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El entramado de lo cultural y lo social: sus efectos en la singularidad. Nadie podría evitar notar las diferencias entre las distintas culturas del...

El entramado de lo cultural y lo social: sus efectos en la singularidad. Nadie podría evitar notar las diferencias entre las distintas culturas del mundo: diferencias que se reflejan desde lo fenomenológico y que marcan modos de comportarse de los sujetos que conforman ese grupo cultural, diferencias no solo en el hacer de estos sujetos, sino también en el modo de ser y estar en el mundo. Incluso, podríamos notarlas en las normas sociales que imperan en cada grupo cultural y que hoy, en un mundo globalizado, tendríamos mayor alcance para emitir juicios de valor en relación a estos comportamientos. Esta diversidad también se observa fácilmente en cuestiones relativas a lo ético y lo moral. Recordemos que ambos términos, etimológicamente, remiten a aquello intimo, que no es producto de la adquisición natural, sino que es aprendido en un grupo determinado y que toman la forma de un modo de vida de la interacción con otros. En este sentido, si pensamos a la singularidad como una construcción histórico-social, deberíamos pensar también que las prácticas sociales son un producto de ese entramado cultural que le brinda sentido a la vida social, que se constituye desde “afuera” (con otros) que hace eco y efectos en la propia singularidad. Entonces, ¿por qué estudiar en una asignatura como Deontología y Ética Profesional los efectos que tiene el entramado de lo cultural y lo social en la singularidad de los individuos?, ¿cuál es la importancia de poder vincular la constitución del sujeto moral ligada al entramado cultural y social?, ¿qué efectos tienen lo cultural y social en la valoración de los comportamientos morales? Lo cultural como origen y valoración de los actos morales. Para el hombre la cultura en la que se encuentra posee atributos especiales, ya que en ella convergen aquellos rasgos de la realidad social; hechos sociales que forman la piedra angular de su constitución como individuo, en tanto no podemos pensar que exista alguna norma ética trascendente, sino más bien que la cultura se convierte frecuentemente en regla ética para determinar si una acción es correcta o incorrecta. Por ejemplo, podríamos pensar como en las sociedades islámicas (y tomemos como modelo a las más fundamentalistas), si las mujeres se negaran a llevar el velo sería valorado colectivamente como inmoral, incluso en su territorio de origen está penada por ley; pero imaginemos que una mujer está en otro territorio, esa conducta aún sin estar penado por la jurisprudencia del lugar, no estaría “bien visto” por aquellos que responden al islam, más allá que no estén físicamente en los países árabes. En otras palabras, cada cultura tiene una serie de reglas que hace que funcione de una determinada forma y de acuerdo a una ideología que atraviesa su propia historia, su modo de estar en el mundo. No seguir estas reglas, ya sea en comportamiento, pensamiento, vestimenta u otros aspectos, puede ser vista como un avasallamiento a la propia cultura y tradiciones de su lugar de origen. En esta línea, la cultura entonces representa un sistema de modelos y patrones, explícitos o implícitos, a través de los cuales un grupo se expresa, constituyéndose como una praxis que se manifiesta por el lenguaje, la costumbres, los códigos, normas y reglas en la manera de ser; por ende normas de comportamiento y sistemas de creencias que le otorgan sentido al hombre. Esto lo vemos un poco más claro cuando Freud, designa a la Cultura como la suma de las producciones e instituciones que distancian nuestra vida de la de nuestros antecesores animales y que sirven a dos fines: proteger al hombre de la Naturaleza y regular las relaciones de los hombres entre sí (Freud, S. El Malestar en la Cultura, 1930. pag. 21) Surge aquí la necesidad de interpelar si la existencia de pautas que sólo imperen en algunos grupos y que podrían afectar a un tercero o incluso a un miembro del mismo grupo, estarían justificadas. Pensemos en el ejemplo de Élite, ¿qué sucede con la singularidad de Nadia? Llevemos este argumento a ejemplo más alcanzable: En la serie Élite, -serie que plantea como un grupo de estudiantes de la elite de un colegio en España afrontan su cotidianidad- Nadia, una estudiante becada, ingresa y comienza un cuestionamiento personal sobre el uso de hijab, su sentimiento de traición a los mandatos familiares (y culturales), las normas de la institución y su necesidad de sentirse parte de un grupo clase (Élite, Netflix. Temporada 1; 2018) ¿El simple hecho de ser parte de una cultura, le impide entrar en dilemas sobre su vestimenta? ¿Qué sucede con tensión que se manifiesta en ella, entre lo que el grupo social –al que quiere pertenecer- le demanda y el respeto por aquellas pautas adquiridas (como su vestimenta) por la cultura musulman? ¿Podríamos valorar los comportamientos en este ejemplo como actos morales? Si entendemos que lo moral como aquel código que se da en las relaciones efectivas entre los sujetos, que va a implicar el juicio de un acto a la luz de normas que condicionen el comportamiento y que afecten a un tercero. ¿Qué pasa cuando una regla cultural, que deviene de “dentro” de un grupo en tanto “fuera” del sujeto? ¿Y cuando se espera que estas reglas externas y hasta a veces forzosas (como lo es el uso de hijab) se acepten con la aspiración de una aceptación intima formando parte de la conciencia individual? ¿Y si el sujeto (pensemos en Nadia) experimenta otras formas de expresión de culto mas allá de la vestimenta? Estas preguntas no tienen la intención de arbitrar una única respuesta, sino abrir el juego a diferentes perspectivas y formas de argumentar el comportamiento moral, ya que si tomáramos las palabras de William Graham Sumner, quien sostenía que si bien no hay principios éticos universales, la cultura sería la única determinante de nuestras normas éticas, determinando lo que está bien y lo que está mal ¿Hoy podemos afirmar esto? Si como lo plantea John Dewey, las normas morales eran el resultado de las costumbres y estas costumbres van cambiando con el tiempo para adaptarse a las circunstancias, entonces cambiaría la moral y por ende el enjuiciamiento de los actos morales. (Anderson, K. 2004) Esto toma mayor relevancia en un contexto actual globalizado, el cual se encuentra atravesado por un paradigma de derecho universal, que vela por el bienestar de las personas, independientemente de la sociedad o la cultura de la que forma parte. Lo relativo en cuestionamiento: lo cultural como praxis social. Es innegable la validez y la riqueza de todo sistema cultural; lo que queda por debatir es si esta valoración cultural puede pensarse desde un enfoque de tipo universal y absolutista o si por promover el respeto por la diversidad de ideas y valores entre las distintas sociedades como distinciones irreducibles; no habría instancias de valoración y enjuiciamiento de las prácticas que se llevan a cabo dentro de ese sistema, es decir: ¿todo lo que un grupo cultural apruebe o condene es considerado correcto dentro de esa cultura?. Pensemos otro ejemplo: Reflexionemos sobre algunas culturas con influencia cristiana y el deber de respetar la integridad física tanto de uno mismo como de los demás, y las controversias en el uso de las vacunas. Exist...

Esta pregunta también está en el material:

Ficha de cátedra Entramado Social y Cultural
13 pag.

Psicologia Universidad de Buenos AiresUniversidad de Buenos Aires

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