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INSTITUTO DE HISTORIA Y CULTURA NAVAL LA CARPINTERÍA Y LA INDUSTRIA NAVAL EN EL SIGLO XVIII Por Gaspar de Aranda y Antón Ingeniero de Montes CUADERNOS MONOGRÁFICOS DEL INSTITUTO DE HISTORIA NAVAL, N.° 33 MADRID 1999 © Instituto de Historia y Cultura Naval Printed in Spain - Impreso en España Depósito Legal: M. 16.854-1983 ISSN: 84-0212-467-X ÑIPO: 076-99020-Z Imprime: Gráficas Lormo, S. A. Isabel Méndez. 15 - 28038 Madrid Cubierta: Aserradero a la inglesa... (De la obra Diccionario demostrativo... de Juan José Navarro, marqués de la Victoria. 1719-1756. lámina 28.) PRÓLOGO Las exigencias militares y el desarrollo de los conocimientos náuti cos y de diseño en arquitectura naval, unidos a un mejor tratamiento de las técnicas relativas a la madera, permitió la aparición del navio de lí nea -un buque con las máximas prestaciones ofensivas- en el siglo XVIII. Para un ingeniero, tanto naval como forestal, el interés ante este ingeniero de la técnica es relevante; para el primero es el diseño basado en un cálculo hidrodinámico que le confiere las máximas prestaciones, y para el segundo, el conocimiento del comportamiento de las maderas que lo conforman. Pero la técnica en el diseño guarda tan íntima relación con los materiales que lo constituyen que no se puede concebir una cosa sin la otra. Además las técnicas de carpintería están concebidas para una ma teria prima concreta, la madera. Por eso los antiguos ingenieros de la Marina tenían que adquirir una formaciónforestal que les permitiera no sólo conocer los comportamien tos tecnológicos de las maderas, sino también las técnicas culturales y selvícolas que llevaran a la selección dentromórfica de lospies aptospara el uso en la construcción naval. Esto hace que la concepción del navio de línea no arranque del astillero, sino de bastante más atrás, del cultivo y plantío de los montes y bosques, de las guía yformación de los árboles, de la selección de los diferentes pies, según especies yformas, y del cuidado en la corta, transporte, secado, labra y tratamiento de las maderas, todo ello dentro de un marcojurídico que regule todas las operaciones. Por ello, se puede afirmar, sin margen de error, que la construcción naval en sus exigencias de maderafue el acicate principal para el desa rrollo de una selvicultura específica con la finalidad tecnológica de ob tención de maderas en calidad, tamaño yformas adecuadas. El autor de este cuaderno, Gaspar Aranda Antón, colaborador de la Revista de Historia Naval, de este Instituto, doctor ingeniero de Montes y profesor de la Universidad Politécnica de Madrid, llevado por su afición a la Historia Naval dedica su atención a los temas relacionados con la arquitectura naval, razón por la que el Patronato de los premios "Virgen del Carmen" le concedió el Premio "Universidad", en 1990, por su tra bajo Los árboles de la Marina. Desde hace bastante tiempo este Instituto mantenía la intención de incluir el tema de la madera para la construcción naval en sus cuadernos, dedicándole un número monográfico. Es un tema tan raro hoy en día como querido y valorado en el ámbito naval desde aquellos tiempos en que la mayoría de las sierras madereras, especialmente las de la costa, pertenecían a lajurisdicción de Marina. Hoy, lógicamente, las necesida des de madera en la Armada han dejado de ser vitales, pero los estudios de esta actividad no pueden omitirse cuando los historiadores se enfren tan con la construcción naval, especialmente en el dilatado período en el que nuestras armadas navegaban y combatían por todos los mares del mundo y España mantenía en ellos astilleros activos para surtirlas de buques y apoyarlas. Fernando Riaño Lozano Almirante director del Instituto de Historia y Cultura Naval SUMARIO Pág. El navio de línea 9 La selección de las maderas 17 La física de las maderas 21 El destino de las maderas 25 Conservación y protección de las maderas para el uso naval 27 La madera en los diseños de arquitectura naval 32 Características constructivas de la arquitectura naval española 36 Evolución del navio de línea 38 Comportamiento hidrodinámico de las maderas en la geometría del navio 42 Los costes en la construcción, las contrataciones y consumos 44 La construcción en el astillero 51 Las cortas: hipótesis de partida 55 El programa de botaduras 60 Valoraciones de las cortas 67 Notas ANEXOS Anexo 1. La carpintería naval en la Enciclopedia Francesa 85 Anexo 2. El Manuscrito del marqués de la Victoria 90 Anexo 3. Tecnología de la madera para la construcción naval 91 Anexo 4. Tabla de configuración de piezas 99 Anexo 5. Cuadros y gráficos 104 ILUSTRACIONES 111 Bibliografía 125 EL NAVIO DE LINEA Según los diferentes diseños de la arquitectura naval, los despieces de made ras para un navio son diferentes, no tanto en las formas como en los tamaños. Ahora bien, conviene hacer una clasificación del navio de línea (1) pero antes que nada conviene definirlo. El navio de línea es un buque principalmente ofensivo, aunque en sus come tidos cabe la función de escolta de convoy, estando concebido principalmente para combate en línea en razón a su artillado a babor y estribor en la formación clásica de escuadra. De propulsión mediante velas cuadradas, consta de 3 palos: trinquete, mayor y mesana con un bauprés a proa. En cuanto a su concepción, consta de un casco que sostiene de uno a cuatro puentes (2), en los que se sitúa la artillería (3), y de un castillo a popa. La clasificación se hace, en general (4), atendiendo a su poder ofensivo y así el navio arranca de un buque de 50 cañones o más hasta alcanzar los 120 (5). En general los diseños suelen ir de 10 en 10 cañones, aunque el navio típico de la época fue el de 70 cañones (6). Por debajo de 50 cañones, y hasta 25, con un sólo puente, está la fragata con una función más propia de escolta. La clasificación en función a sus bocas de fuego está relacionada íntimamen te con su eslora, manga, puntal y calado, así como ser un determinante en el diseño el número de puentes o niveles o plataformas, lo más normal dos o tres. A su vez, la superficie de trapo está en relación con el arqueo del navio. Hay que tener también en cuenta, que la elección de uno u otro potencial ofensivo de bocas de fuego condiciona el diseño del navio, debiéndose aplicar una u otra técnica de arquitectura naval, y de ahí, tanto en la construcción como en la puesta en obra, el conocimiento exacto del comportamiento de las maderas resulta esencial. Pero este comportamiento está íntimamente relacionado con su calidad, y esto último con una buena o mala selvicultura. En definitiva todos los caminos nos conducen a la estrecha relación que pre senta el cuidado del monte y el bosque para la concepción de un buen navio de línea del siglo XVIII. Esa tarea nunca resultó fácil, debido, a la oposición que los municipios, siem pre parcos en recursos, mostraron ante la Administración de Marina, con reparos de los Intendentes a las cortas en los montes bajo su jurisdicción, y que en algunos lugares, como en la Sierra de Segura, dieron lugar a revueltas de los vecinos. En los montes de particulares la imposición de precios tarifados dio lugar a la oposi ción de parte de la nobleza. El flujo esquemático de las operaciones resultantes a la obtención del navio puede ser el siguiente: N.° 1 2 3 4 5 6 7 8 FASE Formación de la madera Trabajos culturales a la madera Extracción de la madera Tratamientos de la madera Formación de piezas Diseños y formas Construcción, ensamblaje y montaje Acabado y botadura OPERACIONES Siembra o plantación Conducción y podas Criterios de selección Corta Saca y desembosque Secado Protección Aserrado Ensamblaje Carpintería Arquitectura Naval Astillero Astillero CARÁCTER Forestal Forestal Forestal Tecnología forestal Industria primaria forestal Tecnología naval Industria de transformación naval Ingeniería naval Las fases 1a 5, son de completa competencia forestal y es ahí donde se va a hacer el mayor hincapié, pero siempre, aunque pequemos de ser reiterativos, no hay que olvidar que sin un medio conveniente no se puede conseguir un fin adecuado, es decir, el producto acabado: el navio de línea, el cual depende en calidad y prestaciones de una adecuada toma de decisiones en las fases anterio res. Además los costes de producción son dependientes de la buena calidad de las maderas así como de su localización y distancia a los centros de consumo: los astilleros y los arsenales(5). ¿Por qué el estudio del navio de línea bajo la óptica de la selvicultura, ordenación y tecnología forestal? Las razones son múltiples, y sólo algunas de ellas, las más importantes se van a señalar a continuación: a. La importancia estratégica que durante el siglo XVIll tuvo el navio de línea, indicador de la hegemonía marítima de las naciones. b. La complicación de su arquitectura y diseño, razón de variadas escuelas y tecnologías que exigían diversas y múltiples prestaciones a las maderas fruto de la evolución de la tecnología náutica. c. Las distintas técnicas de tratamiento a las maderas para una puesta en servicio, así como las prácticas de mantenimiento necesarias. d. La variada y compleja concepción estructural demanda distintas clases de madera que obligan a una permanente reserva en pie de las mismas (no siempre debidamente planificada). e. El importante complejo industrial montado para el fomento de la Marina y por tanto para la obtención de estos buques. f. El avance técnico en la física mecánica, muchas veces impulsada para el desarrollo de esa industrial naval. g. El elevado coste de producción de esa industria de importante repercusión económica en las Haciendas públicas. h. La carrera emprendida por las potencias marítimas de entonces en la mejora de sus tecnologías. i. El comercio maderero que se desarrolló al amparo de esta construcción naval entre las naciones. j. La compleja formación técnica de personal a todos los niveles para llevar a cabo la empresa. k. El coste ecológico que se contrajo por un inadecuado manejo de las masas forestales. 