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Acercamiento-cualitativo-al-lexico-de-la-casa-novohispano-del-Siglo-XVII

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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO 
 
 
FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
ACERCAMIENTO CUALITATIVO AL LÉXICO DE LA CASA NOVOHISPANO DEL SIGLO XVII 
 
 
 
 
 
T E S I S 
 
QUE PARA OBTENER EL GRADO DE LICENCIADO EN LENGUA Y 
LITERATURAS HISPÁNICAS 
PRESENTA 
 
ALEJANDRO EDGAR OYOSA ROMERO 
 
 
 
 
TUTORA: 
DRA. BEATRIZ ARIAS ÁLVAREZ 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
CIUDAD UNIVERSITARIA 2015 
 
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
Tesis Digitales 
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respectivo titular de los Derechos de Autor. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Esta tesis se realizó con el apoyo del proyecto CONACYT “Investigación 
documental a través de la dialectología y la sociolingüística históricas, para conocer 
el mestizaje lingüistico de la Nueva España” a cargo de la Dra. Beatriz Arias 
Álvarez, beca otorgada 20 562. 
Dedico esta tesis 
A mi mamá, mi eterno ejemplo y motor en la vida, en las buenas y en las malas. 
Geñita, por ti y para ti. 
A mi abuelito Tino: “Hoy te busqué en la rima que duerme con todas las palabras. 
Desordené átomos tuyos para hacerte aparecer un día más”. En mi mente y en mi 
corazón, siempre. 
A mis amadas hermanas Alita, Flaca y Almond. Son mi fuerza, mi soporte y juntos 
podemos con todo. Sangre de mi sangre. Las amo. 
Al amor de mi vida, Karina (Dobby): “Miren todos, ellos solos pueden más que el 
amor y son más fuertes que el Olimpo”. Te amo. 
A mis amigos Peñita, Betito, Misa, Marianito, Memo, Spot: “Hay recuerdos que no 
voy a borrar, personas que no voy a olvidar”. Gracias por estar en mi vida. 
A todos mis maestros de la licenciatura. Cada aprendizaje fue un escalón en mi 
vida escolar, pero sobre todo, en mi desarrollo humano. En especial a la Mtra. 
Gloria Baez, gracias por enseñarme a enseñar. 
A la Dra. Beatriz Arias Álvarez por toda la confianza y apoyo en esta tarea. 
Gracias por mostrarme el camino de la lingüística, la investigación, los coloquios, 
los archivos, y más que nada por permitirme confiar en mí mismo. 
A la Facultad de Filosofía y Letras. En tus pasillos nací, crecí, amé y moriré. 
A mi casa, mi destino, mi Alma Máter, la Universidad Nacional Autónoma de 
México. He recibido todo, seré puma por la eternidad. 
 
Índice 
Introducción ...........................................................................................................................I 
-El léxico, la diacronía y la historia............................................................................II 
-Lengua escrita para el conocimiento de la lengua histórica....................................IV 
-Justificación............................................................................................................VII 
-Objetivos.................................................................................................................VII 
-Hipótesis................................................................................................................VIII 
-Metodología..........................................................................................................VIII 
-Corpus......................................................................................................................IX 
-Análisis....................................................................................................................XI 
-Organización de la tesis........................................................................................XIV 
1. CAPÍTULO I: L ÉXICO Y CULTURA ..........................................................................1 
1.1. Léxico y cultura....................................................................................................1 
1.2. La Historia. La vida cotidiana y su importancia cultural.....................................7 
2. CAPÍTULO II: C ONSIDERACIONES LINGÜÍSTICAS ................................................11 
2.1. Palabra-vocablo..................................................................................................11 
2.2. Formación de palabras.......................................................................................12 
2.3. Estudio cualitativo del léxico.............................................................................19 
3. CAPÍTULO III: E L LÉXICO Y LA SEMÁNTICA .......................................................22 
3.1. Contextos en la semántica..................................................................................23 
3.2. Análisis operacional o contextual......................................................................24 
3.3. La semántica cultural.........................................................................................26 
3.4. La designación...................................................................................................27 
3.5. Campo asociativo...............................................................................................28 
3.6. Cambio semántico..............................................................................................29 
4. CAPÍTULO IV: A NÁLISIS ......................................................................................32 
4.1. Lista de materiales..............................................................................................34 
4.2. Lista de colores..................................................................................................39 
4.3. Lista de procedencia...........................................................................................40 
4.4. Campos asociativos y vocablos..........................................................................41 
4.4.1. ARTÍCULOS RELIGIOSOS.................................................................41 
4.4.2. CAJAS Y DEPOSITARIOS...................................................................46 
4.4.3. COCINA.................................................................................................56 
4.4.4. MISCELÁNEA.......................................................................................61 
4.4.5. MUEBLES..............................................................................................69 
4.4.6. RECÁMARA..........................................................................................83 
4.4.7. TELAS PARA USO PERSONAL Y USO CASERO...........................98 
4.4.8. UTENSILIOS Y AJUAR DOMÉSTICO PARA LA COMIDA (LOZA)...............106 
5. CAPÍTULO V: C ULTURA EN EL LÉXICO .............................................................116 
5.1. Comparación entre documentos.......................................................................123 
6. Conclusiones..........................................................................................................126 
7. Bibliografía ............................................................................................................129 
 
 
I 
 
INTRODUCCIÓN 
 
A lo largo del tiempo, los seres humanos nos hemos esforzado por crear nuevas ideas, 
herramientas, accesorios, e incluso sentimientos, para expresar lo que ocurre a nuestro 
alrededor. Así, cada uno de estos esfuerzos lo hemos nombrado, pues tenemos la necesidad 
de organizar nuestro mundo a través de la lengua, vehículo que es primordial para esta 
organización. Igualmente, esta clasificaciónrequiere de las herramientas para separar y 
catalogar cada situación y de esta manera diferenciar cada parte de la realidad que nos 
apropiemos, porque nombrar algo es la apropiación de esa cosa, herramienta, lugar o 
accesorio. Así todas las formas que use un grupo social-histórico integran el léxico de una 
sociedad. 
De esta manera, hay distintos tipos de léxicos; por ejemplo, el urbano y el rural, el 
de Guadalajara o el de Zacatecas, pero también cada uno implica subdivisiones como el 
léxico de la casa, el de la calle, el del vestido, etc; éstos son equivalentes a las formas de 
vida y organización del mundo que se estudie, pero finalmente, dependen entre sí. En esta 
investigación se busca analizar el léxico del hogar en la Nueva España del siglo XVII, a 
través de documentos que permiten observar una gran cantidad del vocabulario con 
diferencias tanto geográficas como sociales. En este caso, los textos elegidos son 
inventarios de bienes, ya que estos contienen un sinnúmero de vocablos que reflejan la 
sociedad que los emplea. 
 
 
 
 
II 
 
EL LÉXICO, LA DIACRONÍA , LA DIATOPÍA Y LA SOCIEDAD 
La diacronía es el estudio de un estado de lengua anterior al que vivimos: su intención es 
observar un idioma como parte de un continuum, pero siempre preocupándose por la lengua 
histórica (Cf. Lara 2004). La diacronía es, de acuerdo con Martinet (1991: 41-42) el estudio 
que comprende la revisión de distintos usos en una lengua, y que tiene como propósito 
obtener datos de la evolución de ese sistema lingüístico (en este caso el léxico). 
Por su parte, Saussure (1985: 122) señala que la diacronía se encarga del estudio de 
las relaciones unificadoras de términos evolutivos de una lengua, cohesionados por una 
misma conciencia colectiva, los cuales se pueden sustituir entre sí sin formar un sistema. 
Vale la pena decir que los factores principales tomados en cuenta por Saussure son el 
tiempo y la historia, es decir, que la lengua tiene distintos grados de evolución, los cuales 
dependen del tiempo que transcurra y la historia en la que esté inmersa la lengua. Por otra 
parte, Collado (1986: 155) retoma al lingüista Georg von der Gabelentz y señala que la 
lingüística histórico-genealógica “explica cómo la lengua se ha fragmentado y 
transformado en el espacio y en el tiempo”, aseveración que resulta útil para este estudio, 
aunque los conceptos de ‘cultura’ y ‘sociedad’ hacen falta en la definición del lingüista 
alemán. 
Así, la presente investigación se desarrolla en un marco diacrónico, pero también 
considera el sincrónico, ya que se revisarán obras lexicográficas actuales, de modo que la 
fragmentación de la lengua se visualizará más estrecha; si bien los saltos temporales 
existentes entre los diccionarios revisados son muy grandes, permiten ver la evolución de 
los vocablos en un periodo amplio de tiempo. En este caso, el aspecto cultural toma una 
relevancia mayor, pues algunos cambios tienen motivación social y cultural. 
 
