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1Vol. 1 No. 1 Abril-Junio de 2021 ISSN en proceso
Enfermedades transmitidas 
por vectores una 
problemática
contemporánea
¿Hay peces 
en Puebla? 
Los jardines botánicos
reservorios de 
diversidad biológica
¿Sabes quiénes son tus 
vecinos? 
Conociendo la biodiversidad
de Puebla y su zona
metropolitana
Un ejemplo de interacciones: 
el caso de los hongos
Benemérita Universidad Autónoma de Puebla
Revista Científica de Ciencias Biológicas y Sostenibilidad
Facultad de Ciencias Biológicas, Red de Sustentabilidad
Fotografía de portada: 
Salvador Galicia Isasmendi
CIBIOS - BUAP
Revista Científica de Ciencias Biológicas 
y Sostenibilidad
Facultad de Ciencias Biológicas, Red de 
Sustentabilidad
Editor en jefe 
Salvador Galicia Isasmendi
Comité directivo editorial y revisores
Salvador Galicia Isasmendi (FCB-BUAP) 
Verónica Cepeda Cornejo (FCB-BUAP) 
Lucero Montserrat Cuautle García 
(FCB-BUAP)
Diseño 
Carmen Gutiérrez Cornejo
Ilustradores
Carmen Gutiérrez Cornejo 
Carlos Ortega Contreras
Administrador web 
Gerardo Mendoza Castillo
Editorial
Facultad de Ciencias Biológicas, Benemérita 
Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) 
Puebla, Puebla. México 2021
E.mail: cibios.buap.fcb@correo.buap.mx
3
Índice
Editorial
CIBIOS - BUAP 4
Salvador Galicia Isasmendi
Prólogo 6
22 de abril festejo del día internacional de la tierra
Lucero Montserrat Cuautle-García, Verónica Cepeda-Cornejo
& Salvador Galicia-Isasmendi
Artículos
1. ¿Hay peces en Puebla? 8
 Adriana Martínez Guevara
2. ¿Sabes quiénes son tus vecinos? 
 Conociendo la biodiversidad de Puebla y su zona metropolitana 10
 O. Eric Ramírez-Bravo y E. Evangelina Camargo-Rivera
3. Enfermedades transmitidas por vectores una problemática contemporánea 14
 Javier Eduardo Sánchez-Zatarain y José Lino Zumaquero-Ríos
4. Un ejemplo de interacciones: el caso de los hongos 20
Rosa Emilia Pérez-Pérez, Dulce María Figueroa-Castro y 
Ma. de Lourdes Acosta-Urdapilleta
5. Los jardines botánicos reservorios de diversidad biológica 26
Verónica Cepeda-Cornejo y Lucero Montserrat Cuautle-García
Publicaciones desde nuestra facultad 35
Directorio 37
Cintillo legal 38
4
Escribo esta editorial un fin de semana en casa, no un día típico sabatino en 
que uno prefiere descansar del agitado 
trabajo de la semana, sino un día que se 
suma al periodo de más de un año en que 
permanecemos confinados en casa como 
la mejor estrategia para evitar los conta-
gios.
La vacunación se vislumbra tenue a lo 
lejos, como la solución a esta pandemia 
y si bien es de aplaudir la rapidez con la 
que los científicos produjeron las vacunas, 
¿Cuándo nos tocará la vacuna?, no es el 
problema más acuciante en el que debe-
ríamos poner atención, ya que las condi-
ciones para pandemias semejantes con 
probabilidades de volverse recurrentes si-
guen presentes.
Una de las grandes preguntas respecto 
al SARS-COV2 es su origen, pero la pre-
gunta fundamental es cuales fueron y son 
las condiciones que le permitieron con-
vertirse en la primera Pandemia Global, 
capaz de recluir a la población del plane-
ta en sus casas, golpeando como pocas 
crisis a la economía y evidenciando las 
bien sabidas asimetrías en el reparto de 
recursos y disposición de oportunidades 
en todos los ámbitos.
Lejos de reducir el origen de la pan-
demia a meros gustos ancestrales por 
murciélagos o pangolines, es importante 
reconocer en las cadenas productivas de 
animales en masa, para consumo humano 
uno de los ambientes en donde, en con-
diciones de constante presión de selec-
ción natural, por exposición a antivirales 
y antibióticos, evolucionan cepas resis-
tentes a ellos y que al estar en contacto 
humano “prueban por ensayo y error” el 
brinco desde una especie a otra. De allí 
los reportes recurrentes de cepas víricas 
en granjas porcinas y aviares, que han lo-
grado brincar la barrera hacia el humano, 
o sirva de ejemplo la muerte infausta de 
miles de visones criados para producción 
de pieles que fueron sacrificados por es-
tar contagiados de COVID-19.
Si a esas fábricas de virus y bacterias 
sumamos la movilidad global por la cual 
personas y recursos de todos tipos se 
desplazan, encontraremos las razones de 
una transmisión vírica que saltó barreras 
regionales volviendo al mundo su campo 
de juegos global. Ansias de movilidad e 
intereses monetarios que mueven recur-
sos financieros por las nuevas rutas co-
merciales, como aquella sospechosamen-
te implicada “nueva ruta de la seda”, de 
Wuhan a Irán, de allí a Europa del este, 
saltando a Italia y finalmente a Nortea-
mérica. Los recursos monetarios en movi-
miento es la razón que retarda la decisión 
de cerrar fronteras, ante la incapacidad 
de los debilitados mercados locales de 
soportar por sí solos la economía de los 
países, ante ese temor devino la crisis sa-
nitaria y finalmente la crisis económica 
que se quería evitar.
Este escenario me recuerda a los “pai-
sajes adaptativos de la reina roja” que 
estudiamos en clase, donde el propio or-
ganismo altera su medio y lo que antes 
resultaba el punto mas adecuado deja 
Editorial
5
de serlo, los humanos debemos darnos 
cuenta de que hemos llegado a ese pun-
to donde ser la especie dominante nos ha 
llevado al colapso, el Antropoceno está 
aquí, ya nadie puede negarlo, deja huella 
en el registro geológico, en el cambio cli-
mático y nos arroja al rostro la pandemia 
global COVID-19 para la cual hemos colo-
cado todas las condiciones.
De nosotros depende corregir el rum-
bo, que la sustentabilidad deje de ser un 
eslogan y transforme nuestra forma de 
interaccionar con el planeta; mientras la 
toma de recursos naturales para culti-
vos, producción de insumos y alimentos 
humanos sigua a este ritmo, se esperan 
peores crisis, como aquella del agua que 
se aproxima.
En este mes de abril que celebramos 
el Día Internacional de la madre tierra, la 
Red de Sustentabilidad de la FCB lanza 
este boletín homónimo al día conmemo-
rado: CIBIOS - BUAP, con toda la carga 
emotiva y cultural asociada a nuestras raí-
ces, al respeto de los pueblos originarios 
por nuestro entorno. Boletín asociado al 
calendario medio ambiental que busca 
generar conciencia respecto a estos te-
mas y mostrar parte de los esfuerzos de 
los investigadores de esta Facultad: Co-
menzando con la atención a los peces en 
Puebla, campo de estudio incipiente en 
un grupo que como pocos, sufre los es-
tragos del cambio climático y la contami-
nación, con riesgo de desaparecer incluso 
antes de ser estudiados; que decir de las 
enfermedades transmitidas por vectores 
que encuentran en las zoonosis las con-
secuencias del crecimiento sin medida de 
los ambientes antropizados; pero no todo 
es crisis, este primer número nos mues-
tra en los jardines botánicos, en la red 
naturalista y en la belleza de las interac-
ciones de los hongos liquenizados una de 
las muchas razones por las que vale con-
servar nuestra madre tierra. Con motivo 
del mes de la madre tierra observaba con 
mi hijo un documental sobre el Okavan-
go en áfrica, sitio mítico al que muchos 
debemos en sueños infantiles el deseo de 
ser biólogo algún día; este ambiente má-
gico esta en riesgo por la desertificación 
y hambrunas humanas acentuadas por la 
guerra, aunque existen movimientos que 
buscan rescatarlo; pero no necesitamos ir 
lejos para sumarnos a estos esfuerzo, hay 
que buscar que lo local se vuelva global, 
y en nuestro entorno, en nuestra ciudad, 
estado y país tenemos suficientes lugares 
que debemos conservar, sea esto un lla-
mado a toda la Facultad para verter aquí 
nuestro conocimiento en pro de la con-
servación y el medio ambiente.
 
Salvador Galicia Isasmendi
6
La Madre Tierra es una expresión común utilizada para referirse al planeta Tie-
rra en diversos países y regiones, lo que 
demuestra la interdependencia existente 
entre los seres humanos, las demás espe-
cies vivas y el planeta. Su proclamación 
fue el 22 de abril de 1970 como Día In-
ternacional de la Madre Tierra, supone 
el reconocimientode que la Tierra y sus 
ecosistemas nos proporcionan la vida y el 
sustento a lo largo de nuestra existencia. 
