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El VRAEM 
es el verdadero país 
de todas las sangres
Una entrevista a ricardo soberón* por abelardo sánchez león
La política de Humala en el VRAEM consiste en militarizar la zona. Para el año 2014 ha prometido una 
cárcel, un aeródromo y políticas de erradicación. 
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Panorama internacional
¿Cuánto de estas reformas o nuevas pers-
pectivas sobre el problema del consumo 
de drogas y el narcotráfico están siendo 
entendidas o asumidas en el Perú?
El cambio más importante ocurre 
fuera de nuestras fronteras, y podemos 
trazarlo desde el año 2008 a la fecha. Se 
trata de quince a dieciocho decisiones a 
nivel municipal, constitucional, jurisdic-
cional, político, diplomático, en distintas 
esferas, que han removido la estructura 
del sistema internacional del control de 
drogas basado en esas tres convenciones.
¿Cuáles son esas tres convenciones?
La primera es la que establece el siste-
ma, la Convención Única de Estupefacien-
tes del año 1961. El año 1971 se firma la 
Convención de Sustancias Psicotrópicas, 
las sintéticas, las preparadas de naturaleza 
más compleja. Y en el año 1988 se da la 
convención que reúne a las dos anteriores 
y las incrementa, que es la Convención 
Internacional de Lucha Contra el Tráfico 
Internacional de Drogas, de Naciones 
Unidas. Esa es la base jurídica del sis-
tema internacional que hemos visto en 
funcionamiento desde 1912, 1933, 1961, 
1971, 1988 y con el inicio de la guerra 
contra las drogas de Estados Unidos en 
el año 1989-1990, hasta la fecha. Ese es el 
calendario que se ha visto removido por 
estos cambios. El presidente Correa, quien 
ha tenido a su padre preso por burrier, 
decidió dar un indulto el año 2008 a tres-
cientas personas con determinado perfil 
en el Ecuador, reduciéndole el problema 
de hacinamiento penitenciario a ese país.
No como el de García. Hay una di-
ferencia.
Por supuesto, hay enormes diferencias. 
En un caso es por razones humanitarias 
y en el otro es lucro puro. Precisamente 
lo de Alan García ha perjudicado nuestro 
trabajo institucional en defensa de cierto 
tipo de internos que sí merecen recibir 
un indulto. Luego vino la Corte Suprema 
argentina para señalar que el consumo 
no era delito, cuando habían pasado dos 
causas hasta el Tribunal Constitucional 
argentino por temas de posición para el 
* Abogado. Fundador del Centro de Investigación 
Drogas y Derechos Humanos (CIDDH). Ex pre-
sidente ejecutivo de DEVIDA.
FRENTE INTERNO
Las políticas de lucha contra el narcotráfico están apostando al cambio, desde 
los estados de la Unión como Washington y Colorado, hasta países como México, 
Colombia y por supuesto el Uruguay. Mientras, en el Perú la política sigue 
secuestrada por la ignorancia y el desinterés en el gobierno de Humala, que solo 
aplica más represión.
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consumo de marihuana y la corte decidió. 
Luego está Bolivia, cuando denuncia y se 
sale de la Convención de 1961 y retorna, 
pero con una reserva: que en su caso 
no se aplique el artículo que ordena la 
prohibición de la masticación de la hoja 
de coca. Y luego viene el Uruguay, que 
el año 2009 plantea en la Comisión de 
Estupefacientes que es necesario evaluar 
si los impactos de estas convenciones 
internacionales antidrogas chocan con 
los instrumentos internacionales de pro-
tección de los derechos humanos. Solici-
taron ese análisis porque se había visto 
demasiada evidencia en cárceles, centros 
de entrenamiento en zonas cocaleras en 
Colombia, en México, con la marihuana, 
donde la violencia y el conflicto habían 
prevalecido, violentando los derechos de 
la población. Ese fue otro remezón pro-
veniente de América Latina que recibió 
el sistema del control de drogas. Y luego 
vendría la gran aventura estadounidense, 
un proceso libertario que ha llevado a 
veintiún estados de la Unión a aceptar el 
uso médico del cannabis y a dos estados 
a aceptar su uso recreacional, abriéndose 
las puertas de ingentes mercados lícitos de 
productos y derivados del cannabis para 
varias actividades económicas: el control 
del dolor, la medicina preventiva, como 
tranquilizante natural; usos responsables, 
por supuesto. Esos son los grandes cam-
bios en el escenario internacional, que 
terminan con una cerecita en mayo del 
año pasado: el Informe Hemisférico de la 
OEA sobre el problema de las drogas, que 
reconoce la vastedad de los problemas no 
resueltos de la guerra contra las drogas y 
la necesidad de buscar nuevos enfoques.
