Logo Studenta

Recuperação de Adictos Sexuais

¡Este material tiene más páginas!

Vista previa del material en texto

SEXO ADICTOS ANÓNIMOS 
 
SEXO ADICTOS ANÓNIMOS 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
SAA 
 
DE LA VERGÜENZA A LA GRACIA 
 
 
 
 
 
 
 
 
AUTORIZADO POR EL COMITÉ DE LITERATURA 
 
AGOSTO 2004 
 
© International Service Organization of SAA, Inc., 2005 
Se prohíbe la reproducción de cualquier parte de este trabajo 
por cualquier medio sin el permiso por escrito de 
International Service Organization of SAA, Inc. 
 
 
 
 
Derechos reservados 
 
 
 
 
Primera impresión, mayo 2005 
 Segunda impresión, junio 2005 
Tercera impresión, octubre 2005 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
SEX ADDICTS ANONYMOUS es una marca registrada® 
De International Service Organization of SAA, Inc. 
 
 
ISO, P.O. Box 
70949, Houston, Texas 77270 
800-477-8191 
 
 
Página web: http://saa-recovery.org 
Correo electrónico: info@saa-recovery.org 
 
 
 
ISBN 0-9768313-1-7 
 
 
Impreso en los Estados Unidos de América 
v 
ÍNDICE 
Capítulo 
 
Página 
Introducción 
 
1 
Capítulo Uno: Nuestra adicción 
 
3 
Capítulo Dos: Nuestra confraternidad 
 Juntas 10 
 Patrocinio 13 
 Definir la Abstinencia 
 
14 
Capítulo Tres: Nuestro programa 
 Los Doce Pasos de SAA 20 
 Primer Paso 22 
 Segundo Paso 25 
 Tercer Paso 28 
 Cuarto Paso 31 
 Quinto Paso 36 
 Sexto Paso 40 
 Séptimo Paso 43 
 Octavo Paso 45 
 Noveno Paso 48 
 Décimo Paso 52 
 Décimoprimer Paso 55 
 Décimosegundo Paso 
 
58 
Capítulo Cuatro: Nuestra vida en recuperación 
 Herramientas para la recuperación 62 
 Abstención y recaídas 66 
 Una sexualidad más sana 69 
 Ayuda externa 
 
73 
Capítulo Cinco: Nuestro propósito 
 Servicio 75 
 Las Doce Tradiciones de SAA 
 
77 
Conclusión: Siga regresando 
 
97 
Historias Personales 
 1. No quería estar solo 100 
 2. Una llamada telefónica salvó su vida 112 
 3. Integrándose 119 
 4. Tomar una decisión 123 
 5. Sus sueños se hacen realidad 127 
 6. Una nueva forma de vida 130 
 
 
 
 
vi 
 7. Sin necesidad de comprenderlo 134 
 8. Ser monja y adicta sexual 137 
 9. Libre en prisión 141 
 10. Anoréxico sexual 143 
 11. Aun creciendo espiritualmente 147 
 12. Consecuencias trágicas, grandes recompensas 152 
 13. Esto es lo que funciona 156 
 14. Reparar el daño en vida 159 
 15. Choque de dos mundos 165 
 16. Otra puerta se abre 172 
 17. Fin al aislamiento 178 
 18. Muchos obstáculos que salvar 180 
 19. Una fuente superior 186 
 20. Entregarse dos veces 192 
 21. Fuera de los estacionamientos 196 
 22 Mantenerse en el camino 203 
 23. Crecer 206 
 24. Un nuevo pasado 211 
 25. De la locura a la serenidad 213 
 26. La abstinencia es la base 223 
 27. Sacerdote sin control 226 
 28. Llevar a cabo el programa 229 
 29. Un nuevo viaje 234 
 30. Tiempo para crecer 238 
 31. Romper el silencio 242 
 32. La paz de la recuperación 247 
 33. Vocación en la vida 253 
 34. Ahora ella tiene una esperanza 261 
 35. El camino a la reconciliación 264 
 36. Avance nervioso importante 269 
 37. Auto-aceptación 273 
 38. Por la gracia de Dios 281 
 39. Una de las personas elegidas 284 
 40. Se revelarán mayores detalles 290 
 41. Funciona si nosotros lo llevamos a cabo 293 
 42. El don de la sobriedad 298 
 43. La clave para sanar 302 
 44. Amor firme 305 
 45. Sueños reestablecidos 313 
 46. Los pasos a la libertad 317 
 
 
1 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
INTRODUCCIÓN 
 
 
 
 
Somos adictos sexuales. Nuestra adicción por poco destruyó nuestras vidas, 
pero encontramos la libertad a través del programa de recuperación de Sexo 
Adictos Anónimos. En la confraternidad de SAA descubrimos que no estamos 
solos y que juntarnos con regularidad para compartir experiencia, fortaleza, y 
esperanza nos da la opción de vivir una vida nueva. 
 Nuestra conducta sexual adictiva causaba dolor – a nosotros mismos, a 
nuestros amigos y a nuestros seres queridos. Nuestras vidas estaban fuera de 
control. Tal vez queríamos dejar nuestra conducta adictiva, haciendo promesas 
y varios intentos para detenernos; sin embargo, en repetidas ocasiones no lo 
pudimos hacer. Para cada uno de nosotros, llegó un momento de crisis. Cuando 
al fin solicitamos ayuda, encontramos la recuperación mediante el programa de 
SAA. 
 Nos dimos cuenta, por nuestra propia experiencia dolorosa, de que no 
somos capaces de lograr la recuperación de la adicción sexual por nuestro 
propio esfuerzo. Nuestro programa está basado en la creencia, confirmada por 
nuestra experiencia, que un Poder mayor a nosotros mismos puede lograr para 
nosotros lo que no pudimos hacer solos. Al entregar nuestra adicción a un 
Poder Superior, recibimos el don de la recuperación, un día a la vez. 
 Sexo Adictos Anónimos es un programa espiritual basado en los 
principios y tradiciones de Alcohólicos Anónimos. Aunque no estamos 
afiliados a AA o cualquier otra organización, estamos profundamente 
agradecidos con AA por hacer posible nuestra recuperación. 
 Nuestro propósito primordial es detener nuestra conducta sexual adictiva 
y ayudar a otros a recuperarse de su adicción sexual. Encontramos una nueva 
forma de vivir a través del programa de SAA y llevamos nuestro mensaje a 
otros que buscan la recuperación. La membresía está abierta a todos aquellos 
que deseen detener su conducta sexual adictiva. No hay ningún otro requisito. 
Nuestra confraternidad está abierta a mujeres y hombres, sin importar su edad, 
raza, religión, origen étnico, estado civil u ocupación. Aceptamos a miembros
SEXO ADICTOS ANÓNIMOS 
2 
de cualquier identidad u orientación sexual, ya sean homosexuales, lesbianas, 
heterosexuales, bisexuales o de trans-género. 
 En nuestros grupos, se encuentra una sabiduría colectiva que ha crecido 
y se ha acumulado a través de los años. Aprendemos muchas soluciones nuevas 
a viejos problemas. Los Doce Pasos, un programa espiritual de recuperación, 
son el eje central a las soluciones. Seguir estos pasos lleva a la libertad de las 
conductas sexuales adictivas y a sanar paulatinamente nuestras mentes, cuerpos, 
espíritus, relaciones y sexualidad. 
 La desesperación nos reunió. Encontramos los unos en los otros lo que 
no podíamos encontrar en ninguna otra parte: alguien que conociera cuán 
profundo era nuestro dolor. Juntos encontramos la esperanza y la protección de 
un Poder Superior bondadoso. Nuestro compromiso es ayudar a otros a 
recuperarse de su adicción sexual, tal como a nosotros nos ayudaron. Este libro 
contiene nuestras historias y nuestra sabiduría. Está dedicado a todos los 
adictos sexuales, dondequiera que se encuentren. 
 
3 
 
 
 
 
 
 
 
 
CAPÍTULO UNO 
 
 
 
 
NUESTRA ADICCIÓN 
 
 
 