También supone reconocer la responsabi-
lidad que nos corresponde, como se ex-
pone en la Declaración de Río de 1992, de 
promover la armonía con la naturaleza y 
la Tierra a fin de alcanzar un justo equi-
librio entre las necesidades económicas, 
sociales y ambientales de las generacio-
nes presentes y futuras.
El Día Internacional de la Madre Tierra 
busca además, movilizar a millones de 
personas para crear conciencia respec-
to a la interdependencia de los seres vi-
vos con el planeta tierra, para lograr un 
medio ambiente saludable y sostenible. 
Si bien el planeta tiene la capacidad de 
regenerarse, los seres humanos hemos 
sobrepasado su capacidad de auto recu-
peración. En la actualidad, más de la mi-
PRÓLOGO
22 de abril festejo del 
día internacional de 
la tierra
tad de la población mundial vive en las 
grandes ciudades y los efectos del cam-
bio climático son más visibles, haciendo 
necesario que nuestras ciudades y comu-
nidades evolucionen hacia la cultura de la 
sostenibilidad. 
Es hora de que invirtamos en energías 
renovables y en eficiencia energética, en 
generar condiciones de mercado y polí-
ticas públicas diferentes, invertir hacia la 
democratización de las estructuras viales, 
ser incluyentes, generar cambios signifi-
cativos en nuestras ciudades y empezar a 
resolver el problema del cambio climático, 
incluso desde lo individual; la cultura am-
biental y climática debe realizarse día a día 
en todos los sectores sociales y producti-
vos, debemos asumir nuestro compromiso 
por preservar nuestro planeta tierra al ser 
la base de nuestra creación. La tierra es 
única y poder vivir en ella es un privilegio, 
razón por la cual debemos seguir trabajan-
do por la conservación de nuestro único 
hogar, por la preservación de su biodiver-
sidad y el desarrollo sustentable. 
Bajo este escenario, la creación de un 
material de difusión científica, pretende 
generar un movimiento a nivel de la co-
munidad universitaria, para acelerar esta 
7
transición, basado en las experiencias, 
investigaciones y educación ambiental, 
incursionada desde nuestra propia comu-
nidad y nace en el marco del Día Interna-
cional de la Madre Tierra.
La revista CIBIOS - BUAP, es un espa-
cio para que la comunidad, pueda expre-
sar sus conocimientos al público en gene-
ral, de fácil acceso en su versión digital, 
que en sus contenidos podrán encontrar 
desde artículos científicos, trabajos de re-
visión, divulgación, reseñas, semblanzas, 
perfiles de científicos, infografías, foto no-
tas, entre otros, y en ella pueden partici-
par estudiantes en formación, egresados, 
posgrados y especialistas de otras áreas 
del conocimiento que están generando 
cambios a favor de la madre tierra. 
Lucero Montserrat Cuautle-García, 
Verónica Cepeda-Cornejo & Salvador 
Galicia-Isasmendi
Facultad de Ciencias Biológicas de la 
Benemérita Universidad Autónoma de 
Puebla
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Los editores y creadores de esta idea, 
esperamos que sea una revista que a tra-
vés de sus textos e imágenes genere una 
convicción de la importancia de los temas 
ambientales, y se pueda ayudar a alcan-
zar estos objetivos del desarrollo soste-
nible y la preservación de nuestra propia 
existencia. 
8
Introducción
La Red del Día Mundial de la Tierra, dio a 
conocer el pasado 14 de mayo del 2020 
el tema central para el año 2021: “Restau-
rar nuestra Tierra” (Earth Day, 2021). Tal 
y como se menciona, científicos, organi-
zaciones no gubernamentales, empresas 
y gobiernos de todo el mundo estudian 
los procesos naturales y tecnologías ver-
des para, entre otros puntos, restaurar los 
ecosistemas y restablecer las poblaciones 
de la flora y fauna silvestres (Earth Day, 
2021).
Para poder llevar a cabo el último pun-
to, resulta indispensable conocer primero 
la situación y el estado actual y real de las 
poblaciones faunísticas, así como saber 
qué especies son las que se encuentran 
en un área en particular. 
En el caso de los peces, las crecientes 
condiciones de degradación y destruc-
ción ambiental, el incremento de la conta-
minación, la desecación de los cuerpos de 
agua, la introducción de especies exóticas 
y la sobrepesca, son los principales facto-
res de riesgo (Guzmán, 1990; Guzman & 
Lyons, 2003; Handal-Silva, Pérez-Vargas, 
& Morán-Raya, 2011).
De acuerdo con Nelson y colaboradores 
(2016), se estima que existen alrededor de 
32,000 especies ícticas reconocidas, de 
las cuales el 43% son predominantemen-
te especies de agua dulce; y aun cuando 
sus hábitats constituyen sólo una pequeña 
proporción de las aguas superficiales de la 
Tierra, éstos contienen un número despro-
porcionadamente elevado de especies.
Sobre los peces mexicanos
Si bien destacan diversos científicos mexi-
canos que han contribuido al estudio de la 
diversidad de peces de aguas continenta-
les nacionales (e.g. Álvarez del Villar, 1948; 
Espinosa-Pérez, H., Gaspar-Dillanes, M.T. 
& Fuentes-Mata. P., 1993; Ruiz-Campos & 
Pister, 1995; Paulo-Maya & Ramírez-Enci-
so, 1997; Soto-Galera, E., Paulo-Maya, J., 
López-López, E., Serna-Hernández, J.A. 
& Lyons, J. 1998; Castro-Aguirre, J.L., Es-
pinosa-Pérez, H. & Schmitter-Soto, J.J., 
1999), la obra del estadounidense Robert 
Rush Miller “Freshwater Fishes of México” 
(2005), es considerada como el recuento 
más completo a la fecha sobre esta fau-
na (sensu Mark-Norris & Castro-Aguirre, 
2009), en la cual se sintetiza el conoci-
miento de la fauna de peces nativos de 
agua dulce de México (Contreras-Balde-
ras, 2009).
Particularmente para el estado de Pue-
bla, el conocimiento de su ictiodiversidad 
se encuentra disperso y limitado (Han-
dal-Silva, A., Pérez-Vargas, A. & Morán-Ra-
ya, C., 2011) ya que las principales fuentes 
de referencia corresponden a documen-
tos que cuentan con más de 30 años de 
antigüedad (e.g. Hubbs & Turner, 1939; De 
Buen, 1940; Álvarez del Villar, 1950 y 1970; 
Miller, 1986).
¿Hay peces en Puebla?
Adriana Martínez Guevara
Área de Biología Animal y Zoología, Facultad de Ciencias 
Biológicas, Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. 
*Autor de correspondencia: adriana.martinezgu@correo.buap.mx
9
El trabajo más reciente sobre los peces 
que se distribuyen en las aguas continen-
tales poblanas corresponde al realizado 
por Handal-Silva y colaboradores (2011). 
Dichos autores registraron la presencia 
de 47 especies, pertenecientes a 10 fa-
milias, 13 de ellas endémicas (e.g. Icta-
lurus balsanus; Poblana alchichica; Fig. 
1), y mencionan que estas se distribuyen 
de la siguiente manera: siete en la cuen-
ca del Balsas; dos en la del Papaloapan 
y las cuatro restantes en los lagos cráter. 
Sin embargo, resulta importante mencio-
nar que la relación de estas especies se 
hizo con base en análisis bibliográficos e 
ictiológicos (sic) en distintas colecciones, 
por lo que no se cuenta con un listado ve-
rificado o actualizado de la presencia de 
especies ícticas en localidades o sitios de 
recolección puntuales. 
Conclusiones
Respondiendo a nuestra pregunta inicial 
¿Hay peces en Puebla?, si, si los hay, pero 
no se cuentan con estudios recientes. Por 
lo anterior, se requiere que los nuevos bió-
logos contribuyan en generar y actualizar 
la información de la ictiofauna del Estado 
de Puebla, mediante la elaboración de lis-
tados sistemáticos, conformación de co-
lecciones ictiológicas y de tejido, lo cual 
permitirá establecer zonas prioritarias de 
estudio y conservación en la región, y así 
contribuir a Restaurar nuestra Tierra.
Referencias
Álvarez del Villar, J. (1948). Contribución al cono-
cimiento del género Priapella y descripción de una 
nueva especie (Pisces, Poeciliidae). Rev. Soc. Mex. 
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miento de los peces de la región de los Llanos, es-
tado de Puebla (México). An. Esc. Nac. Cienc. Biol.6 
(1-4):81-107 pp.
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nol. Pátzcuaro, Trab. 2: 1-66 pp.
