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474 CAPÍTULO © 2017. Elsevier España, S.L.U. Reservados todos los derechos Carcinoma broncogénico: diagnóstico y estadificación INTRODUCCIÓN Las pruebas necesarias para obtener el diagnóstico citohis topatológico de un cáncer de pulmón (CP) deben ponerse en marcha tan pronto como se sospeche clínica o radiológica mente su existencia (cuadro 57.1). Sin embargo, las manifes taciones clínicas iniciales de un CP suelen ser inespecíficas y con frecuencia no se atienden debidamente por los propios pacientes (la media de tiempo que transcurre entre el primer síntoma y la primera consulta es de 4,5 meses). Este hecho retrasa el diagnóstico y reduce las posibilidades de curación. Una vez efectuado el diagnóstico o de manera simultánea a él, ha de establecerse la extensión anatómica de la neoplasia, lo que debe facilitar la elección del tratamiento más adecuado según cuál sea esa extensión tumoral. DIAGNÓSTICO Diagnóstico precoz Los pacientes afectos de un CP pueden «convivir» con el tumor durante años antes de que aparezcan síntomas o sig nos, o se detecte casualmente la neoformación (un CP tarda aproximadamente 8 años en alcanzar un diámetro de 3 cm). El objetivo del diagnóstico precoz del CP es aumentar la supervivencia que se asocia con un tratamiento que se realiza en los estadios iniciales. Un estudio reciente ha encontrado tasas de curación del 80% en los enfermos que tienen un CP que se ha detectado en un cribado basado en una tomo grafía computarizada torácica espiral de baja radiación, con independencia del estadio en el que se encontraban y del tratamiento que se había efectuado. En ese mismo estudio, la tasa de curación en el estadio I tratado quirúrgicamente fue del 92%. Aún más recientemente, el National Lung Screening Trial Research Team ha publicado los resultados de un ensayo clínico aleatorizado llevado a cabo en una población de alto riesgo. Los autores evidenciaron una reducción del 20% en la mortalidad por CP, que fue significativa, mediante el cribado efectuado con una tomografía computarizada torácica de baja dosis. Manifestaciones clínicas Los síntomas y signos iniciales más frecuentes del CP son la tos, la molestia o el dolor torácico, la disnea, la hemoptisis, la astenia, la anorexia y la pérdida de peso. La aparición de uno o varios de estos síntomas, en personas de riesgo (varón, mayor de 40 años, con el antecedente de una neoplasia, fumador o exfumador), particularmente si es de reciente comienzo, repetitivo o persistente, debe alertar acerca de la posible exis tencia de un CP. El 10% de los pacientes no tiene síntoma alguno en el momento del diagnóstico. La extensión local puede dar lugar a un síndrome de Pancoast, una disfonía por infiltración del nervio recurrente, una parálisis frénica o un síndrome de la vena cava superior. La extensión extratorácica puede originar dolor óseo, adenopatías supraclaviculares o tras tornos neurológicos focales o generales. El 10% de los enfermos desarrolla manifestaciones locales o sistémicas que pueden catalogarse como un síndrome paraneoplásico, como es el caso de la hipercalcemia, la hiponatremia, los síndromes de secreción inadecuada de la hormona antidiurética y de Cush ing, la osteoartropatía hipertrófica néumica, las acropaquias, la polimiositis o la dermatomiositis. Estudios radiológicos Son útiles para establecer el grado de la sospecha diagnóstica y para decidir cuáles son las exploraciones que han de realizarse a continuación, aunque no permiten distinguir entre un tejido inflamatorio o infeccioso y otro tumoral. RADIOGRAFÍA DE TÓRAX Las formas de presentación más frecuentes en una radiografía de tórax son la masa (en ocasiones, cavitada) o el nódulo pulmonar, la masa de la pared torácica, el ensanchamien to mediastínico, la atelectasia, la neumonitis obstructiva, el derrame pleural, la opacidad apical o la elevación del hemidia fragma correspondiente. El 4% de los enfermos con un CP tienen una radiografía de tórax normal (un nódulo pulmo nar no calcificado no es visible en una radiografía de tórax hasta que no tiene un diámetro mayor de 10 mm). Ciertas 57 Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org CAPÍTULO 57 Carcinoma broncogénico: diagnóstico y estadificación 475 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. características radiográficas se asocian a tipos histopatológicos concretos. Entre el 50 y el 65% de los CP escamosos son de localización central y se presentan como una neumonitis obs tructiva con adenopatías hiliares. La cavitación es más propia de los CP escamosos periféricos. En el 65% de los casos, los