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Psicología Desde el Sur: un Aporte desde la Interculturalidad a la Construcción de la Psicología en Colombia. XV Cátedra Colombiana de Psicología Mercedes Rodrigo 2020 Universidad de Nariño Carlos Solarte Portilla, Rector Universidad Mariana Hermana Aylem del Carmen Yela Romo f.m.i., Rectora Universidad CESMAG Padre Daniel Omar Sarria Tejada OFM CAP, Rector Junta Directiva ASCOFAPSI Nelson Molina Valencia, Presidente Oscar Utria Rodriguez, Vicepresidente Yadira Martinez de Biava, Secretaria Idaly Barreto Galeano, Tesorera Rodrigo Mazo Zea, Vocal Diego Restrepo Ochoa, Presidente Saliente Asociación Colombiana de Facultades de Psicología (ASCOFAPSI) Psicología Desde el Sur: un Aporte desde la Interculturalidad a la Construcción de la Psicología en Colombia. XV Cátedra Colombiana de Psicología Mercedes Rodrigo. © Asociación Colombiana de Facultades de Psicología (ASCOFAPSI) ISSN: 2805-590X en línea (publicación electrónica) ASCOFAPSI San Juan de Pasto, junio 2020 Diseño de portada: Erica Nathalia Mera Romo Ilustración que acompaña el logotipo: Jefatura de Comunicaciones, Publicidad y Mercadeo, Universidad CESMAG Diagramación: Juan Gabriel Lasso Guerrero Hecho en Colombia Todos los derechos reservados. Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida, almacenada en sistema recuperable o transmitida en ninguna forma por medios electrónico, mecánico, fotocopia, grabación u otros, sin la previa autorización por escrito de ASCOFAPSI. Los conceptos expresados en este documento son responsabilidad exclusiva de los autores y no necesariamente comprometen a ASCOFAPSI. Villalobos Galvis, F. H., Guerrero Buchely, A. M., Zúñiga Delgado, E. F, & Garzón Eraso, T. P. (Eds.) (2020). Psicología desde el sur: un aporte desde la interculturalidad a la construcción de la psicología en Colombia. XV Cátedra Colom- biana de Psicología Mercedes Rodrigo. San Juan de Pasto: ASCOFAPSI, 271 p.: il. ISSN: 2805-590X en línea 1. Interculturalidad. 2. Psicología intercultural. 3. Psicología comunitaria. 4. Psicología de la salud. 5. Psicología de las organizaciones. 6. Psicología de la educación. XV Cátedra Colombiana de Psicología Mercedes Rodrigo Editores Académicos Fredy Hernán Villalobos Galvis Ana Milena Guerrero Buchely Edgar Francisco Zúñiga Delgado Taryn Paola Garzón Eraso Asociación Colombiana de Facultades de Psicología (ASCOFAPSI) Universidad de Nariño, Universidad Mariana y Universidad CESMAG San Juan de Pasto, 2020 Contenido PARTE 1: Elementos Generales sobre la Psicología y la Interculturalidad p.19 Los Autores p.11 Programación de la XV Cátedra Colombiana de Psicología p.15 Palabras de bienvenida sesión inaugural p.21 Palabras sesión de cierre p.23 La Interculturalidad Como Posibilidad de Aporte a la Construcción de la Psicología en Colombia p.25 Psicología, Racismo, Interculturalidad y Exclusión Social en América Latina p.31 Contenido PARTE 2: Aportes de la Interculturalidad a los Procesos Psicológicos en Escenarios Comunitarios p.45 PARTE 3: Aportes de la Interculturalidad a los Procesos Psicológicos de la Salud y la Enfermedad p.87 Elementos Para una Intervención en Reconciliación Desde las Dimensiones Psicosociales p.47 Heterotopías de la Guerra y el Espacio Mítico. Una Aproximación a la Pervivencia del Pueblo Awá en Medio del Conflicto p.63 Memoria Colectiva, Territorio y Sentido de Comunidad: Desafíos en la Construcción de la Psicología Comunitaria Desde el Sur p.73 Envejecimiento en Nariño, un Abordaje Multidimensional p.89 Estado Emocional en Adolescentes Embarazadas de Sucre: Resultados Preliminares p.97 Abordaje Intersectorial, Sectorial y Comunitario del Consumo de Sustancias Psicoactivas en Nariño p.107 Contenido PARTE 4: Aportes de la Interculturalidad a los Procesos Psicológicos en Escenarios Organizacionales p.119 PARTE 5: Aportes de la Interculturalidad a los Procesos Psicológicos en Escenarios Educativos p.149 Recursos Internos y Externos que Generan y Mantienen Capital Social en Líderes del Oriente Antioqueño p.121 Aportes de la Gestión del Talento a las Empresas de Nariño p.123 Abordaje del Bienestar Psicológico Desde la Psicología Positiva en la Región Nariñense p.137 Normalización del Acoso Sexual en Contextos Universitarios p.151 Pensamiento Crítico en Estudiantes Universitarios: una Mirada Transcultural p.159 XV Cátedra Colombiana de Psicología 2020 11 Los Autores Ana Milena Gaviria Gómez Psicóloga de la Universidad Pontificia Bolivariana, es- pecialista en Terapia Cognitiva de la Universidad de San Buenaventura, magíster en Epidemiología de la Univer- sidad CES, doctora en Salud Mental de la Universidad Rovira I Virgili, profesora titular de la Universidad de San Buenaventura (Medellín), integrante del grupo de investigación Salud Comportamental y Organizacional de la Universidad de San Buenaventura. Medellín, Co- lombia. https://orcid.org/0000-0001-5082-7733. Co- rreo electrónico: ana.gaviria@usbmed.edu.co. Ana Milena Guerrero Buchely Psicóloga de la Universidad de Nariño, maestrante en Promoción y Prevención en Salud Mental de la Univer- sidad de Nariño, coordinadora del Centro de Interacción Social del Departamento de Psicología de la Univer- sidad de Nariño – SINAPSIS, integrante del grupo de investigación Psicología y Salud de la Universidad de Nariño. San Juan de Pasto, Colombia. https://orcid.or- g/0000-0001-9168-787X. Correo electrónico: milenag- buchely@gmail.com. Bibiana Catalina Cano Arango Abogada de la Universidad Autónoma Latinoamericana, especialista en Mediación de la Universidad Católica de Córdoba, especialista en Estudios de Género de la Uni- versidad de Medellín, magíster en Relaciones Interna- cionales de la Universidad Nacional de Córdoba Argen- tina, docente investigadora de la Universidad Autónoma Latinoamericana, integrante del grupo de investigación Constitucionalismo Crítico y Género de la Universidad Autónoma Latinoamericana. Medellín, Colombia. ht- tps://orcid.org/0000-0002-3047-6259. Correo electró- nico: Bibiana.canoar@unaula.edu.co Boris Yovany Delgado Hernández Psicólogo de la Universidad de Nariño, magister en Et- noliteratura de la Universidad de Nariño, especialista en Educación, Cultura y Política de la Universidad Nacional Abierta y a Distancia – UNAD, docente de la Escuela de Ciencias Sociales Artes y Humanidades de la Universi- dad Nacional Abierta y a Distancia – UNAD, integrante del grupo de investigación Psicología, Desarrollo Emo- cional y Educación de la Universidad Nacional Abierta y a Distancia – UNAD. San Juan de Pasto, Colombia. ht- tps://orcid.org/0000-0001-7080-3018. Correo electró- nico: boris.delgado@unad.edu.co; buhoris@gmail.com Claudia Carolina Cabrera Gómez Psicóloga de la Universidad de Manizales, especialis- ta en Administración Educativa de la Universidad de Nariño, magister en Dirección Estratégica del Talento Humano de la Universidad Iberoamericana, doctora en Psicología de la Universidad de Baja California, docente investigadora de la Universidad Mariana, integrante del grupo de investigación Desarrollo Humano y Social de la Universidad Mariana. San Juan de Pasto, Colombia. https://orcid.org/0000-0002-2845-9994. Correo elec- trónico: clacabrera@umariana.edu.co Edgar Francisco Zúñiga Delgado Psicólogo de la Universidad de Nariño, magíster en Psi- coterapia Humanista Integrativa del Instituto Galene de Psicoterapia de Valencia, España, docente de tiempo completo del Programa de Psicología de la Universidad CESMAG, integrante del grupo de investigación Psico- logía y Salud de la Universidad de Nariño. San Juan de Pasto, Colombia. https://orcid.org/0000-0002-5920- 4257. Correo electrónico: gared05@gmail.com. INICIO Psicología Desde el Sur: un Aporte de la Interculturalidad a la Construcción de la Psicología en Colombia 12 Elizabeth Ojeda Rosero Psicóloga de la Universidadde Nariño, especialista en Docencia Universitaria de la Universidad de Nariño, es- pecialista en Gerencia Social de la Universidad de Nari- ño, magister en Etnoliteratura de la Universidad de Na- riño, doctora en Psicología de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos, docente investigadora de la Uni- versidad de Nariño, integrante de los grupos de inves- tigación Instituto Andino de Artes Populares (IADAP) y Libres Pensadores de la Universidad de Nariño. San Juan de Pasto, Colombia. https://orcid.org/0000-0003- 1862-6354. Correo electrónico: deliza75@udenar.edu. co; deliza75@yahoo.com Eunice Yarce Pinzón. Terapeuta ocupacional de la Universidad del Valle, ma- gister en Pedagogía de la Universidad Mariana, docente investigadora asistente de la Universidad Mariana, in- tegrante del grupo de investigación Bienestar Ocupa- cional Humano de la Universidad Mariana. San Juan de Pasto, Colombia. https://orcid.org/0000-0003-4084- 1296. Correo electrónico: eyarce@umariana.edu.co Fredy Hernán Villalobos Galvis Psicólogo de la Universidad Nacional de Colombia, doc- tor en Psicología Clínica y de la Salud de la Universidad de Granada, profesor titular del Departamento de Psi- cología de la Universidad de Nariño, director del grupo de investigación Psicología y Salud de la Universidad de Nariño. San Juan de Pasto, Colombia. https://orcid. org/0000-0002-2602-0283. Correo electrónico: fhvilla- lobos@udenar.edu.co. Javier Eduardo Rodríguez Salazar Psicólogo Social Comunitario de la Universidad Nacio- nal Abierta y a Distancia – UNAD, especialista en Geren- cia Social de la Universidad de Nariño, magister en Psi- cología Comunitaria de la Universidad Nacional Abierta y a Distancia – UNAD, docente tiempo completo y coor- dinador del área de Paz y Convivencia de la Universidad CESMAG, integrante del grupo de investigación Pers- pectivas Psicológicas – Línea de Sociedad, Violencia y Paz de la Universidad CESMAG. San Juan de Pasto, Colombia. https://orcid.org/0000-0001-8809-6331. Co- rreo electrónico: jerodriguez@unicesmag.edu.co José William Pineda Medina Autodidacta, formador de pares en la estrategia disposi- tivos comunitarios en CEHANI E.S.E. San Juan de Pasto, Colombia. Correo electrónico: williampineda0@gmail. com. Jorge Mario Flores Osorio Psicólogo en grado de licenciado de la Universidad de San Carlos de Guatemala, maestro en Filosofía de la Ciencia de la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Iztapalapa de México, doctor en Filosofía y Cien- cia del Centro de Investigación y Docencia del Estado de Morelos de México, director de la Unidad Transdisci- plinar de Investigación de la Universidad de Tijuana de México, integrante del grupo de investigación Constitu- ción de Saberes y Procesos Psicológicos. Tijuana, Mé- xico. https://orcid.org/0000-0002-1024-1081. Correo electrónico: jomafo@gmail.com. Kelly Carolina Romero Acosta Psicóloga de la Universidad Metropolitana de Barran- quilla, doctora en Psicopatología de Niños, Adolescen- tes y Adultos de la Universidad Autónoma de Barcelona, docente investigadora de la Corporación Universitaria del Caribe, integrante del grupo de investigación Di- mensiones Humanas de la Corporación Universitaria del Caribe. Sincelejo, Colombia. https://orcid.org/0000- 0002-6568-1316. Correo electrónico: Kelly.romero@ cecar.edu.co INICIO XV Cátedra Colombiana de Psicología 2020 13 Leodanis Danith Fonseca Beltrán Psicóloga de la Corporación Universitaria del Caribe, in- tegrante del grupo de investigación Dimensiones Huma- nas de la Corporación Universitaria del Caribe. Sincele- jo, Colombia. https://orcid.org/0000-0002-0733-5255. Correo electrónico: Leodanis.fonseca@cecar.edu.co Lina Margarita Carpintero Montalvo Psicóloga de la Corporación Universitaria del Caribe, in- tegrante del grupo de investigación Dimensiones Huma- nas de la Corporación Universitaria del Caribe. Sincele- jo, Colombia. https://orcid.org/0000-0002-6017-6273. Correo electrónico: Lina.carpintero@cecar.edu.co Luisa Fernanda Duque Monsalve Psicóloga de la Universidad de San Buenaventura, ma- gíster en Filosofía de la Universidad de Antioquia, coor- dinadora de Investigaciones de la Universidad de San Buenaventura Medellín, integrante del grupo de inves- tigación Estudios Clínicos y Sociales en Psicología de la Universidad de San Buenaventura Medellín. Medellín, Colombia. https://orcid.org/0000-0002-5362-6723. Co- rreo electrónico: luisa.duque@usbmed.edu.co Magda Yolima Arias Cantor Psicóloga de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia UPTC, magister en Cooperación al Desarro- llo – mención en Planificación para el Desarrollo Local y doctoranda en Desarrollo Local de la Universidad de Valencia, docente Programa de Psicología de la Uni- versidad Católica de Oriente, integrante del grupo de investigación GIBPSICOS de la Universidad Católica de Oriente. Rionegro, Colombia. https://orcid.org/0000- 0002-5931-6662. Correo electrónico: myarias@uco. edu.co – magyoa@alumni.uv.es Sandra Yaneth Quiroz Coral Psicóloga de la Universidad de Nariño, magister en Dro- godependencias de la Universidad Estatal a Distancia de Costa Rica, docente del Programa de Psicología de la Universidad Mariana, integrante del grupo de inves- tigación Desarrollo Humano y Social de la Universidad Mariana. San Juan de Pasto, Colombia. http://orcid. org/0000-0003-1477-0535. Correo electrónico: Saya- qui2002@yahoo.es Sonia Betancourth Zambrano Psicóloga de la Universidad del Valle, magister en Edu- cación con Énfasis en Docencia Universitaria de la Uni- versidad Pedagógica Nacional, doctora en Psicología Escolar y Desarrollo de la Universidad Complutense de Madrid, docente del Departamento de Psicología de la Universidad de Nariño, directora del Grupo de Investi- gación CONEPSI de la Universidad de Nariño. San Juan de Pasto, Colombia. https://orcid.org/0000-0003-1651- 085X. Correo electrónico: soniabetancourthz@udenar. edu.co; sbetan@gmail.com Sonia Maritza Matabanchoy Tulcán Psicóloga de la Universidad Mariana, especialista en Alta Gerencia de la Universidad Mariana, especialista en Psicología de la SST de la Universidad de San Bue- naventura de Bogotá, magister en Gerencia del Talen- to Humano de la Universidad de Manizales, doctora en Psicología de la Universidad Católica de Argentina, do- cente de la Universidad de Nariño, integrante del grupo de investigación Psicología y Salud de la Universidad de Nariño. https://orcid.org/0000-0002-3681-8440. Co- rreo electrónico: soniamaritzam@udenar.edu.co INICIO Psicología Desde el Sur: un Aporte de la Interculturalidad a la Construcción de la Psicología en Colombia 14 Taryn Paola Garzón Eraso Psicóloga y licenciada en Filosofía y Teología de la Uni- versidad Mariana, magister en Salud Mental de la Niñez y la Adolescencia de la Universidad CES de Medellín, docente tiempo completo del Programa de Psicología de la Universidad Mariana. San Juan de Pasto, Colombia. Correo electrónico: tarynpaola1@gmail.com. Yenny Vicky Paredes Arturo Psicóloga de la Universidad Mariana, magister en Neu- ropsicología de la Universidad de San Buenaventura Medellín, doctora en Psicología con Orientación en Neu- rociencias de la Universidad Maimónides de Argentina, docente investigadora titular de la Universidad Maria- na, integrante del grupo de investigación Desarrollo Humano y Social de la Universidad Mariana. San Juan de Pasto, Colombia. https://orcid.org/0000-0003-1560- 6972. Correo electrónico: yparedes@umariana.edu.co INICIO XV Cátedra Colombiana de Psicología 2020 15 Programación de la XV Cátedra Colombiana de Psicología Mercedes Rodrigo Psicología Desde el Sur: un Aporte desde la Interculturalidad a la Construcción de la Psicología en Colombia Fecha Nombre Ponente / Institución Ponencia 8 febrero de 2020 Jorge Mario Flores Osorio Universidad de Tijuana, México Psicología, racismo y discriminación en América Latina 15 febrero de 2020 Javier Eduardo Rodríguez Salazar Universidad CESMAG,San Juan de Pasto Elementos para una intervención en reconciliación desde las dimensiones psicosociales 22 de febrero de 2020 Yenny Vicky Paredes Arturo Universidad Mariana, San Juan de Pasto Envejecimiento en Nariño un abordaje multidimensional 29 de febrero de 2020 Tatiana Calderón García y Vivian Ospina Tascón Universidad de San Buenaventura, Cali Retos de la educación inicial indígena en Colombia* 7 de marzo de 2020 Boris Yovany Delgado Hernández Universidad Nacional Abierta y a Distancia (UNAD), CCAV San Juan de Pasto Heterotopías de la guerra y el espacio mítico. Una aproximación a la pervivencia del pueblo Awá en medio del conflicto 14 de marzo de 2020 Kelly Carolina Romero Acosta Corporación Universitaria del Caribe, Sincelejo Fluctuaciones del estado emocional en adolescentes embarazadas de zonas rurales del departamento de Sucre 21 de marzo de 2020 Sandra Yaneth Quiroz Coral Universidad Mariana, San Juan de Pasto Abordaje intersectorial, sectorial y comunitario del consumo de sustancias psicoactivas en Nariño 28 de marzo de 2020 Magda Yolima Arias Cantor Universidad Católica de Oriente, Rionegro, Antioquia Recursos psicosociales para la generación y mantenimiento del capital social en organizaciones del oriente antioqueño - Colombia 4 de abril de 2020 Sonia Maritza Matabanchoy Tulcán Universidad de Nariño, San Juan de Pasto Aportes de la gestión del talento humano a las empresas de Nariño INICIO Psicología Desde el Sur: un Aporte de la Interculturalidad a la Construcción de la Psicología en Colombia 16 18 de abril de 2020 Claudia Carolina Cabrera Gómez Universidad Mariana, San Juan de Pasto Abordaje del bienestar psicológico desde la psicología positiva 25 de abril de 2020 Luisa Fernanda Duque Monsalve, Bibiana Catalina Cano Arango y Ana Milena Gaviria Gómez Universidad de San Buenaventura, Medellín Universidad Autónoma Latinoamericana, Medellín Prácticas de acoso sexual en contextos universitarios de Medellín 9 de mayo de 2020 Mauricio Herrera López Universidad de Nariño, San Juan de Pasto El ciber-rumor (cybergossip) en Colombia. Una mirada cultural desde las ciencias sociales computacionales* 16 de mayo de 2020 Sonia Betancourth Zambrano Universidad de Nariño, San Juan de Pasto Desarrollo del pensamiento crítico en estudiantes universitarios. Una mirada transcultural 23 de mayo de 2020 Germán Andrés Cortés Millán Universidad Piloto de Colombia, Bogotá Ciudades para la gente. Por el derecho a la ciudad: una mirada desde el movimiento social y popular intercultural* 30 de mayo de 2020 Elizabeth Ojeda Rosero Universidad de Nariño, San Juan de Pasto Memoria colectiva, territorio y sentido de comunidad: Desafíos en la construcción de una psicología comunitaria desde el sur. *El documento correspondiente a esta ponencia, no fue presentado por los autores para la etapa de consolidación de las memorias. INICIO Psicología Desde el Sur: un Aporte de la Interculturalidad a la Construcción de la Psicología en Colombia 18 XV Cátedra Colombiana de Psicología 2020 19 Parte 1 PARTE 1: Elementos Generales sobre la Psicología y la Interculturalidad p.19 INICIO Palabras de bienvenida sesión inaugural p.21 Palabras sesión de cierre p.23 La Interculturalidad Como Posibilidad de Aporte a la Construcción de la Psicología en Colombia p.25 Psicología, Racismo, Interculturalidad y Exclusión Social en América Latina p.31 20INICIO XV Cátedra Colombiana de Psicología 2020 21 Muy Buenos días a todos y todas en nombre de la Asociación Colombiana de Facultades de Psi-cología - ASCOFAPSI quiero darles una cordial bienvenida a la XV versión de la Cátedra Colombiana de Psicología Mercedes Rodrigo que este año tiene como tema central la Psicología desde el sur: aportes desde la interculturalidad a la construcción de la Psicología en Colombia. Uno de los grandes problemas que ha enfrentado histó- ricamente nuestro país ha sido el de la inequidad en sus distintas formas: inequidad de género, inequidad de et- nia, inequidad de clase social y, de manera especial, la iniquidad territorial o geográfica, que ha llevado a un desarrollo injusto e inequitativo de las regiones al in- terior de nuestro país. Esta misma situación la hemos vivido al interior de la psicología, encontrando que la historia de la disciplina y de la profesión psicológica en Colombia se ha contado desde la institucionalidad desde el centro, desconociendo los importantísimos desarrollos de las diferentes regiones del país para la construcción de la psicología; este es precisamente el propósito de esta Cátedra Colombiana de Psicología en su versión de 2020, poder recoger todos los aprendiza- jes y construcciones que, desde el sur de nuestro país, se han hecho a la psicología colombiana, para poder establecer un diálogo abierto y constructivo con las di- ferentes regiones de nuestro país. Creo que este fenómeno de la centralidad en el desa- rrollo de la psicología colombiana nos pone de cara a cinco retos fundamentales, el primero de ellos, en el escenario de la formación de los psicólogos, necesita- mos fortalecer mucho más la reflexión crítica de nues- tros estudiantes en torno a las problemáticas y realida- des propias de nuestro país, hemos importado muchos modelos construidos y desarrollados en otras latitu- des, pero resulta fundamental que nuestros estudian- tes puedan enfocarse en pensar los problemas de la psicología a la luz de las realidades y necesidades par- ticulares de las distintas regiones de nuestro país. El segundo gran reto que tenemos es el de fortalecer mu- cho más el relacionamiento de los distintos actores de la psicología a nivel nacional, nos hemos interesado mu- cho por estos asuntos de los indicadores de calidad, por la internacionalización, por pertenecer a redes internaciona- les, por los estudios multicréntricos, pero cada vez es más sentida la necesidad de tener una movilidad académica local y nacional, establecer proyectos de investigación en- tre investigadores y académicos de distintas regiones del país, es el momento de que le demos la misma importan- cia a la movilidad nacional que le damos a la movilidad in- ternacional e igualmente que fortalezcamos mucho más nuestras relaciones académicas con colegas de las distin- tas regiones de Colombia. El tercer gran reto que tenemos es lograr que los psi- cólogos de las distintas regiones del país tengan una mayor participación en las discusiones y en la toma de decisiones sobre aquellos asuntos que conciernen a la psicología, esta es la única manera a través de la cual Palabras de bienvenida sesión inaugural Diego Alveiro Restrepo Presidente Saliente Junta Directiva Asociación Colombiana de Facultades de Psicología (ASCOFAPSI) INICIO Psicología Desde el Sur: un Aporte de la Interculturalidad a la Construcción de la Psicología en Colombia 22 las políticas públicas, los lineamientos del orden nacio- nal, van a poder ser sensibles a las particularidades de las regiones del país. Un cuarto reto es una mayor participación de los psicó- logos y psicólogas de las regiones en las organizaciones académicas y gremiales, necesitamos que desde to- das las regiones del país, psicólogos y psicólogas pue- dan sumarse a las discusiones sobre los problemas fundamentales de la psicología, tanto en el nivel de la formación como el nivel del ejercicio profesional. Y finalmente, tenemos el reto de visibilizar esos desa- rrollos maravillosos que están ocurriendo en todas las regiones del país en torno a la psicología, no solamente en asuntos académicos y de investigación sino también del ejercicio profesional. Es hora de que cerremos esa brecha entre investigadores y profesionales y poda- mos darle la igual importancia que tienen las experien- cias prácticas de ejercicio profesional y la investigación académica, para poder avanzar en el desarrollo de la psicologíaen Colombia como ciencia y como profesión. Estos y muchos otros retos son los que nos invitan en esta Cátedra Colombiana de Psicología Mercedes Ro- drigo a conversar con académicos, con profesionales de distintas regiones, pero también a escuchar la voz de los estudiantes, de los profesores que desde distintas uni- versidades del país van a estar acompañándonos en esta Cátedra Colombiana de Psicología Mercedes Rodrigo. Quiero agradecer de una manera muy especial a las univer- sidades anfitrionas y organizadoras de esta XV versión de la Cátedra, a la Universidad Cesmag, a la Universidad Maria- na y a la Universidad de Nariño, quienes por más de un año han estado construyendo la agenda académica y preparan- do todos los detalles para que esta esta Cátedra Colom- biana de Psicología sea todo un éxito. Les envío un saludo muy especial y espero que estas 15 sesiones nos permitan avanzar de manera considerable para poder comprender los aportes desde la interculturalidad al desarrollo de la Psicología en Colombia, un abrazo. INICIO XV Cátedra Colombiana de Psicología 2020 23 Apreciados colegas y amigos, Muy buenos días y bienvenidos a esta sesión de clausura de la Cátedra Colombiana de Psicología Mercedes Ro- drigo en su XV edición, durante varias semanas hemos tenido la posibilidad de recorrer juntos un interesante camino que nos ha llevado a pensar los problemas de la psicología vistos a través del prisma de la intercultura- lidad, gracias al aporte de cada uno de los conferencis- tas, de los ponentes que nos han acompañado semana a semana hemos tenido la posibilidad de visibilizar esa riqueza maravillosa que la interculturalidad le imprime a los problemas de la psicología, tanto en el ámbito de la investigación como de la intervención. Al cerrar esta exitosa Cátedra Colombiana de Psicolo- gía no me queda más que agradecer, en primer lugar, a las instituciones que han hecho posible el desarrollo de esta actividad, la Universidad Mariana de Pasto, la Uni- versidad Cesmag y la Universidad de Nariño, quienes por más de un año han estado trabajando, cuidando cada detalle para poder realizar esta Cátedra Colombiana de Psicología en las mejores condiciones académicas, téc- nicas y logísticas, más aún en medio de un escenario tan atípico y tan complejo como el que nos ha tocado vivir, y que estas tres instituciones han afrontado con toda la altura, con todo el compromiso, garantizando el éxito de esta Cátedra. En segundo lugar, quiero agradecer a todos los confe- rencistas, docentes e investigadores que nos han en- riquecido con sus aportes, con sus trabajos de investi- gación, con sus reflexiones y con sus experiencias, es maravilloso poder visibilizar este talento académico y científico de la psicología colombiana, en este caso, a través, de los aportes que desde el sur se han dado a la Psicología en Colombia y, finalmente, mi agradeci- miento sincero a todos ustedes, estudiantes y docentes que semana a semana han estado ahí enriqueciendo la Cátedra con sus aportes, con sus preguntas, con sus dis- cusiones; podemos decir que en medio de una situación atípica y compleja, como la que hemos vivido, hemos logrado hacer de esta, una exitosa Cátedra Colombiana de Psicología que quedará en la historia y que quedará también en la memoria de todos los que han tenido la posibilidad de aprovechar los aportes, las experiencias que todos los que han pasado por acá nos ha dejado se- mana a semana. Desde la distancia les envío un saludo fraterno y mis mejores deseos por el bienestar personal y el de sus familias, sigamos cuidándonos y sigamos desde casa aprovechando esta última sesión de la Cáte- dra Colombiana de Psicología Mercedes Rodrigo 2020. Palabras sesión de cierre Diego Alveiro Restrepo Presidente Saliente Junta Directiva Asociación Colombiana de Facultades de Psicología (ASCOFAPSI) INICIO Psicología Desde el Sur: un Aporte de la Interculturalidad a la Construcción de la Psicología en Colombia 24INICIO XV Cátedra Colombiana de Psicología 2020 25 En el marco de la asamblea anual de la Asociación Colombiana de Facultades de Psicología (ASCO-FAPSI), realizada en Valledupar en el 2017, surgió la idea de organizar la XV versión de la Cátedra Colom- biana de Psicología, con un enfoque crítico que alentara reflexiones nuevas sobre el papel de la psicología aca- démica colombiana, en busca de la consolidación de su identidad y labor. 1 La XV versión de la Cátedra Colombiana de Psicología se organizó desde el extremo sur de Colombia, desde el departamento de Nariño, desde aquella colcha de retazos donde “el verde es de todos los colores”, como dice el poeta Aurelio Arturo. Nariño, departamento de frontera, en el que confluyen la Amazonia, el Pacífico y los Andes, es decir, en el que conviven la selva, las nie- ves perpetuas, los desiertos y los ríos turbulentos que descienden de la cordillera en busca del indomable y caluroso Océano Pacífico. Nariño, un departamento en el que las tradiciones indígenas, los cantos del pacífico y los aires andinos se integran en un crisol multiétnico; una región de afrodescendientes, indígenas y mestizos; del Carnaval de Negros y Blancos; de nubes verdes y atardeceres de arrebol. Así es, este año, la Cátedra Co- lombiana de Psicología se emitió desde la Villaviciosa de la Concepción, luego nombrada como San Juan de Pasto, en reconocimiento de la figura religiosa de vene- ración europea y su mezcla con el pueblo originario que habitó el Valle de Atriz. 1 Correo electrónico: fhvillalobos@udenar.edu.co. Esta no es una alusión gratuita para el inicio de este documento, pues es la metáfora perfecta para definir la psicología en Colombia. El origen mismo de nuestra disciplina en el país está anclado a la llegada, en 1939, de la ciudadana española doña Mercedes Rodrigo Be- llido, con quien se inició la sección de psicotecnia en el Laboratorio de Fisiología de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Colombia. El 20 de noviem- bre de 1947, el Consejo Superior de dicha universidad creó el Instituto de Psicología Aplicada, dirigido por la señora Rodrigo, en el que se inició la formación de los primeros psicólogos colombianos. Resulta evidente que importar la psicología a Colombia fue un gran acierto. Posteriormente, según lo planteado por el profesor Tel- mo Peña, a partir de 1968 continuaron los procesos de formación de psicólogos en Colombia, con las universi- dades Javeriana y Los Andes en Bogotá y la Universidad del Norte en Barranquilla. Luego, en la década de 1970 se produjo una expansión hacia Medellín y Cali, donde también se fundaron facultades. Estas cuatro ciudades, ubicadas en los principales centros geográficos del país, se consolidaron como los núcleos de formación de la psicología en nuestro país. En 1992, con la Ley 30 de educación superior, la creación de programas nuevos en ciudades periféricas se volvió algo cada vez más común. Durante esa expansión, se crearon los programas de la Universidad Mariana y la Universidad de Nariño en 1993 y, mucho más recientemente, el programa de la Univer- sidad CESMAG. La Interculturalidad Como Posibilidad de Aporte a la Construcción de la Psicología en Colombia Fredy Hernán Villalobos Galvis1 y Ana Milena Guerrero Buchely Universidad de Nariño, San Juan de Pasto, Colombia Edgar Francisco Zúñiga Delgado Universidad CESMAG, San Juan de Pasto, Colombia Taryn Paola Garzón Eraso Universidad Mariana, San Juan de Pasto, Colombia INICIO Psicología Desde el Sur: un Aporte de la Interculturalidad a la Construcción de la Psicología en Colombia 26 No obstante, esta historia debe ser vista como una opor- tunidad para repensar el sentido de la praxis humana; el pasado se convierte en un mecanismo de pronóstico ideal, a partir de los principios de estabilidad conduc- tual. Pero también el pasado aparece como una oportu- nidad para repensar el quehacer cotidiano y reflexionar sobre el momento actual de caraal porvenir más cerca- no. Como diría el Maestro Silvio Sánchez, ex rector de la Universidad de Nariño, esta es una oportunidad para “soñar mundos posibles”. El desarrollo de la psicología académica en Colombia tiene dos grandes aspiraciones legítimas: la “global” y la “local”. Por un lado, la global está basada en la idea de que el ser humano es único como especie, y que sus pro- cesos psicológicos más básicos, biológicos y cuantifica- bles sirven como evidencia para la formulación de leyes universales que expliquen el comportamiento humano, independientemente de la situación específica del or- ganismo. Esta mirada se centra en los procesos univer- sales, y nuestro interés científico se basa en posicionar los hallazgos en el ámbito validador de la “ciencia”. Por ello, nuestras publicaciones buscan un lenguaje univer- sal y atienden a escalas científicas con la expectativa de que nuestros trabajos sean citados en revistas reconoci- das por grandes asociaciones científicas y profesionales de Estados Unidos o de Europa. En este sentido, la psi- cología atiende a una serie de parámetros universales que discriminan lo científico de aquello que no lo es, y así nuestros trabajos aportan a la consolidación de ese patrimonio inmaterial de la humanidad, el conocimien- to, que será la semilla de los avances en el futuro y el fundamento de nuevas teorías que intentarán resolver los grandes misterios del comportamiento humano. Por otro lado, la mirada local nos recuerda que la per- sona se estructura como ser humano, como individuo o como sujeto, desde el contexto social y cultural en el que se enmarca. “Lo humano”, la cualidad adaptativa que permitió que esa especie de homínido se transfor- mara en sapiens, emerge desde la cultura como una es- tructura de las funciones psicológicas. A partir de esta postura, las condiciones sociales y culturales que se conciben como variables extrañas desde el rigor meto- dológico de la mirada global, se puedan asumir como el germen principal de lo psicológico. Desde allí, el interés científico busca explicar la cotidianidad y los contex- tos específicos en los que transcurre la vida humana; intenta entender la diversidad de condiciones ambien- tales como fuente de asombro y caldo de cultivo de la curiosidad y la sabiduría. El conocimiento surge como principio legítimo y necesario de aquellos que toman decisiones en contextos concretos, y como herramienta fundamental para el cambio social, desde los micro ni- veles de la familia o la escuela, hasta los macro niveles de la sociedad y la cultura, pasando por las comunida- des y las organizaciones. La psicología cobra relevancia en la actualidad, y surge ante un mundo que sorprende a diario por sus avances y retrocesos, por lo trivial y lo sublime, por lo perverso y lo filantrópico. Es la ciencia del problema cotidiano, genera lógicas novedosas del conocimiento, valora el lenguaje de los datos y, por ello, asume que el conoci- miento humano es libre y que se debe a aquellos que alimentan su desarrollo para afirmar el paradigma de la ciencia abierta (Open Science). Es una ciencia que, a través de pautas novedosas, demuestra la utilidad del conocimiento para el día a día de las personas. La psi- cología es, entonces, una ciencia política, una ciencia para la transformación social, una ciencia para el ciu- dadano de a pie. Pero no nos equivoquemos, una ciencia de lo cotidiano no es una ciencia acrítica, no es una ciencia acomoda- ticia, no es una ciencia de consejos útiles o de técnicas que se convierten en mercancía. El compromiso con la sociedad demanda de esta psicología una altísima rigu- rosidad, gran coherencia y mucho conocimiento de sus bases epistemológicas, teóricas y metodológicas. Es una ciencia que no se basa en ideologías, ni en el cul- to a nombres o autores; por el contrario, su deber ser está marcado por la navaja de lo empírico, por el juicio implacable de una realidad que apremia y que no está INICIO XV Cátedra Colombiana de Psicología 2020 27 dispuesta a engaños, por la certeza de la falsación como motor de su quehacer. Por ello, también es una ciencia comprometida con el descubrimiento constante de los grandes misterios del comportamiento humano. Cualquier lector desprevenido podría afirmar que nues- tro objetivo es exponer, o profundizar, la brecha entre estas dos psicologías, evidenciar la sospecha de que una de ellas tiene una validez de la que la otra carece, o proponer un debate entre lo hegemónico y lo emergen- te. Y tal vez no estaría tan equivocado. Quizás nuestro interés sí ha sido el de movilizar paradigmas, generar debate y sembrar la semilla de la inquietud como base para la construcción de nuevos sentidos, y por eso que- remos hacer algunas aclaraciones al respecto. Esta XV versión de la Cátedra Colombiana de Psicología se denominó “Psicología desde el sur. Aportes de la in- terculturalidad a la construcción de la psicología en Co- lombia”. Frente a la expresión cotidiana que sentencia “perdió su norte”, como fórmula diplomática para decir que alguien está extraviado, hablar del “sur” implica, más allá del punto geográfico, hablar de nuevos para- digmas, de nuevas maneras de posicionarse frente a la realidad, de nuevos saberes. Se trata de entender que la complejidad de lo humano, reflejada en su comporta- miento, demanda diferentes miradas, tal vez opuestas, que respeten la naturaleza del fenómeno y encuentren en la diversidad la fuente principal para validar sus afir- maciones. En esta cátedra, hablar del sur implicó reconocer que todos los contextos son diferentes en esencia, y que los conocimientos sobre el mismo fenómeno pueden variar según la perspectiva. Cuando el caminante tiene como “norte” subir a la montaña, ¿qué hallará? A medida que sus pasos asciendan, encontrará más nubes, nuevos to- nos de gris y blanco, y una vegetación menos frondosa. Pero, ¿qué pasa cuando el mismo caminante inicia su descenso en la misma montaña? A medida que sus pasos bajen, el paisaje de nubes y picos cambiará por el del sol y los valles, y las plantas del camino se harán cada vez más exuberantes. ¿Cuál de las dos miradas es la correc- ta? ¿Acaso no está en la misma montaña? ¿Acaso no es el mismo caminante? La realidad de lo humano es esa montaña que ofrece di- ferentes paisajes en el proceso de conocimiento. Hablar de una psicología desde el sur es entonces un llamado a trabajar desde miradas diversas, en donde la idea de lo “glocal” se abra espacio y cobre sentido, en donde recordemos que el conocimiento científico está en un devenir constante entre lo inductivo y lo deductivo, en- tre lo particular y lo general, entre el caso específico y la ley universal. Cabe subrayar que no hablamos de “psicología del sur”, sino de “psicología desde el sur”, pues partimos de la psicología como ese cúmulo de conocimientos que la humanidad ha construido para explicar, comprender, predecir y, en ocasiones, controlar el comportamiento de las personas; por tanto, también se debe alimentar desde el conocimiento científico riguroso generado en contextos diversos, particulares, periféricos. En ese sentido, planteamos la importancia de los aportes de la interculturalidad a la construcción de la psicología en Colombia, pues partimos de que nuestro país es una nación diversa, de regiones y subregiones, de urbes y campos, de etnias y culturas, de lenguas e idiomas, de normas y tradiciones, de conectividad y de aislamiento, esa Colombia de diferencias y, tristemente, también de inequidades. Para hablar de la interculturalidad toma- mos sus dos vertientes: aquella que considera algunos fenómenos humanos como independientes de la cultu- ra, lo que nos asemeja; y aquella que plantea que cier- tos fenómenos solo pueden explicarse desde el contexto sociocultural en el que ocurren, y que son específicos de aquellas personas que se enmarcan allí. Creemos que la psicología colombiana debe atender a estas dos miradascomplementarias que propone la in- terculturalidad. Colombia necesita de una psicología que la estudie y la comprenda, para identificar sus par- ticularidades y para hallar similitudes con otras nacio- INICIO Psicología Desde el Sur: un Aporte de la Interculturalidad a la Construcción de la Psicología en Colombia 28 nes del mundo, para desarrollar su identidad, para re- solver sus propios conflictos y dilemas, y para encontrar su propio sentido y su razón de ser. Es un país con mu- chas regiones y subregiones, muy distintas entre sí, con diversas necesidades y recursos, con conflictos y po- tencialidades disímiles que ameritan ser reconocidos. Desde esta mirada, la psicología académica colombiana deberá reconocer, valorar e integrar tanto aquellos co- nocimientos científicos que surjan en los grandes cen- tros geográficos, como aquellos que son propios de las periferias, y reconocer que en su integración podremos consolidar nuestra comprensión de la compleja realidad humana por la que pasa nuestro país. Por todo lo anterior, la XV versión de la Cátedra Co- lombiana de Psicología tuvo como eje central mostrar reflexiones e investigaciones desde diferentes ópticas: así, en las primeras cuatro sesiones, los ponentes de la cátedra, en el marco de la psicología social y comuni- taria, nos permitieron conocer los aportes y reflexiones de la psicología sobre problemáticas como el racismo, la discriminación, el conflicto y la guerra; alternativas como la reconciliación o retos como la pervivencia y la educación de los pueblos originarios. En las siguientes tres sesiones, desde la psicología de la salud, apren- dimos sobre los procesos de envejecimiento, las emo- ciones y el abordaje de una problemática compleja: el consumo de sustancias psicoactivas. En un tercer mo- mento, estudiamos el papel de la psicología en las or- ganizaciones, al examinar experiencias académicas de trabajo con organizaciones comunitarias, y reflexionar sobre el bienestar y el papel de la gestión del talento hu- mano es estos contextos. Un cuarto momento se orientó al análisis del fenómeno humano de la violencia, esta vez centrada en dos formas específicas de acoso: el aco- so sexual y el ciber-rumor, con miras a comprender e intervenir este tipo de comportamientos desde nuevas perspectivas. Por otro lado, en el escenario de la educación, conoci- mos las experiencias en desarrollo del pensamiento crí- tico en contextos universitarios, como un aporte a los procesos educativos en el país. Finalmente, vimos cómo se generan y consolidan los movimientos sociales, co- munitarios y populares, en torno a la construcción de los conceptos de ciudad, territorio y comunidad. Como resulta evidente, esta cátedra encontró en su di- versidad su principal fortaleza. Allí conocimos trabajos realizados en diferentes regiones del país, desde pos- turas epistemológicas diversas, desde áreas y campos de conocimiento muy variados, desde estilos y pasiones personales muy diferentes. Sin embargo, todos estos trabajos tuvieron algo en común: el esfuerzo de los aca- démicos colombianos por generar conocimiento cientí- fico en psicología con un alto sentido de la rigurosidad y un compromiso explícito por mejorar las condiciones de vida de los habitantes de Colombia. No podemos cerrar estas palabras sin expresar nues- tro agradecimiento a todas las instituciones y personas que hicieron posible esta XV versión de la Cátedra, con el riesgo que implica dejar de mencionar a quien así lo merezca, por lo que anticipamos nuestras disculpas por cualquier omisión. En primer lugar, un agradecimiento a la Asociación Colombiana de Facultades de Psicología (ASCOFAPSI), tanto en su asamblea general como en su junta directi- va, presidida por el Dr. Diego Albeiro Restrepo Ochoa, y en especial a su directora ejecutiva la Dra. Astrid Triana Cifuentes, por su colaboración irrestricta desde la for- mulación de la idea, y su apoyo académico y administra- tivo, que logró que este espacio desde el sur fuera una realidad. En segundo lugar, gracias a las Universidades CESMAG, Mariana y de Nariño, a sus directivas, a sus funcionarios y en especial a los directores anteriores y actuales del departamento. Gracias a los programas de psicología de estas instituciones, por su compromiso incondicional y por brindar las condiciones que nos permitieron estar reunidos en torno a la psicología. INICIO XV Cátedra Colombiana de Psicología 2020 29 Un agradecimiento especial a la comunidad académica de la psicología en Colombia, a los docentes e investi- gadores que presentaron sus propuestas, a los acadé- micos que evaluaron los resúmenes y los trabajos pre- sentados. Gracias a su concurrencia tenemos la certeza de que tanto las ponencias como el libro resultante de esta cátedra tendrán la calidad académica digna de una disciplina cuya historia se ha venido consolidando por más de 60 años. También agradecemos especialmente a los docentes, estudiantes y egresados de las diferentes facultades de psicología del país que asistieron de manera presencial o virtual a este evento. Gracias por su interés. Tenemos la convicción de que en estas 15 ponencias encontra- ron nuevos escenarios de aprendizaje, certezas y mu- chas inquietudes que esperamos redunden en esfuerzos científicos renovados hacia el futuro. Por último, un agradecimiento a Telepasto y a las uni- dades de televisión de las universidades organizadoras, a quienes debemos que, desde las faldas del volcán Galeras, pudimos transmitir en señal directa en varias ciudades a lo largo y ancho del país, a través de las ins- tituciones, y en diferido hacia todo el mundo. Yupaychani (gracias en lengua Quichwa). INICIO Psicología Desde el Sur: un Aporte de la Interculturalidad a la Construcción de la Psicología en Colombia 30INICIO XV Cátedra Colombiana de Psicología 2020 31 Las mujeres entonces tenemos fortalezas que permiten mantenernos fuertes y no dejarnos manipular, ni permitir que haya más discrimina- ción sino al contrario entender que nosotros tene- mos un conocimiento milenario que hay que seguir- lo manteniendo vivo. Las fortalezas de las mujeres son: Idioma mayab; Vestimenta, Cosmovisión maya (espiritualidad), y organizaciones, donde hombres y mujeres mayas aportamos a nuestras luchas (Socoy Iquic, 216: pág. 29).2 Resumen En este artículo sostengo que el racismo nace en Améri- ca Latina con el “descubrimiento” de América en 1492, se concreta con la invasión española y portuguesa en el siglo XVI, se fortalece con los movimientos independen- tistas, liderados por los criollos, luego con las revolu- ciones liberales y se consolida en la década de 1950 con el impulso al capitalismo industrial planificado y ejecu- tado por la Comisión Económica para América Latina (CEPAL). Posteriormente, se potencia con el impulso al modelo global de mercado, sustentado en la filosofía neoliberal, particularmente con el consenso de Washin- gton y, en el siglo XXI, con la presencia en el gobierno estadounidense de supremacistas blancos. 