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1Vol. 1 No. 1 Abril-Junio de 2021 ISSN en proceso Enfermedades transmitidas por vectores una problemática contemporánea ¿Hay peces en Puebla? Los jardines botánicos reservorios de diversidad biológica ¿Sabes quiénes son tus vecinos? Conociendo la biodiversidad de Puebla y su zona metropolitana Un ejemplo de interacciones: el caso de los hongos Benemérita Universidad Autónoma de Puebla Revista Científica de Ciencias Biológicas y Sostenibilidad Facultad de Ciencias Biológicas, Red de Sustentabilidad Fotografía de portada: Salvador Galicia Isasmendi CIBIOS - BUAP Revista Científica de Ciencias Biológicas y Sostenibilidad Facultad de Ciencias Biológicas, Red de Sustentabilidad Editor en jefe Salvador Galicia Isasmendi Comité directivo editorial y revisores Salvador Galicia Isasmendi (FCB-BUAP) Verónica Cepeda Cornejo (FCB-BUAP) Lucero Montserrat Cuautle García (FCB-BUAP) Diseño Carmen Gutiérrez Cornejo Ilustradores Carmen Gutiérrez Cornejo Carlos Ortega Contreras Administrador web Gerardo Mendoza Castillo Editorial Facultad de Ciencias Biológicas, Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) Puebla, Puebla. México 2021 E.mail: cibios.buap.fcb@correo.buap.mx 3 Índice Editorial CIBIOS - BUAP 4 Salvador Galicia Isasmendi Prólogo 6 22 de abril festejo del día internacional de la tierra Lucero Montserrat Cuautle-García, Verónica Cepeda-Cornejo & Salvador Galicia-Isasmendi Artículos 1. ¿Hay peces en Puebla? 8 Adriana Martínez Guevara 2. ¿Sabes quiénes son tus vecinos? Conociendo la biodiversidad de Puebla y su zona metropolitana 10 O. Eric Ramírez-Bravo y E. Evangelina Camargo-Rivera 3. Enfermedades transmitidas por vectores una problemática contemporánea 14 Javier Eduardo Sánchez-Zatarain y José Lino Zumaquero-Ríos 4. Un ejemplo de interacciones: el caso de los hongos 20 Rosa Emilia Pérez-Pérez, Dulce María Figueroa-Castro y Ma. de Lourdes Acosta-Urdapilleta 5. Los jardines botánicos reservorios de diversidad biológica 26 Verónica Cepeda-Cornejo y Lucero Montserrat Cuautle-García Publicaciones desde nuestra facultad 35 Directorio 37 Cintillo legal 38 4 Escribo esta editorial un fin de semana en casa, no un día típico sabatino en que uno prefiere descansar del agitado trabajo de la semana, sino un día que se suma al periodo de más de un año en que permanecemos confinados en casa como la mejor estrategia para evitar los conta- gios. La vacunación se vislumbra tenue a lo lejos, como la solución a esta pandemia y si bien es de aplaudir la rapidez con la que los científicos produjeron las vacunas, ¿Cuándo nos tocará la vacuna?, no es el problema más acuciante en el que debe- ríamos poner atención, ya que las condi- ciones para pandemias semejantes con probabilidades de volverse recurrentes si- guen presentes. Una de las grandes preguntas respecto al SARS-COV2 es su origen, pero la pre- gunta fundamental es cuales fueron y son las condiciones que le permitieron con- vertirse en la primera Pandemia Global, capaz de recluir a la población del plane- ta en sus casas, golpeando como pocas crisis a la economía y evidenciando las bien sabidas asimetrías en el reparto de recursos y disposición de oportunidades en todos los ámbitos. Lejos de reducir el origen de la pan- demia a meros gustos ancestrales por murciélagos o pangolines, es importante reconocer en las cadenas productivas de animales en masa, para consumo humano uno de los ambientes en donde, en con- diciones de constante presión de selec- ción natural, por exposición a antivirales y antibióticos, evolucionan cepas resis- tentes a ellos y que al estar en contacto humano “prueban por ensayo y error” el brinco desde una especie a otra. De allí los reportes recurrentes de cepas víricas en granjas porcinas y aviares, que han lo- grado brincar la barrera hacia el humano, o sirva de ejemplo la muerte infausta de miles de visones criados para producción de pieles que fueron sacrificados por es- tar contagiados de COVID-19. Si a esas fábricas de virus y bacterias sumamos la movilidad global por la cual personas y recursos de todos tipos se desplazan, encontraremos las razones de una transmisión vírica que saltó barreras regionales volviendo al mundo su campo de juegos global. Ansias de movilidad e intereses monetarios que mueven recur- sos financieros por las nuevas rutas co- merciales, como aquella sospechosamen- te implicada “nueva ruta de la seda”, de Wuhan a Irán, de allí a Europa del este, saltando a Italia y finalmente a Nortea- mérica. Los recursos monetarios en movi- miento es la razón que retarda la decisión de cerrar fronteras, ante la incapacidad de los debilitados mercados locales de soportar por sí solos la economía de los países, ante ese temor devino la crisis sa- nitaria y finalmente la crisis económica que se quería evitar. Este escenario me recuerda a los “pai- sajes adaptativos de la reina roja” que estudiamos en clase, donde el propio or- ganismo altera su medio y lo que antes resultaba el punto mas adecuado deja Editorial 5 de serlo, los humanos debemos darnos cuenta de que hemos llegado a ese pun- to donde ser la especie dominante nos ha llevado al colapso, el Antropoceno está aquí, ya nadie puede negarlo, deja huella en el registro geológico, en el cambio cli- mático y nos arroja al rostro la pandemia global COVID-19 para la cual hemos colo- cado todas las condiciones. De nosotros depende corregir el rum- bo, que la sustentabilidad deje de ser un eslogan y transforme nuestra forma de interaccionar con el planeta; mientras la toma de recursos naturales para culti- vos, producción de insumos y alimentos humanos sigua a este ritmo, se esperan peores crisis, como aquella del agua que se aproxima. En este mes de abril que celebramos el Día Internacional de la madre tierra, la Red de Sustentabilidad de la FCB lanza este boletín homónimo al día conmemo- rado: CIBIOS - BUAP, con toda la carga emotiva y cultural asociada a nuestras raí- ces, al respeto de los pueblos originarios por nuestro entorno. Boletín asociado al calendario medio ambiental que busca generar conciencia respecto a estos te- mas y mostrar parte de los esfuerzos de los investigadores de esta Facultad: Co- menzando con la atención a los peces en Puebla, campo de estudio incipiente en un grupo que como pocos, sufre los es- tragos del cambio climático y la contami- nación, con riesgo de desaparecer incluso antes de ser estudiados; que decir de las enfermedades transmitidas por vectores que encuentran en las zoonosis las con- secuencias del crecimiento sin medida de los ambientes antropizados; pero no todo es crisis, este primer número nos mues- tra en los jardines botánicos, en la red naturalista y en la belleza de las interac- ciones de los hongos liquenizados una de las muchas razones por las que vale con- servar nuestra madre tierra. Con motivo del mes de la madre tierra observaba con mi hijo un documental sobre el Okavan- go en áfrica, sitio mítico al que muchos debemos en sueños infantiles el deseo de ser biólogo algún día; este ambiente má- gico esta en riesgo por la desertificación y hambrunas humanas acentuadas por la guerra, aunque existen movimientos que buscan rescatarlo; pero no necesitamos ir lejos para sumarnos a estos esfuerzo, hay que buscar que lo local se vuelva global, y en nuestro entorno, en nuestra ciudad, estado y país tenemos suficientes lugares que debemos conservar, sea esto un lla- mado a toda la Facultad para verter aquí nuestro conocimiento en pro de la con- servación y el medio ambiente. Salvador Galicia Isasmendi 6 La Madre Tierra es una expresión común utilizada para referirse al planeta Tie- rra en diversos países y regiones, lo que demuestra la interdependencia existente entre los seres humanos, las demás espe- cies vivas y el planeta. Su proclamación fue el 22 de abril de 1970 como Día In- ternacional de la Madre Tierra, supone el reconocimientode que la Tierra y sus ecosistemas nos proporcionan la vida y el sustento a lo largo de nuestra existencia. También supone reconocer la responsabi- lidad que nos corresponde, como se ex- pone en la Declaración de Río de 1992, de promover la armonía con la naturaleza y la Tierra a fin de alcanzar un justo equi- librio entre las necesidades económicas, sociales y ambientales de las generacio- nes