tiPos de drogas
¿El cannabis tiene un estatus diferen-
ciado?
Podemos empezar por ahí. En Bogotá, 
el alcalde Gustavo Petro, antes de iniciar-
se este proceso de revocatoria, creó los 
CAMAD, que son centros de atención 
médica a los drogodependientes de zonas 
bravas de Bogotá, como el Bronx. Las 
instaló con equipos multidisciplinarios 
—psicólogos, abogados— para propor-
cionar una serie de servicios a esta gente. 
La iniciativa fue tan buena que hasta los 
miembros de las bandas empezaron a 
amenazar a los operadores. Así que no 
se trata solo de la cannabis, pero conven-
gamos que es tácticamente conveniente 
empezar por lo menos dañino.
¿El resto qué cosa es?
Sustancias psicoactivas que merecen 
regímenes de control en la medida de lo 
posible administrativos, municipales, y 
no penales; sería idóneo que sea admi-
nistrativo, municipal, regional, compe-
tencia de ministerios como los de Salud, 
Educación y Desarrollo Rural. La policía 
debería intervenir como última opción. 
El problema del Perú es que aquí todo 
se ve con policía, mediante la represión. 
Todos los documentos en el mundo que 
buscan nuevos enfoques en materia de 
políticas antidroga mencionan esto. Se 
ha sobrecargado de tareas a la policía.
¿Cuáles serían las drogas más peli-
grosas?
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Ricardo Soberón es un especialista reconocido en el tema de las drogas. Cree que los grandes avances se 
dan en otros países de la región, no en el Perú. (Foto: Silvia Crespo)
En términos cuantitativos, a nivel 
nacional, el alcohol y el tabaco están en 
dos cifras: 40, 50, 55 puntos. Sumadas las 
tres de naturaleza ilegal —cannabis, PBC 
y clorhidrato de cocaína—, en prevalencia 
de uso, no llegan a diez puntos. En tér-
minos cuantitativos, los más peligrosos, 
de lejos, son el alcohol y el tabaco. En 
términos de riesgos concretos para la 
salud, por emergencias hospitalarias o 
por muertes asociadas, de lejos el alcohol 
y el tabaco. Lo curioso es que ahí sale el 
artículo ocho de la Constitución que dice 
que el Estado lucha contra el tráfico ilícito 
de estupefacientes y regula las drogas 
sociales, demostrando la gran hipocresía 
de un Estado constitucional de derecho 
que hace negocio con unas, las más 
peligrosas, y a las menos peligrosas las 
reprime simbólica e inútilmente.
Otra forma de observar el daño ocasio-
nado ya no es por la cantidad, sino por la 
profundidad de este. Y, sin duda, la pasta 
base de cocaína es a la que habría que 
ponerle mayor cuidado. Y aquí aparece 
el primer gran dilema de la guerra contra 
las drogas. Muchos analistas dicen que la 
droga te lleva al delito, asociándola al tema 
de seguridad ciudadana inmediatamente. 
Primero, no hay ningún indicio, ningún 
indicador, en la estructura de un atestado 
policial o de un expediente judicial donde 
se señale como elemento procesal si uno 
usa o no usa drogas. Lo que ocurre es que 
los medios presentan en la página policial 
a marcas, bandas, grupos delincuenciales, 
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que todos llevan droga para cometer sus 
delitos. Sí, eso es una cosa, pero no puedes 
de ahí concluir que todos los usuarios 
son delincuentes, que es lo que normal-
mente utiliza la academia parcializada y 
la medio parcializada sobre la relación 
drogas-seguridad ciudadana en el Perú.
legalización de la marihuana 
en el uruguay
¿Qué ha hecho que el Uruguay sea el país 
que ha tomado esta medida y no otros?