adenocarcinomas son periféricos y tienen un aspecto nodular mal definido, lobulado, rara vez están cavitados y pueden tener alguna calcificación pequeña y excéntrica. TOMOGRAFÍA COMPUTARIZADA DE TÓRAX Y ABDOMEN SUPERIOR La tomografía computarizada toracoabdominal permite estu diar, con más detalle que el que ofrece la radiografía de tórax, las características anatómicas del tumor. La elevada captación de contraste es más propia de las neoplasias malignas, aunque los vasos y el tejido inflamatorio pueden dar falsos positivos. Las lobulaciones, los bordes espiculados, la reacción des moide (signo de la cola de cometa), las áreas de atenuación (necrosis o cavitación) o las calcificaciones pequeñas y excén tricas son signos más frecuentes en las neoformaciones malig nas. Las áreas en vidrio deslustrado combinadas con áreas de consolidación coalescentes son características, pero no diagnósticas, de los adenocarcinomas in situ o mínimamente invasivos. RESONANCIA MAGNÉTICA La resonancia magnética tiene un valor diagnóstico limitado en el CP y, en general, no aporta más información de la que se obtiene con la tomografía computarizada torácica. La capa cidad de visión multiplanar hace que sea particularmente útil para el estudio de los tumores del surco superior. Además, tiene mayor precisión que la tomografía computarizada torácica para definir la infiltración de la pared costal, de los grandes vasos y del mediastino. TOMOGRAFÍA POR EMISIÓN DE POSITRONES La tomografía por emisión de positrones (PET) ayuda a establecer el diagnóstico de presunción de un CP. Proporciona una imagen metabólica del tumor, con un límite de resolución espacial de 7 mm (lesiones menores pueden detectarse según cuál sea el grado de captación de la 18Ffluorodesoxiglucosa por las células tumorales). La resolución anatómica de la PET es baja, particu larmente en el hilio y el mediastino, motivo por el cual se ha combinado con la tomografía computarizada (PETTC) torácica. No hay un valor estándar que defina la positividad de una PET. El valor de captación estandarizado (SUV, standardized uptake value) de 2,5 g/mL se ha utilizado para diferenciar los tumores malignos de los benignos. Sin embargo, los tumores de bajo grado, como el adenocarcinoma bronquioloalveolar y el tumor carcinoide, pueden tener un SUV menor de 2,5 g/mL (falsos negativos), mientras que lesiones inflamatorias o infecciosas pueden tener un SUV mayor de 2,5 g/mL (falsos positivos). La sensibilidad y el valor predictivo negativo de la PET son superiores al 92%. La exactitud diagnóstica es, en cambio, del 73%. La especificidad y el valor predictivo positivo son del 77%, aunque se han publi cado valores predictivos positivos mucho más bajos, del 23%, en áreas con infecciones endémicas por hongos y micobacte rias. Estos valores son similares para las lesiones sospechosas de malignidad de cualquier tamaño, sin diferencias entre nódulos y masas, ni entre una valoración cualitativa y otra semicuantitativa en cuanto a la positividad de la captación. La utilización de puntos de corte del SUV puede mejorar la sensibilidad,pero no la especificidad. Atendiendo a estos valores diagnósticos, una PET positiva siempre debería confirmarse anatomopatológicamente, mientras que una PET negativa en lesiones iguales o mayores de 7 mm excluye, con un elevado índice de certeza, si bien no totalmente, la existencia de un CP. Punción transtorácica La punción transtorácica (PTT) está indicada en el diagnós tico de las masas y los nódulos pulmonares sospechosos de malignidad no diagnosticados por otros procedimientos. Es la técnica de elección en los pacientes que no tienen una con sideración quirúrgica terapéutica. La indicación de la PTT en los individuos candidatos a un tratamiento quirúrgico con una lesión pequeña, periférica, sospechosa de malignidad, aún no se ha establecido adecuadamente. Así, hay autores que aconsejan llevarla a cabo de manera sistemática, aunque la probabilidad de evitar una toracotomía sea baja. Otros, por el contrario, recomiendan no efectuarla si no va a modificar la indicación quirúrgica. Un resultado negativo (ausencia de células malignas) obliga a efectuar, a continuación, las pruebas necesarias para obtener un diagnóstico de certeza. Un resultado específico de benignidad puede evitar la realización de más técnicas o, incluso, una intervención quirúrgica. Una importante ventaja de la PTT es que permite diferenciar con certeza los CP microcíticos de los no microcíticos. Las alteraciones de la coagulación, la falta de colaboración del Cuadro 57.1 TÉCNICAS APLICABLES AL DIAGNÓSTICO DE UN CARCINOMA BRONCOGÉNICO Técnicas