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Cada uno de estos cuentos vivencia muchas historias. Las que el relato comparte, pero también las historias que revivimos cuando leemos cada una de estas páginas. El cuento nos encuentra como lectores, pero también como creadores de nuevas historias. Al compartir un cuento nos damos permiso para soñar, para recrear juntos esas historias. El relato de un cuento nos abre la oportunidad del diálogo desde la imaginación, el espacio de encuentro entre adultos, niños, niñas y adolescentes en el momento de compartir la lectura, la vivencia, la palabra. Les invitamos a que estos relatos sean parte de sus propuestas educativas, como material de clases, en momentos de recreación, en los instantes de reflexión, en el espacio familiar, para que podamos aportar a una sociedad más justa, más solidaria, y más abierta a sentir las voces que menos escuchamos. Directorio del INAU Concurso Nacional Cuentos escritos por Niños, Niñas y Adolescentes 80 Cuentos escritos por Niños, Niñas y Adolescentes Concurso Nacional convocado por el INAU Instituto del Niño y Adolescente del Uruguay En este libro, escrito por niños, niñas y adolescentes, en el Marco del Concurso “Vuelta al libro en 80 cuentos”, se han respetado y transcripto los textos fielmente, salvo mínimas correcciones ortográficas. Autoridades del INAU: A. S. Marisa Lindner Presidenta Mag. Fernando Rodríguez Director Lic. Dardo Rodríguez Director Psic. Isabel Soto Directora General Tapa y Diseño: María Victoria Baglietto Coordinación general: Unidad de Comunicación y P rotocolo del INAU Índice general Palabras del Directorio del INAU .............................................. Pág. 5 Prólogo: Palabras del Jurado .................................................... Pág. 7 Índice I - Cuentos escritos por Niños y Niñas Categoría de 8 a 12 años .......................................................... Pág. 9 Índice II - Cuentos escritos por Adolescentes Categoría de 13 a 17 años ........................................................ Pág. 82 Escribieron este libro: ............................................................... Pág. 143 5 Queremos con mucho cariño presentar la publicación del libro “Vuelta al Libro en 80 Cuentos”, en el marco del 80 Aniversario de nuestra Institución, y felicitar a los pequeños grandes autores de estos relatos. Cada uno de estos cuentos vivencia muchas historias. Las que el relato comparte, pero también las historias que revivimos cuando leemos cada una de estas páginas. El cuento nos encuentra como lectores, pero también como creadores de nuevas historias. Al compartir un cuento nos damos permiso para soñar, para recrear juntos esas historias. El relato de un cuento nos abre la oportunidad del diálogo desde la imaginación, el espacio de encuentro entre adultos, niños, niñas y adolescentes en el momento de compartir la lectura, la vivencia, la palabra. Les invitamos a que estos relatos sean parte de sus propuestas educativas, como material de clases, en momentos de recreación, en los instantes de reflexión, en el espacio familiar, para que podamos aportar a una sociedad más justa, más solidaria, y más abierta a sentir las voces que menos escuchamos. Directorio del INAU 6 Se reconoce especialmente al prestigioso Tribunal encargado de juzgar los cuentos: Lía Schenck, Dinorah Lopez Soler y Marco Moysen (por el Instituto Interamericano del Niño), resaltando su esmerada tarea y su calidad y calidez para con nuestros niños, niñas y adolescentes. Así como la dedicación y el compromiso asumido en la labor de selección de los cuentos premiados. 7 Las palabras preliminares de quienes fuimos parte del jurado del certamen “Vuelta al libro en 80 cuentos”, tienen un alto contenido de agradecimiento por ser parte de una experiencia de gran valor humano, que fomenta la cultura, el arte, la didáctica y el aprendizaje, a través de los primeros encuentros de muchas niñas, niños y adolescentes del Uruguay con la creación literaria, siendo ésta construcción de significados que dan sentido a la propia existencia. La escritura se transforma en acto incesante, colmado de pasión y de encuentro. No deja de ser revelación, cumple con una tarea esencial dentro de las personas, sin importar edad. Más aún, desde la voz de la niñez, nos comparte el asombro original por las cosas, la epifanía de lo maravilloso que muchas veces perdemos los adultos en el devenir del tiempo. La convocatoria que realizó el Instituto del Niño y Adolescente del Uruguay (INAU) nos dio la oportunidad de seleccionar los cuentos que acerca esta publicación, atendiendo a criterios estéticos literarios adecuados a dos categorías: niños de 8 a 12 y adolescentes de 13 a 17 años. Los cuentos que han participado en el Concurso “Vuelta al libro en 80 cuentos”, tanto los que se incluyen en este libro como aquellos que no lo han sido, denotan el interés del público infantil y juvenil en expresarse y crear historias. Este proceso de creación y comunicación es sin duda la resultante de una sumatoria de estímulos educativos y sociales. Este aspecto, además de su importancia intrínseca, tiene un valor testimonial y representativo de un hacer educativo comprometido con la creatividad y la literatura a lo largo y ancho de nuestro país, tanto en las aulas de Primaria como de Secundaria. Esta comprobación está avalada por los 757 cuentos que leyó este jurado, en una tarea de selección por momentos muy difícil, dada la calidad del material recibido. “Lo maravilloso de la infancia es que cualquier cosa en ella es maravillosa.” G.K. Chesterton Prólogo 8 En estos cuentos los protagonistas son personajes de ficción; en la creación de los mismos, los protagonistas son niños, niñas y adolescentes que enriquecen con su aporte la construcción colectiva de una sociedad en la que los libros, en cualquiera de sus soportes, son un preciado bien cultural enraizado en nuestra sociedad. Podemos agregar que el resultado de este esfuerzo nos llevó a andar una circunferencia mucho más amplia. Nos introdujo al universo que recorren las niñas, niños y adolescentes del Uruguay, una realidad compuesta por tonos y atmósferas, cargada de un carácter fuertemente familiar donde los protagonistas tienen cabida a la par de sus padres y hermanos, ya sea en la alegría de su presencia o en el dolor de sus ausencias. Nos permitió sentir el idioma en la reelaboración de historias clásicas y episodios nacionales narrados con originalidad. Trajo consigo la emoción de ver en la cancha a la celeste en repetidas ocasiones, el asombro de sentirse salvados al despertar de un sueño confundido con la realidad. Son muchas y variopintas las historias que convocó este concurso y todas ellas nos depositan un poco de lo que acontece en este otro mundo de la niñez, a la que hoy se invita a dar la vuelta al lector en 80 cuentos. José Gorostiza, escritor mexicano, decía del poeta: “éste es el hombre más libre del mundo, y en el mundo no existe bien más bueno ni riqueza más rica que la libertad”. Que este acto libertario de escritura en el talento de los creadores uruguayos que aquí se presentan, ilumine el tiempo de lectura y acreciente la fascinación por las palabras y la imaginación, como atestiguamos los que fuimos parte del jurado de este concurso. Lía Schenck Dinorah Lopez Soler Marco Moysen Jurados del Concurso “Vuelta al Libro en 80 Cuentos” Índice I Categoría de 8 a 12 Años Premios 1er Premio Cómo comenzaron los tres cerditos su emprendimiento inmobiliario ..... Pág. 11 Mateo Bertolio - 10 años - Montevideo 2do Premio El día en que el Sol se fue de vacaciones ................................................. Pág. 13 Cleo Bervejillo - 11 años - Montevideo 3er Premio Librolandia ............................................................................................... Pág. 15 Belén Felipe - 10 años , y Paulina Méndez - 9 años - Montevideo Henry la foca............................................................................................ Pág. 16 La máquina del tiempo ............................................................................ Pág. 17 El extraño cuento de Jazmín sobre un muelle y un faro .......................... Pág. 19 Esmeralda y su esmeralda ....................................................................... Pág. 21 Mi Príncipe de Arenas. Una historia de amor ........................................... Pág. 22 Un mundo bajo la cama ........................................................................... Pág. 24 Valentina .................................................................................................. Pág. 26 Un lugar llamado Tierra ........................................................................... Pág. 27 Sueños multicolores ................................................................................ Pág. 28 Sonrisas compartidas ............................................................................... Pág. 29 Mi loca familia .......................................................................................... Pág. 31 La amistad, algo más que una palabra ..................................................... Pág. 32 Kimo, el pulpo ........................................................................................... Pág. 35 La valija de mi abuelo ................................................................................ Pág. 36 En el bosque oscuro ................................................................................. Pág. 37 El presagio ................................................................................................ Pág. 38 El gran viaje de la hormiga Josefina .......................................................... Pág. 39 El enano y el diamante ............................................................................ Pág. 41 El contraespejo ........................................................................................ Pág. 43 Las luces mágicas ..................................................................................... Pág. 44 9 10 Los susurros de los árboles ...................................................................... Pág. 46 Sebastián y la nube mágica ...................................................................... Pág. 47 Franco y el Mar ........................................................................................ Pág. 48 El árbol más viejo .................................................................................... Pág. 49 Juan y Samuel ........................................................................................... Pág. 50 Un día en el campamento ........................................................................ Pág. 51 Un paseo al Campamento Artigas con algunos tropiezos ........................ Pág. 53 Fax y la banda gatuna ............................................................................. Pág. 54 La envidia ................................................................................................ Pág. 55 Amigos y amor, ¿mala combinación? ...................................................... Pág. 56 El niño defensor ....................................................................................... Pág. 57 El espejo mágico ...................................................................................... Pág. 58 El ganso camionero ................................................................................. Pág. 60 El otro lado del mundo del fútbol ............................................................ Pág. 61 El Piojo Ricardo ........................................................................................ Pág. 62 El zorrino Manuel y el bicho raro .............................................................. Pág. 63 Green ....................................................................................................... Pág. 64 La máquina del tiempo ............................................................................ Pág. 66 La huerta amigable ................................................................................. Pág. 67 Las criaturas extrañas .............................................................................. Pág. 68 Las Manzanas Mágicas ............................................................................. Pág. 70 El pez y su complicado tamaño ................................................................ Pág. 71 El Reencuentro ......................................................................................... Pág. 72 El tesoro al final del arcoiris ..................................................................... Pág. 75 Liz ............................................................................................................. Pág. 77 Francisca y el dragón ................................................................................ Pág. 79 11 Cómo comenzaron los tres cerditos su emprendimiento inmobiliario Los años pasaron y en una navidad se reunieron los 3 cerditos, y saben qué? Ya eran abuelos. Decididos a contar la 2° parte de su historia comenzaron con su relato: -Todos saben que el lobo no pudo derrumbar la casa de ladrillos, verdad? Pero la historia no termina allí... dijeron los 3 cerditos. -El lobo estuvo alejado por un tiempo, un día regresó y se sorprendió, pues nosotros habíamos construido varias, varias casitas de ladrillo y las vendíamos a otros animales del bosque. El lobo recordó entonces lo mal que se sintió al no poder derribar aquella casita, igual a las que ahora veía alrededor. Enojado porque sabía que su soplido no era tan fuerte, el lobo pensó una forma de vengarse, y se le ocurrió la idea de competir con nosotros. Pensaba que si lograba su objetivo nos sentiríamos tristes y enojados, y él ganaría mucho dinero. Comenzó la competencia y ambas construcciones crecían día a día, eran muy parejas, un día construíamos 2 y el lobo 1, al otro día el lobo construía 3 y nosotros 2. Habían pasado semanas, cuando una mañana encontramos huellas de lobo y faltaban ladrillos de algunas casas. Decididos a no perder, esa noche entramos a su terreno y le quitamos varios ladrillos, para que él viera que no podría con nosotros. Pero esto no terminó así, las visitas nocturnas del lobo continuaron por varias noches y por esto, las nuestras también. Hasta que una mañana nos dimos cuenta de que ya no teníamos casas, y el lobo tampoco. Sólo teníamos montañas de ladrillos. -Tristes, porque el lobo había logrado su objetivo, nos sentamos a comer manzanas. -¿Y el lobo, y el lobo?... preguntan los nietos. ¡Ding dong!, ¡ding dong!, se escuchó el timbre. -Y el lobo, qué pasó con el lobo?, repetían los nietos. Esperen, vamos a abrir la puerta. 12 -¡Ayyyy! - exclamaron los nietos aterrorizados. Era el lobo quien tocó su puerta, pero no venía solo, lo acompañaba su familia. -No se asusten, el lobo es quien terminará de contar nuestra historia, dijeron los 3 cerditos. -¡Siempre quería ganar en todo!, dijo el lobo con voz gruesa y pausada. -Pero, cuando me quedé solo con una montaña de ladrillos, me di cuenta que me comportaba así porque no tenía amigos y pensaba que ganando sería admirado por todos. Pero, ¿saben qué? Los 3 cerditos vieron mi soledad y cruzaron a convidarme con sus manzanas y desde entonces somos amigos y además también somos socios. Ellos ya no tenían casas, si no montañas de ladrillos al igual que yo. Entonces decidimos juntar todos los ladrillos en una gran montaña y comenzamos a construir casas. Y así terminó el lobo su explicación. Desde entonces, cuando caminen por el bosque encontrarán muchas casas y casitas con carteles que dicen:”Pigs and Fox Construcciones”. Y fue así como los tres cerditos comenzaron su emprendimiento inmobiliario, claro, en compañía del lobo. Mateo Bertolio, 10 años, Montevideo Primer Premio 13 El día en que el Sol sefue de vacaciones Un día el Sol se cansó de ser Sol. Se cansó de estar todo el tiempo trabajando, iluminando gente acá y allá y se quiso ir de vacaciones. La luna se preocupó. Ella no podía ocuparse de todo. Pero, ¿le importaba eso al Sol? No, ¡qué le iba a importar! Lo unico que quería era descansar un poco. Así que un buen día armó las valijas, se despidió de la Señora Luna y se fué. ¿Y ahora que iba a pasar con el día? ¿Con el calor? El Sol, al irse, había dejado a los humanos en un clima espantosamente frio y algunas estrellas y la Luna tuvieron que hacer lo posible para que la gente no se muriera congelada en la Tierra. Los adultos estaban desesperados, buscaban que los científicos hicieran algo, que buscaran una solución, ¡lo que sea! Sin embargo, los niños más pequeños encontraron divertida aquella situación. Les parecía gracioso salir con miles de buzos, pantalones, medias, camperas, de todo un poco. Y mientras tanto, ajeno a todo ese lío que estaba ocurriendo en la Tierra, el Sol disfrutaba de unas vacaciones increibles en La Galaxia Howai. Tanto se estaba divirtiendo entre aquellas estrellas tropicales, que pensó que tal vez podría quedarse allí a vivir. Pablo debía ser el único niño en la Tierra que entendía lo que estaba pasando. Seguramente, porque era el que tenía más imaginación. Podía pasarse horas observando las estrellas, buscando constelaciones, intentando averiguar a qué se parecían las nubes según su forma, y muchas cosas más, que a la mayoría de los niños les parecian aburridas. Por eso, apenas empezó a hacer tanto frío, Pablo les dijo a sus padres: -Para mí que el Sol se fue de vacaciones-. Los papás del niño tuvieron que explicarle que no, que era imposible, pero entonces Pablo les preguntó cómo es que hacía tanto frío, entonces, ¿eh? Y por supuesto, sus padres dijeron que estaban seguros de que había una explicación lógica y se acabó el tema, como hacen siempre los adultos. Aún así, Pablo no se daba por vencido, y una noche decidió salir a llamar al Sol, para ver si lo escuchaba. No le contó nada a sus papás porque seguramente dirían que era una tontería salir a esa hora con el frío que hace, a llamar al Sol, que ni siquiera le iba a contestar y que les hiciera caso, y todas esas cosas aburridas que dicen siempre. Así que salió, nomás, se fue a la vereda y gritó bien fuerte: -¡Sol! No pasó nada. -¡¡¡¡SOOOOOOL!!!!- Gritó con mucha más fuerza y ahí si, se escuchó algo: un vecino quejándose: -Son las 4 de la mañana, ¿no pueden dejarme dormir? ¡Es insoportable todo ese ruido!- Protestó. En seguida se le sumó otro y otro, y al final estaba toda la cuadra a los gritos. Pablo, avergonzado, se metió en su casa sin decir nada, tratando de no hacer más ruido, porque sus padres también estaban gritando y peleando con los vecinos. 14 Pasaron los días y las cosas no mejoraban. Debido al escandalo que se desató cuando llamó al Sol por la noche, Pablo había perdido las ganas de hacerlo otra vez. El frío se tornaba cada vez más insoportable y la gente estaba cada día más asustada. Pablo no podía soportar ese espectáculo sabiendo lo que estaba pasando allá arriba, en el espacio. Así que, a pesar del peligro, salió solo, una noche, como la vez anterior, pero ahora no se dirigía a la vereda de su casa sino al parque, que por las noches quedaba vacío y no habían casas cerca. -¿Sol? ¿Estás ahí?- Preguntó en voz baja, por las dudas- Sol, ¡necesito hablar contigo!-. Y entonces, se escuchó una voz suave y femenina. -El Sol no está, Pablo. Él se fue de vacaciones y nos dejó con todo este lío acá. No creo que te responda- Era la Luna, claro. -Ya sé- Dijo el niño- Pero pará, no entiendo: ¿quién sos vos? ¿cómo sabés mi nombre?- Preguntó sorprendido. -Soy la Luna y sé tu nombre porque, bueno... ¡Porque soy la Luna! Conozco a todas las personas que habitan en la Tierra-. Pablo le preguntó si sabía porqué al Sol no le gustaba su trabajo, pero la señora Luna insistió e insistió con que no tenía idea y que no sabía ya qué hacer. Finalmente, al niño se le ocurrió algo: -¿El Sol trabaja solo?