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La migración como reflejo de la crisis venezolana

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LA MIGRACIÓN COMO REFLEJO DE LA CRISIS VENEZOLANA1 
Steven Manuel Cruz González2 
Resumen: A lo largo de la historia, Venezuela ha sufrido cambios en sus pautas migratorias, pasando 
de ser un país receptor a un país emisor de migrantes. En la actualidad, ese fenómeno se encuentra 
enmarcado por la crisis. Este texto tiene como objetivo establecer la relación de la migración de 
venezolanos con la situación actual del país en diversos contextos. En el primer tópico se indaga en el 
contexto político y socioeconómico que ha sido determinante sobre la situación migratoria 
distinguiendo algunos acontecimientos históricos y sus consecuencias. En el segundo tópico se abordan 
estos aspectos en un escenario más reciente donde se percibe algunos cambios esenciales en el patrón 
migratorio del país. 
Palabras clave: Migración; Crisis; Venezuela. 
Resumo: Ao longo da história, a Venezuela passou por mudanças em seus padrões de migração, 
deixando de ser um pais receptor para ser um pais emissor de migrantes. Atualmente, esse fenômeno 
está caracterizado pela crise. O objetivo deste texto é estabelecer a relação entre a migração dos 
venezuelanos e a situação atual do país em diferentes contextos. O primeiro tópico explora o contexto 
político e socioeconômico que tem sido determinante sobre a situação migratória, distinguindo alguns 
eventos históricos e suas conseqüências. No segundo tópico esses aspectos são abordados em um 
cenário mais recente onde são percebidas algumas mudanças essenciais no padrão migratório do país. 
Palavras-chave: Migração; Crise; Venezuela. 
 
1. INTRODUCCIÓN 
Desde el siglo pasado hasta nuestros días, Venezuela ha sido lugar de procesos 
migratorios que han estado enmarcados por hechos históricos importantes de carácter global. 
Durante el inicio del siglo XX, el país se caracterizó por ser una tierra receptora de migrantes, 
recibió grandes cantidades de personas provenientes de Europa entre las décadas del 50 y 60 y 
una década más tarde y hasta los anos 90, provenientes principalmente de Latinoamérica. En 
ese primer momento, aproximadamente desde 1945 hasta mediados de la década de los 60, el 
patrón migratorio era bastante homogéneo, llegaban desde Europa personas huyendo de 
acontecimientos graves como la Segunda Guerra Mundial y de la consecuente situación política 
y socioeconómica de la época. 
____________ 
 
1 Trabajo realizado para la disciplina Fundamentos de América Latina III en mayo del 2019. 
2 Estudiante del tercer período del curso de Medicina en la Universidad Federal de Integración 
Latinoamericana (UNILA). Foz de Iguazú, Brasil. 
 
 Todo este contingente se vio atraído al país, más allá de su régimen dictatorial, por la 
estabilidad que estaba presentando, ausencia de conflictos y un proceso naciente de 
modernización del cual estos migrantes fueron piezas importantes (De la Vega, 2005). Durante 
este período, principalmente entre 1948 y 1958, este flujo extraordinario alcanzó la cifra de 
800.000 personas, hecho que se atribuye a las políticas de puertas abiertas del gobierno del 
General Marcos Pérez Jiménez y a la minimización de los requisitos para el ingreso al país. De 
este grupo, el 78% correspondía a ciudadanos españoles, italianos y portugueses. 
Por otro lado, en la segunda etapa de estos procesos, se movilizó mayormente la 
población latinoamericana, haciendo el panorama bastante heterogéneo ya que había personas 
de diferentes países con atributos diferentes y de condiciones socioeconómicas sumamente 
desiguales. Venezuela recibió ciudadanos argentinos, bolivianos, chilenos, colombianos, 
cubanos y peruanos, quienes optaban por salir de sus países por causa de las dificultades en la 
situación económica del momento. Huida de la dura dictadura cubana, argentina y chilena, así 
como también de la guerrilla colombiana sumado a los altibajos en el mercado del café, 
escapada de los grupos armados peruanos y de diversas situaciones de violencia, autoritarismo, 
desigualdad, pobreza e inflación fueron los factores que los aquejaban y llevaron a adoptar 
como solución del problema emigrar a Venezuela. Igual que en el caso de los europeos, los 
hermanos latinoamericanos veían en Venezuela una tierra llena de oportunidades, 
económicamente sólida, destinada a la bonanza derivada del alza del petróleo en los mercados 
mundiales. 
