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LOS EXPEDIENTES WARREN SERGIO RAMOS PÉREZ Copyright © 2023 Sergio Ramos Pérez DEDICATORIA Para: David Barberá (podría decir que sin su ayuda este libro no habría podido ver la luz, pero sería falso. Lo que sí puedo decir es que sin su ayuda no habría quedado tan bien). El equipo de Lo Desconocido. Mis padres. Obispo Manuel Acuña. Ed y Lorraine Warren. ÍNDICE Prólogo Introducción Can´t help falling in love El soldado Ray Annabelle La familia Perron Ouija West Point La posada maldita La rectoría Borley Amityville Bigfoot El caso Enfield Obligado por el Demonio Familia Snedeker La familia Smurl El hombre lobo El cementerio Union El museo Warren Sus corazones estaban llenos de primavera... PRÓLOGO Lo primero que siento que debo hacer es darle las gracias a Sergio por este inmenso regalo que me entrega, y espero que me permita dedicarle algunas líneas. No tardé mucho en darme cuenta de que teníamos mucho en común. Era un buscador. No en busca de nada concreto, sino de esas pequeñas cosas que nos permiten ir haciendo más llevadero nuestro día a día; también consciente de que algo evidente se nos escapa justo delante de nuestros ojos. Y todo esto se puede percibir de su faceta multidisciplinar; siendo reflejo claro de que a la verdad no se llega separando la realidad y observándola de forma individual, sino fluyendo y derramándose como ríos que convergen hasta un océano único de conciencia. Como pensador, estudioso de la historia filosófica, las religiones, la estética, la hermenéutica, como cualquiera de las etiquetas que alguien pudiera asociar a mi nombre, o por convención social o protocolo, lo más fácil para mí sería hablaros de los Warren, de su amor, de lo que su efecto provoca en otros, del lenguaje y cómo las palabras tratan de englobar lo inefable, de la interpretación de lo que percibimos y lo que es o entendemos como real, de la construcción de la realidad, del concepto de «existir», del miedo, del terror y lo que nos hace sentir, de la simbología, del fenómeno paranormal o lo sobrenatural… Todo eso está muy bien, y sin duda son temas de los que hay mucho que hablar, pero me temo que Sergio no me regaló el prólogo para eso. En su lugar contaré una historia personal. Algo que pasó mientras no me daba cuenta de que pasaba, como eso que se escapa ante nuestros ojos. La abuela de mi madre ocupaba un lugar en la familia más especial de lo que ese propio título otorga en la jerarquía. Era una mujer «especial», amada por cada uno de los miembros, por cada persona que la conocía, una luz situada en lo alto de una montaña solitaria. Se sacrificaba por cada causa, atesoraba y cobijaba secretos, daba lo que no tenía, escondía regalos, mensajes, advertencias, y sabía cosas de esas que nadie más puede saber o pretende esconder. Tanto es así que antes de fallecer dejó bajo su colchón un sobre para cada uno de sus hijos y nietos. Sé que algunos tenían dinero y notas concretas, pero desconozco los mensajes, las cantidades y el contenido de todos esos sobres, menos el de uno. El de mi madre. En el sobre de mi madre había una hoja con una frase escrita de su puño y letra. En esa frase ponía: «Tranquila, vendrá alguien a quien querrás más que a mí». Y a los 8 meses nací yo. El duelo en la familia fue de posguerra. Nunca se me habló de ella, nunca se la mencionaba, las fotos en las que aparecía fueron retiradas de todas las casas y habitaciones. Cualquier activador de su recuerdo quedó destruido y sepultado como si de una maldición se tratase. Hasta un cierto día. En la cena de Nochebuena todos nos juntábamos por tradición familiar, una de esas herencias generacionales; amigos, amigos de amigos, vecinos y otros tantos en casa de la que fuera ahora la nueva «líder», mi abuela. Una noche, cuando yo tenía siete años, mi abuela quiso que su madre compartiera con nosotros aquella tradicional reunión. Desenterró una de esas fotos prohibidas, la sacó donde estábamos todos y la colocó en uno de los estantes del gran mueble que gobernaba el comedor. A lo que yo exclamé: «¡Anda! ¡La iaia Sara!». Exclamación que provocó que su contrario se instalara entre nosotros como un miembro más: un silencio sepulcral. ¿Cómo podía saber aquel niño quién era esa mujer si todos habían tratado de borrar su recuerdo del consciente familiar? Mi tío tomó la iniciativa ante la estupefacción del resto y me preguntó: «¿Y tú cómo sabes quién es?». Y yo contesté: «Uy, si estoy con ella todos los días… ¡Hasta me trae agua por las noches!». Los inicios siempre se extienden ante nosotros como un abrumador terreno en el que las siluetas de las cosas se confunden entre sí y pierden eso que las define, donde se difuminan conceptos y nombres y las más grandes tapan las que hay detrás, nada es lo que parece hasta que no te adentras, te acercas, miras y recorres. Y eso es este libro; eso es la vida. Esta experiencia también fue el inicio de algo, como he dicho, no supe que fue experiencia hasta después de haber pasado, como suele ocurrir, a posteriori que diría Hegel. Y me enseñó dos cosas fundamentales que me han ayudado a lo largo de la vida: La primera, que nada ocurre por casualidad, que ocurre lo que tiene que ocurrir; y la segunda, que darle la espalda a la realidad es tan inútil como estúpido. Cuando alguien escribe un libro y no es fruto de la búsqueda de ventas o de la historia que se ha inventado y considera que debe interesar a los demás, es como un espejo donde podemos encontrar algunas de las cosas que intuimos que están dentro de nosotros, pero no sabe cómo hacerlas salir. Pues eso es este libro. No es una recopilación o una enumeración de casos como seguramente el autor os haya hecho creer. Es el relato de una búsqueda, como lo que os hablaba al inicio, la crónica de alguien en su descubrimiento, en su viaje, en su camino. Y lo que usted, como lector, encuentre entre sus líneas, va a depender única y exclusivamente de usted mismo y lo que lleve dentro. De sus deseos de cruzar el velo de olvido que cubre la verdad. -David Barberá (co-director de Lo Desconocido). INTRODUCCIÓN El motivo que me llevó a escribir un libro como este fue mi interés por lo sobrenatural. Al acercarme a los verdaderos Warren me di cuenta de que sus ideas y explicaciones del mundo espiritual eran muy interesantes y que, lamentablemente, no había mucho de eso en español. Hay entrevistas de la pareja en televisión que son joyas para el aficionado a estos asuntos y quería rescatarlas. No solo eso, sino que quería que fuese una historia completa sobre los Warren. Este es un resumen o compendio de sus casos. Algunas de las historias que aquí leerás tienen una gran cantidad de libros dedicados exclusivamente a diferentes aspectos del caso en concreto, algunos de esos libros son tan extensos, o más, como este que tienes entre tus manos. Por lo tanto, incluso el expediente Amityville, que es al que más páginas he dedicado en este libro, no es más que un resumen de la sinopsis de la historia. La idea de este libro no es tanto la de profundizar y analizar estos casos como la de ofrecer una visión general y variada de la vida y obra del matrimonio. Luego, para quien quiera profundizar más, puede hacerlo con libros más específicos sobre el tema o directamente con los recomendadísimos libros de los Warren; pero la idea de este volumen es dar una visión general sobre quiénes eran y algunos pocos casos de todos los que investigaron. En otras palabras, captar su espíritu (nunca mejor dicho). Aquí encontrarás aspectos de su trabajo que puede que te sorprendan, conocerás a los verdaderos Warren y su forma de ser, las controversias en las que se vieron envueltos, las adaptaciones cinematográficas de sus casos y mucho más. Entre la selección de expedientes, no podían faltar los más conocidos y en los que se basan las películas que todos conocemos, pero he considerado adecuado, también, rescatar otros no tan conocidos o incluso inéditos en español. Entre estas novedades inéditas nos encontramos,por ejemplo, con los capítulos «Ouija» y «La posada maldita». Otros que sí se puede encontrar información en español, pero que no son tan conocidos, son, por ejemplo, el caso de «El soldado Ray», «West Point» o «Bigfoot». Al igual que muchas de las declaraciones del matrimonio, que han sido traducidas específicamente para este libro. Si quieres otro caso de los Warren inédito en español, que tampoco aparece en este libro, puedes echar un ojo al número de septiembre de la revista Lo Desconocido, en Amazon, pues ahí tienes el caso de Laura, una joven que tonteó con el satanismo en 1971 y que casi le cuesta su propia cordura. También me gustaría aclarar una cosa. Aunque son quince los casos seleccionados, en realidad incluye información de muchos más, pues he usado otros para apoyar o comparar el caso principal de cada capítulo con otros similares. He intentado que estos expedientes auxiliares fuesen lo más cercanos posible en el tiempo al caso principal para no perder la sensación cronológica, aunque no siempre me ha sido posible respetar esa regla. Por supuesto, no podía faltar un capítulo entero dedicado al Museo de lo Oculto de los Warren, en el que comentaré algunos objetos y sus correspondientes historias (de manera muy breve, claro). La información de sus casos, en general, es difusa y contradictoria. Existen diferentes versiones, los protagonistas se llaman de una manera o de otra (eso es debido al uso de seudónimos para preservar la privacidad de los implicados, en muchos casos). Y esto lo digo porque, si conoces alguna de estas historias y ves que los nombres están cambiados o algún elemento u orden de acontecimientos no coincide con tu versión, sepas el porqué. Como he dicho al principio, son resúmenes de los casos, no puedo enrollarme con tecnicismos ni con todas las variantes y nombres que se les atribuye. Esto es un compendio de su vida e investigaciones, un muestrario con algunos apuntes personales, sin más. Para profundizar realmente