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TCC - EL EXILIO EN LA OBRA LOS EXILIADOS DE GABRIEL CASACCIA

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57
MARCIANA VICENTA BOGARIN DE AVALOS
EL EXILIO EN LA OBRA LOS EXILIADOS DE GABRIEL CASACCIA.
Aquidauana, MS
2015
MARCIANA VICENTA BOGARIN DE AVALOS
EL EXILIO EN LA OBRA LOS EXILIADOS DE GABRIEL CASACCIA.
Trabalho de Conclusão de Curso, apresentado à Universidade Federal de Mato Grosso do Sul, unidade I, Campus de Aquidauana, como requisito para a obtenção do título de Licenciatura em LETRAS – habilitação Português/Espanhol. Sob a orientação do professor mestre Edelberto Pauli Júnior.
Aquidauana,MS
2015
MARCIANA VICENTA BOGARIN DE AVALOS
EL EXILIO EN LA OBRA LOS EXILIADOS DE GABRIEL CASACCIA.
BANCA EXAMINADORA
________________________
EDELBERTO PAULI JUNIOR
UNIVERSIDADE FEDERAL DE MATO GROSSODO SUL
________________________
MARCOS ROGÉRIO HECK DORNELES
UNIVERSIDADE FEDERAL DE MATO GROSSO DO SUL
________________________
 FACUNDA CONCEPCIÓN MONGELOS SILVA
UNVERSIDADE FEDERAL DE MATO GROSSO DO SUL
Aquidauana, MS, ____ de ________ de 2015.
“Los exiliados siempre están por volver, pero nunca vuelven”.
Gilberto Torres – Personaje de Los Exiliados de Gabriel Casaccia.
 (CASACCIA: 1997, 217).
AGRADECIMIENTOS
 Primeramente a Dios, a ese arquitecto del universo que en todos los momentos difíciles de mi vida, se hizo presente. Y que todavía lo hará, en su reestructuración en los puntos imperfectos. Así también estuvo presente en la realización de este trabajo.
Al profesor Me. Edelberto Pauli Junior, que además de orientador, me ayudó mucho, incentivándome en las lecturas diversas y de varios autores; tanto paraguayos como extranjeros inclusive prestándome libros u orientándome en la compras de otras obras. Más allá de sus obligaciones; sellando por la buena presentación de esta monografía. 
 A mi amigo Altair Ojeda Colombo que me apoyó en esta caminada, incentivándome siempre para estar firme con mis estudios. 
 A mi hermana Gloria Bogarín, que desde pequeña siempre me incentivó al estudio, mi gratitud de corazón.
 A mis amigos y hermanos de la Iglesia Bautista de Dois Irmãos do Buriti, a mi esposo Pablo Julián, a mis hijos Paulo Daniel e Marcia Raquel; que han sido la razón mayor de todos los emprendimientos y esfuerzos desarrollados en el presente, para mayor realización del futuro.
	
 Dedicatoria
 A mi madre Eulalia e a mi suegra Arecia que siempre, en sus oraciones pidieron y piden a Dios que me bendiga en mis estudios y en este trabajo.
 SUMARIO
INTRODUCCIÓN………………….………………………………........………………….08
CAPÍTULO 1
1.1- Gabriel Casaccia: datos biográficos e bibliográficos………………………10
1.2- Primeras lecturas y la construcción de un estilo…………………………...12
1.3- ¿Por qué escribía Casaccia?............................................................................15
1.4- Areguá, el país de mi infancia………………………………………………..17
CAPÍTULO 2
 2.1- Circunstancias históricas, políticas, sociales e literarias……………………..20
2.2- La Guerra del Chaco…………………………………………………………....23
2.3- La guerra civil de 1947………………………………………………………….24
2.4- La dictadura de la Era Stroessner……………………………………………..26
 
CAPÍTULO 3
 
 3.1- Fortuna crítica sobre la obra Los exiliados de Gabriel Casaccia……………29
 3.2- Críticas positivas y negativas…………………………………………………..30
 3.3- El Exilio en Los exiliados, análisis de la obra…………………………………33
CAPÍTULO 4
 4.1- Posadas y sus personajes……………………………………………………….37
4.2- La familia Gamarra y el Hotel Guaraní……………………………………….38
4.3- Los personajes Gilberto Torres, Constancia y Ruperto Zavala………………39
4.4- Prostíbulo y sus personajes……………………………………………………..40
4.5- Los personajes de la Plaza 9 de Julio…………………………………………..42
	
CONCLUSIÓN………………………………………………………………………………44
BIBLIOGRAFÍA…………………………………………………………………………….45
ANEXOS……………………………………………………………………………………..48
AVALOS, Marciana Vicenta de. Curso de Letras. “El exilio en Los exiliados de Gabriel Casaccia”. Aquidauana, UFMS, 2015. (Monografía de conclusión de curso). 
RESUMEN
Este trabajo de conclusión de curso se resume en el estudio sobre la literatura del exilio; también conocida como narrativa del exilio, o sea, escritas más allá de las fronteras. Obras creadas como consecuencia del fenómeno histórico-político-social, llamado dictadura. Que abalanzó principalmente, aquí en Latinoamérica, al Paraguay. Dejando miles de paraguayos exiliados; o “voluntario” o forzoso. A esto también se debe el atraso de casi medio siglo, de la literatura paraguaya. Para dicho trabajo, se escogió la novela Los exiliados (1966), obra de Gabriel Casaccia. A través del cual se analizan los pormenores de este hecho que colocó en desventaja cultural y socialmente al país. Para esto, se contextualizó este fenómeno dentro de la literatura paraguaya. Primeramente situándolo en lo histórico-político-social y cultural del país y luego dentro de la literatura. La narrativa casacciana es crítico-denunciatoria. A pesar de que él no sigue ninguna escuela literaria, sin embargo es considerado un escritor realista. Casaccia desnuda la realidad del hombre paraguayo, sin piedad y hace su denuncia contra las diversas camadas de la sociedad. No importándose con las críticas recibidas por sus propios compañeros de labor, por el oscuro que pinta a sus personajes. Es reconocido que el tema del exilio es importantísimo y se torna un corpus literario significativo. No solo para entender la realidad del ayer del Paraguay sino la de hoy mismo. A esta conclusión se llega al final de este estudio. 
 
PALABRAS CLAVES: Gabriel Casaccia; Exilio; Literatura paraguaya.
AVALOS, Marciana Vicenta Bogarín de. Curso de Letras. “El exilio en Los exiliados de Gabriel Casaccia”. Aquidauana. UFMS. 2015. (Monografia de conclusão de curso).
RESUMO
Este trabalho de conclusão de curso se resume no estudo sobre a literatura do exílio. Também conhecida como a narrativa do exílio, ou seja, obras escritas além das fronteiras. Criadas como consequências do fenómeno histórico-político-social, chamado ditadura. Que abalou, na América Latina, principalmente o Paraguai; resultando em virtude disso, o exílio de milhares de paraguaios, ou “voluntário” ou forçoso. E consequentemente resultou o atraso de, quase meio século da literatura e cultura do paraguai. Para este estudo foi escolhida a novela Los Exiliados (1966), obra de Gabriel Casaccia; através do qual, são analisados os detalhes deste fenómeno, que colocou em desvantagem cultural e social o país. Para tal estudo, houve a necessidade da contextualização dentro da literatura paraguaya, situando-o primeiro na realidade histórico-político-social e cultural do país e depois dentro da literatura. A narrativa casacciana é crítico-denunciatória. A pesar dele não ser filiado a nenhuma escola literária, todavía é considerado um escritor realista. Casaccia desnuda a realidade do homem paraguaio, sem piedade, fazendo a sua denúncia contra as diferentes camadas da sociedade. Não se importando com as críticas recebidas até pelos seus próprios colegas escritores; pelas cores obscuras com que pinta seus personagens. Finalmente, fica bem claro, que o tema do exilio é importante, pois forma um corpus literário significativo. Não só para entendermos a realidade passada do Paraguai, mas, para compreendermos também a atual. Chegando a esta conclusão no final deste estudo.
PALAVRAS-CHAVES: Gabriel Casaccia; Exílio; Literatura paraguaia.
 INTRODUCCIÓN
 El exilio fue una realidad dura, siendo fruto de la dictadura principalmente en Paraguay, y que felizmente; ya pertenece al pasado. Sin embargo dejó sus huellas profundamente en el corazón de la mayoría de sus protagonistas. Como dice Casaccia en su obra Los exiliados: “a los exiliadosparaguayos en el extranjero, se los conoce y agrupa por el año de la revolución o de la asonada que los deportó o los obligó a desterrarse” (CASACCIA: 1997, 83). Refiriéndose de que como fruto de cada acción, o por lo menos, intento de querer luchar, el pueblo, por sus derechos, ya era motivo para el exilio o “voluntario” o forzoso. El Paraguay perdió más gente en el exilio que en las propias guerras. El exilio era habitual, frecuente y permanente. Eran, en su mayoría; intelectuales, diversos profesionales como artistas, escritores, científicos y otros. Personas que piensan, que son críticos; eran las víctimas más frecuentes. 
 Gabriel Casaccia fue uno de los escritores de la literatura de exilio. Sus obras como, la mayoría de otros escritores, más allá de las fronteras, se caracterizaron por ser producciones críticas denunciatorias. Como afirma la escritora Teresa Faith-Méndez, en su libro Paraguay: novela y exilio, lo siguiente: “el exilio tiende a agudizar la concientización del escritor, por el hecho de que en la mayoría de los casos su exilio obedece a razones de orden político (…) sus obras incorporan los problemas internos de su patria” (FAITH-MÉNDEZ: 1985, 14). Y tratando de estos temas, consiguen realizar grandes producciones literarias. A pesar de que estos escritores, estén separados por factores fundamentales como el idioma, la cultura e ideología; crean, en un medio extraño y ajeno, tanto emocionalmente como culturalmente, pues la experiencia común de vivir en el exilio, la nostalgia y una preocupación común por el destino de su pueblo, parece que les inspira, aún más, para que dichas producciones sean más real y desnuda.
 Para el desenvolvimiento de este tema se escogió la obra Los exiliados (1966) de Gabriel Casaccia, que es una continuación de La llaga (1964) del mismo autor, que presenta un estilo más simple que La babosa (1952), otra de sus obras. En la obra en análisis puede notarse algunos personajes como Gilberto Torres y Constancia, que hacen parte de la intriga de La llaga, que Casaccia utiliza como un hilo para la continuación de su obra y exposición de su pensamiento denunciatoria respecto a sus coterráneos, siendo la principal característica de sus libros la inmovilización de sus personajes. 
 Este trabajo está estructurada en cuatro capítulos, en los cuales se analiza el tema del exilio en la obra Los exiliados de Gabriel Casaccia. En el capítulo uno, se ha de tratar los temas relacionados a la vida del autor y la realización de su sueño como escritor. En el capítulo dos, todas las circunstancias históricas, sociales y literarias, que envolvieron la literatura del exilio y específicamente la de Casaccia. En el capítulo tres se dedica a pensar los temas relacionados a las fortunas críticas de las obras casaccianas, tanto las críticas positivas como las negativas. Y en el capítulo cuatro, se estudia la obra Los exiliados propiamente dicha, centrándose el análisis en Posadas y en los lugares en que los exiliados se juntan a menudo como el Hotel Guaraní, el prostíbulo de la Polaca, el Bar de Belisario y la plaza 9 de Julio, entre otros y en personajes como la familia Gamarra, el pintor Gilberto Torres y su amante Constancia y el reportero Ruperto Zavala y otros.
CAPITULO I
1.1 Gabriel Casaccia: datos biográficos y bibliográficos.
 
