un beneficio por ti y por tus ideas. El frenesí es la base de una personalidad agradable, y debes poseer una personalidad así para influir en los demás con objeto de alcanzar su cooperación. 7. EL AUTOCONROL es la “media del equilibrio” con la cual vigilas tu exaltación y lo diriges hacia donde tú quieres. Esta lección te enseñará, de la forma más práctica, a convertirte en “el amo de tu destino, el capitán de tu alma” 8. EL HÁBITO DE HACER MÁS QUE AQUELLO PARA LO QUE TE PAGAN es una de las lecciones más trascendentales del curso de las LEYES DEL EXITO. Te enseñará a sacar provecho de la LEY DEL RENDIMIENTO CRECIENTE, la cual te afirmará una ganancia monetaria muy superior al servicio que prestas. Nadie puede llegar a ser un genuino líder en ningún espacio de la vida si no practica el hábito de trabajar más y hacer un trabajo mejor que aquel para el que se le paga. 9. UNA PERSONALIDAD AGRADABLE es el “fulero” en el que debes colocar la “palanca” de tus energías y, una vez instalada con inteligencia, te permitirá excluir montañas de obstáculos. Esta lección, por sí sola, ha producido una gran cantidad de maestros. Ha desplegado líderes de la noche a la mañana. Te enseñará a convertir tu carácter para que puedas acomodarte a cualquier ambiente, o a cualquier otra personalidad, de manera tal que puedas vencer fácilmente. 10. EL PENSAMIENTO CORRECTO es una de las trascendentales piedras angulares de todo éxito duradero. Esta lección te enseña a apartar los hechos de la mera información. Te enseña a constituir los datos acreditados en dos categorías: los “importantes” y los “no importantes”. Te enseña a resolver qué es un dato importante y, a edificar unos planes de trabajo determinados, sea cual fuere tu disposición, asentándote en la información. 11. La Concentración te enseña a centralizar tu atención en un tema a la vez hasta que hayas desplegado planes hábiles para dominarlo. Te enseñará a convenirte con otras personas de manera tal que puedas utilizar todos sus juicios para respaldarte en tus propios planes y objetivos. Te proporcionaráun discernimiento laboral práctico de las fuerzas que te envuelven y te mostrará cómo rendir y usar esas fuerzas para dar promoción a tus propios intereses. 12. La COOPERACIÓN te enseñará el precio del trabajo en equipo en todo lo que hagas. En esta lección se te enseñará a emplear la LEY DE LA “MENTE MAESTRA” que se describe en esta introducción y en la segunda lección de este curso. Dicha lección te instruirá a regularizar tus propios esfuerzos con los de otras personas de forma tal que el roce, los celos, la disputa, las envidias y la codicia queden excluidos. Aprenderás a hacer uso de todo lo que otras personas han aprendido acerca del trabajo que estás ejecutando. 13. BENEFICIARTE DEL FRACASO te enseñará a convertir en escalones todos tus errores y frustraciones del pasado y del futuro. Te revelará cuál es la oposición entre “fracaso” y “derrota temporal”, una diferencia muy grande y intensamente importante. Te enseñará a favorecerte de tus propios fracasos y de los de los demás. 14. LA TOLERANCIA te enseñará a sortear los desastrosos efectos de los prejuicios raciales y religiosos que simbolizan una derrota para millones de personas que se consienten enzarzarse en discusiones ilógicas sobre estos temas, contaminando así sus propias mentes y cerrando las puertas a la razón y la investigación. Esta lección es la hermana gemela de la que se relaciona con el pensamiento correcto, puesto que nadie se convierte en un pensador correcto si no ejerce la tolerancia. La intolerancia obstruye el Libro del Conocimiento y escribe sobre su portada: “¡fin!” ¡Lo he aprendido todo. La intolerancia convierte en enemigos a aquellos que convendrían ser amigos. Demuele las oportunidades y llena la mente de dudas, suspicacia y prejuicios. 15. PRACTICAR LA REGLA DORADA te enseñará a hacer uso de esta gran ley universal de la gestión humana de manera tal que podrás obtener fácilmente la colaboración armoniosa de cualquier persona o grupo de personas. La falta de agudeza de la ley en que se basa la filosofía de la Regla Dorada es una de las principales fuentes de fracaso de millones de personas que persisten en la infelicidad, la pobreza y la carencia durante todas sus vidas. Esta lección no tiene definitivamente nada que ver con la religión bajo cualquier manera, ni tampoco con el sectarismo, y lo mismo se emplea a todas las demás lecciones de este curso de las LEYES DEL ÉXITO. Si has de platicar mal de alguien, no lo hagas, pero escríbelo: escríbelo en la arena, cerca de la orilla del mar. Cuando hayas dominado estas QUINCE LEYES y las hayas hecho tuyas, cosa que es posible conseguir en un período de entre quince y treinta semanas, estarás competente para desplegar el poder personal suficiente para asegurarte la ejecución de tu claro objetivo principal. El objetivo de estas QUINCE LEYES es desarrollar o ayudarte a constituir todo el discernimiento que posees, y todo el que adquieras en el futuro, para que puedas convertirlo en tu poder. Deberías leer el curso de las LEYES DEL ÉXITO con un cuaderno a tu lado, pues verás que, mientras lees, llegan a tu mente “ráfagas” de ideas sobre caracteres y medios para utilizar estas leyes en tu propio favor. También deberías comenzar a enseñar estas leyes a aquellas personas que más te conciernen, ya que es un hecho conocido que cuanto más intenta uno enseñar un argumento, más aprende sobre él. Un hombre que tenga una familia con niños y niñas, puede establecer indeleblemente estas QUINCE LEYES DEL ÉXITO en SUS mentes, hasta tal punto que estas enseñanzas cambiarán totalmente el camino de sus vidas. La persona en pareja debería interesar a su pareja para que estudie este curso a la par, por razones que serán indudables antes de que hayas acabado de leer esta introducción. El poder es uno de los tres objetos básicos de la actividad humana. Se hallan dos tipos de poder: el que se desarrolla a través de la coordinación de leyes físicas naturales y el que se despliega organizando y clasificando los conocimientos. El poder que procede de unos conocimientos organizados es el más importante, puesto que pone a práctica de la persona una herramienta con la cual puede convertir, redirigir y, hasta cierto punto, aprovechar y usar la otra forma de poder. El objeto de la lectura de este curso es sellar la ruta por la cual el estudiante puede andar seguro mientras congrega la información que desea concentrar a su tejido de conocimientos. Se hallan dos métodos importantes para congregar conocimientos; esto es, estudiando, clasificando y relacionando datos que han sido coordinados por otras personas, y a través de nuestro propio proceso de reunión, ordenación y clasificación de datos, habitualmente llamado “experiencia personal”. Esta lección habla esencialmente sobre las maneras y los medios para experimentar los datos y la información reunidos y clasificados por otras personas. El estado de avance conocido como “civilización” no es más que la medida de comprensiones que la raza humana ha almacenado. Estos conocimientos son de dos tipos: mentales y físicos. Entre los conocimientos útiles coordinados por el ser humano, éste ha descubierto y relacionado los más de cien elementos químicos de los que están combinadas todas las formas materiales del universo. A través del estudio, el análisis y unas disposiciones exactas, el ser humano ha descubierto la “grandeza” del semblante material del universo, tal como está expresado por los planetas, los soles y las estrellas, de algunos de los cuales se sabe que son más de diez millones de veces más grandes que el pequeño planeta en el que él habita. Por otro lado, el ser humano ha descubierto la “menudencia” de las formas físicas que componen el universo a través de la reducción de los, poco más de cien, elementos químicos a moléculas, átomos y, posteriormente, a la partícula más pequeña: el electrón. Un electrón no puede verse; es apenas un eje de fuerza positivo o negativo. El electrón es el umbral de todo aquello que tiene una naturaleza física. Moléculas, átomos y electrones Para entender tanto el detalle como la apariencia del proceso mediante el cual los conocimientos son reunidos, coordinados y clasificados, me parece esencial que el estudiante comience por las partículas más pequeñas y meros de la materia, puesto que son el “abecé” con el que la naturaleza ha fundado la totalidad del marco de la parte física del universo. La molécula está constituida por átomos, de los cuales se dice que son pequeñas partículas invisibles que giran incesablemente a la velocidad del rayo, fundándose exactamente en el mismo principio que hace girar a la Tierra alrededor del Sol. Se dice que estas pequeñas partículas de materia distinguidas como átomos, que giran en un circuito continuo en la molécula, están compuestas de electrones, que son las partículas más pequeñas. Como ya he explicado, el electrón no es otra cosa que dos representaciones de fuerza. El electrón es uniforme, y de una sola clase, tamaño y naturaleza; así pues, en un grano de arena o una gota de agua se representa el principio sobre cuya base maniobra todo el universo. ¡Qué maravilloso! ¡Qué estupendo! Puedes hacerte una leve idea de la dimensión de todo esto la próxima vez que ingieras una comida, conmemorando que cada alimento que comes, el plato del que comes, los utensilios y la propia mesa, en última instancia, no es más que una suma de electrones. En el mundo de la materia física, tanto si uno está observando la estrella más grande que flota por los cielos o el más microscópico grano de arena que pueda hallar en la tierra, el objeto observado no es sino una colección constituida de moléculas, átomos y electrones que giran unos alrededor de los otros a una velocidad sorprendente. Cada partícula de materia está en un perpetuo estado de movimiento sumamente convulsionado. Nada está nunca estático, aunque para el ojo físico casi toda la materia física parece estar inerte. No hay ninguna materia física “sólida”, la pieza más dura de acero no es sino una masa establecida demoléculas, átomos y electrones que giran. Además, los electrones en un pedazo de acero son de la misma naturaleza y se mueven a la misma rapidez que los electrones que hay en el oro, la plata, el cobre o el peltre. Los poco más de cien elementos químicos parecen ser diferentes unos de otros, y lo son, porque están compuestos de diferentes combinaciones de átomos (aunque los electrones en ellos son siempre iguales, exceptuado que algunos de ellos son positivos y otros negativos, lo cual simboliza que llevan una carga de electrificación positiva mientras que otros llevan una carga negativa). No tengas miedo de una pequeña barrera. Recuerda que la “cometa” del Triunfo suele encumbrarse contra el viento de la Desdicha, ¡no con él! A través de la ciencia de la química, la materia se suele descomponer en átomos que, en sí mismos, son indestructibles. Los poco más de cien elementos son elaborados a través de, y a causa de, la combinación y transformación de las perspectivas de los átomos. Esto impone el modus operandi de la química a través de la cual se produce este cambio de posición atómica, en expresiones de la ciencia moderna: Añada cuatro electrones (dos positivos y dos negativos) a un átomo de hidrógeno, y obtendrá el elemento litio; expulse del átomo de litio (compuesto de tres electrones positivos y tres negativos) un electrón positivo y uno negativo, y obtendrá un átomo de helio (compuesto de dos electrones positivos y dos negativos). Así pues, puede observarse que los , poco más de cien, elementos químicos del universo rezagan unos de otros únicamente en el número de electrones que componen sus átomos, y en el número y la disposición de dichos átomos en las moléculas de cada elemento. Como formación, un átomo de mercurio contiene 80 cargas positivas (electrones) en su núcleo y 80 cargas negativas exteriores (electrones). Si el químico despidiera dos de sus electrones positivos ése átomo se convertiría, repentinamente, en el metal conocido como platino. Si el químico fuese más allá y extirpase un electrón negativo “planetario”, el átomo de mercurio habría perdido entonces dos electrones positivos y uno negativo, es decir, una carga positiva en total. Por lo tanto, almacenaría 79 cargas positivas en el núcleo y 79 electrones exteriores negativos, con lo que se transformaría en oro, la fórmula a través de la cual este cambio electrónico podría originarse ha sido objeto de una búsqueda ágil por parte de los alquimistas a lo largo de los siglos, y por parte de los químicos modernos en la actualidad. Es un hecho popular para todo químico que, puntualmente, decenas de miles de sustancias sintéticas pueden componerse a partir de solamente cuatro tipos de átomos, a saber: hidrógeno, oxígeno, nitrógeno y carbono. Las incompatibilidades en el número de electrones en los átomos les otorgan diferencias cualitativas químicas, aunque todos los átomos de cualquier elemento son químicamente similares. Las diferencias en el número y en la repartición espacial de estos átomos (en tipos de moléculas) componen diferencias tanto físicas como químicas en las sustancias, es decir, en los compuestos. Se ocasionan sustancias bastante distintas a través de combinaciones de, justamente, el mismo tipo de átomos, pero en distintas proporciones. “Descarte un solo átomo de una molécula de unas determinadas sustancias y éstas podrán dejar de ser un compuesto preciso para la vida y se convertirán en un veneno mortal. El fósforo es un elemento y, por ende, sujeta sólo un tipo de átomos; pero hay un fósforo que es amarillo y otro que es rojo, el cual altera con la distribución espacial de los átomos en las moléculas que lo componen”. Puede aseverarse, como una verdad literal, que el átomo es una partícula universal con la que la naturaleza erige todas las formas materiales, desde un grano de arena hasta la estrella más grande que flota por el espacio. El átomo es el “componente fundamental” a partir del cual ella despliega un roble o un pino, una roca de piedra arenisca o de granito, un ratón o un elefante. Algunos de los pensadores más diestros han razonado que la tierra en la que existimos, y cada partícula de materia que hay en ella, se inició con dos átomos que se conectaron el uno al otro y que, a lo largo de cientos de millones de años de vuelo a través del espacio, fueron contactando y almacenando otros átomos hasta que, paso a paso, se fue formando el planeta. Esto, señalan, declararía los numerosos y distintos estratos de las sustancias de la Tierra, como son las capas de carbono, los almacenes de mineral de hierro, de oro y plata, de cobre. etc. Ellos replican que, a medida que la Tierra fue girando por el espacio, entró en contacto con diversos tipos de nebulosas de los que se adecuó con prontitud por la ley de la atracción magnética. En la constitución de la superficie de la Tierra se ven muchas cosas que apoyan esta teoría, aunque es posible que no haya ninguna experiencia positiva de su solidez. Estos datos concernientes a las partículas más pequeñas comprensibles de la materia han sido aludidos brevemente como un punto de partida desde el cual nos encargaremos de establecer cómo desarrollar y aplicar la ley del poder. Se ha señalado que toda materia está en un perpetuo estado de vibración o movimiento; que la molécula está constituida por partículas de movimiento veloz llamadas átomos, los cuales, a su vez, están compuestos de unas partículas que asimismo se agitan rápidamente, llamadas electrones. El fluido vibrante de la materia En cada partícula de materia existe un “fluido”, fuerza invisible que hace que los átomos giren unos alrededor de otros a una velocidad sorprendente. Este fluido es una especie de energía que nunca ha sido analizada. Hasta el momento ha perturbado a toda la comunidad científica. Muchos científicos creen que es la misma energía que nombramos electricidad, otros prefieren llamarlo vibración. Algunos científicos creen que la rapidez con la que se mueve esta fuerza (llámala como quieras) establece en gran medida la naturaleza de la apariencia exterior perceptible de los objetos físicos del universo. Una velocidad de vibración de esta energía fluida, origina lo que se conoce como “sonido”. El oído humano es capaz de descubrir exclusivamente el sonido producido por entre 32.000 y 38.000 vibraciones por segundo. A medida que la velocidad de las vibraciones por segundo aumenta por encima de aquello que llamamos sonido, éstas comienzan a mostrarse en forma de calor. El calor comienza con alrededor de un millón y medio de vibraciones por segundo. Todavía más arriba en la escala, las vibraciones comienzan a registrarse en forma de luz. Tres millones de vibraciones por segundo instituyen la luz violeta. Por encima de este número, las vibraciones formulan rayos ultravioleta (los cuales son invisibles para el ojo humano) y otras radiaciones invisibles. Y todavía más arriba en la escala (hoy nadie sabe exactamente a qué altura) las vibraciones establecen la energía con la que el hombre piensa. El autor de este libro cree que la parte fluida de toda vibración, de la cual proceden todas las formas conocidas de energía, es de naturaleza universal; que la parte “fluida” del sonido es igual a la parte “fluida” de la luz, siendo la oposición efectiva entre sonido y luz, exclusivamente, una diferencia en la velocidad de la vibración, y también que la parte “fluida” del pensamiento es, fielmente, la misma que la del sonido, el calor y la luz, a excepción del número de vibraciones por segundo. Del mismo modo que sólo hay una representación de materia física, de la cual están compuestos la Tierra y todos los demás cuerpos celestes (soles y estrellas), que es el electrón, también hay solamente una representación de energía “fluida” que hace que toda la materia se conserve en un continuo estado de movimiento expedito. Aire y éter El extenso espacio entre los soles, las lunas, las estrellas y otros cuerpos celestes del universo está lleno de una representación de energía conocida como éter.El autor piensa que la energía “fluida”, que mantiene en movimiento todas las partículas de la materia, es la misma que el fluido universal conocido como éter, que colma todo el espacio del universo. Dentro de una cierta distancia desde la superficie de la Tierra, que algunos deducen que es de unos 80 kilómetros, existe eso que llamamos aire, que es una sustancia gaseosa combinada de oxígeno y nitrógeno. El aire es un conductor de vibraciones sonoras, pero un no conductor de luz y de las vibraciones más elevadas, las cuales son trasladadas por el éter. El éter es conductor de todas las vibraciones, desde el sonido hasta el pensamiento. El aire es una sustancia ceñida que realiza, esencialmente, el servicio de alimentar a toda vida animal y vegetal con oxígeno y nitrógeno, sin los cuales ninguna de las dos formas de vida existiría. El nitrógeno es una de las trascendentales necesidades de la vida vegetal, y el oxígeno es uno de los vitales soportes de la vida animal. Cerca de la cumbre de las montañas muy elevadas, el aire se vuelve muy leve porque contiene apenas un poco de nitrógeno, y éste es el porqué de que la vida vegetal no pueda existir ahí. Por otro lado, el aire “ligero” que hallamos a grandes alturas está compuesto, especialmente, de oxígeno, y ésta es la razón de que a los pacientes de tuberculosis se les envíe a zonas altas. Suministra un servicio mayor del que te pagan por hacer, y al poco tiempo te pagarán por más de lo que realizas. La ley del Rendimiento Creciente se encarga de esto. Pese a lo breve de esta muestra sobre las moléculas, los átomos, los electrones, el aire, el éter y cosas por el estilo, puede ser una lectura pesada para el estudiante, pero, como se verá en un momento, un papel fundamental como pedestal de esta lección. No te desmoralices si la descripción de esta base parece no tener ninguno de los efectos apasionantes de la ficción moderna. Estás seriamente dedicado a indagar cuáles son los poderes que tienes a tu disposición y cómo fundarlos y aplicarlos. Para completar este descubrimiento con éxito, debes concertar la determinación, la perseverancia y un DESEO bien definido de reunir y organizar conocimientos. El doctor Alexander Graham Bell, inventor del teléfono de larga distancia y una de las autoridades registradas en el tema de la vibración, se cita aquí para afirmar las teorías del autor sobre dicho tema: Suponga que posee el poder de hacer que una vara de hierro vibre a una frecuencia deseada en una habitación oscura. Al principio, al vibrar paulatinamente, su movimiento será percibido solamente por un sentido: el del tacto. En cuanto se incrementen las vibraciones, un sonido suave provendrá de ella y atraerá a dos sentidos. A unas 32.000 vibraciones por segundo, el sonido será fuerte y estrepitoso, pero a 40.000 vibraciones por segundo será silencioso y los movimientos de la vara no serán percibidos por el tacto. Sus movimientos no serán percibidos por ningún sentido humano. Desde este punto hasta alrededor de un millón y medio de vibraciones por segundo, no tenemos ningún sentido capaz de valorar ningún efecto de las vibraciones que se interponen. Después de alcanzar esta etapa, el movimiento está indicado primero por la sensación de la temperatura y luego, cuando la vara se torna caliente, por el sentido de la vista. A los tres millones de vibraciones, expone una luz violeta. Por encima de esto, emite rayos ultravioleta y otras radiaciones impalpables, algunas de las cuales pueden ser observadas por ciertos instrumentos y empleadas por nosotros. Ahora bien, se me ha ocurrido que debe de haber muchísimo que asimilar sobre el efecto de esas vibraciones en la gran brecha en la que los sentidos humanos comunes no son capaces de oír, ver o sentir el movimiento. El poder de remitir mensajes de radio por las vibraciones del éter se halla en esa brecha, pero ésta es tan grande que parece que tiene que haber mucho más. Uno debe tomar las máquinas de una manera práctica para proporcionar nuevos sentidos, como hacen los instrumentos de radio. (Se puede decir, pensando en esta gran brecha, que no hay muchas representaciones de vibraciones que puedan darnos efectos tan maravillosos, o incluso más maravillosos, que las ondas de radio). A mi parecer, en esta brecha se hallan las vibraciones que damos por sentado que son formuladas por nuestros cerebros y células nerviosas cuando pensamos. Pero entonces, por otro lado, podrían estar más arriba en la escala, más allá de las vibraciones que originan los rayos ultravioleta. (Nota: La última frase sugiere la teoría sostenida por este autor.) (Precisamos un cable para transportar estas vibraciones) ¿No pasarán a través del éter sin un cable, como lo conciben las ondas de radio? ¿Cómo serán percibidas por quien las absorba? ¿Escuchará una serie de señales o descubrirá que los pensamientos de otro hombre han entrado en su cerebro? Podríamos efectuar algunas reflexiones basadas en lo que sabemos sobre las ondas de radio, las cuales, como he dicho, son todo lo que podemos inspeccionar de una vasta serie de vibraciones que teóricamente deben existir. Si las ondas de pensamiento son afines a las ondas de radio, deben salir del cerebro y fluir perpetuamente por el mundo y por el universo. El cuerpo, el cráneo y otros impedimentos sólidos no simbolizarían ninguna obstrucción a su paso mientras se mueven por el éter que rodea a las moléculas de toda sustancia, sin interesar cuán sólida y densa sea ésta. ¿Se pregunta usted si no habría una persistente interferencia y desorden si los pensamientos de otras personas estuvieran fluyendo por nuestros cerebros y fundando en ellos pensamientos que no se originaron en nosotros? ¿Cómo sabe usted que los pensamientos de otros hombres no están entorpeciendo los suyos? Yo he notado una buena cantidad de fenómenos de interferencia en la mente que nunca he sido capaz de manifestar. Por ejemplo, está la inspiración, o el agobio, que siente una persona que habla ante un público. Yo los he vivido en muchas ocasiones en mi vida y nunca he podido precisar exactamente cuáles son sus causas físicas. En mi opinión, muchos hallazgos científicos recientes apuntan a un día, quizá no muy lejano, en el que los hombres se leerán el pensamiento unos a otros, en que los pensamientos serán transferidos directamente de cerebro a cerebro sin la interposición del habla, la escritura o cualquier otro método de comunicación que se conozca actualmente. No es ilógico esperar que llegue un momento en el que podamos ver sin los ojos, oír sin los oídos y hablar sin la lengua. En resumen, la teoría de que la mente puede comunicarse solamente con otra mente se apoya en la hipótesis de que el pensamiento, o la fuerza vital, es una forma de interrupción eléctrica, que puede ser recogido por incitación y transferido a distancia, ya sea por medio de un cable o simplemente a través del éter, como es el caso de las ondas del telégrafo. Se hallan muchas analogías que sugieren que el pensamiento es de la naturaleza de una interferencia eléctrica. Un nervio, que está hecho de la misma sustancia que el cerebro, es un buen conductor de corriente eléctrica. La primera vez que transferimos una corriente eléctrica a través de los nervios de un hombre muerto, nos chocó y asombró ver que se sentaba y se movía. Los nervios electrificados originaron la contracción de los músculos de una forma muy parecida a como lo hace la vida. Los nervios parecen actuar sobre los músculos de una manera muy similar a la forma en que procede la corriente eléctrica sobre un electroimán. La corriente magnetiza una barra de hierro colocada en ángulo recto con respecto a ella, y los nervios causan, a través de la corriente impalpable de fuerza vital que fluye por ellos, la contracción de las fibras musculares que están ubicadas en ángulos rectos con respecto a ellos. Sería imposible citar las cuantiosas razones por las que el pensamiento y la fuerza vital pueden ser estimados de la misma naturaleza que la electricidad. La corriente eléctrica es imaginadacomo un movimiento en ondas del éter, la sustancia hipotética que llena todo espacio y que se desarrolla por todas las sustancias. Nosotros creemos que debe de haber éter porque, sin él, la corriente eléctrica no desfilaría a través del vacío, ni la luz solar a través del espacio. Es sensato creer que solamente un movimiento de ondas de un carácter similar puede producir los fenómenos del pensamiento y la fuerza vital. Sabemos por sentado que las células del cerebro proceden como una batería y que la comente producida fluye por los nervios. Pero, ¿acaba ahí? ¿Acaso no surge del cuerpo en ondas que fluyen por el mundo entero sin ser descubiertas por nuestros sentidos, del mismo modo que las ondas electromagnéticas pasaban inadvertidas antes de que Hertz y otros revelaran su existencia? Toda mente es una estación transmisora y una estación receptora Este autor ha señalado, en muchas ocasiones para ser enumeradas, al menos para su propia dicha, que todo cerebro humano es tanto una estación transmisora como una estación receptora de vibraciones de la frecuencia del pensamiento. Todo desengaño es una bendición disfrazada, siempre que instruya alguna lección necesaria que uno no podría haber asimilado sin él. La mayoría de los llamados “fracasos” sólo son fracasos temporales. Si esta teoría implicara ser un hecho y se pudieran establecer métodos de control sensato, imagina el papel que tendría en la reunión, simbolización y ordenación de conocimientos. La posibilidad, incluso la posibilidad, de una realidad así, ¡aflige a la mente humana! Thomas Paine fue una de las grandes mentes del período rebelde norteamericano. A él, quizá más que a cualquier otra persona, le debemos tanto el inicio como el final feliz de la Revolución, pues fue su mente perspicaz la que ayudó a escribir la Declaración de Independencia y a persuadir a los firmantes de dicho documento de que fuese transcrita a términos de realidad. Al hablar de la fuente de su gran almacén de conocimientos, Paine la describió así: Cualquier persona que haya experimentado observaciones sobre el estado de desarrollo de la mente humana a través de la observación de su propia mente, sólo puede haber comprobado que hay dos tipos definidos de eso que citamos pensamientos: los que producimos en nosotros mismos a través de la deliberación y el acto de pensar, y los que llegan a la mente de manera espontánea. Siempre he seguido la regla de tratar a estos visitantes voluntarios con educación, cuidando de examinar, de la mejor manera posible, si valía la pena alojarlos; y de ellos he adquirido fácilmente todos los conocimientos que tengo. En cuanto al aprendizaje que cualquier persona logra de la educación escolar, éste sirve solamente como un pequeño capital, para orientarla a que inicie un aprendizaje por sí misma posteriormente. Toda persona erudita es, finalmente, su propia maestra, y la razón de esto es que los inicios no pueden grabarse en la memoria; su lugar de morada mental es la comprensión, y nunca son tan duraderos como cuando se empiezan por concepción. En las palabras precedentes, Paine, el gran patriota y filósofo norteamericano, narraba una experiencia que en un momento u otro tiene toda persona. ¿Quién es tan infeliz como para no haber recibido pruebas positivas de que se hallan pensamientos, e incluso ideas completas, que “aparecen” en las mentes provenientes de fuentes externas? ¿Qué medios de traspaso hay para tales visitantes, si no es el éter? El éter llena el espacio ilimitado del universo. Es el medio de traspaso de todas las formas de vibración conocidas, como el sonido, la luz y el calor. ¿Por qué no habría de ser, también, el medio de traspaso de la vibración del pensamiento? Toda mente o todo cerebro están derechamente conectados con todos los demás cerebros por medio del éter. Todo pensamiento expresado por cualquier cerebro puede ser captado súbitamente e interpretado por todos aquellos que estén “en buena correlación” con “el cerebro emisor”. Este autor está tan seguro de esto como de que la fórmula H2O producirá agua. Supone, si puedes, el papel que rescata este principio en todos los ámbitos de la vida. Tampoco es la posibilidad de que el éter sea el transmisor del pensamiento de una mente a otra la más pasmosa de sus actuaciones. Este autor es de la declaración de que toda vibración de pensamiento expresada por cualquier cerebro es recogida por el éter y mantenida en movimiento en ondas de longitud evasivas que se corresponden en longitud con la intensidad de la energía esgrimida para su emisión; que estas vibraciones se mantienen eternamente en movimiento; que son una de las dos fuentes de las cuales proceden los pensamientos que “aparecen” en la mente de una persona, siendo la otra un contacto seguido e inmediato a través del éter con el cerebro que emite la vibración del pensamiento. Así pues, se verá que, si esta teoría es verdadera, el espacio infinito de todo el universo es, y continuará siendo, textualmente una biblioteca mental en la cual se pueden hallar todos los pensamientos emitidos por la humanidad. El autor está sentando aquí las bases de una de las teorías más importantes enumeradas en la lección titulada “Seguridad en uno mismo”, un hecho que el estudiante debería tener en cuenta al acercarse a ella. Esta es una lección sobre los CONOCIMIENTOS ORGANIZADOS. La mayoría de los juicios útiles que la raza humana ha heredado han sido resguardados y registrados con exactitud en la Biblia de la naturaleza. Al repasar las páginas de esta Biblia inalterable, el ser humano ha leído la historia de la gran lucha a partir de la cual se ha desarrollado la presente civilización. Las páginas de esta Biblia están hechas de los elementos físicos de los que se forma esta Tierra y los demás planetas, y del éter que colma todo el espacio. Al repasar las páginas escritas en piedra y cubiertas cerca de la superficie de esta tierra en la que vive, el ser humano ha aprendido los huesos, los esqueletos, las huellas y otras pruebas indiscutibles de la historia de la vida animal, instaladas ahí para iluminarlo y guiarlo de la mano de la madre naturaleza a través de unos períodos de tiempo increíbles. Las pruebas son simples e inequívocas. Las colosales páginas de piedra de la Biblia de la naturaleza que se hallan en esta tierra y las permanentes páginas de dicha Biblia representada por el éter en la que todos los pensamientos humanos del pasado han sido tallados, forman una auténtica fuente de comunicación entre Dios y el ser humano. Esta Biblia se formó antes de que el hombre hubiera llegado a la etapa del pensamiento; de hecho, fue antes de que consiguiera el estado de adelanto de la ameba (animal unicelular). Esta Biblia está por encima y más allá del poder de transformación humana. Además, no relata su historia en unas lenguas muertas antiguas, ni en jeroglíficos de razas semisalvajes, sino en un lenguaje global que puede leer todo aquel que tenga ojos. La Biblia de la naturaleza, de la que se emanan todos los juicios dignos de tenerse, no puede ser cambiada o estropeada en modo alguno por el hombre. El hallazgo más maravilloso del ser humano hasta el momento es el del principio de la radio, que funciona con la ayuda del éter, el cual es una parte substancial de la Biblia de la naturaleza. Imagina al éter acumulando la extraordinaria vibración del sonido y convirtiendo la audiofrecuencia en una radiofrecuencia, transportándola a una estación receptora fielmente sintonizada y volviéndola a transformar ahí en su representación original de audiofrecuencia, y todo esto en un segundo. No debería asombrar a nadie que una fuerza así pueda acopiar la vibración del pensamiento y mantener esa vibración perpetuamente en movimiento. El hecho determinado y conocido de la transferencia instantánea de sonido a través del éter por medio del moderno aparato de radio, hace que la teoría de la transferencia de la vibración del pensamiento de mente a mente deje de ser una contingencia y se transforme en una probabilidad. La “mente maestra”Ahora llegamos al subsiguiente paso en la representación de las maneras y los medios con los que uno puede reunir, catalogar y organizar conocimientos útiles, a través de la alianza armoniosa de dos o más mentes, a partir de las cuales se despliega una “mente maestra”. El término “mente maestra” es genérico y no tiene equivalente en el ámbito de la realidad conocida, excepto para un pequeño número de personas que han ejecutado un estudio detallado del efecto de una mente sobre otras. Este autor ha indagado en vano en todos los libros de texto y ensayos disponibles sobre el tema de la mente humana, pero no ha hallado en ninguno de ellos ni siquiera la mínima reseña al principio que aquí se relata como la “mente maestra”. El término llamó la atención del autor por primera vez en una entrevista con Andrew Carnegie, tal como se narra en la segunda lección. La química de la mente Este autor piensa que la mente está hecha de la misma energía “fluida” universal que la del éter que llena el universo. Tanto el lego como el investigador científico saben que algunas mentes chocan al entrar en contacto, mientras que otras exponen una afinidad natural entre ellas. Entre los dos extremos de la oposición natural y la afinidad natural que surgen en este encuentro o contacto, hay un amplio matiz de posibilidades de distintas reacciones de una mente sobre otra. Algunas mentes se acomodan unas a otras de una forma tan natural que el “amor a primera vista” es el efecto inevitable del contacto. ¿Quién no ha tenido una experiencia así? En otros casos, son tan incompatibles que ya en el primer encuentro surge una violenta aversión mutua. Estos efectos se dan sin que medie palabra y sin la menor señal de que alguna de las causas usuales del amor y el odio estén actuando como estímulo. Es bastante factible que la “mente” esté combinada de un fluido, o sustancia, o energía -llámala como quiera- similar al éter (en el caso de que no sea la misma sustancia). Cuando dos mentes se aproximan lo suficiente para instituir contacto, la combinación de las unidades de esta “sustancia mental” (llamémosla los electrones del éter) causa una reacción química e instruye unas vibraciones que conmueven a los dos individuos de una forma gustosa o desagradable, según el caso. El efecto del encuentro entre dos mentes es indudable incluso para el observador más impensado. ¡Todo efecto ha de tener una causa! ¿Qué podría ser más sensato que desconfiar de la causa del cambio en la actitud mental entre dos mentes que acaban de entrar en contacto no es otra que la interrupción de los electrones o unidades de cada una de ellas en el proceso de reorganizarse en el nuevo campo creado por dicho contacto? Creer en lo heroico origina héroes. Con el intento de sentar unas bases sólidas para esta lección, hemos recorrido un largo pasaje hacia el éxito aceptando que el encuentro entre dos mentes, o el hecho de que entren en contacto, producen en cada una de ellas un resultado o estado de ánimo visible, bastante distinto al que existía inmediatamente antes de dicho contacto. Aunque sería ansiado, no es fundamental conocer la “causa” de esta reacción de mente sobre mente. Que esta reacción tiene lugar en todos los casos es un hecho distinguido que nos proporciona un punto de partida desde el cual podemos exponer lo que simboliza el término “mente maestra”. Una “mente maestra” puede establecerse al juntar o fusionar, con un espíritu de perfecta armonía, dos o más mentes. De esta fundición armoniosa, la química de la mente crea una tercera mente de la que se pueden apropiar y que pueden esgrimir todas las mentes particulares, o una de ellas. La “mente maestra” seguirá siendo asequible mientras exista la alianza amistosa y armoniosa entre las mentes individuales. En el momento en que esta alianza se rasgue, se descompondrá, y toda evidencia de su anterior existencia desaparecerá. Este principio de la química de la mente es la base y la causa de fácilmente todos los llamados casos de “almas gemelas” y “triángulos eternos”, muchos de los cuales, desgraciadamente, terminan en divorcios y son ridiculizados por gente ignorante e inculta que crea tosquedad y bataholas a partir de una de las más grandes leyes de la naturaleza. Todo el mundo educado sabe que los dos o tres primeros años de relación después de las nupcias suelen estar manifiestos por muchos desacuerdos, de una naturaleza más o menos intrascendente. Éstos son los años de ajuste. Si el matrimonio subsiste a ellos, estará más que apto para convertirse en una alianza permanente. Ninguna persona casada, con experiencia, negará estos hechos. Una vez más, vemos el efecto sin entender la causa. Aunque hay otras causas que ayudan a ello, mayormente, la falta de armonía durante estos primeros años de matrimonio se debe a la lentitud de la química de las mentes para acoplarse armoniosamente. Dicho de otro modo, los electrones o unidades de energía designados “la mente” no suelen ser considerablemente amistosos ni antagónicos en su primer contacto; pero, a través de la relación constante se acomodan gradualmente en armonía, exceptuado en las raras ocasiones en que la relación tiene el efecto opuesto y confluye, tarde o temprano, en una incompatibilidad abierta entre estas unidades. Es un hecho conocido que cuando un hombre y una mujer llevan entre diez y quince años de relación, se vuelven particularmente imprescindibles el uno para el otro, aunque es posible que no haya ni la menor evidencia del estado mental llamado amor. Asimismo, sexualmente, esta compañía y relación no sólo desarrolla una analogía natural entre las dos mentes, sino que, de hecho, hace que las dos personas adquieran una expresión facial similar y se parezcan destacadamente en muchos otros aspectos. Cualquier analista sabio de la naturaleza humana puede encontrarse dentro de una multitud y encontrar a la esposa de un hombre después de que éste le haya sido presentado. La expresión de los ojos, el contorno del rostro y el tono de voz de las personas que han estado unidas en casamiento durante mucho tiempo, llegan a igualarse marcadamente. Tan marcado es el efecto de la química de la mente humana que cualquier charlista experimentado puede interpretar rápidamente la manera en que sus declaraciones son admitidas por el público. El antagonismo en la mente de una sola persona en una audiencia de mil personas puede ser ágilmente detectado por el orador que ha aprendido a “sentir” y registrar los efectos del antagonismo. Asimismo, el orador puede hacer estas definiciones sin observar las expresiones de los rostros de la gente, o sin que ésta le influya en modo alguno. Por este motivo, el público puede conseguir que un charlista alcance grandes alturas de oratoria, o bien hacerlo salir mal, sin emitir ni un sonido ni mostrar una sola expresión de satisfacción o desazón en su rostro. Todo maestro vendedor sabe cuándo ha llegado el minuto del “cierre psicológico”; no por lo que el posible cliente le dice, sino por el efecto de la química de su mente, según es descifrada o “sentida” por el vendedor. A menudo, las palabras refutan las intenciones de quien las articula, pero una correcta interpretación de la química de la mente no deja ninguna huida a dicha posibilidad. Todo vendedor capaz sabe que la mayoría de compradores tiene el hábito de simular una actitud negativa prácticamente hasta el punto prominente de una venta. Todo abogado capaz ha desplegado un sexto sentido que le permite, sentir cómo debe abrirse camino a través de las palabras sagazmente preferidas del testigo que está mintiendo, e interpretar correctamente aquello que está pensando, a través de la química mental. Muchos abogados han desarrollado esta destreza sin conocer su fuente real; poseen la técnica pero no perciben el concepto científico en que se basa; muchos vendedores han hecho lo mismo. Quien tenga un don en el arte de descifrar correctamente la química de las mentes de los demás puede, en sentido retórico, entrar por la puerta de la mansión de cualquier mentey examinar todo el edificio, fijándose en todos los detalles, y volver a salir obteniendo una imagen completa del interior de la casa, sin que el dueño se entere de que ha recibido una visita. En la lección sobre el pensamiento correcto veremos que se puede dar un uso muy hábil a este principio (que tiene que ver con el principio de la química de la mente). Aquí se menciona solamente como una aproximación a los puntos más significativos de esta lección. Ya se ha dicho bastante como introducción al principio de la química de la mente y para señalar, con ayuda de experiencias cotidianas y exámenes al azar del propio estudiante, que en cuantas dos mentes se acercan se produce un cambio mental, que algunas veces se reconoce como antagonismo y otras como simpatía. Cada mente tiene lo que se podría designar un campo eléctrico. La naturaleza de dicho campo varía dependiendo del estado de ánimo de la mente individual que está detrás, y de la naturaleza de la química mental establecida por el “campo”. Este autor piensa que el estado normal o natural de la química de cualquier mente particular es el efecto de su herencia física, sumada a la naturaleza de los pensamientos que han avasallado a dicha mente, y que toda mente está cambiando de continuo, en la medida en que la filosofía y los hábitos generales de la persona modifican la química de su mente. El autor opina que estos principios son ciertos. Es un hecho acreditado que cualquier persona puede cambiar facultativamente la química de su mente, haciendo que atraiga o impugne a todos aquellos con los que entre en contacto. Dicho de otro modo, cualquier persona puede acoger una actitud mental que atraerá y agradará a los demás, o que los repelerá y incitará una enemistad con ellos, y esto sin la ayuda de palabras, expresiones faciales o cualquier otra manera de movimiento corporal o gesto. Ahora vuelve a la enunciación de la mente maestra, (una mente que se despliega a partir de la combinación y combinación de dos o más mentes, en un espíritu de perfecta armonía) y captarás el significado total de la palabra armonía tal como se utiliza aquí. Dos mentes no se combinarán ni podrán regularizarse a menos que esté presente el elemento de la perfecta armonía, que es donde mora el secreto del éxito o del fracaso en usualmente todos los negocios y las asociaciones sociales. Todo director de ventas, todo superior del ejército y todo líder en cualquier ámbito de la vida percibe la necesidad de un espíritu de cuerpos, un espíritu de entendimiento y colaboración comunes, para alcanzar el éxito. Este espíritu común de armonía de propósito se obtiene a través de la disciplina, voluntaria u obligada, de una naturaleza tal que las mentes individuales se ajusten constituyendo una “mente maestra”, con lo cual se quiere decir que la química de las mentes individuales se cambia de manera tal que éstas se combinan y marchan como si fuesen una sola. Los métodos a través de los cuales tiene lugar este proceso de unión son tan numerosos como las personas envueltas en las distintas formas de liderazgo. Cada líder tiene su propio método para regularizar las mentes de sus seguidores. Uno utilizará la fuerza; otro la sugestión. Uno jugará con el temor a las penalidades, mientras que otro jugará con las recompensas, con la finalidad de someter las mentes individuales de un determinado grupo de personas a un punto en que puedan concertarse y formen una mente común. El estudiante no tendrá que buscar intensamente en la historia de los gobiernos, la política, los negocios o las finanzas para revelar la técnica utilizada por los líderes en estos ámbitos en el proceso de combinar las mentes de las personas para constituir una mente común. Sin embargo, los líderes realmente grandes del mundo han sido dotados por la naturaleza de una composición de química mental favorable como núcleo de atracción para otras mentes. Napoleón fue un patrón notable de un hombre que tenía una mente magnética con una marcada tendencia a atraer a todas las mentes con las que entraba en contacto. Los soldados lo seguían a una muerte segura sin titubear gracias a la naturaleza estimulante o atractiva de su personalidad, y ese carácter