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entre los que figura su prestigiosa traducción de la 
de la Commission scientifique de la Fondation Hardt pour l’étude de 
l’Antiquité classique. En 2017 fue investido Doctor Honoris Causa por la 
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Δῶρα τά οἱ δίδομεν φιλέοντες
Homenaje al profesor Emilio Crespo
Luz Conti Jiménez
Raquel Fornieles Sánchez
María Dolores Jiménez López
Luis M. Macía Aparicio
Jesús de la Villa Polo
(eds.)
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Δῶρα τά οἱ δίδομεν φιλέοντες
Homenaje al profesor Emilio Crespo
Luz Conti Jiménez
Raquel Fornieles Sánchez
María Dolores Jiménez López
Luis M. Macía Aparicio
Jesús de la Villa Polo
(eds.)
Universidad Autónoma de Madrid
2020
© del texto, los autores, 2020
© de la edición, UAM Ediciones, 2020
Servicio de Publicaciones de la Universidad Autónoma de Madrid 
Ciudad Universitaria de Cantoblanco. 28049 Madrid 
www.uam.es/publicaciones // servicio.publicaciones@uam.es
Reservados todos los derechos. Está prohibido, bajo las sanciones penales y el resar-
cimiento civil previsto en las leyes, reproducir, registrar o transmitir esta publicación, 
íntegra o parcialmente (salvo en este último caso, para su cita expresa en un texto 
diferente, mencionando su procedencia), por cualquier sistema de recuperación y por 
cualquier medio, sea mecánico, electrónico, magnético, electroóptico, por fotocopia 
o cualquier otro, sin la autorización previa por escrito de Ediciones de la Universidad
Autónoma de Madrid.
Diseño de cubierta: Ana Palomo Ramos.
Imagen de cubierta: Lucha por el cuerpo de Patroclo, cratera ática de figuras 
negras, con forma de cáliz, procedente de Farsala, Tesalia, al estilo de Exequias, c. 
530 a.C. Reproducida por cortesía del Museo Arqueológico Nacional, Atenas. 
Fotógrafo: Giannis Patrikianos. © Hellenic Ministry of Culture and Sports/
Archaeological Receipts Fund. 
Composición tipográfica y maquetación: Juan Manuel Macías 
https://lunotipia.juanmanuelmacias.com
ISBN: 978-84-8344-770-3
Depósito Legal: M-28356-2020
Imprime: Solana e Hijos S.A.U.
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Contenido
Pág./-s.
Presentación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1
Publicaciones del profesor Emilio Crespo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 21
Grupo Tempe
«Síncrisis apócrifa de Plutarco: Olimpíade y Cleopatra» . . . . . . . . 33–
Preámbulo 33 — 1. Dos mujeres en paralelo 3 — 2. Olimpíade 3 — 3. Cleopatra 43
— 4. Síncrisis 2.
Lingüística
Iván Andrés-Alba
«En busca de la waw perdida. Re exiones sobre el valor dialectoló-
gico de algunos términos en dorio» . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . –
1. La waw que tenemos. Situación de /w/ en dorio — 2. La waw que queremos.
Algunos ejemplos 0 — 3. Conclusión .
José Miguel Baños
«La traducción del griego al latín en el Nuevo Testamento: de la
pasiva morfológica a la pasiva léxica» . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . – 4
1. Introducción — 2. Verbos de sentimiento (odi, paenitet, miseret) y defec-
tividad morfológica — 3. Patior y la expresión léxica de la pasiva 1 —
4. Conclusión 3.
José Antonio Berenguer Sánchez
«Nuevas herramientas digitales para el estudio de la koiné griega
de Egipto» . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . – 3
1. Revolución digital e investigación en Humanidades — 2. Lengua de corpus,
corpus digital y lingüística de corpus — 3. Lengua literaria, lengua no
literaria y lengua hablada — 4. El DDbDP y la importancia del etiquetado
de variantes — . Análisis cuantitativo y cualitativo 0 — . Limitaciones
actuales y conclusiones 1.
Javier Bilbao-Ruiz
«Ἅμα en los escolios de Aristófanes» . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . – 2
1. Introducción — 2. Uso nocional — 3. Uso conjuntivo — 4. Conclu-
siones 0.
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Contenido
Ombretta Cesca
«Κακὸν σσομένη (Hom. Il. 24.1 2): Un caso di reinterpretazione
narrativo-formulare?» . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3–101
1. Introduzione 3 — 2. σσομαι nella lingua epica 4 — 3. Lo spettro di
῎Οσσα — 4. Il contesto narrativo-formulare — . Conclusione .
José M. Floristán
«El tema verbal de futuro en los léxicos y gramáticas aticistas» . . 103–110
1. Introducción 103 — 2. Supletismo 10 — 3. Futuros contractos 10 —
4. Futuros de perfecto 10 — . Futuros en -ήσω 110.
Berta González Saavedra
«Estudio funcional del su jo -θε(ν) y -θεν en la Ilíada» . . . . . . . . . 111–11
1. Introducción 111 — 2. Hipótesis 112 — 3. Metodología 112 — 4. Análisis de
los datos 112 — . Conclusiones 11 .
Javier del Hoyo
«Pie zeses, un caso de bilingüismo en inscripciones del siglo iv» . 11 –124
1. Antecedentes 11 — 2. Los vasos de vidrio 11 — 3. Conclusiones 123.
José Miguel Jiménez Delgado
«Mic. ke-u-po-da y el supuesto presente atemático de χέω» . . . . . 12 –132
1. Planteamiento 12 — 2. Mic. ke-u-po-da 12 — 3. Presentes atemáticos
micénicos que pasan a temáticos en el primer milenio 12 — 4. Conclusio-
nes 130.
Ana Isabel Jiménez San Cristóbal
«Dioniso Basareo» . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 133–140
1. Dioniso Βασσαρεύς 133 — 2. Βασσάρα 13 .
María López Romero
«El parentético ε πέ μοι en griego clásico» . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 141–14
1. Preámbulo 141 — 2. Introducción 141 — 3. Gramaticalización de ε πέ μοι 143
— 4. Conclusiones 14 .
Eugenio R. Luján
«Notas de antroponimia micénica» . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 14 –1
1. ạ3-ḳẹ-re-u 14 — 2. da-i-mi-so 1 0 — 3. da-ṃạ-so 1 1 — 4. ḍạ-ma-te-we 1 2
— . ḍạ-qo-ta 1 2 — . i-sa-ma[-]tạ̣ 1 3 — . ]o-ro-wa-tạ̣ 1 4 — . qe-re-ro 1 4
— . qo-wi-ro 1 — 10. ]sa-nwa-ta 1 — 11. ]wa-ta 1 .
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Contenido
Helena Maquieira
«Marcadores del discurso en Menandro: el caso de ε τα y ἔπειτα» 1 –1
1. Ε τα y ἔπειτα como ordenadores del discurso 1 1 — 2. Ε τα y ἔπειτα como
conectores de orientación argumentativa 1 1—3. Ε τα y ἔπειτα como marcadores
conversacionales 1 4 — 4. Conclusiones 1 .
José Luis Moralejo
«Sobre diptongos griegos en latín» . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1 –1
Emilio Nieto Ballester
«Ungatón (San Millán de Yécora, La Rioja), Hermesinda Gatónez:
antroponimia griega en la onomástica española medieval» . . . . . . 1 1–1
1. Introducción 1 1 — 2. El topónimo Ungatón 1 3 — 3. Conclusiones 1 .
Alberto Pardal Padín
«Sobre la prosodia del vocativo y expresiones a nes» . . . . . . . . . . 1 1–1
1. Introducción 1 2 — 2. Apelaciones y su posición en el metro 1 3 — 3. Pro-
nombres átonos que van a la contra: apelaciones seguidas de clíticos 1 —
4. Conclusiones 1 .
M.ª Azucena Penas Ibáñez
«La pre jación como factor de cambio semántico en la categoría
verbal» . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 201–20
1. Introducción 201 — 2. Análisis diacrónico-sincrónico de verbos pre jados
con a-, con-, des- y en- 204 — 3. Conclusión 20 .
Rachele Pierini
«Los nombres de meses en las tablillas micénicas: una nota sintác-
tica» . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 211–21
1. Los nombres de meses y el genitivo singular temático 211 — 2. Nombres
de meses en -Xo 212 — 3. «Ser o no ser» genitivo 21 — 4. Observaciones
sintácticas sobre los nombres de meses en -Xo 21 — . Conclusiones 21 .
Juan PiqueroRodríguez
«Blood-money: la compensación por homicidio en la Grecia micé-
nica» . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 221–22
1. Introducción 221 — 2. Los datos de las tablillas 222 — 3. La compensación
por homicidio en la Grecia arcaica 224 — 4. Conclusión 22 .
Anna Pompei
«De nuevo sobre el participio en griego antiguo: aspecto y tiempo» 231–23
1. Status quaestionis 231 — 2. Tiempo absoluto, tiempo relativo y aspecto 232
— 3. Participios sustantivados y con función adjetiva 233 — 4. Participios
predicativos 23 — . Conclusiones 23 .
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Contenido
Ignacio Rodríguez Alfageme
«El in nitivo articular en el Corpus Hippocraticum» . . . . . . . . . . . . 241–2 0
Introducción 241 — 1. Τό (1 0 ejemplos) 242 — 2. Τοῦ ( ) 244 — 3. Τῷ
(2 ) 24 — 4. Conclusiones 24 .
Sandra Rodríguez Piedrabuena
«Χρή directivo en Eurípides» . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2 1–2
1. Introducción 2 1 — 2. Χρή deóntico directivo y no directivo 2 2 — 3. Con-
clusiones 2 .
Helena Rodríguez Somolinos
«Tres adjetivos homéricos» . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2 1–2
1. Introducción 2 1 — 2. ἐξήλατος 2 2 — 3. ἐπαινή 2 3 — 4. ἐπάρουρος 2 .
Marco Antonio Santamaría Álvarez
«Tiresias y los guardianes de las laminillas de oro» . . . . . . . . . . . . . 2 –2
1. El privilegio de Tiresias 2 — 2. Tiresias y los guardianes de las laminillas
de oro 2 0 — 3. La fórmula φρεσὶ πευκαλίμῃσιν en la Ilíada 2 2 — 4. Beber,
recordar y decir la verdad 2 3.
Emilio Suárez de la Torre
«Creatividad léxica en los Papiros Mágicos Griegos: el ejemplo de
PGM IV» . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2 –2
1. Introducción 2 — 2. Observaciones sobre la selección 2 — 3. Nota
nal 2 4 — 4. Relación alfabética de términos 2 4.
S. Torallas Tovar y R. Martín Hernández
«Interferencia lingüística entre egipcio y griego en los papiros
mágicos. Una aproximación» . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2 1–302
1. Griego en Egipto y los textos mágicos 2 1 — 2. Fenómenos lingüísticos 2 3
— 3. Conclusiones 300.
Esperanza Torrego
«El verbo latino iubeo y las funciones semánticas» . . . . . . . . . . . . . 303–312
1. Introducción 303 — 2. Estado de la cuestión 304 — 3. Función semántica del
ac. 30 — 4. Conclusiones 311.
Carlos Varias García
«Observaciones sobre la morfología de los antropónimos micénicos
de Micenas y de Tebas» . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 313–320
10
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Contenido
Rodrigo Verano
«Conversación y cortesía en el proemio del Parménides de Platón» 321–32
1. Platón y el arte del proemio 321 — 2. Introducción metodológica 322 —
3. Análisis conversacional del proemio del Parménides 323 — 4. Interacción
verbal y cortesía 32 — . Conclusiones 32 .
Jesús de la Villa
«De verbos y adverbios: un poco más sobre el aspecto gramatical
del griego» . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 331–340
1. Introducción 332 — 2. El valor de los temas aspectuales del griego: un rápido
repaso 332 — 3. Los adverbios que expresan secuencia inmediata: θέως, θύς,
ε θέως, ε θύς 333 — 4. Adverbios que pueden referirse también a una realización
repentina de un evento: ἐξαίφνης, ἐξαπίνης, α τίκα, παραυτίκα, παραχρῆμα 33
— . Conclusiones 33 .
Literatura
Esteban Calderón Dorda
«La harmonía mixofrigia en Clemente de Alejandría» . . . . . . . . . . 343–34
Luis Calero
«La heptatonía en la Grecia de la Edad Oscura» . . . . . . . . . . . . . . . 34 –3
1. Preliminares 34 — 2. La heptatonía en el Mundo Antiguo 3 0 — 3. El Texto
de la Afinación 3 1 — 4. La heptatonía en la Grecia arcaica 3 3.
Luz Conti
«La representación de la Muerte en la Ilíada» . . . . . . . . . . . . . . . . . 3 –3
1. La personi cación de la Muerte en la literatura griega 3 — 2. La copa
y la cratera de Eufronio 3 2 — 3. La muerte en la Ilíada 3 3 — 4. Conclu-
siones 3 .
María Inés Crespo
«La heroína silenciada: Yocasta en Edipo rey» . . . . . . . . . . . . . . . . . 3 –3
1. Introducción 3 — 2. Yocasta en la escena 3 0 — 3. El mito de Yocasta 3 2
— 4. Yocasta y el deseo 3 4 — . Conclusiones 3 .
Alicia Esteban Santos
«La diosa Tetis y sus escenas en la Ilíada: retrato de una madre» . 3 –3
1. Introducción 3 — 2. Análisis de las escenas de Tetis en la Ilíada 3 — 3. Con-
clusiones 3 4.
11
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Contenido
José Antonio Fernández Delgado y Francisca Pordomingo
«Ékphrasis de batalla en las Vidas Paralelas de Plutarco: la batalla
de Actium» . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3 –3
1. Introducción 3 — 2. La ékphrasis de la batalla de Actium 3 — 3. Con-
clusiones 3 .
Raquel Fornieles Sánchez
«La parodia aristofánica del λόγος ἐπιτάφιος» . . . . . . . . . . . . . . . . 3 –40
1. Introducción: el λόγος ἐπιτάφιος 3 — 2. La parodia aristofánica 400.
Paloma Guijarro Ruano
«Epítetos literarios y cultuales en la poesía epigrá ca griega» . . . 40 –41
1. Cómo dirigirse a los dioses: teónimos y epítetos 40 — 2. Los epítetos en la
poesía epigrá ca 410 — 3. Conclusiones 41 .
Felipe G. Hernández Muñoz
«El manuscrito Vat. gr. 140 y el texto del rétor Menandro» . . . . . 41 –42
Miguel Herrero de Jáuregui
«Un pasaje de la Odisea de Aristóteles (1 .3 3b = Política 133 a,
21)» . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 42 –43
1. Problema 42 — 2. Propuestas anteriores 432 — 3. Solución 43 .
Juan Antonio López Férez
«Sobre la recepción de Homero en Galeno. Algunas observaciones
lingüísticas» . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 43 –44
1. Introducción 43 — 2. Plano fonético-morfológico 440 — 3. Léxico 442.
Luis M. Macía Aparicio
«Prólogo desconocido de la Ilíada en un códice del Monte Athos» 44 –4
1. Los manuscritos del Monte Athos y su lectura 44 — 2. Un prólogo desconocido
en el cod. Athous Megistes Laures 1 13 (Ath¹³) 4 1.
Antonio Melero Bellido
«De la obscenidad de los sátiros» . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4 –4 3
María Teresa Molinos Tejada y Manuel García Teijeiro
«Teócrito, Id. 1 .1 y el zeugma de Hermann» . . . . . . . . . . . . . . . . . 4 –4 1
12
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Contenido
Luis Miguel Pino Campos
«El libro iv del tratado de Galeno Περὶ διαγνώσεως σφυγμῶν» . . 4 3–4 1
1. Introducción 4 3 — 2. Contenido del libro iv, cap. 1: conocimiento del golpe
arterial 4 4 — 3. Contenido del libro iv, cap. 2: los pulsos pleno y vacío de Arquí-
genes 4 — 4. Contenido del libro iv, cap. 3: los pulsos duro y vehemente 4
— . Conclusiones 4 0.
Jesús F. Polo Arrondo
«El Homero de Sinesio» . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4 3–4
1. Introducción 4 3 — 2. Pasajes de Ilíada citados por Sinesio con discrepancias
respecto a las ediciones 4 4 — 3. Pasajes de Odisea citados por Sinesio con
discrepancias respecto a las ediciones 4 — 4. Conclusiones 4 .
Milagros Quijada Sagredo
«Voces de actor en la párodos trágica: el canto de resistencia de
Electra (Eurípides, El. 112–1 )» . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4 1–4
Consuelo Ruiz-Montero
«La novela de Calígone: el texto y su contexto literario» . . . . . . . . 4 – 0
Manuel Sanz Morales
«Sobre las fuentes de Jámblico, Babiloniacas, fr. 1 Habrich (= 2
Barbero)» . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 0 – 1
1. Los testimonios de las Babiloniacas 0 — 2. El fr. 1 H. (2 B.) y sus posibles
precedentes 10 — 3. Jenofonte como precedente 12 — 4. Conclusiones 1 .
Marina Solís de Ovando Donoso
«¿Un mundo feliz? Ecos distópicos en el discurso de la utopía griega
antigua» . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1 – 24
1. Introducción 1 — 2. Primeros motivos utópicos en la Antigüedad: Platón
y el miedo a la poesía 1 — 3. Uglosia: en busca de la lengua perfecta 20
— 4. Las suras del plan perfecto: el camino hacia la distopía 22 — . Con-
clusión 23.
José B. Torres Guerra
«Φαντασία en la Poética de Aristóteles: sobre un término ausente
del tratado» . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2 – 32
Mundo Antiguo y pervivencia
Manuel Bendala Galán
«Sobre la estatua de Trajano de Baelo Claudia y sus particularidades
iconográ cas» . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3 – 4
13
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Contenido
Vicente Cristóbal
«Los hombres como las hojas: de Homero a la poesía española
contemporánea» . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4 –
Adolfo J. Domínguez Monedero
«Eclipsada por el santuario: la Pólis de los dodoneos» . . . . . . . . . . – 4
Claudia N. Fernández
«Tergiversaciones de un mito griego: Borges, Cortázar y sus Mino-
tauros» . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . – 1
Helena González Vaquerizo
«Lengua, dialecto y experimentación en la Odisea de Nikos Kazan-
tzakis» . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3– 1
1. Introducción 3 — 2. La «cuestión lingüística» y el demoticismo 4 —
3. La lengua de la Odisea — 4. El sentido de la experimentación .
Helena Guzmán García y José María Lucas
«Heródoto VI 12 –130: un ejemplo de la ingente presencia del
Mundo clásico en los libretos de ópera» . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3– 0
1. La fuente antigua 3 — 2. Amore dà senno, overo Le sciocchezze d’Ippoclide
(Cupeda / Draghi – Emperador Leopoldo I de Austria: Viena, 1 ) — 3. L’
Olimpiade (Metastasio / Caldara: Venecia, 1 33) .
Javier Martínez
«Causas de la revuelta egipcia del 20 –1 a.C.: en defensa de
Polibio .10 .1–3» . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1–
1. Introducción 1 — 2. Testimonios 2 — 3. Causas de la revuelta —
4. Conclusiones .
Mª Soledad Milán Quiñones de León
«Las posibles vías de penetración micénica en el Epiro» . . . . . . . . 01– 0
1. Introducción 01 — 2. Rutas Marítimas 03 — 3. Rutas Terrestres 0 .
Elina Miranda Cancela
«Laura Mestre y sus traducciones de Safo» . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 0 – 1
Ana Moure Casas
«Arbitrariedad y motivación de ictiónimos: sanmartiño, sanmartín
y congéneres» . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1 – 24
14
“Crespo-master” — 2020/10/1 — 21:1 — page 1 — #1
Contenido
Marta Oller Guzmán
«Mujeres con zapatos escitas» . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2 – 33
1. Hermodoro y la constitución efesia 2 — 2. Zapatos escitas 2 — 3. Solón,
Creso y Anacarsis 30 — 4. Re exiones nales 31.
José Pascual
«Entre caones y tesprotos, la antigua Cestrina en el Epiro» . . . . . . 3 – 4
1. Los límites y el interior de la región 3 — 2. Entre la Caonia y la Tes-
protia 42.
Tabula gratulatoria . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4
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Presentación
El profesor Emilio Crespo pertenece a la que podríamos llamar segunda generación
de la Edad de Oro de la Filología Griega española. Tras las guras señeras de nombres
como los de Manuel Fernández Galiano, José Alsina, Luis Gil, Francisco Rodríguez
Adrados, Martín Ruipérez o José Sánchez Lasso de la Vega, encontró su lugar en las
universidades españolas, ocupando titularidades y cátedras, toda una generación de
discípulos de aquellos, que han dado a este país lo que puede considerarse el momento
más brillante de los estudios griegos en nuestra historia. A esa generación pertenece
Emilio Crespo. Por otro lado, la presencia simultánea de maestros tan insignes dio lugar
a una de las señas de identidad del helenismo español, la creación de marcadas escuelas
cientí cas agrupadas en torno a cada uno de ellos. La existencia de estas escuelas ha
permitido que la Filología griega española se haya ocupado de un amplísimo abanico de
temas y con aproximaciones cientí cas muy variadas. A una de esas escuelas, como uno
de sus miembros más reconocibles y reconocidos, la de D. Martín Ruipérez, pertenece
el profesor Crespo.
Echando la vista atrás, podemos recordar que el profesor Crespo nació en Madrid
y en esta ciudad estudio su primaria y su Bachillerato, este en uno de los centros de
segunda enseñanza de más solera y prestigio de la capital, como es el Instituto Cardenal
Cisneros. Cursó la carrera de Filosofía y Letras en la Universidad Complutense de
Madrid y se licenció en 1 3 en la especialidad de Filología Clásica. Al acabar su
licenciatura realizó una tesina bajo la dirección del profesor Martín S. Ruipérez sobre el
tema Las partículas como elemento modernizador de la épica griega e inmediatamente fue
contratado como ayudante de clases prácticas en el Departamento de Filología griega
de la misma universidad hasta 1 . Durante este período realizó su tesis doctoral,
también dirigido por el profesor Ruipérez, sobre el tema Elementos antiguos y modernos
en la prosodia homérica, que fue defendida en 1 y publicada posteriormente con un
gran impacto internacional.
En 1 obtuvo por oposición una plaza de catedrático de Instituto de Enseñanza Me-
dia de la especialidad de Griego, que desempeñó en el Instituto Nacional de Enseñanza
Media «Torràs i Bagès», de L’Hospitalet de Llobregat (Barcelona), hasta 1 . En marzo
de ese año, tras haber aprobado las correspondientes oposiciones al cuerpo nacional
de Adjuntos de Universidad, se incorporó a la Universidad Nacional de Educación
a Distancia, donde permaneció hasta 1 2. En ese año obtuvo por concurso de traslado
una plaza semejante en la Universidad Autónoma de Madrid, transformada luego en
titularidad. En 1 2 obtuvo en esta misma universidad una cátedra de Filología griega,
que ha ocupado hasta su jubilación. Esta universidad le ha nombrado, desde septiembre
de 2020, Profesor Emérito con carácter vitalicio.
El profesor Crespo ha demostrado a lo largo de toda su carrera una dedicación
ejemplar a la enseñanza, a la investigación y también a la gestión, tanto en el ámbito
universitario como fuera de él.
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Presentación
En el ámbito docente, aparte de sus clases en los centros a los que ha pertenecido, que
son recordadas por sus alumnos por su calidad y reconocidas o cialmente como «exce-
lentes» por los programas de evaluación de la UAM, ha impartido numerosos cursos
y seminarios en España y también fuera de nuestro país, en particular en Iberoamérica,
más concretamente, en México (UNAM) y Brasil (Curitibá). En su docencia ha recorrido
la práctica totalidad de la Filología griega, aunque destacan aquellas materias más
directamente ligadas a su labor investigadora, como son las dedicadas a la Lingüística
griega. Como una parte singular de esta docencia podemos mencionar sus siete tesis
dirigidas, entre ellas las de tres de los editores de este volumen, y las trece tesinas
o trabajos de n de grado.
Entre los cargos de responsabilidad que ha desempeñado podemos recordar el de
Delegado del Rector para la admisión de alumnos (1 –1 0), cuando fue responsable
de todas las pruebas de acceso en la Universidad Autónoma. También ha sido Vicerrec-
tor de Campus (1 0–1 4, 1 –2002). Ha sido Coordinador del Grado en Ciencias
y Lenguas de Antigüedad (200 –2013), Director del Departamento de Filología Clásica
(200 –2013) y cofundador y primer secretario del Instituto de Ciencias de la Antigüedad.
Todo ello en la misma Universidad Autónoma. Fuera de ella, ha sido Vicepresidente
de la sección deMadrid de la Sociedad Española de Estudios Clásicos (1 –1 ) y Vi-
cepresidente nacional de esta misma Sociedad (2000–2004). En la actualidad, ostenta
desde 2004 el prestigioso puesto de Presidente de la Junta de Patronos de la Fundación
Pastor de Estudios Clásicos, de la que había sido secretario anteriormente, y, desde 2012
es miembro de la comisión cientí ca de la Fondation Hardt pour l’étude de l’Antiquité
classique , de Ginebra.
En este campo de la investigación, aparte de sus veintiún libros teóricos, de tra-
ducciones de autores clásicos y editados, es autor de más de ciento cuarenta artículos
o capítulos de libros y cuarenta y una reseñas cientí cas de libros de otros autores. Entre
todas estas publicaciones destaca, sin duda, la Sintaxis del griego clásico, en colaboración
con L. Conti y H. Maquieira (Madrid, Gredos, 2003), y que representa en muchos sentidos
un hito en sus logros cientí cos. El capítulo de las traducciones es especialmente notable,
puesto que ha traducido varias de las Vidas paralelas de Plutarco, las novelas de Jámblico
y Heliodoro y, sobre todo, es autor de la extraordinaria traducción de la Ilíada en la Bi-
blioteca Clásica Gredos, que se ha convertido en la traducción de referencia en español.
Ha sido, además, ponente invitado en múltiples congresos nacionales e internacionales,
ha coorganizado una docena de importantes congresos y encuentros cientí cos interna-
cionales, ha dictado decenas de conferencias en España y en muchos países de Europa
y América y ha asistido a más de sesenta congresos o coloquios. Ha participado en una
veintena de proyectos de investigación de carácter nacional e internacional, en la mayo-
ría de ellos como investigador principal; entre estos proyectos cabe destacar el reciente
proyecto europeo HERA, desarrollado junto con grupos cientí cos de las universidades
de Roma (La Sapienza), Leiden, Gante, Siena y Tesalónica. Todo ello le ha hecho me-
recedor del reconocimiento del número máximo de sexenios de investigación por parte
de las diferentes agencias y ministerios españoles, y del nombramiento como Doctor
Honoris Causa por la Universidad de Tesalónica en 201 , que recibió en una brillante
y emotiva ceremonia en la propia Universidad rodeado de amigos, colegas y discípulos.
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Presentación
Todo lo resumido da testimonio de la apasionada entrega del profesor Crespo al
estudio y transmisión del incomparable legado de la Grecia antigua y, en términos
más amplios, del Mundo Clásico. Y todo lo ha realizado con un talante personal y una
bonhomía que, sin temor a equivocarnos, podemos a rmar que le ha hecho concitar la
simpatía, el aprecio y la admiración de todos sus colegas, así como de sus numerosos
amigos y de sus discípulos.
El libro que ahora se presenta es una muestra de este aprecio y en él están presentes los
principales campos en los que ha trabajado el profesor Emilio Crespo, lingüística griega,
literatura griega, historia antigua y tradición clásica. Los trabajos están organizados
atendiendo a esta clasi cación temática. El título, δῶρα τά ο δίδομεν φιλέοντες, tomado
de los poemas homéricos (Od. . 4 ) remite, por un lado, a uno de los temas más queridos
y recurrentes en la trayectoria académica de Emilio, el estudio y la traducción de la gran
épica griega; pero también quiere hacer mención, en su traducción, a los sentimientos
que nos unen a los que participamos en este homenaje y que queremos «ofrecerle este
presente con todo el cariño».
Los editores de este volumen nos sentimos honrados en haber contribuido a ofrecerle
en él una sencilla muestra de la admiración y el aprecio propios y el de tantas personas
como guran entre los autores y en la tabula gratulatoria.
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Publicaciones del profesor Emilio Crespo
1
1. Elementos antiguos y modernos en la prosodia homérica, Salamanca, Ediciones de la
Universidad de Salamanca, Suplementos a Minos, Núm. .
2. «La cronología relativa de la metátesis de cantidad en jónico-ático», CFC 12, 1 –21 .
3. «Una nota sobre át. παρε(ι)αί», CFC 13, 30 –313.
1
4. Heliodoro, Las etiópicas o Teágenes y Cariclea, traducción, prólogo y notas, Madrid,
Gredos. Reimpresión sin prólogo en Barcelona, Planeta-Agostini y, parcial, en Anto-
logía de la literatura griega, selección e introducción de C. García Gual y A. Guzmán
Guerra, Madrid, Alianza Editorial, 1 . Reimpresión con nueva introducción en
Madrid, Biblioteca Básica Gredos, 2002.
. «La alternancia ΣΣ/ΤΤ y la prosa literaria ática del siglo v a.C.», CFC 1 , 10 –12 .
1 1
. «Sobre el orden de palabras en griego: el genitivo adnominal», Emerita 4 , 33– .
1 2
. Jámblico, Babiloníacas (resumen de Focio y fragmentos), Madrid, Gredos.
1 3
. Plutarco, Vidas paralelas (Alejandro – César, Pericles – Fabio Máximo, Alcibíades –
Coriolano), traducción, prólogo y notas, Barcelona, Bruguera. Reimpresión parcial
en Antología de la literatura griega, selección e introducción de C. García Gual y A.
Guzmán Guerra, Madrid, Alianza Editorial, 1 .
. «Una clasi cación de los adjetivos en griego», Emerita 1, 301–313.
10. «Sobre el orden de palabras en griego: de SOV hacia SVO», Actas del VI Congre-
so Español de Estudios Clásicos II, Madrid, Sociedad Española de Estudios Clási-
cos – Editorial de la Universidad Complutense, 2 –2 4.
1 4
11. «In nitivo modal sin ἄν en griego», en R. M. Aguilar & L. Gil (eds.), Apophoreta
philologica M. Fernández-Galiano a sodalibus oblata i (EClas ), Madrid, Mantuae
Carpetanorum, – 3.
12. «Sintaxis griega», en A. Martínez (ed.), Actualización científica en Filología grie-
ga, Madrid, Instituto de Ciencias de la Educación – Ediciones de la Universidad
Complutense, 321–3 3.
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Publicaciones del profesor Emilio Crespo
13. «Sobre las Vidas de Filopemen y Flaminino de Plutarco», en M. Fernández-Galiano
(ed.), Auguralia. Estudios de lenguas y literaturas griega y latina, Madrid, Ediciones
de la UAM, 1– 2.
14. « On the System of the Substantive Clauses in Ancient Greek: A Functional Ap-
proach », Glotta 2, 1–1 .
1 . «La conjunción φρα: signi cado y contexto», en L. A. de Cuenca et al. (eds.),
Athlon. Satura grammatica in honorem Francisci R. Adrados, vol. i, Madrid, Gredos,
12 –13 .
1
1 . « Palatal Stops in Greek: Reconstruction or Mycenaean Evidence? », Minos 1 ,
1–104.
1
1 . «Aristóteles, Física II 1 (1 2 b – 1 3 b 21) (ed. Ross): traducción y comentario»,
trabajo en colaboración con otros autores, Sociedad española de profesores de Filosofía
de Instituto. Boletín informativo 1 , 11–1 .
1
1 . Alcibíades. Antología de textos con notas y comentarios, en colaboración con A.
Ledesma, L. M. Macía, H. Maquieira, M.E. Rodríguez Blanco, A. Striano y J. de la
Villa, Madrid, Ediciones de la UAM.
1 . «Selección de textos de la Antigüedad sobre las Olimpíadas en Grecia», Historia 16,
10 , 1– .
20. «La expresión de la nalidad en las subordinadas del griego antiguo», REL 1 ,
2 –2 .
21. « The Semantic and Syntactic Functions of the Accusative », en A. Rijksbaron et al.
(eds.), In the Footsteps of Raphael Kühner. Proceedings of the International Colloquium
in Commemoration of the 150th Anniversary of the Publication of Raphael Kühner’s 
 Ausführliche Grammatik der griechischen Sprache. ii: Syntaxe, Ámsterdam, Brill,
–120.
22. «La expresión de la función Manera en griego», Emerita , 43– 4.
23. «La “Carta de Claudio a los alejandrinos” (P. Lond. 1 12): un tipo de koiné en el
Egipto de época de Claudio», Minerva 2, 213–231.
1
24. «Mesa redonda sobre Didáctica del griego. Presentación», Actas del VII Congreso
Español de Estudios Clásicos III, Madrid, Sociedad Española de Estudios Clásicos-
Editorial de la Universidad Complutense, 0 – 1 .
2 . «Participio absoluto y subordinada adverbial», Actas del VII Congreso Español de
Estudios Clásicos I, Madrid, Sociedad Española de Estudios Clásicos – Editorial de la
Universidad Complutense,11 –12 .
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Publicaciones del profesor Emilio Crespo
1 0
2 . «Ante la reforma de las enseñanzas universitarias de Filología Clásica», en F. R.
Adrados, (ed.), Didáctica de las Humanidades Clásicas ante la Reforma de la Enseñanza,
Madrid, Ediciones Clásicas, –14.
2 . «El nal de la guerra del Peloponeso: notas históricas a Plutarco, Vida de Lisandro,
13–1 », en A. Pérez Jiménez & G. del Cerro (eds.), Estudios sobre Plutarco: obra
y tradición. Actas del I Symposion español sobre Plutarco, Málaga, Universidad de
Málaga, 3– 1.
1 1
2 . Homero, Ilíada, traducción, prólogo y notas, Madrid, Gredos. Reimpresiones sin pró-
logo en Barcelona, Círculo de Lectores, 1 y Barcelona, Planeta-Agostini, 1 ; con
nueva introducción en Madrid, Biblioteca Básica Gredos, 2000; con texto griego de la
Ilíada y de la Odisea, traducción de J. M. Pabón de la Odisea e introducción de C. Gar-
cía Gual en Madrid, Espasa Calpe, 1 . Reimpresión parcial en Antología de la
literatura griega, selección e introducción de C. García Gual y A. Guzmán Guerra,
Madrid, Alianza Editorial, 1 . Numerosas reimpresiones en Gredos y RBA.
1 2
2 . Homerica. Estudios lingüísticos, edición en colaboración con J. L. García Ramón, H.
Maquieira y J. de la Villa, Madrid, Ediciones de la UAM.
30. «Sintaxis y semántica de las formas modales en griego clásico», REL 22, 2 –30 .
31. «El uso de los temas de aoristo y de presente para la expresión de la repetición dis-
tributiva», en E. Crespo et al. (eds.), Homerica. Estudios lingüísticos, Madrid, Ediciones
de la UAM, 13–34.
1 3
32. Dialectologica Graeca. Actas del II Coloquio internacional de dialectología griega,
edición en colaboración con J. L. García Ramón y A. Striano, Madrid, Ediciones de
la UAM.
33. « Two Epigraphic Uses of the Verbal Moods in the Embedded Predications », en
E. Crespo, J. L. García Ramón & A. Striano (eds.), Dialectologica Graeca. Actas del
II Coloquio internacional de dialectología griega, Madrid, Ediciones de la UAM, 1–10 .
1 4
34. «Datos para un estudio contrastivo del aspecto gramatical en griego clásico y en
moderno», en L.M. Macía et al. (eds.), Quid ultra faciam? Trabajos de griego, latín
e indoeuropeo en conmemoración de los 25 años de la UAM, Madrid, Ediciones de la
UAM, 33–3 .
3 . «L’expression de l’accompagnement en grec ancien», en B. Jacquinod (ed.), Cas et
prépositions en grec ancien : contraintes syntaxiques et interprétations sémantiques.
Actes du Colloque international de Saint-Etienne, 3–5 juin 1993 , Saint-Étienne, PU
Saint-Étienne, 1 1–1 2.
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Publicaciones del profesor Emilio Crespo
3 . «El origen de la exión del tipo de Τύδεος, -έα en Homero», Actas del VIII Congreso
Español de Estudios Clásicos I, Madrid, Ediciones Clásicas, – 2.
3 . «Plutarco y la epigrafía», en R. M. Aguilar, M. López Salvá & A. Rodríguez Alfageme
(eds.), Χάριν διδασκαλίας. Homenaje a Luis Gil, Madrid, Editorial de la Universidad
Complutense, 14 –1 4.
1
3 . «Actualidad de las lenguas clásicas», Vela Mayor , 11– .
3 . «Bibliografía sobre sintaxis griega 1 –1 4», Tempus 10, –1 .
40. «Bibliographie sur la syntaxe grecque 1 –1 4», Syntaktika , 1–14.
41. «Respuestas al cuestionario sobre el caso dativo», en M. E. Torrego et al. (eds.),
Sintaxis del dativo latino. I Encuentro de sintaxis latina (10–11 de junio de 1994),
Madrid-Barcelona, Ediciones de la UAM-Ediciones de la Universidad Autónoma de
Barcelona, 10 –110.
1
42. «Introducción a la lectura de Las etiópicas de Heliodoro», Nova Tellus 14, 12 –1 2.
43. «Los problemas de la sintaxis del griego antiguo», en A. Agud, J. A. Fernández
Delgado & A. Ramos (eds.), Las lenguas de corpus y sus problemas lingüísticos, Madrid,
Ediciones Clásicas, 1 –1 .
44. «Textos sobre el paisaje de Grecia en la Antigüedad», EClas 110, 33– .
1
4 . Berthold Delbrück y la sintaxis indoeuropea hoy. Actas del coloquio de la Indogermanis-
che Gesellschaft, edición en colaboración con J. L. García Ramón, Madrid-Wiesbaden,
Ediciones de la UAM-Reichert Verlag.
4 . «Delbrück y la sintaxis de los modos», en E. Crespo & J. L. García Ramón (eds.),
Berthold Delbrück y la sintaxis indoeuropea hoy. Actas del Coloquio de La Indoger-
manische Gesellschaft , Madrid, 21–24 de septiembre de 1994, Madrid – Wiesbaden,
Reichert Verlag, 2 – 1.
4 . «L’ordre de préférence des éléments linguistiques de l’épopée», en F. Létoublon &
H. Dik (eds.), Hommage à Milman Parry. Le style formulaire de l’épopée homérique et
la théorie de l’oralité poétique , Ámsterdam, Brill, 12 –13 .
4 . «Sintaxis de los elementos de relación en griego clásico», en A. R. Adrados (ed.),
Actas del IX Congreso Español de Estudios Clásicos, Madrid, Ediciones Clásicas, 3–42.
1
4 . Los dioses del Olimpo, en colaboración con el grupo Tempe y L. M. Macía Aparicio,
Madrid, Alianza Editorial; 2ª ed. 201 .
0. «La construcción del Partenón», en C. López de Juan & D. Plácido (eds.), Momentos
estelares del Mundo Antiguo, Madrid, Ediciones Clásicas, 1– .
24
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Publicaciones del profesor Emilio Crespo
1. «Los sintagmas nominales en aposición oracional y la descripción semántica de la
oración», en L. Gil & M. Martínez (eds.), Corolla Complutensis. Homenaje al profesor
J. S. Lasso de la Vega, Madrid, Editorial de la Universidad Complutense, 3– .
2. «Niveles sintácticos de la estructura de la oración principal simple en griego clási-
co», en M. E. Torrego (ed.), Nombres y funciones: estudios de sintaxis griega y latina,
Madrid, Ediciones Clásicas – Ediciones de la UAM, 43– 3.
1
3. «Sobre el signi cado léxico de διορθῶ y derivados», Tῆς φιλίης τάδε δῶρα. Miscelá-
nea léxica en memoria de Conchita Serrano, Madrid, CSIC, 1– .
4. «Paramètres pour la dé nition des complétives en grec ancien», en B. Jacquinod
(ed.), Les complétives en grec ancien, Saint-Étienne, PU Saint-Étienne, 4 – 2.
. «Cronología de los segundos alargamientos compensatorios en jónico-ático», en A.
C. Cassio (ed.), Katà diálekton. Atti del III Colloquio Internazionale di dialettologia
greca , Nápoles, Istituto Universitario Orientale, 1–1 .
. «Ilíada, 20.41 –4 4: el duelo fallido entre Aquiles y Héctor», en J. A. López Férez
(ed.), Desde los poemas homéricos hasta la prosa griega del siglo iv d.C. Veintiséis
estudios filológicos, Madrid, Ediciones Clásicas, 1–10.
2000
. Actas del X Congreso Español de Estudios Clásicos, volumen i, edición en colaboración
con M.J. Barrios Castro, Madrid, Ediciones Clásicas.
. «La lengua y la escritura en las utopías de la literatura griega antigua», en M.
Alganza (ed.), EΠIEIKEIA: Homenaje al profesor Jesús Lens Tuero, Granada, Áthos –
Pérgamos, – 4.
. «Panorama de la retórica y de la poética griegas en época clásica», en F. Sevilla
(ed.), Edad de Oro XIX, – 1.
0. «Funciones categoriales», en M. Martínez et al. (eds.), Cien años de investigación se-
mántica: de Michel Bréal a la actualidad. Actas del congreso internacional de semántica,
Madrid, Ediciones Clásicas, 12 1–12 .
2002
1. «Los mitos en la Ilíada», en J.A. López Férez (ed.), Mitos en la literatura griega
arcaica y clásica, Madrid, Ediciones Clásicas, 3 – 4.
2003
2. Sintaxis del griego clásico, en colaboración con L. Conti y H. Maquieira, Madrid,
Gredos.
3. «El signi cado de ὥστε o ὡς con verbo en in nitivo o en forma personal», en J.
M. Nieto (ed.), Lógos Hellenikós. Homenaje al profesor Gaspar Morocho Gayo I, León,
Universidad de León, –104.
4. «Los eolismos en la lengua homérica», Nova Tellus 21, 1 –4 .
. «La sintaxis griega hoy», Synthesis 10, 31– 3.
2
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Publicaciones del profesor Emilio Crespo
2004
. Obras completas de Esquilo, Sófocles y Eurípides, en colaboración con L. Conti, R.
López, L. M. Macía y M. E. Rodríguez, Madrid, Cátedra, Bibliotheca Aurea.
. «Los nombres de los troyanos y de los griegos en la Ilíada», Classica, Belo Horizonte
1 –1 , 33–4 .
. « The Attitude of the Athenian State towards the Attic Dialect inthe Classical
Era », en J. H. W. Penney (ed.), Indoeuropean Perspectives. Studies in Honour of Anna
Morpurgo Davies , Oxford, Oxford University Press, 10 –11 .
. «La lengua como instrumento político en la Atenas clásica», en A. M. González de
Tobía (ed.), Ética y estética: de Grecia a la modernidad, La Plata, Universidad de La
Plata, 41– .
200
0. «Política lingüística en la Antiguedad clásica», en A. Alvar & J. F. González Castro
(eds.), Actas del XI Congreso de la Sociedad Española de Estudios Clásicos I, Madrid,
Sociedad Española de Estudios Clásicos, –10 .
1. «La actualidad de la Ilíada: de la poesía oral a internet», Letras Clássicas (Sao Paulo)
, 2 – 1.
200
2. Word Classes and Related Topics in Ancient Greek, edición en colaboración con J. de
la Villa y A. Revuelta, Lovaina la Nueva, Peeters- Ediciones de la UAM.
3. «El Partenón a través de los textos y de las imágenes», en J. A. Rojas (ed.), III Jornadas
filológicas. Homenaje a Noel Olaya Perdomo, Bogotá, Universidad de Bogotá, 43– .
4. «The Language Policy of the Athenian State in the Fifth Century B.C.», Incontri
Linguistici 2 , 1–101.
. «Γνῶμαι en Aristófanes», en E. Calderón & M. Valverde (eds.), Kοινὸς Λόγος.
Homenaje al profesor José García López, Murcia, Universidad de Murcia, 1 –201.
. «Clases de palabras en griego antiguo: estado de la cuestión y algunos problemas
pendientes», en colaboración con L. Conti y H. Maquieira, en E. Crespo, J. de la Villa
& A. Revuelta (eds.), Word Classes and Related Topics in Ancient Greek. Proceedings of
the Conference on «Greek Syntax and Word Classes» held in Madrid on 18–21 June
2003 , Lovaina la Nueva, Peeters – Ediciones de la UAM, –2 .
. «La cólera de Aquiles», biTARTE 3 , 1– .
200
. El Banquete, de Platón, Madrid, Síntesis.
. «The Linguistic Policy of the Ptolemaic Kingdom», en M. Hatzopoulos (ed.), ΦΩΝΗΣ
ΧΑΡΑΚΤΗΡ ΕΘΝΙΚΟΣ. Actes du Ve Congrés international de dialectologie grecque
(Athènes, 2 –30 septembre 200 ), Atenas, ΜΕΛΕΤΗΜΑΤΑ 2, 3 –4 .
0. «La epopeya nacional en la literatura clásica y en el cine: La bataglia di Algeri
de Gillo Pontecorvo», en C. González & L. Unceta (eds.), Literatura clásica, estética
y cine contemporáneo: épica, Madrid, Ediciones de la UAM, 10 –112.
2
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Publicaciones del profesor Emilio Crespo
200
1. «Léxico y temas en las Suplicantes de Esquilo», en J. V. Bañuls, F. de Martino & C.
Morenilla (eds.), Teatro y sociedad en la Antigüedad clásica. Las relaciones de poder en
época de crisis, Bari, Levanti Editori, 11 –12 .
2. «Latín obligatorio», en A. Cascón et al. (eds.), Donum amicitiae. Estudios en homenaje
al profesor Vicente Picón García, Madrid, Ediciones de la UAM, 10 –11 .
3. «Language Policy in Classical Athens», en I. Rumniece (ed.), Hellēņu Mantojums
(Hellenic Heritage), Riga, Universidad de Letonia, 1 –2 .
4. «Política lingüística en la antigüedad clásica: el reino de los Ptolomeos de Egipto»,
en O. D. Álvarez Salas (ed.), Cultura clásica y su tradición. Balance y perspectivas
actuales I, México, Universidad Nacional Autónoma de México, 3–100.
. «El Partenón a través de textos e imágenes», en G. Fernández Ariza (ed.), Literatura
hispanoamericana del siglo xx. Literatura y arte, Málaga, Universidad de Málaga,
–3 .
. «L’adverbe ἔτι dans les dialectes grecs», en R. Hodot & G. Vottéro (eds.), Dialectes
grecs et aspect verbal. Actes de la table ronde de Saint-Etienne, 17–18 juin 2004 , Nancy,
Adra Nancy, 2 –3 .
200
. «Eritras en la época clásica», en Α. Alemany (ed.), Ἀκρίϐεια τῶν λεχθέντων, Home-
natge a Rosa-Araceli Santiago, Faventia 31.1–2, 1 1–1 .
. «La difusión temprana del dialecto ático en el Peloponeso», en A. Martínez Fer-
nández (ed.), Estudios de epigrafía griega, La Laguna, Servicio de publicaciones de la
Universidad de La Laguna, 13 –143.
. «Conjunctive Adverbs in Ancient Greek», en K. Loudova & M. Žáková (eds.), Early
European Languages in the Eyes of Modern Linguistics, Brno, Universidad Masaryk,
111–120.
0. «La traducción de la literatura grecolatina al español hoy», en V. Zondek & A. Ortiz
(eds.), Escrituras de la traducción hispánica, Valdivia, Universidad Austral de Chile,
1 –1 4.
1. «Prólogo a esta edición», de A. Lesky, Historia de la literatura griega, i. De los
comienzos a la polis griega, Madrid, Gredos, –1 .
2. Temas de Morfología Griega («Tema de presente», «Tema de Aoristo», «Tema
de futuro») y tema de Sintaxis Griega («Introducción»), Madrid, Liceus https
liceus com cultura filologia clasicas .
3. «Homero», en F. Lafarga (ed.), Diccionario de la historia de la traducción en España,
Madrid, Gredos.
2
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Publicaciones del profesor Emilio Crespo
2010
4. «El proceso de con guración y jación de la koiné en el siglo iv», en F. Cortés &
J. V. Méndez Dosuna (eds.), Dic Mihi, Musa, Virum. Homenaje al profesor Antonio
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Instituto de Filología San Justino»), Madrid, Trotta, 3 –4 .
103. «Sobre Lisias XVI (Defensa de Mantíteo)», en S. Aquino et al. (eds.), La fascinación
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2012
10 . Platón, Menéxeno. Discursos en honor de los caídos por Atenas, edición bilingüe,
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Muñoz bajo la dirección de Emilio Crespo, Madrid, Dykinson.
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Tradición y traducción clásica en América Latina, La Plata, Universidad Nacional de
La Plata, 23 –242.
2
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Publicaciones del profesor Emilio Crespo
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de Valladolid, 2– 3 y 13 –141.
111. «Ordinal Adverbs as Markers of Discourse Cohesion», en A. Bamesberger, O.
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11 . «La copa de Néstor y la datación de la Ilíada», en P. Bádenas et al. (eds.), Per
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Madrid, Anejos de Erytheia. Estudios y textos , 3– .
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11 . «Η εξασθένηση των φρακτικών συμφώνων στη μακεδονική διάλεκτο», en G.
Giannakis (ed.), Ο γλωσσικός χάρτης της κεντρικής και βόρειας Ελλάδας κατά την
αρχαιότητα, Tesalónica, Κέντρο Ελληνικής Γλώσσας, 1–102. Versión actualizada:
2
“Crespo-master” — 2020/10/1 — 21:1 — page 30 — #30
Publicaciones del profesor Emilio Crespo
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griego antiguo. Guía práctica para la lectura de sus textos, Madrid, Ediciones Clásicas.
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12 . «Los exiliados de la guerra civil española en Latinoamérica y los estudios clásicos»,
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12 . «Lenguas de Egipto», capítulo de Las flores del rey: viaje por el Nilo a través
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Mediterráneo en Barcelona 201 , textos editados por Sofía Torallas, Barcelona, 2 –31.
Hay versiones española, inglesa y catalana.
12 . «Sobre el teatro ateniense y la con guración de la ideología cívica», ΕΥΠΟΙΚΙΛΟΝ
ΑΝΘΟΣ. Estudios sobre teatro griego en homenaje a Antonio Melero, Studia Philologica
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12 . «La construcción de dos o más sintagmas nominales coordinados en nominativo
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30
“Crespo-master” — 2020/10/1 — 21:1 — page 31 — #31
Publicaciones del profesor Emilio Crespo
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131. «Tres epigramas griegos», Anáfora , 1 –20.
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132. La idea de lo clásico, edición en colaboración con P. Aullón de Haro, Madrid,
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13 . «La historicidad de la guerra de Troya: progresos recientes», en J. Piquero &
Jesús Quílez (eds.), Desmontando mitos ¿Ocurrió realmente como nos lo han contado?,
Madrid, Delegación de Madrid de la Sociedad Española de Estudios Clásicos, 13–2 .
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textos literarios y documentales del siglo iv a.C. al siglo iv d.C., Madrid, Cuadernos de
la Fundación Pastor.
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140. Phílos hetaîros. Homenaje al profesor Luis M. Macía, edición en colaboración con
L. Conti, M. E. Rodríguez, E. Torrego y J. de la Villa, Madrid, Ediciones de la UAM.
141. Studies in Ancient Greek Dialects: From Central Greece to the Black Sea, edición en
colaboración con G. Giannakis y P. Filos, Berlín – Boston, Walter de Gruyter.
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e formaçâo das identidades no mundo de Homero), 3 – .
31
“Crespo-master” — 2020/10/1 — 21:1 — page 32 — #32
Publicaciones del profesor Emilio Crespo
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14 . «El papiro de Derveni en su contexto dialectal», en J. Piquero, A. de Paz & S. Plan-
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Escolar editor, 3 –3 .
En prensa
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14 . «Dialectally hybrid inquiries in the Dodona lamellae», en colaboracióncon G.
Giannakis, Linguarum Varietas , 43– 1.
14 . «Graphic Variations in Four Manuscripts by Nemesion, Son of Zoilos», en K.
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questions & approaches , Berlín – Nueva York, Walter de Gruyter.
14 . «The Origin of τοι as an Appellative Discourse Marker», Festchrift in honour of
Michael Meier-Brüger.
1 0. «Linguistic Variation in Macedonian», en R. Wachter (ed.), Acts of the Seventh
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1 1. «Clases semánticas de adverbios de foco en griego clásico», en J. de la Villa (ed.),
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1 2. «Sintaxis griega: concepto, objetivos, métodos de análisis», cap. 1 de M.D. Jiménez
López (ed), Sintaxis del griego antiguo, Madrid, C.S.I.C., Anejos de Emerita.
