Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
SEXO ADICTOS ANÓNIMOS SEXO ADICTOS ANÓNIMOS SAA DE LA VERGÜENZA A LA GRACIA AUTORIZADO POR EL COMITÉ DE LITERATURA AGOSTO 2004 © International Service Organization of SAA, Inc., 2005 Se prohíbe la reproducción de cualquier parte de este trabajo por cualquier medio sin el permiso por escrito de International Service Organization of SAA, Inc. Derechos reservados Primera impresión, mayo 2005 Segunda impresión, junio 2005 Tercera impresión, octubre 2005 SEX ADDICTS ANONYMOUS es una marca registrada® De International Service Organization of SAA, Inc. ISO, P.O. Box 70949, Houston, Texas 77270 800-477-8191 Página web: http://saa-recovery.org Correo electrónico: info@saa-recovery.org ISBN 0-9768313-1-7 Impreso en los Estados Unidos de América v ÍNDICE Capítulo Página Introducción 1 Capítulo Uno: Nuestra adicción 3 Capítulo Dos: Nuestra confraternidad Juntas 10 Patrocinio 13 Definir la Abstinencia 14 Capítulo Tres: Nuestro programa Los Doce Pasos de SAA 20 Primer Paso 22 Segundo Paso 25 Tercer Paso 28 Cuarto Paso 31 Quinto Paso 36 Sexto Paso 40 Séptimo Paso 43 Octavo Paso 45 Noveno Paso 48 Décimo Paso 52 Décimoprimer Paso 55 Décimosegundo Paso 58 Capítulo Cuatro: Nuestra vida en recuperación Herramientas para la recuperación 62 Abstención y recaídas 66 Una sexualidad más sana 69 Ayuda externa 73 Capítulo Cinco: Nuestro propósito Servicio 75 Las Doce Tradiciones de SAA 77 Conclusión: Siga regresando 97 Historias Personales 1. No quería estar solo 100 2. Una llamada telefónica salvó su vida 112 3. Integrándose 119 4. Tomar una decisión 123 5. Sus sueños se hacen realidad 127 6. Una nueva forma de vida 130 vi 7. Sin necesidad de comprenderlo 134 8. Ser monja y adicta sexual 137 9. Libre en prisión 141 10. Anoréxico sexual 143 11. Aun creciendo espiritualmente 147 12. Consecuencias trágicas, grandes recompensas 152 13. Esto es lo que funciona 156 14. Reparar el daño en vida 159 15. Choque de dos mundos 165 16. Otra puerta se abre 172 17. Fin al aislamiento 178 18. Muchos obstáculos que salvar 180 19. Una fuente superior 186 20. Entregarse dos veces 192 21. Fuera de los estacionamientos 196 22 Mantenerse en el camino 203 23. Crecer 206 24. Un nuevo pasado 211 25. De la locura a la serenidad 213 26. La abstinencia es la base 223 27. Sacerdote sin control 226 28. Llevar a cabo el programa 229 29. Un nuevo viaje 234 30. Tiempo para crecer 238 31. Romper el silencio 242 32. La paz de la recuperación 247 33. Vocación en la vida 253 34. Ahora ella tiene una esperanza 261 35. El camino a la reconciliación 264 36. Avance nervioso importante 269 37. Auto-aceptación 273 38. Por la gracia de Dios 281 39. Una de las personas elegidas 284 40. Se revelarán mayores detalles 290 41. Funciona si nosotros lo llevamos a cabo 293 42. El don de la sobriedad 298 43. La clave para sanar 302 44. Amor firme 305 45. Sueños reestablecidos 313 46. Los pasos a la libertad 317 1 INTRODUCCIÓN Somos adictos sexuales. Nuestra adicción por poco destruyó nuestras vidas, pero encontramos la libertad a través del programa de recuperación de Sexo Adictos Anónimos. En la confraternidad de SAA descubrimos que no estamos solos y que juntarnos con regularidad para compartir experiencia, fortaleza, y esperanza nos da la opción de vivir una vida nueva. Nuestra conducta sexual adictiva causaba dolor – a nosotros mismos, a nuestros amigos y a nuestros seres queridos. Nuestras vidas estaban fuera de control. Tal vez queríamos dejar nuestra conducta adictiva, haciendo promesas y varios intentos para detenernos; sin embargo, en repetidas ocasiones no lo pudimos hacer. Para cada uno de nosotros, llegó un momento de crisis. Cuando al fin solicitamos ayuda, encontramos la recuperación mediante el programa de SAA. Nos dimos cuenta, por nuestra propia experiencia dolorosa, de que no somos capaces de lograr la recuperación de la adicción sexual por nuestro propio esfuerzo. Nuestro programa está basado en la creencia, confirmada por nuestra experiencia, que un Poder mayor a nosotros mismos puede lograr para nosotros lo que no pudimos hacer solos. Al entregar nuestra adicción a un Poder Superior, recibimos el don de la recuperación, un día a la vez. Sexo Adictos Anónimos es un programa espiritual basado en los principios y tradiciones de Alcohólicos Anónimos. Aunque no estamos afiliados a AA o cualquier otra organización, estamos profundamente agradecidos con AA por hacer posible nuestra recuperación. Nuestro propósito primordial es detener nuestra conducta sexual adictiva y ayudar a otros a recuperarse de su adicción sexual. Encontramos una nueva forma de vivir a través del programa de SAA y llevamos nuestro mensaje a otros que buscan la recuperación. La membresía está abierta a todos aquellos que deseen detener su conducta sexual adictiva. No hay ningún otro requisito. Nuestra confraternidad está abierta a mujeres y hombres, sin importar su edad, raza, religión, origen étnico, estado civil u ocupación. Aceptamos a miembros SEXO ADICTOS ANÓNIMOS 2 de cualquier identidad u orientación sexual, ya sean homosexuales, lesbianas, heterosexuales, bisexuales o de trans-género. En nuestros grupos, se encuentra una sabiduría colectiva que ha crecido y se ha acumulado a través de los años. Aprendemos muchas soluciones nuevas a viejos problemas. Los Doce Pasos, un programa espiritual de recuperación, son el eje central a las soluciones. Seguir estos pasos lleva a la libertad de las conductas sexuales adictivas y a sanar paulatinamente nuestras mentes, cuerpos, espíritus, relaciones y sexualidad. La desesperación nos reunió. Encontramos los unos en los otros lo que no podíamos encontrar en ninguna otra parte: alguien que conociera cuán profundo era nuestro dolor. Juntos encontramos la esperanza y la protección de un Poder Superior bondadoso. Nuestro compromiso es ayudar a otros a recuperarse de su adicción sexual, tal como a nosotros nos ayudaron. Este libro contiene nuestras historias y nuestra sabiduría. Está dedicado a todos los adictos sexuales, dondequiera que se encuentren. 3 CAPÍTULO UNO NUESTRA ADICCIÓN Antes de venir a Sexo Adictos Anónimos, muchos de nosotros no sabíamos que nuestro problema tenía un nombre. Lo único que sabíamos era que no podíamos controlar nuestra conducta sexual. Para nosotros, las relaciones sexuales eran una forma de vida absorbente. Aunque los detalles de nuestras historias eran diferentes, nuestro problema era el mismo. Éramos adictos a las conductas sexuales a las cuales regresábamos una y otra vez, a pesar de las consecuencias. La adicción sexual es una enfermedad que afecta la mente, el cuerpo y el espíritu. Es progresiva, y la conducta y sus consecuencias generalmente son más serias conforme pasa el tiempo. Se presenta como una compulsión, la cual es un deseo más fuerte de lo que puede resistir nuestra voluntad, y como una obsesión, la cual es una preocupación mental con conductas y fantasías sexuales. En SAA, llamamos a nuestra conducta sexual adictiva la actuación o actuar. La actuación alteraba nuestros sentimientos y conciencia, y este estado alterado nos parecía muy deseable. La obsesión y los rituales que llevaban al acto sexual en sí eran parte dela “sensación de satisfacción.” Constantemente buscábamos esta sensación de satisfacción, prefiriéndola sobre muchas otras actividades y sintiendo nuestras compulsiones con mayor fuerza que nuestras necesidades básicas de comer, beber, dormir o estar a salvo. Estos deseos compulsivos eran irresistibles, constantes e insaciables. Eran como alarmas que se activaban en nuestras mentes y hacían que fuera difícil concentrarse en algo distinto. Cuando queríamos actuar, no se acababa el impulso. Ni nos sentíamos satisfechos cuando lográbamos nuestro “remedio.” En lugar de eso, entre mayor era la actuación sexual, mayores deseos teníamos de actuar. Perdimos más y más de nuestras vidas a nuestra adicción, lo cual nos costaba tiempo, dinero, relaciones, nuestra salud, trabajo y hasta nuestra libertad. Las consecuencias de nuestra adicción no nos hacían detenernos ni limitaban nuestra SEXO ADICTOS ANÓNIMOS 4 actuación. Entre más tratábamos de controlar nuestra conducta, más se deterioraba. Éramos incapaces de detenernos por nosotros mismos y las súplicas o amenazas de las personas en nuestro derredor no nos ayudaron a dejarlo tampoco. Actuábamos de muchas formas distintas. En algunas ocasiones teníamos problemas con una conducta no deseada; en otras con muchas de ellas. Luchamos contra la promiscuidad; las relaciones sexuales anónimas; la masturbación compulsiva; las relaciones destructivas; las obsesiones románticas; el uso compulsivo de la pornografía, incluyendo la del Internet; el sexo cibernético; las infidelidades; tener fantasías compulsivas; temor excesivo de las relaciones sexuales o evitarlas; la prostitución o el uso de prostitutas; vestir como el género opuesto de forma compulsiva; las relaciones sexuales por teléfono; voyeurismo; exhibicionismo; tener relaciones sexuales en lugares públicos; tocamientos inapropiados; asalto sexual o tocamientos; bestialidad; u otras conductas que representaban un riesgo para nosotros mismos – físico, legal, emocional o espiritual – y peligro para otras personas. Éstos son solamente algunos ejemplos de la actuación; existen muchos más. Lo que tienen en común todas estas conductas para nosotros los adictos sexuales es que las practicábamos de una forma compulsiva, nuestra voluntad no era suficiente ante ellas y tenían un efecto negativo y doloroso. No importaba si otras personas parecían poder tener estas conductas sin ningún efecto adverso. Nosotros no podíamos tenerlas sin consecuencias. A través del tiempo nos hemos dado