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IVOS ANTE EL MALTRATO INFANTIL. Buen trato Apoyo social Construcción imagi- naria sana (Metáfo- ras de la realidad) Hipótesis operacionales de la r...

IVOS ANTE EL MALTRATO INFANTIL. Buen trato Apoyo social Construcción imagi- naria sana (Metáfo- ras de la realidad) Hipótesis operacionales de la realidad Asociación y construcción de narrativas Integración cog- nitiva (simbolización) Malos tratos graves Falta de apoyo social, Edad temprana (self en construc- ción) Represión Negación Supresión Disociación cognitiva Trastor- nos disociativos Identidades disociadas Entumecimiento emocional Despersonaliza- ción Estados de fuga Ausencias Normalmente, el niño funciona asociando e integrando sus experiencias. Al mismo tiem- po, para hacer frente al dolor y al sufrimiento, tiene la capacidad de disociarse: eliminar áreas de su experiencia e hipertrofiar otras. Todos tenernos esa capacidad para disociamos, pues así podemos no estar permanentemente conec- tados a experiencias o vivencias dolorosas para disfrutar de aspectos agradables o positivos de nuestra vida. ARMIDA SANDOVAL MORA 238 El problema es cuando el recurso de la disociación acaba imponiéndose hasta conver- tirse en un mecanismo favorito para manejar y enfrentar situaciones de la vida diaria. En los niños y niñas el trastorno disociativo, así como el trastorno de identidad disociada, puede ser confundido con trastornos psiquiátricos graves como una psicosis o una esquizofrenia, puesto que el niño tiene una apariencia y conductas extrañas: se dispersa, manifiesta personalidades diferentes, etcétera. La capacidad de asociar e integrar la ex- periencia está en relación directa con el buen trato y el apoyo social. Cuando existen vivencias dolorosas continuas en contextos empobrecidos respecto al apoyo social, y si además dichas vivencias se producen a edad temprana, es po- sible que el niño llegue a presentar trastornos disociativos o una identidad disociada. La intervención terapéutica se dirige a la ayuda del niño o niña para que aprendan es- trategias más positivas de afrontar el dolor y la confusión, provocados por los procesos traumá- ticos intrafamiliares múltiples, de forma que no se vean forzados a protegerse con una estructura personal que les hará más daño todavía. En los procesos terapéuticos se trata de ayudar al niño o a la niña a encontrar la mejor forma de hacer frente al daño, respetando sus recursos naturales y sus sistemas de afrontamiento del dolor. Todo esto, además, debe ayudar a los niños y niñas a externalizar la causa de sus traumas. Es muy diferente afrontar el dolor y el sufrimiento cuando se cree ser la causa de ese dolor que hacerlo cuando puede entenderse que es algo ajeno y exterior. Es importante no perder de vista el hecho de que si los niños y las niñas no están protegi- dos, es muy difícil ayudarles a encontrar formas sanas para enfrentar el estrés y el dolor. En un contexto de violencia, la psicoterapia puede ser peligrosa para el niño, ya que puede llevarle a abandonar defensas necesarias para su super- vivencia. El trabajo terapéutico debe hacerse en un contexto que garantice la protección del niño, pero no solamente esto; también es necesario un ambiente donde se le posibilite nuevas formas de vinculación constructiva. El trabajo terapéutico debe hacerse en un contexto que garantice la protección del niño, pero no solamente esto; también es necesario un ambiente donde se le posibilite nuevas formas de vinculación constructiva. 239 ú eres eso!” “No, ¡tú eres eso!”. Durante miles de años, los juegos improvisa- dos de gambetas, cógeme, boliche, bolas y “hagamos de cuenta” han sido consagrados en el tiempo como un mandato de la infancia: aprender a través del juego. Tales juegos dan a los niños contacto físico, confianza y práctica al usar su imaginación y llevarse bien con los otros. Ellos proporcionan modos socialmente aceptables para competir, descargar energía y actuar agresivamente. Hoy, sin embargo, nuevos patrones sociales han reemplazado a los tradicionales, así como los cambios tecnológicos han reemplazado las herramientas y hábitos de ocio. La televisión ha arrancado muchos niños de los juegos activos y los ha reemplazado por la observación pasiva. Los juegos de los computadores demandan pocas habilidades sociales. Los niños se comprometen en deportes más organizados que reemplazan las reglas infantiles por reglas de adultos y en las cuales jueces adultos solucionan las disputas sin