en toda la información, necesitaría miles y miles de páginas (sin exagerar). También quiero agradecer a Lo Desconocido que se haya publicado bajo su sello. Me hace especial ilusión esta colaboración y creo que me ha mantenido muy motivado a la hora de recopilar y escribir este volumen. Dicho esto, te invito a que abras la mente y te dejes llevar por un mundo fantástico y terrorífico a partes iguales, donde seres invisibles viven con nosotros y nos tocan para bien o para mal. Si crees en lo sobrenatural, puede que encuentres información interesante y de provecho; si no crees, tómatelo como una colección de cuentos de ficción y disfruta de las historias. CAPÍTULO 1: CAN´T HELP FALLING IN LOVE Ed y Lorraine Warren han vuelto a la fama gracias al cine, pero su verdadera historia y sus verdaderos casos son los que están recogidos en las siguientes páginas. Ed era un demonólogo y Lorraine una clarividente, que juntos investigaron miles de casos de fenómenos paranormales. En los años 20 del pasado siglo, dos almas estaban dispuestas a encarnar en la misma ciudad. Primero lo haría «El guardián de la riqueza» (Edward) y cuatro meses después sería el turno de «La que viene del reino de Lorena (Francia)» (Lorraine). ¿Cuál es la probabilidad de encontrar al amor de tu vida en tu propia ciudad y que ambos nazcan con unos meses de diferencia y tengan los mismos intereses? ¡Seguro que era una misión que estaba destinada a ser! Ahí empezó la aventura. Lorraine Rita Moran nació el 31 de enero de 1927, en Bridgeport, Connecticut. Fue educada en un colegio católico de niñas, donde tuvo su primera experiencia con lo paranormal en el año 1936, a la edad de nueve años. Comenzó a ver luces alrededor de las personas. Sin embargo, aún no sabía qué eran esas luces o cuál era su significado. LORRAINE WARREN: «A esa edad comencé a ver el aura de las personas. Como era muy pequeña no sabía qué eran esas luces. Recuerdo que una vez le dije a una monja de mi colegio: “tus luces son más brillantes que las de la madre superiora”. Ella contestó: “¿De qué luces estás hablando?”. Así que me mandó a penitencia a rezar porque pensó que le estaba mintiendo. En ese momento comprendí que era un don que solo yo tenía. Este aura que tiene la gente es como un aviso de SOS. No es lo que proyectas, sino que es lo que eres en realidad. Algunas veces veía ese aura incluso en algunas mascotas, y es algo muy hermoso de describir. Como nadie de mi familia entendió de qué se trataba este don, tuve que guardarme este secreto por mucho tiempo, hasta que conocí a mi marido Ed». Edward Warren Miney nació el 7 de septiembre de 1926, también en Bridgeport, Connecticut. A diferencia de Lorraine, vivió experiencias paranormales entre los cinco y doce años de edad. Por las noches, entre las dos y las tres de la mañana, cuando todos dormían, sucedían una serie de hechos misteriosos. Ed narró en una entrevista para Seekers of the Supernatural que las puertas de su armario se abrían por sí solas, y a los pocos segundos salían de él unas luces flotantes con rostros que lo miraban fijamente. ED WARREN: «El rostro que veía más a menudo era el de una anciana enfadada, de pronto la habitación se enfriaba al punto de congelarme, se escuchaban pisadas y susurros, a los pocos minutos ya estaba durmiendo en la cama de mis padres. Crecí sin saber qué era aquello». Desde ese momento, Ed decidió que a lo largo de su vida investigaría la razón de dichos fenómenos. Ed y Lorraine se conocieron a la edad de dieciséis años, en 1942, en el cine colonial de Bridgeport, lugar en el que Ed trabajaba como acomodador y Lorraine frecuentaba con su madre. Ed no se caracterizaba por una gran sociabilidad, y en la ciudad era considerado como el «rarito», por pasar la mayor parte del tiempo solo, por gustarle el cine, por sentirse atraído por la oscuridad... Cuando empezó a fijarse en Lorraine, Ed aunó valor y se decidió a hablar con ella. Lorraine recuerda así aquel encuentro: «La noche que me lo presentaron, al principio vi a un joven atlético de dieciséis años de pie delante de mí. Pero, entonces, tuve una visión premonitoria y vislumbré a un hombre más corpulento y canoso; supe inmediatamente que aquel era el futuro Ed. También supe que pasaría el resto de mi vida con él». En una ocasión, cuando al matrimonio, ya septuagenario, se le preguntó por ese día, Lorraine dijo: —Bueno, el día en que conocí a Ed fue... Ed la interrumpió y, tomándola de la mano, dijo: —¡Fue tu día de suerte! Eso es lo que fue: un día de mucha suerte. Ella rio y, con la cabeza ladeada, miró embobada la sonrisa de Ed. Volviendo a 1942, Ed y Lorraine, poco a poco, comenzaron a desarrollar una gran amistad. En una ocasión, con los adolescentes sentados en un café al lado del cine y la madre de Lorraine vigilándolos a unos metros de distancia, charlaban animadamente e intercambiaban opiniones. A ambos les gustaban los western y el cine de terror, y consideraban que sus vidas personales eran como una película de miedo. Ed recordaría: «Un día empezamos a hablar y nos hicimos amigos. Ella tenía la misma edad que yo, y una noche me acerqué a su casa y le pedí una cita. Cuando nos hicimos novios me decidí a contarle que vi fantasmas y apariciones cuando era niño. Pensé que seguramente se iba a reír y me tomaría por un loco, pero ella me contestó que también tenía un secreto. Era médium y clarividente, y no solo había visto fantasmas igual que yo, sino que también podía hablar con ellos. En ese momento me pareció que el destino nos había unido». Tal y como decía la canción de Elvis Presley de 1961, Can’t help falling in love, y que Patrick Wilson canta magníficamente en la segunda película de los Warren: Los sabios dicen “Solo los tontos se precipitan” Pero no puedo evitar enamorarme de ti ¿Me quedo? ¿Sería un pecado si no puedo evitar enamorarme de ti? Como fluye un río Seguro hasta el mar Cariño, así es Algunas cosas están destinadas a ser Toma mi mano Toma mi vida entera también Porque nopuedo evitar enamorarme de ti. Poco tiempo después, Ed tuvo que entrar en la Marina por motivo de la Segunda Guerra Mundial e ir al mar como marino. Ed y Lorraine se enviaban cartas secretas en las que expresaban su amor mutuo de manera apasionada, hablaban del futuro y trataban de entender el porqué de sus dones. Sobrevivió al hundimiento de su barco, por lo que le concedieron treinta días de descanso. De vuelta en Connecticut, se casaron en 1945. Sin embargo, tuvo que regresar a la guerra, a punto de finalizar, de la cual salió ileso. El matrimonio tuvo una única hija, llamada Judy, nacida el 11 de enero de 1946. Compraron una casa en el bosque en Monroe, Connecticut, y vivieron allí hasta el momento de su muerte. Trabajó como conductor de autobuses y pasó dos años en la Escuela de Arte, hasta 1948. Después, se dedicaría a pintar y a vender sus cuadros. En su Chevrolet Daisy del 33 recorrían el país. Como diría Ed Warren: «Nos gusta pensar que fuimos los primeros hippies. Pero nunca hemos perdido el interés por las apariciones y la demonología». De hecho, comenzaron a investigar los primeros casos en ese año, en 1948, y el inicio de su carrera fue de lo más inusual. El 24 de octubre de 1948, Lorraine, en Ocean Born Mary House tuvo por primera y única vez una experiencia extracorporal, la cual la llevó a interesarse mucho más por el tema del alma y/o la conciencia existiendo fuera del cuerpo, pues debido a su educación, entendía que cuando el alma se separaba del cuerpo físico solo podía ir al infierno, al cielo o al purgatorio. Los fantasmas que ella veía no consideraba que fuesen almas errantes, desde aquel momento sí lo creyó. Por más que se lo hubiera dicho Ed, el chip no cambia hasta que uno lo experimenta en sus propias carnes. ¿Pudo ser este incidente impulsado por una fuerza mayor para que adquiriera plena consciencia? Así me gustaría creerlo. Como ya se ha dicho, antes de ser demonólogo, Ed se dedicaba a pintar, especialmente cuadros de casas que se rumoreaba que estaban embrujadas. Iban hasta el lugar y se sentaban en la orilla para poder tener una vista panorámica. Fue ahí cuando Lorraine empezó a desarrollar más su don: podía ver si la casa realmente estaba encantada o no, también podía ver qué es lo que había pasado y si eran fantasmas o algún ente demoníaco. ED WARREN: «Éramos una pareja de jóvenes muy curiosa y nos atraían esos lugares donde supuestamente se reportaban hechos sobrenaturales, porque a nosotros nos habían pasado cosas parecidas. Por esa época yo me sentaba frente a esas casas, y en mis lienzos, trazaba terroríficos monstruos y fantasmas que surgían de las puertas y ventanas. Después, Lorraine se acercaba al dueño de la casa, que quizás se estaba preguntando desde hacía horas qué hacían aquellos dos jovencitos lunáticos allí, y le ofrecía el cuadro por si quería comprarlo. Lorraine les decía: “Mi marido ha pintado esto. ¡Mire lo que he visto!”. Ellos solo decían: “¡Ay, Dios mío!”