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http://booksmedicos.org Genética clínica EL LIBRO MUERE CUANDO LO FOTOCOPIA AMIGO LECTOR: La obra que usted tiene en sus manos posee un gran valor. En ella, su autor ha vertido conocimientos, experiencia y mucho trabajo. El editor ha procurado una presentación digna de su contenido y está poniendo todo su empe- ño y recursos para que sea ampliamente difundida, a través de su red de comerciali- zación. Al fotocopiar este libro, el autor y el editor dejan de percibir lo que corresponde a la inversión que ha realizado y se desalienta la creación de nuevas obras. Rechace cualquier ejemplar “pirata” o fotocopia ilegal de este libro, pues de lo contrario estará contribuyendo al lucro de quienes se aprovechan ilegítimamente del esfuer- zo del autor y del editor. La reproducción no autorizada de obras protegidas por el derecho de autor no sólo es un delito, sino que atenta contra la creatividad y la difusión de la cultura. Para mayor información comuníquese con nosotros: Genética clínica VICTORIA DEL CASTILLO RUIZ Jefa del Departamento de Genética Humana, Instituto Nacional de Pediatría, Facultad de Medicina, Universidad Nacional Autónoma de México RAFAEL DULIJH URANGA HERNÁNDEZ Médico Genetista, Profesor titular de la Asignatura de Genética Clínica, Facultad de Medicina, Universidad Nacional Autónoma de México GILDARDO ZAFRA DE LA ROSA Jefe del Departamento de Genética, Hospital Español de México, Facultad de Medicina, Universidad Nacional Autónoma de México Dr. Carlos A. Mendoza Murillo es marca registrada de Editorial El Manual Moderno S.A. de C.V . Editorial El Manual Moderno, S.A. de C.V., Av. Sonora núm. 206, Col. Hipódromo, Deleg. Cuauhtémoc, 06100 México, D.F. quejas@manualmoderno.com (52-55)52-65-11-00 info@manualmoderno.com@ Director editorial y de producción: Dr. José Luis Morales Saavedra Editora asociada: Lic. Vanessa Berenice Torres Rodríguez Portada: D.R. 2012 por Editorial El Manual Moderno, S.A de C.V. ISBN: 978-607-448-251-5 Genética clínica ISBN: 978-607-448-252-2 versión electrónica Todos los derechos reservados. Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida, almacenada en sistema alguno de tarjetas perforadas o transmitida por otro medio —electrónico, mecánico, fotocopiador registrador, etcétera— sin permiso previo por escrito de la Editorial. Miembro de la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana, Reg. núm. 39 DG. Víctor Hugo Gonzalez Antele Genética clínica / Victoria del Castillo Ruiz, Rafael Dulijh Uranga Hernández, Gildardo Zafra de la Rosa. -- México : Editorial El Manual Moderno, 2012. x ii , . Incluye índice ISBN 978-607-448-251-5 ISBN 978-607-448-252-2 (versión electrónica) 1. Genética médica – Sinopsis, etc. 2. Desórdenes genéticos – Sinopsis, etc. 3. Metabolismo, Errores innatos del – Sinopsis, etc. 4. Polimorfismo genético – Sinopsis, etc. I. Castillo Ruiz, Victoria del. II. Uranga Hernández, Rafael Dulijh. III. Zafra de la Rosa, Gildardo. 616.042-scdd21 Biblioteca Nacional de México Dra. Carmen Aláez Verson Jefa del Laboratorio de Biología Molecular. Instituto Nacional de Diagnóstico y Referencia Epidemioló- gicos, (InDRE). Tema selecto de genética II Dr. Miguel Ángel Alcántara Ortigoza Jefe del Laboratorio de Biología Molecular, Departamento de Genética Humana, Instituto Nacio- nal de Pediatría. Anexo III del Capítulo 2, Anexos I y II del Capítulo 6 Dra. María Elisa Alonso Vilatela Jefa del Departamento de Genética. Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía Dr. Manuel Velasco Suárez. Capítulo 8 y Anexo II del Capítulo 8 Dra. Claudia Álvarez Carreño División de Inmunogenética, Departamento de Trasplantes, Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición “Salvador Zubirán” Tema selecto de genética IV Dr. Adolfo Aguayo Gómez Departamento de Genética, Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición “Salvador Zubirán” Anexo VI del Capítulo VII Dra. Ma. Antonieta de Jesús Aráujo Solís Jefe del Departamento Clínico de Genética Médica. Hospital de Pediatría, Centro Médico Nacional Siglo XXI, Instituto Mexicano del Seguro Social. Anexos II y III del Capítulo 5 Dr. Diego J. Arenas Aranda Unidad de Investigación Médica en Genética Humana, UMAE Hospital de Pediatría, Centro Médico Nacional Siglo XXI, Instituto Mexicano del Seguro Social Capítulos 2 y 12 y Anexo IV del Capítulo 2 M. en C. Jazmín Arteaga Vázquez Departamento de Genética, Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición “Salvador Zubirán” Anexos I y IV del Capítulo VII Dr. Jaime Berumen Campos Jefe del Laboratorio de Medicina Genómica, Departamento de Medicina Experimental, Facultad de Medicina, Universidad Nacional Autónoma de México, Hospital General de México, OD. Tema selecto de genética VII Dr. Antonio Bravo Oro Departamento de Neurología. División de Pediatría. Hospital Central Dr. Ignacio Morones Prieto Capítulo 11 y Anexo II del Capítulo 11 Dra. Alessandra Carnevale Cantoni Directora de Investigación, Instituto Nacional de Medicina Genómica. Capítulo 13 M. en C. Beatriz Castrejón Gallegos Unidad de Investigación Médica en Genética Humana, Hospital de Pediatría. Centro Médico Nacional Siglo XXI, Instituto Mexicano del Seguro Social Anexo IV del Capítulo 12 M. en C. Ricardo Martín Cerda Flores. Facultad de Enfermería, Universidad Autónoma de Nuevo León. Anexo II del Capítulo 2 Dr. Daniel Cervantes García Centro de Investigación y Desarrollo en Ciencias de la Salud, Universidad Autónoma de Nuevo León Capítulo 14 M. en C. Alicia B. Cervantes Peredo Servicio de Genética, Hospital General de México, OD y Facultad de Medicina, Universidad Nacional Autónoma de México. Capítulos 2 y 9, Anexo I del Capítulo 2 y Tema selecto de genética I Dra. Victoria Del Castillo Ruíz Jefa del Departamento de Genética Humana, Instituto Nacional de Pediatría, Facultad de Medicina, Universidad Nacional Autónoma de México Capítulos 3, 6 y 11, Anexos I, II y III del Capítulo 3 y Anexos I y II del Capítulo 11 Dra. María del Carmen Esmer Sánchez Departamento de Enseñanza e Investigación, Hospital Central “Dr. Ignacio Morones Prieto”, San Luís Potosí Capítulo 11 y Anexo I del Capítulo 11 Dr. Hilario Flores Aguilar Investigador, Laboratorio de Biología Molecular y Encargado del Área Informática, Departamento de Inmunología e Inmunogenética, Instituto Nacional de Diagnóstico y Referencia Epidemiológicos, (InDRE) Tema selecto de genética II Colaboradores V VI Colaboradores Dr. Francisco Flores Ramírez Departamento de Genética, Hospital Infantil de México Federico Gómez Anexo I del Capítulo 5 y Anexo IV del Capítulo 6 Dra. Sara Frías Vázquez Investigador en Ciencias Médicas, Laboratorio de Citogenética, Departamento de Investigación en Genética Humana, Instituto Nacional de Pediatría Capítulo 4 y Anexo III del Capítulo IV Dra. Constanza García Delgado Departamento de Genética, Hospital Infantil de México Federico Gómez Anexo I del Capítulo 5 y Anexo IV del Capítulo 6 Dra. Laura Gómez Laguna Servicio de Genética, Hospital General de México, OD y Facultad de Medicina, Universidad Nacional Autónoma de México Capítulo 9 Dra. Ariadna Estela González del Ángel Subdirectora de Investigación Médica. Instituto Nacional de Pediatría. Anexo III del Capítulo 2 y Anexo III del Capítulo 3 Dra. María de Lourdes González del Rincón Médico Genetista. Departamento de Genética Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía Manuel Velasco Suárez Capítulo 8 y Anexo I del Capítulo 8 Dra. Clara Gorodezky Lauferman Jefa del Departamento de Inmunología e Inmunogenética, Instituto Nacional de Diagnóstico y Referencia Epidemiológicos, (InDRE). Presidenta del Consejo Directivo de la Fundación Comparte Vida, A.C., Tema selecto de genética II Dr. Julio Granados Arriola División de Inmunogenética, Departamento de Trasplantes, Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición “Salvador Zubirán” Tema selecto de genética IV Dra. Patricia Grether González Médica cirujana especialista en Genética Médica. Jefa del Departamento de Genética del Instituto Nacional de Perinatología Capítulo 13 Dr. Mariano Guardado Estrada Unidad de Medicina Genómica, Hospital General de México O. D. Departamento de Medicina Experimen- tal, Facultad de Medicina, Universidad Nacional Autónoma de México. Tema selecto de genética VII M. en C. Roberto Guevara Yáñez Director del Laboratorio de Análisis Clínicos y Citogenéticos BIOGEN. Anexo II del Capítulo 4 Dr. Luis Felipe Guzmán Rodríguez División de Genética, Centro de Investigación Biomédica de Occidente, Instituto Mexicano del Seguro Social. Centro Universitario de Ciencias de la Salud, Universidad de Guadalajara. Guadalajara, Jalisco, México. Anexo IV. Capítulo 5 Dr. Jorge Luis Hernández Arriaga Centro de Investigaciones en Bioética. Universidad de Guanajuato Tema selecto de genética VI Dr. Juan Carlos Huicochea Montien Departamento Clínico de Genética Médica. Hospital de Pediatría, Centro Médico Nacional Siglo XXI, Instituto Mexicano del Seguro Social. Anexos II y III del Capítulo 5 Dra. Bertha Ibarra Cortés División de Genética, Centro de Investigación Biomédica de Occidente, Instituto Mexicano del Seguro Social. Centro Universitario de Ciencias de la Salud, Universidad de Guadalajara. Guadalajara, Jalisco, México. Anexo IV del Capítulo 5 Dra. Eligia Juárez Torres Unidad de Medicina Genómica, Hospital General de México O. D. Departamento de Medicina Experimental, Facultad de Medicina, Universidad Nacional Autónoma de México. Tema selecto de genética VII Dra. Silvia Jiménez-Morales Laboratorio de Inmunogenómica y Enfermedades Metabólicas, Instituto Nacional de Medicina Genómica Anexo II del Capítulo VII Dra. Susana Kofman Alfaro Servicio de Genética, Hospital General de México, O. D. Facultad de Medicina Universidad Nacional Autónoma de México Capítulos 9 y 10 Dra. Alejandra Lara Mejía División de Inmunogenética, Departamento de Trasplantes, Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición “Salvador Zubirán” Tema selecto de genética IV Dra. Esther Lieberman Hernández Departamento de Genética Humana, Instituto Nacional de Pediatría, Facultad de Medicina, Universidad Nacional Autónoma de México Capítulo 11 y Anexo II del Capítulo 11 Dr. Saúl Lira Albarrán Departamento de Biología de la Reproducción “Dr. Carlos Gual Castro”, Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición “Salvador Zubirán” Capítulo 10 Colaboradores VII Dr. Ruben Lisker Yourkowitzky Profesor Emérito de la UNAM, Dirección de Investigación del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición “Salvador Zubirán” Capítulo 1 QFB. María A. López Hernández Departamento de Genética, Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición “Salvador Zubirán” Anexo VI del Capítulo VII Dra. Marisol López López Departamento de Sistemas Biológicos, División de Ciencias Biológicas y de la Salud. Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Xochimilco Capítulo 2, Anexo I del Capítulo 2 y Tema selecto de genética I Dra. Eunice López Muñoz Unidad de Investigación Médica en Genética Humana, Hospital de Pediatría. Centro Médico Nacional Siglo XXI, Instituto Mexicano del Seguro Social Anexo III del Capítulo 12 Dra. Leonora Luna Muñoz Departamento de Genética, Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición “Salvador Zubirán” Anexo I del Capítulo VII Dr. Carlos Manzano Sierra Departamento de Genética, Hospital Infantil de México Federico Gómez Anexo I del Capítulo 5 Dra. Gabriela Martínez Cortes Instituto de Investigación en Genética Molecular, Centro Universitario de la Ciénega, Universidad de Guadalajara (CUCI-UdeG) Anexo I del Tema selecto de genética V Dr. Julio Mayorga Camargo Departamento de Biología de la Reproducción “Dr. Carlos Gual Castro”, Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición “Salvador Zubirán” Capítulo 10 Dr. Juan Pablo Méndez Blanco Unidad de Investigación en Obesidad, Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición “Salvador Zubirán” Anexo V del Capítulo VII M. en C. Dra. Bertha Molina Álvarez Laboratorio de Citogenética, Departamento de Investigación en Genética Humana, Instituto Nacional de Pediatría Capítulo 4 M. en C. Nancy Monroy Jaramillo Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía Manuel Velasco Suárez Anexo I del Capítulo 2 y Tema selecto de genética I Dra. Verónica Fabiola Morán Barroso Jefa del Departamento de Genética, Hospital Infantil de México Federico Gómez Anexo I del Capítulo 5 y Anexo IV del Capítulo 6 Dr. Osvaldo M. Mutchinick Baringoltz Jefe del Departamento de Genética, Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición “Salvador Zubirán” Universidad Nacional Autónoma de México. Capítulo 7 y Anexo I del Capítulo 7 Dra. Karem Nieto Martínez Servicio de Genética, Hospital General de México, OD y Facultad de Medicina, Universidad Nacional Autónoma de México Capítulo 9 Dra. Lorena Orozco Orozco Departamento de Biología Molecular, Instituto Nacional de Pediatría, SSA Anexo II del Capítulo VII Dr. David José Dávila Ortíz de Montellano Médico Genetista. Departamento de Genética Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía Manuel Velasco Suárez Capítulo 8 y Anexo III del Capítulo 8 Dra. Rocío Ortiz López Centro de Investigación y Desarrollo en Ciencias de la Salud, Universidad Autónoma de Nuevo León Capítulo 14 Dra. Rosenda Isabel Peñaloza Espinosa Departamento de Sistemas Biológicos, Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Xochimilco Capítulo 2 y Anexo II del Capítulo 2 Dr. Francisco Javier Perea Díaz División de Genética, Centro de Investigación Biomédica de Occidente, Instituto Mexicano del Seguro Social. Centro Universitario de Ciencias de la Salud, Universidad de Guadalajara. Anexo IV del Capítulo 5 Biol. Fernanda Pérez Villagomez Encargada del área de preservación. Departamento de Inmunología e Inmunogenética, Instituto Nacional de Diagnóstico y Referencia Epidemiológicos, (InDRE) Tema selecto de genética II Dra. Ma. Guadalupe Quiñonez Silva Unidad de Investigación Médica en Genética Humana, Hospital de Pediatría. Centro Médico Nacional Siglo XXI, Instituto Mexicano del Seguro Social Anexo I del Capítulo 12 QFB. Miguel Ángel Ramírez Fernández Huella Génica S.A. de C.V. Tema selecto de genética VII M. en C. Sandra Elena Ramos Ángeles Departamento de Investigación en Genética Humana, Instituto Nacional de Pediatría, Capítulo 4 y Anexo III del Capítulo 4 Dr. en C. Héctor Rangel Villalobos Instituto de Investigación en Genética Molecular, Centro Universitario de la Ciénega, Universidad de Guadalajara (CUCI-UdeG) Tema selecto de genética V y Anexo I del Tema selecto de genética V Dr. Miguel Ángel Reyes Servín División de Inmunogenética, Departamento de Trasplantes, Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición “Salvador Zubirán” Tema selecto de genética IV Biol. Danaeé Rodríguez Uribe Encargada de Histocompatibilidad. Departamento de Inmunología e Inmunogenética, Instituto Nacional de Diagnóstico y Referencia Epidemiológicos, (InDRE) Tema selecto de genética II Biol. Alfredo de Jesús Rodríguez Gómez Departamento de Investigación en Genética Humana, Instituto Nacional de Pediatría, Capítulo 4 Dr. Augusto Rojas Martínez Centro de Investigación y Desarrollo en Ciencias de la Salud, Universidad Autónoma de Nuevo León Capítulo 14 M. en C. Ruth Ruíz-Esparza Garrido Unidad de Investigación Médica en Genética Humana, Hospital de Pediatría. Centro Médico Nacional Siglo XXI, Instituto Mexicano del Seguro Social Anexo IV del Capítulo 12 Dra. Martha Eugenia Ruiz Tachiquín Unidad de Investigación Médica en Genética Humana, Hospital de Pediatría. Centro Médico Nacional Siglo XXI, Instituto Mexicano del Seguro Social Anexo V del Capítulo 12 Dr. Fabio Abdel Salamanca Gómez. Titular de la Coordinación de Investigación en Salud, Centro Médico Nacional Siglo XXI, Instituto Mexicano del Seguro Social Capítulo 12 M. en C. Silvia Rosalía Sánchez Sandoval Departamento de Investigación en Genética Humana, Instituto Nacional de Pediatría, Capítulo 4 y Anexo III del Capítulo 4 Dr. Rafael Dulijh Uranga Hernández Médico Genetista, Profesor titular de la Asignatura de Genética Clínica, Facultad de Medicina, Universidad Nacional Autónoma de México Anexo VI del Capítulo 12 Dr. Luis F. Valdés Corona División de Inmunogenética, Departamento de Trasplantes, Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición “Salvador Zubirán” Tema selecto de genética IV Biol. Alejandra Vázquez Abundes Encargada de Citofluorometría y Acreditación. Departamento de Inmunología e Inmunogenética, Instituto Nacional de Diagnóstico y Referencia Epidemiológicos, (InDRE) Tema selecto de genética II M. en C. José Velázquez Aragón. Laboratorio de Biología Molecular. Instituto Nacional de Pediatría. Facultad Mexicana de Medicina de la Universidad la Salle. Anexo III del Capítulo 2 M. en C. Ana Claudia Velázquez Wong Unidad de Investigación Médica en Genética Humana, Hospital de Pediatría. Centro Médico Nacional Siglo XXI, Instituto Mexicano del Seguro Social Anexo II del Capítulo 12 Dr. Carlos Alberto Venegas Vega Médico Especialista en Genética Médica, Servicio de Genética, Hospital General de México, O. D. Capítulo 10, Tema selecto de genética III Dra. María Teresa Villarreal Molina Dirección de Investigación, Instituto Nacional de Medicina Genómica Anexo III del Capítulo VII Dr. Camilo E. Villarroel Cortés Departamento de Investigación en Genética Humana, Instituto Nacional de Pediatría, Capítulo 4 y Anexo I del Capítulo 4 Dra. Emiy Yokoyama Rebollar Departamento de Investigación en Genética Humana, Instituto Nacional de Pediatría Capítulo 6 y Anexo III del Capítulo 6 Dr. Gildardo Zafra de la Rosa Jefe del Departamento de Genética, Hospital Español de México, Facultad de Medicina, Universidad Nacional Autónoma de México Capítulo 5 VIII Colaboradores IX Prólogo Opiniones y hablares de hoy día, ya catalogan como empre- sa riesgosa y acto de valentía, la elaboración y ulterior publi- cación, a la manera tradicional, del libro científico. Augures de mal agüero predicen su pronta y definitiva sumisión ante el tan mal llamado libro electrónico. Por fortuna, aún preva- lecemos quienes por convicción sostenemos que la obra científica impresa en papel de calidad tipográfica, obviamen- te a tono con los dictados tecnológicos modernos, perdura- rán como fuente permanente y privilegiada de información y referencia, y por lo tanto, instrumento principal para el aprendizaje sólido y a profundidad y única manera de cimentar el saber. La lectura concentrada del libro científico, sea o no de intención e índole didáctica, es pues requisito ineludible para sustentar y dar sentido a cualquier informa- ción de último minuto obtenida mediante la ya omnipresen- te parafernalia digital. Más que leer en línea conviene hacer- lo línea por línea. Es pues motivo de alabanza y hora de saludar a la parición de esta nueva aportación al conocimiento de la vertiente clínica de las ciencias de la genética. Antecedente claro de este nuevo libro lo son las tres edi- ciones de la obra que con igual título emanara del talento y la visión de J. Jesús Guízar Vázquez, con la colabora- ción de expertos allegados. Cometido necesariamente pluriautorial, dada la enorme diversidad de nociones y habilidades involucradas, ambas obras comparten coau- tores, si bien no en todos los casos disertan acerca de los mismos tópicos. Alternan con ellos genetistas de la nueva hornada, investigadores en específicas áreas de nuevo conocimiento, tecnología y habilidades. Porque casi ine- vitablemente, en los tiempos que corren en el ámbito científico, progreso implica parcelación. Es decir, la tasa evolutiva actual de las ciencias genéti- co-genómicas es de tal enormidad, que no basta ya la permanente actualización nocional y de habilidades. No es raro que novedades tecnológicas incuben una nueva área de especialización profesional. Tampoco resulta pues aventurado, predecir prontas ediciones subsecuen- tes de esta importante obra. Porque sin duda alguna, Genética Clínica de los doc- tores Victoria del Castillo-Ruiz, Rafael D. Uranga- Hernandez y Gildardo Zafra-de la Rosa, por sus altos méritos, ingresa hoy al universo de los libros imprescin- dibles para quienes, en una calidad u otra, se desempe- ñan, o viven en necesidad de saber más de esta no por añosa menos actual área de la medicina de hoy. Silvestre Frenk XI Dedicatoria A mi familia por su estímulo y apoyo incondicional para realizar esta obra. A mi gran amigo el Dr. Jesús Guízar Vázquez (QEPD) por haberme invitado a participar en sus proyectos de difu- sión de la Genética Clínica. A la Dra. Ma. Elena Castillo Romero (QEPD) y al Dr. Gildardo Espinosa de Luna del Departamento de Embriología de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México por el esfuerzo realizado para la ense- ñanza de la Genética Clínica en la carrera de Medicina. A mis pacientes por ser siempre un reto y gran incentivo de estudio. Dra. Victoria del Castillo Ruíz. Poco son los momentos que tenemos en la vida para honrar a quien lo merece y nunca las circunstancias parecen ser suficientes. No somos muchos lo que hemos tenido la oportunidad de conocer a un verdadero maestro, y aunque podemos ofrecer muchas acepciones al término, yo me quedo con la siguiente: “persona sabia, con la suficiente humildad para compartir su conocimiento, con la capacidad para graduar la dosis exacta de disciplina y cordialidad para formar a un ser humano”. En cada línea de la presente obra, se aprecia su injerencia, pues como si se tratara de transmisión mendeliana, gene- tistas de varias generaciones vertieron su conocimiento de la misma forma en que él lo hacía. Dentro de sus anhelos e inquietudes, muchas veces compartidos, nos motivaba a tener siempre la mente inquieta, aportando a la construc- ción del conocimiento. Su legado perdurará en la genética clínica del país y es un ejemplo claro de la fortaleza de la intelectualidad mexicana, base de la subsistencia de nuestra tan golpeada patria. Con respeto y agradecimiento, se dedica esta obra a la memoria del Dr. J. Jesús Guízar Vázquez. Dr. R. Dulijh Uranga H. A J. Jesús Guízar Vázquez. Es justo reconocer en esta obra al Dr. José de Jesús Guízar Vázquez, quien logró conjuntar la labor editorial de más de 70 especialistas en genética, con el fin crear una obra accesible, didáctica y actualizada, dirigida especialmente a los estudiantes de medicina, pero también de utilidad para los médicos generales y especialistas. En todo momento de la creación de esta obra lo recordamos como el sembrador editorial de la genética clínica en México. A la Maestra María Elena Castillo y del Dr. Gildardo Espinosa de Luna. La asignatura de Genética Clínica en la Facultad de Medicina de la UNAM, se instituyó gracias a la apertura y disposi- ción de la Maestra María Elena Castillo y del Dr. Gildardo Espinosa de Luna, quienes pusieron todo su entusiasmo, trabajando junto con los profesores para el óptimo desarrollo del programa del Curso. Posteriormente continuaron manteniendo su participación e interés para mejorar el contenido. Desafortunadamente la muerte sorprendió a María Elena, a quien recordamos por su fino trato, siempre vigorosa, entusiasta y alegre. El Dr. Gildardo Espinosa de Luna ha continuado la labor y ahora contamos con su participación y estímulo para llevar al cabo esta obra, de la cual se debe sentir orgulloso puesto que él la inició y la impulsó; queda en nosotros nuestro más sincero reconocimiento. Dr. Gildardo Zafra de la Rosa. XIII Contenido Colaboradores...........................................................................................................................................................V Prólogo....................................................................................................................................................................IX Dedicatoria.......................................................................................................................................................XI Capítulo 1. Importancia de la genética en medicina....................................................................................................1 Ruben Lisker Yourkowitzky Capítulo 2. Bases moleculares de la herencia............................................................................................................11 Alicia B. Cervantes Peredo, Marisol López López, Diego J. Arenas Aranda, Rosenda I. Peñaloza Espinosa ANEXO I. Variación genética humana.............................................................................................................39 Marisol López López, Alicia B. Cervantes Peredo, Nancy Monroy Jaramillo ANEXO II. DNA mitocondrial humano: polimorfismo y variabilidad en las poblaciones.................................45 Rosenda I. Peñaloza Espinosa, Ricardo M. Cerda Flores ANEXO III. Fundamentos y aplicaciones de las principales técnicas de diagnóstico molecular en enfermedades mendelianas............................................................49 Miguel Ángel Alcántara Ortigoza, Ariadna Estela González del Ángel, José Velázquez Aragón ANEXO IV. Telómero y telomerasa..................................................................................................................59 Diego J. Arenas Aranda Capítulo 3. Nosología genética.................................................................................................................................63 Victoria del Castillo Ruíz ANEXO I. Árbol genealógico en la historia genética........................................................................................85 Victoria del Castillo Ruíz ANEXO II. Otros diagramas familiares............................................................................................................91 Victoria del Castillo Ruíz ANEXO III. Abordaje del paciente dismorfológico..........................................................................................95 Victoria del Castillo Ruíz, Ariadna González del Ángel Capítulo 4. Patología cromosómica.........................................................................................................................101 Sara Frías Vázquez, Bertha Molina Álvarez, Alfredo de Jesús Rodríguez Gómez, Sandra Elena Ramos Ángeles, Silvia Rosalía Sánchez Sandoval, Camilo Villarroel ANEXO I. Características clínicas de las autosomopatías...............................................................................127 Camilo Villarroel ANEXO II. Técnicas de citogenética convencional.........................................................................................133 Roberto Guevara Yáñez ANEXO III. Citogenética molecular...............................................................................................................141 Sara Frías, Sandra Elena Ramos Ángeles, Silvia Rosalía Sánchez Sandoval Capítulo 5. Herencia mendeliana: parte I ...............................................................................................................147 Gildardo Zafra de la Rosa ANEXO I. Acondroplasia..............................................................................................................................155 Verónica Fabiola Morán Barroso, Constanza García Delgado, Carlos Manzano Sierra, Francisco Flores Ramírez ANEXO II. Neurofibromatosis tipo 1.............................................................................................................161 Ma. Antonieta de Jesús Araujo Solís, Juan Carlos Huicochea Montien ANEXO III. Síndrome de Marfan..................................................................................................................165 Ma. Antonieta de Jesús Araujo Solís, Juan Carlos Huicochea Montien ANEXO IV. Anemia drepanocítica.................................................................................................................169 Bertha Ibarra, Luis Felipe Guzmán, F. Javier Perea Capítulo 6. Herencia mendeliana: parte 2...............................................................................................................171 Victoria del Castillo Ruíz, Emiy Yokoyama Rebollar ANEXO I. Distrofia muscular de Duchenne y Becker....................................................................................187 Miguel Ángel Alcántara Ortigoza ANEXO II. Hemofilia tipo A..........................................................................................................................193 Miguel Ángel Alcántara Ortigoza ANEXO III. Raquitismo hipofosfatémico ligado al X.....................................................................................199 Emiy Yokoyama Rebollar ANEXO IV. Síndrome de Rett.......................................................................................................................203 Constanza García Delgado, Verónica Fabiola Morán Barroso, Francisco Flores Ramírez Capítulo 7. Herencia multifactorial.........................................................................................................................207 Osvaldo Mutchinick Baringoltz ANEXO I. Malformaciones congénitas...........................................................................................................215 Osvaldo M. Mutchinick, Jazmín Arteaga Vázquez, Leonora Luna Muñoz ANEXO II. Genómica del asma.....................................................................................................................221 Lorena Orozco, Silvia Jiménez-Morales ANEXO III. Genética de la diabetes mellitus tipo 2.......................................................................................227 María Teresa Villarreal Molina ANEXO IV. Genética de la hipertensión arterial esencial...............................................................................231 Jazmín Arteaga Vázquez ANEXO V. Genética de la obesidad...............................................................................................................235 Juan Pablo Méndez Blanco ANEXO VI. Genómica de la osteoporosis......................................................................................................239 María Aurelia López Hernández, Adolfo Aguayo Gómez Capítulo 8. Mecanismos no clásicos de herencia.....................................................................................................243 María Elisa Alonso Vilatela, María de Lourdes González del Rincón, David José Dávila Ortiz de Montellano XIV Contenido Contenido XV ANEXO I. Síndrome de Prader Willi.............................................................................................................261 María de Lourdes González del Rincón ANEXO II. Enfermedad de Huntington.........................................................................................................263 María Elisa Alonso Vilatela ANEXO III. Enfermedad mitocondrial...........................................................................................................265 David José Dávila Ortiz de Montellano Capítulo 9. Aspectos genéticos, moleculares y celulares de la diferenciación gonadal................................... .....269 Susana Kofman Alfaro, Karem Nieto Martínez, Laura Gómez Laguna, Alicia Cervantes Peredo Capítulo 10. Desórdenes del desarrollo sexual.......................................................................................................281 Susana Kofman Alfaro, Julio Mayorga Camargo, Carlos Alberto Venegas Vega, Saúl Lira Albarrán Capítulo 11. Errores innatos del metabolismo.........................................................................................................295 María del Carmen Esmer Sánchez, Antonio Bravo Oro, Esther Lieberman Hernández, Victoria del Castillo Ruíz ANEXO I. Fenilcetonuria...............................................................................................................................323 María del Carmen Esmer Sánchez, Victoria del Castillo Ruíz ANEXO II. Mucopolisacaridosis con terapia de reemplazo enzimático..........................................................327 Victoria del Castillo Ruíz, Antonio Bravo Oro, Esther Lieberman Hernández Capítulo 12. Genética y cáncer...............................................................................................................................333 Diego J. Arenas Aranda, Fabio Abdel Salamanca Gómez ANEXO I. Cáncer familiar.............................................................................................................................341 Ma. Guadalupe Quiñonez Silva ANEXO II. Estudios citogenéticos en cáncer..................................................................................................345 Ana Claudia Velázquez Wong ANEXO III. Cáncer de mama........................................................................................................................349 Eunice López Muñoz ANEXO IV. Genómica y proteómica en cáncer..............................................................................................353 Beatriz Castrejón Gallegos, Ruth Ruíz Esparza Garrido ANEXO V. Virus y cáncer..............................................................................................................................357 Martha Eugenia Ruiz Tachiquín ANEXO VI. Poliposis adenomatosa familiar...................................................................................................361 Rafael Dulijh Uranga Hernández Capítulo 13. Asesoramiento genético: diagnóstico predictivo y prenatal.................................................................365 Alessandra Carnevale, Patricia Grether González Capítulo 14. Recursos terapéuticos y medicina genómica.......................................................................................381 Augusto Rojas Martínez, Rocío Ortiz López y Daniel Cervantes García Temas selectos de genética Tema selecto I. Farmacogenética y farmacogenómica.....................................................................................403 Marisol López López, Alicia Cervantes Peredo, Nancy Monroy Jaramillo Tema selecto II. Aplicaciones terapéuticas de las células progenitoras y aspectos éticos........................................................................................ ......421 Clara Gorodezky, Carmen Aláez, Fernanda Pérez, Alejandra Vázquez, Danaeé Rodríguez, Hilario Flores Tema selecto III. Pruebas citogenéticas basadas en microarreglos...................................................................439 Carlos Alberto Venegas Vega Tema selecto IV. Inmunogenética del complejo principal de histocompatibilidad...........................................445 Julio Granados Arriola, Claudia Álvarez Carreño, Alejandra Lara Mejía, Miguel Angel Reyes Servín, Luis F. Valdés Corona Tema selecto V. Genética de poblaciones........................................................................................................461 Héctor Rangel Villalobos Anexo I. Orígenes y estructura vía paterna y materna de la población mestiza mexicana........................477 Héctor Rangel Villalobos, Gabriela Martínez Cortes Tema selecto VI. Genética y bioética.............................................................................................................485 Jorge Luis Hernández Arriaga Tema selecto VII. Tecnología de DNA para identificar individuos..................................................................495 Jaime Berumen Campos, Mariano Guardado Estrada, Eligia Juárez Torres, Miguel Angel Ramírez Fernández Índice......................................................................................................................................................................521 XVI Genética clínica 1 © E di to ria l E l m an ua l m od er no F o to c o p ia r s in a u to ri z a c ió n e s u n d e lit o . Importancia de la genética en medicina El ser humano se origina de la unión de dos células sexuales, el óvulo y el espermatozoide que al juntarse dan lugar al cigoto. La mitad de la dotación cromosó- mica de esta célula, proviene de la madre y el resto del padre. Por divisiones celulares sucesivas y el proceso de diferenciación celular, esta célula se convierte en recién nacido a menos que se pierda, ya que la tasa de abortos espontáneos es elevada, para algunos autores de más de 50%. Todas las características fisiológicas o patológicas del individuo, son resultado de la interacción entre su estruc- tura genética y el ambiente en que se desarrolla. Para algunas características son más importantes los factores hereditarios y para otras predominan las ambientales. Por ejemplo, el grupo sanguíneo al que se pertenece depen- de en especial de los genes que se heredan de los padres, mientras que los traumatismos son principal, pero no exclusivamente ambientales. Por ejemplo, una persona con problemas de visión o audición de origen genético, es más probable que tenga un accidente en la calle, que quienes ven y escuchan con normalidad. A pesar de lo anterior, por muchos años hubo desin- terés por parte de médicos y genetistas de los proble- mas hereditarios en la especie. Los primeros pensaban que los padecimientos genéticos eran demasiado infre- cuentes como para ser de interés médico y los segun- dos consideraban que eran poco útiles para estudios genéticos. El tiempo de gestación es muy prolongado (nueve meses), el tiempo requerido para que un recién nacido se pueda reproducir es largo, no menos de 13 años en las mujeres, más en los varones y, por último, no se pueden aparear al gusto del investigador como para hacer “experimentos de interés científico”. Sin embargo, resulta que las enfermedades hereditarias no son raras, sino que en su conjunto tienen trascendencia y el hombre es el animal que mejor se conoce, ya que de ningún otro se tiene información similar y las cru- zas de interés científico se realizan por azar con sufi- ciente frecuencia como para ser informativas. ALGO DE HISTORIA Knudson (2005), conocido genetista médico recién falle- cido, señala en un escrito en que describe su experiencia personal sobre la evolución de la genética y la medicina, que en el decenio de 1940-49, la disciplina que se cono- ce hoy día como genética médica, no parecía existir, cuando menos en EUA. Otros autores de esa época opi- naron que la única tecnología disponible para los estu- dios genéticos en nuestra especie era el árbol genealógi- co y que no fue sino hasta que Beadle y Tatum (1941) definieran la función de los genes con su propuesta de - un gen una enzima- que marca el inicio de la bioquími- ca genética. De hecho completan la descripción de Garrod en 1902, de un error congénito del metabolismo, la alcaptonuria, ya que aunque este autor sí se refirió a que una deficiencia enzimática era responsable de la acumulación de sustrato, lo que a su vez producía la enfermedad, omitió relacionarlo con un gen defectuoso. En el mismo sentido, cabe la observación de Pauling et al., (1949) de que la hemoglobina S tenía una movilidad electroforética distinta a la hemoglobina normal, indi- cando un cambio en su carga eléctrica y por tanto de la secuencia de aminoácidos, lo que le dio pie a plantear el concepto de enfermedad molecular, que abrió un campo fértil en la genética humana. El número correcto de cromosomas en la especie, se desconocía, hasta la publicación de Tjio y Levan en 1956 y no menos importantes fueron dos datos citogenéticos, primero la identificación de la trisomía 21 como respon- sable del mongolismo por Lejeune en 1959 y luego la descripción de Nowell y Hungerford un año después, del cromosoma “Philadelphia”, primera aberración cromosó- mica específica de una enfermedad maligna. Algo más de una década después se describió la técnica para obtener las bandas Q en los cromosomas (Caspersson et al., 1971), lo que detonó el crecimiento explosivo de la cito- genética, hasta la actualidad. La genética humana siguió creciendo con mayor o menor rapidez, hasta el adveni- 1 Ruben Lisker Yourkowitzky miento de nuevas tecnologías, que dieron lugar a lo que se llamó Nueva genética Este término fue acuñado por Comings en 1980 en refe- rencia al uso de las nuevas técnicas de biología molecu- lar para el diagnóstico prenatal de diversas enfermedades en lo particular y para el estudio del genoma humano en lo general. Algunas de ellas son: 1) las enzimas de restric- ción, también llamadas endonucleasas, que son compo- nentes normales de las bacterias que se caracterizan por cortar el DNA de manera selectiva, en los sitios donde reconocen una secuencia dada de nucleótidos (sitios de restricción) lo que permitió por un lado fabricar molécu- las híbridas de DNA procedentes de especies diferentes, y por el otro identificar la presencia de sitios de restric- ción específicos en el genoma, lo que se utiliza para el diagnóstico prenatal de diversas enfermedades; 2) la téc- nica de Southern desarrollada por un investigador britá- nico de ese apellido, permite seleccionar in vitro dentro de muchos fragmentos de DNA producidos de forma experimental, aquel que es de interés; y 3) la reacción en cadena de la polimerasa que permite amplificar con rapi- dez fragmentos cortos de DNA que han resultado de gran ayuda para el diagnóstico de muchas enfermedades genéticas. Éstas y otras tecnologías, sirvieron para que en 1990 se iniciara un proyecto internacional que está revo- lucionando la práctica de la genética médica y que se conoció como el proyecto internacional del genoma humano (PIGH) Participaron en este proyecto seis países: Alemania, Francia e Inglaterra de Europa, China y Japón de Asia y EUA del continente americano, siendo este último el que contribuyó con mayor número de laboratorios e infor- mación. Sus dos objetivos principales fueron: 1) conocer la ubicación cromosómica de todos los genes (elaborar un mapa genético); y 2) averiguar la secuencia completa de las 3 200 millones de pares de bases que integran el genoma. Además se pretendía obtener la secuencia del DNA de otros animales y plantas y se dedicó 5% del pre- supuesto para estudiar los efectos éticos, legales y socia- les del proyecto. Hubo dos esfuerzos paralelos uno, el internacional al que se hace referencia en este capítulo, cuya cabeza inicial fue J. Watson y el otro liderado por C. Venter de los laboratorios Celera Genomics, que usando una metodología diferente tuvo los mismos propósitos. El PIGH se inició en 1990 y se planeó que duraría 15 años, pero ya para el inicios del 2001, se publicó el pri- mer borrador de más de 90% del genoma humano, que apareció en la revista Nature (Lander et al., 2001). En abril del 2003, se anunció la terminación del proyecto pocos días antes del 50 aniversario de la publicación semanal de Watson y Crick proponiendo la estructura del DNA. Hasta mayo de 2002 se habían secuenciado los genomas de 877 virus, 81 microbios, la levadura Saccharomyces cerevisiae, el nemátodo Caenorhabditis ele- gans, el parásito del paludismo y otros organismos más. Para septiembre del 2008, la obra Mendelian Inheritance in Man de McKusick identificaba a 18 961 genes o feno- tipos con herencia mendeliana. Un dato importante emanado del análisis de todos estos genomas es la gran homología que hay entre las diferentes especies que es mayor entre más cercanas están, lo que apoya de mane- ra contundente la evolución de las especies por selección natural propuesta por Darwin en 1859. A manera de ejemplo, la proporción de diferencias entre los humanos entre sí es del orden de 0.1% y las del humano con los chimpancés, los “primos” más cercanos, es de alrededor de 1.5%. MEDICINA GENÓMICA Conforme avanzó el PIGH resultó fácil predecir que los resultados serían importantes para la medicina. La pala- bra genomics fue acuñada en 1987 en el primer número de la revista Genomics, cuyo principal artículo se llamó: “Una nueva disciplina, un nombre nuevo y una nueva revista”. Por algún tiempo parecía que todo el asunto era difícil y complejo. Sin embargo Beaudet (1999) en su discurso de salida como presidente de la Asociación Americana de Genética Humana, sugirió que la medici- na genómica era simplemente el uso sistemático del aná- lisis genotípico, de preferencia por el estudio directo del DNA, para mejorar la calidad de la atención médica. Al principio y como ya se señaló, la única tecnología dispo- nible era la elaboración del árbol genealógico (en espe- cial datos clínicos), después se añadieron estudios de laboratorio para identificar algunos metabolitos alterados en enfermedades genéticas (p. ej., fenilcetonuria), análi- sis electroforético de hemoglobina (hemoglobinas anor- males), deficiencias enzimáticas (deficiencia de G-6-PD eritrocítica), alteraciones numéricas de los cromosomas (Down) y aberraciones estructurales diversas, desde grandes como los isocromosomas y pequeñas, como las microdeleciones. Al inicio las alteraciones del DNA se inferían por los datos clínicos o por los trastornos en sus productos (proteínas) y ahora se pasa al estudio directo del DNA. Estas consideraciones deben desmitificar la percepción de que la medina genómica es complicada y sólo asequible a los iluminados (as), ya que se trata sólo del uso de nuevas tecnologías. Esto lleva a realizar los comentarios que siguen sobre algunos aspectos puntua- les de la genética humana actual. Ejercicio de la medicina Hasta hace poco, el paradigma médico era diagnóstico, seguido de tratamiento y ahora está cambiando a predic- ción seguida de prevención. Antes el enfermo acudía al médico por presentar alguna molestia y después de diag- nosticarse el padecimiento, se le daba un tratamiento con una tasa de éxito variable. Ahora, gracias a las herramien- tas proporcionadas por la medicina genómica, se podrán identificar desde la más tierna edad muchas enfermeda- des de forma total o parcial genéticas que podrán aque- jar a cada sujeto en el curso de su vida (predicción) y podrán desarrollarse las estrategias necesarias para preve- nirlas, que no necesariamente serán de tecnología com- pleja. Un ejemplo sería el de los sujetos homocigotos para la variante Z de la α-1 antitripsina, cuya frecuencia en población blanca estadounidense es de 1 en 5 000. Este genotipo se asocia a un alto riesgo de padecer enfi- sema pulmonar y 50% de supervivencia para quienes © E di to ria l E l m an ua l m od er no F o to c o p ia r s in a u to ri z a c ió n e s u n d e lit o . 