Logo Studenta

saiz

¡Este material tiene más páginas!

Vista previa del material en texto

DEPARTAMENTO DE HISTORIA MEDIEVAL 
 
 
 
 
 
GUERRA Y NOBLEZA EN LA CORONA DE ARAGÓN. LA 
CABALLERÍA EN LOS EJÉRCITOS DEL REY (SIGLOS XIV-
XV) 
 
 
 
 
 
 
 
JORGE SÁIZ SERRANO 
 
 
 
 
 
 
UNIVERSITAT DE VALENCIA 
Servei de Publicacions 
2003 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Aquesta Tesi Doctoral va ser presentada a Valencia el día 22 de 
Març de 2003 davant un tribunal format per: 
 
- Dr. D. Francisco Paulino Iradiel Murugarren 
- Dr. D. Enric Guinot Rodríguez 
- Dr. D. Miguel Ángel Ladero Quesada 
- Dra. Dª. Mª. Teresa Ferrer Mallol 
- Dr. D. Francisco García Fitz 
 
 
Va ser dirigida per: 
Dr. Antoni Furió Diego 
 
©Copyright: Servei de Publicacions 
Jorge Sáiz Serrano 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Depòsit legal: 
I.S.B.N.:84-370-5764-7 
Edita: Universitat de València 
Servei de Publicacions 
C/ Artes Gráficas, 13 bajo 
46010 València 
Spain 
Telèfon: 963864115 
 
 
 
 
 
 
 
GUERRA Y NOBLEZA EN LA CORONA DE ARAGÓN. 
LA CABALLERÍA EN LOS EJÉRCITOS DEL REY 
(SIGLOS XIV - XV) 
 
 
Tesis doctoral presentada por: 
Jorge Sáiz Serrano 
 
 
 
