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1 Experiencias y relatos de la pandemia de Covid-19 A casi tres meses del confinamiento Estudiantes del grupo 0003 Iniciación a la Investigación Histórica II Semestre 2020-2 Facultad de Filosofía y Letras UNAM Junio de 2020 2 Prólogo Los presentes escritos fueron elaborados por estudiantes del curso de Iniciación a la Investigación Histórica II semestre 2020-2, de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. A casi tres meses del confinamiento debido a la pandemia de COVID-19, consideramos necesario plasmar las experiencias de aislamiento, las cuales están teñidas de impaciencia, extrañeza, alegría, tristeza, aburrimiento y una larga lista de emociones generadas por este fenómeno de carácter global. A menudo observamos en redes y televisión las dimensiones globales que ha alcanzado la pandemia, los aciertos y desaciertos en la contención del virus, las esperanzas y desilusiones con una cura y tratamiento. Sin embargo, nos olvidamos de preguntarnos por el cómo la están pasando las personas que nos rodean y dejamos la tarea de la escritura de la memoria histórica a las empresas de mass media y a las instancias de poder. El ejercicio partió de una premisa: pensar en el historiador del futuro que quiere hacer una investigación sobre la presente pandemia. Si este documento llegara a ese investigador ¿qué debería saber sobre las experiencias de un grupo de estudiantes de historia de la UNAM? Con esa premisa cada quien elaboró un breve texto. Una vez escritos y compilados, dedicamos una sesión a conversar sobre la sorpresa que a muchos nos generó saber cómo estaban viviendo y procesando esta experiencia miembros del grupo. Fue una estrategia para tender puentes y conectar soledades. Después de leernos entre nosotros, el grupo propuso que esta compilación saliera de los límites del aula virtual y llegara a profesores y más estudiantes. Andrés Ríos Molina Alejandro Salazar Bermúdez 3 Contenido Prólogo ................................................................................................................................... 2 Entre cubrebocas y distanciamiento social, vivir la contingencia sanitaria del COVID-19. José Antonio Aguilar Osornio ................................................................................................ 4 Incertidumbre, miedo, muertes y Netflix. Mi experiencia COVID-19 2020. Juan Pablo Barba Escobedo ...................................................................................................................... 7 Una pandemia nos obligó a presenciar la decadencia humana. José Raúl González Rendón .............................................................................................................................................. 10 Mi experiencia en el 2020. Vanessa Camila Gracia Rodríguez .......................................... 13 Mi vida en los tiempos de Covid 19. Ricardo Roman Hernández Vargas. .......................... 15 Entre un camino de adversidades e incertidumbres sin rumbo: mi vida en 6 meses transcurridos del 2020. Carla Jimena Huerta Morones ....................................................... 18 ¿Una nueva cotidianeidad? Litzy Mariana Iñigo Sebastian ................................................. 21 “Reflexiones en cuatro paredes”. Ernesto Iván Lizárraga Ibarra ........................................ 25 Covid-19, experiencia y opinión sobre una pandemia, ¿Verdad o mentira? Cristian López Contreras .............................................................................................................................. 28 Experiencia en esta cuarentena. Andrés Fernando López Ramírez ...................................... 30 Mi experiencia con la crisis pandémica del país y el aislamiento. Abraham Tonatiuh Medina Reyes ..................................................................................................................................... 32 Reflexión sobre la pandemia de covid. Diana Elizabeth Ordoñez Ortega .......................... 36 El letargo y el entendimiento del universo sin medir el tiempo. Vianca Selene Ramírez Vera .............................................................................................................................................. 39 Sobreviviendo al 2020. Jessika Marisol Ortiz Villa ............................................................. 41 2020: Crisis de salud mundial y psicológica individual. José Ezequiel Robles Luna .......... 43 4 Entre cubrebocas y distanciamiento social, vivir la contingencia sanitaria del COVID-19 José Antonio Aguilar Osornio Existe una creencia popular arraigada por la población mexicana respecto a denominar a los centros hospitalarios, y quienes laboran ahí, bajo el nombre de matasanos; que se les denomine así surge como desconfianza del funcionamiento de los hospitales ya que ni los mejores médicos especialistas tienen la sabiduría o eficacia para tratar una enfermedad y prefieren asesinar, o dejar morir, a los pacientes. ¿Descabellado? Totalmente, sin embargo, en medio de esta pandemia mundial por un virus que tuvo originalmente su surgimiento en China, los mexicanos hicieron crecer su desconfianza de la capacidad formativa de sus médicos han tomado proporciones titánicas, es más, se presentó en Jalisco la detención de un sujeto que aseguraba tener la cura de padecimiento,1 y claro, también por añadidura otras enfermedades que aquejan a la mayoría de los mexicanos. Lo que venden se denomina productos milagro, o coloquialmente, curatodo. La génesis de estos remedios mágicos puede entenderse por la desesperación, prontitud y confianza en aquello que a voces corre tras el discurso oficial de las autoridades sanitarias. A este concepto que está lejos de ser verídico podemos añadir que sí bien el estado mexicano no cuenta el mejor sistema de salud, al menos podemos considerar que tiene una estructura definida, espacios ya preexistentes, el único inconveniente evidente de fractura es un sindicato abiertamente corrupto,2 es decir, una construcción sólida habitada de modo irregular fallando frecuentemente por responsabilidad de sus propios ocupantes y no del arquitecto. En este aspecto me pude percatar de que al menos por donde vivo3 el centro de salud a los pocos días de presentarse la fase 3 cambio su manera de atención, posponiendo las citas hasta nuevo aviso, aumentando la presencia de unidades móviles médicas que imagino han sido utilizadas como consultorios anexos dentro del estacionamiento de este, así mismo el policía de la entrada fue dotado de gel antibacterial y cubrebocas para el primer contacto humano de los pacientes. Este el panorama que conozco de la asistencia sanitaria para personas que no cuentan con otros servicios médicos. Cuando hablamos de instancias que atienden a los derechohabientes con empleos formales o del Estado debe hablarse de las condiciones del IMSS y el ISSTE, respectivamente. Del segundo no poseo más datos u observaciones más que las 1 Notimex, Detienen a un hombre que aseguraba curar el COVID-19 en Jalisco, Animal Político, 23 de marzo de 2020, consultado el 3 de junio de 2020 de https://www.animalpolitico.com/2020/03/jalisco-detenido- hombre-cura-covid-19/ 2 David Saúl Vela, Sindicalizados del IMSS exigen cuentas de 800 mdp que recibió el SNTSS para equipo y uniforme, El Financiero, 3 de junio de 2020, consultado el 3 de junio de 2020 de https://www.elfinanciero.com.mx/nacional/sindicalizados-del-imss-exigen-cuentas-de-800-mdp-que-recibio- el-sntss-para-equipo-y-uniforme 3 En la Alcaldía Gustavo A. Madero, en el norte de la Ciudad de México, en las fronteras con el Estado de México. https://www.animalpolitico.com/2020/03/jalisco-detenido-hombre-cura-covid-19/https://www.animalpolitico.com/2020/03/jalisco-detenido-hombre-cura-covid-19/ https://www.elfinanciero.com.mx/nacional/sindicalizados-del-imss-exigen-cuentas-de-800-mdp-que-recibio-el-sntss-para-equipo-y-uniforme https://www.elfinanciero.com.mx/nacional/sindicalizados-del-imss-exigen-cuentas-de-800-mdp-que-recibio-el-sntss-para-equipo-y-uniforme 5 proporcionadas por los medios periodísticos, pero en el IMSS sí que puedo reconocer algunas acciones desempeñadas. Me presenté el lunes 27 de abril de 2020 a una consulta médica que previamente había solicitado por un padecimiento personal no relacionado con los síntomas del COVID, para abordar el transporte público de la Red de Transporte de Pasajeros de la Ciudad de México es obligatorio portar cubrebocas, al estar dentro hay una botella dispensadora de gel, el operador no otorga boleto para evitar contacto físico y el conteo de boletos-pasajeros es en una bolsa de plástico a vista de los usuarios. Cabe aclarar que con el paso de los días se fue extendiendo la obligatoriedad para los servidores públicos de utilizar equipo de protección así que el paisaje del gel en todos los sitios en que se entraba, ver los rostros embozados y líneas limitantes en el suelo eran frecuentes, pero relativamente utilizadas por la población civil; por ello no es sorpresa que también el conductor del camión utilizará cubrebocas. Debido a la reducción de las personas en las calles los tiempos se vieron reducidos drásticamente, en el caso de llegar a una clínica médica de primer nivel reduje cerca de veinte minutos de lo habitual. El acceso estaba a la clínica de atención de primer nivel en el IMSS únicamente al paciente que debía entrar quince minutos previo a la consulta. Al ingresar tres sujetos hacían la labor de revisión de la fecha y hora de consulta en la Cartilla Nacional de Salud, otro rociaba las manos con agua con alcohol y otro más orientaba a las recomendaciones preestablecidas. Por mi afiliación estudiantil a la Universidad tengo atención médica que