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ELECTROESTIMULACION NEUROMUSCULAR J.M.Pastor Vrga y C. Cayuelas Antón Durante mucho tiempo, se han utilizado los estímulos eléctricos musculares, especialmente en la década de los sesenta, en el tratamiento de la atrofia por denervación. Hasta mediados de los años setenta, no se inician estudios adecuados sobre la estimulación eléctrica para reforzamiento del músculo inervado. Actualmente, vuelve a retomarse el interés, tanto para la investigación como para la aplicación clínica, por el empleo de la electroestimulación neuromuscular. Conceptualmente, pueden diferenciarse dos términos: — Estimulación eléctrica neuromuscular (EENM) definida como la estimulación eléctrica del músculo inervado, que se realiza a través de las fibras nerviosas motoras que lo inervan. - Estimulación eléctrica muscular (EEM), definida como la estimulación que se aplica directamente en el músculo denervado, y cuyo objetivo primordial es mantener su trofismo. La excitación directa de las fibras musculares con electrodos de contacto se produce si el músculo se encuentra denervado. FUNDAMENTOS NEUROFISIOLÓGICOS La magnitud de una contracción muscular depende del tipo de unidad motora, el número de unidades motoras reclutadas, de su frecuencia de descarga y de la velocidad de contracción de sus fibras musculares. Existen diversos tipos de fibras musculares; básicamente se diferencian según su contenido enzimático, constitución de los filamentos de miosina e inervación motora (tabla 12.1). Tabla 12.1 Fibras musculares esqueléticas IIb (FG) IIa (FOG) I (SO) Velocidad contracción Rápida Rápida Lenta ATPasa miofibrilar Elevada Elevada Escasa Diámetro miofibrilar Grande Mediano Pequeño Irrigación (capilares) Pobre Abundante Abundante Actividad oxidativa Baja Medio-elevada Elevada Contenido mitocondrial Bajo Alto Alto Actividad glucolítica Elevada Elevada Baja Contenido en glucógeno Elevado Elevado Bajo Contenido en mioglobina Bajo Elevado Elevado a) Fibra de tipo 1, fibra muscular roja, slow twitch oxidatve (SO) o lenta. Presenta una velocidad de contracción más lenta, mayor capacidad de metabolismo aerobio con su correspondiente dotación enzimática, abundancia de mitocondrias y mioglobina (depósito de oxígeno), y una gran resistencia. La magnitud de la tensión desarrollada por estas fibras es menor que en las de tipo II y sus unidades motoras son menores. b) Fibra tipo II, fibra muscular blanca (FT) o fibra rápida. Se caracteriza por tener una velocidad de contracción rápida, un metabolismo primordialmente anaerobio y poca resistencia a la fatiga. Estas fibras se subdividen, a su vez, en tres subgrupos, con diferentes características metabólicas: IIa, IIb y IIc. Las IIa son fibras rápidas, oxidativas y glucolíticas (fibras FOG), pero son relativamente poco resistentes. Las de tipo IIb son rápidas y glucolíticas (fibras FG); son las típicas fibras rápidas (contracción rápida y escasa resistencia a la fatiga) con elevadas propiedades glucolíticas y escasamente aerobias. El tipo IIc, solamente el 1% de la totalidad de fibras musculares, está constituido por fibras poco diferenciadas y representa una etapa de transición entre los tipos II y I. Las fibras musculares se encuentran inervadas por fibras nerviosas motoras. El cuerpo de la motoneurona multipolar se encuentra localizado en el asta anterior de la médula espinal, por donde se proyecta un axón de gran diámetro mielinizado, a través de los nervios periféricos hasta el músculo. Cuando el axón entra en el músculo, se divide en múltiples ramificaciones finas, que acaban inervando las diferentes fibras musculares. En las proximidades de cada fibra muscular, la rama de la motoneurona que la inerva va ensanchándose progresivamente, pierde su vaina de mielina, produce minúsculas ramificaciones y se sitúa en unos surcos que encuentra en la fibra muscular: esta zona constituye la placa terminal motora. Este sistema se distribuye en toda la sección y longitud muscular, de modo que la tensión desarrollada por cada unidad motora se distribuye en todo el músculo y no queda circunscrita a una zona. Las diferentes fibras musculares están inervadas por diferentes motoneuronas. Las de tipo I lo están por pequeñas motoneuronas, que presentan una baja velocidad de conducción, pequeñas amplitudes de impulso y una frecuencia de descarga baja. Las de tipo II están inervadas por grandes motoneuronas, con elevada velocidad de conducción, grandes amplitudes de impulso y frecuencia de descarga superior. La existencia de proporciones diferentes de unidades motoras (tabla 12.2) permite la existencia de músculos con capacidad para responder adecuadamente a las necesidades posturales y locomotoras. El contenido muscular específico de los distintos tipos de fibras musculares, en gran parte, viene determinado genéticamente, y sólo un pequeño porcentaje depende de la forma en que se solicite la musculatura. Por ejemplo, el músculo vasto externo del muslo posee el 50-60 % de fibras tipo I y el 40-50 % de fibras tipo II; el sóleo presenta hasta el 80% de fibras tipoI, y los gemelos, hasta el 80% de fibras tipo II. Tabla 12.2 Unidades motoras FF Fr S Velocidad de contracción Rápida Rápida Lenta Tiempo de sacudida Corto Corto Largo Resistencia Baja Elevada Muy elevada Tensión tetánica Elevada Intermedia Baja Fibras / unidad Alta Intermedia Pequeña Frecuencia de descarga Elevada Intermedia Baja Reclutamiento Ultima Intermedia Primera Soma neuronal Grande Intermedia Pequeño FF: rápidas y fatigables FR: rápidas y resistentes S: lentas y muy resistentes Las contracciones lentas y de poca fuerza son ejecutadas, principalmente, por las fibras de tipo I. En caso de mayor exigencia de fuerza y velocidad de contracción, también intervienen las fibras de tipo II. Al aumentar la carga, actuarán primero las del tipo IIa, y sólo cuando ésta es máxima lo hacen las de tipo IIb. En una contracción voluntaria poco intensa, son reclutadas en primer lugar las fibras tipo I, lentas y resistentes a la fatiga, por lo que se encuentran diseñadas para la realización de una actividad continua y prolongada, debido a que su aporte energético procede del metabolismo oxidativo mitocondrial. Las unidades motoras son más pequeñas y se reclutan por medio de esfuerzos de baja intensidad. Conforme la contracción se