32
“Crespo-master” — 2020/10/1 — 21:1 — page 33 — #33
Síncrisis apócrifa de Plutarco:
Olimpíade y Cleopatra
Grupo Tempe
Elena Cuadrado Ramos, Pilar Jiménez Gazapo, Mariano Martínez Yagüe,
Mercedes Morillas Gómez, Francisca Morillo Ruiz, Mª Rosa Ruiz de Elvira Serra
elenacuadradoramos@gmail.com — domus3@gmail.com
mariano.martinez.yague@gmail.com — merceastral2@yahoo.es
francis.morillo@gmail.com — mariarrosa@gmail.com
Resumen: En una síncrisis al estilo de Plutarco en sus Vidas paralelas se hace un retrato, con
base en textos griegos y latinos, de Olimpíade y Cleopatra VII, dos mujeres de gran in uencia en
las vidas de Alejandro Magno y Julio César, cuya comparación no nos consta que hiciera Plutarco.
Palabras clave: Olimpíade, Cleopatra, Alejandro, César, Plutarco.
Plutarch apocryphal synchrisis: Olympias and Cleopatra
Abstract: In a synchrisis in the style of Plutarch in his Parallel Lives, a portrait is made, based on
Greek and Latin texts, of Olympias and Cleopatra VII, two women of great in uence in the lives
of Alexander the Great and Julius Caesar, whose comparison we do not know Plutarch did.
Key Words: Olympias, Cleopatra, Alexander, Caesar, Plutarch.
κιϐωτίου δέ τινος α τῷ προσενεχθέντος, οὗ πολυτελέστερον ο δὲν ἐφάνη
τοῖς τὰ Δαρείου χρήματα καὶ τὰς ἀποσκευὰς παραλαμϐάνουσιν, ἠρώτα
τοὺς φίλους τι δοκοίη μάλιστα τῶν ἀξίων σπουδῆς ε ς α τὸ καταθέσθαι:
πολλὰ δὲ πολλῶν λεγόντων α τὸς ἔφη τὴν λιάδα φρουρήσειν ἐνταῦθα
καταθέμενος.
«Cuando le llevaron un cofrecito que parecía ser lo más precioso de todo en
opinión de los encargados de recibir los tesoros y bagajes de Darío, preguntó
a sus amigos qué objeto les parecía más digno por su valor para guardar
en él. Muchos dieron opiniones muy diversas, pero Alejandro terminó por
declarar que en él depositaría y guardaría la Ilíada».
Plu. Alex. 2 .1–2
A Emilio Crespo, para quien, como le sucedió al gran Alejandro, «Homero no
parece haber sido un compañero ni ocioso ni inútil de su expedición»*, sino el
experto piloto que siempre le ha acompañado en sus excelentes amarres en
los puertos clásicos, sus amigos del Grupo Tempe, con admiración y cariño, le
dedican esta síncrisis de las vidas de Alejandro y César en clave femenina, que
bien pudiera haber escrito Plutarco si su tiempo hubiera sido el nuestro.
* οὔκουν ἀργὸς ο δὲ ἀσύμϐολος α τῷ συστρατεύειν ἔοικεν μηρος (Plu. Alex. 2 .3).
33
“Crespo-master” — 2020/10/1 — 21:1 — page 34 — #34
Grupo Tempe
Preámbulo
1. Al escribir en este libro la vida del rey Alejandro y la de César, […],
a causa de la abundancia de las acciones que forman parte del tema, no
haremos […] más que pedir disculpas a los lectores para que no se querellen
con nosotros si, en vez de relatar exhaustivamente todas y cada una de
sus célebres hazañas, resumimos la mayoría. 2. La causa de ello es que no
escribimos historias, sino biografías, y que la manifestación de la virtud
o la maldad no siempre se encuentra en las obras más preclaras; por el
contrario, con frecuencia una acción insigni cante, una palabra o una broma
dan mejor prueba del carácter que batallas en las que se producen millares
de muertos, los más enormes despliegues de tropas y asedios de ciudades.
3. Pues igual que los pintores tratan de obtener las semejanzas a partir del
rostro y la expresión de los ojos, […] del mismo modo se nos debe conceder
que penetremos con preferencia en los signos que muestran el alma y que
mediante ellos representemos la vida de cada uno¹.
Así comienza Plutarco su libro sobre Alejandro y César. Y al igual que él no
considera propio de una biografía relatar con exhaustividad todos los hechos
del biogra ado, sino atender a las señales que mejor lo de nen, nosotros, al
hacer una síncrisis de estos personajes que de algún modo pudiera cubrir el
hueco existente², hemos puesto el foco en la importancia que tuvieron algunas
mujeres en las vidas de Alejandro y de César. Porque esos dos grandes hombres,
aun rodeados lógicamente de un universo varonil en un contexto androcéntrico,
correspondiente a la organización del mundo antiguo, a lo largo de toda su
existencia en el caso de Alejandro y en un momento cumbre de la suya en el
de César, podríamos decir que estuvieron in uidos por mujeres. Y de tantas
como fueron las que poblaron las vidas de Alejandro —Olimpíade, Campaspe,
Barsine, Roxana, Barsine-Estatira, Parisátide, su nodriza Lanice, Sisigambis,
etc.— y de César —su madre Aurelia, su tía Julia, Cornelia, Pompeya, Calpurnia,
Servilia, Cleopatra VII, etc.—, hemos elegido a las dos que encarnan un prototipo
femenino, poderoso y magni cente, y que contribuyen a per lar un retrato de
lo que ambos representaron en la Historia: Olimpíade, reina del Epiro y madre
de Alejandro, y Cleopatra, reina de Egipto, amante de César y madre de su hijo
Cesarión.
¹ Plu. Alex. 1–3.
² En otros biogra ados de las Vidas Paralelas —Lisandro-Sila, Temístocles-Coriolano, Pirro-Mario,
Foción-Catón el Menor—, tampoco hay comparación. Cf. Crespo 1 : 1 : «La comparación entre
Alejandro y César, si es que Plutarco llegó a escribirla, se ha perdido. Pero en este caso al menos,
Plutarco no debió de tener ninguna duda acerca de lo adecuado que era enfrentar la vida de César
con la de Alejandro». En App. BC II 14 –1 4, hay una comparación entre César y Alejandro al
modo de las de Plutarco. Cf. Pérez Jiménez 2013: 1 –1 .
34
“Crespo-master” — 2020/10/1 — 21:1 — page 3 — #3
Síncrisis apócrifa de Plutarco: Olimpíade y Cleopatra
Pretendemos cubrir con la comparación entre ambas mujeres el hueco de la
síncrisis inexistente de Alejandro y César en Plutarco siguiendo el esquema
habitual en las Vidas. Como es sabido, las síncrisis están constituidas por un
número de capítulos que oscila entre tres y seis, ajustándose a una misma
secuencia: en primer lugar, hay una referencia al contenido de las biografías
cuya comparación va a hacerse resumiéndolo de un modo sucinto y global;
a continuación en dos o tres capítulos se narran hechos relevantes de la vida
de los biogra ados, señalando diferencias y semejanzas entre ellos e incluso
añadiendo en ocasiones datos inexistentes en el relato; por último, o se resume,
con cierta dosis de elementos moralizadores, lo mejor y lo peor que cada uno
tuvo o se cierra con alguna re exión de la misma índole.
Y desde el punto de vista de la forma es así como hemos procedido. El capítulo
1 anuncia por boca de Plutarco el cambio de paradigma y presenta a las dos
mujeres; el 2 y el 3 están dedicados a los orígenes, nombres y devenir histórico
de Olimpíade y Cleopatra respectivamente; el 4 establece una comparación de
ambas respecto a su repercusión en las actuaciones de Alejandro y de César,
y con él se cierra la argumentación justi cativa de esta síncrisis.
Con la intención de que en esta pretendida mímesis la voz de Plutarco
resuene cuanto sea posible, además de valernos de un tono narrativo que se
asemeje al suyo, hemos insertado frases literales tomadas de otras Vidas, que
entrecomillamos en el texto y cuya referencia se da en nota. Igualmente en
nota se incluyen los textos, en su mayor parte griegos y latinos, en los que
basamos todas nuestras a rmaciones.
1. Dos mujeres en paralelo
«Lo que se deja dicho es cuantonos ha parecido digno de referirse acerca
de»³ Alejandro y César. «Habiendo dado n a la narración, nos resta sacar
consecuencias de la contraposición de estas vidas»⁴, «pero una cosa particular
ocurre en esta comparación que no se ha ofrecido en ninguna de las que hemos
escrito»⁵ y es que no vamos a comparar a los generales cuyas vidas hemos rela-
tado, sino a dos mujeres, Olimpíade y Cleopatra, cuya actuación fue un espejo
de gran importancia donde, de uno u otro modo, se miraron estos excelentes
hombres, y contribuyó a con gurar la gura histórica de ambos.
³ Plu. Comp. Pel. Marc. 1: σα μὲν οὖν ἔδοξεν ἡμῖν ἀναγραφῆς ἄξια τῶν στορημένων περὶ…
⁴ Plu. Comp. Agis Cleom. TG CG 1: ἡμῖν δὲ καὶ ταύτης πέρας ἐχούσης τῆς διηγήσεως πολείπεται
λαϐεῖν ἐκ παραλλήλου τῶν βίων τὴν ἀποθεώρησιν.
⁵ Plu. Comp. Sol. Publ. 1: ἆρ’ οὖν διόν τι περὶ ταύτην τὴν σύγκρισιν πάρχει καὶ μὴ πάνυ συμϐεϐηκὸς
ἑτέρᾳ τῶν ἀναγεγραμμένων.
3
“Crespo-master” — 2020/10/1 — 21:1 — page 3 — #3
Grupo Tempe
Como más adelante se verá, tres son los rasgos de nitorios de Olimpíade
y Cleopatra: su dignidad real, su fuerte carácter y su cualidad de madres, y sobre
estos tres puntales se asienta nuestra decisión de hacerlas antagonistas de
Alejandro de Macedonia y de Julio César en nuestra síncrisis.
Las dos tienen un origen real, que se remonta hasta el mítico Aquiles en el
caso de Olimpíade, no tanto en el de Cleopatra, ya que su linaje solo data de tres
siglos antes, en la gura del fundador de la dinastía ptolemaica, Ptolomeo Soter,
general de Alejandro. Hay que hacer notar que la relación entre ellas adquiere
un notable simbolismo que parte de la Macedonia de Alejandro, la Alejandría
de Alejandro, la consulta al oráculo de Amón en busca de su posible origen
divino⁶, el lugar de sepultura de Alejandro, el alejandrinismo que Ptolomeo
Soter imprimió a Egipto, el afán de Cleopatra por Macedonia y hasta su propio
nombre, homónimo de la hija de Olimpíade, hermana de Alejandro, y muy
frecuente en Macedonia.
Es así que las dos fueron reinas y desearon serlo en todo momento, habiendo
nacido para ello, aunque el destino las alejara y acercara de su propósito
varias veces a lo largo de su vida. Hubieron de apoyarse, con mayor o menor
fortuna, en hombres que las ayudaran a mantenerse en el trono o a conseguirlo,
y destacables fueron los logros que obtuvieron, ya que la una pudo ver a su
hijo convertirse casi en dueño del mundo griego, y la otra, unida al hombre
más fuerte del momento y sirviéndose de él, concibió los planes para hacer
del suyo el heredero del mundo romano. Tretas, pactos y sangre fueron los
instrumentos de los que estas dos mujeres de fuerte carácter se valieron para
alcanzar su objetivo.
Ambas carentes de madre en su niñez, ejercieron la maternidad intensamente:
Olimpíade, mimando quizás en demasía a su hijo —tan necesitado de ese afecto
que llamó con el nombre de madre también a otras mujeres⁷—, trató de allanarle
por todos los medios posibles el camino trazado para él; Cleopatra, medio madre,
⁶ El oráculo de Amón estaba en el oasis de Siwah (a unos 00 km. al oeste de Tebas). Cf. Plu. Alex.
2 . – : α τὸς δὲ Ἀλέξανδρος ἐν ἐπιστολῇ πρὸς τὴν μητέρα φησὶ γεγονέναι τινὰς α τῷ μαντείας
ἀπορρήτους, ἃς α τὸς ἐπανελθὼν φράσει πρὸς μόνην ἐκείνην. ἔνιοι δέ φασι τὸν μὲν προφήτην
Ἑλληνιστὶ βουλόμενον προσειπεῖν μετά τινος φιλοφροσύνης «ὦ παιδίον», ἐν τῷ τελευταίῳ τῶν
φθόγγων πὸ βαρϐαρισμοῦ πρὸς τὸ σῖγμα ἐξενεχθῆναι καὶ ε πεῖν, «ὧ παιδίος», ἀντὶ τοῦ νῦ τῷ
σῖγμα χρησάμενον, ἀσμένῳ δὲ τῷ Ἀλεξάνδρῳ τὸ σφάλμα τῆς φωνῆς γενέσθαι καὶ διαδοθῆναι
λόγον ὡς παῖδα Διὸς α τὸν τοῦ θεοῦ προσειπόντος. «El propio Alejandro declara en una carta
a su madre haber recibido ciertas profecías secretas que él le explicaría a ella sola a su regreso. Hay
quienes a rman que el sacerdote, al dirigirle la palabra en griego con términos afectuosos, había
querido llamarlo “¡Hijo mío!” (paidíon) pero que, en el último sonido, a causa de su pronunciación
bárbara, había emitido una s y había dicho: “¡Hijo de Zeus!” (paidiós), sustituyendo la n por una s.
Y añaden que la equivocación llenó de contento a Alejandro, y que se propagó el rumor de que el
dios se había dirigido a él llamándolo hijo de Zeus».
⁷ Cf. Noguera Borel 1 : 3– .
3
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Síncrisis apócrifa de Plutarco: Olimpíade y Cleopatra
medio esposa de su hermano menor, cuando concibió de César un hijo que
podría ser el monarca que continuara la dinastía ptolemaica, pero también el
que abriera de nuevo en Roma una línea monárquica, no dudó en dejarse guiar
por su instinto materno, abandonar Egipto e instalarse en Roma. Las Idus de
marzo del año 0 desde la fundación de la Ciudad lo impidieron.
2. Olimpíade
Da comienzo la historia de Olimpíade, la poderosa esposa del rey Filipo de
Macedonia y madre del gran Alejandro: una mujer decidida y capaz, con
objetivos claros por los que luchó con pasión toda su vida en un mundo de
hombres.
Olimpíade tuvo cuatro nombres diferentes que señalan sucesivas etapas
de su compleja vida: Políxena, Mirtale, Olimpíade y Estratonice⁸. De niña
se llamó Políxena, «la muy hospitalaria», un nombre que la vinculaba con
una mítica princesa troyana, hija de Príamo y de la que Aquiles se enamoró;
más tarde, al casarse con Filipo, tomó el nombre de Mirtale, en alusión al
mirto, planta utilizada en los ritos dionisíacos de los que era seguidora; luego
Olimpíade, como el lugar donde Filipo obtuvo una victoria con sus caballos
durante unos juegos el mismo día que nació su hijo Alejandro y, ya cerca del
nal de su vida, cuando tuvo que demostrar que era capaz de llevar a cabo una
guerra —y ganarla— frente a su rival Eurídice, tomó el nombre de Estratonice,
«victoria del ejército». Su vida tuvo como objetivo asegurar que primero su
hijo Alejandro y después su nieto del mismo nombre ocupasen el trono de
Macedonia, una tarea nada fácil, pues la corte macedónica consideró a menudo
a Olimpíade como una extranjera y a su hijo Alejandro, en alguna ocasión,
como un bastardo real que no merecía el trono.
Hija de Neoptólemo del Epiro, rey de los molosos⁹, la pérdida de sus pa-
dres en sus primeros años fue, quizás, un primer aviso de que su vida no iba
a ser fácil: vivió en el Epiro bajo la tutela de su tío Arribas, rey de Molosia,
y Filipo de Macedonia la vio por primera vez en Samotracia durante unos
ritos mistéricos¹⁰ en los que participaban ambos, muy jóvenes entonces, pues,
como muchas mujeres epirotas, Olimpíade era adepta a los ritos orgiásticos
⁸ Cf. Plu. De Pyth. 14.
⁹ Su pertenencia a la dinastía Eácida hacía de su hijo Alejandro un descendiente de Aquiles y con rió
a Olimpíade un extraordinario prestigio. Cf. Plu. Alex. 2.1. Cf. también D.S. 1 .1. .
¹⁰ En honor de los Cabiros, posibles genios de la fecundidad, a los que se rendía culto en tierras de
Beocia, Tebas, Lemnos, Imbros y Samotracia.
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y al culto dionisíaco¹¹. Filipo se enamoró inmediatamente de Olimpíade, aun-
que ya estaba casado, pues en la corte de Macedonia era habitual la práctica
de la poligamia¹², utilizada como arma política para consolidar alianzas con
otros estados. Algunas de las mujeres de Filipo no eran consideradas legítimas
—como Filina, madre de Filipo Arrideo—; en el caso de Olimpíade, al ser una
princesa, Filipo tuvo que pedirla en matrimonio a su tío Arribas, estableciendo
además una alianza muy bene ciosa para asegurar la frontera occidental de
Macedonia¹³. Esta poligamia puede explicar, en cierto modo, la compleja histo-
ria y personalidad de Olimpíade y su lucha por mantener el poder para su hijo,
primero, y para su nieto, después, frente al resto de los vástagos del rey.
Ya en Pella, a la sazón capital de Macedonia, no hubo armonía entre Olim-
píade y Filipo: Olimpíade siempre estuvo rodeada de un halo misterioso, de
prodigios y sueños premonitorios, en especial antes del nacimiento de Alejan-
dro, cuando soñó que un rayo caía en su vientre prendiendo un fuego que se
dispersaba por todas partes¹⁴,y Filipo también soñó con la imagen de un león
que sellaba el vientre de su mujer¹⁵. Otro prodigio asombroso fue la presencia
de dos águilas juntas sobre el tejado del palacio de Pella durante el parto de
Alejandro, que se interpretó como que el recién nacido reinaría algún día sobre
¹¹ Plu. Alex. 2. – : ἕτερος δὲ περὶ τούτων ἐστὶ λόγος, ὡς πᾶσαι μὲν α τῇδε γυναῖκες ἔνοχοι τοῖς
ρφικοῖς οὖσαι καὶ τοῖς περὶ τὸν Διόνυσον ργιασμοῖς […], πολλὰ […] Θρῄσσαις μοια δρῶσιν,
[…], ἡ δὲ λυμπιὰς μᾶλλον ἑτέρων ζηλώσασα τὰς κατοχάς καὶ τοὺς ἐνθουσιασμοὺς ἐξάγουσα
βαρϐαρικώτερον φεις μεγάλους χειροήθεις ἐφείλκετο τοῖς θιάσοις, ο πολλάκις ἐκ τοῦ κιττοῦ
καὶ τῶν μυστικῶν λίκνων παραναδυόμενοι καὶ περιελιττόμενοι τοῖς θύρσοις τῶν γυναικῶν καὶ
τοῖς στεφάνοις ἐξέπληττον τοὺς ἄνδρας. «Existe otra tradición acerca de este punto, según la cual
todas las mujeres del país, que se entregan a los ritos ór cos y a los cultos orgiásticos de Dioniso
[…], realizan muchas prácticas semejantes […] a las mujeres tracias […] y que Olimpíade, que era
más devota que otras a estas actividades fanáticas y se dejaba transportar de manera más bárbara
por los delirios inspirados por la divinidad, solía llevar a los cortejos báquicos grandes culebras
domesticadas, que, al emerger con frecuencia de la hiedra y de las cestas místicas y enroscarse en
los tirsos de las mujeres y en las guirnaldas, provocaban el pavor de los hombres».
¹² Cf. Plu. Comp. Demetr. Ant. 4: ἔτι Δημήτριος μέν, ο κεκωλυμένον, ἀλλ’ ἀπὸ Φιλίππου καὶ Ἀλεξάν-
δρου γεγονὸς ἐν ἔθει τοῖς Μακεδόνων βασιλεῦσιν, ἐγάνει γάνους πλείονας, ὥσπερ Λυσίμαχος καὶ
Πτολεμαῖος. «En el caso de Demetrio, tal como era la costumbre de los reyes de Macedonia, desde
los tiempos de Alejandro y Filipo (era lo habitual y no estaba prohibido), tuvo muchas esposas
legítimas, al igual que Lisímaco y Ptolomeo».
Ath. 13. , menciona varias esposas de Filipo, además de Olimpíade: Audata, una princesa Iliria,
Fila de Elimea, Nicesípolis de Feras (Tesalia), Meda de Odeso, princesa tracia, y Cleopatra Eurídice
de Macedonia, de la nobleza de Pella, sobrina de su amigo y compañero de armas, Átalo. Además
tuvo como concubina a la bailarina Filina de Larisa.
¹³ Cf. Plu. Alex. 2.1–2.
¹⁴ Cf. Plu. Alex. 2.3–4.
¹⁵ Recordemos que la madre de Pericles, Agarista, soñó que paría un león, según cuenta Hdt. .131.
El sueño de Filipo lo interpretó, entre otros, Aristandro de Telmeso, como el anuncio del embarazo
de un niño que algún día llegaría a ser tan poderoso como un león. Cf. Plu. Alex. 2. .
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Síncrisis apócrifa de Plutarco: Olimpíade y Cleopatra
dos imperios¹⁶. Todo esto generó cierta descon anza en Filipo, que empezó
a vigilar a su esposa hasta que creyó ver en una ocasión que junto a ella yacía
una serpiente y mandó un emisario a Delfos para consultar el oráculo. Este le
respondió que debía hacer un sacri cio a Amón y que perdería el ojo con el
que había visto a su esposa acostada con el dios metamorfoseado en serpiente¹⁷.
No obstante, el matrimonio tuvo después otra hija: Cleopatra.
Filipo, después de derrotar a los griegos en Queronea, decidió casarse de
nuevo y en esta ocasión la elegida fue una noble macedonia, Cleopatra Eurídice,
pariente de Átalo, o cial de su ejército. Con esta boda Olimpíade, que dejó
de ser reina, fue repudiada y relegada a ocupar solo el papel de madre del,
todavía, heredero al trono de Macedonia. Este nuevo matrimonio de Filipo
provocó, no solo la hostilidad y descon anza de Olimpíade, sino también un
alejamiento entre Alejandro y su padre¹⁸. Así las cosas, Olimpíade se marchó
al Epiro, donde gobernaba su hermano, con la acuciante preocupación de que,
si Filipo y su nueva esposa llegaban a tener un hijo, la posición de Alejandro
se tambalearía, ya que sería desplazado de su derecho al trono.
Su ausencia de Macedonia apenas duró un año, ya que regresó, en cuanto se
enteró de la muerte de Filipo, sin mostrar tristeza alguna. Surgieron, entonces,
¹⁶ Just. 12.1 .4– . Prodigia magnitudinis eius ipso ortu nonnulla apparuere. Nam ea die, qua natus
est, duae aquilae tota die perpetes supra culmen domus patris eius sederunt, omen duplicis imperii,
Europae Asiaeque, praeferentes . «Algunos prodigios de su grandeza aparecieron el mismo día de su
nacimiento. En efecto, el día que nació, dos águilas se posaron durante todo el día sin interrupción
en el tejado de la casa de su padre, anunciando el presagio del doble imperio de Europa y Asia».
¹⁷ Cf. Plu. Alex. 2. y 3.1. También Just. 11.1.2– y Paus. 4.14. .
¹⁸ Plu. Alex. . –11: ἐκφανεστάτην δὲ Ἄτταλος παρέσχεν ἐν τοῖς Κλεοπάτρας γάμοις, ἣν Φίλιππος
ἠγάγετο παρθένον, ἐρασθεὶς παρ’ ἡλικίαν τῆς κόρης, θεῖος γὰρ ὢν α τῆς Ἄτταλος ἐν τῷ πότῳ
μεθύων παρεκάλει τοὺς Μακεδόνας α τεῖσθαι παρὰ θεῶν γνήσιον ἐκ Φιλίππου καὶ Κλεοπάτρας
γενέσθαι διάδοχον τῆς βασιλείας, ἐπὶ τούτῳ παροξυνθεὶς Ἀλέξανδρος καὶ ε πών, «ἡμεῖς δέ σοι,
κακὴ κεφαλὴ, νόθοι δοκοῦμεν;» ἔϐαλε σκύφον ἐπ’ α τόν, δὲ Φίλιππος ἐπ’ ἐκεῖνον ἐξανέστη
σπασάμενος τὸ ξίφος, ε τυχίᾳ δὲ ἑκατέρου διὰ τὸν θυμὸν καὶ τὸν ο νον ἔπεσε σφαλείς, δὲ
Ἀλέξανδρος ἐφυϐρίζων, «οὗτος μέντοι», ε πεν, «ἄνδρες, ε ς Ἀσίαν ἐξ Ε ρώπης παρεσκευάζετο
διαϐαίνειν, ς ἐπὶ κλίνην ἀπὸ κλίνης διαϐαίνων ἀνατέτραπται». μετὰ ταύτην τὴν παροινίαν
ἀναλαϐὼν τὴν λυμπιάδα καὶ καταστήσας ε ς πειρον α τὸς ἐν λλυριοῖς διέτριϐεν. «El
enfrentamiento más abierto de todos lo causó Átalo, en la boda de Cleopatra, una doncella que
desposó Filipo, enamorado de la muchacha a pesar de la diferencia de edad. Átalo, que era tío de
ella, borracho en el banquete, invitó a los macedonios a rogar a los dioses que de la unión de Filipo
y Cleopatra naciera un hijo legítimo, heredero del reino. Furioso Alejandro por esto, exclamó: “¿Es
que yo, mala cabeza, te parezco ser un bastardo?”. Y al propio tiempo le tiró una copa. Entonces
Filipo se levantó y se dirigió hacia él con la espada desenvainada, pero por suerte para ambos la ira
y el vino le hicieron resbalar y caer. Alejandro dijo con tono insultante entonces: “Ese es, señores,
el que se preparaba para pasar de Europa a Asia, el que al pasar de un lecho a otro se ha caído
patas arriba”. Después de esta reyerta causada por la embriaguez, Alejandro cogió a Olimpíade
y la llevó a vivir al Epiro, y él mismo se quedó entre los ilirios».
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rumores de que la epirota podría haber instigado la muerte del rey¹⁹ para
favorecer a su hijo y, a pesar de la inmediata ejecución de su asesino Pausanias,
la autoría no quedó clara y Alejandro habría de defenderse de los rumores,
alegando que la muerte de su padre había sido el resultado de una conjura
palaciega²⁰.
Dos años después Olimpíade se despidió de su hijo, que marchaba a la con-
quista de Asia y al que ya no volvió a ver: esta fue, posiblemente, la etapa más
feliz de la vida de la reina, pues ocupó una posición de privilegio en Macedonia,
manteniendo con Alejandro una correspondencia uida²¹ en la que madre
e hijo comentaban todo tipo de asuntos políticos y familiares. Fue entonces
cuando Olimpíade ordenó asesinar a la última esposa legítima de Filipo y a su
hijo²², acción que mereció el reproche de Alejandro, aunque él mismo, antes de
su partida, también había ordenado acabar con otros miembros de esa familia²³.
Olimpíade actuó como regente de Macedonia junto con Antípatro²⁴, uno de
los generales más leales de Filipo y el hombre que había ayudado a Alejandro
¹⁹ Cf. Just. . .1–4.
²⁰ Cf. Arr. An. 2.14. : τοῦ δὲ πατρὸς ἀποθανόντος πὸ τῶν ἐπιϐουλευσάντων, οὓς μεῖς συνετάξατε,
ὡς α τοὶ ἐν ταῖς ἐπιστολαῖς πρὸς ἅπαντας ἐκομπάσατε. «Mi padre pereció por obra de unos
conspiradores que vosotros mismos conjurasteis según con esan vuestras mismas cartas y de las
que tanto os vanagloriáis ante todo el mundo».
²¹ Plu. Alex. 3 . –13: πολλάκις δὲ […] τῆς λυμπιάδος γραφούσης ἐφύλαττεν ἀπόρρητα τὰ γράμ-
ματα, πλὴν ἅπαξ φαιστίωνος, ὥσπερ ε ώθει, λυθεῖσαν ἐπιστολήν α τῷ συναναγινώσκοντος
ο κ ἐκώλυσεν, ἀλλὰ τὸν δακτύλιον ἀφελόμενος τὸν α τοῦ προσέθηκε τῷ ἐκείνουστόματι τὴν
σφραγῖδα. […] τῇ δὲ μητρὶ πολλὰ μὲν ἐδωρεῖτο καὶ κατέπεμπεν, ο κ ε α δὲ πολυπραγμονεῖν
ο δὲ παραστρατηγεῖν ἐγκαλούσης δὲ πρᾴως ἔφερε τὴν χαλεπότητα. πλὴν ἅπαξ ποτὲ Ἀντιπά-
τρου μακρὰν κατ’ α τῆς γράψαντος ἐπιστολήν ἀναγνοὺς ἀγνοεῖν ε πεν Ἀντίπατρον τι μυρίας
ἐπιστολὰς ἓν δάκρυον ἀπαλείφει μητρός. «Numerosas cartas […] le escribió Olimpíade, pero
él las guardaba en secreto, excepto una sola vez en que Hefestión estaba leyendo con él, como
acostumbraba, una carta desatada; Alejandro no se lo impidió, pero se quitó el anillo y le puso
el sello en la boca. […] Obsequiaba a su madre y le enviaba muchos regalos, pero no le permitía
inmiscuirse en sus asuntos, ni intervenir en el mando del ejército; ella se lo reprochaba, pero él
toleraba con dulzura su mal humor. Excepto una sola vez que, cuando Antípatro le escribió una
extensa carta contra ella, dijo después de leerla que Antípatro ignoraba que una sola lágrima de
una madre borra diez mil cartas». Cf. Plu. Regum, 1 0 D.
²² Cf. Paus. . . .
²³ Just. 11. .1: Proficiscens ad Persicum bellum omnes novercae suae cognatos, quos Philippus in excel-
siorem dignitatis locum provehens imperiis praefecerat, interfecit . «Al marchar a la guerra contra
los persas, mató a todos los parientes de su madrastra, a los que Filipo había elevado al más alto
grado de dignidad y había con ado puestos de mando».
²⁴ Cf. Arr. 1.11.3.
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Síncrisis apócrifa de Plutarco: Olimpíade y Cleopatra
a convertirse en rey; sin embargo, las relaciones entre ellos nunca fueron bue-
nas²⁵ y sus continuos enfrentamientos eran bien conocidos por Alejandro que,
en la distancia, intentaba suavizarlos²⁶.
Cuando tras once años de campañas arriesgadas y peligrosas murió Alejan-
dro en Babilonia, Olimpíade se quedó sola y cambió su objetivo político: era
el momento de garantizar el ascenso al trono de su nieto, el hijo de Alejan-
dro y Roxana, princesa de Bactria. Y, una vez más, buscó refugio en el Epiro
junto a su hija Cleopatra, reina de aquel país, pues la muerte de Alejandro
había hecho estallar la rivalidad entre los posibles sucesores de la soberanía
macedónica y Olimpíade decidió participar en estas luchas para asegurar el
trono a su nieto. Comienza entonces a maquinar una política de relaciones
matrimoniales para poner freno a las ambiciones de los pretendientes a suceder
a Alejandro: Perdicas, en esos momentos regente del pequeño Alejandro y de
su tío Filipo Arrideo, había querido fortalecer su posición casándose con la hija
de Antípatro, pero Olimpíade le ofreció la mano de su hija Cleopatra y Perdicas
aceptó; Antípatro se sintió insultado y el resultado fue una guerra civil en la
que, si bien Antípatro venció y se convirtió en el nuevo regente de la familia
real, murió muy pronto. En su lecho de muerte dejó como sucesor a su general
Poliperconte²⁷. Esta decisión enfureció al hijo de Antípatro, Casandro, que se
negó a reconocer a Poliperconte como regente; como respuesta, este se preparó
para combatir y pidió a Olimpíade que regresara a Macedonia para hacerse
cargo de la protección de su nieto. Olimpíade, a pesar de que en el Epiro estaba
²⁵ Cf. D.S. 1 .11 .1.
²⁶ Arr. .12. – : ἐπεὶ ο δὲ ἐπαύοντο Ἀλεξάνδρῳ γράφοντες μὲν τὴν α θάδειάν τε τῆς λυμπιάδος
καὶ ξύτητα καὶ πολυπραγμοσύνην, κιστα δὴ τῇ Ἀλεξάνδρου μητρὶ ε σχήμονα, ὥστε καὶ λόγος
τις τοιόσδε ἐφέρετο Ἀλεξάνδρου ἐφ’ ο ς πὲρ τῆς μητρὸς α τῷ ἐξηγγέλλετο, βαρὺ δὴ τὸ ἐνοίκιον
τῶν δέκα μηνῶν ε σπράττεσθαι α τοῦ τὴν μητέρα. ἡ δέ, πέρογκον ε ναι τῇ τε ἀξιώσει καὶ τῇ ἄλλῃ
θεραπείᾳ Ἀντίπατρον ο δὲ μεμνῆσθαι τοῦ καταστήσαντος ἔτι, ἀλλ’ α τὸν γὰρ ἀξιοῦν τὰ πρῶτα
φέρεσθαι ἐν τοῖς ἄλλοις Μακεδόσι τε καὶ Ἕλλησι. «En efecto, no dejaban de escribir a Alejandro;
aquél aludía al recio carácter, acritud e intromisión de Olimpíade, defectos poco adecuados para
quien era la madre de Alejandro, de suerte que se había divulgado un casual comentario acerca de
las cosas que de su madre le comunicaban, según el cual decía Alejandro de su madre que le estaba
cobrando muy alto precio por haberle tenido en su vientre nueve meses. Por su parte Olimpíade
decía que Antípatro era un insolente que se apoyaba en la estima y adulación con que se le trataba,
y que no se acordaba ya de quién le había posibilitado acceder a tan alto puesto, sino que ya solo
buscaba ser estimado como hombre principal sobre los demás macedonios y griegos». Es posible
que estas desavenencias entre Olimpíade y Antípatro motivaran una nueva marcha de Olimpíade
al Epiro (cf. D.S. 1 .4 .4 y Paus. 1.11.3) y el intercambio de posiciones en Macedonia y el Epiro
entre Olimpíade y su hija Cleopatra, una decisión que Alejandro señaló como un acierto (cf. Plu.
Alex. .4).
²⁷ Cf. D.S. 1 .4 .4.
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apoyada por sus familiares y hombres leales a su causa²⁸, decidió regresar
a Macedonia con la ayuda de los ejércitos de Poliperconte, que permaneció
como regente.
Durante estos enfrentamientos, Olimpíade demostró su gran inteligencia
política y su empuje: mediante una intensa correspondencia ayudó a mantener
la alianza de los comandantes de las unidades de élite, los denominados Escudos
de Plata, y a comandar a los ciudadanos áticos, que sentían un gran respeto por
ella²⁹; también buscó un preceptor adecuado para su nieto³⁰ y, sobre todo, se
enfrentó militarmente a Casandro, uniéndose a las fuerzas de su nuera Roxana,
marchó a Macedonia con un ejército y venció en la primera batalla: la esposa de
Filipo Arrideo, Eurídice, reina de Macedonia y aliada de Casandro, encabezaba
las fuerzas contrarias y, cuando las dos formaciones se encontraron en el campo
de batalla, al ver a Olimpíade, los soldados de Eurídice se rindieron y le pidieron
perdón, pues no querían luchar contra la madre del gran Alejandro³¹.
Olimpíade, ya dueña de Macedonia, para atajar previsibles trampas, tomó
crueles y estratégicas decisiones: decretó la muerte de Filipo Arrideo, de su
mujer Eurídice y la de unos cien seguidores de Casandro, entre ellos su hermano
Nicanor³²; Casandro, que estaba en el Peloponeso, avanzó hacia Macedonia,
consiguió capturar a Olimpíade en Pidna³³, en donde se había refugiado junto
a su nieto, y ordenó su muerte, sin juicio y sin permitir que se defendiera³⁴. Los
soldados macedonios se negaron a matarla alegando que nunca le quitarían la
vida a la madre de su venerado jefe, de modo que Casandro se alió con nobles
perjudicados por Olimpíade³⁵ y así consiguió acabar con ella. La muerte de
Olimpíade fue un ejemplo de dignidad y serena aceptación de la derrota³⁶,
²⁸ Entre ellos Éumenes, que le sugirió que se quedara allí hasta que acabaran los con ictos (cf. D.S.
1 . .2–4).
²⁹ Cf. D.S. 1 . .2.
³⁰ Pidió a Éumenes que se hiciera cargo de su educación (cf. Plu. Eum. 13.1).
³¹ Cf. D.S. 1 .11.1.
³² Cf. D.S. 1 .11.1–2, donde se describe el tipo de muerte que sufrió cada uno.
³³ La huida de Olimpíade y Alejandro IV a Pidna la cuenta D.S. 1 .3 . y 1 . 2.4.
³⁴ Cf. D.S. 1 . 1.4.
³⁵ Cf. D.S. 1 .4 – 0 y 1 . 1. .
³⁶ Just. 14. –11: Sed Olympias ubi obstinatos venire ad se armatos videt, veste regali, duabus ancillis
innixa ultro obviam procedit. Qua visa percussores adtoniti fortuna maiestatis prioris et tot in ea
memoriae occurrentibus regum suorum nominibus substiterunt, donec a Cassandro missi sunt, qui
eam confoderent, non refugientem gladium sed nec vulnera aut muliebriter vociferantem, sed virorum
fortium more pro gloria veteris prosapiae morti succumbentem, ut Alexandrum posses etiam in
moriente matre cognoscere. 12 Compsisse insuper expirans capillos et veste crura contexisse fertur, ne
quid posset in corpore eius indecorum videri. 13 Post haec Cassander Thessalonicen, regis Arridaei
filiam, uxorem duxit; filium Alexandri cum matre in arcem Amphipolitanam custodiendos mittit. 
«Olimpíade, cuando ve venir hacia ella a hombres armados, va voluntariamente a reunirse con ellos,
vestida con su atuendo real y apoyándose en dos de sus doncellas. Los verdugos, al contemplarla,
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Síncrisis apócrifa de Plutarco: Olimpíade y Cleopatra
aunque murió, no como una diosa, sino como una reina, pues su hijo no tuvo
tiempo de divinizarla antes de morir, como había sido su deseo³⁷.
Casandro, probablemente por miedo a levantar al pueblo macedonio contra
su gobierno, en un primer momento conservó con vida a Roxana y a su hijo,
también capturados en Pidna, pero prohibió tratarlos como miembros de la
familia real y los hizo matar poco tiempo después, poniendo así n a la dinastía
que había gobernado Macedonia durante varios siglos.
La imagen que la posteridad tuvo de Olimpíade fue la de una poderosa
reina envuelta en misterio y con una negra leyenda de mujer cruel, violenta,
neurótica, obsesiva, vengativa y ambiciosa, aunque, en realidad, quizás fue solo
una mujer que supo enfrentarse a las adversidades y a los obstáculos y que,
dotada de gran visión política, supo aprovechar su posición de poder y aprendió
a ganar y perder en un mundo de hombres, en su continua lucha para asegurar
el poder a su descendencia.
3. Cleopatra
Hablaremos ahora en nuestra comparación de la mujer a quien solo un nombre
le basta para ser reconocida, la egipcia Cleopatra, hija del faraón Ptolomeo Au-
letes, séptima de las mujeres de su familia así llamadas y última gobernante de
la dinastía grecomacedónica de los Lágidas. Su nombre y uno de sus sobrenom-
bres, Filopátor, nos hablan de la gloria del padre y de su amor por él, aunque en
el de Cleopatra resuene especialmente el eco de la Macedonia de Alejandro³⁸.
Los otros apelativos que recibió, Nova Thea, Neótera, ponen de mani esto
el carácter divino de la realeza faraónica que ella, orgullosa de su origen³⁹,
se sorprendieron con el recuerdo de su antigua dignidad real, y con los nombres de tantos de sus
reyes, que les vinieron a la memoria en relación con ella, se detuvieron, hasta que Casandro envió
a otros a despacharla; no se aparta de la espada ni del golpe, ni grita como una mujer, sino que se
somete a la muerte como el hombre más valiente, y conforme a la gloria de su antigua prosapia,
para que pudieses reconocer a Alejandro incluso en su madre moribunda. Al expirar, también, se
dice que se arregló el cabello y se cubrió los pies con su túnica, para que no pudiese verse en su
cuerpo nada impropio de ella. Después de esto Casandro se casó con Tesalónica, la hija del rey
Arrideo; pone bajo custodia al hijo de Alejandro junto con su madre en la ciudadela de Anfípolis».
³⁷ Alejandro tiempo atrás, durante la campaña de la India, había proyectado la divinización para ella
(cf. Curt. . .2 –2). Por otra parte, Filipo, después de la batalla de Queronea mandó construir en
Olimpia un homenaje a sí mismo y a su familia: el Filipeo, donde estarían, además de él, su padre,
Amintas III; su madre, Eurídice, Alejandro, hijo y heredero, y Olimpíade.
³⁸ La hermana de Alejandro y la última esposa de Filipo II también llevaron ese nombre. Como
también lo llevaron la madre de Cleopatra —que fue quizás Cleopatra VI Trifena— y la hija que
tuvo con Marco Antonio, Cleopatra Selene, hermana gemela de Alejandro Helios.
³⁹ Estos títulos están atestiguados en las monedas acuñadas por Cleopatra. Cf. Cabello Briones 201 :
10 –11 .
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supo aunar con los elementos helenísticos que tan eminente posición dieron
a las mujeres en Egipto. Porque, además de por su apariencia, destacable en
hermosura⁴⁰, Cleopatra, al recibir una educación esmerada a cargo de su tutor
Filóstrato, quien le enseñó oratoria y losofía, se convirtió muy pronto en
una persona atractiva, de brillante inteligencia y de hermosa voz, capaz de
expresarse no solo en su lengua materna, el griego, sino en muchas otras,
siendo ella la primera de su dinastía en hablar el egipcio⁴¹.
Desde la infancia compartió los problemas de gobierno con su padre, endeu-
dado con los romanos y en débil posición para conservar el trono. Habiéndose
exiliado este en diferentes cortes y habiendo permanecido en Roma durante
un año, allí lo acompañó Cleopatra, aún muy niña, y allí conoció a personajes
destacados de la política⁴², entre ellos a Pompeyo en cuya casa se alojó.
Las relaciones entre los hijos de Ptolomeo Auletes fueron complejas y vio-
lentas a partir de la actuación de su hija mayor, Berenice, usurpadora del poder
durante el exilio de su padre y asesinada al regreso de este; poco después,
la muerte del rey dejó en el trono a Cleopatra, casada a los veinte años con
uno de sus hermanos menores. Esta alianza matrimonial fue breve, ya que las
disensiones internas abocaron a un con icto que llevó a Cleopatra al exilio.
Y como telón de fondo de esta situación, la guerra, igualmente civil, de Roma
entre César y Pompeyo tuvo gran repercusión en un Egipto que, si bien al
principio había apoyado a Pompeyo⁴³, después de Farsalia se pasó al bando
⁴⁰ D.C. 34.4– : ἄλλως τε γὰρ περικαλλεστάτη γυναικῶν ἐγένετο, καὶ τότε τῇ τῆς ὥρας ἀκμῇ πολὺ
διέπρεπε «Porque era, de hecho, la más bella de las mujeres y entonces, en la or de la juventud,
se distinguía especialmente».
⁴¹ Plu. Ant. 2 .3–4: ἡδονὴ δὲ καὶ φθεγγομένης ἐπῆν τῷ χῳ: […] α τὴ δι’ α τῆς ἀπεδίδου τὰς
ἀποκρίσεις, ο ον Α θίοψι, Τρωγλοδύταις, Ἑϐραίοις, Ἄραψι, Σύροις, Μήδοις, Παρθυαίοις. πολλῶν
δὲ λέγεται καὶ ἄλλων ἐκμαθεῖν γλώττας, τῶν πρὸ α τῆς βασιλέων ο δὲ τὴν Α γυπτίαν ἀνασχο-
μένων παραλαϐεῖν διάλεκτον, ἐνίων δὲ καὶ τὸ μακεδονίζειν ἐκλιπόντων. «Provocaba placer el
simple sonido de su voz, […] ella misma era la que por sus propios medios daba audiencia, ya
fuera a etíopes, trogloditas, hebreos, árabes, sirios, medos o partos. Se dice que había aprendido
a hablar en muchas lenguas, cuando precisamente los reyes anteriores a ella ni siquiera se habían
preocupado de aprender la lengua egipcia, con ando alguno nada más que en su dialecto de
Macedonia».
⁴² Respecto a los con ictos económicos y dinásticos de Egipto y su repercusión en Roma, dan
cumplida cuenta D.C. 3 .12–14.3 y – y Str. 12.3.34.
⁴³ App. BC 2.10. 1: λέγονται: δὲ καὶ ἀπ’ Α γύπτου νῆες ἑξήκοντα α τῷ παραγενέσθαι παρὰ τῶν
Α γύπτου βασιλέων, Κλεοπάτρας τε καὶ τοῦ ἀδελφοῦ, παιδὸς ἔτι ντος. «Se dice que se presenta-
ron a él [a Pompeyo] sesenta naves procedentes de Egipto, enviadas por los reyes de este país,
Cleopatra y su hermano, que era, a la sazón, un niño». Υ 2. 12. 4: μὲν δὴ […] ἐς τὴν Α γυπτον
ἔπλει: ἄρτι δ’ ἐκπεσούσης ἀπ’ Α γύπτου Κλεοπάτρας, ἣ τῷ ἀδελφῷ συνῆρχε, καὶ στρατὸν ἀμφὶ
τὴν Συρίαν ἀγειρούσης, «Y Pompeyo […] navegó hasta Egipto, en un momento en que hacía poco
que había sido expulsada de este país Cleopatra, la cual había compartido el trono con su hermano
y se hallaba en Siria reuniendo un ejército».
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Síncrisis apócrifa de Plutarco: Olimpíade y Cleopatra
vencedor. Un ciego azar convirtió entonces a César en árbitro del destino de
Egipto y con rió a Cleopatra el protagonismo que la Historia le reconoce.
Ya hemos dicho en la biografía de César⁴⁴ que, después de que Teódoto, el
preceptor del joven rey, le presentara la cabeza de Pompeyo y él mostrara
su dolor, dio comienzo su intervención en la guerra civil entre los hermanos
y esposos por razones poco claras⁴⁵, pero en las que nunca estuvo ausente la
del amor que le unió con Cleopatra. Porque, como quiera que Potino, tutor
de Ptolomeo, la hubiera desterrado meses antes, César «en secreto mandó
buscar fuera del país a Cleopatra»⁴⁶, o según otros fue ella misma la que,
conocedora del carácter enamoradizo de César, le envió un mensaje pidiéndole
que le permitiera exponer su causa en persona⁴⁷. Fuera como fuese, no solo el
ingenioso modo en que esta se presentó ante él, sino también el encanto que
irradiaba su persona lo cautivaron de tal modo que no dudó en inmiscuirse en
el con icto fraternal hasta resolverlo⁴⁸.
Su intervención en Alejandría acarreó a César grandes problemas⁴⁹: hubo de
⁴⁴ Cf. Plu. Caes. 4 .2.
⁴⁵ Cf. Plu. Caes. 4 . . τὸν δὲ α τόθι πόλεμον ο μὲν ο κ ἀναγκαῖον. ἀλλ’ ἔρωτι Κλεοπάτρας ἄδοξονα τῷ καὶ κινδυνώδη γενέσθαι λέγουσιν. «En cuanto a la guerra de allí, unos dicen que no era
necesaria y que emprendió solo por amor a Cleopatra esta campaña, que no le dio ninguna gloria
y estuvo erizada de peligros».
⁴⁶ Cf. Plu. Caes. 4 . .
⁴⁷ Cf. D.C. 2.34.3.
⁴⁸ Cf. Plu. Caes. 4 .2–3. D.C. 2.3 .1. δὲ δὴ Καῖσαρ δών τε α τὴν καί τι φθεγξαμένης ἀκούσας οὕτως
ε θὺς ἐδουλώθη ὥστε α τίκα πό τε τὴν ἕω τόν τε Πτολεμαῖον μεταπέμψασθαι καὶ συναλλάξαι
σφᾶς ἐπιχειρῆσαι: ς γὰρ δικαστὴς πρότερον ἠξιοῦτο ε ναι, τότε ταύτῃ συνεδίκει. «César en
cuanto la vio y la oyó hablar quedó tan subyugado que antes del alba mandó llamar a Ptolomeo
e intentó reconciliarlos; así se convertía en defensor de la mujer de quien previamente había
considerado ser un digno juez». Hirt., B. Alex. 33.2: Caesar Aegypto atque Alexandria potitus reges
constituit [ut] quos Ptolomaeus testamento scripserat atque obtestatus erat populum Romanum ne
mutarentur . «César, tras apoderarse de Egipto y de Alejandría, decidió que aquellos reyes a los
que Ptolomeo había escrito en su testamento y había puesto por testigo al pueblo romano no se
cambiaran».
⁴⁹ Cf. Plu., Caes. 4 .4–10. Luc. 10.4 – 0 : Nec puppibus ignis / incubuit solis: sed quae vicina fuere /
tecta mari, longis rapuere vaporibus ignem: / et cladem fovere Noti, […]. / Illa lues clausa paullum
revocavit ab aula / urbis in auxilium populos. Nec tempora cladis / perdidit in somnos, sed caeca nocte
carinis / insiluit Caesar, semper feliciter usus / praecipiti cursu bellorum, et tempore rapto. / Tunc
claustrum pelagi cepit Pharon. «Y no se abatió el incendio únicamente sobre las naves, sino que
los edi cios que estaban próximos al mar apresaron el fuego al alargarse las fogaradas, los notos
fomentaron el desastre, […]. Aquella calamidad retiró por breve tiempo del palacio sitiado a la
multitud de asaltantes para ir en ayuda de la ciudad. Y esos momentos de tragedia no los desperdició
César en el sueño, sino que en la oscuridad de la noche saltó sobre los bajeles —siempre había
hecho un uso afortunado de la celeridad en el curso de la guerra—, y cogiendo al vuelo la ocasión,
se apoderó ahora de Faros, llave del piélago». Suet. Caes. 4: Alexandriae circa oppugnationem
pontis eruptione hostium subita conpulsus in scapham pluribus eodem praecipitantibus, cum desilisset
in mare, nando per ducentos passus euasit ad proximam nauem, elata laeua, ne libelli quos tenebat
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sofocar una conspiración contra su vida por parte de los asesinos de Pompeyo;
sufrió la privación de agua y hubo de ver el terrible incendio que él mismo había
provocado para evitar un mal mayor y en el que se perdió el inestimable bien
de la Biblioteca; en la batalla junto a Faro estuvo a punto de perecer ahogado
y de perder sus apreciadas anotaciones, salvándose gracias a su pericia de
nadador y, por último, hubo de trabar un combate junto al Nilo donde se
produjo la derrota y desaparición del rey.
Estos episodios culminaron en el nombramiento de Cleopatra como reina de
Egipto⁵⁰, cuyo trono compartió con su otro hermano menor, de solo trece años,
Ptolomeo, que fue el siguiente marido de quien ya se había convertido en aman-
te de César. En un fastuoso viaje que hicieron Cleopatra y César remontando
el Nilo en cuatrocientas naves⁵¹, él satis zo su interés sobre las peculiaridades
de Egipto y ambos profundizaron en su trato. Cuando él comprendió que no
podía demorarse más y que debía partir hacia Asia para sofocar la revuelta
de Farnaces en Bitinia, ella estaba a punto de dar a luz al único hijo varón de
César, Ptolomeo Cesarión⁵².
Desde entonces, durante los tres últimos años de la vida y hechos de César⁵³,
que, como hemos narrado en su momento, fueron de una intensidad comparable
a los que vivió y realizó el propio Alejandro, podríamos a rmar con cierta
seguridad que, en paralelo a César, la reina de Egipto fue urdiendo, mediante
su audaz pero inteligente proceder, un plan que con riera a la gura del ya
casi divino general rasgos de realeza y, por ende, a su hijo Cesarión los de
futuro heredero suyo. En efecto, en este lapso de tiempo fue a Roma, siendo
inseguros los datos que tenemos sobre si permaneció allí desde el n de la
guerra de África y las ceremonias del triunfo en que su hermana Arsínoe
madefierent, paludamentum mordicus trahens, ne spolio poteretur hostis . «En Alejandría, con ocasión
de un asalto a un puente, se vio obligado, de resultas de una salida inesperada de los enemigos,
a saltar a una barca; mas como otros muchos soldados se precipitaban en aquella misma barca,
se arrojó al mar y a nado cubrió doscientos pasos hasta alcanzar la nave más próxima, con la
mano izquierda fuera del agua para que no se mojaran los documentos que llevaba, y cogido con
los dientes su manto de general para evitar que cayera en poder del enemigo como botín». Cf.
asimismo D.C. 42.40.2–4 y App. BC 2. 0.