renové, entonces me fue reasignado mi consultorio, pero fue sorpresivo cuando al buscar el número tres en la planta baja, veo los primeros tres consultorios enmarcados por cintas de precaución, una persona ataviada con equipo médico sugerente, y letreros que prohibían el paso. Así que quedé con la duda de sí yo sería atendido o debía recorrer mi cita, por suerte también había unas flechas de seguían una ruta alterna a unos consultorios habilitados para la ocasión. El espacio descrito anteriormente era un área COVID improvisada para urgencia leves de pacientes que acudieran a consultas y fuera detectados por su médico familiar. Más recientemente se llevó a cabo de la desinfección, llamada por los especialistas como sanitización, de las calles de mi colonia y del mercado4 de suelo frecuentar. Aproximadamente hace tres semanas también fueron colocados en espacios carteles con la leyenda: “¡Cuidado! Está usted entrando en una zona de alto contagio. Guarde su distancia y use cubrebocas.”5 Las acciones estatales han sido variadas, constantes y focalizadas, el actuar de la poblacional es más complejo, quizá porque no tienen una presión de responsabilidad 4 Alcaldía Gustavo A. Madero, “Nuestros compañeros acudieron a sanitizar el mercado de Cuautepec a fin de proteger a consumidores y oferentes para evitar la propagación de #Covid19”, miércoles 3 de junio de 2020, [actualización de estado en Facebook] recuperado de https://www.facebook.com/TuAlcaldiaGAM/videos/732655680895490/, [3 de junio de 2020]. 5 Alcaldía Gustavo A. Madero, “ Tómalo en serio. En #TuAlcaldíaGAM se instaló la señalización en puntos de alto contagio. No salgas de casa si no es necesario, haz uso del cubrebocas , acata las medidas de higiene y mantén una #SanaDistancia. #UnidosSaldremosAdelante #QuédateEnCasa”, 5 de mayo de 2020, [actualización de estado en Facebook] recuperado de https://www.facebook.com/TuAlcaldiaGAM/posts/520798045464933 https://www.facebook.com/TuAlcaldiaGAM/videos/732655680895490/ https://www.facebook.com/TuAlcaldiaGAM/posts/520798045464933 6 como lo vimos al inicio con los productos milagro o actitudes de rechazo a la atención salvo cuando es grave. Concluyo pensando en que cuando vas por las calles y ves ejércitos de trabajadores en labores esenciales para la sociedad con su equipo de seguridad, volteas la mirada y ves una familia sin el menor cuidado ir por andando como sí nada fuera auténtico puede imaginarse escenarios peores, ¿cómo será a ojos de la población mexicana la violencia?, ¿se preocuparán de la formación de sus hijos cuando aún habiendo Ley seca consumen alcohol?, o bien, ¿no es acaso esta pandemia la prueba de civilidad, de ciudadanía y hasta cierto punto de humanidad? Las cifras parecen decir que depende la vida de estos sujetos únicamente de ellos, en este examen de vital importancia fugarán por último, y los más de cien mil contagios son prueba de reprobación popular elevada. 7 Incertidumbre, miedo, muertes y Netflix. Mi experiencia COVID-19 2020 Juan Pablo Barba Escobedo Me parece que fue a finales de enero del 2020 cuando por primera vez escuché algo acerca de una palabra que nunca antes había escuchado: “coronavirus”. Ni siquiera me es posible recordar exactamente cómo conocí esa palabra extraña, tal vez fue en redes sociales o tal vez la escuché de alguien que conozco, en fin, no era algo que mereciera mi atención. Posteriormente, esa palabra la escuchaba cada vez más y en más lugares y por fin supe qué significaba: una rara enfermedad que se estaba presentando en China, sin embargo, no parecía nada muy impresionante pero las señales de alerta ahí estaban… “El gobierno chino construirá un hospital en 10 días para atender pacientes de Coronavirus”, eso era un encabezado recurrente que se podía encontrar en algunos medios de comunicación, en las noticias de la televisión o algún artículo de dudosa procedencia en Facebook. Mientras más se hacía conocida, más personas comenzaban a enterarse y la gente comenzaría a platicar de esta rara enfermedad y, por supuesto, los memes que caracterizan estos tiempos no se harían esperar, sin embargo, al ser algo que pasaba del otro lado del mundo se tomó con mucho humor. Con el tiempo nos iríamos enterando de que el virus había comenzado a salir de las fronteras de Wuhan, para comenzar a expandirse por China, lo cual, solo sería cuestión de tiempo para que cada vez avanzara más y en efecto, los primeros casos comenzaron a aparecer en otras partes del mundo. Cuando el llamado “Coronavirus” ya tenía en él los ojos de gran parte del mundo, comenzó a hacerse viral una serie de videos de doctores y enfermeras provenientes de China, en los cuales se ventiló una situación aterradora en la que los hospitales estaban saturados y los médicos morían, asimismo, también se hicieron públicos videos en los que personas caminando por las calles se desplomaban sin más, personas notoriamente infectadas tosiendo y estornudando intencionalmente en objetos de uso público como botones de elevadores o en picaportes de las puertas para agravar el contagio, entre otras cosas. Evidentemente, esto daría mucho de qué hablar y comenzaría con la difusión del pánico. Con el paso de los días nos enteraríamos de que algunas ciudades del mundo estarían en cuarentena; en algunos casos la cuarentena era de cierta manera “voluntaria”, sin embargo, otras ciudades pondrían a sus fuerzas armadas en las calles para evitar que las personas salieran de sus hogares, principalmente en las ciudades más afectadas hasta ese momento. Llegó el día en el que se supiera que el primer contagiado había aparecido en México el 27 de marzo. Esta persona se contagió en un viaje a Italia, trayéndolo hasta aquí y eso sería 8 el principio de todo. Creo que lo primero que sucedió posterior a esta noticia fueron lascompras de pánico en los supermercados; de una semana para otra comenzó la escasez de productos como enlatados, sopas instantáneas, papel higiénico y artículos sanitarios como papel higiénico, gel antibacterial y cubrebocas. Cada día se iban registrando más casos, primero uno, unos cuantos días después serían dos, luego cinco… Los casos aumentaban y la respuesta del presidente Andrés Manuel López dejó mucho que desear. Primero se negaba a creer que la pandemia mundial declarada por la OMS el 11 de marzo, e incluso incitaba a las personas para no guardar la cuarentena y a llevar sus vidas con normalidad y diciendo que él estaba protegido por su religión católica. No fue sino hasta el 23 de marzo que la cuarentena sería declarada por la Secretaría de Salud. Esta cuarentena consistiría en la cancelación de todas las clases de todos los niveles académicos, la entrada condicionada a una sola persona en los supermercados, el uso de cubrebocas en las calles, etc. Sería en este periodo donde el Dr. Gatell comenzaría con las ruedas de prensa diarias y de un día para otro alcanzaría una gran popularidad y es a partir de este punto cuando se haría conocido el nombre técnico de COVID-19. Si bien, el pánico ya estaba fundado en las personas, ahora sin poder salir, se agregaría una incertidumbre increíble y una gran desesperación al sentir de las personas. Las primeras dos semanas de cuarentena fueron tomadas en cierta medida, a la ligera, aun se llevaban a cabo reuniones sociales y muchas personas salían a las calles sin protección; algunas por necesidad de ir a trabajar y otras simplemente por comodidad. Los días pasaban y los contagios aumentaban y pasarían de unos cuantos a decenas y, eventualmente a las centenas. Fue para este momento que muchos negocios comenzaron a quebrar, ya que las condiciones de la cuarentena les impedían generar ingresos, en otro casos, algunas empresas redujeron el sueldo de sus empleados y otras, al no estar preparadas para esta situación tuvieron que dar de baja a sus empleados, provocando una oleada de desempleo. Cuando las personas hubieron entendido la gravedad de la situación, se empezaron a buscar alternativas que permitieran reanudar algunas actividades sin que se corriera peligro de exponerse, como lo son las clases en línea de primarias y universidades, los encargos de comida por aplicación se hicieron lo más común y plataformas digitales de series y películas se hicieron parte de las actividades cotidianas. El sentir general constaba de una desesperación por regresar a la normalidad a la que estábamos acostumbrados y de un miedo enorme a contraer el contagio, ya que los casos ya abarcaban miles. El papel de las redes sociales fue y sigue siendo de vital importancia, ya que, además de mantener la comunicación con familia o amistades, las redes fueron el principal difusor de noticias, lo cual hizo masiva la difusión de noticias falsas que acrecentaban el pánico, así como fungiendo, en cierta forma, como un medio para expresar 9 el sentir de la gente, a veces con humor (memes, videos cómicos, canciones) y otras veces en un tono más serio. Las fases de la pandemia en México fueron cambiando conforme aumentaban los casos, llegando así a la tercera y última fase que consiste en un contagio terriblemente general. Para este momento, se pensaba que el punto más alto en la estadística de contagios se alcanzaría en los primeros días de mayo, sin embargo, desde esos días, hasta el momento los contagios no paran de aumentar. Ahora se habla de una “nueva normalidad”, lo cual consiste en que las actividades se comenzarán a retomar paulatinamente, pero tomando todas las precauciones habidas, haciendo obligatorio el uso de al menos cubrebocas. Oficialmente la Jornada de sana distancia (nombre oficial de la cuarentena en México) concluyó el 1 de junio, insertándose esta “nueva normalidad” en nuestras formas de vida. El día de hoy (los primeros días de junio del 2020) la situación sigue siendo