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urologia-12-amir-10-10
76 pag.
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MANUAL AMIR
UROLOGÍA
(12.ª edición)
ISBN
978-84-17567-46-0
DEPÓSITO LEGAL
M-22154-2019
ACADEMIA DE ESTUDIOS MIR, S.L.
www.academiamir.com
info@academiamir.com
DISEÑO, MAQUETACIÓN E ILUSTRACIONES
Iceberg Visual Diseño, S.L.N.E.
Nuestra mayor gratitud a Alberto Argón, alumno de la 
academia, por haber realizado de manera desinteresada una 
revisión de erratas de nuestros manuales de 11.ª edición, que 
ha permitido mejorar esta 12.ª edición.
La protección de los derechos de autor se extiende tanto al contenido redac-
cional de la publicación como al diseño, ilustraciones y fotografías de la misma, 
por lo que queda prohibida su reproducción total o parcial sin el permiso del 
propietario de los derechos de autor.
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5
AUTORES
DIRECCIÓN
EDITORIAL
RELACIÓN GENERAL DE AUTORES
FRANCO DÍEZ, EDUARDO (23)
CAMPOS PAVÓN, JAIME (12)
RUIZ MATEOS, BORJA (43)
SUÁREZ BARRIENTOS, AIDA (46)
SÁNCHEZ VADILLO, IRENE (4)
GALLO SANTACRUZ, SARA (24)
SESMA ROMERO, JULIO (28)
AMMARI SÁNCHEZ-VILLANUEVA, FADI (6)
ADEVA ALFONSO, JORGE (1)
ALEDO-SERRANO, ÁNGEL (2)
ALONSO PEREIRO, ELENA (3)
ALONSO SANZ, JAVIER (4)
ÁLVAREZ ANDRÉS, EVA (5)
AMMARI SÁNCHEZ-VILLANUEVA, FADI (6)
ANTÓN MARTIN, MARÍA DEL PILAR (7)
ANTÓN SANTOS, JUAN MIGUEL (8)
ARREO DEL VAL, VIVIANA (4)
BALBACID DOMINGO, ENRIQUE J. (4)
BARRIO GIMÉNEZ, PABLO (9)
BATALLER TORRALBA, ÁLEX (9)
BENAVENT NÚÑEZ, DIEGO (4)
BERNAL BELLO, DAVID (10)
BUZÓN MARTÍN, LUIS (1)
CABELLO MURGI, FRANCISCO JAVIER (11)
CABRERA MARANTE, ÓSCAR (12)
CAMPOS PAVÓN, JAIME (12)
CANO-VALDERRAMA, ÓSCAR (13)
CARDOSO-LÓPEZ, ISABEL (14)
CARRILLO TORRES, PILAR (9)
CASTRO RODRÍGUEZ, JAVIER (15)
CAZORLA-MORALLÓN, DIEGO (16)
CIFRE SERRA, PERE JOSEP (17)
CORRALES BENÍTEZ, CARLOS (4)
CUESTA HERNÁNDEZ, MARTÍN (13)
CUÑO ROLDÁN, JOSÉ LUIS (10)
DÁVILA GONZÁLEZ, PABLO (18)
DE MIGUEL-CAMPO, BORJA. (12)
DELGADO MÁRQUEZ, ANA MARÍA (12)
ESTEBAN-SÁNCHEZ, JONATHAN (19)
EZCURRA DÍAZ, GARBIÑE (20)
FERRE-ARACIL, CARLOS (21)
FORTUNY FRAU, ELENA (22)
FRANCO DÍEZ, EDUARDO (23)
GALLO SANTACRUZ, SARA (24)
GANDÍA GONZÁLEZ, MARÍA LUISA (4)
GARCÍA CARRERAS, ALEJANDRO (1)
GARCÍA SEBASTIÁN, CRISTINA (23)
GARCÍA-ESCRIBANO MARTÍN,
FLORENCIO (13)
GIMÉNEZ VALLEJO, CARLOS (25)
GÓMEZ ROMERO, MARÍA (26)
GÓMEZ-MAYORDOMO, VÍCTOR (13)
GÓMEZ-PORRO SÁNCHEZ, PABLO (21)
GONZÁLEZ ROCAFORT, ÁLVARO (4)
GREDILLA-ZUBIRÍA, ÍÑIGO (27)
GUIJARRO VALTUEÑA, AINHOA (21)
HERRERO BROCAL, MARTA (28)
IBÁÑEZ-SANZ, GEMMA (17)
IGUALADA BLÁZQUEZ, CRISTINA (1)
IRLES VIDAL, CARLOS (29)
LALUEZA BLANCO, ANTONIO (12)
LÓPEZ FLÓREZ, LUZ (1)
LÓPEZ-SERRANO, ALBERTO (16)
LORENZO HERNÁNDEZ, MIGUEL (29)
LOUREIRO AMIGO, JOSÉ (9)
LOZANO GRANERO, CRISTINA (23) 
LUENGO ALONSO, GONZALO (12)
MAGDALENO TAPIAL, JORGE (30)
MANJÓN RUBIO, HÉCTOR (23)
MARTÍN DOMÍNGUEZ,
FRANCISCO MANUEL (6)
MARTÍN GUIJARRO, DIEGO (31)
MARTÍN RUBIO, INÉS (21)
MARTÍNEZ DÍEZ, JOSÉ MANUEL (4)
MARTOS GISBERT, NATALIA (5)
MELÉ NINOT, GEMMA (32)
MOGAS VIÑALS, EDUARD (33)
MONJO HENRY, IRENE (4)
MUERTE-MORENO, IVÁN (13)
NAVARRO ÁVILA, RAFAEL JOSÉ (12)
ORTIZ SALVADOR, JOSÉ MARÍA (29)
OTAOLA ARCA, HUGO (10)
PADULLÉS CASTELLÓ, BERNAT (9)
PAREJO CORTÉS, VÍCTOR (34)
PASCUAL GUARDIA, SERGI (35)
PASCUAL MARTÍNEZ, ADRIANA (36)
PEÑA MORENO, ANA (1)
PÉREZ SÁNCHEZ, EZEQUIEL JESÚS (37)
PÉREZ TRIGO, SILVIA (12)
PINILLA SANTOS, BERTA (38)
PINTOS PASCUAL, ILDUARA (39)
PIRIS BORREGAS, SALVADOR (12)
PLASENCIA RODRÍGUEZ, CHAMAIDA (4)
RABIH KHANJI, USAMAH (1)
RAMIRO MILLÁN, PATRICIA (40)
RAMOS JIMÉNEZ, JAVIER (23)
RIVERO SANTANA, BORJA (4)
RODRÍGUEZ-BATLLORI ARÁN, BEATRIZ (41)
ROMERO MOLINA, SALVADOR (42)
RUIZ MATEOS, BORJA (43)
SÁNCHEZ DELGADO, LAURA (44)
SÁNCHEZ MORENO, JOSÉ MANUEL (45)
SÁNCHEZ VADILLO, IRENE (4)
SESMA ROMERO, JULIO (28)
SEVILLA-RIBOTA, SERGIO (44)
SOUTO SOTO, AURA DANIELA (21)
SUÁREZ BARRIENTOS, AIDA (46)
TABEAYO ÁLVAREZ, ELOY (4)
TAJIMA POZO, KAZUHIRO (47)
TALLAFIGO MORENO,
FERNANDO LEOPOLDO (6)
TARAMINO PINTADO, NOELIA (12)
TEIGELL MUÑOZ, FRANCISCO JAVIER (8)
TORRES FERNÁNDEZ, DAVID (12)
TOUZA FERNÁNDEZ, ALBERTO (48)
UDONDO GONZÁLEZ DEL TÁNAGO,
MARÍA (49)
VALTUEÑA SANTAMARÍA, JARA (50)
VÁZQUEZ GÓMEZ, FELISA (51)
VÁZQUEZ GÓMEZ, JULIO ALBERTO (52)
VELASCO TAMARIZ, VIRGINIA (12)
VILLANUEVA MARTÍNEZ, JAVIER (8)
VÍQUEZ DA SILVA, RODRIGO (42)
H. G. U. Gregorio Marañón. Madrid.
H. Ruber Internacional. Madrid.
H. U. del Sureste. Arganda del Rey, Madrid.
H. U. La Paz. Madrid.
H. U. Severo Ochoa. Madrid.
H. U. Virgen del Rocío. Sevilla.
Phoenix Children´s Hospital. Phoenix, EE.UU.
H. Infanta Cristina. Parla, Madrid.
H. Clinic. Barcelona.
H. U. de Fuenlabrada. Madrid.
H. U. i Politecnic La Fe. Valencia.
H. U. 12 de Octubre. Madrid.
H. C. San Carlos. Madrid.
H. Ntra. Sra. de América. Madrid.
H. U. Reina Sofía. Córdoba.
H. U. San Juan de Alicante. Alicante.
H. U. de Bellvitge. L’Hospitalet de
Llobregat, Barcelona.
H. de Manacor. Mallorca.
H. U. de Getafe. Madrid.
H. U. Germans Trias i Pujol. Badalona.
H. U. Puerta de Hierro. Madrid.
H. U. Son Espases. Palma de Mallorca.
H. U. Ramón y Cajal. Madrid.
H. Can Misses. Ibiza.
Centre d’Ophtalmologie Sainte Odile. 
Alsacia, Francia.
H. U. Joan XIII. Tarragona.
H. Quironsalud A Coruña. La Coruña.
H. G. U. de Alicante. Alicante.
H. Central U. de Valencia. Valencia.
H. G. U. de Valencia. Valencia.
H. U. de Móstoles. Madrid.
H. U. Sagrat Cor. Barcelona.
H. U. Vall d’Hebron. Barcelona.
H. U. de Girona Dr. Josep Trueta. Girona.
Parc de Salut Mar. Barcelona.
H. U. Infanta Elena. Madrid.
Instituto de Neuropsiquiatría y
Adicciones, PSMAR. Barcelona.
Psiquiatra en ámbito privado. Madrid.
H. U. Fundación Jiménez Díaz. Madrid.
H. C. U. Lozano Blesa. Zaragoza.
H. U. de La Princesa. Madrid.
H. U. Virgen de la Victoria. Málaga.
H. Central de la Cruz Roja. Madrid.
H. U. Río Hortega. Valladolid. 
H. U. Virgen de las Nieves. Granada.
Clínica U. de Navarra. Madrid.
H. U. Fundación Alcorcón. Madrid.
H. U. de Torrejón. Madrid.
H. U. de Basurto. Bilbao.
H. C. U. de Valladolid. Valladolid.
H. U. HM Montepríncipe. Madrid.
H. Infantil U. Niño Jesús. Madrid.
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7
ORIENTACIÓN MIR
Rendimiento por asignatura
(preguntas por página)
Número medio de preguntas
(de los últimos 11 años)
Eficiencia MIR
(rendimiento de la asignatura
corregido por su dificultad en el MIR)
La Urología es una asignatura corta y muy rentable en el MIR. Aunque no aporta un número de preguntas tan elevado como otras 
asignaturas, los temas son predecibles y la dificultad de las preguntas suele ser baja o intermedia, lo cual hace el estudio del manual 
muy rentable.Todos los temas tienen una importancia similar puesto que suele caer una pregunta por cada uno.
