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ÍNDICE
Introducción
La conversación del DOLOR
con Virginia Sendel
La conversación de la ADICCIÓN
con Alex Lobo
La conversación de las IDEAS
con Andrés Roemer
La conversación del DINERO
con Alejandro Saracho
La conversación de la INCERTIDUMBRE
con Farid Dieck
La conversación del MIEDO
con Jorge Bucay
La conversación de la GRATITUD
con Adriana Macías
La conversación del ÉXITO
con Ricardo Perret
La conversación de la GENEROSIDAD
con Las Patronas
La conversación de la INDIGNACIÓN
con Emilio Álvarez Icaza
La conversación de NOSOTROS
con Ingala Robl
La conversación de la ESCUCHA
con Eduardo Nájera
La conversación del TALENTO
con Tamara Vargas
La conversación de la CREATIVIDAD
con Eduardo Limón
La conversación de la AUTENTICIDAD
con Diego Dreyfus
La conversación del ALMA
con Josep Soler
La conversación de la PAREJA
con Mario Guerra
La conversación del ENTUSIASMO
con Estela Salinas
La conversación del AMOR
con Alejandro Solalinde
La conversación del CEREBRO
con Eduardo Calixto
La conversación del TERREMOTO
con Carlos Cienfuegos
La conversación de la RESILIENCIA
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con Nely Miranda
La conversación del BIENESTAR
con Gaby Vargas
La conversación de la FELICIDAD
con Jesse O’Connor
La conversación del COACHING
con Julio Olalla
La conversación del CORAZÓN
con Julieta Enríquez
La conversación CONTIGO MISMO
Acerca del autor
Créditos
Planeta de libros
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Mi gratitud infinita
A mis ancestros,
porque en mis genes está latente todo su ser.
A mis abuelas y abuelos,
por su fuerza titánica y sabiduría con perspectiva.
A mi mamá y a mi papá,
por el regalo de la vida, por el amor, las palabras,
los abrazos y la disciplina, por tantos libros en mis manos.
A mis hermanos, por ser mis cómplices,
impulsores y aliados.
A mi hijo, por inspirarme a ser mejor persona en cada paso.
A mi familia, por su apoyo, cariño, abrazos y risas.
A mis amigos y amigas,
por nuestras profundas conversaciones entre lágrimas y risas,
en las buenas y en las malas.
A cada uno de los protagonistas,
por su tiempo, ejemplo, sabiduría y palabras.
A Dios, a mis guías, a mis ángeles,
por los caminos que se entraman, por las lecciones que me componen,
por la fe inquebrantable y las bendiciones.
A ti, por confiar en que juntos mejoraremos el mundo,
que el amor nos fortalece, nos une y salva,
por compartir las palabras para sanar.
6
S
INTRODUCCIÓN
AVARA-KA-DÁVARA
omos creadores de nuestra realidad, pero no estamos conscientes del inmenso
poder que ejercemos al conversar. El lenguaje es generativo ya que a través de
las palabras nos construimos, nos condicionamos, nos enfermamos, nos
separamos, nos destruimos.
A lo largo de nuestra vida conversamos, y al hacerlo nos transformamos, nos
descubrimos totalmente transparentes, como libros abiertos que podemos leer, porque el
cuerpo no miente, el rostro nos delata. El lenguaje no es inocente; si nos observamos con
atención, ¿qué descubriríamos detrás de las poses, los escudos y las máscaras?
Hallaríamos sonrisas para selfies y miradas distantes que usamos como murallas para
marcar distancia o para protegernos. Pero ¿protegernos de qué? De los juicios de los
otros, tal vez de su ignorancia. Nuestras definiciones pueden limitarnos tanto que resulta
liberador eliminar las capas del ego para simplemente ser auténticos y plenos.
El precio de no hablar con la verdad puede ser muy alto. El poder de las palabras es
extraordinario; a veces éstas pueden ser verdaderos cuchillos que nos desgarran, golpes
directos que nos quiebran, nos hieren; otras, las palabras fluyen, conectan y se
convierten en un bálsamo para el alma, en una caricia para el corazón. ¡Qué bien se
siente escuchar y sentirse escuchado! Las palabras tienen la magia de abrir una puerta
interior, y de esta manera las conversaciones sanan.
Si de eso se trata la plenitud en la vida, entonces: ¿cuántas conversaciones tenemos
pendientes?
En cada aspecto de la vida en el que no logramos un resultado pleno y congruente
tenemos una conversación pendiente y, en buena medida, si de algo se trata la vida es de
lo que amas, de lo que dices, de lo que entregas y de lo que decides.
¿De qué tamaño son tus decisiones? No hay errores, no hay casualidades, sólo
decisiones. ¡Eso somos! La suma de todas nuestras decisiones; algunas valientes, otras
cobardes. Pagamos un precio muy alto por no dar el siguiente paso, por acomodarnos en
un mundo chiquito, sin desafíos, en conversaciones superfluas sin preguntas incómodas.
Guardamos nuestro potencial en una cajita bonita para que nadie lo vea, o en una grande
para apantallar a los demás, pero cuando la puerta de tu habitación se cierra y la luz se
apaga: ¿cuál es tu verdad? ¿Sobrevives entre tantas excusas adentro de tu cajita segura?
¿Segura de qué? Si la única certeza al nacer es que un día nos vamos a morir: ¿qué vas a
hacer para decirle al mundo que pasaste por aquí?
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Afortunadamente, la vida no es lo que sucede sino lo que decidimos hacer con lo que
sucede, y en este proceso no se trata de tener todas las respuestas, sino de hacer las
preguntas adecuadas. ¿Para qué? Ésa es la pregunta más poderosa que he encontrado,
porque sus respuestas nos invitan a soltar los apegos, a dejar los pretextos y a enfrentar
los miedos. Nos urge dejar de contarnos cuentos con creencias limitantes; divagamos
demasiado en el pasado, que ¡ya pasó!, y elucubramos mucho sobre el futuro que ¡aún
no existe! ¿Lo que estás pensando hoy te sirve para evolucionar?
¿Para qué? Es una pregunta que puede expandir nuestras perspectivas y abrirnos
nuevos caminos. Entonces, ¿para qué escribir un libro? Para compartir una herramienta
que durante diez años he visto que transforma vidas, personas, equipos, empresas.
«Dame una palanca y moveré el mundo». Creo que esa palanca radica en el poder de las
palabras.
¿Y para qué transformar el mundo? Para que no se pudra en un contagio de
resentimientos, miedo, odio, racismo, apatía, corrupción, separación. Parece que
caminamos a ciegas hacia un colapso de imperios en decadencia mientras el mundo
entero se calienta.
¿Para qué ser? Para honrar la vida; ser para enriquecer la existencia aportando lo
mejor de cada uno y acompañarnos en este viaje que no tiene ningún sentido si no se
comparte.
Este libro no pretende ser un manual para aprender a conversar. En estos tiempos,
¿quién lee los manuales? Tampoco aspira a ser una guía; hay una oferta excesiva de
guías y gurús para todo tipo de carencias y necesidades. Está compuesto por palabras tan
poderosas o vacías como cada lector lo decida; la diferencia radica en darles vida a través
de la acción. El lenguaje es creación, posibilidad, creatividad, manifestación y somos la
historia que nos contamos. En eso nos vamos transformando. Nuestras declaraciones
tienen el poder de darnos dirección para la acción. Así como el agua estancada se pudre,
la gente estancada se enferma, se deprime. Si no dice todo lo que necesita decir, genera
un gran resentimiento. ¡Dejemos de tragarnos nuestras palabras o correremos el riesgo de
ahogarnos en ellas!
Necesitamos aprender a decir sí sin miedo y no sin culpa. Un sí es sólo el principio y
un no representa la búsqueda de otro camino. ¡Basta de contarnos historias de terror,
cuentos de víctimas, de quejas y críticas! Liberar a los demás de nuestros reclamos en
realidad nos libera a nosotros mismos.
A este mundo le urge un cambio y éste no se conseguirá quejándonos. ¡Nada es
casualidad! Hoy estamos donde estamos y con quienes estamos para aprender; nuestras
conversaciones determinan nuestros patrones. Ahora más que nunca nos viene bien
salirnos de la conversación egoísta, irresponsable, arrogante, ignorante, jodida y narcisista
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para dejar de complicarnos la vida. Es más, si por un momento observamos sin drama
nuestra historia personal, descubriremos que nuestro peor enemigo está sentado aquí, sí,
aquí, en la misma silla que nosotros. ¡Auch!
Nadie más que nosotros mismos puede hacernos tanto daño. Hoy en día los estragos
de la sociedad penetran en la oscuridad de nuestroshuecos emocionales, en las carencias
afectivas y en la falta de conversaciones profundas. Parecería que hoy el amor está en
tiempos de crisis más que de cólera, y eso puede colapsarnos como humanidad. No sé si
a ti también, pero a mí me duelen la migración, la separación, la sequía, el hambre, la
guerra, la adicción, la destrucción del planeta, la corrupción, los abusos, la mirada de
niños asustados, explotados, los lamentos de animales maltratados, la enfermedad
provocada, la mujer agredida, el hombre constreñido a no llorar, a no sentir, a no amar.
Me duele el corazón. Se nos ha hecho más fácil ignorarlo, evadirnos y crear una realidad
virtual llena de likes. Se nos olvida que de nada sirve huir porque el mundo es redondo.
¿Qué decido ser ante lo que esta sucediendo: víctima o agente de cambio? Creo que
todos podemos cambiar el mundo, crear un lugar mejor. Y esto con seguridad te suena al
clásico de John Lennon: You may say I’m a dreamer, but I’m not the only one (Puedes
decir que soy un soñador, pero no soy el único). Sólo que ya no quiero ser utópica y
prefiero ser disruptiva. Por eso escribí este libro que recopila las voces que dan luz a las
más diversas voces, conversando con diferentes líderes, agentes de cambio, apasionados
de lo que hacen, amantes de la transformación, de la vida.
Los capítulos están inspirados en la extraordinaria capacidad de transformación del ser
humano. La propuesta es la conversación como herramienta de transformación. No hay
fórmulas milagrosas ni recetas infalibles para la vida, pero sí hay un poder creador en la
palabra, y hay tanta magia como posibilidades infinitas. Cuando éramos pequeños y
escuchábamos decir «Abracadabra», nos emocionábamos y esperábamos que pasara
algo sorprendente y mágico: ¡zaz! Y en realidad nos pasa, pues la raíz de esa frase en
arameo es Avara-Ka-Dávara, que significa: «Yo creo a través de la palabra».
Somos alquimistas de la palabra. Mediante el lenguaje vamos construyendo nuestra
realidad. Son las CONVERSACIONES las que nos transforman. «En el principio era el Verbo
[…]», y en él reside el poder de la generación, de la cocreación. La pregunta es:
¿estamos listos para honrar nuestras palabras creando una nueva realidad? Entonces
empecemos a construirla con palabras para sanar.
LA MAGIA ESTÁ EN LAS PALABRAS
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S
LA CONVERSACIÓN DEL
DOLOR
con Virginia Sendel
¿Qué hacemos con el dolor?
i nos carcome, nos pesa, nos asfixia. ¿Qué hacemos si lo único que sale por
nuestra voz es un aullido que lastima? El dolor se expande desde la médula hasta
los poros de la piel; el corazón se estruja; en el estómago se siente un gran vacío;
la mirada se pierde en recuerdos y nada te alivia. ¡Ay dolor, dolor que no te quitas ni con
morfina! Aunque grites, te hinques, llores, cuestiones o reclames, el dolor es una lenta
agonía, y a veces un golpe letal que te hace morder el polvo. Puedes llorar un río,
golpear mil veces la almohada, correr hasta el cansancio, distraerte, evadirte, y no se te
va a quitar; es un dardo en el corazón, y cuando te duele tanto por dentro ya no se siente
lo que te lastima por fuera.
El alma se desgarra, pasan las horas y no cesan sus punzadas, el dolor nos quema y
nos consume. Sabes perfectamente de lo que te hablo, ¿cierto? Me parece que en algún
momento casi todos lo hemos experimentado: el dolor de la pérdida, del desamor, de la
muerte, de la traición, de lo que pudo ser y no fue; por eso las personas
equivocadamente solemos huir de todo aquello que nos hace vulnerables a experimentar
dolor. A veces, incluso nos acobardamos ante el amor, pues ¿hay algo que duela más que
tenerlo y después perderlo?
Hace unos meses tuve la oportunidad de presenciar un merecido reconocimiento a la
extraordinaria labor humanitaria que realiza Virginia Sendel con su fundación Michou y
Mau, que durante casi dos décadas ha salvado a miles de niños quemados, quienes han
recibido la mejor atención médica en el momento oportuno.
El día que la conocí, empezó su discurso diciendo: «Esta fundación nació del dolor y
después se transformó en un acto de amor».
La piel se me erizó al escuchar sus palabras, mientras me cuestionaba: ¿cómo se puede
transformar el dolor en amor? Virginia Sendel es una extraordinaria mujer que destacó
por su trayectoria en la televisión en la década de los 90 hasta el día en que experimentó
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uno de los dolores más grandes que puede sentir un ser humano: perder a su hija y a su
nieto al mismo tiempo en un incendio. Años después, perdió también a Lorenzo, uno de
sus tres nietos que había sobrevivido al incendio, al morir ahogado. Virginia vivió esa
experiencia en la que parece que la carne se desgarra y el cuerpo no alcanza para
contener al alma que quiere huir con los que amamos.
Después de esa catástrofe, contar su verdad una y otra vez, conversar sobre el dolor
cuantas veces le preguntaron fue lo que la salvó; hablarlo fue su mejor terapia para sacar
el dolor, la ansiedad y la angustia, si bien siente que hay un vacío que se queda para toda
la vida y sabe que ninguna terapia va a funcionar si no compartes en una conversación lo
que sucedió y cómo te sientes. Cito sus palabras: «Si no lo dices y lo traes atorado, te
hundes. He visto a las mamás de otros niños quemados aullar, gritar. El dolor te cambia y
no hay una fórmula para salir de él, pero, sin duda, hablarlo es muy importante».
Virginia acompaña desde el corazón a los papás de los niños quemados para darles
esperanza; ahora su compromiso es evitar que más niños mueran a causa de
quemaduras. Por eso su sueño es que en cada estado del país haya una unidad de
atención a quemados, o bien un presupuesto para trasladarlos con urgencia a donde
puedan curarlos. Su titánica labor no es sencilla, ya que ver tanto dolor la agota, pues a
veces revive la tragedia de su familia en esa urgencia de salvar otra vida.
Si el dolor te cambia, entonces, durante todos estos años, ¿en quién se ha
trasformado Virginia Sendel?
—Me he vuelto una persona menos tolerante y más exigente hacia los cuidados que se
necesitan para salvar una vida, un tanto perfeccionista para hacer lo que se tenga que
hacer. He tenido que ser fuerte y dura, pero también soy muy sensible. Estas
experiencias te hacen aprender a valorar lo que realmente es importante para ti en la
vida.
Cuando terminó su presentación le pregunté si en toda pérdida hay una ganancia, a lo
que ella respondió:
—Si me dijeras que si cambiaría mis pérdidas por todo lo que he logrado salvar… —
hace una pausa mientras la emoción se asoma a sus ojos y un tono ligeramente
diferente vibra en su garganta— yo me quedaba con mis hijos. Es una pregunta muy
difícil, pero… por lo menos ahora tiene un sentido la muerte de Michou, Mau y Loren,
pero no los hubiera cambiado por nada.
Sin duda la pregunta es difícil, pero su respuesta fue honesta y me quedó claro cómo el
dolor se puede ir transformando en amor a través de los actos de empatía, servicio y
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generosidad, y que con ese amor podemos sanar el dolor al reconocerlo. Son las palabras
las que nos sanan; necesitamos conversarlo para asimilarlo, pero ¿con quién hablamos de
nuestro dolor? ¿Con quién nos permitimos ser vulnerables y abrir el corazón?
El dolor hay que procesarlo y no es fácil hacerlo; hay que transitar una a una por las
etapas que la tanatología nos plantea para superar los duelos:
NEGACIÓN. En esta etapa tratamos de evitar el dolor. La conversación
interna nos dice que eso no puede estar pasando, no es posible. Perdemos
sentido y nos sentimos abrumados.
IRA. Buscamos sacar el dolor de nuestra vida preguntando: «¿Por qué a mí?
¡No es justo! ¿Qué hice para merecerlo?». Al experimentar la ira evitamos
tocar el dolor.
NEGOCIACIÓN. Es la etapa más breve y en ella la conversación se llena de
preguntas que buscan alivio en supuestas posibilidades: «¿Qué hubiera
sucedido si…?». Parecería que tratamos de hacer un trato con Dios y
redireccionar la vida para aliviar el dolor.
DEPRESIÓN. La tristeza nos está agotando, nuestros estados de ánimo se
alteran y oscurecenlas posibilidades. «¿Para qué seguir? ¿Qué sentido tiene
ahora vivir? ¡Nada será igual!». Aquí el dolor se siente y nos pesa.
ACEPTACIÓN. Al escucharnos y observarnos podremos ir sanando las
heridas que dejan los duelos. En esta etapa hacemos las paces con el dolor, y
poco a poco somos capaces de comprender una nueva realidad que ya no será
igual: dependerá de nosotros acomodar las piezas de nuestro rompecabezas
personal para volver a encontrar el equilibrio.
Cada etapa toma su tiempo y tiene sus conversaciones. Lo importante es hacernos
acompañar y hablar para avanzar. Las conversaciones no siempre llevan un orden
exacto, pues podemos ir y venir en cada una de ellas como parte del proceso personal. Al
paso de los días, y a veces de los años, tendremos otra perspectiva, nuestra conversación
sobre lo que pasó habrá cambiado. Al final el dolor, como lo define su etimología latina
doloris, dolere, se trata del resultado de una acción que nos golpea y termina
puliéndonos. No somos los mismos después de estos procesos, por lo que debemos
permitir que la tristeza se asome, que las lágrimas escurran, que el cuerpo nos hable, que
la mente asimile, el alma conecte y el corazón sane. Si por miedo al dolor nos cerramos
al amor, en realidad sólo nos estamos cerrando a la vida.
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«U
LA CONVERSACIÓN DE LA
ADICCIÓN
con Alex Lobo
La definición más sencilla de adicción es:
na acción con la que te estás dañando, y aun así no puedes parar». Entonces, ¿en
algún momento todos hemos sido adictos a algo? ¡Probablemente sí!
Hablar de adicciones, de conducta adictiva, abusos, consecuencias y codependencia es
un tema muy profundo; poner la conversación sobre la mesa con un especialista de
amplio conocimiento, con vastas herramientas, experiencia y una visión integral del ser
humano en todas sus dimensiones es como un viaje de indagación para comprendernos.
Así fue mi conversación con Alex Lobo, coach, investigador y conferencista
especializado por más de una década en el diseño, gestión e implementación de modelos
de prevención integral como director del Instituto Mexicano de Prevención Integral
(IMEPI).
Alex, ¿qué es una adicción?
—Una adicción es una conducta repetitiva, es el abuso o el consumo de una sustancia,
pero también puede serlo una conducta que no podemos parar a pesar de sus
consecuencias, que nos genera un deterioro, en la que hay un concepto de daño, de
pérdida, ya sea de la salud o del control. La definición de adicción, de acuerdo con la
Organización Mundial de la Salud, tiene que ver con la relación de una sustancia
psicoactiva que hace funcionar el cerebro de manera diferente y produce dependencia
fisiológica; sin embargo, la definición médica, a mi juicio, se queda corta ante algo
que yo llamo fenómeno adictivo, que es la obsesión, la compulsión ante ciertas
conductas y ciertas sustancias que pueden ser adictivas o no, pero con las que
establezco una relación destructiva, dependiente, abusiva, que deteriora otras áreas de
mi vida. Probablemente me da una ventaja en algún aspecto, pero me expone y me
deteriora, me causa conflicto en otras áreas de mi vida.
¿Podemos ser adictos a nuestras emociones?
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—Siendo muy puristas, ninguna sustancia hace un efecto sobre el cerebro
directamente; donde afectan las sustancias es en la parte de segregación o disminución
de nuestra propia química cerebral, sobre todo en una parte del cerebro llamada zona
de recompensa, donde se encuentran las dopaminas, endorfinas, acetilcolina y todo ese
tipo de sustancias que nos ayudan a regular el sueño, la libido, el hambre, el ánimo, la
sed. Es la zona de placer y recompensa. Así que ¿puede uno hacerse adicto a sus
emociones? ¡Sí! Puede ser a la celotipia, depresión, victimización,
sobrerracionalización. El criterio más importante para entender las adicciones es la
diferencia entre el uso, abuso, dependencia y finalmente adicción, que ya es una
patología, una enfermedad fisiológica que antes tuvo una codependencia psicológica
que tiene que ver con creencias sobre la conducta. El criterio que diferencia el uso del
abuso es el daño, y si abusas de usar terminas en un proceso de adicción.
¿Cuál es la conversación interna de una persona atrapada en una adicción?
—Es muy curioso, porque la adicción es la enfermedad de la incomunicación. Veamos
su etimología: a = sin: «sin dicción, sin oralización, incapacidad de verbalización».
En una persona así, la conversación interna puede ser intensa, pero la externa es
árida; las razones que te llevan a probar una sustancia o conducta no son las mismas
que te mantienen consumiéndola. Puedes empezar por curiosidad, porque es fin de
semana, porque todo mundo lo hace, por presión, porque te gustó. El efecto que genera
adentro, la mayoría de las veces resuelve a nivel interior temas emocionales
pendientes. Es a lo que llamo «rascarte donde te pica». Si tienes un malestar
generalizado en tu vida y tienes contacto con el alcohol, el tabaco, las drogas…, te
sientes increíble, sientes relajación, plenitud. ¡Por fin te sientes bien! La pregunta es:
¿por qué te sientes mal sin consumir sustancias? ¿Qué está sucediendo en tu vida?
Más que haber una conversación, hay una ausencia, y eso es lo que está
ocasionando el problema. Justamente la cura es conversar, la solución es hablar de lo
que sientes, de lo que piensas, de lo que te vuelve loco, y de lo que de manera obsesiva
te estás repitiendo todo el tiempo. Hay frases típicas dentro de la personalidad
adictiva, porque no necesariamente tienes que ser adicto: «No soy suficiente». «No
puedo». «No soy aceptado». «¿Hay algo malo en mí?». «¿Estoy chueco?». «¿Estoy
quebrado?». «¿No soy normal?». Son el tipo de pensamientos que generan una
ansiedad interna tan alta que sólo un ritual de consumo puede diluir: «Lo hago para
dejar de pensar en eso que me hace sentir como me siento». Desde mi enfoque, es el
pensamiento el que te lleva a la emoción, y la emoción te lleva a la acción; el ritual de
consumo es lo que te permite pensar en algo diferente, pero todos los rituales de
consumo generan consecuencias negativas, económicas o de cualquier otro tipo.
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¿Cuáles son las conductas adictivas más comunes?
—Lo más típico son las relaciones destructivas y la codependencia, trastornos
alimentarios como la anorexia, porque en el caso de la bulimia hay consumo de
sustancias como harinas y azúcares. La apuesta compulsiva, las compras obsesivas, la
pornografía, el internet, son conductas destructivas en las que no interviene el
consumo de una sustancia, pero tienen el mismo patrón que una adicción: negación,
búsqueda, seguir haciéndolo a pesar de las consecuencias. Hay síntomas y signos muy
específicos, característicos de la adicción.
¿Cuál es la conversación interna y sensata que puede ayudarnos a sali r de
esto?
—Cuando tienes el problema, lo sensato es lo que más escasea en la vida. Es muy
difícil, porque el síntoma número uno de la adicción es la negación. Es una
enfermedad que no permite darme cuenta de que la tengo y existe una negación muy
fuerte que se disfraza de justificación, racionalización, minimización, que son
mecanismos de defensa que generamos para defendernos y seguir defendiendo el
consumo. Digamos que el primer razonamiento básico es entender que tienes un
problema, que ya no tienes el control, que ya no te la estás pasando bien, que de
alguna manera ya no obtienes lo que antes obtenías, o que el costo de obtenerlo es
altísimo. Hay un problema grave con algunas sustancias y con la adicción en general:
el funcionamiento de la memoria selectiva. Entonces no te acuerdas de las
consecuencias de lo que viviste la última vez que consumiste, porque estabas en un
momento de sufrimiento, y dijiste que ya no volverías a hacerlo; por tanto, el ego se
reconstruye otra vez, la enfermedad se fortalece, y ya no puedo aceptar o pedir ayuda.
La conversación sensata sería pedir ayuda, saber que no puedo, que tengo algo que no
sé qué es, que necesito hablarlo con alguien, atreverme a platicarlo con alguien. Tal
vez el movimiento más difícilpara un adicto sea la aceptación y la oralización, decir:
«Sí, soy adicto, tengo un problema y necesito ayuda».
Ése es el primer paso: derrotarse y aceptar la problemática. La mayoría de los
adictos no pueden llevarlo a cabo, y por eso muchos mueren física o espiritualmente,
ya que no son felices, no contribuyen, sus familias sufren sus consumos y situaciones;
ya no están a su máximo potencial.
¿Cuál sería la conversación interna y poderosa para no entrar en las
carencias emocionales que abren la puerta a las adicciones?
—Primero, distinguir en mi interior la diferencia entre lo que soy y lo que hago,
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entender que lo que soy no tiene que ver con lo que hago. ¿Cómo está mi
autoconocimiento y la creencia que tengo de mí mismo? Es decir, ¿cuánto me
conozco? ¿Cuánto me acepto? ¿Cuánto estoy en contacto con mi verdadera identidad y
con la verdadera persona que soy? Porque también tengo una idea equivocada de
quién soy a partir de los estímulos que recibo del exterior y la comparación que hago
con revistas, películas, series y cuestiones estimulantes que me dicen que lo normal es
eso, y como estoy muy lejos de eso, entonces surge la sensación de sentirme
inadaptado o incómodo conmigo mismo. Hay que trabajar en un proceso profundo de
autoaceptación, y para eso necesitas conocerte. Entonces yo diría que la conversación
debe ser la curiosidad, debe estar basada en estas preguntas: ¿Qué quiero? ¿Quién
soy? ¿De dónde vengo? ¿Por qué soy así? ¿Para qué soy así? ¿Qué me motiva? ¿Qué
no me motiva? ¿Qué me detiene?
Son preguntas de coaching que usamos para dinamitar el cambio; por otro lado,
¿cómo puedo compensar situaciones que no tengo en mi vida? ¿Y cómo puedo, a
través de modelos genuinos o de caminos adecuados, encontrar eso que estoy
encontrando mediante caminos inadecuados? Porque la búsqueda del bienestar no está
mal, lo que está mal es el camino; entonces, lo que habría que cuestionarse es ¿cómo
puedo hacer para encontrarlo? Y como manera preventiva están el desarrollo
socioemocional, las habilidades y las competencias, el lenguaje emocional y la
capacidad de poder expresar mis sentimientos y mis emociones, es poder estar en
contacto y decir: ¿Qué siento? ¿Cómo me siento? ¿Qué quiero? ¿Qué no quiero?
Y poder hacer algo al respecto. Finalmente, el consumo de sustancias es peligroso,
pero es aún más peligroso estar atorado emocionalmente y consumir sustancias, o sea,
lo que te genera la adicción es la carga emocional que traes en tu interior, y
obviamente también con quién te juntas, las relaciones, las conversaciones. Cualquier
conversación es terapéutica y requiere tener del otro lado un interlocutor que te haga
las preguntas o las reflexiones o las indicaciones que te permitan profundizar y
entender que una persona que te invita a perjudicarte, a tener un diálogo interno
negativo, a ser autodestructivo, a dañar tu cuerpo, a dañar tu mente o a dañar tu
espíritu, por muy buena onda que sea y muy divertido que te la pases, no es la mejor
persona con quien quieres pasar tu tiempo; creo que rodearte de personas positivas
que te empoderen es muy importante para tener esas conversaciones saludables.
¿Cuál fue, en tu conversación interna, la parte poderosa que te llevó a
transformarte en la persona que eres?
—Bueno, de entrada todavía no termino esa transformación. Vas pasando de un nivel a
otro, vas creciendo, vas aumentando; sin embargo, el tono de las conversaciones
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cambia con el tiempo y de acuerdo a cómo estás. Creo que al principio hay una
conversación de dolor y de sufrimiento, una conversación de hastío, de indignación,
tal vez de desesperanza; y a partir de ahí surge una transformación, a partir del dolor,
del reconocimiento y la derrota, de saber que no puedes, de saberte impotente,
limitado, carente de recursos. Pero a pesar de eso buscas y encuentras cómo
empoderarte y cómo obtener lo que quieres. Creo que el concepto clave que me ha
ayudado en todo mi proceso es la autoeficacia, esa capacidad de lograr todo lo que me
propongo aunque no tenga ni idea de cómo voy a hacerlo. Es confiar en mis propios
recursos para poder resolver y encontrar, adaptarme y sobreponerme, y esto está
respaldado por el concepto de resiliencia, de cómo puedo transformar lo peor que me
pasó en lo mejor que me pasó, y cómo puedo buscar lo bueno, lo positivo. El
aprendizaje en cualquier circunstancia es atreverte a tener la fe que te permite confiar
en que no se puede poner peor, y en que la vida se va a poner mejor. Si haces lo que
tienes que hacer habrá resultados, y en el camino vas avanzando. Cada vez hay más
niveles: el nivel de la congruencia, el nivel de la conciencia, de la consistencia, de la
constancia, y también hay un nivel en el que te das cuenta de que todo lo que
aprendiste no servía, y viene el proceso de decantar y volverte a inventar. Todo
depende de tu edad, de tus circunstancias, de la situación en la que estás, de tus
ambiciones. Es algo muy individual e íntimo. Cada persona tiene que hacer su proceso
de autodescubrimiento y de reconocimiento. Lo que me funcionó a mí es probable que
no te funcione a ti o a otra persona. Tú debes encontrar lo que te funciona, y sabiendo
qué es lo que te funciona: ¡buscar, intentar, ir a todas, ser curioso!
Creo que la base de la conversación para el desarrollo del ser humano debe ser la
curiosidad, las ganas de descubrir juntos un camino que ni siquiera nos
imaginábamos que ahí estaba. Hay que reconocer que no hay nada malo dentro de ti
que sea más grande que todo lo bueno que hay dentro de ti. Confía en quien eres, no
necesitas ser alguien más. Encuentra quién eres y dedícate a eso, enamórate de la
belleza de tu imperfección y trata de darte cuenta de cómo esa unicidad es tu
aportación al mundo. La vida es corta, y lo que quieres hacer todo el tiempo es amar,
sentir, disfrutar y hacer cosas del espíritu, ir más hacia tu interior, al disfrute, al gozo
y a la presencia, en lugar de acaparar, tener, construir o llenarte de cosas materiales.
Después de esta conversación podemos inferir que la adicción empieza en la necesidad
de cubrir nuestras carencias con lo que sea. Tratamos de llenar nuestros huecos
emocionales con algo aunque nos haga daño; no soportamos nuestros vacíos ante lo que
está ausente en todo esto, que finalmente es el amor, el amor propio, el amor a la vida y
a los demás.
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¿Cuántas decisiones equivocadas hemos tomado ante la ausencia del amor? Supongo
que varias. La adicción pretende llenar un vacío que con el tiempo sólo se va haciendo
más grande y peligroso alimentado por nuestra inconsciencia, cubierto por nuestra
ignorancia y justificado por nuestro ego.
La etimología de adicto proviene del latín addictus, «entregado, inclinado, dedicado
a». Este vocablo también se empleó antiguamente para designar a los esclavos, aquellos
que fueron incapaces de pagar sus deudas. Addictus significa literalmente: entregado a
otro, al que le debe enormes favores.
Por otra parte, en una interpretación psicoanalítica puede decirse que adicto proviene
del prefijo negativo a y dicto, en latín «dicho», refiriéndose a quien no puede poner en
palabras su angustia y entonces recurre a las drogas como una evasión de su dolorosa
realidad; si no hablamos de lo que nos duele, nos rebasa o nos angustia, eso nos
consumirá.
¿Ahora seremos capaces de reconocer nuestra adicción?
19
¿C
LA CONVERSACIÓN DE LAS
IDEAS
con Andrés Roemer
¿Cuántas ideas han pasado por tu mente?
uántas siguen guardadas y a qué costo?
En 2013 escuché por primera vez la expresión Dangerous Ideas, una invitación a
romper el statu quo, a cuestionar nuestras creencias, a traspasar límites, a sacudir miedos
y a expulsarnos a nosotros mismos de la zona de confort antes de que la mediocridad nos
dé una patada en el trasero. ¡Ya no más de lo mismo, por favor! Escuchar todas las
conferencias de La Ciudad de las Ideas (CDI) fue como una transfusión de sangre con
vitalidad. ¿Qué necedad de estar pensando siempre en lo mismo? Nos causa
incomodidad ser diferentes por miedo a que nos rechacen,a no encajar, a no gustar,
cuando debería darnos terror ser como todos los demás; pensar diferente y cuestionarnos
es la única forma de evolucionar. La CDI es una puerta a otra dimensión para dejar de
estrellarnos con el mismo árbol por falta de visión; es ampliar nuestra percepción
apreciando las infinitas posibilidades del universo.
Escuché a cada uno de los ponentes superar sus miedos, sus limitaciones, hambre,
pérdidas, dolores, incertidumbres, obstáculos y contradicciones para ser diferentes,
creativos, inspiradores, agentes de cambio, plenos, auténticos y, por supuesto, peligrosos
para los sistemas mediocres. Así que para ser honesta, a mí también me gustaron las
Ideas Peligrosas.
¿Qué tan peligroso puede ser pensar con criterio y cuestionar? Para Andrés Roemer,
doctor en políticas públicas, investigador, economista, abogado, escritor, diplomático,
creador y curador honorario de la CDI, el reto para que evolucionemos está en generar
una masa crítica a través de la indagación, de pensar, desaprender y cuestionarnos una y
otra vez ¿por qué y para qué? Se dice que la solución está en la educación, y que el
enemigo a vencer es la ignorancia; sin embargo, hay gente con doctorados que siguió a
Hitler; hay gente muy educada que comete grandes errores, así que podemos seguir
jugando este juego o hacer que cambien las cosas.
20
—Nada es absoluto; hay que ampliar nuestra percepción para revolucionarnos. La
fuerza más poderosa de la humanidad no radica en el miedo, en la atracción por el
peligro, en la felicidad etérea. La fuerza está en una mente crítica que se cuestiona a sí
misma y se arriesga, en encontrarle sentido a nuestra vida, ver qué tan lejos somos
capaces de llegar y procrear a través de las ideas.
Andrés, ¿qué es una idea?
—Las ideas son la verdadera fuerza de la riqueza; el capital no está en tener fierros,
cemento, madera, petróleo u oro. Si tú tienes una manzana y yo tengo otra manzana,
cada quien se come su manzana y se acaba, mientras que si tú tienes una idea, y yo te
aporto otra idea, de ahí van a surgir más ideas; las ideas son el motor de la riqueza
humana, con un crecimiento progresivo, donde 1 + 1 puede darnos 3. Las ideas
diversas impulsan el desarrollo biológico creativo para llevarnos a la evolución. Cada
quien genera de diferentes formas su proceso creativo para obtener ideas. Una idea se
forma de otras ideas y, al final, siendo un poco zapatistas, las ideas son de quien las
trabaja, hay que investigarlas, probarlas y aplicarlas para que no se queden sólo en
propuestas.
¿Y cómo se va gestando una idea?
—Empecemos por entender de qué están hechas las ideas:
I de INNOVACIÓN. Una idea debe ser innovadora, no original. Las ideas no nacen
de la nada, las ideas son cosas que se van sumando unas con otras. Las ideas
que se establecen con el statu quo se defienden salvajemente para no ser
destronadas y perder su imperio como verdad. Si todos pensamos que ésa es la
verdad, cambiarla es muy difícil.
Nos dedicamos a reunir información y conseguir versiones para que se
definan nuestras ideas, y como no se pueden hacer cambios tan radicales se
hacen cambios innovadores sobre esta idea. Vamos cambiando un poco el
camino y sumando algo nuevo.
D de DIVERSIDAD. Si tu cerebro, tu gente, tus lecturas, tus redes, tus blogs, si
todo esto sólo habla de lo que tú crees y te rodeas de gente que empodera las
ideas que a ti te gustan porque así naciste, así fue tu gen, es muy peligroso y
radical. La diversidad siempre es necesaria; para que una idea tenga vitalidad
tiene que contagiarse de lo contrario, de lo diverso. Si eres abogado, reúnete
con contadores; si te gusta el antro, vive una noche de bohemia. Eso es saber
21
escuchar, no creerlo todo. Debes preguntarte: «Si hubiera nacido en otro país,
en otra familia, con otro idioma y cultura, ¿cómo vería el mundo?». Empezar a
escuchar genera diversidad.
E de ENERGÍA. La energía y la fuerza de ser rebeldes, de no quedarte con el
statu quo. Si siempre se ha creído esto, ¿qué pasaría si creo otra cosa? No, no
creo todo lo que pienso; es más, no creo nada, y así la E de energía se
convierte en la E de escepticismo, en una energía que nos haga cuestionarnos
más; así todo puede ser un signo de interrogación eterno para nunca dejar de
preguntarnos.
A de ASUMIR. Asumir que todo lo que sabes va a cambiar. Tal vez todo lo que
creemos no es cierto; creíamos que el mundo era plano y no lo fue; creíamos
que la Tierra era el centro del universo y no lo fue; y luego que el Sol era el
centro del universo y no lo fue. No podemos ser radicales en nuestra forma de
pensar, cerrándonos a nuevas posibilidades. Se trata de asumir y abrirse a que
no hay un conocimiento absoluto, que lo que hoy sabemos puede cambiar; por
eso también hay que estar abiertos a que la ciencia pueda destrozar nuestras
ideas.
S de SUCESOS. Aquí retomo el punto de donde parte esta conversación sobre los
sucesos o historias que nos contamos. Las ideas deben tener una historia para
que se impregnen; una idea no se vuelve meme, no se vuelve genéticamente
trascendente sin una historia simple, inesperada, creíble, concreta, con un
sentido contextualizado, contraintuitiva. La historia no es un mito, no es un
cuento, debe estar sustentada para explicar la idea y conectarla para que
penetre en el ambiente, en los poros, en los genes, porque son las ideas las que
van a cambiar al mundo y son las historias las que nos conectan con las ideas.
¿Qué hay que decirse a uno mismo para materiali zar la idea?