 La intención de este capítulo es presentar el autor paraguayo Gabriel Casaccia y sus obras, de manera general, para que el lector pueda percibir cómo sus experiencias personales influenciaron en la construcción de sus textos. Se empezará por algunos datos biográficos: Casaccia nació en Asunción el 20 de abril de 1907 y murió el día 20 de noviembre de 1980, en Buenos Aires. (En anexo, foto de su tumba en el cementerio de Areguá). Su nombre completo es Benigno Gabriel Casaccia Bibolini. (En anexo fotos de Casaccia con su madre y su hermano Carlos). El escritor es proveniente de una familia perteneciente a la alta burguesía paraguaya, pues sus abuelos gozaron de una holgada situación económica, que más tarde se perdió por mala administración o malos negocios; o también por las constantes crisis económicas y revoluciones que dieron fin a tantas fortunas en el país, ( En anexo fotos del escritor con su madre y su hermano).La decadencia financiera se ve plasmada en algunas de sus obras como por ejemplo en La Llaga, cuando los personajes sufren una situación financiera apretada, puede verse en el habla del personaje Atilio discutiendo con su madre Constancia: “¿por qué me ocultaste que le habías dado otros cincuenta mil guaraníes a Torres…? Le das dinero a un muerto de hambre como ese, y se lo niegas a tu propio hijo”. Roche también afirma lo siguiente al respecto, refiriéndose a Casaccia: “podríamos decir que es un dolorido exiliado por motivos económicos o políticos. Pero siempre un luchador infatigable”. (ROCHE: 2007, 14). Situación que el autor sufrió en la propia piel.
Sus primeros estudios los cursó en el Colegio San José de Asunción hasta el segundo año del bachillerato. (En anexo foto de su primera comunión en la época de sus estudios en la primaria). De ahí en adelante las irregularidades demarcaron sus estudios. Tres años estudió en un Colegio Católico de Buenos Aires, otro en el Colegio Nacional de la ciudad de Posadas, provincia de Misiones, Argentina, espacio que más tarde se tornara fundamental para el desenvolvimiento de sus obras, pues fue en Posadas que el autor se exilió después de la guerra del Chaco, como se detallará más adelante. Luego estudió Ciencias Sociales en la Universidad Nacional de Asunción. Sus padres se llamaron Benigno Gabriel Casaccia y Margarita Bibolini. De hecho, Gabriel Casaccia estaba cursando la secundaria en Buenos Aires, pupilo en el Colegio Carmen Arriola de Marín, y debido a la mala situación económica de su padre se vio obligado a dejar el colegio y terminar el 5º año en el Colegio Nacional de Posadas. (Fotos de Gabriel Casaccia en anexo con 18 años).
Carmen Dora Parola, la que luego sería la esposa de Gabriel Casaccia, nació el 26 de abril de 1920. Se casaron en diciembre de 1940 en Posadas, Misiones. Era hija de Juan Parola, un conocido médico de Posadas, y de Sofía Bibolini. Esta era hermana de Margarita Bibolini. En resumo: Carmen Dora y Gabriel Casaccia eran primos hermanos directos. En tanto, la vida de Gabriel Casaccia fue común a la de muchos jóvenes nacidos en el seno de familias acomodadas, producto de las inmigraciones europeas, beneficiadas con una interesante posición económica como ya fue mencionado. Todas esas informaciones pueden ser apreciadas en El Paraguay en la obra de Gabriel Casaccia, de Francisco E. Feito (1977), libro que será citado muchas veces en este trabajo, además de otras fuentes que también fueron pesquisadas para componer un retrato biográfico del autor. 
 Gabriel Casaccia ya escribía en las columnas de revistas y periódicos desde muy joven. En 1932, ocupaba el rango de jefe de gabinete del Ministerio de Relaciones Exteriores del Paraguay. Por ese tiempo también él alcanzó su título de abogado. Posteriormente en 1932, se declaró el conflicto armado entre Paraguay y Bolivia, donde Casaccia tuvo una actuación reconocida como auditor de guerra con la Séptima División de Infantería de las Fuerzas Armadas. (En anexo foto de la guerra del Chaco, 1932). En 1935, al finalizar la guerra, como ya fue mencionado, se radicó en Posadas, República Argentina, como se puede observar en una entrevista que fue publicada por Armando Roche: 
Yo emigré de mi país en 1935 –explica el propio Casaccia-, después de la guerra del Chaco, porque la situación económica y política se presentaba muy sombría. El Paraguay siempre fue, y sigue siendo, por mandato de Dios, el país de la indisciplina y el despilfarro. Desde el punto de vista de la tranquilidad para escribir, sin problemas políticos ni de otros órdenes, el alejamiento me fue beneficioso, pero me debe haber sido perjudicial perder el contacto directo ypermanente con mi tierra y sus habitantes. No obstante, si me hubiera quedado, todo hubiese sido distinto, tan distinto que otro hubiese sido mi creación, yo, y mi vida entera (ROCHE: 2007,13).
 El tema del exilio será central en este trabajo, siendo que durante todo el periodo de la vida adulta de Gabriel Casaccia, o sea desde que reflexionó sobre la realidad de su país, ha experimentado seguidas dictaduras que sólo condujo al país al fracaso, y el exilio pasa a ser fruto de esa decadencia política y social; afectando también en todas las áreas, o sea cultural y hasta literaria. El exilio abarca el tema de la desesperanza frente a la imposibilidad del retorno; sea esta voluntaria o forzada, de todas las formas es completamente negativa; y Paraguay es uno de los países latinoamericano que sufrió mucho y que sigue sufriendo las consecuencias de este fenómeno del exilio; debido a las varias causas histórico-políticas. Tales como el aislamiento carcelario tradicional del país, las varias guerras, los conflictos socio-político e sobre todo las sanguinarias dictaduras militares sucesivas. Un país con atraso cultural, social y literario; y es en este contexto que nasce la llamada “novela del exilio” o “la literatura del exilio”, cuya principal causa de su surgimiento es la situación misma del país, que además de la pobreza intelectual, existía la falta de oportunidades, el salario bajo; muchas personas tuvieron que emigrar buscando mejores condiciones de vida. 
Sin embargo en algunos casos específicos hasta interpretaron como algo positivo. Augusto Roa Bastos, en una entrevista a la Revista de Reseña Literaria del New York Times, expresa lo siguiente respecto al exilio, de acuerdo con Roche: 
‘Pruebo ver el exilio no como una sanción política (…) sino como algo que me obligó a abrir al mundo, mirando en todo su complejidad y amplitud’. Y el propio Casaccia también dice: ‘No obstante, si me hubiera quedado todo hubiese sido distinto, tan distinto que otro hubiera sido mi creación, yo, y mi vida entera’ (ROCHE: 2007,13).
 Pero es este tema “el exilio”, que será explorado en este estudio; que se pretende desmenuzar, llevando en cuenta sus consecuencias en todas las áreas y principalmente en la literatura paraguaya. En el próximo tópico se mostrará la manera cómo Casaccia fue construyendo su estilo.
1.2 Primeras lecturas y la construcción de un estilo.
Casaccia fue cuentista, novelista, periodista y dramaturgo. Es considerado como el fundador de la narrativa paraguaya contemporánea por autores paraguayos como Josefina Pla, Augusto Roa Bastos, entre otros. Como escritor, Casaccia tenía claro que su mayor objetivo era desvendar la realidad de su país de una forma sutil pero denunciante. Sin embargo, antes de discutir su estilo y su concepción de literatura, se pretende, primeramente, tratar de sus primeras lecturas y su aproximación con la literatura. Su vocación literaria surgió como fruto de sus lecturas desde su tierna edad, según se puede evidenciar en un comentario de Francisco E. Feito & Cambeiro en su libro El Paraguay en la obra de Gabriel Casaccia, en que los críticos retoman las palabras de Casaccia:
Devoraba libros de Salgari, Dumas (padre), Eugenio Sué, (aún el Paris de hoy lo veo a través de este autor), Ponson du Terrail, Conan Doyle, etc. Yo creo que ya entonces sin saberlo me estaba preparando para algún día escribir. Hoy releo a Dostoievski tal vez con la misma ansiedad que en mis años de adolescente leía a Los tres mosqueteros, He cambiado, por supuesto de lecturas y mis inquietudes y curiosidades intelectuales son otras, pero muy en lo hondo, sigo siendo el mismo niño lector de aquellos años (FEITO & CAMBEIRO: 1977, 27). 
Sobre la lectura en sus primeros años de adolescencia, Feito & Cambeiro (1977:27) describen en su libro las palabras de Casaccia en que afirma “Yo creo que ya entonces sin saberlo me estaba preparando para algún día escribir”. Lo cierto es que su interés por las letras era latente y ya escribía desde jovencito en las columnas de los diarios de Asunción: La Nación, El Liberal, El Diario. Esta riqueza cultural en lecturas formó en él un espíritu crítico, una visión de mundo diferente a muchos otros jóvenes contemporáneos suyo. Esas lecturas influenciaron mucho en la elaboración de sus obras y en su placer de escribir. 
Otro aspecto que se puede relacionar a la construcción de su estilo son algunos comentarios sobre sus primeras obras que marcaron el escritor. Un ejemplo de esas críticas se aprecia en una carta del proprio Casaccia a su hermano Carlos Alberto; en que se refiere a la visión de Georgette Camille Anne Blanc, una baronesa de Corbierer, que en una charla que tuvieron ambos, ella le hace el siguiente comentario: “Después de leer Mario Pareda, me dijo que yo no me había encontrado aún”. (CASACCIA: 2007, 57). Por medio de tales comentarios de lectores experimentados, se puede percibir como Casaccia estaba, en aquella época, en búsqueda de su estilo, aprovechándose de la visión de algunos lectores amigos para completar su aprendizaje como escritor.
Sobre El Guajhú (1938), libro de cuentos, también cuenta a su hermano que recibió el siguiente comentario del escritor Cardozo:
Los cuentos me parecen buenos. Diré más: creo que son excelentes, sin ánimos a desmeritar tu anterior producción, superiores a ésta. Veo la influencia pirandelliana, que me parece más loable que la valleinclanesca, por más que ésta no te ha sido del todo inútil, pues te ha permitido enriquecer considerablemente tu estilo y tu vocabulario. (CASACCIA: 2007,15).
 Esos comentarios entre otros, ayudaron a Casaccia a buscar su propio estilo, como él afirma. Sobre lo cual comenta a su hermano en una de sus cartas, refiriéndose a La Babosa (1952):
Otra razón que me retiene frente a mis libros y a mi mesa de trabajo es que aprovecharé este mes de vacaciones para terminar mi nuevo libro, un libro en el cual he modificado totalmente mi estilo y en el que fundo grandes esperanzas. Este libro, si logra éxito de crítica, tendrá su continuación; pero independiente, de modo que ambos libros se puedan leer separados. En este libro tampoco me olvido de Areguá y tengo palabras como estas: ¡Once años han transcurrido! ¡Cuánto he cambiado en este tiempo! ¡Qué distinto me veo de aquel muchacho que bajaba a la carrera, haciendo rodar bajos sus pies las piedras oscuras, de un color terroso, que cubren por entero esa calle en pendiente que pasa junto a lo de Feliciangeli. El ruido de las piedras despertaba a un perrazo guardián que echaba ladrando contra la verja de madera. … Este mi libro se desarrolla íntegramente en San Bernardino. Tengo el proyecto de ir contigo en Semana Santa allí y estudiar sobre el terreno de las descripciones. (CASACCIA: 2007, 20-21).
Los críticos que escribieron sobre el autor también suelen decir que su estilo más personal se dio a partir de su novela La Babosa (1952) y que a partir de esa obra tendría optado por ser un escritor realista. 
 	Según Roche (2007:62) en 1930, su primera novela de Casaccia: Hombres, mujeres y fantoches, es un libro mediocre y pesado, pero ya en él se deslumbraba la chispa de su talento. Después vendría El Bandolero (voces dramáticas), una pieza teatral. En estas obras, aún de acuerdo con Roche (2007:62), todavía no hallaba su estilo, los diálogos eran largos y faltos de espontaneidad. En 1938, publica El Guajhú, libro de cuentos, que originó una real revolución en las letras paraguayas. El libro presenta cuentos en que el escritor encuentra definitivamente su lenguaje y estilo propio que ya no le abandonarán en toda su carrera literaria. Posteriormente aparece Mario Pareda, (1939) que no es la novela que acaso se esperaba de él, pues se nota en ella cierta pesadez en las descripciones; sin embargo, alegra por su frescura y fondo. El Pozo, (otro tomo de cuentos) aparece en 1947, editada por la Editorial Ayacuyo, en Buenos Aires. Con este libro se vuelve a ubicar en la senda de su estilo definitivo. 
 Pero es con La Babosaen 1952 que Gabriel Casaccia se consagra como escritor y arranca definitivamente al Paraguay del anonimato literario en que se hallaba. Esta obra trata del testimonio de un estado socio-cultural de una época en que Paraguay atravesaba un largo período de degradación de valores sociales y políticos bien fuerte que parecía interminable; dejando a sus personajes sin salida, sin esperanzas reflejando a la vida misma de los paraguayos. Esto es tan nítido, que de una obra (La Llaga) continúa en la otra (Los Exiliados) y no hay cambio, sino aumenta aun el sufrimiento de la sociedad. Casaccia intenta descifrar a su país en la literatura. Es un escritor que no vacila en emplear al máximo de sus posibilidades lo que es el realismo crítico. La Llaga, aparece en 1963 y Los Exiliados, en 1966; estas dos últimas fueron premiadas internacionalmente y tratan, entre otros temas, de la inestabilidad política del país; adonde aparece el exilio, tema central de este trabajo, tanto el voluntario como el forzado. Por otra parte Los Herederos, apareció en España en 1975. Hay que mencionar también a Los Huertas que terminó poco antes de su muerte y se publicó póstumamente en 1981. Todas las obras de Casaccia fueron escritas en el exilio, excepto Los Herederos.
 Casaccia siempre estuvo ansioso por transmitir la realidad de su país, y aprovecha para hacerlo a través de sus obras, renunciando y hasta enfrentando las críticas de otros escritores contemporáneos que maquillaban la realidad de la sociedad paraguaya de entonces. Roa Bastos refiere que en un viaje a Asunción en compañía de Mario Vargas Llosa, le preguntaron a Casaccia, en una mesa redonda, por qué pintaba con colores tan negros la realidad paraguaya a lo que Casaccia replicó: “¡Cámbienla!, y yo la pintaré con colores más agradables” (FEITO & CAMBEIRO, 1977:62). Varios son los motivos que podría ser analizado del por qué esa diferencia de manifestaciones literarias entre los escritores contemporáneos de Casaccia; tal vez la más fuerte sea en que los escritores hayan escogido el camino más seguro para evitar la represión política y el agradar a la sociedad. Victorio V. Suárez, refiriéndose a Casaccia y sus obras dijo en su libro Literatura Paraguaya (1900-2000), cómo era considerado Casaccia, por los escritores de su época. Él afirma lo siguiente: 
Casaccia fue considerado traidor (…). Casaccia perteneciente a una clase social burguesa, se ha revelado, pese a ello, contra la misma. Su austeridad intelectual, su sinceridad cortante, su calidad humana, lo situaban, en una atalaya estratégica para la denuncia (SUÁREZ: 2006, 177) 
Pocos autores como Casaccia tuvieron la valentía de denunciar esa realidad. Y la mayoría que lo hizo tuvo que exiliarse o eran exiliados. Pues las producciones literarias y hasta las músicas eran analizadas, siendo que ellas deberían reflejar de forma general, apenas, el heroísmo y la braveza del pueblo paraguayo. Pero Casaccia se opuso a esto y decidió desvendar la realidad de su país, aun teniendo que pagar por ello. Aunque su vocación de escritor lo apoyó y le dio de cierta forma un suporte. Sobre esa vocación será tratado en el siguiente subtítulo.
1.3 ¿Por qué escribía Casaccia?
 En esta parte del trabajo, se desarrolla los motivos que llevaron a Casaccia a la literatura. En otra entrevista a Armando Roche, recuperada por este autor en el libro Gabriel Casaccia, el padre de la novela en el Paraguay, el propio Casaccia explicaría: 
Empecé a escribir por casualidad, quizá sólo para demostrarle a un amigo que mi generación y el Paraguay eran capaces de producir escritores, y de los buenos. ¿Por qué, no? Después caí en la trampa de seguir escribiendo por gusto y luego en la otra trampa de que nada me gustaba más en el mundo que escribir (ROCHE: 2007,75). 
En este comentario queda clara la vocación del autor y en la frase “demostrarle a un amigo”. El autor muestra implícitamente esa criticidad y descontento con la situación social y política del momento, que vivenciaba en su país, y al mismo tiempo su riqueza cultural que lo podría tornar capaz de hacer esa denuncia de manera creativa, a través del uso de las letras. Pero su explicación se queda más clara aún, en este otro párrafo:
Como a la vez que escribía no abandonaba mis estudios de derecho, mis padres y familiares veían con agrado mi vocación y hasta creo que se envanecían mucho cuando leían mi nombre en los diarios. Tiempo después pude comprobarlo cuando mi abuela materna costeó la edición de Hombres, mujeres y fantoches, y mi abuela paterna la de El bandolero. Pienso que otra hubiese sido la actitud de ellos si por entonces me hubiera dedicado de lleno a las letras abandonando mis estudios (ROCHE: 2007, 60).
Se puede tener en cuenta también dos aspectos en esta cuestión: una, su vocación de escritor, y la otra su desconformidad personal. Casaccia siempre fue un descontento. Esto sus obras demuestra claramente. Roche afirma sobre la vocación:
La vocación literaria nace del desacuerdo de un hombre con el mundo, de la intuición de deficiencias, vacíos y escorias a su alrededor. Ella es una forma de insurrección permanente…Contribuye al perfeccionamiento humano impidiendo el marasmo espiritual, la autosatisfacción, el inmovilismo, la parálisis humana el reblandecimiento espiritual o moral, su función es agitar, inquietar, alarmar, mantener a los hombres en una constante insatisfacción de sí mismos, (ROCHE: 2009:59).
	