. Lo increíble es que muchos dueños de esas casas, pese a que estaban horrorizados, nos dejaban entrar para que investigáramos. Vimos cosas tan extrañas que decidimos en 1952 formar la New England Society for Psychic Research, la primera asociación dedicada a investigar fantasmas y a buscar demonios». La sede fue instalada en su propia vivienda. El trabajo de la N.E.S.P.R. se basaba en la religión, pero también utilizaba la ciencia. A todas las personas que creían que ellos eran una farsa, Ed les contestaba que tenían de su lado la parte científica de la investigación, es decir, muchos voluntarios doctorados en diversas ciencias ayudaban al matrimonio, y juntos debatían para llegar a una conclusión del caso. Ed dijo en una ocasión: «Nadie puede engañarnos diciéndonos que una casa está encantada y salirse con la suya, porque yo soy el mayor escéptico. Tengo que verlo, tengo que escucharlo y tengo que percibirlo con los sentidos físicos». La N.E.S.P.R. no cobraba por sus servicios, y solo pedía ayuda económica para cubrir ciertos gastos. Tanto médicos, investigadores, policías, enfermeras, estudiantes, hasta miembros de la sociedad en general, se ofrecían voluntarios para ser parte de la fundación. Gracias a esta sociedad, abrieron una puerta tras la cual se encontrarían con lo inimaginable, muchas cosas malas, pero también muchas buenas. ED WARREN: «Existe en Canadá un hombre pequeño con el nombre Hermano André. Solo medía, probablemente, metro y medio. Una estatura bien pequeña, pero era grande de espíritu. Un enorme espíritu. Este hombre era conocido como “El Guardián de la Puerta”, en Montreal, Canadá. Hay una estatua que ha sido dedicada a él y yo mismo he aprendido sobre los milagros gracias a este hombre. »Jugó un papel decisivo en la construcción del oratorio de St. Joseph, y si vas allí hoy en día verás cientos de muletas, cientos de aparatos ortopédicos de personas que se curaron milagrosamente en ese oratorio. Lo que hace que la gente suba esos, probablemente, cincuenta escalones, se arrodillen y recen una oración cada uno de ellos. »Fuimos allí en 1953. Mi madre tenía cáncer. Estaba por todo su cuerpo, no podían hacer nada por ella. La enviaron a casa unas dos o tres semanas antes de Navidad. Un día fui a la farmacia y un hombre que estaba allí me preguntó, “¿cómo está tu madre, Ed?”. Dije: “Bueno, no puede comer, no puede dormir, tiene un dolor terrible”... “¿Alguna vez has oído del santuario de St. Joseph de Montreal, Canadá?”. Le dije que no, no había escuchado nada y, por supuesto, en ese momento, estaba siendo construido, y me contó que ocurrían muchos milagros allí. No estaba buscando un milagro. No creía que eso pudiera pasar conmigo ni con mi madre. Solo esperaba que se durmiera y no volviera a despertar para que estuviera en paz, porque, ya sabes, en 1953 no tenían los analgésicos que se tienen hoy. »Volví a casa y Lorraine y mi padre estaban allí, y les dije que me acababa de encontrar con este chico y que me habló sobre este santuario en Montreal, y les conté todo sobre el lugar y dijeron: “Bueno, vayamos allí, solo está a ocho horas”. Así que fuimos hasta allí a la mañana siguiente, dejamos a mi madre con una vecina, que la cuidó, y con una de sus hermanas». En efecto, después de que la vecina llegase a la casa para cuidarla, Ed, su padre y Lorraine pusieron rumbo a Canadá. Llegaron hasta allí, subieron los escalones interminables, rezaron, pasaron el día allí y regresaron a Connecticut la noche siguiente. ED WARREN: «Nunca lo olvidaré. Las luces estaban encendidas arriba, en el dormitorio de mi madre. Recuerdo que ella tenía un dolor terrible, no podía ni hablar, ¿sabes? Estaba muy ronca. Y si se acostaba sentía dolor, si se sentaba sentía dolor, todo era dolor. Pues estábamos subiendo las escaleras y pude escuchar voces hablando. ¡La voz de mi madre muy fuerte! No era débil. Y pude escuchar a esta vecina, la mujer de al lado, hablando con ella. Miré hacia esa habitación y la vi comiendo una manzana. ¡Esta mujer no podía comer, no podía... no podía tragar nada! Ahora, dime, ¿cómo la noche anterior que sentía un dolor tremendo, el calor recorrió su cuerpo y, “de repente”, no hubo más dolor y tenía apetito? Tres días después, salió de esa habitación, bajó las escaleras hasta nuestro coche y nos llevó a Lahey Clinic, en Boston, Massachusetts. Un par de días después le hicieron una exploración. Los médicos de St. Vincent´s Hospital le habían diagnosticado el cuarto cáncer, era como gelatina, no había nada que pudieran extirpar... No encontraron ni rastro de cáncer. ¡Aquello fue un milagro!». Aunque, todo hay que decirlo, el cáncer volvería a hacer acto de presencia en la mujer muchos años después. ED WARREN: «Vivió durante veintidós años más». Materializaciones de objetos, parafonías, apariciones, maldiciones, agresiones a los vivos, clariesencias, ectoplasmas, posesiones, seres feéricos, almas en pena, demonios y espíritus malignos, brujería, detectives psíquicos... Todo esto son elementos que salpican algunos de loscasos estudiados e investigados por el matrimonio. En opinión de los Warren, existen dos tipos de espíritus: humanos e inhumanos. Los primeros, los espíritus humanos, son aquellos que antes de desencarnar recorrieron la Tierra como una persona, es decir, que son el alma de una persona, y puede tener buenas intenciones o malas. Sin embargo, los espíritus inhumanos son aquellos que nunca han tenido una existencia corpórea y suelen ser dañinos para el ser humano, pues se dedican a oprimir. No todos son malvados, pero sí la mayoría, pues también están los espíritus elementales (seres feéricos, lo que son hadas, gnomos, duendes, etcétera). Hay que tener en cuenta que, para los Warren, todo espíritu que tenga malas intenciones lo consideran como demonio. Es por ello por lo que muchos espíritus de personas desencarnadas también son referidos por la pareja como demonios. También creo que se debería remarcar la diferencia entre fantasma y espectro. No he encontrado referencia a que los Warren hagan esta distinción, pero es común entre los espiritistas esta diferenciación. El fantasma es el espíritu de una persona, fallecida o no, que interactúa con el testigo de un modo u otro. El espectro, sin embargo, es una aparición que repite siempre una misma acción y parece completamente ajeno al mundo que le rodea, como si fuera una película que se proyecta una y otra vez. Si revisamos el caso de la rectoría Borley, por ejemplo, la monja que se aparece entraría en la categoría de espectro, mientras que la otra presencia masculina de ese mismo caso sería un fantasma. El método que usaban a la hora de investigar una casa era tal y como lo explicó Lorraine: «Ed se sentaba con la familia y hablaba, y yo pedía permiso para caminar por la casa. La forma en que obtenía lo que necesitaba era sentarme en sus camas. Esa es la forma más fácil, sentarme en el borde de la cama. Cuando te acuestas por la noche, como todas estas cosas pasan por tu mente, queda todo registrado. Piensas en estas cosas, lo que has experimentado, te vas a la cama y se reproduce de nuevo para ti. Es en el momento entre la vigilia y el sueño». También fueron testigos de apariciones de mascotas y animales. ED WARREN: «Fuimos dueños de nuestro propio pastor alemán, que tuvimos durante catorce años, y ese cuadro de allí es de él. Murió, y una noche, al salir al patio trasero a tirar la basura, había una caseta de perro de tipo militar, y él solía sentarse en esa caseta muy erguido, tal y como se ve en el cuadro, se sentaba así, yo le quitaba la cadena y entraba en casa conmigo. Bueno, salí a tirar la basura esa noche y rodeé la casa, y allí estaba el fantasma de este perro sentado en esa caseta para perros de tipo militar. Me quedé allí y lo miré por unos segundos, y comencé a acercarme a él, pero desapareció. Retrocedí y volvió a aparecer. Entré en casa para buscar a Lorraine y a Judy, las hice salir sin decir qué era lo que iban a ver y allí estaba, lo vieron. Era transparente, pero no me cabía la menor duda de qué era lo que estábamos viendo los tres». En 1965, la pareja estuvo investigando en una casa embrujada en la que se encontraba el espíritu de una niña llamada Cynthia, con la que contactó Lorraine tras entrar en una especie de trance. Ed dijo: «En ese momento descubrimos que ella estaba buscando a su madre. Nosotros pensamos: “Eso es horrible. Está buscando a su madre día tras día. ¿Cómo podemos ayudar a esa niña?”. A partir de ese momento comenzamos a no solo experimentar con las apariciones, sino que nos propusimos ayudar a la gente como fuera. Así que comencé a entrevistar a decenas y decenas de clérigos de todas las creencias para interiorizar mejor estos temas. Así me enteré de la existencia de los exorcismos. Después de trabajar en conjunto en varios casos de índole sobrenatural con la Iglesia, llegué a ser el único demonólogo laico de los siete demonólogos reconocidos en ese tiempo en Estados Unidos. Los seis restantes eran todos sacerdotes». Ed comenzó, tal y como ha dicho, a entrevistar a varios miembros del clero, preguntándoles sobre la reacción que tendrían si alguien les llama y les dice que su casa está embrujada. Para su sorpresa, varios de ellos respondieron que los mandarían a un psiquiatra e incluso otros ni siquiera creían en el Diablo. A pesar de todo, los Warren no cobraban por sus investigaciones, sino que solo recibían ingresos a través de los cuadros que Ed aún se dedicaba a vender y de las conferencias que daban. Tal y como ellos decían: «El mensaje más importante que queremos transmitir al público es que existe un inframundo demoníaco y que, a veces, puede ser un problema profundamente aterrador para la gente». Fue en 1968, tras veinte años de investigaciones psíquicas y tras dieciséis años desde la fundación de la N.E.S.P.R., cuando el matrimonio comenzó a dar conferencias en auditorios y universidades. Ed Warren: «La gente suele sorprenderse de la influencia que el mundo sobrenatural y lo oculto ejerce sobre sus vidas. Muchos casos de supuestas enfermedades mentales son en realidad el resultado de posesiones, y muchos casos de asesinato son el resultado de una posesión demoníaca. Desde el principio tuvimos la firme decisión de estudiar todos los sucesos extraños de los que tuviéramos noticia. Con los años nos ganamos la reputación de serios especialistas en incidentes de este tipo. Gracias a nuestra experiencia directa con demonios, también aprendimos a lidiar con ellos». De hecho, el matrimonio tenía en la oficina de Ed un archivo con todos sus expedientes e investigaciones debidamente clasificados por categorías, del cual también iban aprendiendo sobre la marcha. Como cualquier otra pareja, los Warren intentaban mejorar y perfeccionar su trabajo; e incluso me atrevería a decir que estaban llenos de amor: amor por su labor, amor mutuo, amor por el prójimo… En The demonologist, se describió al matrimonio de la siguiente manera: «Ed y Lorraine Warren no son ocultistas ni excéntricos, ni están comprometidos