—Tu pregunta es de las más complejas de la humanidad porque no existe una fórmula,
y hay tanta falta de fuerza de voluntad en los seres humanos… Desde hace más de 15
años me he dedicado a estudiar el cerebro humano y cómo nos comportamos. La
naturaleza humana demuestra que, más allá de los problemas multifactoriales, somos
flojos por naturaleza: nos ponemos trampas y excusas para empezar mañana, nos
metemos el pie y preferimos el presente al futuro, preferimos 10 pesos hoy que 20
mañana. Esto se llama «acracia». Peleamos contra la debilidad de la voluntad; ésta es
una conquista diaria de cada uno con cada uno de nosotros, y esta conquista interna
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es la más difícil de alcanzar. Para que las ideas se lleven a cabo hay que entrenar el
músculo de la voluntad.
¿Y cómo podemos entrenar la voluntad?
—Sin duda el hambre ayuda. Todo es relativo, todos podemos ser afortunados, tener
hambre de hacer ciertas cosas, de riqueza, de conocimiento, porque tu capital humano
está en la forma en la que eliges hacer algo y aprender. En, a pesar de tu inseguridad,
atreverte a correr riesgos y creer en ti, fomentar la resiliencia; que aprender a pararte
no es aprender a perder, es aprender a reponerte, a recuperarte, a quererte, a tener
autoestima, a probarte a ti mismo qué es lo que aportas al mundo, que tienes un
propósito de trascendencia. Es horrible cargar con ello, pero es una motivación que
fortalece el músculo de la voluntad; es probarte constantemente, y cuando lo logras te
lleva a crear nuevas cosas, te abres a escuchar muchas voces y conocer muchas ideas;
a ser disruptivos y entender que el enemigo de la creatividad es la complacencia.
Y aplicando todo esto, ¿cuál es la mejor idea de Andrés Roemer?
—Estoy pensando, porque hay muchas, pero creo que la idea de estudiar dos carreras
de manera simultánea en dos mundos distintos, con distintas perspectivas del ser.
Haber estudiado de 7 a 11 de la mañana Derecho en la UNAM, y de 4 a 9 de la noche
Economía en el ITAM, fue una idea que me abrió oportunidades en el mundo, movilidad
social e intelectual en mi vida, la posibilidad de hacer posgrados en el extranjero y
abrir los ojos a nuevos mundos; sin duda fue una gran idea.
¿Cuál es la hi storia que te contaste a ti mismo para obtener todo lo que has
logrado?
—La historia te la vas cambiando todos los días. Te la tienes que jugar a diario;
usamos el autoengaño para sobrevivir y tenemos muchos filtros en la forma en que
interpretamos nuestra historia. El mismo Hitler se contaba su historia justificandoy
haciendo legítima su actuación para contársela a las personas que acabaron
siguiéndolo. Lo difícil está en encontrar el equilibrio de lo que te estás contando. No
puedes vivir en un autoengaño, pero tampoco puedes convertirte en un pesimista;
porque estamos llenos de errores, de imperfecciones, de culpas, de daños, pero también
somos muy buenas personas y podemos construir otra realidad. Cuando vas a terapia,
al terapeuta no le importa la realidad, lo que le importa es cómo te platicas tu
historia, porque si está llena de falsedades no te va a hacer crecer.
El autoengaño nos ha servido para sobrevivir y reproducirnos. Nos proyectamos más
23
altos, más guapos, más generosos, más ricos, más poderosos, más nobles y no
publicamos nuestra cara cuando estamos en la depresión. Pero no podemos quedarnos
ahí con los filtros de nuestra memoria selectiva, por eso hay que cuestionarnos más:
«Lo que estoy pensando, ¿me sirve para evolucionar? ¿Esto sirve para que mis ideas
se impregnen?». En el momento en que dejas de ser autocrítico y te crees tus propias
mentiras, corres el riesgo de perderte. Hay cosas buenas y cosas malas; cuestiónate a
ti mismo y arriésgate a desafiar el statu quo, a tener ideas peligrosas que transformen
el mundo, aunque a veces eso requiera el sacrificio absoluto de uno mismo, de no ser
reivindicado nunca, de quedar en el olvido, de quedar como el equívoco. Pero si a
través de una mente crítica se puede cambiar y mejorar la vida de una persona, todo
eso vale mucho la pena, porque no es lo mismo la felicidad que la plenitud. El fin de la
vida no es la felicidad, es la plenitud; no es lo mismo llevármela bien que tener coraje
y valor. Pero eso a veces no complace al otro, a veces no te hace ser popular. Entonces
pregúntate: ¿qué quieres en la vida? Para eso cada quien tiene una respuesta distinta.
En mi caso personal ese riesgo vale la pena correrlo porque es el propósito que yo le
doy a mi vida. Cada quien le dará el que quiera; y es más, si pudiera decirle algo a
todos, sería que nadie me escuche, que nadie me crea y que cada quien piense por sí
mismo, pero que de verdad PIENSE.
La etimología en latín de idea proviene de eido que significa «yo vi». ¿Qué no estamos
volteando a ver? ¿Qué pretendemos no saber? ¿Es acaso tan obtusa nuestra visión? O
nos hemos vueltos maestros del autoengaño para acomodarnos en historias filtradas y
reconfortantes mientras el mundo se cae a pedazos por los gritos de radicales y
separatistas, por los intereses del poder económico sobre el bienestar social, la igualdad,
la salud, la diversidad, el servicio, la ecología, la paz, los valores, la sabiduría, el amor y
la vida.
Si las ideas expanden nuestra visión y tienen el poder de cambiar el mundo, soltemos
ya los malditos pretextos, dejemos de fabricar excusas y cuestionemos sin miedo con
preguntas poderosas: ¿Cuál es nuestro sentido de la vida? ¿Hacia dónde va la
humanidad? ¿Por qué nos creamos enemigos? ¿La religión nos une o nos separa? ¿Para
qué nos casamos? ¿Cómo podría ser mejor la educación? ¿Qué reemplazará la
inteligencia artificial? Podría escribir miles de preguntas a las que les urgen respuestas,
pero prefiero preguntarte sólo una: ¿qué estás esperando para descubrir tu potencial y
actuar desde tu grandeza? ¡Nos urgen las mentes críticas con ideas disruptivas!
24
S
LA CONVERSACIÓN DEL
DINERO
con Alejandro Saracho
Se dice que hablar de dinero es de mala 
educación; se condena que se le dé mucha importancia.
in embargo, hay gente que dice estar dispuesta a vender su alma; algunos su
riñón o su tiempo, y otros en un afán de tenerlo pierden su dignidad. ¿Qué tan
bueno o malo es el dinero? O ¿por qué hemos generado tantos juicios al
respecto? Lo buscamos, lo necesitamos. ¿De qué manera podríamos conocerlo,
manejarlo y entenderlo? ¡Hablemos de dinero!
Hace unos meses, uno de mis mejores amigos me contó, asombrado y complacido, su
experiencia en un entrenamiento de reconfiguración financiera. Confieso que el nombre
no me llamó la atención, pero el entusiasmo de mi amigo, dedicado al mundo de los
negocios, me hizo voltear a ver de qué se trataba. Si bien no soy apasionada de las
finanzas, y mucho menos experta, entiendo con claridad lo importante que es saber
manejarlas, y en la recta final de las conversaciones para este libro sentí la curiosidad de
indagar un poco más en este tema controversial, así que me inscribí en una de las
conferencias de introducción al tema. Recuerdo que una vez mi hermano me dijo: «Si
ocuparas todo el dinero que pagas en tomar cursos ya conocerías medio mundo». ¡Claro
que exageró! Aunque ahora mismo estoy considerando inscribirme en un entrenamiento
de neurociencias que equivale a un buen viaje de un mes por toda Europa, pero cada
quien decide sus destinos y algunos son un viaje interior, ¿no creen? A lo que voy con
este comentario es a que he tenido la fortuna de tener muchos y muy diversos maestros
y sé reconocer cuando alguien domina su tema, y escuchar a un experto siempre es
fascinante, pero cuando la ecuación suma el talento del orador, las habilidades, la
experiencia, sus resultados y pasión por lo que hace, entonces escuchar y aprender ¡es un
placer! Así empecé a entender e interesarme por el mundo de las finanzas ¡por fin! (y
eso que mi mamá es contadora), pero sobre todo, a partir de esta conversación me
reconcilié con el dinero para dejar de perderlo.
25
Alejandro, ¿cómo defines el dinero?
—Para mí el dinero es una energía neutra, es decir, tú le das el peso y el poder que
deseas. El dinero no es un fin, es un medio, es un factor multiplicador, te acerca a
quien realmente eres. El objetivo es utilizar el dinero como un medio para ayudarte a
llevar tu misión de vida a un nivel mucho más amplio. Todos tenemos un propósito de
vida relacionado con los talentos personales, y el dinero es la gasolina que te permite
servir masivamente a las demás personas. Cuando ves el dinero como un fin único en
tu vida, es cuando llegas a esa meta y te sientes completamente insatisfecho; pero si
ves el dinero como un factor multiplicador de bienestar, es cuando realmente sientes
satisfacción por él. Al ser una energía neutra y darle el poder, el peso y la polaridad
adecuados, entonces el dinero está a tu favor y a tu servicio para hacer lo que vienes a
hacer en este planeta; es algo material, pero te permite hacer bastantes cosas
positivas.
Con esta definición tan poderosa y tan linda que nos das, ¿por qué la
mayoría de las personas en este país tenemos tantos problemas con el
dinero?
—Yo pienso que tiene que ver con su reconfiguración financiera, es decir, la historia
que vienes cargando generación tras generación. Hay ciertos programas que se
almacenan en tu subconsciente y tiendes a repetir patrones, y a veces tomas decisiones
y haces las cosas no porque realmente las entiendas, simplemente porque estás
repitiendo un patrón. Entonces no conoces el verdadero significado del dinero, y como
no lo conoces no lo entiendes, no lo sientes y no es parte de ti, y no lo manejas de
manera correcta, lo usas como algo que te permite tus gustos, tus lujos, o sólo te
permite llenar tu vacío emocional. Lo utilizas como un sustituto o para aligerar las
cargas que arrastras desde hace mucho tiempo.
Si somos la hi storia que nos contamos, ¿qué deberíamos decirnos a nosotros
mismos? ¿Cuál debe ser la conversación del dinero?
—Yo me amo, me respeto, me valoro, merezco tener muchísimo dinero y, entre más
dinero tenga, más puedo ayudar a las demás personas. Pienso que la conversación que
debes tener es: «Yo merezco todo el dinero que sea capaz de manejar», y por eso es
importante saber manejar el dinero, porque si te dan más dinero y no puedes
manejarlo, pues lo vas a desperdiciar o vas a hacer algo desastroso con él, y el
universo no te va a dar más de lo que puedas manejar. Mientras que en la medida en
que aprendes cómo manejarlo mejor, vas a tener más dinero, y en la medida en que lo
26
pongas en las manos adecuadas, lo multipliques y le des un buen uso, el universo teva
a seguir dando ese talento. Pienso que de esa forma debemos relacionarnos con el
dinero. El dinero no es mejor ni peor que la salud o que las relaciones; es tan
importante como ellas, pero en un compartimento distinto, y si le damos la
importancia adecuada, él mismo nos va a corresponder de esa forma.
¿Cómo llegaste a este nivel de conciencia sobre el dinero? Porque hay quien
ya se echó todos los libros, todos los cursos y sigue en las mismas.
—Fue interesante, porque una de las cosas que sucedió a lo largo de mi vida estuvo
relacionada con las escasez económica. El dinero representaba un dolor para mí, el
dolor de no tenerlo. Mi papá perdió cinco veces el trabajo; estuvimos en situaciones
críticas a nivel finanzas familiares, y eso me generó un dolor. Pero al estudiar y
educarme mucho me di cuenta de que entre más estudiaba, más posibilidades tenía de
generar más recursos.
Al inicio lo desperdicié, lo utilicé en satisfacciones emocionales, pero con el tiempo
supe que cuando creces en la parte financiera y también trabajas en la parte personal,
el dinero empieza a tomar otra forma. Y eso es lo que yo les digo a las personas. Si
solamente tienes dinero y no tienes crecimiento personal, vas a ser desgraciado; pero
si trabajas en las dos cosas, en el ser, en la conciencia desde el anhelo de apoyar a los
demás, es cuando realmente utilizas todas tus herramientas para hacer un bien mayor.
Es curioso hablar así del dinero porque es algo tangible; yo soy ingeniero y todo lo
veo desde un ángulo material, pero siempre procurando crear el mayor beneficio, y
esta conversación está basada desde el ser y eso es lindo.
¿Cuál es tu mayor sati sfacción en este proceso de enseñar a las personas?
—Mi mayor satisfacción es escuchar el éxito que logran las personas cuando dejan de
vivir endeudadas, cuando pierden el miedo a hacer crecer sus negocios, o cuando las
que toman mis seminarios después les enseñan a otros e incluso ganan premios o
concursos. Trato de dar lo mejor de mí en todo lo que son finanzas personales y
desarrollo empresarial, y ver a la gente tener buenos resultados es lo que me motiva a
seguir haciéndolo y compartiendo, porque cuando tienes libertad financiera ya no
estás persiguiendo el dinero, porque el dinero pagó tu estilo de vida con los ingresos
pasivos y ahora buscas trascender y dejar un legado. Esta filosofía cambió mi vida, y
ahora quiero que cambie la vida de los demás; esto es lo que me motiva todos los días.
Alejandro, conozco gente que tiene todas las habi lidades, pero parece que le
tiene miedo al dinero, ¿cómo podría manejar eso?
27
—Pienso que hay dos miedos, el miedo al éxito y el miedo al fracaso. Cuando las
personas saben que tienen la capacidad para lograrlo, en ocasiones su miedo es a no
poder manejar el éxito, no poder manejar todo lo que podrían tener y dicen: «Sabes,
creo que esto no es para mí». Muchas personas llegan a mí con ese tema; se dan
cuenta de que tienen la capacidad, empiezan a tener más clientes, mejores resultados y
descubren que no quieren crecer más porque les da miedo. Yo les digo: «Lo que sucede
es que hay algo que no conoces». Cuando lo conoces, aprendes y profundizas un poco
más, te entrenas. Yo enseño a la gente a manejar mejor sus negocios, y es cuando te
das cuenta de que puedes tener el control de las cosas y te abres a recibir más
abundancia en tu vida. Y cuando llegas a ese nivel, tienes que aprender de alguien que
tenga un mayor juego que el tuyo, así aprendes y recibes más abundancia. No se trata
de descubrir el hilo negro; la manera más fácil es imitar a alguien que tiene los
resultados que nosotros queremos tener. Yo sigo modelando personas aun siendo
financieramente libre; modelo en el área de marketing, en el área de negocios; tengo
mis maestros, y aunque yo le enseño a muchas personas, sigo buscando lograr un
juego mayor, pero si lo trato de descubrir sólo a prueba y error, al azar, me voy a
tardar mucho tiempo, voy a perder mucho dinero, voy a generar mucha frustración. En
cambio, si aprendo de alguien que ya lo logró va a ser mucho más sencillo llegar
antes, que me diga cuál es el camino. Ésa es la forma como lo hacemos y es la
recomendación que les doy a las personas que tienen miedo al éxito. Aprende de
alguien que tiene el resultado que tú quieres tener y va a ser mucho más fácil que lo
obtengas.
¿Qué es lo que todos deberíamos saber sobre el dinero?
—Hay que aprender a manejar el dinero; aprendan a implementar; aprendan a vender,
pero principalmente descubran quiénes son ustedes y por qué están en este planeta.
Porque todo lo demás sólo serán herramientas para que ustedes puedan vivir al
máximo, para que tengan una vida de 10 y puedan hacer que las demás personas
también tengan una vida de 10. Pienso que nosotros somos una llave y el cerrojo está
en la vida de las demás personas. Si yo oculto mi llave, que es mi talento, no voy a
abrir las puertas de las demás personas, pero en el momento en que acepto que soy una
persona que abre puertas en la vida de los demás voy a utilizar todo lo que está a mi
alrededor para hacerlo. Y creo que todos somos parte de una arquitectura universal,
así que en la medida en que yo muestro mi talento y mi razón de existir, en esa medida
hace sentido que yo esté viviendo en este planeta.
La etimología de la palabra dinero procede del latín denarius, derivado del adjetivo
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distributivo deni, «cada diez», derivado del numeral decem, «diez». De la misma
etimología latina procede el dinar árabe. De modo que la palabra española dinero, así
como la árabe dinar, provienen del latín denarius. El denario era una pequeña moneda de
plata corriente en Roma.
Alejandro Saracho es autor del libro Reconfiguración financiera, conferencista de
Abundantia Training y asesor en finanzas personales y negocios. Tiene estudios de
Ingeniería Industrial y cuenta con dos maestrías en negocios de instituciones prestigiosas:
una en la Universidad de Harvard y otra en la Universidad de Stanford, así como
entrenamientos especializados con grandes multimillonarios. En los últimos años ha
desarrollado (y ayudado a otros a desarrollar) cientos de negocios en México y América
Latina. Usando los principios que enseña, en poco tiempo alcanzó la libertad financiera, y
hoy dedica su vida a la transformación positiva y financiera de los mexicanos. Su meta es
transformar la vida de más de 10 millones de personas en México y en el mundo para el
año 2021, y con el conocimiento, la energía y la determinación que tiene, estoy segura de
que podrá lograrlo.
29
H
LA CONVERSACIÓN DE LA
INCERTIDUMBRE
con Farid Dieck
«Si de algo estoy seguro es 
de la incertidumbre de la vida.
acemos planes pero un buen día todo puede cambiar. Si me hubieras
preguntado antes de comenzar con todo esto: ‘¿Farid Dieck, cómo te ves en 10
meses?’, te juro que nunca en mi vida te hubiera dicho que haciendo esto.
»Un estudio de Ali Binazir sobre las probabilidades de que existas tal y como eres
arrojó lo siguiente: las probabilidades de que tus papás se encuentren son 1 en 20 000, 1
en 10 de que se hablen y 1 en 100 de que salgan una segunda vez y continúen saliendo
durante más tiempo, y finalmente una moneda al aire de que sigan juntos hasta tener
hijos. Si combinas estas probabilidades nos dan 1 en 40 millones, un número grande ¿no?
Pero esto apenas comienza. Tú fuiste un esperma y las probabilidades de que ese
esperma y no otro se haya encontrado con un óvulo son 1 en 400 cuatrillones, y si
sumamos ese número por la probabilidad de que tus ancestros no interrumpieran su linaje
durante toda la existencia humana nos da 1/10 a la 45 000 potencia. ¡Imagínate un 10
con 45 000 ceros a un lado! Este número es más largo que todas las partículas que hay
en el universo, incluso si consideramos que cada una de estas partículas fuera un
universo en sí misma. ¡Y AQUÍ ESTÁS!
»¡Pero espera! El esperma correcto tuvo que encontrar el óvulo correcto en cada uno
de tus ancestros con cada generación, la probabilidad de que esto suceda es 1/10 a la 2
640 000 potencia,un cuatrillón multiplicado por otro cuatrillón por cada generación tuya.
¡Y AQUÍ ESTÁS!
»Finalmente, si sumas todo lo que hemos dicho y combinas todas las probabilidades,
nos da la probabilidad de que tú existas tal y como eres, y es de 1/10 a la 2 685 000
potencia. ¿Sabes a qué equivale esto? Equivale a que 2 millones de personas se juntaran
en un mismo lugar, arrojaran un dado con un trillón de caras y cada una de estos 2
millones de personas obtuviera el mismo número de 12 dígitos. ¡La probabilidad es 0!
30
»La probabilidad de que tú estés aquí es 0. ¡Eres un milagro!
»Y es por esto mismo que la vida no es una casualidad. Tu vida es una causalidad; tú
no estás aquí por una causa, estás para un efecto. Tú no estás aquí por algo, estás aquí
para algo. Crea significado con tu vida, que tu vida sirva para hacer de este mundo un
lugar mejor».
Con este inspirador discurso de emotiva producción, Farid Dieck se conectó con millones
de personas que empezaron a ver y a compartir su video en todas las redes sociales,
pasando de ser un emprendedor y músico a ser también escritor y conferencista que, a
través de sus videos en redes, combina perfectamente su talento, experiencia, formación,
vocación y pasión, sobre todo mucha pasión por vivir la vida. ¡Y eso es delirante!
Pero ¿por dónde empieza todo esto que un buen día le cambia el rumbo a tu
vida?
—Mi detonante, que es como llamo a estos sucesos capaces de redefinir tu sentido de
vida, o de definirlo en caso de no tenerlo, fue la pérdida de un ser querido, de mi
hermano mayor que era un guía para mí. Él tenía toda mi admiración y este suceso me
hizo redireccionar por completo mi vida y el sentido que yo tenía, a uno que él tenía
muy presente, y que era que su vida fuera un instrumento para el bien de la
humanidad.
Y entonces decidí adoptarlo para que de esa forma yo estuviera dándole un tributo a
su vida, que no hubiera sido en vano, y que algún día yo pudiera llegar con él y
decirle: «Lo logramos». Ése fue mi detonante mayor, porque también hay series de
detonantes que se acumulan para que a fin de cuentas tomes un camino.
La mayoría de las personas tratan de darle la vuelta al dolor, y lo que a ti te
pasó fue muy doloroso. ¿Cómo fue enfrentar y procesar el dolor?
—Algo muy importante que aprendí en ese momento fue la aceptación de los procesos y
sus respectivos tiempos; como dices, muchos naturalmente tratamos de sacarle la
vuelta al dolor; si nos sentimos tristes, luego luego queremos salir de ahí. Pero no
debemos reprimir lo que sentimos; al contrario, hay que aceptar lo que estamos
sintiendo. Me gusta hacer la analogía del proceso de transformación de una oruga a
mariposa; dentro del capullo la oruga tiene que pelear, batallar, esforzarse, y si dices:
«¡Ay, qué lástima! ¡Pobrecita! ¡La voy a sacar de ese capullo porque está sufriendo!» y
la sacas, no va a volar. Tienes que respetar su proceso, su tiempo; ella sola va a
empezar a volar y va a volar altísimo. Cada adversidad, cada duelo, cada tristeza, es
parte de un proceso que hay que respetar y aceptar ese sentimiento.
31
¿Y qué es lo que sana tu dolor en ese proceso?
—La transformación. Se transforma de dolor a amor; de la adversidad a la
prosperidad; de lágrima a sonrisa. Es el proceso de transformación como el de la
oruga. Creo que el amor sana el dolor y el amor se da en muchas manifestaciones,
como cuando una persona hace algo por otra sin necesidad de conocerla. Jesús decía
que no hay amor más grande que el de quien da la vida por los demás, mientras que la
antítesis del amor no sería el odio sino la indiferencia.
¿Cuál es el mayor problema de este mundo: el miedo o la indi ferencia?
—Creo que somos más los buenos en el mundo, el problema es que no somos ruidosos,
ni activos; somos muy pasivos y por eso los malos siempre resaltan más. Pero veamos
lo que pasó en México con el terremoto, es la prueba más tangible. El problema es que
somos apáticos e indiferentes, callados, pasivos; los malos son más ruidosos y más
organizados.
Tuvo que cimbrarse la ti erra para que nos uniéramos, ¿entonces necesi tamos
un detonante para bri llar, sali r y abri r las alas?
—Creo que sí, pero ¡ojo! Creo que el detonante puede ser diferente para cada quien,
tal vez puede ser algo más sencillo, como leer un libro o ver una película.
¿Qué es lo que te dices a ti mismo para no claudicar y seguir haciendo lo
que haces con tus videos?
—Tengo muy claro para qué hago lo que hago. Estoy consciente de ello, y si algo he
aprendido es que no sé qué va a pasar. Si me preguntas cómo me veo en cinco años, no
existe una respuesta real. Si de algo estoy seguro es de la incertidumbre en la vida. No
sé si voy a seguir haciendo esto en un futuro porque puede pasar cualquier cosa; de lo
que sí estoy seguro es de que, independientemente de lo que esté haciendo, los videos,
conferencias o lo que sea que haga, va a tener como fin que mi vida sea para el bien
de los demás.
Con todo esto, ¿en quién te has transformado?
—Definitivamente, he crecido bastante como persona, he visto una transformación
muy grande en mí, y creo que sigo descubriéndome porque el descubrimiento es
constante, no hay edades para descubrir. Y me gusta descubrir, me gusta el misterio;
como dice una canción: «Me gusta andar pero no sigo el camino porque lo seguro ya
no tiene misterio». A mí me gusta el misterio, ver qué sucede, e ir día a día; creo que
32
ahí es donde está la felicidad; día a día elegir ser feliz es la idea, porque no sabes si
mañana vas a despertar.
Parece que con esta conversación hasta podríamos hacernos amigos de la
incertidumbre, mucha gente quiere tener todo bajo control y no hay
manera…
—No hay manera, evidentemente. Una persona no puede tener el control de todo, y eso
es lo que buscamos muchas veces, tener el control de todo. Tenemos que llegar a esa
aceptación: que hay cosas en la vida sobre las que no tienes el control. Te lo juro, yo
quería ser productor musical y de repente sucede algo y ya no; ahora voy para acá.
Algo que tenías tan seguro, que podías jurar que ibas a hacer, puede cambiar. Somos
humanos, sentimos lo mismo y un día todo puede cambiar. Por eso, si hay algo que me
gustaría decirle a toda la gente es: crea significado con tu vida, que tu vida sirva para
hacer de este mundo un lugar mejor.
La etimología de incertidumbre nos remite a la palabra compuesta por el prefijo in,
referente a «negación», y a «certidumbre», del latín certitudinis, que significa «cierto,
verdadero», derivado de «certeza», el conocimiento seguro de algo, por lo que
incertidumbre es exactamente lo contrario. La incertidumbre es lo que nos mantiene en la
exploración, la indagación, la curiosidad, el misterio, las posibilidades y sus interrogantes;
entonces, lo curioso es que si cada pregunta nos puede rediseñar la realidad, y si cada
respuesta nos abre espacios para construirnos diferentes futuros, tal vez en lugar de
agobiarnos, preocuparnos, angustiarnos o estresarnos ante la falta de un control absoluto
o del conocimiento preciso de lo que nos podría pasar mañana, o en un año, o en una
década, nos convendría tener otra actitud más positiva, curiosa y creativa ante la vida.
Podríamos confiar más en nuestros propios recursos, tomar rumbo con nuestra brújula
interior, atrevernos más y excusarnos menos; a fin de cuentas todo es un aprendizaje
para ir tomando conciencia y entrar en congruencia. Así será más sencillo fluir en el
cambio que es la constante de este universo; un momento de incertidumbre nos abre
puertas a nuevos horizontes y es probable que un detonante sea ese empujón que
necesitamos para sacar lo mejor de nosotros mismos, esa fuerza interna que nos puede
sorprender, transformar e impulsar cuánticamente a nuevas dimensiones.
La única certeza que tenemos al nacer es que un día nos vamos morir, y ni siquiera
sabemos cuándo. Tal vez podríamos arriesgarnos más y recriminarnos menos,
finalmente: ¿de cuántas cosas podemos estar cien por ciento seguros? La vida deriva de
un millón de millones de probabilidades… ¡Y aquíestamos!
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¿C
LA CONVERSACIÓN DEL
MIEDO
con Jorge Bucay
Tantas ganas, tantos sueños y grandes talentos,
pero ¿hasta cuándo vamos a esperar para atrevernos?
uánto nos está costando no hacer lo que nos hace bien? ¿Por cuánto tiempo más
podremos ahogar los deseos del alma sin que se somaticen enfermedades? Hay una
explosión de luz, pasión, fuego interior, atrapada bajo la sombra del miedo en cada ser
que se siente pequeño. ¿Con miedo a qué, carajo? ¿A no poder, a fracasar, al rechazo, a
no ser suficiente? ¿Bajo qué parámetros nos estamos narrando historias de terror? El
miedo se alimenta en la mente de supuestos escenarios creados desde nuestros juicios.
¿Cuántas cosas hemos dejado para después? ¿Después de qué? Sí, mañana nada es
seguro.
¿Acaso alguien tiene garantizado que vivirá al menos todo este año?
Qué gran peso vamos cargando con tantos sueños bajo el brazo. Será que tememos
más al éxito que al fracaso, a lograr lo que queremos y a destacar sobre los demás,
porque todos nos van a observar y tal vez a juzgar. ¿A qué nos comprometería todo
esto? ¿Quién tendríamos que ser para enfrentarnos a ese momento?
Nelson Mandela, en su extraordinario discurso basado en el poema de Marian
Williamson, dice en un fragmento:
Nuestro miedo más profundo no es que seamos inadecuados.
Nuestro miedo más profundo es que somos 
poderosos sin límite.
Es nuestra luz, no la oscuridad, lo que más nos asusta.
¿Qué es aquello que enciende tu luz? ¿Tu talento, tu vocación? ¿Cuál es tu pasión? ¿Qué
te hace sentir más vivo? ¿Cuánto estás perdiendo por postergar tus sueños? ¿Acaso
necesitamos que el sufrimiento nos dé un empujón para salir de la zona de confort?
En mi trabajo como coach he acompañado a muchas personas a tomar decisiones y
diseñar sus proyectos de vida, a ponerle fecha y estrategia a los sueños. En algunas
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ocasiones he tenido la satisfacción de recibir llamadas y mensajes de personas que
construyeron la vida que tanto soñaban, pero también me he reencontrado con personas
a las que después de algunos meses o años les pregunto: «¿Cómo les fue con todo lo que
se propusieron hacer?». Y cuando empiezo a escuchar una lista de excusas, culpas,
quejas y pretextos las cuestiono: «¿Detrás de qué historia reconfortante te escudaste para
no hacer lo que te morías por lograr?». Y en medio de todo esto por supuesto que se
asoma el miedo, pero no se puede vencer al enemigo sin antes conocerlo. Así que
empecemos por entender ¿qué es el miedo?
Miedo procede del latín metus, que hace referencia a «oscuridad», lo cual me remite al
clásico cinematográfico de La guerra de las galaxias en la escena en la que Anakin
Skywalker pregunta si podrá cumplir su sueño de ser un Jedi, a lo que el maestro Yoda le
responde: «El miedo es el camino hacia el lado oscuro, el miedo lleva a la ira, la ira lleva
al odio, el odio lleva al sufrimiento. Veo mucho miedo en ti».
Esa respuesta me impresionó mucho cuando vi la película, pues toda la trama radica
en la batalla de la fuerza contra el lado oscuro, de la misma forma que en nuestra vida
somos ambivalentes entre ser o no ser, como escribió Shakespeare en Hamlet: To be or
not to be, ésa es la cuestión. Entonces, ¿qué nos detiene?
Hace algunos años conocí a Jorge Bucay, destacado conferencista argentino, escritor,
terapeuta Gestalt y psicodramaturgo. Lo entrevisté previamente a una de sus
conferencias sobre «El miedo y el amor». Aquí les comparto su punto de vista:
Jorge, ¿qué es el miedo?
—El miedo es una sensación de inquietud que uno tiene para enfrentarse con una
situación que supone o cree que no va a poder resolver, que no va a poder enfrentar. El
miedo siempre está relacionado con algo que yo imagino que puede suceder, o imagino
que nunca va a suceder, y que supongo que no voy a poder enfrentarme con esa
realidad. Mientras que el amor es exactamente lo contrario al miedo, es las ganas de
enfrentarse con algo, las ganas de tomar una decisión, las ganas de acercarse y no
salir corriendo; es el deseo de correr el riesgo de abrir el corazón sabiendo que tal vez
te pueden lastimar, pero tomas esa decisión con su riesgo, y ese riesgo del amor es lo
único que vale la pena.
¿Cómo es el miedo de parir el primer libro?
—Es exactamente igual que parir un hijo, por un lado te entusiasmas, por otro lado te
da miedo, no sabes cómo saldrá, ¿será aceptado? ¿Estará sano? ¿Podrá crecer?
¿Entonces el tema es hacerlo con mucho amor?
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—No tengas ninguna duda, no se puede escribir de otra manera. Creo que los autores
más profesionales, los que escriben con más oficio que voluntad, han empezado a
escribir con ninguna otra cosa que con amor.
¿Y cuando te dan el primer NO, cómo le das la vuelta ?
—El primer NO que recibí fue: «No te vamos a publicar, dedícate a otra cosa, esto no
es para ti». Incluso se rieron de mí. Me ayudó mucho contar con el apoyo de mi
familia. Ellos me empujaron, mis amigos me empujaron, mis pacientes me empujaron,
y eso fue una gran ayuda. Creo que sin ellos no lo hubiera hecho.
Su conferencia, como tantas otras, al igual que muchos de sus libros, es una invitación a
enfrentar los miedos y vivir desde el amor, como él mismo los enfrentó cuando dejó el
consultorio para dedicarse a ser escritor, pese a que a su primer libro le dijeron que no.
Pero enfrentar el miedo al rechazo y a la crítica transformó la vida de Jorge para
dedicarse a compartir a través de la palabra escrita y hablada.
El miedo se piensa, se siente, se enfrenta; te puede paralizar, sabotear o impulsar. Sólo
de ti depende, así que la próxima vez que el miedo murmure por tu cabeza y active tus
alertas, respira profundamente, y en lugar de pensar por qué tienes miedo, encuentra
para qué te sirve tenerlo y qué vas a hacer con él.
A mí también me ha dado miedo ser yo y conquistar mis sueños, pero sé que si tus
sueños no te dan miedo es porque te están quedando pequeños. Prefiero que me
tiemblen las piernas antes de tomar una decisión y así transformar la energía del miedo
en un motor, pues antes de tener miedo a morir deberíamos tener miedo a quedarnos a
medias, a no arriesgarnos para amar, a no vivir una vida plena.
El miedo crece en el equivocado deseo de tener todo bajo control; de eso se alimenta;
y eso sólo nos va a provocar frustración, a menos que entendamos que lo único que
podemos controlar es nuestra interpretación personal, y ésta depende de nuestro nivel de
conciencia.
Para mí el miedo es una emoción que llega, se nos pone enfrente y en forma
amenazante nos pregunta: «¿Lo tomas o lo dejas, vas o te quedas?».
Nosotros somos tan funcionales o disfuncionales según el tiempo que nos quedamos
con una emoción. Si alimentamos el miedo permanecemos en él, creándonos paranoia,
y así el pánico nos detiene. Si, por el contrario, somos capaces de ver el miedo colarse
en nuestras dudas, recorriendo nuestro cuerpo, pero no lo alimentamos, entonces
seremos capaces de transformar esa emoción en un impulso para tomar acción, pues si
para algo sirve el miedo es para enfrentarlo y lograr un cambio. Entonces: ¿lo tomas y
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lo enfrentas o renuncias y te alejas?
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F
LA CONVERSACIÓN DE LA
GRATITUD
con Adriana Macías
La primera vez que la vi 
me pareció asombrosa.
ue hace varios años en un reportaje en la televisión. No daba crédito a todo lo
que podía hacer sin tener brazos. En ese momento me transporté a mi niñez,
cuando mi papá me llevaba cada mañana a la escuela. En esa época no existían
los celulares para evadirte y les ponías atención plena a tus papás. Mi papá leía mucho,
así que siempre buscaba compartirme algún mensaje motivacional entre historias,
metáforas o diversos autores, y lo que más me llegaba era cuando en algún alto
atravesaba una persona con alguna discapacidad; a veces era alguien en silla de ruedas,
un invidente, o alguien a quien le faltaba una extremidad, o que padecía alguna
enfermedad. De entrada, para mí, que tengo un corazón de pollo, era doloroso lo que
veía, pues podía imaginarme todas las dificultades que esa persona enfrentaba a diario,
perome tranquilizaba en cuanto mi papá empezaba a decirme: «Eres muy afortunada,
estás sana y no te falta nada; hay que aprender de estas personas que aun en la
adversidad más grande no se rinden, se esfuerzan y salen de sus casas a enfrentar el
mundo para lograr algo. No tienes nada de qué quejarte, debes aprovechar la escuela y
esforzarte más».
En ese momento reflexionaba profundamente que de verdad somos muy afortunados.
Sin duda sus palabras se quedaron en mí para siempre. Después de mi flashback (breve
viaje al pasado), por supuesto que me quedé asombrada con la extraordinaria tenacidad
de Adriana. Nunca imaginé que años después coincidiría con ella en un evento. Y para
quienes aún no tienen el gusto de conocerla, Adriana Macías es licenciada en derecho,
tiene un posgrado en administración de recursos humanos, y cuenta con varios
seminarios en diversas especialidades en desarrollo humano; actualmente está cursando
un máster en ecología emocional; es escritora, conferencista internacional y participa a
través de sus mensajes motivacionales en medios de comunicación a nivel internacional.
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Adriana también colabora con diferentes organizaciones, instituciones y albergues para
jóvenes con problemas de adicciones o conductas como la anorexia y tendencias
suicidas. Por si fuera poco, tiene un matrimonio pleno, disfruta mucho a su familia y es
una orgullosa y feliz mamá de su pequeña hija. Pero lo más importante es que Adriana es
un extraordinario y amoroso ser humano que, pese a haber nacido sin los dos brazos, ha
logrado sus metas en la vida y nos enseña a muchos cómo vivir de verdad cada día. Así
que, antes de su conferencia aproveché para entrevistarla, pues quién mejor que ella para
hablar sobre la tenacidad; sin embargo, sus palabras me dejaron algo aún más grande.
¿Adriana, para ti en qué consisten la tenacidad y el esfuerzo?
—Es algo que te tienes que proponer todos los días y trabajarlo como si fuera una
dieta, con disciplina, hasta que se convierte en un hábito.
Mencionaste una palabra fuerte, «disciplina». Parece que a parti r de que
nos di sciplinamos la vida se transforma, pero ¿por qué nos costará tanto
trabajo disciplinarnos?
—Porque somos seres humanos y a veces las cosas fáciles nos llaman más la atención,
o llega la tentación de un dulce o el postre y rompes la dieta, dejas de hacer ejercicio.
La disciplina consiste en gran medida en perdonarnos, porque muchas veces no te
perdonas porque rompiste la dieta o porque no hiciste ejercicio y mejor lo dejas,
entonces surge este perdón constante y volver a empezar. Creo que no hay que ser tan,
tan agresivos con nosotros; hay que darnos esos permisillos: «Bueno, rompí la dieta en
la comida, pero en la noche me porto superbién». «Hoy no hice ejercicio, bueno,
mañana hago unos minutos más». Poco a poco hay que tomar en cuenta esos alicientes
para que nos ayuden a impulsar la disciplina.
Entonces, es importante ser amable con nosotros mismos. ¿La disciplina
tendría que ver con nuestra autoestima?
—Sí y no, porque todos los días necesitamos tener autoestima, y la necesitamos
construir todos los días. Es necesario recordarte todas las cosas positivas que tienes,
porque todos los días nos bombardean desde distintos medios —ahora que hay tanta
comunicación en las redes sociales— y nosotros, con la intención de superarnos, nos
comparamos, nos criticamos, y a lo mejor vemos lo difícil que puede ser lograr lo que
queremos. De modo que necesitamos primero trabajar en la autoestima y la disciplina
se dará como consecuencia.