III 
 
 Vale la pena mencionar que la diacronía nos ayuda a comprender la evolución de las 
lenguas; además, nos permite observar los distintos usos lingüísticos que han existido en el 
español (en nuestro caso). Particularmente, en el léxico se vislumbran los estados 
pertenecientes a vocablos de la vida cotidiana, así que nos auxilia para situar el léxico de la 
casa del siglo XVII de la Nueva España en el continuum de la lengua histórica. 
En otro análisis, Penny (2004:19-22) señala que la variación diacrónica o histórica 
se puede entender a partir del cambio lingüístico, en el cual las variantes en la lengua 
escrita (y sólo en algunos casos) son estados de lengua que sustituyen a otros. Además, 
comenta que la diacronía “es resultado de la variación social y es inconcebible sin ella”, y 
de esta forma se puede observar lo estipulado por Saussure respecto al tiempo y la historia. 
En este sentido, las otras variantes que propone Penny nos ayudarán en el análisis de 
este trabajo, ya que los documentos analizados pertenecen a diferentes zonas de la Nueva 
España. Así, está la variedad geográfica o diatópica, y el autor señala (2004: 16) “el habla 
de cada localidad difiere en alguno o en varios de sus rasgos de la de cada localidad vecina, 
pero sin perjudicar gravemente la comprensión mutua”. En el caso de los textos revisados 
para esta investigación, una de las preguntas es si las variantes geográficas varían en cuanto 
al léxico. Estos datos se ofrecerán más adelante en las observaciones finales entre los 
documentos. 
Moreno de Alba (2001: 264) nos recuerda que la lengua es un gran sistema formado 
por tres ejes que confluyen entre sí: el diatópico, el diacrónico y el diastrático. De ahí que 
se deban considerar estos conceptos en un estudio de léxico histórico. En el caso de esta 
investigación, el eje diatópico está dividido en zonas de la Nueva España: Ciudad de 
México, Guadalajara y Zacatecas esto para obtener lo más posible de variedad léxico en 
 
IV 
 
caso de que exista, y poder compararlas más adelante. El eje diastrático no marca mucha 
diferencia, ya que son casas de personas con nivel social parecido. En cuanto a lo diafásico, 
el registro cambia en la formación de palabras y la semántica, situación que igualmente se 
verificará en el respectivo análisis entre documentos. 
 
LENGUA ESCRITA PARA EL CONOCIMIENTO DE LA LENGUA HISTÓRICA 
Por otra parte, ya que este estudio es diacrónico, y por lo tanto se trabaja con documentos, 
resulta indispensable describir las funciones de la lengua escrita y las posibilidades que esta 
ofrece. Por una parte, refleja un estado de lengua, el cual tiene sus características sociales 
(las cuales podemos llamar “extralingüísticas” en un primer momento): culturales, 
históricas, por un lado; y lingüísticas: ortografía, norma y uso. En cuanto a la norma, Lope 
Blanch (2003: 60) señala “prestar atención a la lengua escrita nos permitirá determinar en 
ciertos casos cuál norma parece, por lo menos en un momento dado, preferible”. 
El estudio diacrónico tiene como bases y objetos de estudio los documentos; es 
decir, las fuentes escritas de un período de tiempo particular en una sociedad específica. De 
esta manera. En el caso de esta investigación, los documentos son legales, por lo que tienen 
una distribución y un léxico específicos. Respecto a la relación de la lengua escrita con la 
lengua hablada, Lope Blanch (2003: 60) ilustra “la lengua escrita me parece una buena 
piedra de toque, porque la expresión escrita es mucho más reflexiva, cuidada, esmerada... 
Hay muchos casos de formas que se emplean en la lengua hablada con toda normalidad, 
pero que no son aceptables en la lengua escrita”. 
En cuanto a la importancia que tienen los documentos para estudiar el léxico, así 
como la relación establecida entre texto y la realidad, Saussure (1985: 39) señala sobre las 
 
V 
 
lenguas: “sólo las conocemos por la escritura. Incluso para nuestra lengua materna, el 
documento interviene a cada instante. Cuando se trata de un idioma a cierta distancia, es 
más necesario todavía recurrir al testimonio escrito.” De este modo, el documento es el 
medio que tenemos para acercarnos al siglo XVII y su vida cotidiana. 
Así, el testimonio escrito es una herramienta para estudios lingüísticos, en el caso de 
esta investigación lexicológica, ya que es una huella de un estado de lengua, refleja un 
momento de la sociedad en la que está inserto y explica, a través de las palabras, la visión 
del mundo de esa comunidad. En cuanto a la importancia de la escritura, Luis Fernando 
Lara (2006: 143) nos dice: 
La escritura, que es un instrumento no sólo de la comunicación entre individuos que 
no están presentes, sino también de conservación de discursos escuchados o 
directamente escritos como textos, vuelve a manifestarse, al igual que en el 
reconocimiento de la palabra, como una gran ayuda para trascender la memoriaindividual y construir una memoria colectiva del léxico. 
 
 
En el caso de esta investigación, la memoria colectiva que se busca es la vida cotidiana en 
la casa, el hogar de las personas, ya que la vida privada (que consecuentemente se hace 
pública cuando las acciones y las cosas se hacen, valga la redundancia, cotidianas) nos 
muestra el mapa de la ideología y una cultura movediza, incluso nos da algunas señales de 
adopción de rasgos culturales en las sociedades. Sin duda, el momento histórico que se 
vivía en la Nueva España en el siglo XVII exige una revisión a la mezcla de las visiones de 
mundo: la indígena, la española y la europea en general. No se debe desechar la influencia 
africana, sin embargo, esto no sucede en este trabajo, pero más adelante se planea 
analizarla. 
 De esta forma, la presente investigación plantea también un vínculo entre la vida 
cotidiana del siglo XVII y los posteriores años, hasta nuestra actualidad, y por lo tanto, 
 
VI 
 
como señala Lara (1997: 22): “la escritura permite la comunicación entre individuos que no 
están uno frente al otro, sino ausentes y a distancia, ya sea la distancia física entre 
localidades lejanas, ya sea la distancia social entre individuos anónimos unos de otros, ya 
sea la distancia temporal entre las generaciones.”. 
 Una de las hipótesis de este trabajo es que algunas palabras-vocablos han cambiado 
a lo largo de la historia del español de México, pues como señala Bloomfield (345): “Cada 
lengua experimente, en todo tiempo, un proceso lento pero incesante, de cambio lingüístico. 
Tenemos evidencia directa de este cambio en el caso de las comunidades que poseen 
testimonios escritos de antiguos estados de su lengua”. En nuestro caso, los cambios 
lingüísticos pueden partir desde la escritura de los vocablos; esto no quiere decir que cada 
unidad de análisis sea susceptible a dichos cambios, sin embargo, algunas sí presentan 
variantes gráficas que podrían mostrar distintos fenómenos lingüísticos. 
 Asimismo, la escritura significó un cambio en las tecnologías de la expresión, ya 
que se fijó el conocimiento y los sentimientos de las épocas en que fueron producidos los 
textos; de esta manera, los humanos modificamos la visión del mundo que nos rodeaba a 
partir de esta invención, y más adelante, sirvió como una identificación histórica y social. 
Al respecto, Ong (2013: 81) señala: “Más que cualquier otra invención particular, la 
escritura ha transformado la conciencia humana”, y esto queda claro en los documentos de 
esta investigación, ya que los inventarios y testamentos de bienes no son sólo la 
enumeración de cosas, sino la valorización del mundo novohispano de acuerdo con sus 
habitantes. 
 
 
 
VII 
 
JUSTIFICACIÓN 
Los estudios sobre léxico de la Nueva España han aportado notables ideas en la 
comprensión de la vida colonial, por ejemplo: Redescubrimiento documental de la unidad y 
variedad léxica de México central en el siglo XVI de Diana Pérez Moreno (2012), Los 
indigenismos léxicos en el español del Altiplano mexicano durante la época colonial de 
Jeanette Reynoso Noverón (1994), también Léxico de la casa en la Nueva España de 
Araceli Cortez Ocampo (2003), las cuales ayudan ampliamente y sustancialmente al estudio 
del léxico de esta época. Sin embargo, la presente investigación pretende analizar desde 
otros puntos de vista el léxico del hogar, con base en el estudio cualitativo planteado por 
Luis Fernando Lara y modificado en algunos puntos para los fines de este trabajo. 
La revisión del léxico del hogar nos ayuda a comprender las tradiciones y 
costumbres de la sociedad de determinada época, y por lo tanto las nuestras, además de 
identificar cuáles han cambiado y cómo lo han hecho, y cuáles han permanecido. De este 
modo, el léxico nos ayuda en la tarea de definir cuadros de costumbres y comprender la 
vida cotidiana de una época determinada. 
 
OBJETIVOS 
La presente investigación tiene como finalidad adentrarse al léxico del hogar, esto a partir 
de una serie de pasos que permitan observar los vocablos en su contexto; asimismo, se 
pretende realizar un seguimiento cultural de los vocablos, pues se considera que el léxico y 
los rasgos culturales son indivisibles, de manera que para comprender uno se debe analizar 
el otro. 
 
VIII 
 
 Así, este trabajo hace un seguimiento en obras lexicográficas de las unidades 
analizadas con la finalidad de comprender los distintos usos que forman parte del léxico del 
siglo XVII y así conseguir una visión más amplia respecto a los momentos lingüísticos, 
sociales, culturales e históricos de los vocablos. 
 
HIPÓTESIS 
Este trabajo plantea como hipótesis el hecho de que el léxico debe ser tratado y estudiado a 
partir de todos los contextos que hay alrededor de las sociedades en las que se desarrolla; de 
esta manera, conviene apropiarse de los estudios lexicológicos, morfológicos, semánticos e 
históricos así como hace un seguimiento en las obras lexicográficas que se consideren 
pertinentes. 
 Al final de este estudio, se pretende tener un catálogo de las entradas léxicas del 
hogar novohispano del siglo XVII, y de esta manera dejar el escenario para la creación de 
campos léxicos para más adelante continuar con los pasos necesarios para delimitar y 
definir los vocablos de este léxico. Así, se obtendrá un campo semántico general, el del 
hogar. El acercamiento de este trabajo radica en la presentación de nuevos datos que 
apoyen en la futura creación del léxico novohispano del siglo XVII. 
 