1. La compleja e importante industria auxiliar que creció al amparo de los astilleros y arsenales. m. La sincronización de habitáculo, artillado, náutica, achique, etc., que com ponen el complejo ingenio. Muchas de estas razones inciden de lleno en el campo de la ciencia fores tal y son esas las que nos obligan a un estudio en detalle. De entre ellas podemos resaltar las siguientes: 1. Incidencia sobre las masas forestales y principalmente de aquellas de un elevado valor ecológico. 2. La tecnología aplicada al uso, disposición y tratamientos de las maderas. 3. El desarrollo de la ciencia forestal aplicada a la construcción del navio de línea. 4. El empleo de distintas maderas según su puesta en servicio. 5. El desarrollo de una legislación forestal en todas las naciones cuyo fin es el fomento de la Marina. 6. La incidencia social y económica que supuso la práctica de los aprove chamientos forestales. El producto de síntesis de la investigación son las maderas, tanto de conífe- 9 ras como de frondosas, no siempre dispuestas por las exigencias técnicas del diseño del navio de línea sino condicionado su empleo en razón a las existencias. Otros problemas se presentan también en el navio de línea en base a la materia constitutiva: la madera, como son la estanqueidad del buque, la adapta ción a los esfuerzos hidrodinámicos (6), la defensa ante los agentes destructores xilófagos (7), la maniobrabilidad marinera y, por último, la conservación ante un ambiente agresivo. Todos estos factores son función no sólo del sistema cons tructivo de ensamblado y de la arquitectura de diseño sino del comportamiento intrínseco de las maderas tanto desde un aspecto individual de cada una de las especies arbóreas utilizadas como de la funcionabilidad conjunta de todas ellas en un todo. Cabe por tanto hacerse la pregunta ¿La madera de un navio tiene un comportamiento pluriunitario o globalizado? La respuesta se irá dando a lo largo de esta exposición en los apartados correspondientes, ya que la inves tigación basada en las experiencias de la época es materia de la ingeniería forestal. Los ensayos realizados por Duhamel y otros estudiosos ilustrados serán en todo momento analizados bajo el conocimiento cientifico-técnico actual. Resulta obvio que hoy en día no se conciba la construcción de un navio de línea, las técnicas actuales dan lugar a otros diseños y al empleo de otros mate riales con resultados mucho mejores; pero este vetusto ingenio de los mares fue un puente tecnológico que permitió el avance de la industria naval; de sus defi ciencias se sacaron conclusiones que permitieron cambios y mejoras. Pero la historia ya está escrita y en ella el navio de línea ocupa un puesto preeminente en el siglo xvm, y se diseñó en madera, y la madera es producto de nuestros bosques, y por tanto corresponde a ellos la gloria y las miserias de este artificio humano. Por tanto son nuestros bosques los padres del navio de línea, y la bondad de aquéllos y su mucha entrega dio origen a tan importante revolución marinera. Durante centurias el destino de nuestros montes y bosques estuvo dirigido a las artes de la construcción naval, y el navio de línea ocupa la cúspide de todos los productos finales. El conocimiento de los estados de almacén de maderas en astilleros y arsenales, las relaciones de las cortas en los aprovechamientos, los despieces según tipo de navio, los estados de la construcción y de puesta en servicio, los períodos de carenas, etc., permiten una valoración en términos históricos de lo que fue y representó el navio de línea en la tecnología y tratamiento de las maderas. El conocimiento a que se llega después de un concienzudo estudio per- 10 mite sacar conclusiones de un enorme valor, tanto histórico como científico, que enriquece el cometido profesional de la ingeniería forestal, siempre presente desde que una embarcación se botó en el agua. La labor de la ingeniería forestal no termina con la extracción del pro ducto (la madera) del monte, ni del mantenimiento sostenido del recurso renova ble, sino en dar utilidad y beneficio a dicho producto, y es en esa etapa cuando inicia su recorrido la industria forestal transformadora que, como su nombre indica, bajo criterios económicos y mercantiles y con el apoyo de las técnicas adecuadas, modelan el producto primario en formas adecuadas para su destino, y en nuestro caso el destino naval. Y es quizás en esa segunda etapa cuando la ingeniería forestal tiene que llegar a un más profundo conocimiento del producto de los bosques: la madera, empleando el "ingenio" de sus profesionales en la concepción de nuevas formas. La Marina, y dentro de ella sus ingenieros nava- les-forestales fueron durante el siglo xvm los artífices de esos bosques flotan tes que recorrieron los mares y océanos. Ese enorme esfuerzo es obligado el darlo a conocer mediante una actualización histórica en base a una labor inves tigadora que enriquece y amplía el campo de lo forestal. Además, a resultas de ese gran esfuerzo, en el que España ocupa un lugar preeminente, se llega a la cúspide y al ostracismo de forma casi simultá nea, es decir, cuando se consigue técnicamente el más perfecto navio de línea del siglo XVlll, aparece el nuevo diseño del buque metálico impulsado a vapor que lo desplaza (11). En Trafalgar, en 1805 y poco más se produce el ocaso de tan compleja y perfeccionada máquina de guerra, pero las técnicas empleadas en el trata miento de las maderas para su puesta en servicio en ambientes hostiles, siguen en vigencia hoy después de doscientos años. La elección de las distintas especies arbóreas según destino en las diferen tes partes del navio, es materia pura y simplemente forestal; el comportamiento de las diferentes piezas según la especie elegida es frutode una dilatada expe riencia marinera, por lo que su recorrido en la historia desde el siglo XVI al siglo XVIII permite conocer los métodos que llevaron a la elección: especie arbórea/ formación de la pieza/disposición estructural en el navio. Esta secuencia de base empírica fue desarrollando a lo largo del tiempo variadas técnicas en los tratamientos y conservación de las maderas, generándose un proceso selectivo de las especies arbóreas a emplear, desechándose unas y buscándose otras nuevas. La moderna tecnología de la madera debe mucho a la industria naval- forestal que culminó en el siglo XVIII. Nunca como entonces nuestros montes y bosques tuvieron tan alto valor 11 estratégico ni quizás tanta preocupación despertaron a nuestros gobernantes su conservación y fomento, y fruto de ello es la legislación promulgada al respec- to(12). Sólo la rapiña, fruto de una ambición desmesurada, llevó a muchas de nuestras masas forestales de roble a una presencia testimonial hoy día. Estudios recientes demuestran que los astilleros y arsenales no fueron por si solos la causa o motivo de nuestra decadencia en el siglo XVIII respecto a nuestra rique za forestal, pues su acción denominada a veces como devastadora fue más cualitativa que cuantitativa, pero esto será motivo de análisis en otro capítulo. Durante el siglo XVIII el navio de línea experimentó múltiples transforma- ciones(13) que disminuyeron su porcentaje de obra muerta, lo que permitió que ganaran en velocidad sus desplazamientos, aunque las mayores necesidades artilleras hicieron aumentar su arqueo y tonelaje. El mejor ensamblado de sus piezas y el mejor conocimiento físico-mecánico de las mismas estilizó su diseño haciéndolos más marineros. Las mejores técnicas en los tratamientos de las maderas aumentaron la vida útil de los navios y la introducción en los astilleros de nuevos tipos de dársenas( 14) facilitó el mantenimiento y puesta a punto de los mismos. Sirva como ejemplo la descripción que hace el marqués de la Victoria D. Joséf Navarro, héroe de Cabo Sicié, en el año 1756: «El navio es un cuerpo tan irregular que por jamás se le podrán quitar todos los defectos que produce su figura, porque si se logra enmen dar uno, se le sobreviene otro, y en enmendado dos sale siempre otro terce ro, que muchas veces es peor que los dos enmendados. Todo el primor consiste en estar en equilibrio sobre las aguas, y que tantos miembros tiene de un costado como de otro; pero su popa y proa son diferentes, y la arbo ladura toda desigual; por cuyas razones habiéndome hecho cargo de to dos los defectos que se experimentan y resultan de algunas proporciones en su cuerpo, cuando no se aproximan a una cierta regularidad y corres pondiente proporción al todo, pongo la proposición de que dadas las di mensiones que se hallan buenas y de las que resultan las mejores propie dades en un navio propuesto; esto es, dada la eslora o longitud; sus lineamientos ó declives de popa y proa; la manga ó mayor ancho; la quadra de popa ó mayor anchura de ella; la altura o puntales de los entrepuentes; el yugo ó ancho de la popa y las distancias ó chazas de las portas, delinear el pro totipo debaxo de los tres planes ichnográfico, escenográfico y ortográfico con todas sus cuadernas intermedias proporcionales...». Es el navio de línea, a partir del Sovereingh of the Seas en el año 1637 según diseño del arquitecto naval Phineas Pett( 15), es la más compleja estructu- 12 ra de madera realizada por el hombre en base a una tecnología aplicada a la misma para obtener de ella el máximo rendimiento en un ambiente altamente agresivo. Los despieces según tarifas (16), el posterior ensamblaje y el complejo tratamiento aunan dentro del más puro sistema inductivo del conocimiento de la ciencia y de la técnica un esfuerzo humano de magnitud extraordinaria. 