no era ni más ni menos que la química de su mente. Si no crees en la colaboración, mira lo que pasa cuando un vagón pierde una rueda. Ningún grupo de mentes puede concertarse para formar una “mente maestra”, si uno de los sujetos que lo componen tiene una mente considerablemente negativa y repelente. Las mentes negativas y positivas no se combinarán en el sentido que aquí se describe como una mente maestra. La falta de comprensión de este hecho ha llevado a la derrota a muchas personas que, de lo contrario, habrían sido líderes idóneos. Cualquier líder capaz que entienda este principio de la química de la mente puede concertar de modo temporal las mentes de casi cualquier montón de personas, de tal forma que simbolice una mente común, pero la constitución se descompondrá prácticamente en el preciso instante en que la presencia del líder se descarte. Las más triunfantes organizaciones de ventas de seguros de vida y otro tipo de personal de ventas se congregan una vez por semana, o más a menudo, con el propósito de... ¿de qué? Con el propósito de adherir las mentes individuales para crear una “mente maestra” que, durante un número limitado de días, servirá como incitación para las mentes individuales. Puede pasar, y generalmente pasa, que los líderes de estos grupos no entiendan lo que en realidad tiene lugar en estas reuniones, que suelen citarse como reuniones de impulsor. La rutina de estas reuniones suele dedicarse a charlas del líder y otros miembros del grupo y, casualmente, de alguien que no pertenece a él, mientras las mentes de las personas fundan contacto y se recargan unas a otras. El cerebro de un ser humano puede contrastarse con la batería eléctrica, en el sentido de que se puede terminar o descargar, haciendo que su dueño se sienta abatido, desmoralizado y carente de impulso. ¿Quién es tan agraciado que no ha sentido esto jamás? El cerebro humano, cuando se halla en un estado de agotamiento, debe ser recargado, y la manera en que esto se hace es a través del contacto con una o más mentes vitales. Los grandes líderes entienden la necesidad de este proceso de “recargar”, además, saben cómo obtener ese resultado. ¡Este conocimiento es la principal característica que diferencia a un líder de un seguidor! Dichosa es la persona que entiende este principio lo bastante bien como para conservar su cerebro vitalizado o “recargado” poniéndolo habitualmente en contacto con una mente más vital. El contacto sexual es uno de los estímulos más eficaces con los cuales la mente puede recargarse, siempre y cuando el contacto se ejecute con vivacidad, entre un hombre y una mujer que sientan un cariño mutuo genuino. Cualquier otro tipo de relación sexual resta vitalidad a la mente. Cualquier practicante adecuado de la psicoterapia puede “recargar” un cerebro en pocos minutos. Antes de dejar atrás esta breve reseña al contacto sexual como medio para revitalizar una mente agotada, me parece adecuado llamar la atención sobre el hecho de que todos los grandes líderes, en cualquier terreno de la vida en el que hayan surgido, han sido y son personas de naturaleza crecidamente sexual. (La palabra “sexo” no es una palabra indecente. Puedes hallarla en todos los diccionarios.) Existe una firme tendencia entre los médicos mejor informados y otros profesionales de la salud, a admitir la teoría de que todas las enfermedades se forman cuando el cerebro humano se encuentra en un estado de enflaquecimiento o debilidad. Dicho de otro modo, es un hecho conocido que una persona con un cerebro cabalmente vitalizado es prácticamente, o totalmente, exento a cualquier tipo de enfermedad. Todo médico perspicaz, de cualquier escuela o de cualquier tipo, sabe que en todos los casos en los que se origina una curación, es la naturaleza, o la mente la que cura la enfermedad. Las medicinas, la fe, laimposición de manos, la quiropráctica, la osteopatía y todas las otras representaciones de estímulo externo no son más que una ayuda artificial a la naturaleza o, para formularlo cabalmente, meros métodos para poner en marcha la química de la mente con la finalidad de que ésta ajuste las células y los tejidos del cuerpo, revitalice el cerebro y, por lo demás, haga que la máquina humana marche con normalidad. Hasta el médico más ortodoxo reconocerá la verdad de esta aseveración. ¿Cuáles pueden ser, entonces, las contingencias de los futuros avances en el campo de la química de la mente? A través del principio de la combinación armoniosa de mentes se puede gozar de una salud perfecta. Con la asistencia de este mismo principio, se puede desplegar el poder suficiente para solucionar el problema de la presión económica que afecta interminablemente a todas las personas. Podemos juzgar las posibilidades futuras de la química mental realizando inventario de sus logros en el pasado, teniendo en cuenta el hecho de que éstos han sido, en gran medida, el efecto de un descubrimiento accidental y de la reunión ocasional de unas mentes. Nos estamos acercando a una época en la que el profesorado de las universidades enseñará la química de la mente del mismo modo que hoy por hoy se enseñan otras asignaturas. Entretanto, el estudio y la prueba en relación con este tema abren aspectos de posibilidades para el estudiante individual. La química de la mente y el poder económico Es un hecho justificable que la química de la mente puede ser aplicada apropiadamente a los asuntos cotidianos del mundo económico y comercial. A través de la composición de dos o más mentes, en un espíritu de perfecta armonía, el principio de la química de la mente puede desenvolver el poder suficiente para consentir a las personas cuyas mentes han sido así concertadas realizar hazañas supuestamente sobrehumanas. El poder es la fuerza con la que el ser humano logra el éxito en cualquier empresa. El poder, en cantidades ilimitadas, puede ser disfrutado por cualquier grupo de hombres y mujeres que tengan la sabiduría para sumergir sus propias personalidades y sus propios intereses particulares inmediatos, a través de la unión de sus mentes en un espíritu de perfecta armonía. Observa, con interés, la frecuencia con que aparece la palabra armonía en esta introducción. No puede darse el progreso de una mente maestra, ahí donde no exista el elemento de una perfecta armonía. Las unidades individuales de la mente no se concertarán con las unidades individuales de otra mente hasta que un espíritu de perfecta armonía de propósito haya incitado y dado calor a ambas. En el momento en que dos mentes comiencen a tomar caminos de interés divergentes, las unidades individuales de cada una de ellas se apartarán y el tercer elemento, conocido como la mente maestra, el cual provino de la alianza amistosa o armoniosa, se descompondrá. Llegamos, ahora, al estudio de algunos de los hombres famosos que han acopiado un gran poder (y también grandes fortunas) a través de la aplicación de la química de la mente. Comencemos nuestro estudio con tres hombres de los que se sabe que se regocijaron de un gran éxito en sus respectivos ámbitos de decisión económica, de negocios y profesionales. Sus nombres son Henry Ford, Thomas A. Edison y Harvey S. Firestone. De los tres, Henry Ford es, con mucho, el más significativo, pues tiene relación con el poder económico y financiero. El señor Ford fue apreciado, en su época, como el hombre más poderoso del mundo. Muchas personas que lo han estudiado piensan que es el hombre más poderoso que ha existido jamás. Por lo que se sabe, el señor Ford es el único hombre vivo que ha existido jamás con el poder dispuesto para superar a la administración monetaria de Estados Unidos. El señor Ford reúne millones de dólares con la misma habilidad con que un niño llena su cubo de arena mientras juega en la playa. Quienes estaban en perspectiva de saberlo, han dicho que, si lo requiriera, el señor Ford podría recabar dinero, juntar mil millones de dólares y disponer de ellos en una semana. Nadie que conozca los logros de Ford duda de esto. Quienes lo conocen bien saben que podría hacerlo sin más brío que el que pone un hombre promedio en reunir el dinero para pagar el arriendo mensual de su casa. Si le hiciera falta, Ford podría haber logrado este dinero mediante la aplicación inteligente de los principios en los que se basa este curso. Mientras el nuevo automóvil del señor Ford estaba en proceso de desarrollo, en 1927, se dice que recibió pedidos por adelantado, pagados al contado, para más de 375.000 coches. A un precio aproximado de seiscientos dólares por automóvil, esto sumaría 225 millones de dólares los cuales recibió antes de que un solo coche fuese traspasado. Tal es el poder de la confidencia en la capacidad de Ford. La valentía es el ejército durable del alma, que la resguarda de la conquista, el pillaje y la esclavitud. HENRY VAN DYKE El señor Edison, como todo el mundo conoce, es filósofo, científico e inventor. Fue, seguramente, el estudiante de la Biblia más entusiasta de la tierra; pero un estudiante de la Biblia de la naturaleza, y no de las socavadas de biblias escritas por el hombre. El señor Edison tenía una agudeza tan penetrante de la Biblia de la madre naturaleza, que cultivó y combinó, para el bien de la humanidad, más leyes naturales que cualquier persona que haya vivido jamás. Fue él quien ensambló la punta de una aguja y una pieza de cera giratoria de manera tal que la vibración de la voz humana pudiera ser inspeccionada y reproducida a través de la moderna máquina sonora. (Y podría ser Edison el que posteriormente permitiera que el ser humano recoja e interprete correctamente las vibraciones del pensamiento que ahora están reconocidas en el universo infinito del éter, del mismo modo que le ha consentido registrar y reproducir la palabra hablada). Fue Edison quien produjo por primera vez el rayo, e hizo que sirviera como una luz para usanza humana con la ayuda de la bombilla eléctrica resplandeciente. Fue él quien le dio al mundo el moderno cinetoscopio. Éstos son apenas algunos de sus provechos destacables. Estos “milagros” modernos que él ha efectuado (no con trucos, bajo la falsa demanda de un poder sobrehumano, sino a la luz radiante de la ciencia) superan todos los llamados milagros que se narran en los libros de ficción hasta ahora escritos. El señor Firestone es el espíritu motor de la gran industria Firestone de Akron, Ohio. Sus éxitos fabriles son tan conocidos allí donde haya automóviles, que no es preciso añadir ningún comentario especial. Estos tres hombres comenzaron sus carreras comerciales y profesionales sin tener ningún capital y con una formación escasa del tipo que corrientemente llamamos “educación”. Los tres tienen ahora una buena alineación; los tres son ricos; los tres son poderosos. Ahora, averigüemos cuál fue la fuente de su riqueza y su poder. Hasta el momento hemos estado tratando solamente con el efecto, pero el auténtico filósofo desea entender la causa de un efecto dado. Es de discernimiento público que el señor Ford, el señor Edison y el señor Firestone son amigos inseparables y desde hace muchos años, y que en el pasado acostumbraban a pasar una temporada en el bosque una vez al año para reposar, meditar y recuperarse. Pero, por lo general, no se sabe (y es una duda crucial si estos tres hombres lo saben) que entre ellos se halla un vínculo de armonía que ha hecho que sus mentes se ajusten y hayan formando una mente maestra, que es la verdadera fuente de poder para cada uno de ellos. Esta mente común, que proviene de la coordinación de las mentes particulares de Ford, Edison y Firestone, les ha dejado sintonizar con fuerzas (y fuentes de conocimiento) con las que la mayoría de las personas no están habituadas en absoluto. Si el estudiante duda, ya sea del principio o de los efectos aquí explicados, debe recordar que más de la mitad de las teorías enunciadas en este libro sonun hecho conocido. Por ejemplo, se sabe que estos tres hombres tienen un gran poder. Se sabe que son ricos. Que comenzaron sin tener un capital y con una corta educación. Que establecen contactos periódicos entre sus mentes. Que estos contactos son armoniosos y amistosos. Se conoce, en fin, que sus logros son tan destacados como para que resulte improbable compararlos con los de otras personas en sus concernientes campos de actividad. Todos estos efectos son conocidos para casi todos los escolares del mundo civilizado y, por lo tanto, no puede haber ninguna duda en lo que atañe a los efectos. Podemos estar seguros de un hecho afín con la causa de los logros de Edison, Ford y Firestone, y es que sus éxitos no se basaron, en modo alguno, ni en trucos, ni en engaños, ni en lo asombroso, ni en las llamadas “revelaciones”, ni en ninguna otra forma de ley que no sea natural. Estos hombres no tienen una provisión de trapaza. Trabajan con las leyes naturales; leyes que, en su generalidad, son conocidas por todos los economistas y líderes en el campo de la ciencia, con la posible singularidad de la ley en que se basa la química de la mente. Y, sin embargo, la química de la mente no está lo bastante desenvuelta para ser clasificada por los científicos en su catálogo de leyes conocidas. Una “mente maestra” puede ser creada por cualquier grupo de personas que regularicen sus mentes en un espíritu de perfecta armonía. El grupo puede estar constituido por cualquier número de personas, a partir de dos. Los mejores efectos surgirán si se combinan entre seis y siete mentes. Cuando dos o más personas armonizan sus mentes y causan el efecto conocido como la “mente maestra”, cada miembro del grupo logra el poder de contactar con los discernimientos y de reunirlos a través de las mentes “subconscientes” de todos los demás. Este poder es inminentemente perceptible, pues tiene el efecto de estimular la mente y enaltecer su velocidad de vibración y, por otra parte, se manifiesta en la forma de una imaginación más real y la conciencia de lo que parece ser un sexto sentido. A través de este sexto sentido las nuevas ideas llegan a la mente. Estas ideas obtienen la naturaleza y la forma del tema que domina la mente de la persona. Si el grupo entero se ha congregado con el propósito de discutir un tema dado, las ideas sobre él alcanzarán a las mentes de todos los presentes, como si una influencia externa las estuviera imponiendo. Las mentes de quienes participan en la “mente maestra” se parecen a los imanes, al atraer ideas y estímulos de pensamiento de una naturaleza crecidamente organizada y práctica, provenientes de... (Nadie sabe dónde). El proceso de composición de mentes que se describe aquí como mente maestra, podría compararse con el acto de alguien que conecta muchas baterías eléctricas a un único cable de traspaso, con lo que acrecienta la fuerza que fluye por dicha línea. Cada batería añadida incrementa la potencia que pasa por la línea por la cantidad de energía que traslada la batería. Exactamente eso es lo que ocurre en el caso de la composición de mentes para formar una mente maestra. Cada mente, por el principio de la química mental, incita a las restantes del grupo, hasta que la energía de la mente crece tanto que penetra en la energía universal conocida como éter, y se vincula con ella, y ésta, a su vez, entra en contacto con todos los átomos del universo. El moderno aparato de radio manifiesta en gran medida la teoría aquí expuesta. Se deben elevar poderosas estaciones de emisión o traspaso para que la vibración del sonido sea acrecentada antes de que pueda ser recogida por la energía vibratoria más elevada del éter y trasladada en todas direcciones. Una “mente maestra” formada por varias mentes individuales combinadas para provocar una fuente de energía vibratoria, constituye prácticamente un equivalente exacto de la estación transmisora de radio. Todo charlista ha sentido la preponderancia de la química de la mente, pues es un hecho conocido que cuando las mentes particulares del público están de acuerdo con el orador (sintonizadas con la velocidad de vibración de la mente de la persona que habla), hay un entusiasmo apreciable en la mente de éste, el cual hace que se enaltezca hasta unas alturas de oratoria que sorprenden a todos, incluido él mismo. Los primeros cinco a diez minutos del discurso promedio están consagrados a lo que se conoce como calentamiento. Esto hace reseña al proceso a través del cual las mentes del charlista y su público se conciertan en un espíritu de perfecta armonía. Los hombres dejan de concernirnos al descubrir sus limitaciones. El único pecado es la restricción. Basta con que topes una vez con las limitaciones de un hombre, y todo habrá terminado con él. EMERSON Todo orador sabe lo que sucede cuando este estado de perfecta armonía, no se plasma en una parte del público. Los fenómenos, supuestamente, sobrenaturales que tienen lugar en las reuniones espiritistas son el efecto de la reacción de unas mentes del grupo sobre otras. Estos fenómenos rara vez se comienzan a manifestar antes de entre diez y veinte minutos una vez formado, porque ése es, aproximadamente, el tiempo necesitado para que las mentes del grupo se armonicen y se unan. Los mensajes recibidos por los miembros de un grupo espiritista seguramente proceden de una de dos fuentes, o de ambas, y éstas son: 1. El extenso almacén de la mente subconsciente de algún miembro del grupo. 2. El almacén universal del éter, en el cual, muy posiblemente, se guardan todas las vibraciones del pensamiento. No existe ninguna ley natural conocida ni ninguna razón humana , que apoye la teoría de la comunicación con personas que han muerto. Es un hecho conocido que cualquiera puede investigar el almacén de conocimientos de otra mente a través de este principio de la química mental, y parece sensato suponer que este poder puede desarrollarse para contener el contacto con cualquier vibración que esté disponible en el éter, si es que la hay. La teoría de que todas las vibraciones superiores y más purificadas, como aquellas que emanan del pensamiento, son guardadas en el éter proviene del hecho de que tanto la materia como la energía (los dos elementos conocidos del universo) no pueden ser creadas. Es sensato presumir que todas las vibraciones que han sido “aumentadas” lo suficiente para ser recogidas y cautivadas por el éter, seguirán existiendo perpetuamente. Las vibraciones inferiores, que no se combinan con el éter ni tampoco entran en contacto con él de otras maneras, viablemente viven una vida natural y desaparecen. Todos los llamados genios, posiblemente, se ganaron su reputación porque, por mera casualidad o de algún otro modo, constituyeron alianzas con otras mentes, lo cual les permitió acrecentar sus propias vibraciones mentales hasta el punto en que pudieron entrar en contacto con el extenso Templo del Conocimiento que esta grabado y archivado en el éter del universo. Todos los grandes genios, según la investigación que este autor ha podido realizar, eran personas crecidamente sexuales. El hecho de que el contacto sexual sea el mayor estimulante mental conocido aporta color a la teoría aquí descrita. Investigando más a fondo la fuente del poder económico, tal como se manifiesta en los logros del hombre en el ámbito de los negocios, asimilemos el caso del grupo de Chicago conocido como los Seis Grandes que está formado por Wrigley Jr., dueño del negocio de chicles que lleva su nombre y cuyos ingresos propios, según dicen, son superiores a los quince millones de dólares al año; John R. Thompson, que dirige la cadena de restaurantes que lleva su nombre; el señor Lasker, dueño de la agencia de publicidad Lord Sr. Thomas; el señor McCullough, propietario de la Parmalee Express Company, el negocio de traspasos más grande de Estados Unidos; y los señores Ritchie y Hertz, propietarios del negocio de taxis Yellow Taxicab. Una compañía fiel de información financiera ha estimado que los ingresos periódicos de estos seishombres son superiores a los veinticinco millones de dólares, o un promedio de más de cuatro millones de dólares al año cada uno. El análisis de este grupo cabal de seis hombres revela el hecho de que ninguno de ellos tuvo ninguna superioridad educativa especial; que todos comenzaron sin un capital ni un gran préstamo; que sus logros financieros se han debido a sus propios procedimientos individuales y no a un giro bienaventurado de la meda del azar. Hace muchos años, estos seis hombres constituían una alianza amistosa y se reunían durante unas temporadas fundadas con el propósito de ayudarse unos a otros con ideas y sugerencias en sus diversas y variadas líneas de decisión empresarial. Con la excepción de Hertz y Ritchie, ninguno de los seis estaba relacionado en modo alguno con ninguna sociedad legal. Estas tertulias servían precisamente al propósito de cooperar en la base de intercambio para ayudarse unos a otros con ideas y consejos y, ocasionalmente, endosando vales y otras fianzas para concurrir a algún miembro del grupo que tuviera alguna emergencia que hacía precisa dicha ayuda. Se dice que cada una de las personas que corresponden a este grupo de los Seis Grandes, es varias veces millonaria. Como regla general, no hay nada que merezca un comentario especial en favor de alguien que no hace otra cosa que amontonar unos cuantos millones de dólares. No obstante, hay algo afín con el éxito económico de este grupo de hombres en particular que bien vale un comentario, un estudio, un estudio e incluso una emulación, y ese es el hecho de que han aprendido a regularizar sus mentes individuales, concertándolas en un espíritu de perfecta armonía y han creado así una mente maestra, que abre, para cada miembro del grupo, unas puertas que están tapadas para la mayor parte del género humano. La United States Steel Corporation es una de las ordenaciones industriales más fuertes y poderosas del mundo. La idea a partir de la cual salió este gran gigante industrial en la mente de Elbert H. Gary, un abogado como cualquier otro que brotó y se crió en un pueblo de Illinois, cerca de Chicago. El señor Gary se rodeó de un grupo de hombres cuyas mentes concertó con éxito en un espíritu de perfecta armonía, y creó así el espíritu motor de la gran United States Steel Corporation. Allí donde investigues, dondequiera que encuentres un éxito destacado en los negocios, las finanzas, la industria, o en cualquier profesión, puedes estar seguro de que, detrás de él, hay una persona que ha empleado el principio de la química de la mente, a partir del cual se ha creado una mente maestra. Estos éxitos destacados suelen dar la impresión de ser obra de una sola persona, pero busca contenidamente y podrás encontrar a otros individuos cuyas mentes han estado regularizadas con la suya. Recuerda que dos o más personas pueden poner en marcha el principio de la química de la mente para crear una mente maestra. El poder (el potencial humano) son conocimientos coordinados, expresados a través de esfuerzos agudos. No se puede decir que ningún esfuerzo esté organizado a menos que las personas envueltas en él coordinen sus discernimientos y su energía con un espíritu de perfecta armonía. La falta de esta coordinación armoniosa de los esfuerzos es la causa principal de fácilmente todos los fracasos en los negocios. Este autor ha realizado un interesante ensayo en colaboración con los alumnos de un instituto muy acreditado. Se le pidió a cada estudiante que escribiera un trabajo sobre “Cómo y por qué se hizo rico Henry Ford”. Cada alumno o alumna, debía describir, como parte de este, cuál creía que era la naturaleza de los verdaderos activos de Ford y detallar en qué residían. La mayoría de los alumnos congregó informes financieros e inventario de los activos de Ford y los esgrimió como base para calcular su riqueza. Entre las “fuentes de la riqueza de Ford” se contenían cosas como el efectivo que tenía en los bancos, las existencias de materias primas y productos terminados, los bienes raíces y edificios, y el fondo de comercio, calculado cerca de un diez a un veinticinco por ciento del valor de los activos materiales. No puedes lograr ser un poder en tu comunidad, ni conseguir un éxito duradero en ninguna decisión valiosa, si antes no tienes la grandeza suficiente para hacerte responsable de tus propios deslices y derrotas. Sólo un alumno, de un grupo de cientos, indicó lo siguiente: Los activos de Henry Ford consisten, principalmente, en dos elementos: 1) un capital de utilización, unas materias primas y productos terminados 2) los conocimientos del propio Henry Ford, adquiridos con la experiencia, y la colaboración de una organización bien preparada que comprende cómo emplear dichos conocimientos para el mayor provecho desde el punto de vista de Ford. Es absurdo calcular, de una forma que se aproxime a lo correcto, el valor existente en dólares y centavos de cualquiera de estos dos grupos de activos pero, en mi sentir, los valores relativos son: - Los conocimientos organizados de la Organización Ford . . . . . . .. . . . . . . . 75 % - El valor de los activos en efectivo y físicos de cualquier naturaleza, encerrando materias primas y productos terminados... . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . 25 % Este autor es de la resolución de que esta información no pudo ser congregada por el joven que la firmaba sin la ayuda de una o más mentes intensamente analíticas y experimentadas. Indudablemente, el mayor activo que posee Henry Ford es su propio cerebro. A continuación, aparecerían los cerebros de su círculo inmediato de discípulos, pues ha sido mediante la coordinación de éstos como se han amontonado los activos físicos que él controla. Destruye cada planta que posee la Ford Motor Company: cada máquina, cada átomo de materias primas o terminadas, cada automóvil acabado y cada dólar acumulado en cualquier banco, y Ford seguiría siendo el hombre más poderoso, económicamente, sobre la Tierra. Los cerebros que han cimentado el negocio de Ford podrían volver a reproducirlo en poco tiempo. Siempre hay capital utilizable, en cantidades ilimitadas, para cerebros como el de Ford. Según lo que este autor ha podido indagar por sus propios medios, Ford es el hombre más poderoso del mundo (económicamente) porque tiene el concepto más agudo y experto del principio de los conocimientos organizados de todos los seres humanos del planeta. A pesar del gran poder y éxito económico de Ford, es posible que habitualmente haya cometido errores en la aplicación de los principios a través de los cuales ha acopiado dicho poder. Poca duda cabe de que, a menudo, sus métodos de combinación mental han sido toscos; deben de haberlo sido al principio de esta experiencia, antes de que obtuviese la sabiduría de aplicación que, probablemente, llegaría con la madurez de los años. Tampoco cabe mucha duda de que la diligencia de Ford del principio de la química de la mente fue, al menos en sus iniciaciones, el resultado de una alianza casual con otras mentes, en particular con la de Edison. Es más que posible que la excepcional comprensión de las leyes de la naturaleza por parte del señor Ford, inicialmente, fuera el efecto de su alianza amistosa con su propia esposa mucho antes de haber conocido a Edison o a Firestone. Hay muchos hombres que nunca llegan a reconocer que la verdadera fuente de su éxito la crean sus esposas a través de la aplicación del principio de la mente maestra. La señora Ford es una mujer excepcionalmente inteligente, y este autor tiene motivaciones para creer que fue su mente, concertada con la de su marido, la que proporcionó al señor Ford su primer paso real hacia el poder. Se puede insinuar, sin restar al señor Ford ningún honor o gloria, que en los inicios de su práctica tuvo que combatir a los poderosos enemigos de la incultura y la ignorancia en mayor mesura que Edison o Firestone, los cuales, por legado natural, estaban dotados de la más afortunada capacidad para adquirir y aplicar conocimientos. Ford tuvoque extirpar su talento del enmaderado basto y tosco de su herencia. En un período de tiempo extraordinariamente breve, Ford ha dominado a tres de los enemigos más obstinados de la humanidad y los ha convertido en unos activos que constituyen los cimientos mismos de su éxito. Estos enemigos son: la ignorancia, la incultura ¡y la miseria! Cualquier hombre capaz de hacer frente a estas tres fuerzas salvajes y, además, cultivarlas y utilizarlas para un buen fin, bien se merece un estudio a fondo por parte de las personas menos venturosas. Estamos coexistiendo en una era de poder industrial, la fuente de todo este poder es el esfuerzo organizado. La dirección de las empresas industriales no sólo tiene a unos trabajadores particulares eficazmente organizados, sino que además, en muchos casos, se han realizado fusiones de industrias de tal forma y a fin de que estas uniones (como en el caso de la United States Steel Corporation, por ejemplo) amontonen un poder prácticamente ilimitado. Dificultosamente podemos ver las noticias de los acontecimientos de un día sin que haya algún reportaje sobre una fusión de negocios, industrial o económica, que ponga grandes recursos en manos de una empresa y cree así un gran poder. Un día se trata de un grupo de bancos, otro día es una cadena de ferrocarriles, al día siguiente es una mezcla de plantas de acero, todos uniéndose con el propósito de generar poder a través de un esfuerzo intensamente organizado y coordinado. El conocimiento, de naturaleza general y no fundado, no es poder; es únicamente potencial de poder: el material a partir del cual se puede desplegar el auténtico poder. Cualquier biblioteca moderna contiene un registro no constituido de todos los conocimientos de valor de los que es heredera la actual etapa de la civilización, pero estos juicios no representan el poder, puesto que no están organizados. Para subsistir, todas las representaciones de energía y todas las especies de la vida animal y vegetal deben estar organizadas. Los animales gigantescos cuyos huesos han llenado el cementerio de huesos de la naturaleza a través de la decadencia han dejado una prueba muda, pero apta de que la falta de ordenación significa aniquilación. Desde el electrón (la partícula de materia más pequeña) hasta la estrella más grande del universo: éstas y todas las cosas materiales que hay entre esos dos extremos brindan una prueba positiva de que una de las primeras leyes de la naturaleza es la de la organización. Cuando es el individuo que registra la importancia de esta ley y se ocupa de habituarse con las diversas formas en que ésta puede emplearse beneficiosamente. El empresario astuto no sólo ha reconocido la importancia de la LEY DEL ESFUERZO ORGANIZADO, sino que ha hecho de esta ley la maniobra y la trama del PODER. Sin tener definitivamente ningún conocimiento del principio de la química de la mente, o de la presencia de dicho principio, muchos hombres han acopiado un gran poder solamente a través de la organización de los conocimientos que tenían. La mayoría de todos cuantos han descubierto el principio de la química de la mente y lo han desplegado convirtiéndolo en una mente maestra, han chocado con este conocimiento por pura eventualidad, a menudo sin llegar a reconocer la verdadera naturaleza de su hallazgo, o a comprender la fuente de su poder. Este autor es de la opinión de que las personas vivas que hoy por hoy estén haciendo uso sensatamente del principio de la química de la mente para desplegar el poder a través de la combinación de mentes, pueden contarse con los dedos de las manos, dejando, quizás, algunos dedos libres. Si esta apreciación es al menos ligeramente cierta, el estudiante verá avivadamente que apenas hay un ligero peligro de que el campo de la práctica de la química de la mente esté superpoblado. Es un hecho sabido que una de las tareas más dificultosas que puede realizar cualquier hombre de negocios es la de incitar a quienes están asociados con él a regularizar esfuerzos en un espíritu de armonía. Fomentar una cooperación continúa entre un grupo de trabajadores, en cualquier iniciativa, es casi imposible. Únicamente los líderes más eficaces pueden lograr este objetivo tan deseado, pero, de vez en cuando, un líder así aparece en el horizonte en el campo de la industria, negocios o finanzas, y entonces el mundo escucha hablar de un Henry Ford, un Thomas A. Edison, un John D. Rockefeller, un E. H. Animan o un James J. Hill. Poder y éxito, ¡son fácilmente sinónimos! Uno procede del otro; por lo tanto, cualquier persona que tenga los conocimientos y la cabida de desarrollar el poder a través del principio de la combinación armoniosa de esfuerzos entre mentes individuales, o de cualquier otra manera, puede tener éxito en cualquier iniciativa razonable que pueda tener un término beneficioso. Jamás, en la historia del mundo, ha habido tanta abundancia de coyunturas como la que hay en este momento para quien esté dispuesta a servir antes de intentar cobrar. No se debe dar por sentado que una “mente maestra” brotará inmediatamente, como las setas, de todos los grupos de mentes que procuren coordinarse en un espíritu de armonía. La armonía, en el sentido real de la palabra, es muy poco habitual en los grupos de personas. La armonía es el núcleo a cuyo alrededor se debe desplegar el estado de la mente conocido como “mente maestra”. Sin este elemento no puede haber una mente maestra, una verdad que nunca se repetirá lo bastante. En su proposición para establecer una Sociedad de las Naciones, Woodrow Wilson tenía en mente el perfeccionamiento de una “mente maestra” compuesta de grupos de mentes que representasen a las naciones civilizadas del mundo. El concepto de Wilson es la idea humanitaria de mayor trascendencia que la mente humana ha creado jamás, porque trataba sobre un principio que contiene el poder suficiente para instituir una verdadera hermandad del hombre sobre la Tierra. La Sociedad de las Naciones, o una composición similar de mentes internacionales, en un espíritu de armonía, sin duda terminará siendo una realidad. El momento en que tal unidad de mentes tenga lugar obedecerá en gran medida del tiempo requerido para que las grandes universidades y las instituciones educativas no sectarias suplan la ignorancia y la superstición con comprensión y sabiduría. Este momento se acerca a pasos descomunales. El autor ayudó a dirigir una escuela de ventas para Harrison Parker, fundador de la Sociedad Cooperativa de Chicago, y a través del uso del principio de la química de la mente, convirtió de tal manera la naturaleza de un grupo de 3.000 hombres y mujeres (ninguno de los cuales tenía experiencia en ventas), que ejecutaron ventas por un valor superior a los diez millones de dólares en seguros en menos de nueve meses, y ganaron más de un millón de dólares para sí mismos. Se descubrió que la persona promedio que se inscribía en esta escuela llegaba a su punto máximo de poder de ventas en el lapso de una semana, al cabo de la cual era preciso revitalizar su cerebro a través de una reunión de ventas del grupo. Llámalo psicología, química de la mente o como tú quieras (todo se basa en el mismo principio), pero no hay nada más indudable que el hecho de que dondequiera que un grupo de mentes entra en contacto en un espíritu de perfecta armonía, cada una de las mentes del grupo es inminentemente complementada y reforzada por una energía perceptible denominada la mente maestra. El cerebro humano y el sistema nervioso componen una compleja maquinaria que pocos comprenden, quizá nadie. Cuando es controlada y dirigida apropiadamente, se puede hacer que esta maquinaria realice maravillosas proezas, y si no es controlada, hará maravillas de naturaleza fantástica y fantasmagórica, como puede verse al sondear a los inquilinos de cualquier residencia para enfermos mentales. El cerebro humano tiene una unión directa con un continuo influjo de energía de la cual el hombre deriva su poder para pensar. El cerebro toma esta energía, la mezcla conla energía producida por los alimentos ingeridos y la distribuye a cada parte del cuerpo con ayuda de la sangre y el sistema nervioso. De esta manera, se convierte en eso que llamamos vida. Nadie parece saber de qué fuente procede esta energía exterior; lo único que sabemos es que precisamos tenerla o, de lo contrario, moriremos. Parece prudente suponer que esta energía no es otra que aquella que llamamos éter, y que fluye al cuerpo junto con el oxígeno del aire mientras respiramos. Todo cuerpo humano normal tiene un laboratorio químico de primera y una provisión de químicos suficiente para realizar la tarea de descomponer, asimilar, combinar y componer los alimentos que metemos en el cuerpo, para luego distribuirlos ahí donde sean precisos para el desarrollo de éste. Se han realizado pruebas extensas, tanto en humanos como en animales, para exponer que la energía conocida como la mente realiza un papel significativo en esta operación química de mezclar y transformar los alimentos en las sustancias requeridas para desplegar y mantener el cuerpo en buen estado. Es sabido que la inquietud, la excitación o el miedo estorban con el proceso digestivo, y que en casos extremos detienen por completo este proceso, con el efecto de enfermedad o muerte. Por lo tanto, es indudable que la mente interviene en la química de la digestión y la distribución de los alimentos. Muchas autoridades ilustres creen que, aunque nunca se haya demostrado científicamente, la energía conocida como mente o pensamiento puede ser contagiada por unidades negativas o antisociales hasta el punto de que todo el sistema nervioso trastorne su funcionamiento, haya interrupciones en la digestión y se manifiesten diversas y variadas formas de enfermedad. Las dificultades económicas y los amores no correspondidos están a la cabeza de la lista de orígenes de estos problemas de la mente. Un entorno negativo, como el que existe ahí donde algún miembro de la familia está incesablemente «regañando» a una persona, interferirá con la química de su mente, hasta el punto de que perderá la avidez y se sumirá progresivamente en el olvido. Por esto, el antiguo dicho de que la esposa de un hombre puede “edificarlo” o “destrozarlo”, es, literalmente, cierto. En una lección ulterior se dedica todo un capítulo sobre este tema a las mujeres casadas. Todo estudiante de la escuela secundaria sabe que ciertas mezclas de alimentos, si son engullidas, producirán empacho, dolor agudo e incluso muerte. Una buena salud depende, en parte, de una mezcla de alimentos que “armonice”. Pero la armonía de las combinaciones de alimentos no es suficiente para asegurar una buena salud, también debe haber armonía entre las unidades de energía conocidas como la mente. Un hombre ya está medio rendido desde el instante en que empieza a sentir lástima de sí mismo, o a tramar una coartada con la que poder explicar sus defectos. La “armonía” parece ser una de las leyes de la naturaleza, sin la cual no podría existir una ENERGÍA ORGANIZADA, ni definitivamente ninguna forma de vida. La salud del cuerpo, así como la de la mente, se constituye literalmente en torno, a partir de y asentándose en el principio de la armonía. Cuando los órganos del cuerpo dejan de trabajar en armonía, esa energía que conocemos como vida se comienza a descomponer y la muerte se acerca. En el momento en que la armonía acaba en la fuente de cualquier forma de energía organizada (poder), las unidades de dicha energía son lanzadas a un estado caótico de desorden y el poder se toma neutral o pasivo. La armonía es también el núcleo a cuyo alrededor despliega el poder, el principio de la química de la mente conocido como mente maestra. Destruye esta armonía y destruirás el poder que procede del esfuerzo regularizado de un grupo de mentes individuales. Esta verdad ha sido afirmada, reafirmada y mostrada de todas las formas que este autor ha sido capaz de concebir, sin una eterna repetición, porque esta lección será inútil a menos que el estudiante entienda este principio y aprenda a aplicarlo. El éxito en la vida, con autonomía de a qué llame uno éxito, es mayormente una cuestión de acomodo al entorno de manera que haya armonía entre la persona y su contexto. El palacio de un rey se convierte en la casucha de un campesino si la armonía no rebosa entre sus paredes. Expresado a la inversa, la choza de un campesino puede tener más felicidad que la mansión de un hombre rico, si se crea armonía en la primera y no en la última. Sin la ley de la armonía, una bellota podría desarrollarse para convertirse en un árbol heterogéneo compuesto de madera de roble, álamo, arce y de cualquier otra cosa. Sin la ley de la armonía, la sangre podría situar los alimentos que hacen crecer a las uñas en el cuero cabelludo, donde se supone que debería crecer el pelo, y así establecer un crecimiento córneo que los supersticiosos podrían embrollar fácilmente con una señal de la relación del hombre con cierto caballero con cuernos imaginario, mencionado a menudo por los más primitivos. Sin la ley de la armonía, no puede existir la organización de conocimientos, porque uno se podría preguntar: ¿qué son los conocimientos organizados, sino la armonía de hechos, verdades y leyes naturales? En el instante en que la discordia comienza a entrar por la puerta principal, la armonía empieza a salir por la puerta trasera, por así mencionarlo, tanto si esto se emplea a una asociación comercial como al movimiento ordenado de los planetas en el cielo. Si el estudiante tiene la impresión de que el autor está poniendo un acento injusto en la importancia de la ARMONÍA, debe recordar que la falta de ella es la primera, y a menudo la última y única, causa del DESENGAÑO. No puede haber poesía, ni música, ni retórica, digna de ser tenida en cuenta sin la representación de la armonía. La buena arquitectura es, en gran medida, una cuestión de armonía. Sin armonía, una casa no es más que una masa de material de cimentación, más o menos monstruosa. La administración reflexiva de los negocios cimenta las bases mismas de su existencia en la armonía. Todo hombre bien vestido, o toda mujer bien vestida, es una efigie viva de la armonía y un ejemplo de ella en movimiento. Con todas estas ilustraciones diarias del importante papel que desempeña la armonía en los asuntos del mundo -mejor dicho, en el ejercicio del universo ¿cómo podría cualquier persona perspicaz dejar la armonía fuera de su META DEFINIDA en la vida? No tendrá una meta definida si prescindiera de la armonía como la piedra principal de sus cimientos. El cuerpo humano es una formación compleja de órganos, glándulas, vasos sanguíneos, nervios, células cerebrales, músculos, etc. La energía mental que incita la acción y coordina los efectos de las partes que componen el cuerpo es también una diversidad de energías siempre variable y cambiante. Desde el nacimiento hasta la muerte, hay una lucha continua, que a menudo acoge el carácter de combate abierto, entre las fuerzas de la mente. Por ejemplo, la lucha de por vida entre las fuerzas motivadoras y las ambiciones de la mente humana, que tiene lugar entre los impulsos del bien y del mal, es conocida por todos. Todo ser humano posee al menos dos claros poderes mentales o personalidades, y se han llegado a revelar hasta seis personalidades distintas en una persona. Una de las tareas más delicadas del hombre es la de armonizar estas fuerzas mentales para que puedan ser constituidas y dirigidas hacia la consecución ordenada de un objetivo dado. Sin este elemento de armonía, ninguna persona puede tornarse en un pensador atinado. No es de extrañar que los líderes en los negocios y empresas industriales, así como los de la política y otros ámbitos, crean tan difícil organizar grupos de personas para que marchen con vistas a la consecución de un objetivo dado sin roces. Cada ser humano individual tiene en su interior fuerzas que son difíciles de armonizar, inclusive cuando se lo sitúa en el ambiente más próspero para la armonía. Si la química dela mente de la persona es tal que las unidades de la misma no consiguen ser armonizadas fácilmente, piensa cuánto más difícil debe ser armonizar un grupo de mentes para que marchen como una, de una manera ordenada, a través de lo que se conoce como una mente maestra. El líder que despliega y dirige con éxito las energías de una mente maestra, debe tener tacto, entereza, perseverancia, seguridad en sí mismo, una comprensión íntima de la química de la mente y la capacidad de adaptarse (en un estado de perfecta serenidad y armonía) a las circunstancias ágilmente cambiantes, sin exponer ni la menor señal de contrariedad. ¿Cuántas personas hay que puedan estar a la altura de este requerimiento? El líder de éxito debe tener la habilidad de cambiar el color de su mente, como un camaleón, para acomodarse a todas las circunstancias que broten en relación con el objeto de su liderazgo. Además, debe tener la habilidad para cambiar de un estado de ánimo a otro sin exponer ningún indicio de enfado o falta de autocontrol. El líder de éxito debe entender las QUINCE LEYES DEL ÉXITO y ser capaz de poner en práctica cualquier composición de éstas siempre que la situación lo exija. Sin esta habilidad, ningún líder puede ser poderoso y, sin poder, ningún líder puede aguantar mucho tiempo. El significado de la educación Durante mucho tiempo, ha habido una idea general equivocada acerca del significado de la palabra educar. Los diccionarios no han ayudado a descartar este malentendido, porque han determinado la palabra educar como el acto de ofrecer conocimientos. La palabra educar contiene sus raíces en la palabra latina educo, que simboliza desarrollar desde dentro; educar; extraer; desarrollar a través de la ley del uso. La naturaleza abomina la ociosidad en todas sus formas. Ella da vida incesablemente sólo a aquellos elementos que están en uso. Amarra un brazo, o cualquier otra parte del cuerpo, dejando de esgrimirla, y esa parte ociosa pronto se atrofiará y perderá vida. Altera el orden: dale a un brazo un uso superior que el normal, como el que le da el herrero que se pasa el día sujetando un pesado martillo, y ese brazo (desarrollado desde dentro) se hará más fuerte. El poder procede de los conocimientos organizados pero, cuidado, emana de ellos a través de su diligencia y uso. Un hombre puede convertirse en una enciclopedia andante de conocimientos sin tener ningún poder de valor. Estos conocimientos se tornan en