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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS ACERCAMIENTO CUALITATIVO AL LÉXICO DE LA CASA NOVOHISPANO DEL SIGLO XVII T E S I S QUE PARA OBTENER EL GRADO DE LICENCIADO EN LENGUA Y LITERATURAS HISPÁNICAS PRESENTA ALEJANDRO EDGAR OYOSA ROMERO TUTORA: DRA. BEATRIZ ARIAS ÁLVAREZ CIUDAD UNIVERSITARIA 2015 UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. Esta tesis se realizó con el apoyo del proyecto CONACYT “Investigación documental a través de la dialectología y la sociolingüística históricas, para conocer el mestizaje lingüistico de la Nueva España” a cargo de la Dra. Beatriz Arias Álvarez, beca otorgada 20 562. Dedico esta tesis A mi mamá, mi eterno ejemplo y motor en la vida, en las buenas y en las malas. Geñita, por ti y para ti. A mi abuelito Tino: “Hoy te busqué en la rima que duerme con todas las palabras. Desordené átomos tuyos para hacerte aparecer un día más”. En mi mente y en mi corazón, siempre. A mis amadas hermanas Alita, Flaca y Almond. Son mi fuerza, mi soporte y juntos podemos con todo. Sangre de mi sangre. Las amo. Al amor de mi vida, Karina (Dobby): “Miren todos, ellos solos pueden más que el amor y son más fuertes que el Olimpo”. Te amo. A mis amigos Peñita, Betito, Misa, Marianito, Memo, Spot: “Hay recuerdos que no voy a borrar, personas que no voy a olvidar”. Gracias por estar en mi vida. A todos mis maestros de la licenciatura. Cada aprendizaje fue un escalón en mi vida escolar, pero sobre todo, en mi desarrollo humano. En especial a la Mtra. Gloria Baez, gracias por enseñarme a enseñar. A la Dra. Beatriz Arias Álvarez por toda la confianza y apoyo en esta tarea. Gracias por mostrarme el camino de la lingüística, la investigación, los coloquios, los archivos, y más que nada por permitirme confiar en mí mismo. A la Facultad de Filosofía y Letras. En tus pasillos nací, crecí, amé y moriré. A mi casa, mi destino, mi Alma Máter, la Universidad Nacional Autónoma de México. He recibido todo, seré puma por la eternidad. Índice Introducción ...........................................................................................................................I -El léxico, la diacronía y la historia............................................................................II -Lengua escrita para el conocimiento de la lengua histórica....................................IV -Justificación............................................................................................................VII -Objetivos.................................................................................................................VII -Hipótesis................................................................................................................VIII -Metodología..........................................................................................................VIII -Corpus......................................................................................................................IX -Análisis....................................................................................................................XI -Organización de la tesis........................................................................................XIV 1. CAPÍTULO I: L ÉXICO Y CULTURA ..........................................................................1 1.1. Léxico y cultura....................................................................................................1 1.2. La Historia. La vida cotidiana y su importancia cultural.....................................7 2. CAPÍTULO II: C ONSIDERACIONES LINGÜÍSTICAS ................................................11 2.1. Palabra-vocablo..................................................................................................11 2.2. Formación de palabras.......................................................................................12 2.3. Estudio cualitativo del léxico.............................................................................19 3. CAPÍTULO III: E L LÉXICO Y LA SEMÁNTICA .......................................................22 3.1. Contextos en la semántica..................................................................................23 3.2. Análisis operacional o contextual......................................................................24 3.3. La semántica cultural.........................................................................................26 3.4. La designación...................................................................................................27 3.5. Campo asociativo...............................................................................................28 3.6. Cambio semántico..............................................................................................29 4. CAPÍTULO IV: A NÁLISIS ......................................................................................32 4.1. Lista de materiales..............................................................................................34 4.2. Lista de colores..................................................................................................39 4.3. Lista de procedencia...........................................................................................40 4.4. Campos asociativos y vocablos..........................................................................41 4.4.1. ARTÍCULOS RELIGIOSOS.................................................................41 4.4.2. CAJAS Y DEPOSITARIOS...................................................................46 4.4.3. COCINA.................................................................................................56 4.4.4. MISCELÁNEA.......................................................................................61 4.4.5. MUEBLES..............................................................................................69 4.4.6. RECÁMARA..........................................................................................83 4.4.7. TELAS PARA USO PERSONAL Y USO CASERO...........................98 4.4.8. UTENSILIOS Y AJUAR DOMÉSTICO PARA LA COMIDA (LOZA)...............106 5. CAPÍTULO V: C ULTURA EN EL LÉXICO .............................................................116 5.1. Comparación entre documentos.......................................................................123 6. Conclusiones..........................................................................................................126 7. Bibliografía ............................................................................................................129 I INTRODUCCIÓN A lo largo del tiempo, los seres humanos nos hemos esforzado por crear nuevas ideas, herramientas, accesorios, e incluso sentimientos, para expresar lo que ocurre a nuestro alrededor. Así, cada uno de estos esfuerzos lo hemos nombrado, pues tenemos la necesidad de organizar nuestro mundo a través de la lengua, vehículo que es primordial para esta organización. Igualmente, esta clasificaciónrequiere de las herramientas para separar y catalogar cada situación y de esta manera diferenciar cada parte de la realidad que nos apropiemos, porque nombrar algo es la apropiación de esa cosa, herramienta, lugar o accesorio. Así todas las formas que use un grupo social-histórico integran el léxico de una sociedad. De esta manera, hay distintos tipos de léxicos; por ejemplo, el urbano y el rural, el de Guadalajara o el de Zacatecas, pero también cada uno implica subdivisiones como el léxico de la casa, el de la calle, el del vestido, etc; éstos son equivalentes a las formas de vida y organización del mundo que se estudie, pero finalmente, dependen entre sí. En esta investigación se busca analizar el léxico del hogar en la Nueva España del siglo XVII, a través de documentos que permiten observar una gran cantidad del vocabulario con diferencias tanto geográficas como sociales. En este caso, los textos elegidos son inventarios de bienes, ya que estos contienen un sinnúmero de vocablos que reflejan la sociedad que los emplea. II EL LÉXICO, LA DIACRONÍA , LA DIATOPÍA Y LA SOCIEDAD La diacronía es el estudio de un estado de lengua anterior al que vivimos: su intención es observar un idioma como parte de un continuum, pero siempre preocupándose por la lengua histórica (Cf. Lara 2004). La diacronía es, de acuerdo con Martinet (1991: 41-42) el estudio que comprende la revisión de distintos usos en una lengua, y que tiene como propósito obtener datos de la evolución de ese sistema lingüístico (en este caso el léxico). Por su parte, Saussure (1985: 122) señala que la diacronía se encarga del estudio de las relaciones unificadoras de términos evolutivos de una lengua, cohesionados por una misma conciencia colectiva, los cuales se pueden sustituir entre sí sin formar un sistema. Vale la pena decir que los factores principales tomados en cuenta por Saussure son el tiempo y la historia, es decir, que la lengua tiene distintos grados de evolución, los cuales dependen del tiempo que transcurra y la historia en la que esté inmersa la lengua. Por otra parte, Collado (1986: 155) retoma al lingüista Georg von der Gabelentz y señala que la lingüística histórico-genealógica “explica cómo la lengua se ha fragmentado y transformado en el espacio y en el tiempo”, aseveración que resulta útil para este estudio, aunque los conceptos de ‘cultura’ y ‘sociedad’ hacen falta en la definición del lingüista alemán. Así, la presente investigación se desarrolla en un marco diacrónico, pero también considera el