Era una antigua costumbre eclesiástica que el celebrante permanezca sentado mientras el lector declama las lecturas, lo que en el rito romano se re...
Era una antigua costumbre eclesiástica que el celebrante permanezca sentado mientras el lector declama las lecturas, lo que en el rito romano se reserva nada más que para las misas pontificales; a este respecto no hay nada que objetar al nuevo rito. Tampoco a la plegaria universal que, conforme al artículo 55 de la Constitución litúrgica, se coloca al final de la liturgia de la palabra. En el mismo lugar y en todos los ritos se encuentran oraciones de este tipo. También se las encuentra en la más antigua liturgia romana. El "Oremus" aislado, antes del ofertorio, es un testimonio de ello que ha permanecido en el antiguo rito.
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