La estabilidad social y económica que se proyectaba en Venezuela se mantuvo hasta 
1983, cuando se vió interrumpida por una profunda crisis que derivó de diversos compromisos 
que fueron adquiridos durante este tiempo de prosperidad de la renta petrolera, los cuales 
resultaron en una gran deuda externa. Desde este punto de inflexión que marca un notable 
momento histórico se observa un cambio en el comportamiento demográfico poblacional, en 
el cual los venezolanos pasan a ser los protagonistas del proceso migratorio. Hasta ese 
momento, la emigración venezolana consistía básicamente en jóvenes que cursarían estudios 
superiores fuera del país, con planes de retorno y otros casos extraordinarios. Según De la 
Vega, “en la década de los ochenta el país (Venezuela) pasó de receptor neto a emisor 
progresivo de la población.” (2005). 
 
Durante estas dos décadas (80 y 90) Venezuela comienza a mudar sus pautas 
migratorias, la severa crisis que impulsó el contexto de recesión económica, descomposición 
social y detrimento institucional llevó entonces a desalentar a los movimientos provenientes 
del exterior y a impulsar el retorno de los extranjeros que habitaban en el país. No existía un 
precedente de emigración internacional entre los venezolanos, esta migración que representaba 
otra cara de aquella migración para profesionalizarse y con miras a volver para hacer camino 
en el país, ahora reflejaba aquel abandono del lugar de nacimiento por un período de tiempo 
totalmente indefinido. Cabe mencionar que en Venezuela, hasta la actualidad no se tiene acceso 
a fuentes nacionales de estadísticas que permitan realizar alguna consulta sobre la 
cuantificación de los envueltos en el proceso migratorio internacional de los venezolanos. En 
los censos poblacionales hasta la fecha no se ha considerado como factor de estudio la 
emigración internacional. 
Desde la última década, Venezuela ha atravesado por procesos complejos e intensos en 
todos los ámbitos de la vida nacional, pasó de una bonanza cuantiosa que se prolongó como 
nunca antes a una serie diversa de problemas relacionados crudamente a la dificultad para 
sobrevivir, aunque parezca increíble, hay una reducción progresiva y alarmante de las 
condiciones para satisfacer las necesidades mínimas requeridas para la población tales como 
una nutrición adecuada, acceso oportuno a la salud, garantías de seguridad personal y colectiva, 
eficiencia del saneamiento y servicios básicos como energía eléctrica, agua potable y transporte 
público, hasta la falta oportunidades laborales, académicas, acceso a proyectos de innovación 
y desarrollo tecnológico y la escasa probabilidad de compra y venta de bienes y servicios. Estos 
hechos vienen generando incertidumbre respecto al futuro, lo que ha derivado en dos vertientes 
importantes: se ha alentado la decisión de emigrar, independientemente del destino, requisitos 
básicos legales de permanencia y vía de transporte, y por otro lado se ha agudizado la crisis 
humanitaria que se traduce en violaciones permanentes de los derechos humanos, donde se 
atenta contra la integridad física, mental y moral de los venezolanos que deciden quedarse (o 
no tienen otra opción). 
 
2. CONTEXTO HISTÓRICO, POLÍTICO Y SOCIOECONÓMICO 
Las migraciones internacionales se caracterizan por ser procesos complejos, llenos de 
diversas vías, causas y contextos, en los cuales se hace difícil definir y explicar de forma precisa 
los aspectos que las impulsan y las mantienen. Según Fernández: 
 “Las migraciones internacionales son fenómenos sociales multidimensionales,tan 
poliédricos y multifacéticos, tan diversos en su composición, tan volátiles en sus dinámicas, tan 
complejos en sus causas y efectos en origen y destino, que han terminado por despertar el interés 
de diversos especialistas, de diversas disciplinas y de distintas corrientes de interpretación 
teórica [...]” (2013, p. 2). 