incierta, y perdura el miedo a contraer esta rara enfermedad que, hasta el día de hoy, no tiene cura, tratamiento o vacuna y, además, se habla de que probablemente exista un segundo brote pronosticado para el mes de octubre, aunque los casos no han dejado de aumentar exponencialmente. Algunos países lograron contener sus contagios casi totalmente, siendo el caso de China, por ejemplo. Sin embargo, el hecho de retomar nuestras vidas de esta manera causa un miedo generalizado. Sólo queda esperar que no se estén tomando las medidas precipitadamente. Cabe mencionar que lo dicho en este texto se limita a mi percepción y mi experiencia personal, por lo que las situaciones aquí descritas no abarcan a la población en general sino únicamente a un círculo socio-cultural cercano al mío. En cuanto a las sensaciones que me provocan las experiencias previamente narradas, me permito señalar que me siento desesperado, no por el hecho de no poder salir, sino por no saber cuándo recuperaré mi antiguo modo de vida al que estaba tan acostumbrado, que consistía en permanecer lo menos posible en casa. Debo reconocer que me siento afortunado de que esta coyuntura se haya presentado en estos tiempos, en los que el entretenimiento está en el celular que uno carga en el bolsillo, y que sin duda plataformas como Netflix o YouTube se han convertido en mis compañeras más cercanas. Temo por el bienestar de mi familia y amistades, aunque sé que la mayoría de ellos están tomando las debidas precauciones. Es imposible no sentir nostalgia por la vida que llevaba antes, extraño los días en que podía abrazar a mis seres queridos y de vez en cuando compartir una cerveza grande o un cigarrillo de hierba y sentarme a platicar sobre cualquier asunto que no se destaque por su relevancia. 10 Una pandemia nos obligó a presenciar la decadencia humana José Raúl González Rendón Quien escribe estas líneas lleva 6 meses sin acudir a la universidad, y, aproximadamente más de 2 meses sin poder salir de su localidad. En México, la irrupción avasalladora de un virus, imposibilitó seguir viviendo como estábamos acostumbrados. Poco antes de la llegada del virus al país, la vida académica de la institución estaba detenida. Un grupo de compañeras decidió tomar las instalaciones de la facultad, como respuesta a la violencia de las que han sido objeto las mujeres, y que en los años recientes se incrementó de forma notoria. Asesinatos, violaciones, desapariciones, acoso callejero y ofensas físicas, fueron algunas de las tantas vejaciones por las que tuvieron que pasar muchas mujeres. Frente a dicho escenario, las universitarias emprendieron una batalla por visibilizar la problemática con la ocupación permanente de cada rincón de la Facultad de Filosofía y Letras. La violencia contra la mujer no paró ni disminuyó. El impresionante avance de la pandemia por covid-19, volvió difícil su lucha. Meses más tarde de la toma, las mujeres organizadas tuvieron que desalojar las aulas de la Máxima Casa de Estudios. Una de las medidas más importantes de prevención fue el confinamiento social. La administración del presidente Andrés Manuel López Obrador, decidió implementar la “Jornada Nacional de Sana Distancia”, exhortando a toda la población a permanecer en casa para minimizar los contagios. Desafortunadamente el panorama social de la nación, complicó esta recomendación de salud pública. Solamente en nuestro país, en 2019, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política Social (Coneval), calculó 52 millones de personas en situación de pobreza, aunque otros expertos aseguraron que se trataban de 90 millones de personas. A pesar de los esfuerzos gubernamentales por contener y minimizar el impacto de la pandemia, sus implicaciones son devastadoras. La economía nacional e internacional tambalea, cientos de miles de mexicanos se encuentran desempleados, como sino fuera suficiente la tremenda crisis económica a la que se encontraba sometido el país antes de la pandemia, la crisis sanitaria agravó más la situación. Ubicado 9 kilómetros al norte de la ciudad de México, Ecatepec de Morelos es uno de los municipios más afectados por el coronavirus, al momento de escribir estas líneas, el gobierno federal, contabiliza 2055 casos confirmados en el municipio. Se encuentra entre las entidades con mayor rezago económico a nivel nacional, no está exento del analfabetismo, padece altos niveles de inseguridad y diversas colonias sufren escasez de agua. Aquí en Ecatepec, la pandemia se vive completamente diferente a la capital. Pese a formar parte de la Zona Metropolitana del Valle de México, el confinamiento social no existe. 11 No es una opción para mujeres y hombres que diariamente tienen que salir a buscar algo que les deje recursos para comer. Viven al día. Vendedores ambulantes, taxistas, albañiles, obreros, limpiaparabrisas, basureros y pepenadores, son algunos de los empleos con los que se ganan la vida los habitantes de aquí. Me atrevo a asegurar que nada se paralizó. Porque contrariamente a la crisis que se desató en la ciudad, los negocios en mi colonia no dejaron de funcionar. Aunque los medios de comunicación se dedican a desbordar día y noche un manantial de información sobre el virus, sus efectos en la salud, y la gravedad de la pandemia, para la gente eso no es una limitante. Pienso que, en estos casos, al igual que la falta de información, el exceso, acarrea problemas, los más graves son las noticias falsas, los rumores y las teorías de la conspiración. Casi todos dudan de la existencia del covid-19, prefieren atribuir lo que está pasando al resultado de un complot mundial para exterminar a la sociedad. Otros, explican la crisis en términos religiosos, y aseguran que se trata del fin de la humanidad. De cualquier modo, es más fácil encomendarse a una divinidad y sujetarse a los designios de una religión. Es el soporte perfecto en medio de la incertidumbre. El más afectado con este tipo de creencias, ha sido el personal de salud. Médicos y enfermeras son agredidos por la gente que asegura que en los hospitales la gente es asesinada. De hecho, radico a media hora del hospital público “Las Américas”, donde familiares de pacientes contagiados, ingresaron por la fuerza, atacaron al personal, y se atrevieron a destapar las bolsas de los cadáveres muertos por el virus. Mientras lloraba, una mujer grabó el suceso, al mismo tiempo, señaló a los médicos como los responsables de inyectar veneno a los pacientes. El encono y la división van en aumento. Buscando un culpable para lo que esta pasando, el gobierno se convirtió en objetivo de ataques y críticas; se piensa que gran parte de los problemas son consecuencia de las malas decisiones tomadas por la federación. La falta de previsión, así como un deficiente servicio de salud, sumado a la corrupción que corroe la administración pública, son los principales argumentos para justificar las diatribas. También es preciso subrayar que, buena parte de la información presentada, se manipula en función de intereses políticos. La pandemia es una crisis politizada. Gracias a las circunstancias, he pasado todas estas semanas de encierro en compañía de mi familia, intentando mantenernos lo más sano posible. También debo reconocer el privilegio de tener unos cuantos recursos, tanto materiales como económicos, para sobrellevar el estrés de permanecer en casa, así como el poder retomar mis actividades escolares en línea. Al poco tiempo de que fueron liberadas las instalaciones de la facultad, se decidió dar clases de forma virtual. El miedo y la zozobra recorren de norte a sur nuestra república. Se crea o no en el coronavirus, gran parte de la sociedad se encuentra permanentemente en vilo. Sin duda, las redes sociales son el termómetro más certero para apreciar muchos de los pensamientos. Rara 12 ocasión los grandes diarios o publicaciones, les ceden la palabra a sus consumidores para plasmar su sentir. Aun así, la creatividad fluye cuando se trata de expresar algunas de las emociones que mantienen continuidad. Habito en el 2020, seguramente cuatro décadas atrás, muchos pensaron que los avances tecnológicos permearían todas las civilizaciones, y alterarían el rumbo de su vida. Probablemente, también se creyó que los automóviles serían voladores y que los robots formarían parte de la cotidianidad. Pero nada de eso ocurrió. Si bien hay un notable desarrollo tecnológico a lo largo del obre, nos siguen devastando las guerras, el hambre, la falta de agua, el calentamiento global y la criminalidad. Todo parece indicar que el ser humano se desarrolla, pero no progresa. Es sorprendente contemplar que un enemigo milimétrico nos puso en jaque. Así es, un virus, ente invisible del universo celular, nos exigió mirar con detenimiento las fallas y contradicciones de la humanidad. Profundas y severas, arraigadas en las entrañas de nuestra propia existencia. 