Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
El concepto de desarrollo en psicologia evolutiva: aspectos epistemologicos Cesar Coli Departamento de Psicologia Evolutiva y Diferencial. Universidad de Barcelona. Una revision sobre los principales conceptos, problemas y enfoques con que se enfrenta la psicolog1a del desarrollo. I. INTRODUCCION: EL CAMPO DE ESTUDIO DE LA PSICOLOGIA EVOLUTIVA Los psic6logos se ven a menudo confronta- dos con expresiones tales como cpsicologia del nino•. •psicologia genetica•. cpsicologia infantil>, cpsicologia evolutiva•. cpsicologia evolutiva comparada•. cpsicologia del desa- rrollo>, etc. En algunas ocasiones estas expre- siones se utilizan como sin6nimas; en otras, se insiste sobre las diferencias de sentido, orientaci6n y aun de concepcion que impli- can. Aunque discutiremos algunos de estos ti'rminos con cierto detalle mas tarde, es con- veniente empezar haciendo algunas aclaracio- nes al respecto. La expresi6n mas general es sin duda algu- na Ia de cPsicologia Evolutiva•; trabajar en psicologia evolu tiva puede significar varias co- ~as. En primer Iugar, puede referirse a un in- tento de describir de Ia manera mas exhausti- va posible las pautas de conducta de las per- sonas de diferentes edades; en este sentido se habla de Ia psicologia del nino, del adoles- cente, de Ia pubertad, de Ia vejez, etc. Pero Ia psicologia evolutiva puede tambien signifi- car el estudio de determinadas areas de Ia conducta en funci6n de los sucesivos niveles de edad; es el sentido de expresiones como .desarrollo de Ia inteligencia• . .del lenguaie•. •de Ia percepci6n•, etc. Para otros aun, Ia psicologia evolutiva debe tener como objetivo prioritario el descubrimiento de las !eyes ge- nerales del desarrollo subyacentes a los cam- bios comportamentales que se producen en funci6n de los sucesivos niveles de edad; en este sentido debe ser entendida Ia expresi6n cpsicologia del desarrollo•. En cualquier caso, creo que todos los espe- cialistas estaran al menos de acuerdo en ad- mitir que Ia psicologia evolutiva debe enfren- tarse con el estudio de los procesos de cambio comportamental que se producen a lo largo del transcurrir temporal. Vale Ia pena recor- dar que Ia psicologia evolutiva no es Ia unica disciplina cientifica que se dirige a! estudio del cambio. Hay otras muchas disciplinas que persiguen este objetivo como prioritario: his- coria, sociologia, geologia, embriologia, pa- leontologia, etc. (Riegel, 197 3; 1976). Inclu- so dentro del marco de las disciplinas psicol6- gicas, las hay que estan fundamentalmente dirigidas a estudiar procesos de cambio: Ia psicologia del aprendizaje, Ia psicoterapia, etcetera. En todos estos casos, podemos decir 61 que el cientlfico trabaja con el mismo para- digma basico: C = f (1); donde cC• hace referencia al cambio que s~ quiere estudiar, cf• expresa una relaci6n funcional y cT• sim- boliza el transcurrir temporal. Veamos ahora como se concretiza este esquema en el caso de Ia psicolog'ia evolutiva; para ello utilizare- mos tres conceptos: el sistema observado, los atributos del sistema por cuyos cambios nos interesamos y Ia concepcion que se tiene de cT•, es decir, Ia naturaleza de Ia explicaci6n del transcurrir temporal a lo largo del cual se producen los cambios estudiados (Baltes y Goulet, 1970). El termino •sistema• equivale a lo que ha sido denominado tradicionalmente objeto de estudio, pero tiene Ia ventaja de enfatizar su unidad funcional. En el caso de Ia sociolog'ia y de Ia hisroria, por ejemplo, el sistema viene definido por un grupo social. En el caso de Ia psicolog'ia evolutiva, el sistema es el organis- mo vivo y, en particular, el ser humano. Este sistema es facilmente identificable, pues cons- tituye una unidad funcional en el continuo espacio-temporal netamente diferenciable del medio en que vive. Como sei'ialan Baltes y Goulet (1970), una psicolog'ia evolutiva del ser humano es en realidad una pequei'ia parcela de Ia psicolo'ia evolutiva general cuyo objetivo es el estudio de los procesos de cambio que se operan en rodos los organismos vivos. Lo que haec una psicolog'ia evolutiva del ser humano es elegir una especie particular entre todas las especies de organismos vivos, es decir, elegir una sub- clase de sistemas. especie especie 2 - psicolog'ia evolutiva de una especie de- terminada, haciendo abstracci6n de las otras especies. psicolog'ia evolutiva de una especie en una cultura determinada, haciendo abstrac- ci6n del aspecto generacional. psicolog'ia evolutiva de una generaci6n de una especie que vive en una cultura deter- minada. psicolog'ia evolutiva comparada entre especies diferentes. psicolog'ia evolutiva comparada de va- rias generaciones de una especie. psicolog'ia evolutiva comparada entre generaciones de una especie que vive en de- terminado contexto cultural. Precisemos aun que lo que generalmente se denomina psicolog'ia evolutiva en los pro- gramas y manuales universitarios se limita de hecho, en el mejor de los casos, a ser una psicolog'ia evolutiva de una generaci6n deter- minada de una especie particular (ser huma- no) viviendo en un contexro cultural dado. En el peor de los casos, el mas extendido sin duda, estos niveles aparecen confundidos y es imposible precisar que datos y que explica- ciones corresponden a cada uno de ellos. Consideremos ahora los atn'butos o varia-. bles del sistema por cuyos cambios se interesa Ia psicolog'ia evolutiva. Cada disciplina califi- ca el sistema en funci6n de lo que considera sus elementos esenciales, sus atriburos y las relaciones entre esros; cada una de elias selec- ciona, organiza, construye incluso los atribu- tos que considera relevantes desde su perspec- tiva. En este contexto, podemos decir que cultura 1 cultura 2 - generacion generaci6n 2 generaci6n n Organismos VIVOS cultura n especie n En este diagrama aparecen tres niveles de clasificaci6n de los organismos vivos que per- miten identificar otras tantas subclases de sis- temas susceptibles de presentar diferencias sustanciales, o al menos no despreciables, en relaci6n con los procesos de cambio. La clasificaci6n as! establecida, extremadamente simple y evidente, permite identificar Ia exis- tencia de varias psicolog'ias evolutivas posibles que estudian rod as elias procesos de cam bio de Ia conducta de los seres vivos: una disciplina centrada en los procesos de cambio que acontecen en el ser humano po- dra ser considerada como psicol6gica si los atributos retenidos y Ia explicaci6n del conti- nuum temporal son de naturaleza psicol6gi- ca. Dicho de otro modo, si las variables inde- pendientes, los procesos en juego y las varia- bles dependientes son generalmente acepta- dos como formando parte de Ia psicolog'ia. Entre los parametros de un sistema hay que distinguir: aquellos que sufren pocas mo- 62 dificaciones con el transcurrir temporal por- que un cambio sustancial supondria Ia des- aparicion del sistema; los que son esenciales y que definen el sistema de tal modo que su cambio lo modifica profundamente, y los que son considerados accesorios, no definitorios, cuyo cambio no introduce modificaciones esenciales en el funcionamiento del sistema. Desde Ia perspectiva que aqul nos interesa, los auibutos elegidos peneneceran principal- mente a Ia segunda categorla. Sin entrar en Ia esteril polemica del cuerpo y el alma, de Ia conciencia y el psiquismo, podemos decir que hay actualmente un cierto consenso entre los especialistas sobre el hecho de que los atributos por los que se interesa Ia psicologla hacen referencia a Ia conducta, en- tendida esta en sentido amplio e incluyendo tanto Ia conducta exteriorizada, y por lo tan- to observable, como Ia conducta interiorizada que debe ser inferida por el observador. Aceptando esta premisa, podemos empezar a precisar el paradigma que citamos al princi- pio 