De esa forma, se dificulta encontrar un concepto único que enmarque los estudios 
migratorios al considerar que este fenómeno no ocurre en un escenario homogéneo y en la 
mayoría de las veces involucra múltiples participantes con características totalmente diferentes. 
La explicación sobre el porqué se movilizan las personas, porqué ocurre de una forma u otra y 
sus posibles consecuencias son interrogantes que podrían resumirse en mejorar la situación que 
el individuo que se está movilizando presenta en un momento determinado de su vida. En este 
punto, se destaca que la población venezolana no tenía una cultura migratoria, por ende, se ha 
encontrado prácticamente desprovista de la experiencia y la planificación que representa este 
proceso, en comparación con otros grupos del continente como los colombianos o peruanos. 
Desde finales del siglo XX, Venezuela da un giro en su historial migratorio, el cual era 
casi inexistente antes de la década de los años 80. Es por causa de la crisis política y económica 
de la época que hay un impacto negativo sobre los movimientos migratorios de extranjeros a 
Venezuela, inicia el retorno de algunos migrantes que se encontraban residenciados en 
Venezuela y se comienza a impulsar la emigración de venezolanos, afectados por la recesión 
económica y la descomposición social. La estabilidad socioeconómica hasta esta década se 
había mantenido de forma creciente enmarcada por la renta petrolera, de esa forma continuó 
hasta 1983, donde compromisos adquiridos durante la temporada de bonanza petrolera trajeron 
consigo un aumento de la deuda externa, acontecimiento que provocó un decrecimiento 
económico que terminó en el “viernes negro3”. siendo este hecho un punto de inflexión 
definitivo para lo que sería la situación migratoria venezolana. 
____________ 
3. El llamado viernes negro se refiere a aquel día 18 de febrero de 1983 cuando el bolívar sufrió una de 
sus mayores devaluaciones frente al dólar estadounidense, esto después de las medidas económicas 
tomadas por el presidente Luis Herrera Campins. Al viernes negro se le sumó un desequilibro de los 
gastos públicos y los ingresos del Estado, la situación económica y las medidas tomadas trajeron 
repercusiones en la caída de los precios del petróleo y le dio inicio a una crisis de deudas en América 
Latina. 
 
La emigración internacional venezolana hasta ese período se limitaba a viajes de 
estudios con planes de retorno, es decir, los venezolanos realizaban cursos superiores fuera 
para volver a ejercer profesionalmente en el país, además de casos esporádicos de individuos 
que en esos viajes académicos o de placer decidían quedarse en el exterior. A partir del viernes 
negro, las políticas económicas sufrieron cambios sustanciales donde el alto índice 
inflacionario era el protagonista, aunado a las altas tasas de interés, controles de cambio y la 
propia devaluación de la moneda, siendo este el punto de partida de la situación. En un segundo 
momento, para el año 1989, ocurre el llamado “Caracazo” durante el segundo mandato de 
Carlos Andrés Pérez. Venezuela entonces continua con una situación económica, social y 
política en caída, se registran grandes cifras de extranjeros volviendo a sus países de origen, 
principalmente europeos. Un tercer hito importante tiene lugar en el año 1994, llamado “crash 
financiero”, donde se intervienen y cierran diversas entidades bancarias del país durante el 
segundo gobierno de Rafael Caldera, esto impulsó la salida de empresarios y comerciantes 
venezolanos con el fin de resguardar sus capitales y de esa forma reinó la desconfianza sobre 
el futuro económico del país. El cuarto momento, que ocurre durante la presidencia de Hugo 
Chávez tiene suma importancia para conseguir comprender la situación migratoria desde 1998 
hasta la actualidad, más de 20 anos después. En palabras de Guardia “la emigración era un 
fenómeno que se presentaba de manera muy esporádica pues los venezolanos consideraban que 
su nivel de vida a futuro no estaba en riesgo” (2007, p. 190). 