sincrónico, ya que se revisarán obras lexicográficas actuales, de modo que la fragmentación de la lengua se visualizará más estrecha; si bien los saltos temporales existentes entre los diccionarios revisados son muy grandes, permiten ver la evolución de los vocablos en un periodo amplio de tiempo. En este caso, el aspecto cultural toma una relevancia mayor, pues algunos cambios tienen motivación social y cultural. III Vale la pena mencionar que la diacronía nos ayuda a comprender la evolución de las lenguas; además, nos permite observar los distintos usos lingüísticos que han existido en el español (en nuestro caso). Particularmente, en el léxico se vislumbran los estados pertenecientes a vocablos de la vida cotidiana, así que nos auxilia para situar el léxico de la casa del siglo XVII de la Nueva España en el continuum de la lengua histórica. En otro análisis, Penny (2004:19-22) señala que la variación diacrónica o histórica se puede entender a partir del cambio lingüístico, en el cual las variantes en la lengua escrita (y sólo en algunos casos) son estados de lengua que sustituyen a otros. Además, comenta que la diacronía “es resultado de la variación social y es inconcebible sin ella”, y de esta forma se puede observar lo estipulado por Saussure respecto al tiempo y la historia. En este sentido, las otras variantes que propone Penny nos ayudarán en el análisis de este trabajo, ya que los documentos analizados pertenecen a diferentes zonas de la Nueva España. Así, está la variedad geográfica o diatópica, y el autor señala (2004: 16) “el habla de cada localidad difiere en alguno o en varios de sus rasgos de la de cada localidad vecina, pero sin perjudicar gravemente la comprensión mutua”. En el caso de los textos revisados para esta investigación, una de las preguntas es si las variantes geográficas varían en cuanto al léxico. Estos datos se ofrecerán más adelante en las observaciones finales entre los documentos. Moreno de Alba (2001: 264) nos recuerda que la lengua es un gran sistema formado por tres ejes que confluyen entre sí: el diatópico, el diacrónico y el diastrático. De ahí que se deban considerar estos conceptos en un estudio de léxico histórico. En el caso de esta investigación, el eje diatópico está dividido en zonas de la Nueva España: Ciudad de México, Guadalajara y Zacatecas esto para obtener lo más posible de variedad léxico en IV caso de que exista, y poder compararlas más adelante. El eje diastrático no marca mucha diferencia, ya que son casas de personas con nivel social parecido. En cuanto a lo diafásico, el registro cambia en la formación de palabras y la semántica, situación que igualmente se verificará en el respectivo análisis entre documentos. LENGUA ESCRITA PARA EL CONOCIMIENTO DE LA LENGUA HISTÓRICA Por otra parte, ya que este estudio es diacrónico, y por lo tanto se trabaja con documentos, resulta indispensable describir las funciones de la lengua escrita y las posibilidades que esta ofrece. Por una parte, refleja un estado de lengua, el cual tiene sus características sociales (las cuales podemos llamar “extralingüísticas” en un primer momento): culturales, históricas, por un lado; y lingüísticas: ortografía, norma y uso. En cuanto a la norma, Lope Blanch (2003: 60) señala “prestar atención a la lengua escrita nos permitirá determinar en ciertos casos cuál norma parece, por lo menos en un momento dado, preferible”. El estudio diacrónico tiene como bases y objetos de estudio los documentos; es decir, las fuentes escritas de un período de tiempo particular en una sociedad específica. De esta manera. En el caso de esta investigación, los documentos son legales, por lo que tienen una distribución y un léxico específicos. Respecto a la relación de la lengua escrita con la lengua hablada, Lope Blanch (2003: 60) ilustra “la lengua escrita me parece una buena piedra de toque, porque la expresión escrita es mucho más reflexiva, cuidada, esmerada... Hay muchos casos de formas que se emplean en la lengua hablada con toda normalidad, pero que no son aceptables en la lengua escrita”. En cuanto a la importancia que tienen los documentos para estudiar el léxico, así como la relación establecida entre texto y la realidad, Saussure (1985: 39) señala sobre las V lenguas: “sólo las conocemos por la escritura. Incluso para nuestra lengua materna, el documento interviene a cada instante. Cuando se trata de un idioma a cierta distancia, es más necesario todavía recurrir al testimonio escrito.” De este modo, el documento es el medio que tenemos para acercarnos al siglo XVII y su vida cotidiana. Así, el testimonio escrito es una herramienta para estudios lingüísticos, en el caso de esta investigación lexicológica, ya que es una huella de un estado de lengua, refleja un momento de la sociedad en la que está inserto y explica, a través de las palabras, la visión del mundo de esa comunidad. En cuanto a la importancia de la escritura, Luis Fernando Lara (2006: 143) nos dice: La escritura, que es un instrumento no sólo de la comunicación entre individuos que no están presentes, sino también de conservación de discursos escuchados o directamente escritos como textos, vuelve a manifestarse, al igual que en el reconocimiento de la palabra, como una gran ayuda para trascender la memoriaindividual y construir una memoria colectiva del léxico. En el caso de esta investigación, la memoria colectiva que se busca es la vida cotidiana en la casa, el hogar de las personas, ya que la vida privada (que consecuentemente se hace pública cuando las acciones y las cosas se hacen, valga la redundancia, cotidianas) nos muestra el mapa de la ideología y una cultura movediza, incluso nos da algunas señales de adopción de rasgos culturales en las sociedades. Sin duda, el momento histórico que se vivía en la Nueva España en el siglo XVII exige una revisión a la mezcla de las visiones de mundo: la indígena, la española y la europea en general. No se debe desechar la influencia africana, sin embargo, esto no sucede en este trabajo, pero más adelante se planea analizarla. De esta forma, la presente investigación plantea también un vínculo entre la vida cotidiana del siglo XVII y los posteriores años, hasta nuestra actualidad, y por lo tanto, VI como señala Lara (1997: 22): “la escritura permite la comunicación entre individuos que no están uno frente al otro, sino ausentes y a distancia, ya sea la distancia física entre localidades lejanas, ya sea la distancia social entre individuos anónimos unos de otros, ya sea la distancia temporal entre las generaciones.”. Una de las hipótesis de este trabajo es que algunas palabras-vocablos han cambiado a lo largo de la historia del español de México, pues como señala Bloomfield (345): “Cada lengua experimente, en todo tiempo, un proceso lento pero incesante, de cambio lingüístico. Tenemos evidencia directa de este cambio en el caso de las comunidades que poseen testimonios escritos de antiguos estados de su lengua”. En nuestro caso, los cambios lingüísticos pueden partir desde la escritura de los vocablos; esto no quiere decir que cada unidad de análisis sea susceptible a dichos cambios, sin embargo, algunas sí presentan variantes gráficas que podrían mostrar distintos fenómenos lingüísticos. Asimismo, la escritura significó un cambio en las tecnologías de la expresión, ya que se fijó el conocimiento y los sentimientos de las épocas en que fueron producidos los textos; de esta manera, los humanos modificamos la visión del mundo que nos rodeaba a partir de esta invención, y más adelante, sirvió como una identificación histórica y social. Al respecto, Ong (2013: 81) señala: “Más que cualquier otra invención particular, la escritura ha transformado la conciencia humana”, y esto queda claro en los documentos de esta investigación, ya que los inventarios y testamentos de bienes no son sólo la enumeración de cosas, sino la valorización del mundo novohispano de acuerdo con sus habitantes. VII JUSTIFICACIÓN Los estudios sobre léxico de la Nueva España han aportado notables ideas en la comprensión de la vida colonial, por ejemplo: Redescubrimiento documental de la unidad y variedad léxica de México central en el siglo XVI de Diana Pérez Moreno (2012), Los indigenismos léxicos en el español del Altiplano mexicano durante la época colonial de Jeanette Reynoso Noverón (1994), también Léxico de la casa en la Nueva España de Araceli Cortez Ocampo (2003), las cuales ayudan ampliamente y sustancialmente al estudio del léxico de esta época. Sin embargo, la presente investigación pretende analizar desde otros puntos de vista el léxico del hogar, con base en el estudio cualitativo planteado por Luis Fernando Lara y modificado en algunos puntos para los fines de este trabajo. La revisión del léxico del hogar nos ayuda a comprender las tradiciones y costumbres de la sociedad de determinada época, y por lo tanto las nuestras, además de identificar cuáles han cambiado y cómo lo han hecho, y cuáles han permanecido. De este modo, el léxico nos ayuda en la tarea de definir cuadros de costumbres y comprender la vida cotidiana de una época determinada. OBJETIVOS La presente investigación tiene como finalidad adentrarse al léxico del hogar, esto a partir de una serie de pasos que permitan observar los vocablos en su contexto; asimismo, se pretende realizar un seguimiento cultural de los vocablos, pues se considera que el léxico y los rasgos culturales son indivisibles, de manera que para comprender uno se debe analizar el otro. VIII Así, este trabajo hace un seguimiento en obras lexicográficas de las unidades analizadas con la finalidad de comprender