cuenta de ciertas características de nuestras vidas como adictos sexuales. Aunque ninguno de nosotros encaja perfectamente en el perfil, todos podemos identificarnos con algunos de los siguientes rasgos. Escogíamos las relaciones sexuales y la obsesión romántica por sobre aquellas cosas que más atesoramos – incluyendo los amigos, la familia y el desempeño profesional. Nuestras mentes se llenaban de pensamientos sexuales, fantasías románticas y planes para seducir, y distorsionaban nuestro pensamiento. Las relaciones sexuales se convirtieron en la forma de escapar de nuestros sentimientos y responsabilidades. Repetíamos nuestras conductas sexuales aunque sabíamos que nos causarían daño a nosotros mismos y a otras personas. Intentamos detener la conducta, pero no funcionaron nuestros intentos. Una gran parte de nuestro tiempo se nos iba en ser sexuales o en manejar las crisis y los problemas que surgían debido a nuestra conducta sexual. Violábamos nuestros propios valores, y las relaciones sexuales se convertían en el principal indicador de lo que era importante. Nuestras decisiones sexuales nos generaban miedo y desesperación. Nuestras vidas se llenaban de engaños para poder ocultar nuestra conducta. Nos quedábamos aislados y solos. Nos sentíamos con un vacío espiritual. En nuestra adicción, perdíamos el control de nuestra conducta; la enfermedad tenía vida e intereses propios. Esto es una verdad difícil de aceptar. Podemos pensar que solamente actuábamos cuando así lo deseábamos. Pero si examinamos de cerca nuestra experiencia, podemos ver que no podíamos mantener un control sobre nuestra conducta. Por ejemplo, muchos de nosotros pensábamos que podíamos actuar por un rato y después regresar a nuestras NUESTRA ADICCIÓN 5 vidas. Podíamos participar en una de nuestras conductas favoritas, como navegar en Internet, sólo para encontrar que no nos deteníamos cuando habíamos dicho que lo haríamos. En ocasiones no nos deteníamos hasta que fuera completamente necesario. Cuando nos encontrábamos activos en nuestra adicción, era difícil detener nuestra preocupación con las relaciones sexuales. Se inmiscuía en nuestros pensamientos, especialmente cuando nos encontrábamos bajo presión. Esto incluía tener fantasías sobre las relaciones sexuales, pensar acerca de actuaciones sexuales pasadas y hacer planes para volver a actuar. La obsesión sexual tenía consecuencias propias. Cuando nos encontrábamos preocupados con las relaciones sexuales era difícil concentrarnos en algo más. Usábamos las fantasías sexuales para lidiar con emociones y situaciones que no queríamos enfrentar. Entre más hacíamos esto, mayor crecía nuestra obsesión sexual. En poco tiempo muchos de nosotros pensábamos o teníamos fantasías durante todo el día acerca de las relaciones sexuales. Nuestras fantasías se volvían más compulsivas y más excepcionales. Si hacíamos realidad nuestras fantasías con la esperanza de que estuviéramos satisfechos, descubrimos que estábamos sedientos de más. Entre más tiempo permanecíamos en este mundo de fantasía, más perdíamos el contacto con la realidad. Nuestra obsesión sexual a menudo nos llevó a creer que otras personas estaban obsesionadas igual que nosotros. Como resultado de esta creencia, algunos de nosotros hacíamos sugerencias, chistes o comentarios sexualmente inapropiados. No es que las fantasías sexuales sean necesariamente malsanas en sí. Nuestro problema era que nos perdíamos a nosotros mismos en estas fantasías compulsivas, alejándonos cada vez más de los demás y de la realidad. Intentábamos establecer límites en nuestras conductas, pero con el tiempo violábamos esos límites. Algunos de nosotros decidíamos que participaríamos en ciertas conductas, pero no haríamos otras cosas que fueran peligrosas, causaran daño a otros o fueran ilegales. Actuábamos en formas supuestamente “sin riesgo,” y sólo teníamos fantasías acerca de actuar en las formas prohibidas. De pronto, un día, cruzábamos esos límites. Pagábamos por tener relaciones sexuales cuando pensamos que nunca lo haríamos. Tomábamos riesgos reuniéndonos con extraños para tener relaciones sexuales. O violábamos los límites sexuales de otros. Pudimos habernos prometido a nosotros mismos que no haríamos estas cosas por segunda ocasión, y sin embargo, lo hicimos. Poco tiempo después, lo hacíamos de forma repetida, esperando poder detenernos, pero al mismo tiempo pidiendo que no nos descubrieran. Intentamos detener nuestras conductas, dejar por completo algunas o todas de ellas. Jurábamos nunca volver a la actuación, para después regresar a nuestra adicción en pocos días, horas, incluso minutos. Tirábamos toda nuestra pornografía y artículos pornográficos, sólo para sacarlos de la basura o comprar más. Nos prometíamos a nosotros mismos, y a menudo a nuestros seres queridos, que no repetiríamos nuestras conductas. En ocasiones cumplíamos nuestras promesas por varias semanas, meses o años. Pero con el tiempo volvíamos a la actuación. SEXO ADICTOS ANÓNIMOS 6 Tal vez creímos que, dados el tiempo u otras circunstancias, dejaríamos la actuación. Pudimos haber pensado que nos detendríamos cuando nos casáramos o tuviéramos una relación seria. Y para algunos de nosotros eso fue cierto – pero sólo por un tiempo. Creíamos que si tan sólo pudiéramos cambiar nuestra situación, la conducta desaparecería.Pensábamos que tan pronto termináramos la escuela, el entrenamiento o pasáramos por un período difícil, podríamos tener nuestro problema bajo control. Sin embargo, con frecuencia nos encontrábamos en la actuación después de pasar por una crisis. Muchos de nosotros vivíamos una doble vida. Es posible que nos hubiéramos sentido horrorizados por nuestra conducta de actuación. Pero cuando estábamos en nuestra adicción, entrábamos en una especie de trance. Lo que normalmente considerábamos inmoral o vergonzoso se convertía en algo sexualmente excitante. Frecuentábamos lugares a donde normalmente no asistiríamos, pasábamos tiempo con personas a las que normalmente no frecuentaríamos y hacíamos cosas que no quisiéramos contar a nadie. Para ocultar nuestra actuación, mentíamos a nuestras familias, amigos y compañeros de trabajo. También intentamos ocultar nuestra adicción de nosotros mismos – esforzándonos en el trabajo, siendo perfeccionistas o tal vez siendo muy religiosos. Aun así, con toda la auto-disciplina de la cual hacíamos acopio, no pasaba mucho tiempo antes de que nos sintiéramos obligados a actuar otra vez. La adicción sexual nublaba nuestro juicio. En nuestra obsesión, actuábamos como si fuéramos invisibles, inmortales e invencibles. Por ejemplo, tal vez creíamos que podíamos espiar a alguien o exhibirnos ante otros o ir a tiendas de artículos sexuales sin que nos viera alguien. Tal vez creíamos que podíamos tener relaciones sexuales con extraños sin usar protección y que no correríamos el riesgo de contraer enfermedades o caer en la violencia. Tal vez creíamos que podíamos tener relaciones sexuales cibernéticas sin que alguien se enterara o sin perjudicar nuestras relaciones íntimas. Tal vez creíamos que podíamos mentirle a nuestras parejas, a nuestros jefes, o a nuestros amigos sin que hubiera alguna consecuencia. Cuando nos atrapaban, o cuando intentábamos explicar lo que estábamos haciendo, no podíamos inventar razones creíbles para explicar nuestra conducta. Nuestra conducta no tenía sentido, aun para nosotros mismos, hasta que comprendimos que éramos adictos sexuales. Para algunos de nosotros, el evitar compulsivamente las relaciones sexuales y la intimidad se convertía en un patrón destructivo, que dominaba nuestros pensamientos y acciones. Tal vez siempre nos habíamos sentido incapaces o no estábamos dispuestos a ser sexuales. O tal vez hubiéramos tenido períodos en los cuales nos sentíamos “sin deseos,” alternando con otros períodos en los cuales había una actuación sexual. Nos dimos cuenta de que ambos extremos representan los síntomas de la misma enfermedad. Ya sea que estuviéramos actuando o no siendo sexuales en lo absoluto, nuestra adicción requería que no estuviéramos disponibles emocionalmente. SEXO ADICTOS ANÓNIMOS 7 Ser un adicto sexual se sentía como estar atrapado en un sinfín de contradicciones. Buscábamos amor y romance, pero al encontrarlo, le temíamos y huíamos de la intimidad. Descuidábamos o incluso evitábamos las relaciones sexuales con aquellos que nos amaban, prefiriendo las nuevas conquistas, lo desconocido y lo solitario. Algunos de nosotros tuvimos períodos en los que las relaciones sexuales y las relaciones emocionales eran intolerables y evitábamos el contacto con otros, para pasar después a un período en el cual ninguna cantidad de relaciones sexuales era suficiente. Entre más relaciones sexuales teníamos, menos satisfechos nos sentíamos, y más parecía aumentar nuestro deseo. Entre más intentábamos detener o moderar nuestra conducta, más se agravaba. Algunos de nosotros nos mantuvimos leales a aquellos que nos lastimaban, abandonando a aquellos que nos habían demostrado su cariño. O nos concentrábamos en conductas que tal vez nunca nos agradaron o que violaban nuestros valores. Buscamos consuelo y seguridad a través de conductas peligrosas, de riesgo y traumáticas que nos dejaban aun más heridos, maltratados y traumatizados que cuando iniciamos. Nuestra sexualidad, la que debió haber sido una fuente de felicidad y placer, se convirtió en algo sin alegría y hasta en algo destructivo y peligroso para nosotros mismos y los demás. Algunos de nosotros también teníamos otras conductas adictivas – como una adicción al alcohol y otras drogas, hábitos compulsivos de alimentación o una adicción a apostar, a trabajar, a fumar, a gastar o cualesquier otras