1,1 6 5,9
Tema 1. Anatomía
Tema 3. Incontinencia urinaria
Tema 12. Cáncer testicular
Tema 13. Aspectos quirúrgicos
del trasplante renal
1 1 0 0 1 1 0 0 0 1
1 1 0 0 0 0 0 0 0 1
0 1 0 1
1 0 0 0 0 0 0 0 0 1
Tema 5. Infecciones urinarias
Tema 10. Tumores uroteliales
Tema 11. Tumores renales
Tema 9. Cáncer de próstata
Tema 8. Hiperplasia benigna
de la próstata
año
año
Tema 7. Litiasis urinaria 13
11
9
8
6
6
5
5
3
2
2
1 1 1 0 0 2 3 0 2 1 2
1 1 1 2 0 1 1 1 0 1 2
1 1 2 1 1 1 1 0 0 1
1 0 1 0 1 1 1 1 1 0 1
Tema 4. Andrología
0 1 0 1 0 1 0 0 0 3
0 0 2 1 1 0 0 0 1 0 1
0 0 0 0 0 0 0 1 1 1 2
Distribución por temas
Tendencia general 2009-2019 Importancia de la asignatura dentro del MIR
Eficiencia MIR de la asignatura
DG ETCD MCNMGC NR ED HMPQNFTM UR DMOR OFIMRM IFPD
1
- eficiente + eficiente
2,6 2,8 3,3 3,7 5 5,3 5,4 5,4 5,8 5,9 6 6,3 6,4 6,5 6,6 6,8 7,5 7,7 10
85 107 7 7 6 4 7 6 3
1809 10 11 12 13 14 15 16 17 19
2,67%
2,67%
3,13%
2,06%
1,99%
1,83%
7,30%
4,09% 5,88%
7,18%
6,68%
7,94%
4,20% 5,35%
8,25%
4,43% 4,93%
10,20%
4,55% 4,66%
DG
ET
CD
IF
MC
NM
NR
GC
ED
HMNF
RM
PD
PQ
TM
DM
UR
OR
OF
IM
1809 10 11 12 13 14 15 16 17 19
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9
ÍNDICE
TEMA 1 ANATOMÍA ......................................................................................................................................13
 1.1. Embriología ........................................................................................................................................... 13
 1.2. Estructura y relaciones anatómicas ......................................................................................................... 14
 1.3. Vascularización renal ............................................................................................................................. 15
 1.4. Pruebas de imagen en el estudio de la vía urinaria ................................................................................. 16
 1.5. Semiología urológica ............................................................................................................................. 17
Autores: Aura Daniela Souto Soto, Bernat Padullés Castelló, Víctor Parejo Cortés.
TEMA 2 FISIOLOGÍA DE LA MICCIÓN ...........................................................................................................18
 2.1. Inervación y anatomía ............................................................................................................................ 18
 2.2. Ciclo miccional ...................................................................................................................................... 18
 2.3. Lesiones medulares ................................................................................................................................ 19
Autores: Aura Daniela Souto Soto, Bernat Padullés Castelló, Víctor Parejo Cortés.
TEMA 3 INCONTINENCIA URINARIA .............................................................................................................22
 3.1. Incontinencia de urgencia ...................................................................................................................... 22
 3.2. Incontinencia de esfuerzo ...................................................................................................................... 23
 3.3. Incontinencia de orina por rebosamiento ............................................................................................... 23
Autores: Aura Daniela Souto Soto, Bernat Padullés Castelló, Víctor Parejo Cortés.
TEMA 4 ANDROLOGÍA ..................................................................................................................................25
 4.1. Disfunción eréctil ................................................................................................................................... 25
 4.2. Enfermedad de La Peyronie ................................................................................................................... 25
 4.3. Eyaculación precoz ................................................................................................................................ 26
Autores: Víctor Parejo Cortés, Hugo Otaola Arca, Bernat Padullés Castelló.
TEMA 5 INFECCIONES URINARIAS ...............................................................................................................27
 5.1. Introducción .......................................................................................................................................... 27
 5.2. Etiología ................................................................................................................................................ 27
 5.3. Patogenia .............................................................................................................................................. 27
 5.4. Diagnóstico ............................................................................................................................................ 28
 5.5. Clasificación ........................................................................................................................................... 29
 5.6. Síndromes clínicos y su tratamiento ....................................................................................................... 29
 5.7. Infecciones en situaciones especiales ..................................................................................................... 32
 5.8. Profilaxis antibiótica en cirugía urológica ................................................................................................ 34
 5.9. Tuberculosis (TBC) genitourinaria ........................................................................................................... 34
Autores: Víctor Parejo Cortés, Hugo Otaola Arca, Borja Rivero Santana.
TEMA 6 CISTITIS INTERSTICIAL ....................................................................................................................36
Autores: Víctor Parejo Cortés, Hugo Otaola Arca, Bernat Padullés Castelló.
TEMA 7 LITIASIS URINARIA ..........................................................................................................................37
 7.1. Epidemiología ........................................................................................................................................ 37
 7.2. Patogenia .............................................................................................................................................. 37
 7.3. Etiología ................................................................................................................................................ 37
 7.4. Evaluación del paciente con litiasis urinaria ............................................................................................ 38
 7.5. Formas clínicas ....................................................................................................................................... 39
 7.6. Tratamiento ........................................................................................................................................... 39
Autores: Víctor Parejo Cortés, Hugo Otaola Arca, Bernat Padullés Castelló.
TEMA 8 HIPERPLASIA BENIGNA DE PRÓSTATA ...........................................................................................41
 8.1. Introducción .......................................................................................................................................... 41
 8.2. Hiperplasia benigna de próstata .............................................................................................................41
Autores: Hugo Otaola Arca, Víctor Parejo Cortés, Aura Daniela Souto Soto.
TEMA 9 CÁNCER DE PRÓSTATA ...................................................................................................................44
 9.1. Epidemiología ........................................................................................................................................ 44
 9.2. Etiología ................................................................................................................................................ 44
 9.3. Clasificación ........................................................................................................................................... 44
 9.4. Diagnóstico ............................................................................................................................................ 45
 9.5. Tratamiento del CP ................................................................................................................................ 47
Autores: Hugo Otaola Arca, Víctor Parejo Cortés, Aura Daniela Souto Soto.
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10
TEMA 10 TUMORES UROTELIALES .................................................................................................................51
 10.1. Cáncer de vejiga .................................................................................................................................... 51
 10.2. Carcinoma urotelial de la vía urinaria superior ....................................................................................... 53
Autores: Hugo Otaola Arca, Víctor Parejo Cortés, Borja Rivero Santana.
TEMA 11 TUMORES RENALES ........................................................................................................................55
 11.1. Carcinoma de células renales ................................................................................................................. 55
 11.2. Tumores renales sólidos de comportamiento benigno ............................................................................ 58
Autores: Hugo Otaola Arca, Víctor Parejo Cortés, Aura Daniela Souto Soto.
TEMA 12 CÁNCER TESTICULAR ......................................................................................................................60
 12.1. Clasificación ........................................................................................................................................... 60
 12.2. Tumores de células germinales .............................................................................................................. 60
 12.3. Tumores no germinales .......................................................................................................................... 64
 12.4. Metástasis y afectación secundaria ........................................................................................................ 64
Autores: Bernat Padullés Castelló, Aura Daniela Souto Soto, Hugo Otaola Arca.
TEMA 13 ASPECTOS QUIRÚRGICOS DEL TRASPLANTE RENAL .......................................................................65
 13.1. Consideraciones técnicas ....................................................................................................................... 65
 13.2. Complicaciones quirúrgicas .................................................................................................................... 65
Autores: Bernat Padullés Castelló, Aura Daniela Souto Soto, Borja Rivero Santana.
TEMA 14 TRAUMATISMO GENITOURINARIO ..................................................................................................67
 14.1. Trauma renal ......................................................................................................................................... 67
 14.2. Trauma ureteral ..................................................................................................................................... 67
 14.3. Trauma vesical ....................................................................................................................................... 68
 14.4. Trauma uretral ....................................................................................................................................... 68
 14.5. Trauma genital ...................................................................................................................................... 68
 14.6. Priapismo ............................................................................................................................................... 68
Autores: Bernat Padullés Castelló, Aura Daniela Souto Soto, Hugo Otaola Arca.
TEMA 15 ESTENOSIS DE URETRA EN EL VARÓN ............................................................................................69
Autores: Bernat Padullés Castelló, Aura Daniela Souto Soto, Hugo Otaola Arca.
FÁRMACOS EN UROLOGÍA ...................................................................................................................................70
FÁRMACOS EN URO-ONCOLOGÍA .........................................................................................................................71
BIBLIOGRAFÍA .......................................................................................................................................................74
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CURIOSIDAD
El primer trasplante renal en humanos lo realizo el ucraniano 
Yu Yu Voronoy en 1.933 en Kiev, colocando el riñón en 
la cara interna del muslo de una paciente intoxicada por 
mercurio. La paciente sobrevivió dos días.
11
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13
1.1. Embriología
Todos los componentes del aparato genitourinario derivan del 
mesodermo intermedio (MIR 12, 210), excepto la próstata, 
la uretra, las glándulas de Cowper y vejiga (menos el trígono), 
que proceden del seno urogenital (derivado del alantoides), 
que es de origen endodérmico.
Durante el desarrollo embrionario el riñón pasa por tres etapas 
que se solapan parcialmente: pronefros, mesonefros y metane-
fros (MIR), cuyo desarrollo ocurre en secuencia crneocaudal. El 
metanefros proviene de los somites (MIR 10, 223) (estructuras 
embrionarias formadas en el mesodermo paraxial a ambos 
lados de la notocorda), que también originan el esqueleto y 
musculatura axiales. Hacia la novena semana de desarrollo 
el metanefros se une al primordio ureteral (derivado de la 
porción distal del mesonefros), originando el riñón y la vía 
excretora definitivos, que deberán migrar desde su situación 
pélvica original a la lumbar retroperitoneal definitiva. Durante 
esta migración se produce una rotación de un cuarto de vuelta 
hacia medial para situar su zona convexa lateralmente.
Las gónada indiferenciada se diferencia a testículo u ovario por 
la presencia o ausencia de cromosoma Y.
Lo más importante es conocer el origen embriológico y la anatomía 
del aparato urinario. Está creciendo el número de preguntas directas 
de anatomía (con imagen) en el MIR. 
Enfoque MIR
Porción vesical del
seno urogenital
(o seno urogenital superior)
Porción pélvica y fálica
del seno urogenital 
Conductos paramesonéfricos
fusionados (o de Müller)
Conducto mesonéfrico
(o de Wolff)
Porción peneana
del seno urogenital 
Tubérculo genital
Metanefros
Recto
Tabique urorrectal
Conducto metanéfrico
Figura 1. Embriología urogenital.
