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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA
DE MÉXICO
FACULTAD DE ESTUDIOS SUPERIORES
A R A G Ó N
LICENCIADO(A) EN COMUNICACIÓN Y PERIODISMO
QUE PARA OBTENER EL TÍTULO DE
REPORTAJE
PRESENTA:
Alma Rocío Rodríguez Soto
ASESORA(A): María del Socorro de la Guerra Martínez
Nezahualcóyotl, Edo. de México octubre de 2012
“Esto sí es ‘rifarse el físico’. La cobertura
de la nota roja en el diario El Gráfico”.
Elaborado en el 
Curso-taller para la Titulación en
Trabajo Periodístico Escrito
FES Aragón
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
Tesis Digitales 
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DERECHOS RESERVADOS © 
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mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, 
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respectivo titular de los Derechos de Autor. 
 
 
 
® 
EL "ROJO" 
4 ESTO SÍ ES RIFARSE EL FÍSICO | 2012
Nunca es tarde para concluir un proceso y el día llegó. En una lista de personas que me ayudaron en la tarea de finalizar la carrera de Comunicación y Periodismo y lograr con ello el título de licenciatura quiero dar las gracias a:
Mis padres, Raúl y Guadalupe, por su apoyo, comprensión y, sobre todo, esfuerzo, para 
que terminara una carrera universitaria. Porque con el fruto de su trabajo, “estiraron” lo más 
que pudieron el dinero para que pudiera transportarme a la escuela y sacar esas copias 
de libros “tan famosas en los estudiantes de la UNAM”. Porque decidieron que debía llevar 
una vida diferente a la de ellos y porque me echaron porras para que lo lograra. Creo que 
no los he defraudado.
A la mujer que estuvo a mi lado y durmió conmigo casi 27 años; mi amiga y mi confiden-
te: Laura, quien, como toda buena hermana, me escuchó, solapó y cubrió la mayor parte 
de mis “aventuras” estudiantiles, pero también fue mi soporte y “benefactora” durante la 
carrera.
A mi hermano Hugo, mi sangre. Porque si bien Dios le preparó un destino diferente y 
me acompaña desde un lugar que desconozco, me enseñó a no bajar los brazos y a 
tener esperanza ante las adversidades y pruebas impuestas por la vida. De él aprendí que 
siempre hay que luchar con la cabeza en alto y, principalmente, a enfrentar los problemas 
con buen humor y una sonrisa por delante. 
A la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) por abrirme sus puertas desde 
hace 17 años y dejarlas abiertas en la Facultad de Estudios Superiores (FES) Aragón para 
que regresara a concluir mi formación académica.
A mis profesores de la carrera y del curso taller, pero sobre todo a mi asesora, Socorro de 
la Guerra, quien no sólo me condujo en la elaboración de este reportaje sino que también 
Agradecimientos
5ESTO SÍ ES RIFARSE EL FÍSICO | 2012
fue mi guía en situaciones de la vida cotidiana. Mi aprecio total para ella y agradezco que 
el destino la haya puesto en mi camino.
A El Gráfico, a su directora general, María Félix, y a todo su personal, por darme la oportu-
nidad de desarrollarme profesionalmente y de aportar los conocimientos que adquirí en 
la carrera, así como por la paciencia ante los errores y proporcionarme un sustento para 
mi familia, pero también por facilitarme el tema del trabajo periodístico para la titulación.
A mis entrevistados, que arrieros somos y en el camino andamos, Miguel Ángel Rodríguez, 
Enrique Morán, Ricardo Ham, Édgar Córdova, Jorge Cisneros, Juan Carlos Romero Puga, 
María Félix, Gabriela Morales, Rosalío Huízar, Jacobo Arellano, Karenia Piña, Erika Carpio y 
Yara Silva, por nutrir y “darle vida” a este trabajo, que sin su ayuda y sus historias no hubiera 
sido posible.
Al diseñador gráfico, Alejandro Espinosa, por “meterle de su cosecha” y, sobre todo, talen-
to al reportaje para que no se viera “gris”, ni siquiera “rojo”, todo por amor al arte y porque 
dice que fue un gusto y que me conoce desde la primaria.
Finalmente, quiero dar gracias a la vida por poner en mi camino desde mis primeros 
días en las aulas de la FES Aragón a mi esposo, Raúl García, a quien nunca terminaré por 
agradecer el apoyo y amor que me ha otorgado a lo largo de casi 12 años; por su ayuda 
y constante reclamo para que me titulara, porque aunado a todo lo anterior, algo muy 
importante, me dio la oportunidad de ser madre de Hugo León, el “motorcito con pila 
inagotable” que ahora rige mi existencia, y es a quien le dedico este trabajo que espero 
algún día lo lea. A ambos, los amo.
Foto: Rosalío Huízar
7ESTO SÍ ES RIFARSE EL FÍSICO | 2012
Índice
Agradecimientos 4
Presentación 8
Noticias que “derraman sangre” 11
Periodismo denostado, pero muy leído 12
Su valor periodístico 16
Lo que vende 27
Hacia un periodismo policiaco más ético 31
Breve retrato de El Gráfico 35
Letras para el pueblo 36
“El primer diario de la mañana” 42
¡Paren las rotativas!, una mujer toma las riendas de El Gráfico 44
El “rojo” ilumina las portadas del diario 53
Apuesta por la nota roja 54
El diseño de una cobertura policiaca 56
La competencia nuestra de cada día 59
Ventas al cielo 61
Arriesgando el físico 65
La vida de una reportera de Seguridad 66
Edición policiaca con un toque femenino 78
El código de las “zetas” y “equis” 90
La batalla por no perder la nota 92
Sazones y desazones de la cobertura policiaca 95
Consideraciones finales 99
Fuentes de consulta 100
8 ESTO SÍ ES RIFARSE EL FÍSICO | 2012
Es septiembre de 2012. En la actualidad trabajo como secretaria de Redacción en uno de los diarios populares más importantes de la capital mexicana y del valle de México, El Gráfico (tres pesos). Posiblemente su contenido no sea el más reflexivo, pero sí de los más leídos, y eso me obliga a detallar una de las razones por la cual 
este periódico se ha convertido en el medio de comunicación por excelencia entre los 
habitantes de la ciudad.
La nota roja es el elemento principal con la que este impreso se convirtió en el líder 
de ventas, al menos en el Distrito Federal, y más allá de ser un manual actualizado de 
periodismo especializado, este trabajo revela cómo es la cobertura de los hechos que se 
reseñan al interior de su sección de Seguridad, al tiempo que relata los riesgos a los que 
se han enfrentado los reporteros de esta fuente.
Hay periodismo especializado en deportes, espectáculos, cultura, ciencia, negocios, 
política, y muchos otros temas que quizá ni siquiera figuran o tienen lugar al interior de 
los diarios más importantes del país. En este contexto, la plusvalía del presente trabajo 
radica en que es una herramienta para aquellos que desean aventurarse a la cobertura de 
los hechos policiacos en donde la sangre y “muertitos” son los actores principales.
En el primer capítulo de este reportaje, “Periodismo denostado, pero muy leído, se aborda 
el contexto en el cual se desarrolla la nota roja; es decir, cuál es la percepción de personajes 
inmiscuidos en el periodismo policiaco y de quienes están fuera de él”. 
De esta forma, bajo la cuestión “¿qué tiene la nota roja, este tipo de periodismo que 
llama la atención, motiva vergüenza y timidez al leerlo, pero al mismo tiempo genera 
altas ventas para las empresas de comunicación que dedican espacio a este género? 
Se ofrece el punto de vista del director de la revista ALARMA!, Miguel Ángel Rodríguez 
Vázquez; Ricardo Ham, autor del libro México y sus asesinos seriales y Juan Carlos Romero 
Presentación
9ESTO SÍ ES RIFARSE EL FÍSICO | 2012
Puga, coordinador del Programa de Libertad de Expresión del Centro de Periodismo 
y Ética Pública, entre otros destacados protagonistas en activo que ejercen este tipo 
de comunicación como Enrique Morán, coordinador editorial del periódico El Gráfico 
Toluca.Asimismo, en este capítulo se aborda el valor social y periodístico que aporta la cobertura 
de la nota roja, además del valor de sus imágenes, la riqueza de su jerga y hacia dónde 
tendrá que ir el enfoque de la misma, en el sentido de la ética. 
En el segundo apartado, “Breve retrato de El Gráfico”, se ofrece una reseña histórica del 
rotativo, de sus directores, de los motivos por los cuales pasó de ser un diario vespertino 
a matutino; las críticas y la recepción de editar un impreso que no se “canibalizara” con su 
“hermano mayor”: El Universal.
Se habla también de su diseño y cómo después de 80 años logró posicionarse como líder en 
ventas entre los diarios populares. Asimismo, mediante una entrevista de semblanza, su actual 
directora, María Félix Escalante, narra cómo toma las riendas de la edición, su estrategia actual 
y cómo se fue conformando el equipo que ha trabajado con ella durante los últimos años.
El tercer apartado, “El rojo ‘ilumina’ las portadas del diario”, describe la forma en que El 
Gráfico decide apostar por la nota roja como protagonista de todas sus ediciones. Cómo 
a través de una estrategia bien planeada por la dirección general sus ventas suben y se 
mantienen, quedando el diario en el gusto de los capitalinos. Así se decide armar un 
equipo de reporteros y fotógrafos de la fuente, quienes con su pericia y recursos llegan 
diariamente a la redacción a descargar sus materiales.
El equipo de cobertura se compone de las reporteras Yara Silva, Karenia Piña y Érika 
Carpio, tres mujeres que diariamente abordan una motocicleta para cubrir e informar 
sobre los acontecimientos policiacos, y los fotógrafos Rosalío Huízar y Jacobo Arellano. 
Todos ellos, en entrevista, señalan en el cuarto capítulo cómo cada uno llega al medio, sus 
experiencias más representativas, sus miedos, alegrías, ambiciones y sobre todo, lo que la 
nota roja les ha dejado en su vida. 
Es así que este trabajo periodístico se convierte en un texto actualizado sobre la cobertura 
de la nota roja, género del rotativo popular capitalino más leído, con un tiraje de 300 mil 
ejemplares y una devolución de 10%, números que lo colocan en líder de ventas. 
Sea este trabajo un referente para todos aquellos que desean aventurarse a la cobertura 
policiaca, ya sean estudiantes, pasantes o profesionales de la información.
Fotos: Rosalío Huízar
11ESTO SÍ ES RIFARSE EL FÍSICO | 2012
1NOTICIAS QUE “DERRAMAN 
SANGRE”
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“Ese día pasaba normalmente, cuando su padre atacóla de repente, violóla con 
un deseo demente, ella quiso morirse en ese instante. Mató a su padre cuando 
éste le seguía, mientras su hermano con su madre le ponía, pensó que ayuda 
jamás encontraría, hasta que por fin halló a la policía”
“Alármala de tos”, Botellita de Jerez
Periodismo denostado, pero muy leído
Quizá miles de personas se han detenido frente a un puesto de periódicos 
a leer los encabezados de los diarios y revistas de circulación nacional, y 
una gran mayoría enfocan su atención hacia los rotativos con imágenes 
sangrientas y titulares que narran desgracias ajenas. 
Tal vez, algunos compraron el diario popular y se “atrevieron” a leerlo en 
el transporte público, ante la mirada curiosa o hasta inquisitoria de los 
pasajeros; otros, más osados, lo llevaron a sus hogares para dejarlo a la 
vista de su familia o simplemente, lo escondieron para evitar que sus hijos, 
sobrinos o nietos observaran el interior de las páginas. 
¿Qué tiene la nota roja, este tipo de periodismo que llama la atención, mo-
tiva vergüenza y timidez al leerlo, pero al mismo tiempo genera altas ventas 
para las empresas de comunicación que dedican espacio a este género?
Estigmatizada y denostada por los considerados “diarios serios” del país y 
hasta por las propias escuelas de Comunicación y Periodismo, la Nota Roja 
es un género periodístico que refleja una parte de la realidad, la mayoría 
de las veces cruda, de una sociedad.
Sus famosas publicaciones con imágenes sangrientas y encabezados 
irónicos sobre hechos delictivos o tragedias locales, hace que este tipo de 
periodismo no sea “monedita de oro” para ciertos sectores de la población 
y algunos lectores.
No es del desconocimiento público que por varios años el género policiaco 
ha sido subordinado a los reporteros principiantes, quienes, la mayoría de 
las veces, sólo buscan brincar a otras fuentes más formales, como política, 
El Gráfico 
13E S TO S Í E S R I FA R S E E L F Í S I C O | 2 0 1 2
finanzas, incluso espectáculos y deportes, ya que está considerado como 
el de más bajo estatus dentro del periodismo.
“Hay quienes piensan que la Nota Roja es el ‘patito feo’ del periodismo; sin 
embargo, las miradas cada vez voltean más a ella. A todos nos interesan los 
temas de seguridad o de inseguridad porque no queremos ser parte de 
las estadísticas ‘negras’”, asegura el director de la revista ALARMA!, Miguel 
Ángel Rodríguez Vázquez.
En ese sentido, Ricardo Ham, autor del libro México y sus asesinos seriales, 
indica que desafortunadamente los nuevos periodistas prefieren acercar-
se a los géneros de espectáculos o deportes, pese a que estas fuentes no 
generan más que “seudo noticias” las cuales ocupan espacios importantes 
dentro de los medios impresos y electrónicos.
“El joven estudiante no se ha percatado de que el periodismo policiaco 
puede ser generador de historias de vida; sin duda, es la fuente más 
cercana al pueblo y puede ser un arma importante para denunciar las 
francas injusticias sociales que van de la mano con los abusos policiacos o 
impunidades pagadas”, señala Ricardo Ham.
El también profesor universitario considera que la Nota Roja es la “oveja 
negra” del periodismo, pues su naturaleza es “rebelde” y se inmiscuye tanto 
en política como en espectáculos y deportes, siempre y cuando exista 
delito de por medio. 
Sin embargo, opina que en las universidades, el periodismo de Nota Roja 
es despreciado por los estudiantes, quienes son deslumbrados por el 
mundo de los deportes o espectáculos por todo lo que implica. 
Al mismo tiempo, observa que se va desarrollando otro fenómeno en los 
jóvenes: el temor de “entrarle” al periodismo policiaco debido a que ponen 
en riesgo su integridad debido al incremento de la violencia en el país. 
El periodismo de Nota Roja es mucho más que encabezados escandalosos 
y fotografías “que salpican sangre”, podría ser considerado como parte im-
portante de la memoria colectiva y arma fundamental en la divulgación 
de muchos de los casos que han conmovido a la sociedad entera, agrega.
La Nota Roja también tiene que lidiar con varios “detractores” que pugnan 
por la ética en el tratamiento de las noticias de seguridad y justicia, pues 
Hay quienes 
piensan 
que la Nota 
Roja es el ‘patito 
feo’ del periodismo; 
sin embargo, las 
miradas cada vez 
voltean más ella”
Miguel Ángel Rodríguez 
Vázquez, director de la 
revista ALARMA!
El Gráfico El Gráfico 
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consideran que se exalta la violencia, la tragedia y el crimen, más allá de 
la información.
Juan Carlos Romero Puga, en su artículo “El periodismo de la violencia”, 
escribe que el problema mayor es que los diarios importantes y civilizados 
ahora imitan a esas otras publicaciones que se caracterizan por una pre-
caria autorrevisión de sus estándares éticos, como si estuvieran dirigidas a 
ciudadanos de segunda clase.
“Después de 40 mil muertos por el narcotráfico, nadie cree que se le está 
ganando la batalla al crimen organizado. Tampoco la sociedad parece más 
informada o sensible al tema”, indica.
Detalla que el gran error del periodismo policiaco es seguir presentando 
los sucesos como hechos aislados y no como parte de un patrón de vio-
lencia estructural que se viene dando.
“El periodismo debería de aportar claves para entender la realidad, y la 
prensa de nota roja mexicana no lo hace; en mi opinión lo que aporta 
son visionesfragmentarias que separadas, no dicen absolutamente nada”, 
señala en entrevista.
Añade: “El mostrar a una persona aislada no te da esas claves para entender 
lo que está pasando en tu realidad cercana y lo único que se va logrando 
es que la gente vea la violencia como un hecho cotidiano, que le es ajeno, 
no lo asume como un problema social, sino como un hecho aislado en el 
que alguien más es responsable, y donde basta con meter a esa persona a 
la cárcel para terminar con el problema. No es cierto”.
La consecuencia de esto es que se juzga de forma errónea el problema, 
que podría ser cercano y que habría de combatirse a partir de información 
fiable y de conductas y políticas públicas; sin embargo, la prensa no está 
siendo útil en ese sentido, indica.
El escritor Carlos Monsiváis, en su libro Los mil y un velorios, Crónica de la Nota 
Roja en México, señala que desde la década de 1920, los sectores ilustrados 
o semiilustrados de la sociedad condenaban las publicaciones de Nota Roja, 
no por sus errores, tales como manipulación de la ignorancia o deformación 
ilimitada de los hechos, sino por sus consumidores más notorios: los pobres.
Pese a esto, el periodismo policiaco, a lo que él llama “ghetto de la mar-
El 
periodismo 
debería de 
aportar claves para 
entender la realidad, 
y la prensa de nota 
roja mexicana no 
lo hace; lo que 
aporta son visiones 
fragmentarias que 
separadas, no dicen 
absolutamente nada” 
Juan Carlos Romero 
Puga, coordinador del 
Programa de Libertad de 
Expresión del Centro de 
Periodismo y Ética Pública
El Gráfico 
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ginalidad”, atrae por igual a ricos y desposeídos, quienes atienden a los 
detalles pintorescos y grotescos de este género. “Al final, sólo se retiene lo 
memorable: los grandes psicópatas, los asesinos en serie, la cantidad de 
sangre derramada”.
En ese sentido, Romero Puga puntualiza que la gente consume el pe-
riodismo policiaco, sí bien por el precio, pero también porque le aporta 
distancia respecto de los hechos más brutales que están sucediendo en 
el país.
“Se ha pensado que la prensa roja exorciza demonios. Cuando ves a un 
‘gran monstruo’ presentado en la página de un periódico, te permite apre-
ciarlo con lejanía, como alguien absolutamente ajeno a ti, a tu entorno y 
lo percibes como si no fuera problema tuyo”, expresa.
Miguel Rodríguez, quien ha estado al frente de ALARMA! desde hace más 
de 10 años, señala que existe la creencia de que la finalidad del periodis-
mo policiaco es saciar el morbo de algunos lectores; “se dice que es de 
mal gusto publicar cadáveres, pero no es sólo muertitos, es una cuestión 
social, de falta de oportunidades, de educación, de drogas, de salarios 
miserables; todo eso envuelve la Nota Roja”.
Enrique Morán, coordinador editorial del periódico El Gráfico Toluca, indica 
que la Nota Roja es de las pocas fuentes que ha mantenido su esencia, 
pese a la censura y las múltiples críticas.
“La nota policiaca es el género periodístico más puro, es la nota informa-
tiva por excelencia, pues te vas con lo que hay, con los hechos. Ahí no se 
especula, la información es tal cual, lo que encuentras en el lugar”, asegura 
el también exeditor en jefe del periódico El Metro.
No obstante, Romero Puga critica que actualmente el periodismo de 
Nota Roja presenta a detenidos en portada y los adjetiva; no importa 
si esa persona sale siete días después libre, “lo que queda en la percep-
ción y lo que arrojas hacia afuera como medio es el rostro, un adjetivo, 
y ante la sociedad, estigmatizas a una persona que la enjuicia como 
culpable”.
En tanto, Ricardo Ham advierte que quienes critican y desdeñan al pe-
riodismo de Nota Roja es porque no han trabajado en él y tratan de dar 
diversas interpretaciones, como políticas o psicológicas, a los hechos 
La nota 
policiaca es 
el género 
periodístico más 
puro, es la nota 
informativa por 
excelencia, pues 
te vas con lo que 
hay, con los hechos. 
Ahí no se especula, 
la información es 
tal cual, lo que 
encuentras en el 
lugar”
Enrique Morán, 
coordinador editorial del 
periódico El Gráfico Toluca
El Gráfico El Gráfico 
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delictivos. Asimismo siguen reprochando que este género encabece las 
portadas o los noticieros de los medios de comunicación. 
Pese a todos estos obstáculos para “ganarse” un lugar dentro del perio-
dismo, desde hace algún tiempo los medios de comunicación escritos 
y electrónicos dan espacio a noticias de índole policiaca, cuentan con 
una sección dedicada al ámbito de seguridad y justicia e incluso, algunas 
veces, publican a “ocho columnas” sucesos de este tipo.
Debido al interés que muestra la gente hacia este género periodístico, ac-
tualmente los noticieros de televisión, que se dicen serios, comienzan sus 
programas con noticias “rojas” y luego pasan con las de política o sociedad.
En ese sentido, Romero Puga indica que “el periodismo basura” de los 
tabloides, que era presentado como modelo a evitar, se metió a las redac-
ciones de los “diarios grandes”. Ante la escalada de violencia, varios medios 
han cedido a la tentación de someter la nota policiaca a una lógica de 
“infoentretenimiento”.
Lo anterior se hizo más evidente durante el sexenio del presidente Felipe 
Calderón, cuando periódicos como El Universal y Milenio comenzaron a 
realizar su conteo de los muertos por el narcotráfico.
Es de resaltar que actualmente para cubrir este tipo de noticias, los medios 
impresos y electrónicos destinan recursos materiales y tecnológicos que 
hasta hace una década parecerían impensables.
Su valor periodístico
El plasmar una parte de la realidad, el que esté dirigida a sectores popu-
lares y locales, y el tratamiento que se le da a las noticias generan que, 
a pesar de ser “castigada” en los medios, la Nota Roja tenga una amplia 
penetración en ciertos sectores de la población y por consiguiente, cifras 
altas en ventas.
Esas imágenes de la vida diaria que se observan en los periódicos, mues-
tran, la mayoría de las veces, a víctimas que tuvieron un trágico desenlace: 
El Gráfico 
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murieron a consecuencia de un balazo, por un atropellamiento, una riña 
callejera, un choque o, en el peor de los casos, por un “ajuste de cuentas” 
entre bandas de narcotraficantes.