Adriana, si en buena parte somos la hi storia que nos contamos a nosotros
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mismos, ¿qué te has dicho a ti misma en los momentos complicados y para
lograr ser la persona que hoy eres?
—Pues me digo: «¡Tienes una mamá y un papá extraordinarios, tienes un esposo
maravilloso, tienes una hija increíble!». Todos los días veo a mi familia y me digo:
«Bueno, a ellos les gusta verme feliz y a mí me gusta verlos contentos». Es algo
infinito, porque es una bola de ping-pong: a mí me gusta verlos felices y ellos quieren
que yo esté feliz. Entonces, ¿qué tengo que hacer? ¡Voy a hacer esto! Y eso me da
respuestas. En la vida hay que tener un plan, una estrategia, no solamente deseos. ¡Ay,
deseo ser una superconferencista! Pues sí, pero ¿cómo? Hay que prepararse, hay que
trabajar, hay que ir en esta misión de servir, que es lo que vas a compartir.
Entonces, mucho tiene que ver con tener con quién comparti r para que tenga
sentido y lleguemos a eso.
—Sí, no hay nadie solo. Todos tenemos por lo menos la compañía de nuestra fe, pero
todos tenemos alguien maravilloso con quien compartir nuestras alegrías y nuestros
logros. Yo les diría que en la vida hay que dejar de estar tan atentos a las cosas que no
tenemos —como a mí que me faltan los brazos—; siempre hay que darnos la
oportunidad de observar lo que sí tenemos y, cuando lo veas, vivir en la zona de una
inmensa gratitud.
¿Inmensa grati tud entonces?
—Mucha, mucha gratitud. Yo creo que esa palabra transformará nuestra vida por
completo.
La etimología de gratitud proviene del latín gratitudo, de gratus, «agradable, bien
recibido», y el sufijo tudo, que se refiere a «cualidad». Así que podemos interpretarla
como «la cualidad de ser agradable y bien recibido». Y, sin duda alguna, las personas
agradecidas siempre son valoradas, apreciadas y bien recibidas. Pero siendo honestos,
¿qué tan agradecidos somos? Sólo lo sentimos o también sabemos decir: ¡gracias!
A veces, a quienes menos les hemos dado las gracias, son quienes más se las merecen,
porque «gracias» no sólo es un tema de educación —que sin duda nos hace falta—; el
agradecimiento es un tema de reconocimiento. Yo te reconozco y te valoro y aprecio
cuando te agradezco. No se trata de decir «gracias» como decimos «hola». Se trata de
sentirlo de verdad y eso se comparte, se vibra, se conecta. Damos tantas cosas por hecho
hasta el día en que se terminan, que la vida nos cambia, o las personas se van. ¿A
cuántas personas les debemos un gracias? Creo que a todos ¡Sí, a todos! No sólo a
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quienes han sido amables y amorosos con nosotros, pues a veces los que más nos han
hecho crecer son los que peor nos trataron, consciente o inconscientemente. Gracias a
nuestros enemigos porque al confrontarnos nos empoderaron; gracias a los amores que
no se concretaron porque nos prepararon para ser y tener una mejor pareja; gracias a los
que nos critican porque su atención nos fortalece para hacer cambios; gracias a los
momentos más difíciles de nuestra vida porque nos pulieron con nuevas habilidades;
gracias, por supuesto, a los que nos acompañan y saben estar; gracias a los que nos aman
porque nos nutren; gracias a nuestros padres porque nos dieron el regalo de la vida;
gracias a los que nos alientan porque así llegamos a la meta; gracias a la familia porque
de ahí venimos; gracias a nuestros hijos por ser nuestros maestros; gracias a los amigos
porque mutuamente nos elegimos; gracias a Dios porque en mí habita y, por supuesto, si
me pongo romántica, gracias a la vida que me ha dado tanto.
Gracias a ti por tu atención y tiempo para estar conversando entre mis palabras y tu
intelecto. Gracias a todas y cada una de las personas que me apoyaron para lograr este
libro. Gracias a cada uno de los que compartieron a través de sus entrevistas. Es más, ¿a
quién si le llamas ahora para decirle simplemente ¡gracias! le haces el día y le abrazas el
corazón? El poder de las palabras hace magia, no te las guardes. ¡Gracias!
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P
LA CONVERSACIÓN DEL
ÉXITO
con Ricardo Perret
¿Éxito se escribe con letras doradas?
ara algunos es imperativo colgarse todas las medallas posibles entre marcas,
posesiones, títulos y reconocimientos, y así sentir que tienen éxito por la
validación y aceptación externa que encuentran en el morboso gozo de gritarle al
mundo: «¡Voltea a verme! ¡Mira lo que tengo! ¡Lo que hago! ¡Lo que gano!». Me
pregunto: ¿qué pasa cuando se quedan a solas?
Para otros el éxito se siente en el silencio de la paz interna, la concienciatranquila, las
decisiones bien tomadas, la vida equilibrada, la congruencia, compartir el tiempo, la
generosidad, el amor, la empatía, el acompañamiento, la colaboración y la plenitud.
¿El éxito se tiene que demostrar? ¿O se nos va a notar?
Ricardo Perret, fundador del centro de transformación La Montaña, es consultor
empresarial, conferencista, pionero del neuromarketing e innovación en América Latina,
con maestría y estudios de doctorado en psicología profunda; por más de una década se
ha dedicado a investigar los secretos de la mente y el corazón. Entre los múltiples libros
que ha publicado se encuentra El gen exitoso, basado en una extensa investigación
realizada entre líderes en diferentes ámbitos. Su experiencia en el tema del éxito nos
enriquece a través de su conversación, empezando por su definición:
Ricardo, ¿qué es el éxi to?
—Hemos sido programados por medio de conversaciones sobre diferentes tópicos con
significados que nos generan expectativas de afuera hacia dentro; lo que verbalizamos
es producto de nuestro pasado, hasta que te reconstruyes de adentro hacia afuera. Nos
hemos centrado en una definición del éxito en torno a posiciones, aplausos,
reconocimientos y cosas materiales, más por lo que la gente espera de ti que por lo
que realmente quieres. Hemos estado en una conversación equivocada, persiguiendo
por encima de todo un éxito profesional a costa de cualquier precio. En las
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investigaciones que realicé descubrí que eso no te garantiza nada, mientras que
quienes obtienen éxito en la vida personal sí suelen llegar con facilidad al éxito
profesional. Necesitamos descubrir nuestra vocación para agregarle valor, para
trascender y ascender más allá de los bienes terrenales, porque no necesitamos
demasiado para sobrevivir. Nuestra percepción personal del éxito va a definir cómo
manejamos nuestro tiempo, esfuerzo, objetivos y emociones. Para mí el éxito es estar
en paz con el pasado, disfrutar el presente y tener mucha confianza y fe en el futuro.
Para eso necesitamos generar interpretaciones de gratitud hacia nuestro pasado y
estar conscientes de sembrar todos los días cosas positivas para eventualmente
cosechar grandes frutos en el futuro, porque merecemos una vida con salud, armonía,
paz, tranquilidad, amor, abundancia espiritual y abundancia material. Creo que todo
lo que es poseer, controlar y dominar excede por mucho los territorios del éxito cuando
hablamos desde la conciencia, porque el corazón quiere más liberar que poseer y
controlar.
¿Le tenemos miedo al éxi to o al fracaso?
—Para alcanzar el éxito hay que empezar por aceptarte, tener el valor de entender tu
pasado y agradecerlo, porque si estás en pugna con tu pasado no vas a poder
desarrollar tu potencial. Es necesario salir del papel de víctimas para irnos al de la
responsabilidad. Es un mito que la gente le tenga más miedo al éxito que al fracaso;
eso depende del concepto que tengamos de éxito. A veces nos puede asustar la
responsabilidad y el compromiso que conlleva un éxito, mientras que con el fracaso
necesitamos comprender ese momento para trascenderlo.
¿El éxi to es contagioso?
—La motivación que sientes por tener éxito es contagiosa; el lenguaje positivo es
contagioso; la actitud es contagiosa porque somos seres vulnerables y gregarios. La
motivación es una de las características de la gente exitosa; las otras son: la
disciplina como un acto de amor hacia ti, el uso del lenguaje como tu aliado, la
planeación, la constancia, la congruencia, la contundencia, la comunicación efectiva,
la credibilidad, y, sobre todo, el factor gratitud para aprender a vivir con humildad e
integrar el perdón a través de agradecer el pasado, encontrando algo positivo a todo
lo que ha sucedido en nuestra vida, pues gracias a eso nos hemos transformado.
¿Qué hay que decirse a uno mismo para tener éxi to?
—Primero, me amo a mí mismo, amo mi pasado, amo a mis padres, amo la
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oportunidad de estar vivo, soy un ser espiritual viviendo una experiencia terrenal, sí
puedo, sí soy aceptado, sí merezco, sí sé quién soy. Yo medito escuchando a mi corazón
con un estetoscopio y enseño a las personas a escuchar su corazón porque es un gran
maestro sabio y tiene la memoria de toda nuestra vida, sobre todo de la parte
emocional. Una vez le pregunté: ¿qué es amar? Me dijo que amar es liberar, no
controlar ni poseer. Creo que parte del éxito está en entender que todo aquello que
llega a nuestra vida, si quiere estar va a estar; no es mío, es prestado, es temporal,
llegó por gracia de Dios, y por gracia de Dios se puede ir.
¿Cuál es el precio que pagaste para tener éxi to?
—Despertar fue mi precio, lo hice a través del dolor por una lección, ahora sé que
también se puede aprender desde el amor, la alegría y la felicidad para seguir
creciendo.
Ricardo Perret ha capitalizado completamente sus lecciones de vida a través de una
profunda transformación, redefiniendo el éxito como un acto de congruencia para una
vida plena. Actualmente Ricardo se define como un activista social comprometido en
impulsar el potencial del mayor número de seres humanos para que en unidad podamos
experimentar y compartir nuestra grandeza.
La etimología de éxito es exitus, del latín «salida, término, fin», haciendo alusión a
salir con buenos resultados de una situación, de un desafío. Yo lo enfocaría también a
salir de lo mismo de siempre, de lo conocido, de la zona de confort, de la mediocridad, la
rutina. Cuando tenemos éxito, algo se termina para dar un nuevo paso, un nuevo reto, un
nuevo yo. El verdadero éxito nos exige una transformación comprometida para lograr el
resultado que tanto anhelamos; es recorrer un camino desde los deseos del alma sin los
juicios del ego; es quitar la atención del ruido mundano y escuchar el corazón para
avanzar en congruencia, salirnos de lo ordinario para encontrarnos con extraordinarias
oportunidades para vivir una vida más plena sin tener que demostrarle nada a nadie. La
definición del éxito es muy personal, no requiere la aprobación de nadie; es sentirte a
gusto en tu piel con la conciencia tranquila y la satisfacción de hacer lo correcto a través
de tu esfuerzo, construyendo tus sueños, alineándote a una causa mayor, que tu
compromiso se vuelva trascendencia.
El éxito no requiere de espectaculares, aplausos, likes, seguidores, parafernalia ni
reflectores; el éxito simplemente se siente, se vive, se transpira, se agradece, se
comparte. El éxito se nos nota.
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H
LA CONVERSACIÓN DE LA
GENEROSIDAD
con Las Patronas
Cuando hablamos de generosidad 
el primer nombre que viene a mi mente 
es el de la Madre Teresa de Calcuta.
ay tantas lecciones en la vida de esa gran mujer. Ella fue un importante
ejemplo de generosidad, entrega, humildad y liderazgo; uno de los personajes
contemporáneos más influyentes y de quien tenemos mucho que aprender.
Pero en estos tiempos, ¿con quién podría sostener una conversación para hablar de este
tema? Quería encontrar a alguien que impactara las vidas de los demás con actos de
generosidad, y así surgió la idea de conocer en persona a Las Patronas, estas mujeres
fuertes, valientes, comprometidas y nobles que llevan más de 20 años ayudando 24/7 a
los inmigrantes que recorren el territorio trepados y escondidos arriba de La Bestia, un
tren que cruza de sur a norte el país, cargado de sueños por los que la gente arriesga
absolutamente todo, hasta su vida. Una gran amiga que las apoya a través de su
fundación me alentó a que viajáramos para conocerlas y descubrir si con ellas podría
tener una conversación sobre la generosidad; pero en realidad con ellas podrían
abordarse muchos temas. Les avisé a mis mejores amigos que iría a conocer el albergue
de las Patronas, para pedirles su cooperación en víveres y sumar ayuda a la labor que
hacen con los migrantes, y desde ahí empezó la generosidad, pues llenamos la camioneta
con costales, despensas y cientos de latas de atún. Así llegamos a la comunidad de Las
Patronas, en Amatlán de Los Reyes, en el estado de Veracruz, y al entrar al pequeñoalbergue lo primero que vi fue una placa que decía: «Este lugar se construyó gracias a la
gran GENEROSIDAD de muchas personas».
Obviamente, se me salieron las lágrimas de emoción. Pasamos el día ayudando a
cocinar, a servir en el pequeño comedor y a empacar los lonches en bolsas para salir
corriendo cuando se acerca el tren y ponernos en la orilla y aventarlos a los migrantes
que van escondidos entre los vagones. Parecería sencillo, pero tanto voluntarios como
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periodistas, y, por supuesto, los migrantes, han enfrentado accidentes que ocasionan
heridas graves o mutilación de miembros, pues con un mal paso o una distracción puedes
terminar en las vías del tren.
Durante nuestra estancia de varias horas conversé con algunos de los migrantes. Sus
relatos causaban tanto dolor como rabia y coraje; nos quejamos del trato que Estados
Unidos da a nuestros migrantes, pero créanme, porque lo he visto varias veces, la
constante de lo que sucede en nuestra frontera sur son crímenes de guerra, abusos,
vejaciones, robos, violaciones y asesinatos. Una familia que estaba ahí perdió a su
pequeña hija de tres años, pues los guardias que los bajan del tren para encarcelarlos
parecen verdaderos vándalos en sus actos brutales. Con lágrimas en los ojos y la voz
cortada me contaron cómo metían la cabeza de la niña en un tanque de agua,
amenazando con ahogarla si no les entregaban sus pertenencias y todo el dinero que
traían. Ante la repetición de estas historias, los migrantes suelen viajar con el mínimo de
dinero hasta llegar a la frontera para recogerlo en servicios de envío de dinero. La familia
no traía nada, así es que los vándalos ahogaron a la niña frente a sus ojos, ante su
frustración, dolor y desesperación. ¿Qué haces en una situación así? ¿A quién te estás
enfrentando? ¿A quién le reclamas?
La familia traía otro niño pequeño de unos seis años, así que no les quedó más que
seguir el camino que se habían trazado, ya estaban más cerca del final que del inicio.
Lo que pasa con las mujeres es un acto de barbarie. Narraron haber sido esculcadas
hasta en sus partes más íntimas; en ocasiones, algunas escondían lo poco que traían de
dinero en la vagina. Una de las chicas pasó por eso a pesar de encontrarse en sus días de
menstruación; se sentía ultrajada, abusada, aunque estar en su periodo evitó que también
la violaran.
Mientras los escuchaba asombrada, afuera alguien gritó ya casi sin voz: «¡Ayuda por
favor!». Eran tres hombres, un jovencito y dos que pasaban de los 30 años. Su piel
estaba quemada por el sol, venían literalmente arrastrándose para llegar al albergue.
Llevaban casi dos meses caminando desde Honduras para llegar a la frontera. Estaban
decididos a no usar el tren para no enfrentar la muerte; de inmediato, todos corrieron a la
entrada para asistirlos y sentarlos en la sombra en el patio donde está la mesa del
comedor. Les dieron agua, les subieron los pies; sus zapatos estaban rotos, la suela ya no
existía; las plantas de los pies estaban en carne viva y algunas heridas infectadas. El dolor
de la carne era notorio pero la tristeza de sus ojos lo decía todo. No tenían voz para
contarlo; sus lágrimas y sollozos expresaban más dolor que cualquier palabra. Cuando
salieron de su país eran cuatro, y sólo ellos sabían por todo lo que habían pasado.
Cuando ves a un hombre fuerte llorar a mares como niño pequeño, no puedes más que
tratar de contener una explosión de emociones. ¿Tristeza, dolor, enojo, rabia, coraje?
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¿Cómo puede haber tantos abusos? Te duele el alma cuando los escuchas. ¿Miedo? ¿En
qué clase de humanidad nos estamos convirtiendo? ¿Qué carajos está pasando en mi país
que nadie hace nada?
Después de que comieron algo y se repusieron, les pregunté por qué se arriesgaban a
tanto sufrimiento, incluso a perder la vida. Y su respuesta, en calma y con una mirada
profunda fue: «Porque si nos quedamos allá, el riesgo y el sufrimiento será mayor». Su
voz me taladró la conciencia. ¿Qué respondes ante una situación como esa? Es evidente
que la migración ilegal se ha convertido en un fenómeno de proporciones mundiales,
cobrando cientos de víctimas en sus travesías. Pretendemos que no pasa nada en tanto el
problema no toque a nuestra puerta, pero vivimos en el mismo planeta y tarde que
temprano lo que pase con unos nos impactará a todos.
Con tantas historias entendí que estaba en el mejor lugar para hablar de generosidad,
porque estas mujeres empezaron hace más de 20 años esta labor de ayuda, y durante los
primeros seis años fueron ellas solas, con su arduo trabajo, quienes trataron de salvar
vidas en esa travesía. A lo largo del día pude conversar con cada una de las Patronas,
hasta que al cierre de la tarde, antes de irme, llegó la que empezó esta historia, Bernarda
Romero.
Bernarda, tú aventaste por primera vez una bolsa al tren. Por favor,
cuéntame cómo fue:
—Fue un domingo, el 4 de febrero del 95 a las 7:30 de la mañana. Salí con mi
hermana a comprar el desayuno, y al regresar hacia la casa nos detuvimos ante el paso
del tren, y mientras esperábamos para cruzar, la gente que iba arriba del primer vagón
nos gritaba: «¡Tenemos hambre!». «¡Ayúdanos!». «¡Danos de tu pan!». Uno a uno
escuchamos lo mismo en cada vagón que cruzó frente a nosotros, veía sus rostros y al
final, cuando estaba pasando el ultimo vagón con la gente gritando, sólo sentí ganas
de aventarles lo que traía, una bolsa de pan y un litro de leche; mi hermana al verme
hizo lo mismo. Cuando llegamos a nuestra casa mi madre nos preguntó: «¿Y el
desayuno?». Le expliqué que habíamos dado nuestra comida a los migrantes que iban
sobre el tren.
¿Qué te di ji ste a ti misma para hacer eso? ¿Por qué te qui taste el pan de la
boca para dárselo a ellos?
—Me puse a pensar que yo tengo un techo, cama, frijoles, tortillas, pero esa gente no
tiene nada y va en un tren, tiene hambre y va sufriendo atropellos y maltratos mientras
yo estoy bien en mi casa. Al platicárselo a mi mamá, ella fue quien nos propuso a mí y
a mis hermanas empezar a ayudar diariamente a estas personas haciendo lonches con
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lo que podíamos. Así que fuimos a comprar bolsas, siete kilos de tortillas, y mis
hermanas casadas cocinaban a diario arroz, frijoles, sopa y huevos. Seis años
estuvimos trabajando solas, todo lo poníamos nosotros, aunque a veces nos metíamos a
los terrenos de los vecinos a cortar mangos o aguacates, pero cada año empezaban a
circular más y más migrantes, así que buscamos ayuda. Mi mamá consiguió que en el
mercado de Córdoba todos los días, después de las 6 de la tarde, antes de cerrar, nos
regalaran las frutas y verduras magulladas que no se habían vendido, y nosotras las
cocinábamos.
¿Qué te decías a ti misma para hacerlo cada año y no renunciar?
—Cuando das la comida te sientes satisfecha con lo que haces y sólo piensas en seguir
haciéndolo mientras Dios te dé vida.
¿Qué es lo más di fíci l de esta labor?
—Cuando les pasan accidentes a los migrantes. Lo más difícil fue en 1996; apenas
teníamos un año en esto. Hubo un accidente con un migrante; una noche el tren se
detuvo en un cambio, y una muchacha bajó desesperada buscando ayuda en las casas
que están al pie de la vía. Nadie le abría hasta que alguien se apiadó; ella suplicaba
por ayuda para su esposo que estaba muy enfermo en los vagones. La señora le dijo
que ella no podía ayudarla pero que sabía de alguien que sí, así que la llevó, junto con
un grupo de migrantes, hasta la casa de mi hermana Norma. Ella, sin dudarlo, se
cambió para salir, tomó las llaves de su camioneta pese a los reclamos de su esposo,
quien molesto le advirtió que podía meterse en problemas porque antes era delito
ayudar a cualquier migrante, todavía no existían las leyes que hoy conocemos de los
derechos humanos. Ella lo calmó diciéndole que no pasaría nada y se salió a
medianoche en la oscuridad, porque en ese año aún no teníamos alumbrado público.
Cuando llegó a las vías del tren, se le fueron encima como 20 migrantes. Ella pidió
que le abrieran paso para poder ayudar, y cuando se acercó dijo que sintióun miedo
enorme, pues se encontraba sola entre gente que no conocía en medio de la oscuridad.
Sin embargo, sin poder explicarlo, nos comentó que al caminar de repente sintió unas
manos en su hombro y sobre su cabeza y en ese momento tuvo valor para continuar sin
miedo, al contrario, empezó a sentirse unida a los migrantes, hablando con ellos como
si los conociera a todos desde hacía tiempo. Entonces pidió que bajaran del vagón al
hombre enfermo, ya que estaba en una parte alta. Ella recuerda mucho esa imagen,
porque fue similar a cuando bajaron a Jesús de la cruz, con los brazos extendidos y los
pies unidos, un cuerpo ya sin fuerza que bajaron con mucho cuidado para ponerlo en
su camioneta. Norma fue a buscar a mi mamá y a otra compañera para que la
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ayudaran, pensaba que el joven venía grave de alguna enfermedad, calentura o
infección; pero no, al joven lo habían apuñalado porque trataron de violar a su esposa
en el tren y él lo impidió. Así que se fueron a Córdoba a las 12:30 de la noche y ella
visitó tres consultorios pidiendo ayuda para el enfermo, pero cuando le preguntaban si
era su familiar y ella decía que la verdad se trataba de un migrante herido que bajaron
del tren, la respuesta siempre era: «Lléveselo de aquí o nos va a meter en un problema
si lo atendemos». Le advertían que mejor se fuera para evitarse problemas; cuando
llegó con el tercer doctor le respondió que no se arriesgaría a perder su profesión por
ayudarlo.
Lo único que mi hermana pudo hacer fue pasar a la farmacia a comprar gasas,
alcohol y medicamentos; así llegó a la casa con el migrante herido, su esposa y otros
10 amigos del tren que los querían ayudar. ¡No dormimos en toda la noche cuidándolo!
Su cuerpo temblaba y le bajábamos la fiebre; sus ojos se ponían en blanco y estaba
inconsciente; le abrían la boca para meterle las pastillas. Mi mamá encendió una
veladora y nos pusimos a rezar toda la noche velando su cuerpo, ya no sabíamos ni
qué hacer, hasta que a las 6 de la mañana él reaccionó y preguntó: «¿Dónde estoy?».
Ahí pensamos: «¡Ya la hicimos!». Y sus amigos le dijeron: «Estamos con unas doñas
bien buenas que te están ayudando». En ese momento comenzó a bajarle la fiebre, pero
la verdad nos las vimos muy duras, no sé qué hubiéramos hecho si se hubiera muerto
en la casa, no sé a dónde hubiéramos ido a parar todas.
Parece que no están solas…
—Pues no, porque Dios está con nosotras, porque los doctores no quisieron curarlo,
pero Él nos ayudó. Estamos seguras de que fue una prueba que Dios nos puso, porque
si hubiéramos sido otras personas, hubiéramos dicho mejor ya no hacemos esto, mejor
ya cada quien por su lado, vamos a dejar esto porque está un poquito complicado.
Todos estos actos de generosidad, ¿en quién te han transformado?
—Bueno, a todas, no solamente a mí; esto nos ha transformado, nos ha cambiado la
vida; antes la vida cotidiana era sólo el hogar, hacer lonches, dar de comer, limpiar,
ver la televisión en la tarde, salir a platicar con los amigos, y ahora sí que cambió
todo gracias a la labor de ayudar a nuestros hermanos de Centroamérica. También
hemos conocido a mucha gente. Jamás imaginamos que iríamos a una universidad en
Tamaulipas para hablar ante miles de jóvenes y el rector en un auditorio. Al final del
evento, cuando nos tocó hablar a nosotros después de ver nuestro documental, la gente
aplaudió y se puso de pie. También había personas mayores, otros en sillas de ruedas,
algunos estaban mutilados, además de miles de jóvenes. A mí se me hizo un nudo en la
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garganta y se me bajaron mis lágrimas; mientras volteaba a todos lados, veía lleno de
gente y pensaba: «¿Quién soy yo? ¿Quién soy para estar aquí y que la gente me reciba
de esta manera?». Me quedé en silencio dos minutos mirando a la gente y le pedí a
Dios que me ayudara a hablar; al terminar, la gente se me acercaba, me abrazaba, y
esa noche reflexioné: «¿Quién soy yo?».
¿Quién eres?
—¡Qué pregunta tan difícil! Pues yo me reconozco como una mujer campesina, de
trabajo, de hogar y labores de casa, yo creo en lo que Cristo dijo: «Hay que darle de
comer al hambriento, de beber al sediento, y vestir al desnudo», y eso es lo que pienso.
¿Y todo esto se trata de generosidad?
—¡Pues sí! Todo lo que hemos hecho en más de 20 años ha sido un poquito difícil. En
este comedor hemos llorado, nos hemos alegrado o estado tristes. Nos ha pasado de
todo con los migrantes: se han mutilado, se han enfermado, se han muerto, y nosotros
sentimos muy feo porque son jóvenes llenos de ganas y de esperanza, algunos de ellos
también son muy preparados y con carrera, pero no hay trabajo en sus países, si
hubiera trabajo y oportunidades la gente no emigraría ni abandonaría a sus familias.
Todos ellos van persiguiendo un sueño, ¿y cuál es tu sueño Bernarda?
—¡Uy! Lo veo muy difícil de cumplir, a lo mejor me muero antes, pero mi sueño es ir a
conocer Jerusalén, adonde caminó Jesús.
La etimología de generosidad procede del latín generositas, refiriéndose a «dar» y
«compartir por sobre el propio interés»; la palabra se conforma de la raíz indoeuropea
gen, que se refiere a «parir, engendrar, dar a luz», y dos sufijos: oso, que indica
«abundancia», y dad, que se refiere a una «cualidad». La generosidad se trata de una
virtud y puede asociarse a altruista, desprendido, caridad, generoso y filantropía.
La conversación de la generosidad fue la segunda entrevista que realicé cuando
empecé a escribir este libro; la primera fue la de la felicidad, ¡porque todos queremos ser
felices! Y la de la generosidad porque de verdad creo que todos deberíamos ser más
generosos. Además de que la ciencia ha comprobado que la generosidad nos hace muy
felices, nuestra bioquímica cerebral cambia, nuestras hormonas cambian, nuestros
estados de ánimo cambian, la actitud ante la vida y los resultados cambian cuando somos
generosos, es más: ¿te sientes mal? Deja de quejarte y sal a ayudar a alguien; verás que
siempre hay alguien que necesita tu ayuda, y servir nos hace muy felices, nos da
confianza y una sensación de conexión y plenitud.
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Una de mis mejores amigas es una apasionada defensora de los derechos y protección
de los animales. A ella y a otros amigos los he visto dedicar todos sus recursos, tiempo y
dinero, incluso ponerse en situaciones de riesgo, por ayudar a salvar animalitos. Cuando
me platican sus hazañas, veo sus ojos brillar de felicidad con sus actos de generosidad,
bondad, compasión y amor.
No necesitas esperar a ser millonario para ser generoso; hace varios años participé en
la conducción de una colecta, convocando a través de la radio para que la gente donara
víveres para una zona devastada por una inundación. Estaba transmitiendo en vivo en un
punto turístico del boulevard junto al mar. ¡La respuesta fue increíble! Llegaban muchos
coches de lujo a donar botellas de agua, cajas y latas de víveres en grandes cantidades;
también varias familias llegaban con sus hijos para enseñarles la importancia de ayudar.
De repente, bajo el sol, en la calle de enfrente vi caminando lentamente a un ancianito.
Llamó mi atención su paso lento, y pensé en ayudarlo a cruzar la calle, cuando alguien
que estaba más cerca que yo lo hizo. Estábamos ya casi por hacer el cierre de la
transmisión después de dos horas; yo traía puestos los audífonos mientras hablaba. El
ancianito llegó y se paró pacientemente junto a mí; esperó a que terminara de hablar en
mi enlace, luego me quité los audífonos para atenderlo, y me dijo: «La escuché desde
que empezó su transmisión, pero vivo en una colonia lejana y vine en el camión que me
dejó a varias cuadras, pensé que ya no llegaba porque camino despacito, pero vine a
dejarle mi donación». El hombre, de piel muy arrugada, con sus ropas humildes y
zapatos desgastados, abrió una bolsita de papel y me mostró con una gran sonrisa dos
latas de atún. «Es todo para lo que me alcanzó, pero creo que para alguien que perdió su
casa le pueden ayudar».
Literalmente me quedé sin palabras, con un nudo en la garganta, mientras las lágrimas
se me asomabande la emoción. No sabía cómo agradecerle a alguien que antepone las
necesidades de los demás a las suyas; lo que más tocó mi corazón fue ver la felicidad con
la que el hombre donaba lo único que tenía. Nunca he olvidado los detalles de esa tarde y
la lección de vida que me dio.
En verdad, tengo muchas historias que me gustaría contarles porque he tenido la suerte
de colaborar con varias asociaciones o apoyar causas y hacer voluntariado, y en estos
espacios te encuentras con hermosas lecciones de vida que te tocan el corazón.
La generosidad no se trata de dar dinero; a veces es ser generoso con tu tiempo, con
tus palabras, con tu atención, con poner tu talento al servicio de algo o hacer una
colaboración. Por supuesto que todos podemos ser generosos y de verdad les hago una
sincera invitación: ¡Pongan a prueba la generosidad de su corazón! Comprueben que la
generosidad genera más generosidad.
Es algo así como una de mis películas favoritas: Pay It Forward (Cadena de favores).
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Así que haz tu entrega diaria de la mejor manera y deja que la vida te sorprenda, que a
fin de cuentas en esta vida todo lo que damos regresa multiplicado.
54
F
LA CONVERSACIÓN DE LA
INDIGNACIÓN
con Emilio Álvarez Icaza
¡Porque ya me cansé de ver llorar a tanta gente!
ue la declaración que irrumpió en una reunión, cuando exaltado y en voz alta
respondió con todo su ser a la pregunta: «¿Cuál es el fin de todo lo que estás
haciendo?». Con su corporalidad se asomó la indignación de ver una y otra vez
que las injusticias se repiten en este país. Emilio Álvarez Icaza es un destacado
sociólogo, catedrático, escritor, aferrado defensor de los derechos humanos, cofundador
y colaborador de organizaciones civiles como Cencos, Alianza Cívica, el Movimiento por
la Paz con Justicia y Dignidad y, por supuesto, AHORA, iniciativa colectiva ciudadana para
recuperar las instituciones democráticas. Emilio tiene muy claro por qué mantiene un
gran compromiso con la transformación de México cuando me dice:
—No es que no tenga miedo, no es que no haya amenazas, pero eso no me va a detener,
es más grande el sueño de lo que quiero que pase que quedarme nada más viendo.
Para mí es más fuerte la indignación que se transforma en acción, que el temor de
sentarme a ver cómo se descomponen las cosas y no hacer nada.
Emi lio, tú has acompañado a tantas víctimas de diversas injusticias en este
país; a mí me intriga mucho, por ejemplo, el caso de los 43. ¿Qué
conversación hay en estas fami lias para tener esperanza? ¿Cómo se vive con
eso? Y es un caso público, pero hay muchos en este país; tú que has estado
en la sensibi lidad de muchos de estos casos, ¿cómo es esa conversación?
—Esa conversación es un proceso transformador e iluminador, es muy doloroso. Viajé
con Javier Sicilia a lo largo y ancho del país. Encontramos gente destruida, desolada,
despedazada. Una señora a la que le habían desaparecido a cuatro hijos; a otras a sus
hijas o esposos. Es muy triste, pero de repente esas personas encontraron que no eran
las únicas, empezaron a compartir su dolor en la búsqueda de alimentar su esperanza,
y así, de víctimas se convirtieron en luchadoras. Tal vez ya no puedan cambiar lo que
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les pasó, pero no quieren que alguien más pase por lo que ellas pasaron, que no
sufran, y que eso no se repita. Pasaron de ser un caso a ser una causa. De la posición
pasiva de ser víctimas pasaron a ser defensores y promotores, constructores de
esperanza para inspirar.
Yo mismo me he preguntado ante el dolor: ¿qué haría si le pasará algo así a mi
familia? La gente que lloraba sus pérdidas en su casa, cuando se atrevió a llorar en
público encontró solidaridad, encontró dónde compartir su dolor, y eso es lo
maravilloso de la construcción de la palabra, que nos encontramos, nos entendemos a
partir de platicarlo; compartimos y encontramos alivio a nuestro corazón, incluso
puede ser terapéutico. Conocí el caso de una mujer que se murió de tristeza ante la
desaparición de su hijo, se encerró a llorar en su casa sin que nadie la acompañara. Y
es que es tal el dolor que la gente está dispuesta a dejar todo, trabajo, familia, todo,
para salir a buscar a sus desaparecidos. En estos momentos tan fuertes se requiere de
una dinámica de acompañamiento; siempre cargar algo entre varios, por pesado que
sea, va a ser más fácil.
¿Qué te has dicho a ti mismo para ser la persona que eres y enfrentar todo
esto?
—Vengo de una historia donde desde la infancia viví el tema de la formación de los
derechos humanos y los diálogos con la injusticia. Mis padres fundaron una
asociación civil, así que vi en casa cosas que me movieron mucho. Entiendo que hay
cosas que no se pueden aceptar. Mi padre me decía ante las injusticias: «Podrán
pegarte, pero no permitas que te aplasten». Han sido muchos años de participar como
observador electoral; he impulsado la participación ciudadana; estuve en derechos
humanos tratando de limitar los abusos de la autoridad; como sociedad civil he
viajado por todo el país para proteger a las víctimas; he sido consultor internacional;
he participado en organismos internacionales; hemos propuesto leyes; hemos
propuesto agendas, ¡pero estamos mal! Con más pobreza, más violencia; por eso,
hacer algo diferente para que las cosas sean diferentes me inspira mucho. Ahora
necesitamos crear las condiciones para ver a las otras personas como a nosotros
mismos, como hermanos. Vale más apostar al amor y a la alegría que a los miedos. La
gente es más similar a nosotros de lo que creemos… necesitamos tener más tiempo
para abrazarnos que para pelearnos.
La palabra indignación viene del latín indignatio, «irritación o fuerte enojo provocado
por un hecho indigno», derivado del adjetivo indignus, antónimo con prefijo de negación
in-dignus, «merecedor», haciendo referencia a que nos enoja en extremo lo que afecta
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en forma negativa sin merecerlo, lo cual nos remite también a la percepción de justicia,
iustitia, el valor determinado como bien común de la sociedad para mantener la armonía
entre sus integrantes, proveniente de ius «derecho». Temas en los que Emilio ha
trabajado comprometidamente como activista, haciendo equipo con aquellos que ya se
cansaron de ver llorar a tantas víctimas, con quienes han padecido el abuso de las
autoridades, las aberraciones del crimen organizado, con quienes estamos hartos de
escuchar a diario noticias tan deplorables sobre la burla política, las infamias del poder,
los excesos de la ignorancia y tantas otras causas por defender en este país.
¿A ti qué te indigna? Sí, la indignación es la irritación con enojo. Recordemos que la
función del enojo como emoción es movernos a poner límites, a declarar un ¡basta!
Entonces ¿por qué las cosas no cambian? Quejarse y criticar no aporta ni construye.
¿Será que en lugar de indignarnos ante lo que vemos hemos preferido ignorarlo? Ignorar
a los niños de la calle, a los jóvenes arrastrados a la adicción, a los ancianos
abandonados, la explotación sexual, a los que han sido abusados, burlados, robados,
atropellados en las más diversas formas, privados de sus derechos humanos, la
contaminación y destrucción del planeta, la corrupción de las instituciones y el maltrato
animal.
¿En qué momento preferimos anestesiarnos de la realidad? Adonde voltees, en
cualquier ciudad vas a encontrar un rasgo de injusticia, un abuso o maltrato que indigna.
¿Y si un día todos decidiéramos actuar, hablar, apoyar, proponer, reparar, mejorar,
quejarnos menos y resolver más? ¡No te calles! Porque si todos callamos esto no va a
acabar nunca; pasemos de la indignación a la acción; sumemos más iniciativas proactivas
e incluyentes; reconozcamos a todos esos valientes que alzan la voz en un país donde
decir la verdad te puede matar. ¿Y qué pasa si cada día alzamos más la voz? Si nuestra
conversación se hace más honesta, más congruente, más incluyente, disruptiva, valiente,
¡más fuerte! Hay tanto por hacer que más nos vale empezar ya.
¿Te quieres sumar o nos vas a ignorar?
57
M
LA CONVERSACIÓN DE
NOSOTROS
con IngalaRobl
La solución está en nosotros.
ás allá de que adentro de cada uno existen recursos, historias, preguntas y
respuestas. Al decir nosotros me refiero a la conciencia de vernos como un
todo, pues al final de la jornada mucho de lo que hacemos cada día toma
sentido al compartirlo, al impactarnos y transformarnos mutuamente. Siendo honestos,
los grandes conflictos surgen cuando perdemos esta conciencia y sólo nos enfocamos en
lo que individualmente pensamos, deseamos y sentimos; cuando nos volvemos egoístas o
narcisistas; cuando somos excluyentes o indiferentes; cuando soy yo, primero yo,
después yo y siempre yo. Así corremos el riesgo de ser disfuncionales o patéticos; por
eso creo que la solución está en la visión amplia, consciente e incluyente del nosotros.
Más allá del tiempo y el espacio la fuerza está en reconocer a todos, aprender, dar,
tomar, agradecer y transformarnos sistémicamente como un nosotros, y esto es algo que
se construye sólo cuando conversamos.
¿Entonces por dónde empezamos?
Una de mis grandes maestras por su preparación, su entrega al servicio de la vida y
coherencia es Ingala Robl, directora del Instituto Sowelu, un espacio para el desarrollo
humano y la transformación; es alumna de grandes maestros como Bert Hellinger y
Claudio Naranjo, sólo por mencionar a algunos, además de maestra, consultora
empresarial y conferencista. Ingala ha publicado varios libros sobre su especialidad en las
constelaciones familiares. Su trabajo está al servicio de unir los puntos de encuentro a
través de conversaciones sistémicas para reconciliar e integrar, honrar, aprender y
avanzar siempre desde la conciencia de un constructivo, inclusivo y poderoso nosotros.