permitir a los niños que resuelvan los asuntos entre ellos mismos. “De otras maneras, también, la sociedad de los espejos de la infancia cambia en una sociedad más grande: Los niños de las familias cambiantes de hoy actúan, piensan y viven de una manera diferente de como lo hacían niños nacidos hace una o dos generaciones. Muchos niños viven con un solo padre. Algunos van a cuidado diurno después de la escuela; otros se cuidan ellos mismos y cuidan a hermanos o hermanas menores. Algunos niños tienen una gran cantidad de tiempo sin supervisar en sus manos; algunos tienen horarios de actividades muy pesadas. Cómo gastan su tiempo los niños. Los niños norteamericanos, de acuerdo con un es- tudio reciente, gastan cerca de los dos tercios de su tiempo en actividades esenciales —dormir, comer, asistir a la escuela, cuidado personal, tra- bajo en la casa y actividades religiosas—y dejan cerca de 55 horas a la semana para tiempo libre (Institute for Social Research, 1985). Las dos principales actividades que los niños escogen son: jugar (solos o con otros ni- ños) y mirar televisión. Estas dos actividades, de cálculos diferentes, gastan en todas partes entre 50% y 70% de su tiempo libre. Los niños más pequeños (de seis a ocho años) gastan más tiem- po jugando. Pero cuando los niños tienen nueve años, el balance cambia en favor de la televisión, en el cual consumen un promedio de 2 a 4 horas al día, de acuerdo con varios estudios. Los niños miran televisión más en la preadolescencia que durante ningún otro período de la infancia, y los muchachos que más miran son los de 11 y 12 años, principalmente programas de acción y aventuras. Los niños en situación desventajosa miran tres veces más que los otros (W. A. Co- llins, 1984; Institute for Social” Research, 1985; Medrich, Roizen,. Rubín & Buckley, 1982). Los niños que leen todos los días, y esta no es EL MUNDO SOCIAL DEL PREADOLESCENTE LA VIDA DIARIA ¡T ARMIDA SANDOVAL MORA 240 ninguna sorpresa, gastan menos tiempo viendo televisión. Aun niños que leen casi todos los días a los nueve años, lo harán menos cuando tengan trece (National Assessment of Educational Progress, NAEP, 1982). Millones de jovencitos en edad escolar gas- tan muchas horas en deportes, clubes, grupos religiosos, niños exploradores, campamentos, lecciones privadas y otras actividades organiza- das (W. A. Collins, 1984). Un estudio (Institute for Social Research, 1985) encontró que en promedio los niños de este grupo de edad gastan menos de 45 minutos al día en deportes (poco más de 20 minutos en los días de semana), pero tales promedios pueden estar equivocados, porque la cantidad de participación en atletismo y otras actividades, así como el tipo de actividad, reciben gran influencia del grupo étnico y social. Por ejemplo, los muchachos de raza negra partici- pan con más frecuencia en juegos de equipo; los muchachos de raza blanca, en actividades individuales como natación y tenis (Medrich y otros, 1982). La red social del niño. Cuando Andrea tenía 10 años, sus padres viajaron 300 millas para visitarla en un campamento de verano. Ella agitó sus manos, dijo: “¿Qué hay, mami, qué hay papi?” y se volvió a jugar béisbol. Los niños en edad escolar gastan poco tiempo relativamente con sus padres (Medrich y otros,1952); el grupo de amigos viene a ser central. Los estudios acerca del tiempo, sin embar- go, son engañosos. Las relaciones con los padres continúan siendo lo más importante en la vida de los niños. En un estudio reciente (Furman & Buhr- mester, 1985), los investigadores dieron cues- tionarios acerca de estas relaciones a 199 niños, la mayoría de clase media de los grados quinto y, sexto. La manera como los niños clasificaron a la gente que era importante en su vida reveló que diferentes relaciones sirven para diversos propósitos. Los niños buscaban a sus padres sobre todo por necesidad de afecto, guía, alianza confiable (un lazo dependiente y durable) y aumento del valor (afirmación de la competencia y valor del niño como persona). Las madres recibieron mayor proporción de compañía que los

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50_Psicologia_del_Desarrollo_Humano_I
251 pag.

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Lo siento, pero no puedo responder a esa pregunta, ya que parece ser un fragmento extenso de un texto o un material protegido por derechos de autor. Si tienes alguna otra pregunta sobre el tema, estaré encantado de ayudarte.

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