con algún tipo de cruzada religiosa. Por el contrario, la percepción sobre la vida de los Warren es de todo menos negativa. Por supuesto, los Warren son tan efectivos en su trabajo solo por ser personas con gran positividad». CAPÍTULO 2 EL SOLDADO RAY Expediente: El soldado Ray. Fecha: 1968. Tema: Espíritus guía. Tipo de entidades: Fanstasmas. El primer caso que vamos a conocer llegó a oídos del matrimonio Warren en 1976, aunque sucedió ocho años antes. Realmente no lo investigaron, pero sí dieron testimonio del mismo. Cuando se habla de que los Warren investigaron mil casos a lo largo de su carrera, dos mil o incluso diez mil, no es que los hicieran realmente todos desplazándose hasta el lugar y experimentando los fenómenos, sino que, como en este que vas a leer, les dieron la información, aconsejaron en lo que pudieron, y la añadieron a sus expedientes: el archivo de los Warren es enorme, el número de investigaciones hechas personalmente por ellos es más reducido. Todo comenzó durante las conferencias que estaban dando en la primavera de 1976, durante la época del Bigfoot, cuando una mujer llamada Julie Fuller les contactó para relatarles una tierna historia. GRACE En 1968 muchos soldados estadounidenses estaban luchando en Vietnam. Uno de estos soldados era Raymond Jr. Fuller. Él y Julie tenían dos niñas en edad preescolar en el momento en el que se desarrolla esta historia. Ray terminaría su servicio en siete meses y regresaría a casa. Julie, antaño esbelta y atractiva, ahora tenía diez kilos de más, y decidió ponerse en forma antes de que regresara Ray. Cinco días a la semana saldría a correr unos kilómetros para ir bajando peso. Durante su recorrido, Julie solía pasar por delante del cementerio. Y un día pasando por allí… «Me llamo Grace. Quiero ser tu amiga, Julie. Quiero ayudarte a superar algunos problemas que te van a venir». La voz no parecía tener dueño. No había nadie en el cementerio. Era la voz de una mujer, pero Julie pensó que podríahaber sido una simple alucinación. La cosa quedó así y continuó con su rutina, aunque la experiencia no se le iba de la cabeza. Trató de centrarse en las niñas, en seguir con su día a día. Esa misma noche sonó el teléfono. Algo malo había pasado, nadie llama por la noche a no ser que tenga malas noticias, y el recuerdo de aquella voz femenina que escuchó por la mañana se hizo más presente. El que llamaba era Eric Silva, el mejor amigo de su marido, para decirle que el helicóptero en el que volaban se había estrellado y se desconocía el paradero de Ray. Ella intuyó que acababa de enviudar, pero Eric insistió en que no era seguro todavía. Al día siguiente, Julie recibió una llamada del Ejército informando que se declaraba a Ray como desaparecido en combate. Seguía convencida de que estaba muerto, y llamó a sus suegros para darles la noticia de la desaparición. Al tercer día, pasando por el cementerio en su rutina de ejercicios, volvió a escuchar la voz de la mujer invisible. «No está muerto, Julie. No importa lo que diga el Ejército ni lo que puedas pensar, tu marido está vivo». Ella, intrigada y asustada, decidió entrar al cementerio y buscar de dónde venía aquella voz. No vio a nadie. —¿Quién eres? —preguntó. «Me llamo Grace. Nací en 1868 y fallecí en 1903. El Espíritu Divino me utiliza a veces para consolar a la gente». —¿Has dicho que mi marido no está muerto? «Pronto conocerás la verdad, Julie». Y la presencia se marchó de nuevo. LA PROFECÍA Cuatro días después, por la mañana, Grace volvió a hablar a Julie cuando pasaba por el cementerio. «Hoy encontrarán a tu marido. Estará sano y salvo, aunque pasará algunos días en el hospital. Tienes que ser fuerte, Julie, y mantener la fe. A veces Dios nos pone a prueba, y esto puede ser una prueba para ti. Sé fuerte, sin importar cómo te trate la gente». Aquella misma tarde, su suegro la llamó por teléfono. Las creencias de Julie y la de sus suegros eran contrapuestas. Julie era una episcopaliana relativamente devota, pero sus suegros eran agnósticos. Habló con ellos y decidió contarles lo del espíritu, pero no la creyeron, casi que la ridiculizaron. Para Julie aquello era incomprensible. Que Raymond padre, siendo un matemático, tuviese una fe ciega en los números y ecuaciones, cuando las matemáticas eran un invento humano, algo casi tan abstracto como un espíritu, y que no la creyese cuando hablaba de fantasmas... Pero tal y como pronosticó Grace, aquella tarde, Julie recibió una llamada del Ejército confirmando que habían encontrado a su marido, estaba en estado de shock y con amnesia, aunque según los médicos se pondría bien en unos días. De inmediato llamó a sus suegros para darles la buena noticia y tuvieron que admitir que ese espíritu había estado en lo cierto. Cuando Julie pudo hablar por teléfono con su marido, este aún no había recuperado la memoria, pero parecía de buen humor, pues aunque no recordaba quién era, le dijo: —Tengo delante una fotografía tuya y de las niñas. Sea quien sea yo, sé que soy un hombre con suerte. Julie, llorando, le replicó: —El médico ha dicho que recuperarás la memoria en poco tiempo. —¿Descubriré que soy millonario? —No, pero descubrirás que tienes a cinco personas que te quieren muchísimo. Yo, las niñas y tus padres. Efectivamente, Ray, con el tiempo, se recuperaría por completo. REFLEXIONES Este caso me parece muy tierno y da que pensar. Según algunos estudiosos, el tiempo y el espacio como lo conocemos no existe en el Más Allá; pasado, presente y futuro se mezclan. ¿Está ahí la respuesta a la habilidad de estos espíritus para conocer el futuro? O incluso de las premoniciones humanas… ¿O es algo que ya está predestinado y no hay nada que podamos hacer para cambiarlo, a pesar de tener la ilusión de que tenemos libre albedrío y creer que la realidad se reinventa a cada momento? Sospecho que no tenemos medio de comprobar si nuestros pensamientos, decisiones y acciones son realmente fruto propio o si alguien nos ha programado así, siguiendo un guión o un fin. Para mí, son cuestiones de difícil respuesta y que darían pie a muchas otras preguntas. ED WARREN: «La mayoría de las personas les tienen miedo a los fantasmas, y no les faltan motivos. A lo largo de los siglos, los fantasmas han sido representados como seres malvados empeñados en aterrorizar y, en algunos casos, incluso destruir a la humanidad. Muchos fantasmas son capaces de advertir a sus amigos humanos de problemas inminentes o incluso de entregar mensajes del mundo de los espíritus». LORRAINE WARREN: «Usualmente, en estos casos, un ser querido fallecido regresa para confortar o servir de guía para la persona a la que visita. Otras veces regresan para compartir en familia alguna celebración o dar la bienvenida a un nuevo bebé. Y siempre se aparecen con un aspecto de buena salud o, a veces, más jóvenes de la edad que tenían cuando murieron». También hay otro punto que está presente en este caso, aunque sutil, pero que en expedientes posteriores se hará más evidente. Me estoy refiriendo al contacto con el otro lado. Según Lorraine Warren, no se debe intentar contactar con el otro lado ni con nuestros seres queridos fallecidos, pues podría ser otra entidad la que responda a nuestra llamada. Para ella es mejor dejarlo correr y, en caso de que un ser querido quiera contactar con nosotros, bien; si no, dejarlo estar y ya. Julie no buscó a Grace, y fue esta segunda la que se manifestó de manera voluntaria sin ser llamada. Así es como debe ser, según los Warren. También hay casos en los que entidades malvadas se hacen pasar por espíritus de fallecidos, cercanos o no a la persona viva, para dañarlos, tendiendo una trampa. En el siguiente caso que vamos a ver podremos comprobar este ejemplo. CAPÍTULO 3 ANNABELLE Expediente: La muñeca Annabelle. Fecha: 1970 - 1971. Tema: Muñecos malditos. Tipo de entidades: Demonio. ORÍGENES Todo comenzó en 1970, en la ciudad de Hartford, Connecticut, cuando Deirdre Bernard, en ocasiones llamada Debbie o Deirdre Jennings, recibió por parte de su madre, como regalo de cumpleaños, una Raggedy Ann Doll, comprada en una tienda de segunda mano. Era una muñeca grande, de casi un metro de altura. Hay algunas fuentes que apuntan que Deirdre no era su nombre verdadero, sino un pseudónimo para preservar su privacidad, de modo que su nombre real aún no habría trascendido. Deirdre era enfermera y vivía con Lara «Angie» Clifort, compañera de piso y de profesión. Hay versiones donde la amiga se llama Angie Stapleton. A veces se las menciona como estudiantes de medicina y se dice que Deirdre acababa de cumplir los dieciocho. En otras fuentes dicen que tenía veinte años, veinticinco, o incluso, en otras, aumentan la edad hasta los veintiocho años. Yo usaré la información que ofrece el libro The demonologist y daré los datos y nombres que se dan ahí. Es decir, Deirdre Bernard, veinticinco años. Durante las décadas de los sesenta y setenta, las muñecas Raggedy Ann tuvieron gran auge entre los estadounidenses. Incluso se hicieron películas y series con la muñeca como protagonista. De hecho, revisando el cine de la época, no era raro encontrar una de estas muñecas Raggedy Ann colocada en el dormitorio de algún niño o niña. La película Goodye, Raggedy Ann, de 1971, protagonizada por Mia Farrow, nos habla de una estrella de cine frustrada que, casi de manera inmadura, sigue refugiándose en su muñeca de la infancia, y esta no podía ser otra que una Raggedy Ann. Definitivamente, fueron muy populares en su día. Para conocer el origen de este tipo de muñecas hemos de remontarnos hasta comienzos del siglo XX, cuando Johnny Gruelle, de Connecticut, creó a las Raggedy Ann para su hija Marcella de trece años; era hija única, por lo que se llevaba toda la atención. Un buen día, la niña había hecho una muñeca de trapo confeccionada a mano, y había dibujado una cara en ella. Por su parte, John, tomó de su estantería un libro de poemas de James Whitcomb Riley y combinó dos: Elhombre Raggedy y Pequeña Orphant Annie. Dando