Autores: Aura Daniela Souto Soto, H. U. Puerta de Hierro (Madrid). Bernat Padullés Castelló, H. Clínic (Barcelona). Víctor Parejo Cortés, H. U. de 
Girona Josep Trueta (Gerona).
Anatomía
Tema 1
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Manual AMIR · Urología
14
En el varón las gónadas descienden hacia la cavidad escrotal 
que surge a partir del pliegue genital. El conducto meso-
néfrico o de Wolff evoluciona hasta formar la vía excretora 
genital: epidídimo, deferente, vesículas seminales y conductos 
eyaculadores. El conducto paramesonéfrico o de Müller 
se atrofia y al nacimiento persisten remanentes vestigiales: 
utrículo prostático (veru montanum) y las hidátides testiculares.
En la mujer las gónadas permanecen en situación intraab-
dominal y el conducto de Müller se desarrolla para crear las 
trompas de Falopio, el útero y el tercio superior de la vagina. 
El conducto de Wolff permanece como vestigio residual, 
discurriendo paralelo a trompas y útero, como el conducto de 
Gartner, el epóforon y el paraoóforon.
Los genitales externos se forman por indiferenciación del 
tubérculo genital.
(Ver figura 2)
1.2. Estructura y relaciones anatómicas
Los riñones están situados en el retroperitoneo, rodeados de 
grasa, que le protegen de los traumatismos. Distinguimos la 
grasa perirrenal (envuelve al riñón) y la pararrenal (rodea a 
la anterior), separadas por la fascia de Gerota.
El sistema excretor se origina a partir de las papilas renales, forma-
das por los conductos colectores, que desembocan en los cálices 
menores en número de 10 aproximadamente y que confluyen en 
los cálices mayores (3), que a su vez vierten a la pelvis renal. 
Esta última se afila y se continúa con el uréter a través de la 
unión pieloureteral, el cual discurre paralelo a la columna ver-
tebral apoyado sobre el músculo psoas, cruzando por delante 
los vasos ilíacos a nivel de la articulación sacroilíaca. Durante su 
Gónada indiferenciada
Hormona antimülleriana 
(H.A.M.)
Testosterona
Desarrollo 
conducto de Wolff
(mesonéfrico)
Atrofia del 
conducto de Müller
- Epidídimo
- Deferente
- Vesículas seminales
- Conducto eyaculador
- Veru montanum
(colículo seminal)
- Hidátides testiculares
Ausencia testosterona
Presencia estrógenos
Desarrollo
conducto de Müller
(paramesonéfrico)
Atrofia del 
conducto de Wolff
- Conducto de Gartner
- Epoóforon
- Paraóforon
- Útero
- Vagina
- Trompas
Ausencia
de H.A.M.
Teste Ovario
Figura 2. Diferenciación de las gónadas
A B
C D
Figura 3. Cortes tomográficos que muestran la ubicación retroperitoneal de 
los riñones, así como sus principales relaciones anatómicas con el resto de las 
estructuras abdominales.
Figura 4. La figura muestra la disposición del sistema genitourinario en el retro-
peritoneo y la pelvis en una preparación cadavérica. En rojo se ha coloreado 
la vascularización arterial y en azul la circulación de retorno venoso. Debe 
observarse el recorrido de los uréteres a cada lado y cómo éstos en su descenso 
cruzan por encima de los vasos ilíacos.
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Tema 1 · Anatomía
15
recorrido es cruzado por los vasos colónicos izquierdos y vasos 
gonadales, pasando por detrás del colon sigmoide en el lado 
izquierdo. Posteriormente se dirige, caudal y medialmente, por 
detrás de los conductos deferentes en el varón, hacia la zona 
posteroinferior vesical, donde a través de un trayecto transmu-
ral ingresa en la vejiga (MIR). La anomalía congénita más fre-
cuente del uréter es la duplicidad ureteral (MIR).
Las duplicaciones del uréter y doble sistema colector tienen 
asociación familiar, predominio en el sexo femenino (6:1), 
siguen un curso benigno y representan un hallazgo incidental 
ecográfico. En el 85% de las duplicaciones completas se cum-
ple la ley de Weigert-Meyer, que establece que:
• El uréter que drena el polo superior renal se inserta ectó-
pico, medial y distal (inferior), se comporta como obstruc-
tivo y se dilata (dilatado).
• El uréter que drena el polo inferior renal se inserta lateral 
y proximal (superior) y se comporta como refluyente (no 
dilatado).
La orina formada en las nefronas discurre por el uréter gracias 
al peristaltismo intrínseco del mismo y se almacena en la vejiga. 
La vejiga es una víscera hueca de unos 350 cc de capacidad 
media, cuya pared se encuentra conformada por tres capas:
• Mucosa: formada por el urotelio (epitelio de revestimiento 
pseudoestratificado continuo desde las papilas caliciales 
hasta la uretra peneana excluyendo la fosa navicular) y la 
membrana basal.
• Submucosa: formada por tejido conjuntivo y músculo liso 
(muscular de la mucosa).
• Muscular propia (músculo detrusor): formado por tres capas 
musculares concéntricas de diferente configuración espacial 
y una fina capa adventicial de tejido conjuntivo íntimamente 
relacionada con la grasa perivesical (pericisto). 
El peritoneo descansa sobre la cúpula vesical y parcialmente 
sobre sus facetas laterales.
La uretra masculina consta de cuatro porciones: prostática, 
membranosa, bulbar y peneana o péndula, constituyendo 
las dos primeras la uretra posterior y las dos últimas la uretra 
anterior.
El pene consta de dos cuerpos cavernosos laterales y superiores 
y un cuerpo esponjoso (dentro del cual discurre la uretra) de 
ubicación inferior con una dilatación terminal (glande).
(Ver figura 6 en la página siguiente)
1.3. Vascularización renal
El pedículo renal está formado por una arteria y una vena que 
entran en el riñón a través del hilio renal; la vena es anterior 
con respecto a la arteria, y la pelvis renal y el uréter se localizan 
posteriormente a estas estructuras vasculares (ver figura 4 en 
la página anterior).
La vena gonadal presenta una desembocadura distinta según 
la lateralidad; mientras en el lado derecho desemboca directa-
mente en la vena cava, en el izquierdo lo hace sobre la vena 
renal. Esto hace que, tanto en la población general como en 
los pacientes con tumores renales, el varicocele izquierdo sea 
más frecuente que el derecho. 
Que a lo largo de su recorrido se evidencian tres zonas de
diámetro más reducido (lugares donde pueden quedar enclavados 
los cálculos): la unión pieloureteral, el cruce a nivel de los vasos 
ilíacos y la unión ureterovesical en su trayecto transmural.
Recuerda...
Riñón
Vejiga
Uréter del 
polo superior
Uréter del 
polo inferior
Ureterocele
Figura 5. Ley de Weigert-Meyer en duplicidad ureteral completa. A la derecha, 
urografía intravenosa en fase excretora que muestra la duplicidad completa.
Figura 7. Drenaje venoso del riñón izquierdo y relación entre la vena gonadal 
izquierda y la vena renal. 
Plexo ureteral
Vena 
cava
Plexo 
capsular
Vena 
suprarrenal
Vena 
renal
Vena
frénica inferior
Venas 
perirrenales
Vena 
gonadal
Vena 
lumbar 
ascendente
Vena 
lumbar
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Manual AMIR · Urología
16
1.4. Pruebas de imagen en el 
estudio de la vía urinaria
• Ecografía: prueba de elección para la evaluación inicial del 
riñón. Tiene las ventajas de ser barata, accesible, y no utilizar 
radiación ni medios de contraste. Permite valorar la morfo-
logía renal, diferenciación cortico-medular y distinguir entre 
masas sólidas y líquidas en el riñón. Asimismo, puede identi-
ficar otras lesiones como litiasis, angiomiolipomas o cicatrices 
de pielonefritis previas. Como inconveniente, la capacidad 
diagnóstica para patología ureteral es muy limitada, alcan-
zando su mayor precisión a nivel renal y vesical.
• Rx simple de abdomen: primera prueba a realizar en pa-
cientes con sospecha de cólico nefrítico. Permite valorar la 
presencia de imágenes de densidad calcio en el teórico tra-
yecto de la vía urinaria (litiasis). 
• Urografía intravenosa: técnica que consiste en la realiza-
ción de radiografías seriadas mientras se elimina por la vía 
urinaria un medio de contraste administrado de forma intra-
venosa. Permite definir con precisión la vía urinaria e iden-
tifica defectos de repleción en su interior; la prueba da el 
diagnóstico si en la radiografía inicial se evidenció una ima-
gencálcica (litiasis cálcica); en caso contrario, no da más in-
formación de la causa del defecto de repleción. Esta técnica 
permite asimismo evaluar la capacidad del riñón para captar y 
eliminar el medio de contraste, por lo que proporciona infor-
mación sobre la función renal. Sus inconvenientes son el uso 
de contraste y radiación, así como la ausencia de diagnóstico 
etiológico en muchos casos.
• Pielografía: consiste en administrar contraste en el interior 
de la vía urinaria por un catéter ureteral (pielografía retró-
grada) o a través de una nefrostomía percutánea (pielo-
grafía anterógrada), lo que permite identificar defectos de 
repleción en la vía urinaria de manera similar a la urografía in-
travenosa. Tiene como ventaja sobre la urografía intravenosa 
que se puede utilizar en pacientes con alergia al contraste y/o 
con insuficiencia renal, puesto que éste no se absorbe por vía 
sistémica. Como inconvenientes, es una técnica invasiva, que 
precisa radiación y solo identifica defectos de repleción.
• TC: el TC sin contraste es la técnica de elección para la eva-
luación de la litiasis urinaria (excepto las litiasis de indinavir). 
El URO-TC consta de una fase sin contraste, y tres con con-
traste (fase arterial, venosa y de eliminación), y es la técnica 
de elección para el estudio del resto de patologías urológicas, 
sobre todo la estadificación de los tumores urológicos. Como 
inconvenientes, requiere el uso radiación, es caro y su acceso 
es relativamente limitado. 
• Angiografía renal: consiste en la opacificación de las arte-
rias renales (fase arterial) por inyección directa de contraste 
dentro del vaso (punción arterial) y secundariamente de las 
venas renales (fase venosa). Con ello se obtiene una valo-
ración precisa del número de arterias y de su distribución, 
así como de la existencia de estenosis, obstrucción completa 
(trombosis) o dilatación (aneurismas). Además permite en 
muchos casos una actuación directa sobre la enfermedad 
vascular (radiología vascular intervencionista) mediante la 
angioplastia con balón, colocación de stents, etc.
• RM (MIR): técnica inocua desde el punto de vista de la ra-
diación, con una rentabilidad diagnóstica ligeramente mayor 
que la TC. No es muy accesible, y necesita contraste (gado-
Figura 6. Corte anatómico sagital de la pelvis masculina. La superficie anterior de la vejiga contacta con la sínfisis del pubis. Por fuera de ella se encuentran los múscu-
los rectos del abdomen. En la cara superior y en las paredes laterales descansa el peritoneo. Inferior a la vejiga se encuentra situada la próstata, y posterior a ésta se 
encuentra el recto. 