 
Antes de venir a Sexo Adictos Anónimos, muchos de nosotros no sabíamos que 
nuestro problema tenía un nombre. Lo único que sabíamos era que no 
podíamos controlar nuestra conducta sexual. Para nosotros, las relaciones 
sexuales eran una forma de vida absorbente. Aunque los detalles de nuestras 
historias eran diferentes, nuestro problema era el mismo. Éramos adictos a las 
conductas sexuales a las cuales regresábamos una y otra vez, a pesar de las 
consecuencias. 
 La adicción sexual es una enfermedad que afecta la mente, el cuerpo y el 
espíritu. Es progresiva, y la conducta y sus consecuencias generalmente son 
más serias conforme pasa el tiempo. Se presenta como una compulsión, la cual 
es un deseo más fuerte de lo que puede resistir nuestra voluntad, y como una 
obsesión, la cual es una preocupación mental con conductas y fantasías 
sexuales. En SAA, llamamos a nuestra conducta sexual adictiva la actuación o 
actuar. 
 La actuación alteraba nuestros sentimientos y conciencia, y este estado 
alterado nos parecía muy deseable. La obsesión y los rituales que llevaban al 
acto sexual en sí eran parte dela “sensación de satisfacción.” Constantemente 
buscábamos esta sensación de satisfacción, prefiriéndola sobre muchas otras 
actividades y sintiendo nuestras compulsiones con mayor fuerza que nuestras 
necesidades básicas de comer, beber, dormir o estar a salvo. Estos deseos 
compulsivos eran irresistibles, constantes e insaciables. Eran como alarmas que 
se activaban en nuestras mentes y hacían que fuera difícil concentrarse en algo 
distinto. Cuando queríamos actuar, no se acababa el impulso. Ni nos sentíamos 
satisfechos cuando lográbamos nuestro “remedio.” En lugar de eso, entre 
mayor era la actuación sexual, mayores deseos teníamos de actuar. Perdimos 
más y más de nuestras vidas a nuestra adicción, lo cual nos costaba tiempo, 
dinero, relaciones, nuestra salud, trabajo y hasta nuestra libertad. Las 
consecuencias de nuestra adicción no nos hacían detenernos ni limitaban nuestra 
SEXO ADICTOS ANÓNIMOS 
4 
actuación. Entre más tratábamos de controlar nuestra conducta, más se 
deterioraba. Éramos incapaces de detenernos por nosotros mismos y las 
súplicas o amenazas de las personas en nuestro derredor no nos ayudaron a 
dejarlo tampoco. 
 Actuábamos de muchas formas distintas. En algunas ocasiones 
teníamos problemas con una conducta no deseada; en otras con muchas de ellas. 
Luchamos contra la promiscuidad; las relaciones sexuales anónimas; la 
masturbación compulsiva; las relaciones destructivas; las obsesiones 
románticas; el uso compulsivo de la pornografía, incluyendo la del Internet; el 
sexo cibernético; las infidelidades; tener fantasías compulsivas; temor excesivo 
de las relaciones sexuales o evitarlas; la prostitución o el uso de prostitutas; 
vestir como el género opuesto de forma compulsiva; las relaciones sexuales por 
teléfono; voyeurismo; exhibicionismo; tener relaciones sexuales en lugares 
públicos; tocamientos inapropiados; asalto sexual o tocamientos; bestialidad; u 
otras conductas que representaban un riesgo para nosotros mismos – físico, 
legal, emocional o espiritual – y peligro para otras personas. Éstos son 
solamente algunos ejemplos de la actuación; existen muchos más. Lo que 
tienen en común todas estas conductas para nosotros los adictos sexuales es que 
las practicábamos de una forma compulsiva, nuestra voluntad no era suficiente 
ante ellas y tenían un efecto negativo y doloroso. No importaba si otras 
personas parecían poder tener estas conductas sin ningún efecto adverso. 
Nosotros no podíamos tenerlas sin consecuencias. 
 A través del tiempo nos hemos dado cuenta de ciertas características de 
nuestras vidas como adictos sexuales. Aunque ninguno de nosotros encaja 
perfectamente en el perfil, todos podemos identificarnos con algunos de los 
siguientes rasgos. Escogíamos las relaciones sexuales y la obsesión romántica 
por sobre aquellas cosas que más atesoramos – incluyendo los amigos, la 
familia y el desempeño profesional. Nuestras mentes se llenaban de 
pensamientos sexuales, fantasías románticas y planes para seducir, y 
distorsionaban nuestro pensamiento. Las relaciones sexuales se convirtieron en 
la forma de escapar de nuestros sentimientos y responsabilidades. Repetíamos 
nuestras conductas sexuales aunque sabíamos que nos causarían daño a nosotros 
mismos y a otras personas. Intentamos detener la conducta, pero no 
funcionaron nuestros intentos. Una gran parte de nuestro tiempo se nos iba en 
ser sexuales o en manejar las crisis y los problemas que surgían debido a nuestra 
conducta sexual. Violábamos nuestros propios valores, y las relaciones 
sexuales se convertían en el principal indicador de lo que era importante. 
Nuestras decisiones sexuales nos generaban miedo y desesperación. Nuestras 
vidas se llenaban de engaños para poder ocultar nuestra conducta. Nos 
quedábamos aislados y solos. Nos sentíamos con un vacío espiritual. 
 En nuestra adicción, perdíamos el control de nuestra conducta; la 
enfermedad tenía vida e intereses propios. Esto es una verdad difícil de aceptar. 
Podemos pensar que solamente actuábamos cuando así lo deseábamos. Pero si 
examinamos de cerca nuestra experiencia, podemos ver que no podíamos 
mantener un control sobre nuestra conducta. Por ejemplo, muchos de nosotros 
pensábamos que podíamos actuar por un rato y después regresar a nuestras 
NUESTRA ADICCIÓN 
5 
vidas. Podíamos participar en una de nuestras conductas favoritas, como 
navegar en Internet, sólo para encontrar que no nos deteníamos cuando 
habíamos dicho que lo haríamos. En ocasiones no nos deteníamos hasta que 
fuera completamente necesario. 
 Cuando nos encontrábamos activos en nuestra adicción, era difícil 
detener nuestra preocupación con las relaciones sexuales. Se inmiscuía en 
nuestros pensamientos, especialmente cuando nos encontrábamos bajo presión. 
Esto incluía tener fantasías sobre las relaciones sexuales, pensar acerca de 
actuaciones sexuales pasadas y hacer planes para volver a actuar. La obsesión 
sexual tenía consecuencias propias. Cuando nos encontrábamos preocupados 
con las relaciones sexuales era difícil concentrarnos en algo más. Usábamos las 
fantasías sexuales para lidiar con emociones y situaciones que no queríamos 
enfrentar. Entre más hacíamos esto, mayor crecía nuestra obsesión sexual. En 
poco tiempo muchos de nosotros pensábamos o teníamos fantasías durante todo 
el día acerca de las relaciones sexuales. Nuestras fantasías se volvían más 
compulsivas y más excepcionales. Si hacíamos realidad nuestras fantasías con 
la esperanza de que estuviéramos satisfechos, descubrimos que estábamos 
sedientos de más. Entre más tiempo permanecíamos en este mundo de fantasía, 
más perdíamos el contacto con la realidad. Nuestra obsesión sexual a menudo 
nos llevó a creer que otras personas estaban obsesionadas igual que nosotros. 
Como resultado de esta creencia, algunos de nosotros hacíamos sugerencias, 
chistes o comentarios sexualmente inapropiados. No es que las fantasías 
sexuales sean necesariamente malsanas en sí. Nuestro problema era que nos 
perdíamos a nosotros mismos en estas fantasías compulsivas, alejándonos cada 
vez más de los demás y de la realidad. 
 Intentábamos establecer límites en nuestras conductas, pero con el 
tiempo violábamos esos límites. Algunos de nosotros decidíamos que 
participaríamos en ciertas conductas, pero no haríamos otras cosas que fueran 
peligrosas, causaran daño a otros o fueran ilegales. Actuábamos en formas 
supuestamente “sin riesgo,” y sólo teníamos fantasías acerca de actuar en las 
formas prohibidas. De pronto, un día, cruzábamos esos límites. Pagábamos por 
tener relaciones sexuales cuando pensamos que nunca lo haríamos. Tomábamos 
riesgos reuniéndonos con extraños para tener relaciones sexuales. O 
violábamos los límites sexuales de otros. Pudimos habernos prometido a 
nosotros mismos que no haríamos estas cosas por segunda ocasión, y sin 
embargo, lo hicimos. Poco tiempo después, lo hacíamos de forma repetida, 
esperando poder detenernos, pero al mismo tiempo pidiendo que no nos 
descubrieran. 
 Intentamos detener nuestras conductas, dejar por completo algunas o 
todas de ellas. Jurábamos nunca volver a la actuación, para después regresar a 
nuestra adicción en pocos días, horas, incluso minutos. Tirábamos toda nuestra 
pornografía y artículos pornográficos, sólo para sacarlos de la basura o comprar 
más. Nos prometíamos a nosotros mismos, y a menudo a nuestros seres 
queridos, que no repetiríamos nuestras conductas. En ocasiones cumplíamos 
nuestras promesas por varias semanas, meses o años. Pero con el tiempo 
volvíamos a la actuación. 
SEXO ADICTOS ANÓNIMOS 
 
6 
 
 Tal vez creímos que, dados el tiempo u otras circunstancias, dejaríamos 
la actuación. Pudimos haber pensado que nos detendríamos cuando nos 
casáramos o tuviéramos una relación seria. Y para algunos de nosotros eso fue 
cierto – pero sólo por un tiempo. Creíamos que si tan sólo pudiéramos cambiar 
nuestra situación, la conducta desaparecería.Pensábamos que tan pronto 
termináramos la escuela, el entrenamiento o pasáramos por un período difícil, 
podríamos tener nuestro problema bajo control. Sin embargo, con frecuencia 
nos encontrábamos en la actuación después de pasar por una crisis. 
 Muchos de nosotros vivíamos una doble vida. Es posible que nos 
hubiéramos sentido horrorizados por nuestra conducta de actuación. Pero 
cuando estábamos en nuestra adicción, entrábamos en una especie de trance. Lo 
que normalmente considerábamos inmoral o vergonzoso se convertía en algo 
sexualmente excitante. Frecuentábamos lugares a donde normalmente no 
asistiríamos, pasábamos tiempo con personas a las que normalmente no 
frecuentaríamos y hacíamos cosas que no quisiéramos contar a nadie. 
 Para ocultar nuestra actuación, mentíamos a nuestras familias, amigos y 
compañeros de trabajo. También intentamos ocultar nuestra adicción de 
nosotros mismos – esforzándonos en el trabajo, siendo perfeccionistas o tal vez 
siendo muy religiosos. Aun así, con toda la auto-disciplina de la cual hacíamos 
acopio, no pasaba mucho tiempo antes de que nos sintiéramos obligados a 
actuar otra vez. 
 La adicción sexual nublaba nuestro juicio. En nuestra obsesión, 
actuábamos como si fuéramos invisibles, inmortales e invencibles. Por ejemplo, 
tal vez creíamos que podíamos espiar a alguien o exhibirnos ante otros o ir a 
tiendas de artículos sexuales sin que nos viera alguien. Tal vez creíamos que 
podíamos tener relaciones sexuales con extraños sin usar protección y que no 
correríamos el riesgo de contraer enfermedades o caer en la violencia. Tal vez 
creíamos que podíamos tener relaciones sexuales cibernéticas sin que alguien se 
enterara o sin perjudicar nuestras relaciones íntimas. Tal vez creíamos que 
podíamos mentirle a nuestras parejas, a nuestros jefes, o a nuestros amigos sin 
que hubiera alguna consecuencia. Cuando nos atrapaban, o cuando 
intentábamos explicar lo que estábamos haciendo, no podíamos inventar 
razones creíbles para explicar nuestra conducta. Nuestra conducta no tenía 
sentido, aun para nosotros mismos, hasta que comprendimos que éramos adictos 
sexuales. 
 Para algunos de nosotros, el evitar compulsivamente las relaciones 
sexuales y la intimidad se convertía en un patrón destructivo, que dominaba 
nuestros pensamientos y acciones. Tal vez siempre nos habíamos sentido 
incapaces o no estábamos dispuestos a ser sexuales. O tal vez hubiéramos 
tenido períodos en los cuales nos sentíamos “sin deseos,” alternando con otros 
períodos en los cuales había una actuación sexual. Nos dimos cuenta de que 
ambos extremos representan los síntomas de la misma enfermedad. Ya sea que 
estuviéramos actuando o no siendo sexuales en lo absoluto, nuestra adicción 
requería que no estuviéramos disponibles emocionalmente. 
 