41e Ia siguiente manera: cconducta = f(l) lo que equivale a decir que el objetivo funda- mental deIa psicologla evolutiva es el estudio de los cambios que se operan en Ia conducta en funcion del tiempo. Evidentemente, las areas de Ia conducta que pueden dar Iugar a variaciones del esque- ma son numerosas: memoria, percepcion, lenguaje, inteligencia, personalidad, etc. Y esta consideracion nos abre nuevas posibili- dades, nos haec aparecer nuevas disciplinas de una psicologla evolutiva del ser humano. Finalmente, queda aun por precisar Ia con- cepcion que se tiene de •T•, del lndice tem- poral en funcion del cual se observa el cam- bio. Ella determina en ultimo termino cuan- do se observan los cambios y el tipo de expli- cacion que se formula. La importancia de Ia concepcion que se tiene de c T • radica en el hecho de que cT• raramente es considerado en sl mismo como un factor causal. El tiem- po representa un lndice global y sintetico, indiferenciado: es un aglutinante comodo pa- ra designar un conjunto de factores en com- pleja interaccion que actua a lo largo del transcurrir temporal. Como veremos mas ade- lante, Ia psicologla evolutiva debe determinar los cambios en funcion de cT•. y ello es una pane impon.ante de su cometido, pero una vez hecho esto, sera necesario intentar una explicacion de las relaciones funcionales esta- blecidas, es decir, establecer las relaciones causales entre los cambios observados y los factores que operan durante el transcurrir temporal. • n - ~ El lndice que se utiliza generalmente en psicologla evolutiva para precisar el transcu- rrir temporal es, como todo el mundo sabe, Ia edad cronologica. Nuestro esquema inicial quedara pues modificado asl: cconducta = f (edad cronologica) El problema crucial es con toda evidencia Ia significacion que se le atribuye en este esquema a Ia variable cedad cronologica•. Re- pitamos que el tiempo debe ser considerado como un lndice global de variables o factores diversos que, en compleja interaccion, operan a lo largo de Ia dimension temporal. Asl, por ejemplo, podemos ampliar nuestro esquema de Ia manera siguiente: cconducta = f (Herencia, Experiencia pa- sada, Experiencia presen- te, interaccion entre H., Exp. Pas. y Exp. Pres.) La dificultad proviene sin embargo del des- conocimiento habitual de estos parametros. De hecho, en Ia mayor pane de los casos, lo unico que nos es accesible es Ia experiencia presente, o para ser mas exactos, una peque- na parcela de Ia misma. Otra fuente de dificultades en este contex- to de Ia concepcion que se tiene de cT• es el tipo de mecanismos o procesos innovados pa- ra relacionar estas variables o factores apun- tados con los cambios observados en Ia con- ducta. Es bien sabido que los factores invo- cados con mayor frecuencia son el aprendi- zaje y Ia maduracion. Sin embargo, hoy sabe- mos que los terminos caprendizaje• y cmadu- racion• son a su vez terminos muy generales que recubren una multitud de mecanismos o procesos psicologicos de naturaleza diferente (vease, el respecto, Ia jerarqula de tipos de aprendizaje de Gagne, 1979, y Ia teorla del aprendizaje verbal significativo de Ausubel, 1976). Todo ello sin contar con el hecho de que algunas teorlas invocan procesos de natu- raleza distinta para relacionar ambos aspec- tos: asl, por ejemplo, Ia equilibracion en Ia teorla del desarrollo operatoria de Ia inteli- gencia (Piaget, 1975, b). II. EL CONCEPTO DE DESARROLLO: LOS MODELOS ORGANICISTA Y MECANICIST A En general, se habla de desarrollo para designar cambios que presentan una relacion funcional con el tiempo transcurrido, siendo este indicado a traves de Ia edad cronologica 63 del organismo; Ia forma concreta que toma Ia funcion es en principio indiferente: puede ser lineal, creciente o decreciente, en forma de cU>, en forma de cU• irivenida, etc. Esto elimina como objeto de estudio de Ia psicolo- gia evolutiva aquellos cambios de Ia conducta que, aunque necesariamente relacionados con el transcurrir del tiempo, se realizan en conos intervalos temporales: fluctuaciones de Ia atencion, de Ia motivacion, adaptacion a Ia oscuridad, ciclos de sueiio y de vigilia, derives primarios, etc. Sin embargo, esta manera cneutral• de de- finir el desarrollo es en el fondo problemarica y enmascara sin resolverlas algunas de las po- lemicas mas agudas que estan a! orden del dia en Ia ciencia psicologica. Vale Ia pena pues detenerse en este concepto ya que, co- mo veremos mas adelante, Ia postura que se tome a! respecto resulta determinante para Ia explicacion causal de los procesos de cambio comportamental de naturaleza ontogenerica. Creo que lo que hemos dicho hasta aqul podrla ser facilmente aceptado por Ia mayorla de los psicologos que trabajan en psicologia evolutiva. Con Ia profundizacion de Ia nocion de desarrollo empiezan las discrepancias im- portantes y vale Ia pena conceptualizar y mati- zar dichas discrepancias. Adoptaremos para clio el enfoque de algu- nos autores sobre Ia existencia de dos concep- ciones filosoficas distintas y aun opuestas so- bee el mundo y el ser humano. Estas concep- ciones o puntos de vista (Werner, 1965), pa- radigmas (Achenbach, 1978) o modelos filo- soficos (Reese y Overton, 1970; Allport, 1976) son en definitiva sistemas conceptuales que sirven para crepresentar los fenomenos• y las relaciones entre ellos. Estos sistemas tie- nen una extension mucho mayor que las teo- rlas: teorlas que utilizan diferentes construc- tos hipotericos para explicar los fenomenos estudiados pueden coexistir en el seno de un mismo modelo o paradigma. La idea basica que vamos a presentar segui- damente es que existen dos concepciones opuestas e irreductibles de desarrollo que constituyen en ultimo termino Ia manifesta- cion a este nivel de dos concepciones total- mente distintas del ser humano: Ia concep- cion mecanicista y Ia concepcion organicista. Empecemos por el modelo mecanicista. La metafora basica es Ia maquina. Segun el tipo de maquina considerado como ejemplo, el modelo puede presentar caracterlsticas dife- rentes, pero sus propiedades esenciales son constantes. Como Cosmologia, el modelo mecanicista presenta el mundo como una complejisima maquina compuesta por una multitud de pequeiias piezas identificables que actuan en el continuo espacio-temporal. Cada pieza tiene una funcion en Ia maquina, y todas las manifestaciones de Ia maquina pueden entenderse por Ia accion simultanea o sucesiva de un cierto numero de piezas. So- bee Ia maquina actuan determinadas fuerzas que provocan cadenas de sucesos. Estas fuer- zas tienen pues el estatuto de causas inmedia- tas, eficientes. En principio pues, a! menos teoricamente, es posible alcanzar un nivel de prediccion absoluto: si conocemos las fuerzas que actuan sobre Ia maquina y el estado de sus piezas en un momento dado, podremos predecir los efectos que se seguiran. Es mas, el universo representado de este modo apare- ce como facilmente cuantificable a traves de ecuaciones que muestren Ia relacion entre las piezas y las fuerzas que actuan sobre elias. En Ia base del modelo mecanicista se en- cuentra Ia postura epistemol6gica conocida con el nombre de realismo segun el cual el conocimiento es una copia de Ia realidad ex- terna. Es Ia teorla de Ia «tabula rasa• de Locke: el conocimiento se adquiere, siguien- do Ia conocida maxima de este filosofo, a traves de los sentidos (Nihd est in intellectu quod prius non fuen"t in sensu). La tradicion de Locke, enriquecida por Hume y otros pen- sadores empiristas, ha tenido una gran in- fluencia sobre Ia psicologia. Sus seguidores se encuentran en el seno de Ia corriente asocia- cionista, desde el conductismo watsoniano (S-R) hasta el conductismo skinneriano (S-R- R), Ia teorla mediacionista (Hull, Osgood, etcetera: S - q ·SJ - r:Z-sz - R), Ia teo ria del modelado (Bandura), el ambientalismo, el operacionalismo y, en general, todas las teo- rlas psicologicas que parten del esquema S-R. Todas estas teorias comparten, por encima de las diferencias, cienaspresuposiciones empi- ristas basicas que las hacen penenecer al mis- mo paradigma: En primer Iugar, trabajan sobre Ia ba- se de que lo que es externo y visible es mas imponante que lo que no lo es. La idea del organismo como «tabula rasa• implica que lo importante no es el organismo, sino lo que le ocurre desde fuera. El aprendizaje es conside- rado como una sustitucion progresiva de es- tlmulos y respuestas. La introduccion de va- riables intermedias entre las S y las R de las teorlas mediacionistas no alteran basicamente este postulado. En segundo Iugar, se supone que lo que es mas pequeiio y molecular (las cideas simples• de Locke) es mas fundamental que lo que es am plio y molar (las cideas complejas• de Locke). Esto lleva a una concepcion de Ia personalidad como una serie de cadenas o jerarqulas de reflejos y de habitos. 