hace más intensa o más rápida, son reclutadas las grandes motoneuronas de las fibras musculares tipo II, rápidas y menos resistentes, que obtienen su energía a partir de la glucólisis anaerobia. En una contracción muscular voluntaria fisiológica, las motoneuronas se estimulan a diferentes frecuencias de descarga, es decir, de forma asincrónica. Cada motoneurona transmite el impulso nervioso a todas las fibras musculares de su unidad motora; ello produce la contracción y relajación muscular a diferentes frecuencias. El resultado de este tipo de descarga asincrónica de la unidad motora durante una contracción voluntaria es una suave y progresiva contracción muscular, que necesita de menor consumo de energía y resulta menos fatigable que la producida por un reclutamiento sincrónico de las unidades motoras. Según lo anteriormente expuesto, la modulación de la tensión del músculo se basa: En el reclutamiento de un número mayor o menor de unidades motoras, lo que conlleva la actuación de un número mayor o menor de fibras musculares En el aumento de la frecuencia de los impulsos nerviosos enviados a las fibras, lo que hace aumentar la tensión desarrollada por cada fibra, por suma de impulsos sucesivos. Por lo tanto, cuando la contracción muscular deba ser graduada con mucha precisión (musculatura intrínseca ocular o de los dedos), las unidades motoras se encuentran constituidas por pocas fibras musculares ya que se necesita un número mayor de motoneuronas a igualdad de número de fibras. Por el contrario, cuando no es necesaria una elevada precisión tensional, pero es necesario desarrollar tensioneselevadas (grandes músculos motores y posturales), las unidades motoras se encuentran constituidas por un mayor número de fibras musculares (hay pocas motoneuronas que inervan muchas fibras). CARACTERÍSTICAS DE LA ESTIMULACIÓN ELÉCTRICA NEUROMUSCULAR La electroestimulación puede producir potenciales de acción en el nervio y en el músculo, que son indistinguibles de los generados por la acción del sistema nervioso. La estimulación eléctrica también puede activar las fibras nerviosas sensibles periféricas y las del sistema vegetativo o autonómico. Los potenciales de acción evocados en el nervio periférico pueden transmitirse a través de la fibra nerviosa en ambas direcciones, a partir del punto de iniciación. Por lo tanto, con la estimulación eléctrica, la propagación del estímulo se produce tanto en dirección fisiológica (ortodrómica) como en dirección opuesta (antidrómica). La conducción antidrómica se produce hacia la periferia, en las fibras nerviosas sensibles, y hacia el sistema nervioso central (SNC), en las motoras y vegetativas. En electroestimulación transcutánea, uno de los electrodos, durante un breve período de tiempo, contiene un exceso de carga eléctrica, mientras que en el otro existe un déficit de carga. Según su carga, los iones de la zona estimulada son forzados a movilizarse entre ambos electrodos. Algunos de estos desplazamientos iónicos tienen lugar en el líquido extracelular, con lo que parte de esta corriente producida pasa a través de la membrana nerviosa. El efecto neto de esta corriente va a ser una despolarización de la membrana nerviosa. Si esta corriente es muy pequeña, los cambios en el potencial de membrana rápidamente vuelven al potencial de membrana en reposo. Si la corriente es de mayor cuantía, puede crearse un potencial de acción que puede propagarse a través de la membrana. El efecto visible o palpable de la estimulación eléctrica es la contracción muscular. El músculo inervado responde con una contracción al estímulo eléctrico que le llega a su placa motriz a través del nervio correspondiente. Esta respuesta sigue la ley del «todo o nada», es decir, cuando la intensidad y la duración del estímulo son las adecuadas, se produce el efecto contráctil. La repetición del estímulo precisa de un tiempo de recuperación de la fibra muscular, de forma que sea compatible con su fisiología. Cuando se aplican estímulos eléctricos mediante electrodos de contacto, se produce la excitación del sarcolema del nervio que inerva al músculo. En un músculo sano normalmente inervado, la estimulación eléctrica provoca su contracción por excitación del nervio motor, más que por una estimulación muscular directa, dado que las fibras nerviosas pueden excitarse con estímulos de corta duración, mientras que la respuesta muscular directa se obtiene con estímulos más prolongados. A continuación se analizan las características del estímulo eléctrico en relación con la respuesta excitomotriz. 1. Intensidad Para provocar una respuesta en los tejidos excitables, el estímulo eléctrico debe poseer una adecuada amplitud y duración, capaz de producir un potencial de acción. Esta amplitud mínima necesaria se denomina umbral de excitación. El estímulo eléctrico de amplitud o intensidad mínima se denomina estimulación umbral. Si la amplitud de un estímulo eléctrico es demasiado débil para producir un umbral de despolarización, el potencial de acción no se produce. Una membrana excitable (axón, fibra muscular) expuesta a un estímulo eléctrico subumbral no produce una modificación inmediata en su carga. Tras exposición a estímulos eléctricos mantenidos, la membrana puede, eventualmente, alcanzar un estado estable, en el cual la carga en la membrana alcanza el umbral en respuesta a la corriente aplicada externamente. Antes de la aparición de las técnicas de estudio de la conducción nerviosa y de la electromiografía, las gráficas intensidad-tiempo eran un método diagnóstico de gran interés. La finalidad de este método era determinar el nivel de inervación de las fibras musculares. Actualmente, las citadas gráficas siguen teniendo utilidad para comprender los mecanismos de acción de la electroestimulación. Pueden construirse en progresión lineal o logarítmica (fig. 12.1). Para un determinado tejido excitable, una curva intensidad-tiempo demuestra que existe un número infinito de combinaciones de intensidad y duraciones de estímulo suficientes para excitar el tejido. Cualquier combinación intensidad-tiempo que se encuentre por debajo o a la izquierda de la curva no producirá un potencial de acción, y se denominará subumbral. Cualquier estímulo con combinaciones intensidad-tiempo, que se sitúe por encima o a la derecha de la curva, se denomina