El otro día le hicieron esa pregunta al 
embajador uruguayo y decía que nadie 
en el Frente Amplio se ha puesto a pensar 
en qué momento un acto o un reclamo 
social se convierte en un actopolítico. 
Y no supo responder. Yo creo que el 
tamaño del Uruguay dice mucho. Lo 
segundo, que también fue mencionado 
por el embajador, es la trayectoria his-
tórica del Uruguay en el mejoramiento 
de servicios a la población. Lo tercero, la 
laicidad del Estado uruguayo. Lo cuarto, 
el reconocimiento de que el Uruguay 
está rodeado de dos países “marimbe-
ros” como el Paraguay y el Brasil; y, 
por último, su demanda de cannabis es 
superior al promedio en América del Sur. 
Los países que más cannabis consumen 
en este continente son Chile, Argentina, 
Uruguay y Colombia. Nosotros estamos 
muy atrás.
cambios económicos en el mundo
¿Esto que está cambiando en el mundo 
es cultural o también tiene que ver con 
impedir el negocio de las drogas?
Creo que han convergido circunstan-
cias. La primera es la crisis económica 
en los países del norte, que ha hecho 
que desde un tiempo el tema pierda 
poder económico, pierda capacidad de 
influencia, pierda papel. El mercado de 
cocaína en Estados Unidos se estabiliza. 
Europa Occidental tiende también a la 
estabilización y, como decimos en el Cen-
tro de Investigación Drogas y Derechos 
Humanos (CIDDH), se está convirtiendo 
en un problema sur-sur.
¿La crisis económica del norte ha 
traído qué?
Una influencia para que los nuevos 
mercados emergentes en temas de pro-
ductos cocaínicos se trasladen con mayor 
efervescencia hacia el sur. Pueden ser 
Sudáfrica, Brasil, el sudeste asiático, Chi-
na misma, pero no solo Estados Unidos. 
Estados Unidos se ha quedado con sus 
seis millones de usuarios de cocaína y/o 
alternativos sintéticos, porque también la 
metanfetamina está muy fuerte allí. En 
Europa Occidental, Inglaterra, España, 
Francia e Italia son los cuatro países más 
importantes en demanda de cocaína. Y el 
resto, distribuido al sur. Por eso digo que 
se está creando un corredor sur-sur de la 
pasta base de cocaína que va a unificar al 
Perú y Bolivia con el Brasil, de una forma 
muy sostenida, en la próxima década.
nuevo corredor sur-sur
¿Y el VRAEM juega un papel impor-
tante?
A la fecha sí, pero eso va a cambiar. 
Hemos tenido información de campesinos 
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de Puno que mencionan la llegada de 
los vraínos, que vienen con fuerza, a 
pelear, a quitar, a exigir venta de coca. 
La movilización de todos los actores de 
este conflicto hacia el sur tiene muchas 
ventajas: cercanía geográfica con Bolivia, 
articulación con problemas también en 
el oriente boliviano. Tienes dos rutas: 
una que se va a El Alto, donde hay 
laboratorios para conversión de pasta 
peruana en cocaína. Esa cocaína, o se 
va a Chile, hacia el Pacífico, o se va 
hacia Buenos Aires, Brasil, para los 
mercados de clorhidrato de cocaína, 
que son menores en estos países. Lo que 
se da en mayor cantidad es el tráfico 
transfronterizo de pasta base.
¿Con qué mafias de Sudamérica tiene 
más conexión el VRAEM?
A mi juicio, después de Montesinos 
quedó como un acuerdo de mercado el 
tema de la droga, por el cual los peruanos 
se encargan de todos los segmentos 
y servicios del negocio ilícito dentro 
del territorio peruano. Eso permite la 
aparición de estas pymes: el que acopia, 
el que almacena la materia prima, el 
que transporta con un sistema de convoy 
Fernando de Szyszlo, con más de 80 años, es un joven defensor de la legalización de la marihuana. 
