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El palacio imperial. La sala del trono. El consejo de Estado esperando al emperador. Suenan clarines. Los cortesanos vistiendo magníficos trajes. E...

El palacio imperial. La sala del trono. El consejo de Estado esperando al emperador. Suenan clarines. Los cortesanos vistiendo magníficos trajes. El Emperador ocupa el trono con el Astrólogo a su derecha. El Emperador. Salud mis leales amigos. Veo que el sabio está a mi lado, pero, ¿dónde está el bufón? Un gentilhombre. Estaba hace poco detrás de tu manto cuando ha empezado a dar volteretas por la escalera. Luego se han llevado la masa enorme sin saber si había muerto o si era tan sólo difunto de taberna. Segundo gentilhombre. Con rapidez que raya en prodigio, se ha presentado otro a ocupar su puesto y viste ricos trajes que por lo fantásticos excitan la admiración de todos. Los guardias han querido impedirle la entrada. He aquí el bufón temerario. Mefistófeles, (arrodillándose al pie del trono.) ¿Quién es el que es siempre maldito y siempre bien recibido? ¿Quién es lo que se desea con ardor y se rechaza sin embargo? ¿Qué es lo que siempre se critica y acusa cruelmente? ¿Quién es el que no debe ser nunca invocado y aquel cuyo nombre se oye siempre con placer? ¿Quién es el que se acerca a las gradas de tu trono? ¿Quién es el que se desterró a sí mismo? El Emperador. Los enigmas no están aquí en boga. Explícate si quieres complacerme. Temo que mi viejo bufón haya emprendido el gran viaje; ven, pues, a ocupar su puesto a mi lado. (Mefistófeles sube las gradas del trono y se coloca a la izquierda del Emperador.) Murmullos entre la multitud. ¡Un nuevo bufón, un nuevo tormento! ¿De dónde habrá salido? ¿Cómo ha podido llegar hasta aquí? ¿Ha caído el antiguo? Era un tonel. Ahora este es una espátula. El Emperador. Sed bien venidos; una estrella propicia os reúne; los astros nos prometen felicidad y salud. Pero, ¿por qué estos días libres de todo cuidado consagrados al carnaval, estos días en los que sólo pensamos en gozar, hemos de pasarlos en consejo? Ya que vosotros lo creéis conveniente cúmplase vuestro deseo. El Canciller. La virtud circunda la frente del emperador y sólo él puede practicarla dignamente; la justicia, sólo él puede concederla al pueblo. Pero ¿de qué sirven la inteligencia del espíritu humano, la bondad del corazón y el vigor del brazo, si una fiebre abrasadora mina al Estado hasta en sus cimientos y si el mal engendra mal? Cualquiera que desde esos altos picachos tienda la vista sobre este reino, creerá ver cruzar por él espantosos monstruos; uno se apodera de un rebaño, otro de una mujer, aquél roba el cáliz, la cruz o los candelabros del altar, y le vemos complacerse y gozar del fruto de sus rapiñas años y más años. Cuando llegan las quejas hasta el tribunal y el juez se decide a sentenciar, empieza el torrente revolucionario a rugir cada vez con más espanto; porque quien se apoya en sus cómplices puede gloriarse de sus crímenes y sólo veréis pronunciarse la palabra culpable contra el inocente que queda indefenso. ¿Cómo queréis que se generalice el único instinto que nos encamina hacia el bien? El hombre de rectas intenciones se deja tentar por la adulación o por un interés mezquino, y cuando el juez no puede castigar, acaba por aliarse con el culpable. Negro es, en verdad, el cuadro que he pintado, y siento no haber encontrado colores más sombríos. El Gran Maestre o Jefe del Ejército. ¡Hay en estos días de desorden un tumulto terrible! Tan pronto uno mata como le matan; todos permanecen sordos a la voz de mando. El paisano detrás de sus murallas y el noble en su nido de rocas parecen conjurarse contra nosotros sin debilitar nunca sus fuerzas. El mercenario se impacienta, pide bruscamente su paga y de seguro que, a no debérsele, pronto habría levantado el campo, y sin embargo, negarse a lo que todos piden es remover un avispero. Está devastado el reino que debían sostener, se les deja gritar como energúmenos ¿Cuál es el tema principal abordado en este fragmento literario?

a) La descripción de un consejo imperial y las intrigas políticas en la corte.
b) El conflicto entre la virtud y la corrupción en el gobierno y la sociedad.
c) La representación de un bufón en la corte imperial y su interacción con el Emperador.

Esta pregunta también está en el material:

Fausto de J. W. Goethe
131 pag.

Literatura e Ensino de Literatura Universidad Bolivariana de VenezuelaUniversidad Bolivariana de Venezuela

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