METODOLOGÍA 
Esta investigación se desarrolla el método semasiológico, es decir, la relación que va del 
significante al significado. De acuerdo con Lara (2006: 205), como se señaló anteriormente, 
son las relaciones inmanentes en la semántica del léxico de una lengua. En resumen, la 
 
IX 
 
semasiología se enfoca en recaudar los términos y vocablos de una lengua en particular y 
luego hacer una revisión en cuanto a su significado. 
 Los cortes temporales se consideran cada veinticinco años, con base en el proyecto 
“Raíces y desarrollo del español en México”1, ya que considera que este periodo de tiempo 
es el mínimo para reflejar cambios lingüísticos importantes en una lengua. De esta manera, 
el siglo XVII se divide de la siguiente forma: 1 (1600-1624), 2 (1625-1650), 3 (1651-1675) 
y 4 (1676-1699). 
 Geográficamente, los documentos comprenden tres zonas: Ciudad de México, 
Guadalajara y Zacatecas. 
 La obtención de las unidades de análisis se realizó tomando en cuenta el material y 
el color de los accesorios, muebles y ajuares, así como su uso, pero no su estado. Por 
ejemplo, se obtuvo el vocablo PAÑOS DE MANOS DE RUAN, pero si se registra PAÑOS VIEJOS 
o PAÑOS ROÍDOS estos sólo serán tomados en cuenta como paños. Así, se revisará 
diccionario por diccionario la definición de cada una de las palabras del vocablo, sin tomar 
en cuenta artículos ni preposiciones. 
 
CORPUS 
El corpus se integra por documentos del Archivo Histórico del Arzobispado de México 
(AHAM) y el Archivo Histórico de Zacatecas (AHZ), de los cuales se realizó la paleografía 
necesaria para la presente investigación. El análisis de los vocablos se realizará por 
documento, y asimismo en el orden de aparición de las unidades. La distribución 
cronológica de los documentos es la siguiente: 
 
1 Seminario en los años 2005 y 2006 del proyecto Grupo de estudio del español colonial mexicano 
(GEECOM) a cargo de la Dra. Beatriz Arias Álvarez, con registro PAPIIT IN400203. 
 
X 
 
Periodo 1: Guadalajara (Inventario de los bienes materiales del difunto don fray Juan de 
Valle) 1618, AHAM. Once fojas. 
Periodo 2: Zacatecas (Memoria de los bienes, con avalúo, de la difunta Gregoria Díaz de la 
Plasa) S/F, AHZ. Seis fojas. 
Periodo 3: Zacatecas ZAC (Testamento de Juan de Gastelu) 1655, AHZ. Dieciséis fojas. 
Periodo 4: Ciudadde México (Inventario de bienes del señor racionero Joseph Reinoso, 
agente de negocios de la Santa Iglesia), 1678, AHAM. Trece fojas. 
Zacatecas, (Inventario de bienes de don Diego de Medrano), 1687, AHZ. Dieciocho fojas. 
 Los documentos del AHAM se obtuvieron en visitas al recinto del Arzobispado de 
México, donde se cotejaron las fuentes originales de inventarios de bienes y testamentos del 
siglo XVII, y como resultado se obtuvieron copias de más de sesenta documentos; el 
siguiente paso consistió en la discriminación de manuscritos con base en la cantidad de 
léxico que ofrecían, ya que muchos de contenían materiales para edificaciones o esclavos, 
de forma que estos no se tomaron en cuenta. 
 Respecto a los documentos del AHZ, fueron obtenidos por conducto de la 
recolección documental del proyecto “ Investigación documental a través de la dialectología 
y la sociolingüística históricas, para conocer el mestizaje lingüístico de la Nueva España” a 
cargo de la Dra. Beatriz Arias Álvarez. Estos documentos también fueron elegidos con base 
en la metodología expuesta anteriormente, es decir, se consideraron los que ofrecían léxico 
abundante y representativo respecto a la casa novohispana del siglo XVII. 
 
XI 
 
 En cuanto a la extracción de los vocablos analizados primero se hizo una base de 
palabras referidas al hogar, y así se hizo otro filtro en el que se revisaba la historia del uso 
de estos artículos. Finalmente, el corpus consta de ciento ochenta y ocho vocablos, los 
cuales se dividen: GUA: 42, ZAC1: 37, ZAC2: 18, CM: 54 y ZAC3: 37. 
ANÁLISIS 
Para la obtención de los vocablos y su respectiva referencia en los análisis se respetarán las 
variantes que contengan los documentos. Por otra parte, para la búsqueda de estos vocablos 
en obras lexicográficas se acudirá a la forma estandarizada de la época. Ejemplo: 
 
Y tem unafrasada mexicana yatrayda (GUA 1) 
 
 
Entrada Tesoro de la lengua castellana o española 
 
El análisis de esta investigación constará de los siguientes puntos: 
1. Corpus del español: 
-CORDE (Corpus diacrónico del español): se revisará esta base de datos para verificar si 
los vocablos están registrados por la Academia Española de la Lengua, pues al estar 
escritos en español los documentos analizados es un paso obligatorio. Los registros en este 
 
XII 
 
caso pertenecerán exclusivamente al siglo XVII, de manera que aparecerán sólo el primero 
y el último de ese siglo. 
-Diccionarios: 
La primera etapa consta de tres obras lexicográficas no escritas en México o América, 
por lo que supone el primer paso del análisis lexicográfico: 
Tesoro de la lengua castellana o española (1611) de Sebastián de Covarrubias: esta 
obra lexicográfica se usará ya que es de las primeras en su tipo en lengua española, y 
es un punto de partida en la definición de los vocablos. En caso de que no esté el 
vocablo se manifestará en cada uno de los análisis, pero sin ninguna carga salvo la 
referencial. 
Diccionario crítico y etimológico castellano e hispánico (1954) de Joan Corominas y 
José Antonio Pascual: este diccionario nos permite acceder al origen de los vocablos, 
por lo que nos ayuda en caso de préstamos y su correspondiente estudio. 
Diccionario de la Real Academia Española (22ª edición, 2001): la obra de la 
Academia Española referirá el significado actual de los vocablos. 
-La segunda etapa lexicográfica comprende dos obras realizadas en México, por lo que son 
el segundo paso del análisis lexicográfico. Esta separación obedece a la tarea que tiene el 
lexicógrafo respecto a la definición, pues el hecho de que estén realizados en nuestro país 
corresponde a otra ideología que no tienen los lexicógrafos hispanos. Los diccionarios son 
los siguientes: 
Diccionario del español usual de México (1996) Luis Fernando Lara (coordinador): 
esta obra nos permite revisar si los vocablos son usados actualmente en el español de 
México. 
 
XIII 
 
Diccionario de mejicanismos (1959) de Francisco Javier Santamaría: en este 
diccionario podemos ver los usos relativos a México, y por otra parte permite llegar a 
vocablos que no se encuentran en las obras hispanas2. 
 
2. Formación de palabras: 
Cada vocablo será analizado en con base en las siguientes obras: La formación de palabras 
en español (1996) de Manuel Alvar Ezquerra, y “Una idea de palabra” en Panorama de la 
lexicología de Elena de Miguel (2009). 
Este análisis busca explicar desde varios puntos el uso de los vocablos que se consideran 
dentro del léxico del hogar en el siglo XVII. 
3. Historia 
En algunos casos, los vocablos pueden ser analizados a partir de obras sobre vida cotidiana 
en la Nueva España; sin embargo, no todas las unidades de análisis son susceptibles a esta 
revisión, por lo que sólo se estudiarán en este ámbito los vocablos que permitan la literatura 
histórica que trata el tema de vida cotidiana, en este caso, Historia de la vida cotidiana en 
México. II La ciudad barroca de Antonio Rubial (2012), El mundo novohispano. 
Población, ciudades y economía, siglos XVII y XVIII de Manuel Miño Grijalva (2001) y La 
vida cotidiana en México de Pablo Escalante Gonzalbo et al (2013), ya que requiere de una 
 
2
 ABREVIATURAS DE OBRAS LEXICOGRÁFICAS: en este trabajo las obras lexicográficas serán 
referidas con su autor, de la siguiente manera 
Covarrubias: Tesoro de la lengua castellana o española 
Corominas-Pascual: Diccionario crítico y etimológico castellano e hispánico 
RAE: Diccionario de la Real Academia Española 
Lara: Diccionario del español usual de México 
Santamaría: Diccionario de mejicanismos 
 
 
XIV 
 
investigación más profunda e interdisciplinaria, cuya realización se tiene meditada más 
adelante en obras específicas sobre la historia económica y social. 
 
ORGANIZACIÓN DE LA TESIS 
La tesis está organizada de la siguiente forma: el capítulo I trata sobre las características 
sociales que tiene la lengua, su relación con la cultura y las situaciones que implica el 
léxico dentro de un contexto socio histórico, además de los usos que permiten a los 
hablantes recrear su propia realidad a través de la lengua. Por otra parte, se hace una 
revisión sobre lo que plantean los estudiosos acerca de la diacronía, parte de la lingüística 
que se estudia en la presente investigación. Para los fines del presente estudio, vale la pena 
considerar la lengua en un continuo histórico, y los aportes de los investigadores como 
André Martinet, Ferdinand de Saussure y Juan Antonio Collado, así como Ralph Penny 
expanden el panorama en dicho campo. 
Además, es un recorrido por la definición de vida cotidiana establecida por Pilar Gonzalbo, 
además de comprobar que la historia es un punto clave e inseparable de los estudios 
léxicos, pues en casi todas las ocasiones la apropiación o formación de palabras está 
supeditada a la época en la que se desarrolla la lengua. 
El capítulo II aborda la importancia y los mecanismos que hay en la formación de 
palabras; se puede observar cómo los hablantes motivan la creación de nuevas unidades y 
las necesidades que la sociedad tiene para estos fines. Por otra parte, este apartado se 
adentra en la nomenclatura y conceptos que proporcionan Carlos Piera (2009) y Manuel 
Alvar Ezquerra (1996) para los mecanismos de formación de palabras; en esas páginas se 
explican la derivación y composición que cada uno de los autores expone y propone. 
 
