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348 © 2019. Elsevier España, S.L.U. Reservados todos los derechos ASPECTOS OPERATIVOS DEL CATETERISMO CARDÍACO, 348 Laboratorio de cateterismo cardíaco, 348 Equipo de cateterismo cardíaco, 349 Acreditación, 350 PROTOCOLO DEL LABORATORIO DE CATETERISMO, 350 Preparación del paciente antes de realizar la técnica, 350 Cuidados durante la técnica, 351 Cuidados después de la técnica, 351 ASPECTOS TÉCNICOS Y RENDIMIENTO DEL PROCEDIMIENTO, 352 Acceso arterial, 352 Acceso venoso, 355 Punción ventricular izquierda transtorácica directa, 356 Cateterismo del corazón izquierdo, 356 Cateterismo del corazón derecho, 357 MEDICIONES HEMODINÁMICAS, 358 Mediciones de presión, 358 Mediciones del gasto cardíaco, 360 Determinación de la resistencia vascular, 360 ASPECTOS CLÍNICOS E INTEGRACIÓN EN LOS CUIDADOS DEL PACIENTE, 361 Evaluación de estenosis valvulares, 361 Determinaciones de cortocircuitos, 364 Maniobras fisiológicas y farmacológicas, 366 BIOPSIA ENDOMIOCÁRDICA, 367 TÉCNICAS ADYUVANTES DIAGNÓSTICAS Y TERAPÉUTICAS, 368 Ecocardiografía intracardíaca, 368 Soporte hemodinámico percutáneo, 369 BIBLIOGRAFÍA, 372 Cateterismo cardíaco JOERG HERRMANN 19 El cateterismo cardíaco se refiere a todas las formas de evaluación del corazón directas, invasivas y basadas en catéter. En la práctica clínica, a menudo se diferencia entre la angiografía coronaria (v. capítulo 20) y el cateterismo cardíaco hemodinámico (derecho ± izquierdo), dados los diferentes puntos de vista de estas técnicas. Este capítulo se centra en el cateterismo cardíaco, en general, y en el cateterismo hemodinámico, en particular. El primer cateterismo cardíaco se ha atribuido al reverendo Stephen Hales, que utilizó tubos de latón insertados en los sistemas venoso y arterial de un caballo para realizar un cateterismo biventricular en 1711.1 (Véase también «Bibliografía clásica»: Mueller.) Las técnicas de cateterismo en animales se convirtieron en práctica común a partir de entonces, y su inaplicabilidad a los seres humanos fue una suposición común durante dos siglos. En 1929, sin embargo, el residente de cirugía alemán Werner Forssmann, con el objetivo de encontrar mejores métodos para administrar los medicamentos directamente al corazón, avanzó un catéter ureteral 4 French (4F) bien lubricado a través de la vena cubital izquierda hasta una longitud total de 65 cm en su propio corazón, subió las escaleras hacia el departamento de radiología y documentó una posición del catéter en la aurícula derecha mediante una radiografía de tórax.2 Los fisiólogos estadounidenses André Cournand y Dickinson Richards rediseñaron el catéter de Forssmann y desarrollaron la técnica en los años cuarenta. Esto permitió un procedimiento más seguro, tiempos de permanencia más largos y una recogida fácil y repetida de sangre venosa mixta verdadera y, por tanto, el cálculo del gasto cardíaco mediante el uso directo del principio de Fick por primera vez en humanos.1 Los tres médicos recibieron el premio Nobel de Fisiología y Medicina en 1956. El cateterismo cardíaco ha seguido evolucionando en muchos aspectos y actualmente más del 80% de todos los hospitales de EE. UU. ofrecen este servicio.3 El cateterismo cardíaco no debe entenderse de forma aislada, sino como parte del continuo de la evaluación de los pacientes con diversas afecciones cardíacas. Debe llevarse a cabo con el conocimiento de los resultados de pruebas no invasivas, y de manera adecuada, cuando estos no sean suficientes para orientar las decisiones de tratamiento. Por tanto, la exploración invasiva debe proporcionar una orientación definitiva y debe adaptarse a la presentación y a los procesos de enfermedad de cada paciente. En la figura 19-1 se proporciona una perspectiva general de las principales indicaciones y se ilustran el alcance del cateterismo cardíaco y sus criterios de uso idóneos (CUI).4 La realización del procedimiento correcto en el paciente correcto por la razón correcta y del modo correcto para alcanzar el resultado correcto es cada vez más importante, especialmente en un entorno de atención médica cambiante. La tabla e19-1 enumera escenarios clínicos en los que el cateterismo cardíaco rara vez es adecuado. En este capítulo se revisa el cateterismo cardíaco en el contexto de los aspectos operativos (evaluación pre-, intra- y posprocedimiento), los aspectos técnicos y el rendimiento del procedimiento, y los aspectos clínicos y la integración en la atención al paciente. ASPECTOS OPERATIVOS DEL CATETERISMO CARDÍACO Las directrices iniciales para el cateterismo cardíaco fueron publicadas por el American College of Cardiology (ACC) y la American Heart Association (AHA) en 1991 (v. «Bibliografía clásica»: Pepine). Desde entonces, han sido complementados con declaraciones de consenso de expertos sobre las mejores prácticas de cateterismo cardíaco por el ACC y la Society for Cardiac Angiography and Interventions (SCAI) en el año 2001, con actualizaciones en 2012 y 2016.3,5 Estos documentos proporcionan la base necesaria para los aspectos operativos. Laboratorio de cateterismo cardíaco Existen cuatro tipos básicos de laboratorios de cateterismo: laboratorios hospitalarios con servicios completos de apoyo como cirugía cardiovas cular, laboratorios hospitalarios sin capacidad para cirugía cardiovascular, laboratorios independientes y laboratorios móviles. Para satisfacer los requisitos de un centro con servicio completo, deben estar disponibles in situ todos los siguientes servicios de soporte: cirugía cardiovascular, anestesia cardiovascular, servicios mecánicos de soporte circulatorio, servicios vasculares, cirugía/intervenciones endovasculares, unidad de cuidados intensivos, servicio de consulta de nefrología y diálisis, servicios de consulta de neurología, servicios de consulta de hematología y banco de sangre y servicios avanzados de técnicas de imagen (ecocardiografía con Doppler, tomografía computarizada [TC], resonancia magnética [RM]; v. capítulos 14, 17 y 18).3 Si se ofrecen, deben estar disponibles servicios similares para pacientes pediátricos. A pesar de que la cirugía cardiovascular es el servicio diferenciador crucial, el laboratorio de cateterismo requiere que todos los servicios enumerados presten ser vicios de cateterismo al espectro completo de la complejidad de los casos. Aproximadamente, entre un cuarto y un tercio de los laboratorios de cateterismo no cuentan con el respaldo de cirugía cardiovascular.3 Se puede argumentar que casi todos los procedimientos de diagnóstico que no conllevan riesgos adicionales se pueden realizar de manera segura sin ningún respaldo quirúrgico. De hecho, dados los informes favorables de seguridad y calidad a lo largo del tiempo, el documento de los estándares del laboratorio de cateterismo cardíaco del ACC/SCAI de 2012 eliminó varias restricciones (históricas). En consecuencia, los únicos grupos de pacientes en los que no se recomienda el cateterismo cardíaco diagnóstico sin respaldo de cirugía cardiovascular son aquellos con edema pulmonar causado por isquemia, aquellos con síntomas de clase 4 de disfunción valvular grave con fracción de eyección reducida, aquellos con cardiopatía congénita compleja, aquellos con síndromes coronarios agudos, a menos que sea posible la intervención coronaria percutánea (ICP; v. capítulo 62) y los pacientes con riesgo de complicaciones vasculares a menos que se disponga de servicios vasculares.3 Incluso en pacientes que no tienen riesgo elevado pueden surgir complicaciones que requieran una intervención quirúrgica. Además, algunos procedimientos de diagnóstico avanzados deben ser realizados solamente por operadores expertos que sean capaces de tratar cualquier posible complicación. Esto se refiere a la Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 12, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 349 C ateterism o card íaco 19 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n d el ito . punción transeptal, la reserva fraccional de flujo (RFF; v. capítulos 57, 61 y 62), la ecografía intravascular o la tomografía de coherencia óptica, y a cualquier procedimiento de ICP. Los requisitos mínimos para la realización de procedimientos cardiovasculares invasivos en un entorno sin servicios quirúrgicos cardiovasculares in situ se describen en un consenso de expertos de la SCAI, que se refiere principalmente a la búsqueda de ICP.6 Las instalaciones de cateterismo cardíaco independientes y móviles entran en esta categoría también. Por razones obvias, este servicio es solo para pacientes de bajo riesgo seleccionados adecuadamente. Con las intervenciones cardíacas estructurales avanzadas ahora dis ponibles, especialmente el reemplazamiento valvular aórtico transcatéter (RVAT; v. capítulo 72), ha aumentado el interés sobre los laboratorios de cateterismo cardíaco híbridos.7 Estos laboratorios combinan imágenes de alta resolución con los estándares y capacidades del quirófano (Q). En la práctica, los elementos de técnicas de imagen del laboratorio de cateterismo se integrarán en el quirófano o los laboratorios de cateterismo se ampliarán para ajustarse a los requisitos del quirófano. Por tanto, estas salas suelen ser más amplias de lo habitual y son controladas por un equipo formado y familiarizado con ambos aspectos. Equipo de cateterismo cardíaco Los elementos clave del laboratorio de cateterismo cardíaco son la sala de control, el carro de anestesia y el sistema de vigilancia de signos vitales, el sistema de técnicas de imagen, el sistema de procesamiento/archivo de datos y la estación de revisión e informe de datos. Equipo de pruebas de imagen. La imagen es un