2 Correo electrónico: jomafo@gmail.com En el marco de discriminación hacia la diferencia, ana- lizo la concepción intercultural como fundamento de la adaptación de la población americana originaria a la cultura dominante. Esta concepción culminó la invasión de los españoles en el siglo XVI y estaba dirigida a des- truir las concepciones de los mundos ancestrales y los conocimientos de los grupos prehispánicos, así como a desestructurar el tejido comunitario, considerado como obstáculo para concretar el proyecto patriota criollo de pertenencia individual. Adicionalmente, señalo que la formación de psicólogos en América Latina se proyecta como una necesidad del pro- yecto de industrialización para la región, promovido por la CEPAL, a través de un tipo de capitalismo que requirió dictaminar la inclusión/exclusión mediante instrumentos de medición de la inteligencia, la personalidad, los valores y las actitudes. Estasacciones se consolidan con la imposi- ción de una tecnología de la conducta (Skinner) o con crite- rios que demarcan lo normal de lo patológico, en términos estadísticos y no cualitativos. Al final, planteo que, para crear teorías situadas, es ne- cesario partir de una epistemología rebelde, es decir, de un camino crítico hacia los fundamentos filosóficos, histórico culturales, disciplinares y científicos, de lo que se legitimó como psicología, además de la interpe- lación al pensamiento estadounidense y eurocéntrico, formulada por fuera del capital, desde y con los exclui- dos pauperizados. Psicología, Racismo, Interculturalidad y Exclusión Social en América Latina Jorge Mario Flores Osorio2 Universidad de Tijuana, México INICIO Psicología Desde el Sur: un Aporte de la Interculturalidad a la Construcción de la Psicología en Colombia 32 Palabras clave: psicología, racismo, interculturalidad, exclusión social. Introducción Por varias razones, una lectura de los problemas de la re- gión latinoamericana desde el corazón de la realidad pro- duce resultados diferentes a los que se obtienen cuando la lectura se hace desde el exterior, y más cuando se elabora una tesis doctoral en los centros académicos de los países centrales. En primer lugar porque, desde adentro, la lectura va acompañada de una praxis concreta con los excluidos/ pauperizados, la cual permite interpelar los saberes colo- niales, asimilados en las Instituciones de Educación Supe- rior (IES), por parte de quienes se forman profesionalmente. La visión de los textos escritos desde los países cen- trales, aunque estos tengan una perspectiva crítica, no rompe con las cadenas coloniales. Tal es el caso de los discursos, cuyo referente crítico es el pensamiento pos- moderno europeo, es decir, quienes conciben a los paí- ses coloniales desde la deconstrucción propuesta por Derridá. Frente a los posmodernos, Dussel (1994, p. 7) señala que “critican la razón moderna como razón, no- sotros criticaremos a la razón moderna por encubrir un mito irracional”. Una alternativa regional a la posmo- dernidad es la transmodernidad, que sería el proyecto de futuro. Con el discurso posmoderno, uno queda atra- pado en el centro del colonialismo intelectual, incluso en el caso de un país semiperiférico como Portugal. La militancia en el centro de las luchas por la liberación de los pueblos oprimidos, acompañada por la interpelación diaria hombro a hombro con los excluidos/pauperizados, permite observar que incluso las teorías críticas eurocén- tricas, como el marxismo, que estudia el capitalismo y la contradicción entre proletarios y burgueses reflejada como lucha de clases, tienen serias limitaciones para compren- der los espacios en donde dicha relación no es significativa y en donde aparecen otro tipo de contradicciones, no ne- cesariamente relacionadas con los medios de producción capitalista. Es imposible explicar las contradicciones entre los pueblos originarios de América con el Estado desde el marxismo, puesto que tales contradicciones van más allá de una relación de clase, tal como la define Marx. Para Leopoldo Zea (1978, p. 13), “tanto en Hegel como en Marx y Engels, el proyecto de liberación de una de- terminada clase, en función con sus intereses, como el proyecto de liberación de toda la humanidad, serán proyectos europeos. Expresiones del proyecto histórico occidental, el proyecto de todo un sistema”. Sin embar- go, existe una alternativa a la dialéctica desde el mé- todo que fue analizada por Dussel: la analéctica, que se basa en la praxis como condición fundamental para comprender al-otro-diferente. Desde la analéctica es posible escuchar la voz crítica del-otro-diferente (Flo- res, 2007) y comprender su razón. Dicho esto, en el presente texto analizo el racismo, la exclusión, la interculturalidad, la discriminación y el co- lonialismo intelectual de la psicología que se practica en América Latina, al reflexionar sobre mis vivencias en la lucha de los pueblos originarios para fundar o refundar el Estado en términos plurinacionales. Desde el trabajo hom- bro a hombro con los colectivos Mayab, sostengo la incapa- cidad de la visión de psicología impuesta en América Latina para explicar la realidad. Afirmo que su presencia fue una necesidad para el impulso del capitalismo industrial esta- dounidense a través de la fundación de la CEPAL en la dé- cada de 1950, que coincidió con el inicio de la formación profesional en América Latina. Luego, afirmo mi compromiso de profundizar en la construcción de una teoría y una epistemología rebel- de, situada en el espacio/tiempo de exclusión y paupe- rización, para trascender el camino actual de racismo, discriminación, explotación y opresión del capitalismo colonial. Para ello, asumo las recomendaciones de Mar- tín-Baró (2006) con relación a la psicología, así como el compromiso de Fals Borda (2014) para construir una ciencia propia, comprometida con el cambio social. Asumo el compromiso de trabajar en la construcción de una teoría y una epistemología rebelde para interpelar INICIO XV Cátedra Colombiana de Psicología 2020 33 al pensamiento eurocéntrico y estadounidense en cual- quiera de sus expresiones, sean críticas o sean promoto- ras de la ideología que sustenta el modo de producción capitalista. Para iniciar, cuestiono el “descubrimiento” de América en 1492, la invasión colonial en el siglo XVI, los movi- mientos de independencia, las revoluciones liberales en el siglo XIX y el impulso al capitalismo industrial des- pués de la Segunda Guerra Mundial. Luego, el Consenso de Washington, firmado después de la caída del Muro de Berlín en 1989, que consolidó el neoliberalismo o la economía de mercado, centrado en los fines sin impor- tar los medios, y bajo la premisa de que hay sectores prescindibles en la sociedad, a saber, los excluidos/pau- perizados. Es un proyecto que recupera el darwinismo social y las propuestas de población de Malthus, para mostrar el uso de las tradiciones que miden el cocien- te intelectual como principio racista, en el contexto del gobierno encabezado por Donald Trump en los Estados Unidos de Norteamérica. El neoliberalismo es un programa económico en el que se puede prescindir de la historia; para este proyecto, lo importante es el aquí y el ahora, idea a la que con- tribuyen ciertas tradiciones psicológico comerciales o, como yo las prefiero denominar, “psicologías de su- permercado”. Estas psicologías recomiendan a las per- sonas no preocuparse por el porvenir, minimizando la importancia de la memoria histórica en la comprensión del presente. Así, se hace más difícil trazar el camino para conquistar la utopía de liberación o para caminar con la esperanza de otro mundo posible. En esencia, me refiero al neoliberalismo sustentado en una ética de la muerte (Hinkelammert, 2015), una filosofía a la que no le importa nada más que el mercado. En consecuencia, sostengo que el racismo en América tiene su referente histórico en 1492, momento en que los europeos “descubren” América. Este proceso se con- creta con la invasión colonial del siglo XIV, y se consoli- da en el siglo XIX con los movimientos de independencia encabezados por los criollos, y luego con las revolucio- nes liberales en la segunda mitad del mismo siglo. Con tales proyectos se instalan las visiones neocoloniales, concentradas en la desaparición de las culturas milena- rias a través de la violencia, la cual inicia con la invasión y continúa en pleno siglo XXI. Sin embargo, a pesar de los proyectos de desaparición y exterminio ejecutados en diversos espacios de la región, las culturas locales resistieron los embates durante más de 500 años, y actualmente reclaman el derecho a ser consideradas como naciones a través de una nueva fundación o refun- dación del Estado. En la segunda parte del siglo XX, el Consenso de Was- hington impulsó un modelo de sociedad que rompe con los nacionalismos, al concentrar su proyectoen el mer- cado que Hinkelammert (1998) denomina capitalismo cínico, es decir, el modelo neoliberal, que actualmente se encuentra en una crisis que puede llegar a resultar mortal, un modelo económico sin equidad, justicia, ni protección del ambiente, un sistema representado por el lema de “sálvese quien pueda”. En otro sentido, ana- lizo la historia cientificista de la psicología, que supone criterios de objetividad y neutralidad ética para justifi- carse, frente a la investigación realizada en el trabajo de laboratorio (con chimpancés, patos, ratas o palomas). Esto, con el fin de extrapolar los resultados a los seres humanos, quienes son reducidos a su mínima expresión, es decir, haciéndolos parecer seres sin razón, alma, ni emoción, y marginados de la estructura social, tal como sucedió en el período colonial. De esta manera, pongo en evidencia cómo los respon- sables de la investigación psicológica se pliegan a las visiones político ideológicas hegemónicas, manifiestas en diferentes momentos del colonialismo o neocolonia- lismo intelectual, impulsado por los europeos y los es- tadounidenses en América Latina. Dichas “psicologías”, se convierten en instrumentos para predecir comporta- mientos y diseñar dispositivos de control social y políti- co sobre la población. Tales psicologías tienen visiones empíricas incompletas y vacíos epistemológicos con INICIO Psicología Desde el Sur: un Aporte de la Interculturalidad a la Construcción de la Psicología en Colombia 34 respecto a su definición como disciplina y su referente de estudio centrado en la condición humana. A partir de allí, finalmente, formulo un conjunto de conclusiones. Nacimiento del Racismo en América El racismo es uno de los principales elementos que la invasión europea de América instaló en el continente, especialmente en lo que conocemos como América Lati- na. Dichos invasores comenzaron por considerar que los pobladores, dueños de las tierras invadidas, eran seres sin alma, semejantes a los demás seres vivos. Aparte de la dificultad que ello implicaba para cristianizarlos, la carencia de alma les permitía utilizarlos como animales de carga, como esclavos. Bajo tales consideraciones “se les ponía a trabajar jornadas muy largas sin darles de comer, se les perseguía con perros –aperreaba– y a sus mujeres se las tomaba y se las usaba como mancebas” (De las Casas,1957). Con el supuesto descubrimiento de América, los europeos tuvieron que volver la vista hacia ellos mismos: El europeo se vuelve sobre sí mismo, toma conciencia de lo que ha sido y lo que es, pero en relación con el proyecto de lo que quiere llegar a ser. Se ve a sí mis- mo como amo y señor de la naturaleza. Pero formando parte de esta misma naturaleza no solo los territorios, la flora y la fauna, sino también los hombres dentro de ella. Formando parte de la naturaleza estarán los territorios y hombres descubiertos, conquistados y colonizados por Europa. (Zea, 1978, p. 13) Desde la consciencia propia de los invasores se deter- minaría la humanidad de los otros colonizados. Por tanto, la definición de humanidad de los europeos se constituyó como el arquetipo de la humanidad posible. Los invasores, en su necesidad de definir la condición de los habitantes del “nuevo mundo”, consideraron que “La historia está ya en marcha. Y en ella el buen salvaje no será ahora sino parte de la naturaleza por cultivar o civilizar. Esto es, puro y simple instrumento de trabajo inhumano” (Zea, 1978, p. 22). Para Dussel (2012, p. 10), “1492 será el momento del ‘nacimiento’ de la Modernidad, como concepto, el mo- mento concreto del ‘origen’ de un ‘mito’ de violencia sacrificial muy particular y, al mismo tiempo, un proce- so de ‘en-cubrimiento’ de lo no-europeo”, un espacio/ tiempo en el que se justifica la violencia en contra de los habitantes de América, y posteriormente de los es- clavos negros, a quienes ni siquiera Fray Bartolomé de las Casas defendió. El “descubrimiento” de América “Es el modo como desapareció el Otro, el indio no fue descubierto como Otro, sino como lo Mismo ya conoci- do en-cubierto” (Dussel, 2012, p. 41); en realidad, fue violentado, invisibilizado y constituido como objeto de exterminio. Los invasores europeos suponían que su triunfo sobre el otro colonizado les daba derecho de posesión de las tierras y de las personas conquistadas. Según ellos, estos deberían ser evangelizados (ideologizados), tarea encomendada a los misioneros católicos, quienes trabajaron con la pobla- ción dueña de las tierras “descubiertas” y posteriormente invadidas. Con la cristianización se impulsó la idea de un dios omnipresente y omnipotente, desde donde se justificó la esclavitud y la violencia, la opresión y la exclusión/pau- perización. Dios, según los misioneros, define el destino fatal de los colonizados, imposible de cambiar; en conse- cuencia, había que aceptarlo sin discusión. De esa manera, a los colonizados se les consideraba como “Pueblos solos y solitarios para los que el mañana ya fue ayer, y luego será demasiado tarde, sin que hoy o ahora puedan ellos hacer nada por cambiar ese destino fatal” (Martín-Baró, 1987/1998, p. 135). Para justificar la conveniencia de oprimir, esclavizar y explotar a los habitantes de las tierras invadidas, los europeos se valieron de argumentos teológicos, filosófi- cos, éticos, políticos, históricos y jurídicos, desde donde sustentaron la “no humanidad” de los habitantes de las tierras americanas. Afirmaron que eran seres sin alma, lo que, en sentido psicológico, significa que eran sujetos excluidos de psique, si aceptamos la tesis histórica de la psicología cuyo referente fundamental es el alma. Bajo INICIO XV Cátedra Colombiana de Psicología 2020 35 tales justificaciones “surgieron las psicologías de Sepúl- veda y Fernández de Oviedo, las cuales, desde nuestro punto de vista, son ejemplos elocuentes de lo que actual- mente denominaríamos psicologías racistas y acríticas” (Pavón-Cuéllar et al., 2011, p. 4). Si revisamos con cuida- do la práctica psicológica realizada en la región, continúa por la misma línea: lamentablemente, la psicología como ciencia se quedó en el vacío de las certezas cientificistas, gobernado por el inexistente método científico del empi- rismo lógico como límite entre la ciencia y la metafísica, y universalizado como “método científico”. Con la invasión española y portuguesa, el colonialismo se consolidó, poco a poco, como un sistema de explo- tación político económico, que “destruye al colonizado y corrompe al colonizador” (Memmi, 1971, p. 58), un modelo que se delinea como una estructura sustentada en la presencia del comerciante, del funcionario y del militar, una estructura en la que: Hay supuestos más corruptores que dejan profunda huella en la psicología colectiva de un pueblo: nos referimos a los métodos utilizados en la lucha arma- da, no solo aludimos al menosprecio por la población indígena, masacrada cruelmente, sino también a la tortura como procedimiento inquisitorial, empleada tanto con los responsables políticos como con los simples simpatizantes de la rebelión indígena. (Mesa, 1971, p. 15) Durante el proceso colonial, el indígena fue considera- do como infrahombre, por lo que no le concernía la De- claración de los Derechos Humanos y no se le veía como persona, sino como sujetos sin derechos, como fuerza inhumana de la naturaleza. Precisamente bajo las con- sideraciones españolas con respecto a los habitantes de la población invadida, se instaló el racismo en América, impuesto por medio de una praxis colonial que, además de la violencia, se justificó a través de la iglesia católi- ca, desde donde el camino de la enajenación era engen- drado a cada minuto por el aparato colonial, sostenido por esas relaciones de producción, que definen dos cla- ses de individuos: para uno, privilegio y humanidad son una misma cosa; se hace hombre por el libre ejercicio de sus derechos; para el otro, laausencia de derechos sanciona su miseria, su hambre crónica, su ignorancia. (Sartre, 1971, p. 28) Los mayas, o pueblos mayab (pueblos con pensamiento en acción, como ellos se denominan), consideran que la invasión española los despojó de sus tierras al definirlos como seres sin alma. A pesar de la Bula Sublimis Deus, promulgada por el Papa Paulo III en 1537, en donde se sustenta la humanidad de los indígenas, su posición en las relaciones de producción no cambió significativa- mente, y aun menos el proceso de exclusión/pauperi- zación o los intentos de exterminio realizados desde el poder. En pleno siglo XXI no se observan cambios sus- tanciales. La mencionada bula llevó a los invasores a traer del Áfri- ca a pobladores negros para convertirlos en esclavos, lo que marcó otro rasgo fundamental del racismo: el color de la piel. Con respecto a los pobladores de las tierras invadidas, León-Portilla señaló que la preocupación de los frailes, con respecto a los “indios” era: si debían tenerse casi como niños o como gente in- capaz de gobernarse a sí misma, si podían acceder al sacerdocio o debían tratarse con mano dura en vista de su pereza, inclinación a la mentira, al robo y a vi- cios tan horrendos como la antropofagia y la sodomía. (León-Portilla, 2010, p. 282) Con la invasión europea, los pueblos originarios de América se convierten en sectores excluidos/pauperiza- dos y discriminados, pues se construyó una estructura social desigual, una concepción de la sociedad en la que la discriminación, el racismo y la intolerancia hacia el otro diferente, determinarían la relación entre los ven- cedores y los vencidos, justificada desde el ego europeo (Dussel, 2012), y que lamentablemente prevalece en el siglo XXI. INICIO Psicología Desde el Sur: un Aporte de la Interculturalidad a la Construcción de la Psicología en Colombia 36 Las manifestaciones de violencia, racismo y xenofobia que resurgen en América Latina en pleno siglo XXI, ex- ponen la continuidad de dichos principios, por parte de grupos fundamentalistas de orientación fascista. Un caso de esto es Ecuador o el golpe de estado ocurrido en Bolivia en 2019, o lo sucedido previamente, en el último cuarto del siglo XX, en Guatemala con el proyecto de Tierra Arrasada que buscó desparecer a las comunida- des de ascendencia maya. Históricamente, el comportamiento racista ha sido una manifestación constante en países como Estados Uni- dos, un lugar en donde vive un sector de la población que se considera superior (supremacistas blancos) y que con la llegada al poder de Donald Trump se forta- lece. Los Estados Unidos de Norteamérica ocupan un lugar en donde los académicos al servicio del capital, justifican la discriminación y el racismo a través de la publicación de “investigaciones” en libros como el de Herrnstein y Murray (1994), a través de argumentos ba- sados en el color de la piel, la pobreza o la migración de pobladores del tercer mundo. Proyecto Intercultural del Siglo XIX De manera semejante a lo que sucedió luego de la inva- sión española en América, con respecto al proyecto de cristianización de los pobladores de las tierras america- nas, con la consolidación de los movimientos criollos de independencia en diversas zonas de la región latinoa- mericana, los conquistadores buscaron castellanizar a los pueblos originarios. Este proceso requirió una no- ción de interculturalidad que se convirtió en el camino regio para la adaptación de los habitantes originarios a la cultura hegemónica, cuya acción se orquestó a través de diversos programas “educativos”. A los proyectos interculturales subyace la necesidad colonial o neocolonial de incorporar aquellos que son diferentes a la cultura hegemónica, especialmente si se considera que la consciencia práctica de una población se refleja en el lenguaje; en el caso de los invasores, el castellano. Con el proyecto intercultural se buscó desa- parecer la diversidad cultural y lingüística de la región, lo que refleja la intolerancia hacia la diferencia por par- te del poder colonial. El proyecto intercultural, como expresión castellani- zadora, se sostiene en la siguiente premisa: “Hablar es emplear determinada sintaxis, poseer la morfología de tal o cual idioma, pero es, sobre todo, asumir una cultu- ra, soportar el peso de una civilización” (Fanon, 2009, p. 49). Según Fanon, cuando se posee un lenguaje, tam- bién se posee el mundo que está implicado en él: “Todo pueblo colonizado, es decir, todo pueblo en cuyo seno ha nacido un complejo de inferioridad debido al entierro de la originalidad cultural local, se posiciona frente al lenguaje de la nación civilizadora, es decir, de la cultura metropolitana” (Fanon, 2009, p. 50). El programa intercultural, cuyo origen se concreta en Europa, se instaló en América Latina como forma de ne- gación de las culturas ancestrales, como principio para impulsar la “cultura nacional”, impuesta por los secto- res dominantes, es decir, el pensamiento de los vence- dores por encima del que corresponde a los vencidos. En la línea de Villalta (2016), frente a las prácticas diversas que delinean la identidad, sostengo que en América La- tina no es posible hablar de identidad sino de identida- des nacionales, pues la identidad se define en razón del sentido de pertenencia histórico cultural de las nacio- nes que conforman la mayoría de países de la región, incluyendo a Brasil. A pesar del discurso intercultural, que supone una re- lación entre culturas diversas, en realidad lo que se pretende es que los habitantes originarios de la región asuman los comportamientos deseados por la cultura hegemónica, a partir de las prácticas que legitiman los dominadores. En concreto, se les obliga a asimilar el pensamiento y el lenguaje occidentales, supuestamen- te superiores a cualquier otra forma de pensamiento o de lenguaje. Con la interculturalidad se impulsan pro- cesos de adaptación del otro diferente a las dinámicas INICIO XV Cátedra Colombiana de Psicología 2020 37 de la estructura social dominante, tal y como sucede en Europa y en Estados Unidos, a través de proyectos inter- culturales para incorporar a los migrantes. Un ejemplo paradigmático en América Latina es lo que sucedió luego de la Revolución mexicana, con el impul- so de una política orientada a “mexicanizar a los indios” por medio de un proyecto de castellanización, justifi- cado en la Ley de Instrucción Rudimentaria de 1911, impulsada por Gregorio Torres Quintero y Jorge Vera (Martínez, 2015). Este hecho no es muy diferente a la creación del Departamento de Educación y Cultura In- dígena en 1934, o a la creación del proyecto Tarasco en 1939; “Tarasco” es un término despectivo para referirse a la nación purépecha. En las zonas en donde habitan los pueblos originarios de México, los programas de educación bilingüe provocaron problemas de incomuni- cación entre padres e hijos, particularmente en Chiapas y en Oaxaca. A pesar del reconocimiento de Lázaro Cárdenas a los indígenas como seres sociales, el proyecto de castella- nización no desapareció en su presidencia. Fue durante el período de Miguel Alemán Valdés como presidente de México, que dicho programa desapareció y se sustituyó por el Instituto Nacional Indigenista (INI) y el Programa de Formación de Promotores Bilingües, con una orien- tación mestiza y centrado en la denominada “cultura nacional”. Esta situación se consolidó a lo largo de la historia reciente de México, a pesar del surgimiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), que irónicamente lleva el nombre de un campesino mestizo y no de algún símbolo de los pueblos originarios. En México, como en la mayor parte de América Latina, la educación intercultural dirigida a los pueblos origina- rios se plantea sin el reconocimiento real de la cultura y el idioma de los colectivos en cuestión, pues se busca que toda la población hable español. Así, las políticas de interculturalidad, multiculturalidady bilingüismo, se quedan en el marco discursivo y no atienden realmente a la diversidad cultural y lingüística de la región, y ter- minan por fortalecer las nociones y actitudes discrimi- natorias de la población mestiza hacia la no mestiza, e incluso hacia la población afrodescendiente. En el marco de las políticas de castellanización, la di- versidad constituye una categoría vacía, que no se refie- re a la construcción de políticas de reconocimiento del otro diferente. Justamente desde ese vacío se postulan programas de investigación que reiteran los discursos oficiales, con proyectos que no explican la problemáti- ca de exclusión/pauperización de los pueblos origina- rios, sino que sencillamente comparan las estadísticas generadas por los organismos gubernamentales. En el contexto de los organismos encargados de delinear po- líticas de financiamiento, no es relevante una investi- gación que revalúe a los pueblos originarios, y menos si se orientan con proyectos de trabajo hombro a hombro para conquistar el derecho a su reconocimiento como naciones, o sea, para fundar o refundar el Estado como entidad plurinacional. En el marco de la interculturalidad y la multiculturali- dad, los pueblos originarios que habitan la región la- tinoamericana son rechazados y discriminados por la población mestiza, de donde surge el mecanismo del excluido que excluye. Por ejemplo, en la cotidianidad y en los dichos populares, se divulga el mito del “indio perezoso” (Alatas, 1977). Al otro diferente se le niega y se le rechaza, una actitud que emerge del inconscien- te colectivo, interiorizada durante el período colonial y neocolonial. Dicho de otro modo, es una noción que se ha perpetuado a partir del arquetipo del blanco supre- macista, establecido por los invasores. A los proyectos de interculturalidad subyace la posición según la cual los pueblos originarios o los grupos afro- descendientes deberían ser incorporados a la cultura hegemónica. Esta es una postura que contiene ideas ra- cistas y discriminatorias. Por ejemplo, durante años en Costa Rica se impedía a los turistas viajar a las zonas en donde habitan los afrodescendientes. La interculturalidad es entonces una categoría funcio- INICIO Psicología Desde el Sur: un Aporte de la Interculturalidad a la Construcción de la Psicología en Colombia 38 nal que no reconoce al otro diferente y que de ninguna manera sustentaría la realización de proyectos dirigidos a la fundación o refundación del Estado como entidad plurinacional. Psicología Como Imposición Neocolonial La indefinición epistemológica de la psicología a partir de la negación de lo humano es el punto de partida para la formación de psicólogos en América Latina. Además, en los programas educativos (PE) que forman psicólogos, se ha instalado una mala copia de ciertas tradiciones es- tadounidenses o de algunas propuestas eurocéntricas, “por no repetir, fielmente los modelos propuestos ya que, sobre este propósito de supuesta imitación, se ha im- puesto, una y otra vez, la realidad de quien se pretende imitar” (Zea, 1978, p. 5). Para el caso de la región, hay que imitar a quien resultó ganador de la Segunda Guerra Mundial, es decir, a los Estados Unidos. Quienes impulsan el desarrollo de la formación de psi- cólogos en América Latina, escuchan con atención y aceptan dogmáticamente el monólogo de los estadou- nidenses y, en parte, de los europeos. Dicho monólogo se percibe claramente en los manuales de psicología publicados en los EE. UU. y traducidos al español o escritos en ocasiones por monitores del pensamiento estadounidense. Con ellos, se promueve la visión ideo- lógica estadounidense definida como psicología, una disciplina que resulta cargada, desde su definición, de visiones psiquiátricas, psicométricas y conductistas, a veces mezcladas con otras tradiciones no psicológicas, como el psicoanálisis. La Psicología latinoamericana lo que hizo fue volver su mirada al big brother, quien ya era respetado cien- tífica y socialmente, y a él pidió prestado su bagaje conceptual, metodológico y práctico, a la espera de poder negociar con las instancias sociales de cada país, un status social equivalente al adquirido por los norteamericanos. (Martín-Baró, 2006, p. 8) Creo que no se volvió simplemente la mirada al big brother, sino que los responsables de formular los PE de psicología en América Latina, en su posición de co- lonizados intelectualmente, aceptaron las ideas im- puestas por el país central. De esa manera, aceptaron las creencias en lo “verdadero” que mostraban los esta- dounidenses; aceptaron sin chistar la instalación de las escuelas conductistas (Watson, Skinner o Kantor) como “la psicología”, en especial la tecnología de la conducta de Skinner, que se admite rápidamente en los espacios educativos que establecen criterios para programar las conductas esperadas en los niños por el modo de pro- ducción capitalista. De igual manera, esta tecnología se introduce en los espacios empresariales como técnicas cientificistas de explotación del obrero, siempre del lado de los patrones y nunca de los trabajadores. Las afirmaciones hechas hasta el momento sirven para mostrar la relación directa entre la psicología como pro- fesión y el proyecto de la CEPAL a partir de la década de 1950, para impulsar en la región el modelo de capita- lismo industrial estadounidense. Así, primero se diseñó el proyecto de la CEPAL y luego comienzan a nacer los PE de psicología en la región, centrados en las visiones psicométricas, conductuales y psiquiátricas, situación que solo se puede dar en una disciplina indefinida epis- temológicamente. El mecanismo de imposición psicologista estadouni- dense en las universidades latinoamericanas, fue or- questado por la American Psychological Association (APA) y las universidades estadounidenses, en donde se difundió esta ideología a través de becarios, que se con- vierten en monitores de las tradiciones de pensamiento estadounidense. En el caso de México, es posible hablar de Rogelio Díaz Guerrero o de Emilio Ribes que, desde la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), difunden el pensamiento psicológico impuesto, o Rubén Ardila en Colombia, por mencionar algunos casos. INICIO XV Cátedra Colombiana de Psicología 2020 39 Otro mecanismo de transmisión del pensamiento hege- mónico corresponde a editoriales como Trillas, Intera- mericana o Harla, que publican los manuales oficiales de psicología. Además, no hay que olvidar el papel de las asociaciones de psicólogos en los diferentes países de América Latina, la intromisión de visiones parciales del pensamiento freudiano o lacaniano a través de asociacio- nes no académicas, el fomento de visiones psicométricas, o la imposición de la psiquiatría a través del Manual Diag- nóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM), aún en uso en la actualidad. Incluso han perdurado técni- cas de consejería denominadas “terapias”, las cuales han perdido por completo el sentido de lo “psico”. La noción de psicología impuesta a la región latinoa- mericana, acusada de positivismo, ni siquiera se acerca a los planteamientos de Comte o Durkheim, pertene- cientes a dicha tradición, sino que simplemente es una perspectiva que adopta, como justificación cientificis- ta, el criterio de demarcación entre ciencia y metafísica, denominado como método inductivo o verificacionista por el Círculo de Viena. Como afirmé antes, es un simple dispositivo de la conducta, orientado a predecir y con- trolar el comportamiento humano, además de negar el carácter social de expresiones no aceptadas por el siste- ma económico dominante; su dimensión científica, por lo tanto, no es nada evidente. Además, en la formación de psicólogos se transmite la visión histórica de los dominadores y colonizadores, que tienen como punto de partida el último cuarto del siglo XIX para la consolidación del modelo industrial capita- lista. De allí surge una psicología centradaen investiga- ciones neurofisiológicas, que no tiene en cuenta la con- dición humana, pues su trabajo tiene como referente a los chimpancés, patos, ratas o palomas. Es evidente que los acontecimientos vinculados a la formación de psi- cólogos en la región responden a las necesidades de la colonización capitalista, desde donde se instauran “sis- temas económicos y sociales particulares, concebidos al servicio de la acumulación de los centros dominantes de la época” (Amin, 2009, p. 7). Estos sistemas sustitu- yen a los misioneros por profesionales promotores de la concepción colonial del mundo. El Cociente Intelectual Como Categoría Racista En la última década del siglo XX, Herrnstein y Murray (1994), a partir de la idea del Cociente Intelectual, reco- gieron la tesis racista en un libro, con la pretensión de demostrar la supremacía de los blancos en los Estados Unidos. De esta manera, justificaron el rechazo, vigente en el siglo XXI, hacia la población cuya piel tiene una tonalidad diferente a la blanca. Entre otras cosas, Herr- nstein y Murray (1994) sostienen que los jóvenes negros históricamente muestran un CI sustancialmente infe- rior al de los blancos. En ese tono, afirman que existe una correlación significativa entre el CI y la ocupación de las personas; según ellos, los trabajos especializados demandan un mayor índice de CI, mientras que cual- quiera puede manejar una excavadora de zanjas, por el simple hecho de tener una espalda fuerte; señalan que es muy fácil manejar cabinas, siempre y cuando no se tenga un desarrollo motor limitado, mientras que las personas que quieran ser abogados, deben tener un CI alto. Este es un texto que supone que la estructura so- cial de clases está determinada por el CI. En su visión extrema de racismo y clasismo, Herrnstein y Murray (1994) afirman que el bajo CI de las madres solteras las lleva a tener hijos fuera del matrimonio; y continúan su discurso con la idea de que un CI reduci- do provoca serios problemas a las políticas públicas y al desarrollo económico de los EE. UU. Incluso sostienen que la migración latinoamericana afecta el desarrollo del CI de los norteamericanos, a diferencia de la migra- ción europea, que permitió aumentar su índice. En concreto, afirmo que en todos los casos de las tra- diciones estadounidenses o europeas de psicología instaladas en América Latina, se culpa al individuo de los desajustes sufridos, lo que oculta las dimensiones sociales, políticas, económicas, ambientales, culturales INICIO Psicología Desde el Sur: un Aporte de la Interculturalidad a la Construcción de la Psicología en Colombia 40 o educativas desde donde se constituye o se desestruc- tura el factor psicológico (Flores, 2014). Además, esto ubica a los excluidos/pauperizados como población en riesgo de delinquir, tesis a todas luces fuera de la reali- dad de la sociedad desigual capitalista. Hacia una Epistemología Rebelde Quiero iniciar este apartado señalando que considero a la epistemología como un campo de trabajo orientado hacia una crítica de los fundamentos de la ciencia, lo que implica analizar la base filosófica, histórica, cultu- ral y social de las teorías científicas. Las teorías son un producto concreto de un espacio/tiempo histórico, y responden a las demandas del modo de producción bajo el cual surgen; para confirmarlo, basta con observar el pragmatismo o el funcionalismo estadounidenses. La mayoría de tradiciones académicas de la historia oficial de la psicología se originan en esas teorías, aunque su nacimiento oficialmente se sitúa en Alemania. Por su parte, las teorías anticoloniales también se crean en ra- zón de las luchas de liberación en contra de los sistemas coloniales vigentes en el tercer mundo. La epistemología que se ubica al otro extremo del discurso capitalista, en cualquiera de sus versiones, debe asumirse como rebel- de, como manifestación de la incomodidad producida por la exclusión/pauperización, la opresión y explotación del ser humano. Es decir, debe asumirse como una rebelión en contra del orden establecido en el mundo capitalista. En ese sentido, para el caso de la imposición colonial o neocolonial cientificista, las teorías deben ser interpe- ladas desde la exterioridad del capital, es decir, desde la praxis de liberación. Dicha interpelación se origina en una reflexión/acción crítica, que parte de los referentes de estudio inscritos en los PE orientados a formar profe- sionales de la psicología, continua en los programas de investigación que giran en torno a los “procesos psico- lógicos” (lo que menos hay en los resultados de las pu- blicaciones es evidencia psicológica), y se consolida en las propuestas teóricas elaboradas en Estados Unidos y Europa (lo que implica conocerlas en profundidad). Para construir una teoría y una epistemología nuevas, es importante rebelarse en contra de la historia oficial de la psicología, ubicada al otro extremo del discurso cultural propio, “al otro lado de la medalla del mundo, nuestro mundo como totalidad” (Zea, 1978, p. 10), y vol- ver la vista hacia las realidades en las que se actúa. El camino de interpelación debe realizarse hombro a hom- bro con los excluidos/pauperizados, motivados por re- cuperar utopía del pensamiento propio, enraizado en la realidad de los excluidos/pauperizados. Para Fals Borda (2014), “Los paradigmas cerrados de otras partes llevan con frecuencia a la castración intelectual en nuestro medio y al colonialismo intelectual” (p. 97), por lo mis- mo, es importante evitar la castración impulsada por el pensamiento eurocéntrico o estadounidense, o por quienes lo certifican bajo supuestas posiciones críticas. Si realmente se pretende comprender el mundo concre- to desde la perspectiva latinoamericana, es necesario trascender las teorías psicológicas o sociales coloniales y comenzar a construir un lenguaje (una teoría) con el cual sea posible leer la realidad y dejar de imponer teo- rías creadas para explicar otras latitudes. Por tanto, es necesario que: el conocimiento resulte de la confrontación dialéctica de tales cuerpos de explicaciones o “saberes”, con-for- madores de las líneas de pensamiento con la realidad local, regional o universal. Los conocimientos así obte- nidos, pueden formularse en forma de teorías, modelos o enunciados”. (Fals Borda, 2014, p. 100) Para reflexionar y actuar en torno a la posibilidad de crear teorías situadas en los diferentes contextos lati- noamericanos, es importante retomar las recomenda- ciones dejadas por Martín-Baró (2006). En primer lugar, aceptar que la psicología debe luchar por la liberación de los pueblos latinoamericanos y en contra del colo- nialismo intelectual, y trabajar conscientemente para trascenderlo, lo que también supone la construcción de una nueva epistemología que, en mi caso, denomino como rebelde. El camino para construir una epistemolo- INICIO XV Cátedra Colombiana de Psicología 2020 41 gía rebelde requiere de una praxis comprometida con la transformación, es decir, con el cambio radical del modo de producción capitalista y con la formación de quienes construirán la utopía de una nueva sociedad. En ese camino, es urgente tomar en consideración las tres recomendaciones de Martín-Baró (2006): (a) recu- perar la memoria histórica, (b) contribuir a desideolo- gizar la vivencia cotidiana, y (c) realizar un trabajo que potencie las virtudes y, agrego yo, que les devuelva a los pueblos originarios el derecho al reconocimiento. Esto implica el derecho a conservar su cultura y su idioma, y el respeto por la madre naturaleza, lo cual demanda el trabajo militante hombro a hombro con los excluidos/ pauperizados. En cuanto a la psicología, es fundamental realizar un análisis histórico epistemológico rebelde de las tradi- ciones que oficialmente se consideran como parte de la disciplina: los conductismos, la teoría de la Gestalt, el psicoanálisis, entre otras. Esto, con la finalidad de valorar,en primera instancia, si en ellas existe una de- finición de psicología en términos humanos. Una vez aclarado este punto, dicha definición debe avanzar como unidad epistemológica, al igual que su referente de estudio, el cual considero que es lo psicológico, de- finido como el punto de confluencia entre lo social, lo político, lo ambiental, lo económico, lo educativo, entre otros. Todo ello implica que, para hacer psicología, es necesario nutrir el conocimiento desde los diferentes campos que he mencionado y descentrar el problema de la persona (Flores, 2014). Conclusiones En la historia de América Latina, 1492 constituye el punto de partida de las actitudes y comportamientos de la población mestiza de clase media y de los dueños del capital, hacia los miembros de los pueblos originarios y afrodescendientes, en especial de la violencia, el ra- cismo y la discriminación, que continúan presentes en pleno siglo XXI, como lo evidencia el golpe de estado ejecutado en Bolivia en 2019. La consolidación de la vio- lencia en contra de los diferentes en América Latina, se impulsó con el desarrollo del modelo industrial capita- lista, sustentado en la filosofía liberal, y se profundizó con el la aparición del modelo neoliberal, un sistema en donde la vida está por fuera de cualquier interés; un capitalismo cínico, centrado en la ética de la muerte y en la idea de que los excluidos/pauperizados son pres- cindibles. La interculturalidad es un mecanismo de imposición de la ideología como sistema de creencias desde las cuales se trata de justificar el orden social hegemónico. Este, aunque no lo parezca, opera como principio autorita- rio y distorsiona la realidad, pues a través de la domi- nación se construye una falsa consciencia en el grupo representativo del colono, así como en el del colonizado (dicho en otros términos, el opresor y el oprimido). La psicología, producto liberal, nace al servicio del capi- talismo utópico, como un instrumento de predicción y control del comportamiento individual, extrapolado hacia las investigaciones fisiológicas con animales. Al constituirse como instrumento del capital, sus repre- sentantes se ven obligados a diseñar mecanismos que definan la inclusión y la exclusión. Tal es el caso de las baterías psicométricas, utilizadas para definir norma- lidad o anormalidad de CI, personalidad, habilidades y aptitudes, entre otras. En esta misma línea, surge la profesionalización de psi- cólogos en América Latina en los años 50 del siglo XX cuando, a través de la CEPAL, se impulsó el modelo de desarrollo industrial para la región, que se convirtió en la estrategia de los Estados Unidos de Norteamérica. Las visiones impuestas en las universidades latinoame- ricanas responden a los mecanismos de colonización del pensamiento por parte de los EE. UU., a través de las universidades en donde se forman los primeros profe- sionales, así como la APA y las correspondientes asocia- ciones en cada país, además de editoriales como Trillas, Interamericana o Harla, entre otras. INICIO Psicología Desde el Sur: un Aporte de la Interculturalidad a la Construcción de la Psicología en Colombia 42 Si se quiere comprender la verdadera realidad de Amé- rica Latina, es necesario que los investigadores se com- prometan con una praxis orientada por la epistemolo- gía rebelde, apoyada en la relación militante, hombro a hombro con los excluidos/pauperizados. Esta perspecti- va permitirá el desarrollo de teorías situadas en el espa- cio/tiempo de cada país de la región, como pensaba Fals Borda para Colombia: una sociología tropical y subtro- pical, una ciencia “sentipensante” comprometida con la transformación de la realidad actual del mundo, que vive en opresión, explotación, racismo y discriminación. Considero importante recuperar realmente el trabajo realizado en la región por personajes como Orlando Fals Borda, Camilo Torres Restrepo, Paulo Freire, Ignacio Martín-Baró, los aportes de la teología de la liberación con su visión sobre la emancipación de los pobres, y to- dos los intentos de grupos editoriales no comerciales que publican los aportes de nuestra región para el co- nocimiento de sus habitantes. En última instancia, es fundamental transitar desde el discurso hacia la práctica o, dicho en otras palabras, a una praxis anticolonial (no decolonial o poscolonial). Invito a no seguir propuestas discursivas posmodernas que solamente producen inmovilidad. Es necesario, pues, reconstituir el verbo esperanzar, y trazar el cami- no hacia la utopía de la liberación. Referencias Alatas, S. H. (1977). The myth of the lazy native. A study of the image of the Malays, Filipinos and Javanese from the 16th to the 20th century and its function in the ideology of colonial capitalism. 