Según esa vocación hacia la literatura y ese descontento con su vida y su país, no cabe duda de que la huella de su infancia, adolescencia, juventud y vida adulta se vean expresadas en sus obras. Francisco E. Feito & Cambeiro (1997:27) afirma que Casaccia declaró que tuvo una infancia triste y solitaria y que a consecuencia de esto su mente se quedara dominada por dos grandes sentimientos: un pánico irresistible, casi enfermizo hacia los fantasmas y muertos y un gran desprecio por los hombres. De acuerdo con lo dicho hasta aquí, el principio de la obra de Casaccia hay que verlo a través de una auténtica vocación literaria, en una imperiosa necesidad de resolver problemas internos y externos, vivencias que consciente o inconscientemente acabaron por influenciar en su trayectoria y que, mediante un proceso de selección y recreación, han sido plasmadas en sus narraciones. Él no ha sacado sus ficciones de libros sino de la vida que siente, sufre y goza en torno suyo, de su propia vida. Es decir, en el proceso generativo la manera de vivir y ver el mundo precipita al hombre a escribir bajo el estímulo de la vocación artística. En una de las entrevistas de Roche a Casaccia, éste último expone:
 Mis libros podrán pecar de todos los defectos que quiera; pero son sinceros, y digo sinceros en el sentido de que son la expresión de un momento de mi vida, o mejor dicho de un estado espiritual sentido en determinado momento (ROCHE: 2009, 99).
 Por lo tanto, su vida y su vocación se fundieron y se convirtieron en una materia prima rica con la cual él trabajó durante toda su existencia. Como parte de esa fusión, existe un ambiente físico lo cual forma parte de ese ser, o sea, está impregnado en su alma. De ese lugar tan especial tratará el próximo ítem.
1.4 Areguá, el país de mi infancia… 
El subtítulo que da inicio a esta parte del trabajo expresa la forma como Casaccia se refería a Areguá, lugar llamado por él de “El país de mi infancia”. “Areguá”[footnoteRef:1] es una pequeña ciudad ubicada a 29 kilómetros de Asunción. Roche reescribe las palabras del escritor Rubén Bareiro Saguier sobre Areguá: “esa pequeña villa veraniega que tiene más de cuatro siglo de existencia, y donde, más que sumergidas, parecen flotar las criaturas de este creador, que paradójicamente, supone amar o que no quiere”. (ROCHE: 2007, 63). Este lugar sería como una especie de fuente de inspiración en el subconsciente del autor, un espacio físico y a la vez simbólico que se percibe por el recuerdo. Roche en una entrevista a Casaccia recuerda las palabras del autor sobre las noches en Areguá:[1: Areguá es la capital del departamento central, Paraguay y capital de la frutilla. Ubicada a 29 kilómetros de Asunción. Ciudad de artesanías en cerámica; a orilla del Lago Ypacaraí. Fue fundada en 1538 por Domingo Martínez de Irala. La historia cuenta que en los inicios de la época colonial, la ciudad fue una estancia ganadera. A finales del siglo XIX, se desarrolló como ciudad veraniega; en la que escritores, artistas e intelectuales residían en los meses calurosos. Su nombre procede de una palabra en Guaraní AREGUÁ = Los de antes. Donde “ARÉ” = “relativo a lo antiguo” y “GUÁ” = sufixo posesivo. Areguá cuenta con 67.850 habitantes (censo 2008). Su economía principal es el cultivo de frutillas y artículos de artesanías en cerámicas. En agosto se celebra el festival de la frutilla.] 
Yo sentía en sus noches su respiración profunda, su alma, su alentar hondo y lejano. Mi espíritu se impregnaba de ese silencio poblado de multitud de pequeños ruidos, que se encendían y se apagaban como luciérnagas, y así sin advertirlo, toda la noche estaba dentro de mí y yo dentro de ella (ROCHE: 2009, 44).
 Este espacio era especial para Casaccia. Tanto, que él lo personifica, lo cual le da un aire de posesión recíproca, algo del alma, impregnado en él. También, en una de sus cartas a su hermano Carlos Alberto, expresa sobre Areguá lo siguiente:
En esos momentos, Areguá iba apoderándose de mi espíritu, poseyéndolo, haciéndolo suyo, de tal forma que nunca más lo pudiese olvidar, para que por más lejos que estuviese, al recordarlo me invadiese la nostalgia y el anhelo de correr a mojarme la mano y la cara en el agua de plata de su luna. Areguá se venga de mí en este estío, y me envía el canto de sus chicharras para hacerme recordar que le he sido infiel. Y esas ruidosas mensajeras todos los atardeceres me dibujan en la memoria con sus cantos, la loma, su iglesia, su horizonte de follajes y montes. Es incalculable e influjo que ha ejercido Areguá en la formación de mis sentimientos y en mi manera de ver y sentir la Naturaleza (CASACCIA: 2007, 11.)
 Casaccia utilizó Areguá como escenario para varias de sus novelas, como La Babosa (1952), La Llaga (1963) entre otras. En una de sus entrevistas, que fueron recuperadas en el libro de Armando Roche (2009: 17), ya citado, Casaccia afirma que: 
Toda novela es un pequeño cosmos, un orbe cerrado en sí. En toda novela hay algo personal, muy íntimo del autor. En mis novelas la parte personal es Areguá. Uso mis relatos para volver espiritualmente a ese lugar, donde viví las tristezas y gocé las alegrías de mi infancia y adolescencia, y donde dejé tantos recuerdos al crecer. Tal vez en Areguá sin saberlo rocé la felicidad (ROCHE: 2009,17).
 Retomando también palabras del autor sobre Areguá, los críticos literarios Francisco E. Feito & Cambeiro (1977: 13) recuerda que esa pequeña ciudad para Casaccia sería para siempre, como ya se mencionó, “un pequeño pueblo que yo llamo el país de mi infancia”. Esas declaraciones del autor, cargadas de emociones de los recuerdos de su infancia y vivencia, tornan Areguá ese pequeño mundo, de donde él retira los aspectos existenciales fundamentales para dar inicio a muchas de sus narrativas. (En anexo foto de la ciudad de Areguá). Entre esos temas, está el exilio que comienza con La Llaga y continua en la novela Los exiliados, cuestión que será abordada más detalladamente en el tercer capítulo que será dedicado al proceso de construcción de la literatura del exilio; parte del trabajo en que se hablará de otro lugar que bien podría ser visto también como otro microcosmos, que es “Posadas”[footnoteRef:2], ciudad argentina que, desde antes y durante la dictadura de “Stroessner”[footnoteRef:3], recibió muchos exiliados paraguayos. (En anexo foto del general Stroessner). [2: Posadas: capital de la provincia de Misiones y cabecera del departamento capital. Se ubica sobre la margen izquierda del rio Paraná, al sudoeste de la provincia y es el noroeste del departamento capital. Fundada el 25 de marzo de 1615 con el nombre de Itapúa, lo cual no prosperó. Hubo varias tentativas y con diferentes nombres y últimamente el 8 de noviembre de 1870 se oficializó con el nombre de Posadas; en recordación a Gervasio Antonio Posadas. Pero fue reconocida como capital de Misiones por ley, solo el 30 de julio de 1881. ] [3: Alfredo Stroessner ex dictador de la República del Paraguay. Su dictadura duró desde 1954 a 1989.
] 
 Casaccia escribía siempre en función de sus experiencias personales, como ya se mencionó. Por eso, los hechos de la infancia, adolescencia y edad madura constituyen un archivo inagotable de temas, personajes, lugares y recuerdos. Esa materia prima rebosa en el subconsciente del escritor hasta que brota espontáneamente y queda como huella en sus obras. Por eso se puede apreciar en sus ficciones la transformación de sus vivencias en textos en prosa, que a veces cargan sus tintas en lo triste y doloroso de la vida paraguaya y en otras en lo risueño y hasta chistoso de la misma. 
 Una residencia de más de 45 años en Argentina (más de dos décadas vivió en la Capital y el resto en Posadas) tiempo que le otorgaba el derecho a ser casi argentino. Posadas, pequeña ciudad del interior de Argentina, era además de un lugar literario, un recurso que Casaccia utilizó para penetrar más profundamente en la realidad de la sociedad paraguaya y así hacer su denuncia, como se mostrará más adelante. (En anexo, foto de la ciudad de Posadas). Pero para que eso quede más claro hay que tener en cuenta todas las circunstancias que cercaron de cierta forma la vida del propio escritor y la sociedad paraguaya como un todo. Esto se verá en el próximo capítulo.
CAPÍTULO 2
2.1 Circunstancias históricas, políticas, sociales y literarias.
En este capítulo se especificará rápidamente el contexto socio-cultural de la producción de las obras de Gabriel Casaccia, tanto las circunstancias históricas, como las constantes guerras; la inestabilidad política en que tantos mandatarios se levantaban y eran derrocados o hasta muertos. Una sociedad sucumbida en el dolor de los más trágicos acontecimientos; e infelizmente una literatura despasada. En medio a toda esa enmarañada situación nace la literatura del exilio que tiene mucho a ver con la obra en estudio y con el tema en sí. 
Se puede notar que hubo dos largas dictaduras en la historia del Paraguay, entre los años de 1811 a 1862 y una tercera trágicamente terminada, que la prolonga hasta 1870. El doctor José Gaspar Rodríguez de Francia, si bien fue un denotado defensor de la independencia del Paraguay, tiene como contrapartida el haber sido un negador sistemático de la cultura y haber aislado al país de una manera más desdichada que la ya sufrida por la acción conjunta de los factores geográfico, económico y lingüístico. Después del gobierno paternalista de Carlos Antonio López que duró hasta 1862, sobreviene la guerra de la Triple Alianza (1864-1870), la cual dejó a la nación en la miseria más completa. La falta de autoridad destroza al país después de la evacuación de los invasores y además el orgullo patrio quedó deshecho y humillado.
Después de esto nacen los dos partidos políticos tradicionales que son: el “colorado”, devoto a Francisco Solano López y los “liberales”. El egoísmo y la falta de visión de estos dos grupos retrasa el proceso de la recuperación del país y, como si esto todo fuese poco, le sobreviene la Guerra del Chaco (1932-1935); estando el país, todavía en estado de calamidad. Esta vez la victoria cae del lado paraguayo, a pesar de que fuera con mayor perjuicio. A esto se le añade la inestabilidad política y la falta de seguridad social. El pueblo vivía en zozobra, amenazado por los partidos políticos que surgieron y luego las revoluciones, inclusive la del 47 que surgió en Concepción y con ello la dispersión en masa, inclusive de intelectuales. La guerra civil dejó como saldo muchos sufrimientos y familias destrozadas física, material, espiritual y síquicamente.
De repentemás un sucedido se suma, el 15 de agosto de 1954 Alfredo Stroessner aliado al partido colorado asume el poder y se proclama presidente de la república, como el primer mandatario de la nación. Fue reelecto con deshonestidad por siete mandatos consecutivos, (en 1958, 1963, 1968, 1973, 1978, 1983, 1988) de cualquier forma su gobierno en todos los tiempos de 1954 a 1989, se caracterizó por la represión dura a cualquier oposición, rigiendo el destino del país. Como se puede notar, todas esas circunstancias adversas dejaron motivos suficientes para entender la dura realidad por el cual la literatura se muestra ausente y al mismo tiempo la presencia de obras extranjeras. Pues con la dictadura también vino la represión a la libertad de expresión. En cuanto a la historia del Paraguay Francisco E. Feito & Cambeiro afirman:
Un resumen del cuadro histórico-político de la nación arroja el siguiente saldo: en un período de ciento sesenta y dos años (1864-1976), cuatro gobernantes –Francia y los dos López en un extremo, y Stroessner en el otro- han consumido sesenta y ocho en el poder. Los ochenta y cuatro años encerrados entre estos polos de perpetuidad, se caracterizan precisamente por lo contrario: gobierno efímeros e inestables, al extremo de que desde la llamada constitucional (1870) hasta que Stroessner comienza su ciclo (1954), desfilan por la presidencia de la república cuarenta y siete presidentes, de los cuales sólo seis han completado el periodo legal (FEITO & CAMBEIRO: 1977, 14).
Dentro de las restricciones pertenecientes al régimen dictatorial el cual viene sufriendo el país es obvio que haya esa escasez literaria. Jean Franco, citado por Feito, ejemplifica:
El Paraguay no ha conocido sino una cadena de dictaduras… El escritor sufre el tormento más lento de la frustración, la falta de libertad para escribir como desea y un medio intelectual aplastante… A pesar de todo, este pobre adiestramiento intelectual es la primera etapa de una carrera que termina en conflictos con la voluntad de un dictador para quien cualquier tipo de actividad intelectual resulta peligrosa… De ahí se comprenderá que los intelectuales en tales países conozcan con retraso las corrientes artísticas del exterior y con más retraso aún las adopten; y como frecuentemente también encuentran dificultades para viajar, permanecen encerrados en actitudes anacrónicas. En el Paraguay, por ejemplo, el Romanticismo era aún la escuela literaria que prevalecía a comienzos del siglo y el Modernismo no se impuso sino hasta 1923 con la aparición del periódico Juventud. (FEITO & CAMBEIRO, 1977:15).
Si bien la narrativa es el género más débil de la literatura paraguaya de esos tiempos al final de la década del 20 aparece la novela de Gabriel Casaccia: Hombres, mujeres y fantoches; y en 1938, con la publicación de El Guajhú, como ya fueron citadas, la narrativa paraguaya comienza a tomar rumbos diferentes; pues él mismo en el exilio, esto es, en Argentina, donde se auto-exiló, consigue aproximarse de la sicología profunda del hombre paraguayo. Presentando a un hombre sin máscara idealizada por el romanticismo y que transita por las fronteras, o sea, en el exilio; ni dentro ni fuera de su país. De esa situación surge la reflexión de que la literatura paraguaya de ficción procede de dos vertientes, podría verse como, una interna y la otra externa. Respecto a esto Renée Ferrer expresa lo siguiente:
Nuestra literatura de ficción procede de dos vertientes bien definidas. Una gestada en el exterior, hija de la diáspora provocada por las convulsiones políticas, las luchas fratricidas y el treintanario noche de la dictadura Stronista, y otra, tributaria de un encierro que lleva sobre sí la huella del cerrojo y de la persecución… La narrativa producida en el destierro por escritores que llevan la carga del extrañamiento se benefició de una extensa difusión; en tanto la otra, troquelada dentro de los límites asfixiantes de un país donde disentir con el sistema provocaba el ensañamiento, el ostracismo o la cárcel, sobrelleva el estigma de lo incognito y aún la sombra de la inexistencia” (FERRER 2003, 2).
 Todavía vale resaltar que a pesar de todos esos hechos lamentables, circunstancias históricas, políticas y sociales que, provocaron una evidente desactualización y atraso en la cultura y la literatura paraguaya, se puede apreciar que la literatura paraguaya floreció. Según Renée Ferrer afirma en su escrita Narrativa paraguaya actual: dos vertientes:
Es cierto que nuestra narrativa tuvo un desarrollo tardío y que no cuenta con una tradición centenaria como otras del continente latinoamericano; pero es de justicia acotar que floreció en el Paraguay, a comienzos del siglo, una generación llamada del 900, cuyos integrantes poseídos por el ethos nacionalista y los conflictos del momento, escribieron obras, que debido al alto contenido estético de su prosa… pueden considerarse un antecedente prestigioso de nuestra prosa de ficción. (FERRER: 2003, 02).
Esa generación de escritores que lucharon, a pesar de las condiciones adversas ya sea dentro del país, en medio a la persecución, o fuera del mismo. Sus obras ganaron respeto y reconocimiento de personalidades extranjeras como las obras de Augusto Roa Bastos y otros escritores extra-fronteras, los que trabajaron en el exilio. Hay decenas de escritores críticos, y merecen recordarlos porque lograron producir en medio a las dificultades. Entre ellos se puede citar al propio Gabriel Casaccia, Augusto Roa Bastos, Eloy Fariña Núñez, Juan Stefanich, Josefina Plá, Ramón Zubizarreta, Rubén Bareiro Saguier, entre otros. Sobre estos y otros autores, sus vidas y obras pueden ser apreciadas en el libro Literatura paraguaya, (1900-2000) de Victorio V. Suárez (2006).
Estos escritores no se dieron por vencidos y no miraron solamente las adversidades, sino de las circunstancias se aprovecharon para crear, y si floreció tuvo sus frutos. Visto que, a pesar de todas esas luchas, la literatura no se secó, sino resurgió. Y cuando estaba floreciendo, le sobreviene más una tragedia al Paraguay; de la cual se tratará en el próximo ítem.
2.2 La guerra del Chaco
Más una situación trágica en la vida de los paraguayos, y principalmente en la vida de los intelectuales que tal vez hayan pensado que ahora sí podrían dedicarse a las producciones literarias, que con certeza ansiaban en el ámago de su ser; pero de repente surge la guerra conocida como “La guerra del Chaco”, que tuvo su inicio el 15 de junio de 1932; cuando los bolivianos tomaron el fortín Carlos Antonio López. Es otro de los recuerdos lamentables de América del Sur, el sangriento episodio de la historia, dejó correr ríos de sangre a lo largo de tres años, hasta antes de la firma de los protocolos de paz; que se firmó en la ciudad de Buenos Aires el 12 de junio de 1935. Esto, en cierta forma, tiene una incidencia en la literatura a través de los hechos que llegaron con la confrontación bélica. El doctor Eusebio Ayala[footnoteRef:4] había calificado a la contienda del chaco como “la guerra estúpida”. Y Alfredo Seiferheld, con mayor precisión indicaba en la introducción de su libro Economía y petróleo durante la guerra del chaco lo siguiente: [4: Doctor Eusebio Ayala ex presidente del Paraguay. Fue en su gobierno que estalló la guerra conocido como “La Guerra del Chaco” (1932-1935); entre Paraguay y Bolivia.] 
El humilde agricultor paraguayo, parasitado y sin buena alimentación, se convirtió en soldado, trocando sus rudimentos de labranza por el fusil y en Bolivia, el indio Quechua y Aimara y el minero expoliados secularmente, bajaron a un territorio del cual ninguna noción tenían. Ambos se enfrentaron sin odios, sin conocerse… (SEIFERHELD, 1983:535).
 