64 El enfasis puesto en las unidades ele- mentales de Ia conducta conduce a creer fuer- temente en Ia equivalencia de las especies, es decir, a creer que cualquier unidad basica del comportamiento humano puede ser estudiada sin perjuicio en las especies inferiores. Poe otra parte, Ia doctrina de Ia ctabu- la rasa» supone que las primeras impresiones exteriores que se operan sobre el organismo son las mas importantes: las ideas simples y originarias constituyen los elementos de base de Ia vida mental posterior y, en este senti- do Ia condicionan fuertemente. Finalmente, todas estas teorlas partici- pan de una postura epistemologica comun que se conoce con el nombre de positivismo y de operacionismo, segun Ia cual los con- ceptos y variables urilizados en psicologia de- ben ser definidos operativamente, es decir, deben ser reducidos a datos observables o procesos de observacion. AI imponerse las exigencias rigurosas de las definiciones opera- cionales que exige el positivismo, los psicolo- gos se ven obligados a abordar aquellos pro- blemas que se prestan a operaciones acepta- bles: los problemas estudiados son asi im- puestos a menudo mas por sus exigencias metodologicas que por su relevancia psicolo- gica; esto explica en parte el desarrollo alcan- zado por disciplinas como Ia psicologia mate- matica o Ia psicologia animal clasica. Desde el punto de vista de Ia psicologia evolutiva, Ia adopcion del modelo mecanicista implica una concepcion reactiva del organismo: sin fuerzas externas, sin estlmulos, no hay activi- dad. Los cambios en el comportamiento de Ia maquina son concebidos como funcion de los cambios que se producen en Ia estimulacion externa; nunca como consecuencia de los cambios hipoteticos que se pueden producir en Ia estrucrura de Ia maquina. Todo cambio cualitativo al nivel del comportamiento ob- servable es considerado como reducible en ultimo analisis a cambios cuantitativos, pues las piezas elementales no estan sometidas a cambios cualitativos. En cuanto a Ia nocion de desa"ollo, en el modelo mecanicista tiene una utilidad pura- mente descriptiva, rechazando orcas connota- ciones que son consideradas innecesarias y aun perniciosas. Se rechaza asi sin paliativos Ia noci6n de desarrollo como explicacion de los cambios comportamentales que se produ- cen a lo largo del transcurrir temporal. Todo cambio comportamental puede ser explicado en ultimo analisis como resultado de un pro- ceso de aprendizaje. La mayor parte de los llamados ccambios evolutivos» pueden ser producidos con una programacion ambiental adecuada, con una programacion cuidadosa de las contingencias de refuerzo (Bijou y Baer, 1975). Asi, las teorias psicologicas de desarrollo se convierten en extensiones o ma- tizaciones de las teorias generales de Ia con- ducta humana. La unica diferencia entre una teorla del desarrollo y una teorla del aprendi- zaje resulta de Ia amplitud del intervalo tem- poral considerado. La psicologia del desarro- llo se ocupara de los cambios que se produ- cen a lo largo de intervalos temporales relati- vamente largos; Ia psicologia del aprendizaje se ocupara de los cambios que se producen a lo largo de intervalos temporales relativamen- te cortos. Vamos ahora a repasar brevemente las con- trapartidas que presenta el modelo organicis- ta. La metafora basica es evidentemente el organismo activo, el sistema que presenta una organizacion vital. Como Cosmologia, en- cuentra una formulacion sistematica en Ia teorla de las monadas de Leibniz. Las mona- das son particulas en continua actividad, dife- rentes unas de otras y constantemente cam- biantes. El todo no es simplemente reducti- ble a Ia suma de las monadas que lo compo- nen. Debido a Ia incesante actividad de estas, Ia prediccion es mas bien limitada y las cau- sas eficientes pierden su preponderancia en Ia explicacion. Desde el punto de vista episte- mologico, Leibniz afiade una coletilla signifi- cativa a Ia afirmacion de Locke: cNihil est in inrellectu quod prius non fuerit in sensu ... nisi ipse intellectus!». El intelecto es pues activo por derecho propio, contra Ia concep- cion reactiva de Locke. La rradicion de Leib- niz esta tambien en Ia base de Ia postura epistemologica que se conoce con el nombre de constructivismo, segun Ia cual el sujeto participa activamente en Ia construccion de Ia realidad conocida. El mundo exterior sin du- da existe, pero el conocimiento que poseemos de el es tambien sin duda una mezcla de sus propiedades creales» y de nuesrras aportacio- nes en el acto del conocimiento. Solo pode- mos acceder a Ia realidad a traves de nuestras propias estructuras cognitivas (Piaget, 1975 a; Koplowitz, 1975). La idea esencial en e) con- texto psicol6gico es Ia de un organismo acti- vo. El hombre es representado como un sistema organizado, como un todo formado de partes que adquieren su significacion unicamente en funcion del todo que constituyen. En conse- cuencia, los esfuerzos se dirigen hacia Ia com- prension o descubrimiento de los principios que presiden Ia organizacion entre las partes y el todo, hacia Ia comprension de Ia estruc- tura y sus funciones. Por otra parte, Ia perso- na no es considerada como una simple colec- cion de actos, ni siquiera como el Iugar de los aetas, sino como Ia fuente misma de los 65 actos. Ademas, estos actos no resultan (mica- mente de Ia presion de los esdmulos exter- nos, sino que son intencioriales. En este mar- co toma consistencia Ia idea de cconatus• de Spinoza: Ia tendencia hacia Ia autopreserva- cion y Ia autoafirmacion es Ia base de todo proceso evolutivo. El cambio es pues acepta- do como inevitable en los organismos vivos, y no se explica iinicamente en relacion a una serie de causas eficientes; estas pueden facili- tar o inhibir los cambios, pero estos son una consecuencia de Ia naturaleza misma del ser humano. Aiiadamos aiin que los cambios son fundamentalmente cualitativos; en cada nivel del desarrollo del sistema aparecen nuevas propiedades que no son reductibles a las pro- piedades qut el sistema tenia en el nivel inferior. Veamos ahora las implicaciones del modelo organicista en cuanto a Ia nocion de desarro- llo. El sistema estudiado, el ser humano, po- see una estructura particular. Dicho de otro modo, los atributos por cuyo cambio se inte- resa el psicologo poseen una organizacion particular y no es posible estudiarlos indepen- dientemente unos de otros; el desarrollo su- pone que Ia estructura de los atributos exis- tente eu un momento dado sufre algunos cambios, de tal modo que resulta una estruc- tura u organizacion que, siendo distinta de Ia anterior, solo puede entenderse a partir de ella. La estructura de los atributos en el mo- mento ct• solo puede entenderse a partir de Ia estructura de los atributos en el momento ct- b, al mismo tiempo que prepara Ia