 
Dirigida por: 
Dr. Antoni Furió Diego 
1
INDICE
INTRODUCCIÓN. 5
Presentación 7
I. Caballería y ejército en la Baja Edad Media. 17
1. La adaptación de una élite militar, la caballería en la guerra 17
2 Las transformaciones de los ejércitos de caballería (finales s. XIV – mediados s. XV) 33
PRIMERA PARTE. LAS ESTRUCTURAS MILITARES Y SOCIALES. 51
II. Del feudo de bolsa a la soldada. Las estructuras militares en la Corona de Aragón
(siglos XIII- XIV). 53
1 El servicio militar de los beneficiarios de feudos: caracteres, transformaciones y crisis 55
2 La difusión del reclutamiento a sueldo: de las campañas mediterráneas a la guerra con
Castilla (1282-1365) 66
III. Casa y clientela feudal, la fuente social del potencial militar. 81
1 Casa y clientela, organización social del poder feudal: caracteres, estructura y tipología 82
2 El funcionamiento de la casa feudal: dimensiones y composición 96
IV. La organización social de la caballería tardofeudal. 111
1 El predominio de tropas de la casa y clientela. 113
2 De companyies de casa a tropas de caballería 136
V. Los grupos de una clientela militar: mecanismos de vinculación
y pautas de servicio. 153
1 Cortesanos al servicio de la Casa Real 157
2 Caballeros y escuderos al servicio de una casa feudal 173
3 Vasallos y pensionados 196
2
SEGUNDA PARTE. LA CABALLERÍA EN LOS EJÉRCITOS DEL REY 215
VI. El escenario militar de la Corona de Aragón (1420-1448): financiación y
composición del ejército 217
1 La expedición marítima de 1420: hacia Cerdeña y Córcega 218
2 La operación de presión política contra Castilla del verano de 1425 227
3 Las campañas de la guerra de Castilla de 1429-1430 233
4 La expedición mediterránea de 1432: hacia Nápoles por Sicilia y Túnez 244
5 La conquista de Nápoles: las campañas finales de 1441-1442 250
6 Las campañas centro-italianas entre 1443 y 1448 261
VII. Reclutamiento y encuadramiento de las tropas de caballería. La organización
militar del ejército real 277
1 El peso y la organización táctica de la caballería en los ejércitos 278
2 Las convocatorias o ampraments. Planificación política y gestión territorial de la
movilización de gente de armas 287
3 La hegemonía del reclutamiento asoldado. El contrato de acorriment: características y
mecánica de pago 295
4 Encuadramiento y estructuras de mando del ejército: una administración militar centralizada
desde la Casa Real 314
VIII. Entre las clientelas y el mercado. Estructura y formación de las compañías
nobiliarias en el primer tercio del siglo XV 333
1 Un modelo de compañías altonobiliarias: la gente de armas del duque de Gandía y del
conde de Luna 335
2 Familiares, clientes y contratados en las compañías de la baja nobleza 352
IX. Nobles, caballeros y hombres de armas. Condición social, procedencia geográfica y
equipamiento de los combatientes 375
1 Los hombres de armas a través de los registros de mostres 375
2 Perfiles sociales de hombres de armas: entre la baja nobleza y las clases medias. Las
mostres de 1430 399
X. Una vía clientelar de formación de tropas permanentes. La evolución del ejército de
caballería (1425-1448) 429
1 El peso de la clientela militar del rey en las campañas hispánicas (1425-1430) 434
2 La regularización de contingentes en la continuidad de la guerra (1432-1442) 446
3 La consolidación de un ejército permanente: la caballería tras la conquista de Nápoles
(1443-1448) 489
3
TERCERA PARTE. GUERRA Y NOBLEZA. 491
XI. La nobleza ante la guerra. Niveles de militarización y caracteres de la carrera
militar 493
1 La participación de la nobleza en las guerras del rey. Una militarización desigual. 493
2 La carrera de las armas: cultura nobiliaria y patrocinio real. 518
XII. Nobleza y profesionalización militar. 547
1 La profesionalización nobiliaria en la guerra: condicionantes y perfiles sociales. 547
2 Las compañías de los profesionales. La gente de armas de Eiximén Pérez de Corella y
Ramon Boïl. 576
 XIII. La rentabilidad de la guerra como problema. 601
 1 El impacto de la guerra en la economía nobiliaria. Costos y riesgos. 603
 2 Los beneficios plurales del servicio militar al Estado. 628
 3 La participación en la renta centralizada como alternativa a otras fuentes de ingreso
nobiliarias. 656
CONCLUSIONES. 675
FUENTES Y BIBLIOGRAFÍA. 701
4
ABREVIATURAS UTILIZADAS
ACA: Arxiu de la Corona d’Aragó
AMV: Arxiu Municipal de València
APPV: Arxiu de Protocols del Reial Col.legi Seminari del Corpus Christi de Valencia.
ARV: Arxiu del Regne de València
ASP: Archivio di Stato di Palermo
BCCV: Biblioteca del Reial Col.legi Seminari del Corpus Christi de Valencia.
B: Batlia
C-C: Claveria Comuna
CR: Cancilleria Reial
CRP: Conservatoria Real Patrimonio
GOV: Governació
LL-P: Lletres i privilegis
MC: Manuals de Consells
MR: Mestre Racional
PC: Procesoss de Corts
PROT: Protocols
RC: Reial Cancilleria
lib.: libro
CO.DO.IN: Colección de documentos inéditos del archivo general de la Corona de Aragón.
ss.: sous reials de Valencia
d.: diners
ss. b.: sous de Barcelona
ss. j.: sueldos de Jaca
ll.: lliures
flor.: florines
duc.: ducados
onz.: onzas
dob.: doblas
marv.: maravedíes
5
INTRODUCCIÓN
6
7
PRESENTACIÓN
Toda investigación histórica es fruto, en menor o mayor medida, de una sensibilidad
historiográfica hija de su tiempo. El presente trabajo nació al calor del interés renovado que se
vivió a comienzos de los años 90 sobre el problema del Estado como actor social y en
concreto el controvertido y fecundo debate sobre el Estado en el Feudalismo. Una
recuperación de la historia política condicionada en parte por un presente por entonces
extremadamente convulso en el ámbito europeo. Para quien esto suscribe, cautivaron y
condicionaron la línea a seguir las lecturas iniciales de obras de la sociología histórica sobre la
historia social del poder político y militar (Michael Mann, Charles Tilly), tanto como la de
trabajos renovados de la medievalística francesa sobre el Estado y la guerra en la Edad Media
(El Domingo de Bouvines de Duby, L’État et les pouvoirs de Le Goff, La guerra en la Edad
Media de Contamine), pero también clásicos del materialismo histórico donde, de forma poco
común, se situaba a la guerra y el Estado en primer plano (El Estado Absolutista, de
Anderson).
Han pasadodiez años desde el comienzo del trabajo y, lamentablemente, la guerra
sigue estando en primer plano. Una guerra que, como recordaba hace poco Eric Hobsbwam
(Entrevista sobre el siglo XXI), comienza a dejar de ser un monopolio del Estado desde
finales del siglo pasado, invirtiendo así una tendencia al respecto dibujada precisamente desde
la Baja Edad Media. A pesar de la existencia de una única potencia mundial, EEUU, y su
elevada capacidad militar, los actores privados con potencial destructivo aumentan cada vez
en más territorios del planeta, sobre todo en aquellas sociedades (Islam, Tercer Mundo) donde
ha fracasado, o quizás nunca triunfó, un modelo de Estado importado de Europa. El crimen de
las Torres Gemelas tanto como las tragedias de Afganistán y Palestina, por citar sólo dos,
continúan teniendo tanta fuerza para mantener viva la reflexión sobre el problema del Estado
8
y de la guerra, como lo tuvieron a comienzos de los 90 los conflictos de la ex-Yugoslavia o la
desintegración de la antigua URSS. Sin duda, las iniciativas privadas en la gestión y dirección
de la guerra han prosperado de forma creciente a raíz del desarrollo de conflictos de baja
intensidad, enquistados en áreas que escapan al control estatal en el Tercer Mundo (de
Colombia a Afganistán), así como en otros territorios de la periferia de Europa (Balcanes,
Magreb, Oriente Medio) donde el Estado es débil. Pero el negocio de la guerra en mayúsculas
sigue teniendo como principales beneficiarios a los Estados de los países desarrollados, y en
concreto a sus ejércitos profesionales y, gravitando en torno a éstos, a las empresas e
industrias armamentísticas y de servicios logísticos a las tropas. Unos y otros viven de las
guerras.
Algo semejante comenzaba a anunciarse en la Baja Edad Media cuando los beneficios
de las guerras también se repartían entre quienes las dirigían y protagonizaban. Entre los
Estados en crecimiento (monarquías, ciudades-estado, pequeños principados), que
organizaban gracias a las mismas sus estructuras financieras y militares al tiempo que
competían por el control de territorios y poblaciones. Pero también entre la clase feudal: los
nobles, como caballeros y hombres de armas y dirigiendo combatientes, cuya presencia en los
ejércitos tenía la dimensión de obligación social propia de su condición nobiliaria, pero
también, cada vez más y para algunos, la de actividad profesional remunerada por los Estados
contratantes, a través de soldadas y rentas que consumían buena parte de los recursos
movilizados para la guerra. En el fondo subyacía la crisis del feudalismo como sistema social
y el hundimiento de los ingresos señoriales, que obligaba a una profunda redistribución de
rentas y tierras entre la aristocracia y a un reajuste de las relaciones entre la clase feudal y el
Estado. Y los medios esenciales para ello eran la guerra, fuera la competencia en el seno de la
nobleza o entre Estados en expansión, pero también la reorganización de las redes de
dependencia entre la nobleza. Mi estudio de la relación entre guerra y nobleza en la Corona de
Aragón se inserta en este marco teórico pero reivindica, a su vez, la autonomía de la variable
política, de la organización militar del Estado y de la guerra como principal función del
mismo. En su formulación más concisa el objetivo del presente trabajo pretende responder a
dos grandes interrogantes: por un lado, cómo y dónde se integró la nobleza en las guerras
bajomedievales; por otro lado, por qué participaba en las mismas y hasta qué punto ello era
realmente rentable. Las primeras cuestiones me llevan a examinar la caballería en los
ejércitos: la caballería, como arma militar y manifestación social de la presencia de la nobleza
en la guerra, y la organización del potencial militar feudal, las compañías nobiliarias y el
propio ejército real de caballería (su estructura, organización, reclutamiento) que supone el
9
marco de integración de los nobles y caballeros en la guerra. Los segundos interrogantes
suponen ahondar en las complejas relaciones existentes entre la nobleza y el ejército, en
concreto las razones sociales y económicas del servicio militar de los nobles y caballeros,
cuestionándome por qué unos participaban más que otros y desglosando cuál era la
rentabilidad que ofrecía la guerra, confrontando los beneficios que ofrecía con los costes y
riesgos que acarreaba.
El marco de estudio de esas cuestiones se centra prioritariamente en la primera mitad
del siglo XV, y en concreto en el reinado de Alfonso el Magnánimo, por bien que también se
aproxima a las estructuras militares y sociales heredadas del siglo XIV. La elección del
protagonismo del siglo XV estuvo condicionada, en gran medida, por la riqueza y variedad de
la documentación (financiera, judicial, notarial) depositada en el Archivo del Reino de
Valencia (ARV), básicamente un gran archivo del Cuatrocientos valenciano, pero que
también permitía la adopción de una perspectiva de Estado, una visión conjunta de los reinos
y principados del rey de Aragón, gracias a la custodia de los registros de la Tesorería general
de la Corona en el reinado del Magnánimo. El marco estatal del presente trabajo abarca
precisamente la organización militar y las transformaciones del ejército de caballería durante
las guerras del rey, y para ello se completó la información del ARV con la consulta de
registros financieros y de la Cancillería tanto en el Archivo de la Corona de Aragón (ACA)
como, en menor medida, en el Archivio di Stato de Palermo (ASP). Por su parte, en el
examen de la nobleza se adopta la perspectiva valenciana dada la posibilidad de acceso a
fondos complementarios al ARV en otros archivos locales, básicamente el Archivo de
Protocolos del Patriarca de Valencia (APPV), la Biblioteca del Colegio Corpus Christi de
Valencia (BCCV) y el Archivo Municipal de Valencia (AMV). El tema de la tesis se sitúa,
pues, claramente en la relación entre guerra y sociedad en la Corona de Aragón. Examinando
los ejércitos y compañías de caballería, las estructuras sociales y militares, y la inserción de la
nobleza en las mismas, el trabajo se aproxima a la principal preocupación del Estado, las
guerras del rey. Ello equivale, en cierta forma, a dirigir la atención a la lógica de
funcionamiento político-militar del sistema social feudal en la Corona de Aragón, pero
también a su impacto en la sociedad valenciana, a través del protagonismo de la nobleza local.
En su origen, el tema de la tesis se fue concretando a raíz de dos proyectos de
investigación elaborados entre 1991 y 1993 y que contaron con la dirección del profesor
Antoni Furió, al mismo tiempo que un grupo de compañeros empezábamos a forjar amistades
mientras compartíamos interrogantes comunes muchos de ellos en torno al problema del
Estado, en el ámbito de la fiscalidad, el crédito y la guerra. El primero de esos proyectos, en el
10
último curso de licenciatura (1991-1992), era tan sólo una mera iniciación a la investigación
que buscaba examinar la bibliografía sobre el “poder del Estado en la Corona de Aragón entre
los siglos XIII y XV”. El segundo ya se materializó, a partir de 1992-1993, en la línea que
conduce a la presente tesis, a través del marco más amplio de la relación entre “Estado,
Guerra y Sociedad en la Corona de Aragón y el reino de Valencia (siglos XIV y XV)”.
La primera toma de contacto con el tema, a partir de otoño de 1992, vino de la mano
del examen de los fondos de la Tesorería de Alfonso el Magnánimo en los años 20, y en
concreto durante la guerra con Castilla de 1429-1430, junto con mi amigo y compañero Luis
Pablo Martínez, con quien compartía mutuo interés por la guerra y el Estado. Descubrir los
registros de la Tesorería general de la Corona de Aragón en el ARV supuso aproximarse al
mejor escenario para investigar la guerra, el ejército y el Estado. Del examen de los asientos
de pago del tresorer y la copia de las amplias y áridas nóminas de noblesy caballeros que
recibían acorriment del sou para servir al rey a cargo de hombres a caballo, empezaba a
llamarme la atención la proliferación de nobles con oficios cortesanos (cambrers, botellers,
uixers d’armes, alguzirs, etc.), que al mismo tiempo participaban en la guerra. Paralelamente
se comenzó a ampliar el campo de análisis, investigando aquellas familias nobiliarias que más
recurrentemente aparecían en los registros, lo que me acercó a la riqueza y variedad de los
fondos notariales y judiciales del ARV y del APPV, concentrados en torno al bienio 1429-
1430.
Un primer avance de resultados de la investigación cristalizó en la tesis de licenciatura
(1996), “Ejército, caballería y clientela militar en la Baja Edad Media. La Casa Real en las
campañas de Alfonso el Magnánimo (1420-1442)”, finalizada sólo tras sistematizar en una
base de datos todos los asientos de pagos de soldada contenidos en los registros financieros
del rey en ese periodo. En aquel trabajo se examinaba la organización y estructura del ejército
de caballería en las guerras del rey, considerando el papel de la nobleza vinculada a la Casa
Real como una clientela militar del monarca que actuaba como centro del ejército. A partir de
entonces la atención se dirigió en exclusiva hacia el ejército y compañías de caballería por un
lado, y hacia la nobleza valenciana por otro, lo que condujo a profundizar respectivamente en
la Casa y clientela feudal y en algunas familias y linajes de la nobleza local. Y para ello,
paralelamente, acudí al examen de la historiografía anglosajona al respecto, la que contaba
con mayor tradición sobre el tema y una producción más dinámica sobre la historia social de
la guerra y de la nobleza, al hilo precisamente del debate en torno al Bastard Feudalism, las
clientelas nobiliarias de remuneración monetaria. Desde esa perspectiva, sobresalen dos líneas
de trabajo paralelas. En primer lugar, los orígenes y caracteres del modelo de ejército de
11
caballería de la Corona de Aragón de la primera mitad del siglo XV (reclutamiento a sueldo,
protagonismo de la Casa y clientela feudal, etc.), así como sus transformaciones en el reinado
de Alfonso el Magnánimo. En segundo lugar, las formas de integración de la nobleza en la
guerra y los beneficios que supuso su inserción en estructuras militares dirigidas por el
Estado, en comparación con otras fuentes de rentas a su alcance y en relación con los costos y
riesgos que acarreaba el servicio armado.
Para cubrir ambas líneas de trabajo se ha recurrido al estudio combinado de diversos
frentes documentales y a la elaboración de cuatro grandes bases de datos. En primer lugar,
para la organización y el modelo de ejército de caballería y su evolución en la primera mitad
del siglo XV, se examinaron los registros de la Tesorería real y cajas paralelas a la misma
conservadas (custodiados en su práctica totalidad en el ARV), así como los fondos alusivos a
la organización militar generados por la Cancillería real (esencialmente las series Curiae
Sigilli Secreti del ARV y Exercitum et Curiarum del ACA) y las compilaciones realizadas al
efecto por oficiales reales (Llibre de stols e armades reials de la BCCV). Desde los registros
financieros, el trabajo se concretó en la confección de una amplia base de datos (4.766 fichas)
de todos los nobles, caballeros y hombres de armas contratados por las finanzas reales (a
cargo de una compañía armada o individualmente) a lo largo de ese periodo, básicamente
entre 1420 y 1447, durante las campañas de Alfonso el Magnánimo, una base de datos que ha
supuesto el punto de referencia para el examen del ejército y el seguimiento y selección de
linajes e individuos nobles.
En segundo lugar, para la estructura y formación de las compañías nobiliarias y la
condición de los hombres de armas en ese periodo, se acudió a los fondos emanados la cort de
la governació del reino de Valencia (lletres, en el ARV), así como a las revistas o mostres de
gente de armas conservadas (de 1413 y 1430 respectivamente en el ARV y AMV), realizando
a su vez otra base de datos (744 fichas) de las dos únicas nóminas localizadas de hombres a
caballo. En tercer lugar, para el estudio del funcionamiento y estructura de la Casa y clientela
feudal inicialmente se analizaron los oficios e integrantes de la Casa Real de Alfonso el
Magnánimo a partir de los fondos de la Tesorería y la Cancillería real (Addicions e
ordinacions de la Casa Real posteriores a Pedro IV, en el ARV), concretándose en una base
de datos de 1.787 fichas. Una labor que fue ampliada en profundidad al estudio del personal
de la Casa del principal noble valenciano entre finales del siglo XIV e inicios del XV, Alfons
d’Aragó (Alfons el Vell), como conde de Denia y marqués de Villena, y su hijo Alfons el
Jove, como duque de Gandía, a partir de los ricos fondos de la tesorería señorial (ARV),
trabajo que igualmente se tradujo en otra base de datos de 2.209 fichas.
12
Finalmente, en cuarto lugar, para el análisis de la vinculación de la nobleza en la
guerras de la primera mitad del XV, me propuse combinar la información obtenida de los tres
primeros frentes documentales (ejército real, compañías nobiliarias y hombres de armas,
Casas y clientelas) con las nóminas de individuos nobles disponibles así como con la
información notarial y judicial sobre los linajes a lo largo de ese periodo. Para ello, por una
parte, se estudiaron las convocatorias militares del primer tercio del siglo XV (1420, 1424-
1425), contenidas en los registros de la Cancillería Real del ACA, así como, a nivel
valenciano, las citaciones a las armas y a Cortes entre 1413 y 1448 y una tacha fiscal de 1430,
recogidas en diversas secciones locales del ARV y AMV (Cancillería, Governació, Procesos
de Corts), logrando una amplia base de datos de sujetos nobles (2.505 fichas) entre 1413-
1448, básicamente valencianos. Y, por otra parte, se examinó la rica información de regestas
documentales de fondos notariales y judiciales sobre linajes recogida en el FGC (Fichero
Genealógico Lluís Cerveró) del ARV, accediendo a apellidos previamente seleccionados. Una
labor que se extendió a su vez a la consulta de fondos notariales ya elegidos (básicamente
entre 1420-1430), custodiados tanto en el ARV como en el APPV. El resultado de la
integración de esos frentes documentales se concretó en la elaboración de prosopografías
sobre linajes nobiliarios y sus diferentes miembros documentados, labor ésta que todavía
permanece abierta, pues ni mucho menos un tema tan vasto como el presente se cierra con el
presente trabajo.
A partir de toda esa información, los resultados, concretados en la presente tesis
doctoral, se desglosan en cuatro bloques. Una introducción general, sobre el peso y caracteres
de la caballería y ejércitos bajomedievales, y tres grandes partes: en primer lugar, las
estructuras militares y sociales de la caballería en la Corona de Aragón del siglo XIV; en
segundo lugar, la concreción y transformación de esas estructuras en el reinado de Alfonso el
Magnánimo; y en tercer lugar, la relación guerra y nobleza, examinando, desde el ejemplo
valenciano, la integración de los nobles y caballeros en las guerras del Magnánimo así como
la rentabilidad de las mismas para éstos.
En la introducción se examina el contexto europeo de evolución de la caballería y los
ejércitos de hombres de armas en la Baja Edad Media. Presento, en este sentido, una
valoración general de los cambios protagonizados por la caballería como arma militar: por un
lado, su capacidad de adaptación a las transformaciones del arte de la guerra en sentido
amplio, abordando sucintamente el papel militar y peso de la caballería entre el siglo XI y la
primera mitad del XV; por otro lado, los caracteres y transformaciones de los ejércitos de
caballería (reclutamiento a sueldo, tendencia hacia fuerzas permanentes) entre finales del
13
Trescientos y mediados del Cuatrocientos, haciendo especial hincapiéen el papel que asume
la Casa Real en la dirección y protagonismo de esos cambios.
En la primera parte (capítulos II al V) se abordan las estructuras militares
(reclutamiento) y sociales (Casa y clientela feudal) que fundamentan la presencia de la
caballería en los ejércitos bajomedievales. Rebaso por ello el marco cronológico esencial de la
tesis, la primera mitad del siglo XV, y me aproximo al contexto militar de la Corona de
Aragón en el siglo XIV con el objetivo de cubrir el origen del modelo de ejército de caballería
del reinado del Magnánimo. Inicialmente (capítulo II) se examina la transformación de las
estructuras militares estatales, el paso del servicio basado en feudos-renta o feudos de bolsa a
la generalización del reclutamiento a sueldo así como la administración militar de mediados
del siglo XIV con el cada vez mayor control centralizado desde la Casa Real. A continuación
(capítulos III-V) se profundiza en la Casa y clientela feudal, como formas organizativas del
poder social del conjunto de la clase feudal, incluida la persona del monarca, y concebidas
como fuentes esenciales del potencial militar. El objetivo en este sentido es doble. Por un
lado, valorar cómo se materializa en la Corona de Aragón, entre la nobleza y entre la
monarquía, el proceso de fortalecimiento y expansión de las clientelas centralizadas en torno a
la Casa, como organización patrimonial, y remuneradas con un esquema amplio de
retribuciones monetarias (rentas, pensiones) a cambio de servicios. Por otro lado, determinar
el peso y papel de la Casa y clientela en la organización social de las fuerzas de caballería,
ahondando en el análisis de aquellos servidores vinculados a la Casa o externos a la misma
que muestran un mayor protagonismo militar. Para ello se parte de los planteamientos al
respecto de la historiografía anglosajona, la que de forma más fecunda ha asumido el reto de
interpretar y examinar las nuevas redes clientelares al servicio de la clase feudal, al hilo del
concepto de Bastard Feudalism, y se propone un esquema de análisis válido para el examen
conjunto de la Casa y clientela del rey (Alfonso el Magnánimo) y de un noble (Alfons
d’Aragó y su hijo Alfons el Jove).
La segunda parte (capítulos V-X) se centra en el marco espacio-temporal protagonista
de la tesis, la primera mitad del Cuatrocientos. Examino por ello inicialmente el propio
escenario armado de la Corona de Aragón en ese periodo, por lo que hace referencia a sus
estructuras financieras y militares (retribución y composición del ejército), durante el
espectacular ciclo de guerras de Alfonso el Magnánimo entre 1420-1448. Se aborda a
continuación la organización militar y sus líneas de continuidad y cambio respecto a la
mecánica del Trescientos: partiendo del peso de la caballería en los ejércitos, se realiza un
detenido examen de la convocatoria, movilización y reclutamiento de gente de armas, así
14
como una valoración conjunta del modelo de administración militar. Los dos siguientes
capítulos pretenden ser una radiografía de las bases sociales de la presencia de la caballería en
los ejércitos reales de la Corona de Aragón, desde la perspectiva de la nobleza y el
reclutamiento en tierras valencianas. Se examinan, de esta forma, por un lado, la estructura y
formación de las compañías nobiliaria de caballería, poniendo de relieve el respectivo peso de
las clientelas o el mercado en la movilización de combatientes y los elementos de continuidad
con las estructuras heredadas del siglo XIV; y por otro lado, los hombres de armas, su diversa
condición social, procedencia geográfica y el coste y distribución de su equipamiento
(armadura, caballos). Finalmente, se presenta el cambio esencial que se detecta en el reinado
del Magnánimo, la emergencia de fuerzas permanentes de caballería, favorecida por la
persistencia de la guerra, la reorganización de la estructura clientelar de la caballería real y el
dinamismo de la política financiera del rey.
En la tercera parte (capítulos XI-XIII) el protagonismo recae sobre los nobles,
caballeros y donceles valencianos como hombres de armas de los ejércitos de Alfonso el
Magnánimo, su presencia en los mismos y los beneficios que logran de ello como fuente de
rentas. Inicialmente se busca determinar las formas y niveles de integración de la nobleza en
las guerras del rey, cuantificando el grado de militarización de los linajes valencianos a partir
de su presencia documentada en el ciclo militar entre 1420-1448, para pasar a examinar las
etapas comunes de formación, aprendizaje y entrenamiento en las armas, una cultura
compartida por el conjunto de la nobleza y que contaba con el sólido patrocinio del rey. No en
vano la cultura e ideología caballeresca mantenía la cohesión del conjunto de la clase feudal y
vivía un apogeo paralelo al propio peso e importancia de los hombres de armas en los
ejércitos. Posteriormente se profundiza en los condicionantes sociales de la profesionalización
armada, examinando los perfiles sociales de los nobles valencianos (según su jerarquía
nobiliaria, grado de vinculación clientelar con el rey y posición en el seno de sus linajes) que
sirvieron habitualmente al monarca en sus diferentes campañas, deteniéndome a continuación
en el examen de las compañías dirigidas por los profesionales de la guerra y su diferente
estructura respecto al común de las comitivas nobiliarias de gente de armas. Concluye el
estudio abordando detenidamente el problema de la rentabilidad de la guerra para la nobleza,
analizando la actividad militar desde el punto de vista económico, interrogándose en qué
medida se concretó la guerra como fuente de rentas y cuál fue realmente su alcance social
entre el conjunto de la nobleza frente a otras fuentes de ingresos. Para ello se parte de un
examen de los costos y riesgos que supone la práctica de las armas, desde la adquisición y
mantenimiento del equipo y sus vías de financiación, hasta las penurias y peligros del
15
seguimiento de los ejércitos, la vulnerabilidad económica y los rescates. Se pasa después a
desglosar el alcance y tipología de los amplios beneficios que implica la guerra, desde los
tradicionales (botín y recompensas señoriales) hasta las retribuciones monetarias (soldadas,
pensiones, rentas, etc.). Finalizo examinando, a partir de cuatro ejemplos concretos, la
importancia que supone para la nobleza la participación en la renta centralizada procurada por
su servicio militar profesional en comparación con sus otras fuentes de ingresos (señoriales y
crédito).
Hasta llegar al final han sido diez años de trabajo discontinuo pero insistente. Durante
ese tiempo los interrogantes han ido aumentando al mismo ritmo proporcional que descendían
las seguridades teóricas propias de un ambicioso comienzo. Pero paralelamente también me
he beneficiado del diálogo y experiencias de investigación compartidas con un grupo de
amigos y colegas. De hecho, son muchas las personas que, de una manera o de otra, han
hecho posible que este trabajo llegara a buen puerto.
En primer lugar, su director, el profesor Antoni Furió, cuya paciencia, consejos,
tiempo invertido y extremada exigencia han permitido aciertos y, sobre todo, han evitado
numerosos errores. La persistencia de estos últimos a lo largo del trabajo son, no cabe duda,
de mi exclusiva competencia. Por otro lado, este trabajo es también un ave Fénix que renació
de sus cenizas en un momento dado. Su reciente vuelo debe mucho al amigo y compañero
Antonio José Mira. Junto a él, Luis Pablo Martínez, Juan Vicente García Marsilla y Pau
Viciano también han compartido fructíferas conversaciones respecto al tema que, sin duda, lo
han enriquecido. Quepa decir igualmente que algo más de la mitad de los años transcurridos
desde el inicio del trabajo se beneficiaron del sólido respaldo de determinados nichos
institucionales y ayudas financieras. Por una parte, los integrantes del Departamento de
Historia Medieval de la Universidadde Valencia, del que fui miembro entre 1994 y 1997 en
calidad de becario de FPI a cargo de la Conselleria de Cultura, Educació i Ciencia de la
Generalitat Valenciana, con el proyecto de investigación “Estado, Guerra y Sociedad en la
Corona de Aragón y el reino de Valencia (siglos XIV-XV)”. Por otra parte, del Department
of History de la University of Edinburgh, donde disfruté de la cálida hospitalidad del profesor
Anthony Goodman durante una estancia como Postgraduate Worker entre junio y julio de
1997. Finalmente, ya en el curso 1998-1999, la Fundación Caja Madrid, también contribuyó
con una beca predoctoral, financiando el último proyecto de investigación que condujo a la
presente tesis, titulado “Guerra, nobleza y Estado en la Corona de Aragón en la Baja Edad
Media: nobleza y caballería en los ejércitos reales (siglos XIV-XV)”.
16
Pero, por supuesto, los raíles que llevan a fin de trayecto este trabajo se asientan
también, y con solidez, fuera del ámbito académico e institucional: junto a mi familia y
amistades, víctimas o daños colaterales de mi obsesión por la nobleza y la guerra medieval. A
mis amigas/os, en Paterna y en Valencia, ajenas/os a mi interés en la Edad Media, de cuya
presencia me he visto privado en numerosas ocasiones para finalizar el trabajo a lo largo del
último año, a ellos también va dedicado el mismo. Y finalmente la gratitud mayor abarca a
mis padres, mis hermanas y, sobre todo, a mi ahijada y sobrina Ada, con quien tengo una gran
deuda por verme obligado a alejarme de su alegría y compañía durante muchos meses.
17
I. CABALLERÍA Y EJÉRCITO EN LA BAJA EDAD MEDIA
1. LA ADAPTACIÓN DE UNA ÉLITE MILITAR, LA CABALLERÍA EN LA
GUERRA
Son numerosos los tópicos imperantes en torno al papel militar de la caballería entre
los siglos XIV y XV, pero también en la época dorada de la misma, entre los siglos X/XI al
XIII. La imagen del caballero con armadura pesada prácticamente ha monopolizado la
naturaleza de la guerra medieval. Una imagen en gran medida distorsionada por las fuentes
contemporáneas, tanto las literarias (crónicas, obras didácticas) como las artísticas que, al
servicio de la élite nobiliaria, consagran sus mejores expresiones a la figura y el rol del miles,
marginando o silenciando a los restantes componentes de los ejércitos medievales (peones,
ballesteros, especialistas en asedios, etc.)1. Se defiende la existencia durante el periodo clásico
feudal (XI-XIII) de una supremacía absoluta de la caballería pesada como arma en los
ejércitos, frente a la insignificancia táctica de la infantería, reflejo a su vez del dominio y
poder social de la nobleza y de la debilidad de los poderes estatales. Sólo a partir del primer
tercio del siglo XIV comienza un irremediable proceso de decadencia del papel militar de la
caballería y un progresivo auge de la infantería. Es entonces, a lo largo de los siglos XIV y
 