supraumbral y siempre será adecuado para activar el tejido excitable en cuestión. Existen dos parámetros importantes que se obtienen de una gráfica intensidad-tiempo: reobase y cronaxia (fig. 12.2). La reobase (umbral) es la intensidad mínima (medida en mA) de un pulso eléctrico rectangular de duración finita (en la práctica, 300 ms), que es capaz de producir una contracción muscular. El tiempo útil es la duración mínima de un pulso rectangular de intensidad igual a la reobase, capaz de producir la contracción muscular. La cronaxia es la duración necesaria de ese mismo pulso, de intensidad doble de la reobase, para producir una contracción muscular. Las cronaxias normales son inferiores a 1 ms (100 a 700 s). Las duraciones óptimas de los pulsos vienen comprendidas entre la cronaxia y el tiempo útil (100 s a 3 ms). La cronaxia de un nervio intacto (músculo sano inervado) es mucho más baja que la de un músculo denervado. Por lo tanto, el músculo inervado es mucho más excitable que el denervado. Además, el músculo inervado responde mejor a estímulos eléctricos de suficiente intensidad y breve duración, mientras que para estimular adecuadamente un músculo denervado son necesarios estímulos de mayor duración e intensidad. La curva intensidad-tiempo se encuentra desplazada hacia la derecha (fig. 12.3). Cuando en el músculo coexisten fibras inervadas y denervadas (denervación parcial), los estímulos de mayor duración activan las fibras inervadas y denervadas, por lo que se obtienen contracciones con estímulos de baja intensidad. A medida que se acortan los pulsos, las fibras denervadas responden con menos facilidad y se necesita aumentar la intensidad para producir una contracción palpable. Cuando se inicia la reinervación, la curva intensidad-duración muestra un descenso y un desplazamiento hacia la izquierda, así como también discontinuidades en su trazado (fig. 12.4). Tabla 12.3 Electroestimulación para fortalecimiento muscular Tipo de corriente Pulsada rectangular bipolar simétrica o asimétrica compensada Alterna modulada en ráfagas (corriente rusa) Intensidad Nivel motor, máxima tolerable Duración de fase / pulso 100 s – 1000 s Frecuencia 25 – 80 Hz (pulsos por segundo o ráfagas por segundo) Tiempo de estimulación / reposo 10 – 15 s / 50 – 120 s Tipo de contracciones Isométricas Número de contracciones por sesión 10 a la máxima intensidad tolerable Frecuencia de sesiones 3 veces por semana Cuando se estimula un nervio para obtener una contracción muscular, no todos los axones motores producen un potencial de acción con el mismo umbral o intensidad. La intensidad del estímulo puede hacerse demasiado elevada, incluso superior al nivel de tolerancia, para reclutar todos los axones motores. Por lo tanto, estímulos de intensidades muy elevadas no aumentan la respuesta y se tornan desagradables o dolorosos. 2. Polaridad Con una corriente continua y constante (galvánica), a las intensidades usuales empleadas clínicamente no se producen contracciones musculares. Sin embargo, con una cierta intensidad mínima e interrumpiéndose la corriente a ciertos intervalos, se origina una “sacudida muscular” , tanto al conectar (cierre del circuito) la corriente como al desconectarla (apertura delcircuito). Según la polaridad de la corriente, se observan modificaciones en la excitabilidad nerviosa. Cuando el nervio se estimula mediante el cátodo, la excitabilidad axonal aumenta, mientras que la estimulación con el ánodo disminuye dicha excitabilidad. Puede demostrarse un orden en la aparición de las contracciones musculares, en relación a los períodos de cierre y apertura del circuito y a la polaridad. Este fenómeno fue observado simultáneamente, en 1858, por Pfleuger y Chaveau, y se conoce como ley de Pfleuger o de las acciones polares. Esta ley se determina por la siguiente fórmula: CCC>CCA>CAA>CAC siendo: CCC = contracción al cierre del circuito con el cátodo. CCA = contracción al cierre del circuito con el ánodo. CAA = contracción a la apertura del circuito con el ánodo. CAC = contracción a la apertura del circuito con el cátodo. Esta ley establece que, cuando se estimula el músculo inervado con una corriente de la misma intensidad, la contracción al cierre del circuito es mayor, utilizando el cátodo como electrodo activo, que la correspondiente al cierre del circuito, utilizando el ánodo como electrodo activo. Por su parte, éstas son superiores a la contracción a la apertura del circuito, empleando el ánodo como electrodo activo, que —a su vez— es superior a la producida a la apertura del circuito, utilizando el cátodo como electrodo activo. Esta ley, considerada durante muchos años como invariable, se ha demostrado que es variable e insegura, ya que, con las actuales corrientes de pulsos de breve duración, las contracciones no son evocadas por corrientes de apertura. Si se estimula el músculo inervado con una corriente monopolar, el cátodo es el electrodo de elección para emplearse como electrodo activo, ya que la cantidad de corriente eléctrica necesaria para obtener una contracción muscular es menor que cuando se utiliza el ánodo como electrodo activo. Por lo tanto, la polaridad de los electrodos debe tenerse en cuenta cuando se aplican corrientes monopolares o bipolares asimétricas no balanceadas Sin embargo, para EENM con pulsos bipolares simétricos o asimétricos balanceados la polaridad de los electrodos no reviste la misma importancia. 