13 ÍNDICES DE LA REVISTA DE HISTORIA NAVAL REVISTA DE HISTORIA NAVAL ÍNDICES DE LOS CINCUENTA PRIMEROS NÚMEROS NUMERO KXTRAORD1NAK1O APÍO XIV Número Eslra INSTITUTO DE HISTORIA Y CULTURA NAVAL ARMABA ISÍASOLA Están a la venta los ÍNDICES de los cincuenta primeros núme ros de la Revista de Historia Naval, cuyo contenido es el que sigue: • Introducción (estudio histórico y estadístico). • Currículos de autores. • índices de los números 1 al 50. • Artículos clasificados por or den alfabético. • índice de materias. • índice de la sección La Histo ria Marítima en el mundo. • índice de la sección Recen siones. • índice de ilustraciones. Un volumen extraordinario de 296 páginas, del mismo formato que la Re vista, se vende al precio de 1.000 pesetas (IVA incluido) más gastos de envío si se pide por correo. Se puede adquirir en los siguientes puntos de venta: Instituto de Historia y Cultura Naval. Juan de Mena, 1,1.°. 28071 MADRID. Fax: 91 379 5945. Servicio de Publicaciones de la Armada. Montalbán, 2.28071 MADRID. Fax: 91 379 50 41. Museo Naval Juan de Mena, 1.28071 MADRID. Fax: 91 379 50 56.Venta directa. INSTITUTO DE HISTORIA Y CULTURA NAVAL 14 LA SELECCIÓN DE LAS MADERAS La arquitectura del navio requiere determinadas formas en las piezas de madera, así como distintas procedencias según la función que se les asigna. Por tanto la selección de árboles en el monte por parte del constructor de navios atiende a dos exigencias fundamentales: - Elección de la especie según destino. - Elección de la forma del árbol según disposición en el diseño. La elección de la especie/s será tratada en el apartado "EL DESTINO DE LAS MADERAS", por lo que hacemos aquí sólo hincapié en el proceso electivo del árbol, es decir, su señalamiento según la forma natural que presenta. Es el llamado dendromorfismo (17) pie a pie buscando la mejor forma o ligazón mediante un método de entresaca en masas de monte irregular. Para mejor búsqueda de la forma del árbol, el constructor se provee de "plantillas" que reproducen fielmente la pieza necesaria. Con objeto de obtener del árbol la pieza más apropiada es por lo que se prodiga la poda de formación buscando piezas curvas, que son las más difíciles de obtener, pues el método de guía y conducción de árboles tiernos, aunque se experimenta en el siglo xvm no alcanzó los éxitos apetecidos (18). Las visitas a los montes costeros por los funcionarios de Marina durante todo el siglo XVIII, permitieron conocer de una forma grosera la riqueza de los mismos, lo que a su vez permitió elaborar los planes de extracción de las maderas necesarias para abastecer los astilleros y arsenales reales en razón de la demanda producida por los planes de fomento de la Marina Real en cada momento. Los métodos selectivos de señalamiento de tipo dendromórfico salvó a muchos árboles, se entiende de frondosas, como robles, olmos, álamos, etc., de la tala, en especial aquellos de configuración recta, es decir los que se entiende que son de mejor conformación. A su vez las dificultades de la saca preservó a aquellas masas más alejadas. No obstante las continuas necesidades de la Marina (19), y en especial el voraz consumo de las ferrerías y fábricas de artillería (20) hizo que se fueran extendiendo las superficies de actuación de las talas, sacrificándose importan tes masas arbóreas de robles de un elevado valor ecológico (21). El navio de 70 cañones, prototipo del siglo XVIII, requería para la cons trucción de su infraestructura (quillas, cuadernas, varengas, rodas, codastes, etc.), una cantidad de madera de roble labrada de no menos 3.000 m\ corres pondientes a 2.000 pies de más de 120 años, en una superficie de al menos 36 ha a marco de 12 m x 15 m. 15 En «Des bois propes au service des arsenaux de la Marine de la guerre», de Mrs. Herbin de Halle, publicado en París en 1813 en base a las ordenanzas francesas de finales del siglo xvill, se representan las distintas for mas que deben de tener los árboles y su disposición en la estructura del navio. Su simple examen ponen de manifiesto la complejidad del proceso de selecciónasí como lo penoso del trabajo buscando en un examen visual las formas más con venientes. Es por tanto el criterio de selección de árboles empleado por la Marina del más puro carácter tecnológico en razón a la pieza necesaria, sin que se tengan en cuenta otros criterios como el selvícola, ecológico, el de máxima renta en especie o el puramente económico. Por tanto, al no primar un sistema de selección de carácter puramente económico o de rentabilidad, así como el utilizarse un método de entresaca en masas arboladas de estructura irregular, el daño producido a las mismas, tanto en nuestros montes y bosques costeros, aunque grande, no llegó a ser catastró fico, y los datos así lo demuestran. Lo que sí es cierto es que el método particu lar de selección de la Marina eliminó de nuestros bosques aquellos ejemplares arbóreos más singulares (22). La actuación sobre montes de realengo y de propios de las corporaciones locales y de los particulares por parte de la jurisdicción de la Marina en exclusi va, hizo que se preservaran del destino marinero las masas forestales del común de los pueblos, por lo que los daños a la riqueza forestal de estos últimos nunca deberán imputarse a la administración de la Marina. Sería incompleto el contenido dado a este capítulo si no se hiciera especial mención al conjunto de la saca en un sentido amplio, arrancando del señala miento del árbol en pie para su destino como "Árbol del Rey", mediante la impronta con el hierro en su corteza. Después la corta, el derribo, el desembosque, apilado y transporte a los puntos de consumo. La Marina apeaba los árboles para su consumo en aquellas fechas en que la madera podía secarse bien, sin miedo a pudriciones, que generalmente coinci día en los menguantes de luna de diciembre, enero y febrero «... que es cuando la savia está sin mover y dicen los carpinteros que retrocede hasta las raíces a causa de la frialdad de la atmósfera. Entonces el árbol está más sano y dispues to a enjugarse después de cortado. En primavera se descascarillaban lo que no perjudica su albura...». En un principio la corta se hacía con hacha, más tarde se usó la sierra de doble mano (Ordenanzas de 1803). El derribo y sobre todo la guía en la caída, se realizaba mediante cuñas y cadenas tal como se sigue haciendo en muchos lugares hoy en día. 16 El desembosque era mediante arrastre a sangre, e incluso a veces a hom bro de hombres como se hizo en alguna saca en la sierra de Segura. En otras, si se disponía de trochas o caminos hasta la corta se realizaba mediante carretas, utilizando para la elevación cabrestantes rudimentarios. Cuando el tiempo lo permitía, los troncos descortezados y en general desrramados se apilaban en tinglados en el monte a la espera que llegara el tiempo de verano para transpor tarlos al astillero. Cuando existía una vía fluvial, el transporte se hacía por flotación mediante "maderadas" o "pinadas", desde las sierras del Irati o los montes de Cuenca y sierra de Segura (23), a través del Ebro, Turia, Guadalquivir y Segura, entre otros. Desde la desembocadura hasta los astilleros, las maderas se transporta ban generalmente en urcas. Este modo de transporte económico en su uso pro dujo elevadas pérdidas. Para efectuar el transporte fluvial se levantaron planos de gran belleza y precisión como el que desde el nacimiento del río Guadalimar llevaba maderas de la sierra de Segura a través del río Guadalquivir a los muelles del Arenal de Triana, en Sevilla. El método de selección descrito corresponde exclusivamente para aque llos árboles que sus maderas tenían como destino la construcción naval, pero fueron muchas las cortas que se hicieron para alimentar las fraguas y hornos de ferrerías, de fábricas de armas e instalaciones mineras de hierro y cobre. Para estos destinos la corta de árboles fue indiscriminada para la obtención de leñas y carbón vegetal, convirtiéndose en tallares esquilmados los en otro tiempo her mosos montes altos de robles. Las cortas a hecho y a matarrasa fueron las más frecuentes, llegando la furia arboricida hasta las masas forestales de la provincia de Burgos (24). Cultivos de naturaleza agrícola como el lino para velámenes y el cáñamo para sogas y cordelería, proliferaron sobre todo en las proximidades de los arse nales. Pero no todo fueron talas, las Ordenanzas de Marina incluyeron normas repobladoras con la creación de viveros y planteles, aunque el eco entre la po blación no tuvo la respuesta esperada, por lo que el balance fue negativo para nuestra superficie asombrada de bosques. No obstante voces "ilustradas" se hicieron eco de la necesidad de restituir las masas forestales (25). La producción de breas para el calafateado de los navios redujo, aunque en términos menos peligrosos, las masas de pinares de la vertiente mediterrá nea. En resumen, podemos establecer el siguiente cuadro de métodos de selec ción de árboles y cultivos para uso de la industria naval: 17 Método de selección según usos y destinos Destino Piezas componentes del navio Fábricas de artillería, ferrerías y minas Fabricación de breas Fábricas de lonas y de cordelería Método de selección Dendromórfico por entresaca Método de beneficio: monte bajo a matarrasa Método de beneficio: monte alto a hecho Cultivo agrícola Especies forestales extraídas Frondosas: robles, olmos, álamos, etc. Coniferas: pinos, cipreses, abetos, etc. Frondosas: robles Coniferas: pinos Lino y cáñamo Usos Piezas de arquitectura naval Leñas, carbón vegetal Resinas, breas alquitranes Velamen, sogas y maromas Los aprovechamientos forestales para obtener maderas y productos deri vados del bosque no siempre fueron realizados directamente por la Administra ción de la Marina, sino que se utilizó el sistema de asiento. Asentista afamado por la importancia que tuvo en su tiempo fue Fernández de Isla. Los métodos de selección los ejerció la Marina en los montes bajo su juris dicción sitos a 25 leguas de las costas peninsulares e insulares, así como en los montes de las Indias. En estos últimos se dictaron para su explotación algunas normas específicas al respecto. Aunque el estudio acometido nace en la Ordenanza de Arsenales de 1717, promovida por D. José Patino, Intendente General del rey D. Felipe V, y termina en 1805 con la batalla de Trafalgar, la jurisdicción sobre los montes y bosques costeros por la Marina se prolongó hasta el año 1833 con las Ordenanzas de Javier de Burgos, las que se pueden considerar como la primera norma de ca rácter forestal y civil de ámbito general promulgada en España. 