⁵⁰ Cf. Plu. Caes. 4 .10.
⁵¹ Cf. App. 2. 0.
⁵² Luc. 10. 0. Et in media rabie, medioque furore, / et Pompeianis habitata manibus aula, / sanguine
Thessalicae cladis perfusus adulter / admisit Venerem curis, et miscuit armis / illicitosque toros, et non
ex coniuge partus. «Incluso en medio de su rabia y de su furia, y en el palacio habitado por los
manes de Pompeyo, él, bañado en la sangre de la catástrofe de Tesalia, hizo sitio en sus cuidados
a sus amores adúlteros, y mezcló con la guerra tálamos ilícitos y retoños no nacidos de una esposa
legítima».
⁵³ De nes de marzo del 4 a las idus de marzo del 44. Cf. Plu. Caes. 0– .
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Síncrisis apócrifa de Plutarco: Olimpíade y Cleopatra
des ló entre los vencidos hasta la muerte de César, o si viajó en dos ocasiones⁵⁴.
De cualquier modo, ya fuera por motivos políticos y de alianzas, ya fuera por
a anzar sus amores con César y, por tanto, el destino de su hijo, su presencia
en la ciudad no pasó inadvertida. Observada con descon anza por algunos, con
menosprecio por otros en razón del lujo y la soberbia de sus modales de reina,
trabó sin embargo alianzas y recibió reconocimientos y honores. Así, habiendo
cumplido César la promesa hecha antes de Farsalia de levantar un templo
a Venus Genetrix, la diosa originaria de su estirpe, colocó allí una hermosa
estatua de Cleopatra⁵⁵, de forma que con ello parecía establecer una relación
entre las dos. Si siempre tuvo consigo en Roma a Cesarión o no, lo ignoramos;
sin embargo, su hermano y esposo sí la acompañaba⁵⁶.
Cleopatra permaneció en Roma en los agitados momentos que sucedieron
a la muerte de César hasta que la apertura de su testamento puso n a sus
expectativas⁵⁷: el nombramiento de Octavio como su heredero y el silencio
sobre Cesarión la aconsejaron regresar a Egipto. En los trece años que mediaron
hasta su muerte, Cleopatra ejerció de reina y de diosa —su repetida vestimenta
de Isis así lo indica—, pero sobre todo persiguió como madre su objetivo más
querido, el de instaurar una dinastía uni cadora de dos imperios, el egipcio
y el romano, en la persona de su hijo Cesarión que, una vez muerto por veneno
Ptolomeo, fue nombrado regente con ella⁵⁸.
⁵⁴ Cf. D.C. 43.1 . Suet. Caes. 2.2 dilexit et reginas, […]; sed maxime Cleopatram, […] quam denique
accitam in urbem non nisi maximis honoribus praemiisque auctam remisit filiumque natum appellare
nomine suo passus est. Quem quidem nonnulli Graecorum similem quoque Caesari et forma et incessu
tradiderunt. M. Antonius adgnitum etiam ab eo senatui adfirmauit . «Amó también a reinas, […];
pero más que a ninguna a Cleopatra: […] a la que por último hizo venir a Roma y no la dejó
partir hasta que la hubo colmado con los mayores honores y presentes, permitiéndole además
que le pusiera su nombre al hijo que había tenido. Por cierto que algunos autores griegos nos han
transmitido que este hijo se parecía a César tanto en su gura como en su modo de andar. Marco
Antonio a rmó al Senado que aquel lo había incluso reconocido».
⁵⁵ Cf. App. BC 2.1 .102. Con relación a esta estatua de Cleopatrade la que habla Apiano, erigida en
Roma, en el templo de Venus Genetrix dentro del Foro Julio el 2 de septiembre del 4 a.C., hay que
señalar que en la habitación 1 de la Casa de Marco Fabio Rufo en Pompeya hay una pintura mural
que parece ser Venus con Cupido abrazándola, pero es más probable que sea una representación
de Cleopatra VII como Venus Genetrix, con su hijo Cesarión como Cupido, y que se pintara con
motivo de la fundación del templo. Cf. Duane Roller 2010: 1 , y Walker 200 : 3 –4 y 34 – .
⁵⁶ D.C. 43.2 .3. λθέ τε γὰρ ἐς τὸ ἄστυ μετὰ τοῦ ἀνδρός, καὶ ἐς α τοῦ τοῦ Καίσαρος ἐσῳκίσθη, ὥστε
καὶ [ἐπ’] ἐκεῖνον ἐπ’ ἀμφοτέροις σφίσι κακῶς ἀκοῦσαι. «Ella había llegado a la ciudad, en efecto,
con su marido y se había alojado en la propia casa de César, de modo que también él era tenido en
mal concepto por causa de ambos».
⁵⁷ App. 2.20.143: διαθῆκαι δὲ τοῦ Καίσαρος ὤφθησαν φερόμεναι, καὶ ε θὺς α τὰς τὸ πλῆθος ἐκέλευον
ἀναγινώσκειν. θετὸς μὲν δὴ τῷ Καίσαρι παῖς ἐγίγνετο ἐν α ταῖς τῆς ἀδελφῆς θυγατριδοῦς
κτάουιος. «Se trajo a presencia de todos el testamento de César y el pueblo ordenó que se leyera
de inmediato. En él se nombraba hijo adoptivo de César a Octavio, el nieto de su hermana».
⁵⁸ En el Petrie Museum of Egyptian Archaeology de Londres se expone una estela de roca caliza de
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Para sus maniobras estableció una alianza de política y de amor con el
triúnviro Antonio, inconveniente a ojos de Egipto y de Roma, que ya ha sido
contada por nosotros en otro lugar y de la que no haremos aquí más que un
breve relato.
Como dudase Cleopatra entre ayudar a los asesinos de César o a sus perse-
guidores, salvó la situación apoyando a estos y seduciendo a Antonio⁵⁹, hasta
el punto de hacerlo actuar de un modo que lo hizo sospechoso de traición ante
los suyos y nalmente enemigo.
Octavio —calculador, paciente— y Antonio —teatral e impulsivo—⁶⁰ se mi-
raron con recelo en medio de enfrentamientos y pactos sucesivos, hasta que
después de la batalla de Filipos, en donde quedó vengado el asesinato de César,
Antonio, viudo ya de Fulvia, su rica e intrigante primera esposa, tomó en ma-
trimonio a Octavia, la hermana de Octavio que también había enviudado. Una
vez más intervinieron los hados y habría de ser esta noble mujer quien, al pasar
el tiempo y haber muerto Antonio y Cleopatra, se encargaría de la crianza de
sus tres hijos, Alejandro Helios, Cleopatra Selene y Ptolomeo Filadelfo, además
de los suyos propios.
Cuando Antonio, deseoso de triunfos, marchó a Oriente para emprender la
campaña contra los partos, Cleopatra no solo le prestó ayuda, sino que acudió
junto a él y se quedó a su lado. Los dos, llevados por la pretensión de unir
Oriente y Occidente como ya hiciera muchos años antes el gran Alejandro,
consiguieron gran parte de los territorios mediterráneos orientales que, después
de que Antonio repudiara a Octavia, fueron donados con gran boato a Cesarión
y a sus tres hijos comunes, constituidos así, a pesar de su corta edad, en
auténticos monarcas helenísticos⁶¹.
un sumo sacerdote del dios egipcio Ptah de la época ptolemaica. Tiene los cartuchos de Cleopatra
y Cesarión, lo que indica el cargo de corregente con su madre.
⁵⁹ J. BJ 1.12.243 ουδαίων ἑκατὸν ἄνδρες κον ε ς τὴν πρὸς Ἀντιόχειαν Δάφνην ἐπ’ Ἀντώνιον δη
τῷ Κλεοπάτρας ἔρωτι δεδουλωμένον. «Cien cargos públicos judíos acudieron a Dafne, cerca de
Antioquía, ante Antonio, que ya estaba esclavizado por el amor de Cleopatra».
⁶⁰ App. BC . ὡς δὲ καὶ Σερουίλιος ἀπηγγέλθη προσιὼν τῷ Καίσαρι μετὰ χιλίων καὶ πεντακοσίων
ππέων, ο κατασχὼν τῆς ρμῆς Ἀντώνιος ε θὺς ἀπὸ τοῦ δείπνου, μεθ’ ὧν εὗρεν ἑτοίμων
φίλων καὶ ππέων τετρακοσίων, μάλα θρασέως ἐπειχθεὶς ἐπέπεσε τοῖς χιλίοις καὶ πεντακοσίοις
ε ναζομένοις ἔτι περὶ πόλιν Ὑρίαν καὶ ἐκπλήξας ἀμαχεὶ παρέλαϐέ τε καὶ α τῆς ἡμέρας ἐς τὸ
Βρεντέσιον ἐπανήγαγεν. οὕτω τὸν Ἀντώνιον ὡς ἄμαχον ἐκ τῆς ἐν Φιλίπποις δόξης ἔτι κατεπεπλή-
γεσαν. «Y, cuando se anunció que Servilio venía con refuerzos para Octavio con mil quinientos
jinetes, Antonio no pudo refrenar su impulso, se levantó al punto de la mesa y, con los amigos
que encontró dispuestos y cuatrocientos jinetes, dándose prisa, con suma intrepidez, cayó sobre
los mil quinientos hombres, que aún dormían, en las cercanías de la ciudad de Hiria, los llenó de
terror y se apoderó de ellos sin luchar, y en ese mismo día regresó a Bríndisi. Hasta tal punto les
aterrorizó la fama de invencible que había obtenido Antonio a raíz de la batalla de Filipos».
⁶¹ Cf. D.C. 4 .41.1: μετὰ δὲ τοῦτο Ἀντώνιος τούς τε Ἀλεξανδρέας ε στίασε, καὶ τὴν Κλεοπάτραν
τούς τε παῖδας α τῆς ἐν ἐκκλησίᾳ παρεκαθίσατο, δημηγορήσας τέ τινα ἐκείνην τε βασιλίδα
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Síncrisis apócrifa de Plutarco: Olimpíade y Cleopatra
A partir de estos acontecimientos el acuerdo que mantenía unidos a los
triúnviros Octavio, Antonio y Lépido se debilitó por completo y, al desaparecer
este último de la escena política, los dos contrincantes quedaron frente a frente
en lo que fue la última de las guerras civiles de este periodo. El hecho de
que en Roma la pasión de Antonio por Cleopatra se considerara degradante
fue utilizado por Octavio, que se atrevió a leer ilegalmente el testamento de
Antonio y el pueblo romano conoció su voluntad, a saber, que una vez muerto
fuera llevado en procesión por el foro y luego escoltado hasta Alejandría⁶².
Los reinos donados a los jóvenes Cesarión, Alejandro Helios, Cleopatra Sele-
ne y Ptolomeo Filadelfo; la provocación respecto a Octavio, siempre temeroso
de que su adopción fuera menos relevante que la línea de sangre, al conseguir
que Antonio declarara a Cesarión heredero legítimo de César; el asombro ante
el testamento del propio Antonio⁶³, desvelado por las Vestales, sirvieron de
último y de nitivo pretexto para que Octavio lo declarara enemigo de Roma.
Hay una gran oscuridad en las acciones llevadas a cabo por Cleopatra y Oc-
tavio durante los meses que transcurrieron desde la batalla en Accio⁶⁴, donde
se consumó la derrota de Antonio, hasta su muerte en Alejandría.
βασιλέων καὶ τὸν Πτολεμαῖον, ν Καισαρίωνα ἐπωνόμαζον, βασιλέα βασιλέων. «Después de
esto Antonio dio una esta a los alejandrinos. En una asamblea sentó a su lado a Cleopatra y a los
hijos de esta y, en su alocución, les ordenó que a ella la llamaran “Reina de reinas”, y a Ptolomeo,
al que llamaban Cesarión, “Rey de reyes”». Y Plu. Ant. 4.3: ἐμπλήσας γὰρ χλου τὸ γυμνάσιον
καὶ θέμενος ἐπὶ βήματος ἀργυροῦ δύο θρόνους χρυσοῦς, τὸν μὲν ἑαυτῷ, τὸν δὲ Κλεοπάτρᾳ, καὶ
τοῖς παισὶν ἑτέρους ταπεινοτέρους, πρῶτον μὲν ἀπέφηνε Κλεοπάτραν βασίλισσαν Α γύπτου
καὶ Κύπρου καὶ Λιϐύης καὶ κοίλης Συρίας, συμϐασιλεύοντος α τῇ Καισαρίωνος, ς ἐκ Καίσαρος
ἐδόκει τοῦ προτέρου γεγονέναι Κλεοπάτραν ἔγκυον καταλιπόντος. «Antonio, tras abarrotar el
gimnasio, colocó sobre el altar de plata dos tronos de oro, uno para él y otro para Cleopatra, y luego
otros más pequeños para sus hijos; después nombró a Cleopatra reina de Egipto, Chipre, Libia
y Celesiria, actuando como corregente Cesarión, el hijo que se decía había tenido con el anterior
César que la había dejado embarazada».
⁶² Cf. Plu. Ant. .
⁶³ Plu. Ant. : Τίτιος δὲ καὶ Πλάγκος, Ἀντωνίου φίλοι […] ἀποδράντες ᾤχοντο πρὸς Καίσαρα, καὶ
περὶ τῶν Ἀντωνίου διαθηκῶν ἐγένοντο μηνυταί, τὰ γεγραμμένα συνειδότες. «Por otra parte, Ticio
y Planco, amigos de Antonio […] le traicionaron, se pasaron al bando de César y se convirtieron
en delatores de la última voluntad de Antonio, pues conocían su testamento».
⁶⁴ D.C. 0.33.3–4. ἡ Κλεοπάτρα κατόπιν τῶν μαχομένων ἀποσαλεύουσα ο κ νεγκε τὴν πολλὴν
καὶ ἄκριτον τοῦ ἀδήλου μέλλησιν, ἀλλ’ ἀποκναισθεῖσα, ἀπό τε τοῦ γυναικείου καὶ ἀπὸ τοῦ
Α γυπτίου, τῇ τε ἐπὶ πολὺ μετεώρῳ ἀγωνίᾳ καὶ τῇ ἀεὶ ἐφ’ ἑκάτερα περιδεεῖ προσδοκίᾳ α τή τε ἐς
φυγὴν ἐξαπιναίως ὥρμησε καὶ τοῖς ἄλλοις τοῖς πηκόοις σημεῖον ρε. […], νομίσας Ἀντώνιος
ο χ πὸ τῆς Κλεοπάτρας α τοὺς ἐκ παραγγέλσεως ἀλλ’ πὸ δέους ὡς καὶ νενικημένους φεύγειν
ἐφέσπετό σφισι. […] ο λοιποὶ στρατιῶται […] τὰ στία ᾖρον,ο δὲ τούς τε πύργους καὶ τὰ ἔπιπλα
ἐς τὴν θάλασσαν ἐρρίπτουν, πως κουφίσαντες διαφύγωσι. «Cleopatra, que permanecía fondeada
detrás de los combatientes, no soportó más aquella espera indecisa e incierta. Cohibida, tanto
por su condición de mujer como de egipcia, por aquel largo e indeciso enfrentamiento y por
aquella espera temerosa de un desenlace u otro, se lanzó, por sorpresa, a la fuga y dio la señal
a sus súbditos. […] Antonio, que creyó que huían por miedo, porque se daban por vencidos, y no
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Es incierto si ella quiso atraer a Octavio hacia Egipto; si, en el intento de
Antonio de trabar combate, el abandono de que fue objeto el general que
tan amado había sido por sus tropas fue una traición de Cleopatra⁶⁵; si las
negociaciones de esta con Octavio para conseguir clemencia para sus hijos y el
reino de Egipto para Cesarión pasaron por entregar la cabeza de Antonio a su
enemigo.
Es incierto, estando ya en manos de Octavio la ciudad, el porqué del encierro
de Cleopatra en su mausoleo y la noticia de su falsa muerte que hizo llegar
a Antonio y que llevó a este a la desesperación y a su intento de matarse; como
lo es que, estando aún vivo, hiciera que lo subiesen junto a ella y lo asistiera
en sus últimos instantes llena de dolor⁶⁶.
Y nalmente es incierto el último acto de su vida, cuando, habiendo llorado
Octavio por la muerte de Antonio, como lo había hecho su padre adoptivo
porque siguieran una orden de Cleopatra, los siguió. […] Los demás soldados […] izaron sus velas,
otros arrojaron al mar los castillos y la impedimenta para aliviar la carga y darse a la fuga».
⁶⁵ D.C. 1. .1– : Ἀντώνιος δὲ καὶ Κλεοπάτρα ἀκούσαντες τῶν πρέσϐεων τὰ παρὰ τοῦ Καίσαρός
σφισιν ἐπισταλέντα, ἔπεμψαν αὖθις, ἡ μὲν χρήματα α τῷ πολλὰ δώσειν πισχνουμένη, δὲ
τῆς τε φιλίας καὶ τῆς συγγενείας α τὸν ἀναμιμνήσκων, […] τῷ δ’ Ἀντωνίῳ ο δὲν ο δὲ τότε
ἀπεκρίνατο. […] τῇ μέντοι Κλεοπάτρᾳ πολλά […] καὶ ἐπηπείλησε καὶ πέσχετο. φοϐηθεὶς δ’
οὖν καὶ ὣς μή πως ἀπογνόντες συγγνώμης παρ’ α τοῦ τεύξεσθαι διακαρτερήσωσι, καὶ τοι καὶ
καθ’ ἑαυτοὺς περιγένωνται, ἢ καὶ ἐς τὴν ϐηρίαν τήν τε Γαλατίαν ἀπάρωσιν, ἢ καὶ τὰ χρήματα,
ἃ παμπληθῆ κουεν ε ναι, φθείρωσιν. […] Θύρσον ἐξελεύθερον ἑαυτοῦ ἔπεμψεν ἄλλα τε πολλὰ
καὶ φιλάνθρωπα α τῇ ἐροῦντα, καὶ τι καὶ ἐρῶν α τῆς τυγχάνει, ε πως ἔκ γε τούτου […] τόν τε
Ἀντώνιον ἀναχρήσαιτο καὶ ἑαυτὴν τά τε χρήματα ἀκέραια τηρήσειε. καὶ ἔσχεν οὕτως. «Antonio
y Cleopatra, tras escuchar de sus emisarios las propuestas de César [Octavio], de inmediato le
contestaron: ella, prometiendo entregarle mucho dinero; él, recordándole su amistad y sus vínculos
familiares […] Pero nada respondió a Antonio. […] En cambio, a Cleopatra, […] no solo la amenazó,
sino que también le hizo muchas promesas. Temía que ellos, renunciando al perdón que él pudiera
otorgarles, ofrecieran resistencia y, a pesar de todo, consiguieran salvarse por sus propios medios,
zarpasen para Iberia o para Galia, o, incluso, destruyesen sus tesoros que él sabía cuantiosísimos.
[…] Y por eso César [Octavio] le envió a Tirso, uno de sus libertos, para que le hiciera llegar sus
galanterías y le dijera que también estaba enamorado de ella, por si de este modo, […] se deshacía
de Antonio y conservaba intactas tanto sus riquezas como su persona. Y así fue como sucedió».
⁶⁶ Cf. Plu. Ant. . D.C. 1.11.1–2: καὶ μὲν ἐνταῦθα οὕτω καὶ ἐν τοῖς τῆς Κλεοπάτρας κόλποις
ἐναπέθανεν, ἐκείνη δὲ ἐθάρσησε μέν πως τὸν Καίσαρα, καὶ ε θὺς α τῷ τὸ γεγονὸς ἐδήλωσεν, ο
μὴν καὶ πάνυ ἐπίστευε μηδὲν κακὸν πείσεσθαι. κατεῖχεν οὖν ἑαυτὴν ἔνδον, ν’ ε καὶ διὰ μηδὲν
ἄλλο σωθείη, τῷ γε φόϐῳ τῶν χρημάτων καὶ τὴν ἄδειαν καὶ τὴν βασιλείαν ἐκπρίηται. οὕτω
που καὶ τότε ἐν τηλικαύτῃ συμφορᾷ οὖσα τῆς δυναστείας ἐμέμνητο, καὶ μᾶλλόν γε ἔν τε τῷ
νόματι καὶ ἐν τῷ σχήματι α τῆς ἀποθανεῖν ἢ διωτεύσασα ζῆν ᾑρεῖτο. «Y allí, de aquella manera
murió en el regazo de Cleopatra. Cleopatra, de algún modo, con aba en César. Inmediatamente
le informó de lo sucedido, aunque no estaba completamente segura de no sufrir algún perjuicio
por eso. Se mantuvo dentro del sepulcro para que, si no podía salvarse por ninguna otra razón,
al menos pudiera comprar su inmunidad y su reino con el miedo a que se perdieran sus tesoros.
Y aunque se encontraba en una situación tan desgraciada, tan consciente era de su dignidad real
que prefería morir bajo el título de reina que vivir como una mujer particular».
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Síncrisis apócrifa de Plutarco: Olimpíade y Cleopatra
ante la cabeza de Pompeyo, y habiéndose entrevistado Cleopatra con él para
conocer su futuro y el de sus hijos, conocedora de que correría la misma suerte
de su hermana Arsínoe, a saber, ser exhibida en el triunfo de Octavio, pidió
volver al mausoleo para verter libaciones por Antonio⁶⁷ y allí, revestida del traje
ceremonial y con toda rapidez y dignidad, se dio muerte por un procedimiento
que en verdad nos es desconocido⁶⁸.
El hado, inexorable, se volvió en contra de Cleopatra, la madre que, habiendo
puesto sus esperanzas en establecer un nexo dinástico entre Egipto y Roma
en la persona de Ptolomeo Cesarión, el hijo portador del sobrenombre del
padre, en cierto modo fue causante de su muerte, porque, con ado vanamente
el muchacho a la benevolencia de Octavio, este dio orden de asesinarlo a su
⁶⁷ Cf. Plu. Ant. 4. Hor. Od. 1.3 .23. Quae generosius / perire quaerens nec muliebriter / expavit ensem
nec latentis / classe cita reparavit oras. / ausa et iacentem visere regiam / voltu sereno, fortis et
asperas / tractare serpentes, ut atrum / corpore conbiberet venenum, / deliberata morte ferocior; /
saevis Liburnis scilicet invidens / privata deduci superbo, / non humilis mulier, triumpho. «Mas ella,
queriendo perecer con más nobleza, no mostró un pavor mujeril ante la espada, ni con su escuadra
veloz buscó refugio en riberas escondidas. Con rostro sereno osó volver a su abatida corte y, llena
de valor, echar mano de las ásperas serpientes para absorber en su cuerpo su veneno negro, y más
decidida porque la suya era una muerte voluntaria. Y es que no quiso que las liburnas despiadadas
en soberbio triunfo la llevaran, como si fuera una más, aquella mujer incapaz de doblegarse».
⁶⁸ La generalizada atribución de su muerte a la picadura del áspid puede fundarse en ser este un
animal símbolo de Egipto, que aparece enroscado en el ureo, el adorno de los faraones, en las
estatuas de Isis e insinuándose en el culto a Dioniso.
D.C. 1.14.1– : καὶ τὸ μὲν σαφὲς ο δεὶς ο δεν ᾧ τρόπῳ διεφθάρη: κεντήματα γὰρ λεπτὰ περὶ
τὸν βραχίονα α τῆς μόνα ε ρέθη: λέγουσι δὲ ο μὲν τι ἀσπίδα ἐν δρίᾳ ἢ καὶ ἐν ἄνθεσί τισιν
ἐσκομισθεῖσάν ο προσέθετο, ο δὲ τι βελόνην, ᾗ τὰς τρίχας ἀνεῖρεν, ῷ τινι, δύναμιν τοιαύτην
ἔχοντι ὥστε ἄλλως μὲν μηδὲν τὸ σῶμα βλάπτειν, ἂν δ’ α ματος καὶ βραχυτάτου ἅψηται, καὶ
τάχιστα καὶ ἀλυπότατα α τὸ φθείρειν, χρίσασα τέως μὲν α τὴν ἐν τῇ κεφαλῇ ἐφόρει ὥσπερ
ε ώθει, τότε δὲ προκατανύξασά τι τὸν βραχίονα ἐς τὸ α μα ἐνέϐαλεν. […] δὲ δὴ Καῖσαρ μηδένα
τρόπον ἀναϐιώσασθαι τὴν Κλεοπάτραν δυνηθεὶς ἐκείνην μὲν καὶ ἐθαύμασε καὶ ἠλέησεν, α τὸς
δὲ σχυρῶς ἐλυπήθη ὡς καὶ πάσης τῆς ἐπὶ τῇ νίκῃ δόξης ἐστερημένος. «Nadie sabe a ciencia cierta
cómo se suicidó, pues sólo se encontraron unas pequeñas picaduras sobre un hombro. Hay quien
dice que se las había causado un áspid que estaba oculto dentro de una vasija de agua o escondido
entre las ores; otros a rman que fue con una de las agujas con las que sujetaba su cabello y que
contenía un veneno tan poderoso que en circunstancias normales no dañaba el cuerpo pero que si
llegaba a tocar, aunque fuera de manera muy leve, la sangre, causaba una muerte rápida e indolora.
Hasta aquel momento la había llevado en la cabeza como acostumbraba, pero entonces se dio un
pinchazo en el hombro y puso el veneno en contacto con la sangre. […] César [Octavio], incapaz,
de ningún modo, de hacer revivir a Cleopatra, se dejó llevar por la admiración, y también por la
piedad, hacia ella. Sintió, asimismo, gran a icción porque su victoriahabía sido privada de toda su
gloria».
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regreso a Alejandría⁶⁹. No fue posible que en Roma coexistiera más de un César
y así lo cantarán los poetas de tiempos venideros⁷⁰.
4. Síncrisis
Acabado el relato de las vidas de Olimpíade y Cleopatra, podemos a rmar que
«lo que dejamos escrito es cuanto ha llegado a nuestro conocimiento que sea
digno de memoria⁷¹» y que «la vida de esta, puesta al frente de la de aquella,
no ofrece una diferencia tan marcada que no quede oscurecida con muchas
⁶⁹ D.C. 1.1 .4: Κλεοπάτρα […], τήν τε βασιλείαν τὴν τῶν Α γυπτίων π’ ἔρωτος ἐκτήσατο, καὶ
τὴν τῶν Ῥωμαίων λήψεσθαι δι’ α τοῦ ἐλπίσασα ταύτης τε ἐσφάλη καὶ ἐκείνην προσαπώλεσε,
δύο τε ἀνδρῶν Ῥωμαίων τῶν καθ’ ἑαυτὴν μεγίστων κατεκράτησε, καὶ διὰ τὸν τρίτον ἑαυτὴν
κατεχρήσατο. οὗτοι μὲν δὴ τοιοῦτοί τε ἐγένοντο καὶ οὕτως ἀπήλλαξαν: […] καταφυγών, ε θὺς
ἐσφάγη, Καισαρίων δὲ ἐς Α θιοπίαν φεύγων κατελήφθη τε ἐν τῇ δῷ καὶ διεφθάρη. «Cleopatra
[…]. Por amor ganó el reino de Egipto y, con la esperanza de apoderarse de Roma por el mismo
medio, no sólo fracasó, sino que además destruyó su reino. Fue señora de los dos romanos más
grandes de su época y se suicidó a causa del tercero. Así vivieron y así murieron. […] Cesarión,
cuando intentaba huir hacia Etiopía, fue capturado por el camino y muerto».
⁷⁰ C. P. Cava s, Poesía completa. «Cesarión». Εν μέρει για να εξακρινϐώσω μια εποχή / εν μέρει
και την ώρα να περάσω, / την νύχτα χθες πήρα μια συλλογή / επιγραφών των Πτολεμαίων
να διαϐάσω. / Οι άφθονοι έπαινοι κ’ η κολακείες / εις λους μοιάζουν. Όλοι είναι λαμπροί, /
ένδοξοι, κραταιοί, αγαθοεργοί·/ κάθ’ επιχείρησις των σοφοτάτη. / Αν πείς για τες γυναίκες της
γενιάς, κι αυτές, / όλες η Βερενίκες κ’ η Κλεοπάτρες θαυμαστές. / Οταν κατόρθωσα την εποχή να
εξακριϐώσω / θ’ αφινα το βιϐλίο αν μιά μνεία μικρή, / κι ασήμαντη, του βασιλέως Καισαρίωνος
/ δέν είλκυε τήν προσοχή μου αμέσως… / Α, νά, ήρθες συ με την αόριστη / γοητεία σου. Στην
ιστορία λίγες / γραμμές μονάχα βρίσκονται για σένα, / κ’ έτσι πιό ελεύθερα σ’ έπλασα μες
στον νου μου. / Σ’ έπλασα ωραίο κ’ αισθηματικό. / Η τέχνη μου στό πρόσωπο σου δίνει / μιάν
ονειρώδη συμπαθητική εμορφιά. / Και τόσο πλήρως σέ φαντάσθηκα, /πού χθες την νύχτα αργά,
σαν έσϐυνεν / η λάμπα μου —αφισα επίτηδες να σϐύνει— / εθάρεψα που μπηκες μες στην κάμαρα
μου, / με φάνηκε που εμπρός μου στάθηκες· ως θα ησουν / μες στην κατακτημένην Αλεξάνδρεια,
/ χλωμός και κουρασμένος, ιδεώδης εν τη λύπη σου, / ελπίζοντας ακόμη να σε σπλαχνισθούν /
οι φαύλοι —που ψιθύριζαν το «Πολυκαισαρίη». «En parte por indagar en cierta época, en parte
por pasar el rato, ayer noche tomé para leer un libro de inscripciones sobre los Ptolomeos. Las
generosas alabanzas, las lisonjas, hacia todos ellos se parecen. Todos son brillantes, gloriosos,
poderosos, benefactores; cada empresa suya, la más sabia; y en cuanto a las mujeres de la estirpe,
ellas también, todas las Berenices y Cleopatras, maravillosas. Cuando la época ya logré cotejar
habría abandonado el libro si no fuese que una breve e insigni cante referencia al rey Cesarión
atrajo mi interés. Ah, aquí está, llegaste tú con tu impreciso encanto. Solo unas pocas líneas pueden
hallarse sobre ti en la Historia, y así, con mayor licencia, te he modelado en mi mente. Te he
modelado hermoso y sensual. Mi arte le ha dado a tu rostro una belleza ensoñadora y atractiva.
Y con tanto detalle he acertado a imaginarte que ayer noche, ya tarde, cuando se apagó la lámpara
—dejé adrede que lo hiciera— se me antojó que entrabas en mi cuarto, me pareció que estabas
frente a mi, como estarías en la conquistada Alejandría, pálido y cansado, perfecto en tu tristeza,
aún esperando que tuvieran compasión de ti los infames, esos que murmuraban “Demasiados
Césares”».
⁷¹ Plu. Comp. Dem. Cic. 1: ἅ μὲν οὖν ἄξια μνήμης […] ε ς τὴν ἡμετέραν ἀφῖκται γνῶσιν.
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Síncrisis apócrifa de Plutarco: Olimpíade y Cleopatra
y grandes semejanzas. Mas si por n hemos de examinar por partes, como un
poema o una pintura, a una y a otra⁷²», procederemos en primer lugar a re-
cordar brevemente cuáles fueron sus rasgos más destacables y a compararlos.
Y «habiendo sido tales, según la Historia, estas dos mujeres, es claro que el
cotejo no ha de encontrar muchas diferencias y desigualdades⁷³», de modo
que «teniéndolas a ambas a la vista, aunque la empresa es difícil, no hemos
de rehusar el confrontar las diferencias de una y otra, porque los rasgos de
semejanza en las mismas obras resplandecen⁷⁴».
«Recorramos con el discurso rápidamente los caracteres que distinguen a la
una de la otra, entrando en la comparación⁷⁵».
«Pues que experimentaron ambas grandes mudanzas, examinemos primero
lo relativo a su poder, a su lustre, a su dignidad⁷⁶». Poderosa la griega por su
linaje, no lo fue menos la egipcia; ambas sufrieron destierro; ambas urdieron
sangrientas estrategias que culminaron en muertes; ambas se adentraron en el
secreto mundo de la magia y en los ritos ctónicos, siendo lógico por ello que la
serpiente sea el animal que a ambas representa; con su gran inteligencia como
arma, tanto una como otra en justa lid compitieron con varones llevadas de
su ereza maternal y de su decidido propósito de perpetuarse, ellas y el regio
poder que ostentaban, en la persona de sus descendientes, el hijo y el nieto en el
caso de Olimpíade, en el de Cleopatra los hijos, pero, por encima de los demás,
el nacido de César; «ambas decayeron de su alta fortuna por culpa propia,
aunque no de la misma manera⁷⁷», porque, si bien en su porte una dignidad
propia de reinas también las igualó en el momento de morir, la una murió por
mano ajena, la otra por la propia.
«Pero lo más admirable entre todo lo que se ha dicho, a lo que yo entiendo⁷⁸»,
es que las dos compartieron destino con dos hombres de altura sobrehumana,
el gran Alejandro y el no menos grande César, cuyas vidas paralelas, relatadas
⁷² Plu. Comp. Arist. Cat.Ma. 1: γεγραμμένων δὲ καὶ περὶ τούτων τῶν ἀξίων μνήμης, λος τούτου
βίος λῳ τῷ θατέρου παρατεθεὶς ο κ ε θεώρητον ἔχει τὴν διαφοράν ἐναφανιζομένην πολλαῖς
καὶ μεγάλαις μοιότησιν. ε δὲ δεῖ κατὰ μέρος τῇ συγκρίσει διαλαϐεῖν ὥσπερ ἔπος ἢ γραφὴν
ἑκάτερον.
⁷³ Plu. Comp. Tim. Aem. 1: τοιούτων δὲ τῶν κατὰ τὴν στορίαν ντων, δῆλον ὡς ο κ ἔχει πολλὰς
διαφορὰς ο δὲ ἀνομοιότητας ἡ σύγκρισις.
⁷⁴ Plu. Comp. Lyc. Num. 1: ἐκκειμένων ἀμφοῖν, ε καὶ χαλεπὸν ἔργον, ο κ ἀποκνητέον συναγαγεῖν
τὰς διαφοράς, α μὲν γὰρ κοινότητες ἐπιφαίνονται ταῖς πράξεσιν.
⁷⁵ Plu. Comp. Ages. Pomp. 1: ἐκκειμένων οὖν τῶν βίων ἐπιδράμωμεν τῷ λόγῳ ταχέως τὰ ποιοῦντα
τὰς διαφοράς, παρ’ ἄλληλα συνάγοντες, ἔστι δὲ ταῦτα.
⁷⁶ Plut. Comp. Demetr. Ant. 1: ἐπεὶ τοίνυν μεγάλαι περὶ ἀμφοτέρους γεγόνασι μεταϐολαί, πρῶτον τὰ
τῆς δυνάμεως καὶ τῆς ἐπιφανείας σκοπῶμεν.
⁷⁷ Plu. Comp. Demetr. Ant. : ἐξέπεσον δὲ τῶν πραγμάτων ἀμφότεροι μὲν δι’ αὑτούς, ο μὴν μοίως.
⁷⁸ Plu. Comp. Lys. Sull. : τὸ δὲ πάντων μέγιστον, ὡς ἐγὼ νομίζω, τῶν ε ρημένων.
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por nosotros con detalle, hemos juzgado oportuno no compararlas sino a través
del devenir de estas dos preeminentes mujeres que tanto les in uyeron.
Séanos permitido que, a pesar de lo anunciado más arriba, una vez acabado
el cotejo de sus semejanzas, renunciemos a comparar sus diferencias. Sin
duda las tuvieron en razón de las diferentes culturas a las que pertenecieron,
del diferente lugar en que desarrollaron sus vidas y, muy especialmente, del
tiempo diferente en el que a cada una de ellas le correspondió vivir; sin embargo,
opinamos que en el pesaje de sus acciones, ya sea en el juicio egipcio, ya ante los
míticos jueces griegos, la balanza se inclinaría, vencida, hacia las semejanzas.
Fuentes
Textos
Biblioteca digital: https perseus tufts edu
Traducciones
Apiano, Historia romana. Guerras Civiles, traducción y notas de A. Sancho Royo, Madrid,
Gredos, 1 .
Arriano, Anábasis de Alejandro Magno, introducción de A. Bravo García, traducción
y notas de A. Guzmán Guerra,Madrid, Gredos, 1 2.
Cava s, C. P., Poesía completa. «Cesarión», traducción de J. M. Macías, Valencia, Pre
Textos, 201 .
Corpus cesariano, La guerra de Alejandría, introducción de P. J. Quetglas, traducción de
J. Calonge y P. J. Quetglas, Madrid, Gredos, 200 .
Diodoro de Sicilia, Biblioteca histórica, traducción y notas de J. J. Torres Esbarranch y J.
M. Guzmán Hermida, Madrid, Gredos, 2011.
Dion Casio, Historia romana, libros 1–3 : traducción y notas de D. Plácido Suárez, 2004;
libros 3 –4 : traducción y notas de J. M. Candau Morón y M. L. Puertas Castaños,
2004; libros 4 –4 : traducción y notas de J. P. Oliver Segura, 2011; libros 0– 0:
traducción y notas J. M. Cortés Copete, 2011, Madrid, Gredos.
Estrabón, Geografía, libros 11–14, introducción, traducción y notas de M. P. de Hoz
García Bellido, Madrid, Gredos.
Horacio, Odas, introducción, traducción y notas de J. L. Moralejo, Madrid, Gredos, 200 .
Josefo, Guerra de los judíos, introducción, traducción y notas de J. M. Nieto Ibáñez,
Madrid, Gredos, 1 .
Justino, Epítome de las «Historias filípicas» de Pompeyo Trogo, introducción, traducción
y notas de J. Castro Sánchez, Madrid, Gredos, 1 .
Lucano, Farsalia, introducción, notas y traducción de A. Holgado Redondo, Madrid,
Gredos, 1 4.
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Síncrisis apócrifa de Plutarco: Olimpíade y Cleopatra
Pausanias, Descripción de Grecia, introducción, traducción y notas de M. C. Herrero
Ingelmo, Madrid, Gredos, 1 4.
Plutarco, Vidas paralelas: Alejandro – César, Pericles – Fabio Máximo, Alcibíades – Corio-
lano, edición y traducción de E. Crespo, Madrid, Cátedra, 1 . Vidas paralelas, vii:
Demetrio – Antonio, Dión – Bruto, Arato – Artajerjes – Galba – Otón, introducción,
traducción y notas de J. P. Sánchez Hernández y M. González González, Madrid,
Gredos, 200 . Vida de Éumenes, Comparación de Demóstenes y Cicerón, Comparación
de Pelópidas y Marcelo, Comparación de Agis y Cleómenes y de Tiberio y Cayo Graco,
Comparación de Solón y Publícola, Comparación de Arístides y Catón, Comparación
de Timoleón y Emilio, Comparación de Licurgo y Numa, Comparación de Agesilao
y Pompeyo, Comparación de Lisandro y Sila traducción de A. Ranz Romanillos (1ª ed.
1 21–1 30), Barcelona, 1 .
Quinto Curcio Rufo, Historia de Alejandro Magno, introducción, traducción y notas de
F. Pejenaute Rubio, Madrid, Gredos, 1 .
Referencias bibliográficas
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de Cleopatra y Marco Antonio hallado en la ciudad romana de Valeria (Cuenca)»,
OMNI 12, 10 –11 [https omni ikimoneda com].
Chirinos, J. C. (200 ): La Reina De Los Cuatro Nombres; Olimpia, Madre De Alejandro
Magno, Salamanca, Ed. Oberón-Grupo Anaya.
Duane Roller, W. (2010): Cleopatra: a biography, Oxford, Oxford University Press.
Noguera Borel, A. (1 ): «Alejandro Magno y las mujeres: las “madres” de Alejandro»,
Actas del primer seminario de estudios sobre la mujer en la Antigüedad, 24–25 de abril
de 1997, Valencia, SEMA, 3– .
Pérez Jiménez, A. (2013): «Ensayo sobre dos Vidas comparadas: Alejandro y César», en
A. Cosentino & M. Monaca (eds.): Studium Sapientiae. Atti della Giornata di studio
in onore di Giulia Sfameni Gasparro, 28 gennaio 2011 , Soveria Mannelli, Rubbettino
Editore, 1 –1 .
Schi , S. (2011): Cleopatra, una nueva mirada a la deslumbrante vida de la reina que
sedujo al Mundo Antiguo, Barcelona, Destino.
Walker, S. (200 ): «Cleopatra in Pompei?», Papers of the British School at Rome , 3 –4 .
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LINGÜÍSTICA
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En busca de la a perdida. Reflexiones sobre el
valor dialectológico de algunos términos en dorio*
Iván Andrés-Alba
Universidad Autónoma de Madrid
ivan.andres@uam.es
Resumen: La temprana desaparición de la /w/ en la mayoría de los dialectos griegos supone la
posibilidad de utilizar este fonema como una especie de comodín a la hora de proponer etimologías
y desarrollos fonéticos. Así, en algunas obras de relevancia del siglo pasado como Bechtel (1 23)
sobre los dialectos dorios, encontramos diversos términos caracterizados como dialectales para
los que se presupone una waw de la cual, en el mejor de los casos, la única evidencia es una glosa
de Hesiquio o algún término dentro o fuera del griego con el que compararlo. Analizamos aquí
algunos de ellos y su verdadero valor para el estudio de la dialectología doria.
Palabras clave: Digamma, waw, dialectología doria, hiatos, etimología.
Raiders of the lost waw. Reflections about the dialectological value
of some terms in dorian
Abstract: The early loss of /w/ in most of the Greek dialects implies the possibility of using
this phoneme as a kind of «wild card» when searching for etymologies and proposing phonetic
developments. Thus, in some relevant works of the past century about the Doric dialects, such as
Bechtel (1 23), we nd di erent, apparently dialectal, terms whose reconstruction requires a waw
sound, the only evidence with which to compare it being, at best, a Hesychian gloss or a Greek
or Indo-European term. Here we shall analyse some of these cases and their true dialectological
value.
Key Words: Digamma, waw, Dorian dialectology, hiatus, etymology.
1. La waw que tenemos. Situación de /w/ en dorio
El sonido /w/ que llamamos waw por el nombre de la letra fenicia 〈Y〉 o digamma
por el nombre de la letra griega 〈Ϝ〉 supone un elemento de gran interés dentro
del estudio de la lengua griega. Conservada como tal en micénico¹, su situación
en época postmicénica es diversa y complicada: así, mientras que en jónico
ático y en el dorio del Egeo la /w/ se ha perdido desde las primeras inscripciones
* Investigación nanciada mediante un contrato de Ayudas para la Formación del Profesora-
do Universitario (FPU) del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, con referencia
FPU1 /030 2.
¹ Por ejemplo, ne-wo (/newo-/, át. νέος), de-ki-si-wo (/deksiwo-/, át. δεξιός) o di-wo (/diwos/, át. Διός).
Cf. Rix 1 2: § 2, Lejeune 1 2: §§1 –1 .
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Iván Andrés-Alba
conservadas, en los demás dialectos se mantiene —al menos esporádicamente—,
llegando en algunos como el chipriota, el beocio o el laconio a conservarse hasta
fechas muy tardías (mayoritariamente mediante fricativización en /v/ o /β/)².
En posición inicial se conserva en época arcaica en la mayor parte de los
dialectos dorios: cf., por ejemplo, ϝοικίας (Dodona, 3 0 a.C.)³ o Ϝ〈ορ〉θαίαι (Es-
parta, vi a.C.)⁴. En posición intervocálica la conservación de /w/ es mucho más
reducida: cf. ἐϝεργάσατο (Hermione < Argos, 4 0–4 0 a.C.)⁵ o Ποτε(ι)δάϝōν[ι]
(Corinto, s. vii a.C.)⁶. Por último, en posición postconsonántica (/nw/, /rw/,
/lw/ y /sw/ secundario) encontramos algunos ejemplos arcaicos de conserva-
ción: cf. Ξενϝάρε[ος] (Olimpia, 4 –4 0 a.C.)⁷, ρϝος (Corcira, 00–4 0)⁸. En
cretense, cirenaico, argólico occidental (y quizás en dorio del Egeo) la pérdida
de la waw supuso el alargamiento de la vocal precedente (tercer alargamiento
compensatorio): así ναταν (Cirene, s. iv a.C.)⁹ y ὤρονς (Gortina, Creta, 1 /
a.C.)¹⁰ frente a formas sin alargamiento como κόραν (Delfos, 42 –3 a.C.)¹¹
o ξένον (Calio, Lócride Occidental, 00–4 a.C.)¹².
2. La waw que queremos. Algunos ejemplos
2.1. ἁέλιος, ἅλιος
La palabra para el Sol (y el dios Sol, Helios) es de gran interés, al suponer un caso
de waw «perdida y encontrada» exitosamente. El término es perfectamente
conocido fuera del dorio: át. λιος, lesb., arc. ἀέλιος, hom. ἠέλιος, etc. En dorio
lo encontramos también en gran parte de los dialectos ya sea con la forma
ἁέλιος o ἅλιος¹³. Las variaciones en el vocalismo son fácilmente explicables: las
² Buck 1 , §§ 0, 3. Precisamente en laconio la /w/ ha conservado su pronunciación labial en el
tsaconio, su representante moderno: cf. βάννε (gr.mod. αρνί «cordero»), desde *warn- (át. ἀρήν,
ἀρνός).
³ LOD 141 A₅ (= SEG1 :3 1).
⁴ IG V,1 2 2b.
⁵ LSAG p. 1 0 nº 34, p. 1 2 nº .
⁶ IG IV 211₁ frente a IG IV 21 ₁ Ποτε(ι)δᾶνι, ambos de Corinto y fecha semejante.
⁷ IED 43 (= IvO 1 ).
⁸ IG IX,1 ₁.
⁹ SEG : 2₁₀₂ desde *enwato- «noveno».
¹⁰ IC IV 1 2₁₁.
¹¹ FD III:1 2 4₁₂.
¹² IG IX,1² 1 ₂.
¹³ Algunos ejemplos epigrá cos: Ἄλιο̄ι [IC IV ₇ (Gortina, s. vi a.C.)], ἁλίω, [SEG 3 (Cirene,
s. iv a.C.)], Ἁλίō [SEG 2 :4 1 (Rodas, 4 0–400)]. También aparece en dorio literario: Ἅλιον (Alcm.
P 41), Ἅλιε (E. Alc. 244).
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En busca de la waw perdida
formas sin contracción ἀε- y ἠε- evidencian un hiato original /aːe/ mantenido
en dorio, lesbio y arcadio, y modi cado en /εːe/ en las formas épicas de ἠέλιος
con el cierre de /aː/ en /εː/ propio del jónico-ático. La contracción regular de
/εːe/ en /εː/ y de /aːe/ en /aː/ en dorio explica la oscilación entre át. λιος y dor.
ἅλιος.
Hasta aquí bien, pero ¿dónde está la waw? La waw viene de la mano de
Hesiquio en la glosa: ἀϐέλιον· λιον, Κρῆτες. No obstante, como indica Bechtel
(1 21: ), Heráclides de Mileto, gramático del s. i a.C. – i d.C. lo atribuye más
bien al pan lio y no al cretense¹⁴. Sea dorio o pan lio, lo cierto es que, en este
caso, la comparación con otras lenguas indoeuropeas permite con rmar una
forma *ἁϝέλιος en griego, procedente de un no atestiguado *sāwelios. El a.i.
sū́rya- «sol» (variante sū́ra-) re eja la misma formación con un tema en -l-
(indoiranio -r-) y un su jo *-io̯-, si bien la raíz presenta un grado diferente
(pleno en griego, cero en indoiranio): gr. *sāw-el-io-s (< *seh₂u-el-io̯-s) frente a.i.
sū́rya- (< *suH-l-i-̯as, < *sh₂u-l-)¹⁵. La raíz formaba en origen un heteróclito en
l/n *séh₂ul ~ *sh₂wéns, del cual da testimonio la alternancia en germánico (con
grado o) entre formas con -l- y con -n- (cf. gót. sauil, ags. sōl, desde el recto
*sóh₂ul, y gót. sunno, ags. sunne desde el oblicuo *sh₂wén-)¹⁶. En cualquier caso,
y al margen del detalle etimológico, lo cierto es que, en el caso de ἁέλιος, la
waw está, efectivamente, justi cada.
2.2. βοᾱθέω, Βᾱδρόμιος
Junto al át. βοηθός (jón. ép. también βοηθόος), βοηθέω, βοήθεια, encontramos
en otros dialectos formas como dor. βοᾱθόος, βοᾱθοέω (con hiféresis βοᾱθέω¹⁷)
o lesb. βᾱθόημι¹⁸. El origen del término parece remontarse a alguna expresión
¹⁴ τὸ γοῦν φάος φάϐος φασὶ καὶ τὸ ἀέλιος [β]ἀϐέλιος. Es decir: /pʰavos/ por /pʰaos/ y /a:velios/ por
/a:elios/.
¹⁵ En realidad, las formas sū́r-ya- y sū́r-a- son una refacción desde el tema oblicuo de svàr «sol» (gen.
sū́r-aḥ), a su vez procedente de *suHl ̥ por metátesis desde *sHul (< sh₂u-l-). Mayrhofer 1 : iii 3.
¹⁶ El paradigma se aprecia como tal en avéstico huuarə, gen. xvə̄ṇg. Beekes 2010: 1 , Mallory &
Adams 200 : 12 . Una explicación (aproximada) de la evolución desde el indoiranio al avéstico:
nom. *súHl ̥ > *húwar (con aspiración inicial de /s/ y epéntesis de la sonante *l ̥ en /ar/) > av. huuarə
fonéticamente /húwarə/. En cuanto al gen. *suHáns > *huwə́ŋh (con aspiración de /s/ y velarización
del grupo /anh/ > /əŋh/) > *hwə̄ŋ (con paso de /huw/ a /hw/ por el acento, alargamiento del
schwa y pérdida de la aspiración nal) > xʷə̄ṇg (con velarización del grupo /hw/ ante vocal),
fonéticamente /xʷəːɴᵍ/.
¹⁷ Sirvan como ejemplos del verbo: etol. βοᾱθοεῖν [IG IX 12 3A₃₀ (Termo, ca. 2 2)], cret. βοᾱθιόντων
[IC IV 1 ₈.₁₃ (Gortina, 2 0–200)] y de los sustantivos foc. Βοᾱθοίου, nombre de un mes, [SGDI
1 ₁ (Delfos, 1 –1 1)], y etol. βοᾱθοίας [IG IX, 1² 1:3 A1₃₂ (Termo, ca. 2 2)].
¹⁸ Se re ere al fragmento del lírico lesbio Alceo [ϐ]α̣θόην [ (Alc.2 ₂).
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Iván Andrés-Alba
del tipo ἐπὶ βοὴν θεῖν «correr, acudir al grito de guerra»¹⁹. Formaciones seme-
jantes se encuentran fuera y dentro del griego: así a.i. abhidhāvati «correr en
ayuda» (donde abhí «hacia, contra» < *h₂m̥bʰí, cf. gr. ἀμφί; y dhāvati «correr» <
*dʰew-, cf. θέω) o mismamente gr. βοηδρομέω (con derivados como Βοηδρόμιος,
epíteto de Apolo; Βοηδρόμια, esta en Atenas; Βοηδρομιών, nombre de un
mes en el Ática; o Βᾱδρόμιος, Βᾱτρόμιος, su correspondiente en el dorio del
Egeo)²⁰.
La waw buscada en este caso se esconde en el primer término: βοή «grito». La
oscilación entre dialectos en el vocalismo que vemos en los compuestos βοη- ~
βοᾱ- ~ βᾱ- no es problemática, pero sí lo es su etimología. Chantraine (1 :
1 3) propone una conexión con a.i. jóguve «declamar» (intensivo o iterativo
de la raíz gav-)²¹, lit. gaudžiù, gau͂sti «gritar», a.esl. govorъ «ruido, rumor»
(cf. ruso govorít’ «hablar»), si bien estas palabras más fácilmente se asocian con
gr. γόος «lamento» y su deverbativo γοάω «llorar». En efecto, estos términos
(junto al germ. *kaujan, de donde ags. cīeġan y a.a.al. gi-kewen «llamar»)
presuponen una raíz *gewH- ~ gowH -, que, sin embargo, no puede evolucionar
en gr. a βοάω. Para explicar la /b/ inicial del griego sería necesario una raíz
con delabialización de *gʷowH- (como en βοῦς desde *gʷṓws), lo cual no está
asegurado²². Además, de ser ese el caso, habría que explicar por qué desde una
misma raíz *gʷowH- encontramos tanto βο-άω como γο-άω²³.