En ese punto histórico, tras casi dos siglos de ser un país mayoritariamente receptor de 
migrantes y con escasas cifras de emigración de venezolanos, se presenta un éxodo sin 
precedentes, hecho que tiene lugar en el mismo período donde el país alcanzó la mayor cantidad 
de ingresos que percibió a lo largo de su historia. La afirmación de Guardia cambia 
completamente con la llegada del presidente Chávez y la instalación del nuevo panorama 
político y socioeconómico que ha estado caracterizado hasta hoy por una intensa conflictividad 
política y social y que ha complicado de manera inmensurable la vida cotidiana de los 
ciudadanos. 
Como fue mencionado, el ascenso en las cifras de venezolanos saliendo del país, 
coincidió en un momento con el mayor ingreso de divisas a las arcas públicas en toda la historia 
conocida de Venezuela, el presidente Hugo Chávez, quien inició su mandato en 1999, contó 
durante una buena parte de su gobierno con los más altos precios del petróleo, de unos 16 
dólares para 1999, éste consiguió incrementarse hasta 130 dólares por barril para el año 2008, 
es decir, la mayor bonanza petrolera en la historia del país. 
Según el Banco Central de Venezuela, entre 1999 y 2015, el país obtuvo 
aproximadamente 879 mil millones de dólares por concepto de la exportación de crudo. Chávez 
llega al poder de forma democrática a través de elecciones, a pesar de eso, los primeros pasos 
en la política como presidente ya mostraban contundentes intenciones de cambios, lo que llevó 
y ha mantenido a Venezuela en un permanente proceso convulsivo en la mayoría de los 
sectores. 
A pesar de esa época próspera, hasta nuestros días el aparato productivo nacional se 
encuentra parcialmente paralizado, el gobierno nacional ha administrado los recursos de forma 
ineficiente e irresponsable, donde a través del abuso de poder, persecución y expropiación ha 
generado un proceso inflacionario que se ha prolongado de forma abrupta, además de la 
devaluación de la moneda, que ha sufrido diversas modificaciones durante el gobierno de 
Chávez y el actual. Esto ha ocasionado también una profunda incertidumbre respecto a las 
inversiones y a la producción nacional, tanto industrial como agrícola, situación preocupante 
para el sector empresarial. 
Sobre los ingresos nacionales, cabe mencionar que es a través de la estatal Petróleos de 
Venezuela (PDVSA) que se mantiene un “control” sobre las divisas que entran al país, 
adicionalmente, con la existencia del control cambiario, se restringe la adquisición de divisas 
por parte de ciudadanos regulares y empresarios. De esta forma, al no satisfacerse las 
necesidades personales y comerciales de la población es que surge un mercado negro o 
paralelo, que se establece para generar una oferta de bienes y servicios con dos facetas, una de 
escasez si son adquiridos a dólar preferencial y otra de precios inaccesibles para la mayoría si 
son adquiridos a dólar “negro”. Así puede comprenderse que el hecho de que las importaciones 
de productos básicos como alimentos y medicinas que se realizan con dólar a tasa preferencial 
representen la dificultad para encontrarlos en los anaqueles de forma convencional, lo que lleva 
entonces a una reventa “ilegal” de los mismos. 
El gasto público elevado y el manejo a voluntad de la tasa cambiaria se tradujo en una 
disminución de las reservas internacionales y un incremento de la inflación, conduciendo al 
país a un proceso hiperinflacionario, el cual organismos internacionales estiman que se 
encuentra actualmente en másdel 70.000%. Según el Banco Central, para el 2015 las reservas 
internacionales rondaban casi el mismo monto que había antes de 1999, cuando el valor del 
barril de petróleo era de solo 16 dólares. Por otra parte, existe la imposibilidad de contrastar el 
nivel de inflación alcanzada en Venezuela ya que no existen datos oficiales, ni ofrecidos por el 
Banco Central de Venezuela ni por otro organismo público nacional. 
