Logo Passei Direto

ELACIONES CONTRACTUALES Y LOS TERCEROS

Ferramentas de estudo

Material
Study with thousands of resources!

Text Material Preview

ELACIONES CONTRACTUALES Y LOS TERCEROS 
 CAPITULO I Efectos normales de los contratos El Código Civil venezolano en sus artículos 1.159 y 1.166 sanciona el principio de la autonomía jurídica de la voluntad de los particulares en los contratos y demás negocios jurídicos a los que den vida. Establecen los citados artículos textualmente: Artículo 1.159: “Los contratos tienen fuerza de ley entre las partes. No pueden revocarse sino por mutuo consentimiento o por las causas autorizadas por la Ley” . Artículo 1.166: “Los contratos no tienen efectos sino entre las partes contratantes; no dañan ni aprovechan terceros, excepto en los casos establecidos por la Ley” . Los artículos transcritos, al equiparar el contrato a la ley, expresan en forma clara su virtud vinculadora; esto no quiere decir que se le atribuya al contrato la cualidad de fuente de normas jurídicas, ya que su eficacia obligatoria presupone la existencia de una norma jurídica que le reconozca tal virtud. Los ar 138 M A R IO PESCI FELTRI tículos 1.159 y 1.166 han sido introducidos por el legislador con el objeto de que los particulares puedan regular sus intereses como mejor crean conveniente, impidiéndoles al mismo tiempo el causar daños a terceros y evitando, en fin, ya sea la oposición de estos últimos a la realización del negocio, como los daños que éste pudiera producirles. El legislador ha establecido la autonomía de las partes para regular sus relaciones jurídicas y contemporáneamente, ha legislado para evitar que éstas puedan a su antojo intervenir en la esfera jurídica de los terceros causándoles daños en su propio provecho. Con este último fin es que el legislador ha diseminado en el Código Civil una serie de artículos que salvaguardan expresamente los intereses de los terceros de los daños que puedan causarles eventualmente las partes contratantes. Ejemplo de lo dicho son, entre otros, los siguientes artículos: Artículo 1.281 en sus apartes primero y tercero, que trata de los efectos de los contratos simulados en relación a los terceros, sancionando los siguientes principios: a) Los acreedores pueden pedir la declaratoria de simulación de los actos ejecutados por el deudor y que vayan en su perjuicio; b) La simulación, una vez declarada, no produce efectos en perjuicio de los terceros, los cuales, no habiendo tenido conocimiento de ella, hayan adquirido derechos sobre los inmuebles con anterioridad al registro de la demanda por simulación. En relación a este artículo es de anotar su insuficiencia para abarcar todos los problemas concernientes a los negocios simulados, los cuales, en la realidad jurídica, son múltiples y complejos, y que a la luz del contenido del artículo 1.281 quedan en completa penumbra. Sería interesante que los estudiosos del derecho privado venezolano dedicaran su atención a esta materia de gran importancia para el normal y justo desarrollo de la vida jurídica de la comunidad venezolana, así como lo han hecho los investigadores franceses e italianos, habiendo estos últimos provocado la cristalización de los principios concernientes a esta materia, en los artículos 1.414 a 1.417 del Código Civil italiano de 1942. El artículo 1.924, el cual establece que los documentos, actas y sentencias que la ley sujeta a las formalidades del Registro y que no hayan sido anteriormente registrados, no tienen ningún efecto contra terceros que, por cualquier título, hayan adquirido y conservado legalmente, derechos sobre un determinado inmueble. El artículo 1.280; en su aparte segundo, esta RELACIONES CONTRACTUALES Y LOS TERCEROS 139 blece que en los casos en que un acto jurídico sea revocado, dicha revocatoria no produce efectos perjudiciales respecto a los terceros que, no habiendo participado en el fraude, hayan adquirido derechos sobre los inmuebles, con anterioridad al registro de la demanda por revocación. Definición de parte en relación a los contratos: Llámase partes a los contratantes y a sus herederos, los cuales, o subrogándose en el universum ius del difunto o en la relación especial, relación jurídica, constituida con el contrato, asumen en él la misma posición del causante. Definición de tercero en sentido amplio: Llámase tercero, en su más amplio sentido, a toda persona extraña al contrato. La regla romana que sanciona la exclusión de los terceros respecto a los efectos de los contratos, es la siguiente,: Res ínter alios acta aliis nec nuocere prodesse potest. Lo cual quiere decir que: (a) con un negocio jurídico en relación con (b) no puede quitar un derecho a (c), modificar, dar, constituir un derecho a favor de (c), o modificar una obligación respecto a (c), o constituirla a su cargo. Para esclarecer el significado de la regla transcrita, es necesario encuadrar con precisión el concepto de “autonomía privada” . Veamos la opinión del civilista italiano Emilio Betti al respecto. Expresa el mencionado autor que “la norma jurídica no es la única forma del imperativo jurídico; otros imperativos jurídicos son la sentencia, el pronunciamiento administrativo y el negocio jurídico. Aunque con alcance limitado, estos