poder solamente en la medida en que están organizados, clasificados y puestos en acción. Algunas de las personas más cultas que el mundo ha conocido tenían muchos menos conocimientos generales que otras a las que se conocía como tontas, siendo la diferencia entre las dos que las primeras dieron un uso a cuantos conocimientos tenían, mientras que las segundas no hicieron dicha aplicación. Busca el consejo de aquellos que te dirán la verdad sobre ti mismo, aunque te duela oírla. El solo elogio no producirá esa mejora que requieres. Una persona con una buena formación es alguien que sabe cómo lograr todo lo que requiere para la realización de su propósito principal en la vida, sin quebrantar los derechos de los demás. Podría ser una sorpresa para muchos de los llamados eruditos, saber que no se acercan siquiera a la apreciación de hombres cultos, también podría ser una gran sorpresa para muchos de los que creen sufrir una falta de cultura, saber que tienen una buena “educación”. El abogado de éxito no es forzosamente el que memoriza el mayor número de principios legales. Por el contrario, el abogado de conquista es aquel que sabe dónde hallar un principio legal, además de una variedad de opiniones que apoyan dicho principio y que se ajustan en las necesidades inmediatas de un determinado caso. En otras palabras, el abogado de éxito es aquel que sabe dónde hallar la ley que desea cuando la necesita. Este principio se emplea, con igual fuerza, a los asuntos de la industria y los negocios. Henry Ford recibió apenas una pobre educación escolar primaria, pero es uno de los hombres con mejor educación del mundo, porque logró una habilidad tal para combinar las leyes naturales y económicas, por no hablar de las mentes de las personas, que tuvo el poder de obtener cualquier cosa material que deseara. Hace unos años, durante la guerra mundial, el señor Ford entabló una demanda contra el Chicago Tribune, culpando a dicho periódico de la publicación difamatoria de unas confesiones acerca de él, según las cuales Ford era un ignorante, un pacifista iletrado, etc. Cuando la demanda llegó a juicio, los abogados del Tribune se comprometieron a manifestar, con el propio Ford, que su declaración era verdad, que el era un ignorante, y con este objetivo en mente lo instruyeron e interrogaron severamente sobre todo tipo de temas. Una de las preguntas que le realizaron fue: ¿Cuántos soldados mandaron los británicos para coartar la rebelión en las colonias en 1776? Con una sonrisa seca en el rostro, Ford replicó con mesura: “No sé exactamente cuántos, pero he oído decir que fueron muchos más de los que volvieron”. Su respuesta causó una sonora carcajada del tribunal, el jurado y los espectadores que se encontraban en la sala, e inclusive del frustrado abogado que había hecho la pregunta. Esta línea de interrogatorio siguió durante una hora o más, mientras Ford mantenía una perfecta calma. Pero al final, después de consentir que los pedantes abogados jugaran con él hasta cansarlo, y en respuesta a una pregunta que fue especialmente desagradable e insultante, Ford se incorporó, señaló con el dedo al abogado interrogador y respondió: “Si realmente quisiera contestar a la pregunta ridícula que me acaba de hacer, o a cualquiera de las otras que me ha estado realizando, permítame que le recuerde que tengo una serie de botones eléctricos sobre mi mesa y con sólo presionar el botón adecuado podría llamar a los hombres que podrían proporcionarme la respuesta correcta a todas las preguntas que me ha hecho, y a muchas otras que usted no tiene la inteligencia requerida para formular ni para responder. Ahora bien, ¿tendría la cortesía de decirme por qué habría de molestarme en colmar mi mente con un montón de detalles inservibles para responder a todas las preguntas ilógicas que cualquiera me puede hacer, cuando estoy rodeado de hombres que pueden suministrarme toda la información que necesito cuando la requiero?” Esta respuesta está citada de memoria, pero fundamentalmente relata la respuesta de Ford. Se hizo el silencio en la sala de justicia. El abogado que efectuaba el interrogatorio dejó caer la mandíbula y sus ojos se abrieron de par en par; el juez se ladeó hacia delante desde el tribunal y miró en dirección al señor Ford. Muchos de los miembros del jurado se movieron y miraron a su alrededor como si hubiesen oído una explosión (en realidad la habían oído). En el lenguaje de la época, la respuesta de Ford dejó frío al examinador. Hasta el minuto de esa respuesta, el abogado había estado gozando considerablemente de la recreación que él creía estar generando a expensas de Ford, al exhibir adecuadamente sus propios conocimientos generales y comparándolos con lo que él deducía que era la ignorancia de Ford acerca de muchos aspectos. Pero esa respuesta deterioró la diversión del abogado. Además manifestó, de nuevo (a todos los que tuvieran la inteligencia precisa para aceptar las pruebas), que la verdadera educación involucra desarrollar la mente, no sólo reunir y archivar conocimientos. Probablemente, Ford no habría podido designar las capitales de todos los estados de Estados Unidos, pero podría haber reunido el capital con el que hace girar las ruedas en cada estado de la Unión, y de hecho lo logró. La educación, no lo olvidemos, se compone del poder para obtener todo lo que uno requiere cuando lo necesita, sin vulnerar los derechos de otras personas. Ford se ajusta bien con esta definición, y por el motivo que este autor ha pretendido dejar claro aquí, mediante el relato del suceso anterior relacionadocon la sencilla filosofía de Ford. Muchos hombres fácilmente podrían tender una trampa a Ford con un laberinto de preguntas que él no podría contestar por sí solo. Pero Ford podría contestar y librar una batalla en la industria o las finanzas que aniquilarían a esos mismos hombres, con todos sus conocimientos y toda su sabiduría. Ford no podría ingresar en su laboratorio químico y descomponer el agua en los átomos de hidrógeno y oxígeno que la componen, y luego volver a combinarlos en su orden anterior, pero sabría cómo rodearse de químicos que lo hicieran para él, si tal fuera su deseo. El hombre que puede usar inteligentemente los conocimientos poseídos por otra persona es tanto o más sabio que la persona que meramente posee los conocimientos, pero no sabe qué hacer con ellos. El rector de una conocida universidad adquirió una gran extensión de unas tierras muy pobres. Estas tierras no poseían árboles de valor comercial, ni minerales, ni otros dispositivos valiosos y, por lo tanto, no era más que una fuente de gastos para él, pues tenía que pagar impuestos. El estado construyó una carretera que cruzaba las tierras. Un hombre inculto que desfilaba por dicha carretera con su automóvil observó que esta tierra pobre se hallaba en lo alto de una montaña que poseía una vista maravillosa de varios kilómetros en todas direcciones. Él (el ignorante) miró también que la tierra estaba cubierta con una vegetación de pequeños pinos y otros matorrales. El hombre compró dos hectáreas de tierra a 250 dólares la hectárea y edificó una casa de madera única cerca de la carretera pública, a la que agregó un gran comedor. Cerca de la casa instaló una gasolinera y construyó una docena de cabañas de madera de una sola habitación a lo largo de la carretera, las cuales arrendaba a los turistas a tres dólares la noche, cada una. El comedor, la gasolinera y las cabañas le proveyeron unas ganancias netas de 15.000 dólares el primer año. Al año siguiente, el hombre aumentó su plan añadiendo 50 cabañas más, cada una de ellas de tres habitaciones, las cuales arrienda ahora como casas de campo para el verano a gente de la ciudad más cercana, a un precio de 150 dólares por temporada. El material de construcción no le costó nada, pues crecía en sus tierras a granel (esas mismas tierras que el rector universitario creyó sin valor). Además, la apariencia única e inusual de los bungalós hechos de troncos servía a efectos propagandísticos, mientras que muchos habrían considerado una calamidad tener que construir con un material tan rústico. A menos de ocho kilómetros del lugar donde se hallaban estas cabañas, este mismo hombre adquirió una vieja granja inservible de seis hectáreas, a 625 dólares la hectárea, un precio que el vendedor creyó sumamente elevado. Construyendo un dique de 30 metros de longitud, el comprador de esta vieja granja convirtió un arroyo en un lago que cubría algo más de media hectárea de tierra, lo colmó de peces y luego vendió la granja en forma de solares de construcción a personas que buscaban un lugar para veranear junto al lago. Las ganancias totales obtenidas de esta simple transacción fueron de más de 25.000 dólares, y el tiempo requerido para su consumación fue de un verano. Sin embargo, este hombre de visión e imaginación no había sido educado en el sentido ortodoxo del término. Cuando pierdas el sentido del humor, obtén un trabajo de ascensorista porque, de todos modos, tu vida estará llena de subidas y bajadas. Hemos de tener en cuenta el hecho de que, a través de estas simples ilustraciones del uso de los conocimientos coordinados, uno puede educarse y llegar a ser poderoso. Al hablar de la transacción que aquí se cuenta, el rector universitario que había vendido dos hectáreas de tierras inservibles por 500 dólares, dijo: “Piense en ello. Ese hombre, al que la mayoría de nosotros llamaría inculto, mezcló su ignorancia con dos hectáreas de tierras deterioradas e hizo que la combinación produjera anualmente más de lo que yo gano en cinco años de aplicación de mi supuesta educación”. En cada estado de Estados Unidos se halla una oportunidad, o decenas de ellas, para usar la idea aquí descrita. A partir de ahora, proponte estudiar la disposición de todos los terrenos que veas semejantes al que se narra en esta lección y es posible que encuentres un lugar adecuado que admita desarrollar una iniciativa similar para hacer dinero. La idea es especialmente adaptable a localidades donde haya pocas playas, ya que a la gente naturalmente le gustan estos bienestares. El automóvil ha incitado la construcción de un gran sistema de carreteras públicas en Estados Unidos. En casi todas ellas hay un lugar adecuado para edificar una ciudad de cabañas, para turistas que una persona con la imaginación y seguridad en sí misma precisas puede convertir en una mina de oro. Estás rodeado de coyunturas para hacer dinero. Este curso fue diseñado para ayudarte a verlas y para avisarte de cómo sacar el máximo provecho de ellas cuando las hayas descubierto. ¿Quién puede beneficiarse de la filosofía de las LEYES DEL ÉXITO? - Directores ferroviarios que quieran optimizar el espíritu de cooperación entre sus empleados y el público al que sirven. - Personas pagadas que deseen aumentar su poder adquisitivo y brindar SUS servicios para obtener más beneficios. - Vendedores que quieran ser maestros en el campo que han escogido. La filosofía de las LEYES DEL ÉXITO comprende todas las leyes de ventas populares e incluye muchos elementos que no aparecen en ningún otro curso. - Directores de plantas industriales que perciben la importancia de que haya una mayor armonía entre sus empleados. - Empleados ferroviarios que quieran establecer récords de eficacia que los llevarán a puestos de mayor responsabilidad, con una mejor paga. - Comerciantes que quieran aumentar sus negocios añadiendo más clientes. La filosofía de las LEYES DEL ÉXITO ayudará a cualquier comerciante a desarrollar su negocio, pues le enseñará a hacer una publicidad ambulante para cada cliente que entre en su tienda. - Representantes automovilísticos que quieran desarrollar la capacidad de venta de sus comerciales. Una gran parte del curso de las LEYES DEL ÉXITO fue desplegada a partir del trabajo y la experiencia del mayor vendedor de automóviles vivo y, por lo tanto, es exclusivamente útil para el jefe de ventas que esté dirigiendo los bríos de los vendedores de coches. - Agentes de seguros que quieran conseguir más asegurados y desarrollar los seguros de los que ya los tienen. Un vendedor de seguros de vida en Ohio vendió una póliza de 50.000 dólares a uno de los dirigentes de la Central Steel Company como secuela de una sola lectura de la lección sobre beneficiarse de los fracasos. Este mismo vendedor se ha convertido en uno de los hombres estrella del personal de la New York Life lnsurance Company como resultado de su entrenamiento en las QUINCE LEYES DEL ÉXITO. - Maestros de escuela que quieran alcanzar la cima en su ocupación actual, o que estén buscando una oportunidad para ingresar en el ámbito de los negocios, que es más lucrativo, como trabajo para toda la vida. - Estudiantes que estén preocupados respecto al ámbito al que desean dedicar su vida profesional. El curso de las LEYES DEL ÉXITO tiene un servicio completo de ANÁLISIS PERSONAL que ayuda al estudiante, o la estudiante, de esta filosofía a resolver cuál es el trabajo más adecuado. - Banqueros que quieran aumentar su negocio mediante métodos mejores y más delicados para servir a sus clientes. - Empleados bancarios que sean ambiciosos, para que se preparen con vistas a puestos ejecutivos en el ámbito de la banca, o en algún campo operativo o industrial. - Médicos y dentistas que quieran extender su práctica sin violar la ética de su profesión a través de una publicidad directa. Un distinguido médico ha dicho que el curso de las LEVES DEL ÉXITO bien vale mil dólares para cualquier hombre o mujer cuya ética profesional le imposibilite anunciarse de una forma directa. - Promotoresque deseen desarrollar composiciones nuevas y hasta ahora no explotadas en los negocios o en la industria. Dicen que el principio que se narra en esta lección introductoria supuso una pequeña riqueza para un hombre que la usó como base para una promoción inmobiliaria. - Vendedores inmobiliarios que deseen descubrir nuevos métodos para acrecentar las ventas. Esta lección introductoria tiene una descripción de un plan inmobiliario totalmente nuevo que sin duda producirá fortunas para muchos de los que lo pongan en práctica. Este plan podría ponerse en marcha en prácticamente cualquier estado. Además, puede ser utilizado por personas que nunca han promovido una empresa. - Agricultores que quieran descubrir nuevos métodos para comercializar sus productos con la finalidad de que produzcan mayores beneficios netos, y los propietarios de tierras apropiadas para la promoción de subdivisión bajo el plan al que se hace reseña al final de esta lección introductoria. Miles de agricultores tienen minas de oros en las tierras de su propiedad o competentes para el cultivo, las cuales podrían esgrimirse para fines recreativos y de descanso, con beneficios muy grandes. - Taquígrafos y contables que rebuscan un plan práctico para ascender a puestos más altos y mejor pagados. Se dice que el curso de las LEYES DEL ÉXITO es el mejor curso que se ha escrito jamás sobre el tema de traspasar servicios personales. - Impresores que deseen acrecentar el volumen de su negocio y una producción más fuerte como consecuencia de una mayor colaboración entre sus propios empleados. - Obreros que tengan la avidez de progresar hacia puestos de mayor responsabilidad en un trabajo que conjeture más responsabilidades y, en consecuencia, ofrezca un salario mejor. - Abogados que quieran ampliar su clientela mediante métodos serios y éticos, que cautiven la atención, de una forma favorable, de un mayor número de personas que requieran servicios legales. - Ejecutivos que deseen ampliar su actual negocio o deseen manejar el volumen actual con un gasto menor, como consecuencia de una mayor colaboración entre sus empleados. - Propietarios de lavanderías que deseen ampliar su negocio enseñando a sus empleados a servir de una forma más amable y eficaz. - Directivos de aseguradoras que quieran una organización de ventas mayor y más eficaz. - Directores de cadenas de tiendas que deseen un mayor volumen de negocio como resultado de unos esfuerzos individuales más eficaces en las ventas. - Personas casadas que sean infelices y, por ello, no tengan éxito, debido a una falta de armonía y colaboración en el hogar. A todos los que se refieren en la clasificación precedente, la filosofía de las LEYES DEL ÉXITO les ofrece una ayuda concreta y rápida. La única riqueza que vale la pena encontrar es un proyecto en la vida; y no lo encontrarás en tierras extrañas, sino en tu propio corazón. ROBERT LOUIS STEVENSON Resumen de la lección introductoria El objetivo de este resumen es ayudar al estudiante a dominar la idea central en torno a la cual se ha desplegado esta lección. Esta idea está simbolizada por el término mente maestra, el cual ha sido descrito en gran detalle a lo largo de la lección. Todas las ideas nuevas, y fundamentalmente las de naturaleza abstracta, sólo encuentran cabida en la mente humana luego de mucha repetición. Ésta es una verdad conocida que explica el significado, en este resumen, en el principio conocido como mente maestra. Una “mente maestra” puede ser desplegada a través de una alianza amistosa, en un espíritu de armonía de intención, entre dos o más mentes. Éste es el lugar apropiado para explicar que, a partir de toda alianza de mentes, tanto si hay un espíritu de armonía como si no, se desenvuelve otra mente que afecta a todos lo que participan. Jamás se han hallado dos o más mentes sin crear otra mente a partir del contacto, pero esta instauración invisible no es siempre una “mente maestra”. A partir del encuentro de dos o más mentes se puede desenvolver (y ocurre con demasiada periodicidad) un poder negativo que es justamente lo opuesto a una “mente maestra”. Ciertas mentes, como ya se ha asegurado a lo largo de esta lección, no pueden acoplarse en un espíritu de armonía. Este principio tiene una semejanza comparable en la química, cuya consulta puede ayudar al estudiante a captar con mayor claridad el principio al que aquí se hace reseña. La fórmula química del H2O (que representa la combinación de dos átomos de hidrógeno con uno de oxígeno), por ejemplo, convierte estos dos elementos en agua. Un átomo de hidrógeno y un átomo de oxígeno no originarán agua; además, ¡no pueden asociarse en armonía! Hay muchos elementos conocidos que, cuando se combinan, se convierten inmediatamente: dejan de ser serenos y se convierten en sustancias venenosas mortales. Dicho de otro modo, muchos elementos venenosos conocidos se contrarrestan y se tornan inofensivos cuando se combinan con decretados elementos. Del mismo modo que la combinación de ciertos elementos cambia toda su naturaleza, la mezcla de ciertas mentes cambia sus naturalezas y produce un cierto grado de lo que se llama una mente maestra, o su opuesto, que es altamente destructivo. Cualquier hombre que haya descubierto que es inconciliable con su suegra ha experimentado la diligencia negativa de este principio conocido como la “mente maestra”. Por alguna razón todavía ignorada para los investigadores en el campo del proceder de la mente, la mayoría de estas suegras parecen afectar a los maridos de sus hijas de una manera altamente negativa, pues el golpe de sus mentes con las de sus yernos crea una autoridad sumamente antagónica, en lugar de crear una mente maestra. Este hecho es muy conocido como una verdad, de modo que no es preciso realizar un comentario extenso. Algunas mentes no armonizarán y no pueden unirse para formar una mente maestra. Es compromiso del líder agrupar a su gente de manera tal que quienes hayan sido situados en los puntos más importantes de la organización sean personas cuyas mentes puedan combinar y así lo hagan en un espíritu de afecto y armonía. La habilidad para congregar a la gente de esta forma es la principal característica preponderante del liderazgo. En la segunda lección de este curso, el estudiante descubrirá que esta destreza fue la primera fuente del poder y la fortuna almacenada por Andrew Carnegie. Sin saber definitivamente nada acerca del aspecto técnico del negocio del acero, Carnegie concertó y agrupó de tal manera a los hombres que componían su mente maestra, que creó la industria siderúrgica más famosa que se conoció en el mundo en su época. El gigantesco éxito de Henry Ford se ocasiona en la eficiente concentración de este mismo principio. Aún teniendo toda la seguridad personal que un hombre puede tener, Ford no dependió de sí mismo a la hora de adquirir los conocimientos precisos para un desarrollo exitoso de sus industrias. Al igual que Carnegie, se rodeó de personas que le suministraron los conocimientos que él no poseía, ni podía tener. Las alianzas más fuertes, cuya consecuencia ha sido la creación del principio conocido como mente maestra, han sido aquellas desenvueltas a partir de la mezcla de las mentes de hombres y mujeres. La razón de esto es el hecho de que las mentes de hombres y mujeres se unen más expeditamente en armonía que las mentes exclusivamente masculinas. Además, el apremio añadido del contacto sexual suele ayudar en el desarrollo de una “mente maestra” entre un hombre y una mujer. Es un hecho conocido que el hombre de la especie está más apasionado y más alerta para la caza, sea cual fuere la final o el objeto de la caza, cuando está inspirado y preciado por una mujer. Esta característica humana comienza a manifestarse en el hombre en la edad de la pubertad, y continúa haciéndolo a lo largo de su vida. La primera prueba de ella puede percibirse en el deporte, cuando los chicos juegan ante un público femenino. Aísla a las mujeres del público y el juego conocido como fútbol pronto se convertiráen un asunto intensamente insípido. Un chico se lanzará a un partido de fútbol casi con un empuje sobrehumano si sabe que la chica que le gusta lo está mirando desde la tribuna. Y ese mismo muchacho se arrojará al juego de acumular dinero con el mismo entusiasmo si es inspirado y animado por la mujer que le gusta, principalmente si ella sabe cómo estimular su mente. Por otro lado, esa misma mujer, con una aplicación negativa de la LEY DE LA MENTE MAESTRA, amonestaciones, celos, egoísmo, codicia, engreimiento, ¡podría empujar a este hombre a una derrota segura! Elbert Hubbard entendía tan bien el principio aquí descrito que, cuando descubrió que la discrepancia entre su primera esposa y él lo estaba empujando hacia una derrota segura, se enfrentó a la opinión pública divorciándose de ella y casándose con la mujer que, según dicen, fue su gran fuente de inspiración. No cualquier hombre tendría el valor de hacer frente a la opinión pública como lo hizo Hubbard, ¿pero quién es lo bastante ilustrado para decir que su acto no fue para el mayor beneficio de todos los implicados? ¡La principal labor de un hombre en la vida es triunfar! El camino al triunfo puede estar, y por lo general lo está, obstruido por muchas autoridades que deben ser eliminadas para que se pueda alcanzar el objetivo. Uno de los impedimentos más nocivos es el de una alianza desafortunada con mentes que no armonizan. En tales casos, se debe rasgar la alianza o, de lo contrario, el final será sin duda la derrota y el fracaso. La persona que domine los seis temores básicos, uno de los cuales es el miedo a las críticas, no titubeará en realizar lo que a una mente más convencional le parecería una acción drástica cuando se encuentre coartado y atado por alianzas opuestas, sin importar de qué naturaleza sean o de quién se trate. Es un millón de veces mejor hallarse con las críticas y enfrentarse a ellas que ser arrastrado al fracaso y el olvido a causa de unas alianzas que no son armoniosas, al margen de que éstas sean de negocios o sociales. Para ser absolutamente sincero, el autor está explicando aquí el divorcio cuando las circunstancias que rodean al matrimonio son tales que la armonía no puede prevalecer. No es mi propósito transmitir la creencia de que la falta de armonía no pueda ser descartada a través de otros métodos que no sean el divorcio, pues hay casos en que la causa de la oposición puede ser eliminada y la armonía establecida sin que se dé el paso excesivo del divorcio. Aunque es cierto que algunas mentes no se combinan en un espíritu de armonía, y que no pueden ser obligadas o inducidas a hacerlo debido a la naturaleza química de los cerebros de las personas, no te aceleres a hacer que el otro miembro de tu alianza cargue con toda el compromiso por la falta de armonía. Recuerda: ¡el problema podrá ser de tu propio cerebro! Recuerda, también, que una mente que no logra armonizar con una o más personas, y no lo hará, puede hacerlo afinadamente con otro tipo de mentes. El hallazgo de esta verdad ha producido cambios radicales en los métodos para contratar al personal. Ya no se suele despedir a alguien porque no encaja en el puesto para el que se lo contrató en un principio. El jefe con sensatez coloca a la persona que no encaja ahí en algún otro puesto, en el cual, según se ha manifestado más de una ocasión, puede convertirse en alguien valioso. Si no puedes realizar grandes cosas, recuerda que puedes hacer pequeñas cosas con grandeza. El estudiante de este curso debería cerciorarse de que entiende plenamente el principio descrito aquí como la mente maestra antes de seguir con el resto de lecciones de este curso. La razón de ello es que casi todo el curso está rígidamente relacionado con esta ley del funcionamiento de la mente. Si no estás seguro de comprenderla, comunícate con el autor del curso y consigue una mayor explicación haciendo las preguntas que quieras respecto a los puntos sobre los que crees necesitar más información. El tiempo que dediques a pensar dignamente en la LEY DE LA “MENTE MAESTRA”, y a reflexionarla, nunca será demasiado, pues cuando la hayas dominado y hayas aprendido a emplearla, se abrirán nuevos mundos de oportunidades ante ti. Esta lección introductoria, aunque no fue imaginada como una lección aparte del curso de las LEYES DEL ÉXITO, sujeta la información suficiente para dejar que el estudiante con aptitudes para las ventas se convierta en un maestro vendedor. Cualquier distribución de ventas puede hacer un uso eficaz de la LEY DE LA MENTE MAESTRA, a través de la organización de los vendedores en grupos de dos o más personas que se pacten en un espíritu de colaboración amistosa y apliquen esta ley tal como en esta lección se sugiere. Un representante de una conocida marca de automóviles, que contrataba a doce vendedores, dividió su organización en seis grupos de dos hombres cada uno, con el objeto de aplicar la LEY DE LA “MENTE MAESTRA” con el efecto de que todos los vendedores instituyeron unos nuevos récords de ventas muy elevados. Esta misma organización ha elaborado lo que denomina el “Club de uno por semana”, lo cual significa que cada miembro ha vendido una media de un coche por semana desde que se fundó el club ¡Los resultados de este esfuerzo han sido una maravilla para todos! A cada miembro del club se le concedió una lista de cien probables compradores de automóviles. Cada vendedor despacha una postal a la semana a cada uno de sus cien probables clientes y realiza llamadas personales al menos a diez de ellos cada día. Cada postal está limitada a la descripción de sólo una superioridad del automóvil que el vendedor está ofreciendo, y en ella se pide una entrevista personal. Las entrevistas han aumentado ágilmente, al igual que las ventas. El representante que contrata a estos hombres ha ofrecido una ganancia adicional en efectivo a cada vendedor que se gane el derecho de corresponder al “Club de uno por semana” a través de una venta media semanal de un coche. Este plan ha infundido una nueva vitalidad a toda la organización. Además, los efectos del plan aparecen en el registro semanal de ventas de cada comercial. Las empresas aseguradoras podrían acoger un plan similar con una gran seguridad. A través de la aplicación de este plan, cualquier director general con decisión podría doblar o incluso triplicar fácilmente el volumen de su negocio con el mismo número de vendedores. Casi no habría que hacer ningún canje en el método de uso del plan. El club podría llamarse el “Club de una póliza por semana”, lo cual querría decir que cada miembro se plantearía vender cada semana al menos una póliza de un monto mínimo acordado. El estudiante de este curso que haya dominado la segunda lección y comprenda cómo emplear lo esencial de ella (Un claro objetivo principal) podrá hacer un uso mucho más fuerte del plan aquí descrito. No pretendo que cualquier estudiante se ponga a aplicar los principios de esta lección introductoria, antes de haber dominado al menos las próximas cinco lecciones del curso de las LEYES DEL ÉXITO. El objetivo principal de esta lección introductoria es establecer algunos de los principios sobre los cuales se funda este curso. En las lecciones individuales del curso se narran estos principios con mayor detalle y en ellas se enseñan al alumno, de una manera muy clara, cómo aplicarlos. La organización de venta de automóviles aludida en este resumen se reúne una vez por semana a la hora de la comida y brinda una hora y media a discutir las formas y los medios de aplicación de los principios de este curso. Esto suministra a cada persona la oportunidad de favorecerse de las ideas de todos los demás miembros de la organización. Para la comida, se ponen dos mesas. En una de ellas se sientan todos aquellos que se han ganado el derecho a ser miembros del “Club de uno por semana”. En la otra, en la que se usan platos de metal en lugar de porcelana, se sientan todos aquellos que no se han ganado tal derecho de pertenencia. Cabe decir que estos últimos son amonestadosafablemente por los miembros más afortunados que se hallan sentados en la otra mesa. Es posible hacer una variedad prácticamente infinita de adaptaciones de este plan, tanto en este ámbito de ventas como en otros la explicación para su puesta en práctica es que da resultados. No sólo se ve premiado el jefe o director de la organización, sino también cada uno de los miembros del personal de ventas. Este plan ha sido explicado brevemente con el objetivo de mostrar al estudiante de este curso cómo realizar una aplicación práctica de los principios aquí explicados. La prueba final de cualquier hipótesis, regla o principio, es que verdaderamente funcione La LEY DE LA MENTE MAESTRA, ha manifestado su solidez porque funciona. Si entiendes esta ley, ya estás dispuesto para pasar a la segunda lección, en la cual serás iniciado más extensa e intensamente en la aplicación de los principios explicados en esta lección introductoria. Un ganador nunca renuncia, ¡y quien renuncia nunca gana! AVISO: Estudia contenidamente esta tabla y compara la puntuación de estos diez hombres antes de puntuarte en las dos columnas de la derecha. Los diez hombres que han sido examinados en este cuadro son muy conocidos en el mundo entero. Ocho de ellos son conocidos como hombres de éxito. Mientras que dos de ellos se creen generalmente como que han fracasado. Los fracasados son: Jessie James, y Napoleón Bonaparte. Han sido examinados por comparación. Mira detalladamente donde han alcanzado una puntuación de cero y verás porque fracasaron. Una puntuación de cero de cualquiera de LAS LEYES DEL ÉXITO es bastante como para provocar un fracaso, aunque todas las otras sean altas. Observa que todos los hombres de éxito tienen una puntuación de 100% en un claro objetivo principal. Éste es un requisito para el triunfo en todos los casos, sin excepción. Si deseas hacer un experimento interesante, suple los diez nombres que surgen en la tabla con los nombres de diez personas que conozcas, cinco de ellas con éxito y cinco que hayan fracasado, y señala a cada una de ellas. Cuando hayas acabado, márcate A TI MISMO, y procura darte cuenta de si realmente sabes cuáles son tus puntos débiles. TUS SEIS ENEMIGOS MÁS PELIGROSOS Una charla con el autor después de la lección Las seis sombras son: el miedo a la escasez, el miedo a la muerte, el miedo a la mala salud, el miedo a perder el amor, el miedo a la ancianidad y el miedo a las críticas. Toda persona en la tierra le tiene miedo a algo, y la mayoría de los miedos son adquiridos. En este ensayo puedes estudiar los seis miedos básicos que más daño hacen. Tus temores deben ser subyugados para que puedas tener éxito en cualquier compañía que valga la pena en la vida. Averigua cuántos de los seis miedos te están afectando, pero lo más importante es que, además, resuelvas cómo vas a derrotarlos. En esta imagen tienes la oportunidad de estudiar a tus seis peores enemigos. No son unos enemigos hermosos, pero el artista que hizo esta ilustración no dibujó a los seis personajes tan feos como son en realidad. De haberlo hecho, nadie le habría creído. Mientras vayas leyendo sobre estos personajes tan funestos, analízate y averigua cuáles te hacen más daño. El objetivo de este ensayo es ayudar a los lectores del curso a deshacerse de estos mortíferos enemigos. Fíjate que los seis personajes van detrás de ti, donde no puedas verlos favorablemente. Todo ser humano en esta tierra está ligado, en alguna medida, por estos MIEDOS invisibles. El primer paso preciso para eliminar a estos enemigos es indagar dónde y cómo los adquiriste. Los miedos se encargaron de ti a través de dos formas de herencia. Una es acreditada como la herencia física, a la que Darwin dedicó tantos estudios. La otra es conocida como la herencia social, a través de la cual los miedos, las cábalas y las creencias de las personas que vivieron durante las edades bárbaras han pasado de generación en generación. Aprendamos, primero, el papel que ha tenido la herencia física en la creación de estos seis MIEDOS BÁSICOS. Comenzamos desde el principio, revelaremos que la naturaleza ha sido una creadora cruel. Desde la forma de vida más antigua hasta la más elevada, la naturaleza ha permitido que las formas de vida más enérgicas se alimenten de las más débiles. Los peces tragan a los gusanos y los insectos, comiéndoselos enteros. Los peces son presa de las aves. Las aves son perseguidas por las formas de vida animal más elevadas, y así continuamente, hasta llegar al hombre. Y el hombre caza a todas las otras formas inferiores de vida animal, ¡y al propio hombre! Toda la historia del avance es una cadena ininterrumpida de manifestaciones de crueldad y catástrofe de los más débiles por parte de los más fuertes. No es de extrañar que las formas más débiles de vida animal hayan aprendido a TEMER a las más fuertes. La cognición del miedo surge en todo animal vivo. Hasta aquí lo que nos llegó por herencia física. Ahora inspeccionemos la herencia social y manifestemos qué papel ha representado en nuestra configuración. El dicho “herencia social” hace referencia a todo lo que nos han enseñado, a todo lo que aprendemos o recogemos a partir de la observación y la práctica con otros seres vivos. Deja de lado cualquier prejuicio y resolución fija que puedas haberte formado, al menos transitoriamente, y conocerás la verdad acerca de tus seis peores enemigos: 1. EL MIEDO A LA POBREZA: Se requiere valor para decir la verdad sobre la historia de este enemigo de la humanidad, y más valor todavía para escuchar la verdad cuando te la cuentan. El miedo a la pobreza sale del hábito del hombre de valerse económicamente de los demás. Los animales que tienen instinto, pero no la capacidad de pensar, se embisten unos a otros físicamente. El hombre, con su sentido de la visión superior, y teniendo la poderosa arma del pensamiento, no traga a otros físicamente, pues obtiene más placer tragándolos económicamente. En este sentido, el ser humano es un provocador tan grande, que prácticamente todos los estados y naciones se han visto forzados a crear leyes, y en gran número, para proteger a los débiles de los fuertes. Todas las leyes que fueron hechas para impedir las estafas son una prueba irrefutable de la tendencia natural del hombre a aprovecharse económicamente de su hermano más débil. 2. EL MIEDO A LA VEJEZ: Este miedo sale de dos causas principales. En primer lugar, del pensamiento de que la vejez puede traer consigo la pobreza. En segundo lugar, de las falsas y feroces enseñanzas sectarias, que se han mezclado tan bien con los fuegos del infierno, que todos los seres humanos aprendieron a temer a la vejez porque representaba acercarse a otro mundo, quizá más terrible que éste. 3. EL MIEDO A LA MALA SALUD: Este miedo nace tanto de la herencia física como de la herencia social. Desde el nacimiento hasta la muerte, se libra una eterna lucha dentro de todo cuerpo físico: una batalla entre grupos de células, uno de ellos conocido como los arquitectos amigables del cuerpo y los otros como los destructores o gérmenes de enfermedades. Para comenzar, la semilla del miedo brota en el cuerpo físico como efecto del cruel plan de la naturaleza de permitir que las formas más fuertes de vida celular acometan a las más débiles. La herencia social ha personificado su papel a través de la falta de higiene y conocimientos sanitarios, y también por medio de la inteligente maniobra de la ley de la sugestión por parte de aquellas personas que se favorecen de la MALA SALUD. 4. EL MIEDO A LA PÉRDIDA DEL AMOR DE ALGUIEN: Este miedo llena los hospitales psiquiátricos con personas enfermizamente celosas, pues los celos no son sino otra manera de enfermedad. También colma los tribunales de divorcios y provoca muertes y otras representaciones crueles de castigo. Es algo que proviene del pasado y ha sido transferido de generación en generación, a través de la herencia social, desde la edad de piedra, cuando un hombre atacaba a otro para robarle la pareja a través de la fuerza física.Actualmente el método ha cambiado en cierta medida, pero la práctica no ha se ha olvidado. En lugar de utilizar la fuerza física, ahora el hombre le roba la pareja a otro con bonitos lazos de colores, automóviles rápidos, whisky de contrabando, piedras brillantes y mansiones aristocráticas. El hombre va mejorando: ahora seduce donde antes atacaban. 5. EL MIEDO A LAS CRÍTICAS: Resulta difícil determinar puntualmente cómo y dónde adquirió el hombre este miedo, aunque no cabe duda de que lo tiene. Pero no pierde el pelo por este temor. La calvicie es fruto de los sombreros demasiado ajustados que cortan la circulación en la raíz del cabello. Las mujeres rara vez se quedan calvas, porque llevan los sombreros más desajustados. Pero, por miedo a las críticas, el hombre dejaría de lado su sombrero y conservaría su cabello. Los empresarios de ropa no han tardado en acaudalar este miedo básico de la humanidad. Cada temporada cambian los estilos, porque saben que pocas personas tienen el valor de ponerse ropa de la época anterior a “lo que lleva todo el mundo”. Si dudáis de esto (vosotros, caballeros), pasead por la calle llevando puesto el sombrero de paja de ala estrecha que estaba de moda el año pasado, cuando el género de este año exige un ala ancha. O vosotras (damas), dad un paseo por la calle en una mañana de Pascua con el sombrero que se llevaba el año pasado. Observad cuán incómodas os sentís, gracias a vuestro enemigo incorpóreo, el MIEDO A LAS CRÍTICAS. 6. ¡EL MIEDO A LA MUERTE! Durante decenas de miles de años el hombre ha estado forjando las preguntas que siguen sin hallar respuesta: “¿de dónde venimos?”; “¿a dónde vamos?”. Los más astutos en esta carrera no han tardado en brindar una respuesta a esta perpetua pregunta; “¿De dónde vengo y a dónde iré después de morir?”