(Foto: Susana Pastor)
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burriers, mulas, etc.; el que almacena, el 
que hace los trámites de exportación y el 
que recibe y embarca. Hace unas semanas 
incautaron 350 kilos en los almacenes de 
DP World en El Callao. Por la eficiencia que 
tiene DP World en el control del Callao, 
no debería existir esa ruta. Sin embargo 
existe, lo que significa que los mercados 
tradicionales americanos, como Panamá, 
siguen incólumes. Estados Unidos 
sigue siendo un mercado importante, 
contrariamente a lo que sostiene la 
exembajadora Likins. Es el primero 
individualmente en el mundo; el segundo 
es Brasil. Entonces, así está el mercado 
de la cocaína: segmentado, fragmentado, 
libre concurrencia. Son organizaciones 
de composición semifamiliar, basadas 
en la confianza. Las que tienen relaciones 
VRAEM-Lima, VRAEM-Argentina, 
VRAEM-El Alto. Hay composición 
familiar. Acá, el agente internacional se 
encarga tanto de cerrar acuerdos como 
de la forma de pago, la modalidad de 
entrega, la calidad, las condiciones, la 
periodicidad. Se hacen las transferencias 
donde corresponde hacerlas, las del 
sistema financiero obviamente y otras 
Sacos de coca rigurosamente vigilados. Se habla de 2 300 millones de dólares al año, que es el monto que 
queda. Pero ¿entre quiénes se reparte? 
C
és
ar
 C
ox
35
que serán de orden físico o de orden 
virtual, en fin. Los peruanos no ganan 
mucho de todo esto. Lo que se monetiza 
en el Perú del narcotráfico no pasa 
nunca del 5% del valor final, esto siendo 
generosos. Se hablaba de 2 300 millones 
de dólares año, que es el monto de 
dinero que queda, pero ¿entre quiénes 
se reparte? Un buen pedazo de la torta 
entre las firmas que exportan —precio 
final— y que entregan el producto. Otra 
buena parte para llegar a los puntos de 
embarque, que es la frontera, el puerto 
o la caleta. Lo menos es lo que va de la 
poza de maceración hacia atrás.
¿Pero hay presencia de carteles inter-
nacionales?
Solo bajo la perspectiva del acuerdo 
comercial. No es que se metan en las 
actividades que se desarrollan dentro 
del territorio peruano. No les interesa 
estar presentes. Se detectan cargamentos 
de cocaína de origen peruano en varios 
puertos, sí. Ese es un indicador. Se detecta 
cuando se detiene a grupos de catorce 
personas de diversas nacionalidades, sí. 
Se habla mucho de Tijuana y Sinaloa como 
los principales, sí. Pero ten en cuenta que 
hoy por hoy, en México, Los Caballeros 
Templarios y Michoacán, la Familia 
Michoacana, son las organizaciones más 
fuertes y que están en plena guerra. Por lo 
tanto, no me atrevería a decir que Tijuana 
y Sinaloa son los que generan el negocio 
de la cocaína procedente del Perú hacia 
México. Hay otro factor que sería bueno 
explicitar: ya no se habla de cocaína como 
actividad comercial individual. Hay 
plataformas de acción común: insumos, 
armas, combustible, madera, oro.
¿Son los mismos?
Como diría John Murra, transitan por 
los diversos pisos ecológicos del país de 
acuerdo a las circunstancias. Entiendo 
que en el oro, por ejemplo, nuevos tra-
bajadores trabajan para las personas seis 
días y, como forma de “enganche”, el 
séptimo día pueden llamar a la familia 
y los amigos para que se queden con lo 
que encuentren. Se están aproximando 
las rutas ilícitas de la droga, las armas 
y los recursos. La coca está asentada en 
Puno. Los laboratorios están asentados. 