presentes y futuras. El Día Internacional de la Madre Tierra busca además, movilizar a millones de personas para crear conciencia respec- to a la interdependencia de los seres vi- vos con el planeta tierra, para lograr un medio ambiente saludable y sostenible. Si bien el planeta tiene la capacidad de regenerarse, los seres humanos hemos sobrepasado su capacidad de auto recu- peración. En la actualidad, más de la mi- PRÓLOGO 22 de abril festejo del día internacional de la tierra tad de la población mundial vive en las grandes ciudades y los efectos del cam- bio climático son más visibles, haciendo necesario que nuestras ciudades y comu- nidades evolucionen hacia la cultura de la sostenibilidad. Es hora de que invirtamos en energías renovables y en eficiencia energética, en generar condiciones de mercado y polí- ticas públicas diferentes, invertir hacia la democratización de las estructuras viales, ser incluyentes, generar cambios signifi- cativos en nuestras ciudades y empezar a resolver el problema del cambio climático, incluso desde lo individual; la cultura am- biental y climática debe realizarse día a día en todos los sectores sociales y producti- vos, debemos asumir nuestro compromiso por preservar nuestro planeta tierra al ser la base de nuestra creación. La tierra es única y poder vivir en ella es un privilegio, razón por la cual debemos seguir trabajan- do por la conservación de nuestro único hogar, por la preservación de su biodiver- sidad y el desarrollo sustentable. Bajo este escenario, la creación de un material de difusión científica, pretende generar un movimiento a nivel de la co- munidad universitaria, para acelerar esta 7 transición, basado en las experiencias, investigaciones y educación ambiental, incursionada desde nuestra propia comu- nidad y nace en el marco del Día Interna- cional de la Madre Tierra. La revista CIBIOS - BUAP, es un espa- cio para que la comunidad, pueda expre- sar sus conocimientos al público en gene- ral, de fácil acceso en su versión digital, que en sus contenidos podrán encontrar desde artículos científicos, trabajos de re- visión, divulgación, reseñas, semblanzas, perfiles de científicos, infografías, foto no- tas, entre otros, y en ella pueden partici- par estudiantes en formación, egresados, posgrados y especialistas de otras áreas del conocimiento que están generando cambios a favor de la madre tierra. Lucero Montserrat Cuautle-García, Verónica Cepeda-Cornejo & Salvador Galicia-Isasmendi Facultad de Ciencias Biológicas de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla Il u st ra c ió n p o r C a rl o s O rt e g a C o n tr e ra s Los editores y creadores de esta idea, esperamos que sea una revista que a tra- vés de sus textos e imágenes genere una convicción de la importancia de los temas ambientales, y se pueda ayudar a alcan- zar estos objetivos del desarrollo soste- nible y la preservación de nuestra propia existencia. 8 Introducción La Red del Día Mundial de la Tierra, dio a conocer el pasado 14 de mayo del 2020 el tema central para el año 2021: “Restau- rar nuestra Tierra” (Earth Day, 2021). Tal y como se menciona, científicos, organi- zaciones no gubernamentales, empresas y gobiernos de todo el mundo estudian los procesos naturales y tecnologías ver- des para, entre otros puntos, restaurar los ecosistemas y restablecer las poblaciones de la flora y fauna silvestres (Earth Day, 2021). Para poder llevar a cabo el último pun- to, resulta indispensable conocer primero la situación y el estado actual y real de las poblaciones faunísticas, así como saber qué especies son las que se encuentran en un área en particular. En el caso de los peces, las crecientes condiciones de degradación y destruc- ción ambiental, el incremento de la conta- minación, la desecación de los cuerpos de agua, la introducción de especies exóticas y la sobrepesca, son los principales facto- res de riesgo (Guzmán, 1990; Guzman & Lyons, 2003; Handal-Silva, Pérez-Vargas, & Morán-Raya, 2011). De acuerdo con Nelson y colaboradores (2016), se estima que existen alrededor de 32,000 especies ícticas reconocidas, de las cuales el 43% son predominantemen- te especies de agua dulce; y aun cuando sus hábitats constituyen sólo una pequeña proporción de las aguas superficiales de la Tierra, éstos contienen un número despro- porcionadamente elevado de especies. Sobre los peces mexicanos Si bien destacan diversos científicos mexi- canos que han contribuido al estudio de la diversidad de peces de aguas continenta- les nacionales (e.g. Álvarez del Villar, 1948; Espinosa-Pérez, H., Gaspar-Dillanes, M.T. & Fuentes-Mata. P., 1993; Ruiz-Campos & Pister, 1995; Paulo-Maya & Ramírez-Enci- so, 1997; Soto-Galera, E., Paulo-Maya, J., López-López, E., Serna-Hernández, J.A. & Lyons, J. 1998; Castro-Aguirre, J.L., Es- pinosa-Pérez, H. & Schmitter-Soto, J.J., 1999), la obra del estadounidense Robert Rush Miller “Freshwater Fishes of México” (2005), es considerada como el recuento más completo a la fecha sobre esta fau- na (sensu Mark-Norris & Castro-Aguirre, 2009), en la cual se sintetiza el conoci- miento de la fauna de peces nativos de agua dulce de México (Contreras-Balde- ras, 2009). Particularmente para el estado de Pue- bla, el conocimiento de su ictiodiversidad se encuentra disperso y limitado (Han- dal-Silva, A., Pérez-Vargas, A. & Morán-Ra- ya, C., 2011) ya que las principales fuentes de referencia corresponden a documen- tos que cuentan con más de 30 años de antigüedad (e.g. Hubbs & Turner, 1939; De Buen, 1940; Álvarez del Villar, 1950 y 1970; Miller, 1986). ¿Hay peces en Puebla? Adriana Martínez Guevara Área de Biología Animal y Zoología, Facultad de Ciencias Biológicas, Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. *Autor de correspondencia: adriana.martinezgu@correo.buap.mx 9 El trabajo más reciente sobre los peces que se distribuyen en las aguas continen- tales poblanas corresponde al realizado por Handal-Silva y colaboradores (2011). Dichos autores registraron la presencia de 47 especies, pertenecientes a 10 fa- milias, 13 de ellas endémicas (e.g. Icta- lurus balsanus; Poblana alchichica; Fig. 1), y mencionan que estas se distribuyen de la siguiente manera: siete en la cuen- ca del Balsas; dos en la del Papaloapan y las cuatro restantes en los lagos cráter. Sin embargo, resulta importante mencio- nar que la relación de estas especies se hizo con base en análisis bibliográficos e ictiológicos (sic) en distintas colecciones, por lo que no se cuenta con un listado ve- rificado o actualizado de la presencia de especies ícticas en localidades o sitios de recolección puntuales. Conclusiones Respondiendo a nuestra pregunta inicial ¿Hay peces en Puebla?, si, si los hay, pero no se cuentan con estudios recientes. Por lo anterior, se requiere que los nuevos bió- logos contribuyan en generar y actualizar la información de la ictiofauna del Estado de Puebla, mediante la elaboración de lis- tados sistemáticos, conformación de co- lecciones ictiológicas y de tejido, lo cual permitirá establecer zonas prioritarias de estudio y conservación en la región, y así contribuir a Restaurar nuestra Tierra. Referencias Álvarez del Villar, J. (1948). Contribución al cono- cimiento del género Priapella y descripción de una nueva especie (Pisces, Poeciliidae). Rev. Soc. Mex. Hist. Nat. 9 (3-4):331-340 pp. Álvarez del Villar, J. (1950). Contribución al conoci- miento de los peces de la región de los Llanos, es- tado de Puebla (México). An. Esc. Nac. Cienc. Biol.6 (1-4):81-107 pp. Álvarez del Villar, J. 1970. Peces Mexicanos (Claves). Ser. Inv. Pesq., Inst. Nal. Inv. Biol. Pesq. México. Castro-Aguirre, J.L., Espinosa-Pérez H., y Schmit- ter-Soto, J.J. (1999). Ictiofauna estuarino lagunar y vicaria de México. LIMUSA Editores, México. De Buen, F. (1940). Lista de peces de agua dulce de México. En preparación de su catálogo. Estac. Limm- nol. Pátzcuaro, Trab. 2: 1-66 pp. Earth Day Network. (10 de abril del 2021). “Restaurar nuestra Tierra”. https://www.earthday.org/wp-con- tent/uploads/2020/05/Restaurar-nuestra-Tierra-Te- ma-EDN-para-2021.pdf Espinosa-Pérez, H., Gaspar-Dillanes, M.T., y Fuen- tes-Mata, P. (1993). Listados faunísticos de México. Univ. Nac. Autón. Méx. 1-98 pp. Guzmán, A.M. (1990). La fauna acuática de la Nueva Galicia. Una aproximación a la problemática de su es- tudio y conservación. Tiempos de Ciencia. Univ. Gua- dalajara, 20: 1-46 pp. Guzmán, A.M., y Lyons, J. (2003). Los peces de las aguas continentales del estado de Jalisco, México. Análisis preliminar e-Gnosis http://www.redalyc.org/ articulo.oa?id=73000112 Handal-Silva, A., Pérez-Vargas, A., y Morán-Raya, C. (2011). Peces. En: CONABIO. 