2 Genética clínica fuman es del orden de 40 años, cifra que sube a los 60 años para quienes se abstienen de hacerlo. La medida preventiva es no fumar y resulta obvia la ventaja de pre- venir sobre curar, tanto para el enfermo como para la sociedad. Se pueden distinguir dos casos diferentes: 1) la identificación de los genes que necesariamente causan una enfermedad; y 2) la identificación de genes que aumentan la probabilidad de padecer una enfermedad y que se pueden definir como genes de susceptibilidad. Identificación de genes cuya presencia se asocia siem- pre a enfermedad. Deben considerarse dos situaciones, aquellas en que es posible tomar medidas preventivas y en las que esto todavía no es posible hacerlo. Un ejemplo de las primeras es la fenilcetonuria. Ésta es una enferme- dad devastadora que se hereda en forma mendeliana recesiva y cuya sintomatología, principalmente retraso mental profundo, puede evitarse por completo mediante medidas dietéticas sencillas, como el cuidar que el recién nacido afectado se alimente con leche libre de fenilalani- na o con concentraciones muy bajas de este aminoácido. Para que la estrategia funcione se requiere que el trata- miento se inicie lo más temprano posible, de preferencia antes de cumplir un mes de edad y que se prolongue durante años. La logística para lograr esto en México se puede complicar, porque se requiere de un programa permanente de tamiz neonatal y de un seguimiento efi- ciente de los pacientes cuyas pruebas diagnósticas al ini- cio son positivas, lo cual no parece ser la regla en la medi- cina pública. Una situación diferente es la de la fibrosis quística del páncreas, padecimiento caracterizado por problemas pulmonares y del páncreas, que también se puede diagnosticar muy temprano, pero no hay medidas para prevenirla en la actualidad y los pacientes suelen morir en la juventud. La única opción actual sería el aborto electivo si se hace el diagnóstico cuando el emba- razo es lo suficiente joven, lo que puede ser en embara- zos de alto riesgo, que son aquellos que ocurren en muje- res con hijos previos afectados de esta enfermedad y la otra es esperar el nacimiento con la esperanza de que entre tanto surja algún tratamiento efectivo. Una variante de esta situación lo constituyen los pade- cimientos de aparición tardía como por ejemplo la corea de Huntington. Los hijos de pacientes con esta enferme- dad tienen 50% de riesgo de tenerla, según que hereden o no el gen anormal del paciente y la sintomatología comienza a manifestarse alrededor de los 40 años de edad. El diagnóstico molecular se puede realizar desde muy temprano y el dilema radica cuando hay que comu- nicárselo al paciente y a su familia. La prueba diagnósti- ca debe realizarse, porque los resultados negativos dan tranquilidad. Hay cierto acuerdo en que puede pospo- nerse la información hasta que los individuos presinto- máticos sean adultos jóvenes y estén pensando en formar su propia familia, ya que eso les permite informar al cón- yuge potencial y planear su descendencia. Informar antes tiene quizá efectos negativos en la conducta y estilo de vida de los pacientes, quienes ni siquiera saben si van a vivir el tiempo suficiente para manifestar la enfermedad, que por cierto es altamente incapacitante y lleva a la muerte en un promedio de 10 años. Identificación de genes de susceptibilidad. Son aque- llos cuya presencia significa un aumento en el riesgo de padecer una enfermedad, más no hay seguridad de ello. Ésta es la situación en que se encuentran los padecimien- tos multifactoriales, además de que el riesgo puede aumentar conforme avanza la edad del sujeto, lo que per- mite tomar medidas preventivas más o menos exitosas. El mejor ejemplo de esta situación es el carcinoma de mama y ovario familiar. Una mujer nacida en una fami- lia con esta problemática, cuando tiene una mutación de varias posible en los genes BCRA-1, BCRA-2 o ambos, tiene una probabilidad de 90% de desarrollar cáncer de mamá si vive hasta los 80 años. La conducta a seguir es difícil, se puede recomendar un seguimiento cuidadoso con mastografías periódicas a partir de cierta edad, pero se ignora cuál es la edad para iniciar dicho programa y se corre el riesgo de retrasarlo demasiado. Hay evidencia empírica de que la mastectomía bilate- ral preventiva reduce de manera considerable la morbili- dad y mortalidad del padecimiento, pero se desconoce a qué edad realizarla y no se puede garantizar 100% de efi- cacia, ya que aun con mastectomías radicales pueden permanecer algunas células glandulares capaces de vol- verse malignas en el futuro. En una publicación de la Clínica Mayo en 1999, aparecida en el New England Journal of Medicine, mencionan que en un lapso de 33 años se realizaron 639 mastectomías bilaterales a muje- res con riesgo elevado de tener este padecimiento, a juz- gar por su historia familiar. Se esperaba que sin la opera- ción 70 de ellas desarrollaran el tumor y sólo siete lo hicieron, y se esperaba que 25 murieran y sólo dos lo hicieron. Sin embargo, mucha gente está en contra de esta solución, ya que además de lo dicho, está el dilema de realizar una cirugía mayor con consecuencias psicoló- gicas potencialmente graves, para quitar un tejido sano con el objeto de prevenir una enfermedad que tal vez nunca ocurra. Por último es importante plantear un problema de la medicina predictiva. Se trata de cómo explicar a los enfermos que 1) una prueba positiva no es igual a estar enfermos, que sólo indica un aumento de riesgo en rela- ción con la que tiene la población general; y 2) que exis- ten resultados falsos negativos, porque las pruebas habi- tuales sólo identifican las mutaciones más comunes en determinada población y que existen otras más que tam- bién pueden producir la enfermedad, y que ni siquiera son estudiadas con las pruebas habituales. Asociación gen enfermedad El resultado del PIGH mostró que una de las fuentes principales de variabilidad genética entre las personas son los llamados SNP (single nucleotide polymorphisms). Existen cuando menos tres millones de ellos en el genoma y se pensó que serian útiles para identificar el componente genético de las características humanas nor- males como la estatura o la inteligencia y, sobre todo, de enfermedades comunes como diabetes, hipertensión arterial, cáncer y muchas otras. La estrategia para lograr- lo ha sido el comparar la distribución de decenas de miles de SNP a lo largo del genoma, en grupos de pacien- tes y sus respectivos controles, en estudios conocidos en epidemiología como de “casos y controles”. La estrategia se denomina en inglés como “genome wide association stu- dies (GWAS)”, que puede traducirse como “estudios de asociación genómica total (asociación entre algunas© E di to ria l E l m an ua l m od er no F o to c o p ia r s in a u to ri z a c ió n e s u n d e lit o . Importancia de la genética en medicina 3 enfermedades y los marcadores genéticos [SNP] investi- gados)”. La idea es que si algún marcador es más frecuen- te en los casos que en los controles, pudieran estar de manera directa o indirecta involucrados en el padeci- miento y considerarse como factores de riesgo. Un buen ejemplo de este tipo de estudios es una publicación de The Wellcome Trust Case Control Consortium (2007) en que investigaron en población bri- tánica alrededor de 2 000 individuos para cada uno de siete enfermedades diferentes y los compararon con 3 000 controles compartidos para los siete grupos de enfermos. Estudiaron en cada caso a 500 568 SNP y las enfermedades fueron: trastorno bipolar, enfermedad coronaria, hipertensión arterial, enfermedad de Crohn, artritis reumatoide, y diabetes mellitus tipos 1 y 2. Encontraron varias asociaciones en las diferentes enfer- medades, todas con un efecto modesto en la presencia de la misma, pero concluyen diciendo que será una herra- mienta útil para conocer la fisiopatología de las enferme- dades genéticas multifactoriales. A pesar de los buenos deseos, puede afirmarse que se han realizado numerosas investigaciones de GWAS y la realidad es que en muchos de los estudios se encuentra asociación estadística entre un padecimiento y uno o más marcadores, pero cada uno de ellos explica poco de la carga genética y su valor predictivo es bajo. Varios investigadores empiezan a desesperarse y consideran que los GWAS no resultan adecuados para conocer el com- ponente genético de las enfermedades estudiadas y apro- vechando la tecnología para obtener la secuencia de bases del DNA ha mejorado de forma notable y se ha vuelto mucho más económica, lo conveniente es realizar la secuencia total del genoma de varios miles de personas y correlacionarlos con todas las características de los par- ticipantes, incluyendo datos personales, estado de salud, características antropológicas y resultados de estudios de laboratorio y gabinete. El líder de este esfuerzo es Frank Church de la Universidad de Harvard y los primeros resultados se subieron a Internet en 2008. Para terminar con los GWAS, se debe señalar, que dado que se han vuelto muy populares (no requieren de hipótesis sólidas y los resultados son casi siempre publi- cables), para lograr resultados útiles, se requieren cuando menos tres condiciones: 1) que las pruebas de laborato- rio empleadas sean confiables e identifiquen siempre los mismos marcadores; 2) que el grupo de enfermos tengan en realidad el mismo padecimiento; y 3) que el grupo control sea apropiado. Lo más fácil de conseguir es lo pri- mero, ya que hay excelentes equipos de laboratorio para el propósito y la tradición de control de calidad de las pruebas de laboratorio es ya antigua y exitosa. Otro punto es motivo de cierta preocupación, ya que el diag- nóstico de cualquier “enfermedad” se hace cuando se asocian una serie de síntomas y signos de ella, pero en rigor pocas veces se dispone de alguna prueba indepen- diente de que tengan en realidad el mismo padecimien- to. Por último el asunto del grupo control correcto puede ser complejo, en particular cuando los casos, como es común provienen de población hospitalaria. De manera ideal, los controles deben obtenerse del mismo universo que los casos y no tener la enfermedad en cuestión. El no prestar debida atención al asunto puede llevar a resulta- dos espurios, que no son raros en este campo, aunque existen diversos métodos para contender con este pro- blema. El asunto es preocuparse por esto y pensar bien como integrar el grupo control. Pruebas genéticas por Internet Poco tiempo después de terminado el PIGH, se empezó a ofrecer por Internet pruebas genéticas para diagnosti- car diversas enfermedades, lo que se conoce como DTC (direct-to-consumer genetic testing). La propaganda de los vendedores hace énfasis en que los resultados ayudan a los usuarios y sus médicos a identificar genes de riesgo para diversas enfermedades y tomar medidas para redu- cirlas. También los usan para dar recomendaciones dieté- ticas diversas como el uso de suplementos nutricionales individualizados con base en el genoma personal. Otros supuestos usos de estas pruebas, van desde la obtención del componente étnico del usuario, hasta predecir en qué deporte podrían destacar los hijos de alguna persona. Aparte de que algunos de los objetivos son de entrada muy poco probables, la diferencia fundamental entre las DTC y las pruebas genéticas tradicionales, es que en la pri- mera, tanto la solicitud de la prueba como el consejo deri- vado de los resultados, se realiza sin la intervención de un intermediario (casi siempre un médico) lo que no ocurre en el contexto habitual. Las pruebas se ofrecen y venden por Internet y cuando el usuario la compra, recibe del ven- dedor un material para obtener la muestra biológica, que puede ser un simple hisopo para recoger células por raspa- do de la mucosa bucal y se le regresan para procesarse. Al cabo del tiempo convenido, el consumidor recibe los resultados con recomendaciones adicionales. Las supuestas ventajas del procedimiento, son que incrementan el acceso a diversas pruebas genéticas, lo que da mayor autonomía y poder de decisión al usuario, además de aumentar la confidencialidad del resultado, ya que no forma parte de un expediente médico. Tengo dudas sin embargo, de qué tan confidencial es el resulta- do, ya que todo el proceso se realiza por vía electrónica, además de que los problemas potenciales son de peso. El usuario puede escoger pruebas fuera de contexto y sin entender bien sus alcances además de que en la actuali- dad no hay garantía de que las pruebas tengan validez analítica (que den resultados exactos) y validez clínica (que existan datos científicos que avalen el decir de las compañías que venden las pruebas). En 2006 la GAO (United States Government Accountability Office) investigó varias compañías que ofrecían pruebas genéticas por Internet, concluyendo que realizaban predicciones sobre la posibilidad de tener enfermedades genéticas sin fundamento científico. De entonces a la fecha han aparecido nuevas compañías, supuestamente de buena calidad y decidieron realizar una investigación al respecto. Obtuvieron muestras duplicadas de cinco donadores y las enviaron para analizar a cuatro laboratorios diferen- tes. Una de las muestras de cada laboratorio tenía datos reales sobre el género, edad, etnicidad e historia clínica resumida y el duplicado se alteró cambiando la edad, etnicidad e historia clínica. Se pidió a las compañías que hicieran predicciones relacionadas con 15 enfermedades diferentes. Los resultados obtenidos diferían con fre- cuencia entre los cuatro laboratorios y no se alineaban © E di to ria l E l m an ua l m od er no F o to c o p ia r s in a u to ri z a c ió n e s u n d e lit o . 4 Genética clínica con la historia clínica real de los participantes. Hubo poca coincidencia entre las muestras que se enviaron duplicadas y se encontraron varios ejemplos en que las compañías hacían afirmaciones inadecuadas sobre el uso de las pruebas e incluían en su publicidad propaganda con afirmaciones no validadas, hechas sólo con el propó- sito aparente de vender los productos. El documento (GAO-10-847T) que contiene en detalle lo anterior, se puede obtener de manera gratuita de la página web de esta oficina. A continuación se presenta de forma abreviada, las recomendaciones recientes que hizo la Asociación Americana de Genética Humana sobre el particular, que tiene tres puntos principales: • Transparencia. Con el objeto de promover la transparen- cia y lograr que los proveedores y consumidores hagan decisiones informadas sobe la realización de DTC, las compañías deben proporcionar toda la información rele- vante de una manera fácil de entender. Esto incluye los datos relativos a la sensibilidad, especificidad y valor pre- dictivo de las diferentes pruebas. También se deben pre- sentar las pruebas científicas en que se basan tanto los supuestos beneficios como las limitaciones de cada prue- ba. El proveedor debe hacer explícita su política sobre la privacidad de la información. • Educación a los proveedores. Los proveedores de las pruebas genéticas deben ser educados por organizacio- nes profesionales para asegurarse que comprenden los conceptos de validez analítica y validez clínica de las pruebas, que les permita aconsejar a los usuarios sobre los supuestos beneficios y limitaciones de las pruebas. • Vigilancia de la calidad de las pruebas y los laborato- rios. El gobierno federal debe certificar la calidad de los proveedores de estos servicios, para asegurar que los posibles beneficios sean ciertos, además de estable- cer mecanismos de regulación permanentes. Estas recomendaciones parecen aceptables, pero es importante agregar que otro punto en contra de la prác- tica de las DTC, ejercidas con poco rigor científico, es que si no se obtienen los resultados deseados, en el caso de la nutrigenética por ejemplo, no sólo se desprestigian las pruebas realizadas, sino también las demás que en realidad pueden ser valiosas en el cuidado de la salud. El punto es disminuir el énfasis de lo comercial y perseguir la buena ciencia. Confidencialidad Es un acuerdo implícito entre el médico y paciente en el que el médico se compromete a no revelar la informa- ción del enfermo sin su permiso. Esto puede complicar- se, en particular en el campo de la genética médica, si al realizar algún estudio surgen datos que fuera pertinente revelar a: 1) el mismo paciente ante resultados inespera- dos no relacionados con el motivo de la consulta; 2) familiares cercanos porque surge la posibilidad de que ellos puedan transmitir alguna enfermedad genética a su descendencia; y 3) a terceras personas que pudieran verse afectadas por la patología encontrada en el pacien- te. El asunto no es sencillo, ya que el médico tiene como obligación, además de conservar el secreto profesional, el proteger a terceros de posibles daños. Es posible que si en la primera entrevista que se tiene con el paciente se discute esta problemática se eviten un sinnúmero de problemas. Resultados inesperados. En un estudio hecho con otro propósito puede sugerir la existencia de no paterni- dad o que un hijo sea adoptado y debe decidirse de ante- mano a quién se le va a informar. Se puede averiguar si el padre o la madre es quien está transmitiendo la enfer- medad y ello puede llevar a problemas en la pareja y, por último debe discutirse con los enfermos cuál es la postu- ra del médico con relación a informar a terceros, como compañías de seguros, empleadores potenciales y otros grupos. Riesgos para familiares cercanos. Qué hacer cuando los resultados del paciente sugieren la posibilidad de que algún miembro de su familia inmediata pueda estar afec- tado y el paciente no quiere que se les informe. Aceptando que la confidencialidad es un deber del médi- co, también lo es la protección de terceros y surge un dilema. Esto no es común, pero cuando ocurre se piensa que pesa más el proteger a terceros, que respetar la con- fidencialidad si concurre lo siguiente: a) se agotan todos los esfuerzos para convencer al paciente que debe pro- porcionarse la información relevante a la familia; b) hay alta probabilidad de daño para los familiares, incluyendo futuros hijos y que la información sería útil para evitar el daño; c) el daño por evitar es grave; y d) sólo se planea dar información directamente relevante a la salud de los familiares. Ejemplos de familiares a quienes se le debe informar son hermanos de personas con enfermedades autosómicas dominantes, con padecimientos ligados al cromosoma X y aquellas en que la sintomatología incre- menta en generaciones sucesivas como la distrofia mio- tónica o el síndrome del cromosoma X frágil. Información al cónyuge. Debe tenerse presente que algunas enfermedades genéticas afectan de manera con- siderable la vida del cónyuge, aunque el o ella no la padezcan. Un buen ejemplo sería una historia familiar positiva para la enfermedad de Huntington, en que si el sujeto a riesgo desarrolla la enfermedad, no sólo tiene 50% de riesgo de transmitirla a sus hijos, sino también, a partir del inicio del cuadro clínico, por lo general al ini- cio del quinto decenio, el cónyuge sano deberá dedicar alrededor de 10 años a cuidar de cerca al enfermo, quien con rapidez estará incapacitado para desarrollar cual- quier tarea y después morir. Por último, es necesario pensar que en poco tiempo habrá grandes bancos de datos con información genética de numerosas personas y debe garantizarse la confiden- cialidad. Debe decidirse quién puede tener acceso a esta información y en qué condiciones. No es difícil que las compañías de seguros, escuelas, gobierno y patrones potenciales quieran acceso a esta información, lo que sin duda llevaría a una forma de discriminación genética que es necesario evitar. Farmacogenómica La variabilidad en la respuesta a medicamentos no sólo es de origen genético, sino que depende, entre otros, de factores como edad, sexo, estado funcional hepático y renal, así como tipo y gravedad de la enfermedad. Se© E di to ria l E l m an ua l m od er no F o to c o p ia r s in a u to ri z a c ió n e s u n d e lit o . Importancia de la genética en medicina 5 buscan en la actualidad diferencias heredadas entre indi- viduos que permitan predecir la respuesta a sus medica- mentos, tanto en términos de eficiencia como de toxicidad. La meta de llegar a una medicina del todo personalizada está aún lejana, pero ya es posible individualizar algunos tratamientos farmacológicos, con base en datos genómi- cos, para evitar aquellos mortales o inútiles en un indivi- duo en particular, como en pacientes con leucemia aguda que reciben 6-mercaptopurina. La importancia de los factores hereditarios en la res- puesta al uso de fármacos se identificó desde mediados del siglo pasado. En esa época se identificaron casos de apnea prolongada después de administrar un relajante muscular, la succinilcolina, utilizada de manera sistemá- tica para entubar a los enfermos quirúrgicos. Este rela- jante es metabolizado por lo común por la seudocolines- terasa sérica y cuando existe el estado homocigoto para la variante denominada atípica, el medicamento puede persistir durante horas en la circulación, lo que lleva a prolongadas apneas. También es historia vieja la ocurren- cia de crisis hemolíticas consecutivas a la administración de un antipalúdico, la primaquina en sujetos con defi- ciencia de la glucosa-6-fosfato deshidrogenasa eritrocíti- ca, la cual es común en la cuenca del Mediterráneo y el África ecuatorial. Esta deficiencia se describió desde el punto de vista clínico primero en la zona del Mediterrá- neo y se denominó favismo, porque las crisis hemolíticas ocurrían después de la ingestión de habas y siglos des- pués se descubrió la deficiencia enzimática en soldados negros durante la Guerra de Corea que presentaban cri- sis hemolíticas al consumir primaquina. Se comprobó después que el favismo se debía a la misma alteración, aunque más acentuada. Un último ejemplo es la neuro- patía periférica inducida por la isoniazida, utilizada en el tratamiento de la tuberculosis. Ella se debe a diferencias hereditarias en la capacidad de metabolizar (acetilar) a la isoniazida, y entre más lento ocurre el fenómeno, mayor la posibilidad de que se presente la neuropatía. Éstas y otras observaciones constituyeron el campo de la farma- cogenética dedicado al estudio de variaciones (polimor- fismos) de los genes encargados de codificar enzimas necesarias para el metabolismo de ciertos fármacos. La farmacogenómica, por otra parte, difiere de la far- macogenética, ya que el nuevo campo trata de estudiar a todos los genes involucrados en el metabolismo de un fármaco, y no sólo a uno de ellos. Además, analiza la variación genética de receptores de medicamentos en las células blanco, lo cual puede determinar asimismo su eficacia. Hay ejemplos claros de una vía metabólica que tiene que ver con el metabolismo de uno o varios grupos de medicamentos. Uno de ellos son las variantes del gen de la enzima tiopurina metiltransferasa, que metaboliza a los compuestos que contienen dos azufres. Éstos en cir- cunstancias normales no tienen ninguna importancia, pero los pacientes con el defecto manejan con lentitud varios fármacos antileucémicos, por ejemplo, mercapto- purina, tioguanina o azatiopurina. Esta lentitud puede llevar a toxicidad en la médula ósea y el hígado con resultados fatales. De hecho, se recomienda ahora identi- ficar dichas variantes enzimáticas antes de que los enfer- mos reciban estos medicamentos y la FDA (Food and Drug Administration) considera la posibilidad de etique- tar fármacos para ser utilizados por sujetos con determi- nado perfil genético. Un segundo ejemplo de enzimas que metabolizan varios fármacos, son los de la familia P450. Estas enzimas oxidantes se producen en el hígado e inactivan diversos productos químicos. De los 57 genes de esta familia identificados en humanos, hay dos muy importantes en el manejo de medicamentos: uno es el que codifica para la enzima CYP3A4 que está involucrada con el metabo- lismo de alrededor de la mitad de los medicamentos que recetan los médicos; el otro gen es de la enzima CYP2D6, que metaboliza la cuarta parte de los fármacos recetados. Las variantes de estos genes determinan el grado de actividad enzimática, clasificando a las personas como con capacidad enzimática pobre, normal y elevada. Dependiendo de la etnia, hasta 17% de la población puede tener variantes que afectan la velocidad metabóli- ca y por consiguiente hacer variar las concentraciones circulantes de varios antihipertensivos, antiarrítmicos, antidepresivos, neurolépticos y de otros fármacos como la codeína. Es evidente que el desarrollo tecnológico permitirá estudios genotípicos en posibles usuarios de medicamen- tos. Ello hará posible establecer la dosis óptima para cada persona, lo cual tendrá un impacto positivo en la calidad de vida de los enfermos. Terapia génica Es la manipulación del DNA de células vivas con el fin de curar o mejorar enfermedades. Se puede realizar en células somáticas o células germinales. En el primer caso, las complicaciones que puedan surgir no afectan más que al sujeto en que se realizó el procedimiento, pero en el caso de las células germinales, se podría afectar a una o más generaciones de individuos, lo cual ha conducido al consenso de que no se utilice más que en células somá- ticas hasta adquirir mucha más experiencia. El procedimiento consiste en introducir DNA purifi- cado al paciente para restablecer la función de algún gen anormal. Un ejemplo es el de la hemofilia y otros son los intentos de destruir células cuyo crecimiento está fuera de control como el cáncer. El gen terapéutico se introdu- ce a las células deseadas mediante algún vector (por lo general un virus), lo que se puede realizar in vivo o más comúnmente en lo que se llama ex vivo. En este caso se requiere extraer del paciente las células relevantes, para exponerlas al agente terapéutico, y después reintroducir- las al organismo con la esperanza de haber “infectado” un número suficiente de células. Este tipo de procedimien- to tiene el potencial no sólo para curar enfermedades, sino de “mejorar” algunas características personales, lo que entra en el campo de la eugenesia. En este caso se suele hablar de ingeniería genética y no de terapia géni- ca, e involucra antes que nada la necesidad de realizar juicios de calidad altamente discriminatorios de cuáles son las características deseables de nuestra especie. Hasta hace poco había 907 proyectos de terapia géni- ca aprobados a nivel mundial. En su mayoría son esta- dounidenses (613 de 907 = 60%) seguidos por 248 de los países europeos (27%). Los 46 restantes (5%) están repartidos entre 10 países, incluyendo uno de México. Es importante hacer énfasis que la terapia génica es un tra- © E di to ria l E l m an ua l m od er no F o to c o p ia r s in a u to ri z a c ió n e s u n d e lit o . 6 Genética clínica tamiento experimental que, a más de 15 años de haberse iniciado, sólo ha mostrado eficacia en niños con inmuno- deficiencia grave combinada conocida más por el acróni- mo SCID del inglés severe combined inmunodeficency. La SCID es una falla poco común del desarrollo del sistema inmunitario y los afectados mueren en los prime- ros años de vida. Hay un SCID de herencia autosómica recesiva por deficiencia de la adenosina deaminasa. La otra se hereda en forma recesiva ligada al cromosoma X y se conoce también como deficiencia de cadenas gama. A la fecha se ha empleado la terapia génica en 18 enfer- mos de los que curaron 17 personas, restituyendo sus funciones inmunes por cuando menos cinco años. Lo anterior se consideró como el primer éxito real de terapia génica en el hombre, con corrección de la anoma- lía al insertar el gen terapéutico unido a un retrovirus atenuado que funcionó como vector. El procedimiento se hizo ex vivo “infectando” células troncales de médula ósea de los propios pacientes. Por desgracia, tres de los pacientes más jóvenes, a continuación desarrollaron cua- dros muy parecidos a la leucemia aguda, que podían explicarse por activación de algún encogen producido por la terapia misma, lo cual produjo una reacción muy negativa contra la terapia génica. Sin embargo, el autor está de acuerdo con quienes piensan que el procedimien- to debe considerarse como un tratamiento en fase expe- rimental, y que debe trabajarse más en ello por ser un procedimiento capaz de salvar vidas si se logra aprender a evitar sus complicaciones. GENÉTICA ÉTICA Y SOCIEDAD La principal preocupación de la sociedad ante el progre- so de la genética, es que no se use de manera adecuada y en lugar de ayudar a la gente, la perjudique. Hay temor de que pudiera usarse, por ejemplo, para negar el acceso a seguros de gastos médicos o de vida, e interferir con la adjudicación de empleos, en que lo que cuente ya no sea la capacidad de desempeñarlos bien, sino si la “genética” de la persona es adecuada o no para el trabajo. Podría convertirse en una nueva forma de discriminación, basa- da en datos genéticos, que interpretados con ligereza lle- varían a muchas injusticias. Por fortuna todo esto se ha discutido de manera abierta y debe servir para evitar su ocurrencia. Al autor le parece útil discutir con cierto detalle dos puntos: 1) el comité internacional de bioéti- ca de la UNESCO, que ha producido documentos nor- mativos internacionales; y 2) el asunto del aborto electi- vo, problema ético controvertido cuya discusión en el ámbito de la genética médica es común. Comité Internacional de Bioética (CIB) de la UNESCO Este comité se creó en 1993 y al principio lo constituyeron alrededor de 50 personas, la mitad de países en desarrollo, incluyendo cuatro de América Latina (Argentina, Chile, México y Uruguay). Su tarea fue generar un documento denominado Declaración Universal sobre el Genoma Humano y los Derechos Humanos que tras muchas modi- ficaciones se aprobó en la 29 Conferencia General de la UNESCO el 11 de noviembre de 1997. En las palabras de Federico Mayor, presidente de ese organismo, “el compro- miso moral contraído por los Estados al adoptar dicha Declaración es un punto de partida: anuncia una toma de conciencia mundial de la necesidad de una reflexión ética sobre las ciencias y las tecnologías. Incumbe ahora a los Estados dar vida a la Declaración con las medidas que deci- dan adoptar garantizándoles así su perenidad”. El documento resalta que el genoma humano es patri- monio de la humanidad y que su protección tiene por obje- to garantizar la integridad de la especie y la dignidad de cada uno de sus miembros con independencia de sus caracterís- ticas genéticas. La Declaración se integra por 25 artículos que se refieren a: 1) la dignidad humana y el genoma huma- no; 2) los derechos de las personas; 3) la investigación sobre el genoma humano; 4) las condiciones del ejercicio de la actividad científica; 5) solidaridad y cooperación internacio- nal; 6) el fomento de los principios de la Declaración; y 7) la aplicación de la Declaración. No se comentan aquí otras declaraciones del comité arriba citado, por no ser directamente pertinentes al tema de este capítulo. Aborto electivo Las opiniones de los genetistas mexicanos sobre diversos asuntos éticos de la práctica de la medicina han sido ana- lizadas con cierto cuidado por Lisker y Carnevale (2006). El asunto del aborto electivo ante la presencia de un embarazo cuyo producto tiene un problema genético o malformación congénita graves es uno de los más dis- cutidos y por mayor tiempo. Hasta hace poco sólo se podían diagnosticar in utero los trastornos cromosómicos y pocos trastornos metabólicos, pero la situación está cambiando y pronto se podrán identificar la mayoría de las enfermedades mendelianas incluyendo algunas relati- vamente frecuentes. El aborto inducido es ilegal en la mayoría de los Estados mexicanos excepto cuando el embarazo resulta de una violación o pone en peligro la vida de la madre. En varios Estados se permite el proce- dimiento cuando el feto tiene una malformación o enfer- medad genética graves y en el Distrito Federal se permi- te por mera solicitud de la mujer hasta la semana 12 del embarazo. La principal razón por la que las mujeres se realizan un aborto es de tipo socioeconómico y rara vez, tal vez 1% de las solicitudes obedecen a problemas gené- ticos. Una razón de peso para despenalizar el aborto es que cuando se hace de manera ilegal conlleva una alta mortalidad y es problema de salud pública. El aborto electivo debido a la presencia de un proble- ma genético o malformación se le conoce en México y otros países como aborto eugenésico, apelativo que en la opinión de autor busca descalificar de entrada al proce- dimiento, ya que la palabra eugenesia se ha convertido en un término negativo por los excesos cometidos en la Alemania nazi en nombre de la eugenesia. Por otro lado la eugenesia tiene dos elementos: ser obligatoria y tratar de mejorar la composición genética de la especie, que no se cumplen en el aborto electivo del que se está hablan- do, que es voluntario y busca evitar sufrimiento a las familias y no mejorar la especie. De hecho el nombre más apropiado es el de aborto por embriopatía, que des- cribe con exactitud la situación.© E di to ria l E l m an ua l m od er no F o to c o p ia r s in a u to ri z a c ió n e s u n d e lit o . Importancia de la genética en medicina 7 Es importante recalcar que la decisión de un aborto le corresponde a la pareja o a la mujer en caso de desacuerdo, porque es su cuerpo y carga con la mayor responsabilidad en el cuidado de los hijos. El genetista sólo debe informar y asegurarse que la información se comprenda. El autor apro- vecha para decir que las parejas también tienen el derecho a decidir continuar los embarazos con fetos afectados de enfermedades genéticas graves si así lo desean, pues para algunas, ello es preferible sobre realizar un aborto. Una últi- ma consideración sería el señalar que el autor no conoce a nadie que esté a favor o “le gusten” los abortos. Se trata de una decisión difícil y siempre dolorosa para los padres, que algunos médicos aceptan como legítima, planteada como el mal menor en circunstancias específicas. Se han realizado numerosa encuestas en México sobre la opinión del aborto inducido de la población general y de médicos y estudiantes de medicina. En la experiencia de autor, la minoría está de acuerdo con el aborto por mera solicitud de la pareja, alrededor de 50% está de acuerdo cuando el producto tiene una malformación y la cifra de aprobación sube a más de 80% cuando la malformación es grave como la anencefalia. Las características de los médi- cos tales como sexo, edad, especialidad o experiencia labo- ral no tienen relación en su opinión sobre el aborto y lo único que influye de manera definitiva es el grado de reli- giosidad, a mayor grado corresponde mayor rechazo del aborto inducido (Lisker et al 2006). BIBLIOGRAFÍA Beaudet A. ASHG. Presidential address. Making genomic medicine a reality, Am J Hum Gen 1999; 64: 1-13. Beadle GW, Tatum E. Genetic control of biochemical reactions in Neurospora. Proc Nat Acad Sci USA 1941; 27: 499-506. Caspersson T, Zech L. Nobel Symposium 23. Chromosome identification Academic Press, New York & London, 1973. Knudson A. A personal sixty-year tour of genetics and medici- ne 2005. En Chakravarti A y Green E (Editors) Ann Rev Genomics & Hum Gen 6: 2005; 1-14. Lander E, Linton L, Birrer B y Cols. Initial sequencing and analysis of the human genome. Nature 2001; 409: 860- 921. Lisker R, Carnevale A, Villa A. Acceptance of induced abor- tion amongst medical students and physicians in Mexico. Rev Invest Clin 2006; 58: 305 – 312. Lisker R, Carnevale A. Changing opinions of Mexican geneti- cists on ethical issues. Arch Med Res 2006; 37: 794-783. McKusick V. Mendelian Inheritance in man. J Hopk Press, Baltimore, 2008. Pauling L, Itano H, Singer S, Wells S. 1949. Sickle cell anae- mia, a molecular disease. Science 1949;110: 543-547. Tjio J, Levan A. The chromosomas number in man. Hereditas 1959; 42: 1-5. The Wellcome Trust Case Control Consortium. Genome wide association study of 14,000 cases of seven common disea- ses and 3 000 shared controls. Nature 2007. 477: 661-678. © E di to ria l E l m an ua l m od er no F o to c o p ia r s in a u to ri z a c ió n e s u n d e lit o . 8 Genética clínica © E di to ria l E l m an ua l m od er no F o to c o p ia r s in a u to ri z a c ió n e s u n d e lit o . Importancia de la genética en medicina 9 Palabras clave Proyecto Internacional del Genoma Humano Medicina genómica Medicina predictiva Asociación gen enfermedad Pruebas genéticas por Internet Confidencialidad Farmacogenómica Terapia génica Comité Internacional de Bioética Aborto electivo © E di to ria l E l m an ua l m od er no F o to c o p ia r s in a u to ri z a c ió n e s u n d e lit o . 10 Genética clínica 1. Uno de los objetivos principales del proyecto inter- nacional del genoma humanos fue: A. Desarrollar las nuevas tecnologías. B. Conocer el genoma del maíz y del ratón. C.Averiguar la secuencia de los 3 200 millones de pares de bases del genoma. D. Aprender cómo se trata la progerie. 2. La medicina genómica es: A. Muy difícil de comprender. B. Es el uso sistemático del análisis genotípico para ejercer la medicina. C.Complicará mucho el quehacer médico. D. Imposible de realizar en los países pobres. 3. El nuevo paradigma médico: predicción seguida de tratamiento es: A. Poco lógico para pensar que se pueda realizar. B. Es claramente superior al actual paradigma, diag- nostico seguido de tratamiento. C.Es más caro para los enfermos. D. Es más caro para la sociedad. 4. Los estudios de asociación gen-enfermedad A. Utilizan la distribución de los SNP en grupos de casos y controles como criterio. B. No pueden servir para informar sobre el compo- nente genético de caracteres normales, como la estatura. C.Ya identificó el componente genético de la inteli- gencia. D. Ha mostrado resultados muy satisfactorios 5. La oferta de pruebas genéticas por Internet A. Es del decenio 1970-79. B. Los resultados de distintas compañías no coinci- den con frecuencia. C.Son muy confiables. D. No requieren de mayor reglamentación. 6. La confidencialidad entre el paciente y su médicoes: A. Un compromiso casi irrelevante. B. Nunca debe romperse. C.Hay situaciones en que puede romperse. D. Nunca debe darse información al cónyuge. 7. La farmacogenómica: A. Propicia la búsqueda de nuevos fármacos. B. Busca individualizar la dosis de cada medicamento. C.Es irrelevante para el bienestar del enfermo. D. No se ocupa de los asuntos de toxicidad. 8. Terapia génica A. Debe realizarse en células germinales. B. Busca averiguar la etiología de las enfermedades. C.Ha sido útil en el tratamiento del síndrome de inmunodeficiencia grave combinada. D. No tiene ningún peligro. 9. El Comité Internacional de Bioética A. Se creó a mediados del siglo XX. B. Su primera tarea fue redactar un documento sobre el genoma humano y los derechos humanos. C.El documento nunca se aprobó. D. No tiene ninguna utilidad. 10. El aborto electivo A. Plantea una problemática novedosa. B. Se aceptó libremente en todo el mundo. C.Es legal en Distrito Federal (México) hasta la semana 12 del embarazo por solicitud de la madre. D. Recibió gran apoyo de las iglesias. PREGUNTAS DE AUTOEVALUACIÓN Respuestas correctas 1.C 2.B 3.B 4.A 5.B 6.C 7.B 8.C 9.B 10.C Bases moleculares de la herencia INTRODUCCIÓN La vida como se conoce está especificada por los geno- mas. Cada organismo posee un genoma que contiene la información biológica necesaria para construir y mante- ner un ejemplo viviente de ese organismo. La mayoría de los genomas están constituidos de ácido desoxirribonu- cleico (DNA), a excepción de algunos genomas virales en los que la información genética está contenida en moléculas de ácido ribonucleico (RNA). Este capítulo se enfocará al genoma de los organismos eucariontes y en particular al humano. En las células eucariontes las moléculas individuales de DNA se encuentran en los cromosomas del núcleo y de manera adicional cada mitocondria posee varias copias de una pequeña molécula de DNA, al igual que los cloroplastos de las células vegetales. Las principales funciones de un genoma son almacenar la información genética, duplicarla para transmitirla de una generación a otra (replicación), permitir su expresión (transcripción y traducción), y su capacidad para sufrir cambios (muta- ción) que lleven a evolución. Una mutación es un cam- bio en la secuencia de nucleótidos del genoma que es permanente y heredable. La información biológica contenida en un genoma está codificada en la secuencias de nucleótidos de sus moléculas de DNA o RNA y está dividida en unidades discretas denominadas genes. La información contenida en un gen es leída en posiciones adecuadas que inician una serie de reacciones bioquímicas que se conocen como expresión génica. Este proceso comprende dos etapas: transcripción y traducción. En la primera se produce una copia de RNA del gen y la segunda resul- ta en la síntesis de una cadena polipeptídica cuya secuencia de aminoácidos está determinada, vía códi- go genético, por la secuencia de nucleótidos del RNA mensajero (mRNA). El dogma central, propuesto en 1956 por F. Crick, establece el flujo de la información genética de DNA a DNA, de DNA a RNA, y de RNA a proteínas. En los retrovirus, virus con genomas de RNA, la información genética fluye de RNA a DNA durante la conversión de los genomas virales a sus pro- genomas celulares de DNA. Este proceso, conocido como transcripción inversa, es catalizado por la enzi- ma transcriptasa inversa. Otro flujo posible de la información genética es de RNA a RNA, proceso que permite replicar los genomas presentes en la mayoría de los virus de RNA (figura 2-1). La transcripción genera diferentes tipos de moléculas de RNA, clasificadas en dos grupos principales: RNA codificantes y RNA no codificantes (ncRNA). Los mRNA son los únicos que contienen una secuencia que puede ser decodificada para generar una molécula poli- peptídica. Los ncRNA no sirven como molde para sinte- tizar polipéptidos y están implicados tanto en el proceso de la expresión génica como en su regulación. En todos los seres vivos los genomas están constitui- dos por moléculas de DNA de doble cadena. La cadena de DNA que tiene la misma secuencia que la molécula de RNA se nombra como cadena sentido, mientras que la que sirve como molde o templado para la transcrip- ción es la antisentido. Para que una secuencia de DNA pueda ser transcrita requiere de una secuencia específica de nucleótidos, llamada promotor. Cuando se transcriben ambas cadenas de una molécula de DNA, al transcrito resultante de la cadena sentido se le llama RNA antisen- tido. Para que una molécula de RNA pueda ser traduci- da debe tener un marco de lectura abierto (ORF, open reading frame), esto es contener un codón de inicio para la síntesis proteica y continuar con codones para al menos 100 aminoácidos, antes de la presencia de un codón de paro. Dado que no existe puntuación en el código genético toda molécula de DNA puede tener potencialmente 6 diferentes marcos de lectura, tres para cada molécula de RNA, sentido y antisentido. Los mRNA incluyen en su parte central un ORF y en sus extremos se encuentran secuencias que no se traducen y se conocen como UTR 5’ y 3’ (untranslated regions), y que son importantes en la estabilidad y unión de los mensajeros a los ribosomas para su traducción. Alicia B. Cervantes Peredo, Marisol López López, Diego J. Arenas Aranda, Rosenda I. Peñaloza Espinosa © E di to ria l E l m an ua l m od er no F o to c o p ia r s in a u to ri z a c ió n e s u n d e lit o . 11 2 En la mayoría de los eucariontes las regiones codi- ficantes, tanto para polipéptidos como para moléculas de ncRNA, están interrumpidas en segmentos deno- minados exones separados por secuencias de interven- ción no codificantes llamadas intrones. Ambos tipos de secuencias son transcritas a partir de la secuencia del gen y, a continuación, los transcritos primarios son procesados para obtener las moléculas de RNA madu- ras o funcionales. Durante la transcripción de los genes que codifican para polipéptidos, se sintetizan transcritos primarios o RNA premensajeros, también llamados RNA heteronucleares (hnRNA). A conti- nuación los transcritos primarios son procesados en el núcleo para remover los intrones y empalmar a los exones, generando RNA maduros que son transporta- dos al citoplasma en donde los mRNA son traducidos a polipéptidos. De forma clásica un gen había sido visualizado como una unidad hereditaria constituida por una secuencia nucleotídica de DNA o RNA que contiene la información biológica que codifica para un produc- to de RNA o para un polipéptido, e incluye las regio- nes que están implicadas en regular su transcripción y traducción. Sin embargo, en una región genómica, pueden ser transcritas ambas cadenas de la molécula del DNA, lo que implica que haya genes traslapados con direcciones opuestas de transcripción. Por otra parte, debido a que en una misma cadena pueden emplearse varios ORF generando diferentes productos y al uso alternativo de exones, entre otros mecanis- mos, los genes humanos por lo común codifican para varios productos funcionales, que pueden ser ncRNA, polipéptidos o ambos. Por ello, la definición de gen debe permanecer como un término flexible y adaptar- se a los nuevos datos científicos. ESTRUCTURA DE LOS ÁCIDOS NUCLEICOS: DNA Y RNA Las moléculas de DNA y RNA están formadas por cadenas de polinucleótidos unidos por enlaces fosfodiéster y cada nucleótido consta de una base nitrogenada, un azúcar y un grupo fosfato. Las bases nitrogenadas son derivadas de la purina, adenina (A) y guanina (G) o de la pirimidina, cito- sina (C), timina (T) y uracilo (U). Las cuatro primeras se encuentran en el DNA, y la timina es reemplazada por el uracilo en el RNA. Las bases nitrogenadas se unen con una pentosa formando un nucleósido. En el RNA, el azúcar es la ribosa y en el DNA es la 2’-desoxirribosa. Los átomos de los anillos de las pentosas se designan con números primos para distinguirlos de los de las bases. La unión entre la base y el azúcar es un enlace N - glucosídico, que se establece entre el N1 de las pirimidinas o el N9 de las purinas y la posición 1’ de la pentosa. Los nucleótidos se forman por la unión de un grupo fosfato a cada nucleósido en el carbono 5’ del azúcar. Para formar una cadena de polinucleótidos, el grupo 5’- fosfato de un nucleótido se une de manera cova- lente formando un enlace fosfodiéster con el grupo 3’- hidroxilo de la pentosa de otro nucleótido. Por lo tanto, una cadena de polinucleótidos tendrá un grupo 5’ -fosfato libre en un extremo y un grupo 3’- hidroxilo libre en el otro. Esto permite determinar la polaridad de cada cadena que puede ir de 5’ → 3’ ó de 3’ → 5’ (figura 2-2). En una célula, por lo general las moléculas de RNA existen como moléculas de una sola cadena, mientras que la estructura del DNA es una doble hélice compues- ta por dos cadenas antiparalelas de polinucleótidos. La estructura tridimensional de la doble hélice del DNA fue propuesta en 1953 por J. Watson y F. Crick. Para ello, se basaron en tres evidencias fundamentales: DNA RNA Proteína Ribosomas DNA Núcleo Citoplasma Exón Intrón 5´CAP- 5´CAP- hnRNA AAAAAA-3 AAAAAA-3 ProteínaPéptido naciente 5´- -3´ 5´CAP- AAAAAA-3 mRNA Replicación TranscripciónTranscripción inversa Replicación Traducción Figura 2-1. Dogma Central de Biología Molecular. Flujo de la información genética en una célula eucarionte. 12 Genética clínica © E di to ria l E l m an ua l m od er no F o to c o p ia r s in a u to ri z a c ió n e s u n d e lit o . Bases nitrogenadas Purinas Guanina (G) Adenina (A) Doble hélice de DNA 2’ Desoxirribosa Ribosa Nucleósido Nucleótido N N N N H O NH2 NH2 N N N N H H OHOCH2 H H H H H OH OH OHOCH2 H H H OH H OH OH OHOCH2 H H H H H N OH N H H O NH2 O H H H H H N OH N H H O NH2 CH2 R O P O O O 5´ 3´ T A C G T A C G C G T A T A C G T A C G T A C G T A Esqueleto azúcar-fosfato Pares de bases 0.34 nm Surco menor Surco mayor 2.0 nm 3.4 nm Pirimidinas Citosina (C) Timina (T) Uracilo (U) H N NO O CH3 H NH2 N H H NO O O H H H N N Complementariedad entre las bases del DNA N N N N N NN N H H H H H O O Guanina Citosina N N N N NN H H O ON H Timina Adenina Figura 2-2. Componentes estructurales de los ácidos nucleicos y estructura de la doble hélice del DNA. Bases moleculares de la herencia 13 © E di to ria l E l m an ua l m od er no F o to c o p ia r s in a u to ri z a c ió n e s u n d e lit o . 1. El conocimiento de que la molécula de DNA estaba compuesta de bases nitrogenadas, azúcares y grupos fos- fatos unidos en una cadena de polinucleótidos. 2. Los resultados de los experimentos de E. Chargaff, que demostraron que en moléculas de DNA de diferentes organismos, la cantidad de adenina siempre era igual a la de timina y la cantidad de guanina a la de citosina; por lo que en una molécula de DNA la cantidad de purinas siempre es igual a la de pirimidinas (reglas de Chargaff). 