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¿Qué pasará si una de las armas nucleares perdidas en Estados Unidos explota por sí sola?

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Aprendiendo a Aprender

Una de las dos bombas termonucleares de 4 megatones del accidente del B-52 de Goldsboro de 1961. El núcleo de la segunda sigue desaparecido en el barro hasta hoy, y en 2013 se desclasificó que estuvo muy cerca de estallar.


Pasado un tiempo, ya no pueden. Las armas nucleares son máquinas delicadas de mantenimiento exigente que se degradan rápidamente en entornos incontrolados donde no pueden recibir el mantenimiento en cuestión. Y ni te digo décadas después. Y lo más probable es que resultaran dañadas o destruidas en los accidentes aéreos que hizo que se perdieran.

¿Accidentes aéreos? Sí: las armas nucleares no se pierden cuando están tranquilamente montadas en sus misiles terrestres o en sus arsenales bien debajo de tierra. Casi todos los broken arrows, estadounidenses y soviéticos, se debieron a accidentes de sus vehículos portadores (normalmente bombarderos estadounidenses y submarinos soviéticos, aunque alguna excepción hubo.)

En el caso estadounidense, esto se debió al constante trasiego de bombarderos para realizar maniobras con armas nucleares reales y amenazar a la URSS durante la Guerra Fría (Operation Snow Flurry, Operation Chrome Dome, incluyendo Giant Lance, etc.) Obviamente, cuando tienes un montón de bombarderos dando vueltas por ahí en una época en que la seguridad de la aviación se parecía poco a la de hoy, vas a tener accidentes. En España conocemos muy bien uno de estos casos: Palomares 1966. Ahí recuperaron las 4 bombas (o suficientes fragmentos.)

Pero no siempre fue así: Estados Unidos admite 32 broken arrows, y en 8 de ellos las armas nunca pudieron recuperarse: 6 en bombarderos y 2 en el naufragio del submarino atómico USS Scorpion (pero en este último caso los restos del submarino están ubicados y no hay indicio alguno que sugiera que las armas no sigan dentro.) Una de las otras 5, aparentemente, no llevaba el núcleo de plutonio instalado. Y luego tenemos un caso adicional en el que la USAF también niega que el núcleo de plutonio estuviera presente pero con el paso de los años han surgido dudas creíbles al respecto. Más recientemente, se han desclasificado cientos de incidentes y accidentes.

Proa del submarino estadounidense USS Scorpion, hundido a unos 3.000 metros de profundidad con toda su tripulación en el océano Atlántico, unas 400 millas al suroeste de las Azores. Al menos dos armas nucleares se hallan en esa zona, bajo el casco colapsado por la presión pero aparentemente sin penetraciones, parcialmente hundido en fango.

De todos ellos, el caso más chocante y potencialmente inquietante es la total desaparición de este bombardero B-47 en el Mediterráneo, el 10 de marzo de 1956 con dos núcleos completos aunque desmontados en sus envases, del que ni siquiera se sabe adónde fue a parar. Exacto: se esfumó con dos núcleos justo al sur de España, en algún lugar entre el mar de Alborán, el Marruecos francés o la Argelia francesa, que estaba ya en plena Guerra de Independencia. Públicamente, nunca se ha vuelto a saber nada de este bombardero o las armas que transportaba; simplemente se interrumpieron las comunicaciones para realizar su segundo reaprovisionamiento en vuelo y esas son las últimas noticias hasta hoy. El avión de reaprovisionamiento volvió a base desconcertado pero sin otra novedad.

Un bombardero B-47E Stratojet similar al desaparecido. Por lo visto, se dirigía a la base estadounidense de Ben Guerir (Marruecos), la "Zaragoza marroquí", que posteriormente albergaría también una pista de emergencia para el transbordador espacial.

Los dos "broken arrow soviéticos" se parecen, pero en su caso con submarinos y en ambos casos las armas nucleares que portaban también acabaron a kilómetros de profundidad: las pérdidas del K-129 en 1960 y del K-219 en 1986 (ambos están también ubicados.) Y es que en el mundo real las armas nucleares sólo se pierden así: por accidentes del vehículo portador/lanzador en lugares de difícil acceso. Para todo lo demás, actúan demasiados niveles de custodia en todos los países.

El K-219 soviético dañado, pocas horas antes de su evacuación y naufragio, con resultado de 4 fallecidos en la explosión inicial en uno de los tubos lanzamisiles atómicos. Actualmente descansa en la Llanura Abisal de Hatteras, a unos 6.000 metros de profundidad.

Como digo, es imposible que ninguna de estas armas pueda seguir operativa hoy, tras tantas décadas en ambientes hostiles sin mantenimiento. Eso sí: se podrían recuperar algunos materiales esenciales si alguien las encontrara, aunque no todos, particularmente en el caso de las termonucleares o las nucleares intensificadas ("boosted".) El tritio, por ejemplo, es un cabr0n que tiene a escaparse fácilmente y decae demasiado deprisa.

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