conductas o sustancias. Estas adicciones tendían a agravar nuestra adicción sexual, multiplicando las consecuencias negativas de nuestra enfermedad. Estas consecuencias fueron muchas y variadas. Algunas llegaron como resultado directo de nuestra actuación: nos arrestaron o contrajimos una enfermedad de transmisión sexual. Perdimos nuestros trabajos debido a conductas sexualmente inapropiadas. Nuestros matrimonios y relaciones terminaron al descubrirse nuestra conducta. Nuestras reputaciones y medios de vida fueron perjudicados por la publicidad acerca de nuestra conducta ilegal. Sufrimos una cruda emocional después de bajar de la sensación de satisfacción o contemplamos el suicidio. A menudo las consecuencias fueron como resultado indirecto de nuestra adicción. Tal vez perdimos amistades o relaciones sentimentales debido a que nuestra actuación interfería con la energía y el compromiso que requerían. Es posible que nuestro desempeño laboral haya sido mediocre porque no nos podíamos concentrar, por habernos desvelado actuando o que estuviéramos distraídos por la obsesión sexual. A menudo estábamos deprimidos e insatisfechos con nuestras propias vidas; éramos rencorosos y culpábamos a otros por nuestra propia desdicha. Considerábamos la actuación como la experiencia máxima de nuestra adicción, pero con frecuencia era sólo un preludio al derrumbe físico y emocional que seguía. La sensación de satisfacción generalmente no era tan “buena” como esperábamos que fuera. Sólo en contadas ocasiones igualaba nuestras fantasías y no volvía a capturar la emoción que una vez pudo tener. Cuando nos dábamos cuenta de que habíamos sido seducidos una vez más por nuestras fantasías, a menudo nos sentíamos desesperados. Lo más extraño era SEXO ADICTOS ANÓNIMOS 8 que nuestra desesperación, en lugar de detenernos, nos llevaba directamente a la actuación una vez más. Nuestros sentimientos de dolor y vergüenza con frecuencia eran más de lo que podíamos soportar. Como no teníamos ninguna esperanza de que dejaríamos la conducta, buscamos formas de aliviar el dolor. Eso nos llevaba a preocuparnos con las relaciones sexuales nuevamente. Sentir vergüenza es una experiencia común entre los adictos. Es sentir que nunca somos lo suficientemente buenos, que algo no está bien con nosotros, que somos malas personas. La vergüenza jugaba un papel en el ciclo adictivo, minando nuestra resistencia a la actuación. En la medida en que nos sintiéramos indignos no importaba si estábamos en nuestra actuación o no. La actuación nos ayudaba a escapar o a escondernos de nuestra vergüenza. En ocasiones la vergüenza se convertía en parte de la sensación de satisfacción adictiva en sí, de manera que en realidad lográbamos tener una emoción sexual al ser “malos.” La vergüenza también nos hacía ocultarnos y alejarnos de los demás, por lo que no buscábamos la ayuda que necesitábamos. Para muchos de nosotros, aun si intentáramos dejar la conducta, el dolor de la abstención nos obligaba nuevamente a la actuación a pesar de nuestros esfuerzos. Abstenernos de nuestras conductas sexuales adictivas generaba una reacción en nuestras mentes y cuerpos similar a la de un drogadicto que deja la droga. No tolerábamos las molestias físicas y emocionales que sentíamos al dejar estas conductas, así que volvíamos a la actuación. Para cuando llegamos a SAA, los demás generalmente sabían que algo andaba mal con nosotros, aunque intentáramos esconder nuestra conducta. En muchoscasos, nuestras parejas o familia conocían nuestra adicción antes que nosotros mismos la reconociéramos, y a menudo ya habían buscado ayuda para nosotros o para ellos mismos. Con frecuencia éramos los últimos en reconocer nuestro problema. Uno de los aspectos más peligrosos de nuestra adicción es nuestra incapacidad de verla por lo que es. A esta dificultad en reconocer lo que estamos haciendo, lo serio y peligroso que es y cuánto daño causa o pudiera causar le llamamos negación. La negación disimula la horrible verdad de nuestra adicción al convencernos a nosotros mismos que lo que estamos haciendo no es tan malo ni peligroso, o que otras personas o circunstancias externas son los responsables de nuestra conducta. Generalmente nuestra negación es muy sutil. Podremos recordar la actuación, pero negamos el dolor de la actuación, las consecuencias, los riesgos o nuestra incapacidad para detener la conducta. Desgraciadamente, a menudo esto evita que busquemos ayuda. Para muchos de nosotros, el camino vertiginoso de la adicción sexual nos llevó a lo que llamamos tocar fondo. Tocar fondo es llegar a un punto tan bajo – mental, física, emocional y espiritualmente – que rompemos nuestra negación. Varía de persona a persona qué tan profundo es el fondo. Para algunos, pudo haber tomado la forma de una crisis externa: perdimos nuestro trabajo, nos dejó nuestra pareja o fuimos arrestados. Para otros, llegó en un momento de desesperación, cuando nos dimos cuenta de que si no dejábamos la conducta, íbamos a tener una existencia miserable, solitaria y de pesadilla. O NUESTRA ADICCIÓN 9 llegamos a un punto en donde sentimos que nos podíamos morir si seguíamos con la actuación. La adicción sexual no es un mal hábito. Ni es el resultado de un pésimo auto-control, una falta de moral o una serie de errores. Si fuera algo que pudiéramos detener por nosotros mismos, las consecuencias negativas serían suficientes para hacernos dejar la conducta. Muchos de nosotros intentamos curarnos a nosotros mismos con prácticas religiosas o espirituales, disciplina moral o auto-superación. A pesar de nuestra sinceridad y nuestros mejores esfuerzos, seguíamos con la actuación. Nuestra conducta eludía todos los intentos racionales de explicación o corrección. Teníamos que enfrentar el hecho de que teníamos una enfermedad, y que no podíamos detener la conducta adictiva por nosotros mismos. Llegó un momento en que todos los adictos sexuales en recuperación nos dimos cuenta de que simplemente no podíamos seguir viviendo como lo hacíamos antes. Nuestra negación se fracturó y sentíamos el impacto total de nuestra situación tan insoportable. Veíamos que nos encontrábamos al borde del precipicio y sólo nos faltaba dar el último paso. Continuar con la actuación parecía imposible; sin embargo, no seguir con la actuación también parecía imposible. Sabíamos que teníamos que cambiar, aunque no supiéramos cómo. A partir de esta desesperación fue que llegamos a Sexo Adictos Anónimos. 10 CAPÍTULO DOS NUESTRA CONFRATERNIDAD Juntas Muchos de nosotros llegamos a Sexo Adictos Anónimos sintiéndonos profundamente aislados y avergonzados de nuestras conductas y acciones pasadas. Tal vez creemos que nadie puede entendernos o identificarse con las cosas que habíamos hecho o por las que habíamos pasado. Descubrir que no estamos solos es una experiencia liberadora para nosotros. Es un gran consuelo y alivio saber que existe una confraternidad de adictos sexuales en recuperación y que tenemos un lugar a donde ir para ayudarnos en nuestra recuperación. Las juntas son la parte central de la confraternidad de SAA. En las juntas salimos de nuestra vergüenza, secretos y temores hacia una comunidad de personas que comparten el objetivo común de la libertad de la adicción sexual. Nos dan la oportunidad de hablar de nuestras vidas y nuestra adicción con otros adictos sexuales, personas que hayan tenido experiencias similares y comprenden los problemas a los que nos enfrentamos. Asistir a nuestra primera junta de SAA es un paso vital para movernos del aislamiento a la confraternidad y posteriormente a la recuperación. Para muchos de nosotros, nuestra primera junta fue una experiencia liberadora. Nos encontramos entre otras personas como nosotros y escuchamos sus historias. No parecía importar si nos identificábamos con la conducta de las demás personas. A menudo nos asombramos al encontrar a otras personas compartiendo con sinceridad los problemas que presenta la adicción sexual. Conforme fuimos testigos de su honestidad y sinceridad, sentimos que podíamos hablar con toda franqueza sobre nosotros mismos. Revelar nuestra adicción sexual a otros nos da una sensación de libertad y alivio, aun si inicialmente sentíamos algo de temor o resistencia. Un grupo de SAA consta de dos o más personas que utilizan los Doce Pasos y Doce Tradiciones de SAA para juntarse en forma regular con el propósito de recuperarse de su conducta sexual adictiva. En nuestras juntas NUESTRA CONFRATERNIDAD 11 leemos la literatura de SAA y compartimos nuestra experiencia, fortaleza, y esperanza unos con otros, concentrándonos en cómo funciona el programa de recuperación de SAA en nuestras vidas. Las juntas de SAA son presididas por los miembros. No hay facilitadores profesionales ni externos. Nos reunimos como iguales: adictos sexuales que se ayudan mutuamente para alcanzar la sobriedad sexual y para practicar una nueva forma de vida. Todos contribuimos a que nuestras juntas sean un lugar que fomenta nuestra recuperación y lleva el mensaje de SAA al adicto sexual que aun sufre. Nuestros compañeros de la confraternidad dependen de nosotros, así como nosotros dependemos de ellos. Debido a la naturaleza delicada de la adicción sexual, muchos de nuestros grupos son “cerrados,” es decir, que sólo aquellos con deseos de detener la conducta sexual adictiva pueden asistir. Cualquier otra persona que esté interesada en conocer acerca de SAA puede asistir a las juntas “abiertas.” Aunque luchamos por conseguir la sobriedad sexual, su logro no es una condición para asistir o participar. Toda la participación es voluntaria. No estamos obligados a hablar si no deseamos hacerlo. Con tan solo escuchar podemos aprender cómo otros