como resultado Raggedy Ann. Le gustó tanto que decidió escribir e ilustrar un libro para niños en el que Raggedy Ann sería la protagonista. Marcella murió a los trece años, el 8 de noviembre de 1915, poco después de ser vacunada contra la viruela en la escuela. Las autoridades atribuyeron su deceso a un fallo cardíaco, pero sus padres culparon a la vacuna. A partir de este momento, Johnny Gruelle se convirtió en un oponente de la vacunación, y la muñeca Raggedy Ann fue utilizada como símbolo por el movimiento anti-vacunas. Sin embargo, no fue hasta 1918 cuando el público conoció a la muñeca. Fue en este año cuando Gruelle, con una muy buena técnica de márketing, publicó su libro Raggedy Ann Stories, a la par que salía al mercado la muñeca. Tuvo tanto éxito que, en 1920, llegó la secuela, incorporando al hermano de la muñeca, llamado Raggedy Andy. La colección de libros se extendería a lo largo de los años, incluyendo películas. La muñeca en sí, era muy simple, estaba hecha de trapo, con un triángulo rojo por nariz y gruesos hilos rojos como cabello. Y la que recibió Deirdre, tenía cerca de un metro de altura (aunque estas muñecas tenían diferentes tamaños), casi del tamaño de una niña pequeña. PRIMEROS SUCESOS Volviendo a la historia que nos ocupa, pronto empezarían a notar cosas extrañas con aquella enorme muñeca de trapo. Deirdre solía colocarla en la cama cada vez que se iban al trabajo, y al regresar, se daban cuenta de que la muñeca estaba en otra postura, con las piernas o los brazos cruzados. Un buen día, las dos chicas decidieron dejar a la muñeca con brazos y piernas cruzados antes de marcharse al trabajo. Pero cuando volvieron, tenía sus extremidades extendidas… ¡y estaba recostada sobre la almohada! Aquello se tornó más grotesco en un par de meses, cuando descubrieron que no solo sus brazos y piernas cambiaban de posición, sino que además la muñeca aparecía y desaparecía en diversas estancias del piso. Una mañana aparecía en el salón, otro día la dejaban en la cama de Deirdre y al regresar del trabajo estaba en la de Lara, en otras ocasiones la encontraban en la ventana como si mirara hacia la calle… Lo cierto era que, aunque estaban un poco desconcertadas, no le tenían miedo a la muñeca, cuyos movimientos a espaldas de ellas los consideraban hasta graciosos. En una ocasión, al regresar del hospital en el que trabajaban, después de haber tenido que realizar horas extras y llegar a casa a medianoche, encontraron a la muñeca en la puerta, nada más entrar al piso, junto a una silla, de rodillas, esperándolas. No solo era chocante la idea de que una muñeca estuviera esperándolas impaciente tras la puerta, sino que además, las muñecas de trapo no tienen articulaciones que les permitan doblar las piernas de aquel modo. ¡Un día hasta la encontraron de pie! Incluso a veces la dejaban en el salón y, al regresar a casa, la muñeca estaba en el dormitorio con la puerta cerrada. Cal Randell, el novio de Lara (en ocasiones mencionado como novio de Deirdre o incluso solo como un amigo de las chicas, y también llamado Lou Carlo en otras fuentes), solía visitar el apartamento, y parecía ser el único al que la muñeca no le gustaba. Y así pasó el tiempo. Los fenómenos continuaron manifestándose con regularidad. ¡AYUDA! Pero, aunque inquietantes estos sucesos, la muñeca nunca se mostró agresiva con las chicas ni atentó contra su seguridad. Tan solo se paseaba por la casa, sin hacer daño alguno. Hasta que un día, al regresar a casa como de costumbre esperando encontrarse a su particular Raggedy Ann en algún lugar donde no la hubieran dejado por la mañana, encontraron un trozo de papel con algo escrito: «Ayúdanos». Estaba escrito con una caligrafía similar a la de un niño. Y otro misterio rodeaba el papel en el que estaba escrito el mensaje: era papel sulfurizado (papel de horno), y las chicas nunca habían tenido ese tipo de material en casa. ¿De dónde había salido? Durante los días siguientes aparecieron más notas. Una de ellas ponía: «Ayuda a Cal». Pero él no estaba en peligro, ni enfermo, ni nada por el estilo... que supieran. Al mostrarle la nota al chico, este consideró que era una broma de mal gusto de alguien. Quizás así lo pensase realmente, o quizás fuese un mecanismo para minimizar su inquietud hacia la muñeca. Para asegurarse que nadie estaba entrando en el piso a escondidas, moviendo la muñeca de aquí para allá y dejando esas notas, decidieron poner trampas. Colocaron un pequeño trozo de cinta adhesiva en la puerta mientras estaban fuera. Si alguien entraba, la cinta se rompería o se despegaría. En las ventanas pusieron un trocito de masilla con el mismo fin. Si veían al regresar que una de esas pequeñas señales estaba rota, sabrían que alguien había accedido al apartamento. Pero por más que repitieran esas trampas, nunca encontraron nada raro ni ninguna evidencia de allanamiento de morada, y la muñeca seguía moviéndose sola por la casa. Cerca de las navidades, una mañana, como de costumbre, la muñeca no estaba en su sitio; en esta ocasión estaba tirada junto al aparato de música. Pero además, como surgida de la nada, apareció sobre el mismo una bota de chocolate de las de Navidad. Ellas no habían llevado chocolate a casa y Cal hacía muchos días que no iba. Ese chocolate no podía estar allí a menos que se hubiera materializado de la nada. Para más inri, en otra ocasión, al llegar a casa, descubrieron que la muñeca Raggedy Ann tenía una de sus manos manchadas de sangre y salpicaduras en el pecho. ¡Ellas eran enfermeras y sabían distinguir perfectamente la sangre de cualquier otro tipo de sustancia! La inquietud ya empezaba a apoderarse de las chicas. ¿Había un fantasma? ¿La muñeca quería transmitirles un mensaje con esas acciones y esas notas? ¿Qué estaba pasando? Decidieron contactar con una médium para que les arrojara algo de luz sobre todo aquel misterio. Esta mujer llegó al piso, una noche, y rápidamente se puso manos a la obra. Durante la sesión espiritista las chicas preguntaron si había alguien con ellas; sí, había una presencia. Entonces quisieron saber si tenía relación con la muñeca; sí, la tenía. ¿Quién era? Era una niña, por eso era tan cercana a la muñeca y la movía jugando por toda la casa, una niña de nombre Annabelle Higgins, que había muerto a los siete años de edad de manera trágica y violenta (atropellada de manera intencional) en ese mismo enclave antes de que se construyera el edificio actual. El caso es que esta Annabelle, este fantasma, les pidió quedarse con las chicas en la muñeca, pues se sentía muy sola; le encantaba estar con Deirdre y Lara, se sentía amada por ellas y quería permiso para quedarse con las chicas a través de la muñeca Raggedy Ann. Ambas amigas, conmovidas, aceptaron de buen grado, pues como enfermeras buscaban el bienestar de las personas (aunque estuvieran muertas, como en este caso). Cal rechazó tal idea y les pidió que se deshicieran de la muñeca, que la quemaran o, que al menos, no la volvieran a meter en el dormitorio, pero Annabelle iba por libre y se colaba de vez en cuando. Tanto era así que las chicas comenzaron a tratar a la muñeca como a una persona más, refiriéndose a ella por el nombre de Annabelle y comportándose como lo harían con una niña de carne y hueso. Algo que Cal consideraba demencial. En ocasiones, durante las visitas de Cal al apartamento de las chicas, Annabelle estaba sentada en un lugar determinado y, al distraerse un momento y volver a mirar, la muñeca estaba situada en otro lugar distinto. Realmente sentía rechazo hacia aquella muñeca. Como se ha mencionado antes, era el único al que le daba mala espina, y la sensación se fue intensificando a medida que el desgaste físico se empezó a hacer evidente en las chicas. Estaban más apagadas, más cansadas, más apáticas... Era como si Annabelle tomara la vida de ellas, absorbiéndosela. Para colmo de males, oían ruidos nocturnos, como golpes recorriendo las paredes del piso o comosi algo se abriera camino entre los tabiques... En ocasiones, destellos de luces rojas, amarillas y naranjas brillaban de manera intermitente. Y el frío... La habitación donde estuviera era hielo. Incluso las chicas creyeron escuchar en alguna ocasión una especie de gruñido, muy bajito, procedente de la muñeca. INSTINTOS HOMICIDAS Cal iba cada vez menos por el piso, no quería estar cerca de Annabelle, pero las chicas seguían insistiendo en que la pobre niña necesitaba de su ayuda y de su compañía, y no podían deshacerse de ella. ¿Acaso no se daban cuenta de lo que estaba pasando? De lo que les estaba pasando... Una noche, en una de las escasas visitas de Cal, las chicas estaban preparando la cena mientras él se tumbó en la cama de Lara a descansar. Obviamente, allí no estaba Annabelle. Tan agotado había llegado que se quedó dormido. Entonces sufrió algo parecido a la parálisis del sueño, es decir, la sensación de estar despierto y no poder mover ni un músculo, provocándole un malestar agobiante. Para mayor horror de Cal, la muñeca Annabelle había hecho aparición en la habitación, la vio arrastrarse sobre él, avanzando hacia su rostro, y aquellas pequeñas manos de trapo se aferraron a su garganta, apretándole la tráquea, impidiéndole respirar... Cal pudo reaccionar con un grito, salió de la habitación, y las chicas, asustadas, le preguntaron qué le pasaba. Había tenido una horrible pesadilla (o eso creía), la muñeca había intentado estrangularle, e incluso continuaba jadeando por la falta de aire. Quizás estaba demasiado obsesionado con Annabelle y caía en un estado de estrés tan grande que incluso tenía pesadillas. ¿O tal vez no había sido un sueño? Presentaba marcas violáceas en el cuello y Annabelle estaba a los pies de la cama, inerte, cuando él huyó del dormitorio. Deirdre y Lara notaron, en los días sucesivos, que aquella presencia y el desgaste se iban haciendo cada vez más grandes. Deirdre: «En una ocasión, una estatua levitó a través de la habitación y entonces cayó sobre el suelo. Ninguno de nosotros