lie ga- da de una estructura diferente en el momen- to ct + b. Esto implica que, para los autores que adoptan el modelo organicista, el termi- no desarrollo implique connotaciones como cdiferenciacion progresiva•, cintegracion cre- ciente•, etc. Dicho aun de otro modo, Ia no-cion de desarrollo implica que los cambios estructurales que se producen son en cierto sentido unidireccionales, irreversibles y po- seen una veccion on'entada hacia determina- dos estados finales. Esta concepcion es pues finalista, o cuando menos, teleonomica. Esta observacion me parece importante por cuanto seiiala una concepcion del desarrollo radical- mente distinta de Ia concepcion descriptiva de este concepto en el modelo mecanicista. La nocion de desarrollo adquiere aqul un caracter explicativo: es precisamente esta vee- cion hacia, esta dimension teleonomica, Ia que explica Ia naturaleza de los cambios evo- lutivos que se operan en Ia conducta hu- mana. El paradigma organicista esta en Ia base de un gran niimero de teorlas del desarrollo (desde Freud a Piaget, pasando por Werner, Hunt, Kohlberg, etc.) que presentan caracte- rlsticas comunes mas alia de sus evidentes e importantes diferencias. He aqul dos cortos textos seleccionados para mostrar esta identi- dad de postulados y Ia importancia de los conceptos de organizacion y veccion: cLas psicologlas evolutivas especializadas es- tan unidas por un concepto principal, el concepto de evolucion, y Ia comprension de los problemas fundamentales de todo el campo de Ia psicologla .evolutiva depende evidentemente de Ia forma en que se for- mula este concepto de cevolucion•. Consi- derada formalmente, entonces, esta ciencia tiene dos objetivos basicos: uno es captar Ia organizaci6n caracterlstica de cada nivel ge- netico, Ia estructura que le es peculiar; el otro, no menos importante, es establecer Ia relacion genetica entre estos niveles, Ia di- reccion del desarrollo y Ia formulacion de cualquier tendencia general revelada en Ia relacion y direccion evolutiva. El descubri- miento de Ia organizacion del nivel mental aislado, sea que nos interesemos en Ia evo- lucion del individuo desde Ia niiiez a Ia madurez, o en el desarrollo de Ia raza hu- mana, este es solo un problema genetico. Complementariamente, se halla Ia tarea de ordenar las relaciones gencticas de los nive- les particulares• ( 1) (Werner, 196 5). eEl desarrollo mental es concebido como una organizacion progresiva de un meca- nismo operatorio. Los mecanismos nuevos no se superponen simplemente para inte- grarse despucs, sino que proceden de una construccion interna comiin, y aparecen co- mo las formas de equilibrio sucesivas de una misma organizacion ( ... ) A Ia existen- cia de estadios caracterizados por estructu- ras mentales cualitativamente distintas se aiiade Ia hipotesis de una ley de construe- cion que relaciona los estadios entre sl a naves de un mecanismo operatorio• (1) (lnhelder, 1963). Explicitados estos dos paradigmas y sus postulados epistemologicos y psicologicos, es- tamos ahora en condiciones de constatar que una parte considerable de las polcmicas ac- tuales en psicologla evolutiva que enfrentan irreconciliablemente a muchos psicologos son, en ultimo tcrmino, una consecuencia de Ia adopcion de uno u otro de estos dos mode- los. De cuanto hemos dicho, es facil deducir que una concepcion holista de Ia conducta, un analisis en tcrminos de estructura y fun- cion, postular cambios estructurales a lo largo del desarrollo y, en consecuencia, una discon- tinuidad en el mismo, asl como apelar a Ia (I) El subrayado es nuestro. 66 nocion de estadio para explicar el desarrollo, son puntos de vista que solo tienen sentido en el marco de un modele organicista. lnver- samente, en el seno de un modele mecani- cista, se defendera una concepcion de Ia con- ducta mas bien atomista, esta se analizara en terminos de antecedente-consecuente, el cam- bio se conceptualizara como estrictamente conductual; se postulara una estricta tonti- nuidad entre las sucesivas conductas y Ia no- cion de estadio sera estrictamente descnptiva y considerada como accesoria. Si Ia adopcion de uno u otro de los termi- nos de estas alternativas depende realmente del modele aceptado en el punto de panida, esro implica que las polemicas asociadas no pueden ser resueltas empiricamente; mas aun, si Ia interpretacion que hemos dado es correcta, entonces habra que admitir con Re- ese y Overton (1970; 1973) que Ia eleccion de esros postulados b:isicos para el trabajo cientifico de Ia psicologia se justifica unica- mente en base a una posicion filosofica pre- via. En consecuencia, las teorias psicologicas elaboradas en el interior de ambos modelos presuponen concepciones de Ia naturaleza hu- mana radical mente diferentes, y, en conse- cuencia, son incompatibles en sus implicacio- nes. Contrariamente, las teorias elaboradas en el interior de un mismo modele pueden ser consideradas como pertenecientes a Ia misma familia de teorias; pueden ser radicalmente distintas en cuanto a los atributos estudiados (Piaget: desarrollo intelectual; Erikson: des- arrollo socio-personal, etc.) o en cuanto a Ia naturaleza de las organizaciones o estructuras postuladas, pero a pn·on· no tienen por que ser incompatibles. Ill. LA VARIABLE EDAD Muchos son los problemas metodologicos con los que se enfrenta Ia investigacion empi- rica en psicologia evolutiva (establecimienro de las dimensiones comportamentales que tienen su caracter evolutivo, elaboracion de instrumenros de medida del cambio intrain- dividual, elaboracion de metodos y tecnicas para Ia recogida de datos, etc.), pero quiza el mas importante es el del estaturo particular que tiene esta cvariable• edad que irremisi- blemente nos aparece en psicologia evolutiva; que ya nos ha aparecido casi sin darnos cuen- ta cuando inocentemente deciamos que Ia psicologia evolutiv;;_ estudia los cambios com- portamentales que se operan a lo largo del transcurrir temporal, indicado este por Ia edad cronol6gica. Cuando hemos introducido Ia funcion evo- lutiva (Cconducta f(edad cronologica))_ deciamos que Ia edad, Ia especificacion del transcurrir temporal, no debia de ninguna manera ser entendida como un factor causal. No podemos decir que el nii'io de siete ai'ios aplica Ia propiedad tcansitiva a Ia resolucion de un problema porque tiene siete ai'ios; que el de cinco ai'ios no Ia aplica porque tiene cinco ai'ios; que el nino de trece ai'ios razona a un nivel hipotetico-deductivo porque tiene trece ai'ios. Estas afirmaciones son puras tau- rologias sin ningiin valor explicative. La edad cronologica, deciamos, es iitil a titulo des- criptive, como indice sinterico, globalizador, de roda una serie de variables que actiian a lo largo del tiempo y que explican en defini- tiva el cambio. Queda pues claro que Ia va- riable edad en las investigaciones evolutivas no puede ser considerada como una variable independiente (causal), pero tam poco puede ser considerada como una variable depen- diente ((dependiente de que?). Hasta es du- doso realmente que pueda incluso ser consi- derada como una variable... (que funcion tiene entonces cia edad• en una investigacion empirica? Para tratar de ver un poco mas claro en este problema propongo utilizar de nuevo como metodo de reflexion Ia distincion entre una concepcion mecanicista y una concepcion organicista del desarrollo tal como Ia hemos establecido anteriormente. En un modele mecanicista, el estatus de Ia edad cronologica esta claro: al menos relati- vamente claro, pues Ia claridad proviene de negar de hecho cambios especificamente evo- lutivos, es decir, de negar Ia existencia de cambios ligados iinica y exclusivamente al transcurrir cronologico. AI no aceptar Ia exis- tencia de una organizacion o estructura de los atributos, al rechazar el aspecto teleonomico del desarrollo