componente esencial del procedimiento de cateterismo. Aunque no es necesaria para el acceso, lo es para realizar maniobras con el catéter. Las imágenes de rayos X siguen siendo el estándar a pesar de que se han probado alternativas, como la RM, especialmente en niños. El sistema estándar de imágenes de rayos X de alta resolución funciona en dos modos: radios copia y modo cine (sistema cinefluorográfico). Consiste en un tubo de rayos X que genera rayos X a partir de energía eléctrica bajo el control de un generador, y un detector de rayos X de pantalla plana, que produce una imagen de vídeo digital. Esta imagen posteriormente se procesa, visualiza y almacena. Un circuito de retroalimentación desde el procesador de vídeo digital al generador de rayos X permite la adaptación de la salida de rayos X a las peticiones de imágenes.8 La frecuencia de fotogramas y la salida de energía son los factores determinantes correspondientes a la exposición a la radiación y pueden ser establecidos por el operador. Además, los modernos sistemas de imágenes permiten el almacenamiento de la radioscopia, el procesamiento de imágenes y la cartografía de la vía como una herramienta estándar para reducir la exposición. El material de contraste yodado sirve de contraste positivo para la obtención de imágenes por rayos X. Se inyecta manualmente mediante una jeringa o colector libre o de forma automatizada. El volumen de cada administración individual de contraste generalmente se limita a 10 ml en función de las jeringas que se usan habitualmente; sin embargo, se han utilizado jeringas de 20 ml. Para volúmenes más grandes (p. ej., para el llenado de las cámaras cardíacas), se han utilizado inyectores potentes. Seguridad radiológica. Tan baja como sea razonablemente alcanzable (ALARA, as low as reasonably achievable), la radiación se ha convertido en el principio rector de su uso para la reducción tanto de sus efectos deterministas como de los estocásticos. Incluso aplicando este principio, la dosis de radiación para el cateterismo cardíaco está en el rango de 1 a 10 milisieverts (mSv), normalmente de 3 a 5 mSv, que es equivalente a 23 años de radiación de fondo natural. Los efectos deterministas están relacionados con la dosis, y su gravedad aumenta con el incremento de la dosis, normalmente una vez que se excede el umbral. Las cataratas y la pérdida de cabello son ejemplos, pero la lesión cutánea es el efecto determinista más común, que va desde el eritema cutáneo que puede desarrollarse en horas, hasta la descamación y la necrosis cutánea que se desarrollan a lo largo de días o semanas. Se ha definido un punto de referencia para la dosis sobre la piel del paciente, denominado punto de referencia intervencionista, cuando se utiliza un equipo intervencionista isocéntrico, y se encuentra a 15 cm del tubo de rayos X en el eje central del haz de rayos X.8 Los efectos estocásticos, como las neoplasias y los defectos genéticos, están relacionados con la probabilidad y no con la dosis, aunque la probabilidad aumenta con el incremento de la exposición. Por tanto, una aproximación de la energía total de rayos X suministrada al paciente sirve de medida del riesgo de los efectos estocásticos. Esto se expresa como el producto dosis-área, que es la dosis absorbida en aire (kerma en aire) multiplicada por el área de la sección transversal del haz de rayos X en el punto de medición.8 Las mejores prácticas para minimizar la exposición a la radiación son la reducción al mínimo del tiempo del haz de radioscopia, la colimación del haz, la aplicación de la menor amplificación posible y la colocación óptima de la unidad receptora de imágenes del tubo de rayos X, evitando los ángulos extremos y la rotación de la proyección radiográfica durante técnicas prolongadas. La dosis estimada del paciente se registra continuamente, y se pueden emitir advertencias cuando se alcanzan ciertos valores. Las normas estatales varían, pero pueden establecer FIGURA 19-1 Perspectiva general de las principales indicaciones de uso apropiado del cateterismo cardíaco. EVC, enfermedad valvular cardíaca; PSVD, presión sistólica ventricular derecha; SCA, síndrome coronario agudo; TC, tomografía computarizada; TV, taquicardia ventricular; VI, ventrículo izquierdo. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 12, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 350 Ev a lu a ci ó n d El p a ci En tE III que las intervenciones con un kerma en aire de 6.000 miligrais (mGy) o más necesitan la presentación de informes a un comité institucional de seguridad radiológica con seguimiento documentado del paciente.9 Del mismo modo, todo el personal de laboratorio expuesto a la radiación debe registrar su exposición. Se recomienda usar al menos dos dosímetros: uno en la parte exterior del mandil del cuello y el otro debajo del mandil de la cintura. Este último controla la eficacia del delantal de plomo. La dosis de radiación máxima permisible en todo el organismo por año en trabajadores profesionalmente expuestos a la radiación es de 5 equivalentesRoentgen hombre (rem = 50 mSv), o un máximo de 50 rem a lo largo de la vida.8 La reducción de la exposición se logra maximizando la distancia desde la fuente de rayos X y la dispersión utilizando el blindaje adecuado, delantales de plomo, collares para la tiroides, gafas plomadas y barreras plomadas móviles. Evitar las vistas muy anguladas también disminuye la exposición del operador a la radiación al reducir la dispersión. La angulación de mayor riesgo en este sentido es la proyección oblicua anterior izquierda (OAI). Monitores fisiológicos. Todos los pacientes están preparados adecuadamente para una vigilancia continua de los signos vitales, como el estado cardiovascular y respiratorio. La frecuencia respiratoriay la saturación de oxígeno se controlan continuamente mediante la oximetría de pulso periférica. El ritmo cardíaco también se vigila continuamente con un elec trocardiograma (ECG) de superficie, principalmente con las tres derivaciones de Einthoven. La presión sanguínea sistémica se mide en intervalos regulares de solo unos pocos minutos mediante un sistema automático que utiliza un manguito en el brazo. Una vez que se obtiene el acceso, la medición de la presión arterial se complementa mediante el uso de un sistema de tubos de catéter lleno de líquido conectado a transductores de presión con manómetro con transmisión a un monitor. Los laboratorios de cateterismo que realizan evaluaciones hemodinámicas también necesitan analizadores para medir gases arteriales (GAS) y el estado de la coagulación mediante el tiempo de coagulación activado (TCA). Acreditación Para obtener la acreditación en cateterismo, el Accreditation Council for Graduate Medical Education establece los requisitos para el nivel 1 en al menos 100 procedimientos durante 4 meses y para el nivel 2 en 200 procedimientos durante 8 meses. Para el nivel 3, cateterismo intervencionis ta, son necesarios un total de 250 procedimientos durante 20 meses. Después, para mantener la acreditación, los laboratorios de cateterismo cardíaco para adultos deben realizar un mínimo de 300 procedimientos anuales. El volumen mínimo para los facultativos en ejercicio, sin embargo, no ha sido establecido. Esto es diferente de las ICP, aunque se ha producido un cambio de enfoque hacia la calidad. Se recomiendan evaluaciones periódicas de calidad, y ahora están disponibles públicamente los informes de resultados. El director del laboratorio debe tener al menos 5 años de experiencia en cateterismo y debe estar acreditado en cardiología interven cionista si se realizan ICP. El director es responsable de la acreditación de los facultativos; la revisión de la actuación del laboratorio, los facultativos y el personal auxiliar, y la provisión de las acreditaciones necesarias. PROTOCOLO DEL LABORATORIO DE CATETERISMO Preparación del paciente antes de realizar la técnica Toda técnica de cateterismo cardíaco debe planificarse adecuadamente. Comienza con el facultativo remitente, que debería considerar la identificación del paciente adecuado para la técnica correcta, que se realizará del modo correcto para obtener el resultado correcto.4 Los CUI están vigentes para guiar este proceso y, en general, cuanto menor sea el nivel de calificación de idoneidad, será necesario proporcionar más documentación que justifique la técnica. Los beneficios de la técnica en relación con sus riesgos deben explicarse claramente. Esta ecuación varía en función del tipo de técnica y el estado clínico del paciente. En general, el riesgo de complicaciones mayores y de mortalidad relacionada con el cateterismo cardíaco es inferior al 0,5 y al 0,08%, res- pectivamente (tabla 19-1). Por esta razón, se cree que la técnica puede realizarse con un riesgo relativamente bajo incluso en los pacientes más graves. La mayoría de las contraindicaciones se consideran actualmente como «relativas» (tabla 19-2), a excepción del equipo o las instalaciones inadecuadas de cateterismo. Como se describe en las guías del ACC/ AHA sobre angiografía coronaria del año 1999, también es una con- traindicación la realización de un cateterismo en pacientes que no desean que se tomen medidas adicionales o en pacientes en los que no se gana nada en términos de decisiones de tratamiento, calidad de vida o esperanza de vida. En consecuencia, es importante describir no solo los posibles riesgos y complicaciones sino también los posibles beneficios. Los pacientes están listos para desestimar los conceptos erróneos una vez que se proporciona la información correcta con implicaciones importantes para su elección de los modos de tratamiento.10 De este