3~ Frecuencia La aplicación de estímulos eléctricos sucesivos hace que respondan, en primer lugar, las fibras nerviosas mielinizadas de mayor diámetro, que se despolarizan a la misma frecuencia del estímulo aplicado. La tensión muscular producida por un grupo de unidades motoras puede incrementarse cuando se aplican múltiples estímulos, en lugar de un estímulo aislado. Si antes de que se produzca la relajación muscular completa se aplica un segundo estímulo eléctrico, se genera una nueva contracción. Al aplicar al músculo un segundo estímulo antes de su completa relajación, la segunda contracción se inicia a un nivel más elevado que la primera, alcanza una cumbre también más alta y su duración es más prolongada. El acercamiento de los estímulos permite una fusión, cada vez más perfecta, de las respuestas, hasta llegar a una fusión completa. Este tipo de contracción mantenida se denomina contracción tetánica. En la representación gráfica, presenta una forma de meseta, tanto más elevada y más regular cuanto mayor sea la frecuencia de estimulación (fig. 12.5). La frecuencia de estimulación necesaria para producir una tetanización se denomina frecuencia crítica de fusión (FCF), y varía con el tipo de fibra muscular. Si la frecuencia empleada es inferior a los 8 o 10 Hz, la respuesta muscular consistirá en contracciones sucesivas aisladas. Conforme aumenta la frecuencia, va produciéndose una sumación temporal de las contracciones, con aumento de la tensión muscular. A frecuencias de 25 a 80 Hz, se llega a una fusión que se traduce en una contracción muscular mantenida (tetanización). Como ocurre con la contracción voluntaria, conforme aumenta la frecuencia de estimulación, la contracción muscular se hace más intensa. Con estímulos eléctricos de intensidad constante y frecuencias superiores a los 1000 Hz, los sucesivos estímulos se producen dentro del período refractario, con lo que la repolarización se ve impedida. Además, la placa motora resulta fatigada y la transmisión del estímulo no se produce. Esta pérdida de excitabilidad, producida por el mantenimiento de un estado refractario continuo, se denomina inhibición Wedensky. En las corrientes de alta frecuencia (onda corta), las frecuencias empleadas son muy elevadas, del orden de los megaherzios (MHz), por lo que pierden la capacidad de despolarizar los nervios motores y producir una respuesta contráctil. 4. Forma de la señal eléctrica Como tejidos excitables, tanto el nervio como el músculo tienen la propiedad de acomodación al estímulo eléctrico. La acomodación puede definirse cómo el aumento automático en el umbral de excitación, por un aumento gradual del estímulo eléctrico aplicado. El fenómeno de acomodación se presenta más rápidamente en el nervio que en el músculo. El fenómeno de acomodación ha de tenerse en cuenta cuando se estimula el músculo inervado (axones motores), ya que el estímulo eléctrico debe aplicarse rápidamente para evitar la acomodación. En 1843, DuBois-.Reymond observó que, para estimular eléctricamente un nervio, debe producirse una variación brusca en el flujo de corriente. Así, por ejemplo, si una corriente se aplica instantáneamente al nervio, dicho nervio puede estimularse con un umbral de 1 V, mientras que son necesarios 5V para estimularlo adecuadamente si la corriente se aplica de forma progresiva. En este caso, el nervio se acomoda al estímulo aumentando su umbral de excitación, con lo que se necesita un voltaje superior para alcanzar este umbral. Para evitar esta acomodación, el tiempo de ascenso de la señal eléctrica debe ser menor de 60 s. De acuerdo con lo anterior, para obtener la respuesta contráctil del músculo inervado, es necesaria una intensidad mucho más elevada con pulsos progresivos (con pendiente) que con pulsos rectangulares. Con un pulso triangular, se necesita una intensidad de 2 a 5 veces superior a la necesaria para producir la misma contracción que con un pulso rectangular. Cuando se aplica un estímulo progresivo (triangular, exponencial), el comportamiento de la fibra muscular es similar, ya que para estímulos de gran duración existe una intensidad mínima que logra la contracción total, denominada umbral galvanotétano (fig. 12.6). Este umbral es alrededor de 4 veces superior al necesario para obtener la contracción con un pulso rectangular (reobase). Así, por ejemplo, si la reobase es de 5 mA, su umbral galvanotétano es de 20 mA. La relación entre el umbral galvanotétano y la reobase se denomina coeficiente de acomodación, que normalmente es de 6 a 4. En el músculo con cambios por denervación, se observa una disminución del coeficiente de acomodación (fig. 12.7). La disminución del coeficiente hasta 2 indica una grave degeneración, y valores cercanos a 1 indican la existencia de una denervación completa. Cuando un músculo presenta zonas denervadas coexistiendo con zonas normales, ofrece una heterogeneidad que se manifiesta en una respuesta distinta de estas estructuras. Las fibras musculares denervadas pierden la propiedad de la acomodación y se contraen con pulsos exponenciales de menor intensidad que la necesaria para contraer las fibras sanas, lo que permite obtener contracciones de las fibras alteradas sin respuesta contráctil de las sanas. Esta es la razón de la introducción de las corrientes exponenciales, dado —además— que su efecto de sensación de corriente resulta bien tolerado. DIFERENCIAS ENTRE CONTRACCIÓN MUSCULAR VOLUNTARIA Y POR ESTIMULACIÓN ELÉCTRICA Ha de tenerse en cuenta que resulta imposible reproducir una contracción muscular fisiológica por electroestimulación. En una contracción voluntaria, las unidades motoras son reclutadas de las más pequeñas a las más grandes, conforme las necesidades de fuerza aumentan. Sin embargo, la estimulación eléctrica invierteeste patrón de reclutamiento, que se realiza desde las fibras que suelen localizarse más superficiales, correspondientes a motoneuronas grandes que inervan a las fibras musculares rápidas. Las contracciones voluntarias no producen cansancio muscular tan al comienzo del período de ejercicio, como lo hacen las contracciones eléctricas inducidas. Las fibras de menor diámetro, localizadas a mayor profundidad, que inervan fibras musculares lentas y resistentes, son estimuladas conforme la intensidad del estímulo aumenta lo suficiente. No obstante, este patrón de inversión de reclutamiento no siempre es estable, ya que, si los axones que inervan las fibras musculares lentas se encuentran muy cerca de los electrodos, estas unidades pueden ser reclutadas antes que las unidades más rápidas y de menor resistencia. La aparición precoz de fenómenos de fatiga muscular con electroestimulación es, en parte, debida tanto a la inversión en el patrón normal de reclutamiento de las unidades motoras, como a su descarga sincrónica. Cada vez que se aplica el estímulo eléctrico, responden las mismas unidades motoras. La contracción muscular voluntaria varía de un movimiento al siguiente, debido a que unas unidades motoras se excitan mientras otras están inactivas. No obstante, esta sincronía contráctil puede resultar favorable para entrenar el músculo, mediante el empleo de contracciones sincronizadas que mejoren la fuerza muscular. También ha de considerarse