actos ponen en existencia imperativos jurídicos, ya que son pronunciamientos normativos que tienen como fin regular con eficacia de comando el comportamiento de determinados consociados, componiendo o previniendo un posible conflicto de intereses entre ellos, y creando un vínculo provisto de sanción coactiva. Ahora bien, la eficacia de tales pronunciamientos tienen como presupuesto en quien los emite una correspondiente potestad de comando, o sea, una competencia normativa: Todo imperativo jurídico requiere en quien lo establece una competencia correspondiente. La norma jurídica, la sentencia, el pronunciamiento administrativo, presuponen en los órganos que los emanan la competencia para vincular a aquellos a quienes va dirigido el pronunciamiento 140 M A R IO PESCI FELTRI jurídico. Ahora bien, con el negocio jurídico se crea un imperativo circunscrito a ciertos intereses particulares y, como consecuencia, presupone en quien le da vida, una competencia para prescribir una regla para tales intereses. Un negocio jurídico se cumple siempre para dar a determinados intereses particulares un fin y una regla que comprometa a las partes a su observancia, y en tanto se tiene el poder de imprimirle un fin y una regla de ese tipo en cuanto se trata de intereses propios; sólo en relación a nuestros propios intereses puede la voluntad del particular ser decisiva. Justamente el negocio es instrumento de la autonomía privada en el sentido de que ha sido puesto por la ley a disposición de los particulares con el fin de que se sirvan de él para dar una regla a sus propios intereses en la vida social” . Hasta aquí el profesor Betti. Se desprende de lo transcrito que la autonomía de, los particulares tiene como límite necesario la propia esfera de intereses jurídicos y, en consecuencia, no se puede admitir que alguno viole o vaya más allá de dichos límites con los propios negocios jurídicos. Violando los límites de la propia esfera de intereses, dejamos de tener competencia, dejamos de tener el poder necesario para que un negocio produzca sus efectos sobre un patrimonio que no sea el de las partes contratantes. Este poder lo podemos llamar: Poder de disposición, el cual se puede definir como una relación, una comunicación entre un determinado sujeto y una determinada esfera jurídica en el sentido consignado arriba. Tal relación es condición indispensable, fundamental, para la validez de los negocios jurídicos realizados por el sujeto sobre su propia esfera jurídica. Este poder jurídico es una consecuencia de la pertenencia de la esfera jurídica al sujeto del negocio y titular de los derechos de los cuales dispone. El hecho de que sean las partes las que dan vida al contrato, explica el porqué éste no puede producir efectos sino en sus propias esferas jurídicas. El contrato no puede, al formarse, producir sus efectos típicos en vista de los cuales ha sido estipulado, hacia los terceros que no han contribuido a su formación.Este principio, ya vigente en derecho romano, es una consecuencia de la concepción netamente individualista que caracterizaba el susodicho sistema jurídico, por la cual y en línea de princi- RELACIONES CONTRACTUALES V LOS TERCEROS 141 pío, es sólo con su propia actividad que una persona puede adquirir derechos y asumir obligaciones y no es admitido que los terceros puedan intervenir. De este principio se deriva un segundo, también fundamental, consistente en que dos personas, que actúen en nombre propio, no tienen razón de estipular un contrato, a menos que tengan un interés personal que tutelar, principio que ha sido acogido en casi todas las legislaciones modernas: aun si con el contrato se quiere favorecer un tercero (contrato a favor de terceros), es necesario que el que lo estipula tenga interés en ello. Así el Código Civil venezolano, en el aparte primero de su artículo 1.164, establece que: “ Se puede estipular en nombre propio, en provecho de un tercero cuando se tiene interés personal, material o moral, en el cumplimiento de la obligación” . En la actualidad, y bajo el influjo de las nuevas corrientes económicas, políticas y filosóficas, el Derecho ha perdido mucho de aquel carácter netamente individualista que informaba el Derecho romano y que a través del Derecho intermedio fue acogido ampliamente en el Código de, Napoleón y en todos aquellos Códigos que de éste se derivaron. Cada día se hace más patente la necesidad de sobreponer el interés social al individual y, naturalmente, si los principios esbozados fueran aplicados rígidamente, no responderían más a las exigencias de la vida social contemporánea . Lo dicho se pone de manifiesto en los Códigos más modernos, en donde a la concepción individualista del derecho se ha venido sustituyendo paulatinamente la concepción social del mismo. Llegados a este punto se hace necesario esclarecer el concepto de tercero. Hasta el momento nos hemos venido refiriendo a los terceros en un sentido amplio, insuficiente para aclarar los conceptos objeto de las presentes anotaciones. Pero antes de ahondar el concepto de tercero en el derecho sustancial es de suma utilidad, para la comprensión del mismo por su estrecha conexión, poner en evidencia el concepto de tercero en el Derecho Procesal,