modo, se ha subrayado la toma de decisiones compartida en las direc- trices más recientes sobre el tratamiento de los pacientes con cardiopatía isquémica estable y continúa siendo un importante principio general.11 El consentimiento informado debe documentarse, al igual que el estado del código y las posibles voluntades anticipadas. Una vez que se ha tomado una decisión compartida adecuada, la evaluación previa a la técnica debe confirmar o descartar cualquier contraindicación relativa y dar lugar a la preparación del paciente y del equipo. Los elementos vitales son los antecedentes de la enfermedad actual (problema principal de síntomas/sanitario que se abordará en la sesión actual de atención al paciente) y los antecedentes médicos pasa- dos, con un énfasis especial en los acontecimientos y técnicas cardíacas y vasculares previas. Deben registrarse las enfermedades coexistentes como diabetes mellitus, enfermedad renal crónica (ERC), enfermedad hepática, enfermedades hematológicas (p. ej., trombocitopenia inducida por heparina) y enfermedades infecciosas (p. ej., VIH, hepatitis), así como los medicamentos relacionados. Deben revisarse todas las reacciones alérgicas previas a fármacos, látex o material de contraste, y también cual- quier problema anestésico previo. La exploración física debe documentar el estado cardíaco, pulmonar y del acceso vascular, así como el volumen TABLA 19-1 Complicaciones relacionadas con el cateterismo diagnóstico en pacientes con infarto de miocardio sin elevación del ST* cOMplicación % Cualquier acontecimiento adverso 1,35 Shock cardiógeno 0,24 Insuficiencia cardíaca 0,38 Taponamiento pericárdico 0,03 Accidente cerebrovascular (% de hemorrágicos totales) 0,17 (9,16) Necesidad nueva de diálisis 0,14 Mortalidad hospitalaria no ajustada al riesgo 0,72 Mortalidad hospitalaria no ajustada al riesgo, excluidos los pacientes con CRC 0,6 CRC realizada durante el ingreso 7,47 CRC de rescate/urgente 0,01/0,27 CRC urgente/programada 5,27/1,92 Cualquier acontecimiento hemorrágico en las 72 h siguientes al procedimiento 0,49 Cualquier otra complicación vascular que necesite tratamiento 0,15 CRC, cirugía de revascularización coronaria. Modificado de Dehmer Get al. A contemporary view of diagnostic cardiac catheteri zation and percutaneous coronary intervention in the United States. J Am Coll Cardiol 2012;60:2017. TABLA 19-2 Contraindicaciones relativas del cateterismo cardíaco diagnóstico Hemorragia digestiva aguda Hipopotasemia grave Toxicidad por digoxina no corregida Anticoagulación con INR > 1,8 o coagulopatía grave Reacción anafilactoide previa a medios de contraste Accidente cerebrovascular agudo Insuficiencia renal aguda o enfermedad renal crónica grave sin necesidad de diálisis Infección activa no tratada o fiebre inexplicada Anemia grave Accidente cerebrovascular reciente (< 1 mes) Paciente no cooperador Embarazo Tomado de Davidson CJ, Bonow RO. Cardiac catheterization. In Mann DL et al, editors. Braunwald’s Heart Disease: A Textbook of Cardiovascular Medicine. 10th ed. Philadelphia: Elsevier; 2012. *N = 1.091.557. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 12, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 351 C ateterism o card íaco 19 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n d el ito . y el estado neurológico. Los análisis deben incluir hemograma completo con plaquetas, determinación de electrólitos séricos con creatinina y tasa de filtración glomerular estimada (TFGe). Es suficiente un período de tiempo de 2 a 4 semanas de la técnica, a menos que haya ocurrido un cambio en el estado clínico. Actualmente, se recomienda un tiempo de protrombina (PT) con cociente normalizado internacional (INR) solamente en pacientes que reciben warfarina o con enfermedad hepática o hematológica,y un tiempo parcial de tromboplastina para aquellos que reciben heparina. Las mujeres en edad fértil deben hacerse una prueba de embarazo. Se recomienda un ECG de 12 derivaciones. A los pacientes con fibrilación auricular que reciben anticoagulación se les debe informar de que suspendan la warfarina aproximadamente 3 días antes del procedimiento. El INR debe ser inferior a 1,8 para un abordaje femoral y menor de 2,2 para un abordaje radial con objeto de minimizar el riesgo de hemorragia.3 El inhibidor directo de la trombina dabigatrán debe suspenderse 24 h antes del cateterismo en aquellos pacientes con una TFGe de 80 ml/min o superior, 36 h si la TFGe es de 50 a 79 l/min, y 48 h si es de 30 a 49 ml/min. Si es probable que se realice una ICP (además del cateterismo diagnóstico), estas líneas de tiempo deben multiplicarse por 2. Los inhibidores directos del factor Xa (rivaroxabán, apixabán o edoxabán) deben interrumpirse 24 h antes del procedimiento si la TFGe es de 30 ml/min o superior; en caso contrario, al menos 36 h. En caso de que sea una posibilidad la ICP, el plazo para la interrupción es de al menos 48 h. El ácido acetilsalicílico y otros fármacos antiagregantes plaquetarios orales se continúan antes de la técnica. Los pacientes en tratamiento con metformina deben tomar el medicamento la mañana del procedimiento y no reanudarlo hasta que la función renal esté estable durante al menos 48 h después de la técnica.3 Todos los pacientes, pero especialmente aquellos con diabetes y ERC, deben recibir hidratación perioperatoria para reducir el riesgo de nefropatía inducida por contraste (NIC). Es una indicación de clase I para el cálculo del riesgo de NIC en pacientes que pueden someterse a ICP, y están disponibles calculadoras de riesgo validadas.12 La diabetes mellitus y la insuficiencia renal inicial son los factores de riesgo relacionados con el paciente más sólidos (v. capítulos 51 y 98). No se ha demostrado que ninguna otra intervención salvo el estado de volumen de líquido sea eficaz, pero la cantidad definida depende del estado basal de líquidos y de la función cardíaca. Si se tolera, debe administrarse un total de 1 1 de solución salina normal desde el inicio hasta la finalización de la técnica. También es importante la realización de una angiografía biplano y la limitación de la cantidad de material de contraste (como regla general, < 3,7 veces la TFGe).3 Los pacientes con antecedentes de reacción anafilactoide al contraste (angioedema, eritema, prurito, urticaria, broncoespasmo, arritmia, shock) o los atópicos tienen mayor riesgo de reacciones de hipersensibilidad aguda al contraste y deben estar adecuadamente preparados para evitar esta complicación, aunque esto es menos frecuente con la administración de contraste por vía arterial que por vía venosa.3 Los regímenes de premedicación más comunes son 60 mg de prednisona la noche anterior y la mañana de la técnica; 50 mg de prednisona 12, 7 y 1 h antes de la técnica; 100 mg de hidrocortisona 12 h e inmediatamente antes de la técnica; o 200 mg de hidrocortisona 2 h antes de la técnica. También se puede administrar cimetidina (300 mg por vía intravenosa o por vía oral), un antagonista no selectivo de la histamina y difenhidramina (de 25 a 50 mg por vía i.v.) justo antes de la técnica. Los pacientes con alergias a medicamentos y alimentos pueden estar predis- puestos, pero generalmente no se premedican, y no es necesaria una preparación especial para aquellos con alergia a los mariscos. Además de las reacciones agudas, es importante conocer las posibles reacciones de hipersensibilidad retardada, con fiebre y erupción hasta 48 h después de la técnica. Las complicaciones hemodinámicas y electrofisiológicas agudas durante el cateterismo son menos frecuentes con el uso actual de material de contraste en escasa cantidad e isoosmolar. Aunque algunos centros han optado por una política estricta de ayuno, es recomendable que los pacientes estén en ayunas antes de la técnica: sin líquidos hasta 2 h antes y sin alimentos sólidos hasta 6 h antes de la técnica.3 El estado de ayunas y las constantes vitales se evalúan en el área de preparación del laboratorio de cateterismo junto con otros paráme- tros. Se coloca un acceso i.v. para la hidratación y la administración de fármacos, así como la telemetría con el ECG y la oximetría de pulso. A diferencia de sus comienzos, el cateterismo cardíaco ya no está ligado al ingreso hospitalario, y la gran mayoría de los casos se realiza como práctica (del hospital) ambulatoria. Los grupos de pacientes que pueden beneficiarse del ingreso hospitalario preoperatorio para la preparación del cateterismo diagnóstico son aquellos con insuficien- cia cardíaca congestiva grave, ERC en estadio 4 que necesitan hidra- tación adicional previa a la técnica, y los que reciben anticoagulación oral que necesitan pero no pueden realizar terapia puente con hepa- rina de bajo peso molecular (p. ej., pacientes con válvulas cardíacas mecánicas). Cuidados durante la técnica Solo los pacientes que estén completamente preparados deben ser trasladados al laboratorio de cateterismo; la figura e19-1 proporciona un algoritmo de secuencia.13 Una vez que todos los monitores están colocados, el paciente se cubre de forma estéril, y con todos los miembros del equipo presentes, se debe realizar una reunión informativa sobre la técnica. Esta debe incluir el nombre del paciente y el número de historia clínica, la técnica que se va a realizar, la necesidad y disponibilidad del equipo necesario, las alergias y premedicación del paciente, el estado renal y de anticoagulación, el estado de antiagregación plaquetaria si puede plantearse la intervención y el consentimiento informado firmado. Algunos centros también han comenzado a documentar los CUI antes de la técnica. También se han utilizado listas completas de verificación