1La persistencia de un tópico sobre la caballería así como la distorsión que imponen las fuentes respecto a su
papel han sido resaltadas en la reciente síntesis de GARCIA FITZ, Francisco, Ejércitos y actividades guerreras
en la Edad Media europea, Madrid, 1998, pp. 30-34. Sobre el cuestionamiento de la superioridad del caballero
pesadamente armado en la época clásica feudal véase BACHRACH, Bernard S., “On Roman Ramparts, 300-
1300”, PARKER, Geofrey (ed.), The Cambrigde Illustrated History of Warfare. The victory of the West,
Cambridge, 1995, pp. 64-91, sobre todo, pp. 88-91; GILLINGHAM, John, “An Age of Expansion c. 1020 –
1.204”, KEEN, Maurice, Medieval Warfare. A History, Oxford, 1999, pp. 59-88, especialmente, pp. 76-88.
Sobre los condicionantes de las fuentes remito a la interesante interpretación de John France de la marginación
de los arqueros en el conocido tapiz de Bayeux sobre la batalla de Hastings en la que jugaron un papel
importante y aunque presentes en la representación, sólo unos pocos figuran en una escena principal dominada
por un enfrentamiento entre caballería pesada: FRANCE, John, Victoy in the West. A Military History of the
First Crusade, Cambridge, 1994, pp. 34-35.
18
XV, cuando el caballero va perdiendo su protagonismo en los escenarios militares. La
caballería, como fuerza de los ejércitos, deja de estar a la altura de los "nuevos" tiempos, los
tiempos del fortalecimiento del Estado, con sus renovados aparatos burocráticos y financieros,
y los tiempos de nuevas armas y nuevas tácticas, las transformaciones en el arte de la guerra
con la creciente promoción de la infantería y los lentos progresos de la artillería. El tópico
tiene, a nuestro juicio, dos caras exageradas que dificultan la comprensión de la amplia
capacidad de adaptación militar de la caballería medieval: ni hubo supremacía total de la
caballería en los siglos XI – XIII, ni decadencia continua de la misma en los siglos XIV y XV.
Dos imágenes que nacen en gran medida de una escasa reflexión en torno a la realidad
cotidiana de la práctica de la guerra medieval y las transformaciones sociales y militares en la
composición de los ejércitos. Es necesario un replanteamiento crítico del papel de la
caballería, matizando ambas vertientes. De esas dos caras del tópico la que más atañe a la
cronología del presente trabajo es la de la irremediable decadencia bajomedieval de la
caballería. Una imagen que posee casi la fuerza de un paradigma entre cierta historiografía.
Para la defensa de la decadencia de la caballería se recurre a una argumentación
cultural. Durante el Trescientos y más específicamente en el Cuatrocientos, la cultura
caballeresca, como ideología de las aristocracias dominantes, llegaba a sus cotas más altas de
formalización práctica y teórica (codificación de múltiples expresiones rituales -pasos de
armas, justas y torneos, etc.- y auge de una tratadística caballeresca al respecto) y de difusión
social (rituales caballerescos como espectáculos públicos), como reacción a la progresiva
desvirtuación e inadecuación del rol militar de la caballería. Una caballería bajomedieval, la
del alba de los "tiempos modernos", desvinculada de las nuevas necesidades político-
militares, y replegada en un mero universo cultural, esplendoroso no obstante, de referencia y
cohesión del conjunto de la heterogénea clase feudal. Era el recuerdo decadente de un pasado
de esplendor, del auge perdido de la antigua caballería feudal de los siglos XI al XIII.
En buena medida, el origen de esa percepción de la caballería bajomedieval debemos
buscarlo en la difusión de las tesis de Johan Huizinga2. El autor holandés interpretó la
codificación de una desarrollada cultura caballeresca en los últimos siglos medievales como
un mecanismo cultural de evasión lúdica y colectiva de la nobleza, totalmente desvinculado
de la realidad material de la conducción de la guerra y desarrollado con el fin de hacer frente a
las propias dificultades materiales en que la aristocracia se vio inmersa. Para el citado autor, el
universo cultural e ideológico caballeresco y, sobre todo, su notable floración en el
 