3. Las fotografías de difracción de rayos X de fibras de DNA, realizadas por R. Franklin y M.Wilkins, que mos- traban que la molécula de DNA estaba organizada en una estructura helicoidal dextrógira altamente ordenada con dos periodicidades, una de 0.34 nm y otra de 3.4 nm a lo largo de toda la hélice, la cual tenía un diámetro constante de 2 nm. En la doble hélice de DNA los azúcares y grupos fos- fatos quedan en el exterior de la molécula, formando un polianión debido a las cargas negativas de los gru- pos fosfato, mientras que las bases nitrogenadas, de naturaleza hidrofóbica quedan en el interior de la hélice, orientadas paralelas entre sí y perpendiculares con respecto a un eje central de la molécula del DNA. Las cadenas se mantienen unidas por puentes de hidrógeno entre las bases nitrogenadas complementa- rias: A con T mediante dos puentes de hidrógeno y C con G formando tres (figura 2-2). La estructura descrita antes corresponde a la forma B (DNA B), que se encuentra más en las condiciones fisiológicas en las células procariontes y eucariontes. Sin embargo, el DNA puede adoptar diferentes tipos de estructuras dextrógiras dependiendo del grado de hidratación (DNA A, C, D y E). Una forma más, el DNA Z, es la única con giro hacia la izquierda cada 12 pares de bases y sólo se forma con una secuencia alter- nada de purina y pirimidina, por lo general GC. El DNA Z existe en las células en ciertas regiones ricas en GC. Se han reconocido proteínas que interaccio- nan con estructuras de DNA-Z por lo que éste pare- cería ser un mecanismo más de regulación de la expresión génica. Las moléculas de RNA forman estructuras de doble hélice intracadena por apareamiento entre adenina y uracilo, y entre guanina y citosina, generando estructuras tallo-asa; estas estructuras se observan en todos los RNA, y son necesarias para que realicen sus funciones. También el RNA puede aparearse con el DNA (como ocurre durante la transcripción) o con una segunda molécula de RNA (p. ej., durante la remoción de intrones). En algu- nas regiones del genoma, como en una pequeña región del DNA mitocondrial (mtDNA) humano o en los teló- meros de los cromosomas humanos, las moléculas de DNA pueden formar estructuras de triple hélice, forma- das por tres cadenas de polinucleótidos. De manera adi- cional pueden encontrarse apareamientos no usuales entre las bases nitrogenadas como los cuartetos de gua- nina o apareamiento de Hoogsteen presentes en los teló- meros humanos. ESTRUCTURA Y ORGANIZACIÓN DEL GENOMA HUMANO De todos los genomas existentes, el nuestro es el que reviste una mayor relevancia e interés en el área de la genética médica. El genoma humano está compuesto por dos genomas: un genoma nuclear complejo que constituye 99.9995% de la información genética total y un genoma mitocondrial simple que aporta el 0.0005% restante. El genoma nuclear haploide está constituido por 3 200 Mb (mega bases) y cada una de los 13 millones de células que componen el cuerpo humano contiene básicamente la misma secuencia de nucleótidos (cuadro 2-1). Cuadro 2-1. Características principales del genoma nuclear y mitocondrial humano Característica Tamaño N° de moléculas de DNA diferentes N° total de moléculas por célula Proteínas asociadas N° de genes que codifican para proteínas N° de genes para ncRNA Densidad génica DNA repetitivo Transcripción Intrones Porcentaje de DNA que codifica para proteínas Uso de codones Recombinación Herencia Genoma mitocondrial 16.6 kb Una molécula DNA circular Varios miles (varía por tipo celular) Casi libre de proteínas 13 24 1/0.45 kb Muy poco Transcritos multigénicos se producen de ambas cadenas, pesada y ligera Ausentes ~ 66% 60 codones para aminoácidos y 4 codones de alto UAG, UAA, AGA y AGG No evidente Exclusivamente materna Genoma nuclear 3.1 Gb 23 (células XX) o 24 (células XY) 46 en células diploide, 23 en gametos Varias clases de proteínas histonas y no histonas ~ 21,000 Desconocido, actualmente ~ 6,000 ~ 1/120 kb, no conocido > 50 % del genoma Transcripción individual de la mayoría de los genes Presentes en la mayoría de los genes ~ 1.1% 61 codones para aminoácidos y 3 codones de alto UAG, UAA, y UGA Al menos un evento para cada par de homólogos durante la meiosis Mendeliana para los genes en el X y autosomas, paterna para los genes del Y Gb = 109 pares de bases. kb = 103 pares de bases. 14 Genética clínica © E di to ria l E l m an ua l m od er no F o to c o p ia r s in a u to ri z a c ió n e s u n d e lit o . Bases moleculares de la herencia 15 © E di to ria l E l m an ua l m od er no F o to c o p ia r s in a u to ri z a c ió n e s u n d e lit o . Genoma nuclear El genoma nuclear humano se encuentra dividido en 24 moléculas lineales de DNA de doble cadena, la más corta de 50 Mb y la más larga de 263 Mb, cada una contenida en un cromosoma diferente. La cromatina es la estructu- ra macromolecular compleja formada por DNA, RNA y proteínas que forma los cromosomas de las células euca- riontes. La eucromatina tiene una estructura relativa- mente descondensada y en ella se encuentran las secuen- cias transcripcionalmente activas, a diferencia de la hete- rocromatina que está altamente condensada y puede ser constitutiva o facultativa. El contenido de pares G-C promedio del componente eucromático del genoma nuclear humano es 41%, sin embargo, existe una varia- ción considerable entre los cromosomas, desde 38% en los cromosomas 4 y 13 hasta 49% en el cromosoma 19. La composición de nucleótidos también varía a lo largo de cada cromosoma, lo que se manifiesta con propieda- des de tinción diferentes (bandas). Interesantemente, la proporción del dinucleótido CpG, es decir una citosina adyacente a una guanina en la misma cadena en direc- ción 5’→3’, se encuentra en el genoma con una frecuen- cia cinco veces menor a la esperada de acuerdo al conte- nido de G-C. En el DNA de mamíferos, las citosinas de los dinucleótidos CpG están metiladas en el carbono 5, produciendo 5-metil citosina (5mC) en ambas cadenas del DNA. A través de la evolución la desaminación gra- dual de los residuos de 5mC llevó al cambio de CpG por TpG, lo que explica su baja frecuencia. Estos dinucleóti- dos metilados constituyen puntos calientes para muta- ciones en el genoma humano. En contraste, ciertas regiones del genoma contienen una densidad mayor de secuencias CpG y reciben el nombre de islas CpG. Éstas por lo general se encuentran en los extremos 5’ (promotor o primer exón) de la mayoría de los genes de mantenimiento celular, tienen un contenido de G- C mayor de 50%, abarcan 1 a 2 kb y se encuentran desmetiladas para permitir la transcripción de los genes adyacentes. En el genoma humano nuclear la densidad génica varía considerablemente en las regiones cromosómicas. Esto fue inferido a partir de los patrones de bandas de los cromosomas metafásicos. A continuación, la hibridación de fracciones purificadas de islas CpG sobre los cromo- somas corroboró que la densidad génica mayor se encuentra en las regiones subteloméricas, existiendo cro- mosomas ricos en genes como el 19 y el 22, y otros pobres como el 4. 18, X y Y. Estos datos fueron a conti- nuación confirmados por el análisis de la secuencia del genoma humano. En la actualidad se asume que el genoma humano nuclear contiene alrededor de 20 000 genes codifican- tes para proteínas (1.1% del genoma nuclear) y al menos 6 000 genes codificantes para moléculas fun- cionales de ncRNA, dando un total de 26 000 genes. Sin embargo, este número debe ser tomado de mane- ra provisional. Es interesante señalar que aunque la porción traducida del genoma es muy pequeña, una parte importante de él se transcribe, ésta incluye a los intrones de los genes que codifican para proteínas, (alrededor de 26% del genoma) y muchas otras secuencias cuya función aún se desconoce. Los genomas eucariontes contienen DNA con secuen- cias de bases que se repiten en grado variable y que van desde secuencias de copia única, hasta secuencias alta- mente repetitivas. Las secuencias de copia única o de bajo número de copias comprenden cerca de 40% del genoma humano. El resto, corresponde a secuencias de DNA moderada o altamente repetitivas. Éstas pueden encontrarse repetidas en tándem, agrupadas en una región particular o dispersas por todo el genoma. Genes que codifican para polipéptidos La mayoría de los genes que codifican para cadenas polipep- tídicas se encuentran en las secuencias de copia única. Pocos polipéptidos humanos están codificados por dos o más copias de un gen. Cuando esto ocurre, con frecuencia están codificados por genes que se han duplicado y tienen estruc- turas y funciones similares por la subsecuente divergencia evolutiva. Algunos se agrupan en regiones cromosómicas específicas (clusters), mientras que otros están dispersos en el genoma constituyendo las familias multigénicas. Éstas pue- den ser de dos tipos: las familias génicas clásicas que mues- tran un alto grado de homología en sus secuencias y funcio- nes, y las superfamilias génicas que tienen una limitada homología en sus secuencias, pero que están de manera fun- cional relacionadas. Los genes de familias génicas clásicas que producen proteínas tanto con similitud funcional como estructural tienden a estar agrupados. Algunos ejemplos son los agrupamientos génicos de α-globina en el cromosoma 16p y de β-globina en 11p, o la familia génica HOX (home- obox) que consiste en agrupamientos de cerca de 10 genes en cuatro cromosomas. Las superfamilias de los genes, que están relacionados de manera distante en la evolución, tienden a situarse de manera dispersa en diferentes localizaciones cro- mosómicas. Por ejemplo, los genes que codifican para la insu- lina (cromosoma 11p) y su receptor (19p). Genes que codifican para moléculas de ncRNA Algunos genes nucleares codifican para moléculas madu- ras de ncRNA con diversas funciones. Entre ellas están los que participan en el proceso de la expresión génica que incluye a los RNA ribosomales (rRNA) y a los RNA de transferencia (tRNA), implicados en la traducción del mRNA. Existen múltiples genes para rRNA, las molécu- las 28S, 18S y 5.8S de los rRNA citoplásmicos están codificados en una sola unidad transcripcional que se repite en tándem 250 veces, comprendiendo cinco gru- pos de aproximadamente 50 repetidos localizados en los brazos cortos (p) de todos los cromosomas acrocéntricos humanos 13, 14, 15, 21 y 22. El rRNA 5S citoplásmico está codificado por varios cientos de copias génicas en 3 regiones del brazo largo (q) del cromosoma 1. Los genes para los tRNA pertenecen a una gran familia génica dis- persa que comprende más de 49 subfamilias diferentes, cada una con varios miembros que codifican para las diferentes especies de tRNA (cuadro 2-2). Los ncRNA incluyen a los RNA pequeños nucleares (snRNA) (small nuclear) implicados en especial en el proceso de remoción de intrones, así como a un gran número de microRNA (miRNA) y RNA pequeños nucleolares (snoRNA) (muchos, sino la mayoría de los cuales aún no han sido identificados), así como también otras clases de RNA pequeños reguladores (< 200 nt), y decenas de miles de trascritos largos (> 200nt), incluyen- do patrones complejos de transcritos sentido y antisenti- do superpuestos, de los cuales se ignora su función en la mayoría de los casos y a los que se les conoce como TUF (transcript unknown function). Otros genes codifican ncRNA con funciones diferentes, como el RNA 7SL que es un componente de la partícula de reconocimiento del péptido señal requerido para la exportación de proteínas y TERC que codifica para el componente de RNA de la telomerasa, la enzima necesaria para la síntesis de DNA en los telómeros. Los ncRNA, incluyendo muchos deri- vados de intrones, parece que componen una plataforma oculta de señales internas que controlan en varios nive- les la expresión génica desde la arquitectura de la croma- tina a la memoria epigenética (Anexo regulación epige- nética y por RNAi). Seudogenes y genes procesados Existen secuencias en el genoma que tienen una gran similitud con genes conocidos, pero que no son funcio- Cuadro 2-2. Tipos de RNA no codificante (ncRNA) humano y sus funciones Clase RNA ribosomal (rRNA) ~120 a 5 000 nt RNA transferencia (tRNA) ~70 a 80 nt RNA pequeño nuclear (snRNA) ~60 a 360 nt RNA pequeño nucleolar (snoRNA) ~60 a 300 nt Clase MicroRNA (miRNA) ~22 nt Piwi RNA (piRNA) ~ 24 a 31 nt RNA pequeños de cuerpos de Cajal (scaRNA) RNA pequeño interferente (siRNA) ~ 21 a 22 nt RNA antisentido Funciones Componentes en ribosomas de mitocondrias Componentes en ribosomas del citoplasma Unión a los codones del mRNA mitocondrial Unión a los codones del mRNA citoplásmico Componentes principales del complejo removedor de intrones y empalmador de exones Componentes menores del complejo removedor de intrones y empalmador de exones Terminación transcripción mRNA histonas. Metilación sitio específica de 2’ OH de rRNA Modificación específica de rRNA por formación de pseudouridina Procesamiento de rRNA Implicados en regulación de expresión, incluyendo RNAi Funciones Regulación expresión, RNAi Defensa contra transposones en línea germinal principalmente Maduración de ciertas clases de snRNA en cuerpos de Cajal del núcleo Derivados de pseudogenes y repetidos invertidos, regulación de la expresión génica Inicio inactivación cromosoma X Transcrito antisentido, apagado de XIST en X activo Apagado alelo materno de IGF2 Apagado de varios alelos paternos Apagado de genes HOX Regulación de MSX1 Componente de la telomerasa, templado para la síntesis de DNA telomérico Regulador negativo de la elongación por RNA polimerasa II Componente de la partícula de reconocimiento (SRP) para el transporte de proteínas de secreción en retículo endoplasmático Procesamiento de los tRNA nucleares Co-activador de algunos receptores de esteroides Familia transcritos específica de testículo Ejemplos 12S y 16S rRNA 28S, 5.8S, 18S y 5S rRNA 22 tipos tRNA mitocondriales 49 tipos tRNA citoplásmicos Muchos, incluyendo U1, U2, U4, U5 y U6 snRNA U5, U4atac, U6atac,U11 y U12 snRNA U7 snRNA Más de 100 tipos diferentes 80 snoRNA con caja C/D 15 snoRNA con caja H/ACA U3 y U8 snoRNA Muchos más Ejemplos ~ 1 000 tipos > 15 000 ~ 25 tipos Endógenos >10 000 XIST RNA (19.3 kb) TSIX RNA (37.0 kb) H19 RNA (2.3 kb) KCNQOT1 (59.5 kb) desconocido > 1500 HOTAIR (2.2 kb) Antisentido MSX1 RNA telomerasa (TERC) 7SK RNA 7SL RNA RNasa P SRA1 RNA TTY2 RNA Principales tipos implicados en la expresión génica Otras clases de ncRNA No codificantes pequeños < 200nt No codificantes pequeños < 200nt Relacionados con inactivación del cromosoma X Relacionados con el establecimiento de impronta Misceláneos ~ 80 a 500 nt nt= nucleótido. 16 Genética clínica © E di to ria l E l m an ua l m od er no F o to c o p ia r s in a u to ri z a c ió n e s u n d e lit o . Bases moleculares de la herencia 17 © E di to ria l E l m an ua l m od er no F o to c o p ia r s in a u to ri z a c ió n e s u n d e lit o . nales y que se denominan pseudogenes. Estas secuencias son producto de eventos de duplicación génica, las cua- les adquieren mutaciones en regiones codificantes o regulatorias que las vuelven defectuosas, lo cual resulta en un pseudogén convencional o no procesado. Por ejemplo, existe un pseudogén para α-globina y tres de β- globina en sus respectivos agrupamientos. En otros casos existen varios seudogenes localizados en cromosomas diferentes, como para el gen NF1 (neurofibromatosis tipo 1) del que hay al menos 11 seudogenes distribuidos en cromosomas diferentes, incluso algunos de ellos loca- lizados en regiones pericentroméricas. Otras copias géni- cas defectuosas pueden tener sólo algunas porciones de las secuencias génicas, algunas veces un solo exón, y se describen como fragmentos génicos. De manera alterna- tiva, existen seudogenes procesados, los cuales quizá se originaron por la inserción en el genoma de secuencias de DNA complementario o copia (cDNA) producidas por la acción de la transcriptasa inversa sobre un mRNA transcrito a partir de un gen funcional (retrotransposi- ción). Al provenir de moléculas de cDNA los seudogenes procesados carecen de intrones. Debido a que la reinser- ción de los seudogenes procesados ocurre en posiciones al azar, rara vez se encuentran dentro de agrupamientos de familias multigénicas por lo que por lo general están dispersos en el genoma. Es interesante señalar que en algunos casos este proceso ha generado genes procesa- dos o retrogenes que mantienen un ORF funcional y que pueden expresarse por poseer promotores internos o quedar bajo el control de secuencias en la zona de inser- ción. Un ejemplo de retrogén es el gen SRY del cromo- soma Y responsable de la diferenciación testicular en mamíferos, cuyo homólogo en el cromosoma X, SOX3, si presenta intrones. Es importante señalar que aunque los seudogenes y los seudogenes procesados no tengan un producto proteico funcional, una proporción significati- va de ellos se transcribe, y aun cuando esto no es sufi- ciente para indicar si tienen una función biológica signi- ficativa, los datos actuales muestran que esta transcrip- ción se realiza en un nivel bajo y con un patrón específi- co de tejido o línea celular, lo cual podría generar ncRNA funcionales. DNA no codificante altamente repetido El genoma humano nuclear contiene una gran cantidad de familias de secuencias altamente repetidas. Al igual que las familias multigénicas, el DNA repetitivo no codi- ficante muestra dos tipos principales de organización: repetido en tándem y repetido disperso (cuadro 2-3). DNA no codificante repetido en tándem. Las secuen- cias de DNA repetidas en tándem consisten en bloques de DNA no codificante que tienen una localización pre- cisa en el genoma. Este tipo de secuencias se pueden subdividir en tres clases de acuerdo a su extensión y al tamaño de la unidad de repetición: DNA satélite, mini- satélite y microsatélite (cuadro 2-3). Cuando se fracciona el DNA por sedimentación en un gradiente de densidad, las secuencias altamente repetidas en tándem forman bandas satélites con respecto a los picos principales del DNA genómico. Este DNA se conoce como DNA satélite y está formado por series lar- gas de cientos de kilobases (kb) de repetidos en tándem de 5 a 171 pb. La mayor parte del DNA satélite se loca- liza en los centrómeros de todos los cromosomas (hete- rocromatina constitutiva pericentromérica), por lo que se ha sugerido que tenga una función estructural. Otros tipos de secuencias de DNA satélite no pueden ser iden- tificados mediante centrifugación en gradientes de den- sidad. Se identificaron al inicio por la digestión de DNA genómico con una endonucleasa de restricción que típi- camente tiene un sitio de reconocimiento en la unidad de repetición básica de 171pb presente en todos los cen- trómeros humanos. Estas secuencias alfa satélite o DNA alfoide constituyen la mayor parte de la heterocromati- na centromérica, existiendo por divergencia evolutiva secuencias específicas de cada cromosoma. El DNA minisatélite comprende dos familias de secuencias cortas de DNA: la telomérica y la hipervaria- ble. Las secuencias repetidas teloméricas son necesarias para mantener la integridad de los cromosomas durante la replicación y son añadidas por una enzima especializa- da denominada telomerasa. Además actúan protegiendo de degradación y pérdida de material genético a los extremos de los cromosomas y son responsables de la función de los telómeros (Anexo Telómero). El DNA minisatélite hipervariable se localiza por lo común en regiones subteloméricas, aunque también se halla en otras regiones del genoma incluidos intrones, y es alta- mente polimórfico por lo que utiliza para la identifica- ción de individuos (huellas de DNA) (Anexo Variación genética humana). Las secuencias de DNA microsatélite se localizan a lo largo de todo el genoma, también son altamente polimórficas y se utilizan como marcadores genéticos en estudios de evolución, ligamiento génico y huellas de DNA (anexo variabilidad humana). Algunos se encuentran en regiones intragénicas y sus variaciones se asocian con la etiopatogenia de un grupo de padeci- mientos conocidos como enfermedades por amplifica- ción de microsatélites (Anexo Mutación y enfermedad). DNA no codificante repetido disperso. En el genoma humano también se encuentran secuencias de DNA no codificante altamente repetido que se encuentran dispersas en todo el genoma y que se denominan repetidos dispersos o interespaciados. La mayor parte de este tipo de repetidos han derivado de transposones (secuencias de DNA móviles que pueden migrar a diferentes regiones del genoma) y se ha reconocido que más de 40% del genoma humano perte- nece a esta clase. Con base en la forma de transposición se pueden clasificar en dos grupos: retrotransposones y trans- posones de DNA (cuadro 2-3). El mecanismo de transposición en los retrotransposo- nes o retroposones es similar al que genera seudogenes procesados y retrogenes: una trasncriptasa inversa con- vierte al transcrito de RNA del retrotransposón en un cDNA que se integra en diferentes posiciones del DNA genómico, generando nuevas copias del mismo. Tres cla- ses de transposones de humanos utilizan este mecanismo de copia y pegado: los elementos nucleares interespacia- dos largos, LINE (Long Interspersed Nuclear Elements), los elementos nucleares interespaciados cortos, SINE (Short Interspersed Nuclear Elements), y los elementos tipo retrovirus que contienen repetidos terminales lar- gos, retrotransposones LTR (Long Terminal Repeats). Los retrotransposones pueden ser autónomos o no autóno- mos. Por otro lado, los transposones de DNA migran de manera directa sin necesidad de copiar la secuencia: la secuencia se escinde y se reinserta en otro sitio del geno- ma (mecanismo de corte y pegado o conservativo). El tipo más común de la familia LINE son las secuen- cias LINE1 o L1. En humanos, esta familia es la única que continúa teniendo miembros activos que contienen dos ORF. El ORF1 (1kb) codifica para una proteína de unión a RNA (P40) y el ORF2 (4kb) codifica para una proteína con un dominio de endonucleasa y otro domi- nio de transcriptasa inversa; ambos transcritos provienen de un promotor interno en el UTR 5’. La familia ALU es la más prominente de las SINE, el nombre de esta fami- lia se debe a que fue originalmente identificada median- te la enzima de restricción AluI. Estas secuencias se ori- ginaron por un evento de retrotransposición del gen que codifica para el RNA 7SL y que retuvo el promotor interno para la RNA polimerasa III. Estas secuencias se transcriben activamente aun cuando carecen de un marco de lectura abierto. Los miembros de la familia Alu están flanqueados por secuencias repetidas directas de 6 a 18 pb, por lo que se asemejan a los transposones clási- cos de DNA. Tanto los repetidos Alu como los LINE1 pueden promover eventos de recombinación homóloga no alélica, lo cual lleva a duplicaciones, deleciones o inversiones que conducen a mutaciones patogénicas, o que proveen una ventaja selectiva en la evolución. Estos eventos de recombinación anormales pueden ocurrir tanto intra como intercromosomas (Anexo Mutación y enfermedad). Genoma mitocondrial El genoma mitocondrial humano está definido por un solo tipo de molécula de DNA circular cerrada cuya secuencia completa de nucleótidos fue establecida en 1981. Tiene 16, 569 bp y 44% de G + C. Las dos cade- nas tienen una composición de bases diferente: la cade- na pesada (H) es rica en guaninas y la cadena ligera (L) en citosinas. A pesar de que el genoma mitocondrial es básicamente de doble cadena existe una pequeña región en la cual es de triple hélice. Esto es debido a que un seg- mento corto de la cadena pesada es replicado en un segundo tiempo, dando una estructura conocida como DNA 7S o asa de desplazamiento (asa D). Las células Cuadro 2-3. Principales clases de DNA humano altamente repetido Secuencias repetidas en tándem (~7% del genoma nuclear humano) Clase DNA satélite α (DNA alfoide) β (familia Sau3A) Satélite 1 Satélite 2 Satélite 3 DYZ19 DYZ2 DNA minisatélite Telomérico Hipervariable DNA microsatélite Clase LINE Familia L1 Familia L2 Familia L3 SINE Familia Alu MIR MIR3 Transposones LTR Familias HERV MaLR Transposones DNA MER1 (Charlie) MER2 (Tigre) Otros (ej. marino) Tamaño de la unidad repetida 5 a 171 bp 171 bp 68 bp 25 a 48 bp (rico A a T) Formas divergentes de ATTCC/GGAAT ATTCC/GGAAT 125 pb Rico en A a T TTAGGG 9 a 64 bp 1 a 4 bp N° de copias en el genoma (%) ~ 1 000 000 (20%) ~ 600 000 (17%) ~ 370 000 ~ 44 000 ~ 1 750 000 (13%) ~ 1 200 000 (12%) ~ 450 000 ~ 85 000 ~ 600 000 (9%) ~ 240 000 (4.6%) ~ 285 000 (4%) ~ 330 000 (3%) ~ 213 000 ~ 68 000 ~ 60 000 Localización cromosómica Asociado con heterocromatina constitutiva Heterocromatina centromérica de todos los cromosomas Heterocromatina centromérica del 1, 9, 13, 14, 15, 21, 22, Y Heterocromatina centromérica de la mayoría de los cromoso mas y otras regiones heterocromáticas La mayoría, posiblemente todos los cromosomas Brazos p acrocéntricos y heterocromatina en 1q, 9q y Yq12 ~ 400 kb en Yq11 Yq12, periodicidad mayor de ~ 2470 bp En o cerca de todos los telómeros Todos los telómeros Todos los cromosomas, regiones eucromáticas, y notablemente en regiones subteloméricas Ampliamente distribuido a lo largo de todos los cromosomas Localización cromosómica Preferencialmente en bandas G oscuras, regiones ricas en A a T Preferencialmente en bandas G claras, regiones ricas en G a C Dispersas en todos los cromosomas Dispersas en todos los cromosomas Tamaño (% del genoma) Cientos de kb (6.5%) 0.1 a 20 kb < 100 bp Tamaño 6 a 8 kb 100 a 400 bp 1.5 a 11kb 6 a 11 kb 1.5 a 3 kb 80 bp a 3 kb bp= pares de bases. kb= kilo pares de bases. Secuencias repetidas dispersas (~45% del genoma nuclear humano) 18 Genética clínica © E di to ria l E l m an ua l m od er no F o to c o p ia r s in a u to ri z a c ió n e s u n d e lit o . Bases moleculares de la herencia 19 © E di to ria l E l m an ua l m od er no F o to c o p ia r s in a u to ri z a c ió n e s u n d e lit o . humanas por lo regular contienen miles de copias de la molécula de DNA mitocondrial, mtDNA. A pesar de que la molécula de mtDNA es sólo 1/8 000 de un cro- mosoma, en una célula nucleada humana el genoma mitocondrial constituye 0.5% del DNA total. En ovoci- tos maduros existen más de 100 000 copias del DNA mitocondrial, por lo que en este caso comprende la ter- cera parte del contenido del DNA celular total. Al contrario de lo que ocurre con el genoma nuclear humano, 93% del mtDNA corresponde a secuencias con productos funcionales. Contiene 37 genes, de ellos, 24 codifican para ncRNA: 22 moléculas de tRNA y dos moléculas de rRNA, uno 16S (componente de la subu- nidad grande del ribosoma mitocondrial) y otro 12S (componente de la subunidad pequeña del ribosoma mitocondrial). Los 13 genes restantes codifican para 13 polipéptidos que forman parte de los complejos mul- tienzimáticos de la fosforilación oxidativa (sistema OXPHOS): 7 subunidades del complejo I (NADH des- hidrogenasa), 1 subunidad del complejo III (citocromo b), 3 subunidades del complejo IV (citocromo oxidasa) y 2 subunidades del complejo V (ATP sintasa) que son sintetizadas en los ribosomas mitocondriales. El resto de las proteínas mitocondriales, incluyendo la DNA pol γ, RNA pol, proteínas ribosomales y de los complejos de fosforilación oxidativa, están codificadas en el genoma nuclear y son traducidas en los ribosomas citoplasmáti- cos para a continuación ser importadas por la mitocon- dria. En la cadena H del mtDNA se encuentran 28 genes (2 rRNA, 14 tRNA y 12 polipéptidos) y los nueve res- tantes en la L. En ambas cadenas, los genes de los tRNA están distribuidos entre los genes rRNA o codificantes de proteínas, lo cual es de gran importancia para el procesa- miento del RNA mitocondrial. El código genético mito- condrial es usado para descifrar sólo 13 mRNA y difiere ligeramente del código genético nuclear; es decir, se pier- de su universalidad en algunos tripletes, por ejemplo, UGA codifica para triptófano, en lugar de ser señal de paro, como lo es en el código nuclear. La única región del genoma mitocondrial que real- mente carece de una secuencia codificante es la región del asa D. La replicación de las cadenas pesada y ligera es unidireccional y comienza en orígenes específicos. En el primer caso, el origen es el asa D y hasta que se han sin- tetizado alrededor de dos terceras partes de esta cadena, queda expuesto el origen de la cadena ligera y puede comenzar su síntesis. La transcripción de los genes mito- condriales, a diferencia de los nucleares, se inicia en pro- motores presentes en el asa D y continúa en direcciones opuestas para las dos cadenas, recorriendo el círculo y generando transcritos multigénicos. Los RNA maduros son generados subsecuentemente por el corte de los transcritos policistrónicos, aprovechando las secuencias de los tRNA. El mtDNA tiene una tasa de mutación mucho más alta que el genoma nuclear. Es más susceptible de sufrir cambios en su secuencia de nucleótidos y además existen mecanismos que permiten su fijación rápida. Esto último parecería ocurrir por un mecanismo en cuello de botella debido a la reducción en el número de mitocondrias en la célula germinal femenina, 100 a 500 y su posterior proliferación en el ovocito maduro. Este mecanismo parecería ser el responsable de que fije mutaciones 10 veces más rápido que el genoma nuclear, aun cuando no realice recombinación homóloga como un mecanismo obligatorio. Se ha postulado que la alta inestabilidad del mtDNA es resultado de varios factores, entre los que destacan: el alto índice de producción de intermediarios de oxígeno reactivo, a partir de la cadena respiratoria, capaces de producir daño oxidativo al genoma mitocondrial despro- visto de histonas; el hecho de que el genoma mitocon- drial se replique más que el nuclear. La mitocondria cuenta con mecanismos análogos a los que operan en el núcleo para la reparación de las lesiones producidas por exposición a oxidantes o a diversos fármacos. Estos inclu- yen a todos los sistemas de reparación, incluyendo la maquinaría para la recombinación homóloga, sin embar- go carece de los componentes del sistema de reparación por escisión de nucleótidos. La capacidad del genoma mitocondrial para fijar mutaciones rápidamente, aunada a su mecanismo de herencia permitió realizar estudios evolutivos. El trabajo de Wilson et al., estudiando las variaciones en la secuencia del genoma mitocondrial en diversos grupos humanos, sugiere fuertemente que el DNA mitocondrial de todos los grupos humanos moder- nos desciende de una secuencia ancestral única prove- niente de una mujer que vivió hace alrededor de 200 000 años en el centro de África. Aplicando una metáfo- ra bíblica, la prensa bautizó a esta teoría como la “Eva Africana” (Anexo Variabilidad mtDNA). REPLICACIÓN La molécula de DNA debe duplicarse para que al divi- dirse la célula cada descendiente reciba la misma infor- mación genética; a este mecanismo se le conoce como autoduplicación o replicación. Para el inicio de la síntesis de DNA, las dos cadenas de una molécula deben ser separadas. Cada cadena sirve como molde o templado para que las DNA polimerasas (DNA pol) sinteticen nuevas cadenas de DNA complementarias, utilizando los cuatro deoxinucleósidos trifosfatados (dATP, dCTP, dGTP y dTTP) y a partir de la liberación de pirofosfato obtienen la energía necesaria para formar los enlaces fos- fodiéster de la molécula en crecimiento. Las moléculas hijas se forman por una cadena de la molécula original y una recién sintetizada. Este mecanismo se denomina semiconservativo y fue demostrado de forma experi- mental por Meselson y Stahl en 1958. La replicación del DNA se inicia en una secuencia específica llamada origen de replicación (oriC en E. coli), a partir de la cual procede en forma bidireccional y cons- tituye un replicón. Debido a la enorme cantidad de DNA, en el genoma humano existen múltiples replico- nes. A partir de cada uno se forma una horquilla en la cual la replicación prosigue en forma bidireccional y ter- mina donde se encuentra con la horquilla del siguiente replicón. La replicación se realiza durante la fase S del ciclo celular, los replicones en la eucromatina inician antes que los replicones en la heterocromatina; los repli- cones en o cerca de genes activos inician antes que los replicones en regiones inactivas. Las secuencias de los orígenes de replicación en eucariontes no están bien definidas a excepción de los de levaduras denominados ARS (por su nombre en inglés autonomously replicating sequences in S. cerevisiae). La distribución en el genoma humano de los orígenes de replicación está asociada a loci específicos localizados por lo general en genes que desde el punto de vista transcripcional activos, codificantes como los de β-globina, MYC o DNMT1 (DNA methyl- transferase 1) o no codificantes como los de rRNA. La expresión génica permite establecer dominios en la cro- matina para que se establezcan las condiciones epigené- ticas necesarias para determinar su empleo como oríge- nes de replicación. En general, todas las células eucariontes hacen sólo una copia precisa de cada uno de sus cromosomas en cada vuelta del ciclo celular. Esto significa que cada ori- gen de replicación debe activarse sólo una vez por ciclo y para ello se ensamblan complejos pre-replicativos en los orígenes de replicación, los cuales sólo podrán ser activados in situ en la fase S. Estos complejos incluyen un heterohexámero formado por las proteínas ORC1-6 (origin replication complex 1-6) que se ensambla al final de la fase M y al que detrás se unen las DNA helicasas replicativas al final de la fase G1. Este complejo de heli- casa es un hetero-hexámero formado por seis proteínas relacionadas MCM2-7 (minichromosome maintenance 2- 7), el cual para poder unirse requiere de otras proteínas como CDT1 (chromatin licensing and DNA replication factor 1) y CDC6 (cell division cycle 6) que forman parte de los complejos prerreplicativos de G1. La activación de MCM2-7 en los orígenes de replicación requiere, entre otras, de la cinasa CDC7 (cell division cycle 7) e implica el reclutamiento de muchos otros factores a los orígenes de replicación. Recién se describieron mutaciones en componentes de los complejos prerreplicativos (ORC1, ORC4, ORC6, CDT1 y CDC6) asociadas con el síndro- me de Meier-Gorlin (MIM 224690), un tipo de enanis- mo autosómico recesivo, con rótula ausente o hipoplási- ca y orejas muy pequeñas. La apertura inicial de la doble hélice del DNA permite el establecimiento de dos hor- quillas de replicación con direcciones opuestas en donde podrán actuar las DNA polimerasas (figura 2-3). Las DNA pol catalizan la adición de nuevos nucleóti- dos al extremo 3’ OH de la cadena en crecimiento, por lo que en ambas cadenas la síntesis siempre procede en dirección 5’→3’. La síntesis es continua en la cadena de DNA que utiliza como molde a la orientada en la direc- ción 3’→5’ y se le denomina cadena líder; mientras que la síntesis es discontinua en la cadena que usa como tem- plado a la cadena complementaria 5’→3’ y se conoce como cadena rezagada. Como resultado de esto la repli- cación es un proceso semidiscontinuo. Los segmentos de DNA sintetizados de forma progresiva durante la sínte- sis de la cadena rezagada son llamados fragmentos de Okazaki, en E. coli éstos abarcan de 2 000 a 3 000 nucle- ótidos y en los eucariontes de 100 a 200 nucleótidos (figura 2-3). Existen cerca de 20 tipos diferentes de DNA pol en las células de mamíferos, la mayoría utilizan DNA como molde para sintetizar DNA y pertenecen a 4 familias. La replicación del DNA nuclear requiere de las DNA pol α, δ y ε, mientras que el mtDNA es replicado por la DNA pol γ, el resto de estas enzimas participa en especial en procesos de reparación del DNA (cuadro 2-4). La DNA pol α es la única que posee la habilidad de iniciar una nueva cadena de DNA, tanto en la cadena líder como en la rezagada; el resto requiere de una región de doble cadena con un extremo 3’ OH libre. La DNA pol α forma parte del complejo DNA pol α/primasa que con- siste de la subunidad catalítica (DNA polimerasa) y otras 3 subunidades: la subunidad B, necesaria para el ensam- blado y dos subunidades pequeñas que confieren la acti- vidad de primasa (RNA polimerasa). La cadena pequeña de RNA-DNA (10 nt y 20 a 30 nt, respectivamente) producida por el complejo primasa/DNA pol α se deno- mina cebador y es necesaria para iniciar la replicación de la cadena líder y de cada uno de los fragmentos de Okazaki de la cadena rezagada. El complejo DNA pol α/primasa es precedido por el complejo MCM, y las pro- Dirección de crecimiento 3´ 5´ Topoosomerasas I y II MCM2-7 DNA pol α/ primasa RPA RFC/PCNA Síntesis discontinua RPA FEN1 DNA ligasa I 5´ 3´ Cadena rezagada Complejo DNA pol δ Complejo DNA pol εCebador RPA RPA Síntesis continua PCNA/RFC Cadena líder 5´ 3´ Figura 2-3. Avance de una horquilla de replicación. Se muestran los complejos proteícos y actividades enzimáticas que actúan en las células humanas. El origen de replicación de este replicón se encuentra a la derecha de la figura y a partir de ese punto, cuando el complejo MCM2- 7 es reclutado por los complejos pre-replicativos ORC1-6 y activado, la replicación procede en forma bidireccional, con cada horquilla avan- zando en dirección opuesta. MCM: Complejo de mantenimiento del minicrosoma (Minichromosome maintenance complex); RPA: Proteína A de replicación (Replication protein A); RFC: Factor C de replicación (Replication factor C); PCNA: Antígeno nuclear de proliferación celular (Proliferating cell nuclear antigen); FEN1: Endonucleasa flap 1 (Flap endonuclease-1). 20 Genética clínica © E di to ria l E l m an ua l m od er no F o to c o p ia r s in a u to ri z a c ió n e s u n d e lit o . teínas de unión a cadena sencilla (RPA, replicating prote- ína A) que mantienen las cadenas separadas; formando el primosoma. De manera adicional, el desenrollamiento de la doble hélice es facilitado por la acción de las topoisomerasas. Estas enzimas pueden cortar una sola cadena del DNA (topoisomerasas I) o doble cadena (toposisomerasas II) para liberar la tensión generada y evitar el superenrolla- miento. Asimismo las toposisomerasas pueden aumentar los giros de la doble hélice para generar superenrolla- miento. Una vez formados los cebadores, el primosoma es reemplazado por las enzimas que alargan la cadena, en la cadena líder actúa la DNA pol ε y en la rezagada la DNA pol δ. Las DNA pol de la familia B, excepto la α y ζ, pueden remover nucleótidos del extremo 3’ por lo que además tienen actividad de exonucleasas 3’ →5’, lo que les confiere capacidad de edición para quitar bases mal apareadas y aumentar la fidelidad de la replicación. La DNA pol ε es una enzima con una alta eficiencia en el proceso de incorporación de nucleótidos, que requiere para ello de la interacción con otras dos proteína, PCNA (proliferating cell nuclear antigen, por razones históricas) y RFC (replication factor C) que forman una abrazadera des- lizante para la polimerasa y la anclan a la horquilla de repli- cación. De manera similar, la DNA pol δ forma también un complejo de elongación con PCNA y RFC para continuar la síntesis en la cadena rezagada. Cuando el complejo de elongación encuentra el extremo 5’ de fragmento de Okazaki (RNA) la síntesis de la cadena lo desplaza crean- do una estructura tipo alerón (flap) en 5’, sobre la cual actúa la endonucleasa FEN1 (flap endonuclease-1) liberan- do el cebador. La DNA ligasa I forma el enlace fosfodiéster entre el extremo 3’- OH recién sintetizado y el 5’-P gene- rado por el corte (cuadro 2-5). Existen otras helicasas, que pertenecen a la familia RECQ, que permiten abrir estructuras complejas que se generan durante la replicación, en especial en la cadena rezagada, como la helicasa BLM (mutada en el síndrome de Bloom) (MIM 210900) y la helicasa WRN (mutada en el síndrome de Werner) (MIM 277700), entre otras. Ésta última también participa en la apertura de los cuar- tetos de guanina presentes en los telómeros. Las horqui- llas de replicación avanzan a lo largo de los genomas line- ales, por lo general sin ningún impedimento y de mane- ra eventual la replicación alcanza el extremo de la molé- cula o se encuentra una segunda horquilla de replicación moviéndose en dirección opuesta. En eucariontes, tam- poco existen secuencias terminadoras homólogas a las de las bacterias. Es posible que al alcanzar la horquilla posi- ciones al azar, en que se encuentra con la siguiente, la ter- minación simplemente implique el ligamiento de los extremos. Una consecuencia de que las DNA polimerasas sólo puedan extender los cebadores en dirección 5’→ 3’ es que son incapaces de copiar los extremos 5’ de los cro- mosomas lineales. Este problema es resuelto por la enzi- ma telomerasa quien extiende la síntesis de la cadena líder. Esta enzima tiene actividad de transcriptasa inversa y está Cuadro 2-4. Características de las DNA polimerasas humanas DNA polimerasa dirigidas por DNA DNA polimerasa α (alfa) β (beta) γ (gamma) δ (delta) ε (épsilon) ζ (zeta) η (eta) θ (teta) ι (iota) κ (kappa) λ (lambda) μ (mu) ν (nu) REV 1 TDT Características Forma parte del primosoma Alta fidelidad en la reparación Actividad exonucleasa 3’ 5’ Actividad exonucleasa 3’ 5’ Actividad exonucleasa 3’ 5’ Propensa a error Libre de error en dímeros TT Hipermutación somática Propensa a error Se requiere en meiosis Propensa a error Propensa a error Propensa a error Propensa a error Transferasa terminal de deoxinucleótidos Función en replicación y/o reparación Inicia la síntesis en los orígenes de replicación y de los fragmentos de Okasaky en la cadena retrasada Síntesis en reparación por escisión de bases Síntesis y reparación del DNA mitocondrial Principal polimerasa en la síntesis de la cadena rezagada, múltiples funciones en reparación, incluyendo por escisión de nucleótidos Síntesis de la cadena líder, múltiples funciones en reparación, incluyendo por escisión de nucleótidos Síntesis sobre lesión Síntesis sobre lesión Probable en reparación de enlaces cruzados entre las cadenas del DNA, reparación por escisión de bases, síntesis sobre lesión Síntesis sobre lesión, probable en reparación por escisión de bases y de bases mal apareadas Síntesis sobre lesión, reparación por escisión de nucleótidos Reparación por escisión de base, rupturas de doble cadena y recombinación VDJ Probable en reparación de enlaces cruzados entre las cadenas del DNA Síntesis sobre lesión Recombinación VDJ Familia B X A B B B Y A Y Y X X A Y X DNA polimerasas dirigidas por RNA (Transcriptasas Reversas) Retrotranscriptasas de elementos LINE-1 o de elementos retrovirales endógenos Telomerasa (TERT) La mayoría se encuentran silenciadas Utiliza un templado interno de RNA (TERC) Ocasionalmente convierten mRNA y otros RNA en cDNA, los cuales pueden integrarse en cualquier sitio del genoma Replica el DNA de los extremos de los cromosomas lineales para evitar su acortamiento *Recombinación VDJ: rearreglos en genes de inmunoglobulinas. Bases moleculares de la herencia 21 © E di to ria l E l m an ua l m od er no F o to c o p ia r s in a u to ri z a c ió n e s u n d e lit o . formada por dos componentes: uno de naturaleza proteica llamado TERT que presenta la actividad de transcriptasa reversa y otro de RNA denominado TERC, que sirve como plantilla para la síntesis de novo del hexanucleótido repeti- do en la secuencia telomérica. En ausencia de actividad de telomerasa los telómeros se acortan después de cada ciclo de replicación (Anexo Telómero y telomerasa). Es importante recordar que en las células eucariontes el DNA se encuentra en forma de cromatina, por lo que real- mente la replicación implica la duplicación de esta estruc- tura durante la fase S del ciclo celular. Los nucleosomas son desplazados hacia una u otra cadena durante el avance de la horquilla de replicación y rápidamente se incorporan histonas recién sintetizadas, las cuales llegan a la cadena de DNA por la acción de chaperonas como CAF1 (chromati- ne assembly 1) y ASF1 (antisilencing function 1) las cuales interactúan con PCNA y permiten la incorporación de los dímeros de H3 y H4 para el ensamblado de los nuevos nucleosomas. El ensamblaje de los nuevos nucleosomas termina con la asociación de dos dímeros de H2A y H2B, mediada por NAP1 (nucleosome assembly protein 1), con- servándose las modificaciones presentes en los nucleoso- mas de la molécula progenitora por acción de las enzimas que generan las modificaciones postraduccionales de las histonas y manteniendo el estado epigenético (Anexos Fundamentos y aplicaciones de las principales técnicas de diagnóstico molecular en enfermedades mendelianas). MUTACIÓN Y REPARACIÓN El DNA es una molécula estable que tiene la capacidad de mantener la información genética. Los trastornos que se producen por lo general son corregidos a través de diferentes mecanismos de reparación; no obstante, pue- den generarse cambios estables en la secuencia de nucle- ótidos, proceso conocido como mutación. Las mutacio- nes se producen por dos mecanismo principales: trastor- nos químicos de las bases que llevan a la incorporación de nucleótidos erróneos, o por errores en la replicación y reparación del DNA que se traducen en la incorporación incorrecta de un nucleótido o en pérdida o adición de nucleótidos. Cuando se presenta el cambio de un nucle- ótido por otro, mutación puntual, si una purina es reem- plazada por otra purina o una pirimidina por otra pirimi- dina, este cambio se conoce como transición, mientras que si una purina es reemplazada por una pirimidina o viceversa se genera una transversión. Los agentes físicos (rayos ultravioleta, X, gamma, entre otros), químicos (agentes alquilantes, oxidantes, entre otros) y biológicos (virus, transposones, entre otros) son capaces de producir mutaciones. Contra ellos, las células tienen diversos sistemas de protección: las membranas celular y nuclear, la agrupación de genes en cromosomas y sistemas enzimáticos donde los mutáge- nos son destruidos antes de que lesionen al DNA. En caso de que éste resulte dañado todavía existen procesos capaces de repararlo de una manera exacta, permitiendo recuperar su estructura original. De forma contraria, si el tipo y la cantidad de alteraciones fueran tan graves que los mecanismos protectores resulten insuficientes se pro- duce muerte celular. Los trastornos en el DNA, que no son reparados ni provocan muerte celular, originan una mutación directa. Por otra parte, el DNA puede ser repa- rado en forma inexacta, con lo que se establece una mutación indirecta. Es importante señalar que mientras algunas mutaciones son deletéreas, otras por el contrario resultan benéficas y permiten que haya variabilidad y selección natural, lo que conduce a cambios evolutivos. Los cambios en la secuencia de nucleótidos pueden producirse en regiones codificantes y no codificantes de los genes y en las regiones intergénicas del genoma. Las consecuencias de los cambios en la secuencia de nucleó- tidos serán diferentes dependiendo de dónde ocurran y si afectan o no la función de los genes. En genética médica por lo general se utiliza el término mutación para definir los cambios que afectan la función de los genes y alteran el fenotipo o producen enfermedad (Anexo Mutación y enfermedad), mientras que se utiliza el término polimor- fismo para hacer referencia a los cambios heredables en la secuencia de nucleótidos que no producen enferme- dad y constituyen parte de la variación normal entre los individuos (Anexo Variación genética humana). Dado que los polimorfismos constituyen cambios estables en el genoma, su frecuencia debe ser de al menos 1% en la población, esto para confirmar que es parte de la varia- ción normal y que no se trate de una mutación de novo. En la figura 2-4 se muestra el efecto de una mutación puntual y de la inserción de un nucleótido en un ORF. Si el cambio generado por una transición cae dentro de la redun- dancia del código genético, este cambio se denomina muta- ción silenciosa o sinónima y por lo general se considera un Cuadro 2-5. Funciones requeridas en las horquillas de replicación de E. coli y mamíferos Función Complejos pre-replicativos Anclaje de la helicasa/ primasa DNA Helicasa Mantenimiento cadena sencilla Síntesis del cebador Abrazadera deslizante de la polimerasa Ancla de la abrazadera (ATPasa) Síntesis DNA Dimerización de la holoenzima Remoción del cebador Unión de fragmentos Mamíferos ORC1-6 CDT1/CDC6 Complejo MCM2-7 RPA DNA Pol α/ primasa PCNA RFC DNA Pol δ + DNA Pol ε ? FEN1 DNA Ligasa 1 E. coli - DnaC DnaB SSBP DnaG β Complejo γδ Núcleo de la DNA Pol III τ DNA pol I DNA Ligasa 22 Genética clínica © E di to ria l E l m an ua l m od er no F o to c o p ia r s in a u to ri z a c ió n e s u n d e lit o . polimorfismo de un solo nucleótido o SNP sinónimo; sin embargo, este cambio puede afectar la estructura del DNA o el mRNA y tener consecuencias en su función. Cuando una transición o transversión resulta en un codón que deter- mina otro aminoácido se le llama mutación de sentido erró- neo y puede ser conservativa o neutra; si un aminoácido es reemplazado por otro del mismo tipo, este cambio puede corresponder a un SNP no sinónimo. Si el cambio de ami- noácido es por uno completamente diferente que se produ- jo una mutación de sentido equivocado no conservativa y es mucho más probable que tenga consecuencias en la función de la proteína. Se produce una mutación sin sentido, cuan- do el cambio origina que un codón codificante se vuelva de paro, lo cual generará una proteína truncada o la degradación del mRNA. También puede ocurrir lo contrario, que un codón de alto se vuelva codificante, lo que generará que la síntesis continué hasta el siguiente codón de paro, lo que pro- ducirá proteínas de mayor tamaño, que por lo general se plie- gan mal y se acumulan en las células. La inserción o deleción de nucleótidos en un ORF puede llevar a la adición o pérdi- da de aminoácidos en la proteína si es un número múltiplo de tres (inserción o deleción en fase) o a que se produzca un cambio o corrimiento en el marco de lectura generando pro- teínas diferentes y por lo general truncas o ausentes por la generación de codones de alto prematuros (Anexo Mutación y enfermedad y Fundamentos y aplicaciones de las principa- les técnicas de diagnóstico molecular en enfermedades men- delianas). Los sistemas de reparación son tan complejos como la maquinaría misma de replicación y tienen una participa- ción importante en la sobrevivencia celular. Los sistemas de reparación son capaces de reconocer diferentes distor- siones en la molécula de DNA como señales para activar su acción y cada célula cuenta con varios sistemas capa- ces de lidiar con el daño. En el genoma humano se han identificado > 130 genes cuyos productos participan en los diferentes mecanismos de reparación. Éstos pueden dividirse en varios tipos de acuerdo al tipo de daño que reconocen y a la forma en que éste es reparado. La importancia de los mecanismos de reparación se observa en los graves padecimientos ocasionados por defectos en ellos. En el cuadro 2-6 se muestran los principales siste- mas de reparación del genoma humano, el tipo de daño que reparan y las proteínas que participan en cada uno de ellos, así como los padecimientos que se producen cuando se alteran sus funciones. Los sistemas de reparación pueden actuar de forma directa, es decir corrigiendo la alteración en las bases nitro- genadas o por escisión del fragmento dañado y resíntesis de DNA, reparación por escisión de base (BER) o reparación por escición de nucleótidos (NER). De manera adicional las roturas de doble cadena (DSB) en la molécula del DNA pueden ser reparadas por recombinación homóloga (HR) o unión de extremos no homólogos (NHEJ). Cuando la replicación se realiza con daño en la molécula de DNA o durante la recombinación, pueden quedar bases mal apare- adas que pueden ser corregidas por la capacidad de edición de las DNA pol o por un mecanismo de escición específico para bases mal apareadas (MMR) (figura 2-5). Por otra parte, algunas lesiones como los dímeros de pirimidina cuando no son reparados antes de la replicación, hacen que las DNA pol replicativas detengan la síntesis dejando hue- cos en la molécula que son completados por DNA polime- rasas de síntesis sobre lesión (TLS), por lo general propen- sas a error (cuadro 2-4). Reparación directa. Este sistema revierte el daño al DNA, en humanos una enzima específica es capaz de desal- quilar la O6-metil-guanosina de manera directa (cuadro 2- 6). En las bacterias y muchos otros organismos, los dímeros de timina pueden ser removidos en una reacción de fotorre- Secuencia normal A 5´... 