La atracción de las personas hacia estas publicaciones es asombrosa, pues 
cautiva tanto a letrados como iletrados; “como si se tratase de un deporte, 
los lectores examinan y comparan estadísticas, y atienden a los detalles 
(…) en las fotos, las poses de cadáveres reciben ceremoniosamente al 
escándalo, mientras los asistentes (lectores, espectadores) comparan 
sus reacciones con las del expediente en turno, felices ante la falta de 
oportunidades que los exime de verse arrasados por el sexo, el dinero y la 
‘perversión satánica’“, describe Carlos Monsiváis. 
Miguel Rodríguez afirma que la Nota Roja vende porque es de interés de 
la sociedad; cada que vemos una portada en una publicación que maneja 
este estilo, “nos alivia” el que no aparezcamos ahí, debido al aumento de la 
violencia en el país, y eso “nos da vida”.
“La Nota Roja es el periodismo más cercano a la gente; en el periodismo 
político nosotros no tenemos acceso a un político, no tenemos acceso a 
las figuras del mundo del espectáculo o a las del mundo deportivo, y en 
el policiaco tenemos cierto contacto con la gente, con la víctima, con la 
que le mataron a alguien, con el que cometió un delito. Ése es el valor que 
tiene”, concuerda Ricardo Ham.
Juan Carlos Romero Puga indica que la prensa policiaca se toma con 
menos seriedad algunos hechos, razón válida para que los lectores se 
acerquen a ella al no gustarles el tratamiento serio y severo. Asimismo, 
hace un juego de textos más cortos para facilitar la lectura y sobre todo 
porque presenta sucesos que para la gente resultan ser excepcionales, 
extrañamenteatractivos. 
De acuerdo con Marco Lara Klahr y Francesc Barata, en su libro Nota (N) 
Roja, el lenguaje coloquial ha utilizado el concepto Nota Roja para dar 
cuenta de toda clase de desgracias y hechos de sangre, en especial a 
aquellos referidos al mundo del delito. 
Asimismo, refiere que el término evoca tres grandes ámbitos de los 
acontecimientos sociales: lo que tienen que ver con la actuación policial, 
los referidos a los tribunales y aquellas desgracias donde se manifiesta el 
dolor humano de forma visible y dramática. 
El Gráfico El Gráfico 
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Aunado a lo anterior, la Nota Roja siempre va acompañada de una foto-
grafía de la víctima, sangrienta o cruel, y un encabezado que, en ciertas 
ocasiones, utiliza el humor negro como recurso, que para algunos puede 
resultar ofensivo y para otros les puede “aligerar un poco toda la carga de 
una nota sangrienta”.
Así, los puestos de periódicos pueden exhibir publicaciones con fotogra-
fías que muestran, en verdadero acto de canibalismo, a un hombre des-
cuartizado, cuyas vísceras fueron el “almuerzo” de su pareja sentimental, 
con un titular como “Se lo comía y se lo comió” o el de varios cuerpos de 
jóvenes que chocaron tras emborracharse durante un Sábado de Gloria, 
con el encabezado “Directo a la Gloria”, con la finalidad de que el lector no 
“sienta el golpe” ante la crudeza de la imagen y satirice el hecho policiaco.
Se puede decir que el género policiaco desde sus inicios y en la actualidad 
está ligado a los delitos y a la tragedia.
La mayoría recuerda los famosos encabezados populares de la revista 
ALARMA! como “Raptóla, violóla y matóla”, que hasta grupos musicales 
como Botellita de Jerez y, años más adelante, Café Tacuba, inmortalizaron 
en sus canciones, y que fueron célebres desde su aparición en la década 
de los 60.
Aunque los titulares de esta publicación (cuya circulación fue prohibida 
en 1986 por la Secretaría de Gobernación, bajo el gobierno de Miguel 
de la Madrid, no por sus contenidos policiacos o sangrientos, sino por 
considerarla pornográfica), no fueron el inicio del género, sí dieron auge 
al periodismo de Nota Roja en México.
Según Irma Lombardo en De la Opinión a la Noticia, el término Nota Roja 
surgió a raíz del asesinato del ilustre ciudadano Ramón Corona, en el es-
tado de Jalisco, en el año de 1889, cuando el editor del diario El Mercurio 
Occidental, de Guadalajara, “hizo que un muchacho que daba vuelta a la 
rueda de prensa pusiera la mano empapada en tinta roja en todos los 
ejemplares que salían a la calle. Y los excelentes burgueses se horrorizaban 
pensando que Primitivo Ron (el asesino), en persona, había colocado la 
diestra empapada de sangre del héroe”.
No obstante, ya contaba con antecedentes en la época del dominio 
español con los denominados Pliegos de Cordel (surgidos en España a 
principios del siglo XVI), considerados como la primera expresión escri-
Alarma! fue prohibida en 
1986 por la Secretaría de 
Gobernación
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El Gráfico 
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ta y popular del relato de sangre, pues en ellos aparecía la narración y 
descripción de los delitos, así como todo tipo de referencias a aconteci-
mientos sobrenaturales, epopeyas medievales y desastres naturales, los 
cuales eran vociferados por los vendedores para llamar la atención de los 
lectores.
Controladas por la Iglesia, estas pequeñas publicaciones tenían de cuatro 
o hasta ocho páginas, imprimían de 500 a 3000 ejemplares y su precio era 
bajo para que la población pudiera adquirirlo.
Tiempo después, en los 296 años que duró la época de La Colonia, el 
Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición era quien fungía como el “in-
formador” del pueblo en cuestiones de seguridad y justicia, al difundir en 
las plazas edictos y comunicaciones oficiales al público donde reportaba 
sobre detenciones, encarcelamientos, acusaciones (algunas fabricadas), 
incluso eran testigos de ejecuciones para así infundirles temor ante la 
comisión de un delito.
En el estudio 450 años de periodismo en México, la investigadora María del 
Carmen Ruiz Castañeda señala:
A principios de 1526, el Cabildo informó del castigo impuesto a 
alborotadores ebrios que habían ofendido “la preeminencia de la 
Santa Inquisición”, por lo que se ejecutó a 43 personas y se castigó 
a cientos más, con juicios, cuyos resultados eran colocados en las 
puertas de las iglesias a manera de edicto o mandato. 
Estos edictos tenían un “sello rojo”, símbolo de la autoridad ecle-
siástica, y que dio origen al término “noticia roja”, que era como se 
conocían aquellas comunicaciones dirigidas a los fieles para dar 
razón del delito en contra de la fe o las buenas costumbres. Fue el 
tribunal de la Santa Inquisición, el que inicialmente popularizó este 
término, que con el tiempo se generalizó a la difusión de hechos 
vinculados a la justicia o derramamiento de sangre.
Es a raíz de la aparición del primer medio impreso de circulación periódica 
en el año de 1722, la Gaceta de México y Noticias de la Nueva España, y 83 
años después, en 1805, con el surgimiento del Diario de México que nacen 
las noticias en masa. En los contenidos de ambas publicaciones había 
relatos de seguridad pública y justicia penal, siempre abordados desde la 
óptica gubernamental.
Origen 
El término Nota Roja 
surgió a raíz del ase-
sinato del ilustre ciu-
dadano Ramón 
Corona, en el estado 
de Jalisco, 1889, cuan-
do el editor del diario 
El Mercurio Occidental, 
de Guadalajara, hizo 
que un muchacho que 
daba vuelta a la rue-
da de prensa pusie-
ra la mano empapa-
da en tinta roja en to-
dos los ejemplares 
que salían a la calle.
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El cronista Carlos Monsiváis refiere que los primeros autores de este 
género periodístico en el país fueron los compositores de corridos y los 
grabadores.
En la ciudad de México de la dictadura de Porfirio Díaz, el grabador José 
Guadalupe Posada (1868-1913) convierte los crímenes más notorios en 
expresión artística y ve en los hechos de sangre los cuentos de hadas de 
las mayorías. No en la viejecita que vivía en un zapato ni el gato con botas, 
sino El horrorosísimo crimen del horrorosísimo hijo que mató a su horrorosí-
sima madre… En las Gacetas Callejeras, Posada transforma hechos de la 
naturaleza social en “sensaciones”, en aquello “tan real” que es inverosímil, 
tan cercano que sólo si el arte o el escándalo lo transfiguran se advierte su 
definitiva lejanía.
La Gaceta Callejera, del editor e impresor poblano Antonio Vanegas 
Arroyo, publicaba diariamente corridos (novelas comprimidas en verso) 
El horrible crimen de María 
Antonia Rodríguez, quien 
mató a su compadre de 
10 puñaladas, porque él 
no quiso acceder a sus 
deseos, quedó plasmado 
en el ejemplar de la Gaceta 
Callejera
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que se complementaban con los grabados de Posada. Estas hojas-volan-
te se convirtieron en el gran medio de comunicación del pueblo hacia 
finales del siglo XIX y principios del XX, donde se incorpora lo mismo que 
asesinatos, leyendas y relatos de milagros.
En el México posrevolucionario, la Nota Roja se centra en casos de bandas 
de ladrones, homicidios aislados y de políticos, aprehensión de delincuen-
tes menores, asesinos seriales y secuestros.
Muchos de ellos fueron publicados en la revista semanal Magazine de Policía 
de Excélsior, que surgió en la década de los 30 y finalizó su tiraje en 1969.
Entre todos estos sucesos policiacos que atrajeron la atención de la socie-
dad en aquellas épocas resalta el caso de la Banda del Automóvil Gris, en 
el año de 1915 cuando gobernaba Venustiano Carranza, que en la opinión 
de Carlos Monsiváis es el episodio policiaco más famoso de la ciudad de 
México ya revolucionaria.
Este grupo de delincuentes,disfrazados de militares y que viajaba en un 
auto Fiat, aterrorizaba a la gente “pudiente” de la capital al presentarse en 
sus residencias con órdenes de cateo falsas para poder ingresar a ellas y 
saquearlas. Además del robo, también pusieron de moda el secuestro.
Tiempo después se supo que los asaltantes eran en realidad encargados 
de la Seguridad Pública de la ciudad y que sus fechorías, obviamente, 
estaban solapadas por las autoridades, a quienes daban joyas y dinero a 
cambio de protección.
El líder de la banda, Higinio Granda, y sus cómplices, fueron detenidos 
y encarcelados en la Penitenciaría, de la cual el dirigente logró escapar, 
mientras que algunos miembros fueron fusilados. 
Estos hechos fueron tan relevantes que una película se filmó en el año de 
1919, titulada El Automóvil Gris, incluso algunas escenas fueron grabadas 
en el lugar donde se llevó a cabo la ejecución de los pillos.
Décadas más tarde, el 20 de agosto de 1940, el asesinato en la capital de la 
República del político ruso, exiliado en México, León Trotski, conmocionó 
al mundo entero. Este suceso es notable debido a la cobertura que el 
célebre reportero, del entonces diario Novedades, Eduardo Téllez Vargas 
realizó sobre este hecho.
Magazine de Policía de 
Excélsior
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Minutos después de conocerse el crimen, El Güero Téllez, como se le co-
noció popularmente, se presentó en la casa de Trotski en Coyoacán y ha-
ciéndose pasar como agente del Ministerio Público, ingresó a la vivienda 
acompañado del fotógrafo Genaro Olivares; tras recorrer el sitio, encontró 
el arma homicida: un piolet ensangrentado que el asesino, Ramón del Río 
Mercader, incrustó en el cráneo del activista enemigo del también político 
soviético Josef Stalin, el cual entregó a los elementos de la policía que 
estaban afuera.
“Las propias autoridades reconocieron su audacia y la veracidad de su 
información (sin duda, el reportaje, aparecido dos días después del homi-
cidio, es una pieza de periodismo investigativo). Después de felicitarlo, el 
coronel Leandro A. Sánchez, jefe del Servicio Secreto, autorizó su ingreso 
al Puesto Central de Socorros para que, único entre los reporteros, presen-
ciara la agonía del célebre exiliado soviético”, describe Marco Lara Klhar. 
Así, El Güero Téllez pudo hacer su propio retrato narrativo del político, sen-
tando un precedente en la manera de ser reportero y hacer reporteo, es 
decir, el trabajo de campo.
Corría el año de 1942, tiempo en donde hace su aparición el primer asesino 
serial identificado en México. Su nombre: Gregorio Cárdenas Hernández, 
de 27 años de edad y estudiante de ciencias químicas de la UNAM, que 
mató a cuatro mujeres el 15, 23 y 29 de agosto, y el 2 de septiembre de 
por aquel año.
Tras hallarse en el jardín de su casa, ubicada en la calle Mar del Norte, co-
lonia Tacuba, los cuatro cuerpos de mujeres, una estudiante y tres prosti-
tutas, se detiene, el 8 de septiembre, al responsable que fue célebremente 
conocido como Goyo Cárdenas, El Estrangulador de Tacuba.
En su confesión, el asesino, un sujeto de lentes, delgado y de mediana es-
tatura, describió su modus operandi: llevaba a sus víctimas a su casa donde 
las golpeaba y estrangulaba; en un intento por resucitarlas, como buen 
estudiante de química, experimentó con los cadáveres sin conseguirlo, 
por lo que finalmente los enterró en su jardín.
Tras su detención, “la sociedad –esa que lee periódicos, oye radio y con-
versa– escucha fascinada y horrorizada (la confesión de Goyo)”, describe 
Monsiváis. “Eran mujeres de la calle… les ofrecí dinero. Las llevaba a mi 
casa, donde me saciaba en ellas. Después de tenerlas no sé qué me daba, 
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lo que sentía; era algo horrible, un odio espantoso hacia esas mujeres, 
por todas las mujeres, un frenesí inexplicable… El impulso invencible de 
destruir, de desgarrar, de matar… ¡y las mataba!”.
Por los homicidios cometidos, El Estrangulador de Tacuba fue enviado a 
la Penitenciaría del Distrito Federal, mejor conocida como Lecumberri, 
pero sus abogados consiguieron trasladarlo al Manicomio General de “La 
Castañeda”, donde fue atendido por el doctor Alfonso Quiroz Cuarón y 
sometido a pruebas médicas y psicológicas; sin embargo, en 1948, regresó 
al Palacio Negro.
Durante su estancia en Lecumberri estudió y concluyó la carrera de dere-
cho, fungió como defensor de oficio, escribió libros y ganó un amparo por 
lo que quedó en libertad en el año de 1976.
Al dejar la cárcel, luego de más de tres décadas de permanecer ahí, asistió 
a la Cámara de Diputados para recibir homenaje por parte de los legisla-
dores, quienes le aplaudieron por ser “un ejemplo de readaptación social”, 
aunque hubiera asesinado a cuatro mujeres.
Gregorio Cárdenas, 
mejor conocido como El 
Estrangulador de Tacuba, 
fue considerado el primer 
asesino serial en México
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El tristemente célebre Goyo Cárdenas murió el 2 de agosto de 1999, con-
virtiéndose en el caso del siglo de la nota roja.
Otro de los sucesos que asombró a la sociedad mexicana en los inicios del 
capitalismo, y que fue seguido por la revista ALARMA! (quizá la noticia que la 
consolidó), fue el de las hermanas González Valenzuela, alias Las Poquianchis.
Esta historia (recreada por el escritor Jorge Ibangüergoitia es su libro 
Las Muertas) se desarrolló en un prostíbulo de San Francisco del Rincón, 
Guanajuato, en 1964, cuando la revista ALARMA! reveló una serie de in-
humaciones clandestinas en este lugar, comandada por las hermanas 
Delfina, Eva y María de Jesús González Valenzuela.
Con la ayuda del reportero Jesús Sánchez Hermosillo y el fotógrafo 
Belisario Torres Serratos, la revista semanal realizó una extensa cobertura 
Despiadadas
El éxito del caso 
“Las Poquianchis” 
provocó que ALARMA! 
aumentara de
2 mil a 
650 mil
ejemplares 
semanales
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en el burdel “La Barca de Oro”, donde policías de investigación hallaron 11 
osamentas, rescataron a 16 jovencitas explotadas sexualmente y arresta-
ron a las lenonas “infernales”, junto con sus cómplices.
Las investigaciones arrojaron que las hermanas Delfina y Eva obligaban 
a las menores a prostituirse, las alimentaban con tortillas y un plato de 
frijoles al día, y si salían embarazadas tenían que abortar porque no podían 
“darse el lujo” de abandonar el trabajo. 
Cuando las hermanas González Valenzuela veían que las mujeres estaban 
grandes y “ya no daban el ancho para el negocio”, simplemente las ma-
taban; sin embargo, ellas no “hacían el trabajo sucio”, sino que tenían un 
“verdugo”, quien se encargaba de perpetrar los homicidios. Por esta razón, 
a las lenonas sólo se les pudieron comprobar tres asesinatos.
Tras darse a conocer estos atroces hechos, las mujeres fueron senten-
ciadas a 40 años de prisión, sentencia máxima de aquella época. Delfina 
quedó recluida en una prisión de Irapuato, donde tiempo después sufrió 
un accidente y falleció 15 días después; Eva terminó internada en un 
manicomio, mientras que María de Jesús cumplió su condena, salió de la 
cárcel y desapareció sin dejar rastro. 
Tanto fue el éxito de este caso que el tiraje de ALARMA! aumentó de 2 mil a 
650 mil ejemplares semanales. Gracias a esto, Publicaciones Llergo, la edi-
tora de la revista, tuvo una solidez económica impresionante, tanto que 
modernizaron sus instalaciones y comenzaron a imprimir la publicación 
en sus propios talleres. 
Incontables son los sucesos policiacos que conmocionaron a la sociedad 
mexicana del siglo XX, incluso varios de éstos fueron llevados a la literatu-
ra, el teatro y el cine; de Goyo Cárdenas se realizaron varios documentales 
mientras que de Las Ponquianchisse escribieron libros y filmaron películas.
Sin embargo, entrando el siglo XXI el periodismo policiaco dejó un poco 
las redacciones de los diarios para trasladarse a las grandes cadenas de 
televisión y conseguir su “transmisión en vivo”, lo que Marco Lara llama “la 
muerte en directo”, lo que puso en entredicho la labor de los reporteros 
de Nota Roja.
La noche del 23 de noviembre de 2004, el pueblo de San Juan Ixtayopan, 
en la delegación Tláhuac del Distrito Federal fue escenario del primer lin-
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chamiento transmitido en vivo y en directo. Las víctimas, tres agentes de la 
Policía Federal Preventiva (PFP), fueron también vejadas, apaleadas y que-
madas. De los dos policías que murieron sólo quedaron restos humeantes 
sobre el pavimento. Todo esto pudo seguirlo el espectador, debido a la 
cobertura que los medios realizaron sobre el hecho. Y los autores mate-
riales de la violencia se dieron el tiempo para recuperar la compostura, 
volver a sus casas, ocupar asientos y, acompañados de sus familias, verse 
en televisión, constatar su tan efímero como macabro estrellato.
Es aquí donde surge la cuestión del verdadero valor periodístico de la 
Nota Roja. Si bien su función es meramente informar sin caer en interpre-
taciones, también es necesario crear conciencia ética para que en verdad 
el periodismo policiaco aporte un beneficio a la sociedad.
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Lo que vende
“Una imagen vale más que mil palabras”, es la frase popular que los edito-
res de medios especializados en Nota Roja siempre tienen presente a la 
hora de estampar los contenidos en las publicaciones.
Sin embargo, no sólo piensan en la imagen (a la que le puede “escurrir” 
sangre o no), sino también en idear un encabezado que provoque la aten-
ción del lector y se anime a comprar ese diario o revista.
“Violóla, Atácola y Matóla” fue un emblemático titular de la revista ALARMA! 
que atrapó a miles de lectores en la década de los 60 e implantó una 
nueva forma de cabeceo dentro del periodismo policiaco.
Estos encabezados, creados por Carlos Samayoa Lizárraga (el fundador de 
la publicación) contenían una buena dosis de burla sobre la muerte y la 
tragedia humana para hacer más “ligera” la publicación, cuyas imágenes 
sangrientas eran de por sí “llamativas” para el público consumidor.
“Don Carlos nos legó un tipo de ideas para crear encabezados; él creó 
cientos de titulares, tan famosos como el de matóla, violóla. Se divertía 
mucho haciendo su trabajo”, señala Miguel Ángel Rodríguez, actual direc-
tor de ALARMA! 
Recuerda que Carlos Samayoa tenía un “don” especial para crear neologis-
mos. Por ejemplo, para referirse a los homosexuales solía decir “mujercitos”, 
mientras que las lesbianas eran “hombrecitas”; “ahora no podemos utilizar 
este tipo de palabras porque nos acusarían de violar los derechos huma-
nos. Actualmente utilizamos un humor poco menos negro, básicamente 
hemos abandonado el negro por el gris”, agrega Miguel Rodríguez.
De esta forma, hay quienes argumentan que al utilizar el humor en los 
titulares de las publicaciones policiacas se aminora la tragedia, que de por 
sí ya es fuerte.
Actualmente, el periodismo de Nota Roja continúa con los encabezados 
burlones, pero son más “coloquiales”, juguetones y concebidos en el “len-
guaje del barrio”, los cuales no dejan de tener su “ciencia”.
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“Siempre es importante y son de mucha ayuda los detalles de los hechos; 
considero que entre más datos tiene un texto, el trabajo de cabecear es 
más sencillo”, señala Édgar Córdova Rodríguez, jefe de información de El 
Gráfico.
El “arte” del cabeceo de la Nota Roja tiene tres objetivos: enganchar al lec-
tor con la vista (que incluso la creatividad del editor pueda arrancarle una 
sonrisa), invitarlo a leer y, sobre todo, venderle la noticia.
“Lo principal es que sea una cabeza atractiva para el lector, algo que 
llegue de inmediato a la mente de quien la lee. A veces, se cree que 
es poco ético poner titulares en doble sentido o de humor negro, pero 
simplemente se busca algo que llame la atención del público”, indica 
Miguel Rodríguez.
De esta forma encabezados tan simples como “Se les peló”, “Enfrían autos”, 
ofensivos como “Caen dos ratas”, o ingeniosos como el de “Corre video 
a Bejarano” (durante el famoso episodio en el programa de Brozo) o “Ya 
Bailó” (al morir el cantante Michael Jackson) son el pan nuestro de cada día 
en las publicaciones policiacas.
“Culturalmente siempre nos hemos burlado de la gente, entendiendo 
este contexto, son comprensibles los encabezados de la Nota Roja, sin 
embargo, desde el punto de vista de la ética, esto no es correcto”, indica 
Ricardo Ham.