2011. La Biodiversidad en Puebla: Estudio de Estado. México. CONABIO, Go- bierno del Estado de Puebla, BUAP. Hubbs, C., y Turner, C. (1939). Studies of the Fishes of the Order Cyprinodontes XVI. A Revision of the Goo- deidae. Misc. Pub. Museum of Zoology, 42: 1-80 pp. Mark-Norris, S., y Castro-Aguirre, J.L. (2009). Histo- ria de la ictiología mexicana de agua dulce. En: Miller, R.R. 2009. Peces dulceacuícolas de México. CONA- BIO, Sociedad Ictiológica Mexicana A. C., El colegio de la Frontera Sur y Consejo de los Peces del Desier- to México-Estados Unidos. México, D.F.559 p. Miller, R.R. (2005). Freshwater Fishes of México. Uni- versity of Chicago Press. 490 p. Miller, R.R. (1986). Composition and Derivation of the Freshwater Fish Fauna of México. An. Esc. Nac. Cienc. Biol., Mex. 30:121-153 pp. Nelson, J., Grande, T.C. y Wilson M.V.H. (2016). Fishes of the World. 4th ed. John Wiley & Sons, Inc., 622 p. Paulo-Maya, J. y Ramírez-Enciso, A. (1997). Distribu- ción espacio-temporal de la ictiofauna del Río Cut- zamala, Michoacán, México. Rev. Biol. Trop. 45 (2): 845-853 pp. Ruiz-Campos, G. y Pister, E.P. (1995). Distribution, Ha- bitat, and Current Status of the San Pedro Mártir Rain- bow Trout, Oncorhynchus mykiss nelsoni (Evermann). Bulletin of the Southern California Academy of Scien- ces, 94 (2):131-148 pp. Figura 1. Ilustración científica de la especie Po- blana alchichica, elaborada por Carmen Gutiérrez Cornejo. A. Martínez-Guevara / Revista CIBIOS - BUAP, Vol.1, No.1 (2021): 8-9. 10 La acelerada pérdida de biodiversidad hace esencial el tener información so- bre la biodiversidad de una manera rápida y confiable. Sin embargo, la mayor parte de los proyectos con este fin están limita- dos en el tiempo y el espacio ocasionan- do que existan vacíos de conocimiento en los cambios de hábitats o poblaciones (Scholte, 2011). Por lo anterior, necesita- mos generar diferentes estrategias que nos ayuden a tomar mejores decisiones para el manejo y conservación de los re- cursos naturales. Una de ellas, ha sido la ciencia ciudadana que consiste en involu- crar a gente sin entrenamiento formal en proyectos liderados por científicos (Bon- ney et al., 2009; Rotman et al., 2012). De esta manera, se ha determinado la pre- sencia y distribución de especies, se han validado corredores, etc. (e.g., Gandiwa, 2012, Kotschwar et al., 2015). En el aspecto de educación y difusión científica, este tipo de proyectos son una muy buena estrategia para incrementar el conocimiento ambiental (Kelemen-Finan et al., 2018). Lo anterior ya que al involu- crar activamente a la gente y que tengan contacto con el medio ambiente hace que se adquiera conocimiento más rápido, sea duradero y se logren cambios de compor- tamiento en los participantes (Williams et al., 2012). Aunque, debemos de conside- rar que hay un gradiente de participación ¿Sabes quiénes son tus vecinos? Conociendo la biodiversidad de puebla y su zona metropolitana O. Eric Ramírez-Bravo1,2* y E. Evangelina Camargo-Rivera2 1 Departamento de Biodiversidad, Alimentación y Cambio Climático, Instituto de Ciencias, Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. Edificio Val 4, Ecocampus Valsequillo, Carretera Puebla-Tetela, San Pedro Zacachimalpa, osvaldoeric.ramirez@correo.buap.mx, Teléfono: 2221165709 2 Motocle A.C., Av. Maximino Ávila Camacho 1019, 9, Barrio Santiago Xicotenco, San Andrés Cholula, evangelina.camargo@gmail.com *Autor de correspondencia: osvaldoeric.ramirez@correo.buap.mx 11 y que varía de acuerdo con el nivel de ex- periencia y conocimiento de las personas. De esta forma, tenemos proyectos contri- butorios en los que la gente sólo colecta datos bajo la guía de un científico, hasta los proyectos que son planeados en con- junto con los participantes (Bonney et al., 2009; Rotman et al., 2012). A nivel global, este tipo de proyectos se han incrementado en el número tan- to de trabajos y de voluntarios (Crall et al., 2013), sin embargo, en México siguen siendo relativamente pocos. En nuestro país, los esfuerzos de cien- cia ciudadana los lidera la CONABIO y se puede considerar como líder dentro de Latino América. A través de algunos esfuerzos y financiamientos, se ha podi- do incluir a gente que de otra manera no tendría acceso a proyectos científicos e incrementar su interés por el medio am- biente. La estrategia que se ha emprendi- do es mediante NATURALISTA, una plata- forma en internet y aplicación de celular que permite al usuario interactuar con una comunidad global de naturalistas, científi- cos y miembros del público que compar- ten sus observaciones. Los usuarios hacen registros mediante fotos de plantas y animales que toman con su celular (o pueden subir fotos de cámara en la página web) y la localización se guarda automáticamente mediante el sistema de localización, una vez en la pla- taforma, el algoritmo te sugiere la especie, familia o género de acuerdo con la calidad de la foto. Una vez en la nube los expertos en el grupo reciben una alerta para que puedan revisar los registros y confirmar la identificación. De esta manera los investi- gadores pueden obtener más datos sobre la distribución de las especies, sus patro- nes temporales, cambios de hábitat, etc. que puede ayudar a proyectos de con- servación y a generar políticas públicas. La aplicación ha sido útil en proyectos de ecoturismo, salud, educación y en cono- cimiento de la biodiversidad en diferentes regiones del país. O. Eric Ramírez-Bravo y E.E. Camargo-Rivera / CIBIOS - BUAP, Vol.1, No.1 (2021): 10-13. 12 En cuanto al aspecto social, existen va- rios ejemplos de personas que al involu- crarse en esta actividad han cambiado su actitud hacia la biodiversidad y se com- prometen con la conservación. Ejemplo de eso es el caso de Paco´s Reserva de Flora y Fauna, el dueño después de par- ticipar en uno de estos proyectos decidió no vender su predio a los desarrolladores para establecer un área natural protegida. En cuestiones más biológicas la aplica- ción ha ayudado a expandir los rangos de distribución de algunas especies e inclu- so ayuda a identificar nuevas especies en zonas poco estudiadas. Así mismo, se ha empleado en el sector salud para poder identificar la distribución y abundancia de diferentes vectores en zonas urbanas. En 2018, México se unió a la iniciativa “City Nature Challenge” que consiste en activar a la gente en ciudades para llevar a cabo el registro de la biodiversidad. De esta manera, se puede acercar a la gente a un proyecto científico y generar datos sobre las especies presentes en los entor- nos urbanos y los cambios que puedan tener a largo plazo. Lamentablemente durante el primer año no se tuvo tanta difusión, pero, para la segunda edición en 2019, participaron más de50 ciudades y más de 3 mil per- sonas que lograron hacer 129 mil observa- ciones de 7,670 especies diferentes. En el caso de la ciudad de Puebla, trabajamos con apoyo de la Asociación Civil Motocle y cubrimos diferentes ecosistemas como Bosques de Pino, Bosque de Encino, Ma- torral Xerófilo, Bosque Pino Encino en 9 municipios de la zona conurbada. Previo al fin de semana del evento, dimos capa- citación en diferentes instituciones que se sumaron al evento y durante el fin de semana del reto, dimos capacitación en diferentes parques y zonas de interés al- rededor de la ciudad. Al final, se logró activar a 63 personas que hicieron 2,717 registros y registraron 654 especies con lo que Puebla, obtuvo el 13avo lugar en registros a nivel nacio- nal. Los diferentes registros nos ayudaran a determinar la distribución de especies dentro de la zona urbana, a determinar patrones de migración y entender los efectos del cambio climático en la zona. Dentro del laboratorio pensamos seguir con el desarrollo de proyectos de ciencia ciudadana y su aplicación en temas am- bientales por lo que, desarrollamos he- rramientas y cursos para lograrlo. Si estás interesado en participar o conocer más acerca