2HUIZINGA, Johan, El otoño de la Edad Media. Estudio sobre la forma de vida y del espíritu durante los siglos
XIV y XV en Francia y los Países Bajos, Madrid, 1981 (ed. original de 1919).
19
Cuatrocientos, devino para la nobleza en la auténtica idealización de un pasado de hegemonía
perdida, una forma de evasión cultural, un anhelo común de la clase nobiliaria como reacción
a las realidades sociales y militares del momento, con las que estaba en clara contradicción.
Su concepción de la caballería bajomedieval llevaba implícita, de hecho, la afirmación que
ésta ya no ejercía influencia importante alguna en la conducción de la guerra3. La visión de
Huizinga, elaborada a principios de siglo, se fijó progresivamente como el punto de partida,
en cierta medida ortodoxo, de gran parte de los estudios del problema de la caballería
bajomedieval4.Una visión clásica que ha pervivido, en cierto sentido, hasta la actualidad.
Podría decirse que el paradigma de la decadencia bajomedieval de la caballería habría
podido condicionar, en cierta medida, las líneas de investigación sobre la propia caballería y,
en general, sobre la nobleza europea, sobre todo entre la historiografía francesa5. En este
sentido, no debe ser casualidad la gran concentración de estudios sobre la caballería en los
siglos XI-XIII, en la fase de su génesis y progresivo apogeo: unos estudios que profundizan en
las claves sociales del origen, consolidación y caracteres de la caballería como expresión
material e ideológica de la nueva clase feudal, tal y como puede seguirse en los trabajos de
historiadores franceses como G. Duby6, J.P. Poly y E. Bournazel7 y J. Flori8, que
continuaron la línea abierta al respecto por M. Bloch9. Por contra, cuando se aborda el tema
en los siglos XIV y XV se acentúa el análisis de la vertiente cultural e ideológica de la
 