Las políticas económicas del presidente Chávez fueron mantenidas e intensificadas por 
Nicolás Maduro, el actual presidente. Devaluaciones del bolívar, control más riguroso sobre 
los precios de los rubros, promulgación de la “Ley de precios justos”, acceso limitado a las 
divisas a tasa preferencial, entre otras, han profundizado el quiebre de empresas y la 
disminución de fuentes de empleo. Sólo en el 2014 se reportó el cierre de más de 75 mil 
empresas en el país. Estos controles desde luego no detuvieron la inflación, la escasez se agravó 
y los costos de los bienes y servicios continuaron incrementando, fortaleciendo así el mercado 
negro y el contrabando. 
Según encuestadoras como Datanálisis, para el 2015 el índice de escasez de productos 
básicos alcanzó el 40% y el de medicinas el 60%. Según este índice, 8 de cada 10 productos 
básicos como harina, arroz, aceite, pasta, mantequilla, leche y productos de aseo personal, no 
se hallaban en los supermercados. Por eso, los venezolanos diariamente se apostaban desde 
tempranas horas del día a las puertas de los supermercados para poder adquirir los pocos 
productos que fueran ofertados. Además, existía un racionamiento de los mismos, es decir, en 
primer lugar, se limitaba la cantidad de productos por persona, y en segundo, se reducía la 
cantidad de veces que el usuario podía realizar una compra, normalmente se restringía a una 
vez por semana. Esta situación trae como consecuencia una ruptura no solo económica, sino 
social, de manera que, ante la imposibilidad de acceder a esos productos, el individuo se 
encuentre presionado a ir de establecimiento en establecimiento para conseguir suplir sus 
necesidades, descuidando sus responsabilidades académicas, profesionales y familiares. Cabe 
señalar, que entre 1997 y 2008, Venezuela ha presentado un aumento en el índice de 
precariedad laboral y la tasa de desempleo continúa incrementándose, esto sumado a la 
situación de la escasez, ha tenido como consecuencia que el venezolano no consiga acceder a 
la canasta básica alimenticia, la cual para finales del 2016 representaba más de 13 salarios 
mínimos. 
Para finales de 2017, Venezuela se encontraba ahogada por los compromisos externos, 
con precios e ingresos petroleros que no suplían las necesidades económicas nacionales, sin 
reservas suficientes y aislada financieramente de los mercados internacionales, con un régimen 
cambiario en picada y arraigada únicamente a la dinámica de la importación. Este desbalance 
económico, aunado a la explosiva situación política y el colapso social, donde el ciudadano se 
percibe con un presente tortuoso y sin un futuro claro, ha llevado a intensificar la emigración 
internacional en los dos últimos años. 
 
3. PANORAMA ACTUAL 
El caso de la emigración venezolana está directamente relacionado con los factores del 
contexto histórico, político y socioeconómico respecto a las posibilidades que el país ofreció 
por un período determinado y a las que dejó de ofrecer actualmente, sumados a los obstáculos 
que se han presentado durante el siglo XXI que han ido reduciendo las oportunidades laborales, 
académicas, de investigación, innovación y desarrollo en diversas áreas, llegando hasta el punto 
de no encontrar ni siquiera cómo satisfacer necesidades mínimas requeridas como una nutrición 
adecuada, acceso a la salud y garantías de la integridad personal, lo que ha generado una crisis 
humanitaria. 
La actual crisis en Venezuela es consecuencia de un proceso de deterioro progresivo de 
la economía, como ya fue comentado, esta crisis ha sido encubierta por el actual gobierno bajo 
el pretexto de una denominada “guerra económica”. Organismos internacionales e instituciones 
en el país muestran una profunda depresión en los índices de pobreza, escasez y pérdida de la 
capacidad productiva del venezolano. Muchas veces, la situación se ha caracterizado como una 
crisis económica o política, sin embargo, esta definición no es del todo verdadera. Las 
movilizaciones masivas de la población, abuso de poder, empleo de las Fuerzas Armadas para 
el control del país, amedrentamiento contra los ciudadanos, y aumento de las deficiencias en 
todos los sectores han sido parte del plan de acción del Estado para continuar llevando las 
riendas del país. Todos estos actos han tenido consecuencias graves cada vez más evidentes 
para los venezolanos y hasta para los Estados vecinos. 