Ingala, ¿cómo es la conversación incluyente del nosotros?
—Nuestro discurso suele estar muy en el yo; necesitamos conectarnos entre nosotros,
crear un nosotros. Solemos hablar de mi mamá, mi papá, mi país, mi hijo, mi, mi, mi,
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etcétera. Hacer un salto hacia un nosotros va a crear solidaridad y compasión; yo creo
mucho en el nosotros, y esto también aplica en las empresas, porque no son entes
aislados, las empresas deben tener una conexión con la sociedad y esto crea un
nosotros. Y en lo que se refiere a los líderes, he trabajado con Humberto Maturana,
comprendiendo que el liderazgo único basado en el yo ya no sirve. Todos podemos ser
líderes y turnarnos: tú tienes buenas ideas en el campo A y yo tengo buenas ideas en el
campo B, ahí puedo ser un líder temporal y así complementarnos. He mencionado que
el amor es ver la realidad del otro y no sólo la mía.
Cuando puedo ver la realidad del otro algo me pasa a mí; me hago más grande
porque soy incluyente, incluyo al otro o a los otros y esto es muy importante para salir
de mi yo, que a veces es muy limitante. Mientras que en la conexión con los otros
tengo más creatividad, más alegría de vivir y ahí me siento bien; de lo contrario, todos
podemos ser pasto de terapia al no contar con alguien que nos escuche, porque
vivimos todos tan ocupados que tenemos que pagar para que alguien lo haga.
Ingala, lo que tú haces, esta cuestión si stémica de las constelaciones, se
basa en las conversaciones, ¿qué tan poderosa es una conversación?
—Una conversación nos puede cambiar la vida totalmente. Digamos que si yo tengo
una conversación donde acuso al otro constantemente voy a tener determinado
resultado, y cuando entro en una conversación en la que reflexiono sobre mi
participación en lo que está pasando abro campo, abro espacios, se abren hasta
corazones y se abren futuros diferentes.
¿La conversación entonces puede trascender el ti empo y el espacio?
—Absolutamente, porque hemos visto que en una sesión de constelación las
situaciones, las emociones, las relaciones y las personas cambian para resolver y
mejorar; toman conciencia y los participantes se sorprenden porque las historias los
reflejan, conectan y afectan positivamente.
Para algunas personas esto es como mágico, hasta di fíci l de creer, pero
funciona. ¿En qué radica la magia de las palabras o del lenguaje para que
suceda todo esto?
—Las palabras generan realidades, y según como me expreso voy a crear otras
realidades y la magia en sí. Yo digo que estas conversaciones y las constelaciones
hacen posible que sucedan milagros, que sucedan cosas. Podría llenar un libro con
eventos de personas que se reencuentran, se reconectan sin afán, sólo sucede de
59
repente, espontáneamente.
Entonces, si somos la hi storia que nos contamos y la que no nos contamos,
para ser personas plenas ¿qué conversación deberíamos tener con nosotros
mismos?
—Pues no creernos tanto la historia o narrativa del pasado. El pasado fue real,
muchas veces fuimos víctimas como niños o adolescentes, pero otra cosa es quedarme
en la narrativa de la víctima; nunca dudo de que la persona sufrió, pero ésa fue la
realidad en aquel momento. Y la narrativa de repetirlo y repetirlo la mantiene en esa
conexión, y no le posibilita dar un salto cuántico a la realidad, al presente para crear
un futuro diferente. Bert Hellinger va más lejos al decir: «Si ya trabajaste ese tema en
una constelación nunca jamás puedes volver a hablar de eso porque ya lo acomodaste,
entonces estamos libres para crear otras narrativas».
¿Qué conversaciones podrían ser más constructivas para generar resultados
di ferentes, romper patrones repeti ti vos y negativos o sali r del victimismo?
—La conversación podría ser: «Cuando tú haces esto (y es la única vez que vamos a
utilizar el tú) yo me siento triste, me siento solo, como cuando en otras ocasiones, en
otros momentos de la vida, me lo han hecho otros también». Es darle a entender al otro
que lo que hizo no es lo grave, es un recordatorio de otras cosas que nos han sucedido
antes en la vida, y es en esta conversación donde yo me abro al otro y reflexiono: ¿qué
me pasa cuando haces o no haces? Es mi derecho, y también mi obligación, informarle
al otro para que pueda ver mi realidad de una manera diferente. Otra conversación
muy constructiva sería en los desayunos dominicales en familia hablar sobre algún
miembro o suceso familiar en el que cada quien aporte información o su mirada, y al
final el padre o la madre de familia pueden reflexionar y afirmar: «Cada uno de
nosotros está aquí por la fuerza de nuestros ancestros, por sus habilidades y
competencias y por eso somos una familia fuerte».
De alguna forma tu trabajo está dedicado al servicio, ¿cuál fue tu
conversación interna para transformarte en la persona que eres y seguir
aportando?
—En primer lugar, estoy muy agradecida con Bert Hellinger porque con una frase me
sacó de mi narrativa de víctima, de la cual yo estaba muy convencida porque soy
europea y hay muchas historias. Entonces dejé de contarme esa narrativa, y no es que
se me haya olvidado, sé de dónde vengo, pero ya no lo necesito platicar. Ahora es ver
60
que he sobrevivido y me he convertido en la persona que soy y que cada día está mejor,
aun cuando el inicio de mi vida fue traumático en la posguerra. Eso me da también el
aliento de que todos los días uno puede hacer algo diferente, a veces mejor, a veces
repites, pero con la conciencia de saber que es importante y que la próxima vez lo
puedes hacer un poquito mejor. Ahora la palabra que dirige mi vida es «gratitud», por
eso puedo compartirles que hayas nacido donde hayas nacido —yo nací en la
destrucción, entre el hambre y las enfermedades—, uno puede salir adelante. No
necesito convertirme en la Madre Teresa de Calcuta para sentir que en el lugar que
ocupo estoy haciendo algo cuando las personas sienten que estoy ahí al cien por
ciento. Eso para mí es un buen sentir. Si esto me acompaña en mi lecho de muerte
puedo creer que voy a irme bien.
Por todo esto concluyo de nuevo que la solución está en nosotros, porque si creemos que
solos avanzamos más rápido, la verdad es que juntos llegaremos más lejos. A fin de
cuentas nos entramamos, vamos y regresamos, nos impactamos, pues en realidad todos
somos uno, todos somos NOSOTROS.
61
E
LA CONVERSACIÓN DE LA
ESCUCHAcon Eduardo Nájera
Escuchar… ¡Ay! podría escribir 
un libro completo sobre este tema, 
pero afortunadamente ya hay varios.
n mi experiencia profesional como coach, después de varios años aún me
asombra que escuchar sea lo que más trabajo nos cuesta a los seres humanos.
No estamos conscientes de lo poderoso y vital que es saber escuchar y
escucharnos, pues a partir de ahí conversamos, y a través de nuestras conversaciones
transformamos.
Aferrarnos a tener siempre la razón y cerrarnos a escuchar es muy visceral, es un acto
primitivo, y así vamos por la vida, como perros que marcan su territorio al orinar, y
somos reactivos al defender nuestra verdad como un territorio. Pero, por Dios, si el
mundo cambia todos los días, ¿a qué nos queremos aferrar? Escuchar expande nuestra
capacidad de acción, enriquece nuestra vida, complementa nuestra visión; entonces, ¿qué
esperamos para aprender a escuchar?
Necesitamos entrenarnos y aprender a escuchar; más allá de oír, escuchar implica una
atención plena con nuestros sentidos; escuchar no es un acto pasivo, ¡no! Escuchar es un
acto proactivo, constructivo; la gente no va por ahí contándote lo que le pasa y a veces
dice más cuando se calla; nuestras emociones e intenciones nos delatan. No es lo que las
personas nos dicen, sino para qué nos lo dicen. ¡Hay que saber leer entre líneas!
Escuchar es indispensable para trabajar en equipo, y en los deportes saber escuchar
determina los resultados. Soy una apasionada del basquetbol y en una ocasión tuve la
oportunidad de presenciar un discurso motivador que el destacado basquetbolista de la
NBA Eduardo Nájera les estaba dando a unos niños y jóvenes. Lo que más me llamó la
atención fue su insistencia en la importancia de aprender a escuchar, mencionando que
escuchar es un don, así que al finalizar su discurso me di a la tarea de entrevistarlo.
Eduardo, hace un momento di ji ste que escuchar es un don, ¿en qué momento
62
llegaste a esa conclusión, a esa reflexión? ¿Y en qué te basas para decirlo?
—Muchas veces nos enfocamos en lo que podemos hacer, en lo que debemos hacer, y en
cómo hacerlo a nuestra manera, en lugar de seguir instrucciones, seguir liderazgos. Se
nos olvida y dejamos de escuchar por estar pensando en resolver otras cosas que a
veces no podemos controlar. En mi profesión he visto muchos casos, muchos ejemplos
que no debía seguir de otros atletas, y fue ahí donde empecé a ver la diferencia. El solo
hecho de escuchar y también de responder de forma adecuada es algo que se me quedó
grabado y que siempre he hecho, porque de una u otra manera siempre hay alguien
que está arriba de ti, incluyendo, obviamente, a nuestro Dios todopoderoso, a quien le
tenemos que seguir el liderazgo. También hay otras personas que podrían ser una
influencia positiva, pero si no escuchas puedes perder en la vida, puedes perder dentro
de la cancha y puedes perder miles de oportunidades.
¿Y cómo es llegar a un punto como al que tú has llegado, el de una figura
internacional, y no perder la humi ldad de seguir escuchando? ¿Cómo
manejas ese efecto de éxi to, fama?
—Obviamente escuchas a personas que ya tienen experiencia. Tengo la suerte de
contar con muy buenos amigos mucho más inteligentes que tu servidor. Si no te veo
como líder, voy a tratar de liderarte para que me escuches y traerte a mi nivel. Pero si
alguien está en un nivel donde yo quiero estar y sé que él tiene la experiencia y la
sabiduría, pues seguramente voy a escucharlo y voy a tratar de seguir los ejemplos que
me pone. Creo que esto es algo muy importante.
Para llegar hasta donde estás ahora, ¿cuál fue el reto más di fíci l que tuviste
que superar?
—El sacrificio más grande que tuve que hacer fue dejar el país, dejar mis raíces, mi
familia e irme a Estados Unidos. Ahora estoy en la misma posición que estuve en
1993, cuando aspiraba a ser uno de los mejores jugadores de basquetbol del mundo;
ahora estoy en la posición de aprender a ser empresario. He aplicado los mismos
fundamentos como entrenador y también los aplicaré como empresario, comenzar
desde abajo, y llegará un momento en que voy a tener experiencia y voy a dominar
cualquier negocio en el que esté.
Si somos la hi storia que nos contamos, ¿qué historia te cuentas tú para sali r
adelante, para seguir avanzando, para seguir evolucionando? ¿Qué te dices
a ti mismo?
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—Trato de seguir lo que me apasiona, trato de abrir los ojos y ser realista, ver metas a
corto y a largo plazos. También trato de crear diferentes esquemas para llegar a esas
metas y para poder llegar al éxito; entonces, normalmente me sigo diciendo a mí
mismo que debo usar los valores para simplificar todo y debo mejorar todos los días.
Cada vez que me despierto digo: «¡Mejorar y mejorar!». Pero más que nada como ser
humano.
¿Cómo te defines a ti mismo?
—Soy muy disciplinado, generoso, trabajador y bendecido. Aprendí a temprana edad
de mis papás. Soy el hijo menor de siete hermanos, que no es fácil. Crecí viendo
trabajar a mi papá para que de alguna manera pudiera darles todo a sus hijos.
Siempre busco mejorar como empresario, como papá, como hermano, como hijo y en
todos aspectos.
¿Y qué te gustaría decirles a todas las personas?
—Que nada es imposible, que vean mi historia y sigan los mismos pasos, porque si lo
pude hacer yo, lo puede hacer cualquiera.
Eduardo me compartió varias anécdotas que lo fueron transformando del joven novato a
uno de los jugadores más entregados y apasionados en la NBA. Me confesó que convirtió
el miedo en su aliado y aprendió del dolor para tolerarlo y así entrenar más fuerte,
esforzándose siempre al máximo. Nájera ha sido el jugador de basquetbol más destacado
de nuestro país, y uno de los pocos mexicanos que ha logrado entrar a la NBA, donde fue
el único que se mantuvo activo por 12 años, participando en varios equipos importantes
como Dallas Mavericks, además de ser el entrenador de los Texas Legends. Su
trayectoria es sinónimo de perseverancia, disciplina y un constante aprendizaje a través
de saber escuchar para integrar.
Escuchar proviene del latín auscultare, formado de auris, «oreja», y la raíz
indoeuropea klei, que deriva en el verbo clino, cuyo significado es «inclinar», por lo que
podemos interpretar la palabra escuchar como «inclinar la oreja». ¡Así o más claro!
Escuchar es un arte, un don, una competencia, una habilidad, una maestría, una
diferencia significativa e implica la percepción de casi todos nuestros sentidos.
No existe una conversación sin su elemento esencial que es escuchar. Hay varias frases
de Michael Jordan que me gustan porque soy su admiradora, y sin duda mi favorita es:
«El talento gana partidos, pero el trabajo en equipo y la inteligencia ganan campeonatos».
No hay forma de trabajar en equipo si no es sabiendo escuchar, y esto determina los
resultados. Conozco personas muy preparadas, brillantes, simpáticas, inteligentes, pero
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que no saben escuchar. Al observarlas me doy cuenta de que si hoy han logrado tener
buenos resultados, sin duda podrían conquistar todo en mejor forma haciendo equipo y
escuchando. La base de liderar, influir, impactar y trascender en los demás tiene que ver
con saber escuchar. ¡Prueba y verás hasta dónde puedes llegar si aprendes a escuchar!
Para mí es muy curioso escribir este capítulo sin haber planeado la entrevista con
Eduardo Nájera; sólo se dio y el tema coincidió, pero no existen las coincidencias,
¿cierto? Cuando estaba en la secundaria el basquetbol fue lo que me permitió por primera
vez escuchar el poder de mi voz. De niña me incomodaba que mi voz tuviera un tono
grave, sin embargo, me gustaba jugar a ser maestra y organizar a los demás. En la
secundaria me convertí en un ratón de biblioteca, leía sin compartir la información con
nadie, pues rara vez hablaba, y en público ¡jamás! Participar en clase: ¡qué horror! En la
adolescencia yo era la timidez andando hasta el día que entré a la cancha del colegio y ¡al
fin me descubrí muy buena para algo! Para jugar anotando una y otra vez, defendiendo
como salvaje y gritandocomo nunca. ¡Sí! Ahí escuché mi voz a lo largo de toda la
cancha dando instrucciones, sorpresivamente dirigiendo a un equipo, hasta formar parte
de la selección de mi colegio para los torneos estatales. Escuchar mi voz me dio
seguridad e identidad, me convertí en una parte esencial del equipo y empecé a
desarrollar el liderazgo. Mi conversación cambió y nada volvió a ser igual, creo que
empecé a escucharme, y poco a poco a conversar más con los demás para
transformarme.
Hoy, parte de mi trabajo como coach implica acompañar a las personas a que se
escuchen a sí mismas para descubrir con el paso del tiempo en quién se han ido
convirtiendo. Escuchar con atención plena, escuchar el lenguaje verbal y el no verbal, el
lenguaje de las emociones y sus neurotransmisores delatores en las pupilas, la
respiración, la transpiración y el tono y la vibración de la voz. Somos transparentes y
conversando nos vamos construyendo, nutriendo y transformando. Como dice uno de
los grandes maestros y pioneros del coaching, Rafael Echeverría: «Lo primero es
aprender a escuchar», y para cerrar este capítulo citaré sus palabras de uno de mis libros
favoritos:
El respeto mutuo es esencial para poder escuchar. Sin la aceptación del otro como diferente, legítimo y
autónomo, el escuchar no puede ocurrir. Si ello no está presente sólo podemos proyectar en los otros
nuestra propia manera de ser. En vez de hacer eso, cuando escuchamos nos colocamos en la disposición de
aceptar la posibilidad de que existan otras formas de ser, diferentes de la nuestra.
—Rafael Echeverría, Ontología del lenguaje.
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https://www.goodreads.com/author/show/566612.Rafael_Echeverr_a
https://www.goodreads.com/work/quotes/1267804
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É
LA CONVERSACIÓN DEL
TALENTO
con Tamara Vargas
¿Cuál es tu talento?
sta es una pregunta frecuente e importante en mis sesiones de coaching, pues a
través de descubrir nuestro talento podemos empoderarnos, centrar y expandir
nuestra capacidad de acción; descubrir y aplicar nuestro talento nos define y nos
transforma; nadie ha llegado a este mundo sin tener un talento, el reto es descubrirlo y
nuestro compromiso será sumarle habilidades para multiplicar oportunidades y construir
la vida que deseamos. Cuando pones tu talento en acción, la riqueza llega por añadidura.
Parece increíble que muchas personas aún no sepan cuál es su talento; el talento es como
tener en el bolsillo una llave que todo lo abre, porque si con algo se construye el alto
desempeño es con la suma de: talento + desarrollo de habilidades + experiencia, las horas
de vuelo que llevas = COMPETENCIA.
Ser muy competentes nos impulsa a salir de la zona de confort, a dejar las excusas y a
obtener resultados, y cuando obtienes resultados todo lo demás se empieza a alinear. Así
es como lo ha vivido Tamara Vargas, actriz y conductora de radio y TV, famosa por su
destacada participación en el show matutino internacional de los 40 Principales ¡Ya
párate!, que llega a miles de personas cada mañana desde hace más de 15 años.
Para Tamara, el talento es un ingrediente con el que naces, está en tu ADN y te hace
especial, y una vez consciente de cuál es tu talento, estás obligado a desarrollarlo y a
ofrecerlo al mundo. No es lo mismo que te guste hacer algo a que sepas hacer algo, o a
que seas bueno en algo. Lo importante, lo esencial, es que descubras cuál es tu talento,
que te preguntes, que te explores, y si lo desarrollas seguramente estarás dando lo mejor
de ti para los demás.
Tamara, ¿cuál es la conversación que necesi tamos tener con nosotros
mismos para encontrar nuestro talento?
—Creo que hay una pregunta básica: ¿qué es lo que me hace feliz? ¿Qué me hace
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sentir en plenitud? ¿Hacer qué? No sé si se escuche muy egoísta, pero es que si no
pensamos a partir de nosotros mismos, difícilmente podremos darles a los demás. ¿Qué
me hace esbozar una sonrisa sin esfuerzo? Y sin duda alguna, ahí lo vamos a
encontrar, sea cual sea tu talento seguramente es lo que más feliz te hace.
Cuando lo descubrimos, ¿cómo podemos ponerlo en acción sin senti r miedo?
—Pienso que el miedo es proporcional a la ignorancia, es decir, mientras menos sepas
que tienes ese talento y no lo desarrolles, más miedo te dará mostrarlo; cuanto más
sabes de tu talento y cómo manejarlo, más sabes desarrollarlo y pulirlo; así te da
menos miedo ofrecerlo.
Evidentemente, Tamara es muy talentosa, y desde que tiene uso de razón ha estado
inmersa en clases de música, arte, actuación, literatura; ha sumado múltiples habilidades
a su talento y lleva muchos años de experiencia, juntando esas horas de vuelo que nos
dan la posibilidad de ser competentes. Para ella fue un reto ganarse un lugar en los
medios debido al juicio de ser etiquetada como alguien de provincia, pero «origen no es
destino», y ella está muy orgullosa de sus orígenes. El miedo que enfrentó para vivir de
su talento fue aprender a manejar las críticas y las opiniones que como figura pública
siempre se van a generar.
¿Y después de vencer los miedos qué sigue?
—Yo me dediqué a trabajar, a trabajar, a trabajar, porque era lo que me complacía, lo
que me hacía feliz, lo que más me satisfacía. Entonces lo haces casi sin pensarlo, sin
que te duela o parezca un sacrificio. Creo que si todos aplicamos nuestro talento,
podemos cambiar el mundo porque haremos lo que nos hace sentir plenos y felices,
haremos lo que mejor sabemos hacer y esto hará felices a los demás, y cuando uno lo
transmite, sin duda alguna descubres justamente que en eso radica tu talento.
Talento proviene del latín talentum, a su vez del griego talanton, que significa «balanza»,
«peso». En la etimología destaca el hecho de que existía una unidad monetaria en el
mundo antiguo llamada «talento», la cual adquiere fama por su mención en la parábola
de los talentos del Evangelio de Mateo, donde la frase final concluye: «A todo el que
tiene se le dará y le sobrará, pero al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene».
Esto me lleva a reflexionar sobre el valor de nuestro talento, esa capacidad especial
que todos tenemos para desarrollar una actividad en particular con mucha facilidad;
cuando lo descubrimos, lo reconocemos, lo pulimos y lo expandimos para construirnos
una vida extraordinaria. Todos tenemos talento, y al ponerlo en acción lo multiplicamos e
incrementamos, y así: «y al que tiene se le dará más», pues si el talento es un regalo que
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Dios nos dio, lo que hagamos con ese talento será nuestro regalo para el mundo, y todo
lo que demos será regresado y multiplicado.
¿Qué estamos haciendo hoy con nuestro talento? ¿Lo tenemos guardado? ¿Para qué?
¿Y hasta cuándo?
El talento es nato, está en ti, pero nada tan común como los talentosos fracasados,
pues es indispensable el desarrollo de habilidades como la administración, la
comunicación, la asertividad, la inteligencia emocional, la negociación, el liderazgo, la
disciplina, y otras tantas que, sumadas a las horas de vuelo, práctica, constancia y trabajo
nos darán la maestría en la vida, la competencia para pasar de lo funcional a lo
excepcional, y eso hace la diferencia entre ser muy bueno en algo a ser el mejor. Todos
estamos invitados a construir una vida plena, pero no hay varitas mágicas ni fórmulas
secretas, sólo hay riesgos, experiencias y posibilidades.
¿Te la quieres jugar?
¿O estás cómodo en tu zona de confort? Pero demasiada comodidad nos deja en la
mediocridad y, créeme, no venimos a eso. Descubre tu talento, pule tus habilidades,
toma las horas de vuelo y descubre que, sin importar de dónde vengas o qué pasó antes,
tú también ¡ERES GRANDE! Eres el tenor de tu canción, el pintor de tus paisajes, el escritor
de tus historias, el arquitecto de tus obras, el chef de tus creaciones, el director de tu
película, el diseñador de tus días, el ingeniero de tus procesos, eres lo que tú decidas ser
y a través de tu talento serás el protagonista de tu vida. Es más, si tu vida fuera una
película, basándonos en tu talento: ¿cómo se llamaría la tuya?
Considerando que mi talento radica en la comunicacióny buscándole un título que
suene atractivo, creo que la mía podría ser: «Amante de las palabras».
69
¿P
LA CONVERSACIÓN DE LA
CREATIVIDAD
con Eduardo Limón
¿Existe alguna fórmula para la creatividad?
odríamos obtenerla en algún lugar? ¿Cómo podemos ser creativos?
Afortunadamente, para encontrar la respuesta hay diversidad de opciones, y la
creatividad es particular, dinámica y diversa; en mi experiencia profesional de 26 años en
medios de comunicación e intervención en procesos empresariales, todos podemos ser
creativos de diferentes formas, lo importante es tener presente la importancia de la
creatividad y la curiosidad para expandir la capacidad de acción y el disfrute de la vida.
Mucho está en mantenernos conectados de alguna manera con el arte y el placer de
hacerlo, que puede ser pintar, cantar, bailar, actuar, diseñar, esculpir, escribir, etcétera.
Mantenernos en creación fortalece la creatividad de cada uno a su estilo y ayuda a tener
la mente abierta a nuevas ideas, a reunirnos con personas diversas, a participar en
diferentes grupos de aprendizaje, a hacer cosas diferentes continuamente y, sobre todo,
jugar. No dejamos de jugar por envejecer, envejecemos el día que dejamos de jugar y de
aprender, así que vivamos más en la curiosidad de este vasto universo y procuremos a
diario una dosis creativa para la vida.
Y si de creatividad se trata, Eduardo Limón trabaja todos los días con este tema
gracias a su versatilidad en el medio cultural. Es colaborador del periódico Excélsior y de
la revista Nexos y la edición latina de Le Monde Diplomatique. También es colaborador
de Animal Político y participante activo de diferentes emisiones en W Radio. En su
trayectoria cuenta con haber realizado entrevistas muy interesantes, y entre sus
reconocimientos se cuentan el Premio Nacional de Locución y el Premio Internacional de
Libro Animado Interactivo en Español, entre otros. Recientemente publicó su libro
Historias verdes, con interesantes y controversiales conversaciones; pero sobre todo,
Eduardo ha dedicado en los últimos años un tiempo para impartir talleres de escritura
creativa y autobiografía para quienes tenemos la inquietud de ser creadores, y para eso la
creatividad es un elemento indispensable.
70
Eduardo, ¿cómo podemos conectar con la creatividad?
—John Lennon decía que cuando llegaba a grandes momentos de composición, lo que
le sucedía era sentir que era una especie de antena universal: «Como que de repente
algo pasa y yo sólo soy el conducto, yo conecto con algo que está vibrando ahí». Y eso
ancla con la parte poética que dice otro amigo mío, que me parece muy linda, de que
todas las canciones están ahí, todos los poemas, todas las pinturas, pero hay quien por
alguna razón como que conecta con ese rollo y lo baja y lo traduce y lo convierte en
algo humano. No sé si eso sea cierto, pero me encanta la historia, porque retrata de
manera muy genuina lo que implica justamente la creatividad; yo la respeto en mucha
de la gente a la que admiro porque es la ratificación de lo diversos que somos los seres
humanos. No creo que exista una fórmula para generar creatividad, creo que existen
tantas como seres humanos hay, y es fascinante explorar lo que la creatividad de cada
uno dice a través de su obra. Hay un tipo de lenguaje; los autores reflejan en lo que
produjeron un nivel de pensamiento que revela una creatividad que proviene de otro
lugar. A lo mejor en una de esas es de otra región del universo, que es tan grande, y si
es cierto lo que dijo John Lennon está buenísimo, porque cada quien trae una antena
distinta.
Tú acompañas a las personas en la aventura de escribi r. ¿Cómo es ese
proceso y adónde las lleva, en quién las transforma?
—Creo que más allá de lo terapéutico —que por supuesto tiene esa utilidad, pero no es
la que yo propiamente exploro en mi trabajo—, lo que ocurre con el proceso de
creatividad que implica escribir es en primerísimo lugar, y es lo que me ha parecido
fascinante de todo lo que llevo aprendido en este camino, un nivel de diálogo interno
que difícilmente consigues en otra situación. Cuando escribes, y Julián Herbert lo
describe muy bien en ese sentido, hay un momento en que se traza una especie de
círculo invisible entre el soporte sobre el que estás escribiendo y tú, que a la par que
estás escribiendo, propiamente haciendo las letras, estás hablando contigo, y
apaciguas un poquito la mente que en ese momento se convierte en una herramienta
muy útil para acompañar ese torrente que traes, esa narración. Y llegas a una especie
de equilibrio tenso, pero placentero, en el que estás hablando contigo y estás
escarbando en lo profundo de tu pensamiento para expresar a través de esa maravilla,
de ese milagro que es el lenguaje escrito, una idea. A mí lo que me gusta mucho
perseguir con los talleristas que he tenido, y yo mismo cuando estoy escribiendo y que
admiro también en los escritores, es ese estado en el que quien está hablando eres tú
contigo, lanzando una especie de botella para que alguien en otro lugar, de otra forma
71
y en otras circunstancias, la recoja y diga algo con respecto a lo que tú pensabas, a lo
que tú querías decir, ésa es una de las partes fascinantes.
¿Todos podemos escribi r, ser escri tores?
—Sí, pero no todos podemos hacerlo bien, y por bien me refiero a ser genuinos,
honestos, conectar realmente con nuestros lectores al nivel que nos interese hacerlo.
Todos podemos escribir, sólo que hay quien emplea sus herramientas de manera más
talentosa y por lo mismo se convierte en más admirable o más vendedor.
¿En tu experiencia qué es lo que ayuda a que una persona pueda conectar
con su mundo interno para expresarlo a través del arte? ¿Por dónde
podríamos empezar para poder ofrecer algo?
—Creo que en principio, en tratar de comprender o aclarar: ¿qué quieres decir? ¡Pero
de veras! ¿Qué es lo que realmente quieres decir? No lo que los otros quieran
escuchar, no es buscar: «Ay, qué les diré». ¡No! Yo soy muy fan del rock y de la música
y ondas como las de Kurt Cobain y Nirvana no salen desde la mentira, ni de la
falsedad; esas cosas son profundas; música como la de Café Tacuba es superhonesta.
De verdad querían hacer ese rollo, no estaban esperando encajar sino hacerlo. Cuando
Van Gogh pintaba, de verdad se iba atormentado a dormir porque no sabía si tenía que
ser naranja o amarillo ese trozo del cuadro que no había terminado, y de verdad se
quedaba angustiado y al otro día regresaba y ¡bueno, pues naranja! Y se superclavaba,
y se nota en la pintura que es toda verdad, entonces yo creo que a eso es a lo que
tienes que apuntar.
¿En qué momento de tu vida dices: «Voy por la escri tura», y qué pasa en tu
conversación interna para apostar por ella?
—En el momento en que por causas profesionales muy bendecidas, muy afortunadas,
comienzo a entrevistar a un montón de escritores como nunca en mi carrera; comencé
escribiendo sobre música y luego empecé a hacer cultura en general, y muchos años
dedicado a eso, a pintura, teatro. En El Universal hacía un montón de reportajes de un
montón de gente que hacía cosas de cultura, pero de repente mi carrera me llevó a ir
conociendo y volviéndome más amigo de músicos y de escritores y conocer a muchos
grandiosos, porque son genuinos, me estimuló muchísimo para decidir disciplinarme y
escribir cosas mías después de tantos artículos y prólogos, como mi libro Historias
verdes y el cuento «El camello de las dos jorobas». Creo que te estimula conocer banda
que ha logrado transmitir su pensamiento, lo que quieren decir con honestidad, y
72
mirar que hay quien lo hace tan bonito, pues te dan ganas de replicarlo. ¡Quién sabe
si la vas a librar o si lo vas a lograr! Pero el punto es ése, soltar el freno de mano, y
en la medida en que admiras estimular tu intento y sobre eso ir construyendo cosas. Al
día de hoy te puedo decir que nada me ha emocionado más que seguir descubriendo
escritores nuevos y buenos.
¿Entonces te fui ste nutriendo de conversaciones para tener esta
conversación de atreverte a hacerlo túmismo?
—Sí, un poco eso, las conversaciones me iban estimulando, y otro poco que desde que
era reportero ya era un lector muy habitual, desde la facultad siempre traía un libro en
la mochila, y eso se fue convirtiendo en algo más complejo y más robusto. Terminé
entrevistando a los escritores que admiraba y hoy son mis amigos. Como decía José
Emilio Pacheco, es bien bonito conocer gente que de ver lo tuyo se entusiasma para
hacer lo propio. ¡Pues de eso se trata! Estamos aquí para eso, para ir aprendiendo de
los demás, construyendo lo nuestro, haciendo un camino con un sentimiento que ataña
a lo profundo, a lo sincero. ¿Qué quiero decir? ¿Qué quiero hacer? ¿Cómo lo quiero
hacer? Es bonito para ampliar la vida.
¿Cuál es el principal reto que la gente enfrenta para lograr esta creatividad,
esta mani festación del arte?
—Yo creo que como en todo, es algo que puede resumirse en una frase maravillosa de
Vicente Leñero, quien lo dijo de manera muy sintética y a mí me parece muy firme:
«No le piense. ¡Chínguele!». Creo que eso es lo que nos detiene, que muchas veces
pensamos más en lo que queremos hacer que en estar haciéndolo. Cuando Martín
Hernández estaba nominado al Oscar por Birdman me concedió una entrevista para el
podcast que tuve, y me contaba que cuando eran estudiantes en la Ibero el Chivo
Lubezki, Alejandro González Iñárritu y él, los sábados se iban a filmar cosas así nada
más, porque tenían ganas de hacerlo. Y me cuenta Martín como anécdota, así, con la
voz que tiene (imagínense el vozarrón del gran Martín Hernández, icono de la radio en
México): «Una vez Alejandro leyó un cuento de Cortázar y le gustó mucho y dijo:
‘¿Por qué no el fin de semana filmamos este cuento?’. ‘¡Órale!’». Entonces me
imaginé al Chivo Lubezki, a Martín Hernández y a Iñárritu de escuincles haciendo lo
que al final ve ahora dónde los tiene. ¿Por qué? ¡Porque el camino es de verdad! Ellos
no lo estaban haciendo porque ¡ah, un día nos van a dar el Oscar y vamos a ser
famosos! ¡No! ¡Eso es lo que querían hacer! Entonces me decía Martín Hernández:
«En lugar de estar pensando cómo se van a quedar las cosas, yo siempre he pensado
que lo mejor es ponerse a hacerlas», yo sólo pude pensar: «¡Pues sí! Este cuate lleva
73
20 años. ¡Claro! No había ni empezado la carrera y él ya estaba acá poniéndole
ruiditos a las cosas que su otro amigo filmaba con base en una onda que le había
encantado». Ése es nuestro principal reto, pero está bien, porque así es, el ritual
cotidiano implica desde la mañana cuando no te puedes levantar, saber que tienes que
hacerlo, no por lo que tenga que ver estrictamente con lo obligatorio sino con lo
placentero. ¡El chance de poder hacerlo! ¡Construir lo tuyo! Creo que en la medida en
que te sintonizas así el proceso se convierte en algo más enriquecedor.
Cuando hablas de hacerlo placentero, ¿entonces se escribe desde el
corazón?
—Pues mira, a mí me gusta pensar que en la geografía de nuestros cuerpos cada quien
busca su rinconcito. Hay quien escribe desde el estómago, hay quien le mete
muchísimo cerebro, hay quien deja la mitad del sistema nervioso metido en lo que
escribió, pero hay quien efectivamente ha logrado conectar de manera grandiosa con
el corazón. A mí me gustan los que escriben con el corazón porque es la zona desde
donde les sale mejor, pero me he encontrado unos que escriben con el estómago que
son fabulosos.
La etimología de creatividad proviene del latín creare, en referencia a «engendrar» o
«crear», producir algo desde la nada. Nosotros somos creadores potenciales de nuevos
mundos, damos vida a través de la creatividad y, paradójicamente, vamos poniéndole
vida a la vida. Manifestar en lo material nuestro sublime mundo interno es un reto, pero
vale la pena el proceso para decirle al mundo: «Este soy yo y esto es lo que siento»,
como lo han hecho tantos artistas que con su obras nos deleitan, nos cuestionan, nos
conectan, nos enriquecen, y ésa será una forma de decirle al mundo que pasamos por
aquí aun después de muchos años.
Con respecto a la antena receptora de la creatividad del universo, cuando conversaba
con Eduardo recordé una cosa maravillosa. Hace seis años nació en mí la inquietud de
escribir un libro para compartir el conocimiento sobre el uso del lenguaje. Sabía muy bien
de qué se trataría, pero no tenía la menor idea de cómo lo haría. Hace tres años, cuando
mi trabajo me llevó a ser conferencista y tallerista en diferentes empresas y foros en
diversos estados de mi país, escribir el libro más que un deseo fue una necesidad, y así
fui abriéndole espacio a las ideas y posibilidades para crearlo, hasta que en enero de 2016
me determiné a escribir, cuando por fin me dije: «¡Ahora sí estoy lista para hacerlo!
¡Vamos a escribir!».
Apareció a las pocas horas por «casualidad» (y las casualidades no existen) la voz de
Eduardo Limón en un programa de radio invitando a su taller de escritura creativa
74
mientras hacía mi maleta para volar a primera hora a la Ciudad de México por motivos
de trabajo, y ¡oh! había un taller que yo necesitaba justo ese fin de semana; así, del
espacio infinito de la radio me llegó el primer paso para empezar a escribir este libro.
Tomé un buen taller y después me acompañé de la experiencia de Eduardo como mentor
en esta mágica aventura.
Si algo he aprendido es que cuando quieres tomarte en serio hay que recurrir a un
experto. Creo que cuando eres coherente y vives en congruencia, esta antena personal se
abre para ir tomando cada señal, así cada idea nos conecta con la creatividad para
manifestar, o como escribe Paulo Coelho en su clásico El Alquimista: «El universo
conspira a tu favor —Maktub». Y como dice Eduardo, es cuestión de vivir el proceso
personal con honestidad y la creatividad se manifestará.
75
A
LA CONVERSACIÓN DE LA
AUTENTICIDAD
con Diego Dreyfus
Diego es ingeniero, físico,
actor, emprendedor y life coach.
los 24 años de edad comenzó un exitoso negocio de mercadeo en redes,
independizándose en 2012; actualmente se ha destacado como comunicador a
través de las plataformas digitales y también se ha colocado como
conferencista en temas motivacionales.
Diego comparte constantemente en sus redes conversaciones que cuestionan y llevan a
la reflexión a su audiencia, en temas tan diversos como la libertad, el amor, la religión, el
trabajo, la infidelidad, el matrimonio, la felicidad y dos temas que convirtieron sus videos
en virales. Uno trata sobre el dinero, con interesantes argumentos para demostrar que en
algunas circunstancias el dinero sí compra la felicidad, al tiempo que enfatiza la
importancia de saber quién eres aun cuando no tengas ni un peso. Su discurso siempre se
enfoca en que construiremos nuestra riqueza con base en descubrir nuestro don para
ponerlo al servicio de los demás, y que en la medida en que entreguemos nuestro don a
los demás podremos impactar sus vidas, y estas experiencias nos permitirán ir
sistematizando lo que hacemos para generar riqueza.
Sin duda, el video que más lo ha identificado fue su polémica conversación titulada:
«Te vas a morir».
Nada más obvio que eso, pero parece que la frase sacude, incomoda o da miedo,
mientras que Dreyfus le imprime un nivel de conciencia al cuestionarnos: «¿Y mientras
tanto qué vamos a hacer por aquí con la vida que tenemos?».
Su pregunta pone sentido de urgencia para impulsarnos a descubrir cuál es nuestro don
para entregarlo, para aportarle algo a la humanidad, para descubrirnos, aceptarnos y
empoderarnos al vivir libres del qué dirán, salirnos de la zona de confort arriesgándonos a
ser nosotros mismos con autenticidad, más allá del miedo al fracaso. Al concluir una de
sus conferencias me acerqué a preguntarle:
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Diego, si todos nos vamos a morir, ¿cuál sería la conversación interna que
nos permi ti ría vivi r una vida más plena?