3"El ideal caballeresco, con su contenido todavía religioso, sólo podía ser profesado por una época capaz de
cerrar los ojos a la fuerza de las realidades": Ibid., p 152; sus tesis al respecto pueden verse en el capítulo 7 "La
significación política y militar del ideal caballeresco", pp. 133-152; y en su posterior trabajo “La valeur politique
et militaire des idees de chevalerie à la fin du Moyen Âge”, Revue d’histoire diplomatique, 25, (1921), pp. 126-
138; el continuador de las tesis de Huizinga en ámbito anglosajón fue KILGOUR, R.L., The Decline of Chivalry
as shown in the French Literature of the Late Middle Ages, Cambridge, 1937.
4Sobre el itinerario historiográfico de las tesis de Huizinga hasta inicios de los años 70, vid. BARBERO,
Alessandro, "Guerra, nobiltà, onore fra Trecento e Quattrocento nella storiografia anglosassone", Studi Storici,
27, (1986), pp. 173-201, especialmente pp. 173-174; y CARDINI, Franco "Per una storia della storia della
cavalleria", Guerre di primavera. Studi sulla cavalleria e la tradizione cavalleresca, Florencia, 1992, pp. 51-64,
especialmente pp. 63-64.
5Tal y como sutilmente sugiere A. BARBERO: "Guerra, nobiltà..., cit,", p. 174 nota. 8.
6DUBY, Georges, Hombres y estructuras de la Edad Media, Madrid, 1989 (reed.), en concreto los trabajos "Los
jóvenes en la sociedad aristocrática de la Francia del Noroeste en el siglo XII", pp. 132-147; "Los orígenes de la
caballería", pp. 209-228; y sobre todo su fenomenal monografía sobre el noble Guillermo el Mariscal en el
tránsito de los siglos XII al XIII, Guillermo el Mariscal, Madrid, 1988.
7POLY, Jean Piere - BOURNAZEL, Éric, El cambio feudal (siglos X al XII), Barcelona, 1980.
8FLORI, Jean, L' essor de la chevalerie au Moyen Âge, XI-XII siècles, Ginebra, 1986 y más recientemente, La
chevalerie au France au Moyen Âge, París, 1995 y Caballeros y caballería en la edad media, Barcelona, 2001.
9Una síntesis sobre los trabajos desarrollados alrededor del tema de la vinculación entre nobleza y caballería
entre los siglos XI-XIII para el caso francés, que demuestra la alta concentración de estudios existente en esta
cronología, puede verse en COLLAVINI, Simone M., "Nobiltà e cavalleria nella Francia dei secoli centrali del
Medioevo: Un problema chiuso?", Società e Storia, 55, (1992), pp. 109-137.
20
caballería, como puede apreciarse en los trabajos de Franco Cardini10 o J.E Ruiz Doménec11.
En cierta medida, podría decirse que el problema de la caballería en los últimos siglos
medievales ha quedado planteado, fundamentalmente, desde una perspectiva culturalista y
antropológica. Una perspectiva que domina los estudios de la caballería bajomedieval y que,
de forma indirecta, ha acabado por hacer arraigar la tesis de la decadencia militar irreversible
de la caballería como un útil mecanismo explicativo, entre otros, de la propia efervescencia de
la ideología y cultura caballeresca. Pero, yendo más allá, ¿podríamos, igualmente, establecer
alguna relación entre esa hegemonía de estudios culturalistas y la inexistencia de monografías
o síntesis sobre la caballería como pequeña nobleza en el periodo bajomedieval12?
Hemos de reconocer, de hecho, que la influencia del análisis culturalista de la
caballería en la defensa de su declive militar tardomedieval ha sido enorme, sobre todo en los
sectores dominantes de la historiografía francesa e italiana sobre el tema: como el propio
Georges Duby, quien sostiene que la caballería, como fenómeno cultural y militar, en las
primeras décadas del Doscientos ya era una reliquia del pasado13; o Jean Flori quien,
analizando la caballería francesa bajomedieval, sitúa ya el comienzo de su ocaso militar a
partir del Trescientos, aunque en sus últimos trabajos ha corregido esa visión14; o de igual
forma, Franco Cardini quien defiende la persistencia entre los siglos XIII y XVI de un
proceso de reiterada decadencia militar de la caballería a raíz de su inadaptación a los
crecientes cambios técnicos en la guerra (desde la expansión de la infantería hasta el
desarrollo de las armas de fuego); una caballería que se refugiará en el complejo de rituales
caballerescos15. En este sentido, se llega a poner como ejemplo de la decadencia
 
10Como los estudios contenidos en CARDINI, Franco, Guerre di primavera. Studi sulla cavalleria..cit; y del
mismo autor, L’acciar del cavalieri. Studi sulla cavalleria nel mondo toscano e italico (secc. XII – XV),
Florencia, 1997.
11RUIZ DOMÉNEC, Jose Enrique, La caballería o la imagen cortesana del mundo, Génova, 1984; y La novela
y el espíritu de la caballería, Barcelona, 1993.
12La escasez de monografías al respecto ha sido señalado en un estado de la cuestión sobre la baja nobleza
europea en PASTOR Reyna et alii, "Baja nobleza: aproximación a la historiografía europea y propuestas para
una investigación", Historia Social, 20, (1994), pp. 23-45, especialmente, p. 36.
13En su estudio sobre Guillermo el Mariscal concluye afirmando que desde inicios del XIII, "la caballería ya
no era, como tampoco lo era el mismo Guillermo, sino una forma residual, una reliquia" Cfr. DUBY, Georges,
Guillermo el Mariscal..., cit, pp. 170-171.
14Flori, cuestionándose el problema de "una chevalerie obsolète?", afirma que para la caballería "sa suprématie
est tout de même battue en brèche, sur le terrain, par l'evolution des tactiques et des tecniques de la guerre. Ce
mouvement, déja largement amorcé au XIVé siècle, s'amplifie dans la seconde moitié du XVé siècle": FLORI,
Jean, La chevalerie..., cit, p. 39.En su reciente síntesis sobre la caballería se ha mostrado, sin embargo, menos
tajante recordando que “tampoco es seguro que la caballería quedara obsoleta en los siglos XIV y XV” y
realizando un análisis más equitativo de su papel militar: FLORI, Jean, Caballeros y caballería..., cit, pp. 116-
120
15En palabras del propio Cardini: "En la base de la decadencia de la caballería y su parcial desmilitarización
entre los siglos XIII y XVI se encuentra, en cualquier caso, el sustancial cambio de las técnicas militares (...) A
21
tardomedieval la mutación funcional que el torneo sufre de los siglos XII al XV: pasa de ser
el ejercicio nobiliario de entrenamiento militar por excelencia en la fase de apogeo de la
caballería (siglos XII-XIII), a transformarse, a lo largo del XIV y sobre todo durante el XV, en
un espectáculo cortesano de recreo nobiliario al servicio del Estado, como medio
propagandístico de autoafirmación de la clase nobiliaria16. El torneo y los enfrentamientos
deportivos (pasos de armas, justas, etc.) devienen meros rituales cortesanos, ceremonias
fastuosas, fiestas de caballería privadas de contactos directos con la realidad de la guerra y
sometidas a estrictas formulaciones y reglamentaciones17.
Sin embargo las formas culturales de la caballería tardomedieval no estuvieron
desvinculadas de la realidad militar. En esa dirección, en el cuestionamiento de latesis
dominante fueron decisivas las aportaciones de la historiografía anglosajona a partir de inicios
de la década de los 70. En los trabajos de autores como Maurice Keen18 y sobre todo Malcolm
Vale19 puede verse una revisión del problema de la pretendida decadencia, y más
concretamente de la tesis de la desvinculación entre la guerra y la cultura caballeresca
tardomedieval. Los citados autores defienden el mantenimiento de una estrecha
correspondencia entre el apogeo del aparato cultural caballeresco y una guerra bajomedieval
en la que la caballería continúa estando altamente valorizada, pero ahora con una nueva
dimensión pública, de servicio nobiliario al príncipe, esto es, de servicio al Estado y con una
cada vez mayor integración en los ejércitos estatales. En este sentido, los rituales
caballerescos como los torneos y justas, a pesar de su creciente pompa y teatralidad, no
 