de los proyectos que llevamos, puedes contactarnos para que veamos las diferentes opciones, desde talleres en localidades hasta oportunidades de tesis. Referencias Bonney, R., Cooper, C.B., Dickinson, J., Kelling, S., Phillips, T., Rosenberg, K.V. y Shirk, J. (2009). Citi- zen science: A developing tool for expanding scien- ce knowledge and scientific literacy. Bioscience, 59, 977–984. Crall, A. W., Jordan, R., Holfelder, K., Newman, G. J., Graham, J., y Waller, D. M. (2013). The impacts of an invasive species citizen science training program on participant attitudes, behavior, and science literacy. Public Understanding of Science, 22, 745-764. Gandiwa, E. (2012). Local knowledge and percep- tions of animal population abundances by commu- nities adjacent to the northern Gonarezhou Natio- nal Park, Zimbabwe. Tropical Conservation Science, 5(3), 255-269. Kelemen-Finan, J., Scheuch, M., y Winter, S. (2018). Contributions from citizen science to science educa- tion: an examination of a biodiversity citizen science project with schools in Central Europe. International Journal of Science Education, 17, 2078-2098 Kotschwar, L., M., Gerber, B. D., Karpanty, S. M., Jus- tin, S., y Rabenahy, F. N. (2015). Assessing carnivore distribution from local knowledge across a human‐ dominated landscape in central‐southeastern Mada- gascar. Animal Conservation, 18, 82-91. Rotman, D., Preece, J., Hammock, J., Procita, K., Han- sen, D., Parr, C., Lewis D., y Jacobs, D. (2012). Dy- namic changes in motivation in collaborative citi- zen-science projects. Proceedings of the ACM 2012 Conference on Computer Supported Cooperative Work. Seattle, Washington, USA. 217–226. Scholte, P. (2011). Towards understanding large mammal population declines in Africa´s protected areas: A West-Central African perspective. Tropical Conservation Science, 4, 1–11 Williams, S.J., Jones, J.P.G., Clubbe, C., y Gibbons, J.M. (2012). Training Programmes Can Change Be- haviour and Encourage the Cultivation of Over-Har- vested Plant Species. PLoS ONE, 7, e33012. O. Eric Ramírez-Bravo y E.E. Camargo-Rivera / CIBIOS - BUAP, Vol.1, No.1 (2021): 10-13. 13 14 Las características biogeográficas de Mé-xico y su extensión territorial han sido a través de la historia un factor predispo- nente en la existencia de enfermedades transmitidas por vectores (Uribe-Álvarez et al, 2017). Con una extensión territorial de 1,958,200 km (INEGI). La mayor parte del país es una inmensa meseta elevada, flanqueada por sistemas montañosos que descienden abruptamente hasta las es- trechas llanuras costeras situadas al este y oeste (INEGI). Las dos cadenas monta- ñosas son las Sierras Madre Oriental y Oc- cidental, las que confluyen donde forman la Sierra Madre del Sur, esta última sierra conduce al Istmo de Tehuantepec, que corresponde a la zona más estrecha de México. El rasgo topográfico más notable es la meseta central, la cual comprende más de la mitad de la superficie del país. Con relación a los climas, debido a que el Trópico de Cáncer divide a México en dos partes, la mitad sur está incluida en la zona tórrida, aunque en general el clima varía en relación con las diversas altitu- des. La llamada tierra caliente comprende las bajas llanuras costeras que se extien- den desde el nivel del mar hasta unos 900 m de altitud. En este territorio habitan 126 014 024 de habitantes (Censo 2020) que conforman una sociedad diversa y con problemas de equidad. Todos estos fac- tores contribuyen a una Diversidad β que privilegia la flora y la fauna exhibiendo una gran cantidad de especies animales y vegetales endémicas y muchas introduci- das adaptadas a las condiciones del país y que constituyen reservorios o habitáculos de los mismos (Uribe-Álvarez et al., 2017). La densidad poblacional humana, las concentraciones en las grandes urbes mexicanas, los problemas de distribución Enfermedades transmitidas por vectores una problemática contemporánea Javier Eduardo Sánchez-Zatarain1 y José Lino Zumaquero-Ríos 1 Laboratorio de Parásitos y Vectores de la Facultad de Ciencias Biológicas, Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. jose. zumaquero@correo.buap.mx *Autor de correspondencia: jose.zumaquero@correo.buap.mx 15 del agua, y aspectos históricos culturales pudieran considerarse elementos impor- tantes en la ecoepidemiología de las en- fermedades parasitaras trasmitidas por vectores (ETV) (Domínguez, 2002). Las enfermedades transmitidas por vectores tienen como agentes etiológicos a parásitos (virus, bacterias, protozoarios y helmintos) y los vectores corresponden generalmente al grupo de los artrópodos. En los parásitos transmitidos por vec- tores, la extensa multiplicación y distribu- ción de estos por todo el organismo hos- pedero es benéfica, alcanzan densidades más altas en la sangre y en los cultivos celulares que los parásitos más benignos, lo cual aumenta la posibilidad y eficiencia en la transmisión del agente por los vec- tores, no solo por vía mecánica sino tam- bién por las rutas o formas de transmisión biológicas. Los patógenos que explotan intensa- mente a sus hospederos pueden producir la muerte en un rango del 1 al 10%. La leta- lidad de las infecciones transmitidas por vectores se ha encontrado desde hace muchos años que es superior a las pro- ducidas por parásitos de ciclos directos (Wisnivesky, 2003). Es propósito de este artículo mos- trar algunas de las enfermedades (ETV) existentes en México, de manera que su divulgación contribuya al mejor conoci- miento de sus componentes y de los me- canismos más novedosos de control, así como una motivación particular a la pro- fundización de estudios de artropodolo- gía y parasitología. Materiales y Métodos Para el estudio se accedieron a fuentes bibliográficas y datos de gran importan- cia aportados por las fuentes oficiales del país, así como los productos de trabajos de investigación del laboratorio de pará- sitos y vectores de la Facultad de Cien- cias Biológicas de la Benemérita Universi- dad Autónoma de Puebla. En el mismo se describen las ETV más frecuentes y de mayor atención en Méxi- co con un énfasis especial en el estado de Puebla, entre las que se encuentran: Den- gue, dirofilariosis animal y humana, Palu- dismo, enfermedad de Chagas y Leishma- niasis. Se consultaron datos del diario oficial de la federación, Censo de población y Vi- viendas 2020 y del Instituto Nacional de Diagnóstico y Referencia Epidemiológica (INDRE), el Centro Nacional de Progra- mas Preventivos y Control de Enfermeda- des (CENAPRECE). Para los estudios de las ETV, se reali- zaron visitas a diferentes comunidades rurales en el estado de Puebla, en las cua- les se estudiaron fundamentalmente las densidades poblacionalesde los vecto- res a través de los índices entomológicos establecidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS), con apego a normas bioéticas, los protocolos fueron previa- mente aprobados por el comité de ética del Hospital Universitario (HU) de la Be- nemérita Universidad Autónoma de Pue- bla (BUAP), lo cual permitió el estudio serológico para dengue y Chagas en más de 600 niños en varias áreas del norte y sur del estado y durante más de 10 años, actividad que se continúa a la fecha y que ha permitido mejorar el conocimiento de los parásitos y vectores en el estado de Puebla. Resultados Dengue El dengue es una enfermedad causada por un arbovirus del género Flavivirus, que es transmitido por el vector Aedes aegypti Linnaeus. Se clasifica en 2 tipos: el prime- ro es dengue no grave, que se subdivide en “sin síntomas de alarma” (grupo A) y “con síntomas de alarma” (grupo B); y el segundo es dengue grave (grupo C), que se puede presentar con manifestaciones de fuga plasmática, hemorragia grave o afección orgánica grave (cardiaca, hepá- tica o neurológica; CENETEC, 2016). J.E. Sánchez-Zatarain y J.L. Zumaquero-Ríos / Revista CIBIOS - BUAP, Vol.1, No.1 (2021): 14-19. 