y, en definitiva, Ia nocion mis- ma de desarrollo en tanto que concepro ex- plicative, Ia edad se convierte en una variable sin ninguna referencia psicologica. La edad queda limitada iinica y exclusivamente al transcurrir temporal y el tiempo por si solo no explica nada, no es Ia causa de nada; Ia edad es un mero indicador. Veamos con mas detalle loque nos dicen al respecto dos cualificados aurores represen- tatives de esta concepcion (Bijou y Baer, 197 5). Para ellos el termino cdesarrollo• sieve iinicamente para designar las diferentes ma- neras en que Ia conducta de un organismo entca en relacion con el ambiente. Estudiar el desarrollo psicologico es pues estudiar en de- finitiva los cambios que se producen en esta interaccion desde Ia concepcion hasta Ia muerte. He aqui un ejemplo sobre Ia con- 67 ducta de comer que aclara suficieAtemente lo que dlos entienden por ccambios que se pro- ducen en Ia interaccion copducta-ambiente•. eEl comer es una serie bien definida de estimulos y respuestas en interaccion. Para d lactante, esta interaccion supone Ia esti- mulacion producida por Ia vision y d tacto dd pecho, y por d tiempo transcurrido desde Ia ultima comida. En estas circuns- tancias, Ia vision dd pecho o d tacto dd pezon de Ia madre en su mejilla dan ori- gen a Ia respuesta de succion, Ia cual da origen a otras respuestas -mirar alrededor, sonrelr, hacer gorgoritos, dormirse, etc ... - Sin embargo, para d nino de dos o tres anos, d comer es una interaccion muy diferente. Una vez mas, d tiempo transcurrido desde Ia ultima comida es una condicion de esti- mulo imponante, pero ahora Ia vision y cl tacto dd pecho de Ia madre como estimulo dd comer han sido sustituidos por Ia vi- sion, d tacto y d olor de cosas como leche, jugo, platos, cucharas y tazas. La respuesta ya no es succionar, sino una serie de res- puestas como tratar de tomar, sujetar y llevar a Ia boca, que estimulan las endas y Ia lengua y dan Iugar a Ia masticacion y deglucion en vez de Ia succion. El resulta- do final sigue siendo d mismo ( ... ) Pero d comer en los lactantes es una interaccion y d comer en los ninos de dos o tres anos es otra, pues han cambiado muchos ele- mentos. Son precisamente los cambios efectuados en estos elementos los que nos interesan ahora. (Como y por que apa- recen?• Pues debido a Ia influencia de una serie de circunstancias, de oponunidades, que son descritas en terminos de estimulos (flsicos, qu"imicos, organicos, sociales y disposiciona- les) y que se rdacionan con Ia conducta me- diante dos mecanismos basicos (las conductas respondientes, que son controladas por Ia es- timulacion precedente; y las conductas ope- rantes, que son controladas por Ia estimula- cion consecuente). La psicolog"ia evolutiva no es pues sino una pane de Ia psicolog"ia de Ia conducta, espe- cializada en estudiar como las interacciones pasadas influyen sobre las interacciones pre- sentes. Puesto que las variables que influyen sobre las interacciones conducta-ambiente se manifiestan a lo largo dd tiempo, es logico que los cambios comportamentales muestren una corrdacion con Ia edad, pero este hecho es en s"i mismo ininteresante. Ser"ia incluso pdigroso acordarle excesiva imponancia. El esquema siguiente muestra que, aunque los cambios que se producen en Ia interaccion de Ia conducta de un organismo con d ambiente necesariamente implican d transcurrir tempo- ral, este no es rdevante para explicarlos. DESCRIPCION ~ 0 6 Cond. t interaccion t ambiente t ~ Cond. t + 1 interaccion t + 1 ambiente t + 1 0 0.. e ~ .... ·;::: .... ::s ~ Cond. t + i interaccion t + i ambiente t + i 1-< Cond. t + u interaccion t + u ambiente t + u EXPLICACION Circunstancias que influyen sobre d modo de interaccion y que explican los cambios: flsicos qu"imicos organicos sociales disposicionales Veamos ahora que sucede cuando nos si- tuamos en cl marco de referenda de una concepcion organicista. Para mayor facilidad, tomaremos como contenido de Ia reflexion Ia teor"ia de Piaget. Hemos visto ya que en este caso Ia nocion de desarrollo implica Ia exis- tencia de una estructura interna del organis- mo o mejor dicho de los atributos del orga- nismo por cuyo cambios nos interesiHI!os. Es- ta idea de estructura lleva inevitablemente, como tambien hemos visto, a una caracteriza- cion dd desarrollo en terminos de cambio cualitativo lo que, a su vez, nos conduce a Ia nocion de estadio. Una de las caracter"isticas esenciales de un sistema de estadios, como Piaget ha subrayado en multiples ocasiones, es Ia de presentar un corden secuencial• (Pia- get y otros, 1977). En pocas palabras, si con- sideramos los estadios A, B, C y D, para poder hablar realmente de estadios en cl sen- tido piagetiano es necesario, entre otras cosas que por d momento no nos interesan, que todo los sujetos alcancen el estadio C despues del B y antes dd D. En un analisis cualita- tivo dd desarrollo de este tipo basado sobre Ia nocion de estadio, Ia edad de adquisicion, es decir Ia edad cronologica, es te6ricamenle irrelevante. Lo que impona es el orden de aparicion, no d momento de aparicion. Por otra parte, recordemos que Ia explicacion del desarrollo, dd paso de un estadio .al siguien- 68 te, ya no se hace en terminos de causas efi- cientes, sino que es de naturaleza teleono- mica (equilibracion: tendencia al equilibria). Podemos representar esto mediante el si- guiente esquema: DESCRIPCION Sujeto 1 A .. B ... c-.o Sujeto 2 A .. B- C --------- D Sujeto i A B ---C --- D Sujeto n A ....... B-+C-----------.. D Edad cronologica EXPLICACION Equilibracion: tendencia bacia un equilibria cada vez mas movil, estable y reversible. Efectivamente, constatamos que Ia edad de adquisicion o de aparicion de un estadio es te6ricamente irrelevante: poco importa, por ejemplo, que los sujetos alcancen d estadio C a diferentes edades. Pero esto no quiere decir en absoluto que Ia Edad cronologica no ocu- pe un Iugar principal en el esquema. En efecto, gracias a que el estadio C aparece siempre en una edad cronol6gica posten.or al estadio B y anterior al estadio D, podemos hablar propiamente de estadio C. Si las con- ductas que utilizamos para caracterizar C aparecieran en algunos sujetos antes que las conductas que utilizamos para caracterizar B, no serla correcto hablar de estadio C. Dicho de otro modo, Ia edad cronologica de apari- cion de un estadio es ciertamente irrelevante, pero Ia co"espondencia entre el orden de apanci6n de los estadios en los dtferentes sujetos y Ia edad cronol6gica en tanto que escala ordinal es crucial. Esto explica que a nivd empirico Ia edad cronologica ocupa siempre un Iugar esencial y problematico en las investigaciones que se situan en el marco organicista. En efecto, los problemas metodo- logicos que plantea esta necesidad de estable- cer una correspondencia entre los dos ordenes (de aparicion de los estadios; de edades cro- nologicas) son mucho mas difkiles de resolver de lo que parece a primera vista. Por el momento, nos limitaremos a cons- tatar que el estatus de Ia cvariable» edad en los dos marcos conceptuales (organicismo-me- canicismo) es considerablemente distinto. Co- mo dice W ohlwill (197 3), en una perspectiva organicista Ia edad cronologica es un elemen- to central, basico, de Ia psicologia del des- arrollo humano. Sin embargo, por las razones ya expuestas, no puede ser tratada como una variable independiente. Wohlwill va aun mas lejos, y propone no solo que no sea conside- rada como v.i., sino que sea concebida como formando parte del nudeo de variables de- pendientes. En nuestra opinion, Ia E. C. en una perspectiva organicista como Ia de Piaget desempena Ia funcion de re/erencial del transcurrir del tiempo; a lo largo del tiempo actuan sin duda todo un conjunto de v.i. de tipo situacional, ambiental y organico, pero actuan sin duda todo un conjunto de