¿Por qué ocurrió la guerra? Dos causas pueden ser señaladas. Un aspecto a ser considerado es que en Bolivia crecía las inversiones estadounidenses, especialmente en el área de la minería y el petróleo, y al mismo tiempo; Estados Unidos era afectado por las crisis económicas, se suma a esto, el interéssospechoso de que; el desierto chaqueño pudiera tener bajo su manto, importantes reservas de petróleos; por otro lado, había también una busca constante de Bolivia que, venía siguiendo con mucho interés todo lo concerniente al Chaco Boreal. Se trataba del viejo afán de hallar alguna salida al mar. Entonces nada mejor que conseguirla a través del río Paraguay-Río de la Plata para llegar al Atlántico. Con el correr del tiempo los enfrentamientos fueron sucediéndose y el presidente Salamanca de Bolivia que venía enfrentando graves problemas con la clase obrera y campesina de su país, aprovechó para desviar la atención popular, hacia el conflicto armado con Paraguay. Casaccia participó activamente en la guerra. Roche en su libro sobre Gabriel Casaccia afirma: 
En 1932, el joven Casaccia ocupaba el rango de jefe de Gabinete del Ministerio de Relaciones Exteriores de su país… Posteriormente, cuando se declaró el conflicto armado entre su país y Bolivia, en el que tuvo una actuación reconocida con el premio Nobel de la Paz el diplomático argentino Carlos Saavedra Lamas, solicitó ser trasladado al frente de operaciones. Allí actuó como auditor de guerra con la Séptima División de infantería de las Fuerzas Armadas. (ROCHE, 2007: 14).
Cuando la contienda llegó al fin, comenzaron a aparecer crónicas y memorias que se referían a los conflictos bélicos; tanto por los protagonistas de la guerra cuanto por escritores contemporáneos. Como forma de reconstruir los hechos, sus autores combinaban en la misma manera de los niveles de narración y de análisis de las campañas militares y del contexto social y político en general. Muchos de esos textos más tarde fueron reeditados, constituyendo así como fuentes importantes para la narrativa o bien más para la historiografía. Paralelamente con este tipo de literatura aparece otro tipo de libros de ficción inspirados en los acontecimientos bélicos. La llamada “Novela del Chaco” que se tornó fuente para otras producciones en la literatura latinoamericana del siglo XX. Estas eran diferentes de las primeras, (crónicas y memorias), porque produjeron más críticas de los intelectuales porque denunciaban la barbarie, la crueldad, la incompetencia o la falta de sentido de los acontecimientos bélicos; denunciando el pequeño mundo[footnoteRef:5] político y social de las personalidades, principalmente en cuyas manos yacían el país y su sociedad. Y fue la época en que Casaccia estaba sucumbido en tanta incerteza, y como fruto de sus dudas e insatisfacción, hizo que quisiera denunciar toda esa negrura; valiéndose de las letras, sumergiéndose cada vez más en el mundo literario para así tener la oportunidad de hacer su denuncia. A pesar de que más contratiempo tuvo el Paraguay, porque como si fuese nada; le sobreviene la guerra civil, que será tratada en el siguiente sub título. [5: “Pequeño mundo”, se refiere a la falta de visión de las personalidades políticas de la época.] 
 
2.3 La guerra civil de 1947.
Como si algo faltase aún al Paraguay, y esta vez entre los propios compatriotas con falta de visión completa; surge el 7 de marzo de 1947, la guerra civil, y se extendió hasta el 19 de agosto del mismo año, dejando miles de víctimas. En esta época Gabriel Casaccia ya estaba auto exiliado en Posadas, Argentina, y ya había escrito cinco de sus obras y justamente en ese año, 1947, que da a luz otro tomo de cuentos El Pozo. La guerra civil sucedió cuando unos jóvenes del partido Febrerista[footnoteRef:6] atacaron la Comisaría de la Policía Central y el Colegio Militar. Ellos no tuvieron suceso, porque luego ya fueron rendidos por los agentes del gobierno. En Concepción[footnoteRef:7], al mismo tiempo hubo una rebelión por parte de los militares del partido Febrerista, apoyados por algunos estudiantes comunistas y algunas personalidades del partido Liberal, que luego fueron apoyados por la mayoría de las unidades militares localizadas en el Chaco. Las Fuerzas Armadas se dividieron y lógicamente también el país, surgiendo así, la guerra civil. [6: Partido Febrerista: partido político socialista democrático del Paraguay, fundado especialmente en situación de exilio; en Buenos Aires, Argentina. Tiene su origen en la revolución del 17 de febrero de 1936 (de ahí la denominación “Febrerista”. Fue creado en la base de ciudadanos excombatientes agrupados a la vuelta de la Guerra del Chaco.] [7: Concepción: es la capital de concepción] 
Unas de las principales causas de la revolución fueron el no estar de acuerdo con la dictadura impuesta por Morínigo[footnoteRef:8] y la falta de respeto al acuerdo hecho a los excombatientes de la guerra del chaco; que era la de distribuir tierra entre ellos porque ganaron la guerra, estando los liberales en el poder. De esto nos habla Ceres Moraes en su libro: Paraguai a consolidação da ditadura de Stoesssner-1954-63. El mismo autor menciona en su libro un documento llamado Oficio Confidencial de la embajada brasileña, refiriéndose a la situación socio-política de la guerra civil de entonces; en que afirma lo siguiente: [8: Higinio Morínigo Martínez: nació en Paraguarí, 11 de enero de 1897 y falleció en Buenos Aires en 1985. Fue presidente provisorio y después electo entre 1940 y 1948. Ejerció un régimen autoritario y en 1947, llevó al país a una sangrienta guerra civil. ] 
A maioria dos Chefes e Oficiais Nacionais das Forças Armadas estão, há tempo dispostos a reagir às ofensas que o atual regime tem imposto às instituições armada, enganando e traindo seus acordos, introduzindo no exército um regime de politicagem, de favorecimento e de desprezo pela hierarquia e estavam decididos a restituir ao povo seus direitos e liberdade conculcadas. Oficio Confidencial Nº 122 de 14 de marzo de 1947 (MORAES: 2000, 35).
 