Hacer reír al público no es tarea fácil y eso lo saben los editores de medios 
policiacos, quienes indican que el cabeceo de notas de seguridad y jus-
ticia no es sencillo, pues es necesario contar con amplia cultura general, 
conocimiento del lenguaje y hasta con “un poco de talento”. 
En ese sentido, consideran aceptable que en el periodismo de Nota Roja 
se produzcan nuevas palabras y verbos que “enganchen y sorprendan” al 
público en la primera lectura.
“Es completamente válido si se capta a la primera, por ejemplo, la palabra 
‘sanchicidio’, se entiende bien y sabemos de lo que se está hablando”, 
señala Miguel Rodríguez.
Titulares tan variados y “coloridos” bien podrían formar parte de un “diccio-
nario real de términos de la Nota Roja”, si éste texto existiera. No obstante, 
Culturalmente 
siempre 
nos hemos 
burlado de la 
gente, entendiendo 
este contexto, son 
comprensibles los 
encabezados de 
la Nota Roja, sin 
embargo, desde el 
punto de vista de 
la ética, esto no es 
correcto”
Ricardo Ham, autor del 
libro México y sus asesinos 
seriales
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a continuación se hace una breve explicación para entender los titulares 
más comunes dentro del periodismo policiaco.
Apañar: Atrapar, arrestar.
Atorar: Obstaculizar el camino de alguien, en este caso de un delincuente.
Atracar: Robar, quitar las pertenencias a alguien.
Despachar: Asesinar, matar.
Embolsado: Persona muerta, cuyo cuerpo es envuelto en una bolsa.
Enfriar: Dejar que objetos o hechos se olviden. También se utiliza en 
personas muertas, debido a la condición del organismo cuando ocurre el 
deceso.
Judas: Policía judicial.
Narcomanta: Tela con mensaje vinculado con el narcotráfico, que 
regularmente cuelgan sobre la vía pública.
Narcomensaje: Texto escrito sobre cartulina o papel, que generalmente 
dejan sobre personas muertas por el crimen organizado.
Madrugar: Matar a alguien durante la madrugada; persona que amanece 
muerta.
Matón: Asesino a sueldo.
Pelarse: Huir. Escapar un delincuente de la policía.
Polis: Policías.
Plomazo: Disparo de arma de fuego.
Rata: Ladrón. Deriva de la palabra ratero. Rata de dos patas.
Volar: Palabra que se utiliza en sentido figurado para dar a entender que un 
vehículo volcó.
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“Si no hay fotografía, no hay artículo”, asegura Miguel Rodríguez, quien 
agrega que la gente compra la revista que dirige por curiosidad, por co-
nocer cómo estamos por dentro, aunque también porque es la única que 
dice la verdad sin censura. 
“Mucha gente nos tacha de ser sensacionalistas, pero la información pu-
blicada es verídica, no inventamos nada ni retocamos fotos”, expresa.
“Es cierto, la sangre y lo excepcional vende, pero no explica. El tener 
todos los días tres periódicos capitalinos (La Prensa, El Metro o El Gráfico) 
no significa que haya una sociedad más informada, y son diarios de gran 
circulación, cada uno de esos periódicos tira más de 100 mil ejemplares 
diarios”, argumenta Romero Puga. 
El aumento de la violenciaen el país ha hecho que las portadas de los 
diarios policiacos ya no generen en el público consumidor el impacto 
deseado por los dueños de los medios.
Antes una buena fotografía era suficiente para garantizar excelentes ven-
tas en las publicaciones; sin embargo, al paso del tiempo, las portadas 
comienzan a ser demasiado recurrentes, incluso similares, por los hechos 
derivados del crimen organizado, debido a esto se ha tenido que buscar 
una fórmula para tratar de hacer la información más atractiva. 
“Siempre hay que buscarle otra alternativa, hay que refrescarle. Empezamos 
a recurrir un poco al ingenio, encabezados interesantes, chistosos, curio-
sos, para captar otra vez el interés del lector. De esta forma, la imagen 
debe ser reforzada con una buena cabeza, y si apoyas un buen titular con 
una foto que llame la atención, pues eso sería lo ideal, aunque no siempre 
se conjugan esos detalles”, indica Enrique Morán.
En el caso de El Gráfico, Édgar Córdova considera que la portada del diario, 
que mezcla imagen, encabezado y una chica desnuda, es una tríada que 
hasta la fecha ha tenido éxito en el público, pero que éste no sólo busca di-
chos elementos, sino más información, que el periódico sí le proporciona.
“Hay quienes ubican a la nota roja muy cerca de la pornografía, no en el peor de 
los sentidos, sino en uno muy básico, instintivo. Los materiales con carga sexual 
o sensualidad, suelen despertar algún tipo de pulsiones que hacen atractiva la 
lectura o la vista, lo mismo pasa con la nota roja, es decir, hay pulsiones muy 
instintivas que te mueven a leer ese tipo de materiales”, justifica Romero Puga.
La sangre 
y lo 
excepcional 
vende, pero no 
explica”
Juan Carlos Romero 
Puga, coordinador del 
Programa de Libertad de 
Expresión del Centro de 
Periodismo y Ética Pública
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Hacia un periodismo policiaco más ético
Como si fuera un show, donde los espectadores son los medios de comu-
nicación, así es actualmente la presentación de detenidos. 
Ellos, los presuntos culpables, salen en fila, algunos con vestimenta blan-
ca, y escoltados por policías, quienes los colocan de frente a las cámaras 
fotográficas y de televisión. A un lado, la autoridad en turno detalla el 
expediente “negro” de la “fichita” que acaban de aprehender.
Como si fueran los modernos instrumentos inquisitorios, los flashes caen 
sobre los rostros de los que ya están siendo juzgados, en primera instancia, 
por los medios de comunicación.
Al otro día su cara, nombre y alias aparecen, en el mejor de los casos, den-
tro de las páginas interiores de un diario y en el peor, a “ocho columnas”, 
con un encabezado que los califica para que los siguientes jueces sean los 
lectores.
Sin una investigación sustentada, las autoridades realizan una práctica 
desafortunada que poco a poco se vuelve común y con la que “entregan 
resultados” al combate a la delincuencia, es la llamada presentación de 
detenidos.
“La presentación de detenidos suele darse de manera cotidiana, los medios 
van y la cubren, cuando de entrada es un hecho que violenta derechos de 
las personas, particularmente violenta el derecho de la gente al debido 
proceso y el principio de presunción de inocencia con el que cualquier 
persona debería enfrentar a la justicia”, asegura Juan Carlos Romero Puga.
Agrega que el periodismo policiaco se ha acostumbrado a que esta situa-
ción es normal y no realiza un debido seguimiento de los casos. “No im-
porta si esa persona sale libre siete días después porque no hay ninguna 
prueba en su contra, lo que queda es la primera plana en la que apareció 
con adjetivos como ‘rata’ o ‘asesino’; yo no veo la corrección en los medios 
en los días posteriores cuando esto sucede”.
Un alto porcentaje de la gente presentada todos los días por la comisión 
de algún delito, generalmente sale libre; sin embargo, se presenta a los 
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detenidos como una forma de ver “estamos dando resultados” y la prensa, 
de manera voluntaria o involuntaria, se vuelve cómplice ante este hecho, 
indica el columnista.
¿Pero qué pasa con los que ya no están, con aquellos que no se dan cuenta 
que su fotografía apareció en un medio de circulación nacional? Romero 
Puga responde “cuando se publica la imagen de una persona muerta, 
sangrante, se violentan los derechos de personalidad: es el derecho a la 
dignidad de un ser que no puede defenderse, y es el derecho a la propia 
imagen, es decir, cómo queremos que la gente nos vea y nos recuerde”.
Asimismo, comenta, la familia de la víctima tiene derecho, ante un suceso 
penoso y lamentable, a vivirlo de manera privada e íntima.
“Si un detenido no puede ser sometido a un trato inhumano y degradante, 
una persona fallecida tampoco”, expresa.
Debido a esto, el especialista sugiere que la profesionalización de perio-
distas sea mayor, sobre todo, que tenga un conocimiento más profundo 
en términos de derecho humanos. 
“Cada periodista puede hacer su lectura ética de publicar o no, pero em-
pezar a comprender que en su práctica diaria hay incorporados vicios que 
violan derechos”, finaliza.
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Foto: Jacobo Arellano
35ESTO SÍ ES RIFARSE EL FÍSICO | 2012
2BREVE RETRATO DE 
EL GRÁFICO
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Letras para el pueblo
“¡Palavicini está loco! Mira que ocurrírsele editar un vespertino, y diario, no es 
cualquier cosa. Quiero ver si él va a estar aquí trabajando toda la mañana para 
hacer el de la tarde y después en la noche El Universal”, expresaban los reporteros, 
redactores y linotipistas del “Gran Diario de México” durante el otoño de 1921.
En aquel tiempo, en la redacción de El Universal, ubicada en la calle de 
Madero del Centro Histórico, el insistente rumor de que su director don 
Félix F. Palavicini quería hacer un periódico que circulara por las tardes, 
tenía a los trabajadores “con lo nervios de punta”.
Y es que según las crónicas de la época, la inquietud de los trabajado-
res no era para menos, ya que la fundación de la Compañía Periodística 
Nacional había ocurrido apenas cinco años antes, el 1 de octubre de 1916, 
y tanto sus procesos de producción como su aparato administrativo se 
encontraban en pleno desarrollo.
Sin embargo, durante el tradicional brindis de Año Nuevo de 1922, 
Palavicini, también diputado del Congreso Constituyente, realizó el anun-
cio de la próxima publicación, exponiendo sus motivos:
“Señores, mandar a la calle El Universal Gráfico será un éxito inmedia-
to. ¿Se dan cuenta de que no hay competencia? Podremos publicar 
resúmenes de las informaciones aparecidas en los matinales y todo 
lo que sucede hasta las dos de la tarde. La clave está en encerrar 
la mayor cantidad de noticias interesantes en el menor espacio 
posible. En diez minutos el público tiene que estar informado”.
Y es que lo anterior era verdad, ya que todos los periódicos de habla his-
pana de entonces circulaban por la mañana, y Félix Palavicini sospechaba 
que el mercado de lectores de la tarde era amplio y poco explotado.
No obstante, los pesimismos acerca de este proyecto no se hicieron espe-
rar, algunos decían que durante los últimos 20 años los intentos por fun-
dar un vespertino habían fracasado. Otros que al hombre de la tarde no le 
interesa leer, que al presidente de la República, general Álvaro Obregón, le 
interesaba más el cinematógrafo; mientras que había quienes pensaban 
que era mejor ampliar la infraestructura de El Universal.
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Pese a los dimes y diretes, Palavicini se escudaba con los argumentos 
de que la infraestructura del diario estaba en condiciones óptimas para 
publicar un vespertino y, además, algo muy importante, los deportes y 
espectáculos estaban muy abandonados; “habría que ver las ‘colas’ que se 
hacen para entrar a los juegos de beisbolo el futbol. Los cines y los teatros 
son fuente de consulta diaria de quienes no tienen dónde pasar la tarde o 
a dónde ir con la novia. Las carpas se están llenando, los cómicos atraen a 
la gente, démosles pues reportazgos sobre ellos”, objetaba. 
Finalmente, acertó con la base principal del diario: que al público de El 
Gráfico (el sector popular) se le deberían dar muchas imágenes, “apro-
vechemos los avances tecnológicos y que la fotografía ha llegado a un 
punto insuperable”, expresaba.
A manera de prueba, el 23 de enero de 1922 se publica un “número cero” 
de El Universal Gráfico, con un tamaño tabloide y como nota de portada 
(algo muy apegado a su estilo) la serie fotográfica del accidente sufrido en 
el ruedo por el famoso matador español Ignacio Sánchez Mejías. 
El Universal Gráfico “vio la 
luz” el 19 de febrero de 1922
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En las imágenes se mostraba la embestida del toro al diestro, quien voló 
“espectacular y dramáticamente por los aires”. Debido a estas fotografías, 
el nuevo medio tuvo el éxito esperado y se vendió como “pan caliente”.
Con esta experiencia, el 1 de febrero de 1922 se publicó el primer 
ejemplar de El Universal Gráfico, con un costo de cinco centavos y bajo 
la dirección del periodista José González M. y de José Manuel Puig 
Casauranc; este último llegaría a ser secretario de Educación Pública 
años después. 
En la portada destacaba el titular de la suspensión de relaciones entre 
México y Venezuela (sin texto) y como buen diario ilustrado, cinco foto-
grafías de los hechos más sobresalientes del día.
De esta forma, el primer vespertino de México y América Latina “veía la 
luz” en el México posrevolucionario con el objetivo de satisfacer, en pocos 
minutos, las demandas de información de una población capitalina en 
crecimiento.
Además de “saciar” la sed de noticias, incluir los deportes y espectáculos, 
los creadores del diario buscaron atraer al sector popular mediante la 
promoción en sus páginas de campañas sociales.
Asimismo, se convirtió en el medio de comunicación que acercaba a sus 
lectores las noticias de una manera más fresca, contrario a la información 
de los matutinos, pues durante la tarde explotaba las notas que sucedían 
por la mañana. Gracias a lo anterior, El Gráfico logró obtener muchas pri-
micias.
Un ejemplo de esto ocurrió el 20 de julio de 1923 con el asesinato del 
general Francisco Villa, acontecimiento que El Gráfico manejó como un 
“extra” y con la previa advertencia de que, aunque no se tenían detalles 
del trágico acontecimiento, sí contaban con fuentes oficiales que lo con-
firmaban.
Tal y como si se observara ahora como una “transmisión en vivo” o una 
nota publicada en internet, el diario lo relató así:
En estos momentos se recibe en la capital una noticia tremenda 
que nos anticipamos, como siempre, a dar al público: el general 
Francisco Villa ha sido asesinado.
El Gráfico 
39E S TO S Í E S R I FA R S E E L F Í S I C O | 2 0 1 2
“La noticia anterior, de la más grande importancia, como el 
lector puede juzgarlo, se recibió no como simple rumor sino 
como noticia plenamente confirmada en las fuentes oficiales. 
Y como EL UNIVERSAL GRÁFICO se da cuenta de la impresión 
que la misma va a causar en el público, sin demora alguna 
lanza esta extra”.
Años más tarde, el 17 de julio de 1928, El Gráfico daba a sus lectores otra 
primicia: el homicidio del presidente electo Álvaro Obregón.
“A las dos y veinte minutos de la tarde ocurrió hoy, en el 
restaurante de la Bombilla, en San Ángel, una tremenda tra-
gedia: el general Obregón, presidente electo de la República, 
resultó muerto como consecuencia de cinco balazos que le 
disparó por la espalda, a quemarropa, un individuo que se 
hizo pasar como dibujante”.
Sucesos sobresalientes y excepcionales plasmados en este vespertino 
(diseñado para ser leído en diez minutos y con la mayor cantidad de 
noticias relevantes) fueron una parte fundamental para la consolidación 
del diario, aunado a su público consumidor ávido de noticias: el sector 
popular.
De esta forma, el decano del periodismo vespertino se convirtió en un 
medio de comunicación que servía al pueblo, pues “…se encuentran 
diversas enseñanzas y asuntos que pueden ser leídos por el comerciante, 
el industrial, el banquero, el agricultor, el estudiante y aún por elementos 
de la clase más humilde; de los cuales muchos de ellos buscan este diario 
con interés. Y es que solamente siguiendo una línea recta de veracidad y 
dando al público diferentes tópicos de la vida social y que sean útiles se 
logra para una publicación el prestigio periodístico y el arraigo entre el 
público”.
Por la dirección de El Gráfico han desfilado más de 30 personas, quienes 
impregnaron estilos, cambiaron formato, diseño y contenidos para que 
en la actualidad sea el medio más importante de circulación nacional.
A continuación se presenta un listado de periodistas que ha dirigido El 
Gráfico desde su fundación hasta la actualidad, marcando las tres épocas 
de los presidentes de El Universal.
El Gráfico El Gráfico 
40 E S TO S Í E S R I FA R S E E L F Í S I C O | 2 0 1 2
Félix Fulgencio Palavicini, presidente y director 
general de El Universal (1 de octubre de 1916).
FECHA DIRECTOR
1 de febrero de 1922 José González M.
5 de marzo de 1923 Ernesto Hidalgo
Miguel Lanz Duret, presidente y director general 
de El Universal (14 de abril de 1923).
FECHA DIRECTOR
1 de febrero de 1936 Gregorio López y Fuentes
16 de junio de 1944 Armando Chávez Camacho
1 de julio de 1952 Santiago García
22 de junio de 1959 Armando Chávez Camacho
30 de junio de 1961 Miguel Castro Ruiz (subdirector)
13 de julio de 1961 Fernando M. Garza
9 de mayo de 1963 Eulalio Sánchez
11 de junio de 1964 Miguel Lanz Duret V.
9 de diciembre de 1964 Alfonso Argudín (subdirector)
7 de febrero de 1967 Luis Solana Salcedo
12 de febrero de 1968 Armando Rivas Torres
30 de julio de 1969 Darío Rodríguez Esquivel 
(sudirector)
El Gráfico 
• 
• 
41E S TO S Í E S R I FA R S E E L F Í S I C O | 2 0 1 2
Juan Francisco Ealy Ortiz, presidente y director 
general de El Universal (23 de octubre de 1969).
FECHA DIRECTOR
2 de enero de 1972 Alfonso Argudín (subdirector)
29 de agosto de 1972 Gustavo Ortiz Hernán
1 de noviembre de 1974 Leopoldo Meraz (subdirector)
19 de marzo de 1976 Luis Javier Solana
11 de abril de 1978 Manuel Mejido (subdirector)
13 de marzo de 1985 Benjamín Wong Castañeda
1 de octubre de 1986 Jorge Avilés Randolph 
(subdirector)
11 de octubre de 1988 Jorge Villa Alcalá (subdirector)
Enero de 1991 Pedro Álvarez del Villar (encargado 
de la subdirección general)
Enero de 1992 Leopoldo Meraz Azteca 
(subdirector)
Enero de 1993 Luis Sevillano
Marzo de 1995 Isabel Zamorano (encargada 
de la subdirección general)
4 de enero de 1996 Félix Fuentes
Mayo de 1999 Enrique Aranda
8 de agosto de 2000 Carlos Ramírez
Enero de 2002 Roberto Rock
1 de junio de 2003 Óscar Hinojosa Marcial
3 de agosto de 2004 Raymundo Rivapalacio
5 de noviembre de 2007 María Félix Escalante Romero
El Gráfico 
• 
El Gráfico 
• 
42 E S TO S Í E S R I FA R S E E L F Í S I C O | 2 0 1 2
El 1 de septiembre de 1999 El Gráfico, bajo la dirección de Enrique Aranda, 
cambia su formato de “sábana” a un tamaño tabloide para facilitar la lec-
tura a un público cada vez mayor. Además pone color algunas páginas, 
como la portada y contraportada.
El diario también pasó por varios rediseños, siendo el más significativo el 
de abril de 2009, cuando el tamaño disminuye un poco, todas las páginas 
se publican a color y se le agregan más secciones para atraer a los lectores.
“El primer diario de la mañana”
Al cumplir 80 años de vida el pionero de los diarios vespertinos de México 
y América Latina necesitaba con urgencia un cambio radical, pues los 
rotativos de este tipo iban en franca caída.
De esta forma, a principiosdel siglo XXI, periódicos que circulaban por la 
tarde en la ciudad de México como, Últimas noticias de Excélsior, Ovaciones 
Para hacer más fácil la 
lectura, El Gráfico cambió 
su formato de “sábana” a 
tabloide en el año de 1999
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• 
43E S TO S Í E S R I FA R S E E L F Í S I C O | 2 0 1 2
segunda edición, El Sol de México del mediodía y el Diario de la Tarde, muy 
leídos en su época de apogeo, enfrentaron su decadencia y algunos ter-
minaron por desaparecer del mapa de la información.
Los noticieros de radio y televisión que ofrecían información con pronti-
tud, así como la incursión de los medios de circulación nacional a la era 
del internet fueron causas principales que “enterraron” a la mayoría de los 
vespertinos.
A El Gráfico no le fue ajeno este fenómeno, por lo que tuvo que hacer uso 
del sonado refrán “renovarse o morir” para no hundirse en el mismo barco. 
Tras diversos estudios de mercado, el 18 de febrero de 2002 el rotativo 
“cambió de turno” y de slogan a “El primer diario de la mañana”; de esta for-
ma, apostó por la circulación matutina, pero también por la renovación en 
cuanto al tipo de información: sus 40 páginas contenían menos noticias 
de política y más de seguridad, deportes y espectáculos. 
Asimismo, se implantó un proyecto para atraer la atención del público el 
cual consistía en la rifa de cinco mil pesos entre los lectores, quien resulta-
ra ganador aparecía en portada.
Algo importante fue la reducción del precio de tres a dos pesos y el tiraje 
aumentó pues de 20 mil que imprimían en la tarde pasaron a 60 mil en las 
mañanas.
El argumento para convertirlo en un diario matutino fue que el tiempo de 
distribución vespertina era muy corto, pues el periódico estaba impreso 
a las 15 horas, pero a las 18 horas ya no había voceadores en las calles 
dispuestos a venderlo. 
María Félix Escalante, en ese entonces coordinadora editorial, señalaba para 
una nota de la revista Etcétera que el propósito del cambio a la mañana era 
hacer un periódico más cercano a la gente y que contará más historias.
Agregaba que no se pretendía que fuera competencia de El Universal, pues 
iba dirigido a un público diferente y tenía otro enfoque editorial.
Cabe destacar que en este tiempo la distribución de El Gráfico se amplió 
hacia la zona conurbada de la capital, por lo que se le incorporó una sección 
de dos páginas dedicada al estado de México.
El Gráfico El Gráfico 
44 E S TO S Í E S R I FA R S E E L F Í S I C O | 2 0 1 2
La renovada imagen y su temprana circulación provocaron que siete meses 
después del cambio, el rotativo alcanzara un tiraje de 110 mil ejemplares y 
su número de lectores se estimaba en 350 mil diariamente. 
Existe información sobre una edición matutina de El Gráfico que salió a la 
venta en noviembre de 1928, la cual era un “resumen” de las noticias más 
importantes de El Universal y se imprimía de lunes a viernes. 
Esta publicación no sustituyó al ejemplar vespertino que siguió con su venta 
normal. Sin embargo, la edición no prosperó y desapareció tiempo después, 
aunque se desconoce la fecha.