18 LA FÍSICA DE LAS MADERAS Los arquitectos navales e investigadores forestales de la madera en el siglo XVIII como Buffon (26) y Duhamel du Monceau (27), atribuían al peso específico la cualidad de dónde se podía apreciar mejor la calidad de una made ra como material de construcción, iniciando y propulsando las investigaciones sobre dicha propiedad. Continuadores los encontramos a principios del siglo XIX en Chevandier y Wertheim en su trabajo ya clásico de Mémoire sur les propietés mécaniques du bois publicado en París en 1848. Sin quitar la ineludible influencia que el peso específico tiene en la resis tencia de las maderas, hay que tener en cuenta otros factores como la desvia ción y dirección de las fibras, la nudosidad y especialmente el grado de hume dad, por lo que el peso específico tiene un valor de carácter probabilístico, te niendo en cuenta que respecto a él las comparaciones entre maderas deben hacerse en circunstancias de isohumedad. Los sistemas de determinación del peso específico aparente de la madera se efectuaba en ensayos de determinación del volumen por medición de sus dimensiones o por el método de desplazamiento de fluidos (28). El valor del peso específico aparente de la madera depende de la relación entre el volumen total exterior y el volumen ocupado exclusivamente por la materia que forma la pared celular (29).Volumen de poros V = 1 cm3 (volumen anhidro) Vp = 1- 0, 677 Yo Y = peso específico aparente Relación entre peso anhidro y el seco volumétrico R 100 ■o 100 +a v a = porcentaje de hinchazón 19 Tabla de pesos específicos ESPECIES Pinabete (A. alba) sin corteza (|)>40cm Pino silvestre (P. sylvestrís) sin corteza (j) > 40 cm Haya (F. sylvatica) sin corteza (|>>30cm Roble (Q. robur) sin corteza Pesos kg/m3 en rollo En verde 800 750 1.000 1.000 Pesos kg/m3 en rollo Con humedad de monte 600-800 600-800 800-1.000 800-1.000 Según R. Trendelenburg. Kollmann. El navio al ser una estructura compuesta por un entramado de maderas mediante clavazón, yuxtaposición o ensamblaje presenta, desde el punto de vis ta físico de su comportamiento, unas exigencias para el rozamiento adhesivo y de deslizamiento, en el plano de las superficies de contacto. Además, las super ficies, pese a una buena "labra", no siempre son lisas sino que presentan depre siones y elevaciones más o menos pequeñas, acentuadas en el movimiento nor mal del buque, dando origen a solicitaciones por levantamiento, deformación o corte, influyendo además la adherencia, capilaridad etc. (30). Todo esto motiva una gran dificultad para medir la fuerza de rozamiento. En general: T = \i. N = tg p. N p. = coef. de rozamiento al deslizamiento p = ángulo de rozamiento Tabla de coeficientes de rozamiento de madera estructural de un navio MADERA Maderas Roble con roble m Roble con roble (i-) Roble de través sobre roble al hilo COEFICIENTE DE ROZAMIENTO |*i (por deslizamiento) / S Secas 0,48 0,34 0,19 Lubricadas 0,16 ■■■ .■■;—■ _ Mojadas con agua 0,25 _ |XO (en reposo) / S Secas 0,62 0,54 0,43 Lubricadas 0,44 :.■■'— — Mojadas con agua 0,71 — Según Landolt - Borstein Müller - Pouillet La arquitectura naval del navio, sea cual sea su diseño de forma, como su distribución estructural ha de tener en cuenta el comportamiento en servicio de la nave en el medio acuático, tanto de su obra muerta como de la viva, someti das ambas a distintas influencias desde el punto de vista de la humedad. Tanto la presión de hinchazón como el calor debido a la misma, darán origen a distintas magnitudes. Como consecuencia, tanto la hinchazón como la merma de los com ponentes estructurales del navio fueron motivo de preocupación de los arquitec tos navales del siglo XVIII, y un buen conocimiento empírico de las maderas en servicio palió las más de las veces los deficientes conocimientos termico-mecá- nicos de las maderas en uso para la construcción naval. La variación de volumen de las maderas de un navio (en más o en menos) en la puesta en servicio requería el calculo conveniente de las holguras que había que dejar en el diseño; el asentamiento estructural en base al comporta miento de las maderas, hacía que fuera el buque una estructura dinámica per manente. Otro problema que se presenta al arquitecto naval es la anisotropía de la hinchazón. Este es un problema crucial en las formas del navio en su contacto con el agua (bajo línea de flotación) o casco, en general de madera de coniferas (P. sylvestris). Es sabido que la contracción en sentido tangencial es la mayor con gran diferencia; la radial es notablemente menor, y por último la contracción en sen- 21 tido longitudinal es prácticamente despreciable. Por eso en la construcción de forros de cascos y cubiertas se buscan las piezas, ya en clavazón como en ensamblaje según la disposición longitudinal para solucionar mediante el calafa teado el problema de estanqueidad. Los ensayos realizados por A. Koehler sobre la contracción longitudinal de maderas para valores distintos de humedad, son muy significados sobre la dis persión de comportamiento. A su vez, el aumento o disminución de la cantidad de agua contenida en la estructura del navio, hace variar el peso de la nave, y de la velocidad de los cambios dependen las oscilaciones de la línea de flotación y la efectividad de sus baterías de fuego. El problema de la hinchazón se aminora gracias a la bondad de la madera debido a pequeñas variaciones de volumen en función de la humedad que acu san hacia el 40 por ciento un valor asintótico constante. Para valores de a (hinchazón longitudinal) según Morath la hinchazón en volumen nunca alcanza el 1 por ciento. En cambio, al principio de la puesta en servicio del navio y hasta que este alcanza la humedad de saturación los cambios en volumen son conside rables, siendo este período de la construcción el de mayor preocupación entre los arquitectos navales y ensambladores de navios en el siglo xvm. Según Frey-Wyosling la causa de la contracción anisotropica no debe bus carse en modo alguno en las capas secundarias del tabique celular, sino en la capa intermedia. 22 EL DESTINO DE LAS MADERAS El conocimiento empírico de las maderas para su mejor uso en la carpinte ría naval, constituye en el navio de línea la culminación tecnológica del siglo XVIII. La variedad de piezas y ensambles que constituyen el buque tipo del siglo XVIII queda de manifiesto ante la mera enumeración de las piezas que compo nen el casco: Sección según el plano vertical que pasa por la quilla de popa a proa: La quilla, la falsa quilla, la sobrequilla, la roda, la curva de peralto, el espo lón, el pie de roda, el codaste, la curva coral, las cuerdas de bajo cubierta, los puntales, la madre del timón, el tajamar. Sección según el plano perpendicular a la quilla: Las cuadernas, las bulárcamas, los palmejares, las varengas, las varengas levantadas, los genoles, las ligazones, los baos, los durmientes, la carlinga, las aletas, las astas. Sección horizontal: Las tablas de fondo y cintas, las cosederas, los palmejares, los yugos, la madre de dos vueltas, la curva de banda, las busardas, los espaldones. Es en la selección de la madera, en especie, salud y forma en donde se asienta el arte del carpintero naval y de cuyo acierto se obtienen los buenos resultados marineros y la duración del ingenio. La madera de roble, en especial el pedunculado (Q. robur. L) es la más conveniente para piezas estructurales como quilla, cuadernas, codaste, roda, y pie de roda. El roble y algunas coniferas como el pino melis (P. sylvestris. L) eran buenos para piezas de menor calibre como baos y medios baos. El pino, el alerce (L. decidua. L) y el álamo negro (U. minor. L) eran buenos para tablas, cintas de forros y en general para piezas de vuelta. Para arboladuras siempre pinos de Riga (P. sylvestris. L) o abetos (A. alba. L), siempre a falta de ellos se emplearon pinos salgareños (P. nigra. Poir). La condición de empleo de estas maderas es no tener defecto ni enferme dades, estructura limpia, con pocos nudos y de forma flexible (31). Otras veces, la elección de especies para el uso naval han venido condicionadas por su proxi midad geográfica al astillero. 23 Así, en el levante español se empleaba el olivo, el almendro, el naranjo e, incluso, el algarrobo (C. silicua. L) de madera blanda y fofa. En la baja Anda lucía, el quejigo (Q. lusitanica), el pinsapo (A. pinsapo), la encina (Q. ilex. L) y el alcornoque (Q. súber. L). En la cornisa cantábrica, los robles pedunculado (Q. robur. L) y sentado (Q. petrae. Liebl) , el haya (F sylvatica. L), el olmo (U. minor. L), el pino albar (P sylvestris. L) y el pinabete (A. alba. L). Las maderas más pesadas y duras, como el roble, se empleaban en la carpintería del navio en las llamadas piezas resistentes de "cuenta de casco" y las más livianas o blandas (en Francia se empleaba con éxito la madera de plátanos (P orientalis. L) ) en los altos y superestructura para no disminuir la estabilidad. Los carpinteros navales denominan la madera de "buena", "inferior" o "reprobada", esta última a la que acompaña el "vicio penetrante". Desde antiguo se emplearon las maderas de tejo (T. baccata. L) y de sabina (/. sabina. L), para tallas y mascarones, el cedro (C. libani) para obras muertasdel casco, el haya para remos, espeques y timones por su carácter imputrescible, así como en tablonería exterior de fondo. El fresno (F angustifolia. Wahl) para cureñas de piezas de artillería y el nogal (J. regia. L) y la caoba (Sw. mahogani. W) como maderas de gran belleza para adornos y mobiliario. La América colonial española contribuyó con las maderas de sus bosques como el guachapelí, guayacán, palo mana, mangle, caobos, cedrelas y limoncillos, al desarrollo de la carpintería naval en los astilleros de El Callao, Guayaquil, Veracruz y La Habana(32). Al otro lado del mundo, en el archipiélago filipino, las teca, el guijo, ébanos, molabes, betis y lauanes compitieron en calidad desde los astilleros de Cavite (33). 