Vejiga urinaria
Cuello vesical
Sínfisis del pubis
Uretra
membranosa
Uretra esponjosa
Cuerpo cavernoso
Uretra prostática
Recto
Próstata
Vesícula seminal
Orificio ureteral
Cuerpo esponjoso
Conducto
eyaculador
Conducto
deferente
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Tema 1 · Anatomía
17
linio) que está contraindicado en pacientes con insuficiencia 
renal por el riesgo de fibrosis sistémica nefrogénica. Consti-
tuye la alternativa a la TC en pacientes con alergia a contras-
tes iodados (utilizados en pruebas que utilizan rayos X).
1.5. Semiología urológica
• Disuria: dolor o molestia al orinar.
• Nicturia: necesidad de levantarse por la noche para orinar.
• Polaquiuria: aumento de la frecuencia miccional.
• Poliuria: aumento del volumen miccional diario (>3 L/día).
• Oliguria: disminución del volumen miccional diario (<0,5 L/día).
• Anuria: disminución del volumen miccional diario (<0,1 L/día).
• Tenesmo: deseo constante de orinar.
• Pneumaturia: expulsión de gas con la orina. Raro. Relacio-
nado con:
- Infección de vías urinarias causada por un germen produc-
tor de gas, como E. coli.
- Fístula que comunica la vía digestiva con la vía urinaria.
• Exudado uretral: excreción de pus o material líquido por la 
uretra. 
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En el sujeto sano la micción es el resultado de la coordinación 
entre el músculo detrusor, el esfínter interno y el esfínter exter-
no uretral. La adecuada relación entre estas estructuras y su 
funcionamiento es la clave para que este proceso se realice de 
forma correcta. La micción es un acto reflejo coordinado volun-
tariamente en el que intervienen centros nerviosos superiores y 
arcos reflejos locales. La coordinación entre el funcionamiento 
de las diferentes estructuras se realiza mediante el núcleo mic-
cional pontino. 
2.1. Inervación y anatomía
Los elementos fundamentales en el ciclo miccional son el mús-
culo detrusor, el esfínter interno vesical y el externo uretral:
Músculo detrusor
Constituido por fibras musculares (70%) y colágenas (30%). 
Tiene capacidad distensible que le permite aumentar la capaci-
dad vesical durante la fase de llenado y contraerse y recuperar 
su tono inicial durante la fase de vaciado.
Su inervación es predominantemente parasimpática pro-
cedente del plexo sacro a nivel de S2-4 a través del nervio 
pélvico. El estímulo parasimpático determina la liberación de 
acetilcolina que implica la contracción del detrusor facilitando 
el vaciado vesical. En la fase de llenado el predominio simpático 
produce la activación de los receptores betaadrenérgicos que 
da lugar a la relajación muscular permitiendo el almacenamien-
to de la orina.
Esfínter interno
Corresponde al cuello vesical. Su control es involuntario y 
está mediado por el sistema nervioso simpático, derivado 
del plexo hipogástrico localizado entre T10 y L2, que libera 
noradrenalina produciendo un estímulo α-adrenérgico que 
produce el cierre del cuello vesical permitiendo el almacena-
miento de la orina. Durante la fase de vaciado se produce un 
predominio parasimpático con inhibición simpática que deter-
mina la apertura del esfínter interno.
Esfínter externo
Sometido a control voluntario. Su inervación es mediada por 
el nervio pudendo originado en el núcleo pudendo (S2-S4) 
cuyo estímulo permite el cierre de éste y por lo tanto el alma-
cenamiento de orina.
2.2. Ciclo miccional
La fase de almacenamiento se caracteriza por un predominio 
del tono simpático que condiciona el cierre esfinteriano y la 
relajación del músculo detrusor. Cuando la cantidad de orina 
es suficiente para distender la vejiga se produce el estímulo 
de mecanorreceptores de la pared vesical, lo que permite 
transmitir la sensación hasta el córtex mediante el tracto espi-
notalámico lateral. En el cerebro se integra la información y si 
el momento y el lugar no son los adecuados para realizar la 
micción, se produce una inhibición del centro sacro que impide 
la contracción detrusoriana.
Cuando la vejiga alcanza la capacidad máxima (variable según 
individuos entre 350-500 cc) y el individuo socialmente no 
puede orinar se pone en funcionamiento un arco reflejo 
mediado por el nervio pudendo. Se produce el cierre voluntario 
del esfínter estriado uretral aumentando significativamente la 
presión en este, transmitiendo mediante el nervio pudendo 
información de inhibición local al plexo sacro que condiciona 
la relajación del músculo detrusor impidiendo momentánea-
mente la micción. 
La micción se produce gracias al predominio parasimpático 
que determina la contracción detrusoriana y relajación de los 
esfínteres.
Lesiones cerebrales
Producen la interrupción de las vías que conectan la corteza 
cerebral con el núcleo pontino y en consecuencia la pérdida 
del control voluntario ya que las vías nerviosas responsables 
de la inhibición de la micción están interrumpidas. El detru-
sor es hiperactivo por liberación de los centros superiores y 
persistencia de los arcos reflejos, manteniendo la sinergia con 
los esfínteres.
Es importante que no trates de memorizar, dedica tiempo a enten-
der y conocer el mecanismo de actuación e inervación de cada una 
de las estructuras implicadas en la micción, puestoque será de 
utilidad para los temas posteriores.
Enfoque MIR
Fisiología de la micción
Tema 2
Autores: Aura Daniela Souto Soto, H. U. Puerta de Hierro (Madrid). Bernat Padullés Castelló, H. Clínic (Barcelona). Víctor Parejo Cortés, H. U. de 
Girona Josep Trueta (Gerona).
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Tema 2 · Fisiología de la micción
19
2.3. Lesiones medulares
Lesiones medulares altas
Se localizan entre el núcleo sacro y el núcleo pontino de la 
micción. Al igual que en las lesiones cerebrales, los núcleos mic-
cionales están liberados, de modo que el detrusor se contrae de 
forma autónoma. Sin embargo, la diferencia es que se produce 
una falta de coordinación entre el músculo detrusor y esfínter 
interno (disinergia vesicoesfinteriana), que condiciona inconti-
nencia urinaria de urgencia con altos residuos post-miccionales.
Lesiones medulares bajas
Se localizan sobre los núcleos sacros de la micción o en el 
nervio periférico. Si la lesión es completa, tanto el detrusor 
como el esfínter interno son arrefléxicos, por lo que la orina se 
almacena en el interior de la vejiga a baja presión, orinando el 
paciente por rebosamiento.
Se entiende por incontinencia urinaria cualquier pérdida de 
orina valorable a través de la uretra, que cause un problema 
higiénico y/o social. Las distintas clases de incontinencia apare-
cen cuando se produce una alteración en:
• La función y coordinación vesical.
• Los mecanismos anatómicos de la continencia.
• El control nervioso vesical.
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Manual AMIR · Urología
20
Figura 1. La actividad de la vejiga es regulada por el sistema nervioso central y periférico. La micción depende esencialmente de un reflejo espinal modulado por el sistema 
nervioso central, que coordina las funciones de la vejiga y la uretra. El control inhibitorio ejercido por la corteza cerebral (lóbulo frontal) posee como función evitar este 
arco reflejo, cuando éste no debe llevarse a cabo.
Vejiga urinaria
Corteza cerebral
(lóbulo frontal)
Uretra
Llenado
Uréter
Bulboprotuberancia
Centro sacro
(S2-S3-S4)
Inervación somática
(nervio pudendo)
Parasimpática
(relajación del
músculo detrusor)
Simpática
(contracción del
esfínter interno)
Somática
(contracción del
esfínter externo)
Parasimpática
(contracción del
músculo detrusor)
Simpática
(relajación del
esfínter interno)
Somática
(relajación del
esfínter externo)
Influencia
inhibidora cortical
Inervación
parasimpática
+
+
-
-
Micción
-
-
+
Inhibición
+ Estimulación
Inervación
simpática
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Tema 2 · Fisiología de la micción
21
RPM: residuos post-miccionales.
Figura 2. Las alteraciones a diferentes niveles nerviosos del control miccional conducen a diferentes tipos de incontinencia urinaria por disfunción vesical.
Lesión de la neurona superior
Causas:
- Lesiones medulares traumáticas
- Lesiones medulares congénitas
- Esclerosis múltiple
- Neoplasias
Lesión de la neurona inferior
Causas:
- Lesiones medulares traumáticas
- Lesiones medulares congénitas
- Traumatismos quirúrgicos
- Neoplasias
- Compresión extrínseca
(hernia de disco)
Lesión de la neurona central
Causas:
- Accidente cerebrovascular
- Esclerosis múltiple
- Enfermedad de Alzheimer
Incontinencia urinaria
de urgencia con bajos RPM
(urgencia motora)
Incontinencia urinaria
de urgencia con altos RPM
(disinergia vesicoesfinteriana)
Incontinencia de
orina por
rebosamiento
Residuo posmiccional
Esfínter denervado
Contracción involuntaria
del músculo detrusor
Hiperactividad del
músculo detrusor
Capacidad vesicular
aumentada
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3.1. Incontinencia de urgencia
Se define como la pérdida involuntaria de orina asociada a un 
deseo repentino, irreprimible voluntariamente.
La incontinencia urinaria de urgencia no se entiende como 
una enfermedad en sí misma, sino como un síntoma de una 
patología subyacente.
El mecanismo fisiopatológico de la incontinencia urinaria de 
urgencia es la presencia de contracciones no inhibidas del 
músculo detrusor durante la fase de llenado vesical (hiperac-
tividad vesical).
La hiperactividad vesical puede estar ocasionada por trastornos 
neurológicos (esclerosis múltiple, enfermedad de Parkinson o 
los ictus), en cuyo caso se conoce como vejiga hiperactiva 
neurogénica, o bien por trastornos no neurológicos idiopáti-
cos o irritativos (infecciones, obstrucción, litiasis…) llamándose 
vejiga hiperactiva no neurogénica.
Los eventos precipitantes incluyen la sensación auditiva de 
corriente de agua, el paso de supino a bipedestación y los cam-
bios rápidos de temperatura ambiental. La frecuencia, urgencia 
y nicturia son otros síntomas irritativos que habitualmente 
acompañan a la incontinencia de urgencia.
Una correcta anamnesis es esencial para el diagnóstico de 
estos pacientes. Un elemento útil para ello son los diarios 
miccionales, que muestran de forma detallada el patrón mic-
cional del paciente, su capacidad vesical y la frecuencia de los 
episodios de incontinencia (MIR 18, 99).
La exploración física es necesaria, debiéndose realizar una 
exploración neurológica básica, relacionada principalmente 
con el tono esfinteriano.