SEXO ADICTOS ANÓNIMOS 
 
7 
 Ser un adicto sexual se sentía como estar atrapado en un sinfín de 
contradicciones. Buscábamos amor y romance, pero al encontrarlo, le temíamos 
y huíamos de la intimidad. Descuidábamos o incluso evitábamos las relaciones 
sexuales con aquellos que nos amaban, prefiriendo las nuevas conquistas, lo 
desconocido y lo solitario. Algunos de nosotros tuvimos períodos en los que las 
relaciones sexuales y las relaciones emocionales eran intolerables y evitábamos 
el contacto con otros, para pasar después a un período en el cual ninguna 
cantidad de relaciones sexuales era suficiente. Entre más relaciones sexuales 
teníamos, menos satisfechos nos sentíamos, y más parecía aumentar nuestro 
deseo. Entre más intentábamos detener o moderar nuestra conducta, más se 
agravaba. Algunos de nosotros nos mantuvimos leales a aquellos que nos 
lastimaban, abandonando a aquellos que nos habían demostrado su cariño. O 
nos concentrábamos en conductas que tal vez nunca nos agradaron o que 
violaban nuestros valores. Buscamos consuelo y seguridad a través de 
conductas peligrosas, de riesgo y traumáticas que nos dejaban aun más heridos, 
maltratados y traumatizados que cuando iniciamos. Nuestra sexualidad, la que 
debió haber sido una fuente de felicidad y placer, se convirtió en algo sin alegría 
y hasta en algo destructivo y peligroso para nosotros mismos y los demás. 
 Algunos de nosotros también teníamos otras conductas adictivas – como 
una adicción al alcohol y otras drogas, hábitos compulsivos de alimentación o 
una adicción a apostar, a trabajar, a fumar, a gastar o cualesquier otras 
conductas o sustancias. Estas adicciones tendían a agravar nuestra adicción 
sexual, multiplicando las consecuencias negativas de nuestra enfermedad. 
 Estas consecuencias fueron muchas y variadas. Algunas llegaron como 
resultado directo de nuestra actuación: nos arrestaron o contrajimos una 
enfermedad de transmisión sexual. Perdimos nuestros trabajos debido a 
conductas sexualmente inapropiadas. Nuestros matrimonios y relaciones 
terminaron al descubrirse nuestra conducta. Nuestras reputaciones y medios de 
vida fueron perjudicados por la publicidad acerca de nuestra conducta ilegal. 
Sufrimos una cruda emocional después de bajar de la sensación de satisfacción 
o contemplamos el suicidio. 
 A menudo las consecuencias fueron como resultado indirecto de nuestra 
adicción. Tal vez perdimos amistades o relaciones sentimentales debido a que 
nuestra actuación interfería con la energía y el compromiso que requerían. Es 
posible que nuestro desempeño laboral haya sido mediocre porque no nos 
podíamos concentrar, por habernos desvelado actuando o que estuviéramos 
distraídos por la obsesión sexual. A menudo estábamos deprimidos e 
insatisfechos con nuestras propias vidas; éramos rencorosos y culpábamos a 
otros por nuestra propia desdicha. 
 Considerábamos la actuación como la experiencia máxima de nuestra 
adicción, pero con frecuencia era sólo un preludio al derrumbe físico y 
emocional que seguía. La sensación de satisfacción generalmente no era tan 
“buena” como esperábamos que fuera. Sólo en contadas ocasiones igualaba 
nuestras fantasías y no volvía a capturar la emoción que una vez pudo tener. 
Cuando nos dábamos cuenta de que habíamos sido seducidos una vez más por 
nuestras fantasías, a menudo nos sentíamos desesperados. Lo más extraño era 
SEXO ADICTOS ANÓNIMOS 
 
8 
que nuestra desesperación, en lugar de detenernos, nos llevaba directamente a la 
actuación una vez más. Nuestros sentimientos de dolor y vergüenza con 
frecuencia eran más de lo que podíamos soportar. Como no teníamos ninguna 
esperanza de que dejaríamos la conducta, buscamos formas de aliviar el dolor. 
Eso nos llevaba a preocuparnos con las relaciones sexuales nuevamente. 
 Sentir vergüenza es una experiencia común entre los adictos. Es sentir 
que nunca somos lo suficientemente buenos, que algo no está bien con nosotros, 
que somos malas personas. La vergüenza jugaba un papel en el ciclo adictivo, 
minando nuestra resistencia a la actuación. En la medida en que nos 
sintiéramos indignos no importaba si estábamos en nuestra actuación o no. La 
actuación nos ayudaba a escapar o a escondernos de nuestra vergüenza. En 
ocasiones la vergüenza se convertía en parte de la sensación de satisfacción 
adictiva en sí, de manera que en realidad lográbamos tener una emoción sexual 
al ser “malos.” La vergüenza también nos hacía ocultarnos y alejarnos de los 
demás, por lo que no buscábamos la ayuda que necesitábamos. 
 Para muchos de nosotros, aun si intentáramos dejar la conducta, el dolor 
de la abstención nos obligaba nuevamente a la actuación a pesar de nuestros 
esfuerzos. Abstenernos de nuestras conductas sexuales adictivas generaba una 
reacción en nuestras mentes y cuerpos similar a la de un drogadicto que deja la 
droga. No tolerábamos las molestias físicas y emocionales que sentíamos al 
dejar estas conductas, así que volvíamos a la actuación. 
 Para cuando llegamos a SAA, los demás generalmente sabían que algo 
andaba mal con nosotros, aunque intentáramos esconder nuestra conducta. En 
muchoscasos, nuestras parejas o familia conocían nuestra adicción antes que 
nosotros mismos la reconociéramos, y a menudo ya habían buscado ayuda para 
nosotros o para ellos mismos. Con frecuencia éramos los últimos en reconocer 
nuestro problema. 
 Uno de los aspectos más peligrosos de nuestra adicción es nuestra 
incapacidad de verla por lo que es. A esta dificultad en reconocer lo que 
estamos haciendo, lo serio y peligroso que es y cuánto daño causa o pudiera 
causar le llamamos negación. La negación disimula la horrible verdad de 
nuestra adicción al convencernos a nosotros mismos que lo que estamos 
haciendo no es tan malo ni peligroso, o que otras personas o circunstancias 
externas son los responsables de nuestra conducta. Generalmente nuestra 
negación es muy sutil. Podremos recordar la actuación, pero negamos el dolor 
de la actuación, las consecuencias, los riesgos o nuestra incapacidad para 
detener la conducta. Desgraciadamente, a menudo esto evita que busquemos 
ayuda. 
 Para muchos de nosotros, el camino vertiginoso de la adicción sexual 
nos llevó a lo que llamamos tocar fondo. Tocar fondo es llegar a un punto tan 
bajo – mental, física, emocional y espiritualmente – que rompemos nuestra 
negación. Varía de persona a persona qué tan profundo es el fondo. Para 
algunos, pudo haber tomado la forma de una crisis externa: perdimos nuestro 
trabajo, nos dejó nuestra pareja o fuimos arrestados. Para otros, llegó en un 
momento de desesperación, cuando nos dimos cuenta de que si no dejábamos la 
conducta, íbamos a tener una existencia miserable, solitaria y de pesadilla. O 
NUESTRA ADICCIÓN 
9 
llegamos a un punto en donde sentimos que nos podíamos morir si seguíamos 
con la actuación. 
 La adicción sexual no es un mal hábito. Ni es el resultado de un pésimo 
auto-control, una falta de moral o una serie de errores. Si fuera algo que 
pudiéramos detener por nosotros mismos, las consecuencias negativas serían 
suficientes para hacernos dejar la conducta. Muchos de nosotros intentamos 
curarnos a nosotros mismos con prácticas religiosas o espirituales, disciplina 
moral o auto-superación. A pesar de nuestra sinceridad y nuestros mejores 
esfuerzos, seguíamos con la actuación. Nuestra conducta eludía todos los 
intentos racionales de explicación o corrección. Teníamos que enfrentar el 
hecho de que teníamos una enfermedad, y que no podíamos detener la conducta 
adictiva por nosotros mismos. 
 Llegó un momento en que todos los adictos sexuales en recuperación 
nos dimos cuenta de que simplemente no podíamos seguir viviendo como lo 
hacíamos antes. Nuestra negación se fracturó y sentíamos el impacto total de 
nuestra situación tan insoportable. Veíamos que nos encontrábamos al borde 
del precipicio y sólo nos faltaba dar el último paso. Continuar con la actuación 
parecía imposible; sin embargo, no seguir con la actuación también parecía 
imposible. Sabíamos que teníamos que cambiar, aunque no supiéramos cómo. 
A partir de esta desesperación fue que llegamos a Sexo Adictos Anónimos. 
 
 
10 
 
 
 
 
 
 
 
 
CAPÍTULO DOS 
 
 
 
 
NUESTRA CONFRATERNIDAD 
 
 
 
