Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
IUSPO Los Teques, 04 de mayo de 2023 Educación Mención Filosofía Filosofía Moderna II RODRIGUEZ William ORDOSGOITE Armando D’Alambert (1717-1784) D’Alambert, es su obra Ensayo sobre los elementos de filosofía o sobre los principios de los conocimientos humanos, se muestra partidario del sensualismo y adversario de la teoría cartesiana de las ideas innatas. D’Alambert, inspirado, según mi parecer, en el empirismo y el sensismo, se distancia del pensamiento de Descartes, a quien rinde homenaje tratándolo como un falso escéptico, porque en las Meditaciones metafísicas, de las que hemos discutido en clases previas, solo finge dudar. Reconociendo en Descartes al fundador de la nueva metodología científica, D’Alambert evitó la pendiente inclinada del dogmatismo y se deja arropar por el empirismo. Ahora bien, ¿cómo es posible ser escéptico y tener principios? Esta es la pregunta que surge espontáneamente frente al pensamiento de D’Alambert, que según lo que sabemos de él por la historia, se desarrolló en continuidad directa con su reflexión filosófica y su trabajo científico. De modo que, partiendo de la convicción de que toda ciencia, a pesar de serlo, tiene su propia metafísica, toda su investigación estaba dirigida a tratar de aclarar conceptos, a deshacerse de los residuos metafísicos y reducirlos a la menor cantidad posible. D’Alambert afirma que, en cualquier caso existe la sensación de la propia existencia, es decir, de que cada quien existe y de ello es posible tener conciencia, y esto es lo que realmente cuenta. Del mismo modo, con respecto a la cuestión de la libertad desde el punto de vista de este autor, ya sea real o no, todavía existe, si tenemos la sensación de ello. Es posible darse cuenta en este enfoque que asume el autor, la influencia de una doctrina presente en tiempos de la Ilustración, es decir, el sensismo. Sin embargo, su sensualismo no era consecuentemente materialista. Pues, según D’Alambert, el pensamiento no es propiedad de la materia y el alma existe independientemente de ella. Así, D’Alambert se atenía a las ideas dualistas. Pues, afirmaba que la moralidad no estaba determinada por el medio social, pues, reconocía en Dios la substancia formadora. Con esta afirmación, también se añade que, es imposible apropiarse de la verdad absoluta. Para concretar la cuestión del escepticismo presente en D’Alambert, el suyo era, además, un escepticismo moderado, que no comprometía la creencia en la verdad y la necesidad de buscarla a través de la razón, con un procedimiento que, de la ciencia a la filosofía, era más probar que demostrar a través del argumento de la verosimilitud. He aquí, según mi parecer la importancia que se da a la lógica. El escepticismo no compromete en él la confianza de la Ilustración en la búsqueda de la verdad a través de la razón. Pues, D’Alambert, propone su epistemología basada en la idea de que los conceptos relacionados con el conocimiento, para ser claros, deben mantenerse al mínimo. En definitiva, la sensación y la reflexión se consideran por tanto únicas fuentes de nuestro saber. Sin embargo, la razón, aplicada a descubrir todas las relaciones entre el yo y el mundo exterior, garantiza con su intervención las exigencias de este último y revela en sí un principio divino.
Compartir