los distintos usos que forman parte del léxico del siglo XVII y así conseguir una visión más amplia respecto a los momentos lingüísticos, sociales, culturales e históricos de los vocablos. HIPÓTESIS Este trabajo plantea como hipótesis el hecho de que el léxico debe ser tratado y estudiado a partir de todos los contextos que hay alrededor de las sociedades en las que se desarrolla; de esta manera, conviene apropiarse de los estudios lexicológicos, morfológicos, semánticos e históricos así como hace un seguimiento en las obras lexicográficas que se consideren pertinentes. Al final de este estudio, se pretende tener un catálogo de las entradas léxicas del hogar novohispano del siglo XVII, y de esta manera dejar el escenario para la creación de campos léxicos para más adelante continuar con los pasos necesarios para delimitar y definir los vocablos de este léxico. Así, se obtendrá un campo semántico general, el del hogar. El acercamiento de este trabajo radica en la presentación de nuevos datos que apoyen en la futura creación del léxico novohispano del siglo XVII. METODOLOGÍA Esta investigación se desarrolla el método semasiológico, es decir, la relación que va del significante al significado. De acuerdo con Lara (2006: 205), como se señaló anteriormente, son las relaciones inmanentes en la semántica del léxico de una lengua. En resumen, la IX semasiología se enfoca en recaudar los términos y vocablos de una lengua en particular y luego hacer una revisión en cuanto a su significado. Los cortes temporales se consideran cada veinticinco años, con base en el proyecto “Raíces y desarrollo del español en México”1, ya que considera que este periodo de tiempo es el mínimo para reflejar cambios lingüísticos importantes en una lengua. De esta manera, el siglo XVII se divide de la siguiente forma: 1 (1600-1624), 2 (1625-1650), 3 (1651-1675) y 4 (1676-1699). Geográficamente, los documentos comprenden tres zonas: Ciudad de México, Guadalajara y Zacatecas. La obtención de las unidades de análisis se realizó tomando en cuenta el material y el color de los accesorios, muebles y ajuares, así como su uso, pero no su estado. Por ejemplo, se obtuvo el vocablo PAÑOS DE MANOS DE RUAN, pero si se registra PAÑOS VIEJOS o PAÑOS ROÍDOS estos sólo serán tomados en cuenta como paños. Así, se revisará diccionario por diccionario la definición de cada una de las palabras del vocablo, sin tomar en cuenta artículos ni preposiciones. CORPUS El corpus se integra por documentos del Archivo Histórico del Arzobispado de México (AHAM) y el Archivo Histórico de Zacatecas (AHZ), de los cuales se realizó la paleografía necesaria para la presente investigación. El análisis de los vocablos se realizará por documento, y asimismo en el orden de aparición de las unidades. La distribución cronológica de los documentos es la siguiente: 1 Seminario en los años 2005 y 2006 del proyecto Grupo de estudio del español colonial mexicano (GEECOM) a cargo de la Dra. Beatriz Arias Álvarez, con registro PAPIIT IN400203. X Periodo 1: Guadalajara (Inventario de los bienes materiales del difunto don fray Juan de Valle) 1618, AHAM. Once fojas. Periodo 2: Zacatecas (Memoria de los bienes, con avalúo, de la difunta Gregoria Díaz de la Plasa) S/F, AHZ. Seis fojas. Periodo 3: Zacatecas ZAC (Testamento de Juan de Gastelu) 1655, AHZ. Dieciséis fojas. Periodo 4: Ciudadde México (Inventario de bienes del señor racionero Joseph Reinoso, agente de negocios de la Santa Iglesia), 1678, AHAM. Trece fojas. Zacatecas, (Inventario de bienes de don Diego de Medrano), 1687, AHZ. Dieciocho fojas. Los documentos del AHAM se obtuvieron en visitas al recinto del Arzobispado de México, donde se cotejaron las fuentes originales de inventarios de bienes y testamentos del siglo XVII, y como resultado se obtuvieron copias de más de sesenta documentos; el siguiente paso consistió en la discriminación de manuscritos con base en la cantidad de léxico que ofrecían, ya que muchos de contenían materiales para edificaciones o esclavos, de forma que estos no se tomaron en cuenta. Respecto a los documentos del AHZ, fueron obtenidos por conducto de la recolección documental del proyecto “ Investigación documental a través de la dialectología y la sociolingüística históricas, para conocer el mestizaje lingüístico de la Nueva España” a cargo de la Dra. Beatriz Arias Álvarez. Estos documentos también fueron elegidos con base en la metodología expuesta anteriormente, es decir, se consideraron los que ofrecían léxico abundante y representativo respecto a la casa novohispana del siglo XVII. XI En cuanto a la extracción de los vocablos analizados primero se hizo una base de palabras referidas al hogar, y así se hizo otro filtro en el que se revisaba la historia del uso de estos artículos. Finalmente, el corpus consta de ciento ochenta y ocho vocablos, los cuales se dividen: GUA: 42, ZAC1: 37, ZAC2: 18, CM: 54 y ZAC3: 37. ANÁLISIS Para la obtención de los vocablos y su respectiva referencia en los análisis se respetarán las variantes que contengan los documentos. Por otra parte, para la búsqueda de estos vocablos en obras lexicográficas se acudirá a la forma estandarizada de la época. Ejemplo: Y tem unafrasada mexicana yatrayda (GUA 1) Entrada Tesoro de la lengua castellana o española El análisis de esta investigación constará de los siguientes puntos: 1. Corpus del español: -CORDE (Corpus diacrónico del español): se revisará esta base de datos para verificar si los vocablos están registrados por la Academia Española de la Lengua, pues al estar escritos en español los documentos analizados es un paso obligatorio. Los registros en este XII caso pertenecerán exclusivamente al siglo XVII, de manera que aparecerán sólo el primero y el último de ese siglo. -Diccionarios: La primera etapa consta de tres obras lexicográficas no escritas en México o América, por lo que supone el primer paso del análisis lexicográfico: Tesoro de la lengua castellana o española (1611) de Sebastián de Covarrubias: esta obra lexicográfica se usará ya que es de las primeras en su tipo en lengua española, y es un punto de partida en la definición de los vocablos. En caso de que no esté el vocablo se manifestará en cada uno de los análisis, pero sin ninguna carga salvo la referencial. Diccionario crítico y etimológico castellano e hispánico (1954) de Joan Corominas y José Antonio Pascual: este diccionario nos permite acceder al origen de los vocablos, por lo que nos ayuda en caso de préstamos y su correspondiente estudio. Diccionario de la Real Academia Española (22ª edición, 2001): la obra de la Academia Española referirá el significado actual de los vocablos. -La segunda etapa lexicográfica comprende dos obras realizadas en México, por lo que son el segundo paso del análisis lexicográfico. Esta separación obedece a la tarea que tiene el lexicógrafo respecto a la definición, pues el hecho de que estén realizados en nuestro país corresponde a otra ideología que no tienen los lexicógrafos hispanos. Los diccionarios son los siguientes: Diccionario del español usual de México (1996) Luis Fernando Lara (coordinador): esta obra nos permite revisar si los vocablos son usados actualmente en el español de México. XIII Diccionario de mejicanismos (1959) de Francisco Javier Santamaría: en este diccionario podemos ver los usos relativos a México, y por otra parte permite llegar a vocablos que no se encuentran en las obras hispanas2. 2. Formación de palabras: Cada vocablo será analizado en con base en las siguientes obras: La formación de palabras en español (1996) de Manuel Alvar Ezquerra, y “Una idea de palabra” en Panorama de la lexicología de Elena de Miguel (2009). Este análisis busca explicar desde varios puntos el uso de los vocablos que se consideran dentro del léxico del hogar en el siglo XVII. 3. Historia En algunos casos, los vocablos pueden ser analizados a partir de obras sobre vida cotidiana en la Nueva España; sin embargo, no todas las unidades de análisis son susceptibles a esta revisión, por lo que sólo se estudiarán en este ámbito los vocablos que permitan la literatura histórica que trata el tema de vida cotidiana, en este caso, Historia de la vida cotidiana en México. II La ciudad barroca de Antonio Rubial (2012), El mundo novohispano. Población, ciudades y economía, siglos XVII y XVIII de Manuel Miño Grijalva (2001) y La vida cotidiana en México de Pablo Escalante Gonzalbo et al (2013), ya que requiere de una 2 ABREVIATURAS DE OBRAS LEXICOGRÁFICAS: en este trabajo las obras lexicográficas serán referidas con su autor, de la siguiente manera Covarrubias: Tesoro de la lengua castellana o española Corominas-Pascual: Diccionario crítico y etimológico castellano e hispánico RAE: Diccionario de la Real Academia Española Lara: Diccionario del español usual de México Santamaría: Diccionario de mejicanismos XIV investigación más profunda e interdisciplinaria, cuya realización se tiene meditada más adelante en obras específicas sobre la historia económica y social. ORGANIZACIÓN DE LA TESIS La tesis está organizada de la siguiente forma: el capítulo I trata sobre las características sociales que tiene la lengua, su relación con la cultura y las situaciones que implica el léxico dentro de un contexto socio histórico, además de los usos que permiten a los hablantes recrear su propia realidad a través de la lengua. Por otra parte, se hace una revisión sobre lo que plantean los estudiosos acerca de la diacronía, parte de la lingüística que se estudia en la presente investigación. Para los fines del presente estudio, vale la pena considerar la lengua en un continuo histórico, y