como otro factor añadido la falta de un entrenamiento muscular previo. El reclutamiento muscular viene determinado tanto por la intensidad como por la duración del estímulo (carga de fase o de pulso). Después de superado el umbral de estimulación motora, aumentos pequeños de la intensidad producen incrementos relativamente grandes de la tensión muscular y el reclutamiento de unidades aumenta rápidamente. Por ello, los aumentos en la intensidad han de efectuarse con cuidado, para evitar contracciones demasiado intensas e indeseables, que pueden resultar peligrosas. La tetanización de la fibra muscular producida por estimulación eléctrica es función estricta de la frecuencia; no depende de la intensidad aplicada. Sin embargo, la intensidad de la contracción depende tanto de la intensidad y duración del estímulo como de la frecuencia. Por lo tanto, al igual que ocurre con la contracción voluntaria, conforme aumenta la frecuencia de activación de las unidades motoras también lo hace la tensión desarrollada por el músculo. ESTIMULACIÓN ELÉCTRICA DEL MÚSCULO INERVADO Aunque la estimulación eléctrica de músculos y nervios fue iniciada hace mucho tiempo (1780), no recibió una atención especial para asistencia del movimiento voluntario hasta que Bordier notificó su empleo. La electroestimulación del músculo normal ha sido propuesta como complemento de los programas de fortalecimiento muscular, como método para prevenir la atrofia en articulaciones inmovilizadas y como medio para facilitar la rehabilitación de trastornos musculosqueléticos álgicos, que impiden un esfuerzo máximo durante la contracción voluntaria. La “electrogimnasia” es una práctica que ha sido y sigue siendo muy discutida como terapéutica pasiva. Es una electroestimulación neuromuscular, a la que se atribuyen efectos de potenciación de los grupos musculares; está muy extendida en programas de gimnasia y ambientes deportivos. Generalmente, puede resultar útil en determinadas circunstancias de atrofias por desuso, pero en la musculatura normal su efectividad sigue siendo discutible. La electroestimulación neuromuscular (EENM) ha retomado su interés para potenciar el músculo sano inervado Es un hecho demostrado que la EENM resulta eficaz para aumentar la fuerza muscular e incrementar la circulación local en el músculo contraído. El aumento en la popularidad de la EENM como alternativa o método adyuvante a los programas tradicionales de ejercicios de resistencia progresiva se debe al científico ruso Yadov M. Kots. Los estudios de Kots eran desconocidos, hasta que los miembros del equipo olímpico de la antigua URSS utilizaron su protocolo de EENM como método adyuvante de los programas tradicionales de entrenamiento, en la Olimpíada celebrada en Montreal en 1976. Kots defendió que la contracción muscular inducida por EENM aumentaba el reclutamiento de unidades motoras. Según este científico, si todas las unidades motoras eran reclutadas, el músculo podría contraerse al máximo de su capacidad, y con sesiones repetidas (entrenamiento) podría aumentar su capacidad de desarrollo de tensión (fortalecimiento). Kots basaba su teoría en que las contracciones voluntarias no pueden alcanzar el 100% de la posible tensión, debido a la existencia de un «déficit de fuerza». Durante una contracción voluntaria, no se reclutan todas las unidades motoras, y la frecuencia de descarga de la motoneurona no es máxima (déficit). La EENM, adecuadamente seleccionada, podría disminuir el déficit de fuerza al 10%, al reclutarse unidades motoras que no lo están durante el ejercicio voluntario. Kots indicó, también, que la EENM, con su régimen empleando la «corriente rusa», produce: un aumento del 40% de la fuerza muscular; un aumento de 10 cm del salto vertical y un 10% de aumento en el diámetro de la sección transversal de las miofibrillas (hipertrofia). A partir de los datos aportados por la literatura, pueden extraerse las siguientes conclusiones sobre la utilidad de la EENM en este campo: La EENM aumenta la fuerza muscular en comparación con grupos que no realizan ejercicio. No existen diferencias significativas entre grupos sometidos a regímenes similares de EENM y a ejercicio voluntario. Cada grupo muestra aumento de fuerza muscular en comparación con los grupos no ejercitados. No se obtiene mayor beneficio combinando la EENM con el ejercicio voluntario. En músculos como el cuádriceps femoral, la EENM puede inducir contracciones del 80-100% de la máxima tensión voluntaria isométrica En EENM, la ganancia de fuerza se relaciona con la carga de fase (intensidad y duración del estímulo) aplicada. El músculo sufre adaptaciones fisiológicas ante la electroestimulación prolongada. La electroestimulación de elevada amplitud y escaso número de repeticiones (10-15 contracciones) aumenta la fuerza muscular y, probablemente, los hipertrofia. La electroestimulación prolongada (más de 3 semanas) de baja amplitud y elevado número de repeticiones (series de 10 contracciones) produce un aumento en la resistencia y modificaciones bioquímicas en el músculo: aumento de la actividad oxidativa, de mioglobina, mitocondrias y del número de capilares. Esto es, se produce una transformación temporal, metabólica e incluso morfológica, de fibras rápidas a fibras musculares lentas. Los datos aportados por la literatura indican que la EENM, por sí sola o en combinación con el ejercicio isométrico, es de utilidad para prevenir o reducir la atrofia muscular durante períodos de inmovilización articular, en individuos sometidos a intervenciones quirúrgicas de rodilla. Los resultados obtenidos contribuyen a prescribir la estimulación eléctrica postoperatoria; junto con otras medidas, reduce la influencia negativa de la convalecencia condicionada al dolor, la inflamación y la atrofia por inmovilización, y reduce el período de rehabilitación. Una situación frecuente, en la que se prescribe estimulación eléctrica, es tras reconstrucción quirúrgica del ligamento cruzado anterior de la rodilla. En estos casos, la prevención de la contractura en flexión es, probablemente, el objetivo más importante después de la reconstrucción. En este sentido, se ha puesto énfasis en el fortalecimiento de los músculos flexores de la rodilla sobre el cuádriceps en los estadios postoperatorios. Diferentes autores utilizan la electroestimulación