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Anatomía fisiologica

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F J. Pardo· /J. J. Vázquez · 
El hígado es un órgano esencialmente parenquimato-
so, en el que el tejido conjuntivo es muy escaso y está 
representado fundamentalmente por el tejido fibrilar de 
los espacios porta y por las células de Kupffer. Este 
hecho, junto con el papel central en el metabolismo, 
condicionan unos patrones de reacción frente a las 
noxas muy distintos a los de otros órganos y territorios. 
Así, cuando hablamos de hepatitis aguda no estamos 
señalando un proceso exudativo-vascular, sino una 
lesión hepatocelular, conducente a necrosis más o 
menos extensas; la lesión se desarrolla entonces princi-
palmente en el lobulillo, con escasa reacción mesenqui-
matosa. En cambio, en la hepatitis crónica se expresa 
preponderantemente la reacción en el conjuntivo de los 
espacios porta. Este hecho ha ido perfilando una divi-
sión de la hepatitis desde el punto de vista morfológico: 
por una parte, la hepatitis lobulillar, generalmente de 
curso agudo, y por la otra la hepatitis de tipo portal y 
periportal, de curso crónico. Esta división no es tajante, 
en ocasiones podemos ver una hepatitis de tipo lobuli-
llar evolucionando crónicamente y, a su vez, la hepatitis 
crónica puede iniciarse en una aguda, de manera que 
nos encontramos entonces ante un proceso dinámico en 
el que no existe una frontera nítida, sino una amplia 
área de transición. Por otra parte, el cuadro morfológi-
co de una y otra hepatitis puede ser producido por 
noxas diferentes. 
Todos estos hechos han motivado que la terminología 
se haya complicado notablemente. Esto se acusa espe-
cialmente en la hepatitis crónica, en la que incluso los 
mismos términos tienen significados diferentes según 
los distintos autores. Esto obliga a iniciar la descripción 
anatomopatológica por una explicación terminológica, 
en un intento de deslindar el contenido. 
Vamos a seguir la clasificación más generalizada en 
Europa 5 , que distingue tres formas: l. la hepatitis cró-
nica persistente (HCP) de tipo portal, 2. la hepatitis cró-
nica activa (HCA) de tipo portal y periportal y 3. la 
hepatitis lobulillar crónica (HLC). 
* Departamento de Anatomía Patológica. Clínica Universita-
ria. Facultad de Medicina. Universidad de Navarra. Pam-
plona. 
269 
Hepatitis crónica persistente (HCP) 
Puede seguir a una hepatitis aguda o presentarse 
solapadamente como tal hepatitis crónica. Histológica-
mente se caracteriza por una densa infiltración infla-
matoria crónica de los espacios porta, constituida pre-
dominantemente por linfocitos. La arquitectura se halla 
bien preservada y no existe inflamación en los lobulillos 
o ésta es muy ligera (fig. 1 ). En general, los límites lobu-
lillares son nítidos, aunque en ocasiones, si el infiltrado 
linfocitario es muy abundante, éste puede rebasar el 
espacio porta, produciéndose una "inundación" ("Spi-
llover") de linfocitos en la periferia del lobulillo que no 
se acompaña de necrosis de hepatocitos, lo que la dife-
rencia de la necrosis en sacabocados 16 • 
Fig. l .~Infiltración de linfocitos en espacio porta en la hepatitis cróni-
ca persistente. H. E. x 216. 
Evolutivamente, la HCP puede mantenerse durante 
meses o años, o regresar, pero en algún caso se produce 
el paso a la HCA. 
El cuadro histológico de la HCP no es muy específico 
1- 3 , por lo que el diagnóstico debe establecerse en con-
cordancia con la historia clínica. Un cuadro histológico 
semejante al de la HCP se puede presentar en otras enti-
dades con las que se debe establecer el diagnóstico dife-
rencial. Entre ellas se pueden señalar: 
REVISTA DE MEDICINA DE LA UNIVERSIDAD DE NAVARRA 21 
1. La hepatitis aguda, especialmente cuando existe 
una importante infiltración portal 6 • El tiempo de evolu-
ción es entonces decisivo; no se debe hablar de hepatitis 
crónica antes de los seis meses. En estos casos Lud-
wig 11 propone el término de "hepatitis viral no resuel-
ta". 
2. La HCA de poca actividad, sobre todo cuando el 
fragmento de biopsia comprende sólo uno o dos espa-
cios porta, ya que unos espacios porta pueden presentar 
el cuadro de la HCP, mientras en otros se observan "ne-
crosis en sacabocados". Por otra parte, una HCA trata-
da con corticoides puede ofrecer el cuadro de una HCP. 