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nuestra Tierra”. https://www.earthday.org/wp-con-
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ma-EDN-para-2021.pdf
Espinosa-Pérez, H., Gaspar-Dillanes, M.T., y Fuen-
tes-Mata, P. (1993). Listados faunísticos de México. 
Univ. Nac. Autón. Méx. 1-98 pp. 
Guzmán, A.M. (1990). La fauna acuática de la Nueva 
Galicia. Una aproximación a la problemática de su es-
tudio y conservación. Tiempos de Ciencia. Univ. Gua-
dalajara, 20: 1-46 pp.
Guzmán, A.M., y Lyons, J. (2003). Los peces de las 
aguas continentales del estado de Jalisco, México. 
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articulo.oa?id=73000112
Handal-Silva, A., Pérez-Vargas, A., y Morán-Raya, C. 
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en Puebla: Estudio de Estado. México. CONABIO, Go-
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Hubbs, C., y Turner, C. (1939). Studies of the Fishes of 
the Order Cyprinodontes XVI. A Revision of the Goo-
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Mark-Norris, S., y Castro-Aguirre, J.L. (2009). Histo-
ria de la ictiología mexicana de agua dulce. En: Miller, 
R.R. 2009. Peces dulceacuícolas de México. CONA-
BIO, Sociedad Ictiológica Mexicana A. C., El colegio 
de la Frontera Sur y Consejo de los Peces del Desier-
to México-Estados Unidos. México, D.F.559 p.
Miller, R.R. (2005). Freshwater Fishes of México. Uni-
versity of Chicago Press. 490 p.
Miller, R.R. (1986). Composition and Derivation of the 
Freshwater Fish Fauna of México. An. Esc. Nac. Cienc. 
Biol., Mex. 30:121-153 pp.
Nelson, J., Grande, T.C. y Wilson M.V.H. (2016). Fishes 
of the World. 4th ed. John Wiley & Sons, Inc., 622 p.
Paulo-Maya, J. y Ramírez-Enciso, A. (1997). Distribu-
ción espacio-temporal de la ictiofauna del Río Cut-
zamala, Michoacán, México. Rev. Biol. Trop. 45 (2): 
845-853 pp.
Ruiz-Campos, G. y Pister, E.P. (1995). Distribution, Ha-
bitat, and Current Status of the San Pedro Mártir Rain-
bow Trout, Oncorhynchus mykiss nelsoni (Evermann). 
Bulletin of the Southern California Academy of Scien-
ces, 94 (2):131-148 pp.
Figura 1. Ilustración científica de la especie Po-
blana alchichica, elaborada por Carmen Gutiérrez 
Cornejo.
A. Martínez-Guevara / Revista CIBIOS - BUAP, Vol.1, No.1 (2021): 8-9.
10
La acelerada pérdida de biodiversidad hace esencial el tener información so-
bre la biodiversidad de una manera rápida 
y confiable. Sin embargo, la mayor parte 
de los proyectos con este fin están limita-
dos en el tiempo y el espacio ocasionan-
do que existan vacíos de conocimiento 
en los cambios de hábitats o poblaciones 
(Scholte, 2011). Por lo anterior, necesita-
mos generar diferentes estrategias que 
nos ayuden a tomar mejores decisiones 
para el manejo y conservación de los re-
cursos naturales. Una de ellas, ha sido la 
ciencia ciudadana que consiste en involu-
crar a gente sin entrenamiento formal en 
proyectos liderados por científicos (Bon-
ney et al., 2009; Rotman et al., 2012). De 
esta manera, se ha determinado la pre-
sencia y distribución de especies, se han 
validado corredores, etc. (e.g., Gandiwa, 
2012, Kotschwar et al., 2015). 
En el aspecto de educación y difusión 
científica, este tipo de proyectos son una 
muy buena estrategia para incrementar el 
conocimiento ambiental (Kelemen-Finan 
et al., 2018). Lo anterior ya que al involu-
crar activamente a la gente y que tengan 
contacto con el medio ambiente hace que 
se adquiera conocimiento más rápido, sea 
duradero y se logren cambios de compor-
tamiento en los participantes (Williams et 
al., 2012). Aunque, debemos de conside-
rar que hay un gradiente de participación 
¿Sabes quiénes 
son tus vecinos? 
Conociendo la 
biodiversidad de 
puebla y su zona 
metropolitana
O. Eric Ramírez-Bravo1,2* y E. Evangelina Camargo-Rivera2
1 Departamento de Biodiversidad, Alimentación y Cambio Climático, 
Instituto de Ciencias, Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. 
Edificio Val 4, Ecocampus Valsequillo, Carretera Puebla-Tetela, San Pedro 
Zacachimalpa, osvaldoeric.ramirez@correo.buap.mx, 
Teléfono: 2221165709
2 Motocle A.C., Av. Maximino Ávila Camacho 1019, 9, Barrio Santiago 
Xicotenco, San Andrés Cholula, evangelina.camargo@gmail.com 
*Autor de correspondencia: osvaldoeric.ramirez@correo.buap.mx
11
y que varía de acuerdo con el nivel de ex-
periencia y conocimiento de las personas. 
De esta forma, tenemos proyectos contri-
butorios en los que la gente sólo colecta 
datos bajo la guía de un científico, hasta 
los proyectos que son planeados en con-
junto con los participantes (Bonney et al., 
2009; Rotman et al., 2012). 
A nivel global, este tipo de proyectos 
se han incrementado en el número tan-
to de trabajos y de voluntarios (Crall et 
al., 2013), sin embargo, en México siguen 
siendo relativamente pocos. 
En nuestro país, los esfuerzos de cien-
cia ciudadana los lidera la CONABIO y 
se puede considerar como líder dentro 
de Latino América. A través de algunos 
esfuerzos y financiamientos, se ha podi-
do incluir a gente que de otra manera no 
tendría acceso a proyectos científicos e 
incrementar su interés por el medio am-
biente. La estrategia que se ha emprendi-
do es mediante NATURALISTA, una plata-
forma en internet y aplicación de celular 
que permite al usuario interactuar con una 
comunidad global de naturalistas, científi-
cos y miembros del público que compar-
ten sus observaciones.
Los usuarios hacen registros mediante 
fotos de plantas y animales que toman 
con su celular (o pueden subir fotos de 
cámara en la página web) y la localización 
se guarda automáticamente mediante el 
sistema de localización, una vez en la pla-
taforma, el algoritmo te sugiere la especie, 
familia o género de acuerdo con la calidad 
de la foto. Una vez en la nube los expertos 
en el grupo reciben una alerta para que 
puedan revisar los registros y confirmar la 
identificación. De esta manera los investi-
gadores pueden obtener más datos sobre 
la distribución de las especies, sus patro-
nes temporales, cambios de hábitat, etc. 
que puede ayudar a proyectos de con-
servación y a generar políticas públicas. 
La aplicación ha sido útil en proyectos de 
ecoturismo, salud, educación y en cono-
cimiento de la biodiversidad en diferentes 
regiones del país. 
O. Eric Ramírez-Bravo y E.E. Camargo-Rivera / CIBIOS - BUAP, Vol.1, No.1 (2021): 10-13.
12
En cuanto al aspecto social, existen va-
rios ejemplos de personas que al involu-
crarse en esta actividad han cambiado su 
actitud hacia la biodiversidad y se com-
prometen con la conservación. Ejemplo 
de eso es el caso de Paco´s Reserva de 
Flora y Fauna, el dueño después de par-
ticipar en uno de estos proyectos decidió 
no vender su predio a los desarrolladores 
para establecer un área natural protegida. 
En cuestiones más biológicas la aplica-
ción ha ayudado a expandir los rangos de 
distribución de algunas especies e inclu-
so ayuda a identificar nuevas especies en 
zonas poco estudiadas. Así mismo, se ha 
empleado en el sector salud para poder 
identificar la distribución y abundancia de 
diferentes vectores en zonas urbanas. 
En 2018, México se unió a la iniciativa 
“City Nature Challenge” que consiste en 
activar a la gente en ciudades para llevar 
a cabo el registro de la biodiversidad. De 
esta manera, se puede acercar a la gente 
a un proyecto científico y generar datos 
sobre las especies presentes en los entor-
nos urbanos y los cambios que puedan 
tener a largo plazo. 
Lamentablemente durante el primer 
año no se tuvo tanta difusión, pero, para 
la segunda edición en 2019, participaron 
más de50 ciudades y más de 3 mil per-
sonas que lograron hacer 129 mil observa-
ciones de 7,670 especies diferentes. En el 
caso de la ciudad de Puebla, trabajamos 
con apoyo de la Asociación Civil Motocle 
y cubrimos diferentes ecosistemas como 
Bosques de Pino, Bosque de Encino, Ma-
torral Xerófilo, Bosque Pino Encino en 9 
municipios de la zona conurbada. Previo 
al fin de semana del evento, dimos capa-
citación en diferentes instituciones que 
se sumaron al evento y durante el fin de 
semana del reto, dimos capacitación en 
diferentes parques y zonas de interés al-
rededor de la ciudad. 