estaba cerca de la estatua, estaba al otro lado del cuarto. Aquello nos asustó de verdad». Semanas después, Deirdre iba a pasar unos días con su madre mientras que Lara y Cal se irían de viaje al campo. Deirdre había salido un momento, dejando a sus amigos a solas en el piso mientras planificaban el itinerario de su viaje, y fue entonces cuando escucharon, procedente del dormitorio de Deirdre, ruidos como si alguien estuviera revolviendo los cajones y los objetos de la chica. Cal se aproximó hasta la habitación para comprobar qué era todo aquel jaleo, y lo encontró todo en perfecto orden. Y la muñeca, la insidiosa muñeca Annabelle, estaba allí, en una esquina. Cada vez que pasaba algo inusual, la muñeca siempre estaba involucrada o cerca de donde ocurrían los hechos... Cal se acercó a ella cuando, de un modo que va más allá de los sentidos convencionales, notó que había alguien a su espalda. Alguien o algo, pero desde luego era una presencia inteligente. Lara fue testigo de cómo el chico se sobresaltó, realizando un movimiento brusco y repentino, y se llevó las manos al pecho como acto reflejo. Ella no dejaba de preguntarle qué le había pasado. Cal, al subirse la camiseta manchada de sangre, comprobó que tenía cuatro arañazos verticales y tres horizontales, inflamados, como producidos por unas garras invisibles... Cuando llegó Deirdre se lo contaron, y el miedo en el trío comenzó a hacerse palpable. Las chicas ya no sentían esa compasión por aquella niña Annabelle, ahora le tenían miedo. La situación se estaba tornando demasiado oscura. Pérdidas de energía y vitalidad en ellas y ataques físicos en él. Aquella cosa había sido más suave con las chicas, pero con Cal, quien odiaba a la muñeca y su presencia, se había cebado hasta límites que ponían en riesgo su vida. Asustados y sin saber qué hacer, llamaron al padre Hegan, sacerdote episcopal. Al no tener demasiados conocimientos sobre estos temas, el padre Hegan contactó con otro amigo suyo, el padre Cooke, también sacerdote episcopal, y este, a su vez, se puso en contacto con un conocido suyo, que era sacerdote católico, quien le recomendó hablar con Ed y Lorraine Warren. El matrimonio se presentó en el domicilio de las jóvenes enfermeras, donde también se encontraba en ese momento Cal. Los tres parecían demacrados y era visible su sufrimiento. INTERVENCIÓN DE LOS WARREN Los Warren pidieron que les relataran todo lo sucedido hasta ese momento. Cuando intentaron ver los arañazos en el pecho de Cal, este les dijo que ya no los tenía; se habían curado como por arte de magia al día siguiente, y dos días después de la agresión, ya no quedaba el menor signo de daño sobre su piel. El chico era el que parecía más afectado. Para los Warren el caso estaba muy claro, y sabían que las chicas habían cometido todos los errores posibles. Igual que las típicas historias de vampiros, las chicas dieron su consentimiento para que aquella entidad que se hacía pasar por el espíritu de una niña de siete años «entrara» en sus vidas, aceptándola, pegándose a la muñeca. No poseyéndola, ojo. Ed Warren sostenía que, desde que le dieron consentimiento a ese espíritu inhumano para quedarse con ellas, le estaban invitando a entrar en sus vidas y a hacerse más presente. E igual que los vampiros, aquel ser demoníaco también parecía robarles la vitalidad y alimentarse de su energía. Según Ed, los entes malignos actúan en tres fases: Primero aparece con el asedio paranormal, la infestación (golpes, ruidos, movimiento de objetos...), la segunda fase es la opresión (desgaste físico y psicológico, miedo, ataques...) y, por último, está la posesión. Es lo que pretendía este ser, tomar el cuerpo de alguna de las chicas para llevarlas a la muerte, pues ese es el fin de la posesión, según Ed. Llamaron de nuevo al padre Cooke para que se acercara hasta la vivienda y bendijera el lugar. Bendijo cada rincón de aquella casa, incluso a sus habitantes, pero no se atrevió con la muñeca. Fue por ello por lo que el matrimonio Warren decidió llevársela. El sacerdote les sugirió que la destruyeran, pero Ed se negó, alegando que de esa manera, el espíritu maligno que se había pegado se liberaría y podría seguir haciendo de las suyas, mientras que si la mantenían aislada, la entidad que se hizo llamar Annabelle continuaría atrapada. Ed y Lorraine se subieron al coche con la muñeca y emprendieron rumbo a casa. Durante todo el trayecto les ocurrieron incidentes como quedarse sin frenos o continuos bloqueos de la dirección. No fue hasta que la muñeca fue rociada con agua bendita que el coche pudo transitar con normalidad. Una vez en casa, Ed colocó la muñeca en su oficina, donde estuvo largo tiempo antes de guardarla en el museo en una vitrina. Sin embargo, ese no fue el fin de la historia. De hecho, se repitieron los mismos sucesos que vivieron Deirdre y Lara en casa del matrimonio Warren. La muñeca cambiaba de lugar sola, sin que nadie la tocara. El propio Ed aseguraba que, en una ocasión, la encontró levitando. Annabelle era capaz de materializar un gato negro, el cual solía verse cerca de la muñeca. Fue por todo esto por lo que decidieron encerrarla en una vitrina de cristal. De manera periódica, un sacerdote, amigo del matrimonio, acudía a su casa para bendecir a la muñeca, y aún así, esta parecía tener un influjo maligno sobre las personas. LORRAINE: «Es lo más peligroso que tenemos. Ni siquiera la quiero mirar porque hizo muchísimo daño a varias personas. También Annabelle se hizo “amiga” de un gato negro que, ocasionalmente, se materializaba al lado de ella. »El padre Jason Bradford, un exorcista católico que ya había trabajado con Ed en algunos casos, nos visitó una vez y se manifestó bastante interesado por la historia de esta muñeca, pero cuando la vio la encontró bastante inofensiva y, después de dejarla en la silla donde estaba, nos dijo: “No os preocupeis, solo es una muñeca de trapo y no puede lastimar a nadie”. Cuando se fue de casauna hora después, le dije al padre que tuviera mucha cautela al conducir y que nos llamara de inmediato en cuanto llegara a su destino. Cuando se fue, le dije a Ed: “Percibo tragedia para ese joven sacerdote, pero él tiene que llegar a su destino”. »Unas horas después sonó el teléfono. Era el padre Bradford. “Lorraine —me dijo—. ¿Por qué me dijiste que tuviera cuidado al conducir?”. Y yo le respondí: “Porque sentí que el coche iba a salirse de control y que usted estaría involucrado en un terrible accidente”. El padre Jason me dijo entonces: “Pues tenías razón. El sistema de frenos de mi coche falló inexplicablemente y casi muero en un accidente de tráfico. Mi vehículo quedó siniestro y yo estoy vivo de milagro. Y creo que esa muñeca fue la gran responsable del accidente”». Otra historia es la de una joven pareja que visitó el museo de los Warren y, tomándose a guasa a Annabelle, dieron golpecitos en el cristal de la vitrina riéndose de la muñeca. Tony Spera, yerno del matrimonio Warren, dijo: «Creemos que es responsable de la muerte de un joven que visitó el museo. El muchacho fue a la vitrina de la muñeca y dijo: “Estas son puras mentiras, no creo en nada de esto y, si ella puede hacer algo a alguien, que me lo haga a mí ahora”. Ed, muy alterado, le pidió que se fuera. Tres horas después, el joven estaba muerto. Murió instantáneamente cuando chocó en moto contra un árbol». El chico se mató en el acto y la chica estuvo ingresada en el hospital por varios meses. Cuando despertó del coma, se le preguntó qué estaban haciendo en el momento de tener el accidente. Ella dijo: «Nos reíamos de la muñeca». CONCLUSIONES Ahora bien, me gustaría hacer un pequeño apunte. Ed Warren dice que el proceso de ataque demoníaco empieza por infestación, sigue por opresión y termina en posesión. Esto hay que pulirlo, al menos, según los exorcistas. La primera diferencia es que no tienen porqué darse esas etapas en ese orden, ni siquiera todos los puntos ahí mencionados. Y por otro lado, los exorcistas dividen la etapa de opresión en dos: obsesión (cuando el ente influye sobre la psicología de la persona) y vejación (cuando los ataques son físicos). Sí, básicamente es lo mismo que dice Ed, pero con ligeros matices que me gustaría dejar claros. Es curioso el modo de actuar de la entidad que rodea a Annabelle. Hay algunas consideraciones que me parecen importantes recalcar: -La entidad no actuó desde el minuto uno, sino que empezó a hacerlo con la llegada de la muñeca. ¿Podría ser que estuviera pegada a la muñeca desde antes de llegar a manos de Deirdre? -Parece ser que mostraba capacidades psíquicas de materializar objetos (el chocolate, el papel, la sangre, el gato...). Esta habilidad, casi siempre, está asociada al maligno y seres semejantes. -Los espíritus demoníacos suelen «disfrazarse» de animales o niños, algo que parece que se cumple en este caso. -Como ya se ha mencionado antes, parece un vampiro: pide permiso para «entrar» y «quedarse», y luego absorbe la energía y la vitalidad de las chicas. ¿Podrían ser los vampiros espíritus demoníacos? Las chicas, según contó Ed en enero del 2000, siguieron, al menos hasta ese momento, completamente ajenas a la prensa, pues les causó tal temor la experiencia que pretendieron alejarse todo lo posible, hasta el punto de ni siquiera querer conocer más sobre el tema. Para mí, un error, porque el Diablo ha ganado en esta ocasión, les ha hecho vivir con miedo. Hay que conocer al enemigo para poder vencerlo. Huyendo no se consigue nada. Tal y como dijo el padre José Antonio Fortea: «El buen conocimiento del Mal lleva a Dios. Del mismo modo, un conocimiento deformado del Bien aleja de Dios». ¿Y por qué ese anonimato? Más miedo. Miedo al ridículo, a echar por tierra sus carreras, al desprestigio y la burla, miedo al qué dirán... ¡Ni te imaginas la de gente a la que le cuesta hablar sobre estas cosas y dar la cara solamente por esto mismo que estoy diciendo! Tienen que tener mucha confianza y, aún así, lo dicen con la boca pequeña. Los demonios