Según datos de las Naciones Unidas, más de 3 millones de venezolanos han salido de 
Venezuela desde 2014 hasta la actualidad, aproximadamente un 7% de la población total, sin 
embargo, considerando la cantidad de venezolanos que han salido a través de cruces fronterizos 
no oficiales y aquellos que aún no obtienen un estatus legal, es probable que esa cifra sea mucho 
más elevada. Estimaciones claras son difíciles de obtener ya que varían dramáticamente. 
Algunos países, han restringido el acceso a diversos métodos de migración legal, es por ello 
que prácticamente se ha obligado a los migrantes potenciales a encontrar esas rutas ilegales 
llamadas “trochas” (sendero). Naturalmente esta práctica hace que las estadísticas sean mucho 
más difíciles de establecerse. Mientras tanto, el Estado venezolano continúa afirmando que las 
tasas migratorias permanecen “normales” y sostienen que países que no siguen su línea política 
se encuentran inflando las cifras a manera de un complot contra el gobierno venezolano. 
Volviendo al año 2014, tras la convocatoria de sectores políticos de oposición se 
produce una serie de protestas contra el gobierno justificadas por la incapacidad del Estado de 
mejorar las condiciones de vida de la población en un contexto de inflación elevada, desempleo 
y altos índices de pobreza, además de altas tasas de inseguridad y violencia. Estas 
manifestaciones tuvieron una duración de aproximadamente tres meses y dejaron como 
resultado un total de 43 fallecidos y casi 2000 detenidos según cifras del Ministerio Público. 
Luego de este episodio de protestas, incrementó entre la población la consideración de emigrar, 
pues el gobierno de Nicolás Maduro se proyectaba como una representación aún más aguda 
del mismo modelo empleado en 1999. Esta situación también tuvo como consecuencia el 
aumento de las solicitudes de asilo y de los casos de exilio, de jóvenes y dirigentes políticos 
que estaban siendo perseguidos públicamente por haber participado de las manifestaciones. 
El año siguiente, el 2015, representó un nuevo capítulo trascendente en la decisión de 
emigrar de los venezolanos. Se realizaron las elecciones parlamentarias a final de año, la cual 
tuvo como resultado la escogencia mayoritaria de diputados de oposición. Este proceso 
electoral tuvo como consecuencia un incremento en la persecución de líderes políticos, 
inhabilitación política por parte del Estado de algunos diputados electos al afirmar un proceso 
fraudulento o falta de requisitos esenciales y una guerra naciente entre el poder judicial y el 
nuevo poder legislativo, que llevó a un choque de poderes y a aumentar la tensión en la ya 
delicada situación política nacional. Meses más tarde, el gobierno de Nicolás Maduro 
implementó como estrategia política la creación de un parlamento paralelo, una Asamblea 
Nacional Constituyente, que nunca tuvo fines específicos que justificaran su creación además 
de la represión contra la Asamblea Nacional electa de mayoría opositora. 
Desde los últimos 20 años, las características de los migrantes venezolanos han variado 
ampliamente.En principio emigraban personas altamente calificadas, luego salían 
profesionales jóvenes y empresarios que generalmente poseían un plan específico en sus 
posibles destinos y en algunos casos ya se lograban insertar en trabajos relacionados al área de 
conocimiento en la que estaban formados. El estatus socioeconómico de estos venezolanos era 
de nivel medio a alto, salían del país con cierta preparación sobre la actividad que iban a 
desarrollar, tanto de trabajo como de estudio. El patrón ha cambiado desde los últimos cuatro 
años, donde se ha reducido la cantidad de venezolanos con esas características dando entrada 
a un proceso generalizado de salida de la población que comprenden individuos de cualquier 
estrato socioeconómico y de cualquier grado de instrucción, aumentando así también la 
cantidad de solicitudes de asilos y refugios en el exterior. 