Al final, se logró activar a 63 personas 
que hicieron 2,717 registros y registraron 
654 especies con lo que Puebla, obtuvo 
el 13avo lugar en registros a nivel nacio-
nal. Los diferentes registros nos ayudaran 
a determinar la distribución de especies 
dentro de la zona urbana, a determinar 
patrones de migración y entender los 
efectos del cambio climático en la zona. 
Dentro del laboratorio pensamos seguir 
con el desarrollo de proyectos de ciencia 
ciudadana y su aplicación en temas am-
bientales por lo que, desarrollamos he-
rramientas y cursos para lograrlo. Si estás 
interesado en participar o conocer más 
acerca de los proyectos que llevamos, 
puedes contactarnos para que veamos 
las diferentes opciones, desde talleres en 
localidades hasta oportunidades de tesis. 
Referencias
Bonney, R., Cooper, C.B., Dickinson, J., Kelling, S., 
Phillips, T., Rosenberg, K.V. y Shirk, J. (2009). Citi-
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Crall, A. W., Jordan, R., Holfelder, K., Newman, G. J., 
Graham, J., y Waller, D. M. (2013). The impacts of an 
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13
14
Las características biogeográficas de Mé-xico y su extensión territorial han sido a 
través de la historia un factor predispo-
nente en la existencia de enfermedades 
transmitidas por vectores (Uribe-Álvarez 
et al, 2017). Con una extensión territorial 
de 1,958,200 km (INEGI). La mayor parte 
del país es una inmensa meseta elevada, 
flanqueada por sistemas montañosos que 
descienden abruptamente hasta las es-
trechas llanuras costeras situadas al este 
y oeste (INEGI). Las dos cadenas monta-
ñosas son las Sierras Madre Oriental y Oc-
cidental, las que confluyen donde forman 
la Sierra Madre del Sur, esta última sierra 
conduce al Istmo de Tehuantepec, que 
corresponde a la zona más estrecha de 
México. El rasgo topográfico más notable 
es la meseta central, la cual comprende 
más de la mitad de la superficie del país. 
Con relación a los climas, debido a que 
el Trópico de Cáncer divide a México en 
dos partes, la mitad sur está incluida en la 
zona tórrida, aunque en general el clima 
varía en relación con las diversas altitu-
des. La llamada tierra caliente comprende 
las bajas llanuras costeras que se extien-
den desde el nivel del mar hasta unos 900 
m de altitud. En este territorio habitan 126 
014 024 de habitantes (Censo 2020) que 
conforman una sociedad diversa y con 
problemas de equidad. Todos estos fac-
tores contribuyen a una Diversidad β que 
privilegia la flora y la fauna exhibiendo 
una gran cantidad de especies animales y 
vegetales endémicas y muchas introduci-
das adaptadas a las condiciones del país y 
que constituyen reservorios o habitáculos 
de los mismos (Uribe-Álvarez et al., 2017).
La densidad poblacional humana, las 
concentraciones en las grandes urbes 
mexicanas, los problemas de distribución 
Enfermedades 
transmitidas por 
vectores una 
problemática 
contemporánea
Javier Eduardo Sánchez-Zatarain1 y José Lino Zumaquero-Ríos
1 Laboratorio de Parásitos y Vectores de la Facultad de Ciencias 
Biológicas, Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. jose.
zumaquero@correo.buap.mx
*Autor de correspondencia: jose.zumaquero@correo.buap.mx
15
del agua, y aspectos históricos culturales 
pudieran considerarse elementos impor-
tantes en la ecoepidemiología de las en-
fermedades parasitaras trasmitidas por 
vectores (ETV) (Domínguez, 2002).
Las enfermedades transmitidas por 
vectores tienen como agentes etiológicos 
a parásitos (virus, bacterias, protozoarios 
y helmintos) y los vectores corresponden 
generalmente al grupo de los artrópodos.
En los parásitos transmitidos por vec-
tores, la extensa multiplicación y distribu-
ción de estos por todo el organismo hos-
pedero es benéfica, alcanzan densidades 
más altas en la sangre y en los cultivos 
celulares que los parásitos más benignos, 
lo cual aumenta la posibilidad y eficiencia 
en la transmisión del agente por los vec-
tores, no solo por vía mecánica sino tam-
bién por las rutas o formas de transmisión 
biológicas.
Los patógenos que explotan intensa-
mente a sus hospederos pueden producir 
la muerte en un rango del 1 al 10%. La leta-
lidad de las infecciones transmitidas por 
vectores se ha encontrado desde hace 
muchos años que es superior a las pro-
ducidas por parásitos de ciclos directos 
(Wisnivesky, 2003).
Es propósito de este artículo mos-
trar algunas de las enfermedades (ETV) 
existentes en México, de manera que su 
divulgación contribuya al mejor conoci-
miento de sus componentes y de los me-
canismos más novedosos de control, así 
como una motivación particular a la pro-
fundización de estudios de artropodolo-
gía y parasitología.
Materiales y Métodos 
Para el estudio se accedieron a fuentes 
bibliográficas y datos de gran importan-
cia aportados por las fuentes oficiales del 
país, así como los productos de trabajos 
de investigación del laboratorio de pará-
sitos y vectores de la Facultad de Cien-
cias Biológicas de la Benemérita Universi-
dad Autónoma de Puebla.
En el mismo se describen las ETV más 
frecuentes y de mayor atención en Méxi-
co con un énfasis especial en el estado de 
Puebla, entre las que se encuentran: Den-
gue, dirofilariosis animal y humana, Palu-
dismo, enfermedad de Chagas y Leishma-
niasis.
Se consultaron datos del diario oficial 
de la federación, Censo de población y Vi-
viendas 2020 y del Instituto Nacional de 
Diagnóstico y Referencia Epidemiológica 
(INDRE), el Centro Nacional de Progra-
mas Preventivos y Control de Enfermeda-
des (CENAPRECE).
Para los estudios de las ETV, se reali-
zaron visitas a diferentes comunidades 
rurales en el estado de Puebla, en las cua-
les se estudiaron fundamentalmente las 
densidades poblacionalesde los vecto-
res a través de los índices entomológicos 
establecidos por la Organización Mundial 
de la Salud (OMS), con apego a normas 
bioéticas, los protocolos fueron previa-
mente aprobados por el comité de ética 
del Hospital Universitario (HU) de la Be-
nemérita Universidad Autónoma de Pue-
bla (BUAP), lo cual permitió el estudio 
serológico para dengue y Chagas en más 
de 600 niños en varias áreas del norte y 
sur del estado y durante más de 10 años, 
actividad que se continúa a la fecha y que 
ha permitido mejorar el conocimiento de 
los parásitos y vectores en el estado de 
Puebla.
Resultados 
Dengue
El dengue es una enfermedad causada por 
un arbovirus del género Flavivirus, que es 
transmitido por el vector Aedes aegypti 
Linnaeus. Se clasifica en 2 tipos: el prime-
ro es dengue no grave, que se subdivide 
en “sin síntomas de alarma” (grupo A) y 
“con síntomas de alarma” (grupo B); y el 
segundo es dengue grave (grupo C), que 
se puede presentar con manifestaciones 
de fuga plasmática, hemorragia grave o 
afección orgánica grave (cardiaca, hepá-
tica o neurológica; CENETEC, 2016).
J.E. Sánchez-Zatarain y J.L. Zumaquero-Ríos / Revista CIBIOS - BUAP, Vol.1, No.1 (2021): 14-19.
16
Las enfermedades transmitidas por 
vectores (ETV) representan un problema 
de salud pública en México, aproximada-
mente el 60% del territorio nacional pre-
senta las condiciones necesarias para su 
desarrollo (CENAPRECE, 2016). El den-
gue es la principal ETV en México, en 
2020 se registró un total de 24,313 casos 
confirmados con una incidencia de 19.13% 
de la enfermedad, predominando en los 
estados de Jalisco, Michoacán, Tamauli-
pas, Nuevo León y San Luis Potosí (Ceba-
llos-Liceaga et al., 2020).