Estudios de laboratorio, dirigidos a determinar la existencia 
de una causa tratable. El análisis de orina debe ser realizado 
siempre en un intento de descartar infección urinaria o neopla-
sia concomitante, acompañado de cultivo de orina y citolo-
gía. La medida del volumen miccional residual o residuo post-
miccional (RPM) (determinado mediante cateterismo uretral 
o ecografía) proporciona información acerca de la existencia 
de anomalías en la contracción vesical o sobre la presencia 
de resistencia de salida a nivel del tracto urinario inferior. El 
estudio urodinámico es muy útil en estos pacientes, siendo 
la cistomanometría el más valioso: es en la cistomanometría 
donde se aprecian contracciones no inhibidas del músculo 
detrusor durante la fase de llenado.
Tratamiento
Es de vital importancia la búsqueda de la causa que generó el 
cuadro, proporcionando un tratamiento específico para dicha 
patología, salvo en el caso de las variantes idiopáticas y los 
trastornos neurológicos intratables. 
El manejo óptimo de la incontinencia de urgencia se basa en 
la combinación de las medidas educacionales junto a los fár-
macos. Con esta terapia combinada se logra una mejoría en la 
mayoría de los casos.
Medidas educacionales
• Micción programada.
• Ejercicios para fortalecer la musculatura del suelo pélvico.
• Biofeedback: técnicas que ayudan al control voluntario de la 
musculatura pélvica.
Tratamiento médico
• Fármacos anticolinérgicos antimuscarínicos.
- Oxibutinina, propantelina, fesoterodina, tolterodina, 
solifenacina: pueden ser empleados solos o en combina-
ción (MIR 10, 100). Son los fármacos más eficaces, siendo 
la eficacia entre ellos similar. Los efectos colaterales no son 
infrecuentes e incluyen sequedad de boca, estreñimiento, 
visión borrosa y exacerbación del glaucoma de ángulo es-
trecho. La nueva formulación transdérmica de oxibutinina 
presenta menor sequedad bucal.
- Propiverina: es un anticolinérgico que además tiene 
efecto calcio-antagonista, lo que aumenta su poder de re-
lajación del músculo detrusor. 
• Fármacos agonistas de los receptores β3-adrenérgicos: 
mirabegron: permite la relajación de la vejiga durante la fase 
de llenado. Produce efectos adversos leves (ligero incremento 
de la tensión arterial y la frecuencia cardiaca). Recientemente 
se ha descrito como efecto adverso grave y poco frecuente 
la posibilidad de desarrollar crisis hipertensivas, por lo que 
se recomienda conocer las cifras tensionales previamente a 
iniciar el tratamiento con mirabegron.Está contraindicado en 
pacientes con HTA grave mal controlada.
Una contracción no inhibida del detrusor, habitualmente
asociada a una relajación coordinada del esfínter uretral externo, 
es la causa de la pérdida de orina en la incontinencia
por disfunción vesical.
Recuerda...
Tema de moda en el MIR, es importante conocerlo en su totalidad. 
Céntrate especialmente en el perfil típico del paciente y el trata-
miento de cada uno de los tipos de incontinencia.
Enfoque MIR
Incontinencia urinaria
Tema 3
Autores: Aura Daniela Souto Soto, H. U. Puerta de Hierro (Madrid). Bernat Padullés Castelló, H. Clínic (Barcelona). Víctor Parejo Cortés, H. U. de 
Girona Josep Trueta (Gerona).
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Tema 3 · Incontinencia urinaria
23
 A pesar de que es un fármaco de nueva aparición y necesita 
demostrar su eficacia a largo plazo, ya se acepta como trata-
miento de primera línea en vejiga hiperactiva, al mismo nivel 
que los anticolinérgicos clásicos.
• Inyección intravesical de toxina botulínica A: se inyecta 
de forma endoscópica en la pared de la vejiga, respetando el 
trígono. Paraliza la contracción del músculo detrusor.
 Tiene tasas de respuesta muy altas. Es poco agresiva. Su prin-
cipal inconveniente es el riesgo de necesitar autocateterismos 
vesicales para la micción (por excesiva parálisis del detrusor).
 El efecto tiene una duración media de 6-9 meses, pudiendo 
repetirse la inyección tantas veces como sea necesario.
Tratamiento quirúrgico
• Estimulación del tibial posterior (ETP): aplicar descargas eléc-
tricas mediante un electrodo sobre el nervio tibial posterior. 
• Neuroestimulación de raíces sacras (NERS): aplicar descar-
gas eléctricas mediante un electrodo directamente sobre el 
plexo sacro. Tanto la ETP como la NERS bloquean el sistema 
parasimpático, disminuyendo las contracciones no inhibidas 
vesicales.
• Enterocistoplastia de aumento: a mpliar la capacidad de la 
vejiga con uso de intestino, y denervación de la misma. Ciru-
gía compleja con riesgo de necesidad de autocateterismos y 
complicaciones metabólicas.
3.2. Incontinencia de esfuerzo
Se define como la pérdida urinaria que aparece en relación 
con el aumento de la presión abdominal. Como resultado de 
su ubicación, los incrementos transitorios en la presión abdo-
minal se transmiten directamente a la vejiga, requiriéndose 
una uretra en perfecto estado para contrarrestar estas fuer-
zas y mantener así la continencia. La función uretral normal 
implica un cuello vesical cerrado (esfínter uretral interno), así 
como el mantenimiento de su posición normal en la zona 
retropúbica con los incrementos de presión intraabdomi-
nal (reír, coger peso, estornudar…). El fallo en cualquiera de 
estos mecanismos conducirá a la aparición de incontinencia 
de esfuerzo.
Existen dos formas típicas de incontinencia de esfuerzo:
• Incontinencia genuina de esfuerzo: es la variante más co-
mún, y se relaciona con una pérdida de la posición normal 
del cuello vesical y la uretra proximal durante los incrementos 
de la presión abdominal (hipermovilidad uretral). Las causas 
habituales son la debilidad y el acortamiento congénito de 
la vagina, la multiparidad y la menopausia. Entre las causas 
iatrogénicas se incluye la cirugía, sobre todo la ginecológica.
• Deficiencia esfinteriana intrínseca: es una variante me-
nos común. Se debe a una disfunción parcial o completa del 
esfínter interno. Parte importante de la función uretral es su 
capacidad para proporcionar un sello mucoso a nivel del cue-
llo vesical y la uretra proximal. El mantenimiento del tono de 
cierre uretral adecuado está proporcionado por el esfínter 
uretral interno, el cual se encuentra inervado por el sistema 
nervioso simpático a través del nervio hipogástrico (T10-L2). 
Cualquier defecto en estos dos mecanismos (plasticidad de 
la mucosa, integridad del esfínter interno) pueden conducir 
al desarrollo de esta forma de incontinencia, a pesar de la 
existencia de un soporte uretral adecuado.
El tratamiento conservador de la incontinencia urinaria de 
esfuerzo incluye:
• Medidas conservadoras.
- Ejercicios de suelo pélvico: fortalecimiento de la muscula-
tura del suelo pélvico mediante los ejercicios de Kegel y los 
conos vaginales.
- Pérdida de peso.
- Eliminación del resto de factores de riesgo modificables 
como el uso crónico de la prensa abdominal (estreñi-
miento, tos crónica…).
• Tratamiento farmacológico: ningún fármaco puede con-
siderarse de elección para el tratamiento de la incontinencia 
de esfuerzo, puesto que su eficacia es prácticamente nula. 
Los fármacos que han demostrado alguna eficacia son los 
agonistas α-adrenérgicos (por su efecto sobre la contracción 
del esfínter interno) y los estrógenos (por mejorar el trofismo 
del esfínter uretral externo), pero en la práctica no se utiliza 
ninguno de los dos tratamientos por su baja eficacia y los 
posibles efectos adversos.
• Tratamiento quirúrgico de la incontinencia genuina.
- Slings o cintillas suburetrales: consiste en colocar una 
malla debajo de la uretra, que le otorgue un soporte, dis-
minuyendo así la hipermovilidad uretral.
• Tratamiento quirúrgico de la deficiencia esfinteriana.
- Esfínter urinario artificial: es un manguito que se coloca 
alrededor de la uretra, que se hincha y deshincha a volun-
tad del paciente.
- Inyecciones intrauretrales (polímeros): permiten au-
mentar la coaptación de las paredes uretrales. Riesgo de 
extrusión.
El tratamiento de la incontinencia urinaria de esfuerzo leve 
está basado en medidas conductuales, mientras que los casos 
moderados-severos o refractarios a tratamiento conservador 
son tratados con cirugía. El tratamiento farmacológico en la 
actualidad es de muy poca utilidad reservándose para casos 
seleccionados.
3.3. Incontinencia de orina por rebosamiento
Es la situación clínica en la que el paciente no consigue rea-
lizar una micción eficaz y la orina se acumula en la vejiga 
hasta que la presión endovesical supera la presión del esfínter 
externo, permitiendo la salida de una cantidad de orina (hasta 
que la presión endovesical se iguala a la esfinteriana). Así, se 
comporta como una incontinencia paradójica, en la que el 
paciente orina frecuentemente pero no es suficiente para el 
vaciado vesical.
Puede tener un origen neurógeno (lesiones medulares, neuro-
patías del nervio pélvico, etc.) o no neurógeno, fundamental-
mente por obstrucción crónica mantenida (HBP, prolapsos de 
órganos pélvicos obstructivos). 
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Tratamiento (MIR 09, 105)
Consiste en asegurar el vaciamiento vesical mediante el 
sondaje.
• Autocateterismo limpio intermitente (ACLI): el paciente 
se introduce un catéter vesical estéril varias veces al día para 
vaciar la vejiga.
• Sonda vesical permanente: el paciente porta un catéter 
vesical de forma continua (24 h al día), con cambio cada 3-6 
meses, de forma indefinida.
• Sonda vesical transitoria: el paciente porta un catéter ve-
sical de forma continua (24 h al día), de forma transitoria 
(hasta la corrección quirúrgica de la causa obstructiva).
En el caso de patologías neurógenas, en las que no suele 
existir tratamiento etiológico, el tratamiento de elección es el 
ACLI (MIR), siendo de segunda elección el sondaje permanen-
te. En el caso de patologías no neurógenas, el tratamiento 
de elección es el sondaje transitorio. No obstante, es posible 
que tras la cirugía el paciente no recupere la capacidad de mic-
ción espontánea por el daño crónico previo en la vejiga, y que 
continúe por tanto precisando ACLI o sondaje permanente.
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4.1. Disfunción eréctil
La disfunción eréctil se define como la incapacidad para con-
seguir una erección que permita mantener relaciones sexualessatisfactorias de un mínimo de 3 meses de evolución en ausen-
cia de traumatismo o cirugía. El 52% de los varones entre 
40-70 años presenta algún grado de disfunción eréctil.
Desde un punto de vista didáctico podemos dividir la etiología 
de la disfunción eréctil en psicógena y orgánica. Para diferen-
ciarlos pueden ser útiles los criterios establecidos en la siguien-
te tabla:
Las causas de disfunción eréctil orgánica son múltiples, 
siendo las más frecuentes las vasculares (70%) (MIR), far-
macológicas (10%), iatrogénicas (10%), neurológicas (5%), 
endocrinológicas (3%) y traumáticas (2%).