son maestros de la mentira, y en el caso que acabamos de ver, podemos comprobar cómo esto se hace patente: primero se hace notar, luego se pinta de bueno y de necesitado y, una vez se gana la confianza de ellas, empieza a parasitarlas y a tratar de dañar a la persona que puede delatarle. Y no es el único caso, pues veremos otros similares donde también pretenden «pactar» o llegar a un acuerdo con sus víctimas. Cada día tengo más claro que, en el fondo, no hay tanta diferencia entre los humanos y estos ángeles caídos. Para finalizar, me gustaría recalcar la importancia de saber cómo actuar ante estas situaciones. Sucede lo mismo que en Internet, donde hay una ingente información, pero no siempre verídica. Estas chicas llamaron a esta médium sin conocimiento previo ni de ella ni del asunto, y la dieron por válida. Tengo la sensación de que estas chicas fueron tremendamente inocentes y confiadas, al punto de adoptar al fantasma de una niña porque se lo dijo la médium y, a pesar de que veían que la cosa estaba empeorando, seguían empeñadas en quedarse con la muñeca. «Querían ayudar», pero las personas así también son fáciles víctimas de embaucadores y psicópatas. El hecho de no buscar más ayuda hasta que la cosa empeoró, me demuestra lo crédulas e inocentes que fueron. Nunca, nunca, nunca te quedes con la primera versión que te digan. Quizás esta médium no trató de engañarlas y simplemente fue una marioneta de la entidad, pero aún así, hace falta conocer cuanto más, mejor. Volviendo a Internet, no debes quedarte en la primera página y creerte a pies juntillas lo que dice ahí, y más si desconoces sobre el tema. Si ves más opciones, más información, más datos, puedes equivocarte, sí, pero será menos probable. Esta ha sido una de las bases para escribir el libro, contrastar y mirar qué dicen unos y qué dicen otros, cuáles son las versiones más probables, cómo ir encajando todas las piezas que componen los casos, etcétera. ¿POSIBLE CASO ANTERIOR? En mayo de 1953, en Portland, Massachusetts, Charlotte Adams, una madre de cuarenta años y su hija Caroline, de doce, fueron asesinadas. Douglas P. Adams, de treinta y siete años, marido y padre de las víctimas, había sido el perpetrador del crimen. Usó un cuchillo de trinchar para rebanarles la garganta. Más tarde reconocería que no tenía causa ni razón para tal acto. «Legalmente soy culpable, pero moralmente... esa es una historia diferente». ¿A qué se refería con eso? El reportaje del Boston Evening American decía: «El cuerpo de la niña estaba tirado en el suelo. A sus pies había una novela de misterio. Una Raggedy Ann de tamaño natural estaba sentada en una silla frente a ella». Douglas aseguró que estuvo tres días planeando el asesinato, pero que ni él mismo entendía el porqué de hacerles daño. Se especuló con la posibilidad de una enajenación transitoria o incluso una posesión. Un titular decía así: «Madre de Maine, niña asesinada, padre embrujado». Según algunas historias de Annabelle, a la muñeca se le había pegado el espíritu de una niña muerta en trágicas circunstancias. ¿Pudo ser esta la misma muñeca que la de Deirdre o fue una simple casualidad? Cuanto menos es curioso. Ed Warren no lo cree. REPRESENTACIONES Por último quiero dejar por aquí la lista de apariciones cinematográficas que conozco sobre la muñeca: -La representación más fiel (aunque un poco exagerada) está en los primeros minutos de metraje de Expediente Warren (The conjuring, 2013). -Luego tenemos la trilogía compuesta por Annabelle (2014), Annabelle creation (2017) y Annabelle vuelve a casa (Annabelle comes home, 2019). La más fiel a la historia original, y con todo y con eso, representada muy, pero que muy libremente, la segunda parte. En enero de 2024 se estrenará la cuarta entrega. CAPÍTULO 4 LA FAMILIA PERRON Expediente: Caso Perron. Fecha: 1971. Tema: Casa embrujada y posesión. Tipo de entidades: Fantasmas y demonio. Esta historia podría definirse como uno de losprimeros fracasos de los Warren, que no es el único, pero sí es uno de los más famosos. Pero antes de llegar a eso, conozcamos a sus protagonistas: la familia Perron. Roger y Carolyn Perron tenían cinco hijas, Andrea, Nancy, Christine, Cynthia y April. Además tenían un perro al que querían con locura. El padre tenía un buen trabajo, las niñas sacaban buenas notas, todo iba perfecto, a excepción de que la casa en la que vivían se estaba quedando pequeña, por lo que decidieron buscar otra para estar más cómodos. Buscando y buscando, un agente inmobiliario le ofreció a la familia una granja de ochenta y una hectáreas en Harrisville, Rhode Island. Tenía granero, cuatro habitaciones, chimenea, cocina equipada, estaba rodeada por bosques y tenía un pequeño estanque y un riachuelo. Los Perron se enamoraron de la propiedad y no dudaron en adquirirla. Sin embargo, el dueño de la finca les hizo una advertencia: «Dormid con las luces encendidas». Los Perron invirtieron todos sus ahorros en esa casa, tanto en mobiliario nuevo como en reformas, pues el matrimonio quería jubilarse allí y dejar la propiedad como herencia para las hijas. INFESTACIÓN Una de las hijas, Andrea Perron, recordaría lo siguiente: «Mi madre solo quería conseguir un lugar en el país para criar a sus hijas. Era un sitio extraordinario. Empezamos a ver espíritus tan pronto como nos mudamos. La mayoría de ellos eran benignos y otros ni tan siquiera parecían darse cuenta de que estábamos allí; ocho generaciones vivieron y murieron en esa casa antes de nuestra llegada, y algunos de ellos nunca se fueron». Sin saberlo, de lo que está hablando es sobre fantasmas y espectros, pues ya hemos comentado las diferencias entre ambos. A todas horas se escuchaba el crujir de la madera, pasos, golpes, tintineos de campanillas o susurros provenientes de las paredes (a los que los Warren llaman susurros mágicos). Es típico en estos casos que también presenten problemas las instalaciones. Como la calefacción comenzaba a fallar, Roger debía bajar todas las noches al sótano para revisar la caldera, y allí, una de las veces, sintió que una presencia le acariciaba los hombros. OPRESIÓN Todas las noches, alguien invisible llamaba a la puerta principal de la casa, despertando a la familia. Casi siempre, los golpes venían de tres en tres: toc-toc-toc. Los sonidos y los hechos extraños comenzaron a tener forma, y cada miembro de la familia veía apariciones distintas, diferentes fantasmas. Una de estas entidades era una mujer que todas las noches entraba en el cuarto de las niñas y les daba un beso en la frente. También había niños fantasmales que corrían por toda la casa y se reían a todas horas, moviendo los juguetes de las niñas o tirándolas del pelo; normalmente se le aparecían a Cynthia. Otro espíritu, «la mujer de la cocina», solía abrir los armarios y, de vez en cuando, barría la estancia. También estaba Manny, un hombre adulto y compasivo, que siempre aparecía en la puerta del pasillo que separaba la cocina del comedor. ANDREA PERRON: «Cuando se mostraban, era como si el tiempo se detuviera. Mi hermana Cindy lo describió como estar “en una burbuja”. El aire de pronto se comprimía y, “de repente”, nos quedábamos sin poder movernos o hablar, era como tener prohibido hacer cualquier cosa, excepto escuchar lo que el espíritu estaba tratando de decirnos». También había otro tipo de entidades que se manifestaban junto a olores desagradables y repulsivos. Algunas de las niñas aseguraron escuchar susurros por las noches que les decían cosas aterradoras. «Hay siete soldados muertos enterrados en las paredes». Algunas de estas entidades invisibles provocaban un silencio espeso. Agarraban a las niñas del pelo y tiraban de ellas para levantarlas de la cama, golpeaban, empujaban e incluso llegaron a morder. Había una entidad masculina de la que a Andrea nunca le ha gustado hablar. Dijo: «Era un hombre adulto en una casa con cinco niñas...»; más allá de esto, no dijo nada más, dejando que cada cual sacara sus propias conclusiones. También había una entidad maligna femenina de la que más tarde hablaré. Todas las cosas extrañas que estaban sucediendo llevaron a Carolyn Perron a investigar sobre la propiedad en el archivo histórico del lugar, e incluso consultó con un historiador local que le proporcionó datos muy interesantes. La casa había sido propiedad de la familia Arnold por ocho generaciones, en la que se produjeron eventos terribles. Las leyendas locales contaban que en aquella casa, varias personas se suicidaron de mil maneras diferentes, y entre ellos estaba Johnny Arnold, alias Manny. Se ahorcó en la casa en el año 1800. Otro familiar suyo se quitó la vida envenenándose. Prudence Arnold, una niña de unos once años, fue violada y asesinada. Y además, otra historia de una mujer que no tenía nada que ver con el linaje de los Arnold... BATHSHEBA SHERMAN Bathsheba Thayer fue una mujer que vivió en la casa en algún momento del siglo XIX. Nació en 1812, y en 1844 contrajo matrimonio con Judson Sherman. El matrimonio tuvo ocho hijos, pero ninguno sobrevivió. Si bien es cierto que los infantes, en aquella época, no tenían muchas posibilidades de sobrevivir por largo tiempo, la gente comenzó a rumorear que habían sido asesinados por su madre en sacrificios rituales en honor a Satanás. Por ejemplo, Herbert, uno de sus hijos, fue encontrado muerto con una aguja de tejer clavada en la cabeza. Se realizó una investigación, pero pronto se canceló sin saber el por qué, lo cual reafirmó los rumores de que sucedía algo extraño con la mujer. El pueblo de Harrisville, sin embargo, tenía muy claro quién había sido la asesina del niño. Pensaban que era una bruja que quería ser inmortal y que adoraba al Demonio, aunque nada de esto se comprobó jamás y solo son leyendas. Bathsheba Sherman falleció por causas naturales en 1885, a los setenta y tres años de edad. La leyenda cuenta que antes de morir maldijo a todo aquel que habitara en sus tierras. POSESIÓN En apariencia, el espíritu de Bathsheba se obsesionó con