En Puebla se confirmó un total de 972 
casos con una tasa de incidencia del 15%, 
donde los municipios con más casos re-
portados fueron Chila de la Sal con 8 ca-
sos; Coxcatlan con 101 casos; Acateno 
con 17 casos e Izúcar de Matamoros con 
75 casos, identificándose principalmen-
te los serotipos 1, 2 y 3, presentando una 
letalidad de 2.41 por cada 100 habitantes 
(Ceballos-Liceaga et al, 2020). La lucha 
antivectorial en el estado es insuficiente 
y solo son campañas temporales con es-
caso personal y recursos que limitan un 
verdadero conocimiento de la dinámi-
ca poblacional de los transmisores. En el 
estado se notifica con menor importan-
cia la especie Aedes albopictus también 
responsable de la transmisión, la carencia 
de agua en muchas zonas, la acumulación 
del líquido vital en tinacos y recipientes 
no tapados en el intradomicilio o su peri-
feria provoca la proliferación de estas es-
pecies. Algunas teorías sobre los límites 
de latitud y de temperatura para su colo-
nización se han visto cuestionadas en los 
últimos tiempos, realizando estudios de 
modelación matemática predictivas del 
incremento de áreas de infección por las 
especies transmisores y se trabaja en la 
evaluación de estrategias integrales para 
el control de sus poblaciones ante la no 
existencia de vacunas efectivas hasta el 
momento.
Dirofilariosis immitis 
Un estudio en perros y de manera acci-
dental en humanos señala la existencia 
de esta enfermedad en varios estados de 
México (González-Morteo, C. 2015). Los 
signos clínicos de esta enfermedad son 
raros en humanos y solo en casos gra-
ves se observa anemia, adelgazamiento, 
accesos de tos, intolerancia al ejercicio y 
debilidad de las extremidades posteriores 
(Zumaquero et al., 2020).
Del parásito se conoce que es un Ne-
matodo de la super familia Filaroidea y 
las especies; Dirofilaria repens en el vie-
jo continente y D. inmitis en América. Sus 
formas adultas se alojan principalmente 
en las arterias pulmonares y en la parte 
derecha del corazón de los caninos, y se 
transmite por hospederos intermediarios, 
mayormente mosquitos hematófagos del 
género Culex (Adrianzén et al., 2003). 
Esta última especie cosmopolita es el 
agente etiológico indiscutido de la dirofi-
lariasis canina en América, al ser un pará-
sito del sistema vascular y su hallazgo en 
el ventrículo derecho es una consecuen-
cia postmortem. Los estudios publicados 
por Zumaquero, et al., (2020) confirman 
la existencia en la ciudad de Puebla de 
más de 100 casos de Canis lupus familia-
ris infectados, así como una densidad de 
especies del género Culex entre los que 
se encuentran Cx. salinarius y Cx stigma-
tosoma con una abundancia en criaderos 
permanentes en los panteones y otros 
cuerpos de agua, así como en el embal-
se “Manuel Ávila Camacho”. Los estudios 
serológicos en humanos demostraron la 
existencia de 46 casos con anticuerpos 
anti Dirofilaria inmitis y constituye un 
proyecto de mayor envergadura para los 
próximos años.
Tripanosomiasis americana o
mal de Chagas 
La enfermedad de Chagas es una las en-
fermedades desantendidas más impor-
tantes junto a las llamadas geohelmintia-
sis con mayor cantidad de vida saludable 
perdida por la discapacidad que provoca 
en el hombre con trastornos cardiovascu-
lares y digestivos. Su mayor transmisión 
en los países endémicos es por vía vec-
J.E. Sánchez-Zatarain y J.L. Zumaquero-Ríos / Revista CIBIOS - BUAP, Vol.1, No.1 (2021): 14-19.
17
torial. Insectos hematófagos de la familia 
Reduviidae son los encargados de trans-
mitir por vía contaminativa de sus deyec-
ciones el agente etiológico de la enferme-
dad Trypanosoma cruzi (Chagas. 1909), 
quien cumple parte de su ciclo en el in-
secto y lo transmite por vía contaminativa 
de sus deyecciones al humano por abra-
siones, heridas de la piel, vía transfusional 
y congénita. En México existen más de 
33 especies, todas potencialmente vec-
toras, algunas difíciles de controlar por 
su ubicación ecológica: intradomicilaria 
o peridomiciliaria sin embargo no existe 
un consenso a la prevalencia existente en 
áreas endémicas donde los casos pasan 
desapercibidos y no existe una adecua-
da notificación de estos. Otro problema 
consiste en las pruebas diagnósticas las 
cuales en gran medida presentan proble-
mas de sensibilidad y aportan resultados 
contradictorios incluso con las Cadena de 
Reacción de la Polimerasa (PCR por su si-
gla en inglés).
Varios estudios ecoepidemiológicos se 
han llevado a cabo por nuestro laborato-
rio, quien notifica casos en niños menores 
de 18 años con vistas a la detección de 
cardiopatía chagásica infantil, y comuni-
ca prevalencias por encima de las cifras 
del sector salud en zonas rurales (5.4%) 
donde el conocimiento de la misma aún 
es muy deficiente, Zumaquero et al. (2017, 
2020) han notificado nuevos casos de se-
ropositivos y confirmado más de 20 casos 
por vía de PCR y Xenodiagnótico por va-
rias instituciones internacionales, uno por 
vía transfusional en el ciudad de Puebla. 
Leishmaniasis
Esta enfermedad generalmente se pre-
senta en áreas agrícolas donde se siem-
bra y cosecha cacao, café o árboles 
chicleros. La población en riesgo es de 
aproximadamente nueve millones y se 
distribuye en 13 entidades federativas de 
México.
La infección se inicia cuando el insecto 
(Diptera, Psycodidae) género Lutzomya 
infectado pica al hombre para alimentar-
se de sangre y le introduce el parásito he-
matotisular del género Leishmania (Pro-
tozoa Kinetoplastida).
Dos semanas y hasta un año después 
aparece una úlcera donde fue la picadura, 
dependiendo de la especie de Leishma-
nia en México la infección puede presen-
tarse en cuatro formas clínicas: Leishma-
niasis cutánea localizada (LCL) o úlcera 
de los chicleros, que se caracteriza por 
úlceras en la piel, y puede afectar seve-
ramente los cartílagos de nariz y orejas, 
aun así puede curarse; Leishmaniasis cu-
tánea difusa (LCD), que presenta lesiones 
cutáneas tipo nódulos que se extiende en 
la piel de todo el cuerpo, su curación es 
difícil; Leishmaniasis mucocutánea (LMC), 
se caracteriza por lesiones iniciales de 
piel que se extiende hasta las mucosas o 
cartílago de nariz y boca destruyéndolas, 
su curación es difícil; y Leishmaniasis vis-
ceral (LV) o Kala-azar, que comienza con 
fiebre,pérdida de peso, lesiones de órga-
nos internos como hígado, bazo, médula 
Paciente mexicana con leishmaniasis mucocutánea.
Cortesía de la M. C. Juana Durán
J.E. Sánchez-Zatarain y J.L. Zumaquero-Ríos / Revista CIBIOS - BUAP, Vol.1, No.1 (2021): 14-19.
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ósea y malestar general, los casos que no 
se tratan pueden ser mortales. (CENE-
PRECE. 2015)
Existen varios métodos de laboratorio 
para el diagnóstico de las diferentes for-
mas clínicas de la enfermedad, el más uti-
lizado es la observación del parásito en 
frotis teñido de tejido de la úlcera, médu-
la ósea o bazo, el cual es observado me-
diante microscopio. En algunas formas 
clínicas se puede detectar anticuerpos 
mediante estudio de sangre.
 
Paludismo
La malaria es producida por la infección 
de protozoarios del género Plasmodium, 
del cual cuatro especies infectan a los hu-
manos. Aproximadamente 75% de casos 
de malaria en América y 95% en Centro-
américa son causado por Plasmodium vi-
vax. El resto es causado por P. falciparum, 
con informes esporádicos de casos por P. 
malariae.
La malaria es endémica en 21 países 
de América, incluyendo la región de Me-
soamérica, la cual comprende nueve es-
tados del sureste de México y todos los 
países centroamericanos. En esta región 
la transmisión de la malaria es inestable, 
dentro de un mosaico de condiciones 
epidemiológicas debidas a la diversidad 
ecológica de las áreas endémicas, las 
variaciones en la biología de mosquitos 
vectores y las características socioeco-
nómicas y culturales de las poblaciones. 
(Rodríguez et al., 2011).
El reporte epidemiológico más recien-
te muestra que la situación en México es 
como sigue:
• Sin riesgo de transmisión: Baja Califor-
nia, Ciudad de México y Tlaxcala.
• Sin casos autóctonos en más de 15 
años: Aguascalientes, Baja California 
Sur, Coahuila, Estado de México, Gua-
najuato, Hidalgo, Nuevo León, Queré-
taro, San Luis Potosí, Tamaulipas y Za-
catecas.
• Sin casos autóctonos de 10 a 14 años: 
Colima, Guerrero, Michoacán, Morelos, 
Puebla, Veracruz y Yucatán.
• Sin casos autóctonos de 3 a 9 años: 
Oaxaca.