Por otra parte, varios términos con /b/ inicial en griego como βύᾱς «búho» (cf.
lat. būbō), βύκτης «aullante, ululante» parecen apuntar, como indica Beekes
(2010: 224) a un origen onomatopéyico²⁴. Así pues, la waw que presupone
Bechtel (1 23) como antecesora del hiato de /oaː/ (es decir *βοϝᾱ-), si bien
viable desde *gʷowH-eh₂-, no está asegurada.
¹⁹ Schulze 1 1 : 4 1 sitúa el término en un ámbito no solo psicológico sino también jurídico, por el
cual la βοή, en tanto que forma de denunciar una atrocidad, obligaba a aquel que la escuchase
a acudir en ayuda del emisor, siendo la omisión de este deber castigada legalmente.
²⁰ Kretschmer 1 2 : – . Cf. también el beo. υγγοδρομέω (según la glosa . · ἐκϐοηεῖν, Βοιωτοί),
cuyo primer elemento estaría en ύγγιος, nombre de un mes en Tesalia, ύζω «gritar», υγή, υγμός
«grito».
²¹ Con la raíz en grado cero y la reduplicación en grado pleno, palatalización de /g/ ante /e/ y posterior
monoptongación de /aw/ en /oː/: *géw-guH-h₂ej > *jáw-guH-ay > *jó-guv-e.
²² El germánico, donde la evolución de *gʷewH- debería ser *kʷew-, manteniendo la labiovelar, no
sirve en esta ocasión de ayuda, pues al tratarse del grado o de la raíz se produce una delabialización
ante /o(ː)/ y /u/: *gʷowH- > *kaw- (en lugar del esperado **kʷaw-).
²³ Beekes 2010: 2 1 sugiere que la forma con /g/ podría proceder de una delabialización en un
hipotético grado cero *gʷuwH -, que evolucionaría a *γυ-, de donde pasaría al resto del paradigma
dando lugar a la forma γοάω.
²⁴ En lat. boō sería un préstamo desde el griego. Curiosamente, se atribuye una forma bovō a Enio
(Enn. ann. 1 apud Varr. Ling.).
2
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En busca de la waw perdida
2.3. βῶκας
El poeta Epicarmo de Mégara Hiblea menciona en su obra Γᾶ καὶ Θάλασσα,
de la cual solo conocemos fragmentos, la palabra βῶκας²⁵. El término designa
un pez, sagrado para Hermes, («boga de mar», Box boops) y presenta la forma
sin contraer βόᾱξ, jon. βόηξ. La etimología es oscura²⁶: los antiguos creían
que el nombre se derivaba del sonido que emite el pez, si bien el gramático
helenístico Aristófanes de Bizancio (según Ateneo) prefería la forma βόωψ
al considerar que el animal se llamaba así por sus ojos grandes como los de
un buey²⁷. El préstamo lat. boca (de donde nuestro boga) y el gr.mod. γώπα
muestran la confusión entre /bᴐːk-/ y /bᴐːp/²⁸.
Bechtel (1 23: 22 ) presenta el término como un caso de contracción del
hiato /oaː/ tras pérdida de waw (la cual podríamos admitir, con las di cultades
señaladas, si efectivamente derivase de la misma raíz que βοάω, lo cual no deja
de ser una suposición). Este hiato, en realidad, debería contraer en dorio en /aː/
(como vimos en el caso de Βᾱδρόμιος, Βᾱτρόμιος) y no en /ɔː/, es decir, †βᾶξ
y no βῶξ, forma que coincide con la contracción en jonio. Así pues, el término
no debería ser usado ni como ejemplo de contracción tras pérdida dewaw ni
como término dialectal dorio.
2.4. θωκέω
Un caso semejante, también procedente de Sicilia: el mimógrafo Sofrón de
Siracusa emplea en dos ocasiones²⁹ el verbo θωκέω «sentarse», también uti-
lizado en una ocasión por Herodoto³⁰. La forma con vocalismo /aː/ θᾱκέω
aparece recogida por los trágicos (cf. θακεῖ, S. Aj. 32 ; θακοῦντι, A. Pr. 3 1),
así como el formalmente más antiguo θάσσω (ép. θαάσσω), con /ss/ desde
*-k-iō̯ y el verbo θοάζω, ambos «estar sentado», con cambio de su jo (*-ζω
por *-σσω). También en el sustantivo át. θᾶκος «asiento»; jón., dor. θῶκος
(hom. θόωκος) muestra la misma alternancia en el vocalismo.
²⁵ κχ’ ρῆι βῶκάς 〈τε〉 πολλοὺς καὶ σμαρίδας («cuando ve muchas bogas y carameles», Epich. 2 ).
²⁶ Strömberg 1 43: 3– , Beekes 2010: 223–224.
²⁷ Ἀριστοφάνης δ’ Βυζάντιος κακῶς φησιν ἡμᾶς λέγειν τὸν χθὺν βῶκα δέον βόωπα, ἐπεὶ μι-
κρὸς πάρχων μεγάλους ὦπας ἔχει· ε η ἂν οὖν βόωψ βοὸς φθαλμοὺς ἔχων. (Ar. Byz. apud
Ath. .2 .22–24).
²⁸ En gr.med. también γοῦπα ~ βοῦπα, con cierre de /o/ en /u/ por la velar y con alternancia entre /v/
y /γ/. Babiniotis 2010: 32 .
²⁹ μὲς δὲ ἐπεγγυάμενοι θωκεῖτε. (Sophr. 0), τῆλ’ ἀπε]νθὼν τεῖδε θωκησῶ τε καὶ λεξοῦ[μ’ πως
(Sophr. ).
³⁰ ἐν θρόνῳ σεμνῷ σεμνὸν θωκέοντα (Hdt. 2.1 3. – ).
3
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Iván Andrés-Alba
Nuevamente es una glosa de Hesiquio la que permite reconstruir la waw:
θάϐακος· θᾶκον ἢ θρόνον. Según Beekes (2010: 2 ) la forma át. θᾶκος proce-
dería de *θά(ϝ)ακος, mientras que θῶκος, de *θό(ϝ)ᾱκος³¹ o *θό(ϝ)ακος, según
Chantraine (1 : 41 ). En cualquier caso, cuál de las dos formas sería la origi-
nal (*θάϝακος o *θόϝακος) no puede ser explicado fácilmente: una asimilación
regresiva desde /owa/ a /awa/ parece improbable³² y un Ablaut de la raíz *dʰeh₁-
(cf. τίθημι) en grado o *dʰoh₁- y cero *dʰh₁- no permitiría explicar las formas
con /awa/ (*dʰh₁-w- evolucionaría a †θέϝακος en todo caso³³). Nuevamente, si
bien parece viable reconstruir una waw, no resulta adecuado tomar el término
como un ejemplo claro de contracción doria.
2.5. κᾶλον
La palabra κᾶλον «madera (para construcción o para quemar)», con pl. κᾶλα
(también «barcos»), es retrotraída por Bechtel (1 23: 311) a una forma *káwelon
que él deriva del verbo καίω «quemar» basándose en la glosa de Hesiquio:
δαϐελός · δᾱλός, Λάκωνες. En efecto, tanto δᾱλός «antorcha» (δαελός en
Sophr. 4.13. ), δάος y δαΐς, -ίδος (át. δᾴς, δᾳδός), como el verbo δαίω (< *δαϝίω)
«quemar» derivan de *δαϝ-, de la raíz *deh₂u-³⁴.
La evolución paralela que propone Bechtel partiendo desde κα(ϝ)ίω (aor.
ἔκαυσα, raíz *keh₂u-): *δαϝ-ελ-ός ~ *κάϝ-ελ-ον, si bien desde el punto de vista
de la evolución semántica parece aceptable («material para quemar» → «ma-
dera» → «madera para otros usos»), no lo es en cuanto a evolución fonética.
Para empezar, no tenemos evidencias de la /w/, como ocurría con la glosa en el
caso de δᾱλός³⁵, y además el hiato de /a/+/e/, que contrae en jón. át. como /aː/,
contraería en /εː/ en dorio (cf. át. ρᾱ frente a cor. ρη, desde * ρα-ε, imperati-
vo de ράω³⁶). Beekes (2010: 2 ), teniendo en cuenta esta incompatibilidad,
³¹ Esto parece improbable, en primer lugar, porque nada explica la /aː/ y en segundo porque la
contracción esperada en dorio de /oaː/ es —al menos en el Egeo— /aː/ y en este caso tenemos /ɔː/
en Anafe: Ἀγϙυλίων τόνδε τὸν θῶϙον ἐποίη[σα]. [IG XII,3 2 ].
³² Schulze 1 2: 43 apud Chantraine 1 :41 .
³³ El su jo -ακ- es, de hecho, común en palabras de sustrato (cf. φάρμακον, θώραξ). La alternancia
entre /o/ y /a/ respondería, pues, a un fenómeno pre-griego, según Beekes 2010: 2 , 200 : 31.
³⁴ La estructura de *δάϝ-ος ~ *δαϝ-ελ-ός sigue el mismo patrón que νέφ-ος ~ νεφ-έλ-η. Beekes 2010:
2 -2 . La raíz *deh₂u- aparece también en a.i. dunóti «quemar» (en grado cero du- y su jo nasal:
*du-nav-ti), perfecto dúdāva (< *dú-daHu-Ha, < *dú-deh₂u-h₂e), morfológicamente semejante a gr.
δέδηα (< *δέ-δᾱϝ-α, < *dé-deh₂-h₂e). Mayrhofer 1 : 0 – 0 .
³⁵ Quizás pueda comparase con las formaciones bálticas a partir de la raíz *keh₂u-: lit. kū̃lės «tizón
(hongo del cereal)», kūléti «ponerse atizonado», let. kũla «hierba seca del año pasado»; las tres
desde el grado cero *kh₂u-l-. Beekes 2010: 1 .
³⁶ Sobre la contracción de /a/+/e/ en dorio, cf. Andrés-Alba (en preparación).
4
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En busca de la waw perdida
rechaza la propuesta y sugiere un origen desde *káwalon³⁷, con un hiato de
/a/+/a/ que contraería en ambos dialectos en la /aː/ necesaria para explicar
κᾶλον³⁸.
En todo caso hay que tener en cuenta que el término —bien atestiguado
en jónico ático— solo aparece en dos ocasiones en dorio: una en un diálogo
laconio en Aristófanes y otra en una inscripción cirenaica³⁹, de modo que la
palabra también podría ser un préstamo desde otro dialecto⁴⁰. Sea como fuere,
lo único claro es que el término ni procede con seguridad de una forma con
waw ni es válido como argumento a favor o en contra de la contracción de
/awe/ en /aː/ en dorio.
3. Conclusión
Como hemos visto, estos cinco ejemplos representan diferentes posibilidades
en la búsqueda, más o menos fructuosa, de la waw «perdida»: desde aquella
que ciertamente está con rmada por paralelos indoeuropeos claros (ἅλιος)
hasta la que se basa en la comparación de otro término cuya waw suponemos
por una glosa (κᾶλον), es decir, doblemente insegura. Todas tienen en común
el hecho de ser usadas como ejemplos dialectales válidos del desarrollo de
la contracción del hiato tras la pérdida de /w/ en dorio (en algunos casos,
no habiendo apenas otros ejemplos de la misma contracción en el dialecto).
Así pues, tras haber analizado en detalle algunos de estos términos con una
supuesta waw perdida, hemos demostrado que no siempre el resultado de la
«búsqueda» es satisfactorio y que, en la práctica, estos ejemplos no deben
tener la misma validez para el estudio de los dialectos que otros cuya evolución
realmente conocemos.
Referencias bibliográficas
Andrés-Alba, I. (en preparación): «El término ἆθλον y la contracción de /a/+/e/ en
dorio».
Babiniotis, G. (2010): Ετυμολογικό λεξικό της νέας ελληνικής γλώσσας. Ιστορία των
λέξεων, Atenas, Κέντρο Λεξικολογίας.
³⁷ Siendo *-αλ(λ)- un su jo típicamente pregriego (cf. ἀρ ϐαλλος, Φάρσᾱλος, Στύμφᾱλος, etc.).
Beekes 200 : 31.
³⁸ Chantraine 1 : 4 es igualmente consciente de esta di cultad.
³⁹ κᾶλα Ar. Lys. 12 3, [κ]ᾶλον [SEG 2₉ (Cirene, s. iv)].
⁴⁰ Se atestigua también el adj. κάλινος «de madera» [SEG 2₁₁₈ (Cirene, s. iv)]. Dobias-Lalou
2000: 2 2.
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Iván Andrés-Alba
Bechtel, F. (1 23): Die griechischen Dialekte: 2. Bd. Die westgriechischen Dialekte , Berlín,
Weidmannsche Buchhandlung.
Beekes, R. S. P. (200 ): Pre-Greek. Phonology, Morphology, Lexicon , Leiden, Brill.
Beekes, R. S. P. (2010): Etymological Dictionary of Greek, Leiden, Brill.
Buck, K. D. (1 ): The Greek Dialects: Grammar, Selected Inscriptions, Glossary , Chicago,
University of Chicago Press.
Chantraine, P. (1 ): Dictionnaire étymologique de la langue grecque: histoire des mots,
París, Klincksieck.
Dobias-Lalou, C. (2000): Le dialecte des inscriptions grecques de Cyrène (Karthago, revue
d’archéologie méditerranéenne XXV), París, Institut d’Art et d’Archéologie.
Kretschmer, E. (1 2 ): «Diener, Sklave. Priester. Bürge. Zeuge. Nussknacker. Helfen»,
Glotta 1 .1, –100.
Lejeune, M. (1 ): Phonétique historique du mycénien et du grec ancien , París, Klincksieck
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Mallory, J. P. & Adams, D. Q. (200 ): The Oxford Introduction to Proto-Indo-European and
The Proto-Indo-European World, Oxford, Oxford University Press.
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berg, Winter.
Rix, H. (1 2): Historische Grammatik des Griechischen: Laut- und Formenlehre , Darm-
stadt, Wissenschaftliche Buchgesellschaft [ibid., 1 ].
Schulze, W. (1 2): Quaestiones epicae. Gütersloh, Bertelsmann.
Schulze, W. (1 1 ): «Beiträge zur Wort- und Sittengeschichte II», Sitzungsberichte derPreussischen Akademie der Wissenschaften 1 1 .1, 4 1– 13.
Strömberg, R. (1 43): « Studien zur Etymologie und Bildung der griechischen Fischna-
men », Göteborgs Högskolas Årsskrift 4 .2, Gotemburgo.
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La traducción del griego al latín en el Nuevo
Testamento: de la pasiva morfológica a la pasiva
léxica*
José Miguel Baños
Universidad Complutense de Madrid
jmbanos@ucm.es
Resumen: En este trabajo se analizan los ejemplos del Nuevo Testamento en los que una forma
verbal griega morfológicamente pasiva (como μεταμεληθείς o ἀτιμασθῆναι) es traducida en la
Vulgata latina por una colocación verbo-nominal (paenitentia ductus, contumeliam pati, respec-
tivamente). Nuestro propósito es mostrar que en tales casos el empleo de pasivas léxicas en la
traducción latina tiene una justi cación funcional (morfosintáctica y semántica).
Palabras clave: Nuevo Testamento, griego bíblico, Vulgata, pasiva, construcción con verbo soporte.
The Greek to Latin translation of the New Testament :
from morphological to lexical passive
Abstract: This paper analyzes the Greek examples in the New Testament in which a passive verbal
form (such as μεταμεληθείς or ἀτιμασθῆναι) is translated in the Vulgate by using a support verb
construction (paenitentia ductus, contumeliam pati, respectively). Our purpose is to show that in
such cases the use of lexical passives in Latin has a functional (morphosyntactic and semantic)
justi cation.
Key Words: New Testament, Greek, Vulgate, passive, support verb construction.
1. Introducción
Como es sabido, la frecuencia de empleo de las construcciones con verbo
soporte (CVS, a partir de ahora)¹ en latín clásico (bellum gero, gratias ago,
odio habeo) allí donde el griego emplea por lo general un verbo compuesto
o derivado (πολεμέω, ε χαριστέω, μισέω) constituye un rasgo diferenciador
fundamental entre las dos lenguas clásicas².
* Este trabajo forma parte del proyecto de investigación FFI201 - 331 -C3-3.
¹ Empleo la expresión «construcción con verbo soporte» en sentido amplio (Baños 201 : 21–22),
para referirme no solo a las colocaciones verbo-nominales más generales (proelium facere), sino
también a las más especí cas ( proelium committere ) y a las que añaden contenidos aspectuales
(bellum gerere vs. bellum suscipere), diatéticos (odio habere vs. odio esse) o intensivos (dolorem
habere vs. dolore ardere).
² Así lo demuestra, entre otras comparaciones (Baños 201 a), la frecuencia de empleo de CVS en
César y Jenofonte (López Martín 201 ): por cada CVS en Jenofonte se documentan cinco en César.
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José Miguel Baños
Pues bien, esta diferencia se mantiene en época tardía y tiene su re ejo en la
traducción de los textos bíblicos del griego al latín tal como he puesto de mani-
esto al comparar el empleo de estos predicados analíticos en el evangelio de
san Mateo (Baños 201 b): a pesar de su deseo de traducción verbum e verbo (epist.
. – ), en no pocas ocasiones Jerónimo traduce por una CVS latina un verbo
simple, compuesto o derivado griego: συνεϐουλεύσαντο = consilium fecerunt
(Matth. 2 .4), θανατώσουσιν α τούς = morte eos afficient (Matth. 10.21), etc.
En este punto, conviene precisar que el empleo de las CVS no es un rasgo del la-
tín coloquial o vulgar, sino un rasgo general del léxico (y de la sintaxis) del latín. Es-
tos predicados analíticos están presentes, de manera constante, en toda la literatura
latina, de Plauto a la Historia Augusta, y son mucho más frecuentes, por ejemplo,
y mucho más variados en los historiadores (César, Salustio o Livio) que en textos
vulgares como la Cena Trimalchionis de Petronio o la Peregrinatio (Baños, e.pr.).
Y es que las CVS son en latín clásico un fenómeno más gramatical que
estilístico (Ho mann 1 : 203, Baños 201 ) porque tienen en muchos casos
una justi cación funcional: léxica, semántica o morfosintáctica. Por un lado,
para no pocos predicados el latín emplea única o fundamentalmente CVS:
 impetum facere, bellum gerere , gratias agere, etc. Por otro, cuando para la
expresión del mismo predicado concurren un verbo (por ejemplo, sperare)
y varias CVS ( spem habere, nancisci, relinquere; in spem venire; in spe esse , etc.),
estas últimas añaden por lo general contenidos semánticos más precisos (sobre
todo, aspectuales o diatéticos) que el verbo simple (Jiménez Martínez 201 ).
Pero, además, y esta es la razón última de nuestro trabajo, con verbos defecti-
vos (odi, paenitet) o deponentes (persequor, utor, etc.) con una estructura sintáctica
biargumental, las CVS suplen la imposibilidad morfosintáctica de dichos verbos
para construir su segundo argumento como sujeto sintáctico (Touratier 1 4:
1 0). En otras palabras, a falta de una pasiva morfológica, las CVS se convierten
en latín, desde época clásica, en la pasiva léxica de no pocos predicados verbales.
Con estos presupuestos, el objetivo último de nuestro trabajo es mostrar has-
ta qué punto esta justi cación funcional perdura en la Vulgata y ayuda a enten-
der el empleo de determinadas CVS. Para ello voy a analizar todos los ejemplos
del Nuevo Testamento (NT), con especial atención a los evangelios, en los que
una forma griega morfológicamente pasiva es traducida por una CVS latina.
2. Verbos de sentimiento (odi, paenitet, miseret) y defectividad
morfológica
Un primer ejemplo evidente de la justi cación funcional de las CVS en el NT
es la traducción del verbo μισέω (Baños & Jiménez 201 b).
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La traducción del griego al latín en el Nuevo Testamento
Desde Plauto y Terencio, junto al verbo odi, morfológicamente defectivo, el
latín documenta dos tipos de colocaciones: aquellas en las que el experimen-
tante del odio se construye como sujeto sintáctico (odium habeo / odium gero
/ odio habeo) y aquellas en las que es el objeto del odio el que se expresa en
nominativo (id odio / in odio mihi est ; id mihi in odium venit). Pues bien, este
segundo tipo de colocaciones es mucho más frecuente que el primero³ por una
razón evidente: a falta de una pasiva morfológica, CVS como id (in) odio mihi
est «se convierten en la pasiva léxica de un verbo defectivo como odi» (Baños
& Jiménez 201 b: ).
Esta justi cación funcional, que ilustra muy bien en latín clásico el ejemplo
de Livio odi odioque sum Romanis («odio y soy odiado por los romanos», Liu.
3 .1 . ) persiste en la Vulgata: en el NT, μισέω en activa se traduce indistinta-
mente por odi o por la CVS odio habeo (esta, sobre todo, cuando el verbo griego
está en perfecto o en futuro), tal como muestra el ejemplo (1), pero Jerónimo
emplea siempre⁴ la CVS odio sum para traducir perífrasis pasivas griegas como
ἔσεσθε μισούμενοι en (2). La traducción de la Vulgata es, por tanto, coherente
con el hecho de que, desde época arcaica, la CVS odio esse es la expresión léxica
de la pasiva de odi:
(1) ε κόσμος μᾶς μισεῖ, γινώσκετε τι ἐμὲ πρῶτον μῶν μεμίσηκεν = Si
mundus vos odit, scitote quia me priorem vobis odio habuit (Ioh. 1 .1 ).
(2) καὶ ἔσεσθε μισούμενοι πὸ πάντων τῶν ἐθνῶν διὰ τὸ νομά μου. καὶ τότε
σκανδαλισθήσονται πολλοὶ καὶ ἀλλήλους παραδώσουσιν καὶ μισήσουσιν
ἀλλήλους = et eritis odio omnibus gentibus propter nomen meum. Et tunc
scandalizabuntur multi et invicem tradent et odio habebunt invicem (Matth.
24. –10).
Por otra parte, paenitet («arrepentirse») y miseret («compadecerse») son verbos
impersonales de sentimiento con una construcción sintáctica atípica en latín
clásico: la persona que experimenta el sentimiento se expresa en acusativo y la
causa u objeto del arrepentimiento o de la compasión en genitivo. Como verbos
de estado que son, además de impersonales, no tienen pasiva morfológica, por
³ En un amplio corpus analizado (de Plauto a Gelio), se documenta 1 ejemplos de las tres CVS con
el experimentante como sujeto, frente a 3 ejemplos de las tres colocaciones pasivas, cf. Baños &
Jiménez 201 b: 4– . Tur 201 : 12 –1 , que analiza muchas más colocaciones, llega a la misma
conclusión.
⁴ Los otros tres ejemplosde odio sum en el NT (Matth. 10.22, Marc. 13.13, Luc. 21.1 ) reproducen las
palabras textuales de Jesús del ejemplo (2): «seréis odiados por todo el mundo por culpa de mi
nombre». La perspectiva activa de ese mismo predicado («el mundo os odia») es la que ofrece el
ejemplo de (1).
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José Miguel Baños
lo que no cabe la posibilidad de convertir en sujeto a su segundo argumento
(que se expresa además en genitivo).
El griego, que no tiene tales limitaciones, para la expresión del arrepenti-
miento en el NT emplea, entre otros⁵, el verbo μεταμέλομαι, que se traduce al
latín por tres colocaciones distintas: paenitentiam habeo (3), paenitentia motus
(4a) y paenitentia ductus (4b):
(3) μεῖς δὲ δόντες ο δὲ μετεμελήθητε ὕστερον = Vos autem uidentes nec
paenitentiam habuistis postea (Matth. 21.32).
(4a) ὕστερον δὲ μεταμεληθεὶς ἀπῆλθεν = postea autem paenitentia motus abiit
(Matth. 21.2 ).
(4b) μεταμεληθεὶς ἔστρεψεν τὰ τριάκοντα ἀργύρια = paenitentia ductus, rettulit
triginta argenteos (Matth. 2 .3).
Como se puede ver, los tres ejemplos presentan en griego el morfema -θη-
propio de un aoristo intransitivo. En el primero de ellos (3), con el verbo en
forma personal (μετεμελήθητε), Jerónimo emplea la CVS paenitentiam habeo
con un verbo soporte (habere) que con gura habitualmente CVS (dolorem /
odium … habere) que expresan estados y procesos poco controlados (como en
español «tener remordimiento»).
Más interesantes son los ejemplos de (4), por la forma de traducir al latín
el participio de aoristo μεταμεληθείς. En tales casos, puesto que no existe
en latín un participio paralelo de paenitet ni cabe la pasiva morfológica de
paenitentiam habeo (*paenitentia habita), la Vulgata emplea colocaciones con
el sustantivo verbal en ablativo complementando a participios de perfecto de
verbos transitivos de movimiento (ductus, motus, actus)⁶: «arrastrado / movido /
llevado por el arrepentimiento».
Este tipo de colocaciones se documenta en el NT no solo con paenitentia,
sino también, y por las mismas razones, con misericordia: misericordia motus
(«commovido», «compadecido») es, por ejemplo, la traducción sistemática en
el evangelio de Lucas⁷ de la forma verbal griega ἐσπλαγχνίσθη:
⁵ Más frecuente es μετανοέω («arrepentirse», en el sentido de «cambiar de opinión»), que expresa
una acción más controlada, volitiva e intencional y de ahí que se traduzca por una CVS activa
como paenitentiam agere. Para las diferencias entre estos dos verbos y su traducción en la Vulgata,
cf. Baños & Jiménez 201 a.
⁶ La variante paenitentia actus, documentado ya por el jurista Gayo (Inst. 2.1 ), es la traducción en
el Antiguo Testamento de μεταμεληθέντες (Sap. 1 .2) y παρεκλήθησαν (Sap. 21. ).
⁷ Ejemplos similares son Luc. 10.33 y 1 .20.
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La traducción del griego al latín en el Nuevo Testamento
( ) καὶ δὼν α τὴν κύριος ἐσπλαγχνίσθη ἐπ’ α τῇ καὶ ε πεν α τῇ· μὴ κλαῖε
= Quam cum vidisset Dominus, misericordia motus super ea dixit illi : «Noli
flere!« (Luc. .13).
Estas construcciones latinas de participio y sustantivos de sentimiento en
ablativo (dolore, timore, iniuria, odio, etc.) son muy frecuentes en los prosistas
de época clásica (Pinkster 201 : 03). La colocación, misericordia (com-)motus,
por ejemplo, está documentada desde Cicerón (Fam. 2.1 . , Inv. 2.1 3, Mur. ,
Verr. 2.4. , Reth. Her. 4.33, etc.). Jerónimo, por tanto, vuelve a emplear como
traducción de las formas griegas un tipo de colocaciones de raigambre clásica.
Un último ejemplo, también con misericordia, en el que una CVS latina
traduce una formal verbal morfológicamente pasiva, es el siguiente:
( ) μακάριοι ο ἐλεήμονες, τι α τοὶ ἐλεηθήσονται = Beati misericordes, quia
ipsi misericordiam consequentur (Matth. . ).
En este pasaje de las bienaventuranzas se contrapone en griego una situación
activa (ο ἐλεήμονες) y otra pasiva (ἐλεηθήσονται: «los que se compadecen…
serán también compadecidos»): el griego recurre para la perspectiva pasiva
a una forma de aoristo en -θη-; pero el latín, a falta de una pasiva morfológi-
ca con miseret⁸, emplea una colocación con un verbo como consequi («alcanzar,
conseguir») para señalar de manera léxica que el sujeto es ahora el paciente, el
objeto de compasión.
No se trata, de nuevo, de un ejemplo puntual: aunque consequi no es un
verbo soporte muy frecuente en latín clásico⁹, la CVS misericordiam consequi,
como traducción de formas pasivas del verbo ἐλεέω, se repite en otros pasajes
del NT (Rom. 11.30, Cor. 4.1, Petr. 2.10)¹⁰.
3. Patior y la expresión léxica de la pasiva
Ahora bien, el verbo soporte por excelencia en el NT en CVS que traducen
formas griegas morfológicas pasivas es pati. Para ilustrarlo, basta comparar
los ejemplos paralelos de ( ), de nuevo en el contexto de las bienaventuranzas:
⁸ Salvo que se recurra a formas verbales secundarias, tardías o vulgares. Así, en algunas versiones
de la Vetus (Itala) del ejemplo ( ) se utiliza bien la pasiva del verbo misereo (ipsi miserabuntur ),
bien el verbo deponente misereor con un complemento en dativo (ipsis miserabitur Deus).
⁹ Pero, desde Cicerón, consequor conforma colocaciones con sustantivos abstractos tanto de semán-
tica negativa (dolorem: Fin. 1.32; incommodum: Inv. 2. 4, etc.), como positiva (honorem: Flacc. 4;
gloriam: Phil. 14.31, etc.).
¹⁰ También consequi se emplea en otras colocaciones del NT para traducir formas pasivas griegas:
ἐμαρτυρήθησαν = testimonium consecuti sunt (Hebr. 11.2).
1
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José Miguel Baños
( a) μακάριοί ἐστε ταν νειδίσωσιν μᾶς καὶ διώξωσιν = beati estis cum male-
dixerint uobis et persecuti vos fuerint (Matth. .11).
( b) μακάριοι ο δεδιωγμένοι ἕνεκεν δικαιοσύνης = beati, qui persecutionem
patiuntur propter iustitiam (Matth. .10).
En ( a), el verbo deponente transitivo persequor es traducción de la activa de
διώκω («perseguir»), pero, cuando el mismo verbo griego en ( b) aparece en
pasiva (δεδιωγμένοι), el latín, ante la imposibilidad morfológica de persequor
de ofrecer una perspectiva pasiva, emplea la colocación persecutionem pati.
Este empleo de patior en colocaciones pasivas es un procedimiento regular
en el latín del NT. Así, en ( ), el verbo griego ἀτιμάω («deshonrar, ultrajar») se
traduce en activa mediante una colocación con afficere ( a), que es el verbo por
excelencia para expresar la causatividad léxica en latín (Mendózar 201 ), mien-
tras que en pasiva la Vulgata recurre de nuevo a la CVS contumeliam pati ( b):
( a) κἀκεῖνον ἐκεφαλίωσαν καὶ ἠτίμασαν = et illum in capite vulneraverunt et
contumeliis affecerunt (Marc. 12.4).
( b) … τι κατηξιώθησαν πὲρ τοῦ νόματος ἀτιμασθῆναι = …quoniam digni
habiti sunt pro nomine Jesu contumeliam pati (Act. .41).
En los ejemplos de ( ), a falta de un verbo relacionado etimológiamente con
contumelia (*contumelio), el latín, desde época clásica¹¹, emplea colocacio-
nes verbo-nominales tanto para expresar la perspectiva causativa (aliquem
contumelia afficio) como pasiva (contumeliam patior ).
La misma situación se da con un sustantivo muy próximo semánticamente
como iniuria¹² que también carece en latín clásico de un verbo latino paralelo
(*iniurio): el verbo griego ἀδικῶ es traducido en activa ( a) por la colocación
causativa iniuriam facere y en pasiva ( b) por iniuriam pati, que presenta como
variante iniuriam sustinere¹³:
( a) δὲ ἀδικῶν τὸν πλησίον ἀπώσατο α τὸν ε πών = qui autem injuriam
faciebat proximo, repulit eum, dicens (Act. .2 ).
¹¹ De acuerdo con una búsqueda propia en el corpus de PHI, además de contumelia adficere, son
frecuentes las colocaciones casuativas contumeliam facere y dicere. Para la perspectiva pasiva,
contumeliam (per)ferre y accipere son incluso más frecuentes que contumeliam pati.
¹² En latín clásico, las tres colocaciones causativas más frecuentes son iniuriam facere, iniuria adficere
e iniuriam inferre; y en el caso de las pasivas, además de iniuriam pati, iniuriam accipere e iniuriam
(per)ferre.
¹³ Conun sustantivo similar como calumnia, en el Antiguo Testamento, calumniam sustinere (Deut.
2 .2 , 2 .33, Is. 23.12, Ier. 0.33, psalm. 12. , 14 . ) es más frecuente que calumniam pati (Os. .11,
Am. 3. ).
2
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La traducción del griego al latín en el Nuevo Testamento
( b) καὶ δών τινα ἀδικούμενον ἠμύνατο καὶ ἐποίησεν ἐκδίκησιν τῷ καταπονου-
μένῳ πατάξας τὸν Α γύπτιον = et cum vidisset quemdam injuriam patientem,
vindicavit illum, et fecit ultionem ei qui injuriam sustinebat, percusso Ægyptio 
(Act. .24).
La misma alternancia facere vs. pati se da en la traducción del verbo βιάζω
(«violentar»), según que una misma formal verbal —βιάζεται— tenga en (10a)
un sentido activo («todo el mundo ejerce violencia contra el reino de Dios»)
y en (10b) un sentido pasivo («el reino de los cielos sufre violencia»):
(10a) ἀπὸ τότε ἡ βασιλεία τοῦ θεοῦ ε αγγελίζεται καὶ πᾶς ε ς α τὴν βιάζεται. =
ex tunc regnum Dei evangelizatur, et omnis in illud vim facit (Luc. 1 .1 ).
(10b) ἡ βασιλεία τῶν ο ρανῶν βιάζεται, = regnum caelorum vim patitur (Matth.
11.12).
Hasta tal punto patior se convierte en un marcador léxico de diátesis pasiva, que
se emplea incluso con verbos latinos que sí presentan una pasiva morfológica.
Un ejemplo paradigmático es scandalizo, préstamo directo del verbo griego
σκανδαλίζω («causar escándalo»). Pues bien, cuando este verbo griego aparece
en el NT en pasiva, para traducir el mismo pasaje, Jerónimo en el evangelio de
Marcos utiliza la pasiva morfológica scandalizabimini (11a) y en el evangelio
de Mateo la colocación scandalum patiemini (11b). Pasiva morfológica y pasiva
léxica son, pues, en este caso intercambiables:
(11a) πάντες σκανδαλισθήσεσθε = Omnes scandalizabimini (Marc. 14.2 ).
(11b) πάντες μεῖς σκανδαλισθήσεσθε ἐν ἐμοὶ ἐν τῇ νυκτὶ ταύτῃ = Omnes vos
scandalum patiemini in me in ista nocte (Matth. 2 .31).
4. Conclusión
Aunque las limitaciones de espacio me impiden añadir no pocos comentarios
y matices, el análisis de los ejemplos del NT en los que una forma verbal
griega morfológicamente pasiva es traducida en la Vulgata por una colocación
verbo-nominal ha puesto de mani esto hasta qué punto en latín el empleo de
estos predicados analíticos está justi cado desde un punto de vista funcional:
la perspectiva pasiva o intransitiva de los predicados griegos solo es posible
verterla en latín mediante colocaciones ya que, o bien los verbos latinos pa-
ralelos son morfológicamente defectivos (odi, paenitet, miseret) o deponentes
3
“Crespo-master” — 2020/10/1 — 21:1 — page 4 — # 4
José Miguel Baños
(persequor ), o bien no existe en latín un verbo simple paralelo: contumeliam /
iniuriam / vim… patior. Jerónimo, en su búsqueda de una traducción latina más
cuidada y elevada que las versiones previas de la Vetus, acude en tales casos
a colocaciones de raigambre clásica (odio esse; misericordia motus; paenitentiam
habere) o emplea con regularidad un verbo soporte como patior para expresar
léxicamente la diátesis pasiva.
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4
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Nuevas herramientas digitales para el estudio de
la koin griega de Egipto*
José Antonio Berenguer Sánchez
Instituto de Lenguas y Culturas del Mediterráneo (ILC-CSIC)
j.berenguer@csic.es
Resumen: En esta contribución se hace una re exión sobre los nuevos desarrollos digitales en los
estudios de la koiné, dentro de la lingüística griega. Se ja la atención en las nuevas herramientas
para la consulta de los datos del corpus digital de los papiros griegos, valorando su empleo, así
como sus limitaciones actuales.
Palabras clave: Humanidades digitales, lingüística de corpus, corpus digital, koiné griega, papiros
griegos.
New digital tools for the study of the Greek koiné from Egypt
Abstract: In this contribution, a re ection is made on new digital developments in the studies of
the koiné, within the Greek Linguistics. The attention is xed on new tools for consulting the data
of the digital corpus of the Greek papyri, evaluating their employment, as well as their current
limitations.
Key Words: Digital Humanities, Corpus Linguistics, digital corpus, Greek koine, Greek papyri.
1. Revolución digital e investigación en Humanidades
Resulta evidente que el fenómeno de la llamada «revolución digital», que
empezó a anunciarse en la década de los 0 del siglo pasado, ha cobrado una
importancia capital en los últimos años y está teniendo una enorme repercu-
sión a todos los niveles en el mundo actual. La investigación en las disciplinas
humanísticas no ha sido una excepción¹. Teniendo en cuenta el diálogo ne-
cesario que está abierto hoy en día en torno a la aplicación y la aplicabilidad
de las llamadas Humanidades digitales, me voy a limitar a hacer una breve
re exión sobre las posibilidades que ofrecen las tecnologías digitales en los
estudios de lingüística griega², jando la atención en desarrollos recientes
en uno de los subcorpus digitales del griego antiguo y, más especí camente,
* Las re exiones y datos de esta contribución responden a los trabajos desarrollados bajo el proyecto
FI201 - 110-P nanciado por el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades.
¹ Cf. Fiormonte, Numerico & Tomasi 201 .
² Para un planteamiento reciente de la revolución digital en Filología Clásica cf. Berti 201 .
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José Antonio Berenguer Sánchez
en la repercusión que para el estudio de la koiné griega puede tener la llamada
papirología digital³.
2. Lengua de corpus, corpus digital y lingüística de corpus
Dado que el griego antiguo es una lengua de corpus⁴, es lógico que se haya
bene ciado de una de las grandes aportaciones de las nuevas tecnologías:
la creación de corpus digitales. Las innovaciones en la ordenación, archivo
y consulta digital de grandes cantidades de datos han sido aprovechadas, en
el estudio de distintas lenguas, mediantela conversión de corpus preexisten-
tes a los nuevos formatos o mediante la creación de nuevos corpus. Esto ha
acontecido tanto con corpus de lenguas modernas habladas y escritas, como
de lenguas antiguas de las que solo quedan testimonios escritos. Además, esta
conversión al formato digital ha provocado a su vez un renacimiento y auge
de la llamada Lingüística de corpus (LC)⁵, si bien, aunque en ocasiones se con-
funden, no pueden identi carse todos los estudios que se llevan a cabo sobre
una lengua de corpus con los estudios que realmente se realizan aplicando los
criterios de la LC. Las posibilidades metodológicas de aproximación a los datos
de una lengua de corpus como el griego antiguo pueden ser muy diversas.
De hecho, Emilio Crespo (1 ) llamó la atención sobre esta circunstancia,
planteando la necesidad de buscar alternativas metodológicas que permitieran
evitar estudios basados solo en un análisis intuitivo del lingüista. La LC, por su
parte, critica las explicaciones que se apoyan únicamente en un análisis teórico
o «cualitativo» y reivindica el valor y la necesidad de manejar todos los da-
tos disponibles en cualquier corpus, combinando aproximaciones cualitativas
y cuantitativas⁶.
3. Lengua literaria, lengua no literaria y lengua hablada
Otra característica de la LC es la gran relevancia que le con ere al estudio de
la lengua oral⁷. Sin embargo, es evidente que en las lenguas de corpus antiguas
no disponemos de testimonios directos de lengua hablada. Y aquí cabe recordar
³ Concepto cuyo uso se está extendiendo, cf. Reggiani 201 y 201 .
⁴ Sobre los problemas de estudio de las lenguas de corpus cf. Agud, Fernández Delgado & Ramos
Guerreira 1 .
⁵ Sobre la historia de la LC pueden consultarse las síntesis de Leech 1 1 o de Hincapié & Bernal
201 : 3 y ss.
⁶ Hincapié & Bernal 201 : 10.
⁷ Hincapié & Bernal 201 : 11.
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Nuevas herramientas digitales para el estudio de la koiné
también otra observación que hacía Emilio Crespo (1 : 1 ) al comentar,
como peculiaridad del trabajo con una lengua de corpus como el griego antiguo,
el recurso habitual a los datos procedentes de los textos literarios:
[…] ha producido de hecho ciertas ideas erróneas en algunas épocas de
la historia de la lingüística: desinterés por los rasgos documentados con
poca frecuencia pero muy comunes en la lengua hablada, atribución de
mayor importancia a la manifestación escrita de la lengua, creencia de que
solo la lengua escrita merece la atención de la gramática, y consideración
puramente preceptiva o normativa de la lengua hablada.
En la entrada «Corpus linguistics and Greek» de la Encyclopedia of Ancient
Greek Language and Linguistics, F. Boschetti (2014) hace una interesante sín-
tesis y menciona algunas peculiaridades de la Lingüística de corpus aplicada
al griego antiguo. De su exposición llama no obstante la atención que, al men-
cionar los recursos más importantes, se limite a citar la Perseus Digital Library
(PDL)⁸, el Thesaurus Linguae Graecae (TLG)⁹ y los Pragmatic Resources in Old
Indo-European Languages (PROIEL)¹⁰, pero omita toda referencia a otros corpus
digitales importantes, como el Packard Humanities Institute’s Greek Epigraphy
Project (PHI)¹¹, posteriormente convertido en Searchable Greek Inscriptions,
y el Duke Databank of Documentary Papyri (DDdDP)¹². Puede inferirse que
el motivo de tal omisión es que, frente a los corpus de textos que cita, el
corpus del PHI y el DDbDP reúnen fundamentalmente textos documentales,
no literarios. Es cierto que ni el corpus del PHI ni el del DDbDP presenta-
ban en el momento de publicación del artículo de Boschetti (2014) opciones
existentes en los corpus de textos literarios, como la creación de treebanks¹³,
del tipo del Ancient Greek Dependency Treebank o el Latin Dependency Tree-
bank de la PDL o los del Nuevo Testamento y Heródoto en PROIEL, o bien
la posibilidad de lematización y de conexión con los lemas del diccionario de
Liddell-Scott-Jones que ofrecía la PDL o el TLG. Pero también es cierto que,
⁸ http perseus tufts edu hopper .
⁹ http stephanus tlg uci edu .
¹⁰ https proiel github io .
¹¹ https inscriptions packhum org .
¹² http pap ri info docs ddbdp.
¹³ Treebank es la designación que recibe un corpus con anotaciones lingüísticas que muestra visuali-
zaciones en forma de árboles sintácticos, generalmente siguiendo el modelo del Prague Dependency
Treebank http https ufal mff cuni c pdt . Sobre los treebanks en griego antiguo
y latín cf. Celano 201 .
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José Antonio Berenguer Sánchez
con más de 210.000 inscripciones griegas recogidas en el corpus del PHI¹⁴ y con
más de 1.000 papiros en el DDbDP¹⁵, estos corpora ofrecen la posibilidad de
consulta de modo inmediato de ediciones electrónicas de textos no literarios
(en su mayoría), que se caracterizan por mostrar niveles de lengua diferentes,
más próximos a la lengua hablada de cada momento que los ofrecidos por los
textos literarios.
No puedo entrar a valorar aquí el corpus de inscripciones del PHI, que posee
peculiaridades exclusivas y que merece un análisis detenido e independiente¹⁶.
Voy a llamar la atención sobre algunos desarrollos recientes para la consulta
de las ediciones electrónicas de los documentos en papiro del DDbDP. En él se
incluyen textos cuya datación comprende desde el siglo iv a.C. al viii d.C. De
acuerdo con lo que apuntaba en el párrafo anterior, esos textos documentales
en papiro son muy interesantes para el análisis lingüístico de la koiné griega.
Por un lado, a nivel sintáctico, ofrecen construcciones que di eren de las
estructuras conservadoras de los textos literarios. Basta consultar el manual de
Horrocks (2010) para encontrar buenos ejemplos de ello. Por otra parte, a nivel
fonético y morfofonológico, mientras que en los textos literarios las palabras
mantienen sus formas regulares enmascaradas por la ortografía histórica, en los
textos en papiro quedan re ejados a menudo, mediante grafías no canónicas,
los cambios fonéticos y morfofonológicos que se estaban produciendo en la
lengua hablada¹⁷. Por lo tanto, aunque no disponemos de testimonios directos
de lengua hablada, sí podemos contar con posibles indicios de sus variantes
en las grafías no normativas de los textos en papiro. Y esto constituye una
similitud interesante del DDbDP con muchos de los corpus analizados por la LC.
Por otra parte, teniendo en cuenta las observaciones de Boschetti (2014: 3 2)
sobre los textos literarios, los textos en papiro muestran diferencias relevantes:
su conservación ha sido aleatoria, independiente de los gustos o intereses
de las distintas épocas por las que ha transcurrido la transmisión textual de
los textos literarios; además, no se ven afectados por fenómenos propios de los
géneros literarios, como los arcaísmos o la emulación.
¹⁴ Según el dato proporcionado en https iki digitalclassicist org PHI Greek Inscrip
tions [acceso 31/10/201 ]. En 200 P. Iversen 200 : 1 mencionaba que ya se habían incorporado al
corpus más de 1 0.000 inscripciones, y que probablemente se superarían las 200.000 ese mismo año.
¹⁵ En septiembre de 201 el número total catalogado en el Heidelberg Gesamtvertzeichnis der Griechi-
schen Papyrusurkunden Ägyptens (HGV) https aquila a uni heidelberg de search era
de 1. 4 papiros.
¹⁶ Por ejemplo, la corrección directa de lecturas de las ediciones originales y la selección en la edición
de las variantes grá cas, que es completamente diferente al que vamos a examinar en el DDbDP.
¹⁷ Sobre la importancia de las grafías de los papiros documentales para el análisis de la koiné griega
cf. Browning 1 3: 23–24, Horrocks 2010: 114–11 y especialmente, con un análisis de cómo surge
el fenómeno en el proceso de escritura, Dickey 200 : 1 0–1 1.
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Nuevas herramientas digitales para el estudio de la koiné
4. El DDbDP y la importancia del etiquetado de variantes
Una cuestión metodológica sobre la que llama la atención la LC es la necesidadde un adecuado etiquetado de los textos para su posterior análisis (Hincapié
& Bernal 201 : ). El DDbDP, como otros corpus que nacieron en formato
electrónico, ha sufrido desde su creación en 1 3 cambios importantes en
paralelo al desarrollo de las nuevas tecnologías. J. Sosin (2010) describía es-
tos cambios, consistentes básicamente en sucesivas transformaciones de su
formato (código Beta > lenguaje de marcado SGML > lenguaje de marcado
XML en versión TEI-Epidoc), en el paso de un soporte en CD a una versión
en línea, y en la interoperabilidad con diversos proyectos y aplicaciones, que
suministran datos complementarios sobre las ediciones de papiros y facilitan
distintos modos de consulta de los fondos del DDbDP. Son aplicaciones como
el sistema de búsqueda del Papyrological Navigator (PN)¹⁸, el ya citado catálogo
del HGV, el proyecto Trismegistos (TM)¹⁹, etc. Para el tema que nos ocupa, cabe
destacar una característica fundamental en el formato actual del DDbDP: la
conservación y distinción de las grafías que aparecen en los textos y de las
formas normativas a las que corresponden esas grafías. Las formas regulares
correspondientes han sido recogidas tradicionalmente tanto en los aparatos
críticos de las ediciones, como en los propios textos mediante el denominado
sistema de Leiden (resolución de lagunas entre corchetes cuadrados, inclusión
de letras omitidas entre corchetes angulares, resoluciones de abreviaturas entre
paréntesis, etc.). De modo que, aprovechando el marcado de texto mediante
XML en la versión TEI-Epidoc, se han etiquetado todas las correcciones que
aparecen en las ediciones impresas de los papiros, ya sea en aparato crítico
o en el propio texto, como correcciones a las grafías irregulares propias de esos
textos. Por lo tanto, están etiquetadas tanto formas regulares como formas
ocasionales, que a menudo re ejan la pronunciación real de la palabra. Este
etiquetado ha resultado posible gracias al alto nivel de formalización desarro-
llado por los editores de textos papirológicos. Así pues, podemos contrastar en
un gran número de palabras la grafía fonética, que re eja la variación fonética
o morfofonológica de la lengua hablada, con su equivalente normativo propio
de la lengua escrita. Esto constituye una interesante vía de estudio, mediante
un equivalente próximo al análisis de variantes de la lengua oral de los corpus
modernos, que reivindica la LC.
¹⁸ http pap ri info search [acceso octubre de 201 ].
¹⁹ https trismegistos org inde php [acceso octubre de 201 ].
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José Antonio Berenguer Sánchez
. Análisis cuantitativo y cualitativo
Como señalábamos, la LC parte de la reivindicación de un manejo completo de
los datos y de la complementariedad de los análisis cualitativos y cuantitativos.
De ahí la importancia que se da en esta metodología a la cuanti cación y al dato
estadístico. No obstante, una di cultad obvia para el lingüista es la necesidad de
capacidades y conocimientos tecnológicos en el manejo de los datos contenidos
en un corpus digital, o bien la posibilidad de acceso a aplicaciones que permitan
tal consulta. Cabe citar por ello dos recursos recientes que tienen gran interés:
Trismegistos Irregularities (TMI)²⁰ y Trismegistos Words (TMW)²¹. A ambos,
cabe añadir el previamente existente Trismegistos People (TMP)²², que permite
la consulta de todas las variantes de nombres propios que aparecen en la
documentación del Egipto ptolemaico y romano.
En TMI es posible encontrar tablas de frecuencia de todas las correcciones
que aparecen en las ediciones de papiros recogidas en el DDbDP²³, tanto en
el aparato crítico como en el propio texto. Así, es posible acceder²⁴ a 131.34
correcciones modernas, que se clasi can en una lista de 10 1 tipos diferentes de
irregularidad. Los primeros puestos de ese listado por número de correcciones
los ocupan el empleo de 〈ι〉 en lugar de 〈ει〉 (1 .322 correcciones), el uso de
〈ει〉 en lugar de 〈ι〉 (11. 1 correcciones), el empleo de 〈ο〉 por 〈ω〉 ( .014), el
empleo de 〈ω〉 en lugar de 〈ο〉 (4. 4), el uso de 〈ε〉 en lugar de 〈αι〉 (3.343), o la
omisión de 〈ο〉, con 1. 2 propuestas de corrección. Aparte de la posibilidad de
búsquedas, se pueden ordenar los datos y extraer información por contextos,
fechas, lugares, etc. Resulta interesante que los editores no han recurrido
a una clasi cación fonética, fonológica o morfológica de los fenómenos, sino
simplemente grá ca. No se habla así de elisiones, contracciones, itacismos
o pérdidas de cantidad, sino de los hechos grá cos que re ejan tales fenómenos:
la omisión, el añadido o el intercambio de uno o más grafemas por otro u otros
grafemas.
En TMW se ofrecen los resultados del etiquetado de 4. 13.4 4 palabras,
que en septiembre de 201 estaban recogidas en el DDbDP, con información
de su clasi cación morfológica, lema base e identi cación como parte del
discurso. Esto permite la consulta de todas las variantes de una misma palabra,
identi cando sus variantes morfológicas y grá cas, así como su índice de
²⁰ https trismegistos org te tirregularities .
²¹ https trismegistos org ords inde .
²² https trismegistos org ref inde .
²³ Cf. una explicación detallada, además de en la propia página web, en Depauw & Stolk 201 .
²⁴ En la sección «List types» https trismegistos org te tirregularities te irr t p
e list php [acceso 1 /0 /201 ].
0
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Nuevas herramientas digitales para el estudio de la koiné
frecuencia y su traducción básica. Además, es posible llevar a cabo restricciones
por tipo de documento, tipo de soporte o procedencia.
En consecuencia, estas nuevas herramientas permiten consultar rápidamente
datos cuantitativos que permiten revisar las características de la koiné egipcia
recogidas en gramáticas y estudios previos. Pero también pueden ofrecernos
nuevos enfoques con nuevos interrogantes. Por ejemplo, en el listado de TMI de
formas con omisión de 〈‑ι‑〉 se recogen ejemplos delante de 〈‑ου〉 ( 3 de ellos
corresponden a terminaciones de genitivo singular de la segunda declinación)
y 3 delante de 〈‑o‑〉. Habitualmente los ejemplos de la terminación ‑ίου > ‑ου
se explican como resultado de una sinicesis de [i] > [j] (Mayser 1 0: 12 y ss.,
Gignac 1 : 302 y ss.). De los 3 ejemplos de omisión delante de 〈‑o‑〉 ‑ίο
> ‑ο, en cambio, solo aparece citado alguno como dato adicional al tratar la
sinicesis en las gramáticas. Lo curioso es que 3 de ellos, que suelen pasarse
por alto, corresponden al genitivo singular de nombres egipcios declinados por
la tercera, con nominativo ‑ις y genitivo ‑ιος > ‑ος, tipo Bῆσις, Βήσ〈ι〉ος.