previas a la técnica y son recomendables para mantener un estándar uniforme.5 Si se solicita un cateterismo hemodinámico, esto debe hacerse antes de cualquier exposición al contraste, que de lo contrario podría influir en las mediciones debido a sus propiedades vasoactivas. De manera similar, se puede obtener un acceso radial, pero se debe evitar la manipulación adicional y la necesidad de fármacos vasodilatadores has- ta que se terminen todas las mediciones hemodinámicas. La elevación de los miembros inferiores es otra variable que debe considerarse, pues se realiza a veces para facilitar el acceso a la vena yugular interna. En función de la presentación clínica, la secuencia descrita puede cambiar, como ocurre en pacientes con infarto de miocardio con elevación del segmento ST (IMEST) o con shock cardiógeno; la angiografía coronaria y la intervención se deben realizar primero, y cualquier cateterismo hemodinámico adicional después según sea necesario. Cuidados después de la técnica Después de terminar el procedimiento, el paciente se transfiere a una cama monitorizada y al área de postratamiento. Si solo se realizó un cateterismo cardíaco de diagnóstico, la mayoría de los pacientes pueden ser dados de alta en las primeras 2 a 6 h posteriores a la técnica, a menos que existan algunas características de alto riesgo, complicaciones o sea necesaria aten ción de soporte como hidratación o anticoagulación. En algunos casos, los pacientes también pueden trasladarse directamente a los servicios del hospital, como los que presentan insuficiencia cardíaca y necesitan la colocación de un catéter de SwanGanz para monitorización invasiva. Se retiran todos los catéteres salvo los de monitorización hemodinámica antes de que el paciente abandone el laboratorio. Lo mismo se aplica a los introductores de acceso radial, y se utiliza una pulsera inflable para la hemostasia y un protocolo de desinflado después. En caso de acceso femoral, se usa un dispositivo de cierre vascular o compresión manual. Esta última se realiza con mayor frecuenciaen el área posprocedimiento. Se aplica una presión firme de aproximadamente 2,55 cm por encima del punto de incisión de la piel durante 10 min, seguido de reposo en cama durante 2 h en el caso de introductores 46F y de 3 a 4 h en caso de introductores de más de 6F. Los introductores venosos se retiran en el laboratorio de cateterismo o en el área posprocedimiento y son necesarios aproximadamente de 5 a 10 min de compresión firme. Los dispositivos de cierre vascular pueden ser beneficiosos para los pacientes que no toleran largos períodos de reposo en cama después del acceso a la arteria femoral o en aquellos que están anticoagulados (fig. e19-2). No se ha demostrado que estos dispositivos sean superiores a la compresión manual en general, y de hecho pueden ser peores en caso de múltiples intentos de acceso vascular.14 Los dispositivos de cierre vascular desempeñan una función importante en los casos de acceso de gran calibre, que se han vuelto relativamente frecuentes en la actualidad, en la era de los RVAT con tamaños de introductor de 18 a 24F. La hemorragia sigue siendo la complicación y el motivo de ingreso hospitalario posterior al procedimiento más frecuente. Se establece una distinción entre la hemorragia del lugar de acceso y la que no se origina en el lugar de acceso. El último tipo puede reflejar la enfermedad subyacente desenmascarada por la anticoagulación y el tratamiento antiagregante del procedimiento (p. ej., úlcera péptica) o una complicación del procedimiento (p. ej., hemorragia pericárdica). Es Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 12, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 352 Ev a lu a ci ó n d El p a ci En tE III importante destacar que, aunque muchas veces no son tan evidentes inicialmente, las hemorragias que no se originan en el lugar de acceso a menudo son más relevantes para el pronóstico.15 La localización anatómica y la gravedad de la hemorragia son factores determinantes importantes del resultado general. Si bien es más frecuente después del cateterismo terapéutico que después del diagnóstico, la vigilancia en términos de prevención, reconocimiento y tratamiento sigue siendo obligatoria. La hemorragia del lugar de acceso puede presentarse como un rezumado ligero, un sangrado más rápido, equimosis o formación de hematoma. Esta última se considera una complicación vascular importante y se ins cribe como una medida de calidad en registros como el CathPCI del ACC. Los hematomas localizados mayores de 5 cm, aunque son también más frecuentes después de la ICP, todavía se observan en aproximadamente 1 de cada 20 pacientes después del cateterismo diagnóstico.16,17 Como medida preventiva, todos los introductores deben retirarse lo antes posible, en caso de anticoagulación con heparina una vez que el tiempo de coagulación activado está por debajo de 160 a 180 s y después de 2 h en el caso de anticoagulación con bivalirudina y con función renal normal. Se deben implementar protocolos para la retirada de los introductores y la atención posterior, incluida la evaluación de la extremidad distal y la presión arterial. Otras complicaciones vasculares importantes son la hemorragia retrope ritoneal, el seudoaneurisma, la formación de fístulas arteriovenosas (AV) y la oclusión que hace necesaria la reparación arterial o la trombectomía, así como infecciones. La incidencia combinada de complicaciones vasculares importantes es de aproximadamente el 0,2% en la actualidad.18 En relación con el cambio de la ruta de acceso femoral a la radial, estas complicaciones se han vuelto menos frecuentes con la ICP, pero siguen siendo motivo de preocupación en el acceso femoral para casos estructurales. Clásicamente, la incidencia de hematoma retroperitoneal era tan alta como del 6%, mientras que más recientemente es del 0,5%. Los principales factores de riesgo son el sexo femenino, el menor índice de masa corporal y el lugar de punción arterial femoral alto (por encima del tercio superior de la cabeza femoral). Se debe sospechar un hematoma retroperitoneal en pacientes con hipotensión y taquicardia inexplicables, siendo esta última un signo que la diferencia de las reacciones vagales, aunque también puede presentarse bradicardia. En orden decreciente, los síntomas de presentación más frecuentes del hematoma retroperitoneal son hipotensión (92%), diaforesis (58%), dolor inguinal (46%), dolor abdominal (42%), dolor de espalda (23%) y bradicardia (31%). Algunos pacientes presentan tenesmo o urgen cia intestinal, signos/irritación peritoneales y/o neuropatía femoral.19 La caída de la hemoglobina en los recuentos sanguíneos completos seriados generalmente ocurre después, y su interpretación puede ser confundida con la administración de líquidos (y, algunas veces, con otras pérdidas de sangre) durante el procedimiento. Por tanto, la TC abdominopélvica debe realizarse según las necesidades de la sospecha clínica. Después, o incluso como primer paso, se puede llevar a cabo un abordaje angiográfico para visualizar el lugar de la lesión vascular e incluso intentar ocluirlo de forma percutánea o directamente mediante intervención quirúrgica. El riesgo de la reparación quirúrgica es mayor en pacientes de edad avanzada, con insuficiencia cardíaca congestiva o con mayor área de superficie corporal. La ecografía es la prueba de elección con respecto a complicaciones vas culares más localizadas en el lugar de acceso, como los seudoaneurismas. Estas comunicaciones entre la arteria y el tejido fibromuscular suprayacente dan lugar a una cavidad llena de sangre. Se observan clásicamente con la punción baja o lateral de la arteria femoral, la anticoagulación excesiva en el momento de la extracción del introductor o la compresión inadecuada del lugar de punción (acceso). La incidencia aceptable es inferior al 0,2%, pero los estudios han indicado una incidencia tan elevada como del 3%.20 La presentación habitual es el dolor inguinal, una masa pulsátil palpable y un soplo sistólico. Los tamaños menores de 2 cm conllevan una baja probabilidad de ruptura y pueden seguirse clínicamente con ecografías seriadas para documentar su trombosis espontánea. Para los seudoaneurismas mayores de 2 cm de tamaño, el tratamiento de elección es la compresión manual guiada por ecografía con o sin la inyección de trombina o colágeno. Menos frecuente es necesaria la colocación de una endoprótesis (stent) cubierta o la intervención quirúrgica. Se ha publicado que las fístulas AV tienen una incidencia del 0,25 al 1% y también son más frecuentes con accesos femorales bajos (es decir, por debajo de la cabeza femoral). El dolor, la hinchazón y el soplo son signos y síntomas similares a los seudoaneurismas, y la ecografía vuelve a ser diagnóstica. La mayoría de las fístulas son muy pequeñas y pasan desapercibidas. La intervención es necesaria solamente si se produce una derivación importante (inserción de endoprótesis o cirugía vascular). Después del cateterismo de la arteria radial, las complicaciones vasculares y la hemorragia relacionada con el acceso pueden ser más sutiles, y un hematoma que pasa desapercibido y no es tratado puede progresar hasta el síndrome compartimental del antebrazo. El dolor y la parestesia deben servir como síntomas de advertencia y se han desarrollado protocolos para facilitar el diagnóstico y tratamiento (fig. e19-3). La hemostasia adecuada es importante, pero también es fundamental para mantener la permeabilidad de la arteria radial, especialmente durante la eliminación del introductor y poco después. La compresión de la arteria cubital homolateral limitada a esta