XV 
 
También se enfoca en el estudio cualitativo del léxico que propone Luis Fernando Lara, así 
como las modificaciones que se proponen en este sentido. 
 El capítulo III hace un seguimiento a las teorías semánticas que apoyan los estudio 
sobre léxico, cómo se construye el significado de las palabras, la manera en que se crean 
redes entre la cosa, el significado y la designación; este apartado toma mucha importancia, 
ya que sirve como base para comprendereste trabajo. Por otra parte, los contextos que 
brindan tanto Ullman (1967) (quien retoma a Firth), como Malinowski (2006), cuando 
señalan que hay momentos y circunstancias en los que se lleva a cabo la producción 
semántica de una lengua, así como los estudios operacionales o contextuales, los cuales 
explican y desarrollan estos autores. 
 En este capítulo toma vital importancia la “semántica cultural” que plantea Parodi 
(2006), quien señala que entre dos lenguas que conviven hay mudanzas semánticas, mismas 
que producen un signo bicultural como producto de las relaciones que hay entre ambos 
sistemas lingüísticos, en nuestro caso, el español debe extender su significado para 
igualarse con el americano. 
 El capítulo IV está enfocado en el análisis de los vocablos obtenidos, y para esto los 
documentos están organizados cronológicamente, y para ello el siglo ha sido dividido en 
cuatro periodos de veinticinco años, ya que es el tiempo mínimo para observar cambios en 
la lengua. En este apartado se harán campos asociativos que ayuden a analizar las unidades. 
 El capítulo V es una revisión sobre la influencia que tiene la cultura en los vocablos, 
además de revisar los contextos sociales en los cuales se movían las unidades léxicas, 
situación básica y fundamental de este estudio. Finalmente, se hará una comparación entre 
las zonas que componen el corpus: Ciudad de México, Guadalajara y Zacatecas. 
1 
 
Capítulo I 
LÉXICO Y CULTURA 
 
El léxico es una creación social y cultural, la cual se modifica conforme las necesidades de 
los hablantes y participantes de las sociedades; este se encuentra inmerso en una lengua 
histórica, y de acuerdo con Lara (2006: 96) “lo que hace a una lengua histórica es una 
memoria transmitida, de generación en generación, de aquellos productos verbales que han 
resultado valiosos para hacer inteligibles las experiencias de los miembros de una sociedad 
a todos sus integrantes”. De este modo, cada palabra o vocablo hay una serie de rasgos 
culturales e históricos que vale la pena revisar en su contexto original. 
Por otra parte, el léxico también tiene influencia en la creación y configuración de 
las naciones, ya que las palabras (o vocablos) en la lengua escrita (como los documentos de 
este estudio) recrean las sociedades y las inquietudes, valores, visiones, etc. que estas 
tienen; como señala Saussure (1985: 35) “Las costumbres de una nación tienen repercusión 
en su lengua y, por otro lado, en gran medida es la lengua la que hace la nación”. Lo 
anterior resulta vital para los estudios léxicos, ya que las diferencias diatópicas, diafásicas y 
diastráticas no deben ser estudiadas con los mismos materiales universales, puesto que estas 
diferencias sociales nos permiten observar fenómenos distintos en varios niveles. 
A su vez, la lengua es una creación cultural y social, por lo que vale la pena definir, 
aunque sea escuetamente, la cultura. De acuerdo con Frost (2009:67) la cultura es “aquella 
parte del medio ambiente modificada por el esfuerzo humano”; sin embargo, cuando 
decimos que la lengua es cultural debemos considerar que ha sido el vehículo para 
establecer todo lo que le rodea, el mundo que ha modificado y que para aprehenderlo y 
2 
 
heredarlo a sus hijos y futuras generaciones necesita fijarse en formas (o palabras) que 
establezcan un orden. 
Igualmente, Fernández y sus colaboradores señalan: “La cultura se transmite de 
generación en generación también por la lengua”, aseveración que resulta cierta y 
enriquecedora, ya que la lengua es el vehículo que usa la sociedad para apropiarse, 
compartir y conservar la cultura, o bien, para modificarla según las necesidades que el 
momento histórico requiera. 
La definición de la ONU (1982) sobre la cultura: 
...la cultura da al hombre la capacidad de reflexionar sobre sí mismo. Es ella la que 
hace de nosotros seres específicamente humanos, racionales, críticos y éticamente 
comprometidos. A través de ella discernimos los valores y efectuamos opciones. A 
través de ella el hombre se expresa, toma conciencia de sí mismo, se reconoce como 
un proyecto inacabado, pone en cuestión sus propias realizaciones, busca 
incansablemente nuevas significaciones, y crea obras que lo trasciendan. 
 
Igualmente, se debe considerar la relación entre la lengua y la historia de un pueblo o un 
país; ante esto, Fernández et al (1989: 71) dicen: 
algunos sociolingüistas presentan la lengua como el depósito o lugar de 
conservación de las experiencias y el saber de las generaciones pasadas, y como el 
medio de transmitir ese mismo saber enriquecido a las generaciones siguientes. La 
lengua como transmisor de ideología. 
 
Este punto toma mucha importancia, porque el objeto de estudio de esta investigación es el 
español de México, por lo tanto, parte del análisis es una introspección en la lengua propia. 
Asimismo, resulta importante que este hecho social (la lengua) siga ciertas 
evoluciones naturales y propias de sí, por ejemplo, la denominación. Al respecto, Lara 
(2006:40) retoma el término energeia para definir la palabra y asegura que está 
“necesariamente ligada a la experiencia humana, a la práctica del hablar, al desarrollo 
histórico y al mundo social en que el ser humano encuentra su plenitud”; así pues, las 
3 
 
palabras (o vocablos) nos muestran las cosas, emociones, valoraciones que tenía una 
sociedad en un determinado estado de lengua. 
Esta cultura se deposita en las palabras que se han creado, de manera que el léxico 
se convierte inmediatamente en un hecho social, en un producto que es funcional en el 
tiempo contemporáneo y la señal que esos habitantes dejan sobre su existencia y de las 
cosas que lo rodean y usa. Al respecto, sobre la lengua como hecho social, Lara (1997: 91) 
comenta 
El léxico de una lengua [...] sólo se puede abarcar en términos sociales. El 
conocimiento y la memoria individuales de sus elementos son manifestaciones 
fragmentarias, siempre, de un conocimiento social del vocabulario, elaborado a lo 
largo del tiempo y recordado intersubjetivamente. Ello significa que, aunque en 
principio los medios concretos de su conservación de la memoria social sean las 
memorias individuales de los miembros de la comunidad, se produzca pronto una 
necesidad colectiva por superar las capacidades individuales de memoria y crear 
agentes sociales encargados de recolectarla y transmitirla. 
 
Así, ya que la lengua está dentro de una cultura y sociedad, el léxico también es 
parte de las convenciones que se forman entre hablantes y sociedad; por lo tanto, el 
momento histórico que se estudie lingüísticamente también tiene rasgos y herencia de otro 
estado de lengua anterior. En el caso de este trabajo, el estado de lengua es un momento 
complicado para la lengua, pues las lenguas que estaban en contacto estaban todavía en 
conocimiento una de otra, por lo que resulta interesante la evolución de estas palabras. 
Saussure (1985: 92) dice: 
De hecho, ninguna sociedad conoce ni ha conocido jamás la lengua de otro modo 
que como un producto heredado de las generaciones precedentes y que hay que 
aceptar tal cual. Por esto la cuestión del origen del lenguaje no tiene la importancia 
que generalmente se le atribuye. No es ni siquiera una cuestión que haya que 
plantear; el único objeto real de la lingüística es la vida normal y regular de un 
idioma ya constituido. Un estado de lengua dado es siempre un producto de factores 
históricos, y son esos factores lo que explican por qué es inmutable el signo, es 
decir, por qué resiste a toda sustitución arbitraria. 
 
4 
 
Por otra parte, Martinet (1991: 16) señala sobre los orígenes del lenguaje: 
se ha pensado en situar el lenguaje entre las instituciones humanas, y esta manera de 
ver ofrece ventajas indudables, pues las instituciones humanas surgen de la vida en 
sociedad. Éste es precisamente el caso del lenguaje, que se concibe esencialmente 
como un instrumentode comunicación. Las instituciones humanas suponen el 
ejercicio de las más diversas facultades. Pueden hallarse muy extendidas o incluso 
ser universales, como el lenguaje, sin aparecer idénticas de una comunidad a otra. 
La familia, por ejemplo, caracteriza tal vez a todos los grupos humanos, pero se 
manifiesta en diferentes partes bajo formas diversas. Igualmente el lenguaje, 
idéntico en sus funciones, difiere de una comunidad a otra, de tal manera que no 
puede funcionar más que entre individuos de un grupo determinado. 
 
 
Resulta interesante esta aseveración de Martinet, pues brinda la idea de que las lenguas son 
variadas, y aunque tengan rasgos universales, finalmente hay diferencias, las cuales, a mi 
parecer, deben ser estudiadas en su respectivo contexto. 
 De esta manera, la relación entre el léxico y la cultura no se puede entender sino con 
la necesidad de una para la existencia de la otra; ambas dependen entre sí, ya que la cultura 
se puede entender a través de la lengua, y la lengua se logra comprender como una creación 
cultural. A pesar de que existen otros rasgos culturales que pueden explicar los fenómenos 
de una sociedad, tanto histórica como actualmente, la lengua tiene la suficiente fuerza para 
explicar los cambios que sucedieron en un estado de lengua y un estado socio-histórico. 
De esta forma, cada situación, sentimiento, herramientas, así como utensilios o hasta 
creación de palabras que surgen en una cultura son parte del fenómeno de la lengua. Al 
respecto, Lara (2006: 101) dice “Los significados que se crean en la cultura de una lengua 
constituyen el tercer estrato de su formación”1. Así, el léxico nos explica todas estas 
circunstancias en las que se desarrolla la sociedad, por lo que un estudio de los vocablos 
que eran usados en tiempos pasados no ayuda a comprender las sociedades anteriores. 
 