16 Las enfermedades transmitidas por vectores (ETV) representan un problema de salud pública en México, aproximada- mente el 60% del territorio nacional pre- senta las condiciones necesarias para su desarrollo (CENAPRECE, 2016). El den- gue es la principal ETV en México, en 2020 se registró un total de 24,313 casos confirmados con una incidencia de 19.13% de la enfermedad, predominando en los estados de Jalisco, Michoacán, Tamauli- pas, Nuevo León y San Luis Potosí (Ceba- llos-Liceaga et al., 2020). En Puebla se confirmó un total de 972 casos con una tasa de incidencia del 15%, donde los municipios con más casos re- portados fueron Chila de la Sal con 8 ca- sos; Coxcatlan con 101 casos; Acateno con 17 casos e Izúcar de Matamoros con 75 casos, identificándose principalmen- te los serotipos 1, 2 y 3, presentando una letalidad de 2.41 por cada 100 habitantes (Ceballos-Liceaga et al, 2020). La lucha antivectorial en el estado es insuficiente y solo son campañas temporales con es- caso personal y recursos que limitan un verdadero conocimiento de la dinámi- ca poblacional de los transmisores. En el estado se notifica con menor importan- cia la especie Aedes albopictus también responsable de la transmisión, la carencia de agua en muchas zonas, la acumulación del líquido vital en tinacos y recipientes no tapados en el intradomicilio o su peri- feria provoca la proliferación de estas es- pecies. Algunas teorías sobre los límites de latitud y de temperatura para su colo- nización se han visto cuestionadas en los últimos tiempos, realizando estudios de modelación matemática predictivas del incremento de áreas de infección por las especies transmisores y se trabaja en la evaluación de estrategias integrales para el control de sus poblaciones ante la no existencia de vacunas efectivas hasta el momento. Dirofilariosis immitis Un estudio en perros y de manera acci- dental en humanos señala la existencia de esta enfermedad en varios estados de México (González-Morteo, C. 2015). Los signos clínicos de esta enfermedad son raros en humanos y solo en casos gra- ves se observa anemia, adelgazamiento, accesos de tos, intolerancia al ejercicio y debilidad de las extremidades posteriores (Zumaquero et al., 2020). Del parásito se conoce que es un Ne- matodo de la super familia Filaroidea y las especies; Dirofilaria repens en el vie- jo continente y D. inmitis en América. Sus formas adultas se alojan principalmente en las arterias pulmonares y en la parte derecha del corazón de los caninos, y se transmite por hospederos intermediarios, mayormente mosquitos hematófagos del género Culex (Adrianzén et al., 2003). Esta última especie cosmopolita es el agente etiológico indiscutido de la dirofi- lariasis canina en América, al ser un pará- sito del sistema vascular y su hallazgo en el ventrículo derecho es una consecuen- cia postmortem. Los estudios publicados por Zumaquero, et al., (2020) confirman la existencia en la ciudad de Puebla de más de 100 casos de Canis lupus familia- ris infectados, así como una densidad de especies del género Culex entre los que se encuentran Cx. salinarius y Cx stigma- tosoma con una abundancia en criaderos permanentes en los panteones y otros cuerpos de agua, así como en el embal- se “Manuel Ávila Camacho”. Los estudios serológicos en humanos demostraron la existencia de 46 casos con anticuerpos anti Dirofilaria inmitis y constituye un proyecto de mayor envergadura para los próximos años. Tripanosomiasis americana o mal de Chagas La enfermedad de Chagas es una las en- fermedades desantendidas más impor- tantes junto a las llamadas geohelmintia- sis con mayor cantidad de vida saludable perdida por la discapacidad que provoca en el hombre con trastornos cardiovascu- lares y digestivos. Su mayor transmisión en los países endémicos es por vía vec- J.E. Sánchez-Zatarain y J.L. Zumaquero-Ríos / Revista CIBIOS - BUAP, Vol.1, No.1 (2021): 14-19. 17 torial. Insectos hematófagos de la familia Reduviidae son los encargados de trans- mitir por vía contaminativa de sus deyec- ciones el agente etiológico de la enferme- dad Trypanosoma cruzi (Chagas. 1909), quien cumple parte de su ciclo en el in- secto y lo transmite por vía contaminativa de sus deyecciones al humano por abra- siones, heridas de la piel, vía transfusional y congénita. En México existen más de 33 especies, todas potencialmente vec- toras, algunas difíciles de controlar por su ubicación ecológica: intradomicilaria o peridomiciliaria sin embargo no existe un consenso a la prevalencia existente en áreas endémicas donde los casos pasan desapercibidos y no existe una adecua- da notificación de estos. Otro problema consiste en las pruebas diagnósticas las cuales en gran medida presentan proble- mas de sensibilidad y aportan resultados contradictorios incluso con las Cadena de Reacción de la Polimerasa (PCR por su si- gla en inglés). Varios estudios ecoepidemiológicos se han llevado a cabo por nuestro laborato- rio, quien notifica casos en niños menores de 18 años con vistas a la detección de cardiopatía chagásica infantil, y comuni- ca prevalencias por encima de las cifras del sector salud en zonas rurales (5.4%) donde el conocimiento de la misma aún es muy deficiente, Zumaquero et al. (2017, 2020) han notificado nuevos casos de se- ropositivos y confirmado más de 20 casos por vía de PCR y Xenodiagnótico por va- rias instituciones internacionales, uno por vía transfusional en el ciudad de Puebla. Leishmaniasis Esta enfermedad generalmente se pre- senta en áreas agrícolas donde se siem- bra y cosecha cacao, café o árboles chicleros. La población en riesgo es de aproximadamente nueve millones y se distribuye en 13 entidades federativas de México. La infección se inicia cuando el insecto (Diptera, Psycodidae) género Lutzomya infectado pica al hombre para alimentar- se de sangre y le introduce el parásito he- matotisular del género Leishmania (Pro- tozoa Kinetoplastida). Dos semanas y hasta un año después aparece una úlcera donde fue la picadura, dependiendo de la especie de Leishma- nia en México la infección puede presen- tarse en cuatro formas clínicas: Leishma- niasis cutánea localizada (LCL) o úlcera de los chicleros, que se caracteriza por úlceras en la piel, y puede afectar seve- ramente los cartílagos de nariz y orejas, aun así puede curarse; Leishmaniasis cu- tánea difusa (LCD), que presenta lesiones cutáneas tipo nódulos que se extiende en la piel de todo el cuerpo, su curación es difícil; Leishmaniasis mucocutánea (LMC), se caracteriza por lesiones iniciales de piel que se extiende hasta las mucosas o cartílago de nariz y boca destruyéndolas, su curación es difícil; y Leishmaniasis vis- ceral (LV) o Kala-azar, que comienza con fiebre,pérdida de peso, lesiones de órga- nos internos como hígado, bazo, médula Paciente mexicana con leishmaniasis mucocutánea. Cortesía de la M. C. Juana Durán J.E. Sánchez-Zatarain y J.L. Zumaquero-Ríos / Revista CIBIOS - BUAP, Vol.1, No.1 (2021): 14-19. 18 ósea y malestar general, los casos que no se tratan pueden ser mortales. (CENE- PRECE. 2015) Existen varios métodos de laboratorio para el diagnóstico de las diferentes for- mas clínicas de la enfermedad, el más uti- lizado es la observación del parásito en frotis teñido de tejido de la úlcera, médu- la ósea o bazo, el cual es observado me- diante microscopio. En algunas formas clínicas se puede detectar anticuerpos mediante estudio de sangre. Paludismo La malaria es producida por la infección de protozoarios del género Plasmodium, del cual cuatro especies infectan a los hu- manos. Aproximadamente 75% de casos de malaria en América y 95% en Centro- américa son causado por Plasmodium vi- vax. El resto es causado por P. falciparum, con informes esporádicos de casos por P. malariae. La malaria es endémica en 21 países de América, incluyendo la región de Me- soamérica, la cual comprende nueve es- tados del sureste de México y todos los países centroamericanos. En esta región la transmisión de la malaria es inestable, dentro de un mosaico de condiciones epidemiológicas debidas a la diversidad ecológica de las áreas endémicas, las variaciones en la biología de mosquitos vectores y las características socioeco- nómicas y culturales de las poblaciones. (Rodríguez et al., 2011). El reporte epidemiológico más recien- te muestra que la situación en México es como sigue: • Sin riesgo de transmisión: Baja Califor- nia, Ciudad de México y Tlaxcala. • Sin casos autóctonos en más de 15 años: Aguascalientes, Baja California Sur, Coahuila, Estado de México, Gua- najuato, Hidalgo, Nuevo León, Queré- taro, San Luis Potosí, Tamaulipas y Za- catecas. • Sin casos autóctonos de 10 a 14 años: Colima, Guerrero, Michoacán, Morelos, Puebla, Veracruz y Yucatán. • Sin casos autóctonos de 3 a 9 años: Oaxaca. • Con transmisión persistente: Campe- che, Chiapas, Chihuahua, Durango, Ja- lisco, Nayarit, Sinaloa, Sonora, Tabasco y Quintana Roo. (Secretaría de salud, México, 2016). Aunque en el estado de Puebla no se ha comprobado en la actualidad transmi- sión durante los últimos 14 años, aspec- to que no concuerda con los estudios de laboratorio de parásitos y vectores de la BUAP que notifica en Santa María Suchia- pa, Izúcar de Matamoros, poblaciones de Anopheles pseudopuctipenis y 4 casos Enfermedades transmitidas por vectores en áreas rurales del estado de Puebla. Fuente: Laboratorio de Parásitos y Vectores, Facultad de Ciencias Biológicas, BUAP. J.E. Sánchez-Zatarain y J.L. Zumaquero-Ríos / Revista CIBIOS - BUAP, Vol.1, No.1 (2021): 14-19. 