miembros logran la honestidad, confrontan su adicción, encuentran apoyo de otros compañeros adictos y ponen en práctica el programa. Podemos aprender cómo han enfrentado otras personas los problemas que son similares a los nuestros y cómo han usado las herramientas del programa para lidiar con ellos. Los miembros pueden tener cualquier creencia religiosa o no tener ninguna en absoluto. Todos los adictos sexuales en busca de la recuperación son bienvenidos. Muchos de los grupos sugieren que las personas de reciente ingreso asistan a cuando menos seis juntas antes de decidir si el programa es el adecuado para ellos. Si no nos sentimos a gusto en una junta en particular, podemos ir a otra. Sugerimos que el asistir a las juntas sea una prioridad en nuestras vidas. Necesitamos el apoyo, el estímulo y la sensación de pertenencia que las juntas nos brindan para poder efectuar los cambios dramáticos en nuestras vidas que la recuperación trae consigo. Como adictos sexuales estamos particularmente sujetos a aislarnos. Muchos de nosotros actuamos solos en secreto. Las juntas son una forma importante de romper este aislamiento. En las juntas descubrimos que no somos únicos. Si escuchamos sobre las experiencias y sentimientos que tenemos en común encontraremos que tenemos más cosas afines que distintas. En las juntas aprendemos que podemos confiar en que los demás nos conozcan como en realidad somos y aun así ser aceptados por ellos. Si no hay alguna junta de SAA en nuestra área, aun así podemos lograr la recuperación a través de la literatura del programa,conexiones de larga distancia con otros adictos o a la larga iniciando nuestras propias juntas. La idea de iniciar una junta nos puede intimidar, pero alguien tomó un riesgo para establecer cada una de las juntas que tenemos actualmente. Se tiene disponible el apoyo de la Organización Internacional de Servicio de SAA (ISO, por sus siglas en inglés) y de otros grupos de SAA. SEXO ADICTOS ANÓNIMOS 12 A través de los años, nuestros grupos han desarrollado diferentes formatos y costumbres. Aunque ninguna descripción detallada es válida para todas las juntas, existen algunos principios generales y normas seguidas por la mayoría de los grupos. Escuchamos con respeto lo que tienen que decir las otras personas y compartimos nuestra experiencia cuando sea apropiado. Utilizamos las palabras “yo” o “nosotros” en lugar de “usted” o “ustedes” al compartir acerca de nuestra recuperación. No interrumpimos ni damos consejos a menos que se nos solicite. Al compartir nos dirigimos a todo el grupo y no a una o dos personas. Una junta no es un lugar adonde se va a conocer parejas sexuales ni es terapia de grupo. Procuramos no usar lenguaje ofensivo o descripciones demasiado explícitas. Evitamos mencionar nombres específicos o lugares relacionados con nuestra conducta de actuación. Debido a la naturaleza de nuestra adicción, somos cautelosos al tocar o dar abrazos a otros en la confraternidad sin su consentimiento. Nos concentramos en la solución, más que en el problema. Procuramos la práctica del anonimato y la confidencialidad para que la junta sea un lugar seguro para cada uno de los adictos sexuales. Generalmente utilizamos sólo el primer nombre en el grupo para garantizar el anonimato. A quién vimos o qué se dijo en la junta se trata como un asunto confidencial y no se comenta con personas que no sean miembros del grupo. Necesitamos valor para presentarnos a nuestras primeras juntas. Podemos tener temor a ser reconocidos en una junta por algún conocido. Esto puede ser incómodo, pero nos es útil recordar que a menudo nos arriesgábamos a mayores consecuencias cuando estábamos en la actuación que cualquier vergüenza que pudiéramos sufrir en una junta. Con el tiempo, la incomodidad da paso a una sensación de pertenencia y a un sentimiento de alivio al saber que hay otras personas como nosotros. Las juntas son lugares en donde podemos abandonar nuestras defensas emocionales y ser honestos de una forma que pocas veces podemos sentir fuera de la confraternidad. SAA es uno de los pocos lugares en donde podemos hablar francamente sobre nuestra conducta sexual sin el temor de ser juzgados o ridiculizados. Una vez que rompamos el silencio que nos imponemos a nosotros mismos, somos capaces de ser más honestos y de formar lazos más fuertes con los miembros de nuestro grupo. Son estos lazos los que enriquecen nuestro proceso de recuperación. Con el tiempo, aprendemos a confiar en nuestros compañeros de SAA y a recibir su confianza en nosotros. Ocurren muchas cosas en nuestros grupos que son importantes para nuestra recuperación. Compartimos nuestra experiencia unos con otros, lo cual nos recuerda que tenemos una enfermedad en común y que no estamos solos. Al compartir nuestras historias recordamos nuestro avance en la recuperación y nos damos esperanzas mutuamente. Nos reconocemos a nosotros mismos como solíamos ser y adquirimos un compromiso aun mayor con los cambios que estamos haciendo. Estar abiertos a la experiencia, fortaleza, y esperanza de otros también nos da a nosotros nuevas estrategias y actitudes para intentar en nuestra propia recuperación. Tomamos lo que funciona para nosotros y SEXO ADICTOS ANÓNIMOS 13 dejamos lo demás. Al mismo tiempo, compartir nuestra experiencia con otros nos ayuda a reducir nuestra vergüenza y dolor. No solamente entienden los otros miembros el dolor que sentimos – están dispuestos a ayudar. También aprendemos sobre herramientas específicas para ayudarnos a cambiar nuestra conducta e interrumpir el ciclo compulsivo de la actuación sexual y la desesperación. Dejamos en claro lo que es nuestra abstinencia, lo que necesitamos evitar y lo que necesitamos agregar a nuestras vidas para poder tener una sexualidad más sana. También obtenemos apoyo para lograr hacer las cosas difíciles que nos ayudarán a encontrar la libertad que buscamos. Cuando las enfrentamos solos, estas tareas pueden parecer abrumadoras. Pero podemos encontrar un nuevo valor y una nueva fe con personas que piensan igual. Por último, aprendemos acerca de los Doce Pasos de SAA, que es el programa de recuperación que nos brinda la libertad de la conducta sexual adictiva, y nos guía en una nueva forma de vida. Patrocinio Uno de los aspectos más importantes del programa es el patrocinio. Un patrocinador es una persona en la confraternidad quien actúa como un guía para llevar a cabo el programa de SAA, un compañero adicto con el cual podemos contar para recibir apoyo. Lo ideal es que el patrocinador se haya abstenido de la conducta sexual adictiva, haya llevado a cabo el programa y nos pueda enseñar lo que aprendió al llevar a cabo el programa. Podemos aprender de la experiencia, dificultades, triunfos y errores del patrocinador. Nuestro patrocinador puede explicar los fundamentos del programa, tales cómo definir nuestra sobriedad sexual. Sobre todo, los patrocinadores nos guían en los Doce Pasos. Si sentimos la necesidad de la actuación, podemos llamar a nuestro patrocinador para platicar acerca de ello. Un patrocinador puede hacernos responsables de nuestra conducta. Si adquirimos el compromiso de asistir a una junta, nuestro patrocinador puede comprobar si asistimos o no a la junta. Los patrocinadores nos pueden decir si ellos creen que estamos en riesgo de una recaída. Pueden decirnos los momentos cuando no somos completamente honestos con nosotros mismos. A menudo el patrocinador es la persona en la confraternidad que mejor nos conoce. Como miembros de nuevo ingreso, se nos sugiere que obtengamos un patrocinador tan pronto como podamos. Muchos de nosotros le pedimos que sea nuestro patrocinador a la persona que haya compartido experiencias en las juntas que nos hayan ayudado o que nos hayan inspirado a través del ejemplo. Podemos tener patrocinadores temporales hasta que lleguemos a conocer mejor a las personas. Se recomienda que no establezcamos una relación de patrocinio con cualquier persona hacia la cual nos sentimos atraídos sexualmente, puesto que eso puede poner en riesgo la confianza y seguridad que todos necesitamos. Si alguien se niega a ser nuestro patrocinador, no lo debemos tomar como algo personal. Simplemente conseguimos otro patrocinador. Los miembros también NUESTRA CONFRATERNIDAD 14 podemos cambiar de patrocinador. Lo importante es tener uno y usarlo, porque no podemos seguir intentando resolver los problemas por nosotros mismos. En ocasiones es difícil encontrar un patrocinador con mayor experiencia en SAA que la nuestra. A menudo este es el caso cuando las juntas son relativamente nuevas. Existen soluciones a este problema. Podemos ponernos en contacto con un miembro del programa con mayor experiencia que asista a una junta distinta de SAA. Podemos sostener una relación de patrocinio de larga distancia, por teléfono, correo electrónico o carta. Podemos considerar entrar a una relación de co-patrocinio con un amigo del programa para apoyarnos mutuamente. También podemos solicitar el patrocinio de una persona que pueda tener menor experiencia en SAA pero que tenga experiencia en llevar a cabo un programa de recuperación en alguna otra confraternidad. La relación del patrocinio es flexible: le corresponde al patrocinador y a la persona “patrocinada” decidir exactamente cómo trabajaran juntos. Nos mantenemos en contacto regular con nuestro patrocinador, solicitando su apoyo, guía y aliento. Conformellevamos a cabo los Doce Pasos de SAA, nuestro patrocinador funciona como un aliado de nuestra recuperación, compartiendo la experiencia y la sabiduría del programa con nosotros. Los patrocinadores y las personas patrocinadas a menudo forman un lazo intenso que sirve para sanar. Podemos compartir