La literatura realmente pasó a ocupar un segundo plano en la sociedad paraguaya. La sociedad vivía en zozobra, con miedo de día y de noche. Se instaló el pánico y el terror. La violencia se apoderó del país. En esta misma época apareció el llamado Guión Rojo[footnoteRef:9], como una especie de guardia urbana con autoridad del gobierno para actuar como se les antojaba, des-respetando a familias y a cuantos hallaban como simpatizantes de otro partido o de los que llamaban de rebelde. Respecto a esto Ceres Moraes reproduce lo que dice en el Oficio nº 173 de 20 de mayo de 1947 de la Embajada Brasileña en Asunción para el Ministerio de Estado de Relaciones Exteriores (Centro de Documentação do Itamarati, Brasília): [9: Guión Rojo: Criado por Natalicio González, para amedrentar a los moderados, logrando así la candidatura presidencial por su partido. Era de la línea dura, que esparcía miedo y terror en medio de la sociedad.] 
(…) era comum se encontrarem, nas ruas, indivíduos algemados ou com as mãos amarradas para traz, que uma pequena escolta conduzia à cárcere, onde os mais visados pela cólera de os beleguins[footnoteRef:10] policiais –veteranos e improvisados- ou sofriam brutalidades, ou passavam pelo vexame da tonsura[footnoteRef:11], ora completa, ora parcial, ora em cruz, para dar à vítima um aspecto ridículo (MORAES: 2000,36). [10: Beleguins: funcionarios de repartición pública que actuaba generalmente en Fórum y que por sentirse protegido lo hacía con cierta insolencia y abuso.] [11: Tonsura: corte o raspaje de cabello.] 
Por consiguiente, la sociedad paraguaya que vivía el terror en la época, no había realmente lugar para que las personas se preocupasen en lo que concernía a la literatura; apenas algunos pocos y los intelectuales, que vivían más allá de las fronteras. Consecuentemente la literatura paraguaya fue desenvolviéndose tardíamente.
 En el próximo sub título será tratado de más un acontecimiento trágico, que sufrió el Paraguay: una dictadura atroz que duró 35 años.
2.4 La dictadura de la Era Stroessner.
Alfredo Stroessner Matiauda[footnoteRef:12], hijo de un inmigrante[footnoteRef:13] alemán y de una mujer paraguaya, nació el 3 de noviembre de 1912, en la ciudad de Encarnación, localizada enel departamento de Itapúa. A los 16 años de edad ingresó en el colegio militar y siendo estudiante participó en la guerra del Chaco, con 19 años, estando en el último año del curso de cadetes; integrando el Regimiento de Infantería Nº 6, comandado por el mayor Arturo Bray. El 1º de octubre de ese mismo año pasó a ser oficial, teniente 2º y el 31 de marzo ascendió a teniente 1º. El 18 de julio de 1936 fue promovido a capitán. En 1940 hizo en Brasil un curso de artillería para acrecentar sus conocimientos en técnicas de tiro y en topografía y el mismo año fue promovido a mayor y llega a teniente coronel el 31 de diciembre de 1945. Tuvo una participación decisiva en la guerra civil de 1947. El 26 de agosto del 47, según Bernardo Neri Farina y Alfredo Boccia Paz en su libro El Paraguay bajo el Stronismo (1954-1989) afirman que Stroessner fue reconocido por “su brillante acción libratorio contra la tentativa de los rebeldes en organizar el Frente Sur y de sus cañoneras en forzar el paso hacia la capital” (NERI/BOCCIA: 1998, 16), motivo por el cual se le otorga la ascensión a coronel el 1º de marzo de 1948. [12: En los países de lengua hispánica, se lleva primero el nombre materno; pero el segundo apellido es el más importante, que es el paterno.] [13: Los padres de Stroessner fueron don Hugo Wilhelm Stroessner Koetschenreuter (inmigrante alemán) y doña Heriberta Matiauda (paraguaya).] 
El mismo año Stroessner fue acusado de un golpe contra el presidente Natalicio González, aunque él no llegó a participar directamente. Este golpe fracasó y él se refugió en la embajada de Brasil en Asunción; luego huyó en Argentina en la calidad de exiliado. Retornó al Paraguay de una forma oculta el 27 de febrero de 1949 protegido y escondido por sus aliados. Molas López, ya constituido presidente, restituyó a Stroessner en su cargo de comandante de la Artillería y el 15 de agosto del mismo año, él llega a general de brigada con 36 años de edad. El 31 de mayo de 1951, Federico Chaves, presidente en la época, lo designó comandante en jefe de las Fuerzas Armadas de la Nación y lo elevó al rango de general de División con antigüedad, el 15 de agosto del mismo año. Con tan solo 38 años de edad llegó, a la cúspide de la carrera militar. Y el 4 de mayo de 1954 encabezó el golpe de Estado que derrocó a Federico Chaves y se convirtió en el jefe supremo de la Nación paraguaya. La dictadura influenció fuertemente sobre la cultura paraguaya en general, mediante la represión, la censura y la implantación de diversos mecanismos de autocensura forzada. Todo lo que se producía era arcaizante. Los artistas e intelectuales no tenían acceso a cargos públicos relacionados con estos ámbitos. Así, la producción artística y literaria era desprovista de apoyo oficial y presionado por un círculo de advertencia que no podía ser transgredido impunemente. De esto hace referencia Julio José Chiavenato en su libro: Stroessner: retrato de una ditadura, en que afirma lo siguiente:
Em seguida começam os atos que institucionalizam a ditadura, como o decreto 447, de 18 de março de 1940, suspendendo os partidos e agrupações políticas, proibindo as realizações de assembleias e quaisquer tipos de reuniões em lugares públicos “ou fechados”, com proibição de publicar documentos de caráter político pela imprensa, as polêmicas pessoais a difusão de “notícias tendenciosas” pelo rádio e todo trabalho com fins de proselitismo político. O decreto 1776, de 10/06/40, regulava a imprensa, proibindo a abordagem de qualquer problema social ou político sem a autorização do Ministério do Governo e do Trabalho, incluindo aí a divulgação de notícias sobre atos do governo que não fossem oficialmente liberadas. Por fim esse decreto dá meios ao governo de assumir a direção editorial dos jornais. (CHIAVENATO, 1980:85).
 	Esta constitución comprometió inmensamente la libertad de la sociedad y llevó a la opresión al pueblo paraguayo. De ello se valieron los sarcásticos gobernantes desde Morínigo en 1940 hasta Stroessner, durante todo su gobierno.
En cuanto a la obra Los Exiliados que está en cuestión de pesquisa en esta monografía es importante también recalcar que en 1954, cuando Stroessner asumió la presidencia, y obviamente después de 1947, momento en que el autor parece remitir la cronología de la ficción en cuestión y antes de 1966 cuando la obra fue publicada; las demás reelecciones de Stroessner, tres son antes de la publicación y las otras después de la publicación. Los personajes imaginarios creados por Gabriel Casaccia en su obra Los Exiliados, que hace referencia al sufrimiento de los paraguayos que vivían con él en Posadas, Argentina, realmente eran víctimas de un presidente dictador, ¿será que no era el propio Stroessner que ya venía reprimiendo políticamente antes mismo de su gobierno establecerse? ¿Y que en la obra lo incorpora en el personaje de General Alsina? ¿O será que se refería al propio sistema “dictadura”? Todo lleva a creer que ese dictador se trata de Stroessner, sin embargo ningún autor, ni siquiera el propio Casaccia lo afirma, ni en ninguna otra obra suya es encontrada esa opinión y mucho menos en su biografía. Esto tal vez sea por cuestiones de seguridad por causa del sistema. Esta y otras cuestiones se tratarán en el próximo capítulo que hablando de la fortuna crítica del autor y sus obras, analizando la obra Los exiliados (1966) propiamente dicha.
CAPITULO 3
3.1 Circunstancias históricas, sociales y literarias
 En este capítulo, se hará una reflexión sobre la fortuna crítica tanto del autor como de sus obras para posteriormente analizar el tema del exilio en la obra Los Exiliados de Gabriel Casaccia. Para eso es necesario una lectura rápida de las obras de carácter narrativa que surgió en la época, después de la guerra civil del 47. Esas ficciones, como se verá, están directamente relacionadas a la tragedia civil de la guerra que, por su vez, origina dos tipos de narrativas: las llamadas de dentro y de fuera del territorio nacional. Mientras las narrativas de dentro apenas rozan los temas vivenciales de la sociedad paraguaya; las llamadas narrativas del exilio o las de fuera se encargan de recobrar las experiencias profundamente tristes de manera crítico-denunciatoria. Además de esto, solamente las obras extra-fronteras se muestran capaces de tocar temas prohibidos a las narraciones publicadas dentro del país. Paradigmática de ese tipo de narración del exilio es la obra del propio Casaccia. En libros como La Babosa (1952), La Llaga (1963) y Los Exiliados (1966), el escritor presenta las grandes injusticias que imperaban en el país. Se trata, por lo tanto, de una obra que apunta para una realidad hiriente, degradante, real, palpitante, que tiene en cuenta la triste situación del campesino; la explotación y la degradación del pueblo; temas que son apenas rozados por la literatura interna. 
Mientras que las narrativas llamadas de dentro exaltan el heroísmo, la braveza del pueblo, narcisista-conservadora, de carácter nacionalista. De estos se destacan por ejemplo Concepción Leyes de Chávez, con Madame Lynch (1957) y Carlos Zubizarreta, con Los grillos de las dudas (1966). Este tipo de narrativa daba más importancia al tema de la tierra, el rural y sus costumbres. La otra, realista-crítica, hecha en el exilio, se centra en la crítica social al país. Como por ejemplo se tiene Augusto Roa Bastos, con Hijo de hombre (1960) y Gabriel Casaccia, con Los exiliados (1966). Uno de los aspectos que merece destaque es la denuncia de la situación del escritor y del artista en general, situación que, en la literatura de Casaccia, es alegorizada a través de las frustraciones e impotencias de ciertos personajes que tienen proyectos artísticos. Como por ejemplo Ramón Fleitas –protagonista de La Babosa- y Gilberto Torres que aparece en La Llaga y reaparece en Los Exiliados. Ramón Fleitas soñaba ser un escritor y después de una serie de problemas y frustraciones acaba siendo abandonado por su esposa, tornándose alcoholizado. Gilberto Torres,por otro lado, sueña en ser un pintor importante. Entre sus pretensiones de artista está pintar un lienzo en que los pies de un campesino reflejen el sufrimiento de su pueblo; pero se envuelve en la lucha política de su país, pierde su trabajo y es exiliado en Argentina.
La narrativa de Casaccia pretende tratar de las heridas no cicatrizadas de Paraguay y de la diáspora constituida por miles de seres que se vieron obligados a abandonar su patria querida. El exilio y sus dilemas con sus sueños de regreso, los revolucionarios, las miserias económicas, la vida en Posadas, lugar elegido por muchos para exilarse, para evitar las prisiones acompañados de torturas. Todos esos temas forman parte del universo narrativo de Casaccia, siendo este un mundo ficcional que hay que interpretar con una mirada crítica. Como en la obra de Casaccia, la narrativa del exilio, o narrativa de fuera, se preocupa en representar la realidad social y política del Paraguay, como ya se lo mencionó. Pero este tipo de literatura recibe no poca crítica e inclusive por los propios escritores contemporáneos y principalmente por aquellos que no tuvieron que formar parte de esa diáspora. Las críticas generalmente tienen dos caras. Una constructiva y otra destructiva. Casaccia no se salvó de ninguna de ellas. Pero el reconocimiento, aunque parezca tardío del valor de sus obras como revelador de la realidad de la sociedad paraguaya, obviamente surge. Sobre esto se verá en el siguiente subtítulo. 
3.2- Críticas positivas y negativas.
 Susy Delgado, en su libro Nombres Capitales de la Literatura Paraguaya, hace mención de las palabras de Hugo Rodríguez Alcalá sobre Gabriel Casaccia, refiriéndose entre otras cosas al largo alejamiento del escritor: 
Nostálgico de la patria a que no podría menos de amar entrañablemente, Casaccia, merced a profesión de abogado ejercida con ejemplar honradez y eficacia, se asegura una situación económica desahogada en casi tres lustros de tesonera labor. Las horas libres las consagra a leer literatura y, sobre todo, a hacerla. Y lo curioso es que este escritor nostálgico que ha dejado lejos la familia, los amigos y el escenario inolvidable de su niñez y mocedad, va a ahogar en sí la nostalgia y a prescindir de cuanto en ella hay de afectivo y poético para ejercer una ficción en que la sátira aniquila sin jamás pactar con la ternura, el sentimentalismo o la belleza (DELGADO: 2012, 224).
 El mismo escritor Casaccia, refiriéndose a sus obras, expresa también que sus personajes hablan mucho, se mueven mucho, trazan infinitos planes, pero nunca hacen nada. Utiliza para ello, el Fleitas de La Babosa o el Torres de La Llaga, no trabajan en ningún oficio con ninguna dedicación seria. Se mantienen explotando a alguien, a alguna mujer que a la postre se cansan de ellos, y todo lo esperan no de su propio esfuerzo sino del de los demás. En realidad así era más o menos la vida colectiva o individual de la sociedad paraguaya en los primeros decenios del siglo. Había muchos discursos, mucho movimiento –sobre todo muchos movimientos revolucionarios –, se trazaban planes pero no se lo realizaban. Y todavía agrega Susy Delgado, citando Alcalá: “La sátira de Casaccia no presentará nunca un personaje estimable por alguna virtud que lo haga simpático o amable y se ensañará con criaturas de ficción en que encarna él los vicios más vituperables” (DELGADO: 2012, 224).
 En el mismo libro de Susy Delgado, ella también reproduce las palabras de Josefina Plá en su estudio Literatura Paraguaya en el siglo XX, del volumen I de sus Obras completas (1992: 224), que dedica varios párrafos a las obras de Casaccia; la escritora afirma lo siguiente:
El hecho progresista se gesta una vez más en el exterior, en esta década crítica. Son las obras de Casaccia Bibolini. Con La Babosa se instala definitivamente en la novela nacional lo psicológico infuso en lo social. Como también un pueblo, son casi todos procedentes del ambiente capitalino. Esta ambigüedad repetida, refleja quizá entre otras cosas la ausencia de una definida caracterización de clases en esta estructura social donde la cultura desciende lentamente desde una reducida élite hacia los estratos medios en formación (DELGADO: 2012, 224-225).
 En Los Exiliados, se culminan de cierto modo las virtudes y virtualidades del novelista. Recoge personajes de La Llaga y los suma a la multitud de refugiados que se asoman a la frontera, esperando día tras día el regreso a la patria. Josefina Plá, citada por Susy Delgado, afirma lo siguiente: “Los Exiliados es la novela de una realidad sin esperanza: implacable y descorazonadora, como una operación mutilante” (DELGADO: 2012, 225).
 No todos aceptaron con buenos ojos la narrativa de Casaccia, esa diferencia de “ver” que tenían los escritores de la época como Maricevich y otros de la sociedad paraguaya; y la visión que Casaccia tenía del hombre paraguayo, demuestran que eran de ángulos diferentes. Casaccia no se conformó con la situación y la pintó tal cual es, o tal vez más gris todavía. Motivos por el cual muchos lo admiraron, como Josefina Plá, Roa Bastos; pero otros lo reprobaron, como el propio Maricevich, al inicio. Respecto a esto Feito reproduce las palabras de Maricevich: 
‘En la escuela me habían dicho que teníamos notables escritores y quise conocerlos. Confieso que no los encontré’ [y luego Feito comenta que, con esta declaración], Maricevich no sólo está lanzando un siniestro anatema en contra de la literatura de su país, sino que la niega, la cuestiona de principio a fin y considera una insensatez llamar con ese nombre a los pocos libros postulados (FEITO & CAMBEIRO: 1977, 11).
Las personas se sienten tocadas por lo que leen, o sea, esto crea en los lectores una cierta actitud de aceptación o no. En este sentido, Feito reproduce las palabras de Roque Vallejos, un joven crítico de la literatura, que no pudo sustraerse al reproche:
Es difícil no sentirse herido por esta visión tan desoladora de un grupo humano de compatriotas. Es difícil imaginarlos tan ausentes de heroísmo. Tan impotentes de humanidad. Es pavoroso no poder encontrar en ellos algún signo aunque fuera lejano de dignidad o bondad. Es triste saberlos tan sórdidos aún en sus nombres de pila… Nos queda el interrogante de saber por qué Casaccia ha pintado tan obscuros a sus personajes, por qué los ha concebido como manchas. Pues al hacerlos ha creado un clima de confusión… Sobre sus mismos propósitos críticos de hombre preocupado por el destino de su país… No creemos que ningún paraguayo lea con simpatía esta novela… (FEITO & CAMBEIRO: 1977, 152)
Los comentarios críticos puestos arriba tratan de la visión de algunos críticos de la época, que no aceptaron o no les cayó bien la forma o la visión que Casaccia, entre otros, tenía de sus compatriotas; ni la forma que critica a la sociedad paraguaya. Si bien, felizmente, el reconocimiento llega, comenzando por los de afuera[footnoteRef:14], que eran escritores exiliados residentes en el extranjero. Pues ciertamente estos obtuvieron una visión diferente y tal vez más real del hombre paraguayo, su cultura, su desenvolvimiento en lo social, en la política y en todo lo que se refiere a este fenómeno, desnudado por Casaccia, en la intención, como parece ser el caso, de mostrarlo tal cual es. Sobre esto, Armando Roche reproduce las palabras del escritor Elvio Romero: [14: Los de afuera: eran críticos o escritores exiliados que escribían desde el exilio, o sea, en el extranjero. Se refiere también a la narrativa creada extra-frontera, o sea, en el exilio.
 ] 
Si bien yo soy más lector de poesías y de ensayos, debo reconocer que he leído la mayoría de las obras de Gabriel Casaccia, más por curiosidad, ya que era un compatriota que también vivía en Buenos Aires. Me he cruzado con él en el bar Berna, lugar de reunión de cuanto paraguayo circulaba por la capital porteña; paraguayos que tenían algo de artista, bohemios y exiliados. En ese mítico café, o bar, tuve la ocasión de conocerlo ainstancias de Hérib Campos Cervera, y me impresionó como una persona de bien. Después cayeron en mis manos La babosa, El pozo y Los exiliados, y descubrí a un recio y prolijo narrador. Me llamaron la atención sus personajes desencantados, perdedores natos y con cierto halo nihilista que pregonaban la absurdidad de la vida. Me parece que su mérito mayor fue el de ‘inventar’, una narrativa que desnuda, sin piedad, al alma del paraguayo. (ROCHE, 2007: s/p). 
Es la forma que Casaccia conseguía ver a sus compatriotas dentro de una sociedad totalmente deteriorada por el egoísmo y falta de visión de unos pocos que, en realidad usurpaba el derecho del prójimo, sin una gota de piedad, haciéndole apenas un miserable. Sin derechos a expresarse, de progresar, de vivir. Porque esa era la realidad de la sociedad Paraguaya.
Roche también en el mismo libro reproduce las palabras de Augusto Roa Bastos:
Yo lo admiraba de verdad. Reconozco su paternidad en lo que concierne a la novelística del Paraguay. Él fue un adelantado en poner en marcha, en serio, lo narrativo en nuestro país. Echó a andar recalco, la novela que, antes de él casi no existía; sólo habían esbozos de cuentos y novelas mal acabadas y estudios históricos y políticos. Desgraciadamente ha muerto muy temprano ya que todavía podía dar (como lo demostró en la puerta de la muerte con Las huertas) mucho a lo literario, puesto que era un escritor prolífico. Gabriel Casaccia sobresalió, además de su talento literario, por su honradez y hombría de bien. Es un ejemplo para la galería de nuestros prohombres y, fundamentalmente, de la literatura latinoamericana. (ROCHE, 2007 s/p). 
 Gabriel Casaccia dejó un legado maravilloso al país, principalmente en lo que respecta a la narrativa paraguaya. Una narrativa nutrida y valiosa, que infelizmente no es tan conocida en el continente y menos en el mundo; pero finalmente, bien despacito, los críticos le está dando la atención que merece. Puesto que es una narrativa que desnuda sin piedad la realidad de la sociedad paraguaya, duela a quien doler. El coraje y la osadía de Casaccia sobresalen en sus obras y le caracterizan como un escritor que ya nació con el talento, no importándose con las opiniones y críticas desmotivadoras que haya sufrido hasta por sus propios compañeros de labor literario. (En anexo, fotos de Casaccia con algunos escritores como Mario Vargas Llosa, Hugo R. Alcalá, Francisco E. Feito y Armando A. Roche).
 En el próximo subcapítulo, se analizará el siguiente subtema: el exilio propiamente dicho en Los exiliados de Gabriel Casaccia.
3.3 El exilio como protagonista en Los Exiliados de Gabriel Casaccia.
 