13 Mi experiencia en el 2020 Vanessa Camila Gracia Rodríguez Soy Vanessa Camila Gracia Rodríguez, soy mexicana, actualmente tengo 18 años y estudio el segundo semestre de la carrera de historia en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México. En octubre de 2019, empezó un paro de actividades en mi facultad dirigido por un grupo de mujeres, con el fin de hacer presión para que se resolvieran asuntos relacionados con la violencia de género que se ejerce en mi facultad. Pasaron los meses y celebraciones importantes del año: Navidad y año nuevo, pero la situación en mi facultad seguía sin resolverse. Llegó el 2020 y debo decir que ya pintaba a ser un año diferente, puesto que el paro seguía y aún no se veía cerca su fin, lo que significaba que yo iba a seguir sin estudiar por un largo rato, ésto me hacía sentir un poco melancólica porque empezaba a extrañar a mis amigos, mis clases, la facultad en general, pero a la vez me sentía feliz de que por fin se estuviera haciendo algo con la situación de la facultad y también orgullosa de que las mujeres estuvieran alzando la voz. Un día estaba viendo las noticias en la televisión y estaban hablando de un nuevo virus que estaba atacando a China, el COVID-19 o coronavirus; pasaban las imágenes en el noticiero, donde a todas las personas les estaban revisando la temperatura y todos traían cubrebocas, puesto que el coronavirus se transmite a través de la gotas de saliva que expulsamos al momento de hablar, toser y estornudar. Al ver esas imágenes me sorprendí, pero pues como yo vivo en México, veía al coronavirus como algo muy lejano. Pasaron los meses, mis días seguían libres porque aún no se resolvía nada en la facultad, me encontraba diario en casa con mi familia, viendo las noticias sobre el coronavirus que seguían en el periódico, en la televisión y en las redes sociales, los medios de comunicación estaban repletos de información sobre el coronavirus, había de todo, en el periódico noticias sobre lo mortal del virus, en la televisión videos sobre la situación en otros países y gráficas de la cantidad de muertes a diario, en las redes sociales a veces encontraba noticias de utilidad y algunas veces sólo chistes, burlas o memes sobre el virus, lo que era cierto y cada vez más evidente es que el virus se extendía con rapidez en más países y cada vez había más y más contagiados. Llegó el mes de marzo y con él, el coronavirus, pero marzo también fue destacable por ser el mes de la mujer, así que varios acontecimientos se juntaron en tan sólo 30 días, el primero es que ya se habían esparcido los rumores de que ya había varios contagiados de Covid en la Ciudad de México y el segundo acontecimiento es que ya se estaban alistando miles de mujeres para salir a marchar el 8 de marzo. Mientrastodo esto pasaba, las mujeres que tenían tomada la facultad, seguían resistiendo, hasta que llegó el mes de abril. Las facultades de la UNAM y todas las escuelas 14 empezaron a suspender las clases presenciales y como ya no era sostenible para las paristas seguir en la facultad, tuvieron que regresar la facultad a los administrativos. Ésto fue algo muy impactante para mí porque aparte de que estaba un poco confundida y asustada por lo del covid, también ya se estaba planeando el regreso a clases pero ahora en línea. Para mediados de abril, ya muchos nos encontrábamos encerrados, el gobierno ocultaba las verdaderas cifras de los contagiados y muertos por covid, también pusieron una fecha hipotética, supuestamente para levantar la cuarentena, pero la verdad yo nunca creí que el virus tuviera una fecha de vencimiento, las cifras seguían subiendo y el riesgo de contagio se ponía cada vez peor. En mayo mi rutina cambió completamente, estuve 6 meses sin clases, en ese largo lapso de tiempo, sentí que tenía todo el tiempo para mí y hasta sentí que mi salud mental estaba completamente estable, pero después comenzaron las clases en línea, empezaron de nuevo las tareas y el estrés por la escuela. Llevo un mes en clases virtuales, y debo decir que mantenerme siempre ocupada haciendo tarea y teniendo clases, aún no puede quitarme el aburrimiento y las muchas ganas que tengo de ver a mis seres queridos, y es esta incertidumbre de no saber cuándo volveremos a vernos y salir como antes, lo que a veces me hace sentirme desmotivada y triste; pensar que las personas cercanas a mí están en un riesgo constante cada que salen a la calle hace que a veces no tengo ganas de hacer nada, a veces no quiero levantarme tan temprano, quisiera poder ser más participativa en las clases en línea pero simplemente no puedo, me siento rara e inestable y ésto repercute en todo lo que hago. En este confinamiento también he tenido muchas crisis de carrera puesto que al ver todas las cosas que están pasando, pareciera que estudiar y muchas cosas, ya no tienen sentido; pero a la vez pienso que la carrera me ha dado una visión más amplia de la vida, ha ampliado mis perspectivas y ha cambiado mi vida en múltiples aspectos. 15 Mi vida en los tiempos de Covid 19. Una de tantas narraciones de los hechos ocurridos durante la pandemia de Covid 19, a 01 de junio de 2020. Ricardo Roman Hernández Vargas He aquí otro individuo, que viene a relatar su experiencia acerca de la pandemia de Covid 19 del año 2020. Mi propósito en este relato es narrar mi experiencia personal y de mis allegados mas cercanos conforme a lo que mis ojos vieron. No pretendo decir la verdad absoluta simplemente narrar le forma en como yo vi este momento tan difícil y duro para la humanidad. Ahora bien, comencemos, lo primero es que debo aclarar que yo como muchos de mis compañeros de la facultad de Filosofía y Letras parte de la Universidad Nacional Autónoma de México, venimos de ya un lapso aproximado de 4 meses de paro, eso es un tiempo anterior al inicio de la pandemia en México. Ya aclarada esa situación y parte del contexto inicial, he de decir que la pandemia no me agarro ni desprevenido ni en una zona de riesgo, debido a que ya se conocían se su existencia en el mundo desde finales de diciembre y principios de enero, mes en el que yo me entere ya que mi relación con las redes sociales y con los informes del gobernó hacen cada vez más evidente la situación y su gravedad. Cuando comenzó la pandemia en mi país me entere por las noticias que escuchaba ese día con mi madre en la tarde, en el noticiero de TV Azteca, era un día 29 de febrero me parece. Posteriormente puedo decir que los días posteriores al anuncio de la pandemia no note algún cambio en la sociedad por lo menos en la semana posterior al anuncio. Lo que si sabia era de que los caos que había en mi país eran casos de personas que habían viajado a Europa, Italia principalmente, por lo que les llamaban casos importados, lo que si llamaba la atención eran las noticias de China (Supuesto lugar de origen del brote) y de Europa, lugares donde la epidemia se encontraba haciendo los mayores estragos posibles, todo esto claro enterándome por las redes sociales, las noticas de Televisa, TV Azteca y del canal 11 del Politécnico. Finalmente recuerdo que entre el 9 y el 13 de marzo empezó a notar los primeros cambios en la escuela de mi sobrina ya que los niños llegaban con información de la enfermedad, también empezaban los mensajes de lavarse las manos del gobierno además que le enseñaron a lavarse las manos a mi sobrina, sin embargo, aun se pensaba en el festival de la primavera de su escuela, cuestión que se cancelaria. El que tiene salud, tiene esperanza; el que tiene esperanza, lo tiene todo. Proverbio Árabe. 16 Llegado el día 15 de marzo, comenzabas la famosa cuarentena, se comenzaban a dar las conferencias en la única televisora que las transmite el canal 11, además que entre esas semanas aparecería el personaje de Susana Distancia y así es como comenzaba. Mi sobrina fue la primera en dejar de ir a la escuela, su kínder inmediatamente cancelo las clases hasta nuevo aviso. Posteriormente supe de la notica del famoso concierto del Vive Latino, que a pesar de ya haber comenzado la cuarentena se llevó a cabo, justamente de ese concierto y de la frontera con EUA, conocería los primeros casos de transmisión local, es decir ya no eran casos aislados comenzaba el contagio a nivel nacional. Después se comenzó una etapa curiosa ya que los días pasan y eso no parecía tener fin, es mas es la etapa de las festividades no festejadas, como ejemplo, sería la semana santa, el día del niño o el día de las madres, ninguna de ellas festejada como acostumbrábamos. Otra situación que note fue un jueves que salía de la cerrada donde se encuentra mi casa y sorpresa para m no había tianguis (mercado sobre ruedas), yo soy muy aficionado a comprar baratijas en los tianguis y saber que no se encontraba una de mis formas de pasar el tiempo, me saco de mi zona de confort. Conforme se acercaba la semana santa mi familia comenzaba a “descansar”, ya que la pandemia comenzaba a aumentar en casos y acrecer exponencialmente, por esas fechas me enteraba de cierre de parques, mercados, empresas, negocios, etc. Una situación que me pareció curiosa durante esas fechas fue la desobediencia civil de los ciudadanos de la capital, ya que muchos de ellos habían seguido asistiendo a los dos grandes mercados de la cuidad la Viga y la central de abastos, con el objetivo de comprar sus productos para su comida de semana santa. En fin, comenzaba la parte más desagradable de la pandemia, por un lado, el momento de clímax de la enfermedad, por el otro las luchas políticas y de poder que sucedían en el mundo, en mi país y en mi universidad, que servirían como coyuntura para que yo regresara a clases, ya que a mediados de abril el paro había terminado, comenzaba el proceso de regreso a las aulas. Sin embargo, se sabría que no podrían ser presenciales así que se opto por clases virtuales que hasta la fecha de esta narración siguen en curso. Otra situación que se notaba en las calles aparte de la ausencia de personas en las calles y reuniones con fines lúdicos es que la sociedad se polarizaba, por un lado, los que creen en la existencia del virus y los que no lo hacen, situación que yo vi reflejada en los medios de comunicación, en la calle y en las redes sociales. He de decir que mi familia siempre se mantuvo al margen de la circunstancia, siguiendo las recomendaciones del gobierno y enterándonos de información confiable, al grado que 17 bromeábamos con que veíamos nuestro programa favorito, las conferencias de prensa que da el subsecretario de salud Hugo López Gatell. Ya nada mas a forma de conclusión, he de decir que a pesar deya haber terminado la cuarentena e intentan volver a lo que se le denomino como “nueva normalidad”, la situación de la pandemia no ha terminado, aun no se ha descubierto un medio de defensa contra el virus, me encuentro en medio de un mundo polarizado, de una sociedad entre ignorante, crédula y supersticiosa, en mi casa encerrado ya por 8 meses ininterrumpidamente y viendo los estragos políticos y económicos que me esperan y al resto de mi familia, he de aclarar que ninguno de mis familiares cercanos ha tenido una experiencia tan cercana con la enfermedad. Esta situación yo la veo como un momento de prueba y de resistencia, de repensar lo que hemos hecho como humanidad y lo que hemos dejado de hacer, finalmente como mi padre me dijo alguna vez nadie va a venir del espacio a resolver los problemas que nosotros tenemos que solucionar. De este momento hay mucho de que hablar y comentar, sim embargo esta es mi experiencia mas cercana a la pandemia, una situación de paz y tranquilidad, alejado de los problemas del resto del mundo y enfocado en mis estudios, por lo menos por ahora. 