con nuestro patrocinador problemas que sintamos que son demasiado personales como para compartir con un grupo. Muchos de nosotros llegamos a la recuperación sintiéndonos como que no somos dignos de ser amados y no tenemos valor. Un patrocinador que se toma la molestia de escucharnos y de ayudarnos en los malos tiempos nos ayuda a desarrollar confianza en otro ser humano. Empezamos a ver que somos dignos y merecedores de todos los dones que la recuperación trae consigo. Una vez que hayamos llevado a cabo el programa de SAA nosotros mismos, hayamos logrado la abstinencia de las conductas sexuales que nos son adictivas y alcanzado un cierto grado de crecimiento espiritual, estamos listos para considerar ser patrocinadores de otros miembros que así lo soliciten. SAA no tiene ningún requisito formal en cuanto a esta decisión. La mayoría de nosotros sabemos que estamos listos para ser patrocinadores cuando otro miembro nos lo solicite o cuando nuestro propio patrocinador nos aliente a patrocinar a alguien. No necesitamos ser expertos en la vida o sobre las adicciones, para poder patrocinar a alguien. Simplemente compartimos el conocimiento y la experiencia que hemos adquirido por llevar a cabo los Doce Pasos y haber usado las herramientas del programa, y compartimos la sabiduría que aprendimos de nuestro propio patrocinador y de otras personas en la confraternidad. No somos responsables de las decisiones de las personas a las que patrocinamos o de cómo avanzan en la recuperación. Todo lo que necesitamos hacer es ser nosotros mismos y compartir lo que tenemos, sabiendo que un Poder Superior es responsable del resultado. Definir la Abstinencia SEXO ADICTOS ANÓNIMOS 15 Nuestro objetivo al ingresar al programa de SAA es la abstinencia de una o más conductas sexuales específicas. A diferencia de los programas para alcohólicos o drogadictos en recuperación, Sexo Adictos Anónimos no tiene una definición universal de abstinencia. La mayoría de nosotros no tiene el deseo de dejar de ser sexuales por completo. No son las relaciones sexuales en sí las que nos causan problemas, sino la adicción a ciertas conductas sexuales. En SAA podremos determinar mejor cuál conducta es adictiva y cuál es sana. Sin embargo, la confraternidad no les indica a sus miembros lo que es o no una conducta sexualmente adictiva. En su lugar, hemos encontrado que es necesario que cada miembro defina su propia abstinencia. Somos personas distintas, y nuestras conductas adictivas, aunque similares, son únicas a nosotros. Lo que para un miembro pueda ser sano para otro puede ser claramente adictivo. Simplemente no podemos predecir cada forma posible que pueda tomar la actuación y definirla para todos. No quisiéramos negar que cualquier conducta en particular pueda ser una forma de actuación para algún miembro. Ni quisiéramos restringir las conductas que son sanas para algunos de nosotros. Puesto que distintos adictos sufren de distintas conductas, y como nuestra sexualidad se experimenta de tantas formas, es necesario que los miembros de SAA definan para sí mismos cuáles de sus conductas sexuales consideran como de “actuación,” con el apoyo de sus patrocinadores u otras personas en recuperación. Esto puede resultar difícil. Si somos demasiado benévolos con nosotros mismos, es posible que no logremos la sobriedad. Si somos demasiado estrictos, pudiéramos restringirnos de conductas sanas que no es necesario dejar, y si no somos capaces de cumplir nuestras exigencias tan estrictas nos colocamos en una posición de llegar a una recaída. Necesitamos el apoyo de otros adictos sexuales en recuperación y confiar en un Poder mayor a nosotros para encontrar el equilibrio perfecto entre estos dos extremos. Consideramos con cuidado cuáles conductas sexuales sentimos que somos incapaces de detener y cuáles actos sexuales nos llevan a sentimientos que nos desmoralizan y a otras consecuencias negativas. Estas son las conductas adictivas de las cuáles nos debemos abstener. También consideramos cuáles conductas sexuales son aceptables para nosotros, o que podemos disfrutar con un sentido de gratitud y placer. Nuestro programa reconoce la dignidad de cada persona y su derecho de escoger su propio concepto de lo que es una sexualidad sana. Aprendimos que nuestra idea de lo que es sano y lo que es adictivo cambian con la experiencia. Con el paso del tiempo, somos capaces de definir nuestra abstinencia individual con honestidad, justicia y delicadeza. Este proceso es un ejercicio invaluable en nuestra recuperación. Requiere que examinemos minuciosamente todas nuestras conductas sexuales, decidamos cuáles son sanas o adictivas y de cuáles no estamos seguros. Es una forma de hacer un recuento de nuestra sexualidad que nos enseña mucho acerca de nosotros mismos y de nuestra conducta. NUESTRA CONFRATERNIDAD 16 Cuando revisamos ciertas conductas sexuales, es de gran utilidad hacernos unas cuantas preguntas. ¿Nos damos cuenta de que repetimos conductas que no queremos tener? ¿Realizar estas conductas nos lleva a querer hacer algo que sabemos que nos daña a nosotros y a otros? ¿Violan los derechos de otros o es en contra de su voluntad o sin su consentimiento? ¿Nos damos cuenta de que realizamos estas conductas cuando estamos bajo ansiedad o presión, o cuando nos enfrentamos con situaciones o emociones desagradables? ¿Existen causas o consecuencias emocionales debido a nuestra conducta? ¿Notamos sentimientos desagradables como la ira, la vergüenza o la depresión antes de hacerlo? ¿Nos sentimos avergonzados, deprimidos, arrepentidos o solos después de hacerlo? ¿Existen otras consecuencias negativas, ya sea posibles o reales? ¿Nos sentimos incómodos por la cantidad de tiempo o dinero que invertimos en estas conductas? ¿Arriesgamos nuestra salud, relaciones, familia o trabajo? Responder a estas preguntas y compartir con sinceridad sobre estos temas con nuestro patrocinador y con otras personas en recuperación nos ayudará a comprender mejor de cuáles conductas nos debemos abstener para poder lograr la recuperación. Para ayudarnos a definir nuestra sobriedad sexual, muchos de nosotros utilizamos una herramienta que se desarrolló en SAA llamada Los Tres Círculos. Es sólo una herramienta y no es un requisito utilizarla. No todos los adictos en recuperación utilizan este método. Sin embargo, esta herramienta les ayudó a muchos miembros a establecer las bases para su recuperación. Dibujamos tres círculos concéntricos, que constan de un círculo interior, medio y exterior. Con la ayuda de nuestro patrocinador u otras personas en recuperación escribimos distintas conductas en cada uno de los círculos. En el círculo interior colocamos las conductas sexuales de las cuáles deseamos abstenernos, las que consideramos como de “actuación.” En el círculo medio colocamos las conductas que nos pueden llevar a la actuación o de las cuáles no estamos seguros. En el círculo exterior colocamos las conductas sanas que enriquecen nuestras vidas y nuestra recuperación. Nuestros círculos no están fijos para toda la vida. Conforme avanza nuestra recuperación y adquirimos un nuevo entendimiento acerca de nosotros mismos y nuestra adicción, quedamos en libertad de agregar o retirar conductas, o moverlas de un círculo hacia otro, de forma que reflejen este nuevo crecimiento y percepción. Nos hemos dado cuenta de que no podemos cambiar los Tres Círculos por capricho, sino sólo después de una cuidadosa consideración y oración, y con la guía de nuestro patrocinador y nuestros grupos. En el círculo interior anotamoslas conductas sexuales que deseamos dejar. Las conductas del círculo interior son las conductas sexuales adictivas que nos trajeron a SAA, las cosas que nos hicieron tocar fondo en nuestra enfermedad. Algunos de nosotros colocamos en el círculo interior conductas que por sí solas pueden no tener consecuencias serias, pero que nos llevan a un patrón de conducta adictivo que nos puede causar problemas. Por ejemplo, podemos colocar el uso de pornografía en nuestro círculo interior, o dar la vuelta (pasear NUESTRA CONFRATERNIDAD 17 en automóvil o alguna otra forma de buscar posibles encuentros sexuales), si estas conductas avivan nuestro deseo de participar en conductas más destructivas. Algunos de nosotros nos sentimos impotentes ante estas conductas menos destructivas porque hacerlas nos hace querer actuar aun más. CIRCULO EXTERIOR CIRCULO MEDIO CIRCULO INTERIOR En el programa de Sexo Adictos Anónimos la actuación se puede definir como participar en conductas sexuales que colocamos en nuestro círculo interior. La sobriedad sexual, entonces, se define como abstenerse de estas conductas del círculo interior. De igual forma, una recaída (o pérdida de la sobriedad sexual) se refiere a participar en una conducta del círculo interior. Cuando definimos nuestro círculo interior, o de alguna otra forma definimos lo que es la actuación para nosotros, eliminamos una posible confusión con respecto a nuestro programa o a lo que nos referimos cuando utilizamos términos tales como “actuación” o “abstinencia.” Definir con claridad esto nos hace responsables ante nosotros mismos y ante aquellos que nos están ayudando en nuestra recuperación. El círculo medio nos ayuda a evitar ser perfeccionistas sobre nuestros estándares para la sobriedad sexual. Colocamos en el círculo medio las conductas que son “resbaladizas” para nosotros o de las cuales no estamos seguros. NUESTRA CONFRATERNIDAD 18 La mayoría de nosotros llegamos a SAA sin tener en realidad una idea de lo que es la sexualidad sana. Por lo general no estamos seguros si algunas conductas son adictivas o no. Las colocamos en el círculo medio hasta que podamos determinar si son