. Entra en mi tienda, dice un líder, y podrás partir al cielo cuando mueras. Entonces el cielo era conjeturado como una ciudad maravillosa cuyas calles estaban cubiertas de oro y acicaladas con piedras preciosas. “Quédate fuera de mi tienda y podrás ir directamente al infierno.” Entonces percibían el infierno como un horno ardiente donde la pobre víctima podría tener la desdicha de arder eternamente en el azufre ¡NO me extraña que la humanidad tema a la muerte! Echa otra mirada a la imagen que aparece al principio de este apartado y determina, si puedes, cuál de los seis miedos básicos te está haciendo más daño. Un enemigo desenmascarado es un enemigo casi derrotado. Gracias a las escuelas y las universidades, el hombre está descubriendo paulatinamente a estos seis enemigos. La herramienta más segura para luchar contra ellos es la de los discernimientos organizados. La ignorancia y el miedo son hermanos mellizos, por lo general, se los hallan juntos. De no ser por la ignorancia y la superstición, los seis miedos básicos se esfumarían de la naturaleza humana en una generación. En toda biblioteca pública se puede hallar el remedio a estos seis enemigos de la humanidad, siempre que uno sepa qué libros debe elegir. Comienza por leer The Science of Power (La ciencia del poder) de Benjamin Kidd y te habrás redimido de la mayoría de tus seis miedos básicos. A continuación, lee el ensayo de Emerson sobre la indemnización. Luego elige algún buen libro sobre la sugestión e infórmate sobre el principio a través del cual tus creencias de hoy se tornen en las realidades de mañana. Mind In the Making (La evolución de la mente y del pensamiento Humano) de Robinson, te suministrará un buen comienzo hacia la perspicacia de tu propia mente. La ignorancia y la superstición de las edades salvajes te han sido transferidas por el principio de la herencia social. Pero tú vives en una era moderna. En cada mano puedes observar pruebas de que todo efecto tiene una causa natural. Comienza ahora a estudiar los efectos a través de sus causas, y no tardarás en despachar a tu mente de la carga de los seis miedos básicos. Comienza informándote acerca de las personas que han acopiado una gran riqueza y busca la causa de estos logros. Henry Ford es un buen caso para empezar. En el breve período de veinticinco años ha acabado con la pobreza y se ha transformado en el hombre más poderoso sobre la Tierra. Su éxito no se debió a la suerte, ni a la eventualidad, ni a un accidente. Fue secuela de su cuidadosa observación de ciertos principios que están a tu disposición, como lo estuvieron para él. Que no te quepa ninguna duda: Henry Ford no está ligado por los seis miedos básicos. Si sientes que estás demasiado lejos de Ford para poder estudiarlo con exactitud, empieza eligiendo a dos personas que conozcas de cerca; una de ellas debe simbolizar tu idea del fracaso y la otra debe atañerse con tu idea del éxito. Averigua qué hizo que una fuera un fracaso y la otra un éxito. Logra datos reales. En el proceso de reunir esta información, te habrás dado una gran lección sobre causa y efecto. Las cosas jamás pasan simplemente. Todo, desde la forma animal más inferior que se arrastra por el suelo o que nada en el mar, hasta el hombre, es el EFECTO del proceso progresivo del ser humano. La evolución es cambios ordenados. No hay milagros conectados con este cambio ordenado. No sólo las formas físicas y los colores de los animales advierten una transformación lenta y ordenada, sino que también la mente humana está experimentando cambios incesablemente. Aquí es donde reside tu esperanza de perfeccionar. Tienes el poder de exigir a tu mente a pasar por un proceso de cambio bastante veloz. En un solo mes de sugestión adecuadamente dirigida, puedes someter cada uno de tus seis miedos básicos. En doce meses de esfuerzo perseverante, puedes llevarlos a todos hacia un rincón donde nunca más podrán hacerte ningún daño serio. Mañana te parecerás a los pensamientos imperiosos que mantienes vivos en tu imaginación hoy. Siembra en tu mente la semilla de la osadía de derrotar a tus seis miedos básicos y en ese preciso momento ya tendrás media lucha ganada. Mantén esta intención en tu mente y, poco a poco, irá despidiendo a tus seis peores enemigos hasta que estarán fuera de tu vista, ya que sólo viven en tu propia mente. El poder duradero nunca sale del miedo. Cualquier poder que esté construido a partir del miedo se derrumbará y se descompondrá. Si entiendes esta gran verdad, nunca serás tan desdichado como para tratar llegar al poder a través de los miedos de personas que puedan deberte una fidelidad temporal. El hombre está hecho de cuerpo y alma para actos de objetivo elevado; para volar incansable sobre las alas más intrépidas de la fantasía, para convertir valerosamente los dolores más agudos en sosiego, y saborear las alegrías que produce la mezcla de los sentidos y el espíritu; o está hecho de vileza y aflicción, para obligarse en el estercolero de sus miedos, para arrugarse ante cada sonido, para apagar las llamas del amor natural en el sensualismo, para conocer esa hora bendita en la que sobre sus días inútiles la helada mano de la muerte pondrá su estampilla, pero teme la cura, aunque odia la enfermedad. Uno es el hombre que será en el futuro; el otro, el hombre en que el vicio lo ha transformado ahora. La falsedad es uno de los males más destructivos. Rompe corazones humanos y devasta reputaciones con una crueldad desconocida en relación con todos los otros males. Después de todo, el mejor rosal no es el que tiene menos espinas, sino el que da las mejores rosas. HENRY VAN DYKE Segunda lección UN CLARO OBJETIVO PRINCIPAL “¡Puedes hacerlo si crees que puedes!” Estás comenzando un curso de filosofía que, por primera vez en la historia del mundo, ha sido constituido a partir de los factores que se sabe que han sido usados, y siempre deberán serlo, por las personas que han triunfado. El modo literario ha estado completamente subordinado a la definición de los principios y leyes incluidos en este curso, para que puedan ser relacionados fácilmente por personas de todos los ámbitos de la vida. Algunos de los principios que en él se narran son conocidos por todos loslectores, otros se explican aquí por primera vez. Desde la primera hasta la última lección, debería tener en cuenta que el precio de la filosofía reside enteramente en las tentaciones de los pensamientos que se originan en la mente del estudiante, y no simplemente en las propias lecciones. Dicho de otro modo, este curso está pensado como un apremiante de la mente que hará que el alumno, o la alumna, organice y dirija las fuerzas de su mente hacia un fin claro, aprovechando así el ostentoso poder que la mayoría de la gente derrocha en pensamientos intermitentes, carentes de propósito. Para tener éxito es fundamental una gran determinación, con independencia de cuál sea la idea que uno tenga de la enunciación de éxito. Sin embargo, la osadía es una cualidad que puede exigir que pensemos en muchos temas conectados, y por lo general suele ser así. Este autor hizo un largo viaje para ver a Jack Dempsey adiestrarse para una lucha que estaba próxima. Observé que no se apoyaba totalmente en un tipo de ejercicio, sino que recurría a varias formas. El saco de arena lo ayudaba a desplegar un grupo de músculos, y también adiestraba sus ojos para que fuesen rápidos. Las pesas entrenaban otro grupo de músculos. Correr desplegaba los músculos de sus piernas y sus caderas. Una ración de alimentos equilibrados le suministraba las sustancias necesarias para desarrollar musculatura sin grasa. Las horas de sueño adecuadas, la relajación y las rutinas de descanso favorecían otras cualidades que Dempsey debía poseer para ganar. El estudiante de este curso está consagrado a la tarea de entrenarse para el triunfo en la batalla de la vida, o debería estarlo. Para ganar se debe prestar atención a muchos agentes. Una mente bien fundada, atenta y enérgica, es el resultado de diversos estímulos, y todos ellos se describen claramente en estas lecciones. Sin embargo, hay que recordar que, para su desarrollo, la mente demanda una variedad de ejercicios, al igual que el cuerpo físico precisa muchas formas de ejercicio sistemático. Los adiestradores educan ciertos pasos a los caballos, haciéndolos pasar por encima de obstáculos que los obligan a desplegar aquéllos mediante el hábito y la repetición. La mente humana debe ser adiestrada de una manera equivalente, a través de diversos estímulos que inspiren pensamientos. Antes de haber ahondado mucho en esta filosofía, observarás que la lectura de estas lecciones incita también un fluir de pensamientos que abarcan una amplia escala de temas. Por esta razón, el estudiante debería leer el curso teniendo a mano un cuaderno y un lápiz, y seguir la práctica de poner por escrito esos pensamientos o “ideas” a medida que van surgiendo en su mente. Si hace caso de esta sugerencia, cuando haya leído el curso una o dos veces, tendrá una recopilación de ideas suficiente para convertir todo su plan. Al seguir esta práctica, pronto notará que la mente se ha convertido en una especie de imán, en el sentido de que atraerá ideas útiles “de la nada”, como dice un significativo científico que ha experimentado con este principio durante muchísimos años. No te harás ningún favor si persigues este curso teniendo siquiera la ligera sensación de que no requieres adquirir más conocimientos de los que ahora tienes. En verdad, ningún hombre sabe lo bastante sobre ningún tema digno de conocerse como para creer que tiene la última palabra al respecto. En la larga y dificultosa tarea de tratar de eliminar algo de mi propia ignorancia y hacer sitio para algunas de las verdades prácticas de la vida, a menudo he visto en mi quimera al Gran Hacedor, que se encuentra en el pórtico de entrada a la vida y escribe pobre tonto en la frente de aquellos que creen ser cultos y “pobre pecador” en la de aquellos que se creen santos. Lo cual, convertido al lenguaje de cada día, quiere decir que ninguno de nosotros sabe gran cosa y que la propia naturaleza de nuestro ser nunca puede saber todo lo que precisamos saber para vivir con cordura y disfrutar de la vida mientras estamos aquí. (La humildad es la precursora del éxito) Hasta que no seamos sumisos en nuestros propios corazones, no seremos aptos para beneficiamos grandemente de las experiencias y los pensamientos de los demás. ¿Esto te parece un sermón sobre la moralidad? Bueno, ¿y qué, si lo es? Incluso los sermones por muy secos y faltos de interés que se vean, pueden resultar provechosos si sirven para reflejar la sombra de nuestro verdadero ser, para que podamos tener una idea acercada de nuestra insignificancia y superficialidad. ¡El éxito en la vida se basa en gran medida en nuestro conocimiento del ser humano! El mejor lugar para examinar al hombre-animal es tu propia mente, llevando a cabo un inventario lo más fiel posible de TÍ MISMO. Cuando te conozcas a fondo (si alguna vez llegas a hacerlo), también sabrás mucho sobre los demás. Para estar al tanto de los demás, no por lo que aparentan ser, sino tal como son en verdad, estúdialos a través de: La actitud corporal y su forma de caminar. El tono de su voz, su modo, su entonación, su volumen. Los ojos: si la mirada es oculta o directa. El uso de las palabras, su tendencia, naturaleza y cualidad. A través de estas ventanas abiertas puedes, literalmente, adentrarte en el alma de una personan y echar una mirada a la persona real. Avanzando un paso más, si quieres conocer a una persona, obsérvala cuando: Esté enojada Esté enamorada Haya dinero de por medio Esté comiendo (sola, y crea que nadie la observa) Esté escribiendo Tenga problemas Esté contento y triunfante Esté desanimada y derrotada Se enfrente a una catástrofe de naturaleza peligrosa Intente dar una “buena opinión” a los demás Le comuniquen de la desgracia de otra persona Le comuniquen de la buena fortuna de otra persona Pierda en cualquier tipo de deporte Gane en los deportes Esté sola, en una actitud contemplativa Para poder conocer a alguien tal como es, debes mirarlo en todos los estados de ánimo mencionados, y quizá más, lo cual casi equivale a decir que no tienes derecho a calificar a los demás con una mirada. Las apariencias cuentan, no cabe duda de ello, pero también suelen ser falaces. Este curso ha sido esbozado de manera tal que el estudiante que lo domine pueda inspeccionarse a sí mismo y a los demás a través de métodos que no sean de juicio instantáneos. El alumno que domine esta filosofía podrá mirar a través de la capa exterior de adornos personales, ropa, conocimiento y cosas por el estilo, y entrar directamente en el corazón de todo aquello que lo rodea ¡Esta es una promesa muy extensa! No la habría hecho si, como autor de esta filosofía, no supiera, por mis años de experiencia y análisis, que esta promesa puede ejecutarse. Algunas personas que han examinado los manuscritos de este curso me han inquirido por qué no lo he llamado Curso de maestría en el arte de vender. La respuesta es que el término arte de vender suele sindicarse con la mercantilización de productos o servicios y, por lo tanto, esto sometería y limitaría su verdadera naturaleza. Es cierto que éste es un curso sobre el arte de vender, siempre y cuando uno tenga una perspectiva más profunda que la media sobre el significado de este arte. Esta filosofía está premeditada para dejar que quienes la dominen se abran camino por la vida con éxito, “vendiendo” con la mínima cantidad de obstinación y fricción. De modo que, un curso así debe ayudar al estudiante a constituir y hacer uso de muchas verdades que no son tenidas en cuenta por la mayoría de la gente que pasa por la vida siendo ordinario. Ninguna persona ha recogido una “educación” si no conoce al menos “de oídas” la “ley de la compensación”, tal como la relató Emerson “Toda acción lleva en sí su recompensa”. No todas las personas poseen deseos de conocer la verdad sobre todos los contenidos que afectan de una manera fundamental a la vida. Una de las mayores sorpresas que se ha llevado el autor de este libro, en relación con SUS actividades de investigación, es ver que muy poca gente esté dispuesta a escucharla verdad cuando ésta le muestra sus propias debilidades. Elegimos la ilusión a la realidad. Las nuevas verdades, si son aceptadas, son tomadas con el singular grano de sal. Algunos de nosotros requerimos más que una pizca de sal; exigimos la suficiente para salar tanto las nuevas ideas que terminen siendo inservibles. Por estos motivos, tanto la lección introductoria del curso como esta lección tratan contenidos que pretenden allanar el camino para las nuevas ideas de manera que no simbolicen una revolución tan severa para la mente del estudiante. El pensamiento que el autor quiere “transmitir” ha sido descrito claramente por el director de la American Magazine en un editorial que apareció en un número nuevo, con las siguientes palabras: Últimamente, en una noche lluviosa, Carl Lomen, el rey de los renos de Alaska, me narró una historia real. Desde entonces, la he tenido en mente. Y ahora la voy a traspasar. Hace unos años, cierto esquimal de Groenlandia –cuenta Lomen- fue llevado a una de las excursiones norteamericanas al Polo Norte. Más adelante, como recompensa por sus devotos servicios, lo llevaron a la ciudad de Nueva York para una visita corta. Ante todos los milagros de la vista y el sonido, se quedó totalmente maravillado. Cuando volvió a su aldea natal contó historias de edificios que se elevaban hasta la propia faz del cielo, de tranvías que contó como casas que se movían a lo largo de un sendero y en los que la gente vivía mientras éstos avanzaban, de puentes gigantescos, luces artificiales, y de todos los otros increíbles encantos de la metrópolis. Los habitantes de su pueblo se lo quedaron mirando con alejamiento y luego lo dejaron. Y a partir de ese instante, en todo el pueblo lo apodaron “Sagdluk”, que quiere decir “el mentiroso”, nombre que arrastró con vergüenza hasta su sepulcro. Mucho antes de su muerte, su nombre original había sido olvidado por completo. Cuando Knud Rasmussen viajó de Groenlandia a Alaska, estuvo acompañado de un esquimal groenlandés llamado Mitek (pato de flojel). Mitek visitó Copenhague y Nueva York, donde vio muchas cosas por primera vez y quedó sumamente conmovido. Luego, al regresar a Groenlandia, recordó la desdicha de Sagdluk y decidió que no era conveniente contar la verdad. En lugar de eso, narraría historias que su pueblo pudiera entender, y así salvaría su reputación. De modo que les contó que él y el doctor Rasmussen guardaban un kayak en las orillas de un gran río, el Hudson, y que cada mañana se iban en él a cazar. Había patos, gansos y focas a granel, y gozaron enormemente de la visita. A los ojos de sus compatriotas, Mitek es un hombre muy honorable. Sus vecinos lo tratan con un respeto poco usual. El camino de quien dice la verdad siempre ha sido abrupto. Sócrates tuvo que tomar la pócima, Esteban lapidado, Bruno carbonizado en la hoguera, Galileo aterrorizado hasta desdecirse de sus verdades estelares, y uno podría continuar eternamente ese rastro cruel por las páginas de la historia. Hay algo en la naturaleza que hace que nos sintamos resentidos por el impacto de las ideas nuevas. Odiamos que se alteren las creencias y prejuicios que hemos heredado junto con los muebles de la familia. En la madurez, muchos de nosotros hibernamos y vivimos de los viejos ídolos. Si una idea nueva irrumpe nuestra madriguera, nos levantamos de nuestro sueño invernal gruñendo. Los esquimales, al menos, tenían alguna justificación. No eran capaces de visualizar las maravillosas imágenes que dibujaba Sagdluk. Sus sencillas vidas habían estado ajustadas durante demasiado tiempo a la triste noche del Ártico. Pero no hay ningún porqué correcto para que la persona media cierre su mente a desconocidos puntos de vista sobre la vida. Sin embargo lo hace, de todos modos. No hay nada más funesto (o más comente) que la inercia mental. Por cada diez personas físicamente holgazanas, se hallan diez mil con las mentes estancadas. Y las mentes estancadas son los lugares donde se fecundan los miedos. Un viejo granjero en Vennont solía terminar siempre sus plegarias con este ruego: “Oh, Dios, ¡dame una mente abierta!” Si más personas siguieran su ejemplo podrían impedir estar paralizadas por los prejuicios. Y qué lugar tan encantador para vivir sería el mundo. Todas las personas deberían proponerse reunir ideas nuevas de fuentes diferentes del entorno donde viven y trabajan. Si la mente no busca nuevas ideas, se envejece, se detiene, se estrecha y se cierra. El agricultor debería visitar la ciudad con frecuencia y caminar entre rostros raros y edificios altos. Entonces volvería a su granja con la mente renovada, con más valor y frenesí. El hombre de la ciudad debería ir al campo de vez en cuando y renovar su mente con vistas nuevas y diferentes de aquellas asociadas a sus labores diarias. Todo el mundo precisa un cambio de ambiente mental a intervalos regulares, del mismo modo que en la alimentación son fundamentales el cambio y la variedad. La mente se vuelve más alerta, más elástica y está más preparada para trabajar con rapidez y exactitud después de haberse dado un baño de ideas nuevas, fuera de su propio recinto de trabajo cotidiano. Como estudiante de este curso, dejarás de lado transitoriamente el conjunto de ideas con que ejecutas tus tareas diarias y entrarás en un campo de ideas totalmente nuevas (y, en algunos casos, desconocidas hasta el momento) ¡espléndido! Al final de este curso, te encontrarás con un nuevo surtido de ideas que te harán más eficaz, más entusiasta y más valiente, sin importar qué tipo de trabajo tengas. ¡No temas a las ideas nuevas! Pueden simbolizar para ti la diferencia entre el éxito y el fracaso. Algunas de las ideas mostradas en este curso no requerirán más explicaciones o pruebas de su solidez porque son conocidas para casi en todo el mundo. Otras son nuevas y, por esa misma razón, es posible que muchos de los estudiantes de esta filosofía titubeen de si deben aceptarlas como ideas prudentes. Cada uno de los principios descritos en este curso ha sido probado aplicadamente por el autor, y la mayoría de los principios incluidos han sido probados por decenas de científicos y por personas bastante capaces de diferenciar entre lo meramente teórico y lo práctico. Por ello, sabemos que todos los principios aquí congregados son practicables exactamente del modo en que se afirma que lo son. No obstante, a ningún alumno o alumna de este curso se le solicita que acepte nada de lo que se asevere en estas lecciones sin antes haber comprobado, a través de pruebas, experimentos y análisis, que dicha afirmación es sólida. El principal mal que el estudiante debe impedir es el de constituirse opiniones sin basarse en DATOS claros, lo cual me recuerda la famosa amonestación de Herbert Spencer: Hay un principio que es un impedimento para cualquier información, que es una prueba contra cualquier demostración y que deja al hombre en la más absoluta ignorancia. Este principio es el de descartar antes de examinar. Sería bueno que tuvieras presente este principio cuando estudies la LEY DE LA MENTE MAESTRA que se cuenta en las lecciones. Esta ley simboliza un principio enteramente nuevo del funcionamiento de la mente y, sólo por este motivo, a muchos estudiantes les resultará dificultoso aceptarla como prudente antes de haber experimentado con ella. Por lo general, no existe eso de “Conseguir algo a cambio de nada”. A la larga, uno logra exactamente aquello por lo que ha pagado, tanto si está comprando un coche como una barra de pan. Sin embargo, cuando uno recapacita acerca de la consideración de la LEY DE LA “MENTE MAESTRA” como verdadera base de la mayoría de los triunfos de los llamados genios, esta ley logra un aspecto que exige algo más que elementales opiniones de “juicio instantáneo”. Muchos de los científicos que han declarado su opinión sobre el tema al autor de esta filosofía creen que la LEY DE LA “MENTE MAESTRA” es la base de prácticamente todos los beneficios más importantes resultantes del estreno grupal o cooperativo. Según AlexanderGraham Bell, la LEY DE LA MENTE MAESTRA, tal como se narra en esta filosofía, no sólo era razonable, sino que todas las instituciones educativas superiores deberían estar enseñándola como pieza de sus cursos de psicología. Charles P. Steinmetz dijo que él había experimentado con esta ley y había llegado a la misma solución que la que se afirma en estas lecciones, mucho antes de haber hablado del tema con el autor de la filosofía de las LEYES DEL ÉXITO. Luther Burbank y John Burroughs realizaron declaraciones similares, Edison nunca fue interrogado sobre el tema, pero otras declaraciones suyas muestran que aprobaría la ley como una eventualidad, o como una realidad. El doctor Elmer Gates dio su asentimiento a esta ley en una conversación con el autor hace más de quince años. El doctor Gates es un científico del más alto nivel, de la altura de Steinmetz, Edison y Graham Bell. El autor de esta filosofía ha hablado con decenas de hombres de negocios perspicaces que, aunque no eran científicos, afirmaron creer en la estabilidad de la LEY DE LA MENTE MAESTRA es, por tanto, difícilmente disculpable que personas con menos capacidad de juzgar tales asuntos se establezcan opiniones sobre esta ley, sin una investigación seria y metódica. Permíteme mostrarte una breve descripción de lo que es esta lección ¡y lo que se cree que va a hacer por ti! Habiéndome dispuesto para la práctica de la ley, ofreced esta presentación como un planteamiento de mi caso. Las pruebas que lo respaldan serán exhibidas en las dieciséis lecciones que componen el curso. Los datos a partir de los cuales se ha dispuesto este curso han sido reunidos durante más de veinticinco años de negocios y experiencia profesional, y mi única definición de la puesta en práctica bastante libre que hago a lo largo del curso es que escribo a partir de mi experiencia de primera mano. Antes de que se divulgara este curso sobre las LEYES DEL ÉXITO, los manuscritos fueron propuestos a dos importantes universidades con la petitoria de que fuesen leídos por profesores adecuados con el objeto de eliminar o corregir cualquier afirmación que pareciera poco prudente desde el punto de vista económico. Ellos consintieron a esta petición y los manuscritos fueron examinados aplicadamente, con el efecto de que no se realizó ni un solo cambio, con excepción de una o dos ligeras reformas en la redacción. Uno de los profesores que inspeccionó el manuscrito se expresó, en parte, de la siguiente manera: “Es una desdicha que no se enseñe a cada chico y chica que entra en la escuela secundaria los quince capítulos principales de su curso sobre las LEYES DEL ÉXITO. Es una lástima que ni la gran universidad con la que estoy relacionado ni todas las demás contengan SU curso como parte de sus planes de estudios”. Puesto que este curso está pensado como un mapa o anteproyecto que te regirá para que alcances esa codiciada meta llamada “Éxito”, ¿acaso no estaría bien precisar aquí el éxito? El éxito para el desarrollo del poder con el que uno logra cualquier cosa que desea en la vida sin estorbar los derechos de los demás. Quisiera poner especial acento en la palabra “poder”, ya que está atañida indisolublemente con el éxito. Vivimos en un mundo y una época de aguda competencia, y la ley de la supervivencia del más apto es visible en todas partes. Debido a esto, todo aquel que desee disfrutar de un éxito perdurable debe conseguirlo a través del uso del poder. Y ¿qué es el poder? El poder es energía constituida o esfuerzo organizado. El objetivo de que este curso se llame, apropiadamente, las LEYES DEL ÉXITO, es que enseña cómo constituir los datos, los conocimientos y las facultades de nuestra propia mente en una unidad de poder. Este curso te brinda una clara promesa: A través de su dominio y aplicación podrás obtener cualquier cosa que desees, haciendo sólo un matiz: “dentro de lo sensato”. Esta reseña tiene en cuenta tu educación, tu conocimiento o la falta de ella, tu resistencia física, tu temperamento y todas las demás formas aludidas en las dieciséis lecciones de este curso, como los factores más fundamentales para la consecución del éxito. Sin ninguna excepción, quienes han alcanzado un éxito fuera de lo común lo han hecho, consciente o inconscientemente, auxiliándose de los quince agentes principales en que se basa este curso, o en buena parte de ellos. Si dudas de esta aseveración, entonces avasalla estas lecciones para que puedas efectuar un análisis con una precisión razonable y estudiar a personas como Carnegie, Rockefeller, Hill, Arriman, Ford y otras parecidas que han amontonado grandes fortunas, y verás que comprendían y aplicaban el principio del esfuerzo organizado que sale a lo largo de este curso. A principios de siglo entrevisté al señor Carnegie con el objetivo de escribir una historia sobre él. Durante la entrevista le pregunté a qué atribuía su éxito. Con un resplandor alegre en los ojos, dijo: “Jovencito antes de responder a su pregunta, le solicitaré por favor que defina el término “éxito”.. Quedó a la espera, pero al darse cuenta de que me sentía incómodo ante su pregunta, continuó: «Cuando habla de “éxito” se está refiriendo a mi dinero, ¿no es así? Le afirmé que el dinero era el índice con el que la mayoría de la gente calculaba el éxito, y entonces él respondió: “Ah, bien, si lo que quiere es saber cómo conseguí mi dinero, si eso es lo que usted llama “éxito”, responderé a su pregunta expresándole que aquí, en nuestro negocio, tenemos una “mente maestra”, y dicha mente está constituida por más de una veintena de personas que atienden mi plantilla personal de supervisores, directores, contables, químicos y otros profesionales precisos. Ninguna persona en este grupo es la “mente maestra” de la que le hablo, pero la suma total de las mentes del grupo, sistematizadas, organizadas y dirigidas a un fin claro, en un espíritu de colaboración armoniosa, forman el poder que me hizo ganar dinero. No hay dos mentes en el grupo puntualmente iguales, pero cada uno de sus miembros hace lo que se espera que haga y lo hace mejor de lo que podría realizarlo cualquier otra persona en el mundo. Ahí, en ese momento, quedó sembrada en mi mente la semilla a partir de la cual se desenvolvió este curso, pero no echó raíces ni germinó hasta más adelante. Esta entrevista marcó el principio de años de investigación que desembocaron, finalmente, en el hallazgo del principio de psicología descrito en la lección introductoria como la mente maestra. Oí todo lo que dijo el señor Carnegie, pero fueron ineludibles los conocimientos obtenidos en varios años de contacto posterior con el mundo de los negocios para poder relacionar lo que él me había dicho y captar y entender claramente el principio que estaba detrás, que no era otro que el principio del esfuerzo organizado en el que se funda este curso de las LEYES DEL ÉXITO. El grupo de empleados de Carnegie formaba una “mente maestra”, y dicha mente estaba tan bien constituida y coordinada, era tan poderosa, que podría haber almacenado millones de dólares para su jefe en prácticamente cualquier prototipo de empresa de naturaleza comercial o industrial. El negocio siderúrgico al que dicha mente estaba consagrada era sólo un accidente en relación con la acumulación de riqueza de Carnegie. Esa misma riqueza podría haberse congregado si la “mente maestra” hubiese estado orientada al negocio del carbón, de la banca o de la alimentación, obligatoriamente porque detrás de la mente, estaba el poder: el tipo de poder que tú lograrás cuando fundes las facultades de tu propia mente y te alíes con otras mentes bien organizadas para la ganancia de un claro objetivo principal en la vida. Si eres capaz de perder en una carrera sin acusar a otra persona, tienes muchas posibilidades de tener éxito más adelante en el camino de la vida. Una investigación absoluta con varios de los antiguos socios del señor Carnegie en los negocios, que se hizo una vez iniciado este curso, demuestra de modo indiscutible, no sólo que la ley quedenominamos la mente maestra existe, sino que además ha sido el principal germen del éxito del señor Carnegie. Es posible que, de entre los socios de Carnegie, ninguno lo haya conocido tan bien como el señor C. M. Schwab. En las siguientes palabras, el señor Schwab ha explicado con gran precisión ese “algo” sutil en la personalidad del señor Carnegie, que le dejó ascender hasta alturas tan asombrosas. “Nunca he conocido a un hombre con tanta quimera, inteligencia vivaz y agudeza instintiva. Percibías que él inquiría tus pensamientos y evaluaba todo lo que habías hecho o podrías realizar alguna vez. Parecía saber cuál iba a ser tu próxima palabra antes de que la dijeras. El juego de su mente era deslumbrante y su hábito de la observación escrupulosa le suministraba una reserva de conocimientos sobre incontables asuntos”. Pero su forma sobresaliente, entre una dotación tan rica, era el poder de infundir a otros hombres. Irradiaba confianza. Podías titubear respecto a algo y discutir el tema con el señor Carnegie. En un momento, él te hacía ver que estaba bien y luego conseguía que lo creyeras totalmente, o podía resolver tus dudas señalando sus puntos débiles. Esta cualidad de encantar a los demás y luego estimularlos surgía de su propia fuerza. Los resultados de su liderazgo fueron sublimes. Creo que nunca antes en la historia de la industria había habido un hombre que, sin comprender los detalles del ejercicio de su negocio y sin ninguna intención de exhibir conocimientos técnicos sobre el acero o acerca de ingeniería, fuese capaz de edificar una empresa así. La habilidad del señor Carnegie para inculcar a las personas se apoyaba en algo más profundo que una capacidad de juicio. En esta última frase, el señor Schwab enuncia un pensamiento que corrobora la hipótesis de la mente maestra a la que el autor de este curso atribuye la trascendental fuente del poder de Carnegie. Además, el señor Schwab ha demostrado la afirmación de que Carnegie podría haber tenido tanto éxito en cualquier otro negocio como el que tuvo en el del acero. Es obvio que su éxito se debió a la perspicacia de su propia mente y de las mentes de otros hombres, y no puramente a sus conocimientos en concreto del negocio siderúrgico. Este pensamiento es intensamente reconfortante para quienes todavía no han logrado un éxito tan destacado, pues manifiesta que el éxito es únicamente una cuestión de aplicar de forma correcta las leyes y los principios que están al alcance de todo el mundo, y no debemos olvidar que dichas leyes están explicadas plenamente en las dieciséis lecciones de este curso. El señor Carnegie aprendió a aplicar la LEY DE LA “MENTE MAESTRA”. Esto le admitió organizar las facultades de su propia mente y las de otras mentes, y amarlas todas en pos de un claro objetivo principal. Todo táctico, ya sea en los negocios, en la guerra, en la industria o en otros ámbitos, entiende el valor del esfuerzo organizado, coordinado. Todo estratega militar conoce el valor de sembrar semillas de discrepancia en las fuerzas enemigas, porque esto fisura el poder de coordinación que está detrás de la barrera. Durante la Primera Guerra Mundial, se escucharon muchas cosas sobre los efectos de la propaganda, y me parece exagerado decir que las fuerzas desorganizadoras de la propaganda fueron mucho más destructoras que todas las armas y explosivos usados en la guerra. Uno de los puntos concluyentes más importantes de la Primera Guerra Mundial llegó cuando los ejércitos aliados fueron situados al mando del general francés, Foch. Militares bien informados aseveran que ésta fue la jugada que significó la reprensión de los ejércitos enemigos. Cualquier puente ferroviario moderno es un excelente ejemplo del valor del esfuerzo organizado porque manifiesta con claridad y simplicidad, que miles de toneladas de peso pueden ser aguantadas por un grupo comparativamente pequeño de barras y travesaños de acero preparados de manera tal que el peso se dosifica por todo el conjunto. Había un hombre que tenía siete hijos que casi siempre estaban a la greña. Un día, los reunió y les dijo que deseaba señalarles lo que significaba exactamente su falta de esfuerzo cooperativo. Había preparado un haz de siete ramas que ató esmeradamente. Uno a uno, fue pidiendo a sus hijos que tomaran el haz y lo rompieran. Todos lo ansiaron, pero fue en vano. Entonces el hombre cortó las cuerdas y le entregó una rama a cada uno de sus hijos, solicitándole que la rompiera sobre su rodilla. Cuando todas las ramas estuvieron rotas, el hombre dijo a sus hijos con calma: “Cuando vosotros, muchachos, trabajáis juntos con espíritu de armonía, os parecéis a ese haz de ramas, y nadie puede venceros, pero cuando os peleáis unos con otros, cualquiera venceros, uno por uno”. En esta historia del hombre y sus siete hijos belicosos hay una lección digna de tenerse en cuenta y que podría emplearse a las personas de una comunidad, a los jefes y los empleados de un lugar de trabajo, o al estado y la patria en que vivimos. El esfuerzo organizado puede convertirse en un poder, pero también puede ser un poder peligroso, a menos que sea encaminado con inteligencia, y ésta es la razón principal de que las dieciséis lecciones de este curso estén consagradas en gran parte a describir cómo dirigir el poder para que nos lleve al éxito; a ese tipo de éxito que se funda en la verdad, la justicia y la equidad que transportan a la felicidad máxima. Una de las tragedias destacables de esta era de lucha y locura por el dinero es el hecho de que muy pocas personas están consagradas a la tarea que más aman. Uno de los fines de este curso es ayudar a cada estudiante a expresar su lugar particular de dedicación profesional en el mundo, donde pueda hallar tanto prosperidad material como felicidad en abundancia. Con este objetivo, una tabla de análisis del carácter acompaña a la decimosexta lección. Esta tabla está trazada para ayudar al estudiante a examinarse a sí mismo y a manifestar qué habilidades latentes o fuerzas ocultas se hallan dormidas en su interior. Todo este curso está pensado como un apremio que te permita verte a ti mismo, o a ti misma, tal como eres, y ver tus fuerzas escondidas tal como son, y para mover en ti la ambición, la visión y la determinación que te harán prosperar y reclamar lo que es genuinamente tuyo. Hace menos de treinta años, había un hombre que trabajaba en la misma tienda que Henry Ford, haciendo casi el mismo tipo de trabajo que él. Se ha dicho que aquel hombre en realidad era un trabajador más adecuado que Ford, en ese empleo en particular. Actualmente, ese hombre sigue consagrándose al mismo tipo de trabajo, con un salario menor a los cien dólares semanales, mientras que Ford es el hombre más rico del mundo. ¿Cuál es la contradicción destacable entre estos dos hombres, que ha creado una distancia tan grande entre ellos en términos de fortuna material? Simplemente ésta: Ford entendió y aplicó el principio del esfuerzo organizado, mientras que el otro hombre no lo hizo. Mientras escribo estas líneas, en la pequeña ciudad de Shelby, Ohio, se está empleando por primera vez en la historia del mundo este principio del esfuerzo organizado con el objetivo de originar una alianza más estrecha entre las iglesias y las empresas de una comunidad. Los clérigos y los hombres de negocios han constituido una alianza, con el resultado de que prácticamente cada iglesia de la ciudad respalda totalmente a cada hombre de negocios, y cada hombre de negocios respalda de lleno a cada iglesia. El resultado ha sido el fortalecimiento de las iglesias y de las empresas, hasta tal punto que se ha dicho que sería prácticamente improbable que cualquier miembro de ninguno de los dos sectores perdiera en su profesión; los demás miembros de la alianza no lo consentirían. He aquí un ejemplo de lo que puede ocurrir cuando grupos de personas constituyen una alianza con el objetivo de aunar el poder combinado del grupo detrás de cada unidad individual. La alianza ha supuesto para la ciudad de Shelbymejorías materiales y morales como las que disfrutan muy pocas ciudades de esas superficies en Estados Unidos. El plan ha funcionado de una manera tan eficaz y tan grata que ahora se está originando un movimiento para ampliarlo a otras ciudades norteamericanas. Para tener una visión más especifica de cómo este principio del esfuerzo organizado puede llegar a ser tan poderoso, contente un momento y deja que tu imaginación trace una imagen de cuál sería el probable resultado si cada iglesia, cada periódico, cada club de benévolos, cada asociación de caridad, cada club de publicidad, cada corporación de mujeres y cada una de las demás organizaciones cívicas de naturaleza similar de tu ciudad, o de cualquier otra, constituyeran una alianza con el objetivo de aunar su poder y usarlo en beneficio de todos los miembros de estas organizaciones ¡LOS efectos que podrían lograrse fácilmente con una alianza de este tipo prevalecen a la imaginación! Una buena enciclopedia tiene la mayoría de datos conocidos del mundo, pero si éstos no son coordinados y expresados en términos de acción, resultan tan inservibles como las dunas. En el mundo del esfuerzo organizado son tres los poderes destacables: las iglesias, las escuelas y la prensa. Piensa en lo que podría pasar fácilmente si estos tres grandes poderes y moldeadores de la opinión pública se aliaran con el objetivo de producir cualquier cambio que fuera preciso en la conducta humana. En una sola generación, podrían cambiar las actuales reglas de ética en los negocios, por ejemplo, de tal forma que sería prácticamente un suicidio económico para cualquiera tratar de realizar la mínima transacción de negocios bajo cualquier regla que no fuera la Regla de Oro. Una alianza así podría tener la bastante influencia para cambiar, en una sola generación, las propensiones en los negocios, en la sociedad y en la moral de todo el mundo civilizado. Una alianza de este prototipo tendría el suficiente poder para meter en las mentes de las próximas generaciones cualquier ideal deseado. El poder es esfuerzo organizado ¡como ya se ha dicho! ¡Y el éxito se basa en el poder! Para que tengas un conocimiento claro de lo que significa el término esfuerzo organizado… he usado los ejemplos anteriores, y para destacarlo aún más repetiré la afirmación de que la acumulación de una gran riqueza y la obtención de cualquier perspectiva elevada en la vida como las que constituyen aquello que comúnmente llamamos éxito, se basan en tener la visión precisa para entender y la capacidad de asimilar y aplicar los importantes principios de las dieciséis lecciones de este curso. El curso está en total armonía con los principios de economía y los de psicología aplicada. Observarás que, en aquellas lecciones que dependen para su aplicación práctica, de unos discernimientos de psicología, se ha incluido una definición suficiente de los principios psicológicos involucrados para que puedan comprenderse fácilmente. Antes de entregar al editor los manuscritos de este curso, fueron propuestos a algunos de los más trascendentales banqueros y hombres de negocios de Estados Unidos para que fuesen examinados, desarrollados y criticados por las mentes más prácticas. Uno de los banqueros más conocidos de Nueva York restituyó los manuscritos con el siguiente comentario: Tengo un máster de la universidad de Yale, pero estaría dispuesto a comercializar todo lo que ese título me ha dado con lo que me habría aportado su curso de las LEYES DEL ÉXITO si hubiese tenido el privilegio de que se incluyeran en mi formación cuando estaba en Yale. Mi esposa y mi hija también han leído los manuscritos, y mi mujer ha citado a su curso como “el teclado maestro de la vida”, porque cree que todos aquellos que entiendan cómo emplearlo podrán descifrar una sinfonía perfecta en sus respectivas profesiones, igual que un pianista es capaz de tocar cualquier melodía cuando domina el teclado del piano y los cimientos de la música. No hay dos personas sobre la tierra totalmente iguales y, por esta razón, no se espera que dos personas obtengan de este curso el mismo resultado. Cada estudiante debería leerlo, comprenderlo y luego apropiarse de aquella parte de su contenido que requiera para desarrollar una personalidad bien formada. Para que esta apropiación pueda realizarse apropiadamente, será necesario que el estudiante realice un autoanálisis, a través del uso del cuestionario que viene en la decimosexta lección del curso, con el objetivo de averiguar cuáles podrían ser sus deficiencias. Este cuestionario no debería llenarse antes de que el alumno, o la alumna, domine completamente los contenidos de todo el curso, pues sólo entonces estaría en situación de responder a las preguntas con una mayor exactitud y comprensión respecto a sí mismo. Con la ayuda de este cuestionario, un analista del carácter con experiencia puede llevar a cabo un catálogo de las propias facultades con la misma facilidad y precisión con que un vendedor puede hacer inventario de las mercancías que hay en sus anaqueles. Este curso ha sido recogido con el propósito de ayudar a cada alumno a revelar cuáles son sus talentos naturales, y también con la meta de que pueda organizar, coordinar y poner en uso los conocimientos derivados de la experiencia. Durante más de veinte años he estado reuniendo, archivando y organizando el material que forma parte de este curso. Durante los últimos catorce años he detallado más de dieciséis mil hombres y mujeres, y todos los datos importantes congregados en estos análisis han sido cuidadosamente coordinados e introducidos aquí. Estos análisis produjeron muchos datos atractivos que me han ayudado a lograr que este curso sea práctico y aplicable. Por ejemplo, descubrí que el 95 % de todas las personas analizadas era un desengaño y que sólo el 5 % era un éxito. (Cuando utilizo el término desengaño quiero decir que no hallaron la felicidad y que satisfacían las carencias normales de la vida con unos esfuerzos casi intolerables). Quizás esta sea aproximadamente la compensación de éxitos y fracasos que podría hallarse si toda la gente del mundo fuese analizada con precisión. La lucha por la sola existencia es terrible para las personas que no han aprendido a organizar y regir sus talentos naturales, mientras que para quienes han logrado el dominio del principio del esfuerzo organizado, cubrir esas necesidades, así como obtener muchos lujos, es algo comparativamente sencillo. Uno de los datos más maravillosos que salieron a la luz en esos análisis fue el descubrimiento de que el 95 % de los que fueron encasillados como desengaños se hallaban dentro de ese grupo porque no tenían un claro objetivo principal en la vida, mientras que el 5 % que constituía el grupo de éxito no sólo tenían propósitos claros, sino también planes definidos para la obtención de sus objetivos. Otro dato significativo que revelaron estos análisis fue que el 95 % que conformaba el grupo de fracasados se consagraba a un trabajo que no le gustaba, mientras que el 5 % formado por las personas de éxito hacía lo que más le gustaba. Dudo que una persona pueda ser un fracaso si se dedica a lo que más le gusta. Otro dato trascendental que mostraron los análisis fue que todas las personas que componían el 5 % que tenía éxito se habían formado el hábito de ahorrar dinero metódicamente, mientras que el 95 % que era un fracaso no ahorraba nada. Este punto se merece una seña consideración. Ninguna perspectiva en la vida puede ser segura, y ningún logro puede ser indestructible, a menos que se hayan cimentado sobre la base de la verdad y la justicia. Uno de los importantes objetivos de este curso es ayudar al estudiante a realizar el trabajo que ha optado de una manera que le proporcione los mayores beneficios posibles, tanto en dinero como en felicidad. Un claro objetivo principal La clave de toda esta lección podría encontrarse en la palabra “claro”. Es temible saber que la mayor parte de habitantes del mundo van por la vida a la deriva, sin un designio, sin tenerni la mínima idea de para qué trabajo están más habilitadas y sin conocer siquiera la necesidad de tener un objetivo claro por el que luchar. Hay una razón, psicológica y económica a la vez, para elegir un claro objetivo principal en la vida. Consagremos nuestra atención en primer lugar al aspecto psicológico de la cuestión. Hay un principio de psicología bien determinado que dice que los actos de una persona siempre están en armonía con los pensamientos imperiosos de su mente. Cualquiera que sea el claro objetivo principal que se fije de manera intencionada en la mente y se conserve ahí, con la determinación de realizarla, terminará impregnando toda la mente subconsciente hasta que intervendrá automáticamente en la acción física del cuerpo en dirección a la consecución de ese designio. Tu claro objetivo principal en la vida debería ser escogido con alto cuidado y, una vez seleccionado, deberías escribirlo en un papel y instalarlo en un lugar donde lo veas al menos una vez al día. El efecto psicológico de este gesto es grabar tu objetivo en la mente subconsciente con tanta fuerza que ésta lo acepte como un patrón o anteproyecto que terminará dominando tus actividades en la vida y te llevará, paso a paso, hasta el logro del objetivo que está detrás de dicho propósito. El principio psicológico a través del cual puedes grabar tu claro objetivo principal en tu subconsciente se denomina “autosugestión”, o sugestión que uno se hace repetidamente a uno mismo. Este es un grado de auto hipnosis, pero no debes tener miedo en este sentido, pues este principio es el mismo que ayudó a Napoleón a salir de un escenario de pobreza en Córcega y llegar a la dictadura de Francia. Fue con la ayuda de este mismo principio como Thomas A. Edison remontó desde sus sencillos inicios como vendedor de periódicos hasta una posición en la que es reconocido como uno de los principales inventores del mundo. Fue a través de la ayuda de este mismo principio como Lincoln prevaleció el poderoso abismo existente entre sus simples orígenes en una cabaña de madera en las montañas de Kentucky y la presidencia de la nación más fuerte del mundo. Fue con la ayuda de este mismo principio como Theodore Roosevelt se convirtió en uno de los líderes más provocadores que haya llegado jamás a la presidencia de Estados Unidos. No es preciso tenerle ningún miedo al principio de la autosugestión, siempre y cuando te asegures de estar combatiendo por un objetivo que te suministrará una felicidad duradera. Asegúrate de que tu propósito claro sea provechoso, de que su realización no producirá problemas o infelicidad a nadie, de que te contribuirá paz y prosperidad, y luego aplica el principio de autosugestión, en la medida de tu agudeza, para alcanzar rápidamente tu objetivo. En la calle, en la esquina que está justo frente a la habitación en la que me encuentro escribiendo, veo a un hombre que se pasa ahí todo el día, vendiendo maníes. Siempre está ocupado. Cuando no está ejecutando una venta, está tostando y empaquetando los maníes en unas bolsitas. Él pertenece al gran ejército que compone el 95 % que no tiene un propósito claro en la vida. Vende maníes, no porque le guste más que cualquier otra cosa que podría estar concibiendo, sino porque nunca se ha sentado a pensar en un intento claro que podría aportarle más beneficios por su trabajo. Vende maníes porque va a la deriva en el mar de la vida, y una de las desdichas de su trabajo es el hecho de que esa misma cantidad de esfuerzo que está invirtiendo en él, si lo dirigiera por otras vías, le contribuiría unos beneficios mucho más grandes. Otra de las tragedias del trabajo de este hombre es el hecho de que está esgrimiendo inconscientemente el principio de la autosugestión, pero lo hace para su propio perjuicio. Sin duda, si se pudiera recrear una imagen de sus pensamientos, no habría nada en ella, excepto un tostador de maníes, unas bolsitas de papel y un grupo de personas comprándole. Este hombre podría salir del negocio de venta de maníes si tuviera, en primer lugar, la visión y la ambición para suponerse a sí mismo en una profesión más rentable, y luego la constancia para mantener esa imagen en su mente hasta que lo intervenga para dar los pasos necesarios a fin de ingresar en dicha profesión. El esfuerzo que él pone en su trabajo le reportaría unos beneficios importantes si lo dirigiera hacia la realización de un propósito claro que le ofreciera mayores ganancias. Uno de mis amigos más cercanos es uno de los escritores y conferenciantes más conocidos de este país. Hace alrededor de diez años, captó las posibilidades de este principio de autosugestión e inminentemente comenzó a esgrimirlo y a ponerlo en funcionamiento. Diseñó un procedimiento para su aplicación que resultó ser intensamente eficaz. En esa época, no era ni escritor ni conferenciante. Cada noche, justo antes de irse a dormir, cerraba los ojos y veía, en su imaginación, una larga mesa de juntas en la que instalaba (en su imaginación) a ciertos hombres conocidos cuyas características él quería que penetraran en su propia personalidad. Al final de la mesa sentaba a Lincoln y, en el otro extremo, ubicaba a Napoleón, a Washington, a Emerson y a Elbert Hubbard. Luego procedía a conversar con esas figuras imaginarias que había sentado a su imaginaria mesa de juntas, de una manera similar a la siguiente: Señor Lincoln, quiero construir en mi propio carácter esas cualidades de rectitud y paciencia con toda la humanidad y el agudo sentido del humor que fueron sus características más recalcadas. Necesito esas cualidades y no estaré satisfecho hasta haberlas desplegado. Señor Washington, deseo construir en mi propio carácter esas cualidades de fidelidad y auto sacrificio y liderazgo que fueron sus características más destacadas. Señor Emerson, quiero construir en mi propio carácter esas cualidades de visión y capacidad de descifrar las leyes de la naturaleza tal como están escritas en las rocas de los muros de la prisión y en los árboles que se desarrollan y en los arroyos que fluyen y en las flores y en los semblantes de los niños, que eran sus características más destacadas. Napoleón, quiero construir en mi propio carácter esas cualidades de independencia y capacidad estratégica de superar dificultades y beneficiarse de los errores, y de sacar fuerzas de los fracasos, las cuales eran sus características más destacadas. Señor Hubbard, quiero desarrollar la capacidad de igualar, e incluso resaltar, la habilidad que usted tenía para expresarse con un lenguaje claro, breve y vigoroso. Noche tras noche, durante varios meses, advirtió a esos hombres sentados alrededor de esa mesa de juntas imaginaria, hasta que posteriormente había grabado sus características más destacables en su propia mente subconsciente con tanta claridad que comenzó a desarrollar una personalidad que era un combinado de todas aquéllas que admiraba. La mente subconsciente se puede confrontar con un imán, y cuando se la ha cargado y llenado totalmente