Ha habido avionetas. Ya está todo. Ha 
habido incautaciones de dólares de gente 
del oro en las rutas hacia el sur, hacia 
Chile. Entonces, se van a dar esas mezclas 
de los tráficos ilícitos.
Presencia del estado
Hay dos visiones: una que el territorio 
peruano es vasto y ajeno, de difícil ac-
ceso, y por eso se genera esta economía 
subterránea; y otra es que el Estado 
peruano es partícipe, cómplice. ¿Es una 
mezcla de ambas o es una de ellas?
Sin duda, para todos los valles coca-
leros es una mezcla de las dos, pero no 
quiero dejarlo como una excusa para que 
la primera justifique la segunda. Creo que 
hay hasta tres Estados que han fracasado 
en abordar la selva alta en el Perú: el 
Estado militar, el Estado democrático de 
derecho y el Estado democrático liberal. 
Con este último me refiero al modelo de 
Estado de Toledo, de García y de Humala. 
36
Los tres Estados han fracasado en la com-
prensión de la dinámica de la Amazonía, 
principalmente de la selva alta y, sobre 
todo, en la comprensión del tema del 
narcotráfico en el contexto internacional.
¿Cuál es el problema?
La existencia de un mercado mundial 
de 450 000 millones de dólares, nuestra 
escasísima participación en este y las 
condiciones favorables de terrenos, socia-
les, clima, ambientales para que esto seinserte en la sociedad más empobrecida 
del Perú como una forma de participación 
en el mundo económico neoliberal. Eso 
es el narcotráfico tal como yo lo observo 
hoy en día. Es así como se desenvuelve. 
Todo esto lo sostengo con el trabajo de 
conversación que hace el consultorio 
jurídico y el personal del CIDDH con las 
presas y con los campesinos. Cada vez la 
gente tiene menos miedo de meterse en 
ese negocio ilícito, cuyo razonamiento 
ético ha bajado en importancia porque 
prevalece el factor de orden económico. 
Nadie entiende las dinámicas que se mueven en el VRAEM. Han querido colocarlo artificialmente en 
un espacio donde coexisten dos problemas de naturaleza completamente distinta: la producción de pasta 
base y la subversión de Sendero. (Foto: Archivo Quehacer)
37
¿Qué le va a significar en términos de 
riesgo-beneficio? Si me detienen, ¿qué? 
Hay muchas familias que hacen eso con 
la pasta base.
¿Qué país comparte esa situación? 
¿Bolivia?
Bolivia, pero en un rango bastante 
menor.
O sea, ¿es una característica peruana?
Pero con fuerte presencia colombia-
na, diría yo. La presencia de la cumbia 
andino tropical procedente de los 
valles cocaleros, las nuevas formas de 
emprendimiento ilícito que se vivieron 
en todas las ciudades de la selva alta en 
los años ochenta y noventa —Aucayacu, 
Juanjuí, Bellavista, Uchiza, Tocache, en 
fin—, el proceso Montesinos y ahora las 
nuevas formas reflejan un mapa actual 
donde el Perú es el primer productor 
mundial de pasta base de cocaína. Con 
los impactos de la reforma, la privatiza-
ción y el nuevo esquema, el Estado está 
fuertemente debilitado para enfrentar 
los retos económicos del narcotráfico en 
cualquiera de sus segmentos: la política, 
el Congreso, las empresas, los sectores 
empresariales, las mesas de discusión, la 
política local, la política regional. Lima, 
como la señora de la tapada de hace 
dos siglos que evocan Ricardo Palma 
o Ignacio Merino, no quiere ver lo que 
ocurre en su país.
características de narcoestado 
en méxico y el Perú
¿El Perú se va a convertir en un narcoes-
tado al estilo de México?
Ya lo fuimos, pero a nivel político, en 
la época del fujimorismo montesinismo. 
En México, la diferencia hoy es la viru-
lencia del enfrentamiento territorial. ¿El 
Perú y México comparten la penetración 
política? Sí. Cuando hablamos ya de un 
narcoestado en las condiciones mexicanas, 
estamos hablando de que se ha perdido 
el control en las fuerzas de seguridad y, 
por lo tanto, surgen las autodefensas de 
Michoacán. Eso nunca va a pasar en el 
Perú, considero yo. En el Perú, las disputas 
económicas siempre se han resuelto con 
plata y no con plomo. En México sí se 
resuelven con plomo.