• Con transmisión persistente: Campe-
che, Chiapas, Chihuahua, Durango, Ja-
lisco, Nayarit, Sinaloa, Sonora, Tabasco 
y Quintana Roo. (Secretaría de salud, 
México, 2016).
Aunque en el estado de Puebla no se 
ha comprobado en la actualidad transmi-
sión durante los últimos 14 años, aspec-
to que no concuerda con los estudios de 
laboratorio de parásitos y vectores de la 
BUAP que notifica en Santa María Suchia-
pa, Izúcar de Matamoros, poblaciones de 
Anopheles pseudopuctipenis y 4 casos 
Enfermedades transmitidas por vectores en 
áreas rurales del estado de Puebla. 
Fuente: Laboratorio de Parásitos y Vectores, 
Facultad de Ciencias Biológicas, BUAP.
J.E. Sánchez-Zatarain y J.L. Zumaquero-Ríos / Revista CIBIOS - BUAP, Vol.1, No.1 (2021): 14-19.
19
positivos a Plasmodium vivax, los cuales 
fueron notificados de manera oportuna a 
las autoridades competentes (Zumaque-
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20
El funcionamiento de los ecosistemas naturales está fuertemente regulado 
por las interacciones, tanto antagónicas 
como positivas, que se establecen entre 
las especies que habitan en ellos. Estas 
interacciones bióticas que se establecen 
dentro de los ecosistemas son esencia-
les para la provisión de distintos servi-
cios ecosistémicos, como la formación de 
suelo, los ciclos de nutrientes y agua, así 
como servicios de regulación del clima y 
de enfermedades, entre otros (European 
Commission, 2010; Balvanera, 2012; Ca-
macho-Valdez y Ruiz-Luna, 2012). 
Aunque las interacciones bióticas 
usualmente se establecen entre pares de 
especies, las consecuencias de cada inte-
racción se ven reflejadas en el funciona-
miento global de los ecosistemas. Así, por 
ejemplo, las interacciones competitivas y 
de depredación, han sido ampliamente 
reconocidas como un elemento regulador 
de la estructura de las comunidades, que 
influye fuertemente en la composición y 
diversidad de especies que las conforman 
(Menge y Sutherland, 1976; Grange y Dun-
can, 2006; Chesson y Kuang 2008; Rit-
chie y Johnson, 2009; Pierce et al., 2012). 
De esta forma, la extinción local de una 
especie puede tener serias repercusiones 
en la estructura y funcionamiento de las 
comunidades (Grange y Duncan, 2006; 
Johnson et al., 2007). 
Por su parte, interacciones positivas 
como las que se establecen entre anima-
les polinizadores y dispersores con las 
plantas, tienen un papel fundamental en 
la reproducción de las especies vegetales 
Un ejemplo de 
interacciones: el 
caso de los hongos
Rosa Emilia Pérez-Pérez1*, Dulce María Figueroa-Castro2 y 
Ma. de Lourdes Acosta-Urdapilleta3
1 Laboratorio de Taxonomía y Ecología de Líquenes. Facultad de Ciencias Biológicas,Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. emilia.perez@correo.buap.mx
2 Laboratorio de Interacciones Ecológicas. Facultad de Ciencias Biológicas, 
Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. figgery@gmail.com 
3 Centro de Investigaciones Biológicas. Universidad Autónoma del Estado de 
Morelos. 
lourdes.acosta@uaem.mx
*Autor de correspondencia: emilia.perez@correo.buap.mx
21
y, consecuentemente, en el mantenimien-
to de sus poblaciones naturales (Willmer, 
2011; Sapir et al., 2015). Por lo tanto, el 
establecimiento de este tipo de interac-
ciones garantiza la permanencia de los 
ecosistemas a largo plazo. Otras interac-
ciones positivas, quizás menos conoci-
das, pero igualmente esenciales para el 
funcionamiento de los ecosistemas, son 
las que establecen los hongos. 
Los hongos son sin duda uno de los 
principales descomponedores de la ma-
teria orgánica junto con las bacterias, y 
contribuyen al equilibrio natural de los 
bosques dado que forman interacciones 
con las raíces de muchas plantas, forman-
do micorrizas (Guerra, 2008). Se estima 
que el 80% de las plantas terrestres están 
asociadas a hongos sin los cuales no re-
sistirían ciertas inclemencias del tiempo, 
como la sequía o la falta de nutrientes o 
el ataque de una serie de patógenos (Ca-
marena-Gutiérrez, 2012).
Por otro lado, hay hongos asociados a 
insectos que ayudan a que éstos consigan 
un alimento de mayor calidad, aunque 
también hay hongos que los parasitan 
(llamados hongos entomopatógenos), de 
esta manera ayudan a disminuir el tamaño 
de la población de los insectos plaga me-
diante el control biológico (Espinel-Co-
rreal et al., 2018). 
Otra interacción que tienen los hongos 
y es aún menos conocida, son los hon-
gos liquenizados o líquenes. Los líquenes 
son la asociación simbiótica entre hongos 
(usualmente un ascomicete) y una o más 
partes fotosintéticas (algas y/o cianobac-
terias); aunque en algunos casos es posi-
ble encontrar también una levadura (ba-
sidiomicete; Nash III, 2008; Hawksworth, 
2015; Spribille et al., 2016). Se estima que 
cubren el 8% de la superficie terrestre; ex-
hiben tres formas de crecimiento básicas: 
costrosas, foliosas y fruticosas; y tienen 
un papel importante en los ecosistemas 
terrestres (Ahmadjian, 1993; Asplund y 
Wardle, 2017). Los líquenes pueden colo-
nizar el suelo y de esta manera participan 
en la disponibilidad de nutrientes y en los 
ciclos del agua y minerales (N, P, K, Ca, 
Mg), evitan la erosión, atrapan semillas 
y con ello favorecen la germinación, cre-
cimiento y supervivencia de las plantas 
vasculares (McCune y Rosentreter, 2007; 
Favero-Longo y Piervittori, 2010). A algu-
nos invertebrados les provee de hábitat, 
mientras que a los vertebrados les brin-
dan material de anidación, camuflaje y ali-
mento (Asplund y Wardle, 2017).
El hombre no es ajeno a las interaccio-
nes que se llevan a cabo en el ecosistema; 
por ejemplo, entre los hongos; de hecho, 
los líquenes son utilizados en algunas re-
giones en la medicina tradicional debido 
a la presencia de metabolitos secundarios 
(Malhotra et al., 2008); mientras que los 
hongos, han sido utilizados por los po-
bladores de las comunidades aledañas a 
los bosques desde tiempos prehispánicos 
como alimento, tintóreo, ornamento, me-
dicina y en ceremonias mágico-religiosas 
(Acosta-Urdapilleta et al., 2017). En gene-
ral los hongos comestibles son importan-
tes desde el punto de vista alimentario ya 
que contiene aminoácidos esenciales, lo 
que ayuda a tener una buena nutrición y 
muchos de ellos también contienen meta-
bolitos secundarios con diferente acción 
farmacológica, por lo que se les considera 
como alimentos funcionales (Cano-Estra-
da y Romero-Bautista, 2016).
Si bien la recolecta de hongos silvestres 
comestibles, es una actividad importante 
en las comunidades, pues los aprovechan 
durante la época de lluvias porque les pro-
vee de satisfactores (autoconsumo) o de 
ingresos económicos derivados de su co-
mercialización, que complementan su in-
greso familiar (Boa, 2004; Garibay-Orijel 
y Ruan-Soto, 2014), la importancia bioló-
gica de los hongos va más allá de su sola 
presencia (Láminas 1-3). De aquí la impor-
tancia de desarrollar estrategias que per-
mitan por un lado el desarrollo socioeco-
nómico y por otro, la conservación de los 
ecosistemas, sobre todo considerando los 
bienes y servicios ecosistémicos que brin-
dan gracias a las interacciones que ahí se 
llevan a cabo. 
R.E. Pérez-Pérez et. al. / Revista CIBIOS - BUAP, Vol.1, No.1 (2021): 20-25.
22
Lámina 1. Ejemplo de interacciones que se pueden llevar a cabo en un ecosistema: A) Polini-
zación, B) Refugio y Reproducción en la parte inferior de un hongo liquenizado (Fotografías: 
R.E. Pérez-Pérez).
R.E. Pérez-Pérez et. al. / Revista CIBIOS - BUAP, Vol.1, No.1 (2021): 20-25.
23
Lámina 2. Presencia de hongos y líquenes en el ecosistema. A) Nido de un ave formado con 
líquenes. B-C) Líquenes foliosos en roca y suelo. D-E) Hongos saprófitos (Fotografías: A) 
J.L. Hernández-Velázquez, B-E) R.E. Pérez-Pérez).
R.E. Pérez-Pérez et. al. / Revista CIBIOS - BUAP, Vol.1, No.1 (2021): 20-25.