que permiten establecer el diagnóstico de sospecha de un cáncer de pulmón: ● Radiografía de tórax ● Tomografía computarizada de tórax y abdomen superior ● Resonancia magnética ● Tomografía por emisión de positrones ● Visión directa por fibrobroncoscopia Técnicas que proporcionan el diagnóstico de certeza (citohistológico) de un cáncer de pulmón: ● Citología del esputo ● Fibrobroncoscopia con biopsia bronquial, biopsia transbronquial y estudio citológico del broncoaspirado o del lavado broncoalveolar ● Punción transtorácica pulmonar o pleural ● Punción, biopsia percutánea o biopsia escisional abierta de adenopatías ● Toracocentesis y estudio citológico del derrame pleural ● Biopsia o biopsia escisional por videotoracoscopia, exploración quirúrgica del mediastino o toracotomía Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org SECCIÓN VII Neoplasias del aparato respiratorio 476 enfermo, el enfisema o las bullas en el trayecto de la punción, y la hipertensión pulmonar incrementan el riesgo de com plicaciones, sobre todo de un neumotórax (incidencia: 561%; solo debe tratarse con un drenaje pleural si produce disnea o dolor torácico) o de una hemorragia pulmonar (510% de los casos; suele cursar con una hemoptisis escasa y autolimi tada). La precisión diagnóstica global y la sensibilidad en los pacientes con un CP son superiores al 90%. En cambio, el valor predictivo negativo es bajo (75%), debido a la alta tasa de falsos negativos. El calibre de la aguja, el número de pases, la localización de la lesión y la experiencia del radiólogo son los principales determinantes de la utilidad diagnóstica de la PTT. Citología del esputo La citología del esputo tiene una sensibilidad en el diagnóstico del CP en una población no seleccionada del 66%, porcentaje que puede variar dependiendo de la calidad y del número de muestras, la histopatología del tumor (es positiva más frecuentemente en los CP escamosos), la localización central o periférica de la neoformación y la existencia o no de un crecimiento endoluminal. Es más rentable en los sujetos con una enfermedad pulmonar obstructiva crónica, tras llevar a cabo una fibrobroncoscopia y en los individuos que tienen hemoptisis o expectoración hemoptoica. Fibrobroncoscopia Debe realizarse después de los estudios radiológicos, guiada por sus hallazgos, en todo individuo en el que se sospecha un CP. Por otra parte, la visión directa aporta información adicional a la radiológica. Cuando la identificación citohis topatológica se ha logrado por otros medios, la fibrobroncos copia puede no ser necesaria si el paciente no va a ser tratado quirúrgicamente. Siempre que no se alcance el diagnóstico broncoscópico, deben efectuarse otras técnicas encaminadas a conseguir, antes de iniciar cualquier tratamiento, un diagnós tico tisular correcto. La rentabilidad de la broncoscopia depende de la loca lización del tumor (central o periférica) y de la forma de presentación (exofítica, submucosa o peribronquial). En el caso de las neoplasias centrales, la sensibilidad es del 88%. La sensibilidad global de la combinación de la fibrobroncoscopia con la biopsia bronquial (al menos tres tomas), la biopsia transbronquial, el broncoaspirado y el lavado bronquial es del 88%. Para los tumores periféricos (no visibles endoscópi camente), la sensibilidad global de la broncoscopia es del 34% para las neoformaciones menores de 2 cm y del 62% para los iguales o mayores de 2 cm. La sensibilidad de la biopsia transbronquial es del 57% (45% si solo se realiza una biopsia, 70% si se realizan seis). La sensibilidad global de todas estas pruebas es del 78%. Ecografía endobronquial En el 1030% de los pacientes con un CP no se logra un diag nóstico citohistopatológico tras llevar a cabo los diferentes estudios mencionados. La ecografía endobronquial (ecobron coscopia) y la punción transbronquial guiada gracias a las imágenes que proporciona la ecografía endobronquial son, en la actualidad, excelentes técnicas para obtener una muestra citohistológica de las neoplasias de localización central que no tienen expresión endobronquial. También para conseguir un aspirado de las adenopatías hiliomediastínicas que se asocian con un tumor de cualquier localización. La sensibilidad y la exactitud para el diagnóstico de estas lesiones, cuando se sos pecha un CP, oscila entre el 85 y el 90% y es aún mayor si se dispone de un citólogo que procese y analice las muestras en el mismo momento en el que se obtienen. Recientemente se ha descrito el valor (exactitud diagnóstica) de la ecografía endo bronquial, como alternativa a la fluoroscopia, para visualizar los nódulos pulmonares