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Una Aproximación a la Pervivencia del Pueblo Awá en Medio del Conflicto p.63 Memoria Colectiva, Territorio y Sentido de Comunidad: Desafíos en la Construcción de la Psicología Comunitaria Desde el Sur p.73 46INICIO XV Cátedra Colombiana de Psicología 2020 47 Resumen3 Un tema fundamental para la psicología actual, en el contexto del postconflicto en Colombia, está relacionado con los elementos a tener en cuenta para una reconciliación desde las dimensiones psicoso- ciales, a partir de modelos, planes o acciones integrales que permitan una atención psicosocial restaurativa para víctimas de violencia sociopolítica. El objetivo de dicha intervención psicosocial (Blanco y Rodríguez, 2007) es garantizar a las víctimas una reparación respaldada por la interculturalidad, la inclusión, la resiliencia y la par- ticipación de los sujetos, así como la reivindicación de sus derechos. Se trata de analizar a fondo las relaciones afectadas como consecuencia de la violencia socio polí- tica, y encaminar esta experiencia hacia la construcción de una sociedad reconciliada. En este sentido, a partir de la investigación cualitativa sobre las dimensiones psicosociales en personas afectadas por la violencia sociopolítica, ubicadas en el departamento de Nariño, surge una pregunta: ¿qué significados tienen las dimen- siones psicosociales de territorio, comunidad, familia y subjetividad en grupos de personas colombianas vícti- mas de violencia sociopolítica de Pasto y Samaniego? Este texto expone algunos elementos significativos y trascendentales, para generar una sana discusión en la práctica profesional del psicólogo, en procesos de construcción de una sociedad reconciliada desde la in- 3 Correo electrónico: jerodriguez@unicesmag.edu.co terculturalidad. La presente investigación no está cen- trada en la tesis del proceso de Justicia Especial para la Paz, con elementos judiciales extraordinarios, sino que estudia las dimensiones psicosociales de territorio y co- munidad, según la concepción de los sujetos comunita- rios y algunos líderes participantes. Esto puede aportar significativamente a la reconstrucción de una sociedad que está dando pasos acelerados hacia una convivencia pacífica, la cual debe ser cuidadosamente acompañada por expertos del comportamiento humano. Finalmente, se exponen algunas conclusiones en torno al territorio como dimensión psicosocial, como resul- tado de la suma de varios componentes de bienestar (Blanco y Rodríguez, 2007). Este modelo no se limita a una unidad político administrativa, sino que supera esta propuesta conceptual desde la noción de “produc- tividad espiritual” (Yazbek, 1999 citado por Mallardi y Ross, 2010). Es decir, proyecta el territorio (abandonado o acogido), a nivel de relaciones productivas y reproduc- tivas por parte de quienes lo habitan, como fruto de la transformación de relaciones y de la exigencia de dere- chos. Así, el territorio invita al sujeto, y a las políticas públicas que lo acompañan, a luchar por recuperar lo perdido y reconocer el sentimiento interior de paz. Por otro lado, convoca a valorar el lugar y el espacio como propuesta de vida, valores y hábitos relacionados con formas de ser, de vestir, de verse, de alimentarse y de sentirse como persona territorial, como un cuerpo subjetivo de territorio. Por último, se proyecta la per- tenencia al ecosistema, elemento psicosocial de las re- Elementos Para una Intervención en Reconciliación Desde las Dimensiones Psicosociales Javier Eduardo Rodríguez Salazar Universidad CESMAG, San Juan de Pasto, Colombia INICIO Psicología Desde el Sur: un Aporte de la Interculturalidad a la Construcción de la Psicología en Colombia 48 laciones en sistemas culturales, educativos, ideológicos y recreativos, donde el ser humano desarrolla una per- sonalidad territorial, cuyo centro está en los derechos, la igualdad, el respeto a la diversidad y el apego a un territorio que le proporciona la vida social. Palabras clave: dimensión psicosocial, reconciliación, territorio, relaciones productivas, reproductivas, comu- nidad. Visiones Teóricas y Conceptuales de Violen- cia y Territorio El territorio y la comunidad son dimensiones psicoso- ciales concebidas e integradas como espacios de cons- trucción social (Bustos, 2012; Molina, 2012), vinculadas de diversas formas con las dinámicas relacionales (Her- nández, 2005). Los sujetos que integran estas relacio- nes múltiples, hombres y mujeres, adolescentes, niños y niñas, son vistos como sistemas subjetivos, lo que se observa en la naturaleza de sus interacciones, como los comportamientos esenciales y el sentido de reproduc- ción entre ellos, para ellos y con su entorno. Estas di- mensiones determinan dinámicas cotidianas que inclu- yen al territorio como elemento subjetivo, no solo desde un punto de vista geográfico y cultural, sino en armonía con la dimensión psicosocial de comunidad, como fruto de las relaciones intersubjetivas. En este sentido, hay que comprender el territorio y la comunidad como algo que existe más allá de lo tangible, y que es fundamental en las etapas de reconciliación so- cial surgidas a partir de las relaciones interculturales, las expresiones humanas, el arraigo de las relaciones, el apego, la identificación de valores, la participación de actividades sociales y el sistema de creencias (Hirschi, 1969). Todo ello está en línea con las costumbres com- portamentales, los imaginarios y las representaciones sociales (Moscovici, 1961) de cada dimensión, desde la razón de la violencia sociopolítica. El Punto de Partida y la Razón de la Violencia Sociopolítica Para desarrollar este concepto, primero se debe re- flexionar sobre las relaciones, similitudes y diferencias entre la violencia sociopolítica y la violencia estructu- ral, para evaluar el contexto de las dimensiones de te- rritorio y comunidad. Es cierto que existen tantos tipos de violencia como acciones violentas perpetradas en el mundo, y clasificar la violencia puede llegar a carecer de todo significado humano subjetivo. Traducir a cate- gorías o estadísticas las masacres, los secuestros, el miedo o el hambre, fruto de las dinámicas violentas del ser humano, puede dar una perspectiva tan amplia, que impida ser sensible al dolor humano, algo necesario en las etapas de reconciliación con elementos intercultu- rales. Revisar la cotidianidad de los conflictos sociales impli- ca analizar los tipos de violencia social y política que surgen de la relación entre el Estado, la ideología y el comportamiento: violencia estructural, violencia cultu- ral y violencia directa. Esto requiere la revisión de algu- nos conceptos y realidades que ayudarán a entender las consecuencias y sus estadísticas, en medio de un proce- so de transición hacia un estado de paz estable y dura- dera en el país. Esto abrirá el camino para comprender, desde algunas apreciaciones, la dinámica particular del conflicto que se vive en Colombia, en todas sus etapas: antes, durante y después. Violencia Manifiesta y Latente (Intrínseca y Simbólica) Es momento de proponer algunos conceptos sobre la violencia, para comprender las dinámicas sinérgicas que tienen entre sí y los efectos que causan las múlti- ples formas que tiene de manifestarse. La base concep- tual de este trabajo se fundamenta en los postulados teóricos del matemático, politólogo y profesor universi- tario deChina, Estados Unidos, Alemania y Noruega, el INICIO XV Cátedra Colombiana de Psicología 2020 49 noruego Johan Galtung. En el camino por lograr una propuesta pacífica de transformación de los conflictos, y en la búsqueda de una corriente de construcción positiva de paz, Galtung tuvo que indagar sobre la violencia. Galtung (2003) propone que es necesario entender los conceptos de paz y conflicto, enmarcados en las tres dimen- siones o tipos de violencia: directa, cultural y estructural. Dispuestas gráficamente, estas tres dimensiones forman un triángulo de análisis sociológico, el cual describe los niveles manifiesto y latente, según el comportamiento propio del individuo, a partir de la presión que se ejerce sobre él (Figura 1). Figura 1 Triángulo de la latencia y manifiesto Nota: Adaptada de Calderón (2009). En este sentido, cada una de las violencias deben entenderse de la siguiente manera. La violencia directa es la violencia manifiesta, es el aspecto más evidente de esta. Su manifestación puede ser por lo general física, verbal o psicológica. La violencia estructural se trata de la violencia intrínseca a los sistemas sociales, políticos y económicos mismos que gobiernan las sociedades, los estados y el mundo. Su relación con la violencia directa es proporcional a la parte del iceberg que se encuentra sumergida en el agua. La violencia cultural, son aquellos aspectos de la cultura, en el ámbito simbólico de nuestra experiencia. (Calderón, 2009, p. 17) Así, las comunidades están inmersas en una acción que, debido a la dinámica de desarrollo, responde a un tipo de violencia estructural, y el desplazamiento forzado es fruto de su desprotección por parte del Estado. Las comuni- INICIO Psicología Desde el Sur: un Aporte de la Interculturalidad a la Construcción de la Psicología en Colombia 50 dades dependen de políticas públicas no participativas, lo que incrementa su vulnerabilidad ante los hechos de violencia directa. Frente a la violencia cultural, los testimonios de las personas que participaron en la investigación, están enmarcados desde la existencia de diferentes concep- ciones, tanto de territorio como de comunidad, lo que hace más densa, pero no imposible, la posibilidad de ser incluidas como dimensiones psicosociales. Sin embar- go, es necesario trascender las particularidades y ob- servar la dimensión social global del contexto en que se presenta la violencia; si no se alcanza a comprender la realidad, no se puede afrontar el reto de transformar- la. Por ello, se propone un análisis de la violencia desde distintas formas de relación, que deben hacer parte de la construcción de una sociedad reconciliada. Violencia Invisible y Violencia Visible Una primera división de los tipos de violencia, tendría que empezar por separar la violencia visible de la invi- sible. Un ejemplo de ello puede ser cuando se analiza la diferencia en las reacciones ante la muerte: Cuando una persona inflige un daño físico a otra, produciéndole la muerte, el acto es denominado ho- micidio sin premeditación; cuando el agresor conoce de antemano que el daño será fatal, llamamos a su acto asesinato. Pero cuando la sociedad sitúa cientos de proletarios en una posición en la que de forma in- evitable se encontrarán con una muerte prematura e inevitable ... , cuando priva a miles de personas de la satisfacción de las necesidades vitales, situándose en condiciones en las que no es posible vivir , la socie- dad sabe que esos miles de víctimas perecerán y aun así permite que esas condiciones se mantengan, este acto es un asesinato con tanta rotundidad como lo es el acto individual; asesinato disfrazado e intenciona- do contra el que nadie puede defenderse por sí mismo ... porque nadie ve al asesino, porque la muerte de la víctima parece natural en tanto que el delito es más por omisión que por comisión. Pero asesinato al fin y al cabo. (Engels, 1844, como se citó en La Parra y Tortosa, 2003, p. 59-60) De acuerdo con lo anterior, para desarrollar un análisis de la violencia y proponer un camino hacia la reconci- liación, se debe separar la violencia visible, manifestada de manera evidente en las acciones del conflicto arma- do, de la violencia invisible. Esta situación se hace más clara cuando está de por medio una relación con el te- rritorio y un vínculo con la comunidad afectada. En este caso, lo que se busca detrás del hecho es la verdadera intención de la violencia. Marx y Engels señalaron la raíz violenta y asesina de un sistema capitalista global, y la manera en que (sin necesidad de matar directamen- te) se generan condiciones socioeconómicas permanen- tes que acortan o hacen inviable la vida. Es justo esto lo que determina la violencia invisible que afecta a la sociedad (La Parra y Tortosa, 2003). Violencia Social, Económica y Política Otra división analítica de la violencia es la que separa lo individual de lo colectivo. Restrepo y Muñiz (2005) pu- blicaron un minucioso estado del arte sobre la interven- ción psicosocial en salud mental, en el campo de la vio- lencia en Colombia. En este extenso trabajo incluyeron una definición de la violencia colectiva, asumida como “aquella en la que se ven comprometidos grandes gru- pos de personas o estados” (p. 74), y abarca la violencia social, la violencia política y la violencia económica. Esta idea se refleja permanentemente en las dinámicas de arraigo de los individuos, en sus experiencias indi- viduales y comunitarias, sus hábitos alimenticios y de vestir, dadas las características del lugar (ecológicas, climáticas, topográficas, entre otras) afectadas por esa violencia económica y política que hoy se pretende re- zurcir con relaciones de pacificación o de violencia so- cial, como estrategias de una política de paz. INICIO XV Cátedra Colombiana de Psicología 2020 51 Como “violencia social” se entienden los actos disrup- tivos generados por grandes masas de personas dirigi- das a la protesta o la defensa de determinados “ideales colectivos”. Como ejemplos de estos actos de violencia, se incluyen las manifestaciones o altercados masivos, grandes concentraciones en espacios públicos como conciertos o eventos deportivos, etc. Frente al núcleo temático de la violencia política, Res- trepo y Muñiz (2005) establecen que: Toda acción de violencia política pretende influir en el ordenamiento social. Tal y como dice Aróstegui: “La violencia política es una forma de relación social inserta en cualquier conformación particular de las sociedades”. Este tipo de violencia incluye guerras y conflictos armados, secuestros, torturas, desplaza- miento forzado, masacres, etc., ejercido por fuerzas del estado o grupos armados organizados como gue- rrillas y autodefensas, con fines políticos. (Restrepo y Muñiz, 2005, p. 74) Desde esta definición, resulta evidente que los procesos históricos de diálogo entre los diversos actores del con- flicto, incluido el reciente proceso de paz entre las FARC- EP y el gobierno colombiano (2014-2016) en las mesas de La Habana, están dirigidos a la superación (al menos la mayor parte) de esta violencia política. Sin embargo, esta definición de violencia resulta ser reduccionista (casi ro- mántica), pues se limita a describir la confrontación mi- litar entre Estado, guerrillas y paramilitares que luchan por territorios a partir de sus ideologías. Finalmente, la violencia económica “consiste en la utili- zación de la fuerza y el poder, para conseguir ganancias de carácter económico ... . Comprende ataques realiza- dos por grandes grupos tales como asaltos, secuestros extorsivos, extorsiones, amenazas, etc.” (Restrepo y Muñiz, 2005, p. 74). Violencia Estructural Según Galtung (2003), un hecho violento no siempre implica una agresión directa y explícita, sino que surge de un sistema económico y social que, aunque no asesi- na, sí niega la posibilidad de vivir. El término violencia estructural es aplicable en aque- llas situaciones en las que seproduce un daño en la satisfacción de las necesidades humanas básicas (supervivencia, bienestar, identidad o libertad) como resultado de los procesos de estratificación social, es decir, sin necesidad de formas de violencia directa. (La Parra y Tortosa, 2003, p. 57) Violencia Cultural La violencia también se relaciona con el sistema social, con la institucionalización de la violencia y con el sis- tema de la persona, cuando se asumen como normales los hechos violentos y se interiorizan en la consciencia: “La violencia cultural hace que la violencia directa y la estructural aparezcan, e incluso se perciben, como car- gadas de razón –o por lo menos no malas–” (Galtung, 2003, p. 8). Sinergia Entre lo Directo, lo Estructural y lo Cultural Para comprender la incidencia de la violencia estructu- ral en el desarrollo social del individuo y en la dinámica cotidiana de un conflicto político como el que vive Co- lombia, es necesario analizar las implicaciones de las acciones directas de violencia y de la cultura como ele- mento alimentador, cognitivo comportamental de corte social o colectivo, que permea y normaliza el conflicto y despersonaliza el manejo de problemas y su solución. En este sentido, es importante ubicar un planteamiento teórico que aporte las bases de la comprensión sinérgi- ca entre la violencia estructural y la violencia cultural. Al respecto, Galtung (2003) propone que la violencia INICIO Psicología Desde el Sur: un Aporte de la Interculturalidad a la Construcción de la Psicología en Colombia 52 cultural es “cualquier aspecto de una cultura, suscep- tible de ser utilizado para legitimar la violencia directa o estructural” (p. 6), lo que obliga a revisar, desde las investigaciones sociales y las intervenciones psico- sociales, cómo son estos comportamientos. Para ello, es necesario resolver preguntas como: ¿qué tanto se aprueba en las comunidades y en la sociedad a la que estas pertenecen, la solución de los conflictos por la vía de la violencia?, ¿qué comportamientos violentos constituyen una forma habitual de relacionarse?, ¿cómo afecta el comportamiento violento al sujeto social, po- lítico y espiritual? O preguntas más profundas como: ¿qué implicación, a nivel de la cohesión social, tiene la violencia política en el comportamiento de las comuni- dades afectadas?, y ¿qué dimensiones psicosociales es- tán implicadas cuando la violencia política genera una afectación directa, cultural y estructural? El concepto de violencia cultural permite entonces abrir la discusión en relación a qué tanto se legitiman los actos violentos en los grupos sociales, tanto directos como estructurales. Entre ellos se encuentra la pobre- za, la opresión, el incumplimiento de pactos sociales vá- lidos a través de discursos demagógicos, la negación de la protesta como un modo de resistencia de los grupos minoritarios, la invisibilización de acciones que perma- necen en la impunidad, la exclusión, las consecuencias sociales de la violación de derechos y agresiones socia- les, y la ausencia de políticas públicas claras que dismi- nuyan la violencia estructural y que no solo se dediquen a “apagar los incendios” de la violencia directa. Este argumento permite afirmar que sí existen conecto- res sinérgicos entre la violencia estructural y la violen- cia cultural. Un ejemplo de ello es la represión (Galtung, 2003), que incluye, por un lado, la necesidad de verse o sentirse libre de la opresión (interiorización del indivi- duo); y por otro lado, la libertad social que se reprime al estar en la obligación de obedecer a otros a través de la fuerza (institucionalización de la violencia). Dichos comportamientos se asumen como formas normales de actuar ante estas situaciones. Afectación Directa de lo Cultural y lo Estructural Esta expresión comprende las afirmaciones que realizan los sujetos políticos y las comunidades que son afectados por situaciones de represión durante un conflicto sociopo- lítico, y permiten identificar rasgos de sinergia entre las di- ferentes formas de violencia directa hacia los sujetos, con fuertes implicaciones culturales y estructurales. Así, por ejemplo, se puede analizar el discurso de algunas víctimas que han participado en espacios psicosociales de memoria histórica, dirigidos por la Fundación Aldea Global, en el departamento de Nariño (Fundación Aldea Global, 2013): “Siempre nos acompañamos mutuamente para continuar viviendo” (Zambrano, 2013). Este reporte expone la inte- riorización de la violencia cultural en el individuo. En este discurso, que exhibe un efecto de la violencia sociopolítica, se manifiesta que no hay alternativa para afrontar lo vivi- do, que se acepta como fruto de la opresión, más allá de aceptar y buscar formas de apoyo entre los seres queridos o más cercanos. Acompañarse es una forma de compensar la reducción de la libertad, como mecanismo de adaptación para continuar viviendo. En este caso, opera una estructu- ra mental producida por una realidad directa, y la violencia cultural obliga a aceptar por la fuerza otras realidades vi- vidas que resultan de la violencia directa, en este caso, el desplazamiento forzado. El siguiente es un ejemplo de violencia estructural ins- titucionalizada: comenzó el día 24 de agosto del 2001, cuando todo era felicidad a nuestra manera, en mi hogar, tal vez llenos de necesidades pero juntos y completos, luego comenzó mi desplazamiento forzado donde me toca abandonar mi casa, mi lugar de trabajo, mi familia y la gente que me rodeó, y, lo más importante, mi pueblo, donde pasé muchas experiencias, pero me tocó llegar a lugares des- conocidos, sin proyectos de vida, ni tejido social, luego me ocurre lo más doloroso que fue la pérdida de mi hijo, donde casi no salgo de ese dolor Luego sufro la pérdida de mi hogar, el abandono de mi esposo. (Solarte, 2013) INICIO XV Cátedra Colombiana de Psicología 2020 53 En este caso, la acción directa de salir del pueblo y el hecho de perder un hijo, acto de homicidio, son fruto de una violencia estructural, donde lo que importa es el territorio y la dinámica de este en medio de la vio- lencia sociopolítica, más que al interés personal de los vínculos comunitarios y las relaciones con el propio territorio. De esta manera se pueden comprender las afectaciones de las acciones directas provocadas por presiones estructurales. Es una estrategia del conflic- to debilitar todo tipo de redes sociales, de relaciones que afecten los intereses superiores. El conflicto busca deteriorar la cohesión social, el fortalecimiento de los líderes y el arraigo de la sociedad con sus territorios. El fin último resulta ser adueñarse de estos territorios, por encima de la fuerza social que tiene un pueblo unido al defender sus derechos, y puede lograrlo si expulsa a sus líderes y atenta contra sus familias. Estos actos de violencia política suceden cuando el mis- mo conflicto motiva tensiones y desigualdades sociales. El concepto de violencia sociopolítica incluye cualquier ataque colectivo de una comunidad contra el régimen político, sus actores, formas de organización y políticas (Calvache, 2016; Penagos et al. 2009). La Dimensión Psicológica y Social del Territorio En su obra ¿Cómo entender el territorio?, Mario Sosa Velásquez (2012) aborda el concepto de territorio desde las dimensiones social, económica, cultural y política. Hasta el momento, esta teoría se desarrolla de forma superficial, pero es lo suficientemente clara como para explicar cómo estos elementos colectivos definen el te- rritorio, a la vez que son definidos en el territorio, sobre el territorio y desde el territorio. Una vez sentadas las bases de la influencia mutua entre lo territorial, lo social, lo económico, cultural y lo político, también es importante abordar el planteamiento de cómo ese sistema, descrito como geoecoantrópico, alcanza al ser humano (con minúsculas) en lo psicológico y lo social. En ese sentido, la aproximacióna los territorios se fun- damenta en las concepciones y valoraciones que tienen de ellos sus propios habitantes, y son el resultado de la construcción de conocimientos. Para abordar el conoci- miento sobre los territorios, podemos decir, junto con Claval (2002, como se citó en Ther Rios, 2012), que “en cierta manera el espacio se asemeja a un texto, puesto que está cargado de mensajes que, en ocasiones, le con- fieren un sentido. Quienes lo modelan, intentan plasmar en su realidad sus perspectivas, sueños y esperanzas” (p. 499). El análisis de la territorialidad como dimensión psicosocial de las víctimas de violencia sociopolítica en el marco del conflicto colombiano, permitirá compren- der en qué medida la conceptualización del territorio ha quedado afectada en las historias personales de las víc- timas, es decir, con un elemento subjetivo. El concepto de pertenencia “de la tierra”, en contraste con la pertenencia “al territorio”, resultará de especial interés a la hora de comprender la verdadera profundi- dad de la afectación de las víctimas y de asumir un com- promiso auténtico por parte de la sociedad colombiana en la construcción de una paz duradera. Mientras que la tierra puede ser cuantificada en un valor de cambio concreto por unidad de medida, el territorio tiene úni- camente un valor de uso, que es el asignado a la vida misma. Esa diferencia entre la tierra que le pertenece a alguien y el territorio al que alguien pertenece supon- drá que no es la propiedad, sino la misma identidad de las víctimas y sus formas de vida, las que habrán de ser restituidas. En un contexto de formación de psicólogos, el abordaje de la dimensión psicosocial de territorio “desde” las víc- timas de violencia sociopolítica en el conflicto colom- biano, es un paso para arrojar algo de luz sobre el sig- nificado verdadero y profundo del territorio. Se podrá afirmar si este es un lugar para vivir o un lugar para tra- bajar; si es el recuerdo de la guerra o la esperanza de la paz; si es la tierra perdida o la tierra prometida. Es algo que tiene relación directa con el ser humano y por ello con la razón profesional del psicólogo, pero también se INICIO Psicología Desde el Sur: un Aporte de la Interculturalidad a la Construcción de la Psicología en Colombia 54 investiga para comprender y reivindicar el derecho de la comunidad a ser escuchada y hacer parte de la solución por los hechos vividos, en su vínculo permanente con el territorio. Elementos de la Dimensión Psicosocial del Territorio Aquí entran en juego elementos como las relaciones di- námicas, de producción y reproducción, las relaciones individuales y comunitarias de arraigo y apego, como valor subjetivo del territorio, gracias a las relaciones a través de redes o tejidos y, por último, las relaciones con los sistemas. Para analizar la dimensión psicosocial del territorio, Mario Sosa Velásquez (2012) presenta una definición integral cuando lo refiere como: un tejido complejo de espacios, lugares y tiempos específicos y circunscritos dinámicamente, que ar- ticula una matriz multidimensional de condiciones y circunstancias, de dinámicas y procesos, de sistemas abiertos y duraderos de configuración, representa- ción, reproducción y apropiación de las potencias, energías y elementos objetivos y subjetivos en com- pleja relación, que funciona como una estructura estructurante de las percepciones, acciones y rela- ciones de los sujetos y sus actores en la corta y larga duración. (p. 116) En esta definición se ven reflejadas las acciones psi- cosociales basadas en la urdimbre de las relaciones a través de lugares y momentos dinámicos, que trascien- den el significado de un territorio más allá de lo físico, y le dan valor al ser humano que habita allí como su- jeto vivo. Los elementos psicosociales a analizar desde el territorio están reflejados en las subcategorías for- muladas previamente. En primer lugar, surgen las re- laciones de producción y reproducción social, a partir de condiciones y circunstancias clave en las relaciones territoriales, que abordan elementos de una cultura es- tructural (Galtung, 2003), pero que admiten de muchas maneras la vida psicosocial en el territorio. Por ejemplo, a través de las relaciones de caza, pesca y agricultura que son actividades de subsistencia, como lo demuestra el testimonio de un niño participante: “No se siente lo mismo al comer plátano aquí es mucha papa” (S5). O como lo manifiesta al referirse, entre otras cosas, a la comida: “yo pido una cosa y no me la dan, yo comienzo a llorar porque eso es triste, ¿no? Una cosa triste” (S1). Los adultos también se expresan al respecto: “yo allá conocía más y tenía más conocimiento de la agricultura y acá, pues, ya las cosas fueron diferentes” (S2). Se trata entonces de relaciones de subsistencia propias de las dinámicas territoriales en una relación de producción social directa con la naturaleza. Por otro lado, extrañar a los amigos, sentir tristeza y co- nectarse con las emociones, demuestra que la produc- ción en el territorio está relacionada con la reproducción espiritual de la sociedad (Mallardi, & Ross, 2010). Esto in- cluye formas de consciencia social que determinan la or- ganización, la representatividad y la producción de ideas, y se reflejan en representar la ocupación del territorio (espacio) legalmente, así como en ser elegido como líder o representante de la comunidad en convivencia: “Yo soy líder de aquí, más o menos llevo ya como nueve años. Pri- mero no era presidente solo era líder; pero ahorita ya la comunidad me eligió, hicimos un cambio de junta y ahora soy el presidente legal de aquí, de esta ocupación” (S2). Es importante resaltar que, en la producción y repro- ducción social, está implicada la totalidad de la vida social, así como en la lucha contra las condiciones es- tructurales, especialmente en relación con el conflicto armado y la pelea permanente por la legalidad y el de- recho a la tierra. Esto se debe al fuerte efecto que tie- ne la violencia sociopolítica sobre las víctimas. Así lo manifiesta García-Hernández (2018) al identificar las “prácticas sociales a través de las cuales las personas se reproducen sobre unas bases cotidianas y el papel de las relaciones sociales en oposición a las estrategias de dominación [con un respaldo en] el mantenimiento de rutinas comunes, las relaciones sociales y las condicio- nes reales de existencia de los ciudadanos” (p. 5). INICIO XV Cátedra Colombiana de Psicología 2020 55 Entonces, las víctimas de violencia sociopolítica que han perdido sus relaciones con el territorio debido a la movilidad forzada, perciben la ausencia de esa relación, sienten el vacío por la pérdida de la tierra en la recupe- ración de la vida social: “Para mí ha sido muy duro, ver- me adaptado acá en este municipio de Samaniego por las dificultades, de que, pues que acá no teníamos nada, no teníamos tierras, onde trabajar” (S2). Podemos ver ese sentimiento replicado en el testimonio de un niño: “extraño mi casa, que se nos fueron a nosotros y tam- bién, la fruta que nosotros comíamos allá.” (S4). Surge entonces otro elemento de la dimensión psico- social de territorio, las relaciones de arraigo y apego, fruto de las dinámicas relacionales individuales y co- munitarias, que dan mayor sentido al valor subjetivo, además de lo cultural y geopolítico. Esta relación está justificada dentro de una reproducción espiritual de la sociedad, pues existe una acción y una identificación con los valores y las costumbres, lo que incluye formas de consciencia social donde las víctimas se posicionan en la vida social. De esta manera lo manifiesta Yazbek (1999 citado por Mallardi y Ross, 2010): De esa forma, la reproducción de las relaciones socia- les es la reproducción de determinado modo de vida, de lo cotidiano, de valores, de prácticas culturales y políticas y del modo como se producen las ideas en la sociedad. Ideas que se expresan en prácticassociales, políticas, culturales, y en padrones de comportamien- to y que acaban por permear toda la trama de relacio- nes de la sociedad. (p. 89) Pero las dinámicas de relación con el territorio no pue- den estar separadas de la dimensión psicosocial de co- munidad, ya que los sujetos traen consigo las relaciones de pacificación o de violencia que existen en su interior: “El manejo de los problemas se solucionaba como ya se sabía, ahora todo es nuevo” (S2). Hay diferentes formas de vestir propias al lugar, los cambios de hábitos y de horarios afectan la salud: “Hay diferentes formas de so- brevivir y se cambian los pensamientos de valor e iden- tidad en relación a lo que se tiene o no se tiene, pero lo interior no cambia, a pesar del dolor, se mantiene ese sentir anhelado de paz interior” (S1). Las relaciones con los sistemas educativos, culturales, recreativos y sociales, representadas en la conviven- cia con amigos, determinan elementos significativos e importantes en la reconciliación social. Se trata de la creación de redes nuevas desde el territorio, de comuni- dades ampliadas, sinergias culturales, étnicas e ideoló- gicas que permitan diálogos comunitarios e intercultu- rales, para lograr el acceso a los derechos de educación, salud, vivienda, religiosidad, alimento y nacionalidad, por el camino de la justicia social, de manera compar- tida e igualitaria, a través de teorías que mejoran la convivencia social (Rodríguez, 2019), como el diálogo intercultural. El diálogo intercultural gatilla aprendizajes que in- tegran el incremento de la toma de conciencia y la capacidad de construir relaciones, a través del re- conocimiento de diferencias culturales y de poder, reforzando las capacidades individuales y colectivas tendientes a promover la justicia social. (Agar y Ma- gendzo, 2007, citado por Caro, 2008 p. 58) Como he observado en el trascurso de años de atención a víctimas en el ejercicio profesional como psicotera- peuta, este elemento es muy importante. El duelo de muchos consultantes es difícil de superar, dado el es- fuerzo que implica el desapego del territorio y los vín- culos comunitarios, y la dificultad de construir nuevas relaciones desde las particularidades culturales. Este último elemento surge como una barrera en la estabili- dad emocional de las víctimas del conflicto armado. La ausencia de la relación con el territorio es tan significa- tiva como la defensa del mismo en medio de un conflicto armado. Por ello, el territorio pasa a la categoría de dimensión psicosocial, pues se trata de un individuo que, para bus- car su bienestar, lucha por mantener una relación de va- INICIO Psicología Desde el Sur: un Aporte de la Interculturalidad a la Construcción de la Psicología en Colombia 56 lores y modos de vida, sobre todo en el cambio de roles. En ese proceso, especialmente las mujeres se ven obligadas a la adaptación de su rol, y deben asumir la cabeza de hogar, lo que supone buscar relaciones de producción desde sus saberes, o dar el paso a la adquisición de nuevos conocimientos para establecer relaciones irrenunciables con los sistemas económicos, sociales, religiosos, entre otros, en el nuevo territorio. Como se resume en la Tabla 1, es conveniente tener en cuenta las relaciones del ser humano, planteadas ante- riormente, con el territorio y con sus diferentes etapas de desarrollo, como base fundamental para comprender la dimensión psicosocial. Tabla 1 Elementos y características de la dimensión psicosocial de territorio Elementos (relacionales dinámicas) Características Relaciones de producción y reproducción Identificación de valores Modo de vida Prácticas culturales y políticas Reproducción espiritual Relaciones de arraigo y apego Experiencias individuales y comunitarias Hábitos alimenticios y de vestir. Características del lugar (ecológicas, climáticas, topo- gráficas y otras) Relaciones de pacificación o de violencia Valor subjetivo del territorio Relaciones de redes o tejidos Relaciones con los sistemas Económico, educativo, social, político, religioso, etc. Diálogo Intercultural Nota: Tomado de Rodríguez y Calvache (2019). Dimensión Psicosocial de Comunidad Concepto de Comunidad La conceptualización de la dimensión psicosocial de comunidad debe incluir, por un lado, los elementos generales de grupo social y comunitario, y por otro lado, las características de las relaciones entre los individuos que lo con- forman. El concepto de comunidad parte de la importancia antropocéntrica, comprendida como “unidad perfecta de la voluntad humana en cuanto al estado originario y voluntad de los hombres” (Hillman, 2005, p. 147). Para comprender la concepción relacional de comunidad, es necesario revisar algunas acepciones que corres- ponden a los diferentes enfoques teóricos y necesidades prácticas (Diéguez y Guardiola, 2000). Estas incluyen INICIO XV Cátedra Colombiana de Psicología 2020 57 conceptos de comunidad, como las relaciones sociales establecidas entre los sujetos, de acción intersubjetiva y que incorporan valores como la lealtad: “Lacomunidad es fundamentalmente un modo de relación social, es un modelo de acción intersubjetivo construido sobre el afecto, la comunidad de fines y de valores y la incontes- table esperanza de la lealtad, de la reciprocidad” (Gon- zález, 1988, p. 13). También encontramos las relaciones sociales que surgen por sistemas de intereses: “un gru- po de personas ocupando una determinada área de so- ciedad, la cual participa de un sistema de intereses y ac- tividades bastante amplio como para poder incluir casi todas sus relaciones sociales.” (Gómez, 1959, p. 12). Lo Psicosocial de Comunidad Hay esencialmente tres elementos en esta dimensión: las relaciones sociales, la unidad social dada por la cohesión y el bienestar social. La relación del sujeto con el espa- cio incluye el territorio, y lo relaciona con sistemas más complejos, como el que plantea Kisnerman (1986; como se citó en Dieguez y Guardiola, 1998) cuando dice “El es- pacio es el continente de todos los objetos que coexisten en un lugar o sitio” (p. 4). También se puede mencionar el concepto de Gómez (1959, p. 12), quien considera cuatro elementos básicos que determinan la comunidad, enten- dida en la relación entre hombre y suelo: 1. Grupo de personas directamente localizadas en un área geográfica, como resultado de una interacción so- cial en el mismo grupo, y entre este y el medio físico. 