Esta salida masiva sigue estando relacionada con los factores del contexto, sin embargo, 
dejó de tratarse solamente de una problemática del escaso poder adquisitivo, la inflación, el 
desempleo y la inseguridad, pasando a ser un problema mayor, donde los venezolanos ven la 
emigración como la única posibilidad de oponerse a las condiciones precarias de vida que 
poseen en Venezuela y las que consideran poco probables de mejorar. Este hecho también se 
refleja en el cambio que hay en los destinos de los venezolanos, los cuales ya no se dirigen 
principalmente a países desarrollados como hace un par de décadas, sino que se dirigen en 
primer lugar a países vecinos en más del 90% de los casos, lugares que continúan recibiendo 
grandes cantidades de migrantes y que llegan a profundizar problemáticas locales, tanto 
socioeconómicas como políticas. 
Existen diversas dificultades que hacen más compleja la emigración de los venezolanos, 
por ejemplo, el acceso a la emisión y/o actualización de documentos personales como cédula 
de identidad o pasaporte, apostillas, documentos civiles y académicos. Por otro lado, las 
opciones de transporte también se encuentran cada vez más reducidas e inoperantes. La 
Asociación Internacional de Transporte Aéreo reconoce que en Venezuela ha reducido el 
tráfico de vuelos, y que más de 14 aerolíneas internacionales han suspendido sus operaciones 
en el país, situación que las líneas aéreas justifican por la creciente deuda debido del cambio 
monetario derivado de la compra de pasajes y costos operativos, además de las normas y 
reglamentos que se han dejado de acatar en el ámbito aeronáutico, lo que representa alta 
inseguridad para los vuelos y el personal de las empresas de transporte. Para finales del 2017 
solamente se encontraban operativas ocho aerolíneas internacionales en el país. Cuestiones 
como estas, derivan en un proceso en el cual la dinámica de planificación del emigrante se ha 
reducido y no está orientada en cómo y cuándo se va a incorporar en el posible destino, sino 
que lo ha llevado a tener como principal objetivo la “huida” a otros países de la región que se 
transforman en destinos inmediatos, especialmente países fronterizos como Colombia y Brasil, 
motivando el auge de las rutas terrestres, las cuales muchos actualmente deciden por afrontar 
a pie. También figuran en la lista Perú, Ecuador, Argentina y Chile, por la creación de políticas 
que favorecen a los ciudadanos venezolanos a tener un estatus migratorio legal en sus 
territorios. Asimismo, se mantienen flujos a Panamá, República Dominicana, México, Estados 
Unidos y España. 
En este sentido, existe cierta vulnerabilidad perceptible entre los migrantes 
venezolanos, donde bajo esta situación de huida, considerando la falta de preparación respecto 
a los documentos necesarios para emigrar, pérdida del capital intelectual al no insertarse en el 
área para la cual está formado y a la ruptura permanente de su red social y familiar, que se ve 
afectada por la constante salida de personas, han mostrado la dificultad del migrante para 
adaptarse y desarrollar su nueva vida. 
Las últimas proyecciones indican un saldo definitivo de 10% de la población 
venezolana, es decir, aproximadamente 3.500.000 venezolanos se encontrarian en el exterior. 
Éxodo justificado en primer lugar por la crisis humanitaria compleja causada por las acciones 
inestables e inescrupulosas del Estados y sus instituciones, que no brindan a los habitantes 
garantías de ningún tipo y que, al contrario, acaban vulnerándolos mediante una constante 
violación de sus derechos primordiales. La situación actual en Venezuela se resume en pobreza, 
desigualdad social, destrucción de la economía, quiebre social, movilización masiva de 
venezolanos al exterior, polarización entre los sectores públicos, violencia, desesperación, en 
fin, un colapso generalizado. 