1 Para revisar otros estratos de la formación de la lengua Cfr. el capítulo “El significado de la palabra” en Lara 
(2006). 
5 
 
Igualmente, ya que el léxico es un hecho social-cultural, se adaptará a las 
necesidades de la sociedad en la que se desarrolle, incluso la creación y formación de 
palabras depende de este punto, ya que, como indica Lara (2006: 94) “el conocimiento y la 
memoria individuales de sus elementos son manifestaciones fragmentarias, siempre, de un 
conocimiento social del vocabulario, elaborado a lo largo del tiempo y recordado 
intersubjetivamente”, sobre todo en un momento histórico en el cual se observa, a través de 
los documentos, la variabilidad estaba en plenitud, e incluso se vislumbra en la ortografía 
de las palabras, ya que hay una vacilación en este sentido. 
 Cada vocablo del léxico nos remite a una convención, pero no una normativa, sino 
una descriptiva, la cual los hablantes eligen para expresarse, misma que se forma a lo largo 
de un determinado tiempo y con específicas necesidades. Al respecto, Saussure (1985: 88) 
comenta “En efecto, todo medio de expresión aceptado en una sociedad descansa en 
principio sobre una costumbre colectiva o sobre la convención, lo cual es lo mismo.” Sin 
embargo, conviene señalar que la convención en el siglo XVII en la Nueva España no 
estaba completamente establecida, de hecho, la lengua se encontraba en un punto de 
variabilidad, pues las lenguas indígenas originarias se encontraban en una adaptación con 
las lenguas extranjeras (no sólo español), de manera que léxicamente (y en otros ámbitos 
también) se puede observar una vacilación en los usos. 
 Así, el estudio del léxico de la casa del siglo XVII nos muestra la evolución de la 
vida cotidiana y cómo hemos heredado las palabras y los vocablos en su significado de esa 
época, el cambio semántico que han sufrido, así como comprender que también se ha 
perdido y ganado léxico por cuestiones sociales. Se parte de la idea de que la lengua, como 
producto social, pasa de generaciones en generaciones, pues como señala Saussure (1985: 
6 
 
94) debemos añadir a nuestro análisis el concepto “tiempo”, ya que es a través del mismo 
que las culturas y las sociedades cambian, y por lo tanto, la lengua. 
Sin embargo, aunque la lengua sea un producto social y cultural, no se debe 
confundir con una libertad sin límites: el sistema es flexible, pero al final es parte de una 
historicidad colectiva que nos permite usar las palabras aún después de mucho tiempo. 
Saussure (1985: 94) aclara: 
No basta con decir que la lengua es un producto de las fuerzas sociales para que se 
vea claramente que no es libre; al recordar que es siempre herencia de una época 
precedente, hay que añadir que estas fuerzas sociales actúan en función del tiempo. 
Si la lengua tiene un carácter de fijeza, no es sólo porque está unida al peso de la 
colectividad, lo es también porque está situada en el tiempo. Estos hechos son 
inseparables. En todo momento la solidaridad con el pasado pone en jaque la 
libertad de elegir. Decimos hombre y perro porque antes de nosotros se ha dicho 
hombre y perro. 
 
 
En este caso, la revisión de los vocablos extraídos de los documentos requiere de obras 
lexicográficas posteriores, incluso actuales, para seguir la pista de los significados y 
encontrar cómo la colectividad ha fijado o modificado los significados; sin embargo, un 
punto interesante a destacar, y que los documentos nos muestran, son las pérdidas y 
adiciones que ha tenido el campo lexicográfico a lo largo de los siglos, ya que no sólo hubo 
transformaciones en los significados, sino que el uso de algunos vocablos se ha reducido, y 
en casos desaparecido. Así, las sociedades han incorporado nuevo léxico porque han 
surgido cambios sociales o ha perdido palabras que no le eran ya útiles. 
 Ahora bien, así como cada sociedad tiene una base cultural, igualmente esta se 
subdivide en otras formas socio-culturales, las cuales nos permiten dilucidar el orden y la 
jerarquización de los habitantes, pues como señala Pilar Gonzalbo (2013: 52) acerca de la 
vida cotidiana colonial: “Todos tenían su propia cultura y por eso era diferente su vida 
cotidiana. Porque si las necesidades de todos los individuos son básicamente las mismas, 
7 
 
son muy diversas las formas de satisfacerlas, así como también son diferentes normas y las 
prácticas en distintos momentos”, y a lo que yo agregaría el uso del lenguaje, pues la 
formación de palabras o adopción de palabras depende de las mismas necesidades. 
 Sin duda, léxico, sociedad, cultura, así como la historia, dependen entre sí para 
explicar los fenómenos que ocurrieron en tiempos pasados, pues todos estos rasgos forman 
parte de la radiografía que se debe hacer sobre la vida cotidiana en el hogar, en el caso de 
esta investigación. 
 
1.2 LA HISTORIA. VIDA COTIDIANA Y SU IMPORTANCIA CULTURAL 
La lengua, como ya se dijo anteriormente, es resultado de la cultura, la sociedad, el tiempo, 
así como de factores humanos que influyen en su creación y uso. De esta forma, no se 
pueden entender usos léxicos sin revisar y ahondar en la historia de la sociedad que se 
trabaje, ya que, como se ha dicho, la lengua refleja la realidad de una época y momento 
precisos. En el caso de esta investigación, el camino obligatorio es la comprensión de la 
vida cotidiana de la Nueva España del siglo XVII, esto para obtener un panorama mucho 
más exacto de los vocablos y su uso. 
 La vida cotidiana son todas aquellas actividades, accesorios y ritos que forman parte 
del diario de las personas, los cuales configuran a una sociedad y una cultura. Antonio 
Rubial (2012: 11) señala “El complejo de necesidades fisiológicas que requieren ser 
satisfechas para hacer posible la vida humana forman la base material de lo cotidiano. En la 
facilidad o dificultad de conseguir alimento, vestido y techo inciden factores como el clima 
o la posesión de bienes”; de esta forma, la lengua también es parte de esa vida cotidiana, 
pues esla herramienta que usa el hablante para nombrar todo lo que usa para vivir día a día. 
8 
 
 En el caso de esta investigación, los bienes referidos en los inventarios de bienes y 
testamentos muestran un nivel social y económico alto, y por eso retoma importancia 
observar lo cotidiano de la época. Se debe recordar que el siglo XVII fue un periodo 
histórico marcado, en parte, por las epidemias y enfermedades que azotaban a los 
pobladores, especialmente a los de menos recursos, por lo que ambas situaciones limitaban 
la adquisición de bienes por parte de los sectores económicamente inferiores. El mismo 
Rubial nos dice “Ciertamente los menos afectados eran aquellos grupos sociales con 
recursos; de hecho conocemos mucho mejor la vida material de ellos, dado que dejaron 
abundante documentación de sus bienes”. Así, se podría decir que en el siglo XVII sólo 
podían hacer inventarios de bienes y testamentos los que contaran con bienes dignos de 
relatar, de acuerdo con la importancia material del periodo histórico. 
 Así la vida cotidiana presenta muchas aristas para investigar, pues como señala Pilar 
Gonzalbo (2013:68-69): 
La vida cotidiana se realiza en la casa y en la calle, en el trabajo y en los locales de 
devoción o esparcimiento, en el hogar o en las instituciones de asistencia 
comunitaria. De todos ellos, la vivienda es el lugar más representativo de la 
intimidad, y la intimidad proporciona los ejemplos más evidentes de lo cotidiano. 
Siempre ha influido el espacio del hogar en la forma de convivencia de los grupos 
domésticos y esto puede destacarse en el México colonial, cuando cada región tenía 
su forma de habitación característica y eran muy diferentes las viviendas de que 
podían disponer los distintos grupos domésticos que habitaban las ciudades. 
 
En el caso de esta investigación, los accesorios del hogar son los objetos de análisis, 
ya que reflejan de buena forma cambios en el léxico de la época, por ejemplo los usos de 
los accesorios de la cocina, la recámara o los objetos de plata, las cuales además de dar 
pistas sobre los cambios semánticos que sufrieron algunos vocablos que usamos 
actualmente. Al respecto, Diana Pérez Moreno (2012: 428-429) expone un caso en este 
sentido: el vocablo telera. El primer significado de esta palabra, en los siglos XV y XVI, se 
9 
 
trataba del “travesaño de hierro o madera que sujeta el dental a la cama del arado”, mientras 
el uso actual es “el pan con el que se preparan las tortas mexicanas”. 
 Para esta investigación vale la pena revisar las diferencias entre la ciudad y la 
provincia, ya que los puntos geográficos que se trabajan no son cercanos y tampoco 
comparten absolutamente todas las características. 
 Al respecto de los cambios ocurridos en la Nueva España del siglo XVII, Manuel 
Miño Grijalva (2001: 11) señala: 
El tránsito de población a sociedad transcurrió como resultado de procesos 
económicos, jerarquizaciones y estratificaciones de acuerdo con los requerimientos 
de cada grupo social y cada región, las cuales encontraron expresiones de unidad y 
coherencia en la ciudad y en los conglomerados urbanos, que fueron finalmente los 
nuevos sujetos de la historia, dieron orden y jerarquía a cada región y representaron, 
socialmente hablando, la expresión de comportamientos distintos de los que la vida 
rural y campesina había conformado. 
 
