yace a la configuración clásica del contencioso objetivo francés 63. Cabe mantener que el potencial justificador de este argumento se ha erosionado...
yace a la configuración clásica del contencioso objetivo francés 63. Cabe mantener que el potencial justificador de este argumento se ha erosionado en la misma medida en que lo han hecho los criterios tradicionales de distinción entre Derecho público y Derecho privado 64. Debe recordarse que, por una parte, la unidad axiológica de todo el ordenamiento jurídico operada a través de la Constitución ha restado capacidad explicativa a las teorías que fundan en criterios sustantivos la summa divisio en criterios sustantivos. En particular, tanto la protección del interés general como el rol de la autonomía de la voluntad y la igualdad de los sujetos en la relación han dejado de ser características irrenunciables y exclusivas del Derecho público y del Derecho privado, respectivamente. De otro lado, la creciente tendencia a la pérdida de referencias subjetivas de las normas –potenciada, principalmente por el Derecho de la Unión Europea–, ha restado fuerza ordenadora a los criterios de distinción subjetivos entre Derecho público y privado. No se niega con ello, obviamente, que el Derecho público (administrativo) siga presentando perfiles propios que exigen, asimismo, herramientas específicas para su tratamiento científico. Lo que pretende ponerse de relieve es, simplemente, que estas diferencias han dejado de ser nítidas y que no justifican per se el rechazo hacia el uso complementario de figuras convencionalmente adscritas en exclusiva al ámbito del Derecho privado.
Compartir