periféricos sospechosos de malignidad y, así, dirigir la biopsia transbronquial. Toracocentesis La toracocentesis y el estudio citológico del líquido pleural deben realizarse siempre en los enfermos con una neofor mación pulmonar sospechosa de malignidad y que tienen un derrame pleural asociado. La sensibilidad diagnóstica del análisis citológico es del 80% y la especificidad superior al 90%. Punción y biopsia de adenopatías La presencia de adenopatías supraclaviculares o axilares, detec tadas en la exploración clínica o radiológica, en un individuo con una lesión pulmonar sospechosa de malignidad, obliga a una punción percutánea o a una biopsia escisional de estos ganglios, para establecer el diagnóstico y fijar la extensión del tumor o para excluir de manera cierta una posible infiltración neoplásica. Técnicas quirúrgicas El diagnóstico de certeza de una tumoración pulmonar sos pechosa de malignidad puede requerir la realización de una videotoracoscopia, una toracotomía o una exploración qui rúrgica del mediastino. En los nódulos periféricos menores de 2 cm deben efectuarse una biopsia escisional por videotoracos copia o minitoracotomía y un estudio anatomopatológico intraoperatorio. En las neoformaciones de mayor tamaño o centrales, la biopsia quirúrgica debe proporcionar el diagnós tico definitivo. Con todo, un resultado negativo no excluye definitivamente la existencia de un CP y, en ocasiones (menos del 10% de los casos), puede requerirse una exéresis completa de la lesión.La tabla 57.1 resume el valor diagnóstico de cada una de estas exploraciones. La figura 57.1 muestra un algoritmo del proceso diagnóstico con la indicación secuencial de las pruebas comentadas. ESTADIFICACIÓN Definición La estadificación del CP es el proceso por el que se establece su extensión anatómica. Se realiza mediante el sistema de clasifi cación internacional, o clasificación TNM, que se basa en tres componentes principales: el tumor primario (T), los ganglios Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org CAPÍTULO 57 Carcinoma broncogénico: diagnóstico y estadificación 477 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. TABLA 57.1 Valores diagnósticos de las pruebas que se utilizan en el estudio de una lesión pulmonar sospechosa de malignidad Sensibilidad (%) Especificidad (%) Precisión diagnóstica (%) Valor predictivo negativo (%) Valor predictivo positivo (%) Radiografía de tórax 46 92 Tomografía computarizada torácica 58 77 68 96 Tomografía por emisión de positrones 97 78 92 93 78 Punción transtorácica 90 98-100 90 70-80 98-100 Citología de esputo 66 98 Tumor central ● Fibrobroncoscopia 88 ● Biopsia bronquial 77 ● Biopsia transbronquial 56 88 ● Broncoaspirado 48 ● Lavado broncoalveolar 59 Tumor periférico ● Fibrobroncoscopia 34-62 ● Biopsia transbronquial 45-70 78 ● Broncoaspirado 43 ● Lavado broncoalveolar 43 FIGURA 57.1 Algoritmo aplicable al diagnóstico de un carcinoma broncogénico. (1) Sospecha clínica o radiológica (hallazgo casual o en un programa de cribado poblacional). (2) Indicadas en todos los pacientes en los que se sospecha un carcinoma broncogénico. (3) Indicadas en situaciones clínicas particulares. (4) Siempre según los hallazgos clínicos y radiológicos. (5) Indicadas antes que cualquier otra prueba de diagnóstico citohistológico. (6) Indicadas siempre antes de sentar la modalidad terapéutica. Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org SECCIÓN VII Neoplasias del aparato respiratorio 478 linfáticos (N) y las metástasis (M). Los tumores con una cla sificación TNM de pronóstico similar se agrupan en estadios. La clasificación exige el diagnóstico anatomopatológico de malignidad y del tipo histopatológico del tumor. Si no se dis pone de él, el caso debe registrarse de otra manera. La clasificación TNM vigente es la de la séptima edición de 2009. Las innovaciones introducidas en esta nueva edi ción se basan en las recomendaciones de la International Association for the Study of Lung Cancer (IASLC), fundamen tadas en el análisis de más 80.000 pacientes diagnosticados de CP y tratados de diversa forma, todos ellos incluidos en su base de datos internacional. Estas recomendaciones las aceptaron la Union for International Cancer Control (UICC) y el American Joint Committee on Cancer (AJCC). La nueva clasificación se aplica a los carcinomas broncogénicos no microcíticos, a los microcíticos y, por primera vez, a los tumores carcinoides. En los cuadros 57.2, 57.3 y 57.4 se reseñan las definiciones que aporta la séptima edición de la clasificación TNM, en la que las novedades se resaltan en negrita. La tabla 57.2 muestra la nueva