¿Eso ocurre en las provincias, en el 
interior de México, o es que las ciudades 
están más resguardadas?
No necesariamente. En Acapulco 
ocurrió, en Aguas Calientes, en fin. Hay 
bolsones, hay puntos, pero también hay 
rutas, corredores, que uno no puede 
soslayar en el análisis de la violencia 
mexicana. Y eso que está ocurriendo es 
un aviso al presidente Peña Nieto, quien 
dijo que el problema de la violencia no era 
el problema del país. Se lo han recordado 
y ha tenido que volver a militarizar. Y así 
va a seguir siendo México porque, como 
dice la frase: “Tan lejos de Dios y tan 
cerca de los Estados Unidos”. Con doce 
millones de inmigrantes desde el midwest 
estadounidense hacia la costa california-
na, en más de cuatrocientas ciudades de 
ese país, México es la plataforma natural 
de expendio de cocaína procedente de 
los Andes. El Perú está lejos. El Perú es 
el proveedor.
38
lavado de dinero
Estaba leyendo un artículo de un experto 
de Macroconsult que menciona que toda-
vía los paraísos offshore son los espacios 
privilegiados para, con alto costo de 
servicio, acopiar, resguardar y mantener 
en la reserva capitales sospechosos, como 
Bahamas, Vírgenes, Luxemburgo. Y hay 
algunos otros más. Todavía no han lle-
gado los sistemas de control financiero 
planteados desde los mecanismos inter-
nacionales. Suiza aún sigue siendo un 
paraíso financiero. Cuando se tiene que 
usar el sistema financiero estadounidense, 
se hace guardando todas las seguridades 
en las cantidades que permitan evitar un 
rastreo inmediato del sistema contable.
No se hace como se debería hacer. 
Hay una complicidad allí.
Creo que Estados Unidos no ha hecho 
dentro de su país lo que plantea hacer 
afuera. Como acá, por ejemplo, cuando 
todo lo que hace la Unidad de Inteligencia 
Financiera con operaciones sospechosas 
no tiene valor procesal para un juez. Para 
los jueces, el delito de lavado de activos 
tiene que estar vinculado a una opera-
ción previa de tráfico de droga. Por eso, 
desechan todas las investigaciones. No 
se han dado cuenta de que es un delito 
autónomo; no tiene que estar relacionado 
con uno previo. Entonces, hay un severo 
cuello de botella judicial, tanto que ni el 
juez San Martín ni compañía pudieron 
hacer algo.
Rodríguez López, Mosca Loca, El 
Lunarejo… ¿han sido reemplazados?
Hoy el mapa del narcotráfico y las 
drogas en el Perú es distinto a lo que fue 
en el pasado. Es menos identificado, más 
difuso, por zonas, por territorios. Son 
estructuras piramidales más pequeñas 
y mucho más flexibles al control estatal.
No hay un Vaticano.
No es necesario que exista un actor que 
sirva de contacto con las organizaciones 
internacionales; los negocios se producen 
sin importar su naturaleza ilícita. Consi-
dero que se ha democratizado la partici-
pación social en esta actividad económica. 
Hablemos en términos neoliberales. Es 
una agroindustria que tiene un mercado 
asegurado, con altísimos precios, y todos 
quieren participar, solo que no es con la 
sandía ni con la uva; es con la hoja de coca.
Panorama en el vraem
Son dos márgenes, a la izquierda y a la 
derecha del río Apurímac y Ene. Estamos 
hablando de alrededor de 65 000 kilóme-
tros cuadrados. En una margen están los 
distritos pobres, sin canon, de Ayacucho, 
Llochegua, Maynas, San Francisco. Y al 
otro lado, los distritos más ricos del país, 
con el canon de Camisea, aunque en La 
Convención ya están protestando porque 
les han recortado el suyo. Lo que han he-
cho los gobiernos, desde el expresidente 
García a la fecha, es expandir territorial-
mente el VRAEM: lo que antes eran 11 
distritos ahora son 32.