fase aguda ha sido suficiente para reducir la oclusión de la arteria radial.21 La administración adicionalde vasodilatadores y de la anticoagulación adecuada son intervenciones importantes. De lo contrario, las tasas de oclusión de la arteria radial pueden ser tan elevadas como del 15% de forma aguda y del 3 al 5% de forma crónica. En general, ocurren complicaciones menores en aproximadamente 1 de cada 25 pacientes sometidos a cateterismo cardíaco habitual, y las más frecuentes son la hipotensión transitoria y los episodios breves de dolor torácico. Entre las consideraciones para el diagnóstico diferencial de la hipotensión, además de las reacciones vasovagales y las hemorragias graves (retroperitoneales), también debe encontrarse una reacción al contraste, aunque deben existir otras manifestaciones. La urticaria es menos frecuente con los agentes de con traste de baja osmolaridad y con la administración intraarterial; las reacciones anafilactoides son muy raras. Los corticoesteroides y la difenhidramina i.v. son los principales fármacos. La epinefrina se reserva para reacciones graves, como el shock anafiláctico. Los pacientes con reacciones alérgicas graves y anafilaxia deben permanecer en observación al menos durante la noche. En pacientes con dolor torácico, el diagnóstico diferencial es amplio. Si se realizó una angiografía coronaria, se debe descartar una disección, así como la embolización, especialmente si se cruzó la válvula aórtica. El riesgo de infarto de miocardio es del 0,05%.18,22 Si se realizó un cateterismo del corazón derecho, el diagnóstico diferencial debería incluir embolia pulmonar, infarto pulmonar y perforación de la arteria pulmonar o del ventrículo derecho (VD). Sin embargo, las complicaciones más frecuentes del cateterismo del corazón derecho son las arritmias auriculares o ventriculares pequeñas no sostenidas. A todos los pacientes con dolor torácico se les debe realizar un ECG de 12 derivaciones, y aquellos con cambios relevantes, especialmente la elevación del segmento ST y después de la angio grafía coronaria, deben ser trasladados de nuevo al laboratorio de cateterismo. El riesgo de complicaciones neurológicas es del 0,03 al 0,2%.18,22 Las personas con ateroesclerosis aórtica y estenosis aórtica grave tienen mayor riesgo de embolia. Después de cruzar de forma retrógrada una válvula aórti ca estenótica, los déficits neurológicos pueden ser clínicamente evidentes en hasta el 3% de los pacientes, y la incidencia de acontecimientos embólicos cerebrales agudos focales puede ser tan alta como del 22% en RM.23 Se pueden observar déficits neurológicos en el momento o algunas horas después del procedimiento, y se desconoce si los mecanismos difieren según el momento de presentación.24 Se sabe que la duración del procedimiento, el volumen del material de contraste, las indicaciones urgentes y el uso de balones de contrapulsación intraaórticos (BCIA) aumentan el riesgo de accidente cerebrovascular. Entre los factores de riesgo relacionados con el paciente están la diabetes mellitus, la hipertensión, los antecedentes de accidente cerebrovascular y la insuficiencia renal.25 La ceguera cortical transitoria debe distinguirse de los ictus verdaderos. Se caracteriza por la pérdida de la visión percibida junto con una exploración neurológica normal que ocurre de minutos a 12 h después de la angiografía. Pueden presentar cefalea, pérdida de memoria y cambios del estado mental. La resolución comienza en unas pocas horas, pero puede tardar días volver a la normalidad.26 Además, los accidentes cerebrovasculares deben dis tinguirse de otras afecciones, como convulsiones, migraña, hipoglucemia y encefalopatía. El tratamiento estándar del accidente cerebrovascular con un equipo multidisciplinar es importante para mejorar el pronóstico. La mortalidad relacionada con el cateterismo cardíaco diagnóstico es escasa (0,080,75%) y se predice principalmente por la presentación clínica. Los factores predictivos más importantes son la insuficiencia cardíaca (especialmente en etapas avanzadas), la hipotensión y el shock, el síndrome coronario agudo, la enfermedad valvular aórtica o mitral grave, la insuficiencia renal y el estado agónico. Los pacientes con estas afecciones, especialmente en etapas complicadas, a menudo son remitidos al laboratorio de cateterismo cardíaco como parte de su atención hospitalaria. Es posible que otros grupos de pacientes, como aquellos con enfermedad arterial coronaria crítica (p. ej., estenosis grave del tronco coronario principal izquierdo), tengan que ser ingresados en el hospital en respuesta a los hallazgos diagnósticos para una futura planificación del tratamiento. ASPECTOS TÉCNICOS Y RENDIMIENTO DEL PROCEDIMIENTO Acceso arterial Técnica percutánea de la arteria femoral El acceso estándar durante muchos años ha sido la arteria femoral común (AFC), también conocida como la técnica de Judkins. La familiaridad con la anatomía es importante, y el punto de entrada es de 1 a 3 cm (1-2 dedos) por debajo del ligamento inguinal, en línea con el curso palpable de la AFC (fig. 19-2). El pliegue inguinal puede ser confuso en individuos obesos y en los muy delgados. En la práctica Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 12, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 353 C ateterism o card íaco 19 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n d el ito . clínica, el punto óptimo de entrada en la piel sobre el borde inferior de la cabeza femoral se identifica a menudo mediante radioscopia con una pinza hemostática. De forma alternativa, la ecografía puede usarse para delimitar la anatomía (fig. e19-4). Se ha demostrado que la ecografía mejora las tasas de éxito de primer paso, reduce las complicaciones vas- culares globales y puede ser útil, especialmente en pacientes con pulso impreciso debido a cicatrices después de múltiples procedimientos previos.27 La importancia crucial de la localización correcta no puede dejar de subrayarse, porque un lugar demasiado alto aumenta el riesgo de hematoma retroperitoneal y uno demasiado bajo aumenta el riesgo de seudoaneurisma, formación de fístulas AV y canulación de la arteria femoral superficial de tamaño demasiado pequeño para alojar los introductores de mayor tamaño o los dispositivos de cierre vascular. Además, una posición por fuera de la cabeza femoral no deja un campo firme óptimo para la compresión hemostática. Una vez que se logra la sedación consciente y la anestesia local con lidocaína al 1%, se realiza una pequeña incisión transversal de la piel, y utilizando la técnica Seldinger modificada (fig. 19-3), se inserta una aguja de pared delgada de calibre 18G con un ángulo de 30-45° en la AFC. El reflujo de sangre debe ser estable y pulsátil; en caso contrario, se debe sospechar que la aguja no está dentro del todo o está fuera de la luz de la AFC. Una vez que se encuentra en la posición correcta, se avanza una guía de politetrafluoroetileno (teflón) recubierta con punta en J de 0,94 o 0,97 mm a través de la aguja hacia la arteria. El cable debe pasar libremente, y si no, y especialmente si el paciente expresa algo de dolor, la localización del cable debe delimitarse cuidadosamente. Los síntomas suelen indicar un traumatismo vascular, como disecciones o perforaciones, que deben diagnosticarse inmediatamente. Por tanto, si bien las ventajas de la técnica de Judkins son su relativa facilidad, rapidez y fiabilidad, la experiencia y la vigilancia son todavía necesarias para garantizar su calidad y seguridad. La técnica de la arteria femoral posee desventajas en pacientes que no pueden soportar largos períodos de reposo en cama, en aquellos con alto riesgo de hemorragia y en aquellos con enfermedad arterial periférica (EAP). Los pacientes con riesgo de hemorragiay EAP necesitan una evaluación cuidadosa para asegurarse de que la perfusión distal de las extremidades es adecuada incluso durante la colocación del introductor y una vez que los catéteres estén avanzados, porque algunas estenosis pueden ser de un grado crítico. Incluso si no son de grado crítico, las estenosis iliofemorales pueden plantear problemas para el paso retrógrado FIGURA 19-2 A. Diagrama esquemático que muestra la anatomía de la vena y la arteria femorales. La incisión de la piel para la arteria debe hacerse unos 3 cm por debajo del ligamento inguinal y directamente sobre el pulso de la arteria femoral; la incisión de la piel para la vena debe realizarse a la misma altura o más abajo, pero aproximadamente un dedo más cerca medialmente. B. Localización de la incisión de la piel mediante radioscopia y uso de pinzas hemostáticas, cuya parte superior debe apuntar al borde inferior de la cabeza femoral (BICF). C. Inserción del catéter (flecha abierta) dentro de la arteria femoral común (AFC), por encima de la bifurcación en ramas de la arteria femoral superficial (AFS) y profunda (AFP). (Tomado de Baim DS, Grossman W. Percutaneous approach, including transseptal and apical puncture. In Baim DS, Grossman W, editors. Cardiac Catheterization, Angiography, and Intervention. 7th ed. Philadelphia: Lea & Febiger; 2006, p 81.) FIGURA 19-3 Técnica de Seldinger modificada para la introducción percutánea del introductor del catéter. A. Punción del vaso con la aguja. B. Guía flexible colocada dentro del vaso a través de la aguja. C. Aguja retirada, guía colocada y hueco en la piel alrededor del cable ampliado con un bisturí. D. Introductor y dilatador colocados por encima de la guía. E. Introductor y dilatador avanzados sobre la guía y dentro del vaso. F. Dilatador y guía retirados mientras el introductor permanece en el vaso. (Tomado de Hill JA, Lambert CR, Vlietstra RE, Pepine CJ. Review of general catheterization techniques. In Pepine CJ, Hill JA, Lambert CR, editors. Diagnostic and Therapeutic Cardiac Catheterization. 