2. Área geográfica continua. 3. Concentración de intereses funcionales comunes, de los cuales no es suficiente la vecindad; 4. Unidad funcional, como forma expresiva de la solida- ridad entre sus componentes. El concepto de mayor complejidad resulta ser el de co- munidad, como un sistema de relación/acción que impli- ca la interacción entre los seres humanos y su entorno (plantas, animales, agua, aire, tierra, e incluso otras co- munidades): “La comunidad es siempre una constelación compleja e interrelacionada de una variedad de organiza- ciones y grupos sociales a manera de una personalidad social” (Martínez, A. 2001, p.73). Es decir, se trata de co- munidades ecosistémicas, de unidad social, que implican relaciones culturales mayores a las simples relaciones de intereses. Se habla entonces de relaciones de necesidad, debido al tipo de cohesión que generan. En esta dimensión de comunidad, la propuesta de Marit- za Montero también resulta fundamental: Se trata de un grupo social dinámico, histórico y cul- turalmente constituido y desarrollado, preexistente a la presencia de los investigadores o de los interven- tores sociales, que comparte intereses, objetivos, necesidades y problemas, en un espacio y un tiempo determinados y que genera colectivamente una iden- tidad, así como formas organizativas, desarrollando y empleando recursos para lograr sus fines. (Montero, 1998, p. 212) El último elemento de la dimensión psicosocial de co- munidad, está relacionado justamente con el bienestar social: Eneste sentido, comunidad y bienestar social se en- cuentran relacionadas: la comunidad es entendida como un espacio de relaciones sociales de apoyo y, además, como unidad en la cual se desarrolla el tra- bajo o acción comunitaria, entendida como conjunto de actividades que se llevan a cabo para la mejora de las condiciones de vida de las personas (Musitu Ochoa et al., 2004, p. 18). La dimensión psicosocial de comunidad no se desarrolla de manera unidireccional, sino que exige un compromi- so por parte del sujeto: INICIO Psicología Desde el Sur: un Aporte de la Interculturalidad a la Construcción de la Psicología en Colombia 58 La ciudadanía es una colectividad; es una membresía en una comunidad nacional. Ello conlleva derechos y res- ponsabilidades. La opción colectiva no significa la agregación de preferencias de los ciudadanos individuales. Las opciones colectivas son necesariamente el resultado de interacciones y de liberación política. (Mokate y Saavedra, 2006, p. 12) En este sentido, la dimensión psicosocial de comunidad también puede presentar elementos y características en- contradas en los participantes de la investigación, que se resumen en la Tabla 2. Tabla 2 Elementos y características de la dimensión psicosocial de comunidad Elementos (funcionalista y esencialista) Características Relaciones sociales Espacio Relaciones - acción con elementos Personalidad social Comunidad casual u ocasional Unidad social Grupo social dinámico Historia Cultura Intereses y objetivos comunes Bienestar social Identificación y solución a necesidades Acción comunitaria Ciudadanía colectiva Liberación política Nota: Tomado de Rodríguez y Calvache (2019). Elementos Para una Intervención Reparadora Los elementos a tener en cuenta en una posible intervención psicosocial encaminada a un proceso de reparación, relacionados con el tema de la presente ponencia, están plasmados sinérgicamente en una relación entre territorio y comunidad. Entre ellos, quisiera destacar los siguientes: Habilidades Para Potencializar Sistemas Productivos y Reproductivos Se reconocen desde las transformaciones culturales, como la transversalidad del diálogo, desde una escucha ac- tiva y constructiva, sobre los recursos pacificadores que traen los individuos y las comunidades. Esto incluye su capacidad de cohesión, adaptación y predisposición frente a las estrategias propias en favor de lo colectivo, y no como una mera acción individual. A futuro, las relaciones sociales de comunidades casuales u ocasionales, pue- INICIO XV Cátedra Colombiana de Psicología 2020 59 den volverse permanentes y mezclarse con los aportes de los nuevos visitantes, formando un nuevo territorio de influencia mutua. Se trata de comprender un choque de experiencias y vínculos, que se influyen mutuamente con la intención de reparar desde lo que se construye. Comprensión de la Unidad Social Se establece desde el arraigo y el apego como valores subjetivos del territorio, en la trashumancia del sujeto sobre el grupo social dinámico (endogrupo y exogrupo), de manera que se priorizan los intereses comunes sobre los particulares. Ejemplo de ello es la relación comuni- taria que, a pesar de ser un sistema participativo uni- versal, con nuevas metodologías de liderazgo permite superar la respuesta de las comunidades en relación con la suma de identidades y conocimientos del valor de la tierra (rural), sobre el valor del terreno (urbano). La reparación, como valor mediador entre los hábitos y costumbres, debe incluir las particularidades de estos elementos y ver sus puntos comunes. El Bienestar Social de una Comunidad Emerge desde la identificación de las necesidades eco- nómicas, educativas, sociales, políticas y religiosas, y su posible solución a través de la gestión de acciones co- munitarias, la consolidación de nuevas ciudadanías co- lectivas y la liberación política como un mecanismo de participación permanente; la acción individual de ser es- cuchado y reconocido. La intervención psicosocial puede ser, entonces, un proceso reparador, si abarca elementos de territorio y de comunidad para superar lo vivido desde la experiencia de los sujetos. Esto torna el proceso más incluyente en la búsqueda de una sociedad pacífica. Conclusiones Para lograr la construcción de una sociedad reconcilia- da, es necesario comprender las diferentes formas de violencia, sus dinámicas y formas de relación con los su- jetos que las experimentan. Para ello, hace falta resaltar las diversas implicaciones de la violencia sociopolítica y de la violencia estructural, y analizar cómo surgen en un contexto amplio, donde las comunidades afectadas están siempre sujetas a los cambios de las estructuras económicas o de políticas sociales. De esta manera se podrá demostrar que sus comportamientos deben ser superados con la reivindicación de los derechos. Desde la violencia sociopolítica, las dimensiones psico- sociales de territorio y comunidad establecen, en cada caso, la participación de varios elementos. En cuanto al territorio, se debe incluir su proyección a través del movimiento del sujeto y sus relaciones, pues la falta de territorio es el centro del problema. Por otra parte, la cohesión social, el liderazgo comunitario y el arrai- go con el territorio, se han debilitado por la acción del actor político armado, que persigue el fin último del conflicto: en el interés por adueñarse del territorio, se acude a la violencia política para debilitar a sus líderes y comunidades. Estos son elementos centrales para un análisis investigativo de las dimensiones psicosociales. Para adelantar un proceso efectivo de reconciliación so- cial, se deben incluir las relaciones dinámicas del territo- rio subjetivo, lo que implica cambios de comportamiento en los sujetos afectados, e introduce el elemento de re- producción espiritual, materializado en el sentimiento de paz interior que las víctimas manifiestan. Cuando se analiza el territorio como una dimensión psi- cosocial, no se debe limitar a una unidad político admi- nistrativa (por ejemplo, un municipio), sino que se trata de un territorio con productividad espiritual (Yazbek, 1999 citado por Mallardi y Ross, 2010). Es decir, el terri- torio se proyecta a nivel de relaciones productivas y re- productivas por parte de quienes lo habitan, como fruto de la transformación de las relaciones y de la exigencia de derechos, y como parte de las interacciones huma- nas. El territorio invita al sujeto a luchar por recuperar lo perdido, a valorar el lugar como propósito de vida, y a recuperar los hábitos relacionados con las formas INICIO Psicología Desde el Sur: un Aporte de la Interculturalidad a la Construcción de la Psicología en Colombia 60 de ser, de vestir, de verse, de alimentarse y de sentirse como persona territorial. Por último, es fundamental la pertenencia del individuo a un ecosistema, elemen- to psicosocial de relaciones en los sistemas culturales, educativos, ideológicos y recreativos, donde el ser hu- mano desarrolla una personalidad territorial. En estos tres elementos, la víctima de violencia política sigue siendo el centro de derechos, de igualdad, de respeto a la diversidad y de apego a un territorio que le consolida la vida social. En el caso de la comunidad, se deben incluir elementos pluriconceptuales tales como grupo social, acción so- cial, bienestar, sistema de relación-acción, su función, su esencia y estructura, su historia, cultura y desarrollo. Cada uno de ellos, debe considerarse con su etnia, cul- tura e ideología, para que cada saber popular (Montero, 2004) y comunitario, pueda aportar el accionar psicoso- cial que debe tenerse en cuenta en la comprensión de las dimensiones desde el propio sujeto afectado. Por otra parte, es necesario incursionar en la noción de dimensión psicosocial de territorio, en la aplicación de teorías como la del diálogo intercultural, que le dan al psicólogo la oportunidad de conectarse con la comu-nidad en su quehacer profesional, y de convertirse en facilitador, para apoyar a los sujetos en la resolución de conflictos (Avruch y Black, 2015). Referencias Avruch, K., & Black, P. (2015). La resolución de conflic- tos en marcos interculturales: problemas y pers- pectivas. https://vdocuments.site/reader/full/re- solucion-de-conflictos-en-marcos-interculturales Blanco, A., & Rodríguez, J. (2007). Intervención psico- social. Pearson. Bustos Velazco, E., & Molina Andrade, A. (2012, 17-20 de octubre). El concepto de territorio: una totali- dad o una idea a partir de lo multicultural. XI INTI International Conference La Plata, CONICET, La Plata, Argentina. Calderón Concha, P. (2009). Teoría de conflictos de Jo- han Galtung. Paz y Conflictos, 2, 60-81. Calvache, C. 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Ejercicio de Sis- tematización y Participación en la Reconstrucción de la Memoria Histórica de la Experiencia: “Entre- tejiendo Memorias” Las Colchas de la Memoria en Nariño”. (J. E. Rodríguez S, Entrevistador) Pasto. INICIO Psicología Desde el Sur: un Aporte de la Interculturalidad a la Construcción de la Psicología en Colombia 62INICIO XV Cátedra Colombiana de Psicología 2020 63 Resumen4 Los diversos mecanismos de expresión de la violencia sociopolítica en Colombia, además de las afecta-ciones humanitarias, poblacionales y territoriales, enunciadas desde distintos organismos institucionales y no gubernamentales, configuran al mismo tiempo, un amplio panorama de narrativas interrumpidas, las cua- les, desde sus fragmentos, emergencias y entredichos, cuestionan las visiones totalizantes del conflicto. Bajo el estupor de la guerra, hay un tejido sensible que vin- cula el dolor, con nuevos posicionamientos, éticos, po- líticos y estéticos. 4 Correo electrónico: boris.delgado@unad.edu.co; buhoris@gmail.com Desde un énfasis crítico psicosocial y una perspectiva etno-semiótica, este texto se aproxima a la traducción de los valores culturales y de pervivencia que el pueblo Awá moviliza en su esfuerzo por dignificar su memo- ria en medio de una guerra sin tregua. A través de un acercamiento al análisis de heterotopías territoriales y a partir de la interacción con recursos etnoliterarios, se propone un espacio reflexivo sobre los impactos de la guerra en sus territorios, reconociendo las rupturas intangibles de la violencia a su orden mítico. En parale- lo también se integra la reflexión sobre el conjunto de recursos simbólicos y culturales desde donde el pueblo Awá hace saneamiento de sus espacios vitales como ac- ción vinculante de pervivencia. A partir de las voces de sus líderes y sabedores, se ingresa a una cosmopolítica de resistencias múltiples y contingentes, diferenciadas Heterotopías de la Guerra y el Espacio Mítico. Una Aproximación a la Pervivencia del Pueblo Awá en Medio del Conflicto Boris Yovany Delgado Hernández4 Fotografía de las mujeres Awá Calvi Resguardo el Gran Rosario Fuente: Archivo trabajo de campo Corporación Chacana INICIO Psicología Desde el Sur: un Aporte de la Interculturalidad a la Construcción de la Psicología en Colombia 64 como emergentes narrativos en medio del conflicto. Desde la semiótica del espacio, en un contexto extremo de vulneración, se reconoce en la pervivencia del pue- blo Awa, sus diferenciales ontológicos, su espacialidadrelacional y su particularidad enunciativa frente al dis- curso autoritario de la guerra. Palabras clave: heterotopía, memoria, territorio, pervi- vencia, Awá. Introducción Las manifestaciones de violencia sobre el territorio Awá, que discursivamente se presentan como cróni- cas trasparentes, de hechos continuados y tácitos, en relación con la forma tradicional como se enuncia las dinámicas del conflicto armado en Colombia, también revelan el reclamo de una hermenéutica más profunda y comprometida, con la compleja urdimbre de pliegues, que esperan contarse en medio del asedio de la guerra. El pueblo Awá se encuentra, junto a otros 34 pueblos indígenas del país, en amenaza de desaparición física y cultural; por lo cual en el año 2009 la Corte Constitucio- nal, a través del Auto 004 ordenó al Estado establecer acciones para su protección con carácter prioritario. Sin embargo 10 años después, incluso luego de la firma del acuerdo de paz, las afectaciones humanitarias y cultu- rales persisten5. El 15 de noviembre de 2019 la Jurisdic- ción Especial para la Paz (JEP) reconoce a 32 cabildos indígenas Awá como víctimas del conflicto armado. 5 Como lo demuestran informes recientes, a pesar de la desmovilización de algunos actores armados, persiste una lucha criminal por el control territorial, asociado, por un lado, a la conservación de rutas del narcotráfico y por otro al interés de distintos grupos económicos en la explotación de los recursos mineros y biológicos. De manera complementaria se puede revisar al respecto Ávila, A. (2014) Departamento De Nariño, Tercera Mo- nografía. Fundación Paz y Reconciliación. El reto importante será cómo aproximarnos a los impac- tos de la violencia, no como hechos específicos, sino como acontecimientos, es decir, reconocer su gravita- ción simbólica y energética, su desdoblamiento y pre- sencia en la producción de lo real. Al autoritarismo que desangra el territorio y altera el espacio- tiempo de la cultura, le sigue, de manera paralela, una secuencia de eventos que provoca un desplazamiento simbólico y anímico en el terreno del lenguaje. La guerra también se juega en una lógica de usurpación que toca el tiem- po ontológico del relato; en consecuencia, se prohíben las palabras y las referencias del mundo cosmogónico propio, se transa pervivencia por olvido y se desestima la presencia de rostros míticos que también asisten a interpelar el anonimato de la violencia. El presente artículo en su alcance interdisciplinario toma como ruta dialógica la comprensión del concepto de heterotopía, a partir de la reflexión del espacio de los otros en Foucault ([1966] 2005), el estatuto ontoló- gico del relato en Ricoeur (2001) y el signo visionario en la literatura de Borges (2013). Esta ruta cartográfica integra relatos y saberes compartidos en diversos esce- narios de interacción etnográfica. El acompañamiento a procesos organizativos, además de diálogos espontá- neos, disertaciones internas, anécdotas participativas, y ecos reflexivos desde la cotidianidad del nkal Awá, constituyen zonas de intercambio para tejer un esce- nario de conversación en torno a la cosmovivencia del territorio y sus dinámicas de afrontamiento en medio del conflicto. Los hallazgos descritos dan cuenta de un despliegue narrativo que nos aproximan a una epistemología del dolor cultural en el marco de la violencia en territorios ancestrales. Su alcance enunciativo propone un cues- tionamiento al discurso tradicional de los derechos hu- manos en contextos de guerra y usurpación territorial, e indaga las posibles rutas ético-políticas, al exponer una gestualidad emergente y en suspenso, de aquellas tra- mas ecosóficas que han sido excluidas de un lugar digno de interlocución. INICIO XV Cátedra Colombiana de Psicología 2020 65 La violencia en sus diferentes ejercicios performáticos, destituye vínculos de temporalidad con el territorio, por ello su irradiación alcanza, no solo un escenario con- creto, sino, además, los lugares míticos y espirituales de la cultura. Como da a entender Gregorio Rodríguez, líder y sabedor del pueblo Awá, hay una batalla interna en cada nkal Awá, porque la guerra ha tocado también su espiritualidad, lo que lo conecta con su katsa su kin (Territorio casa del pensamiento Awá). En sus pala- bras, “el conflicto armado ha tocado nuestras familias, viviendas, prácticas de vida, pero lo más difícil es que ha tocado nuestra casa espiritual, nuestro Katsa-su, nues- tra relación con la ley de origen” (Rodríguez, G. Comu- nicación personal, 13 de abril 2011) Hay una usurpación narrativa con la que es difícil de lidiar pues ella, además de desplazar materialmente la trama de significados relacionales, ejerce una violencia simultanea que consiste en robar el tiempo propio que está vinculado al hacer y pensar de su tejido comuni- tario. Lo que se nombra como la casa del pensamien- to Awá, es un anagrama vivo, que conecta con saberes míticos. Evidentemente, y en sintonía con Benjamín (1989), tocar esta espacialidad, es afectar el aura de la cultura, el espacio de lo siempre Otro. Método El presente artículo, recoge resultados parciales de in- vestigación del trabajo “Insurgencia psicosomática de la memoria. Una aproximación a la pervivencia del pue- blo Awá en medio del conflicto” (Delgado, 2018) presen- tado a la Maestría en Etnoliteratura de la Universidad de Nariño. Se trata de un estudio de tipo histórico her- menéutico apoyado desde el método etnográfico que se pregunta por las lecturas de la comunidad en relación a los discursos institucionales y los impactos de la vio- lencia. Al hacerlo sugiere un ejercicio interpretativo que no se desliga del propósito de movilizar nuevas signi- ficaciones sobre una realidad particular, en este caso, las rupturas del tejido social y cultural inherentes vio- lencias que recaen sobre el Pueblo Awá. El trabajo de campo y el ejercicio analítico derivan en la interacción con líderes, sabedores y sobrevivientes del pueblo Awá pertenecientes a las organizaciones indígenas UNIPA, CAMAWARI, ACIPAP6. El estudio se enfoca en los hechos victimizantes ocurridos entre los años 2009 y 2014, de- finidos por sus significados y trascendencia en la me- moria colectiva del pueblo Awá. La investigación se orientó hacia el campo particular de las vivencias cosmológicas del pueblo Awá, y tenien- do en cuenta que la realidad de un colectivo no es un dato objetivable, sino una construcción dinámica en el tiempo, que le permite a los sujetos re-significarse en su hacer histórico, el estudio en su abordaje metodoló- gico, logra sintonía con los presupuestos conceptuales de Clifford Geertz (1991) en su perspectiva crítica a los sistemas de interpretación de la cultura. En el texto La descripción densa, Geertz (1991) orienta sobre las dis- tancias entre la apropiación global de los significados culturales y lo que subyace a una microrelacionalidad del sentido que ejerce en las interacciones cotidianas. Sobre ello propone que el acceso a los significados cul- turales, valorados no solo como referentes cognitivos y semánticos, sino además como portadores de alteri- dades vivas, se haga a partir de un proceso riguroso de intercambio con los espacios micro-sociales donde la diferencia se densifica y cobra una interpelación real. Al no tratarse de una interpretación instrumental, ge- neralizada o desligada del contexto, pone acento en su hacer ético y en la validación de sus instrumentos, en tanto permitan un acercamiento a ordenes diversos en la comprensión del mundo y sus significaciones parti- culares. Los instrumentos utilizados fueron: análisis del discurso, entrevistas no estructuradas y revisión docu- mental. 6 UNIPA: Unidad Indígena del Pueblo Awá, CAMAWARI: Cabildo Mayor Awá de Ricaurte, ACIPAP: Asociación de Cabildos Indígenas Awá del Putumayo. INICIO Psicología Desde el Sur: un Aporte de la Interculturalidad a la Construcción de la Psicología enColombia 66 Resultados Los Laberintos y las Heterotopías Zúñiga (2018) sugiere que el campo etnoliterario, com- porta una doble vía de encuentro, por un lado, valorar una especificidad narrativa en las expresiones de lo ét- nico, pero por otro, se trata también de reconocer lo que hay y asiste a la literatura, desde una conexión arque- típica con los saberes étnicos. No hay texto oral o es- crito, que no configure una espacialidad simbólica, una trama que además, anuncia que algo circula alrededor del silencio y que también puede ser tacto. Los lengua- jes definen las arquitecturas a través de las cuales el mundo se toca. En este sentido, y con el propósito de trazar una cartografía que motive la reflexión en torno a memoria, violencia y pervivencia, se propone algunas evocaciones y pretextos narrativos, que pueden ayudar a penetrar en ese espacio de saber y sugerir una ruta de indagación. La primera insinuación la encontramos en el universo borgiano y su referencia al imponente minotauro sobre el que gravitan hombres y animales extraviados. Jorge Luis Borges (2013) miraba las cosas y los lugares como si buscara resolver acertijos, como si no se conformara con los nombres y esperara por asalto, nuevas configu- raciones y presencias. Imaginaba arquitecturas no reco- nocidas y le obsesionaba las clasificaciones asimétricas que insinuaban mundos superpuestos a lo real. En su literatura el universo aparece como un prisma de refle- jos, de cuyos materiales se forman laberintos, por ello desarrolló la vocación para confundir las causas y las consecuencias, y fue apasionado por los vórtices donde el tiempo se deja tocar. Este reconocimiento del laberinto en el tratamiento de los signos del lenguaje y que nos propone el quehacer literario, nos conecta igualmente con los signos activos que trabajan en la producción de lo real en contextos específicos. Se trata de ver los planos comunicantes donde los saberes tocan diferentes formas de materia- lidad. Con este ánimo y a partir de un posicionamiento posi- tivo frente a la inevitable condición de desciframiento que rodea el lenguaje, en 1952 emergería con Borges, un relato que inspiraría años más tarde, la reflexión de Las palabras y las cosas ([1966] 2005) de Michel Fou- cault. El texto titulado “El Idioma analítico de John Wilkins” (Borges, [1952] 2013), relata la historia de un emperador chino obsesionado por construir un anda- miaje clasificatorio, para jerarquizar y controlar toda combinación posible de la realidad en el campo de las palabras. Su interés era reducir la ambivalencia de lo real y aprisionar sus posibilidades de sentido; sin em- bargo, obtuvo el efecto contrario: la erupción de nuevas presencias no esperadas. Lo que encontró Foucault en el relato, fue la relación del logos en su movimiento por cerrar el significado, pero que a la vez deja escapar lo otro que está alterado al sentido. Parafraseando otro texto de Borges (2013), el universo es una gran bibliote- ca hexagonal de seres y cosas contenidas en los cajones del tiempo, organizados y categorizados. No obstante, su orden, no está en los nombres y sus clasificaciones, sino en su transcursividad. Se trata de un orden de des- plazamientos orgánicos entre discursividades alternas. No es posible saber si Borges intuyo el impacto de su condensación en este solo texto y lo que aportaría a las ciencias sociales. Lo que Foucault ([1966] 2005) pudo capturar, a partir de este relato, fue justamente la no- ción de heterotopía y su implicación tanto en el orden del discurso, como en la confluencia de atmosferas so- ciales. Así como en el universo borgiano se habla de libros que aparecen, en lugares donde no esperan ser encontra- dos, durante el Renacimiento, dentro de la especiali- dad médica, se atribuía una circunstancia heterotópica, cuando un órgano del cuerpo estaba desplazado de su lugar original y establecía otras relaciones a su funcio- namiento habitual. INICIO XV Cátedra Colombiana de Psicología 2020 67 Hoy en las ciencias sociales se comprende heterotopía como la irrupción de lo extraño en lo común, y que, por su impacto dinámico, define nuevas relaciones de lugar. Se refiere a la entrada de lo heterogéneo que logra cons- tituir un espacio; es decir, evocaría eso que se esperaría no esté en un lugar y de pronto aparece. Por ello se dice que la heterotopia es el lugar de lo Otro que irrumpe en una configuración habitual. Esto puede ser una condi- ción de reflexión dialógica, pero también constituye una afectación profunda en la espacialidad de las cosas y su constante desafío semántico. Las heterotopías inquietan, sin duda porque minan secretamente el lenguaje, porque impiden nombrar esto y aquello, porque rompen los nombres comunes o los enmarañan, porque arruinan de antemano la sin- taxis y no sólo la que construye las frases —aquella menos evidente que hace mantenerse juntas (unas al otro lado o frente de otras) a las palabras y a las cosas. (Foucault, [1966] 2005, pp. 3-4). La utopía es lo que contempla un lugar, pero por defi- nición inalcanzable y lejano, en cambio la heterotopía, es lo que emerge en los espacios cercanos, cotidianos, transitados, pero con la curiosa característica de es- tablecer irrupciones extrañas. Es la manera en que lo Otro, configura una espacialidad no habitual, y moviliza una relación de alteridad para que lo heterogéneo tam- bién constituya el lazo social. La heterotopía es lo que detona en el presente, el cual está saturado de una rea- lidad sorpresiva. Por lo tanto, las heterotopías, que por definición se encuentran fuera de la vida social están necesa- riamente dentro de la vida ordinaria, pues es ya con- dición de cotidianidad el transitar constantemente entre los mundos de los otros. (García, 2014, p. 340) La heterotopía designa entonces, ese desplazamiento de lugares que configura zonas de comportamiento ex- traño, resonancias inicialmente no previstas. Para Gar- cía (2014) no es tanto la ubicación de lo heterogéneo la que sugiere el concepto, sino el proceso de irrupción que establece, pues a partir de su dinámica, se puede comprender la compleja red de lugares fronterizos que se desplazan y superponen en un mismo espacio–tiem- po. Lo fronterizo deviene en traducción y coexistencia de diferentes resonancias. Los territorios de la otredad son objetos privilegiados para entender el vínculo entre el tiempo y el lugar a través de una tradición compartida por un grupo so- cial que los segrega de los lugares comunes, puesto que son construidos, consciente o inconscientemen- te, tanto a través de la práctica de su uso como del discurso sobre su significado. (García, 2014, p. 335) De ese choque surge un proceso de memoria en disputa, pero además emerge una constelación de fragmentos con expectativa de ser narrados. El signo de la moder- nidad que Foucault ([1966] 2005) asocia al énfasis epis- témico del espacio y sus múltiples posibilidades de yux- taposición, cobraría un referente ético en la posibilidad de narrar eso heterogéneo que aparece en el entorno. Por ello el concepto de heterotopía, logra una vigencia especial en los estudios sociales contemporáneos, en la literatura, el arte, la política, la semiótica del espa- cio, donde de manera complementaria, aporta nuevos recursos dialógicos para la comprensión de la cultura. Sin embargo, en la disertación específica planteada en este artículo, reconocemos en él una invitación a pre- guntarnos por los impactos de la guerra, desde esas po- sibles diacronías que se producen en los territorios. Es decir, nos invita a pensar en las aperturas heterotópicas que puede producir la violencia en un lugar particular, por efecto de su densificación no narrada. Este camino reflexivo nos sitúa, en el análisis de las tensiones terri- toriales que emergen en situaciones de conflicto y nos brinda elementos para develar la relación entre memo- ria, pervivencia y heterotopía. El pueblo Awá no soloha sido afectado por las dinámi- cas del conflicto armado, sino por una serie de violen- INICIO Psicología Desde el Sur: un Aporte de la Interculturalidad a la Construcción de la Psicología en Colombia 68 cias sistémicas como el despojo económico, la segrega- ción, la expropiación, y una larga historia de abandono y exclusión. Su territorio además de constituirse en esce- nario de violaciones al derecho internacional humani- tario, ajusticiamientos, amenazas y toda una pedagogía del terror, debe lidiar con una historia de usurpación territorial, maltrato a la naturaleza, desplazamiento por intereses mineros y palmicultores, confinamiento y cir- culación de redes de narcotráfico. Estas afectaciones desde la mirada del nkal Awá7, pro- ducen disonancias y diacronías en el territorio, fronte- ras espaciales y nuevas configuraciones internas que afectan relaciones vitales de la cotidianidad Awá. No solo se trata de la restricción al libre tránsito por el te- rritorio y el derecho a ejercer los principios de autono- mía y gobierno propio, sino que, además, el territorio como dimensión simbólica de la cultura, como cuerpo constituido de otras pieles ecosistémicas, se abre y ge- nera fugas energéticas que condicionan nuevas atmós- feras de relacionamiento. Los rastros de la guerra se imprimen en fragmentos que tocan el aire, los caminos, los pensamientos. Las violen- cias en el territorio crean atmosferas cuyo transito se resiste a la normalidad del tiempo, el olvido y el silen- cio. Como lo da a entender Camilo Nastacuas, líder Awá del resguardo El Gran Rosario, los ecos de tiempo se pegan heridos al oído que los escucha, él expresa: “En el resguardo cuando caminamos, seguimos escuchando las voces que faltan” (Nastacuas, C. Comunicación per- sonal, septiembre 18 de 2016) Hay una relación de duelo cultural e itinerante, que también se desdobla en el espacio, el nkal Awá va re- cogiendo su memoria de dolor a través de los signifi- cados que le devuelve el camino. Las voces otras que faltan y no se logran integrar al tejido ecosófico de la montaña, generan una heterotopía anímica profunda. 7 Se designa Awá a cada elemento que compone el te- rritorio y para referirse específicamente a la persona se antepone la palabra nkal (Gente) Algunos pobladores en el resguardo del Gran Rosario, refieren, por ejemplo, que muchos espacios no se fre- cuentan por temor a escuchar esas voces, estos pueden ser lugares cargados por el impacto de una masacre o porque miembros de la comunidad cayeron en campos minados o fueron ajusticiados. Sin embargo, también se reconocen, casos en que, por el contrario, la gente considera necesario revisitar esos espacios saturados de dolor, para sosegar lo pendiente y escuchar la voz del ausente: “Nuestros muertos son soñados también y por ello sabemos cómo están, lo difícil para uno es cuando no sabemos nada. Toca ir hasta el lugar donde lo mata- ron”. (Pai R, Consejera Mayor, comunicación personal, junio 26 de 2014) Donde hay fuga, hay una batalla profundamente espiri- tual y simbólica de la cultura por reparar esa frecuen- cia alterada, hay una movilización propia por purgar el miedo y armonizar la comunicación con las voces inter- nas de la selva. Desde sus diferentes competencias, El Centro de Memoria Histórica, la Unidad de Restitución de Tierras, ACNUR, entre otras Organizaciones de Coo- peración Internacional, han sistematizado los hechos de violencia en relación a las dinámicas del conflicto armado en el territorio Awá. No obstante, difícilmente pueden rastrear emergencias de saneamiento territo- rial, vinculadas a esos vórtices simbólicos heridos de la cultura. Ese es un saber que está del lado de los cami- nantes del territorio, y que expresa un vínculo interge- neracional de protección. Por ello y paralelo a esta circunstancia, en el andar del nkal Awá, en esos cruces de enfrentamientos y vio- lencias contingentes, también se definirá, sutilmen- te algunas formas propias de autocuidado orientadas igualmente a liberar el territorio de su aprisionamiento. A pesar del asedio a sus comunidades, hay una resisten- cia por no abandonar ciertas coordenadas del territorio, y por recuperar otras. Se viaja a resguardos distantes donde han ocurrido masacres o ajusticiamientos, se cuidan los lugares sagrados, se movilizan procesos de re-territorialización cultural, se limpian caminos, se INICIO XV Cátedra Colombiana de Psicología 2020 69 ocultan otros, y se insiste en activar comunicaciones ro- tas con los seres espirituales del territorio. De manera discreta se bordean lugares donde hubo dolor, pero ade- más se despliega, un “voz a voz”, sobre los mandatos de la selva para tiempos de crisis. En este panorama es importante señalar que la irrupción en el territorio Awá no es una dinámica exclusiva de hechos victimizantes; también se revela una heterotopía primal y vinculante, que aparece constantemente y marca la coti- dianidad del nkal Awá. La disrupción del espacio también es provocada por los seres y espíritus de la montaña. A tra- vés de relaciones perceptivas, sonoras, visuales y táctiles, aparecen puntos de apertura donde los espíritus de la selva ejercen su acción parlante y establecen un marco de enun- ciación desde una ontología periférica. Los caminos, los caseríos, las peñas y los ríos están habi- tados de una alteridad que se revela y se oculta a través de sincronías alternas del espacio tiempo: El Chuntun8 llora en lo profundo del monte, se escucha marimbas en casas abandonadas, un reflejo cae con la intensidad de un rayo a plena luz del día, se sueña los difuntos en labores diarias, la niebla esconde los caminos, los niños lloran de un frio extraño, ebulle el agua de los ríos, se escuchan golpes en la tierra después de la cacería, las piedras paren, en fin, una multiespacialidad recubre el sentido de cada acto. La selva abre sus portales y establece un marco de enunciación de una heterotopía mítica alterada. Los seres y las cosas en el territorio no están separadas, se constituyen, se integran y se anticipan. Los reinos no son inmutables, dialogan entre sí, y ese flujo de comuni- cación es parte de la ley espiritual del territorio. Hay un dinamismo dramático, en el que una pluralidad de pre- sencias participa de la constitución del mundo, el cual es deconstruido y reinventado por diferentes puentes de negociación entre seres9. Como guardianes del territo- 8 En la tradición Awa el Chuntun es ser cosmogónico y guardián de los caminos. De figura antropomorfa 9 En la tradición oral Awá se enuncian seres que inte- gran el territorio: la Ambarengua, la Vieja, el Chutun, rio el Astaron, la Disgalia, la Vieja, el Chutun, marcan aprendizajes que acompañan su ciclo vital en vincula- ción a la memoria del árbol grande (origen mítico Awá). En este punto Borges (2013) nos ayuda a deslizarnos hacia la comprensión de una espacialidad mítica y nos acompaña con su atención a los des-tiempos produci- dos. El laberinto borgiano, que entre otras cosas, me- taforizado en sus bibliotecas, espejos, y casas sin en- tradas ni salidas, no es un laberinto común, no es de la idea de una entrada y la búsqueda de una salida, tiene más bien otra forma de interrogación. Álvarez, (2016) menciona que Humberto Eco, entre varias posibilidades de laberinto, daba a entender también el patrón com- portamental que exige un tipo de laberinto llamado her- mético, donde no solo, cada punto está conectado con varios otros, sino que además pueden establecer nuevas conexiones, no hay exterior en sí mismo, ni fronteras, sino una estructura rizomática que va cambiando. Para Álvarez (2016) este es el laberinto de Borges, un lugar donde es imprescindible las conjeturas, las interroga- ciones y los decires. El laberinto de Borges es una figura polifónica para pensar el tiempo, el orden oculto de las cosas y su inevitable transitoriedad comunicante. Una casa es un laberinto, al igual que un libro, un jardín,un espejo, un sueño, un monumento, las letras de una pala- bra. Esto es el espacio mítico: anagramas de laberintos móviles y comunicantes que trasmutan entre sí. Como metáfora de ese espacio que reclama de alteridad, Bor- ges ([1947] 2013, p. 118), en el relato la casa del Aste- rión, narra: Todas las partes de la casa están muchas veces Cualquier lugar es otro lugar La casa es del tamaño del mundo Mejor dicho, es el mundo el Astaron, el Pi Awá, el Ip Awá, el Ira Awá. Ellos tienen misiones territoriales, celan el espacio y hacen que las leyes internas se respeten. INICIO Psicología Desde el Sur: un Aporte de la Interculturalidad a la Construcción de la Psicología en Colombia 70 Para Don Gerardo, sabedor y líder en la Asociación de Cabildos Indígenas del Pueblo Awá del Putumayo, de manera similar, el espacio exterior también ingresa en esa biblioteca que es la selva: “La selva es una gran bi- blioteca, tiene un orden, una ley que no es escrita y sin embargo, se presenta como una voz profunda. Este or- den se revela al pensamiento y los sentidos, pero tam- bién se oculta” (Bisbicus G. Comunicación personal, 18 de mayo de 2014). Así la irrupción temporal, no es exclusiva de los impac- tos de una violencia externa, sino que además hace par- te, de lo que el territorio como ley mítica exige. Es decir, hay diacronías provocadas externamente por la guerra y también una heterotopía primigenia encarnada en el corazón de la cultura, pero que deviene en saber. Los seres míticos también se desplazan por los impac- tos de la guerra, se recogen y se asoman como una voz al momento de interpelar la violencia. Se trata de una movilización no reconocida por los programas institu- cionales, pero muy sensible en la cotidianidad de cada Inkal Awá. Aunque son diversas las experiencias que trastocan el espacio vincular del pueblo Awá, queda la inquietud por lo que a sombra deviene en un saber más profundo sobre el modo de afrontar el desarraigo y la muerte. Tanto don Gregorio como Borges, los dos posicionamientos, aunque divergentes en sintonías y potencias, inquietan una comprensión arquetípica del espacio. El universo es una gran biblioteca con sus pa- sajes secretos que se conectan, no a través de sus cla- sificaciones herméticas, sino de su transcursividad. El nkal Awá se relaciona con el territorio más allá de un adentro y un afuera en una espacialidad concreta, el te- rritorio es el mito vivo. Esta producción de heterotopias en disputa en el mar- co de los desplazamientos materiales, anímicos y cul- turales que sobreviven a la tensión entre ancestralidad y conflicto armado, moviliza saberes vinculares, que no necesariamente aparecen en escena en el despliegue discursivo de los derechos humanos. Esto ocurre por- que para el Awá los impactos de la violencia tienen una matriz mayor que se asume fundamentalmente desde la lengua propia como una cosmopolítica que entiende al territorio como víctima. Más que un espacio concreto o un lugar abstracto, el territorio es la interacción con diferentes frecuencias de relacionamiento y por ello el estatuto ontológico de cada cosa se desdobla con la fre- cuencia de la voz que nombra el mundo. Andrés Pai, un joven líder del resguardo El Gran Rosa- rio, hace evocación de lo que la ley de origen le ha he- redado “este tiempo ha sido exigente, pero aquí vamos, caminando nuestra memoria con el mismo amor con que la selva nos ha protegido ancestralmente” (Pai, A. Comunicación personal 13 julio de 2011). El nkal Awá, gente de la montaña, se siente guardián de una memo- ria ancestral, atraviesa la dimensión de lo sagrado de la montaña a pesar de los campos minados, la ambición y el odio ajeno por la vida. Su voz deviene en la enuncia- ción mítica del porvenir en medio de la guerra. Conclusiones En su artículo El territorio como víctima, Ruiz (2017) sugiere que, aunque la ley de víctimas, contempla el territorio como una víctima más del conflicto armado, es importante arriesgar la implicación ontológica que ello designa, más allá del ordenamiento jurídico sobre el que se sostiene. En este sentido y a propósito de este reconocimiento normativo para las comunidades indí- genas y negras en Colombia, él expone: Tal inclusión va más allá de la protección y restitución de derechos de uso y goce de la propiedad colectiva. En su lugar, este reconocimiento puede interpretarse como una oportunidad para pensar una serie de efectos que el conflicto armado ha provocado en conjuntos disímiles de agencias no-humanas que hacen parte sustancial de los territorios de pueblos indígenas y de comunidades negras. Es importante una ontología política que abra el camino y discierna las consecuencias epistémicas de este reconocimiento (Ruiz, 2017, p. 85) INICIO XV Cátedra Colombiana de Psicología 2020 71 En el contexto particular del pueblo Awá, es posible reconocer que en la acción institucional acompañan- te, hay justamente una acción discursiva que evita la confrontación con esa diferencia ontológica y más aún, minimiza el alcance político de dicho riesgo. Desde los marcos institucionales se afronta la emergencia, pero no la interrogación deseante y política que encarna las lógicas de la guerra. Evidentemente la crisis del reconocimiento moderno del otro, al estar condicionada a los fantasmas de in- corporación en las libertades del consumo, promueve su inclusión desde el derecho, pero en un diseño de acción que desarticula de manera sistemática los vín- culos donde el otro pervive. Igualmente genera una saturación de laberintos donde el encuentro como acontecimiento y devenir es poco probable. Nos refe- rimos al otro en el sentido del encuentro con su radi- cal diferencia, no en su domesticación o la succión de su otredad como ocurre con los actuales espejismos globales, donde nominalmente se reconoce a todos, pero sin otorgar lugar. (Delgado, 2019, p.110) Lo que se desconoce desde el lente ficcional del Estado, es que la pervivencia del pueblo Awá tiene una potencia relacional, en tanto está ligada al vínculo intimo con el mito como espacio de saber. Es decir, se trata de un co- nocimiento que no solo es expresado a través de una ra- cionalidad semántica y lingüística, sino que, sobre todo, se despliega en una temporalidad performativa, ritual y cotidiana con el territorio. El mito y la oralidad en su carácter generativo es narrativo, pero también somático y desde su reversibilidad constante resiste, ebulle y an- ticipa lugares para su pervivencia. Esa corresponsabilidad energética y colectiva que me- taforiza las prácticas orales, convoca a un hacer múl- tiple; hablar de algo es hacerlo presente, pero además saberlo enfrentar desde el gesto comunal que despliega una política propia. En eso puede consistir las prácticas de curación semántica de los territorios, donde para sa- near ciertos lugares, a través de narraciones y cantos, se nombra privilegiadamente el camino de los guardianes tutelares de ese espacio. Narrar no es evocar lo pasa- do, sino girar la memoria circular en ordenes múltiples y habitables para sobrevivir a las grietas de ese tiempo de la enunciación que no pertenece al lugar del sujeto que habla, sino que a través de él, se convierte en saber colectivo. Leer el mundo a través de un relato, no es algo inocen- te, pues tiene una conexidad dramática con los haceres bioéticos de la cultura. Narrar es batallar con la instru- mentalización que impone la guerra, con la objetivación que instituye las marcas de la violencia y con la capi- talización de la memoria. Entonces en el saber Awá, se reconoce, una oralidad intermitente que viaja por el te- rritorio y acompaña en los momentos de crisis. La peregrinación del Astarón, la Ambarengua, la Tisga- ya, la Vieja etc, provocan una heterotopía deseante que renueva significados y que moviliza ecos de una memo- ria parlante que también trasmuta el horror de la vio- lencia. Son seres que a pesar del oscurecimiento de laguerra, son soñados por el nkal Awá e integrados a una trama que deviene en duelo, esperanza y resistencia. En esa dirección y desde esos ecos de la oralidad del pueblo Awá, se reconoce que, contra el canibalismo de la gue- rra, hay un telar de apariciones que anteponen el ethos de una experiencia mítica que penetra orgánicamente en los haceres culturales. La pervivencia del pueblo Awá, no se limita a las demandas materiales que subya- cen al estado de vulneración de sus comunidades, sino a la trascendencia de una enunciación cosmopolítica del territorio. En este sentido, la atención a los órdenes cos- movivenciales y temporalidades míticas traza una ruta reflexiva, en donde sus comunidades conducen el dolor en busca de antídotos contra el vértigo de la guerra. INICIO Psicología Desde el Sur: un Aporte de la Interculturalidad a la Construcción de la Psicología en Colombia 72 Referencias Álvarez, R (2016) Borges, Kafka y los laberintos [Rober- to Saban]. (2018, 13 de octubre). CIDISEF [Archi- vo de video]. https://www.youtube.com/watch?