tanto en el cuádriceps como en los flexores, de forma simultánea, a las 3-4 semanas aproximadamente después de la intervención, y algunas veces incluso antes. En medicina deportiva, se recurrecon frecuencia a la EENM para acelerar la recuperación tras una lesión musculosquelética. Es frecuente en el caso de una lesión en la pierna que afecte el cuádriceps femoral o la articulación de la rodilla, cuya recuperación se demora frecuentemente por el dolor, la tumefacción, la inmovilización y una amplitud de movimiento limitada, situaciones que —muchas veces— quedan aminoradas cuando la estimulación eléctrica complementa los movimientos voluntarios, en los estadios iniciales del entrenamiento posterior a la lesión. Por otra parte, percibir y ver la contracción muscular puede tener un efecto neuropsicológico positivo para la reeducación. Sin embargo, tal y como han puesto de manifiesto estudios recientes, estos beneficios son temporales, ya que, hacia los 8 o 12 meses después de la inmovilización, es poca la diferencia existente entre los músculos estimulados y no estimulados. La estimulación neuromuscular en el tratamiento funcional de músculos atróficos debe ser ajustada en sus parámetros, de manera que no provoque, junto a la contracción activa voluntaria, una sobrecarga que resultaría contraproducente. La EENM también se utiliza para prevenir la rigidez articular, a la que llegan las articulaciones por insuficiencia de la acción muscular y para aumentar el grado de movilidad en articulaciones que muestran rigidez o contractura. Algunos autores defienden que la electroestimulación puede producir menos reacciones distróficas y nociceptivas de las que pueden aparecer con la movilización pasiva extrínseca. Esta afirmación puede parecer, en principio, algo exagerada y alejada de la realidad. Existen diferentes protocolos para el fortalecimiento muscular con EENM. Quizás el más empleado, con algunas modificaciones, es el propuesto por el grupo de Delitto (tabla 12.3). Aunque para lograr resultados la estimulación no obliga a un esfuerzo voluntario, en los diferentes protocolos de electroestimulación, en relación a los objetivos propuestos, la aplicación puede realizarse alternando las contracciones voluntarias con las inducidas eléctricamente (faradización intencionada) y, en ocasiones, instruyendo al paciente para que trabaje con la contracción inducida. La disposición de los electrodos puede ser monopolar o bipolar. En el método monopolar, uno de los electrodos se sitúa sobre el «punto motor» del músculo y el otro, generalmente de mayor tamaño, se sitúa a una distancia adecuada cerca del músculo estimu1ado. En el método bipolar, dos electrodos del mismo tamaño se disponen en ambos extremos del vientre muscular (fig. 12.8). El ¨punto motor¨ puede definirse como el punto cutáneo donde se produce la contracción utilizando la menor carga o energía de estímulo eléctrico. Generalmente, pero no siempre, suele localizarse en la unión entre el tercio superior y medio del vientre muscular (fig. 12.9). De todas formas, la localización de estos puntos es orientativa, ya que, en muchas ocasiones, el electrodo debe situarse en la zona donde la estimulación, además de ser más eficaz, resulte más tolerable. EST1MULACIÓN ELÉCTRICA PARA EL CONTROL DE LA ESPASTICIDAD La espasticidad que aparece tras las lesiones de motoneurona superior, obedece a un disturbio motor caracterizado por un aumento del tono muscular, relacionado con un aumento de la sensibilidad de los reflejos de estiramiento y con la exageración de los reflejos osteotendinosos. Los traumatismos craneoencefálicos, los accidentes vasculares cerebrales, las lesiones medulares y las enfermedades neurológicas centrales tienen entre sus complicaciones una espasticidad en la musculatura. El tratamiento de esta alteración presenta una larga historia de medidas farmacológicas, quirúrgicas y físicas, entre las cuales no falta el uso de la electroestimulación, cuya utilización se remonta a mediados del siglo XIX. Existe una amplia relación de investigaciones que han tratado de disminuir la espasticidad utilizando distintos caminos: 1. Con la estimulación motora de los músculos antagonistas. 2. Con la estimulación motora de los músculos espásticos. 3. Con la estimulación motora de ambos grupos, agonistas y antagonistas. 4. Mediante estimulación sensorial. 5. Con implantación distal de electrodos en la musculatura periférica. 6. Con técnicas de intensidad variable y períodos dilatados de electroestimulación. 7. Con estimulación epidural mediante electrodos implantados. 8. Utilizando la vía transrectal para efectuar la electroestimulación. Todos los autores que han desarrollado trabajos con algunos de los procedimientos anteriormente citados han obtenido algún resultado positivo, aunque los porcentajes varían sensiblemente. La metodología de las experiencias difiere en tipos de corriente utilizada, intensidades, frecuencia de aplicación, duración de las sesiones y período total de tiempo de tratamiento. Todavía no están bien establecidos los mecanismos por los que la electroestimulación reduce la espasticidad. Entre otros, se piensa en una inhibición recíproca de las motoneuronas del músculo espástico, por vía sensible aferente, y en una activación de interneuronas inhibidoras (células de Renshaw). Se han obtenido buenos resultados, temporalmente, disminuyendo la intensidad de la espasticidad, pero no hay evidencia de una mejora permanente cuando acaba el tratamiento. También parece que los beneficios son mayores en los casos de espasticidad moderada o grave, más que en aquellos en los que existe, aunque sea discreta, movilidad pasiva en las articulaciones afectadas. En resumen, actualmente parece que la electroestimulación puede resultar efectiva para obtener una mejora de la espasticidad a corto plazo y de corta duración, pero son necesarios más estudios para poder recomendar su uso en tratamientos prolongados. ESTIMULACIÓN ELÉCTRICA EN EL MÚSCULO ATROFIADO Y DENERVADO Las lesiones de motoneurona superior producen una importante atrofia difusa de los músculos paralizados. En este sentido la atrofia de la musculatura glútea puede contribuir a la aparición de úlceras por presión isquiática en lesionados medulares. Además, la atrofia muscular en las extremidades inferiores lleva consigo