3´... ...3´ ...5´ ARG TCT CAA AAG TTT ACG CGT TAC AGA GTT TTC AAA TGC GCA met ser gln lys phe thr arg 5´... 3´... ...3´ ...5´ ARG TCT CAA GAG TTT ACG CGT TAC AGA GTT CTC AAA TGC GCA met ser gln glu phe thr arg Mutación de sentido equivocado no conservativa D 5´... 3´... ...3´ ...5´ ATG TCT CAA AAA TTT ACG CGT TAC AGA GTT TTT AAA TGC GCA met ser gln lys phe thr arg Mutación silencioso o sinónima B 5´... 3´... ...3´ ...5´ ATG TCT CAA TAG TTT ACG CGT TAC AGA GTT ATC AAA TGC GCA met ser gln alto Mutación sin sentido E 5´... 3´... ...3´ ...5´ ATG TCT CAA AGG TTT ACG CGT TAC AGA GTT TCT AAA TGC GCA met ser gln arg phe thr arg Mutación de sentido equivocado conservativa o neutral 5´... 3´... ...3´ ...5´ ATG TCT CAA CAA ATT TAC GCG TAC AGA GTT GTT TAA ATG CGC met ser gln gln ile tyr ala Mutación por cambio en el marco de lecturaC F Figura 2-4. Efecto de las mutaciones puntuales, transiciones y transversiones y de la inserción de un par de nucleótidos en un ORF. Bases moleculares de la herencia 23 © E di to ria l E l m an ua l m od er no F o to c o p ia r s in a u to ri z a c ió n e s u n d e lit o . Cuadro 2-6. Principales sistemas de reparación del DNA en el humano y sus componentes Sistema de reparación Directo Escisión de base (BER) Escisión de nucleótidos (NER) Bases mal apareadas (MMR) Recombinación homóloga (HR) Unión de extremos no homólogos (NHEJ) Reparación de enlaces cruzados Síntesis sobre lesión Padecimientos por alteración en reparación Cáncer Glucosidasa MYH cáncer colon Xeroderma pigmentoso, Síndrome de Cockaine, Tricotiodistrofia Carcinoma de colon hereditario no polipósico HNPC o síndrome de Lynch Ataxia telangiectasia Síndrome Nijmegen Cáncer mama, ovario, próstata Anemia de Fanconi Cáncer mama DNA pol η Variante de Xeroderma pigmentoso Funciones Eliminación del grupo metilo Rompimiento del enlace N- glucosídico y liberación de base dañada Corte enlace fosfodiéster, generación de sitios apurínicos y apirimídicos Llenado hueco, maquinaria de replicación Forma enlace fosfodiéster Reconocimiento daño en reparación global genoma Reconocimiento daño en reparación global,ligasa E3 de ubicuitina Reparación acoplada a transcripción, ligasa E3 de ubicuitina Reparación acoplada a transcripción, ATPasa dependiente de DNA Verificación de daño, localización maquinaria reparación Helicasa TFIID 3’-5’ Helicasa TFIID 5’-3’ Endonucleasa 5’ Endonucleasa 3’ Llenado del hueco, maquinaria de replicación Forma enlace fosfodiéster Reconocimiento bases mal apareadas y pequeñas inserciones-deleciones Reconocimiento y corte Llenado del hueco Señalización de daño Producción cadena con extremo 3’ libre Señalización Dirige RAD51 a la lesión Homólogo a RecA, invasión Llenado de huecos Reconocimiento daño Apareamiento Síntesis Ligación Reconocimiento daño, complejo de múltiples subunidades, ligasa E3 de ubicuitina Efectores reparación. Llevar RAD51 recombinación homóloga Señalización HR Llenado de huecos Incorporación de nucléotidos cometiendo errores, mecanismo altamente mutagénico Componentes Metil-O-6- guanosina metil transferasa 8 DNA glucosidadas Cada una identifica un tipo de base alterada AP endonucleasa DNA pol β DNA ligasa XPC/HR23 Complejo UVDDB XPE (DDB2) DDB1 CSA CSB XPA XPB XPD XPF/ERCC1 XPG DNA pol δ/ε DNA ligasa III MSH2/MSH6 MSH2/MSH3 MLH1/ PMS2 MLH3 Maquinaria replicación ATM MRE11/RAD50/NBS1 BRCA1 BRCA2 RAD51 Maquinaria replicación KU70/KU80 Artemisa/DNA-PK DNA pol ? DNA ligasa IV FANC A-M FANCD2/BRCA2 FANCI RAD51 BRCA1 Maquinaria de replicación DNA polimerasas de síntesis sobre lesión y maquinaria de replicación Tipo de daño que repara Metilación de O6G Bases alquiladas, oxidadas, incorporación de uracilo Dímeros de pirimidina, lesiones monoaductas grandes Generadas por errores de replicación y recombinación Rupturas de doble cadena (DSB) Rupturas de doble cadena (DSB) Lesiones diaductas con enlaces cruzados Relleno huecos dejados por DNA pol de replicación ante una lesión 24 Genética clínica © E di to ria l E l m an ua l m od er no F o to c o p ia r s in a u to ri z a c ió n e s u n d e lit o . activación que depende de la luz de onda visible y de una enzima, la fotoliasa. En mamíferos se han encontrado enzi- mas relacionadas con la fotoliasa, aunque su función es dife- rente, ya que participan en el control del reloj circadiano. Reparación por escisión de base (BER). Este es el meca- nismo de reparación predominante contra las lesiones a bases producidas por hidrólisis, desaminación, radiaciones ionizantes, especies reactivas de oxígeno (ROS), agentes alquilantes y análogos de bases. La eficiencia y especificidad de este mecanismo está determinado por la existencia de diferentes formas de DNA glucosidasas que remueven dife- rentes tipos de bases modificadas por corte del enlace N-glu- cosídico creando un sitio abásico (AP) o una ruptura de cadena sencilla (SSB). Los sitios AP son eliminados por acción de la endonucleasa AP (AP1), quien junto con una fosfodiesterasa rompen el DNA 5’ o 3’ del sitio AP respecti- vamente. El hueco generado puede ser de un solo nucleóti- do (SP-BER, short patch) o de dos o más (LP-BER, long patch). A continuación el hueco es llenado por una DNA pol de reparación, la DNA pol β, y por último una DNA ligasa III o I sella de acuerdo al tamaño, SP o LP respectivamente. Reparación por escisión de nucleótidos (NER). Este mecanismo es muy importante en la reparación del daño producido por la radiación ultravioleta, así como también en la generación de aductos grandes y enlaces cruzados entre las bases. La NER puede dividirse en dos clases, la reparación global del genoma (GGR) y la reparación acoplada a trans- cripción (TCR). Ambos sistemas remueven de manera efi- ciente el daño y utilizan algunos elementos comunes; sin embargo, las moléculas que detectan el daño son diferentes. La GGR es un proceso al azar que ocurre de forma gradual, mientras que la TCR está íntimamente ligada a la RNA pol II y es altamente específica y eficiente. Cuando la maquina- ria de transcripción de la RNA pol II encuentra una lesión se detiene y la polimerasa es desplazada lo cual lleva a la unión de dos proteínas CSA (Cockayne syndrome A, MIM 216400) y CSB (Cockayne syndrome B, MIM 133540) a la lesión, esta última perteneciente a la familia de remodelado- res de cromatina SWI/SNF y con actividad de ATPasa esti- mulada por DNA. Esta actividad parece ser indispensable para el reclutamiento de la maquinaria de reparación. En la GGR el daño es reconocido por XPC (xeroderma pigmento- sum C) y la proteína HR23B, con la unión posterior del complejo D formado por DDB1 y DDB2 (XPE). A conti- nuación ambas vías comparten la maquinaria de reparación, las actividades de helicasas XPB y XPD que forman parte del TFIIH y la unión de XPA y RPA que reclutan las activi- dades de endonucleasas, XPG y XPF/ERCC1, lo cual remueve el fragmento dañado, alrededor de 30 nt, el hueco será llenado por las DNA pol δ/ε acompañadas de PCNA y RFC y sellado por la DNA ligasa III. Reparación de bases mal apareadas (MMR). Los errores en la replicación pueden generar apareamientos de bases erróneos y pequeñas asas por inserciones o deleciones de nucleótidos. Éstos son reconocidos por HMUTSα, un díme- ro formado por las proteínas MSH2 y MSH6, o en ocasiones por hMUTSβ formado por MSH2 y MSH3. Las proteínas localizadas en el DNA unen a hMUTLα, dímero formado por MLH1 y PMS2 con lo que se ensambla el complejo de reparación, que escinde la base mal apareada de la cadena recién sintetizada y permite la resíntesis por una DNA pol. Actividad metabólica Radiación ionizante Radiación U.V ROS Agentes químicos Errores en replicación Mutación Tolerancia al daño Síntesis sobrelesión Gran cantidad de daño Apoptosis Falla en reparación Mutación DSB Dímeros pirimidina Aductos SSB Sitio AP Desaminación Bases mal apareadas NHEJ HR NER Directa BER GGR TCR MMR SP-BER LP-BER Activación puntos de revisión Trasducción de señales Arresto ciclo celular Apoptosis Agentes que lesionan al DNA Mecanismos de reparación Enfermedades hereditarias y cáncer Variabilidad selección natural evolución Figura 2-5. Agentes que lesionan al DNA, daño que producen y mecanismos de reparación en las células humanas. Si el daño no es repara- do adecuadamente puede llevar a la muerte celular o a producir mutaciones, las cuales puden resultar en enfernedad o en variabi lidad , lo que permite la selección natural y la evolución. DSB: Cortes de doble cadena (Double-strand breaks); NHEJ: Unión terminal no homóloga (Non- homologous end joining); HR: Reparación recombinacional homóloga (Homologous recombinational repair); NER: Reparación por escisión de nucleotide (Nucleotide excision repair); BER: Reparación por escisión de base (Base excision repair); MMR: Reparación de errors de aparea- miento (Mismatch repair); GGR: Reparación global del genoma (Global genome repair); TCR: Reparación acoplada a la transcripción (Transcription-coupled repair); SP-BER: Reparación por escisión de bases cortas (Short patch-base excision repair); LP-BER: Reparación por escisión de bases de parche largo (Long patch-base excision repair). Bases moleculares de la herencia 25 © E di to ria l E l m an ua l m od er no F o to c o p ia r s in a u to ri z a c ió n e s u n d e lit o . 26 Genética clínica © E di to ria l E l m an ua l m od er no F o to c o p ia r s in a u to ri z a c ió n e s u n d e lit o . Reparación por recombinación homóloga (HR). Éste es un mecanismo eficiente para reparar las DSB genera- das por reacciones bioquímicas complejas, radiaciones ionizantes o ROS. Muchas proteínas participan en él y es un sistema libre de error que requiere de una región rela- tivamente grande con secuencia homóloga. El primer paso para reparar las DSB por HR es la resección del extremo 5’ para producir un extremo 3’ libre de cadena sencilla. En humanos esto se realiza por el complejo MRN, formado por MRE11/RAD50/NBS. La proteína central para realizar la recombinación es RAD51 (homó- loga a RecA de E. coli), quien forma un nucleofilamento capaz de invadir a la otra molécula, posterior a esto hay síntesis de DNA y formación de uniones de Holliday que deben ser resueltas por resolvasas y ligasas. Unión de extremos no homólogos (NHEJ). Éste es un mecanismo alternativo a la HR para reparar las DSB, el cual es propenso a error, por lo que por lo general sólo se emplea cuando no es posible usar HR, ambos mecanismos compar- ten proteínas de señalización y localización como BRCA1 y BRCA2. La mayoría de las DSB no generan extremos liga- bles, por lo que estos tienen que ser generados. El proceso se inicia por la unión de proteínas específicas a los extremos rotos, el complejo Ku, un heretodímero formado por KU70/KU80, que tiene propiedades para formar un puen- te proteico. Además se requiere la actividad catalítica de la DNA protein cinasa (DNA PK) para acercar los extremos del DNA a través de su interacción con las proteínas, a con- tinuación es reclutado otro grupo de proteínas que incluye a la DNA ligasa IV/XRCC4, artemisa, PINK y polimerasas de la familia X como pol λ y pol μ. También parecen nece- sitarse las proteínas ATM y el complejo MNR así como el recambio de la histona H2A por su variante H2AX, todas ellas participantes también en el proceso de HR, para que la unión de los extremos no homólogos se realice en forma adecuada. Síntesis sobre lesión (TLS). Éste es un mecanismo de tolerancia de daño y altamente mutagénico. La síntesis sobre lesión implica el paso sobre la lesión incorporando nucleótidos en la cadena opuesta. Las DNA polimerasas de síntesis sobre lesión son propensas a error y actúan cuando las polimerasas replicativas se detienen ante daño generado por radiación UV o ionizante y por diferentes agentes químicos. Una excepción tal vez la constituye la DNA pol η quien inserta adeninas en posiciones opues- tas a dímeros de timidina generados por luz UV Esta polimerasa también puede replicar sobre sitios AP y lesiones generadas por cisplatino. Las DNA pol de sínte- sis sobrelesión pertenecen en especial a la familia Y, aun- que también hay miembros de las familias A y X con esta capacidad. En el cuadro 2-4 se muestran las DNA poli- merasas de síntesis sobre lesión. Muchas enfermedades humanas que implican una hipersensibilidad a agentes que lesionan al DNA, o con niveles elevados de daño al DNA celular, no son produc- to de defectos en los sistemas de reparación al DNA, sino de la respuesta celular al DNA dañado. Las células nor- males reaccionan ante el daño al DNA por detención del ciclo celular, por diferentes procesos en los puntos de chequeo, hasta que el daño es reparado, o llevando a la muerte celular si es irreparable. Parte de esta maquinaria está controlada por la proteína ATM (ataxia telangiecta- sia mutated). Esta proteína es sensora del daño al DNA y tiene actividad de cinasa activando a otras proteínas como BRCA1 y TP53. Asimismo, las helicasas de la fami- lia RECQ también son importantes en la reparación. Un tipo de daño especial, la presencia de enlaces cruzados requiere de un grupo de 12 proteínas denominadas FANC A-M, que se encuentran mutadas en la anemia de Fanconi (MIM 227650), además para su reparación se requiere la maquinaria de NER y de HR. EXPRESIÓN GÉNICA Y SU REGULACIÓN La información contenida en el DNA de las células se expresa en dos pasos: transcripción y traducción. Cada célula de un organismo contiene la misma información genética y la forma en que se expresa, determina sus características y funciones. La regulación de la expresión génica ocurre en diferentes niveles, desde la estructura de la cromatina hasta la vida media de los productos fun- cionales. En general se consideran tres niveles principales de control o regulación de la expresión génica: • Control del inicio de la transcripción. Está determinado por las secuencias del promotor localizadas corriente arriba (5’) a una distancia fija del inicio del primer exón del gen (nt +1). Requiere de modificaciones en la estruc- tura de la cromatina para la entrada de la maquinaria transcripcional a la secuencia promotora y de la unión de proteínas específicas llamadas factores de transcripción (TF) a sus secuencias blanco en el DNA. • Control postranscripcional. Implica el procesamiento de las moléculas de RNA, su transporte y localización, la traducción del mRNA, estabilidad y degradación de los RNA, síntesis de proteínas, procesamiento y localización de proteínas, estabilidad y degradación de estas últimas. • Control epigenético. Se refiere a los cambios heredables en la expresión génica, que no dependen de alteraciones en la secuencia del genoma y que están determinados por la estructura de la cromatina. Este tipo de regulación puede actuar sobre un gen en particular o en regiones específicas del genoma, incluso en cromosomas comple- tos y ser transitoria o tener una larga duración y transmi- tirse de una generación a otra (anexo Regulación epige- nética y por ncRNA). Transcripción y su regulación El RNA es sintetizado por las RNA polimerasas (RNA pol) utilizando DNA como molde o templado y ribonu- cleósidos trifosfatados como precursores (ATP, CTP, GTP y UTP). El transcrito primario surge como una cadena sencilla en dirección 5’→3’, que se va elongando por adición de residuos de nucleósido monofosfato al extremo 3’-OH libre, en forma complementaria a la cadena molde de DNA, lo que elimina un grupo pirofos- fato de los ribonucleótidos trifosfatados. El extremo 5’ de la molécula recién sintetizada siempre conserva un grupo trifosfato. Los transcritos recién sintetizados son procesados en el núcleo para formar las moléculas de RNA maduras. Existen tres tipos diferentes de RNA pol en eucarion- tes, con 12 subunidades proteicas en promedio. Para ini- ciar la transcripción se unen a sus promotores mediante la formación de un complejo basal con TF específicos. En el cuadro 2-7 se muestran las características de las tres RNA pol, sus TF basales, así como los tipos de genes que transcribe cada una. Los promotores de los genes que transcriben las RNA pol I y II se ubican corriente arriba del inicio del gen, mientras que los que transcribe la RNA pol III pueden estar corriente-arriba o corriente- abajo, dentro del gen mismo. Pero todos ellos a una dis- tancia fija del nt +1. Los promotores contienen diferen- tes tipos de secuencias conservadas evolutivamente que influyen en la eficiencia de la transcripción. En los genes humanos, unas de las más frecuentes son las “cajas” TATA (TATAAA o sus variantes), localizadas a 25 nt corriente arriba (-25) del inicio de la transcripción y las ricas en GC (GGGCGGG), ambas características de los genes de mantenimiento celular. Algunos genes transcritos por la RNA pol II, tienen además cajas CAAT localizadas a -80 nt, que incrementan la eficiencia del promotor y otros elementos corriente abajo conocidos como DPE (down stream promoter element) en +28 a +32 nt. Los TF que forman los complejos basales de transcripción por lo general son ubicuos, un ejemplo es la proteína de unión a la caja TATA (TBP) (TATA binding protein) que forma parte del TFIID y se une a la región principal de los pro- motores con dicha caja, para permitir la unión de la RNA pol II. El control del inicio de la transcripción incluye mecanismos que regulan la incorporación del primer nucleótido por las RNA polimerasas. Por ejemplo, la RNA pol II necesita la fosforilación del extremo carboxi- lo de su subunidad catalítica por el factor TFII H, una vez que se ha unido a su promotor para poder iniciar la síntesis, en lo que se conoce como limpieza o abandono del promotor (figura 2-6). Los niveles de expresión pueden modificarse por la participación de TF específicos que regulan en trans (codificados por secuencias de DNA que están en molé- culas diferentes del gen) al interaccionar con elementos reguladores o secuencias específicas en el DNA. Cuando los TF se unen a elementos potenciadores aumentan el nivel de transcripción y ésta se evita cuando se unen a silenciadores. Existen otro tipo de secuencias de DNA que funcionan como aislantes o límites para impedir que los genes adyacentes sean transcritos o por el contrario silenciados. Potenciadores, silenciadores, elementos de respuesta y aislantes regulan en cis la expresión génica (es decir sobre la misma molécula de DNA donde se encuentran) y pueden localizarse incluso a miles de pares de nucleótidos de los promotores basales, tanto corriente arriba (5’), como corriente abajo (3’) o en intrones. Las secuencias de nucleótidos de los elementos reguladores están conservadas evolutivamente, repetidas a lo largo del genoma y son reconocidas por TF con dominios específicos (figura 2-6). Los TF tienen dominios conservados para unirse al DNA y dominios de activación. Estos últimos son diversos y se activan por diferentes mecanismos que incluyen adición y eliminación de grupos que modifi- can su estructura como fosforilación, metilación, aceti- lación, entre otros, interacción con otros factores for- mando homodímeros, heterodímeros o tetrámeros, unión a ligandos, localización celular, entre otros. La acción de los TF modifica la expresión génica en los diferentes tejidos y en las diferentes etapas de la vida (cuadro 2-8). En los diferentes tejidos la regulación de la trans- cripción de un gen incluye mecanismos de control por proteínas y ncRNA que seleccionan transcritos alter- nativos de un mismo gen. El uso de promotores dife- rentes puede resultar en isoformas con distintas pro- piedades. Con frecuencia se generan transcritos con un primer exón diferente que pueden traducirse en un mismo polipéptido si se unen a los mismos exones sub- secuentes; sin embargo, los mRNA tendrán estabilidad, unión a ribosomas y vidas medias diferentes. Por otra parte, se pueden generar proteínas diferentes si cambia el marco de lectura. En otros casos, la presencia de pro- motores internos originará productos proteicos más pequeños con el mismo o diferente ORF. Durante la elongación y terminación de la transcrip- ción existen también mecanismos de control, en especial por interacción de proteínas específicas y ncRNA con estructuras secundarias en el transcrito, en el DNA molde o ambos. En el control de la elongación participan complejos remodeladores de cromatina que facilitan el desplazamiento de las RNA pol por los nucleosomas y proteínas chaperonas de histonas como SSRP1 (structu- re specific recognition protein), también llamada FACT, Ésta interactúa específicamente con las histonas H2A/H2B para permitir el desensamblado de los nucle- osomas y la elongación de los transcritos. Procesamiento del RNA y su regulación Las modificaciones postranscripcionales a los transcritos primarios de la RNA pol II, incluyen modificaciones en sus extremos, la remoción de los intrones y empalme de exones, edición, transporte y degradación. En cuanto surge el transcrito primario, se adiciona al extremo 5’ un nucleótido, 7-metil-guanosina trifosfato (7’mG), llama- do Cap o caperuza que le sirve de protección contra la degradación por exonucleasas 5’→ 3’, facilita la subse- cuente eliminación de intrones y el transporte del núcleo al citoplasma (figura 2-7). Cuadro 2-7. RNA polimerasas de eucariontes, genes que transcriben, características y sus factores basales de transcripción Clase RNA Pol I RNA Pol II RNA Pol III Factores basales TIF-IA TIF-IB (TBP) UBF TFII A-H TFIID (TBP) TFIII A-C TFIII B (TBP) Características Un sólo transcrito 45S en nucleolo Transcripción de todos los genes que codifican proteínas, sus transcritos contienen Cap y cola poli(A) Algunos promotores son internos y otros se localizan corriente arriba. Transcribe un número importante de retrotransposones Genes que transcribe rRNA 28S, rRNA 18S, rRNA 5.8S mRNA, snRNA, miRNA, RNA antisentido 5SrRNA, tRNA, U6snRNA, 7SLRNA, 7SKRNA, 7SM RNA, siRNA, retrotransposones Alu Bases moleculares de la herencia 27 © E di to ria l E l m an ua l m od er no F o to c o p ia r s in a u to ri z a c ió n e s u n d e lit o . DPE Potenciador RF Elementos proximales promotor Núcleo promotor A distal P ot en ci ad or 5 ´ Silenciador RF RF +1 TATA Potenciador 3´INR Aislante Elementos reguladores 5’ Núcleo del promotor Unión de TBP a núcleo promotor Reclutamiento TF basales RNA pol II Complejo basal transcripción inactivo Activación RNA pol II, liberación promotor e inicio transcripción TATA +1 DPE TATA P P P P P P Cap TBP TAFs TFIID TFIID TAFs TATA TFIIB TFIIF TFIIHTFIIE RNA pol II TFIID TFIIHTFIIETFIIB TFIIF RNA pol II TATA RNA pol II TATA TFIIE TFIIH TFIIF TFIIB RNA pol II Figura 2-6. A. Elementos reguladores de la transcripción en eucariontes. Contiene distintos elementos potenciadores intercalados con silenciadores y elementos aislantes, localizados a 25 kb en promedio, corriente arriba o abajo del núcleo del promotor que incluye la caja TATA, secuencias de inicio de la transcripción (INR) y elementos corriente abajo del promotor (DPE). B. Inicio de la transcripción de genes por RNA polimerasa II. Se inicia por la unión de sus factores basales a la región promotora: TFII A-H, la proteína TBP que forma parte de TFIID, y por último la RNA pol II, la cual es activada por fosforilación de su extremo carboxilo por TFIIH, lo que hace que se libere del promotor e ini- cie la transcripción. 28 Genética clínica © E di to ria l E l m an ua l m od er no F o to c o p ia r s in a u to ri z a c ió n e s u n d e lit o . Como parte del mecanismo de terminación de la transcripción, en el extremo 3’ del transcrito primario la secuencia AAUAAA es reconocida por un complejo pro- teico que corta 15-20 nt corriente abajo para liberarlo del heterodúplex DNA-RNA. Inmediatamente después es poliadenilado (unión de 200 adeninas aproximada- mente) por la proteína unidora de poliadenilato (polyA binding protein). Esta modificación es necesaria para per- mitir el transporte del mRNA al citoplasma, evitar su degradación y aumentar el reconocimiento por los ribo- somas para su traducción. Una excepción a esta modifi- cación la constituyen los genes de histonas cuyos mRNA no son poliadenilados y la terminación implica un corte en el extremo 3’ del transcrito primario dependiente de una estructura secundaria formada al interactuar con el extremo 5’ del snRNA U7. El mecanismo de eliminacion de intrones y unión de exones es dependiente de secuencias conservadas en los límites exón-intrón. Por lo general el intrón inicia con el dinucléotido GT (GU a nivel de RNA) y termina con AG. Además se requiere de una tercera secuencia intró- nica, el sitio ramificador, localizada a aproximadamente 40 nt del extremo 3’ del intrón (figura 2-7). El mecanismo de eliminación de intrones y reunión de exones sigue la siguiente secuencia: a) Rotura en el extremo 5’ del intrón, ataque nucleofílico por el nucleótido G terminal del sitio donador a la ade- nina (A) del sitio ramificador para formar una estructu- ra en asa. b) Corte en el extremo 3’ de la unión intrón-exón, liberan- do el RNA intrónico como un asa. c) Reunión de los exones (figura 2-8). Estas reacciones son mediadas por el complejo removedor de intrones y empalmador de exones, de naturaleza ribonu- cleoproteíca, compuesto de cinco tipos de snRNA y más de 100 proteínas. Los snRNA participantes en la mayoría de los intrones de genes que codifican para polipéptidos son: U1, U2, U4, U5 y U6. Este proceso está mediado por la complementaridad de bases tanto entre las secuencias con- servadas en la unión exón-intrón y los snRNA, como entre ellos. Un segundo tipo de complejo participa para eliminar una clase de intrones poco frecuentes donde los dinucleóti- dos conservados GT y AG son reemplazados por las secuen- cias AT y AC respectivamente. En este caso los snRNA U11 y U12 reemplazan las funciones de los snRNA U1 y U2 (figura 2-8 y cuadro 2-9). A partir de alrededor de 21 000 genes en el humano se generan más de 200 000 proteínas diferentes. La mayoría de nuestros genes presenta uso alternativo de exones que produce diferentes RNA maduros y un gran número de proteínas con propiedades y funciones dife- rentes, de acuerdo al tejido y etapa del desarrollo; este proceso está regulado por ncRNA y proteínas. Cuadro 2-8. Factores de transcripción, dominios de unión a DNA, mecanismos de activación y funciones Factor transcripción Superfamilia de receptores nucleares. Receptores a hormonas esteroides SP1 Proteínas genes HOX, con homeodominios OCT-1, OCT-2, PIT-1 NF-KB MYOD FOS/JUN CRE/ATF1 (Elemento de respuesta a cAMP) Funciones Morfogénesis, expresión e inhibición múltiples genes en tejidos blanco Activación de genes del desarrollo temprano Encendido y apagado de genes durante desarrollo embrionario Activación de genes durante el desarrollo embrionario Respuesta inmune, control de apoptosis Diferenciación tejido muscular Unión a sitios AP1, regulación ciclo celular, punto de restricción Activa genes de sistema nervioso y esqueleto Mecanismo activación Unión a ligando y dimerización Unión a caja GC (GGGCGG) ubicuo Síntesis Unión a ligando y dimerización Transducción de señales, fosforilación del inhibidor IKB y su degradación, dimerización Cambio de pareja, heterodímeros Transducción de señales y heterodimerización Transducción de señales Dominio unión a DNA Dedos de zinc (ZF) Dedos de Zinc Hélice-vuelta hélice, (HTH) Un homeodominio y un dominio POU Dominio homólogo a REL, RHD, estructuras ß plegadas y dominios inmunoglobulinas Hélice-asa-hélice, HLH Cierre de leucina, LZ Cierre de leucina nt + 1 inicio transcripción Sitio donador Sitio de ramificación CURA Sitio aceptor AUG ORF Exones codificantes e intrones UGA Señal de poliadenilación AAUAAA Último exón UTR 3´UTR 5´ Exón 1 Exón 2 30 a 50 pb A C AG GU AGU A YYYYYYYYY G GAGA Figura 2-7. Estructura del transcrito primario de un gen codificante. Se muestran las secuencias necesarias para la remoción de los intrones y empalme de exones, conservadas evolutivamente, y la señal de poliadenilación en el último exón. Bases moleculares de la herencia 29 © E di to ria l E l m an ua l m od er no F o to c o p ia r s in a u to ri z a c ió n e s u n d e lit o . Los ncRNA recién sintetizados también son procesa- dos de manera postranscripcional. Por ejemplo, los rRNA son transcritos en el nucleolo por la RNA pol I como una molécula 45S que es procesada para generar los rRNA 18S, 5.8S y 28S. El procesamiento lo inicia el snRNA U3 con una serie de acciones de endo y exonucleasas para generar las moléculas individuales. En el nucleolo, nume- rosos ncRNA que forman dos grupos de snoRNA son responsables de aparear con los rRNA en los sitios en que serán modificados. El grupo C/D identifica sitios blanco para metilación y el grupo H/ACA especifica sitios donde la uridina es convertida a seudouridina, estas modificaciones son necesarias para que los rRNA inte- ractúen con las proteínas ribosomales y formen riboso- mas funcionales. Asi mismo los tRNA requieren de un procesamiento que implica la acción de reacciones sepa- radas de endonucleasa y ligasa. La endonucleasa recono- ce la estructura secundaria/terciaria del precursor y corta a ambos lados del intrón. Las dos mitades del tRNA generadas al eliminar el intrón pueden ser unidas por la ligasa de tRNA en presencia de ATP. La maduración de los tRNA es regulada por la vía de respuesta a las prote- ínas no plegadas generada en el retículo endoplasmático. Edición del mRNA. Es una forma de procesamiento postranscripcional que consiste en la inserción, elimina- ción o cambio de nucleótidos mediante enzimas. Las inserciones o eliminaciones en el RNA parecen ser exclusivas de las mitocondrias de protozoarios como los tripanosomas. En mamíferos no se han encontrado evi- dencias de inserciones o eliminaciones, aunque sí se han observado algunas sustituciones en un número limitado de genes. Éstas se producen por desaminasas dependien- tes de RNA que actúan sobre residuos de C y A. Por ejemplo, la edición C-U ocurre en el mRNA humano del gen APOB (apolipoproteína B). En el hígado se produce una proteína de 4536 aminoácidos, APOB100, mientras que en el intestino, la desaminasa de citosina APO- BEC1, convierte la citosina 6666 en uridina, generando un codón de paro y una proteína de 2152 aminoácidos, APOB48, que es indispensable para convertir en quilo- micrones los lípidos de la dieta. Transporte y degradación del mRNA. La estructura de un mRNA es modificada por elementos actuando en cis y proteínas de unión a RNA actuando en trans para permitir su interacción con otras proteínas, poniendo en contacto secuencias remotas. Esto genera señales de loca- lización o tráfico para transportar a los mRNA como par- tículas ribonucleoproteicas (RNP) a lugares celulares específicos. Por ejemplo, la proteína FMRP participa en la localización de algunos mensajeros en los axones, en donde son traducidos. Este mecanismo permite que las proteínas lleguen en menos tiempo, que el generado por su transporte, al sitio en que ejercerán su función en una célula. La mayor parte de los elementos que regulan este mecanismo se localizan en los UTR 3’ de los mRNA. Núcleo 5´ 3´ 3´ Transcripción Transcrito primario 5´m7Gppp Poliadenilación 5´m7Gppp RNAsn AAAA 3´ Asa del intrón 5´m7Gppp 5´m7Gppp Exón 1 Exón 2 AAAA 3´ AAAA 3´ Complejo removedor de intrones y empalmador de exones RNA maduro Citoplasma G U A G Figura 2-8. Procesamiento post-transcripcional del transcrito primario de la RNA pol IIen una célula eucarionte. Adición de CAP (m7G) en el extremo 5´, poliadenilación en el extremo 3´, remoción de intrones y empalme de exones para generar el mRNA Cuadro 2-9. Funciones de los snRNA en la remoción de intrones Complejo snRNP U1 U2 U4, U5, U6 U5 U5, U6 U11 U12 Función Unión al sitio donador, extremo 5’ del intrón GU-AG (>98%) Unión al sitio de ramificación del intrón GU a AG Interacción entre los dos sitios de corte Interacción entre los dos exones Centro catalítico Unión al sitio donador en intrones AU a AC (<2%) Unión al sitio de ramificación en intrones AU a AC snRNP complejo de ribonucleoproteína parte del complejo removedor de intrones y empalmador de exones. 30 Genética clínica © E di to ria l E l m an ua l m od er no F o to c o p ia r s in a u to ri z a c ió n e s u n d e lit o . Bases moleculares de la herencia 31 © E di to ria l E l m an ua l m od er no F o to c o p ia r s in a u to ri z a c ió n e s u n d e lit o . Las modificaciones en ambos extremos del mRNA lo protejen de degradación por exonucleasas. La mayoría de los mRNA eucariontes son degradados por cualquiera de dos vías dependientes de deadenilación catalizada por poli (A) nucleasas En una de estas vías, cuando la cola de poli (A) alcanza un tamaño crítico (aprox 10 nucleótidos) que ya no es capaz de mantener la interacción con la proteína de unión a poli (A), se desestabiliza el complejo de unión al Cap que incluye a los factores de traducción eIF4G, eIF4E, y eIF4A, lo que conduce a rearreglos posteriores para expo- ner el extremo 5‘P Cap a la enzima decapitadora y a conti- nuación a la digestión por exonucleasas en dirección 5’-3’. La enzima decapitadora compite por el Cap con el comple- jo de factores de inicio de la traducción de unión al Cap. En la otra vía, el exosoma, un complejo evolutivamente conser- vado, cataliza la digestión en dirección 3’-5’. La degradación de los mRNA por lo general ocurre dentro de partículas citoplásmicas discretas, llamadas cuerpos de procesamiento (PB, processing bodies). De manera adicional existe una gran variedad de partículas citoplásmicas que contienen mRNA reprimidos para que no se traduzcan. Este mecanismo de represión y también otro mecanismo de degradación de mRNA específicos es regulado por miRNA (Anexo Regulación epigenética y por ncRNA). En general la vida media de un mRNA eucarionte depende de secuencias y estructuras específicas en él y de la presencia de factores estabilizantes y desestabilizantes. Diversas vías de regulación son necesarias para mantener la fidelidad y precisión de la expresión individual de los genes. Uno de estos mecanismos de supervivencia detecta a los mensajeros con defectos en el procesamiento en el núcleo y a aquéllos que contienen mutaciones que determi- nan codones de paro prematuro o su ausencia. Los transcri- tos con codones de alto prematuros son decapitados en el citoplasma, antes de que se dé el acortamiento de la cola de poli (A). En células de mamíferos, el mecanismo de detec- ción de codones de paro prematuros parece depender de los complejos de ribonucleoproteína que se ensamblan en las uniones de los exones del mRNA. Los complejos EJC (exon junction complex) participan en la regulación del transporte núcleo-citoplasma y evitan que los transcritos primarios en los que no se han eliminado los intrones lleguen al citoplas- ma. Una de las señales para la degradación de estos mensa- jeros es la presencia de los EJC después de un codón de alto. A este mecanismo se le conoce como decaimiento de mRNA por codones de paro prematuros (NMD). Este es el mecanismo de supervivencia mejor estudiado en humanos, se calcula que aproximadamente 60 a 70% de los pre mRNA tienen uso alternativo de exones y que 45% de éstos tienen al menos una forma que debe degradarse por NMD. La presencia de codones de alto prematuro también es con- secuencia de mutaciones patogénicas en exones e intrones de muchos genes. La presencia de proteínas truncadas con efectos dominantes negativos puede tener consecuencias más graves para una célula que la falta de un producto, por lo que estos mRNA también son regulados de forma pos- transcripcional por NMD. Síntesis de proteínas y su regulación La traducción del mRNA se lleva a cabo en los riboso- mas con la participación de los aminoacil-tRNA, energía y factores proteicos específicos. Los tRNA son moléculas de 74 a 95 nucleótidos donde algunos de ellos son modi- ficados de forma postranscripcional para convertirlos en: seudouridina, inosina, dihidrouridina, 1-metilguanosina y ribotimidina. Estas modificaciones participan en el reconocimiento por las aminoacil-tRNA sintetasas, enzi- mas que unen el aminoácido a su correspondiente tRNA formando, mediante hidrolisis de ATP, los aminoacil- tRNA. Los mRNA maduros en el citoplasma se acoplan a los ribosomas en presencia de factores de traducción. La información del mRNA se lee en dirección 5’ → 3’ y el polipéptido crece del extremo amino al carboxilo, de acuerdo al código genético. Éste relaciona la combi- nación de tres nucleótidos o codón, con los aminoácidos transportados por los tRNA que poseen una región com- plementaria o anticodón que se adapta al codón de manera específica. El código genético es el mismo para todos los organismos (universal) con algunas excepcio- nes, en especial en los genomas mitocondriales. De los 64 tripletes, 61 especifican los 20 aminoácidos, por lo por lo que cada aminoácido tiene más de un codón, lo que se conoce como redundancia o degeneración del código, excepto triptófano y metionina que tienen un solo codón; los tres codones restantes son señales de paro o alto de la traducción. En la lectura del código no existe puntuación entre los codones, simplemente se van leyen- do de tres en tres durante la traducción y es importante señalar que cada codón es específico para un aminoácido particular (figura 2-9). Los ribosomas eucariontes están formados por dos subunidades compuestas por RNA y proteínas: una pequeña (40S) constituida por el rRNA 18S y más de 30 proteínas y otra mayor (60S) que incluye los rRNA 28S, 5.8S y 5S, y más de 50 proteínas. Cada ribosoma tiene tres sitios activos, el sitio A aceptor o aminoacil, donde se une el aminoacil - tRNA entrante; el sitio P portador de la cadena polipeptídica o peptidil y el sitio E de sali- da (exit) a donde se desplaza el tRNA descargado para salir del ribosoma. Un mensajero puede ser leído por varios ribosomas activos (polisoma o polirribosoma) for- mando cada uno, una cadena polipeptídica (figura 2-10). La síntesis de proteínas se divide en tres etapas: inicio, elongación y terminación. El inicio requiere del comple- jo que se forma por la unión del tRNAi met al extremo 5’ del mRNA, en presencia del factor eIF4, un multímero proteico que incluye al complejo de unión al Cap (CBP, cap binding protein) y del factor de inicio eIF-3 para unir- se a la subunidad 40S del ribosoma con ayuda del factor de inicio eIF-2 y GTP, que forman un complejo ternario con el tRNAi met . Este tRNA es diferente del tRNAmet que reconoce los codones AUG internos y es el único que se entra de manera directa al sitio P del ribosoma. Además, la cola de poli A y la distancia al extremo 3’ del mRNA también influyen en la unión del complejo de pre-iniciación al mRNA. Esta interacción está mediada por la proteína de unión a la cola de poli A o PADP (pol- yadenylate-binding protein), que se asocia con el comple- jo eIF-4 y ocasiona el plegamiento sobre sí mismo del mRNA. Así, el tamaño de la cola de poli A interviene en la regulación del inicio de traducción de un mRNA par- ticular. A continuación el complejo avanza sobre el mRNA hasta encontrar el codón de inicio, casi siempre AUG, que está contenido en la secuencia consenso U C A G Segundo nucleótido P rim er n uc le ót id o Tercer nucleótido U C A C C U A G U C A G U C A G U C A G UUU UUC UUA UUC phe phe leu leu F F L L UCU UCC UCA UCG ser ser ser ser S S S S UAU UAC UAA UAG tyr tyr paro paro Y Y UGU UGC UGA UGG cys cys paro trp C C W CUU CUC CUA CUG leu leu leu leu L L L L CCU CCC CCA CCG pro pro pro pro P P P P CAU CAC CAA CAG his his gln gln H H Q Q CGU CGC CGA CGG arg arg arg arg R R R R AUU AUA AUC AUG ile ile ile met I I I M ACU ACC ACA ACG thr thr thr thr T T T T AAU AAC AAA AAG asn asn lys lys N N N N AGU AGC AGA AGG ser ser arg arg S S R R GUU GUA GUC GUG val val val val V V V V GCU GCC GCA GCG ala ala ala ala A A A A GAU GAC GAA GAG asp asp glu glu D D E E GGU GGC GGA GGG gly gly gly gly G G G G Figura 2-9. Código genético. La secuencia nucleotídica de cada triplete o codón de mRNA especifica la incorporación del aminoácido indica- do (en nomenclatura de tres y una letra) o la terminación de la cadena polipeptídica (paro). G Extremo amino Cadena polipeptídica Aminoácidos libres Glutamil-tRNA tRNA Anticodón tRNA mRNA Ribosoma Dirección del ribosoma MCW I Q H G C B N A F G UCC ACC W G CCA AGG AUG GGU UGG5-´ -3´ Codón G C G CCA AGG AUGU GGU U E A P UAC M R G NH2 Q CUU G C M Q E Figura 2-10. Esquema general de traducción y síntesis de proteínas. 32 Genética clínica © E di to ria l E l m an ua l m od er no F o to c o p ia r s in a u to ri z a c ió n e s u n d e lit o . 5’-GCCPuCCAUGG-3’ denominada secuencia Kozak. Tanto la unión del complejo de pre-iniciación al mRNA, como su migración hasta el codón de inicio son procesos dependientes de energía que requieren la hidrólisis de ATP. A continuación se une la subunidad ribosómica 60S por hidrólisis de GTP mediada por el factor eIF-5 que libera a otros factores como el eIF-6 que se encontraba asociado con la subunidad ribosómica grande libre, pre- viniendo la unión de las subunidades 40S en el citoplas- ma. Esto último resulta en la formación del complejo de inicio 80S, donde el tRNAi met ocupa el sitio P del riboso- ma. Subsecuentemente, el sitio A es ocupado por el ami- noacil-tRNA especificado por el segundo codón del mRNA, comenzando la etapa de elongación. La entrada de los diferentes aminoacil-tRNA al sitio A es mediada por el factor de elongación eEF-1, un complejo de 4 subunidades con actividad de proteína G, e implica la hidrólisis de GTP. La formación del enlace peptídico entre la metionina del RNAti met en el sitio P y el amino- ácido del segundo tRNA en el sitio A, es catalizada por la actividad de peptidiltransferasa de la subunidad ribo- sómica grande, cuya actividad incluye la deacilación del tRNA. Esta acción requiere de la hidrólisis de GTP unido al factor eEF-1. Una vez que se forma el dipépti- do correspondiente a los dos primeros codones del ORF, el siguiente paso es la translocación, que ocurre en tres etapas: 1) el ribosoma se mueve en dirección 5 →3 , a lo largo de tres nucleótidos de manera que el siguiente codón ocupa el sitio A, 2) el tRNA-dipéptido en el sitio A se desplaza al sitio P y 3) el tRNA deacilado en el sitio P se mueve a la tercera posición o sitio E, siendo a con- tinuación expulsado del ribosoma. La translocación requiere de hidrólisis de GTP, mediada por el factor eEF- 2, dejando el sitio A libre para permitir la entrada del siguiente aminoacil-tRNA. El ciclo de elongación se repite continuamente hasta llegar al codón de termina- ción donde se une alguno de los factores de liberación, eRF, que reconoce cualquiera de los tres codones de ter- minación. La hidrólisis de GTP es necesaria para la libe- ración del polipéptido recién sintetizado, del tRNA y para la disociación del complejo de traducción. Las subu- nidades ribosómicas regresan a la poza citoplasmática para ser utilizadas nuevamente, mientras que los mRNA se degradan una vez traducidos. En la figura 2-10 se muestra un esquema general de la síntesis proteica y en el cuadro 2-10 un resumen de los factores proteicos que intervienen en ella. Los mecanismos de control de la traducción son, des- pués del control transcripcional y la estabilidad del mRNA, los principales determinantes de los niveles fina- les de proteína. Tanto el UTR 5’ como el UTR 3’ del mRNA pueden tener elementos que modulen la eficien- cia de la traducción Un punto importante de la regula- ción del inicio de la traducción se establece entre las secuencias en el UTR 3’ y su interacción con la proteína de unión a la cola de poli A y el factor de inicio de la tra- ducción eIF4F, llevando a circularizar al mRNA y facili- tar el inicio de la traducción o por el contrario, por la unión proteínas que impiden esta interacción. El control de la traducción dependiente del Cap ocurre en especial durante su inicio, implicando a los eIF y proteínas acce- sorias. El inicio es afectado por diversos estímulos que modifican el estado de fosforilación de los factores eIF4E y eIF2 y a través de la unión de las proteínas de unión a eIF4E, lo cual por último inhibe el inicio de la traducción dependiente del Cap. Bajo condiciones donde la traduc- ción dependiente del Cap es abolida, la traducción de transcritos con sitios de unión internos para ribosomas (IRS) puede realizarse en forma independiente del Cap. Por ejemplo durante el ciclo celular, en la transición G1- S, la traducción se realiza predominantemente en forma dependiente del Cap, mientras que durante el paso de G2 a M, la traducción dependiente del Cap es inhibida y los transcritos se traducen preferentemente en forma independiente. Otro ejemplo interesante de control de la traducción se realiza en los ovocitos, donde los mRNA presentan colas de poli (A) cortas y una vez ocurrida la fertilización, éstas son alargadas en el citoplasma para activar su traducción. Otros mecanismos de regulación de la traducción incluyen la interacción de proteínas con Cuadro 2-10. Factores proteicos que participan en la síntesis de proteínas Procariontes IF-1 IF-2 IF-3 EF-Tu, EF-G EF-Ts EF-G RF1 RF2 RF3 Función general Bloquea sitio A eIF1 asiste a eIF2 en promover unión de tRNAimet a subunidad 40S, promueve su disociación Entrada del tRNA iniciador eIF2 es una GTPasa eIF3 estimula formación complejo ternario, su unión a 40S y el escaneo del mRNA eIF5B implicado en la entrada del tRNA iniciador, es una GTPasa Unión de subunidad pequeña al mRNA Complejo eIF4 funciona en la unión al Cap Unión a GTP Intercambio-GDP Translocación del ribosoma Reconocimiento UAA/UAG Reconocimiento UAA/UGA Estimulación de otros RF Eucariontes eIF1A eIF2 eIF3 eIF5B eIF1 complejo eIF4 eIF3 eEF1α eEF1β, eEF1γ eEF2 eRF1 eRF2 eRF3 Factores de inicio Factores de elongación Factores de liberación Bases moleculares de la herencia 33 © E di to ria l E l m an ua l m od er no F o to c o p ia r s in a u to ri z a c ió n e s u n d e lit o . 