 
4. CONCLUSIÓN 
Venezuela fue un país de acogida de inmigrantes durante los siglos XIX y XX en un 
escenario favorable que ofrecía mejor calidad de vida a quien la necesitaba, sin embargo, en 
las tres últimas décadas ha presentado un cambio drástico en su patrón migratorio, motivado 
ante todo por una crisis nacional que incluye un cambio en el modelo político, desequilibrio 
económico y descomposición social. Los efectos de esta crisis se reflejaron en la pérdida 
generalizada de los niveles de bienestar y calidad de vida entre la población residente en el 
país. En ese sentido, Venezuela aparentemente dejó de ser un destino atractivo para la 
migración internacional y, por el contrario, se produjeron importantes movimientos de retorno 
de extranjeros a sus países de origen y la insurgencia de la emigración de venezolanos, que 
hasta el momento se concentraba en migración de tipo académica. De esa forma, se 
modificaron las pautas migratorias nacionales, que se habían caracterizado por una baja 
predisposición a migrar al exterior, de allí que el venezolano no posee originariamente una 
cultura migratoria. Según cifras de organismos como la ONU, existen más de 3 millones de 
venezolanos actualmente fuera del país, concentrados principalmente en países de la región. 
De los 195 Estados miembros de la ONU, los venezolanos han emigrado a 96 de ellos. 
En el fenómeno migratorio venezolano influyen una serie variada de determinantes que 
se constituyen como factores motivadores o “de empuje”. Hasta hace años, las principales 
razones para emigrar se centraban en factores económicos y de crecimiento profesional, que 
involucraban individuos de un estatus socioeconómico medio a alto. Actualmente, quienes 
emigran consideran en primer lugar sus derechos primordiales, como el derecho a la vida, a la 
libertad, a tener seguridad y alimentación, acceso a la salud, a tener paz y conseguir proyectarse 
hacia el futuro, garantizando su estabilidad socioeconómica. El perfil de estos migrantes es 
variado e incluye venezolanos de todos los estatus, de todos los grados de instrucción y 
principalmente jóvenes, que representaban la población económicamente activa del país. Este 
proceso se ha concebido como una necesidad para la mayoría de los venezolanos, quienes ven 
como un sueño la posibilidad de mejorar su condición de vida. 
Los acontecimientos políticos y económicos de 1983 sirvieron como primer punto de 
inflexión para la situación migratoria venezolana, ahora bien, el 2014 representa otro punto de 
referencia importante. La situación desde ese año ha hecho con que aumente de forma abrupta 
la cantidad de migrantes, que van hacia países vecinos o hacia Estados Unidos, España y 
algunas islas del Caribe. La incorporación de diversos grupos sociales a la dinámica migratoria 
la convierte en una migración de características mixtas. Aunque buena parte de la población 
aún usa canales legales y comunes para salir del país, un grupo cada vez más grande opta por 
vías irregulares para ejecutar su “huida”, lo cual lo expone a riesgos ya evidentes, sobre todo 
en zonas fronterizas como en el caso de Colombia y Brasil, esto puede desencadenarsituaciones como explotación laboral ante la irregularidad de documentación, trata de personas, 
eventos violentos como los ocurridos constantemente en el principal puente que conecta 
Venezuela con Colombia, xenofobia e imposibilidad para optar por un estatus legal. 
La migración venezolana representa problemas tanto para Venezuela, al significar una 
pérdida intelectual, profesional y de fuerza de trabajo, además de continuar fortaleciendo el 
colapso social y familiar, como para los otros países latinoamericanos, que podrían sufrir la 
saturación de diversos sectores al nunca haber contado con un flujo tan elevado de migrantes. 
Claramente la realidad venezolana es compleja, una posible reconstrucción profunda 
del país implicaría un esfuerzo descomunal de todas las partes involucradas, Estado, 
instituciones y sociedad civil, con el fin de ofrecer a quienes quedan y a quienes se fueron un 
país con garantías mínimas para vivir de forma digna y con respeto a los derechos humanos 
individuales, que son pilares de un verdadero Estado democrático. Cada día se hace más 
vigente la necesidad de un cambio de gobierno a uno comprometido con el fortalecimiento de 
todos los sectores y con miras al restablecimiento de las garantías constitucionales, donde 
existan condiciones para el desarrollo de una vida normal y posibilidades de un futuro próspero. 
“La migración es inevitable, la migración es necesaria, la migración es deseada. Una Venezuela que 
ahora es otra, y en muchas partes” 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
REFERENCIAS 
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