24 CONSERVACIÓN Y PROTECCIÓN DE LAS MADERAS PARA EL USO NAVAL Una preocupación constante para los constructores de navios, ha sido la conservación y protección de las maderas en el ambiente agresivo marino en donde se colocan. Para proteger las maderas de un navio hay que tener en cuenta no sólo los agentes bióticos y abióticos que las atacan, sino el comportamiento de las mis mas ante ellos y la posición que guardan en el diseño de arquitectura naval. Por eso los carpinteros, en el astillero, tratan las maderas y eligen las especies según el lugar de su colocación, y así para infraestructuras, maderas duras, flexibles y bien adaptadas a los cambios higrométricos, como robles, guachapeli, tecas, guijos o caobos, y otras más blandas, adaptables y más susceptibles a procesos de hinchazón como ciprés, pino/sp. y demás coniferas para forros y cubiertas. Pero, además, el ataque de moluscos y crustáceos a las maderas es muy dife rente según la especie elegida y sobre todo el lugar de colocación bajo o sobre línea de flotación. Por tanto la protección o tratamiento de las maderas será diferente tanto en el tiempo, a medida del descubrimiento de nuevas técnicas, como en el espa cio, según la situación en el diseño del navio. El tratamiento a las maderas arranca desde la elección de las fechas de la corta, buscando por la experiencia que la savia se concentre fuera de las zonas aéreas, pues así se evita un foco de pudriciones(34), aunque no siempre estas prácticas han tenido una justificación técnica, sino que a veces han venido acom pañadas de un "halo de magia" (35). Durante el señalamiento de la madera en el bosque, los carpinteros deben ser gente experta en el marcado de los árboles para su posterior corta, guiándo se con sumo cuidado en los conocimientos prácticos que les permite identificar en el árbol los posibles focos de pudrición y de enfermedades que le hagan aceptar o desechar la madera, y así conocer las goteras, caries, fendas, acebolladuras y heladuras que hacían a las maderas inservibles para el uso na val. Una mala o buena elección en el señalamiento de los pies se convertía en el astillero y en la botadura en un fracaso o en un éxito (36). La influencia de la luna en todas estas prácticas selvícolas, dio lugar por parte de los diferentes especialistas en la materia, como Duhamel du Monceau, a un extenso tratado justificativo de tales procedimientos, y su difusión fue generalizada(37). Por tanto, la tecnología naval, desde antiguo exigía, no sólo determinadas maderas para el uso específico de su destino, sino que además se necesitaba que desde el principio se efectuara un especial manejo de los árboles, de mane- 25 ra individual y del bosque de forma colectiva, tanto en las fases de plantación o siembra, cría y corte, aparte de un procedimiento de señalamiento de carácter tecnológico según formas y estados de salubridad (38). Pero estos tratamientos efectuados a las maderas para el uso en la indus tria naval, no eran suficientes para resistir con éxito en un tiempo prudente los ataques hostiles del medio, sino que una vez cortadas necesitaban ser sometidas a un procedimiento de conservación. Cuando la madera llegaba al astillero, cortada en primera labra se sumer gía en balsas o "fosas" de agua salada para que perdiera la savia mediante el procedimiento de osmosis inversa, pudiendo estar así varios años; después se secaba y se le hacía la segunda labra según tarifas del diseño correspondiente. Aún en antiguos astilleros como el de La Carraca, en San Fernando (Cádiz), se pueden ver las antiguas balsas y diques que contuvieron maderas para los na vios que allí se fabricaron durante el siglo XVIII (39). Estos tratamientos naturales fueron siempre acompañados por "adobios" o tratamientos de las maderas, la más de las veces sin ningún fin práctico sino más bien de "hechizo y buenaventura", y las otras veces mediante impregnaciones, las cuales han persistido hasta nuestros días, como tratamientos mediante alqui tranes, creosotas, pirolignitos, carbones y desinfectantes con sebo y azufre que con mayor o menor éxito se utilizaban en las necesarias carenas que se efectuaban en el navio (40). Los calafateados y las carenas fueron en el navio los trabajos fundamenta les de terminado y de mantenimiento. Se entiende por calafatear, el rellenar por estopa las juntas de las tablas de fondos, costados y cubiertas a fuerza de mazo y con los demás instrumentos al propósito para ponerles después una capa de brea para que no entre agua por ellos; a esta operación también se le llama abrigar. Desde muy antiguo se decía calafetear e incluso galafatear. En cuanto a la operación de carenar, ésta consiste en componer, recorrer y calafatear un buque, renovando todo lo que está podrido o inservible. Según el modo o paraje en que esta operación se hace se dice: carenar en dique, en grada o a flote (41). Cesáreo Fernández Duro nos da a conocer el manuscrito de Juan Antonio Rico de 1689 sobre el tratado de la calafatería y carena de las naos y en la forma que se debe hacer: Respecto al calafateado dice... «Las naos se brean para resguardar la estopa o cáñamo, que la humedad no la pudra ni penetre y también guarda que la tabla no se enguacharne ni humedezca, y se aferra en el cáñamo o estopa y no de lugar a abosar para fuera; y el echar grasa, manteca o 26 sebo a la brea es porque la brea es secantenosa y con la grasa se pega a la tabla y a la estopa y no salta y se ablanda...». Respecto a la carena: «...Carena de firme es la que se da en el agua dando a la banda y descubriendo la quilla y descalzando la estopa vieja para meter otra nueva; y para que sea de firme, ha de ser cortando las costuras y apurándoles el sámago que descubriese tener la tabla por los cantos y también lo suelen tener por medio por los entrecascos, fendas y nudos; y habiéndose de descalzar y sacar la estopa, habrá de ser con un hierro que llaman manjo...». «El dar fuego a las naos es de mucho provecho, porque con el se limpia la tabla y se descubren algunas malicias en ella; que como la brea tenía hecho costra, no se veían antes de darle fuego, se purifican las cos turas, y se defiende que no se piquen tanto de broma las tablas, y las que tienen se muere y no pasa más adentro». Respecto a la lucha contra la broma {teredo navalis. L.), dice: «...donde hay broma, se deben emplomar las naos; y para mejor se guridad debajo del plomo lleve un lienzo alquitranado. . . también se da al casco un betún que se hace de azufre molido y brea engrasada con lo que se hace una costra que resiste a la broma... También se usan en las carenas que se da en las Indias dar un betún de sebo y cal a los costados para que no se piquen de broma y porque con la costra que se hace se tapan los agujeros de ella y se estanca la nao...». En cuanto a la resistencia de distintas maderas al ataque de la broma dice: «...La madera a la que más se pega la broma es al cedro, caoba, pino de Flandes y de la tierra; y aunque al encina y caravallos se pega no tanto, por no ser tan dulce, sólo al cedro de Jamaica se tiene ya por expe riencia que no se pega...» (42). De entre las agresiones propias del agua del mar por sus disoluciones sali nas (clorurosy carbonates), los xilófagos marinos (43) presentan el mayor peli gro para las embarcaciones, y su combate ha sido un duelo permanente por los carpinteros de ingenios marineros. El navio de línea con grandes prestaciones marineras y con largos periplos en la mar, pasando de aguas frías a templadas y viceversa con relativa frecuen cia, fue muy proclive al ataque de los animales marinos que adheridos a su casco ejercían una labor continua de destrucción; de entre ellos destacamos: El teredo navalis, denominado por Linneo calamitas navium. Hay des critos unas 112 especies de teredínidos, cuya presencia está relacionada con el contenido de sal en el agua, que para el teredo navalis oscila entre amplios límites (9 y 35 por mil). Su distribución es amplia, desde las zonas templadas 27 hasta los trópicos y sus daños son mayores cuanto más cálido es el clima. El teredo navalis tiene un intervalo de temperaturas entre 5o C y 27° C y el óptimo es una temperatura de las aguas entre 15° C y 25° C. Las temperaturas inferiores a 0o C y superiores a 30° C son mortales para él. La asimilación de la celulosa la realiza por la acción de ciertos enzimas que la descomponen en el canal intestinal y de unas células especiales situadas en una parte determinada de su aparato digestivo. La formación de las galerías en la madera por parte del teredo navalis se hace en principio incidiendo en la misma de forma oblicua para después seguir la dirección de las fibras, a veces se entrecruzan las galerías pero siempre están muy juntas dando a la madera atacada una conformación esponjosa. El aspecto externo que presenta la pieza de madera es de una falsa sani dad. El ataque del teredo navalis a las maderas es de forma indiscriminada (44). En cuanto a su ciclo biológico, presenta ciertos períodos de máxima movi lidad que varían entre los diez a setenta años. También se ha observado que durante un año realiza un determinado ciclo vital. Hay que tomar precauciones sobre el empleo de protectores