Las de etiología vascular incluyen la diabetes (MIR), la hiper-
tensión, la hipercolesterolemia, la cardiopatía isquémica, el 
tabaquismo, las enfermedades vasculares periféricas y en gene-
ral todos los factores de riesgo cardiovascular. Dentro de los 
fármacos que producen disfunción eréctil los más importantes 
son la digoxina, los antiandrógenos, los betabloqueantes, los 
diuréticos y los psicotrópicos.
La disfunción eréctil iatrogénica se produce típicamente tras 
prostatectomía radical o radioterapia pélvica (ambos tratamien-
tos del cáncer de próstata). Otras causas de disfunción eréctil 
son los traumatismos sobre la región pélvica, la patología pro-
pia del pene o los desequilibrios hormonales con descenso de 
la testosterona (hipogonadismo o hiperprolactinemia).
En la práctica, la mayoría de los casos presentan disfunción 
eréctil de origen orgánico, con un grado variable de compo-
nente psicógeno.
El diagnóstico se basa en una anamnesis exhaustiva (inclu-
yendo información de la esfera psicosexual), una exploración 
física en busca de alteraciones genitales o neurológicas, y un 
estudio de laboratorio que incluya perfil glucémico, lipídico 
y hormonal. En los casos más complejos (pacientes jóvenes, 
traumatismos o cirugías pélvicas, malos respondedores al trata-
miento) se pueden realizar estudios complementarios como el 
test de tumescencia nocturna peneana (RigiScan®) (medi-
ción del número y calidad de erecciones espontáneas del indi-
viduo durante la fase REM del sueño), la ecografía doppler 
peneana en erección farmacológica (permite valorar el estado 
arterial, la presencia de fístulas, o la incompetencia del sistema 
venoso para mantener la erección) o en último caso la arte-
riografía pudenda, con el fin de valorar la integridad vascular 
en casos de traumatismos o cirugías pélvicas (MIR 19, 146).
Tratamiento de la disfunción eréctil orgánica: es esca-
lonado.
• 1.er escalón: corrección de factores desencadenantes: 
diabetes, dislipemia…
• 2.º escalón: inhibidores de la 5-fosfodiesterasa (IPDE-5) 
(sildenafilo, vardenafilo, avanafilo, tadalafilo). Se diferencian 
en el tiempo que tardan en alcanzar su máxima concentra-
ción en sangre, siendo el avanafilo el más rápido (15 min) y 
el tadalafilo el más lento (2 h) (MIR 18, 134; MIR).
• 3.er escalón: PGE1 intracavernosa o intrauretral. Su com-
plicación más importante es el priapismo. Tienen especial 
interés en la disfunción de causa neurogénica debido a su 
mecanismo de acción (MIR 16, 116).
• 4.º escalón: prótesis de pene: sólo para casos refractarios 
a tratamiento farmacológico.
Tratamiento de la disfunción eréctil psicógena: debe 
fundamentarse en terapia conductual y apoyo psicológico, 
ayudándose en ocasiones de terapia farmacológica.
(Ver tabla 2 en la página siguiente)
4.2. Enfermedad de La Peyronie
Es un trastorno adquirido de la túnica albugínea del pene 
caracterizado por la formación de una placa de fibrosis. Su 
etiología es poco conocida y está asociado a otras colageno-
patías como la enfermedad de Dupuytren, la de Lederhose 
(nódulos plantares) o la esclerodermia.
Tabla 1. Diferencias entre la disfunción eréctil de carácter orgánico y la disfun-
ción eréctil de origen psicógeno.
Inicio brusco
Erecciones nocturnas presentes
Disfunción situacional
Patología psicológica previa
PSICÓGENA ORGÁNICA
Inicio progresivo
No erecciones nocturnas
Disfunción permanente
Otras patologías
(DM, HTA, fumador...)
Es importante que recuerdes las contraindicaciones y efectos secun-
darios del uso de los inhibidores de la 5-fosfodiesterasa.
Enfoque MIR
Andrología
Tema 4
Autores: Víctor Parejo Cortés, H. U. de Girona Josep Trueta (Gerona). Hugo Otaola Arca, H. U. de Fuenlabrada (Madrid). Bernat Padullés Castelló, H. 
Clínic (Barcelona).
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26
Clínicamente presenta dos fases. Fase inicial o aguda, carac-
terizada por la presencia de incurvación peneana en erección 
progresiva, asociada o no a acortamiento peneano, erección 
dolorosa, o disfunción eréctil. Fase crónica, donde el grado 
de incurvación se estanca.
El diagnóstico se realiza mediante la palpación de la placa de 
fibrosis, complementándose con autofotografías en erección 
para valorar la curvatura y ecografía peneana para delimitar 
la placa. 
El tratamiento de la fase aguda es poco eficaz. Se ha propuesto 
el uso de colchicina, tamoxifeno o la vitamina E basándose en 
su efecto antiinflamatorio sobre la placa de fibrosis pero con 
baja tasa de éxito. Recientemente se ha descrito la inyección 
dentro de la placa de fibrosis de colagenasa de Clostridium 
hystocoliticum, con la intención de disolver el colágeno de la 
misma para evitar la cirugía correctora de incurvación o bien 
simplificar la técnica a emplear. Su indicación se encuentra 
en pacientes con placa palpable (no calcificada) y curvatura 
peneana entre 30 y 90 grados.
Durante la fase crónica sólo necesitan tratamiento aquellos 
pacientes con una incurvación suficientemente importante que 
les impida la penetración. Distinguimos tres situaciones. 
• Enfermedad de La Peyronie sin disfunción eréctil: se trata me-
diante plicatura de la albugínea.
• Enfermedad de La Peyronie con disfunción eréctil sensible a 
IPDE-5: plicatura de pene + IPDE-5.
• Enfermedad de La Peyronie con disfunción eréctil refractaria 
a IPDE-5: implante de una prótesis de pene, que corrige la 
curvatura y la disfunción eréctil.
4.3. Eyaculación precoz
Es una de las disfunciones sexuales más frecuentes. Se define 
por la incapacidad para conseguir un control voluntario de la 
eyaculación tras alcanzar un alto nivel de excitación sexual en 
presencia de ansiedad. Por lo tanto, intervienen una falta de 
control voluntario, ansiedad y un tiempo de latencia eyacula-
toria corto (menor de 2 minutos). El control de la eyaculación 
está mediado por la serotonina. 
El tratamiento se ha basado tradicionalmente en psicotera-
pia, pero la introducción de los inhibidores selectivos de la 
receptación de serotonina (ISRS) permitieron el tratamiento 
de esta patología mediante su uso diario, siendo el más eficaz 
la paroxetina. El problema de estos medicamentos es la dosi-
ficación diaria, el efecto de rebote en su retirada y la falta de 
eficacia al retirarlos. 
Recientemente se ha comercializado una nueva molécula inhi-
bidora de la receptación de serotonina llamada dapoxetina. 
Actúa aumentando los niveles de serotonina en la brecha 
sináptica sin necesidad de tratamientos prolongados, permi-
tiendo su uso a demanda unos 90 minutos antes de la relación 
sexual. Se elimina en horas tras su administración, lo que evita 
su acumulación y efectos adversos. La eficacia de este trata-
miento aumenta entre 3-5 veces el tiempo de latencia eyacula-
toria, siendo hoy el tratamiento de elección. 
Tabla 2. Consideraciones en el tratamiento con inhibidores de la 5-fosfodiesterasa.
• Cefalea
• Flushing facial
• Artromialgias
• Dispepsia
• Pacientes con contraindicación de
 realización de ejercicio físico moderado
• Pacientes en tratamiento farmacológico 
con donadores de óxido nítrico 
(MIR 19, 7; MIR 17, 142)
• Hepatopatía
• Tratamiento con fármacos que
 modifiquen el metabolismo hepático
• Retinitis pigmentaria
EFECTOS 
ADVERSOS
CONTRA-
INDICACIONES
NECESARIO 
AJUSTE DE DOSIS
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5.1. Introducción
Las infecciones del tracto urinario (ITU) son las más frecuentes 
de todas las infecciones bacterianas en el ser humano. Es la 
infección nosocomial más frecuente en España. La cateteriza-
ción uretral es el factor de riesgo fundamental para la adquisi-
ción de una infección urinaria nosocomial. Ocupa el segundo 
lugar entre las infecciones atendidas en atención primaria. Es 
la causa más frecuente de sepsis por bacilos gramnegativos en 
pacientes hospitalizados y en trasplantados renales. 
Es mucho más frecuente en mujeres (relación 20:1) durante 
la edad fértil. En el varón se observan dos picos de incidencia: 
el lactante <3 meses (en relación a alteraciones anatómicas 
o funcionales del tracto urinario), condicionando en algunos 
casos sepsis neonatal, y en los >70 años (secundaria a obstruc-
ción infravesical por hiperplasia benigna de próstata).
5.2. Etiología
Bacterias
Es el agente etiológico en la mayoría de los casos, típicamente 
bacilos gramnegativos anaerobios facultativos, microorganis-
mos habituales de la flora intestinal. Algunos grampositivos 
como el Staphylococcus saprophyticus y Enterococcus faecalis 
también pueden producirlas. Los anaerobios son raras veces 
causa de infección urinaria como agentes etiológicos aislados, 
pero deben sospecharse en pacientes sintomáticos con cultivos 
negativos. Son la causa etiológica más frecuente de los absce-
sos genitourinarios (88%) y habituales productores de gas y 
cavitación (MIR).
En la infección nosocomial, se encuentran las mismas bacte-
rias que en el entorno comunitario pero con prevalencias dife-
rentes y generalmente tasas de resistencias antibióticas más 
elevadas. E. coli es también la especie más frecuente (50% de 
los casos). El enterococo es un germen de elevada prevalencia 
en contraste a lo que ocurre en la comunidad, pero muestra 
sensibilidad casi del 100% a penicilinas y aminopenicilinas 
en España, aunque en los países de nuestro entorno existe 
una elevada prevalencia de cepas resistentes a glucopéptidos. 
Pseudomonas, Citrobacter y Serratia completan las especies 
más prevalentes en este tipo de infecciones. Un problema 
creciente en el ámbito hospitalario es la infección urinaria 
secundaria a bacterias productoras de BLEE (betalactamasas de 
espectro extendido), sobre todo en cepas de E. coli y Klebsiella, 
ya que condicionan dificultades importantes para su tratamien-
to por la resistencia a antibióticos.
Hongos
Son mucho más infrecuentes, aunque son causa de infeccio-
nes en pacientes inmunodeprimidos e ingresados en unidades 
de cuidados intensivos. Candida albicans es el uropatógeno 
más prevalente de este grupo, seguido por otras especies de 
Candida y Turulopsis glabrata. El riñón es el órgano más fre-
cuentemente implicado en la candidiasis sistémica, potencial-
mente mortal sin tratamiento.
Virus
Las infecciones virales son excepcionales como causa de pato-
logía urológica. Sin embargo, existen dos virus (Adenovirus y 
Poliomavirus BK) que pueden producir cistitis hemorrágica grave 
en pacientes trasplantados de médula ósea (MIR 16, 53).