En cambio, suele citarse en ese tipo de nombres propios otra variante ‑ις
(ΤΜΙ recoge hasta 2 ejemplos), en lugar de ‑ιος, que se interpreta o bien
como resultado de una pérdida de ‑o‑ equivalente a la que se produce en el
nominativo Δημήτριος > Δημήτρις, ο bien como un uso no exivo de la forma
correspondiente al nominativo (Mayser 1 0: 130, Gignac 1 1: ). Pues bien,
los listados de TMI nos permiten constatar la existencia de esos 3 nombres
propios egipcios con grafías de genitivo del tipo Βῆσος, como variante que
habría coexistido con Βήσιος y Βῆσις. Pero también 11 ejemplos de nombres
propios no egipcios de la segunda con grafías de nominativo tipo Δημήτρος,
variante de Δημήτριος y Δημῆτρις. Todas estas variantes, que hasta ahora no
se planteaban de modo conjunto en las gramáticas, requieren por lo tanto una
explicación conjunta²⁵.
. Limitaciones actuales y conclusiones
Cabe pensar en una aplicación creciente de estas herramientas digitales, que
favorecerá nuevos enfoques en los estudios sobre la koiné²⁶. Además, su aplica-
ción pone en evidencia la importancia de un elemento esencial en el análisis
²⁵ Aquí planteo este problema, para el que daré una interpretación en otro trabajo que se halla en
curso.
²⁶ Probablemente un ejemplo fundamental será el proyecto Digital Grammar of Greek Documentary
Papyri https researchportal helsinki fi en projects digital grammar of greek
documentar papri de Marija Vierros, nanciado con fondos europeos. No obstante, aunque
ofrece perspectivas atractivas, no es posible todavía hacer una valoración, debido al estado de
ejecución en el que aún se encuentra.
1
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José Antonio Berenguer Sánchez
lológico, la variante textual, que puede trascender el análisis individualizado
y contemplarse desde enfoques cuantitativos o estadísticos²⁷. No obstante, con-
viene llamar la atención sobre algunas limitaciones importantes que todavía
tienen tales herramientas y que sería deseable que fueran superándose median-
te una mejora del etiquetado de este corpus digital. Aparte de los errores que
pueden esperarse en cualquier programa en desarrollo, quizá lo más importante
es que, efectivamente, TMI proporciona una gran cantidad de datos, pero no
todos los datos de grafías irregulares presentes en el corpus. Se apoya solo
en las correcciones que aparecen en las ediciones, pero no en el etiquetado
completo y riguroso de todas las grafías irregulares. Como es sabido, pese
a su frecuente resolución en las ediciones, debido a su número y variedad, así
como a las propias características de las ediciones y los distintos criterios de
los editores, no todas las grafías aparecen realmente resueltas. Por este motivo,
si en algún momento pudiera llegarse a regularizar y completar el etiquetado
de todas las grafías, tal vez mediante recursos de inteligencia arti cial, los
resultados serían mucho más ables y aún más relevantes.
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²⁷ Cabe suponer su aplicación también en el caso de los textos literarios. Herramientas recientes
como The Chicago Homer http homer librar north estern edu parecen apuntar en esa
dirección.
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Nuevas herramientas digitales para el estudio de la koiné
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Ἅμα en los escolios de Aristófanes*
Javier Bilbao-Ruiz
Upv-Ehu
javier.bilbaor@ehu.eus
Resumen: En este trabajo se estudia el adverbio ἅμα en los escolios de Aristófanes, prestando
atención a su uso nocional como adverbio de simultaneidad y a su uso conjuntivo. El ejercicio es
interesante porque ἅμα es un término técnico de la escoliografía griega usado en ocasiones para
designar el sentido de la oportunidad —καιρός— del poeta.
Palabras clave: ἅμα, adverbio, καιρός, Aristófanes, scholia.
ἅμα in Scholia of Aristophanes
Abstract: In this paper the adverb ἅμα is studied in the scholia of Aristophanes, paying attention
to its notional usage as an adverb of simultaneity and to its conjunctive usage. The exercise is
interesting because ἅμα is a technical term of greek scholiography used sometimes to designate
the sense of opportunity —καιρός— of the poet.
Key Words: ἅμα, adverb, καιρός, Aristophanes, scholia.
1. Introducción
En este trabajo se estudian los valores como adverbio adjunto y conjunto de
ἅμα que se aprecian en sus circa ciento y treinta apariciones en los scholia
vetera de Aristófanes. El objetivo no es tanto la descripción de esos valores,
puesto que coinciden en lo fundamental con los señalados por Conti Jiménez
(2012), cuanto mostrar una pauta de la exégesis aristofánica, dado que ἅμα es un
término técnico de la escoliografía griega (Nünlist 200 : 3 ) que en ocasiones
* Es un honor participar en este merecido homenaje que la Filología Clásica rinde a Don Emilio
Crespo Güemes, σοφότατος ἄνθρωπος ἅμα καὶ τρανέστατος φιλολόγος, pues la disciplina debe
mucho a su magisterio. En efecto, la importante labor desarrollada por el profesor Crespo —labor
que, sin duda, seguirá siendo fructífera durante muchos años— lega a las generaciones venideras
un buen número de traducciones de textos muy notables, así como numerosos y sobresalientes
estudios entre los que, por supuesto, destacan los dedicados a la lingüística del griego.
En este sentido, cabe destacar la in uencia de su trabajo, cf. Crespo Güemes 200 , 2011, 2014,
201 para impulsar el interés por los adverbios conjuntivos en griego antiguo, tal y como se constata
en los muchos estudios de publicación reciente que analizan el uso conjuntivo de adverbios como
ἔπειτα, cf. Jiménez Delgado 2014, μως, cf. Redondo Moyano 2012, μοίως, cf. Maquieira Rodríguez
2014, Redondo Moyano 201 , οὕτως, cf. Fornieles Sánchez 2013, Redondo Moyano 2014 o ἅμα, cf.
Conti Jiménez 2012, entre otros.
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Javier Bilbao-Ruiz
implica la presencia, al menos en el caso de los escolios de Aristófanes, de un
determinado tipo de καιρός¹.
Por supuesto, «ἅμα expresa la relación de simultaneidad entre las proyec-
ciones múltiples de un mismo evento o entre las proyecciones de dos o más
eventos» (Conti Jiménez 2012: 0), lo que sirve bien a los escoliastas para
comentar aquellos pasajes de las comedias de Aristófanes en los que se percibe
más de un posible signi cado, como sucede, por ejemplo, con los dobles senti-
dos, y también para sumar interpretaciones en aquellos lugares susceptibles
de ser entendidos de varias maneras.
2. Uso nocional
El uso no técnico de ἅμα, esto es, cuando la presencia del adverbio en el escolio
no guarda relación directa con la interpretación del texto, es ocasional. De
hecho, solo se constata en unos pocos comentarios que, como en (1), tratan
de de nir el signi cado de una palabra o se limitan a parafrasear el texto de
Aristófanes (2):
(1) α. […] μορροθεῖν κυρίως τὸ ἅμα καὶ συμφώνως ἐρέσσειν. νῦνδὲ […].
(«a. […] μορροθεῖν signi ca “remar simultánea y armónicamente”. Pero
ahora […]», schol. Av. 1dα).
(2) […] ἀπὸ μεταφορᾶς τῶν ἐρίων· […], οὕτως, φησίν, καὶ ἐπὶ τῶν κεκολλημένων
ταῖς ἀρχαῖς φείλετε ἀποχωρίζειν, καὶ εὔνοιαν πρὸς ἀλλήλους ἔχειν ἅμα.
(«[…] de una metáfora de las lanas; […], así, dice, también vosotros debéis
separar a los que se han pegado a las instituciones de poder y, al mismo
tiempo, tener una buena disposición de ánimo los unos hacia los otros»,
schol. Lys. a)².
En los escolios de Aristófanes, ἅμα suele aparecer con valor técnico para re ejar
la relación de simultaneidad que se percibe entre las palabras de los actores
y las acciones que estos representan en escena, como sucede, por ejemplo,
en (3), cuando el semicoro de mujeres de la comedia Lisístrata, al grito de «a
tu trabajo, Aqueloo», arroja el agua de sus cántaros sobre las antorchas que
portan los ancianos:
¹ En teoría literaria, καιρός alude al sentido de la oportunidad del poeta, una facultad importante
porque no se puede aprender, sino que debe ser innata en el vate. Sobre el concepto de καιρός,
cf. Tréde 1 2, Stephenson 200 . Sobre la aplicación de la doctrina del καιρός en los escolios
homéricos, cf. Calvani 2000. Para los escolios de Aristófanes, cf. Bilbao Ruiz 201 : 130–13 .
² Cf., también, schol. Eq. 10 0a, schol. V. 1221, schol. Ra. 142 a, schol. Pl. 1 c, 2 0a.
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Ἅμα en los escolios de Aristófanes
(3) τὸ ὕδωρ ἅμα καταχέουσιν. ταῖς κάλπισι δέ παρακελεύονται. («Al mismo
tiempo [sc. que dicen esto] arrojan el agua. Con los cántaros se animan entre
ellas», schol. Lys. 3 1)³.
La relación de simultaneidad se suele expresar con una oración independiente
combinada con una construcción de participio (Conti Jiménez 2012: 2– 3). Esto
suele suceder en las notas que comentan pasajes como el de la confección del
myttotós de Pólemos en los versos 23 –2 de La Paz, donde la correspondencia
entre acción y discurso marca el devenir de la escena.
Lo normal es leer ἅμα ταῦτα λέγων + oración principal, como se ve en (4),
ο lo contrario, ἅμα y participio + ταῦτά φησι como oración principal, como
sucede en ( ):
(4) ἅμα ταῦτα λέγων Πόλεμος σκόροδα βάλλει ε ς τὴν θυείαν, […] («Al tiempo
que dice esto [sc. Mégara], Pólemos pone los ajos en el mortero, […]», schol.
Pax 24 aα).
( ) πόλις λακωνική. ἅμα δὲ πράσον ἐμϐάλλων ταῦτά φησιν. […] («[sc. Prasias]
es una ciudad laconia. Y al mismo tiempo que pone el puerro, dice esto. […]»,
schol. Pax 242a)⁴.
Notables son los casos en los que, al hilo de lo que se dice, se asume una
bofetada, tal y como se puede comprobar en ( ) y en ( ), en rigor un ejemplo
de ἅμα en combinación con el dativo⁵:
( ) ἅμα κόνδυλον τῷ παιδαρίῳ δίδωσι διὰ τὸ νεώτερον ντα μὴ φροντίζειν
(«Al punto da una bofetada al muchachito, porque, al ser demasiado joven,
carece de sensatez», schol. V. 2 1a).
( ) παρεπιγραφή· ἅμα γὰρ τῷ ε πεῖν δίδωσιν α τῷ τὸν κόνδυλον («Anotación
escénica⁶: pues junto con lo que dice le da la bofetada», schol. Pax 2 )⁷.
³ Cf., también, schol. Ach. 10 2a, schol. Pax 2 4b, schol. Av. , schol. Th. .
⁴ En los escolios de Aristófanes, ἅμα siempre subraya la simultaneidad entre las acciones y las
palabras, si bien el sentido común induce a pensar que dicha simultaneidad no es perfecta, de
manera que la palabra puede anteceder o suceder ligeramente a la acción. Cf. Conti Jiménez 2012:
3– 4.
⁵ La combinación de ἅμα con el dativo es habitual. Cf. schol. Eq. 4b, 400, 41 a, 44 a(I), 1 c, 10c,
schol. Nu. 2 a, 24 a, 0 , schol. V. b, schol. Pax 4 d, 1 c, schol. Av. 1 b, 0 a, 1 0, schol.
Lys. 10 c, schol. Ra. 1 0, 12c, schol. Pl. 1 d. La combinación con el genitivo es más ocasional.
Cf. schol. Eq. a(III), schol. Ra. 4d.
⁶ Los escoliastas asumen que el propio texto contiene una indicación para representar la escena.
Sobre la noción de παρεπιγραφή, cf. Nünlist 200 : 3 2–3 4.
⁷ Cf. también schol. Av. 101 b, 101 b y 13 α.
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Javier Bilbao-Ruiz
3. Uso conjuntivo
En su uso conjuntivo, ἅμα suele aparecer en combinación con conjunciones
o partículas coordinantes para reunir en el sintagma palabras de una misma
clase gramatical como verbos ( ), adjetivos ( ) o adverbios (10):
( ) χορεύουσιν ἅμα καὶ κόρδακα ἐνδείκνυνται, […] («Danzan y además exhiben
un kórdax, […]», schol. Ach. 34 a).
( ) τι καὶ δριμύτεροι ἅμα καὶ σχνότεροι γίνονται ο λιμῶττοντες, ὡς σφῆκες.
(«porque los que tienen hambre se vuelven más violentos y, además, más
delgados, como avispas», schol. Pl. 1c).
(10) διαϐάλλει τοὺς Μεγαρέας […]. ἀστείως δὲ Μεγαρεὺς ἅμα καὶ περιπα-
θῶς ταῦτα ζητεῖ παρὰ τοῦ Δικαιοπόλιδος ἃ πρότερον ο Μεγαρεῖς ἄλλοις
παρεῖχον. («Ataca a los megarenses […]. De un modo gracioso, y también
sentido, el Megarense pide a Diceópolis los productos que antes poseían los
megarenses», schol. Ach. 13a).
En cuanto a la coordinación oracional, el signi cado relacional de ἅμα es
siempre aditivo (Conti Jiménez 2012: 1– 3, ), lo cual se ve bien en las notas
que suman las posibles explicaciones que, una a una o todas a la vez, se deben
observar para la comprensión óptima de un pasaje determinado. En general,
hay que entender la elisión de un verbo de tipo φησί, de manera que ἅμα se
introduce para explicar por qué se ha dicho lo dicho, como se aprecia en (11)
y en (12), donde σως revela que se trata de una hipótesis del anotador:
(11) παίζει ὡς ἐν κωμῳδίᾳ καταδικάζων τὸν Λάϐητα κυνείῳ θανάτῳ. ἅμα δέ, τι
καὶ χαλεπός ἐστιν τοῦ κυνὸς θάνατος· δυσχερῶς γὰρ ἀφίησι τὸ πνεῦμα
(«Hace un chiste propio de la comedia condenando a Labes a una muerte
perruna. Y, además, [sc. dice esto], porque la muerte del perro también es
penosa: pues el espíritu se marcha de manera trabajosa»⁸, schol. V. ).
(12) ἀντὶ τοῦ «πελασγικέ». ἅμα δὲ σως καὶ παρὰ τὸν πέλαργον, καὶ τι Πο-
σειδῶν πελάγους ἒφορος («[sc. dice πελαργικέ] en lugar de πελασγικέ. Y,
además, quizá también [lo dice] derivando el nombre de πέλαργον (“cigüe-
ña”), y porque Posidón es regente del mar (πελάγους)», schol. Av. b).
⁸ Labes es un perro, de modo que es oportuno que Filocleón piense en una «muerte perruna» para
él. Sin embargo, «muerte perruna» alude a un tipo de muerte que Hesiquio (κ. 4 1) considera
ἄγαν φοϐερόν —cf., también, schol. Eq. 2 b— y de ahí surge también la conveniencia de usar
dicha expresión.
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Ἅμα en los escolios de Aristófanes
Como deja ver este ejemplo, en ocasiones ἅμα καί parece encubrir interpola-
ciones de una segunda mano que añade explicaciones que pretenden completar
el sentido de notas anteriores. Esto se ve bien en (13) y en (14)⁹:
(13) 22a: «Σταμνία» καὶ «Στάμνους» τοὺς ἀμφορεῖς τοῦ ο νου φασίν. 22bβ:
παίζει ἅμα καὶ πρὸς τὸ σχῆμα τι «υ ός ε μι Σταμνίου» («22a: Llaman
σταμνία y στάμνους a las ánforas de vino. 22bβ: Y, además, en relación con
la expresión: “soy hijo de Estamnio” bromea», schol. Ra. 22ab).
(14) 2 b: τοῦτο θεράπων σκώπτων λέγει. 2 c: ἅμα καὶ μιμεῖται τὰ παρ’
α τοῦ ἄνω ε ρημένα (v. 1 ) (« 2 b: El esclavo dice esto burlándose. 2 c:
Y, además, imita lo que ha dicho el otro [sc. el sicofanta] arriba (v. 1 )»¹⁰,
schol. Pl. 2 bc).
Desde el punto de vista de la escoliografía aristofánica, los ejemplos más
interesantes de καιρός aparecen cuando se analiza el uso relacional aditivo de
carácter distributivo que cabe esperar de expresiones como ἅμα μέν… ἅμα δέ…,
ἅμα δὲ καί… καί…, ἅμα μέν… καί…, etc. Así, por ejemplo, en (1 ) se pondera
el rendimiento cómico de una paronomasia y en (1 ) la idoneidad de una
expresión que admite ser entendida de dos maneras diferentes o cuyo valor
cómico solo se llega a apreciar en todo su potencial, si se entienden ambos
signi cados:
(1 ) σως α τοῖς ἐπέκειντο κατ’ ἐκεῖνο καιροῦ ο Κορίνθιοι. παρονομάζει δὲ
παίζων ἅμα μὲν πρὸς τὸ «κόρεων», ἅμα δὲ καὶ διὰ τὸν πόλεμον, τι ἐχθροὶ
σαν Ἀθηναίων Κορίνθιοι («Quizás en aquel tiempo les atacaban los corin-
tios. Y haciendo un chiste altera el nombre [sc. corintios], por una parte, por
lo de κόρεων (“de los chinches”) y, por otra parte,por la guerra, porque los
corintios eran enemigos de los atenienses», schol. Nu. 10a).
(1 ) ο γὰρ θέλοντες θεωρεῖν προκαταλαμϐάνουσιν ἑαυτοῖς τόπους· «ε ς σθμια»
δὲ ε ρηκεν, ἅμα τι καὶ ἀγὼν σθμιακός, καὶ διὰ τὴν στενότητα τοῦ α δοίου
τῆς πόρνης, διὸ καὶ ε πε «τῷ πέει σκηνὴν ποιῶ»· στενὸς δὲ καὶ σθμός.
[…] («Pues los que desean contemplar el espectáculo acuden de antemano
⁹ Valorar si la explicación introducida con ἅμα καί se corresponde con un añadido de una mano
diferente no es fácil. Cf. schol. Ach. 0 , schol. Eq. a(II), 2 a, 43 a(II), 4 1a, 4, a(I), a(II),
12 3, schol. Nu. 22 b, 24 bβ, 4bαβ, 123 a, 123 a, 12 2a, 12 3a, schol. V. 1 2c, 02c, 2b, 41,
3c, 103 , 134 , 13 , 1 13a, schol. Pax 11 aα, 2 a, 40, c, a, 0 c, 1031b, 1131c, 134 , schol.
Av. 111c, 1 a, b, 1020, 12 1, 14 3, schol. Lys. 3 , 43b, schol. Th. 4 , schol. Ra. 01c, schol. Pl.
2 3dα, 11 3–11 4.
¹⁰ En el verso 2 Carión repite las palabras —οὔκουν ἐκεῖνός ε μ’ ἐγώ;— que el sicofanta ha dicho
en el verso 1 , de manera que las vuelve contra él; se trata de un recurso habitual de la comedia
aristofánica que MacDowell, 1 1: 2 , n. ad V. , denominó boomerang joke.
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Javier Bilbao-Ruiz
para asegurarse el sitio. Ha dicho “a los juegos del estrecho”, por una parte,
porque hay una competición ístmica [sc. los juegos Ístmicos], y por la estre-
chez del sexo de la prostituta, por esto también ha dicho “hago una tienda
para la polla”; y el Istmo también es estrecho. […]», schol. Pax d)¹¹.
Aunque ἅμα suele aparecer para explicar cualquier tipo de ambigüedad y de
doble sentido, lo cierto es que, tal y como muestra el último comentario, existe
una cierta tendencia a usar el adverbio para explicar chistes de tipo sexual
construidos por medio de dobles entendidos, como se ve en (1 ) y en (1 ):
(1 ) μῖν δ’ ἐστὶν φαλλὸς κατασχετέος, βαστακτέος, ἑπομένοις τῇ κανηφόρῳ.
ἅμα δὲ καὶ πρὸς τὸ κακέμφατον, τι φαλλὸς στατο πρὸς μίμησιν τοῦ
α δοίου. καὶ τοῦτο δὲ παίζει κωμικῶς, λέγων τὸν φαλλὸν ρθὸν κατέχειν
πισθεν τῆς παρθένου («[Esto es,] “el falo debe ser llevado en alto, debe ser
sostenido, por vosotros que seguís a la canéfora”. Además, [dice esto] por el
sentido indecente, porque el falo se presentaba en representación del pene.
Y bromea en relación con esto a la manera propia de la comedia, cuando
dice que lleven el falo tieso detrás de la muchacha», schol. Ach. 2 a).
(1 ) τὸ «νέα» ἀντὶ τοῦ ἡϐῶσα, ἢ α ξομένη ἕξει παχεῖαν καὶ μεγάλην ο ράν·
τοὺς γὰρ μείζονας λοιπὸν χοίρους δέλφακας ἐκάλουν. ἅμα δὲ καὶ ὡς ἐπὶ
κόρης παίζει, τι ἕξει μεγάλην ο ράν, τὴν τοῦ ἀνδρὸς πόσθην. α νίττεται
δὲ ε ς τὸ κακέμφατον («[Dice] lo de “joven”, en lugar de “siendo púber”,
o cuando crezca tendrá una cola gruesa y grande; pues llamaban δέλφακας
a los cerdos ya crecidos. Además, bromea como si hablara de una muchacha,
porque lo de tendrá una cola grande [se re ere] al pene del hombre. Hace
alusión velada a lo indecente», schol. Ach. a).
4. Conclusiones
Del estudio realizado derivan las siguientes conclusiones:
1. En los escolios de Aristófanes, ἅμα se emplea como adverbio de simulta-
neidad y como adverbio conjuntivo, si bien en este caso se aprecia bien
el signi cado nocional.
2. En el uso nocional, ἅμα, que aparece casi siempre en oraciones de parti-
cipio, alude a la con uencia entre lo que dicen los actores y sus acciones
en escena.
¹¹ Cf., también, schol. Ach. 2a, schol. Eq. 1 d, 313a, schol. Nu. 30d, schol. V. , 11 1, schol. Pax
1 1aα, 231b, , a, 0 dα, schol. Av. 0, schol. Ra. 140b, 423b, b, schol. Pl. 2 c.
0
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Ἅμα en los escolios de Aristófanes
3. En el uso conjuntivo, ἅμα refuerza siempre la coordinación. En la mayoría
de las ocasiones, el adverbio muestra un carácter relacional aditivo que
sirve a los escoliastas para añadir explicaciones del mismo rango que sir-
ven para enriquecer la comprensión del texto. Por otra parte, ἅμα también
muestra un carácter relacional aditivo-distributivo que implica la con-
uencia de signi cados que el anotador percibe al mismo tiempo operando
en un mismo pasaje¹². Es en este segundo caso donde mejor se percibe el
καιρός aristofánico.
4. El καιρός aristofánico es variado, si bien en los escolios se constata una
cierta tendencia a recurrir a ἅμα para explicar chistes de carácter sexual
basados en el doble sentido.
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¹² La diferencia entre el carácter relacional aditivo y el aditivo-distributivo radica en que en el
primer caso las apreciaciones son más hipotéticas e incluso pueden deberse a opiniones de
personas distintas, mientras que en el segundo caso las apreciaciones son más precisas y parecen
corresponderse con re exiones de una misma persona o con la síntesis de notas previas que
pudieron contener diversos ἅμα aditivos.
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2
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Κακὸν ὀσσομένη (Hom. Il. 24.172): Un caso di
reinterpretazione narrativo-formulare?
Ombretta Cesca
Université de Lausanne
ombretta.cesca@unil.ch
Sommario: L’articolo propone d’interpretare l’espressione κακὸν σσομένη in Hom. Il. 24.1 2 alla
luce non del rapporto etimologico tra le forme presenti del verbo σσομαι, «vedere (con la mente)»
e il duale σσε, «gli occhi», ma come una reinterpretazione semantica basata sul termine σσα,
«voce», «diceria» e «messaggera di Zeus» in Hom. Il. 2. 3– 4. Tale reinterpretazione sarebbe
favorita dall’apparato formulare iliadico e dallo speci co contesto narrativo di Hom. Il. 24.1 2.
Parole chiave: Poemi omerici, σσομαι, σσα, reinterpretazione, formularità.
Κακὸν οσσομένη (Hom. Il. 24.1 2): Semantic reinterpretation,
formularity, and narration
Abstract: This paper proposes an interpretation of the syntagma κακὸν σσομένη in Hom. Il.
24.1 2. Rather than on the base of the etymological link between the present forms of σσομαι,
«see (with the mind’s eye)» and the dual σσε, «the eyes», κακὸν σσομένη can be explained as
a semantic reinterpretation on the base of σσα, «voice», «rumour», and «messenger of Zeus» in
Hom. Il. 2. 3– 4. The semantic reinterpretation is made possible by the Iliadic formular network
and the speci c narrative context of Hom. Il. 24.1 2.
Key Words: Homeric poems, σσομαι, σσα, reinterpretation, formularity.
1. Introduzione
θάρσει Δαρδανίδη Πρίαμε φρεσί, μὴ δέ τι τάρϐει·
ο μὲν γάρ τοι ἐγὼ κακὸν σσομένη τόδ’ κάνω
ἀλλ’ ἀγαθὰ φρονέουσα· Διὸς δέ τοι ἄγγελός ε μι,
ς σευ ἄνευθεν ἐὼν μέγα κήδεται ἠδ’ ἐλεαίρει
(Hom. Il. 24.1 1–1 4).
«Abbi coraggio in cuore, Priamo glio di Dardano, e non aver paura. Non
vengo qui annunciandoti (?) un male, ma avendo in animo cose buone. Ti
sono messaggera di Zeus, che pur da lontano molto si dà pensiero e ha
compassione di te¹».
¹ I passi tratti dall’Iliade e dall’Odissea sono citati a partire dall’edizione oxoniense di D. B. Monro
e T. W. Allen, Homeri Opera (1 20 per l’Iliade, 1 1 e 1 1 per l’Odissea). Salvo diversa indicazione,
le traduzioni in italiano sono personali.
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Ombretta Cesca
Con queste parole, nel ventiquattresimo libro dell’Iliade, Iris rassicura il vec-
chio Priamo. La dea sta svolgendo una missione su ordine di Zeus, impegnato
a sua volta a orchestrare la restituzione del corpo di Ettore. Il tono di Iris in
questo passo è assertivo ma benevolo, e il senso generale della sua a ermazione
è su cientemente chiaro. Meno immediato da cogliere, tuttavia, è il signi -
cato preciso del verbo σσομαι —generalmente «vedere (con la mente)»— in
questo speci co passo omerico. Ne sia testimonianza la varietà di traduzioni
proposte: «guardare»², «vedere»³, «prevedere» o «presagire»⁴, «portare scia-
gura»⁵ o, ancora, «annunciare»⁶. Proprio sulla possibilità di rendere σσομαι
con «annunciare» o, più in generale, con un verbum dicendi, mi so ermerò
nelle pagine che seguono, nella speranza che questo breve articolo risulti cosa
gradita a un profondo conoscitore della lingua omerica e ne traduttore qual
è Emilio Crespo.
2. σσομαι nella lingua epica
Come i dizionari etimologici della lingua greca a ermano concordemente,
σσομαι è un presente in yod coniato sulla stessa radice di πωπα e ψομαι,
«vedere», ed etimologicamente legato al duale σσε, «occhi»⁷. Si tratta di un
verbo impiegato esclusivamente nella poesia epica⁸: nell’Iliade si contano tre
occorrenze oltre a quella che qui ci interessa, a fronte di cinque nell’Odissea; il
corpus esiodeo presenta due esempi. Il valore semantico di σσομαι in questi
passi va dal «vedere» in senso proprio (Hom. Od. 20. 1) o «guardare» (Hom.
Il. 1.10 ), al metaforico «vedere (con la mente)», «prevedere», «presagire»
² «I come to you not eyeing you with evil intention» (Lattimore, sulla base di κάκ’ σσόμενος di
Hom. Il. 1.10 , con κακά in funzione avverbiale). Così anche Richardson nel suo commento al
libro 24. Macía Aparicio e De la Villa Polo coniugano l’idea dello sguardo con il presentimento di
sciagura: « que yo a ti con mirada que anuncia desgracia no llego ».
³ «Pues yo no vengo aquí por una desgracia que haya visto» (Crespo Guëmes).
⁴ «Non vengo qui prevedendo sciagura» (Cerri); « Not to forebode any evil to thee am I come hither »
(Murray). Così anche Brügger nel suo commento al libro 24: «forshadowing evil, ominous». La
sintassi sembra infatti essere identica a quella che s’incontra in Hom. Il. 1 .224, Hom. Od. 10.3 4,
1 .1 4 e Hes. Th. 1, ovvero σσομαι + complemento oggetto (κακόν / κακά / ἄλγεα).
⁵ «Non sono venuta a portare sciagura» (Ciani); «I bring no evil tidings» (Butler).
⁶ «Non sono venuta n qua per recarti l’annuncio di una sciagura» (Ferrari); «Io non vengo davvero
per annunciarti un dolore» (Calzecchi Onesti); « Ce n’est pas pour t’annoncer un malheur que je
viens cette fois » (Lasserre); « Denn nicht, um dir Böses zu verkünden, bin ich hierher gekommen »
(Schadewaldt); «δὲν ε μαι ἐδῶ γιὰ ν’ἀναγγείλω τὸ κακὸ» (Maronitis).
⁷ EGD, DELG, LfgrE, s.u. σσομαι.
⁸ Al di fuori dei corpora omerico ed esiodeo: Ap., Arg. 2.2 e 4.31 , Call., fr. 3 2.1–2. Προτιόσσομαι:
Hom. Il. 22.3 , Hom. Od. .3 , .31, 14.21 , 23.3 , Ap., Arg. 1. , 2. , 3. 2, 4.13 2. Non vi
sono occorrenze di σσομαι né di προτιόσσομαι negli Inni omerici.
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κακὸν ὀσσομένη (Hom. Il. 24.172)
(Hom. Il. 1 .224, Hom. Od. 1.11 , 10.3 4, 1 .1 4, Hes. Th. 1, fr. 1.10 M.-W.), ma
anche «preannunziare» (Hom. Il. 14.1 , Hom. Od. 2.1 2)⁹. Quando è impiegato
in senso metaforico, il verbo è spesso accompagnato da un complemento di
luogo gurato (θυμῷ, Hom. Il. 1 .224, Hom. Od. 1 .1 4, Hes. Th. 1, ἐνὶ φρεσίν,
Hom. Od. 1.11 , φρεσί, Hes. fr. 1.10 M.-W.). In Hom. Od. 10.3 4 è θυμός stesso
(«il cuore», «l’animo») a fungere da soggetto di σσομαι¹⁰. σσομαι, inoltre,
regge sempre un accusativo, in funzione di complemento oggetto (Hom. Il.
14.1 , 1 .224, Hom. Od. 1.11 , 2.1 2, 10.3 4, 1 .1 4, 20. 1, Hes. Th. 1, fr. 1.10
M.-W.) o di accusativo avverbiale (Hom. Il. 1.10 ):
Il. 24.1 2 ο μὲν γάρ τοι ἐγὼ κακὸν
σσομένη τόδ’ κάνω
non vengo qui annunciandoti (?)
un male
Il. 1.10 Κάλχαντα πρώτιστα κάκ’
σσόμενος προσέειπε
subito guardando male
Calcante, gli disse
Il. 14.1 σσόμενον λιγέων ἀνέμων
λαιψηρὰ κέλευθα
preannunciando la rapida via
dei venti dal suono acuto
Il. 1 .224 […] σσοντο ἄλγεα θυμῷ presagivano mali nell’animo
Od. 1.11 σσόμενος πατέρ’ἐσθλὸν ἐνὶ
φρεσίν […]
gurandosi il nobile padre
Od. 2.1 2 ἐς δ’ κέτην πάντων κεφαλάς,
σσοντο δ’ λεθρον
entrambe giunsero sulle loro
teste, e preannunciavano rovina
Od. 10.3 4 ἀλλ’ μην ἀλλοφρονέων, κακὰ
δ’ σσετο θυμός
ma io sedevo pensando ad altro,
il cuore presentiva mali
Od. 1 .1 4 […] δὴ γὰρ κακὸν σσετο θυμῷ certo infatti un male presagiva
nel cuore
Od. 20. 1 […] φρ’ δυσῆα
σσομένη καὶ γαῖαν ὕπο
στυγερὴν ἀφικοίμην
a nché io giunga sotto la terra
odiosa a vedere Odisseo
Hes. Th. 1 […] κακὰ σσετο θυμῷ
θνητοῖς ἀνθρώποισι […]
mali immaginava nel cuore per
gli uomini mortali
Hes. fr. 1.10 M.-W. σσόμεν[ο]ι φρ[εσὶ] γῆρ[ας vedendo con la mente la vecchiaia
In Hom. Il. 24.1 2, tuttavia, l’interpretazione dell’espressione κακὸν σσομένη
è dubbia. Il senso di «vedere con la mente / presagire» poco si addice all’azione
di Iris che, di fatto, ha raggiunto Priamo con il compito di riferirgli gli ordini di
Zeus. L’impiego di un verbum dicendi, soluzione per cui optano molti traduttori,
ha il vantaggio di rendere giustizia alla missione da messaggera di Iris, che
⁹ GI, LSJ, s.u. σσομαι. Le forme del presente hanno conosciuto un ampliamento semantico verso
l’uso metaforico che il pf. πωπα e il ft. ψομαι non hanno avuto, cf. Treu 1 : 2– 3. Cf. anche
Di Benedetto 1 : 2 3.
¹⁰ La possibilità d’impiegare θυμόςcome soggetto di σσομαι sembra costituire l’unica di erenza
apprezzabile tra Iliade e Odissea, cf. Treu 1 : 3.
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Ombretta Cesca
nell’Iliade è chiamata principalmente a parlare la parola di Zeus. A supporto
di questa lettura interviene l’argomento di una possibile reinterpretazione
semantica sulla base di σσα, secondo il principio comunemente denominato
«etimologia popolare» o «paretimologia»¹¹.
3. Lo spettro di ῎Οσσα
Dal punto di vista della moderna scienza etimologica, si è detto, la parentela
di σσομαι con il duale σσε è assodato: entrambi i termini risalgono a una
radice indoeuropea *h₃ekʷ- signi cante «vedere»¹². Già Passow (1 31: 3 )
a ermava che una derivazione di σσομαι da σσα, «voce», è da considerarsi
inaccettabile. Tuttavia, gli aedi della tradizione epica orale non possedevano
tale scienza etimologica¹³. In una dizione orale cronologicamente strati cata
e in costante trasformazione come quella omerica, di erenti interpretazio-
ni e valori semantici, che oggi consideriamo inconciliabili, potevano convivere
ed essere di volta in volta attivati a seconda di un particolare contesto o di
una rete di associazioni mnemoniche e ritmiche¹⁴. Se al punto di vista del
moderno linguista sostituiamo quello dell’aedo-narratore e del pubblico cui
la narrazione si rivolgeva, la presenza nella lingua epica di σσα, parónimo
ed equivalente ritmico di σσε, va tenuta in conto. Negli scholia e nei com-
menti antichi ai poemi omerici esistono infatti interpretazioni di σσομαι che
presuppongono un legame con σσα¹⁵. In particolare, negli scholia a Hom. Il.
24.1 2, σσομένη è oggetto di due di erenti spiegazioni. Da un lato è messa in
evidenza la derivazione da σσε (ἀπὸ τῶν σσων, A) e il participio è glossato
con προορωμένη, «prevedendo» (A, b, T). Gli scholia di b e T, però, segnalano
un’altra possibilità: ο δὲ προαγγέλλουσα, «altri interpretano annunciando»;
inoltre in T si precisa: παρὰ τὴν σσαν, ἣν ἀεὶ ἐπὶ θείας φωνῆς λέγει, «da
σσα, che (Omero) impiega sempre a proposito di una voce divina». Prima
di riprendere la discussione su Hom. Il. 24.1 2, sarà dunque utile so ermarsi
brevemente su σσα e sui suoi impieghi nella lingua omerica.
¹¹ Sui limiti del termine «etimologia popolare», Buyssens 1 : – 0.
¹² EGD, s.u. σσε e σσομαι.
¹³ Senza voler qui a rontare il dibattito sull’origine dei poemi omerici, partiamo dal presupposto
che i testi dell’Iliade e dell’Odissea che ci sono pervenuti portino la traccia di un processo di
composizione poetica e di trasmissione orali.
¹⁴ Si veda, a questo proposito, il recente lavoro di Le Feuvre (201 ) sui casi di reinterpretazione di
termini omerici all’interno della dizione epica stessa, in particolare le p. 3– , 4 –4 e – 11.
Ringrazio Nathalie Rousseau per aver portato alla mia attenzione questo testo. Sulla dimensione
generatrice e creativa del sistema formulare, si veda Bouvier 201 .
¹⁵ Si vedano gli scholia di b e T a Hom. Il. 1.10 e Hom. Il. 24.1 2 (contra A), per l’Odissea, gli scholia
a 1.2 2 e 2.1 2. Inoltre: Porph., ad Il., 31 –323, Eustath., in Il., 4.2 –2 e .1 s.
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κακὸν ὀσσομένη (Hom. Il. 24.172)
Nei poemi omerici, σσα indica una voce d’origine non ben de nita, e dun-
que spesso percepita come divina, capace di di ondere tra gli uomini infor-
mazioni e dicerie¹⁶. ῎Οσσα, la Fama¹⁷, fa la sua prima apparizione nel libro ii
dell’Iliade quando, ai vv. 2– 4, Agamennone convoca l’assemblea e i solda-
ti cominciano a radunarsi. Il di ondersi della notizia tra le la dell’esercito
è presentato come frutto dell’azione della messaggera di Zeus (Il. 2. 3– 4):
[…] μετὰ δέ σφισιν ῎Οσσα δεδήει
τρύνουσ’ έναι Διὸς ἄγγελος· ο δ’ ἀγέροντο.
«In mezzo a loro divampava ῎Οσσα, messaggera di Zeus, spingendoli ad
andare; e quelli si radunarono».
Nell’Odissea ῎Οσσα compare tre volte. In Hom. Od. 1.2 1–2 3 e 2.21 –21 , due
sequenze di versi quasi identici¹⁸, è la voce divina, proveniente da Zeus (ἐκ
Διός) e portatrice di κλέος ( τε μάλιστα φέρει κλέος ἀνθρώποισι), che Atena
consiglia a Telemaco di ascoltare (ἢ ῎Οσσαν ἀκούσῃς / ἀκούσω), volendo
ottenere notizie del padre. In Hom. Od. 24.413–414, ῎Οσσα è detta «messaggera
veloce» (ἄγγελος ὦκα) e si aggira per la città (κατὰ πτόλιν ᾤχετο πάντη)
«narrando la terribile morte e la sorte dei pretendenti» (μνηστήρων στυγερὸν
θάνατον καὶ κῆρ’ ἐνέπουσα). Nella Teogonia di Esiodo il termine è impie-
gato per la voce delle Muse¹⁹. In un universo culturale e religioso —quello
della Grecia arcaica— dominato dall’oralità delle comunicazioni, in cui ru-
mores umani e voci divine s’intrecciano senza soluzione di continuità, σσα
è attinente tanto al campo dell’informazione quanto a quello delle pratiche
oracolari²⁰.
4. Il contesto narrativo-formulare
Gli elementi che potrebbero aver generato una reinterpretazione semantica
di σσομένη in Hom. Il. 24.1 2 sono numerosi. Va innanzitutto segnalato che
¹⁶ Larran 2011: 2 –2 . Si veda anche Lachenaud 2013: 42, il quale, pur non enunciando esplicitamente
un legame etimologico tra σσομαι e σσα, cita in stretta connessione i due termini.
¹⁷ Il dilemma della maiuscola o della minuscola è un falso problema, se ci si proietta nel contesto
performativo orale e nella cultura religiosa politeista della Grecia arcaica. Rimando a Cesca c.d.s.
per una ri essione più approfondita su questo tema e sull’impiego del termine «personi cazione»,
a mio avviso problematico, a proposito di ῎Οσσα.
¹⁸ Hom. Od. 2.21 –21 è la ripetizione, da parte di Telemaco, di quanto consigliatogli da Atena in 1.
2 1–2 3.
¹⁹ Hes. Th. 10, 43, , . Inoltre Th. 01 e 32, dove σσα è rispettivamente il suono che Gaia e Urano
producono avvicinandosi e il verso di un toro.
²⁰ Detienne 1 : 13 . Sull’attinenza di σσα alle pratiche cledonomantiche, Cesca c.d.s.
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Ombretta Cesca
i termini σσα e σσε tendono a occupare nell’esametro le stesse posizioni.
Salvo che per un caso, σσα si colloca sistematicamente nel quinto piede, di cui
realizza l’elementum longum e il primo elementum breve²¹. Nell’Iliade, questa
è la posizione più frequente anche di σσε²². Ma c’è dell’altro. Nel passo di
Hom. Il. 2. 3 — σσα che ammeggia e spinge i soldati a riunirsi— il verbo
impiegato è δεδήει, da δαίω, «accendere», attribuito nel poema anche ad altri
referenti²³. È interessante notare che in Hom. Il. 12.4 proprio δεδήει occupa
gli ultimi due piedi dell’esametro unito al duale σσε, in funzione di accusativo
di relazione: πυρὶ δ’ σσε δεδήει, «ardeva di fuoco negli occhi»:
Hom. Il. 2. 3: λαδὸν ε ς ἀγορήν· μετὰ δέ σφισιν ῎Οσσα δεδήει
Hom. Il. 12.4 : νόσφι θεῶν, τ’ἐσᾶλτο πύλας· πυρὶ δ’ σσε δεδήει
Anche in Hom. Od. .131 δαίω è associato al brillare degli occhi ( σσε): ἐν δέ ο
σσε δαίεται, «gli ardevano gli occhi». Se l’associazione di σσε con l’immagi-
ne dello scintillio, talvolta del fuoco, è abituale²⁴, per σσα si tratta di un hapax.
Non è quindi azzardato ipotizzare che l’immagine della σσα che divampa
(δεδήει) nell’esercito sia dovuta alla somiglianza fonetica e ritmica di σσα,
«Fama», con σσε «occhi» e dalla tendenza di entrambi i termini a localiz-
zarsi all’inizio del quinto piede. Sembrerebbe dunque esistere un’associazione
mnemonica di matrice formulare tra σσα e σσε.
Torniamo ora a Hom. Il. 24.1 2. Solo pochi versi prima, al v. 1 , Iris era
detta Διὸς ἄγγελος. È, questo, uno dei rari casi in cui Διὸς ἄγγελος, al singo-
lare, ha funzione epitetica²⁵. L’altro caso è precisamente Hom. Il. 2. 4, dove
σσα, anche lei Διὸς ἄγγελος, promuove la circolazione di un’informazione.
In entrambi i casi Διὸς ἄγγελος occupa parte del terzo e tutto il quarto piede:
²¹ Hom. Il. 2. 3, Hom. Od. 1.2 2, 2.21 , H. Hom. in Merc. 443, Hes. Th. 10, 43, , , 01, 32. Eccezione:
Hom. Od. 24.413.
²² Hom. Il. 1.200, 4.4 1, 03, 2 , .11, 12.4 , 13.3, 340, , 14.23 , 2 , 1 , 1 . 1 .31 , 32 , 42,
1 .13 , , 20.3 3, 4 1, 21.1 1, 41 . Nell’Odissea invece il trend s’inverte, con un unico esempio
(Od 4. ) su un totale di 13 occorrenze.
²³ Hom. Il. 12.3 (μάχηἐνοπή τε δεδήει), 20.1 (μάχη πόλεμός τε δέδηε), 1 .2 3 (τόσση γὰρ ἔρις
πολέμοιο δέδηεν). Per altri usi metaforici di δαίω: Hom. Il. 13. 3 , Hom. Od. .132.
²⁴ Hom. Il. 1.104, 200, 12.4 , 13.3, , 43 , 14.23 , 1 . 0 – 0 , 1 . 4 , 1 . , 1 .3 , 21.41 , Hom. Od.
4. 2, .131, Hes. Sc. 3 0.
²⁵ S’intende qui per «funzione epitetica» una funzione sintattica che non è di attributo del soggetto,
in opposizione all’espressione Διὸς δέ τοι ἄγγελός ε μι, «Ti sono messaggero di Zeus» (cf. infra).
A di erenza di Hom. Il. 2. 4 ( σσα) e di Hom. Il. 1.334 e .2 4 (gli araldi, detti Διὸς ἄγγελοι ἠδὲ καὶ
ἀνδρῶν), qui Διὸς ἄγγελος non è epiteto propriamente detto, né eteronimo divino, ma funziona
piuttosto come ripresa di Iris, il cui nome compare poco prima, al v.1 . A ronto il problema dello
statuto sintattico di Διὸς ἄγγελος in Cesca c.d.s.
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κακὸν ὀσσομένη (Hom. Il. 24.172)
Hom. Il. 2. 4 ( σσα): τρύνουσ’ έναι Διὸς ἄγγελος· ο δ’ ἀγέροντο.
Hom. Il. 24.1 (Iris): στῆ δὲ παρὰ Πρίαμον Διὸς ἄγγελος, ἠδὲ προσηύδα
Non è quindi impossibile che, nell’evocare Iris Διὸς ἄγγελος, la memoria
dell’aedo produca un’associazione, destinata a rimanere relegata en arrière-plan,
con σσα, altra puissance messaggera di Zeus.
In ne, si dovrà considerare il contesto narrativo in cui κακὸν σσομένη
interviene. Il campo semantico dell’annuncio impregna tutta la sequenza nar-
rativa della missione di Iris. Al v. 14 Zeus aveva ordinato a Iris di annunciare
(ἄγγειλον) a Priamo la spedizione che lo aspettava. Al v. 1 compare il parti-
cipio futuro ἀγγελέουσα. Al v. 1 , come si è detto, Iris è Διὸς ἄγγελος e poco
dopo, al v. 1 3, nell’esametro successivo a quello in cui compare κακὸν σ-
σομένη, la dea stessa dichiara, rivolta a Priamo: Διὸς δέ τοι ἄγγελός ε μι, «Ti
sono messaggera di Zeus»²⁶. Poiché a Iris è a dato il compito di comunicare
un messaggio, non stupisce che ricorrano altri verba dicendi, riferiti alla dea
(προσηύδα v. 1 , φθεγξαμένη v. 1 0, ε ποῦσα v. 1 ) e a Zeus, cui il messaggio
fa capo (κέλευσεν v. 1 ).
. Conclusione
Sulla base degli elementi qui presentati, mi pare verosimile ipotizzare che
σσομένη in Hom. Il. 24.1 2 possa esser stato compreso alla luce di un’as-
sociazione con σσα, la cui in uenza semantica doveva essere presente per
ragioni narrativo-formulari tanto nella memoria dell’aedo-narratore, quanto
in quella di un uditorio abituato alla dizione omerica. D’altra parte, che κακὸν
σσομένη, in questo determinato contesto, possa esser stato impiegato e com-
preso come «annunciare un male» non è di per sé sorprendente: il sintagma
κακὸν ἔπος ἀγγελέοντα, «per annunciare cattiva parola» è attestato in Hom.
Il. 1 . 01; inoltre, in Hom. Il. 14.1 e Hom. Od. 2.1 2 (cf. supra) σσομαι ha
senso causativo: non «prevedere», «presagire», ma «far presagire» e quindi
«preannunciare». Si tratta di un uso estremamente prossimo a quello d’Hom.
Il. 24.1 2, se, come si vuol qui sostenere, σσομαι funge in questo speci co
contesto da verbum dicendi.
²⁶ L’espressione ricorre altre volte nel poema: Hom. Il. 2.2 e 3 (il Sogno), 24.133 (Teti).
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Ombretta Cesca
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El tema verbal de futuro en los léxicos y
gramáticas aticistas
José M. Floristán
Universidad Complutense de Madrid
oris@ lol.ucm.es
Resumen: Análisis de las prescripciones aticistas (ss. i–iii d.C.) sobre el empleo del tema verbal
de futuro y su cumplimiento en la literatura griega.
Palabras clave: Tema verbal de futuro, léxicos y gramáticas aticistas.
The future tense in Atticist lexica and grammars
Abstract: Survey of the Atticist prescriptions (1st–3rd c.) concerning the use of the future tense
and their observance in the Greek texts.
Key Words: Future tense of the Greek verb, Atticist lexica and grammars.
1. Introducción
La evolución histórica del futuro entre el griego clásico (GC) y el moderno (GM)
es de sobra conocida: pérdida de la forma sintética y creación de otras perifrásti-
cas basadas en un auxiliar de voluntad (θέλω). El proceso duró siglos, en los que
se documentan diversos ensayos sustitutorios: con el auxiliar ἔχω, presentes por
futuro, perífrasis de μέλλω y, sobre todo, el empleo del subjuntivo de aoristo con
valor de futuro. Hasta época bien reciente no se impuso la solución nal de θέλω+ να > θά. Además, el futuro moderno ha introducido la oposición aspectual
de los temas de presente y aoristo (θα γράφω / θα γράψω) para expresar acción
habitual o única.
El tema de futuro del GC es secundario en el sistema verbal, como lo prue-
ban la diversidad de sus orígenes en las lenguas indoeuropeas, pero también
en el mismo griego (futuros sigmáticos, presentes por futuro, antiguos sub-
juntivos con vocal breve, etc.), su defectividad (inexistencia del imperativo
y subjuntivo y existencia tardía y limitada del optativo) y su valor temporal
frente a los aspectuales de los temas de presente, aoristo y perfecto. La cercanía
semántica entre el subjuntivo y el futuro y el origen subjuntival de algunos
futuros clásicos llevaron a algunos a postular que el futuro del GC fuera un
antiguo subjuntivo de aoristo con vocal breve. La hipótesis, sin embargo, no
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José M. Floristán
sirve para los aoristos radicales a los que corresponde un futuro sigmático
(ἄξω / γαγον) ni para los aoristos sigmáticos alterados (τενῶ / ἔτεινα). Tam-
bién se postuló un valor temporal originario, cercano al de futuro, para los
modos subjuntivo y optativo, con una gradación entre ellos (probabilidad /
posibilidad).
Junto al carácter reciente y secundario del futuro y su naturaleza defectiva,
un factor externo contribuyó a su debilitamiento en la koiné: los procesos
fonéticos de itacismo, monoptongación e isocronía vocálica que condujeron
al vocalismo del GM. La cronología de estos procesos es controvertida. Las
fechas tradicionalmente asignadas a la primera (〈ΕΙ〉~〈Ι〉) y segunda (〈Η〉~〈Ι〉)
oleadas itacísticas (100 a.C. y 1 0 d.C.) quedaron en entredicho por los trabajos
de Teodorsson y por gramáticas de inscripciones o papiros que pusieron de
mani esto que los cambios fonéticos se habían iniciado tiempo antes. Otros
estudiosos pre rieron explicaciones alternativas para estas confusiones (igno-
rancia del griego por poblaciones alófonas, in uencia de sistemas fonéticos de
adstrato, etc.). Con todo, parece difícil atribuir tan elevado número de confu-
siones a motivos externos, no estructurales, en especial si tenemos en cuenta
la evolución posterior. Las inscripciones áticas del s. iii a.C. ya ofrecen abun-
dantes confusiones, indicativas del inicio del proceso. La carta del emperador
Claudio a los alejandrino (41 d.C.) es una prueba de la anterioridad de los
cambios fonéticos: las confusiones que tiene entre 〈EI〉~〈I〉 y 〈HI〉~〈EI〉, pero
también entre 〈Y〉~〈OI〉, 〈Y〉~〈I〉 e 〈Y〉~〈H〉, son indicio de que estas grafías
correspondían a fonemas de articulación muy cercana. En estas circunstancias,
si la primera persona del singular del futuro y del subjuntivo de aoristo del GC
eran homógrafas (λύσω, τρίψω, πλέξω, πείσω), la neutralización se extendió
desde comienzos de nuestra era a las otras dos personas del singular (λύσεις /
λύσῃς, λύσει / λύσῃ) y a la primera del plural (λύσομεν / λύσωμεν). Si tenemos
en cuenta, además, las confusiones 〈OY〉~〈Ω〉 documentadas en inscripciones
y papiros, la oposición quedo reducida, con nitidez, a la segunda persona del
plural, de menor productividad en la lengua. Considerando que la confusión
afectó también al tema de presente, hay que concluir que la evolución fonética
ayudó, por un lado, a la desaparición del futuro, y por otro, a la confusión de
los dos modos, que se manifestó en el empleo indistinto de las conjunciones
(ε / ἐάν, τε / ταν, ἐπεί / ἐπάν, ἐπειδή / ἐπειδάν) con uno y otro, y en la
distinción del subjuntivo por medio de refuerzos oracionales (ἄφες, θέλεις,
να, etc.).