- v=HwLw9nWfHY0 Ávila, A. (2014). Departamento de Nariño, tercera mo- nografía. Fundación Paz y Reconciliación. Benjamín, W. (1989). La obra de arte en su época de re- productibilidad técnica. Discursos Interrumpidos. Taurus. Bisbicus, G., Pai, R., Pai, J. (2011-2014) Comunicación con los espíritus de la selva, para la cacería, la pes- ca, la protección, siembra y cosecha en el pueblo indígena Awá de Nariño. Bogotá, Colombia: Aso- ciación Minga. Borges, J. (2013). 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El conflicto entre la relación de estas comunidades con su territorio y la perspectiva del riesgo, genera diferentes formas de resistencia. En este contexto, resulta de interés para la psicología comunitaria desde el sur, comprender las ca- racterísticas del sentido de comunidad para posibilitar el desarrollo de procesos pertinentes y legítimos de gestión del riesgo y acompañamiento psicosocial. Para ello, se retoman y reinterpretan los resultados de algu- nas investigaciones realizadas a partir de 2004, con comuni- dades que habitan en las inmediaciones del volcán Galeras en Pasto, Nariño. Estas fueron desarrolladas a través de meto- dologías cualitativas y participativas. Allí, se analizan aspec- tos de la memoria colectiva, en especial el papel del mito y sus implicaciones, desde un proceso de resistencia cultural, que tiene entre sus principales propósitos el reconocimiento como comunidad originaria, el rescate de la memoria colec- tiva y el fortalecimiento de la identidad indígena, como estra- tegias para continuar viviendo en el territorio. 10 Correo electrónico: deliza75@udenar.edu.co; deliza75@yahoo.com Se identifican como elementos centrales el concepto de comunidad y el sentido de comunidad, así como las prácticas culturales relacionadas, que se interpretan en el proceso de revitalización de la memoria colectiva, suscitado a partir de la amenaza de desalojo, y se ex- presan en las formas de resistencia mencionadas, que a su vez facilitan la construcción y la reconstrucción del sentido de comunidad. Entre las principales conclusiones se destaca la idea de que salvaguardar la vida de una comunidad implica tam- bién respetar y proteger su cultura, su memoria colecti- va, su sentido territorial y su tejido social. La noción de sentido de comunidad permite entender las implicacio- nes de los aspectos mencionados en aras de una gestión “integral” de los riesgos de desastres. El desafío para la psicología comunitaria desde el sur consiste en realizar lecturas críticas de los discursos oficiales y propiciar diá- logos de saberes, a la vez que se propende por la articula- ción de los esfuerzos institucionales y comunitarios. Palabras clave: memoria colectiva, territorio, sentido de comunidad, psicología comunitaria desde el sur, ges- tión integral de riesgos de desastres. Memoria Colectiva, Territorio y Sentido de Comunidad: Desafíos en la Construcción de la Psicología Comunitaria Desde el Sur Elizabeth Ojeda Rosero10 Universidad de Nariño, San Juan de Pasto, Colombia INICIO Psicología Desde el Sur: un Aporte de la Interculturalidad a la Construcción de la Psicología en Colombia 74 Introducción El sentido de lo comunitario pervive en forma de creen- cias y tradiciones colectivas, y sirve de soporte para en- frentar presiones que históricamente han lastimado el tejido social, relacionadas con nociones de desarrollo ignorantes de las construcciones culturales diferentes a las dominantes. Estas tensiones, presentes en múltiples comunidades indígenas y campesinas, infortunadamen- te se han exacerbado en las últimas décadas en munici- pios como Pasto, Nariño, en donde cada vez se expande más la urbanización, proceso que invade la dinámica propia de las zonas rurales y contribuye a su extinción. En la parcialidad indígena de Jenoy, ubicada en el Co- rregimiento de Genoy, del Municipio de Pasto, a lo ante- rior se suma la orden inminente a los habitantes de salir de su territorio para evitar el riesgo volcánico, medida tomada sin considerar las decisiones de la comunidad y su perspectiva amplia de vida que no solamente implica la vida física sino también la espiritual. En este contex- to, el presente trabajo retoma resultados de investiga- ciones, desarrolladas en particular a partir del proyecto del Instituto Andino de Artes Populares (IADAP) (2008): Tejiendo alternativas de vida desde los entornos de San Juan de Pasto. Estos aprendizajes, se alimentan con nuevas reflexiones acerca del papel de la psicología co- munitaria en la gestión integral de los riesgos de emer- gencias y desastres, así como en la interpretación de las realidades del sur. La memoria colectiva, el territorio y el sentido de co- munidad son tres conceptos íntimamente articulados en el propósito de construir una psicología comunitaria sensible a los entramados socio culturales y políticos de las poblaciones del sur. Desde los aportes de Boaventu- ra De Sousa Santos (2011), las epistemologías del sur reclaman procesos de producción y revaloración de co- nocimientos, sean o no científicos,y nuevas relaciones entre sí. Es importante recordar que “el sur” no es un concepto geográfico, sino una metáfora de la resisten- cia que busca reivindicar aquellas poblaciones que han sido afectadas por procesos de exclusión, marginación o desigualdad. Para De Sousa, el mundo que necesitamos comprender va mucho más allá del mundo occidental, y tiene una diversidad insondable de modos de pensar, de sentir, de organizarse y de ser. Germán Rozas (2015) sitúa a América Latina como un conjunto de pueblos y comunidades diversos, con dis- tintas características culturales, formas de pensar y paradigmas; diferentes posibilidades de desarrollo, distintas al modelo occidental dominante. Esta postura nos invita a construir nuevos escenarios, heterogéneos y pertinentes a sus propias realidades. Desde esta pers- pectiva, es necesario volver la mirada hacia comunida- des como los pueblos indígenas, no solamente para ob- servar la discriminación que han sufrido, sino ante todo para reconocer sus potencialidades, sus cualidades y sus riquezas. Desde aquí, el autor propone la intercultu- ralidad como el espacio por excelencia para desarrollar un modelo crítico de la acción comunitaria, como una posibilidad para la construcción de una epistemología del sur. Corresponde a la psicología comunitaria latinoameri- cana establecer relaciones con estas epistemologías del sur, e interpretar la dinámica entre las personas y sus entornos socioculturales y políticos, para construir nuevas formas de actuar sobre ellos, lo cual desde la propuesta de Flores (2014) implica repensar la psico- logía y lo comunitario, como una propuesta contrahe- gemónica. Como afirma Fernando González Rey (2014), la psicología comunitaria aborda los “procesos psicoló- gicos eminentemente sociales, irreductibles a la suma de las características psicológicas de las personas im- plicadas en esos procesos” (p. 20). Desde esta postura, se asume que el funcionamiento de una comunidad no puede separarse de las dinámicas sociales particulares que la rodean. Esto implica redirigir el foco tradicional de atención del individuo hacia la relación entre este, la comunidad y la sociedad. INICIO XV Cátedra Colombiana de Psicología 2020 75 En tanto ocupan espacios sociales compartidos, las co- munidades desarrollan producciones simbólico institu- cionales: “La comunidad es un complejo tejido social que expresa una subjetividad propia, comunitaria, res- ponsable por un repertorio de múltiples procesos sim- bólicos sensibles a una producción subjetiva diferen- ciada de las personas que la forman” (González, 2014, p. 26). Además de reforzar la perspectiva relacional, lo anterior conlleva la importancia de situar a la comuni- dad desde sus características propias, en este caso, sus imaginarios socio culturales y la defensa de los dere- chos colectivos, entre los que se encuentra el derecho a la memoria colectiva y al territorio (Rozas, 2014, 2015). En la psicología ha predominado el estudio de la me- moria individual, pero otras disciplinas de las ciencias sociales como la sociología o la antropología resaltan la importancia de estudiar la memoria colectiva. Las de- nominaciones de este tipo de memoria en las ciencias sociales fluctúan entre memoria colectiva y memoria grupal, entre otras. Fentress y Wickham (2003) abordan el concepto de memoria social, al señalar que las hue- llas mnémicas están en cada sujeto, como memoria per- sonal y como memoria compartida con un grupo. Desde este punto de vista, lo que hace social a la memoria es conservar recuerdos significativos con otras personas, como si fuese una versión concertada del pasado a par- tir de mecanismos de comunicación social, más allá del recuerdo privado. Por su lado, Mendoza (2007) habla de memoria compartida, referida a la evocación de un acontecimiento que ocupa un lugar importante en la vida de un grupo, y que se recuerda desde el punto de vista de ese grupo. En todo caso, la memoria se ubica en los marcos sociales: tiempo, espacio y lenguaje. En el presente trabajo, hablaremos de memoria co- lectiva desde el marco del pensamiento andino, en el cual se alojan los mitos que dan sentido al ser y estar de los pueblos, además de que constituyen la esencia de la cultura. Eliade (1985), con una visión universal, afirma que en el siglo XX se produjo una revalorización del mito; de entenderse casi como una mentira, pasó a comprenderse como una tradición de gran valor. En di- versas sociedades, el mito ha tenido una significación relevante, al definir formas de conducta y conferir sen- tido a la vida. Muchas de las actuaciones de un pueblo difícilmente serían entendidas sin recurrir a los mitos. Es importante tener en cuenta que los mitos difícilmen- te se encuentran en sus estados originales; por el con- trario, estos han sido enriquecidos o transformados en la interacción con otras culturas. Para Durand (1993) la mitología es “el perfecciona- miento ejemplar del génesis del símbolo” (p. 26); es una fuente inagotable de sentido, donde la cultura, o las cul- turas, tienen un lugar fundamental para la generación de significado simbólico, para la mediatización reflexiva propia del homo sapiens (incluyendo su potencial bio- lógico). Para Eliade (1985) la función principal del mito “es revelar los modelos ejemplares de todos los ritos y actividades humanas significativas: tanto la alimenta- ción o el matrimonio como el trabajo, la educación, el arte o la sabiduría” (p. 14). Los mitos protegen los prin- cipios morales y religiosos, garantizan el cumplimiento de unas pautas de conducta, y fundamentan los ritua- les. Además, adquieren especial importancia en los ri- tuales de iniciación, de paso y de curación, entre otros. Todo rito remite al mito. Para Mamián (2009), los textos que se fundamentan en los saberes populares son sagrados para las comu- nidades ancestrales, sin embargo, bajo los lenguajes cientificistas resultan incomprensibles, por lo que en- cuentran alternativas en el arte y la literatura como po- sibilidades para revivirlos y compartirlos. En la base de estos textos se encuentran mentalidades alógicas, que expresan una filosofía andina, a partir del lenguaje sim- bólico, los mitos, los rituales y ceremonias, que configu- ran categorías y pensamientos ligados a la subjetividad colectiva para recrear la vida, la sociedad y a sí mismas. Al respecto, menciona lo siguiente: INICIO Psicología Desde el Sur: un Aporte de la Interculturalidad a la Construcción de la Psicología en Colombia 76 Parece sano y por lo menos metodológicamente con- veniente, el persistir en que la historia andina o la his- toria de estos Andes no es la historia lógico-racional. Ni una parte, ni una rama de esa historia; aunque tie- ne sus entronques y puede dialogar. Hay que llegar a comprender y reconocer la lógica propia, los propios utillajes mentales, sistemas conceptuales y códigos culturales. Reconocer en la historia andina su propia singularidad, pero más que eso, su propia universali- dad. (Mamián, 2009, pp. 158-159). Pensar la psicología comunitaria desde el sur, invita a desentrañar este tipo de pensamiento, tarea que no solamente debe asumir la antropología, la filosofía, la sociología u otras disciplinas sociales, sino que corres- ponde a la psicología, y recurrentemente parece dejarse de lado o señalarse como ejercicio poco científico. Por supuesto, se trata de una apuesta inter o transdiscipli- nar, que inevitablemente implica diálogos y debates en- tre distintos saberes. Según esto, la psicología podría asumir el reto de comprender en profundidad aspectos de la vida de los pueblos como el mito, y por qué es sa- grado para un pueblo. Mircea Eliade (1981), en su texto Lo sagrado y lo profa- no, habla de hierofanía (algo sagrado que se manifiesta), y menciona al respecto que la historia de las religiones está llena de hierofanías; cualquier objeto se convierte en algo especial a través de la hierofanía, y pasaa ser algo sobrenatural, por ejemplo, una piedra. Esto resulta especulativo para el pensamiento occidental, dado que las sociedades modernas viven en un mundo desacra- lizado. Sin embargo, lo sagrado y lo profano, para las comunidades, son maneras de estar en el mundo. Para la experiencia profana, cualquier espacio puede re- sultar similar, mientras que para la experiencia sagrada hay espacios especiales: “Todo espacio sagrado implica una hierofanía” (Eliade, 1981, p. 18). El espacio en que se presenta lo sagrado es cualitativamente distinto a los demás espacios, que por lo general son homogéneos. Esta idea del espacio nos remite al territorio, entendido como la representación que las personas hacen de un espacio o como una construcción socio cultural de las relaciones entre los ambientes físicos y humanos, que incluye significaciones emocionales (Calis et al., 2017). En este entramado de relaciones, surgen y se desarro- llan formas de poder, procesos de afirmación social, de defensa o reivindicación sociocultural (Conti, 2016). Desde esta perspectiva, el concepto de territorio, de- sarrollado ampliamente en el ámbito de la geografía, tiene implicaciones importantes en las disciplinas so- ciales y particularmente en el campo de la psicología comunitaria. La inscripción afectiva de las poblaciones en sus ámbitos espacio temporales, sitúan este concep- to al lado de la comunidad, del sentido de comunidad y de la identidad. Así, lo ubican en los intersticios de los sentidos y las prácticas desde las cuales se posicionan y se relacionan las personas entre sí, con los demás, sean internos o externos a la comunidad, y con el ambiente circundante. Para la psicología comunitaria, el concepto de territorio tiene importantes implicaciones, y aporta en la com- prensión de la comunidad. Montero (2004) plantea la necesidad de concebir la comunidad como sentimiento, y no como lugar o escena, lo cual implica: (a) un grupo en permanente transformación, (b) un nivel de inserción social concreto, (c) manejo y formas de poder, (d) lími- tes borrosos, y (e) sentimiento de nosotros. De acuer- do con esto, Montero considera la comunidad como un espacio en permanente construcción. Como se puede apreciar, tanto la comunidad como el territorio, son es- pacios con importantes cargas afectivas y simbólicas, nociones que definen sus particularidades en el marco socio cultural andino. En el marco de la vida comunitaria, en los pueblos an- dinos se puede encontrar la noción de ayllu, como un marco para la socialización y como modelo de existen- cia social. El correlato del ayllu es el ayni o valor de la solidaridad. La matriz del ayllu es compleja y semán- ticamente densa, comprende tanto la familia como el parentesco y se traslada a toda forma de organización INICIO XV Cátedra Colombiana de Psicología 2020 77 social. Involucra el predominio de lo común sobre lo privado; la participación y lo compartido son principios fundamentales que regulan los comportamientos, de allí que la personalidad social incorpore a las personali- dades individuales (Sánchez, 2009). En los relatos míticos andinos, se destaca como valor la solidaridad, por medio del ayni o actividad comuni- taria, presente aún en los tiempos actuales en pueblos de ascendencia quechua. Es una forma de ayudarse mu- tuamente: Te casas, te ayudan en ayni; cuando alguien de tu fa- milia muere, en el entierro te ayudan por ayni. Cuando en la cosecha te faltan caballos o burros para trasla- dar la cosecha de papas de la chacra al troje, te pres- tan en ayni, pero eso sí tienes que devolver con todo corazón. (Díaz, 1996, p. 345) La dimensión colectiva se encuentra de forma primor- dial en el culto a la madre tierra o Pachamama, y en él, el culto a los cementerios o panteones, a los espíritus de las montañas, a los santos patronos; para los campesi- nos quechuas, estas son formas fundantes de lo sagrado (Díaz, 1996). Según Granda (2006), comprender la comunidad desde el sur requiere retomar elementos del pensamiento en los Andes. La noción de comunidad, apropiada por nues- tros pueblos, tiene una historia que involucra las distin- tas formas de organización del mundo andino. Los ritua- les en los Andes (nacimiento, muerte, siembra, cosecha, construcción de casas y templos, viajes, comida y bebi- da, danzas y música) representan lo dual y lo recíproco, como aspectos complementarios. Un ejemplo cercano se encuentra en la minga, donde se trabaja para el otro, pues él también lo hace para nosotros. Hay participan- tes hombres en una danza que se disfrazan de mujeres para que las parejas queden completas, por ejemplo. En la decoración cerámica y orfebre, en la madera y en los tejidos, las formas aplicadas en positivo y en negativo presentan una imagen dual complementaria. Asimismo, la dualidad es una fuente para las visiones espirituales de los chamanes, quienes hacen el papel de mediador entre opuestos complementarios (lo positivo y lo nega- tivo, lo bueno y lo malo, la vida y la muerte, la luz y la noche). Así, en diversas culturas ancestrales, como las comuni- dades andinas, se encuentra un cuerpo comunal antes que un cuerpo personal, individual. Por ello, antes que aludir a partes del cuerpo físico, las representaciones de la enfermedad se refieren a las relaciones comuna- les, y la cura surge cuando estas relaciones mejoran. En el discurso indígena, el cuerpo aparece como metáfo- ra de la comunidad, una dimensión social y colectiva. Dado que son un cuerpo, antes que poseer un cuerpo, las dificultades relacionales se somatizan. Esta metáfo- ra se manifiesta también en los rituales funerarios, en los cuales se preparan y se comparten alimentos, como símbolo de la prolongación de la vida del difunto en la comunidad (Sánchez, 2009). Las tradiciones comunitarias que perviven en la orali- dad y las costumbres, nos llevan a considerar que exis- ten alternativas ante los patrones individualistas que lesionan la fraternidad. A propósito de lo anterior, a partir de una revisión de la obra de Max Weber, De Ma- rini (2010), afirma que “la ‘comunidad’ vuelve a estar al orden del día como artefacto político-tecnológico de primer orden, pero también como recurso predilecto de sentido e identidad” (p. 31). Esto invita a trabajar con la comunidad desde la relación entre subjetividad e iden- tidad, que aporta a su significación y resignificación como colectivo, no solo en el ámbito de lo cognitivo o racional, sino también desde “la experiencia, lo partici- pativo, lo emocional” (Rozas, 2015, p. 297). Lo anterior cobra un sentido especial en poblaciones que viven en las inmediaciones de un volcán activo, quienes presentan un alto arraigo territorial, y conside- ran tanto los beneficios que ofrecen los suelos volcáni- cos para su sustento, como el entramado de imagina- rios y prácticas socio culturales que se tejen en torno a INICIO Psicología Desde el Sur: un Aporte de la Interculturalidad a la Construcción de la Psicología en Colombia 78 ellos, lo cual explica, en buena parte, que alrededor de los volcanes exista una alta densidad poblacional (De la Cruz-Reyna, 2009; Guevara et al., 2014; Vela, 2009). El volcán puede representar una amenaza potencial para la vida, pero la convivencia con él por largos periodos, y la consecuente habituación frente a sus manifestaciones de actividad, implican una familiarización. En aquellos casos en los que no se han ocasionado daños a la pobla- ción, y en cambio sí se han experimentado diversos bene- ficios, el volcán se convierte en un importante referente cultural (Ojeda, 2016). Ante la complejidad del fenómeno volcánico, no se puede desconocer el arraigo territorial y cultural presente en la relación de las comunidades con sus volcanes. Es por ello que el presente trabajo busca subrayar la importancia de reflexionar desde la psicología comunitaria acerca de lo que sucede en estos territorios particulares. Las reflexio- nes y conclusionesque se presentan aquí, se sustentan en varias investigaciones realizadas desde el año 2004 con comunidades residentes en los alrededores del vol- cán Galeras, ubicado en el suroccidente colombiano, en el departamento de Nariño (Ojeda, 2008, 2011, 2013). Adicionalmente, se presentan varios elementos en co- mún entre estas, y una comunidad aledaña al volcán Po- pocatépetl en México (Ojeda, 2016). Para comprender mejor este planteamiento, es importan- te recordar que, geográficamente, Colombia se encuen- tra ubicada en la convergencia de las placas litosféricas Nazca, Caribe y Suramérica, lo que ocasiona una elevada actividad sísmica y volcánica (Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento, y Banco Mundial Región de América Latina y el Caribe, 2012). El Galeras es uno de los volcanes activos de Colombia; desde finales de los años 80 ha presentado una importante actividad, por lo que su monitoreo se ha reforzado, y se han planteado di- ferentes medidas frente al riesgo. Como respuesta a la reactivación de este volcán en 2004, el gobierno nacional expidió el Decreto 4106 de 2005, que declaró en situa- ción de desastre a las comunidades ubicadas en la zona de alto riesgo volcánico, sin que en realidad se hubiera presentado un desastre. No existe un acuerdo en la co- munidad sobre la expedición de dicho decreto y sobre las medidas que se tomaron a partir de allí, como ordenar el reasentamiento definitivo de la población o limitar la in- versión pública en la zona (Ojeda, 2008). Luego de más de 10 años, la situación no se ha resuelto, por el contrario, se presenta un conflicto social carac- terizado por el desacuerdo entre organismos guberna- mentales, científicos y la población ante el fenómeno volcánico, con insuficientes procesos de educación y mecanismos de participación comunitaria, que difi- cultan la gestión integral del riesgo (y en particular el desarrollo de propuestas concertadas). Entre estos con- flictos hay una negativa a reasentarse, principalmente porque el volcán constituye un referente cultural, ade- más de la poca confianza en las condiciones futuras, la debilidad de los mecanismos de participación comuni- taria en las decisiones concernientes a las comunidades y la inconformidad por el manejo de los recursos guber- namentales asignados para el reasentamiento (Caicedo 2013; Mesías, 2011; Ojeda, 2008). En Latinoamérica se han encontrado situaciones similares, por ejemplo, en las comunidades que viven alrededor del volcán de Co- lima en México, según documenta Mabel Padlog (2007), investigadora de la Universidad de Guadalajara. Salvaguardar la vida de una comunidad asentada en un territorio volcánico no implica solamente proteger su integridad física, sino también su cultura y su tejido so- cial. Bajo la consigna de la protección de la vida frente a un posible desastre, no se puede desconocer el sen- tido de pertenencia territorial y la identidad colectiva. Esto permite plantear que no existe una corresponden- cia entre los avances a nivel técnico científico en el es- tudio de los volcanes, el conocimiento científico social y el manejo entre el gobierno y las comunidades. Por ello, resulta importante evaluar desde dónde y cómo se observan los riesgos, y cuál es su abordaje teórico y práctico, si se consideran las características geográ- ficas, culturales, económicas y políticas de las pobla- ciones, por lo que es necesario continuar aportando en INICIO XV Cátedra Colombiana de Psicología 2020 79 la reflexión y la acción desde la Psicología comunitaria (Ojeda, 2008, 2011, 2016). Existe una relación problemática en los vínculos entre los científicos y el gobierno, por una parte, y los ciuda- danos, por otra, frente al tema de los riesgos, particu- larmente el riesgo volcánico (Estébanez, 2014; Ojeda, 2008; Padlog, 2007; Vallejos, 2012). Esto indica la com- plejidad de las relaciones entre el saber y el poder, en las cuales se refleja el carácter político implícito en el conocimiento y las relaciones entre riesgo y percepción comunitaria (Estébanez, 2014; Klein, 2005; Ojeda, 2008; Padlog, 2007). A partir de estas relaciones se puede reinterpretar la memoria colectiva, por lo que es posible afirmar que la memoria se articula estrechamente con la dimensión política de las manifestaciones culturales presentes en los andes colombianos (Rappaport, 2000). Una tarea a emprender desde la psicología comunitaria es ayudar a desideologizar el ámbito académico: “Con- trario al discurso científico prevalente, las teorías cien- tíficas e incluso la ciencia como institución no pueden considerarse como actividades neutrales que transcien- den su contexto cultural, político y social” (Adams y Es- trada-Villalta, 2015, p. 203). El entramado del que se habla en el párrafo anterior se observa entre las poblaciones alrededor del volcán Ga- leras, específicamente en el municipio de Pasto, en el corregimiento de Genoy, donde reside población indíge- na y campesina ubicada en la llamada Zona de Amenaza Volcánica Alta (ZAVA). En esta comunidad se encuen- tran formas de resistencia comunitaria ante la amenaza de desarraigo. El estudio de estas formas de resistencia comunitaria resulta interesante para examinar los efec- tos de la gestión de riesgos de desastres. En este marco, es necesario comprender las características del sentido de comunidad, para posibilitar el desarrollo de proce- sos de gestión de riesgo y acompañamiento psicosocial, pertinentes y legítimos (Ojeda, 2008, 2011). El concepto de sentido de comunidad que manejan es- tos pobladores en el proceso de revitalización de la me- moria colectiva, a partir de la amenaza de desalojo, así como las prácticas culturales relacionadas, se expresan en las formas de resistencia que también facilitan la construcción y la reconstrucción del sentido de comu- nidad. En las investigaciones realizadas acerca de las representaciones sociales de comunidad (Ojeda, 2011, 2013; Ojeda et al., 2018), en el corregimiento de Genoy y la parcialidad indígena de Jenoy, se encuentran los in- tersticios de la memoria social ancestral que pervive y se recrea en las resistencias comunitarias. El territorio es un aspecto fundamental del sentido de comunidad, pues en torno a él se han tejido las tradi- ciones y actualmente se sustentan las manifestaciones culturales. En la comunidad indígena mencionada, el mito es el elemento fundacional del arraigo al territorio volcánico y la imposibilidad de salir de él. Por tradición oral, saben que deben permanecer en el territorio, de- bido al mandato superior en forma de niño, a través de un rayo, con el agua y el fuego, testigos del pacto con su volcán (Ojeda, 2011, 2013). En palabras de la señora Pascuala Criollo, integrante de la comunidad, (comunicación personal con un investi- gador del Instituto Andino de Artes Populares - IADAP, agosto de 2007), en medio de una fuerte lluvia, un rayo arrojó a un niño, quien cayó en una piedra; cuando fue recogido por alguien de la comunidad, vio que tenía una inscripción en el pecho y la espalda. Se trataba del mandato de que nadie podía salir del territorio de Jenoy. Este mito de origen, que otrora significó la defensa de los jenoyenses por la amenaza que representaban los dueños de las haciendas, es repetido y evocado por los miembros de la comunidad indígena como fundamento de su resistencia a permanecer en el territorio ante la amenaza de desalojo por el riesgo volcánico (Mamián, 2013; Ojeda, 2011). La interpretación teórica da cuenta de este mito como el nodo central de la representación social de comuni- INICIO Psicología Desde el Sur: un Aporte de la Interculturalidad a la Construcción de la Psicología en Colombia 80 dad (Ojeda, 2011, 2013), memoria que se mueve, pero a la vez persiste y pervive en el sincretismo, que le dio un nuevo rostro a lo sagrado. Aquello que por un tiem- po parecía olvidado renace ante una nueva amenaza de quedarse sin su territorio, y es así como la comunidadse debate entre la comunalización, la descomunalización y la recomunalización (Sánchez, 2009). Para la psico- logía comunitaria es importante identificar, en una co- munidad como esta, las dinámicas de reconocimiento o desintegración temporal. La particularidad para el caso de las comunidades indígenas, quizá radica en la posi- bilidad de recomunalizarse; como diría Mamián (2013) recrear el pensamiento ancestral en la cotidianidad de los tiempos actuales. Otro aprendizaje importante para la psicología comunitaria es que, desde su cosmovisión, la comunidad no está con- formada únicamente por humanos, sino que se construye con el volcán y sus lugares sagrados, con los cultivos, con las piedras, con el agua, con los espíritus, con los animales, e incluso puede admite a personas foráneas e incorporar- las a sus usos y costumbres, así sea temporalmente (Ojeda, 2011, 2013). Para la comunidad indígena de Jenoy, la co- munidad es una vivencia compartida, que está basada en el compromiso colectivo de defender el territorio. Se es comu- nidad en la minga, en los festejos, en la chagra, al rememo- rar el tránsito por el territorio, y al apoyarse mutuamente. Por eso los habitantes sienten nostalgia por la comunidad de antaño, y denuncian en la actualidad la degradación de valores comunales que posibilitaban una sana convivencia en el marco del ayni (la solidaridad) y la buena relación con el territorio. Una amenaza potencial importante entonces es que se pueden permear valores contrarios a su sentir, como en el caso del individualismo contra el bien común (Ojeda, 2011). De manera similar al cabildo indígena, para los niños y jóvenes escolarizados el volcán se representa como amigo y protector, aunque en ocasiones también se per- cibe como riesgoso, por parafrasear las interpretacio- nes recientes que provienen del conocimiento científico técnico al respecto. No obstante, el saber de origen po- pular envuelve y da sentido al saber escolarizado. Estas representaciones constituyen y protegen la identidad social y orientan las prácticas culturales, en busca de adaptarse a los nuevos tiempos, pero sin perder sus ba- ses originarias (Ojeda et al., 2018). De acuerdo con Sánchez (2009), la condición de ser in- dígena está anclada a la pertenencia a un colectivo, a una comunidad ancestral, de padres y antepasados, que lo hacen parte de un nosotros (ñucanchic), condición que se han querido eliminar a partir de fenómenos como el neoliberalismo. En sus relaciones con la sociedad, la identidad del indígena se reconstruye constantemente y juega un papel fundamental en la resistencia colectiva a perder su cultura, que busca preservar desde la fami- lia y la comunidad como referentes vitales. En este orden de ideas, la comunidad no solo es un lugar, sino un modelo para socializar y existir colectivamente, para convivir y compartir; es decir, la comunidad tiene un amplio alcance socio cultural en el mundo andino. La resistencia es una posibilidad para mantener los la- zos comunitarios, en espera de que la sociedad algún día logre reconocer el porqué de sus luchas en aras de preservar la condición indígena. Para lograr este reco- nocimiento, es importante que pervivan sus representa- ciones sociales de comunidad (Ojeda, 2011). Esta noción del sentido de comunidad indica que el volcán, como territorio, cumple una función identitaria (Ojeda et al., 2018), donde el espacio sagrado adquiere un valor simbólico ligado a los valores colectivos (Gra- nada, 2001). En términos de Holahan (2009), los seres humanos construimos la identidad a partir del espacio físico. En los volcanes, el espacio geográfico resulta atractivo para los asentamientos humanos, pues permite el acceso a valles, llanuras, suelo fértil, recursos hídri- cos, condiciones climatológicas, y potencial turístico y geotérmico (De la Cruz-Reyna, 2009; Ferrés et al., 2015; Vela, 2009). La identidad fortalece la idea de permanecer en el territorio volcánico, la cual perdura en el tiempo e incluso se torna intemporal, pues se establecen puentes INICIO XV Cátedra Colombiana de Psicología 2020 81 entre el pasado, el presente y el futuro, con base en la memoria viva de la comunidad (Padlog, 2007). La lucha por el territorio se fundamenta en la convicción de que el volcán es un ser vivo, símbolo de la memoria ancestral de las culturas originarias (Mamián, 2013). A partir de lo anterior, se puede entender la relación en- tre identidad y memoria. En las comunidades aledañas al volcán Galeras en Colombia, la memoria sobre la pre- sencia y la actividad volcánica influye significativamen- te en la percepción del riesgo, pues esta se reinterpreta en el presente (Ojeda, 2011, 2013). De acuerdo con Sor- gentini (2003), la memoria puede decir más que la histo- ria. La memoria implica una transmisión generacional, por esto, cuando volcanes como el Galeras han tenido periodos largos de receso, los ancestros se encargan de transmitir esta idea, que es de vital importancia en la forma en que las nuevas generaciones entienden la ac- tividad del volcán (Ojeda y López-Vázquez, 2017). Los fenómenos sociales no solamente son históricos porque se ubican en un periodo de tiempo, sino que son intrínsecamente históricos porque poseen memoria y a su vez están profundamente ligados a su genealogía, pues incorporan la memoria de las relaciones sociales implicadas en su desarrollo, pues cuando las personas se interrelacionan al interior de un colectivo, producen vínculos entre los objetos y sus significados (Ruiz y Es- trevel, 2008). Por esto, en ocasiones la memoria oficial no coincide con la memoria colectiva. Esta inconsisten- cia podría ser objeto de análisis de los psicólogos en su busca por otras formas de gestionar los riesgos de emergencias y desastres, teniendo en cuenta su papel en los procesos educativos. A partir de la relación entre memoria, territorio e iden- tidad, la resistencia por permanecer en un territorio re- presenta las luchas para salvar las identidades. Como afirma Katherine Herazo (2018), “es necesario superar las concepciones reduccionistas de la resistencia” (p. 86) y la resistencia puede ser una necesidad de pervi- vencia de una cultura ante un tipo de violencia simbó- lica (Herazo, 2018). En este caso, es fundamental para rechazar la obediencia y la sumisión ante el discurso dominante del riesgo de un desastre, la relación asimé- trica entre saber científico y saber popular, y el conse- cuente imperativo de abandonar territorios ancestrales sin considerar a las mismas comunidades. Es necesario, por tanto, redimensionar el riesgo, al con- siderar las condiciones particulares de las comunidades originarias o ancestrales, desde la necesidad de preservar y fortalecer el tejido social y su relación con la naturaleza (Ojeda, 2016). Los pobladores de zonas volcánicas desarro- llan una relación especial con la naturaleza y con los de- más, la cual se transmite de generación en generación, y está atravesada por una ética de vida y de convivencia, para configurar un capital social valioso al articular la historia individual con la colectiva (Ojeda, 2016; Ojeda y López-Váz- quez, 2017). La memoria representa una potencialidad, en tanto puede decir más que la historia al relacionarse con la identidad social (Giménez, 2009). Para Martín-Baró (2006) una de las tres tareas urgen- tes de la psicología latinoamericana es la recuperación de la memoria histórica colectiva, la cual no solamen- te implica la pertenencia a una tradición y una cultura, sino que también posibilita su liberación y realización. Entonces, si se trata de prevenir un riesgo, pero tam- bién de preservar la memoria, es importante promover el diálogo de saberes populares y científicos, a partir del respeto y el reconocimiento mutuos, y trabajar por propósitos comunes. La memoria histórica de la comunidad es un aspecto importante en la gestión del riesgo, y puede ser arti- culada desde estrategias contextualizadasen el senti- do comunitario, para fortalecer la identidad social. En el complejo escenario del riesgo, donde hay una gran diversidad de actores y posturas, se requiere proponer diálogos reflexivos de saberes y prácticas, dado que el fenómeno volcánico es multidimensional. García-Can- clini (1990, 1997) invita a buscar la interculturalidad frente a los procesos de hibridación o conjugación de INICIO Psicología Desde el Sur: un Aporte de la Interculturalidad a la Construcción de la Psicología en Colombia 82 diferentes marcos culturales. Desde esta postura, es ne- cesario repensar los vínculos entre las diversas formas de tradición y modernidad. Las diferentes generaciones que conviven en un territo- rio volcánico tienen mucho que aportar en la construc- ción del diálogo de saberes, para lo cual es importante generar escenarios de participación activa desde cada actor social, entendida como un derecho y una vía para que la comunidad tome el control de su vida y se respon- sabilice de ella (Montero, 2004, 2006; Ojeda, 2016; Vera y Ávila, 2009;). Esta necesidad es primordial en estas comunidades, debido a la evidente tradición de partici- pación y organización comunitaria (Reyes, 2011). Cabe mencionar que la identidad es un concepto con- troversial con grandes implicaciones histórico cultura- les. Al respecto, es importante retomar el trabajo del antropólogo Jorge Perugache (2013), quien en su pro- fundo estudio de la Parcialidad Indígena de Jenoy men- ciona que los procesos de indigenización y desindige- nización son producto de “persistencias, adaptaciones y resistencias que son visibles en el repertorio de prác- ticas y discursos que han perdurado en una sociedad en el tiempo, en la memoria y la vida cotidiana, y que emergen en momentos críticos” (p. 67), como en el caso de la reactivación del volcán Galeras como hito para el despertar de la comunidad indígena. Los retos actuales de las comunidades indígenas no es- tán en la línea del desarrollismo, como bien lo señala Rozas (2014, 2015), sino más bien en la necesidad de las reivindicaciones étnicas: “son exigencias de carácter social, cultural, simbólico, que apuntan principalmente a sus necesidades de ser reconocidos como sujetos de- liberantes, autónomos, maduros, dueños de su destino” (p. 289). En estos propósitos, se requiere la confluen- cia de saberes hacia una gestión realmente “integral” e integradora frente a los riesgos de desastres (Ojeda, 2016). Esto implica trabajar por redimensionar las re- laciones de poder en la sociedad, en el ámbito guber- namental, en el ámbito comunitario y en el ámbito aca- démico científico. Este ejercicio da paso a la reflexión sobre las dinámicas de poder, sin pretender configurar una falsa horizontalidad, sino más bien en la búsqueda de un reconocimiento y hacia el encuentro de las dife- rentes manifestaciones de la cultura (Flores, 2014; Ro- zas, 2014; 2015). En este propósito, el Marco de Sendai para la reducción de riesgos de desastres 2015-2030 (ONU, 2015), seña- la como prioridades: (a) la necesidad de fortalecer las comunidades desde sus experiencias y conocimientos ancestrales; (b) la importancia de considerar causas de fondo y procesos implicados en la exposición a riesgos, como percepciones, capacidades y potencialidades lo- cales, relaciones de género y generación; y (c) el prin- cipio del compromiso y alianza de toda la sociedad, a partir de la participación, la inclusión, la accesibilidad y la no discriminación, lo que debe incluir, entre otras, una perspectiva etaria. Estos lineamientos recientes constituyen un contexto posibilitador para la gestión de riesgos de desastres. A partir de estas reflexiones, es posible plantear alterna- tivas desde la psicología comunitaria para comprender y transformar el abordaje de los riesgos de desastres. El desafío es posicionar lecturas críticas de los discursos oficiales, al tiempo que se propende por la articulación de los esfuerzos institucionales y comunitarios. Es de- cir, desde la psicología comunitaria se propone apoyar la construcción de proyectos propios de las comunidades, para lo cual se requiere recuperar y fortalecer la memo- ria, así como cuestionar y resignificar las dinámicas de poder existentes en el ámbito territorial (Flores, 2014; Rozas, 2015). Desde esta perspectiva, la epistemología del sur en construcción, es una enorme posibilidad que tiene América Latina para volver la mirada sobre sus “múltiples saberes milenarios, negados por la moderni- dad, que conforman perspectivas significativas y enri- quecidas como son por ejemplo la medicina tradicional, el buen vivir o summa kawsay, la justicia comunitaria, la pachamama y su relación virtuosa con el medio ambien- te, entre muchas otras” (Rozas, 2015, p. 300). INICIO XV Cátedra Colombiana de Psicología 2020 83 Referencias Adams, G., & Estrada-Villalta, S. (2015). La psicología de la liberación: un caso paradigmático de “Teoría desde el Sur”. Teoría y Crítica de la Psicología, 6, 196-216. Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento, y Banco Mundial Región de América Latina y el Ca- ribe. (2012). Análisis de la gestión del riesgo de desastres en Colombia. Un aporte para la cons- trucción de políticas públicas. 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INICIO Psicología Desde el Sur: un Aporte de la Interculturalidad a la Construcción de la Psicología en Colombia 86 Parte 3 Aportes de la Interculturalidad a los Procesos Psicológicos de la Salud y la Enfermedad XV Cátedra Colombiana de Psicología 2020 87 PARTE 3: Aportes de la Interculturalidad a los Procesos Psicológicos de la Salud y la Enfermedad p.87 Parte 3 INICIO Envejecimiento en Nariño, un Abordaje Multidimensional p.89 Estado Emocional en Adolescentes Embarazadas de Sucre: Resultados Preliminares p.97 Abordaje Intersectorial, Sectorial y Comunitario del Consumo de Sustancias Psicoactivas en Nariño p.107 88INICIO XV Cátedra Colombiana de Psicología 2020 89 Resumen11 12 El presente escrito aborda una de las temáticas más complejas e importantes de la actualidad, como es el tema del envejecimiento demográfico. De esta manera, se describe cómo envejece el adulto mayor del departamento de Nariño, a partir del modelo de valora- ción geriátrica multidimensional avalado por la Organi- zación Mundial de la Salud. Lo anterior se fundamenta a través de una metodología cuantitativa de nivel des- criptivo y corte transversal, por medio de la aplicación de un protocolo de valoración previamente validado y estandarizado, que tiene en cuenta el componente biopsicosocial de este grupo poblacional. Con la infor- mación expuesta, se pretende brindar un conocimiento de cómo envejece el adulto mayor de este departamen- to,y a partir de ello, determinar las características pro- pias de esta población y lograr identificar cuáles son los principales factores de riesgo y de protección para un envejecimiento exitoso y saludable. Se concluye que en el contexto nariñense prevalecen factores sociodemo- gráficos precarios. De igual manera, los estados cogni- tivo y emocional no contribuyen en la construcción de un envejecimiento exitoso. Palabras clave: adulto mayor, evaluación multidimen- sional, envejecimiento. 11 Correo electrónico: yparedes@umariana.edu.co 12 Correo electrónico: eyarce@umariana.edu.co Introducción La pirámide poblacional mundial ha cambiado significa- tivamente en los últimos 60 años, dada una reducción en el porcentaje de la población menor de 14 años y un aumento constante de personas en la tercera edad (De- partamento Nacional de Estadística, 2018). Por tanto, el siglo XXI será determinado por el envejecimiento pobla- cional, por lo que asegurar que todos ellos gocen de bien- estar y una mejor calidad de vida se convertirá en el reto más importante (Aranco et al., 2018). De esta manera, la salud tiene un papel primordial, ya que el incremento de la esperanza de vida no conlleva necesariamente a un mayor bienestar, al contrario, usualmente se asocia con un aumento progresivo de discapacidad, dependencia y enfermedad en el peor de los casos (Huenchuan, 2009). Este cambio requiere que el tema del envejecimiento pobla- cional, ocupe un lugar prioritario en la agenda de los gobier- nos y en los sistemas formadores de recursos humanos para la atención de la salud de los pueblos (Corregidor, 2010). Por tanto, los profesionales en salud cobran una vital importan- cia, tanto por su participación como por su potencial de res- puesta a las necesidades de cuidado de estos grupos etarios en todos los niveles de atención, y en forma especial, en la atención primaria y los cuidados a largo plazo (Organización Mundial de la Salud, 2015). Así mismo, este cambio incluye la participación de toda forma de expresión social, que con- duzca a pautas de comportamiento más tolerantes y solida- rias hacia las personas adultas mayores de la comunidad. Envejecimiento en Nariño, un Abordaje Multidimensional Yenny Vicky Paredes Arturo11 y Eunice Yarce Pinzón12 Universidad Mariana, San Juan de Pasto, Colombia INICIO Psicología Desde el Sur: un Aporte de la Interculturalidad a la Construcción de la Psicología en Colombia 90 En este sentido, abordar el envejecimiento conlleva ne- cesariamente el intentar conocer una gran cantidad de factores relacionados con aspectos tales como: variabi- lidad interindividual, limitaciones de los diseños de in- vestigación, efecto de este proceso sobre las diferentes estructuras biológicas, estilos de vida y alimentación a lo largo del proceso ontogenético (Organización Pana- mericana de la Salud, 2019). De esta manera, una de las formas de conocer las condiciones en las que vive esta población será a través de estudios investigativos direc- cionados a partir del modelo de evaluación multidimen- sional, ya que en este tipo de población es determinante la valoración de factores biológicos, psicológicos, fun- cionales y sociales propios del contexto, dentro de los cuales se involucran la autopercepción del estado de salud del adulto mayor, el acompañamiento familiar y la actitud de las personas que hacen parte de este gru- po poblacional (Rivillas et al., 2017). Esto permite esti- mar la calidad de vida de esta población para mejorar su atención integral, a partir de procesos de valoración profesional, coordinados e interdisciplinarios, lo cual enmarca el trabajo en un enfoque diferencial centrado en este grupo etario (Martínez et al., 2018). Lo anterior posibilita acceder a información actualizada para la realización y puesta en marcha de políticas públi- cas basadas en la realidad, insumo necesario para llevar a cabo acciones desde la gerontología y la geriatría en todos los niveles de atención y prevención (Ministerio de la Protección Social, 2007). Así mismo, el notable in- cremento de las personas mayores en nuestra sociedad y el desarrollo de estilos de vida diferentes a los tradi- cionales, están contribuyendo a cambiar la perspectiva del envejecimiento (Vargas y Herrera, 2017), de tal ma- nera que la vejez ya no se concibe como una etapa final de la vida, sino que se convierte en un estadio de evolu- ción, con patrones cambiantes de ocupación, desarrollo de habilidades y exploración de nuevos intereses; por tanto, el rol que asume la persona mayor comienza a ser protagónico en muchos aspectos de la vida, sobre todo en el ámbito social y funcional. Reflexión A continuación, se presenta un análisis descriptivo respecto a las principales investigaciones que se han realizado en el tema de la población adulta mayor en el departamento de Nariño, a partir del enfoque de eva- luación geriátrica multidimensional que permite una mirada interdisciplinar del proceso de envejecimiento. En este sentido, se inicia con el abordaje del factor so- ciodemográfico, el cual influye de manera importante en la diferenciación individual en esta etapa del ciclo vital. Posteriormente, se explica la trascendencia del estado de salud, que además incluye el consumo de me- dicamentos y la identificación de las enfermedades pre- vias. Aunado a ello se reflexiona acerca de dos compo- nentes ampliamente referenciados en la literatura, que enmarcan la calidad de vida de la persona mayor, el ni- vel cognitivo y el estado emocional. Finalmente, a partir del modelo de valoración, se aborda el factor funcional, que es básico a nivel de la interacción con sus pares, su núcleo familiar y el entorno en el cual vive. Características Sociodemográficas Las condiciones ambientales, económicas, culturales y sociales en un determinado contexto influyen en el pro- ceso de envejecimiento, de ahí la importancia de cono- cer estas características, ya que sugieren ser clave en la comprensión de muchos de los cambios específicos presentes en este periodo de vida (Pilger et al., 2011). Al respecto, se menciona la prevalencia del género fe- menino, lo que es explicado a partir del índice de mas- culinidad, el cual ha disminuido, mientras que la espe- ranza de vida para las mujeres ha aumentado entre 5 a 9 años. Aunado a ello, es necesario resaltar que el rango de edad de mayor participación en las investigaciones en torno a esta temática corresponde a los 65 a 75 años, por lo cual es importante considerar los resultados para orientar acciones de intervención desde una política pública de envejecimiento, que contribuya a mejorar la calidad de vida de las personas mayores y permita pre- INICIO XV Cátedra Colombiana de Psicología 2020 91 venir algunas de las condiciones de riesgo más relevan- tes (Paredes y Yarce, 2014). Respecto al estado civil, esta población en particular presenta un porcentaje significativo en la categoría de casados y unión libre. Estos resultados son favorables puesto que la convivencia o la vida en pareja aumentan las posibilidades de autoayudarse y, por ende, mejo- ran la calidad de vida. Es así como la integración social compensa muchas de las pérdidas de la adultez mayor, por lo que no solo en este grupo etario, si no a lo largo de toda la vida, la interacción con otros se convierte en un factor protector frente a la aparición de patologías (Paredes-Arturo et al., 2015). En lo referente a la escolaridad, un número significativo de personas mayores es analfabeta y en una proporción menor solo aprendieron a leer y a escribir, situación pre- ocupante, ya que uno de los factores coadyuvantes al bienestar de este grupo es el nivel de escolaridad, que representa una de las características socioeconómicas más importantes que una persona puede poseer (Pa- redes-Arturo et al., 2019). De esta manera, la cantidad y la calidad de estas capacidades determinan en gran medida, las oportunidades sociales y económicas queactúan directamente sobre el bienestar personal, y el entorno familiar y social. De acuerdo con lo anterior, es relevante considerar que según el estudio realizado por la Subsecretaría de Bienestar Social de la Alcaldía de Pasto (Gobernación de Nariño, 2013), el nivel educativo de las personas mayores residentes de esta ciudad es inferior a 6 años de estudios formales, y por consiguien- te, el nivel en mujeres es menor. Así mismo, en un por- centaje reducido (3%) se encuentran personas mayores con estudios superiores, lo que invita a orientar accio- nes para minimizar el riesgo de alteraciones cognitivas y otras consecuencias por bajos niveles de escolaridad en la población mayor (Paredes-Arturo et al., 2019). En cuanto a la ocupación de esta población, la mayo- ría realizan oficios varios, seguidos de actividades en el hogar y de agricultura. Cabe destacar que este grupo refiere no tener ingresos o recibir menos de un salario mínimo. De igual forma, la mayoría de las personas de dicha población depende económicamente de su familia (Paredes y Yarce, 2014). En este sentido, la condición laboral es el factor sociodemográfico que más se rela- ciona con el bienestar físico y psicológico/emocional y el funcionamiento ocupacional de la persona mayor. Sin embargo, llama la atención que la mayoría de personas de este grupo poblacional expresa no tener ingresos, lo que lleva al cuestionamiento sobre en qué medida esa condición laboral aporta a su bienestar para lograr una mejor calidad de vida, ya que ser económicamente pro- ductivo facilitaría contar con los recursos para cuidarse, y a su vez, explicaría el mayor bienestar que alcanzan posiblemente quienes tienen el status de jubilados o es- tán trabajando (Paredes y Yarce, 2014). Para concluir este aspecto, se debe resaltar como factor positivo la vinculación de las personas mayores a Empre- sas Prestadoras de Servicios de Salud (EPS), ya que la gran mayoría pertenecen al régimen subsidiado y reciben subsidio del programa Colombia Mayor (Paredes y Yarce, 2014). Por otra parte, a partir del análisis realizado, fue evidente la presencia de un cuidador para el adulto ma- yor, que es otro elemento que contribuye como un factor favorable para el mantenimiento de la salud. Características Médicas y del Estado de Salud Actualmente, la mortalidad en edades tempranas por causas evitables ha disminuido, por tanto, la calidad de vida ha aumentado y una mayor proporción de personas alcanza edades avanzadas; sin embargo, esto también significa que otras enfermedades han aumentado y son ahora las principales responsables de la morbilidad, discapacidad y mortalidad (Morales et al., 2016). De especial interés es el estudio de implicaciones médicas en este grupo etario. Dentro de este se destacan la en- fermedad cardiovascular, endocrina y osteomuscular; también existen otras condiciones físicas, cognitivas, emocionales y psicosociales que parecen formar parte INICIO Psicología Desde el Sur: un Aporte de la Interculturalidad a la Construcción de la Psicología en Colombia 92 intrínseca del envejecimiento, como es el caso de la de- mencia y la depresión (Cardona, 2010). Aunado a ello, el tratamiento farmacológico es un factor relevante en el grupo de los ancianos, debido a factores como la po- lifarmacia, la habituación a estos fármacos y la autome- dicación. En este contexto, particularmente en la perso- na mayor de Nariño, prevalece una percepción regular respecto a su estado de salud, posiblemente atribuida a la presencia de múltiples enfermedades crónicas, dete- rioro de la capacidad funcional, menor satisfacción con la vida, sedentarismo y soledad (Morales et al., 2016). Respecto al uso de medicamentos, con el paso de los años se incrementa el número de dolencias, y en la misma vía, el tratamiento; surge entonces el concep- to de polifarmacia, que ha tenido varias definiciones, pero que hoy en día se acepta más como el problema con el uso de múltiples medicamentos. Esto radica en que, debido a los deterioros fisiológicos producidos por el envejecimiento, sumados a la enfermedad, el adulto mayor se vuelve vulnerable a las reacciones adversas de los fármacos, lo que genera frecuentemente cua- dros clínicos anómalos, sobrecostos en salud, deterioro funcional y presencia de grandes síndromes geriátricos (Gallegos et al., 2006). En una muestra de personas mayores de Nariño, se encontró que como comorbilidad es relevante la hi- pertensión arterial y la artritis, ambas consideradas enfermedades crónicas degenerativas. Entre los medi- camentos más formulados se presentan los antihiper- tensivos, analgésicos y fármacos cardiovasculares. De igual manera, también resulta relevante analizar las enfermedades prevalentes en relación con la valoración nutricional, debido a que en el grupo de adultos mayo- res prevalece el riesgo de malnutrición. Esta situación se incrementa no solo por el proceso propio de envejeci- miento sino por los factores asociados a él. Estos facto- res asociados se ven reflejados en la pérdida de interés por alimentarse o en la menor capacidad para preparar y consumir los alimentos (Giraldo et al., 2017). Características Cognitivas y del Estado Emocional En referencia a la dimensión cognitiva, este análisis ha generado una cantidad ingente de resultados, muchos de los cuales siguen constituyendo una fuente de im- portante debate. Gran parte de las discrepancias están asociadas a la utilización de diferentes metodologías de estudio, así como al escaso control de otras variables es- trechamente relacionadas con el deterioro cognitivo en el envejecimiento normal (Paredes-Arturo et al., 2018). En este sentido, el papel protagonista de la edad a nivel del funcionamiento cognitivo reside en diversas investi- gaciones (Paredes-Arturo et al., 2015, 2018), las cuales han señalado que la edad alrededor de los 80 años cons- tituye un punto de inflexión en el devenir cognitivo de los mayores, mientras que en relación con el género hay una serie de investigaciones que presentan un perfil diferenciado, aunque dichos estudios no han sido con- sistentes. Particularmente en las personas mayores de nuestro contexto, se pudo observar que una proporción significativa de ellas presentan deterioro cognitivo en niveles leve y moderado (Paredes y Yarce, 2014). Lo anterior, es posiblemente atribuido a las precarias condiciones demográficas y de salud de esta población, especialmente por el bajo nivel educativo y analfabetis- mo (Paredes-Arturo et al., 2019). Además, otras investi- gaciones demuestran algún grado de deterioro cogniti- vo evidente en las subpruebas de orientación temporal, memoria diferida y comprensión escrita, lo cual se rela- ciona no solo con la edad, sino también con el nivel de escolaridad (Rivera et al., 2012). Específicamente en torno al tema de cognición, en este grupo poblacional la dificultad surge en determinar el proceso de valoración de las funciones cognitivas con instrumentos o escalas apropiadas para ello, pero sobre todo se recurre a escalas de rastreo ampliamente reco- nocidas como es el caso del Test Mini-Mental. Esto se hace teniendo en cuenta las diferencias individuales de INICIO XV Cátedra Colombiana de Psicología 2020 93 este grupo etario, y se resaltan las variables sociodemo- gráficas como la edad, escolaridad, ocupación y géne- ro. No obstante, se encuentran dificultades en algunos ítems de la escala, por lo que el investigador debe acudir a otros instrumentos que de cierta manera disminuyan el sesgo de aplicación, como es el caso del test RUDAS o Fototest (Paredes-Arturo et al., 2015). En otro contexto, se hace alusión a uno de los factores más importantes y prevalentes en la persona mayor como lo es la depresión, la cual es considerada un sín- drome geriátrico. Al respecto, se calcula que en la po- blación mayor de 65 años hay una prevalencia entre el 10% y el 45% de esta sintomatología, y su incidencia incrementasignificativamente en relación con la edad (Paredes-Arturo y Aguirre-Acevedo, 2016). En conse- cuencia, se afirma que este trastorno emocional es un problema psicológico de gran impacto y complejidad en esta etapa; aunado a ello, la sintomatología depre- siva tiene serias implicaciones y genera un incremento en las tasas de morbilidad, de deterioro y ajuste social, además de una mortalidad más temprana y mayor tasa de hospitalizaciones. Su diagnóstico es tan importante que el solo hecho de padecerla representa un criterio de fragilidad. Al mismo tiempo, la depresión también es la causa principal de sufrimiento y mala calidad de vida durante la vejez, y se ha relacionado a múltiples comor- bilidades (Segura-Cardona et al., 2018). Lo anterior determina que el origen de la depresión sea de orden multifactorial, donde prevalecen aspectos como el genético, sociodemográfico, enfermedad médi- ca y agentes estresantes que provocan que se desenca- dene la enfermedad (Kronfly et al., 2015). Esta situación se presenta de forma heterogénea, debido a que su etio- logía solo puede explicarse a partir de diversos meca- nismos patogénicos de orden biológico y psicosocial, en ocasiones a causa del deterioro físico y sensorial propio del envejecimiento. Finalmente, se debe considerar que algunas variables sociodemográficas y psicosociales, pueden ser susceptibles de intervención o modificación (Paredes-Arturo y Aguirre-Acevedo, 2016), a partir de programas de intervención para el envejecimiento acti- vo y exitoso regulados, ya sea desde el sistema de salud o social. Así lo plantean las políticas públicas de enveje- cimiento nacional, departamental o municipal. Características del Desempeño Funcional La capacidad funcional se define como la competen- cia que tiene una persona para realizar actividades de la vida diaria sin la necesidad de supervisión o de ayu- da, además se relaciona con la habilidad para ejecutar tareas en su contexto, las cuales implican un grado de complejidad (Paredes et al., 2018). Usualmente, este concepto es medido en el campo físico, o sea, por la evaluación de la capacidad de realizar las actividades básicas e instrumentales de la vida diaria. Al respecto, se puede decir que las personas mayores son una parte de la población especialmente sensible a la disfunción ocupacional. Por tanto, la importancia que se le da a la descripción y evaluación de este tipo de actividades es que permite estimar el nivel de independencia de las personas, donde la autosuficiencia en el cuidado de sí mismo y el propio entorno es una de las dimensiones imprescindibles, cualquiera que sea el concepto de ca- lidad de vida que se adopte (Valderrama et al., 2016). El nivel de autonomía del mayor en los actos de la vida cotidiana proporciona una autoevaluación y una auto- percepción subjetiva más positiva, así como una mayor satisfacción en la vida y elementos favorables que cons- tituyen al envejecimiento exitoso: gran actividad, buena salud subjetiva y un buen nivel de satisfacción vital (Yar- ce et al., 2016). De igual manera, la literatura presenta diversos mode- los explicativos respecto a la implicación funcional en el adulto mayor. Uno de los referentes más recientes, con- sidera este proceso como una condición multifactorial, la cual está influenciada por factores sociodemográfi- cos y de salud, entre otros (Lara et al., 2012). En este contexto, respecto a la población de personas mayores del departamento de Nariño, los resultados arrojaron que, en el mejor de los casos, estos son funcionalmente INICIO Psicología Desde el Sur: un Aporte de la Interculturalidad a la Construcción de la Psicología en Colombia 94 independientes y sin problemas de dependencia o con un leve compromiso en los estados deficitarios (Manri- que-Espinoza et al., 2013). En este sentido, es importan- te tener en cuenta que la dependencia funcional puede ser el indicador inicial de un proceso patológico en este grupo etario y quizás ser el único síntoma, en tanto que la capacidad para realizar actividades instrumentales se pierde primero que las actividades básicas. Esto se debe a que esta población requiere mayor esfuerzo físico, in- tegración social y mejor equilibrio en el uso de elemen- tos o instrumentos específicos y de mayor complejidad (Paredes y Yarce, 2018). De ahí la importancia de reali- zar el análisis del desempeño ocupacional a este nivel, ya que se conforma como un predictor de dependencia por la pérdida de funcionalidad (Paredes et al., 2018). Conclusiones En los adultos mayores del departamento de Nariño, prevalecen características sociodemográficas precarias especialmente relacionadas con el analfabetismo y ba- jos ingresos económicos. Sin embargo, poseen factores protectores como lo son su estado civil y el hecho de te- ner un cuidador. Una de las situaciones que más preocupa son los niveles de deterioro cognitivo y sintomatología depresiva que se evidencian en esta población, asociados a factores sociodemográficos y al nivel de escolaridad. Esto es un factor de riesgo y conlleva a la presencia de síndromes geriátricos. 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Palabras clave: embarazo, adolescencia, emociones, ansiedad, depresión. 13 Correo electrónico: Kelly.romero@cecar.edu.co 14 Correo electrónico: Leodanis.fonseca@cecar.edu.co 15 Correo electrónico: Lina.carpintero@cecar.edu.co Introducción Las emociones aparecen ante situaciones o estímulos externos e internos, por esta razón son cambiantes y su tiempo de aparición varía, de modo que pueden estar presentes en los seres humanos desde segundos hasta días. Cuando las emociones perduran en las personas por días o meses se habla de estados emocionales (Bis- querra, 2009). Las emociones hacen parte de los seres humanos desde su nacimiento y se vuelven complejas conforme el ser humano vive los diferentes períodos de su vida; en la adolescencia, por ejemplo, las emociones pueden tor- narse más intensas y cambiantes. Esto puede deberse a que, en este período, entre muchos otros, se viven cambios físicos y psicológicos (Güemes-Hidalgo et al., 2017). Es posible que en la adolescencia ocurran aconteci- mientos significativamente estresantes que impacten el ajuste psicológico de los adolescentes, lo que propicia reacciones emocionales más confusas e intensas. Algu- nas de estas situaciones pueden estar relacionadas con conflictos familiares, problemas económicos y escola- res, abusos, acosos, maltratos, entre otros(Díaz-Franco et al., 2006; Ferreira et al., 2012; Jiménez et al., 2008; Oliva et al., 2008). El embarazo en las adolescentes es uno de esos acontecimientos estresantes que causa ma- yor desajuste psicológico y emocional, pues además de Estado Emocional en Adolescentes Embarazadas de Sucre: Resultados Preliminares Kelly Carolina Romero Acosta13, Leodanis Danith Fonseca Beltrán14 y Lina Margarita Carpintero Montalvo15 Corporación Universitaria del Caribe, Sincelejo, Colombia INICIO Psicología Desde el Sur: un Aporte de la Interculturalidad a la Construcción de la Psicología en Colombia 98 los cambios hormonales típicos de la adolescencia, apa- recen los cambios hormonales típicos de la gestación. El período de embarazo en la mujer implica un cambio de percepción del mundo, en algunos periodos del par- to y el puerperio (Arnau et al., 2016), pueden aparecer sentimientos de fragilidad, vulnerabilidad y estrés, que variarán de mujer a mujer según la experiencia de vida, el temperamento y el estado de su salud mental. Por su parte, la situación de embarazo en la adolescencia trae consigo, además de los cambios físicos, cambios econó- micos, sociales y familiares significativos (Vélez, 2012), los cuales pueden afectar la manifestación de emocio- nes tanto de las adolescentes como de sus familias (Ca- drazco-Urquijo et al., 2019; Rangel et al., 2004). La familia es el sistema que acoge y cuida a la emba- razada, sin embargo, en la mayoría de los casos las fa- milias deben asumir un cambio inesperado y sorpresi- vo: la adolescente de la casa tiene una nueva vida en su interior y debe hacer frente a ello, y la familia debe adaptarse a esta nueva situación. Este es el momento donde precisamente la adolescente cursa con los cam- bios emocionales más intensos (Rangel et al., 2004). Se encuentra bien documentado que un embarazo en la adolescencia supone mayor probabilidad de sufrir complicaciones obstétricas y perinatales, debido a que hasta ese momento las adolescentes aún no alcanzan la madurez física (Ortiz et al., 2018). Además, general- mente los embarazos en esta etapa se dan en condicio- nes psicosociales desfavorables que a su vez propician la aparición de estrés, ansiedad y depresión (Blás- quez-Morales et al., 2010). De acuerdo con Sainz-Aceves et al. (2013) y Hernán- dez-Martínez et al. (2011), el estado emocional es uno de los factores más importantes a lo largo del proceso de gestación, dado que durante el embarazo se produ- cen importantes cambios en la vida de la gestante y su grupo familiar, y son estos estados emocionales los que permiten adaptarse a este cambio vital. Herrera (2018) coincide con este planteamiento y afirma que los esta- dos emocionales negativos tales como la ansiedad, la depresión y la inestabilidad emocional, se relacionan con efectos perinatales desfavorables. En Colombia, el porcentaje de adolescentes embara- zadas entre los 13 y 19 años (13.8%), se concentra mayormente en zonas rurales. Por lo general, estas poblaciones tienen menores índices de desarrollo en comparación con zonas urbanas (Profamilia, 2018). Al- bornoz-Arias et al. (2018) indican que las adolescentes embarazadas suelen tener condiciones psicosociales poco favorables, puesto que se encuentran en contextos de mayor pobreza y tienen un menor nivel educativo. De este modo, es fundamental ampliar los estudios que ge- neren no solo caracterizaciones y esfuerzos en materia de prevención, sino que también ayuden a comprender aspectos socioculturales y psicológicos en las adoles- centes que ya han quedado en estado de embarazo. En Colombia hay investigaciones previas relacionadas con el embarazo adolescente que se han interesado principalmente por explicar las causas y las consecuen- cias del embarazo en este período de edad (Jarami- llo-Mejía, 2019; Pinzón-Rondón et al., 2018; Restrepo et al., 2017; Salazar-Arango et al., 2008); no obstante, hay pocas investigaciones que se preocupan por describir el estado emocional de adolescentes de las zonas rura- les de Sucre. Por esta razón, el presente estudio busca determinar el estado emocional de adolescentes emba- razadas de 14 a 20 años en el departamento de Sucre, Colombia. Método Diseño Esta investigación es de paradigma positivista, con en- foque cuantitativo y de tipo descriptivo. INICIO XV Cátedra Colombiana de Psicología 2020 99 Participantes En este estudio participaron 87 adolescentes en estado de embarazo, cuyas edades oscilaban entre los 14 y 20 años. La mayoría de las adolescentes eran de nivel socioeconómico bajo. En la Tabla 1 se muestra esta información con más detalle. Tabla 1 Características sociodemográficas N % Nivel socioeconómico Medio alto 3 3.4 Medio 6 6.9 Medio bajo 33 37.5 Bajo 45 51.1 Edad M=17.10 DE= 2.36 Procedimiento Para hacer esta investigación, todas las secretarías de salud de los municipios participantes fueron visitadas y se solicitó la base de datos de adolescentes gestantes de cada uno de estos municipios. Posteriormente, las jóvenes encontradas en las bases de datos fueron contactadas y se les explicaron los objetivos de la investigación de manera general. Aquellas interesadas por la temática descrita fueron visitadas por los asistentes investigadores para expo- ner de manera más detallada la investigación tanto a ellas como a sus familias. Las adolescentes que firmaron el consentimiento informado junto con sus familias, respondieron los instrumentos de evaluación psicológica. Se les informó que ellas podían dejar la investigación en cualquier momento y que podían solicitar información sobre los resultados de los instrumentos aplicados. Instrumentos Psicológicos Utilizados Cuestionario sociodemográfico. Las adolescentes completaron un cuestionario sociodemográfico que incluyó fe- cha y lugar de nacimiento, género y nivel educativo, al igual que el nivel educativo de los padres. El nivel socioeco- nómico de los padres se basó en la escala de Hollingshead (2011). Kutcher Depression Scale (KADS). Este autoinforme fue creado por la experiencia clínica del Dr. Stanley Kutcher, un reconocido psiquiatra canadiense. El Dr. Kutcher, pensó en la necesidad de detectar síntomas típicos de la de- presión mayor en adolescentes en poco tiempo con muy buenas propiedades psicométricas, y que se pudieran usar en múltiples contextos (comunidad/población clínica, investigación). La versión original de la KADS tiene 16 ítems. INICIO Psicología Desde el Sur: un Aporte de la Interculturalidad a la Construcción de la Psicología en Colombia 100 Esta versión tiene buena sensibilidad (92%) y especificidad (71%) (LeBlanc, Almudevar, Brooks & Kutcher, 2002). Cada ítem tiene cuatro opciones de respuesta: (0) Casi nunca, (1) Gran parte del tiempo, (2) La mayor parte del tiempo, (3) Todo el tiempo. Un adolescente con una puntuación total de 6 puede tener un diagnóstico de trastorno depresivo mayor (TDM), por esta razón se debería realizar una evaluación más profunda por parte de un psicólogo o psiquiatra. Escala de Ansiedad y Depresión para Niños - Subescala Ansiedad Generalizada (Romero-Acosta y Gómez-de-Re- gil, 2019). Contiene seis ítems que se responden en un rango de 0 (nunca) a 3 (siempre). En este estudio se utilizó únicamente la escala de ansiedad generalizada, la cual consta de 6 ítems que indagan sobre características de los procesos ansiosos que se presentan generalmente. Screen Anxiety Related Emotional Disorders (SCARED; Birmaher et al., 1997, 1999). Este instrumento fue creado a partir de la experiencia clínica con niños y adolescentes. Contiene 41 ítems que cuentan con tres opciones de respuesta: 0 (a veces), 1 (casi siempre) y 2 (siempre). El SCARED tiene cinco subescalas que observan la manifesta- ción de cinco grupos de síntomas ansiosos. A continuación, se señalarán cuáles son los ítems que componen cada subescala y el punto de corte correspondiente: - Ansiedad generalizada. Ítems: 5, 7, 14, 2, 23, 28, 33, 35, 37. Punto de corte:9. - Ansiedad social. Ítems: 3, 10, 26, 32, 39, 40, 41. Punto de corte: 8 - Ansiedad por separación. Ítems: 4, 8, 13, 16, 20, 25, 29, 31. Punto de corte: 5 - Ansiedad escolar. Ítems: 2, 11, 17, 36. Punto de corte: 3. - Síntomas somáticos y de pánico. Ítems: 1, 6, 9, 12, 15, 18, 19, 22, 24, 27, 30, 34, 38. Punto de corte: 7. Análisis de Datos Los datos fueron analizados con la ayuda del Statistical Package for Social Science (SPSS, V21). Se obtuvieron frecuencias, porcentajes, medias y desviaciones estándar. Resultados Presencia de Ansiedad Rasgo El RCADS arrojó una media de 11.41 y una desviación estándar de 3.13. Los ítems con la media más alta son los siguientes: Me preocupa que le suceda algo feo a alguno de mis familiares y Me preocupa que algo malo me suce- da. Por otro lado, la media más baja la obtuvo el ítem que hacía referencia a la muerte. En la Tabla 2 se indican las puntuaciones medias de cada uno de los ítems de la escala. INICIO XV Cátedra Colombiana de Psicología 2020 101 Tabla 2 Puntuación media de los ítems de la RCADS Ítems de RCADS Media Desviación estándar Me preocupo por las cosas 1.70 0.938 Me preocupa que le suceda algo feo a alguno de mis familiares 2.51 0.842 Me preocupa que me sucedan cosas malas 2.40 0.889 Me preocupa que algo malo me suceda 2.51 0.805 Me preocupa lo que va a pasar 1.67 1.09 Pienso en la muerte 0.63 0.918 Presencia de Ansiedad Estado y Tipos de Grupos Sintomáticos de Ansiedad Un total de 60.9% de las adolescentes superaron el punto de corte del SCARED, es decir, tendría que hacerse se- guimiento para descartar ansiedad. El grupo sintomático más frecuente es el de ansiedad por separación, seguido de síntomas de pánico y síntomas somáticos. Tabla 3 Frecuencia de grupos sintomáticos de ansiedad Subescalas SCARED Frecuencia Porcentaje Ansiedad total 53 60.9 Ansiedad social 31 35.6 Ansiedad por separación 73 83.0 Ansiedad generalizada 32 36.8 Síntomas de pánico/somáticos 41 47.1 Ansiedad escolar 13 14.9 Presencia de Depresión En total, 26 participantes (29.5%) superaron el punto de corte del Inventario de Depresión de Kutcher. La Tabla 4 muestra la media obtenida por cada ítem. De esta manera, el ítem con la media más alta es el tercero: ¿Te sientes cansado(a), fatigado(a), con poca energía, sin motivación, te cuesta trabajo hacer las cosas; quisieras descansar o echarte a dormir más de lo habitual? Nuevamente, el ítem con la media más baja es el que se refiere a la muerte: ¿Has pensado o planeado suicidarte o hacerte daño a ti mismo(a)? INICIO Psicología Desde el Sur: un Aporte de la Interculturalidad a la Construcción de la Psicología en Colombia 102 Tabla 4 Puntuación media de los ítems de la KADS Ítems de Kutcher Media Desviación estándar ¿Has tenido el ánimo bajo, te has sentido triste, deprimido(a) y/o irritable? 0.97 0.754 ¿Has sentido que vales poco, sin esperanzas; que desilusionas a las personas o que no eres buena persona? 0.46 0.696 ¿Te sientes cansado(a), fatigado(a), con poca energía, sin motivación, te cuesta trabajo hacer las cosas; quisieras descansar o echarte a dormir más de lo habitual? 1.11 0.895 ¿Piensas que la vida no es muy divertida, no te sientes bien cuando normalmente deberías sentirte bien, no disfrutas de las cosas como lo haces normalmente? 0.68 0.824 ¿Te sientes preocupado(a), nervioso(a), inquieto(a), tenso(a), ansioso(a) o entras en pánico? 0.89 0.813 ¿Has pensado o planeado suicidarte o hacerte daño a ti mismo(a)? 0.24 0.628 Discusión Las emociones son un aspecto fundamental del funcionamiento de los seres humanos dado que constituyen una respuesta del organismo para adaptarse al medio (Bisquerra, 2009). Durante la adolescencia tienen lugar eventos estresantes, nuevas situaciones emocionales y otros factores que impactan en el ajuste psicológico y propician reacciones emocionales más confusas e intensas (Jiménez et al., 2008; Resurección et al., 2016). Tal como ocurre en la adolescencia, el estado de embarazo también genera cambios y desajustes emocionales, pues la adolescente atraviesa por cambios hormonales, y además, adquiere el papel de madre y debe responder a las exigencias que este conlleva (Arnau et al., 2016). Adicionalmente, el que la adolescente tenga que hacer frente al embarazo junto con el impacto emocional que este suceso genera, puede exceder su capacidad de respuesta y consecuentemente afectar su salud mental. Al respecto, Resurección et al. (2016) plantean que la presencia de acontecimientos vitales estresantes durante la adolescencia, tales como un embarazo junto con otros factores de riesgo, pueden predecir la presencia de sín- tomas depresivos. En la presente investigacion se estudió la presencia de sintomatología depresiva y se encontró que el 70.5% (61) no superó el punto de corte del Inventario de Depresión de Kutcher; sin embargo, el 29.5% (26) si superó el punto de corte. Resultados similares han sido reportados por Ceballos et al. (2013), quienes estudiaron la presencia de sintomas depresivos e ideación suicida en una muestra de 30 adolescentes embarazadas y encon- INICIO XV Cátedra Colombiana de Psicología 2020 103 traron que el 66.7% (n=20) no evidenció sintomatología depresiva, mientras que el 33.4% de la muestra (n=10) mostró prevalencia de este tipo de síntomas. Al analizar los ítems correspondientes de la variable depresión, se encontró que las adolescentes manifes- taron con mayor frecuencia experimentar sensación de cansancio y fatiga, poca energía y motivación, dificul- tad para realizar actividades y somnolencia, seguido de sentimientos de tristeza e irritabilidad. Esto vale la pena analizarlo pues el cansancio, la fatiga y la poca energía en el embarazo son características en algunas mujeres durante este periodo. No obstante, Jadresic (2014) y He- rrera (2018) indican que las embarazadas que presenten estos síntomas pueden tener más riesgo de descuidar su embarazo y mayor rechazo hacia el bebé, al igual que sentimientos de irritabilidad o ambivalencia con relación al embarazo (Herrera, 2018; Jadresic, 2014). Es menester decir que algunas investigaciones previas indican que en algunos casos los síntomas depresivos en el embarazo vienen acompañados de pensamien- tos suicidas (Martínez-Paredes y Jácome-Pérez, 2017; Newport et al., 2007). No obstante, en este grupo de adolescentes embarazadas, los ítems que indagaban sobre la posibilidad de hacerse daño a sí mismas obtu- vieron las medias más bajas. Sainz-Aceves et al. (2013) se propusieron determinar la prevalencia de ansiedad y depresión en pacientes emba- razadas de diferentes grupos etarios. En el grupo de edad de 12 a 19 años la depresión se presentó en el 75% y la ansiedad en el 41% de esta población, lo cual evidenció una alta prevalencia de sintomas depresivos y ansiosos en adolescentes. Estos resultados son cercanos a los ha- llados en este estudio, pues se encontró un porcentaje de 60.9% de ansiedad y un 29.5% de riesgo de depresión. Estos hallazgos dan cabida a la posibilidad de reflexio- nar sobre la necesidad de realizar un seguimiento a la presencia de síntomas de depresión y sobre todo a los relacionados con la ansiedad en adolescentes embara- zadas. Durante este proceso, las adolescentes pueden experimentar preocupación gracias a los cambios que se presentan en el embarazo: físicos, psicológicos, sociales y familiares (Blásquez-Morales et al., 2010; Cadrazco-Ur- quijo et al., 2019; Rangel et al., 2004; Vélez, 2012). Por otro lado, el análisis sobre los grupos sintomáticos de la ansiedad arrojó que el grupo sintomático más fre- cuente es el de la ansiedad por separación, seguido de síntomas de pánico somático. Algunas investigaciones han realizado esfuerzos por explicar la manifestación de los grupos sintomáticos de la ansiedad. Respecto a los síntomas de pánico, Maldonado-Dúran y Lartigue (2008) puntualizan que probablemente los cambios hormonales y bioquímicos propios de un embarazo pue- dandesencadenar su aparición, sobre todo cuando hay niveles elevados de estrés, privación relativa del sueño y consumo de algunos medicamentos. En relación con los síntomas somáticos, Alder et al. (2007) señalan que durante el embarazo las mujeres con altos niveles de ansiedad pueden manifestar un mayor número de que- jas somáticas y síntomas físicos que las mujeres que presentan un nivel más bajo de ansiedad. En próximas investigaciones sería interesante estudiar la presencia de síntomas somáticos en adolescentes embarazadas y su posible co-ocurrencia con síntomas de ansiedad y de depresión. La co-ocurrencia entre estos tres grupos de síntomas puede tener un peor curso, una peor respuesta al tratamiento y un mayor deterioro funcional en ado- lescentes (Romero-Acosta et al., 2013, 2014). De acuerdo con Sainz-Aceves et al. (2013), la depresión es una condición que frecuentemente se da durante el embarazo y existe mayor riesgo de prevalencia en aque- llas mujeres embarazadas que presentan ansiedad. Bajo esta perspectiva, la información hallada en este estudio no solo logra poner de manifiesto una descripción del estado emocional de las adolescentes embarazadas en el departamento de Sucre, sino que también es un ele- mento clave para tener en cuenta en las instituciones que prestan los servicios de atención primaria en salud a las adolescentes. INICIO Psicología Desde el Sur: un Aporte de la Interculturalidad a la Construcción de la Psicología en Colombia 104 Estudios preliminares demuestran que la ansiedad y la depresión prenatal son trastornos frecuentes y común- mente se mantienen hasta después del parto (Díaz et al., 2013; Zemestani y Nikko, 2019). Además, es importante señalar que todos los estados emocionales presentes durante el embarazo y después de este, logran impactar en la salud materna e infantil (Agüero, 2019; Van de Loo et al., 2018) y pueden afectar la interacción madre-bebé (Romero-Acosta et al., 2019), por lo que la presencia de cuadros ansiosos y depresivos debe ser evaluada duran- te el proceso de gestación y en el posparto, y ser inter- venidos de forma oportuna. Referencias Agüero, J. (2019). Educación, información y embarazo adolescente en el Perú rural. En W. Hernández, Género en el Perú: nuevos enfoques, miradas in- terdisciplinarias (pp. 85-104). Universidad de Lima: Fondo editorial. 