Juntas 
 
Muchos de nosotros llegamos a Sexo Adictos Anónimos sintiéndonos 
profundamente aislados y avergonzados de nuestras conductas y acciones 
pasadas. Tal vez creemos que nadie puede entendernos o identificarse con las 
cosas que habíamos hecho o por las que habíamos pasado. Descubrir que no 
estamos solos es una experiencia liberadora para nosotros. Es un gran consuelo 
y alivio saber que existe una confraternidad de adictos sexuales en recuperación 
y que tenemos un lugar a donde ir para ayudarnos en nuestra recuperación. 
 Las juntas son la parte central de la confraternidad de SAA. En las 
juntas salimos de nuestra vergüenza, secretos y temores hacia una comunidad de 
personas que comparten el objetivo común de la libertad de la adicción sexual. 
Nos dan la oportunidad de hablar de nuestras vidas y nuestra adicción con otros 
adictos sexuales, personas que hayan tenido experiencias similares y 
comprenden los problemas a los que nos enfrentamos. Asistir a nuestra primera 
junta de SAA es un paso vital para movernos del aislamiento a la confraternidad 
y posteriormente a la recuperación. Para muchos de nosotros, nuestra primera 
junta fue una experiencia liberadora. Nos encontramos entre otras personas 
como nosotros y escuchamos sus historias. No parecía importar si nos 
identificábamos con la conducta de las demás personas. A menudo nos 
asombramos al encontrar a otras personas compartiendo con sinceridad los 
problemas que presenta la adicción sexual. Conforme fuimos testigos de su 
honestidad y sinceridad, sentimos que podíamos hablar con toda franqueza 
sobre nosotros mismos. Revelar nuestra adicción sexual a otros nos da una 
sensación de libertad y alivio, aun si inicialmente sentíamos algo de temor o 
resistencia. 
 Un grupo de SAA consta de dos o más personas que utilizan los Doce 
Pasos y Doce Tradiciones de SAA para juntarse en forma regular con el 
propósito de recuperarse de su conducta sexual adictiva. En nuestras juntas 
NUESTRA CONFRATERNIDAD 
11 
leemos la literatura de SAA y compartimos nuestra experiencia, fortaleza, y 
esperanza unos con otros, concentrándonos en cómo funciona el programa de 
recuperación de SAA en nuestras vidas. 
 Las juntas de SAA son presididas por los miembros. No hay 
facilitadores profesionales ni externos. Nos reunimos como iguales: adictos 
sexuales que se ayudan mutuamente para alcanzar la sobriedad sexual y para 
practicar una nueva forma de vida. Todos contribuimos a que nuestras juntas 
sean un lugar que fomenta nuestra recuperación y lleva el mensaje de SAA al 
adicto sexual que aun sufre. Nuestros compañeros de la confraternidad 
dependen de nosotros, así como nosotros dependemos de ellos. 
 Debido a la naturaleza delicada de la adicción sexual, muchos de 
nuestros grupos son “cerrados,” es decir, que sólo aquellos con deseos de 
detener la conducta sexual adictiva pueden asistir. Cualquier otra persona que 
esté interesada en conocer acerca de SAA puede asistir a las juntas “abiertas.” 
Aunque luchamos por conseguir la sobriedad sexual, su logro no es una 
condición para asistir o participar. Toda la participación es voluntaria. No 
estamos obligados a hablar si no deseamos hacerlo. Con tan solo escuchar 
podemos aprender cómo otros miembros logran la honestidad, confrontan su 
adicción, encuentran apoyo de otros compañeros adictos y ponen en práctica el 
programa. Podemos aprender cómo han enfrentado otras personas los 
problemas que son similares a los nuestros y cómo han usado las herramientas 
del programa para lidiar con ellos. Los miembros pueden tener cualquier 
creencia religiosa o no tener ninguna en absoluto. Todos los adictos sexuales en 
busca de la recuperación son bienvenidos. 
 Muchos de los grupos sugieren que las personas de reciente ingreso 
asistan a cuando menos seis juntas antes de decidir si el programa es el 
adecuado para ellos. Si no nos sentimos a gusto en una junta en particular, 
podemos ir a otra. Sugerimos que el asistir a las juntas sea una prioridad en 
nuestras vidas. Necesitamos el apoyo, el estímulo y la sensación de pertenencia 
que las juntas nos brindan para poder efectuar los cambios dramáticos en 
nuestras vidas que la recuperación trae consigo. 
 Como adictos sexuales estamos particularmente sujetos a aislarnos. 
Muchos de nosotros actuamos solos en secreto. Las juntas son una forma 
importante de romper este aislamiento. En las juntas descubrimos que no somos 
únicos. Si escuchamos sobre las experiencias y sentimientos que tenemos en 
común encontraremos que tenemos más cosas afines que distintas. En las juntas 
aprendemos que podemos confiar en que los demás nos conozcan como en 
realidad somos y aun así ser aceptados por ellos. 
 Si no hay alguna junta de SAA en nuestra área, aun así podemos lograr 
la recuperación a través de la literatura del programa,conexiones de larga 
distancia con otros adictos o a la larga iniciando nuestras propias juntas. La 
idea de iniciar una junta nos puede intimidar, pero alguien tomó un riesgo para 
establecer cada una de las juntas que tenemos actualmente. Se tiene disponible 
el apoyo de la Organización Internacional de Servicio de SAA (ISO, por sus 
siglas en inglés) y de otros grupos de SAA. 
 
SEXO ADICTOS ANÓNIMOS 
 
12 
 A través de los años, nuestros grupos han desarrollado diferentes 
formatos y costumbres. Aunque ninguna descripción detallada es válida para 
todas las juntas, existen algunos principios generales y normas seguidas por la 
mayoría de los grupos. Escuchamos con respeto lo que tienen que decir las 
otras personas y compartimos nuestra experiencia cuando sea apropiado. 
Utilizamos las palabras “yo” o “nosotros” en lugar de “usted” o “ustedes” al 
compartir acerca de nuestra recuperación. No interrumpimos ni damos consejos 
a menos que se nos solicite. Al compartir nos dirigimos a todo el grupo y no a 
una o dos personas. Una junta no es un lugar adonde se va a conocer parejas 
sexuales ni es terapia de grupo. Procuramos no usar lenguaje ofensivo o 
descripciones demasiado explícitas. Evitamos mencionar nombres específicos o 
lugares relacionados con nuestra conducta de actuación. Debido a la naturaleza 
de nuestra adicción, somos cautelosos al tocar o dar abrazos a otros en la 
confraternidad sin su consentimiento. Nos concentramos en la solución, más 
que en el problema. 
 Procuramos la práctica del anonimato y la confidencialidad para que la 
junta sea un lugar seguro para cada uno de los adictos sexuales. Generalmente 
utilizamos sólo el primer nombre en el grupo para garantizar el anonimato. A 
quién vimos o qué se dijo en la junta se trata como un asunto confidencial y no 
se comenta con personas que no sean miembros del grupo. 
 Necesitamos valor para presentarnos a nuestras primeras juntas. 
Podemos tener temor a ser reconocidos en una junta por algún conocido. Esto 
puede ser incómodo, pero nos es útil recordar que a menudo nos arriesgábamos 
a mayores consecuencias cuando estábamos en la actuación que cualquier 
vergüenza que pudiéramos sufrir en una junta. Con el tiempo, la incomodidad 
da paso a una sensación de pertenencia y a un sentimiento de alivio al saber que 
hay otras personas como nosotros. 
 Las juntas son lugares en donde podemos abandonar nuestras defensas 
emocionales y ser honestos de una forma que pocas veces podemos sentir fuera 
de la confraternidad. SAA es uno de los pocos lugares en donde podemos 
hablar francamente sobre nuestra conducta sexual sin el temor de ser juzgados o 
ridiculizados. Una vez que rompamos el silencio que nos imponemos a 
nosotros mismos, somos capaces de ser más honestos y de formar lazos más 
fuertes con los miembros de nuestro grupo. Son estos lazos los que enriquecen 
nuestro proceso de recuperación. Con el tiempo, aprendemos a confiar en 
nuestros compañeros de SAA y a recibir su confianza en nosotros. 
 Ocurren muchas cosas en nuestros grupos que son importantes para 
nuestra recuperación. Compartimos nuestra experiencia unos con otros, lo cual 
nos recuerda que tenemos una enfermedad en común y que no estamos solos. 
Al compartir nuestras historias recordamos nuestro avance en la recuperación y 
nos damos esperanzas mutuamente. Nos reconocemos a nosotros mismos como 
solíamos ser y adquirimos un compromiso aun mayor con los cambios que 
estamos haciendo. Estar abiertos a la experiencia, fortaleza, y esperanza de 
otros también nos da a nosotros nuevas estrategias y actitudes para intentar en 
nuestra propia recuperación. Tomamos lo que funciona para nosotros y 
SEXO ADICTOS ANÓNIMOS 
 
13 
dejamos lo demás. Al mismo tiempo, compartir nuestra experiencia con otros 
nos ayuda a 
reducir nuestra vergüenza y dolor. No solamente entienden los otros miembros 
el dolor que sentimos – están dispuestos a ayudar. 
 También aprendemos sobre herramientas específicas para ayudarnos a 
cambiar nuestra conducta e interrumpir el ciclo compulsivo de la actuación 
sexual y la desesperación. Dejamos en claro lo que es nuestra abstinencia, lo 
que necesitamos evitar y lo que necesitamos agregar a nuestras vidas para poder 
tener una sexualidad más sana. También obtenemos apoyo para lograr hacer las 
cosas difíciles que nos ayudarán a encontrar la libertad que buscamos. Cuando 
las enfrentamos solos, estas tareas pueden parecer abrumadoras. Pero podemos 
encontrar un nuevo valor y una nueva fe con personas que piensan igual. Por 
último, aprendemos acerca de los Doce Pasos de SAA, que es el programa de 
recuperación que nos brinda la libertad de la conducta sexual adictiva, y nos 
guía en una nueva forma de vida. 
 
Patrocinio 
 
 Uno de los aspectos más importantes del programa es el patrocinio. Un 
patrocinador es una persona en la confraternidad quien actúa como un guía para 
llevar a cabo el programa de SAA, un compañero adicto con el cual podemos 
contar para recibir apoyo. Lo ideal es que el patrocinador se haya abstenido de 
la conducta sexual adictiva, haya llevado a cabo el programa y nos pueda 
enseñar lo que aprendió al llevar a cabo el programa. Podemos aprender de la 
experiencia, dificultades, triunfos y errores del patrocinador. Nuestro 
patrocinador puede explicar los fundamentos del programa, tales cómo definir 
nuestra sobriedad sexual. Sobre todo, los patrocinadores nos guían en los Doce 
Pasos. 
 Si sentimos la necesidad de la actuación, podemos llamar a nuestro 
patrocinador para platicar acerca de ello. Un patrocinador puede hacernos 
responsables de nuestra conducta. Si adquirimos el compromiso de asistir a una 
junta, nuestro patrocinador puede comprobar si asistimos o no a la junta. Los 
patrocinadores nos pueden decir si ellos creen que estamos en riesgo de una 
recaída. Pueden decirnos los momentos cuando no somos completamente 
honestos con nosotros mismos. A menudo el patrocinador es la persona en la 
confraternidad que mejor nos conoce. 
 Como miembros de nuevo ingreso, se nos sugiere que obtengamos un 
patrocinador tan pronto como podamos. Muchos de nosotros le pedimos que 
sea nuestro patrocinador a la persona que haya compartido experiencias en las 
juntas que nos hayan ayudado o que nos hayan inspirado a través del ejemplo. 
Podemos tener patrocinadores temporales hasta que lleguemos a conocer mejor 
a las personas. Se recomienda que no establezcamos una relación de patrocinio 
con cualquier persona hacia la cual nos sentimos atraídos sexualmente, puesto 
que eso puede poner en riesgo la confianza y seguridad que todos necesitamos. 
Si alguien se niega a ser nuestro patrocinador, no lo debemos tomar como algo 
personal. Simplemente conseguimos otro patrocinador. Los miembros también 
NUESTRA CONFRATERNIDAD 
14 
podemos cambiar de patrocinador. Lo importante es tener uno y usarlo, porque 
no podemos seguir intentando resolver los problemas por nosotros mismos. 
 En ocasiones es difícil encontrar un patrocinador con mayor experiencia 
en SAA que la nuestra. A menudo este es el caso cuando las juntas son 
relativamente nuevas. Existen soluciones a este problema. Podemos ponernos 
en contacto con un miembro del programa con mayor experiencia que asista a 
una junta distinta de SAA. Podemos sostener una relación de patrocinio de 
larga distancia, por teléfono, correo electrónico o carta. Podemos considerar 
entrar a una relación de co-patrocinio con un amigo del programa para 
apoyarnos mutuamente. También podemos solicitar el patrocinio de una 
persona que pueda tener menor experiencia en SAA pero que tenga experiencia 
en llevar a cabo un programa de recuperación en alguna otra confraternidad. 
La relación del patrocinio es flexible: le corresponde al patrocinador y a 
la persona “patrocinada” decidir exactamente cómo trabajaran juntos. Nos 
mantenemos en contacto regular con nuestro patrocinador, solicitando su apoyo, 
guía y aliento. Conformellevamos a cabo los Doce Pasos de SAA, nuestro 
patrocinador funciona como un aliado de nuestra recuperación, compartiendo la 
experiencia y la sabiduría del programa con nosotros. 
 Los patrocinadores y las personas patrocinadas a menudo forman un 
lazo intenso que sirve para sanar. Podemos compartir con nuestro patrocinador 
problemas que sintamos que son demasiado personales como para compartir 
con un grupo. Muchos de nosotros llegamos a la recuperación sintiéndonos 
como que no somos dignos de ser amados y no tenemos valor. Un patrocinador 
que se toma la molestia de escucharnos y de ayudarnos en los malos tiempos 
nos ayuda a desarrollar confianza en otro ser humano. Empezamos a ver que 
somos dignos y merecedores de todos los dones que la recuperación trae 
consigo. 
 Una vez que hayamos llevado a cabo el programa de SAA nosotros 
mismos, hayamos logrado la abstinencia de las conductas sexuales que nos son 
adictivas y alcanzado un cierto grado de crecimiento espiritual, estamos listos 
para considerar ser patrocinadores de otros miembros que así lo soliciten. SAA 
no tiene ningún requisito formal en cuanto a esta decisión. La mayoría de 
nosotros sabemos que estamos listos para ser patrocinadores cuando otro 
miembro nos lo solicite o cuando nuestro propio patrocinador nos aliente a 
patrocinar a alguien. No necesitamos ser expertos en la vida o sobre las 
adicciones, para poder patrocinar a alguien. Simplemente compartimos el 
conocimiento y la experiencia que hemos adquirido por llevar a cabo los Doce 
Pasos y haber usado las herramientas del programa, y compartimos la sabiduría 
que aprendimos de nuestro propio patrocinador y de otras personas en la 
confraternidad. No somos responsables de las decisiones de las personas a las 
que patrocinamos o de cómo avanzan en la recuperación. Todo lo que 
necesitamos hacer es ser nosotros mismos y compartir lo que tenemos, sabiendo 
que un Poder Superior es responsable del resultado. 
 