la caballería le quedaba el aparato, los torneos, los desafíos 'a singular combate': pero la guerra verdadera de
finales de la Edad Media era ya otra cosa. Las armas de fuego, a partir del siglo XIV, dieron el golpe de gracia a
la utilidad militar y prestigio moral del combatiente a caballo": CARDINI, Franco, "El guerrero y el caballero",
en LE GOFF, Jacques (ed.), El hombre medieval Madrid, 1990, pp. 117-118; y del mismo autor, "Guerra e
guerrieri nel 'medioevo caballeresco'", en Guere di primavera..., cit, pp. 197-207, especialmente pp. 206-207. De
hecho, su idea de la irreversible decadencia armada de la caballería la traslada a su fenomenal síntesis sobre la
evolución de la organización y cultura de la guerra cuando indica que "la crisi de la cavalleria, maturata nel corso
del Duecento ed esplosa nel sucesivo Trecento, era anche crisi spirituale -o come si direbbe 'di valore'-; ed era
altresi crisi propiamente militari": Quell'antica festa crudele. Guerra e cultura de la guerra dall'età feudale alla
grande rivoluzione, Florencia, 1982, p. 40.
16FLORI, Jean La chevalerie..., cit, pp. 55-58, y del mismo autor, Caballeros y caballería..., cit, pp. 146-151;
RUIZ DOMÉNEC, Jose Enrique, "El torneo como espectáculo en la España de los siglos XV-XVI", en La
civiltà del Torneo (sec. XII-XVII). Giostre e tornei tra Medioevo ed età Moderna, Narni, 1990, pp. 159-193;
CARDINI, Franco, "Note sul torneo", Guerre di primavera..., cit, pp. 237-258.
17Sobre la reglamentación de los torneos y batallas deportivas en el marco de los reinos peninsulares véase, por
ejemplo: RIQUER, Martí de, Lletres de batalla, cartells de deseiximents i capítols de passos d’armes,
Barcelona, 1968-1969; id. Caballeros andantes españoles, Madrid, 1967; DE ANDRES DIAZ, Rosana, "Las
fiestas de caballería en la Castilla Trastámara", En la España Medieval, 5, (1986), pp. 81-107; MARTIN, Jose
Luis - SERRANO-PIEDECASAS, Luis, "Tratados de caballería. Desafíos, justas y torneos", Espacio, Tiempo y
Forma, Hª Medieval, t. 4, (1991), pp. 161-242;
18KEEN, Maurice, La caballería, Barcelona, 1986.
19VALE, Malcolm, War and Chivalry. Warfare and Aristocratic Culure in England, France and Burgundy at
the End of the Middle Ages, Londres, 1981.
22
llegaron a perder totalmente su originaria función para-militar: a pesar de su creciente elitismo
los juegos y enfrentamientos deportivos continuaron siendo ejercicios nobiliarios formativos
de adiestramiento para la guerra, aunque cada vez más estimulados por el Estado, como
actividades cortesanas de expresión de la renovada hegemonía aristocrática al servicio del
Estado. Tanto Keen como Vale sostienen, en definitiva, que la caballería en los siglos finales
de la edad media mantenía su peso e importancia militar fruto de su adaptación y dinamismo,
reflejo indirecto del dinamismo de una nobleza que, si bien pasaba por evidentes problemas
materiales, seguía participando intensamente en las guerras20.
Porque, de hecho, es precisamente en términos militares y sociales, y no estrictamente
culturales, donde nos interesa llevar el problema de la "decadencia" de la caballería.
Realmente, ¿cómo había evolucionado el rol militar de la misma a lo largo de los siglos XIV y
XV?; ¿conoció un simple proceso de declive y cada vez se mostroó más inadaptada a los
progresos del arte de la guerra y la transformación de los ejércitos? Frente a esta visión, la
historiografía más estrictamente centrada en la historia social de los ejércitos y la guerra ha
confirmado que la caballería bajomedieval, lejos de padecer un unidireccional y lento ocaso,
todavía mantuvo un periodo final de auge comprendido entre finales del siglo XIV y
mediados del XV: periodo en el que una caballería mejor equipada continuaba siendo la
espina dorsal de los ejércitos, integrándose en los mismos de forma más operativa en estrecha
coordinación con las fuerzas de infantería. Desde este punto de vista, si bien es evidente que
hubo un notable cambio respecto a la época considerada como la de su tradicional hegemonía,
tal cambio no puede interpretarse en términos de "decadencia", sino más bien como una
transformación del peso militar de la caballería. Y ello era reflejo de su adaptación a la propia
transformación de la naturaleza de la guerra y a la estructura de los ejércitos. Intentemos,
pues, un replanteamiento del problema, interrogándonos cómo se llegó a esa transformación y
cuáles fueron sus caracteres.
Para muchos historiadores el periodo comprendido entre finales del Doscientos y
comienzos del Trescientos marcaba el punto de inflexión de la época de dominio militar de la
 
20Una completa síntesis de la revisión del problema de ambos autores puede verse en BARBERO, Alessandro,
"Guerra, nobiltà..., cit," p. 175 y ss. Sobre las ideas de Vale remito especialmente a los capítulos 3 al 5
(“Chivalric Display”, “The Thecniques of War” y “The Changing faces of War and Chivalry”) de su obra, War
and Chivalry..., cit, pp. 63-164, cuya importancia fue destacada en las reseñas de su trabajo por parte de GAIER,
Claude –Le Moyen Âge, 90, (1994), pp. 156-157– y HENNEMAN, John B. –American Historical Review, 87,
(1982), pp. 433-434–. Sobre las tesis de Keen véase especialmente las conclusiones y capítulos 11 y 12
(“Espectáculos, torneos y votos solemnes2, "la caballería y la guerra") de su obra, La caballería..., cit, pp. 265-
331, así como su trabajo "Chivalry, Nobility and the Man-at-arms", ALLMAND, Christopher. T. (ed.), War,
Literature and Politics in the Late Middle Ages. Essays in honor of G.W.Coopland, Liverpool, 1976, pp. 32-45,
especialmente pp. 44-45.
23
caballería pesada: los tiempos de su hegemonía en combate iban tocando a su fin. Hasta
entonces y durante más de dos siglos las cargas de choque de la caballería pesada
representaban una de las manifestaciones de la guerra más importantes21, aunque su
predominio táctico nunca había sido ni tan absoluto como tradicionalmente se pretendía ni en
la actuación de la caballería pesada se resumía toda la práctica de la guerra en la plena Edad
Media, tal y como se ha destacado por parte de la historiografía militar más reciente22. De
hecho, en los escenarios militares de los siglos X – XIII, la caballería, sin duda la élite militar,
no sólo jugaba en ocasiones papeles más decisivos combatiendo desmontada, a pie, sino que
para la efectividad de sus cargas necesitaba de la acción combinada con otros combatientes
(esencialmente tiradores, arqueros o ballesteros); de igual forma, la caballería actuaba menos
en unas escasas batallas campales y más en las operaciones que dominaban la realidad de la
guerra, los asedios y las incursiones de desgaste y destrucción23. Ahora bien, aunque el
 
21Sobre el origen y caracteres de la técnica militar de la caballería pesada en torno al siglo XI vid: FLORI, Jean,
"Encore l'usage de la lance.La tecnique du combat chevaleresque vers l'an 1100", Cahiers de Civilisation
Médieval, 31, (1988), pp. 213-240; GAIER, Claude, “A la recherche d’une esgime decisive de la lance
chevaleresque: le `coupe de fautre´ selon Gilesbert de Mons (1168)”; id. Armes et combats dans l’univers
médiéval, Bruselas, 1995, pp. 57-77; CIRLOT, Victoria, "Tecniques guerrières en la Catalogne féodale: le
maneiment de la lance", Cahiers de Civilisation Médieval, 28, (1985), pp. 37-43; SETTIA, Aldo, “Le radici
teconologiche della cavalleria medievale”, Rivista Storica Italiana, 97, (1985), pp. 264-273. Una descripción de
la táctica clásica de las cargas de choque de caballería y las formas de combate de la caballería pesada:
CONTAMINE, Philippe, La guerra en la Edad Media, Barcelona, 1984, p. 287; VERBRUGGEN, J. F., The art
of warfare in western Europe during the middle ages. From eigth century to 1340. Volume 1, Amsterdam, Nueva
York, Oxford, 1979 -ed. orig. 1954-, especialmente pp. 89-96. Un clásico estudio social de una batalla en la que
toma parte la caballería pesada en Georges DUBY, El domingo de Bouvines, 24 de julio de 1214, Madrid, 1988,
sobre todo, pp. 102-161.
22Para un replanteamiento del papel militar de la caballería pesada en la época clásica feudal véanse:
BACHRACH, Bernard S., “On Roman Ramparts, 300- 1300..., cit”, pp. 88-91;GARCIA FITZ, Francisco,
Ejércitos y actividades guerreras..., cit, pp. 30-34; GILLINGHAM, John, “An Age of Expansion c. 1020 –
1204..., cit”, pp. 76-8; MORILLO, Stephen, Warfare under the Anglo-Norman Kings, 1066-1135, Woodbrigde,
1994, pp. 160-162 y del mismo autor “The ‘age of chivalry’ revisited”, KAGAY, Donald – VILLALÓN,
Andrew (ed.), The Circle of War in the Middle Ages. Essays on Medieval Military and Naval History,
Woodbrigde, 1999, pp. 45-58. Una síntesis sobre la evolución y tácticas de la caballería también puede verse en
HALL, Bert S., Weapons and Warfare in Renaissance Europe, Londres, 1997, “The evolution of tactics and the
role of Cavalry”, pp. 10-15.
23GARCIA FITZ, Francisco, Ejércitos y actividades guerreras..., cit,, pp. 32-33; GILLINGHAM, John, “An
Age of Expansion c. 1020 – 1204..., cit”, pp. 78-80. La naturaleza de la guerra medieval hacía de las batallas
campales la excepción ya que las principales operaciones se reducían a los movimientos previos a los asedios, de
desgaste y destrucción (razzias, saqueos), o durante los propios cercos (continuación de razzias, los propios
asaltos y enfrentamientos entre tropas de asediadores con las sitiadas que salen o con otras que llegan y buscan
levantar el asedio). De esta forma muchos caballeros podían participar en la guerra sin haber conocido nunca una
batalla campal, pero habiendo actuado frecuentemente en sitios, luchando desmontados al asalto o incluso en los
propias batallas como fuerzas de infantería pesada desmontada y combatiendo en formaciones cerradas. Sobre
los caracteres de la guerra medieval resaltaría los siguientes estudios y síntesis: CONTAMINE, Philippe, La
guerra en la edad media..., cit, pp. 274-293; GILLINGHAM, John, “Richard I and the Science of War in the
Middle Ages”, “William the Bastard at War”, “War and Chivalry in the ‘History of William the Marshall”, en su
reedición en STRICKLAND, Mathew (ed.), Anglo-Norman Warfare. Studies in Late Anglo-Saxon and Anglo-
Norman Military Organization and Warfare, Woodbrigde, 1992, pp. 194-207, 143-160, 251-263; GARCIA
FITZ, Francisco, Ejército y actividades guerreras..., cit, pp. 43-65. McGLYNN, Sean, “The Myths of Medieval
Warfare”, History Today, 44, (1994), pp. 28-25. Sobre la guerra de asedio en particular: BRADBURY, Jim, The
24
ejercicio de la guerra no se reducía a las cargas ni era un patrimonio exclusivo de los milites sí
estaba dirigido y controlado por ellos. Unos milites en principio (siglos X-XI) sólo como
combatientes a caballo pesadamente armados (loricatus, armatus), pero progresivamente
(siglos XII-XIII) como categoría social reservada a los miembros de la naciente y heterogénea
clase feudal24. En su conjunto en la fase feudal "clásica", entre el 900 y el 1300
aproximadamente, los destinos de las operaciones militares se decidían mayoritariamente por
el grado de presencia y participación de contingentes de caballeros protegidos con cotas de
malla, armados de lanza y espada, y centro de un pequeño equipo de asistentes, entre tres y
cinco scutiferi, armigeri, con sus respectivos caballos25; ellos eran el centro de un ejército que
también necesitaba de la concurrencia de la infantería (peones, arqueros, ballesteros) que les
superaba en número, pero también de especialistas en cercos y asedios: entre todos los
combatientes a pie, pedites, peons, los ballesteros y arqueros comenzaban a ser utilizados a
 