-. -¿Cómo, Pablo? No te entiendo- Dijo ella. -¿El Sol trabaja solo, sin nadie que lo acompañe?- -Si, ¡claro!- Exclamó la Luna, emocionada- ¡Ya entiendo, Pablo! Decís que se fué porque se aburría de estar solo y sin compañía. Así que, luego de insistir, el niño consiguió que la Luna lo llevara a La Galaxia Howai. Cuando llegaron no les fue difícil encontrar al Sol, debido, por supuesto, a su gran tamaño. Pablo se le acercó y le dijo: -Señor Sol, vine porque ya sé porqué no le gusta su trabajo y puedo ayudarlo. Lo necesitamos en la Tierra-. El Sol se sorprendió: -¿De verdad sabes qué me pasa?- Pablo asintió y le dijo que quería ayudarlo a no sentirse tan solo. -¿Y cómo?- Preguntó el Señor Sol, que no podía creer que ese niño quisiera hacer algo por él. -Yo le puedo leer cuentos todos los días, o bueno, cuando tenga tiempo, pero estoy seguro de que eso le va a divertir mucho-. La enorme estrella no cabía en sí mismo del asombro. Recordó lo mucho que se lo necesitaba en la Tierra y al final cedió. -Está bien, fuí muy irresponsable, voy a volver y nunca me volveré a ir. ¡Lo prometo! Desde ese día, es muy normal encontrarse a Pablo leyendo cuentos al aire libre sentado en el balcón de su casa, en un parque o una plaza. El lugar no importa. Y en esos momentos, el sol parece estar aún más cerca de la Tierra. Cleo Bervejillo, 11 años, Montevideo Segundo Premio 15 Librolandia Había una vez, un lugar mágico llamado Librolandia, donde había muchos libros y nadie estaba triste. Pero este cuento no empieza ahí, empieza en el bosque... Un día la bruja Burbuja estaba leyendo muy tranquila, pero decidió salir afuera a tomar sol. De pronto sintió un golpeteo, se acercó a un árbol y vio que había una puerta muy pequeña. Ella quería entrar, pero como era muy grande, usó uno de sus hechizos para encogerse. La puerta conducía a Librolandia. Entró y tres amigos entraron con ella, ellos eran: el conejo Saltarín, la hormiga Emily y la abeja Mareja. Saltarín le decía a Mareja “rallada” y a Emily le decía “negra”, por lo cual era muy maleducado y travieso. Cuando entraron, Saltarín empezó a romper todos los libros y las personas empezaron a llorar. Cuando todos se fueron, la bruja le dijo: “No debes romper los libros, porque los libros educan a los niños”. -¿Están tristes porque me porto mal? -Sí, ve a disculparte con Emily y Mareja. Saltarín fue y se disculpó, prometiendo nunca más volver a hacer cosas que lastimaran a los demás. Todos lo perdonaron y los cuatro se hicieron mejores amigos. Un día, Saltarín fue a visitar a Burbuja y le mostró un pedazo de libro que había encontrado. Decía: “magia de.... “, y abajo decía: “para convertir en...” Le preguntó porqué había hojas sueltas y Burbuja le contestó que era porque los libros estaban esparcidos por todo el bosque, y lo que sucedía era que el viento travieso las había arrancado. Después de unos días de pensar, a Saltarín se le ocurrió una idea brillante. Fue corriendo a ver al Árbol Sabio y le contó que había pensado en hacer una biblioteca, para que todos los libros estuvieran juntos y cuidados. Al árbol le pareció una idea maravillosa y se ofreció para hacer la biblioteca dentro de él, ya que era un árbol enorme. Todos empezaron a trabajar de inmediato, Burbuja escribió libros de hechizos, Saltarín le pidió a los árboles amigos si les podían donar partes de sus cuerpos: “madera”, Emily construía y Mareja fabricaba miel para todos los animales. Cuando terminaron, pusieron un cartel en la puerta que decía: “¡Los libros educan a los niños. Si lees libros crecerás muy feliz!”. Todo el mundo fue a leer allí, y cada año se festejaba el cumpleaños del árbol y el día internacional de la biblioteca. Un día, el árbol quiso mudarse a Librolandia y todos lo acompañaron muy contentos, sobre todo nuestros amigos que tanto habían trabajado para crear la biblioteca, y Saltarín, que estaba muy orgulloso de haber ayudadoa hacer algo tan lindo por los demás. Todas las tardes, al finalizar el día, recitaban juntos: “Lengua de avestruces, cola de lombrices, en este cuento terminaron todos muy felices”. Belén Felipe, 10 años, y Paulina Méndez, 9 años, Montevideo Tercer Premio 16 Henry la foca Había una vez, una foca llamada Henry, a él le encantaba cantar, pero cantaba muy mal. Un día entró en un concurso de canto, pero quedó en el puesto 10 de 10, era el casting para entrar en “Tu animal me suena” y se fue a su casa a llorar, porque había perdido. Ahí estaba su amigo Jack el cocodrilo, que ya sabía que iba a perder, por lo mal que cantaba, cuando Henry dejó de llorar se hizo de noche y ya se tuvo que ir a dormir. Soñó que era una estrella de rock y que cantaba con Jaime Roos y que hacía una gira mundial, al otro día al despertar le pidió ayuda a su amigo “Cuchi”, el perro, que hace años había sido cantante. Cuchi llamó a su representante y a su maestro de canto, para que entre los dos lo ayudaran a Henry a ser mejor cantante. El próximo año se postuló nuevamente para entrar en “Tu animal me suena” y por suerte entró al concurso y el primer cantante que le tocó interpretar fue a su amigo “Cuchi”, el cual lo ayudó para que lo pueda interpretar bien. Henry estaba muy nervioso a la hora de entrar a cantar imitando a su amigo, no por cómo lo iba a interpretar, aunque Cuchi era el mejor cantante de todo el mar y selva, sino porque le daba vergüenza, porque había muchos animales que él no conocía. Por eso su amigo “Cuchi” el cantante lo incentivó a salir a escena y lo interpretó tan, pero tan bien, que ese día, él ganó con 34 puntos. En el próximo encuentro de “Tu animal me suena” le tocó interpretar a Elvis Presley , para lo cual se tuvo que poner una peluca y un traje blanco y cantar Jail Rock. Henry estaba re- entusiasmado porque Elvis Presley era su cantante favorito, cuando terminó el Concurso de canto, muchas bandas de rock lo llevaron a un montón de giras mundiales y pudo cantar en vivo con Jaime Roos, lanzó un disco con su amigo “Cuchi”, y se convirtió en el mejor cantante del mundo animal porque todos escuchaban sus hits, y hasta hicieron un documental sobre su vida y la de Cuchi. Jack el cocodrilo, terminó siendo el representante de Cuchi y de Henry, ellos eran la banda “Los Seres”. Henry se dió cuenta de que con ayuda, esfuerzo y dedicación se pueden cumplir los sueños. Joaquín Rodríguez, 9 años, Colonia 17 La máquina del tiempo Pi-pi-pi-pi, maldito despertador, pensé yo. Lo apagué de un manotazo y seguí durmiendo. Al rato, mi mamá gritó: -¡Guidaí, despertate que vamos a ir al nuevo museo Espacio Tiempo! -Okey… zzz. Mamá entró y abrió las cortinas de mi cuarto. -Dale, despertate… -Um hummm...- me destapé y me senté al borde de la cama.- ¿Qué me pongo, mami?. -Lo que quieras, pero que sea abrigado. -Okey. Me puse una polera debajo de mi buzo de One Direction, una calza y mis championes preferidos. -¿Estoy bien así?- le pregunté a mamá. Me miró de arriba a abajo y asintió con la cabeza. -¿Es lejos?, ¿puedo llevar mi celu con los auriculares?- pregunté. -Sí. -¡¡Yupiii!! Cuando llegamos, había una cola tremenda. -Ufa, cuánta cola che!- dije en voz alta, tan alta que todas las personas que estaban al lado mío me miraron. -Shhh…- me dijo mami. -Upss. Luego de media hora, por fin pudimos entrar. Recorrimos el museo en silencio hasta que nos encontramos con algo parecido al trineo de Papá Noel, entonces pregunté: -¿Qué es eso?, Ma. Mamá se acercó al letrero que había al lado del “trineo” y luego leyó en voz alta: -Máquina del tiempo-. -¿Máquina del tiempo?, qué loco, ¿no?- reímos. -¡SHHHH! Que no sabe que está en un Museo, m’hija.- Dijo una señora bastante mayor. Ahí sí, solté una carcajada tan fuerte que retumbó por las paredes. -¡¡SHHHH!!- Gritaron todas las personas al unísono. Me sequé una lágrima y dije: -Bueno, ¿seguimos?, Ma. -Sí. Anduvimos recorriendo el Museo un rato más, pero yo no dejaba de pensar en la Máquina del Tiempo. Antes de salir del museo, mamá dijo: -Vamos al baño que no me aguanto más. -OK. Cuando mamá entró al baño, yo aproveché para escaparme e ir hacia la Máquina del Tiempo, me subí a la Maquina y dije en voz baja, cosa de que nadie me escuche: -Mmm… ¿a qué año puedo ir?... ¡Ya sé!- y disqué en el teclado: Año 1811. Cerré los ojos y cuando los abrí estaba en la Ciudad Vieja, desorientada empecé a caminar por la calle. -Qué raro que nadie me mira extraño. –Intenté saludar a alguien. -Hola- dije, nada pasó. 18 Guidaí Rivas Suárez, 11 años, Montevideo -¿Será que soy invisible? De repente, vi a Artigas caminando por la calle, así que fui, saqué mi celular y me saqué una foto con él, sin que se diera cuenta. Luego de un rato me aburrí y decidí ir al futuro. Disqué en el teclado “Año 3000”. Cerré los ojos nuevamente y cuando los abrí estaba en una ciudad enorme, llena de movimiento y luz. Empecé a caminar maravillándome con cada cosa que veía. Al cabo de un rato decidí volver, pero no encontraba la máquina, me desesperé y empecé a caminar por todos lados sin encontrarla. Tanta fue la angustia, que empecé a subir a los ómnibus voladores a ver si la encontraba, pero no. -¡Lo tengo!- grité- Sólo necesito ir al museo Espacio Tiempo y buscar la Máquina del Tiempo, subirme y regresar a mi tiempo. Me subí a un ómnibus que iba directo al museo, me bajé corriendo y entré a la edificación, corrí en la dirección donde debería estar la Máquina, pero no estaba. Con el ánimo por el piso, me senté contra la pared para pensar y se me vinieron a la cabeza dos palabras. -¡El sótano!- Exclamé. Caminé hasta el sótano y entré buscando la máquina. -¡Ahí está!- Me subí a ella y escribí: 31/4/2014. 15:35 hrs. Cerré los ojos y los abrí con desconfianza, pero allí estaba todo, salté alegremente del “trineo” y fui a la puerta del baño, al rato apareció mamá. -Ahí estás.