de la madera ante el ataque de este lamelibran- quio, pues ciertos antisépticos utilizados en pequeñas dosis ejercen sobre el ani mal efectos estimulantes (45). Las creosotas son el mejor antídoto a su ataque. Otros moluscos lamelibranquios que atacan a la madera son el Pholas dactylus propio de los mares europeos que puede alcanzar de 8 a 12 cm de longitud, y que perfora, con la ayuda de sus conchas dentadas, haciendo galerías normales a la superficie de la madera a una profundidad de unos 5 cm y un diámetro de 1 a 2 cm. Menos daños causa el Pholas crispata propio del mar del Norte y del Mediterráneo. En cuanto a los crustáceos tenemos dos principales: - Limnoria lignorum y - Chelura tenebrans La primera descripción exacta del Limnoria lignorum data del siglo XVIII, aunque su actividad era ya conocida por los hombres de mar. Es un crustáceo pequeño, alargado y plano, de 3 a 4 mm de longitud y de un color pardo amari llento, que tiene la tendencia a arrollarse en forma de bola. Presenta frente al teredo la característica de que ataca la madera del cas co de los buques en todas las épocas del año y que las maderas cubiertas por légamo, inatacables por los terenídidos, son presa fácil de la limnoria, que incluso puede vivir en aguas turbias. Hace galerías redondeadas que pueden tener 2 mm de diámetro. Su acción llega a ser altamente destructora (46). Es a su vez un formidable atacante de los pilotes de madera de los puertos. La mejor 28 protección a su ataque se consigue impregnando las maderas con creosotas acidas. A su vez existen maderas que resisten satisfactoriamente su ataque como la Syncarpia glomurífera Sn. procedente de Australia y la Nectandra rodioei. Sch. Otro crustáceo xilófago es la Chelura tenebrans, de cuerpo aplastado y de una longitud de 5 mm. Presenta un largo aguijón dirigido hacia atrás, inserto en el tercer anillo abdominal. Fue descrito a mediados del siglo xix y habita en las aguas del mar del Norte y Atlántico norte, en las costas noroccidentales de América y en el mar Negro. Sus galerías pueden tener una profundidad de 1, 5 mm. Un sistema seguro para proteger el casco de los navios ante el ataque y agresividad de los animales y del medio marino fue el recubrimiento de planchas de cobre y plomo mediante el forrado del mismo (47). Esta protección muy efectiva la más de las veces incrementaba el peso del navio, aunque sin embar go disminuía la resistencia al rozamiento y por tanto se conseguían mayores velocidades (48). En resumen, las maderas utilizadas en las fábricas de navios tuvieron a lo largo de la historia naval del siglo XVIII una evolución en el sentido de conseguir una mayor duración de los buques, alargar el tiempo entre carenas y por tanto mantener el mayor tiempo posible operativos estos ingenios navales (49). Las normas que sobre el mantenimiento y conservación de los buques se promulgaron tuvieron buen cuidado en resaltar estos aspectos de la protección y de la conservación de la madera de las fábricas (50). NOTA PARA NUESTROS SUSCRIPTORES El Instituto de Historia y Cultura Naval realiza periódicamente la revisión de la lista de suscriptores, que comprende, entre otras cosas, la compro bación y depuración de datos de nuestro archivo. Con este motivo solici tamos de la amabilidad de nuestros suscriptores que nos comuniquen cualquier anomalía que hayan observado en su recepción, ya porque es tén en cursos o comisiones de larga duración, ya porque hayan cambiado de situación o porque tengan un nuevo domicilio. Hacemos notar que cuando la dirección sea de un organismo o dependencia oficial de gran tamaño, conviene precisar no sólo la Subdirección, sino la misma Sec ción, piso o planta para evitar pérdidas por interpretación errónea de su destino final. Por otro lado recordamos que tanto la Revista como los Cuadernos Monográficos del Instituto de Historia y Cultura Naval están a la venta en el Museo Naval y en el Servicio de Publicaciones de la Armada, el. Montalbán, 2.—28071 Madrid, al mismo precio ambas de 650 pesetas el número. La dirección postal de la Revista de Historia Naval es: Instituto de Historia y Cultura Naval, c/. Juan de Mena, 1,1.° 28071 Madrid. Teléfono 91 379 50 50. Fax: 91 379 59 45. 30 LA MADERA EN LOS DISEÑOS DE ARQUITECTURA NAVAL Establecer una clasificación según tipologías de las naves, o mejor del di seño de arquitectura naval comprendido desde los siglos XVI al siglo XIX, resulta una tarea casi imposible y de por si es materia de una tesis investigadora dife rente al contexto de la que se presenta. Al respecto, el sabio rey Alfonso X (51) dice: "Navios para andar por la mar son de muchas guisas. E por ende pusieron a cada uno de aquellos su nome, según la facion en que es fecho. Ca las mayores, que a viento lla man naves. E de estas ay de dos másteles, e de uno, e otras menores, que son desta manera e dizenles nomes, porque sean conoscidas, assí como Carraca, Nao, Galea, Fusta, Belener, Seño, Pinaza, Caravela, e otros bar cos". Continúa clasificando los barcos propulsados a remo como Galeras, Galeotas, Tardantes, Saetyas y Serrantes. Abundando en esta dificultad Oliveira dice al respecto: "Hua misma especie de navios ou barcos, tem hum nome na Espanha, outro en Franca e outro en Italia". En el siglo XVI el diseño naval perfecciona la galera, que solía alcanzar una eslora de 47 metros con una relación eslora-manga en torno a los 8/1, pu- diendo descender esta relación a los 7/1 y en buques mercantes a 6/1. El calado alcanzaba aproximadamente los dos metros, sobre la quilla y a una distancia de unos 25 cm se apoyaban las cuadernas. En la roda (proa) se empotraba una robusta viga en general de madera de pinabete (A. alba. L) de unos 6 metros de longitud y con una inclinación ligera hacia arriba que conformaba el espolón o ariete utilizado para el abordaje de las naves enemigas. Justamente detrás del espolón estaba la "tamboreta" o pieza triangular en donde sehacía la faena de andas y en donde se instalaban varias piezas de artillería. A continuación se situaba el "talar", plataforma rectangular de unos 37 metros de largo por 8 de ancho con dos partes bien diferenciadas: la "corulla" o plataforma de combate, en la que se instalaba la artillería de mayor calibre, especialmente el llamado cañón de crujía. Sobre esta plataforma y sostenido por unos candeleras se en contraba la "arrumbada", especie de castillete en donde se situaban los balleste ros y los arcabuceros; más hacia la popa del "talar" se encontraba la "cámara de boga", elemento de impulsión motriz de la nave. En el centro de la "cámara de boga", corriendo de proa a popa, y elevada aproximadamente un metro sobre la misma, y entre ésta y la "postiza", se situaban los bancos de los remeros que bogaban en el siglo XVI en un sólo orden de remos. En cada banco tres, cuatro o más remeros, que según fueran armadas las galeras "a galocha" o "a tercerol", manejan todos un remo o cada uno un remo. "La postiza" era una pieza de madera muy resistente colocada en el exterior de ambos costados desde proa a 31 popa; situándose en la misma los escálamos o toletes en los que se sujetaban los remos. La ventaja que presenta "la postiza" es que se aumenta la manga de la nave sin necesidad de aumentar el casco. Esta pieza estaba soportada desde la cubierta mediante los "bacallares" o "bacalaos". Entre el último banco de la cámara de boga y la "carroza", se encontraba la "espalda", que puede conside rarse el vestíbulo de aquélla y último reducto para la defensa de la galera. A ambos lados de la "espalda", estaban las "batayolas" y "filaretes" (candeleras de hierro o madera y pasamanos de madera) en los que se colgaban escudos de madera forrados de cuero, colchonetas o palletes de jarcia formando la "empavesada". Los laterales de la "carroza", con ventanas, y su techo de enre jado curvo con un nervio alto llamado "flecha", utilizado por los pilotos de la nave como puente de navegación. La "flecha" quedaba unida a la "espalda" por una pieza llamada "estanterol"(52). La evolución en el diseño naval también lo experimenta la carabela desde su origen en el cárabo de vela musulmán descrito en las Partidas y en las crónicas de Alfonso XI, especialmente en su tonelaje, pasando en un inicio de unas 25 t. hasta alcanzar las 200. Estos buques impulsados a vela eran de casco ligero, de popa cuadrada y generalmente sin castillo a proa, de dos o tres másti les y aparejo latino muy aptos para la toma de viento de barlovento. La relación manga / eslora estaba en 3,3. Más tarde para la navegación oceánica se cambió el aparejo del trinquete de latino a redondo (53). La descripción anterior corresponde a la carabela "redonda", se describe otra, "la andaluza" (54), con aparejo redondo y provista de "tilla"(55). La cara bela continuó en sus transformaciones llegando a tener cuatro palos, el trinquete con aparejo redondo y los tres restantes con aparejo latino (56). La construcción de estos buques se prolongó hasta el siglo XVIII. Otro buque muy en boga en los siglos XVI y XVII fue la nao (57) de diseño redondo, arbolando tres palos que aparejan velas redondas, trinquete mayor y mesana; el mayor tenía además una pequeña gavia. El bauprés portaba una cebadera que contribuía al gobierno de la nave. El castillo de proa sobresalía de la roda, y en popa un alcázar o tolda con dos niveles, el inferior desde el palo mayor hasta la popa. El timón era de codaste. Asi la nave resultaba lenta y pesada para navegar (58). El galeón, descrito en "Annali genaesi" del siglo Xlll se generalizó en el siglo XVI. Como las otras naves descritas, el galeón sufrió amplias modificacio nes durante el tiempo de su existencia. Es un buque propulsado a vela, pese a que existieron "galeones agalerados". El aparejo está constituido por un bau prés con su correspondiente cebadera; un trinquete y un mayor con velas redon- das (mayor y gavia) y un mesana