los aportes de los investigadores como André Martinet, Ferdinand de Saussure y Juan Antonio Collado, así como Ralph Penny expanden el panorama en dicho campo. Además, es un recorrido por la definición de vida cotidiana establecida por Pilar Gonzalbo, además de comprobar que la historia es un punto clave e inseparable de los estudios léxicos, pues en casi todas las ocasiones la apropiación o formación de palabras está supeditada a la época en la que se desarrolla la lengua. El capítulo II aborda la importancia y los mecanismos que hay en la formación de palabras; se puede observar cómo los hablantes motivan la creación de nuevas unidades y las necesidades que la sociedad tiene para estos fines. Por otra parte, este apartado se adentra en la nomenclatura y conceptos que proporcionan Carlos Piera (2009) y Manuel Alvar Ezquerra (1996) para los mecanismos de formación de palabras; en esas páginas se explican la derivación y composición que cada uno de los autores expone y propone. XV También se enfoca en el estudio cualitativo del léxico que propone Luis Fernando Lara, así como las modificaciones que se proponen en este sentido. El capítulo III hace un seguimiento a las teorías semánticas que apoyan los estudio sobre léxico, cómo se construye el significado de las palabras, la manera en que se crean redes entre la cosa, el significado y la designación; este apartado toma mucha importancia, ya que sirve como base para comprendereste trabajo. Por otra parte, los contextos que brindan tanto Ullman (1967) (quien retoma a Firth), como Malinowski (2006), cuando señalan que hay momentos y circunstancias en los que se lleva a cabo la producción semántica de una lengua, así como los estudios operacionales o contextuales, los cuales explican y desarrollan estos autores. En este capítulo toma vital importancia la “semántica cultural” que plantea Parodi (2006), quien señala que entre dos lenguas que conviven hay mudanzas semánticas, mismas que producen un signo bicultural como producto de las relaciones que hay entre ambos sistemas lingüísticos, en nuestro caso, el español debe extender su significado para igualarse con el americano. El capítulo IV está enfocado en el análisis de los vocablos obtenidos, y para esto los documentos están organizados cronológicamente, y para ello el siglo ha sido dividido en cuatro periodos de veinticinco años, ya que es el tiempo mínimo para observar cambios en la lengua. En este apartado se harán campos asociativos que ayuden a analizar las unidades. El capítulo V es una revisión sobre la influencia que tiene la cultura en los vocablos, además de revisar los contextos sociales en los cuales se movían las unidades léxicas, situación básica y fundamental de este estudio. Finalmente, se hará una comparación entre las zonas que componen el corpus: Ciudad de México, Guadalajara y Zacatecas. 1 Capítulo I LÉXICO Y CULTURA El léxico es una creación social y cultural, la cual se modifica conforme las necesidades de los hablantes y participantes de las sociedades; este se encuentra inmerso en una lengua histórica, y de acuerdo con Lara (2006: 96) “lo que hace a una lengua histórica es una memoria transmitida, de generación en generación, de aquellos productos verbales que han resultado valiosos para hacer inteligibles las experiencias de los miembros de una sociedad a todos sus integrantes”. De este modo, cada palabra o vocablo hay una serie de rasgos culturales e históricos que vale la pena revisar en su contexto original. Por otra parte, el léxico también tiene influencia en la creación y configuración de las naciones, ya que las palabras (o vocablos) en la lengua escrita (como los documentos de este estudio) recrean las sociedades y las inquietudes, valores, visiones, etc. que estas tienen; como señala Saussure (1985: 35) “Las costumbres de una nación tienen repercusión en su lengua y, por otro lado, en gran medida es la lengua la que hace la nación”. Lo anterior resulta vital para los estudios léxicos, ya que las diferencias diatópicas, diafásicas y diastráticas no deben ser estudiadas con los mismos materiales universales, puesto que estas diferencias sociales nos permiten observar fenómenos distintos en varios niveles. A su vez, la lengua es una creación cultural y social, por lo que vale la pena definir, aunque sea escuetamente, la cultura. De acuerdo con Frost (2009:67) la cultura es “aquella parte del medio ambiente modificada por el esfuerzo humano”; sin embargo, cuando decimos que la lengua es cultural debemos considerar que ha sido el vehículo para establecer todo lo que le rodea, el mundo que ha modificado y que para aprehenderlo y 2 heredarlo a sus hijos y futuras generaciones necesita fijarse en formas (o palabras) que establezcan un orden. Igualmente, Fernández y sus colaboradores señalan: “La cultura se transmite de generación en generación también por la lengua”, aseveración que resulta cierta y enriquecedora, ya que la lengua es el vehículo que usa la sociedad para apropiarse, compartir y conservar la cultura, o bien, para modificarla según las necesidades que el momento histórico requiera. La definición de la ONU (1982) sobre la cultura: ...la cultura da al hombre la capacidad de reflexionar sobre sí mismo. Es ella la que hace de nosotros seres específicamente humanos, racionales, críticos y éticamente comprometidos. A través de ella discernimos los valores y efectuamos opciones. A través de ella el hombre se expresa, toma conciencia de sí mismo, se reconoce como un proyecto inacabado, pone en cuestión sus propias realizaciones, busca incansablemente nuevas significaciones, y crea obras que lo trasciendan. Igualmente, se debe considerar la relación entre la lengua y la historia de un pueblo o un país; ante esto, Fernández et al (1989: 71) dicen: algunos sociolingüistas presentan la lengua como el depósito o lugar de conservación de las experiencias y el saber de las generaciones pasadas, y como el medio de transmitir ese mismo saber enriquecido a las generaciones siguientes. La lengua como transmisor de ideología. Este punto toma mucha importancia, porque el objeto de estudio de esta investigación es el español de México, por lo tanto, parte del análisis es una introspección en la lengua propia. Asimismo, resulta importante que este hecho social (la lengua) siga ciertas evoluciones naturales y propias de sí, por ejemplo, la denominación. Al respecto, Lara (2006:40) retoma el término energeia para definir la palabra y asegura que está “necesariamente ligada a la experiencia humana, a la práctica del hablar, al desarrollo histórico y al mundo social en que el ser humano encuentra su plenitud”; así pues, las 3 palabras (o vocablos) nos muestran las cosas, emociones, valoraciones que tenía una sociedad en un determinado estado de lengua. Esta cultura se deposita en las palabras que se han creado, de manera que el léxico se convierte inmediatamente en un hecho social, en un producto que es funcional en el tiempo contemporáneo y la señal que esos habitantes dejan sobre su existencia y de las cosas que lo rodean y usa. Al respecto, sobre la lengua como hecho social, Lara (1997: 91) comenta El léxico de una lengua [...] sólo se puede abarcar en términos sociales. El conocimiento y la memoria individuales de sus elementos son manifestaciones fragmentarias, siempre, de un conocimiento social del vocabulario, elaborado a lo largo del tiempo y recordado intersubjetivamente. Ello significa que, aunque en principio los medios concretos de su conservación de la memoria social sean las memorias individuales de los miembros de la comunidad, se produzca pronto una necesidad colectiva por superar las capacidades individuales de memoria y crear agentes sociales encargados de recolectarla y transmitirla. Así, ya que la lengua está dentro de una cultura y sociedad, el léxico también es parte de las convenciones que se forman entre hablantes y sociedad; por lo tanto, el momento histórico que se estudie lingüísticamente también tiene rasgos y herencia de otro estado de lengua anterior. En el caso de este trabajo, el estado de lengua es un momento complicado para la lengua, pues las lenguas que estaban en contacto estaban todavía en conocimiento una de otra, por lo que resulta interesante la evolución de estas palabras. Saussure (1985: 92) dice: De hecho, ninguna sociedad conoce ni ha conocido jamás la lengua de otro modo que como un producto heredado de las generaciones precedentes y que hay que aceptar tal cual. Por esto la cuestión del origen del lenguaje no tiene la importancia que generalmente se le atribuye. No es ni siquiera una cuestión que haya que plantear; el único objeto real de la lingüística es la vida normal y regular de un idioma ya constituido. Un estado de lengua dado es siempre un producto de factores históricos, y son esos factores lo que explican por qué es inmutable el signo, es decir, por qué resiste a toda sustitución arbitraria. 