El objetivo de este estudio es analizar las glosas de los léxicos y gramáticas
aticistas sobre el tema verbal de futuro y su re ejo en la lengua literaria. Las
glosas afectan exclusivamente a la morfología y se pueden clasi car en los
grupos siguientes:
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El tema verbal de futuro en los léxicos y gramáticas aticistas
2. Supletismo
a) Como forma simple o en composición el futuro ἐλεύσομαι es unánime-
mente rechazado por los aticistas, que propugnan el empleo de ε μι y, en una
ocasión, de βαδιοῦμαι (Phryn. 24.1 1, PS 4. , Moer. β 3 , Orus Att. B 2). Ε μι
es el futuro de ἔρχομαι en ático, frente a la forma jónica y helenística ἐλεύσομαι.
Los datos corroboran las glosas: ἐλεύσομαι aparece en autores como Homero
(Il. .3 , Od. 10. 3 ), Esquilo (Supp. 22), Sófocles (OC 1) o Heródoto ( . .4),
en los que la in uencia del dialecto jónico es evidente. En autores áticos stricto
sensu no está. En la koiné se generalizó a partir del s. iii a.C.
b) En GC ε σομαι funciona como futuro del perfecto ο δα. Meris (ε )
cali ca de «común» su sustitución por γνώσεται. Los datos no son claros.
Ε σομαι es habitual en griego arcaico y clásico en todas las personas, en poesía
y en prosa. Γνώσομαι parece tener un signi cado más de «(re)conocer» que de
«saber». Su empleo por ε σομαι está en los Setenta, en el NT y luego en autores
cristianos: δέσποτα κύριε, κατὰ τί γνώσομαι τι κληρονομήσω α τήν (LXX
Ge. 1 . ), κατὰ τί γνώσομαι τοῦτο (Eu. Luc. 1.1 ); pero no está ausente de otros
contextos: καὶ ε σομαι ἀντὶ τοῦ γνώσομαι, ὡς τὸ ε σομαι α κέ μ’ Τυδείδης
(Porph. ad Il. 12.103). Del pasaje de Por rio se deduce que la sustitución se
daba en la lengua hablada, pero los datos no son concluyentes.
c) Elio Dionisio (κ 1) y el Antiaticista (α ) recogen el empleo tardío del
futuro ἑλῶ / ἑλοῦμαι por las formas clásicas α ρήσω / α ρήσομαι. De ἑλῶ
no se documentan las personas 1ª y 2ª del plural ni la 2ª del singular y solo
dos ejemplos de la 3ª del plural, tardíos. La 1ª persona ἑλῶ aparece en léxi-
cos y autores medievales. Algunos la interpretan como presente equivalente
a λαμϐάνω o πορθῶ al explicar la etimología del sustantivo ἑλέπολις. La forma
ἑλεῖ aparece en Ctesias: ν δ’ α τῷ λόγιον… τι τὴν Νίνον ο δεὶς ἑλεῖ κατὰ
κράτος (FGH , fr. 1b, 2 . ).
Casio Dión (Epit.Xiph. 13 .1 ) y dos fuentes más también la tienen. El futuro
medio ἑλοῦμαι está en Dionisio de Halicarnaso (4. .1). Aristonico (ad Il. 1.13 )
y un escolio a Il. 1.324 explican ἕλωμαι como equivalente a ἑλοῦμαι o ἑλοίμην.
Ἑλεῖται está dos veces en Crisipo (fr. 11 ), y en otros autores como Clemente,
Orígenes y otros medievales, pero nunca con mucha frecuencia. La forma
ἑλούμεθα está una vez en Diógenes Laercio ( .10 ) y ἑλοῦνται, en un ejemplo
del s. xii. No se documentan formas de segunda persona. En resumen, ἑλῶ /
ἑλοῦμαι se habían introducido en la lengua como futuros ya desde antiguo,
a juzgar por la cita de Ctesias, probablemente en el dialecto jónico, del que
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José M. Floristán
pasaron a la lengua común. Las formas no fueron rechazadas por autores
literarios como Casio Dión, Dionisio de Halicarnaso, Sexto o Diógenes Laercio.
d) Oro (Att. 1) condena la forma λήμψομαι como helenística, con nasal
analógica del presente λαμϐάνω, a pesar de su empleo en los dialectos dóricos.
Este futuro no se documenta en épocas arcaica y clásica. Los primeros ejemplos
son de los Setenta, que tienen más del 0 % de los ejemplos totales (e.g. 2 de
42 casos de λήμψομαι y 2 de de λήμψονται). Otros ejemplos están en el
NT y en la literatura cristiana. En la pagana hay algunos casos, en especial, en
el matemático Teón, pero en conjunto son pocos. Cito uno de la Vida de Esopo
(G): ο λήμψομαι σὲ σύμϐουλον ὡς σὺ ἐμέ (2 . 1 ). Parece, pues, evidente que
la forma con nasal es innovación tardía, especialmente frecuente en la lengua
bíblica, quizás una característica del griego de Judea y Egipto.
e) Frínico (22), Herodiano (Philet. 2 ) y Meris (π 4) condenan el futuro
contracto πιοῦμαι y de enden la forma clásica πίομαι. Πιοῦμαι es analógi-
co de los futuros de las raíces líquidas. Ateneo (Epit. 2.2., 43, 23), Eustacio
(ad Il. 4. 0.1 ) y un léxico medieval lo dan por correcto y aducen un frag-
mento de Aristófanes (fr. 14 KA, πικρότατον ο νον τήμερον πιῇ), que los
editores modernos (Meineke, Edmonds, Kock, Kassel-Austin) acentúan πίει
o πίηι. Estasegunda persona está con seguridad en Teodoreto, Jorge el Mon-
je y autores bizantinos de lengua popular. La forma πιεῖται está en Sinesio
y en un léxico medieval, y πιούμεθα, en una obra del s. xii. Curiosamente,
uno de los dos ejemplos documentados de πιεῖσθε está en Jenofonte: διον
γὰρ πιεῖσθε (Symp. 4. ). Finalmente, πιοῦνται aparece una vez en el s. xv. En
resumen, el futuro contracto es tardío y escaso en la literatura helenístico-
imperial.
f) Frínico (300, 32 , PS .13) condena los futuros tardíos φάγομαι y βρώ-
σομαι y de ende la forma clásica ἔδομαι. Herodiano (Epim. 2 4.13), en cambio,
menciona φάγομαι junto a πίομαι como futuro. Φάγομαι aparece por primera
vez en los Setenta: ἀπὸ δὲ τοῦ ξύλου τοῦ γιγνώσκειν καλὸν καὶ πονηρόν, ο
φάγεσθε ἀπ’ α τοῦ (Ge. 2.1 ). La forma es frecuente (φάγομαι x, φάγεται
323x, φάγεσθε 4 2x, etc.), pero exclusivamente en autores que citan algún
pasaje del AT. En época medieval está también en la literatura bizantina. Βρώ-
σομαι, por el contrario, es mucho menos frecuente, apenas hay dos docenas
de ejemplos de todas las personas, mayoritariamente también en la literatura
cristiana. En conclusión, podemos a rmar que son futuros tardíos, empleados
mayoritariamente en la literatura cristiana y casi totalmente ausentes de la
pagana.
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El tema verbal de futuro en los léxicos y gramáticas aticistas
3. Futuros contractos
Otro capítulo al que los léxicos y gramáticas aticistas dedican cierta atención
es a la sustitución de futuros contractos por otros sigmáticos:
a) Verbos en -άζω/-ίζω: Elio Dionisio (α 2 ) condena ἀγορῶ frente a ἀγορά-
σω; Meris (δ 1 ), por el contrario, considera διαϐιϐῶ como forma ática frente
a διαϐιϐάσω y Frínico (PS 0.12) de ende ἀναϐιϐᾶται como forma plenamen-
te ática, que explica con ἀναϐιϐάσεται. El Antiaticista (δ 4 ) recuerda que
δικᾶν está en Heródoto por δικάσειν. Oro (Att. B ) da la siguiente regla
para la formación del futuro de los verbos en -ίζω: si la -ι- es breve, el futuro
es contracto (θεριῶ, κομιῶ, ποριῶ), pero solo en indicativo e in nitivo, no
en subjuntivo, que es sigmático; en cambio, si la -ι- es larga (y aquí incluye
los verbos con grafía 〈ει〉 como δανείζω), el futuro es sigmático. Lo ilustra
con el ejemplo de un meteco que, en un momento de estrechez económica
de la hacienda pública, prometió a los atenienses dinero con estas palabras:
«ἐγὼ μῖν δανειῶ», que provocaron un gran revuelo, hasta que se corrigió
y dijo: «δανείσω μῖν τοῦτο τὸ ἀργύριον». En el caso de βαδίζω, como el
presente se empleaba indistintamente con vocal larga o breve, el futuro podía
ser βαδίσω o βαδιῶ. Igualmente Meris (β 3 , λ 22) acepta como áticos los
futuros contractos βαδιοῦμαι y λογιεῖται. En el caso de λοκαυτῶ, junto al
futuro λοκαυτήσω, Frínico (PS .2) acepta también el futuro λοκαυτιῶ, de
λοκαυτίζω. Igualmente (PS 104.13) aprueba πολεμιῶ de πολεμίζω.
La doctrina de Elio Dionisio sobre ἀγορῶ se repite en léxicos medievales
(Focio, Suda), pero en la literatura las formas de este futuro son inexistentes,
salvo un ejemplo de ἀγορῶμεν en los LXX. También en una baja frecuencia de
aparición, Meris parece tener razón cuando considera el futuro contracto
de διαϐιϐάζω más antiguo: está en Pl. Lg. 00c4 y en D. 23.1 . . Las formas
sigmáticas, en cambio, aparecen sobre todo en la literatura de épocas imperial
romana y bizantina. El primer ejemplo está en Diodoro: διαϐιϐάσομεν τὸν
λόγον ἐπὶ τὰ λοιπὰ μέρη τῆς Ε ρώπης (1 .10.4).
Las formas simples βιϐῶ y βιϐάσω, también dentro de su baja frecuencia,
ofrecen una distribución semejante: mientras que βιϐᾷ está en el himno a Her-
mes (22 ), las formas sigmáticas, bien no se documentan, bien lo hacen en
época medieval. Por lo que respecta a δικᾶν, está efectivamente en Heródoto
(1. .1), un unicum en la literatura griega aparte de los léxicos que lo citan,
mientras que δικάσειν está mucho más documentado, en GC y en la koiné (3 x
en total). Nada puedo decir del par λοκαυτήσω / λοκαυτιῶ, porque ninguna
forma de estos futuros está documentada fuera de la glosa de Frínico. Πολεμιῶ
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José M. Floristán
solo está en la glosa de Frínico, y πολεμίσω, en un ejemplo del historiador
bizantino Ducas. Ninguna de las otras personas está documentada.
b) Otros futuros contractos: las formas ἀλεῖς, ἐλῶ, καλῶ, μανεῖται, μοῦμαι,
μαχοῦμαι son cali cadas de áticas frente a las sigmáticas ἀλέσεις, ἐλάσω,
καλέσω, μανήσεται y μόσω (Moer. α 30, ε 24, κ 21, μ 30, ο , Hdn. Philet. 131,
2 ). El Antiaticista (κ 3 ), en su línea, nos recuerda que κρεμάσω es forma
presente en el Ganimedes del cómico Alceo (fr. KA).
En Sófocles y Jenofonte (Cyr. 1.4.20) está ἐλῶ, y en léxicos como glosa, y ἐλᾷς,
en Heródoto (1.20 .4) y Aristófanes (Eq. 03), y nuevamente en léxicos. No es
fácil distinguir los casos de futuro, porque esta forma se empleó también como
tema de presente en la poesía con el valor de ἐλαύνω. Su caso es semejante al de
ε μι, presente en la poesía y futuro de ἔρχομαι en la prosa. En cualquier caso, se
constata que las formas del futuro sigmático ἐλάσω son tardías, aparecen solo
desde el s. iv d.C., salvo un ejemplo de ἐλάσεις en los Setenta. Ἐλάσω, además,
era la forma del subjuntivo de aoristo, por lo que no extraña su empleo como
futuro. Por lo que respecta a καλῶ, es empleado en ático como futuro, mientras
que las formas de καλέσω son tardías, se documentan desde el s. iii a.C.,
en especial desde los Setenta, y son más frecuentes en la literatura cristiana
que en la pagana, aunque no faltan en esta. Los ejemplos de καλέσω que
hay en Sófocles (Ph. 14 2) y en varios pasajes de Aristófanes son subjuntivos
exhortativos o deliberativos. Parece, pues, que Meris tiene razón y que καλέσω
es forma helenística, no ática, sin duda creada a partir del subjuntivo.
El par μανοῦναι / μανήσομαι tiene escasa presencia fuera de los léxicos.
Además de Meris, tienen μανοῦναι Focio, Tomás Magistro y Sinesio, y μανή-
σομαι aparece una vez en la Antología Griega. Μανήσεται aparece diez veces
desde comienzos de nuestra era, y μανήσονται, desde los Setenta, todo ello
dentro de una frecuencia baja. El futuro μοῦμαι está bien documentado desde
Homero, en época clásica (Th., Ar., X.), pero también en la postclásica (LXX,
Filón, Luc.) y en la Antigüedad tardía, en escritores cristianos y paganos. Los
primeros ejemplos de μόσω están en los Setenta. La forma es habitual en
textos jurídicos como subjuntivo, y aparece también con relativa frecuencia
en léxicos y gramáticas como futuro de μῶ ( μνυμι). De las restantes personas
del futuro sigmático los primeros ejemplos son de nuestra era, incluso de época
bizantina. El caso de κρεμῶ / κρεμάσω es casi exclusivamente gramatical. Des-
de sus primeros ejemplos en el s. i a.C., κρεμῶ aparece sobre todo en léxicos
y gramáticas. Κρεμῶμεν está en Aristófanes (Pl. 312) y en varios escolios medie-
vales a su obra, que explican la forma como κρεμάσομεν o μέλλομεν κρεμάσειν.
Finalmente κρεμῶσι está en la literatura tardoantigua y medieval desde el
s. iv d.C. Fuera del ejemplo de Alceo que menciona el Antiaticista, κρεμάσω
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El tema verbal de futuro en los léxicos y gramáticas aticistas
aparece por vez primera en los Setenta, y posteriormente en comentadores
cristianos del pasaje del AT y en léxicos. La situación de las otras personas es
similar: aparición tardía y escasa. En conclusión, estamos ante una oposición
que apenas trasciende la literatura gramatical. Cuando lo hace, las formas de
ambos futuros son antiguas, pero tan escasamente documentadas, que apenas
podemos sacar conclusiones, salvo que la forma sigmática, en conjunto, se
documenta en época más tardía.
4. Futuros de perfecto
a) Pasivos: Meris (δ 14, κ 3 , π 1, π ) nos informa de la preferencia en la
koiné por futuros simples como δεθήσεται, παύσομαι y πραθήσομαι en lugar de
futuros de perfecto como δεδήσεται, κεκλείσεται, πεπαύσομαι y πεπράσομαι.
Δεδήσεται está en Platón (R. 3 1e1 ),Luciano, Aristides, Eusebio, etc. (11x).
Δεθήσεται aparece dos veces en Demóstenes, pero con su valor propio de futuro
pasivo, sin aspecto perfectivo. En los ejemplos tardíos es difícil distinguir si se
trata de un futuro de estado o de acción única. Hallo un ejemplo cercano, pero
no concluyente, del empleo que Meris rechaza en un fragmento del astrólogo
Doroteo (41 .1 ): φυγὼν ἢ τεθνήξεται ἢ δεθήσεται κρατηθεὶς ἢ ἐν ε ρκτῇ
ἐμπεσεῖται (= Heph. Astr. 31 . ).
El empleo del par παύσομαι / πεπαύσομαι es dudoso. La segunda forma
aparece en el TLG en 3 ocasiones, de ellas, dos en Sófocles (Ant. 1 y Tr. ).
Sintácticamente su empleo es absoluto, mientras que παύσομαι se construye
con participio completivo y, en menor medida, con genitivo del in nitivo arti-
cular. No he hallado ejemplos de παύσομαι con valor absoluto en la literatura
postclásica, pero tampoco los hay de πεπαύσομαι con participio completivo. Te-
niendo en cuenta que los ejemplos del futuro simple son mucho más numerosos
(4 x) y que ambas formas tienen una distribución sintáctica complementaria,
no se entiende bien qué quiso condenar Meris.
El par πεπράσομαι / πραθήσομαι apenas tiene existencia fuera de los léxicos.
Salvo la 3ª persona del singular, las otras casi no están documentadas. Además
de los léxicos, tienen πεπράσεται ( x) Jenofonte, Filón y Diógenes Laercio,
mientras que πραθήσεται (30x) está en fragmentos de Pitágoras y Aristóteles
y en Dinarco, y con posterioridad en los Setenta ( x), en Filón y en la literatura
cristiana, pero nunca con excesiva frecuencia.
b) El Antiaticista (ε 34) y Oro (Att. B ) mencionan como ático el futuro
ἑστήξω del perfecto ἕστηκα. Este futuro está bien documentado en GC (Ar.,
E., X.), pero también en épocas imperial romana (Aristides, Filóstrato, Libanio,
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José M. Floristán
etc.) y bizantina. Los léxicos no mencionan ninguna forma alternativa tardía
con la que poder compararla.
. Futuros en -ήσω
Por último, varias glosas aticistas revelan la sustitución en la lengua tardía de
futuros en -ήσω por otros: ἀνέξεται por ἀνασχήσεται (Moer. α 4 ) y παρέξομαι
por παρασχήσομαι (Moer. π ). El Antiaticista (δ 2 ) recuerda la presencia de
δοκήσει en Aristófanes (Ra. 3 ).
El futuro ἀνέξομαι se documenta abundantemente en autores de épocas
arcaica y clásica, pero también helenística, imperial y bizantina, sin distinción.
Ἀνασχήσομαι, por el contrario, está escasamente documentado: las tres formas
de plural no aparecen en el TLG; de las tres del singular, la 1ª ( x) está en
Aristófanes (Ach. 2 ), Demóstenes y la literatura medieval, y las dos restantes
se documentan solo en época medieval, cada una con dos ejemplos. De ello se
concluye que Meris se equivoca y que la forma más usada en ático fue ἀνέξομαι.
No di ere mucho la situación de παρασχήσομαι / παρέξομαι. A pesar de lo que
dice Meris, παρέξομαι es mucho más frecuente en todas las personas y épocas.
Παρασχήσομαι no está documentado en tres personas, en otras dos lo está
apenas, y solo la primera persona está algo más representada (13x). La mayoría
de los ejemplos de esta aparecen en oradores, en la fórmula judicial μάρτυρας
παρασχήσομαι. Sin embargo, la fórmula paralela μάρτυρας παρέξομαι es
mucho más frecuente. Como en el caso anterior, no parece que la glosa de
Meris responda a la realidad lingüística. Por lo que respecta a δοκήσει, está
documentado en Píndaro (fr. a) y Esquilo (Pr. 3 ) antes que en Aristófanes.
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Estudio funcional del sufijo -θε(ν) y -θεν en la Il ada
Berta González Saavedra
Universidad Complutense de Madrid
bertagon@ucm.es
Resumen: Desde que en 1 3 M. Lejeune dedicó una monografía a los derivados en -θεν en griego,
se ha dado por hecho que dicho su jo expresa Procedencia. Sin embargo, este signi cado no es
consistente, dado que encontramos muchos derivados que no lo cumplen, sobre todo cuando la
base de derivación no es un lugar. Dada esta premisa, recuperamos la propuesta de M. Lejeune,
que con rmaba la existencia de dos su jos prácticamente homófonos, y revisamos el signi cado
de dichos su jos sirviéndonos de las Funciones Semánticas propuestas por E. Crespo (1 ).
Palabras clave: Lingüística griega, Homero, Ilíada, semántica.
Fucntional study of the suffix -θεν in Homer’s Iliad
Abstract: In 1 3 M. Lejeune wrote a monography about the -θεν derivates in Ancient Greek.
Since then, it has been taken for granted that -θεν is used to express Source. However, it is easy to
nd many derivates that do not t in this meaning, even more those whose derivation base in not
a Place. According to this, I will turn back to M. Lejeune’s proposal, which said that there existed
two di erent su xes almost homophonous, and will examine their meaning making use of the
Semantic Functions propoposed by E. Crespo (1 ).
Key Words: Greek Linguistics, Homer, Iliad, semantics.
1. Introducción
La mejor manera que he considerado de homenajear al profesor Emilio Crespo
ha sido la de conjugar en un estudio dos de sus facetas que más honras le
han reportado: la de traductor y la de lingüista. Es por eso que he recupera-
do un estudio que hice con objeto de la obtención del Diploma de Estudios
Avanzados, hace ya algo más de una década. En ese momento, me serví de
su brillante traducción de la Ilíada, publicada en Gredos, y de la contribución
sobre Funciones Semánticas (FS en adelante) que apareció en las Actas del IX
Congreso de la Sociedad de Estudios Clásicos publicadas en 1 y que con
tanta claridad de ne y ejempli ca.
Es por eso que ofrezco esta contribución a su homenaje, que espero que
sea del interés de quien lo lea y, sobre todo, del propio Emilio, para agradecer
todo lo que ha hecho por la lengua griega y la cultura tras ella. Este estudio se
divide en las siguientes secciones: hipótesis (2), metodología (3), análisis de los
datos obtenidos (4) y conclusiones ( ).
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“Crespo-master” — 2020/10/1 — 21:1 — page 112 — #112
Berta González Saavedra
2. Hipótesis
Para realizar este estudio, parto de la idea que ya plantea M. Lejeune (1 3 :
y ) de que en griego antiguo existen dos su jos: θεν, que gramaticaliza como
desinencia de genitivo con bases de derivación animadas, pero como marca
de locativo / ablativo con lugares y θε(ν), que gramaticaliza como adverbio de
lugar y que no afecta a bases de derivación animadas. Ambos su jos aún se
diferenciarían en Homero. Sin embargo, la tradición posterior no ha prestado
atención a la diferenciación de ambos su jos ni a las interferencias que pueda
haber y en muchos estudios simplemente aparece la referencia al trabajo de
M. Lejeune (Chantraine 1 : 2 2, Maqueira 200 : ) .
3. Metodología
A partir del texto de la Ilíada disponible en la Ancient Greek and Latin De-
pendency Treebank , he descargado los archivos correspondientes y he hecho
una búsqueda semimanual de formas no verbales con su jo -θε(ν). Las he
almacenado en una tabla en las que he re ejado los siguientes datos: la forma
derivada, el lema base de derivación, el pasaje en el que aparece dicha forma, el
verbo del que depende en la oración, la FS de la palabra en el pasaje entre las
propuestas por Crespo (1 ), la función sintáctica de la palabra en el pasaje
(argumento o satélite), el léxico al que pertenece el lema base, el dominio léxico
del verbo que rige la forma y el contexto métrico.
4. Análisis de los datos
4.1. ¿Qué nos dice el contexto métrico?
Una vez realizada la tabla con los pasajes correspondientes a la Ilíada, he hallado
formas derivadas con los su jos -θε(ν) y -θεν, y de ellas, ateniéndome a los
factores que he resaltado puedo ver los siguientes rasgos:
Los derivados que aparecen al menos en una ocasión en sílaba apocopada
son los siguientes (por orden de frecuencia, entre paréntesis el número de
ocasiones): πρόσθεν (1 ), πάροιθε ( ), ἄνευθε (2), ἀπάνευθε (2), μετόπισθε (2),
ἑκάτερθε (1), ἔνερθε (1), καθύπερθε (1) y πισθεν (1). Llama la atención el
hecho de que todos son derivados a partir de adverbios y preposiciones.En cuanto a los derivados que siempre aparecen con nasal, esta es la lista, en
orden alfabético: Ἀϐυδόθεν, ἀγορῆθεν, α νόθεν, Α νόθεν, Α σύμηθεν, ἄλλοθεν,
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Estudio funcional del sufijo -θε(ν) y -θεν en la Ilíada
ἁλόθεν, ἀμφοτέρωθεν, ἀπόπροθεν, Ἀρίσϐηθεν, α τόθεν, Διόθεν, ἐγγύθεν, ἕθεν,
ἕκαθεν, ἐμέθεν, ἔνδοθεν, ἔνθεν, ἑτέρωθεν, ἠῶθεν, Θρῄκηθεν, δηθεν, λιόθεν,
Καϐησόθεν, κεῖθεν, κλισίηθεν, κρῆθεν, Κρήτηθεν, Κυθηρόθεν, λειμωνόθεν,
Λεσϐόθεν, Λυκίηθεν, Μυκήνηθεν, νειόθεν, θεν, ο κοθεν, ο οθεν, Ο χαλίη-
θεν, ποτέρωθεν, ο ρανόθεν, πάντοθεν, πατρόθεν, ποθεν, πόθεν, ποντόθεν,
πρόσσοθεν, πρυμνόθεν, σέθεν, Σιδονίηθεν, σιπύηθεν, Σπάρτηθεν, Σύμηθεν,
σχεδόθεν, τηλόθεν, Τροίηθεν y ψόθεν.
Este grupo es aparentemente más heterogéneo. Sin embargo, podemos cons-
tatar que todos los derivados a partir de nombres de ciudades aparecen en
esta lista, así como los derivados a partir de nombres de lugares comunes, los
pronombres personales y otros tipos de pronombres, como ἄλλοθεν o ἐτέρωθεν.
Encontramos, además, algunos derivados a partir de adverbios, como ἔνθεν, κεῖ-
θεν, ἔνδοθεν y ψόθεν, que serían la excepción a la homogeneidad de este grupo.
A estas dos listas hay que añadir una tercera, que corresponde a unos últimos
derivados que no aparecen nunca apocopados pero cuya nasal puede aparecer
o no (según necesidades métricas): ἀπάτερθε, ἔκτοσθε, ἔντοσθε, ἐξόπιθε, ἐφύ-
περθε, κατόπισθε, νέρθε, προπάροιθε, πένερθε, ὕπερθεν. De estos derivados,
solo ἐφύπερθε aparece siempre sin nasal, en un contexto de sílaba breve para
el su jo y seguido de consonante, aunque parece una mera coincidencia, pues
solo aparece tres veces en nuestro corpus. Además, hay que resaltar que la
posición del acento en todos estos derivados en constante: todas son propa-
roxítonas, salvo νέρθε, por razones obvias. Lo mismo se puede decir de los
derivados que aparecen en la primera lista que hemos presentado, en la que
solo πρόσθεν sería la excepción.
4.2. Funcionamiento semántico de los derivados en -θε(ν)
En cuanto al funcionamiento semántico de estos derivados, podemos ver que
los de la primera y la tercera lista, los que tienen una nasal móvil, cumplen un
rango de FS que procedo a enumerar en orden de frecuencia: Ubicación (1 1),
Dirección ( 4), Procedencia (4 ), Datación (31), Modo (2) y Perlación (1).
Como podemos observar, en la inmensa mayoría de las ocasiones desem-
peñan FS del ámbito espacial o estrechamente vinculadas con este (como es
la Datación) y, dentro de dicho ámbito, sería la expresión de la FS más neu-
tra, la de Ubicación, la más frecuente. El uso de la marca de Ubicación para
la expresión de otras FS del mismo ámbito y también del temporal ha sido
ampliamente explicado por autores como Haspelmath (1 ), Narrog (2010)
y Heine & Kuteva (2002) entre otros y por la teoría localista en particular (en
concreto para el griego antiguo, Luraghi 2003).
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Berta González Saavedra
Esto nos hace ver que la extensión de -θε(ν) sea la esperable, aunque sería
necesario estudiar si la existencia de otros su jos similares en la expresión FS
del mismo ámbito local tuvo consecuencias en la especialización de la marca
en una FS en concreto (-θα y -θι, por ejemplo). Sin embargo, por cuestiones de
espacio dejaremos esta cuestión para ulteriores estudios.
4.3. Funcionamiento semántico de los derivados en -θεν
Por otra parte, en los derivados de la segunda lista encontramos las siguientes
FS: Agente, Causa, Datación, Dirección, Intermediario, Modo, Procedencia
y Ubicación. La distribución es clara:
La función de Agente solo la desempeñan ἕθεν y σέθεν como agentes de
construcciones de genitivo absoluto, es decir son los derivados a partir de
pronombres personales los que en cuatro pasajes son agentes semánticos (y
sujetos sintácticos).
Para la Datación solo aparece la Aurora (ἠῶθεν), ya no divinizada, sino
re riéndose al primer momento del día. En la Dirección el adverbio ἐγγύθεν y el
pronombre personal σέθεν son los dos derivados que encontramos, el primero
en trece ocasiones, todas con verbos que implican movimiento; el segundo en
solo una, introducido por la preposición ἄντα.
Los contextos en los que los derivados en -θεν han sido interpretados co-
mo intermediarios se caracterizan, principalemente, porque está claro cuál es
el Agente de la acción, pero aparece otro ser animado, marcado con el su -
jo que estamos estudiando, que actúa mediándola. Son todos humanos y dioses,
que están absolutamente humanizados.
He clasi cado como FS de Modo unas construcciones que he encontrado
y que según el LSJ (s.v.) son casi locuciones modales: son combinaciones de
derivados de -θεν con los adjetivos base de su derivación: α νόθεν α νῶς ( . ),
ἄλλοθεν ἄλλος (en 2. , en .311, en . 1 y en 13. 1), ο όθεν ο ος (en .3
y en .22 ). Estas construcciones merecen una ateción especí ca que ha sido
resuelta por la tradición lológica con la explicación de que se trata de giros
manieristas que prevalecen en el libro séptimo de la Ilíada, caracterizado por
otros recursos propios del lenguaje formular (Kirk 1 0: 23 ) o como una
construcción de origen superlativo (Lejeune 1 3 : ). La falta de espacio hace
que aquí no les podamos dedicar más atención. En cuanto a los pronombres
personales, solo ἐμέθεν y ἔθεν desempeñan esta FS y en ambas ocasiones
introducidos por la preposición ἄνευ.
La FS más frecuente es la de Procedencia, según lo esperado por las pro-
puestas etimológicas de -θεν (para un resumen de ellas véase González 201 :
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Estudio funcional del sufijo -θε(ν) y -θεν en la Ilíada
43 –43 ). En cuanto a la función de Ubicación, los siguientes derivados son
los que la desempeñan: ἀμφοτέρωθεν, ἀπόπροθεν, ἐγγύθεν, ἕθεν, ἕκαθεν, ἔν-
δοθεν, ἔνθεν, κλισίηθεν, ο ρανόθεν, πάντοθεν, ποθεν, σχεδόθεν, τηλόθεν
y ψόθεν.
. Conclusiones
A la luz de los datos presentados en la sección anterior, divididos en tres
apartados, podemos llegar a las siguientes conclusiones:
En primer lugar, parece que en el griego de la Ilíada podemos hablar de
dos su jos diferenciados, al menos en lo que se re ere a su contexto métrico.
Habría, por tanto, un su jo con nasal efelcística que se aplica principalmente
a bases preposicionales y a adverbios y otro con nasal ja que se aplica a ba-
ses nominales y pronominales y, en menos ocasiones, a bases pronominales
y adverbiales.
Sin embargo, en el plano semántico podemos ver cómo se suceden las
interferencias entre ambos y que la tendencia sería a la con uencia de los
dos: hay un grueso de FS compartidas por los derivados de ambos grupos que
son las que pertenecen al ámbito local. No obstante, hay otro grupo de FS
que solo está desempeñado por derivados a partir de pronombres personales
y referentes humanos. En este sentido, se puede constatar, como desarrollé en
mi tesis doctoral (González 201 : 4 y siguientes), que hay una distribución del
funcionamiento del su jo -θεν con respecto a la jerarquía de animación (Villar
1 ): los derivados a partir de bases que están en una posición más alta en la
jerarquía presentan una funcionamiento idéntico a las formas en genitivo de
dichas bases (los pronombres personales, por ejemplo, pueden ir introducidos
por preposiciones que rigen genitivos), mientras que los derivados cuyas bases
están en una posición más baja de dicha jerarquía presentan un funcionamiento
del su jo como meramente adverbial.
Por último, habría que resaltar que la simpli ación de esta cuesión en la
existencia de dos su jos no explica la realidad: las bases de derivación determi-
nan el funcionamiento semántico y sintáctico (como hemos visto con ἄλλοθεν,
por ejemplo), la homofonía condiciona la confusión entre ambos (a pesar de
la posición del acento), la existencia de otros su jos con signi cado local que
inter eren con -θεν y -θε(ν) también determina su especialización (como -θα),
así como la presencia de uno de los dos su jos en micénico, que no hemos
podidoidenti car (González 201 : 2 – 2 ). El análisis de estos factores (y
otros) podrá arrojar nueva luz sobre dos su jos complejos que merecen una
atención particular, dado su carácter derivacional y gramatical.
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Berta González Saavedra
Referencias bibliográficas
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Actas del IX Congreso Español de Estudios Clásicos, vol. ii. Lingüística Griega, Madrid
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González Saavedra, B. (201 ): La expresión de la Procedencia en tres lenguas indoeuropeas
antiguas: latín, griego e hitita, tesis doctoral inédita disponible en http eprints
ucm es T pdf [última visita 1 de octubre de 201 ].
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bridge University Press.
Kirk, G. S. (ed.) (1 –2000): The Iliad: a Commentary, vols. i–vi, Cambridge, Cambridge
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Lejeune, M. (1 3 ): Les adverbes grecs en -θεν, Burdeos, Étidions Delmas.
LSJ = Liddell, H. G. (1 ⁹ con suplemento): Greek-English Lexicon, Oxford, Clarendon
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Luraghi, S. (2003): On the Meaning of Prepositions and Cases: The Expressions of Semantic
Roles in Ancient Greek , Ámsterdam – Filadel a, J. Benjamins Publications.
Maqueira Rodríguez, H. «Adverbios», en E-Excellence, Biblioteca de recursos electrónico
en Humanidades, disponible en https liceus com producto los ad erb
ios [última visita 1 de octubre de 201 ].
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Villar, F. (1 ): Jerarquía y marcas de función, Salamanca, Salamanca Universidad.
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Pie eses, un caso de bilingüismo en inscripciones
del siglo iv
Javier del Hoyo
Universidad Autónoma de Madrid
javier.delhoyo@uam.es
Resumen: Hacemos un estudio de la fórmula pie zeses, que comienza a grabarse en vasos de vidrio
con letras de oro en el siglo iv. Se trata de un singular caso en que se introduce en inscripciones
latinas una fórmula en griego, pero escrita con caracteres latinos. Así pie zeses, «bebe y que vivas»,
convierte esos epígrafes en perfectos casos de bilingüismo. Ahora bien, ¿por qué se incluye en
inscripciones latinas esa aclamación en otra lengua? ¿Por qué se escribe en alfabeto latino y no
en griego? Intentamos hacer aquí un repaso a estos objetos, su cronología, su porqué.
Palabras clave: Bilingüismo, inscripciones funerarias.
Pie zeses, a case of bilingualism in inscriptions of the ivth century
Abstract: We study the formula pie zeses, which begins to be engraved on glass vases with letters
of gold in the fourth century. This is a singular case in which a Greek formula is introduced into
Latin inscriptions, but written with Latin characters. This way pie zeses, «Drink and may you
live», turns these epigraphs into perfect cases of bilingualism. We’re interested on knowing why
is this acclamation in another language included in Latin inscriptions. Why is it written in the
Latin alphabet and not in Greek? Here we try to review these objects, their chronology, their why.
Key Words: Bilingualism, funerary inscriptions.
Tengo el gusto de contribuir en este homenaje al profesor Emilio Crespo, que
ha dedicado muchas horas en estos últimos años al tema del bilingüismo en la
antigüedad, con una colaboración que trata sobre la inclusión de una fórmula
griega en inscripciones latinas hechas en vidrio. En efecto, existen unos 00
vasos¹ en cuyo fondo hay algún motivo iconográ co, y alrededor de él, en
sentido circular siguiendo las agujas del reloj, una inscripción en caracteres
latinos realizada con letras de oro. La mayoría de estas piezas se conserva en
los Museos Vaticanos, si bien hay al menos 0 piezas en el Museo Británico
(Howells 201 ) y 34 en el Ashmolean de Oxford².
¹ C. R. Morey 1 reunió un catálogo con 4 0 vasos. Desde entonces se han ido añadiendo los
nuevos hallazgos.
² Ver la descripción que hace Vickers 200 –2011: 0 – 13.
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Javier del Hoyo
1. Antecedentes
Parece que desde mediados del siglo iii empieza a introducirse la palabra
zeses («vive» o «que vivas»), escrita con caracteres latinos en inscripciones
sepulcrales, la mayoría cristianas. Así en Tarraco tenemos un ejemplo de nes
del iii en que el epígrafe acaba con la aclamación zeses (CIL II²/14, 1 2). ¿Es
esta inscripción realmente cristiana?³ Muy posiblemente, aunque nunca se
la ha considerado así⁴; como sí lo es el anillo de oro hallado en Corbridge
(Britannia), en que está inscrito Aemi·lia zeses (CIL VII 1300). Esta aclamación
de cierre en inscripciones sepulcrales, equivalente a vivas, vino a sustituir
a otras paganas muy conocidas y ya superadas (sit tibi terra levis, por ejemplo).
En ella debe entenderse vivas in Deo⁵, muy frecuente en el norte de África,
sobre todo en la zona de Cartago (CIL VIII 104 .4), pero extendida por todo el
Mediterráneo⁶.
El siguiente paso será la combinación de zeses con otras fórmulas, como
anima dulcis, lo que parece signi car que en principio se aplicó a niños y niñas.
Así, en Roma, procedente de las catacumbas de Domitilla y fechada entre el 2 0
y el 32 tenemos una placa funeraria: Lea, anima dulcis, zeses (ICVR III ).
El texto no indica la edad de la difunta, pero el adjetivo dulcis suele sugerir
que se trata de niños⁷. La iconografía de la paloma y el racimo de uvas bajo el
texto es claro signo de su liación cristiana. De mediados del siglo iv tenemos
en Roma otra placa sepulcral dedicada Cyriace pie zes(es) (ICVR 1, 3420), con la
misma iconografía que la anterior.
Esta adscripción al cristianismo la vamos a encontrar muy pronto en algunos
epígrafes como el de Pésaro, que dice: Dignitas amicorum vivas in pace Dei
zeses (ILCV 2212a) y rodea una iconografía relativa a las bodas de Caná (quizás
³ Ayudaría a esta consideración el carácter descuidado de la ordinatio y la paleografía. Ello adelantaría
cronológicamente las primeras inscripciones cristianas de la península (v. ICERV, cuyo catálogo
necesita una revisión a fondo).
⁴ Ni el comentario de G. Alföldy (ad CIL II²/14, 1 2) ni el de anteriores editores así lo indican.
⁵ Es posible que en las inscripciones sepulcrales en que aparece zeses haya que entender la braquilogía
zeses en Theo o in Deo, pero que en una época aún martirial quieran camu ar su cristianismo
eliminando en Theo, que podría comprometerles. A este respecto podríamos aducir la famosa placa
cristiana de Licinia Amias (ICVR II 424 ), uno de los primeros testimonios de epigrafía cristiana,
donde se ha disimulado su pertenencia al cristianismo escribiendo Ιχθύς Ζώντων con caracteres
griegos, junto a dos peces y un ancla (símbolos carentes de signi cado para un pagano), y bajo un
D. M. —¿mera reminiscencia pagana o quizás simple fórmula de taller vacía de contenido?—, pero
ha prescindido de otros símbolos iconográ cos más evidentes como el crismón. Si esto es así, esta
inscripción de Tarraco sería el primer testimonio de epígrafe cristiano de la península Ibérica.
⁶ Así, un plato de la Lugdunensis, fechado ya en el siglo iv avanzado, tiene un texto dispuesto
circularmente: Vincenti zeses in Chr(ist)o domino (CAG 1–4, p. 2 ).
⁷ Esta referencia a niños podemos verla en un gra to sobre un vaso conservado en el Museo de
Bonn, cuyo lacónico texto es: Zeses dulciola (CIL XIII 1001 .34).
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Pie zeses, un caso de bilingüismo
un regalo de bodas), o uno de Roma: Hilaris cum tuis pie zeses in Deo (ILCV
221 a).
En paralelo comienza a aparecer esta misma fórmula en las denominadas
botellas puteolanas⁸, donde se describe un plano de laciudad de Puteoli o la
de Baiae, y que están dedicadas a una persona que la recibe como regalo. Así,
una de Mérida: [Dul]cis anima z[e]ses (AE 200 , 3); de estas se conservan
varias piezas, especialmente en Italia. Estos ejemplares son tardíos. Uno hallado
en la villa de Veranes (Gijón), muy fragmentario, fechado entre nes del iv
y mediados del v, lo reconstruyen sus editores a partir de paralelos como:
[multis a]nnis ho[mo bone pie] z[eses] (Salido & Madariaga 201 : 1 ). Botellas
de vidrio ya a nes del siglo iii habían empezado a unir la idea del brindis con
la fórmula. Así una de Heraclea lleva el texto: Eminis Aprille propinavit vive
zeses (De Siena 1 : 40).
Pronto se van a incluir nuevos sintagmas que especi quen ese deseo de
inmortalidad: Vivas in (a)eterno z(eses) (CIL XIII 3 ). En esta última inscrip-
ción vemos ya zeses abreviado. La repetición frecuente de la palabra la fue
convirtiendo en fórmula, y la familiaridad con la expresión permitió que se
escribiera abreviada, pues era ya totalmente reconocible por los lectores. Así,
Maxime, dulcis z(eses) (CIL XV 033); o el plato procedente de Colonia con el
texto Gaudias in Deo pie z(eses) (ILCV 221 a).
Poco después zeses se va a completar con pie (equivalente a bibe). Ahora
bien, pie zeses parece una traducción de bibe vivas⁹, aclamación latina con
una clara paronomasia en una época en que el betacismo ya había triunfado y,
por ello, una frase muy fácil de recordar. En algunos vasos vemos la fórmula
repetida, o quizás habría que decir traducida¹⁰, como en este procedente de
Atenas: bibe vivas pie zeses (CIL III 43); o incluso solo pie z(eses) (CIL XIII
1002 .22 ).
2. Los vasos de vidrio
A mediados del siglo iv, el brindis griego ZHCHIC, transcrito en letras latinas
como ZESES, forma parte muy común de inscripciones realizadas en vidrio
⁸ Sobre su naturaleza y expresiones, v. Bejarano 200 .
⁹ Nótese cómo el latín usa el imperativo-subjuntivo de presente, mientras que el griego emplea el
aoristo.
¹⁰ No parece, sin embargo, que podamos hablar aquí de un bilingüismo real, del mismo modo que en
nuestros días la mayoría de los anuncios de perfumería contienen parcial o totalmente expresiones
en francés (v. publicidad de Lancôme, Chanel, Scandal de Jean Paul Gaultier, o Nina Ricci, por
ejemplo), pero no obedecen a una sociedad española francoparlante, sino a un sentir que la mejor
perfumería viene de París, de donde procede el glamour.
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Javier del Hoyo
con letras de oro (Weitzmann 1 : nº 3 ; 34 –34 ). Es más frecuente que el
equivalente latino vivas. El carácter formular, sin embargo, hizo que perdiera en
algunos contextos su primer signi cado; así, dos vasos que incluyen imágenes
de Cristo han trascrito mal Zeses y han grabado Zesus, para forzar un juego de
palabras entre el brindis y el nombre de Cristo (Lutraan 200 : – ), alterado
fonéticamente.
El origen de esta costumbre se encuentra en vasos para beber que los cris-
tianos usaban probablemente en ágapes; aunque no con un sentido litúrgico.
Parece una frase aclamatoria, con un deseo positivo: «Bebe, que vivas». Pri-
mero se incluyeron en alfabeto griego, como podemos ver aún en un mosaico
de Dougga fechado a nales del siglo iii. En él se puede ver a dos esclavos
vertiendo vino de sus respectivas ánforas en dos bandejas que sostienen otros
esclavos. En las ánforas pueden verse inscritas con teselas las palabras ΠΙΕ
y ZΗϹΗϹ (Ennaïfer 1 : – ), expresión original griega para brindar.
La fórmula en griego ha podido introducirse en contextos latinos a partir
de vasos cuya aclamación comenzaba en latín por bibe vivas y se cerraba
con una fórmula análoga, pero en otra lengua. Los hablantes debían estar
su cientemente habituados a ella, como para no percibir que estaban diciendo
algo extraño. La duplicidad de la fórmula tiene muchas variantes, por ejemplo:
Dignitas amicorum pie zeses cum tuis omnibus bibe et propina (ILCV ).
La fórmula no solo se expresó en singular. También la podemos encontrar
en un vaso de vidrio de Roma: piete zesete multis annis vivatis (CIL XV 02 ).
Probablemente se había tomado de la aclamación pronunciada al pasar en los
banquetes la copa de mano en mano. La sentencia, de buen augurio entre
los paganos, fue tomada tal cual por los cristianos. Y en otra inscripción se desea
vida a los padres: paren[ti]bus vestris p(iete) z(esete) (AE 200 1 4). Aunque
no siempre se escribe correctamente el plural, de modo que podemos leer:
(R)ufine Resp[e]cta vivatis in Deo zeses (ILCV 200 b), escribiendo zeses en lugar
de zesete.
El reconocimiento de la fórmula griega como algo propio lleva a sustituir
plenamente la fórmula latina. Por ello podemos encontrar dos inscripciones
con la expresión pie zeses in Deo (ILCV 221 a y 221 b), donde esperaríamos un
Vivas in Deo¹¹, que es tan popular a partir del año 3 0 d.C.
El efecto de sustitución del latino vivas por zeses hace que en ocasiones
zeses llegue a aparecer dos veces, sustituyendo a vivas en el lugar donde
esperaríamos la aclamación en latín: dignitas amicorum pie zeses cum tuis
omnibus zeses (Leclercq 1 3 : 102 ), variante de Dignitas amicorum pie zeses
cum tuis omnibus bibe et propina (ILCV ).
¹¹ La fórmula está registrada 1 veces en distintos soportes (v. EDCS).
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Pie zeses, un caso de bilingüismo
La mayor parte de los vasos se ha encontrado en las catacumbas; y algo
signi cativo, ninguno de los ejemplares de vidrio de oro —considerados como
marcadores funerarios— se ha conservado completo, a pesar de que se conocen
unas 00 piezas. Como muchas tienen inscripciones alentando al propietario
a beber, se han de nido como copas o vasos. En su origen pudieron ser regalos
familiares con motivo de una boda, un cumpleaños, celebraciones de año nuevo
u otras festividades religiosas, y en algunos casos con ocasión de un nacimiento
o de un bautismo cristiano (Weitzmann 1 : nº 3 ; Rutgers 2000: ).
Es posible que, dada su fragilidad, al romperse, los vasos más vulgares y coti-
dianos fueran destruidos, mientras que se conservara la parte inferior decorada
de los de vidrio de oro para ser insertada en las catacumbas, a n de que sirvie-
ran como marcadores funerarios de sus propietarios. En efecto, los cuerpos
eran depositados en las catacumbas en pequeñas cavidades llamadas loculi,
normalmente en corredores angostos excavados en la roca por los fossores,
y seguramente era necesario colocar algún tipo de marca para que los fami-
liares que visitaban la tumba localizaran el nicho correcto sin gran demora.
Pudieron servir también como un sello de la tumba, puesto que se sujetaban
con mortero¹², quedando a la vista, en la super cie del loculus; también se
utilizaban otros objetos decorativos de pequeño tamaño para hacer esta fun-
ción. No es descartable tampoco que hayan tenido un sentido apotropaico,
especialmente en la última época de este período, cuando los retratos de santos
se convirtieron en más comunes (Grig 2004: 204–20 ).
Muchas piezas de vidrio de oro contienen retratos de personas cotidianas,
normalmente parejas casadas, entre los que se podría encontrar el difunto,
mientras que otras muestran guras bíblicas o símbolos religiosos. Esta activi-
dad fue usual entre los cristianos, judios —se han identi cado hasta 13 vasos
judíos— y romanos paganos.
Este tipo de aclamaciones y bendiciones son las habituales y en los medallo-
nes grabados en copas a menudo instan al propietario a beber, incluso cuando
la iconografía es religiosa. Un vaso judío presenta los habituales símbolos
judíos (menoráh, león simbolizando sinagoga, torá, etc.) y la inscripción pie
zeses Elares (ILCV 4 1). La mayoría de las inscripciones se componen de nom-
bres o expresiones convencionales, o de los dos combinados. La inscripción
dignitas amicorum pie zeses vivas (EDCS) tipi ca la tendencia a agrupar frases
ya conocidas.
¹² En un vaso expuesto en el Metropolitan Museum, puede verse todavía cómo tiene incrustados
restos de mortero en sus bordes,cf. Lutraan 200 : .
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Javier del Hoyo
2.1. La técnica de los vasos
¿Cómo se elaboraban estos vasos? Estamos ante un tipo de vidrio de lujo donde
se fusiona un diseño decorativo de pan de oro entre dos capas de vidrio. Aunque
los primeros ejemplos se encuentran en la Grecia helenística, es característico
del vidrio romano de nes del Imperio, entre nales del siglo iii y el v.
El proceso de creación del vidrio de oro era difícil, y requería gran habilidad.
Se cortaba un disco pequeño, de entre siete y doce centímetros de anchura,
proveniente de una esfera soplada con la parte inferior aplanada. Más tarde
se unía al disco una pieza de pan de oro. El diseño se lograba tras rascar el
pan de oro. La pieza principal, un vaso o un bol, se creaba por soplado, con
una parte inferior aplanada que tenía las mismas dimensiones que el primer
disco. El resultado era calentado de nuevo y depositado con cuidado sobre
el disco con el dibujo, provocando la fusión de la parte inferior plana con el
disco que lo contenía. La pieza completa era calentada por última vez para
acabar de completar la fusión (cf. Rutgers 2000: 3).
2.2. Iconografía de los vasos
El fondo de casi todos los vasos contiene alguna imagen. Casi la mitad de
los vasos de oro conocidos presenta retratos, si bien hay escenas narrati-
vas, principalmente cristianas. Los retratos de personajes bíblicos forman
casi la mitad del corpus (Grig 2004: 21 ). Hay también algunas representa-
ciones deportivas, de animales, guirnaldas o decoraciones similares. No hay
retratos imperiales ni escenas militares; los vasos se centran en intereses
privados.
Son frecuentes los retratos con inscripciones que nombran a personajes
particulares (Lutraan 200 : 2 –31). Los retratos de matrimonios, más comunes
al comienzo de la producción, dieron paso a santos y apóstoles al nal del
período (Grig 2004: 14 y 1 ). Cristo aparece en varios vasos, generalmente
imberbe y juvenil, así como en la gura del Buen Pastor.
Escenas narrativas del Antiguo Testamento (Adán y Eva; el sacri cio de
Isaac por parte de Abraham; Noé y el arca; la historia de Jonás; Daniel en el
foso de los leones; los tres jóvenes en el horno de fuego; etc.) son mucho más
comunes que las de la vida de Cristo, como ocurre también en las pinturas de las
catacumbas (Lutraan 200 : 21–23). Solo hay dos escenas narrativas mitológicas:
un trabajo de Hércules ante la mirada atenta de Atenea (IGTrev p. 12), y uno
de Aquiles (Lutraan 200 : ).
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Pie zeses, un caso de bilingüismo
2.3. Vasos judíos
Trece de los más de 00 vasos conocidos romanos tardíos son identi cables
como judíos a partir de la iconografía. Parece que todos se han utilizado en
catacumbas romanas como marcadores funerarios. Los dos únicos completos
fueron encontrados en catacumbas cristianas, mientras que los hallados en las
judías no tienen iconografía propiamente hebrea, lo que parece demostrar que
«algunos judíos no sentían escrúpulos en usar los vasos de vidrio de oro con
motivos iconográ cos paganos» (Rutgers 2000: ).
De los trece, cinco contienen pie zeses y dos anima dulcis. La secuencia vivas
cum también se encuentra en vasos judíos y no judíos. Parecen haber sido
dados como regalos en el mismo tipo de ocasiones, y hay pruebas de que los
judíos romanos compartían la costumbre general de entregar presentes por
Año Nuevo (Rutgers 2000: 3– ).