con velas latinas. Cuando arbolaba contramesana, éste también era latino; la vela mayor o papahígo suponía el 50 por ciento del trapo superficial. Tenía dos o tres cubiertas en la que se asentaban las baterías, por lo que fue necesario reforzar los baos para aumentar la resistencia estructural. La distancia entre cuadernas era de 0,45 a 0,73 m. El castillo de proa formaba parte de la estructura del casco, sobresaliendo el "beque" a modo de espolón de galeras. A popa, el alcázar, en donde se asentaba la mesana, y si hubiera contramesana, en él estaba el gobierno del buque. En el siglo XVII, el aparejo sufrió modificaciones disminuyendo el tamaño de las velas y aumentando su altura con la instalación de juanetes y sobrejuanetes. La superficie de trapo se podía aumentar con los bonetas que se unían a las zonas bajas de las velas mayores mediante badazas (59). En cuanto a sus dimensiones encontramos las siguientes variaciones: Conceptos/Autores Annali veneciano: Eslora total: 41,30 m, Longitud de quilla: 30,50 m, manga: 10,00 m. Vietia y Linaje (1672): Para galeón de 7001. Eslora total: 65 codos* = 36,25 m, Longitud de quilla: 53 codos* = 29,55 m, Manga: 18,5 codos* = 10,32 m. José Luis Casado (1568-1584): Relación eslora / manga: Relación eslora/quilla : Relación 4 3 1 3,5 2,9 1 3,66-3,50 1,45-1,55 * Codo castellano = 2 pies = 32 dedos = 0,55766 metros Codo de ribera = 2 pies + 1 dedo = 33 dedos = 0,57468 metros La arquitectura naval del galeón experimentó notables modificaciones se gún el uso específico del mismo(60). 33 A principios del siglo XVll aparece el navio, siendo prototipo de esta clase de buque el Sovereign of the seas construido en 1637 por Phineas Pett quien con anterioridad había diseñado y botado el Prince Royal, buque de transición entre el galeón y el navio. El Sovereign of the Seas tenía tres puentes en los que se alojaban sus 100 cañones y 51 metros de eslora. El palo mayor, con tres cofas, soportaba las vergas de mayor, gavia o juanete, sobrejuanete y perico. Francia, en tiempos de Richelieu, replicó con el Couronne de 2.0001., dos puen tes y 78 cañones. El navio de línea se define (61) como buque de guerra que lleva al menos 50 cañones en baterías. Se distinguen los navios de línea por rangos que no están muy bien determinados. Se acuerda colocar las fragatas en el 5.° rango, los navios de 50 a 60 cañones en el 4.° rango. Se acuerda de la misma manera denominar navio de primer rango a todos aquellos que tienen tres puentes. El estudio más detallado de este buque se realiza en el siguiente capítulo como elemento básico de este trabajo. Otros tipos de buques importantes en el siglo XVIII es la corbeta, que porta al menos 20 cañones en batería, y la fragata, que siendo también de un puente porta hasta 50 cañones también en batería. 34 características constructivas de la arquitectura naval española Para llegar a una mejor compresión de las tecnologías empleadas en las maderas constitutivas de un buque, se hace necesario profundizar en el análisis constructivo del diseño naval, centrándose la investigación en el español. Hay que hacer la salvedad que la construcción naval proliferó tanto en atarazanas como en astilleros de España e Indias (62). En cuanto al tonelaje de los buques construidos las oscilaciones fueron a este respecto importantes; así, entre 1492 a 1542 la medía del tonelaje de los buques empleados en la Carrera de Indias no superó las 200 t. Se promulgaron Ordenanzas a este respecto, y así en 1536 se prohibió la navegación en la Ca rrera de Indias a naves menores de 100 t, reiterada en 1543. Por Real Cédula de 1557 se excluyeron del comercio americano las naves mayores de 400 t. En 1618 en razón del paso obligado por la baña de Sanlúcar se limitó la manga de los galeones y el puntal. Por órdenes de 1628,1666 y 1679 se limitó el tamaño de los galeones a 500 t. Juan de Escalante de Mendoza en su Itinerario de Navegación publicado en 1575 establece las medidasy materiales que componen las naos (63), también se debe a García del Palacio la Instrucción Náutica para Navegar publicada en Méjico en 1587, en que describe las trozas de las naos; más tarde es Thomé Cano con su Arte de aparejar y fortificar naos de 1611 y ya en el siglo XVII Francisco Antonio Garrote con su Nueva Fábrica de Bajeles de 1691. A su vez, la Casa de Contratación de Sevilla reglamentó Ordenanzas que contemplaban en algunos aspectos la construcción de naos, como las publicadas en 1613: Reglas para fabricar los navios que se hicieran por cuenta del Rey y de particulares (64). Relaciones entre las medidas de un buque Diseño Escalante García del Palacio ThomeCano Ordenanzas de la Casa de Contratación GaiTote Fecha 1575 1587 1611 1566 1691 Eslora/manga 3,18 3^3 3,30 3,51 3,43 Quilla/manga 2,28 2,12 2,56 2,86 3 Puntal/manga 0,65 - - 0,39 35 Metrología naval Desplazamiento del buque Capacidad del buque Porte del buque Lineal Codo castellano = 2 pies = Codo de ribera = 2 pies + Codo real = 2/3 vara Cúbica (Casado Soto) Tonel = 8 codos de ribera = = peso de = arqueo. = peso de 32 dedos = agua desplazada. la carga que puede transportar. 0, 55766 metros. 1 dedo = 32 dedos = 0, 57468 metros. castellana = Tonelada. Tonelada de carga andaluza = 8 codos + 30/12 de 2/3 de vara castellana. (posteriora 1590) = 1, 5183 m3 castellanos3 = 1, 3844 m3 36 EVOLUCIÓN DEL NAVIO DE LINEA Son varias las escuelas constructoras de navios que ejercen su influencia en España durante el siglo XVIII. De entre ellas podemos destacar, y siempre en el marco de la arquitectura naval militar, la escuela mediterránea de amplio raigambre en Aragón e Italia, que se arrastra como restos de las técnicas anti guas del siglo XVI, unida a la atlántica que aporta Portugal, la tradicional españo la de la cornisa cantábrica, la de corte anglo-zelandesa de mediados del siglo XVIII, la francesa y por último la hispano-inglesa que termina con el siglo expe rimentando múltiples modificaciones(65). La escuela tradicional mediterránea, que tuvo sus más destacados arquitectos navales en las atarazanas del levante español y en las ciudades libres italianas de Pisa, Genova y Venecia, así como el reino de Ñapóles y las Dos Sicilias, no coge el camino de los nuevos tiempos y sigue con las estructuras y diseños de galeras con base principal en el arsenal de Cartagena, hasta que se suprimen dichos buques en 1778, conservándose sus diseños para más pequeñas naves como los jabeques. A su vez Portugal, que tanta hegemonía tuvo en los siglos XV y XVI, también se quedó atrás, quedando como referencias la Arquitectura Naval de Juan B. Lavanha. El diseño de arquitectura naval de D. Antonio de Gaztañeta aparece en Guarnizo en 1732, y sufrió críticas mientras estuvo en vigor achacándole falta de solidez en sus ligazones, de tener una eslora exagerada en relación con la manga y peso de la artillería, lo cual derivaba en continuas carenas y reparacio nes que daban como consecuencia un escaso tiempo de vida útil del navio; sin embargo nuestros competidores ingleses llenaron de elogios el citado diseño. De este diseño se llegó a construir en los astilleros de La Habana en 1748 el Rayo, que sucumbió en Trafalgar después de 56 años de servicio (66). Con este diseño se construyeron los navios Real Felipe, Princesa y Glo rioso siendo sus constructores Ciprián Autrán y Juan Pedro Boyer. Las características más importantes del diseño son: - Bauprés con un ángulo a = 35° respecto a la línea de quilla. - Palos: trinquete, mayor y mesana. Siendo trinquete igual a 8 novenos del mayor dividido en tres perchas como de abajo a arriba, palo mayor de trinquete, mastelero de gavia y mastelero de juanete. La colocación del palo mayor a un dieciseisavo de la eslora, más a popa que la mediana del buque, y el palo de mesana con antena de vela latina y no de cangreja a 3 dieciseisavos del codaste y de altura menor de 7 octavos del palo mayor. 37 Con todo, el Real Felipe, navio de tres puentes y hecho en Guarnizo no convenció, y en el año 1750 fue desguazado. El tema de la construcción de navios de tres puentes fue controvertido por los arquitectos navales españoles, y así Garrote en 1691 ni siquiera propone la construcción de un navio de esas características a causa de su difícil ensamblaje y a la poca confianza que inspi raba sus condiciones marineras. Más tarde Uztariz en 1742 proponía la construcción de navios de ese porte en razón a que Inglaterra ya en 1636 y con diseño de Phineas Pett había cons truido el Sovereign of the Seas en Woolwich como el primer navio de tres puentes con 15221. de desplazamiento y una quilla de longitud 38, 8 metros, de manga 14, 2 metros y calado 5, 80 metros. Años más tarde D. Zenón de Somodevilla, marqués de la Ensenada, aban donó el diseño de arquitectura naval de D. Antonio de Gaztañeta y emprende con Jorge Juan, al cual envía a los astilleros ingleses de incógnito, el estudio de los diseños ingleses. Con motivo de los conocimientos que adquiere en las islas, Jorge Juan publica en 1771 el Examen marítimo, theórico práctico o tratado de Mechánica aplicado a la construcción, conocimiento y manejo de los navios y demás embarcaciones. Las propuestas técnicas que aporta a la ar quitectura naval española son las siguientes: buques de tamaño más reducido, técnicamente mejor ligados y ensamblados, menor obra muerta, madera más seleccionada para las distintas piezas así como mejor tratamiento a la misma.67 Con este diseño se construyó el navio El Guerrero, el cual tuvo 100 años de duración. El sistema se localizó en el arsenal de El Ferrol en 1753. Con este diseño, además, se construyeron en 1768 los navios Oriente y Aquilón y en 1769 el San Isidro, San Julián y el Santísima Trinidad, este último en La Habana. Mientras, y como cosa curiosa, los ingleses en 1740 admitían el diseño de Gaztañeta del navio Princesa de dos puentes y 74 cañones como el mejor de su gálibo en