¡Paren las rotativas!, una mujer 
toma las riendas de El Gráfico
Por años fue la “reina sin corona”, la que revisaba páginas, corregía ortogra-
fía, coordinaba información, publicidad y personal, aportaba ideas para 
las portadas y contraportadas, pero lo más importante era la que tomaba 
las decisiones. Todo lo anterior como si fuera quien llevara las riendas del 
rotativo; sin embargo, por años, su nombre aparecía en el directorio del 
periódico como la subdirectora editorial de El Gráfico.
El 18 de febrero de 2002 el 
periódico dejó el turno de la 
tarde para convertirse en “El 
Primer Diario de la Mañana”. 
En la imagen se muestra la 
portada y la contraportada
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45E S TO S Í E S R I FA R S E E L F Í S I C O | 2 0 1 2
Personas allegadas cuentan que en la víspera de su nombramiento como 
directora de El Gráfico, María Félix Escalante Romero pensaba que ya le 
“iban a dar aire”, pues llevaba más de 20 años (21 para ser más precisos) 
trabajando para El Universal y que llegaría, como anteriores veces, otra 
persona al frente del diario, la cual llevaría gente para relevarla.
“Directores iban y venían, había algunos que ni se paraban por el diario, 
pero Mari (como le llaman) siempre estaba al frente, dirigiendo y haciendo 
todo, como si fuera la directora”, coinciden algunos miembros de su perso-
nal, quienes vivieron de cerca todo este proceso y que al igual pensaban, 
que tanto el tiempo de María como el de ellos había llegado a su fin.
“Mari se la pasaba en la redacción, hacía portadas, contraportadas, selec-
cionaba la información, incluso nos defendía y metía las manos al fuego 
por nosotros”, indica Gabriela Morales, secretaria de redacción del diario.
Sin embargo, el panorama fue completamente diferente y el “día de la corona-
ción” llegó, pues el 5 de noviembre de 2007 María Félix, en aquel entonces de 
43 años, fue nombrada por el director general de El Universal, Juan Francisco 
Ealy Jr., como directora editorial de El Gráfico, en sustitución del conocido pe-
riodista Raymundo Rivapalacio, quien tomaría la batuta del “hermano mayor”.
La nota informativa de esa época relata que Ealy Jr., tomó la decisión de 
dejar al frente del diario a Mari “en reconocimiento a su entrega, pasión y 
trayectoria periodística”. 
Y sabía muy bien de lo que hablaba, pues María es una experta en 
el proceso de edición de un diario; ella puede describir muy bien el 
momento de cuándo la tinta y papel se mezclan en una rotativa para 
imprimir un periódico. Tras una jornada intensa de trabajo, como dia-
gramar y cabecear un diario en hoja de papel tamaño oficio, y esquemar 
una página, en la actualidad, mediante un programa de computadora, 
también sabe detectar una falta de ortografía o sintaxis con una primera 
leída a la plana.
“A falta de un director, ella estaba a cargo, en los hechos, de la dirección 
editorial, la selección de las notas, la asignación de páginas a los secre-
tarios de redacción. María era la directora de orquesta, primera solista, 
responsable del acompañamiento. Es importante anotar que hacía las 
mismas funciones en un diario gratuito publicado por esa casa edito-
rial, El M, que se distribuía en el Sistema de Transporte Colectivo Metro, 
El Gráfico El Gráfico 
46 E S TO S Í E S R I FA R S E E L F Í S I C O | 2 0 1 2
corrobora Jorge Cisneros, coordinador de la sección País del diario 24 
Horas y exjefe de información de El Gráfico, en tiempos de Raymundo 
Rivapalacio.
Originaria de un pueblo llamado El Porvenir, en el estado de Guerrero, 
María llegó a la ciudad de México a mediados de la década de los 70, 
cuando contaba con 11 años de edad para estudiar la secundaria. 
El ser la única hija de dos campesinos le dio la oportunidad de “escalar” más 
allá de la primaria y no quedarse en la comunidad, donde seguramente 
su destino sería como el de la mayoría de las mujeres del lugar: casarse a 
temprana edad, pues más posibilidades de estudio no existían.
“Mis papás no querían que tuviera una vida como la de ellos, dijeron: ´que 
tenga una vida en la que aprenda, que tenga un trabajo, en una oficina´ 
era su sueño, que yo no me quedara en el pueblo, sobre todo porque allá 
las mujeres se casan muy jóvenes”, expresa Mari, sentada tras su escritorio 
lleno de papeles, periódicos y fotografías.
Mari vivió en casa de sus tíos, allá por el metro Normal y su vida en la capital 
transcurrió como el nombre de la estación, tranquila y dedicada al estu-
dio. Cuando llegó el momento de ingresar a la educación media superior 
realizó dos exámenes, uno para el Instituto Politécnico Nacional (IPN), 
donde se quedó en la Vocacional5 y el otro, casi obligada por su tío, para 
la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), ahí eligió el CCH 
Naucalpan, debido a que sus familiares eran bibliotecarios de esa escuela; 
ya luego le agarró el gusto.
“Me llamaba mucho la atención que fuera un sistema de educación no 
tradicional, donde podías hacer más investigación, estudiar por tu cuenta 
y sin memorizar”, relata.
Su gusto por las Ciencias Sociales y la forma en cómo una profesora 
impartía la materia de Ciencias de la Comunicación al final de semestre 
fueron los detonantes para que estudiara la carrera de Comunicación en 
la entonces ENEP Acatlán, y de ahí todo cambió.
Su primer trabajo formal, donde había paga, fue en la Delegación Benito 
Juárez en el área de información y quejas; ahí recibía reportes de los veci-
nos sobre algún problema en su colonia o los orientaba acerca de algún 
trámite. Luego pasó al área jurídica.
A falta de 
un director, 
ella estaba 
a cargo, en los 
hechos, de la 
dirección editorial, 
la selección de las 
notas, la asignación 
de páginas a los 
secretarios de 
redacción. María 
era la directora 
de orquesta, 
primera solista, 
responsable del 
acompañamiento” 
Jorge Cisneros, 
coordinador de la sección 
País del diario 24 Horas
El Gráfico 
47E S TO S Í E S R I FA R S E E L F Í S I C O | 2 0 1 2
Aunque no tenía nada qué ver con lo que en ese momento estudiaba, 
quizá ese empleo le sirvió para forjar la empatía que ella ahora tiene con 
los lectores del diario que dirige.
Casi al finalizar la universidad, Adrián Chavarría, profesor adjunto de 
Sergio Castañeda, actual director de la revista Proceso, le informó que en 
El Universal estaban solicitando personal, que se “fuera a dar una vuelta”.
Había pasado casi un mes del devastador terremoto de 1985 cuando una 
amiga y ella ingresaron a la redacción del diario para hablar con el subdi-
rector del periódico, a quien le dijeron que tenían ganas de trabajar pues 
estaban a punto de terminar sus estudios.
“Él nos dijo que seguramente ya teníamos dónde estudiar, pero había que 
aprender cómo se hacía un periódico, por lo que nos mandó a que fué-
ramos todos los días a la redacción para ver cómo se elaboraba el diario”, 
recuerda Mari.
Todas las mañanas, durante tres meses, se presentaba en El Gráfico, que en 
ese tiempo era vespertino, para observar el proceso de edición. 
“Veía cómo se distribuían las notas, cómo se hacían las páginas; bajaba a 
los talleres a observar el cierre de las páginas, a revisarlas, porque todo en 
ese tiempo era manual”, relata.
María Félix Escalante es 
egresada de la FES Acatlán, 
de la UNAM
Foto: archivo El Universal
El Gráfico El Gráfico 
48 E S TO S Í E S R I FA R S E E L F Í S I C O | 2 0 1 2
Cuando algún trabajador con plaza faltaba por vacaciones, incapacidad o 
porque llegaba tarde y lo regresaban, el suplente “entraba al quite” para reali-
zar sus labores en El Universal. Éste fue el primer cargo que ocupó en el diario. 
“Había dos o tres personas esperando a que ese día se le asignara trabajo, 
uno no laboraba toda la semana, pero de todas maneras tenía que asistir 
y llegar antes que todos los empleados para ver si me daban un lugar”, 
precisa.
La constancia, paciencia y dedicación al trabajo periodístico hicieron que 
María dejara el puesto de suplente y obtuviera una plaza de secretario de 
redacción en El Universal dos años más tarde. 
Mari cuenta una anécdota que, a su juicio, la condenó a quedarse hasta los 
cierres maratónicos del diario en aquella época, pero que a la vez se con-
virtió en un aprendizaje bastante enriquecedor para su naciente profesión.
“Me enseñaron a modular las columnas y a corregirlas. En ese tiempo se 
publicaba una columna política del señor Francisco Cárdenas Cruz, quien 
era la estrella del periódico, casi nadie podía tocar su texto. Se me ocu-
rrió pedirle al coordinador que me enseñara cómo se hacía, lo que me 
condenó a que de ahí en adelante me dejaran hasta los cierres, porque 
cuando él no estaba, yo era la única que sabía cómo se modulaba, porque 
la página tenía un diseño especial. Por andar de curiosa aprendí de más, 
pero también me sirvió para conocer todo el proceso de cómo se hacía el 
periódico”, narra.
Su salto a El Gráfico ocurrió a mediados de la década de los 90 siendo 
coeditora de la sección de Ciudad de El Universal. Una renuncia inespe-
rada de la entonces encargada de la subdirección general del rotativo, 
Isabel Zamorano, fue el suceso que cambió su carrera y su vida, pues de 
un día para otro le ordenaron presentarse en el tabloide, nada más ni nada 
menos que para hacerse cargo de la edición, mientras nombraban a un 
nuevo director. 
Recuerda perfectamente esa fecha, fue la mañana del lunes 9 de abril de 
1995 cuando “dio el brinco” a El Gráfico, llena de ansiedad, nerviosismo y 
con nula experiencia en la edición de un periódico vespertino que era 
un resumen de El Universal y sin una propuesta propia, que bien podía 
dar una nota de política en la portada como un suceso de ciudad o de 
espectáculos.
Cambio
Su salto a El Gráfico 
ocurrió a media-
dos de la década de 
los 90 siendo coedi-
tora de la sección de 
Ciudad de El Universal. 
El Gráfico 
49E S TO S Í E S R I FA R S E E L F Í S I C O | 2 0 1 2
Así, durante nueve meses estuvo sola con la responsabilidad de dirigir el 
diario hasta enero de 1996, cuando nombraron al periodista y columnista 
Félix Fuentes, el primero de los tantos directores que ella vería pasar previo 
a su “investidura”.
“Me quedé siendo su coeditora, revisaba la primera plana, le sugería qué 
llevar, le decía la información que había y corroboraba las páginas que 
hacían los secretarios”, cuenta.
Tres años después, en mayo de 1999, Enrique Aranda remplazó a Félix 
Fuentes en el cargo. El nuevo director nombró a María coordinadora edi-
torial y ordenó lo que todo periodista anhela: que su nombre apareciera 
en el directorio del periódico. 
Aranda le metió color y cambió el formato del periódico, poco más grande 
que el actual, pero no así la línea, pues continuaba siendo un “Universal 
chiquito”. 
Carlos Ramírez, quien suplió a Aranda y fue el último director de El Gráfico 
como medio vespertino, intentó darle la vuelta al tono del diario, con los 
contenidos más relajados e historias que captaran la atención del público. 
Años más tarde, Mari, aún coordinadora editorial, fue testigo del “cambio 
de horario del periódico”, que siguió con el mismo estilo de ser un resu-
men del “hermano mayor”, con el “sello” del director en turno. 
“Creo que los directores previos sí tenían sus reservas de hacer un diario 
policiaco; Raymundo (Rivapalacio), quien es analista de estos temas, cuan-
do poníamos una foto ‘ruda’, prefería que se publicara en blanco y negro 
o sugería hablarle a la gente que estaba cerca para conocer su reacción”, 
indica.
Pese al desfile de directores en el diario, María nunca bajó los brazos; al 
contrario, cuando alguien llegaba a tomar las riendas, ella proponía temas, 
secciones, todo con tal de mejorar el trabajo.
“Lo que me gusta es trabajar, nunca me he conformado, tengo 15 años 
aquí y no he pensado que ya no voy a aprender más; si me dicen ‘ahora 
vamos a editar un periódico de teatro’, pues lo hacemos y propongo lo 
que se puede hacer porque a mí me gusta y me entusiasma mi trabajo”, 
expresa.
El Gráfico El Gráfico 
50 E S TO S Í E S R I FA R S E E L F Í S I C O | 2 0 1 2
Y con este carácter emprendedor y “luchón”, luego de trabajar durante 
más de dos décadas, Mari se convirtió oficialmente en la primera mujer 
que ha dirigido El Gráfico en toda su historia, incluso es la primera en los 
Universales que tiene un cargo de esa relevancia.
“Sin afán de elogio, María es una persona que trabaja mucho, dedica su 
vida al trabajo y que no exige a quienes laboran con ella nada que no 
esté dispuesta a hacer o que no haya hecho. En el ambiente de tensiones 
de las redacciones, su jovialidad y buen humor ayudan mucho. Además, 
en términosprofesionales, el nuevo crecimiento del periódico, que se ha 
convertido en un éxito en sus ediciones de fin de semana, en las que tiran 
los ejemplares que otros diarios no alcanzan en una semana, es testimonio 
de su eficacia”, asegura Jorge Cisneros.
María le mete pasión a todo lo que realiza, en sus gustos y pasatiempos. 
Es “pambolera”, su corazón pertenece a las Chivas del Guadalajara, a la 
Selección Mexicana y, cosa curiosa, a la Selección de España.
Adora a su única hija, Sara, de 17 años; su vida y trabajo están dedicados a 
ella, así como sus pocos ratos libres, donde trata de disfrutarla al máximo. 
Es amante de las redes sociales como Twitter y Facebook, pero sobre todo, 
vive de las noticias; desde que “abre el ojo”, tras dormir pocas horas, su pasa-
tiempo es revisar las portadas de todos los diarios de circulación nacional, 
los portales, incluso de España o Argentina. 
El 5 de noviembre de 
2007, María Félix Escalante 
Romero (centro) fue 
nombrada directora editorial 
de El Gráfico, en remplazo de 
Raymundo Rivapalacio (izq.). 
Roberto Rock (centro) y 
Juan Francisco Ealy Jr. (der.), 
acompañaron en el evento 
Foto: Archivo El Universal
El Gráfico 
51E S TO S Í E S R I FA R S E E L F Í S I C O | 2 0 1 2
“En lo personal he aprendido mucho de ella, porque cuando llegué al cargo 
nunca había tenido una responsabilidad similar y con base a correcciones, 
ella me ha mostrado cómo hacer muchas cosas de las que yo ni idea tenía”, 
asegura Édgar Córdova, jefe de información de El Gráfico. 
Cuando llega a la redacción y observa el budget de información, es decir los 
adelantos de reporteros o las notas contempladas para la edición, siente 
que todas ya se publicaron, pues ya las vio desde temprano en algún sitio 
de internet. 
Dicen que los rockeros son fieles a su estilo y María, amante de esta música, 
es “Universal” de hueso colorado, tiene la camiseta bien puesta, por lo que 
se dice afortunada de estar en “El Gran Diario de México”, al que ve como su 
casa y esto se demuestra en hechos, pues su vida es la redacción, donde 
siempre está al pendiente de la información y del trabajo de su personal. 
“Desde que entré a trabajar aquí, nunca he tenido un jefe que me grille, que 
me obstaculice, siempre he tenido mucho apoyo, me he sentido muy apa-
pachada por mis jefes y por los dueños de la empresa. Nunca he tenido una 
época gris donde diga ‘ ¡qué horror! me quiero ir’. Jamás, para mí siempre ha 
sido un ambiente muy cálido”, finaliza.
El Gráfico El Gráfico 
Fotos: Jacobo Arellano
53ESTO SÍ ES RIFARSE EL FÍSICO | 2012
3EL “ROJO” ILUMINA LAS 
PORTADAS 
DEL DIARIO
54 E S TO S Í E S R I FA R S E E L F Í S I C O | 2 0 1 2
Apuesta por la nota roja
Hace cuatro años el octogenario agonizaba, necesitaba con urgencia una 
“cirugía mayor” que arreglara por completo su organismo y le diera más 
vida. Un chequeo general le diagnosticó una enfermedad curable, por lo 
que debía cambiar su estilo antes de que terminara en el hoyo. 
Poco después del arribo a la dirección general de María Félix Escalante, la 
línea de El Gráfico (en aquel tiempo con 86 años de edad) tuvo que dar 
un giro de 180 grados, ya que el diario como producto comercial iba en 
franca caída debido a las pocas ventas y a la pérdida de lectores, quienes 
lo seguían viendo como “El Universal chiquito”.
Los directores anteriores a María tenían sus reservas para cambiar el estilo 
del rotativo, debido a que la mayoría eran columnistas políticos y sentían 
que “mancharían” su carrera profesional al editar un diario policiaco.
Sin embargo, el mundo empresarial a veces no entiende los “argumentos 
periodísticos” y la exigencia fue que El Gráfico debía atraer más lectores a 
como diera lugar, tarea que le correspondió desempeñar e idear a la mujer 
que acababa de ocupar la silla en la dirección general del diario.
Dentro de la Compañía Periodística Nacional se tomó la decisión de reali-
zar estudios de mercado para conocer tanto el sentir del público, como el 
porqué de la caída en las ventas, pues el periódico tiraba 130 mil ejempla-
res diarios, situación que no beneficiaba a la empresa.
“La circulación estaba cayendo muchísimo, además el periódico no tenía 
definido a qué público iba, era como una copia de El Universal, pero sí 
había mucha preocupación porque de repente podían coincidir y los pe-
riódicos tenían que ir a dos públicos diferentes, porque si no canibalizas al 
grande”, sostiene María Félix. 
Las encuestas de mercado revelaron que los periódicos que iban en creci-
miento eran los denominados populares, como El Metro, de Reforma (que 
surgió en la década de los 90) y La Prensa. 
Con base en estos resultados, se realizó un planteamiento editorial sobre 
los posibles contenidos del diario para llegar a ese sector de la población y 
Ultimátum
La línea de El Gráfico 
dio un giro de 180 gra-
dos, ya que el diario 
como producto co-
mercial iba en franca 
caída debido a las po-
cas ventas y a la pér-
dida de lectores.
En 2008 El Gráfico 
tenía un tiraje de
130 mil
ejemplares
El Gráfico 
55E S TO S Í E S R I FA R S E E L F Í S I C O | 2 0 1 2
se estableció un precio atractivo para el público; sin embargo, no sólo fue 
que coincidiera con la misma portada e información con los otros diarios, 
sino que había que darle un “plus” para que prefirieran a El Gráfico.
En ese sentido, agrega María, nunca se pensó copiar a los demás periódi-
cos populares, porque está comprobado que si se trata de imitar al otro, 
estás condenado al fracaso pues el lector te rechaza; tienes que tratar de 
ser diferente. 
Fue ahí donde la directora general “tomó al toro por los cuernos” y, junto 
con su nuevo equipo editorial, jefes de sección y diseñadores, armó un 
plan de trabajo para definir los temas que se publicarían en esta nueva 
etapa del diario.
“Nosotros no teníamos entonces en la sección policiaca ni motocicletas, 
ni fotógrafos, nada. Se tuvo que implementar todo, rediseñar el periódico, 
empezar a ver qué estaba llamando la atención del público, porque el 
periódico era muy formal, tú lo veías y no era un diario para que estuviera 
en la calle; la tipografía era muy pequeña, el cabezal muy formal, cuando 
en realidad una de las características del popular es que tiene que ser muy 
llamativo”, argumenta María.
En abril de 2008 fue la fecha en que el “tratamiento” para sanar las finanzas 
se le aplicó a El Gráfico para que éste saliera “caminando” del agujero don-
de se estaba sumergiendo.
Fue la apuesta por la nota roja, principalmente, y las publicaciones con 
contenidos eróticos, muchos deportes y espectáculos los que en inicio 
hicieron que el rotativo “reviviera”.
“Cuando María se hizo cargo de la dirección, el periódico registraba un 
descenso en su circulación; sin embargo, ella lo estabilizó, sugirió que se 
privilegiara la información de espectáculos y seguridad, y el resultado está 
a la vista”, apunta Jorge Cisneros, quien también fue subdirector editorial 
de El Universal.
Nosotros no 
teníamos 
entonces en 
la sección policiaca 
ni motocicletas ni 
fotógrafos, nada”
María Félix, directora 
editorial de El Gráfico
Desafío 
La apuesta por la nota 
roja, los contenidos 
eróticos, deportes y 
espectáculos en ini-
cio hicieron que el ro-
tativo “reviviera”.
El Gráfico El Gráfico 
56 E S TO S Í E S R I FA R S E E L F Í S I C O | 2 0 1 2
El diseño de una cobertura policiaca
Para ingresar al mundo de la cobertura policiaca hay que “armar”, literal-
mente, a los principales actores de este medio quienes saldrán a las calles 
a lidiar con policías, paramédicos, bomberos, detenidos y víctimas para 
obtener la información lo más puntual y precisa posible.
Radios de alta frecuencia, motocicletas, cascos, uniformes y cámaras fo-
tográficas, fue el “arsenal” que se les proporcionó a los valientes reporte-
ros, algunos principiantes y otros ya con historia dentro de la cobertura 
de la nota roja, para enfrentar a todo un universo: el de los “policías yladrones”.
“Lo que nos propusimos fue intentar cubrir la ciudad utilizando este bino-
mio de fotógrafo y reportero en la motocicleta para tener la imagen y tratar 
de buscar las historias. La moto es la columna vertebral del periódico pues 
te da la oportunidad de desplazarte más rápido”, indica Édgar Córdova.
Agrega que para complementar la información fue necesario inmiscuirse 
y “explotar” como fuente a la Procuraduría General de Justicia del Distrito 
Federal (PGJDF), por lo que mandaron a un reportero para que estuviera 
de lleno en ese lugar e hiciera sus contactos.
“La Procuraduría muchas veces te da otro tipo de historias que la nota del 
día no tiene. Soy de la idea de que en la información del día hay verdades 
e historias a medias, pero que desde la Procuraduría ya cuentas con his-
torias completas, principalmente porque muchas veces hay declaraciones 
y averiguaciones de por medio que te ayudan a elaborar relatos más 
atractivos”, señala.