3. Conclusiones
Desde mediados del siglo iii aparece en la epigrafía latina una fórmula griega
escrita en caracteres latinos, zeses, quizás para camu ar una inscripción sepul-
cral cristiana. El deseo de que la otra persona viva puede estar relacionado con
la creencia en la inmortalidad. Rompe así con las fórmulas típicas paganas de
«que la tierra no te pese», o aquellas en las se advierte el pesimismo propio del
paganismo: la fugacidad de la vida, mejor habría sido no nacer, etc.
Este zeses se unirá pronto (comienzos del siglo iv) a pie (que recoge el bi-
be latino) y que es propio del simposio. Juntos empezarán a funcionar como
secuencia inseparable, no ya en inscripciones sepulcrales en mármol, sino en va-
sos de vidrio con letras de oro, usados como regalo a una persona, y terminarán
como indicadores funerarios en catacumbas.
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Mic. ke u po da y el supuesto presente atemático
de χέω*
José Miguel Jiménez Delgado
Universidad de Sevilla
jmjimdelg@us.es
Resumen: En este trabajo se pone en relación el compuesto micénico ke-u-po-da con el presente
atemático que se puede reconstruir para χέω de acuerdo con su aoristo radical atemático y la
comparación con véd. juhóti. Mic. ke-u-po-da es un compuesto de rección verbal cuyo primer
miembro ke-u- = χευ- solo es posible si se corresponde con un presente atemático en -u.
Palabras clave: Compuestos de rección verbal, aoristo radical, presente atemático, tematización
de presentes atemáticos.
Myc. ke-u-po-da and the unattested athematic present of χέω
Abstract: The purpose of this paper is to relate the Mycenaean compound ke-u-po-da to the
athematic present of χέω that can be reconstructed according to its athematic root aorist and
the comparison with Ved. juhóti. Myc. ke-u-po-da is a verbal governing compound whose rst
member ke-u- = χευ- can only be explained through an athematic present in -u.
Key Words: Verbal governing compounds, root aorist, athematic present, thematisation of
athematic presents.
Emilio Crespo ha sido como un segundo padre académico para el autor de esta
breve nota lológica sobre una cuestión un tanto alejada de sus intereses más
inmediatos. Con todo, estoy seguro de que Emilio sabrá apreciar el esfuerzo
por mostrar mi admiracióny mi cariño a través de este trabajo.
1. Planteamiento
El paradigma del verbo χέω contiene, junto con el presente radical temático, un
aoristo medio ἐχύμην y otro activo ἔχε(υ)α. En general, se suele considerar que
un aoristo radical atemático como ἐχύμην no se corresponde con un presente
radical temático (Risch 1 4: 234, Willi 201 : 200–202, Lundquist & Yates
201 : 21 ), lo que podría encontrar apoyo en la comparación, pues el védico
* Este trabajo ha sido realizado en el marco del proyecto «Estudio diacrónico de las instituciones
socio-políticas de la Grecia antigua y de sus manifestaciones míticas» (referencia FFI201 - 0 -P).
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José Miguel Jiménez Delgado
ofrece un presente atemático reduplicado juhóti (LIV s.u. *ĝʰeu̯-). Por ello, Willi
(201 : 30 –310) sospecha que χέω es una formación secundaria a partir de 3ª
pers. sing. aor. ἔχεε. En ese escenario, el aoristo activo primitivo *(h₁e-)ĝʰeu̯-t
habría sido sustituido por el sigmático ἔχευα y ἔχεα sería una reliquia del
antiguo aoristo atemático (< *(h₁e-)ĝʰeu̯-m̥), cf. Sihler (1 : 2). No obstante,
Harđarson (1 3: 1 3–1 4) considera que ἔχευα (< *(e-)kʰeu̯u̯a) es el resultado
eolio de un primitivo aoristo sigmático *(h₁e-)ĝʰeu̯-s-m̥, mientras que ἔχεα es el
resultado en otros dialectos del alargamiento compensatorio correspondiente,
pero con abreviación prevocálica a partir de *(e-)kʰẹ̄(u̯)a. Véase también Crespo
(1 : 4 –4 ), que considera que la escansión de 3ª pers. pl. ἔχεᾱν en Hom.
Il. 1 .34 y Od. .43 (donde también es posible leer ἔχεον) se debe a una
metátesis de cantidad a partir de *é-kʰẹ̄an¹. Si ἔχε(υ)α es un aoristo sigmático,
el presente χέω podría ser antiguo e incluso podría deberse a la remodelación
de un primitivo presente en yōd *ĝʰeu̯-ie̯/o- (> *χειε/ο-) a partir de ese aoristo,
cf. Willi (201 : 310). Como veremos, los datos del micénico apoyan, aunque de
forma completamente indirecta, la existencia de un presente atemático para
χέω en el segundo milenio, presente que ya reconstruyó Schwyzer (1 3 : 4 )
como *χεῦμι.
En griego micénico solo se documenta una forma del paradigma verbal
de χέω, el participio de perfecto medio-pasivo nom. sing. fem. me-ta-ke-ku-
me-na (KN Sf 442 .b), forma compuesta con μετα- que se interpreta como
«desmontado» y va referida al carro, i-qi-ja en micénico, que se registra en la
tablilla, cf. Bernabé (201 : 33– 34). Este participio pertenece a un perfecto en
grado cero que coincide con el documentado en Homero κέχῠμαι (Il. .141, etc.)
y poco o nada puede aportar sobre el presente de este paradigma en época
micénica. No obstante, si consideramos que el compuesto nominal ke-u-po-da
contiene un primer miembro ke-u- que coincide con el tema de χέω (< IE *ĝʰeu̯-),
podemos deducir, como veremos, que el presente de ese verbo era atemático
en época micénica.
2. Mic. ke-u-po-da
El término ke-u-po-da (KN C 1044.b, Dq(3) 442.a, PY Na 14 .B, 3 .B) se do-
cumenta tanto en Cnoso como en Pilo, con una variante grá ca ke-po-da (PY
Na .A) que podemos considerar una falta de escriba (Melena 2014: ). Las
¹ Esta brevis in longo es esperable en Homero, dado que la forma verbal es un tríbraco (���), cf. West
1 2: 3 –3 , y, en este sentido, ἔχεᾱν aparece en el tiempo fuerte del tercer pie ante cesura
pentemímera, cf. Chantraine 1 3 : 104. Sobre la problemática asociada a ἔχεᾱν véase Nussbaum
201 , especialmente 2 3 y 2 –2 .
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Mic. ke-u-po-da y el supuesto presente atemático de χέω
tablillas cnosias en cuestión se fechan en MR IIIA2, siendo Dq 442, atribuida
a la mano 21 , posiblemente algo más reciente que C 1044, cuya mano no se
ha determinado; las pilias, todas ellas atribuidas a la mano 1, se fechan, como
la gran mayoría de los documentos de Pilo, en el paso de HR IIIB2 a HR IIIC.
Desde un punto de vista lingüístico, ke-u-po-da es un sustantivo en -eh₂ de
género masculino, que en las tablillas cnosias mencionadas se documenta en
genitivo singular ke-u-po-da-o.
Con respecto a la interpretación del término, se ha considerado que se trata
de un título (Lindgren 1 3: – 0), pues en las tablillas pilias el personaje al que
va referido tiene la capacidad de liberar del pago de impuesto, construyéndose
como sujeto de la forma verbal e-re-u-te-ro-se ἐλευθέρωσε (Nakassis 2013:
110), mientras que el personaje cnosio tiene bajo su supervisión ganado ovino
(Dq 442) y posee una yunta de bueyes de labor (C 1044), cf. Enegren (200 :
, 0– 1). No obstante, en Pilo el compuesto va indisociablemente unido al
nombre e-sa-re-u, por lo que podría ser un antropónimo y e-sa-re-u el título
como interpreta Killen (1 2–1 3). En este sentido, se documenta una forma
relacionada ke-u-po-de-ja (KN G 20.3), término femenino que se suele analizar
como derivado con -e-ja que indicaría pertenencia, «las (dependientes) de ke-u-
po-da», a partir del antropónimo del personaje del que dependen (Killen 1 3:
1– 3, Enegren 200 : 0– 1). Con todo, este último término cnosio aparece
tras la preposición a-pu (= ἀπό), por lo que podría tratarse de un abstracto en
-ία, como veremos; menos probable es que se trate de un antropónimo o de un
topónimo femenino (Killen 1 3: 3)².
Sea como fuere, nadie pone en duda que ke-u-po-da es un término com-
puesto de dos miembros, ke-u- y -po-da. En general, se entiende que el primer
miembro está relacionado con el verbo χέω y el segundo con el sustantivo
σπονδή. Las alternativas son muy poco convincentes: es posible interpretar la
segunda parte en relación con πούς, ποδός, es decir -po-da = -πόδᾱς (Leukart
1 4: 224–22 ), pero en ese caso no tiene sentido relacionar ke-u- con χέω,
por lo que Leukart propone interpretar esa primera parte como exponente
de una raíz verbal indoeuropea *geu̯- «doblar, encorvar» (DELG s. u. γύης;
EDG s. u. cf. γύη), que parece nominal más que verbal (LIV no la reconoce
como raíz verbal). De hecho, χέω y σπονδή se encuentran asociados en otro
compuesto de rección verbal documentado en los s. iii y ii a.C. dando nombre
a un vaso de libación en Delos, σπονδοχόη (IG IX.2 110.24, etc.) y diminuti-
vo σπονδοχοΐδιον (IG IX.2 122. , etc.) - una forma contracta σπονδοχούς
² No obstante, Ruijgh 1 : 2 2 considera a-pu ke-u-po-de-ja un compuesto con separación grá ca
que haría referencia a mujeres que han dejado de ser ke-u-po-de-ja, cf. ἀποστρατηγός «ex general»
(por haber sido destituido, D. 23.14 ; por haber terminado el tiempo de su cargo, Plu. Marc. 22).
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“Crespo-master” — 2020/10/1 — 21:1 — page 12 — #12
José Miguel Jiménez Delgado
se documenta en el s. ii a.C. (IG IX.4 130 .1 )³. El sentido del compuesto,
relacionado con el vertido de una libación, llevó a Palmer (1 4: 23) a inter-
pretarlo como un título religioso. En ese caso, ke-u-po-de-ja podría ser un
sustantivo abstracto referido a la acción propia del ke-u-po-da a partir del
su jo -ειος, -ᾱ, -ον, que en micénico se documenta para formar posesivos
derivados de antropónimos masculinos, incluidos los de tema en -ᾱ- (Ruijgh
1 : 2 –2 4, Killen 1 3), aunque también hay en griego algún derivado
de nombres comunes en -eh₂ (-σπονδᾱ-), cf. Chantraine (1 33: 4 – 2) y Lühr
& Balles (200 : 2 –2 ). Con todo, en este trabajo no nos interesa si el com-
puesto era un título o un antropónimo masculino, sino sus características
morfológicas.
Si ke-u-po-da, como suele admitirse, es un compuesto de χέω y σπονδή,
caben dos posibles interpretaciones para su formación:
Compuesto de tipo τερψίμϐροτος (Tribulato 201 : 1 –20 ), en cuyo caso
habría que prοponer una forma original *χευσι-σπόνδᾱς con haplología.
La haplología es un fenómeno conocido en micénico, cf. a-pi-po-re-we
«ánforas» (KN Uc 1 0 v. 2) > a-po-re-we (MY Ue 11.1, PY Tn .3, TH
Ka 113.1), pero en este caso los cinco ejemplos del término, en dos centros
palaciales distintos y en textos de distinta cronología, parecen descartar
esa posibilidad, pues en ningún caso hay rastro de *ke-u-si-po-da, así como
tampoco lo hay en el derivado ke-u-po-de-ja.
Compuesto de rección verbal a partirde un presente atemático de tema
en -u (Tribulato 201 : 1 ), en cuyo caso se interpretaría *χευ-σπόνδᾱς.
Ruijgh (1 : 2 2, n. 13 ) objeta que este tipo de compuestos suelen pre-
sentar vocal de ligazón cuando la raíz verbal aparece en primera posición,
por lo que se esperaría *χεϝεσπόνδᾱς, cf. μεν-ε-χάρμης. No obstante, en
griego sí que se documenta este tipo de compuestos, cf. Ἐρύλᾱος, Ἐρύ-
μας, Ἐρύμηλος (Ἐρύ- < ἔρυμαι), con un ejemplo probable en micénico
we-wa-do-ro *Ϝέρϝανδρος (KN Dv 1 01.B, Sc 2 2)⁴, antropónimo mascu-
lino compuesto de esa misma raíz (cf. -u-ru-to en PY An .1) y ἀνήρ,
ἀνδρός; otros ejemplos los tenemos en Γανυμήδης (< γάνυμαι) y τα-
νυπτέρυξ (< τάνυμαι, cf. Risch (1 4: 1 0–1 1). Estos compuestos de
³ La posibilidad, apuntada en DMic. s.u. ke-u-po-de-ja, de que ke-u- esté relacionado con el tema
γευσ- de γεύω es más difícil desde un punto de vista morfológico (no hay compuestos de rección
verbal griegos en los que el tema verbal aparezca en -s en el primer miembro) y carece de paralelos
(no hay colocaciones de γεύω y σπονδή).
⁴ Las interpretaciones alternativas de este compuesto, cf. DMic. s. u., son poco creíbles: *Ϝελϝά(ρ)δω-
ρος por su primer miembro, cf. ε λαρ, ος «protección, defensa»; Εὔ-ανδρος porque Εὔ- = mic. e-u-,
e-u-w o e-w.
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Mic. ke-u-po-da y el supuesto presente atemático de χέω
rección verbal con primer miembro en -u han tendido a ser sustitui-
dos ya en época homérica, cf. ἐρυσίπτολις, τανυσίπτερος (Tribulato
201 : 22 –22 , 24 ). Un compuesto del tipo de *χευ-σπόνδᾱς supon-
dría, entonces, que el verbo χέω tenía un presente atemático en época
micénica.
3. Presentes atemáticos micénicos que pasan a temáticos en el primer
milenio
Que el compuesto ke-u-po-da apunte a un presente atemático para χέω en
época micénica no es demasiado llamativo, dado su aoristo atemático y la
comparación con el védico. Por lo demás, no son pocos los casos, ante la relativa
escasez de formas verbales documentadas en los textos micénicos, de presentes
atemáticos que se documentan, en el primer milenio, como temáticos. Me
re ero a los siguientes:
ki-ti-je-si (PY Na 20.B), tercera persona del plural del presente de in-
dicativo activo de un verbo *κτεῖμι «plantar» que aparece en los textos
alfabéticos como κτίζω «construir, fundar, plantar». El presente atemático
está bien documentado en indo-iranio, véd. kṣéti, kṣiyánti, av. šaēitī,̆ šiieiṇtī,̆
así como en el compuesto homérico ἐϋκτίμενος, -η, -ον «bien construido»,
cf. ki-ti-me-na = κτιμένᾱ «en cultivo» (PY Ea, En y Eo passim), participio
aplicado a un tipo de parcela o ko-to-na.
po-ṇẹ-to- (PY Eq 3 .13), tercera persona del singular del presente de indi-
cativo medio-pasivo de un verbo *πόνημαι (Killen 1 : 343–344), que se
documenta referido al trabajo de la tierra y que ya en Homero es temático,
πονέομαι «trabajar, fatigarse, sufrir» (Il. 10.11 , etc.). Se trata de uno de los
denominados verbos «contractos» y algunos de estos presentes también
se conjugan como atemáticos en el primer milenio, especialmente en los
dialectos eolios, cf. Hock (1 1), Ruijgh (2004: 0– 2). No hay consenso
sobre si la conjugación «eolia» de estos presentes es un arcaísmo o una in-
novación, pero los datos micénicos podrían apuntar a que la conjugación
temática o atemática dependía del tipo de presente, cf. Jiménez (200 )⁵.
u-ru-to (PY An .1), tercera persona del plural del presente de indicativo
activo de un verbo *ϝρῦμαι «defender, proteger», cf. hom. ῥῦσθαι (Hom. Il.
1 .141), que en el primer milenio aparece también tematizado, cf. ἐρύεσθαι
⁵ po-ṇẹ-to- sería un denominativo con el su jo -eh₁-, mientras que mic. to-ro-qe-jo-me-no (PY Eq
213.1) es un iterativo-causativo con grado pleno o en la raíz y su jo -eie̯/o-, cf. τροπέω (Hom. Il.
1 .224).
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José Miguel Jiménez Delgado
(Hom. Il. .24 ). De la misma raíz verbal se documenta el compuesto we-
wa-do-ro, que da cuenta del doble tema que esta presenta en griego *wer-
/ wrū- (DELG y EDG s. u. ἔρυμαι; LIV s. u. 1. *u̯er-), con una forma *weru-
que se corresponde con la de los compuestos homéricos del tipo Ἐρύλαος⁶.
te-re-ja (PY Eb 14 .1, 4 .1, Ep 13.2) y te-re-ja-e (PY Eb 14 .1, 4 .1,
Ep 13.1.4) son formas del tema de presente de un verbo denominativo
a partir de un sustantivo en -eh₂ *te-re-ja que no se documenta como tal,
pero que se puede establecer a partir del antropónimo te-re-ja-wo (KN
Vc 1 ) —sobre el su jo -ᾱ́ϝων, véase Ruijgh (1 : 1 ). Este sustantivo,
así como el verbo de él derivado, se re ere a una prestación relacionada
con el trabajo de la tierra que sería propia de los denominados te-re-ta
(Carlier 201 : – ). No hay duda de que te-re-ja-e es un in nitivo
(-e < *-sen), pero la interpretación de te-re-ja es mucho más compleja
(Jiménez 201 ). Sea como fuere, se trata, de otro verbo «contracto» cuyo
presente es atemático en micénico, a pesar de que en griego del primer
milenio estos presentes suelen ser temáticos, salvo en los dialectos eolios,
cf. Rau (200 ); Harđarson (2014).
4. Conclusiones
El compuesto micénico ke-u-po-da, ya se trate de un título o de un antropónimo,
presenta un primer miembro ke-u- que deriva de la raíz de χέω. El segundo
miembro está relacionado con el sustantivo σπονδή. En ese sentido, en el
primer milenio se documenta el mismo compuesto, pero con los miembros en
el orden inverso, para denominar un tipo de vaso en Delos: σπονδοχόη. Esta
identi cación es bastante segura, no habiendo interpretaciones alternativas
verosímiles. No obstante, esa interpretación presenta un problema morfológico:
al tratarse de un compuesto de rección verbal se esperaría que el primer
miembro terminara en -si-/-ti- (tipo τερψίμϐροτος) o que tuviera una vocal
de ligazón (tipo μενεχάρμης). Con todo, es posible que ese primer miembro
terminara en -u si se corresponde con un presente atemático, como es el caso
de compuestos similares documentados por Homero, caso de Ἐρύλᾱος (Ἐρυ- <
ἔρυμαι), o incluso del antropónimo micénico we-wa-do-ro *Ϝέρϝανδρος (we-w
= Ἐρυ-). Mic. ke-u-po-da daría entonces carta de naturaleza, aun de forma
indirecta, a un presente atemático *(χι)χευμι que se sospecha sería el que se
corresponde con el aoristo atemático ἔχεα (< *h₁e-ĝʰeu̯-m̥) / ἐχύμην y que
encuentra un paralelo en védico juhóti.
⁶ Waanders 200 : 1 considera que la forma micénica podría ser el resultado de la elisión de la
vocal de ligazón en un primer miembro *werwe-, pero, como estamos viendo, nada impide que ese
miembro fuera *werw-.
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Mic. ke-u-po-da y el supuesto presente atemático de χέω
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Dioniso Basareo
Ana Isabel Jiménez San Cristóbal
Universidad Complutense de Madrid
asancristobal@ lol.ucm.es
Resumen: Cornuto hace derivar el término Βασσαρεύς, «Basareo», epíteto de Dioniso, de βάζειν
«hablar». Sin embargo, ni los léxicografos antiguos ni los diccionarios etimológicos modernos
relacionan Βασσαρεύς con βάζειν, sino con βασσάρα «bacante», «vestido», «zorra», y con
βῆσσα, «valle». En este estudio se analizarán los escasos testimonios de Dioniso Βασσαρεύς
y las acepciones del término βασσάρα para tratar de establecer la motivación de las etimologías
propuestas.
Palabras clave: Dioniso Basareo, bacante, vestido, zorra, etimología.
Dionysus Bassareus
Abstract: Cornutus derives the term Βασσαρεύς, «Bassareus», epithet of Dionysus, from βάζειν
«speak». However, neither ancient lexica nor modern etymological dictionaries relate Βασσαρεύς
with βάζειν, but with βασσάρα «bacchant», «dress», «fox», and with βῆσσα, «valley». This study
will analyze the few testimonies of Dionysus Bassareus and the meanings of the term βασσάρα in
order to establish the motivation of the proposed etymologies.
Key Words: Dionysus Basareus, bacchant, dress, fox, etimology.
1. Dioniso Βασσαρεύς
Βασσαρεύς como epíteto divino aparece siempre referido a Dioniso, pero no
está documentado hasta el s. i a.C., en una oda de Horacio que ensalza las
virtudes del vino, y advierte sobre las consecuencias de sus excesos¹. Horacio
invoca a Baco como candide Bassareu y dice no querer desvelar los secretos
cubiertos por diversas hojas, en referencia seguramente a los objetos rituales
que se llevaban en cistas místicas recubiertas por hojas de hiedra, elemento
dionisíaco que aparece con frecuencia en relación con Dioniso Basareo. Por
ejemplo, el lírico latino Cesio Baso, celebra a Baco como Lieo, Basareo, bicorne
y coronado de hiedra².
¹ Hor. C. 1.1 .11–13 non ego te, candide Bassareu, / invitum quatiam nec variis obsita frondibus / sub
divum rapiam . «No seré yo, resplandeciente Basareo, quien te agite contra tu voluntad, ni exponga
los secretos cubiertos por hojas».
² Caes. Bass fr. 2 FPL³. Véase también Prop. 3.1 .30 donde bassaricas se re ere a los cabellos del dios
que lleva la hiedra al cuello y se corona con la mitra lidia.
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Ana Isabel Jiménez San Cristóbal
Cornuto, en su Compendio de Teología griega, cuenta que a Dioniso se le
consagra un pájaro, el arrendajo o la garza (κίσσα) por ser locuaz (λάλον
ρνεον) y se le llama Βasareo (Βασσαρεύς) a partir de βάζειν, «hablar»³. Ningún
otro testimonio relaciona a Dioniso con este tipo particular de pájaro, pero en
la tradición ór ca, a la que Cornuto alude en el mismo pasaje al referirse al
desmembramiento de Dioniso por los Titanes⁴, había, según parece, un ritual
en que se liberaba un pajarillo para aplacar a las Euménides y simbolizar la
liberación del alma de la injusticia⁵.
La etimología de Cornuto no encuentra eco en la lexicografía posterior,
pero Dioniso recibe desde antiguo epítetos como ἐρίϐρομος y ἐριϐρεμέτης,
«tonante» que guardan relación con el ruido y el tumulto⁶ cuya vinculación
con βάζειν está atestiguada en un texto muy tardío de Eustacio (s. xii d.C.),
según el cual una de las razones por las que a Dioniso se le llama ἐρίϐρομος
y ἐριϐρεμέτης es por los gritos de los borrachos, por lo que también se le
llama Baco, como si derivase de βάζειν⁷, añadiendo la letra κ en favor de una
mayor aspereza de la voz. No es descartable, por tanto, que Cornuto asociase
a Baco con el tumulto y en la construcción de su peculiar etimología tuviese
presente el rito en que se liberaba un pájaro. Asociando pájaro y ruido eligió
la garza, caracterizada por ser particularmente ruidosa y, seguramente, porque
su nombre en griego es κίσσα, muy semejante a κισσός, «hiedra», atributo
muy ligado, como vemos, a Dioniso Basareo.
A Dioniso Basareo Trietérico se le dedica el Himno órfico 4 ⁸, donde se
celebra la vertiente más cruel de Dioniso Basareo y Baqueo, «de frente de
toro» (ταυρομέτωπος), «delirante» (μαινόλης) y «resonante» (ἐρίϐρομος), que
provoca la ira y se goza con la espada y la sangre. En el h. 2 se le invoca
como Βάσσαρε, junto a otros sobrenombres (Baqueo, Leneo, Liseo o Niseo,
por ejemplo), se ensalza también su vertiente furiosa y cruel (ὠμάδιος) en un
contexto iniciático, se le cali ca como «errabundo por el monte» (ο ρεσιφοί-
της), «de cuernos de toro» (ταυροκέρως) y «amigo de la hiedra» (κισσοχάρης)
y se dice que «está en el regazo» ( ποκόλπιε). La propia naturaleza de los
himnos, una colección de uso litúrgico, explica la acumulación de epítetos
y atributos del dios. Pero resulta signi cativo que la hiedra,el toro y el regazo
reaparezcan en un texto de Clemente de Alejandría. A rma Clemente que el
símbolo de Dioniso Basareo es la serpiente, que se guarda en las cistas místicas
³ Corn. ND 30 ( 2.1 Lang), cf. Ramelli 2003: 2 .
⁴ Corn. ND 30 ( 2.10–1 Lang; OF IV).
⁵ Pap.Derveni II y VI 11, cf. Bernabé 2014: 32–33, con bibliografía y paralelos.
⁶ ἐρίϐρομος h. Bacch. . Càssola, Anacr. fr. 1 Gentili, Panyas. 13.2.
⁷ Véase Eust. in D.P. p. 32 Müller.
⁸ Orph. H. 4 tít., 2; véase también 2.12, cf. Ricciardelli 2000: 411.
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Dioniso Basareo
junto a otros objetos como la hiedra⁹. Y en otro pasaje señala que el símbolo
de los misterios de Sabacio, i. e., Dioniso, es el dios a través del regazo ( διὰ
κόλπου θεός), en referencia a un rito en el que se hace pasar una serpiente
por el regazo de los celebrantes y que él relaciona con la unión de Zeus bajo la
forma de serpiente con Perséfone en el mito, a rmando que el padre del toro
es la serpiente¹⁰.
A nales del período imperial, Macrobio, en sus Saturnalia, habla de la
representación de Líber en la estatuaria como muchacho, joven y anciano con
barba y cita como ejemplo a aquel al que griegos llaman Basareo o Briseo, y los
napolitanos Hebon, «el joven»¹¹. Y en el s. ix d.C., Focio cita Basareo en un
contexto oscuro en el que aparece Dioniso, el delirio báquico, pero también
Harmonía y la musa Urania¹².
En la mayoría de los testimonios, el epíteto Basareo se re ere al Dioniso del
culto mistérico, en muchos casos el ór co, y aparece ligado especialmente a la
hiedra y las cistas y, en menor medida, al toro. En los lemas de varios lexicó-
grafos tardíos, Βασσαρεύς aparece citado bajo la voz βασσάραι a propósito de
un pasaje de los Edonos de Esquilo¹³. Esta tragedia, junto con Basárides, Los
Muchachos y Licurgo, conformaban la llamada Licurgía de Esquilo, que tenía
por protagonista a Licurgo, mítico rey de Tracia, castigado por oponerse a la
introducción del culto de Dioniso¹⁴. La mayoría de los lexicógrafos dice que
βασσάραι eran los vestidos de colores y largos hasta los pies que llevaban las
bacantes tracias y que se llamaban así por Dioniso Basareo¹⁵:
〈Βασσάραι〉 χιτῶνες, οὓς ἐφόρουν α Θρᾴκιαι βάκχαι, καλούμεναι οὕτω
ἀπὸ τοῦ βασσαρέως Διονύσου.
En todos los ejemplos se a rma que βασσάρα deriva de Βασσαρεύς. Solo los
escoliastas de Horacio y Clemente de Alejandría derivan Basareo de basara¹⁶.
La derivación de los lexicógrafos contrasta con la dinámica de formación de
⁹ Clem. Al. Prot. 2.22.4 (OF 0).
¹⁰ Clem. Al. Prot. 2.1 .1–3 (OF I). Sobre el signi cado del rito y la expresión διὰ κόλπου θεός,
como la esceni cación del nacimiento a la nueva vida y de la condición divina que aguardaba al
iniciado tras la muerte, cf. Jiménez San Cristóbal 201 : 1 2–1 .
¹¹ Macrob. Sat. 1.1 . , cf. Lenormant 1 : col. 2 .
¹² Phot. Bibl. 1 (144a).
¹³ A. fr. Radt. Véase infra, n. 30.
¹⁴ A. Test. Radt (Sch. Ar. Th. 13 ), cf. A. Test. Radt.
¹⁵ Phot. Lex., Et. Gen., Lex. Seg. y Lex. Sabb. s.u. Βασσάραι, EM. s.u. Βασσαρίδες, sobre el cual véase
infra p. 133 Et. Gen. y Lex. Seg. presentan la lectura καλούμενοι que concierta con χιτῶνες en lugar
de καλούμεναι, que lo hace con βασσάραι.
¹⁶ Schol. Clem. Al. Protr. et Paed. 1 . Βασσάρου] βασσάρα λέγεται ἔνδυμα βακχικόν. Basaro: «se
dice que la basara es un vestido báquico». Porphyr. ad Hor. 1.1 .11 a genere vestis Liber Bassareus
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Ana Isabel Jiménez San Cristóbal
nombres en griego, donde el su jo -ευς se usa para formar derivados¹⁷, y con los
testimonios conservados, ya que Βασσαρεύς no está atestiguado hasta época
imperial, mientras que βασσάρα y su derivado Bασσαρίδες se documentan
desde época arcaica.
2. Βασσάρα
Los usos y valores de βασσάρα han sido bien estudiados¹⁸. Tradicionalmente
se ha considerado que en origen designaría una piel de zorra usada como
vestimenta por las bacantes y a partir de ahí se habrían generalizado las acep-
ciones de «bacante» y «vestido»¹⁹. Sin embargo, el análisis de los testimonios
conservados no parece corroborar esta interpretación.
La acepción «bacante» la atestigua ya Anacreonte, que llama βασσαρίδες
a las seguidoras retozonas de Dioniso²⁰. Y el mismo autor emplea el verbo
ἀναϐασσαρέω para referirse a la agitación provocada por el vino durante la
celebración simposíaca, comparable al estado eufórico de las bacantes²¹. Los es-
casos testimonios de Dioniso en Anacreonte lo describen como el dios tonante
que excita a sus bacantes al monte, exaltándolas entre hiedra y serpientes²², es
decir, un contexto similar al de Horacio, Cesio Baso, los Himnos órficos y Cle-
mente de Alejandría. Las Βασσάραι o Bασσαρίδες conformaban el coro de
mujeres tracias que despedazaba a Orfeo en una tragedia de Esquilo, de la que
se conservan solo algunos fragmentos y el título, Βασσάραι o Bασσαρίδες²³.
Calíxeno de Rodas describe la gran procesión que se celebraba en Alejandría en
época de Ptolomeo Filadelfo en honor de Dioniso y llama mimálonas, basaras
y lidias a las bacantes macedonias que van coronadas con hiedra y agitan
serpientes entre las manos²⁴. Y todavía en el s. ii d.C., Artemidoro a rma que
appellatur, unde et ipsae Bacchae Bassarides appellantur ; schol. Hor. ibid. vestis… dicta a Bassara,
loco Lydiae, ubi fit, cf. Forcellini 1 40: 24 .
¹⁷ Chantraine 1 3 : 12 –131, Frisk 1 0: 224, Chantraine 200 (1 ): 1 , Beekes 2010: 204–20 .
Véanse también Jessen 1 : col. 104 y Braccini 2010: .
¹⁸ Braccini 2010, con bibliografía.
¹⁹ Pisani 1 34: 223–224. Véase también la disposición del lema en los diccionarios al uso como el
Liddell-Scott-Jones o DGE.
²⁰ Anacr. fr. 32 Gentili Διονύσου σαῦλαι Βασσαρίδες, cf. Porres 2013: 1 –1 0. Véase también Call.
fr. 43, Eratosth. Cat. 1. 24D, 3 , AP . 4 (Agath.), Nonn. D. 20.310, passim, Schol. Pers. Sat. 1.101.
²¹ Anacr. fr. 33 Gentili, cf. Porres 2013: 14 –14 .
²² Ex. gr. Anacr. fr. 14, 1 , 204 Gentili.
²³ A. Fr. 23–2 Radt, A. Test. Radt (Sch. Ar. Th. 13 ).
²⁴ Callix. FGrHist 2 F 2 (ap. Ath. .1 e).
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Dioniso Basareo
soñar con las bacantes o βασσάραι que acompañan a Dioniso augura pertur-
baciones, riesgos y escándalos²⁵. En varias inscripciones de época imperial
βασσάραι se re ere a las mujeres que participan en el culto dionisiaco²⁶, y ἀρ-
χιϐάσσαρος y ἀρχιϐασσάρα a los sacerdotes y sacerdotisas que encabezaban
tíasos dionisíacos²⁷. Los escoliastas y los lexicógrafos inciden también en que
βασσάρα signi ca bacante²⁸. En el Etymologicum Magnum se propone una
interesante explicación de Βασσαρίδες:
〈Βασσαρίδες〉 Α βάκχαι· παρὰ τὸ διάγειν ἐν βήσσαις, ἐστιν ρεινοῖς
τόποις· ἢ παρὰ τὸ βασσάρη τὸ λεγόμενον πόδημα, περ ε ρηται παρὰ τὸ
τῇ βάσει ἀρηρέναι. Λέγονται 〈βασσάραι〉 χιτῶνες οὓς ἐφόρουν α Θράκιαι
βάκχαι, ἀπὸ τοῦ βασσαρέως Διονύσου· ἢ ἀπὸ τῶν βησσῶν. («Basárides:
las bacantes, por el hecho de que pasan el tiempo en los valles, es decir,
en lugares montañosos. O por el calzado llamado basara, que se llama así
porque se ajusta a la planta. Llaman basaras a los vestidos que llevaban las
bacantes tracias, a partir de Dioniso Basareo, o a partir de los valles»).
La etimología de βασσάριδες a partir de βῆσσα tuvo nula repercusión, pese
a que se avenía bien con la práctica habitual de las bacantes que suben al monte
y caen presas de furor báquico como consecuencia de la danza y las alturas²⁹.
El uso de βασσάρα para designar un tipo de vestido se documenta en un
fragmento de los Edonos de Esquilo, que lo describe como una especie de
túnica lidia que llega hasta los pies. Idéntica descripción da el gramático Pólux
(s. ii d.C.), quien añade que es una túnica dionisíaca³⁰. Como hemos señalado,
comentaristas y lexicógrafos describen la βασσάρα como el vestido que llevan
las bacantes tracias³¹, de colores y largo hasta los pies³².
Por lo que respecta a la acepción «zorra», Heródoto menciona las βασσάρια,
unas zorritas pequeñas propias del territorio libio, así que es posible que el
vocablo haya designado en el dialectode Cirene una especie autóctona del área
²⁵ Artem. 2.3 . 4– .
²⁶ Éfeso (s. i–ii d.C.): IK 1 .1 02 (c+d), 2 .
²⁷ Torre Nova (mediados s. ii d.C.): IGUR I B 24, Apolonia (s. iii d.C.): IG Bulg I 401.1 .
²⁸ Schol. Lyc. 2, Et. Gen. y Et. Sym. s.u. βασσάρα.
²⁹ En los diccionarios modernos solo la recoge Beekes 2010: 20 . Furnée 1 2: 2 n. 3 sostiene que
puede ser un compuesto de βάσσος y el su jo pregriego -αρον, άρα. Sobre la ρειϐασία, véase
Jiménez San Cristóbal 2011.
³⁰ A. fr. Radt στις χιτῶνας βασσάρας τε Λυδίας ἔχει ποδήρεις. «Todo aquel que lleva quitones
y basaras lidias talares». Poll. . ; véase también Schol. in Clem. Al. Protr. et Paed. 1 . . Lenormant
1 : , 1 considera a Basareo un dios lidio conquistador, frente a lo cual véase Jessen 1 :
col. 104–10 .
³¹ Hsch. s.u. βασσάραι, Lex. Seg. s.u. Βασσάραι, E.M. s.u. Βασσαρίδες, Schol. Pers. Sat. 1.101.
³² Phot. Lex., Et.Gen. y Lex. Sabb. s.u. Βασσάραι· σαν δὲ ποικίλοι καὶ ποδήρεις.
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Ana Isabel Jiménez San Cristóbal
norteafricana³³. En griego el término habitual para zorra es ἀλώπηξ y βασσάρα
con dicho valor aparece solo en escolios y obras lexicográ cas³⁴.
A partir de época helenística y muy ocasionalmente aparece documentado
el término βασσάρα con el signi cado de mujer impúdica o meretriz³⁵. Los
lexicógrafos asocian los valores de «zorra», en sentido real y gurado, con
«bacante»³⁶. Únicamente un escolio a las Sátiras del poeta latino Persio combina
las acepciones de zorra, bacante y vestido, tratando de dar una asociación lógica
que ha tenido gran peso en la interpretación moderna del término: las basárides
serían las bacantes que llevaban un vestido, usado por Liber Pater y largo hasta
los pies, al que los tracios llaman basara por las pieles de zorra con que se
visten las bacantes, pues los tracios llaman basaras a las zorras³⁷.
Los testimonios conservados muestran que el signi cado «zorra» solo está
atestiguado en Heródoto para una especie propia de Libia oriental, y de él
beben los léxicos y escolios. Por otra parte, más allá del citado escolio a Persio
y de las asociaciones de algunos lexicógrafos entre zorra y bacante, no hay
testimonios que conecten la zorra o su piel con Dioniso y sus seguidoras, como
bien ha mostrado Braccini, que pone de mani esto la anecdótica presencia de
este animal en relación con Dioniso en fuentes escritas e iconográ cas³⁸.
En los diccionarios modernos se proponen dos etimologías diferentes para
explicar los signi cados de zorra y vestido: βασσάρα, «zorra», podría ser de
origen egipcio, a partir de jer. wasar, copto bašor, «zorro»³⁹, mientras que
βασσάρα, «vestido», tal vez sería de origen lidio o hitita⁴⁰. «Bacante» se habría
usado por metonimia para denominar a las seguidoras de Dioniso que llevaban
cierto tipo de vestido. Posteriormente se habría acuñado Βασσαρεύς para
Dioniso a partir del nombre de sus seguidoras, igual que de βάκχος se acuña
³³ Hdt. 4.1 2, cf. Hsch. s.u. βάσσαρος y βασσάρια, Phot. s.u. βάσσαρος, Et.Gen. s.u. Βασσάρα, E.M. s.
u. Βασσάρα. Cf. Pisani 1 34: 222–223, Braccini 2010: 2–3, con fuentes, – , 13–14.
³⁴ Schol. Lyc. 2, Hsch. s.u. ψῦιαι· ἀλώπεκες, βασσαρίδες, Schol. Ar. Nu. 1 –1 . Los schol. Lyc. 2
y schol. Ar. Nu. 1 explican también βασσάρα como βολϐὸς καὶ τὸ ο δνον «bulbo y también
tubérculo», cf. Pisani 1 34: 224, Braccini 2010: , 1 .
³⁵ Lyc. 2, 13 3 y Schol. ad loc, Et.Gen. s.u. Βασσάρα, E.M. s.u. Βασσάρα, Et. Sym. s.u. βασσάρα,
Schol. Ar. Nu. 1 –1 .
³⁶ Schol. Lyc. 2, Et.Gen. y Et. Sym. s.u. βασσάρα.
³⁷ Schol. Pers. Sat. 1.101 Bassarides, Bacchae, quibusdam videtur a genere vestis, qua Liber pater utitur,
demissa ad talos, quam Traces Bassarin. Quidam a vulpibus, quarum pellibus Bacchae succingebatur.
Vulpes Thraces Bassares dicunt . Cf. Pisani 1 34: 221–222, Braccini 2010: .
³⁸ Braccini 2010: 1 –20. No hay fundamentos para mantener la vieja hipótesis de Ridgeway 1 :
21–22 de que Dioniso Basareo protegería las viñas de los zorros.
³⁹ Kretschmer 1 0: 4 , DGE s.u. βασσάρα, Beekes 2010: 224 y Braccini 2010: 10–13, 20. Véase
también Jessen 1 : col. 104.
⁴⁰ Lidio: Braccini: 2010: 20 y n. 3 . Hitita: Kretschmer 1 0: 4 – 0, DGE s.u. βασσάρα, «quizá rel.
c. het. wašuwar». La hipótesis hitita ha sido negada por Heubeck 1 1: 1 n. 10, con criterios
fonéticos. Véase también Jessen 1 : col. 104.
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Dioniso Basareo
Βακχεύς (y Βάκχιος), y de λῆναι, Ληνεύς⁴¹. Los testimonios de Dioniso Basareo
están todos en estrecha relación con el signi cado de bacante.
La derivación de la acepción de «bacante» a partir de «vestido» no está, sin
embargo, exenta de problemas. El sentido «bacante» es el mejor atestiguado
desde nales del arcaísmo y el único que tiene continuidad fuera de la tradición
lexicográ ca. Las acepciones «vestido» o «zorra», en sentido real o gurado,
están prácticamente limitadas a escolios y léxicos y son minoritarias. Salvo en
léxicos y escolios, la asociación βασσάρα «vestido» con βασσάρα «bacante»
no está documentada. No parece tampoco que un vestido talar fuese la indu-
mentaria más apropiada para las danzas y ascensiones al monte, actividades
propias de las bacantes. Por otra parte, fuera del escolio a Persio, ningún texto
relaciona a Dioniso Basareo con el vestido llamado βασσάρα. Macrobio, por
ejemplo, en Saturnalia, hace una detallada descripción de la estatua de Dioniso
vestida con la nébride⁴², no con la basara. Y también los poetas latinos Avieno
y Sidonio Apolinar llaman basárides a las seguidoras de Baco pero las describen
vestidas con pieles de cervato⁴³. Por todo ello, cabe preguntarse si no fue la
generalización del sentido bacante para el término βασσάρα la que llevó a pro-
poner la etimología de βασσάριδες a partir de βῆσσα y animó a un erudito
como Cornuto a inventarse una etimología alternativa para Βασσαρεύς.
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El parentético εἰπέ μοι en griego clásico*
María López Romero
Universidad de Sevilla
mlromero@us.es
Resumen: Hay quienes de enden que el parentético ε πέ μοι está gramaticalizado en griego
clásico. Alegan, en efecto, que ha perdido su contenido semántico, que está descategorizado
y, sobre todo, que está petri cado formalmente. El propósito de este trabajo es revisar dichos
argumentos y proporcionar algunos indicios que los cuestionan.
Palabras clave: ε πέ μοι parentético, gramaticalización, griego clásico.
Parenthetical ε πέ μοι in classical Greek
Abstract: Parenthetical ε πέ μοι is claimed to be grammaticalized in Classical Greek. Indeed, it is
alleged that it has undergone semantic bleaching, decategorialization and, most of all, ossi cation
of form. The aim of this paper is to re-examine these arguments and to provide some evidence
against them.
Key Words: Parenthetical ε πέ μοι, grammaticalization, Classical Greek.
1. Preámbulo
No he tenido la suerte de ser alumna de Emilio, pero puedo decir que no concibo
mi formación como lóloga clásica sin su magisterio que, como a tantos, me
ha transmitido con sus escritos y, en este último tiempo, también con sus
comunicaciones. Ante tantas enseñanzas solo me queda mostrarle mi más
sincera gratitud, pues pretender devolverlas con igual reciprocidad es algo que,
lamentablemente, no está ni estará nunca a mi alcance: ε ς τοσοῦτον ἀμαθίας
κω, como diría Platón (Pl. Ap. 2 e1–2).
2. Introducción
En las últimas décadas no han sido pocos los lólogos que han prestado atención
al imperativo ε πέ μοι en su uso parentético (e.g. ε πέ μοι, φιλεῖς ἐμέ; «Dime,
* Una versión preliminar de este trabajo fue presentada en el VII Congreso Nacional Ganimedes,
que se celebró en la Universidad de Barcelona los días 13, 14 y 1 de marzo de 201 . Quisiera,
ante todo, agradecerle a mi maestra Emilia Ruiz Yamuza las correcciones y comentarios que hizo
a aquel borrador, así como extender mi agradecimiento a Alfonso Vives Cuesta por haber tenido
la generosidad de compartir conmigo un trabajo suyo, todavía inédito, sobre el uso parentético de
ε πέ μοι.
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¿me quieres?», Ar. Nu. 2). Así, López Eire (1 : –10 ), en su libro La Lengua
coloquial de la Comedia aristofánica, estudió ε πέ μοι en el capítulo dedicado
a las interjecciones secundarias o impropias¹. Previamente, Platnauer (1 4:
103) y Starkie (1 : 201) apuntaron, a propósito de dos pasajes de Aristófanes
(V. 403 y Pax 3 3), que ε πέ μοι funcionaba como una exclamación. A su
vez, Nordgren (201 : 22–23), en una monografía reciente sobre interjecciones
griegas, incluyó ε πέ μοι en la nómina de interjecciones secundarias, a la que
pertenecen, entre otras, las conocidas ἄγε, θι, φέρε e δού². La razón primordial
que se aduce en pro de esta clasi cación es la supuesta fosilización³, ya en el
siglo v a.C., de la forma, re ejada en ejemplos en los que el hablante emplea
ε πέ μοι para dirigirse a varias a personas, como ocurre en (1).
(1) ε πέ μοι, τί πάσχετε, ὦνδρες; («Dime, ¿qué os pasa, hombres?», Ar. Pax 3 3).
Zakowski (2014), por su parte, de ende que ε πέ μοι está gramaticalizado en
griego clásico y que funciona como un modi cador del enunciado (utterance
modifier ). Para ello se basa en una serie de criterios: petri cación o fosilización
de la forma (ossification of form o freezing), porque ε πέ μοι se emplea siempre
en singular, independientemente del número de receptores; descategorización
(decategorialization o morphological reduction), porque ha perdido la capacidad
de construirse con complementos que le son propios; divergencia (divergence),
porque el uso de ε πέ μοι coexiste con su uso como verbo principal; y deseman-
tización (desemanticization o semantic bleaching), porque ha dejado de tener
¹ Cf. Ameka 1 2: 111: « Secondary interjections are those words which have an independent
semantic value but which can be used conventionally as utterances by themselves to express
a mental attitude or state ».
² Schinck 1 3 y Labiano Ilundáin 2000 solo se ocupan en sus trabajos de interjecciones primarias,
de modo que ε πέ μοι queda excluido de sus consideraciones. Biraud 2010, quien sí dedica un
apartado a las interjecciones secundarias (e. g. ἄγε, φέρε, θι, δεῦτε, καλῶς), no menciona en ningún
momento ε πέ μοι. Tampoco lo hace Denizot 2014: 2 0 en la entrada de la EAGLL (Encyclopedia of
Ancient Greek Language and Linguistics).
³ Cf. López Eire 1 : 100–101: «(…) el sintagma ε πέ μοι se ha convertido en una auténtica inter-
jección o partícula de función conativa, por lo que se emplea para dirigirse a varias personas
(…) Hasta tal punto la locución ε πέ μοι se siente petri cada, que a veces tras de ella, en vez de
aparecer la pregunta formulada directamente, se nos muestra enunciada con la intervención de la
partícula de conexión δέ, poniendo así el hablante en evidencia que va entrelazando una tras otra
sus preguntas directas con las respuestas que recibe, mientras que en realidad la locución ε πέ
μοι solo le sirve para mantener atento a su interlocutor. Por ejemplo: Pax 22 ε πέ μοι, / ἡμᾶς
δὲ δὴ τί δρᾶν παρασκευάζεται;, “dime, ¿y a nosotros, entonces, cómo se dispone a tratarnos?”
(…)». Nótese, de todos modos, que la posición de la partícula no es indicio de que ε πέ μοι está
petri cado sino, más bien, de que se encuentra en distribución parentética.
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un signi cado conceptual y ha desarrollado uno procedimental, con el que se
consigue reforzar un acto de habla base de tipo directivo (directness)⁴.
Sin embargo, existen razones para pensar que el imperativo ε πέ μοι no
está gramaticalizado —o al menos no del todo— en griego clásico y que, por
tanto, no puede ser considerado una interjección secundaria. Así lo sugiere
el análisis de ε πέ μοι parentético en un corpus de autores clásicos (Esquilo,
Sófocles, Eurípides, Aristófanes, Heródoto, Tucídides, Jenofonte, Platón, Li-
sias y Demóstenes)⁵ más amplio que el empleado por López Eire (Aristófanes)
y Zakowski (Platón, Demóstenes, Aristófanes y Menandro). En la siguiente
sección expondremos los resultados de dicho análisis.
3. Gramaticalización de ε πέ μοι
3.1. Fosilización
De los criterios de gramaticalización que enumeraba Zakowski (2014) el más
discutible es precisamente aquel en el que más se ha insistido: la fosilización
o petri cación de ε πέ μοι (cf. n. 3). Son varios los indicios que apuntan en
contra de su jación formal.
El primero de ellos viene dado por la movilidad posicional que aún conserva
el dativo μοι (ἐμοί en Lys. 22. .2), si bien es cierto que solo en Platón, donde
en doce ocasiones⁶ precede a ε πέ, como en (2), y en diecisiete⁷ lo sigue, como en
(3). En el resto de autores el parentético μοι ε πέ no se documenta nunca
(los ejemplos de Hdt. 3.3 .13 y .234.4 son dudosos, dado que μοι ε πέ puede
interpretarse como parentético o como verbo principal, según se entienda
la interrogativa que sigue como directa o indirecta).
⁴ Vives Cuesta (comunicación personal) coincide en lo esencial con Zakowski, con la diferencia
de que él pre ere hablar de pragmaticalización y no de gramaticalización. Considera que ε πέ
μοι es un parentético que se encuentra en proceso de convertirse en un marcador pragmático
y enumera dos funciones básicas: marcar léxicamente la pregunta como acto de habla y orientar
la interpretación de la proposición mediante la solicitud de información al interlocutor.
⁵ Las ediciones seguidas son aquellas que proporciona el Thesaurus Linguae Graecae (TLG), a saber, la
de Page para Esquilo, la de Lloyd-Jones & Wilson para Sófocles, la de Diggle para Eurípides, la de
Wilson para Aristófanes, la de Burnet y Slings para Platón, la de Wilson para Heródoto, lade Jones
& Powell para Tucídides, la de Marchant para Jenofonte, la de Carey para Lisias y la de Butcher
y Rennie para Demóstenes. Todas las traducciones, a no ser que se indique lo contrario, son mías.
⁶ Pl. Euthphr. b3, Ap. 24c , Tht. 1 c , Prm. 130b1, Lys. 212a , Euthd. 302e , Men. a , Hp. Mi.
3 e4, R. 33 b , 340c2, 3 2e2 y d2.
⁷ Pl. Cra. 403c1, Phdr. 22 b4, 2 a , Chrm. 1 c1 y 1 3b1, Euthd. 2 b , 2 3e , 2 d y 302b4, Prt.
311b2, Grg. 44 d , 4 1b , 4 b y 4 e2, Men. 2b , R. 341c y 343a3.
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(2) καί μοι ε πέ· ο καὶ πείθεσθαι μέντοι τοῖς ἄρχουσιν δίκαιον φῂς ε ναι; («Y
dime, ¿no dices también que es justo obedecer a los que gobiernan?», Pl. R.
33 b –10).
(3) ε πὲ γάρ μοι, ἔστι σοι κύων; («Pues dime, ¿tienes un perro?», Pl. Euthd.
2 d – ).
La posición de las partículas es también relevante. Si ε πέ μοι estuviera fosiliza-
do, se esperaría que las partículas aparecieran insertas tras el dativo μοι. Esto
no supondría un incumplimiento de la ley de Wackernagel⁸ porque la forma
ε πέ μοι, morfológicamente indivisible, actuaría como el primer elemento del
enunciado, es decir, formaría una sola palabra (cf. ο μοι δέ y no *ο δέ μοι en
Ar. Pl. 112 ). Sin embargo, la situación que re ejan los textos es que, cada vez
que interviene una partícula, esta aparece intercalada entre el imperativo y el
dativo, pero nunca pospuesta (cf. γάρ en el ej. 3)⁹.
Por último, no debemos aceptar sin más la a rmación de que ε πέ μοι, en
singular, es la forma que se usa siempre, incluso en contextos donde parece
haber más de un receptor (Zakowski 2014: 1 0). Es el escenario más frecuente
—aunque tampoco abundan los ejemplos¹⁰—, pero no el único: hay casos de
ε πατε μοι en Jenofonte (Cyr. 3.2.2 .2 y .3.2.4) e incluso de ε πετον μοι en
Platón (Prt. 330c3 y Euthd. 2 d ) que cuestionan la observación de Zakowski.