La supresión del tratamiento puede ir seguida de una 
reactivación, acompañada del cuadro propio de la 
HCA 1 • 
3. La infiltración precoz de las enfermedades linfo-
proliferativas, especialmente la leucemia linfoide cróni-
ca y el linfoma linfocítico bien diferenciado 11 , puede 
semejar una infiltración portal. El diagnóstico correcto 
se puede establecer por la densidad y uniformidad del 
infiltrado 17 y por la ausencia de datos analíticos que 
señalen la existencia de daño hepático. 
4. Cuadros microscópicos semejantes al de la HCP se 
n11nrln-n nh0n.,....,.,.,.,...., +.,Y"nhi.6n n:n han".'ltitic> T'O".lrithroeo nn 
_t-'U ..... \.A.V.J..J. V.JJUV.L V U.L l..tU.L.J..J.,},,J.LV.J..J. \J.J..1. .1..1.vpu1..t.1.1..t.J.U ÁVUVl..t.J.V uu .L..l.V 
específicas y en la cirrosis biliar primaria. En estos 
casos es esencial la historia clínica y los datos bioquími-
cos 11 • 
Hepatitis crónica activa (HCA) 
(Hepatitis crónica agresiva 5 , enfermedad hepática 
crónica activa 1 , hepatitis periportal 11 ). 
De Groote y col. 5 introdujeron en 1968 el término 
hepatitis crónica agresiva para designar el cuadro his-
tológico caracterizado por la infiltración inflamatoria 
de los espacios porta y la necrosis en sacabocados. 
Estos autores reservaban el término hepatitis crónica 
activa para designar el cuadro clínico generalmente 
asociado con la lesión anatomopatológica. Esta distin-
ción no ha sido aceptada por todos y se ha venido gene-
ralizando el término hepatitis crónica activa para desig-
nar también el cuadro histológico, ya que la palabra 
agresiva tiene una connotación ominosa para el pacien-
te y supone una proliferación innecesaria de térmi-
nos 16 • 
El cuadro histológico se caracteriza por la infiltra-
ción inflamatoria crónica de los espacios porta y peri-
porta, constituida por linfocitos y algunas células plas-
máticas (fig. 2), y por las necrosis de células hepáticas 
en el área limitante entre parénquima y tejido conjunti-
vo, conocidas como necrosis en sacabocados ("piece-
meal necrosis") (fig. 3). La necrosis en sacabocados se 
reconoce por la irregularidad del límite entre parénqui-
ma y tejido conjuntivo, y por la presencia de hepatocitos 
hinchados aislados en el conjuntivo 17 • A medida que la 
inflamación progresa y se necrosan nuevas células 
hepáticas, los espacios porta se observan aparentemen-
te agrandados, y en ellos persisten aún hepatocitos hin-
chados, a veces en grupos a modo de glándulas dispues-
tos cerca de los conductos biliares,,que constituyen las 
"rosetas" de células hepáticas (fig. 4). Las áreas centra-
les y medias de los lobulillos se hallan más o menos pre-
servadas. Los conductos biliares pueden ser asiento de 
alteraciones, lo que, según Poulsen y Christoffersen 14 , 
señala un peor pronóstico. 
Paralelamente a la destrucción de hepatocitos y a la 
progresión del infiltrado inflamatorio, se produce un 
2 2 REVISTA DE MEDICINA DE LA UNIVERSIDAD DE NAVARRA 
Fig. 2.-Infiltración portal y periportal en la heptatitis crónica activa. 
H. E. x 216. 
Fig. 3.-"Necrosis en sacabocados" en el área periportal de una hepa-
titis crónica activa. H. E. x 860. 
Fig. 4.- "Tubu/ización" de los hepatocitos alrededor de los espacios 
porta en la hepatitis crónica activa. H. E. x 540. 
270 
avance de los fibroblastos que depositan colágena y for-
man los septos "activos" (fig . 5). Junto a estos, en la 
HCA pueden existir también septos o puentes "pasivos" , 
originados por necrosis masivas y el colapso subsiguien-
te 3 , que conectan espacios porta con venas centrolobu-
lillares. Bayer y Klatskin 3 , que observaron la formación 
de puentes pasivos en pacientes con hepatitis viral agu-
da, usaron el término necrosis hepática subaguda para 
designar aquella lesión. No obstante, el adjetivo sub-
agudano ha sido generalmente aceptado, ya que no es 
· fácil de definir, y resulta inapropiado cuando se obser-
va en hepatitis agudas o en una forma crónica 16 • Más 
apropiada resulta la denominación de necrosis hepática 
con formación de puentes 4 • 
Fig. 5.-Formación de septos activos y pasivos a partir del espacio por-
ta en la hepatitis crónica activa. Reticulina x 540. 