con cualquier propósito claro, tiene una marcada propensión a atraer todo lo que sea necesario para la realización del mismo. Los iguales se atraen, y se puede ver la prueba de esta ley en cada filamento de hierba y en cada árbol que crece. La bellota atrae de la tierra y el aire las sustancias precisas para convertirse en un roble. Jamás origina un árbol que es en parte roble y en parte álamo. Cada grano de trigo que es sembrado en la tierra atrae las sustancias precisas para que crezca un tallo de trigo. Nunca ejecuta un error, haciendo que crezcan avena y trigo del mismo tallo. Y los seres humanos también están sujetos a la ley de la atracción. Entra en cualquier pensión barata de barrio y verás que las personas que tienen la misma tendencia mental general se relacionan entre ellas. Por otro lado, si entras en cualquier comunidad floreciente, ahí encontrarás personas de la misma tendencia general que se relacionan entre ellas. La gente que tiene éxito siempre busca la compañía de otras personas de éxito, mientrasque las que se hallan en el lado mísero de la vida siempre buscan la compañía de quienes están en circunstancias similares: “la desdicha le encanta tener compañía”. No le “digas” al mundo lo que eres capaz de hacer: El agua busca su nivel con una seguridad que no es mayor que aquella con la que el hombre busca la compañía de otros que estén en su mismo nivel general, económico y mental. Un profesor de la Universidad de Yale y un vagabundo analfabeto no tienen nada en común. Serían muy desdichados si se los obligara a estar juntos durante mucho tiempo. El agua y el aceite están tan preparados a mezclarse como las personas que no tiene nada en común. Todo ello nos lleva hasta la siguiente afirmación: atraerás a personas que armonicen con tu propia filosofía de vida, tanto si lo anhelas como si no. Siendo esto cierto, ¿acaso no ves la importancia de robustecer tu mente con un claro objetivo principal que atraerá hacia ti a personas que serán una ayuda y no un impedimento? Supón que tu claro objetivo principal está muy por encima del lugar que ocupas en este momento en la vida. ¿Y qué? Es tu privilegio o, mejor dicho, tu DEBER, anhelar a lo más alto en la vida. Te debes a ti mismo y a tu comunidad poner el listón muy alto para ti. Existen muchas certezas que justifican la creencia de que no hay nada, dentro de lo razonable, que no pueda obtener la persona cuyo claro objetivo principal esté bien desenvuelto. Hace unos años, Louis Victor Eytinge fue sentenciado a cadena perpetua en la prisión de Arizona. En la época de su reclusión, era un hombre “malo” en todos los sentidos, según examinaba él mismo. Además, se creía que le quedaba un año de vida, debido a la tuberculosis. Si alguien tenía motivaciones para sentirse desanimado, ése era Eytinge. La antipatía popular contra él era intensa, y no tenía un solo amigo en el mundo que pudiera darle corajes o ayudarlo. Entonces ocurrió algo en su propia mente que le restituyó la salud, acabó con la temida “plaga blanca” y, posteriormente, abrió las puertas de la prisión y le devolvió la libertad. ¿Qué fue ese “algo”? Sencillamente esto: Eytinge se decidió a acabar con la plaga blanca y recobrar la salud. Ése fue un objetivo principal muy claro. Había pasado menos de un año desde el momento en que tomó la decisión, y ya había ganado. Entonces amplió ese claro objetivo principal resolviéndose a obtener la libertad. Al poco tiempo, los muros de la prisión dejaron de rodearlo. Ningún ambiente indeseable es lo bastante fuerte para estancar a un hombre o una mujer que sabe cómo aplicar el principio de autosugestión en la creación de un claro objetivo principal. Tal persona puede redimirse de las cadenas de la pobreza, destruir los gérmenes de la enfermedad más mortal, elevarse desde una baja perspectiva social en la vida para obtener poder y abundancia. Todos los grandes líderes asientan su liderazgo en un claro objetivo principal. Los seguidores persiguen de buena gana a un líder cuando saben que éste es una persona con un claro objetivo principal que tiene el valor de proteger ese propósito con la acción. Inclusive un mal caballo sabe cuando un conductor con un claro objetivo principal toma las riendas, y se somete a él. Cuando un hombre con un claro objetivo principal se abre paso entre una multitud, todo el mundo se hace a un lado y le deja pasar, pero si un hombre titubea y muestra con sus actos que no está seguro de qué camino quiere seguir, la multitud le pisará los pies y se negará a moverse ni un centímetro. En ningún lugar es tan patente o más perjudicial la falta de un claro objetivo principal que en la relación entre un padre o una madre y su hijo o hija. Los niños distinguen con mucha rapidez la actitud vacilante de sus padres y se valen de ella con bastante facilidad. Lo mismo pasa en todos los ámbitos de la vida: las personas con un claro objetivo principal inspiran respeto y llaman la atención en todo momento. Hasta aquí lo que atañe al punto de vista psicológico de un propósito claro. Veamos ahora el aspecto económico de la cuestión. Si un navío a vapor perdiera su timón en medio del océano y comenzara a dar vueltas en círculos, pronto agotaría su gasolina sin llegar a la costa, a pesar de que gastaría la energía suficiente como para ir y venir varias veces allí. El hombre que trabaja sin un claro objetivo principal protegido por un plan definido para su consecución, se asemeja al buque que ha perdido el timón. El trabajo duro y las buenas finalidades no son suficientes para trasladar a una persona al éxito, pues ¿Cómo puede alguien estar seguro de que ha alcanzado el éxito, a menos que haya determinado en su mente el objetivo claro que desea? Toda casa bien construida comenzó siendo un propósito claro, además de un plan determinado en la manera de una serie de anteproyectos. Imagina qué ocurriría si uno intentara edificar una casa de cualquier modo, sin planos. Los trabajadores se fastidiarían unos a otros, el material de construcción se amontonaría por todo el terreno antes de que los cimientos estuvieran terminados y todos los que estuvieran trabajando ahí tendrían una idea distinta de cómo se debería construir la casa. El resultado: caos y malentendidos, y un coste exorbitante. Sin embargo, ¿alguna vez te has parado a pensar que la mayoría de la gente termina el colegio, acepta un empleo o entra en un negocio o en una profesión sin tener ni la más mínima idea de nada que se parezca, siquiera vagamente, a un propósito claro o un plan definido? En vista del hecho de que la ciencia nos ha suministrado maneras y medios razonablemente precisos para examinar el carácter y determinar para qué trabajo son más aptas las personas, no os parece que es una desdicha moderna que el noventa y cinco por ciento de la población adulta del mundo esté compuesta por hombres y mujeres que son un fracaso porque no han hallado su lugar adecuado en el mundo laboral. Si el éxito depende del poder, y si el poder es ESFUERZO ORGANIZADO, y si el primer paso hacia la distribución es tener un propósito claro, entonces se puede ver fácilmente por qué dicho objetivo es esencial. Hasta que una persona elige un objetivo claro en la vida, desperdicia sus energías y esparce sus pensamientos por tantos temas y en tantas direcciones diferentes, que no lo llevan al poder, sino a la indecisión y la debilidad. Con la ayuda de una pequeña lupa puedes darte una gran lección sobre el valor del ESFUERZO ORGANIZADO. Puedes usarla para concentrar los rayos del sol en un punto definido con tanta fuerza que carbonizarán un tablón y harán un agujero en él. Retira la lupa (que representa el propósito claro) y los mismos rayos de sol caerán sobre el mismo tablón por un millón de años sin quemarlo. Mil pilas, si son organizadas apropiadamente y conectadas unas a otras con cables, originarán la energía suficiente para hacer andar una máquina de un buen tamaño durante vanas horas, pero toma cada una de esas pilas por separado y ni una sola de ellas provocaría la energía suficiente para encenderla. Las autoridades de tu mente podrían ser comparadas pertinentemente con esas pilas. Cuando las organizas de acuerdo con el plan que se expone en las dieciséis lecciones de este curso de las LEYES DEL ÉXITO, y las diriges hacia la obtención de un propósito claro en tu vida, entonces estás aprovechando el principio cooperativo o acumulativo a partir del cual se desarrolla el poder, al que llamamos ESFUERZO ORGANIZADO. El recordatorio de Andrew Carnegie fue el siguiente: Instala todos tus huevos en una canasta y luego patrulla la canasta para asegurarte de que nadie le proporcione una patada. Con esto quería decir, por supuesto, que no deberíamos desperdiciar nuestras energías tomando vías secundarias. Carnegie era un economista reflexivo y sabía que la mayoría de personas tendrían éxito si cultivaran y dirigieran sus energías para hacer una sola cosa bien. Cuando el plan que está detrás de este curso nació, recuerdo que le di el primer manuscrito a un profesor de la Universidad de Texas y, conespíritu apasionado, le sugerí que había descubierto un principio que me resultaría muy ventajoso en todos los discursos que emitiera en público a partir de ese momento, porque estaría mejor preparado para organizar y establecer mis pensamientos. Él miró el resumen de los quince puntos durante unos minutos, luego se volvió hacia mí y me dijo: Sí, tu hallazgo te ayudará a hacer mejores discursos, pero eso no será lo único que haga. Te ayudará también a ser un escritor más seguro, pues en tus escritos anteriores he percibido una propensión a dispersar tus pensamientos. Por ejemplo, si comenzabas a describir una bella montaña en la distancia, podías aislarte de la descripción, llevando la atención hacia un hermoso macizo de flores silvestres, a un riachuelo o a un pájaro que canta, derivándote aquí y ahí, en zigzag, antes de llegar, posteriormente, al verdadero punto desde el cual se veía la montaña. En el futuro, tendrás menos dificultades para relatar un objeto, tanto hablando como escribiendo, porque tus quince puntos representan las bases mismas de la organización. La mejor indemnización por hacer las cosas es la capacidad de hacer más. En una época, un hombre que no tenía piernas conoció a otro que era ciego. Para demostrar irrebatiblemente que el hombre lisiado era un hombre de visión, le planteó al ciego formar una alianza que sería sumamente provechosa para ambos. “Déjeme que me trepe a su espalda, le dijo al ciego, y entonces yo utilizaré sus piernas y usted podrá emplear mis ojos. Entre los dos nos las arreglaremos con mayor rapidez.” Del esfuerzo incorporado nace un poder más grande. Ésta es una característica que logra ser repetida varias veces, porque compone una de las partes más importantes de los cimientos de este curso. Las grandes riquezas del mundo han sido amontonadas mediante el uso de este principio de los esfuerzos conjuntos. Aquello que un hombre puede hacer con una sola mano, durante toda una vida, es, en el mejor de los casos, pequeño, por muy organizado que sea, pero lo que puede alcanzar con el principio de alianza con otras personas es prácticamente ilimitado. Esa “mente maestra” a la que se reseñó Carnegie durante mi entrevista con él estaba formada por más de una veintena de mentes. En dicho grupo había personas de casi todos los temperamentos y tendencias. Cada una de ellas estaba ahí para representar un establecido papel, y no hacía otra cosa. Había entre estas personas una agudeza y un trabajo en equipo perfectos. La tarea de Carnegie residía en mantener la armonía entre ellas, y lo hacía maravillosamente bien. Si estás habituado con el fútbol americano, sin duda sabrás que el equipo ganador es el que regulariza mejor los esfuerzos de sus jugadores. El trabajo en equipo es el que gana; lo mismo ocurre en el gran juego de la vida. En tu esfuerzo por conseguir el éxito, deberías tener siempre en mente la necesidad de saber lo que quieres -saber puntualmente cuál es tu propósito claro y el valor del principio del esfuerzo organizado para la ejecución de aquello que compone tu propósito claro. De una forma un tanto vaga, casi todo el mundo tiene un propósito claro, es decir, ¡el anhelo de tener dinero! Pero ése no es un propósito claro dentro del significado del término tal como se usa en esta lección. Para que tu propósito se pueda suponer claro, aunque éste sea la acumulación de dinero, tendrías que resolver cual será el método preciso con el que intentas ganar ese dinero. Sería insuficiente que dijeras que harás dinero ingresando en algún tipo de negocio. Tendrías que decidir exactamente dónde te instalarás. Además, tendrías que decidir bajo qué reglas administrativas dirigirás tu negocio. Al responder a la pregunta: ¿Cuál es tu propósito claro en la vida?, incluida en el sondeo que he utilizado para examinar a más de dieciséis mil personas, muchos respondieron lo siguiente: “Mi propósito claro en la vida es ser tan útil al mundo como me sea posible y ganarme bien la vida”. Esta respuesta es casi tan clara como exacto es el concepto que tiene una rana del tamaño del universo. El objetivo de esta lección no es comunicarte de cuál debería ser el trabajo de tu vida, pues sin duda esto sólo podría hacerse después de un examen completo de tu persona, sino que pretende ser un medio para grabar en tu mente un consistente concepto del valor de tener un propósito claro de alguna naturaleza, y de la calidad de comprender el principio del esfuerzo organizado como un medio que te admita adquirir el poder preciso para materializar tu propósito claro. Una observación contenida de la filosofía de los negocios de más de cien hombres y mujeres que han tenido un éxito recalcado en sus respectivas profesiones reveló el hecho de que cada una de ellos era una persona de medida rápida y clara. La costumbre de trabajar con un claro objetivo principal desplegará en ti el uso de tomar decisiones con rapidez, y esto te ayudará en todo lo que comiences. Además, el hábito de trabajar con un claro objetivo principal te ayudará a reunir toda tu atención en cualquier tarea dada hasta que la hayas dominado. La concentración de esfuerzos y el hábito de trabajar con un claro objetivo principal son dos de los agentes fundamentales para el éxito que siempre van unidos. Uno lleva al otro. Los hombres de negocios de éxito más populares eran todos hombres de decisión rápida que siempre trabajaban con un propósito principal destacado como su meta primera. He aquí algunos ejemplos destacables: - Woolworth optó como su claro objetivo principal instituir en Estados Unidos una cadena de tiendas de Todo a cinco y diez centavos… y centralizó su mente en esta única tarea hasta que la realizó, y ella lo realizó a él. - Wrigley centralizó su mente en la producción y venta de paquetes de chicles a cinco centavos y convirtió esta única idea en millones de dólares. - Edison se concentró en la tarea de armonizar las leyes naturales y logró con sus esfuerzos promover más inventos útiles que ninguna otra persona hasta entonces. - Henry L. Doherty se concentró en la edificación y el funcionamiento de plantas de servicio público y se hizo multimillonario. - lngersoll se concentró en un reloj de un dólar, llenó la tierra de tic-tacs y, esta idea le consiguió una fortuna. - Statler se centralizó en un servicio de hotel hogareño, y se hizo rico, y útil, para los millones de personas que recurren a su servicio. - Edwin C. Barnes se centralizó en la venta de Edison Dictating Machines y se retiró siendo todavía joven, con más dinero del que precisaba. - Woodrow Wilson concentró su mente en la Casa Blanca durante veinte años y se convirtió en su ocupante principal gracias a sus conocimientos sobre el valor de guiarse a un claro objetivo principal. - Lincoln centralizó su mente en liberar a los esclavos y, mientras lo hacía, se convirtió en el más grande presidente norteamericano. - Martin W. Littleton oyó un discurso que le indujo el deseo de convertirse en un gran abogado. Concentró su mente en este único objetivo y se convirtió en un abogado de gran éxito en Estados Unidos, que recaudaba cuantiosos honorarios por sus casos. -Rockefeller se centralizó en el petróleo y se convirtió en el hombre más rico de su generación. - Ford se centralizó en los automóviles y se convirtió en el hombre más rico y poderoso que había existido jamás. - Carnegie se concentró en el acero y sus esfuerzos le proveyeron una gran fortuna y plasmaron su nombre en las bibliotecas públicas de toda Norteamérica. - Gillette se centralizó en una hoja de afeitar, le suministró al mundo entero un afeitado perfecto, y se hizo multimillonario. - George Eastman se centralizó en Kodak y esta idea le suministró una fortuna, al tiempo que hacía felices a millones de personas. - Russell Conwell se centralizó en una simple conferencia, Acres Diamonds, y la idea le hizo ganar muchísimo dinero. - Hearst se centralizó en los diarios sensacionalistas e hizo que la idea tuviera un valor de millones de dólares. - Helen Keller se centralizó en aprendera hablar y, a pesar de ser sorda, muda y ciega, ejecutó su claro objetivo principal. - John H. Patterson se centralizó en las cajas registradoras y se hizo rico, y logró que los demás fuesen más “cuidadosos”. - El Kaiser Guillermo II de Alemania se centralizó en la guerra y consiguió una buena dosis de ella, ¡no lo olvidemos! - Fleischmann se centralizó en el dócil bizcochito de levadura e hizo que las cosas crecieran en todo el mundo. - Marshall Field se centralizó en los grandes almacenes de venta al por menor y se hicieron realidad ante sus ojos. - Philip Armour se centralizó en el negocio de la carnicería y fundó una gran industria, así como una gran fortuna. - Millones de personas se centralizan a diario en la POBREZA y el FRACASO y obtienen ambas cosas en abundancia. - Los hermanos Wright se centralizaron en el avión y dominaron los aires. - Pullman se centralizó en el coche-cama y la idea lo hizo rico, y millones de personas pudieron viajar plácidamente. - La liga anti vicio se centralizó en la ley seca y (para bien o para mal) la hizo realidad. Cualquiera puede “empezar”, ¡pero sólo los esforzados “acabarán”! Así, podemos ver que todo aquel que posee éxito trabaja con algún propósito claro y destacado como objeto de sus esfuerzos. Hay alguna cosa que puedes hacer mejor que cualquiera otra persona en el mundo. Busca hasta que investigues cuál es la profesión para ti y conviértela en tu claro objetivo principal, y luego constituye todas tus fuerzas y ataca con la ideología de que ganarás. En tu búsqueda del trabajo para el que estás más apto, o apta, sería bueno que tengas presente el hecho de que seguramente tendrás un mayor éxito si averiguas cuál es el trabajo que más te gusta, pues es conocido que, por lo general, se tiene éxito en la profesión en la que se puede colocar todo el corazón y toda el alma. Por el bien de la claridad y el acento, volvamos a los principios psicológicos en los que se basa esta lección, porque si no lograras comprender la verdadera razón para instituir un claro objetivo principal en tu mente, ello simbolizaría un desaprovechamiento que no te puedes permitir. Estos principios son los siguientes: 1. Todo movimiento voluntario del cuerpo humano es incitado, controlado y dirigido por el pensamiento, a través del ejercicio de la mente. 2. La representación de cualquier pensamiento o idea en tu consciencia tiende a causar un sentimiento asociado y a inducirte a transformar ese sentimiento en una acción muscular ajustada que esté en perfecta armonía con la naturaleza del sentimiento. Por ejemplo, si piensas en guiñar el ojo y no hay en ese momento ninguna autoridad o pensamiento contradictorio en tu mente que detenga la acción, el nervio motor transportará ese pensamiento desde el centro de gobierno, en tu cerebro, e inminentemente tendrá lugar la acción muscular apropiada o correspondiente. Expondré este principio desde otro ángulo: Por ejemplo, prefieres un propósito claro como el trabajo de tu vida y te decides a llevarlo a cabo. Desde el preciso momento en que haces esta elección, este propósito a torna en el pensamiento dominante en tu conciencia, y estás interminablemente alerta, en busca de antecedentes, información y conocimientos que te admitan alcanzar dicho objetivo. Desde el momento en que siembras en tu mente un propósito claro, ésta empieza a reunir y acumular, consciente e inconscientemente, el material con el que ejecutarás ese propósito. El deseo es el factor que establece cuál será tu propósito claro en la vida. Nadie puede elegir tu deseo dominante por ti, pero una vez que lo has escogido, se convierte en tu claro objetivo principal y conquista el lugar central en tu mente hasta que es satisfecho cuando lo conviertes en una realidad, a menos que tú dejes que los deseos enfrentados lo retiren. Para enfatizar el principio que estoy pretendiendo explicar, creo que no es poco razonable sugerir que, para asegurar una ejecución exitosa, tu claro objetivo principal debería venir protegido por un ardiente deseo de conseguirlo. He notado que los chicos y chicas que entran en la universidad y se pagan los estudios trabajando parecen sacarles más provecho que aquellos a quienes se los pagan. El secreto de esto podría residir en que quienes están dispuestos a trabajar para poder estudiar son felices al tener un ardiente deseo de recibir una educación, y casi seguro dicho deseo se realizará, siempre y cuando su objetivo esté dentro de lo sensato. La ciencia ha determinado, más allá de toda duda, que por el principio de la autosugestión, cualquier deseo hondamente arraigado satura todo el cuerpo y la mente con la naturaleza del deseo y, fielmente, convierte la mente en un poderoso imán que atraerá a su objeto, si está dentro de lo razonable. Para el discernimiento de aquellos que quizá no han interpretado cabalmente el significado de esta afirmación, pretenderé explicar este principio de otra forma. Por ejemplo, el solo hecho de desear un automóvil no hará que éste llegue rodando, pero si hay un ardiente deseo de tenerlo, te llevará a la acción adecuada, a través de la cual podrás costearlo. El solo hecho de desear la libertad nunca redimiría a un hombre que ha sido encarcelado si no es lo bastante fuerte como para inducirlo a hacer algo que le haga merecedor de aquella. Éstos son los pasos que van desde el deseo hasta la realización: Primero, el deseo ardiente, luego la concreción de dicho deseo en un propósito claro y, a continuación, la acción apropiada suficiente para conseguir dicho propósito. Recuerda que estos tres pasos siempre son precisos para asegurarte el éxito. Una vez conocí a una chica muy pobre que tenía un ardiente deseo de hallar un marido rico, y finalmente lo consiguió, pero no sin antes haber convertido dicho deseo en el desarrollo de una personalidad muy atrayente, la cual, a su vez, atrajo al marido anhelado. Yo solía tener el deseo ardiente de poder examinar el carácter apropiadamente, y dicho deseo era tan perseverante y estaba tan hondamente arraigado que prácticamente me indujo a dedicar diez años a la investigación y el estudio de hombres y mujeres. George S. Parker fabrica una de las plumas estilográficas más selectas del mundo y, a pesar de que su negocio está encaminado desde la pequeña ciudad de Janesville, Wisconsin, ha desarrollado su producto por todo el planeta y su pluma se vende en todos los países civilizados del mundo. Hace más de veinte años, el señor Parker instituyó en su mente su propósito claro, y éste era el de promover la mejor pluma estilográfica que se pudiera comprar. Defendió dicho propósito con un deseo ardiente de su realización; por cierto, si tienes una pluma estilográfica, es muy probable que seas poseedor de una prueba de que le ha suministrado un gran éxito. Tú eres un empresario y un constructor y, al igual que los hombres que edifican casas a partir de madera, ladrillos y acero, tú debes trazar una serie de planos a partir de los cuales darás carácter a tu edificio del éxito. Estás viviendo en una era maravillosa, en la que los materiales precisos para el éxito son cuantiosos y baratos. Tienes a tu disposición, en los archivos de las bibliotecas públicas, los resultados detalladamente resumidos de miles de años de investigación que envuelven prácticamente todas las especialidades a las que uno podría querer consagrarse. Si te quieres convertir en un instructor, tienes a mano toda la historia de lo que han asimilado los hombres que te han antecedido en este campo. Si deseas ser mecánico, tienes a mano toda la historia de los inventos de máquinas y el hallazgo y el uso de metales y objetos de material metálico. Si quieres ser abogado, tienes a tu alcance toda la historia de las formas legales. A través del Departamento de Agricultura, en Washington, tienes a tu disposición todo lo que se ha aprendido sobre siembras y agricultura, y lo puedes utilizar si deseas hallar el trabajo de tu vida en este campo. El mundo nunca ha estado tan radiante de oportunidades como hoy. En todas parteshay una demanda cada vez mayor de los servicios del hombre o la mujer que haga mejor una ratonera, o brinde un mejor servicio de taquigrafía, o dé una mejor charla, o cave una mejor zanja, o dirija un banco más amable. Esta lección no habrá acabado hasta que tú hayas resuelto cuál será tu claro objetivo principal en la vida y luego hayas puesto por escrito una descripción de dicho objetivo y lo hayas situado en un lugar donde puedas verlo cada mañana al levantarte y cada noche cuando te vayas a dormir. La pereza es…pero, ¿por qué platicar de ella? Sabes que tú eres quien corta tu propia madera y quien escudriña tu propia agua y quien da forma a tu propio claro objetivo principal en la vida; por lo tanto, ¿para qué insistir en aquello que ya conoces? Un claro objetivo principal es algo que debes fundar para ti. Ninguna otra persona lo fundará en tu lugar ni tampoco se fundará por sí solo. ¿Qué vas a hacer al respecto? ¿Y cuándo? ¿Y cómo? Comienza ahora mismo a analizar tus deseos y busca qué es lo que quieres, y luego decídete a conseguirlo. La tercera lección te mostrará el próximo paso a dar y te expondrá cómo debes proceder. Nada se deja al azar en este curso. Cada paso está patentemente señalado. Tu papel consiste en seguir las premisas hasta llegar a tu destino, que está representado por tu claro objetivo principal. Ten claro ese objetivo y defiéndelo con una persistencia que no reconozca la palabra “imposible”. Cuando llegues a preferir tu claro objetivo principal, ten en cuenta que no puedes apuntar demasiado alto. Ten en mente también la inalterable verdad de que no llegarás a ninguna parte si comienzas en ninguna parte. Si tu objetivo en la vida es vago, tus logros también lo serán, y podríamos agregar, también, que serán intensamente exiguos. Debes saber qué quieres, cuándo lo quieres por qué lo quieres y COMO pretendes obtenerlo. Esto es lo que los profesores y los estudiantes de psicología conocen como la fórmula QCPC: “qué cuándo, por qué y cómo”. Cada frase que un hombre escribe, cada acto que ejecuta, y cada palabra que emite, sirven como prueba indiscutible de la naturaleza de aquello que está en lo más profundo de su corazón, una confidencia que no puede negar. Lee esta lección cuatro veces, a pausas semanales entre una y otra. La cuarta vez que la leas absorberás muchas cosas que no viste la primera vez. El que consigas dominar este curso y hacer que te traiga el éxito dependerá, en gran medida, si no por completo, de lo escrupulosamente que sigas TODAS las instrucciones que contiene. No instituyas tus propias reglas de estudio. Sigue las reglas que se fundan en este curso, pues son el resultado de muchos años de reflexión y prueba. Si deseas experimentar, espera a haber dominado este curso de la manera en que sugiere este autor. Por el momento, satisfazte con ser el estudiante. Esperemos que te conviertas en el maestro, así como el estudiante, cuando hayas seguido el curso hasta haberlo dominado. Si sigues las instrucciones brindadas en este curso para la orientación de sus estudiantes, no puedes fallar, de la misma manera que el agua no puede correr montaña arriba por arriba del nivel de su fuente. Instrucciones para aplicar los principios de esta lección A lo largo de la lección introductoria de este curso te adaptaste al principio de psicología conocido como la mente maestra. Ahora estás preparado para comenzar a utilizar este principio como un medio para convertir tu claro objetivo principal en una realidad. Quizás hayas premeditado que de nada sirve tener un claro objetivo principal a menos que uno tenga, también, un plan muy preciso y práctico para hacerlo realidad. Tu primer paso reside en decidir cuál será tu meta primordial en la vida. Tu siguiente paso será escribir una afirmación clara y breve de dicho objetivo. Ésta debería ir seguida de una definición, por escrito, del plan o planes a través de los cuales pretendes conseguir el objeto de tu aspiración. El propósito de esta alianza amistosa es utilizar la ley de la mente maestra, como soporte a tus planes. Deberías instituir una alianza entre tú y quienes tienen presente lo que es mejor para ti. Si estás casado, tu pareja debería ser uno de los miembros de esta alianza, siempre y cuando entre ustedes haya una realidad normal de confianza y conocimiento. Los otros miembros de esta alianza podrían ser tu madre, tu padre, tus hermanos o hermanas, o algunos amigos íntimos. Si eres una persona soltera, tu pareja, si la tienes, debería ser un miembro de tu alianza. Esto no es ninguna broma: ahora estás aprendiendo una de las leyes más poderosas de la mente humana y te harás un gran favor si sigues con mesura y de todo corazón las reglas expuestas en esta lección, aunque no sepas a ciencia cierta a dónde te llevarán. Aquellos que se unan a ti en la formación de una alianza amistosa con el objetivo de ayudarte en la creación de una mente maestra deberían firmar, contigo, la afirmación de tu claro objetivo principal. Cada miembro de tu alianza debe estar completamente familiarizado con la naturaleza de tu objetivo para constituirla. Además, cada uno de ellos debe estar francamente de acuerdo con este objetivo y apoyarte completamente. Cada miembro de tu alianza debe tener una copia por escrito de tu declaración de tu claro objetivo principal. Con esta excepción, sin embargo, te indico manifiestamente que debes guardar en secreto tu objetivo principal. El mundo está lleno de personas incrédulas que dudan y no sería nada bueno para tu causa que esas personas con mentes desconfiadas se burlarán de ti y de tus ambiciones. Recuerda: lo que requieres son ánimos amigables y ayuda, no burlas y dudas. A continuación, viene una de las reglas más fundamentales que debes seguir. Haz que uno o todos los miembros de tu alianza amistosa te digan, en los términos más auténticos y claros que conozcan, que saben que puedes realizar tu claro objetivo principal y que lo harás. Esta aseveración o declaración deberían hacértela al menos una vez al día, o con mayor periodicidad, si es posible. Estos pasos deben seguirse de modo persistente, con la convicción absoluta de que te llevarán a donde tú quieres ir. No alcanzará con llevar a cabo estos planes durante unos pocos días o unas pocas semanas y luego interrumpirlos. Debes seguir el procedimiento descrito basta que alcances tu claro objetivo principal, sin importar el tiempo que se necesite. De vez en cuando, quizá sea preciso que cambies los planes que has acogido para la realización de tu claro objetivo principal. Realiza estos cambios sin titubear. Ningún ser humano tiene la conjetura suficiente para crear planes que no requieran ninguna reforma o cambio. Si cualquier miembro de tu alianza amistosa pierde la fe en la ley conocida como la mente maestra retira prontamente a esa persona y reemplázala con otra. Sí, tuvo éxito, ¡pero estuvo a punto de hundirse! Esto les pasó también a Robert Fulton y a Abraham Lincoln y a prácticamente todas las demás personas a las que llamamos vencedoras. Nadie ha alcanzado nunca un éxito que valga la pena sin haberse hallado alguna vez con, al menos, un pie al borde del fracaso. Andrew Carnegie le dijo al autor de este curso que había encontrado ineludible sustituir a algunos de los miembros de su “mente maestra”. De hecho, aseveró que, con el tiempo, prácticamente todos los miembros originales de su alianza habían sido descartados y reemplazados con alguna otra persona capaz de acomodarse con mayor lealtad y entusiasmo al espíritu y el objetivo de la alianza. No puedes tener éxito si estás rodeado de socios desleales y poco amigables, sea cual sea tu claro objetivo principal. El éxito se construye sobre unas bases de lealtad, fe, franqueza, cooperación y otras fuerzas positivas con las que uno debe fortificar su entorno. Muchos de los estudiantes de este curso querrán constituir alianzas amistosas con aquellas personas con las que están asociados profesionalmente o en los negocios, con el objeto de conseguir el éxito en estos ámbitos. Entales casos, se deben seguir las mismas reglas de actuación que se han explicado aquí. El objeto de tu claro objetivo principal podría ser uno que te favorezca individualmente, o bien uno que beneficie al negocio o profesión con la que estás relacionado. La ley de la MENTE MAESTRA, andará de la misma manera en cualquiera de los casos. Si fracasas en la aplicación de esta ley, ya sea de manera temporal o permanente, el motivo será que algún otro miembro de tu alianza no entró en el espíritu de la confianza, lealtad y sinceridad del propósito !Vale la pena leer esta última frase una segunda vez! El objeto de tu claro objetivo principal debería transformarse en tu hobby. Deberías ejercerlo continuamente; deberías dormir con él, comer con él, jugar con él, trabajar con él, vivir con él y PENSAR con él. Puedes lograr cualquier cosa que desees si lo deseas con suficiente ímpetu, y sigues deseándolo, siempre y cuando el objetivo querido esté dentro de lo razonable, ¡Y REALMENTE CREAS QUE LO CONSEGUIRÁS! No obstante, hay una diferencia entre únicamente desear algo y REALMENTE CREER que lo lograrás. No entender esta diferencia ha significado el fracaso para millones de personas. Los hacedores son los creyentes en todos los espacios de la vida. Quienes creen que pueden obtener el objeto de su claro objetivo principal no reconocen la palabra imposible. Tampoco reconocen la derrota temporal. Saben que van a obtener éxito, y si un plan falla, lo suplen rápidamente con otro. Todo logro digno de mención ha tenido algún tipo de adversidad temporal antes de que llegara el éxito. Edison hizo más de diez mil experimentos antes de lograr que la primera máquina sonora grabara las palabras “María tenía un corderito”. Si hay una palabra que debería recalcar en tu mente en relación con esta lección, ésa es la palabra “perseverancia”. Ahora tienes en tu poder la señal para el éxito. Sólo tienes que abrir la puerta del Templo del Conocimiento e ingresar en él. Pero debes ir al Templo; él no vendrá a ti. Si estas leyes son nuevas para ti, al principio no te resultará fácil. Te estrellarás varias veces, ¡pero sigue avanzando! Pronto llegarás a la cumbre de la montaña que has estado trepando y verás, en los valles a tus pies, el rico estado del conocimiento que será tu recompensa por tu fe y tus esfuerzos. Todo tiene un precio. No existe la posibilidad de “recibir algo a cambio de nada”. En tus ensayos con la LEY DE LA MENTE MAESTRA estás maniobrando con la naturaleza en su manera más noble v elevada. La naturaleza no puede ser falseada, ni se le pueden hacer trampas. Ella te concederá el objeto de tus esfuerzos cando hayas pagado su precio, que es: ¡un esfuerzo continuo, severo y perseverante! ¿Qué más se podría decir sobre este punto? Te he mostrado qué hacer cuándo hacerlo, cómo hacerlo y por qué deberías hacerlo. Si logras avasallar la siguiente lección, que versa sobre la seguridad en uno mismo, entonces tendrás la fe suficiente que te permitirá seguir las indicaciones que se brindan como guía en esta lección. ¡Soy el amo de los destinos humanos! La fama, el amor y la riqueza están a mi gracia. Por ciudades y campos camino; penetro en desiertos y mares lejanos, y al pasar junto a chozas y mercados y palacios, tarde o temprano, llamo, francamente, a cada puerta una vez. Si están durmiendo, despiertan, si están de fiesta, se levantan antes de que yo me aísle. Es la hora del destino, y quienes me siguen logran todos los estados que los mortales desean, y conquistan a todo enemigo, excepto a la muerte; pero aquellos que titubean o vacilan, condenados al fracaso, la penuria y el desamparo, me buscan en vano e imploran inútilmente. Yo no respondo, ¡y jamás regreso! INCALLS Por no ocuparse de extender su visión, muchos hombres se pasan la vida forjando una sola cosa. Entre todos los misterios que nos rodean, nada es más innegable que el hecho de que estamos en presencia de una Energía Infinita y Eterna de la cual provienen todas las cosas. Herbett Spencer Tercera lección SEGURIDAD EN UNO MISMO ¡Puedes hacerlo si crees que puedes! Antes de aproximarnos a los principios esenciales en los que se basa esta lección, sería bueno que tuvieras en cuenta que es práctica, que te ofrece los hallazgos de más de veinticinco años de investigación y que tiene la aquiescencia de los científicos más importantes del mundo, hombres y mujeres, que han probado cada uno de los principios implicados. El recelo es un enemigo mortal del progreso y el desarrollo personal. Si vas a encauzar esta lección con la sensación de que fue escrita algún teórico de tres al cuatro que nunca ha justificado los principios en los que se basa, ya puedes dejar este libro y pararte aquí mismo. Ciertamente, éstos no son tiempos para el desconfiado, porque ésta es una era en la que se han descubierto y usado más leyes de la naturaleza que en toda la historia de la humanidad. En tres décadas hemos sido testigos del dominio de los aires, hemos examinado el océano, prácticamente hemos eliminado las distancias en la Tierra, hemos aprovechado el rayo y hecho que haga girar las medidas de la industria, hemos logrado que crezcan seis briznas de hierba ahí donde antes sólo crecía una y tenemos una declaración instantánea entre las naciones del mundo. Verdaderamente, ésta es una era de iluminación y perfeccionamiento, pero apenas hemos comenzado a arañar la superficie del conocimiento. No obstante, cuando hayamos abierto la puerta que conduce al poder secreto que mora en nuestro interior, este nos facilitará los conocimientos que harán que todos los descubrimientos anteriores, por comparación, caigan en el abandono. El pensamiento es la forma de energía más constituida que el hombre conoce, y ésta es una era de experimentación e investigación que, sin duda, nos contribuirá una mayor comprensión de esa fuerza misteriosa llamada pensamiento que se tiende en nuestro interior. Ya hemos investigado lo suficiente sobre la mente humana como para saber que una persona puede desglosarse de los efectos acumulados de miles de generaciones de miedo, con la ayuda del principio de la autosugestión. Hemos descubierto que la persona que domina el miedo puede progresar hacia el éxito en prácticamente cualquier iniciativa, a pesar de todos los bríos que se hagan por derrotarla. El desarrollo de la seguridad en uno mismo empieza con la eliminación de ese demonio llamado miedo, que se sienta sobre el hombro de la pena y le murmura al oído: “No puedes hacerlo; tienes miedo de intentarlo; tima miedo de la opinión pública, tienes miedo de fracasar; tienes miedo de no tener la capacidad de hacerlo”. Este demonio del miedo está siendo menospreciado. La ciencia ha hallado un arma letal con la que podemos eliminarlo, y esta lección sobre la seguridad en uno mismo la ha traído para ti, para que la utilices en tu cruzada contra el enemigo número uno del progreso: el miedo. Los seis miedos básicos de la humanidad Toda persona hereda la influencia de los seis miedos básicos. Dentro de estos seis miedos, se pueden englobar los miedos menores. Aquí se relatan los seis miedos básicos o principales y se narran las fuentes de las que se cree que emanan. Los seis miedos básicos son: 1. El miedo a la pobreza 2. El miedo a la vejez. 3. El miedo a las críticas. 4. El miedo a la pérdida del amor de alguien 5. El miedo a la mala salud. 