18 Entre un camino de adversidades e incertidumbres sin rumbo: mi vida en 6 meses transcurridos del 2020 Carla Jimena Huerta Morones Sin duda alguna este año ha sido uno de los más intensos y difíciles en la vida de cualquier persona. Más allá de aspectos políticos o económicos, la vida de mucha gente ha sido marcada por la pérdida de familiares, amigos y conocidos, por el contagio del virus COVID- 19 en la pandemia. Mi nombre es Carla Huerta, soy estudiante de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM y curso la carrera de Historia. Actualmente resido en la Ciudad de México, en la alcaldía Xochimilco. Escribir toda mi experiencia de este año de una manera breve me parece una tarea complicada de lograr, ya que hay demasiado por decir sobre la situación actual, sin embargo, trataré de resaltar los puntos más importantes y que han llegado a ser más relevantes para mi desarrollo. El primer mes de este año fue bastante agradable y bueno en mi vida personal, sin embargo, aún no lograba dimensionar lo que significaría la propagación del virus hasta México y lo que llevaría consigo esto. Enero se caracterizó por ser un mes en el que me propuse cambiar muchos hábitos de mi vida (modificar mi alimentación, ser más activa, mejorar mi condición física); en ese momento llevaba 2 meses de paro en la Facultad de Filosofía y Letras sin haber tomado ninguna clase. La toma, justificada en todo momento por motivos de violencia de género, sería una de las cosas que más marcaría mi vida académica como estudiante. A pesar de eso, jamás me desanimé, porque sabía que la lucha y protestas de las compañeras encargadas de la toma era justificada y tendría consecuencias que beneficiarían a todes. Era un día normal de enero, cuando recuerdo haberme despertado y revisar mis redes sociales como habitualmente lo hago; lo primero que pude percatar eran los cientos de memes que había acerca de lo que serían las primeras noticias sobre la aparición del coronavirus en Wuhan, China. Y como cualquier persona, no le tomé importancia ni dimensioné la que podría traer consigo este nuevo virus. Mi vida seguiría con total normalidad, hasta el mes de febrero, cuando se presentó el primer caso de una persona contagiada en la Ciudad de México y otra más en el Estado de Sinaloa. En los últimos días de este mes comencé a interesarme por el tema y empecé a hacer una investigación más a fondo sobre ello. Recuerdo prender mi televisor todas las mañanas mientras comía mi desayuno: lo primero que veía al despertar eran noticias con nuevos casos y la propagación acelerada del virus por diferentes países. Para ese entonces, muchos conocidos aun no tomaban la situación con la seriedad debida y seguían realizando sus actividades con normalidad, mientras que el ambiente se volvía tenso en mi familia y comenzábamos a tomar las precauciones necesarias. 19 Marzo fue el inicio de la época más difícil, pues el virus empezó a extenderse rápidamente por la Ciudad y demás estados de la Republica. A pesar de esto, la población mexicana no tomó conciencia y recuerdo que el 14 de marzo se celebró un festival llamado Vive Latino en el Palacio de los Deportes, ubicado en la alcaldía Iztacalco, al cual asistieron miles de personas. Para mí, fue un acto muy irresponsable que el gobierno no haya cancelado dicho evento, pues contribuyó a que el virus se siguiera esparciendo sin control por la Ciudad, y semanas después, las noticias confirmaron que efectivamente algunas de las personas que habían asistido a dicho concierto comenzaron a tener los síntomas del virus. Tras esto, el Gobierno estableció un confinamiento obligatorio para los ciudadanos, iniciando el 20 de marzo y que hasta la fecha sigue en pie (4 de junio), así como el inicio de la Jornada Nacional de Sana Distancia, el día 23 de marzo, en la cual se implementaron las nuevas medidas de prevención, la suspensión temporal de algunas actividades y la reprogramación de eventos masivos. Dicha jornada finalizó el 30 de mayo y desde su conclusión los casos de coronavirus han aumentado. Xochimilco es una alcaldía que se caracteriza por ser un lugar donde los habitantes no estamos acostumbras a seguir reglas. Cualquier medida de prevención impuesta por el Gobierno es inexistente e incumplida aquí. Hay quienes aún, a estas alturas, siguen creyendo que el virus no existe, que es una estrategia política o simplemente creen en su inmunidad ante dicho virus. No me queda más que resumir todo esto en una palabra: ignorancia. Abril y mayo fueron meses complicados para mí, pues tuve que volver a realizar un cambio drástico en mi rutina de vida, por el regreso a clases virtuales al levantar la toma feminista. Las aportaciones que podía hacer o llevar a mi casa tuve que suspenderlas y regresar a mis estudios como normalmente lo hacía el año pasado. Los últimos tres meses de mi vida han sido significativos, ya que jamás me había tomado un momento para reflexionar sobre la importancia que tiene apreciar las pequeñas cosas de la vida, como ir a la Universidad, ver a mis compañeros y maestros, tomar clase, estar con mi familia o simplemente poder salir a dar un paseo. Mi vida desde mayo y en los pocos días que han pasado de junio se ha resumido en un encierro entre las cuatro paredes de mi estudio, con una computadora al frente y mis clases llevadas a cabo mediante plataformas virtuales como Google Meet. La incertidumbre de no saber hasta cuándo terminará todo esto, hasta cuándo podré salir para compartir un rato con mi familia y amigos me ha llevado a tener pensamientos abrumadores. La situación actual me ha afectado bastante, luego de que tres de mis familiares se hayan infectado y estén atravesando por este virus, lo cual me tiene bastante consternada y me ha dificultado poner todo mi esfuerzo en las actividades académicas, sin embargo, estar en esta posición me ha dejado un aprendizaje y es valorar cada momento de mi vida y mi desarrollo personal. Sin embargo, sé que todas las experiencias que he vivido hasta el momento me servirán en un futuro como historiadora, ya que podré analizar este fenómeno desde otra perspectiva, 20 y con ello, espero poder dejar mis vivencias por escrito a futuras generaciones y que puedan servir como una fuente de información más subjetiva. 21 ¿Una nueva cotidianeidad? Litzy Mariana Iñigo Sebastian Mi confinamiento no empezó con la pandemia del Coronavirus, pero si se agudizó más con ella. Lo que me propongo escribir solo pretende dejar cuenta de parte de lo que ha pasado y cómo he vivido estos últimos meses, iniciando en noviembre del 2019 y llegando hasta hoy: 5 de junio del 2020. De manera muy general y sin ahondar demasiado en las cuestiones de las que aquí escribiré quiero plasmar algunascosas que pienso, que he visto y que creo son motivos por los cuales el 2020 ha sido y será un año histórico, a pesar de que aún no termina, por que creo que cuando la pandemia termine nada volverá a ser igual que antes, o por lo menos no en la conciencia de varios. Empezando noviembre la Facultad de Filosofía y Letras fue tomada por las MOFFyL, quienes exigían el cumplimiento de demandas relacionadas con Violencia de Género. Por mi parte, ya había estado presente en otros paros de actividades en mi prepa; pero desde un principio entendí que no iba a ser igual este paro en la Facultad, en primer lugar por la naturaleza de sus motivos y peticiones que, en comparación con los que en su momento tuvo mi prepa, estos tenían fundamentos más sólidos, y en segundo lugar, por la mayor fuerza y persistencia que las Mujeres Organizadas mostraron tener. Persistencia que no ha sido en vano: realmente han logrado muchas cosas, y estoy segura que cuando regresemos a la Facultad, ésta no va a ser la misma de antes para nadie. Aunque al principio del paro me sentí frustrada porque faltaba tan solo unas semanas para que mi primer semestre concluyera lo soporte esperando que pronto se pudiera solucionar el problema de forma satisfactoria. Pero pasaron días, semanas, meses y aun no se solucionaba nada. El problema en realidad estaba sonando más, y no fue asunto particular de mi Facultad, otros planteles empezaron a ser tomados con exigencias similares; y en la sociedad, o por lo menos en la prensa y noticieros empezó a oírse con mayor fuerza y frecuencia casos de violencia de género, feminicidios y acoso, así como protestas y marchas en varios países de latinoamérica, del continente europeo y de otras partes del mundo. Todo esto dando cuenta de que la violencia de género es también una especie de pandemia. Para ese entonces el brote del nuevo Coronavirus estaba también cobrando la vida de muchas personas, pero mayormente en el continente Asiático y Europeo. Y así mismo, desde finales del 2019 y principios de 2020, mientras el Coronavirus amenazaba silenciosamente, figuraron otros acontecimientos importantes en México y Estados Unidos; en latinoamérica; y en países occidentales; cada uno de naturalezas distintas, pero que se relacionaban con problemas y quiebres políticos, económicos y sociales (con decir que hubo momentos en lo que se creyó que podía empezar una tercera Guerra Mundial; yo no estaba muy segura de ello, pero aun así yo veía la situación algo tensa). 