4 Por otra parte, Martinet (1991: 16) señala sobre los orígenes del lenguaje: se ha pensado en situar el lenguaje entre las instituciones humanas, y esta manera de ver ofrece ventajas indudables, pues las instituciones humanas surgen de la vida en sociedad. Éste es precisamente el caso del lenguaje, que se concibe esencialmente como un instrumentode comunicación. Las instituciones humanas suponen el ejercicio de las más diversas facultades. Pueden hallarse muy extendidas o incluso ser universales, como el lenguaje, sin aparecer idénticas de una comunidad a otra. La familia, por ejemplo, caracteriza tal vez a todos los grupos humanos, pero se manifiesta en diferentes partes bajo formas diversas. Igualmente el lenguaje, idéntico en sus funciones, difiere de una comunidad a otra, de tal manera que no puede funcionar más que entre individuos de un grupo determinado. Resulta interesante esta aseveración de Martinet, pues brinda la idea de que las lenguas son variadas, y aunque tengan rasgos universales, finalmente hay diferencias, las cuales, a mi parecer, deben ser estudiadas en su respectivo contexto. De esta manera, la relación entre el léxico y la cultura no se puede entender sino con la necesidad de una para la existencia de la otra; ambas dependen entre sí, ya que la cultura se puede entender a través de la lengua, y la lengua se logra comprender como una creación cultural. A pesar de que existen otros rasgos culturales que pueden explicar los fenómenos de una sociedad, tanto histórica como actualmente, la lengua tiene la suficiente fuerza para explicar los cambios que sucedieron en un estado de lengua y un estado socio-histórico. De esta forma, cada situación, sentimiento, herramientas, así como utensilios o hasta creación de palabras que surgen en una cultura son parte del fenómeno de la lengua. Al respecto, Lara (2006: 101) dice “Los significados que se crean en la cultura de una lengua constituyen el tercer estrato de su formación”1. Así, el léxico nos explica todas estas circunstancias en las que se desarrolla la sociedad, por lo que un estudio de los vocablos que eran usados en tiempos pasados no ayuda a comprender las sociedades anteriores. 1 Para revisar otros estratos de la formación de la lengua Cfr. el capítulo “El significado de la palabra” en Lara (2006). 5 Igualmente, ya que el léxico es un hecho social-cultural, se adaptará a las necesidades de la sociedad en la que se desarrolle, incluso la creación y formación de palabras depende de este punto, ya que, como indica Lara (2006: 94) “el conocimiento y la memoria individuales de sus elementos son manifestaciones fragmentarias, siempre, de un conocimiento social del vocabulario, elaborado a lo largo del tiempo y recordado intersubjetivamente”, sobre todo en un momento histórico en el cual se observa, a través de los documentos, la variabilidad estaba en plenitud, e incluso se vislumbra en la ortografía de las palabras, ya que hay una vacilación en este sentido. Cada vocablo del léxico nos remite a una convención, pero no una normativa, sino una descriptiva, la cual los hablantes eligen para expresarse, misma que se forma a lo largo de un determinado tiempo y con específicas necesidades. Al respecto, Saussure (1985: 88) comenta “En efecto, todo medio de expresión aceptado en una sociedad descansa en principio sobre una costumbre colectiva o sobre la convención, lo cual es lo mismo.” Sin embargo, conviene señalar que la convención en el siglo XVII en la Nueva España no estaba completamente establecida, de hecho, la lengua se encontraba en un punto de variabilidad, pues las lenguas indígenas originarias se encontraban en una adaptación con las lenguas extranjeras (no sólo español), de manera que léxicamente (y en otros ámbitos también) se puede observar una vacilación en los usos. Así, el estudio del léxico de la casa del siglo XVII nos muestra la evolución de la vida cotidiana y cómo hemos heredado las palabras y los vocablos en su significado de esa época, el cambio semántico que han sufrido, así como comprender que también se ha perdido y ganado léxico por cuestiones sociales. Se parte de la idea de que la lengua, como producto social, pasa de generaciones en generaciones, pues como señala Saussure (1985: 6 94) debemos añadir a nuestro análisis el concepto “tiempo”, ya que es a través del mismo que las culturas y las sociedades cambian, y por lo tanto, la lengua. Sin embargo, aunque la lengua sea un producto social y cultural, no se debe confundir con una libertad sin límites: el sistema es flexible, pero al final es parte de una historicidad colectiva que nos permite usar las palabras aún después de mucho tiempo. Saussure (1985: 94) aclara: No basta con decir que la lengua es un producto de las fuerzas sociales para que se vea claramente que no es libre; al recordar que es siempre herencia de una época precedente, hay que añadir que estas fuerzas sociales actúan en función del tiempo. Si la lengua tiene un carácter de fijeza, no es sólo porque está unida al peso de la colectividad, lo es también porque está situada en el tiempo. Estos hechos son inseparables. En todo momento la solidaridad con el pasado pone en jaque la libertad de elegir. Decimos hombre y perro porque antes de nosotros se ha dicho hombre y perro. En este caso, la revisión de los vocablos extraídos de los documentos requiere de obras lexicográficas posteriores, incluso actuales, para seguir la pista de los significados y encontrar cómo la colectividad ha fijado o modificado los significados; sin embargo, un punto interesante a destacar, y que los documentos nos muestran, son las pérdidas y adiciones que ha tenido el campo lexicográfico a lo largo de los siglos, ya que no sólo hubo transformaciones en los significados, sino que el uso de algunos vocablos se ha reducido, y en casos desaparecido. Así, las sociedades han incorporado nuevo léxico porque han surgido cambios sociales o ha perdido palabras que no le eran ya útiles. Ahora bien, así como cada sociedad tiene una base cultural, igualmente esta se subdivide en otras formas socio-culturales, las cuales nos permiten dilucidar el orden y la jerarquización de los habitantes, pues como señala Pilar Gonzalbo (2013: 52) acerca de la vida cotidiana colonial: “Todos tenían su propia cultura y por eso era diferente su vida cotidiana. Porque si las necesidades de todos los individuos son básicamente las mismas, 7 son muy diversas las formas de satisfacerlas, así como también son diferentes normas y las prácticas en distintos momentos”, y a lo que yo agregaría el uso del lenguaje, pues la formación de palabras o adopción de palabras depende de las mismas necesidades. Sin duda, léxico, sociedad, cultura, así como la historia, dependen entre sí para explicar los fenómenos que ocurrieron en tiempos pasados, pues todos estos rasgos forman parte de la radiografía que se debe hacer sobre la vida cotidiana en el hogar, en el caso de esta investigación. 1.2 LA HISTORIA. VIDA COTIDIANA Y SU IMPORTANCIA CULTURAL La lengua, como ya se dijo anteriormente, es resultado de la cultura, la sociedad, el tiempo, así como de factores humanos que influyen en su creación y uso. De esta forma, no se pueden entender usos léxicos sin revisar y ahondar en la historia de la sociedad que se trabaje, ya que, como se ha dicho, la lengua refleja la realidad de una época y momento precisos. En el caso de esta investigación, el camino obligatorio es la comprensión de la vida cotidiana de la Nueva España del siglo XVII, esto para obtener un panorama mucho más exacto de los vocablos y su uso. La vida cotidiana son todas aquellas actividades, accesorios y ritos que forman parte del diario de las personas, los cuales configuran a una sociedad y una cultura. Antonio Rubial (2012: 11) señala “El complejo de necesidades fisiológicas que requieren ser satisfechas para hacer posible la vida humana forman la base material de lo cotidiano. En la facilidad o dificultad de conseguir alimento, vestido y techo inciden factores como el clima o la posesión de bienes”; de esta forma, la lengua también es parte de esa vida cotidiana, pues esla herramienta que usa el hablante para nombrar todo lo que usa para vivir día a día. 8 En el caso de esta investigación, los bienes referidos en los inventarios de bienes y testamentos muestran un nivel social y económico alto, y por eso retoma importancia observar lo cotidiano de la época. Se debe recordar que el siglo XVII fue un periodo histórico marcado, en parte, por las epidemias y enfermedades que azotaban a los pobladores, especialmente a los de menos recursos, por lo que ambas situaciones limitaban la adquisición de bienes por parte de los sectores económicamente inferiores. El mismo Rubial nos dice “Ciertamente los menos afectados eran aquellos grupos sociales con recursos; de hecho conocemos mucho mejor la vida material de ellos, dado que dejaron abundante documentación de sus bienes”. Así, se podría decir que en el siglo XVII sólo podían hacer inventarios de bienes y testamentos los que contaran con bienes dignos de relatar, de acuerdo con la importancia material del periodo histórico. Así la vida cotidiana presenta muchas aristas para investigar, pues como señala Pilar Gonzalbo (2013:68-69): La vida cotidiana se realiza en la casa y en la calle, en el trabajo y en los locales de devoción o esparcimiento, en el hogar o en las instituciones de asistencia comunitaria. De todos ellos, la vivienda es el lugar más representativo de la intimidad, y la intimidad proporciona los ejemplos más evidentes de lo cotidiano. Siempre ha influido el espacio del hogar en la forma de convivencia de los grupos domésticos y esto puede destacarse en el México colonial, cuando cada región tenía su forma de habitación característica y eran muy diferentes las viviendas de que podían disponer los distintos grupos domésticos que habitaban las ciudades. En el caso de esta investigación, los accesorios del hogar son los objetos de análisis, ya que reflejan de buena forma cambios en el léxico de la época, por ejemplo los usos de los accesorios de la cocina, la recámara o los objetos de plata, las cuales además de dar pistas sobre los cambios semánticos que sufrieron algunos vocablos que usamos actualmente. Al respecto, Diana Pérez Moreno (2012: 428-429) expone un