6. El miedo a la muerte. Estudia la lista, haz un repertorio de tus propios miedos y establece bajo cuál de los seis encabezados los puedes catalogar. Todo ser humano que ha alcanzado la edad del intelecto está atado, en alguna medida, al menos a uno de estos seis miedos básicos. Como un primer paso para la exclusión de estos seis males, examinemos las fuentes de las que los hemos heredado. Herencia física y social Todo lo que el ser humano es, tanto física como mentalmente, lo obtuvo a través de dos formas de herencia, una de ellas se conoce como herencia física y la otra como herencia social. A través de la ley de la herencia física, el hombre ha desarrolladodesde la ameba (una forma animal unicelular), pasando por las etapas de desarrollo convenientes a todas las formas animales que hay sobre la Tierra, conteniendo aquellas de las que se sabe que existieron pero que hoy por hoy están extintas. Cada generación por la que el hombre ha pasado ha acrecentado a su naturaleza algo de las características, los usos y la apariencia física de dicha generación. La herencia física del hombre, por lo tanto, es una colección múltiple de muchos hábitos y formas físicas. Parece haber poca duda, o ninguna, de que aunque los seis miedos básicos del hombre no podrían haber sido adquiridos por herencia física (pues son estados mentales y, por lo tanto, improbables de transferir a través de la herencia física), es indudable que, a través de la herencia física, se ha suministrado un lugar de alojamiento de lo más favorable para ellos. Es un hecho conocido, por ejemplo, que todo el proceso de la prosperidad física se basa en la muerte, la catástrofe, el dolor y la crueldad; que el transporte de los elementos de la tierra, en su elevación por la evolución, se basa en la muerte de una representación de vida para que otra forma superior pueda permanecer. Toda vegetación vive comiendo los elementos de la superficie y del aire. Todas las formas de vida animal viven .comiendo alguna otra forma más débil, o alguna forma de vegetación. Las células de toda vegetación tienen un nivel de inteligencia fuertemente elevado, al igual que las de toda forma de vida animal. Innegablemente, las células animales de un pez han asimilado, a través de la amarga experiencia, que el grupo de células animales conocido como depredador marino ha de ser muy temido. Por el hecho de que muchas representaciones animales (incluida la mayoría de seres humanos) vivan alimentándose de animales más pequeños y frágiles, la “inteligencia celular” de estos animales que penetra en el hombre y se vuelve parte de él, lleva consigo el MIEDO que es la secuela de la experiencia de haber sido comidos vivos. Esta teoría podría parecer absurda y, de hecho, podría no ser cierta, pero al menos es una teoría lógica, como mínimo. El autor no pone ningún acento particular en ella, ni tampoco insiste en que explique ninguno de los seis miedos básicos. Hay otra explicación mucho mejor de la fuente de estos miedos, la cual procederemos a inspeccionar, comenzando con una representación de la herencia social. Con mucho, la parte más trascendental de la constitución del hombre llega a él a través de la ley de la herencia social, y este término hace reseña a los métodos a través de los cuales una generación impone en las mentes de la generación siguiente su control inmediato de las supersticiones, dogmas, leyendas e ideas que ella, a su vez, heredó de la generación anterior. Se debería entender que el término “herencia social” se refiere a cualquiera de las fuentes a través de las cuales una persona logra conocimientos, como son la educación religiosa y la de cualquier otra naturaleza, la lectura, las pláticas, la narración de cuentos y todo tipo de iluminación de pensamientos que provenga de lo que suele comprenderse como experiencias personales. A través del ejercicio de la ley de la herencia social, cualquiera que tenga el control de la mente de un niño puede sembrar en ella, a través de una enseñanza aguda, cualquier idea, sea verdadera o falsa, de manera tal que el niño la consentirá como cierta y ésta pasará a formar parte de su personalidad, al igual que cualquier célula u órgano de su cuerpo físico (e igualmente dificultoso de cambiar en su naturaleza). RECUERDA que cuando te entrevistas con otra persona te adjudicas la responsabilidad de la puntualidad, y que no tienes derecho a demorarte ni un solo minuto. La mente de un niño que no ha llegado a la edad del intelecto general, durante un período promedio, supongamos, de los dos primeros años de su vida, es plástica, está ingenua, limpia y libre. Cualquier idea que siembre en una mente así alguien en quien el niño confíe, echará raíces y crecerá, por así decirlo, de modo tal que nunca podrá ser eliminada o eliminada, sin importar cuán opuesta a la lógica o a la razón sea. Muchos fanáticos de la religión afirman que pueden establecer los dogmas de su religión tan hondamente en la mente de un niño, que no puede haber en ella lugar para ninguna otra religión, ni en forma total ni parcial. Estas aseveraciones no son totalmente exageradas. Mediante esta definición de cómo opera la ley de la herencia social, el estudiante estará preparado para examinar las fuentes de las que el ser humano hereda los seis miedos básicos. Además, cualquier estudiante (excepto aquellos que todavía no hayan crecido lo bastante para examinar la verdad que pasa por los rincones favoritos de sus propias supersticiones) puede evidenciar la solidez del principio de la herencia social tal como se aplica aquí a los seis miedos básicos, sin salirse de sus propias prácticas personales. Por suerte, casi todas las pruebas que se brindan en esta lección son de una naturaleza tal que todo aquel que busque sinceramente la verdad podrá establecer por sí solo si son razonables o no. Al menos por el momento, deja de lado tus preocupaciones y tus ideas preconcebidas (claro que siempre podrás volver atrás y recobrarlos) mientras estudiamos el principio y la naturaleza de los seis peores enemigos del hombre, los seis miedos básicos, comenzando por: El miedo a la pobreza: Hace falta valentía para decir la verdad sobre el origen de este miedo, y más valentía todavía, quizá, para admitirla una vez que se ha dicho. El miedo a la pobreza salió de la tendencia hereditaria del ser humano a valerse económicamente de los demás. Casi todas las formas animales menores poseen instinto, pero en aspecto no tienen la capacidad de razonar y pensar; por ende, se atacan unos a otros físicamente. El hombre, con su sentido superior de la percepción, el pensamiento y la razón, no devora a otros hombres físicamente, ¡pero obtiene una mayor complacencia devorándolos económicamente! De todas las eras del mundo de las que sabemos algo, la era en que vivimos parece ser la del amor al dinero. Una persona se considera menos que el polvo de la tierra si no puede ostentar una importante cuenta bancaria. Nada induce tanto sufrimiento y degradación en el hombre como la pobreza. No es de extrañar que le tenga miedo. A través de una larga lista de experiencias heredadas con el hombre-animal, el ser humano ha aprendido que no siempre puede fiarse en dicho animal cuando se trata de cuestiones de dinero u otras muestras de posesiones terrenales. Muchos matrimonios tienen su principio (y a menudo también su final) únicamente sobre la base de la riqueza acumulada por una de las partes implicadas, o de ambas ¡No es de extrañar que los juzgados de divorcio estén tan atareados! La palabra sociedad bien podría escribirse “$ociedad”, porque está inherentemente asociada al dinero. Tan ansioso está el hombre por tener riqueza, que la obtendrá de cualquier forma posible: si puede, lo hará con métodos legales y, si no, lo hará con otros métodos. EI miedo a la pobreza es algo espantoso. Una persona es capaz de asesinar, asaltar, violar físicamente o cometer otro tipo de violación sobre los derechos de los demás y, aun así, seguir estando bien considerada por otras personas, SIEMPRE que no malgaste su riqueza. La pobreza, por ende, es un crimen; una especie de pecado injustificable ¡No es de extrañar que el hombre le tema! Todo código de leyes en el mundo es una tentativa de que el miedo a la pobreza es uno de los seis miedos básicos de la humanidad, pues en todo libro de leyes se pueden hallar diversas y variadas normas pensadas para resguardar a los débiles de los más fuertes. Invertir tiempo intentando manifestar que el miedo a la pobreza es uno de los temores heredados del ser humano, o que este miedo se ocasiona en la naturaleza humana de mentir a otras personas, sería como querer demostrar que tres por dos es seis. Obviamente, ningún hombrele temería jamás a la pobreza si tuviera alguna base para fiarse en los demás, pues hay todo tipo de alimentos, albergue, ropa y lujos suficientes para cubrir las necesidades de todos los seres humanos que poblan la Tierra, y todas estas fortunas las podrían disfrutar todas las personas, si no fuera por el ruin hábito del hombre de intentar expulsar a todos los demás del canal, incluso cuando ya tiene todo lo que precisa, y más. El miedo a la vejez: Este temor brota, principalmente, de dos fuentes. En primer lugar, del pensamiento de que la vejez puede traer consigo la POBREZA. En segundo lugar (siendo, de lejos, la fuente más comente de su origen), de las instrucciones falsas y fanáticas que han sido mezcladas tan bien con el “infierno” y con los purgatorios y otras pesadillas. Los seres humanos han aprendido a temer a la vejez porque ésta simbolizaba la proximidad a otro mundo, potencialmente mucho más HORRIBLE que éste, el cual ya se cree bastante malo. En el miedo básico a la vejez, el ser humano tiene dos razones muy reflexivas para mostrar esa desconfianza: una que surge de la desconfianza de los demás, los cuales podrían quitarle los bienes terrenales con que cuenta, y otra que procede de las terribles imágenes del mundo que vendrá, las cuales fueron sembradas de manera profunda en su mente a través de la ley de la herencia social, mucho antes de que él llegara a tener dicha mente, ¿Acaso habría de sorprender que el hombre tema a la inmediación de la vejez? El miedo a las críticas: Podría resultar difícil, acaso imposible, establecer claramente cómo obtuvo el hombre este miedo básico, pero una cosa es segura: que está muy desarrollado en él. Algunos creen que este temor hizo su aparición en la mente del hombre en el período en que surgió la política. Otros creen que su fuente puede hallarse no mucho antes de la primera reunión de una organización femenina conocida como club de mujeres. Otra escuela de humoristas imputa su origen a los contenidos de la Biblia, en cuyas páginas rebosan unas formas de crítica intensamente mordaces y violentas. Si esta última aseveración es correcta, y si quienes creen literalmente en todo lo que hallan en la Biblia no se equivocan, entonces Dios es el responsable del miedo inherente del ser humano a las críticas, puesto que Él hizo que la Biblia se escribiera. Este autor, dado que no es humorista ni profeta, sino una persona normal, se inclina a imputar el miedo básico a las críticas a esa parte de la naturaleza heredada del hombre que lo induce, no sólo a arrebatar a los de su misma especie sus bienes y mercancías, sino también a evidenciar sus actos a través de la censura al carácter de los demás. El miedo a las críticas acoge muchas formas distintas, la mayoría de las cuales son de naturaleza superficial y trivial, incluso hasta el punto de acabar siendo infantiles. En toda alma se ha almacenado la semilla de un gran futuro, pero dicha semilla jamás podrá germinar, ni mucho menos crecer hasta la madurez, si no es prestando un servicio útil Examinemos ahora la conducta humana bajo este temor cuando tiene que ver con asuntos más trascendentales que afectan a las relaciones humanas. Tomemos, como ejemplo, a casi cualquier persona que haya alcanzado la edad de madurez mental (entre treinta y cinco y cuarenta años de edad, como promedio usual), si uno pudiera leer su mente, expresaría en ella una incredulidad muy marcada acerca de la mayoría de historias que se transfieren de carácter religioso, y una actitud de rebeldía hacia ellas. ¡Fuerte y poderoso es el miedo a las críticas! Hubo una época, y no muy distante, en la que la palabra descreído significaba la mina para aquel a quien se empleara. Por lo tanto, es patente que no faltan motivaciones para que el ser humano tema a las críticas. El miedo a la pérdida del amor de alguien La fuente en la que se produce este miedo necesita poca descripción, pues es indudable que surgió de la inclinación humana de robarle la pareja al otro; o, al menos, de tomarse libertades con ella, sin que su legítimo “amo” y señor lo supiera. Por naturaleza, todos los hombres son polígamos, pero la aseveración de esta verdad es negada, por supuesto, por quienes o son demasiado viejos para actuar sexualmente con normalidad, o bien, por una u otra razón, han perdido el contenido de algunas glándulas responsables de la tendencia del varón hacia la diversidad del otro sexo. No puede haber muchas dudas de que los celos y todas las otras formas parecidas de esquizofrenia, en mayor o menor grado, salieron del temor heredado del hombre a la pérdida del amor de alguien. De todos los locos recuerdos ensayados por este autor, el representado por un hombre que está celoso de alguna mujer, o por una mujer que está celosa de algún hombre, es el más inaudito y extraño. Favorablemente, el autor sólo ha tenido una experiencia personal de este tipo de locura, pero de ella aprendió lo bastante para afirmar que el miedo a la pérdida del amor de alguien es uno de los más tristes, si no el más triste, de los seis miedos básicos. Y me parece sensato agregar que este temor hace más estragos en la mente humana que cualquiera de los demás, y a menudo ha convergido en formas más violentas de locura permanente. El miedo a la mala salud Este temor tiene su comienzo, en gran medida, en las mismas fuentes de lasque derivan el miedo a la pobreza y a la vejez. El miedo a la mala salud debe estar estrictamente asociado a la pobreza y la vejez porque también confluye en la frontera de los “mundos temibles”, que el ser humano olvida, pero de los que ha oído algunas historias alarmantes. Este autor tiene serias sospechas de que, quienes se consagran al negocio de vender métodos para conservar la buena salud, han tenido mucho que ver con que el miedo a la enfermedad se conserve vivo en la mente humana. Por más tiempo del que la raza humana es capaz de registrar, el mundo ha conocido múltiples y diversos tipos de terapias y distribuidores de salud. Si una persona se gana la vida conservando sana a la gente, me parece natural que utilice todos los medios a su alcance para convencerla de que requiere sus servicios. Por ende, es posible que, con el tiempo, esas personas transfieran por herencia el miedo a la mala salud. El miedo a la muerte: Para muchos, éste es el peor de los seis miedos básicos, y la razón es indudable, incluso para el estudiante principal de psicología. Las terribles punzadas del miedo asociado a la muerte pueden imputarse directamente al fanatismo religioso. Esta fuente es más responsable de este temor que la combinación de todas las demás. Durante cientos de millones de años, el hombre se ha estado haciendo las preguntas, aún sin responder (quizá porque no se puedan contestar): ¿de dónde? y ¿adónde?: ¿De dónde vengo y a dónde iré después de la muerte? Los miembros de la raza humana más sagaces e ingeniosos, así como los honestos pero confiados, no han tardado en ofrecer respuestas a estas preguntas. De hecho, responder a estas preguntas se ha transformado en una de las llamadas profesiones “benditas”, a pesar de que se necesita muy poca educación para ingresar en ellas. Observa, ahora, cuál es la mayor fuente del principio del miedo a la MUERTE. “Entra en mi tienda, abraza mi fe, acepta mis creencias (y paga mi salario) y yo te daré un billete que te admitirá entrar directamente en el cielo cuando mueras”, dice el líder de una forma de sectarismo. “Quédate fuera de mi tienda, dice el mismo líder, e irás derechamente al infierno, donde arderás durante toda la eternidad”. Aunque es posible que en realidad el autodenominado líder no sea capaz de suministrar un salvoconducto al cielo ni, por falta de dicho suministro, de hacer que el desafortunado buscador de la verdad baje a los infiernos, la posibilidad de lo segundo parece tan espantoso que se apodera de la mente y crea el miedo de los miedos: el miedo a la muerte. En realidad, ninguna persona sabe, y ninguna persona ha sabido jamás, cómo es el cielo o el infierno, o si dichos lugaresexisten, y esta falta de un discernimiento claro abre la puerta de la mente humana para dejar que el charlatán entre y controle dicha mente con su provisión de ilusión y toda clase de trucos, engaños y estafas. La verdad es, ni más ni menos, ésta: que nadie sabe y nadie ha sabido jamás de dónde venimos al nacer y adónde vamos al morir. Cualquier persona que asevere lo contrario, o se está engañando a sí misma, o es una embaucadora consciente que hace un negocio de vivir sin ofrecer un servicio de valor sirviéndose de la credulidad humana. No obstante, he de decir en defensa de estas personas que la mayoría de quienes se dedican a vender entradas al cielo, en realidad no sólo creen que saben dónde está el cielo, sino también que sus creencias y fórmulas ofrecen un pasaje seguro a todo aquel que los siga. Esta creencia puede compendiarse en una palabra: CREDULIDAD. Los líderes religiosos generalmente hacen la afirmación general y tajante de que la actual civilización debe su existencia al trabajo realizado por los templos. Este autor, en lo que le respecta, está dispuesto a aceptar que estas aseveraciones son correctas si, al mismo tiempo, se le permite añadir que, incluso si lo que afirman es verdad, los dogmáticos no pueden jactarse de gran cosa. Pero no es cierto (no puede serlo) que la civilización se haya desenvuelto debido a los esfuerzos de los templos organizadas y los credos, si con el término civilización nos estamos reseñando al descubrimiento de las leyes naturales y a los diferentes inventos de los cuales el mundo es el actual heredero. La opinión de este autor es que, si los dogmáticos desean demandar esa parte de la civilización que tiene que ver con la conducta del ser humano con los demás, son irreprochablemente libres de hacerlo, pero si, por otro lado, pretenden atribuirse el mérito por todos los hallazgos científicos de la humanidad, se me permita protestar potentemente. Difícilmente basta con certificar que la herencia social es el método a través del cual el ser humano reúne todos los conocimientos que llegan a él mediante los cinco sentidos. Es más acertado mostrar COMO funciona la herencia social, en todas las aplicaciones distintas que sean precisas para darle al estudiante una amplia agudeza de dicha ley. Empecemos con las formas inferiores de vida animal y analicemos el modo en que son afectadas por la ley de la herencia social. Hace poco más de treinta años, poco después de comenzar a examinar las principales fuentes de las que el ser humano reúne los juicios que lo convierten en lo que es, este autor descubrió el nido de un urogallo encrespado. El nido estaba puesto de tal manera que el ave madre podía verse desde una distancia enorme cuando se encontraba en él. Con la ayuda de un par de binoculares, observé de cerca al ave hasta que los polluelos salieron del huevo. Dio la casualidad de que la observación diaria se efectuó sólo unas horas después de que los jóvenes pájaros salieran del cascarón, de modo que, deseoso de saber qué ocurriría, este autor se acercó al nido. La madre de los polluelos se quedó cerca hasta que el intruso se encontraba a unos tres metros de donde estaba ella, y entonces encrespó las plumas, alargó un ala por encima de una de sus patas y se alejó cojeando, aparentando estar lisiada. Al estar un tanto familiarizado con los trucos de las aves madre, el autor no la persiguió, sino que, en lugar de eso, se acercó al nido a echar un vistazo a los pequeños. Sin mostrar la menor señal de miedo, éstos lo miraron, moviendo sus cabecitas hacia un lado y hacia el otro. El autor estiró la mano y cogió a uno de ellos. Sin mostrar ningún miedo, el polluelo permaneció en la palma de su mano. Volví a dejar al pajarito en su nido y me alejé a una distancia sensata para dar a la madre la oportunidad de regresar. La espera fue corta. Al cabo de poco rato empezó a acercarse al nido con reserva, hasta encontrarse a pocos centímetros de éste, y entonces abrió las alas y corrió tan rápido como pudo, formulando una serie de sonidos similares a los de una gallina cuando ha hallado algún bocado de alimento y desea llamar a su nidada para que participe de él. La madre reunió a los pajaritos y continuó sacudiéndose de una forma sumamente excitada, agitando las alas y encrespando las plumas. Uno casi podía comprenderla mientras daba a sus polluelos su primera lección de defensa personal, a través de la ley de la herencia social: ¡Criaturas tontas! ¿Es que no sabéis que los hombres son vuestros enemigos? Qué vergüenza que hayáis dejado que os toque con sus manos. Es un milagro que no se os haya llevado y os haya consumido vivos. La próxima vez que veáis a un hombre acercarse, no os dejéis ver. Tendeos en el suelo, corred bajo las hojas, id a cualquier lugar para ocultaros y no os dejéis ver hasta que el enemigo esté muy lejos. Los pajarillos escucharon el sermón con un agudo interés. Cuando la madre se quedó en silencio, el autor empezó a aproximarse una vez más al nido. Cuando estaba a unos dos metros de distancia de la reservada familia, la madre pájaro comenzó a arrastrar el ala y a cojear como si estuviera lisiada con la finalidad de llevarlo hacia otra orientación. Este autor observó el nido, pero su mirada fue en vano. Los pequeños polluelos se habían esfumado. Habían aprendido rápidamente a eludir a su enemigo natural, gracias a su instinto. Una vez más, el autor se retiró, esperó a que la madre ave hubiera reunido a su familia, y luego salió para visitarlos, con resultados parecidos. Cuando se acercó al lugar donde había visto a la madre por última vez, no había ni la menor huella de los pequeños. Cuando era un niño, este autor aprisionó a un pequeño cuervo y lo transformó en su mascota. El pájaro llegó a estar bastante satisfecho con su ambiente doméstico y aprendió a realizar varios trucos que demandaban una inteligencia considerable. Cuando el pájaro ya era lo bastante mayor como para volar, se le admitía ir a donde quisiera. En ocasiones, huía durante varias horas, pero siempre volvía a casa antes del anochecer. Un día, unos cuervos salvajes se incitaron en una pelea con un búho en un campo cercano a la casa donde vivía el cuervo domesticado. En cuanto éste oyó el cau ,cau, cau, de sus familiares salvajes, voló a techo de la casa y, dando muestras de una gran conmoción, empezó a caminar de un extremo a otro de la casa. Posteriormente, abrió las alas y voló hacia la pelea. El autor lo persiguió para ver qué ocurría. En pocos minutos, halló a su cuervo. Estaba posado en las ramas inferiores de un árbol y en una rama, justo encima de él, había dos cuervos salvajes picoteando y caminando de un lado para otro, actuando de una forma muy parecida a como se portan los padres enfadados al castigar a sus hijos. Cuando el autor se acercó, los dos cuervos salvajes salieron volando. Uno de ellos dio algunas vueltas en círculo alrededor del árbol, al tiempo que dejaba escapar un terrible manantial de lenguaje ofensivo, el cual, sin duda, estaba encaminado a su inconsciente pariente que no había tenido la cordura de volar mientras podía. Llamé a mi cuervo, pero no me prestó ninguna atención. Aquella noche volvió, pero no quiso ni acercarse a la casa. Se posó en una rama elevada de un manzano y platicó en la lengua de los cuervos durante unos diez minutos, notificando, sin lugar a dudas, que había decidido regresar a la vida salvaje de sus camaradas. Luego se alejó volando y no volvió hasta dos días más tarde, cuando regresó y habló un poco más en su “lengua” pero conservándose a una distancia prudente. Después de esto, se fue y nunca más volvió. ¡La herencia social le había robado al autor un bello animal doméstico! El único desahogo que recibió por la pérdida de su cuervo era pensar que había manifestado una gran deportividad al regresar para informarlo de su objetivo de partir. Muchos labradores habían dejado la granja sin tomarse la molestia de esta formalidad. Es un hecho conocido que el zorro devora todo tipo de aves y animales pequeños, excepto a la mofeta.No es obligatorio explicar la razón por la cual la mofeta goza de esta inmunidad. Un zorro puede atacar a una mofeta una vez, ¡pero nunca dos! Por este porqué, el pellejo de una mofeta clavado a un gallinero conservará a todos los zorros a una distancia prudente, exceptuado a los muy jóvenes e inexpertos. El olor de una mofeta, una vez que se advierte, ya nunca se olvida. Ningún otro olor se le parece ni lejanamente. No está registrado que ninguna zorra madre haya enseñado jamás a sus cachorros a descubrir el olor familiar de una mofeta y mantenerse alejados de él, aunque todos los que conocen la personalidad de los zorros saben que éstos y las mofetas nunca buscan abrigo en la misma cueva. Pero una lección es suficiente para enseñar al zorro todo lo que precisa saber sobre las mofetas. Mediante la ley de la herencia social, que maniobra a través del sentido del olfato, una lección sirve para toda una vida. Se puede cazar una rana toro con un anzuelo de pesca fijándole un pequeño trozo de tela roja, o cualquier otro cuerpo de dicho color, y meciéndolo delante de sus narices. Es decir, se puede cazar a la rana de esta manera, siempre y cuando se quede enganchada la primera vez que muerda la trampa, pero si no se queda bien paralizada y consigue escapar, o si siente la punta del anzuelo al morder pero no queda atrapada, jamás volverá a realizar el mismo error. Este autor pasó varias horas intentando silenciosamente enganchar a un espécimen especialmente deseable que había querido morder el anzuelo pero había fallado, antes de saber que una sola lección de herencia social basta para enseñar a un humilde batracio que no debe meterse con los pedacitos de franela roja. Hace tiempo, este autor tenía un precioso perro de raza Airedale que le provocaba una infinita rabia por su costumbre de venir a casa con un pollito en la boca. Cada vez que lo hacía, se le quitaba el pollo y se le daba un castigo, pero sin resultado; a él le seguían gustando las aves de corral. Con el propósito de salvar al perro, si era posible, y como un examen con la herencia social, el animal fue llevado a la granja de un vecino que tenía una gallina y algunos pollitos recién salidos del cascarón. A continuación, ubicaron a la gallina en el granero y encerraron al perro con ella. En cuanto todos habían desaparecido de su vista, el perro se acercó paulatinamente a la gallina, olfateó el aire en su dirección una o dos veces (para asegurarse de que era el tipo de carne que estaba buscando) y luego dio un salto hacia ella. Mientras tanto, la gallina había estado haciendo su propia “investigación”, pues salió al encuentro del perro. Es más, se opuso a él con un revuelo de alas y patas que él nunca antes había ejercitado. El primer asalto lo ganó claramente la gallina. Pero un bonito pájaro gordo no iba a corrérsele de las patas con tanta facilidad, pensó el perro. Entonces, se volvió una distancia corta y luego volvió a la carga. Esta vez, la gallina se subió a su espalda, le clavó las garras en la piel le hizo buen uso de su afilado pico. El perro se aisló a su esquina, buscando a todo el mundo, como si estuviera esperando oír a alguien hacer sonar la campana y anunciar la interrupción de la contienda hasta que él recuperase la orientación, pero la gallina no quería tiempo para reflexionar: hizo que su adversario saliera corriendo y señaló que conocía el valor de la ofensiva manteniéndolo lejos. ¿No es insólito que lo que más tememos es aquello que nunca pasa? ¿Que destruyamos nuestra decisión por miedo al fracaso, cuando en realidad el fracaso es un “tónico” de lo más útil y debería ser admitido como tal? Uno casi podía comprenderla mientras perseguía al pobre Airedale de un rincón a otro, produciendo una serie de sonidos rápidos que realmente se igualaban a las protestas de una madre enfurecida llamada a defender a sus hijos de los ataques de unos muchachos mayores. ¡El Airedale era un pobre soldado! Después de arrancar por el granero de una esquina a otra durante unos dos minutos, se echó al suelo, lo más plano que podía, e hizo lo posible por resguardarse los ojos con las patas; la gallina parecía estar haciendo un ensayo especial por picoteárselos. Entonces, el dueño de la gallina entró en el granero y la recuperó (o, para ser más puntuales, recuperó al perro), lo cual no pareció contar con el reproche del can. Al día siguiente, instalaron a la gallina en el sótano donde dormía el perro. En cuanto éste la vio, embutió la cola entra las patas ¡y corrió hacia un rincón! Nunca más trató atrapar a una gallina. Bastó con una lección de herencia social, a través del sentido del tacto, para enseñarle que, aunque hostigar gallinas podía ofrecer cierta diversión, también contenía muchos riesgos. Todos estos ejemplos, con excepción del primero, describen el proceso de reunir discernimientos mediante la experiencia directa. Observa la marcada diferencia entre los conocimientos reunidos a través de la experiencia directa y aquellos que se consiguen mediante la formación de los jóvenes por parte de los mayores, como en el caso del urogallo encrespado y sus polluelos. Las lecciones más sorprendentes son aquellas que aprenden los jóvenes de los mayores, a través de métodos de enseñanza sumamente coloridos o cargados de agitación. Cuando la madre urogallo extendió sus alas, encrespó las plumas, sacudiéndose como un hombre sufriendo de perlesía y se dirigió a sus crías de una manera sumamente excitada, sembró en sus corazones el temor al hombre de manera tal que nunca lo olvidaran. El término herencia social, tal como se usa en lo que atañe a esta lección, se refiere particularmente a todos los métodos a través de los cuales los padres, o quienes tengan autoridad sobre el niño, le enseñan una idea, un dogma, un credo, una religión o un sistema de diligencia ética antes de que llegue a una edad en la que pueda razonar y recapacitar por sí solo sobre tales enseñanzas (evaluando la edad de dicho poder de razonamiento, digamos, entre los siete y doce años). Existen multitudes de formas de miedo, pero ninguna es más devastadora que el miedo a la pobreza y a la vejez. Llevamos nuestros cuerpos como si fuesen prisioneros, porque tenemos tanto miedo a la pobreza que deseamos acumular dinero para… ¡la vejez! Esta forma normal de miedo tiene tanto efecto sobre nosotros que hacemos trabajar en exceso a nuestros cuerpos e incitamos precisamente aquello que nos esforzamos por evitar. Qué desdicha ver a un hombre obligándose a trabajar duro cuando comienza a llegar al poste de los cuarenta años en la carretera de la vida, esa edad en la que apenas está empezando a madurar mentalmente. A los cuarenta una persona justo está ingresando en la edad en la que es capaz de ver, comprender y relacionar la escritura de la naturaleza, tal como aparece en los bosques, en los arroyos que fluyen y en los rostros de las personas y de los niños, pero este miedo endemoniado la impulsa de tal forma que se ciega y se pierde en el laberinto de los deseos en conflicto. Pierde de vista el principio del esfuerzo organizado y, en lugar de cogerse de las fuerzas de la naturaleza que son visibles a su alrededor y dejar que éstas la lleven a las cimas del éxito, las desafía, y éstas se convierten en fuerzas de destrucción. Quizá ninguna de estas grandes fuerzas de la naturaleza sea más favorable para el desarrollo del ser humano que el principio de la autosugestión, pero la inexperiencia de esta fuerza está llevando a la mayoría de la raza humana a emplearla de manera tal que actúa como un impedimento, y no como una ayuda. Contemos aquí los datos que nos muestran cómo tiene lugar la diligencia errónea de una gran fuerza de la naturaleza: He aquí un hombre que se encuentra con alguna desilusión: un amigo resulta ser falso, o un vecino parece indiferente. Sin demora decide (mediante la autosugestión) que no se puede fiar de ningún hombre y que todos los vecinos son ingratos. Estos pensamientos se instalan tan hondamente en la mente subconsciente que tiñe toda su actitudhacia los demás. Ahora, vuelve a lo que se dijo en la segunda lección acerca de que los pensamientos dominantes de una persona conquistan a la gente que tiene pensamientos similares. Aplica la ley de la atracción y pronto entenderás con claridad por qué el desconfiado atrae a otros desconfiados. Invierte el principio: tenemos a un hombre que sólo ve lo mejor en todas las personas con las que entra en contacto. Si sus vecinos parecen insensibles, no se fija en esto, pues se ocupa de llenar su mente con pensamientos dominantes de optimismo, buen humor y fe en los demás. Si la gente le habla de mala forma, él responde con suavidad. Mediante el trabajo de esta eterna ley de la atracción, atrae hacia sí mismo la atención de personas cuyos pensamientos dominantes y actitud hacia la vida armonizan con los suyos. Sigamos este principio un paso más allá: aquí tenemos un hombre que ha tenido una buena educación y cuenta con la capacidad de prestar al mundo algún servicio preciso. En algún lugar, en algún momento, ha oído decir que la reserva es una gran virtud y que empujarse a sí mismo al frente del escenario en el juego de la vida huele a trifulca. Entra sigilosamente por la puerta trasera y se sienta atrás, mientras que otros partícipes en el juego de la vida avanzan audazmente hacia la parte delantera. Él se queda en la última fila porque teme lo que ellos puedan decir. La opinión pública, o aquello que él cree que es tal cosa, lo ha estimulado hasta la parte posterior, y el mundo apenas se entera de que existe. Su educación no vale de nada porque él teme que el mundo se entere de que la ha recibido. Está sugestionándose interminablemente (utilizando, así, la gran fuerza de la autosugestión en su propio detrimento) pensando que debe pasar inadvertido para no ser criticado, como si las críticas pudieran hacerle algún menoscabo o vencer a su propósito. Tenemos a otro hombre que ha nacido en un hogar pobre. Desde el primer día que se acuerda, ha visto signos de pobreza. Ha oído hablar de pobreza. Ha sentido la fría mano de la pobreza sobre sus hombros, y ésta le ha conmovido de tal forma que la ha fijado en su mente como una maldición que debe soportar. De una forma bastante inconsciente, es víctima de la creencia de que “si naces pobre, siempre serás pobre”, hasta que dicha creencia se transforma en el pensamiento dominante en su mente. Se parece a un caballo al que le ponen guarniciones y lo maltratan hasta que olvida que tiene el poder potencial para desasirse de ellas. La autosugestión lo está relegando a la parte posterior del escenario de la vida. Al final, acaba convirtiéndose en alguien que siempre abandona. Su ambición ha muerto. Las oportunidades ya no se cruzan en su camino o, si lo hacen, él no es capaz de advertirlas. ¡Ha aceptado su DESTINO! Es un hecho sabido que las soberanías de la mente, al igual que los miembros del cuerpo, menguan y se extinguen si no se utilizan. La seguridad en uno mismo no es una excepción. Se despliega cuando es utilizada, pero, de lo contrario, desaparece. Una de las principales desventajas de la riqueza heredada es el hecho de que, con demasiada frecuencia, lleva a la apatía y a la pérdida de la seguridad en uno mismo. Hace algunos años, la señora E. B. McLean dio a luz a un niño en la ciudad de Washington. Se decía que su herencia estaba en torno a los cien millones de dólares. Cuando sacaban a pasear a este bebé en su cochecito, iba rodeado de niñeras, ayudantes de niñeras, detectives y otros sirvientes cuya tarea trataba en asegurarse de que no le pasara nada malo. Durante el transcurso de los años, esta vigilancia se mantuvo. El niño no tenía que vestirse solo, tenía sirvientes que lo vestían. Éstos lo rondaban mientras dormía y mientras jugaba. No se le permitía hacer nada que algún asistente pudiera hacer por él. El niño creció y llegó a la edad de diez años. Un día, estaba jugando en el jardín y vio que habían dejado abierta la reja de la parte trasera. En toda su vida, nunca había salido solo por esa reja y, por supuesto, eso era exactamente lo que quería hacer. En un descuido, cuando los sirvientes no estaban mirando, salió corriendo por esa reja y, antes de llegar al medio de la calle, fue arrollado por un automóvil y murió. Había utilizado los ojos de sus sirvientes hasta el punto que los suyos ya no le valieron como lo habrían hecho si él hubiese aprendido a utilizarlos. Tu trabajo y el mío son especialmente similares: Yo estoy ayudando a las leyes de la naturaleza a crear especies de vegetación más perfectas, mientras que tú, con la filosofía de las LEYES DEL ÉXITO, estás usando esas mismas leyes para crear especies más perfectas de pensadores. LUTHER BURBANK Hace veinte años, el hombre para el que yo trabajaba como secretario mandó a sus dos hijos a estudiar fuera. Uno de ellos fue a la Universidad de Virginia y el otro a un instituto en Nueva York. Parte de mi tarea era enviar mensualmente un cheque de cien dólares para cada uno de ellos. Éste era su dinero para gastos menores, y podían manipularlo como quisieran. Recuerdo cuánto envidiaba a aquellos chicos cuando enviaba esos cheques cada mes. A menudo me preguntaba por qué la mano del destino me había llevado a un mundo de pobreza. Podía mirar al futuro y ver que esos muchachos llegarían a conquistar posiciones elevadas en la vida, mientras que yo seguiría siendo un sencillo oficinista. A su debido tiempo, los chicos volvieron a casa con sus títulos. Su padre era un hombre rico que tenía bancos, ferrocarriles, minas de carbón y otras posesiones de gran valor. A los muchachos les esperaban unos buenos puestos como empleados de su padre. Pero veinte años de tiempo pueden hacer malas pasadas de una forma cruel a aquellos que nunca han tenido que pelear. Quizá la mejor forma de expresar esta verdad sería diciendo que el tiempo ofrece, a quienes nunca han tenido que trabajar, la chance de hacerse malas pasadas a sí mismos. En cualquier caso, estos dos muchachos trajeron a casa otras cosas, aparte de sus títulos. Regresaron con una cabida muy desarrollada para beber grandes cantidades de alcohol, capacidad que desplegaron gracias a los cien dólares que cada uno de ellos recibía todos los meses y que hacían que no tuvieran la necesidad de esforzarse. Su historia es larga y triste, y sus detalles no te concernirán, pero te interesará conocer su final. Mientras escribo esta lección, tengo sobre mi mesa un ejemplar del periódico que se propaga en la ciudad donde viven estos muchachos. Su padre está empobrecido y su lujosa mansión, donde nacieron sus hijos, ha sido puesta a la venta. Uno de los chicos murió de delirium twims y el otro está en una vivienda para enfermos mentales. No todos los hijos de los ricos acaban de una manera tan desafortunada, pero, no obstante, aún es una realidad que la inactividad lleva a la atrofia y ésta, a su vez, provoca una pérdida de la ambición y de la confianza en uno mismo, y sin estas cualidades fundamentales, una persona irá por la vida sobre las alas de la vacilación, del mismo modo que una hoja puede ser llevada de aquí para allá en el seno de vientos sin rumbo fijo. Lejos de ser una desventaja, tener que esforzarse es decididamente una ventaja, pues despliega esas cualidades que, de lo contrario, permanecerían perpetuamente inactivas. Muchas personas han encontrado su lugar en el mundo por haberse visto exigidas a luchar para subsistir desde una edad muy temprana en la vida. La falta de conocimiento de las ventajas de tener que pelear ha impulsado a más de un padre a decir: Yo tuve que trabajar fuerte cuando era joven, ¡pero me pude ocupar de que mis hijos lo tengan más fácil! Pobres criaturas inconscientes. Tenerlo “fácil” suele resultar ser la mayor desventaja que un hombre o una mujer pueda apreciar. Hay peores cosas en este mundo que verse obligado a ponerse a trabajar precozmente en la vida: la ociosidad obligada es mucho peor que el trabajo forzoso. Verte obligado a trabajar, y a hacerlo lo mejor que puedas, sembrará en ti la mesura, el autocontrol,la fuerza de voluntad, la satisfacción y tantas otras virtudes que el holgazán nunca conocerá. No tener necesidad de pelear no sólo produce la debilitación de la ambición y de la fuerza de voluntad, sino que, además, sitúa en la mente de la persona un estado de sopor que lleva a la pérdida de la seguridad en sí misma, lo cual es aún más peligroso. La persona que deja de pelear porque el esfuerzo ya no es preciso, está aplicando, literalmente, el principio de autosugestión para minar el poder de su propia seguridad en sí misma. Al final terminará cayendo en un estado mental en el que realmente verá con mayor o menor ofensa a la persona que está obligada a seguir adelante. La mente humana, si me perdonáis la insistencia, puede confrontarse a una batería eléctrica: puede ser positiva o negativa. La seguridad en uno mismo es la forma con la que la mente se recarga y se vuelve positiva. Apliquemos esta línea de razonamiento al arte de vender y veremos cuál es el papel que redime la seguridad en uno mismo en este gran campo de acción. Uno de los más grandes vendedores que este país ha conocido nunca había trabajado anteriormente en la redacción de un periódico. Valdrá la pena que analices el método mediante el cual se ganó el título de “el principal vendedor de mundos”. Este hombre era un joven retraído con una naturaleza algo reservada. Era una de esas personas que cree que es mejor entrar reservadamente por la puerta trasera y sentarse en la parte de atrás en el escenario de la vida. Una noche, concurrió a una conferencia sobre el tema de esta lección, la seguridad en uno mismo, y quedó tan conmovido que abandonó de la sala de conferencias con la firme audacia de salir de la rutina a la que se había dejado arrastrar. Fue a ver al director comercial del periódico, pidió un puesto como representante publicitario y comenzó a trabajar a comisión. Todos en la oficina esperaban verlo fracasar, pues este tipo de ventas necesita de un tipo de habilidades fuertemente positivas. Él se retiró a su despacho y elaboró una lista de un determinado tipo de comerciantes a los que tenía intención de llamar. Se podría pensar que, probablemente, haría una lista de los nombres de las personas a las que creía que les podría vender con el mínimo esfuerzo, pero no hizo nada de eso. Puso en su lista solamente nombres de comerciantes a los que otros representantes habían llamado sin poder obtener ni una venta. Antes de hacer la primera llamada, se fue a un parque, sacó su lista de doce nombres, la leyó unas cien veces, indicándose lo siguiente mientras leía: “Me comprarás un espacio publicitario antes de fin de mes”. A continuación, comenzó a hacer sus llamadas. El primer día cerró tratos con tres de los doce “imposibles”. Durante el resto de la semana realizó ventas con dos más. Al final del mes había abierto cuentas publicitarias con todos, con excepción de uno de los comerciantes que tenía en la lista. El mes siguiente no hizo ninguna venta, porque no hizo ninguna llamada, excepto a aquel comerciante porfiado. Cada mañana, cuando abría la tienda, él estaba ahí para entrevistarse con dicho comerciante y cada mañana el hombre le contestaba “No”. El comerciante sabía que no iba a adquirir un espacio publicitario, pero el joven hacía oídos sordos. Cuando el comerciante le decía que no, él no lo oía, sino que seguía yendo a verlo. El último día del mes, después de haberle dicho a este tenaz joven que no en treinta ocasiones consecutivas, tuvo lugar este diálogo entre ambos: -Mire, jovencito, usted ha derrochado todo un mes tratando de hacerme una venta, ahora bien, lo que yo quisiera saber es ¿por qué ha perdido su tiempo? -No he perdido mi tiempo en absoluto -respondió él-He estado concurriendo a la escuela y usted ha sido mi maestro. Ahora sé todos los argumentos que un comerciante puede plantear para no tener que comprar y, además de eso, he estado adiestrándome en la autoconfianza. Entonces el comerciante dijo: -Le manifestaré algo. Yo también he estado yendo a la escuela y usted ha sido mi maestro. Me ha enseñado una lección de persistencia que vale mucho dinero para mí, y para revelarle mi aprecio le voy a pagar sus honorarios como profesor haciéndole una solicitud de un espacio publicitario. Y así fue como logró la mejor cuenta publicitaria del Filadelfa North American. Asimismo, esto marcó el principio de una reputación que transformó al joven en millonario. Nadie puede convertirse en un gran líder de la humanidad, a menos que haya piedad en su propio corazón y dirija con sugerencias y cortesía, en lugar de hacerlo por la fuerza. Tuvo éxito porque vigorizó deliberadamente su propia mente con la suficiente seguridad en sí mismo para convertirla en una fuerza indomable. Cuando se sentó para confeccionar esa lista de doce nombres hizo algo que el noventa y nueve por ciento de la gente no habría hecho: eligió los nombres de las personas a las que creía que sería dificultoso hacerles una venta, porque entendió que, de la resistencia que hallaría al intentar venderles, obtendría fuerza y seguridad en sí mismo. Fue uno de los pocos que comprendieron que todos los ríos y algunos hombres no son justos porque siguen el camino de la menor resistencia. Voy a desviarme y a romper aquí la línea de pensamiento por unos momentos para anotar unos consejos para las esposas de los hombres. Recuérdalo: estas líneas están dirigidas solamente a las esposas y no se espera que los maridos lean lo que se dice aquí. Habiendo examinado a más de dieciséis mil personas, la mayoría de las cuales eran hombres casados, he aprendido algo que puede ser de valor para las esposas. Consentidme que exprese mis pensamientos en estas palabras: Tienes en tu interior el poder para despedirte cada día de tu marido cuando se va a su compromiso, a su negocio o a ejercer su profesión, transmitiéndole un sentimiento de seguridad en sí mismo que le hará prosperar con éxito por los instantes difíciles del día y hará que por la noche vuelva a casa sonriente y feliz. Un conocido mío del pasado se casó con una mujer que tenía una dentadura postiza. Un día, a su esposa se le cayó la dentadura y la placa se destrozó. El marido amontonó los pedazos y empezó a inspeccionarlos. Mostró tanto interés en ellos, que su mujer le dijo: Podrías fabricar una dentadura como ésa si te decidieras a hacerlo. Este hombre era un granjero cuyos anhelos nunca lo habían llevado más allá de las fronteras de su pequeña granja, hasta que su esposa hizo aquella advertencia. Ella se acercó a él, apoyó su mano sobre el hombro de su marido y lo alentó a que intentara dedicarse a la odontología. Finalmente lo persuadió para que empezara la formación y se transformó en uno de los dentistas más importantes y exitosos del estado de Virginia. Lo conozco bien, ¡porque es mi padre! Nadie puede predecir las posibilidades de éxito que le esperan a un hombre que es resguardado por su esposa y animado a tener iniciativas cada vez más grandes y mejores, pues es sabido que una mujer es capaz de provocar a un hombre de tal manera que éste hará hazañas casi sobrehumanas. Es tu derecho y tu deber animar a tu marido e instarlo a ir adelante en empresas que valgan la pena, hasta que halle su lugar en el mundo. Tú, más que cualquier otra persona en el mundo, puedes incitarlo a realizar un mayor esfuerzo. Hazle creer que nada, dentro de lo razonable, está fuera del alcance de su capacidad de realización y le habrás hecho un favor que tendrá un gran alcance para ayudarlo a ganar en la cruzada de la vida. Uno de los hombres más exitosos en su particularidad en Norteamérica atribuye todo su éxito a su esposa. Cuando estaban recién casados, ella escribió un dogma que él firmó y colocó sobre su escritorio. He aquí una copia del dogma: Creo en mí mismo. Creo en quienes trabajan conmigo. Creo en mi patrón. Creo en mis amigos. Creo en mi familia. Creo que Dios me proporcionará todo lo que preciso para tener éxito si me esfuerzo por ganármelo a través de un servicio constante y honesto. Creo en la oracióny nunca cerraré los ojos para dormir sin haber rezado para recibir disposición divina con el propósito de ser paciente con los demás y tolerante con quienes no creen como yo. Creo que el éxito es el resultado del esfuerzo inteligente y que no depende de la suerte ni de prácticas sagaces, ni de traicionar a los amigos, a otras personas o a mi jefe. Creo que obtendré de la vida exactamente lo que invierta en ella y, por lo tanto, tendré cuidado de sobrellevarme con los demás como me gustaría que ellos se condujeran conmigo. No hablaré mal de las personas que no me gustan. No desatenderé mi trabajo, sin importar lo que vea hacer a los demás. Brindaré el mejor servicio del que soy capaz porque me he comprometido a tener éxito en la vida y sé que el éxito siempre es el efecto de un esfuerzo consciente y eficaz. Por último, perdonaré a quienes me ofendan porque soy consciente de que en ocasiones yo también ofenderé a otras personas y necesitaré su perdón. Firmado . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . La mujer que escribió este dogma era una psicóloga práctica de primera categoría. Con la autoridad y la orientación de una mujer así como compañera, cualquier hombre puede alcanzar un éxito destacable. Analiza este dogma y notarás con qué libertad se usa el pronombre personal. Comienza con una afirmación de seguridad en uno mismo, lo cual es afinadamente adecuado. Ninguna persona podría hacer suyo este credo sin desplegar una actitud positiva que atraiga hacia ella a personas que la ayudarán en su batalla por el éxito. Éste sería un dogma noble para ser adoptado por todos los vendedores. Adoptarlo no le vendría nada mal a tus oportunidades para el éxito. Debes ejercerlo. Léelo una y otra vez hasta que te lo sepas de memoria. Luego repítelo al menos una vez al día hasta que lo hayas transformado, literalmente, en tu estructura mental. Ten una copia del texto ante de ti como un recordatorio diario de tu responsabilidad de practicarlo. Con ese gesto, estarás haciendo un uso eficiente del principio de la autosugestión como un medio para desenvolver la seguridad en ti mismo. No importa lo que otros logren decir sobre tu medio. Sólo recuerda que tener éxito es materia tuya y que este dogma, si lo dominas y lo empleas, será de gran ayuda para ti. En la segunda lección aprendiste que cualquier idea que establezcas con firmeza en tu mente subconsciente mediante la repetición de una afirmación se transforma automáticamente en un plan o anteproyecto que usa un poder invisible para regir tus esfuerzos hacia la obtención del objetivo mencionado en el plan. También , has aprendido que el principio a través del cual puedes establecer en tu mente cualquier idea que elijas se designa “autosugestión”, lo cual quiere decir, simplemente, una sugestión que le das a tu propia mente. Este era el principio de autosugestión en el que Emerson estaba pensando cuando escribió: Nada puede suministrarte la paz, excepto tú mismo. Sería bueno que también recordaras que nada puede facilitarte el éxito, excepto tú mismo. Ciertamente, requerirás la cooperación de otras personas si deseas conseguir un éxito de gran alcance, pero nunca lograrás esa cooperación a menos que vitalices tu mente con la actitud positiva de la seguridad en ti mismo. Quizá te hayas preguntado por qué unas pocas personas remontan a puestos bien pagados mientras que otros individuos de su entorno, con la misma formación y que supuestamente trabajan tanto como ellas, no avanzan. Elige a dos personas cualesquiera, de estos dos tipos, y asimílalas, y verás que la razón por la que una avanza y la otra permanece inactivo te resultará bastante evidente: descubrirás que la que prospera cree en sí misma. Descubrirás que respalda esta creencia con una acción tan dinámica y decidida que hace saber a los demás que cree en sí misma. También observarás que esta seguridad en sí misma es contagiosa, impulsora, concluyente y que atrae a los demás. También encontrarás que la persona que no avanza muestra patentemente; con la expresión de su rostro, la actitud de su cuerpo, su falta de energía en su caminar, la inseguridad con la que se expresa, que carece de seguridad en sí misma. Nadie prestará mucha atención a una persona que no tiene seguridad en sí misma. No atrae a los demás porque su mente es una fuerza negativa que repele, en lugar de atraer. Si quieres que una cosa se haga bien, llama a una persona muy ocupada para que la haga. Las personas muy ocupadas suelen ser las más esforzadas y escrupulosas en todo lo que hacen. En ningún otro ámbito es tan significativa la seguridad en uno mismo, o la falta de ella, como en el ámbito de las ventas, y no hace falta ser un cronista del carácter para determinar, en cuanto ves a un vendedor, si tiene la cualidad de la seguridad en sí mismo. Si la tiene, las señales de su influencia estarán suscritas en todo su ser. Te inculcará confianza en él y en el producto que está vendiendo mientras habla. Ahora llegamos al punto en el que estás preparado para aprehender el principio de la autosugestión y hacer un uso inmediato de él a fin de desarrollarte y transformarte en una persona positiva, dinámica y segura de ti misma. Debes copiar cuidadosamente la siguiente fórmula, firmarla y encomendarla a tu memoria: Fórmula de la seguridad en mí mismo 1. Sé que tengo la capacidad de conseguir el objeto de mi claro propósito. Por lo tanto, me reclamo una acción persistente, decidida y continua para su ejecución. 