—La conversación es una renuncia a todo lo que todo el mundo opina, una renuncia a
lo social aunque vivas en una sociedad, y quedarte con tu esencia suena muy fácil de
hacer, pero es renunciar a todos los paradigmas, ideas ycreencias que hay afuera.
Para ser la persona que hoy soy renuncié completamente al sistemita social que hay, y
decidí ser yo sin importar las consecuencias.
¿De dónde se saca toda esa fuerza para mantener esta renuncia y no acabar
claudicando o renunciando a ti mismo, que sería lo peor?
—Acabas acostumbrándote a lo rico que se siente ser uno mismo y te acaba
importando una chingada lo que opinen otros; con el tiempo acaba siendo mucho más
fácil, pero al principio lo que me motivaba era que la pasé muy mal, y cuando la pasas
muy mal en algo no quieres volver a caer ahí. Si hay quienes estén leyendo esto, sepan
que no tienen que llegar a pasarla muy mal si se motivan constantemente con cosas
muy positivas y que éstas sean las que los jalen en vez de que lo malo los aleje.
¿Qué te gustaría decirle a toda la humanidad?
—Lo más importante de estar vivo es que tienes algo adentro que te hace único y
especial y debes de pasarlo a los otros, porque si no lo pasas no sé para qué viniste.
¡Estorbas si nomás respiras a lo pendejo!
—Y en este proceso de hacer eso tienes que serle muy fiel a quien eres, es como ver la
película Matrix, dejar de ver toda la mentira, ver las rayitas, lo que realmente importa
de ti, esa esencia que te conecta: es ahí donde te la pasas increíble y todo toma
sentido.
La etimología de auténtico nos remite al latín authenticus y al griego authentikos como
«original, que responde a sí mismo». Mientras que authentia significa «poder absoluto»,
el elemento aut está relacionado con «autonomía» y el sufijo dad se refiere a «cualidad».
La autenticidad nos propone encontrar la capacidad de ejercer nuestro poder absoluto al
ser dueños de nuestras acciones en pro de ser más que originales, seguros, proactivos y
autosuficientes, pero… ¿cuál es el precio de ser auténtico?
En un mundo de masas consumistas, sin duda el costo es alto, empezando por la
crítica, los juicios, la incomprensión, la separación y lo más pesado: el rechazo. ¿Lo has
experimentado?
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Tratar de ser uno mismo puede incomodar a muchos que aún no se han encontrado,
no se conocen, no se entienden y es más fácil distraerse en una amplia oferta de
evasiones, como excederse con las redes sociales, que pueden convertirse en una
golosina para el ego, buscar a toda costa la aprobación de los demás, las modas, las
adicciones y compulsiones que se han vuelto una forma de anestesiarnos la vida, algo
que es más común de lo que se imaginan.
Y si por un momento hacemos una pausa para observarnos, escucharnos, valorarnos,
y nos reinventamos para creer más en nuestra capacidad y atrevernos con el corazón en
la mano a conquistar los sueños, a ser auténticos para contribuir con nuestra experiencia
y talento, nos urgiremos a asumir ese poder personal para generar cambios como
sociedad o el mundo que hoy conocemos va a colapsar.
¿Qué estamos dispuestos a hacer? ¿Cuánto perdemos por miedo a perder?
Perder aprobación, adulación, amigos, audiencias, seguidores, likes. No reparamos que
más allá de tanto plástico y conversaciones superfluas, en verdad lo único que estamos
perdiendo son los mejores años de nuestra efímera vida, porque tiene mucha razón
Diego: yo, él, tú, sí, tú también… te vas a morir.
78
E
LA CONVERSACIÓN DEL
ALMA
con Josep Soler
¿Podemos escuchar a nuestra alma? 
¿Qué tendría que decirnos?
l lenguaje del alma es un libro de Josep Soler que nos plantea que todo lo que
ocurre en la vida tiene un sentido que podemos utilizar para liberarnos de las
circunstancias y despertar; así seremos capaces de descubrir un regalo en la
adversidad que nos prepara para transformarnos. Josep es economista y se dedicaba a los
negocios y a los deportes, hasta que un intenso dolor en el cuello y hombro, que se
convirtió en crónico, interrumpió todas sus actividades. Esto lo llevó a profundizar en
varios enfoques orientales de la salud y la vida, así como a investigar la relación mente-
cuerpo-ser. Su intenso dolor desapareció sin dejar huella al cuarto día de su viaje a
Oriente. Al regresar de ese viaje su proceso de transformación lo llevó a escribir como
coautor el bestseller La medicina del alma, entre otros libros. Actualmente es profesor
de la Asociación Española de PNL e Hipnosis. Es escritor y conferencista internacional;
dirige la Unidad de Investigación en Medicina Mente-Cuerpo (UNISI). Forma parte del
programa europeo Death and Dying (Culminación de la Vida), además de ser un activo
voluntario de varias causas y organizaciones.
Josep, ¿cómo defini rías a las palabras? ¿Qué son en la vida del hombre?
—La palabra es sagrada; a través de la palabra creamos nuestra vida y nuestro
cuerpo, pero no somos conscientes de que el de uso de la palabra moldea nuestra
realidad. Lo que sucede en nuestra vida no significa nada hasta que lo nombramos, y
cuando lo nombramos lo hacemos realidad; de la misma forma, nuestro cuerpo
reacciona de acuerdo a cómo nombramos la realidad, si sucede un evento en mi vida y
lo nombro como «esto que ha sucedido no lo puedo digerir», eso va a estimular mi
sistema digestivo y en el límite va a causar un síntoma en mi sistema, así que estoy
decidiendo cómo el poder de la palabra crea mi escenario, porque lo hace real cuando
79
lo nombro y así mi cuerpo crea eso que llamamos enfermedades o síntomas.
¿Qué podríamos hacer para volvernos personas más conscientes de lo
generativo que es el lenguaje?
—Para mí, lo más importante es escuchar, escuchar lo que nos decimos; es decir,
poner atención a cómo nombramos lo que nos ocurre; lo nombramos con palabras pero
sin expresarlas, están en nuestra cabeza; hay que poner atención al diálogo mental
para descubrir cómo creamos nuestro mundo a través de la forma en que nombramos y
escribimos lo que vivimos: ése es el poder de la palabra.
¿Cómo es esto de escuchar el alma?
—Hay otro nivel de diálogo que no viene de la verborrea mental, no viene del
personaje sino que viene de tu esencia, de tu corazón o de tu intuición; ése es otro
nivel de escuchar, es decir, escuchar que una cosa es el personaje, el sistema de
creencias, los aprendizajes, y que hay otra voz, la voz del alma o del ser que habla de
la verdad, y cuando la escuchas sabes que es verdad. El alma, el ser, está para dar, el
personaje está hambriento, tiene hambre, quiere recibir, es entonces cuando puedes
escuchar y distinguir la diferencia entre la voz del alma y la del personaje.
Parece que a los seres humanos nos cuesta trabajo aprender a escuchar, y
justo cuando aprendemos a escuchar, nuestra vida se puede transformar.
¿Cómo podríamos aprender a mejorar esta di stinción, aprender a
escucharnos y a escuchar a los demás?
—Para mí es más sencillo, los demás no existen, digo, no hay distinción entre el otro y
tú, el otro es un espejo tuyo, y las palabras que usa el otro en realidad son tuyas;
entonces, siempre estamos hablando de aprender o profundizar en ese escuchar, viendo
al otro como un reflejo tuyo; o sea, las palabras que ocupó el otro no son casualidad,
entonces no existe el otro, siempre te estás escuchando a ti a través de escuchar al
otro.
Cuando empiezas a vivi r desde ahí, ¿cómo se transforma la vida?
—Te conviertes en artista creativo de tu vida, en artista consciente porque desaparece
el punto donde haces responsable al otro, o culpas al otro de lo que ocurre; no existe el
otro, no puedes echarle la culpa, tú eres el creador de tu vida.
Si todos los seres humanos viviéramos desde este nivel de conciencia y con
esta escucha y con esta claridad sobre el poder de las palabras, el mundo
80
sería di ferente. ¿Por dónde podemos empezar para expandir esto un poco
más?
—Pues escribiendo libros, ¿no? Estamos en un camino sin retorno, es el camino de la
evolución, está ocurriendo, va a seguir ocurriendo, entonces, lo único que puedes
hacer es seguir tu impulso. Tú has tenido el impulso de escribir un libro, el proceso
creativo se manifiesta a partir de ahí, está ocurriendo, se está manifestando.
Y si las palabras son tan poderosas, ¿cuál debería ser la conversación
interna con nosotrosmismos? ¿Qué tendríamos que decirnos y qué
tendríamos que evi tar decirnos?
—No puedes causar daño al otro sin tener el daño dentro de ti, si le deseas algo
perjudicial a otro, el daño te lo estás haciendo tú; entonces, cuando dices evitar no
puedes causar daño afuera sin causártelo a ti, y nadie quiere causarse daño a sí
mismo, por tanto, prestemos atención a todo lo que se aparte del amor, de la
compasión, del compartir, del apoyo, del dar, todo lo que se aparta de eso está
generando confusión y daño, no alrededor, causa daño empezando por ti. En tal caso,
vuelves a escucharte a ti, y te das cuenta del poder creativo de tus palabras, creando
bienestar, compasión, amor, abundancia hacia afuera y hacia adentro, así descubrimos
lo que debemos nombrar y debemos dejar de nombrar, las otras cosas.
¿Cuál es tu palabra favori ta?
—Amor, cuando me lo nombrabas; amor, sembrar el amor, para eso estamos aquí.
¿Y para ti qué es el amor?
—El amor es lo que somos, es nuestra esencia, todo el universo se mueve por amor, las
estrellas se mueven por amor alrededor de otras estrellas, nosotros nos movemos por
amor, es lo que somos: amor. Somos creadores de nuestra vida y lo hacemos a través de
la palabra, por lo tanto, elijamos las palabras precisas para manifestar lo que
queremos para nosotros e inevitablemente para los demás, así que conectemos con
nuestro amor, el amor de nuestro corazón y compartámoslo; ése es el mundo que
estamos creando, escuchemos al corazón porque el corazón sólo quiere compartir amor
y así es más sencillo.
La etimología de alma proviene del latín anima, que se refiere a «corriente de aire,
vida», en el griego antiguo ánemos se refiere a «viento» y ane significa «soplo o
respiro», «aire, viento, respiro, vida». Al nacer, lo primero que hacemos es dar un
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respiro, gritar y llorar para manifestar que estamos vivos; en el lecho de muerte damos el
último aliento y, al exhalarlo, se supone que perdemos 21 gramos cuando el alma deja el
cuerpo; pensar en el aire me lleva a relacionar la etimología de alma con dos cosas: 1) la
libertad; el aire está en todas partes y en movimiento, no puedes atraparlo, nuestra alma
es libre; 2) unidad o ¿acaso podemos separar el aire de América del de Europa, del de
Asia o de África? ¿Podría separarse tu aire de mi aire? ¡No! Al final todos respiramos
tarde que temprano el mismo aire mientras habitamos este planeta que gira cada día,
románticamente; después de tantos años terminamos compartiendo el mismo aliento, y
así pasa con nuestras almas que están conectadas, todos somos uno y nos impactamos
mutuamente al tiempo que somos libres de interpretar el mundo y decidir la dirección y el
significado que le damos a nuestra vida. Sin duda alguna conversar con nuestra alma nos
lleva a un espacio de introspección profunda para descubrir todo el amor y la grandeza
que habita en nosotros. Más que seres humanos con alma, somos un alma en una
experiencia humana; y cuando aprendes a vivir la vida escuchando a tu alma,
conectándote a sus deseos, llegas a un nivel superior donde todo tiene sentido, donde
somos más agradecidos y menos hambrientos de validación, menos egoístas y más
compartidos, menos evasivos y más presentes en el aquí y ahora, más comprensivos y
menos reactivos, más incluyentes y menos discriminatorios. Si vivimos desde la conexión
con nuestra alma, nos uniremos como humanidad y a la vez como universo; la
meditación es muy buena herramienta para conectar con nuestra alma, silenciar la mente
con sus juicios y aprender a sentirnos y escucharnos, lo cual nos facilitará centrarnos y, si
estamos centrados, sentimos nuestro poder, nuestra esencia, nuestra luz y nuestro amor,
una gran cantidad de amor, y el amor siempre nos invita a ser fuertes, valientes y
compartidos. Respira: ¿puedes sentirlo?
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¡V
LA CONVERSACIÓN DE LA
PAREJA
con Mario Guerra
¿Hay algo más complicado que esto?
éanlo con humor, por favor! Construir una relación de pareja saludable en lo
emocional, físico y mental para crecer juntos equitativamente con respeto, plenitud
y libertad, es todo un reto. Así vamos experimentando a prueba y error cómo construir
una buena relación. Hacemos intentos conociéndonos a través de nuestra pareja como si
fuera un espejo, transformándonos a través de lo que vivimos en la relación.
Hace unos días tuve la oportunidad de asistir a una conferencia de la doctora Helen
Fisher, antropóloga y bióloga, considerada erudita por la comunidad científica en el tema
del amor y las relaciones. En sus estudios sustenta que hay cuatro personalidades para
establecer relaciones afines con base en nuestra hormona predominante (haberlo dicho
antes), y también plantea que los humanos hemos desarrollado tres sistemas principales
de apareamiento:
1) Lujuria: impuso sexual
2) Atracción sexual selectiva: amor romántico
3) Apego: sentimiento profundo de unión
A veces un impulso sexual nos lleva a interactuar y después a enamorarnos, o a veces
primero nos enamoramos y después nos deseamos; cuando entramos en esta etapa,
empezamos a experimentar euforia, dependencia emocional, ansiedad ante la separación,
reacciones físicas con cambios en la respiración y en los latidos del corazón, queremos
exclusividad sexual, desarrollamos actitudes posesivas y, lo más importante de todos
estos cambios, es que entramos en un pensamiento obsesivo, según las propias palabras
de la doctora Fisher: «Alguien acampa en tu cabeza». ¡Exacto! Cuando nos
enamoramos, lo experimentamos, parece que el otro ahora vive en nosotros. Entonces,
¿cómo aprender a relacionarnos con todo eso?
Por otra parte, Mario Guerra, psicólogo, coach, terapeuta, tanatólogo, escritor y
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conferencista especializado en el tema de la relación de pareja, imparte talleres en los
que, con base en estudios científicos y sus vastas herramientas en diferentes disciplinas,
nos invita a tomar conciencia de la realidad y asumir la responsabilidad para construir una
relación de pareja; al terminar uno de sus talleres, tuve la oportunidad de preguntarle:
Mario, ¿en qué radica la complejidad de construir una relación de pareja
sana?
—Si lo entendemos, no es tan complicado. Lo que pasa es que muchas veces nos
resistimos; hay muchas creencias alrededor del amor: que si el amor es para siempre,
hasta que la muerte nos separe; que si la media naranja, la pareja ideal, el alma
gemela; tales creencias fantasiosas del amor hacen que eso sea lo que estemos
esperando, y como no lo vemos llegar, nos quejamos porque debería ser así como lo
imaginamos. En lugar de cuestionarnos si lo que sé del amor y las relaciones es lo que
realmente sucede allá afuera, o si estoy viviendo con base en una fantasía con
expectativas que no son alcanzables en el mundo real, tal vez en una película
hollywoodense puede que sí, pero en la vida real hay que hacer otro tipo de cosas para
que eso se mantenga.
En tus talleres te enfocas mucho en el desarrollo de la autoestima y al
autoconocimiento para poder relacionarnos con los demás. ¿Ahí empieza la
receta?
—Empieza por ahí, ¡claro! Yo siempre he dicho que muchas veces los problemas de
pareja no son de pareja, son problemas individuales que se llevan a la relación de
pareja. Respeto mucho a mis colegas que hacen terapia de pareja con la pareja en el
consultorio, donde el terapeuta es intérprete o mediador para una negociación, pero
yo veo a los pacientes por separado de la pareja y, eventualmente, quizá nos reunamos
los tres o tal vez nunca. De este modo trabajamos problemas individuales que están
afectando la relación. Por ejemplo, el celoso, un hombre que cela mucho a la mujer. Si
los trato en pareja llegarán a un acuerdo de confiar más, pero lo que hago en consulta
privada es mostrarle que quizás es celoso porque tiene un problema de apego ansioso
que le da inseguridades, tal vez desde la infancia, y no es que ella le haya hecho algo,
a lo mejor coincide macabramente, pero tratamos su problema desde la raíz para que
empiece a confiar, sobre todo cuando le pregunto: ¿en otras relaciones también hassido celoso? Y si la respuesta es sí, entonces no es un problema de relación de pareja,
por lo tanto no necesita terapia de pareja, necesita terapia individual. Los problemas
de fondo suelen ser problemas individuales, raramente a alguien le surge un problema
84
profundo a partir de una boda, eso ya lo trae uno cargando a cuestas.
¿Es di ferente hoy el amor con la falta de compromiso y la apertura a que si
funciona o no funciona: next?
—Es diferente, últimamente ya no estamos queriéndole invertir a las relaciones. Es
una evaluación que hacemos todos; esto lo sabemos desde los años 50, o antes, con los
trabajos de Skinner y el condicionamiento clásico; si la recompensa que obtenemos
supera la inversión que hacemos, o si el placer supera al dolor, vamos a invertir en
algo, pero si el dolor supera al placer entonces no lo vamos a hacer. Parece que las
relaciones se van haciendo complicadas en nuestra cabeza, parece que es una guerra
de quién gana y quién pierde, y ya no le queremos invertir porque parece una
discusión interminable: «Ella me va a hablar de sus sentimientos, y me va a decir que
soy un animal insensible, y yo le voy a decir que es una loca desquiciada». Todo
porque queremos ganar y queremos que el otro sea a nuestro modo, entonces mejor nos
decimos: «Sabes qué, es bien complicado esto del amor, mejor me la voy a pasar en
relaciones superficiales donde no haya compromiso o de amigos con beneficios».
Así no hay involucramiento, porque lo que no queremos son las complicaciones del
involucramiento, pero de todas maneras hay problemas, porque no entendemos cómo
funcionan las relaciones, cuál es la mecánica, y esperamos que todo sea a nuestro
modo, esperamos una pareja que sea «como yo quiero que sea», y entonces, en lugar
de empeñarme en conocerla, me empeño en querer cambiarla, y como la pareja quiere
lo mismo, en vez de querer conocerme, quiere cambiarme. ¡Imagínate los pleitos!
La palabra relación proviene del latín relatio, formada con el prefijo re, que indica
«reiteración», la raíz lat, que se refiere a «llevar algo», y el sufijo tio equivale a
«efecto», por lo que el significado es «acción y efecto de llevar algo otra vez». Mientras
que la etimología de pareja (conjunto de dos que tienen conexión entre sí) proviene del
latín par, alusivo a «iguales». Basándonos en la etimología, tal vez podríamos interpretar
la relación de pareja como la situación adonde nos llevamos a nosotros mismos, con lo
que somos, lo que sabemos, lo que hacemos y lo que sentimos ante un par, ante alguien
con quien nos conectamos en igualdad de derechos y posibilidades para transformarnos
mutuamente. ¿Así de idealizada o más romántica la interpretación?
Tarde o temprano, la relación de pareja ocupa un lugar importante en la vida de todos,
pues es a través de relacionarnos que podemos conocernos a nosotros mismos,
aprendemos y crecemos en la interacción. Por supuesto que es un tema de química y
atracción, de seguridad y afinidad, de biología, de supervivencia y de conciencia, pero
como bien decía Mario, nos hemos contado muchos cuentos sobre las relaciones
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impidiéndonos establecer una verdadera conexión empática, saludable, respetuosa,
honesta y amorosa que nos impulse a crecer y a ser más auténticos, felices y plenos.
Construir una relación implica priorizar la conversación. Todo se basa en la
conversación, ya que si quieres conocer la calidad y profundidad de una relación basta
con escuchar su nivel de conversación. ¿Cómo hablamos y de qué hablamos como
pareja? ¿Nos quedamos en la superficie o nos permitimos ser vulnerables ante la
confianza para hablar de los temas más profundos? Hablar de lo que me duele, de lo que
no entiendo, de lo que me da miedo, de lo que no supero o simplemente de lo que siento,
hablar con libertad y confianza de mis sueños y deseos.
Construir una relación implica tener claridad respecto a: ¿qué estamos dispuestos a
aceptar? ¿A qué le vamos a decir no para ser claros? ¿Cuáles serán los límites en los que
vamos a interactuar? ¿Qué es lo que no sabemos y necesitamos aprender para
relacionarnos mejor?
Mientras que decir con honestidad gracias o perdón o te amo nos permitirá generar
confianza, profundizar y consolidar nuestros vínculos para construir una relación plena
de pareja, y en esta conexión abrimos el corazón para experimentar el amor, y es el amor
lo que nos da vida, fuerza e impulso.
En el tema de la pareja no hay fórmulas, secretos, métodos, ni varitas mágicas, hay
millones de historias, miles de libros, centenares de estudios y múltiples teorías, pero
cada relación es tan única como las personas a las que involucra. No soy una experta en
el tema, no conozco a nadie que lo sea y por eso me di a la tarea de escuchar a varias
parejas que han construido su relación por décadas y que finalmente han entendido que
la relación es trabajo, esfuerzo, compromiso de dos.
De la misma manera que cuando pones un negocio no te das por vencido y lo cierras a
la primera reclamación de un cliente, o por el primer proveedor que te queda mal, o si es
temporada baja o los tiempos son difíciles, te pones a prueba y aprendes, mejoras,
creces. En una relación nos acompañamos y nos transformamos, pasamos de las
mariposas en el estómago, la chispa en los ojos, el deseo sexual, las risas y aventuras, a
las miradas más profundas y a los abrazos que contienen el alma cuando la vida pasa,
cuando los padres mueren o los hijos se van, cuando el trabajo se pierde o la salud se
acaba, cuando alguno se equivoca y lastima a los demás, cuando se deteriora la
confianza, cuando se pierde el sentido, cuando ni tú te entiendes pero ahí estás, cuando
tomar una mano te hace fuerte, cuando una mirada te da confianza y en un silencio de
complicidad encuentras paz. Mientras podamos conversar nos podremos relacionar,
hacer acuerdos y continuar, porque no somos los mismos cuando empezamos a
relacionarnos que al paso de los años, y es en la conversación donde podremos
reencontrarnos hablando sobre las expectativas de cada uno en cada etapa para construir
86
las promesas que nos dan guía.
En medio de tantas conversaciones e historias que escuché de varias parejas, me di
cuenta de la magia con que nace cada relación; cada una es única. Personas que cruzan
el océano sin imaginar que en un encuentro fortuito se van a enamorar, personas que
esperan dos, tres o hasta cuatro décadas para reencontrarse y amarse sin volver a
soltarse. Y una de las historias que me dejó boquiabierta es la de esta joven pareja:
cuando él tenía apenas 20 años, viajó como parte de su formación de músico a un evento
cruzando más de diez países para, sin imaginarlo, coincidir con una chica estudiante de
música. Se ven, conversan, conectan, se enamoran. Cuarenta y ocho horas después él le
habla a sus padres para pedirles permiso y papeles porque se quiere casar; su madre
cuelga el teléfono ante su locura. Bastaron 15 días de interactuar para regresar juntos a
México y concretar su matrimonio; hoy llevan casi 20 años de casados y son de esas
parejas que con sólo verlas e interactuar con ellas puedes entender de qué se trata amar y
enamorarse una y otra vez de la misma persona que, a fin de cuentas, en cada etapa la
vas descubriendo diferente. Y tal vez esa sea la clave: entender que una relación es
dinámica porque todo y todos vamos cambiando; la fuerza de la relación está en la
adaptación y en la transformación de cada etapa y de cada persona.
Finalmente, una relación no se mide por el tiempo que dura sino por la persona en que
nos transforma, y si tuviéramos que definir de qué se trata toda esta dinámica de las
parejas, creo que una relación es una decisión, es cada día decidir juntos a qué decimos
sí y a qué decimos no. Sin duda, lo que construirá la relación será nuestra capacidad de
conversar, pero sobre todo de ESCUCHAR.
87
E
LA CONVERSACIÓN DEL
ENTUSIASMO
con Estela Salinas
«Sé qué quiero. Sé cómo hacerlo.
Pero no lo hago».
s un tema frecuente en las sesiones de coaching. ¿Cuántas promesas que nos
hicimos volvimos a romper?Es más, si nos exploramos haciendo a un lado
nuestros pretextos con historias filtradas podremos encontrar: ¿qué es aquello
que, de haberlo hecho apasionada y disciplinadamente, hoy ya estaríamos en otro lugar?
¡Sí, eso! Todos lo tenemos claro. ¿Con qué nos ha faltado comprometernos de verdad?
Nos desgastamos más en excusar que en actuar, y la vida se nos va, así como se van
las personas y las oportunidades. Entonces, si ya lo sabemos, ¿por qué no lo hacemos?
¿Qué nos detiene? ¿De qué nos estamos evadiendo? Si somos honestos nuestras
reflexiones pueden llevarnos a emprender acciones definitivas. ¿Cuánto más estamos
dispuestos a perder? ¿Cuánto dolor somos capaces de soportar? Tal vez no ha sido
suficiente. ¡Qué fuerte!
Mi profesión me ha permitido conocer a muchas personas, a todo tipo de personas, y
en este andar me encontré hace poco más de diez años con una mujer espectacular, pues
su entusiasmo es realmente contagioso y sus resultados extraordinarios. Me refiero a
Estela Salinas, reconocida mundialmente como uno de los grandes diamantes en la
industria del mercadeo en redes. Sí, me refiero al multinivel, palabra que a algunos les
saca ronchas, porque la esencia de esos negocios es tan noble que lamentablemente ha
facilitado malas prácticas y algunos fraudes ante la ignorancia y necesidad de la gente.
Sin embargo, Estela tiene muy claro en qué radica el poder de las redes, y parece que su
sentido de urgencia por ser parte de un cambio ante las necesidades del mundo la ha
llevado a demostrar de qué está hecha, al liderar en tres oportunidades enormes
organizaciones internacionales en diferentes circunstancias, obteniendo extraordinarios
resultados en un medio en donde las personas se mueven al «Sé qué quiero! ¡Sé cómo
hacerlo! ¡Hago que suceda!». Ésa es la pequeña gran diferencia de todo en la vida y, en
88
gran medida, todo esto se trata de la chispa que aviva nuestro fuego interno: ¡el
entusiasmo! Porque lo extraordinario sólo puede lograrse con entusiasmo.
Estela es una estudiante ávida, constante, que se ha entrenado con las grandes mentes
de este planeta; siempre está en cursos, leyendo y compartiendo, y si en una palabra
puedo definir a Estela, es ¡entusiasmo!
Estela, ¿cómo has logrado ser tan exi tosa en el ámbi to de ventas multinivel,
al que mucha gente le da la vuelta?
—Porque no sabía que todo mundo le daba la vuelta; parece mentira, pero somos
nosotros y nuestros miedos los que nos frenan, porque esto lo haces con fuerza y al
final la energía más fuerte es la que gana. Yo estaba ilusionada y le creí a la persona
que me lo dijo, y entonces con toda la fuerza lo hablaba, y cuando sentía rechazo me
seguía y pensaba: «Este no entiende nada, cómo es posible que no lo vea». Jamás
pensé que fuera tanta la aversión, yo firmaba porque estaba convencida de lo que
estaba haciendo. Siempre he dicho que si un avión cae en el desierto donde no hay
nada más que pura arena y uno de los sobrevivientes corre con velocidad y
determinación hacia un lugar, todos los demás lo van a seguir; vivimos en un mundo
carente de liderazgo, y si tú vas con fuerza y te arrancas con velocidad la gente te
sigue, cuando ven que los ojos te brillan y que te sientes bien ¡te van a seguir! porque
eso es lo que la gente quiere. Creo que más que rollo mata carita, ahora es el rollo y la
energía de la persona, porque eso se siente, el entusiasmo se contagia y eso gana.
¿Cómo mantienes esa fuerza pese a todo lo que sucede, sobre todo lo que
sucede en el plano personal, lo más emocional?
—¡Por el sueño! Cuando tienes un sueño suficientemente grande nada te para:
cambiar tu vida, ayudar a alguien… Conozco sueños más grandes que otros, pero no te
puedes comparar porque es tu sueño. Hace poco me ofrecieron un millón y medio de
dólares para cambiar mi sueño, y yo dije no. De ese tamaño debe ser tu sueño para
que ni siquiera eso te haga temblar, porque todo es consecuencia de tener tu sueño
bien claro y bien definido, y de ese sueño se genera tu energía; necesitas pensar en eso
y saber qué quieres. Conozco gente que se queda todo un año sin sus fines de semana
esforzándose para hacer que su sueño funcione, ahí ves esa pasión y ese compromiso
cuando hay un sueño, es tener un porqué suficientemente importante, y se te puede ir
la vida de por medio pero ¡no importa! Lo hemos visto en todas esas películas que nos
han inspirado a través de personajes como el de Corazón valiente, Gandhi, Martin
Luther King, todos esos líderes que nos inspiran porque su sueño jala a miles o
millones de personas para pelear por algo. A veces peleamos más por algo para
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beneficiar y ayudar a otro, eso puede ser más fuerte y eso nos mueve más. Los seres
humanos nos movemos bajo dos fuerzas desde que nacemos, el placer y dolor. El sueño
es el placer: ir a París, casarme, tener un hijo, sueños materiales o ideales, pero
también está el antisueño, que es el dolor. Desde que nos levantamos todo lo que
hacemos tiene que ver con el placer y el dolor. Si te pregunto ¿cuánto trabajo podrías
hacer para cumplir tu sueño de ir a París? ¿O cuánto trabajo podrías hacer para que
no te lancen de tu casa la semana que entra? ¡Ah, caray! Eso sí es diferente, el dolor
mete prisa porque no podemos soportarlo mucho, el placer es el que da la dirección.
Si es tan importante, ¿cómo podrían las personas encontrar su sueño?
—Deberían analizar sus dolores y sus placeres; que la gente se siente a pensar, porque
la gente no tiene tiempo ni de eso, no tiene tiempo para pensar, trabaja todos los días.
El fin de semana quiere descansar y evadirse con la TV, con una fiestecita, una
comidita; la mayoría de la gente no es feliz, la mayoría no trabaja en lo que estudió
porque no le alcanza para vivir, entonces no está trabajando porque eso sea su pasión.
Es raro el que siguió su pasión, es raro el que retó a sus padres y les dijo: «¡Pues voy
a tocar el violín!». «Pero es que te vas a morir de hambre». «¡Pues voy a tocar el
violín!». «Pero estás loco». «¡Pues voy a tocar el violín!». O como en otras épocas
terribles, como le sucedió a Paulo Coelho, que hasta choques eléctricos le dieron y lo
metieron a un psiquiátrico, y al final acabó siendo escritor, que era lo que quería ser
desde el momento en que sus padres lo creyeron loco. Es sentarte a pensar, es darte un
espacio de tiempo y decir: ¿qué es lo que siempre quise? ¿Lo que me movió? ¿Lo que
me inspiró? De lo contrario, la gente vive sin pasiones; el mundo está anestesiado, ya
no digo triste, anestesiado, que es peor.
Hoy, a estas alturas, ¿cuál es el sueño de Estela?
—Es muy ambicioso. Mi sueño es cambiar el inconsciente colectivo de este país, que
la gente descubra que es capaz de muchas más cosas de las que cree, que se dé cuenta
de la fuerza que podemos tener como grupo organizado. Por eso amo las redes, porque
reflejan el poder que podemos tener; mi sueño es capitalizar a la mayoría de este país,
porque la clase media se está extinguiendo y eso no puede seguir así, porque nadie
hace nada; mi sueño es despertar en la gente el deseo de ponerse la camiseta, como
pasó con el terremoto, y que México despierte. Creo que el temblor fue la primera
alarma y muchos se despertaron, y me llenó de emoción saber que ese temblor generó
dos emociones: miedo y amor. Mucha gente no salió con la cartera, salió corriendo a
ver si podía ayudar a sacar a alguien, a ver si podía mover una piedra, llevar una
botella de agua, y algunos de mis socios entendieron el valor del dinero al ver que
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teniéndolo hubieran podido ayudar más. Por eso mi sueño es que la gente esté
dispuesta a organizarse, a ayudarse, a cooperar más, no se vale la transa, lo ilegal.
Cuando te enteras de que el producto más robado en los supermercados son las
fórmulas de leche para bebés, ¡te duele el alma! Por eso me emociona lo que hago,
porque sé que nada puede crecer más rápido que una red. Hoy podemos generar un
cambio si entendemos que vivimos en un universo perfecto, todo lo que pasa es por tu
bien, lo que sucedió es para el bien mayor. Abraza tus retosy dificultades porque te
van a convertir en la persona que necesitas ser para cumplir tu misión de vida.
Al escuchar un sueño tan grande, me nace preguntarte: ¿qué te di ría Dios de
todo esto?
—¡Oh! ¿Qué me diría Dios a mí?¿Qué quisiera que me dijera?: «Aguanta, aguanta y
sigue, y levántate y sigue las veces que sea necesario, no claudiques de ese sueño».
Eso me gustaría que me dijera.
Lo que Estela no sabe es que justo esas palabras son las que yo necesitaba escuchar.
Recién levantada de una golpe emocional necesitaba aguantar y seguir nuevamente las
veces que fueran necesarias; lo curioso es que yo tenía casi ocho años sin ver ni saber
nada de Estela Salinas y la busqué a inicios de 2017 para sumarla a estas conversaciones,
pues la había visto impactar muchas vidas con su entusiasmo, mientras ella misma había
aprendido a renacer de las cenizas con majestuosidad. Su respuesta en Facebook fue a
solo unas horas antes de presentar en un gran evento su nuevo proyecto, y no dudé en
lanzarme sin invitación y meterme hasta la cocina. Fue un encuentro fugaz, constructivo
y mágico, pero ella estaba tan ocupada que la entrevista se postergó casi ocho meses,
hasta ser de las últimas de este libro, y en mejor momento no pudo ser.
La etimología de entusiasmo proviene del griego en-theos y significa «tener a Dios
adentro de uno». Los griegos consideraban a la persona entusiasta como uno de los
dioses, a la que guiaban la fuerza y la sabiduría, y a través de su entusiasmo recibía el
don de poder interactuar con la naturaleza y transformarla. En efecto, las personas
entusiastas nos contagian su furor, exaltación y fuerza para movernos a la acción. ¡Sé
qué quiero, sé cómo hacerlo y lo estoy logrando! El entusiasmo nos impulsa de la
persona que somos a la que queremos ser, y sólo cada uno sabe por todo lo que ha
tenido que pasar para llegar a ese lugar, a ese punto, posiblemente con las alas rotas, con
heridas abiertas o algunas cicatrices, varias, en el alma. Tal vez allá afuera hay
demasiados muertos vivientes, gente que renunció a sus sueños y se incomoda al verte
abrazar los tuyos, y aunque se cuelgue de tus alas, aunque tu luz la lastime, aunque te
juzgue y critique, aunque se burle o te señale, ¡no claudiques! Por favor, ¡nunca
91
renuncies a tu grandeza!
Honestamente no planeé —porque nunca planeo las entrevistas, me gusta
flui r en la conversación— la última pregunta que le hice a Estela,
simplemente la sentí tan entusiasmada al ver el bri llo de sus ojos: si para
lograr lo extraordinario hay que estar entusiasmados. La respuesta fue para
todos:
—Aguanta, aguanta y sigue, y levántate y sigue, las veces que sea necesario, no
claudiques de ese sueño.
Yo también necesitaba escucharlo. Y a ti, ¿qué te entusiasma?
92
S
LA CONVERSACIÓN DEL
AMOR
con Alejandro Solalinde
¿Alguna vez te has tomado el tiempo para admirar la grandeza del universo?
u inmensidad, su fuerza, su calma y a la vez todo su movimiento. ¿Y qué somos
nosotros en este universo? Somos uno y somos todo a la vez, almas conectadas
por una esencia que habita en nuestro interior; somos una partícula de amor
agitada, llena de vida, con la capacidad de expandirnos a través de lo que somos,
nuestros talentos, nuestro don, ese regalo que podemos hacerle al mundo. Eso que
amamos hacer es nuestra forma de contribuir; ese amor está adentro de cada uno de
nosotros, está latente en cada célula tratando de colarse en nuestros pensamientos para
proyectarlo en nuestras acciones. Somos lo que hacemos, nos convertimos en lo que
pensamos y nos construimos por medio de lo que conversamos.
La vida sólo puedes recorrerla de dos formas: 1) puedes experimentarla desde el amor;
2) o puedes hacerlo desde el miedo. Desde el miedo te defiendes, no te atreves, te
estancas y te llenas de resentimientos pensando en lo que pudo ser y dejaste perder;
vives a la sombra de supuestos y te sientes insuficiente todo el tiempo; tus dudas
acribillan tus sueños, atropellan tus relaciones; te vuelves tóxico con tanta negatividad;
culpas a los demás y te empiezas a anestesiar entre exceso de trabajo, distracciones,
adicciones y otros cuentos. El miedo es la mayor enfermedad de esta sociedad y te
impide soñar; el miedo puede arrastrarte a renunciar a ti mismo. ¿Y cómo carajos vas a
vivir sin ti? Con tanto miedo sólo te vas a empezar a morir un poquito cada día entre
excusas, mentiras y rutinas.
La otra forma de experimentar la vida es hacerlo desde el amor. Ahí tienes la
capacidad de contemplar la belleza del silencio y, a través de su majestuosidad, escuchar
a tu corazón desde lo más dulce y sutil hasta la fuerza de un tambor que late como si
quisiera, en su rítmico estruendo, despertarte a la vida; cada latido es una invitación para
que, a pesar de todo, te levantes con la frente en alto, porque lo has intentado y sabes
que en cada intento estás más cerca. Vivir desde el amor es dar lo mejor de ti, es creer,
93
crear, compartir, apoyar, inspirar, reconocer, entregar, servir, escuchar, conversar. Son
tan honestas las palabras que salen desde el corazón que aun cuando se trate de un
legítimo reclamo, nuestra comunicación construye y transforma. Vivir desde el amor no
es un cuento de hadas, no es la vida color de rosa, es confiar en el fluir de experimentar
cada momento y saber que todo puede pasar, que la gente llega y también se va, que
nada nos pertenece y sólo somos dueños de nuestras decisiones, confiando en que cada
una nos lleve a una evolución, aunque a veces éstas puedan ser dolorosas. Sabemos que
la vida está hecha de matices, que transitamos entre subidas y bajadas, días de lluvia y de
sol, entre algunos terremotos y tormentas, metafóricas o literales, pero en el amor sientes
esa fuerza interna, esa luz que te conecta para percibir a los demás, descubrir sonrisas
debajo de una lágrima, tomar una mano cuando alguien siente que ya no puede más, dar
un abrazo abriendo la vulnerabilidad. El amor es acompañar y estar ahí; simplemente
estar cuando alguien te necesita.