22 A la par de lo que veía que estaba ocurriendo iba creyendo cada vez con mayor firmeza que solucionar los problemas lleva tiempo, que no es imposible, pero muchas veces no es nada fácil. En principio porque los pensamientos de un individuo dependen de su contexto externo, sí, pero también de su contexto más cercano, y son estos demasiado diversos a pesar de lo globalizados que estamos actualmente. En mi casa todos pensamos diferente, hacemos cosas diferentes, y expresamos las cosas de distinta forma. Pero en mi familia tenemos la fortuna de tener una hogar y un lugar seguro, cosas que lamentablemente otras personas no tienen, pues la desigualdad es algo que a pesar del tiempo, y a lo largo de los años, nunca ha podido desaparecer; si bien se ha vivido de distintas formas, aún se puede seguir hablando de desigualdad e inequidad, o incluso injusticia, y esto, ligado al contexto que se vive actualmente, agudizan y polarizan a la sociedad, y hacen incluso que reluzcan las deficiencias. Luego de unas semanas de paro fui trasladando mi ropa y mis cosas de la casa de mi tía, donde me estaba quedando entre semana, a la casa de mi mama, en el Estado de México, donde literalmente de la avenida México-Texcoco la calle que subo para llegar a mi casa se llama “Camino al cerrito” y realmente es un cerrito: aun no esta pavimentado ni hay servicio de agua, luz o drenaje oficial. Pero bueno, por un lado me sentí contenta de poder estar más tiempo con mi familia ya que antes solo los veía los fines de semana. Con este cambio también se modifico mi itinerario de la semana: de ahí en adelante todos los lunes y viernes acompañaba a mi padrastro a la hemodiálisis, lo que me ocupaba prácticamente todo el dia; por lo menos uno o dos días entre semana salía a hacer compras o de paseo, y el resto de la semana estaba en casa. Durante un tiempo yo seguía yendo con regularidad a la Universidad y a las asambleas que se convocaban. Desde que inició el paro en la facultad y hasta mediados de febrero yo seguía saliendo y haciendo mi vida relativamente normal, pues aparentemente tenia mas tiempo gracias a no asistir a la escuela, pero en realidad los primeros meses, más que dedicarlos a mi, ocupe ese tiempo para ayudar a mi mamá saliendo para comprar cosas que hacian falta, ayudándole a arreglar cosas en la casa, (pues tenía poco que nos habíamos mudado y aún no terminabamos de acomodar todo), y ayudándole a cuidar o jugar con mi hermana de 3 años, así que por un lado aún no estaba confinada totalmente, pero tampoco tenía mucho tiempo para mi misma, más que, casi siempre, un dia a la semana y las noches, en las que continue con varios libros que había dejado. Retomar la lectura de esos libros me ayudó mucho porque a veces era para mí como un pequeño escape de la realidad al final del día, un pequeño escape a los problemas que había también en casa debido a algunas discusiones, y un escape a los problemas que a veces me aturdian de la sociedad. Y así transcurrieron 3 meses contando a partir del mes de noviembre; durante ese tiempo hubo momentos agradables, pero también temporadas en los que no me sentía muy bien, me sentía cansada y sin ganas de hacer algo, en parte porque aun con el tiempo no me acostumbrada a estar mucho tiempo en casa, en parte por cuestionamientos que yo me hacía 23 sobre la carrera y las decisiones que había tomado hasta ese momento, por la situación de la Facultad, y en parte también por las noticias en general de la situación del país, dado que de alguna forma algunos problemas del mundo igual podía llegar a afectarnos a nosotros. Tal como lo hizo el Coronavirus. Y sin embargo constantemente tenía que estar haciendo algo para ayudar a mi mama con la casa y para cuidar a mi hermanita. Francamente fue difícil ir acostumbrandome a una nueva cotidianeidad distinta a la de salir e ir a la Facultad; y en esos momentos tampoco me imaginaba que aún no terminaban los cambios de la “nueva normalidad”, que yo creía iba a ser temporal. A principios de febrero empecé a trabajar en un café internet que se encuentra cerca de mi casa, de esta forma se agregó una nueva actividad en la semana: ahora solo acompañaba al señor a la hemodiálisis los lunes; en principio solo jueves y viernes trabajaba, y un dia a la semana seguía destinado a salir; los demas dias estaba en casa. Luego de un mes empecé a trabajar también los domingos, y salvo para ir a la hemodiálisis, ya no salía tanto de casa. El trabajo no era pesado, ni lo es actualmente, de hecho me ayuda a despejar mi mente y distraerme un poco: tengo más tiempo para leer o investigar cosas. Y me permitió además percatarme más de cerca de que una gran cantidad de personas en mi localidad aún no están muy familiarizados con los medios electrónicos: han llegado personas a pedirme que les ayude u oriente incluso a descargar musica, y están teniendo que aprender a usar muchas otras herramientas electrónicas, porque por lo menos por donde vivo aun no llegan muy bien el internet. Y todo esto da cuenta de una desigualdad existente en el país, pues quienes no saben manejar medios electrónicos o no tienen dinero para contratar o ir a un café internet, no pueden seguir fácilmente un buen ritmo de trabajo o de tareas en casa. Tal como sucedió con el inicio de la pandemia y con las medidas que implementó el gobierno. Así empezó a ser micotidianeidad cuando el coronavirus empezó a figurar con mayor frecuencia en las noticias de México, esto fue a mediados de febrero. Y en principio cuesta trabajo creer que un virus pueda llegar a propagarse a tal velocidad, y cuesta también un poco de trabajo aceptar que sea cierto. No debido a falta de información, no, de hecho lo que más hubo es información, de distintos medios y con diferentes enfoques (algunos de hecho muy conspiracionistas, dado el panorama mundial); cuesta trabajo creerlo por que uno piensa que eso no le puede suceder a uno, al igual que lo que sucede con la violencia, uno en principio uno no quiere aceptarlo. Y en este punto debo confesar que al principio yo no tomé muy enserio la pandemia, pues aunque mi familia y yo si seguíamos las indicaciones no éramos totalmente conscientes de lo que estaba pasando. Por lo menos en donde vivo tardó mucho en llegar las medidas que el gobierno implementó, como el cierre de negocios, que aún a la fecha no ha sucedido en los alrededores de mi casa. Lamentablemente tuvo que morir una persona conocida para que mi familia y yo fuéramos más conscientes de la situación actual; me di cuenta de todo un proceso, desde el hecho de que muchas personas tienen que salir a trabajar porque sino no tienen para comer y para cuidar de su familia, que fue el caso del esposo de mi vecina, hasta cuando un familiar 24 tiene que salir de casa, aun con los riesgos que ello conlleva, para ir al hospital público más cercano, que además está saturado, y esperar buenas noticias, teniendo sin embargo, el corazón destrozado, pues ya no hablando de cuestiones económicas, un hijo, una esposa o esposo, incluso una madre o un padre, un familiar, pierde a un ser querido por causa de un virus desconocido del cual aún no hay vacuna. A mi me destrozó el corazón ver a mi vecina cuando llamo a la puerta, a las cinco de la madrugada, luego de una semana de estar yendo diario al hospital, llorando, destrozada, para pedir ayuda para conseguir un taxi o a alguien que la pudiera llevar a esa hora al hospital, pues en realidad en esos momentos uno no sabe qué hacer, y pidiendo también ayuda para que pudiéramos ver a sus hijos en lo que ella regresaba. Luego, con la muerte llega también otros problemas de índole legal, e incluso religioso, pues las funerarias y crematorios también están saturados. Y en ocasiones, aunque no me parece muy agradable decirlo, la muerte de un familiar provoca también, cuando se tienen bienes, pleitos cuando los papeles no se dejan en orden. Tal cosa sucedió con mi vecina. Las cifras han ido en aumento desde que el virus llegó a México, y la vida cotidiana de todos ha cambiado y abierto surcos en la población. Fue por la emergencia sanitaria que a finales de abril la Facultad fue devuelta por las MOFFyL, cosa que en lo particular me sorprendió mucho. Y gracias a ello, se empezó a organizar la idea de empezar el nuevo semestre en línea, que también ha sido algo nuevo y complicado. Y todo esto lo he visto ahora, después de casi 100 días de pandemia en México, y de más de medio año que duró el paro en la facultad, cuando, según informes oficiales del Subsecretario de Salud Hugo López- Gatell, van más de once mil muertes confirmadas hoy en todo el territorio mexicano. Y sin embargo, aún hay personas que no creen que exista la pandemia. -Litzy Mariana Iñigo Sebastian. Alumna de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México, de la carrera de Historia, a 5 de junio del 2020. 