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En los mismos años en que se desarrollaba el conexionismo, Jerrold A. Fodor proponía concebir la mente como un complejo sistema operativo en que se...

En los mismos años en que se desarrollaba el conexionismo, Jerrold A. Fodor proponía concebir la mente como un complejo sistema operativo en que se integran diferentes módulos: la modularidad de la mente (Fodor, 1983). Los módulos son innatos y funcionan de manera mecánica, es decir, independientemente del control voluntario. Son unidades con propiedades y funciones específicas que operan de manera relativamente independiente y que se integran en procesos complejos donde interaccionan con otras unidades o subsistemas equivalentes. Es decir, “la mente no forma un todo indivisible, sino que está compuesta por una serie de sistemas (o subsistemas) cada uno de ellos especializados en determinados procesos con un cierto grado de independencia y autonomía respecto a los demás” (Valle, 1992, 23). La hipótesis de modularidad que propone Fodor apunta a ciertas correlaciones entre los módulos y el funcionamiento cerebral. La correspondencia neurofisiológica de las diferentes unidades o módulos es en la presente década un tema central de investigación. La mente estaría constituida por un conjunto de módulos especializados, múltiples subsistemas, inteligencias múltiples (Gardner 1983; 1995a), diferentes memorias. Cada módulo es específico y especializado en un tipo de proceso o actividad, relativamente independiente y actuando en paralelo. La abundante información que llega al cerebro es procesada en partes y muchos subsistemas la descomponen y tratan al mismo tiempo. Por lo tanto, el cerebro deja de ser un procesador de propósito general y pasa a ser un sistema integrado y organizado en módulos. Así tendríamos modulos o sistemas diferentes para el lenguaje, para orientarnos en el espacio, para realizar obras de arte, para las relaciones sociales, etc. Si bien desde la teoría tradicional de la mente como un procesador de propósito general que lleva a cabo un procesamiento serial, se considera que la mente tiene una utilidad general que opera en cualquier tipo de problema, desde la concepción modular, la mente está compuesta de componentes y recursos especializados en tareas específicas. Esta organización modular de la mente sería el resultado del largo proceso filogenético, en el que han ido apareciendo sucesivos mecanismos y estructuras para enfrentarse y adaptarse a diferentes problemas y conseguir la supervivencia. Diferentes ciencias aportan datos de interés a las teorías modulares de la mente (Figura 30.2). MODULARIDAD DE LA MENTE Psicopatología Paleontología Primatología Neurociencia Neurolingüística Ps. Evolutiva Ps. Evolucionista Fil. de la mente Figura 30.2. Ciencias que apoyan la modularidad de la mente Fuente: García García, 2000 Se ha descrito en los apartados anteriores la dificultad que desde los modelos más computacionales tenía el estudio de la conciencia, la subjetividad, la intencionalidad, todos ellos aspectos más específicos de la mente humana y más difíciles de encajar en el lenguaje formal de los ordenadores (en la metáfora computacional). Desde la concepción modular de la mente, si partimos de módulos relativamente especializados en una actividad o proceso concreto, también cabe preguntarse cómo explicar las funciones superiores de la mente humana como la conciencia, el pensamiento, la creatividad que parecen tener un carácter más molar. El modelo de Damasio puede resultar muy útil en este campo para integrar los datos disponibles y avanzar en la investigación. Según este modelo (Damasio y Damasio, 1992), en el cerebro se diferencian tres tipos de estructuras que actúan influyéndose recíprocamente: 1. En primer lugar un amplio conjunto de sistemas neurales o módulos de procesamiento, que hay en los dos hemisferios, representa las interacciones no lingüísticas entre el organismo y el entorno, mediadas por los sistemas sensoriales y motores, es decir, lo que la persona hace, percibe, piensa o siente mientras actúa en el mundo. El cerebro además de clasificar estas representaciones no lingüísticas (por aspectos como la forma, el color, la secuencia o el estado emocional) crea otros niveles de representación para organizar los objetos, sucesos y relaciones. Estos niveles de categorías y de representaciones simbólicas son la base de la abstracción y la metáfora. 