Definir la Abstinencia 
 
SEXO ADICTOS ANÓNIMOS 
 
15 
 Nuestro objetivo al ingresar al programa de SAA es la abstinencia de 
una o más conductas sexuales específicas. A diferencia de los programas para 
alcohólicos o drogadictos en recuperación, Sexo Adictos Anónimos no tiene una 
definición universal de abstinencia. 
 La mayoría de nosotros no tiene el deseo de dejar de ser sexuales por 
completo. No son las relaciones sexuales en sí las que nos causan problemas, 
sino la adicción a ciertas conductas sexuales. En SAA podremos determinar 
mejor cuál conducta es adictiva y cuál es sana. Sin embargo, la confraternidad 
no les indica a sus miembros lo que es o no una conducta sexualmente adictiva. 
En su lugar, hemos encontrado que es necesario que cada miembro defina su 
propia abstinencia. 
 Somos personas distintas, y nuestras conductas adictivas, aunque 
similares, son únicas a nosotros. Lo que para un miembro pueda ser sano para 
otro puede ser claramente adictivo. Simplemente no podemos predecir cada 
forma posible que pueda tomar la actuación y definirla para todos. No 
quisiéramos negar que cualquier conducta en particular pueda ser una forma de 
actuación para algún miembro. Ni quisiéramos restringir las conductas que son 
sanas para algunos de nosotros. Puesto que distintos adictos sufren de distintas 
conductas, y como nuestra sexualidad se experimenta de tantas formas, es 
necesario que los miembros de SAA definan para sí mismos cuáles de sus 
conductas sexuales consideran como de “actuación,” con el apoyo de sus 
patrocinadores u otras personas en recuperación. 
 Esto puede resultar difícil. Si somos demasiado benévolos con nosotros 
mismos, es posible que no logremos la sobriedad. Si somos demasiado 
estrictos, pudiéramos restringirnos de conductas sanas que no es necesario dejar, 
y si no somos capaces de cumplir nuestras exigencias tan estrictas nos 
colocamos en una posición de llegar a una recaída. Necesitamos el apoyo de 
otros adictos sexuales en recuperación y confiar en un Poder mayor a nosotros 
para encontrar el equilibrio perfecto entre estos dos extremos. 
 Consideramos con cuidado cuáles conductas sexuales sentimos que 
somos incapaces de detener y cuáles actos sexuales nos llevan a sentimientos 
que nos desmoralizan y a otras consecuencias negativas. Estas son las 
conductas adictivas de las cuáles nos debemos abstener. También consideramos 
cuáles conductas sexuales son aceptables para nosotros, o que podemos disfrutar 
con un sentido de gratitud y placer. Nuestro programa reconoce la dignidad de 
cada persona y su derecho de escoger su propio concepto de lo que es una 
sexualidad sana. 
 Aprendimos que nuestra idea de lo que es sano y lo que es adictivo 
cambian con la experiencia. Con el paso del tiempo, somos capaces de definir 
nuestra abstinencia individual con honestidad, justicia y delicadeza. Este 
proceso es un ejercicio invaluable en nuestra recuperación. Requiere que 
examinemos minuciosamente todas nuestras conductas sexuales, decidamos 
cuáles son sanas o adictivas y de cuáles no estamos seguros. Es una forma de 
hacer un recuento de nuestra sexualidad que nos enseña mucho acerca de 
nosotros mismos y de nuestra conducta. 
NUESTRA CONFRATERNIDAD 
16 
 Cuando revisamos ciertas conductas sexuales, es de gran utilidad 
hacernos unas cuantas preguntas. ¿Nos damos cuenta de que repetimos 
conductas que no queremos tener? ¿Realizar estas conductas nos lleva a querer 
hacer algo que sabemos que nos daña a nosotros y a otros? ¿Violan los 
derechos de otros o es en contra de su voluntad o sin su consentimiento? ¿Nos 
damos cuenta de que realizamos estas conductas cuando estamos bajo ansiedad 
o presión, o cuando nos enfrentamos con situaciones o emociones 
desagradables? ¿Existen causas o consecuencias emocionales debido a nuestra 
conducta? ¿Notamos sentimientos desagradables como la ira, la vergüenza o la 
depresión antes de hacerlo? ¿Nos sentimos avergonzados, deprimidos, 
arrepentidos o solos después de hacerlo? ¿Existen otras consecuencias 
negativas, ya sea posibles o reales? ¿Nos sentimos incómodos por la cantidad 
de tiempo o dinero que invertimos en estas conductas? ¿Arriesgamos nuestra 
salud, relaciones, familia o trabajo? Responder a estas preguntas y compartir 
con sinceridad sobre estos temas con nuestro patrocinador y con otras personas 
en recuperación nos ayudará a comprender mejor de cuáles conductas nos 
debemos abstener para poder lograr la recuperación. 
 Para ayudarnos a definir nuestra sobriedad sexual, muchos de nosotros 
utilizamos una herramienta que se desarrolló en SAA llamada Los Tres 
Círculos. Es sólo una herramienta y no es un requisito utilizarla. No todos los 
adictos en recuperación utilizan este método. Sin embargo, esta herramienta les 
ayudó a muchos miembros a establecer las bases para su recuperación. 
 Dibujamos tres círculos concéntricos, que constan de un círculo interior, 
medio y exterior. Con la ayuda de nuestro patrocinador u otras personas en 
recuperación escribimos distintas conductas en cada uno de los círculos. En el 
círculo interior colocamos las conductas sexuales de las cuáles deseamos 
abstenernos, las que consideramos como de “actuación.” En el círculo medio 
colocamos las conductas que nos pueden llevar a la actuación o de las cuáles no 
estamos seguros. En el círculo exterior colocamos las conductas sanas que 
enriquecen nuestras vidas y nuestra recuperación. 
 Nuestros círculos no están fijos para toda la vida. Conforme avanza 
nuestra recuperación y adquirimos un nuevo entendimiento acerca de nosotros 
mismos y nuestra adicción, quedamos en libertad de agregar o retirar conductas, 
o moverlas de un círculo hacia otro, de forma que reflejen este nuevo 
crecimiento y percepción. Nos hemos dado cuenta de que no podemos cambiar 
los Tres Círculos por capricho, sino sólo después de una cuidadosa 
consideración y oración, y con la guía de nuestro patrocinador y nuestros 
grupos. 
 En el círculo interior anotamoslas conductas sexuales que deseamos 
dejar. Las conductas del círculo interior son las conductas sexuales adictivas 
que nos trajeron a SAA, las cosas que nos hicieron tocar fondo en nuestra 
enfermedad. 
 Algunos de nosotros colocamos en el círculo interior conductas que por 
sí solas pueden no tener consecuencias serias, pero que nos llevan a un patrón 
de conducta adictivo que nos puede causar problemas. Por ejemplo, podemos 
colocar el uso de pornografía en nuestro círculo interior, o dar la vuelta (pasear 
NUESTRA CONFRATERNIDAD 
17 
en automóvil o alguna otra forma de buscar posibles encuentros sexuales), si 
estas conductas avivan nuestro deseo de participar en conductas más 
destructivas. Algunos de nosotros nos sentimos impotentes ante estas conductas 
menos destructivas porque hacerlas nos hace querer actuar aun más. 
 