2. Me doy cuenta de que los pensamientos dominantes de mi mente terminan representándose en la acción corporal exterior y que se transforman progresivamente en una realidad física; por lo tanto, me concentraré mentalmente durante treinta minutos diarios en la tarea de pensar en la persona que quiero ser, creando una imagen mental de ella y luego transformando esa imagen en una realidad a través del servicio práctico. 3. Sé que, por el principio de la autosugestión, cualquier deseo que mantenga con permanencia en mi mente acabará indagando su expresión por algún medio práctico para ejecutarlo y, por lo tanto, dedicaré diez minutos al día a exigirme desarrollar los factores que se aluden en las dieciséis lecciones de este curso de las LEYES DEL ÉXITO. 4. He trazado claramente y puesto por escrito una representación de mi claro propósito en la vida para los próximos cinco años. He puesto un precio a mis servicios para cada uno de estos cinco años: un precio que intento ganar, a través de la estricta aplicación del principio del servicio eficiente y satisfactorio que suministraré por adelantado. 5. Soy completamente consciente de que ninguna riqueza o posición puede durar mucho tiempo a menos que esté construida sobre las bases de la verdad y la justicia. Por lo tanto, no participaré en ninguna transacción que no beneficia todos los empleados. Tendré éxito atrayendo hacia mí las fuerzas que quiero utilizar y la colaboración de otras personas. Induciré a otros a servirme porque yo los serviré primero a ellos. Excluiré el odio, la envidia, los celos, el egoísmo y el cinismo mediante el perfeccionamiento del amor por toda la humanidad, porque sé que una actitud negativa hacia los demás nunca me dará el éxito. Haré que los demás crean en mí porque yo creeré en ellos y en mí. Firmaré esta receta con mi nombre, la guardaré en mi memoria y la repetiré en voz alta una vez al día con incondicional fe en que intervendrá gradualmente en toda mi vida para que yo pueda llegar a ser un trabajador de éxito y feliz en el espacio profesional que he elegido. Firmado.............................................. Antes de firmar esta receta con tu nombre, asegúrate de que tienes intención de seguir sus instrucciones. Detrás de esta fórmula hay una ley que ninguna persona puede explicar. Los psicólogos la llaman “autosugestión” y no van más allá, pero deberías tener en cuenta un punto sobre el que no se halla ninguna incertidumbre, y es que, sea lo que sea, esta ley no funciona. Otro punto trascendental es el hecho de que, del mismo modo quela electricidad hace girar las medas de la industria y sirve a la humanidad de incontables maneras, o puede extinguir la vida si se aplica equívocamente, este principio de la autosugestión también te hará remontar por la ladera de la paz y la prosperidad, o descender por el valle de la desdicha y la pobreza, según la aplicación que le des. Si llenas tu mente de dudas y desconfianza acerca de tu capacidad de tener éxito, entonces el principio de la autosugestión tomará este espíritu de desconfianza y lo colocará en tu mente subconsciente como pensamiento dominante y, de una manera lenta pero segura, te llevará hasta el remolino del fracaso. Pero, si llenas tu mente de una reluciente seguridad en ti mismo, o en ti misma, el principio de la autosugestión tomará esta creencia y la instituirá como tu pensamiento dominante y te ayudará a superar los impedimentos que halles en el camino, hasta que llegues a la cima de la montaña del éxito. El poder del hábito. Habiendo experimentado yo mismo todas las dificultades que se hallan en el camino de quienes no tienen los conocimientos para hacer una concentración práctica de este gran principio de la autosugestión, permíteme que te presente el principio del hábito, con cuya ayuda podrás aplicar expeditamente el principio de la autosugestión en cualquier dirección y con cualquier proyecto. El hábito brota del entorno, de hacer lo mismo, de pensar lo mismo, o bien de repetir las mismas palabras una y otra vez. Un hábito podría confrontarse con la ranura en un disco de fonógrafo, mientras que la mente humana podría confrontarse con la aguja que encaja en dicha ranura. Cuando un hábito se ha formado bien a través de la repetición del pensamiento o la acción, la mente tiende a soldarse a él y a seguir su curso de una forma tan cercana como la aguja del fonógrafo sigue la ranura en el disco. El hábito se crea al dirigir repetidamente uno de los cinco sentidos de la vista, el oído, el olfato, el tacto y el gusto, o más de uno, en una trayectoria dada. Es mediante este principio de la repetición como se forma el dañino hábito de las drogas; es a través de este mismo principio como el deseo de tomar bebidas emborrachadoras se convierte en un hábito. Cuando un hábito está bien determinado, automáticamente controlará y dirigirá nuestra actividad corporal, y ahí podemos hallar un pensamiento capaz de transformarse en un poderoso factor en el desarrollo de la seguridad m uno mismo. Ese pensamiento es el siguiente: voluntariamente y, si es preciso, obligándote, dirige tus esfuerzos y tus pensamientos en una dirección anhelada, basta haber desarrollado el hábito que será tuyo, y continúa dirigiendo voluntariamente tus esfuerzos en esa misma dirección. El objetivo de escribir y repetir la fórmula de la seguridad en ti mismo es establecer el hábito de hacer que creer en ti mismo sea el pensamiento dominante en tu mente hasta que radique en tu subconsciente por el principio del hábito. Aprendiste a escribir dirigiendo repetidamente los músculos de tu brazo y de tu mano sobre ciertos perímetros conocidos como letras, hasta que finalmente te formaste el hábito de trazarlos. Ahora escribes con facilidad y premura, sin tener que trazar cada letra lentamente: escribir se ha convertido en un hábito para ti. El principio del hábito se fijará a las facultades de tu mente del mismo modo en que influirá en los músculos físicos de tu cuerpo, como podrás comprobar expeditamente dominando y aplicando esta lección sobre la seguridad en uno mismo. Cualquier aseveración que repitas con frecuencia, o cualquier deseo que siembres profundamente en tu mente a través de la repetición de una afirmación, acabarán indagando expresión a través de tus esfuerzos corporales, físicos, externos. Este principio del hábito es la base sobre la que está edificada esta lección acerca de la seguridad en uno mismo, y si entiendes y sigues las indicaciones que se dan en ella, pronto sabrás más sobre la LEY DEL HÁBITO que lo que te podrían enseñar mil lecciones como ésta, y teniendo un conocimiento de primera calidad. Ahora sólo tienes una vaga idea de las contingencias que están dormidas en tu interior, esperando a que la mano de la visión te reanime, y esa idea no crecerá a menos que despliegues la suficiente seguridad en ti mismo como para elevarte por encima de las influencias dúctiles de tu entorno actual. Eres afortunado si has aprendido a diversificar la derrota temporal del fracaso, y más afortunado aún si conoces la verdad de que la semilla del éxito está latente en cada fracaso que experimentas. La mente humana es una maquinaria maravillosa y misteriosa, y esto es algo que recordé hace unos meses cuando releí uno de los ensayos de Emerson que trata sobre las leyes espirituales. Me pasó algo extraño: encontré en ese ensayo, que había leído anteriormente en varias ocasiones, muchas cosas en las que nunca antes había reparado. Vi más cosas que en lecturas anteriores, porque el perfeccionamiento de mi mente desde la última lectura me había preparado para una definición más amplia. La mente humana se despliega continuamente, como los pétalos de una flor, hasta que logra el máximo de su desarrollo. Cuál es ese máximo, dónde termina, o si acaba o no, son preguntas que no se pueden contestar, pero el grado de perfeccionamiento parece variar según la naturaleza de la persona y la medida en que hace trabajar su mente. Al parecer, una mente a la que se obliga o se pide que tenga pensamientos analíticos todos los días sigue desplegando y desarrollando mayores poderes de interpretación. En Louisville, Kentucky, vive el señor Leo Cook, un hombre que casi no tiene piernas y debe desplazarse en una carretilla. A pesar de esa minusvalía es de nacimiento, es el dueño de una gran industria y es millonario por su propio esfuerzo. Ha demostrado que una persona puede arreglárselas muy bien sin piernas si tiene una seguridad en sí misma muy desenvuelta. En la ciudad de Nueva York se puede ver a un joven fuerte, vigoroso e inteligente, sin piernas, que se desplaza por la Quinta Avenida, todas las tardes, gorra en mano, mendigando para ganarse la vida. Su cabeza es, seguramente, tan sensata y tan capaz de pensar como la media. Este joven podría intentar lo que el señor Cook, de Louisville, ha hecho, si se pensara a sí mismo como el señor Cook se considera a sí mismo. Henry Ford tiene más millones de dólares de los que jamás precisará o utilizará. No muchos años antes, trabajaba como empleado de una tienda de máquinas, con una educación escasa y ningún capital. Decenas de otras personas, algunas de ellas con cerebros mejor coordinados que el suyo, trabajaban cerca de él. Ford se desprendió de la conciencia de pobreza, desenvolvió la seguridad en sí mismo, pensó en el éxito y lo consiguió. A las personas que trabajaban con él les podría haber ido igual de bien si hubiesen pensado como él. Hace unos años, a Milo C.Jones, de Wisconsin, le arremetió una parálisis. Tan grave fue la apoplejía, que no podía darse la vuelta en la cama, ni mover ningún músculo del cuerpo. Su cuerpo físico estaba abatido, pero a su cerebro no le ocurría nada malo, de modo que comenzó a funcionar en serio, posiblemente por primera vez en su vida. Acostado boca arriba en la cama, el señor Jones hizo que su cerebro crease un propósito claro. Dicho objetivo era de una naturaleza prosaica y humilde, pero era claro y era un objetivo, algo que este hombre nunca antes había conocido. Su propósito claro era el de fabricar salchichas de cerdo. Reunió a su familia a su alrededor, les relató sus planes y empezó a dirigirlos para que llevaran sus planes a la acción. Sin tener ninguna ayuda, exceptuada una mente sensata y una gran seguridad en sí mismo, Milo C. Jones difundió el nombre y la reputación de Little Pig Sausages por todo Estados Unidos y, además, recolectó una fortuna. Todo esto lo logró después de que la parálisis le imposibilitara trabajar con las manos. Ahí donde reina el pensamiento, se puede hallar poder. Henry Ford ha hecho millonesde dólares y sigue haciéndolos cada año, porque creía en Henry Ford y convirtió esa creencia en un propósito claro, el cual protegió con un plan definido. Los otros operarios que trabajaban con Ford durante los primeros años de su carrera, no visualizaban nada, excepto un sobre con el sueldo semanal, y eso fue lo único que lograron. No exigían nada fuera de lo normal de sí mismos. Si quieres obtener más, cerciórate de exigirte más a ti mismo. Fíjate que esta exigencia ¡debe hacerse en ti mismo! Me viene a la mente un famoso poema cuyo autor decía una gran verdad psicológica: Si crees que estás vencido, lo estás; Si crees que no te aventurarás, no lo harás; Si te gustaría ganar, pero crees que no puedes, Es casi seguro que no ganarás. Si crees que perderás, has perdido, Pues en el mundo descubrimos Que el éxito comienza en la voluntad de una persona: Todo depende del estado de ánimo. Si crees que eres superior, lo eres: Debes tener pensamientos enaltecidos para ascender. Tienes que estar seguro de ti mismo Para poder ganar algún premio. Las batallas de la vida no siempre las gana El hombre más fuerte o el más rápido; Pero, tarde o temprano, el hombre que gana Es aquel que cree que puede hacerlo. No te hará ningún daño memorizar este poema y utilizarlo como un utensilio de trabajo en el desarrollo de la seguridad en ti mismo. En algún lugar de tu naturaleza hay algo sutil, que, si fuese avivado por la influencia exterior adecuada, te llevaría a unas alturas de éxito que jamás habrías adelantado. Del mismo modo que un talentoso puede coger un violín y hacer que emita los compases musicales más bellos y seductores, también existe una influencia externa que puede apoderase de tu mente y hacerte prosperar en el campo profesional que has elegido e interpretar una célebre sinfonía de éxito. Ninguna perrona sabe qué fuerzas ocultas están escondidas dentro de ti. Tú, tú mismo, no notas tu capacidad de éxito, y nunca la conocerás hasta que entres en contacto con ese apremio particular que te despierta a una mayor acción y amplía tu visión, despliega la seguridad en ti mismo y te lleva a un deseo más profundo de éxito. El único hombre que no comete errores es aquel que nunca realiza nada. No temas a los errores, pero nunca cometas el mismo error dos veces. No es poco razonable esperar que alguna aseveración, idea o palabra estimulante de este curso sobre las LEYES DEL ÉXITO te sirva como la iniciativa necesaria que dará una nueva forma a tu destino y redirigirá tus pensamientos y energías transportándolos por un camino que, al final, te conducirá hasta tu ambicionada meta en la vida. Aunque resulta raro, es cierto que, a menudo, los cambios decisivos en la vida llegan en los momentos más insospechados y de la manera más inesperada. Me viene a la mente el típico ejemplo de cómo algunas experiencias de la vida supuestamente insignificantes resultan ser las más importantes, y estoy contando este caso porque también muestra lo que una persona puede lograr cuando despierta a una comprensión total del valor de la seguridad en uno mismo. El incidente al que me refiero pasó en la ciudad de Chicago, cuando yo estaba dedicado al trabajo del análisis del carácter. Un día, un mendigo se presentó en mi oficina y me solicitó una entrevista. Mientras trabajaba, levanté la mirada y lo saludé, y él dijo: “He venido a ver al hombre que escribió este librito”, al tiempo que sacaba de su bolsillo un ejemplar de un libro titulado "La seguridad en uno mismo”, que yo había escrito muchos años atrás. «Debe de haber sido la mano del destino, continuó, la que ubicó este librito en mi bolsillo ayer por la tarde, porque yo ya estaba dispuesto para lanzarme al lago Michigan. Prácticamente había llegado a la conclusión de que todo y todos, incluido Dios, estaban en mi contra, hasta que leí este libro, y me facilitó un nuevo punto de vista, y el valor y la esperanza que me ayudaron a aguantar durante la noche. Decidí que si podía ver al hombre que lo había escrito, él me podría ayudar a levantarme una vez más. Ahora estoy aquí y quisiera saber qué puede hacer usted por alguien como yo”. Yo lo había estado estudiando de pies a cabeza mientras él conversaba y, para ser sincero, debo asentir que, en lo más profundo de mi corazón, no creía que pudiera hacer nada por él, pero no se lo quise decir. La mirada húmeda de sus ojos, las marcas de desmoralización en su rostro, la postura del cuerpo, la barba de diez días, el ademán nervioso de este hombre, todo ello me traspasaba la sensación de que no tenía esperanzas, pero no tuve el valor de decírselo, de modo que le pedí que se sentara y me contara toda su historia. Le pedí que fuese totalmente franco y me dijera, con la mayor exactitud posible, lo que le había llevado al extremo mísero de la vida. Le prometí que, después de oír toda la historia, le diría si lograba ayudarlo o no; él procedió al relato. Su historia era, en resumen, la siguiente: Había invertido toda su fortuna en un pequeño negocio manufacturero. Cuando se inició la Guerra Mundial en 1914, le resultó imposible conseguir la materia prima precisa para el funcionamiento de su fábrica y, en resultado, fracasó. La pérdida económica le rompió el corazón y alteró su mente de tal forma que dejó a su mujer y a sus hijos y se convirtió en un mendigo. Había estado meditando tristemente sobre su ruina, hasta que llegó al punto en que estaba meditando el suicidio. Cuando acabó su historia, le dije: “Lo he escuchado con mucho interés y me gustaría que hubiera algo que yo pudiera hacer para ayudarlo, pero no hay absolutamente nada que yo pueda hacer”. Se puso tan empalidecido como si estuviera muerto en su ataúd. Se hundió en la silla, dejó caer el mentón sobre su pecho y apenas alcanzó a decir: “No hay nada más que hablar”. Esperé unos segundos, y luego le dije: “Aunque no hay nada que yo pueda hacer por usted, hay un hombre en este edificio que le puedo presentar, si usted quiere, que puede ayudarlo a recobrar la fortuna que ha perdido y hacer que se vuelva a levantar”. Estas palabras apenas habían salido de mis labios cuando él se puso de pie de un brinco, me tomó de las manos y dijo: “Por el amor de Dios, lléveme hasta ese hombre.” Me alentó ver que me lo pedía “por el amor de Dios”. Esto mostraba que todavía había un brillo de esperanza en su pecho, de modo que lo agarré del brazo y lo llevé hasta el laboratorio en el que se ejecutaban mis pruebas psicológicas para el análisis del carácter y me detuve con él delante de lo que parecía ser una colgadura sobre una puerta. Abrí la cortina y descubrí un largo espejo en el que el hombre se vio reflejado de la cabeza a los pies. Señalando al espejo, le dije: “He ahí el hombre que le prometí que le presentaría. Ése es el único hombre en este mundo que puede hacer que usted se vuelva a levantar y, si usted no se sienta y se habitúa a él, conociéndolo como nunca antes lo había conocido, ya puede marcharse y lanzarse al lago Michigan, porque no será de ningún valor para usted mismo, ni para el mundo, hasta que conozca mejor a este hombre.” Dió un paso adelante, aproximándose al espejo. Se frotó el rostro barbudo con las manos, se estudió de cuerpo entero durante unos minutos, luego retrocedió un paso, dejó caer la cabeza hacia adelante y empezó a llorar. Yo sabía que la lección había llegado a su destino, de modo que lo escolté hasta el ascensor y me despedí de él. Nunca esperé volver a verlo, y dudaba que esa lección hubiese bastado para ayudarlo a recobrar su lugar en el mundo, porque parecía haber llegado demasiado lejos para ser salvado. No sólo parecía estar bajo, sino también prácticamente fuera. Unos días más tarde, me encontré con este hombre en la calle. Su metamorfosis había sido tan absoluta, que apenas lo reconocí. Caminaba enérgicamente, con la cabeza echada hacia atrás. La vieja postura escondida y nerviosa de su cuerpo había desaparecido. Iba vestido todo él con ropa nueva. Tenía un aspecto floreciente y se sentía próspero. Me detuvo y me contó lo que había ocurridopara que tuviera lugar una transformación tan rápida de un estado de temible pena a uno de esperanza y promesa. Justamente se dirigía a su oficina, explicó, para darle la buena noticia. El mismo día que estuve en su despacho, salí como un pobre mendigo y, a pesar de mi semblante, me vendí al precio de un salario de tres mil dólares anuales. Piense en ello. Amigo ¡tres mil dólares al año! Y mi patrón me adelantó el dinero suficiente para conseguirme ropa nueva, como puede ver usted mismo. También me adelantó algo de dinero para que se lo mandara a mi familia y ahora vuelvo a estar en el camino hacia el éxito. Cuando pienso que hace sólo unos días había perdido toda esperanza, fe y valor, y que estaba pensando en suicidarme, me parece como un sueño. Iba a decirle que uno de estos días, cuando menos se lo espere, le haré otra visita y, cuando lo haga, seré un hombre de éxito. Traeré conmigo un cheque, firmado en blanco y remunerable a su nombre, y usted podrá rellenarlo con la cantidad que desee, porque me ha salvado de mí mismo al presentarme a mí mismo: a ese yo al que nunca conocí, hasta que usted me ubicó frente al espejo y señaló a mi verdadero yo. Cuando ese hombre se dio media vuelta y se alejó entre la muchedumbre en las calles de Chicago, vi, por primera vez en mi vida, cuánta fuerza, cuánto poder y cuántas contingencias hay ocultas en la mente de la persona que nunca ha descubierto el valor de la confianza en uno mismo. Ahí y en ese momento, decidí que yo también me pondría delante del mismo espejo y me señalaría con un dedo denunciante por no haber descubierto la lección que yo había ayudado a otra persona a aprender. Efectivamente, me instalé delante del mismo espejo y, al hacerlo, en ese preciso momento, fijé en mi mente, como mi propósito claro en la vida, la osadía de ayudar a hombres y mujeres a descubrir las fuerzas que están dormidas en su interior. El libro que tienes en tus manos es una prueba de que mi propósito claro ha sido llevado a cabo. El hombre cuya historia he narrado llegó a convertirse en presidente de una de las empresas más grandes y de más éxito en su ámbito en Estados Unidos, con un negocio que se desarrolla de costa a costa, y desde Canadá hasta México. Poco después del incidente que acabo de relatar, una mujer vino a mi oficina para que le hiciera un análisis personal; entonces era profesora en la escuela pública de Chicago. Le entregué un cuadro de análisis y le pedí que lo completara. Cuando sólo llevaba unos minutos trabajando en ello, regresó a mi despacho, me otorgó el cuadro y me dijo: No creo que vaya a rellenar esto. Le pregunté por qué había decidido no rellenarlo, y ella respondió: Para ser absolutamente franca con usted, una de las preguntas de este cuadro me ha hecho pensar y ahora sé lo que me pasa. Por lo tanto, me parece innecesario pagarle a usted para que me analice. Dicho esto, la mujer se fue, y no volví a saber de ella hasta dos años más tarde. Se fue a la ciudad de Nueva York, se transformó en escritora publicitaria para una de las agencias más importantes del país y su salario, en la época en que me escribió, era de 10.000 dólares anuales. Esta mujer me mandó un cheque para cubrir el coste de mi análisis, porque sentía que yo me había ganado esa paga, a pesar de que no le absolví el servicio que suelo ofrecer a mis clientes. Es imposible adivinar que un incidente supuestamente insignificante pueda llevar a una importante coyuntura decisiva en la carrera de una persona, pero no se puede negar el hecho de que, quienes tienen una clara seguridad en sí mismos, pueden registrar más rápidamente estas “coyunturas decisivas”. El amor, la belleza, la alegría y la adoración están eternamente construyendo, echando abajo y reconstruyendo los orígenes del alma de cada ser humano. Una de las pérdidas irremediables para la raza humana reside en la falta de conocimiento de que existe un método definido a través del cual cualquier persona con una inteligencia media puede desenvolver la seguridad en sí misma. Es una pérdida ilimitada para la civilización que a los hombres y mujeres jóvenes no se les enseñe este método conocido para desarrollar la seguridad en sí mismos antes de que cumplan su educación, pues alguien que no tenga fe en sí mismo no está verdaderamente educado en el justo sentido del término. Cuánta gloria y complacencia recibiría el hombre o la mujer que pudiera desmontar la cortina del miedo que cuelga sobre la raza humana y no deja ingresar el sol del entendimiento que proporciona la seguridad en uno mismo, dondequiera que sea indudable. Ahí donde el miedo tiene el control, el éxito notable se transforma en una dificultad, y esto me trae a la mente la enunciación de miedo que expresó un gran filósofo: El miedo es la mazmorra de la mente hacia la que corre, donde se esconde y retira. El miedo trae la superstición y la superstición es el puñal con el que la hipocresía mata al alma. Delante de la máquina de escribir con la que estoy redactando el manuscrito de este curso cuelga un cartel con la siguiente frase, en grandes letras: “Cada día tengo más éxito en todos los sentidos”. Un desconfiado que leyó este cartel me preguntó si realmente creía en “esas cosas”, y yo contesté: Por supuesto que no. Lo único que han hecho por mí es ayudarme a salir de las minas de carbón, donde comencé trabajando como obrero, y hallar un lugar en el mundo en el que estoy ayudando a más de cien mil personas, en cuyas mentes estoy plantando ese mismo pensamiento positivo que muestra ese cartel. Por lo tanto, ¿por qué habría de creer en ello? Cuando este hombre se disponía a marcharse, dijo: “Bueno tal vez después de todo haya algo en este tipo de filosofía, porque yo siempre he tenido miedo de ser un fiasco, y hasta el momento, mis temores se han cumplido totalmente. Tus pensamientos te están castigando hacia la pobreza, la infelicidad y el fracaso, o te están llevando hacia las alturas de un gran éxito. Si tú te demandas el éxito y respaldas esta exigencia con una acción inteligente, ganarás con toda seguridad. Pero ten en cuenta que hay una diferencia entre demandar el éxito y limitarse a desearlo. Deberías averiguar cuál es la diferencia y sacar provecho de ella. Dedícate a la tarea de desenvolver la seguridad en ti mismo al menos con esa cantidad de fe, o más. No te preocupes por lo que opinarán los demás, porque ellos te serán de muy poca ayuda en tu subida por la ladera de la montaña de la vida hacia el objeto de tu proyecto claro. Tienes en tu interior todo el poder que requieres para conseguir cualquier cosa que desees o necesites en este mundo, y una de las mejores maneras de hacerte con este poder está en ti. Cree en ti, pero no le digas al mundo lo que eres capaz de hacer: ¡DEMUÉSTRALO! Conócete ti mismo, conócete a ti mismo… Ésta ha sido la encomienda de todos los filósofos en todas las épocas. Cuando realmente te conozcas a ti mismo, sabrás que no es ninguna necedad colgar un cartel delante de ti que diga: “Cada día tengo más éxito en todos los sentidos” con el debido respeto por la persona que difundió este lema. No tengo miedo de instalar este tipo de sugestión delante de mi escritorio y, lo que es más, no tengo miedo de creer que me persuadirá de tal manera que me convertiré en un ser humano más positivo y decidido. Hace más de veinticinco años, aprendí mi primera lección sobre la cimentación de la seguridad en mí mismo. Una noche, estaba sentado delante de una chimenea escuchando una conversación entre dos hombres mayores sobre el tema del capital y el trabajo. Sin ser participante, me uní a la charla y dije algo acerca de que los patrones y los empleados deberían remediar sus diferencias sobre la base de la Regla de Oro. Mis comentarios atrajeron la atención de uno de los hombres, el cual se volvió hacia mí, con una expresión de sorpresa en el semblante y dijo: “Caramba, eres un muchacho muy listo, y si pudieras salir ahí fuera y recibir una educación dejarías tu vestigio en el mundo”. Aquella observación cayó sobre oídos “fértiles”,aunque era la primera vez que alguien me decía que yo era listo, o que podría hacer algo de valor en la vida. Ese comentario me hizo pensar y, cuanto más dejaba que mi mente persistiera en ese pensamiento, más seguro estaba que detrás de esas palabras había una eventualidad. Podría decirse francamente que, sea cual fuere el servicio que estoy ofreciendo al mundo y el bien que pueda hacer, debería imputarle el mérito a ese comentario casual. Las sugestiones como ésta suelen ser muy eficaces, sobre todo cuando son reflexionadas y expresadas por uno mismo. Regresa ahora a la fórmula de la seguridad en uno mismo y domínala, pues te conducirá a la “central eléctrica” de tu propia mente, donde accederá a una fuerza capaz de transportarte hasta la misma cima de la Escalera del Éxito. Debo pedirte, sin embargo, que aprendas cuál es la diferencia entre la seguridad en uno mismo, que se basa en un conocimiento sensato de lo que sabes y lo que puedes hacer, y el egotismo, que sólo se base en lo que querrías saber o poder realizar. Aprende la diferencia entre estos dos términos o, de lo contrario, te transformarás en alguien aburrido, ridículo e irritante para las personas cultas y perspicaces. La seguridad en uno mismo es algo que nunca debería publicarse o anunciarse, si no es a través de la realización inteligente de actos constructivos. Si eres seguro de ti mismo, la gente de tu entorno reconocerá esta realidad. Deja que sean ellos quienes forjen este descubrimiento. Se sentirán orgullosos de su agudeza al haberlo hecho, y tú estarás libre de toda sospecha de egocentrismo. La persona que tiene un nivel de egocentrismo muy elevado nunca es perseguida por las oportunidades, sino por las críticas y los comentarios ásperos. Las oportunidades hacen amistad mucho más fácil y rápidamente con la seguridad en uno mismo, que con el egocentrismo. El auto engrandecimiento nunca es una medida correcta de la propia seguridad. Ten esto en mente y deja que tu seguridad en ti mismo hable a través del servicio constructivo ofrecido sin ademanes o agitación. La seguridad en uno mismo es fruto del conocimiento. Conócete a ti mismo, averigua cuánto sabes (y lo poco que sabes), por qué lo sabes y cómo vas a usarlo. Los mentirosos terminan mal, así que no finjas saber más de lo que realmente sabes. La suntuosidad no tiene sentido, porque cualquier persona culta te medirá con bastante precisión después de haberte oído hablar durante tres minutos. Lo que realmente eres hablará con tanta fuerza que lo que afirmaste no será escuchado. Si haces caso de esta advertencia, las cuatro últimas páginas de esta lección pueden sellar uno de los puntos decisivos más importantes de tu vida. Ahora estás preparado para la cuarta lección, que te llevará un paso más arriba en la Escalera del Éxito. Una charla con el autor después de la lección . El marcador está en la puerta de entrada a la vida y escribe “pobre tonto” en la frente del hombre sabio y “pobre pecador” en la frente del santo. ¡El gran misterio del universo es la vida! Venimos aquí sin nuestra aprobación, ¡sin saber de dónde! Nos vamos sin nuestra aprobación, ¡sin saber adónde! Estamos tratando eternamente solucionar este gran enigma de la “VIDA” y, ¿con qué objetivo y con qué fin? Ningún pensador puede tener ninguna duda de que somos puestos en esta Tierra por una clara razón, ¿Acaso no es posible que el poder que nos puso aquí sepa qué hará con nosotros cuando dejemos de existir? ¿No sería un buen plan atribuirle al Creador, que nos puso aquí en la tierra, el derecho de tener la suficiente inteligencia para saber qué hacer con nosotros cuando hayamos muerto? ¿O deberíamos hacernos con la inteligencia y la capacidad de intervenir la vida futura a nuestra manera?¿Acaso no es posible que podamos cooperar con el Creador de una forma inteligente ocupando el control de nuestra conducta en esta tierra con la finalidad de ser decentes unos con otros y hacer todo el bien que podamos de todas las maneras posibles durante esta vida, dejando el más allá en manos de alguien que probablemente sabe mejor que nosotros qué es lo que más nos conviene? En la ilustración de la página anterior, el artista nos cuenta una historia muy poderosa. Desde el nacimiento hasta la muerte, la mente siempre está investigando aquello que no posee. El niño pequeño que juega con sus juguetes en el suelo ve a otro niño con un juguete diferente e, inmediatamente, intenta quedarse con él. La niña (que ya ha crecido) cree que la ropa de otra mujer es más favorecedora que la suya y se dedica a copiarla. El niño (que ya ha crecido) ve a otro hombre con una colección mejor de ferrocarriles o bancos o comercios y se dice: ¡Qué afortunado! ¡Qué afortunado! ¿Cómo puedo separarlo de sus posesiones? F. W. Woolworth, el rey de la tienda de “Todo a cinco y diez centavos” se detuvo en la Quinta Avenida en Nueva York, observó el elevado edificio Metropolitan y dijo: “¡Qué maravilla! ¡Edificaré uno mucho más alto! El éxito que concluyó su vida tenía la medida del edificio Woolworth. Dicho edificio se erige como un símbolo temporal de la naturaleza humana de superar la obra de otras personas. UN MONUMENTO A LA PEDANTERÍA DEL HOMBRE, ¡CON POCA COSA MÁS PARA JUSTIFICAR SU EXISITENCIA! El muchachito harapiento que reparte diarios en los puestos callejeros, con la boca bien abierta, envidia al hombre de negocios que se baja de su auto y se va a la oficina. “Qué feliz sería yo, se dice el chico, si poseyera un Lizzie”. Y el hombre de negocios, sentado tras su mesa en su oficina, piensa en qué feliz sería si pudiera añadir otro millón de dólares a su ya acrecentada cuenta corriente. La hierba siempre es más dulce al otro lado de la cerca, dice el burro, mientras estira el cuello pretendiendo llegar ahí. Lleva a un grupo de chicos a un manzanar y pasarán junto a las bellas manzanas maduras caídas en el suelo. Las rojas y jugosas que cuelgan expuestamente de las ramas altas tienen un aspecto mucho más seductor, y los muchachos treparán para cogerlas. El hombre casado observa con timidez a las mujeres delicadamente vestidas que pasan por la calle y piensa en lo afortunado que sería si su esposa fuese tan linda como ellas. Es posible que ella sea mucho más linda, pero a él se le escapa su belleza porque, bueno, la hierba siempre es más verde al otro lado de la ceca. La mayoría de los casos de divorcio se deben a esta predisposición del hombre a saltar al otro lado de la cerca, a los prados de otra persona. La felicidad siempre está a la vuelta de la esquina; siempre a la vista, pero fuera de nuestro alcance. La vida nunca está completa, no importa lo que tengamos o cuánto de ello poseamos. Una cosa requiere alguna otra cosa para que la acompañe. Una dama se compra un bonito sombrero. Precisa un traje que haga juego con él. Esto exige a su vez unos zapatos nuevos, un bolso y unos guantes, y otros anexos que acaban en una gran cuenta que quizá no se pueda permitir. El hombre desea tener un hogar: sólo una simple casita junto al bosque. La construye, pero no está completa, porque debe tener arbustos, flores y un diseño de jardines que la acompañe; aún así, no está completa. Quiere que tenga una linda cerca que la rodee, con una entrada de coches de gravilla. Eso exige que haya un automóvil y un garaje para guardarlo. Se han agregado todos estos pequeños toques, ¡pero es inútil! Ahora el lugar es muy pequeño. El hombre necesita una casa con más piezas. El Ford Coupé debe ser sustituido por un Cadillac Sedán, para que haya lugar para más personas en las excursiones a campo traviesa. Y así, la historia prosigue, ad infinitum. El hombre joven recibe un salario bastante para que él y su familia puedan vivir acomodadamente. Entonces llega un ascenso y un aumento de sueldo de mil dólares anuales, ¿Pone él esos mil dólares adicionales en una cuenta de ahorros y sigue viviendo como antes? No hace nada de eso. Seguidamente, debe cambiar su viejo coche por uno nuevo; debe agregar un nuevo porche a la casa. Su esposa necesita ropanueva. La mesa debe ponerse con mejor y más comida. (Pobre estómago acongojado.) ¿Al final del año, ha mejorado su situación con ese aumento? ¡En absoluto! Cuanto más gana, más quiere, y esta regla se emplea tanto a la persona que tiene millones como a la que tiene unos pocos miles. Un joven elige a una muchacha que le gusta, convencido de que no puede vivir sin ella. Cuando la ha conquistado, ya no está seguro de poder seguir conviviendo. Si un hombre sigue soltero, se pregunta por qué es tan estúpido de despojarse de las alegrías de la vida de casado. Si se casa, se pregunta de qué modo su mujer lo atrapó lo bastante desprevenido como para “pescarlo”. Y el dios del Destino exclama: “¡Ay, tontos, tontos! Estáis condenados si LO HACÉIS y estáis condenados si NO LO HACEIS.” En todas las articulaciones de la vida, los diablillos del descontento están al fondo en las sombras, con una sonrisa burlona en sus rostros, gritando: ¡Toma el camino que prefieras! ¡Al final te agarraremos! Al final, el hombre se decepciona y empieza a aprender que la felicidad y la satisfacción no son de este mundo. Comienza la búsqueda de la contraseña que le abrirá las puertas de algún otro mundo que él desconoce. Sin duda, debe de haber felicidad al otro lado de la gran separación. Exasperado, su corazón cansado y agobiado recurre a la religión en busca de consuelo y ánimos. Pero sus problemas no han acabado ¡Apenas acaban de empezar! “Entre a nuestra tienda y acepta nuestro dogma, dice una secta, y podrás ir directamente al cielo después de morir”. El pobre hombre duda, observa y oye. Entonces escucha la llamada de otro tipo de religión cuyo líder dice: “Apártate del otro campo, o irás directamente al infierno. Ellos sólo rociarán un poco de agua sobre tu cabeza, pero nosotros te estimularemos durante todo el camino, asegurando así un paso seguro a la tierra prometida”. En medio de estas creencias sectarias, el pobre hombre titubea. Al no saber si tomar una dirección u otra, se pregunta qué religión le ofrece el camino más convincente, hasta que la esperanza se desvanece. YO mismo, cuando era joven, frecuentaba a doctores y santos, y escuchaba grandes discusiones acerca de esto y aquello, pero siempre salía por la misma puerta por la que había entrado. Siempre buscando, pero sin hallar jamás: así podría describirse la lucha del hombre por la felicidad y la complacencia. Va probando una religión tras otra. Su mente se transforma en un eterno signo de interrogación que busca aquí y allá una respuesta a las preguntas: ¿De dónde venimos? ¿Hacia dónde vamos? La esperanza frívola que los hombres ponen en sus corazones se transforma en cenizas o prospera, y al poco tiempo, como nieve que cae sobre el semblante polvoriento del desierto iluminando una o dos horas, ha desaparecido. ¡La vida es un eterno signo de interrogación! Lo que más deseamos siempre está a la distancia primitiva del futuro. Nuestro ideal para adquirir siempre está, alrededor de una década por detrás de nuestro poder de DESEAR. Y si alcanzamos eso que deseamos, ¡ya no lo deseamos! Afortunada es la muchacha que aprende esta gran verdad y mantiene a su amante siempre presumiendo, siempre protegiéndose para no perderla. Nuestro autor favorito es un héroe y un genio hasta que lo conocemos en persona y nos enteramos de la doliente verdad de que, después de todo, es sólo un hombre. ¿Cuántas veces debemos aprender esta lección? Los hombres dejan de concernirnos cuando descubrimos sus limitaciones. El único pecado es la limitación. En cuanto te tropiezas con las limitaciones de un hombre, todo ha acabado con él (Emerson). Qué linda es la montaña a la distancia; pero, en cuanto nos acercamos a ella, descubrimos que no es más que una pobre colección de rocas, tierra y árboles. La belleza, la felicidad y la complacencia son estados de la mente. Nunca se puede disfrutar de ellos, excepto a través de la visión desde la distancia. La pintura más hermosa de Rembrandt se transforma en una simple mancha de pintura si nos acercamos demasiado. Arruina la esperanza de los sueños no cumplidos en el corazón de una persona y habrás terminado con ella. En cuanto alguien deja de alojar la visión de un logro futuro, está acabado. La naturaleza ha creado al hombre de manera tal que su mayor felicidad y la única que es duradera es aquella que siente al perseguir algún objetivo aún no alcanzado. La anticipación es más dulce que la ejecución. Aquello que está a la mano no satisface. La única satisfacción perpetua es aquella que proviene de la persona que mantiene viva en su corazón la ESPERANZA de un logro futuro. Cuando dicha esperanza muere, puedes trazar FIN en el corazón del hombre. La mayor inconsistencia de la vida es el hecho de que la mayoría de las cosas que creemos no es cierta. Russell Conwell escribió la conferencia más popular que se ha dado jamás en lengua inglesa y la tituló Acres of Diamonds. La idea central de la conferencia era la aseveración de que uno no precisa buscar las oportunidades en la distancia, que las oportunidades pueden hallarse en la cercanía de tu propio nacimiento ¡Quizá! Pero, ¿cuántos lo creen? Las oportunidades pueden hallarse dondequiera que uno las busque, ¡y en ningún otro lugar! Para la mayoría de la gente, la cosecha tiene mejor semblante al otro lado de la cerca. Qué trivial instar a alguien a intentar buscar su suerte en su pequeño pueblo natal, cuando está en la naturaleza humana buscar oportunidades en cualquier otro lugar. No te preocupes de que la hierba parezca más dulce al otro lado de la cerca. La naturaleza ha querido que así sea. De este modo nos cautiva y nos prepara para la tarea de crecer a través de la disputa, la cual dura toda la vida. El pacto más elevado que podemos hacer con otra persona es: que siempre haya verdad entre nosotros dos. EMERSON Cuarta lección EL HÁBITO DE AHORRAR “El hombre es una mezcla de carne, huesos, sangre, pelo y células cerebrales. Éstos son los materiales de edificación con los que da forma, a través de la ley del hábito, a su propia personalidad”. Sugerir a alguien que ahorre dinero sin contarle cómo hacerlo sería como dibujar un caballo y escribir debajo de él: “Esto es un caballo”. Es indudable para todos que ahorrar dinero es uno de los elementos precisos para el éxito, pero la gran pregunta que predomina en las mentes de la mayoría de las personas que no ahorran es: ¿Cómo puedo hacerlo? Ahorrar dinero es exclusivamente una cuestión de hábito. Por esa razón, esta lección empieza con un breve análisis de la LEY DEL HÁBITO. Es literalmente cierto que el ser humano da forma a su personalidad a través de la LEY DEL HÁBITO. A través de la repetición, cualquier acto que se ejecute unas cuantas veces se transforma en un hábito, y la mente parece no ser más que una masa de fuerzas motivadoras que proceden de nuestros hábitos diarios. Cuando un hábito ha sido fijado en la mente, nos impulsa voluntariamente a la acción. Por ejemplo, si sigues diariamente una ruta dada para llegar a tu trabajo o a algún otro lugar que visites con periodicidad, pronto se habrá formado el hábito, y tu mente te conducirá por dicha ruta sin que haya ningún pensamiento por tu parte. Además, si sales con la finalidad de ir en otra dirección, sin pensar continuamente en dicho cambio, te hallarás siguiendo la misma vieja ruta. Los conferenciantes han descubierto que contar una y otra vez la misma historia, que puede estar basada en pura ficción, hace que entre en juego la LEY DEL HÁBITO y, al cabo de poco tiempo, ya no saben si la historia es verdadera o no. Muros de limitación que se construyen a través del hábito. Millones de personas pasan por la vida en la pobreza y la escasez porque han hecho un uso destructor de la LEY DEL HÁBITO. Al no entender ni esta ley, ni la ley de la atracción a través de la cual dos iguales se atraen, quienes persisten en la pobreza rara vez se dan cuenta de que están ahí como secuela de sus propios actos. El único favor duradero que un padre puede hacerle a su hijo es ayudaral niño a ayudarse a sí mismo. Establece en tu mente el pensamiento de que tu habilidad se limita a una establecida capacidad de ganar dinero y nunca ganarás más que eso, porque la LEY DEL HÁBITO establecerá una clara limitación de la cantidad que eres capaz de ganar, tu mente inconsciente aceptará dicha limitación y pronto sentirás que “decaes” hasta que, posteriormente, estarás tan atrapado por el miedo a la pobreza (uno de los seis miedos básicos) que las oportunidades ya no llamarán a tu puerta; tu condena estará sellada y tu destino establecido. La formación del HÁBITO DE AHORRAR no significa que debas limitar tu capacidad de ganar dinero, sino exactamente lo contrario: que aplicarás esta ley no sólo para que guarde lo que ganas de manera sistemática, sino para que te instale en el camino de las grandes oportunidades y te suministre la visión, la seguridad en ti mismo. La imaginación, el entusiasmo, la iniciativa y el liderazgo precisos, de modo que realmente acreciente tu capacidad de ganar dinero. Para explicar esta gran ley de otro modo, digamos que cuando realmente entiendes la LEY DEL HÁBITO puedes asegurarte el triunfo en el gran juego de hacer dinero haciendo que los dos extremos de dicho juego vayan hacia el centro. Ésta es la forma de proceder: A través la LEY DEL CLARO OBJETIVO PRINCIPAL, fundas en tu mente una descripción clara y precisa de lo que quieres, incluyendo la cantidad de dinero que pretendes ganar. Tu mente subconsciente se apropia de esta imagen que has elaborado y la utiliza como un anteproyecto, gráfico o plano según el cual moldeará tus pensamientos y tus actos transformándolos en planes prácticos para alcanzar la meta de tu objetivo principal, o propósito. A través de la LEY DEL HÁBITO conservas el