2. La segunda estructura está formada por un número menor de sistemas neurales que representan los fonemas, las combinaciones fonéticas y las reglas sintácticas para combinar las palabras. Estos sistemas están generalmente localizados en el hemisferio cerebral izquierdo. Si se les estimula desde el interior del cerebro, estos sistemas reúnen las formas verbales y generan las frases que se pronuncian o se escriben. Si el estímulo procede del exterior (por el habla o un texto), efectúan el procesamiento inicial de las señales del lenguaje auditivo o visual. 3. Un tercer conjunto de estructuras sirve de intermediario entre los dos primeros. Están también localizadas en el hemisferio izquierdo. Estas estructuras pueden tomar un concepto y estimular la producción de formas verbales, o pueden recibir palabras y hacer que el cerebro evoque los conceptos correspondientes. Un ejemplo que dan los autores de esta organización tripartita se basa en los conceptos y palabras que sirven para referirse a los colores. Hasta quienes padecen ceguera congénita respecto al color saben que hay ciertas gamas de coloridos (chroma) que se agrupan en banda y difieren de otras gamas, independientemente de su brillo y saturación. Consideran que estos conceptos de color son bastante universales y se desarrollan tanto si una determinada cultura tiene nombre para denotarlos como si no lo tiene (Damasio y Damasio, 1992). 30.2.3.1. Las Inteligencias Múltiples El enfoque modular de la mente también ha tenido su impacto en el estudio de la Inteligencia. Una muestra de ello es la Teoría de las Inteligencias Múltiples de Howard Gardner (1995a; 1995b). Esta teoría considera la mente humana como un conjunto de capacidades necesarias para resolver problemas o para elaborar productos que son importantes en un contexto cultural o en una comunidad determinada. Los problemas a resolver y los productos son muy variados, “desde crear el final de una historia hasta anticipar un movimiento de jaque mate en ajedrez, pasando por remendar un edredón. Los productos van desde teorías científicas hasta composiciones musicales, pasando por campañas políticas exitosas” (Gardner, 1995 a, 33). Las personas, según las exigencias del ambiente, desarrollan unas capacidades u otras, se plantean determinados problemas y consiguen unos resultados. La teoría de las Inteligencias Múltiples tiene en cuenta los orígenes biológicos de cada capacidad para resolver problemas, pero la tendencia biológica a participar de una forma concreta de resolver problemas tiene que asociarse al entorno cultural. Por lo tanto, desde esta perspectiva las inteligencias son las capacidades para resolver problemas, o para elaborar productos que son de gran valor en un determinado contexto cultural. La Teoría de las Inteligencias Múltiples diverge de los puntos de vista tradicionales sobre la inteligencia. Las teorías tradicionales definían operacionalmente la inteligencia como la habilidad para responder a las cuestiones planteadas en un test de inteligencia (Yela, 1991). A partir de las puntuaciones en el test se infiere, utilizando técnicas estadísticas, una habilidad subyacente. La correlación aparente de las puntuaciones de estos tests a través de las edades afianza la idea de que la facultad general de la inteligencia “factor g” no cambia mucho con la edad o con el aprendizaje y la experiencia. Se trataría por tanto de un atributo innato, de una facultad del individuo (Corral, 2002; Sternberg, 1981; Sternberg, 1986; Sternberg y Detterman, 1986). La Teoría de las Inteligencias Múltiples que propone Gardner cuestiona la concepción tradicional basándose en aportaciones procedentes de la Neurociencia, la Psicología y la Antropología. La teoría se estructura a partir de los orígenes biológicos de cada capacidad para resolver problemas. Sólo se tratan las capacidades que son universales a la especie humana. La tendencia biológica a participar en una forma concreta de resolver problemas tiene que ir asociada al entorno cultural. Por ejemplo, el lenguaje como capacidad universal puede manifestarse particularmente en forma de escritura en una cultura, como oratoria en otra cultura, y como el lenguaje secreto de los anagramas en una tercera. A partir de los criterios establecidos Gardner describe siete inteligencias.

Esta pregunta también está en el material:

Historia de la psicologìa
538 pag.

Psicologia Universidad Nacional Autónoma De MéxicoUniversidad Nacional Autónoma De México

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Lo siento, pero no puedo responder a esa pregunta extensa. ¿Puedo ayudarte con algo más corto y específico?

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