compulsivas o tienen consecuencias negativas. Por ejemplo, si colocamos la masturbación dentro del círculo medio, pudiéramos analizar con qué frecuencia nos masturbamos, qué tipo de fantasías utilizamos, si nos estamos masturbando en un lugar apropiado y cómo nos sentimos después del hecho. Si nos convencemos que la conducta es adictiva, podemos entonces decidir moverla a nuestro círculo interior. Las conductas resbaladizas son las cosas que hacemos que nos hacen vulnerables a la actuación. Para algunos de nosotros, algunos ejemplos son manejar por los lugares en donde solíamos actuar, coquetear o intrigar, usar ropa sugestiva o buscar en televisión contenidos sexuales. Podemos convencernos a nosotros mismos de que tenemos una legítima razón para estar en una situación resbaladiza, cuando de hecho esto es parte de un patrón de conducta adictiva que nos puede llevar a las conductas del círculo interior. Colocar a las conductas resbaladizas en nuestro círculo medio es una forma de ponernos sobre aviso a nosotros mismos cuando estamos en peligro de caer en la actuación. Si participamos en conductas del círculo medio, no perdemos nuestra sobriedad, pero es una señal de que necesitamos acercarnos a los demás y utilizar las herramientas que aprendimos en SAA para volver a nuestro camino. También es importante recordar que lo que puede ser una conducta resbaladiza para alguien puede ser una conducta de actuación para alguien más. Nosotros tenemos que decidir lo que consideramos apropiado para nosotros en este proceso, más que depender en las comparaciones con otros miembros cuyas historias no sean iguales a las nuestras. También podemos colocar en nuestro círculo medio conductas no sexuales que sabemos que nos llevan a estados mentales resbaladizos – conductas poco sanas que no nos apoyan en nuestra recuperación. Algunos ejemplos de esto incluyen aislarse de las personas, faltar a las juntas, trabajar en exceso y otras conductas posiblemente adictivas tales como beber, apostar o comer en exceso. Cuando somos nuevos al programa, nuestro patrocinador nos puede sugerir que coloquemos las conductas sexuales compulsivas que no tengan consecuencias serias en nuestro círculo medio en lugar de nuestro círculo interior. Esto nos permite concentrarnos en nuestras conductas más destructivas primero. Por ejemplo, pudimos participar en conductas ilegales o de riesgo a la vida, tales como masturbarnos mientras conducíamos o teniendo relaciones sexuales anónimas en lugares públicos. Digamos que también acostumbramos masturbarnos utilizando pornografía en la privacidad de nuestro hogar. Un patrocinador puede sugerir que detengamos primero las conductas más peligrosas. Ya que hayamos tenido tiempo para obtener ayuda, y estemos pensando con mayor lucidez, podemos decidir colocar también a la masturbación utilizando pornografía en nuestro círculo interior. SEXO ADICTOS ANÓNIMOS 19 El círculo medio puede considerarse como una red de protección, la cual nos permite caminar por la cuerda floja de la abstinencia sin tener miedo de que un paso en falso sea por necesidad desastroso. También podemos considerarlo como una pista de advertencia o un barandal de protección. Si brincamos el barandal de protección, no nos caímos al acantilado. Sin embargo, debemos reconocer que nos encontramos en un área de peligro. Por último, colocamos en el círculo exterior esas conductas que consideramos sanas, sin riesgo y de beneficio a nuestra recuperación. Practicar estas conductas es una forma de ser delicados con nosotros mismos. Son actos de atención a uno mismo que ayudan a darle un sentido, realización, serenidad y alegría a nuestras vidas. Las conductas del círculo exterior incluyen una sexualidad sana. Las conductas sexuales sanas son aquellas que nosotros elegimos que enriquecen nuestras vidas, nuestra recuperación, nuestra conexión con otros y nuestra vida espiritual. Algunos ejemplos incluyen salir en citas, tener relaciones sexuales sin abuso dentro de una relación estable, una masturbación sana con o sin el uso de fantasías, tomar una clase de baile, usar ropa atractiva o disfrutar de un contacto físico de afecto. Muchos de nosotros incluimos en nuestro círculo exterior actividades sanas de nuestras vidas y no solamente las conductas sexuales sanas. Con frecuencia estas son las cosas que no teníamos tiempo de hacer cuando estábamos en nuestra actuación. Algunos ejemplos incluyen llevar a cabo nuestro programa de recuperación, pasatiempos que solíamos disfrutar, deportes y ejercicio, espectáculos que disfrutamos, pasar tiempo con los amigos y familia, socializar y hacer nuevos amigos en un ambiente sin riesgo, participar como voluntarios en causas que apoyamos o cualesquier otras actividades que hacen nuestras vidas más placenteras o con mayor sentido. Durante este proceso es muy útil tener la guía de un patrocinador o de otros miembros de la confraternidad con mayor experiencia. La experiencia demuestra que es muy difícil distinguir estos problemas por nuestra propia cuenta o ver a través de la negación que a menudo opaca la verdad acerca de nuestra conducta. Con el apoyo de otros miembros de SAA, tomamos conciencia y la sensación de apoyo que necesitamos para buscar la recuperación. Establecer la definición de abstinencia nos ayuda a contestar las preguntas del tipo “qué” presentes cuando ingresamos a SAA: ¿De qué nos debemos abstener? ¿Qué objetivos queremos lograr? Sin embargo, las preguntas decisivas del tipo “cómo” siguen en pie: ¿Cómo logramos la sobriedad sexual? ¿Cómo podemos vivir de una forma diferente a la anterior para que mantengamos nuestra abstinencia? Las respuestas a estaspreguntas se encuentran en nuestro programa espiritual de recuperación, los Doce Pasos de los Sexo Adictos Anónimos. 20 CAPÍTULO TRES NUESTRO PROGRAMA Los Doce Pasos de SAA Asistir a las juntas de SAA es el inicio de una nueva forma de vida. Y aunque la confraternidad de SAA nos apoya en nuestra recuperación, el trabajo real de la recuperación se describe en los Doce Pasos. Las juntas son foros de aprendizaje acerca de cómo integrar los pasos a nuestras vidas. Llevar a cabo los Doce Pasos nos lleva a una transformación espiritual que resulta en un alivio sostenible de nuestra adicción. Cuando empezamos a ir a las juntas de Sexo Adictos Anónimos, a muchos de nosotros nos asombra conocer personas que disfrutan la vida, libres de las conductas dolorosas y compulsivas que inicialmente los trajo a SAA. Cuando escuchamos a los otros miembros hablar acerca de su recuperación, gradualmente nos damos cuenta de que para poder tener el mismo tipo de avance, necesitamos estar dispuestos a hacer lo que sea necesario para poder lograr la abstinencia sexual, y mantener esa abstinencia. Hemos aprendido de la experiencia que no podemos lograr y mantener la abstinencia si no estamos dispuestos a cambiar nuestra forma de vida. Pero, si podemos enfrentar con sinceridad nuestros problemas y estamos dispuestos a cambiar, los Doce Pasos de SAA nos llevarán a un despertar que nos permite vivir una nueva forma de vida de acuerdo a principios espirituales. Dar estos pasos permite que ocurra un cambio fundamental y sea sostenido en nuestras vidas. Son la base de nuestra recuperación. Los Doce Pasos de Sexo Adictos Anónimos 1. Admitimos que éramos impotentes ante nuestro comportamiento sexual adictivo, que nuestras vidas se habían vuelto ingobernables. 21 2. Llegamos a creer que un Poder superior a nosotros mismos podría devolvernos el sano juicio. 3. Decidimos poner nuestras voluntades y nuestras vidas al cuidado de Dios, como nosotros concebimos a Dios. 4. Sin temor, hicimos un minucioso inventario moral de nosotros mismos. 5. Admitimos ante Dios, ante nosotros mismos, y ante otro ser humano, la naturaleza exacta de nuestros defectos. 6. Estuvimos enteramente dispuestos a dejar que Dios nos liberase de todos estos defectos de carácter. 7. Humildemente pedimos a Dios que nos liberase de nuestros defectos. 8. Hicimos una lista de todas aquellas personas a quienes habíamos ofendido y estuvimos dispuestos a reparar el daño que les causamos. 9. Reparamos directamente a cuantos nos fue posible el daño causado, excepto cuando el hacerlo implicaba perjuicio para ellos o para otros. 10. Continuamos haciendo nuestro inventario personal y cuando nos equivocábamos lo admitíamos inmediatamente. 11. Buscamos a través de la oración y la meditación mejorar nuestro contacto consciente con Dios como nosotros concebimos a Dios, pidiéndole solamente que nos dejase conocer su voluntad para con nosotros y nos diese la fortaleza para cumplirla. 