 
 Para estos fines, la “semántica cultural” de Parodi (2006), que se verá más adelante, 
resulta de gran utilidad para este trabajo, pues permite adentrarnos en el punto medio entre 
la cultura propia y la adquirida, bifurcación que resultó básica para la formación de lo 
novohispano. La investigadora señala que el léxico enfrentó un fenómeno particular, ya que 
por tratarse de lenguas en contacto, tanto el español como los sistemas lingüísticos 
originarios de México formaron nuevos significados, los cuales tienen particularidades de 
ambos. Cabe señalar que con el español llegaron también préstamos de otras lenguas, como 
el francés, inglés, portugués, etc. 
 De esta manera, la historia no puede ser ajena a un estudio lingüístico, ya que todos 
los fenómenos léxicos, semánticos y morfológicos son parte de la historia de la Nueva 
España en el siglo XVII. 
10 
 
 Para los fines de este estudio, se tomarán en cuenta las ideas sobre el léxico como 
una creación social, la cual expresa el entorno cultural y a su vez representa esa época, 
lugar y momento histórico. Las ideas de Saussure (1985) sobre la lengua dependiente de 
factores históricos, además de la vida cotidiana como una extensión cultural de la sociedad 
que proporcionan Antonio Rubial (2012) y Pilar Gonzalbo (2013), constituyen las bases 
teóricas e ideológicas respecto a la visión de la lengua propuesta esta investigación. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
11 
 
Capítulo II 
CONSIDERACIONES LINGÜÍSTICAS 
 
2.1 PALABRA-VOCABLO 
Las unidades de análisis de un estudio sobre léxico son las palabras. Por una parte, las 
palabras son el concepto más complicado de definir en la lingüística, por lo que ya no se 
usarán en esta investigación, de manera que las unidades de análisis serán los vocablos, y 
para esta investigación, se partirá de la definición que ofrece Lara (2006: 140): “El vocablo 
[...] es un producto de la cultura de la lengua, constituido mediante el análisis gramatical y 
las necesidades de los métodos de elaboración de diccionarios”. Si bien los resultados de 
esta investigación no remiten a la realización de una obra lexicográfica, la mayor parte del 
análisis tiene como fuentes diccionarios, por lo que se adoptará esta definición de vocablo. 
Sin embargo, los vocablos obtenidos de los documentos en casi todos los casos no 
respetan las formas de entradas lexicográficas, ya que no se pretende realizar un análisis 
exclusivamente lexicográfico, sino respetar las formas que el escribano usó y más adelante 
hacer una revisión pragmática de estos usos. Por el momento, me interesa revisar sólo la 
evolución de los significados y su realidad en la vida cotidiana del siglo XVII en adelante, 
pero también dejar las bases para futuras investigaciones en el campo. 
 Además, el mismo Lara (2006: 138) señala que el vocablo es “una forma léxica 
abstracta, de naturaleza social y elaborada a lo largo de la historia de la comunidad 
lingüística”, así que en este trabajo se utilizará el concepto vocablo para referirnos tanto a 
palabras, lexemas y lexemas compuestos. 
 
 
12 
 
2.2 FORMACIÓN DE PALABRAS 
Una de las formas de análisis en esta investigación es la correspondiente a la formación de 
palabras. En cada lengua este mecanismo se usa para nombrar las cosas que existen 
alrededor del hablante; así, entre más cosas, sentimientos, acciones, etc. Sin embargo, como 
señala Piera (2009) no se crean los vocablos sin motivación alguna, sino que en muchas 
ocasiones se crean a partir de unidades léxicas previamente existentes. En el caso de los 
vocablos sujetos de análisis en esta investigación. 
 En el caso de este trabajo, se analizarán los vocablos en su formación, ya que 
algunos presentan derivación o composición, lo que nos brinda datos importantes en su 
análisis. En palabras de Piera (2009: 32): “Un hablante puede crearlos por cualquiera de las 
vías [...] con fines cómicos, literarios, prácticos o de cualquier otra clase, y el que se 
incorporen o no a la lengua es un hecho sociológico” cuando se refiere a los métodos de 
formación de palabras en español. Resulta interesante, ya que toma en cuenta el punto 
social en la creación de unidades lingüísticas, que es el punto nodal de esta investigación. 
Por una parte Trives (1999:12), en la introducción del libro de Almela Pérez (1999), 
considera que la lengua y la formación de palabras son el desdoblamiento de nuestra 
realidad, y por lo tanto señala: “Nuestras palabras [...] son el pábulo de nuestro 
pensamiento, y más que fruto de pensamientosno habidos, dan que pensar y guían nuestro 
comportamiento intelectivo”; dicha aseveración ilumina el hecho de que la creación de 
palabras se encuentra en un medio social. 
 Asimismo, Almela Pérez (1999) señala que la formación de palabras amplía el 
catálogo de lexemas que tiene nuestra lengua, y se puede realizar a través de dos métodos: 
interno y externo; el primero son las relaciones lingüísticas entre unidades de la misma 
13 
 
lengua, los segundos, son lo que llama Emma Martinell (referida por Almela Pérez) 
‘incorporaciones’, que son préstamos entre sistemas lingüísticos.2 
 Igualmente, Almela (1999: 14) señala: “El objetivo[...] de la formación de palabras 
consiste en ampliar el repertorio léxico por procedimientos morfológicos. Tales 
procedimientos permiten satisfacer la necesidad de designar una realidad objetiva o 
subjetivamente nueva mediante la actualización o modificación de un significante 
preexistente”, en el caso de este trabajo, la ampliación del léxico fue parte de la necesidad 
de especificar las cosas y los accesorios que se usaban en la sociedad novohispana del siglo 
XVII. 
 Asimismo, Alvar Ezquerra (1996: 9) considera que las transformaciones del mundo 
extralingüístico modifican igualmente las creaciones lingüísticas, siempre con el objetivo 
de satisfacer las necesidades de los usuarios. En este punto, Alvar Ezquerra retoma las ideas 
de Georges Matoré sobre las palabras-testigo, las cuales define como “un símbolo material 
de un hecho espiritual importante, es el elemento en que se plasma un hecho de 
civilización, que sólo puede ser determinada una vez conocida la época a que pertenece su 
campo, pues es el símbolo de un cambio que se produce en la sociedad”, denominación que 
es valiosa, ya que los algunos vocablos que más adelante se analizarán pueden entrar en 
esta categoría. 
 En esta investigación se usarán los conceptos de Piera (2009) y Manuel Alvar 
Ezquerra (1996): 
 
2 En este caso, Emma Martinell señala “Llamo incorporación tanto a la entrada de un término de una lengua 
muerte prestigiosa –latín y griego—como a la entrada de un término de una lengua viva.” En el caso de este 
trabajo, vale la pena recordar la inserción de préstamos de lenguas muertas; por eso, en el análisis se agrega la 
revisión en el Diccionario crítico y etimológico castellano e hispánico, de Joan Corominas y José Antonio 
Pascual, pues esta obra permite observar la raíz de los vocablos analizados. 
14 
 
Para Pereira3 (2009: 61), la derivación afijal consiste en la “adición de prefijos o 
sufijos derivativos a una base” y la derivación no afijal está “basada en la sustracción de 
material fónico de la base”. Así, considera que las siguientes formaciones denominales: 
N>N: chocolate-chocolatera; N>A: México-mexicana; N>V: cristal-cristalizar; las 
formaciones deadjetivas: A>N: tozudo-tozudez; A>A: gris-grisáceo; A>V: tranquilo-
tranquilizar; A>ADV: tranquilo-tranquilamente; y las formaciones deverbales: V>N: 
escribir-escritorio; V>A: soportar-soportable; V>V: cantar-canturrear. 
Por otra parte, señala que la derivación nominal consta de nombres de acción: 
explicar> explicación; nombres de agente/ instrumento: ganar> ganador, calmar>calmante; 
nombres de cualidad: leal>lealtad; y nombres colectivos: alumno>alumnado, gente>gentío. 
Igualmente, expone la derivación adjetiva en adjetivos relacionales: 
departamento>departamental; adjetivos posesivos: diente>dentado, barba>barbudo; 
adjetivos de semejanza: seda>sedoso; adjetivos activos: entender>entendido; -adjetivos 
pasivos: soportar>soportable. 
Además, la sufijación apreciativa: supermoto; caja> cajita, bufete> bufetito; -man-
ot-ota; con el interfijo -c-: bases de dos o más sílabas terminadas en -n o -r: ratón>raton-c-
ito, pastor-c-ita; bases terminadas en -e: café> cafe-c-ito; con el interfijo -ec-: bases 
monosilábicas terminadas en consonante: sol-ec-ito, cruc-ec-ita; bases disilábicas con 
diptongo en el radical: viej-ec-ito; bases disilábicas con diptongo en la sílaba final: besti-ec-
ita; bases de dos o más sílabas terminadas -e- átona: coch-ec-ito; sin interfijo: cas-ita, azul-
ito. 
Asimismo, la prefijación la divide en: -espaciales: ante (antepuerta), sobre 
(sobrecama, sobremesa); temporales: pre (pre-electoral), post (postverbal); negativos: in 
 