24
Lámina 3. Hongos de diferentes formas, colores y tamaños presentes en los ecosistemas
(Fotografías: R.E. Pérez-Pérez).
R.E. Pérez-Pérez et. al. / Revista CIBIOS - BUAP, Vol.1, No.1 (2021): 20-25.
25
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R.E. Pérez-Pérez et. al. / Revista CIBIOS - BUAP, Vol.1, No.1 (2021): 20-25.
26
Introducción
México es ampliamente reconocido por 
su gran diversidad biológica, por lo que 
se le ha incluido entre los 12 países mega-
diversos del mundo. Esta calificación está 
fuertemente basada en el alto número de 
especies que viven en el país, principal-
mente por la gran cantidad de endémicas 
que contiene (Vovides et al., 2010). Sin 
embargo, las poblaciones humanas han 
crecido y se han expandido por el planeta 
durante las últimas décadas y asociado a 
este crecimiento, ha ocurrido una enorme 
deforestación, calentamiento global y una 
extinción masiva de especies animales y 
plantas (Baena & Halffter 2008). 
De acuerdo con Ren & Duan (2017), 
el planeta cuenta con aproximadamente 
300,000–450,000 especies de plantas 
vasculares, de ellas se estima que alrede-
dor del 30% se encuentra en peligro de 
extinción. Otra estimación señala que cer-
ca de la mitad de las especies de plan-
tas en el mundo se encuentran en algu-
na categoría de riesgo, de acuerdo con 
el esquema de clasificación de la Unión 
Internacional para la Conservación de la 
Naturaleza (UICN, en inglés: International 
Unión for Conservation of Nature; Pitman 
y Jorgensen, 2002). 
El escenario en México es igualmente 
alarmante, su tasa de deforestación es 
una de las 5 más grandes a nivel mundial, 
lo cual lo coloca en una situación crítica 
y en la necesidad urgente de buscar me-
didas para proteger el patrimonio biótico 
de los mexicanos. Un gran porcentaje no 
solo de la flora sino de la fauna silvestre se 
Los jardines 
botánicos 
reservorios 
de diversidad 
biológica
Verónica Cepeda-Cornejo1* y Lucero Montserrat Cuautle-García2
1 Laboratorio de Biotecnología Molecular y de Cultivos. Facultad de Ciencias 
Biológicas, Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. veronica.cepeda@
correo.buap.mx
2 Laboratorio de Gestión Sustentable del Territorio y sus Recursos Naturales. 
Facultad de Ciencias Biológicas, Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. 
lucero.cuautleg@correo.buap.mx
*Autor de correspondencia: veronica.cepeda@correo.buap.mx
27
ha perdido, proceso que ha sido nombra-
do defaunación y que involucra la extin-
ción de especies de fauna en poblaciones 
locales (Dirzo y Miranda 1991; Young et 
al., 2016). De acuerdo con la recopilación 
realizada por Baena y Halffter (2008), en 
México se contabilizan 127 especies des-
aparecidas entre plantas, peces anfibios, 
aves y mamíferos: 87 confirmadas como 
extintas y 43 sin confirmar.
En este contexto, una forma de alber-
gar la biodiversidad son los jardines bo-
tánicos, juegan un papel importante en la 
implantación de planes de acción global, 
y localmente para reducir y quizá rever-
tir el proceso de la pérdida de biodiver-
sidad (Vovides et al., 2010). Los Jardines 
Botánicos representan sitios destinados 
al cultivo de plantas para diversos fines, 
por ejemplo: en estudios botánicos, para 
mostrar al público la importancia en la 
conservación, educación, e incluso de 
esparcimiento. Generalmente las plantas 
de un Jardín Botánico están debidamen-
te ordenadas y se encuentran etiqueta-
das para su identificación, propiciando la 
conciencia de su importancia ambiental. 
Se estima que en el mundo existen apro-
ximadamente 2500 Jardines Botánicos, 
en ellos se cultivan seis millones de acce-
siones de plantas vivas, lo que represen-
ta 80,000 taxones (Golding et al., 2010). 
De acuerdo con un estudio realizado por 
el Secretariado de los Jardines Botánicos 
y la Conservación, hay 53 jardines botá-
nicos en América deI Sur y otros 37 en 
Centro América y México (Forero 1989). 
Es así que los jardines botánicos tienen 
un enorme valor por los servicios que nos 
brindan y por la conservación de los re-
cursos genéticos vegetales tanto ex-situ 
como in-situ.
Conservación ex-situ
A partir de la pérdida acelerada de espe-
cies, los jardines botánicos se han conver-
tido en espacios de conservación de es-
pecies que se encuentran en peligro de 
extinción. De acuerdo con la Ley General 
de Vida Silvestre (LGVS, 2020), mediante 
predios o instalaciones que manejen vida 
silvestre (PIMVS) de forma confinada, se 
busca la conservación de especies fuera 
de sus hábitats naturales. Por ejemplo, el 
Jardín Botánico de la BUAP realiza con-
servación ex-situ para 30 especies (Ro-
dríguez-Acosta 2012). Entre las que se 
encuentran: Pachycereus weberi, Abies 
religiosa, Furcraea macdougallii, Juglans 
regia, etc. Entre las Gimnospermas des-
taca: Pinus maximartinezii, Pinus patula, 
Juniperus flaccida, etc. 
El Jardín Botánico de la UNAM ha al-
bergado a los Agaves Victoria reginae, 
Furcraea macdougallii y a la cactácea 
Mammillaria haageana ssp. san-angelen-
sis, entre muchas otras que están en pe-
ligro de extinción. Furcraea macdougallii 
es una planta de gran porte, puede alcan-
zar hasta 9 metros de altura y que produ-
ce una hermosa y enorme inflorescencia. 
La especie se distribuye en Oaxaca hasta 
los límites con Puebla, aunque siempre en 
las cercanías de poblaciones humanas. La 
especie está clasificada como extinta en 
la naturaleza en la lista roja de especies 
amenazadas de la UICN (Martínez et al., 
2020), por ello la importancia de los jar-
dines botánicos como albergues de bio-
diversidad. 
Conservación in-situ
Consiste en la conservación de especies 
dentro de sus hábitats naturales, en el jar-
dín Botánico de la UNAM se ha realizado 
la recuperación de la cactácea Mammilla-
ria haageana subsp. san-angelensis, una 
especie que estuvo en riesgo de desapa-
recer en la Reserva Ecológica del Pedre-gal de San ángel, en Ciudad Universitaria 
Pedregal. La especie fue propagada con 
éxito mediante cultivo in vitro en el Jardín 
Botánico de la UNAM, por el Dr. Abraham 
Rubluo y su equipo de trabajo. Posterior-
mente, fue reintroducida a su ambiente 
natural en La Reserva del Pedregal de San 
ángel (Martinez Vázquez y Rubluo, 1989).
V. Cepeda-Cornejo y L.M. Cuautle-García / Revista CIBIOS- BUAP, Vol.1, No.1 (2021): 26-34.
28
Algunos Jardines botánicos en México
Los jardines botánicos de México son cen-
tros de conservación biológica de gran 
importancia para el país. Rodríguez-Acos-
ta en el año 2000, reportó que el núme-
ro total de Jardines Botánicos era de 51, 
repartidos en 22 estados de la República, 
de ellos 24 pertenecían oficialmente a la 
Asociación Mexicana de Jardines Botá-
nicos, A.C. (AMJB). En el año 2012 se re-
portó que el número de jardines botáni-
cos pertenecientes a la AMJB era ya de 
30 (Martínez-González et al., 2012); y para 
el año 2018, se reporta que el número se 
incrementó a 40 jardines botánicos dis-
tribuidos en 20 estados de la República 
Mexicana (CONABIO 2021). Cabe men-
cionar que la AMJB fue fundada en 1983, 
con el propósito de impulsar el desarrollo 
y consolidación de estos, siendo la edu-
cación uno de sus ejes principales (Martí-
nez-González et al., 2012). 
En Puebla el Jardín Botánico Univer-
sitario de la Benemérita Universidad Au-
tónoma de Puebla fue fundado en 1987, 
ocupa 10.7 hectáreas y tiene como misión 
albergar una colección de plantas nativas 
del estado de Puebla, con el propósito de 
apoyar a la investigación sobre el reino 
vegetal (https://jardinbotanico.buap.mx). 