v.i. de a las anteriores y que son de naturaleza bio- logica en sentido amplio. La influencia de estas variables provoca cambios comporta- mentales que se miden en relaci6n al mo- menta en que se producen, en relacion a Ia edad cronologica del organismo. IV. PSICOLOGIA DEL NI~O VERSUS PSICOLOGIA GENETICA Las consideraciones anteriores nos serviran de telon de fondo para abordar y darificarel problema que ya anunciabamos al principia y que esta en d origen de este articulo: el objeto de estudio de Ia psicologia evolutiva desde una perspectiva organicista. Dedamos que es posible entender Ia psicologia evoluti- va como un intento de describir de Ia manera mas exhaustiva posible Ia conducta de las personas de diferentes edades, y que, en este sentido, se halla de Ia psicologia del nino, del adolescente, de Ia edad adulta, de Ia vejez, etc. Por otra parte, llamabamos tam- bien Ia atencion sobre el hecho de que se puede concebir Ia psicologia evolutiva como un intento de descubrir las !eyes generales del desarrollo humano; en este sentido se habla a veces de psicologia genetica. Existen pues dos pianos diferentes en nues- tro analisis: el del modelo filosofico adoptado como base de Ia explicacion de Ia conducta (organicista-mecanicista) y el de los objetivos de Ia psicologia evolutiva (descripcion exhaus- tiva-identificacion de las !eyes generales del desarrollo). Sin embargo, de hecho, se ha asimilado una concepcion organicista del des- arrollo en psicologia ev'olutiva con Ia psicolo- gia genetica y una concepciOn mecanicista con lo que hemos denominado psicologia del nino. Adoptar el modelo organicista en 69 psicologla evolutiva ha supuesto as! casi siempre renunciar a! intento de describir de manera exhaustiva el comportamiento huma- no en las diferentes edades y, en contraparti- da, centrarse exclusivamente en el descubri- miento de las !eyes generales del desarrollo. Vamos ahora a profundizar esta distincion con el fin de defender unas tesis que pueden sintetizarse como sigue: 1. Ambos objetivos -describir y explicar de Ia manera mas exhaustiva posible Ia con- ducta de las personas de diferentes edades y descubrir las !eyes generales del desarrollo humano- son en parte distintos, pero igual- mente pertinentes desde un punto de vista psicologico, es decir, desde una perspectiva de comprension de Ia conducta humana. 2. Contrariamente a una tendencia muy extendida en Ia actualidad que pretende re- ducir toda Ia psicologla evolutiva a Ia psicolo- gla genetica (debido sin duda en parte a los exitos espectaculares alcanzados por Piaget y Ia escuela de Ginebra), creemos que es im- portante, para conseguir una mas profunda comprension del comportamiento infantil, no caer en Ia tentacion de este cApriorismo ge- netico• (Hurtig, 1971-72). 3. Si bi~n estamos convencidos de que actualmente Ia psicologla infantil no puede dejar de incorporar Ia perspectiva genetica, esto no debe suponer una renuncia a! intento de describir de Ia manera mas exhaustiva po- sible Ia conducta del ser humano en las dife- rentes edades. Dicho de otro modo, Ia adop- cion de los postulados organicistas en psicolo- gla evolutiva no implica en sl mismo Ia ne- cesidad de restringir su objeto de estudio a! descubrimiento y analisis de las !eyes genera- les del desarrollo. Empecemos por Ia psicologia del nino, que ha sido Ia concepcion predominante en psico- logla evolutiva durante mucho tiempo. En efecto, hasta hace tan solo un par de decadas (aun hay muchos psicologos que son de esta opinion, pero no son tan numerosos como antes) se consideraba que Ia tarea de Ia psico- logla evolutiva era describir las particularida- des de los periodos evolutivos, es decir, pro- porcionar inventarios, catalogos lo mas fides posible, del comportamiento humano en ca- da momento de su desarrollo. Esta era Ia idea principal subyacente, por citar solo algunos ejemplos ilustres, de los trabajos de Gessell y Binet-Simon que, como es sabido, han servi- do de base para Ia elaboracion de escalas del desarrollo (Gesell-Amatruda, Brunet-Lezine, Binet-Simon, Nemi, Wise, Wais, etc.). Estos trabajos eran fundamentalmente de naturale- za descriptiva. As!, los pioneros de Ia psicolo- gla genetica, y por supuesto sus partidarios actuales, no dejan de Hamar Ia atencion sobre el caracter explicativo de esta ultima para demostrar que se ha superado Ia naturaleza descriptiva de Ia primera. Inhelder, por ejem- plo, en su conocido trabajo sobre el diagnos- tico del razonamiento en los debiles mentales (1943), insiste particularmente sobre este punto a! analizar los otros instrumentos de diagnostico disponibles en Ia epoca. Entre los instrumentos de diagnostico ana- lizados por Inhelder cabe · destacar Ia cescala metrica de Ia inteligencia• de Binet-Simon. Sei'iala, como punto de partida de su refle- xion, que dicha escala no es en absoluto el resultado de aplicar una teoria del desarrollo mental, sino un simple instrumento emplrico (por su elaboracion) de deteccion de los re- trasos mentales. Recordemos brevemente co- mo se elaboro Ia escala de Binet-Simon. A principios de siglo, las autoridades francesas estaban preparando un programa educativo destinado a los nii'ios retrasados y poco dota- dos; ello les indujo a encargar a Binet Ia construccion de un instrumento para seleccio- nar precisamente a los nii'ios que debian so- meterse a dichos programas. Binet y sus cola- boradores presentaron a nii'ios de diferentes edades numerosos problemas y preguntas de naturaleza muy diversa, cuya resolucion darla un criterio empirico de inteligencia cnormal• o cmedia• en las diferentes edades. AI some- tee a un nii'io retrasado a las mismas pruebas, constataron que este resolvia los items que eran tambien resueltos por un nii'io cnormal• de en ai'ios menos. De este modo, Ia edad mental aparecio como un indice cuantitativo de medida de Ia inteligencia. Sin embargo, afirma Inhelder, si bien es cierto que Ia Escala Merrica constituye un buen instrumento de deteccion, no es ade- cuada para establecer un buen cdiagnostico psicologico• de Ia inteligencia. En realidad, el Test de Binet nos dice unicamente lo que sabe y lo que no sabe hacer un nii'io colocado en una situacion determinada; el resultado global es despues comparado con los resulta- dos de grupos de edades diferentes de modo que es posible situarlo en Ia escala cronologi- ca. La medida de Ia inteligencia no es pues el fruto de un analisis causal o explicativo, sino tan solo Ia suma algebraica de exitos y fracasos en los problemas planteados. La medida de Ia inteligencia es pues simplemente el rendi- miento medio, y no permite identificar un nivel de desarrollo determinado; de hecho, resolver un item no implica que se hayan resuelto todos los items correspondientes a edades inferiores, y el rendimiento medio (medida de Ia inteligencia) es el resultado de sumac cosas completamente heterogeneas, 70 problemas de naturaleza psicol6gica muy dis- par. Por otra parte, continua lnhelder, un verdadero diagn6stico de Ia inteligencia no debe limitarse a lo que el sujeto sabe y no sabe hacer; es igualmente importante conocer los procesos psicol6gicos subyacentes que le han permitido llegar a los resultados finales obtenidos. Dicho de otro modo, aun conce- diendo al psic6logo una buena intuici6n cli- nica, Ia Escala Metrica no proporciona ele- mentos para hacer un verdadero analisi~ de los procesos mentales, es decir, no proporcio- na instrumentos para hacer un verdadero cdiagn6stico•. No vamos a extendernos sobre Ia alternati- va propuesta por Inhelder (Ia utilizaci6n de pruebas operatorias) ni a considerar si real- mente implica una superaci6n de las criticas dirigidas a Ia Escala Metrica de Ia inteligencia de Binet-Simon (aunque seria interesante ha- cerlo). A qui nos in teresa unicamente subrayar que, para Ia autora, Ia teoria