agrupación por estadios propuesta por la IASLC. Dinámica de la clasificación La clasificación del CP se realiza en diferentes momentos de la evolución del tumor. La clasificación clínica (TNMc) se establece antes del tratamiento. Para su determinación se utilizan los datos obtenidos de la anamnesis y la explo ración física, de los estudios de imagen (radiografía simple, tomografía computarizada torácica, resonancia magnética, ecografía, gammagrafía, etc.) y metabólicos (PET), de las endoscopias (broncoscopia, esofagoscopia) y de las explora ciones quirúrgicas (toracoscopia, mediastinoscopia, etc.). Si debido al resultado de esta clasificación clínica al enfermo se le administra un tratamiento de inducción, la nueva clasifi cación clínica efectuada durante o después de la inducción se diferencia de la clínica inicial con la letra «y» (TNMcy). Si tras la clasificación clínica el tumor se extirpa, la nueva clasificación —basada en toda la información clínica más la obtenida durante la intervención quirúrgica y la aportada por el estudio anatomopatológico de las piezas extirpadas— se denomina patológica y se designa con la letra «p» (TNMp, si no hubo tratamiento de inducción, o TNMpy si lo hubo). La clasificación identifica los tumores recidivados después de un período libre de enfermedad con la letra «r» (TNMr) y los que se clasifican de acuerdo con los resultados procedentes de la autopsia con la letra «a» (TNMa). Requerimientos mínimos para la clasificación La clasificación del CP no exige un número mínimo de pruebas para establecer el TNM de un tumor, pero la UICC recomienda la utilización del llamado factor de certeza (fac tor C), para indicar con qué intensidad se ha realizado esa clasificación. El cuadro 57.5 muestra los diferentes factores de certeza existentes. Los tres primeros (C1, C2 y C3) se aplican a la clasificación clínica, tanto a la inicial como a la obtenida después de una inducción, e indican claramente que esta clasificación puede tener varios grados de intensidad, según qué tipo de pruebas se empleen para su determinación. Con las exploraciones asequibles, debe estimarse la extensión máxima de la tumoración. Para la clasificación patológica se necesita la resección com pleta del tumor o la toma de biopsias suficientes como para especificar la T más alta. Asimismo, se requiere una evaluación ganglionar intraoperatoria, que permita fijar la N más elevada o asegurar la ausencia de una afectación ganglionar (N0p). La evaluación ganglionar que se recomienda es la disección Cuadro 57.2 DEFINICIONES DE LOS DESCRIPTORES DEL COMPONENTE T EN EL CÁNCER DE PULMÓN TX El tumor primario no se puede valorar o es un tumor demostrado por la presencia de células malignas en el esputo o en lavados bronquiales, pero no visualizado por técnicas de imagen o por broncoscopia T0 No hay evidencia de un tumor primario Tis Carcinoma in situ T1 Tumor ≤ 3 cm en su dimensión mayor, rodeado de pulmón o pleura visceral, sin evidencia broncoscópica de invasión más proximal que el bronquio lobular (esto es, no en el bronquio principal)* T1a Tumor ≤ 2 cm en su dimensión mayor T1b Tumor > 2 cm, pero ≤ 3 cm en su dimensión mayor T2 Tumor > 3 cm, pero ≤ 7 cm, o tumor con cualquiera de las siguientes características (tumores T2 con estas características se clasifican como T2a si son ≤ 5 cm): afecta al bronquio principal a 2 cm o más de la carina; invade la pleura visceral; se asocia con una atelectasia o con una neumonitis obstructiva que se extiende a la región hiliar, pero no afecta a todo el pulmón T2a Tumor > 3 cm, pero ≤ 5 cm en su dimensión mayor T2b Tumor > 5 cm, pero ≤ 7 cm en su dimensión mayor T3 Tumor >7 cm o que invade directamente cualquiera de las siguientes partes: pared torácica (incluyendo los tumores del surco superior), diafragma, nervio frénico, pleura mediastínica, pericardio parietal; o tumor en el bronquio principal a menos de 2 cm de la carina*, pero sin afectación de la carina; o asociado con una atelectasia o una neumonitis obstructiva de todo el pulmón; o con nódulo(s) tumoral(es) separado(s) en el mismo lóbulo T4 Tumor de cualquier tamaño que invade cualquiera de las siguientes partes: mediastino, corazón, grandes vasos, tráquea, nervio laríngeo recurrente, esófago, cuerpo vertebral, carina; o con nódulo(s) tumoral(es) separado(s) en un lóbuloipsolateral diferente *El infrecuente tumor con extensión superficial de cualquier tamaño con su componente invasivo limitado a la pared bronquial, que puede extenderse proximalmente al bronquio principal, también se clasifica como T1. Tomado de la séptima edición de la clasificación TNM del cáncer de pulmón, 2009. T, tumor primario. Se resaltan en negrita las variaciones con respecto a la edición previa. Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org CAPÍTULO 57 Carcinoma broncogénico: diagnóstico y estadificación 479 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. ganglionar sistemática, que consiste en la extirpación completa en bloque del tejido adiposo mediastínico, con sus adenopa tías, y la extirpación de los ganglios hiliares, hasta saber cuál es el tipo de resección pulmonar necesaria para llevar a cabo una cirugía completa. Si esto no es posible, la alternativa que se acepta es la disección ganglionar sistemática específica del lóbu lo, que precisa de la exploración y extirpación de tres ganglios hiliares y de tres mediastínicos de ciertas estaciones ganglio nares, dependiendo de la localización lobular del tumor, pero entre las que siempre debe figurar la subcarínica. En cual quier caso, para establecer el N0p, el número deseable de gan glios extirpados es seis. No obstante, si no se extirpan seis y todos los ganglios resecados son negativos, también puede con siderarse —según la normativa actual— que se trata de un N0p. Sin embargo, el American College of Chest Physicians (ACCP) aconseja, en sus guías clínicas más recientes, que el N0p deter minado con menos de seis ganglios se defina como N0p(in), de incierto, para indicar que no se ha cumplido de manera estricta con la normativa establecida. La clasificación patológica de las metástasis (Mp) requiere una confirmación anatomopatológica. Cuadro 57.5 FACTORES DE CERTEZA EN EL DIAGNÓSTICO TUMORAL EN GENERAL C1 Evidencia obtenida por medios diagnósticos estándar (p. ej., inspección, palpación, radiografía estándar, endoscopia intraluminal para tumores de ciertos órganos) C2 Evidencia obtenida por medios diagnósticos especiales (p. ej., imágenes radiológicas en proyecciones especiales, tomografía, tomografía computarizada, ecografía, linfografía, angiografía, gammagrafía, resonancia magnética, tomografía por emisión de positrones, endoscopia, biopsia y citología) C3 Evidencia obtenida por una exploración quirúrgica, incluidas la biopsia y la citología C4 Evidencia de la extensión de la enfermedad después de una intervención quirúrgica definitiva y de un examen anatomopatológico del espécimen de resección C5 Evidencia de autopsia Cuadro 57.3 DEFINICIONES DE LOS DESCRIPTORES DEL COMPONENTE N EN EL CÁNCER DE PULMÓN NX Los ganglios linfáticos regionales no pueden ser evaluados N0 No hay metástasis en los ganglios linfáticos regionales N1 Metástasis en los ganglios linfáticos peribronquiales ipsolaterales y/o hiliares ipsolaterales y ganglios intrapulmonares, incluida la afectación por extensión directa N2 Metástasis en los ganglios linfáticos mediastínicos ipsolaterales o subcarínicos N3 Metástasis en los ganglios linfáticos mediastínicos contralaterales, hiliares contralaterales, escalenos o supraclaviculares ipsolaterales o contralaterales No hay cambios con respecto a la edición previa. N, ganglios linfáticos. Tomado de la séptima edición de la clasificación TNM del cáncer de pulmón, 2009. TABLA 57.2 Agrupación por estadios del cáncer de pulmón Carcinoma oculto TX N0 M0 Estadio 0 Tis N0 M0 Estadio IA T1a, T1b N0 M0 Estadio IB T2a N0 M0 Estadio IIA T1a, T1b N1 M0 T2a N1 M0 T2b N0 M0 Estadio IIB T2b N1 M0 T3 N0 M0 Estadio IIIA T1, T2 N2 M0 T3 N1, N2 M0 T4 N0, N1 M0 Estadio IIIB T4 N2 M0 Cualquier T N3 M0 Estadio IV Cualquier T Cualquier N M1a, M1b Se resaltan en negrita las variaciones con respecto a la edición previa. M, metástasis a distancia; N, ganglios linfáticos regionales; T, tumor primario. Tomado de la séptima edición de la clasificación TNM del cáncer de pulmón, 2009. Cuadro 57.4 DEFINICIONES DE LOS DESCRIPTORES DEL COMPONENTE M EN EL CÁNCER DE PULMÓN M0 No hay metástasis distantes M1 Hay metástasis distantes M1a Nódulo(s) tumoral(es) separado(s) en un lóbulo contralateral, tumor con nódulos pleurales o derrame pleural (o pericárdico) maligno* M1b Metástasis distantes *La mayoría de los derrames pleurales (y pericárdicos) asociados con un cáncer de pulmón se deben al tumor. En unos pocos pacientes, sin embargo, numerosos y sucesivos exámenes citopatológicos del líquido pleural (pericárdico) son negativos para malignidad y el líquido no es hemático ni es un exudado. Cuando estos elementos y el juicio clínico dicten que el derrame no está relacionado con el tumor, el derrame debería excluirse como elemento de estadificación y el paciente debería clasificarse como T1, T2, T3 o T4. Tomado de la séptima edición de la clasificación TNM del cáncer de pulmón, 2009. Se resaltan en negrita las variaciones con respecto a la edición previa. M, metástasis a distancia. Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org SECCIÓN VII Neoplasias del aparato respiratorio 480 Proceso de clasificación El proceso en el que se aplican las diferentes pruebas para la clasificación tumoral debería ser, idealmente, secuencial y con un grado creciente de invasión. Esto permite la exclusión pro gresiva de enfermos, según los resultados que se van obtenien do, y evita el uso innecesario de pruebas que no son esenciales para decidir cuál es el mejor tratamiento. En definitiva, se trata de decidir si va a indicarse un tratamiento radical (por lo gene ral, una resección quirúrgica, con o sin inducción, o una quimio o radioterapia radical) o, por el contrario, paliativo (quimio o radioterapia u otro tratamiento sin intención de radicalidad). La IASLC, en su última reunión de consenso sobre estadi ficación del CP, celebrada en 2002, recomendó la agrupación de las pruebas en tres fases de creciente complejidad para su realización secuencial. En la fase I se encuentran la anamnesis y la exploración física, las radiografías posteroanterior y lateral de tórax, y los análisis de sangre, que deben incluir al menos un hemograma completo y la determinación de las enzimas hepáticas, el calcio sérico y la albúmina plasmática. Si en esta primera fase no se encuentra ninguna contraindicación que excluya al tumor o al enfermo de un tratamiento radical, se pasa a la fase II. En ella se incluyen la tomografía computarizada torácica y del abdomen superior, hasta los polos inferiores de los riñones, efectuada con contraste, y la broncoscopia, que suele ser la prueba que obtiene la confirmación citohistológica de malignidad. Además, también se consideran en esta fase la gammagrafía ósea, de uso habitualmente selectivo, en los pacientes con dolores óseos o con una analítica sugestiva de metástasis óseas. Asimismo, la tomografía computarizada o la resonancia magnética cerebrales, también específicamente indi cadas para los individuos con síntomas o signos neurológicos, o para los sujetos que tienen una enfermedad avanzada que van a recibir un tratamiento de inducción. El comité del consenso de 2002 no valoró, en ese momento, la introducción de la PET en el algoritmo propuesto, por considerarla poco asequible, pero hoy debería incluirse en esta fase, tanto si se emplea de modo sistemático como si se hace de manera selectiva. En la fase III quedan incluidas las técnicas invasivas,como la exploración quirúrgica del mediastino, las punciones ganglionares asis tidas por ultrasonidos —bien broncoscópicas o bien esofagos cópicas— y el estudio de las cavidades pleural y pericárdica, en el caso de un derrame pleural (toracocentesis, si no se ha FIGURA 57.2 Algoritmo aplicable para la evaluación de la extensión ganglionar mediastínica preoperatoria si se dispone solamente de una tomografía computarizada torácica. N, ganglios linfáticos; T, tumor primario. Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org CAPÍTULO 57 Carcinoma broncogénico: diagnóstico y estadificación 481 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. hecho antes, pleuroscopia o cirugía torácica asistida por vídeo) o pericárdico (pericardiocentesis o pericardioscopia). Paralelamente al proceso de determinación de la extensión anatómica tumoral ha de valorarse la capacidad del individuo para someterse al tratamiento más adecuado para la extensión tumoral que se ha definido. En la práctica hay que establecer si el paciente puede tolerar la resección pulmonar o el tratamiento radical no quirúrgico que se requiere. Para eso, debe conocerse el estado clínico, la pérdida de peso y la edad del enfermo, tienen que estudiarse la función pulmonar y la cardíaca exis tentes, y han de considerarse las comorbilidades que puedan estar presentes. En la página de Internet sobre medicina ba sada en la evidencia del Hospital Universitario 12 de Octubre de Madrid (http://www.mbeneumologia.org/pautaCB) puede hallarse un algoritmo que ensambla, de modo secuencial y con una complejidad creciente, las pruebas que se necesitan para de terminar la clasificación tumoral y las que se requieren para evaluar la operabilidad de un paciente. Los procedimientos mínimos que se precisan para hacer una valoración inicial de la operabilidad son la espirometría, la gasometría arterial y el electrocardiograma. Deben efectuarse a todos los individuos en los que la fase I de las exploraciones no ha encontrado contraindicación para proseguir el estudio. La IASLC también recomienda que se mida la capacidad de difusión alveolocapilar para el