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Estudio acerca de Qué significa el término interés El término interés proviene del latín interesse y se utiliza para denotar lo que motiva a las personas hacia un tema en particular. El primer significado de esta palabra está relacionado con la psicología y emociones, puesto que describe el sentimiento que impulsa nuestra atención hacia ciertos eventos o procesos. Además de su significado neutral, el término tiene una connotación negativa. Si alguien realiza un acto generoso a simple vista, es probable que tenga algún tipo de motivación oculta como se mencionó anteriormente. Sin embargo, cuando explícitamente se afirma que lo hizo "por interés", esto sugiere que la razón detrás del gesto no fue altruista ni humanitaria (como solidaridad, amor o amistad), sino más bien para obtener algún beneficio tangible e inmediato o eventual en forma material y financiera mediante favores retornados). En el ámbito económico, se define interés como una medida expresada normalmente en porcentajes (conocida comúnmente como "tasa"), que un prestatario paga al prestamista por hacer uso del dinero que le ha sido otorgado. En la situación más habitual -la de los créditos-, la tasa de interés representa el beneficio monetario obtenido por parte del prestamista a cambio del uso temporal de su bien durante cierto periodo determinado (usualmente un año). El origen de la cuestión del interés económico se remonta a tiempos muy antiguos: Durante la época medieval, se consideraba el interés como un pecado de usura por parte de la Iglesia. Esta creencia estaba fundamentada en que cobrar una moratoria implicaría aprovecharse del tiempo, algo que era exclusivamente propiedad Divina. Durante el Renacimiento, se desarrolló la noción de que el préstamo y renta del dinero eran en sí mismos una mercancía debido a que comenzó a entenderse el costo financiero del transcurso temporal como un "costo de oportunidad". Durante la Era Moderna, se llevaron a cabo los primeros estudios acerca del tipo de interés en el marco de la economía clásica. Adam Smith lideró esta corriente que sostenía que el dinero era una mercancía cuyo valor dependía tanto de su oferta como demanda; ambos factores convergían para establecer una tasa equilibrada de interés. La discusión más interesante que se lleva a cabo en la actualidad respecto a la tasa de interés es aquella que considera esta herramienta como un recurso utilizado por los Estados para incidir sobre su economía. Los Bancos Centrales, encargados de establecer dichas tasas y proporcionar préstamos a otros bancos, responden con ellas a políticas macroeconómicas del país en cuestión: una tasa elevada fomentará el ahorro mientras que una bajada le dará impulso al consumo. Otros factores relevantes son opciones como inflación, producción laboral o desempleo. Se pueden clasificar las tasas de interés según criterios diferentes: El interés simple se genera a partir del capital inicial y no considera los intereses acumulados. El interés compuesto es aquel que resulta de la suma regular de los intereses generados al capital inicial, lo que reproduce su beneficio. En contraste, el interés nominal es la tasa de porcentaje que se establece entre quien presta y quien recibe un préstamo. Esta cantidad será añadida al capital otorgado. Por otro lado, el interés real resulta de restar a dicho valor nominal la tasa inflacionaria correspondiente. Así pues, este índice da cuenta del poder adquisitivo que los intereses representan en relación con los ingresos reales obtenidos.