objeto de tu claro objetivo principal fijo en tu mente (de la manera que se describe en la segunda lección) hasta que queda intactamente implantado en ella. Esta práctica destruirá la conciencia de pobreza y colocará en su lugar una consciencia de bonanza. Empezarás a EXIGIR prosperidad, comenzarás a esperarla, comenzarás a prepararte para recibirla y utilizarla con sabiduría, pavimentando así el camino o preparando el escenario para el desarrollo del HÁBITO DE AHORRAR. Habiendo aumentado así tu capacidad de ganar dinero, harás otro uso de la LEY DEL HÁBITO instituyendo en tu declaración escrita de tu claro objetivo principal, el ahorro de una proporción dada de todo el dinero que ganes. Así, a medida que tus ingresos acrecienten, tus ahorros también lo harán en proporción. Si, por un lado, te alientas continuamente y te exiges una capacidad cada vez mayor de ganar dinero y, por otro lado, separas metódicamente una cantidad delimitada de todos tus ingresos, pronto llegarás a un punto en el que habrás eliminado todas las limitaciones imaginarias de tu propia mente y entonces habrás comenzado el camino hacia la independencia económica. ¡No hay nada más práctico o que pueda hacerse más fácilmente que esto! altera el funcionamiento de la LEY DEL HÁBITO estableciendo en tu mente el miedo a la pobreza y pronto temerás reducir tu capacidad de ganar dinero, hasta que apenas serás capaz de ganar el dinero suficiente para atender a tus reales necesidades. Los editores de diarios podrán crear el pánico en una semana si llenaran sus columnas con noticias sobre verdaderos fracasos de negocios en el país, a pesar de que, en comparación con el número total de negocios existentes, muy pocos realmente fracasan. Las llamadas “olas de delincuencia” son, en gran medida, fruto del periodismo sensacionalista. Un solo caso de asesinato, si es explotado por los periódicos del país con titulares escalofriantes, es bastante para iniciar una verdadera “ola” de crímenes relacionados en diversas localidades. Después de la repetición en los periódicos de la historia del asesinato de Hickman, comenzaron a ocurrir casos similares en otras partes del país. Todos somos víctimas de nuestros hábitos, no importa quién seamos o cuál sea nuestra vocación. Cualquier idea que se establezca de forma deliberada en la mente o que uno deja que se instale en ella, como consecuencia de la sugestión, el ambiente, la influencia de los otros, etcétera, la duda nos impulsará a efectuar actos que están de acuerdo con la naturaleza de dicha idea. Desarrolla el hábito de pensar y hablar de prosperidad y abundancia, y muy pronto comenzarán a manifestarse pruebas materiales en forma de oportunidades más extensas, nuevas e inesperadas. ¡Los iguales se atraen! Si te dedicas a los negocios y has desplegado el hábito de hablar y pensar que los negocios van mal, los negocios irán mal. Un pesimista, si se le permite seguir con su influencia destructiva durante el tiempo suficiente, puede destruir el trabajo de media docena de personas competentes, y lo hará situando en las mentes de sus colegas pensamientos de pobreza y fracaso. No te relaciones con este tipo de hombre o mujer. Uno de los banqueros de más éxito del estado de Illinois tiene este cartel colgado en su despacho privado: “aquí sólo hablamos y pensamos en la abundancia. Si usted tiene una historia de desgracia, por favor, guárdesela, pues no la queremos.” En 1927, el joven Edward Hickman secuestró y asesinó a una niña de doce años. Fue capturado poco después. Se lo juzgó y penó a muerte. Murió en 1928. Ninguna empresa quiere los servicios de un pesimista, y quienes comprenden las leyes de la atracción y el hábito no tolerarán a un pesimista, del mismo modo que no aprobarían a un ladrón rondar por su lugar de trabajo, porque dicha persona arruinará la utilidad de quienes lo rodean. Eres un imán humano y estás atrayendo incesablemente a personas cuyas características armonizan con las tuyas. En decenas de miles de hogares, el tema general de conversación es la pobreza y la carencia, y eso es exactamente lo que están obteniendo. Piensan en la pobreza, hablan de pobreza, aceptan la pobreza como lo que les ha tocado en la vida. Su lógica es que, si sus antepasados fueron pobres antes que ellos, ellos también deben seguir siéndolo. La conciencia de pobreza se forma como consecuencia del hábito de pensar en ella y de temerla. “Aquello que temía me ha pasado.” La esclavitud de la deuda es un amo despiadado, un fatal enemigo del HÁBITO DE AHORRAR. La pobreza, por sí sola, es bastante para destruir toda ambición, la seguridad en uno mismo y la esperanza, pero agrégale la carga de una deuda y todas las personas que son víctimas de estos dos amos crueles y duros estarán prácticamente condenadas al fracaso. Nadie puede ejecutar su mejor trabajo, ni expresarse en términos que atribuyan respeto, ni crear o llevar a cabo un propósito claro en la vida, si tiene una pesada deuda que pende sobre su cabeza. La persona que está ligada a la esclavitud de la deuda es tan infructuosa como el esclavo que está atado por la ignorancia, o por verdaderas cadenas. Este autor tiene un amigo íntimo cuyos ingresos son de mil dólares al mes. A su esposa le encanta la “sociedad” y trata de simular unos ingresos de 20.000 dólares anuales, cuando en realidad son 12.000, con el resultado de que este pobre hombre suele tener una deuda de alrededor de ocho mil dólares. Todos los miembros de su familia tienen el hábito de gastar, que obtuvieron de SU madre. Los hijos, dos chicas y un chico, ahora están en una edad en la que piensan en ir a la universidad, pero esto es imposible a causa de las deudas de su padre. El resultado es la disconformidad entre él y sus hijos, lo cual hace que toda la familia esté infeliz y decaída. Es terrible incluso pensar en pasar por la vida como un prisionero encadenado, atado y siendo “propiedad” de otra persona a causa de las deudas. La acumulación de deudas es un hábito. Al principio es algo pequeño y empieza a alcanzar enormes proporciones lentamente, paso a paso, hasta que finalmente se apodera de tu propia alma. Miles de jóvenes comienzan su vida de casados con deudas innecesarias amenazándolos y nunca consiguen quitarse ese peso de encima. Cuando la novedaddel matrimonio se comienza a desvanecer (como suele pasar), la pareja comienza a sentir la vergüenza de la escasez, y este sentimiento crece hasta que a menudo confluye en un abierto descontento mutuo y, finalmente, en el divorcio. Una persona que está atada por la esclavitud de la deuda no tiene el tiempo ni la disposición mental para instituir o desarrollar ideales, con el resultado de que, con el tiempo, acaba yendo a la deriva, hasta que termina poniendo limitaciones a su propia mente, y con ellas se interna tras los muros de la prisión del MIEDO y la duda, de la que no escapa jamás. Ningún sacrificio es demasiado grande para impedir la infelicidad de la deuda “Piensa en lo que te debes a ti mismo y a quienes dependen de ti, y decídete a no comprometerle nada a nadie”, es el consejo de un hombre de mucho éxito cuyas primeras oportunidades fueron arruinadas por las deudas. Este hombre tomó conciencia lo bastante pronto como para despegarse del hábito de comprar aquello que no necesitaba y, finalmente, pudo salir de la esclavitud. La mayoría de las personas que desenvuelven el hábito de la deuda no tendrán la suerte de tomar conciencia a tiempo para salvarse, porque la deuda es como las arenas movedizas, en tanto que tiende a hundir a su víctima cada vez más hondamente en el fango. El miedo a la pobreza es uno de los más destructores de los seis miedos básicos que se narran en la tercera lección. La persona que se endeuda excesivamente es atrapada por el miedo a la pobreza, su ambición y la seguridad en sí misma se detienen, y cae gradualmente en el olvido. Se hallan dos tipos de deudas, y son tan diferentes en su naturaleza que merecen ser explicados aquí, como sigue: Hay deudas que se obtienen por darse lujos que acaban declinando en una calamidad. Hay deudas que se obtienen en el curso de una transacción profesional o de negocios, que simbolizan un servicio o mercancías que pueden ser reconvertidos en activos. El primer tipo de deudas es el que se debe evitar; el segundo tipo puede lograrse, siempre que la persona que adquiere estas deudas use el buen juicio y no sobrepase los límites razonables. En el momento en que uno compra algo que está más allá de sus limitaciones, ingresa en el terreno de la especulación, y la especulación devora más personas de las que enriquece. Casi todas las personas que viven por encima de sus medios se sienten tentadas a especular con la esperanza de que puedan recobrar, con un solo giro de la rueda de la fortuna, por así decirlo, todo lo que adeudan. La media suele pararse en el lugar equivocado y estas personas, lejos de deshacerse de la deuda, entran en la especulación y terminan más atadas y esclavizadas aún. El miedo a la pobreza arruina la fuerza de voluntad de sus víctimas, y éstas son incapaces de recuperar sus fortunas perdidas y, lo que es más triste aún, derrochan la ambición de librarse de la esclavitud de la deuda. Difícilmente pasa un día sin leer al menos una noticia en los periódicos sobre algún suicidio como secuela de la preocupación por las deudas. La esclavitud de la deuda incita más suicidios cada año que todas las demás causas combinadas, lo cual tan solo es una muestra de lo cruel que es el miedo a la pobreza. Durante la guerra, millones de hombres se introdujeron en las trincheras sin retroceder, sabiendo que la muerte podía surgirles en cualquier momento. Esos mismos hombres, cuando se afrontan al miedo a la pobreza, suelen encogerse y suicidarse, por la pura desesperación, que paraliza su razonamiento. La persona que está libre de deudas puede eliminar la pobreza y alcanzar un éxito económico recalcado, pero, si está atada por las deudas, tal logro es sólo una posibilidad remota, y nunca algo accesible. El miedo a la pobreza es un estado mental negativo y demoledor. Además, el estado mental negativo tiende a atraer otros estados mentales parecidos. Por ejemplo, el miedo a la pobreza puede atraer el miedo a la mala salud, y estos dos temores pueden atraer el Miedo a la Vejez, de manera que la víctima se verá pobre, con mala salud y envejeciendo mucho antes del momento en que debería comenzar a mostrar signos de vejez. ¡Millones de sepulcros prematuros, anónimos, se han llenado por este cruel estado mental conocido como el miedo a la pobreza! Hacia 1916, un hombre joven ocupaba un puesto de responsabilidad en el City National Bank, de la ciudad de Nueva York. Dado que vivía por encima de sus ingresos, obtuvo una gran cantidad de deudas, las cuales le trajeron inquietudes, hasta que su hábito destructivo comenzó a revelarse en su trabajo y fue despedido del banco. Este hombre obtuvo otro puesto, ganando menos dinero, pero sus prestamistas lo avergonzaron de tal forma que decidió renunciar y marcharse a otra ciudad, donde esperaba escapar de ellos hasta haber recolectado el dinero suficiente para pagar sus deudas. Los acreedores saben cómo hallar a sus deudores, de modo que muy pronto estaban pisándole los talones a este joven, cuyo jefe se enteró de su endeudamiento y lo despidió de su trabajo. Entonces, el joven buscó un trabajo en vano durante dos meses. Una noche fría, subió a la terraza de uno de los edificios más altos de Broadway y se arrojó al vacío: la deuda tenía una víctima más. ¿Quién te dijo que no podía hacerse? ¿Y qué gran logro puede adjudicarse esa persona que la autorice a usar la palabra “imposible” con tanta libertad? ¿Cómo dominar el miedo a la pobreza? Para alejar el miedo a la pobreza se deben dar dos pasos muy claros, siempre que uno esté en deuda. En primer lugar, acaba con el hábito de adquirir a crédito y, a continuación, paga progresivamente las deudas que ya has adquirido. Estando libre de la ansiedad del endeudamiento, estás preparado para renovar los hábitos de tu mente y redirigir su curso hacia la felicidad. Adopta, como parte de tu claro objetivo principal, el HÁBITO DE AHORRAR una proporción firme de tus ingresos, aunque no sea más que una moneda al día. Muy pronto, este hábito comenzará a apoderarse de tu mente y realmente gozarás ahorrando. Cualquier hábito puede ser obstaculizado creando en su lugar algún otro hábito más deseable. Todos aquellos que logran la independencia económica deben sustituir el hábito de “gastar” por el de “ahorrar”. Limitarse a impedir un hábito indeseable no basta, pues tales hábitos tienden a retornar, a menos que el lugar que solían ocupar en la mente sea llenado con algún otro hábito de distinta naturaleza. La interrupción de un hábito deja un espacio en la mente, y éste debe ser llenado con alguna otra forma de hábito o, de lo contrario, el viejo hábito volverá y reclamará su lugar. A lo largo de este curso se han explicado muchas formulas psicológicas que se ha pedido al estudiante que memorice y practique. Hallarás una fórmula así en la tercera lección, cuyo objeto es desarrollar la seguridad en uno mismo (págs. 168- 169). Estas fórmulas pueden ser adquiridas, para que formen parte de tu maquinaria mental, a través de la LEY DEL HÁBITO, siempre que sigas las instrucciones de uso que las conducen. Doy por sentado que estás esforzándote por lograr una independencia económica. La acumulación de dinero no es difícil cuando has dominado el miedo a la pobreza y desarrollado en su lugar el HÁBITOD DE AHORRAR. El autor de este curso se sentiría muy decepcionado al saber que cualquier persona que lo está estudiando, leyendo ésta o cualquiera de las otras lecciones, haya tenido la impresión de que el éxito se calcula sólo por el dinero. No obstante, es cierto que el dinero simboliza un factor importante en el éxito, y se le debe dar el valor apropiado en cualquier filosofía que pretenda ayudar a la gente a llegar a ser útil, feliz y próspera. La fría, cruel y feroz verdad es que, en esta era de materialismo, el ser humano no es más que unos granos de arena que pueden ser arrastrados despreocupadamente por todos los vientos de las circunstancias, a menos que esté acorazado detrás del poder del dinero. La genialidad puede ofrecer muchas distinciones a quienesla posean, pero la realidad sigue siendo que, sin el dinero preciso para darle expresión, no es más que un honor vacío, como un armazón. ¡La persona que no tiene dinero está a merced de la que sí lo tiene! Y esto pasa independientemente de las habilidades que pueda tener, la educación que haya recibido o la inteligencia innata con que haya sido dotada por la naturaleza. No se puede negar el hecho de que las personas te tasarán en gran medida a la luz de los balances bancarios, autónomamente de quién seas o lo que puedas hacer. La primera pregunta que brota en las mentes de la mayoría de las personas, cuando conocen a un extraño es: “¿Cuánto dinero tiene?”. Si tiene dinero, se le abren las puertas de los hogares y las oportunidades de negocios que surgen en su camino; se le realizan todo tipo de atenciones. Es un “príncipe” y, como tal, le pertenece lo mejor del mundo. Pero si las suelas de sus zapatos están gastadas, su ropa no está planchada, su cuello está sucio y muestra patentemente signos de una economía empobrecida, la desdicha será su suerte, pues la muchedumbre que pase a su lado le pisará los pies y echará a su rostro el humo de la falta de respeto. Estas afirmaciones no son atrayentes, pero tienen una virtud: ¡son verdaderas! La mencionada propensión a juzgar a la gente por el dinero que tiene, o por su poder para inspeccionarlo, no se limita a un tipo de personas. Todos la tenemos en cierta medida, tanto si lo reconocemos como si no. Thomas A. Edison es uno de los más famosos y respetables inventores del mundo, pero no sería equivocado decir que hubiese continuado siendo prácticamente un personaje inédito y oscuro, de no haber tenido el hábito de resguardar sus recursos y la capacidad de ahorrar dinero. Henry Ford nunca habría llegado a la primera base con su “coche sin caballos”, si no hubiera desplegado muy pronto en la vida el HABITO DE AHORRAR. Además, si el señor Ford no hubiese presentado sus recursos y no se hubiese protegido detrás de su poder, habría sido “devorado” por sus contendientes o por aquellos que deseaban codiciosamente quitarle su negocio desde muchísimos años atrás. Muchas personas han recorrido un largo camino hacia el éxito, y han terminado tropezando y cayendo para no volver a levantarse, por no disponer de dinero en instantes de emergencia. La tasa de mortalidad de los negocios cada año debido a la falta de un dinero de reserva para emergencias es impresionante. A esta única causa se deben más fracasos de negocios, ¡que a todas las demás causas juntas! Los fondos de reserva son fundamentales para el funcionamiento exitoso de un negocio. Asimismo, las cuentas de ahorros son principales para el éxito de muchas personas. Sin unos ahorros, la persona sufre de dos formas: en primer lugar, por la inhabilidad de aprovechar las oportunidades que sólo se le presentan a la persona con dinero disponible y, en segundo lugar, por la vergüenza de tener que hacer una llamada de emergencia imprevista para obtener dinero. También se podría decir que, al no haber desarrollado el HÁBITO DE AHORRAR, la persona sufre en un tercer aspecto, debido a la falta de ciertas maneras esenciales para el éxito que derivan de practicar aquél. Las monedas de uno, cinco y diez centavos que la persona promedio deja que se le escapen de las manos, si fuesen ahorradas metódicamente y se las hiciera trabajar del forma adecuada, terminarían produciendo independencia económica. Por cortesía de la destacada Asociación de Construcción y Préstamos, se ha elaborado la siguiente tabla, que muestra lo que sumaría el ahorro mensual de cinco, diez, veinticinco o cincuenta dólares al cabo de diez años. Estas cifras son sorprendentes cuando se trata de considerar el hecho de que la persona promedio gasta entre cinco y cincuenta dólares mensuales en compras inservibles o en el llamado “entretenimiento”. Cada fracaso, cada adversidad, cada pena, pueden ser una bendición disimulada, siempre que suavice la parte animal de nuestra naturaleza. LA SORPRENDENTE FORMA EN QUE EL DINERO CRECE AHORRO DE U$5 AL MES (sólo 17 centavos al día) Monto ahorrado Ganancia ahorros + ganancias Valor retirado 1º año $ 60.00 $ 4.30 $ 64.30 $ 61.30 2º año $ 120.00 $ 16.55 $ 163.55 $ 125.00 3º año $ 180.00 $ 36.30 $ 216.30 $ 191.55 4º año $ 240.00 $ 64.40 $ 304.00 $ 260.20 5º año $ 300.00 $ 101.00 $ 401.00 $ 338.13 6º año $ 360.00 $ 140.00 $ 500.00 $ 414.75 7º año $ 420.00 $ 197.10 $ 617.10 $ 495.43 8º año $ 480.00 $ 257.05 $ 737.05 $ 578.32 9º año $ 540.00 $ 324.95 $ 864.95 $ 687.15 10º año $ 600.00 $ 400.00 $ 1.000.00 $ 1.000.00 AHORRO DE U$10 AL MES (sólo 33 centavos al día) Monto ahorrado Ganancia ahorros + ganancias Valor retirado 1º año $ 120.00 $ 8.60 $ 128.60 $ 122.60 2º año $ 240.00 $ 33.11 $ 273.11 $ 250.00 3º año $ 360.00 $ 72.60 $ 432.60 $ 383.10 4º año $ 480.00 $ 128.00 $ 608.00 $ 520.40 5º año $ 600.00 $ 202.00 $ 802.00 $ 676.25 6º año $ 720.00 $ 280.00 $ 1.000.00 $ 829.50 7º año $ 840.00 $ 394.20 $ 1234.20 $ 990.85 8º año $ 960.00 $ 514.10 $ 1.474.10 $ 1.156.64 9º año $ 1.080.00 $ 649.90 $ 1.729.90 $ 1.374.30 10º año $ 1.200.00 $ 800.00 $ 2.000.00 $ 2.000.00 AHORRO DE U$25 AL MES (sólo 83 centavos al día) Monto ahorrado Ganancia ahorros + ganancias 1º año $ 300.00 $ 21.50 $ 321.50 2º año $ 600.00 $ 82.75 $ 682.75 3º año $ 900.00 $ 181.50 $ 1.081.50 4º año $ 1.200.00 $ 320.00 $ 1.520.00 5º año $ 1.500.00 $ 505.00 $ 2.005.00 6º año $ 1.800.00 $ 700.00 $ 2.500.00 7º año $ 2.100.00 $ 985.50 $ 3.085.50 8º año $ 2.400.00 $ 1.285.25 $ 3.685.25 9º año $ 2.700.00 $ 1.624.75 $ 4.324.75 10º año $ 3.000.00 $ 2.000.00 $ 5.000.00 Valor retirado $ 306.50 $ 625.00 $ 957.75 $ 1.301.00 $ 1.690.63 $ 2.073.75 $ 2.477.13 $ 2.891.60 $ 3.435.75 $ 5.000.00 AHORRO DE U$10 AL MES (sólo 1.66 al día) Monto ahorrado Ganancia ahorros + ganancias 1º año $ 600.00 $ 43.00 $ 643.00 2º año $ 1.200.00 $ 165.50 $ 1.365.50 3º año $ 1.800.00 $ 363.00 $ 2.163.00 4º año $ 2.400.00 $ 640.00 $ 3.040.00 5º año $ 3.000.00 $ 1.010.00 $ 4.010.00 6º año $ 3.600.00 $ 1.400.00 $ 5.000.00 7º año $ 4.200.00 $ 1.971.00 $ 6.171.00 8º año $ 4.800.00 $ 2.570.50 $ 7.370.50 9º año $ 5.400.00 $ 3.249.50 $ 8.649.50 10º año $ 6.000.00 $ 4.000.00 $ 10.000.00 Valor retirado $ 613.00 $ 1.250.00 $ 1.915.50 $ 2.602.00 $ 3.381.25 $ 4.147.50 $ 4.954.25 $ 5.783.20 $ 6.871.50 $ 10.000.00 Hacer y ahorrar dinero es una ciencia, pero las reglas para almacenar dinero son tan fáciles que cualquiera las puede seguir. El principal requerimiento es la voluntad de someter el presente al futuro, eliminando los gastos innecesarios en darse caprichos. Un joven que estaba ganando 20 dólares semanales como chófer de un importante banquero neoyorquino, fue persuadido por su patrón para que llevara la cuenta exacta de cada centavo que gastaba durante una semana. La siguiente es una lista detallada de sus gastos: Tabaco $ .75 Chicles .03 Cafetería 1.80 Cigarros para asociados 1.50 Cine 1.00 Barbería, incluidas propinas 1.60 Periódico, a diario y los domingos .22 Limpiabotas .30 TOTAL $ 7.47 Cama y comida $ 12.00 Calderilla .53 TOTAL $ 20.00 Estas cifras cuentan una trágica historia que podría emplearse a miles de personas, no sólo al joven que llevó esta cuenta. De los 20 dólares que ganaba, sólo ahorró 53 céntimos. Gastó 7,47 dólares en artículos que podrían haberse dominado enormemente y la mayoría de los cuales podrían haberse eliminado del todo. De hecho, afeitándose él mismo y puliendo sus propios zapatos, podía haber ahorrado todos los centavos de los 7,47 dólares. Ahora vuelve a la tabla elaborada por la Asociación de Construcción y Préstamos y mira a cuánto ascendería el ahorro de 7,47 dólares semanales. Cupón que este joven hubiera guardado solamente la cantidad de 25 dólares mensuales. Dicha cifra habría acrecentado hasta la suma de cinco mil dólares al cabo de los primeros diez años. El joven en cuestión tenía veintiún años cuando llevó esta cuenta de sus gastos. De haber ahorrado 25 dólares mensuales, al llegar a los treinta y un años podría haber tenido una cantidad importantede dinero en el banco, y estos ahorros le habrían suministrado muchas oportunidades que lo habrían llevado directamente a la independencia económica. A algunas personas cortas de mira les gusta señalar el hecho de que nadie puede hacerse rico por el simple hecho de ahorrar unos pocos dólares semanales. Esto puede ser cierto, en lo que respecta al raciocinio, pero el otro lado de la historia es que incluso el ahorro de una pequeña suma de dinero lo instala a uno en una posición en la que, a menudo, esa pequeña cantidad puede consentirle aprovechar unas oportunidades de negocio que le proporcionarán, de un modo directo y bastante rápido, la independencia económica. Deberías copiar y pegar en un espejo la tabla, que revelaba a cuánto asciende el ahorro de cinco dólares semanales al cabo de diez años, para que te mire a la cara cada mañana cuando te levantes y cada noche cuando te vayas a dormir, si todavía no has adquirido el hábito del ahorro sistemático. Esta tabla debería ser copiada en letras y números de dos centímetros de altura y puesta en las paredes de todas las escuelas públicas del país, donde pudiera servir de recordatorio constante para todos los escolares del valor del HÁBITO DE AHORRAR. Hace unos años, antes de pensar seriamente en el valor del HÁBITO DEL AHORRO, este autor hizo una cuenta del dinero que se le había corrido de las manos. La cantidad era tan impresionante, que tuvo como consecuencia que escribiera esta lección e incluyera el HÁBITO DE AHORRAR dentro de las QUINCE LEYES DEL ÉXITO. A continuación brindo una descripción detallada de dicha cuenta: 4.000 dólares heredados, utilizados en un negocio automovilístico con un amigo que perdió todo el dinero en un año. 3.600 dólares de dinero ganado con algunos escritos para revistas y periódicos, gastado infructuosamente. 30000 dólares ganador del entrenamiento de 3.000 vendedores con la ayuda de la filosofía de las LEYES DEL ÉXITO, invertidos en una revista que no tuvo éxito porque no había una reserva de dinero que la protegiera. 3.400 dólares ganadas con conferencias públicas, seminarios, que se fueron gastando a medida que entraron. 6.000 dólares es la cantidad aproximada que podría haber ahorrado durante un curso de diez años, de un dinero ganado regularmente, a un ritmo de de sólo 50 dólares mensuales. 47.000 dólares es la cantidad total. Este dinero, si hubiese sido ahorrado e invertido a medida que era recogido, en asociaciones de construcción y ahorro, o en algún otro sector que diera un interés combinado, habría crecido hasta alcanzar la suma de 94.000 dólares en el instante en que estoy escribiendo este artículo. Este autor no es víctima de ninguno de los hábitos corrientes de desperdicio, como el juego, la bebida o la diversión excesiva. Resulta casi extraordinario que un hombre cuyos hábitos de vida son razonablemente moderados pueda gastar 47.000 dólares en poco más de diez años, sin tener nada que mostrar a cambio del dinero, ¡pero qué le vamos a hacer! Una reserva de capital de 94.000 dólares, trabajando a interés compuesto, es bastante para dar a cualquier persona toda la libertad económica que requiere. Me viene a la memoria una ocasión en la que el presidente de una gran empresa me mandó un cheque de 500 dólares por un discurso que yo había pronunciado en un banquete para sus empleados, y recuerdo con claridad lo que pasó por mi mente cuando rompí la carta y vi el cheque. YO deseaba un automóvil nuevo y ese cheque remontaba exactamente a la cantidad requerida para el primer pago. Antes de que hubiera estado treinta segundos en mis manos, ya lo había gastado. Posiblemente ésta sea la experiencia de la mayor parte de la gente. Piensan más en cómo van a gastar lo que tienen, que en la manera y los medios para ahorrarlo. La idea de ahorrar, y el autocontrol y el sacrificio personal que deben ir con ella, siempre van conducidos de pensamientos poco placenteros, pero, ay, qué apasionante es pensar en gastar. Hay un motivo para esto, y es el hecho de que casi todos nosotros hemos desenvuelto el hábito de gastar, al tiempo que hemos perdido el HÁBITO DE AHORRAR, y cualquier idea que visite la mente humana en raras ocasiones no es tan bienvenida como aquella que la visita con periodicidad. En realidad, el HÁBITO DE AHORRAR puede transformarse en algo tan fascinante como el hábito de gastar, pero antes debe convertirse en un hábito regular, bien adaptado y sistemático. Nos gusta hacer aquello que se repite con asiduidad, lo cual es sólo otra manera de afirmar lo que los científicos ya han descubierto: que somos víctimas de nuestros hábitos. El hábito de ahorrar dinero necesita más fuerza de carácter del que la mayoría de la gente ha desarrollado, porque ahorrar significa la carencia y el sacrificio de diversiones y placeres de muchos tipos. Precisamente por esta razón, quien desarrolla el hábito de ahorrar logra, al mismo tiempo, muchos otros hábitos precisos para alcanzar el éxito: fundamentalmente el autocontrol, la seguridad en uno mismo, la valentía, la serenidad y la ausencia de temor. ¿Cuánto debería uno ahorrar? La primera pregunta que surge es: ¿Cuánto debería uno ahorrar? La contestación no puede ofrecerse en pocas palabras, pues la cantidad que uno debería ahorrar obedece a muchos factores, algunos de los cuales pueden caer bajo tu control, pero otros podrían no estarlo. Hablando en palabras generales, una persona que gana un sueldo debería comerciar sus ingresos aproximadamente de la siguiente manera Cuenta de ahorros . . . . . . . . . . . . . . . . … 20 % Vivir: ropa, comida y vivienda . . . . . . . . 50 % Educación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 10 % Recreación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 10 % Seguro de vida . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 10 % No obstante, a continuación mostramos la distribución aproximada que la persona promedio hace de sus ingresos: Cuenta de ahorros . . . . . . . . . . . . . . . . . . Nada Vivir: ropa, comida y vivienda . . . . . . . . 60 % Educación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 0 % Recreación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 35 % Seguro de vida . . . . . . . . . . . . . . . . . . … . 5 % Bajo el epígrafe “Recreación” se encierran, por supuesto, muchos gastos que en realidad no “recrean”, como bebidas alcohólicas, conmemoraciones y otras cosas similares, que en realidad pueden servir para socavar la propia salud y destruir el carácter. Un analista del ser humano con experiencia aseveró que, examinando el presupuesto mensual de una persona, podía adivinar con gran exactitud qué tipo de vida llevaba, también dijo que obtenía la mayor parte de su información del epígrafe “Recreación”, de manera que éste es un epígrafe que debe observarse con el mismo cuidado con que el empleado de un invernadero patrulla el termómetro que controla la vida y la muerte de sus plantas. Quienes llevan un control de su presupuesto suelen encerrar un apartado llamado «diversión», el cual, en la mayoría de los casos, resulta ser dañino, pues reduce extraordinariamente los fondos y, llevada al extremo, acaba también con nuestra salud. Ahora mismo, estamos viviendo en una era en la que el apartado de “diversión” es demasiado alto en nuestros presupuestos. Decenas de miles de personas que no ganan más de cincuenta dólares semanales están gastando una tercera parte de sus afiliaciones en lo que ellas llaman “diversión”, que viene en una botella con una etiqueta cuestionable, que cuesta entre seis y doce dólares el litro. Estas personas precipitadas no sólo están gastando un dinero que debería ir a una cuenta de ahorros, sino que además están demoliendo su carácter y su salud, lo cual es mucho más peligroso. Un cuidadoso análisis de 78 hombres conocidos por sus éxitos reveló que todos ellos habían fracasado varias veces antes de lograrlo. Esta lección no intenta ser un sermón sobre moral, ni sobre ningún otro tema. Aquí estamos tratando unos datos fríos que, en gran medida, forman el material de construccióncon el que se puede crear el éxito. No obstante, éste es un lugar adecuado para expresar una realidad que tiene tanto que ver con el tema de conseguir el éxito que no puede ser prescindida sin que se debilite todo el curso en general y esta lección en particular. El autor de este curso ¡no es un reformista! Tampoco es un predicador sobre la moral, pues este campo tan útil ya está bien cubierto por otras personas muy facultadas. Lo que se afirma aquí, por lo tanto, pretende ser una parte precisa de un curso de filosofía cuyo objetivo es señalar un camino seguro por el que uno puede viajar en dirección al logro honorable. Durante el año 1926, este autor estuvo asociado con Don R. Mellett, que en esa época era el editor del Canton (Ohio) Daily News. El señor Mellett estaba interesado en la filosofía de las LEYES DEL ÉXITO porque, según él, brindaba consejos equilibrados para los hombres y mujeres jóvenes que realmente quieren prosperar en la vida. En las páginas del Daily News, estaba llevando a cabo una cruel batalla contra las fuerzas del hampa de Canton. Con ayuda de policías e investigadores, algunos de los cuales fueron proporcionados por el gobernador de Ohio, el señor Mellett y este autor congregaron una información precisa sobre cómo estaba viviendo la mayoría de la gente de Canton. En julio de 1926, el señor Mellett fue asesinado en una estratagema; actualmente, cuatro hombres, uno de ellos antiguo miembro de la policía de Canton, están cumpliendo una condena de cadena perpetua en la cárcel estatal de Ohio por dicho crimen. Durante la investigación de las circunstancias de la delincuencia en Canton, todos los informes llegaban al despacho de este autor y, por lo tanto, los datos aquí explicados son absolutamente exactos. Uno de los directivos de una gran planta industrial, cuyo sueldo era de 6.000 dólares anuales, le pagaba a un contrabandista de bebidas de Canton unos trescientos dólares mensuales por las bebidas alcohólicas (si a eso se le puede llamar así) que usaba para su esparcimiento. Su esposa participaba de esta diversión, que tenía lugar en su propia casa. Un cajero de banco, cuyo sueldo era de 150 dólares mensuales, gastaba un promedio de 75 dólares al mes en bebidas alcohólicas y, además de este injustificable gasto de dinero de un salario no demasiado alto, frecuentaba unas compañías que más adelante simbolizarían su mina. El inspector de una gran planta fabricadora, cuyo salario era de 5.000 dólares anuales, y que debería haber estado ahorrando al menos 125 dólares al mes, en realidad no ahorraba nada. La cuenta de su contrabandista ascendía a 150 dólares al mes. Un policía cuyos ingresos eran de 60 dólares mensuales estaba gastando más de cuatrocientos al mes en festejos en un motel cercano. Dónde conseguía la diferencia entre sus ingresos estatales y sus gastos reales es una pregunta de la cual no salía muy brillante. Un empleado bancario cuyos ingresos, según puede calcularse de sus declaraciones de impuestos de años anteriores, eran de aproximadamente ocho mil dólares anuales, tenía una cuenta mensual de más de quinientos dólares con un traficante durante los tres meses en los que sus actividades fueron investigadas por los detectives de Mellet. Un joven que trabajaba en unos almacenes por un sueldo de 20 dólares semanales estaba gastando un promedio de 35 dólares por semana con un traficante de alcohol. Se da por sentado que le estaba robando la diferencia a su jefe. Los problemas estaban esperando a este joven a la vuelta de la esquina, aunque este autor no sabe si ya se han encontrado. Un vendedor que trabajaba para una compañía de seguros, cuyos ingresos se desconocen porque iba a comisión, estaba gastando un promedio de 200 dólares mensuales con un traficante. No se halló ningún registro de ninguna cuenta de ahorros y se dio por hecho que no la tenía. Esta suposición fue corroborada más tarde cuando la compañía para la que el joven trabajaba lo hizo arrestar por irregularidad de sus fondos. Sin duda, estaba gastando el dinero que debería haber entregado a la compañía. Terminó cumpliendo una larga condena en la penitenciaría estatal de Ohio. Un muchacho que iba a la escuela secundaria gastaba grandes sumas de dinero en bebidas alcohólicas. No se pudo investigar el monto exacto porque pagaba en efectivo en cuanto las obtenía y, por lo tanto, en los registros del contrabandista no figuraba la cantidad exacta. Más adelante, los padres de este chico lo hicieron encerrar para salvarlo de sí mismo. Se reveló que estaba robando dinero de unos ahorros que su madre almacenaba en algún lugar de la casa. Había robado y gastado más de trescientos dólares de este dinero cuando lo descubrieron. Este autor dirigió un Departamento de Conferencias en cuarenta y una escuelas secundarias, donde pronunciaba una conferencia al mes durante toda la temporada escolar. Los directores de estas escuelas aseveraban que menos de un 2 % de los alumnos mostraba una propensión a ahorrar dinero, y un estudio realizado con la ayuda de un cuestionario preparado a tal objetivo reveló que sólo un 5 % de los estudiantes, de un total de 11.000 adolescentes, creía que el hábito de ahorrar era uno de los elementos esenciales para el éxito. ¡NO me extraña que los ricos se estén haciendo cada vez más ricos y los pobres cada vez más pobres! Puedes decir que ésta es una aseveración socialista, si quieres, pero los datos corroboran su exactitud. En un país de gastadores como éste, en el que millones de personas gastan cada moneda que llega a sus manos, no es difícil que cualquiera se haga rico. Hace muchos años, antes de la actual ola de consumismo que se ha desarrollado por todo el país, F. W. Woolworth inventó un método muy sencillo para atraer las monedas de cinco y diez centavos que millones de personas tiran a la basura, y su sistema le facilitó más de cien millones de dólares en pocos años. Woolworth ya ha muerto, pero su sistema para ahorrar monedas de cinco y diez centavos sigue marchando, y su fortuna sigue en aumento. Las tiendas de “Todo a cinco y diez centavos” suelen tener la parte delantera coloreada de rojo vivo. Éste es un color apropiado, pues el rojo simboliza el peligro. Cada una de estas tiendas es un asombroso monumento que demuestra con exactitud que uno de los principales defectos de esta generación es el hábito de gastar. ¡Todos somos víctimas del hábito! Todo vendedor haría bien en acordarse que nadie quiere algo de lo que alguien está tratando de deshacerse. Infelizmente para la mayoría de nosotros, somos criados por unos padres que no tienen ni idea de lo que es la psicología del hábito y, sin ser conscientes de su falta, la mayoría de ellos ayudan y animan a sus hijos a desplegar la costumbre de gastar, al consentir en exceso el gasto de dinero y porque escasean de una formación en el HÁBITO DE AHORRAR. Los hábitos adquiridos en la más temprana infancia se conectan a nosotros para toda la vida. Ciertamente, es afortunado el niño, o la niña, cuyos padres entienden el valor del HÁBITO DE AHORRAR en la formación del carácter, y lo infunden en las mentes de sus hijos. Esta es una formación que produce muchas satisfacciones. Dale a cualquier persona cien dólares que no esperaba recibir y, ¿qué hará? Pues comenzará a imaginar en su propia mente cómo puede gastar ese dinero. Docenas de cosas que precisa, o que cree precisar, pasarán por su mente, pero podemos apostar con mucha seguridad que nunca se le ocurrirá abrir una cuenta de ahorros con esa cantidad (a menos que ya haya adquirido el HÁBITO DE AHORRAR). Antes de que llegue la noche los habrá gastado, o al menos habrá resuelto cómo los va a gastar, agregando así más leña al ya avivado fuego del hábito de gastar. ¡Estamos regidos por nuestros hábitos! Hace falta fuerza de carácter, osadía y el poder de una firme decisión para abrir una cuenta de ahorros y luego irle agregando una porción regular, aunque sea pequeña, de todos los ingresos subsiguientes. Existe una regla con la que uno puede establecer, con mucho adelanto,si alguna vez disfrutará de la libertad y la independencia económicas universalmente queridas por todo ser humano, y esta regla no tiene absolutamente nada que ver con el volumen de sus ingresos. La regla es que, si una persona tiene el hábito metódico de ahorrar una proporción concretada de todo el dinero que gana o recibe por otras vías, es prácticamente seguro que se ubicará en una posición de independencia económica. Si no ahorra nada, es totalmente seguro que nunca será independiente, sin importar cuáles sean sus ingresos. La única excepción a esta regla es que una persona que no ahorre virtualmente pueda heredar una suma de dinero tan grande que le sería insostenible gastarla, o que pueda heredarla bajo un fideicomiso que la proteja para él, pero estas contingencias son bastante remotas; tanto que, de hecho, TÚ no puedes confiar en que te pase ese milagro. Este autor tiene el gusto de conocer bastante de cerca a cientos de personas de todos los puntos de Estados Unidos y de algunos países del extranjero. Durante cerca de veinticinco años ha estado observando a muchas de ellas y, por ello, puede certificar, de primera mano, cómo viven, por qué algunas de ellas han fracasado mientras que otras han tenido éxito, y los motivos tanto del éxito como del desengaño. Esta lista de conocidos incluye a hombres que controlan cientos de millones de dólares y que son dueños de muchos millones que han adquirido, y también a hombres que han tenido millones de dólares que se les escaparon de las manos, y que ahora no cuentan con nada. Con el objetivo de mostrar al estudiante de esta filosofía exactamente de qué modo la LEY DEL HÁBITO se transforma en una especie de eje en tomo al cual giran el éxito o el fracaso, y puntualmente por qué ningún hombre puede llegar a ser económicamente independiente si no despliega el hábito del AHORRO SISTEMÁTICO, narraré los hábitos de vida de algunos de estos conocidos. Comenzaremos con la historia completa, narrada con sus propias palabras, de un hombre que ha hecho un millón de dólares en el campo de la publicidad, pero que ahora no tiene nada como ejemplar de sus esfuerzos. Esta historia apareció por primera vez en la revista American Magazine, y se reproduce aquí por cortesía de los directores de dicha publicación. La historia es verdadera, y ha sido incluida como parte de esta lección porque su autor, el señor W C. Freeman, está deseoso de hacer públicos sus errores, con la ilusión de que otras personas puedan evitarlos. “HICE UN MILLÓN DE DOLARES, PERO AHORA YA NO TENGO NI UN CENTAVO” Aunque es embarazoso y degradante, confesar públicamente un error importante que ha hecho que hoy por hoy mi vida sea bastante desastrosa, he decidido consumar esta declaración por el bien que pueda hacer. Voy a explicar patentemente cómo dejé que escapara de mis manos todo el dinero que he ganado hasta ahora en mi vida, que se aproxima al millón de dólares. Esta suma la gané con mi trabajo en el campo de la publicidad, exceptuado unos miles de dólares que reuní de los veinticinco años enseñando en escuelas campestres y escribiendo artículos para algunos semanarios y periódicos. Quizás un solo millón no parece mucho dinero en estos tiempos en que se hacen muchos más inclusive miles de millones, pero sigue siendo una gran suma de dinero. Si hay alguien que piense lo contrario, que cuente hasta un millón. La otra noche traté de imaginar cuánto se demoraría en hacerlo. Descubrí que podía contar hasta cien en un minuto. Empezando de esta base, tardaría veinte jornadas de ocho horas, mis seis horas y cuarenta minutos adicionales para hacer mesta proeza. Dudo mucho que, si a usted o a mí nos establecieran la tarea de contar un millón de billetes de un dólar, con la promesa de que todos ellos serían nuestros al terminar, pudiéramos hacerlo. Posiblemente nos volveríamos locos, y entonces, no nos serviría de mucho ese dinero, ¿verdad? Consiéntanme decir al iniciar mi historia, que no me arrepiento, ni por un minuto, de haber derrochado el noventa por ciento del dinero que gané. Querer recuperar ese noventa por ciento a estas alturas me haría sentir que le habría negado mucha alegría a mi familia y a tantos otros. De lo único que me arrepiento es de haber derrochado todo mi dinero, y más. Si hoy tuviera ese diez por ciento que podría haber ahorrado sencillamente, tendría cien mil dólares bien invertidos y ninguna dificultad. Si tuviera ese dinero, real y realmente me sentiría rico, y sólo quiero decir esto, pues nunca he tenido el deseo de amontonar el dinero por el dinero. Mi época como maestro de escuela y representante de periódicos conllevaba algunas preocupaciones y compromisos, pero me enfrentaba a ellas con optimismo. Me casé a los veintiún a ños, con el absoluto consentimiento de nuestros padres, quienes creían intensamente en la doctrina predicada por Henry Ward Beecher, de que los matrimonios tempranos son matrimonios íntegros. Exactamente un mes y un día después de mi matrimonio, mi padre tuvo una muerte fatal. Murió asfixiado por el gas del carbón. Habiendo sido un educador durante toda su vida (y uno de los mejores) no había almacenado ningún dinero. Cuando él se fue de nuestro círculo familiar, estuvo en nuestras manos el superponernos y salir adelante, lo cual hicimos. Aparte del vacío que dejó en nuestro hogar la muerte de mi padre (mi mujer, mi madre, mi única hermana y yo vivíamos juntos), teníamos una vida feliz, a pesar de que nos resultaba dificultoso llegar a fin de mes. Mi madre, que era una mujer totalmente talentosa y llena de recursos (había sido maestra de escuela con mi padre hasta que yo nací), decidió abrir las puertas de nuestra casa a un matrimonio, viejos amigos de la familia. Vinieron a vivir con nosotros y lo que nos pagaban por el hospedaje nos ayudaba a cubrir los gastos. Mi madre era famosa en todas partes por los asombrosos platos que preparaba. Más adelante, dos mujeres bien acomodadas, amigas de la familia, vinieron a vivir con nosotros, con lo que nuestros ingresos crecieron. Mi hermana ayudaba por su parte dando clases a niños de cinco a seis años en el gran salón de nuestra casa; mi esposa ayudaba con lo suyo encargándose de la costura y el remendado. Eran días felices. Ninguno de los habitantes de la casa era raro, ni tenía ninguna tendencia de esta clase, excepto yo, quizá, pues siempre he tenido la tendencia a ser muy pródigo con el dinero. Me gustaba hacer regalos a la familia e invitar a los amigos. Cuando nuestro primer bebé, un niño, llegó a nuestro hogar, todos creímos que el cielo nos había abierto las puertas. Los padres de mi esposa, que tenían el más agudo y profundo interés por nuestros asuntos, y que siempre estaban preparados para echar una mano, estaban igual de felices con la llegada de su primer nieto. Mi cuñado, que era mucho mayor que mi mujer, y soltero, al principio no comprendía la alegría que sentíamos todos, pero al poco tiempo inclusive él comenzó a presumirse. ¡Qué diferencia hace un bebe en una casa! Estoy relatando estos detalles, puramente para mostrar cómo viví la primera parte de mi vida. No tenía la oportunidad de gastar mucho dinero y, sin embargo, nunca he sido tan feliz como en esas estaciones. Lo raro de todo esto es que la experiencia de aquella época no me enseñó el valor del dinero. Si alguien recibió alguna vez una lección práctica para guiarse en el futuro, ciertamente ése fui yo. Pero accédanme que les cuente cómo me afectó esta experiencia temprana. El nacimiento de mi hijo me infundió a hacer algo para ganar más dinero del que obtenía enseñando en la escuela y escribiendo artículos para los diarios. Yo no quería que mi esposa, mi madre y mi hermana creyeran que tendrían que continuar colaborando interminablemente en la manutención de la familia. ¿Por qué había de contentarse un tipo grande, fuerte y sano como siempre había sido yo, y con una habilidad sensata, con seguir siendo un rayo en la rueda? ¿Por qué no podía ser toda la rueda, en lo que se refería a mantener a la familia?