 La realidad nacional en la época de la dictadura en el Paraguay no era nada encorajado y el exilio era parte de esa realidad, principalmente para los escritores que tenían el don o talento de ver más allá, la verdadera situación del país. La lucha fratricida estúpida que envolvía Paraguay, la triste realidad que va a conformar y deformar a la vez el mundo interior del novelista; como una pesadilla que aparece entre un sueño y la realidad absurda y sombría. 
 En realidad la situación era una calamidad y no todos tienen la capacidad de ver las cosas como son realmente. Feito expresa la visión de Juan Bautista Rivarola Matto, un joven escritor, también expatriado que coloca su punto de vista interesante para el estudio en cuestión, al decir que la derrota de la revolución democrática de 1947 fue diez veces más catastrófica que la guerra internacional; pues si en la guerra del Chaco Paraguay se perdió cincuenta mil hombres, la guerra civil le costó medio millón de emigrados y su derrumbe moral. Tratándose del exilio no hay nada realmente de admirable o colorido que se pueda apreciar o disfrutar de lo bello; porque no lo tiene sencillamente. Chiavenato, en su libro Stroessner: retrato de uma ditadura afirma lo siguiente: 
(…) apenas en Buenos Aires estão 800 mil paraguaios; calcula-se que existam 300 mil no Brasil; outros 200 mil estão espalhados pelo mundo. Formam um total de 1 milhão e 300 mil paraguaios no exilio – havendo estatísticas que garantem que esse número chega a dois milhões, contra uma população interna, no Paraguai, de 3 milhões de habitantes. Ou seja, 43 % dos paraguaios estão no exilio – sem contar seus filhos, nascidos na Argentina e Brasil principalmente, que adquiriram a nacionalidade de esses países. É a maior diáspora que existe no mundo, hoje (CHIAVENATO: 1980, 91). 
 En medio a esta diáspora y como consecuencia de la misma nasce la literatura del exilio. Aparece entonces la obra Los exiliados de Gabriel Casaccia, que obtuvo el primer premio en el concurso del semanario argentino Primera Plana correspondiente a 1966. Roche registra las palabras del propio Casaccia sobre la temática y técnicamente esta novela lo siguiente:
Es posible que haya buscado revelar a través de Los exiliados algunas reacciones anímicas y sicológicas del paraguayo al sufrir la influencia y la presión de un ambiente extraño. Yo siempre he pensado que el novelista es una especie de antropólogo inconsciente que, por la vía de intuición, individualiza y aclara algunas particularidades del ser humano y del ambiente que lo condiciona. Se me ha reprochado el haber visto la parte oscura y menos heroica del alma de mis compatriotas. Tal vez tengan razón. Pero no hay que olvidar, sin embargo, que el hombre está hecho de barro y que hace tiempo perdió la inocencia… De modo que es una novela de vivencias. Su estructura es lineal. Por la forma de presentar el tema podría definírsela como realista, testimonial, aunque no estoy enrolado en ninguna tendencia ni escuela literaria, y cualquier método me parece bueno siempre que me sirva para prestarle más fuerza y autenticidad al relato (ROCHE: 1977, 151). 
 La novela es un género superior porque traslada al lector al corazón de la realidad evocada por el libro. El deseo del autor es mantenerlo allí; instalarlo en su mundo. Y de ahí el lector descubrirá su propio mundo. Cuanto más rigurosa sea la construcción de la novela, mejor será la comprensión que da del mundo que evoca. Las mejores novelas son siempre las que agotan su materia, las que dan muchas luces sobre la realidad. Ellas serán más grandes y más vastas en la medida en que expresen más niveles de la realidad. No se puede analizar Los exiliados sin primeramente hablar de las dos obras anteriores, principalmente La llaga, que es considerada su antecesor y porque Los exiliados es continuación de ella; aunque en algunas ocasiones también habrá necesidad de mencionar a La babosa. 
 Casaccia parte de su obra La babosa, como un punto de apoyo para lanzar la tesis que desenvuelve con la trilogía completa; llevando gradualmente los problemas de Id sicológicos individuales al plano político-social del Paraguay para explicar la crisis nacional. Sobre esto Feito afirma:
Al mirar las tres obras desde este ángulo, es decir, como un todo; cuyos elementos están enlazados lógicamente como un orden unificador, nos percatamos que la etapa pasiva del ciclo corresponde a La babosa, donde la puerta se abre al mundo imaginativo, gobernado por el inconsciente de los personajes. Es cierto que se puede observar la presencia de un país provinciano, paralítico, de una sociedad corrompida y enfermiza que desesperadamente necesita cambios radicales. Pero el enlace de lo sicológico con lo socio-político se produce en La llaga, que representa el momento de más dinamismo en la tríada, al surgir la posibilidad de una revolución. Más la etapa del fracaso no se hace esperar con la aparición de Los exiliados en cuyas páginas el enfoque político es lo básico y predomina sobre los problemas sicológicos. (FEITO & CAMBEIRO: 1977,157).
 Esta visión es interesante porque muestra como si fuese una tela de fondo para explicar la relación de los paraguayos con su madre-patria. La relación edipal-freudiana-infantil, de la cual Feito ya había mencionadoy que ya fue citada anteriormente. O sea, un sentimiento de amor y odio por el padre. El deseo de posesión de la madre, sin el equivalente del amor sublime, que sería la existencia de una ideología que fuera más allá de un amor egoísta. Lo que explica que Casaccia insiste en el tema del incesto[footnoteRef:15], así como el carácter anfibológico o ambiguo de los personajes quienes en definitiva constituyen el puente que llevan esas actitudes sicológicas infantiles al plano político. De esta manera la ecuación: dictador equivale al padre; Paraguay a la madre; y, los exiliados a los hijos, queda perfectamente despejada, con mayor claridad aún si se observa la forma en que estos hijos se atacan. Este mundo de ex-profesionales, ex-combatientes, ex-militares, ex-empleados públicos o privados, ex-campesinos, en fin, de exiliados instaurado en la novela como lucha abierta, un poco como molinos de viento, le sirve a Casaccia como una comparación de la historia paraguaya a través de sus revoluciones y tumultos. [15: Incesto: Relación sexual entre parientes a los cuales no les es permitido el casamiento. Para entender esto dentro del análisis de la obra, hay que volver un poco en la obra anterior La llaga. Donde se produce esto; en la mente del personaje Atilio, quien admira a su madre Constancia, no como madre, sino como mujer. De ahí que constituye una de las llagas y consecuentemente el incesto, con la cual Feito insiste.] 
 De todas las novelas de Casaccia, Los exiliados es la única que transcurre fuera del país. El escenario es la fronteriza ciudad argentina de Posadas. Casaccia estuvo radicado en Posadas durante algunos años, y allí ejerció su profesión de abogado, donde también tuvo la oportunidad de conocer bastantes compatriotas; que ciertamente él los observaba y que más tarde los menciona en sus obras. 
 Ahora bien, si argumento supone una sucesión cerrada de acontecimientos concretos, ligados lógicamente por su acción confluente, aunque no lo estén todos en su origen, y justificándose en el final, el argumento en esta obra no existe. A pesar de que existen alguna trama, como por ejemplo el asesinato de Romualdo Cáceres, la mano derecha del general Alsina y el de Porota, prostituta paraguaya que trabaja para la Polaca en su prostíbulo, cuando Rubén Ocampos, el exteniente, le rompe la cara con un zoco (CASACCIA: 1997, 76). Puede decirse que la intriga adopta la forma de un friso o sea una franja: es decir, hay una secuencia de hechos, que no hacen engranaje y ni siquiera vértice concreto. Una suma de actos que se desarrollan, paradójicamente, a partir de un origen común, en una serie de conductas individuales. La fuerza de esa construcción radica en la manera irracional de esas conductas germinalmente unificadas, que diseñan esquemas semejantes y girando sobre sí mismas, crean un espacio narrativo común que podría hallar su gráfico en una serie de círculos concéntricos.
 Los personajes se diseñan inmovilizados, arredondeados a la acción concreta; inacción y pobreza condicionan su vida vacía, que intentan rellenar con charlatanerías frívolas, con los juegos de barajas, la mitificación del pasado, los proyectos fantásticos, la bebida y el encuentro acostumbrado en la posadas de la Polaca. Una aventurilla aquí o allí en la vida de un personaje u otro, les da la sensación de vida. Luego sucede un robo, enseguida un asesinato de un paraguayo, de Romualdo Cáceres ya citado, que acababa de llegar a Posadas. Y la novela termina donde parece que podría haber comenzado; porque el exiliado encerrado cada uno en su propia orbita, no la puede ya evadir. La frustración es el denominador común de todo el grupo de desterrados. Como consecuencia, no existe en la obra realmente lo que significa intriga. Como afirman Francisco Feito y Cambeiro, críticos que en todo este sub capítulo se sigue muy de cerca: “La intriga pierde significado y pasa a predominar la energía del espíritu” (FEITO & CAMBEIRO: 1977, 152). Ella es sustituida por la presencia de esa situación colectiva; la que ejerce su acción sobre los individuos, y de la actuación de éstos recibe el fluido para recargar sus baterías. 
 Se comprende perfectamente que en la obra Los exiliados no se tenga tampoco protagonista, ya que cada personaje posee su propio eje y su propia órbita; aunque sea parte de un sistema gravitatorio que los arrastra a todos, y los inserta en un espacio del que no se puede evadir, porque al intentar evadirlo sólo consigue trasladarlo a su interior y lo deja aislado a una temporalidad, sumergidos en la cual los personajes inertes son arrastrados a la deriva por la riada secreta pero brutalmente efectiva de la historia. El protagonista concreto no existe; pues, los son todos en uno; juntos “emanan” la sustancia intangible de la situación, que el exilio crea y alimenta a la vez. La obsesión común opera en cada uno y un tanto de ambición que se desvanecen cada día para retornar al siguiente. Son como inútiles rebotes en la niebla. Y de su conjunción resulta ese ambiente nauseoso y denso mencionado, de lo cual se tratará más pormenorizado en el próximo capítulo.
CAPÍTULO 4
4.1 Posadas y sus personajes
 