A diferencia del periódico El Metro, donde la plantilla de reporteros es exten-
sa, la sección de seguridad de El Gráfico cuenta, actualmente, con ocho per-
sonas para cubrir los temas policiacos de la ciudad y el área metropolitana. 
Cuatro reporteros, Arturo Ortiz, Yara Silva, Karenia Piña y Érika Carpio, las 
tres mujeres diariamente abordan una motocicleta para cubrir e informar 
sobre los acontecimientos policiacos y el mismo número de fotógrafos 
Rosalío Huízar, Jacobo Arellano, Michel Narváez y Julio César Vega, los 
encargados de manejar los vehículos que se desplazan por las calles de la 
Lo que nos 
propusimos 
fue intentar 
cubrir la ciudad 
utilizando este 
binomio de fotógrafo 
y reportero en la 
motocicleta para 
tener la imagen y 
tratar de buscar las 
historias”
Édgar Córdova, jefe de 
información de El Gráfico
El Gráfico 
57E S TO S Í E S R I FA R S E E L F Í S I C O | 2 0 1 2
ciudad y captar las imágenes, conforman la parte “activa” de la sección de 
Seguridad de El Gráfico. 
Para realizar la cobertura de la nota roja, se dividen en horarios de trabajo. 
Una pareja de reportera-fotógrafo abarca en su jornada desde las siete de 
la mañana hasta las dos de la tarde; la segunda, de nueve de la mañana a 
cinco, y dos duplas más de tres de la tarde al cierre de edición. Todos se 
van turnando los siete días de la semana. 
También hay un reportero gráfico que cubre la guardia nocturna, Michel 
Narváez, quien al igual que los otros compañeros se traslada en motoci-
cleta y algunas veces le toca trabajar por las mañanas.
Lo contrario sucede en El Metro que, de acuerdo con información de 
Enrique Morán, exeditor en jefe de este diario y actual coordinador edito-
rial de El Gráfico Toluca, tiene una estructura muy grande para manejarse y 
los recursos que destinan a su sección de Seguridad son impresionantes. 
“El Metro trabaja con un equipo enorme de reporteros, hablamos de que 
son 14 únicamente para seguridad, entre éstos nueve fotógrafos; son un 
equipo brutal, pero aun así El Gráfico les da la vuelta”, asegura, al tiempo 
que muestra una sonrisa burlona.
Asimismo, indica que los reporteros están apoyados por un “radioperador”, 
el orquestador de la cobertura policiaca, pues es la persona que se encar-
ga de rastrear la información que se genera en los radios (en la frecuencia 
de la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal, de los Bomberos 
o Protección Civil), aparte está conectado a Twitter y Facebook.
“Desde su oficina, con un radio en mano está mandando a reporteros. 
Tiene un mapa enorme de la ciudad de México y sabe dónde está ubicado 
cada fotógrafo; les indica las calles por donde deben circular para llegar 
a tiempo al lugar del accidente o el crimen, pero luego ni llegan”, agrega. 
Actualmente, el radioperador es el corazón de la cobertura policiaca y El 
Gráfico a últimas fechas ha implementando este personaje en sus filas, 
aunque mucho más “austero”, es decir, no cuenta con una oficina propia, 
ni un mapa de la ciudad de México, pero sí “cacha” con la ayuda de un 
radio conocido como TETRA (Terrestrial Trunked Radio, por sus siglas en 
inglés) la frecuencia de la policía, Cruz Roja y Protección Civil capitalina. 
Este papel lo desempeña el fotógrafo Rosalío Huízar.
Base
El radioperador es 
el corazón de la 
cobertura policiaca, 
y El Gráfico a 
últimas fechas ha 
implementando este 
personaje en sus filas
El Gráfico El Gráfico 
58 E S TO S Í E S R I FA R S E E L F Í S I C O | 2 0 1 2
Aunque es una maniobra ilegal, en esta época, captar la información por 
radio de alta frecuencia es primordial para la cobertura de la nota roja. Los 
reporteros necesitan contar, forzosamente, con un radio como el anterior 
para enterarse cuando un policía o paramédico comunica a su par o 
grupo de trabajo sobre algún accidente que haya ocurrido, todo esto por 
medio de claves.
De esta forma, el radioperador escucha sobre el suceso y ordena a los 
reporteros que se trasladen al sitio donde se suscitó el hecho. Cabe resal-
tar que los reporteros conocen de memoria las claves de los organismos 
policiales y de la Cruz Roja, que más adelante daremos a conocer.
 “Siendo honestos, es ilegal traer un radio de esos, porque son propiedad 
de la policía, pero de cierta manera el reportero tiene que ingeniárselas 
para poder conseguir la noticia y llegar a tiempo al lugar de los hechos. 
La ventaja es que a veces en que llegan primero que los policías”, asegura 
Enrique Morán.
Aunado a lo anterior, los reporteros de Seguridad de El Gráfico, y en ge-
neral de la fuente de justicia, tienen contactos con policías, rescatistas, 
judiciales, pues mucha información no se “pesca” por el radio ya que las 
mismas autoridades la manejan en secreto para que los medios no se 
enteren. “Solamente con los contactos es que se llega a filtrar información 
y es como la prensa conoce el hecho”, reconoce.
“La mayoría de las veces terminas trabajando con todos los reporteros, los 
de Metro nos pasan casos y viceversa. Eso de exclusividad aquí no existe, 
todos tenemos que trabajar en equipo, porque te proteges de cualquier 
peligro; si andas en bola es menos probable que te agredan y si durante 
el trayecto existe algún percance, los compañeros te ayudan”, admite Yara 
Silva.
Cuando se decidió apostarle a la edición de un diario policiaco, la selec-
ción de reporteros no fue planeada, incluso no se pidió que tuvieran ex-
periencia. Algunos ya trabajaban en otras secciones y simplemente se les 
preguntó si querían salir a reportear, el hecho es que todos tenían ganas 
de “entrarle” a la nueva etapa del periódico. 
“De entrada te apoyas en la gente que conoces. Si quieres casos particula-
res, el de Yara Silva, a quien le había leído algunos textos cuando formaba 
parte de Milenio, que no parecían malos y que en el momento de la selec-
 Siendo 
honestos, 
es ilegal 
traer un radio 
de esos, pero el 
reportero tiene que 
ingeniárselas para 
poder conseguir la 
noticia y llegar a 
tiempo al lugar de 
los hechos”
Enrique Morán, 
coordinador editorial del 
periódico El Grafico Toluca
El Gráfico 
59E S TO S Í E S R I FA R S E E L F Í S I C O | 2 0 1 2
ción trabajaba para El Gráfico. El primer fotógrafo que me recomendaron 
fue Rosalío Huízar; cuando le hablé, él ya había venido con María (Félix), 
recomendado por otra persona, y pues se quedó”, asegura Édgar Córdova.
Arturo Ortiz, el único hombre en la plantilla de reporteros, “es un caso más 
curioso. Cuando lo entrevisté fue sincero y me dijo ‘nunca he cubierto la 
Procuraduría, pero quiero hacerlo’ y le dije: ‘está bien, confío en ti’, y juntos 
planeamos cómo se podría trabajar y al final dio resultado. Parece que hi-
cimos buena mancuerna, nos entendimos; yo pedía, él cumplía, proponía 
y yo autorizaba”, añade.
Asimismo, el hecho que sólo fueran las mujeres las encomendadas a su-
birse a una moto no fue planeado y sí mera coincidencia. 
En todo los casos, les insistía en que ellos eran los ‘ojos’ en la calle, que al 
final puedo pedir y proponer,pero quienes viven la ciudad son ellos; por 
eso creo que no debo estar dando órdenes, cada quien sabe lo que debe 
hacer”, finaliza.
La competencia nuestra de cada día
A diario es necesario idear los contenidos atractivos para ofrecerle al lector, 
a quien no se le escapa una, la mayoría de las veces es difícil de convencer, 
critica información y errores ortográficos, además, por si fuera poco, es 
insaciable, pues siempre exige más y más y más.
Que si hoy hay mucha sangre, que por qué tapan al muertito, que la mujer salió 
muy destapada o demasiado tapada, que equivocaron los resultados del fut, que 
hoy no salió una columna; los horóscopos o el crucigrama está mal, “publicaron 
el de ayer”. Incluso han calificado al personal del periódico de vulgares e irres-
petuosos, a los hombres, y de casquivanas a las mujeres por las páginas de sexo.
El público de El Gráfico es duro por lo que hay que ofrecerle contenidos 
diversos, no sólo de asuntos policiacos o temas de sexualidad, para evitar 
que se aburra y deje de comprar el diario.
Sin embargo, para María Félix la competencia no existe, pues las ventas 
El Gráfico El Gráfico 
60 E S TO S Í E S R I FA R S E E L F Í S I C O | 2 0 1 2
del periódico están muy por arriba de los demás diarios populares que 
circulan en la ciudad de México y el área metropolitana.
“La competencia no es el ‘coco’ del diario. Más bien tendría que ser al revés, 
y tan es así que por ejemplo mucha información que nosotros sacamos 
como los contenidos de economía, ellos (El Metro) también ya tienen 
una página similar. Otro ejemplo, lanzamos la columna de La Banquetera 
y ellos sacaron algo de paseos por comidas. Ellos tienen que estar más 
preocupados, porque para empezar van a otro público y su precio es el 
doble que el del nuestro”, indica.
Pese a esto, la directora general siempre está preocupada por darle un 
“plus” al público lector, ya que considera justo que la gente que compra el 
diario encuentre más que la nota que sucedió el día anterior.
“Es lo que estamos haciendo actualmente, publicamos las historias de las 
mujeres desaparecidas o las que han sido asesinadas para darle segui-
miento; también está la columna de Sanamente que intenta aconsejar 
a la gente para resolver sus problemas cotidianos, de salud mental. Es 
ir dando algo más, que no sólo sean temas políticos, que sean asuntos 
ciudadanos y de alcance”, señala María Félix.
Agrega que el diario cuenta con información variada, que si bien en la 
portada vende un asunto policiaco, las 64 páginas no serán de sangre, 
“el reto está en qué más vas a darle en el resto de las planas, informarlos 
sobre temas locales, del mundo, de país, de salud, sexualidad, economía, de 
diversión”. 
El Gráfico 
61E S TO S Í E S R I FA R S E E L F Í S I C O | 2 0 1 2
Ventas al cielo
De ese letargo que duró casi cinco años, desde que cambió su horario, El 
Gráfico pudo levantarse y, sobre todo, posicionarse como el diario popular 
más importante de la capital del país y el área metropolitana.
“Desde que se empezaron a hacer los cambios, incluso aún en proceso los 
estudios de mercado, inmediatamente se vieron los resultados, en marzo 
o abril de 2008 comenzaron a subir las ventas”, indica María Félix.
Para que lo anterior sucediera se replanteó, además, la estrategia de circu-
lación y se fortaleció toda la venta en el Sistema de Transporte Colectivo 
Metro, que es lugar donde más vende el diario.
De ser un periódico con 32 ó 40 páginas, El Gráfico pasó a 64 o hasta más, 
debido, en gran parte, a la numerosa cantidad de anunciantes que quieren 
aparecer en sus planas. 
La directora general asegura que actualmente las ventas del periódico 
van “viento en popa”; tan sólo en 2011 el diario creció 4%, con un tiraje 
de 300 ejemplares mil diarios, (siendo éste los días lunes más alto) y un 
porcentaje de devolución de 10%.
Del mismo modo, también propuso la creación de las ediciones de fin 
de semana, que hasta antes de abril de 2008 no existían. Los contenidos 
sugeridos fueron más espectáculos para el sábado y más deportes para 
el domingo, fórmula que funcionó bastante bien, pues al inicio vendían 
hasta 43 mil ejemplares y actualmente llegan a más de 200 mil.
De acuerdo con el Padrón de Medios Impresos de la Secretaría de 
Gobernación, el público de El Gráfico está conformado en 76% por hom-
bres y 24% por mujeres. De éstos, 53% pertenece al sector obrero, seguido 
de trabajadores independientes y estudiantes con 11%, cada uno; amas de 
casa, quienes representan 10%. Mientras que los empleados de gobierno, 
profesionistas y directivos reúnen cada uno 4% de los lectores. Quedando 
en el último rango los desempleados con 3%.
La tríada perfecta, ya descrita anteriormente, aunada al bajo precio, 
la amplia circulación y el “plus” de información son los ingredientes 
El Gráfico El Gráfico 
62 E S TO S Í E S R I FA R S E E L F Í S I C O | 2 0 1 2
básicos que le han funcionado a El Gráfico para siga en continuo 
desarrollo.
Sin embargo, existen factores que influyen en las ventas. Una portada con 
un cuerpo cubierto no vende; una imagen de un hecho muy llamativo 
(como el rescate en helicóptero de personas en un edificio de Santa Fe 
que se incendió), pero donde no hubo muertos, tampoco vende, asegura 
María Félix. 
“Si no pasa nada, si no hay desenlace trágico, la gente no compra. Quizá 
te comprará más, desafortunadamente, si muere un motociclista, por 
ejemplo, aunque sea un accidente de tránsito, esto vende más”, agrega.
Sin embargo, Juan Carlos Romero Puga, alaba el hecho de que en los 
últimos tiempos El Gráfico ha moderado la publicación de imágenes explí-
citas, de manera que sólo se vean detalles que no muestran el rostro de la 
víctima o el “grado de sangre”, como la mano o el pie; “son salidas creativas 
y válidas a la violencia cotidiana”, dice.
“La muerte reciente de unos universitarios en carretera, es una de esas 
ocasiones en que El Gráfico lo resolvió súper bien; tengo ejemplos de 
cómo La Prensa y El Metro publicaron los rostros y la sangre, pero El Gráfico 
lo resolvió con la fotografía de una mano, mostrando el mismo hecho, 
pero con la perspectiva distinta, mucho más respetuosa, menos invasiva, 
menos agresiva en lo visual hacia el lector, hacia los familiares”, expresa.
Existe otro caso muy claro, el de un decapitado en Santa Fe; la imagen de 
El Metro muestra a gente descolgando el cuerpo y podías verlo sin cabeza, 
es brutal la escena; pero observas la portada que publica El Gráfico, donde 
hay una foto en la que se ve el fondo y los brazos de la persona colgada, 
no es tan explícita, no te alcanza a mostrar la brutalidad del cuerpo seccio-
nado, agrega Romero Puga.
“No sé cómo se tomaron las decisiones de esas fotografías, pero me queda 
claro que fueron resueltas mejor que en los otros dos diarios; sí creo que 
por lo menos en esos dos casos está claro que se puede hacer una diferen-
cia en la forma de cómo haces periodismo, que puedes hacer periodismo 
policiaco sin ser tan rudo con tus lectores y sin ser tan cruel con la gente 
que está involucrada en la violencia”, finaliza.
Lectores
El público de 
El Gráfico está 
conformado en:
76%
hombres
24%
mujeres.
De éstos,
53% 
son obreros
11%
trabajadores 
independientes 
y estudiantes 
10%
amas de casa
4%
empleados 
de gobierno, 
profesionistas 
y directivos
3%
desempleados
El Gráfico 
63E S TO S Í E S R I FA R S E E L F Í S I C O | 2 0 1 2
Fotos: Rosalío Huízar
65ESTO SÍ ES RIFARSE EL FÍSICO | 2012
4ARRIESGANDO EL FÍSICO
66 E S TO S Í E S R I FA R S E E L F Í S I C O | 2 0 1 2
La vida de una reportera de Seguridad
Son conocidas como “las mujeres de la fuente”. Situaciones del destino o 
mera convicción las llevó a ese lugar que ocupan actualmente: arriba de 
una motocicleta, con casco, mochila a la espalda, agarradas con todas sus 
fuerzas a la cintura del fotógrafo que conduce la unidad que las llevará a 
un caso, del cual no saben si saldrán ilesas.Yara, Karenia y Érika conforman el trío de féminas que se encarga de nutrir 
con su audacia e historias que escriben la sección de Seguridad de El 
Gráfico. 
Son jóvenes y guapas, seguras como la noticia que cubren, aventureras 
y sobre todo, envalentonadas, porque cuando “hay un muertito” olvidan 
todo glamour y temor para salir corriendo, “treparse” a la moto e ir tras la 
nota. Así es la vida de una reportera de Seguridad.
Yara
Dice que una de sus estrategias es acercarse a la gente con el teléfono 
celular en mano, como desconocida, les pregunta: “¿Te puedo ayudar en 
algo?, ¿quieres hablarle a algún familiar? Te presto mi teléfono para que te 
comuniques con ellos”.
De esta forma, Yara Silva, una de las reporteras de Seguridad, se “ca-
mufla” entre familiares y vecinos para obtener datos de las víctimas 
de algún trágico suceso, pues –dice - las personas le toman confianza 
y así logra enterarse del nombre, edad, vida y, principalmente, his-
toria. 
Es común que un padre lleve a su hijo o hija al lugar donde trabaja para 
que éste vea cómo se desempeña y despierte cierto orgullo en el peque-
ño; si es obrero, lo traslada a la fábrica, si es doctor, al consultorio, si es 
empleado de alguna empresa, a la oficina, pero si es ministerio público, 
¿lo llevaría a un lugar de esas magnitudes?
Foto: cortesía
El Gráfico 
67E S TO S Í E S R I FA R S E E L F Í S I C O | 2 0 1 2
En el caso de Yara, la respuesta es afirmativa, pues desde que ella tenía 
nueve años de edad, recuerda, era asidua visitante de estos sitios, punto 
de reunión y “convivencia” de policías, delincuentes y víctimas de críme-
nes o robos. 
“La primera vez que vi un muerto fue hasta cierto punto ‘normal’, pues 
accidente que había, accidente donde mis papás se paraban para ver en 
qué podían ayudar y así era su vida. Creo que de ahí me llamó mucho la 
atención”, cuenta.
El contar con todo este antecedente familiar quizá la ayudó para encon-
trar su vocación en el periodismo policiaco, primero en el diario Milenio, 
donde inició como auxiliar y luego, sin dudarlo, pasó a la sección de 
Justicia. Aquí cubrió casos importantes como el de Atenco, donde revela 
que hubo muertos y violaciones.
Dos años más tarde hizo una pausa para convertirse en madre y regresó 
al diario, pero no a la misma fuente, sino a la de Medio Ambiente, donde 
la “declaracionitis” de los funcionarios terminaron por aburrirla, así que 
decidió renunciar a Milenio, ya que a ella lo que le emocionaba eran las 
historias de la gente común y corriente, ésas que surgen en el ambiente, 
pero de uniformados y paramédicos. 
“Me gusta mucho la idea de conocer. Antes de subirme a la moto no sabía 
ni dónde estaba Neza o Ecatepec, sí sabía lo que ocurría, pero no lo vivía. 
Por ejemplo, cuando voy a un caso, veo todo lo que sucede; si matan a un 
chavo, observo cómo llega la familia y llora, pero atrás de ese hecho está 
toda la cultura de la familia, pues escucho lo que le dicen y a veces me 
doy cuenta de cómo lo educaron”, expresa.
Indignada, Yara recuerda un caso en el municipio de Nezahualcóyotl, en el 
estado de México, donde sicarios asesinaron a varios jóvenes: “La gente se 
arremolinó horrible y las mamás iban por los chavos que estaban ahí y los 
metían a sus casas, les decían ‘vete de aquí, porque el siguiente vas a ser 
tú’ y ellos les contestaban que si les tocaba morir no les importaba, pero 
que estaban siéndole fieles a su jefe. Estos chavitos estaban muy metidos 
en la onda de la droga y las mamás estaban enteradas de esto, pero no 
hacen nada”.
Te das cuenta de cómo viven, ya que son chavos que no tienen rumbo, 
están perdidos y no tienen quién los guíe”, agrega.
Nunca sabes 
a qué vas, 
nunca sabes 
qué va a pasar en el 
momento en que te 
bajas de la moto. Eso 
te estresa mucho, 
pero te gusta”
Yara Silva, Reportera
El Gráfico El Gráfico 
68 E S TO S Í E S R I FA R S E E L F Í S I C O | 2 0 1 2
Para ella, las caídas de la motocicleta es lo más leve que le ha pasado, pues 
ha enfrentado situaciones donde realmente pensó que “todo había valido”.
“Hace tiempo un camión volcó en el segundo piso del Periférico. Jacobo 
(Arellano) y yo íbamos subiendo en la moto por esta vía y nunca nos dimos 
cuenta que enfrente de nosotros circulaba una camioneta blindada, que 
era escoltada por cuatro motociclistas vestidos de negro. Nosotros íbamos 
rapidísimo porque si no se nos iba la nota, por lo que Jacobo, sin darse 
cuenta, se le cerró a uno de los motociclistas, de repente todos ellos nos 
cerraron el paso y nos ordenaron con grosería y media que nos bajáramos; 
les contestamos que por qué, además estábamos en el segundo piso y no 
nos podíamos bajar, y uno de ellos gritó: ‘Te bajas porque te lo ordeno’, al 
tiempo que sacó un arma, pensé que hasta ahí habíamos llegado. Lo que 
hice fue tomar mi mochila y andando, sacar la credencial del periódico, 
y el sujeto pensó que iba a sacar un arma, y me preguntó qué estaba 
sacando, le grité que mi credencial para identificarme, les dijimos ‘somos 
reporteros de El Universal’, y nos dice ‘bájense del segundo piso, háganle 
como quieran, pero bájense’”.
Ese fue uno de los tantos días donde reflexiona sobre su labor y se cues-
tiona por qué tiene que vivir esto; sin embargo, “al otro día digo no pasó 
nada y seguimos.
“Nunca sabes a qué vas, nunca sabes qué va a pasar en el momento en 
que te bajas de la moto. Eso te estresa mucho, pero te gusta”, agrega.
Su familia siempre le critica y, sobre todo, cuestiona por qué tiene que vivir 
como agente de la policía, en un ambiente de mucho peligro.
“El papá de mi hijo y mis padres me insisten mucho en que deje este 
trabajo, porque puedo dejar a Paco sin mamá. Me comparan mucho con 
los policías, no les gusta, aunque ellos hayan trabajado en el MP”, expresa.
Incluso sus tíos y primos, a los que califica como una familia “cuquis”, no 
ven con buenos ojos que labore para un medio como El Gráfico y que se 
“mezcle” con policías y ladrones. “¿Cómo que te subes a una moto y andas 
con policías?”, le preguntan, pero a la vez les interesa y la cuestionan sobre 
un caso. Ella sólo calla y piensa: “Son morbosos, pero no lo admiten”.