- dije. -¿Que hacés toda despeinada? -Es que… es que estaba haciendo rueda de carro. -Estás loca, m’hija. Ya en mi cuarto, agarré mi celular y puse en Facebook, publiqué la foto que me saqué con Artigas, con el estado: “Con Artigas pa’l face”. Luego de un rato alguien comentó la foto: Claudia Suárez: ¿Dónde te sacaste esta foto? Guidaí Rivas: Me subí a una máquina del tiempo, fui al pasado y me la saqué. Claudia Suárez: Te creo, te creo… 19 El extraño cuento de Jazmín sobre un muelle y un faro -Padre, padre, cuéntame un cuento. -Pero Jazmín, ya he agotado todos tus libros, los hemos leído todos. -Visto que tú no quieres contarme un cuento, yo inventaré uno, lo escribiré y mañana tú me lo leerás. -Muy bien, entonces. Había una vez un gran faro, era enorme, igual que su soledad. Ya nadie lo quería, ni su mejor amigo el muelle, y todo por un mal entendido. Cierta noche estaban ambos conversando mientras llovía torrencialmente. En cierto momento, debido justamente a la tormenta, el faro se quedó sin luz. El vigilante intentó arreglarlo durante diez minutos. A lo lejos se podía divisar un barco, pero el capitán de éste no podía ver ni al faro ni al muelle. Cuando por fin pudo hacerlo porque se había arreglado la luz, fue demasiado tarde, ya había chocado con el muelle. Hoy, a una semana de esta “tragedia”, era el cumpleaños del muelle, pero éste se sentía enfermo y ya no quería al faro, pues creía que el faro lo había hecho a propósito. Él le había dicho al faro que tenía un secreto pero que no se lo contaría, en ese momento el faro se quedó sin luz, por tanto el creía que el faro lo había hecho a propósito. Por eso le dejó de hablar. El faro solo tenía la compañía del vigilante que nunca le contaba nada, de algunos turistas, o muy de vez en cuando de algún grupo escolar que, no supervisado por sus maestras, terminaban rayando todas sus paredes. Y así pasaba el tiempo, pensando en lo ocurrido, contando las olas hasta llegar a mil y luego volvía a comenzar. Por las noches, intentaba alumbrar cada vez a más caracolas, pero éstasprotestaban insultándolo, porque estaban durmiendo. Un día, nuestro amigo divisó a lo lejos a un grupo de chicos que jugaban en el casi del todo destruído muelle. Más tarde se iban con sus pequeñas caritas infantiles tristes, tal vez por el estado del muelle. Algunos días después, llegó a ver que por el mar se construía algo, pero no sabía con exactitud qué sería. Unos pocos días después, eso tomaba la forma de un nuevo muelle y… un nuevo faro. En ese instante se dio cuenta de por qué aún no habían ido a reparar a su amigo: estaban construyendo uno nuevo. “Los nuevos” serían ahora el placer de la ciudad, allí desembarcarían su mercancía los barcos felices, pero ellos serían historia. Aunque su amigo no le hablase, él lo quería, y creía injusto no avisarle lo que ocurría. -Querido amigo, nos quieren destruir, nos están construyendo un reemplazo, debemos hacer algo… -¿Hacer algo?, no creo que haya problema, tal vez el otro faro será tan injusto como tú y también hará que destruyan a su amigo, allí nos querrán de vuelta, si aún no nos han destruído- respondió el muelle, reprochándole. 20 Milena Camila Álvez, 12 años, Canelones El faro, con mucho dolor por lo que su amigo le había dicho, aclaró lo sucedido y, ya de vuelta amigos, armaron un plan. Primero le pidieron a las olas que enviaran a la playa más cercana una botella que contenía un mensaje cifrado (sin letras porque, obviamente, aunque tenían pequeñas manos, no podían escribir correctamente). En la orilla de esta playa vivía uno de los niños que había visitado al faro. Al ver la botella que contenía una madera del muelle y un mensaje escrito en la arena con agua de las olas, informó de lo sucedido a sus amigos. Juntos, con su imaginación de niños descifraron el mensaje. Tal cual lo pensado, los niños les informaron a sus padres que querían arreglar el viejo muelle (no le contaron lo del mensaje porque no lo creerían) y armaron una manifestación en contra de “los nuevos” en el frente de la Intendencia, comunicando que ellos ya tenían un muelle y un faro. Los padres y los chicos arreglaron al muelle y el Intendente al ver esto, pidió autorización al Presidente, y se terminó de arreglar a “los viejos”. Los nuevos, ya construidos, también tenían una labor, el nuevo faro ayudó a Ronu (así le habían puesto los chicos al viejo faro) y el nuevo muelle funcionó como un mercado, desde este se transportaba mercadería a Tonsi, que era el viejo muelle. Al final, no hubo ni “nuevos” ni “viejos”, todos fueron amigos y los chicos siempre visitaban a ambos. En el cumpleaños de Ronu, Tonsi le contó su secreto: -Ronu, eres mi amigo, y mi secreto era tu regalo de cumpleaños- y ayudado nuevamente por las olas llegó hasta Ronu el mejor regalo de todos. Éste era un frasco lleno de luciérnagas y caracolas, que le harían recordar al faro que era el mejor y más luminoso faro de la playa y también que era el mejor amigo del muelle, pues en el frasco también está un pedazo de tabla de su amigo. El padre terminó de leer el cuento de su hija, la despidió muy asombrado y le mostró el cuento a la madre de su hija. Su esposa al leer el cuento también se asombró, eso era lo que le había pasado a ellos y a Ronu y Tonsi. Los personajes del cuento de su hija no eran más que ellos mismos, la casa en la playa era la de ellos y los muelles y los faros eran los mismos de hace treinta años… 21 Esmeralda y su esmeralda Esmeralda cumpliría 11 años y su sueño era tener un collar de esmeraldas, pero su familia era muy pobre para comprarle esa joya. -¡Martha!- llamó su padre a su mamá: -Si, Otto? -Nuestra hija se porta muy bien, así que quise cumplir su deseo. Iré a la mina abandonada en el bosque a ver si encuentro una esmeralda y luego la engarzaré. -¡Qué gran idea, Otto querido!- Así que Otto partió entusiasmado pero…. no encontraba esmeraldas ¡sólo ágatas, ágatas y más ágatas! Se sentó en una piedra a descansar y un brillo lo atrajo: una esmeralda puesta exactamente en una piedrecilla con musgo verde… La tomó y corrió hacia su casa. Esa noche Esmeralda recibió una gran sorpresa. -¡No puede ser! ¡un collar de esmeralda!- dijo sorprendida. Al otro día cuando fue a la escuela se lo mostró a todos: -¡Qué lindo collar!- le dijo Adela. -¿Dónde lo conseguiste?- la halagó Fiorella. -¡Te combina con los ojos y con el nombre!- rió Janet. Esa noche estaba tan feliz que se acostó con el collar puesto, pero no se podía dormir a causa de una “rara luz” que provenía de su gema. Estaba tan cansada que tomó la esmeralda, la colocó en el suelo y asombrada vio como una “extraña puerta multicolor” apareció suspendida en el aire. Sin pensarlo dos veces se tiró hacia adentro, inmediatamente se encontró frente a una mansión con una enorme fuente. Al mirarse en las aguas cristalinas de la fuente se vio adulta con un trajecito negro, lentes y una carpeta bajo el brazo pero… a la vez tenía algo a su cara de siempre. -¡¡¡¡¡MAMÀ!!!!! –gritó un nene de como 5 o 6 años que se dirigía corriendo hacia Esmeralda con un osito de peluche en brazos. -¡¡¡Llegaste, llegaste!!! ¿Y còmo te fue en el trabajo?- -¿biiiiiien?- dijo, algo confundida -Entre señora, entre- dijo una mujer vestida de mucama. Esmeralda entró en la mansión y vio una escalera larguísima y 2 ascensores que la dejaron sorprendida. -Ma……………- dijo una muchacha que caminaba con un celular. Después de descubrir aquella mansión se fue a dormir, pero un ruidito llamó su atención, era una mariposa que revoloteaba y le dijo: -tu collar es un portal hacia el futuro…- Esmeralda volvió a tirar su collar al piso, la puerta se abrió otra vez, la cruzó y apareció, algo confundida, en su casa de siempre. María Emilia Hermida, 10 años, Canelones 22 Mi príncipe de Arenas Una historia de Amor -¡Adiós! Dijo Isabel al terminar su horario de trabajo. Veré si hago algo esta semana de descanso, dijo en voz baja. Después de un largo viaje llegó a su casa, abrió la puerta, tiró su bolso al piso y se hundió en el sofá. Tengo que distraer mi cabeza. Pensó. Justo en ese momento tocaron a su puerta, cuando la abrió no había nadie, solamente un folleto que decía: ¿Está cansado de pasar todo el día trabajando? No se preocupe, tenemos la solución, por solo 50 dólares váyase a disfrutar por una semana. Llame ya al 5050-2238. Isabel, sin pensarlo, llamó y sacó un pasaje para viajar en avión esa misma noche. No se dio cuenta que el folleto no decía el lugar a donde ella iba a viajar. Cuando llegó al aeropuerto, no había nadie, a ella no le importó, se subió a su avión y el vuelo partió. Al llegar a destino todo era muy raro, el cartel de la ciudad decía: Bienvenidos al país de los hombres de Arena y Agua. Todo, todo era de agua y arena, las calles, las casas, los árboles, las personas, las tiendas, hasta la comida ¡¡todo era de agua y arena!! Al bajar del avión se pechó con un muchacho, que era todo de arena. -Hola ¿Eres nueva aquí? Le preguntó. -Si, vine por una semana, a pasear. ¿Cómo es tu nombre? Yo soy Isabel. -Qué lindo nombre, Isabel. Yo soy Antonio. -Entonces Antonio, podrías mostrarme el lugar, estoy bastante perdida. -¡¡¡Si, claro!!! Con gusto. Antonio la llevó a ver una obra de teatro, fueron a un museo y muchas cosas más. En el correr de la semana, Isabel logró distraer su cabeza, se sentía feliz, tranquila, y eso le gustaba. Además, se sentía muy bien junto a Antonio. Hasta que: Los días fueron pasando y los jóvenes se fueron enamorando…. La semana pasó muy rápido, y llegó el día que Isabel tenía que volver a su hogar, a seguir trabajando. La última noche que Isabel estuvo en el país de los hombres de Arena y Agua, Antonio, organizó una cena romántica para ella. -Antonio, sin duda esta fue la mejor semana de mi vida. -La mía igual, Isabel. De verdad quiero que vuelvas a visitarme, te voy extrañar mucho. 