una disminución del retorno venoso, que puede favorecer la aparición de una trombosis venosa profunda. La estimulación muscular en combinación con otras medidas farmacológicas y fisioterápicas, puede evitar todas estas alteraciones mediante el fortalecimiento de los músculos apropiados. Situación diferente es la de los músculos atrofiados por inactividad debida a inmovilización articular, como en el caso de las fracturas en las extremidades, que son susceptibles de ser estimulados para evitar una mayor atrofia y —consiguientemente— mantenerlos en condiciones óptimas para su recuperación al retirar la inmovilización. Una vez restablecida la contracción activa, deberá replantearse el tipo de estímulo que debe utilizarse para la recuperación funcional. La electroestimulación contribuye a la reprogramación funcional de la actividad motriz, por el hecho de que la propia contracción inducida produce un aumento en la entrada neurosensorial y el paciente siente y observa la contracción muscular. La electroestimulación del músculo denervado (estimulación eléctrica muscular) sigue siendo muy controvertida. La parálisis de un músculo por lesión de la neurona motora periférica ocasiona el desencadenamiento de la atrofia y de modificaciones fisiológicas musculares. En teoría, la estimulación eléctrica pretende mantener el tono y evitar, aunque sólo sea parcialmente, el progresivo deterioro de la función muscular. Se trata de conservar la fibra muscular en condiciones aceptables, hasta que se produzca la reinervación. En sentido contrario, están los que piensan que estos beneficios son de corta duración y que la electroestimulación sólo retrasa la evolución inevitable. Hay quienes afirman que es totalmente ineficaz o incluso contraproducente para la reinervación y para mantener el trofismo de las fibras musculares más profundas,especialmente en grandes grupos musculares. Los datos disponibles apuntan a que la electroestimulación puede ser positiva en casos limitados a uno o varios músculos afectados por parálisis periférica, en la que es previsible una demora en el inicio de la reinervación superior a tres meses, pero no así en grandes grupos musculares. Sí parece haber cierto acuerdo en lo que respecta a las condiciones de electroestimulación que deben cumplirse para obtener resultados: Utilización de intensidades supraumbrales, para obtener una respuesta de todas las fibras musculares. Contracción isométrica. Comienzo precoz de las aplicaciones en sesiones diarias. Utilización del método bipolar. Algunos autores estiman que la estimulación de todas las fibras musculares únicamente se consigue con electrodos implantados, y no con electrodos de contacto. Otros puntos de los protocolos de estimulación no se encuentran bien establecidos: a) Forma de la señal. Se han empleado señales eléctricas monofásicas y bifásicas, rectangulares y sinusoidales. Para los casos de denervación parcial, resulta preferible utilizar pulsos exponenciales: éstos estimulan selectivamente las fibras denervadas que han perdido la capacidad de acomodación al estímulo, de forma que pueden obtenerse contracciones intensas sin que la aplicación resulte dolorosa o desagradable. b) Número de contracciones por sesión: 10 a 20 contracciones máximas tolerables. c) Frecuencia suficiente para producir tetanización (20-25 Hz). d) Relación tiempo de estimulación/tiempo de reposo: l0s/30s. e) Número de sesiones: 3 o 4 sesiones diarias. ELECTROESTIMULACIÓN PARA EL CONTROL DE LA POSTURA Y EL MOVIMIENTO El empleo de la electroestimulación neuromuscular para el mantenimiento y control de la postura y de los movimientos importantes, para el desempeño de las actividades cotidianas, se engloba dentro del término estimulación eléctrica funcional (EEF). Es ésta una aplicación que está ligada, en cierto modo, al grupo de trabajo que la ha desarrollado. Son diversas las situaciones en las que viene empleándose la electroestimulación funcional, cuya descripción pormenorizada no es posible abordar en esta obra. a) Aunque en pacientes hemipléjicos la electroestimulación tiene aplicaciones limitadas, se considera como un método de ayuda para la marcha y la bipedestación. En el miembro inferior, se utiliza en el período flácido y, posteriormente, en las barras paralelas o durante todo el ciclo de la marcha. En la extremidad superior se utiliza principalmente para permitir una apertura funcional de la mano, en combinación con ortesis de estabilización de la muñeca. b) Utilización de la estimulación eléctrica en la subluxación del hombro hemipléjico. Entre las complicaciones que aparecen en los pacientes hemipléjicos con parálisis flácida de la musculatura del hombro, se encuentra la subluxación de la cabeza humeral. La electroestimulación del supraspinoso y del deltoides posterior puede llegar a obtener mejorías estabilizadoras articulares (fig. 12.10) c) También se ha propuesto la utilización de sistemas de ergometría en bicicleta con electroestimulación, para lograr una mejora en la respuesta cardiovascular en los lesionados medulares. Estos sistemas suelen utilizar un ergómetro de extremidad inferior y un controlador de estímulos con seis canales y electrodos de contacto, para estimular, secuencial y bilateralmente, cuádriceps, flexores de la corva y glúteos. En pacientes seleccionados se ha observado que este método es beneficioso para el entrenamiento aeróbico y para disminuir algunas de las complicaciones relacionadas con la inactividad prolongada secundaria a la parálisis (trombosis venosa, osteopenia). Sin embargo, su efectividad es incierta para disminuir el riesgo cardiovascular y mejorar la resistencia en las actividades cotidianas. También en lesionados medulares vienen realizándose investigaciones en otras aplicaciones de electroestimulación funcional, entre las que se encuentran: la estimulación para el control vesical en lesiones medulares suprasacrales, la electroeyaculación y la utilización de marcapasos frénicos en cuadripléjicos. d)Utilización de esta estimulación como terapéutica correctora de anomalías de alineación vertebral. El campo más característico es la estimulación eléctrica lateral superficial ¨LESS¨ (Lateral Electrical Surface Stimulation). Esta aplicación ha tenido una época de gran auge, pero parece que las expectativas no se han satisfecho como se preveía, en