Medieval Siege, Woodbrige, 1992; JONES, Richard, “Fortifications and sieges in western Europe, 800-1450”,
KEEN, Maurice (ed.), Medieval Warfare..., cit, pp. 164-185. Y sobre el peso de la guerra de desgaste en ámbito
peninsular y anglonormando véase: GARCIA FITZ, Francisco, Castilla y León frente al Islam. Estrategias de
expansión y tácticas militares, Sevilla, 1998, pp. 59-170; MORILLO, Stephen, Warfare under the Anglo-
Norman Kings..., cit, pp. 98-102; STRICKLAND, Mathew, War and Chivalry. The Conduct and Perception of
War in England and Normandy, 1066-1217, Cambrigde, 1997, pp. 248-281.
24Porque de hecho, es en ese periodo, como demuestra la interferencia entre el sentido puramente militar y
social del término miles, cuando se asiste a la génesis de la nobleza como clase social mediante la lenta y
conflictiva fusión entre las aristocracias políticas, herederas del sistema social antiguo (tardoromano y
carolingio) y sus clientelas militares de servicio ("castellanos") a cargo de comitivas de guerreros a caballo.
Fusión e interrelación fluida y violenta al principio que tiende a cerrarse a partir de los siglos XII y XIII. La
codificación por parte de la Iglesia, de un esquema ideal de la sociedad, la clásica vertebración social
trifuncional, acabaría consagrando la fusión de la naciente y nueva clase social como bellatores, encargados de
la defensa del resto de órdenes, misión militar de la que se haría derivar su hegemonía. De esta forma el
caballero y el noble, acabaron formando el mismo referente de prestigio social; un prestigio y una ideología
dominante que tenía plasmación material y directa en el auge militar de la caballería como reflejo, precisamente,
de la cristalización efectiva del dominio de la nueva clase social, la aristocracia feudal. Sobre el origen de la
nobleza como clase y su vinculación con la caballería como realidad militar y posteriormente social, entre la
amplia bibliografía a reseñar, no exenta de importantes debates (desde el concreto entre Flori y Barbero por
ejemplo, hasta el debate más amplio y reciente sobre el propio origen del sistema social feudal –Guy Bois, David
Barthélemy, Susan Reynolds etc.-) destacaríamos los siguientes trabajos monográficos y síntesis sobre el tema,
presentadas sin ánimo de prolijidad: BARBERO, Alessandro, L’aristocrazia nella società francese del
medioevo, Bolonia, 1987 y del mismo “Noblesse et chevalerie en France au Moyen Âge, une reflexion”, Le
Moyen Âge, 3-4, (1991), pp. 431-449; BOIS, Guy, La revolución del año mil, Barcelona, 1991, pp. 213-248;
CARDINI, Franco, Alle radici della cavalleria medievale, Florencia, 1981; COSS, Peter, The Knight in
Medieval England, 1000 – 1400, Stroud, 1993, pp. 5-29; DOLSET, Henri, “En el corazón del debate sobre la
feudalidad: las clientelas militares”, Historiar, 4, (2000), pp. 66-83; DUBY, Georges, "Los orígenes de la
caballería..., cit”, y Los tres órdenes o lo imaginario del feudalismo, Barcelona, 1983, especialmente pp. 213-
238; FLORI, Jean, “Chevalerie, noblesse et lutte des clasess au Moyen Âge”, Le Moyen Âge, 94, (1988), pp.
257-279; id., Caballeros y caballería...,cit, pp. 69-90; LAURANSON-ROSAZ, Christian “La ‘Mutación
feudal’: una cuestión controvertida”, Historiar, 4 (2000), pp. 12-31; PASTOR Reyna et alii, "Baja nobleza:
aproximación a la historiografía europea…cit”; POLY, Jean Piere - BOURNAZEL, Éric, El cambio feudal..., cit,
pp. 3-126; QUINTANILLA RASO, Mª Concepción, Nobleza y caballería en la Edad Media, Madrid, 1996, pp.
27-56; STRICKLAND, Mathew, War and Chivalry. The Conduct and Perception of War..., cit, pp. 1-30.
25BARTLETT, Robert J. "Tecnique militaire et pouvoir politique, 900-1300", Annales, Economies. Societés.
Civilisations, 5, (1986), pp. 1135-1159, especialmente, pp. 1.135-1.137; y CONTAMINE, Philippe La guerra...,
cit, pp. 86-89; VERBRUGGEN, J. F., The art of warfare in western Europe..., cit, pp. 21-28.
25
mayor escala amenazando la invulnerabilidad del guerrero a caballo pesadamente armado26.
En ese periodo los caballeros aparecían representados por comitivas armadas, bien vasallos
infeudados, bien miembros de la casa o familia señorial o bien mercenarios27, al servicio de
señores feudales que controlan castillos, que serían quienes dirigirían y protagonizarían la
expansión de las fronteras del sistema feudal hacia el este (tierras escandinavas y eslavas)
hacia el norte (tierras célticas galesas, escocesas e irlandesas) y hacia el sur (zonas
musulmanas de las penínsulas ibérica e italiana)28.
En el tránsito al Trescientos y, sobre todo, en el devenir de toda esa centuria, fue
cuando la participación y preponderancia bélica de la caballería comenzó a verse amenazada.
De hecho, en el siglo XIV, una guerra que se había hecho más recurrente –respondiendo a la
realidad de un múltiple sistema de pequeños Estados feudales en continua competencia y
expansión– y por ello de mayor intensidad y complejidad –cada vez más campañas de
conquista territorial-, facilitó la promoción cuantitativa y cualitativa de otros combatientes
–desde la infantería tradicional de ballesteros hasta caballería ligera, arqueros y contingentes
de tropas ligeras a pie, éstos últimos característicos en conflictos de frontera– que respondían
mejor a las nuevas necesidades, que habían tenido un relieve menor, aunque no marginal, en
épocas anteriores, y que ahora eran crecientemente integrados en unos ejércitos de mayores
dimensiones y cada vez más de naturaleza contractual, movilizados por reclutamiento a sueldo
ante la propia expansión de los medios materiales, administrativos y financieros de los
Estados29 .
 
26Sobre la incidencia táctica y técnica de la ballesta en su fase inicial de difusión vid. GAIER, Claude, "Quand
l'arbaletè était une nouveauté. Réflexions sur son rôle militaire du Xe au XIIIe siècle", Le Moyen Âge, 99, (1993),
pp. 201-229. En general, sobre al respectivo peso de la caballería e infantería en la plena edad media: entre los
siglos X-XIII, la caballería, como élite militar y social, aunque necesitaba de la concurrencia y coordinación con
otros combatientes mayores en número, estaba mejor organizada y cohesionada que las tropas de infantería; de
forma que se ha llegado a afirmar que ese periodo no era tanto el del predominio de la caballería como el del
declive de la infantería que hundía sus raíces en las estructuras sociales y políticas, en la debilidad de los poderes
estatales y del mundo urbano y en el protagonismo de la aristocracia: MORILLO, Stephen, Warfare under the
Anglo-Norman Kings..., cit, pp. 160-162; “The ‘age of chivalry’ revisited..., cit”.
27Sobre la génesis del reclutamiento asoldado y la importancia de la casa y clientela feudal en las comitivas
armadas remito más adelante respectivamente a los capítulos II y III.
28R. Bartlett ("Tecnique militaire et pouvoir politique..., cit,”) sintetiza los caracteres de la superioridad de la
tecnología militar de Europa occidental (analizando el Norte de Francia, Inglaterra y Alemania) entre el siglo X
y XIII, en la persistencia de un rol central de la caballeria pesada (aunque quizá se deja llevar por el tópico de la
superioridad absoluta de la misma), el crecimiento de la potencia de tiro con la creciente utilización de
ballesteros y arqueros, y la multiplicación de castillos de piedra pequeños y de gran altura con una
correspondiente mejora en las técnicas de asedio. Su análisis de los caracteres y expansión de la misma y sus
consecuencias políticas sobre áreas eslavas, escandinavas y célticas (con una inferioridad militar de combatientes
a pie con arcos, hacha, lanza y espada, y de caballería ligera) puede, de hecho, ser ampliado a la Europa
mediterránea en su expansión sobre áreas musulmanas.
29En gran medida el conjunto de esas transformaciones (mayor escala y complejidad de la guerra, creciente uso
de caballería ligera, arqueros y ballesteros, contratación a sueldo y crecimiento de los Estados) que desplazaban
26
De esta forma, la caballería pesada tradicional comenzaba a ver reducido su papel y
peso en relación a nuevos contingentes utilizados por parte de los ejércitos de los estados
feudales. Por un lado las heterogéneas fuerzas de infantería: los clásicos infantes urbanos y
populares, ballesteros, lanceros y arqueros30; pero también grupos de combatientes a pie,
aventureros mercenarios originarios algunos de áreas fronterizas (routiers, cottereau,
almogàvers)31. Pero, por otro lado, tropas a caballo alternativas equipadas más ligeramente y
de mayor movilidad y rapidez; una caballería ligera nacida en parte por el aumento de los
costes del equipo del caballero pesado y la creciente participación plebeya en el combate a
caballo (por ejemplo, la proliferación entre los siglos XII y XIII, de sirvientes a caballo,
combatientes montados de equipo ligero como los sergents a cheval franceses)32, y en parte
por la asimilación de formas militares de fuera de las fronteras del sistema feudal (desde los
hobelars ingleses en sus guerras galesas y escocesas hasta los jinetes castellanos y cavalls
alforrats catalano-aragoneses, en sus enfrentamientos con el mundo musulmán)33. La
caballería pesada clásica se veía obligada, en suma, a convivir cada vez más en los ejércitos
con unos nuevos contingentes que táctica y cuantitativamente rompían su hegemonía y que de
hecho, podríamos interpretar su mayor presencia no sólo en términos de operatividad y mejor
adaptación a la guerra, sino también para algunos de ellos como un efecto indirecto de la
 