23 Miguelina Chagas, 12 años, Salto El día llegó, Isabel organizó sus valijas y fue al aeropuerto junto a Antonio. -Llegó la hora, espero volver a verte. Dijo Isabel mientras le caía unalágrima. -Me vas a ver en tus sueños. Dijo Antonio sosteniéndole la cabeza. Isabel le entregó a Antonio su pañoleta, y él llorando le dijo: -Como verás, no tengo nada para regalarte, solamente esto. Entonces se inclinó hacia ella y le dio un beso. Después Antonio se raspó los labios sacando arena y se la dio a Isabel. Sin que ninguno de los dos diga una palabra, se abrazaron e Isabel se fue corriendo al avión. Después de ir todo el viaje con lágrimas en los ojos, llegó a su hogar… Hoy en día ya han pasado diez años desde ese viaje, e Isabel sigue esperando que toquen a su puerta y que le dejen un folleto como antes. Sigue viviendo con la esperanza de volver a ver a Antonio, todas las noches duerme con ese poquito de arena en su mesa de luz, y sigue esperando a que llegue a sus sueños su príncipe de Arenas…. 24 Un mundo bajo la cama Había una vez, hace no tanto tiempo, una niña, una niña normal, una niña a la cual le gustaba jugar, dibujar y divertirse, como cada niño que existe, pero no era una niña tan normal, era especial. A esa niña le llamaban Sofía, ése era su nombre, era una niña muy bonita. Tenía pelo negro como la noche, que combinaba con sus ojos, que también eran negros, su piel era morena y su voz era armoniosa, una voz dulce que con solo escucharla te alegraba el día, pero lo que más llamaba la atención era su sonrisa, una sonrisa blanca como la mismísima nieve y unos labios rosa claro. Pero a ella no le importaba ser bonita, toda esa belleza no le servía, porque no tenía amigos, pero no tenía amigos reales, amigos que se pueden abrazar o besar, tenía amigos imaginarios, con los cuales ella hablaba siempre, en todo lugar a toda hora, por lo cual sus compañeros de clase decían que estaba loca o ”media cucú”, como le llamaban: “la media cucú”. Sofía era muy inteligente, muy bonita, pero no muy sociable. No era de las niñas que hablaban mucho, ni de las que buscan líos, o se defienden si las quieren ofender. Cuando llegaba a la casa siempre estaba esperándola con el almuerzo su mamá. En su casa vivían 4 personas: su abuela Gertrudis, su abuelo Pepe, su mamá Esmeralda y Sofía. Sofía llegó a la casa, saludó a sus abuelos y a su mamá, se lavó las manos, comió y se fue a su cuarto. Tenía un cuarto muy lindo, las paredes eran color violeta, la puerta de madera de pino, tenía un armario color rojo, una mesa de luz color amarillo al lado de su cama, una cómoda color rosa y una cama de 2 plazas que siempre estaba cubierta con un acolchado de muchos colores y encima del acolchado 2 almohadas y muchos, muchos, pero muchísimos muñecos, grandes, pequeños o medianos. Pero lo que más le gustaba a ella era una mecedora color verde que tenía muchos años. Ella amaba esa mecedora, porque perteneció a su padre, Juan, que había muerto cuando ella tenía 5 años, unos días antes de su cumple. Ella sufrió muchísimo por su papá, pero su mamá le dijo que él siempre está a su lado, pero que no lo ve porque es un ángel que siempre la está protegiendo. Sofía hizo su tarea y se metió bajo la cama, seguro se preguntarán ¿Qué haría una niña bajo la cama?, pues les contestaré la pregunta: Sofía amaba estar bajo la cama, porque ahí ella tenía su mundo de fantasía, un mundo donde solo aquel que crea en la magia podía entrar. Ahí Sofía era la creadora de todo lo que existía, tanto las hadas como los dinosaurios, tanto los juguetes con vida como los murciélagos, todo desde lo más pequeño como lo más grande, ella era la presidenta eterna de ese mundo, era la gobernante de todo. Ahí todos la apreciaban, y todos eran sus amigos, si obvio, a veces tenían sus conflictos, pero siempre estaban si se necesitaban el uno al otro, en ese mundo podías ser lo que quisieras, pero tenía sus límites, no podías ser ni ladrón ni asesino y ni tampoco ser malo, y tenías que ser menor de 13 años si no, no podías trabajar ni ser alguien influyente en la política. 25 Ana Karennina Echevarría, 10 años, Cerro Largo Sofía tenía 12 años, dentro de poco cumpliría los 13 y eso le preocupaba mucho y se preguntaba a si misma -¿Quién manejaría este mundo tan maravilloso, quien sería capaz de mantener ese mundo en existencia?- pasó toda la tarde viendo supuestas posibilidades para la Presidencia pero no, ninguno estaba a la altura ni tenía la fuerza para mantener ese mundo. De pronto, su mamá la llamó -Sofía, ven a cenar. A lo que Sofía respondió -¡voy para allá!. Salió de bajo la cama, corrió al comedor y tomó asiento, de pronto la mamá le preguntó: -¿Sofía, que hacías bajo la cama? y Sofía respondió: -Estaba decidiendo qué Presidente le pondré a mi mundo. La mamá la miró, como sus abuelos y antes de que se les escapara una risa la mamá le preguntó: -Pero, ¿Por qué no sigues siendo tú la Presidenta?. A lo que Sofía le respondió -No es tan fácil, tanto mi mundo como este país tienen sus leyes, y yo no puedo hacer nada para cambiarlas, porque las leyes las puso el antiguo Presidente, y yo no puedo hacer absolutamente nada, a menos que vuelva a cumplir 11 sin cumplir los 13. Después de haber dicho esto, se fue a acostar pensando qué iba a hacer, hasta que se durmió . Pasaron las horas, hasta que la mamá la despertó para ir a la escuela, pasaron las horas y Sofía se aburría, hasta que rrrriiiiiinnnggggggg, sonó el timbre del recreo. Todos salieron lo más rápido posible y Sofía salió caminando tan lentamente y mirando al piso que se chocó con una niña, al parecer una niña de 3º grado. Sofía se disculpó cortésmente y le preguntó su nombre, a lo que la niña respondió: -Paula. Bajaron juntas y como vio que la niña no tenía amigos y estaba sola, la invitó a charlar y le preguntó -Paula, ¿tú crees en la magia?, a lo que Paula le respondió que sí, que sí creía, y Sofía le preguntó si ella quería ir a su casa hoy y Paula volvió a responder que sí. Pasaban las horas y Sofía se seguía aburriendo hasta que se puso a pensar, si Paula cree en la magia, ella podía ser la nueva Presidenta del mundo de fantasía y que no tendría que volver a cumplir 11 años. Sonó el timbre de salida y Sofía esperó a que Paula saliera y se fueron juntas a casa de Sofía. Llegaron, comieron y como nadie preguntó nada como quién era, de dónde venía, etc., las dos subieron y Sofía invitó a Paula a pasar a su mundo. Ella aceptó, pasaron, Paula se sorprendió al principio, Sofía le propuso ser la Presidenta de todo esto, a lo que Paula respondió que sí. Ahora Sofía ya tenía una nueva Presidenta que mantuviera ese mundo en pie, pero mucho más importante aún, tenía alguien que mantuviera esa gran amistad que siguió y siempre seguirá de pie. 26 Valentina Había una vez, una niña muy, pero muy traviesa que se llamaba Valentina. Era tan traviesa y tan inteligente, que la gente decía: ¡Qué niña tan pilla! Tenía pajaritos en la cabeza, pero unos pajaritos muy, pero muy despiertos, y un corazón enorme. La verdad es que era una niña muy especial. Era muy rara, sabía hacer de todo, lo único que no podía hacer era quedarse quieta. Su voz, su risa, sus pasos, nunca sonaban donde estaba ella. Si rompía una taza por acá, seguro que ella ya estaba allá. Para algunos era una dulce y linda niña y para otros era una verdadera diablilla. Si en la escuela perdía un cuaderno, era fácil adivinar quién era la dueña: en cada tarea hacía un dibujito, en cada lección hacía un versito. Lo más divertido era verla llegar de la escuela. La mochila y los libros llegaban siempre primero, volando por los aires. Después entraba ella, alegre y sonriente gritando, y Aurelia, la cocinera, decía: “Me parece que ya llegó”. Así era su casa: aunque afuera lloviese, adentro había sol, porque ella lo dibujaba en todos sus papeles. Si se sentía sola inventaba un abrazo especial. Si había silencio, se ponía a hablar. Si estaba triste, inventaba mil maneras para que la llenaran de besos. Tenía supersecretos que eran solo para ella y nadie sabía cuántos secretos podía tener. Pero el mayor misterio para todos era la manera secreta queValentina tenía de jugar… con el tiempo. ¡Valentina las hacía todas! Pero hubo algo que no pudo hacer, algo que es imposible de lograr, incluso para una niña como ella. Valentina no pudo frenar el tiempo. Y el tiempo pasó y como todo el mundo, Valentina creció y fue entonces cuando todo el mundo descubrió que no había sido una niña despistada. Había sido una niña feliz. A veces los niños son insoportables, pero lo más lindo es verlos reír y los niños que ríen son niños felices. Lucía Rodríguez, 11 años, Montevideo 27 Un lugar llamado Tierra Hace millones de años, un lugar hermoso fue creado para la existencia de una especie capaz de hacer cosas fantásticas. El celeste de su cielo, el verde de sus pastos y sus árboles, el perfume de sus flores y el canto de sus pájaros, fascinaban desde el más pequeño hasta el más anciano. Sus primeros habitantes, los llamados indios, sobrevivieron en este maravilloso planeta por su fuerza y valentía, dejando ejemplos y cosas que ayudaron a las generaciones futuras. Las distintas generaciones que por la Tierra pasaron fueron evolucionando, haciendo nuevos descubrimientos, creando nuevas tecnologías, ya no tenían que hacer esfuerzos para lograr lo que querían, sino que salían a trabajar para satisfacer sus deseos y tener una vida de bienestar. Esta especie llamada humana vio la capacidad que tenia y creó. Creó gigantes ciudades, grandes industrias, lujosos y lindos transportes, fue tanto lo que consiguieron que cada vez quisieron más y más, dejando de lado y descuidando el planeta Tierra. A pesar de que algunos seres humanos, viendo el daño que se le hacía a la Tierra, se unieron en protesta y luchas para cuidar mejor de ella. La mayoría de los humanos siguieron con su vida, contaminando cada vez más la Tierra, que se estaba enfermando. Cansada de tanto descuido y muy enferma, la Tierra se rebeló, cambiando bruscamente su clima, extinguiendo especies de animales, con fuertes tormentas, rayos, inundaciones, volcanes, terremotos, huracanes, calores muy fuertes, causando muchos de estos, enfermedades