La necrosis hepática con formación de pu!'lntes, si se 
halla presente, es un rasgo importante de HCA, pero no 
guarda relación con ella necesariamente. En efecto, el 
paciente que sobrevive a una necrosis hepática masiva, 
inducida por virus o un tóxico, suele curar bien si no se 
complica 12 . No obstante, es más fácil que evolucione 
hacia la HCA una hepatitis aguda que cursa con necro-
sis masivas que una hepatitis aguda no complicada. 
De Groote y col. 5 distinguieron dos formas de HCA, 
una moderada y otra severa, según la actividad. En la 
HCA moderada la arquitectura hepática se halla preser-
vada y el cuadro queda limitado a la inflamación y a la 
necrosis en sacabocados. En la HCA severa las lesiones 
son más universales y se observan con frecuencia "ro-
setas" de hepatocitos, necrosis hepática con formación 
de puentes y la regeneración es manifiesta. La forma-
ción de puentes y la regeneración ocasionan la altera-
ción de la arquitectura hepática, produciendo una 
transformación semejante a la cirrosis. 
El diagnóstico diferencial de la HCA puede plantearse 
esencialmente con una hepatitis viral aguda, de la que 
puede ser un estadio ulterior, y con la cirrosis, de la que 
puede representar un estadio previo. 
1. En una hepatitis aguda puede haber un grado de 
infiltración portal y periportal desproporcionadamente 
intenso 6 , respecto de la afectación en las áreas central 
y media del lobulillo, ofreciendo un cuadro muy seme-
jante al observado en la HCA. Estas formas han sido 
27 1 
consideradas como precursoras de la forma crónica. En 
pacientes con adición a drogas se desarrolla a veces una 
hepatitis viral con necrosis en sacabocados e intensa 
infiltración portal y periportal, conteniendo abTmdantes 
células plasmáticas, que semeja estrechamente una 
HCA; en cambio, la mayoría de los pacientes suelen 
recuperarse 19 • La historia clínica es aquí esencial para 
el diagnóstico diferencial. Aunque en algunos casos la 
evolución hacia la lesión crónica es evidente ya en un 
estadio relativamente precoz; es prudente no hablar de 
HCA hasta que no hayan pasado por lo menos seis 
meses 20 • 
2. La diferenciación entre HCA y cirrosis puede ser 
difícil y no siempre es posible, sobre todo en el escaso 
material de un cilindro de biopsia. El diagnóstico de 
cirrosis tiene importancia, ya que indica la existencia 
de una transformación hepática irreversible, con 
importantes implicaciones para el paciente . Cuando la 
cirrosis se desarrolla a partir de una HCA, la transfor-
mación se hace progresivamente y no existe por tanto 
una línea divisoria concreta. El componente inflamato-
rio de la HCA continúa en el estadio de cirrosis; se habla 
entonces de cirrosis activa . Posteriormente puede apa-
garse el componente inflamatorio, resultando entonces 
una cirrosis inactiva. La progresión de la fibrosis ins-
taurada en la HCA y la hiperplasia regenerativa deter-
minan el carácter nodular propio de la cirrosis. Cuando 
se inicia esta transformación suele hablarse de HCA 
evolucionando hacia cirrosis, término en cierto modo 
equivalente al de cirrosis activa. 
3. La cirrosis biliar primaria en el estadio 2 puede 
presentar suficiente número de necrosis en sacabocados 
como para sugerir una HCA 17 . Además, en este estadio 
los granulomas relacionados con los conductos biliares 
son más difíciles de encontrar y, por otra parte, se pue-
den observar también lesiones de conductos en la HCA. 
Puede ayudar en el diagnóstico diferencial la existencia 
de acúmulos linfoides en los sitios donde hubo conduc-
tos biliares, hecho que habla en favor de una cirrosis 
biliar primaria. 
Hepatitis lobulillar crónica (HLC) 
Como hemos señalado antes, las dos formas de hepa-
titis ya consideradas se caracterizan por la inflamación 
esencialmente portal y portal-periportal. En cambio, en 
la hepatitis aguda la afectación es predominantemente 
lobulillar. 