 
 
CIRCULO EXTERIOR 
 
CIRCULO MEDIO 
 
CIRCULO INTERIOR 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
En el programa de Sexo Adictos Anónimos la actuación se puede definir 
como participar en conductas sexuales que colocamos en nuestro círculo 
interior. La sobriedad sexual, entonces, se define como abstenerse de estas 
conductas del círculo interior. De igual forma, una recaída (o pérdida de la 
sobriedad sexual) se refiere a participar en una conducta del círculo interior. 
Cuando definimos nuestro círculo interior, o de alguna otra forma definimos lo 
que es la actuación para nosotros, eliminamos una posible confusión con 
respecto a nuestro programa o a lo que nos referimos cuando utilizamos 
términos tales como “actuación” o “abstinencia.” Definir con claridad esto nos 
hace responsables ante nosotros mismos y ante aquellos que nos están ayudando 
en nuestra recuperación. 
 El círculo medio nos ayuda a evitar ser perfeccionistas sobre nuestros 
estándares para la sobriedad sexual. Colocamos en el círculo medio las 
conductas que son “resbaladizas” para nosotros o de las cuales no estamos 
seguros. 
NUESTRA CONFRATERNIDAD 
18 
 La mayoría de nosotros llegamos a SAA sin tener en realidad una idea 
de lo que es la sexualidad sana. Por lo general no estamos seguros si algunas 
conductas son adictivas o no. Las colocamos en el círculo medio hasta que 
podamos determinar si son compulsivas o tienen consecuencias negativas. Por 
ejemplo, si colocamos la masturbación dentro del círculo medio, pudiéramos 
analizar con qué frecuencia nos masturbamos, qué tipo de fantasías utilizamos, 
si nos estamos masturbando en un lugar apropiado y cómo nos sentimos 
después del hecho. Si nos convencemos que la conducta es adictiva, podemos 
entonces decidir moverla a nuestro círculo interior. 
 Las conductas resbaladizas son las cosas que hacemos que nos hacen 
vulnerables a la actuación. Para algunos de nosotros, algunos ejemplos son 
manejar por los lugares en donde solíamos actuar, coquetear o intrigar, usar 
ropa sugestiva o buscar en televisión contenidos sexuales. Podemos 
convencernos a nosotros mismos de que tenemos una legítima razón para estar 
en una situación resbaladiza, cuando de hecho esto es parte de un patrón de 
conducta adictiva que nos puede llevar a las conductas del círculo interior. 
Colocar a las conductas resbaladizas en nuestro círculo medio es una forma de 
ponernos sobre aviso a nosotros mismos cuando estamos en peligro de caer en 
la actuación. 
 Si participamos en conductas del círculo medio, no perdemos nuestra 
sobriedad, pero es una señal de que necesitamos acercarnos a los demás y 
utilizar las herramientas que aprendimos en SAA para volver a nuestro camino. 
También es importante recordar que lo que puede ser una conducta resbaladiza 
para alguien puede ser una conducta de actuación para alguien más. Nosotros 
tenemos que decidir lo que consideramos apropiado para nosotros en este 
proceso, más que depender en las comparaciones con otros miembros cuyas 
historias no sean iguales a las nuestras. 
 También podemos colocar en nuestro círculo medio conductas no 
sexuales que sabemos que nos llevan a estados mentales resbaladizos – 
conductas poco sanas que no nos apoyan en nuestra recuperación. Algunos 
ejemplos de esto incluyen aislarse de las personas, faltar a las juntas, trabajar en 
exceso y otras conductas posiblemente adictivas tales como beber, apostar o 
comer en exceso. 
 Cuando somos nuevos al programa, nuestro patrocinador nos puede 
sugerir que coloquemos las conductas sexuales compulsivas que no tengan 
consecuencias serias en nuestro círculo medio en lugar de nuestro círculo 
interior. Esto nos permite concentrarnos en nuestras conductas más destructivas 
primero. Por ejemplo, pudimos participar en conductas ilegales o de riesgo a la 
vida, tales como masturbarnos mientras conducíamos o teniendo relaciones 
sexuales anónimas en lugares públicos. Digamos que también acostumbramos 
masturbarnos utilizando pornografía en la privacidad de nuestro hogar. Un 
patrocinador puede sugerir que detengamos primero las conductas más 
peligrosas. Ya que hayamos tenido tiempo para obtener ayuda, y estemos 
pensando con mayor lucidez, podemos decidir colocar también a la 
masturbación utilizando pornografía en nuestro círculo interior. 
SEXO ADICTOS ANÓNIMOS 
 
19 
 El círculo medio puede considerarse como una red de protección, la cual 
nos permite caminar por la cuerda floja de la abstinencia sin tener miedo de que 
un paso en falso sea por necesidad desastroso. También podemos considerarlo 
como una pista de advertencia o un barandal de protección. Si brincamos el 
barandal de protección, no nos caímos al acantilado. Sin embargo, debemos 
reconocer que nos encontramos en un área de peligro. 
 Por último, colocamos en el círculo exterior esas conductas que 
consideramos sanas, sin riesgo y de beneficio a nuestra recuperación. Practicar 
estas conductas es una forma de ser delicados con nosotros mismos. Son actos 
de atención a uno mismo que ayudan a darle un sentido, realización, serenidad y 
alegría a nuestras vidas. 
 Las conductas del círculo exterior incluyen una sexualidad sana. Las 
conductas sexuales sanas son aquellas que nosotros elegimos que enriquecen 
nuestras vidas, nuestra recuperación, nuestra conexión con otros y nuestra vida 
espiritual. Algunos ejemplos incluyen salir en citas, tener relaciones sexuales 
sin abuso dentro de una relación estable, una masturbación sana con o sin el uso 
de fantasías, tomar una clase de baile, usar ropa atractiva o disfrutar de un 
contacto físico de afecto. 
 Muchos de nosotros incluimos en nuestro círculo exterior actividades 
sanas de nuestras vidas y no solamente las conductas sexuales sanas. Con 
frecuencia estas son las cosas que no teníamos tiempo de hacer cuando 
estábamos en nuestra actuación. Algunos ejemplos incluyen llevar a cabo 
nuestro programa de recuperación, pasatiempos que solíamos disfrutar, deportes 
y ejercicio, espectáculos que disfrutamos, pasar tiempo con los amigos y 
familia, socializar y hacer nuevos amigos en un ambiente sin riesgo, participar 
como voluntarios en causas que apoyamos o cualesquier otras actividades que 
hacen nuestras vidas más placenteras o con mayor sentido. 
 Durante este proceso es muy útil tener la guía de un patrocinador o de 
otros miembros de la confraternidad con mayor experiencia. La experiencia 
demuestra que es muy difícil distinguir estos problemas por nuestra propia 
cuenta o ver a través de la negación que a menudo opaca la verdad acerca de 
nuestra conducta. Con el apoyo de otros miembros de SAA, tomamos 
conciencia y la sensación de apoyo que necesitamos para buscar la 
recuperación. 
 Establecer la definición de abstinencia nos ayuda a contestar las 
preguntas del tipo “qué” presentes cuando ingresamos a SAA: ¿De qué nos 
debemos abstener? ¿Qué objetivos queremos lograr? Sin embargo, las 
preguntas decisivas del tipo “cómo” siguen en pie: ¿Cómo logramos la 
sobriedad sexual? ¿Cómo podemos vivir de una forma diferente a la anterior 
para que mantengamos nuestra abstinencia? Las respuestas a estaspreguntas se 
encuentran en nuestro programa espiritual de recuperación, los Doce Pasos de 
los Sexo Adictos Anónimos. 
 
20 
 
 
 
 
 
 
 
 
CAPÍTULO TRES 
 
 
 
 
NUESTRO PROGRAMA 
 
 
 
 
Los Doce Pasos de SAA 
 
Asistir a las juntas de SAA es el inicio de una nueva forma de vida. Y aunque 
la confraternidad de SAA nos apoya en nuestra recuperación, el trabajo real de 
la recuperación se describe en los Doce Pasos. Las juntas son foros de 
aprendizaje acerca de cómo integrar los pasos a nuestras vidas. Llevar a cabo 
los Doce Pasos nos lleva a una transformación espiritual que resulta en un alivio 
sostenible de nuestra adicción. 
 Cuando empezamos a ir a las juntas de Sexo Adictos Anónimos, a 
muchos de nosotros nos asombra conocer personas que disfrutan la vida, libres 
de las conductas dolorosas y compulsivas que inicialmente los trajo a SAA. 
Cuando escuchamos a los otros miembros hablar acerca de su recuperación, 
gradualmente nos damos cuenta de que para poder tener el mismo tipo de 
avance, necesitamos estar dispuestos a hacer lo que sea necesario para poder 
lograr la abstinencia sexual, y mantener esa abstinencia. Hemos aprendido de la 
experiencia que no podemos lograr y mantener la abstinencia si no estamos 
dispuestos a cambiar nuestra forma de vida. Pero, si podemos enfrentar con 
sinceridad nuestros problemas y estamos dispuestos a cambiar, los Doce Pasos 
de SAA nos llevarán a un despertar que nos permite vivir una nueva forma de 
vida de acuerdo a principios espirituales. Dar estos pasos permite que ocurra un 
cambio fundamental y sea sostenido en nuestras vidas. Son la base de nuestra 
recuperación. 
 
 
Los Doce Pasos de Sexo Adictos Anónimos 
 
1. Admitimos que éramos impotentes ante nuestro comportamiento sexual 
adictivo, que nuestras vidas se habían vuelto ingobernables. 
 
21 
 
2. Llegamos a creer que un Poder superior a nosotros mismos podría 
 devolvernos el sano juicio. 
 
3. Decidimos poner nuestras voluntades y nuestras vidas al cuidado de 
 Dios, como nosotros concebimos a Dios. 
 
4. Sin temor, hicimos un minucioso inventario moral de nosotros mismos. 
 
5. Admitimos ante Dios, ante nosotros mismos, y ante otro ser humano, la 
 naturaleza exacta de nuestros defectos. 
 
6. Estuvimos enteramente dispuestos a dejar que Dios nos liberase de 
 todos estos defectos de carácter. 
 
7. Humildemente pedimos a Dios que nos liberase de nuestros defectos. 
 
8. Hicimos una lista de todas aquellas personas a quienes habíamos 
 ofendido y estuvimos dispuestos a reparar el daño que les causamos. 
 
9. Reparamos directamente a cuantos nos fue posible el daño causado, 
 excepto cuando el hacerlo implicaba perjuicio para ellos o para otros. 
 
10. Continuamos haciendo nuestro inventario personal y cuando nos 
 equivocábamos lo admitíamos inmediatamente. 
 
11. Buscamos a través de la oración y la meditación mejorar nuestro 
contacto consciente con Dios como nosotros concebimos a Dios, 
pidiéndole solamente que nos dejase conocer su voluntad para con 
nosotros y nos diese la fortaleza para cumplirla. 
 
12. Habiendo obtenido un despertar espiritual como el resultado de estos 
 pasos, tratamos de llevar este mensaje a otros adictos al sexo y de 
 practicar estos principios en nuestras vidas. 
 