entre los humanos. Sin saber si era demasiado tarde, el ser humano intentó cambiar, pues estaba trazando su propio fin, y que sin Tierra el humano no podría existir. Y ese lugar maravilloso donde vivieron mucho recibieron sus antepasados, donde ellos construyeron sus familias y amistades a lo largo de sus vidas no resistiría. Por la voluntad del hombre y por la Tierra ser muy buena, y amar mucho la especie que en ella habitaba, decidió darle otra oportunidad haciendo un trato. Si cada uno hace una buena acción, haciendo su parte, vivirían felices y sanamente. Camila Mora, 8 años, Rivera 28 Sueños multicolores Había una vez, un país diferente donde todo era blanco. Era blanca la hierba de los parques, los pájaros, el agua, el sol, las nubes y también los niños, todo era blanco… Un día Cami, una pequeña niña blanca del país Blanco, buscaba entretenida letras blancas que se habían perdido. ¿Por qué se habían perdido? El sol era blanco, también la hierba, el tigre, la taza. ¡Cuánto blanco por todos lados! Cami se perdió entre tanto blanco, las letras se perdieron de tanto blanco. Comenzó a andar de un lado a otro, sin saber a dónde ir y sin poder encontrar el camino de vuelta. Tanto tiempo estuvo andando que se sintió muy cansada y se echó a dormir en la rivera de un río blanco, con blanca agua y bajo un árbol blanco, sobre el pasto blanco. En su blanca cara dormida se dibujaba una sonrisa, sus sueños eran en colores… muchos colores que en su país Blanco hacía mucho que no veían. Las letras allí eran multicolores. Cuando despertó se encontró sobre una especie de alfombra que no era blanca y se asustó. Miró hacia arriba y descubrió que lo que veía era distinto a lo que estaba acostumbrada a ver y se asustó mucho más. Y así fue de susto en susto descubriendo un cielo, un sol y agua diferentes. Quería huir y no sabía hacia dónde ir. El sol, que no era blanco, le calentaba demasiado, y la hierba que tampoco era blanca le picaba los pies. Tenía tanto miedo que comenzó a llorar y fue mayor cuando de pronto veía a su lado niños diferentes. Uno tenía la cara rosa y el pelo amarillo, otro era casi al revés, tenía la cara amarillita y el pelo negro, otro tenía la cara marrón casi negra y el pelo negro… y todos se divirtieron juntos. A Cami esto la tranquilizó y comenzó a disfrutar como nunca antes había podido. Risas, gritos, cosquillas, ¡todo era lindo! En sueños el secreto le fue revelado: en el país Blanco era todo blanco porque sus habitantes blancos habían dejado de tener sueños multicolores. Cami fue la primera en mucho tiempo en ir transformando todo lo blanco en un arco iris de colores y así muchos se fueron animando a soñar en colores. Agustín Tzitzios López, 11 años, Montevideo 29 Sonrisas compartidas En una tierra lejana, pero cerquita nomás, vivía un abuelo muy, muy bueno. Amigo de todos los animales, todos los que necesitaban algo lo buscaban. Si tenían algún problema, él le encontraba la solución. El león”Rulos” vino un día, muy triste porque estaba perdiendo su hermoso cabello, su melena se le caía. Con un poco de paciencia y mucho cuidado, el abuelo Pancho (porque ése era su nombre) le cosió una larga y ondulada melena. El león, muy agradecido, se fue contento con su melena al viento rubia y brillante, parecía que volaba de alegría. Al poco tiempo, cuando el abuelo Pancho caminaba por el campo, se encontró con “Doña vaca GPS”, como siempre, se había perdido porque era muy despistada y nunca encontraba su camino, ahora necesitaba algo para que la encontraran, el abuelo Pancho se puso a pensar, después de un rato le dijo: -Te haré un cencerro, para que cuando te pierdas podamos escucharte y saber donde estás. La vaca se lo quedó mirando hasta que lo terminó, quedó tan encantada con su cencerro nuevo, que el sólo escucharlo cuando caminaba la ponía feliz. Después de agradecerle a Don Pancho, le dejó un tarro de leche recién ordeñada como regalo. Compartir es bueno, dijo el abuelo Pancho. Don conejo “Pocas Pulgas” por enojón, se lastimó su pata de la suerte, era muy atropellado y pasaba rezongando por todo, entonces Don Pancho al verlo lastimado lo cuidó y alimentó hasta que se puso mejor. Gruñendo, se alejó agradecido. Una tarde, el abuelo Pancho decidió salir a pescar en su viejo bote, después de un rato sintió ruidos en el agua y encontró a “Sonrisa Mortal”, un gran tiburón blanco que conocía hace mucho tiempo. Se había enredado en una gran red que dejaron olvidada unos pescadores. Con mucho cuidado lo ayudó a salir, agradecido le dijo que si él necesitaba algo lo buscara en ese lugar. Don Pancho, aunque no pescó nada, volvió contento al poder ayudarlo, de otra manera hubiera muerto. Ya en su casa, cansado y con hambre decidió prepararse una galleta de campaña con queso. La galleta era tan pero tan dura, que cuando la mordió se le cayeron todos los dientes. Al otro día se preparó un rico asado, pero recordó lo de sus dientes, no podía masticar. Se puso a pensar quién podría ayudarlo. Dijo: -Los dientes del león serían muy útiles- y se los pidió prestados, como Don Pancho lo había ayudado tanto, “Rulos” se los prestó. Después de almorzar se los devolvió. Al segundo día, el mismo problema, se había preparado una excelente ensalada con todas las verduras: ¿Quién lo ayudaría ahora? Pensó en Doña Vaca GPS, que estaba acostumbrada a comer mucho pasto, ella también agradecida le prestó sus dientes. A la mañana siguiente se levantó con muchas ganas de comer galletitas, muchas galletitas, entonces apareció el conejo “Pocas Pulgas”, con unas grandes paletas para masticar ricas galletitas crocantes, se las pidió, conejo aunque refunfuñando por todo, se las prestó y desayunó contento. Pero para el abuelo Pancho esta situación se estaba complicando, ya que cada diente servía para una comida en especial, y a él no le gustaba comer siempre lo mismo. 30 Constanza Cecilia Bossolasco,11 años, Canelones El león “Rulos”comía solo carne, ”Doña Vaca GPS” comía solo hierba, conejo “Pocas Pulgas” comía zanahorias, semillas, brotes y raíces. ¿Ahora qué puede hacer? Por eso pensó en su amigo “Sonrisa Mortal”, que le dijo que lo buscara cuando necesitara algo ¿qué mejor que dientes de tiburón, para masticar? Él lo ayudó complacido y se los regaló, porque a los tiburones los dientes les crecen de nuevo y podría comer de todo, cuando decimos “todo” es “todo”, porque ellos comen todo lo que se les cruza. Don Pancho queda contento con sus nuevos dientes, pero todos los que lo veían cuando sonreía, corrían asustados, pensando que se los quería comer. Entonces, el abuelo Pancho se empezó a sentir muy solo. Nadie se animaba a acercarse, hasta sus amigos los animales dejaron de ir a verlo. Entonces decidió no usar más los dientes de “Sonrisa Mortal”, no podía ir por la vida asustando a sus amigos. Después de un tiempo caminando por la playa, le dio hambre, cuando sintió un olor delicioso que venía de un ranchito en la costa. Se acercó, miró por la ventana y vio a una viejita de delantal, preparando un delicioso puré de verduras. Al verlo, Doña Pancha (así se llamaba), lo invitó a pasar, con una gran sonrisa sin dientes, el abuelo Pancho aceptó contento. Comieron, conversaron y se rieron mucho, descubriendo que tenían muchas cosas en común. De postre le trajo una rica crema de chocolate, ella le contó todas las cosas ricas que sabía cocinar, y él quedó encantado. A partir de ese día comían juntos siempre, y resolvieron el problema de Don Pancho y sus dientes. Sus sonrisas eran las más lindas, tanto, como las historias que se contaban, de sus amigos los animales, como las de todos los abuelos, llenas de aventuras y enseñanzas. Siempre es lindo compartir. 31 Mi loca familia Eran las diez de la mañana y Chapsup recién despertaba, trató de desperezarse y tomar un poco de aire, se levantó, tomó sus chanclas y fue al baño. Minutos después, vio a su padre a través de la ventana corriendo por el patio como loco, volvió a mirar y éste seguía a una rana. ¿Estás loco papá? – gritó Chapsup. El papá lo miró con una cara rara y siguió corriendo como un loco, Chapsup bajó al sótano en busca de la madre y allí estaba metiendo una asadera rebosante de comida al lavarropas pero como no entraba, lloraba como otra loca más. Minutos después de intentarlo varias veces, su madre se dio cuenta que no entraba, sacó la comida de la asadera y la metió al lavarropas, tomó el jabón y le puso bastante. ¡Oh, Dios! ¡Piensa que el lavarropas es el horno y el jabón la sal! - pensó Chapsup. Subió con tanto temor que se mareó al imaginar que iba a comer eso. Al subir se topó con sus dos hermanos Chuz y Choz. Chuz lloraba como desesperada, porque Choz le dijo que la despedían de la empresa “Lunar”, porque le tiró el café al presidente y éste se había enojado mucho. Chapsup salió corriendo a buscar a su amiga Luisa. -¡Luisa! – gritaba Chapsup. -¿Qué? ¡Feliz primavera! ¿Me trajiste una flor? -Si, si, feliz primavera. -¿Me trajiste una flor? -Sí, te traje una flor, ¡una flor de noticia! ¡Mi familia actúa como loca! Ven Luisa, vamos a mi casa. Al llegar, su familia estaba gritando en una ronda y a la vez decían: Purificación terminada, somos familia, somos familia… en ese momento Chapsup se dio cuenta de todo, el padre con la rana, la mamá cocinando en el lavarropas con el jabón, Choz con su empresa, todo señalaba que su familia era extraterrestre. ¡No! ¡No! ¡No! -decía Chapsup, de repente todo parecía confuso, nublado… y escuchaba una voz que decía: -Míralo cómo duerme. -¡¡¡Chapsup!!! ¡¡¡A desayunar!!! Ésas fueron palabras mágicas en sus oídos. ¡Aaaahhhhh! Gritó Chapsup, al ver que todo había sido una pesadilla. Fue a la mesa, les contó el sueño raro a sus padres y éstos se rieron…. Pero Chapsup los miró por el rabillo del ojo y vio a su papá mirando con cariño a la rana que descansaba tranquila sobre una de las piedras de la pecera… ¿Hasta dónde había sido solo un sueño? Yazmín dos Santos, 12 años, Montevideo 32 