En cualquier caso, los usos anómalos de ε πέ μοι podrían encontrar explicación
si entendemos que el hablante dirige su mensaje a un destinatario concreto que
pertenece a un grupo (cf. δη, τέκνον, στέλλεσθε; «¿Ya os marcháis, niño?»,
S. Ph. 4 )¹¹. También puede ocurrir que el hablante conciba a su destinatario
como un grupo homogéneo y que, en consecuencia, recurra al singular para
dirigirse a él. Así podría entenderse el uso de ε πέ μοι en los versos aristofánicos
de (4), que contienen una exhortación del corifeo a los demás coreutas.
(4) ε πέ μοι, τί μέλλομεν κινεῖν ἐκείνην τὴν χολήν, / νπερ ἡνίκ’ ἄν τις ἡμῶν ρ-
γίσῃ τὴν σφηκιάν; («Dime, ¿a qué esperamos para poner en marcha nuestra
cólera, la de cuando alguien turba nuestro avispero?», Ar. V. 403–404).
⁸ Como es sabido, con grupos clíticos, cf. Goldstein 2014 y con unidades temáticas, cf. Bakker 1 4
pueden tener lugar aparentes excepciones a la ley de Wackernagel.
⁹ S. Ant. 34, Ar. Nu. 1410, Pl. Cra. 403c1, Phdr. 2 a , Chrm. 1 c1, Euthd. 2 b y 2 d , Grg. 4 c2,
Men. 2b .
¹⁰ Ar. Pax 3 3, Av. 3 , Ach. 31 y 32 , V. 403, Pl. Prt. 311d , Euthd. 2 3e y 2 3b4, D. 4.10. , . 0. ,
. 4.4, 1 .312. y 23.10 .11. Los ejemplos de Aristófanes, así como el de Pl. Pr. 311d , no dejan de
ser sintácticamente ambiguos, por más que la puntuación de la edición de Wilson favorezca una
interpretación parentética.
¹¹ Cf. Denyer 200 : 3 a propósito de Pl. Prt. 311d : «ε πέ μοι, ὦ Σώκρατές τε καὶ ππόκρατες: the
singular imperative implies “I want an answer from Socrates on behalf of you both” (…) »
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3.2. Descategorización
También se presta a discusión la supuesta descategorización de ε πέ μοι, esto
es, la pérdida o neutralización de sus propiedades morfosintácticas (Hopper
1 1: 22). Zakowski (2014: 1 0–1 1) empleaba el término a propósito de la
ausencia de complemento directo en los usos parentéticos de ε πέ μοι. Dicha au-
sencia, sin embargo, no debe interpretarse necesariamente como un caso de
reducción morfológica, pues hay parentéticos sin objeto directo explícito que
no están gramaticalizados (e.g. τίνος ε σπέρματος, 〈ὦ〉 / ξένε, φώνει, πατρόθεν;
«Extranjero, ¿cuál es tu estirpe, di, por parte de padre?», S. OC. 214–21 ). La
falta de objeto directo parece evidenciar, más bien, el carácter extraoracional
de ε πέ μοι, pues la estructura interna de los parentéticos suele ser elíptica
(Kaltenböck, Heine & Kuteva 2011: , 0).
Además, tampoco es cierto que ε πέ μοι haya reducido su abanico de cons-
trucciones sintácticas a una sola (sc. ε πέ + μοι). En el ámbito del parentético
podemos encontrar interjecciones secundarias (e.g. ἄγε, ε πέ μοι Hdt. .103.3),
el sujeto σύ (e.g. σὺ δὲ μοι ε πέ Pl. Men. a ), adyacentes referidos a μοι (e.g.
ε πέ μοι τᾷι μογερᾷ A. Pr. 3), adverbios (e.g. θι δή μοι ε θὺς ε πέ Pl. Euthd.
302e ) y, sobre todo, vocativos (e.g. ε πέ μοι, ὦ γύναι X. Oec. .10.4). Aunque no
es habitual, puede ocurrir que con uyan varios complementos, como ocurre
en ( ), donde dependen de ε πέ, además del dativo μοι, el pronombre personal
σύ, sujeto, y μὴ μῆκος, ἀλλὰ συντόμως, un acusativo interno y un adver-
bio, respectivamente, que funcionan como complementos circunstanciales de
modo.
( ) σὺ δ’ ε πέ μοι μὴ μῆκος, ἀλλὰ συντόμως, / ᾔδησθα κηρυχθέντα μὴ πράσσειν
τάδε; «Y tú, dime sin extenderte sino con brevedad, ¿sabías que estaba
ordenado no hacer estas cosas?» (S. Ant. 44 –44 ).
3.3. Desemantización
El último ejemplo enlaza, en cierto modo, con la problemática cuestión de
la desemantización de ε πέ μοι¹². De acuerdo con Zakowski (2014: 1 y ss.),
ε πέ μοι ha perdido su signi cado conceptual como verbo de lengua («decir»)
y ha desarrollado uno procedimental, con el que se expresa lo que él llama
directness (i.e., refuerzo de un acto de habla directivo). Se ha convertido, insiste,
en una expresión intersubjetiva, en el sentido de que codi ca la relación entre
¹² Cf. Heine & Kuteva 2002: 2–3: « Desemantization (…) Extension (…) Decategorialization (…) Erosion
(…) The four mechanisms are not independent of one another ».
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hablante y oyente (ibid. 1 ). En mi opinión, varias son las puntualizaciones
que pueden hacerse a este respecto.
En primer lugar, un ejemplo como el de ( ) desmentiría la supuesta pérdida
del contenido semántico de ε πέ, ya que la precisión circunstancial μὴ μῆκος,
ἀλλὰ συντόμως encaja perfectamente en el marco predicativo de un verbo
de lengua. En segundo lugar, defender que ε πέ μοι está desligado del senti-
do de «decir» sería sugerir que la diferencia entre ε πέ μοι y λέγε μοι (v. ej.
) es semántico-funcional y no, en todo caso, aspectual, lo cual parece poco
probable.
( ) λέγε γάρ μοι, ο πάντας θεοὺς φῂς ε δαίμονας ε ναι καὶ καλούς; «Pues
dime, ¿no dices que todos los dioses son dichosos y bellos?» (Pl. Smp.
202c – ).
Por último, en lo que respecta a la expresión de intersubjetividad, no hay
que olvidar que el hecho de que ε πέ μοι actúe en el eje de la interacción
hablante-oyente es intrínseco a la semántica misma del verbo. Todos los verbos
de lengua en imperativo, sean parentéticos o no, explicitan desde el momento de
su formulación el efecto perlocutivo que el hablante busca en el oyente, a saber,
que este responda (cf. el concepto de metadirective verbs de Risselada 1 3:
242–24 ). La relación que se establece con el oyente es, pues, natural y no fruto
de la gramaticalización del verbo.
4. Conclusiones
El argumento recurrente de que el parentético ε πέ μοι está gramaticalizado
en griego clásico porque se emplea con varios interlocutores es tentador, pero
insu ciente para poder hablar de un estado alcanzado de gramaticalización.
El análisis del parentético ε πέ μοι en un corpus de autores clásicos apunta
que, al menos en los siglos v–iv a.C., gozaba de cierta libertad constructiva:
el dativo μοι puede aparecer antepuesto o pospuesto al imperativo ε πέ, las
partículas se intercalan siempre entre el imperativo y el dativo, y en la esfera
predicativa de ε πέ coexisten otros complementos junto con el dativoμοι. Ade-
más, tampoco parece que el imperativo haya sido desprovisto de la semántica
propia de los verbos de lengua.
Resulta desacertado, pues, incluir el parentético ε πέ μοι en la nómina de
expresiones gramaticalizadas del griego clásico, ya sea como interjección
secundaria o como marcador discursivo.
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El parentético εἰπέ μοι en griego clásico
Referencias bibliográficas
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Notas de antroponimia micénica*
Eugenio R. Luján
Universidad Complutense de Madrid
erlujan@ucm.es
Resumen: Se revisa la interpretación de varios antropónimos micénicos a la luz de la redacción
del Suplemento al Diccionario Micénico.
Palabras clave: griego micénico, antroponimia, lexicografía.
Notes on some mycenaean personal names
Abstract: The interpretation of a number of Mycenaean personal names is revisited to the light
of the work on the Supplement to the Mycenaean Greek Dictionary.
Key Words: Mycenaean Greek, personal names, lexicography.
La preparación del Suplemento al Diccionario Micénico (DMic.Supl.), labor
desarrollada en los últimos años junto con F. Aura Jorro, A. Bernabé, J. Piquero
y C. Varias, ha conllevado la revisión de detalle de material onomástico. Dada
la especial dedicación del Prof. Emilio Crespo a temas homéricos y, en relación
con ellos, al mundo micénico, me gustaría contribuir a su homenaje con esta
pequeña nota que espero que disfrute.
1. ạ3-ḳẹ-re-u
La nueva edición de las tablillas pilias (PofN IV) ha introducido un cambio de
lectura en PY Ep 13. . Frente al ]-re-u inicial de la edición anterior (PPT I), la
línea queda así:
(1) ạ₃-ḳẹ-re-u ạ-si-to-po-qo ka-ma e-ke-qe wo-ze-qe to-so pe-mo gra 1 t [2
La tablilla pertenece al llamado «catastro de Pilo» y contiene una lista de
poseedores de terrenos tipo ka-ma. Por ello, a pesar de lo fragmentario de la
lectura anterior, el contenido de la línea y el paralelo con las que la siguen
* Este trabajo es resultado del proyecto FFI201 - 3 1-C3-2, nanciado por el Ministerio de Economía
y Competitividad. Agradezco al Prof. Alberto Bernabé su lectura y observaciones.
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Eugenio R. Luján
permitían identi carlo como antropónimo¹. La nueva lectura con rma esa
interpretación (Nikoloudis 200 : 3, 2014: 22 ; Nakassis 2013: 221; Lupack 200 :
3). Además, dada la relación existente entre PY Ep 13 y Eb 1 , ya que Ep
13 recoge en formato de página la información dispersa en otras tablillas en
formato de hoja de palmera, también debe restituirse ạ₃-ḳẹ]re-u a-si-]ṭọ-po-qo
en PY Eb 1 .A (PofN IV, Nakassis 2013: 211).
Hay que plantearse, por tanto, la interpretación del antropónimo (antr.)
ạ₃-ḳẹ-re-u, para el que caben dos posibilidades. Como indica Nakassis, puede
ser */Aigleus/, con el paralelo del antr. Α γλων de una inscripción de Eretria de
comienzos del s. iii a.C. (IG 12( ).24 .1 1) y de Palestina (SEG 3 .14 ), y con
el que también podemos relacionar el antr. femenino a₃-ka-ra /Aiglā/² y α γλη
«brillo, resplandor» y α γλήεις «brillante» y también Α γλήτης/Α γλᾱ́τᾱς,
epíteto de Apolo en Anafe (Call. Fr. , Apollod. 1.13 , Str. 10. .1, A.R. 4.1 1 ,
IG 12(3).2 , 2 0) y en Tera (IG 12(3).412).
No obstante, como alternativa se puede considerar *Α γειρεύς, derivado de
α γειρος «chopo», atestiguado desde Homero, o de algún topónimo relacionado
con el nombre de ese árbol, tipo Α γειρα³, ciudad de Acaya (A. Fr.2 4, Scyl. Per.
42, Hdt. 1.14 , etc.). En tal caso el antropónimo micénico (mic.) sería idéntico al
étnico Α γειρεύς (St.Byz., s.u. Α γείρουσα), referido a una ciudad de la Megáride.
Esta segunda interpretación abriría la puerta a relacionar con esta misma raíz
los topónimos a-ke-re-u- y a-ke-re-wa, para los que no existe una interpretación
griega satisfactoria. En tal caso, habría que asumir que los escribas pilios no
hacen un uso sistemático del signo complementario *43 = a₃ /ai/, para lo que,
aunque se trate de un centro diferente, puede compararse la alternancia entre
a₃-ki-a₂-ri-ja-de (TH Of 2 .1) y a-ki-a₂-ri-ja-de (TH Of 3 .2).
2. da-i-mi-so
A partir del «raccord» publicado por J.-P. Olivier (en Godart et al. 1 4: 3 –3 ),
las ediciones de las tabillas de Cnoso (KT V, CoMIK I, KT VI) han leído la
secuencia da-i-mi-so en el inicio de KN Do .B. El propio Olivier señaló en
ese trabajo que el «raccord» permitía completar el nombre del pastor, por lo
que la secuencia es un antr. masculino. Ambas ideas han sido aceptadas de
forma general en la bibliografía⁴.
¹ Vid. DMic., s.u. ]-re-u.
² Interpretación de Melena (2014: ); otras posibilidades, en DMic., s.u.
³ Vid. DGE I², s.u.
⁴ Cf., además de los trabajos mencionados en la discusión, Landenius Enegren 200 : 111.
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Notas de antroponimia micénica
Para su análisis Olivier indicó paralelos de secuencias en -mi-so en los textos
micénicos: ku-mi-so (KN Da 1202 y X 4 ) y za-mi-so (KN Xd 111), de los
que al menos el primero es un antropónimo. Más signi cativo aún es que,
como exponen Olivier y también Melena (en Godart et al. 1 0–1 1: 3 4),
este nombre pertenezca a la serie de antropónimos en da-i- bien atestiguada
en Cnoso: da-i-pi-ta (KN Bk ), da-i-qo-ta (KN Da 11 4), da-i-ra (KN Od
3 , V(3) 4 ), da-i-ta-ra-ro (KN De 1231), da-i-wo-wo (KN Vf 1043), da-i-
ze-to (KN Da 131 ). La presencia de DA-I- en lineal A y, más aún, la exacta
correspondencia entre mic. da-i-pi-ta y lineal A DA-I-PI-TA, ya señalada por
Olivier, ha invitado a ver un origen minoico para la serie, posibilidad que
para da-i-mi-so se vería reforzada si tuviera su jo -σσος, como quiere Ilievsky
(1 2: 32 –32 ). A pesar de todo, Olivier era cauto respecto de ese origen
y Melena (2014: 4) ha llamado la atención sobre que justo el nombre pregriego
Δαίδαλος no se escribe con da-i- (sino solo con da-) en el derivado da-da-re-jo-de /Daidaleion-de/ de KN Fp(1) 1.3⁵.
Así pues, los compuestos con da-i- podrían explicarse dentro de la lengua
griega, como indicó Melena (2014: 4), que planteaba que en algunos, como
da-i-qo-ta, puede haber un primer elemento /dāhi/ «en la batalla»⁶, mientras
que en otros, como da-i-wo-wo o el nombre pilio da-i-ja-ke-re-u (PY Aq 21 .3),
puede tratarse de un elemento /dai/, de IE *deh₂y- «cortar, dividir», que también
se encontraría en el segundo elemento de e-u-da-i-ta (KN Dl 4 .1). De esta
forma, el resto de los nombre en da-i-, incluyendo da-i-mi-so y el da-i-ḳọ[ de
TH Ug 1 , podrían tener como primer elemento uno de esos dos.
Esta posibilidad etimológica parece la adecuada, al menos para algunos de
estos nombres, ante la existencia de correspondencias obvias como mic. da-i-
qo-ta y homérico (hom.) Δηϊφόντης. Por lo tanto, a la vista de hom. Δηΐφοϐος
o el posterior Δηΐμαχος, se puede interpretar da-i-mi-so como *Δᾱhίμῑσος, con
un segundo elemento de la raíz de μῖσος y μῑσέω, de etimología incierta (DELG
y EGD, s.u.).
3. da-ṃạ-so
La nueva edición de Pilo (PofN IV) ha introducido una corrección de lectura en
PY Jn 431.3, con lo que el segundo individuo lleva por nombre da-ṃạ-so, frente
⁵ No obstante, vid. infra nuestra interpretación de da-qo-ta.
⁶ El análisis etimológico preciso no es claro y se ha propuesto una con uencia de dos raíces, sobre
lo que puede verse Risch 1 4: 114, con las críticas de Chantraine, DELG, s.u. δήιος. No resulta
convincente la solución de Beekes, EDG, s.u. δήϊος, quien, ante los problemas que presentan estas
formas, opta por un origen no indoeuropeo.
1 1
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Eugenio R. Luján
al anterior da-ṣị[ ]-so (PTT I). Por la estructura de la tablilla no había problema
en interpretar la secuencia como un antropónimo masculino en nominativo
(DMic., s.u. da-ṣị[ ]-so), interpretación que hay que mantener con la nueva
lectura (Nakassis 2013: 22 ).
Aunque Nakassis indica que la identi cación del antropónimo es incierta, no
es problemático leerlo como Δάμασος, nombre personal bien datestiguado ya
desde la épica (Hom. Il. 12.1 3) e interpretado por Risch (1 4: 1 –1 ) como
un hipocorístico a partir de formas del tipo Δαμασίππος, si bien el compuesto
solo se documenta con posterioridad a la épica arcaica.
4. ḍạ-ma-te-we
Como se indica en la edición de Pilo (PofN IV, cf. Nakassis 2013: 30 –30 ),
ḍạ-ma-te-we es lectura probable en PY Cn 40. :
(2) e-ko-me-no , pa-ro , [•]-ma-te-we , we-da-ne-wo ovisᵐ 70
De con rmarse tal lectura, la interpretación más verosímil de este antropónimo
sería dat. /Damartēwei/ correspondiente a nom. *Δαμαρτεύς. En origen podría
ser, por tanto, un sustantivo en -εύς derivado de δάμαρ, atestiguado en micénico
en el nom. pl. da-ma-te y la abreviatura DA utilizada en función logográ ca⁷. En
micénico su signi cado es diferente al del primer milenio, pues no es «esposa»,
sino una «propiedad agrícola» o «unidad de medida de la tierra»⁸.
. ḍạ-qo-ta
Frente a la lectura ṛọ-qo-ta preferida en ediciones anteriores (PTT I), la nueva
edición de Pilo (PofN IV) adopta ḍạ-qo-ta en PY An 1.10:
(3) ti-ṃị-ṭọ-a-ke-i ma-ṛẹ-u ḍạ-qo-ta
Ya con la lectura anterior estaba claro que teníamos el nominativo singular de
un antropónimo masculino⁹ y esta ha de seguir siendo la interpretación con
el cambio de lectura. Así lo recoge Nakassis (2013: 22 ), quien, en la línea de
explicación habitual, considera que es un miembro de la unidad militar (o-ka)
⁷ Vid. DMic. Supl., s.u. DA *01 II.
⁸ Vid. DMic., s.u. da-ma-te, y Piquero 201 : s.u. δάμᾰρ, con una extensa bibliografía.
⁹ Vid. DMic., s.u. ṛọ-qo-ta, con las referencias que allí aparecen.
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Notas de antroponimia micénica
al mando de e-ko-me-na-ta, como se indica en la línea precedente. Sin embargo,
no ofrece transcripción del nombre.
Es probable que sea un compuesto con segundo elemento -χʷοντᾱς, con
buenos paralelos en micénico (a-no-qo-ta, po-ru-qo-ta, etc.), o bien -γʷοτᾱς,
también con buenos paralelos (qo-u-qo-ta, su-qo-ta). En ambos casos quedaría
un primer elemento da-, para el que se podría pensar en el pre jo intensivo
δα- (cf. hom. δαφοινός «rojo como la sangre») o, más verosímilmente, en el
elemento da-i- que aparece en otros antr. micénicos, de los que ya nos hemos
ocupado a propósito de da-i-mi-so, y que estaría aquí sin notación del segundo
elemento del diptongo. Es tentador pensar en una variante grá ca de da-i-qo-ta,
si bien esto obligaría a asumir que ya ha desaparecido la aspirada en /dāhi-/
y que la secuencia se trata grá camente como un diptongo, lo cual parece
difícil a la vista del hiato en los términos homéricos en Δηϊ-, por lo que quizá
en este caso /dai-/ sea procedente de IE *deh₂y- «cortar, dividir».
. i-sa-ma[-]ṭạ
La unión por parte de Melena (2000–2001: 3 0–3 3) de las tablillas que gu-
raban como PY Xa 200 y Cn 201 en PPT I ha permitido clasi car la tablilla
resultante dentro de la serie Cn, de forma que en la nueva edición de Pilo (PofN
IV) aparece como PY Cn 200. El texto de la lín. 2 queda como sigue (Melena
2000–2001: 3 0–3 3, PofN IV):
(4) i-sa-ma[-]ṭạ c̣ạp̣ᵐ 63
Se recupera así un antropónimo masculino en nominativo, tal y como vio
Melena¹⁰, quien señaló que se trata de un hápax y que probablemente sea un
antropónimo formado sobre un étnico en -ātās. Muy acertadamente añade que
la secuencia grá ca -sa-ma- podría encubrir un grupo -sm-, pero plantea
que entender el antropónimo como /Ismātās/, variante de /Isthmātās/, resulta
un tanto rebuscado.
Es difícil proponer una interpretación de este antropónimo, pero quizá nos
encontremos ante σμᾱ́τᾱς, derivado de σμα «asentamiento» < *si-sd-ma (cf.
ζω y, con otro tipo de formación de presente, ἕζομαι).
¹⁰ Vid. también Nakassis 2013: 2 . La lectura antes de la unión de los fragmentos era i-sa-ma[, sin
interpretación verosímil (vid. DMic., s.u. i-sa-ma[ ).
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Eugenio R. Luján
. ]o-ro-wa-ṭạ
En TH Fq 2 . se lee (TFC I, TFC IV): ]o-ro-wa-ṭạ v 2. La tablilla contiene una
lista de destinatarios de hord, por lo que los editores han propuesto entenderlo
como dativo de un antr. masc. (TFC I 231), si bien no hacen ninguna propuesta
de interpretación.
Podría tratarse de un antropónimo * λοFᾱτᾱς uel sim., con el signi cado
originario de «destructor». La raíz sería la misma que en λλυμι y la presencia
de la wau está asegurada por los adjetivos hom. λοός «destructor, mortal»
(de *olowós) y hom. οὖλος «pernicioso, funesto» (de *ólwos)¹¹.
. qe-re-ro
En TH Uq 434.2 se lee¹²:
( ) pa-ro qe-re-ro e-te-wa *1̣5̣2̣ 1
La tablilla contiene un listado de pieles (logograma *152) entregadas por dos
grupos de individuos. Los de las líneas 2 a son los βασιλεῖς tebanos, según se
indica en la línea 1, y entre ellos está nuestro qe-re-ro. Por su combinación con
la preposición pa-ro debe ser el dativo del antropónimo (Aravantinos-Goddart-
Sacconi 200 : 2 ).
Melena (2014: 3 ) ha planteado que sea un hipocorístico /Kʷēlelos/ forma-
do a partir de compuestos tipo *qe-re-ra-wo /Kʷēle-lāwos/ (cf. beoc. Πειλε-
στροτίδᾱς LGPN III B, 342). Creemos que la base propuesta por Melena es
correcta, máxime teniendo en cuenta las formaciones homéricas en τηλε-¹³,
con nombres como el bien conocido Τηλέμαχος y el hipocorístico Τήλεμος
(Hom. Od. . 0 ). Pero partiendo de la misma base se puede proponer otra
interpretación como *Κʷηλερος, para la que contamos con el apoyo del fem.
Τηλερώ de Gortina (ICr. 4.2 2, i a.C.).
Más especulativa resulta una relación con el nombre del héroe corintio
Βελλεροφόντης, analizable como compuesto en -φόντης con el signi cado
«matador de Belero»¹⁴. A pesar de lo atractivo de la relación, hay di cultades:
habría que asumir un tratamiento de la labiovelar inicial de tipo eolio y subsiste
¹¹ Vid. DELG, s.uu. λλυμι y οὖλος y EDG, s.uu. λλυμι, λοός y οὖλος.
¹² Se trata de la última tablilla tebana conocida, publicada por Aravantinos-Godart-Sacconi 200 ,
con posterioridad a los corporade referencia para Tebas (TFC I, TFC IV).
¹³ Para la etimología de τῆλε y formas relacionadas, vid. DELG y EDG, s.u.
¹⁴ Etimología aceptada por los antiguos, cf. Eust. 2.2 .
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Notas de antroponimia micénica
el problema de que la etimología de Βελλερο- es desconocida (DELG, s.u.). En
todo caso, de existir tal relación, el nombre micénico sería *Γʷέλλερος.
. qo-wi-ro
La publicación por Shelmerdine-Bennet (1 ) de dos nuevos documentos
pilios permitió identi car en PY Xn 14 1¹⁵ el antr. masc. nom. qo-wi-ro[. Los
primeros editores lo interpretaron como */gʷowilos/ «vaquero», derivado
del nombre de la «vaca» (mic. qo-o, cf. βοῦς) y para el que se cuenta con
los paralelos del teónimo qo-qo-wi-ra y los compuestos qo-qo-ta-o, qo-u-qa-
ra, etc.
Aunque esa interpretación va en la línea correcta, es más verosímil pensar en
un hipocorístico. Melena (2014: 30) propuso ver en /Gʷowilos/ un diminutivo
semejante a Βουΐσκος (LGPN III.B, ). Quizá sea mejor, incluso, interpretarlo
como el hipocorístico *ΓʷόFιλλος, masculino correspondiente al fem. Βόϊλλα
de Corcira (IG (1). 04) y el Epiro (IBouthotros 2 .30, 40.13, 2. ).
10. ]sa-nwa-ta
La secuencia se lee en TH Av 10 . (TFC I, IV), seguida de vir 1, por lo que hace
referencia a un individuo masculino, ya sea un antropónimo, como propuso
Aravantinos (1 : 3) y se recogió en la edición de las tablillas tebanas (TFC
I 3 , s.u. ]sa-nwa-ta), un étnico, opción preferida por Melena (2014: 2), o bien
un nombre de o cio, posibilidad considerada menos probable por Melena.
En todo caso, está relacionado probablemente con el antr. sa-nu-we-ta y su
derivado ]sa-nu-we-si-jo (para los cuales, cf. DMic., s.uu).
Su interpretación griega es problemática. Iodice (200 : ) sugirió una relación
con σαίνω «mover la cola, colear», atestiguado en Homero, pero de etimología
oscura (cf. DELG y EDG, s.u.). A la vista de que, como recordaba Morpurgo
Davies (2012: 1 ), las palabras con 〈nwa〉 proceden mayoritariamente de Cnoso
y carecen de etimología griega, hay que apuntar, más bien, hacia el léxico de
sustrato, lo que nos llevaría a proponer una interpretación fonética de este
nombre como *Σανϝᾱθᾱς o Σανϝᾱτᾱς, forma que, con la excepción de la s-
inicial, recuerda mucho al nombre ἄνηθον «eneldo», con sus variantes ἄννηθον
(jón.-át.), ἄνητον (Safo y Alceo) y ἄννητον (Teofrasto) y con las que guarda
relación probablemente ἄννησον «anís». Cabe recordar que muchos términos
¹⁵ Vid. ahora la edición en PofN IV.
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Eugenio R. Luján
micénicos con s- inicial pertenecen al ámbito del léxico vegetal y agrario
y son préstamos de sustrato o de otras lenguas mediterráneas, como sa-sa-
ma «sésamo», se-ri-no «apio», si-to «grano, cereal» o su-za «higuera», según
recuerdan Bernabé & Luján (200 : 10 ).
11. ]wa-ta
La secuencia ]wa-ta se lee en TH Fq 2 2.1, seguida de ẓ 1¹̣⁶. Dado que en la
tablilla aparecen otros destinarios de cebada, puede interpretarse sin problemas
como el nal de un antropónimo o un apelativo de persona en dativo singular.
Debe de tratarse de un nombre en -ατᾱς ο de un segundo término en -ϝαστᾱς
(cf. [•]-ki-wa-ta, a-ke-wa-ta, a₃-ki-wa-ta, me-ri-wa-ta, etc.).
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dans le volumen i du “Corpus of Mycenaean Inscriptions form Knossos”», BCH 110,
21–3 .
¹⁶ Tal es la lectura de TFC IV, mientras que en TFC I se leía ]wa-[•]-qe. También en PY Xn 1104.2 se
lee ]ẉạ-ṭạ [, sin contexto (PofN IV).
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Notas de antroponimia micénica
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Marcadores del discurso en Menandro: el caso de
εἶτα y ἔπειτα
Helena Maquieira
Universidad Autónoma de Madrid
helena.maquieira@gmail.com
Resumen: Este artículo presenta un análisis y una interpretación de los adverbios ε τα y ἔπειτα
en Menandro funcionando como marcadores del discurso y marcadores conversacionales.
Palabras clave: ε τα, ἔπειτα, Menandro, marcadores del discurso, marcadores conversacionales.
Discourse markers in Menander: the case of ε τα and ἔπειτα
Abstract: This paperpresents an analysis and interpretation of adverbs ε τα and ἔπειτα in fonction
of discourse markers and speech and conversational markers in Menander.
Key Words: ε τα, ἔπειτα, Menander, discourse markers, speech and conversational markers.
En los últimos años, son abundantes los trabajos realizados en España en
torno a los marcadores del discurso, en general, y de los adverbios conjun-
tivos en particular que pueden desempeñar dicha función en griego anti-
guo (sobre la de nición y funciones de los conjuntivos, véase Crespo 200 ,
2011, 2014 y 201 ). Muchos de ellos se han desarrollado en el marco de los
proyectos de investigación dirigidos por el profesor Crespo, a quien se rin-
de merecido homenaje en el presente volumen. Personalmente, he tenido
el honor de trabajar bajo la coordinación de Emilio Crespo en sucesivos
proyectos de investigación en los últimos 20 años y, más en concreto, en
aquellos en que se estudiaba este tipo de elementos (desde 200 hasta la ac-
tualidad). Sirva esta contribución como pequeño reconocimiento a la persona
que desde tantos frentes ha trabajado por el progreso de la Filología Griega en
España.
Entre los adverbios conjuntivos revisados en los mencionados trabajos,
gura la pareja ε τα-ἔπειτα, cuyo funcionamiento se ha abordado desde el
griego clásico (Jiménez 2013, 2014) —haciendo especial hincapié en los datos
de la historiografía (Jiménez 201 ), la tragedia (Fornieles 2014) y la oratoria
(Maquieira 201 )— hasta la novela (Redondo 2013).
En el presente trabajo se pretende pasar revista a ε τα y ἔπειτα en la obra de
Menandro, autor que se sitúa en el comienzo del mundo helenístico y que, por
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Helena Maquieira
lo tanto, sirve de puente entre los datos del período clásico y los que aporta el
griego de la novela.
En este sentido, tal vez sea conveniente aludir a dos rasgos que presenta
el uso de esta pareja adverbial en nuestro autor que siguen o evolucionan,
respectivamente, la tendencia que se apuntaba en el período precedente:
1. Por un lado, el recuento global de ambos adverbios constata un mayor
empleo de ε τα y sus variantes (ε τ’ y ε θ’) respecto a ἔπειτα y las suyas
(ἔπειτ’ y ἔπειθ’), tendencia que ya se observaba en Demóstenes frente
a los oradores clásicos (Maquieira 201 ).
2. Por otro lado, mientras que en la norma clásica estos adverbios, al actuar
como conjuntivos, apoyan (o van apoyados) frecuentemente por diferen-
tes conjunciones de coordinación, en nuestro autor se utilizan casi siempre
sin conjunción, de forma que el peso conjuntivo recae exclusivamente en
el propio adverbio.
Por lo demás, Menandro documenta tanto el funcionamiento de ambos adver-
bios como complemento circunstancial de tiempo del predicado (1), como su
uso como conjuntivo con diversas funciones (2), sin detectarse que la función
coordinante suponga una distribución entre ambos adverbios (la traducción de
los pasajes es de autoría propia):
(1) οὗ λαϐὼν τὴν κύλικα πρῶτος ἄρχεται λόγου πατήρ, / … εἶτα μήτηρ δευτέρα,
/ εἶτα τήθη παραλαλεῖ τις… («Tomando su copa comienza el discurso el
padre…, después, en segundo, lugar la madre, luego habla una nodriza…»,
Men. Mon. 20 .2–4).
(2) εἶτ’ ο μακάριος ν Περσεὺς κατὰ δύο / τρόπους ἐκεῖνος, τι πετηνὸς
ἐγένετο / κο δενὶ συνήντα τῶν βαδιζόντων χαμαί, / εἶθ’ τι τοιοῦτο κτῆμ’
ἐκέκτηθ’ ᾧ λίθους / ἅπαντας ἐπόει τοὺς ἐνοχλοῦντας; («¡Conque no era
dichoso el Perseo aquel por dos motivos!, porque era alado y no se topaba
con ninguno de los que andan por la tierra y, además, porque estaba en
posesión de un tesoro tal con el que convertía en piedras a todos los que le
molestaban», Men. Dys. 1 3– ).
En efecto, mientras que en (1) el adverbio cumple una función sintáctico-
semántica respecto al verbo, no lo hacen así ninguno de los ε τα de (2). El
primer ε τα de (2) expresa en el ámbito conversacional una opinión contraria
a la que podría denominarse general; el segundo ordena, a juicio del emisor,
los argumentos que se pueden esgrimir a favor de la felicidad de Perseo.
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Marcadores del discurso en Menandro
1. Ε τα y ἔπειτα como ordenadores del discurso
Como ocurría en momentos previos de la historia de la lengua, ε τα y ἔπειτα
actúan frecuentemente en Menandro como estructuradores de la información;
más en concreto, como ordenadores del discurso y, especí camente, como
marcadores de continuidad (Martín Zorraquino & Portolés 1 : 40 – ,
Portolés 2001: 13 ). Así funciona el segundo ε τα del ejemplo (2), como también
los de (3a y 3b):
(3a) ἐπειδὰν τὴν λέγουσαν καταμάθω / τίτθην ἐκείνου πρῶτον οὖσαν, εἶτ’ ἐμοῦ
/ λάθραι λέγουσαν, εἶτ’ ἀποϐλέψω πάλιν / ε ς τὴν ἀγαπῶσαν α τὸ καὶ
βεϐιασμένην / ἐμοῦ τρέφειν ἄκοντος («Cuando me doy cuenta, primero, de
que la que hablaba era su nodriza, después de que lo hacía a escondidas y,
después, vuelvo la mirada de nuevo hacia la que lo quiere y me ha obligado
a criarlo contra mi voluntad…», Men. Sam. 2 – ).
(3b) τῶν δὲ ἁπάντων σθ’ τι / πτωχὸς ἀδικηθείς ἐστι δυσκολώτατον. / πρῶτον
μέν ἐστ’ ἐλεινός, εἶτα λαμϐάνει / ο κ ε ς ἀδικίαν σα πέπονθ’, ἀλλ’ε ς
ὕϐριν («Sábete que de todas las cosas un pobre ultrajado es lo más intratable,
primero (porque) inspira compasión, luego (porque) interpreta cuanto sufre
no como una injusticia, sino como un ultraje», Men. Dys. 2 – ).
En (3a), Démeas enumera las señales que demuestran, a su entender, la falta
que su concubina Críside y su hijo Mosquión han cometido contra él. En (3b),
Gorgias revisa las causas que, en su opinión, explican el comportamiento de
los campesinos pobres. Las tres enumeraciones (2, 3a, y 3b) ofrecen un alto
componente narrativo, sean (2 y 3a) o no (3b) soliloquios.
2. Ε τα y ἔπειτα como conectores de orientación argumentativa
Ambos marcadores funcionan también como conectores que presentan un
segundo miembro en la misma línea argumentativa del primero. En (4a y 4b)
ε τα y ἔπειτα son conectores aditivos que unen el segundo miembro de un
enunciado al primero en la misma línea argumentativa (Martín Zorraquino &
Portolés 1 : 40 3– , Portolés 2001: 13 –40):
(4a) κακόν τι Δᾶέ μοι δοκεῖς πεποηκέναι / παμμέγεθες, εἶτα προσδοκῶν ἀγωνιᾶν
/ μυλῶνα σαυτῶι καὶ πέδας· εὔδηλος ε («Me parece que has cometido un
crimen enorme, Davo; es más, temes luchar con el molino y los grilletes, es
evidente», Men. Her. 2–3).
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Helena Maquieira
(4b) πρὸς τὸ πρᾶγμ’ ἔχω κακῶς. / ἐπαριστέρως γὰρ α τὸ λαμϐάνεις. εἶτ’ ἐπι-
φέρει· τὰ δυσχερῆ γὰρ καὶ τὰ λυπήσοντά σε ρᾶις ἐν α τῶι, τὰ δ’ ἀγαθ’
ο κ ἐπιϐλέπεις («Con relación al asunto estoy mal, porque no lo apruebas;
es más, se añade lo siguiente: solo ves en él lo malo y lo que te perjudicará,
y no observas lo bueno», Men. Mis. 1–4).
En ambos ejemplos, resulta complicado mantener una traducción próxima al
signi cado originario del adverbio, de forma que Bádenas (1 ) se inclina
también por la traducción de «además».
Los adverbios conjuntivos objeto de este trabajo funcionan también como
conectores consecutivos (Martín Zorraquino & Portolés 1 : 40 –410 , Por-
tolés 2001: 40), expresando tanto una relación de causa efecto ( ), como una
relación de explicación deducción ( ) (Álvarez 1 : 4 ):
( ) ἂν καὶ λάϐω ποτ’ ἔργον, ἢ τέθνηκέ τις, / εἶτ’ ἀποτρέχειν δεῖ μισθὸν ο κ
ἔχοντά με, / ἢ τέτοκε τῶν ἔνδον κυοῦσά τις λάθραι, / εἶτ’ ο κέτι θύουσ’
ἐξαπίνης («Si en algún momento cojo un trabajo, o bien se muere alguien,
luego me debo ir sin cobrar mi salario, o bien una de las de casa, embarazada
en secreto, da a luz, luego de repente ya no hay sacri cio», Men. As. 21 –1 ).
( ) κυϐεύων τυχὸν σω ε ς συμϐολὰς / πόθημ’ ἔδωκ’, ἢ συντιθέμενος περί τινος
/ περιείχετ’, εἶτ’ ἔδωκεν· ἕτερα μυρία / ἐν τοῖς πότοις τοιαῦτα γίνεσθαι φιλεῖ
(«Tal vez lo diera (el anillo) como prenda jugando a los dados, o se viera en
un aprieto, luego lo entregó», Men. Epit. 04– 0 ).
2.1. Εἶτα y ἔπειτα como conectores consecutivo-condicionales
En los límites del signi cado consecutivo, se puede destacar unsigni cado
de ε τα y ἔπειτα muy frecuente en Menandro: el llamado valor condicional
del consecutivo ( a, b). Los ejemplos reproducen lo que Álvarez (1 : 4 )
considera «la condicional de entonces», que equivale a esp. en ese caso / en tal
caso:
( a) τοιοῦτόν ἐστιν, ὦ πόνηρε σύ. / εἶτ’ ο κ ἐχρῆν, κερμάτιον ε συνηγμένον /
σοὶ τυγχάνει τι, τοῦτ’ ἐμοὶ δοῦναι («¿Es tan grave, desgraciado? Entonces,
¿no sería preciso, si tuvieras acumulada alguna riqueza, que me la dieras
mientras…?», Men. Her. –10).
( b) ἆρ’ πάππας ἔρχεται; / ἔπειτα πληγὰς λήψομ’ ἄν με καταλάϐηι / ἔξω («¿Se-
rá que papá llega? Entonces, me voy a llevar unos palos si me sorprende
fuera…», Men. Dys. 204–20 ).
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Marcadores del discurso en Menandro
El ejemplo ( a) podría parafrasearse como: «Si fuera tan grave, entonces ¿no
sería preciso que me dieras tu dinero?»; por su parte, ( b) podría hacerlo
como: «Si llega papá, entonces me voy a llevar palos…». Como se observa, el
primer miembro de estas consecutivo-condicionales suele ser un enunciado
interrogativo ( b) o incluso interrogativo retórico ( a), dependiendo del grado
de realidad que el emisor quiera expresar; ese primer miembro sería la prótasis,
respecto a la que el segundo enunciado, introducido por los mencionados
adverbios, funcionaría como apódosis.
Pero también es posible que el miembro que se abre con ε τα y ἔπειτα sea el
que actúa de prótasis de la cláusula, como en ( c):
( c) ἔπειτ’ ἐγὼ μὲν τὴν ἀδελφὴν λήψομαι / τὴν τοῦ νεανίσκου, νομίζων ἄξιον
/ ἡμῶν ἐκεῖνον· πῶς δὲ τοῦτο νῦν σὺ φήις, / ο κ ἀντιδώσειν τὴν ἐμήν;
(«Entonces, yo tomaré a la hermana del joven pensando que él es digno de
nosotros ¿cómo tú vienes ahora con eso de que no le darás a cambio a mi
hermana en matrimonio?», Men. Dys. 1– 3).
En ( c), el miembro consecutivo-condicional se introduce con ἔπειτ’, mientras
que el segundo miembro (su principal) se expresa por medio de una interroga-
tiva, que indica la incredulidad del emisor. La posible paráfrasis del ejemplo
sería: «Si yo tomo a la hermana del joven, ¿cómo vienes tú ahora con eso de
que…?», traducción que se aproxima a la propuesta por Bádenas (1 ).
2.2. Εἶτα y ἔπειτα como conectores consecutivos abriendo máximas
Se trata de un tipo muy frecuente en Menandro, en el que, al no existir primer
miembro, el introducido por ε τα y ἔπειτα indica una consecuencia natural
en el universo compartido por emisor y receptor del mensaje; ε τα y ἔπειτα
funcionan en este supuesto como marcadores consecutivos de apertura, cuyo
primer miembro es el mundo referencial o la experiencia del mismo por parte
de la comunidad ( a):
( a) εἶτ’ ο δικαίως προσπεπατταλευμένον / γράφουσι τὸν Προμηθέα πρὸς ταῖς
πέτραις / καὶ γίνετ’ α τῶι λαμπάς, ἄλλο δ’ ο δὲ ἓν / ἀγαθόν; («Entonces
¿no tienen razón al escribir que se ha encadenado a Prometeo a las piedras
y no tiene ni el fuego ni ningún otro bien?», Men. Mon. 1 .1–4).
Con este elemento de apertura se puede iniciar mensajes enunciativos, como
en ( a), pero también interrogativos retóricos o negativos ( b), que revelan
incluso una mayor seguridad por parte del hablante en la a rmación gnómica
que está realizando:
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Helena Maquieira
( b) εἶτ’ ο μέγιστός ἐστι τῶν θεῶν Ἔρως / καὶ τιμιώτατός γε τῶν πάντων πολύ;
(«Entonces ¿no es Amor con mucho el más grande y honrado de todos los
dioses?», Men. Mon. 23 .1–2).
3. Ε τα y ἔπειτα como marcadores conversacionales
Menandro ofrece ejemplos de ambos adverbios conjuntivos en otras funciones
que permite detectar el diálogo, y que expresan la reacción u oposición del
emisor ante su interlocutor o ante una situación planteada en escena. Así, en
( ) el joven Mosquión reacciona con ἔπειτα frente a la postura de su padre
Démeas:
( ) ΔΗ. τὸ παιδίον σόν ἐστιν, ο δ᾿ ἀκήκοα / τοῦ συνειδότος τὰ κρυπτὰ, Παρμέ-
νοντος· ὥστε μὴ / πρὸς ἐμὲ παῖζε. ΜΟ. ἔπειτά σ’ ἀδικεῖ Χρυσίς, ε τοῦτ’ ἔστ’
ἐμόν; («DÉ. —Pues bien, el niño es tuyo, lo sé. Lo he oído del que comparte
tus secretos… MOS. —Entonces, ¿Críside te ultraja, si es mío?», Men. Sam.
4 – 0).
En el ejemplo hay una clara oposición, marcada o no por la ironía, del emi-
sor respecto a su interlocutor. Así, el joven expresa su desacuerdo con la
decisión de su padre y se opone a que su paternidad pueda afectar nega-
tivamente a Démeas o a la concubina de este, Críside (Mosquión no sabe
—claro está— que Démeas supone que el recién nacido es, además, hijo de su
propia concubina). El «entonces» con que se cubre la traducción de ἔπειτα
expresa tanto la incredulidad como la oposición del joven ante el plantea-
miento de su padre, lo que se expresaría más claramente en español con es
que o pero es que. La modalidad en que se produce este desacuerdo es in-
terrogativa retórica; es decir, a su pregunta («Entonces, ¿Críside te ultraja,
si es mío?») la única respuesta posible en la idea de Mosquión sería «En
absoluto».
El uso de «entonces» en la traducción de ( ) estaría rozando un contenido
contrargumentativo de la consecutiva (Maquieira 201 ). Este tipo de ejemplos,
en contextos conversacionales, sería interpretable como marcador de modali-
dad deóntica o, más bien, enfocador de alteridad, según la propuesta para el
español de Martín Zorraquino y Portolés (1 : 41 1– 1 y 41 1– 0).
Otra clara oposición conversacional parece establecerse mediante los men-
cionados conjuntivos en (10):
(10) ΔΗ. o κ ἀκήκοας λεγόντων, ε πέ μοι, Νικήρατε, / τῶν τραγωιδῶν ὡς γενό-
μενος χρυσὸς Ζεὺς ἐρρύη / διὰ τέγους καθειργμένην τε παῖδ’ ἐμοίχευσέν
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Marcadores del discurso en Menandro
ποτε; / ΝΙ. εἶτα δὴ τί τοῦτο; («DÉ. —¿No has oído decir a los trágicos có-
mo Zeus, habiéndose hecho oro, se ltró por un tejado y sedujo una vez
a una muchacha que estaba encerrada? NI. —Pero ¿qué es esto?», Men.
Sam. – 2).
De nuevo en este caso, ε τα abre una intervención reactiva, que implica opo-
sición o descuerdo respecto a la precedente. En efecto, Nicérato se considera
tratado como un niño con la explicación mitológica que Démeas pretende
dar al embarazo de Plangón, hija de Nicérato, y reacciona con un ε τα δή. En
el ejemplo es imposible mantener una traducción por «entonces». Bádenas
(1 ) traduce por «¿Y luego qué?», que mantiene el signi cado originario del
adverbio, alterando signi cativamente los restantes elementos del enunciado;
también podría admitirse un «¿Y qué más?», que seguiría alterando los ele-
mentos del enunciado. El conjuntivo actúa en el ejemplo de Menandro con un
valor similar al español bueno o vamos (con tono de réplica, vamos ya) o por
favor (con tono de desagrado).
En ambos ejemplos anteriores ( y 10) la discrepancia se produce en el
diálogo. Casos parecidos se producen cuando, sin mediar diálogo, un personaje
se opone a las palabras que oye (11) o la escena que ve (12), sin que se establezca
diálogo:
(11) ΣΩ. καὶ τὰ μὲν ἔγωγ’ ργίζομαι, / τὰ δ’ ο κ ἐκεῖνον τοῦ γεγονότος α τιον /
ἀδικήματος νενόμικα, τὴν δ’ ταμωτάτην / πασῶν ἐκείνην. ΜΟ. εἶτ’ ἀκούσας
ἐνθάδε / ε ναί με, ποῦ γῆς ἐστι; χαῖρε, Σώστρατε («SÓS. —En unas cosas me
irrito, y en otras no creo que él sea el responsable de la falta cometida, pero
ella es la más desvergonzada de todas. MO. —¡Conque por aquí acabo de
oír que yo soy…! ¿Dónde está? Salud, Sóstrato», Men. D. Ex. –102).
(12) εἶτα ποῦ ‘στιν, ε πέ μοι; / παῖ, τί τοῦτο; («Pero bueno, ¿dónde está? dime;
¡chico!, ¿qué signi ca esto?», Men. Sam. 0– 1).
En (11), Mosquión parece haber oído las palabras nales de alguien y, sin
saber quién las ha pronunciado, reacciona contra ellas. En estos casos, en
los que el valor reactivo, que orienta contrargumentativamente el discurso
con respecto a la situación comunicativa precedente (o con el contexto co-
municativo general), presenta una cierta ruptura secuencial -ya que no hay
diálogo propiamente dicho entre ambos personajes-, nos encontramos ante un
marcador metadiscursivo (Martín Zorraquino & Portolés 1 : 41 1– ), que
indica precisamente dicha ruptura.La traducción de Bádenas (1 ) «¡Anda,
por aquí acabo de oír que yo soy!» indica que es imposible mantener en este
contexto una traducción por «luego» o «entonces». El elemento se inserta en
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Helena Maquieira
un enunciado de tipo admirativo, que potencia la incredulidad y oposición del
personaje.
La ruptura es total en (12), pasaje en que Démeas entra en escena sin hablar
previamente con nadie e increpa a Pármeno al no ver a su hijo o al verlo con
atuendo militar, lo que indica su marcha olvidándose del casamiento concertado
con su vecina. La ruptura secuencial es evidente, puesto que el personaje ni
siquiera oye el diálogo que sostenían los personajes de la escena anterior, tan
solo ve una situación que no se corresponde con la que él considera correcta.
Bádenas (1 ) opta en este caso por un acertado «Pero bueno», que incide en
la interpretación que se está dando al ejemplo. De nuevo, el enunciado iniciado
por el marcador indica la incredulidad y oposición del personaje.
4. Conclusiones
A partir de los datos, se pueden extraer las siguientes conclusiones sobre la
función como marcadores de los adverbios ε τα y ἔπειτα en nuestro autor:
1. Ambos funcionan como marcadores, en concreto como conectores aditi-
vos y consecutivos, organizando el discurso en la misma línea argumen-
tativa.
2. Los dos lo hacen también como marcadores conversacionales, indicando
una oposición del emisor ante lo que oye o ve en escena.
Referencias bibliográficas
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Sobre diptongos griegos en latín*
José Luis Moralejo
Universidad de Alcalá de Henares
jmoralej@telefonica.net
Resumen: Este artículo trata de someter a un repaso la communis doctrina sobre la adaptación de
los diptongos en los préstamos griegos al latín. Se dedica especial atención a los antevocálicos,
que al parecer ya en griego se pronunciaban y mantenían por medio de un Übergangslaut que los
separaba de la vocal subsiguiente.
Palabras clave: Diptongos griegos, préstamos griegos al latín.
About Greek diphthongs in Latin
Abstract: This paper intends to review the communis doctrina on the adaptation of the diphthongs
in Greek loans to Latin. Special attention is dedicated to the antevocalic ones, which already in
Greek seem to have been pronounced and maintained through an Übergangslaut which separated
them from the subsequent vowel.
Key Words: Greek diphthongs, Greek loanwords in Latin.
El de la adaptación de los diptongos de los préstamos griegos es un capítulo
clásico de los manuales de fonética latina¹; pero a nuestro entender, ello no
signi ca que no merezca una reconsideración, de la cual podrían surgir ciertas
acotaciones de interés a la communis doctrina vigente.
Ante todo, naturalmente, procede distinguir dentro de los diptongos griegos
los que llegaron como tales hasta la época de los primeros préstamos al latín, de
aquellos que ya se habían monoptongado por entonces, aunque sus resultados
se siguieran representando por medio de dígrafos arcaizantes. Tal era el caso,
dentro de la serie de los diptongos de primer elemento breve, de ει y de ου,
menos estables en razón de la proximidad de sus elementos en cuanto a abertura
* En las semanas anteriores a la redacción de estas páginas, y con la natural discreción, su autor
consultó varias veces a nuestro homenajeado sobre el asunto del que las mismas se ocupan, y él lo
obsequió con algo de su mucho saber. Por ello, a la hora de publicarlas, el autor tiene la sensación
de estarle ofreciendo ores de su propio jardín, aunque con la esperanza de que entre ellas se
cuente alguna de su personal cosecha.
¹ Véase, por ejemplo, Leumann 1 : s., al que aquí nos referiremos de manera reiterada. Más
recientemente se ha ocupado del tema Biville 1 , en diversos capítulos de su extensa obra
sobre los préstamos griegos en latín. Para el inventario e historia de los diptongos griegos véanse
Schwyzer 1 ³ i: 1 1–203 y Lejeune 1 ²: 1 4–1 , 1 –201.
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José Luis Moralejo
y a localización, y que ya en la época helenística se habían convertido en
vocales largas y cerradas, de timbre /e/ y /o/ respectivamente, las cuales luego
se cerraron aún más hasta parar en /ī/ o en /ū/, timbres con que sus resultados
aparecen mayoritariamente en latín.
Siempre dentro de la serie de primer elemento breve, mayor estabilidad mos-
traron los diptongos αι, οι, αυ y ευ, en los que también era mayor el contraste
entre elementos (cf. Lejeune 1 ²: 1 4 ss.), ya en abertura, ya en localización.
En n, y como veremos, también se impone una cierta discriminación pre-
via en el ámbito de los diptongos de primer elemento largo. Pero antes de
entrar en la adaptación al latín de los diptongos griegos, es necesario decir
sobre su realización en el propio griego algo que estimamos fundamental para
explicarla.
A primera vista cabe observar que en griego hay diptongos antevocálicos,
algo que en principio no existía en latín, donde, por ejemplo, frente a cautus,
lautus y audere, tenemos caueo, lauare y auidus, palabras en las que nadie diría
que hay un diptongo²; ahí estamos ante la estricta aplicación de la norma de
silabación según la cual una secuencia