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La autorregulación regulada en el nuevo estadio de relaciones Estado sociedad destinatarios de la actuación estatal quienes se oponen abiertamente ...

La autorregulación regulada en el nuevo estadio de relaciones Estado sociedad destinatarios de la actuación estatal quienes se oponen abiertamente a su implementación. No obstante, como hemos advertido, la complejidad de la sociedad no es sólo una complejidad organizativa, sino también de contenidos. La especialización que requiere la realización de muchas actividades, el nivel de abstracción, en unos casos, y de concreción, en otros, que comporta el dominio de los conocimientos científicos y técnicos, conduce a que se produzca, en el seno de la sociedad, una progresiva diferenciación funcional, con el correlativo surgimiento de numerosos subsistemas sociales cada vez más organizados y más especializados. Estos subsistemas, situados extramuros del Estado, gozan de su propia racionalidad y de su propio lenguaje, y poseen en exclusiva el dominio de un caudal de información que, cada vez de forma más habitual, es esencial para la adopción de decisiones públicas. El Estado se encuentra, así, desbordado por la realidad que le envuelve, por falta de control sobre su entorno, por falta de conocimiento, y por la imposibilidad de penetrar en unos subsistemas cada vez más opacos y encapsulados en su propia autorreferencialidad. El carácter cerrado, ininteligible y opaco de algunos subsistemas sociales -fundamentalmente aquellos que dicen relación con el manejo de conocimientos expertos- los hace inmunes a cualquier actuación estatal que pretenda incidir sobre el comportamiento de sus miembros. Los autores que acogen la teoría de sistemas explican las dificultades a las que se enfrentan los poderes públicos y el Derecho para ejecutar sus decisiones a partir de la dinámica de diferenciación de las diversas partes del sistema social. El carácter autorreferencial y la capacidad autorregulativa de los subsistemas económico, científico, educativo, cultural o tecnológico, dificulta enormemente la implementación de cualquier política que pretenda ser ejecutada en alguno de estos ámbitos; más aún teniendo en cuenta que la política, y el Derecho como instrumento de la misma, constituyen, a su vez, subsistemas diferenciados, que se sitúan al mismo nivel que los mencionados en primer lugar. Esta exposición es plausible si se acepta que los distintos sistemas que forman la sociedad tienen un posibilidad de influencia mutua limitada. Ello explicaría las dificultades del Derecho, y de la Administración como instrumento de su ejecución, para producir cambios en un sentido preciso en otros subsistemas sociales caracterizados por su autonomía operacional. Si se aceptan estos presupuestos no es de extrañar que, ante la complejidad de la sociedad moderna y ante la incapacidad estructural de la ley para regular “subsistemas sociales funcionalmente diferenciados” y “autorreferentes”, diversos autores abandonen la clásica exigencia de una noción de una responsabilidad social global del Estado y aboguen por aumentar las cotas de responsabilidad de los subsistemas sociales -a través, precisamente, de la regulación pública de la autorregulación-. La erosión de la legitimidad del Estado Social y Democrático de Derecho. Los argumentos y contraargumentos esgrimidos, a favor y en contra respectivamente, de la legitimación del Estado son tantos y proceden de fuentes tan variadas que es imposible realizar aquí un mínima sistematización al respecto. No es sólo que tales argumentos sean utilizados en momentos históricos distintos, respondiendo, por tanto a una realidad socio-política variable, sino que también son diversas las disciplinas que intervienen en su formulación, son múltiples los enfoques posibles y diferentes las conclusiones que pueden extraerse, en función de si tales argumentos se refieren al Estado en general o a alguna de sus instituciones –Gobierno, Administración o Parlamento-. Tales argumentos son, además, utilizados de forma combinada por la mayoría de los autores. Por todo ello nos vamos a limitar, en un primer momento, a apuntar algunas de las corrientes que parecen tener mayor incidencia en la recurrida tesis de la “crisis del Estado” para centrarnos luego en las consecuencias más evidentes de la misma. Estas, en contra de los postulados neoliberales que con mayor ahínco la sustentan la mencionada tesis, parecen conducir a un extraordinario reforzamiento del protagonismo del Estado en la sociedad. En otros términos, la erosión de la legitimidad del Estado Social y Democrático de Derecho –basada en criterios teleológicos y/o de inclusión- está siendo compensada por un reforzamiento de la legitimidad estatal en base a criterios funcionales. Para entender esta afirmación es necesario aceptar ciertas generalizaciones. En concreto, aceptamos que, desde una aproximación muy general a los diversos argumentos de legitimación del Estado, podrían estos ser reducidos a los tres siguientes: el argumento funcional, según el cual el Estado es necesario para garantizar el funcionamiento de la sociedad; el argumento teleológico, que implica la aceptación de que el Estado es portador de un proyecto de justicia y felicidad; y el argumento de la inclusión –basado en el principio democrático-, que justifica el poder del Estado sólo en la medida en que, a través de las elecciones, pueden participar en él todos los ciudadanos. Tales argumentos se han utilizado de forma combinada a lo largo de la historia. Así, por ejemplo, los fundadores de la teoría del Estado liberal, como Hobbes o Rousseau, a través de la noción de soberanía, utilizan una combinación entre el primer y el tercer argumento para defender la legitimidad del poder estatal. Locke y Montesquieu, por su parte, ponen el acento especialmente en el argumento de la inclusión, desarrollando, al mismo tiempo, la teoría de la separación de poderes. El desarrollo del Estado social, impulsado en lo económico por Keynes y en lo jurídico por Forsthoff, aun manteniendo siempre el criterio de la inclusión, ha llevado a poner el acento en argumentos teleológicos de legitimación. Crisis del Estado social y proliferación de estructuras privadas de carácter prestacional.

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732 pag.

Análise e Desenvolvimento de Sistemas Universidad Distrital-Francisco Jose De CaldasUniversidad Distrital-Francisco Jose De Caldas

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