Ya sea en el trabajo, afuera de él y cuando descansa, Yara anda tranquila 
por la vida, no teme a que le pase algo; sin embargo, su calma termina 
El Gráfico 
69E S TO S Í E S R I FA R S E E L F Í S I C O | 2 0 1 2
cuando piensa en los integrantes de su familia y en los peligros a los que 
probablemente están expuestos.
“Sé rutas que no deben de tomar nunca, sé calles que nunca deben de 
cruzar y sé qué deben hacer cuando alguien se les acerca, todo lo voy 
aprendiendo y lo voy controlando en mi familia, porque entre menos 
peligros padezcan es mejor”, asegura.
La adrenalina la invade cada vez que se sube a la motocicleta para cubrir 
un suceso policiaco. No piensa en nada más que conseguir la mayor can-
tidad de datos para escribir su nota y recrear la historia, aunque luego “le 
caiga el veinte” del caso que acaba de presenciar.
“Cuando pasó lo del chavito (Fernandito) a quien su mamá le sacó los ojos 
en su casa de Nezahualcóyotl, al momento no pensé, estaba preocupada 
por sacar datos. Pero en la noche no pude dormir pensando en qué habría 
vivido la madre para hacer una cosa de esa magnitud y luego pensaba en 
el niño. Los doctores me decían que la familia preguntaba por él, pero les 
daban el reporte y se iban, y el niño estaba solo, en la cama del hospital, y 
sin que nadie lo viera. Yo me imaginaba a mi Paquito, toda la noche estuve 
pensando en ese niño”, agrega.
En octubre de 2011, Yara junto con su compañero Jacobo Arellano estuvie-
ron inmersos en una balacera en el municipio de Naucalpan, en el estado 
de México, producto de un enfrentamiento entre narcomenudistas, cuyo 
saldo hasta el momento en que se enteraron era de un muerto.
“Cuando los policías se habían animado a contarme lo que había pa-
sado, empezaron los balazos. Pero yo había dejado mi casco en una 
patrulla queestaba hasta delante y todos corrieron hacia atrás; en 
cambio me fui para adelante para agarrar mi casco y un policía me 
grita ‘a dónde vas, deja tu casco y agáchate’. Ahí me cayó el veinte, me 
agaché debajo de una camioneta, se dejaron de oír los balazos y corrí 
por mi casco. 
“El mismo policía me dijo que me fuera con el resto de mis compañeros. 
Le hablé a Jacobo y me dijo que me bajara, porque las casas de ahí están 
en desnivel, pero que fuera agachada. Todos estábamos en lo mismo, 
se dejaban de escuchar los balazos y salíamos a conseguir datos, a ver 
lo que estaba sucediendo y a tratar de acercarnos hacia donde estaba 
el tiroteo. Fue hasta que mataron a alguno de ellos cuando se dejaron 
El Gráfico El Gráfico 
70 E S TO S Í E S R I FA R S E E L F Í S I C O | 2 0 1 2
de escuchar los disparos, y nos acercamos para enterarnos de lo que 
había pasado”.
Asegura que ha aprendido a no dejarse llevar por el miedo, que, al con-
trario, ese instinto por enterarse de los hechos provoca que se arriesgue 
sin medir las consecuencias. “Primero pensé en mi casco, luego en con-
seguir los datos, y de regreso en la moto pensé: ‘en qué estoy metida. Yo 
en medio de una balacera y mi hijo cenando algo en la casa, tengo que 
cambiar de trabajo’, pero al otro día estás aquí y dices no pasó nada, a 
seguirle’”.
Reconoce que los casos donde las víctimas son menores de edad, “le pe-
gan durísimo” y lo vincula con el hecho de ser la madre de un niño de siete 
años: Paquito, a quien tuvo cuando contaba con 28 años.
“Un suceso que se me quedó muy grabado fue la primera vez que vi a una 
niña muerta. A ella la atropellaron cuando soltó la mano de su mamá y salió 
corriendo de una panadería hacia la calle, en ese momento una camioneta 
también salía del establecimiento, la atropelló y la pequeña murió. 
“Yo no sabía a qué íbamos y cuando llegué, vi a la niña y sentí horrible, fue 
como depresión, que todo el día no me la quité. Como si hubiera sido mi 
hijo, pues aparte la niña tenía la edad de Paco, entonces la relacioné, como 
si se hubiera muerto mi hijo”, describe.
Lo más obvio para los reporteros de nota roja es que si cubren hechos del 
ámbito policiaco los uniformados deberían ser su fuente de consulta prin-
cipal; sin embargo, esto no es así, pues los propios agentes son quienes les 
ponen trabas para desempeñar su labor.
“Como soy mujer hay muchos policías ‘coquetos’ que te pasan datos, al 
tiempo que te tiran la onda, pero hay otros son muy cerrados y de plano 
no sueltan la información. En cambio, a los hombres les dicen: ‘a ver com-
pa, te paso todo’, pero como uno es mujer se reservan todo. Es incómodo 
trabajar con ellos, porque te asedian, pero al final te acostumbras a batear-
los”, revela.
Aunando a esto, Yara refiere que los familiares de las víctimas son otro obs-
táculo que tienen que sortear, “hay casos en que llegamos y más tardas 
en bajarte de la moto que en irte, porque muchas veces la familia es muy 
agresiva y no quiere que estés ahí”. 
El Gráfico 
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Por esto, refiere que para desarrollar el periodismo policiaco y sacar buenas 
historias una de las estrategias es ganar la confianza de la familia, luego la 
versión de los testigos y por último la de los policías.
“En muchos casos ni acerco la libreta, me lo aprendo de memoria todo lo 
que cuentan y luego anoto. Nunca quieren hablar con reporteros, es muy 
raro quien se acerca (sic) y te quiere contar, es mejor hacerte pasar como una 
chismosa”, indica.
Yara espera en un futuro dejar la motocicleta, no se ve a los 40 años y con 
un hijo en secundaria “trepada” en un vehículo así. Le gustaría continuar 
con el periodismo policiaco, pero aún no sabe cómo ni dónde, por el mo-
mento “se deja llevar” porque hoy puede decir “qué hago aquí” y mañana 
“a seguirle, que aquí no ha pasado nada”.
Erika
“El primer día que llegué a cubrir la fuente de seguridad en El Gráfico, me 
tocó muertito”, señala Érika Carpio López, la más tímida y quizá sensible de 
“las mujeres de la fuente”, pero no por eso la más temerosa.
Relata su primer caso luego de que la “rescataron” de la corresponsalía en 
Ecatepec, en 2009, y le ordenaron que subiera a la motocicleta para cubrir 
La familia de Yara siempre 
le cuestiona por qué tiene 
que vivir como agente de la 
policía, en un ambiente de 
mucho peligro
Foto: Rosalío Huízar
Foto: cortesía
El Gráfico El Gráfico 
" 
72 E S TO S Í E S R I FA R S E E L F Í S I C O | 2 0 1 2
nota roja: “Me tocó cubrir un choque en metro CU entre una combi de pa-
sajeros y un vehículo particular; la combi se impactó contra un poste, por 
lo que el conductor murió. El hombre estaba completamente aplastado, lo 
único que vi fue su brazo inerte. Me causó una impresión de dos segundos 
y enseguida me puse a recabar datos, pero no me sentí con temor”.
Sin experiencia en la nota roja y mucho menos en abordar una motocicle-
ta, cuenta que nunca pasó por su mente que los reporteros de Seguridad 
del diario llegaban al lugar de los hechos en un vehículo de este tipo.
“En mis inicios no tenía conciencia del riesgo que implicaba subirse a una 
moto, ese ‘veinte’ me fue cayendo después cuando empecé a ver muertos 
por choques o caídas en motocicleta y ver cómo quedaban, porque me 
han tocado casos donde pierden literalmente la cabeza”, afirma.
Érika se considera la más afortunada de las tres mujeres, pues indica que 
aún no ha enfrentado situaciones que pongan en peligro su integridad 
física, esas veces en donde diga “aquí quedé”.
Posiblemente el caso al que le vio más riesgo y donde sintió la adrenalina a 
todo lo que da, ocurrió en abril de 2010 durante un asalto a una casa de em-
peño en la colonia Solidaridad Nacional, en la delegación Gustavo A. Madero.
Aquella vez el entonces procurador Miguel Ángel Mancera fungió como 
mediador, luego de que los delincuentes sacaron a dos de los trabajadores 
con pistolas apuntándoles a su cabeza. 
“Nosotros estábamos afuera. Ésa fue una ocasión en la que sentí un poco 
de temor porque los policías nos gritaban que nos hiciéramos a un lado, 
ya que en cualquier momento podían disparar. Yo no sabía para dónde 
moverme, pero a la vez ahí quería estar. Tras la salida de los sujetos, inicia 
la persecución y mi compañero y yo subimos en la moto para seguirlos. 
“A los ladrones los agarraron en un paraje cerca de Tlanepantla, estado de 
México. Afortunadamente no hubo heridos, pero sí fue un suceso que me 
causó un poco de miedo”, expresa.
Vieja y trillada es la frase de que “la realidad supera a la ficción”, pero Erika ha 
presenciado casos donde esta expresión les queda que ni mandando a hacer.
“Un suceso que sí me impactó fue una carambola en la carretera México-
El Gráfico 
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Tulancingo, donde un tráiler que no pudo ver por la neblina frenó intem-
pestivamente y atrás de éste un vehículo compacto se estampó, pero 
luego llegó otro tráiler y también lo chocó, lo aplastaron y se incendió.
“Cuando llegué le pregunté al policía federal que en dónde estaban los 
muertos y me dice ‘los tienes enfrente’, y veo que era una familia calcinada, 
el papá, dos niños, entre ellos un bebé. Esa imagen me quedó muy gra-
bada y aparte volteo y veo cómo empiezan a sacar tres cadáveres de otro 
coche que se impactó atrás del segundo tráiler, observo cómo sus caras 
están ensangrentadas y desfiguradas por los golpes. Fue algo impresio-
nante”, relata.
Pese a los episodios sangrientos y crueles por los que ha pasado, no ha 
perdido la sensibilidad ante los hechos, sino todo lo contrario. Por eso 
confiesa que el día en que sí derramó una lágrima, sintió un hueco en 
el estómago y se le quebró la voz fue cuando un hombre, en estado de 
ebriedad y que circulaba en su automóvil a exceso de velocidad, atropelló 
a dos niños en la delegación Álvaro Obregón.
“Hubo un caso donde ya no pude más y lloré. En la colonia Olivar del 
Conde dos niños fueronatropellados, eran hermanos. Al lugar arribó la 
mamá y comenzó a gritar y a llorar. El ver esa escena tan desgarradora, 
donde imploraba que quería a sus hijos, ver su sufrimiento, provocó que 
soltara la lágrima. Creo que todos los que estábamos ahí nos causó una 
indignación total; me tuve que ir porque ahí se respiraba el dolor”, indica.
Un suceso 
que sí me 
impactó 
fue una carambola 
en la carretera 
México-Tulancingo, 
donde un tráiler 
que no pudo ver 
por la neblina, frenó 
intempestivamente 
y atrás de éste un 
vehículo compacto 
se estampó, pero 
luego llegó otro 
tráiler y también lo 
chocó, lo aplastaron 
y se incendió”
Erika Carpio, reportera
El caso más peligroso que le 
ha tocado ocurrió en abril 
de 2010 durante un asalto 
a una casa de empeño 
en la colonia Solidaridad 
Nacional, en la delegación 
Gustavo A. Madero
Foto: Archivo El Universal
El Gráfico El Gráfico 
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Lo que sí ha cambiado en su personalidad con el tiempo que lleva como 
reportera de Seguridad es la confianza que tiene hacia los demás.
“Cubrir la fuente policiaca me ha cambiado, antes era muy confiada, iba por 
la vida muy tranquila. Por los hechos que ves, historias que escuchas, me 
he vuelto una persona desconfiada y paranoica. A veces voy caminando 
en la calle y volteo para ver quién viene atrás de mí, me da mucho miedo 
viajar en transporte público por los asaltos. Inevitablemente ya soy así.
“También soy temerosa de salir en las noches, de que esté en el antro y 
lleguen a balearlo. Cuando me entero de que hay un muerto en Ecatepec, 
hablo con mis papás para saber cómo están, para escucharlos”, señala.
Es indudable que el cubrir la fuente policiaca representó para Erika toda 
una escuela donde el aprendizaje es constante; sin embargo, asegura que 
no se ve por muchos años cubriendo en la motocicleta, pero sí quisiera 
ingresar a una institución policiaca, pues el “mundo es fascinante”, donde 
se vive la realidad tal cual, sin interpretaciones o juicios.
“He aprendido que estamos inmersos en un panorama social decadente, 
donde ya se han hecho a un lado muchos valores, donde mucha gente ha 
perdido la sensibilidad, ya que es fácil matar como si fuera cualquier cosa. 
Es difícil de creer, pero es la realidad que vivimos a consecuencia de la falta 
de educación, de la falta de empleo. Esta violencia es consecuencia de 
esto. Una violencia que no percibía tal cual, no la tocaba, hasta que entré 
a cubrir policía”, finaliza.
Cubrir la fuente policiaca 
es para Erika Carpio toda 
una escuela donde el 
aprendizaje es constante; sin 
embargo, en un futuro no se 
ve a bordo de la motocicleta
Foto: Rosalío Huízar
El Gráfico 
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Karenia
Recuerda a Diana, esa chica que un día antes había asistido a una fiesta 
con su novio y que ahora yacía semidesnuda, violada y ahorcada en un 
paraje del Ajusco, en la delegación Tlalpan. 
También recuerda a lo que ella considera su “patadita de la suerte”: se 
trataba de Dasaev, un joven que había matado a su mamá por asuntos de 
droga y que, curiosamente, tenía el mismo nombre de su hermano.
Los anteriores son casos que Karenia Piña Garfias plasmó al iniciar su ca-
rrera como reportera de nota roja en El Gráfico. El primero fue un suceso 
al que acudió a cubrir, mientras que el segundo fueron datos que obtuvo 
en la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF) para 
elaborar la nota con la que debutaría en el periodismo policiaco.
Sin embargo, tristemente, también se acuerda del choque hace aproxima-
damente dos años de un automóvil, donde un menor de año y medio salió 
disparado por la ventana y su cuerpo quedó tendido en el asfalto. “A este niño 
es al único muerto que he soñado, no dejo de acordarme de esa imagen; de 
ningún otro muerto tengo tan clara la imagen como la de él”, dice. 
Su familia y amigos le preguntan que si puede dormir, ella, simple y senci-
llamente les contesta: “Sí, porque yo no los maté”.
A partir de éstos, sus primeros casos que cubrió, “Niña” (como la llaman 
algunos compañeros en la redacción) aprendió a no dejarse traicionar 
por los sentimientos y a que debía separarlos de su trabajo para poder 
desempeñar su labor.
Y cuando relata lo sucedido casi inmediatamente sentencia: “En ese mo-
mento decidí que no me debía clavar en las historias, que tenía que hacer 
mi trabajo, pero que tenía que aprender a separar mi vida y mis sentimien-
tos de lo que veía a diario. Me enfoco en lo que es mi trabajo, investigo las 
cosas, pero no me lo llevo y no lo pienso en todo el día”.
Con el incremento de la inseguridad en el país es frecuente escuchar que 
la gente toma precauciones al caminar por las calles o al viajar en cualquier 
transporte, esta situación Karenia la multiplica al doble, ya que confiesa 
Foto: cortesía
El Gráfico El Gráfico 
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que desde que comenzó en el periodismo de nota roja “sus antenitas de 
alerta” funcionan al ciento por ciento.
“No tengo miedo, pero sí soy más precavida. Hasta para cruzar una calle 
me he vuelto más precavida porque conozco a cuántos atropellan en las 
avenidas”, dice.
“Hubo un tiempo que cuando mi hermano salía de noche, me ponía ner-
viosa porque me acordaba de lo que veía, de los borrachos inconscientes, 
hasta que un día decidí que no me clavaría en estos asuntos, pues cada 
quién tiene su destino”, agrega.
“Pareja, pásame tus datos”, es la frase favorita para que “la policía” Karenia, a 
través de una llamada telefónica, pueda “sacarle la sopa” a los uniformados 
que llegaron al lugar del crimen o accidente.
“Muchas veces me he hecho pasar por policía o por agente del Ministerio 
Público para que me den datos”, confiesa y añade, que a últimas fechas las 
autoridades se han vuelto muy cerradas y ya no acceden tan fácilmente 
a brindarles información, he aquí la causa de su “doble personalidad” en 
ciertos casos.
En ese sentido, menciona que cuando cubre un suceso lo primero que 
hace es observar a su alrededor, luego se dirige a los policías quienes, 
“después de mucho rogarles”, dan su “bracito a torcer” y le dan datos. Sin 
embargo, cuando lo anterior no sucede, hay que recurrir a los testigos, a 
los vecinos, para que ellos proporcionen información sobre el percance o 
las víctimas.
Al ser una mujer atractiva, Karenia también tiene que lidiar con los policías 
o comandantes que intentan “ligar” con ella, por lo que ha aprendido a 
darles la vuelta, a mentir en su estado civil y decir que es casada o simple-
mente a no contestarles el teléfono.
“Esta situación es muy fea. Me ha tocado enfrentar más este ambiente 
con los policías judiciales. De momento te dan la información para quedar 
bien y después te piden tu número de Nextel, ya luego te hablan para ver 
cuándo tomas un café con ellos, para conocer si eres casada para ver qué 
tanto puede lograr”, dice.
Los que no dan “un paso sin huarache”, agrega, son los policías del estado 
El Gráfico 
77E S TO S Í E S R I FA R S E E L F Í S I C O | 2 0 1 2
de México, porque o te piden dinero o que salgas con ellos. Confiesa que 
se le ha dificultado lograr contactos verdaderos que le den información, 
sin pedirle nada a cambio.
De más obstáculos que ha encontrado en este “camino tortuoso y rojo”, 
recuerda las cuatro caídas de la motocicleta, de las que, aliviada y con un 
poco de alegría, dice “tuve lesiones leves que ni necesité incapacidad”.
Pero, al contrario, tiene muy presente el día que acudió a “ese lugar de la 
Feria del Mole”, San Pedro Atocpan, en la delegación Milpa Alta, donde 
estuvo a punto de quedar “molida” durante un intento de linchamiento 
por parte de los pobladores a policías federales. Era febrero de 2010.
“Se puso muy feo. La gente estaba agresiva y comenzó a aventar piedras, 
mientras que los granaderos respondían con gases lacrimógenos. Me 
estaba ahogando. Los agentes me empujaron hastaque caí, fue cuando 
todos comenzaron a correr y pasaron encima de mí, como pude me paré. 
“En ese momento encontré a un policía judicial que me reconoció y me 
dijo: ‘¿qué haces aquí?’, le contesté: ‘cubriendo’, pero ya tenía las lágrimas 
por el lacrimógeno, porque me había caído y porque tenía miedo. El poli-
cía me rescató, me llevó a la patrulla y cuando todo se calmó, encontré al 
Canguro (Jacobo Arellano). Esa es la vez que más he tenido miedo en una 
cobertura”, relata.
Indica que su familia siempre le pregunta si algún día piensa cambiarse a 
otra fuente o a otro periódico para que ya no cubra sucesos de esa índole, 
pero ella aún no lo decide, pues la adrenalina que la invade cuando aborda 
la motocicleta, circula entre los automóviles e ignora los semáforos para 
llegar a un caso, representa un imán con demasiada fuerza del cual es 
difícil despegarse.
El ver personas fallecidas o lesionados por lo menos cinco días a la semana 
ha formado una especie de pensamiento negativo en su cabeza, incluso 
llegó a pensar que las situaciones malas que le sucedieron en una época 
de su vida eran a consecuencia de los “muertos que traía cargando”. 
“No soy supersticiosa, pero me han hecho limpias. La gente que me la 
hizo, me dijo que no traía muertos, pero sí estaba en un ambiente pesado 
que me robaba energía, por lo que me dieron un amuleto con un hilo 
rojo”, confiesa.
En ese 
momento 
decidí que 
no me debía clavar 
en las historias, que 
tenía que hacer mi 
trabajo, pero que 
tenía que aprender 
a separar mi vida y 
mis sentimientos de 
lo que veía a diario”
Karenia Piña, reportera 
El Gráfico El Gráfico 
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Emocionante, peligroso y satisfactorio cuando su nota sale publicada son 
los adjetivos con los que define su experiencia dentro de la cobertura 
policiaca, donde desde el día que inició le dijeron: “Te subes a la moto” y 
ella no lo dudó; sin embargo, reconoce que cada vez le da más miedo y 
“cada vez estoy más consciente de que redactar este tipo de textos en la 
ola de violencia que se vive en el país, es un peligro”.
“Cuando hablan de un muerto en la zona en la que vive un familiar o 
donde trabaja mi hermano, siempre le pido a la vida que no sea alguien 
que conozca. No sé qué pasaría, nunca me ha tocado y nunca quiero que 
me pase. Pero siempre que vamos en camino hacia alguna zona donde 
esté mi familia o donde mis amigos se mueven, le pido a la vida que no 
sea nadie que conozca”, finaliza.
Edición policiaca con un toque femenino
Son las cuatro de la tarde y Gabriela Morales llega a la redacción de El 
Gráfico. Saluda a sus compañeros, a algunos les llama por apodos, que en 
ese momento inventa, o se “se le sale” alguna frase pintoresca.
Karenia tiene que lidiar con 
los policías o comandantes 
que intentan “ligar” con ella, 
por lo que ha aprendido a 
darles la vuelta o mentir en 
su estado civil
Foto: especial
El Gráfico 
79E S TO S Í E S R I FA R S E E L F Í S I C O | 2 0 1 2
Al prender su computadora revisa notas informativas policiacas de “la casa” y de la 
sección de Estados de El Universal. Observa las fotografías que hasta el momento 
hay, anota y entra a la oficina del jefe de información, Édgar Córdova Rodríguez.
Ahí seleccionan el material. Proponen cuál será “el muertito” que se llevarán 
a la portada, y cuáles son los que quedarán en interiores. Claro, los de menos 
impacto tendrán espacios reducidos.