 En esta rápida introducción al análisis de los lugares y personajes de Posadas que se dará en el sub capítulo siguiente, se pretende indicar como esta ciudad opera en la ficción de Casaccia como un segundo microcosmo, así como Areguá, en La llaga; un lugar de encuentro y vivencia de los personajes, de los planes y sueños; donde todo sucede. Desde los acontecimientos más absurdos de solo conversar para perder el tiempo hasta los planes más maldosos que puede emanar del corazón del hombre; como por ejemplo planear matar a alguien. Se puede notar que hay varios lugares principales en Posadas como por ejemplo El Hotel Guaraní, el Bar de Belisario, la Plaza 9 de Julio, el Prostíbulo de la Polaca y otros. 
 Los exiliados narra la historia de un grupo de desterrados paraguayos que pasan su vida sombría y vacía en el deprimente pueblo argentino de Posadas, capital de la provincia de Misiones, Argentina. Destruidos espiritual y moralmente, los personajes ya no tienen patria ni destino. Como Feito & Cambeiro afirman: “…Se dice que hay tantos exiliados paraguayos como habitantes tiene el país…” (CASACCIA: 1997, 152). Andan a ciegas, sin dirección y siempre con la esperanza de volver a la patria con la caída del dictador, el general Alsina. El pueblo de Posadas, en la ribera izquierda del río Paraná, es la frontera comunicable entre la Argentina y el Paraguay. Al otro lado del río se encuentra Encarnación, capital del departamento Itapuá. 
 Una lancha cruza el río constantemente, llevando su tráfico humano que era generalmente campesinas paraguayas, denominadas por los argentinos de “paseras”, que con sus cestos cruzan diariamente el río para vender frutas y verduras en Posadas, que luego retornan con otras mercaderías para su propio consumo. Los paraguayos exiliados son los únicos que no pueden cruzar la frontera. Estos viven tristes, apenas esperando y conspirando. El único escape para ellos es la fantasía y en ese mundo se lanzan, como se mostrará a seguir en un rápido análisis del exilio moral y físico en los principales personajes de la novela. 
4.2 La familia Gamarra y el Hotel Guaraní
 Como ya fue expresado, en este subcapítulo, se tratará del exilio moral y físico de los principales personajes de la novela. Ésta se abre en la pensión del abogado, el doctor Rolando Gamarra, quien actuaba en su área y en la política cuando vivía en Asunción, en la época que su partido estaba en el gobierno. Él se había especializado en asuntos criminales. Como veinte años vive en Posadas y sueña que todavía pueda ejercer alguna influencia política si volviera a su país; un sueño a la que se aferra por ser lo único que le sobra como escape sicológico. Como Feito lo afirma: “…sigue aferrado al libre juego de la imaginación, único que le queda…” (FEITO& CAMBEIRO: 1977, 153). La familia de Gamarra mantiene la esperanza de la caída del general Alsina a través de un golpe político. Tanto el abogado como su mujer pertenecían a una clase social elevada cuando vivían en Asunción; ahora en Posadas se sienten rebajados, por el cual Gamarra siempre habla de ir a Buenos Aires, rehabilitar su título de abogado, pero la realidad es que nunca se va. Una de sus actividades de rutina es escuchar en la radio las noticias donde el locutor alaba las grandes obras del general Alsina y se indigna con las informaciones, siente rabia, se siente impotente y cada día crece la furia que acaba sufocando con un grito o un puñetazo en algún lugar y que se repite constantemente día tras día. 
 Su hijo, llamado Dionisio Gamarra es el ejemplo del tipo de joven que crea el exilio; un joven indiferente, apático y sin principios. Sin visión de futuro y sin actitudes para conquistar algo en la vida. Tiene relacionamiento por intereses con Valentina, la polaca y siempre frecuenta su prostíbulo. Un día le roba a ésta sus alhajas y denigre la imagen de su padre.
 Graciela Gamarra, la hija menor del doctor, tampoco escapa a los efectos de la decadencia moral que la expatriación ha causado. Abriga un sueño dorado de casarse con Gilberto Torres. (El mismo personaje de La llaga). Adopta actitudes, frutos de una vida decadente moralmente, relacionándose a escondidas con Gilberto Torres. “…era Graciela que se había deslizado, descalza, envuelta en una bata, desde su habitación a la de Gilberto…” (CASACCIA: 1997:41).
 Etelvina, la esposa de Gamarra; una mujer fina físicamente y de carácter. De apariencia sencilla y bondadosa, a quien el maternalismo excesivo le caracteriza, como algo que heredó de viejas generaciones. Procedía de familia distinguida, pues poseía formación cultural. Se puede notar esto en el siguiente texto: “En su juventud había estudiado canto, y aunque una vez casada dejó de practicarlo, no había en Posadas festival de caridad ni reunión social en que no cantase su trozo de ópera.” (CASACCIA: 1997, 17). Y como ella vive, de cierta forma de su pasado; sus reacciones pertenecen al acervo universal femenino, fruto de la educación puritana y dogmática, que ordenaba y exigía mantener el prestigio familiar o personal a costa de todo. Ella también es caracterizada, en la obra, por ser una mujer de carácter dócil. Esto es notorio en su actitud cuando se enoja y discute con su esposo por causa de, dos exiliados paraguayos, que no pagan su cuenta en la pensión, ella expresa lo siguiente: “…no sé cómo nos arreglaríamos para mantener a pensionistas como Torres o Gutiérrez, a los que no les sacas un centavo… -Etelvina dijo esto con enojo, aunque su voz no perdió el tono suave y tranquilo de siempre”. (CASACCIA: 1997, 21). Se observa también su personalidad bondadosa para con su prójimo, principalmente con las mujeres pobres. A ejemplo de esto se puede observar, como ella defiende a Benita y sermonea a su esposo sobre su actitud como abogado, diciendo: “…No le hubieras sacado a la pobre esos mil pesos… […]… a mí me parece que los abogados pueden hacer mucha caridad no cobrando a los pobres”. (CASACCIA: 1997, 20). Ella cumple un papel fundamental en la obra, principalmente como mujer que ayuda a tejer el trama, como esposa, madre, trabajadora al lado de su marido y descontenta, porque también es una exiliada.
4.3 Los personajes Gilberto Torres, Constancia y Ruperto Zavala
 Gilberto Torres, el pintor de Areguá, es uno de los pensionistas del Hotel Guaraní, el mismo que fue expulso del país por esconder en su casa al coronel Balbuena, en La llaga. Es uno de los elementos que utiliza Casaccia para continuar el hilo de la novela anterior, en otros ámbitos. Como lo afirma Feito: “… Gilberto Torres…uno de los goznes que utiliza Casaccia para continuar de forma efectiva el hilo de la novela anterior…” (FEITO & CAMBEIRO: 1977, 155). Pero la vida del destierro se ha intensificado en su vida, o sea, más haragán que antes, un caso perdido como pintor; ni siquiera paga el alquiler. Es un bohemio de aquellos que hablan y hablan pero nunca hacen algo. Y además de todo esto, todavía se acuesta con la hija del doctor Gamarra, y tiene certeza de su destino, pues siempre dice que va a terminar como tantos otros artistas paraguayos, fracasado. 
 Constancia, la amante de Gilberto Torres en La llaga, la novela anterior, se convierte en ésta, como una exiliada sicológica. En ella Casaccia presenta un vívido retrato de trauma emocional acompañado de remordimientos y complejos de culpa, cuya raíz hay que buscarla en el suicidio de su hijo Atilio en La llaga. Llega a Posadas para visitar a Gilberto Torres, pero lejos de que tengan el mismo relacionamiento, de esta vez es Constancia la que no quiere nada con Gilberto Torres. El pintor le interesaba porque, de alguna manera, le hacía recordar a su hijo Atilio. En Posadas, ella conoce a Ruperto Zavala y se identifica con él, aunque este desea poseerla; ella le detiene diciéndole que tiene el deseo de serle como una madre. Para Constancia, Zavala, así como antes el pintor Gilberto, tiene muchas características de Atilio, el hijo muerto de Constancia; y este relacionamiento le ayuda a ella a no refugiarse también al suicidio, como su hijo e marido. Ella ruega a Zavala que le presente a Valentina, la Polaca y sus pupilas; pues en el ámago de su alma hay algún deseo, no concretizado que es la de ser prostituta. 
 Por su vez Ruperto Zavala es un tipo flaco y pálido. Tiene 25 años, pero parece menos, por su constitución enfermiza. Es profesor de profesión, el intelectual del grupo. Trabaja en el pueblo como reportero en el periódico El tiempo. Y fue expulso del Paraguay por publicar artículos y pensamientos que eran contra el general Alsina en una hoja revolucionaria. Su personalidad es gris y le gusta la soledad, así como Atilio. Su naturaleza es triste y piensa mucho en la muerte. Muchas veces su estado de ánimo lo deja tan arruinado influenciando hasta a los demás que están cerca de él. Éste le ayuda a Constancia para conocer Valentina, llevándola en su prostíbulo. Sobre este tema habrá un comentario más pormenorizado en el siguiente subcapítulo.
4.4 El Prostíbulo y sus personajes 
 El prostíbulo también es uno de los lugares de encuentro de los exiliados, lugar acogedor donde ellos podrán reafirmar su masculinidad, que el propio exilio les negaba, por el cual Valentina, la propietaria también conocida como la Polaca, daba prioridad a los paraguayos. Y donde los personajes femeninos tienen una participación fundamental y destacada. Pues, son ellas que agilizan, queriendo o no, el frágil enredo en la obra. Se nota claramente la participación femenina en todos los aspectos. Son mujeres de todas las clases sociales, así como posición económica, pero la clase baja media es la más estudiada. Las mujeres que pueblan sus novelas pertenecen a la misma realidad trágica que los hombres, por lo cual no se puede esperar una visión más idealizada de la mujer que del hombre. Pero a pesar de esto; ella es la más víctima. En el fondo, todas son las más usadas o abusadas, de una o de otra forma o de todas las formas. La mujer parece constituir la porción sólida permanente, sobre la cual se asienta todo relato, trasunto de la vida. Y la vida hace la historia, como ésta hace a un país. 
 Casaccia parece inclinarse a poner el acento de ese análisis psicológico sobre los personajes femeninos. Son mujeres acabadas o esbozadas según las tres etapas de estado psico-socio-cultural. Las mujeres que halló su suerte, se acomoda en ella con resignación, como –Valentina y sus pupilas; las “señoras” que viven en el pasado, como Etelvina, mujer del doctor Gamarra; y las que quieren hallar su camino, para lo cual tiene que pagar el precio de la paz o la decencia; como –Constancia y Graciela. En realidad desde La babosa, la mujer es vista como la emocional, inestable, arbitraria y tenaz,unas veces; otras, ingenua y desarmada frente al depredador como Benita. Constantemente exploradas y maltratadas, son las mujeres que dan vida al prostíbulo de la Polaca. Y donde puede observarse algunas intrigas que vale la pena mencionar. Por ejemplo, el trato que el exteniente Rubén Ocampos le da a una de las pupilas, Porota, cuando ésta se niega a acostarse con él. El militar le da un puñetazo en la cara, diciéndole: -“Te voy a romper el alma puta de mierda. ¿Qué te has creído?” (CASACCIA: 1977, 76). En este episodio se puede notar claramente la falta de respeto y exploración del personaje femenino. 
	Otro suceso de la intriga es el episodio que también vale la pena observar, lo cual es el asesinato de Romualdo Cáceres, Jefe de policía de Asunción, un torturador, inclusive el que le apresó a Torres en La llaga, cuando le escondió al Coronel Matías Balbuena. Este había ido en Posadas ciertamente para algún trabajo encomendado por el general Alsina, pues era su mano derecha. Fue muerto justamente en el prostíbulo de la Polaca; en la habitación de una de las pupilas, Kika. “Tres detonaciones de revólver, sonaron casi sin intervalo en la pieza de Kika…” (CASACCIA: 1997, 192). “en una ambulancia transportaron el cadáver de Cáceres al consulado” (CASACCIA: 1997, 194).
 Constancia se amiga con Valentina, que le apodaban de Polaca, aunque era argentina, hija al parecer de un polaco; es un estereotipo de alcahueta. Casada y engañada muchas veces, se enamora de un jovencito, Leoni, hijo del abogado Rolando Gamarra, y se da mal, pues este le roba todas sus alhajas; que representaban como 30 años de ahorros. Y para empeorar, la policía le cierra su negocio. Ella culpa a los paraguayos exiliados, a quienes, al principio; les daba preferencias en su prostíbulo. 
 Como una alegoría extrema, Valentina puede considerarse también como una imagen bien definida del destino de esta nación, poseída, usada, siempre prostituida, por las circunstancias; explotada abusivamente, y finalmente abandonada siempre por un amante joven que perpetúe su disponibilidad; lo que puede equivaler a un nuevo dictador, que en definitiva acaba robándole. Consecuentemente le roba a los exiliados todo lo que le pueda hacer feliz: su tierra, sus seres queridos, sus amigos y finalmente sus sueños. Sobre estos personajes, sus andanzas y movimientos se tratarán en el próximo ítem.
4.5 Los personajes de la Plaza 9 de Julio
 