La amistad, algo más que una palabra Hace tiempo, a mí me contaron la historia de una niña, que vivía en Uruguay, de perfil bajo, no se hacía notar mucho, a la que poco después de su cumpleaños, le informaron que ella y su familia se mudaban a Francia. La niña, llamada Lucía, no sabía bien cómo estaban ubicados los países, ya que tenía 6 años, así que por ese momento confundió a Argentina por Francia, un poco raro para nosotros, que ya sabemos que Francia está en Europa, pero Lucía lo había entendido así. Lú (que así le decían sus amigos), al llegar a su colegio, les contó a sus amigos que se mudaba para Francia, que “está al lado de Uruguay” y que se iba a divertir mucho allí. Muy pronto, la maestra corrigió a Lucía; le explicó que Francia no está al lado de nuestro país, si no que estaba en Europa, y claro, nuestra amiga preguntó dónde quedaba Europa, y se sorprendió con la respuesta: que estaba separado de América del Sur por un enorme océano. Lucía estaba decepcionada porque no iba a estar tan cerca de sus amigos: Lucas, Miguel, Luana, y sobre todo Clara, su amiga del alma. Pero encontraron una solución, que no los conformó bastante, pero podrían estar en contacto. Se crearon una cuenta de Hotmail cada uno, para mandarse e-mails y chatear, si por casualidad estaban conectados al mismo tiempo. Cuando llegó el momento de irse, Clara la fue a despedir al aeropuerto, y, como todas las amigas que se quieren mucho, se echó a llorar porque Lú se mudaba MUY lejos. Por supuesto, Lucía también lamentaba irse tan lejos. -¡¡RÁPIDO!!- Dijo la madre de Lucía. -¡¡Denle que perdemos el vuelo!!- Continuó el padre- ¡¡Apuren Lucía y Mateo, que no llegamos!! Upsss…. Se me olvidó contarles algo, que nuestra amiga Lú tiene un hermanito menor, Mateo. Al llegar a la pista de aterrizaje, una señora los guió para que encuentren su avión, que como todos sabemos, va rumbo a Francia. Un detalle más: la señora que ayudó a esta familia resulta que era la tía abuela de Miguel (uno de los amigos de Lucía), y ella les contó una anécdota divertida sobre Miguel: resulta que con lo “torpe” que es, en el cumple de su hermana tropezó con los sillones de madera y cayó de cara sobre la torta de cumpleaños. ¡Qué despiste! Al subir al avión, luego de agradecer la ayuda de Gabriela (que así se llamaba la señora de la pista de aterrizaje), Lucía tenía mucho miedo de caer, como vio en el informativo. -Tranquila Lú- la calmó Mateo -No va a pasar nada, hay sólo un 30% de caer, puede ser que los motores fallen, que se rompa un ala, o peor, que choquemos contra otro avión, aunque…. ¡¡BASTA!! -Lo detuvo Lucía -Que ahora tengo aún mas miedo. -Lú- La interrumpió la mamá -no trates así a tu hermanito, él es dos años menor que tú, y además, sólo trataba de calmarte y que no tuvieras tanto miedo. Lucía obedeció y se sentó en el lugar que le correspondía. 33 Ella tuvo la suerte de sentarse junto a la ventanilla, y observó cómo despegaba el avión, las nubes, y después de unas cuantas horas, como aterrizaba el avión en la “Autopista Francesa”. Al bajar, siguió a sus padres hasta un lugar donde los esperaba una señorita, se hacía llamar “Srta. Laure Renou”, probablemente era un nombre común en Francia, que decía de llevarlos hasta un hotel llamado “Sofitel Paris Le Faubourg”, claro que al principio cuesta acordarse de este nombre tan “francés”. Llegó la noche, cenaron “Ensalada Lyonnaise” con “Terrina de Foie Gras”, que, como les informaron, son comidas típicas de ese país. Cuando ya la familia dominaba bien el francés, los padres trabajaron y los ascendieron, pudieron comprarse una casa para seguir su vida allí. Claro que también Lú y Mate tuvieron que comenzar la escuela, se les hizo difícil conseguir amigos. Lucía conoció muchas personas nuevas, entre ellas a Aurélien y Charles, que eran dos chicos muy inquietos; Sarah y Sophie, dos chicas muy charlatanas; y por supuesto, los gemelos Megany Tom Smith, que, como quien dice, vinieron de Inglaterra. Cuidado que no quiero decir que estos últimos son malos, al contrario, son de lo más amables que existen; siempre cuentan cosas que les pasan y Lú a ellos, después de sus charlas siempre terminan felices y con ganas de seguir hablando durante horas. Pero claro, en el colegio no todos son buenos, también estaban Rebecca Biasini (que vino de Italia), y Annika Schneeberger (que vino de Alemania). Estas últimas son malas con todos en el cole, siempre se ponen adelante en la fila por más que sean unas de las más altas, para hacerse ver. Pasaron muchos años, y cuando digo muchos, son muuuuchos años, cuando ya Lucía cumple sus 14 años, (piensen que cuando comenzó esta historia ella tenía solo 6 años), Megan Smith y ella son oficialmente mejores amigas, pero ella no se olvida de su vida en Uruguay: no se olvida de su idioma, ni de su casa, ni mucho menos de sus amigos ya mencionados al comienzo: Lucas, Miguel, Luana, y sobre todo Clara, de ella nunca se va a olvidar. Tampoco nos olvidemos de Tom, que él también será siempre el mejor amigo de Lú. Lucía cumplió 15, 16, 17, 18, 19, 20, y cuando ya tenía edad y dinero suficiente invitó a Tom y a Megan a una visita por Uruguay, para recordar momentos únicos y volver a ver caras que sólo las recuerda por una foto que se sacaron hace más de 13 años, cuando hacían el paseo de fin de año en 1ro de escuela. Volviendo al tema, Megan y Tom por supuesto aceptaron y se fueron en el vuelo más cercano, rumbo al aeropuerto de Montevideo. 34 Valentina Álvarez, 10 años, Canelones Al llegar, pasaron por un almacén a comprar el almuerzo, pero Lucía notó algo raro en la cara de los almaceneros… ¡¡Eran Lucas y Luana!!¡¡Los amigos del alma!! Lucía se puso tan feliz que echó a llorar, es que no lo podía aguantar, sus amigos, ella, habían vuelto a encontrarse! Luana le contó a Lú que Clara se había recibido de abogada, como ella soñaba, y Lucas le contó que Miguel… bueno… que él no tuvo mucha suerte… pero que hace no mucho, consiguió trabajo como auxiliar en el Club Parque del Plata. Lucía presentó a sus nuevos amigos y se llevaron bastante bien, entre ellos planearon “el reencuentro” de todos, ya que Luana aún estaba en contacto con los demás. Llegó esa gran noche, nadie se podía aguantar, todos nerviosos por lo sucedido hasta que, ese sábado por la noche, todos se encontraron y festejaron muy felices, fue como volver a tener 6 años, en esos momentos, esos Momentos Únicos. También me contaron que no dejaron dormir a los vecinos, que despertaron hasta el sol, y que los amigos juraron no volver a separarse nunca, jamás, en la vida. 35 Kimo, el pulpo Era un día muy sereno, Martín el tritón estaba haciéndose la leche porque después se iba a la escuela. Él siempre salía una hora más temprano porque en el camino se distraía. En el camino vio muchas cosas, algas brillantes, flores, piedras preciosas, pero algo lo intrigó mucho. Era algo que salía de una piedra gigante, una cosa alargada, violeta y con agujeritos. Martín se acercó para saber lo que era y se asustó. Era un animal y tenía ocho de esos brazos largos y una cabeza grande. Entonces, Martín le dijo temblando: -Hola. Y el animal respondió, con voz de niño pero algo grave: -Hola, soy Kimo el pulpo, ¿y tú? -Soy Martín, un tritón. ¿Te gusta jugar? Y el pulpo le respondió: -Sí, claro, tengo la colección de los “Krots”. Martín le dijo:-¡qué coincidencia! Yo también, y ¿te gusta jugar al fútbol? -¡Claro! Soy el goleador de mi equipo de fútbol. ¿Quieres ser mi amigo? le pregunta Kimo -Sí, quiero ser tu amigo. Martín estaba feliz, su madre no le había dicho nada de no acercarse a los pulpos, sí de no acercarse a los tiburones, calamares y medusas, pero a los pulpos, no. Martín y Kimo se pusieron a jugar, hasta que Martín se acordó de la escuela y se fue corriendo para no llegar tarde. A la vuelta de la escuela volvió a jugar con Kimo, pero Kimo escuchó un sonido que lo alarmó. Era un animal de especie indefinida que mataba a los animales marinos. El matador se acercó a Martín y él gritó tan fuerte que se despertó. ¡Todo había sido un sueño! A la hora de desayunar le contó la historia a su familia, todos se rieron, ¡ellos nunca serían sirenas ni tritones! Martín estaba ansioso a que llegara la noche para soñar nuevas aventuras con Kimo, el pulpo. Ana Belén Almandos Flores, 10 años, Montevideo 36 La valija de mi abuelo Mi abuelo se llama Alcides y vive en la ciudad de Carmelo, donde nacieron mi mamá, mis tíos, mis primos y casi todos los meses nos viene a visitar. Me encanta que venga a casa mi abuelo, él es carpintero, y rne gusta mucho verlo trabajar la madera, con el cariño que pone al hacer los trabajos, a él también le gusta explicarme cómo se utilizan sus herramientas y hasta me las presta, pero solo aquellas que no son peligrosas. Cada vez que viene a mi casa, trae una valija, de madera, hecha por sus propias manos, repleta de herramientas muy antiguas, pero bien cuidadas, siempre viaja a todos lados con él, porque donde vaya, construye o arregla algo. En su última visita, cuando fuimos a buscarlo a la terminal, entre besos y abrazos bajamos todos los equipajes y la valija de madera ¡¡ No estaba!! . ¡No podía ser, mi abuelo juró que la había subido al ómnibus! Enseguida nos comunicamos con la agencia de viajes de Carmelo, de Fray Bentos y hasta la de Bella Unión que es hasta donde llega el coche, para reclamarla, pero la valija no estaba por ningún lado. ¿Cómo se pudo haber perdido? tenía su nombre, dirección, teléfono.... ¡Qué tristeza nos embargó a todos! Porque la valija de mi abuelo, no es solo una simple valija de herramientas, en su interior hay mucho amor, muchas historias, anécdotas, recuerdos... Como dice mi abuelo: -”es un pedazo de mi vida”; con ella comenzó a trabajar, fabricó juguetes para todos los niños de la casa, arregló los bancos de la escuela donde fue mi mamá, y cientos de historias más, donde pudiera ayudar, mi abuelo marchaba con su valija. Lo veíamos muy confundido