caso en este sentido: el vocablo telera. El primer significado de esta palabra, en los siglos XV y XVI, se 9 trataba del “travesaño de hierro o madera que sujeta el dental a la cama del arado”, mientras el uso actual es “el pan con el que se preparan las tortas mexicanas”. Para esta investigación vale la pena revisar las diferencias entre la ciudad y la provincia, ya que los puntos geográficos que se trabajan no son cercanos y tampoco comparten absolutamente todas las características. Al respecto de los cambios ocurridos en la Nueva España del siglo XVII, Manuel Miño Grijalva (2001: 11) señala: El tránsito de población a sociedad transcurrió como resultado de procesos económicos, jerarquizaciones y estratificaciones de acuerdo con los requerimientos de cada grupo social y cada región, las cuales encontraron expresiones de unidad y coherencia en la ciudad y en los conglomerados urbanos, que fueron finalmente los nuevos sujetos de la historia, dieron orden y jerarquía a cada región y representaron, socialmente hablando, la expresión de comportamientos distintos de los que la vida rural y campesina había conformado. Para estos fines, la “semántica cultural” de Parodi (2006), que se verá más adelante, resulta de gran utilidad para este trabajo, pues permite adentrarnos en el punto medio entre la cultura propia y la adquirida, bifurcación que resultó básica para la formación de lo novohispano. La investigadora señala que el léxico enfrentó un fenómeno particular, ya que por tratarse de lenguas en contacto, tanto el español como los sistemas lingüísticos originarios de México formaron nuevos significados, los cuales tienen particularidades de ambos. Cabe señalar que con el español llegaron también préstamos de otras lenguas, como el francés, inglés, portugués, etc. De esta manera, la historia no puede ser ajena a un estudio lingüístico, ya que todos los fenómenos léxicos, semánticos y morfológicos son parte de la historia de la Nueva España en el siglo XVII. 10 Para los fines de este estudio, se tomarán en cuenta las ideas sobre el léxico como una creación social, la cual expresa el entorno cultural y a su vez representa esa época, lugar y momento histórico. Las ideas de Saussure (1985) sobre la lengua dependiente de factores históricos, además de la vida cotidiana como una extensión cultural de la sociedad que proporcionan Antonio Rubial (2012) y Pilar Gonzalbo (2013), constituyen las bases teóricas e ideológicas respecto a la visión de la lengua propuesta esta investigación. 11 Capítulo II CONSIDERACIONES LINGÜÍSTICAS 2.1 PALABRA-VOCABLO Las unidades de análisis de un estudio sobre léxico son las palabras. Por una parte, las palabras son el concepto más complicado de definir en la lingüística, por lo que ya no se usarán en esta investigación, de manera que las unidades de análisis serán los vocablos, y para esta investigación, se partirá de la definición que ofrece Lara (2006: 140): “El vocablo [...] es un producto de la cultura de la lengua, constituido mediante el análisis gramatical y las necesidades de los métodos de elaboración de diccionarios”. Si bien los resultados de esta investigación no remiten a la realización de una obra lexicográfica, la mayor parte del análisis tiene como fuentes diccionarios, por lo que se adoptará esta definición de vocablo. Sin embargo, los vocablos obtenidos de los documentos en casi todos los casos no respetan las formas de entradas lexicográficas, ya que no se pretende realizar un análisis exclusivamente lexicográfico, sino respetar las formas que el escribano usó y más adelante hacer una revisión pragmática de estos usos. Por el momento, me interesa revisar sólo la evolución de los significados y su realidad en la vida cotidiana del siglo XVII en adelante, pero también dejar las bases para futuras investigaciones en el campo. Además, el mismo Lara (2006: 138) señala que el vocablo es “una forma léxica abstracta, de naturaleza social y elaborada a lo largo de la historia de la comunidad lingüística”, así que en este trabajo se utilizará el concepto vocablo para referirnos tanto a palabras, lexemas y lexemas compuestos. 12 2.2 FORMACIÓN DE PALABRAS Una de las formas de análisis en esta investigación es la correspondiente a la formación de palabras. En cada lengua este mecanismo se usa para nombrar las cosas que existen alrededor del hablante; así, entre más cosas, sentimientos, acciones, etc. Sin embargo, como señala Piera (2009) no se crean los vocablos sin motivación alguna, sino que en muchas ocasiones se crean a partir de unidades léxicas previamente existentes. En el caso de los vocablos sujetos de análisis en esta investigación. En el caso de este trabajo, se analizarán los vocablos en su formación, ya que algunos presentan derivación o composición, lo que nos brinda datos importantes en su análisis. En palabras de Piera (2009: 32): “Un hablante puede crearlos por cualquiera de las vías [...] con fines cómicos, literarios, prácticos o de cualquier otra clase, y el que se incorporen o no a la lengua es un hecho sociológico” cuando se refiere a los métodos de formación de palabras en español. Resulta interesante, ya que toma en cuenta el punto social en la creación de unidades lingüísticas, que es el punto nodal de esta investigación. Por una parte Trives (1999:12), en la introducción del libro de Almela Pérez (1999), considera que la lengua y la formación de palabras son el desdoblamiento de nuestra realidad, y por lo tanto señala: “Nuestras palabras [...] son el pábulo de nuestro pensamiento, y más que fruto de pensamientosno habidos, dan que pensar y guían nuestro comportamiento intelectivo”; dicha aseveración ilumina el hecho de que la creación de palabras se encuentra en un medio social. Asimismo, Almela Pérez (1999) señala que la formación de palabras amplía el catálogo de lexemas que tiene nuestra lengua, y se puede realizar a través de dos métodos: interno y externo; el primero son las relaciones lingüísticas entre unidades de la misma 13 lengua, los segundos, son lo que llama Emma Martinell (referida por Almela Pérez) ‘incorporaciones’, que son préstamos entre sistemas lingüísticos.2 Igualmente, Almela (1999: 14) señala: “El objetivo[...] de la formación de palabras consiste en ampliar el repertorio léxico por procedimientos morfológicos. Tales procedimientos permiten satisfacer la necesidad de designar una realidad objetiva o subjetivamente nueva mediante la actualización o modificación de un significante preexistente”, en el caso de este trabajo, la ampliación del léxico fue parte de la necesidad de especificar las cosas y los accesorios que se usaban en la sociedad novohispana del siglo XVII. Asimismo, Alvar Ezquerra (1996: 9) considera que las transformaciones del mundo extralingüístico modifican igualmente las creaciones lingüísticas, siempre con el objetivo de satisfacer las necesidades de los usuarios. En este punto, Alvar Ezquerra retoma las ideas de Georges Matoré sobre las palabras-testigo, las cuales define como “un símbolo material de un hecho espiritual importante, es el elemento en que se plasma un hecho de civilización, que sólo puede ser determinada una vez conocida la época a que pertenece su campo, pues es el símbolo de un cambio que se produce en la sociedad”, denominación que es valiosa, ya que los algunos vocablos que más adelante se analizarán pueden entrar en esta categoría. En esta investigación se usarán los conceptos de Piera (2009) y Manuel Alvar Ezquerra (1996): 2 En este caso, Emma Martinell señala “Llamo incorporación tanto a la entrada de un término de una lengua muerte prestigiosa –latín y griego—como a la entrada de un término de una lengua viva.” En el caso de este trabajo, vale la pena recordar la inserción de préstamos de lenguas muertas; por eso, en el análisis se agrega la revisión en el Diccionario crítico y etimológico castellano e hispánico, de Joan Corominas y José Antonio Pascual, pues esta obra permite observar la raíz de los vocablos analizados. 14 Para Pereira3 (2009: 61), la derivación afijal consiste en la “adición de prefijos o sufijos derivativos a una base” y la derivación no afijal está “basada en la sustracción de material fónico de la base”. Así, considera que las siguientes formaciones denominales: N>N: chocolate-chocolatera; N>A: México-mexicana; N>V: cristal-cristalizar; las formaciones deadjetivas: A>N: tozudo-tozudez; A>A: gris-grisáceo; A>V: tranquilo- tranquilizar; A>ADV: tranquilo-tranquilamente; y las formaciones deverbales: V>N: escribir-escritorio; V>A: soportar-soportable; V>V: cantar-canturrear. Por otra parte, señala que la derivación nominal consta de nombres de acción: explicar> explicación; nombres de agente/ instrumento: ganar> ganador, calmar>calmante; nombres de cualidad: leal>lealtad; y nombres colectivos: alumno>alumnado, gente>gentío. Igualmente, expone la derivación adjetiva en adjetivos relacionales: departamento>departamental; adjetivos posesivos: diente>dentado, barba>barbudo; adjetivos de semejanza: seda>sedoso; adjetivos activos: entender>entendido; -adjetivos pasivos: soportar>soportable. Además, la sufijación apreciativa: supermoto; caja> cajita, bufete> bufetito; -man- ot-ota; con el interfijo -c-: bases de dos o más sílabas terminadas en -n o -r: ratón>raton-c- ito, pastor-c-ita; bases terminadas en -e: café> cafe-c-ito; con el interfijo -ec-: bases monosilábicas terminadas en consonante: sol-ec-ito, cruc-ec-ita; bases disilábicas con diptongo en el radical: viej-ec-ito; bases disilábicas con diptongo en la sílaba final: besti-ec- ita; bases de dos o más sílabas terminadas -e- átona: coch-ec-ito; sin interfijo: cas-ita, azul- ito. Asimismo, la prefijación la divide en: -espaciales: ante (antepuerta), sobre (sobrecama, sobremesa); temporales: pre (pre-electoral), post (postverbal); negativos: in 3 Los ejemplos expuestos en negritas son parte del corpus de la investigación. 