Vivir desde el amor es lo mejor que podemos decidir para enfrentar con sensibilidad y
fortaleza todo lo que pueda pasar, tal como lo ha hecho, honrando esta palabra,
Alejandro Solalinde Guerra, incansable defensor de los derechos humanos y bandera de
los derechos de los inmigrantes, fundador de Hermanos en el Camino. Por hacer
conciencia sobre los actos de abuso y crímenes de lesa humanidad que tantas veces ha
condenado públicamente, el padre Solalinde ha recibido múltiples amenazas por su
extraordinaria labor humanitaria, lo que lo llevó a un exilio de dos meses, para regresar a
nuestro país más convencido que nunca de la libertad que nos da hablar con la verdad,
señalando a las autoridades por su negligencia y enfrentando a los cárteles del crimen al
denunciar sus aberraciones. Para él no se puede dejar una misión de vida una vez que la
descubres, no puedes hacer otra cosa cuando cobras conciencia de ser un discípulo de
Jesús, de ser misionero y estar del lado de las víctimas, de la gente que sufre, y en ese
acompañamiento reconoce que en vez de experimentar el miedo, lo que hay es dolor ante
los abusos e injusticias. Le preocupan las personas que se ciegan al poner por encima de
todo el dinero y sólo trabajan para eso; se nos olvida que somos hermanos, y que esto es
como una telaraña, lo que sucede en un lugar nos cimbra a todos los demás, porque todo
nos acaba afectando a todos. Escuchándolo hablar con tanta conciencia y congruencia
sentí que su respuesta podría enriquecer esta conversación sobre el amor, empezando
por su definición:
Padre Alejandro, ¿qué es el amor?
—Para mí el amor es entregar la vida a los demás, el amor es dar todo lo que uno
tiene por los demás, ése es el amor desinteresado.
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Si sólo el amor puede salvarnos, ¿cómo podríamos regresar a él?
—Con Jesús no hay otro camino. Jesús es el amor, es la vida, es un modelo de fe, y
para mí no hay nadie que nos enseñe el amor incluyente como Él.
¿Entonces nuestra conversación más poderosa sería con Jesús?
—Sí, porquesi tienes una conversación con Él la tienes con los demás; si la tienes con
los demás, la tienes con Jesús, porque Jesús está encarnado en todos.
¿Cómo puedo tener una conversación con Jesús todos los días?
—Primero con el Evangelio, luego tratando de descubrirlo a Él en todos los prójimos
que hablen contigo.
¿Y cuál sería su mensaje para la humanidad?
—¡Que se amen! Que valemos mucho, que seamos hermanos, que hay un solo Dios, ese
Dios es Padre-Madre de todos.
Hablar del amor puede ser una eterna conversación entre todos los puntos de vista. Le
pregunté a muchos de mis entrevistados su definición, y palabras más, palabras menos,
todos coincidieron en experimentarlo como la fuerza más grande, el motor, el motivo, la
entrega. La definición del padre Solalinde viene desde su congruencia como una
invitación a que seamos ese amor incluyente, y esto me remite al mandamiento de
«Amar al prójimo como a ti mismo». El problema es que nos toma tiempo aprender a
amarnos, respetarnos y tratarnos bien; sin embargo, en eso estamos, aprendiendo a
descubrirnos, a valorar lo que somos y aumentar al máximo nuestra capacidad de amar
para entregarnos. En lo personal coincido con el padre Alejandro, Jesús ha sido mi
maestro, mi conexión al amor como fortaleza; creo que al vivir así la vida se hace un
viaje más amable, se expande y se enriquece a través del amor.
La etimología de amor hace referencia a la raíz indoeuropea amma, como la forma en
que un niño llama a su madre, más el sufijo or, que se utiliza para nombrar efectos como
en calor, dolor, fervor, etcétera. Así, el resultado es el amor.
¿En este mundo hay algo más grande que el amor de una madre?
Cuando buscaba la etimología anterior, esto llamó mi atención: Hay una teoría sobre la
etimología de la palabra amor, que es una palabra compuesta del latín, donde a significa
«sin» y mor es una contracción de la palabra mortem, que significa «muerte»; entonces
amor quiere decir «sin muerte», por lo tanto, el amor es eternidad.
Creo que el amor es vida, fuerza, creación, expansión, servicio, generosidad,
95
movimiento, transformación, pasión, y todos somos una agitada partícula de amor
entramándonos en este infinito universo. Si el amor nos une, nos sana, nos salva, ¡por
Dios!, hablemos de amor, declaremos amor sin miedo y AMEMOS lo que somos y lo que
hacemos. No te guardes el amor, ¡demuéstralo! ¡Dilo! Amar a alguien y no decirlo es
como envolver un regalo y no entregarlo. ¡Di más seguido TE AMO! ¡Yo amo escribir para
compartir! ¡Amo que estés leyendo esto!
Amor eres tú, amor soy yo, amor se conjuga mejor entre nosotros.
96
D
LA CONVERSACIÓN DEL
CEREBRO
con Eduardo Calixto
Hablar del cerebro humano para mí es un tema que resulta sorprendente y
apasionante.
escribirlo desde la parte biológica y anatómica nos extendería demasiado, así
que nos enfocaremos en ver qué es lo que pasa en el cerebro humano cuando
hablamos, y cuál es el impacto que tienen nuestras conversaciones en nuestros
neurotransmisores. Para documentarlo recurrí a uno de los investigadores más
destacados del tema en nuestro país, el doctor Eduardo Calixto, médico cirujano con
maestría y doctorado en Neurofisiología en la UNAM y posdoctorado en Fisiología
Cerebral por la Universidad de Pittsburgh. Eduardo también es conferencista y autor de
tres libros; su estilo personal de presentar la información científica en forma amena y
sencilla de entender para quienes no somos expertos en estos temas lo ha situado como
una figura pública y mediática. Después de dos horas de tráfico denso en la Ciudad de
México me encuentro en primera fila para disfrutar la conferencia Las maravillas del
cerebro del doctor Eduardo Calixto.
Entre los datos que llamaron mi atención con respecto a nuestra capacidad de
comunicación, están las diferencias que existen en la conversación según nuestro sexo,
empezando por el promedio de palabras al día que, en el caso de los hombres, es de 12
000 a 15 000, y en el caso de las mujeres la cifra prácticamente se duplica con un
promedio de 25 000 a 32 000 palabras diarias. Los hombres son más prácticos y
monosilábicos en su comunicación, mientras que las mujeres amplían su conversación
con más detalles en las descripciones, emociones, recuerdos y sensaciones. Además, las
mujeres podemos tener ¡hasta 30% más memoria por el tamaño de nuestro hipocampo!
Ahora, caballeros, pueden comprender por qué no se nos va ningún detalle, mucho
menos las fechas de aniversario.
Nuestra función neuronal también reporta cambios importantes de acuerdo con los
horarios en los que conversamos, y cuando se trata de tomar decisiones importantes o
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requerimos de una mayor atención de nuestro interlocutor. Podemos considerar el
horario entre las 10:00 am y las 12:00 del día como el más adecuado, ya que nuestro
cerebro durante un día toma un promedio de 250 a 2 500 decisiones, según nuestra edad,
circunstancias y ocupación, por lo que en la noche podríamos estar cansados o menos
atentos a los detalles de una conversación trascendente. Por otra parte, como mamíferos,
nuestras neuronas espejo nos facilitan empatizar para poder conversar con más
confianza, así como parafrasear en ocasiones con nuestro interlocutor, tomar decisiones
y construir acuerdos.
Uno de los datos más interesantes es que 75% de la información que nos lleva a tomar
nuestras decisiones son sólo interpretaciones personales influidas por nuestros estados de
ánimo, y de eso dependen nuestros resultados; por eso, es importante reconocer que el
cerebro tiende a manejar nuestras hipótesis siempre a nuestro favor y, desde esta
perspectiva, nosotros nunca nos equivocamos y siempre buscamos tener la razón, al
grado de caer a veces en la obsesión. Así, el cerebro construye historias que no son
ciertas, utilizando la memoria selectiva sólo con lo que nos conviene de esa historia; lo
malo lo negamos o lo hacemos a un lado, así nos justificamos, nos excusamos y nos
repetimos en experiencias negativas, incluso en conductas adictivas o destructivas, como
las relaciones tóxicas. Por eso, nos convertimos en las historias que nos contamos, y a
veces nos contamos historias de terror con la ilusión de tener todo bajo control.
Considerando lo anterior, conversar puede ser muy saludable para exponer puntos de
vista diferentes, o para hacer catarsis y sentir que nos quitamos un peso de encima;
conversar nos permite escucharnos y tener más claridad sobre lo que estamos pensando,
así generamos buenos niveles de serotonina, endorfinas, y si contamos con una buena
red de contención social, también generamos oxitocina para sentirnos comprendidos y
aceptados.
Al terminar la conferencia tuve la oportunidad de entrevistar al doctor Calixto,
buscando ampliar mi tema.
Eduardo, ¿qué pasa en el cerebro cuando conversamos?
—Depende, si la conversación es entre hombre y hombre o mujer con mujer, depende
del contexto y el motivo en que se encuadra, pero todo este proceso permite una gran
adaptación de redes neuronales que a su vez permite la interpretación de estos
mecanismos de integración. Hoy reconocemos que la mayoría de estos eventos indican
que las personas que se motivan, que tienen mayor capacidad emotiva, tienen un
mayor número de axones de terminales nerviosas de comunicación entre el área
auditiva primaria y el sistema límbico, específicamente con la amígdala y el
hipotálamo. Y esto, ¿qué implica? Que las personas sean más sensibles y que el hecho
98
de estar hablando, por ejemplo, en las primeras etapas de la vida, nos permite
conexiones neuronales; la voz de la mamá, la voz de su entorno social, permite esa
posibilidad de comunicación. De este modo, se conecta más al cerebro y, por otro
lado, se permite una capacidad neuroquímica de integrar la información y abrir los
procesos memorísticos. Cuando las personas nos hablan y lo hacen con emociones
tanto positivas como negativas, nos generan cambios neuroquímicos para poner más
atención; entonces, lo que estamos viendo es que el estado neuroquímico también se
transforma de acuerdo conlos niveles de atención; cuando una persona tiene una
disonancia cognitiva, que quiere decir que pone más atención en algo, incrementa la
activación de redes neuronales a 300 milisegundos de haberse dado el estímulo, y esto,
en una comunicación con alguien permite cambios en la liberación de
neurotransmisores y una mayor activación de las redes neuronales.
¿Y qué pasa con las personas que lamentablemente nacen sin la capacidad
de hablar?
—Lo modifican con otros mecanismos para adaptar sus sistemas; por ejemplo, los
procesos táctiles u olfativos son mayores en estas personas que tratan de compensar en
su cerebro con este procesamiento y, en consecuencia, se van modificando estas áreas.
Considerando toda la información que sabes del cerebro humano, ¿cuál es la
recomendación que nos podrías dar?
—¡Vivan la experiencia! Es emotivo vivir, es emocionante vivir, vale la pena
integrarse a este mundo y adaptarlo, tratemos de ser felices siempre.
Hablar sobre el cerebro con Eduardo serían interesantes conversaciones de horas y horas
para adentrarnos en un enigmático mundo que sigue sorprendiendo en forma constante a
la ciencia, y tal vez nunca terminaremos de descubrir nuestras capacidades. Por lo
pronto, estas aportaciones me sirven para reforzar el impacto que tiene en nosotros la
historia que nos contamos, incluso para modificar nuestra química cerebral, entendiendo
por qué generamos patrones de conducta o adicciones para seguir contándonos nuestras
excusas, y es ahí donde necesitamos la intervención de alguien con preparación para
ofrecernos una mirada más amplia que nos lleve a otro enfoque, a otro nivel de
conversación y, por ende, a otros resultados. Durante la conferencia, Eduardo también
mencionó algunas sugerencias científicas para mantener nuestra salud mental, entre ellas:
ROMPER nuestras rutinas haciendo pequeños cambios frecuentes.
ALIMENTARNOS saludablemente, sobre todo con proteínas que pueden ser
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de origen vegetal o animal, así como el consumo de flavonoides, antioxidantes
y omegas.
DORMIR de acuerdo a los ritmos circadianos, principalmente de 1:00 a 3:00 am
con profundidad.
PRACTICAR meditación y técnicas de respiración.
HACER ejercicio con frecuencia, mantener el cuerpo en movimiento.
MANTENER el contacto físico, conversación social y procurar el buen humor.
Estas actividades intervienen en el equilibrio de nuestros neurotransmisores, y al lograrlo
podremos construir en forma más consciente y constructiva nuestras conversaciones con
los demás, pero sobre todo con nosotros mismos.
La etimología de cerebro es cerebrum que, de acuerdo con la composición de sus
raíces, se refiere a «lo que lleva la cabeza», y con esta definición llegan a mi mente miles
de cosas tanto complejas como sencillas, pues cada quien va por la vida cargando su
propio mundo en la cabeza. Entonces, de acuerdo con nuestras interpretaciones, ¿de qué
historias estamos hechos?
El escritor veracruzano Rafael Delgado dice: «El cerebro es un océano siempre
agitado, con frecuencia tempestuoso, cuyas olas arrojan implacables hacia las playas del
olvido los despojos del pasado». ¿Y si pudiéramos manipular esos despojos del pasado?
Decidir qué se queda en la memoria y qué borramos, de eso se trata Eternal Sunshine of
The Spotless Mind (Eterno resplandor de una mente sin recuerdos), una de mis películas
favoritas, con un extraordinario elenco.
¿Algún día seremos capaces de eliminar del cerebro todo nuestro bagaje emocional?
¿Quiénes seríamos sin todas estas experiencias?
Con los avances científicos hoy sabemos de la vital conexión que hay entre las
neuronas del cerebro, las neuronas del intestino y las neuronas del corazón; es
impresionante cómo nos impactamos a través de nuestras palabras creando la realidad de
nuestro cuerpo en una conversación privada, de la misma forma en que vamos creando
la realidad al conversar con los demás, y cito aquí al gran maestro, biólogo y filósofo
Humberto Maturana: «En el conversar construimos nuestra realidad con el otro. No es
una cosa abstracta. El conversar es un modo particular de vivir juntos en coordinaciones
del hacer y el emocionar. Por eso el conversar es constructor de realidades. Al operar en
el lenguaje cambia nuestra fisiología. Por eso nos podemos herir o acariciar con las
palabras».
Nuestro cerebro opera en el infinito de la posibilidad, por eso nútrelo, rétalo, explora su
100
capacidad, llénalo de vida, de experiencias emocionantes, de conocimientos, de la
enriquecedora interacción con los demás, pero sobre todo cuida lo que sea que te estés
diciendo, porque en eso te estás convirtiendo.
101
S
LA CONVERSACIÓN DEL
TERREMOTO
con Carlos Cienfuegos
19/09/2017
eptiembre 19 de 2017, 13:14 horas, mi conversación con una amiga se
interrumpe cuando alguien en tono nervioso exclama: «¡Está temblando!».
Estamos en el tercer piso de un edificio en Veracruz, donde el temblor se sintió
con menor intensidad que en el centro del país. El edificio es desalojado por completo
con rapidez; mi amiga y yo somos las últimas en salir cuando el temblor termina; parece
que ambas tenemos nervios de acero y cabeza fría ante las emergencias. Mientras
bajábamos las escaleras, le dije: «Lo que me está preocupando es saber cuál fue el
epicentro, porque este sismo ya duró mucho tiempo». Segundos después llegó la
información: 7.1 grados con epicentro en Morelos; mi corazón se agitó pensando en la
Ciudad de México; apenas la noche del 7 de septiembre un terremoto de 8.2 grados en
Chiapas había sacudido medio país con numerosas víctimas. La sensación de temor aún
persistía entre los que habíamos experimentado esa sacudida; además, no lo podíamos
creer, parecía una broma del destino un terremoto nuevamente el 19 de septiembre, justo
al conmemorar a las víctimas del 85.
De inmediato llamé a mi familia para saber si estaban bien; minutos después las líneas
se colapsaron y las redes sociales se saturaron de información; cientos de videos y miles
de fotos circularon mostrando la tragedia y el dolor. Desde las altas torres ejecutivas se
veían las nubes de polvo por el derrumbe de casas y edificios, así como las columnas de
humo por a las explosiones de gas. Algunas escenas parecían zonas de guerra. No podía
soltar mi celular ante la cantidad de mensajes, de avisos de precaución, de solicitudes de
ayuda, y mientras tanto mis amigos me preguntaban si estaba bien, pues se suponía que
esa semana yo debería haber estado en la Ciudad de México, y finalmente acabé
cambiando mi fecha de regreso tres veces; todos me dijeron: «Si no te urge estar aquí,
¡no vengas!».
El 19 de septiembre se sintió el miedo ante lo desconocido, el dolor ante la pérdida
102
propia o la de otros, pero sobre todo ese día sentimos en el corazón el amor por la vida,
esas ganas de ayudar a como dé lugar, esa intención de entregar lo que podemos para
ponerlo al servicio de los demás: nuestro tiempo, trabajo, recursos, conocimiento, fuerza,
talento, palabras o abrazos para contener a alguien más; queríamos colaborar de
cualquier forma. Ese día este país le dio una lección al mundo, pero sobre todo a
nosotros mismos: el 19 de septiembre no nos importaron la posición económica ni la
religión, la profesión, la apariencia o las preferencias; ese día, y varios días más, México
latió en un solo corazón y nos descubrimos como fuerza cívica, como hermandad, como
potencia; miles de historias nos regresaron la esperanza de que somos millones los seres
humanos que creemos en la honestidad, la solidaridad y generosidad, miles de actos de
bondad nos mantuvieron de pie ante la tragedia.
Por supuesto que también hubo enojo cuando veías los abusos de algunos
aprovechándose de la situación; es insoportable encontrar el cáncer de la corrupción
filtrado hasta los cimientos de este país, pues una a una fueron saliendo a la luz todas las
irregularidades en el tema de construcción y mantenimiento de las estructuras que se
derrumbaron, las pérdidas de patrimonio y las muertes de cientos de personas que
mostraron la incompetencia de muchasautoridades. La agitada metrópoli lucía triste,
sola, apagada; el frío se sentía sin que el invierno hubiera llegado; la vida nocturna
desapareció y los domingos familiares se vivieron en las casas a puerta cerrada. Creo que
necesitábamos, como familias, vernos entre nosotros, escucharnos, acompañarnos y
conversarlo para procesarlo. Volvimos poco a poco a la cotidianidad, y en cualquier lugar
donde interactuábamos, nos hacíamos las mismas preguntas entre conocidos o
desconocidos: ¿Dónde estabas ese día? ¿Qué estabas haciendo? ¿Cómo reaccionaste?
Pasamos casi un mes con esta conversación que, en sus primeros días, se acompañaba
de ojos húmedos o voz cortada, esa vibración que se escucha cuando las emociones
pasan por la garganta; así lo hablamos una y otra vez. Escuché tantos relatos, recorrí las
zonas afectadas y me senté frente a varios de los edificios caídos o colapsados en los que
asomaban aún las pertenencias de sus habitantes, se veían veladoras encendidas, flores,
coronas y mensajes de adiós junto a las cintas de «Peligro-Acceso Restringido». Éstas
eran la constante y, créanme, no había forma de no sentir el dolor y la nostalgia, las
lágrimas se me salían mientras observaba los detalles y pensaba que el 19 de septiembre
alguien salió de su casa y nunca más regresó, o alguien regresó ese día a su casa y ya no
la encontró. ¿Se habrá despedido? ¿Habrá dado un beso o un abrazo antes de partir?
¿Cuál fue su última conversación en esta casa? Y así pasa, ¿no creen? Un buen día nos
sacude la vida y nos cambia la jugada.
¿Qué fue lo último que esas personas pensaron antes de morir? ¿Para quién fue su
último suspiro?
103
¿Cómo hacer que más personas reflexionen en estas historias? ¿Cómo podríamos
evitar más tragedias? Yo estaba en la redacción de mis últimos capítulos para finalizar el
libro, y entre tantas historias y conversaciones sentí que ésta no podía quedar afuera,
pero ¿cómo narrarla desde las entrañas? Después de hablar con varios protagonistas del
terremoto entre sobrevivientes, voluntarios, rescatistas, sólo tenía un nombre en mi
cabeza: los Topos, esos héroes anónimos. Casualmente (y nada es casualidad), al día
siguiente conocí a Sergio, uno de los integrantes de esta organización, que es novio de
una amiga; él me compartió todo el esfuerzo, la organización y la preparación física,
mental y emocional que lleva este entrenamiento, pues bajar a las entrañas de las
estructuras colapsadas entre la incertidumbre, el drama y la oscuridad, actuando contra el
reloj, requiere de un gran temple, preparación, experiencia y enfoque:
—Cuando los encontramos con vida para rescatarlos es una emoción que no puedes
imaginar, pero a veces mueren al momento del rescate; parece que sólo esperaban no
sentirse solos para dar el último aliento. En otras ocasiones se trata de rescatar el
cuerpo que tal vez falleció al momento del evento; dos o tres días después los cuerpos
se hinchan y es complicado extraerlos. El hedor de la muerte te penetra y se te
impregna, son situaciones muy difíciles de manejar; en esos momentos sólo puedes ser
fuerte y resolver, pero por supuesto, cuando termina el rescate lloras entre tantas
emociones, todo lo que se vivió necesita ser procesado, al final sólo somos seres
humanos.
Sergio me tenía impresionada con tantas historias, pero me dijo: «Si la información es
para tu libro, a quien debes entrevistar es a Carlos Cienfuegos, el fundador y presidente
de los Topos; cuando hay una tragedia en cualquier parte el mundo lo buscan para hacer
rescates, él es el experto y un líder muy ético». Mis ojos brillaron ante la oportunidad, y
así, entre agendas y peripecias, llegué a la casa de Carlos Cienfuegos.
Carlos, ¿en qué momento de tu vida decidiste dedicarte al rescate?
—Mi papá trabajaba en la Cruz Roja desde antes de que yo naciera, así que de niño a
veces lo acompañaba en la ambulancia y pude participar ayudando por primera vez en
un parto cuando apenas tenía 9 años; oficialmente soy parte de la Cruz Roja desde
1972, he tenido mucha capacitación en diversos tipos de rescates y para mí es un
estilo de vida.
¿Qué te dices a ti mismo al sali r a ayudar en di ferentes desastres en el
mundo, dejar a tu fami lia y poner en riesgo tu vida?
104
—Me digo que voy a morir una sola vez. Hay gente que se la pasa de lunes a viernes
en su oficina y el fin de semana tirado en el sillón viendo el futbol tomándose una
cerveza. El lunes regresa otra vez a su oficina, y toda la vida se la pasa así, sin hacer
nada, hasta que se muere infartado en el sillón; y ¿qué hizo por alguien más? ¿Qué
hizo por la comunidad? ¿A cuánta gente ayudó? Si vienes al mundo, vienes una sola
vez, y si vienes a hacer absolutamente nada, ¿a qué fregados vienes? La mayoría de la
población así es, vive en una monotonía increíble.
Cuando llegas al desastre están las emociones de toda la gente, hay un
drama, ¿cómo se le hace para tener temple y entrar a hacer la labor?
—Lo más difícil es cuando hay sobrevivientes. Con la última víctima de los
multifamiliares de Tlalpan y Taxqueña nos tardamos 15 horas en sacarla; no hubo
tanto problema porque ya había muerto; en cambio, en el terremoto de Haití
encontramos a la directora de la universidad con vida, y con ella me tardé 24 horas en
sacarla; y a un profesor tardé 48 horas en sacarlo porque estaba malherido, y no es lo
mismo manejar un cadáver que manejar a un vivo. Te pongo un ejemplo y no te digo
qué institución de gobierno. Estábamos en la labor de rescate de Haití y de repente me
dijeron: «Ya vámonos, ya es hora de regresarnos», y yo les dije: «Espérenme tantito
que tengo a una persona viva, consciente y atrapada, no me puedo ir». Me
contestaron: «No, dile que mañana regresamos». ¡Imagínate la mentalidad! Cuando me
tardé 48 horas en rescatar al profesor, me quedé un rato dormido junto a él con la losa
a un lado por el cansancio, pero no puedes abandonar a una víctima hasta que la
sacas.
Cuando llegas adonde hay personas y están vivas, ¿qué les dices para
calmarlas?
—Que no las voy a abandonar, cueste lo que cueste.
Y cuando las personas están en esa si tuación, ¿qué suelen decir? ¿Qué
suelen pensar?
—El ser humano cuando está atrapado, cuando está en peligro, puede perder el control
pero no puede salir corriendo; yo los tranquilizo y les doy esperanza de vida.
¿Te ha tocado estar con alguien y verlo parti r?
—En el terremoto del 85 hubo algo que me marcó, y creo que fue por lo que me
dediqué a esto. Yo vivía en Villa de Cortés y fui caminando para ayudar con mi
105
mochilita y un pequeño botiquín y cuerdas, porque yo era parte del Rescate de Alta
Montaña de la Cruz Roja. Pude sacar a todas las costureras que salieron vivas de la
fábrica de Topeka, yo las saqué, menos a tres, entre ellas a una señora que estaba
embarazada, y fue por falta de equipo; estaba atrapada entre un cuerpo, concreto y
varillas, y yo no tenía ni con qué cortar; en pocas palabras, para llegar a ella y
sacarla tenía que cortar un cadáver para recuperar a una persona viva. Entonces,
cuando voy a bajar ella me dice: «¡No, no me dejes!», y yo le decía: «No tengo cómo
sacarte, pero no te voy a dejar, te juro, te prometo que regreso». Me agarró de la mano
y le puse un suero para que se lo tomara y la convencí. Todavía me quedé un buen rato
con ella. Cuando salí encontré una camioneta del Ejército que traía herramienta y pedí
hablar a solas con el capitán para explicarle que tenía a dos señoras atrapadas y una
estaba embarazada. En eso nos escuchó el esposo, que dijo: «Es mi esposa la que está
embarazada», y le pedí que nos aguantara tantito; me llevé al capitán para explicarle
que tendría que cortar un cuerpo para rescatar a más personas. Me dijo: «¿Cómo
crees? ¡Vamos al Ministerio Público para que te den autorización!». No te la voy a
hacer larga, se me hizo eterno, ¡eterno! Y después de horas de tenerme ahí, me dijeron:
«Sí, hazlo, pero no se lo digas a nadie». Cuando me regresaron al lugar había
sucedido un colapso y ellas murieron. ¿Te imaginas lo que se siente? Por no tener una
malditasegueta o cualquier cosa, ¡no la tenía!
Estás en constante contacto con el dolor en cada tragedia, ¿cómo lo
manejas?
—Dicen que te acostumbras. Una cosa que aprendí en el tsunami de Indonesia, donde
sacábamos un camión Torton de los más grandes lleno de cadáveres todos los días, fue
que con toda esa carga emocional la gente se empieza a pelear, empieza a haber
problemas entre los grupos porque de alguna forma tienen que expresarlo, y si yo les
pregunto: «¿Cómo están?», me dicen «Todo está bien, yo soy bien macho, no me pasa
nada». Así es que lo que empecé a hacer cada noche fue pedirles que se pusieran a
escribir lo que habían sentido en el día. Entonces, ya en la soledad se ponían a
escribir y a sacar la realidad; la gente empieza a expresar realmente lo que siente,
porque si les preguntas todos quieren hacerse los clásicos machos mexicanos y lo que
realmente hace falta es que la gente libere lo que está sintiendo en esos momentos.
¿Y qué es lo que normalmente se siente?
—A mí los que me duelen son los niños; me ha tocado rescatar niños, y eso sí es difícil.
(Hace una pausa, su voz se quiebra, sus ojos vibran y sus labios se aprietan, mientras
contiene la emoción y guarda las lágrimas que apenas se asoman). Eso es muy difícil,
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más cuando están muertos, para mí es muy difícil porque me acuerdo de mis nietos.
¡Y aun con todo esto, tú lo haces!
—¡Sí, claro! Alguien lo tiene que hacer, los grupos de rescate internacional no tocan
ningún cadáver y nosotros sí recuperamos hasta la ultima víctima, no hay mayor
desesperación para una familia que tener a alguien desaparecido, un hijo perdido o lo
que sea. No descansas hasta que tienes el cuerpo y le das sepultura, de la religión que
sea, por eso nosotros no nos vamos del lugar hasta que rescatamos a la última víctima,
así descansan ellos y descansamos nosotros.
¿Y el miedo te murmura, se te acerca? ¿Cómo lo manejas?
—He estado tantas veces a punto de morir, ¡que ni te imaginas! Sé que alguien allá me
está cuidando y el día que me digan hasta aquí llegas, me voy a morir contento. He
tenido varios conatos de accidente. En Haití me cayó una losa mientras recuperaba a
una víctima, la losa cayó en mi tobillo, tengo una placa con ocho tornillos, es cosa de
suerte; en otro rescate estaba con mi hija entre las losas, y de repente empezó una
réplica y nos cayó una losa, tuvimos que quitarnos el casco para poder salir de ahí.
Me acuerdo que cuando empezó metí la cabeza de mi hija en medio de las piernas y
nos tiramos al suelo esperando a ver qué pasaba, lo peor que puedes hacer es salir
corriendo, porque te puede caer algo encima, hay que esperar y esperar, es lo mejor; el
día que te toque, te va a tocar y vas a morir feliz.
¿Cómo fue para ti el terremoto de este 19 de septiembre?
—Yo viajé el 2 de septiembre a Texas para apoyar con lo del huracán Harvey, después
fuimos a colaborar en Miami ante el impacto del huracán Irma, organizando como
refugio un hotel de cinco estrellas que estaba diseñado para soportar el impacto de
huracanes categoría 5. Ahí pusimos a salvo a 4 000 personas; cuando pasó el huracán
apoyamos a la comunidad mexicana y afortunadamente no hubo víctimas. Estábamos
en esa labor cuando sucedió el terremoto en México e inmediatamente nos trasladamos
a Orlando para tomar el primer vuelo al país. Cuando llegamos ya nos estaban
esperando y nos fuimos directamente al lugar de los desastres, aunque desde el
momento en que ocurrió el terremoto mi grupo, que había estado horas antes
participando en los simulacros, ya estaba rescatando y evacuando, coordinándose con
la gente porque nuevamente volvió a verse que la gente es la que se organiza para
ayudar, porque el gobierno no puede. El tema de la protección civil ha sido una
basura, y lo digo con todo respeto, porque sí hay gente buena en protección civil, pero
107
el problema es que esto ha funcionado así: si tú te haces alcaldesa o gobernadora y 20
personas te apoyaron trabajando contigo en la campaña, después las vas a seleccionar
en tu cabildo, y entonces les preguntas: «¿Tú qué eres?». Si es licenciado, lo mandas
al jurídico, al contador lo mandas de tesorero y cuando la pregunta es: «¿Tú qué sabes
hacer?», y te dicen que nada, «¡Ah!, entonces tú vete para protección civil». Y esto
sucede a nivel estatal, municipal y federal cada tres o cada seis años. ¡Queremos tapar
el sol con un dedo! Eso sí, México es el país número uno en simulacros, nos salen
padrísimos, sacamos a la gente caminando como ganado, pero eso no es protección
civil. Ya vimos lo que pasó con la guardería ABC, que supuestamente tenía todos los
permisos; se fijan en que esté todo bien bonito pero no se fijan en lo que hay alrededor,
no vieron los riesgos externos, pero te cobran un billete para darte la autorización. Lo
vimos en el hospital infantil de Cuajimalpa, donde hubo un incendio que también dejó
muertos. Empezamos a ver en las redes sociales la fuga y desde Chalco nos fuimos
para allá. Ellos tuvieron de 15 a 20 minutos para evacuar. ¿Por qué no evacuaron?
¡Eso sí, muy buenos en los simulacros! Siempre vemos lo mismo en las oficinas,
escuelas y empresas, tardan de 5 a 15 minutos para evacuar, y a partir de que suena la
alerta sísmica se supone que sólo tienes como 50 segundos para evacuar. Si en
realidad tiembla, esto va a agarrar a la gente en las escaleras, y las escaleras se
colapsan, es una estupidez lo que se le ha enseñado a la gente, y si te fijas en los
edificios, señalizan las áreas de menor riesgo debajo de las columnas, pero ¿por qué
se cae un edificio? Porque los elementos estructurales no funcionaron y justo ahí
ponen a la gente, debajo de lo que va a matarlos, no en el espacio vital; son una gran
cantidad de tonterías que hemos hecho; ya vimos lo que pasó en el 85, y con los planes
y programas de protección civil en caso de terremoto, pero lo que se cae, se cae porque
está mal hecho y esto es un problema grave con las escuelas y los edificios.
Las cosas se caen por dos causas: por la corrupción o por la pobreza, y
cuando hay pobreza suele haber corrupción.
Muchas personas se quedaron sin trabajo o sin un lugar para vivir y otra vez quieren
distraernos para que lo olvidemos.
Carlos, debido a este problema que tenemos en el país, nosotros, como
ciudadanos, ¿qué podemos hacer para desarrollar una cultura de protección
civi l?
—De entrada, no donen nada, no donen dinero a ninguna institución, si quieren
ayudar a alguien organícense y vayan directamente a la comunidad a dejar la ayuda en
108
dinero o en especie. ¿Saben cuántos millones en donaciones dieron a México otros
países y empresas? Millones y millones, pero cada desastre ha servido para hacer ricos
a una bola de desgraciados rateros, en muchas instituciones reciben el manejo de
donaciones y hacen deducción de impuestos, pero el dinero no llega adonde tiene que
llegar, y esto se vuelve un círculo vicioso de corrupción, todos lo saben, todos lo vemos
y nadie hace nada. Todos los países que esta vez donaron, si te pones a hacer cuentas
fueron millones y ¿qué está haciendo el gobierno? ¡Va a dar microcréditos!
¿Microcréditos? ¡Maldito ratero! ¡Por el amor de Dios! El dinero no te lo dieron a ti,
te lo dieron para que hicieras casas y se las regalaras, para eso son todas esas
donaciones, no para que se las quedaran, eso es un crimen y lo hicieron también en el
85. Necesitamos capacitarnos e informarnos para poder cambiar las cosas en este
país, como he visto que lo hacen en otros países donde arrancan el problema de raíz.
¿Qué se necesi ta para pertenecer a los Topos?
—Primero que nada ser honrado, porque si te cachamos robando herramienta, cosas
de los compañeros o aprovechándote de la gente en desgracia te vamos a llevar al
Ministerio Público para meterte a la cárcel, porque no se vale. Después, ver tu
compromiso con la capacitación continua, pues tienes que ganarte el derecho a asistir
a los rescates por tu preparación. Debes aprender a desprenderte de todo, incluso de tu
familia, porque hasta que no se recupera la última víctimano podemos abandonar el
desastre. Es mucha capacitación diversa; nosotros no cobramos ni pedimos donativos.
Ahora hay otras asociaciones que hacen grupitos y se hacen llamar topos para pedir
donativos; nosotros, TOPOS USAR BREC, hemos ido estructurando nuestros recursos y
damos capacitación certificada por la Secretaría del Trabajo a las empresas. Esto nos
ha permitido trabajar para obtener los recursos para hacer la labor; también hemos
recibido apoyo en especie para hacerla. Sin embargo, a veces nuestra mayor traba es
el gobierno, si tu ambulancia no es del gobierno te detienen y la meten al corralón,
¿por qué? ¿Dónde está el derecho de dedicarte a trabajar en lo que te gusta mientras
estés preparado y sea lícito? Aquí puedes ser delincuente, asesino, robar en las
colectivas y eres libre, no te pasa absolutamente nada, pero si eres voluntario y quieres
ayudar a la gente es un crimen y eres perseguido. Por lo menos en la Ciudad de
México nos pasó en los últimos días del terremoto que ya no querían dejarnos
colaborar, nos dijeron que sólo podían hacerlo los grupos gubernamentales, pero estos
ni siquiera saben hacerlo, perdieron miles de horas-hombre cometiendo errores, y así
murió más gente; los vi cometer varias estupideces y la verdad es que da mucho coraje
ver la incapacidad y falta de preparación de esa gente porque sus errores cuestan
vidas.
109
Conversar con Carlos Cienfuegos fue toda una experiencia, ya que ha dedicado su vida
en cuerpo y alma a su pasión por servir a través del auxilio y el rescate. Su preparación lo
ha llevado a colaborar en diferentes países en las más diversas circunstancias, y como él
dice, resulta doloroso que la incapacidad de muchos servidores públicos, corruptos e
incompetentes, se convierta en nuestro peor enemigo, por eso es importante estar
preparados, informarnos, capacitarnos. Creo que debería existir una materia obligatoria
desde la secundaria para rescate y primeros auxilios, donde de verdad se concientice
sobre la prevención; todas las empresas y oficinas deberían cubrir cierta cantidad de
horas anuales en capacitación y actualización de primeros auxilios, porque eso nos sirve a
todos en todos lados. Me parece que la mayoría, y me incluyo, somos muy ignorantes en
el tema de protección civil; personas como Carlos Cienfuegos, quien de verdad es una
autoridad en el tema, deberían tener más voz e injerencia para coordinar acciones que
prevengan mayores tragedias.
Hace poco en la CDI tuve la oportunidad de escuchar la conferencia de Alejandro
Aravena, conocido como el arquitecto que reconstruyó Chile después del terremoto y su
devastador tsunami del año 2010. Ha sido galardonado por conjugar la responsabilidad
social, las necesidades económicas y el diseño agradable de hábitats humanos, y recibió
el Premio Pritzker, que es algo así como el Nobel de Arquitectura. Después de iniciar su
conferencia con imágenes sobre la devastación, Alejandro nos compartió mucha
información sobre el tema de construcción con prevención gracias a diversas tecnologías,
y mencionó que: «La reconstrucción tras una catástrofe no necesita caridad sino calidad
profesional para dirigir los recursos a las necesidades de corto y largo plazo, y la clave
está en la coordinación de todos los involucrados, aunque el mayor peso recae en el
Estado; se debe escuchar a la sociedad y abrir el espacio a la iniciativa privada». Y
recalcó que, efectivamente, el mayor reto en estas situaciones siempre está en la
coordinación.
¡Coordinación! ¡Coordinación! Ése es el problema; nos cuesta mucho trabajo
coordinarnos porque no sabemos ESCUCHARNOS, y pasa en las empresas, en las familias,
en las parejas, equipos, partidos, sociedades y, por supuesto, en este país; nos urge
aprender a conversar para poder coordinar acciones. Sólo escuchándonos podremos
integrarnos, restar conflictos, dividir las cargas con responsabilidad compartida, sumar
talentos, experiencias y resultados para lograr multiplicar los beneficios.
¡Nos URGE escuchar para coordinar, en lugar de atacar, criticar, culpar, juzgar y separar!