y triste y no sabÍamos cómo consolarlo, pensamos en comprarle otra, con herramientas parecidas, pero él no quiso, insistía en que no se trataba del valor material, si no del valor afectivo que tenía para él y para la familia. En la noche sonó el teléfono, era un señor que trabajaba en Carmelo como taxista, para avisarnos que cuando iba a guardar su coche, al revisar el baúl se había encontrado con una valija de madera, y decidió llamar a uno de los teléfonos que tenía en la tarjeta para encontrar a su dueño. También nos contó que antes de hacer el llamado, lo comentó con su familia y su padre, al enterarse que mi abuelo era el dueño de la valija, comentó que era su amigo, que lo conocía desde la infancia, pero que hacía mucho tiempo que no se veían. Al día siguiente con la ayuda del taxista y de mis papás, cerca del mediodía mi abuelo recibió una doble sorpresa, la visita de un viejo amigo que le traía su valioso tesoro perdido. Fue un día lleno de alegrías, risas, cuentos y recuerdos...y comprendí que la gratitud, la honradez, la honestidad y Ia amistad son buenos sentimientos y lo más importante es que no se pueden comprar con dinero, al igual que la valija de mi abuelo. Lautaro Negro Rodríguez, 9 años, Río Negro 37 En el bosque oscuro En tiempos pasados había un bosque, no era un bosque común, sino uno muy oscuro y tenebroso, que daba miedo, pero no solamente daba miedo por eso, sino también por quién lo habitaba. Era una cálida mañana de otoño cuando un hombre fue a cazar animales en el bosque. No le tenía tanto miedo, a pesar de lo que había escuchado decir sobre él y de lo difícil que era penetrar debido a las ramas enredadas de los árboles que obstruían la luz del sol. Taylor, que así se llamaba el hombre, entró cada vez más en el bosque, entre barro y ramas. De pronto se escucharon crujidos de hojas secas. Él no podía ser, ya que estaba parado, sin mover ni un solo músculo. Entonces losárboles se empezaron a mover. Su corazón latía cada vez más fuerte. El hombre sin darse cuenta estaba atemorizado. Tenía una escopeta en la mano y cinco cartuchos, pero… ¿para qué? ¿Un animal que movía los árboles? Parece muy difícil, ¿no? Taylor, sin apenas mirar, echó a correr, pero cuando parecía que tenía mucha distancia sobre esa cosa… ¡FRRRRRRRRRRRR! Puso un pie delante del otro y frenó. Frenó porque vio un gran agujero en el piso. Entonces se escondió tras un árbol grande y hueco. Fue ahí cuando empezó a escuchar un ruido cada vez más cercano de pasos que retumbaban en el piso. Finalmente… Lo vio. Era un enorme troll con taparrabo, un palo con pinchos en la mano izquierda y en la otra un animal muerto. Taylor respiraba cada vez más rápido y deseaba que todo eso no fuera nada más que una pesadilla. Por un momento el Troll se detuvo. Olió algo. El Troll sabía que algo andaba mal pero, sin embargo, siguió caminando. Fue hacia el agujero y se hundió en la oscuridad. Taylor con miedo aún, se asomó y no vio nada. No había ni un rastro de vida. Taylor salió del bosque a toda velocidad. Fue hacia su pueblo y al llegar empezó a gritar: ¡Un troll! ¡Un troll! ¡Entre los árboles caminando vi un Troll! Medía como cinco personas adultas y llevaba un palo con pinchos para matar animales. ¿¡Creo!? Una carcajada final fue la respuesta de las personas que hacían sus compras o caminaban en ese momento por allí. Taylor, indignado por esta situación y no seguro de lo que había visto, se fue del pueblo y nunca más regresó. Nadie de los que lo habían escuchado supieron si aquello había sido verdad. Es por esto que el bosque oscuro seguirá siendo por siempre un misterio. Mateo González Ortiz, 11 años, Montevideo 38 El presagio La playa era paradisíaca, solo se escuchaban las olas del mar. En el cielo no se veía ninguna nube. El sol estaba radiante y hacía mucho calor. Ramiro leía un libro que él mismo había escrito, cuando de pronto un cangrejo se le acercó y le preguntó: -Ramiro, ¿sos vos?. -¿A quién le están hablando?, dijo Ramiro haciéndose el distraído. -A usted señor, capaz que me equivoco, pero se parece mucho al detective más famoso del arroyo, Ramiro, ya que usa la misma remera que él (con una R en el centro) y porque su sombrilla dice: “EL MEJOR DETECTIVE DE TODOS“, le explicó el cangrejo. -La R es de Roberto y... -¡Ramiro!, uf, traje el libro que escribiste, para corregir las faltas de ortografía – dijo Tania, su novia. -¿No te llamabas Roberto? – preguntó el cangrejo. -Síii...- Ramiro ya no sabía que decir. -Mi novio no se llama Roberto, aunque no le quedaría mal ese nombre, Roberto Ramiro Lagarto- su novia no se imaginaba lo que estaba ocurriendo. Cuando escucharon la palabra “Ramiro” todos los que se encontraban en la playa corrieron en forma de avalancha para pedirle autógrafos. Y desde ese entonces, ya no hubo nadie que no lo reconociera, ya que era el único lagarto del arroyo que usaba gafas y una remera con una R en el centro. Mientras tanto, los secuaces del Doctor Terco (su archienemigo), no le perdían pisada a Ramiro, y en una conversación que mantuvo con su novia escucharon que ellos se querían ir de vacaciones a un lugar donde nadie los molestara. Entonces, al malvado Doctor Terco se le ocurrió crear una agencia de viajes fantasma, cerca de donde ellos vivían. Y, tal cual lo planeado, un día Tania entró a la agencia a consultar qué lugares turísticos tranquilos tenían disponibles, cuando les dijeron que uno de ellos era una isla desierta, especial para los enamorados. No dudó en comprar los pasajes. Tania no se había percatado que la rana que le vendió el tour era uno de los secuaces de Terco. Cuando llegaron, fueron abandonados en la playa, desconcertados, vieron a su alrededor , y no divisaron a nadie, hasta que comenzaron a escuchar un ruido lejano que los paralizó. De pronto, el sonido comenzó a ser más intenso, hasta dejarlos aturdidos, Ramiro , Ramiroo, Ramirooo, Ramiroooo... ¡Era Tania!, Ramiro despertó dándose cuenta que se había quedado dormido en la playa, y que su novia lo estaba llamando contándole alborotada que había comprado un tour a una isla paradisíaca, donde nadie los molestaría. Ramiro le dijo: -No me parece una buena idea, prefiero no tener unas vacaciones taaan tranquilas. ¡Me gusta más este lugar!. Julieta Sambucetti, 10 años, Montevideo 39 El gran viaje de la hormiga Josefina Había una vez, una pequeña hormiguita llamada Josefina. Ella era muy trabajadora, todos los días se levantaba tempranito para recolectar semillas y llevarlas al hormiguero. Pero ella ya estaba cansada de tener que hacer lo mismo todos los días y quería divertirse con sus amigos. Entonces decidió hablar con la Reina de las hormigas. -Señora Reina, ¿se encuentra ahí? -Sí, ¿qué sucede? -Bueno, es que todos los días me levanto temprano para recolectar semillas, pero ya estoy un poco cansada de hacer eso todos los días y quiero divertirme con mis amigos. -Pues en ese caso, en pocos días ya llegarán las vacaciones de verano y ¡ahí podrás divertirte con tus amigos! Pero mientras tanto, tendrás que seguir trabajando. -Está bien. ¡Muchas gracias, mi Reina! Josefina se puso muy contenta al haber oído lo que dijo la Reina, entonces se puso a trabajar. Poco tiempo después, ¡ya eran vacaciones de verano! Josefina llamó a todos sus amigos: Timoteo, Sofía y Victoria. Cuando ya estaban todos juntos, comenzaron a plantear ideas para ver a dónde podían ir. -¿Por qué no vamos al campo de mis padres? ¡Podremos divertirnos mucho! -No, Timoteo. ¿Por qué no vamos de campamento?, eso sería más divertido. -No, Sofi, ¿Por qué no vamos a una isla? ¡Va a ser como una aventura! -Si, ¡buena idea, José! Cuando ya todos estaban de acuerdo, se fueron a sus casas y prepararon todo. Josefina le pidió el barco a sus abuelos y ellos con gusto se lo dieron. A la mañana siguiente, cuando todos ya habían subido al barco, Victoria dijo: -Chicos, lo lamento pero no puedo ir con ustedes, porque me siento muy mal. ¡Adiós! Victoria salió corriendo y nadie entendía porqué, pero no se podían echar para atrás. Josefina encendió el motor y emprendieron el viaje. Se hacía de noche y josefina estaba muy cansada, pero tenía que seguir conduciendo. De repente, un enorme remolino se desata en el mar ¡y josefina no podía girar el barco! -¡Chicos, vamos hacia un remolino! Fue muy tarde cuando lo dijo, porque el barco se hundió hasta el fondo del mar. Tuvieron mucha suerte de haber encontrado un pedazo de madera para subirse arriba. Todos estaban muy cansados, entonces quedaron completamente dormidos. A la mañana siguiente llegaron a una misteriosa isla, que no estaba en sus mapas. -¡Chicos, no van a adivinar qué encontré! Gritó Timoteo. -¿Qué encontraste? -¡Encontré muchas semillas que podemos comer! Síganme. 40 Carolina Berton, 11 años, Colonia Las hormiguitas, Josefina y Sofía, siguieron a Timoteo hasta que encontraron muchas semillas para comer, ¡e incluso habían muchas ramitas, con las cuales podían hacer una balsa! -¡Miren chicos. Hay muchas ramitas, podemos hacer un bote y unos remos para irnos! Dijo Josefina entusiasmada. Pasaron unas cuantas horas y por fin pudieron terminar su bote. Lo llevaron a la orilla de la isla y comenzaron a empujarlo hacia el mar hasta que finalmente se subieron y comenzaron a remar. Les tomó mucho, pero mucho tiempo llegar hasta el hormiguero y cuando llegaron corrieron a buscar a Victoria. -¡Oye Victoria! ¿Por qué te fuiste corriendo de esa manera? -Es que tenía mucho miedo de que nos sucediera algo en el camino, y por eso decidí quedarme con mis padres, lo siento chicos. -Tranquila, no hay problema. Nosotros tuvimos unos pequeños problemas y nuestras vacaciones no resultaron ser como queríamos ¡pero ahora sabemos cómo construir un bote! Después de eso, Josefina volvió a su rutina diaria de recolectar semillas. -¿Y?, ¿cómo te fue en las vacaciones Josefina? Preguntó la Reina. -Bueno, no fueron como yo esperaba, pero vivimos
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