 
 Estos pasos son la parte central del programa. Contienen una 
profundidad que no nos hubiéramos podido imaginar cuando iniciamos el 
programa. Conforme los llevamos a cabo, experimentamos una transformación 
espiritual. Con el tiempo, establecemos una relación con un Poder mayor a 
nosotros, llegando cada uno de nosotros a un entendimiento personal del Poder 
Superior. Aunque los pasos utilizan la palabra “Dios” para referirse a este 
Poder, SAA no está afiliado a ninguna religión, credo o dogma. El programa 
ofrece una solución espiritual a nuestra adicción, sin requerir que se siga una 
creencia o principios específicos. El camino es lo suficientemente amplio para 
dar cabida a todos los que deseen caminar por él. 
SEXO ADICTOS ANÓNIMOS 
 
22 
 No existe una forma correcta o aprobada por SAA para cumplir con los 
Doce Pasos. La mayoría de nosotros aprendimos de nuestros patrocinadores 
cómo llevar a cabo los pasos. Muchos de nosotros también obtuvimos una 
nueva perspectiva de los libros o hemos adaptado métodos de otros programas 
de doce pasos. En este libro le sugerimos ideas de cómo llevar a cabo cada 
paso, basado en los enfoques que han funcionado para muchos de nosotros. 
 Cada paso representa una acción importante, y cada acción está 
relacionada a los otros pasos, en un proceso que establece nuestra nueva vida en 
recuperación sobre principios espirituales. Los pasos son enumerados porque 
sirven para trazar el curso de nuestro avance espiritual. Llevamos a cabo los 
pasos en orden, debido a que cada paso establece una base para los pasos 
siguientes. La acción de los pasos a menudo requiere que se completen ciertas 
tareas, tal como escribir listas, que requieren un examen honesto de nosotros 
mismos y de nuestra forma de vida. Cada acción también se desarrolla dentro 
de nosotros mismos, conforme vamos soltando gradualmente viejas formas de 
pensar y establecemos un contacto consciente con nuestro Poder Superior. 
 No podemos llevar a cabo ningún paso si nos aislamos. Llevamos a 
cabo los pasos con alguien que comprenda nuestros problemas y le importe 
nuestra recuperación, de preferencia un patrocinador. Un patrocinador nos 
ayudará a prepararnos para cada paso, nos guiará y dará sugerencias y nos 
escuchará cuando compartimos las experiencias y comprensión que 
obtengamos. 
 Sin embargo, los pasos son más que una serie de ejercicios. Ofrecen los 
principios básicos para la vida. Muchos de nosotros diariamente encontramos 
oportunidades para aplicar uno o más de los pasos en las dificultades que se nos 
presentan en nuestras vidas. Con el tiempo, los principios espirituales en los 
pasos se integran a nuestros pensamientos, sentimientos y conductas. Nos 
damos cuenta de que no solamente estamos llevando a cabo los pasos – sino que 
los estamos viviendo. 
 
 
Primer Paso 
 
Admitimos que éramos impotentes ante nuestro comportamiento sexual 
adictivo, que nuestras vidas se habían vuelto ingobernables. 
 
 
 En nuestra adicción, conservábamos la creencia de que estábamos en 
control de nuestra conducta sexual y que podíamos manejar con éxito nuestras 
vidas. Esto hacía que muchos de nosotros ni siquiera pudiéramos ver que 
teníamos un problema. Nos decíamos a nosotros mismos que si intentáramos 
con mayor esfuerzo podríamos dejar la adicción. Pero nuestra experiencia nos 
demostró lo contrario. Sin importar cuantas promesas o propósitos hiciéramos, 
qué tanto esfuerzo y determinación tuviéramos, las conductas a la larga 
NUESTRO PROGRAMA 
23 
regresaban, junto con sus consecuencias dolorosas. Sólo cuando admitimos que 
somos impotentes ante estas conductas y que somos incapaces de manejar 
nuestras propias vidas, es que podemos iniciar el camino hacia la recuperación. 
 Cuando damos el Primer Paso admitimos que nuestra adicción nos está 
destruyendo y que no lo podemos detener. Nos rendimos, alzamos la bandera 
blanca y aceptamos que la batalla ha terminado. El principio detrás de admitir 
esto es la honestidad. Para muchos de nosotros, la primera grieta en nuestra 
negación llega al tocar fondo y la desesperación de enfrentarnos a una situación 
insoportable. El siguiente descubrimiento importante que ocurre es cuando 
somos lo suficientemente honestos para dar el Primer Paso, al reconocer que 
somos impotentes ante la conducta que nos trajo a este punto en nuestras vidas y 
que nuestras vidas están deshechas. Admitimos esto sin excusas o 
racionalizaciones. Con el Primer Paso, dejamos de mentirnos a nosotros 
mismos. 
 Mientras podamos ser honestos con nosotros mismos, aunque sea un 
poco nada más, podemos avanzar en nuestra recuperación. La honestidad es el 
principio sobre el cual se basa todo el avancefuturo. Empezamos al admitir que 
somos completamente impotentes de detener nuestras conductas adictivas por 
nosotros mismos. Admitimos que nuestras vidas están fuera de control. Esto es 
suficiente para que nuestra recuperación inicie. 
 Admitir que nuestra voluntad no es suficiente nos permite mantenernos 
abiertos a nuevas formas de pensar y vivir. Mientras mantengamos la creencia 
del auto-control como el remedio para nuestra adicción continuaremos 
fracasando. Con este paso, reconocemos que tenemos una enfermedad, no una 
simple debilidad o un defecto de carácter, y que no podemos cambiar este 
hecho. Honestamente admitimos que no tenemos todas las respuestas y que 
necesitamos ayuda. Cuando admitimos nuestra impotencia, empezamos a soltar 
el control y estamos más abiertos a recibir la ayuda que tan desesperadamente 
necesitamos. 
 Admitir que nuestras vidas se habían vuelto ingobernables nos permite 
examinar honestamente las consecuencias tan dolorosas de nuestras conductas 
sexuales, consecuencias que afectaron cada aspecto de nuestra existencia. Es 
difícil aceptar que no somos capaces de manejar nuestras propias vidas, y aun 
más difícil admitir esto a otras personas, pero nuestra experiencia nos dice que 
no tenemos otra opción más que entregarnos, o regresar a la actuación, y todo lo 
que eso conlleva. 
 Para muchos de nosotros fue útil examinar nuestra conducta sexual a 
detalle cuando llevamos a cabo este paso. Algunos de nosotros escribimos una 
historia de nuestra adicción sexual, desde lo más remoto que podemos recordar 
hasta el presente, tratando de no dejar nada fuera. Ver nuestra propia historia 
nos sirve para comprender lo impotentes que éramos ante nuestra adicción. Al 
escribir un Primer Paso, anotamos ejemplos de nuestra impotencia, incluyendo 
cómo se desarrollaron nuestras conductas de actuación sexual, acciones que 
violaron nuestros propios valores, los esfuerzos que realizamos para detenernos, 
y las ocasiones en que aun sabiendo que estas conductas nos llevarían a graves 
consecuencias, aun así las hicimos. 
SEXO ADICTOS ANÓNIMOS 
24 
 En un Primer Paso por escrito también anotamos las formas en que la 
adicción sexual hizo ingobernables nuestras vidas. Si gastábamos dinero en 
nuestra adicción podemos tratar de calcular cuánto dinero gastamos. Si 
gastábamos tiempo, podemos considerar cuántas horas malgastamos, 
incluyendo el tiempo ocupado en fantasías u obsesiones. Si tomábamos el 
riesgo de que nos arrestaran, hubiera violencia, o alguna enfermedad, podemos 
examinar cada riesgo específico que tomábamos. También escribimos acerca de 
las formas específicas en que nuestras conductas afectaron nuestra salud mental 
y física, nuestro trabajo, las vidas de nuestros seres queridos, y cualquier otra 
consecuencia, interna o externa, que hubiéramos tenido. 
 Nuestra enfermedad nos dejó con poco tiempo, energía o dinero para 
nada más. Nuestras fantasías y obsesiones nos distraían de las cosas que 
necesitábamos hacer. A menudo descuidábamos nuestras responsabilidades y 
evitábamos hacer las cosas que no queríamos enfrentar. Muchos de nosotros 
tuvimos una serie de problemas simultáneos. Teníamos relaciones que 
necesitaban atención, crisis financieras y en ocasiones enfrentábamos problemas 
legales. Las consecuencias para nuestra vida interior eran igual de serias. La 
conducta sexual adictiva aumentaba nuestra soledad e inseguridad, lesionaba 
nuestra auto-estima, nos alejaba de nuestra naturaleza espiritual y a menudo 
resultaba en un trauma emocional. Todas estas consecuencias se suman para 
dar una vida ingobernable. 
 Al anotar ejemplos de la impotencia e ingobernabilidad, incluimos 
detalles específicos, que nos ayudan a recordar lo que pensábamos y sentíamos 
en ese tiempo, y hace que la realidad de nuestra adicción sexual nos sea cada 
vez más clara. Aunque llevamos a cabo este paso de la mejor forma que 
podamos, es posible que se descubran mayores detalles posteriormente en 
nuestra recuperación. Lo importante es llevar a cabo el Primer Paso ahora, lo 
mejor que podamos, en el entendimiento de que lo podemos volver a llevarlo a 
cabo cuando lo necesitemos. 
 Recibimos ayuda de alguien en el programa, generalmente nuestro 
patrocinador, para llevar a cabo el Primer Paso. Necesitamos apoyo para 
enfrentarnos a nuestra adicción. Un patrocinador nos puede ayudar a enfrentar 
aquellas partes de nuestra enfermedad sobre las cuales estamos en negación. 
Podemos pensar, por ejemplo, que los riesgos que tomamos no fueron tan 
peligrosos o que las consecuencias no fueron tan serias. Nuestro patrocinador 
nos puede ayudar a ver más honesta y claramente cuál era en realidad nuestra 
situación. Si decidimos hacer un Primer Paso por escrito, generalmente 
compartimos lo que hemos escrito con el patrocinador. Para muchos de 
nosotros, ésta es la primera ocasión en que le hemos dicho a otra persona toda la 
verdad acerca de nuestra adicción. 
 En algunos grupos de SAA, los miembros comparten su Primer Paso en 
una junta. Con la ayuda de nuestro patrocinador y otras personas en el grupo 
seleccionamos las partes más importantes de nuestra historia para contarlas. 
Estas incluyen los ejemplos más importantes de nuestra impotencia y los peores 
momentos de ingobernabilidad, sin importar cuanta vergüenza sintamos. 
También compartimos puntos importantes en nuestra historia de adicción que 
NUESTRO PROGRAMA 
25 
ilustren el avance de nuestra enfermedad. Contamos cómo finalmente 
buscamos ayuda y qué se siente reconocer nuestra impotencia e 
ingobernabilidad. Nuestro patrocinador también puede ayudarnos a decidir con 
anticipación si ciertos detalles de nuestra historia son demasiado fuertes como 
para compartir con el grupo. 
 El grupo necesita asegurarse que recibimos apoyo antes y después de la 
presentación del paso. Compartir nuestra historia en el grupo puede hacer que 
surjan sentimientos fuertes. Nos sentimos muy vulnerables. Pero también 
puede ayudar a romper los lazos de la vergüenza y aislamiento, a hacer más 
profundo el proceso para sanar, y a aumentar nuestro compromiso con la 
recuperación. Compartir un Primer Paso en un grupo genera una oportunidad 
de establecer contacto con otros miembros. Permitimos que los demás nos 
conozcan cuando tomamos este riesgo. Y cuando escuchamos a otros compartir 
sus Primeros Pasos con nosotros, recordamos aspectos similares de nuestra 
propia adicción. Compartir el lazo en común de nuestra impotencia hace que 
cada miembro sane. 
 Cada uno de nosotros escoge llevar a cabo este paso de la forma que sea 
más efectiva y tenga mayor sentido para nosotros. No todos llevamos a cabo el 
Primer Paso por escrito. Lo que importa es que seamos honestos acerca de 
nuestra adicción, y dejemos atrás la idea de controlar nuestra conducta por 
medio de la fuerza de voluntad y de manejar nuestras vidas sin ayuda de alguien 
más. No podemos cambiar el hecho de que tenemos una enfermedad. Al 
practicar una honestidad rigurosa y abandonar el sueño de sobreponernos a 
nuestra adicción por nosotros mismos, nos abrimos a la solución espiritual 
ofrecida por los Doce Pasos. 
 También aprendemos cómo solicitar y recibir ayuda de otros adictos 
sexuales en recuperación. Solicitar ayuda nos libera del aislamiento tóxico que 
impulsa nuestra adicción. Conforme recibimos ayuda, aprendemos a derrumbar 
las paredes y aceptar la atención y el cuidado de las demás personas. Aprender 
a ser vulnerables, admitir que no tenemos todas las respuestas, y pedir y recibir 
ayuda son todos esenciales a nuestra recuperación. Cuando admitimos 
completamente nuestro dilema y que somos incapaces de encontrar la salida, 
nos damos cuenta de que ya estamos listos para escuchar la solución. Estamos 
listos para el Segundo Paso. 
 