34 Genética clínica © E di to ria l E l m an ua l m od er no F o to c o p ia r s in a u to ri z a c ió n e s u n d e lit o . estructuras clave del mRNA y la formación de RNA de doble cadena por la complementaridad de bases de moléculas antisentido y por último los mecanismos por RNA interferente, mediada en especial por miRNA, que reprimen la traducción, llevan a la degradación del men- sajero o ambos (Anexo Regulación epigenética y por ncRNA). Modificaciones postraduccionales, localización y degradación de proteínas El polipéptido que emerge del ribosoma por lo general no es activo por lo que sufre modificaciones postraduc- cionales que incluyen su plegamiento, ruptura proteolíti- ca, modificaciones químicas tales como unión a carbohi- dratos, a lípidos, a grupos fosfato, hidroxilo, acetilo, entre otras, o eliminación de aminoácidos e interacción con otras moléculas para formar la proteína activa. La función de una proteína depende de su estructura final, la cual está determinada por cuatro niveles: La pri- maria o secuencia lineal de aminoácidos; la secundaria o conformación que adopta el polipéptido por la interac- ción entre sus aminoácidos, por lo general como α-hélice o β-plegada, estabilizada por puentes de hidrógeno entre los grupos carboxilo y amino de sus aminoácidos. La ter- ciaria que resulta del plegamiento de diferentes secciones de α-hélice, β-plegada y otras estructuras secundarias menores, estabilizado por puentes de hidró- geno, fuerzas hidrofóbicas que determinan que aminoá- cidos con grupos no polares queden en la región interna de la proteína, o enlaces covalentes como puentes disul- furo entre residuos de cisteína. Por último la estructura cuaternaria donde se asocian dos o más polipéptidos, cada uno plegado en su estructura terciaria, en una pro- teína multimérica. Cada proteína adquiere su propia estructura por lo general terciaria o cuaternaria, depen- diendo de su función, para el plegamiento participan proteínas chaperonas, como por ejemplo las proteínas de choque térmico (Hsp70) que promueven el plegamien- to cotraduccional. Las proteasas eliminan segmentos de uno o ambos extremos del polipéptido, mediante la actividad de amino o carboxipeptidasas, resultando en una forma más corta de la proteína. Si las ruptura proteolíticas ocurren internamente se generan diferentes segmentos proteicos a partir del polipéptido recién sintetizado, y cada uno de ellos puede constituir una proteína activa. Por otra parte, es frecuente la eliminación de la metionina inicial del producto primario de traducción, por ejemplo durante la síntesis de la β-globina. Algunas proteínas son sintetiza- das desde el inicio como poliproteínas con copias múlti- ples unidas extremo a extremo; por ejemplo la ubicuiti- na, es sintetizada como poliproteína. Las proteínas de secreción y las de exportación requieren de una señal de localización intracelular específica, la cual es una secuen- cia peptídica corta o secuencia señal o líder, que es eli- minada por una peptidasa una vez alcanzado su objetivo. Por ejemplo, las hormonas sintetizadas en un tejido (hipófisis) son cortadas para generar moléculas indivi- duales que son exportadas y actúan en otros, o las prote- ínas enviadas a compartimentos intracelulares como el núcleo (histonas, polimerasas, factores de transcripción, entre otras), la mitocondria (proteínas ribosomales, com- ponentes de la cadena respiratoria, entre otras), los pero- xisomas, lisosomas, entre otras. En el caso de las proteí- nas de secreción, el péptido señal contiene 20 aminoáci- dos en especial hidrofóbicos en el extremo amino. La secuencia señal se transporta al retículo endoplásmico por una partícula de reconocimiento de la señal SRP (signal recognition particle), un complejo que contiene ncRNA (citoplásmicos pequeños), RNA 7SL y seis pro- teínas específicas. El complejo SRP se une tanto al extre- mo creciente de la proteína como al ribosoma y los diri- ge a una proteína receptora de SRP en la superficie del lado citosólico de la membrana del retículo endoplásmi- co rugoso. De allí, el polipéptido puede pasar al lumen del retículo si su destino es exportarse de la célula, o es detenido si tiene segmentos hidrofóbicos adicionales, como en el caso de las proteínas transmembranales. Las proteínas mitocondriales, codificadas en núcleo, requie- ren de un péptido señal mitocondrial con aminoácidos hidrofóbicos y con carga positiva, que forman una α- hélice anfipática. Las señales de localización nuclear pueden estar localizadas casi en cualquier sitio de la secuencia polipeptídica y consisten en segmentos de 4 a 8 aminoácidos con carga positiva, junto con residuos de prolina; la señal es bipartita y los aminoácidos positivos se encuentran en dos bloques de 2 a 4 residuos, separa- dos por alrededor de 10 aminoácidos. Algunas proteínas nucleares carecen de señales de localización propias, pero son transportadas al núcleo con la asistencia de otras proteínas nucleares. Así mismo, para salir del núcleo las proteínas requieren de una señal de exporta- ción nuclear propia o la adquieren por unión a otra pro- teína que la posea. En cuanto a las proteínas lisosomales, la secuencia señal es un residuo de manosa 6-fosfato que se adiciona en el lado cis del aparato de Golgi y es reco- nocida por una proteína en el lado trans del Golgi. Un ejemplo de modificaciones postraduccionales que regu- lan la actividad de una proteína es el procesamiento de la insulina en la que se eliminan los primeros 24 amino- ácidos de la preinsulina-proinsulina para dar proinsulina, seguida por dos cortes adicionales que eliminan un seg- mento central dando las dos partes activas de la proteí- na, las cadenas A y B, que son unidas por dos puentes disulfuro para formar la insulina madura. Una vez que las proteínas han cumplido su función, son degradadas o modificadas para tener nuevas funcio- nes en respuesta a los requerimientos de la célula. El concepto de recambio proteico en una célula no sólo requiere de la síntesis de proteínas de novo, si no de eli- minación de proteínas cuya función ya no se requiera, de manera selectiva y rápida para contender con los cam- bios abruptos que ocurren bajo ciertas condiciones, por ejemplo en las transiciones claves del ciclo celular. Así cada proteína tiene una vida media particular. En euca- riontes se ha observado que los aminoácidos del extre- mo-N tienen un papel crítico en la estabilidad inherente de la proteína, por ejemplo, la presencia de ocho amino- ácidos (Ala, Cys, Gly, Met, Pro, Ser, Thr, Val) se correla- ciona con estabilidad (t 1/2 > 20 h), otros ocho (Arg, His, Ile, Leu, Lys, Phe, Trp, Tyr) con una vida media corta (t 1/2 2 a 3 min) y la de cuatro (Asn, Asp, Gln, Glu) con una desestabilización posterior a la modificación química. Una proteína dañada, modificada o con residuo N-termi- nal desestabilizante es ubicuitinada por una enzima con- Bases moleculares de la herencia 35 © E di to ria l E l m an ua l m od er no F o to c o p ia r s in a u to ri z a c ió n e s u n d e lit o . jugante de ubicuitina, UBCE (Ubiquitin-Conjugating Enzyme). La unión covalente de la ubicuitina, se realiza entre la glicina en el C-terminal de ésta y en los residuos de lisina de la proteína a degradar; de manera subsecuen- te son adicionados más residuos formando una cadena de poliubicuitina. La proteína poliubicuitinada es reconoci- da por un complejo múltiple de proteasas, el proteasoma 26S. La proteína es digerida en una reacción que requie- re ATP y libera péptidos cortos de 4 a 10 aminoácidos y ubicuitinas intactas para su reutilización. Los proteaso- mas se localizan tanto en el citoplasma como en el núcleo de todas las células, pero no en el lumen de los organelos celulares de secreción. Las células cuentan además con otro mecanismo de degradación de proteí- nas, que actúa sobre todo en proteínas de membrana, receptores y sus ligandos, la endocitosis y unión a lisoso- mas. La degradación de proteínas constituye el último eslabón en la cadena de eventos que regulan la expresión de un gen y determinan las características de una célula. 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CDC6, CTD1 y RPA. 5. Debido a una mutación puntual en la región codificante de un gen que tiene 500 nucleótidos en su ORF, el codón TGG correspondiente al residuo del aa 108 es sustituido por el triplete TGA en la cadena sentido del gen (5’ 3’) ¿cómo será la proteína codificada por el DNA que tiene esa mutación? A. Una proteína de 107 aminoácidos. B. Una proteína de 108 aminoácidos. C. Una proteína de 500 aminoácidos con la secuencia normal. D. Una proteína de 500 aminoácidos pero con cambio de un aa. 6. Los dímeros de pirimidina producidos por la luz ultra- violeta son reparados en especial por: A. Escisión de base. B. Escisión de nucleótidos. C. Unión de extremos no homólogos. D. Reparación de bases mal apareadas. 7. Un promotor puede ser definido como: A. El sitio al cual se unen proteínas específicas para reprimir la transcripción. B. El complejo proteico que ayuda a la RNA polimera- sa a iniciar la expresión de un gen. C. La secuencia de DNA con la cual interacciona la RNA polimerasa para iniciar la síntesis de RNA. D. Las secuencias del DNA con las que interaccionan proteínas para incrementar la tasa de expresión. 8. La región del Cap o caperuza: A. Es adicionada a las moléculas de rRNA. B. Se adiciona en el extremo 5’ de los mRNAm. C. Está presente en los transcritos de las RNA pol I y II. D. Se adiciona durante la terminación de la transcrip- ción del RNAm . 9. En los organismos eucariontes, los intrones de un gen corresponden a las secuencias: A. Codificantes B. Traducidas pero no transcritas C. Altamente repetitivas del genoma D. Removidas para formar los mRNA maduros 10. Durante el proceso de traducción de la información genética: A. Se sintetizan los RNAm. B. Participan las RNA polimerasas. C. Se procesan los rRNA 45S y proteínas ribosomales. D. Los ribosomas catalizan las formación del enlace peptídico. Respuestas correctas 1.D 2.C 3.B 4.C 5.B 6.B 7.C 8.B 9.D 10.D Bases moleculares de la herencia 37 39 © E di to ria l E l m an ua l m od er no F o to c o p ia r s in a u to ri z a c ió n e s u n d e lit o . ANEXO I Variación genética humana Marisol López López, Alicia B. Cervantes Peredo, Nancy Monroy Jaramillo INTRODUCCIÓN La diversidad genética es una fuerza importante en la evolución y es un proceso natural que modifica el feno- tipo de los organismos. La alteración en la secuencia de nucleótidos del DNA puede ser inducida por factores ambientales (como exposición a luz UV, radiaciones ionizantes o a ciertas sustancias químicas) o puede ocu- rrir de manera espontánea por errores en la replicación del DNA. En el último decenio ha habido un avance científico muy importante en el conocimiento de la variación genética humana, y se ha asociado con la sus- ceptibilidad, resistencia a diferentes enfermedades o ambas, así como con la respuesta individual a la terapia farmacológica. El conocimiento de cómo está constituido el genoma humano nuclear fue una de las metas del Proyecto del Genoma Humano (PGH). Iniciado a principios de 1990, el PGH publicó en 2001 un borrador de la secuencia del genoma humano y en 2004 una secuencia que comprendía ≈99.7% de la región eucromática, interrumpida por sólo 300 huecos y con un error de un nucleótido por cada 100 000 bases. La región eucromá- tica abarca 3 Gb y corresponde a la región transcripcio- nal activa del genoma nuclear. Las 200 Mb restantes están formadas por heterocromatina constitutiva que está condensada de forma permanente. La heterocroma- tina constitutiva está compuesta de grandes tramos de DNA repetido que son muy difíciles de secuenciar de manera precisa. Por una razón similar, las unidades trans- cripcionales repetidas en tándem que codifican para los rRNA 28S, 18S y 5.8S tampoco fueron secuenciadas. El estudio de las variaciones del DNA ha contribuido de manera importante a las áreas biomédica y forense, en especial en el estudio de genes responsables y genes de susceptibilidad para varias enfermedades. Los tipos de variaciones genéticas empleadas en estos estudios han cambiado en los últimos 25 años y pueden clasificarse en cinco clases principales: polimorfismos de restricción de longitud variable o RFLP (restriction fragment length poly- morphism), minisatélites o VNTR (variable number of tandem repeat), microsatélites o STR (short tandem repe- at), polimorfismos de nucleótido sencillo o SNP (single- nucleotide polymorphism) y variaciones en el número de copias o CNV (copy-number variation). En particular, la secuencia del genoma humano pro- porcionó una mayor comprensión para catalogar e interpretar la variación genética entre los individuos. Alrededor de 99.9% de la secuencia del DNA es idén- tica entre los diferentes individuos. El restante 0.1% es variable y aun cuando representa una pequeña propor- ción del genoma total, es responsable de una variación significativa en el fenotipo. La escala de diversidad en el genoma humano es muy amplia, desde variaciones microscópicas a nivel de cromosomas individuales hasta variaciones a nivel de la secuencia del DNA. Estas últimas incluyen más de 10 millones SNP. Los polimor- fismos genéticos son cambios en la secuencia del DNA que están presentes con una frecuencia > 1% de mane- ra natural en una población. La variación estructural visible al microscopio incluye heteromorfismos y rea- rreglos cromosómicos balanceados (translocaciones, inversiones, entre otros) que pueden tener tamaños mayores a 3 Mb. Sin embargo, también existen variacio- nes submicroscópicas que van de menos de 3Mb hasta 1 kb en longitud. Recién se han descrito variaciones estructurales submicroscópicas que comprenden inser- ciones/deleciones (indel) de escasos nucleótidos y variaciones en el número de copias o CNV (figura 1). Los minisatélites, microsatélites (figura 2) y las inser- ciones de transposones también han sido identificadas dentro de esta clase de variantes submicroscópicas y, en general, requieren de métodos genómicos para su iden- tificación. Los minisatélites y microsatélites son secuencias repe- tidas en tándem (una tras otra) compuestas de unidades cortas repetidas. Aunque el tamaño de la unidad de repe- tición determina su clasificación en uno u otro grupo, a la fecha no existe un consenso acerca de la definición precisa de ambos tipos de repetidos. En este capítulo consideraremos a los STR desde repetidos mononucleó- tido [tractos de poli (A)] hasta los de clase pentanucleó- tida. El tamaño de la unidad de repetición de los VNTR comprenderá de seis a varias centenas de nucleótidos. La longitud completa del tracto de repetidos también varía, siendo de 102 a 103 pb y < 10 a 102 pb para los minisa- télites y microsatélites, respectivamente. MINISATÉLITES O VNTR La secuencias minisatélites son altamente polimórficas y al parecer la alta variabilidad es resultado de errores durante la replicación del DNA, en donde la polimerasa aumenta o disminuye el número de unidades de repeti- ción; también errores en la recombinación pueden modi- ficar el número de unidades de repetición presentes en un alelo. La variación de estas secuencias es tal que se ha calculado que no existen dos individuos con exactamen- te la misma combinación de alelos minisatélites. En 1985 Jeffreys et al., desarrollaron sondas de DNA capaces de detectar de manera simultánea un gran número de loci de minisatélites hipervariables. La hibridación de estas sondas con DNA digerido y separado por electroforesis, en condiciones de bajo rigor, detecta un patrón de frag- mentos que es único para individuos no relacionados. Estas propiedades de los minisatélites son la base de los análisis de huellas génicas o de DNA, por lo que si se analiza un número suficiente de minisatélites se puede establecer un perfil de DNA único para cada persona. De manera adicional, los VNTR contribuyeron de mane- ra importante al estudio de los genes supresores de tumor. En la mayoría de estos genes se inactivan ambos alelos en el tejido tumoral (teoría del doble evento, o ini- ciación-promoción). Los VNTR fueron útiles para detec- tar, mediante hibridación tipo Southern, la pérdida de una porción cromosómica o de un cromosoma completo (pérdida de heterocigosidad); esto es, la desaparición del alelo materno o paterno. El primer análisis sistemático de la pérdida de regiones cromosómicas (análisis de aleloti- pos) fue informado por Vogelstein et al., (1988) en cán- cer colorrectal y a partir de estos resultados se estableció el modelo de carcinogénesis de etapas múltiples en esta neoplasia. Un análisis detallado subsecuente de 17p llevó a la identificación de mutaciones en el gen TP53 y se comprobó que era un gen supresor de tumor. MICROSATÉLITÉS O STR Como en el caso del DNA minisatélite, la variación en el número de repetidos STR se debe a errores cometi- dos por la DNA polimerasa durante la replicación o a eventos de recombinación desigual entre cromosomas homólogos o entre cromátidas hermanas. Los microsa- télites pueden ser: polimorfismos de riesgo en enfer- medades complejas (diabetes, depresión, entre otras), mutaciones patogénicas (en el grupo de enfermedades conocidas como enfermedades por amplificación de microsatélites, p. ej., ataxias espinocerebelosas y enfermedad de Huntington) y emplearse en mapas de asociación, ligamiento y genética forense. Los STR pueden participar en forma tan variada como: a) ele- mentos funcionales de unión a factores de transcrip- ción y a otras proteínas que inhiben o promueven la expresión; b) elementos motivo que afectan la eficien- cia del procesamiento del mRNA; y c) elementos que tienen efectos físicos, tales como variar el espacio entre motivos funcionales o alterar la estructura y las propiedades de fusión del DNA en sus proximidades. Por estas razones, los STR son a priori muy buenos candidatos funcionales (figura 2). A partir de la comparación de la secuencias de los geno- mas personales de Craig Venter y James Watson se hizo evidente la gran variabilidad genética interindividual. A la fecha, las nuevas técnicas de resecuenciación de genomas han permitido la formación de diversos consorcios inter- nacionales para secuenciar al menos 1 000 genomas de individuos de todo el mundo (The 1 000 Genomes Project, http://www.1000genomes.org/). La motivación principal © E di to ria l E l m an ua l m od er no F o to c o p ia r s in a u to ri z a c ió n e s u n d e lit o . 40 Genética clínica Figura 1. Tipo de variaciones genéticas observadas en la secuencia y estructura del genoma humano. ATTGGCCTTAACCCCCGATTATCAGGAT ATTGGCCTTAACCTCCGATTATCAGGAT ATTGGCCTTAACCCCCGATTATCAGGAT ATTGGCCTTAACCCCC - - TTATCAGGAT ATTGGCCTTAGGCCTTAA CCCCCGATTATCAGGAT ATTGGCCTTAA - - - - - - - CCCCCGATTATCAGGAT Polimorfismo de nucleótido sencillo (SNP) Interción-deleción (INDEL) Variación en número de copias (CNV) Figura 2. Tipo de variaciones genéticas observadas en la secuencia y estructura del genoma humano. 12 17 7 4 A Minisatélite (VNTR) Microsatélite (STR) B 5- 3- -3 -3ACAGGGTGTGGG TGTCCCACACCC CACACACACACACAC GTGTGTGTGTGTGTG 5´- 3´- -3´ -5´ de estos estudios es mejorar la salud humana y el obje- tivo a largo plazo es descifrar el código de la variación genética natural para entender cómo los cambios en nuestros patrones genéticos influyen en las caracterís- ticas humanas, incluyendo modificación de los estados de salud-enfermedad y respuesta a los tratamientos médicos. SNP El polimorfismo más común en el genoma humano es la diferencia de un solo nucleótido o SNP, el cual ocu- rre aproximadamente cada 300 a 1 000 pb. Se estima que existen > 10 millones de SNP y los científicos creen que estos cambios constituyen la base de la mayoría de las enfermedades humanas. La mayoría de los SNP tiene dos alelos posibles, por lo que hay una alta probabilidad de que todos los miembros de una familia sean homocigotos para un SNP particular; sólo una minoría de SNP son trialélicos. Aunque su bajo polimorfismo podría descartarlos como marcadores para estudios de ligamiento y mapeo génico, las venta- jas de los SNP en estudios de asociación son su gran abundancia y el hecho de que pueden ser tipificados por métodos que no requieren electroforesis en gel. La detección del SNP está basada en análisis de hibrida- ción de oligonucleótidos, lo que permite el uso de tec- nologías automatizadas como los chips de DNA. Dependiendo de la localización del SNP será el efecto que tendrá en la regulación del gen o en el pro- ducto para el cual codifica. Existen polimorfismos poco considerados en los estudios de asociación que se localizan en las regiones transcritas de los genes, afec- tan las funciones del RNA y en conjunto se denomi- nan SNP estructurales del RNA (rSNP). A partir de las investigaciones de SNP relacionados con rasgos/enfer- medades en estudios de asociación del genoma comple- to o GWAS (Genome Wide Association Studies) se sabe que 9% del total de los SNP están en regiones codifi- cantes y son no sinónimos; 43% de los SNP se localizan en regiones intergénicas; 49% son rSNP (incluyendo 2% de SNP sinónimos, 2% ubicados en regiones no tra- ducidas 5 y 3 , y 45% de SNP intrónicos). Los grupos de SNP vecinos en un mismo cromosoma se heredan en bloques y este patrón de SNP en un bloque se conoce como haplotipo. Para caracterizar este tipo de variación en las poblaciones se desarrolló el proyecto HapMap, el cual será mencionado en la parte final de este apartado. INDEL Los polimorfismos de indel se encuentran en promedio cada 7.2 kb de DNA en el genoma humano y su tamaño puede ser de 1 a 10 000 nucleótidos que están elimina- dos o insertados en la secuencia de tipo silvestre. Su con- tribución en la divergencia de la secuencia entre los genomas humano y de chimpancé es mayor que la de los cambios nucleotídicos (3% vs 1.2%). Se han identificado más de 840 000 indel que afectan poco más de 7 000 genes humanos (> 11 000 transcritos). Los análisis fun- cionales de zonas exónicas ricas en indel revelan produc- tos génicos con actividades de regulación a nivel de transcripción y traducción. De esta manera se sugiere que las indel contribuyeron a rasgos únicos de la especie al causar cambios a nivel de RNA o proteína. Existen cinco clases principales de indel, incluyendo 1) inserciones y deleciones de un solo par de bases, 2) expansiones monoméricas de un par de bases, 3) expan- siones de multipares de bases de 2 a 15 pb de unidades de repetición, 4) inserciones de transposones y 5) indel que contienen secuencias de DNA aleatorias. Al igual que los SNP y las CNV, las variaciones en los indel son de gran interés porque pueden alterar caracterís- ticas y ocasionar enfermedades. Las nuevas tecnologías de secuenciación genómica de “la siguiente generación” (en inglés next generation) junto con los proyectos de secuen- ciación del exoma han permitido identificar un gran núme- ro de indel en regiones codificantes sugiriendo que la mayoría de los humanos porta una carga genética substan- cial de estas variaciones. Los indel han sido menos estudia- dos que los SNP; sin embargo, aquellos localizados en regiones codificantes de seguro tendrán un impacto impor- tante en la biología y en las enfermedades humanas. Una de las enfermedades genéticas humanas más estudiada, la fibrosis quística, por lo común es causada por un indel den- tro del gen CFTR. La deleción en fase de tres pares de bases elimina un aminoácido (fenilalanina) que abole la función del gen y produce la fibrosis quística. Por otro lado, los indel que ocurren en regiones promotoras alteran la expresión del gen correspondiente. En general, el DNA del genoma humano tiene una copia de las regiones autosómicas (heredada de cada pro- genitor) en cada cromosoma. Como resultado de la secuenciación sistemática de genomas humanos median- te el uso de microarreglos de hibridación genómica com- parativa (CGH) se descubrió que muchas regiones gené- ticas presentan variación en el número de copias o CNV (más o menos de dos copias) y se amplió el espectro de las variantes estructurales y de las CNV para incluir a eventos más pequeños (mayores de 50 pb). CNV Las CNV corresponden a segmentos de DNA, repetidos en un número de copias bajo, de 1kb a varias megabases de longitud que contienen secuencias codificantes y no codificantes. Las CNV constituyen al menos 12% del genoma humano y contribuyen más a la diversidad genó- mica entre los individuos que los SNP, si se considera el número de nucleótidos implicado (figura A1-1). Las CNV pueden ser heredadas o pueden haber ocurrido de novo en la persona cuyo genoma está siendo examinado. Algunas pueden no causar problemas médicos, pero aquéllas que incluyen regiones codificantes pueden aso- ciarse con enfermedades monogénicas o dando suscepti- bilidad o resistencia a enfermedades complejas y modifi- cando la respuesta a fármacos. Cuando las CNV alteran el número de copias de un gen presente también se les conoce como cambios en la dosis génica. La alteración en la dosis génica puede ser de ganancia de función como© E di to ria l E l m an ua l m od er no F o to c o p ia r s in a u to ri z a c ió n e s u n d e lit o . Anexo I 41 consecuencia de la duplicación o multiplicación de uno o varios exones e incluso de gen(es) completo(s) en la región que abarca la CNV; en contraste, los eventos de deleción producen una pérdida de función. En resumen, el cambio en la secuencia nucleotídica de un gen (SNP) o en su número de copias (CNV) puede conducir a cam- bios en la secuencia de sus aminoácidos o en la cantidad de una proteína y alterar su acción enzimática, su estabi- lidad o su capacidad de unión a otras moléculas. El cua- dro 1 contiene algunos ejemplos de variaciones de secuencia y estructurales del genoma humano. PRINCIPALES BASES DE DATOS PÚBLICAS PARA EL MANEJO DE DATOS DE VARIABILIDAD GENÉTICA A un decenio del PGH una gran cantidad de SNP, indel y CNV comunes en el genoma humano están disponi- bles en las bases de datos públicas. En la página electró- nica de NCBI (National Center for Biotechnology Information www.ncbi.nlm.nih.gov) se encuentra la base de datos de SNP denominada dbSNP. Además de datos © E di to ria l E l m an ua l m od er no F o to c o p ia r s in a u to ri z a c ió n e s u n d e lit o . 42 Genética clínica Cuadro 1. Ejemplos de variaciones genéticas de secuencia y estructurales (SNP, indel y CNV) con variación fenotípi- ca normal y algunas asociadas con fenotipo clínico GEN/producto CCR5 (Receptor 5 de quimiocina con motivo C-C) DARC (Antígeno Duffy) HBG2 (Globina α) TFR2 (Receptor de la transferrina) APOE (Apolipoproteína E alelo épsilon 4) HFE (Gen de la hemocrormatosis) CYP17A1 (gen que codifica para el polipéptido 1 del citocromo P450, familia 17, subfamilia A) DRD2 (Receptor 2 de la dopamina) CAPN10 (Calpaína) D. Ejemplos de CNV RHD (Grupo sanguíneo Rh) CCL3L1/CCL4L1 (ligando 3/4 de quimiocina con motivo C-C, similar al 1) FCGR3 (fragmento Fc de IgG, receptor III o CD16) Enfermedad asociada Progresión acelerada a SIDA en linfocitos T humanos Resistencia a la malaria por P. vivax en individuos de raza negra Talasemia alfa en melanesios Hemocromatosis Tipo III Es un factor de riesgo para enfermedad de Alzheimer Hemocromatosis Hipertensión Anorexia nerviosa Diabetes mellitus tipo II Sensibilidad al grupo sanguíneo Rhesus p.ej. anemia hemolítica del recién nacido cuando el feto es Rh (+) y la madre es Rh (-) Susceptibilidad disminuida para desarrollar SIDA Lupus eritematoso sistémico y otras enfermedades autoinmunes Fenotipo Sobreproducción de CCR5 Pérdida de la expresión de DARC en eritrocitos Ganancia de función de un sitio GATA-1 y pérdida de la expresión de la globina α Patogénico Probablemente patogénico Probablemente dañina Deficiencia de 17-alfa-hidroxilasa/ 17, 20-liasa Afecta eficiencia de la transcripción del gen ND 0 CNV produce ausencia del antígeno D Riesgo reducido de infección por virus de HIV Glomerulonefritis Elemento de respuesta afectado NF B GATA-1 GATA-1 NA NA NA NA NA NA Tamaño 6 kb ND >5 kb Posición/variante -208G/T -46C 149C/T 2110A/C [Q690P] 388T/C [C112R] 187C/G [H63D] 157_159delTTC [Phe53del] -/C Indel -141 Indel 19 Variación en el número de copias 0 a 2 0 a 14 0 a 14 rs (dbSNP)/locus rs2734225 en 3p21.31 rs1800846 en 1q21 a q22 SNP195 en 11p15.5 rs80338889 en 7q22 rs429358 en 19q13.2 rs1799945 en 6p21.3 -TTC en 10q24.3 rs1799732 en 11q23 En 2q37.3 Tipo Deleción en 1p36 VNTR en 17q21.1 y q12, respectivamente Del/dupl en 1q23.3 A. Ejemplos de rSNP B. Ejemplos de SNP C. Ejemplos de indel NA: No aplica; ND: No determinado. sobre SNP, contiene información de polimorfismos tipo microsatélite e indel de pequeña escala. La dbSNP pro- vee información de frecuencias específicas por pobla- ción, datos de genotipos, condiciones experimentales y ligas a mapas [http://www.ncbi.nlm.nih.gov/snp]. Otra base de datos que sirve para el almacenamiento central de datos de variación genética humana es la HGV (Human Genome Variation database). Esta base de datos provee datos de estudios de asociación, resume todas las variaciones de secuencia conocidas en el genoma huma- no y facilita la investigación de cómo los genotipos afec- tan en enfermedades comunes, en la respuesta a fárma- cos y en otros fenotipos complejos [http://www.gwas- central.org]. El proyecto internacional del HapMap es un mapa de haplotipos del genoma humano y fue posible gracias a la elucidación de nuestro genoma completo. Los bloques de haplotipos pueden contener una gran cantidad de SNP, aunque sólo algunos pueden ser suficientes para identificar de manera inequívoca los haplotipos de un bloque. El HapMap es un mapa de estos bloques de haplotipos y los SNP específicos que identifican los haplotipos se conocen como SNP etiqueta (tag SNP). Éstos SNP etiqueta reducen el número requerido de 10 millones SNP existentes a solo 500 000 SNP en un GWAS para investigar un fenotipo. Por ello, el HapMap es una herramienta que permite a los investigadores encontrar genes y variaciones genéticas que afectan los estados de salud y enfermedad en el humano [www.hapmap.org]. El Proyecto de los 1 000 Genomas es una colabora- ción internacional que está en desarrollo y cuyo objetivo principal es producir un catálogo público de la variación genética humana (2 500 genomas de 25 poblaciones), incluyendo SNP y variantes estructurales, junto con sus haplotipos. Este recurso apoyará los GWAS y otros estu- dios de investigación médica. Los investigadores también podrán estudiar recombinación, selección natural, así como estructura y mezclas de poblaciones en este catá- logo [http://www.1000genomes.org/]. El cuadro 2 resu- me los principales navegadores y bases de datos públicas que proporcionan información relevante de las distintas clases de variaciones genéticas. © E di to ria l E l m an ua l m od er no F o to c o p ia r s in a u to ri z a c ió n e s u n d e lit o . Anexo I 43 Cuadro 2. Principales navegadores y bases de datos (BD) públicas que contienen información relevante de las distintas clases de variaciones genéticas Base da datos Navegador de genomas de la UCSC (University of California, Santa Cruz) Navegador de los Institutos Nacionales de Salud de los EUA, NCBI (The National Center for Biotechnology Information) Instituto Europeo de Bioinformática, parte de los Laboratorios de Biología Molecular Europeos (EMBL-EBI) Navegador ENSEMBL BD de desbalances cromosómicos y fenotipo en humanos, empleando recursos de ENSEMBL, DECIPHER Proyecto de la variación en el número de copias Base de datos de variantes genómicas Consorcio Wellcome Trust de casos controles NIEHS SNP Descripción Este sitio contiene secuencias de referencia y ensamblados en borrador para una gran colección de genomas. También provee portales para la Enciclopedia de los Elementos de DNA (ENCODE) y Proyectos del Neandertal Es una de las BD biomédica más completa para una gran colección de genomas. Contiene sistemas de almacenamiento y herramientas de análisis para biología molecular, bioquímica y genética Consorcio internacional que provee datos genómicos de diversos organismos, junto con una batería de herramientas de bioinformática ENSEMBL es un proyecto de unión entre EMBL - EBI y el Instituto Wellcome Trust Sanger para desarrollar un sistema que produce y mantiene anotaciones de genomas de eucariontes seleccionados Esta BD contiene información de desbalances cromosómicos submicroscópicos, reúne toda la información clínica relacionada con microdeleciones/duplicaciones/inserciones, translocaciones e inversiones y la despliega en el mapa del genoma humano Proyecto dirigido por el Instituto Sanger que incluye datos de CNV en humano, obtenidos mediante nuevas tecnologías de secuenciación, análisis de microarreglos, citogenética, genética de poblaciones, genómica comparativa y bioinformática Catálogo curado de variación estructural (CNV, indel) en el genoma humano Identifica variaciones de secuencia que tienen influencia sobre las causas principales de morbi-mortalidad en el humano a través de GWAS (Genome Wide Association Studies) BD de SNP que se enfoca a relaciones entre exposiciones ambientales, variaciones de secuencia inter-individuales en genes humanos y riesgo a enfermedades en poblaciones de los EUA Dirección electrónica de la página http://genome.ucsc.edu/ http://www.ncbi.nlm.nih.gov/ http://www.ebi.ac.uk/ http://www.ensembl.org/ http://www.sanger.ac.uk/PostGenomics/decipher/ http://www.sanger.ac.uk/humgen/cnv/ http://projects.tcag.ca/variation/ http://www.wtccc.org.uk http://egp.gs.washington.edu BIBLIOGRAFÍA Chen FC, Chen CJ, Li WH, Chuang TJ: Human-specific inser- tions and deletions inferred from mammalian genome sequences. 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Cerda Flores El genoma mitocondrial (mtDNA) fue descrito por pri- mera vez por Nass y Nass en 1963, secuenciado por Anderson et al., en 1981 y revisado por Andrews et al., 1999. El mtDNA presenta varios polimorfismos de un solo nucleótido (SNP) en la secuencia codificante y dos regiones altamente polimórficas (HV1 y HV2) que corresponden a nucleótidos -nt- 16090-16362 y 76-340, respectivamente), ubicadas en la región control, (asa D o “D-loop”). De acuerdo con Ford (1940) un polimorfis- mo es la presencia de dos o más formas alélicas de un gen donde la más rara tiene una frecuencia mayor a 1% en la población general y no alteran la función génica. Utilizando la técnica de RFLP, diferentes investigado- res mostraron diferencias en patrones de sitios polimór- ficos a los que se denominó haplogrupos e informaron que son específicos de las poblaciones en todos los con- tinentes. En África, de 70 a 100% de las poblaciones del subsahara están representadas por el haplogrupo L y sub- tipos. En Asia y Siberia los mtDNA pertenecen a los haplogrupos C, D, G y E, que son miembros de los haplogrupos M, mientras que para el resto de Asia los haplogrupos son A, B, F, X6 y X7. En Europa, 99% del mtDNA pertenece a los 10 haplogrupos (H, I, J, K, M, T, U, V, W y T) y en nativos de América sólo cinco haplo- grupos de Asia son observados (A, B, C, D y X). La des- cripción detallada de todos estos haplogrupos se observa en el cuadro 1. En México se han realizado estudios tanto en pobla- ciones indígenas (Peñaloza-Espinosa et al., 2007; Sandoval et al., 2009; Kemp et al., 2010; Moran et al., 2011) como mestizas mexicanas (Green 2000; Guardado-Estrada 2009) encontrando una amplia varia- ción entre ellas que va de 30 a 87.5% para el haplogru- po A, de 14 a 53% para el B, de 0 a 31% para C y de 0 a 12% para el D. El haplogrupo X se informó en dos poblaciones (Peñaloza-Espinosa et al., 2007) y al hacer la secuenciación sólo se corroboró uno de ellos (Tarahumara). En cuanto a haplogrupos europeos y afri- canos, éstos se observaron en baja proporción en pobla- ciones indígenas y mayor en mestizas (cuadro 2). Estudios recientes de secuenciación completa del mtDNA demostraron que en América sólo se encuen- tran los haplogrupos A2, B2, C1 y D1 (Achili et al., 2009; Sandoval et al., 2009; Kemp et al., 2010). Los datos obtenidos permitieron realizar filogenias moleculares comparando segmentos homólogos, dentro de una misma población, o entre poblaciones de una misma especie. Las relaciones filogenéticas entre pobla- ciones se representan por árboles filogenéticos que con- sisten en nodos conectados por ramas. Existen diferentes procedimientos para la reconstruc- ción filogenética, y uno de los más utilizados es el de “máxima parsimonia” o de “evolución mínima” que signi- fica que la evolución ocurre de manera que los cambios en los nucleótidos son igualmente probables en todas las posiciones, lo que significa que el árbol elegido es el que requiere el mínimo número de mutaciones para explicar la distribución de los caracteres entre los individuos a estudiar. Uno de los primeros estudios de análisis de variabili- dad mitocondrial en poblaciones humanas fue el de Cann et al., (1987), quienes analizaron individuos de Asia, Australia, Nueva Guinea, Europa y África encon- trando resultados que les permitieron formular la hipó- tesis de la “Eva mitocondrial” donde resaltaron tres aspectos principales: 1. Que todos los tipos de mtDNA actuales se remontan a un ancestro único. 2. Que este ancestro es de origen africano. 3. Que surgió hace alrededor de 200 000 años. Esta interpretación está basada en el principio de coales- cencia que asume la existencia de un solo origen para todos los organismos vivos, por lo que la variación en cualquier segmento del DNA mitocondrial (o nuclear) en las genera- ciones presentes deben proceder en última instancia de un único ancestro que existió en generaciones previas. Tal ancestro femenino fue miembro de la población donde el resto de los linajes mitocondriales se fueron perdiendo con el paso de las generaciones, y sólo representa el punto donde los linajes convergen. Tal hipótesis ha sido muy con- trovertida debido a los métodos de reconstrucción filoge- nética; sin embargo, ha servido de apoyo a otros estudios tanto de análisis de mtDNA como de otros marcadores nucleares. Más tarde esta teoría fue apoyada por otros autores, y se realizaron otros estudios en diferentes pobla- ciones de los cinco continentes incluyendo las amerindias. Por ejemplo, en África se encuentran distintos haplogrupos donde el L es el más frecuente con subgrupos L1, L2 y L3. En Europa y Asia son frecuentes los haplogrupos M y N que se originaron en el este de África y a continuación se dispersaron a los diferentes continentes sobre todo a Asia, Europa. En europeos en general (caucásicos), también son frecuentes los haplogrupos H, I, J, N1b, T, U, V y W, mien- tras en la región siberiana predominan los haplogrupos G, Y y Z y en América los más frecuentes son los haplogrupos A2, B2, C1, D1 y X originados en Asia. El análisis de componentes principales (PCA) así como la construcción de redes son herramientas para hacer estudios poblacionales (figura 2). Por otra parte, se ha informado de una correlación entre los haplotipos mitocondriales con el lenguaje en algunas poblaciones como las europeas, pero no en otras como las amerindias donde sólo correlaciona con la región ya que la llegada de españoles y africanos en la época de la colonia cambió la historia (Sandoval et al. 2009; Kemp et al., 2010), datos que correlacionan con otros marcadores autosómicos y del cromosoma Y (Cerda-Flores et al., 2002 a y 2002b; Buentello et al., 2005 y 2008; Guardado-Estrada et al., 2010; Gorostiza y González-Martin 2010). Las secuencias fundadoras han divergido a medida que los grupos humanos se establecieron en las distintas regiones geográficas del mundo como lo demuestran los haplogrupos mitocondriales específicos de cada conti- nente (figura 2). De esta manera ha sido posible rastrear la historia de las poblaciones humanas a través de las mutaciones acumuladas en los linajes de mtDNA (Álva- rez-Iglesias 2005). De acuerdo a los resultados informados, podemos con- cluir que el Homo sapiens tiene un origen de alrededor de 200 000 años donde las poblaciones más antiguas son sub- saharianas caracterizadas por variantes del macro-haplo- grupo L. De ahí salieron a Eurasia hace cerca de 80 000 © E di to ria l E l m an ua l m od er no F o to c o p ia r s in a u to ri z a c ió n e s u n d e lit o . 46 Genética clínica Cuadro 1. Haplogrupos del mtDNA humano Haplotipo A B C D X E F G H I J K L M* T U V W X Oligonucleótidos (sentido, antisentido) 534 a 553, 725 a 706 8 150 a 8 166, 8 366 a 8 345 13 197 a 13 213, 13 403 a 13 384 5 151 a 5 170, 5 481 a 5 464 534 a 553, 725 a 706 13 197 a 13 213, 13 403 a 13 384 5 151 a 5 170, 5 481 a 5 464 10 270 a 10 290, 10 579 a 10 557 7 367 a 7 384, 9 172 a 9 154 16 453 a 16 472, 1 696 a 1 677 3 108 a 3127, 5 917 a 5 898 6 890 a 6 999, 7 131 a 7 115 1 615 a 1 643, 1 894 a 1 874 8 188 a 8 207, 8 366 a 8 345 9 911 a 9 932, 10 107 a 10 088 13 583 a 13 605, 13 843 a 13 824 8 829 a 8 845, 9 184 a 9 163 12104-12124, 12338- 12309 3 388 a 3 408, 3 717 a 3 701 10 270 a 10 290, 10 579 a 10 557 13 172 a13 190, 13 403 a 13 384 15 409 a 15 428, 15 701 a 15 682 12 104 a 12 124, 12 338 a 12 309 4 308 a 4 325, 4 739 a 4 720 8 188 a 8 207, 8 366 a 8 345 8 829 a 8 845, 9 184 a 9 163 1 615 a 1 643, 1 894 a 1 897 Población América, Asia América, Asia América, Asia América, Asia Asia, América Asia Asia Asia Europa Europa Europa Europa Africa América, Asia Europa Europa Europa Europa Europa Sitio Polimórfico +663 HaeIII 9pb-deleción +13 262 AluI -5 176 AluI -663 HaeIII +13 262 AluI +5 176 AluI +10 397 AluI -7 596 HhaI -1 206 HincII +4 830 HaeIII -7 025 AluI -1 715 DdeI +8 249 AvaII +10 028 AluI -13 704 BstOI -9 052 HaeII +12 308 HinfI +3 592 HpaI +10 397 AluI +13 366 BamHI +15 606 AluI +12 308 HinfI -4 577 NlaIII +8 249 AvaII -8 994 HaeIII -1 715 DdeI *Mestizos = C + D + E + G. Tomado de www.mitomap.org Figura 1. Representación esquemática del mtDNA. En la región con- trol están las regiones más polimórficas, además del origen de repli- cación de la cadena pesada (OH), el origen de la transcripción de la cadena pesada (HSP) y de la ligera (LSP). El origen de replicación de la cadena ligera (OL) se encuentra entre la secuencia de los tRNA N y C. Las proteínas ND-1 a ND6 incluyendo ND4L son del comple- jo I, Cyp-b del complejo III, COI, COII del complejo IV y dos subuni- dades de la ATPasa6y8 del Complejo V. Los tRNA están representa- dos por las letras P, T, E, L, S, H, R, G, B, K, D, A, N, C, Y, W, I, Q, M, L, V y F. 0h Región control F T Cyt b cadena H ND5 L S H ND4 ND4L R ND3 GCOIII ATPasa6 ATPasa8 K COIID COI0L B cadena L A N C Y Q RNA16S L ND1 I M ND2 W P E V RNA12S años por el estrecho de Omán hasta llegar a Australia y Nueva Guinea en migraciones independientes. Otro grupo pobló Asia hace 50 000 años aproximadamente, quienes llegaron a través de los grandes ríos (modelo centrípeto de expansión). Más tarde (45 000 años) se establecieron en Europa occidental donde es frecuente el haplogrupo U5 y otras variantes que hacen suponer un segundo doblamien- to hace 31 000 años. El Continente Americano se pobló con grupos humanos procedentes de Asia hace cerca de 18 000 años y por último llegaron las islas del pacífico hace cerca de 8 000 años (Gorostiza y González-Martín, 2010). Estos estudios han sido utilizados también en medicina forense y relacionados con diversas patologías humanas. BIBLIOGRAFÍA Achilli A, Perego UA, Bravi CM et al.: The phylogeny of the four pan-American MtDNA haplogroups: implications for evolutionary and disease studies. PLoS ONE 2008; 3(3):e1764. Álvarez IV, Mosquera MA, Cerezo M et al.: New Population and Phylogenetic Features of the Internal Variation within Mitochondrial DNA Macro-Haplogroup R0. PLoS ONE 2009;4(4):e5112. doi:10.1371/journal.pone Andrews RM, Kubacka I, Chinnery PF, Lightowlers RN, Turnbull DM, Howell N: Reanalysis and revision of the Cambridge reference sequence for human mitochondrial DNA. Nat Genet 1999;23:147. Buentello ML, Peñaloza ERI, Salamanca GF, Cerda FRM: Genetic admixture of eight Mexican indigenous popula- tions: based on five polymarkers, HLA-DQA1, ABO, and RH loci. Am J Hum Biol 2008;20:647-650. Cerda FRM, Budowle B, Jin L, Barton SA, Deka R, Chakraborty R: Maximum likelihood estimates of admix- ture in Northeastern Mexico using 13 short tandem repe- at loci. Am J Hum Biol 2002b;14:429-443. Cerda FRM, Villalobos TMC, Barrera SHA et al.: Genetic admixture in three mexican mestizo populations based on D1S80 and HLA-DQA1 loci. Am J Hum Biol 2002a;14:257-263. Gorostiza A, González MA: Historia Natural del ADN mito- condrial humano. En: Fósiles y moléculas. Aproximaciones a la historia evolutiva de Homo sapiens. Antonio González-Martín (Editor). Memorias de la Real Sociedad española de Historia Natural, Segunda época, Tomo VIII, año 2010. ISSN: 1132-0869. ISBN: 978-84-936677-5. Kemp BM, González OA, Malhi RS, Monroe C et al.: Evaluating the Farming/Language Dispersal Hypothesis with genetic variation exhibited by populations in the Southwest and Mesoamerica. Proc Natl Acad Sci USA 2010;107:6759-6764. © E di to ria l E l m an ua l m od er no F o to c o p ia r s in a u to ri z a c ió n e s u n d e lit o . Anexo II 47 Cuadro 2. Porcentaje promedio de haplotipos de mtDNA en poblaciones mexicanas Haplogrupo A B C D Africano Europeo Desconocido N ind./n pob Guardado et al. 2010 51.1 17.8 18.5 5.9 0.7 6.0 0 270/17 Green et al. 2000 33.6 26.5 23.3 5.8 4.5 5.4 0.9 223/2 Moran et al. 2011 42.7 23.6 20.4 4.5 - - 8.8 110/2 Kemp et al. 2010* 49.0 28.0 17.1 5.6 0.2 0.1 0 597/11* Sandoval et al. 2009 50.5 17.6 28.5 2.7 0 0 0.6 477/11 Peñaloza et al. 2007 51.2 28.8 11.1 5.3 0.6 0 0 513/11 N ind.=número de individuos en número de poblaciones. *Sólo se tomó en cuenta a las poblaciones mexicanas. Figura 2. Representación de las migraciones humanas a través del mtDNA. (Adaptado de www.mitomap.org). 50 000 130 000- 170 000 60 000- 70 000 70 000 26 000- C+D A A* A*G B F 12 000- 15 000 15 000 B A,C,D A,C,D B M N L1 H,T,U,V,W,X I,J,K 7 000- 9 000 +/- +/+ -/- 40 000- X +/- L2 L3 34 000 +/-, +/+, o -/- = Dde 10394 /Au 10397 *=Rsa 16329 l l l Tasa de mutación = 2.2 - 2.9 % / MYR Las estimaciones de tiempo son YBP Morán BV, Peñaloza ERI, Castro SE et al.: Genetic structure of three Native Mexican communities based on mtDNA haplogroups, and ABO and Rh blood group systems. RIC 2011 (En prensa). Peñaloza ERI, Arenas AD, Cerda FRM et al.: Characterization of mtDNA haplogroups in 14 Mexican indigenous popu- lations. Hum Biol 2007;79:313-320. Sandoval K, Buentello ML, Peñaloza ER et al.: Linguistic and maternal genetic diversity are not correlated in Native Mexicans. Hum Genet 2009;126:521-531. © E di to ria l E l m an ua l m od er no F o to c o p ia r s in a u to ri z a c ió n e s u n d e lit o . 