psicol6gica que propone como base del diagn6stico, y que es precisamente una teoria genetica, presenta Ia ventaja de ser explicativa y no unicamente descriptiva. Y he de senalar que, en lo que me concierne, estoy completamente de acuer- do con Ia afirmaci6n precedente. Pero sigamos adelante. La psicologia gene- rica se presenta como alternativa excluyente de Ia psicologia infantil tradicional, y mas que estudiar Ia infancia por Ia infancia, se prolJone estudiarIa in/aneta como metoda de anti/isis del desa"ollo, pues su objetivo ulti- mo es, repitamoslo, identificar las !eyes gene- rales del desarrollo. A este proyecto corres- ponden todos los trabajos de Ia escuela de Ginebra basta hace muy pocos anos. Es ade- mas un proyecto que logra imponerse entre los psicologos europeos y anglosajones. De este modo, progresivamente, Ia psicologia del nino ha sido asimilada a Ia psicologia geneti- ca y en Ia actualidad Ia alternativa se plantea de forma exclusiva, siendo Ia respuesta habi- tual en el interior del modelo organicista fa- vorable a Ia segunda. Veamos basta que punto es aconsejable es- ta reduccion. Los trabajos de Ia escuela de Ginebra han tenido (en pasado) como objeti- vo fundamental el estudio de Ia genesis de las conductas cognitivas, de Ia actividad inte- ligente. Por encima, o por debajo, de las manifestaciones particulares de Ia actividad intelectual de tal o cual persona en una si- tuacion concreta, Piaget y sus colaboradores han intentado encontrar lo que hay de mas general, de universal, en el desarrollo de Ia inteligencia. En otros terminos, su trabajo fundamental ha consistido en Ia elaboracion de una cepistemologia genetica de las catego- rias fundamentales del pensamiento•. lo que les ha permitido precisamente explicitar algu- nas de las leyes generales subyacentes a Ia genesis de las funciones cognitivas. Se trataba pues de poner en evidencia lo que, en Ia genesis del conocimiento, no depende de las caracteristicas particulares de un am biente de- terminado; lo que no depende de las caracte- risticas individuales de cada persona, lo que es comun a todas las personas de todas las culturas. La resultante es Ia descripcion del desarrollo de un sujeto desligado de cual- quier realidad concreta: es el sujelo epistemi- co de Ia teoria operatoria. Esta nocion es importante. Es ,importante saber que Piaget y sus colaboradores no se han propuesto estu- diar, describir y explicar Ia totalidad de con- ductas de los ninos de diferentes edades. Es importante saber que se han ocupado unica- mente de estudiar el sujeto epistemico, es decir, clo que hay de comun a las estructuras intelectuales de los sujetos de un mismo nivel de desarrollo• (lnhelder, 1978). Esto, como senala Hurtig (1971-72), no tiene en si mayor importancia. Mas aun, es perfectamente legitimo y provechoso (como lo demuestran los resultados obtenidos) estu- diar el sujeto epistemico. Pero el psicologo debe ser consciente de que Ia psicologia ge- netica no ofrece una descripcion o explicacion de todos los mecanismos importantes para comprender el comportamiento inteligente del nino y del adulto. La psicologia genetica se limita voluntariamente a explicitar, descri- bir y explicar los mecanismos ccomunes a las estructuras intelectuales de los sujetos de un mismo nivel de desarrollo•. No es pues sor- prendente (lo sorprendente e incluso inquie- tante seria lo contrario) que los procesos cog- nitivos analizados por Ia escuela de Ginebra no permitan siempre peever el comporta- miento real, efectivo, del nino en las situa- ciones habituales de Ia vida cotidiana. Esta limitacion esta perfectamente asumida por Ia propia teoria, como lo demuestra el siguiente texto: cEn efecto, no basta con que el nino ad- quiera los instrumentos cognoscitivos; es necesario ademas que sepa utilizarlos. Pero si actualmente conocemos las estructuras del pensamiento infantil, en cambio igno- ramos en gran parte su funcionamiento. (Como utilizara el nino los instrumentos intelectuales, las nociones y operaciones mentales, en situaciones en que deba pro- ceder el mismo a una experimentacion en Iugar de limitarse a responder las pregun- tas formuladas por el experimentador? (Como actualizara las estructuras y que funci6n desempenara cada razonamiento 71 en el conjunto del proceso?• (Inhelder, 1954). Estas frases nos serviran como punto de panida para hacer un par de observaciones, con referencias empiricas incluidas, destina- das a justificar las tesis expuestas anterior- mente. En primer Iugar, este interes por lo que es ccomun• a las estructuras intelectuales de los sujetos de un mismo nivel de desarrollo lleva a estudiar una serie de nociones muy panicu- lares -el espacio, el tiempo, Ia causalidad, Ia 16gica de las clases, de las relaciones y, en general, lo que podriamos Hamar las catego- rias basicas del pensamiento en el sentido de Kant- y, sobre todo, a partir de unas situa- ciones experimentales muy paniculares tam- bien -las pruebas operatorias-. Este hecho plantea el problema de Ia representatividad, tanto de las nociones estudiadas como de las situaciones utilizadas para dicho estudio. Di- cho de otro modo, (Cuando y de que manera intervienen en el componamiento efectivo los procesos intelectuales estudiados en estas si- tuaciones privilegiadas? o de un modo aun mas crudo, (Cual es el poder predictivo que nos otorga el conocimiento del nivel o esta- dio de desarrollo operatorio de una persona en relaci6n, pongamos por caso, .con su com- ponamiento en Ia resoluci6n de un problema determinado? Aunque Ia respuesta detallada a estas cuestiones nos es aun desconocida en gran pane, los resultados de algunas investi- gaciones empiricas recientes sugieren unas re- laciones mucho mas complejas de lo que ca- bia suponer ingenuamente. Asi, por ejemplo, Vergnaud y Durand (1976), Vergnaud y Ric- co (1977), Brun (1979), han demostrado que las operaciones aritmeticas elementales de adici6n y sustracci6n recubren de hecho calculos relacionales de naturaleza muy diver- sa que son tratados diferentemente por los nii'los, y que, en consecuencia, el conoci- miento del nivel de desarrollo operatorio de un alumno es de escasa utilidad si no se acompai'la de un analisis de los problemas aritmeticos que ponga en evidencia los calcu- los relacionales implicitos en su resoluci6n. Del mismo modo, Gillieron (1976; 1977) ha mostrado que Ia comprensi6n de los algorit- mos utilizados por los sujetos para resolver tareas de seriaci6n requiere algo mas que Ia sola consideraci6n de las propiedades del agrupamiento de relaciones asimetricas transi- tivas. Sei'lalemos aun que una investigaci6n especialmente generada para abordar estas cuestiones (Coli, 1979) ha puesto de relieve Ia falta de correspondencia entre el nivel de constcucci6n de una noci6n operatoria y su utilizaci6n en Ia resoluci6n de un pro- blema que pone en juego dicha noci6n. Pero hay aun otra observaci6n que merece ser destacada en esta discusi6n. En efecto, a! estudiar el comportamiento infantil atendien- do exclusivamente a los aspectos evolutivos y cambiantes, se abandona implicitamente el objetivo de dar una descripci6n fie! y sin exclusiones de Ia conducta. AI privilegiar las conductas caracteristicas de las diferentes eda- des, los psic6logos suelen olvidar las aspectos comunes cometiendo asi lo que Chateau (195 7) ha llamado el cerror de Ia diferencia•. Dicho de otro modo, Ia centraci6n exclusiva en las diferencias relacionadas con Ia edad, legitima cuando el objetivo principal y casi unico es el analisis de las !eyes generales del desarrollo, provoca sesgos involuntarios en Ia representaci6n del componamiento infantil. Este capriorismo generico• (Hurtig, 1971- 72) esta sin duda en Ia base de numerosos errores metodol6gicos y de interpretacion en psicologia evolutiva. Err6neamente influen- ciados