En determinadas infecciones sistémicas por virus (infección 
congénita por CMV) la viruria puede ser elevada, pero rara vez 
es sintomática (MIR 15, 123).
5.3. Patogenia
Que se produzca una infección depende del equilibrio entre el 
estado del huésped (factores de riesgo) y de la virulencia del 
uropatógeno, de forma que sólo algunos microorganismos en 
momentos determinados pueden producir infecciones de orina.Tabla 1. Etiología de las ITU bacterianas en infecciones adquiridas en la comunidad.
• Enterobacterias (95%):
- E. coli (85%) (MIR)
- Otras (5-10%): sobre
 todo Proteus y Klebsiella
• Staphylococcus saprophyticus:
 produce el 10-30% de las
 infecciones en ♀ jóvenes
MUJERES HOMBRES
• Enterobacterias (75%):
- E. coli (25%):
 Es el que se aísla con 
mayor frecuencia en los 
urocultivos, a pesar de ser 
menos frecuente que en ♀
• Staphylococcus saprophyticus: 
 raro
La infección por Pseudomonas se encuentra favorecida por
cualquier anomalía anatómica, funcional o metabólica del
tracto urinario (MIR).
Recuerda...
Tema recurrente en el MIR. Lo fundamental es conocer los criterios 
de infección complicada y de tratamiento de la bacteriuria significa-
tiva asintomática, así como reconocer clínicamente la tuberculosis 
genitourinaria. Creciente interés en las infecciones víricas.
Enfoque MIR
Infecciones urinarias
Tema 5
Autores: Víctor Parejo Cortés, H. U. de Girona Josep Trueta (Gerona). Hugo Otaola Arca, H. U. de Fuenlabrada (Madrid). Borja Rivero Santana, H. U. 
La Paz (Madrid).
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28
La infección urinaria consiste en la invasión, generalmente bac-
teriana, del urotelio. Su resultado es una respuesta inflamato-
ria que habitualmente se presenta en la clínica con frecuencia, 
urgencia, disuria y piuria y bacteriuria asociada. La presencia de 
fiebre sugiere infección localizada en una estructura parenqui-
matosa (riñón o próstata) (MIR).
Distinguimos tres posibles vías de infección:
• Ascendente: es la más frecuente, a expensas de la flora in-
testinal habitual. 
• Hematógena: es poco frecuente, generalmente se produce 
por diseminación de un foco primario en otra localización, y 
suele deberse a Staphylococcus aureus y Candida sp o Myco-
bacterium tuberculosis.
• Linfática: es rarísima.
5.4. Diagnóstico
Recogida de orina
Existen tres métodos diferentes para recogida de muestras de 
orina, que en orden creciente de posibilidad de contaminación 
son: aspiración suprapúbica (muy útil en parapléjicos), cateteri-
zación uretral (mujeres y niños) y muestra del “chorro medio” 
de micción espontánea (el más frecuentemente empleado).
La recogida de la muestra debe ser la adecuada para que ésta 
no esté contaminada con flora del epitelio genital (lavado geni-
tal con povidona yodada, separación de los labios mayores en 
la mujer y retracción del prepucio en el hombre) (MIR 10, 209).
Procesado de la muestra
Análisis sistemático de la orina mediante el empleo de tiras 
reactivas, las cuales aportan información acerca del pH, pre-
sencia de proteínas, urobilinógeno y glucosa y evidencia indirec-
ta sobre la presencia de bacterias (nitritos) y leucocitos (esterasa 
leucocitaria); y observación microscópica del sedimento centri-
fugado para la visualización de bacterias (bacteriuria), eritrocitos 
(hematuria, 3 o más hematíes por campo) y leucocitos (leucoci-
turia y piuria, 10 o más leucocitos por campo). La piuria estéril 
puede ser indicativa de nefrolitiasis, tuberculosis o tumor. La 
piuria, por tanto, no es sinónimo de infección.
Urocultivo cuantitativo
El cultivo de orina junto al antibiograma establecen el 
diagnóstico definitivo (MIR). La realización de urocultivo 
está indicada en todos los casos de infección del tracto uri-
nario, excepto en los casos de primer episodio de cistitis no 
complicada en la mujer premenopáusica, donde se considera 
suficiente para el diagnóstico la presencia de esterasa leuco-
citaria o nitritos en una tira reactiva (tira positiva) para iniciar 
un tratamiento empírico de pauta corta (3 días).
El recuento de unidades formadoras de colonias (UFC) se 
considera relevante para el diagnóstico de infección del tracto 
urinario. Clásicamente se considera bacteriuria significativa a 
toda muestra cuyo recuento es >105 UFC/mL (MIR), lo cual 
indica alta probabilidad de infección.
La presencia en el urocultivo de varios gérmenes suele deber-
se a contaminación de la muestra, pero puede considerarse 
posible ITU si existe una bacteria dominante, sintomatología 
y piuria en ausencia de epitelio vaginal (MIR). En las infec-
ciones complicadas y en las no complicadas recurrentes 
es necesario realizar estudios de imagen de la vía urinaria 
para descartar complicaciones derivadas de la infeccióny la 
presencia de anomalías anatómicas y/o funcionales predis-
ponentes. Se recomiendan: la ecografía y el URO-TC para 
descartar alteraciones anatómicas, litiasis, tumores, etc.; y la 
cistouretrografía miccional seriada (CUMS) (retrógrada y 
miccional) para la evaluación del reflujo vesico-ureteral (RVU) 
(MIR 19, 143).
En resumen, el diagnóstico de infección urinaria implica la 
recogida adecuada de la muestra, la correcta interpretación 
del sedimento urinario y los resultados de los cultivos de 
orina, así como el conocimiento de las pruebas de imagen en 
situaciones concretas. 
• Nefropatía tubulointersticial aguda y crónica.
• Nefropatía por analgésicos.
• TBC genitourinaria.
• Cistitis intersticial.
• Prostatitis crónica.
• Uretritis, reumatismos.
Tabla 2. Causas de piuria estéril.
A B
Figura 1. Crecimiento de gérmenes uropatógenos en placa de cultivos cromogé-
nicos. A. Escherichia coli. B. Klebsiella pneumoniae.
Figura 2. Antibiograma con placas de sensibilidad en un cultivo de Pseudomona 
aeruginosa.
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Tema 5 · Infecciones urinarias
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5.5. Clasificación
Las infecciones de orina las podemos clasificar atendiendo a 
diversos criterios: localización, riesgo de complicación, con-
cepto de recurrencia y concepto de bacteriuria significativa 
asintomática.
Según la localización
Infecciones del tracto urinario inferior o de vías bajas
• Cistitis.
• Prostatitis.
• Orquiepididimitis.
• Uretritis (ver manual de Dermatología).
Infecciones del tracto urinario superior o de vías altas
• Pielonefritis (aguda o crónica).
• Nefritis intersticial bacteriana.
• Absceso parenquimatoso renal.
• Absceso perirrenal.
Según el riesgo potencial de complicación
Infecciones no complicadas
Afectan a mujeres jóvenes (premenopáusicas) no embaraza-
das, sin anomalías anatómicas o funcionales del tracto urinario 
y sin patología de base ni instrumentación urinaria reciente. 
Responden bien al tratamiento (pautas cortas).
Infecciones complicadas (MIR 14, 129; MIR)
Afectan a varones, mujeres embarazadas o postmenopáusicas 
y personas con anomalías anatómicas o funcionales del tracto 
urinario y/o con patología de base y/o con instrumentación 
urinaria reciente. Implica un riesgo moderado o alto de evo-
lucionar a sepsis, destrucción tisular u otros estados de cierta 
morbilidad o mortalidad. Son difíciles de tratar (requieren 
pautas largas), recurren con mayor frecuencia y requieren un 
estudio urológico.
(Ver tabla 3)
Según la frecuencia 
Infección aislada
Incluye todas las primoinfecciones y aquélla que se encuentra 
separada temporalmente de una infección previa por un perio-
do >6 meses.
Infección recurrente
Consiste en la aparición de un nuevo episodio tras la resolución 
clínica inicial, definida por la obtención de cultivos negativos 
después de tratamiento antibiótico adecuado. La recurrencia 
puede ser la consecuencia de:
• Reinfección: está producida por gérmenes diferentes a los 
tratados con anterioridad y suele aparecer tras >2 semanas 
después de la infección anterior. Supone el 95% de las infec-
ciones recurrentes en la mujer. Requiere tratamiento corto y 
prevención de recidivas.
• Recidiva (persistencia bacteriana en el tracto urinario): se 
debe generalmente al mismo microorganismo tratado con 
anterioridad y suele aparecer en un intervalo de tiempo infe-
rior (<2 semanas). Es más frecuente en el varón y puede im-
plicar anomalías anatómicas o funcionales del tracto urinario. 
Requiere tratamiento largo.
5.6. Síndromes clínicos y su tratamiento
El espectro clínico de la infección urinaria varía desde la bacte-
riuria asintomática hasta la sepsis.
Bacteriuria significativa asintomática
Es la presencia de >105 UFC/mL en 2 cultivos consecutivos en 
mujeres no gestantes o 1 único cultivo en mujeres gestantes o 
varones, en ausencia de sintomatología urinaria.
Su tratamiento sólo está indicado en aquellas situaciones en las 
que existe evidencia que el tratamiento antibiótico disminuye 
el riesgo de infección clínica y de complicaciones a largo plazo.
Tabla 3. Factores de riesgo de ITU complicada (MIR 14, 129; MIR).
ALTERACIONES ANATÓMICAS O FUNCIONALES
• Uropatía obstructiva: HBP, estenosis uretral, litiasis, tumores. 
vejiga neurógena…
• Anomalías morfológicas: riñón en herradura, riñón en esponja, 
uréter ectópico, megauréter, estenosis de la unión pieloureteral, 
valvas uretrales, derivaciones urinarias quirúrgicas (ureteroileos-
tomía, neovejiga).
• Anomalías funcionales: reflujo vesico-ureteral, embarazo.
• Lesiones del urotelio (químicas o por radiación).
• Diabetes mellitus.
• Inmunodeprimido (inmunodeficiencia, trasplante renal, VIH).
• Insuficiencia renal crónica.
• Sonda vesical, catéter doble J, nefrostomía.
• Sexo masculino.
• Ancianos.
• Infecciones previas resistentes a antibiótico, infecciones por mi-
croorganismos multirresistentes.
PATOLOGÍA DE BASE
INSTRUMENTACIÓN URINARIA RECIENTE
OTROS
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30
Cistitis aguda
Se caracteriza por la aparición brusca de disuria, urgencia 
miccional, polaquiuria, tenesmo, malestar hipogástrico y a 
veces hematuria macroscópica (hasta en el 30% de los casos). 
La hematuria en este supuesto particular no confiere peor 
pronóstico.
En los casos de cistitis aguda no complicada no sería impres-
cindible tomar muestras microbiológicas, y tras la determina-
ción de tira reactiva positiva, puede comenzarse tratamiento 
antibiótico empírico de pauta corta (1-3 días de antibioterapia) 
que debe estar basada en las prevalencias de resistencias a 
antibióticos del área sanitaria, ya que el perfil de resistencias 
es muy variable según el factor geográfico (MIR 19, 107). Si 
la clínica desaparece, no requiere realización de urocultivo de 
control.