El 19 de septiembre fue un gran ejemplo de que podemos hacerlo: supimos guardar
silencio, respetar, observar, escuchar, acompañar, unir esfuerzos y colaborar. Ese día
conversamos en otro nivel y nos conectamos. ¡Fue extraordinario! ¡Nos importamos!
¡Nos respetamos!
110
¿Qué tendría que pasar otra vez para volver a hacerlo?
¿Y si empezamos a proponer?
Si la conversación es una herramienta de transformación, en México tenemos
conversaciones pendientes y algunas ya son muy urgentes.
¡Basta! sería la palabra… o nos empezamos a escuchar, a respetar y a coordinar, o
este país va a colapsar y no precisamente por un terremoto.
111
P
LA CONVERSACIÓN DE LA
RESILIENCIA
con Nely Miranda
«Creo que hay muchas cosas que no sabemos.
ero si hoy Dios me diera a elegir entre volver a nacer y no tener una
discapacidad, o volver a nacer ya con una discapacidad, o volver a nacer y
adquirir la discapacidad, yo elegiría nacer sin discapacidad y volver a adquirirla,
porque todo este proceso me ha enseñado y me ha transformado en otra persona, y me
gusta más la persona que soy hoy».
Escuchar estas palabras me cala el alma; se requiere mucha madurez para aprender a
ver la adversidad como una oportunidad de aprendizaje, de crecimiento y de
transformación. La mayoría de los seres humanos nos quejamos de por qué nos pasan
cosas malas. ¿Qué hicimos para merecerlo? O la más clásica: «¿Por qué yo? ¿Por qué a
mí?». La mayoría de las veces sólo nos estamos ahogando en un vaso de agua, pero no
es el caso de Nely Miranda, quien a los 18 años de edad, siendo una jovencita guapa,
inteligente y simpática, participó en el concurso de belleza Señorita Puerto de Veracruz, y
recuerda una entrevista en la que le preguntaron: «¿Cuál es el temor más grande en tu
vida?». Y ella respondió: «Estar en una silla de ruedas, yo creo que si estuviera en una
silla de ruedas me moriría, no lo soportaría».
Nely nunca imaginó que diez años después, una mañana de trabajo, al bajar por la
escalera de su oficina la zapatilla de su pie izquierdo se doblaría haciéndola caer, pues
llevaba las manos ocupadas con unos documentos y un disquete, y su cabeza se golpeó
contra la pared, luego su cuerpo giró golpeando su cabeza contra varios escalones hasta
llegar a la planta baja. Después de once días en la cama del hospital, Nely despertó con
amnesia para enterarse de su condición de salud: a partir de ese momento su vida
transcurriría en una silla de ruedas. Ella se hizo todas las preguntas, tratando de encontrar
algunas respuestas, pues nadie está preparado para que la vida te dé una vuelta que te
cambia por completo la jugada. En ese momento fue el amor por su pequeño hijo de
cuatro años lo que le dio fuerzas para iniciar su rehabilitación; quería estar bien para
112
seguir cuidándolo, así que mantuvo todo su esfuerzo y enfoque para lograr la mayor
movilidad autonómica posible.
Después de casi dos años incluso empezó a utilizar una órtesis, por lo que pensó que
ya estaba del otro lado para rehacer su vida independiente; sin embargo, una tarde que
hacía sus ejercicios tuvo una crisis con convulsiones y experimentó una hipoxia por 5
minutos, lo que literalmente es una muerte clínica; gracias a que su mamá y su tía, que es
enfermera, estaban con ella, lograron asistirla para sacarla de la crisis. Lamentablemente,
era una segunda lesión en su cerebro, y esta vez Nely quedó cuadripléjica y sin la
capacidad del habla. Después de algunas evaluaciones, los doctores le dijeron que ya no
podían hacer nada más por ella; por el contrario, se le retirarían los apoyos para la terapia
de rehabilitación, explicándole que pasaría su vida en una cama o con una silla de ruedas
eléctrica. Como le dijo uno de los médicos: «El mundo no es de cuentos, las hadas no
existen y tú no volverás a caminar».
Nely, ¿de qué estás hecha para sali r de dos si tuaciones así?
—¡De retos! A partir de ahí dejé de quejarme y de cuestionar; en ese momento me di
cuenta de que esto era unacuestión de pasión, de garra y de amor a la vida. Salí de
ese consultorio como una mujer nueva, ya no quería más explicaciones; entendí que el
pasado debía quedar atrás y que el futuro era muy incierto, así que no podía perderme
de vivir el presente. Mi siguiente reto fue aprender a nadar, porque en el agua encontré
mayor movilidad; entre tantas rampas, escaleras, banquetas, sólo en el agua empecé a
sentirme libre para moverme y ahí fue cuando mi entrenador me dijo: «Tú podrías ser
una campeona olímpica»; yo le respondí: «Primero enséñame a nadar».
Pero no te conformaste con aprender a nadar. ¿Qué te di ji ste a ti misma
para empezar a ganar medallas?
—Que me sentía tan libre en el agua como si fuera un delfín; nadaba con tanto gusto y
pasión que empecé a calificar y ganar medallas. Cuando vi la oportunidad para
empezar a ganar competencias más grandes, me hice una carta en la que me decía:
«Nely, has dejado de lado a tu familia, los cumpleaños, las celebraciones, todo para
poder estar aquí, porque todo esto vale la pena».
Visualicé lo que quería y guardé la carta; tenía una idea muy clara de lo que quería
hacer con mis tiempos en cada competencia y lo visualizaba; en cada entrenamiento
me decía: «Voy a entrenar como si la competencia fuera hoy, voy a poner mi cien por
ciento». Así que si me pedían que nadara 200 metros, nadaba 300; entregaba todo en
cada entrenamiento. A veces me decían: «¡No te canses! ¡Ve más despacio!». Pero yo
daba el cien por ciento. Ponía mi corazón, mi esfuerzo, mi pasión y mi entrega.
113
Siempre traté de dar un poco más y visualizar lo que quería lograr. Para mí cada
competencia era un ahora o nunca; así fue como llegué a mis metas.
Nely Miranda ha sido reconocida dos veces con el Premio Nacional del Deporte en
nuestro país; ha ganado casi 200 medallas; ha estado en el podio con el oro, con la plata
y con el bronce en los Juegos Paraolímpicos; estableció un récord mundial y su
trayectoria ha sido un ejemplo de perseverancia y disciplina.
¿Cómo podríamos lograr nuestras metas como tú lo has hecho?
—Creo que nos hace falta valorar y apreciar más para quejarnos menos. Si te duelen
los pies por lo que estás haciendo, ¡qué bueno! Ya quisiera yo poder sentir mis pies y
que me dolieran. Hay que trasladar esa incomodidad a enfocar mejor en qué podemos
aportar más, cómo podemos ser mejores personas, convivir más. Hay que decirle sí a
la vida, no a la cobardía y basta a las envidias y a las injusticias.
Cuando ocurrió el terremoto del 19 de septiembre, Nely estaba entrenando en la alberca.
La fuerza con que se sacudió la tierra generó un oleaje muy fuerte, y ella sin poder salir,
tratando de aferrarse a la orilla adentro de la alberca. Se golpeó el cuerpo y la cabeza y al
parecer eso complicó su estado de salud con unas convulsiones que enfrentó en sus
entrenamientos. Sin embargo, su pasión y compromiso la llevaron a ganar otra medalla
de plata en el Campeonato Mundial de Para-Natación, en diciembre de 2017.
Nely, ¿de dónde sacas toda esa fuerza para levantarte de las adversidades?
—Cuando me vi entre la vida y la muerte conocí a Dios de verdad. Cuando tuve mi
recaída lo tuve frente a frente y entonces Él fue el que me motivó. Me dijo que estoy
aquí para algo y que no podía defraudarlo con las tres oportunidades de vida que me
ha dado. Yo creo que en la vida no hay rival más grande que uno mismo. Tienes que
luchar por lo que quieres, todo es alcanzable siempre y cuando te lo propongas, vive la
vida y ¡ámala!
Sin duda alguna Nely es una de las personas más extraordinarias que conozco; no sólo ha
sido capaz de levantarse una y otra vez rediseñando su vida, sino que además nos da
lecciones con su gran actitud llena de valor, pasión, amor, alegría y entrega. No es una
persona que posa para las fotos y finge con mensajes de superación personal; Nely
transpira sus palabras y se muestra con honestidad. En la vida no todo es color de rosa, y
en su vida personal ha ido acomodando sus amores y afectos; no tiene la certeza de
muchas cosas pero tiene la seguridad de que mientras su corazón lata ella está viva, y
mientras tenga vida se ha comprometido a vivirla aun con todos sus matices, con los días
114
de sol y los de lluvia, con sus lágrimas y sonrisas, con su fuerza y con su vulnerabilidad
por el gran ser humano que es: un ejemplo de perseverancia, transformación y sobre
todo de resiliencia.
La etimología en latín de resiliencia proviene de resilio, cuyo significado es «volver
atrás»; en ingeniería se llama resiliencia a la cantidad de energía que un material elástico
puede devolver sin absorberla, es decir, la rebota; en ecología se refiere a la capacidad
adaptativa de las comunidades para tolerar perturbaciones; mientras que en psicología,
donde más se ha popularizado el término, resiliencia se define como la capacidad de los
seres humanos para adaptarse positivamente a situaciones adversas, incluyendo
accidentes o grandes pérdidas.
De la cuna a la tumba en la vida siempre hay una serie de lecciones, algunas amables,
otras más duras, y unas cuantas nos resultan completamente sacudidoras; a veces estas
situaciones de la vida parecen rompernos, nos quiebran, nos descolocan; cuando sucede
lo que no esperábamos, nos cuestionamos y seguramente tratamos de buscar sentido y
respuestas para consolarnos, entonces sacamos fuerzas de donde no hay y descubrimos
una nueva versión de nosotros mismos, entramos a procesos, cambios, y somos nosotros
los que finalmente decidimos: ¿cómo saldremos de esta situación? y ¿en cuánto tiempo
tendremos el valor, el coraje o la fuerza para hacerlo? No hay fórmulas para esto, pero sí
hay recursos en cada uno de nosotros para sacudirnos el polvo, lamer nuestras heridas,
recoger nuestros pedazos y volvernos a armar, ahora con más carácter y nuevas
habilidades, pero sobre todo con otra perspectiva de la vida que, al paso del tiempo, nos
permita observar el pasado con serenidad, vivir el presente con agradecimiento y
observar el futuro con confianza. Tarde que temprano, y en diferentes grados, creo que
todos pasamos por esto y la vida nos va enseñando el arte de la resiliencia, y en esos
momentos, como dice el bellísimo poema No te rindas, de Mario Benedetti:
No te rindas, por favor no cedas,
aunque el frío queme,
aunque el miedo muerda,
aunque el sol se esconda y se calle el viento,
aún hay fuego en tu alma,
aún hay vida en tus sueños.
[…] porque cada día es un comienzo nuevo,
porque ésta es la hora y el mejor momento;
porque no estás solo, porque yo te quiero.
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https://deconceptos.com/ciencias-sociales/psicologia
P
LA CONVERSACIÓN DEL
BIENESTAR
con Gaby Vargas
Hace varios años, en los 90, 
cuando no contábamos con la tecnología.
ara editar los programas de radio y guardar lo mejor en los podcast que ahora
podemos escuchar a cualquier hora, recuerdo esperar con emoción cada semana
en el noticiero matutino de MVS Radio la breve pero sustanciosa intervención de
Gaby Vargas, con temas que me dejaban reflexionando sobre la capacidad del ser
humano y la infinidad de posibilidades que podíamos generar. Gaby compartía con el
auditorio las conferencias y cursos a los que asistía con temas innovadores y reveladores;
además su voz, su entonación y esa forma optimista de invitar al auditorio a crecer como
personas captaban por completo mi atención. Hacia finales de los 90, cuando presentó su
primer libro sobre la imagen del éxito, creo que fui de las primeras en disfrutar su lectura,
como con el paso del tiempo otros de sus títulos. He asistido a sus conferencias y cursos
y, curiosamente, para mí fue un deleite tenerla casualmente como compañera en mi mesa
de trabajo durante uno de los primeros seminarios del doctor Joe Dispenza en México,
donde pude comprobar su sencillez y congruencia como un gran ser humano, de tal
forma que conversar con ella sobre el bienestar fue todo un deleite.
Para quienes aún no conocen su trayectoria, Gaby Vargas empezó su crecimiento
profesional a través de una compañía de imagen ejecutiva empresarial. Sus
extraordinariosresultados como asesora de imagen la llevaron a consolidarse como una
gran conferencista sobre el tema, y posteriormente a presentar su primer bestseller. A la
fecha ha escrito 15 libros, evolucionando en los temas, al pasar de la imagen del mundo
externo al poder interno, ahondando cada vez más en estudios científicos sobre la salud y
el bienestar; actualmente colabora con múltiples medios de comunicación y sigue
compartiendo su sesión semanal por medio de la magia de la radio.
En los últimos años Gaby ha enfocado su trabajo al desarrollo de la conciencia y la
responsabilidad en la salud y el bienestar de las personas. En sus libros, talleres y
116
conferencias insiste en la importancia de redireccionar el rumbo ante las fatales
estadísticas y proyecciones de la Organización Mundial de la Salud, en las que asuntos
como la depresión, el cáncer y el suicidio incrementan sus estadísticas a pasos
agigantados, al tiempo que nos muestra con estudios de grandes científicos las
herramientas con que contamos para hacer cambios radicales y benéficos. Si
consideramos esto podríamos ser más conscientes del desgaste que ocasionamos al
cuerpo con nuestro estrés, ansiedad, con fumar, excedernos en el consumo de alcohol o
la comida chatarra, las malas relaciones en que nos estancamos, nuestro manejo
emocional equivocado y el impacto de los estados de ánimo, lo nocivo que es el
sedentarismo y lo letal que puede ser no dormir suficiente.
Entre los estudios que Gaby menciona para invitarnos a hacer cambios están las
investigaciones de la multipremiada Elizabeth Blackburn, Premio Nobel de Medicina en
2009 por su lucha contra el cáncer y el estudio sobre el envejecimiento. Blackburn ha
sido reconocida como la descubridora de la enzima que forma los telómeros, información
con la que se revolucionó la visión sobre los factores que impactan en el envejecimiento
del cuerpo humano y la forma en que podemos manejar mejor este proceso.
¿Y qué tendrían que ver nuestras conversaciones en todo esto? ¡Todo, sin duda
alguna!
Nuestra biología también nos confirma que somos la historia que nos contamos, así
que será mejor estar conscientes de esta conversación y de la actitud que tenemos frente
a los sucesos externos para cuidar el impacto que tienen en el interior de nuestro cuerpo.
Gaby Vargas, ¿qué peso tienen nuestras palabras para lograr el bienestar en
nuestras vidas?
—Las palabras son una energía que exteriorizamos, que cobra una forma; esa energía
cobra un peso; hay que tener cuidado con lo que pones después de «yo soy», porque
solemos criticarnos mucho: «Es que soy muy distraída, soy olvidadiza». Ten cuidado
porque tus palabras son órdenes a tu cerebro y tienen un peso; entonces, es mejor
decir: «A veces soy descuidada, a veces soy distraída», pero no sentenciarlo con
«soy». Debemos tener mucho cuidado con las palabras que usamos, las declaraciones
que hacemos, como «Es que yo nunca duermo», porque mientras lo sigas diciendo no
vas a dormir. Las palabras sí tienen un enorme peso e importancia.
Si con las conversaciones nos nutrimos y nos transformamos, ¿cuál sería la
conversación del bienestar? ¿Qué tendríamos que decirnos a nosotros
mismos?
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—¡Afirmaciones! Afirmaciones como las del libro de Louise Hay. Ella fue de las
primeras que tradujo lo que se estudia en metafísica en frases muy normales como
«Soy salud». «Siempre he sido salud y seré salud». «El universo me bendice». Puras
frases bonitas agradeciendo como si ya lo tuvieras; no pedir, como cuando pides:
«Dios mío, por favor dame esto». ¡No! Desde la carencia no. Es: «¡Gracias por darme
tantas bendiciones», «Gracias por hacerme tan generoso en la vida que tengo»,
«Gracias por todo», y desde esa postura Dios y el universo responden mejor que desde
la carencia y el pedir.
¿Cuál es la conversación interna de Gaby Vargas para lograr ser la persona
que es en todos sus ámbi tos? ¿Qué te dices a ti misma a lo largo de este
camino?
—Pues mira, como ya alguna vez lo he platicado, yo tuve una incongruencia en mi
vida y me costó mucho en salud, así que procuro ser congruente. De verdad aprendí la
lección cañón; a partir de esa lección he tratado de ser congruente en mi vida, en lo
que pienso, en lo que hago y en lo que digo.
¿Cuál sería la conversación con nuestro corazón para enriquecer la vida?
—Ser conscientes de él, agradecerle el lugar que ha tenido, que lo hemos tenido
olvidado por completo; agradecerle a diario que te mantiene viva; agradecerle que es
la conexión con un poder superior; porque es el asiento del alma; agradecerle que nos
da vida.
¿Y qué es lo que necesi tamos saber como humanidad para lograr el
bienestar?
—¡Agradece! Agradece lo que tienes porque el universo te va a dar más, pero no sólo
por eso sino porque, además, en el momento en que entras en esa energía del
agradecimiento te sientes bien, a los demás les haces bien; según el Maestro Eckhart,
decir la palabra ¡gracias! ya es en sí una oración.
Efectivamente, si la única oración que dices en toda tu vida es «gracias», ésta será
suficiente. La gratitud es una práctica sagrada, decía el Maestro Eckhart, y Gaby se ha
mantenido en forma constante y comprometida compartiendo sus aprendizajes; justo la
práctica de agradecer es una de sus principales sugerencias para lograr una vida plena y
saludable; ser conscientes de nuestros hábitos, darnos tiempo y espacios para el placer de
disfrutar un amanecer, un helado, una conversación, un abrazo, un millón de detalles que
podríamos encontrar, es indispensable para el bienestar. Otro de los temas en los que
118
Gaby se ha enfocado es en la capacidad de aprender a lograr coherencia, la voz cantante
del corazón; ahí nos alineamos, la vida fluye y el cuerpo funciona perfectamente;
aprender a manejarnos en la coherencia nos evitará sufrir los estragos y el deterioro del
estrés y, en este punto, hay que trabajar en ser conscientes de nuestras creencias
observando que lo que creemos es lo que creamos, o como yo insistiría, somos la historia
que nos contamos y en eso nos vamos transformando al construir nuestros resultados.
La etimología de bienestar se compone del sustantivo bien, bonos, «grado elevado» y
el verbo estar, «existir», haciendo alusión a la sensación de satisfacción y tranquilidad.
Sin duda es un punto al que todos aspiramos llegar, aunque a veces lo que hacemos en el
diario ajetreo indicaría que estamos en el sentido contrario, y cuando prevalece la
incongruencia es imposible llegar a la coherencia, así que la vida nos sacude de vez en
cuando para que podamos ver lo esencial e importante.
Gaby ha compartido a través de sus conferencias que con la muerte de una de sus
mejores amigas y la muerte de su hermano menor, ambas ocasionadas por accidentes, se
sacudió su realidad para comprender la efímera vida que, sin avisarte, un día cualquiera,
a pesar de estar joven y lleno de vitalidad, se puede terminar; por otra parte, con la
muerte de su padre aprendió, en un momento de saturación y enfermedad en su vida
personal, la importancia de ser congruente, de bajarle a la voz del ego que habita en la
mente y aprender a escuchar a la intuitiva y poderosa voz del corazón para entrar en
coherencia y alcanzar el bienestar.
¿Qué necesitamos para hacer una pausa en este mundo vertiginoso, para observarnos,
escucharnos, rediseñarnos y llevarnos a una vida más equilibrada y plena? ¿Tienes las
respuestas? O mejor aún, ¿ya tienes nuevas preguntas? Estamos tan ocupados que tal
vez sea mejor enlistar lo que necesitamos dejar de hacer, de pensar y de decir para
acercarnos a una vida más coherente, a una vida de bienestar.
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LA CONVERSACIÓN DE LA
FELICIDAD
con Jesse O’Connor
¿Qué quieres? ¡Ser feliz! 
¡Todos queremos ser felices!
ero mi forma de ser feliz tal vez no funcione para ti. ¿Qué es ser feliz para ti?
¿Qué es la felicidad?
Si cada ser humano tuviera claridad, conciencia y coherencia en este tema, el
mundo sin duda sería muy diferente. A inicios de la era de Internet, en los 90, había
apenas una decena de estudios científicossobre la felicidad. Hoy afortunadamente hay
casi medio millón de investigaciones sobre la felicidad y el impacto de las emociones, que
afirman que la gente feliz es más proactiva, más comprometida, saludable, creativa,
compartida, se enferma mucho menos y aporta mucho más a su comunidad. Pero ¿qué
nos hace felices?
Jesse O’Connor es presidente de Doctor Payaso AC y director creativo del movimiento
nacional «Felicidad que sirve», además es coach ontológico. Su formación lúdica la
realizó con Patch Adams y cuenta con diversos estudios, seminarios y herramientas que
le permiten acompañar a las personas a encontrar la felicidad a través de la conexión
humana y el desarrollo personal. Con él realicé la primera entrevista para este libro.
Jesse, primero que nada, ¿qué es la felicidad?
—Para mí la felicidad tiene que ver con la armonía, es cuando mis partes están en
armonía, todas mis partes, incluyendo mis partes feas, bonitas, oscuras, llenas de luz;
también cuando todos tienen oportunidad de estar, es como si yo le subiera el volumen
a mi vida, como que todo lo siento más y en ese espacio me conecto con generosidad
con los demás. Para mí la felicidad es como un encuentro, y la gran mayoría de mis
experiencias de felicidad son de conexión con otra persona o con el arte, la
naturaleza; la felicidad para mí es una sensación de plenitud, de conexión, como si las
cosas, las piezas, las estrellas se acomodaran, es como un encuentro de cosas que
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tienen que encontrarse por una razón. No sé cuál sea la definición de felicidad en el
diccionario, pero para mí es mucho más que sólo alegría; definitivamente contiene
mucha alegría, pero la felicidad es algo más grande, es una forma de estar. Creo que
tiene mucho que ver con la aceptación, cuando estoy aceptando el momento presente,
los sucesos, en lugar de tratar de moldearlos a lo que creo que debería de ser y acepto
lo que es, para mí eso es un espacio donde brota mucha alegría y siento mucha
felicidad.
Cuando me hablas de que están en armonía también tus partes oscuras, ese
lado oscuro que todos tenemos, pareciera que es algo más profundo de lo que
la gente cree, que la felicidad es todo color de rosa, todo de colores y
bri lli tos. ¿Entonces hay que hacer un trabajo para llevar armonía a esa área
de nuestra vida o a esa parte de nuestro ser?
—¡Definitivamente! Creo que la alegría es una emoción, algo pasajero que va y viene,
y para mí felicidad es como un mood, un estado de ánimo que permanece aun cuando
me enoje o me ponga triste; cuando llegan diferentes emociones puedo tener este
estado en un nivel más profundo, y va y viene mi estado anímico en ese momento,
porque estoy en el tráfico, alguien se me metió, me espanté y de repente me entra el
coraje, después lo suelto y puedo regresar; para mí tiene mucho que ver con la
aceptación, que precisamente es mi trabajo en este momento. Lejos de decir que
conozco el camino, creo que diría que apenas lo estoy descubriendo, apenas estoy
queriendo andar; encuentro mucha felicidad en el servicio porque el ver a otras
personas conectándose con su grandeza, con su felicidad, con su propósito, me llena,
mis ojos brillan, tengo mucha energía, toda mi vida cobra sentido. Yo diría que en este
momento mis exigencias probablemente son el obstáculo más grande para estar más
sumergido en esta felicidad, porque dejo de disfrutar cuando estoy exigiendo y me
pierdo del momento presente. Entonces, parte de mi trabajo en este momento para
poder estar más plenamente con la felicidad es aceptar el aquí y ahora tal como es. No
significa que no puedo trabajar para lograr más o que no puedo construir sobre ello,
pero sí necesito aceptar las cosas como son en este momento para construir algo
nuevo.
La mayoría de las personas habla de dar servicio, de ver por el otro o por el
bien común, «cuando mi vida esté resuelta», «cuando sea feli z», «si me saco
la lotería». Es como un paradigma, pero tú me dices: «A mí el servicio, el
apoyar, acompañar a los otros me da mucha felicidad». ¿Estamos haciendo
algo mal?
121
—Pues la verdad no sabría decir si hay una receta para todos, pero sé que para mí el
servir, y no hablo tanto del ayudar, quizás el ayudar es una parte de, pero el ayudar
para mí tiene que ver con «yo tengo y tú necesitas, y yo te voy a dar lo que necesitas».
Es como cierta relación de poder, donde yo vengo a ayudarte; para mí el servir, como
dijo Julio Olalla: «Es asunto de misterio y asombro». Porque llego a servirte sin saber
del todo qué es lo que necesitas, entonces te escucho y entiendo que yo también te
necesito, tanto como yo necesito dar, tú necesitas recibir. Entonces se vuelve una
relación, es recíproca, es como un círculo virtuoso en el que juntos estamos
construyendo; no se trata de que porque yo tengo tanta riqueza entonces te voy a dar
de lo que yo tengo, sino de descubrir juntos.
Para mí de eso trata el servicio, darle sentido a mi vida ayudándote a ti a darle
sentido a la tuya, entonces es un andar acompañado, y es en esas relaciones, en esas
conversaciones, que pueden ser verbales o no verbales, donde encuentro esa magia que
me llena de felicidad, cuando el misterio, lo desconocido, se vuelve mágico, porque
desconozco todo lo que hay y me llena de asombro y quiero saber más, pero no
necesito saber el todo para estar seguro, porque puedo confiar en algo más grande que
nos está conectando, que nos trajo aquí, que me puso en un lugar donde yo tengo algo
para darte y tú también para darme a mí, como esos encuentros.
Para mí de eso se trata el servicio, y creo que por eso me da tanta felicidad porque
el encuentro, el conectarme con el otro es una de las causas de más felicidad; ahora
me da gusto que, según los estudios a nivel internacional, en más de 150 países ése es
el primer factor para la felicidad en el ser humano; la calidad de nuestras relaciones
es el número uno. Si quieres ser más feliz checa tus relaciones para ver cómo está la
calidad de tus vínculos con las personas que más te importan en esta vida, y de ahí vas
a empezar a ver el mapa de qué tan feliz eres o por dónde trabajar para ser más feliz.
¿Entonces tú has comprobado que lo que damos nos será regresado
multiplicado?
—Definitivamente, y sobre todo cuando lo damos sin expectativas, porque entonces
puede regresar de muchas formas diferentes, y no estoy con la mira en que se me tiene
que regresar de esta forma, yo lo quiero así y lo quiero a tal hora; eso puede generar
mucha decepción, coraje, pues yo di y di y la vida no me lo ha regresado, sino dar sin
esperar nada a cambio, porque lo que te prometo es que va a regresar de una forma
que no lo esperas, entonces puede ser que si estás tan interesado en que se te regrese
de tal o cual forma, te vas a perder de esa cosa cuando realmente se te regrese, porque
habrá cambiado tanto de forma que no la vas a reconocer. Si yo di amor, quiero amor
y lo quiero de esta forma. Yo escuché los problemas de diez amigos, quiero que alguien
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me escuche de esta forma, y si no me llega, lejos de felicidad sale coraje, porque la
vida ha sido injusta conmigo, pero si estoy abierto, entonces regresa como el silencio,
cuando no estoy con nadie, y eso lo puedo ver como una escucha infinita, tal vez Dios
me está escuchando, y en ese silencio encuentro paz y surgen mis respuestas.
Sé que todo va a llegar, va a regresar en formas infinitas y lo voy a disfrutar si no le
pongo expectativas. La idea es mantener la fe y la esperanza como los niños en
Navidad. Tengo ojos, oídos y todo mi ser abierto para esa cosa hermosa que va a
llegar, y eso funciona siempre.
Jesse, de repente muchas personas dicen: «¿Pero cómo voy a ser feli z, no
ves cómo está el gobierno, la economía, sube el dólar, baja el petróleo,
cómo, por qué?». Pero tú has trabajado la parte más vulnerable, que es
cuando la salud falla o te ti enes que despedir de alguien que por motivos de
salud se va, y me parece que en esa ci rcunstancia es un poco más di fíci l
senti rnos de alguna forma conectados con la felicidad. Háblame sobre eso
porfavor.
—Creo que el convivir tan de cerca con la muerte le da muchísimo sentido a la vida, y
más en mi caso que es trabajar con niños. Porque es una paradoja, apenas están
llegando a este mundo llenos de esperanza, de brillo, y al mismo tiempo ya están al
final. Entonces es un encuentro muy especial con la vida, y es una de las cosas que
agradezco profundamente porque me pone a pensar: ¿en lugar de por qué ser feliz, por
qué no ser feliz?
No tengo casi nada garantizado en esta vida aparte de la muerte. Entonces, poder
acompañar a niños y ver cómo en medio de tanto dolor muchos escogen no estar
sumergidos en el sufrimiento sino disfrutar del momento que tienen. Como un doctor
payaso hago alguna estupidez con unas burbujas o empiezo a bailar la Macarena al
revés o a bailar salsa en inglés. El otro día terminamos bailando salsa inglesa y fue
muy divertido. Los payasos muchas veces entendemos las cosas al revés, y esa
inocencia es volver a ser un poco ingenuo, estar sumergido en una pregunta y no
necesitar una respuesta. Para mí eso es algo hermoso del niño; volver a ser niño es
tener un poquito de esa parte, es el asombro, no tenerle miedo a mis preguntas, el
volver a empezar, que un niño no tiene tanto que perder, y en ese espacio donde no
tengo tanto que perder me atrevo a sentir, a decir, a estar, no tanto lo que me pasó y
esta reputación que ahora necesito mantener, sino en lo que viene y cómo lo estoy
preparando.
En este momento es un gran regalo poder convivir con niños, y de cierta forma es un
123
regalo que no me esperaba, porque a mí no me gustan los payasos y no me gustaba el
ridículo, no me gustaban las cosas que no fueran planeadas; fui una persona muy
perfeccionista y quería todo acomodado de tal forma, con unos temas de control muy
fuertes, y el encontrar al payaso y la libertad de demostrar mi fracaso es un regalo
enorme en la vida para el disfrute, porque el payaso no existe sin el placer y encuentra
placer en todo tipo de lugares. Se encuentra a gusto inclusive en sus fracasos, y es
porque no le tiene miedo a la tristeza de la pérdida, no tiene miedo al miedo, no tiene
miedo a sus corajes, entonces entra y sale de inmediato, como un niño que estaba
chupando una paleta y se le cae al piso y llora desperadamente, y llega otra paleta y
otra vez está feliz. Tiene esa capacidad de recuperarse.
Entonces, en primera instancia yo creo que el payaso me encontró a mí para
salvarme de mí mismo, y por otra parte el niño, porque yo fui un niño que siempre
quiso ser adulto, y desde temprana edad quería ser bueno y entender las cosas. Pasé
mucho de mi niñez conversando con adultos, no jugando con niños. Entonces, es
chistoso que ahora de adulto pase mi tiempo jugando con ellos, y ahora sí,
aprendiendo a ser niño, y creo que por primera vez cultivando ese niño interior,
explorando y haciendo preguntas. Tengo varios amigos que me dicen Benjamin Button,
porque así era, un niño supercuadrado, serio, que no se quería ensuciar. Y ahora soy
un adulto que está empezando a demostrar sus fracasos, sus imperfecciones, jugando,
riéndose. No sé dónde voy a terminar, pero creo que estoy aprendiendo hoy a ser niño
y realmente me están enseñando a ser feliz, a soltar mis exigencias y a estar.
Cuando hablas del niño que no se queda en la pérdida o cuando acompañas
a los papás que experimentan la pérdida, ¿cómo sali r de ahí o cómo, a pesar
de eso, reconectarnos con la felicidad? ¿Mientras sufres una pérdida no
puedes tocar la felicidad? ¿Cuál es tu experiencia?
—Es muy interesante. Lo más grande que yo he vivido es la gratitud; muchos papás
nos han dicho «Jamás me imaginé que en las últimas semanas de vida de mi hijo en
quimioterapia, con mucho dolor físico, con mucho sufrimiento como familia al estar
despidiéndolo, íbamos a tener tantos momentos chuscos, tanta risa, tantos juegos y que
un payaso nos podía acompañar hasta el funeral y seguir riéndonos». Y son estos
familiares los que mejor han salido, tienen una capacidad de agradecer esos
momentos. «Sí, falleció mi hijo y sí, lloré un río, pero también agradezco todas las
risas, todo lo que vivimos, esos momentos en el hospital en los cuales los médicos y
todo el mundo terminamos bailando, riendo, jugando». Los papás que saben agradecer
esos momentos salen mucho más rápido del dolor porque saben llorar la pérdida de su
hijo, sentir el dolor. Y también aprecian esos momentos de disfrute, de alegría. No sé
124
lo que es estar en esos zapatos, pero admiro profundamente a las personas que saben
agradecer, pero agradecer desde el alma la experiencia, agradecer los momentos que
sí pudieron caminar, compartir con sus hijos; agradecernos a nosotros los momentos
que podemos compartir, agradecer a los médicos. Porque también he visto la otra cara
de la moneda, los papás que después de la muerte de sus hijos dicen que todos somos
enemigos, «esos voluntarios que sólo venían para hacer reír y realmente no entienden
lo que sufrimos, esos médicos que creo que mataron a mi hijo porque no sabían hacer
su trabajo, y luego los otros papás, que venían a darme consuelo, no tienen la menor
idea de lo que yo estoy pasando».
A partir de ahí se van para abajo y es muy difícil cuando empiezas a buscar
culpables, porque la culpa es una forma de descargar dolor. Entonces, mientras más
me clavo en culpar empiezo a multiplicar el dolor. Lo que hacemos en Doctor Payaso
no es combatir el dolor; tomamos el placer, tomamos la felicidad, tomamos la alegría y
los empezamos a expandir; tomamos una cosa por más pequeña que sea, donde hay
luz, donde hay esperanza, donde hay felicidad y a través del juego, empezamos a
hacerla crecer, crecer, crecer y el dolor desaparece, aunque sea por un momento, y
después por más y más momentos, y eso se convierte en gratitud a la larga. En un
proceso de pérdida, de recuperación, la gratitud tiene este poder exponencial de tomar
las cosas hermosas y hacerlas crecer, y eso es una forma de hacer que aún en un
proceso de pérdida la felicidad pueda coexistir, porque estoy viendo lo que perdí, pero
al mismo tiempo estoy agradecido porque lo tuve.
Entonces, creo que sí, inclusive en momentos de pérdida y oscuridad puede coexistir
la felicidad, y creo que es como ver la luz al final del túnel, entendiendo que sigo
dentro del túnel, no es una pastilla mágica con la que de un día para otro voy a
superar la muerte de mi hijo, pueden ser años; pero el hecho de que exista la felicidad
al mismo tiempo es como saber que hay una luz al final, y sé que para allá voy y sé
que voy a salir adelante.
¿Qué tuvo que pasar en tu vida para que llegaras a este punto de
conciencia?
—Es interesante porque siento que realmente apenas está empezando, estoy entrando
en un proceso en el que muchos conceptos que entiendo ahora me toca vivirlos. Estoy
comenzando a tocar miedos más profundos, a tocar el dolor, inclusive físico, que no
había experimentado antes. Estoy empezando a sentir responsabilidad, y con esa
responsabilidad, acusaciones. En este momento me siento como alguien que necesita
desarrollar su paciencia y humildad; de hecho, he visto cómo mi orgullo y mi
arrogancia están siendo y han sido fuentes de enojo y dolor, y cómo apenas estoy
125
empezando a quitar esa capita, como si la vida me dijera: «¿Tú querías hablar de
estas cosas? ¿Tú querías enseñar estas cosas? Pues ahora te toca meterte, ponerte en
esos zapatos». Creo que mi nivel de conciencia en este momento es el de volver a ser
aprendiz; como que ya se me están agotando las palabras y la presencia en la silla del
maestro y me toca regresar, y estar aquí, admitir todo lo que no sé decir, las cosas que
no puedo hacer, y pedir ayuda.
Estoy buscando ser congruente, realmente ser honesto conmigo y decir que no lo he
sido del todo, que he tenido muy buenas intenciones pero que he estado ciego. Y al
hacer esto empiezo a sentirme más ligero. Somos la historia que nos contamos. Yo
había contado una historia que conocía mucho, y que yo era bueno…, y tengo que
empezar a admitir ¡que también soy un fracasado!
Esto meestá liberando mucho, y en este momento lo estoy sintiendo como mi luz al
final del túnel. Debo decirme: «¡Y también eres un niño! ¡Y también sabes muy
poquito! ¡Y también estás perdido!». ¡Y se siente increíble decirlo!
¿Y eso te hace más feli z?
—Sin duda, porque entonces puedo buscar un camino, entonces puedo preguntar con
mis ojos, preguntar con mi presencia, y puedo quedarme sin respuesta.
Entonces, para encontrarse hay que perderse, y cuando empiezas
verdaderamente a hallar todo ese universo, ¿encuentras esta expansión de la
felicidad?
—Creo que sí, y ahí te vuelves a perder. (Y aquí ambos nos doblamos de la risa).
¿Somos cíclicos, no?
—Sí, definitivamente, y no tener miedo a perderte un poco en el proceso, como sentir
ese caos y entrarle hasta que vuelva a salir esa armonía. Creo que si tratamos de
mantener un espacio de alegría y decimos que eso es felicidad, vamos a terminar
viviendo una mentira, y hay que soltarlo y entrar a otros espacios para estar realmente
conectados con la felicidad.
Con esta experiencia humana más profunda, ¿cuáles serían para ti los tres
ingredientes que determinarían la felicidad?
—Para mí, las relaciones valiosas, los encuentros valiosos, la gratitud y la humildad
para poder decir lo que no sé cuando he fracasado, y mostrarme, poder ser auténtico,
vulnerable.
126
¿Y confiar en todo eso?
—Definitivamente, creo que para dar los pasos para esa humildad, para abrirme, hace
falta confiar, confiar en el camino, confiar en mí, confiar en ese maestro interior que
me está diciendo «Ya suelta, acéptalo».
Jesse, si somos la hi storia que nos contamos, ¿qué historia te has estado
contando para tener esta resi li encia y este reencuentro, este rediseño? ¿Qué
te dices a ti mismo?
—Tienes algo para dar. Creo que eso es algo que yo me cuento muy seguido, confío en
que tengo algo muy valioso para dar en esta vida y siento que he descubierto algunas
cosas, pero queda mucho más por descubrir. Y tengo una profunda confianza en que
tengo algo especial para dar, un aporte valioso, y eso me hace muy feliz, me hace
confiar cuando pierdo el rumbo, porque pienso: «Algo valioso va a salir de aquí».