por las teorias de Piaget, Wallon y orcas teorias geneticas, algunos psic6logos tienden en Ia actualidad a interpretar toda diferencia fundamental entre conductas en terminos de un modelo de estadios y de !eyes del desarrollo. Paralelamente, en Ia investiga- ci6n empirica, el apriorismo generico conduce a neutralizar sistematicamente las posibles fuentes de variabilidad evolutiva de Ia con- ducta que tienen su origen fuera del indivi- duo (variables situacionales o am bien tales). Cada vez con mayor frecuencia, investigacio- nes que pretendenalcanzar un mayor conoci- miento de tal o cual parcela del comporta- miento infantil se limitan a tomar en consi- deraci6n como unica variable Ia cvariable• edad, con todas las ambigiiedades que, como hemos visto, esto compona. Y sin embargo, tambien en este caso hay indicios empiricos suficientes que desaconsejan esta manera de proceder. Asi, una serie de investigaciones relativamente recientes (Hurtig; Hurtig y Pai- llard, 1971; Hurtig, Hurtig, Julien-Laferriere, y Paillard, 1971) sobre los juegos y activida- des de los nii'los durante el recreo escolar muestran que algunas variables instituciona- les -tipo de escuela-, ambientales -mate- rial presente en el patio- y diferenciales -sexo de los nii'los- explican una parte im- portante de las variaciones de las actividades observadas; en algunos casos las diferencias atribuibles a Ia influencia de estas variables son mucho mayores que las atribuibles a Ia edad. Del mismo modo, una investigaci6n reciente sobre las actividades exploratorias en el contexto escolar (Coli, 1978a; 1978b) muestra Ia importancia de las caracteristicas de los objetos que los nii'los manipulan para 72 el tipo y complejidad de Ia actividad explora- toria que exhiben. En definitiva, es evidente que Ia psicologia genetica ha revolucionado toda Ia psicologia y que nos proporciona en Ia actualidad en me- todo unico para el analisis del desarrollo de Ia conducta humana. Por ello creemos que una psicologia evolutiva que no tome siste- maticamente en consideraci6n las aportacio- nes de Ia psicologia genetica no tiene sentido en Ia actualidad. Pero Ia aceptaci6n del mo- delo organicista que esto implica no debe RESUMEN • n - -conducirnos a operar un reduccionismo abu- sivo. La psicologia evolutiva que propugna- mos incorporara ciertamente Ia perspectiva ge- netica, pero sin reducirse a ella; debera estu- diar sucesivamente todas las conductas sin ex- clusion alguna e intentar determinar las in- fluencias de los diferentes factores (geneticos, diferenciales y ambientales), renunciando abiertamente al apriorismo genetico. Barcelona, mayo 1979 El autor parte de una revision de las distintas concepciones sabre el concepto de psicologia evolutiva, pasando por el concepto de desarrollo, edad y psicologfa in/anti/, para acabar recabando Ia atenci6n sabre Ia zmportancill que ha tenido Ia psicologia genitica en Ia metodologia de estudio del desarrollo. ABSTRACT The author starts by reviewing perspectives of the concept of evolutive psychology, passes onto the concepts of development, age and child psychology and ends by emphasizing the importance that genetic psychology has had in the methodology of the study of development. RESUME L 'auteur part d'une revision des dzffirentes conceptions sur le concept de psychologie ivolutive en paiiant par le concept de diveloppement, age et psychologie enfantine, pour finir en retenant /'attention sur /'importance qu 'a eu Ia psychologie ginitique dans Ia mithodologie de l'itude du diveloppement. BIBLIOGRAFIA ACHENBACH, Th. M.: Research in developmental psychology. Concepts, Strategies, Methods. New York/London, The Free Press, 1978. ALLPORT, G. W .: Desarrollo y cambia. Buenos Aires, Paid6s, 1976. AUSUBEL, D. P.: Psicologfa educativa. Un punta de vista cognoscitivo. Mexico: Trillas, 1976. BALTES, P. B. and GOULET, L. R.: Status and issues of a Life-Span developmental psychology. In L. R. Goulet and P. B. Baltes (Eds.), Lzfe-Span developmental psychology: research and theory. New York/ London, Academic Press, 1970, pags. 3-21. BI)OU, S. W. y BAER, D. M.: Psicologia del desarrollo infantzJ. Teoria empinca y sistematica de Ia conducta. Mexico, Trillas, 1975. BRUN, ] . : Pedagogie des mathematiques et psycho Iogie: analyse de quelques rapports. Comunicaci6n presentada en el Jer Seminano de Investigaciones Pstcopedag6gicas. Universidad de Barcelona, abril 1979. COLL, C.: La significaci6n psicopedag6gica de las actividades espont:l.neas de exploraci6n. Anuario de Psicologia. 1978 a (1), 18, pags. 91-111. COLL, C.: La conducta expen·mental en el nino. Barcelona: CEAC, 1978 b. COLL, C.: Conservaci6n y resoluci6n de problemas. Manuscn'to interno. Departamento de Psicologla Evolutiva y Diferencial. Universidad de Barcelona, 1979. CHATEAU,].: L'erreur de Ia difference. Psychologie Franfaise, 1957, 2. pags. 146-147. GAGNE, R. M.: Las condiczones del aprendizaje. Mexico, Interamericana, 1979. GILLIERON, Ch.: Decalages et seriation. Archives de psychologie, 1976, Monographie 3. GILLIERON, Ch.: Serial order and vicariant order: the limits of isomorphisme. Archives de Psychologie, 1977; vol. XLV, 175. HURTIG, M. C; HURTIG, M. et PAILLARD, M.: Jeux et activites des enfants de 4 et 6 ans dans Ia cour de recreation. I. Formes sociales des activites. Enfance, 1971. 1-2 pags. 78-143. 73 HURTIG, M. C.; HURTIG, M.; JULIEN-LAFERRIERE, M. H. et PAILLARD, M.: Jeux et activites des enfants de 4 et 6 ans dans Ia cour de recreation. II. Les contenus des activites et leurs associations avec le niveau de panicipation sociale. En/tJnce, 1971, 3-4, pags. 433-518. HURTIG, M.: Psychologie de l'enfant et psychologie genetique. Bulletin de psychologie, 1971-72; XXV, 301, pags. 932-941. INHELDER, B.: Le diagnostic tiu rtJtsonnement chez les tiibtles menttJux. Neuchatel, Delachaux et Niestle, 1943. INHELDER, B.: Les attitudes experimentales de l'enfant et de ('adolescent. Bulletin tie Psychologie, 1954, VII, 5. pags. 272-282. INHELDER, B.: Las estrategias cognitivas: aproximaci6n al estudio de los procedimientos de resoluci6n de problemas. AnutJrio de Psicologifl, 1978 (1), 18, pags. 3-20. KOPLOWITZ, H.: Piaget's constructionist eptstemology. An explortJtion tJnti tJ comptJnson with severtJI flltemtJtive theories. School of Education. University of Massachusetts, Amherst, 1975. OVERTON, W. F. and REESE, H. W.: Models of development: methodological implications. In]. R. Nesselroade and H. W. Reese (Eds.), Life-SptJn developmenttJI psychology. MethotiologictJI tssues. New York/London: Academic Press, 1973, pags. 65-86. PIA GET, ] . : Introtiucci6n tJ lfl eptstemologifl genitictJ. I. El penstJmiento mtJtem.itico. Buenos Aires, Paid6s, 1975a. PIAGET,J.: L'equiJibrtJtion ties structures cognitives. Paris, P.U.F., 1975b. PIAGET, ]. y otros: Los esttJdios en lfl psicologitJ del nitio. Buenos Aires, Ediciones Nueva Visi6n, 1977. REESE, H. and OVERTON, W. F.: Models of development and theories of development. In L. R. Goulet and P. Baltes (Eds.), Life-SptJn tievelopmenttJI psychology: ResetJrch tJnd theory. New York, Academic Press, 1970; pags. 115-145. RIEGEL, R. F.: Time and change in the development of the individual and society. In H. W. Reese (Ed.), AtivtJnces in Child Development tJnti BehtJvior. Vol. 7 New York, Academic Press, 1973. RIEGEL, R. F.: Psychology of Development tJnd htstory. New York/ London, Plenum Press, 1976. VERGNAUD, G. et DURAND, C.: Structures additives et complexite psychogenetique. Revue FrtJnftJtse tie PititJgogie, 1976, n. o 36, pags. 28-43. VERGNAUD, G. et RICCO, G.: Psychogenese et programme d'enseignement: differents aspects de Ia notion de hierarchie. Bulletin de Psychologie, 1976-77, XXX, 17, pags. 877-882. WERNER, H.: Psicologifl comptJrtJdtJ tiel tiestJrrollo menttJI. Buenos Aires, Paid6s, 1965.
Compartir