“Todo esto se hace según la importancia que tenga el suceso. Si es un ejecutado, 
tal vez lo llevemos a la portada; si es un descabezado, obviamente, esto no se 
cuestiona, va directo”, asegura Gabriela, quien es secretaria de redacción del 
diario y la actual encargada de la edición de las páginas de Seguridad.
El hecho de ser mujer no es un impedimento para seleccionar fotografías de 
víctimas, esquemar y editar las “páginas de poli”. Ella menciona que aprendió 
este proceso con Daniel Barragán, quien fuera director de ALARMA¡ y que 
allá por 2003 editaba la modesta sección de Seguridad en El Gráfico.
“A El Gráfico llegué en 2002. Durante un año me la pasé haciendo mis prácticas 
profesionales. Cuando terminé, María Félix me preguntó qué iba yo a hacer 
y le contesté que esperar una oportunidad. Después me quedé haciendo 
páginas de varias secciones hasta que Mari me dijo que me sentara con don 
Daniel Barragán para que aprendiera a formar páginas de policía”, recuerda.
Dice que para los encabezados se necesita tener imaginación. Ella puede tardar 
varios minutos e incluso horas en pensar un titular que llame la atención, que 
sea “el gancho” para el lector y éste quede satisfecho, aunque esto represente 
una labor titánica que no siempre se pueda lograr al ciento por ciento.
Gabriela, originaria de Zacatlán de las Manzanas, Puebla, siempre cuenta 
que ella quería ser doctora, pero al ser rechazada de la Universidad Nacional 
Autónoma de México (UNAM), su papá, situación extraña, decidió inscribirla 
en la Escuela de Periodismo Carlos Septién para que no perdiera el año.
Su destino, quizá, eran las víctimas y la sangre. A manera de sarcasmo y para 
relacionar, sin afán de burla, también aplicaría la frase “los médicos entierran 
sus errores, los periodistas los publican”.
“Me apasiona todo lo relacionado con la nota roja y con la adrenalina que 
te produce. En mis inicios en el periodismo policiaco, salí a observar cómo 
trabajaban los fotógrafos y los reporteros, y me gustó mucho”, asegura.
El Gráfico El Gráfico 
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Indica que le es fácil editar estas páginas, pues asegura que no le tiene miedo 
a la sangre (aunque muchas veces le pidan que las imágenes no “sean tan 
rojas”), al contrario, es gracias a la formación de planas de Seguridad que 
conoce parte de la vida de las víctimas y un poco de su realidad. 
Con los nuevos proyectos que ha emprendido El Gráfico, en Toluca, estado 
de México y Querétaro, actualmente la edición de la sección de Seguridad 
del diario la realizan diferentes secretarios de redacción, lo anterior para que 
el trabajo sea equitativo, al tiempo que se le da variedad en el estilo.
Reporteros gráficos: mente y sangre fría
Sin duda, el elemento central de los diarios populares es la fotografía, ya sea 
de la víctima de un homicidio, de un accidente o de cualquier suceso trágico.
En el proceso para que una imagen “sea digna de llevarse la de ocho”, un 
papel importante lo juegan los reporteros gráficos.
Ellos son los “ojos” del periódico, en los que la mayoría de las veces recae la 
responsabilidad de que las ventas suban o que el diario sea bien visto por 
el público lector.
Aunado a esto, en El Gráfico tienen la responsabilidad de conducir las 
motocicletas que se desplazarán por las calles de la ciudad y el área 
Metropolitana, a veces un poco más lejos, para llegar a tiempo al lugar 
donde “está el muertito”. 
Rosalío
“Hace dos años en la colonia Ciudad Cuauhtémoc, en Ecatepec, mataron 
a un presunto distribuidor de drogas. Al lugar llegó toda la familia de la 
víctima, que también eran narcomenudistas, de hecho hasta la policía 
les tenía miedo. Casi al llegar, los familiares nos comenzaron a golpear, 
Foto: cortesía
El Gráfico 
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nos amenazaron de muerte delante de los uniformados y como pudimos 
fuimos saliendo para evitar problemas. 
“Después supe que me estaban buscando. Me amenazaron que si salía 
publicada la fotografía me iban a matar; obviamente sí salió en el diario 
y hasta ahorita no ha pasado nada”, afirma Rosalío Huízar, el fotógrafo de 
Seguridad más experimentado de El Gráfico.
La mayor parte de sus 24 años de carrera periodística la ha pasado cap-
tando accidentes, homicidios, secuestros, desastres naturales, víctimas y 
sangre. Su “escuela de la lente” fue el diario La Prensa, en donde ingresó en 
1988, a la edad de 22 años.
Pese a que su apariencia física revela a un hombrealto y fuerte, su carácter es 
tranquilo. Detalla los sucesos de nota roja con naturalidad, como alguien acos-
tumbrado al dolor, a la tragedia y lo grotesco. Lo anterior se le percibe cuando 
alguien (otro fotógrafo o algún reportero) le llama por radio y contesta: “Sí, la 
cabeza y dos brazos, ahí la que te dije en Nicolás San Juan y Obrero Mundial. 
No ves que ayer a las tres de la tarde apareció el tronco en una maleta y poco 
más tarde aparecieron las piernas, como a dos cuadras, en una bolsa de hule 
dentro de una cubeta de esas que utilizan los lavacoches; sí, bolsa negra en 
una cubeta de plástico. Me tiraste de a loco cuando te dije a qué iba”.
Rosalío fue miembro del grupo conocido como “Los 11” (fundado por 
el reconocido fotógrafo de nota roja Enrique Metínides, ahora retirado), 
nombre que corresponde a la clave del periodista en el código de la radio-
frecuencia de la Cruz Roja.
Este equipo de reporteros gráficos, que trabajaban para varios medios de 
circulación nacional, disponía de una oficina dentro de las instalaciones de 
la Cruz Roja, y de una ambulancia, donada por la Procuraduría General de 
la República (PGR), con la cual se desplazaban hacia el lugar de los hechos.
“En una ambulancia es donde inicia la cobertura de la nota roja como 
tal. Ahí te subías y comenzabas a aprender cómo se hacía la fotografía 
policiaca”, recuerda.
A parte de trasladar a los fotógrafos, la ambulancia también cumplía con su 
función de rescate; “tuvimos que tomar cursos de primeros auxilios porque 
algunas veces había que ayudar, pero la verdad pocos teníamos el valor de 
sacar a gente prensada y además, teníamos que sacar las fotos”, relata.
El Gráfico El Gráfico 
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Tiempo después, durante una crisis económica, la Cruz Roja quito el apo-
yo que se le daba al vehículo, como mantenimiento y el operador. Los 
reporteros debieron poner de sus bolsillos para las refacciones, incluso 
Rosalío se capacitó para conducir la ambulancia 
 “La mayoría de los periódicos no eran policiacos y pues no querían aportar 
dinero, además el vehículo ya no servía y las reparaciones eran costosas, 
por lo que la ambulancia desaparece”, agrega. 
Al “expirar” el tiempo de vida de la ambulancia, arriban las motocicletas. El 
periódico Reforma y las televisoras fueron los pioneros en el uso de estos 
vehículos para la cobertura del periodismo policiaco.
Chalío, como lo llaman en la redacción, llegó a El Gráfico en 2008, a 
moldear la sección de Seguridad de este diario. Ya con experiencia 
en la motocicleta, sólo era cuestión de empezar a “hacer lo suyo”: la 
fotografía.
Dice que en esta labor ha aprendido a expresar por medio de la fotografía 
lo que se está viendo, a analizar el hecho y así deducir cuál es la imagen 
más periodística. “Como fotógrafo tienes que valorar lo que representará 
Rosalío Huízar es el 
fotógrafo de Seguridad de El 
Gráfico con más experiencia
Foto: especial
El Gráfico 
• 
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mejor ese suceso, sin importar si tiene sangre o no, o si está grotesca, 
porque tú vas a dar a conocer esa noticia con tu fotografía”.
Pese a ello, Huízar indica que los lectores no logran comprender que los 
fotógrafos nada ganan si el periódico es más sangriento, ya que a ellos “no 
les pagan por muerto”. 
“Siempre he dicho que una muy buena foto en portada, ‘jala’ mucho. Pero 
buena imagen no quiere decir que esté todo desecho, descuartizado, y se 
los he demostrado. La foto buena puede ser una mano, con un cristo en 
ella, por ejemplo”, argumenta.
En La Prensa, los directores decían que ellos querían la cara del muerto y 
la sangre, que les valía lo que hubiera alrededor. Y uno tenía que estar ca-
zando hasta que destapaban al muerto y tomar la foto, pero la foto buena 
no es esa”, agrega.
Retratar víctimas es su convicción, por lo que señala que para desarrollar 
este trabajo se necesita mente fría y sangre caliente. “Hay situaciones don-
de necesitas tener valor, ser duro y al mismo tiempo ser muy sensible, esto 
para que hagas una mejor fotografía. 
“Hay veces en que se debe ser duro para enfrentar a policías, pero a la vez 
sensible para que busques la mejor imagen, la que mejor ilustre tu nota o 
el hecho”, dice.
En ese sentido, agrega, en algunas ocasiones intenta ponerse en el lugar 
del familiar, de entender un poco el dolor por el que está pasando, y esto 
le ayuda a que pueda realizar mejor su trabajo.
Sin embargo, no siempre Rosalío y sus demás compañeros pueden llegar 
al lugar del accidente, bajarse de la moto y tomar la fotografía cómoda-
mente, pues sus principales obstáculos son los policías. 
En el siglo pasado el reportero de nota roja tenía acceso a los casos poli-
ciacos, como cualquier otra autoridad de justicia, asimismo era un investi-
gador, que en incluso resolvía los casos antes que la policía. Con el tiempo, 
los reporteros abandonaron la investigación, debido a las trabas que los 
mismos agentes les fueron colocando.
A manera de dato, en un póster que forma parte de la exposición perma-
Soy 
consciente 
de que me 
puede pasar algo, 
pero me gusta lo que 
hago y lo sé hacer. 
No puedes detenerte 
por pensar que un 
día te puede pasar 
algo”
Rosalío Huízar, fotógrafo 
El Gráfico El Gráfico 
84 E S TO S Í E S R I FA R S E E L F Í S I C O | 2 0 1 2
nente del Instituto de Formación Profesional, de la Procuraduría General 
de Justicia del Distrito Federal (PGJDF), se cita un artículo de El Universal, 
de noviembre de 1919, donde “a tres semanas de instaurada la policía ju-
dicial, la prensa de la época manifestó su inconformidad hacia las nuevas 
disposiciones que restringían la información a los reporteros de las oficinas 
del Ministerio Público. Ello generó una serie de reclamos encaminados a 
que esta medida fuera suspendida para la mejor labor de los reporteros 
gráficos”.
A casi cien años de esta nota informativa, pareciera que para los repor-
teros de nota roja no ha pasado el tiempo, pues los agentes de la policía 
continúan poniendo trabas a su labor. 
“En esta época la policía se ve rebasada para atacar la violencia, al tiempo 
que los diarios se llenan de este tipo de imágenes, por lo que los unifor-
mados optaron por intentar ocultar los hechos”, asegura Rosalío.
Indica que empezaron por cambiar el sistema de frecuencia de sus radios 
para que no llegara a sus oídos cualquier tipo de accidente, pero si se 
llegaban a enterar, lo que hacían, abiertamente, es prohibir las fotografías. 
“Acordonan el lugar de forma exagerada, por ejemplo, toda una calle, 
cuando hay un homicidio. Por lo que hay veces que nos subimos a los ár-
boles, a algunos edificios, algún camión que esté estacionado por ahí, una 
casa; siempre tienes que ingeniártelas. Claro, muchas veces no lo hemos 
logrado, ha habido ocasiones en que por más que le buscamos, no hemos 
podido tomar buenas fotos”, dice.
Confiesa que varias veces los uniformados “cambiaron de papel” y le ofre-
cieron “una mordida” para que no publicara una fotografía.
 “El ambiente policiaco es un tanto difícil. El policía está acostumbrado a 
situaciones muy peligrosas, es difícil entenderlos porque en su carrera se 
la juegan en una mala decisión. Si agarran a una persona, la presentan, 
se equivocaron y sale publicado, su carrera se acaba, por ese motivo te 
ofrecen una lana, y obviamente si no la aceptas queda resentido contigo, 
y puede que existan consecuencias por esa foto que salió en el diario”, 
indica.
Relata que antes era común que los comandantes ofrecieran regalos a los 
reporteros, incluso los invitaban a comer. “Antes era una relación de amis-
El Gráfico 
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tad, yo llegué a tener amigos policías, pero ya no se da eso, es muy difícil 
porque se malentienden las cosas. Además, los jefes policiacos manipulan 
a sus subordinados para evitar fuga de información. Actualmente, es difícil 
teneramigos policías”, expresa.
Pero así como hay obstáculos, también están los riesgos. El principal, al 
que se enfrenta casi a diario, es un percance en la motocicleta. 
“He pensado varias veces que cualquier distracción te puede provocar un 
accidente, y por muy barato que éste sea, saldré todo raspado, sino es que 
hasta uno puede quedar ahí”, expresa.
“Soy consciente de que me puede pasar algo, pero me gusta lo que hago 
y lo sé hacer. No puedes detenerte a pensar que un día te puede pasar 
algo”, finaliza.
Jacobo
En su cuello cuelga una cadena con cuatro imágenes religiosas: San 
Charbel, San Judas Tadeo, un Cristo y el Sagrado Corazón de Jesús. En su 
bolsillo guarda una moneda con la imagen del primer santo mencionado.
Dice que es para las malas energías, para los ataques, porque en esto del 
periodismo policiaco “haces todo lo que la gente te aconseja para prote-
gerte” y, agrega, “sí me ha funcionado”.
Jacobo Arellano, fotógrafo de El Gráfico, cree que los que cubren nota roja 
“se jalan a los muertos”, y esto no es un pensamiento que le vino así de 
repente, sino por las experiencias “extranormales” que le han sucedido 
desde que incursionó en las filas del periodismo policiaco.
“Un día fui a un caso a Eje 1 y Circunvalación, era un baleado. Un com-
pañero y yo nos encontramos a un chamán, que se acercó y me dijo: ‘tú 
te estás llevando a los muertitos, tienes un aura muy iluminada; te voy a 
recomendar que te fumes un cigarro, te des siete vueltas a lado izquierdo 
y lo tires y también arrojes una moneda”, recuerda Jacobo sobre su prime-
ra “aventura sobrenatural”.
Foto: cortesía
El Gráfico El Gráfico 
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La segunda ocurrió durante una visita que le hizo a una amiga en la 
Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF), quien estaba 
acompañada por otra mujer. “Se me quedó mirando y me pregunta: ‘¿Te 
puedo comentar algo y no me tiras de loca? Le contesté que sí y me dijo: 
‘Tú tienes un muerto colgando a tu espalda y te está absorbiendo energía’. 
Y la verdad es que aquella vez tenía un dolor en el cuello muy fuerte”, 
expresa.
“Mi amiga le confirmó que yo cubría muertos, entonces me aconsejó que 
cuando fuera a dormir pusiera un vaso con agua salada de grano debajo 
de mi cama para que absorbiera las malas energías que me llevo. Lo hice 
una vez y se me quitó el dolor de cuello”, relata.
El último episodio de este tipo ocurrió el año pasado cuando acudió a 
cubrir el deceso de otra víctima en la delegación Milpa Alta. Tras tomar 
fotografías, hablaba por teléfono con otro compañero, cuando una se-
ñora que tenía un local de ropa se le acercó para decirle: “No me lo vayas 
a tomar a mal, tú traes de lado derecho a un hombre y de lado izquierdo 
tienes a una mujer de pelo largo. Éste que tienes de lado derecho no sé 
si sea el que está aquí (al muerto que le acababa de tomar las imágenes) 
o que ya lo traigas desde antes”. Ella lo invitó a rezar y le recomendó que 
visitara a un especialista, pues ella no se dedicaba a “eso” y sólo se lo dijo 
para que se cuidara. 
“Ya cuando iba en la moto, sentí como si me estuvieran jalando. Llegué a 
Periférico y me paré, y le empecé a decir de groserías, porque me habían 
dicho que eso hiciera cuando me sucediera algo así, luego de esto, mila-
grosamente, se me quitó esa sensación”, dice.
Asegura que ya aprendió a vivir con este tipo de situaciones, donde “la 
convivencia con los muertos y sus fantasmas” se le ha hecho costumbre. 
“Mientras no te hagan daño, pueden estar aquí. Le tengo más miedo a los 
vivos que a los muertos y más en esta época”, ríe.
El Canguro, apodo que utiliza para comunicarse vía radio con sus com-
pañeros fotógrafos, asegura que con la experiencia de más de 10 años 
dentro de la cobertura de la nota roja, puede identificar a un ladrón con 
sólo verle la cara y aunque vista de traje. 
La motocicleta fue el vehículo que lo condujo al mundo del periodismo 
policiaco. Cuando tenía 21 años, ingresó como mensajero al periódico 
“Mientras 
no te hagan 
daño, 
pueden estar aquí. 
Le tengo más miedo 
a los vivos que a los 
muertos y más en 
esta época”
Jacobo Arellano, 
 fotógrafo
El Gráfico 
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Reforma, en donde era forzoso desplazarse en una unidad de este tipo, 
ya que la utilizaba para llevar al diario las imágenes que los fotógrafos 
tomaban y también para trasladar a los reporteros a sus eventos.
El gusto por la cámara originó que se inscribiera a la Escuela Activa de 
Fotografía, al tiempo que continuaba sus labores de “entrega y recepción” 
de material. Sus futuros compañeros de la lente fueron sus maestros al-
ternos, quienes lo motivaron a “equiparse” con la cámara y sus accesorios, 
incluso le dejaban tomar imágenes, mismas que se llegaron a publicar en 
el diario.
Jacobo corrió con suerte pues tras cursar la carrera, se abrió una plaza de 
auxiliar de fotografía en Reforma. En ese puesto duró tres años hasta que 
se convirtió en fotógrafo que cubriría las secciones de Ciudad, Nacional y 
Cultura.
Años después ingresaría a las filas “del hermano incómodo del Reforma”, 
Metro, para hacer lo que más le atraía: imágenes donde “corriera la sangre” 
y no las del funcionario que sólo posa o saluda.
Dice que está mal contarlo, pero que es un hecho que siempre presume 
como “si fuera un trofeo”: la noche del 23 de noviembre de 2004, en la 
delegación Tláhuac, donde tres policías fueron linchados y quemados por 
una turba.
“Fue una experiencia muy gruesa. Puedo decir que tuve frente a mí a los 
federales prendidos. Nunca había percibido el olor a un cuerpo quemado, 
y juro que es un hedor muy fuerte, feo y penetrante que te queda durante 
días”, asegura.
Uno de los riesgos más fuertes a los que se ha enfrentado y donde vio 
expuesta su integridad fue la balacera en Naucalpan, que le tocó también 
a su compañera reportera Yara Silva, que según sus expresiones “estuvo 
de película”.
“Fue una balacera entre narcomenudistas. Fuimos al lugar, que era un ce-
rro, y estuvo muy pesado porque había familia y decidí no sacar la cámara, 
pero luego tomé unas fotos tapadito. Mientras esperábamos el arribo de 
los peritos para que pudiéramos sacar imágenes de la víctima destapada, 
se escucharon unas detonaciones y todos nos echamos a correr, incluso 
los policías.
El Gráfico El Gráfico 
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“Ese día estaban los compañeros de Metro y La Prensa, Yara y yo. Al tiempo 
que corríamos, yo me cubrí, pero también saqué mi cámara para tomar 
fotos de los polis que estaban defendiéndose. 
Relata que en ese momento se dio cuenta de la carencia que tienen los 
uniformados frente a los narcotraficantes, pues mientras que los primeros 
sacaban sus “pistolitas”, los sicarios tenían armas de alto poder; “acá donde 
estábamos se oían apenas disparos, pero del otro eran ráfagas. Uno de mis 
compañeros dijo: ‘Nos van a rodear y a dar en la madre’”.
Resguardados en el patio de una casa, escuchaban arrancones de auto-
móviles y balazos y más balazos. Una “eternidad” de 25 minutos que duró 
el tiroteo entre policías y sicarios, tiempo en el que pensaron que “ya 
habían valido”.
“Hasta en la foto (imagen publicada por el diario La Prensa) se nos ve 
cara de preocupación. Yo pensaba cómo íbamos a salir, a qué hora; no 
sabíamos si nos iba a tocar un balazo porque nunca me había pasado 
algo así, yo que llevo diez años en el medio y nunca me había tocado una 
balacera”, describe.
En esta profesión te haces 
más fuerte, incluso un 
poco grosero, dice Jacobo 
Arellano
Foto: especial
El Gráfico 
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Indica que cuando dejaron de escuchar los disparos, agentes judiciales y 
elementos de la Agencia de Seguridad Estatal (ASE) arribaron al lugar con 
armas largas, y “sopas, que se vuelven a dar más plomazos” y de regreso a 
la trinchera.
El saldo fue de dos muertos, ambosnarcomenudistas. “Llegaron los pe-
ritos, salieron los familiares y nosotros también a disparar, pero las fotos. 
Y vámonos, sin voltear, a correr. Esa fue una experiencia muy fuerte, te 
pones a pensar y dices ‘hasta aquí llegué’”. Ellos están bien armados, si nos 
acercamos, nos friegan.
“No sé si sea tonto, pero es la chamba y te tienes que arriesgar, lo que 
quieren es la foto”, indica. 
De baja estatura, pero muy “entrón”, Jacobo está seguro que un policía 
“le dio un sustito” el año pasado cuando se dirigía a El Gráfico a bordo de 
su automóvil. “Esa vez circulaba por Eje 2 Norte. Cuando manejo, por lo 
mismo de esto (cubrir la nota roja), siempre espejeo. Me llamó la atención 
una camioneta blanca que iba detrás de mí, la cual llevaba “tumbaburros” 
(defensas grandes prohibidas en ciertos vehículos) y los vidrios polarizados. 
Ya para dar vuelta en Reforma, a ellos les toca el alto y a mí el siga, pero no 
sé cómo escucho un rechinido de llantas y que me centran; di dos vueltas 
y me subí a la banqueta, me pegué contra el vidrio, luego abrí la puerta 
y me salí. Alcancé a ver las placas porque el conductor se detuvo metros 
adelante para ver qué me había pasado y luego continuó su marcha.