su tiempo. Tanto fue así que el Royal George en 1756, el Britannia en 1762 e incluso el Victory de Nelson en 1765 se diseñaron apoyándose en las formas estructurales del Princesa. El San Carlos fue otro navio diseñado según el modelo de Jorge Juan y construido en La Habana en 1765 con gálibo de dos puentes y 80 cañones, más tarde en 1801 entró en carena en el arsenal de Cartagena y fue renovado a tres puentes y 112 cañones. En el año 1769 el francés Francisco Gautier implantó en España lo que podemos llamar el tercer diseño de arquitectura naval en el siglo XVIII, con unas características en los navios de una selección eslora-manga mayor que el diseño español lo cual imprimía al buque mayor velocidad, aunque tenían menor poder 38 artillero y una escasa estabilidad y superiores escoras aún con viento de poca fuerza. En el año 1773 el San Pedro. San Pablo y San Gabriel se construye ron con este diseño además de los navios de tres puentes Purísima Concep ción y San Joséfen el arsenal de El Ferrol en 1779 y 1783. En las postrimerías del siglo XVIII, hacia 1782 aparece el cuarto diseño que recoge las ventajas de los anteriores y que se debe a D. Joséph Romero Fernández de Landa, autor dos años más tarde del Reglamento de maderas necesarias para la fábrica de los baxeles del Rey y demás atenciones de sus arsenales y departamentos. Con este diseño se botó en Cartagena en 1785 el navio San Ildefonso de 74 cañones. Los buques resultantes del diseño de Landa eran muy marineros, aunque los balones y cabezadas eran algo violentos, por lo que Retamosa en 1794 aco mete el quinto y último diseño de arquitectura naval del siglo XVIII en la tarea de atemperar estos inconvenientes en los navios de dos puentes Neptuno, Argonauta y Montañés afinando las proas y reforzando las popas. El prototipo de navio del diseño de Landa fue el Santa Ana apresado en 1805 en la batalla de Trafalgar. Los astilleros y arsenales de El Ferrol y La Habana trabajaronen esos diseños y como muestra tenemos: Astilleros de El Ferrol Fecha 1784 1787 1791 Nombre Santa Ana Salvador del Mundo Revna Luisa Gálibo/artillería 3 puentes y 112 cañones 3 puentes y 112 cañones 3 puentes y 112 cañones Astilleros de La Habana Fecha 1786 1787 1789 1794 Nombre Mejicano Real Carlos San Hermenegildo Príncipe de Asturias Gálibo s.d. s.d. s.d. s.d. sd: sin determinar En general, los navios por uno u otro motivo experimentaron durante el tiempo que estuvieron de servicio vanadas y complejas transformaciones, ade más de las carenas y calafateados propios de su mantenimiento. 39 Esto origina que desaparezca con el tiempo la puridad de diseño de un navio, pues las modificaciones y nuevos aportes les hacen a muchos de ellos partícipes de varios estilos de arquitectura naval. Como ejemplo más significativo tenemos el navio de línea de primera clase Santísima Trinidad construido mediante el sistema anglo-español de Jorge Juan por el inglés Mateo Mullan en 1769 en los astilleros de La Habana. El buque fue botado de los astilleros con un gálibo de tres puentes y 116 cañones, con un arqueo de 26501. en el año 1778, y debido a graves defectos encontrados en su construcción sufrió modificaciones en razón de tener muy alto el centro de gra vedad, consistentes en que se bajaron las cubiertas, se le adicionó una falsa quilla y se modificó el tajamar. La gran modificación se hizo en 1795. En el cuadro siguiente se muestran los cambios dimensionales y volumé tricos que recibió: Características Puentes Cañones Arqueo Eslora Quilla Manga Calado Botadura Año 1769 3 116 2.6501 59,4 metros 50,7 metros 16,5 metros 8 metros Ultima modificación Año 1795 4 136 2.9351 61,29 metros 51.50 metros 16,22 metros 7.96 metros 40 COMPORTAMIENTO HIDRODINÁMICO DE LAS MADERAS EN LA GEOMETRÍA DEL NAVÍO La adaptación que las maderas experimentan a las diferentes geometrías constructivas del navio promueven distintos comportamientos del mismo en ra zón a diferentes cualidades marineras. Todos estos comportamientos están contenidos en la ciencia denominada arquitectura naval y que comprende todos los conocimientos teóricos y prácti cos relativos a la determinación de las dimensiones y formas del navio, de sus condiciones marineras y de su construcción. Por ello, la arquitectura naval la dividimos en dos partes, la teoría del buque y la construcción naval. La teoría del buque estudia al ingenio en cuestión considerado como un producto flotante y, por tanto, se refiere en especial a las formas exteriores que son las que determi nan la interacción con el medio que la rodea. La otra, la construcción naval, entra de lleno en el propio comportamiento de la madera como material de cons trucción, determinándose en las piezas constitutivas formas y espesores para que puedan soportar los esfuerzos a que van a estar sometidas. Ya en el siglo XVII se estableció el uso de planos como herramienta básica de la construcción de buques, así como el empleo de modelos a tamaño reduci do. Así en 1649 el Almirantazgo británico publicó una orden (68) en la que se exigía a los constructores que antes de presentar el proyecto de un buque de guerra enviaran un modelo del barco que se proponían construir. Surge dentro de la geometría del buque el llamado plano de formas, en el que se define el casco del mismo a través de tres proyecciones obtenidas al cortar el buque por un sistema de planos paralelos a las direcciones: perfil longitudinal, caja de cuadernas o transversal y líneas de agua. Definido el barco y dibujado el plano de formas es costumbre dar los valo res de las semimangas de las líneas de agua y de las cubiertas en lo que se denominan "castillos de trazado" (69). Las formas del navio quedan definidas a partir del uso de medidas como la eslora (la flotación, entre perpendiculares, tanto de proa como popa, como la total), la manga (de trazado y máxima), el puntal (de trazado, a una cubierta, máxima) y el calado (de trazado y máximo). A partir de esos valores se generan los ratios hidrodinámicos como: - La relación eslora/manga, manga/calado y eslora/calado. 41 También se utilizan los coeficientes: Coeficiente de bloque V = Volumen del trazado desplazado por el buque Lft = Eslora de flotaciónLft 5 = -——— B = Manga de trazado 11 T = Calado de trazado con un intervalo de 0,38 < 5 < 0,8 Coeficiente de la maestra V = Área sumergida de la cuaderna maestra B = B = Manga de trazado RyT üx i T _ Caiado de trazacjo con un intervalo de 0,75 < 8 < 0,98 Coeficiente cilindrico V § Con un intervalo de 0, 55 < < 0, 80 diferenciando a veces los coeficientes cilindricos de : - Proa ((p proa ) y de - Popa (cp pOpa ) Con todos estos cálculos de formas se busca siempre que el ingenio mari nero navegue bien, que gobierne bien y que aguante una buena vela (70). Estudios al respecto del máximo interés son los realizados mediante modelizaciones «ad hoc» del galeón Nuestra Sra. de Guadalupe, del Koenig von Preussen y del Victory, respectivamente (71). En cambio la construcción naval entra de lleno tanto en la propia físico/ mecánica de las maderas como en los aspectos individuales y estructurales ya referenciados en el apartado: LA FÍSICA DE LAS MADERAS, en los aspec tos tecnológicos y estructurales para el uso en la arquitectura naval, como en el propio destino de las mismas descrito en el apartado: EL DESTINO DE LAS MADERAS. Por último, la propia puesta en obra y su protección ante las agre siones externas tratada en el apartado: CONSERVACIÓN Y PROTECCIÓN DE LAS MADERAS PARA EL USO NAVAL. 42 LOS COSTES EN LA CONSTRUCCIÓN, LAS CONTRATACIONES Y LOS CONSUMOS La partida económica de la construcción de un navio es de difícil cuantificación en razón a la falta de normalización en su diseño y posterior eje cución, pues el mismo está siempre sujeto a singularidades tanto en su arquitec tura como en su aparejo y armamento, eventualidad muchas veces en función a las exigencias del momento. Las maderas, como material constitutivo del diseño de arquitectura naval, cambian de un navio a otro no sólo en los costes de suministro en razón del mercado de la mano de obra y de la lejanía del producto, sino por cambios en su propia naturaleza, en especies maderables utilizadas en razón de la abundancia o carestía. Es también un factor interviniente en los costes de construcción finales, la forma de gestión del contrato de obras, ya sea por ejecución directa de la Admi nistración de Marina con sus propios medios, ya sea por contrato de asiento abierto o cerrado, o ya sea por compra directa o indirecta. Todas estas modalida des muy utilizadas por el Estado español durante los siglos XVI al XVIII se concre tan en cifras de costes las más de las veces dispares, lo que no permite tomar una decisión en cuanto al modelo de contrato que optimiza la construcción. La mayoría de las veces nos veremos obligados a recurrir a "estados de construcción" de astilleros tanto peninsulares como indianos para dar al menos una visión particular en cada caso de los consumos y costes de construcción que se manejaban entonces. Durante el período que va desde 1715a 1759, en el astillero de La Habana se construyeron 33 navios de 50 cañones o más, que pueden (según estimacio nes) arrojar un consumo de maderas superior a los 100.000 m3 y un coste próxi mo a los 100 millones de reales de vellón. En el estado de construcción que abarca el período de 1724 a 1794 en el gran astillero antillano se construyeron 125 buques de diversos portes, de los cuales 53 eran navios de línea y 14 fraga tas; que pueden todos ellos suponer unos 190.000 m3 de madera en pie por un importe de 180 millones de reales de vellón(72). En cuanto a consumos, y en el caso concreto de almacenaje de maderas con destino a la construcción naval, si los datos de 1752 (73) son ciertos en cuanto a madera almacenada en los arsenales peninsulares se alcanzaron los 200.000
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