19 positivos a Plasmodium vivax, los cuales fueron notificados de manera oportuna a las autoridades competentes (Zumaque- ro et al., 2004). Referencias Adrianzén, J., Chávez, A., Casas, E., y Li, O. (2003). Seroprevalencia de la dirofilariosis y ehrlichiosis canina en tres distritos de Lima. Rev inv Vet Perú, 14(1), 43-48. Ceballos-Liceaga, SE., Carbajal-Sandoval, G., y Osorno-Rasso, M. (2020). 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Zumaquero-Ríos / Revista CIBIOS - BUAP, Vol.1, No.1 (2021): 14-19. 20 El funcionamiento de los ecosistemas naturales está fuertemente regulado por las interacciones, tanto antagónicas como positivas, que se establecen entre las especies que habitan en ellos. Estas interacciones bióticas que se establecen dentro de los ecosistemas son esencia- les para la provisión de distintos servi- cios ecosistémicos, como la formación de suelo, los ciclos de nutrientes y agua, así como servicios de regulación del clima y de enfermedades, entre otros (European Commission, 2010; Balvanera, 2012; Ca- macho-Valdez y Ruiz-Luna, 2012). Aunque las interacciones bióticas usualmente se establecen entre pares de especies, las consecuencias de cada inte- racción se ven reflejadas en el funciona- miento global de los ecosistemas. Así, por ejemplo, las interacciones competitivas y de depredación, han sido ampliamente reconocidas como un elemento regulador de la estructura de las comunidades, que influye fuertemente en la composición y diversidad de especies que las conforman (Menge y Sutherland, 1976; Grange y Dun- can, 2006; Chesson y Kuang 2008; Rit- chie y Johnson, 2009; Pierce et al., 2012). De esta forma, la extinción local de una especie puede tener serias repercusiones en la estructura y funcionamiento de las comunidades (Grange y Duncan, 2006; Johnson et al., 2007). Por su parte, interacciones positivas como las que se establecen entre anima- les polinizadores y dispersores con las plantas, tienen un papel fundamental en la reproducción de las especies vegetales Un ejemplo de interacciones: el caso de los hongos Rosa Emilia Pérez-Pérez1*, Dulce María Figueroa-Castro2 y Ma. de Lourdes Acosta-Urdapilleta3 1 Laboratorio de Taxonomía y Ecología de Líquenes. Facultad de Ciencias Biológicas,Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. emilia.perez@correo.buap.mx 2 Laboratorio de Interacciones Ecológicas. Facultad de Ciencias Biológicas, Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. figgery@gmail.com 3 Centro de Investigaciones Biológicas. Universidad Autónoma del Estado de Morelos. lourdes.acosta@uaem.mx *Autor de correspondencia: emilia.perez@correo.buap.mx 21 y, consecuentemente, en el mantenimien- to de sus poblaciones naturales (Willmer, 2011; Sapir et al., 2015). Por lo tanto, el establecimiento de este tipo de interac- ciones garantiza la permanencia de los ecosistemas a largo plazo. Otras interac- ciones positivas, quizás menos conoci- das, pero igualmente esenciales para el funcionamiento de los ecosistemas, son las que establecen los hongos. Los hongos son sin duda uno de los principales descomponedores de la ma- teria orgánica junto con las bacterias, y contribuyen al equilibrio natural de los bosques dado que forman interacciones con las raíces de muchas plantas, forman- do micorrizas (Guerra, 2008). Se estima que el 80% de las plantas terrestres están asociadas a hongos sin los cuales no re- sistirían ciertas inclemencias del tiempo, como la sequía o la falta de nutrientes o el ataque de una serie de patógenos (Ca- marena-Gutiérrez, 2012). Por otro lado, hay hongos asociados a insectos que ayudan a que éstos consigan un alimento de mayor calidad, aunque también hay hongos que los parasitan (llamados hongos entomopatógenos), de esta manera ayudan a disminuir el tamaño de la población de los insectos plaga me- diante el control biológico (Espinel-Co- rreal et al., 2018). Otra interacción que tienen los hongos y es aún menos conocida, son los hon- gos liquenizados o líquenes. Los líquenes son la asociación simbiótica entre hongos (usualmente un ascomicete) y una o más partes fotosintéticas (algas y/o cianobac- terias); aunque en algunos casos es posi- ble encontrar también una levadura (ba- sidiomicete; Nash III, 2008; Hawksworth, 2015; Spribille et al., 2016). Se estima que cubren el 8% de la superficie terrestre; ex- hiben tres formas de crecimiento básicas: costrosas, foliosas y fruticosas; y tienen un papel importante en los ecosistemas terrestres (Ahmadjian, 1993; Asplund y Wardle, 2017). Los líquenes pueden colo- nizar el suelo y de esta manera participan en la disponibilidad de nutrientes y en los ciclos del agua y minerales (N, P, K, Ca, Mg), evitan la erosión, atrapan semillas y con ello favorecen la germinación, cre- cimiento y supervivencia de las plantas vasculares (McCune y Rosentreter, 2007; Favero-Longo y Piervittori, 2010). A algu- nos invertebrados les provee de hábitat, mientras que a los vertebrados les brin- dan material de anidación, camuflaje y ali- mento (Asplund y Wardle, 2017). El hombre no es ajeno a las interaccio- nes que se llevan a cabo en el ecosistema; por ejemplo, entre los hongos; de hecho, los líquenes son utilizados en algunas re- giones en la medicina tradicional debido a la presencia de metabolitos secundarios (Malhotra et al., 2008); mientras que los hongos, han sido utilizados por los po- bladores de las comunidades aledañas a los bosques desde tiempos prehispánicos como alimento, tintóreo, ornamento, me- dicina y en ceremonias mágico-religiosas (Acosta-Urdapilleta et al., 2017). En gene- ral los hongos comestibles son importan- tes desde el punto de vista alimentario ya que contiene aminoácidos esenciales, lo que ayuda a tener una buena nutrición y muchos de ellos también contienen meta- bolitos secundarios con diferente acción farmacológica, por lo que se les considera como alimentos funcionales (Cano-Estra- da y Romero-Bautista, 2016). Si bien la recolecta de hongos silvestres comestibles, es una actividad importante en las comunidades, pues los aprovechan durante la época de lluvias porque les pro- vee de satisfactores (autoconsumo) o de ingresos económicos derivados de su co- mercialización, que complementan su in- greso familiar (Boa, 2004; Garibay-Orijel y Ruan-Soto, 2014), la importancia bioló- gica de los hongos va más allá de su sola presencia (Láminas 1-3). De aquí la impor- tancia de desarrollar estrategias que per- mitan por un lado el desarrollo socioeco- nómico y por otro, la conservación de los ecosistemas, sobre todo considerando los bienes y servicios ecosistémicos que brin- dan gracias a las interacciones que ahí se llevan a cabo. R.E. Pérez-Pérez et. al. / Revista CIBIOS - BUAP, Vol.1, No.1 (2021): 20-25. 22 Lámina 1. Ejemplo de interacciones que se pueden llevar a cabo en un ecosistema: A) Polini- zación, B) Refugio y Reproducción en la parte inferior de un hongo liquenizado (Fotografías: R.E. Pérez-Pérez). R.E. Pérez-Pérez et. al. / Revista CIBIOS - BUAP, Vol.1, No.1 (2021): 20-25. 23 Lámina 2. Presencia de hongos y líquenes en el ecosistema. A) Nido de un ave formado con líquenes. B-C) Líquenes foliosos en roca y suelo. D-E) Hongos saprófitos (Fotografías: A) J.L. Hernández-Velázquez, B-E) R.E. Pérez-Pérez). R.E. Pérez-Pérez et. al. / Revista CIBIOS - BUAP, Vol.1, No.1 (2021): 20-25. 24 Lámina 3. Hongos de diferentes formas, colores y tamaños presentes en los ecosistemas (Fotografías: R.E. Pérez-Pérez). R.E. Pérez-Pérez et. al. / Revista CIBIOS - BUAP, Vol.1, No.1 (2021): 20-25. 