3rd ed. Baltimore: Williams & Wilkins; 1998, p 107.) Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 12, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 354 Ev a lu a ci ó n d El p a ci En tE III de los catéteres, al igual que la tortuosidad. De hecho, podría ser necesario optar pronto por un introductor largo (> 20 cm) para superar la tortuosidad porque se opone a la manipu- lación del catéter y puede ser de tal grado que el abordaje deba suspenderse porque la fricción elimine la tortuosidad, los pliegues compriman la luz o la longitud no sea suficiente. Cualquier introductor largo debe colocarse cuidadosamente bajo radioscopia. De manera similar, bajo una cuidadosa guía radioscópica, es posible que sean necesarios cables con punta flexible (p. ej., Glidewire) para avanzar hacia la aorta. Se puede utilizar un catéter de Judkins derecho o multiusos para proporcionar el soporte, que se mantiene a poca distancia de la punta de la guía. En ocasiones, se necesita una guía extra-rígida de tipo Amplatz, pero puede causar molestias debido al pliegue y acodamiento del vaso. Se recomiendan cables largos de longitud de intercambio en estos casos difíciles para cualquier intercambio posterior del catéter. El tiempo de permanencia de cualquier cable debe mantenerse entre 2 y 3 min, teniendo en cuenta el riesgo de formación de trombos (a pesar de la anticoagulación). El tamaño del introductor debe ser al menos igual al tamaño del catéter utilizado. La heparina no fraccionada ya no se administra de forma sistemática para el cateterismo cardíaco diagnóstico; sin embargo, para aquellos con procedimientos que se prevén prolongados, pueden administrarse de 2.000 a 3.000 unidades en bolo i.v. En pacientes que llegan con heparina, debe obtenerse un TCA después del acceso y cualquier anticoagulación adicional debe pautarse de acuerdo con este. Aunque a menudo se menciona, no se recomienda la administración sistemática de protamina después del procedimiento para revertir el efecto de la heparina. Pueden ocurrir reacciones de hipotensión, especialmente en pacientes con diabetes y en tratamiento con insulina. Los introductores femorales no se deben retirar hasta que el TCA sea menor de 160 a 180 s, a menos que se use un dispositivo de cierre vascular. Los pacientes con antecedentes de EAP necesitan una atención especial de anamnesis y exploración física. Antes del procedimiento, se deben revisar detalladamente los tipos de intervenciones que se realizaron en el pasado (p. ej., angio- plastia con balón, parches de endoarterectomía, conductos arteriales, injertos protésicos). Debe delimitarse la anatomía y podría ser necesario el mapeo adicional. Son importantes la idoneidad del punto de acceso y la permeabilidad para colocar el equipo proximalmente. Los injertos vasculares periféricos protésicos son probablemente los más problemáticos, no necesariamente porque no se puedan pasar, sino más bien por el cuidado posterior para evitar la falta de cierre y la oclusión trombótica. Por esta razón, se evitan estos injertos generalmente a menos que no haya otra opción disponible, en cuyo caso se toma el acceso más pequeño posible y se minimiza la extensión del procedimiento. Las complicaciones derivadas del acceso femoral se describen en la sección de atención posterior al procedimiento. Técnica percutánea de la arteria radial El acceso radial ha ganado popularidad en los últimos años ya que se asocia con un menor riesgo de hemorragia y por la comodidad para el paciente des- pués del procedimiento. Se recomienda comprobar la adecuada irrigación sanguínea doble de la mano mediante la prueba Allen o de Barbeau. La prueba de Allen consiste en la compresión manual de la arteria radial y cubital mientras el paciente aprieta el puño hasta que la mano palidece, momento en el que se libera la presión de la arteria cubital. En condiciones normales, el color normal reaparece en 10 s, y no hay hiperemia reactiva relevante al liberar la presión sobre la arteria radial. La prueba de Barbeau se realiza de manera similar, con la utilización solamente de oximetría de pulso; tiene una mayor precisión y reproducibilidad28 (fig. 19-4). Durante la preparación para el acceso radial, el brazo debe colocarse sobre una mesa adecuada y en abducción con un ángulo de 30 a 45°, y la muñeca debe estar hiperextendida sobre un rollo de gasas. Se utiliza la arteria radial derecha, a menos que no esté indicada por la anatomía o la necesidad (p. ej., inyección de la arteria mamaria interna izquierda). Su trayecto distal se puede cartografiar mediante palpación o ecografía; también se ha demostrado que esta última mejora las tasas de primer paso también aquí.29 Solo se inyecta hasta 1 ml de lidocaína al 1% en el lugar de entrada de la piel, que debe estar aproximadamente 1-2 cm proximal a la apófisis estiloides del radio. Se accede a la arteria radial mediante una aguja de micropunción (técnica de la pared anterior) o un Angiocath de calibre 20G (técnica de la pared posterior) con un ángulo de 30 a 45°. Después se introduce cuidadosamente un cable de 0,6 mm, y no se debe avanzar si se nota resistencia de forma similar a la técnica de acceso femoral. Una vez que se coloca un cable con seguridad, se introduce un introductor, de nuevo cuidadosamente. Las prácticas varían, pero se deben tomar en consideración tamaños más pequeños para mujeres (4-5F) pero más grandes (6F; máximo 7F para hombres) si es probable la realización de ICP. Se debe evitar el estiramiento excesivo de la arteria porque da lugar a tasas de oclusión postoperatorias más elevadas. Se ha considerado que un introductor más largo protege mejor contra el vasoespasmoa la altura del antebrazo.30 Sin embargo, otros estudios indican que es el recubrimiento hidrófilo en lugar de la longitud del introductor lo que reduce los espasmos.31 Las dimensiones habituales del introductor utilizado para el acceso radial son de 4 a 6F de calibre y de 7 a 16 cm de longitud. Una vez que está colocado el introductor, habitualmente se administran 5.000 unidades de heparina no fraccionada en bolo, o se ajusta en función del peso (50 unidades/kg), preferiblemente por vía intravenosa para prevenir la oclusión de la arteria radial después de la técnica. El vasoes- pasmo arterial es un factor de complicación y se previene con una sedación adecuada, evitando el enfriamiento de las extremidades y con la administración de vasodilatadores (fig. e19-5). Con mucha frecuencia, se administran nitroglicerina (100-200 µg) y verapamilo (2,5 mg). Otros tratamientos son la nitroglicerina sublingual y la administración intraarterial (local) de diltiacem o nicardipino. Con FIGURA 19-4 Cuatro tipos de signos de permeabilidad del arco cubitopalmar basados en pletismografía y oximetría, del modo en que se registraron con la pinza del dedo aplicada en el pulgar. Los pacientes con una respuesta de tipo D no deben someterse a un cateterismo transradial de esa muñeca. (Tomado de Barbeau GR, Arsenault F, Dugas L, et al. Evaluation of the ulnopalmar arterial arches with pulse oximetry and plethysmography: comparison with the Allen’s test in 1010 patients. Am Heart J 2004;147:48993.) Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 12, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 355 C ateterism o card íaco 19 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n d el ito . esta preparación, se pueden pasar los catéteres a través del cable con punta en J estándar de 0,94 mm hasta la aorta ascendente. Debido a que el trayecto anatómico puede no ser tan recto, el cable con punta en J y el catéter se deben avanzar solo suavemente32 (fig. e19-6). Los retos en el avance a menudo se pueden superar mediante una guía coronaria Glidewire o Runthrough. Estos alambres tienden a canalizar más fácilmente no solamente la luz principal sino también las ramas laterales y deben cambiarse una vez que el catéter avanza hasta la altura braquiocefálica. En el caso de disección de la arteria radial o braquial, el procedimiento a menudo puede continuar porque el mismo catéter servirá como taponamiento. El cierre, sin embargo, debe documentarse, como su diagnóstico inicial, mediante angiografía usando una mezcla 50/50 de solución salina y material de contraste. La inyección de material de contraste también es útil para visualizar la tortuosidad, que puede plantear importantes retos no solamente distales sino también de afectación de la aorta ascendente. En estos casos, es posible que sea necesario que el catéter guíe al cable alrededor del origen de la arteria braquiocefálica en lugar de al contrario. En estas circunstancias también puede ser útil la inspiración profunda. En casos difíciles, se recomienda no perder la posición y utilizar una guía de intercambio con punta en J de 0,94 mm de longitud para cualquier recambio adicional del catéter. El uso de catéteres de diagnóstico diseñados para abordajes radiales y de ambos orificios coronarios (p. ej., catéter Tiger) puede facilitar el procedimiento. Una vez terminado, se retira el equipo, incluido el introductor, y se usa una pulsera con un globo hinchable para lograr la hemostasia. Para evitar la oclusión trombótica, se deja que vuelva a sangrar el lugar de punción antes de inflar el manguito 2 cm3 por encima del punto en que se alcanza la hemostasia. Las prácticas deben tener protocolos que guíen el proceso de desinflado y la vigilancia del estado del pulso y la perfusión. La «hemostasia evidente» es el término clave de la