3 Los ejemplos expuestos en negritas son parte del corpus de la investigación. 
15 
 
(inmaduro), des (desleal); aspectuales: des (deshacer), re (rehacer); con incidencia 
argumental: auto (autodefensa), co (coeditar), inter (intercomunicación); gradativos o 
intensivos: entre (entrefino), extra (extraplano), sobre (sobredimensionar), super 
(superinteresante); cuantificadores: uni (unilateral), mono (monoaural), bi (bicelular), di 
(disilábico); modificadores: macro (macrofiesta), mini (minifalda), neo (neoconservador). 
En otro orden de ideas, Piera (2009: 71) señala que los compuestos: “están 
formados por la combinación de dos palabras”, y propone los siguientes: Grecolatinos: al 
menos un tema grecolatino: tema + tema: hidrología, tema + palabra: hidromasaje, palabra+ 
tema: flamencología; Patrimoniales: se combinan raíces o palabras del español. Dos tipos: 
compuestos léxicos: sobremesa, antepuerta, y compuestos sintagmáticos: N + A: seda 
carmesí, madera blanca; N+P+N: cama de tabla, bacinica de cobre; Compuestos 
coordinantes: elementos de igual categoría: N+N: aguanieve, A+A: verdiblanco, V+V: 
tejemaneje; así como Compuestos subordinantes: un elemento no nuclear modifica o 
complementa a uno nuclear: N+A: camposanto, A+N: bajorrelieve; Compuestos 
endocéntricos: poseen un núcleo del que constituyen un hipónimo: biombo mexicano (un 
tipo de biombo) y Compuestos exocéntricos: su significado no se obtiene 
composicionalmente, no hay relación hiponímica: piel roja (no es un tipo de piel, sino una 
persona de determinada etnia). 
Para Alvar Ezquerra4 (1996), la formación de palabras comprende las Voces ajenas: 
adaptación gráfica y fonética> tráiler del inglés triller , en su extensión> boutique de pan se 
usa boutique en un sentido diferente del original, adaptación morfológica> bufete del 
francés bufett, blanco del germano blank, hacha del francés hache. 
 
4
 Los ejemplos expuestos en negritas son parte del corpus de la investigación. 
16 
 
En su concepto de composición se encuentran: sinapsia: escritorio de Michoacán, 
estrella de mar, colgadura de cama, relicario de bronce. Alvar Ezquerra (1996: 22) 
señala: Ese de puede introducir un todo virtual (rosario de Guatemala), del cual el 
determinado es una de las partes, pero también puede indicar una circunstancia para la cual 
es apropiado el objeto (paño de corte), su destino o finalidad (libro de solfa). El orden de 
los elementos es DETERMINADO + DETERMINANTE y el resultado siempre es 
sustantivo o adjetivo; la disyunción: la lexicalización es superior que en la sinapsia, pero 
no se han soldado gráficamente: seda china. Designan un solo objeto (seda china es una 
seda) y es una relación de identidad o similitud en el que el segundo elemento se une al 
primero a través de un ‘que’ (seda ‘que’ es china). Su estructura es DENOMINACIÓN + 
ESPECIFICACIÓN; así como la yuxtaposición: la fusión gráfica, lexicalización y 
gramaticalización en los elementos son totales: antepuerta, rodapiés. SUSTANTIVO + 
SUSTANTIVO: casatienda. Puede ser coordinación (es casa y es tienda) o atribución (una 
casa que es tienda). También puede ser una subordinación (bocamanga es la boca de la 
manga); SUSTANTIVO + ADJETIVO> SUSTANTIVO: aguardiente; SUSTANTIVO 
+ADJETIVO> ADJETIVO: DETERMINADO + DETERMINANTE-pelirrojo; VERBO + 
SUSTANTIVO: rodapiés, tapajuntas, matamoscas; VERBO + ADVERBIO: bogavante, 
mandamás; VERBO + OBJETO DIRECTO: guardamuebles, hincapié,pasatiempo; 
VERBO + OBJETO CIRCUNSTANCIAL: andarríos, girasol, saltarrostro; ADVERBIO + 
VERBO> verbo: malvivir, menospreciar. 
Además, considera los prefijos vulgares: CONJUNCIÓN + VERBO: siquiera; 
PREPOSICIÓN + SUSTANTIVO: contrapuesta, entrecasa; PREPOSICIÓN + VERBO> 
VERBO: anteponer, contramandar; PREPOSICIÓN + CONJUNCIÓN> CONJUNCIÓN: 
17 
 
conque, porque; PREPOSICIÓN + PREPOSICIÓN + PREPOSICIÓN> PREPOSICIÓN: 
desde. También pueden tener valor locativo: entrecasa, sobrescrito, subsuelo, supradicho. 
En cuanto a la derivación, señala: sufijos: sustantivos (humanidad, hombría, 
labranza), adjetivos (creador, labrador), verbos (plantear), adverbios (alegremente, 
diariamente). Posee igualmente un valor especificativo: labrador es el hombre que labra. 
Idea de acción: abandono, compra, alzamiento. Estado duradero: aburrimiento, 
estancamiento. Cualidad: honradez, laboriosidad, tontez. Colectivo: audiencia, yeguada, 
carretada. Efecto o resultado> objeto o instrumento: armadura, cerradura, envase. Acción> 
lugar: asentamiento, desembocadura. Nombrar una persona: criado, soldado. Derivados 
con –ancia, -encia: abundancia, frecuencia; -anza: holganza, mudanza; -ción: clasificación; 
-miento: asentamiento. Apreciativos diminutivos: becerrillo, brinquito, banderín, tufillo, 
muñequito, botellín, amiguete, palomita, pañuelo, ramillete, versalita, tiranuelo. 
Apreciativos aumentativos: cochazo, faldón, pisazo, comilona, tazón, pedrada; los 
interfijos: sirven de enlace entre base léxica y los sufijos. Interfijo –c- y –ec- (cafecito, 
panecillo); Se pueden considerar como interfijos a los sufijos diminutivos (en los 
documentos estudiados): bufet-it -o, escob-ill-a; interfijo como elemento antihiático: carn-
ero> carn-ic-ero; interfijo –ar: and-ar-iego, polv-ar-eda, hoj-ar-asca. 
Por último, el autor incluye la parasíntesis, en la cual se hace uso simultáneo de 
prefijos y sufijos: antibacteriano, ingobernabilidad, repavimentación. 
Por otra parte, Patricia Avilés y Lésmer Montecino (1999: 205) explican las lexías 
complejas, las cuales definen como “unidades morfológicas que combinan dos o más 
palabras para crear un significado nuevo alejado del que tienen separadamente”. Además, 
consideran que hay tres niveles para considerar esta clase de formaciones: semántico, 
conmutativo, coeficiente de coherencia y frecuencia y disponibilidad. 
18 
 
 El aspecto “semántico” lo muestran en dos vertientes: el primero (2005: 205) 
“presentan en el mismo compuesto un significado general que puede ser especificado por 
otro elemento lingüístico”, por ejemplo, en cama de madera el adjetivo restringe el 
significado de cama, lo especifica; el segundo (2005: 206) “el segundo elemento 
determinante) es el que verdaderamente crea el sentido en el compuesto sintagmático”, por 
ejemplo, lavadero de frente, donde el determinante (frente) condiciona la extensión 
significativa del determinado. 
 En cuanto “criterio conmutativo”, Avilés y Montecino hacen una división: 
indescompenibles, en los cuales hay una fusión total de los componentes y en combinación 
con otros elementos pierden su significado (dan el ejemplo dar un pie); descompenibles: 
hay libertad semántica para la combinación con otras unidades y para ello debe superar la 
prueba paradigmática (caja de madera, caja de pino, caja de sedro, caja de plata). 
 El siguiente es el “coeficiente de coherencia”, el cual tiene bases funcionales y 
semánticas. Este análisis se hace en una escala del 0-100, y entre más alta sea su 
coherencia, quiere decir que significan sólo una cosa. Los autores nos dan ejemplos de este 
tipo: tomar en cuenta, al pie de la letra y mano de obra. 
Respecto al último criterio, llamado “frecuencia y disponibilidad”, los 
investigadores se refieren a la cantidad de apariciones que tienen en el español estas 
unidades y también su incorporación en el fondo lexical del español. 
Finalmente, Avilés y Montecino proponen los siguientes tipos de lexías complejas: 
sustantivas, adjetivas, verbales y adverbiales. 
 La formación de palabras son mecanismos que los hablantes usan para aumentar la 
productividad de la lengua; en el caso de esta investigación, resulta fundamental analizar si 
los vocablos tienen estas características, ya que, apoyados también en la parte histórica y 
19 
 
semántica, las formas simples, compuestas y las lexías complejas atestiguan la necesidad de 
incrementar el catálogo léxico del español de la Nueva España en el siglo XVII en la 
Ciudad de México, Guadalajara y Zacatecas. Asimismo, la creación de nuevas unidades se 
puede explicar a partir del contexto socio-histórico, ya que el color, la procedencia y los 
materiales de los muebles, accesorios y ajuares representan la cultura de cada una de las 
poblaciones estudiadas, además de explicar algunos vocablos, por ejemplo, escritorio de 
Michoacán (procedencia) o cama de tapinziran (material). 
 