48 Genética clínica 49 © E di to ria l E l m an ua l m od er no F o to c o p ia r s in a u to ri z a c ió n e s u n d e lit o . ANEXO III Fundamentos y aplicaciones de las principales técnicas de diagnóstico molecular en enfermedades mendelianas Miguel Ángel Alcántara Ortigoza, Ariadna Estela González del Ángel, José Velázquez Aragón La biología molecular, rama de la biología que se encar- ga del estudio de las moléculas que contienen informa- ción biológica, ha revolucionado en los últimos tres decenios el diagnóstico de enfermedades mendelianas. El desarrollo y simplificación de las técnicas para la identi- ficación de mutaciones en genes causantes de estas pato- logías, ha lle vado a que cada vez sea mayor el número de laboratorios en los que se realiza el diagnóstico molecu- lar como un pro ceso sistemático y a un costo cada vez más accesible. El estudio por biología molecular de un paciente con una entidad mendeliana permite en muchos de los casos: a) Establecer un diagnóstico certero en entidades donde se dificulta el diagnóstico clínico y de laboratorio/gabinete; por ejemplo, en la enfermedad de Alzheimer (MIM #607822) de inicio temprano, el síndrome de Rett (MIM #312750) o el grupo extenso de las ataxias espinocere- belosas. b) La identificación inequívoca de individuos portado- res, en especial en trastornos autosómico recesivos como fibrosis quística o ligados al cromosoma X como la hemofilia A. c) Proporcionar diagnóstico prenatal a parejas con un alto riesgo de recurrencia para una entidad mortal o limitante de la supervivencia como en la atrofia mús- culo espinal tipo I, el síndrome de Hunter o en la dis- trofia muscular de Duchenne. d) Establecer un diagnóstico presintomático en sujetos que presentan el genotipo de riesgo, pero que aún no mues tran manifestaciones clínicas y en los cuales se puede establecer un manejo preventivo, tal y como ocurre en los síndromes de cáncer familiar como la neoplasia endó crina múltiple tipo 2 (MIM #162300 y #171400), el carcinoma de mama y ovario familiar (MIM #612555 y #604370) o el síndrome de Lynch tipo I (MIM ##120435). e) Correlacionar el genotipo presente en el paciente con el fenotipo esperado, como ocurre en la glucogenosis tipo II o enfermedad de Pompe (MIM #232300), en la cual los afectados con un genotipo heterocigoto compuesto del gen GAA con una mutación grave y una leve como la mutación intrónica leve c.-32- 13T>G, presentan un fenotipo atenuado o tardío de la enfermedad. Más aún, el genotipo podría predecir la respuesta terapéutica a nuevos fármacos como la sapropterina, un cofactor enzimático que actúa tam- bién como molécula chaperona de la enzima fenila - lanina-hidroxilasa (PAH), y cuya administración a pacientes con fenilcetonuria (MIM #261600) con al menos un alelo PAH p.Arg261Glu, les predice un mejor control de las concentraciones sanguí neas de la fenilalanina con una dieta menos restringida. Por últi- mo, el genotipo puede en ocasiones predecir o expli- car el modo de herencia esperado para una misma enfermedad, como en las β-talasemias donde muta- ciones amorfas ubicadas en el promotor o los primeros dos exones del gen de la β-globina se here- dan de forma auto sómica recesiva, mientras que algu- nas de las mutaciones antimorfas o con efecto domi- nante negativo ubicadas en el exón 3, se manifiestan y heredan de forma autosómi ca dominante. La gama de aplicaciones y utilidades del estudio molecu lar en este tipo de pacientes es muy vasta, por lo que a conti- nuación se describirán de forma breve los funda mentos de las técnicas moleculares más empleadas y se ejemplificará su aplicación con un trastorno monogénico en particular. Obtención de la muestra Para la realización de las pruebas moleculares es necesa - ria la purificación de los ácidos nucleicos a analizar. Por lo general la molécula de elección es el DNA, ya que en ella se pueden identificar en la mayoría de los casos los cambios o mutaciones responsables de una patología. Cualquier célula nucleada como leucocitos totales de sangre periférica con anticoagulante EDTA o ACD, célu - las de descamación de mucosa oral, tejidos embebidos en parafina, gotas de sangre seca depositadas en papel filtro, amniocitos o biopsias de vellosidades coriales son fuen - tes de DNA genómico para la realización de análisis moleculares. En algunos casos, cuando se requiere analizar el efec - to de una mutación que altera el procesamiento del RNA o la expresión del gen, se requiere analizar el trans - crito maduro o mRNA. Para la obtención del mRNA de interés se requiere una muestra de tejido idealmente no fijado y fresco en donde el gen mutado se exprese, siem- pre y cuando la toma de muestras sea lo menos invasiva y riesgosa posible y evaluando el costo-beneficio de la realización de la prueba molecular. Una vez purificado el mRNA es convertido a DNA complementario o cDNA por un procedimiento conocido como retrotranscrip - ción. El cDNA generado es idéntico a la secuencia del gen presente en el mRNA maduro (sólo exones). Este cDNA es más estable que el RNA y puede ser analizado mediante las mismas técnicas que el DNA genómico. Reacción en cadena de la polimerasa (PCR) La reacción en cadena de la polimerasa o PCR (polyme - rase chain reaction) es una técnica que conlleva la ampli - ficación in vitro de una secuencia especifica de DNA. Esta técnica fue desarrollada por Kary Mullis en 1983 y su impacto en la investigación genética fue inmediato dado que permite amplificar millones de veces y de manera dirigida una secuencia específica del genoma. La PCR es uno de los pasos iniciales en muchas técnicas que en la actualidad se emplean de forma sistemática en la identificación de mutaciones génicas, como son la secuenciación automatizada tipo Sanger y la amplifica - ción múltiple de sondas ligadas o MLPA, las cuales se describen más adelante. La técnica de PCR requiere una mezcla de reacción que contiene: una solución amortiguadora, un cofactor enzimá- tico como el cloruro de magnesio, una DNA polimerasa DNA-dependiente termoestable (Taq poli merasa), una mezcla equimolar de desoxirribonucleó tidos trifosfato de adenina, guanina, citosina y timina, así como dos moléculas de oligonucleótidos de cadena sencilla de 16 a 24 nucleóti- dos de longitud o cebado res, los cuales delimitan el frag- mento que se desea amplificar, ya que contienen la secuen- cia complemen taria a los extremos de la secuencia géni- ca de interés. La reacción de PCR se lleva a cabo por medio de una serie de cambios de temperatura progra- mados de forma automática en un equipo denominado termoci clador, los cuales permiten los pasos requeridos para la amplificación del fragmento de interés (figura 1). El ciclo de temperaturas se repite entre 25 a 35 veces y dado que en cada ciclo se produce el doble de la can tidad de copias de DNA que existían originalmente, al final de la reacción se obtienen billones de moléculas de la región de DNA de interés a partir de cada molé cula de DNA original (235 = 3.4 x 1010 copias al final de la PCR). El hecho de que la DNA polimerasa sinte tice sólo la región flanqueada por los cebadores permi te obtener fragmen- tos muy específicos y aislados del resto del genoma y que son de interés para el diagnós tico molecular. La técnica de PCR es sencilla y requiere poco tiempo para su realización. Para llevarla al cabo es necesario cono cer la secuencia del fragmento de DNA que se planea amplificar, situación que ya no es una limitante gracias a la finalización del Proyecto del Genoma Humano; así, de acuerdo a ello, se pueden diseñar los cebadores idóneos a través de diversos programas de cómputo disponibles en línea (GeneFisher: http://bibiserv.techfak.uni-bielefeld.de/genefisher2/ o PrimerBLAST: http://www.ncbi.nlm.nih.gov/tools/primer- blast/index.cgi?LINK_LOC=BlastHomeAd). A continuación se describen los fundamentos de tres técni cas basadas en PCR para identificación de mutaciones res ponsables de enfermedad y un ejemplo de su aplicación en el abordaje diagnóstico de una entidad monogénica. Fragmentos de restricción de longitud polimórfica (RFLP) por PCR y ensayo de restricción (PCR-RFLP) La determinación de los fragmentos de restricción de longitud polimórfica, RFLP (restriction fragment lenght © E di to ria l E l m an ua l m od er no F o to c o p ia r s in a u to ri z a c ió n e s u n d e lit o . 50 Genética clínica 5´ 3´ 5´ 5´ 5´ 5´ 5´ 5´ 5´ 3´ 3´ 3´ 3´ 3´ 3´ 3´ Desnaturalización 94° C Alineación 52-63° C Primer ciclo Segundo ciclo Extensión 72°C Secuencia de interés en DNA de doble cadena Figura 1. Etapas de la PCR. Cada ciclo está compuesto por tres temperaturas llamadas de desnaturalización, alineación y extensión. La tem- peratura de desnaturalización (95°C) permite que el DNA de doble cadena se separe en dos cadenas sencillas de DNA. La temperatura de ali- neación permite la unión de los cebadores a sus cadenas complementarias, formando así regiones de DNA de doble cadena con un extremo 3’ libre. La temperatura de alineación es variable y está determinada por la secuencia de los cebadores. La temperatura de extensión (72°C) es en donde se lleva a cabo la síntesis de las nuevas cadenas por una DNA polimerasa. En la actualidad se utilizan DNA polimerasas termo- estables, como la Taq DNA polimerasa que es obtenida del microorganismo termofílico Thermus aquaticus, las cuales soportan varios ciclos con temperaturas >90º C sin perder ostensiblemente su actividad catalítica. polymorphism) por PCR y ensayo de restricción, es una de las técnicas más sencillas para el reconocimiento de mutaciones puntuales, deleciones o inserciones peque- ñas previamente identificadas en una secuencia de DNA. Esta técnica utiliza a las endonucleasas de res- tricción de origen bacteriano, las cuales tienen la capa- cidad de escindir los enlaces fosfodiéster de una molé- cula de DNA de doble cadena al reconocer una secuencia palindrómica específica de entre 6 a 8 nucle - ótidos de longitud. Existe una gran variedad de enzi- mas de restricción y cada una reconoce una secuencia blan co específica para generar el corte. El sitio de res- tric ción puede estar presente o ausente en la secuencia de DNA normal o bien generarse o perderse por la presen cia de una mutación, lo que determina el patrón de res tricción de los RFLP. Para la implementación de esta técnica, la mutación conocida debe localizarse en un sitio de restricción reconocido por la enzima selec- cionada. Es importante conocer el patrón de restric- ción o corte presente tanto en la secuencia normal, como en la mutada para la interpretación de los geno- tipos con base a los RFLP resultantes. El ejemplo de enfermedad que podría diagnosticarse certeramente a través de la técnica de PCR-RFLP, sería una forma sin- dromática de craneosi nostosis coronal autosómica dominante o síndrome de Muenke (MIM #602849) condicionada en el 100% de los casos por un estado heterocigoto para la mu tación puntual c.749G>C de sentido erróneo (p.Pro250Arg) que ocurre en el gen FGFR3 (4p16.3) (figura 2). Secuenciación La secuenciación de DNA es el método que permite cono cer el orden preciso que guardan los nucleótidos en una secuencia específica de DNA. Para la detección de mutacio nes es importante identificar cambios en la secuencia de estos nucleótidos con respecto a una secuencia de referen cia de esa región o gen específico y poder determinar si esos cambios son responsables de una alteración en la proteína que explique la patología. Han existido diferentes métodos para obtener la secuen- cia nucleotídica de una región genó mica y en la actuali- dad existen metodologías con capacidad para obtener secuencias de millones de nucleótidos en una sola reac- ción. Sin embargo, la técnica desarrollada por Sanger en su versión automatizada es considerada como el estándar de referencia para definir un cambio a nivel de DNA y por ende para el diagnóstico certero de múltiples trastor- nos mendelianos que se caracterizan por una hetero - geneidad alélica amplia donde predominan las mutacio- nes puntuales, o pequeñas inserciones/deleciones, tal y como ocurre en los síndromes de cáncer de mama y ova- rio familiar (MIM #612555, #604370) ligados a los genes BRCA1 y BRCA2, la esclerosis tuberosa (MIM #191100, #613254), la poliquistosis renal del adulto © E di to ria l E l m an ua l m od er no F o to c o p ia r s in a u to ri z a c ió n e s u n d e lit o . Anexo III 51 I II 1 1 2 2 3 MPM 1-2 II-1 II-2 II-3 I-1 (+) NL 100 pb 123 pb 200 pb 300 pb 151 pb 214 pb Figura 2. Identificación del genotipo heterocigoto para la mutación c.749C>G (p.Pro250Arg) en el gen FGFR3 mediante PCR-RFLP en un caso familiar de síndrome de Muenke con expresividad varia- ble y penetrancia incompleta. El caso índice (II-2) acudió por crane- osinostosis bicoronal; su hermano (II-1) es tratado por hidrocefalia, pero no presenta craneosinostosis y II-3 se refería sana. Ambos padres no tenían antecedentes de craneosinostosis en ellos, ni en otros familiares. Así, ante la ausencia de antecedentes familiares de craneosinostosis, se indico el estudio molecular para distinguir entre una forma esporádica de craneosinostosis coronal (~85% de los casos) o la forma autosómica dominante del síndrome de Muenke. El diagnóstico molecular de este último, puede establecerse mediante la amplificación por PCR de un fragmento de 337 pares de bases (pb), que incluye al exón 7 (191 pb) y 196 pb del intrón adyacente del gen FGFR3. El producto de la PCR se restringe con la endonuclea- sa NciI para su posterior análisis por electroforesis en un gel de aga- rosa. Los alelos normales presentan un único sitio de corte, lo cual da lugar a un fragmento de 214 pb y otro de 123 pb (carril NL), mien- tras que la presencia en estado heterocigoto de la mutación p.Pro250Arg (c.749C>G) crea un segundo sitio de restricción, dando lugar a un fragmento adicional de 151 pb presente en el control posi- tivo para la mutación en estado heterocigoto [carril (+)]. Nótese que I-2 es heterocigota para la mutación y ésta la heredó a sus tres hijos, sin embargo en II-3 no se lograron documentar dismorfias u otras alteraciones neurológicas, esqueléticas o auditivas compatibles con el síndrome, excepto por braquidactilia a expensas de falanges medias cortas. En tanto, en I-2, II-1 y II-2 presentan dismorfias des- critas en este síndrome, tales como hipertelorismo, fisuras palpebra- les dirigidas hacia abajo, ptosis palpebral y asimetría facial. Las dis- morfias faciales en I-2, II-1 y II-2, la hidrocefalia (poco frecuente en este síndrome) y ausencia de craneosinostosis en II-1 y I-2, se expli- can por la expresividad variable descrita en esta entidad. El resulta- do es de suma importancia para el asesoramiento genético de esta familia, pues los afectados de esta forma autosómica dominante, tie- nen un riesgo del 50% de transmitir el padecimiento a su descenden- cia, independiente del sexo. Carril MPM: Marcador de pesos molecu- lares, escalera de 100 pares de bases (pb). (MIM #173900), la hiper colesterolemia familiar (MIM #143890), neurofibromatosis tipo I (MIM #162200), hemofilias tipos A (MIM #306700) y B (MIM #306900), los síndromes de Marfan (MIM #154700), Wiskott-Aldrich (MIM #301000), CHARGE (MIM #214800), Fabry (MIM #301500), Hunter (MIM #309900), entre otros. El método de secuenciación tipo Sanger se basa en la interrupción de la síntesis de una nueva cadena de DNA por métodos químicos utilizando como molde una cade na sencilla de la región de la cual se desea obtener la secuen- cia. En un principio está técnica era laboriosa, empleaba isótopos radioactivos y su resolución era limi tada a secuen- cias cortas de DNA, aunque en la actuali dad la técnica se ha podido automatizar gracias al uso de equipos conocidos como secuenciadores capilares y a la incorporación de cua- tro distintos fluorocromos en los dideoxinucleótidos A, C, G, T para la identificación ine quívoca de las bases nitroge- nadas que conforman la secuencia de un fragmento de DNA. El principio de la reacción de secuenciación auto- matizada tipo Sanger se ilustra en la figura 3 y una anima- ción del proceso puede consultarse en línea en http://www.dnalc.org/resources/animations/cycseq.html. La secuenciación automatizada se considera el estudio diagnóstico de primera línea en el síndrome de Rett (MIM #312750), un trastorno del neurodesarrollo domi- nante ligado al cromosoma X que se considera la segun- da causa genética más frecuente de retraso mental en mujeres y cuya prevalencia se estima en una afectada en 8 a 10 mil mujeres de 15 años de edad. Las pacientes cursan con una pérdida progresiva de las habilidades motoras y del lengua je, presencia de conductas estereoti- padas como movimien tos anormales y repetitivos en manos, crisis convulsivas, detención del crecimiento y del perímetro cefálico. La supervivencia de las pacientes se ve comprometida (30 a <40 años) por trastornos car- diorrespiratorios, nutricionales, entre otros. Aunque exis- ten criterios diagnósticos de tipo clínico y de laborato- rio/gabinete para el síndrome de Rett, la identificación de una mutación en el gen MECP2 (Xq28) por estudio molecular, es la única manera de esta blecer de forma cer- tera el diagnóstico de esta entidad, en especial en pacien- tes con las formas atípicas. El 80% de las mutaciones res- ponsables de los casos con la forma clásica del síndrome se logran identificar a través del estudio de secuenciación automatizada de los exones 2, 3 y 4 del gen MECP2 (figura 4), aunque en realidad en el exón 3 y 4 es donde ocurren > 95% de las mutaciones responsables de las for- mas clásicas y atípicas. El estudio por secuenciación automatizada de varios pacientes, de genes grandes multiexónicos o ambos, genera una gran cantidad de datos, que requieren anali - zarse a través de programas bioinformáticos (p. ej., BLAST, http://blast.ncbi.nlm.nih.gov/Blast.cgi) que comparen las secuencias obtenidas del paciente con las secuencias génicas de referencia, aunque otros progra - mas de cómputo más sofisticados pueden identificar de inmediato todas las variantes patológicas y no patológi cas (polimorfismos) identificadas en un estudio de secuencia- ción a gran escala, a través de conectarse auto máticamente a las bases de datos disponibles en línea como dbSNP (http://bibiserv.techfak.uni-bielefeld.de/genefisher2/) o de mutaciones (The Human Gene Mutation Database, http://www.hgmd.cf.ac.uk/ac/index.php), con ello se facilita y se optimiza la obtención y certeza de los resultados. Por otro lado, la automatización del procedimiento de secuenciación de DNA ha permitido que un genotipo patogénico pueda ser identificado en pocas horas, en especial cuando la mutación se ha caracterizado previa - mente en una familia, ya sea en un individuo afectado o en un portador, lo cual permite su aplicación al diagnós - tico prenatal molecular de entidades mendelianas, tal y como se ilustra con un caso familiar de la mucopolisaca - ridosis tipo II o síndrome de Hunter (figura 5). Es importante mencionar que la secuenciación auto - matizada tipo Sanger no es capaz de identificar estados heterocigotos para deleciones y duplicaciones muy gran - des (del orden de kilobases o megabases), como ocurre en ~ 8% de los casos con síndrome de Rett clásico que tienen deleción completa del gen MECP2 y en > 95% de los casos con neuropatía periférica Charcot-Marie Tooth tipo 1A (MIM #118220) que presentan una duplicación de todo el gen PMP22. Por ello es importante conocer el espectro de mutaciones descritas en el trastorno mende- liano a diag nosticar en el paciente y reconocer esta limi- tante de la técnica cuando se interpretan los resultados y así evitar la asignación de un genotipo erróneo y un ase- soramien to genético inadecuado. En enfermedades monogénicas en donde predominan deleciones o dupli- caciones gran des se deben utilizar otras metodologías moleculares como la MLPA, misma que a continuación se describe. Amplificación múltiple de sondas ligadas (MLPA, multiplex ligation-dependent probe amplification) La amplificación múltiple de sondas ligadas o MLPA es una variante de la PCR en la cual se pueden amplificar diferentes secuencias de DNA en una misma reacción utilizando un solo par de cebadores y bajo las mismas condiciones de ciclos de temperatura. Por esta técnica se pueden ampli ficar regiones génicas cercanas o adyacen- tes con la fina lidad de determinar con certeza la dosis génica en mues tras de DNA de pacientes afectados de deleciones o duplicaciones grandes en estado heterocigo- to, homocigo to o hemicigoto. En el ensayo se pueden uti- lizar como controles muestras de DNA con deleciones o duplicacio nes génicas grandes previamente caracteriza- das y las cua les pueden involucrar desde un exón a varios de ellos o incluso loci aledaños. La capacidad de amplifi- car varias sondas en la misma reacción, permite delimi- tar con mayor precisión los puntos de rotura y reunión de las deleciones o duplicaciones, así como la extensión de dichos rearreglos. La MLPA permite el análisis mediante electroforesis capilar de hasta 45 sondas diferentes amplificadas en una sola reacción. Cada secuencia del DNA blanco (p. ej., un exón) es reconocida por una sonda conformada por dos mitades, denominadas sonda 5’ y sonda 3’. Si existe una complementaridad de las dos sondas con la muestra de DNA templado, se forma un enlace fosfodiéster entre ambas mediante la acción de una ligasa. Los extremos de ambas sondas poseen una secuencia artificialmente dise - ñada que es complementaria a un solo par de oligonucle- © E di to ria l E l m an ua l m od er no F o to c o p ia r s in a u to ri z a c ió n e s u n d e lit o . 52 Genética clínica © E di to ria l E l m an ua l m od er no F o to c o p ia r s in a u to ri z a c ió n e s u n d e lit o . Anexo III 53 DNA molde de cadena sencilla La reacción de secuenciación automatizada tipo Sanger, utiliza en baja proporción cuatro didesoxi-desoxirribonucleótidos trifosfato (ddNTP´s), cada uno de ellos marcados con fluoróforos distintos, además de las cuatro bases nitrogenadas sin marcaje en la forma de desoxirribonucleótidos trifosfato (dNTP´s). 5´ GACCATTGGCAG5´ 5´ 3´ +12 +1 Síntesis de DNA Cebador T G C A ddTTP ddGTP ddCTP ddATP Aleatoriamente las hebras son interrumpidas por la incorporación de un ddNTP. C C C A A G T C TC GTC CGTC CCGTC ACCGTC Tamaño del DNA sintetizado Cebador+1 Cebador+2 Cebador+3 Cebador+4 Cebador+5 Cebador+6 Cebador+7 Muestra y Buffer Láser Buffer + Detector de fluorescencia - Computadora C CC CCC CCCCT T T TTG GG G GGAA A A) B) Electroferograma Figura 3. A) Secuenciación de DNA por el método de Sanger automatizado. Generalmente el fragmento a secuenciar es un producto de PCR de hasta 1 kilobase (1 000 pares de bases) de la región de interés. Este producto de PCR es desnaturalizado y en la presencia de un ceba- dor comienza la síntesis de una nueva cadena de DNA por acción de una DNA polimerasa. En la reacción de secuenciación se incluyen deso- xinucleósidos trifosfato (dNTP) de cada una de las bases nitrogenadas (adenina, citosina, guanina y timina), así como una proporción menor de didesoxirribonucleótidos trifosfato (ddNTP) de cada una de las bases nitrogenadas marcadas con un fluoróforo distinto. La adición aleato- ria de un didesoxinucleótido en las cadenas en crecimiento interrumpe la síntesis, dado que esta molécula no cuenta con el grupo hidroxilo en el carbono 3’ de la pentosa, ello hace imposible la generación de un nuevo enlace fosfodiéster con otro dNTP o ddNTP. Lo anterior condicio- na en cada reacción la generación de varias cadenas nucleotídicas de diferentes longitudes las cuales van marcadas en su extremo 3’ con ddNTP que porta sólo un fluorocromo distintivo para la última base de la cadena. B) Las cadenas sintetizadas, al tener diferentes tamaños, pueden ser separadas por electroforesis capilar de alta resolución y detectadas con un equipo óptico que determina el fluoróforo presen- te al final de cada una de las cadenas interrumpidas. Dado que la cadena de tamaño más pequeño viaja más rápido por el capilar, será la primera en ser detectada y al reconocerse el fluoróforo presente al final de esta cadena se puede establecer el nucleótido en el cual se interrumpió su síntesis, la siguiente cadena que pase por el detector será aquella que tiene un tamaño en longitud mayor por un nucleó- tido más y nuevamente al detectar el fluoróforo presente al final, se puede determinar el nucleótido en el que fue interrumpida y así suce- sivamente, al establecer en cada cadena sintetizada el nucleótido en el cual fue interrumpida su síntesis se puede obtener la secuencia de nucleótidos del fragmento original de DNA. Un programa en una computadora acoplada al secuenciador reporta el orden de las bases en un electroferograma. © E di to ria l E l m an ua l m od er no F o to c o p ia r s in a u to ri z a c ió n e s u n d e lit o . 54 Genética clínica 5´ Hebra sentido A A A A A A AG G G G G G G 180 190 C C C C C C C C C CNT 170 5´ Hebra complementaria G G G G G G G G G G 220 230 240 T T T T T T TC C C C C CAN } CGA: Codón de arginina (alelo normal) TGA: Codón de paro prematuro (alelo mutado) 3´ 3´ } Figura 4. Diagnóstico del síndrome de Rett por secuenciación automatizada del gen MECP2. Se ilustra el hábito exterior de una paciente con síndrome de Rett clásico en fase pseudoestacionaria, donde se aprecian los movimientos estereotipados de manos. El electroferograma muestra una porción de las hebras sentido (5´- 3´) de la secuencia codificante del exón 4 del gen MECP2 y la flecha señala un estado hetero- cigoto en la paciente para la mutación puntual sin sentido c.502C>T, dado que a nivel de proteína cambia al codon 168 de arginina (CGA) por un codon de paro prematuro (TGA). La “N” significa que en esa posición existe una base mixta o empalmada, donde el pico azul representa la citosina del alelo normal y el pico rojo, la timina del alelo mutante. Esta mutación se corrobora en las hebras complementarias o antisentido (estado heterocigoto “N” A/G). Más del 99.5% de los casos con síndrome de Rett se originan por mutaciones de novo en la espermatogénesis y la mayoría de éstas consisten en transiciones C>T atribuibles a desaminación espontánea de citosinas metiladas en dinucleótidos CpG; en este caso, nótese que la base siguiente a la mutación en la hebra sentido es precisamente una guanina. ótidos o cebadores universales que permiten su amplifi - cación por PCR, siempre y cuando las sondas 5’ y 3’ se hayan ligado. Los cebadores universales permitirán la amplificación de todas las sondas bajo las mismas condi - ciones; los ensayos más recientes, incluyen un cebador universal marcado con una molécula fluorescente en el extremo 5’ el cual permite la detección de los amplico - nes de las sondas a través de análisis de fragmentos por electroforesis capilar en un equipo de secuenciación automatizada. La distinción entre las diferentes sondas ligadas y amplificadas correspondientes a cada una de las regiones blanco del DNA templado, se basa en el tama - ño en pares de bases de cada sonda ligada y amplificada. Lo anterior, se logra al añadir, en la sonda 3’, una secuen- cia artificial o stuffer cuya longitud varía para cada sonda. Así, cada sonda específica de un exón o región génica tendrá un tamaño específico y será fácilmente identifica- ble mediante análisis electroforético. En la figu ra AIII-6 se esquematiza el fundamento de la MLPA. La técnica de MLPA puede ser complementaria al estudio de secuenciación para incrementar la certeza diagnóstica en algunas entidades mendelianas, como por ejemplo el síndrome de Rett, ya que la secuenciación automatizada y el estudio de MLPA identifican el geno - tipo responsable en casi 90% de las pacientes con las for - mas clásicas. En poblaciones distintas a las de origen judío asquenazí o del norte de Europa, la secuenciación automatizada del gen CFTR identifica cerca de 99% de las mutaciones responsables, pero quizá < 1% de alelos mutados CFTR corresponden a deleciones grandes que pueden ser identificadas por MLPA. Las deleciones de uno o más exones en el gen BRCA1 se encuentran pre - sentes hasta en 20 a 30% de los casos de síndrome de cáncer de mama y ovario familiar de origen holandés. Este tipo de mutación pasa inadvertido en el estudio de primera línea, que es la secuenciación automatizada, por lo que en pacientes con un resultado negativo, con datos clínicos y genealógicos altamente sugestivos de este sín - drome de cáncer familiar, está indicado el estudio de MLPA. Por último, la identificación de mujeres portado - ras o heterocigotas para deleciones de uno o más exones en el gen DMD responsables de 40 a 60% de los casos con distrofinopatías, pueden llegar a documentarse de manera certera con MLPA, y de igual forma, las duplica - ciones de uno o más exones de este gen y responsables de 6 a 8% de los casos con distrofinopatía, pueden iden -© E di to ria l E l m an ua l m od er no F o to c o p ia r s in a u to ri z a c ió n e s u n d e lit o . Anexo III 55 Figura 5. Diagnóstico prenatal molecular del síndrome de Hunter a través de secuenciación automatizada dirigida del exón 7 del gen IDS (Xq28). Esta entidad se hereda con un patrón recesivo ligado al cromosoma X, donde se estima que el 80% de las madres de casos únicos como es el presente caso, son portadoras o heterocigotas asintomáticas para el rasgo. El caso índice cuenta con el diagnóstico clínico, enzi- mático y molecular del síndrome de Hunter. La identificación de la mutación responsable del padecimiento en II-1 se llevo al cabo mediante la amplificación por PCR y subsecuente secuenciación de los 9 exones que comprenden la secuencia codificante del gen IDS. La comparación del electroferograma parcial del exón 7 de II-1 con la secuencia normal revela un genotipo hemicigoto para la mutación c.1003C>T del gen IDS (flechas). Posteriormente se hizo la búsqueda dirigida de esta mutación en I-1 mediante PCR y secuenciación de sólo el exón 7, ya que es aquí donde se ubica la mutación responsable. El electroferograma del exón 7 en I-1 reveló un estado heterocigoto (portador) para la mutación presente en su hijo. La madre, posterior a asesoramiento genético, solicita diagnóstico prenatal. El cariotipo obtenido a partir de cultivo de amniocitos se reportó con una fórmula 46,XY y debido a ello se procedió inmediatamente a la secuenciación directa del exón 7 a partir de DNA genómico obtenido de la misma muestra de los amniocitos en cultivo. El electroferograma del producto de la gestación revela que éste here- dó el mismo genotipo IDS que su hermano afectado. Adicionalmente el genotipo alterado se corroboró en la hebra antisentido del mismo exón (dato no mostrado). Cabe mencionar que el tiempo requerido para el estudio prenatal molecular requirió de sólo dos días. El mismo procedi- miento puede hacerse en células amnióticas o muestras de vellosidades coriales sin cultivo, aunque con este último material biológico se repor- ta un riesgo del 1 a 5% para que el ensayo molecular se contamine con DNA genómico de origen materno. 20 SDG Secuencia normal Hemicigoto c.1003C>T (p.His335Tyr) Heterocigota c.1003C>T (p.His335Tyr) Hemicigoto c.1003C>T (p.His335Tyr) II-1 I-1 II-2 I II 1 21 C C C C C CA A A A A AT T T T T T TG G G G G His335 c.1003 }Tyr C C C C CA A A A A AT T T T T T TG G G G GT A T T T A C C T C G G A T A T G G T A A G CN A T T T A C C T C G G A T A T G G T A A G CT } tificarse por la misma técnica tanto en casos masculinos afectados como en mujeres portadoras. BIBLIOGRAFÍA Alcántara OMA, González AA, Barrientos RR et al.: Screening of late-onset Pompe disease in a sample of Mexican patients with myopathies of unknown etiology: identifica- tion of a novel mutation in the acid alpha-glucosidase gene. J Child Neurol 2010;25:1034-1037. Boyadjiev SA: International Craniosynostosis Consortium. Genetic analysis of non-syndromic craniosynostosis. Orthod Craniofac Res 2007;10:129-137. Innis M, Gelfand D: Optimization of PCR’s. En: Innis M, Gelfand D, Snitsky J, White T. eds. PCR Protocols: a guide to methods and applications, 1st ed. Academic Press, San © E di to ria l E l m an ua l m od er no F o to c o p ia r s in a u to ri z a c ió n e s u n d e lit o . 56 Genética clínica Figura 6. Fundamento MLPA. A) Las dos mitades de una sonda 5’ y 3’, contiene una secuencia nucleotídica para hibridar o unirse con el DNA en estudio del paciente y una secuencia específica para un par de cebadores universales (primers X y Y). B) Las sondas 5´y 3´en presencia del DNA desnaturalizado del paciente, se unen a éste por complementariedad. C) Si la secuencia de reconocimiento está presente en el DNA del paciente las sondas 5´y 3´ quedan adyacentes y pueden ser unidas por la acción de una enzima ligasa, formando una sonda única. Esto sucede con cada par de sondas que están incluidas en el ensayo. D) Las sondas ligadas son amplificadas por PCR con el uso de un par de cebadores universales. E) Los productos obtenidos por PCR son analizados por electroforesis capilar y se comparan con un control normal para determinar si existen deleciones o duplicaciones en estado heterocigoto en el DNA del paciente. F) La distinción entre las diferentes son- das ligadas y amplificadas se establece a partir de las diferencias en el tamaño de la secuencia “stuffer” de cada sonda. Secuencia de unión para primer X Sonda 5' Secuencia A Secuencia A Sonda 3' Secuencia A Secuencia de reconocimiento izquierda Secuencia de reconocimiento derecha Secuencia de unión para primer Y Alineación de sondas 5' y 3' en la secuencia A Alineación de sondas 5' y 3' en la secuencia B DNA paciente DNA paciente Amplificación por PCR múltiple con un solo juego de cebadores Primer X Primer Y Análisis de fragmentos en electroforésis capilar 3 300- 2 200- 1 100- 0- N iv el d e flu or es ce nc ia A B C D E F G H I J K L M N O P Q R S Sondas MLPA Secuencia “Stuffer” (60 a 450 nucleótidos) 1 2 3 n DNA genómico desnaturalizado Secuencias que hibridan a las partes específicas del gen Secuencias complementarias a los cebadores universales Secuencia tipo “Stuffer” Hibrida- ción Ligación PCR Análisis por electroforesis capilar Duplicación Dosis normal Formación de enlaces fosfodiéster entre las sondas adyacentes por la acción de una ligasa, posterior a la hibridación con el DNA genómico Formación de enlaces fosfodiéster entre las sondas adyacentes por la acción de una ligasa, posterior a la hibridación con el DNA genómico N iv el d e flu or es ce nc ia Separación por tamaño del amplicón Secuencia A) B) C) D) E) F) Diego, USA 1990:3-12. Jorde L, Carey J, Bamshad M, White R: Genetic variation: its origin and detection. En: Jorde L, Carey J, Bamshad M, White R. eds. Medical Genetics, 3rd ed. Mosby, St. Louis, USA 2003:29-106. Kozlowski P, Jasinska AJ, Kwiatkowski DJ: New applications and developments in the use of multiplex ligation-dependent probe amplification. Electrophoresis 2008;29:4627-4636. Rodríguez Sánchez I; Barrera SH: La reacción en cadena de la polimerasa a dos décadas de su invención. Ciencia UANL 2004;7(3):323-335. Rose EA: Applications of PCR to Genome Analysis. FASEB J 1991;5:46-54. Strachan T, Read A: Amplifying DNA: PCR and cell based clo- ning En: Strachan T, Read A. eds. Human Molecular Genetics 3. Garland Science, New York, USA 2004:122- 154, 182-203. Watson J, Caudy A, Myers R, Witkowski J: Basic tools of recombinant DNA. En: Watson J, Caudy A, Myers R, Witkowski J. eds. Recombinant DNA Genes and Genomes- A short course 3rd ed. Cold Spring Harbor Press, New York, USA 2007:75-106. Zurflüh MR, Zschocke J, Lindner M, Feillet F et al.: Molecular genetics of tetrahydrobiopterin-responsive phenylalanine hydroxylase deficiency. Hum Mutat 2008;29:167-175. RECURSOS EN LA RED OMIM ® - Online Mendelian Inheritance in Man ® http://www.ncbi.nlm.nih.gov/omim Gene Reviews http://www.ncbi.nlm.nih.gov/books/NBK1116/ DNA Learning Center Cold Spring Harbor Laboratory http://www.dnalc.org/ © E di to ria l E l m an ua l m od er no F o to c o p ia r s in a u to ri z a c ió n e s u n d e lit o . Anexo III 57 59 © E di to ria l E l m an ua l m od er no F o to c o p ia r s in a u to ri z a c ió n e s u n d e lit o . ANEXO IV Telómero y telomerasa Diego J. Arenas Aranda En el DNA eucarionte existen tres tipos de secuencias con base en su cinética de reasociación. De éstas, las medianamente repetidas o DNA minisatélites están for- madas por diferentes tipos de secuencias, donde se inclu- ye a los telómeros (del griego telos “final”; meros “parte”). El término telómero fue propuesto en el decenio de 1930-39 del siglo pasado por Hermann Muller y se loca- liza en los extremos de cada uno de los cromosomas eucariontes. Esta secuencia no codificante está constitui- da por repetidos de nucleótidos en tándem y una serie de proteínas asociadas a los repetidos, formando una estruc- tura especializada conocida como cubiertina (“shelte- rin”). El tipo y el número de nucleótidos que forman el repetido varían entre las diferentes especies de eucarion- tes (cuadro 1). La longitud del telómero también varía dentro de cada especie, reflejando el número de veces que las células somáticas se han dividido. En los seres humanos el telómero está formado por un repetido de seis nucleótidos de secuencia TTAGGG, que se repite miles de veces en las células somáticas de un recién nacido, teniendo un longitud de 8-14 kb. Las célu- las senescentes (envejecidas) presentan telómeros cortos alrededor de 2 kb. El telómero termina en una cadena sencilla de DNA que se enrolla sobre sí misma forman- do un par de estructuras conocidas como vuelta T o “T- loop” y vuelta D o “D-loop”, en esta última se forma una triple hélice. Se cree que estas estructuras protegen al DNA telomérico de la posible degradación por exonu- cleasas. La cubiertina o “shelterin” está formada por seis prote- ínas la TRF1, TRF2, TIN2, POT1, TPP1 y RAP1. Se ha propuesto que este complejo de proteínas protege y regula la longitud del telómero, interactuando con la enzima telomerasa para evitar que el telómero se recor- te en cada proceso de replicación del DNA. También se han informado otras funciones del telómero indepen- diente de este proteico complejo (cuadro 2). Se han descrito diferentes funciones del telómero como la protección, estabilidad e individualidad del cro- mosoma. También se ha propuesto que funcionan como un reloj molecular de envejecimiento, lo que favorece la eliminación de células senescentes. Otras funciones incluyen la protección contra la pérdida de regiones codificantes y una nueva forma de regulación transcrip- cional, conocida como efecto del tamaño del telómero, en la cual el tamaño del telómero afectará la expresión de genes proximales a éste, de tal manera que en células con telómeros cortos se activa la transcripción de los genes cercanos y en células con telómeros grandes esos genes no se transcriben. Por el descubrimiento de cómo los cromosomas son protegidos por los telómeros y la enzima telomerasa Elizabeth Blackburn, Carol W. Greider y Jack W. Szostak Premio Nobel de Fisiología y Medicina del 2009 Cuadro 1. Teloméricos repetidos en diferentes eucariontes Grupo Organismo Repetido telomérico (5´a 3´) Vertebrados Humano, ratón, xenopus TTAGGG Hongos filamentosos Neuroespora TTAGGG Hongos mulaginosos Physarum TTAGGG Protozoarios Trypanosoma TTAGGG Tetrahymena TTGGGG Oxytricha TTTTGGGG Plantas superiores Arabidopsis TTTAGGG Insectos Bombyx mori (gusano de seda) TTAGG Algas Chlamydomonas TTTTAGGG Levaduras Candida albicans GGGGTCTGGGTGCTG En los trabajos realizados por Leonard Hayflick en 1965 se demostró que las células somáticas humanas se pueden dividir en un número limitado de veces, no más de 50 divisiones (después morían). Estas células enveje- cidas o senescentes tienen telómeros cortos alrededor de 2 kb y mueren por apoptosis. El recortamiento de la región telomérica se da en cada proceso de replicación del DNA, concretamente en la replicación de la hebra rezagada o replicación discontinua se pierde un fragmen- to de DNA, de tal manera que después de unas 50 divi- siones celulares el tamaño del telómero tiene una longi- tud de unas 2 kb, característico de una célula senescente. La determinación del tamaño del telómero se realiza por diferentes metodologías de biología o citogenética molecular, como fragmentos de restricción teloméricos (TRF, por sus siglas en inglés), FISH telomérico y PCR cuantitativo; sin embargo, los métodos empleados pre- sentan el inconveniente de no poder definir con preci- sión el tamaño telomérico. A pesar de ese inconveniente se han usado ampliamente para estudiar el tamaño del telómero en diferentes células humanas sanas o enfermas y en términos generales se concluye que las células somá- ticas sanas recortan sus telómeros cada vez que se divi- den, lo cual no sucede en las células estemales y diferen- tes tipos de células neoplásicas (figura 1). El descubrimiento de una enzima con actividad de transferasa terminal en el ciliado Tetrahymena por Carol Greider y Elizabeth Blackburn en 1985 permitió enten- der cómo se sintetiza el telómero. Esta ribonucleoprote- ína polimerasa conocida como telomerasa está constitui- da por dos componentes, uno de naturaleza proteica lla- mado TERT que presenta actividad de reversa transcrip- tasa y otro de RNA denominado TERC que sirve como plantilla para la síntesis de novo de la secuencia telomé- rica. El gen humano que codifica esta enzima llamado hTERT, se localiza en 5p15.33 y se encuentra desde el © E di to ria l E l m an ua l m od er no F o to c o p ia r s in a u to ri z a c ió n e s u n d e lit o . 60 Genética clínica Cuadro 2. Algunas funciones descritas de las proteínas asociadas al telómero Funciones teloméricas Funciones telómero independientes Protección y recombinación (TRF1, TRF2, TIN2, TPP1, RAP1) Silenciamiento de genes subteloméricos (RAP1) Protección de los repetidos teloméricos (POT1) Moduladores de las rutas NF-κ B y Wnt (RAP1 y TERT) Síntesis del telómero (TERT, TERC, TRF1) Regulación de células estemales (TERT) Células estemales embrionarias (ESC). Telomerasa + 14 12 Tamaño telomérico por TRF (kb) 8 6 4 2 Células pluripotenciales inducidas (iPSC) Telomerasa (+) Células somáticas Telomerasa (-) Células neoplásicas Telomerasa (-) ruta alterna Células neoplásicas Telomerasa (+) Divisiones celulares Figura. 