cuanto a la corrección de las curvas escolióticas, y actualmente está muy cuestionada: ha quedado limitada a graves intolerancias psicológicas a los corsés. El método consiste, básicamente, en la adaptación de electrodos sobre la zona torácica o lumbar correspondiente a la parte convexa de la curva escoliótica, utilizando un estimulador portátil. El paciente se somete durante largos períodos (en general, mientras duerme por la noche) a una estimulación motora de la musculatura de esa zona, para intentar corregir la posición de las vértebras, reduciendo el ángulo de la curva. e) La implantación epimisial o intramuscular de electrodos en pacientes con parálisis en extremidades inferiores y parte del tronco, para provocar la estimulación de grupos musculares que realicen funciones de estabilidad y desplazamiento. Se trata de la aplicación de la EEF como neuroprótesis u ortesis funcional. Aunque en la actualidad se han obtenido adelantos relativamente pequeños, la deambulación con EEF es, hoy, un campo de investigación en rehabilitación y bioingeniería cada vez más desarrollado, que ha de permitir en el futuro la tecnología adecuada que permita lograr las mejorías funcionales necesarias. En Estados Unidos ha sido aprobado para uso clínico un sistema denominado Parastep, para reproducir el ciclo de la marcha, En la Unión Europea, entre las iniciativas de investigación y desarrollo en tecnologías de rehabilitación, se ha puesto en marcha un programa de investigación consistente en la implantación subcutánea, en pacientes parapléjicos, de un microestimulador junto a un miniordenador portátil, que envía impulsos eléctricos a los músculos de las extremidades inferiores, mediante un complejo sistema de microelectrodos implantados. PRECAUCIONES Y CONTRAINDICACIONES GENERALES DE LA ELECTROESTIMULACIÓN Existen una serie de precauciones relativas al manejo de los electroestimuladores y una serie de normas de seguridad, que se resumen en la tabla 12.4. Tabla 12.4 Precauciones generales en electroestimulación Los equipos deben cumplir las normas internacionales de seguridad eléctrica Exigir del fabricante la documentación referente a normas y medidas de seguridad del equipo Los equipos y sus componentes deben estar en correctas condiciones de funcionamiento Evitar cualquier elemento metálico en las cercanías del equipo y del paciente No utilizar en ¨áreas húmedas¨(salas de hidroterapia) No instalar ni utilizar el equipo en las cercanías de fuentes de calor No emplear el equipo en las cercanías (3 m o más) de un equipo de onda corta o microondas Revisar el equipo periódicamente por personal calificado Comprobar, antes de cada aplicación, el estado de cables y electrodos Colocar los electrodos con el equipo desconectado Realizar los cuidados de la piel necesarios después de estimulaciones prolongadas No modificar los parámetros de estimulación mientras el estímulo está aplicándose al paciente A continuación se resumen las contraindicaciones, generalmente aceptadas, de la electroestimulación: 1. El uso de corrientes en el tórax y región precordial o sus inmediaciones debe ser controlado estrictamente por la influencia que pudiera derivarse sobre órganos vitales. La electroestimulación torácica se encuentra contraindicada en pacientes portadores de marcapasos a demanda, por el riesgo de producción de asistolia o fibrilación ventricular. En la insuficiencia cardíaca, también deben evitarse lasaplicaciones de corrientes estimulantes, por su posible influencia sobre el ritmo cardíaco. 2. En las proximidades de nervios que tienen una relación directa sobre funciones orgánicas, como el frénico o los esfinterianos, no es aconsejable la electroestimulación. 3. Sobre el seno carotídeo tampoco deben realizarse aplicaciones de corrientes, por las repercusiones que podría tener un estímulo sobre la tensión arterial o el ritmo cardíaco. 4. Los pacientes con hipertensión o hipotensión arterial deben ser muy controlados, por las posibilidades que tiene una corriente eléctrica de influir sobre la tensión vascular. 5. En las áreas próximas a trastornos vasculares, como una tromboflebitis o una trombosis, no es aconsejable la electroestimulación, porque las contracciones musculares inducidas pueden facilitar un tromboembolismo. 6. Las zonas con neoplasias, metástasis o infecciones tampoco deben estar bajo la influencia del estímulo eléctrico, por posibles agravamientos del proceso. 7. Las aplicaciones en mujeres embarazadas no deben realizarse cuando la proximidad de los electrodos pueda influir sobre la musculatura uterina, pues las contracciones podrían afectar al feto. 8. En las proximidades de un aparato de diatermia (onda corta y microondas), no debe aplicarse electroestimulación, porque las ondas electromagnéticas alteran los parámetros de aplicación y ello pudiera ocasionar al paciente algunos trastornos. 9. Cuando las corrientes utilizadas para electroestimulación neuromuscular han de atravesar zonas con gran cantidad de tejido adiposo, la intensidad que hay que utilizar debe ser alta, por ello el estímulo ha de ajustarse puntualmente en las personas obesas, e incluso prescindir de esta terapéutica por problemas derivados de una elevada densidad de corriente. 10.Los pacientes con anomalías neurológicas centrales también han de ser cuidadosamente controlados, para evitar disritmias de coordinación. 11.Finalmente, es desaconsejable en niños pequeños, personas muy seniles, enfermos mentales o pacientes con cualquier alteración que no haga posible obtener una adecuada información del nivel de estimulación que el individuo está percibiendo. Otro problema es el de las reacciones cutáneas adversas en la piel situada por debajo de los electrodos, debidas a diversos factores: a) Factor químico: — Composición de los electrodos o del gel conductivo. b) Factor eléctrico (densidad de corriente elevada): — Piel seca, queratósica. — Quemaduras y heridas recientes. — Tamaño excesivamente pequeño de los electrodos. — Excesiva intensidad. — Electrodos deteriorados. c) Factor mecánico (colocación incorrecta de los electrodos): - Contacto inhomogéneo. — Tensión en los cables de los electrodos. — Retirada brusca de electrodos autoadhesivos. — Colocación sobre zonas disestésicas, hipoestésicas o anestésicas.
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