el papel dominante tradicional de la caballería pesada podría decirse estaban ya presentes desde el siglo XIII e
incluso antes, a fines del XII, aunque habían ido desarrollándose a diferente ritmo en diversos territorios
europeos de frontera, como ahora expondremos. Sobre la génesis del reclutamiento asoldado, uno de los cambios
más notables, remito al próximo capítulo.
30Para los casos de Flandes, Italia del norte y la Península Ibérica en el Doscientos véanse, respectivamente:
GAIER, Claude, “Análisis of military forces in the principality of Liège and the county of Looz from the
Twelfth to the fifteenth century”, Studies in Medieval and Renaissance History, 2, (1965), pp. 205-261; SETTIA,
Aldo, Comuni in guerra. Armi ed eserciti nell'Italia delle cità, Bologna, 1994, especialmente, pp. 95-106 y 140-
143, y POWERS, James F,, “Townsmen and soldiers. Tne interactions of urban and military organization in the
Militias of medieval Castile”, Speculum, 46, (1971), pp. 641-655; id. A society organized for war. The iberian
municipal militias in the Central Middle Ages, 1000-1284, Berkley-Los Ángeles-Londres, 1988, pp. 112-161, y
del mismo autor, "Dos reyes guerreros y sus milicias municipales. El ciudadano-soldado en la ley y en la vida",
BURNS, Robert. I, Los mundos de Alfonso el sabio y Jaime el Conquistador. Razón y fuerza en la edad media,
Valencia, 1990, pp. 123-158. La promoción de la infantería hallevado incluso a utilizar el término de una
“Infantry Revolution” en el XIV: ROGERS, Cliford, “The Military Revolutions of the Hundred Years War”,
Journal of Military History, 57, (1993), pp. 241-278, sobre todo, pp. 247-257; id. “The Age of the Hundred
Years War”, KEEN, Maurice (ed.), Medieval Warfare..., cit, pp. 136-160, spbre todo, pp. 142-144.
31CONTAMINE, Philippe, La guerra..., cit, pp. 92-93 y 163 y del mismo autor Histoire militaire de la France.
1. Des origines a 1714, París, 1992, pp. 91-92; DUBY, Georges, El domingo de Bouvines..., cit, pp. 105-109.
Sobre los almogávares en concreto véase la clásica obra (aunque divulgativa) SOLDEVILA, Ferran, Els
almogàvers, Barcelona, 1967, y sobre todo FERRER MALLOL, Mª Teresa, Organització i defensa d'un territori
fronterer. La governació d'Oriola en el segle XIV, Barcelona, 1990, especialmente capítulo 7, pp. 237-284.
32CONTAMINE, Philippe (dir.), Histoire militaire..., cit, pp. 89-91 .
33.CONTAMINE, Philippe, La guerra..., cit, pp. 90 y 164-165; ALLMAND, Christopher, La guerra de los Cien
Años. Inglaterra y Francia en guerra, c. 1300– c. 1450, Barcelona, 1990, pp. 92-93.
27
expansión del sistema feudal por el conjunto de los territorios europeos fusionando y
agregando formas militares originarias de sociedades no feudales34.
Sin embargo, aunque era evidente que las transformaciones militares que anunciaban
en el Trescientos suponían profundo cambio respecto al peso de la caballería –como
atestiguaban algunas victorias de formaciones cerradas de infantes contra caballería pesada
como la de las milicias flamencas Courtrai (1302), los schiltrom escoceses en Bannockburn
(1314) o los suizos en Morgaten (1315)–, el papel militar de la misma estaba muy lejos de
haber comenzado a eclipsarse. De hecho, no hubo realmente una “decadencia militar” de la
caballería ya que su dominio nunca había sido completo. Lo que comenzaba era un complejo
proceso de readaptación de la caballería a las transformaciones de las estructuras militares y
sociales (aumento de los ejércitos y de su composición, desarrollo del reclutamiento asoldado,
nacimiento de la fiscalidad y crecimiento del poder estatal)35: una adaptación que
intensificaba las dimensiones de su polivalencia táctica, ya apuntada entre los siglos XI y XIII
(combate a pie, integración con tiradores, etc.)
De esta forma, la caballería del siglo XIV mantuvo su importancia desde el punto de
vista social, ya que continuaba siendo la manifestación bélica por excelencia de una nobleza
cada vez más volcada a la guerra, en su dirección y conducción. Pero también desde el punto
de vista táctico al adaptarse mejor a la composición más heterogénea de los ejércitos. La
caballería, lejos de iniciar un ineludible declive, comenzó a ser reintegrada en los ejércitos de
una forma más operativa en estrecha coordinación e interrelación con las fuerzas de
infantería, acentuando así su papel como combatientes tanto a caballo como a pie. Una
transformación que había comenzado, precisamente, en guerras en la frontera del sistema
feudal36: de forma esporádica, en su origen (siglo XII) en las Cruzadas37; posteriormente en
 
34En este sentido damos la vuelta a la argumentación principal de R. Bartlett sobre una progresiva asimilación
de la tecnología militar feudal (caballería pesada, ballestería y castillos) por parte de las sociedades no feudales
(escandinavas, bálticas, galesas, escocesas) a través de su conquista y la progresiva imitación de las mismas por
parte de éstas logrando transformar sus estructuras políticas hacia formas feudales ("Tecnique militar…cit, p.
1144). Si estas sociedades incorporadas a la Europa feudal asimilan esas técnicas, la sociedad feudal en
expansión también integra formas militares nuevas y no sólo en la Europa noroccidental, centro de estudio del
trabajo de Barlett, como demuestra la integración de arqueros y piqueros célticos -galeses y escoceses- en los
ejércitos ingleses, sino también en la Europa mediterránea, con la utilización en los ejércitos castellanos y
catalano-aragoneses de formas de caballería ligera de origen musulmán, jinetes y cavalls alforrats, o de formas
de combate de frontera de una infantería ligera y muy móvil, como los almogávares. Sobre la caballería popular,
la caballería villana en el marco peninsular volveremos en el próximo capítulo.
35Al respecto remito al próximo capítulo.
36VERBRUGGEN, J. F., The art of warfare..., cit, especialmente "the knigths fihgthing on foot", pp. 96-97.
37CONTAMINE, Philippe, La guerra..., cit, p. 288; FRANCE, John, Victory in the East..., cit, p. 43 y ss;
SMAIL, R.C., Crusading Warfare (1097-1193), Cambridge, 1956.
28
las guerras inglesas contra Escocia de finales del Doscientos38; y ya a lo largo del siglo XIV
irradiándose progresivamente, y cada vez a mayor escala, por diferentes escenarios europeos
a través de la guerra de los Cien Años y sus diferentes derivaciones (por la intervención de
compañías mercenarias) en las penínsulas ibérica e italiana39.
La plena integración coordinada de hombres de armas e infantería de tiradores era, de
hecho, una de las innovaciones tácticas más relevantes del Trescientos, una nueva "arma" que
revalorizaba el papel de la caballería de forma muy notable: los ejércitos ingleses, verdaderos
pioneros en la innovación, demostraron en victorias continentales como Crecy en 1345,
Poitiers en 1354, o Azincourt en 1415, la creciente operatividad de formaciones coordinadas
de tiradores (esencialmente arqueros, que en gran parte acudían al combate montados a
caballo) con hombres de armas desmontados. Con esa innovación, la caballería pesada
mantenía vigente su importancia, coordinada con la infantería y estimulando su polivalencia
en combate40: los hombres de armas acudían a los frentes a caballo pero, en función de las
operaciones bélicas a desarrollar, tanto podían combatir montados, manteniendo las cargas de
choque, como desmontados en formaciones compactas usando la lanza a modo de pica o
esgrimiendo la espada en ataques frontales. Esa mejor coordinación y fusión entre caballería e
infantería unida al desarrollo del reclutamiento asoldado a lo largo del XIV ha llevado a
algunos autores a situar esos cambios en el origen de la revolución militar en la edad moderna
e incluso a postular la existencia de una revolución militar medieval41. Pero en general
 
38ALLMAND, Christopher, La guerra de los Cien Años..., cit,, p. 91; y del mismo autor, “New Weapons, New
Tactics”, en PARKER, Geofrey (ed.), The Cambrigde Illustrate History of Warfare..., cit, pp. 92-105, sobre todo
pp. 92-93; HALL, Bert S., Weapons and Warfare..., cit, pp. 23-28, “Intregating Cavalry and Longbow tactics”.
39FOWLER, Kenneth, “L’emploi des mercenaires par les pouvoirs iberiques et l’intervencion militaire angalise
en Espagne (vers 1361 – vers 1379), RUCQUOI, Adeline (ed.), Realidad e imágenes del poder. España a finales
de la Edad Media, Valladolid, 1988, pp. 23-56; FOWLER, Kenneth, “Sir John Hawkwood and the English
condottieri in Trecento Italy”, Rensaissance Studies, 12 (1998), pp. 131-148; id. “Condotte et condottieri.
Mercenaires anglais au service de Florence au XIVe siècle”, en PAVIOT, Jacques – VERGER, Jacques (comp..),
Guerre, pouvoir et noblesse au Moyen Âge. Mélanges en l’honneur de Philippe Contamine, Paris, 2000, pp. 283-
290; FOWLER, Kenneth, Medieval Mercenaries. Vol. I. The Great Companies, Oxford, 2000; DE BENITO,
Miguel Ángel, “Las tropas extranjeras y su participación en los ejércitos castellanos durante la baja edad media”,
Revista de Historia Militar, 75, (1993), pp. 47-76. La circulación de experiencias militares ocurrida a lo largo del
Trescientos y el profundo conocimiento de las diversas tácticas de combate dejó su huella en la obra de Francesc
Eiximenis. En sus capítulos dedicados a la guerra de su obra el Dotzè del Crestià –finalizada hacia 1387 y que
envió a Alfons

Otros materiales