Al VRAEM han querido colocarlo 
artificialmente en un espacio donde 
coexisten dos problemas de naturaleza 
39
completamente distinta: la producción 
de pasta base y la subversión de Sendero 
Luminoso - Quispe Palomino, y sobre 
esta visión está construida la estrategia 
del Estado. En el VRAEM hay pobla-
ción asháninka, machiguenga, quechua, 
mestiza, colona y hay fuerte presencia 
ayacuchana, y desde la década de 1960 
tiene una historia de articulación con el 
narcotráfico internacional, de producción 
de barbasco, de cacao y de otros productos 
agrícolas, pero también de coca. Ningún 
gobierno regional ha logrado entender la 
naturaleza, los patrones y las dinámicas 
que se mueven en el VRAEM. Son cuatro 
gobiernos regionales que deberían estar 
interesados: Cusco, Ayacucho, Junín y 
Huancavelica. Yo le llamo la región de 
todas las sangres porque hay quechuas, 
chancas, machiguengas. En mi opinión, 
es el lugar ideal para convertirlo en la 
primera región piloto del Perú para 
avanzar en el proceso de descentraliza-
ción, haciendo que por consideraciones de 
narcotráfico fijemos una visión prioritaria 
en términos de aranceles, impuestos sobre 
esa parte del país. Esa podría ser una al-
ternativa novedosa y no la que nos está 
planteando mi sucesora Carmen Masías 
de erradicar el 75% de la coca. Esperemos 
que todavía esté en su despacho para ver 
si eso se logró.
¿Hay presencia extranjera en el 
VRAEM?
Por la presencia policial militar, no se 
atreven a mostrarse; Gabriel, Alipio, cómo 
cayeron, ya van a pagar la recompensa por 
ellos, entonces resulta difícil identificar 
presencia foránea. A menos que tengan 
una reunión puntual,guardarse en alguna 
finca, y de ahí regresar en avioneta, pero 
que los veas en el pueblo, jamás.
No es un enclave, entonces…
Demora solamente seis horas en avio-
neta a Santa Cruz.
Es un aeropuerto internacional. 
¿Cuántos vuelos hay a la semana?
No son muchos, porque en realidad son 
mercados que se proveen con cantidades 
de 300-500 kilos. Con que hagas un vuelo 
diario se cumplen los requerimientos de 
ese mercado. Un viaje de seis horas sin 
parar.
¿No hay radares?
No sirven, porque vuelan bajo, apagan 
todo, no hay comunicación, tienen coor-
denadas, saben más o menos adónde van 
a llegar. A los bolivianos les dificulta el 
VRAEM porque es una región que tiene 
poco espacio plano, hay mucha pendiente, 
en cambio en la selva central es mucho 
más sencillo, es pampa. Lo interesante es 
que las 46 pistas destruidas por la Policía 
Nacional fueron reemplazadas en cinco 
días. Esto significa que al narcotráfico le 
es rentable destinar cincuenta mil dólares 
a la comunidad de Villa Virgen para que 
las vuelvan a construir. La comunidad 
reemplaza la acción del Estado de bien-
estar. Curiosamente en el Cusco, en La 
Convención, el principal valle cocalero de 
la región, no hay mucha coca, porque toda 
la mano de obra campesina se está yendo 
a la obra pública del municipio producto 
del canon. Desde ambos lados observas 
cómo llegan el mercado y el Estado a estos 
40
sectores de la población, y lo hacen de 
una manera tergiversada, confusa. Este 
año, el Estado peruano le está entregan-
do al VRAEM una cárcel, un aeródromo 
militar, políticas de erradicación y una 
mayor militarización, pues el presidente 
Humala considera al VRAEM una zona 
de emergencia. Son las principales obras 
del gobierno de la Gran Transformación, 
al que ayudé a formar. Me da vergüenza.
¿Qué consecuencias trajo la caída de 
Gabriel, Alipio y Artemio?