 
Segundo Paso 
 
Llegamos a creer que un Poder superior a nosotros 
 mismos podría devolvernos el sano juicio. 
 
 
 Cuando aceptamos que nuestra forma no funciona, el SegundoPaso abre 
la puerta para una nueva forma que sí funciona. En el Primer Paso, admitimos 
que nuestra adicción nos iba a destruir si no la deteníamos y que no la podíamos 
detener por nuestra cuenta. Descubrimos que nuestra adicción era un problema 
NUESTRO PROGRAMA 
26 
demasiado grande para que lo solucionáramos por nosotros mismos. Sin algún 
Poder mayor a nosotros para ayudarnos nuestra situación no tiene esperanza. 
En el Segundo Paso se nos presenta la posibilidad de que este Poder nos puede 
devolver el sano juicio y el bienestar básicos. 
 El Segundo Paso ofrece esperanzas de que el sano juicio es posible, y al 
mismo tiempo insinúa que, en nuestra adicción, no estábamos en nuestro sano 
juicio. Nuestra falta de sano juicio se manifestó de muchas formas. A menudo 
le dimos prioridad a nuestra adicción y todo lo demás era secundario. Es 
posible que nos colocamos a nosotros mismos en situaciones de peligro o que 
tomamos riesgos terribles. Y entre más negábamos nuestra adicción y sus 
consecuencias, más fuera de la realidad estábamos. Recuperar el sano juicio es 
redescubrir la naturaleza espiritual que siempre hemos tenido pero que estaba 
escondida por la locura de nuestra enfermedad. 
 Creer en un Poder Superior puede ser difícil para muchos de nosotros en 
SAA, quienes llegamos al programa con una fe que se había dañado de una 
forma o de otra o para aquellos quienes nunca tuvimos ninguna creencia 
religiosa. Algunos de nosotros provenimos de ambientes religiosos estrictos y 
de mucha crítica que reforzaban nuestro miedo y vergüenza. Algunos 
intentamos refugiarnos de nuestra adicción en la religión. Sin embargo, después 
de hacer grandes compromisos y esfuerzos en nuestras prácticas religiosas, 
encontramos poco alivio perdurable de nuestra enfermedad. Otros nunca 
participaron en una religión, o intentaron algunas y quedaron insatisfechos. 
Muchos de nosotros no creíamos en Dios o no estábamos seguros de qué 
creencias espirituales estábamos dispuestos a aceptar, si acaso aceptáramos 
alguna. No importa si somos ateos, agnósticos o aquellos de sólidas creencias 
religiosas, podemos tener reservaciones acerca de la espiritualidad necesaria 
para llevar a cabo el Segundo Paso. 
 Es posible que estemos tan acostumbrados a la auto-dependencia como 
la única forma de funcionar en el mundo que nos resistimos a la idea de un 
Poder mayor a nosotros. Comenzamos a estar abiertos a esta idea cuando 
consideramos las fuerzas que son claramente más poderosas que nosotros, como 
la naturaleza, la sociedad o hasta nuestra adicción. Cuando reconocemos que 
nuestro propio poder es limitado podemos reconocer más fácilmente la 
posibilidad de un Poder Superior. 
 Para algunos de nosotros, casi todo parecía tener mayor poder que 
nosotros, pero de una forma negativa – oprimiéndonos y evitando que fuéramos 
felices o libres. En contraste con esta creencia negativa, llevar a cabo el 
Segundo Paso nos permite aceptar la posibilidad de un Poder que nos puede 
liberar de las cadenas de nuestra enfermedad y regresarnos a una vida de sano 
juicio y realización. 
 Para llevar a cabo este paso, sólo necesitamos estar abiertos a intentar 
algo nuevo. Para la mayoría de nosotros, llegar a creer es un proceso gradual. 
No necesitamos creer en un concepto particular del Poder Superior para 
empezar. Aprendemos de los demás lo que funciona y no funciona para ellos. 
Escuchamos e intentamos nuevas formas de hacer las cosas. Si estamos 
dispuestos a aprender, podemos descubrir los inicios de una esperanza dentro de 
SEXO ADICTOS ANÓNIMOS 
27 
nosotros y llegar a creer en la posibilidad de una recuperación de nuestra 
adicción sexual. 
 Para muchos de nosotros, esto empieza simplemente con asistir a las 
juntas. Sentimos al grupo como un Poder mayor a nosotros, el cual se preocupa 
por nosotros. El ejemplo de aquellos que viven en recuperación, libres de sus 
conductas sexuales adictivas, nos demuestra el poder del programa. Podemos 
depender del amor y apoyo de nuestros amigos en el grupo. Desarrollamos una 
disponibilidad para intentar algunas de las sugerencias del grupo, aun aquellas 
fuera de nuestra zona habitual de comodidad, cuando observamos los efectos 
prácticos de estas ideas en acción. Podemos llegar a creer en un Poder Superior 
a partir de este sencillo inicio. 
 Con el tiempo la mayoría de nosotros llegamos a creer en un Poder 
espiritual que trasciende nuestra voluntad y pensamiento humano y que éste 
Poder nos puede devolver a una condición de serenidad y sano juicio. Los 
Pasos utilizan la palabra “Dios” para indicar este Poder. Sin embargo, el 
programa no acata ninguna religión, ni nos adherimos a ninguna creencia en 
particular acerca de la palabra “Dios,” dejando este asunto al entendimiento de 
cada miembro. Somos libres de usar una palabra diferente en nuestra práctica 
espiritual, si eso es lo que nos funciona. Lo que es importante es que 
dependamos de una realidad espiritual, o Poder Superior, más que en las 
palabras. Esencialmente nuestra experiencia compartida de este Poder es de 
benevolencia y cuidado. No necesitamos ser religiosos para aceptar esta idea o 
para pedir a este Poder benevolente que nos ayude en nuestra recuperación. 
 Uno de los aspectos de llegar a creer en un Poder Superior es encontrar 
cuáles conceptos espirituales tienen sentido para nosotros. Necesitamos estar 
dispuestos a dejar de lado ideas y prejuicios de antaño, intentar nuevas 
soluciones a problemas antiguos y escuchar las experiencias espirituales e ideas 
de los demás de la confraternidad. Lo que funciona para otros puede no 
sentarnos bien a nosotros. Pero si somos pacientes y estamos abiertos, 
descubriremos un entendimiento del Poder Superior que es único a nosotros y 
con el cual nos sentimos a gusto. A final de cuentas, los puntos específicos de 
nuestras creencias no son tan importantes como nuestra fe. Podemos basar 
nuestra espiritualidad en la fe de que nuestro Poder Superior nos puede liberar 
de nuestra adicción. 
 A algunos de nosotros nos sirvió explorar las creencias anteriores acerca 
de Dios o de la religión para poder dejar aclarar antiguas ideas y suposiciones 
que nos pudieran obstruir el camino ahora. Compartir estos pensamientos con 
nuestro patrocinador o con otros en recuperación nos puede ayudar a 
comprender nuestras creencias espirituales anteriores y a estar abiertos a nuevas 
creencias que son más sanas para nosotros. 
 Nuestros conceptos acerca de un Poder Superior se pueden cambiar y 
desarrollar con el tiempo. Conforme crecemos en nuestra recuperación crece 
nuestra conciencia espiritual. Y con el tiempo descubrimos que nuestra fe crece 
no tanto a partir de un conjunto de creencias abstractas, sino de las experiencias 
prácticas diarias de la recuperación y de sanar, como observamos en otros y en 
nosotros mismos. Podemos cultivar esta conciencia acercándonos a aquellos 
NUESTRO PROGRAMA 
 
28 
miembros que muestren una recuperación importante de las conductas con las 
que hemos luchado más nosotros, y cuya fe práctica nos atraiga. 
 La clave del Segundo Paso no es simplemente creer en un Poder 
Superior, sino creer que este Poder pueda regresarnos al sano juicio y que así lo 
hará. Muchos de nosotros creíamos que la recuperación funcionaría para otras 
personas, pero no para nosotros. Creíamos que nuestros problemas eran 
diferentes y que nuestra situación única. Nos habíamos acostumbrado tanto a la 
derrota y desesperación que perdimos la esperanza. En la recuperación inicial 
muchos de nosotros tuvimos nuestra primera experiencia de esperanza a través 
del grupo. En las palabras de otros miembros, y en sus ojos, vimos que la 
recuperación sí era posible. Todo lo que necesitábamos hacer era reconocer que 
si era posible para otros era posible para nosotros también. 
 Si nos parece difícil creerlo, podemos actuar “como si” lo creyéramos. 
La disponibilidad de actuar “como si” lo creyéramos nos ayuda

Continuar navegando