¿Alcanzas a ver qué es eso que tienes para dar?
—Creo que es ayudar a las personas a conectarse con su propósito, a creer que tienen
un propósito mayor y a conectarse con ello, y en particular su propósito en relación
con el servicio, al hacer de este mundo un lugar mejor, y no significa que tenga que
ser la Madre Teresa de Calcuta. Tal vez es invertir en tus hijos, tal vez es cuidar tu
jardín, no sé, pero todos tenemos un propósito mayor que se conecta con ese misterio,
ese asombro, ese algo que es más grande que nosotros mismos.
En 2010 Jesse fue mi compañero en la certificación de coaching ontológico y recuerdo
cuando en un ejercicio expuso su mayor inquietud, algo que realmente le preocupaba en
ese momento: «Quiero trabajar en algo que ame y disfrute tanto que no sienta que es un
trabajo». Hoy, Jesse O’Connor y su extraordinario equipo de trabajo imparten a nivel
nacional talleres, conferencias y realizan cada año el Congreso Nacional sobre la
Felicidad con gran éxito, en el que participan los directores de los hospitales más
importantes de este país. A mí me hace muy feliz verlos entregarse apasionadamente a su
trabajo al tiempo que generan un impacto social y felicidad para todos. Creo que su éxito
está en confiar, divertirse, entregarse y reinventarse de manera constante.
La etimología de felicidad procede del latín felicitas, atis, que significa «fortuna,
fecundidad, fertilidad», se relaciona con felix, cuyo origen es «fértil, fructífero, próspero,
dichoso». Sin duda, ser felices nos conecta para producir y generar a través de nuestras
relaciones y talentos, eso nos hace más felices y, además, si podemos compartirlo con los
demás, se hará más grande nuestra felicidad al tiempo que vamos haciendo felices a los
127
demás.
En 2005, el director Roko Belic inició la filmación del aclamado documental Happy,
recorriendo los cinco continentes con una investigación que buscaba hallar las claves de
la felicidad en cada rincón del mundo. Después de entrevistar a cientos de personas en
14 países, Roko estrenó su película en 2011, con un gran éxito tanto de la crítica como
de los espectadores, y se le otorgaron varios premios y reconocimientos. En la película se
presentan diversas situaciones; algunas implican un dolor inimaginable que pocas
personas pueden superar; otras historias nos ofrecen una nueva forma de mirar el mundo
a pesar de cualquier tragedia, reto o adversidad. Al final, la conclusión está en entender
que la felicidad extrínseca basada sólo en el dinero, la belleza o la fama es una sensación
efímera y hasta cierto punto vacía. Lamentablemente nuestras carencias emocionales han
incrementado esa necesidad de consumir vorazmente ante el vacío interior, empeñados
en mostrarle al mundo todo lo que hacemos para obtener su aprobación, mientras que la
verdadera felicidad trasciende, se expande y se comparte al cultivar tus relaciones
personales sin apegos, al amar lo que haces conectado a tu vocación y a tu pasión, pero
sobre todo, al sentir que contribuyes en algo mayor que tú: una causa, una fundación, un
fin que pueda impactar positivamente en la vida de alguien más. Así de sencilla y
poderosa es la felicidad, y afortunadamente es gratis, portátil y contagiosa.
¡Ser feliz es una decisión! Y tú ¿sabes ser feliz?
128
L
LA CONVERSACIÓN DEL
COACHING
con Julio Olalla
Hablar de coaching puede llevarnos horas.
ibros enteros se han dedicado a esta disciplina, que si bien en los últimos años
parece haberse puesto de moda, tiene décadas haciendo intervenciones
profundas en las organizaciones y transformaciones constructivas en las
personas. La etimología de coach nos remite a la palabra «carruaje», y es a través de un
proceso de coaching que nos movemos, nos transportamos conscientemente de la
persona que soy a la que quiero ser, y en los equipos vamos del resultado que tengo al
que quiero tener. Este movimiento se basa en los tres dominios de intervención del ser
humano: el lenguaje, porque somos la historia que nos contamos; la emoción, porque es
la energía que nos mueve; y la corporalidad, porque el cuerpo no miente y la cara nos
delata finalmente; el cuerpo es resultado de lo que pasa en las dos anteriores y es muy
poderoso en sus intervenciones. Lograr la coherencia en estos dominios puede
permitirnos construir una vida equilibrada y plena con resultados extraordinarios.
Se ha dicho tanto sobre el coaching que a veces se ha desvirtuado poniéndole la
palabra como apellido a un sinfín de cosas para darles fuerza o validez. Pululan las
ofertas de «coaching exprés», que sólo son una curita para las heridas del ser, pues
cuando se trata de transformación y evolución no se vale la improvisación. El coaching
ontológico es un proceso profundo y transformador, que se nutre de la filosofía, la
lingüística, la psicología y la biología, y abreva desde la mayéutica y la dialéctica hasta los
conocimientos más actuales en neurociencias, con el objetivo de lograr un incremento en
el nivel de conciencia de la persona. Es un darse cuenta para hacerse cargo, es una
formación con distinciones para desarrollar competencias para la vida explorando nuestra
capacidad e incrementando nuestro potencial.
Para mí, el coaching es transformación, y por eso abrí esta conversación con uno de
los pilares del coaching, el gran maestro Julio Olalla, quien es abogado por la
Universidad de Chile, con formación en el campo de la Teoría del Lenguaje y la
129
Educación. Es también presidente de The Newfield Network, escuela líder en el mundo
de la formación de coaches; ha trabajado en forma directa con más de 60 000 personas
durante los últimos 25 años; es autor de los libros El ritual del coaching y Del
conocimiento a la sabiduría. Desde 1980 dicta conferencias en muchos países sobre el
desarrollo de competencias y con su experiencia sostiene que: «No es posible un real
cambio en la culturade las organizaciones si no se abordan simultáneamente la
transformación personal de sus miembros, el estilo de coordinación de acciones enfocado
al logro de los resultados y los valores que fundan la convivencia al interior de estas
organizaciones».
Julio Olalla, ¿en qué radica el poder de las conversaciones?
—Los seres humanos construimos el mundo conversando, para que tú y yo estemos
conversando en este momento hubo muchas conversaciones que precedieron a esta
conversación. El conversar es un acto mágico, pero como lo tenemos tan de frente, se
nos olvida lo mágico que es el acto de conversar. Entiendo que los orígenes de la
palabra quieren decir «cambiar juntos», que tiene que ver con el acto de generar
nuevas rutas, nuevos caminos. Tú sabes del dolor que se produce cuando no nos
atrevemos a tener ciertas conversaciones en la vida y sabes los tremendos saltos que
damos cuando tenemos conversaciones que nos costaba tener; como las miremos, las
conversaciones son centrales en la existencia del ser humano.
¿Qué conversación es la más urgente en este momento para la humanidad?
—Es una enorme, enorme pregunta, pero yo diría que es atrevernos a declarar que la
situación actual requiere de que digamos «No sé». Que hay algo que en nuestra
tradición de conocimiento hasta el momento no nos permite dar el salto. Uno de los
actos más valerosos de un líder es que declare que algo ya no va; declara por lo tanto
que hay que dar un salto y que hay que lograr otro saber, otro aprendizaje. Ese acto
requiere de mucho, mucho, mucho coraje. Si no tenemos el coraje, el valor, la valentía,
nos protegemos en lo que sabemos, nos quedamos ahí en lo pequeñito y seguimos con
los viejos dolores.
¿Cómo pasar de ser los pequeñi tos a ser esos líderes que logran conectar y
mover equipos, transformar organizaciones para un mundo que hoy parece
que ha cambiado por completo?
—Una de las cosas centrales es que un líder no puede estar solamente preocupado por
obtener resultados, aumentar la competencia, la efectividad, si eso no va acompañado
130
del sentido de la vida, del propósito del existir, si no va acompañado de la solidaridad,
del servicio a los seres humanos. Yo no tengo problemas con ser efectivo en la vida,
pero la efectividad sin propósito para mí deja de llamarse efectividad.
¿Cuál es la conversación hoy para esta comunidad, en un mundo donde
parece que cualquiera puede ser coach, a cualquier cosa le llaman coaching,
de repente se nos ataca por sólo enfocar el desempeño, la mente, cuando hoy
estamos viendo una nueva mirada hacia lo integral, hacia el ser y a
escuchar el corazón?
—Una de las cosas que pasa en el mundo del hoy es que es muy fácil irse a lo que te
demandan los ejecutivos tradicionales: «Venga aquí, hágale coaching o como le llamen
a mi gente para que sea más efectiva». Yo francamente no comulgo con ese coaching;
para mí el coaching es un proceso de transformación, de transformación de los
individuos, de transformación de la organización, de transformación de nuestra
cultura, la transformación de nuestra forma de mirar, ese gran proceso, pero a veces
dada la presión de la mirada actual, alguna gente en el coaching cae en esa misma
mirada.
Dado que al coaching se le considera con frecuencia como un proceso
objetivo y mental, ¿se puede hacer coaching desde el corazón?
—Yo creo que la pregunta sería si puede hacerse sin el corazón.
¿Con cuál de los cuatro elementos se relaciona más Julio Olalla?
—Es una hermosa pregunta y me cuesta responderla porque hay ratos en que siento mi
fuego, hay momentos en que necesito de mi tierra, pero hay momentos para especular y
reflexionar en lo que sin aire, sin viento, no podemos hacerlo. Yo diría que puede que
haya uno que me habite más que otro, pero en esta profesión necesito de todos ellos.
¿Sería un poco más el éter entonces?
—¡Sí, yo diría! Ahora, insisto, cualquier cosa que yo te diga en ese sentido va a tener
las limitaciones de que a veces, cuando nos miramos a nosotros mismos vemos menos
de lo que pueden ver otros.
Y si hubiera algo que decirle a toda la humanidad, ¿qué sería?
—Es hora de no esconder los tremendos dolores que estamos sufriendo y no intentar
andar proclamando por aquí, por allá, que ya tenemos las soluciones finales de esto;
131
es hora de decir «No sé» y ofrecer ese no sé a un aprendizaje nuevo.
¡No sé! ¿Por qué nos cuesta tanto trabajo reconocer lo que no sabemos? Si declarar lo
que no sé me abre posibilidades de aprender para crecer, parece que aún tenemos un
gran trabajo interno pendiente para fortalecer la autoestima y bajar las defensas del ego,
dejar de vivir en nuestro personaje, ser más auténticos y honestos. Los hechos suenan
más que las palabras, así que cada uno tenemos varias áreas en proceso y asignaturas
pendientes de aprender para crear juntos un nuevo mundo antes de que nuestros
problemas globales acaben minando la puerta de nuestro hogar.
El coaching ontológico nos ofrece esa mirada consciente para ser congruentes; los
griegos decían «Dame una palanca y moveré el mundo», y creo que esa palanca está en
la capacidad de conversar sin máscaras con nosotros mismos y con los demás. Hoy la
humanidad nos demanda con urgencia un cambio en los procedimientos empresariales,
en las políticas públicas, en las normas ecológicas, en las estructuras familiares y en
nuestras conductas para evitar que en pocas décadas nos lleguemos a colapsar.
¿Qué es lo que hoy no sabemos y de aprenderlo estaríamos ya en otro lugar, a otro
nivel, con mejores resultados? ¡Hagámonos cargo!
132
C
LA CONVERSACIÓN DEL
CORAZÓN
con Julieta Enríquez
¡Ay corazón, qué bien me hace escucharte!
allar la mente por un instante, parar el ruido del mundo, silenciar el ego y
conectarme con tu voz.
En ti puedo percibir la intuición de lo que es posible. ¡Lo que me late! El
acelere de un beso apasionado que pone tus latidos a mil; puedo sentir tu fuerza como el
fuego en el centro de la tierra cuando queremos arriesgarnos por un sueño. ¡Siento que
me incendias! Conozco tu canto en mis momentos de alegría, tus explosiones como
juegos pirotécnicos, en las labores de altruismo parece que no cabes y te quieres salir
como si quisieras abrazar al otro corazón; conozco tu ritmo perfecto y sincronizado en
mis meditaciones, y ese sonido único como el eco de un tambor interno que me calma y
suavemente me sabe conectar con mi centro.
¡Corazón, corazón! Cada vez que me he caído, cada vez que me ha dolido, recurro a
ti, aunque a veces parece que te he lastimado; te expuse de más, te entregué sin pensar,
te he roto, como si te fragmentaras; he sentido la estocada que atraviesa el alma, la que
se siente como una punzada helada en el corazón, ese dolor para el que no alcanzan las
palabras, y llevo mis manos al pecho tratando de contenerte cuando ni mis rodillas me
pueden sostener de pie. Recuerdo el día que falleció mi padre, ahí entendí cuando la
gente dice que te duele el corazón, te falta algo más que el aire, así se siente el dolor de la
pérdida o de la traición, es un embate, un gancho directo, es la noche más profunda para
el alma, es no poder dormir hasta que te tomas un calmante y al despertar ruegas porque
todo haya sido un sueño, una pesadilla, pero la realidad ahí está; recuerdo cuando
enfrenté la pérdida y años después la traición, y mis días se volvieron grises, no le
encontraba sabor a nada y estaba ausente de todo, apenas te sentía latir sin ritmo ni
alegría, mi cuerpo me mostraba todos los síntomas de mi oscuridad, sólo trataba de
mantenerme con vida, sólo quería dormirme, sólo quería evadirme y trabajar sin parar.
Fue mi único escape, hasta que me agoté, me enfermé, me rendí y tengo muy claro el
133
momento en que sólo pude decirle a Dios: «Dame fuerzas, por favor».
Entonces pude sentir una luz tibia y vi de frente a mi gran maestro Jesús; su luz se
extendió a mi corazón y vi sanar cada una de mis heridas y sentir de nuevo mis latidos
con fuerza, con amor y compasión. Sé que muchas personas han experimentado
situaciones similares, tengouna colección de conversaciones de grandes amigos en
situaciones críticas, y también tengo muchas experiencias únicas sin explicación alguna, y
también sé que en este momento algunos se habrán reído y preguntado: ¿qué se fumó la
autora? Pero me complace decir que nunca he probado ninguna droga, bastante tenemos
con los neuropéptidos del cerebro y la respiración holotrópica; sí, sé que puede sonar
inverosímil, pero éste es un momento en que la humanidad requiere cuestionarse más los
juicios que habitan en la mente, tantas creencias que nos están separando, que nos están
enfermando y, peor aún, nos estamos matando; es tiempo de abrir el corazón, y no lo
digo románticamente, pues de ser cursi se me acusa; hoy la ciencia poco a poco va
respaldando lo que siglos atrás dijeron nuestros ancestros con la sabiduría milenaria; el
corazón no es un músculo, no es una bomba de contracción y expansión con su sístole y
diástole para irrigar el flujo sanguíneo. ¡No! El corazón es mucho más que eso y de
verdad celebro que ahora sea la comunidad científica internacional la que lo confirma.
La neurocardiología sustenta que aproximadamente 65% de las células del corazón son
neuronas como las que tenemos en el cerebro y funcionan de la misma forma; el corazón
es la principal estructura glandular endocrina del cuerpo, ya que produce hormonas que
afectan las operaciones del cuerpo y del cerebro; nuestro corazón produce energía
eléctrica creando un campo electromagnético idéntico al campo electromagnético
alrededor de la Tierra. Se ha comprobado que cuando muchas personas alteramos
nuestro campo a través de nuestras emociones también como una masa crítica, alteramos
el campo electromagnético del planeta.
La Universidad de Oxford ha realizado varias investigaciones sobre las capacidades del
corazón y hace más de un siglo Rudolf Steiner dijo: «El mayor descubrimiento de la
ciencia en esta era y nuestro desafío como humanidad sería permitir al corazón
enseñarnos a pensar de una nueva forma».
Parece que Steiner, filósofo, erudito, educador, artista y pensador social se adelantó
tanto a su época que fue etiquetado de ocultista.
Actualmente, científicos como Gregg Braden, físico y geólogo, autor de varios
bestsellers, entre ellos La Matriz Divina, confirman el poder que ejerce nuestro corazón
a través de su lenguaje coherente entre nuestras emociones, sentimientos, pensamientos
y creencias. Necesitamos conocer el asombroso principio de la resonancia, con la cual
estamos comunicándonos todo el tiempo ante todo el universo y así construimos nuestro
cuerpo, nuestras relaciones y nuestros resultados. Ahora entendemos que para lograr una
134
vida plena necesitamos aprender a vivir desde el corazón, porque el corazón no juzga,
mientras que si vivimos con los juicios de la mente alimentamos el ego y la separación.
Con el corazón podemos apreciar las experiencias y observar los obstáculos o
contratiempos como una oportunidad de crecimiento, así no buscaremos apartarnos del
dolor sin aprender su lección. Gregg nos incita a expresar nuestras emociones y a
conversar sobre nuestras sensaciones en lugar de guardarlas, ya que de hacerlo sólo se
acumularán y nos enfermarán, al tiempo que atraeremos más experiencias en caos con
nuestra resonancia, por eso necesitamos aprender a llegar a la coherencia del corazón.
Por su parte, Howard Martin, miembro del comité directivo de la Iniciativa de
Coherencia Global, con bases científicas propone unir a millones de personas sin juzgar
sus creencias para cambiar la conciencia global de la inestabilidad al equilibrio y a la
cooperación, para lo cual renombrados científicos han desarrollado un sistema de
medición de las ondas cerebrales y el ritmo cardíaco del planeta en tiempo real,
explorando el campo magnético de la Tierra que está influido por la resonancia emocional
humana colectiva resultante de la intención dirigida al corazón, o en respuesta a eventos
importantes que afectan las emociones humanas, entendiendo que cuanto más coherentes
somos con el corazón, mayor es la conexión energética resonante que tenemos con las
personas, dentro de nosotros mismos y con la naturaleza. Esto mejora el discernimiento
intuitivo individual y colectivo para resolver problemas sociales, ambientales y globales.
Howard Martin agrega que el corazón es una fuerza interior de inteligencia y sabiduría,
intuitiva, veloz, exigente. Es el lugar donde emerge nuestro auténtico ser, nuestra
verdadera esencia, ahí nacen las emociones que más veneramos en nuestra vida: el amor,
el cariño, la compasión, el agradecimiento. El corazón es la fuente más poderosa de
bioelectricidad del cuerpo, 100 veces más potente eléctricamente y 5 000 veces más
potente magnéticamente que el cerebro. Esta energía eléctrica impregna cada célula de
nuestro cuerpo y cambia según nuestro estado emocional. Si sentimos emociones
negativas como ira, frustración, rencor, se produce un espectro incoherente en este
campo electromagnético. En cambio, si comenzamos a experimentar emociones
asociadas metafóricamente con el corazón, como amor, compasión, amabilidad,
agradecimiento, etcétera, entonces se produce un espectro coherente en el campo y
emitimos esta energía electromagnética a cada célula de nuestro cuerpo.
El doctor Howard insiste en la importancia de servir: si tomas algo, lo devuelves; si
este planeta nos está dando algo debemos cuidarlo; si la gente nos aporta, debemos ser
recíprocos; todo es un circuito, no podemos romper el equilibrio.
Uno de los mayores impulsores científicos para integrar esta novedosa mirada al
corazón es el Instituto HeartMath, fundado en 1991, cuya iniciativa propone establecer la
armonía en la vida basada en el corazón y la coherencia global. Se trata de inspirar a las
135
personas a conectarse con la inteligencia y la orientación de sus propios corazones. Su
fundador, Doc Childre, está convencido de que al aprovechar la inteligencia de nuestro
corazón nos alejaremos de los destructivos ciclos del estrés: «Cuanto más practique la
humanidad vivir desde el corazón, estaremos más preparados para pasar a un nuevo
nivel de conciencia, llevando a la práctica la intuición del corazón y alcanzaremos el
sentido común basado en la inteligencia práctica».
Hablar sobre el corazón podría ser el capítulo más extenso, podríamos agregar al gran
biólogo celular Bruce Lipton, que con sus aportaciones sobre epigenética y biología de la
creencia reta a las teorías más clásicas de la ciencia, tanto como lo hace el bioquímico,
biólogo, investigador y escritor Rupert Sheldrake, con su propuesta de resonancia
mórfica para la evolución de las especies a través de nuestros campos morfogenéticos.
Leer ambas teorías enriquecería la conversación del corazón con argumentos tan
disruptivos como apasionantes, y de eso se hacen los grandes cambios que nos impulsan
a cuestionarnos, a romper paradigmas y abrirnos a nuevas formas tan infinitas como el
mismo universo. Pero mi intención no es hacer un tratado sobre las últimas
investigaciones, no es darle más argumentos a la mente, ¡ya tiene suficientes! Mi
intención en este capítulo es llevarnos a una conversación con nuestro corazón,
reconociendo que a través de él tuvimos nuestra primera conversación, cuando
sincronizamos nuestros latidos con los de nuestra madre en ese espacio vital de
concepción, nuestra vida intrauterina.
¿Qué habrá sido lo primero que nos dijo nuestra madre al saberse embarazada?
Nuestra primera conversación fue con la mujer que nos dio la vida, y aunque nuestros
papás también disfrutaban hablarnos desde afuera, con nuestra madre tuvimos una
conversación de 24 horas todos los meses que estuvimos en gestación y no había sonido
más hermoso y amoroso entre el eco del líquido amniótico que los latidos de su corazón
sincronizándose con nosotros.
Por eso, escuchar nuestros latidos nos da una sensación de calma reconfortante. Con
nuestra madre intercambiamos fluidos, sangre, nutrientes, genes, hormonas, emociones;
empezamos a experimentar el mundo a través de sus ojos y suspercepciones; claro que
también nos compartió sus miedos y creencias. Pero empecemos por apreciar que todos
y cada uno de nosotros somos un acto de amor; esos meses en el vientre conversamos
tantas veces hasta que llegó nuestro momento de salir al mundo. Ahí agregamos las
miradas más profundas y transparentes; mi mamá decía que sólo con ver el brillo o la
dulzura de mis ojos sentía que le respondía cada palabra de amor, y aunque mi papá
siempre estuvo ahí con ella, fue mi primera conversación. Con los años, sin duda estas
conversaciones han variado, pero aun en la distancia son nuestros corazones los que
siempre se sienten, y al sentirnos también estamos comunicando. Lo relevante es
136
conversar, experimentar, expresar desde el corazón, porque ahí encontraremos las
mejores respuestas.
«De lo que abunda en el corazón habla la boca».
Lucas 6:45
Una vez escuché que cuando Dios terminó de crear al mundo se cuestionó:
—¿Cuál sería el mejor lugar donde yo podría estar?
Y un ángel le contestó:
—Dios, los humanos quieren que les resuelvas todo, así que busca un lugar apartado
como la cima de la montaña más alta para que no vengan a cada rato.
Y otro ángel respondió:
—No, los humanos son muy persistentes y escalarán las montañas más altas. Es mejor
que permanezcas bajo el agua en la profundidad del mar porque ellos no pueden respirar
ahí.
A lo que el otro ángel añadió:
—Los humanos son muy inteligentes, seguro que inventarán algo para navegar en la
profundidad del mar.
Así que Dios concluyó:
—Ya sé dónde me voy a quedar, me quedaré en su corazón, así cuando necesiten de
mí, ya saben dónde encontrarme.
Tal vez por eso podemos encontrar tanta calma, confianza, fuerza, paz y amor al
escuchar el corazón, y aunque ahora la ciencia va comprobando la fuerza creadora en la
coherencia del corazón, siglos atrás se nos ha compartido en distintas formas esta
información.
«El corazón tiene razones que la razón ignora».
Blaise Pascal
«Sólo se ve bien con el corazón; lo esencial es invisible para los ojos».
Antoine de Saint-Exupéry
«La razón puede advertirnos sobre lo que conviene evitar; sólo el corazón nos dice lo
que es preciso hacer».
Joseph Joubert
«Por muy lejos que el espíritu vaya, nunca irá más lejos que el corazón».
Confucio
«El problema del hombre no está en la bomba atómica, sino en su corazón».
137
Albert Einstein
«Las verdades que revela la inteligencia permanecen estériles. Sólo el corazón es capaz
de fecundar los sueños».
Anatole France
«La peor prisión es un corazón cerrado».
Juan Pablo II
«No me digan ustedes en dónde están mis ojos, pregunten hacia dónde va mi corazón».
Jaime Sabines
¿Cómo está hoy tu corazón? ¿Estás listo para escucharlo?
138
L
LA CONVERSACIÓN
CONTIGO MISMO
Los seres humanos siempre 
estamos en una conversación.
a conversación pública es cuando abro la boca y alguien me escucha, una o mil
personas, mi conversación pública tiene interlocutor para juntos cocrear nuestra
realidad, mientras que la conversación privada o interna es la que tengo conmigo
misma y es la más poderosa, porque a partir de ella se diseñarán las otras, pero sobre
todo a partir de lo que me digo estoy creando con cada palabra mi realidad, me voy
construyendo a mí misma.
¿La historia que hoy te cuentas te sirve, te libera o te empieza a estancar?
Cuando te haces las preguntas adecuadas llegan las respuestas necesarias; así, dejé de
divagar en la banalidad para sumergirme en mis entrañas y desterrar mis excusas; mis
recetas para la vida estaban por caducar y mis fórmulas empezaban a resultar binomios
repetitivos, sólo cambiando mi conversación privada pude conectarme con el sentido de
mi vida. Entrar en congruencia me permitió ser para hacer, y por añadidura tener. Ya
había perdido años argumentándome infinidad de excusas y mi mente se había graduado
en la maestría de la justificación.
Se alaba tanto la lucidez de la mente que subestimamos el poder de la conversación
con el corazón y la conexión con nuestro cuerpo para encontrar mejores respuestas que
los cuentos llenos de ego que la mente nos cuenta. Podemos pasar años justificándonos
hasta que las obsesiones nos destruyan; así, yo también cometí el error de tratar de tener
todo bajo control, subí mis barreras tanto como mis expectativas y, por supuesto, me
aseguré de estar muy ocupada, sumamente ocupada,
superarchirrecontraultramegaocupada, pues en este caótico mundo te aplauden, o parece
que eres mucho más importante, en la medida en que estés muy ocupado. ¿En serio nos
la creemos? Estando tan ocupados y apresurados sólo corremos el riesgo de olvidarnos
de qué se trata la vida y, desde luego, de ¡vivirla! Qué irónico, ¿no creen?
Así, dejamos de intimar, de experimentar, de abrazarnos o reflejarnos en la
profundidad de otra mirada, y cómodamente nos volvemos más virtuales; yo puse
distancia a todo lo que pudiera recordarme que soy vulnerable y frágil, sobre todo frágil,
139
tal vez por eso llevaba tantos años haciéndome la fuerte, hasta que me cansé, y en ese
cansancio encontré mi punto de quiebre con un desgaste emocional, físico y mental. Esta
vez el dolor me sacudió; sí, ese dolor que en alguna ocasión todos hemos experimentado,
pero cada uno tiene su umbral o, sin darnos cuenta, empezamos a acostumbrarnos a él
hasta que la vida te da un golpe para despertarte. ¡Auch! Esos golpes que duelen hasta el
alma, cuando tocas fondo y muerdes el polvo. ¿Te ha pasado? ¡Por supuesto que yo
también he tocado fondo!
En la vida aprendemos por discernimiento o por sufrimiento, así que después de
recoger mis cachitos me he comprometido a vivir más conscientemente; tocar fondo
puede ser la experiencia más constructiva o la más destructiva, depende de la historia que
nos contemos con nuestra muy personal interpretación de los hechos y de acuerdo con
nuestro nivel de conciencia. Si nos enfocamos en la culpa o en el resentimiento, nos
vamos a sepultar; necesitamos observar diferentes perspectivas de nuestras experiencias
haciéndonos preguntas que nos lleven a pensar y a hacer cosas diferentes.
¿Cuáles son las preguntas más frecuentes en tu mente? ¿Adónde te van llevando tus
respuestas?
Las neurociencias concluyen que un ser humano tiene en promedio de 60 000 a 70
000 pensamientos diarios; lo increíble y lamentable es que 90% de lo que pensamos hoy
es lo mismo que pensamos ayer, y lo de ayer es lo de antier… ¡Qué desperdicio!, ¿no
crees? ¡Somos tan repetitivos! Ahora me queda más claro que todos vamos a morir, pero
no todos vamos a VIVIR; se requiere conciencia y valor para sentir que te corre la sangre
por las venas y encuentras un sentido de vida que enciende un fuego dentro de ti.
Creo que después de escuchar la voz de tantos agentes de cambio y coincidir en que
todos nuestros resultados dependen de la historia que nos contamos, de la conversación
en la que habitamos, es preciso empezar a ser más conscientes de nuestra conversación
interna.
¿Qué es lo que me digo más seguido y con eso qué consigo?
¿Cuáles son los juicios con los que vivo y qué tan limitantes son?
¿Cómo está mi nivel de autoengaño o mi ansiedad de control?
¡Seamos honestos, por favor!
Creo que si algo hace atractiva e interesante a una persona es que sea capaz de ser
congruente, coherente, consciente, porque la gente que culpa y critica a los demás sin
observar sus propias urgencias y carencias es la que sobra en la actualidad; la gente que
se miente, se acobarda, se excusa o se oculta es la que más critica y ataca o lastima a los
demás y ¿para qué? ¿Para no sentirse tan mal, tan sola, tan vacía? Si algo he aprendido
observando a las personas es que: ¡los lastimados lastiman!
Por eso es indispensable que seamos honestos con nosotros mismos para ser
140
coherentes. En este momento de mi vida:
¿A qué necesito decir sí, y comprometerme a hacerlo?
¿A qué necesito decir no para cambiar mis resultados?
¿De qué ya basta, ya no va conmigo, ya no me describe, ya no es negociable?
¿Qué es lo que no sé y me abro a aprender para crecer?
Seamos responsables de nuestra salud,cuerpo, emociones, recursos, para respetarnos
y amarnos, pues tratamos al mundo entero como nos tratamos a nosotros mismos. No se
trata de ego, ¡nada es tan dañino como la soberbia! Se trata de autoconocimiento,
honestidad, humildad, conciencia, compasión, autoestima y amor. ¡Todo se trata de
amor!
Conecta tu conversación interior a la sabiduría de tu corazón y el mundo será mucho
mejor.
¿De qué sirve este viaje a través de las palabras en sus últimas páginas?
La intención no es llenarte de información, hechos, ejemplos, declaraciones… ¡No! La
intención de estas páginas es conectar contigo para compartir, como si las palabras
pudieran hacernos coincidir, como si al final de un capítulo pudiera ver tus ojos y percibir
que puedes sentir y comprender las historias, como yo pude ver a los ojos de cada uno
de los protagonistas y en esas pupilas encontrar las mismas inquietudes como seres
humanos; aquí están las intenciones de nuestros corazones, de alguna u otra forma todos
dijimos lo mismo: «Siento que esto puede estar mejor, creo que en algo puedo contribuir,
sé que tengo algo que decir y confío en que seamos cada día más y más los que
empecemos a construir conversaciones generativas, propositivas, amorosas,
transformadoras».
Hay que decir:
Sí a la vida, al amor, al esfuerzo, a la disciplina, a tu pasión, a la unidad, a la
transformación.
No a la soberbia, a la ignorancia, a la crítica, a las excusas, a la pereza, a la
superficialidad.
Basta a las injusticias, abusos, crueldad, separación, crímenes, discriminación, apatía.
«En la lengua hay poder de vida y muerte».
Proverbios 18:21
Aún tenemos tanto por aprender y mucho más por hacer. Estas páginas llevan las voces
de los que estamos buscando un cambio, de los que creemos apasionadamente en la
transformación, de los que no estamos dispuestos a quedarnos sentados, ni callados, de
los que con pequeñas acciones constantes sumamos unidad y apostamos por la grandeza
que hay en tantas almas buenas. En verdad somos tantos, somos más, y aquí estás.
141
Si somos una manada, entonces empecemos a aullar; si somos almas en experiencias
humanas, entonces empecemos a meditar; si somos guerreros incansables, entonces
toquemos los tambores, y si además de todo esto somos una partícula de amor,
entramados en este universo, entonces empecemos a AMAR.
Te amo tanto como he aprendido a amarme yo, hacerlo ha sido un proceso para cada
uno de nosotros.
¡No te calles! ¡No te guardes! ¡No te rajes!
La vida es muy corta y no espera a nadie, abre tu corazón y confía en toda esa fuerza
y luz que hay en ti.
Vive en gratitud y sé consciente del enorme poder creador en tus palabras.
«Una palabra tuya bastará para sanarme» .
Mateo 8:8
142
143
144
145
Acerca del autor
JULIETA ENRÍQUEZ es máster en coaching ontológico y comunicóloga con más de veinte años de experiencia
en radio, televisión y medios impresos. Actualmente ofrece seminarios para grandes corporativos, en los que
ayuda a crear equipos de alto rendimiento mediante el desarrollo de la asertividad, la inteligencia emocional y el
liderazgo.
146
Diseño de portada: © Ramón Navarro
Imágenes de portada: © Shutterstock / Karma3 y Angie Makes
Diseño de interiores: Grafia Editores, S.A. de C.V.
© 2018, Julieta Enríquez
Derechos reservados
© 2018, Editorial Planeta Mexicana, S.A. de C.V.
Bajo el sello editorial DIANA M.R.
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Colonia Polanco V Sección
Delegación Miguel Hidalgo
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Primera edición impresa en México: agosto de 2018
ISBN: 978-607-07-5143-1
Primera edición en formato epub: agosto de 2018
ISBN: 978-607-07-5144-8
No se permite la reproducción total o parcial de este libro ni su incorporación a un sistema informático, ni su transmisión en cualquier
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Índice
Portadilla 2
INTRODUCCIÓN 7
LA CONVERSACIÓN DEL 10
DOLOR 10
con Virginia Sendel 10
LA CONVERSACIÓN DE LA 14
ADICCIÓN 14
con Alex Lobo 14
LA CONVERSACIÓN DE LAS 20
IDEAS 20
con Andrés Roemer 20
LA CONVERSACIÓN DEL 25
DINERO 25
con Alejandro Saracho 25
LA CONVERSACIÓN DE LA 30
INCERTIDUMBRE 30
con Farid Dieck 30
LA CONVERSACIÓN DEL 35
MIEDO 35
con Jorge Bucay 35
LA CONVERSACIÓN DE LA 39
GRATITUD 39
con Adriana Macías 39
LA CONVERSACIÓN DEL 43
ÉXITO 43
con Ricardo Perret 43
LA CONVERSACIÓN DE LA 47
GENEROSIDAD 47
149
con Las Patronas 47
LA CONVERSACIÓN DE LA 55
INDIGNACIÓN 55
con Emilio Álvarez Icaza 55
LA CONVERSACIÓN DE 58
NOSOTROS 58
con Ingala Robl 58
LA CONVERSACIÓN DE LA 62
ESCUCHA 62
con Eduardo Nájera 62
LA CONVERSACIÓN DEL 67
TALENTO 67
con Tamara Vargas 67
LA CONVERSACIÓN DE LA 70
CREATIVIDAD 70
con Eduardo Limón 70
LA CONVERSACIÓN DE LA 76
AUTENTICIDAD 76
con Diego Dreyfus 76
LA CONVERSACIÓN DEL 79
ALMA 79
con Josep Soler 79
LA CONVERSACIÓN DE LA 83
PAREJA 83
con Mario Guerra 83
LA CONVERSACIÓN DEL 88
ENTUSIASMO 88
con Estela Salinas 88
LA CONVERSACIÓN DEL 93
150
AMOR 93
con Alejandro Solalinde 93
LA CONVERSACIÓN DEL 97
CEREBRO 97
con Eduardo Calixto 97
LA CONVERSACIÓN DEL 102
TERREMOTO 102
con Carlos Cienfuegos 102
LA CONVERSACIÓN DE LA 112
RESILIENCIA 112
con Nely Miranda 112
LA CONVERSACIÓN DEL 116
BIENESTAR 116
con Gaby Vargas 116
LA CONVERSACIÓN DE LA 120
FELICIDAD 120
con Jesse O’Connor 120
LA CONVERSACIÓN DEL 129
COACHING 129
con Julio Olalla 129
LA CONVERSACIÓN DEL 133
CORAZÓN 133
con Julieta Enríquez 133
LA CONVERSACIÓN 139
CONTIGO MISMO 139
Acerca del autor 146
Créditos 147
Planeta de libros 148
151
152
	Portadilla
	INTRODUCCIÓN
	LA CONVERSACIÓN DEL
	DOLOR
	con Virginia Sendel
	LA CONVERSACIÓN DE LA
	ADICCIÓN
	con Alex Lobo
	LA CONVERSACIÓN DE LAS
	IDEAS
	con Andrés Roemer
	LA CONVERSACIÓN DEL
	DINERO
	con Alejandro Saracho
	LA CONVERSACIÓN DE LA
	INCERTIDUMBRE
	con Farid Dieck
	LA CONVERSACIÓN DEL
	MIEDO
	con Jorge Bucay
	LA CONVERSACIÓN DE LA
	GRATITUD
	con Adriana Macías
	LA CONVERSACIÓN DEL
	ÉXITO
	con Ricardo Perret
	LA CONVERSACIÓN DE LA
	GENEROSIDAD
	con Las Patronas
	LA CONVERSACIÓN DE LA
	INDIGNACIÓN
	con Emilio Álvarez Icaza
	LA CONVERSACIÓN DE
	NOSOTROS
	con Ingala Robl
	LA CONVERSACIÓN DE LA
	ESCUCHA
	con Eduardo Nájera
	LA CONVERSACIÓN DEL
	TALENTO
	con Tamara Vargas
	LA CONVERSACIÓN DE LA
	CREATIVIDAD
	con Eduardo Limón
	LA CONVERSACIÓN DE LA
	AUTENTICIDAD
	con Diego Dreyfus
	LA CONVERSACIÓN DEL
	ALMA
	con Josep Soler
	LA CONVERSACIÓN DE LA
	PAREJA
	con Mario Guerra
	LA CONVERSACIÓN DEL
	ENTUSIASMO
	con Estela Salinas
	LA CONVERSACIÓN DEL
	AMOR
	con Alejandro Solalinde
	LA CONVERSACIÓN DEL
	CEREBRO
	con Eduardo Calixto
	LA CONVERSACIÓN DEL
	TERREMOTO
	con Carlos Cienfuegos
	LA CONVERSACIÓN DE LA
	RESILIENCIA
	con Nely Miranda
	LA CONVERSACIÓN DEL
	BIENESTAR
	con Gaby Vargas
	LA CONVERSACIÓN DE LA
	FELICIDAD
	con Jesse O’Connor
	LA CONVERSACIÓN DEL
	COACHING
	con Julio Olalla
	LA CONVERSACIÓN DEL
	CORAZÓN
	con Julieta Enríquez
	LA CONVERSACIÓN
	CONTIGO MISMO
	Acerca del autor
	Créditos
	Planeta de libros