12. Habiendo obtenido un despertar espiritual como el resultado de estos pasos, tratamos de llevar este mensaje a otros adictos al sexo y de practicar estos principios en nuestras vidas. Estos pasos son la parte central del programa. Contienen una profundidad que no nos hubiéramos podido imaginar cuando iniciamos el programa. Conforme los llevamos a cabo, experimentamos una transformación espiritual. Con el tiempo, establecemos una relación con un Poder mayor a nosotros, llegando cada uno de nosotros a un entendimiento personal del Poder Superior. Aunque los pasos utilizan la palabra “Dios” para referirse a este Poder, SAA no está afiliado a ninguna religión, credo o dogma. El programa ofrece una solución espiritual a nuestra adicción, sin requerir que se siga una creencia o principios específicos. El camino es lo suficientemente amplio para dar cabida a todos los que deseen caminar por él. SEXO ADICTOS ANÓNIMOS 22 No existe una forma correcta o aprobada por SAA para cumplir con los Doce Pasos. La mayoría de nosotros aprendimos de nuestros patrocinadores cómo llevar a cabo los pasos. Muchos de nosotros también obtuvimos una nueva perspectiva de los libros o hemos adaptado métodos de otros programas de doce pasos. En este libro le sugerimos ideas de cómo llevar a cabo cada paso, basado en los enfoques que han funcionado para muchos de nosotros. Cada paso representa una acción importante, y cada acción está relacionada a los otros pasos, en un proceso que establece nuestra nueva vida en recuperación sobre principios espirituales. Los pasos son enumerados porque sirven para trazar el curso de nuestro avance espiritual. Llevamos a cabo los pasos en orden, debido a que cada paso establece una base para los pasos siguientes. La acción de los pasos a menudo requiere que se completen ciertas tareas, tal como escribir listas, que requieren un examen honesto de nosotros mismos y de nuestra forma de vida. Cada acción también se desarrolla dentro de nosotros mismos, conforme vamos soltando gradualmente viejas formas de pensar y establecemos un contacto consciente con nuestro Poder Superior. No podemos llevar a cabo ningún paso si nos aislamos. Llevamos a cabo los pasos con alguien que comprenda nuestros problemas y le importe nuestra recuperación, de preferencia un patrocinador. Un patrocinador nos ayudará a prepararnos para cada paso, nos guiará y dará sugerencias y nos escuchará cuando compartimos las experiencias y comprensión que obtengamos. Sin embargo, los pasos son más que una serie de ejercicios. Ofrecen los principios básicos para la vida. Muchos de nosotros diariamente encontramos oportunidades para aplicar uno o más de los pasos en las dificultades que se nos presentan en nuestras vidas. Con el tiempo, los principios espirituales en los pasos se integran a nuestros pensamientos, sentimientos y conductas. Nos damos cuenta de que no solamente estamos llevando a cabo los pasos – sino que los estamos viviendo. Primer Paso Admitimos que éramos impotentes ante nuestro comportamiento sexual adictivo, que nuestras vidas se habían vuelto ingobernables. En nuestra adicción, conservábamos la creencia de que estábamos en control de nuestra conducta sexual y que podíamos manejar con éxito nuestras vidas. Esto hacía que muchos de nosotros ni siquiera pudiéramos ver que teníamos un problema. Nos decíamos a nosotros mismos que si intentáramos con mayor esfuerzo podríamos dejar la adicción. Pero nuestra experiencia nos demostró lo contrario. Sin importar cuantas promesas o propósitos hiciéramos, qué tanto esfuerzo y determinación tuviéramos, las conductas a la larga NUESTRO PROGRAMA 23 regresaban, junto con sus consecuencias dolorosas. Sólo cuando admitimos que somos impotentes ante estas conductas y que somos incapaces de manejar nuestras propias vidas, es que podemos iniciar el camino hacia la recuperación. Cuando damos el Primer Paso admitimos que nuestra adicción nos está destruyendo y que no lo podemos detener. Nos rendimos, alzamos la bandera blanca y aceptamos que la batalla ha terminado. El principio detrás de admitir esto es la honestidad. Para muchos de nosotros, la primera grieta en nuestra negación llega al tocar fondo y la desesperación de enfrentarnos a una situación insoportable. El siguiente descubrimiento importante que ocurre es cuando somos lo suficientemente honestos para dar el Primer Paso, al reconocer que somos impotentes ante la conducta que nos trajo a este punto en nuestras vidas y que nuestras vidas están deshechas. Admitimos esto sin excusas o racionalizaciones. Con el Primer Paso, dejamos de mentirnos a nosotros mismos. Mientras podamos ser honestos con nosotros mismos, aunque sea un poco nada más, podemos avanzar en nuestra recuperación. La honestidad es el principio sobre el cual se basa todo el avancefuturo. Empezamos al admitir que somos completamente impotentes de detener nuestras conductas adictivas por nosotros mismos. Admitimos que nuestras vidas están fuera de control. Esto es suficiente para que nuestra recuperación inicie. Admitir que nuestra voluntad no es suficiente nos permite mantenernos abiertos a nuevas formas de pensar y vivir. Mientras mantengamos la creencia del auto-control como el remedio para nuestra adicción continuaremos fracasando. Con este paso, reconocemos que tenemos una enfermedad, no una simple debilidad o un defecto de carácter, y que no podemos cambiar este hecho. Honestamente admitimos que no tenemos todas las respuestas y que necesitamos ayuda. Cuando admitimos nuestra impotencia, empezamos a soltar el control y estamos más abiertos a recibir la ayuda que tan desesperadamente necesitamos. Admitir que nuestras vidas se habían vuelto ingobernables nos permite examinar honestamente las consecuencias tan dolorosas de nuestras conductas sexuales, consecuencias que afectaron cada aspecto de nuestra existencia. Es difícil aceptar que no somos capaces de manejar nuestras propias vidas, y aun más difícil admitir esto a otras personas, pero nuestra experiencia nos dice que no tenemos otra opción más que entregarnos, o regresar a la actuación, y todo lo que eso conlleva. Para muchos de nosotros fue útil examinar nuestra conducta sexual a detalle cuando llevamos a cabo este paso. Algunos de nosotros escribimos una historia de nuestra adicción sexual, desde lo más remoto que podemos recordar hasta el presente, tratando de no dejar nada fuera. Ver nuestra propia historia nos sirve para comprender lo impotentes que éramos ante nuestra adicción. Al escribir un Primer Paso, anotamos ejemplos de nuestra impotencia, incluyendo cómo se desarrollaron nuestras conductas de actuación sexual, acciones que violaron nuestros propios valores, los esfuerzos que realizamos para detenernos, y las ocasiones en que aun sabiendo que estas conductas nos llevarían a graves consecuencias, aun así las hicimos. SEXO ADICTOS ANÓNIMOS 24 En un Primer Paso por escrito también anotamos las formas en que la adicción sexual hizo ingobernables nuestras vidas. Si gastábamos dinero en nuestra adicción podemos tratar de calcular cuánto dinero gastamos. Si gastábamos tiempo, podemos considerar cuántas horas malgastamos, incluyendo el tiempo ocupado en fantasías u obsesiones. Si tomábamos el riesgo de que nos arrestaran, hubiera violencia, o alguna enfermedad, podemos examinar cada riesgo específico que tomábamos. También escribimos acerca de las formas específicas en que nuestras conductas afectaron nuestra salud mental y física, nuestro trabajo, las vidas de nuestros seres queridos, y cualquier otra consecuencia, interna o externa, que hubiéramos tenido. Nuestra enfermedad nos dejó con poco tiempo, energía o dinero para nada más. Nuestras fantasías y obsesiones nos distraían de las cosas que necesitábamos hacer. A menudo descuidábamos nuestras responsabilidades y evitábamos hacer las cosas que no queríamos enfrentar. Muchos de nosotros tuvimos una serie de problemas simultáneos. Teníamos relaciones que necesitaban atención, crisis financieras y en ocasiones enfrentábamos problemas legales. Las consecuencias para nuestra vida interior eran igual de serias. La conducta sexual adictiva aumentaba nuestra soledad e inseguridad, lesionaba nuestra auto-estima, nos alejaba de nuestra naturaleza espiritual y a menudo resultaba en un trauma emocional. Todas estas consecuencias se suman para dar una vida ingobernable. Al anotar ejemplos de la impotencia e ingobernabilidad, incluimos detalles específicos, que nos ayudan a recordar lo que pensábamos y sentíamos en ese tiempo, y hace que la realidad de nuestra adicción sexual nos sea cada vez más clara. Aunque llevamos a cabo este paso de la mejor forma que podamos, es posible que se descubran mayores detalles posteriormente en nuestra recuperación. Lo importante es llevar a cabo el Primer Paso ahora, lo mejor que podamos, en el entendimiento de que lo podemos volver a llevarlo a cabo cuando lo necesitemos. Recibimos ayuda de alguien en el programa, generalmente nuestro patrocinador, para llevar a cabo el Primer Paso. Necesitamos apoyo para enfrentarnos a nuestra adicción. Un patrocinador nos puede ayudar a enfrentar aquellas partes de nuestra enfermedad sobre las cuales estamos en negación. Podemos pensar, por ejemplo, que los riesgos que tomamos no fueron tan peligrosos o que las consecuencias no fueron tan serias. Nuestro patrocinador nos puede ayudar a ver más honesta y claramente cuál era en realidad nuestra situación. Si decidimos hacer un Primer Paso por escrito, generalmente compartimos lo que hemos escrito con el patrocinador. Para muchos de nosotros, ésta es la primera ocasión en que le hemos dicho a otra persona toda la verdad acerca de nuestra adicción. En algunos grupos de SAA, los miembros comparten su Primer Paso en una junta. Con la ayuda de nuestro patrocinador y otras personas en el grupo seleccionamos las partes más importantes de nuestra historia para contarlas. Estas incluyen los ejemplos más importantes de nuestra impotencia y los peores momentos de ingobernabilidad, sin importar cuanta vergüenza sintamos. También compartimos puntos importantes en nuestra historia de adicción que NUESTRO PROGRAMA 25 ilustren el avance de nuestra enfermedad. Contamos cómo finalmente buscamos ayuda y qué se siente reconocer nuestra impotencia e ingobernabilidad. Nuestro patrocinador también puede ayudarnos a decidir con anticipación si ciertos detalles de nuestra historia son demasiado fuertes como para compartir con el grupo. El grupo necesita asegurarse que recibimos apoyo antes y después de la presentación del paso. Compartir nuestra historia en el grupo puede hacer que surjan sentimientos fuertes. Nos sentimos muy vulnerables. Pero también puede ayudar a romper los lazos de la vergüenza y aislamiento, a hacer más profundo el proceso para sanar, y