atención después del acceso a la arteria radial. Aunque las principales ventajas son el menor riesgo de hemorragia y la ausencia de necesidad de reposo en cama, entre las posibles desventajas están, además de la propensión al vasoespasmo y la oclusión trombótica de la arteria radial, las disecciones y el síndrome compartimental, la limitada estabilidad del catéter y la intervención coronaria deficiente. Además, la arteria radial no es el mejor abordaje si son necesarios introductores de mayores tamaños (p. ej., para intervenciones de la bifurcación). La presentación y el tratamiento de las complicaciones del acceso radial se resumen en la sección de atención posterior al procedimiento (v. fig. e19-3). Los ensayos aleatorizados controlados (EAC) que comparan el abordaje radial frente al femoral se han realizado principalmente en cohortes con IMEST. Un metaanálisis de 12 estudios con 5.000 pacientes mostró que el abordaje radial se asoció con una disminución de casi el 50% de la morta- lidad y del riesgo de hemorragia importante.33 Estos beneficios principales se confirmaron posteriormente en 8.400 pacientes con síndrome coronario agudo, con o sin IMEST, asignados al azar a un acceso radial o femoral para angiografía coronaria e ICP; el acceso radial se asoció con una reducción del 30% de hemorragias mayores y de mortalidad por cualquier causa.34 Técnica percutánea de la arteria braquial El abordaje de la arteria braquial es similar al de la arteria femoral, pero rara vez se emplea debido a que se sustituyó por la técnica radial. Con el método de Seldinger, se coloca un introductor de 4-6F en la arteria braquial y se purga con 3.000-5.000 unidades de heparina. Las maniobras posteriores son similares a las descritas anteriormente. La hemostasia adecuada después de la extracción del introductor es fundamental; el brazo debe mantenerse recto sobre una mesa de brazo 4-6 h, con una observación cercana de los pulsos radiales y braquiales, del lugar de acceso y del tamaño del brazo. La principal ventaja del acceso percutáneo a la arteria braquial es el mayor tamaño de la luz que la arteria radial y la accesibilidad cuando otras opciones de acceso han fallado. Esto incluye el acceso para pacientes con EAP grave o un grado de tortuosidad vascular o de tamaño corporal que no se puede alcanzar el orificio coronario incluso con el uso de catéteres coronarios extra largos. El abordaje percutáneo es más fácil que con el corte de la arteria braquial, que de hecho fue la primera técnica introducida para el cateterismo de la arteria coronaria por Sones et al. Dada la localización anatómica, el lugar de acceso está muy cerca del tubo del generador de rayos X o del intensificador de imágenes, dependiendo del ángulo. Por tanto, puede provocar una mayor exposición a los rayos X y la limitación de las vistas angiográficas. Acceso venoso En cualquier procedimiento concomitante que involucre la arteria femoral, se usa con mayor frecuencia la vena femoral para el acceso venoso. Sin embargo, cuando el catéter del corazón derecho se deja colocado después del procedimiento, es preferible el abordaje por la yugular interna (vídeos 191 y 192). Este enfoque mejora la comodidad del paciente y permite que el paciente esté sentado en la cama. La yugular interna es preferible a la subclavia para disminuir el riesgo de neumotórax. El uso de un equipo de micropunción con una aguja e introductor de calibre 21G puede minimizar el posible traumatismo por la punción inadvertida de la arteria carótida o del pulmón. Cuando se ha entrado en la vena yugular, el equipo de micropunción puede intercambiarse por cualquier introductor más grande (p. ej., 7F) que a menudo se usa para el cateterismo del corazón derecho o para la biopsia del VD. Además, el uso sistemático coadyuvante de sondas ecográficas vasculares portátiles puede ayudar a la localizacióny verificación de la permeabilidad de la vena yugular. Para el acceso venoso femoral, la arteria femoral es el punto anatómico de referencia. La vena femoral se encuentra 1 cm medial a la arteria femoral, que es la distancia que se debe tomar desde el pulso arterial en el plano horizontal, y 1 cm caudal en el plano vertical. En pacientes con insuficiencia tricuspídea grave, las pulsaciones venosas no deben confundirse con las pulsaciones arteriales. Se administra anestesia local y se aplica la técnica de Seldinger modificada como se describió anteriormente. Por lo general, se utilizan introductores 7F, que albergan los catéteres estándar del corazón derecho. Algunos procedimientos, sin embargo, pueden necesitar un acceso de mayor tamaño. La vena yugular interna se encuentra lateral al acceso de la arteria carótida en el triángulo anatómico entre las dos cabezas del músculo esternocleidomas toideo y la clavícula. Para el acceso, se le indica al paciente que se tumbe en decúbito supino con la cabeza girada 30° hacia el lado contralateral. Debe retirarse la almohada. En los pacientes con baja presión venosa se puede necesitar la elevación de las piernas para aumentar el llenado. Se recomienda el uso de ecografía para guiar el acceso; se ha demostrado que reduce el riesgo general de complicaciones en un 70%, especialmente de punción de la arteria carótida.35 En el denominado abordaje anterior alto se toma desde la parte superior del triángulo anatómico perfilado, y la incisión cutánea no debe ser inferior a la longitud de dos dedos por encima de la clavícula, para disminuir el riesgo de neumotórax. En pacientes con cuellos más amplios, la anatomía puede ser difícil de delimitar. En estas circunstancias, es aconsejable la palpación de la hendidura supraesternal y luego el movimiento del dedo lateralmente. El primer montículo es la cabeza medial y el segundo la cabeza lateral del músculo esternocleidomastoideo. Se sigue el borde interno del segundo montículo en dirección superior hacia la parte superior del triángulo.36 Con anestesia local y utilizando la técnica Seldinger modificada, se obtiene el acceso venoso. Se han usado equipos de «mini accesos» o de aguja pequeña para aumentar la seguridad de los procedimientos. Estos equipos constan de una aguja de calibre 21G, una guía de punta flexible de 0,45 mm y un dilatador de dos piezas. Los pacientes que se han sometido a procedimientos múltiples (p. ej., después de un trasplante cardíaco) pueden necesitar el uso de dilatadores múltiples de tamaño secuencialmente pro gresivo. El uso de introductores hidrófilos ayuda aún más en estas situaciones. Canalización del foramen oval persistente. El acceso a la aurícula izquierda se puede lograr a través de un foramen oval por el que puede pasar una sonda, que es el caso en el 20 al 30% de los adultos. Para este abordaje, se usa un catéter multipropósito y se avanza hasta la unión entre aurícula derecha/vena cava superior (VCS). Con la punta dirigida hacia la parte medial y ligeramente hacia atrás, el catéter se retira lentamente hasta que se observa un leve movimiento hacia delante y hacia dentro del foramen oval. Luego, el catéter se prolapsa más hacia el interior de la aurícula izquierda con una presión suave, y la localización puede confirmarse mediante la forma de la onda de presión, toma de muestras de sangre que prueban la saturación arterial o por inyección manual de medio de contraste. Si no se puede obtener acceso a la aurícula izquierda con esta técnica, se debe realizar un cateterismo transeptal. Cateterismo transeptal. Descrito por primera vez por Brockenbrough, Ross y Braunwald hace más de medio siglo (v. «Bibliografía clásica»), el cateterismo transeptal se ha convertido más que nunca en un elemento esencial actualmente debido a las necesidades de evaluación e intervención de cardiopatías estructurales y arritmias (fig. 19-5). Se coloca un introductor en la vena femoral y se avanza una guía de 0,8 mm a través de la vena cava inferior (VCI) y la aurícula derecha hacia la VCS. A continuación, se hace avanzar un introductor de Mullins de 8F o un introductor y dilatador transeptal hacia la VCS. La guía se sustituye por una aguja de Brockenbrough, que es una aguja de calibre 18G que se estrecha hasta el calibre 21G en la punta distal y cuyo puerto distal se conecta a un colector de presión (fig. e19-7). La punta de la aguja se hace avanzar justo proximal a la punta del introductor de Mullins. Se retira el sistema del catéter completo hasta la aurícula derecha y se rota simultáneamente desde una posición desde las 12 a las 5 en punto. Deben notarse dos movimientos bruscos hacia la derecha. El primero refleja el descenso del catéter desde la Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 12, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 356 Ev a lu a ci ó n d El p a ci En tE III VCS hacia la aurícula derecha, y el segundo muestra el paso del catéter sobre el borde límbico hacia la fosa oval. Una presión suave constante puede ser suficiente para hacer avanzar el dilatador y la aguja como una unidad a través de la fosa oval hasta el interior de la aurícula izquierda. En caso contrario, se mantiene colocado el introductor hacia la fosa oval y se dirige el avance de la aguja a través del tabique interauricular. La ecocardiografía transesofágica o intracardíaca (v. capítulo 14) puede ser útil, especialmente en casos difíciles (p. ej., aurícula derecha grande, afección posquirúrgica, variante anatómica). Una vez que se confirma la posición auricular izquierda por el aumento global de la presión, la inyección de contraste o la medición de la saturación de oxígeno, la unidad se gira hacia la posición de las 3 en punto y el dilatador y el introductor se hacen avanzar con seguridad de 2 a 3 cm hacia la