25 “Reflexiones en cuatro paredes” Ernesto Iván Lizárraga Ibarra Desde que se dio inicio a la cuarentena por el Covid-19 (bajo el enredado nombre de “Jornada Nacional de Sana Distancia”) no he salido de mi casa, ni siquiera a la tienda que está enfrente de ella. No me ha llamado la curiosidad salir a ver como lucen las cosas, con lo que he visto en los noticieros me basta para saber cómo está la situación. Las muertes que ha acarreado el virus, por fortuna, no han tocado en la colonia que vivo (Liberación, de la alcaldía Azcapotzalco) con la fuerza que posiblemente este atacando a otras partes de la CDMX. Si acaso, solo me he enterado de una vecina enfermera que contrajo el virus y logro salir de ello, y sobre el caso de otro vecino llamado “El Piedra”, que se dice que el virus sumado a su diabetes precipito su muerte, mientras otros sostienen que murió por una la violencia. No sé, no hubo funeral para aquel hombre. Por otra parte, en mi familia integrada por mi abuela, mis dos hermanos y mi madre, las cosas han ido bien. Mi madre es la única persona que ha salido para comprar víveres, aunque luego parece que usa como pretexto eso para darse paseos por la calle. Mi hermano menor le reclama que no debería salir, ya que como mi familia está compuesta por una persona de tercera edad y tres con obesidad (mi hermano mediano es el único flaco de la casa), si entrara el virus todos pereceríamos sin la oportunidad de llegar al médico; mi abuela también habla de este vicio de mi madre por salir a la calle, aunque lo comenta en privado cuando ella no está. Pese a lo que pueda pensarse de mi madre, ella utiliza el cubrebocas y procura usar las medidas de sanidad tanto cuando sale como cuando abre la tienda que poseemos. Situación contraria la de nuestra vecina que vive en la misma casa que nosotros. La señora ni siquiera busca un pretexto para salir, se va diciendo “voy al parque, al centro comercial, a visitar a la comadre…”. No cree que exista el virus, confía en que será como un catarro que con un jarabe se pasa. Su hijo es igual, sale a la calle como si todos los lugares estuvieran abiertos. A mi familia le preocupa que nuestra vecina este tosiendo sin taparse la boca y constantemente. Una vez mi madre le interrogo porque tosía tanto, la vecina le respondió: “es que me comí una paleta de helado”. ¡Dos semanas y no se le pasa la tos por una paletita! Mi madre y abuela nos dijeron a mí y mis hermanos que no salgamos cuando ella este lavando ropa o haciendo cualquier cosa, pues podría contagiarnos fácilmente. Cambiando de asunto, los efectos del confinamiento han sido muy distintos en cada uno. Mi madre, la única que sale, actúa como siempre. Mi abuela últimamente se ha puesto a rezar con más constancia que antes. Específicamente, de 9:00 a 10:00 esta con “el librito” del templo al que íbamos antes de la pandemia. Mi hermano menor feliz de no ir a la secundaria y de no tener que preocuparse por el Comipems, todo el día se la pasa jugando 26 Fortnite. Mi hermano de en medio divide su día en ver su celular y bajar a hacer ejercicio, luego ni desayuna para hacer eso. Y yo. El confinamiento ha variado, concretamente desde el inicio de las clases virtuales las cosas han cambiado. Antes de que dieran inicio, los días me la pasaba viendo series, checando la información del virus en otros países, etc. Entre esos momentos llegaba a leer los libros que desde hace mucho compre, pero no era constante en esto; me levantaba y me decía a mí mismo “hoy terminare de leerme el Leviatan de Hobbes”, pero al final me quedaba viendo la computadora engañándome de que “cinco minutos y empiezo a leer”, pero al final llegaba la madrugada y terminaba sin hacer nada. Me solía dormir hasta las cinco de la mañana, muchas veces por usar la computadora. Se sentía frustrante dormirse tan noche, levantarse tarde y pensar que no estoy haciendo nada con mi vida, y eso era lo más tranquilo del asunto. A este sentimiento de frustración por no hacer nada se sumaba la ansiedad, la soledad, la melancolía, el insomnio, el miedo. ¿Por qué esto? Muchas veces por la saturación de información; viendo tantos datos de cómo estaban las muertes por la enfermedad, pensando en cómo podían empeorar las cosas, empezaba a nacer en mi la inseguridad y la tensión; otras veces las malas sensaciones aparecíande la nada. Verdaderamente, hubo un momento en que me dije “creo que sería mejor no saber qué pasa en el mundo, y refugiarme en otras cosas”. Lo peor de esto es que no tenía con que distraerme y como calmar la avalancha de sensaciones. Sí, podía ver videos y leer un libro, pero eso no me quitaba por completo el temor. Antes de la pandemia, siendo yo una persona con credo, cuando tenía un pensamiento negativo, nada más con recurrir al templo y oír las palabras de uno de los “pastores” (les llamamos “hermanitos”) me tranquilizaba, la certidumbre de que las cosas van a pasar y al final todo va salir bien me hacía feliz. Pero con el confinamiento, no tenía a alguien con quien calmar mis inquietudes, me enfrentaba a mí mismo, dependía de mi buscar calmar mí espíritu. Si hubo momentos donde emocionalmente sentí que toqué fondo. Sin embargo, hubo dos cosas que me hicieron salir de esos momentos nublosos; las clases virtuales (de cierta manera, lograron distraerme de los problemas que tenía), pero sobre todo mi hermano mediano. En los instantes que me sentía mal e intranquilo, me acercaba a mi hermano y comenzaba a hablar de aquello que me atormentaba. De cierta manera yo y el compartíamos los mismos sentimientos, y por eso intentamos buscar una forma de solucionar el asunto. ¿Cuál fue la clave que hallamos para olvidarnos de los problemas? Los ridiculizamos. Hubo buenos momentos donde yo y él nos la pasábamos horas inventándonos historias en las que involucrábamos nuestras inquietudes, pero dándoles un tono humorístico de manera que se achicaba el temor. Esa fue la principal forma por la cual conseguí superar varias de mis crisis con ayuda de mi hermano. Respecto a las clases virtuales, la llegada de estas cambió el panorama. Si antes de estas me despertaba a las dos de la tarde y leía en promedio cada dos semanas; con las clases he 27 comenzado a pararme por lo común a las nueve, y leo entre 30-80 cuartillas al día. De cierta manera me ha ayudado mucho asistir a las clases, convivir otra vez con los compañeros y profesores, no te hace sentir tan solo. Y te recuerda de que formas parte de una comunidad. Claro, no todo ha sido grato. Con las clases virtuales la tensión personal se ha transformado en tensión académica: la preocupación de entregar un trabajo, la angustia de no leer tan rápido, y la ansiedad de conectarse a tiempo a las clases, crea cierto nivel de estrés. Otro problema que he sufrido es la molestia visual y los dolores de cabezas. Leer por bastante tiempo en el monitor o quedarse horas viendo la clase virtual, llega a cansar la vista; ¡que gratas eran las cosas cuando podrías tener tus copias o libro a la mano! Otro punto que me ha causado conflicto de las clases virtuales es la libertad total. Tienes la capacidad de organizar tu tiempo a tu gusto, no existe la molestia del trasladarse de un punto a otro; pero a veces me siento como si este esfuerzo que hago no fuera el suficiente. Además, la falta de contacto directo con los compañeros, con los cuales uno cambia puntos de vista para retroalimentarte en tu trabajo, es casi inexistente ahora. Cuesta más trabajo pedir un consejo a un amigo, contrastar trabajos o distraerse un poco en una plática de camaradas. La monotonía de la “libertad” de las clases virtuales no es tan graciosa. Eso fue lo referente a las clases virtuales. Cambiando de tema, algo que me ha ayudado a que pase bien la cuarentena son las llamadas de mi padre. La última vez que yo y mis hermanos convivimos con él, recuerdo que nos contaba que el covid era una cortina de humo para algo político. Después dejo de venir. Dos semanas de no saber que paso con él, nos llegó una llamada de su parte. Su pensamiento había cambiado en todo el tiempo que no supimos de él, ahora nos imploraba no salir, exagerar la limpieza y tomarnos no sé qué remedio peruano para hacernos inmunes. Mi padre nos habla una a la semana, a veces resultaba un poco tediosa la conversación, pues solo se dedicaba a recalcarnos las mismas medidas sanitarias que ya sabíamos, cosa que denota la preocupación que siente por mí y mis hermanos. Pero últimamente ya no trata el tema del covid como enfoque principal. La última conversación que tuve con él, dijo que esperaba terminando esto, festejar los cumpleaños de los cuatro en un mismo día. El mío ya paso, el de mi hermano menor también, falta el del mediano y el de mi padre, haber en cuál de los dos ya estamos viéndonos de nuevo. Y este sería el testimonio de alguien que lleva sus casi tres meses deleitándose con el complejo mundo de la vida doméstica en tiempos pandémicos. 