25 Referencias Acosta-Urdapilleta, L., Medrano-Vega, F., y Monroy R. (2017). Ecología de macrohongos de la cuenca del Río Grande Amacuzac en el estado de Morelos, México. Capítulo 4. En: Monroy-Ortiz, C., Monroy, R., Monroy-Ortiz, R., & Acosta-Urdapilleta, L. (eds.). Pa- trimonio biocultural amenazado en el estado de Mo- relos (pp. 97-132). Plaza & Valdés-UAEM. México, D.F. Ahmadjian, V. 1993. The Lichen Symbiosis (250 p). John Wiley & Sons. Unite States of America. Asplund, J., y Wardle, D. (2017). How lichens impact on terrestrial community and ecosystem properties. Biological Reviews, 92(3),1720-1738. Balvanera, P. (2012). Los servicios ecosistémicos que ofrecen los bosques tropicales. Ecosistemas, 21, 136- 147. Boa, E., 2005. 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Sin embargo, las poblaciones humanas han crecido y se han expandido por el planeta durante las últimas décadas y asociado a este crecimiento, ha ocurrido una enorme deforestación, calentamiento global y una extinción masiva de especies animales y plantas (Baena & Halffter 2008). De acuerdo con Ren & Duan (2017), el planeta cuenta con aproximadamente 300,000–450,000 especies de plantas vasculares, de ellas se estima que alrede- dor del 30% se encuentra en peligro de extinción. Otra estimación señala que cer- ca de la mitad de las especies de plan- tas en el mundo se encuentran en algu- na categoría de riesgo, de acuerdo con el esquema de clasificación de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN, en inglés: International Unión for Conservation of Nature; Pitman y Jorgensen, 2002). El escenario en México es igualmente alarmante, su tasa de deforestación es una de las 5 más grandes a nivel mundial, lo cual lo coloca en una situación crítica y en la necesidad urgente de buscar me- didas para proteger el patrimonio biótico de los mexicanos. Un gran porcentaje no solo de la flora sino de la fauna silvestre se Los jardines botánicos reservorios de diversidad biológica Verónica Cepeda-Cornejo1* y Lucero Montserrat Cuautle-García2 1 Laboratorio de Biotecnología Molecular y de Cultivos. Facultad de Ciencias Biológicas, Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. veronica.cepeda@ correo.buap.mx 2 Laboratorio de Gestión Sustentable del Territorio y sus Recursos Naturales. Facultad de Ciencias Biológicas, Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. lucero.cuautleg@correo.buap.mx *Autor de correspondencia: veronica.cepeda@correo.buap.mx 27 ha perdido, proceso que ha sido nombra- do defaunación y que involucra la extin- ción de especies de fauna en poblaciones locales (Dirzo y Miranda 1991; Young et al., 2016). De acuerdo con la recopilación realizada por Baena y Halffter (2008), en México se contabilizan 127 especies des- aparecidas entre plantas, peces anfibios, aves y mamíferos: 87 confirmadas como extintas y 43 sin confirmar. En este contexto, una forma de alber- gar la biodiversidad son los jardines bo- tánicos, juegan un papel importante en la implantación de planes de acción global, y localmente para reducir y quizá rever- tir el proceso de la pérdida de biodiver- sidad (Vovides et al., 2010). Los Jardines Botánicos representan sitios destinados al cultivo de plantas para diversos fines, por ejemplo: en estudios botánicos, para mostrar al público la importancia en la conservación, educación, e incluso de esparcimiento. Generalmente las plantas de un Jardín Botánico están debidamen- te ordenadas y se encuentran etiqueta- das para su identificación, propiciando la conciencia de su importancia ambiental. Se estima que en el mundo existen apro- ximadamente 2500 Jardines Botánicos, en ellos se cultivan seis millones de acce- siones de plantas vivas, lo que represen- ta 80,000 taxones (Golding et al., 2010). De acuerdo con un estudio realizado por el Secretariado de los Jardines Botánicos y la Conservación, hay 53 jardines botá- nicos en América deI Sur y otros 37 en Centro América y México (Forero 1989). Es así que los jardines botánicos tienen un enorme valor por los servicios que nos brindan y por la conservación de los re- cursos genéticos vegetales tanto ex-situ como in-situ. Conservación ex-situ A partir de la pérdida acelerada de espe- cies, los jardines botánicos se han conver- tido en espacios de conservación de es- pecies que se encuentran en peligro de extinción. De acuerdo con la Ley General de Vida Silvestre (LGVS, 2020), mediante predios o instalaciones que manejen vida silvestre (PIMVS) de forma confinada, se busca la conservación de especies fuera de sus hábitats naturales. Por ejemplo, el Jardín Botánico de la BUAP realiza con- servación ex-situ para 30 especies (Ro- dríguez-Acosta 2012). Entre las que se encuentran: Pachycereus weberi, Abies religiosa, Furcraea macdougallii, Juglans regia, etc. Entre las Gimnospermas des- taca: Pinus maximartinezii, Pinus patula, Juniperus flaccida, etc. El Jardín Botánico de la UNAM ha al- bergado a los Agaves Victoria reginae, Furcraea macdougallii y a la cactácea Mammillaria haageana ssp. san-angelen- sis, entre muchas otras que están en pe- ligro de extinción. Furcraea macdougallii es una planta de gran porte, puede alcan- zar hasta 9 metros de altura y que produ- ce una hermosa y enorme inflorescencia. La especie se distribuye en Oaxaca hasta los límites con Puebla, aunque siempre en las cercanías de poblaciones humanas. La especie está clasificada como extinta en la naturaleza en la lista roja de especies amenazadas de la UICN (Martínez et al., 2020), por ello la importancia de los jar- dines botánicos como albergues de bio- diversidad. Conservación in-situ Consiste en la conservación de especies dentro de sus hábitats naturales, en el jar- dín Botánico de la UNAM se ha realizado la recuperación de la cactácea Mammilla- ria haageana subsp. san-angelensis, una especie que estuvo en riesgo de desapa- recer en la Reserva Ecológica del Pedre-gal de San ángel, en Ciudad Universitaria Pedregal. La especie fue propagada con éxito mediante cultivo in vitro en el Jardín Botánico de la UNAM, por el Dr. Abraham Rubluo y su equipo de trabajo. Posterior- mente, fue reintroducida a su ambiente natural en La Reserva del Pedregal de San ángel (Martinez Vázquez y Rubluo, 1989). V. Cepeda-Cornejo y L.M. Cuautle-García / Revista CIBIOS- BUAP, Vol.1, No.1 (2021): 26-34. 28 Algunos Jardines botánicos en México Los jardines botánicos de México son cen- tros de conservación biológica de gran importancia para el país. Rodríguez-Acos- ta en el año 2000, reportó que el núme- ro total de Jardines Botánicos era de 51, repartidos en 22 estados de la República, de ellos 24 pertenecían oficialmente a la Asociación Mexicana de Jardines Botá- nicos, A.C. (AMJB). En el año 2012 se re- portó que el número de jardines botáni- cos pertenecientes a la AMJB era ya de 30 (Martínez-González et al., 2012); y para el año 2018, se reporta que el número se incrementó a 40 jardines botánicos dis- tribuidos en 20 estados de la República Mexicana (CONABIO 2021). Cabe men- cionar que la AMJB fue fundada en 1983, con el propósito de impulsar el desarrollo y consolidación de estos, siendo la edu- cación uno de sus ejes principales (Martí- nez-González et al., 2012). En Puebla el Jardín Botánico Univer- sitario de la Benemérita Universidad Au- tónoma de Puebla fue fundado en 1987, ocupa 10.7 hectáreas y tiene como misión albergar una colección de plantas nativas del estado de Puebla, con el propósito de apoyar a la investigación sobre el reino vegetal (https://jardinbotanico.buap.mx). Desde sus inicios se han agregado a la co- lección de plantas vivas 756 especies de las cuales 23 están incluidas en la NOM- 059 y 24 están consideradas en alguna categoría por la UICN. Las colecciones se agrupan en: Región Sur, Centro y Norte de Puebla, cactáceas y suculentas, encinar, humedal, palmar, arboretum y plantas de importancia económica (Rodríguez-Acos- ta 2012). El herbario cuenta con cerca de 18,000 registros y se cuenta también con un herbario histórico que data del siglo XIX, que se creó en lo que constituía el Colegio del Estado (https://jardinbotani- co.buap.mx). Dentro de sus instalaciones se cuenta con la concha acústica flotante, un espacio único e innovador con una su- perficie