15 (inmaduro), des (desleal); aspectuales: des (deshacer), re (rehacer); con incidencia argumental: auto (autodefensa), co (coeditar), inter (intercomunicación); gradativos o intensivos: entre (entrefino), extra (extraplano), sobre (sobredimensionar), super (superinteresante); cuantificadores: uni (unilateral), mono (monoaural), bi (bicelular), di (disilábico); modificadores: macro (macrofiesta), mini (minifalda), neo (neoconservador). En otro orden de ideas, Piera (2009: 71) señala que los compuestos: “están formados por la combinación de dos palabras”, y propone los siguientes: Grecolatinos: al menos un tema grecolatino: tema + tema: hidrología, tema + palabra: hidromasaje, palabra+ tema: flamencología; Patrimoniales: se combinan raíces o palabras del español. Dos tipos: compuestos léxicos: sobremesa, antepuerta, y compuestos sintagmáticos: N + A: seda carmesí, madera blanca; N+P+N: cama de tabla, bacinica de cobre; Compuestos coordinantes: elementos de igual categoría: N+N: aguanieve, A+A: verdiblanco, V+V: tejemaneje; así como Compuestos subordinantes: un elemento no nuclear modifica o complementa a uno nuclear: N+A: camposanto, A+N: bajorrelieve; Compuestos endocéntricos: poseen un núcleo del que constituyen un hipónimo: biombo mexicano (un tipo de biombo) y Compuestos exocéntricos: su significado no se obtiene composicionalmente, no hay relación hiponímica: piel roja (no es un tipo de piel, sino una persona de determinada etnia). Para Alvar Ezquerra4 (1996), la formación de palabras comprende las Voces ajenas: adaptación gráfica y fonética> tráiler del inglés triller , en su extensión> boutique de pan se usa boutique en un sentido diferente del original, adaptación morfológica> bufete del francés bufett, blanco del germano blank, hacha del francés hache. 4 Los ejemplos expuestos en negritas son parte del corpus de la investigación. 16 En su concepto de composición se encuentran: sinapsia: escritorio de Michoacán, estrella de mar, colgadura de cama, relicario de bronce. Alvar Ezquerra (1996: 22) señala: Ese de puede introducir un todo virtual (rosario de Guatemala), del cual el determinado es una de las partes, pero también puede indicar una circunstancia para la cual es apropiado el objeto (paño de corte), su destino o finalidad (libro de solfa). El orden de los elementos es DETERMINADO + DETERMINANTE y el resultado siempre es sustantivo o adjetivo; la disyunción: la lexicalización es superior que en la sinapsia, pero no se han soldado gráficamente: seda china. Designan un solo objeto (seda china es una seda) y es una relación de identidad o similitud en el que el segundo elemento se une al primero a través de un ‘que’ (seda ‘que’ es china). Su estructura es DENOMINACIÓN + ESPECIFICACIÓN; así como la yuxtaposición: la fusión gráfica, lexicalización y gramaticalización en los elementos son totales: antepuerta, rodapiés. SUSTANTIVO + SUSTANTIVO: casatienda. Puede ser coordinación (es casa y es tienda) o atribución (una casa que es tienda). También puede ser una subordinación (bocamanga es la boca de la manga); SUSTANTIVO + ADJETIVO> SUSTANTIVO: aguardiente; SUSTANTIVO +ADJETIVO> ADJETIVO: DETERMINADO + DETERMINANTE-pelirrojo; VERBO + SUSTANTIVO: rodapiés, tapajuntas, matamoscas; VERBO + ADVERBIO: bogavante, mandamás; VERBO + OBJETO DIRECTO: guardamuebles, hincapié,pasatiempo; VERBO + OBJETO CIRCUNSTANCIAL: andarríos, girasol, saltarrostro; ADVERBIO + VERBO> verbo: malvivir, menospreciar. Además, considera los prefijos vulgares: CONJUNCIÓN + VERBO: siquiera; PREPOSICIÓN + SUSTANTIVO: contrapuesta, entrecasa; PREPOSICIÓN + VERBO> VERBO: anteponer, contramandar; PREPOSICIÓN + CONJUNCIÓN> CONJUNCIÓN: 17 conque, porque; PREPOSICIÓN + PREPOSICIÓN + PREPOSICIÓN> PREPOSICIÓN: desde. También pueden tener valor locativo: entrecasa, sobrescrito, subsuelo, supradicho. En cuanto a la derivación, señala: sufijos: sustantivos (humanidad, hombría, labranza), adjetivos (creador, labrador), verbos (plantear), adverbios (alegremente, diariamente). Posee igualmente un valor especificativo: labrador es el hombre que labra. Idea de acción: abandono, compra, alzamiento. Estado duradero: aburrimiento, estancamiento. Cualidad: honradez, laboriosidad, tontez. Colectivo: audiencia, yeguada, carretada. Efecto o resultado> objeto o instrumento: armadura, cerradura, envase. Acción> lugar: asentamiento, desembocadura. Nombrar una persona: criado, soldado. Derivados con –ancia, -encia: abundancia, frecuencia; -anza: holganza, mudanza; -ción: clasificación; -miento: asentamiento. Apreciativos diminutivos: becerrillo, brinquito, banderín, tufillo, muñequito, botellín, amiguete, palomita, pañuelo, ramillete, versalita, tiranuelo. Apreciativos aumentativos: cochazo, faldón, pisazo, comilona, tazón, pedrada; los interfijos: sirven de enlace entre base léxica y los sufijos. Interfijo –c- y –ec- (cafecito, panecillo); Se pueden considerar como interfijos a los sufijos diminutivos (en los documentos estudiados): bufet-it -o, escob-ill-a; interfijo como elemento antihiático: carn- ero> carn-ic-ero; interfijo –ar: and-ar-iego, polv-ar-eda, hoj-ar-asca. Por último, el autor incluye la parasíntesis, en la cual se hace uso simultáneo de prefijos y sufijos: antibacteriano, ingobernabilidad, repavimentación. Por otra parte, Patricia Avilés y Lésmer Montecino (1999: 205) explican las lexías complejas, las cuales definen como “unidades morfológicas que combinan dos o más palabras para crear un significado nuevo alejado del que tienen separadamente”. Además, consideran que hay tres niveles para considerar esta clase de formaciones: semántico, conmutativo, coeficiente de coherencia y frecuencia y disponibilidad. 18 El aspecto “semántico” lo muestran en dos vertientes: el primero (2005: 205) “presentan en el mismo compuesto un significado general que puede ser especificado por otro elemento lingüístico”, por ejemplo, en cama de madera el adjetivo restringe el significado de cama, lo especifica; el segundo (2005: 206) “el segundo elemento determinante) es el que verdaderamente crea el sentido en el compuesto sintagmático”, por ejemplo, lavadero de frente, donde el determinante (frente) condiciona la extensión significativa del determinado. En cuanto “criterio conmutativo”, Avilés y Montecino hacen una división: indescompenibles, en los cuales hay una fusión total de los componentes y en combinación con otros elementos pierden su significado (dan el ejemplo dar un pie); descompenibles: hay libertad semántica para la combinación con otras unidades y para ello debe superar la prueba paradigmática (caja de madera, caja de pino, caja de sedro, caja de plata). El siguiente es el “coeficiente de coherencia”, el cual tiene bases funcionales y semánticas. Este análisis se hace en una escala del 0-100, y entre más alta sea su coherencia, quiere decir que significan sólo una cosa. Los autores nos dan ejemplos de este tipo: tomar en cuenta, al pie de la letra y mano de obra. Respecto al último criterio, llamado “frecuencia y disponibilidad”, los investigadores se refieren a la cantidad de apariciones que tienen en el español estas unidades y también su incorporación en el fondo lexical del español. Finalmente, Avilés y Montecino proponen los siguientes tipos de lexías complejas: sustantivas, adjetivas, verbales y adverbiales. La formación de palabras son mecanismos que los hablantes usan para aumentar la productividad de la lengua; en el caso de esta investigación, resulta fundamental analizar si los vocablos tienen estas características, ya que, apoyados también en la parte histórica y 19 semántica, las formas simples, compuestas y las lexías complejas atestiguan la necesidad de incrementar el catálogo léxico del español de la Nueva España en el siglo XVII en la Ciudad de México, Guadalajara y Zacatecas. Asimismo, la creación de nuevas unidades se puede explicar a partir del contexto socio-histórico, ya que el color, la procedencia y los materiales de los muebles, accesorios y ajuares representan la cultura de cada una de las poblaciones estudiadas, además de explicar algunos vocablos, por ejemplo, escritorio de Michoacán (procedencia) o cama de tapinziran (material). 2.3 ESTUDIO CUALITATIVO DEL LÉXICO Para los fines de este trabajo se hará un análisis cualitativo del léxico, según lo estipulado por Lara (2006), pero también a partir de un análisis propuesto en la metodología de esta investigación. El investigador mexicano comenta que este método se basa en la conmutación, es decir, encontrar semejanzas entre vocablos, para lo cual se necesitan bases semánticas. Por una parte, Lara (2006) señala que el primer paso para esta visión del léxico es crear campos asociativos, es decir, un grupo de vocablos de un tema específico. En este caso, el léxico de la casa es el campo asociativo. También señala que el corpus debe incluir documentos que tengan un tema común, el cual se pueda reconocer fácilmente. En nuestro caso, los testamentos e inventarios de bienes son explícitos en ese sentido. Un punto que señala el lingüista mexicano es que es un método interpretativo, y esto es “lo que se descubre al tomar en consideración los vocablos depende tanto del contexto en que se utilizan como de la experiencia, el conocimiento y la sensibilidad lingüística del analista” (2006: 185); en este punto me interesa mucho el hecho de que Lara resalte el concepto ‘contexto’, ya que es básico en la acumulación del corpus en este trabajo. 