a aumentar nuestro compromiso con la recuperación. Compartir un Primer Paso en un grupo genera una oportunidad de establecer contacto con otros miembros. Permitimos que los demás nos conozcan cuando tomamos este riesgo. Y cuando escuchamos a otros compartir sus Primeros Pasos con nosotros, recordamos aspectos similares de nuestra propia adicción. Compartir el lazo en común de nuestra impotencia hace que cada miembro sane. Cada uno de nosotros escoge llevar a cabo este paso de la forma que sea más efectiva y tenga mayor sentido para nosotros. No todos llevamos a cabo el Primer Paso por escrito. Lo que importa es que seamos honestos acerca de nuestra adicción, y dejemos atrás la idea de controlar nuestra conducta por medio de la fuerza de voluntad y de manejar nuestras vidas sin ayuda de alguien más. No podemos cambiar el hecho de que tenemos una enfermedad. Al practicar una honestidad rigurosa y abandonar el sueño de sobreponernos a nuestra adicción por nosotros mismos, nos abrimos a la solución espiritual ofrecida por los Doce Pasos. También aprendemos cómo solicitar y recibir ayuda de otros adictos sexuales en recuperación. Solicitar ayuda nos libera del aislamiento tóxico que impulsa nuestra adicción. Conforme recibimos ayuda, aprendemos a derrumbar las paredes y aceptar la atención y el cuidado de las demás personas. Aprender a ser vulnerables, admitir que no tenemos todas las respuestas, y pedir y recibir ayuda son todos esenciales a nuestra recuperación. Cuando admitimos completamente nuestro dilema y que somos incapaces de encontrar la salida, nos damos cuenta de que ya estamos listos para escuchar la solución. Estamos listos para el Segundo Paso. Segundo Paso Llegamos a creer que un Poder superior a nosotros mismos podría devolvernos el sano juicio. Cuando aceptamos que nuestra forma no funciona, el SegundoPaso abre la puerta para una nueva forma que sí funciona. En el Primer Paso, admitimos que nuestra adicción nos iba a destruir si no la deteníamos y que no la podíamos detener por nuestra cuenta. Descubrimos que nuestra adicción era un problema NUESTRO PROGRAMA 26 demasiado grande para que lo solucionáramos por nosotros mismos. Sin algún Poder mayor a nosotros para ayudarnos nuestra situación no tiene esperanza. En el Segundo Paso se nos presenta la posibilidad de que este Poder nos puede devolver el sano juicio y el bienestar básicos. El Segundo Paso ofrece esperanzas de que el sano juicio es posible, y al mismo tiempo insinúa que, en nuestra adicción, no estábamos en nuestro sano juicio. Nuestra falta de sano juicio se manifestó de muchas formas. A menudo le dimos prioridad a nuestra adicción y todo lo demás era secundario. Es posible que nos colocamos a nosotros mismos en situaciones de peligro o que tomamos riesgos terribles. Y entre más negábamos nuestra adicción y sus consecuencias, más fuera de la realidad estábamos. Recuperar el sano juicio es redescubrir la naturaleza espiritual que siempre hemos tenido pero que estaba escondida por la locura de nuestra enfermedad. Creer en un Poder Superior puede ser difícil para muchos de nosotros en SAA, quienes llegamos al programa con una fe que se había dañado de una forma o de otra o para aquellos quienes nunca tuvimos ninguna creencia religiosa. Algunos de nosotros provenimos de ambientes religiosos estrictos y de mucha crítica que reforzaban nuestro miedo y vergüenza. Algunos intentamos refugiarnos de nuestra adicción en la religión. Sin embargo, después de hacer grandes compromisos y esfuerzos en nuestras prácticas religiosas, encontramos poco alivio perdurable de nuestra enfermedad. Otros nunca participaron en una religión, o intentaron algunas y quedaron insatisfechos. Muchos de nosotros no creíamos en Dios o no estábamos seguros de qué creencias espirituales estábamos dispuestos a aceptar, si acaso aceptáramos alguna. No importa si somos ateos, agnósticos o aquellos de sólidas creencias religiosas, podemos tener reservaciones acerca de la espiritualidad necesaria para llevar a cabo el Segundo Paso. Es posible que estemos tan acostumbrados a la auto-dependencia como la única forma de funcionar en el mundo que nos resistimos a la idea de un Poder mayor a nosotros. Comenzamos a estar abiertos a esta idea cuando consideramos las fuerzas que son claramente más poderosas que nosotros, como la naturaleza, la sociedad o hasta nuestra adicción. Cuando reconocemos que nuestro propio poder es limitado podemos reconocer más fácilmente la posibilidad de un Poder Superior. Para algunos de nosotros, casi todo parecía tener mayor poder que nosotros, pero de una forma negativa – oprimiéndonos y evitando que fuéramos felices o libres. En contraste con esta creencia negativa, llevar a cabo el Segundo Paso nos permite aceptar la posibilidad de un Poder que nos puede liberar de las cadenas de nuestra enfermedad y regresarnos a una vida de sano juicio y realización. Para llevar a cabo este paso, sólo necesitamos estar abiertos a intentar algo nuevo. Para la mayoría de nosotros, llegar a creer es un proceso gradual. No necesitamos creer en un concepto particular del Poder Superior para empezar. Aprendemos de los demás lo que funciona y no funciona para ellos. Escuchamos e intentamos nuevas formas de hacer las cosas. Si estamos dispuestos a aprender, podemos descubrir los inicios de una esperanza dentro de SEXO ADICTOS ANÓNIMOS 27 nosotros y llegar a creer en la posibilidad de una recuperación de nuestra adicción sexual. Para muchos de nosotros, esto empieza simplemente con asistir a las juntas. Sentimos al grupo como un Poder mayor a nosotros, el cual se preocupa por nosotros. El ejemplo de aquellos que viven en recuperación, libres de sus conductas sexuales adictivas, nos demuestra el poder del programa. Podemos depender del amor y apoyo de nuestros amigos en el grupo. Desarrollamos una disponibilidad para intentar algunas de las sugerencias del grupo, aun aquellas fuera de nuestra zona habitual de comodidad, cuando observamos los efectos prácticos de estas ideas en acción. Podemos llegar a creer en un Poder Superior a partir de este sencillo inicio. Con el tiempo la mayoría de nosotros llegamos a creer en un Poder espiritual que trasciende nuestra voluntad y pensamiento humano y que éste Poder nos puede devolver a una condición de serenidad y sano juicio. Los Pasos utilizan la palabra “Dios” para indicar este Poder. Sin embargo, el programa no acata ninguna religión, ni nos adherimos a ninguna creencia en particular acerca de la palabra “Dios,” dejando este asunto al entendimiento de cada miembro. Somos libres de usar una palabra diferente en nuestra práctica espiritual, si eso es lo que nos funciona. Lo que es importante es que dependamos de una realidad espiritual, o Poder Superior, más que en las palabras. Esencialmente nuestra experiencia compartida de este Poder es de benevolencia y cuidado. No necesitamos ser religiosos para aceptar esta idea o para pedir a este Poder benevolente que nos ayude en nuestra recuperación. Uno de los aspectos de llegar a creer en un Poder Superior es encontrar cuáles conceptos espirituales tienen sentido para nosotros. Necesitamos estar dispuestos a dejar de lado ideas y prejuicios de antaño, intentar nuevas soluciones a problemas antiguos y escuchar las experiencias espirituales e ideas de los demás de la confraternidad. Lo que funciona para otros puede no sentarnos bien a nosotros. Pero si somos pacientes y estamos abiertos, descubriremos un entendimiento del Poder Superior que es único a nosotros y con el cual nos sentimos a gusto. A final de cuentas, los puntos específicos de nuestras creencias no son tan importantes como nuestra fe. Podemos basar nuestra espiritualidad en la fe de que nuestro Poder Superior nos puede liberar de nuestra adicción. A algunos de nosotros nos sirvió explorar las creencias anteriores acerca de Dios o de la religión para poder dejar aclarar antiguas ideas y suposiciones que nos pudieran obstruir el camino ahora. Compartir estos pensamientos con nuestro patrocinador o con otros en recuperación nos puede ayudar a comprender nuestras creencias espirituales anteriores y a estar abiertos a nuevas creencias que son más sanas para nosotros. Nuestros conceptos acerca de un Poder Superior se pueden cambiar y desarrollar con el tiempo. Conforme crecemos en nuestra recuperación crece nuestra conciencia espiritual. Y con el tiempo descubrimos que nuestra fe crece no tanto a partir de un conjunto de creencias abstractas, sino de las experiencias prácticas diarias de la recuperación y de sanar, como observamos en otros y en nosotros mismos. Podemos cultivar esta conciencia acercándonos a aquellos NUESTRO PROGRAMA 28 miembros que muestren una recuperación importante de las conductas con las que hemos luchado más nosotros, y cuya fe práctica nos atraiga. La clave del Segundo Paso no es simplemente creer en un Poder Superior, sino creer que este Poder pueda regresarnos al sano juicio y que así lo hará. Muchos de nosotros creíamos que la recuperación funcionaría para otras personas, pero no para nosotros. Creíamos que nuestros problemas eran diferentes y que nuestra situación única. Nos habíamos acostumbrado tanto a la derrota y desesperación que perdimos la esperanza. En la recuperación inicial muchos de nosotros tuvimos nuestra primera experiencia de esperanza a través del grupo. En las palabras de otros miembros, y en sus ojos, vimos que la recuperación sí era posible. Todo lo que necesitábamos hacer era reconocer que si era posible para otros era posible para nosotros también. Si nos parece difícil creerlo, podemos actuar “como si” lo creyéramos. La disponibilidad de actuar “como si” lo creyéramos nos ayuda
Compartir