monóxido de carbono, al menos en los enfermos que no tienen contraindicación alguna para el tratamiento quirúrgico. Uno de los aspectos más controvertidos de la clasificación tumoral es la evaluación preoperatoria de la extensión gan glionar mediastínica. La European Society of Thoracic Surgeons (ESTS) ha publicado recientemente unas guías que favorecen la integración de las pruebas de imagen, las endoscopias con punción y las exploraciones invasivas en la clasificación clínica, para obtener el máximo provecho de ellas y facilitar, en los casos necesarios, la reestadificación tumoral después de una inducción. En las figuras 57.2 y 57.3 se exponen los algoritmos propuestos si la técnica de imagen principal es la tomografía computarizada torácica o la PET o PETtomografía computari zada torácica, respectivamente. Cuando existe evidencia sobre FIGURA 57.3 Algoritmo aplicable para la evaluación de la extensión ganglionar mediastínica preoperatoria si se dispone de una tomografía por emisión de positrones (PET) o de una PET-tomografía computarizada (PET-TC) torácica integradas. N, ganglios linfáticos. Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org SECCIÓN VII Neoplasias del aparato respiratorio 482 la afectación ganglionar mediastínica, se aconseja intentar su confirmación con punciones mediante una broncoscopia o una esofagoscopia guiadas por ultrasonidos, si se dispone de ellas. Si el resultado es positivo, esta información puede servir para iniciar el tratamiento de inducción. Sin embargo, si es negativo, dado que el valor predictivo negativo de estas punciones es bajo, se recomienda la confirmación mediante una mediastinoscopia u otra técnica invasiva afín, como la mediastinotomía paraesternal, la mediastinoscopia cervical extendida o la toracoscopia. Este algoritmo evita la medias tinoscopia en los casos en los que las punciones son positivas. Después del tratamiento de inducción, para confirmar la res puesta tumoral y reestadificar el tumor, también se sugiere la utilización de las punciones, ya que, si son positivas, el paciente puede quedar excluido del tratamiento quirúrgico. Sin embar go, si son negativas, ha de actuarse igual que en la estadificación inicial y confirmar la situación con una prueba invasiva. Como no ha habido mediastinoscopia previa, la mediastinoscopia de reestadificación es más fácil, al no existir las adherencias que se derivan de la primera exploración. Los algoritmos de estadificación propuestos por la ESTS con cuerdan con las guías de práctica clínica basadas en la evidencia del ACCP publicadas en el año 2013. En estas también se acon seja que cualquier anormalidad observada, tanto en una tomogra fía computarizada torácica como en una PET, se confirme con una punción o una biopsia. Sin embargo, si se efectúa una punción y esta es negativa, debe llevarse a cabo una técnica quirúrgica de confirmación, ya que su valor predictivo negativo es mayor. El proceso de estadificación culmina, para los tumores que han podido extirparse, con el estudio anatomopatológico de los especímenes resecados. El anatomopatólogo debe hacer, en primer lugar, una descripción macroscópica completa. Des pués, en la evaluación microscópica, ha de determinar el tipo histológico definitivo, el grado de diferenciación tumoral, la invasión vascular, la invasión linfática y la afectación perineu ral. Igualmente, ha de definir otros aspectos: tamaño tumoral, estructuras invadidas, estado de los bordes de resección bron quial, vascular y periférico, y estado de la pleura visceral y de los tejidos o estructuras extirpadas junto con el pulmón. También tiene que identificar y aislar los ganglios que deben enviarse con el espécimen pulmonar, que han de revisarse junto con los ganglios extirpados en la disección sistemática. En el informe deben constar el número total de ganglios analizados y el número de los invadidos, así como el estado de la cápsula ganglionar en los invadidos. También deben identificarse y analizarse los nódulos acompañantes del tumor principal y ha de estudiarse, asimismo, el parénquima pulmonar no tumoral. El informe quirúrgico y el estudio anatomopatológico esta blecen, finalmente, si la resección ha sido completa (R0) o no (R1, tumor residual microscópico, o R2, tumor residual macroscópico). El TNMp debe servir para decidir la idonei dad de administrar un tratamiento adyuvante y para fijar el pronóstico del enfermo. El proceso de estadificación termina aquí, pero puede reiniciarse en el caso de que aparezca una recidiva tumoral o de que surjan segundos tumores pulmonares primarios. 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