2.3 ESTUDIO CUALITATIVO DEL LÉXICO 
Para los fines de este trabajo se hará un análisis cualitativo del léxico, según lo estipulado 
por Lara (2006), pero también a partir de un análisis propuesto en la metodología de esta 
investigación. El investigador mexicano comenta que este método se basa en la 
conmutación, es decir, encontrar semejanzas entre vocablos, para lo cual se necesitan bases 
semánticas. Por una parte, Lara (2006) señala que el primer paso para esta visión del léxico 
es crear campos asociativos, es decir, un grupo de vocablos de un tema específico. En este 
caso, el léxico de la casa es el campo asociativo. También señala que el corpus debe incluir 
documentos que tengan un tema común, el cual se pueda reconocer fácilmente. En nuestro 
caso, los testamentos e inventarios de bienes son explícitos en ese sentido. 
 Un punto que señala el lingüista mexicano es que es un método interpretativo, y esto 
es “lo que se descubre al tomar en consideración los vocablos depende tanto del contexto 
en que se utilizan como de la experiencia, el conocimiento y la sensibilidad lingüística del 
analista” (2006: 185); en este punto me interesa mucho el hecho de que Lara resalte el 
concepto ‘contexto’, ya que es básico en la acumulación del corpus en este trabajo. 
20 
 
 Por otra parte, el estudioso mexicano incluye términos precisos para este análisis: la 
significación y la designación. De la primera, señala (2006: 190) “Una lengua es un 
instrumento de significación [...] mediante el cual manifestamos a las personas que no 
rodean nuestras experiencias de la vida”; y sobre la segunda (2006:190) “también podemos 
tratar de significar algo con extrema precisión y hacer que el nombre que le pongamos sólo 
signifique ese algo y no otra cosa”; en los casos de los vocablos estudiados en este trabajo 
la designación juega un papel importante, ya que considero que si el escribano o el 
encargado de dictar los bienes dicen un escritorio de michoacan están designando el objeto, 
quieren que signifique eso y no algo más. La obtención de las unidades de análisis se hizo 
con este concepto, y el análisis se hará con la significación que tenían estos vocablos en el 
español de la Nueva España. 
Para el análisis de esta investigación, el enfoque elegido es el semasiológico, es 
decir, revisar los términos de un área de la lengua y así crear grupos analíticos. Luis 
Fernando Lara (2006: 198) señala “llamaremos a los análisis inmanentes de la semántica 
del léxico de cada lengua análisis semasiológicos”. Las ventajas que presenta este análisis 
residen en que el léxico puede observarse y estudiarse desde varios puntos de vista, como 
los propuestos en esta investigación: lexicológicos, semánticos, morfológicos, y también se 
puede acudir a lo histórico y cultural. 
 En cuanto al estudio cualitativo del léxico propuesto por Lara sólo se tomarán estos 
puntos, ya que los siguientes no embonan con los objetivos de esta investigación. El 
estudioso mexicano señala a continuación que sedeben analizar los rasgos distintivos de 
los vocablos, esto a partir de un análisis binario; sin embargo, esta forma de estudio no 
interesa para nuestros fines, pero más adelante valdría la pena revisar este léxico del hogar 
con base en la semántica estructural y de rasgos distintivos. 
21 
 
 Las propuestas que esta investigación hace para el análisis cualitativo del léxico son 
las siguientes: estudiar el vocablo históricamente (siempre que esto sea posible) a partir de 
las obras de historia de la vida cotidiana, ya que este acercamiento histórico nos explicará 
algunos rasgos culturales que posee el vocablo; una revisión en obras lexicográficas para 
seguir la pista del significado que han tenido las construcciones estudiadas, además de 
búsqueda en bases de datos como el Corpus Diacrónico del Español (CORDE). 
 De esta manera, el presente trabajo se enfoca en el análisis cualitativo del léxico, es 
decir, no toma en cuenta la cantidad de apariciones de los vocablos, sino la particularidad 
que las unidades posean en forma global, desde la morfología, historia, semántica, hasta la 
definición lexicográfica que tenga (en caso de compuestos y lexías complejas, sus 
unidades). Así, la metodología que propone Lara (2006) resulta productiva para este 
estudio, ya que facilita la explicación de las unidades de estudio y aporta una visión más 
amplia del léxico. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
22 
 
Capítulo III 
EL LÉXICO Y LA SEMÁNTICA 
 
Las palabras poseen un significado, el cual tiene distintas formas de interpretarse. Por un 
lado, la lengua expresa toda la realidad (o no realidad) extralingüística, así como la relación 
que tiene el hablante (o escribano). De acuerdo con Fernández et al (1989: 32): 
Puede estudiarse la lengua, sí, como un sistema de signos con su estructura propia y 
cerrada en sí misma. Pero su función [...] es semántica, y por ellos no puede 
quedarse en el puro estudio del sistema de signos. Esa función (significar algo) tuvo 
su origen y desarrollo en una sociedad a la que sirvió y sirve y de la que depende. 
 
 
En este caso, la unión entre semántica y realidad resulta vital, pues la primera da forma a la 
segunda, ya que los significados dependen, absolutamente, del contexto social en el que se 
desarrolle, y por lo tanto, la interpretación deberá considerarse a partir de este punto. 
 Vale la pena recordar el triángulo que ofrece Ullman (1967), basado en Ogden y 
Richards y parte de la tendencia analítica o referencial de la semántica: 
Significado-concepto 
 
 
 
 Nombre, significante realidad, cosa 
En este caso, las relaciones siempre tienen de fondo un soporte socio-histórico, el cual no 
se puede separar en ninguna de las partes del triángulo. Por un lado, recordemos lo que 
señalan Fernández et al (1989: 33): “Lenguaje supone transposición de la realidad. Pero 
esta transposición sólo se entiende cuando se relaciona con la realidad que ha sido 
traspuesta.” De este modo, el lenguaje es entonces la extensión de la realidad, misma que 
23 
 
debe ser nombrada para que tenga un sentido en momento histórico al que pertenece, y 
también más adelante. 
 En el cuadro anterior considero que falta la variante de ‘cultura’, ya que tanto el 
concepto, el nombre y la cosa están definidos por la cultura y la sociedad en la que se use la 
palabra, de manera que se debe analizar antes de definir el significado de la misma. 
 
3.1 CONTEXTOS EN LA SEMÁNTICA 
En un apartado anterior se habló sobre el léxico y la cultura, y las relaciones que existen 
entre estos dos conceptos. Ahora conviene hablar del significado y su estado cultural. Al 
respecto, Stephen Ullman retoma a Firth en cuanto a la importancia de los contextos en la 
semántica, y señala (1967: 59): 
Esta ampliación de los contextos, lingüísticos y no lingüísticos, ha abierto nuevos 
horizontes al estudio del significado. A lo que ahora debemos de apuntar es a una 
contextualización en serie de nuestros hechos, con un contexto dentro de otro 
contexto, siendo cada uno una función, un órgano del contexto mayor y hallando 
todos los contextos un lugar en lo que puede denominarse el contexto de la cultura. 
 
Resulta muy interesante que se tome en cuenta el ‘contexto de la cultura’, ya que esto 
permite observar distintos fenómenos que no podrían vislumbrarse sólo con las 
características propiamente lingüísticas del lenguaje, sino también con las extralingüísticas, 
las cuales complementan los análisis correspondientes. 
 Asimismo, Ullman comenta que los contextos varían de acuerdo con cada palabra y 
cada lengua de la que se trate; sin embargo, considera: “Cierto número de factores que 
gobiernan el papel del contexto aparecerán gradualmente al ir considerando las 
peculiaridades de nuestras palabras.”, es decir, estos contextos son parte inseparable de los 
vocablos, ya que le dan un sentido para comprenderlas y estudiarlas. 
24 
 
 Además, la significación es un proceso mediante el cual los seres humanos 
interpretamos el mundo; de esta manera, cada lengua es una forma de ver el medio en el 
que se desarrolla esa sociedad. Al respecto, Fernández et al (1989: 32) retoma las ideas de 
Hjemslev: “Esa función (significar algo) tuvo su origen y desarrollo en una sociedad a la 
que sirvió y sirve y de la que depende”, aseveración ilustrativa, pues dota de carga social el 
hecho de significar. También resulta interesante recordar lo estipulado por Coseriu (1987: 
113): “el concepto de <forma> puede aplicarse al lenguaje en general y a su relación con la 
realidad extralingüística, y, en este sentido, el lenguaje es <forma> de la aprehensión de la 
realidad, de la intuición del mundo: es lo que organiza primariamente la experiencia 
humana del <mundo>”, es decir, el entorno lo recreamos con el lenguaje. 
 
3.2 ANÁLISIS OPERACIONAL O CONTEXTUAL 
En otro orden de ideas, la semántica propone el análisis operacional o contextual, el cual 
considera que es el uso lo que significa a las palabras. Así, Fernández et al (1989: 40) 
retoman las ideas de Wittgenstein cuando señala “El significado de una palabra es su uso”, 
y aunque esta afirmación puede ser arriesgada considero que aporta mucho en este trabajo. 
Igualmente, Fernández y sus colaboradores recuperan a Schmidt, quien “parte también de la 
palabra en el contexto para obtener el conocimiento del mecanismo de su funcionamiento 
en la comunicación y observar en qué condiciones se originan las significaciones actuales 
de la palabra.”. De esta forma, considero que ambas ideas dan un soporte significativo a 
esta investigación, ya que el uso de las palabras es un punto importante para analizarlas. 
Como señala Lara (2009: 47) “el uso de la lengua por sus hablantes [o escritores y 
creadores] es un hecho que corresponde a la esfera del <ser>, a la comprobación de que la 
25 
 
lengua se habla de una manera o varias”, de manera que el uso es, sin duda, una variante 
fundamental en el estudio del léxico. 
 Un concepto que también ayuda en esta investigación es el de ‘contexto de 
situación’ de Malinowski, quien retoma Fernández et al (1989: 52), y señala “la concepción 
del contexto debe rebasar los límites de la mera lingüística y trasladarse al análisis de las 
condiciones generales bajo las cuales se habla una lengua”, y de esta manera abre el paso a 
investigaciones que consideren los momentos histórico, social y económico en los que se 
realiza el acto de habla, o en este caso, acto de escritura. Al respecto, Fernández et al 
(1989: 52) señalan que esto es indispensable para la semántica diacrónica, y por lo tanto 
“Para entender el significado pleno y el tono de ciertas palabras hay que restituirlas al 
contexto del período histórico en que adquieren plenitud”. En este caso, me parece que el 
análisis semasiológico resulta el indicado, ya que permite recrear la ruta que los vocablos 
han tenido en el continuum de la lengua histórica. 
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