20 Por otra parte, el estudioso mexicano incluye términos precisos para este análisis: la significación y la designación. De la primera, señala (2006: 190) “Una lengua es un instrumento de significación [...] mediante el cual manifestamos a las personas que no rodean nuestras experiencias de la vida”; y sobre la segunda (2006:190) “también podemos tratar de significar algo con extrema precisión y hacer que el nombre que le pongamos sólo signifique ese algo y no otra cosa”; en los casos de los vocablos estudiados en este trabajo la designación juega un papel importante, ya que considero que si el escribano o el encargado de dictar los bienes dicen un escritorio de michoacan están designando el objeto, quieren que signifique eso y no algo más. La obtención de las unidades de análisis se hizo con este concepto, y el análisis se hará con la significación que tenían estos vocablos en el español de la Nueva España. Para el análisis de esta investigación, el enfoque elegido es el semasiológico, es decir, revisar los términos de un área de la lengua y así crear grupos analíticos. Luis Fernando Lara (2006: 198) señala “llamaremos a los análisis inmanentes de la semántica del léxico de cada lengua análisis semasiológicos”. Las ventajas que presenta este análisis residen en que el léxico puede observarse y estudiarse desde varios puntos de vista, como los propuestos en esta investigación: lexicológicos, semánticos, morfológicos, y también se puede acudir a lo histórico y cultural. En cuanto al estudio cualitativo del léxico propuesto por Lara sólo se tomarán estos puntos, ya que los siguientes no embonan con los objetivos de esta investigación. El estudioso mexicano señala a continuación que sedeben analizar los rasgos distintivos de los vocablos, esto a partir de un análisis binario; sin embargo, esta forma de estudio no interesa para nuestros fines, pero más adelante valdría la pena revisar este léxico del hogar con base en la semántica estructural y de rasgos distintivos. 21 Las propuestas que esta investigación hace para el análisis cualitativo del léxico son las siguientes: estudiar el vocablo históricamente (siempre que esto sea posible) a partir de las obras de historia de la vida cotidiana, ya que este acercamiento histórico nos explicará algunos rasgos culturales que posee el vocablo; una revisión en obras lexicográficas para seguir la pista del significado que han tenido las construcciones estudiadas, además de búsqueda en bases de datos como el Corpus Diacrónico del Español (CORDE). De esta manera, el presente trabajo se enfoca en el análisis cualitativo del léxico, es decir, no toma en cuenta la cantidad de apariciones de los vocablos, sino la particularidad que las unidades posean en forma global, desde la morfología, historia, semántica, hasta la definición lexicográfica que tenga (en caso de compuestos y lexías complejas, sus unidades). Así, la metodología que propone Lara (2006) resulta productiva para este estudio, ya que facilita la explicación de las unidades de estudio y aporta una visión más amplia del léxico. 22 Capítulo III EL LÉXICO Y LA SEMÁNTICA Las palabras poseen un significado, el cual tiene distintas formas de interpretarse. Por un lado, la lengua expresa toda la realidad (o no realidad) extralingüística, así como la relación que tiene el hablante (o escribano). De acuerdo con Fernández et al (1989: 32): Puede estudiarse la lengua, sí, como un sistema de signos con su estructura propia y cerrada en sí misma. Pero su función [...] es semántica, y por ellos no puede quedarse en el puro estudio del sistema de signos. Esa función (significar algo) tuvo su origen y desarrollo en una sociedad a la que sirvió y sirve y de la que depende. En este caso, la unión entre semántica y realidad resulta vital, pues la primera da forma a la segunda, ya que los significados dependen, absolutamente, del contexto social en el que se desarrolle, y por lo tanto, la interpretación deberá considerarse a partir de este punto. Vale la pena recordar el triángulo que ofrece Ullman (1967), basado en Ogden y Richards y parte de la tendencia analítica o referencial de la semántica: Significado-concepto Nombre, significante realidad, cosa En este caso, las relaciones siempre tienen de fondo un soporte socio-histórico, el cual no se puede separar en ninguna de las partes del triángulo. Por un lado, recordemos lo que señalan Fernández et al (1989: 33): “Lenguaje supone transposición de la realidad. Pero esta transposición sólo se entiende cuando se relaciona con la realidad que ha sido traspuesta.” De este modo, el lenguaje es entonces la extensión de la realidad, misma que 23 debe ser nombrada para que tenga un sentido en momento histórico al que pertenece, y también más adelante. En el cuadro anterior considero que falta la variante de ‘cultura’, ya que tanto el concepto, el nombre y la cosa están definidos por la cultura y la sociedad en la que se use la palabra, de manera que se debe analizar antes de definir el significado de la misma. 3.1 CONTEXTOS EN LA SEMÁNTICA En un apartado anterior se habló sobre el léxico y la cultura, y las relaciones que existen entre estos dos conceptos. Ahora conviene hablar del significado y su estado cultural. Al respecto, Stephen Ullman retoma a Firth en cuanto a la importancia de los contextos en la semántica, y señala (1967: 59): Esta ampliación de los contextos, lingüísticos y no lingüísticos, ha abierto nuevos horizontes al estudio del significado. A lo que ahora debemos de apuntar es a una contextualización en serie de nuestros hechos, con un contexto dentro de otro contexto, siendo cada uno una función, un órgano del contexto mayor y hallando todos los contextos un lugar en lo que puede denominarse el contexto de la cultura. Resulta muy interesante que se tome en cuenta el ‘contexto de la cultura’, ya que esto permite observar distintos fenómenos que no podrían vislumbrarse sólo con las características propiamente lingüísticas del lenguaje, sino también con las extralingüísticas, las cuales complementan los análisis correspondientes. Asimismo, Ullman comenta que los contextos varían de acuerdo con cada palabra y cada lengua de la que se trate; sin embargo, considera: “Cierto número de factores que gobiernan el papel del contexto aparecerán gradualmente al ir considerando las peculiaridades de nuestras palabras.”, es decir, estos contextos son parte inseparable de los vocablos, ya que le dan un sentido para comprenderlas y estudiarlas. 24 Además, la significación es un proceso mediante el cual los seres humanos interpretamos el mundo; de esta manera, cada lengua es una forma de ver el medio en el que se desarrolla esa sociedad. Al respecto, Fernández et al (1989: 32) retoma las ideas de Hjemslev: “Esa función (significar algo) tuvo su origen y desarrollo en una sociedad a la que sirvió y sirve y de la que depende”, aseveración ilustrativa, pues dota de carga social el hecho de significar. También resulta interesante recordar lo estipulado por Coseriu (1987: 113): “el concepto de <forma> puede aplicarse al lenguaje en general y a su relación con la realidad extralingüística, y, en este sentido, el lenguaje es <forma> de la aprehensión de la realidad, de la intuición del mundo: es lo que organiza primariamente la experiencia humana del <mundo>”, es decir, el entorno lo recreamos con el lenguaje. 3.2 ANÁLISIS OPERACIONAL O CONTEXTUAL En otro orden de ideas, la semántica propone el análisis operacional o contextual, el cual considera que es el uso lo que significa a las palabras. Así, Fernández et al (1989: 40) retoman las ideas de Wittgenstein cuando señala “El significado de una palabra es su uso”, y aunque esta afirmación puede ser arriesgada considero que aporta mucho en este trabajo. Igualmente, Fernández y sus colaboradores recuperan a Schmidt, quien “parte también de la palabra en el contexto para obtener el conocimiento del mecanismo de su funcionamiento en la comunicación y observar en qué condiciones se originan las significaciones actuales de la palabra.”. De esta forma, considero que ambas ideas dan un soporte significativo a esta investigación, ya que el uso de las palabras es un punto importante para analizarlas. Como señala Lara (2009: 47) “el uso de la lengua por sus hablantes [o escritores y creadores] es un hecho que corresponde a la esfera del <ser>, a la comprobación de que la 25 lengua se habla de una manera o varias”, de manera que el uso es, sin duda, una variante fundamental en el estudio del léxico. Un concepto que también ayuda en esta investigación es el de ‘contexto de situación’ de Malinowski, quien retoma Fernández et al (1989: 52), y señala “la concepción del contexto debe rebasar los límites de la mera lingüística y trasladarse al análisis de las condiciones generales bajo las cuales se habla una lengua”, y de esta manera abre el paso a investigaciones que consideren los momentos histórico, social y económico en los que se realiza el acto de habla, o en este caso, acto de escritura. Al respecto, Fernández et al (1989: 52) señalan que esto es indispensable para la semántica diacrónica, y por lo tanto “Para entender el significado pleno y el tono de ciertas palabras hay que restituirlas al contexto del período histórico en que adquieren plenitud”. En este caso, me parece que el análisis semasiológico resulta el indicado, ya que permite recrear la ruta que los vocablos han tenido en el continuum de la lengua histórica. Igualmente enriquecen
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