Por último, validar no es legitimar los juicios de alguien, ni de sí ni de los demás, ni ninguna conducta que degrada a alguien o le trata de incom...
Por último, validar no es legitimar los juicios de alguien, ni de sí ni de los demás, ni ninguna conducta que degrada a alguien o le trata de incompetente o sin valía. Esto puede ser complicado. Por ejemplo, a veces uno de los miembros de la pareja expresará muchas críticas o incluso autodesprecio (“soy una calamidad”). Si el otro está enfadado y con actitud crítica, es fácil que esté de acuerdo con su pareja, pero lo único que conseguirá es invalidarla aún más. Sería más preciso y validador responder describiendo sus propios pensamientos acríticos sobre la situación en particular (“bueno, me gustaría que no hubieras hecho eso, porque hace que la situación sea más difícil de resolver”). Otra posibilidad es que una persona sea a veces demasiado crítica con otra (como un jefe o un vecino). Puede ser tentador subirse al carro de la crítica y seguir acumulando juicios. Sin embargo, es mucho más validador a largo plazo encontrar una vivencia precisa (emoción, deseo) para validar (“es normal que estés molesta con ella” o “por supuesto, realmente no tienes que ir a trabajar mañana con ella otra vez”) que estar de acuerdo con la persona que hace juicios. En última instancia, utilizar el sentido común y mantener sus valores en mente le ayudarán a saber qué, cuándo y cómo validar.
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