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Palabras clave: sustancias psicoactivas, atención pri- maria en salud, salud mental, inclusión social, salud pública, derechos humanos. 16 Correo electrónico: squiroz@umariana.edu.co 17 Correo electrónico: williampineda0@gmail.com Cuestiones...Son Solo Cuestiones ¿Estamos dando palos de ciego en el entendimiento y el abordaje del consumo de drogas? Dentro de las proble- máticas y nuestra forma de organización social ¿cómo podríamos entender el fenómeno del consumo de dro- gas y las situaciones relacionadas? ¿Las conductas adictivas están a priori de la relación que tiene el hombre de esta época (o de otras épocas) con las drogas? ¿Es la percepción y el manejo del fenó- meno lo que incrementa los riesgos y la agudización de estos en el mundo? ¿Y si el fenómeno se mantiene más por una estrategia de mercado de control social? ¿Por qué se siguen empleando abordajes que no funcionan? ¿Qué más tendría que pasar para aceptar que necesi- tamos cambiar? ¿O los fines son otros? ¿Cambiar para no cambiar? ¿Es más un problema ético y de derechos, que una situación sintomatológica abordada desde una perspectiva de salud parcializada? Por lo cual es necesaria la construcción de un metalen- guaje en la cual objeto y sujeto se fundan para percibir Abordaje Intersectorial, Sectorial y Comunitario del Consumo de Sustancias Psicoactivas en Nariño Sandra Yaneth Quiroz Coral16 Universidad Mariana, San Juan de Pasto, Colombia José William Pineda Medina17 San Juan de Pasto, Colombia No es sino un intento por construir estos interrogantes que nos inquietarán el sueño y nos enriquecerán la vía que hemos escogido; para justificar un texto, es decir, un pretexto para navegar en océanos de incertidumbre. INICIO Psicología Desde el Sur: un Aporte de la Interculturalidad a la Construcción de la Psicología en Colombia 108 las iteraciones y la correspondencia con los discursos que son actos transformadores. Introducción Las políticas varían de acuerdo con las prioridades y los cambios en las economías mundiales y sus mercados. Las ofertas, las demandas y las necesidades poblacio- nales, se ven influenciadas por estas variables, lo que genera cambios en los comportamientos sociales e in- dividuales. También, estas impactan en los sistemas de salud y trabajo, en las relaciones, y en la articulación diversa y heterogénea que hace parte delentramado so- cial que nos construye. Es por esto que, desde el sur se ha visto la necesidad de trabajar una propuesta dirigida a la atención integral e integrada frente a situaciones relacionadas con el consumo de sustancias psicoactivas (SPA), que propende por la inclusión social, la salud pú- blica y los derechos humanos. La complejidad de este entramado llamado vida, en el cual estamos inmersos como sociedad, ha construido gracias a la abstracción una serie de imaginarios y de representaciones sociales, en los cuales los valores y los compendios ideológicos nos articulan y nos dan so- porte a los actores de un confín de la tierra al otro. Si no fuera por esa imaginación diversa y discursiva, no sería posible ese consenso que nos construye a través de los discursos. El fenómeno religioso, ya sea el credo en divinidades extraterrenales o el sometimiento dogmático a las ideas de un viviente, sacan de nuestro fuero interno el deseo de extrapolarnos, y mediante subterfugios, pócimas o comportamientos psicóticos, construir esta fuga diver- sa de nuestra propia conciencia de la realidad. Es imposible vernos disociados de este entramado social que nos configura, de estas condiciones geográficas y étnicas, de esta historia de sucesos absurdos preñados de violencias innúmeras que van dejando un rastro en cada uno de nuestros recorridos. Este rastro ha fluctua- do del amor al odio, de la irracionalidad a las luces, de nuestros ancestros a hoy. Y sin embargo, la paradoja nos deja entrever que estamos enajenados, disociados, es- cindidos y en un limbo de soledad e incógnitas; donde si no asumimos algún tipo de religarse, ya sea por algunas pócimas, subterfugios o comportamientos psicóticos, nos vemos perdidos y absurdamente impulsados a cual- quier tipo de anoia18 social o individual. Por ello, tal vez las drogas y las conductas adictivas nos han soportado y están presentes en cada una de las etapas de nuestra vida. Las evidencias nos muestran que hemos acudido a ellas desde el inicio de nuestra especie, y más que el alimento mismo que nos permite sobrevivir, nos hemos sumergido en esas búsquedas ex- tasiadas de experiencias trascendentales, míticas, reli- giosas, que se han desfigurado gracias a la apertura de nuevas economías y sus mercados. Más allá de los impactos biológicos o neuronales, de los cambios comportamentales, actitudinales y aquellos ejecutados en los intercambios sinápticos de nuestro cerebro, de las modificaciones en los circuitos de re- compensa, ¿cuál es la búsqueda ontológica que subyace en el consumo de sustancias psicoactivas? En la sociedad se modifican el intercambio de relacio- nes sociales, los roles, la percepción de sí mismo y del otro, lo que nos lleva a justificar no solo los mercados, 18 Anoia (griego): “falta de entendimiento”, “insen- satez”. La voz griega agnoia es evidentemente una derivación del término análogo sánscrito ajñâna, que significa ignorancia, irracionalidad, ausencia de cono- cimiento. Sinónimos: ignorancia, embotamiento. Anoia es el nombre dado por Platón y otros filósofos al Manas inferior, cuando está demasiado íntimamente unido con el Kâma, que se distingue por su irracionalidad (agnoia). Esta palabra etimológicamente procede del griego (ánoia) que significa demencia, forma de (ánoos), de- mente, compuesto del prefijo privativo “” o sin y de “” (noos), inteligencia. INICIO XV Cátedra Colombiana de Psicología 2020 109 sino las puniciones, las estigmatizaciones, el control, la exclusión y los sistemas de escisión social tan comple- jos que generan estas prácticas exultadas de pérdidas personales, comunitarias y espirituales. Todos vamos en el mismo barco, pero cuando pensamos absurdamen- te que el único responsable es quien por muchas razo- nes elige consumir, construimos un chivo expiatorio que nos aleja del problema estructural, y creemos que si lo eliminamos volvemos al anhelado paraíso. Una cadena extraña en la que, por el lucro y la propues- ta social existente, están involucrados los campesinos básicos en sus cultivos, los actores que procesan, los jó- venes que se aúnan a cadenas de violencia, el comercio que se lucra y vende un estilo de vida hedonista y super- ficial, las bancas que regulan y promocionan el flujo de capitales, los políticos que pierden el norte y se suman a la normalización de lo ilícito, los estados involucrados en este gran negocio. Además, se genera el arrase eco- lógico de los recursos naturales y definitivamente pri- man crecimientos económicos que no benefician sino a unos pocos; es decir, los seres humanos manipulados y manejados por las fluctuaciones de una banca global in- clemente e inhumana, codiciosa, obsesiva y compulsiva, donde vale más el tener que el ser. ¿A qué algoritmo responde esta programación ciberné- tica en la que nos hemos inmiscuido? Es una situación global y no tiene que ver solo con las personas que abu- san y dependen de las drogas, el consumo es lo eviden- te, así como quien consume es el eslabón más débil de la cadena y es percibido como el problema principal; pero esta percepción es un distractor que ha permiti- do la violación de la intimidad de las personas, de los pueblos y las naciones. Con base en esa gran justifica- ción, se legitima la violación continua de los derechos fundamentales, de la propia autodeterminación y de las fronteras de los estados, así como el afán desmedido de poder (Machín, 2010). ¿Dónde Aletea la Mariposa? La mariposa aletea en lo más abstruso, en las patolo- gías diversas, en los antídotos extraídos de los venenos propios de la endemia social que revivirían una espe- ranza más en esta ordalía de desencantos que clama a gritos acciones transformadoras. ¿Quién nos quita la esperanza? Cuando hay tantas probabilidades de elegir opciones diferentes, ¿por qué se siguen materializando las mismas? El límite predicho data de tiempos bíblicos, de nigromantes y profetas, de vaticinadores y nostrada- mus, de poderes transformadores que en los límites del caos se reorganizan y generan nuevos mundos. En Busca de una Alternativa Ante el Desconcierto Cotidiano Antecedentes-Historia Un arduo recorrido por la historia reciente nos plantea- ría la intervención social como práctica específica, dada desde una posición ideológica concreta, a partir de con- ceptos y marcos teóricos diversos, que son acordes con posiciones políticas, y están marcados por los mercados y la bolsa (¡obvio!; Moreno y Molina, 2018). La interven- ción social es un dispositivo que incide en un ejercicio social, muchas veces considerado como anómalo y que tiene el fin de normalizar, controlar o construir, depen- diendo de la tendencia y la práctica misma que subyace a una posición política determinada (Foucault, 1985). Definitivamente ha habido un cambio en los servicios sociales que se relaciona directamente con las políticas neoliberales que son producto de eventos ampliamen- te reconocidos. Entre estas políticas se encuentran la ampliación de la desigualdad, la degradación del medio ambiente, la precarización laboral, la disminución del capital social y la depreciación de los programas, todas ellas asociadas en alguna medida, a la declinación del Estado como ente regulador de las relaciones sociales, y al empoderamiento de la lógica de los mercados priva- INICIO Psicología Desde el Sur: un Aporte de la Interculturalidad a la Construcción de la Psicología en Colombia 110 dos. Todo esto es resultado del tratamiento de los suje- tos como objetos del mercado, de acuerdo con la visión de una sociedad de consumo. Las políticas neoliberales implementadas desde me- diados del siglo XX se caracterizan por la reivindi- cación del libre mercado como la mejor vía para el desarrollo de las sociedades, lo que contrasta con la preocupación por la protección de los derechos indi- viduales del liberalismo clásico y el énfasis en la crea- ción de oportunidades para garantizar los derechos propiosdel liberalismo social. (Nelson, 2013, p. 211) Al favorecer políticas de tercerización en las obligacio- nes del Estado, la salud se ha convertido en una posibi- lidad de generar rentabilidad a los entes privados, y el libre mercado en esta esfera fortalece el individualismo y hace caso omiso de las soluciones estructurales en las que ocupan un gran espacio los derechos humanos. Así, el sistema de salud se limita a impactar las “anomalías” que amenazan la productividad, la eficiencia y el aco- plamiento a unas normas, con planes y presupuestos de la clase que dirige y financia la labor, que son construi- dos desde las especialidades y los expertos. De esta ma- nera, dichos planes se convierten en mecanismos de se- guridad, control y regulación social, lo que contribuye a la implementación de procesos gubernamentalizados. En el caso específico de la intervención relacionada con el consumo de drogas, esta debe ir más allá de las prácticas punitivas y de tratamientos convertidos en camisas de fuerza o de talla única. Dichas estrategias promueven la agudización del conflicto social, y llevan al desconcierto y a una visión de meta imposible. Ade- más, parten de una mirada estricta y poco asertiva de normalizaciones individuales, en un contexto de alta complejidad al cual no se le tiene en cuenta (y menos aún, se le comprende) como parte estructural de la si- tuación prevalente. Así, redundan en actos violatorios de los derechos humanos y en el desconocimiento de la libre determinación de los individuos y los pueblos. En Colombia, y específicamente en Nariño, las prácticas en este tema se construyeron a partir de los aprendiza- jes traídos de Norteamérica y Europa. Curiosamente, en Tangua (Nariño) se creó la primera comunidad cristiana que sirvió como centro de formación de líderes pasto- res e instituyó el modelo Teo-terapéutico diseminado por varias partes del país. Ante la ausencia del estado, a esta comunidad se le delegó el abordaje en “rehabilita- ción” y asistencia social. Parte de lo anterior es resalta- do por Castro (2007) en el siguiente fragmento de texto. En Colombia, por ejemplo, hace casi un siglo que se vislumbró el advenimiento de la asistencia pública liderada por el Estado. Ya en la década de 1920 se consolidaban las primeras regulaciones producto de un esfuerzo organizado y centralizado del Estado por administrar la ayuda con perspectiva moderna y secu- lar. Ello no quiere decir que las formas de ayudar ha- yan sido un evento novedoso, las prácticas de ayuda estaban presentes desde antes. Por ejemplo, a fina- les del siglo XIX se observaban procesos de caridad y beneficencia, la primera comprendida como actividad de apoyo a los pobres, liderada por instituciones reli- giosas y laicas inspiradas por la moralidad católica de la época; la segunda entendida como ayuda secular a los pobres, relacionada con la actividad estatal. En el proceso que aconteció en los primeros años del siglo XX, la caridad y la beneficencia fueron sucedidas por acción y asistencia social, a través de un movimiento de normalización estatal de la ayuda. (p. 35) De ahí que se deduzca que el estado colombiano asumió la política social únicamente desde sus alianzas con los entes privados, en los cuales interactuaban entidades sin ánimo de lucro con algunas generadoras de plusva- lía y subsistencia para muchos profesionales involucra- dos en estas prácticas. De este modo, se reconocen tres actores específicos: el sistema político, las entidades encargadas de la intervención y los beneficiarios de estos servicios; con lo cual quedan al descubierto tres tensiones desafortunadamente centradas en el déficit y la carencia. Además, el sistema descrito sitúa a las INICIO XV Cátedra Colombiana de Psicología 2020 111 personas como sujetos pasivos y objeto de atención, modificación o normalización y control, desprovistos de autonomía y volición propia, dentro de un contexto caracterizado por situaciones de vulnerabilidad y capa- cidades resilientes. Lo anterior genera un detrimento de la participación comunitaria, la articulación y las redes, de modo que excluye totalmente cualquier tipo de com- promiso integrador. En consecuencia, emerge una mirada desarticulada de los contextos de alta complejidad, en los que están pre- sentes las propuestas neoliberales del consumismo, las prácticas económicas de arrase y beneficio inmediato, los mercados de las drogas, los entornos de alta vulne- rabilidad y pobreza, las ofertas de obligada aceptación y participación en las prácticas del mercado de la droga, más las ausencias de políticas integrales y coparticipa- tivas. De cierta manera, todas estas prácticas garanti- zan el mantenimiento del status quo, pues lo único que generan es el control de las poblaciones, la individuali- zación de los problemas y la administración de las des- igualdades. El ejercicio actual del cual nos ocupamos tiene que ver con pasar más allá de los planes o proyectos, e inclu- sive de una interpretación de la realidad basada en un posicionamiento específico. Busca iniciar un trabajo de coparticipación y empoderamiento de las comunidades en la propia construcción de sus respuestas, ante un medio complejo y de alta diversidad. Pretende ir más allá de la intervención creada para mantener el orden y el control, e incluso de aquella en la que los expertos, a partir de protocolos rígidos y planeados, buscan con- cretar evidencias en unos terrenos que son maleables y diversos. Esto los separa de una realidad contextual que abunda en variables difíciles de presupuestar. Por ello, se sugiere una acción “más cercana a la artesanía de la transformación social, y menos vinculada con la ingeniería del cambio” (Martínez, 2014, p. 24). De acuerdo con la perspectiva de Lacan (1987), partimos de la construcción de un dispositivo entendido no solo en los espacios físicos sino también en los relacionales, en los cuales se interactúa y se hace una inmersión, y se pasa a ser parte de los actuares dentro del territorio y de una dinámica de intercambio de diálogos orientados a la producción de saberes emergentes. De este modo, se privilegian la autonomía y las iniciativas propias que proponen una construcción basada en un conocimiento de condiciones específicas, las cuales solo son visibles en la interacción y el intercambio que ocurre durante las modificaciones de su propio territorio. Es en la interac- ción y la construcción continua de relaciones, conoci- mientos, saberes y prácticas asertivas, donde se vislum- bran otras posibilidades. Estas se asumen como propias y se nutren por sí mismas, no a partir de los innúmeros protocolos que muchas veces se construyen sin tener en cuenta la maleabilidad de los entornos. Lo Local: la Construcción de un Discurso La experiencia en Nariño ha fluctuado de cuestionar la intervención del incidir, manipular, direccionar, norma- lizar y cumplir metas, tallas únicas, opiniones de exper- tos y control del saber, a promover la acción participati- va más allá de la verdad cartesiana. Esta verdad se basa en los principios de disyunción, reducción y abstracción para encontrar un “orden perfecto” que es importante pero no lo es todo. En la construcción de conocimiento, halla una perspectiva epistemológica en la cual el su- jeto y objeto de la investigación participativa articulan respuestas diversas, las cuales tienen en cuenta la com- plejidad de los contextos y las emergencias no predeci- bles que promueven la inclusión social. La construcción de dispositivos relacionales que se ci- mienta a partir de los diversos lenguajes, es una res- puesta coparticipativa y autóctona, que mediante conti- nuos replanteamientos permite hacer una lectura de las situaciones que se relacionan con el uso, el abuso y la dependencia a las drogas. Esto permite ir más allá de la clínica, de las soluciones positivas y de los mecanismos de control, para vislumbrar las voces de los diferentes actores. INICIOPsicología Desde el Sur: un Aporte de la Interculturalidad a la Construcción de la Psicología en Colombia 112 Nariño es un territorio complejo en el cual los mecanis- mos de producción interactúan con los actores de este: cultivos, “cocinas”, tráfico, grupos armados, comercio de precursores e insumos legales e ilegales, comercio, modas, estilos de vida, enriquecimiento, miseria, triste- za, dolor, desescolarización, trata de personas, norma- lización de lo ilícito, desplazamiento, pérdida de vidas, vinculación de menores en este entramado, diversidad étnica, consumo en experimentación, uso, abuso y de- pendencia. Esto se contrapone a las respuestas estata- les en salud, educación, deporte, generación de empleo, seguridad social, y formación académica y para el tra- bajo, las cuales se acompañan de una comprensión del fenómeno muy pobre. Sin embargo, seguimos pensando que el problema es la droga y aún pulula la guerra con- tra ella, lo cual se muestra en conceptos ya anquilosa- dos en el tiempo, con evidencia de exiguos resultados, más unas políticas estatales no muy claras en épocas del posconflicto. A partir de un marco teórico cercano a las ciencias de la complejidad (el Modelo Eco2), se inició el proceso de acercamiento a las poblaciones, a las comunidades y a las personas que como actores fungían en la toma de decisiones o en las conductas adictivas. Se levantaron diagnósticos participativos, a partir de la construcción de relaciones y de la articulación de respuestas multi- sectoriales. Adicionalmente, se buscó el uso de rutas con procesos menos invasivos, de modo que se promo- vieran la inclusión social y el aminoramiento de vul- nerabilidades, para superar la gran incertidumbre de saberes sabidos que se contraponen y se resisten a mo- dificar acciones ya caducas, las cuales no han proveído resultados diferentes a los ya conocidos. Los primeros pasos se desarrollaron en el año 2011 al 2013, cuando en 11 municipios de Nariño se inició la construcción de una estrategia que aún persiste y se ha validado en otros contextos: el Modelo de Atención In- tegral al Consumidor de SPA (MAIC-SPA; Villalobos et al., 2011). Este es liderado por el grupo de investigación Psicología y Salud de la Universidad de Nariño (UDE- NAR) y fue patrocinado en sus inicios por el Instituto Departamental de Salud de Nariño (IDSN). En el año 2013, se identificó la necesidad de trabajar en una propuesta dirigida a la atención integral e integra- da frente a situaciones relacionadas con el consumo de SPA en el contexto universitario, a partir de la investiga- ción Diagnóstico de consumo de SPA en población uni- versitaria (Quiroz y Matabanchoy (2013). Este estudio mostraba claramente la convivencia con el consumo de drogas en el contexto universitario y la escasa existen- cia de estrategias de mitigación frente a una situación que ya se había iniciado. En este contexto, la prevención selectiva tenía lugar, pero no desde una mirada lineal sino compleja, donde gestionar situaciones relaciona- das con el consumo fuese responsabilidad de todos y no solo de quien lo elige o de su familia, para así disminuir factores de riesgo. A partir de esta lógica, se implementó y sistematizó la ex- periencia ZOU, una estrategia para la Atención Primaria en Salud que involucra diferentes sistemas de relaciones (persona, familia, sociedad) que intervienen en la pro- blemática, pero que también son parte de la solución a partir de la resignificación de las representaciones socia- les. Por ello, fue necesario realizar un diagnóstico parti- cipativo que permitiera crear una gran capacidad de res- puesta, coparticipativa y efectiva, para prevenir, reducir daños y construir opciones de intervención y atención a los grupos vulnerables, no solo en cuanto a la situación de consumo de SPA, sino también frente a situaciones re- lacionadas con el acontecer humano. La implementación de ZOU fue un proceso de Inves- tigación Acción Participación (IAP; Tovar, 2012), que involucró formas de manejo y resignificación de los conocimientos sociales asociados a situaciones de vul- nerabilidad, el cual se hizo necesario sistematizar para reconocer de manera crítica, si las situaciones dadas para modificar fueron suficientemente abordadas des- de la orientación y metodología de la estrategia (Jara, 2012). INICIO XV Cátedra Colombiana de Psicología 2020 113 A partir de ello, se dio cuenta del proceso de interven- ción llevado a cabo durante 8 meses y que subsiste como Red ZOU Nariño. Esta red está compuesta por va- rias universidades de la región, donde desde una mirada de APS, de articulación intersectorial, sectorial y comu- nitaria, se gestionan y reducen los riesgos relacionados con el consumo de SPA (Ministerio de Salud y Protec- ción Social et al., 2012). Así, la estrategia ZOU, inicial- mente apoyada con recursos del Ministerio de Salud y Protección Social, hoy forma parte del plan operativo de los diferentes sistemas de bienestar universitario y de aprendiz, como es el caso del SENA. En esta construcción de redes, los municipios ya venían haciendo parte del entramado. En el año 2014 se sumó Yacuanquer, municipio pionero a nivel nacional en el de- sarrollo de la Política de primera infancia y adolescencia (2013-2026, Alcaldía Municipal de Yacualquer, 2013). El proceso de construcción de esta política, contó con el apo- yo del Proyecto Fortalecimiento del Sistema Nacional de Bienestar Familiar, y de la alianza estratégica entre el Ins- tituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) y el Progra- ma de las Naciones Unidas para el Desarrollo, constituida en el año 2013. El objetivo general de la política pública de primera infancia es “promover el desarrollo integral de los niños y niñas desde la gestación hasta los 6 años de edad; respondiendo a sus necesidades y características específi- cas, y contribuyendo así al logro de la equidad e inclusión social en Colombia” (CONPES, 2007, p. 28). La Política se enmarca en el Plan Nacional de Desarrollo y se refuerza por los compromisos adquiridos en la Convención Inter- nacional sobre los Derechos de los Niños, y en las metas y estrategias de Colombia para el logro de los Objetivos de Desarrollo del Milenio 2015 (Política de primera infancia y adolescencia del municipio de Yacuanquer, 2013-2026). En coherencia y articulación con esta política, se im- plementaron los dispositivos comunitarios (DC): (a) Zo- nas de Orientación Escolar (ZOE) para las Instituciones Educativas Pedro León Torres, Concentración de Desa- rrollo Rural y Chapacual, y (b) el Centro de Escucha (CE) Tejiendo Sueños para el municipio. En el año 2015, el Ministerio de Salud y Protección Social emitió la Resolución 518 de 2015 para todos los munici- pios, que legitima el quehacer de los DC. En Yacuanquer, esta resolución fortaleció los seguimientos periódicos del comité de política social. Los dispositivos comunita- rios ZOE y CE, son espacios de relación para la comunidad yacuanquereña, que gestionan oportunidades de vida a partir de las redes con las que se articula. Actualmente, se cumplen 7 años de este proceso reconocido a nivel nacional y que ha liderado la formación, la reducción del estigma y la inclusión social en el territorio. Parte fundamental del desarrollo misional de estos dispositivos es el empoderamiento juvenil y el apoyo de sus iniciativas, para promover estilos de vida salu- dable y gestionar las situaciones de vulnerabilidad. A 2019, este proceso continúa de manera activa, lo cual se evidencia en las actividades y propuestas que toman vida en manos de los jóvenes, las cuales fortalecen una mirada integral e integrada que favorece las relaciones humanas, las redes, y los vínculos protectores ante tan- to factor de riesgo que rodea hoy en día a la comunidad en general (Milanese, 2010). En 2015, se inició este trabajo en el municipio de Cha- chaguí, en el que, aunado a los aprendizajes anteriores, se sumó la necesidad de dejarcapacidad instalada con el CE “Arcoíris” y el grupo Juvenil Street Talent, jóvenes que hoy en día tienen participación en la planeación y vida de su municipio. Desde el año 2016 hasta el 2019, el IDSN ha sido el re- presentante del estado encargado de liderar la imple- mentación de los dispositivos en diferentes municipios del departamento, con tiempos discontinuos y reduci- dos para su implementación, los cuales están permea- dos por lo ya descrito en el texto. Esto hace necesario el que exista voluntad política y administrativa para que la estrategia se asuma y sea sostenible, se articule a linea- mientos institucionales, y supere la mirada de ganan- cias netamente monetarias. INICIO Psicología Desde el Sur: un Aporte de la Interculturalidad a la Construcción de la Psicología en Colombia 114 En el contexto universitario y en articulación con la Secre- taria de Salud Municipal de Pasto, en los años 2017 y 2018 se realizó el proyecto de construcción de piezas comuni- cativas para el cambio de comportamiento en institucio- nes de educación superior y el SENA. Este es un proyecto trasversal al quehacer de todos, que articula y potencializa recursos existentes, reduce el desgaste de los equipos, in- crementa ofertas y la capacidad de respuesta institucional e interinstitucional, y propicia el cambio de representacio- nes sociales que favorecen la inclusión social y la gestión de los riesgos en la comunidad universitaria. Este proyec- to develó que las intervenciones deben tener un carácter sistémico, que involucre todas las esferas de interacción humana. El diagnóstico a partir del Sistema de Diagnós- tico Estratégico (SiDiEs), permitió la identificación eficaz de dificultades, buenas prácticas y lecciones aprendidas (Quiroz y Maínguez, 2014). Se ha recorrido gran parte del departamento con pro- cesos de formación y entrenamiento a profesionales, pares y técnicos que hacen parte de las comunidades. Esto incide en un paradigma de intervención que aún presupuesta la exclusión y la derivación a servicios de salud especializados sin un adecuado tamizaje, y ho- mologa una serie de prácticas sin tener en cuenta los niveles de consumo, ni las etapas de cambio. De esta manera, se desvincula a las personas de sus propuestas sociales, educativas y relacionales, y se incrementan los riesgos. Además, se generan constructos cognitivos que acrecientan los procesos de enganche con la cultura del consumo de drogas en las personas intervenidas con este modelo de atención. El diseño de políticas públicas en Colombia ha propues- to una intervención basada en la Atención Primaria en Salud, y ha construido rutas integrales de atención con énfasis en los manejos de la problemática desde los en- tornos sociales y comunitarios, donde se presentan los riesgos. Sin embargo, la representación social de los ac- tores que determinan estos procesos está anclada, por lo que tiene dificultades para concebir acciones diferen- tes a las ya practicadas. Esto conduce a un incremento de riesgos y a pocos resultados en el mejoramiento de la calidad de vida de las personas y las comunidades. La prohibición ha llevado a agudizar la discriminación, las intervenciones por estrato social, la droga consumida, las razones de ordenamiento político, el control y la nor- malización de condiciones sociales. Las universidades han jugado un papel importante en esta labor, desde el desarrollo de proyectos en los te- rritorios hasta las dinámicas de investigación y acción, y documentación y construcción de dispositivos articu- lados (Red ZOU Nariño) con la participación de actores institucionales, comunitarios y de la sociedad civil. Con dichos actores se han desarrollado congresos, talleres de formación y diplomados, y se ha promovido la inte- racción de profesionales en prácticas, tesistas y estu- diantes en campo. Además, se han construido y articu- lado sinergias con las secretarias de salud municipales y departamentales, EPS, comunidades terapéuticas, IPS, secretarías de deporte y cultura, y los programas de habitantes de calle. Finalmente, se han enlazado los Dispositivos Comunitarios en los municipios (como las ZOE, las ZOU y los Centros de Escucha), con los profe- sionales egresados de las diferentes universidades que han hecho parte de la implementación de dichos dispo- sitivos (Villalobos et al., 2011). Construir estrategias articulando propuestas desde lo comunitario, con una mirada de derechos y correspon- sabilidad en la creación de iniciativas incluyentes, don- de se reconozca que todos somos parte del problema, pero también de la solución, lleva a replantear la forma de trabajar y a mirarnos como similares, ya no desde el puesto que señala y crítica, sino del que pertenece y re- construye cada día. Hoy los invitamos a analizar los aspectos políticos, so- ciológicos, epidemiológicos y sanitarios en diversos contextos y momentos de la historia. Les proponemos pensar en los aspectos de la producción, el tráfico y la transición al consumo interno. Los invitamos a la inves- tigación, a la promoción de la salud mental, a la cons- INICIO XV Cátedra Colombiana de Psicología 2020 115 trucción de respuestas comunitarias inmersas dentro de los terrenos de la prevención y la formación. Por último, les proponemos actuar desde la intervención temprana y la gestión del riesgo como un deber social y profesio- nal, enmarcado dentro de la ética y la solidaridad. Referencias Alcaldía Municipal de Yacualquer. (2013-2026). Políti- ca pública de primera infancia y adolescencia del municipio de Yacuanquer. Alcaldía Municipal de Yacualquer. https://alcaldiayacuanquernarino.mi- colombiadigital.gov.co/sites/alcaldiayacuanquer- narino/content/files/000111/5528_politica-pu- blica-de-primera-infancia-y-adolescencia.pdf Castro, B. (2007). Caridad y beneficencia. El tratamien- to de la pobreza en Colombia, 1870-1930. Univer- sidad Externado de Colombia. Consejo Nacional de Política Social – CONPES. (2007). Política pública nacional de primera infancia. 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INICIO INICIO Psicología Desde el Sur: un Aporte de la Interculturalidad a la Construcción de la Psicología en Colombia 118 Parte 4 Aportes de la Interculturalidad a los Procesos Psicológicos en Escenarios Organizacionales XV Cátedra Colombiana de Psicología 2020 119 Parte 4 PARTE 4: Aportes de la Interculturalidad a los Procesos Psicológicos en Escenarios Organizacionales p.119 INICIO Recursos Internos y Externos que Generan y Mantienen Capital Social en Líderes del Oriente Antioqueño p.121 Aportes de la Gestión del Talento a las Empresas de Nariño p.123 Abordaje del Bienestar Psicológico Desde la Psicología Positiva en la Región Nariñense p.137 120INICIO XV Cátedra Colombiana de Psicología 2020 121 El oriente antioqueño ha sido históricamente afec-tado por el conflicto armado y otros conflictos, los cuales entre los años 1990 al 2000 generaron que las comunidades, cansadas de la violencia y los con- flictos sociales derivados, comenzaran a movilizarse para sobrevivir, protegerse, ejercer el control social y apoyarse psicosocialmente. Con el apoyo de diferentes entidades y una fuerte influencia de la iglesia católica, se crearon y fortalecieron diferentes organizaciones de diversa índole (de víctimas, sociales, productivas, de mujeres, etc.). Así mismo, de forma paralela se conso- lidaron liderazgos personales y organizacionales, y se empezaron a generar nuevas relaciones interpersonales y redes de apoyo que se construyeron en el contexto de la desconfianza y el temor, para recuperar lo perdido y poco a poco reconstruirse socialmente. 19 Bajo este escenario, el oriente antioqueño se convier- te en un escenario donde la reconstrucción de la con- fianza cobra un valor significativo para seguir adelante, y para la adaptación, la resistencia y la resiliencia. En este sentido, este trabajo se pregunta y analiza, ¿cuáles son los recursos internos y externos que presentan las personas líderes, representantes, directivos y actores clave de las organizaciones del oriente antioqueño para generar y mantener un capital social? 19 Correo electrónico: myarias@uco.edu.co; magyoa@alumni.uv.es A través de una investigación de tipo mixto con un di- seño exploratorio, se recolectó la información de 140 líderes de la región. Se realizaron entrevistas semies- tructuradas, grupos focales, y el diseño y aplicación de una encuesta. En su primera fase, la información se analizó a partir de estadística descriptiva y se hizo uso de MAXQDA para el análisis de contenido, con lo cual se logró identificar la importancia que tiene el aspecto so- cial para la construcción de solidaridad. Este proceso se basó en las normas, creencias y valores como elemen- to importante para la construcción de confianza y para generar capital social, lo cual abarcó factores internos que incluyen la forma en que se seleccionan las perso- nas con las que alguien se relaciona, y las característi- cas físicas, emocionales, psicológicas y sociales que se conjugan para poder consolidar los vínculos. Los anteriores recursos son reforzados con el hecho de hacer parte de una organización, por lo cual en estos líderes se origina la necesidad de paliar las consecuen- cias del conflicto o una situación específica que motivó el ingreso (obtener comida, seguridad, acceso a benefi- cios, trabajo, servir o atender a quienes estaban siendo afectados). Por consiguiente, el capital social generado en las primeras fases de la vinculación de los miembros a la organización se puede definir más como una ne- cesidad. A partir de esto, se concluye que los recursos psicosociales que generan capital social se relacionan con recursos internos como rasgos de personalidad, so- ciabilidad y vínculos previos de los individuos que hacen parte del desarrollo cognitivo, social y moral de las per- Recursos Internos y Externos que Generan y Mantienen Capital Social en Líderes del Oriente Antioqueño Magda Yolima Arias Cantor19 Universidad Católica de Oriente, Rionegro, Colombia INICIO Psicología Desde el Sur: un Aporte de la Interculturalidad a la Construcción de la Psicología en Colombia 122 sonas, los cuales a lo largo de la vida son complementa- dos. De igual manera, estos son reforzados por recursos externos como la confianza, el trato y la calidad de las relaciones, la reciprocidad, el cumplimiento de las nor- mas tácitas y explicitas, y los beneficios obtenidos. INICIO XV Cátedra Colombiana de Psicología 2020 123 Resumen20 En el departamento de Nariño, el sector empresarial se encuentra representado por micro empresas, muchas de ellas son Empresas Familiares (EF), las cuales tienen características particulares mediadas por el vínculo consanguíneo, lo que tiene implicaciones en la estructuración de la empresa, la gestión gerencial y la Gestión de su Talento Humano (GTH). El compromiso con el desarrollo de competencias y habilidades del talento humano de la EF que asume el psicólogo organizacional, implica el reto de ajustarse a modelos de GTH tradicionales, o proponer y contextua- lizar los procesos a las necesidades de la EF. El presente documento expone elementos teóricos que brindan una mirada histórica del proceso de GTH. Este aborda el concepto de EF y sus modelos, y finaliza con los retos que se asumen relacionados con los procesos de administración y desarrollo del talento humano. Palabras clave: gestión del talento humano, empresa familiar, salud, calidad de vida laboral. 