5/06/2020 Modificado el 9/6/20 28 Covid-19, experiencia y opinión sobre una pandemia, ¿Verdad o mentira? Cristian López Contreras El nuevo virus denominado Covid-19 por parte de la Organización Mundial de las Naciones Unidas (OMS), derivó una pandemia mundial muy preocupante y con un gran número de casos que hasta la actualidad sigue creciendo, ha arrevesado los 6 millones de contagios en distintos países (los más afectados han sido Estados Unidos, Brasil y Rusia), en este trabajo realizaré la narración de mi experiencia al vivir en México que actualmente ha rebasado los 100 mil casos. El inicio del virus se llevo acabo en el año de 2019 en el mes de noviembre, en la ciudad china de Wuhan. Los contagios a lo largo de los días y semanas se comenzaron a multiplicar, por lo que distintas noticias ya se había con respecto a este virus nuevo, en el mes de enero del siguiente año los contagios seguían creciendo y se veía la posibilidad de que llegará a otros países de distintas partes del mundo, esto como era de esperarse ocurrió, comenzó el contagio en distintos países europeos entre los más afectados se encontró Italia, España, Francia, entre otros. Las autoridades de dichos países salvaguardaban a su nación en una cuarentena, mientras que en México la situación se veía preocupante pero aún no creyente. Siguió incrementando el número de contagios y llegó a países de América, entre ellos Estados Unidos el cual próximamente se convertiría en el país con mayor numero de contagios, México, Chile, Brasil, entre otros. A finales del mes de marzo en México, las autoridades comenzaron a hacer conciencia en la población de que el virus había llegado y debía de estar preparada la gente para enfrentarlo por medio de medidas de seguridad social. La situación seguía empeorando, se comenzó con el cierre de escuelas de todos los niveles, primeramente se creyó que sólo sería por cuatro semanas, pero entre ellas estaba la denominada ”Semana Santa”, la gente dividió sus opiniones, por una parte estaban los que eran conscientes de la situación y cuidaban de su vida, por el otro lado se encontraron los que no hicieron caso y pensaron que era una situación no tan grave, la gente salía sin ser conscientes del riesgo que corrían, los casos aumentaron por lo que el gobierno de México decidió cerrar todo tipo de establecimientos durante el mes de abril, que próximamente se daría hasta el mes de mayo. Con todo lo anterior dicho me permito destacar mi experiencia y opinión, al momento en el que se comenzó a difundir la noticia de que el virus había llegado pensé que sería fácil tratar la situación y que tal vez el gobierno se estaba apresurando en tomar medidas tan radicales. Con el incremento de casos se me comenzó a ser peculiar y relevante, pero a la vez extraño, debido a que las autoridades hacían mención que el uso de cubrebocas no era esencial si se mantenía una distancia predeterminada, el país hizo una primer llamada al confinamiento, el cuál se creía que sería a mediados del mes de abril teniendo el pico máximo de la pandemia entre la primera y segunda semana de dicho mes, pasado ese tiempo el número de contagios creció por lo que se hizo una segunda llamada al confinamiento hasta el primer 29 día del mesde mayo con un cierre de mayor número de establecimientos, dónde mi mamá fue descansada de su trabajo al igual que mi papá de manera indefinida, salvaguardados en mi casa los días pasaban mientras acatamos las medidas de seguridad preocupados por la situación, una vez pasada esta segunda llamada, se mencionó que se haría una tercer llamada, la cuál se prolongaría hasta el mes de junio, esto nos pareció extraño, porque ya después de dos llamadas no se veía el día que todo culminaría, por lo que en mi casa se fue perdiendo la credibilidad pero decidimos no arriesgarnos y seguir acatando las medidas, pero distintas personas cercanas a mi familia a quienes lamentablemente perdieron a un familiar hicieron de nuestro conocimiento que en los hospitales donde falleció su familia se les hizo el ofrecimiento de pedir que aceptaran que sus familiares murieron a causa del virus y como recompensa los gastos funerarios correrían por parte del hospital. Dicha noticia nos resultó muy particular, pero la consideramos no tan verdadera pero tampoco falsa, siempre y cuando no podíamos confiarnos de lo que nos dijera cualquier persona. Algo que nos disgustó es que en varias entidades del país se hizo obligatorio el uso de cubrebocas, pero las autoridades hicieron mención que no era necesario por lo que dijimos que ellos tenían que poner el ejemplo, pero sólo entran en contradicciones y aplazamientos a la situación, sin estar consientes que muchas personas viven de lo poco que venden y estás personas son las que más sufren. Como conclusión diría que hasta el momento no conozco a nadie que haya padecido dicho virus, lo cual me hace dudar de su existencia, pero no descarto la posibilidad de que exista, de igual manera se me hizo un fracaso las acciones que llevaron acabo las autoridades del país cayendo en una contradicción de opiniones. 30 Experiencia en esta cuarentena. Andrés Fernando López Ramírez Cuando dieron el aviso de que había llegado el virus a México, yo decidí resguardarme voluntariamente, tanto para el bien de mi papá como el mío, pero cabe recalcar que fue desde antes que me resguardé en casa cuando supe que el virus ya había llegado a territorio nacional. Les daré un antecedente que considero que es importante dentro de mi experiencia. Una semana antes de que dictaminaran la Jornada Nacional de Sana Distancia por parte de las autoridades sanitarias, yo fui a recoger mi identificación oficial de elector (que anteriormente había tramitado); por lo tanto, me tocó ver y vivir las primeras medidas precautorias para evitar la propagación del virus (cabe aclarar que para ese momento aun habían pocos casos y casos sospechosos). Las medidas que yo presencié fueron las siguientes: la distancia de más de 1.5m de distancia entre cada persona, la entrada al módulo del INE era restringida (solo podían pasar las personas que pudieran sentarse, dado que solo había un número limitado de sillas que se encontraban dentro), el uso de cubre bocas por parte de los trabajadores y dispensador de alcohol-gel. Fue la única vez que salí de mi casa cuando supe que ya había casos de COVID-19, y solo con eso me pude percatar de las prevenciones que se quisieron tener para evitar la propagación masiva de la enfermedad. Ahora bien, al principio que comenzó la cuarentena, llegué a percibir que todo el mundo estaba entrando en pánico, ya que como cualquier otra enfermedad a lo largo de la historia, se desconocía mucho sobre el comportamiento del virus. Mientras que otras personas, estaban bastante escépticas, e incluso he llegado a leer teorías sobre que no existe el virus y que solo es una estrategia del gobierno para distraer a la población. Creo pertinente mencionar que dentro de mi familia hay personal que pertenece al sector salud (mi papá y mi mamá), por lo que en estos momentos en el que estoy escribiendo esto, siento un temor tan profundo por cómo estará la salud de mis papás mientras que se encuentran trabajando y arriesgando su vida para salvar muchas mas vidas. Bien, después de saber más al respecto sobre el virus ya me quedé en mi casa definitivamente, pero aunque yo esté en resguardo, no estoy exento de un contagio dado por lo que voy a explicar a continuación. Como anteriormente lo mencioné, desde el comienzo de la alerta, me he estado resguardando en mi casa, pero dada la situación en la que está mi papá, cada vez que llega mi papá de trabajar, tengo que ayudarle a sanitizarse, aunque él tenga todas las medidas correspondientes, no estamos exentos de cualquier amenaza, por lo que ya tenemos ya un protocolo para que entre a cada y no corramos tanto riesgo de enfermarnos. Las medidas que aplicamos son las siguientes: el aseo de su calzado, rosear con un desinfectante en aerosol para su ropa de civil que trae puesta. Desgraciadamente no vivo con mi mamá, pero eso no 31 es una excusa para no estar en contacto con ella, cada vez que hablamos, ella me dice que se encuentra bien que aplica las medidas para su bienestar y el de mi hermana. Dado que vivo en una zona bastante concurrida (cerca de la Central de Abastos); que es uno de los lugares con más índice de contagios, muy pocas personas acatan las recomendaciones que dieron la Secretaria de salud. Aunque siguen saliendo sin las medidas, estoy consciente que son personas que probablemente vivan al día y no tengas las mismas posibilidades que nosotros para quedarse resguardados en su domicilio, pero lo menos que acaten las medidas necesarias para disminuir el índice de contagios. Ya para finalizar, durante esta cuarentena he tratado de distraerme, tanto haciendo ejercicio para cuidar mi salud, también he tratado de hacer arte, como relieves y por último, también he estado hablando con mis amigos, que gracias a ellos, se vuelve mas ameno este resguardo. 32 Mi experiencia con la crisis pandémica del país y el aislamiento Abraham Tonatiuh Medina Reyes Seguramente en algún momento se esperaba que hubiera una pandemia, por alguien, por expertos con pronósticos basados en la actividad humana. Yo no. Yo no esperaba que llegaría a sentir que el mundo, que de por si es ya complicado se complicaría más. Nadie esperaba un año atrás que habría que enfrentar una situación y que casi al azar, con un miedo latente podríamos morir o no. Las problemáticas de cualquier tipo siempre han sido organizadas en mi cabeza como algo interno y externo. Lo interno, algo profundo y arraigado a las experiencias, a la memoria, sentimientos; una complejidad individual que se forma al paso. Que existe aunque ignoremos que está ahí. Cuando se hace uno consiente de las problemáticas, del caos interno que normalizamos en estos tiempos, de la ansiedad que genera el mundo donde aun con la fortaleza no basta para salir adelante encontramos una respuesta que no satisface como te encuentras y te pones a pensar y a pensar queriendo entender el significado de vivir. Podemos ver un sin sentido, una acumulación de azares que nos permitieron, como seres humanos alcanzar este punto en el tiempo y espacio. En donde somos tan conscientes de lo que somos que deja de sorprendernos y maravillarnos y en donde la muerte significa un gran nudo que no podemos quitar al final de la cuerda. Cuando se forma parte de una sociedad se sobre entiende que debe haber una funcionalidad en cada persona. En donde no podemos parar, porque detenerse significa fracasar. Una competencia constante es natural, se necesita para poder mantener un filtro en la población, donde un equilibro permite coexistir. Pero el mundo que creamos no se maneja así. El mundo moderno, sobre poblado lleno de facilidades, pero tan lleno de carencias. Una complejidad que se desdobla en cada punto de estudio donde todo va siendo cada vez especifico. Donde encajar es vivir y seguir una razón de existir. Existir. Saber que existo. Saber que vivo. Saber que
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