En algunos pacientes, las alteraciones lobulillares 
propias de la hepatitis aguda se prolongan crónicamen-
te. Generalmente se trata de portadores de HBsAg. Para 
designar este cuadro Popper y Schaffner 13 han pro-
puesto el término hepatitis lobulillar crónica (HLC), que 
no ha sido universalmente aceptado . Otros términos 
propuestos son: hepatitis aguda prolongada 20 , hepatitis 
viral no resuelta 11 y hepatitis viral persistente 12 • 
Para poder establecer el diagnóstico de hepatitis 
lobulillar crónica, es preciso que el cuadro morfológico 
de la hepatitis aguda perdure al menos durante seis 
meses. Morfológicamente la HLC presenta característi-
cas de hepatitis aguda, es decir, necrosis hepatocelular 
focal, proliferaciones focales de células de Kupffer, 
depósito de pigmento ceroide, presencia de cuerpos aci-
dófilos, infiltración inflamatoria del lobulillo y del espa-
cio porta y alteración de la trama reticular, con colapso 
(fig. 6) . Puede existir formación de puentes y necrosis 
confluente con formación de septos pasivos 16 • 
REVISTA DE MEDICINA DE LA UNIVERSIDAD DE NAVARRA 23 
Fig. 6.-Hepatitis crónica lobulillar: inflamación lobulillar y portal con 
desorganización y necrosis de hepatocitos. H. E. x 216. 
La HLC es una enfermedad progresiva. Puede regre-
sar, persistir como tal durante años o transformarse en 
un cuadro indistinguible del de la HCP, en caso de que 
se apaguen las lesiones lobulillares y persistan las por-
tales. 
Un buen número de pacientes con HLC (25 %) tienen 
hepatocitos diseminados por los lobulillos en los que 
una parte bien demarcada del citoplasma presenta un 
aspecto finamente granular, pálido y eosinófilo, que ha 
sido descrito como citoplasma en vidrio "esmerilado" 10 
(fig. 7). Estas áreas citoplasmáticas contienen abundan-
te HBsAg, que puede ponerse de manifiesto por medio 
de la tinción con orceina 7, 18 , por métodos inmunológi-
cos 15 y con el microscopio electrónico 8 . 
Fig. 7.-Hepatocitos en "vidrio esmerilado" en un caso de hepatitis 
lobulillar. Orceina x 540. 
En algunos pacientes se puede demostrar el antígeno 
Australia en tejidos. El antígeno de superficie (HBsAg) 
se puede poner de manifiesto por la técnica de la orcei-
na de Shikata 18 • 
El antígeno central (core) (HBcAg) es de demostra-
ción más difícil al microscopio de luz, pero se puede con 
suero específico anti HBAg 9 . Generalmente predomina 
24 REVISTA DE MEDICINA DE LA UNIVERSIDAD DE NAVARRA 
una u otra forma de antígeno, HbsAg o HBcAg; aunque 
en casos menos frecuentes se hallan ambos y esto pare-
ce indicar una mayor tendencia a progresar hacia la 
hepatitis crónica activa (:S:CA). 
El HBcAg también puede ser observado en prepara-
ciones convencionales, teñidas con hematoxilina-
eosina, cuando se halla presente en notable cantidad; 
entonces los núcleos adquieren un aspecto especial 
debido a que la mayor parte de la cromatina queda des-
plazada hacia la periferia, en la proximidad de la mem-
brana nuclear, mientras que la porción central, ocupa-
da básicamente por las partículas "core", tiene un 
aspecto "arenoso" y se tiñe más tenuemente 2 • 
En general, la posibilidad de encontrar hepatocitos 
con citoplasma en "vidrio esmerilado" es tanto mayor 
cuanto más suave sea la respuesta inmunológica y más 
ligeras las lesiones histológicas. Así pues, en orden 
decreciente de frecuencias se pueden señalar: los porta-
dores crónicos de HBsAg (con o sin HLC), la HCP y la 
HCA. En esta última, los hepatocitos con esta alteración 
sólo se observan en ocasiones y, además, dispuestos en 
grupos, no diseminados, como se observan en las otras 
formas de hepatitis. 
En conclusión pues, podemos afirmar que la clasifi-
cación de la hepatitis crónica es hoy porhoy esencial-
mente anatomopatológica, en base al área afectada e 
intensidad de afectación. La HCP se caracteriza por la 
inflamación crónica de los espacios porta con escasa o 
ninguna lesión hepatocelular. En la HCA la inflamación 
se extiende también al área periportal, en base a las 
necrosis celulares que se producen en ella (necrosis en 
sacabocados). La etiología puede ser diversa, aunque se 
deba reconocer el origen viral como el más frecuente. 
Lo que las define no es pues la causa etiológica, sino la 
localización del infiltrado. Por ello, Ludwig 11 propone 
para ellas los términos puramente morfológicos de por-
tal y periportal respectivamente. La HLC es una hepati-
tis viral que no se resuelve en el tiempo habitual y conti-
núa más de seis meses. 
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