1. Tamaño telomérico en diferentes tipos celulares. punto de vista transcripcional inactivo en las células somáticas, como resultado de la metilación de su región promotora. El gen TERC que produce la plantilla de RNA se localiza en 3q26. El gen hTERT está activo en las células estemales, éste evita el recortamiento de los telómeros, lo que ocasiona que proliferen en forma continua sin alcanzar la senes- cencia celular, por lo que se definen como células inmor- tales. Las células neoplásicas también tienen el fenotipo de inmortalidad celular y aunque por lo general tiene telómeros cortos, son telomerasa positivas. Una de las principales formas de activación del gen hTERT en estas células es la amplificación génica, en algunos casos exis- ten más de 40 copias del gen hTERT, como sucede en la línea celular Lan 2 derivada de un neuroblastoma. Recién se ha demostrado que en las células estemales pluripotenciales inducidas (iPSC, por sus siglas en inglés) se reactiva la telomerasa y el telómero alcanza un tama- ño equivalente al de las células embrionarias estemales, aunque el tamaño final del telómero se determina por el tamaño del telómero de las células precursoras de las iPSC. Estas evidencias están en contra de la idea estable- cida de que la telomerasa no elonga los telómeros. Independiente del cáncer, se han informado otras enfermedades asociadas a mutaciones en el gen hTERT o en los genes que codifican las proteínas asociadas al telómero, como disqueratosis congénita, síndrome mul- tisistémico de envejecimiento prematuro, alta inciden- cia de cáncer esporádico, telómeros cortos y un incre- mento de la inestabilidad cromosómica. La forma más grave de esta enfermedad el síndrome Hoyeraal- Hreidarsson con un patrón de herencia ligado al cromo- soma X y caracterizado como una enfermedad multisis- témica con retraso mental, microcefalia, retardo en el crecimiento intrauterino y anemia aplásica. En esta enfermedad se han descrito mutaciones en los genes que codifican TERT y TERC. La anemia aplásica adquirida que se caracteriza por una hipocelularidad en médula ósea. Los leucocitos de estos pacientes tienen telómeros muy cortos respecto a los de individuos sanos de la misma edad. Se han descrito muta- ciones en TERT, TERC y en los genes que codifican las pro- teínas asociadas al telómero TRF1, TRF2 y TIN2. La fibrosis pulmonar idiopática es una enfermedad progresiva que afecta la función respiratoria. A nivel pul- monar existe fibrosis, inflamación intersticial y depósitos de colágeno. La mayoría de los pacientes con disquerato- sis congénita desarrollan esta enfermedad. En la forma familiar se han informado mutaciones en los componen- tes de la telomerasa. Diversos trabajos realizados en ratones han servido para demostrar que la sobreexpresión de TERT induce a un fenotipo antienvejecimiento resistente al cáncer mediante la sobreexpresión de los genes supresores de tumor p53, p12 y ARF. La sobreexpresión de TERT también se ha relaciona- do a funciones independientes del telómero. Se ha des- crito que TERT es un modulador transcripcional de la ruta de señalización WNT-β catenina con una actividad de RNA polimerasa dependiente de RNA. También se ha demostrado que en la mitocondria se asocia a la endorri- bonucleasa procesadora de RNA mitocondrial, este com- plejo nuevo tiene una actividad de RNA polimerasa dependiente de RNA y se ha relacionado con la forma- ción de pequeños RNA interferentes (siRNA, por sus siglas en inglés). Asimismo, se ha demostrado que el estrés oxidativo ocasiona que TERT se exporte a la mito- condria, dato que sugiere que esta enzima podría estar involucrada en la apoptosis mediada por daño oxidativo. Con respecto a los diferentes componentes de la cubiertina, la proteína RAP1 también tiene funciones independientes del telómero. Esta proteína está asociada al silenciamiento y regulación transcripcional de genes subteloméricos, quizá sea uno de los factores candidatos para entender una de las funciones asignadas a telómero, el efecto del tamaño de éste. También se ha demostrado que actúa como un modulador esencial del factor nucle- ar κΒ en la ruta NF-κΒ. En los últimos años se ha demostrado que el telóme- ro está involucrado en procesos diferentes a los que se le conocían. Hoy en día se sabe que está asociado a la fun- ción mitocondrial, inflamación, desarrollo embrionario, regulación de la expresión génica, metabolismo, regula- ción de la homeostasis de las células estemales, adhesión y cáncer. Hasta el momento se sabe poco de las funcio- nes independientes del telómero que pudieran realizar los componentes de la cubiertina, por lo que es de espe- rase que en un futuro cercano se descubran otras funcio- nes del telómero. El conocimiento en las células humanas, la función del telómero y sus proteínas asociadas, permitirá desarrollar estrategias terapéuticas novedosas que ayudarán a con- trolar las patologías humanas relacionadas con el mal funcionamiento del telómero. BIBLIOGRAFÍA Blackburn E: Structure and function of telomeres. Nature 1991;350:569-572. Greider C, Blackburn E: Identification of a specific telomere terminal transferase activity in Tetrahymena extracts. Cell 1985;43:405-413. Hayflick, L: The limited in vitro time of human diploid cell strains. Experimental Cell Research 1965;37:614-636. Hernández E, Herrera N, Salamanca F, Arenas D: Role of telo- mere lenght in subtelomeric gene expression and its posi- ble relation to cellular senescente. BMB reports 2009;42;747-751. Martínez P, Blasco M: Telomeric and extra-telomeric roles for telomerase and the telomere-binding proteins. Nature Reviews Cancer 2011;11:161-176. Toftgård R: Maintenance of chromosomes by telomeres and the enzyme telomerase. The Nobel Assembly at Karolinska Institutet. The Nobel Prize in Physiology or Medicine 2009. © E di to ria l E l m an ua l m od er no F o to c o p ia r s in a u to ri z a c ió n e s u n d e lit o . Anexo IV 61 63 © E di to ria l E l m an ua l m od er no F o to c o p ia r s in a u to ri z a c ió n e s u n d e lit o . Nosología genética HISTORIA CLÍNICA Cada vez se reconoce más la importancia de la genética en la práctica médica, los grandes avances tecnológicos mole- culares y genómicos han permitido identificar genes, carac- terizar mutaciones responsables, correlacionar el genotipo con el fenotipo, asociar polimorfismos con padecimientos complejos e inclusive desarrollar estrategias para posibles tratamientos; sin embargo, es importante recalcar que la etapa inicial de la sospecha e integración diagnóstica de una entidad genética debe ser a través de una buena historia clí- nica con interrogatorio y exploración adecuados. HISTORIA FAMILIAR La historia familiar debe contar siempre con un árbol genealógico o pedigrí (AI) que es la representación gráfi- ca de la historia médica familiar mediante la utilización de símbolos que permitirán reconocer características o pade- cimientos en los sujetos que los posean. Es una herramien- ta valiosa que permite obtener información como por ejemplo talla, edad actual, edad al morir, semanas de embarazo, apellidos, entre otros, se deben agregar datos como, consanguinidad y grado de parentesco, el origen étnico, exposición a agentes ambientales, si hay afectados con otras manifestaciones del padecimiento, individuos muertos, número de embarazos, abortos espontáneos o inducidos, óbitos, adopción o productos de diferentes parejas, de tal forma que se cuente con una historia lo más completa posible, sin olvidar que la información de fami- liares no afectados es tan importante como la de afectados. El esquema básico es de tres generaciones lo que permite recabar información confiable; sin embargo, si ésta es con- fusa, incompleta o errónea es frecuente que se requieran varias sesiones para obtener todos los datos y de necesitar- se revisión clínica e inclusive estudios de laboratorio y gabinete de los familiares. Siempre debe regirse en un marco de respeto a la situación sociocultural, religiosa y a la autonomía del individuo o de la pareja, sin emitir juicios que condicionen culpabilidad ni que violen la confidencia- lidad de la información obtenida. La historia familiar debe mantenerse actualizada y con- signar la mayor información de los familiares incluyendo su sexo, edad y parentesco; nunca se deben pasar por alto los antecedentes obstétricos ni la edad de los progenitores al nacimiento. Así, el antecedente de progenitores añosos (> 35 años) orientan a sospechar patología autosómica dominante de novo en el caso del padre o cromosómica si es la madre. La presencia de abortos múltiples, óbitos o mortinatos sugiere que alguno de los padres pueda ser portador de una translocación balanceada y por lo tanto, el estudio citogenético es indispensable, ya que de obtenerse un resultado anormal surge la posibilidad de diagnóstico prenatal en una futura gestación. Asimismo, se ha visto relación de técnicas de fertilización asistida con el síndro- me de Beckwith-Wiedemann cuya etiología implica alte- ración en los procesos de impronta genómica. Es el primer paso para establecer el riesgo de padeci- mientos genéticos, ya que datos como la consanguinidad entre los padres obliga a descartar una patología autosómi- ca recesiva o multifactorial y la presencia de varones afec- tados en diferentes generaciones relacionados por rama materna orientan hacia un problema recesivo ligado al X; sin embargo, puede haber circunstancias que complican su análisis como por ejemplo, ser caso único en familias pequeñas, paternidad ilegítima, adopción, fertilización asis- tida, expresividad variable, penetrancia reducida, anticipa- ción, endogamia o información falseada. Es conveniente considerar otros diagramas familiares que permiten obtener un mayor conocimiento del entor- no familiar y social del paciente. OTROS DIAGRAMAS FAMILIARES: GENOGRAMA Y ECOMAPA (AII) El genograma representa un documento independiente al pedigrí que incluye información demográfica y funcio- nal de la familia con datos médicos, emocionales, de 3 Victoria del Castillo Ruíz comportamiento y de eventos críticos, así como de otro tipo de relaciones no biológicas como compañeros de cuarto o de trabajo, por lo que suele utilizarse en terapias personales y familiares en especial a largo plazo, por lo que se considera que no debe incluirse en el expediente médico paciente. Utiliza símbolos parecidos a los del árbol genealógico usualmente de tres generaciones, pero con líneas de comunicación que representan relaciones distantes o cercanas, abiertas o cerradas, agradables o conflictivas. No influye en riesgos ni en decisión de prue- bas genéticas, sino que representa un conocimiento más completo del entorno del paciente y su familia. El formato del ecomapa semeja una rueda, con el cliente en el centro y las relaciones sociales y agencias están en círculo. Este “círculo de la vida” incluye jefes, maestros, entrenadores, líderes religiosos, amigos, vecinos y familiares, con líneas de comunicación cercana o dis- tante del cliente. ANTECEDENTES PRENATALES Deben recabarse porque pueden ser clave diagnóstica como la duración de la gestación, por ejemplo, la gesta- ción prolongada se puede observar en algunas cromoso- mopatías como la trisomía 18 o prematurez en síndrome de Turner; los productos múltiples deben ser siempre considerados como embarazos de riesgo, ya que con fre- cuencia presentan defectos congénitos por constricción y compromiso vascular; debe investigarse la cantidad anor- mal de líquido amniótico, pues la presencia de oligohi- dramnios se puede asociar a malformaciones renales, mientras que polihidramnios obliga a sospechar atresia esofágica. Los movimientos fetales de inicio tardío o dis- minuidos pueden deberse a patología musculosquelética o neurológica. Así también deben contemplarse compli- caciones del embarazo como preeclampsia o eclampsia, hemorragias o enfermedades crónicas maternas como diabetes, epilepsia o cardiopatías y contacto con agentes teratogénicos físicos, químicos o biológicos que pueden tener gran repercusión en el producto e interferir en su desarrollo. Si en un paciente con retraso psicomotor, car- diopatía congénita y cataratas existe el antecedente de infección por rubéola durante el primer trimestre de la gestación, este dato orienta a un factor teratogénico bio- lógico como causante del problema y requiere la deter- minación de anticuerpos para corroborar la impresión diagnóstica. ANTECEDENTES PERINATALES En relación a cuadros con daño neurológico es importan- te consignar si el parto fue distócico o se requirió cesá- rea, anestesia general o bloqueo, características de las membranas y placenta, del producto hay que establecer la presentación, sufrimiento fetal, arteria umbilical única, hipoxia neonatal, medidas de reanimación, califi- caciones de Apgar y Silverman, peso, talla y perímetro cefálico en relación a la edad gestacional, así como infor- mación de evolución en particular tórpida del recién nacido por hipo o hipertermia, hemorragia, infecciones, problemas de alimentación, hipoglucemia y crisis con- vulsivas. Por lo general se considera que el cuadro clínico del paciente se debe a las secuelas de estas complicaciones perinatales; sin embargo, debe tenerse presente que puede haber otras etiologías que deben ser investigadas como disgenesias cerebrales, inmunodeficiencias o algu- nos errores innatos del metabolismo. ANTECEDENTES POSNATALES Es muy importante llevar el seguimiento y graficar el cre- cimiento y su velocidad en particular en entidades con alteración de la talla, así por ejemplo, en el síndrome de Silver Russell y en acondroplasia hay detención prenatal y posnatal (figura 3-1A), en cambio padecimientos con talla baja como el síndrome de Morquio y la hipocondro- plasia (figura 3-1B) presentan talla normal al nacimien- to. El desarrollo psicomotor debe valorarse de acuerdo a la edad gestacional y a la cronológica en todas las áreas tanto cognoscitiva y motora como adaptativa y del len- guaje. Es importante detectar padecimientos crónicos en cualquier sistema como trastornos endocrinos, cardiacos, renales, pulmonares, gastrointestinales, neurológicos y hematológicos, al igual que factores ambientales como infecciones o maltrato, que interfieran con el crecimien- to, desarrollo y funcionalidad del individuo. PADECIMIENTO ACTUAL Es fundamental especificar la edad de inicio de los sig- nos y síntomas, algunos padecimientos tienen manifesta- ciones desde el nacimiento como síndrome de Down o acondroplasia, otras aparecen en los primeros meses como enfermedad de Tay Sachs, en los primeros años como la distrofia muscular de Duchenne y las mucopo- lisacaridosis y algunas hasta la edad adulta como la corea de Huntington. Dada la complejidad de los padecimientos genéticos, se deben investigar otros afectados, en cuyo caso hay que registrar el parentesco, género, edad de inicio y datos clínicos similares o diferentes, por ejemplo, pueden estar afectados abuelo y nieto lo que sugiere herencia ligada al X, o haber anticipación en padecimientos por expansión de microsatélites como la corea de Huntington en que el cuadro puede presentarse antes en la descendencia que en el progenitor. La expresividad variable, la penetrancia incompleta y el mosaicismo germinal deben considerar- se siempre al proporcionar el asesoramiento genético y establecer la evolución de algún padecimiento, así por ejemplo, un progenitor con síndrome de Crouzon que no ha tenido complicaciones puede no entender por qué hay que realizar una cirugía craneal en su hijo, o por qué padres sanos con un hijo con retinoblastoma bilateral pueden tener riesgo en futuros embarazos. No sólo es importante el diagnóstico, sino también se debe considerar el seguimiento longitudinal para valorar la evolución del problema, complicaciones y la detección de otras anomalías. Es obligatorio que así como en el sín- © E di to ria l E l m an ua l m od er no F o to c o p ia r s in a u to ri z a c ió n e s u n d e lit o . 64 Genética clínica drome de Down se debe vigilar periódicamente la fun- ción tiroidea, el riesgo de leucemia y la inestabilidad de la unión craneovertebral, en el síndrome de Marfan hay que considerar los riesgos cardiovasculares del aneurisma aórtico, el deterioro visual por la subluxación de cristali- no o el desprendimiento de retina y los pulmonares por el neumotórax espontáneo, en la distrofia muscular de Duchenne se requiere valorar la función respiratoria y la cardiomiopatía dilatada o en los casos de premutación del X frágil se debe considerar el riesgo de tremor ataxia en varones y de insuficiencia ovárica prematura en las mujeres. EXPLORACIÓN FÍSICA Es uno de los rubros más importantes de la historia clí- nica genética. Debe ser completa, minuciosa e intencio- nada que permita dilucidar los datos anormales y hacer una correlación con el desarrollo embrionario, así como parámetros funcionales por ejemplo, neurológicos, audiológicos o visuales. Es importante la revisión de familiares de primer grado o de sus fotos para establecer si el paciente presenta variantes familiares o bien si el fenotipo es anormal. En ocasiones y en especial en alte- raciones de la talla se debe realizar una somatometría de las estructuras corporales (figuras 3-2A a 3-C), valorar la velocidad de crecimiento anualizada, graficarse de acuer- do al sexo y edad, así como relacionar la talla de acuerdo a la blanco familiar, ya que un paciente puede estar en percentilas normales, pero quedar por debajo o por arri- ba de las correspondientes a la talla media familiar. Las mediciones también permiten detectar si hay proporción o desproporción a través de la relación del segmento superior entre el inferior o de la relación brazada/talla, así por ejemplo, en acondroplasia la relación de segmentos es superior a uno por el acortamiento de las extremida- des que contrasta con el tamaño del tronco y la macro- cefalia, mientras que en el síndrome de Marfan por la dolicostenomelia la relación es menor de uno y la braza- da es mayor que la talla por la aracnodactilia. Como se menciona en el AIII, la gran variabilidad y complejidad del paciente dismorfológico implica un estudio integral para establecer el diagnóstico, etiología, pronóstico y manejo. Por ello es muy importante desde el punto de vista clínico establecer la presencia de dis- morfias mayores que son aquellas que comprometen vida o función y de dismorfias menores las cuales no tie- nen implicación médica importante, pero que son clave para la integración diagnóstica. Asimismo, se deben con- siderar edad de aparición es decir, si es congénito o pos- natal, y si el defecto es único o múltiple, en el primer caso si es una malformación resultante de la formación defectuosa, una deformación condicionada por fuerzas mecánicas, una disrupción por causas extrínsecas que interfieren con la formación de una estructura o una dis- plasia que representa una desorganización tisular. Debe recordarse que siempre que se detecta una anomalía, hay que buscar otras ocultas o que no son evidentes en una evaluación inicial y cuyos efectos podrían observarse en etapas tardías de la vida. En caso de presentar defectos múltiples, se requiere establecer si es un síndrome en el que patrón de anoma- lías se deben a una etiología común que puede ser cro- mosómica, monogénica, ambiental o desconocida, una secuencia por ser eventos secundarios a una alteración primaria, una asociación que representa anomalías múl- tiples idiopáticas que se presentan juntas con una fre- cuencia mayor a lo esperado, un espectro que presenta© E di to ria l E l m an ua l m od er no F o to c o p ia r s in a u to ri z a c ió n e s u n d e lit o . Nosología genética 65 BA Figura 3-1. Talla baja desproporcionada. A. Paciente con acondroplasia, talla baja desproporcionada prenatal. Se aprecia con acortamiento rizomélico, macrocefalia, frente prominente, puente nasal deprimido, hiperlordosis, signo del tridente. B. Madre e hija con hipocondroplasia. Talla baja desproporcionada, pero con manifestaciones más leves que la acondroplasia. gran heterogeneidad clínica o bien un defecto de campo de desarrollo que implica alteración en unidades embrionarias. Se recomienda exploración general y por áreas con la descripción detallada de los datos, no se encomienda obviar la exploración aun cuando se considere un diag- nóstico como “cuadro típico”, por ejemplo, de síndrome de Down, ya que con ello se desconoce la variabilidad de las manifestaciones y de acuerdo a la edad, se pueden pasar por alto datos tan importantes como hipotiroidis- mo, obesidad, leucemia o manifestaciones de enferme- dad de Alzheimer. © E di to ria l E l m an ua l m od er no F o to c o p ia r s in a u to ri z a c ió n e s u n d e lit o . 66 Genética clínica D C A B Vertex Glabela Eurión Prostión Gnatión Gonión Opistocráneo A B C A. Talla B. Segmento inferior C. Segmento superior D. Brazada Relación de segmentos SS/SI = Talla- segmento inferior Segmento inferior Talla blanco familiar (TBF) Talla padre + talla madre 2 Hija: TBF – 6.5 cm ± 4 cm Hijo: TBF + 6.5 cm ± 4 cm Figura 3-2. Somatometría. Talla, brazada, relación de segmentos, perímetro cefálico. A. Somatometría. B. Perímetro cefálico. Los puntos de referencia son glabela, euriones y opistocráneo. C. Índice cefálico. Porcentaje que representa el ancho cefálico en relación a la longitud. Normal: 76 a 80.9%. Anchura. Medición con compás entre los puntos más prominentes de los parietales (eurion). Longitud. Medición con compás entre glabela y opistocráneo. INSPECCIÓN GENERAL La inspección general permite valorar al individuo de manera general y si hay parecido con otros miembros de la familia, integra talla, facies, actitud, postura, marcha, proporciones, asimetrías, dismorfias, edad aparente, entre otras. Así por ejemplo, con una talla baja desproporciona- da se debe descartar una displasia ósea, pero si además presenta facies burda, tronco corto, pecho en quilla y valgo de rodillas se debe sospechar una mucopolisacaridosis tipo IV o si la talla baja cursa con obesidad de tronco y retraso mental podría sugerir el síndrome de Prader-Willi. La asimetría corporal es muy heterogénea en aparien- cia, etiología, localización y gravedad. Alrededor de 12% de los recién nacidos tendrán durante los primeros seis meses de vida una preferencia posicional (mantener la cabeza de un lado la mayor parte del tiempo) que puede ser la manifestación de un trastorno subyacente, por lo que hay que buscar signos que permitan diferenciar la forma idiopática de la sintomática, entre esta última des- tacan displasia acetabular, fractura perinatal de clavícula , tortícolis congénita, trastornos del sistema nervioso cen- tral y otros. La macrosomía con hemihipertrofia puede orientar al síndrome de Beckwith-Wiedemann, pero si por el con- trario ésta cursa con talla baja, facies triangular, promi- nencia frontal y comisuras labiales hacia abajo, hay que pensar en el síndrome de Silver-Russell. Una entidad muy rara que condiciona asimetría por deformidades es la fibrodisplasia osificante progresiva que se caracteriza por calcificación progresiva de tejidos blandos con inmo- vilización permanente de las articulaciones. La marcha anormal atáxica con retraso mental y moria orientan al síndrome de Angelman; sin embargo, si presenta datos cerebelosos y telangiectasias oculares obliga a descartar el síndrome de inestabilidad cromosó- mica de ataxia telangiectasia, en tanto que la marcha equina es dato de neuropatía periférica, la de pato se pre- senta en luxación de cadera o distrofia muscular y la espástica en lesión piramidal. Es importante describir los movimientos anormales como temblores en la enfermedad de Parkinson, tics y coreicos en la corea de Huntington, estereotipados en retraso del desarrollo y mental por ejemplo, son muy característicos los movimientos centrales como lavado de manos en pacientes con síndrome de Rett. Siempre se debe corroborar que la edad aparente concuerde con la cronológica, si el individuo se aprecia de menor edad hay que descartar problemas endocrino- lógicos como hipotiroidismo o deficiencia de hormona de crecimiento; en cambio si se aprecia de mayor edad, se requieren descartar cuadros de envejecimiento pre- maturo como progeria o el síndrome de Hallerman- Streiff, de alteraciones de tejido conectivo como cutis laxa o el síndrome de Ehlers-Danlos o de encanecimien- to prematuro como en el síndrome de Waardenburg. PIEL La piel es el órgano más grande del cuerpo, es reflejo del estado general de paciente y un orientador clínico a diver- sos padecimientos en particular con trastornos de pig- mentación. La hipopigmentación generalizada se presen- ta en por deficiencia en la formación de melanina en el albinismo oculocutáneo y en menor grado en la fenilceto- nuria. Las manchas hipocrómicas lanceoladas se relacio- nan con esclerosis tuberosa. La poliosis que se refiere al encanecimiento prematuro en la niñez o en el adulto joven, se puede presentar como un mechón blanco fron- tal y en pestañas, así como el piebaldismo se caracteriza por máculas acrómicas desde el nacimiento localizadas sobre todo en frente, mentón, tórax y abdomen, represen- tan datos fenotípicos de los diferentes tipos del síndrome de Waardenburg, que se distinguen desde el punto de vista clínico por la presencia de distopia cantorum y que se asocia a heterocromía del iris. La hipopigmentación se puede manifestar con un patrón lineal y abigarrado que antes se conocía como hipomelanosis de Ito y que en la actualidad se denomina como mosaicismo pigmentario que se relaciona con alteraciones cromosómicas inespecí- ficas en mosaico, en el que además se puede presentar un patrón en parches localizados o diseminados que se aso- cian a diversas manifestaciones extracutáneas en especial neurológicas. La hiperpigmentación lineal en particular en extremidades y tronco, precedida de lesiones vesiculares y que cursa con alteraciones en diversos órganos sugiere incontinencia pigmenti, padecimiento dominante ligado al X que afecta de manera fundamental al sexo femeni- no, ya que es mortal in utero para el sexo masculino. Uno de los marcadores hiperpigmentados más comunes son las manchas café con leche, si éstas son de bordes lisos y se acompañan de pecas axilares, neurofibromas y nódulos de Lisch se integra al diagnóstico de neurofibromatosis 1; si presentan bordes irregulares y displasia fibrosa polios- tótica se considera el síndrome de McCune-Albright; si se asocian con talla baja prenatal y posnatal se debe sospe- char el síndrome de Silver-Russell y se debe investigar anemia de Fanconi si cursan con alteración del eje radial, pancitopenia o ambas. La acantosis nigricans se caracte- riza por placas hiperqueratósicas, hiperpigmentadas y aterciopeladas que se distribuyen en los pliegues corpora- les en particular nuca, axilas, antecubital y poplíteo, aun- que puede involucrar otras áreas como cuero cabelludo y pezones, se relaciona con resistencia a la insulina y obesidad, pero también es un signo en leprechaunismo, síndrome de Costello y en mutaciones de FGF3 como el síndrome de SADDAN y el de Crouzon con acantosis nigricans. La fotosensibilidad es característica de algunos pade- cimientos autoinmunitarios como el lupus eritematoso sistémico; la luz ultravioleta causa gran daño en la piel y ojos de pacientes con albinismo; y en síndromes con inestabilidad cromosómica entre ellos el síndrome de Bloom que tiene talla baja, facies larga con micrognatia y prominencia mediofacial, riesgo de cáncer e incremen- to en intercambio de cromátides hermanas y el padeci- mientos con falla en la reparación de nucleótidos; el más conocido es el xeroderma pigmentoso (XP) que presen- ta lesiones dérmicas y cambios de pigmentación en zonas expuestas al sol, así como riesgo de cáncer de piel, relacionados a XP está el síndrome de Cockayne con fenotipo muy delgado, progeroide, talla baja y retraso mental profundo y la tricotiodistrofia que cursa con cabello quebradizo, escaso por deficiencia de azufre en el pelo.© E di to ria l E l m an ua l m od er no F o to c o p ia r s in a u to ri z a c ió n e s u n d e lit o . Nosología genética 67 La ictiosis describe un trastorno de queratinización con descamación en piel extremadamente seca, se pre- senta en un grupo de genodermatosis de diferente expresión clínica y formas de herencia mendeliana, por ejemplo, la deficiencia de sulfatasa esteroidea es recesi- va ligada al X, pero si cursa con asimetría corporal, cata- ratas y epífisis punteadas se integra la condrodisplasia punctata tipo Conradi-Hünermann cuya herencia es dominante ligada al X; sin embargo, la forma más sor- prendente es el síndrome del feto colodión con transmi- sión autosómica recesiva. Al apreciar la textura se puede sentir gruesa por infil- tración como en las mucopolisacaridosis e hipotiroidis- mo, aterciopelada como en Ehlers-Danlos o delgada y atrófica en síndromes progeroides, en hipoplasia dérmi- ca focal y la displasia focal dérmica facial del síndrome de Setleis que dan la apariencia de marcas de fórceps. Se pueden observar problemas vasculares como los hemangiomas capilares en hemangiomatosis diseminada y en el síndrome de Maffucci que cursa con encondro- mas; en el síndrome de Sturge-Weber que es una faco- matosis con anomalías vasculares cutáneas con un nevo facial plano de color rojo vinoso, cerebrales, oculares y calcificaciones corticales; las telangiectasias pueden sugerir síndromes de inestabilidad cromosómica como ataxia telangiectasia, síndrome de Bloom y otros como Cockayne y disqueratosis congénita. CRÁNEO El tamaño, morfología, suturas y fontanelas pueden orientar a diversas opciones diagnósticas. La microcefalia puede estar presente desde el nacimiento o ser aparente meses o años después y se acompaña por lo general con retraso psicomotor/mental en diversas entidades, por lo que otras características fenotípicas dismorfológicas o neurológicas pueden orientar al diagnóstico, a saber, en el síndrome de Cornelia de Lange hay microcefalia y detención del crecimiento prenatal, sinofris y boca con labio superior en forma de cupido, mientras que en el síndrome de Rett el perímetro cefálico y el desarrollo psicomotor es normal hasta los 6 o 18 meses de edad en que hay pérdida de habilidades adquiridas y detención del crecimiento cefálico. La macrocefalia puede estar relacionada con la talla alta como el síndrome de Sotos, o baja como en acondroplasia, si se asocia con autismo deben buscarse mutaciones en PTEN, pero si se acompa- ña de asimetría corporal y además hay nevo sebáceo hay que pensar en el síndrome de Proteus, en cambio con alteraciones vasculares, en el de Klippel-Trenaunay- Weber. La persistencia de fontanelas abiertas inclusive hasta la edad adulta se puede presentar en problemas endocri- nos en especial hipotiroidismo, pero también en displa- sias óseas como la cleidocraneal y la picnodisostosis, por otro lado, si la fontanela está a tensión se puede pensar en hidrocefalia. Las craneosinostosis que se deben al cierre prematuro de algunas suturas craneales pueden provocar alteraciones en el crecimiento craneal y condicionar características faciales que orientan al diagnóstico, así la plagiocefalia (figura 3-3A) con asimetría facial puede ser indicativa de los síndromes de Muenke o de Saethre-Chotzen por lo que es importante revisar manos y pies para valorar pulga- res, primeros ortejos y sindactilia cutánea, en estos casos es conveniente el estudio molecular de la mutación pro250arg en el gen FGFR3. La turricefalia es una cabeza alta con proporciones de largo y ancho cefálico menores, si cursa con exoftalmos, nariz en pico de loro y mandíbu- la prominente se deben considerar características del sín- drome de Crouzon; cuando la parte superior del cráneo presenta una forma cónica se le conoce como acrocefalia u oxicefalia que puede cursar con sindactilia como en el síndrome de Apert. La dolicocefalia cuyo índice cefálico es menor a 76% representa la sinostosis de la sutura sagi- tal y es la más frecuente y representa de 40 a 60% de los casos en su mayoría esporádicos y 6% son familiares con transmisión autosómica dominante, pero si es una recién nacida de madre mayor de 35 años, hipotrófica, con daño neurológico importante y manos empuñadas con sobrepo- sición de dedos, se debe descartar trisomía 18. Una varian- te por su morfología parecida a un barco es la escafocefa- lia por ser las regiones anterior y posterior más afiladas. La trigonocefalia se debe a la prominencia de la sutura metó- pica, se puede presentar en fetopatía por valproato, en alteraciones cromosómicas en especial en los cromosoma 9 y 11 por deleción 11q (síndrome de Jacobsen) y 9p, o ante la presencia de facies tosca con hiperplasia gingival y visceromegalia se sugiere estudiar la mucolipidosis II. Pocos signos se consideran patognomónicos de una entidad, tal es el caso del cuerno occipital que refleja una exostosis por calcificación de las inserciones de los mús- culos esternocleidomastoideo y trapecio en el hueso occipital. Este signo no está presente en el neonato ni en la etapa pediátrica temprana, aparece después de varios años y se presenta sólo en el síndrome del cuerno occipi- tal, sinónimo del Ehlers-Danlos IX, padecimiento muy raro caracterizado por concentraciones bajas de cobre por alteración en el transporte, con signos cutáneos, esqueléticos y déficit mental leve, es recesivo ligado al X alélico con el síndrome de Menkes por lo que en el estu- dio de pelo puede presentar pili torti. La mayoría de los defectos del cuero cabelludo son benignos y suelen ser familiares, pero la presencia de nevo sebáceo obliga a descartar síndrome de Proteus; si las lesiones corresponden a zonas de aplasia cutis (figura 3-3B) se deben buscar otras alteraciones, por ejemplo, si hay defectos transversos de extremidades y cardiopatía se debe pensar en el síndrome de Adams-Oliver, pero se sospecha trisomía 13 ante la presencia de múltiples mal- formaciones con microftalmia, ausencia de premaxila y polidactilia posaxial. Las características del pelo en relación a su crecimien- to, implantación y características pueden orientar a diversos diagnósticos. El pelo escaso se puede presentar en diversas displasias ectodérmicas, en síndromes de Noonan y de Coffin-Siris y la calvicie es un signo de la distrofia miotónica, a nivel temporal y con retraso men- tal profundo se puede pensar en el síndrome de Pallister- Killian debida a tetrasomía 12p y cuyo diagnóstico se hace con cariotipo en fibroblastos; la hipertricosis es fre- cuente en la fetopatía por alcohol, en pacientes con cri- sis convulsivas tratados con hidantoína y en el síndrome de Cornelia de Lange. © E di to ria l E l m an ua l m od er no F o to c o p ia r s in a u to ri z a c ió n e s u n d e lit o . 68 Genética clínica En relación a la implantación, ésta puede ser frontal alta o baja y es difícil separarlas de características de la frente. En la línea alta suele relacionarse con frente amplia, abombada o prominente como en el caso de acondroplasia o de la displasia tricorinofalángica; si la frente es pequeña o estrecha la línea del pelo será baja como en el síndrome de Cornelia de Lange. La implan- tación anormal en nuca suele ser baja (figura 3-3C) y se relaciona con cuello corto, es característica del cuello alado del síndrome de Turner, del síndrome de Noonan o del pterigión múltiple, o bien por la fusión de cuerpos vertebrales como en el síndrome de Klippel-Feil. El crecimiento frontal hacia arriba con nariz fina e hipoplasia de alas nasales debe orientar al síndrome de Johanson-Blizzard, en presencia de un varón con retraso global del desarrollo debe investigarse α-talasemia con retraso mental ligada al X (ATRX). El pico de viuda (figura 3-3D) es una lengüeta descendente frontal media de la línea del pelo, por lo general relacionada a hiperte- lorismo leve, por ejemplo, de acompañarse de surco en la punta nasal se sospecha displasia frontonasal o síndrome craneofrontonasal, si hay encanecimiento, heterocromía de iris e hipoacusia se debe descartar síndrome de Waardenburg I, o si se trata de varón con talla baja con acortamiento mesomélico, escroto en chal, criptorquidia y camptodactilia el diagnóstico a considerar es el de sín- drome de Aarskog. Puede haber lengüetas de pelo late- rales hacia las mejillas en defectos de arcos branquiales como en el síndrome de Treacher-Collins caracterizado por hipoplasia cigomática, microtia, fisuras palpebrales hacia abajo y coloboma de párpado inferior. La estructura del pelo permite sospechas diagnósticas, si es fino y escaso en displasias ectodérmicas, en el sín- drome tricorrinofalángico o en la hipoplasia cartílago pelo; si es ensortijado con hipertelorismo y nariz bífida en el síndrome craneofrontonasal y con cardiopatía, piel redundante y pliegues palmares profundos en el síndro- me cardiofaciocutáneo; si es débil, quebradizo y crespo en tricotiodistrofia, asociado a retraso psicomotor en el síndrome de Menkes y si además hay ictiosis, en el sín- drome de Netherton. La hipopigmentación se puede presentar en alteracio- nes metabólicas como fenilcetonuria, homocistinuria y Menkes; los pelos plateados con trastornos inmunológi- © E di to ria l E l m an ua l m od er no F o to c o p ia r s in a u to ri z a c ió n e s u n d e lit o . Nosología genética 69 A B DC B Figura 3-3. Trastornos craneales. A.Plagiocefalia. B. Zonas de aplasia cutis. C. Implantación baja del pelo en nuca. D. Pico de viuda. cos en el síndrome de Chediak-Higashi y poliosis en el síndrome de Waardenburg. CARA Hay que describir el aspecto general como la forma que puede ser redonda como en la deleción 5p y en el sín- drome de Down; alargada como la del síndrome de Marfan; triangular en el síndrome de Silver-Russell; cua- drada como en síndrome de Gorlin; corta por microrre- trognatia como en la secuencia de Pierre Robin, si además cursa con hipoplasia malar, microtia, fisuras antimongoloi- des y coloboma de párpado inferior se piensa en el sín- drome de Treacher-Collins (figura 3-4A); con mejillas redundantes como en el síndrome de Williams el cual se origina por una microdeleción 7q11.23 que condiciona deficiencia de elastina con otros datos clínicos de talla baja, retraso mental, hipercalcemia y estenosis supraval- vular aórtica; con mejillas hundidas como se aprecia en la lipodistrofia; la asimetría se puede presentar en crane- osinostosis, espectro facio-auriculo-vertebral (EFAV) y síndrome de CHARGE, puede ser parte de hemihiper- trofia o sólo hacerse evidente al llanto lo cual obliga a descartar la deleción 22q11; la facies aplanada o con retrusión mediofacial se aprecia en los síndromes de microdeleción 22q13, Stickler y Smith-Magenis, en acondroplasia, en fetopatías por alcohol y warfarina y en condrodisplasia punctata (figura 3-4B); con prominencia mediofacial como en Hallerman-Streiff; la facies burda se relaciona con hipotiroidismo y trastornos metabólicos en particular con depósito de metabolitos anormales como en las mucopolisacaridosis y gangliosidosis; la hipomimia facial se presenta en trastornos neuromuscu- lares como distrofia miotónica, enfermedades mitocon- driales, miopatías congénitas, síndrome de Moebius por parálisis bilateral del sexto y séptimo pares craneales y el de Schwartz-Jampel caracterizado por ptosis, facies inex- presiva, microstomía, camptodactilia y miotonía. La frente tiene relación directa con la línea de implan- tación del pelo (triquion), así cuadros con una frente amplia, prominente o abombada como acondroplasia o displasia tricorrinofalángica se aprecian con implantación alta, mientras que una frente angosta lo hace con la implan- tación baja. Puede ser estrecha con distancia entre tempo- rales o parietales disminuida como ocurre en los síndromes de Seitles conocido como marca de fórceps, en el de Miller- Dieker originado por la microdeleción 17q13.3 y se carac- teriza por daño neurológico importante con lisencefalia y el de Schinzel-Giedion caracterizado además por hipertri- cosis, surco infraorbitario e hipospadias; una frente inclina- da puede sugerir alteración de lóbulos frontales como en trisomía 13. Los bordes supraorbitarios pueden ser hipo- plásicos y los ojos parecen prominentes como en el síndro- me de Zellweger, en tanto si son hiperplásicos como en la displasia frontometafisiaria los ojos se aprecian hundidos; el surco infraorbitario se presenta en la fetopatía por valpro- ato, en cuadros con proptosis ocular y en el síndrome de Schinzel-Giedion, éstos los pliegues infraorbitarios tam- bién se relacionan con edema facial. La exploración de ojos es básica, ya que existen pade- cimientos de aparición temprana o tardía y que pueden o no ser progresivos, los cuales pueden involucrar las diversas estructuras oculares y ser parte de diferentes padecimientos. La separación orbitaria aumentada o hipertelorismo se caracteriza por mayor distancia inter- pupilar y es indicador de desarrollo facial anormal. Puede haber la impresión clínica por depresión del puen- te nasal, epicanto o telecanto, por lo que idealmente hay que tomar medidas intercantal interna, intercantal exter- na e interpupilar. Se presenta en diversas entidades con afección craneal como displasias frontonasal y craneo- frontonasal, así también es característica del síndrome de Robinow que tiene facies fetal, fisuras palpebrales anti- mongoloides, hipertrofia gingival y talla baja. El hipote- lorismo representa acercamiento orbitario y se le consi- dera un importante marcador de desarrollo cerebral anormal como sucede en holoprosencefalia (figura 3- 4C) cuya máxima expresión es la ciclopia, cuadro no compatible con la vida posnatal. Los ojos pueden estar hundidos como en el síndrome de Freeman-Sheldon que tiene microstomía, facies de silbador y alteraciones de carpo y tarso, o prominentes como en el síndrome de Crouzon y otras craneosinosto- sis. Puede haber anoftalmia aunque es excepcional, lo más común es microftalmia originada por teratógenos como infecciones, alcohol o warfarina, o ser componen- te de padecimientos como trisomía 13, síndrome de Lenz, el oculodentodigital, síndrome de Goltz y EFAV. En ocasiones la impresión clínica es de ojo pequeño, pero en realidad el tamaño ocular es normal y lo que ocurre es que hay blefarofimosis, si la fisura palpebral es peque- ña la primera entidad a considerar es el síndrome de ble- farofimosis-ptosis-epicanto, pero si hay micrognatia, paladar hendido y desviación cubital de los índices por hueso accesorio metacarpiano el diagnóstico a considerar debe ser el síndrome de Catel-Manzke, o si hay nariz prominente y delgada con mentón afilado y apariencia progeroide se establece el diagnóstico de síndrome de Hallermann-Streiff. La forma almendrada de las fisuras palpebrales que presenta el síndrome de Prader-Willi también da la impresión de microftalmia, pero el globo ocular es normal. La ptosis palpebral también puede confundir con el tamaño del ojo ya que estrecha la fisu- ra palpebral, se presenta en cuadros trastornos mitocon- driales, síndrome de Moebius, síndrome de Noonan y en la deleción 11p13 que condiciona el síndrome de WARG por las siglas en inglés de tumor de Wilms, aniridia, alte- ración de genitales y retardo mental. La dificultad para abrir los párpados por sinequias también puede dar con- fusión con el tamaño del ojo como ocurre en el síndro- me de Hay Wells conocido como AEC por sus siglas en inglés de anquilobléfaron (figura 3-4D), displasia ecto- dérmica y fisura labiopalatina. Sin embargo, en el caso de criptoftalmos no hay fisura palpebral, el ojo es rudimen- tario y está cubierto de piel, con línea del pelo frontal aberrante, alteraciones en pabellones auriculares, en genitales y sindactilia. Otra característica de la hendidura palpebral es su direc- ción, si se traza una línea imaginaria que conecte los dos cantos internos, el canto externo puede dirigirse hacia arri- ba (mongoloide) como en el síndrome de Down o hacia abajo (antimongoloide) como en síndromes de Treacher- Collins y de Noonan. Las fisuras pueden ser largas como en el síndrome de Kabuki que tiene además ectropión del pár- © E di to ria l E l m an ua l m od er no F o to c o p ia r s in a u to ri z a c ió n e s u n d e lit o . 70 Genética clínica pado inferior que es la eversión del párpado y que también se presenta en la ictiosis lamelar, epidermólisis bulosa dis- trófica y en la neoplasia endocrina múltiple tipo IIB (figu- ra 3-4E); cuando hay entropión las pestañas pueden irritar el ojo como ocurre en la duplicación 22q11. La córnea puede estar opaca por glaucoma congénito que condiciona agrandamiento de la cámara anterior, lo cual es conocido como buftalmos y esclerocórnea es el término que implica opacidad congénita no progresiva. Si se presenta con ictericia neonatal y estenosis pulmo- nar periférica debe pensarse en el síndrome de Alagille, con paladar hendido en síndrome de Stickler, si se asocia con estenosis anal, displasia de iris, hipodoncia y redun- dancia de cicatriz umbilical la sospecha diagnóstica debe ser síndrome de Rieger y es un dato posnatal en enfer- medades lisosomales como mucopolisacaridosis, mucoli- pidosis o gangliosidosis. Ante la sospecha de cistinosis por raquitismo hipofosfatémico, acidosis metabólica, tubulopatía y daño renal es importante corroborar el depósito de cristales de cistina en córnea la cual puede erosionarse y complicarse con una queratopatía. En el iris se pueden presentar varias alteraciones que pueden ser clave diagnóstica como las manchas de Brushfield en el síndrome de Down, los nódulos de Lisch en neurofibromatosis I, el patrón estelar en el síndrome de Williams y el anillo de Kayser-Fleischer en la enferme- dad de Wilson que cursa además con trastornos neuroló- gicos y hepáticos como resultado del exceso de cobre por un defecto en su excreción. Puede haber colobomas de párpados por fisuras faciales, en párpado inferior como en el síndrome de Treacher-Collins (figura 3-4A), de iris hasta retina como en la deleción 4p y en el síndrome de CHARGE (coloboma, cardiopatía, atresia de coanas, retardo en el crecimiento y mental, alteración en genita- les y de pabellones auriculares). Cuando la esclera es delgada y se transparenta la coroides, se aprecia de una tonalidad azul grisácea, puede presentarse en recién nacidos normales y a continuación desaparece, pero de persistir puede orientar a trastornos de tejido conectivo en especial osteogénesis imperfecta, aunque se aprecia en síndromes de Marfan y Ehlers-Danlos. Hay diversos tipos de cataratas de etiología mende- liana o relacionada con diversos padecimientos cromosó- micos, con retraso mental como el síndrome de Marinesco-Sjögren o el de Lowe, a trastornos metabóli- cos como galactosemia, a displasias óseas como condro- displasia punctata o a factores ambientales como rubéola, prematurez e hipoxia. Es importante la evaluación de la retina, ya que puede orientar a padecimientos lisosomales con la presencia de la mancha rojo cereza, a infección prenatal por la presen- cia de retinocoroiditis, y en caso de asociarse retinosis pigmentaria con obesidad e hipogenitalismo hay que considerar el diagnóstico de Bardet-Biedl. Los dermoides epibulbares pueden ser parte del espectro facio-auriculo-vertebral, pero hay que hacer un estudio cuidadoso de la piel para descartar el síndrome del nevo sebáceo lineal; si hay estenosis anal, alteración de pulgares y cardiopatía congénita se debe investigar el síndrome de Townes-Brocks y el del cromosoma 22 mar- cador. Los conductos lacrimales pueden estar afectados como en el síndrome de LADD que tiene aplasia, atresia o hipoplasia tanto de conductos lacrimales como saliva- les con xerosis en ojo y boca, además hay orejas acopa- das, hipoacusia y alteraciones digitales. La obstrucción de la glándula lacrimal con senos en cuello sobre regiones hemangiomatosas a lo largo del estrenocleidomastoideo y detrás de la oreja, que junto al filtrum estrecho sugie- ren el síndrome branquiooculofacial (BOF). © E di to ria l E l m an ua l m od er no F o to c o p ia r s in a u to ri z a c ió n e s u n d e lit o . Nosología genética 71 A B C D E Figura 3-4. Trastornos faciales. A. Hipoplasia de malares, coloboma de párpado inferior, micrognatia en síndrome de Treacher-Collins. B. Facies aplanada e hipoplasia nasal en condrodisplasia punctata. C. Holoprosencefalia. D. Anquilobéfaron. E. Ectropión. Es importante revisar las características de cejas y pes- tañas, si están ausentes o muy escasas debe sospecharse alguna displasia ectodérmica o padecimientos que la tengan por ejemplo, la hipoplasia cartílago pelo; la defi- ciencia o interrupción lateral de las cejas así como exage- ración del arco natural orienta al síndrome de Kabuki y escasas pero con engrosamiento medial es dato del sín- drome tricorrinofalángico; con cejas rectas, ojos hundi- dos y retraso mental se debe descartar deleción 1p36; por otro lado, la confluencia de cejas pobladas se deno- mina sinofris, es muy característica del síndrome de Cornelia de Lange que tiene hipertricosis y pestañas lar- gas (figura 3-5A), se observa también en la mucopolisa- caridosis III, en algunos pacientes con síndrome de Waardenburg y en el síndrome de microdeleción 9q34 que tiene estigmas de síndrome de Down y desarrolla obesidad troncal; la distiquiasis o doble fila de pestañas suele irritar la conjuntiva y puede ser el primer signo para diagnosticar el síndrome de linfedema-distiquiasis, se aprecia también en el síndrome de Setleis. La revisión y descripción de la nariz implica tanto el tamaño, como el puente nasal, dorso, punta, columnela, alas nasales y narinas. La nariz larga, prominente afilada con alas nasales poco desarrolladas se aprecia en el sín- drome de Hallermann-Streiff, en el oculodentodigital y en el Johanson-Blizzard; es pequeña aplanada en la con- drodisplasia punctata, en la fetopatía por warfarina y en holoprosencefalia en la que pueden tener una sola nari- na (cebocefalia), o con proboscis (etmocefalia). El puente nasal prominente es característico del síndrome de Wolf (deleción 4p), en el de Waardenburg, en el de Cohen que tiene retraso mental, obesidad e incisivos grandes y en el velocardiofacial con nariz referida como piriforme; el puente nasal aplanado es parte de diversas entidades por ejemplo, síndrome de Down, acondropla- sia y Stickler. La punta bulbosa con narinas pequeñas y filtrum largo es típica del síndrome tricorrinofalángico, la punta con surco o bífida se relaciona con displasia frontonasal, en tanto la columnela prominente con punta redonda y lóbulos auriculares levantados sugiere el síndrome de Mowat-Wilson; la columnela que se extiende por debajo del nivel de las alas está presente en el síndrome de Rubinstein-Taybi; las narinas anteverti- das se relacionan con los síndromes de Cornelia de Lange, Williams y Robinow; el septum aplanado es común en la secuencia de oligohidramnios; si es ancho conocido de “pugilista” se menciona en acrodisostosis y en displasia craneometafisiaria (figura 3-5B). Puede haber otros datos independientes de la morfología nasal como encefalocele anterior a la altura de la glabela, los pólipos y papilomas pueden tener relación con padeci- mientos con riesgo de desarrollar cáncer con el síndro- me de Costello y el de Cowden. El filtrum representa la distancia nasolabial, está en la porción media en la región entre el labio superior y la columnela, consta de un surco flanqueado por dos plie- gues o pilares; sus variaciones son rasgos cuantitativos y cualitativos en relación a longitud (largo, corto), ampli- tud (ancho, angosto), profundidad (liso, profundo) y apa- riencia ( alineación, rafe medio, hoyuelo). En la fetopatía por alcohol es característico el filtrum liso, en tanto que en la fetopatía por valproato y el sín- drome tricorrinofalángico es largo y liso, el síndrome de Robinow lo tiene largo, mientras que en el de Cohen es corto y en el síndrome de Aarskog es ancho. La exploración de la cavidad oral y todos sus elemen- tos son muy importantes: labios, encías, dientes, lengua, paladar, úvula. Si bien hay gran variabilidad en relación familiar y étnica, hay datos que caracterizan a diversos padecimientos, por ejemplo, la boca en forma de carpa porque las comisuras están hacia abajo es dato clave en el síndrome de Silver Russell (figura 3-5C); la microsto- mía con mentón en H es evidente en el síndrome de Freeman-Sheldon (figura 3-6A), en el de hipoglosia hipodactilia y en el Schwartz-Jampel, en tanto la macrostomía se aprecia en fisuras transversas y en el EFAV; el labio superior delgado destaca en el síndrome de Cornelia de Lange y en la fetopatía por alcohol; los labios gruesos dan a la facies un aspecto tosco y se refie- ren por ejemplo en mucopolisacaridosis y en mucolipi- dosis, también son signo cardinal del síndrome de Williams y del síndrome de Coffin-Lowry padecimiento ligado al X con retraso mental y dedos hinchados con apariencia de “salchicha” en el que destaca además una curva muy marcada en el labio superior; un surco por debajo del labio inferior se considera un dato importan- te del síndrome de Aarskog. En general, las fisuras labiopalatinas se consideran de etiología multifactorial, sin embargo la presencia de hoyuelos en el labio inferior (figura 3-6B) sugieren el sín- drome de van der Woude, autosómico dominante con penetrancia incompleta y expresividad variable, también pueden presentarse fosetas en el síndrome de pterigión poplíteo y aunque inconstantes cuando están presentes conjuntamente con la facies aplanada, cejas arqueadas, fisuras palpebrales grandes con ectropión de párpado inferior y cojinetes en dedos apoyan el diagnóstico del síndrome de Kabuki. Si hay pequeñas máculas pigmentadas de labios y mucosa oral la primera opción a considerar debe ser el síndrome de Peutz-Jeghers que cursa con pólipos ha- martomatosos y riesgo a desarrollar cáncer, otras opcio- nes son el complejo de Carney que presenta además hiperactividad endocrina con mixomas cardiacos y el síndrome de LEOPARD (por sus siglas en inglés) carac- terizado por lentigines múltiples diseminadas en cara cuello y tronco, alteraciones ecocardiográficas, estenosis de la pulmonar, anormalidad en genitales, retraso en el crecimiento y sordera. La lengua pequeña o microglosia se presenta en casos de hipoglosia-hipodactilia y en el síndrome orofaciodigi- tal, en ocasiones la posición lingual da la apariencia de microglosia como en la glosoptosis de la secuencia de Robin por micrognatia y paladar hendido. La protrusión lingual puede ser por lengua grande que es la macroglo- sia verdadera o por cavidad oral pequeña que representa macroglosia relativa. La forma verdadera en un neonato macrosómico, con defecto de pared abdominal, viscero- megalia e hipoglucemia sugiere síndrome de Beckwith Wiedemann; si hay macrosomía, macrocefalia y surco mediolingual profundo el diagnóstico a considerar es el de Simpson-Golabi-Behmel; con hipotonía hay que sos- pechar enfermedad de Pompe; si hay asimetría lingual se debe revisar la corporal en busca de hemihipertrofia y a mayor edad puede presentarse en mucopolisacaridosis. La macroglosia relativa obliga descartar hipotiroidismo, © E di to ria l E l m an ua l m od er no F o to c o p ia r s in a u to ri z a c ió n e s u n d e lit o . 