de 364 metros cuadrados, espa- cio destinado para actividades artísticas y culturales (http://cmas.siu.buap.mx). El Jardín Botánico del Instituto de Bio- logía, Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) se localiza en la Ciu- dad de México y fue fundado en 1959 por los botánicos Faustino Miranda y Manuel Ruíz Oronóz y tiene como misión Inves- tigar la diversidad, el uso, el manejo y la importancia cultural de la flora mexicana en general y de algunas familias botáni- cas en particular http://www.ib.unam.mx/ jardin). Está asentado sobre lava que dejó la erupción del volcán Xitle, hace aproxi- madamente 1600 años. El Jardín cuenta con más de 1600 especies (http://www. ib.unam.mx/jardin) y combina zonas des- tinadas a una extensa colección de plan- tas procedentes de sitios diversos, con zonas de flora local. El jardín contribuye a la conservación tanto in-situ como ex-si- tu, en particular la contribución ex-situ es considerable pues contiene 577 de las 7,320 especies endémicas de México, al- gunas de ellas son producto de la cola- boración con autoridades federales para resguardar los decomisos. Asimismo, el Jardín contiene 266 especies que se en- cuentran en alguna categoría de riesgo (Caballero et al., 2012). Datos más recien- tes indican que el número de especies en las colecciones se ha incrementado. Di- versos estanques o cuerpos de agua están presentes dentro del jardín y albergan la colección de plantas acuáticas que se ini- ció en 2006 y ocupa 473 m2 actualmente está a cargo de la Biol. Nayeli González M. El Jardín Botánico Helia Bravo Hollis se localiza dentro de la reserva de la Bios- fera Tehuacán-Cuicatlán en la zona de Zapotitlán Salinas, Puebla. El paisaje de la región está dominado por cactáceas columnares entre las que destaca el te- techo (Neobuxbaumia tetetzo). La zona de Tehuacán es una zona de alta diver- sidad de especies. Como dato particular, el valle de Tehuacán-Cuicatlán compren- de 10,000 km2 y concentra entre el 10 al 11.4% de la flora de México, con 365 es- pecies endémicas (Davila et al., 2002). Particularmente la diversidad de cactá- ceas columnares es considerable, de las 70 especies reportadas para la zona cen- V. Cepeda-Cornejo y L.M. Cuautle-García / Revista CIBIOS- BUAP, Vol.1, No.1 (2021): 26-34. 29 tral de México, 45 especies se localizan en esta zona (Valiente-Banuet et al., 1996). La zona ha sido ampliamente explorada por investigadores expertos de diversas áreas; por ejemplo, los estudios de vege- tación (Valiente-Banuet et al., 2000), de ácaros edáficos (Navarrete-Jiménez et al., 2017), estudios en genética de poblacio- nes (Aguirre-Planter 2020), entre varios otros. Importancia de los jardines botánicos Los jardines botánicos constituyen sitios de esparcimiento, recreación, aprendiza- je; además juegan un papel relevante en la conservación e investigación de la bio- diversidad por la enorme diversidad de especies que ellos albergan. Un estudio realizado en Turquía en el que las áreas verdes fueron agrupadas en seis tipos de vegetación: parques públicos, jardines de plazas históricas, jardines botánicos establecidos con fines científicos, áreas verdes de zonas residenciales, áreas de plantaciones y bosques naturales. Los resultados mostraron que de un total de 606 taxa, una elevada riqueza de especies se encontró en los jardines botánicos, en- tre 128 taxa en promedio. Los jardines bo- tánicos albergaron 60% de la diversidad de especies de árboles, 186 de un total de 308 (Coban et al., 2021). La participación de los jardines botáni- cos en la educación es fundamental. Exis- ten programas de estudio que consideran la integración de los conocimientos teó- ricos con los aspectos prácticos y una vi- sita de los estudiantes a dichos espacios resulta fundamental para cumplir con los objetivos establecidos (Nesimyan-Aga- di y Assaraf). En estos casos, la cercanía geográfica facilita la visita y exploración de los jardines. Algunas universidades contemplan visitas programadas durante los cursos educativos. Día Nacional de Jardines Botánicos Una celebración importante y esperada es el Día Nacional de los Jardines Botánicos. En nuestro país, diversos Jardines se unen a la celebración que se realiza cada año desde el 2006, regularmente en el mes de abril, aunque cada Jardín estable su fecha de celebración. El evento es promovido por las organizaciones Botanic Gardens Conservation International y la Asocia- ción Mexicana de Jardines Botánicos, A.C. (AMJB) (fundacionunam.org.mx). Una de las celebraciones con mayor asistencia es la que organiza el Jardín Botánico de la UNAM. Anualmente desde 2006, el Jardín participa en dicha celebración, la asisten- cia cada año fluctúa entre 3,000 a 10,000 visitantes (CONABIO 2021). En este día los investigadores y encargados de los Jardines interactúan con la población que llega en familia a pasar un día de esparci- miento, relajación y aprendizaje. Cada año hay un lema que define el Día Nacional de los Jardines Botánicos. El 2ᵒ día se cele- bró en el año 2007, el lema fue: Conser- vando la biodiversidad de nuestros Jardi- nes Botánicos; el 3er día, 2008: Usando sosteniblemente nuestras plantas; 6ᵒ día, 2011: Los Jardines Botánicos museos de vida; 7ᵒ día, 2012: Celebrando la naturale- za: con plantas si hay vida; 12ᵒ día, 2017: Construyendo e integrando un México vi- tal; 13ᵒ día, 2018: Los Jardines Botánicos, puentes entre la naturaleza y la sociedad. Este año, 2021, vivimos una situación par- ticular y la celebración ocurrió en el Jardín Botánico del IB-UNAM de manera virtual a través de demostraciones,cápsulas, in- fografías, entradas de blog, conferencias, entre otros, empleando las redes sociales. El lema fue: ¿Cómo cambiar ante un mun- do cambiante? El objetivo es mantener viva la tradición y compartir los valiosos conocimientos que al interior generan las personas e investigadores que ahí traba- jan con el público externo. V. Cepeda-Cornejo y L.M. Cuautle-García / Revista CIBIOS- BUAP, Vol.1, No.1 (2021): 26-34. 30 Conclusión Cada jardín botánico es irremplazable, su importancia radica simplemente en que necesitamos saber más acerca de las plantas; cómo se llaman, cuáles están bajo cultivo, quiénes las tienen, qué ca- racterísticas climáticas necesitan, cómo se cultivan, en dónde se pueden intro- ducir, etcétera (Vovides, 2010). Dada su historia particular, cada uno de ellos po- see una flora y características particula- res (Golding et al., 2010). Algunos jardi- nes cuentan incluso con cuerpos de agua, con flora acuática y fauna asociada, por ejemplo: aves, pequeños anfibios, algu- nos peces, libélulas, etc. Es decir que los jardines botánicos no solo albergan a una gran diversidad de flora, también de fau- na. Los servicios ecosistémicos, su contri- bución al desarrollo cultural, al progreso económico y a la expansión comercial ha sido de gran importancia, por lo tanto, los valores que nos brindan son inestimables, por ello, debemos apreciarlos y cuidarlos cuando vayamos de visita. Agradecimientos Agradecemos a la Biol. Ingrid Brunner Ca- ligaris, Universidad Nacional Autónoma de México, por sus valiosas aportaciones que dieron orden al trabajo escrito. Agra- decimientos a la M. en DCV María del Car- men Gutiérrez Cornejo por el apoyo en la toma de las fotografías. Agradecemos a Rafael Aurelio Rodríguez Jiménez del ICUAP, Benemérita Universidad Autóno- ma de Puebla, por su apoyo en la edición de las fotografías. Referencias Baena, M.L. y Halffter.G. (2008). Extinción de es- pecies, Capitulo 10. En: CONABIO. Capital natural de México, Vol. I: Conocimiento actual de la biodi- versidad. Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad, México. Pp. 263-282. Benemérita Universidad Autónoma de Puebla- La Concha Flotante, nuevo recinto cultural de la BUAP. Consultado en: http://cmas.siu.buap.mx/ portal_pprd/wb/comunic/la_concha_flotante_ nuevo_recinto_cultural_de_la_bu. Descargado 16 de abril 2021. Caballero, J., Scheinvar, L.A.L., García-Mendoza, A., Balcázar, T., Basurto-Peña, F., Bye, R., Corona, V., Cortés-Zárraga, L., Chávez-Ávila, V.M. y Macías, B.D.J. (2012). El Jardín Botánico del Instituto de Biología de la UNAM y la Estrategia Global para la Conservación Vegetal. En: Caballero, N.J. (coord.). 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