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El Ciclo de Krebs, también conocido como ciclo del ácido cítrico o ciclo del ácido 
tricarboxílico, es un conjunto crucial de reacciones metabólicas que tienen lugar 
en la matriz de las mitocondrias de las células eucariotas. 
Fue descubierto por Hans Adolf Krebs en 1937, quien posteriormente recibió el 
Premio Nobel por este hallazgo. Este ciclo es fundamental en la bioquímica celular 
porque desempeña un papel central en la producción de energía a través de la 
oxidación de biomoléculas derivadas de carbohidratos, grasas y proteínas.
El ciclo comienza cuando una molécula de acetil-CoA, producida principalmente a 
partir de la degradación de glucosa, ácidos grasos y aminoácidos, se condensa con 
una molécula de oxaloacetato para formar citrato, una molécula de seis carbonos. 
Esta reacción inicial es catalizada por la enzima citrato sintasa. El citrato se 
reorganiza a isocitrato mediante la aconitasa. A partir de aquí, el isocitrato es 
oxidado y descarboxilado por la isocitrato deshidrogenasa, produciendo α-
cetoglutarato y liberando una molécula de dióxido de carbono (CO2) y NADH.
El siguiente paso del ciclo implica la transformación del α-cetoglutarato en succinil-
CoA por medio de la α-cetoglutarato deshidrogenasa, una reacción que también 
genera NADH y libera otra molécula de CO2. El succinil-CoA se convierte en 
succinato a través de una reacción catalizada por la succinil-CoA sintetasa, que 
produce GTP (o ATP, dependiendo del organismo).
El succinato se oxida a fumarato mediante la succinato deshidrogenasa, 
produciendo FADH2 en el proceso. El fumarato se hidrata para formar malato, en 
una reacción catalizada por la fumarasa. 
Finalmente, el malato es oxidado a oxaloacetato por la malato deshidrogenasa, 
generando otra molécula de NADH. El oxaloacetato recién formado está ahora 
listo para combinarse con una nueva molécula de acetil-CoA y comenzar el ciclo de 
nuevo.
A lo largo de una vuelta completa del ciclo, una molécula de acetil-CoA resulta en 
la producción de tres moléculas de NADH, una de FADH2, y una de GTP (o ATP), 
además de dos moléculas de CO2 como productos de desecho.
 El NADH y el FADH2 generados son esenciales para la cadena de transporte de 
electrones, donde sus electrones de alta energía son utilizados para generar un 
gradiente de protones a través de la membrana mitocondrial interna. Este 
gradiente impulsa la síntesis de ATP mediante la ATP sintasa en un proceso 
conocido como fosforilación oxidativa.
El Ciclo de Krebs no solo es crucial para la producción de ATP, sino que también 
proporciona precursores para varias rutas biosintéticas. Intermediarios del ciclo 
son utilizados para la síntesis de aminoácidos, nucleótidos, y otros compuestos 
esenciales para la célula. Debido a su papel central en el metabolismo, el Ciclo de 
Krebs está altamente regulado, asegurando que la célula responda 
adecuadamente a sus necesidades energéticas y biosintéticas.
En resumen, el Ciclo de Krebs es una serie de reacciones bioquímicas 
fundamentales para la generación de energía y la provisión de intermediarios 
metabólicos. Su descubrimiento ha sido clave para nuestra comprensión del 
metabolismo celular y la producción de energía en organismos vivos.