72 Genética clínica © E di to ria l E l m an ua l m od er no F o to c o p ia r s in a u to ri z a c ió n e s u n d e lit o . Nosología genética 73 A B C Figura 3-5. Dismorfias faciales. A. Síndrome de Cornelia de Lange. Sinofris, fisuras antimongoloides, pestañas largas, nari- nas antevertidas. B. Displasia craneometafisiaria. Facies de pugilista. C. Síndrome de Silver-Russell. Facies triangular, frente amplia, boca con comisuras hacia abajo y labios delgados. síndrome de Down y un cuadro fenotípicamente muy parecido que es la deleción 9q34. La lengua anormal lisa por pérdida de papilas se asocia; con la disautonomía familiar o síndrome de Riley-Day que es una entidad con insensibilidad al dolor, hipertermia, diaforesis, daño neu- rológico y trastornos gastrointestinales; la lengua lobula- da se presenta en el grupo de síndromes orofaciodigital. En encías se puede presentar hiperplasia gingival en tratamientos con hidantoínas y ciclosporina, si está pre- sente en neonatos se debe sospechar el síndrome de Robinow y enfermedad de células I; las frénulas gingivo- labiales (figura 3-6C) son un signo cardinal del síndrome de Ellis-van Creveld que es una displasia ósea de costilla corta con polidactilia, displasia ungueal, y cardiopatía congénita; asimismo son comunes en el pterigión poplí- teo y en síndromes de hipoglosia-hipodactilia en los que se extienden hacia el paladar y piso de lengua. El paladar hendido aislado en especial la porción blanda se puede presentar en el síndrome de van der Woude, el velocardiofacial y en displasias óseas como Stickler y Kniest. La úvula puede estar bífida y ser un signo indicador de paladar hendido submucoso; la voz nasal e insuficiencia velofaríngea requiere estudio de FISH para detectar la deleción 22q11.2 en el síndrome velocardiofacial. Los dientes pueden presentar diversas alteraciones entre otras por alineamiento, tamaño, forma, número o estructura, que son características de algunas entidades, por ejemplo, el incisivo maxilar único (figura 3-6D) sugiere holoprosencefalia, la macrodontia orienta al sín- drome de Cohen, los dientes cónicos a la displasia ecto- dérmica anhidrótica, los dientes neonatales al síndrome de Ellis-van Creveld que además presenta frénulas gingi- volabiales y la dentina opalescente con la osteogénesis imperfecta. Las características de la mandíbula pueden orientar al diagnóstico, por ejemplo, prácticamente su ausencia en los casos de agnatia y facies corta por micrognatia que representa mandíbula pequeña en su longitud y ancho, en tanto la retrognatia es el desplazamiento posterior mandibular. La micrognatia se presenta en muchas enti- dades de diversas etiologías, es característica del síndro- me de Treacher-Collins (figura 3-4A), de la secuencia de Pierre Robin con glosoptosis y paladar hendido, de aso- ciarse con inestabilidad respiratoria torácica y falta de osificación costal se hace el diagnóstico del síndrome cerebro-costo-mandibular; con dedos índices desviados cubitalmente sugiere el síndrome de Catel-Manzke; si se acompaña de talla baja, microtia y ausencia de rótula se sospecha el síndrome de Meier-Gorlin. El prognatismo representa la protrusión anterior, hay que valorar si es por mayor crecimiento mandibular o bien por la retru- sión mediofacial, suele manifestarse con el desarrollo craneofacial en acondroplasia, X frágil y síndrome de Crouzon. La morfología del mentón es muy variada pero puede ser orientadora, por ejemplo, el mentón afilado es un rasgo de la deleción 1p36 y en forma de H es carac- terístico del síndrome de Freeman-Sheldon (figura 3- © E di to ria l E l m an ua l m od er no F o to c o p ia r s in a u to ri z a c ió n e s u n d e lit o . 74 Genética clínica A B C D Figura 3-6. Dismorfias cavidad oral. A. Síndrome de Freeman-Sheldon. Microstomía con mentón en H. B. Síndrome de van der Woude. Fosetas labiales. C. Frénulas gingivolabiales. D. Holoprosencefalia. Incisivo central único. 6A). Es importante recordar que la asimetría mandibu- lar y del mentón suelen estar condicionadas a microso- mía hemifacial. Las alteraciones de pabellones auriculares involu- cran combinación de tamaño: grandes o pequeñas, forma: recortada, acopada, arrugada, prominentes, crip- totia y posición: bajas, rotadas. Las orejas grandes y pro- minentes son características del síndrome de X frágil, padecimiento dominante ligado al X que se debe a la expansión del trinucléotido CGG del gen FMR1 en Xq27.3 cursa con facies alargada, retraso mental, con- ducta autista y en varones macroorquidia. La microtia con o sin atresia de conducto auditivo externo (CAE) se clasifica en cuatro tipos, el I es una oreja más peque- ña con rasgos conservados, el tipo II tiene forma de gan- cho en su extremo superior, el tipo III es el prototipo como apéndice vertical cartilaginoso con atresia CAE (figura 3-7A) y el IV o anotia que es la forma más grave, por lo común se relaciona con microsomía hemi- facial y es parte del EFAV; diversos padecimientos pueden tener microtia como ejemplo, aneuploidía cromosómi- ca, fetopatía diabética, fetopatía por alcohol, síndromes de Treacher-Collins y de Meier-Gorlin. Las orejas aco- padas se observan en el síndrome de LADD, en el bran- quiootorenal (BOR) que se caracteriza por fístulas branquiales, hoyuelos preuriculares, hipoacusia y alte- raciones renales como agenesia, hipoplasia o quistes, y en el síndrome de CHARGE (figura 3-7B), sin embargo, ante la duda diagnóstica la tomografía computarizada o resonancia magnética de hueso temporal contribuyen a esclarecer el diagnóstico, ya que permiten detectar alte- raciones clásicas de la entidad como son la hipoplasia del yunque, el defecto Mondini y en particular, la ausencia de los canales semicirculares; la oreja arruga- da (figura 3-7C) destaca en el síndrome de Beals con fenotipo marfanoide, prolapso mitral y contracturas en especial en dedos. Es frecuente que haya hoyuelos preauriculares en especial frente a la cruz de la hélice, en tanto los apén- dices preauriculares están frente al trago y en ocasiones se extienden por la mejilla hasta el ángulo de la boca, alrededor de 90% de éstos son unilaterales y menos de 5% se relacionan con síndromes, en particular con sín- dromes de arcos branquiales EFAV, Treacher-Collins, Townes-Brocks y BOR; si se acompañan de cardiopatía congénita, estenosis anal y coloboma de iris, el diagnós- tico a considerar es síndrome de ojo de gato por mosai- cismo de trisomía 22. Hay variaciones en todas las partes del pabellón, las hélices pueden estar más o menos dobladas, la antihéli- ce, trago y antitrago pueden estar más o menos promi- nentes, rebordes extras en la cruz de la hélice y de la antihélice; los lóbulos pueden estar ausentes, muy gran- des como en el síndrome de Kabuki, levantados como en el Mowat-Wilson, bífidos, lobulados, pegados y pueden tener marcas que son claves diagnósticas como los plie- gues que se describen en el síndrome de Beckwith Wiedemann (figura 3-7D). © E di to ria l E l m an ua l m od er no F o to c o p ia r s in a u to ri z a c ió n e s u n d e lit o . Nosología genética 75 A B C D Figura 3-7. Dismorfias en pabellón auricular. A. Microtia tipo III. B. Síndrome de Charge. Microtia y orejas acopadas. C. Oreja arrugada. D. Pliegues y surcos en el lóbulo. Una de las alteraciones más referida en dismorfología es la implantación baja de pabellones auriculares, para determinarla el inicio de la parte ascendente de la hélice debe quedar por debajo de las siguientes líneas: 1) Trazar una línea horizontal imaginaria entre los cantos externos que debe alcanzar la cruz de la hélice (figura 3- 8A). 2) Trazar una línea horizontal del canto externo al occipu- cio que debe cruzar la parte de unión de la oreja a la cabeza. La rotación de las orejas es normal hasta 30°, por lo tanto para considerar la rotación posterior el ángulo debe ser mayor de los 30°, en realidad este es un dato erróneo por lo común señalado. Para medirlo se traza una línea perpendicular al plano de Frankfurt que conecta el margen inferior de la órbita al punto más alto del meato auditivo para hacer ángulo con el eje longitudinal medial de la oreja que va del punto más inferior del lóbulo al más alto de la hélice (figuras 3-8B y 3-8C) CUELLO El cuello alado con piel redundante como consecuencia de edema nucal intrauterino e implantación baja del pelo en nuca (figura 3-3C) se puede presentar en síndromes de Turner, Noonan y Costello. El cuello corto es resultado de malformación o falla de segmentación de las vértebras cer- vicales, la implantación del pelo es baja y la movilidad del cuello está limitada en todas las direcciones, el primer padecimiento a considerar es el síndrome de Klippel-Feil que tiene fusión de cuerpos vertebrales cervicales aunque puede haber involucro de otras regiones de la columna, la afección es casi exclusiva del sexo femenino y puede cursar con malformaciones renales y de genitales internos femeninos, datos que se imbrican con la asociación MURCS, por otro lado, la fusión de cuerpos vertebrales, la hipoacusia y el fenómeno de Duane por parálisis del sexto par hacen la triada clásica del síndrome de Wildervanck. La alteración cervical puede ser por aplanamiento de los cuer- pos vertebrales como ocurre en el síndrome de Morquio o con displasias óseas como la espondiloepifisiaria congénita; si un varón presenta el cuello corto y deformidad de Sprengel (desplazamiento hacia arriba de la escápula) hay que investigar la ausencia congénita de vas deferens (vasos deferentes) y revisar malformaciones renales y segmenta- ción cervical anormal. La presencia en cuello de fístulas, quistes branquiales y hoyuelos obliga a revisar alteración renal, ya que son signos cardinales del síndrome de BOR; sin embargo, si se presentan sobre región hemangiomatosa e involucro ocular, se debe pensar en el síndrome de BOF. TÓRAX Es importante explorar la proporción ya que hay varias displasias óseas que cursan con tronco corto por tener © E di to ria l E l m an ua l m od er no F o to c o p ia r s in a u to ri z a c ió n e s u n d e lit o . 76 Genética clínica A A A A ** A B C Figura 3-8. Posición, medición y rotación de pabellones auriculares. A. Para determinar la posición de las orejas: trazar una línea horizontal imaginaria entre los cantos internos hasta la oreja, debe llegar a la cruz de la hélice. Se considera implantación baja si la cruz queda por deba- jo de la línea. B. Las flechas indican el largo y ancho de la oreja. C. Rotación del pabellón auricular. Se mide el ángulo formado por una línea perpendicular al plano de Frankfurt (en línea punteada) que va del reborde infraorbitario a la parte más alta del meato auditivo externo con el eje longitudinal medial Se considera rotación posterior cuando mide > 30 °. platispondilia como las displasias espondiloepifisiaria o disostosis múltiple como en las mucopolisacaridosis que presentan una lengüeta anterior, algunas lo tiene estre- cho como el síndrome de Ellis-van Creveld en ocasiones el problema pulmonar es tan restrictivo que son morta- les como la displasia tanatofórica y la displasia torácico asfixiante de Jeune. El tórax en escudo es amplio, conve- xo, con teletelia como el que se describe en síndrome de Turner y displasias con afectación vertebral y costal. La escoliosis puede ser idiopática o deberse a hemivértebras como en la asociación VATER y las displasias espondilo- torácica y espondilocostal; a fusión de cuerpos vertebrales como en el síndrome de Klippel-Feil, por neurofibroma- tosis I, por trastorno de tejido conectivo como en el sín- drome de Marfan, por debilidad muscular en miopatías y distrofias o por limitación articular como en pterigión múltiple. El pecho excavado (figura 3-9A) es la deformidad torá- cica con depresión del esternón y de la unión costoesternal, la contraparte es la protrusión del esternón denominada pecho en quilla, carinatum o de pichón. Por lo general son datos aislados no relacionados a síndromes, entre los que destacan el síndrome de Marfan, fenotipos marfanoides como el síndrome de Beals y la homocistinuria y el síndro- me de Noonan. Un fenotipo torácico diferente se observa con los hombros caídos con pérdida de la configuración hori- zontal de la parte superior del tórax, es característica de la displasia cleidocraneal que tiene talla baja, persistencia de fontanelas abiertas y retraso en la erupción de la den- tición permanente. Si los hombros bajos se asocian a hipoacusia hay que revisar apéndices preauriculares, quistes branquiales y alteraciones renales que sugieran el síndrome otofaciocervical que se considera una variante del BOR; si hay ptosis palpebral y cardiopatía la sospe- cha será de síndrome de Noonan y en ocasiones forman parte del síndrome de Holt-Oram que tiene cardiopatía y defectos radiales. La ausencia o hipoplasia del músculo pectoral mayor por disrupción vascular condiciona la secuencia Poland que se caracteriza por asimetría del hemitórax, mama y extre- midad superior ipsolateral la que suele presentar sindacti- lia y braquidactilia, y en ocasiones se asocia con parálisis del sexto y séptimo par que dan el síndrome de Moebius. En las mamas puede haber variantes como los pezo- nes supernumerarios o politelia que presentan algunos padecimientos como el síndrome de Rubinstein-Taybi, el de Pallister-Killian (tetrasomía 12p) y el Simpson- Golabi-Behmel. La atelia o hipotelia puede ser aislada con patrón monogénico, pero si además cursa con atresia de coanas, ano imperforado y defectos de cuero cabelludo se relaciona con el efecto teratogénico del carbimazole utilizado para tratamiento de tirotoxicosis; puede aso- ciarse con la ausencia de glándula mamaria (amastia) como ocurre en la secuencia Poland; es importante revi- sar extremidades, ya que con ausencia de dedos de la región cubital se integra el síndrome cubital-mamario y si hay ectrodactilia puede corresponder al síndrome EEC. La teletelia con tórax en escudo en una mujer puede sugerir síndrome de Turner y los pezones inverti- dos se relacionan con defectos de glucosilación. La ginecomastia que representa el crecimiento mamario en el varón puede observarse en el recién naci- do y en la adolescencia; sin embargo, hay situaciones en las que es anormal, por ejemplo, en un lactante hipotró- fico con retraso intrauterino, retraso en el desarrollo y lipodistrofia generalizada la sospecha debe ser lepre- chaunismo; la presencia de ginecomastia puberal con datos de hipogonadismo implica estudiar síndrome de Klinefelter o síndrome de Kallman, pero con caracteres sexuales secundarios normales y lentigines en piel la impresión diagnóstica se orienta hacia el complejo de Carney lo que amerita evaluación de mixomas cardiacos. Es importante consignar las alteraciones de las estruc- turas intratorácicas como esófago, corazón y vías respirato- rias tanto anatómicas como funcionales, las cuales pueden ser únicas o formar parte de síndromes. ABDOMEN En la pared abdominal se pueden presentar alteraciones como la extrofia vesical o de cloaca; la ausencia de la musculatura con piel laxa, alteraciones renales y criptor- quidia que hacen la triada del síndrome de Prune-Belly conocido como abdomen de ciruela pasa, afecta en espe- cial a varones y se debe a obstrucción urinaria prenatal y megavejiga que condiciona oligohidramnios e hipoplasia pulmonar. La gastrosquisis (figura 3-9B) es una de las malformaciones de mayor incremento en los últimos decenios de etiología no definida, probablemente disrup- tiva vascular, que se relaciona con productos de madres jóvenes y delgadas, con retraso en el crecimiento intrau- terino. Es un defecto pequeño de 1 a 3 cm a través de los músculos rectos, lateral, por lo general a la derecha del anillo umbilical, por el cual hay salida del intestino y de manera eventual de otros órganos hacia la cavidad amniótica, lo que condiciona que se malrote, irrite e inflame. La región umbilical puede tener alteraciones menores como la redundancia de piel periumbilical que es carac- terística del síndrome de Rieger o el desplazamiento hacia arriba que tiene el síndrome de Robinow; puede haber hernias pequeñas que cierran de forma espontá- nea, de mayor tamaño pueden ocurrir en trisomías 21,18 y 13, en hipotiroidismo congénito y en mucopolisacari- dosis y defectos muy grandes como el onfalocele (figura 3-9C) que se asocia en particular con el síndrome de Beckwith-Wiedemann y con aneuploidía; a diferencia de la gastrosquisis, el onfalocele involucra al cordón umbili- cal, los órganos que salen de la cavidad abdominal son intestinos, hígado y bazo que permanecen en el saco del peritoneo visceral, el defecto es de mayor tamaño y tiene mayor riesgo de otras malformaciones congénitas. La hernia inguinal es diez veces más frecuente en varones, la mayoría son no sindrómicas y relacionadas a prematurez; sin embargo, también se han relacionado con mayor frecuencia en algunos síndromes. La presen- tación bilateral en una mujer debe alertar a la posibilidad de insensibilidad a la acción de andrógenos, son comunes en mucopolisacaridosis y en trastornos del tejido conec- tivo como Marfan, Ehlers-Danlos y cutis laxa, en síndro- me de Williams, Aarskog y Noonan. Ante la sospecha diagnóstica hay que considerar que los órganos abdominales y retroperitoneales también© E di to ria l E l m an ua l m od er no F o to c o p ia r s in a u to ri z a c ió n e s u n d e lit o . Nosología genética 77 deben ser estudiados con objeto de detectar algún pade- cimiento gastrointestinal, hepático, de vías biliares, bazo, riñón y vías urinarias. GENITALES Y PERINÉ Los genitales ambiguos pueden ser por falta de viriliza- ción en un producto masculino o virilización en producto femenino, por lo general se detectan desde el nacimien- to por presencia de falo, clitoromegalia, hipospadias, escroto hipoplásico o bífido, criptorquidia, labios mayo- res escrotalizados o fusionados, aunque en ocasiones la sospecha es hasta la adolescencia o adultez por gineco- mastia, virilización, problemas reproductivos o cáncer gonadal. La sola presencia de hipospadias penoescrotal o perineal, y la criptorquidia bilateral ya representan alte- raciones de la diferenciación sexual que ameritan estudio integral. Hay diversas causas entre otras, cromosómicas, monogénicas como hiperplasia suprarrenal congénita, insensibilidad a la acción de andrógenos y deficiencia de 5 α reductasa, por teratógenos químicos por administra- ción de hormonales durante la gestación o biológicos por tumores ováricos o adrenales maternos y desconocidas. Por el defecto anatómico en la extrofia vesical y de cloa- ca también se compromete secundariamente el desarro- llo de los genitales. Pueden ser componente sindromático de padecimien- tos es como el síndrome de WARG por microdeleción en 11p13, síndrome de Dennys-Drash que tiene nefropatía, α talasemia con retardo mental ligada al X, síndrome de Smith-Lemli-Opitz que es un defecto del metabolismo del colesterol que cursa con retraso mental, estrecha- miento bitemporal, narinas antevertidas y sindactilia en pies y síndrome de Schintzel-Giedion. El hipogenitalismo es más fácil de detectar en el sexo masculino por micropene que se puede presentar por alteración a nivel gonadal o de sistema nervioso central. Es característico de varios síndromes como CHARGE, Robinow, Prader-Willi y Bardet-Biedl el cual cursa con obesidad, retraso mental, polidactilia posaxial, distrofia retiniana y anomalías renales. En la adolescencia puede presentarse por retraso puberal en el síndrome de Klinefelter y en Kallman. El escroto en chal (figura 3-9D) es un repliegue de la piel sobre la base del pene con apariencia de arco gótico, se debe a un desplazamiento caudal leve del tubérculo genital y representa un signo cardinal del síndrome de Aarskog. Si el desplazamiento es mayor hay transposi- ción penoescrotal como la que se presenta en la secuen- cia de defectos uroseptales, por septación anormal de la cloaca que condiciona un canal común anal y uretral con malformaciones renales y por lo común cardiopatía. La revisión perineal debe involucrar siempre la región anal ya que algunas alteraciones son muy evidentes como la © E di to ria l E l m an ua l m od er no F o to c o p ia r s in a u to ri z a c ió n e s u n d e lit o . 78 Genética clínica A B C D Figura 3-9. Dismorfias en tórax, abdomen y genitales. A. Pecho excavado. B. Gastrosquisis. C. Onfalocele. D. Síndrome de Aarskog. Escroto en chal, hernioplastía inguinal bilateral. atresia, pero en ocasiones pueden manifestarse por cons- tipación como en la estenosis e inclusive pueden pasar desapercibidas, como el desplazamiento anterior. Ante su presencia deben buscarse datos que orienten al síndrome de ojo de gato por mosaico de trisomía 22, al de Townes- Brocks, a la asociación VATER, al Pallister-Hall, al velo- cardiofacial y alteraciones de línea media como el síndrome de Opitz G que cursa con pico de viuda, hipertelorismo e hipospadias. Una anomalía esporádica es el apéndice caudal que representa una cola en la región lumbar o sacrococcígea, no tiene componente esquelético pero contiene, grasa, músculo, nervios y vasos sanguíneos. Su presencia ameri- ta investigar alteración espinal subyacente al igual que marcadores cutáneos pilosos, hoyuelos, lipomas o senos. Pueden asociarse a algunos síndromes por lo que es importante revisar datos de retraso mental, hiperteloris- mo, facies burda y estrechamiento frontal que orienten al Pallister-Killian; la facies aplanada, fisuras palpebrales alargadas con ectropión, hoyuelos labiales y cojinetes digitales sugieren el síndrome de Kabuki y ante macroso- mía, paladar hendido, lengua con surco profundo medial, cardiopatía e hipospadias hay que sospechar el de Simpson-Golabi-Behmel. EXTREMIDADES La desproporción de extremidades condiciona alteracio- nes de la talla, si es baja puede ser por tronco corto o extremidades cortas como en diversas displasias óseas, enfermedades lisosomales, hipotiroidismo y raquitismo entre otras; por otro lado, la talla alta por lo general es por extremidades largas como en síndrome de Marfan, Beals y homocistinura. Pueden manifestar asimetría por sobrecrecimiento como en el síndrome de Beckwith- Wiedemann, en neurofibromatosis 1, en mosaicismo somático como el síndrome de Proteus y el Klippel Trenaunay-Weber o en contraparte, por hipodesarrollo como en el síndrome de Silver-Russell, asimismo hay que considerar tanto los defectos de reducción que pueden ser unilaterales o bilaterales, por ejemplo, por bandas amnióticas, secuencia Poland, Holt-Oram e hipoglosia- hipodactilia como el aumento de volumen localizado por neoformaciones como exostosis, neurofibromas, cal- cificaciones o hamartomas. Se refieren más de 150 padecimientos genéticos con contracturas, como ejemplo, artrogriposis, trisomías 13 y 18, distrofia muscular congénita, síndrome de Freeman-Sheldon, síndrome de Beals, secuencia de oli- gohidramnios, aquinesia fetal, displasia diastrófica, entre otras; puede haber localizadas en codo como en acon- droplasia, en manos por camptodactilia, en pies como pie equino varo; la limitación articular puede ser conse- cuencia de luxaciones o de pterigión. Por otro lado, la hiperflexibilidad articular que representa laxitud liga- mentaria que puede presentarse en hipotonía, pero que desaparece al mejorar el tono; es frecuente en trastornos del tejido conectivo como síndrome de Marfan y en el grupo de Ehlers-Danlos. Pueden exhibir deformidades debidas a contracturas, displasias óseas, huesos frágiles como osteogénesis imperfecta, a luxaciones como en el síndrome de Larsen que cursa con luxaciones de gran- des articulaciones, a seudoartrosis que se presenta en neurofibromatosis, a trastornos renales como raquitismo hipofosfatémico, a enfermedades lisosomales como mucopolisacaridosis e inclusive a la ausencia o hipopla- sia de rótula que da una apariencia aplanada a la rodilla en particular al flexionarla, es un rasgo característico del síndrome uña-rótula y del síndrome de Meier-Gorlin; la deformidad de Madelung no es congénita, aparece des- pués de los seis años de edad y es un signo distintivo de desproporción del antebrazo con radio incurvado y su epífisis distal inclinada hacia fuera, se relaciona con el gen SHOX en pacientes con síndrome de Turner y con la displasia de Leri-Weill. En manos y pies se presentan diversas características que suelen concordar entre las cuatro extremidades y que se transmiten como no sindrómicos de manera men- deliana, pero a su vez, pueden ser claves diagnósticas en un componente sindromático, por ejemplo, en manos, la polidactilia posaxial de la trisomía 13 o del síndrome de Biedl-Bardet; la polidactilia preaxial en síndromes de LADD, Holt-Oram y Townes-Brocks; la sindactilia en secuencia Poland, oculodentodigital, acrocefalosindacti- lias como Apert y Saethre-Chotzen; la clinodactilia más frecuente es el incurvamiento del quinto dedo por hipo- plasia de la falange media, es común en varios síndromes como Down, Aarskog y Silver-Russell; la braquidactilia o dedos cortos involucra uno o varios dígitos es un grupo de entidades como la tipo E que implica el acortamien- to de cuarto y quinto metacarpianos que se aprecia en el síndrome de Turner; la mano en tridente tiene dedos cortos y anchos que le dan esa configuración por la sepa- ración de los dedos índice y anular del medio, es casi exclusiva de acondroplasia y sus variantes alélicas displa- sia tanatofórica y SADDAN; la contraparte está repre- sentada por la aracnodactilia que son dedos largos y finos como los del síndrome de Marfan y los cuadros marfa- noides del síndrome de Beals y la homocistinuria; la camptodactilia representa una contractura en flexión de uno o todos los dedos, si se asocia con ptosis, facies inex- presiva, microstomía y miotonía la sospecha es de sín- drome de Schwartz-Jampel, en general, hay también hay contracturas en otras articulaciones y pueden tener sobreposición de dedos como en artrogriposis, trisomías 13 y 18 (figura 3-10A), síndromes de Beals, Freeman- Sheldon, aquinesia fetal, Smith-Lemli-Opitz y pterigión múltiple. Los dedos pueden ser fusiformes porque el estrechamiento próximo-distal de los dedos es acentua- do, son característicos del síndrome de Cohen y aunque se considera que es muy raro detectarlos en recién nacidos, de presentarse podrían orientar al síndrome de Marfan neonatal. El pulgar ancho suele estar aplanado con respecto a los otros dedos y tener angulación anor- mal de la falange terminal, es un signo cardinal del síndrome de Rubinstein-Taybi, y puede estar presente también en síndromes de Pfeiffer, Apert y Robinow. La hipoplasia o ausencia de pulgar como alteración del eje radial puede involucrar el radio y la eminencia tenar, es un dato del síndrome de Cornelia de Lange, pero deben investigarse otras malformaciones a nivel vertebral, car- diaco, renal, gastroenteral que se imbrincan en los síndro- mes de VATER, trombocitopenia con aplasia radial (TAR) y anemia de Fanconi, la cual tiene pancitopenia,© E di to ria l E l m an ua l m od er no F o to c o p ia r s in a u to ri z a c ió n e s u n d e lit o . Nosología genética 79 hiperpigmentación cutánea y riesgo de cáncer. El pulgar trifalángico conocido como digitalizado es parte del cua- dro del síndrome de LADD, del Townes-Brocks y del Holt-Oram. Los defectos del eje cubital que involucran al cúbito y los cuarto y quinto dedos, orientan al diagnós- tico del en especial del síndrome cubitomamario y del síndrome de Miller que presenta características faciales como el Treacher Collins, se presenta también en la embriopatía por diabetes y en el síndrome de Cornelia de Lange. La ectrodactilia es otra forma de oligodactilia con ausencia de dedos medios y mano hendida, puede involucrar derivados ectodérmicos en los síndromes AEC, EEC y su variante alélica extremidad-mama que tiene hipoplasia de pezones y glándula mamaria sin fisu- ra labiopalatina, La persistencia de almohadillas fetales es rasgo característico del síndrome de Kabuki, también se observan en la deleción 22q13 que tiene retraso men- tal leve y retraso en el lenguaje y en los síndrome de sobrecrecimiento de Weaver y Sotos. Aunque ningún patrón de dermatoglifos es patognomónico para un sín- drome, algunos pliegues se presentan con mayor fre- cuencia, por ejemplo, el pliegue simiano en trisomía 21, pliegues profundos con piel redundante en el síndrome de Costello y en el cardio-facio-cutáneo y pliegue como palo de hockey en la fetopatía por alcohol. En pies destaca la polidactilia prexial con gran expre- sividad variable, desde una forma subclínica del dedo ancho por duplicación de la falange terminal hasta el dedo completo supernumerario. La inserción proximal de un hallux adicional a la situación normal se considera un marcador de embriopatía diabética (figura 3-10B); se puede acompañar de diversas alteraciones, por ejemplo, la presencia de polidactilia posaxial en manos y preaxial en pies con sindactilia y macrocefalia orienta al síndrome de Greig, que en ocasiones cursa con hidrocefalia y ausencia del cuerpo calloso que son datos que se super- ponen con el síndrome acrocalloso; si hay plagiocefalia orienta al síndrome de Saethre-Chotzen; si se acompaña en cavidad oral con fisuras, lengua lobulada, frénulas gin- givolabiales se debe sospechar alguno de los tipos de oro- faciodigital o si hay facies fetal, micropene e hiperplasia gingival, en síndrome de Robinow. El hallux ancho puede coincidir con pulgares anchos como ocurre en el síndrome de Rubinstein Taybi y en el Pfeiffer o tenerlos normales como en el síndrome de Saethre- Chotzen; un hallux valgus corto es característico de la deformidad condicionada por fibrodisplasia osificante progresiva; la polidactilia posaxial también se presenta con la de manos en el síndrome de Bardet-Biedl. Un dato de signi- ficancia es la sindactilia del segundo y tercer dedos que es un componente del síndrome de Smith-Lemli-Opitz y del Pallister-Killian, de alteraciones cromosómicas en particular deleción 13q, y si cursa con fístula traqueoeso- fágica, atresia duodenal o ambos puede tratarse del sín- drome de Feingold. La oligodactilia concordante con la de manos se presenta por bandas amnióticas, en el sín- drome de Adams-Oliver y en el de Miller; la braquidac- tilia del cuarto y quinto dedos además de la equivalente en manos, asociada a talla baja, facies redonda, cuello corto, calcificaciones en partes blandas con o sin hipocal- cemia representa un signo cardinal de la osteodistrofia hereditaria de Albright. La sola presencia de pliegues plantares profundos (figura 3-10C) implica descartar mosaico de trisomía 8; sin embargo, si se asocia con cra- neosinostosis hay que considerar el síndrome de Beare- Stevenson y con trastornos para la alimentación, retraso en el desarrollo y pliegues palmares profundos se debe pensar en el síndrome de Costello. Las uñas en manos y pies pueden estar hipoplásicas o ausentes en la displasia ectodérmica o síndromes que la presenten como la displasia de Ellis-van Creveld; con sor- dera y retraso mental sospechar el síndrome de DOOR (sordera, uñas hipoplásicas, osteodistrofia y retardo); la displasia ungueal con forma triangular concentrada hacia el lado radial se encuentra en el síndrome uña-rótula. La uñas cortas tienen crecimiento y fuerza normales pero dis- minución del eje longitudinal, se manifiestan en braqui- dactilias por acortamiento de falanges, son comunes en el síndrome de Williams y en síndrome de Mainzer-Saladino que cursa con insuficiencia renal crónica por nefronopti- sis, retinosis pigmentaria y en ocasiones con malformación de cerebelo. La división longitudinal de la uña por la pre- sencia de una cresta que la divide y se rompe en esa zona, afecta en especial a los pulgares aunque puede ocurrir en otros dedo, es patognomónica de la displasia craneofron- tonasal. LABORATORIO Y GABINETE Los estudios de laboratorio y gabinete deben encaminar- se a la corroboración del diagnóstico presuncional y a la búsqueda de otros defectos que no siempre son detecta- bles en el examen físico inicial; en este rubro se incluyen no sólo las diversas técnicas especializadas citogenéticas, moleculares, bioquímicas y genómicas, sino también estu- dios habituales de sangre u orina, de radiología simple, con medio de contraste, tomografías y resonancias magnéticas, pruebas funcionales, electroencefalograma, electrocardio- grama y ecocardiograma, entre otros e igualmente deben quedar considerados todos los estudios que se realicen durante la gestación como ultrasonografía, marcadores séricos y amniocentesis, sin olvidar la importancia del tamiz neonatal. Debe recalcarse la importancia de tener un diagnósti- co lo más preciso posible para solicitar los estudios espe- cíficos, por ejemplo, solicitar asesoramiento genético una mujer de 28 años de edad por antecedentes maternos de cáncer de mama y desea saber el riesgo de padecerlo. Al elaborar el árbol genealógico informa que su madre murió accidentalmente a los 30 años de edad, la abuela y una tía murieron por cáncer de mama, un tío por cán- cer de pulmón y dos primos, hijos de la tía con cáncer murieron, pero se desconocen datos. El planteamiento es si solicitar el estudio molecular de BRCA1 y BRCA2 es el más adecuado, por lo que se debe contar con más información y datos de las neoplasias y muertes de los familiares. En una siguiente sesión informa que la abue- la y la tía tuvieron cáncer de mama bilateral que inició entre los 30 y 35 años de edad, que el tío presentó un cáncer cerebral con metástasis a pulmón, uno de los pri- mos tuvo osteosarcoma y el otro, astrocitoma; con estos datos la sospecha es del síndrome de Li-Fraumeni y el estudio a solicitar debe ser de p53, es decir que de haber- se realizado el estudio de inicial planteado para cáncer de © E di to ria l E l m an ua l m od er no F o to c o p ia r s in a u to ri z a c ió n e s u n d e lit o . 80 Genética clínica mama éste hubiera sido normal, lo que implicaba un ase- soramiento incorrecto, ya que en realidad la consultante no estaba exenta de riesgo para desarrollar cáncer. MANEJO El diagnóstico exacto puede orientar hacia el manejo y evitar complicaciones, tal es el caso de un neonato macrosómico en el que se establece el diagnóstico de Beckwith-Wiedemann, lo que obliga al médico a identi- ficar y corregir la hipoglucemia que por lo general se aso- cia a este padecimiento y así evitar el daño cerebral secundario. El manejo médico-quirúrgico de estos pro- blemas siempre debe ser integral y por tanto multidisci- plinario, inclusive de requerirse con apoyo psicológico, y debe abarcar no sólo al paciente sino también al núcleo familiar. Un componente importante del manejo es brindar un asesoramiento genético de certeza que permita propor- cionar información sobre el padecimiento, su pronóstico, eliminar mitos con respecto a la herencia (cuadro 3-1) y establecer riesgos de recurrencia y de ocurrencia en otros familiares. En algunos casos el riesgo puede ser hasta de 50% si son padecimientos autosómicos dominantes, mientras que en otros, si el factor etiológico es un terató- geno y se elimina, el pronóstico es bueno para futuras gestaciones; sin embargo, en otras situaciones como en la fenilcetonuria materna el control de los niveles de feni- lalanina durante la gestación es fundamental para evitar daño al producto. De acuerdo al problema se deben informar opciones como diagnóstico predictivo, de hete- rocigotos y diagnóstico prenatal con marcadores séricos maternos, ultrasonido prenatal y técnicas invasivas como biopsia de vellosidades coriónicas o amniocentesis, así como otras opciones reproductivas. © E di to ria l E l m an ua l m od er no F o to c o p ia r s in a u to ri z a c ió n e s u n d e lit o . Nosología genética 81 A B C Figura 3-10. Dismorfias en manos y pies. A. Trisomía 18. Mano empuñada con superposición de dedos. B. Polidactilia preaxial con inserción proximal en embriopatía diabética. C. Pliegues plantares profundos en mosaico de trisomía 8. Cuadro 3-1. Mitos en relación a la herencia • Si hay un solo afectado, el problema no es hereditario • Todos los defectos congénitos son hereditarios • La madre hizo algo que condicionó el defecto congénito • El problema se debió a algún evento externo o maldición • Con 25% de riesgo, si hay un afectado, los siguientes tres estarán sanos • Con 50% de riesgo, se tendrá uno sano y uno afectado • El orden de las gestaciones influye, la primera y la última son las de mayor riesgo • En cáncer de mama, el varón no tiene riesgo ni lo transmite. • Si el problema es hereditario, no tiene tratamiento BIBLIOGRAFÍA Bennett RL: The Practical Guide to the Genetic Family History. 2nd ed. New Jersey: Wiley-Blackwell Inc, 2010. Biesecker LG, Aase JM, Clericuzio C, Gurrieri F, Temple IK, Toriello H: Elements of morphology: Standard terminology for the hands and feet. Am J Med Genet A 2009;149A:93- 127. 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Malformación. B. Deformación. C. Displasia. D. Disrupción. 2. Las técnicas de fertilización asistida se relacionan con una mayor frecuencia del siguiente síndrome: A. Down. B. Acondroplasia. C. Silver-Russell. D. Beckwith-Wiedemann. 3. La talla esperada para la hija de una pareja en la que el padre mide 1. 78 m y la madre 1.65 m será: A. 1.78 a 6.5 cm. B. 1.65 m ± 4 cm. C. 1.65 m a 6.5 cm. D. 1.58 m + 4 cm. 4. La talla baja prenatal y posnatal con facies triangular, boca en forma de carpa, hemihipotrofia y manchas café con leche sugiere: A. Síndrome de Silver-Russell. B. Neurofibromatosis tipo 1. C. Displasia fibrosa poliostótica. D. Síndrome de Noonan. 5. La polidactilia preaxial con inserción proximal del hallux es un dato cardinal de: A. Síndrome de Holt-Oram. B. Embriopatía por alcohol. C. Embriopatía diabética. D. Síndrome de Greig. 6. La mano en tridente es un signo característico en: A. Síndrome de Marfan. B. Acondroplasia. C. Síndrome de Morquio. D. Pancitopenia de Fanconi. 7. La presencia de obesidad, retraso mental, polidactilia posaxial, distrofia retiniana, anomalías renales e hipogenitalismo son datos del síndrome de: A. Bardet-Biedl. B. Prader-Willi. C. Aarskog. D. Robinow. 8. La gastrosquisis se caracteriza por: A. Involucro del cordón umbilical. B. Defecto de rectos anteriores a nivel infraumbilical. C. Salida de intestinos a cavidad amniótica. E. Mayor riesgo de otras malformaciones que el onfalo- cele. 9. La hipomimia facial se encuentra en el síndrome de: A. Kabuki. B. Poland. C. Freeman-Sheldon. D. Schwartz-Jampel. 10. La presencia de pliegues plantares profundo sugiere: A. Trisomía 8. B. Trisomía 13. C. Trisomía 18. D. Trisomía 21. Respuestas correctas 1.C 2.D 3.B 4.A 5.C 6.B 7.A 8.C 9.D 10. A 85 © E di to ria l E l m an ua l m od er no F o to c o p ia r s in a u to ri z a c ió n e s u n d e lit o . ANEXO I Árbol genealógico en la historia genética Victoria del Castillo Ruíz Un componente básico e indispensable de todo expe- diente clínico es el árbol genealógico o pedigrí que es la representación gráfica de la historia médica familiar mediante la utilización de símbolos, algunos de uso más común (figura 1) y otros de menor frecuencia, por ejem- plo, motivados por técnicas de reproducción asistida (figura 2). Es el primer paso para establecer el riesgo de padecimientos genéticos y debe regirse en un marco de respeto a la situación sociocultural, religiosa y a la auto- nomía del individuo o de la pareja, sin emitir juicios que condicionen culpabilidad ni que violen la confidenciali- dad de la información obtenida. Para la elaboración del árbol es importante utilizar un lenguaje sencillo, común y respetuoso, pero a la vez con un interrogatorio intencionado que permita obtener información lo más completa posible. Se debe empezar con el probando conocido también como caso índice, propositus si es varón o propósita si es mujer (individuo afectado a partir del cual se hace la historia) o por el con- sultante (familiar sano que solicita asesoramiento), los cuales son identificados con una flecha; posteriormente, se agregan los familiares de primer grado, los de segundo y así de forma sucesiva, en general, un esquema básico contempla tres generaciones, pero si la información es confiable se pueden tener otras más. Las generaciones se refieren con números romanos y en cada una se colocan los individuos de izquierda a derecha, del mayor al menor e identificándolos con números arábigos, empe- zando siempre con el número uno. Cada característica o padecimiento tendrá un símbo- lo especial que permitirá reconocer a los sujetos que la posean, se pondrán tantos signos como se consideren necesarios, pero siempre deberán hacerse todo tipo de aclaraciones pertinentes al pie del árbol. En cada indivi- duo se pueden agregar datos como talla, edad actual, edad al fallecimiento, semanas de embarazo, apellidos, entre otros, de tal forma que se cuente con una historia familiar lo más completa posible, sin olvidar que la infor- mación de familiares no afectados es tan importante como la de afectados. Muchos datos no se obtienen de forma espontánea, por lo que deben preguntarse de manera intencionada, por ejemplo, el origen étnico, exposición a agentes ambientales, si hay afectados con otras manifestaciones del padecimiento, individuos muertos, abortos espontá- neos o inducidos, óbitos, adopción o productos de dife- rentes parejas. Es importante establecer si el matrimonio es consanguíneo y el grado de parentesco que permita determinar la proporción en que comparten su material genético (figura 3): Primer grado comparten la mitad de sus genes la relación con padres, hijos y hermanos que incluyen a los gemelos dicigotos. Segundo grado comparten 25% de genes: abuelo- nieto, tío- sobrino, medios hermanos, dobles primos hermanos. Tercer grado tienen 12.5% de genes comunes: primos her- manos, medio tío-sobrino. Cuarto grado comparten 6.25% de su material genético: medios primos hermanos, tío-sobrino de primos hermanos. Quinto grado tienen 3.12% de genes en común los primos segundos. Es frecuente que se requieran varias sesiones para obte- ner todos los datos, ya que en ocasiones la información inicial es confusa, incompleta o errónea, por lo que puede requerirse la revisión clínica de familiares para comparar rasgos fenotípicos e inclusive de ser necesarios se les deben realizar estudios de laboratorio o gabinete. Datos como la consanguinidad entre los padres obliga a descartar una patología autosómica recesiva o multifac- torial y la presencia de varones afectados en diferentes generaciones relacionados por rama materna orientan hacia un problema recesivo ligado al X. La elaboración del árbol es importante para un ade- cuado análisis del mismo y de esa forma tratar de esta- blecer la etiología del cuadro con objeto de valorar los riesgos y opciones reproductivas que se puedan plan- tear. A continuación se mencionan algunos datos claves en el pedigrí que orientan a un patrón de herencia (figuras 4A-F): a) Cromosómico: • Multimalformaciones con retraso en el desarrollo físi- co y mental. • Retraso mental en particular con otras dismorfias. • Alteraciones de la diferenciación sexual (hipogonadismo, ambigüedad de genitales, amenorrea, ginecomastia). • Trastornos reproductivos (esterilidad/infertilidad, abortos de repetición, óbitos, mortinatos). © E di to ria l E l m an ua l m od er no F o to c o p ia r s in a u to ri z a c ió n e s u n d e lit o . 86 Genética clínica Hombre Portadora de carácter recesivo ligado al X Mujer Sexo no especificado Afectados Embarazo Caso índice, propositus (-ta) Consultante Óbito semanas Aborto espontáneo, afectado (sexo, semanas) Número de individos Interrupción gestación Fallecido (a) Gemelos dicigotos Apareamiento Pareja separada Gemelos monocigotos Consanguinidad Descendencia Heterocigotos a) b) Sin descendencia Adopción a) por decisión b) infertilidad I II Generaciones en números romanos Individuos en números arábigos 1 2 1 2 E 3 2 4 Portadores presintomáticos Figura 1. Simbología del árbol genealógico. © E di to ria l E l m an ua l m od er no F o to c o p ia r s in a u to ri z a c ió n e s u n d e lit o . Anexo I 87 Donador de esperma Embarazo con esperma de la pareja pero con óvulo de donadora Embarazo con gametos de una pareja y útero subrogado a) b) Embarazo con esperma de la pareja y óvulo y útero de a) mujer no emparentada b) hermana de la esposa Adopción programada con donadores de gametos D D D S D D D D Figura 2. Simbología del árbol genealógico en reproducción asistida. • Femenina con talla baja aún sin estigmas de síndrome de Turner. b) Autosómico dominante (figura 4A). • Transmisión vertical de generación a generación. • Ambos sexos afectados. • Transmisión de varón a varón. • Riesgo habitual de transmisión del 50%. • Excepciones: mutación de novo, no penetrancia (figu- ra 4B). c) Autosómico recesivo (figura 4C). • Transmisión horizontal. • Ambos sexos afectados. • Mayor frecuencia de consanguinidad. • Por lo general ambos padres sanos con riesgo de recu- rrencia de 25%. d) Recesivo ligado al X (figura 4D). • Por lo general sólo varones afectados, emparentados por rama materna. • No hay transmisión de varón a varón, sólo a través de mujeres. • Todas las hijas de un varón afectado serán porta- doras. • El 50% de los hijos de una portadora estarán afec- tados. e) Dominante ligado al X (figura 4E). • Mayor afectación en varones, inclusive mortalidad. • Si es mortal, múltiples abortos masculinos y sólo mujeres afectadas. • Si no es letal, el varón afectado transmite el gen a todas sus hijas. • No hay transmisión de varón a varón. • La mujer afectada transmite el gen al 50% de su des- cendencia. f) Multifactorial. • Saltos generacionales. • No hay patrón definido de herencia. © E di to ria l E l m an ua l m od er no F o to c o p ia r s in a u to ri z a c ió n e s u n d e lit o . 88 Genética clínica GRADO DE PARENTESCO EJEMPLOS PRIMER GRADO Padres-hijos Hermanos 1/2 SEGUNDO GRADO Tio-sobrino Abuelo-nieto Medios hermanos 1/4 Dobles primos hermanos TERCER GRADO Primos hermanos 1/8 Medio tío-sobrina CUARTO GRADO Tío-sobrina con un salto generacional 1/16 GENES COMPARTIDOS Figura 3. Proporción de genes compartidos en diferentes grados de parentesco. • Mayor riesgo en relación a número de afectados, con- sanguinidad, severidad, parentesco cercano y sexo con menor frecuencia de afectación. g) Mitocondrial (figura AI-4F). • Transmisión sólo vía materna. • Ambos sexos afectados. • Expresividad muy variable. Existen otras situaciones que pueden complicar el análi- sis como son: • Familia pequeña, ya que ante un cuadro clínico