Desde sus inicios se han agregado a la co-
lección de plantas vivas 756 especies de 
las cuales 23 están incluidas en la NOM-
059 y 24 están consideradas en alguna 
categoría por la UICN. Las colecciones se 
agrupan en: Región Sur, Centro y Norte de 
Puebla, cactáceas y suculentas, encinar, 
humedal, palmar, arboretum y plantas de 
importancia económica (Rodríguez-Acos-
ta 2012). El herbario cuenta con cerca de 
18,000 registros y se cuenta también con 
un herbario histórico que data del siglo 
XIX, que se creó en lo que constituía el 
Colegio del Estado (https://jardinbotani-
co.buap.mx). Dentro de sus instalaciones 
se cuenta con la concha acústica flotante, 
un espacio único e innovador con una su-
perficie de 364 metros cuadrados, espa-
cio destinado para actividades artísticas y 
culturales (http://cmas.siu.buap.mx).
El Jardín Botánico del Instituto de Bio-
logía, Universidad Nacional Autónoma 
de México (UNAM) se localiza en la Ciu-
dad de México y fue fundado en 1959 por 
los botánicos Faustino Miranda y Manuel 
Ruíz Oronóz y tiene como misión Inves-
tigar la diversidad, el uso, el manejo y la 
importancia cultural de la flora mexicana 
en general y de algunas familias botáni-
cas en particular http://www.ib.unam.mx/
jardin). Está asentado sobre lava que dejó 
la erupción del volcán Xitle, hace aproxi-
madamente 1600 años. El Jardín cuenta 
con más de 1600 especies (http://www.
ib.unam.mx/jardin) y combina zonas des-
tinadas a una extensa colección de plan-
tas procedentes de sitios diversos, con 
zonas de flora local. El jardín contribuye a 
la conservación tanto in-situ como ex-si-
tu, en particular la contribución ex-situ 
es considerable pues contiene 577 de las 
7,320 especies endémicas de México, al-
gunas de ellas son producto de la cola-
boración con autoridades federales para 
resguardar los decomisos. Asimismo, el 
Jardín contiene 266 especies que se en-
cuentran en alguna categoría de riesgo 
(Caballero et al., 2012). Datos más recien-
tes indican que el número de especies en 
las colecciones se ha incrementado. Di-
versos estanques o cuerpos de agua están 
presentes dentro del jardín y albergan la 
colección de plantas acuáticas que se ini-
ció en 2006 y ocupa 473 m2 actualmente 
está a cargo de la Biol. Nayeli González M. 
El Jardín Botánico Helia Bravo Hollis se 
localiza dentro de la reserva de la Bios-
fera Tehuacán-Cuicatlán en la zona de 
Zapotitlán Salinas, Puebla. El paisaje de 
la región está dominado por cactáceas 
columnares entre las que destaca el te-
techo (Neobuxbaumia tetetzo). La zona 
de Tehuacán es una zona de alta diver-
sidad de especies. Como dato particular, 
el valle de Tehuacán-Cuicatlán compren-
de 10,000 km2 y concentra entre el 10 al 
11.4% de la flora de México, con 365 es-
pecies endémicas (Davila et al., 2002). 
Particularmente la diversidad de cactá-
ceas columnares es considerable, de las 
70 especies reportadas para la zona cen-
V. Cepeda-Cornejo y L.M. Cuautle-García / Revista CIBIOS- BUAP, Vol.1, No.1 (2021): 26-34.
29
tral de México, 45 especies se localizan en 
esta zona (Valiente-Banuet et al., 1996). 
La zona ha sido ampliamente explorada 
por investigadores expertos de diversas 
áreas; por ejemplo, los estudios de vege-
tación (Valiente-Banuet et al., 2000), de 
ácaros edáficos (Navarrete-Jiménez et al., 
2017), estudios en genética de poblacio-
nes (Aguirre-Planter 2020), entre varios 
otros.
Importancia de los jardines botánicos
Los jardines botánicos constituyen sitios 
de esparcimiento, recreación, aprendiza-
je; además juegan un papel relevante en 
la conservación e investigación de la bio-
diversidad por la enorme diversidad de 
especies que ellos albergan. Un estudio 
realizado en Turquía en el que las áreas 
verdes fueron agrupadas en seis tipos de 
vegetación: parques públicos, jardines 
de plazas históricas, jardines botánicos 
establecidos con fines científicos, áreas 
verdes de zonas residenciales, áreas de 
plantaciones y bosques naturales. Los 
resultados mostraron que de un total de 
606 taxa, una elevada riqueza de especies 
se encontró en los jardines botánicos, en-
tre 128 taxa en promedio. Los jardines bo-
tánicos albergaron 60% de la diversidad 
de especies de árboles, 186 de un total de 
308 (Coban et al., 2021). 
La participación de los jardines botáni-
cos en la educación es fundamental. Exis-
ten programas de estudio que consideran 
la integración de los conocimientos teó-
ricos con los aspectos prácticos y una vi-
sita de los estudiantes a dichos espacios 
resulta fundamental para cumplir con los 
objetivos establecidos (Nesimyan-Aga-
di y Assaraf). En estos casos, la cercanía 
geográfica facilita la visita y exploración 
de los jardines. Algunas universidades 
contemplan visitas programadas durante 
los cursos educativos.
Día Nacional de Jardines Botánicos
Una celebración importante y esperada es 
el Día Nacional de los Jardines Botánicos. 
En nuestro país, diversos Jardines se unen 
a la celebración que se realiza cada año 
desde el 2006, regularmente en el mes de 
abril, aunque cada Jardín estable su fecha 
de celebración. El evento es promovido 
por las organizaciones Botanic Gardens 
Conservation International y la Asocia-
ción Mexicana de Jardines Botánicos, A.C. 
(AMJB) (fundacionunam.org.mx). Una de 
las celebraciones con mayor asistencia es 
la que organiza el Jardín Botánico de la 
UNAM. Anualmente desde 2006, el Jardín 
participa en dicha celebración, la asisten-
cia cada año fluctúa entre 3,000 a 10,000 
visitantes (CONABIO 2021). En este día 
los investigadores y encargados de los 
Jardines interactúan con la población que 
llega en familia a pasar un día de esparci-
miento, relajación y aprendizaje. Cada año 
hay un lema que define el Día Nacional de 
los Jardines Botánicos. El 2ᵒ día se cele-
bró en el año 2007, el lema fue: Conser-
vando la biodiversidad de nuestros Jardi-
nes Botánicos; el 3er día, 2008: Usando 
sosteniblemente nuestras plantas; 6ᵒ día, 
2011: Los Jardines Botánicos museos de 
vida; 7ᵒ día, 2012: Celebrando la naturale-
za: con plantas si hay vida; 12ᵒ día, 2017: 
Construyendo e integrando un México vi-
tal; 13ᵒ día, 2018: Los Jardines Botánicos, 
puentes entre la naturaleza y la sociedad. 
Este año, 2021, vivimos una situación par-
ticular y la celebración ocurrió en el Jardín 
Botánico del IB-UNAM de manera virtual 
a través de demostraciones,cápsulas, in-
fografías, entradas de blog, conferencias, 
entre otros, empleando las redes sociales. 
El lema fue: ¿Cómo cambiar ante un mun-
do cambiante? El objetivo es mantener 
viva la tradición y compartir los valiosos 
conocimientos que al interior generan las 
personas e investigadores que ahí traba-
jan con el público externo.
V. Cepeda-Cornejo y L.M. Cuautle-García / Revista CIBIOS- BUAP, Vol.1, No.1 (2021): 26-34.
30
Conclusión
Cada jardín botánico es irremplazable, 
su importancia radica simplemente en 
que necesitamos saber más acerca de 
las plantas; cómo se llaman, cuáles están 
bajo cultivo, quiénes las tienen, qué ca-
racterísticas climáticas necesitan, cómo 
se cultivan, en dónde se pueden intro-
ducir, etcétera (Vovides, 2010). Dada su 
historia particular, cada uno de ellos po-
see una flora y características particula-
res (Golding et al., 2010). Algunos jardi-
nes cuentan incluso con cuerpos de agua, 
con flora acuática y fauna asociada, por 
ejemplo: aves, pequeños anfibios, algu-
nos peces, libélulas, etc. Es decir que los 
jardines botánicos no solo albergan a una 
gran diversidad de flora, también de fau-
na. Los servicios ecosistémicos, su contri-
bución al desarrollo cultural, al progreso 
económico y a la expansión comercial ha 
sido de gran importancia, por lo tanto, los 
valores que nos brindan son inestimables, 
por ello, debemos apreciarlos y cuidarlos 
cuando vayamos de visita. 
Agradecimientos
Agradecemos a la Biol. Ingrid Brunner Ca-
ligaris, Universidad Nacional Autónoma 
de México, por sus valiosas aportaciones 
que dieron orden al trabajo escrito. Agra-
decimientos a la M. en DCV María del Car-
men Gutiérrez Cornejo por el apoyo en 
la toma de las fotografías. Agradecemos 
a Rafael Aurelio Rodríguez Jiménez del 
ICUAP, Benemérita Universidad Autóno-
ma de Puebla, por su apoyo en la edición 
de las fotografías. 
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