La captura de Artemio sí alteró el 
mapa del VRAEM porque, como te digo, 
el narcotráfico internacional ha salido del 
Alto Huallaga, incluso está saliendo del 
Monzón, y efectivamente está entrando 
el Estado pero lentamente y es preferible 
estar articulados a otros escenarios de eco-
nomías ilícitas: el Trapecio Amazónico, el 
río Yavarí, el río Putumayo, la selva central 
y el tercero que va a ser Puno. Esos son 
los nuevos escenarios del narcotráfico, 
porque allí tiene más facilidades logísticas.
El helicóptero llega solo con las tragedias: en Uchuraccay y en el VRAEM, transportando militares. 
(Foto: Inforegión)
41
En el caso de Gabriel y Alipio se hizo 
mucho daño a la actividad subversiva, 
por eso inmediatamente Quispe Palo-
mino mandó juntar a toda la gente que 
quedaba. Hizo unos cambios, puso a una 
chica para reemplazar a uno de los dos. 
Su idea es no perder las rutas esenciales, 
una de ellas es Unión-Mazangaro, donde 
han ocurrido en los últimos cuatro meses 
hechos lamentables. Porque por ahí sale 
la droga y los milicos se han puesto ahí. 
Todo esto articulado al enfrentamiento 
táctico que podemos reconocer entre la 
marina y el ejército en la contención de 
las operaciones del VRAEM. Recordemos 
que la Marina busca inteligencia, recoge, 
analiza, actúa y se vuelve a retirar. Los 
del Ejército, antes y después de Cueto, 
lo que hacen es entrar, quedarse, hacer 
operaciones terrestres y ser el blanco de 
acciones de los Quispe Palomino.
¿Cuántos hombres tiene Quispe 
Palomino?
Deben haber bajado a 300. Eran 450, tres 
columnas, norte, sur y centro. Hoy por lo 
menos dos están desmanteladas, pero han 
tenido que armar todo un nuevo frente que 
es el del Urubamba, La Convención, que 
es cinco veces más grande que el VRAEM, 
donde está el gasoducto, Camisea, Machu 
Picchu, la salida de la pasta base hacia 
Puno. Ese va a ser el nuevo escenario. 
Pero lo que está haciendo el gobierno al 
iniciar la erradicación —dicen que este 
mes arranca en Palmapampa—, es generar 
posibilidades de que los Quispe Palomino 
sean de nuevo objeto de atención política 
de la población local que va a ser erradica-
da. Sendero va a tener sobrados motivos 
para quedarse en el VRAEM.
¿Hablamos de narcotráfico cuando te 
refieres a Sendero?
Las FARC, en su estructura política-
militar, ha tenido frentes autónomos 
metidos en el narcotráfico hasta el fondo; 
el Negro Acacio negoció con Montesinos 
a finales de los noventa, y el Mono Jojoy 
se ha hecho de la vista gorda en varias 
oportunidades. A mi juicio, queda claro 
que hoy las relaciones narcotráfico-
subversión no deslegitiman el carácter 
político a una entidad que hace negocios 
ilícitos. El Mossad lo ha hecho. Te acuer-
das cuando Quispe Palomino dijo “estas 
bombas son caquita de gaviota para no-
sotros”, y varios militares se asustaron 
porque significaba volver al discurso 
maoísta antiguo. “¿Qué pasó acá? ¿No 
es que era un cartel? ¿No es que era una 
organización más de narcos? Y vienen a 
dar un discurso político”.
El problema es que en los últimos diez 
años se nos ha querido vender la idea del 
narcoterrorismo, que a mi juicio es el peor 
error que pagan los estadounidenses en 
Afganistán, donde tienen dos problemas 
y no saben abordar ninguno por separa-
do, y los mezclan, armando tremendos 
problemas de gobernanza y estabilidad 
que no han podido resolver. Insistir en el 
concepto de narcoterrorismo me parece 
una cuestión se suma ignorancia, supino 
desinterés en entender la naturaleza de 
un fenómeno por parte de nuestros go-
bernantes y más de García que sabe cómo 
hacer negocios. n