aurícula izquierda. Mientras se sujeta firmemente el introductor, se retiran el dilatador y la aguja. Si es necesaria la medición de la presión o la ventriculografía izquierda, el catéter se puede avanzar hacia el ventrículo izquierdo (VI) con una ligera rotación en sentido contrario al de las agujas del reloj. El principal riesgo del cateterismo transeptal es la punción de las estruc turas de dentro o adyacentes a la aurícula izquierda, como la pared libre de la aurícula, la orejuela auricular izquierda, el seno coronario, la raíz aórtica o la arteria pulmonar. La tasa de complicaciones en los centros con experiencia no es superior al 1%, con tasas de éxito de alrededor del 90%.37 El riesgo de taponamiento pericárdico es limitado en pacientes que se han sometido previamente a intervenciones quirúrgicas cardíacas porque presentan fibrosis mediastínica. Punción ventricular izquierda transtorácica directa Este abordaje se usa solamente si es necesaria la medición de la presión o la ventriculografía izquierda y el paciente tiene válvulas protésicas mecá nicas tanto en la posición mitral como en la aórtica. Las válvulas mecánicas (disco basculante) no deben pasarse con un catéter debido al riesgo de atrapamiento del catéter, oclusión de la válvula, o posible desplazamiento y embolización del disco38,39 (v. capítulo 71). Después de la localización de la punta del VI mediante ecocardiografía y la administración de anestesia local, se inserta un sistema de catéter de teflón de calibre 18 o 21G de 15 cm en el borde superior de la costilla y se dirige ligeramente hacia atrás y hacia el segundo espacio intercostal derecho hasta que se realice contacto táctil con el impulso de la punta. En ese punto, la aguja y el introductor se hacen avanzar hacia el VI, se retiran el estilete y la aguja, y se conecta el introductor para medir la presión. Para el abordaje transapical, se realiza una incisiónintercostal, y se expone la punta del VI directamente para la punción apical con la técnica de Seldinger. Entre los riesgos de esta técnica están el taponamiento cardíaco, el hemotórax, el neumotórax, la laceración de la arteria coronaria des cendente anterior izquierda, la embolia de trombos del VI, las reacciones vagales y las arritmias ventriculares. Cateterismo del corazón izquierdo Como en la mayoría de los casos, los catéteres no se avanzarán simplemen- te hacia el VI; el paso de la válvula aórtica requiere una técnica cuidadosa (fig. 19-6). Un abordaje frecuente es el uso de un catéter recto en cola de cerdo (pigtail), que se hace avanzar sobre una guía con punta en J de 0,9 mm hasta la altura de la válvula aórtica. Luego, se retira el cable hacia el catéter, lo que permite que su cola adopte una configuración de «figura 6» en la proyección oblicua anterior derecha (OAD). Posteriormente, se empuja el catéter contra la válvula aórtica para formar una figura en U. Con FIGURA 19-5 Pasos de la punción transeptal como fueron originalmente descritos por Brockenbrough et al. con una aguja que posteriormente se ha conocido como «aguja de Brockenbrough». A. En el primer paso, se hace avanzar un catéter dentro de la aurícula derecha con la ayuda del estilete, que posteriormente se retira y se reemplaza por la aguja transeptal. B. Tras confirmar la posición de la punta de la aguja en la aurícula izquierda, la punta de la aguja se gira desde una dirección posteromedial hasta una medial, y el catéter se hace avanzar con la aguja hasta que ambos se encuentren libres dentro de la cavidad de la aurícula izquierda. C. A medida que el catéter se desliza sobre el extremo de la aguja, se retira la aguja hasta el punto de punción. D. Con la aguja colocada en su lugar, se hace avanzar la punta del catéter hacia el ventrículo izquierdo y se retira la aguja. (Tomado de Brockenbrough EC, Braunwald E, Ross J Jr. Transseptal left heart catheterization: a review of 450 studies and description of an improved technic. Circulation 1962;25:1521.) FIGURA 19-6 Técnica para el cruce retrógrado de la válvula aórtica mediante un catéter en cola de cerdo. Fila superior. Técnica para cruzar una válvula aórtica normal. Fila inferior: izquierda. Uso de una guía recta junto con un catéter en cola de cerdo. El aumento de la longitud de la guía que sobresale endereza la curva del catéter y hace que el cable apunte más hacia el orificio coronario derecho; al reducir la longitud del cable saliente, se restablece el contorno del catéter en cola de cerdo y se desvía la punta de la guía hacia la arteria coronaria izquierda. Cuando se han determinado la longitud del cable correcta y la orientación rotacional del catéter adecuada, el avance repetido y la extracción del catéter y de la guía permiten el paso retrógrado a través de la válvula. Centro. En una raíz aórtica dilatada es preferible un catéter en cola de cerdo angulado. Derecha. En una pequeña raíz aórtica puede tener ventajas un catéter coronario derecho de Judkins. En pacientes con válvulas bicúspides, a menudo se usa un catéter de Amplatz izquierdo porque dirige el cable más hacia arriba. (Tomado de Baim DS, Grossman W. Percutaneous approach including transseptal and apical puncture. In Baim DS, Grossman W, editors. Cardiac Catheterization, Angiography, and Intervention. 6th ed. Philadelphia: Lea & Febiger; 2006, p 93.) Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 12, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 357 C ateterism o card íaco 19 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n d el ito . la inspiración profunda o mediante el retroceso y la rotación en el sentido de las agujas del reloj, la punta generalmente cae dentro del VI. Aquí, el catéter retoma nuevamente una configuración de «6» en la proyección OAD con el lazo dirigido hacia la punta. El catéter se coloca delante de la válvula mitral, pero no debe interferir en su función ni enredarse en las cuerdas. Es posible que sea necesaria la recolocación repetida para eliminar las extrasístoles ventriculares. Los catéteres Halo constituyen una alternativa a los catéteres en cola de cerdo (v. «Bibliografía clásica»: Caracciolo). Poseen una punta con una hélice perpendicular, dirigida hacia dentro y hacia arriba, y no tienen de 6 a 12 orificios laterales a lo largo del eje como los catéteres en cola de cerdo. Estas características permiten menos extrasístoles durante las inyecciones y mediciones de la presión ventricular superior en la miocardiopatía hipertrófica (MCH). Con raíces aórticas dilatadas o corazones orientados horizontalmente, es preferible un catéter en cola de cerdo, mientras que las raíces aórticas pequeñas pueden necesitar un catéter de Judkins de coronaria derecha para el cableado inicial y posterior reemplazo con un catéter en cola de cerdo. En pacientes con válvulas bicúspides, un catéter de Amplatz izquierdo podría ser útil para la colocación de una guía en el VI, que se dirige más hacia arriba. Un catéter de Amplatz izquierdo también es útil en pacientes con estenosis aórtica, o un catéter multipropósito, en función del ángulo de la válvula aórtica desde el VI hacia la aorta ascendente (más horizontal o más vertical). En ocasiones, se han utilizado cables de guía recta en lugar de cables con punta en J, lo que facilita el sondaje de la válvula aórtica estenótica, pero también hay mayor posibilidad de desalojo del material desde la válvula aórtica o la aorta. Para las mediciones de presión y las inyecciones de contraste en el VI, se debe usar un catéter en cola de cerdo porque se reduce el riesgo de daño de la pared y el riesgo de atrapamiento del aparato de la válvula mitral es bajo. El gradiente a través de la válvula aórtica se debe medir mediante el registro simultáneo de la presión en la aorta ascendente y en el VI; los gradientes de retirada no son suficientes. Los catéteres en cola de cerdo con doble luz (distal y proximal) permiten esta medición, pero debe verificarse la concordancia de la presión en la raíz aórtica antes y después de la medición. Una alternativa es el uso de un catéter multipropósito a través del cual se hace avanzar un cable de presión dentro del VI mientras el catéter permanece en la aorta. Es conveniente un único catéter multipropósito con un orificio final cuando se mide el gradiente intraventricular o del tracto de salida del VI (TSVI) y se necesita la diferenciación de la localización (intraventricular, subvalvular y/o transvalvular). Para los gradientes a través de la válvula mitral, las presiones del VI y de enclavamiento o de la aurícula izquierda se registran simultáneamente con dos transductores. Entre las mediciones del VI está las de las presiones sistólica, diastólica y telediastólica; también se puede calcular la dP/dt. Ventriculografía izquierda Anteriormente considerada una parte integral de todos los cateterismos cardíacos, la ventriculografía izquierda se realiza con poca frecuencia actualmente dados los avances en la disponibilidad y calidad de la ecocardiografía (v. capítulo 14) y los problemas relacionados con las complicaciones. La ventriculografía izquierda todavía está indicada para la evaluación de la función del VI, las comunicaciones interven- triculares (CIV) o la cuantificación de la insuficiencia mitral (IMi). Sin embargo, no se recomienda para pacientes con insuficiencia cardíaca descompensada grave, en caso de que la presión telediastólica (PTD) del VI (PTDVI) sea superior a 35 mmHg, o en aquellos con alto riesgo de NIC. Lo mejor es que la ventriculografía izquierda se realice en dos planos, y los sistemas de rayos X biplano son, por tanto, de gran valor. La proyección principal es la
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