“Aunque no me sugestioné, esto fue mucha coincidencia. Ese cuate estaba 
parado y se encarreró para chocarme. Levanté el acta, no sé si era policía, 
pero nunca localizaron la camioneta y las placas no estaban registradas, ni 
como robadas”.
Indica que no siente temor si alguien lo vigila, pues “no puede estar toda 
la vida con miedo a que le vaya a pasar algo”; sin embargo, y por “si las 
moscas” su estrategia es andar como nómada: vivir en el estado de México 
un rato o luego ir al Distrito Federal y pasar otra temporada.
También dice que en su teléfono celular trata de no guardar contactos, y si 
los tiene su maniobra es colocar las tres iniciales del nombre y el apellido.
“Dicen que somos fríos, que ya tenemos la sangre fría, siento que en mi 
caso, no, porque sigo siendo el mismo. Lo que sí es que te haces un poco 
El Gráfico El Gráfico 
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más fuerte y hasta un poco más grosero porque convives con policías, 
con cualquier tipo de gente, y te ven inofensivo y se aprovechan de ti. Hay 
veces que te tienes que poner al tú por tú con ellos, hasta en cómo hablas, 
por lo mismo para que no te vayan a golpear”, finaliza.
El código de las “zetas” y “equis”
Más de 150 claves, transmitidas por radio, deben memorizar los reporteros 
policiacos para realizar una cobertura eficiente de la nota roja y evitar que 
no se “les vaya” la información.
Esta conjunción de letras con números o simplemente dígitos con los 
cuales policías, paramédicos y personal de Protección Civil se comunican, 
son indispensables para que los reporteros se enteren sobre algún suceso 
y acudan al sitio donde ocurrió de la forma más rápida posible.
Debido a esto, cada vez que escuchan por radio “Z1 en Z6 en avenida 
División del Norte”, salen corriendo hacia la motocicleta, ya que se traduce 
en lo siguiente: “Muerto en vehículo en avenida División del Norte”.
Sin embargo, estas informaciones deben ser confirmadas, por eso los 
reporteros hacen uso de sus contactos para verificar la veracidad de los 
datos. A continuación se detallan las claves más utilizadas por los perio-
distas policiacos. 
Claves de la Secretaría de Seguridad Pública del DF
Z-1 Cadáver Z-2 Lesionado
Z-3 Atropellado Z-4 Golpeado
Z-5 Choque Z-6 Vehículo
Z-7 Teléfono Z-8 Base
Z-9 Ministerio Público, Delegación Z-10 Escolta
Z-11 Banco K-1 En movimiento
K-2 Permanecer en el lugar K-3 Acudir al lugar
K-4 Retirarse del lugar K-5 Máxima velocidad
K-6 Ubicación K-7 Reunirse en el lugar
K-8 Ayuda R-1 Orden superior
R-2 Orden cumplida R-3 Orden sin efecto
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R-4 Llamada general R-5 Suspende transmisión
R-6 Comisión, servicio R-7 Posición fatiga
R-8 Investigar R-9 Detenido
R-10 Enterado R-11 Pendiente
R-12 Repita mensaje R-13 Reporte, radio
X-1 Servicio confidencial X-2 Persona
X-3 Situación normal X-4 Ratero
X-5 Asalto X-6 Robo
X-7 Secuestro X-8 Violación
X-9 Sospechoso X-10 Bomba
X-11 Incendio X-12 Lesionado con arma blanca
X-13 Lesionado con arma de fuego
Claves de la Cruz Roja
1 Urgencias
2 Bomberos 2A Incendio
2B Explosión 2C Derrumbe
2D Fuga de gas 3 Emergencia grande
4X Militar 5 Herido
5O Herido leve 5A Apuñalado
5B Baleado 5E Electrocutado
5G Grave 5M Mutilado
5P Golpeado 5Q Quemado 
5S Auxiliado 7 En el lugar
8 Policía 8B Policía de tránsito
8C Policía de Caminos 8J Policía Judicial
8F Policía Femenil 8FJ Policía Federal Judicial
8X Policía Militar 8K Caseta de policía
8MP Ministerio Público 9 Detenido
9A Detenido peligroso 10 Traslado
11 Periodista 12 Carretera federal
12 A Autopista 12K Caseta cobro
12RC Hospital Vicente Leñero 13A Hospital Xoco
13B Hospital Balbuena 13C Hospital La Villa
14 Cadáver 14S Suicidio
14M Muchos muertos 16 Teléfono
17 Repita mensaje 18 Enterado
18A Afirmativo 19 Ubicación
22 Falsa alarma 23B Rescate barranca
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24M Estación Metro 25 Aeropuerto Internacional
25A Accidente aéreo 25B Avión de pasajeros
25C Avioneta 26 Vehículo
26A Automóvil 27 Choque
27-A Volcadura 27-M Accidente múltiple
28 Persona prensada 31 Pendiente
32 Convoy ambulancias 35 Llegando al lugar
38 Cancelado 38 A Negativo
40 Atropellado 40 M Atropellado múltiple
41 Helicóptero 44 Persona ebria
44 H Enfermo alcohólico 44 I Indigente
45 Centro médico 45 A Hospital La Raza
45 I Hospital ISSSTE 45 G Hospital General
45 J Hospital Juárez 45 M Hospital de la Mujer
45 F Hospital F.F.C.C. 45 P Hospital particular
45 X Hospital Militar 46 No use sirena
46 A Use sirena 49 Parto
49 A Aborto 53 M Manifestación
54 Tenemos problemas 55 Asalto
55 B Balacera 55 R Robo
55 S secuestro 55 V Violación múltiple
56 Accidente con 
heridos y muertos
56 A Reportan muertos y heridos
58 Base 60 Todas las ambulancias al lugar
61 Todos los lesionados 
a 3-12 (Cruz Roja)
62 Emergencia en silencio
63 A es urgente 64 Más ambulancias al lugar
65 Helicóptero al lugar 66 B Acérquese al lugar
69 Zona de desastre 70 Accidente con prensado
La batalla por no perder la nota
El día a día es similar a un juego de ruleta rusa para los reporteros de 
Seguridad, quienes desconocen lo que sucederá al momento en que 
escuchan el sonido del radio, ese “bip, bip” que los pone en alerta.
El Gráfico 
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Tras confirmar el accidente, como alma que lleva el diablo, toman casco, 
mochilas, chamarras y cámaras para salir corriendo de la redacción y al-
canzar al “muertito”, que si bien él no se puede ir, los ministerios públicos, 
policías o forenses pueden levantarlo del lugar.
“En cuanto sale algo en el radio, debemos ubicar la dirección y valorar 
si llegaremos o no, porque muchas veces ocurre un caso enfrente de 
un Ministerio Público y ahí es seguro que no podremos hacer nada 
porque los agentes levantan el cuerpo casi inmediatamente o impiden 
que te acerques; sólo cuando estamos seguros, nos lanzamos”, asegura 
Yara Silva.
Al emprender el camino, el cúmulo de adrenalina los “invade” y en lo único 
que piensan es en partir hacia el lugar de los hechos. “Por mi mente pasa 
que tengo que ir rápido, ubicar el sitio, pensar en cuál será la mejor ruta 
para llegar y hacerlo lo más pronto posible para cubrir bien la nota”, indica 
Rosalío Huízar.
Y la batalla contra el tiempo comienza. Apretar el acelerador, meterse 
entre los vehículos, incluso ignorar los semáforos son las maniobras que 
realizan para arribar al sitio del accidente, pues al estar en este trabajo tie-
nen que acostumbrarse a “correr”, realizar sus anotaciones o grabaciones 
(cuando se puede) y sacar imágenes lo más rápido que se pueda porque 
los minutos apremian.
“Esto (el periodismode nota roja) también es de maña. Está mal que lo 
diga, pero los fotógrafos tenemos un tiempo para agarrar a los familiares 
en su dolor y es en ese momento cuando sacamos la cámara para captar 
las imágenes”, dice Jacobo Arellano. 
Agrega que cuando llegan al caso, primero observa, luego decide si 
toma las fotos o no. “Si veo que en una parte están los familiares, me voy 
del otro lado, saco la cámara y a captar rápido las imágenes. Espero a 
que llegue el Ministerio Público, si lo hace y se pone rudo, nos retiramos 
con lo que tenemos, porque últimamente han existido problemas con 
los policías”.
“Hay veces en que llegamos a un caso y más tardas en bajarte de la moto-
cicleta que en irte del lugar, porque la familia es muy agresiva y no quiere 
que estés ahí o simplemente sale otro caso más importante o de igual 
trascendencia; pero más lejos y decides retirarte”, indica Yara Silva.
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Por el contrario, hay ocasiones en las cuales la gente y los policías están 
muy accesibles y dejan tomar imágenes, proporcionan información y es 
cuando “nacen las historias”. 
Esta labor también es un asunto de decisiones que finalmente toman 
los reporteros, sin conocer los aciertos y las consecuencias que traerá. 
“Muchas veces la imagen que otro compañero captó, tú no la tomaste, 
aunque estemos todos los fotógrafos en el mismo lugar. Luego vienen las 
preguntas de los jefes de por qué no traigo esa foto y esto puede causar 
cierto grado de frustración”, comenta Huízar. 
“Pero andar en la moto también te estresa, porque a bordo de ella vas 
pensando en el asunto, en que a lo mejor lo alcanzas, a lo mejor no. Si no 
lo alcanzo, me siento mal, algunas veces es porque te enteraste más tarde, 
otras porque te perdiste, y te decepcionas, te sientes mal”, añade.
Cada uno tiene su técnica para obtener información, pero todos coinciden 
que en primer lugar hay que observar y luego actuar. En el caso de las repor-
teras, el trabajo inicia con las preguntas a un policía, si éste no quiere propor-
cionar datos, hay que recurrir con otro y así sucesivamente. Luego, cuestionar 
a los testigos del hecho y de esta manera la nota va “tomando su forma”.
“Los testigos de los hechos te ayudan mucho. El bolero, el panadero, el 
vecino o el vendedor de periódicos son personas claves porque lo ven 
todo y a veces ellos son los que me cuentan la historia porque estaban en 
el momento preciso. Ahora trato de evitar a los familiares, respetando su 
dolor y el momento que están viviendo, y además son instantes difíciles 
para acercarte a ellos, están fuera de sí y te arriesgas”, dice Erika Carpio.
“Cuando de plano está muy cerrado el ambiente y no puedes preguntar, lo 
que sigue es recurrir a la gente para saber qué fue lo qué pasó, qué fue lo que 
vieron, si conocían a la persona, si sabían a qué se dedicaba, lo importante 
es obtener la mayor información posible. Pero si el caso está muy suelto 
tienes que seguir indagando, por lo que hablas a la Procuraduría, a algún 
comandante de la zona, a otros policías o bomberos”, indica Karenia Piña.
El periodismo de nota roja es de contactos y de equipo, donde no se conocen 
“las camisetas” porque finalmente los reporteros de cualquier medio trabajan 
en grupo. “Los de Metro nos pasan casos y viceversa, eso de la exclusividad aquí 
no existe, todos tenemos que trabajar en grupo, porque te proteges de cual-
quier peligro; si andas en bola es menos probable que te agredan”, señala Yara.
El Gráfico 
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“Todos los que cubrimos nota roja nos avisamos por radio sobre un asunto. 
Es como una cadenita: si yo lo tengo, se lo paso al de radio y éste a de la tele-
visora para que todos estemos enterados y vayamos al lugar”, agrega Jacobo.
Finalmente, el mayor gozo es cuando ven su nota y fotografía publicadas, 
cuando pueden ver, sin que nadie les cuente, que todo el esfuerzo reali-
zado para que esas letras con imagen queden plasmadas en la página del 
periódico “como la noticia de ocho”.
“La satisfacción es que sepas que te costó trabajo sacar los datos y al final 
publicar una buena nota, y que al otro día te das cuenta que otros medios 
no ‘te picaron los ojos’ (que tengan datos extras) o que simplemente no 
traigas la nota”, expresa Karenia Piña
Sazones y desazones 
de la cobertura policiaca
Adrenalina, aventura, emoción, responsabilidad, incomodidad, obstáculos 
y peligro son algunos de los sustantivos con los cuales los reporteros defi-
nen la cobertura del periodismo de nota roja.
Saben que con el hecho de subirse a una motocicleta y “correr” en ella, es-
tán en constante riesgo de sufrir un accidente; sin embargo, la sensación de 
Atrincherados en una 
casa del municipio 
de Naucalpan, Yara y 
Jacobo permanecieron 
casi una hora mientras 
terminaba la balacera entre 
narcomenudistas y policías.
Foto: periódico La Prensa
El Gráfico El Gráfico 
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enfrentarse a lo desconocido, y sobre todo, el compromiso por el trabajo, 
provoca que olviden, por un momento, cualquier temor que se les presente.
Ensimismados en su labor, pareciera que los reporteros de Seguridad 
tuvieran una venda ante los peligros, ya que para ellos ese instante sólo 
consiste en “librar obstáculos” con el propósito de obtener la nota y la 
imagen.
“Cuando vas a un evento muy fuerte se te sube la adrenalina, tomas fo-
tos y te vale si te golpean. Después es cuando razonas y dices me pasó 
esto, aquello, se te sube tan cañón la adrenalina que no te cuidas”, afirma 
Jacobo Arellano.
En este sentido, los miembros de la policía, quienes deberían ser sus 
principales “proveedores de información”, se convierten en sus primeras 
dificultades, de cierta manera a esquivar.
“Por desgracia, actualmente el principal obstáculo que enfrentamos es 
con la policía que no te deja trabajar”, señala Rosalío Huízar. Incluso es un 
tanto arriesgado llegar con ellos y proporcionarles datos personales, de 
ahí a que surgieran los “indicativos” o apodos con los que se comunican 
por radio para proteger su identidad. 
“Muchas veces llegas a los asuntos, principalmente ejecutados, y el 
policía siempre pregunta: ‘¿cuál es tu nombre, de qué medio vienes?, 
y es que en la mayoría de las ocasiones ese agente está involucrado 
con la delincuencia, entonces si puedes le inventas el nombre”, afirma 
Huízar.
“Los compañeros luego se burlan y por ejemplo cuando policías del esta-
do de México les preguntan quiénes son, ellos contestan: ‘Lázaro. ¿Lázaro 
qué? -cuestiona el agente. Cárdenas’ -responde el reportero. ‘Francisco. 
¿Francisco qué? Del Paso’, ríe Rosalío, al tiempo que contesta que no siem-
pre se puede dar un nombre falso.
Y agrega que esto lo hacen para resguardar su identidad, porque los poli-
cías están inmiscuidos con la delincuencia, y más los municipales. Mientras 
que los agentes judiciales dan protección, pero no a ellos, sino a las bandas. 
En el caso de las reporteras, a las situaciones difíciles con los policías se 
le agrega una más: el acoso. Ellas manifiestan su incomodidad al intentar 
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obtener datos de los agentes, ya que siempre están de por medio desde 
una pregunta sobre su estado civil hasta una invitación a salir, que incluye 
el constante asedio con llamadas telefónicas.
“Hubo un tiempo en el que me sentía muy frustrada por esa situación. Me 
preguntaba por qué no puedo trabajar sin que me molesten, por qué no 
puedo hacer contactos de verdad, por qué no puedo hablar bien con un 
comandante, por qué siempre para ellos está ‘la otra parte’”, refiere Karenia.
Sin embargo, resignada, añade que “no queda de otra más que sonreír y 
hacerte la tonta en el momento porque es tu trabajo. Pero esto me deja 
un mal sabor, porque no entienden que esto es mi trabajo y quieren sacar 
provecho de la situación.
“Larelación con los policías es una situación incómoda porque primero no 
te quieren dar información, se cierran mucho, pero a veces quieren que les 
ruegues, algo así como ‘insísteme’, ‘háblame bonito’. Eso me molesta mucho. 
Me ha tocado que me dan la información, pero me piden mi teléfono para 
invitarme a salir, pero sólo ha quedado en llamadas”, expresa Érika Carpio.
Por otra parte, cuando realizan la cobertura de una noticia, los reporte-
ros de Seguridad de El Gráfico olvidan miedos y angustias; sin embargo, 
confiesan que cuando dejan el casco, moto y cámara, se vuelven más 
precavidos, incluso paranoicos, hasta con la gente que los rodea, más si 
es su familia.
Según la nota informativa “Guerra al narco deteriora salud de periodis-
tas”, publicada en El Universal Online, especialistas como el psiquiatra 
Anthony Feinstein, de la Universidad de Toronto, y el sicólogo Rogelio 
Flores, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), afir-
man que la cobertura de noticias de seguridad y justicia impacta de 
forma creciente la calidad de vida del gremio y su ejercicio de libertad 
de expresión.
Agregan que los reporteros de justicia experimentan síntomas de estrés 
postraumático, de ansiedad y depresivos. Asimismo, coinciden que no 
aceptan tan fácilmente que sufren daños emocionales y por ende no 
buscan atención especializada.
Rogelio Flores encontró que quienes padecen más el estrés postraumáti-
co son los fotógrafos, pues son quienes se ven obligados a observar con 
El Gráfico El Gráfico 
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detenimiento las escenas de sangre, por lo que comúnmente “se blindan” 
emocionalmente y aparentan indolencia.
El documento “Prevenir para después informar: guía práctica de seguridad 
para la cobertura en zonas de riesgo”, de la fundación Article 19, indica 
que la adrenalina que produce el trabajo periodístico y hasta la pasión con 
la que se desempeña pueden terminar por generar un cierta resistencia 
y/o ceguera respecto de los riesgos.
Señala que es habitual que en las redacciones el hecho noticioso genere 
una necesidad inmediata de correr por la información. “Es esencial tener 
capacidad de reacción, pero los buenos reflejos pueden transformarse en 
un suicidio si se actúa con precipitación”, indica.
Debido a esto, aconseja establecer medidas de protección previas, donde 
los responsables de la redacción y el medio mismo para el que trabajan 
deben procurar la seguridad de sus colaboradores y colaboradoras, ya que 
la información no obliga ni debe poner en riesgo la vida de un profesional.
En ese sentido, resulta claro que la cobertura de la nota roja es una activi-
dad donde el peligro es una constante, por lo que los reporteros, editores 
y directores deben evaluar cuáles son sus límites y alcances, hasta dónde 
podrían llegar para obtener la noticia. Es indiscutible que elegirán defen-
der su integridad física y la de su familia.
Con errores y aciertos, con sazones y desazones, los reporteros de 
Seguridad de El Gráfico coinciden en que al desarrollar esta labor han 
obtenido un gran aprendizaje que nadie les puede contar, ni siquiera en 
una escuela se lo pueden enseñar, porque han adquirido conocimientos 
sobre la realidad, sobre la vida y la muerte misma.
El Gráfico 
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Es importante señalar que El Gráfico es un medio popular donde contrario a lo que cualquiera pensaría, son mujeres quienes realizan la cobertura de hechos trágicos, lo que demuestra su fortaleza en el desarrollo de esta actividad. Sin olvidar, claro está, a los fotógrafos que con su agudeza y espíritu aventurero, logran inmiscuirse 
hasta en los sitios más peligrosos para obtener la mejor imagen, ignorando los riesgos 
que esto trae.
En este sentido, la cobertura de la nota roja lejos de ser una actividad desagradable ante 
los ojos del lector, representa una labor arriesgada para los reporteros de esta fuente, 
donde el peligro es la constante.
En este tipo de periodismo, las funciones no sólo consisten en retratar y contar la historia 
de “los muertitos”, sino también revelar una creciente descomposición social, donde im-
pera la violencia, el crimen y la impunidad.
Si bien la nota roja tiene errores y aciertos, es indispensable que los medios de comu-
nicación donde colaboran los reporteros hagan un seguimiento y análisis de los casos 
que ahí se presentan, pero también, algo muy importante y ante la violencia cada vez 
más creciente en el país, se necesitan medidas de protección para los involucrados en las 
secciones de justicia y/o seguridad.
En la redacciones de los diarios, se requiere establecer límites entre lo que un reportero 
está o no dispuesto a cubrir, pues la obtención de la información no debe poner en juego 
su vida. 
Sin embargo, al final de todo esto, serán los mismos reporteros quienes decidan y pongan 
sus cartas sobre la mesa para reconocer si en verdad les resulta conveniente continuar en 
esta práctica o mejor “dejarla por las buenas”.
Consideraciones finales
100 ESTO SÍ ES RIFARSE EL FÍSICO | 2012
Fuentes de consulta
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Carpio López, Erika. Reportera de Seguridad de El Gráfico. Entrevista realizada el 21 de agosto de 2012
Córdova Rodríguez, Edgar, jefe de información de El Gráfico. Entrevista realizada el 16 de junio de 2012.
Escalante Romero, María Félix. Directora general de El Gráfico. Entrevista realizada el 24 de mayo de 
2012 y el 31 de mayo de 2012.
Ham, Ricardo, investigador y autor del libro México y sus asesinos seriales. Profesor de la Universidad 
República Mexicana. Entrevista realizada el 25 de mayo de 2012.
Huízar, Rosalío. fotógrafo de Seguridad de El Gráfico. Entrevista realizada el 6 de junio de 2012. 
Morales Díaz, Gabriela. Secretaria de redacción de El Gráfico, encargada de la edición de las páginas 
de Seguridad. Entrevista realizada el 30 de agosto de 2012.
Morán Monroy, Enrique,editor responsable de El Gráfico Toluca y exeditor en jefe del periódico 
Metro. Entrevista realizada el 1 de mayo de 2012.
Piña Garfias, Tania Karenia. Reportera de Seguridad de El Gráfico. Entrevista realizada el 10 de junio de 2012.
Rodríguez Vázquez, Miguel Ángel, director de la revista ALARMA! Entrevista realizada el 13 de junio 
de 2012.
Romero Puga, Juan Carlos, columnista y coordinador del Programa de Libertad de Expresión del 
Centro de Periodismo y Ética Pública. Entrevista realizada el 22 de junio de 2012.
Silva Rocha, Yara Georgina. Reportera de Seguridad de El Gráfico. Entrevista realizada el 29 de mayo 
de 2012.
	Portada
	Índice
	Presentación
	1. Noticias que Derraman Sangre
	2. Breve Retrato El Gráfico
	3. El Rojo Ilumina las Portadas del Diario
	4. Arriesgando el Físico
	Consideraciones Finales
	Fuentes de Consulta