Carolyn Perron y quiso ocupar su lugar, es decir, ser la madre de las niñas y esposa de Roger. Para ello debía eliminar antes a Carolyn, bien sea por asesinato o por posesión. Otras versiones piensan que no era el espíritu de Bathsheba, sino un demonio que se hacía pasar por ella. Carolyn Perron describió así una aparición de este espíritu: «Su cabeza estaba inclinada hacia un lado. Era redonda y gris, parecida a un panal disecado. No podía ver nada por debajo de ella: sin ojos, sin boca... Parecía como las telarañas que cuelgan en las esquinas de la bodega». Su hija, Andrea Perron, dijo: «Se apareció a varios de nosotros, pero nunca la vi. Vi muchos de los espíritus, pero nunca a ella, salvo en un estado de sueño telepático. Cuando se le aparecía a mi madre, yo la veía en un estado de sueño al mismo tiempo que estaba sucediendo, aunque me rendí inmóvil e incapaz de ofrecer cualquier ayuda mientras ella aparecía para atormentar a mi madre». Los ataques de este espíritu hacia Carolyn pasaron por confundir a la víctima, anularla, aislarla, hasta, finalmente, pasar a la posesión. ANDREA PERRON: «Un grupo de estudiantes informaron a los Warren, y estos aparecieron unas seis semanas después. Sin saber nada de la casa, Lorraine entró en la cocina y dijo: “Siento una presencia maligna en esta casa. Su nombre es Bathsheba”. Así empezó todo». El matrimonio hizo todo lo posible por ayudar a la familia, aunque fue en vano. Andrea llegó a recordar tiempo después: «La cosa más extraordinaria y de la que fui testigo fue la noche en que los Warren vinieron e hicieron una sesión en el comedor. No fue un exorcismo, aunque había un cura, y no pasó en el sótano, aunque esa noche el sótano estaba muy activo. Una puerta se abrió durante el proceso, y algo totalmente maligno entró en nuestra casa primero y luego en mi madre. Su cuerpo empezó a retorcerse, hablaba en un lenguaje desconocido y, levitó y voló unos seis metros hasta el cuartode al lado. Pensé que esa noche estaba viendo morir a mi madre, fue la peor experiencia de mi vida. Los que estaban presentes no podían controlar a esa presencia y eran inútiles frente a ese poder. Esa fuerza incluso sometió a los otros espíritus por semanas. Mi madre sobrevivió a esta dura experiencia y, afortunadamente, no tiene recuerdo del episodio, pero yo nunca lo voy a olvidar. Tampoco ninguno de los demás que estuvieron presentes». Cada vez que los Warren pisaban la casa, con sus objetos religiosos, sus crucifijos y sus oraciones, todo parecía empeorar. La fenomenología se volvía más agresiva. Hasta el punto en el que Roger tuvo que pedir a los Warren que no volvieran más por allí. Finalmente, tras vivir diez años allí, los Perron huyeron de la vivienda, incapaces de soportar todo eso y poniendo punto y final a la pesadilla. En este caso vemos que se trata de una genuina casa embrujada, pues los entes están pegados al terreno y a la vivienda, no a los inquilinos; y tenemos dos o tres tipos de entidades, los espectros, los fantasmas y, posiblemente, un demonio. CONTROVERSIA Los detractores de los Warren dicen que el matrimonio escribió un libro sobre el caso para llevarlo al cine cuarenta y dos años después y lucrarse. Ese libro no existe, si alguien lo encuentra, que me lo diga. Ni descatalogado ni nada de nada. Y de los diez libros que tengo de los Warren (los diez que los Warren publicaron), en ninguno mencionan el caso. El único libro que conozco es una trilogía llamada House of darkness, house of light: The true story, y su autora es una de las hijas de la familia, Andrea Perron, publicados en 2011; de los Warren no he encontrado ni rastro del caso, ni en libros ni en entrevistas, por ningún lado. Es cierto que Lorraine contactó con la familia en los años ochenta para proponerles escribir un libro, pero Carolyn se negó y el proyecto no salió adelante. Respecto a la casa, muchos han dicho que allí no sucede nada extraño, mientras que otros dicen que sí. Y luego tenemos el caso de una señora, posterior propietaria de la vivienda, Norma Sutcliffe. Esta mujer se hizo muy amiga de Andrea Perron, a quien le permitió pasar a la vivienda, la apoyó con sus libros, etcétera. Ella aseguraba que también había experimentado fenómenos paranormales, aunque no tan fuertes como los de la familia Perron. Norma puso su vivienda a disposición de Andrea, a disposición del programa Ghost Hunters e incluso de James Wan cuando fue a hacer su película. Dio incluso entrevistas asegurando que ella y su marido habían experimentado fenómenos paranormales allí. Tras el lanzamiento de la película en 2013, muchos fans y aficionados de lo paranormal empezaron a invadir la propiedad, a colarse en ella y a perturbar la vida de Norma. Llegó a realizar una publicación quejándose de que todo aquello era injusto, y quiso tirar por tierra los libros de Andrea y la película de James Wan, después del apoyo que brindó a todas esas personas y los programas de televisión de investigación paranormal, dijo que todo era mentira y que la casa era completamente normal. Uno podría preguntarse, ¿lo hizo por fama? De ser así, ¿por qué se retracta luego? ¿Era real y luego lo desmintió para dejar de sufrir el acoso? Me temo que es esto último. REPRESENTACIONES La película Expediente Warren (The conjuring, 2013) cuenta con más o menos acierto toda esta historia de los Perron. Como curiosidad, en el minuto 44:43 de la película, en el momento en que Patrick Wilson está explicando en una conferencia las etapas de infestación, opresión y posesión, entre el público, en primer plano a la izquierda, podemos ver a una señora mayor, con pelo canoso y vestida de negro. ¡Esa es la verdadera Lorraine Warren realizando un cameo! BATHSHEBA 2.0 En 2019 la propiedad fue adquirida por la pareja Jennifer y Cory Heinzen y sus dos hijos, siendo conscientes del pasado de la casa, pues ambos eran investigadores de lo paranormal. Durante el confinamiento de 2020 instalaron cámaras para retransmitir en directo las veinticuatro horas del día, aunque habría que pagar para ver esas transmisiones, 4,99 dólares por veinticuatro horas y 19,99 por una semana. Sin embargo, esta recaudación estuvo destinada a la lucha contra el COVID. Y lo cierto es que se han captado sombras, figuras, orbes, objetos que se mueven solos, etcétera. Esto es difícil de falsificar. REFLEXIONES Tenemos un caso típico de familia que, ingenuamente, se mete en las fauces del lobo. Casos así hay a montones. Es una lotería. Una cosa que he descubierto investigando sobre estos temas es que nadie está exento de sufrir en sus carnes una presencia espiritual diabólica. Y eso da miedo, porque puedes ser intachable, pero si te mudas y no conoces el historial de la vivienda, la cosa puede acabar muy mal. Por los espíritus benignos, no hay problema, el peligro está en espíritus como Bathsheba. No me sorprende la historia de esta familia, lo que me sorprende es el aguante que tuvieron para permanecer allí por tanto tiempo. ¿Por qué el ataque tan despiadado hacia Carolyn? Puede que por simple maldad. Se ha hablado de que intentaba ocupar su lugar, pero, ¿con qué fin? ¿Para seguir con sus prácticas rituales de ser cierto que Bathsheba era una bruja? ¿Para tener otra oportunidad en este mundo? La gente mala en vida no suele cambiar después de muerta, y lo peor es que es más difícil defenderte de ellas cuando no las puedes ver y, considerándolas fallecidas, piensas que ya no pueden hacerte nada. Sin embargo, otras entidades como Manny, por ejemplo, parecen quedar ancladas al lugar, quizás por haber cometido un suicidio. No parece un espíritu peligroso. El punto que más me llama la atención de esta historia es esa sensación de irrealidad que describen algunas de las hijas. Se ha dado también en avistamientos de ovnis y otros tipos de encuentros con lo paranormal. ¿Podría ser que estas entidades no vengan de otra dimensión a la nuestra, sino que, de algún modo, aíslen a la gente de su dimensión original para «llevarla» a la suya por unos breves momentos? Ellos no vienen, somos nosotros los que vamos con la consciencia por escasos momentos. Quizás esa sea la explicación a la parálisis que parecían mostrar las niñas. Y tal y como me comentó un amigo, también podría ser algo parecido a la hipnosis. La hipnosis funciona de forma parecida a lo que aquí se describe. Digamos que nuestro subconsciente vive en una habitación con pantallas y altavoces, y a él le llega lo que nosotros vemos y oímos, lo que le decimos y lo que sentimos. Nuestro subconsciente interpreta la realidad según la información que nosotros le damos. Así funciona en parte la programación neurolingüística, por ejemplo, o la psicología positiva, de tanto hacer como que las cosas te van bien, te conviertes en alguien al que las cosas le van bien, porque cambias toda la información que le llega a tu subconsciente; como la hipnosis. Teniendo incluso una comunicación telepática, no sería de extrañar que estos entes lo que hicieran no fuera cambiarnos de dimensión, sino alterar la información que nos llega de manera que interpretamos nuestro alrededor con su nueva información. De algún modo, toda esta fenomenología parece estar relacionada con la consciencia y la mente. Por algún motivo siempre imaginé, desde pequeño, que el influjo de un espíritu en la persona podría manifestarse con fuertes pinchazos en la cabeza que hacía que vieras y oyeras cosas. ¿Por qué un niño pensaba cosas así? Ni idea, pero era la impresión que me daba. Intuía que toda esa energía negativa que impregnaba un inmueble se adhería a uno y lo asfixiaba, y en la mente se clavaban esos espíritus para volverte loco. Al asistir a una conferencia del padre Manuel Acuña me di cuenta de que no iba tan desencaminado. Dijo que los demonios atacan a la mente. No tengo la más mínima idea de porqué lo asociaba desde pequeño a la psique, pero parece que sí, que no estaba tan equivocado. ¿Quizás tenía alguna habilidad psíquica de pequeño?
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