20 Correo electrónico: soniamaritzam@udenar.edu.co Introducción A partir de la particularidad que tienen la racionalidad y dinámica de la EF, surge la pregunta: ¿la GTH se ajusta a los requerimientos de este tipo de empresas? O, por el contrario, ¿son las familias las que se ajustan a esos modelos? En ese sentido, se hace pertinente la reflexión sobre los aportes de la GTH a las empresas de Nariño que se han realizado desde la docencia, investigación, interacción social y consultoría. Aspectos Teóricos Para referirnos al abordaje de la GTH es necesario re- conocer, en su proceso histórico y evolutivo, aportes de diferentes miradas como las de la psicología, la admi- nistración, la publicidad, entre otras. Un Poco de Historia La psicología industrial organizacional tiene sus orí- genes a finales del siglo XIX, con los aportes de Walter Dill Scott, cuando se asumió quela psicología podía ser aplicada a los negocios y a la publicidad (Muchinsky, 2007). Desde entonces, planteamientos como los de Frederick Taylor (padre de la administración y precursor de la escuela de administración científica) aportaron con una nueva forma de pensar la administración en las organizaciones, porque tanto los trabajadores como los operarios tenían funciones específicas que contribuían Aportes de la Gestión del Talento a las Empresas de Nariño Sonia Maritza Matabanchoy Tulcán20 Universidad de Nariño, San Juan de Pasto, Colombia INICIO Psicología Desde el Sur: un Aporte de la Interculturalidad a la Construcción de la Psicología en Colombia 124 al éxito de la organización (Del Castillo, 1999). Entre los principios que fundamentaron su mirada se encuen- tran: la visualización de la importancia de la selección de personal como un proceso científico, y la necesidad del proceso de capacitación que permite aportar a la eficiencia de la organización, según la habilidad inicial y el potencial del aprendizaje (Murillo et al., 2007). Por otra parte, Hugo Munsterberg, considerado padre de la psicología industrial, aplicó algunos procesos psico- lógicos básicos (percepción y atención) a los problemas industriales prácticos. De igual forma, realizó aportes relacionados con métodos para la selección de perso- nal para el incremento de la eficiencia en el trabajo, y algunas técnicas de mercadeo y publicidad (Muchinsky, 2007). Durante la primera y segunda guerra mundial se re- conoció a Robert Yerkes como primer presidente de la American Psychological Association (APA). En este pe- riodo se generaron importantes avances frente al proce- so de selección de personal mediante la creación de mé- todos para la selección de soldados que iban a la guerra. Gracias a estos aportes se permitió visibilizar el rol del psicólogo en este proceso. En 1944, la APA reconoció el carácter científico del área e inauguró la División 14 de Psicología Industrial y Empresarial (Muchinsky, 2007). Posteriormente, se destacaron los aportes de Elton Mayo, padre de la escuela de las relaciones humanas, quien empezó a preguntarse por temas como la rota- ción del empleo, la desmotivación del trabajador y el descenso en la productividad. Su interés principal se relacionó con los efectos psicológicos que podrían ge- nerar las condiciones físicas del trabajo, tales como el ruido, la iluminación y la ventilación en la producción. En otro momento, Mayo comprendió que más allá de las variables físicas, se encontraban las variables sociales que presionaban al ser humano y que le obligaban a comportarse de forma diferente (Murillo et al., 2007). Ahora bien, desde esta mirada se empezó a considerar al trabajador como un ser social, una persona con nece- sidades físicas y psicológicas, las cuales se convirtieron en aspectos muy relevantes para aportar a la función de recursos humanos. Valle (2004) plantea que la gestión de las personas es una de las funciones que más ha experimentado cam- bios, ya que pasó de ocupar un segundo plano en la em- presa a ser considerada una función determinante en el éxito o fracaso de esta. Además, las diferentes denomi- naciones que ha recibido la función de recursos huma- nos a lo largo del tiempo como administración de per- sonal, dirección de relaciones sociales o industriales, dirección de relaciones humanas, dirección de perso- nal, y hasta la hoy llamada GTH, obedecen a diferentes perspectivas de abordaje del ser humano en la organi- zación, y corresponden a las diferentes etapas que ha atravesado la función en su evolución. Es así como en la etapa administrativa (a principios del siglo XX hasta los años 60), la función de recursos hu- manos se orientó hacia una mirada productiva, centrada en la mejora de la productividad. Esto se hizo mirando al ser humano desde la orientación racional-económica del hombre, es decir, en la cual el trabajador se desem- peña según sus incentivos económicos y su disciplina. La etapa de gestión (1960-1980) surgió de la escuela de las relaciones humanas, cuyo principal exponente es El- ton Mayo y fue la que dio origen a lo que se conoce como Dirección de Recursos Humanos (DRH). Es aquí donde se comenzaron a considerar como importantes las ne- cesidades de tipo psicológico y social del ser humano en el área laboral. Por otra parte, se empezó a delinear una mirada diferente del trabajador a partir de los aportes de la escuela comportamental, sobre la premisa de que al aumentar la calidad de vida en el trabajo, se favorece la motivación y el resultado (Valle, 2004). Posteriormente, se encuentra la etapa de desarrollo (década de 1980), la cual fue importante en la consoli- dación de la función de personal, pues empezó a reco- nocer que las personas y la forma como se las dirige, in- INICIO XV Cátedra Colombiana de Psicología 2020 125 fluyen en los resultados. Es en esta etapa cuando surge formalmente la DRH, que asume retos importantes que implican considerar que el recurso humano pasa de ser identificado como un gasto a entenderse como un re- curso estratégico para la organización. Adicionalmente, se visualiza a la DRH como pieza clave para el desarrollo de los objetivos de la empresa (Valle, 2004). La cuarta es la etapa estratégica (1990 en adelante), en la cual se da un nuevo abordaje de la GTH y surge la Dirección Estratégica de Recursos Humanos. Esta últi- ma se considera como estratégica porque permite pro- mover la alineación del talento humano (capacidades, competencias, habilidades de los colaboradores) con la estrategia, los objetivos empresariales y la cultura orga- nizacional (Valle, 2004). Si bien la gestión del talento surge en los años 90 y su interés inicial es preocuparse por alinear la estrategia de recursos humanos con la estrategia corporativa, configura como una de sus principales tareas vincular talentos nuevos, y retener y desarrollar a quienes ya ha- cen parte de la organización. En este sentido, es opor- tuno reflexionar sobre las implicaciones del concepto mismo de persona en la organización, que bien puede ser entendido como un recurso o como un talento. El uso del término recurso humano se aproxima a la com- prensión de la persona como un instrumento que ejecu- ta funciones asignadas a un rol especifico (Díaz, 2004; González y Molina, 2016). Por su parte, el talento humano es definido por Gon- zález-Cruz et al. (2009) como “el conjunto de compe- tencias que, desarrolladas y aplicadas, permiten a un sujeto desempeñar un determinado papel de forma so- bresaliente” (p. 32). De manera complementaria, Alles (2005) considera que la estructura del talento contem- pla la sumatoria de las capacidades, el compromiso y la acción. Estas definiciones permiten movilizar la mirada del psicólogo organizacional, a contemplar la lectura del talento humano dentro de la función de gestión hu- mana, entendido como esas habilidades, capacidades y conocimientos que las personas tienen y que ponen al servicio de sus organizaciones, las cuales a su vez le im- primen un sello distintivo a su labor. De igual manera, el talento humano aporta en el proceso de diferenciación y competitividad de las personas y organizaciones. Desde esa mirada, es necesario redefinir las capacidades de la organización para dar sustento e integrar las capacida- des individuales, ya que estas son el ADN de la compe- titividad. Las Empresas Familiares Se definen las empresas familiares (EF) como aquellas en las cuales una o dos familias (consanguíneas o de paren- tesco): (a) poseen más del 50% de la propiedad, (b) ocu- pan cargos directivos o ejecutivos, y (c) consideran que la empresa va a ser transferida a las siguientes generacio- nes, sin importar el tipo de figura jurídica con la cual se hubiese establecido (Orozco y Rentería, 2012). En la mis- ma línea, autores como Barnes y Hershon (1976), Dyer (1986), Gallo y Vilaseca (1996) o Ward y Dolan (1998), coinciden en que las EF sonorganizaciones donde el con- trol y la administración la tienen uno o varios miembros de la familia en más de un 50%, y en las cuales la asigna- ción de cargos directivos y la concepción de continuidad en las siguientes generaciones, dan lineamiento a la pro- yección de la empresa familiar a futuro. Existen modelos que nos permiten comprender la diná- mica y el ciclo de vida que las EF llevan desde su crea- ción, nacimiento, crecimiento, madurez (consolidación) y declive (Vélez et al., 2008). Para comprender este pro- ceso, a continuación se describen el modelo de los tres círculos (Tagiuri y Davis, 1982) y el evolutivo tridimen- sional (Gersick et al., 1997). El modelo de los tres círculos. Desarrollado por John Davis y Renato Tagiuri en 1982 (Pérez, 2012), este mode- lo permite visualizar cómo se sobreponen los sistemas de la familia, empresa y propiedad, así como el lugar que ocupa cada integrante dentro de los subconjuntos que se forman en las diferentes intersecciones de tales INICIO Psicología Desde el Sur: un Aporte de la Interculturalidad a la Construcción de la Psicología en Colombia 126 sistemas. El círculo de “familia” representa a todos los miembros de un mismo grupo familiar, el círculo “em- presa” son las personas que trabajan en la empresa y reciben su salario de ella, y el círculo “propiedad” deter- mina a los dueños de las acciones, quienes tienen dere- chos y deberes sobre la empresa. En este modelo todas las personas que tienen relación con las EF se pueden ubicar en alguno de estos círculos y sus subconjuntos. De esta manera, cada integrante asume su rol y el lugar que le corresponde. El modelo evolutivo tridimensional. Desarrollado por Gersick et al. (1997), este modelo analiza de base los tres círculos de las EF (familia, empresa, propiedad), y desde tal perspectiva visualiza su proceso de crecimien- to. Esto lo hace mostrando cómo los integrantes van cambiando de un subconjunto a otro. El proceso de crecimiento implica asumir eventos tales como el matrimonio, la separación, la muerte, y el cam- bio de directivos, socios y trabajadores, situaciones que movilizan a las personas que integran las EF, así como su estructura y procesos. En el caso del subsistema “propiedad”, este se encuen- tra delineado por tres etapas evolutivas: compañías de propietario controlador, sociedad de hermanos y con- sorcio de primos. Estas etapas se caracterizan por la pretensión de obtener capital, la organización de una estructura para una próxima generación y la definición de los roles a desempeñar. El proceso evolutivo del sub- sistema “familia” presenta cuatro etapas: familia joven de negocios, ingreso en el negocio, trabajo conjunto y cesión de la batuta. En este subsistema se abordan el proceso y la transferencia generacional. Finalmente, en el subsistema “empresa” existen tres etapas básicas: arranque, expansión/formalización y madurez. Estas etapas están asociadas al nacimiento, crecimiento, de- sarrollo, y madurez de la empresa. Generalidades del Contexto Empresarial en Nariño Entre los años 50 y 80 del siglo XX, en Colombia hubo un gran avance en la creación de empresas de tipo familiar, lo que marcó la economía nacional. En esto sobresalen algunas regiones del país como Antioquia y Valle del Cauca. Desde la perspectiva investigativa de las EF, en Colom- bia estas tuvieron su génesis hace dos décadas, en el período comprendido entre 1990 al 2000 (Orozco y Ren- tería, 2012; Sandoval y Guerrero, 2010). En Colombia, las pequeñas y medianas empresas repre- sentan el 90% de las empresas a nivel nacional y gene- ran el 73% del empleo, con la particularidad de que una alta proporción son empresas de familia (Bolaños et al., 2009). En coherencia con esto, el informe de Confecá- maras reporta que el 86.5% de las empresas en Colom- bia son organizaciones de familia (El Heraldo, 2018). Ahora bien, para el caso del sur de Colombia, según el Boletín Económico de la Cámara de Comercio (2018), en San Juan de Pasto se encuentran registradas 32,111 personas naturales y jurídicas, donde 31,244 son mi- croempresas, 691 pequeñas empresas, 150 medianas empresas y 26 grandes empresas, de la cuales su gran mayoría también son de carácter familiar. De este modo, el espacio de la consultoría en empresas de San Juan de Pasto, ha permitido evidenciar cómo se han configurado las empresas familiares a medida que se presentan cambios en el contexto, la demanda y el cliente-usuario. Así mismo, la llegada de almacenes de grandes superficies a la región ha llevado a repensar la empresa hacia su expansión y reorganización. Con ello se busca que las empresas crezcan, mantengan su mar- ca en el mercado y den respuesta a las necesidades del cliente-usuario. INICIO XV Cátedra Colombiana de Psicología 2020 127 La estructura organizacional de estas empresas, al igual que su estilo gerencial, responde a una cultura organi- zacional construida, en su gran mayoría, por lazos fami- liares y afectivos. Sus gerentes son los propietarios de las empresas y estos, a su vez, recibieron el legado de sus antecesores, quienes formaron su estilo gerencial desde la experiencia. Además de ese legado, los geren- tes actuales han adquirido una cualificación académica en áreas afines a la misión de sus empresas, y con ello han establecido un modo particular de construir empre- sa en la región. El crecimiento de las empresas y el paso de pequeña a mediana empresa ha sido difícil, lo que ha llevado a los gerentes a pensar en la necesidad de optimizar sus re- cursos y capacidades. También, los ha conducido a con- figurar e incluir dentro de su estructura organizacional el área de talento humano. Esto último está fundamen- tado en la necesidad a nivel directivo de contar con un apoyo en el manejo de personal, debido al aumento de servicios y demandas del usuario, a la vinculación de un número mayor de trabajadores, y a la necesidad de de- sarrollar procesos articulados y coherentes con la fun- ción misional del área. Retos de la Gestión del Talento Humano en Empresas Familiares El psicólogo organizacional en pequeñas EF, tiene la posibilidad de apoyar en la mejora de procesos en la or- ganización, lo que implica reconocer el estado actual de los mismos y los retos que se presentan. En este aparta- do se desarrollan tópicos claves que aportan en el logro de este fin: liderazgo, cultura organizacional y gestión adecuada de los conflictos familiares. Si estos se asu- men en las EF, aportan a la gestión del talento, a la crea- ción de elementos diferenciales, al mejoramiento de la productividad, y al desarrollo humano y organizacional. Efectos de los Conflictos Familiares Entre las 10 causas principales de las liquidaciones obli- gatorias de las empresas en Colombia, se encuentran: (a) los malos manejos administrativos, (b) la falta de personal competente para administrar la empresa, y (c) la mezcla de problemas familiares con el manejo de la empresa (Gaitán y Castro, 2004). De igual forma, los conflictos familiares, aunque se tratan de gestionar, se convierten en un obstá- culo para el desarrollo de la estrategia organizacional y el funcionamiento de la familia. Liderazgo Bolaños et al. (2009) mencionan que el manejo de la auto- ridad en las EF (que todavía se encuentran en la primera generación), recae sobre el gerente en la empresa, quien suele ser el socio fundador, y por ende, tiene un conoci- miento integral del negocio y aporta en gran medida en el fortalecimiento del compromiso de cada integrante de la empresa. Así, su función es asumir las decisiones a corto plazo. Aunque el gerente tiende a considerar al sucesor y suele existir un legado sobre el estilo de dirección, los lo- gros y los procesos desarrollados, no existe un programa formal de formación y acompañamiento para el desarrollo de la nueva responsabilidad. Dado que este es un proceso clave, al no ser llevado a cabo afecta la conservación y con- tinuidad de la empresa.No obstante, una de las desventa- jas del estilo de dirección del socio fundador suele ser la rigidez en la forma de gestión empresarial, la ausencia de acompañamiento en el proceso de sucesión, y el logro de la convivencia de dos roles en un mismo espacio, el familiar y el laboral. Cultura Organizacional La cultura organizacional se entiende como la codifica- ción de valores, creencias, suposiciones, símbolos, le- mas y ritos adquiridos y compartidos por los miembros de una organización, con los cuales se producen normas que modelan su comportamiento (Gonzáles-Limas et al., 2018). INICIO Psicología Desde el Sur: un Aporte de la Interculturalidad a la Construcción de la Psicología en Colombia 128 La cultura organizacional tiene una importante relación con los valores organizacionales. Estudios como el de Herrera (2019) muestran que el 86% de las EF colom- bianas tienen una clara perspectiva de sus valores y propósitos, los cuales son parte fundamental de la cul- tura y la estrategia corporativa. Los valores familiares son el eje fundamental alrededor del cual se construye la empresa de familia. Estos guían el comportamiento, dan forma a la cultura organizacional y se confirman como un elemento diferencial de la organización. Va- lores y principios como honestidad, ética del trabajo, integridad, respeto y responsabilidad, son los que más se resaltan en este tipo organizaciones (Herrera, 2019). Otros estudios refieren que cuando la cultura organi- zacional hace visible el interés por las personas, esto impacta positivamente en el comportamiento organiza- cional y por ende en la salud y el bienestar del traba- jador (Gonzáles-Limas et al., 2018). En ese sentido, el reto que experimentan hoy las EF es el de convertirse en organizaciones saludables. Al respecto, Lowe (2004) diferencia entre entorno de trabajo saludable y organi- zación saludable: mientras el primero hace un énfasis en el bienestar físico y mental de los trabajadores, el segundo prioriza la salud y el bienestar del trabajador desde la manera en que la empresa actúa para lograr sus objetivos corporativos. De esta forma, convertirse en una organización saluda- ble implica promover la salud, el bienestar y la calidad de vida laboral, debido a los beneficios que supone te- ner una fuerza de trabajo saludable (Dolan et al., 1999, 2003, 2007; Stephen y Dhanapal, 2011). Esto implica tocar la cultura organizacional y asumir la gestión al cambio de tal forma que las políticas, normas, procesos y procedimientos, apunten a la salud como una política organizativa donde el abordaje del ser humano en la or- ganización y en el desarrollo de sus funciones, tengan una mirada de cómo la salud impacta en los resultados y en la productividad de la organización (Gonzáles-Limas et al., 2018). Prácticas de Recursos Humanos en Empresas Familiares Para Gutiérrez (2002) “una organización es retrato de sus miembros”. Este aspecto toca indudablemente la lógica de las empresas familiares, puesto que la familia es el principal talento con el que cuenta la organiza- ción. Por tanto, esta se convierte en fuente natural de apalancamiento, preparación y desarrollo de su talento humano. Si bien dentro de la revisión realizada no se encuentran muchos trabajos que hayan analizado las prácticas de recursos humanos que aportan al desarrollo del talento humano de las EF, los estudios que se han llevado a cabo analizan las mejores prácticas y su aplicación y adapta- ción a las EF. Sin embargo, es necesario tener en cuen- ta que las prácticas sugeridas se diferenciarán de las aplicadas en otro tipo de empresas, debido a elementos como las relaciones entre familiares y no familiares (Ca- rrasco y Sánchez, 2014). Ahora bien, las empresas de San Juan de Pasto son principalmente pequeñas y medianas. Al respecto, la evidencia empírica y teórica indica que en Colombia las medianas empresas aún tienen prácticas de recursos humanos tradicionales tales como selección, forma- ción, evaluación del desempeño y supervisión (Calde- rón, 2004, 2006). Otros estudios referencian que en las empresas familiares PyMes, los procesos de gestión hu- mana son acciones relacionadas con “políticas de ingre- so, permanencia, capacitación y aspectos relacionados con el clima y la cultura organizacional” (Vélez et al., 2008). En ese sentido, se configura un reto para el profesional de recursos humanos, pues su papel no debe limitarse a contratar y entrenar, sino que debe garantizar que estos procesos se desarrollen con el propósito de crear un conjunto de capacidades en la organización, don- de la función se centre en alinear las estrategias y las prácticas de Recursos Humanos (RRHH), a la estrategia INICIO XV Cátedra Colombiana de Psicología 2020 129 organizacional. Esta alineación implica que el rol de la persona en el trabajo, sumado a sus habilidades, empie- ce a delinearse como una ventaja competitiva para la organización (Jaramillo, 2005). Para asumir este reto, es necesario identificar que la ad- ministración del talento humano aporta en los procesos de planeación, coordinación y control para promover el desempeño eficiente. Así mismo, se requiere impulsar el desarrollo del talento humano, lo que implica que las prácticas desarrolladas en cada área (selección, con- tratación, inducción, capacitación, evaluación del des- empeño, clima organizacional, seguridad y salud en el trabajo, y bienestar laboral), se conviertan en un ciclo estratégico centrado en el interés de la organización y el de su trabajador. De esta manera, dicho ciclo deberá estar orientado a preparar talento humano idóneo, ca- paz de cumplir con el logro de los objetivos organizacio- nales (Matabanchoy et al., 2018). Entre los procesos de administración del talento huma- no más relevantes en las EF, se encuentran: el recluta- miento, la selección y la integración de nuevos trabaja- dores. Adicionalmente, se requieren otras prácticas de desarrollo del talento humano tales como la gestión de la carrera profesional, la formación y la retribución (Ca- rrasco y Sánchez, 2014). Reclutamiento, Selección e Inducción Es indudable que la eficiencia de procesos como la selección y contratación depende de la forma como la organización asume los criterios para su desarrollo, bien sea desde la afectividad o con base en la idonei- dad para desempeñar el cargo. Cualquiera de estos dos criterios impacta en la motivación y el rendimien- to en general de los trabajadores, así como en el clima organizacional (Carrasco y Sánchez, 2014). La selección, contratación e inducción, tienen como ob- jetivo encontrar y ubicar a la persona que más se ajus- te al perfil requerido por la organización. Esto implica el desarrollo de una serie de etapas que van desde el reclutamiento hasta la ubicación de la persona con el perfil adecuado, y luego el respectivo proceso de socia- lización del trabajador a la empresa (Dolan et al., 2007). Si bien dentro de la contratación se cierra una etapa importante en la vinculación del trabajador, es impor- tante referir que el punto crítico que potencialmente presenta dificultades a la empresa, es la valoración de la idoneidad de la selección de un candidato familiar aspirante al cargo. Con la firma del contrato se asume el establecimiento de unos intereses comunes de la or- ganización y el trabajador, y en el caso de que esto no sea así, el conflicto de intereses entre las partes lleva a una pérdida de la eficiencia del proceso (Carrasco y Sánchez, 2014). Además, la selección del futuro líder es un tema relevante que aporta en la supervivencia y pro- yección de las EF. La Formación del Talento Humano La formación es un proceso permanente que permi- te el despliegue de habilidades a partir de diferentes momentos (entre ellos la capacitación, la formación y el desarrollo). En el caso de las EF, los propietarios fa- miliares comprenden que la formación es una práctica fundamental para mantener la empresaa lo largo del tiempo, a partir de la competitividad que las personas tienen y pueden aportar a la empresa desde sus cono- cimientos y competencias. Sin embargo, es necesario tener claridad de que priorizar la formación dentro de los intereses familiares, puede afectar la motivación e implicación de quienes no son parte de este grupo. Es por ello que es necesario reconocer que por ser la for- mación un proceso de perfeccionamiento, esta debe guardar un equilibrio entre aquellos trabajadores, familiares o no, que requieran participar del proceso (Carrasco y Sánchez, 2014). INICIO Psicología Desde el Sur: un Aporte de la Interculturalidad a la Construcción de la Psicología en Colombia 130 Retribución y Plan de Carrera La retribución se entiende como la contraprestación por la labor que desempeña un trabajador y está con- formada por el salario, los incentivos y las presta- ciones. Es aquí donde se encuentra que el principal riesgo al realizar la administración de esta práctica es que, por fortalecer vínculos emotivos y familia- res, se generen beneficios indirectos, lo cual afecta negativamente la percepción de equidad en el resto de los trabajadores. Si por el contrario, las EF logran equilibrar la aplicación de las recompensas, indistin- tamente del vínculo consanguíneo, lograrán adecua- dos niveles de satisfacción laboral y una mejora en la productividad (Carrasco y Sánchez, 2014). En relación con el plan carrera, es importante tener en cuenta que este está ligado al proceso de formación y perfeccionamiento, ya que es posible ir visualizando el proceso de desarrollo de cada trabajador, de sus cono- cimientos y habilidades, así como de cada ciclo desarro- llado en la empresa (Dolan et al., 2007). Gestión de las Emociones Otro de los roles fundamentales de la GTH en las EF es la gestión de las emociones (Orozco y Rentería, 2012). En Colombia, las EF han identificado diferentes desa- fíos que pueden afectar los negocios en los próximos 2 años. Entre ellos está el manejo de los conflictos entre miembros de la familia. En ese sentido, en este apartado se reflexiona sobre la necesidad de abordar este tema desde la práctica del clima laboral (Herrera, 2019). Gómez-Mejía et al. (2007) argumentan que las EF se en- cuentran en disposición de proteger su riqueza socioe- mocional, incluso a costa de un riesgo significativo para su desempeño. Es por ello que la emociones pueden considerarse como parte de los recursos de la familia, ya que se ha encontrado que influyen en los resultados críticos de la organización, el desempeño laboral, el tra- bajo en equipo, entre otros. El abordaje de las emociones en la EF se desarrolla por etapas. La primera coincide con la fase en la que el fun- dador o empresario comienza el negocio, crea el servi- cio o producto. En esta etapa, la empresa lleva la mirada de este en los valores y reglas a cumplir, los cuales, de alguna forma, están asociados a su propio desarrollo e historia (Gómez-Mejía et al., 2007). Por otra parte, la implicación emocional del fundador conecta a los de- más integrantes de la organización. Así, en esta etapa la visión del fundador es clave. Ahora bien, tan pronto como llega el retiro laboral del fundador por jubilación, y este transfiere el legado al sucesor, surgen numerosos problemas cargados emocionalmente. En la segunda etapa de la vida de la empresa familiar las emociones se vuelven más difusas y se amplía la va- riedad de dificultades tanto de la familia como del ne- gocio. Esta etapa es más conocida como asociación de hermanos, y se convierte en un espacio potencialmente conflictivo que afecta las relaciones familiares, lo que aumenta el riesgo de fracaso empresarial. En esta eta- pa la empresa no solo es una fuente de ingresos, sino también un contexto para la actividad familiar, lo cual genera orgullo e identidad. En la tercera etapa de la vida de la empresa familiar, el potencial de las relaciones conflictivas aumenta, y las normas emocionales familiares implícitas resultan me- nos eficientes, de ahí que las EF deben buscar la mane- ra de sobrevivir y construir formas de interacción. Las relaciones familiares débiles son generalmente asocia- das con una alta disonancia emocional para todos los miembros de la familia. En este momento, la evolución de las EF puede tomar el camino del crecimiento o la declinación. Estas etapas están atravesadas por el compromiso la- boral al que Meyer y Allen (1991) denominaron compro- miso afectivo, que es el apego emocional, y la identi- ficación y participación del trabajador en la empresa, soportado en el legado histórico y el significado com- partido que la persona ha ido construyendo. INICIO XV Cátedra Colombiana de Psicología 2020 131 Gestión del Desempeño La evaluación del desempeño es un proceso estructural y sistemático para medir, evaluar e influir sobre los atri- butos, comportamientos y resultados relacionados con el trabajo del empleado, con el fin de descubrir en qué medida este es productivo y si podrá mejorar su rendi- miento a futuro (Dolan et al., 2007). De esta forma, la gestión del desempeño se aplica en todas las empre- sas sin distinción de sector (organizacional, educativo y salud), donde cada uno hace uso de diferentes méto- dos y técnicas que permiten medir el desempeño de los trabajadores, e identificar su grado de eficacia dentro del cumplimiento de sus funciones (Matabanchoy et al., 2018). No obstante, esta es una de las prácticas que casi no se implementan en las EF, y que de realizarse permi- tiría el desarrollo personal y profesional, pues contribu- ye al mejoramiento de la Calidad de Vida Laboral (CVL) del trabajador. Esto se debe que posibilita la identifica- ción de fortalezas y genera procesos de autoevaluación y mejoramiento en el desarrollo y competitividad de la organización (Matabanchoy et al., 2018). Calidad de Vida Laboral Para Blanch (2012), la CVL es el grado de satisfacción y bienestar físico, psicológico y social experimentado por las personas en su puesto de trabajo. Esta abarca una doble dimensión: objetiva, que está relacionada con las condiciones económicas, jurídicas, sociales, ecológi- cas, materiales y técnicas de trabajo; y subjetiva, que se asocia a las percepciones y valoraciones relativas a la propia experiencia laboral y a su contribución al desa- rrollo personal (Blanch, 2012). Algunos estudios realizados sobre la CVL en diferentes sectores, señalan la necesidad de crear líneas de inter- vención dirigidas a mejorar la calidad de vida laboral, puesto que la salud laboral, el bienestar laboral y la per- cepción del trabajo benefician a las personas que des- empeñan el cargo y a su vez, a la organización (Cháves et al., 2017). En el caso de las EF, el hecho de conjugar diversos roles en la empresa y de que estos a su vez estén atravesados por su naturaleza, realza la necesidad de visualizar la calidad de vida laboral en las organizaciones, dado que es un aspecto transversal en la GTH. Para ello, es pri- mordial reconocer al trabajador como parte fundamen- tal de la organización, tener presentes sus aportes en las decisiones empresariales, promover su motivación y entusiasmo, y permitir el desarrollo de sus competen- cias profesionales. Dichas acciones contribuirán a desa- rrollar un sentido de pertenencia con la organización y a mejorar el ambiente laboral y las relaciones interperso- nales. Además, todo esto tendrá como resultado asegu- rar la permanencia del trabajador en su lugar de trabajo y el cumplimiento de sus funciones (Tatamuez-Tarapués et al., 2019). Seguridad y Salud en el Trabajo Desde la década de los 70 del siglo XX, el Estado colom- biano, en consonancia con las perspectivas internacio- nales, realiza esfuerzos por legislar frente a la CVL y la salud laboral, con el fin de generar ambientes de traba- jo más seguros y saludables. Papp et al. (2004) señalan que los recursos y las compe- tencias técnicas de las pequeñas y medianasempresas son limitados. De esta manera, implementar programas de seguridad y salud en el trabajo se convierte en un de- safío, un reto en procesos innovadores como la CVL. Flórez et al. (2006) identifican que en Colombia la tran- sición de pequeñas a medianas empresas ha dejado evi- dencia de que las organizaciones requieren acoger con mayor rigurosidad la normatividad laboral y mejorar las condiciones de trabajo de sus trabajadores: “existe desconocimiento por parte de los empresarios sobre la ley de la contratación, de las obligaciones e inclusive de jornadas laborales, reflejando desigualdad económica y social” (Flórez et al., 2006, p.6). INICIO Psicología Desde el Sur: un Aporte de la Interculturalidad a la Construcción de la Psicología en Colombia 132 Aunque en la actualidad las acciones están principal- mente centradas en los efectos de los accidentes labo- rales y las enfermedades (ambos aspectos del ambiente físico), también empiezan a verse señales de interés por los factores de riesgo psicosocial y psicológico (Dolan et al., 2007). Al respecto, la Organización Internacional del Trabajo (OIT; 1998) promueve el desarrollo y la apli- cación de una cultura de seguridad y salud preventiva que abarque actitudes y comportamientos positivos en el lugar de trabajo (OIT, 2008). En ese sentido, se hace necesaria la creación de programas de intervención para tratar los riesgos intralaborales y extralaborales, por medio de un trabajo interdisciplinar que permita el mejoramiento del desarrollo personal y organizacional (Dávila et al., 2018). Cuando la organización promueve los Estilos de Vida Saludables (EVS), se mejora la salud y la productividad. Por ello, es necesario diseñar e implementar políticas para normar la salud de los trabajadores, proteger y promover la salud en el lugar de trabajo, promover la implementación y el acceso a los servicios de salud ocu- pacional, e incorporar la salud de los trabajadores en las políticas empresariales (Calpa et al., 2019). Es importante referir que existe una tendencia mundial que considera el entorno de trabajo seguro y saludable como el “lugar donde todos trabajan unidos para alcan- zar la visión conjunta de salud y bienestar para los inte- grantes de la empresa y la comunidad” (Oficina Regio- nal del Pacífico Oeste de la OMS, 2009). Así mismo, la OMS (2009, 2010) establece que los entornos de trabajo saludable vinculan a trabajadores y jefes en procesos de mejoramiento continuo que promuevan la seguridad y la salud, así como un mayor grado de empoderamiento en los trabajadores sobre su propia salud. En esa perspectiva moderna, los indicadores de segu- ridad y salud se relacionan con: (a) el espacio físico de trabajo; (b) el medio psicosocial del trabajo, lo que in- cluye la organización y la cultura del ambiente de traba- jo; (c) los recursos personales en el espacio de trabajo, y (d) las formas en que la comunidad busca mejorar la salud de los trabajadores, familias y otros miembros de la comunidad (OMS, 2010). Según Barrios y Paravic (2006), el entorno laboral saludable incluye la salud fí- sica y emocional, y el bienestar familiar y social de los trabajadores, por lo cual no solo se trata de prevención de riesgos laborales, ni de responsabilidad única por parte de Para Vic los empresarios, sino que son los mis- mos trabajadores quienes tienen control de su salud fí- sica, psicológica y emocional. Referencias Alles, M. (2005). Desarrollo del talento humano basado en competencias. Granica. Barnes, L. B., & Hershon, S. A. (1976). Transferring power in family business. Harvard Business Re- view, 54(4), 105-114. https://hbr.org/1976/07/ transferring-power-in-the-family-business Barrios, S., & Paravic, T. (2006). Promoción de la salud y un entorno laboral saludable. Revista Latinoa- mericana de Enfermería, 14(1), 136-141. https:// www.scielo.br/pdf/rlae/v14n1/v14n1a19.pdf Blanch, J. (2012). Trabajar y bienestar. Universidad Abierta de Cataluña. Benavides, M., & Guerrero, D. (2019). 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A lo largo del artí- culo se enfatiza en el estudio de diferentes variables de la psicología positiva como son: felicidad, orientación laboral, satisfacción con la vida, flow, engagement, bienestar psicológico y fortalezas, relacionados con variables como estrés, riesgo psicosocial, dominancia cerebral, satisfacción laboral, inteligencia emocional y burnout. Los estudios a exponer se realizaron desde un paradigma positivista, de tipo cuantitativo, con diseños descriptivos, correlacionales o explicativos, y se conclu- yó que las variables estudiadas aportan a la disciplina y al campo de estudio de la psicología del trabajo y las organizaciones. Palabras clave: psicología positiva, bienestar psicológi- co, dimensiones del bienestar psicológico. 21 Correo electrónico: clacabrera@umariana.edu.co Introducción El expresidente de la Asociación Americana de Psicó- logos (APA), Martin Seligman, propuso a los psicólogos del mundo aportar a la siguiente meta: para el año 2051, el 51% de la población del mundo debe estar “florecien- do”, es decir, trabajando en su crecimiento personal (Seligman, 2011). Es así como las experiencias investi- gativas que se abordarán en este artículo responden a ese llamado. Para lograr responder a la meta propuesta por Seligman resulta fundamental trabajar el bienestar psicológico, para así posibilidar el florecimiento perso- nal. De acuerdo con Cintra y Guerra (2017): Floración (floreciente) se refiere a la experiencia de que “la vida va bien”, una combinación de sentirse bien (componente hedónico) y funcionar con eficacia (componente eudaimónico), que connota un alto ni- vel de bienestar psicológico, que indica salud mental. Así, se puede decir que una persona está floreciendo cuando percibe que su vida va bien: ella se está sin- tiendo bien (más emociones positivas que emociones negativas), funcionando bien (realización de su po- tencial individual) y viviendo una vida con propósito (haciéndolo bien). (pp. 506-507) Un ejemplo de ello es una investigación de tipo explica- tivo, en la que se pudo comprobar que el programa de promoción de la salud Florece, influyó en la dimensión crecimiento personal en el grupo experimental, con un Abordaje del Bienestar Psicológico Desde la Psicología Positiva en la Región Nariñense Claudia Carolina Cabrera Gómez21 Universidad Mariana, San Juan de Pasto, Colombia INICIO Psicología Desde el Sur: un Aporte de la Interculturalidad a la Construcción de la Psicología en Colombia 138 aumento en su media de 5.11 y una significancia esta- dística de p<.009.Si bien se pudo observar que en el grupo control también hubo diferencias entre el pretest y el postest, en este caso se pasó de tener una media de 5.06 a una de 4.77, lo que significa que disminuyó nota- blemente su nivel de bienestar (Cabrera et al., 2019b). La pregunta a formular es: además de seguir la propues- ta de Martin Seligman, uno de los psicólogos con más reconocimientos, entre ellos el Premio APA por Contri- bución Científica Distinguida, ¿por qué trabajar en el bienestar personal? Es importante reconocer que el bienestar es un tema fundamental en la prospectiva de la prosperidad para el mundo, de allí que el Objetivo 3 de la Agenda 2030 de la Asamblea General de las Naciones Unidas, se base en la importancia de propender por el bienestar para todos y en todas las edades. Además, este objetivo menciona el compromiso de promover un mundo donde se garantice, entre otros, el bienestar mental, a través de la preven- ción y la promoción de la salud. Por lo dicho, la creación de programas de promoción y prevención de la salud es una necesidad latente. Así mismo, resulta fundamental tener en cuenta que la sa- lud es definida por la Organización Mundial de la Salud (OMS, 2014) como “un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”. La OMS (2014) relaciona la salud con la promoción del bienestar y la prevención de trastornos mentales, entre otros; y por ello su plan de acción integral de Salud Mental 2013-2020, concibe la salud mental como un estado de bienestar en el que el individuo realiza sus capacidades, supera el estrés nor- mal de la vida, etc. Adicionalmente, la OMS (2014) sugiere no solo enfocar- se en las personas aquejadas por un trastorno mental, sino también proteger y fomentar el bienestar de todas las personas, por lo que hace un llamado a trabajar es- trategias de promoción de la salud mental en toda la po- blación. Especialmente, la OMS menciona la importan- cia de trabajar con jóvenes y personas mayores, quienes están en los grupos de edad más propensos a autolesio- nes y suicidio; además de que el suicidio es el segundo causante de muertes en jóvenes. En el informe de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ONU, 2015) se menciona que en Colombia persisten las brechas entre los niveles de bienestar. De acuerdo con Posada (2013), los trastornos mentales en el país afec- tan a los adultos jóvenes, por lo cual el autor hace un llamado a crear estrategias de intervención. En la Ley 1616 de 2013, el Estado colombiano reconoce la salud mental como un derecho fundamental y desde entonces ha venido abordando este tema como una prio- ridad en el sistema de salud pública. Así, en el Plan de Desarrollo Nacional 2018-2022: “Pacto por Colombia. Pacto por la equidad”, se mencionan nuevas prioridades en salud pública, relacionadas con comportamientos individuales como la violencia y el estrés, considerados determinantes críticos para la salud física y mental y, en general, para el bienestar. Finalmente, el Plan de Desarrollo Departamental: Nari- ño Corazón del Mundo (2008), en su Programa 3, Salud y Bienestar, busca propiciar espacios participativos so- bre educación en hábitos y estilos de vida saludables. El mencionado Plan muestra preocupantes índices de problemas mentales en los jóvenes y adultos de la po- blación entre los 18 y los 44 años (9.6%), en el que las mujeres muestran mayores indicios de ansiedad, de- presión o psicosis, mientras que el 12% de los hombres evidencian posible abuso del alcohol. Por lo anterior, el Plan proyecta una orientación estratégica para crear condiciones que aseguren el bienestar, a partir de de la promoción y prevención en salud mental. Al respeto, se plantea el siguiente interrogante: ¿por qué trabajar el bienestar desde un énfasis psicológico y desde la psicología positiva? Cuando la OMS habla de bienestar se refiere a lo físico, mental y social. Este ar- INICIO XV Cátedra Colombiana de Psicología 2020 139 tículo se focalizará solo en el aspecto mental, ligado al enfoque de la salutogénesis, lo cual da respuesta a las deficiencias teóricas de la aplicación del concepto de promoción de la salud, enunciado por la OMS en Ottawa (Álvarez y Ruiz, 2011). La salutogénesis es la respuesta a ese concepto de sa- lud que va más allá de la ausencia de enfermedad, por ello el término bienestar ha sido una respuesta a lo que busca el concepto actual de salud, encaminado a la promoción (Lupano y Castro, 2010). Por lo anterior, en su teoría de orientación salutogénica, varios de los estudios de Antonovsky (1996) muestran cómo la salud tiene que ver, no solo con aquello que se pensaba en décadas anteriores, no padecer una enfermedad, sino con contar con recursos para enfrentar la vida, que el autor llama Recursos Generales de Resistencia (RGRs). Entre estos recursos se encuentran: la autoestima, los hábitos saludables, el compromiso, el apoyo social, el capital cultural, la visión de la vida, entre otros. De esta manera, tanto la psicología positiva como el enfoque salutogénico, desafiaron el pensamiento convencional sobre el enfoque patológico de la sociología en la déca- da de 1970 y de la psicología del 2000, para comenzar a considerar los recursos del funcionamiento saludable, sin olvidar que el ser humano habita un mundo en el que es imposible evitar los estresores y que el estado normal del organismo humano es uno de entropía, desorden e interrupción de la homeostasis (Joseph y Sagy, 2017). Entonces, toma fuerza el bienestar y se pasa de la pre- ocupación de solo reparar, a la de construir cualidades positivas (Seligman y Csikszentmihalyi, 2000). Ahora bien, es importante entender muy bien el concep- to de bienestar psicológico desde la psicología positiva, y conocer sus dos enfoques de estudio, uno de ellos es el enfoque hedónico y el otro el eudaimónico. El con- cepto hedónico está relacionado con el placer y ha sido reflexionado de forma filosófica por pensadores como Platón y Aristóteles, desde el epicureismo, estoicismo, la literatura, la religión, etc. Para los filósofos Arístipo y los hedonistas, la felicidad tenía que ver con la satis- facción inmediata de los deseos, mientras que los epicú- reos le agregaron la prudencia, y los estoicos cambiaron la búsqueda del placer por la evitación del dolor (Váz- quez y Hervás, 2014). Para Sócrates, Platón y Aristóte- les la felicidad tenía mayor relación con el carácter y las virtudes (Snyder y López, 2009). Se habla de la felicidad desde el punto de vista de lo placentero. El concepto de felicidad ha sido descrito por largo tiempo como equivalente al bienestar, a un esta- do de ánimo, un sinónimo de estar contento, de sentirse bien en un momento dado, equivalente a las emociones primarias como la alegría. Esto se convirtió en foco sis- temático de estudio a partir del concepto de satisfac- ción con la vida. La satisfacción con la vida tiene origen en el pensamien- to ilustrado del siglo XVIII (Veenhoven, 1994), cuando el propósito de la vida humana dejó de ser estar al servicio del rey o de Dios, y empezó a ser la vida en sí misma. La realización personal y la felicidad son valores cen- trales, a partir de los cuales se da importancia a cómo las personas perciben su vida. Como plantean Vázquez y Hervás (2014), en los años 60 se empezó a indagar por el bienestar, y en los 80, el objetivo de la medicina ya no era solo la cura de la enfermedad, sino también su prevención. En una revisión de la literatura sobre el bienestar sub- jetivo, Diener (1984) mencionó que los instrumentos de medición se estaban desarrollando a partir de avances teóricos, y que el concepto global de felicidad estaba siendo reemplazado por conceptos más específicos y bien definidos. En los años 60 apareció un nuevo tema de investigación que dio importancia a los valores pos- materiales con concepciones más amplias de la buena vida (Veenhoven, 1994). Desde