“Y así siempre, por la mañana, por la tarde, por la noche, el banco nunca estaba vacío. Se marchaba uno y llegaba otro, como si se turnasen o relevasen, como si ese banco de la plaza 9 de Julio fuese un monumento al cual había que hacer guardia día y noche” (CASACCIA: 1997, 161). Como se puede notar por el trecho citado, los exiliados paraguayos de Posadas se reunían en el bar de Belisario o se sentaban en un banco de la Plaza 9 de Julio, que estaba, calle de por medio, frente al bar. En definitiva, hay tantos personajes que entran y salen en la obra, y conversan y se mueven de un lado para otro, a pesar de que no se van a lugar algún. Sin embargo, ese personaje colectivo es el más importante; los exiliados, que a toda hora llegan de Asunción o de Encarnación, trayendo informaciones bien calentitas, de interés principalmente político. Y que se reúnen en los bancos de la Plaza, cada día para charlatanear, lugar en que el autor, justamente allí, refleja su pensamiento pesimista, hacia la sociedad paraguaya. 
A ejemplo de esto, en una de esas reuniones, Casaccia utiliza el habla del personaje Machado, hablando sobre Romualdo Cáceres, el inspector de la policía asuncena quien ha llegado a Posadas para una operación de espionaje diciendo que: “el general Alsina conoce a los “gueyes” [los paraguayos]; que son sumisos a las autoridades prepotentes y mandonas” (CASACCIA, 1997, 162). Esto es como una herencia recibida de los ancestrales; la parte indígena de obediencia y sumisión a las órdenes y al látigo, mencionando que desde el gobierno de Francia, el pueblo está acostumbrado a eso. Y es en una de esas reuniones que los personajes planean la muerte de Cáceres. En realidad quien lo planea es el exteniente Rubén Ocampos y luego enseguida ya consigue aliados. La mayoría de los personajes que se reunían en la plaza son Armindo Franco, Ruperto Zavala, Olindo Funes, Luciano Maidana, Gilberto Torres, Dalmiro, Machado, Cristaldo Zárate y otros. A menudo se desentendían y se daban a puñetazo o se voseaban con palabrotas.
 El final de la novela, cargado de pesimismo y miseria, admite una comparación evidente fundada en el mito de Anteo, gigante hijo de la Tierra, invencible en la lucha mientras tocara a su madre quien le renovaba las fuerzas, hasta que Hércules, percatándose de esto, lo destrozó en el aire. De la misma manera Gilberto Torres piensa que la vuelta a la tierra-madre lo hará fértil “Yo no me pudriré en el destierro... volveré… aunque tenga que llegar arrastrándome” (CASACCIA: 1977, 217). Pero al final de la novela también él, a pesar de sus ganas de volver a su país, se resigna con la situación de exiliado y desiste de viajar: “Y de golpe, como se había levantado, de golpe volvió a sentarse mientras echaba una mirada absorta a su maletín, colocado a cierta distancia, como si fuera un objeto desconocido, que lo viera por primera vez” (CASACCIA: 1997, 217). 
 Por tanto, Casaccia consigue transmitir su insatisfacción, denunciando principalmente a los líderes políticos y a la sociedad paraguaya en general a través de ésta obra. Una obra crítica denunciatoria, que puede encerrarse con las mismas palabras que inició, las del personaje Gilberto Torres: “Los exiliados siempre están por volver pero nunca vuelven” (CASACCIA: 1997, 217). 
CONCLUSIÓN
La dictadura es un fenómeno que se generalizó en décadas anteriores y cuyas orígenes pueden ser buscadas en una secuencia de hechos histórico-políticos que afectaron profundamente el proceso cultural de un grande número de países. Y como consecuencia de esto, otro acontecimiento surge, lo cual es, el exilio. La literatura paraguaya afectada también por éstos, sufrió más acentuadamente atrasándola por más de medio siglo. 
Procurando comprender mejor todo esto, así como todo lo que implica, y principalmente para la narrativa paraguaya concebida y escrita fuera del país; este trabajo se concentró en el tema de la literatura del exilio y específicamente a través de la obra Los exiliados (1966) de Gabriel Casaccia, situándola primero en la realidad histórica cultural paraguaya y luego dentro del ambiente literario. Siendo su propio autor un exiliado, colaboró, no poco, para desvendar la realidad deprimente de este hecho, que atrasó mucho la literatura paraguaya y entristeció hasta el alma de un sinfín de paraguayos.
Dentro de este contexto se juntó, desde los primeros capítulos, varias informaciones; frutos de estudios y pesquisas que muestran los motivos, principalmente político y social, como las guerras, las dictaduras; principalmente la sangrienta dictadura del general Stroessner, que llevaron al país a tal atraso, con destaque, en esta área que nos interesa, que es el género narrativo, lo cual abrió el horizonte para que se pudiese comprender mucho mejor la realidad paraguaya, su atraso cultural, social y hasta económico. Esto se torna interesante para que se comprenda también la literatura; porque uno desvenda al otro. No cabe duda que esa visión pesimista de Casaccia es fruto de lo que él consiguió extraer del psique del paraguayo; ya que en esto él era un perito. 
Por tanto, se puede afirmar que la narrativa paraguaya del exilio gira alrededor de la problemática de la realidad vivida por los paraguayos; revelando tanto esa vivencia interna, o sea, lo que sucede dentro del país, como también la realidad de fuera, o sea, las experiencias de los exiliados. Y cómo esto se refleja, aún hoy, infelizmente, tanto en la cultura y la literatura paraguaya.
 
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 ANEXOS
 El primero a la izquierda, Gabriel Casaccia y su hermano Carlos Alberto, a la edad de siete años. (1915).
 
Gabriel Casaccia, primero desde la derecha, a los 10 años, en compañía de su madre y su hermano Carlos. (Asunción, 1917).
 Gabriel Casaccia, durante su primera comunión. (Asunción, 1919).
 En Asunción a los 18 años.
Gabriel Casaccia, primero a la derecha, durante la guerra del Chaco, con un grupo de combatientes en el frente de batalla. (1932).
En la biblioteca de su casa dictándole a Carmen Dora, su esposa, su novela “Los exiliados”. (1965).
En su casa de Buenos Aires, en compañía del escritor Hugo Rodríguez Alcalá.
En la casa del profesor Francisco E. Feito, en Estados Unidos. (1977).
De izquierda a derecha, Carmen Dora, Mario Vargas Llosa, su esposa Patricia y por último Gabriel Casaccia. (Buenos Aires, 1966).
Con Armando Almada Roche en la biblioteca de su casa. (Buenos Aires, 1979).
 En su casa de Buenos Aires. (1978).
Lago Ypacaraí en Areguá.
Ciudad de Areguá y el lago Ypacaray (vista aérea).
Lago Ypacaray. (Vista nocturna).
La iglesia de Areguá, mencionada, varias veces, en La Llaga.
Foto de la ciudad de Posadas Misiones (Argentina).
 La ciudad de Posadas Misiones. (Argentina).
La ciudad de Encarnación. (Paraguay)
 
Alfredo Stroessner, presidente ex dictador de la República del Paraguay.
La tumba de Gabriel Casaccia en el cementerio de Areguá.
En Areguá, de espaldas a la casa de los Casaccia Bibolini, en donde transcurre La babosa (1960).
Gabriel Casaccia, reconocido como el padre de la narrativa paraguaya estará siempre vivo en la literatura paraguaya.

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