Los antibióticos recomendados son: nitrofurantoína, cotri-
moxazol, amoxicilina/clavulánico, cefalosporinas orales 
de segunda generación y fosfomicina. La Agencia Española 
de Medicamentos y Productos Sanitarios, debido que las qui-
nolonas pueden producir como efecto de clase reacciones 
adversas musculoesqueléticas (tendinitis, rotura tendinosa, 
artromialgias) y del sistema nervioso (neuropatía periférica, 
psicosis, ansiedad, insomnio, depresión, alucinaciones, pensa-
mientos autolíticos, confusión) incapacitantes, de duración 
prolongada, y potencialmente irreversibles, y teniendo en 
cuenta que pueden producirse incluso en personas previamen-
te sanas, recomienda limitar su prescripción exclusivamente 
a infecciones leves o moderadamente graves cuando otros 
antibióticos recomendados no resulten eficaces o no sean 
tolerados.
En los casos de cistitis aguda con criterios de complica-
ción, el tratamiento debe prolongarse al menos durante 7-14 
días. Tras cumplir el ciclo antibiótico, requiere la realización 
de un urocultivo de control para confirmar la efectividad del 
tratamiento.
Pielonefritis aguda (PNA)
Consiste en la infección aguda del parénquima renal. Factores 
predisponentes: litiasis, reflujo vesicoureteral, tumores uro-
teliales y algunas anomalías anatómicas (riñón en herradura, 
riñón en esponja, enfermedad poliquística del adulto…). Los 
quistes renales simples no aumentan el riesgo (MIR 12, 105). 
Clínicamente cursa con síntomas sistémicos (fiebre, malestar 
general, escalofrío), dolor lumbar unilateral con puñopercusión 
positiva y, ocasionalmente, síndrome miccional. En la analítica 
aparece leucocitosis con desviación izquierda, hematuria, piu-
ria y en ocasiones cilindros leucocitarios. Existe elevación de la 
proteína C reactiva sérica (PCR). En este caso también es pre-
cisa la recogida de muestras para hemocultivos coincidiendo 
con los picos febriles. En cuanto al manejo podemos distinguir:
• PNA con criterios de ITU no complicada, sin gran afecta-
ción del estado general.
 Observación durante 6-12 horas enurgencias y alta domici-
liaria. Tratamiento empírico hasta antibiograma consistente 
en ceftriaxona, quinolonas o aminoglucósido (gentamicina) 
asociado a ampicilina durante 10-14 días. Es conveniente 
realizar un control analítico en las 48-72 horas posteriores en 
consultas externas para ver su evolución.
• PNA con grave afectación del estado general o pielone-
fritis aguda complicada.
 Ingreso hospitalario. Tratamiento antibiótico empírico in-
travenoso con cefotaxima más aminoglucósido (para cubrir 
enterococo) o monoterapia con betalactámico de amplio 
espectro (imipenem, meropenem o piperacilina-tazobactam) 
hasta tener antibiograma, aunque las pautas anteriores no 
están contraindicadas. La duración del tratamiento debe ser 
14-21 días. Es obligado la realización de ecografía o TC 
ante una PNA sin mejoría en 72 h. También debe revisarse 
en este momento el tratamiento y ajustarlo según el antibio-
grama, si se posee, o cambiar el mismo ante la sospecha de 
resistencia.
Se recomienda hacer una ecografía para descartar obstrucción 
o litiasis (MIR). Es obligado la realización de ecografía o TC 
ante una PNA sin mejoría en 72 h. También debe revisarse en 
este momento el tratamiento y ajustarlo según el antibiograma, 
si se posee, o cambiar el mismo ante la sospecha de resistencia. 
Pielonefritis xantogranulomatosa
Es un raro trastorno inflamatorio grave y crónico del riñón 
que se caracteriza por una masa destructiva que invade el 
parénquima renal. El riñón es, por lo general, no funcional. 
Su etiología se desconoce, pero se acepta que se requiere la 
obstrucción e infección renal a largo plazo. Los agentes 
microbianos asociados son Proteus, E. coli y Pseudomonas.
Es más frecuente en mujeres (4:1) y se observa en la 5.ª-6.ª 
década de la vida.
Los pacientes tienen apariencia de enfermos crónicos. Los sín-
tomas incluyen anorexia, fiebre, escalofríos, pérdida de peso y 
dolor lumbar (tipo sordo y persistente). Los datos en el examen 
físico son hipersensibilidad en el flanco (55%), masa palpable 
en la misma región en (52%) e hipertensión (20%).
Es característico que al examen microscópico se encuentren 
macrófagos cargados de lípidos (histiocitos espumosos) 
(MIR 17, 145), que explican su color, además de la necrosis e 
infiltrado con leucocitos y células plasmáticas. 
El tratamiento se basa en la nefrectomía, dado que los anti-
bióticos (que se usan en todos los casos) rara vez son suficien-
tes para el tratamiento.
Pielonefritis crónica
Daño renal que aparece tras pielonefritis agudas de repetición. 
La causa más frecuente es el reflujo vesicoureteral.
(Ver manual de Nefrología)
(Ver figura 3 en la página siguiente)
• Mujeres gestantes.
• Infección urinaria por Proteus.
• Pacientes inmunodeprimidos.
• Previo a cirugía urológica con riesgo de disrupción de la mucosa 
urotelial.
Tabla 4. Indicaciones de tratamiento de la bacteriuria significativa asintomática 
(MIR 09, 104; MIR).
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Absceso renal
Generalmente producidos por infección ascendente, aunque 
en ocasiones se produce por siembra hematógena desde un 
foco a distancia. La etiología más habitual de este último es S. 
aureus, teniendo en este caso localización cortical. El trata-
miento consiste en pautas antibióticas intravenosas prolonga-
das y el drenaje percutáneo o quirúrgico de la colección. En 
ocasiones los abscesos se abren a vía urinaria provocando la 
aparición de abundante pus en el sedimento, o al espacio peri-
nefrítico, pudiendo implicar estructuras adyacentes al riñón, 
con el consiguiente agravamiento del cuadro.
Prostatitis aguda
La causa más frecuente sigue siendo E. coli (MIR). Cursa con 
dolor perineal o lumbar bajo bilateral, fiebre, disuria y, ocasio-
nalmente, dolor en la eyaculación. El tacto rectal es obligatorio, 
existiendo una próstata congestiva, tumefacta, caliente y dolo-
rosa. El masaje prostático o la instrumentación uretral están 
contraindicados. En el sedimento aparece piuria y el cultivo 
puede ser estéril. Si existe grave afectación del estado general 
es preciso el ingreso hospitalario. El tratamiento debe reali-
zarse bajo las mismas premisas que cualquier infección paren-
quimatosa genitourinaria y prolongarse durante 1 mes 
(MIR 18, 137). En el caso de ausencia de respuesta a una 
pauta antibiótica correcta está indicado el estudio mediante TC 
o ecografía para descartar la presencia de un absceso prostáti-
co; caso en el cual sería electiva la realización de un drenaje del 
mismo por punción transrectal.
Prostatitis crónica bacteriana
Cursa de manera menos florida, con molestias perineales o 
genitales, polaquiuria, tenesmo, disuria y episodios de ITU 
recurrentes (mismo germen). En el líquido obtenido tras masa-
je prostático (test de Stamey) aparecen más de 10 leucocitos 
por campo y macrófagos con cuerpos ovales grasos. En la 
ecografía pueden observarse calcificaciones intraprostáticas 
diseminadas. El tratamiento debe realizarse según el resultado 
del antibiograma y mantenerse durante 2 meses. 
Si los cultivos son negativos y el curso más larvado, se habla de 
prostatitis crónica abacteriana, debiendo realizar tratamien-
to empírico con doxiciclina o eritromicina, pues en muchas 
ocasiones el germen responsable puede ser U. urealiticum o 
M. hominis. La prostatodinia es un cuadro similar, pero en el 
que se objetivan menos de 10 leucocitos en el líquido obtenido 
tras masaje prostático. Su causa es desconocida y el tratamien-
to, poco eficaz, consiste en alfabloqueantes, fitoterapia y/o 
relajantes musculares. Últimamente se aboga por eliminar el 
término de prostatodinia, ya que la sintomatología se encuen-
tra dentro del denominado síndrome de dolor pélvico crónico.
Figura 4. La TC es una herramienta ideal para la valoración de los casos con 
infección urinaria complicada. A. Pionefrosis litiásica en el riñón izquierdo. 
B. Nefronía lobar o pielonefritis focal aguda bacteriana. C. Absceso renal en 
paciente portadora de catéter doble J derecho. D. Absceso peri y pararrenal con 
afectación del psoas.
A B
C D
Figura 5. Absceso prostático en varón afecto de prostatitis aguda con fiebre 
intensa y mala evolución clínica, puesto en evidencia mediante ecografía.
A B
A B
Figura 3. A. Estigmas morfológicos de la pielonefritis crónica a nivel macros-
cópico con áreas de cicatriz cortical. B. Y a nivel microscópico con áreas de 
desestructuración, atrofia y tiroidización del parénquima renal.
Figura 6. Prostatitis crónica con calcificaciones intraprostáticas en estudio de 
autopsia.
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Epidídimo-orquitis bacteriana
Consiste en la inflamación del epidídimo y del testículo por un 
agente infeccioso. En <35 años se considera una enferme-
dad de transmisión sexual, siendo la causa más frecuente 
Chlamydia y N. gonorrhoeae. El diagnóstico es fundamental-
mente clínico y ecográfico. El diagnóstico diferencial debe rea-
lizarse con otras causas de escroto agudo, fundamentalmente 
con la torsión testicular, que constituye una emergencia qui-
rúrgica. Se recomienda abstinencia sexual y tratamiento con 
ofloxacino o ceftriaxona en dosis única, asociado a 10 días de 
doxiciclina oral, junto a tratamiento antiinflamatorio (MIR).
En >35 años suele ser producida por enterobacterias y gene-
ralmente tiene como sustrato la obstrucción infravesical. 
También debemos pensar en etiología vírica cuando se asocia 
a pródromos gripales (virus de las paperas) o en M. tuberculosis 
en pacientes inmunodeprimidos o en zonas de alta prevalen-
cia. El tratamiento debe realizarse en estos casos siguiendo el 
esquema de la pielonefritis, pero la duración no debe ser infe-
rior a tres semanas. En ocasiones, una orquiepididimitis puede 
evolucionar hacia una infección supurativa, situación en la cual 
es necesario realizarorquiectomía de urgencia y evacuación de 
la colección de pus.
Sepsis urológica
El 5% de las sepsis graves son de causa urológica, presentando 
una mortalidad del 20-40%. La sepsis urológica en general 
presenta mejor pronóstico que el resto de las sepsis. 
Generalmente son infecciones polimicrobianas y en el 30-50% 
de las sepsis no se consigue filiar el agente etiológico.
Para que acontezca la urosepsis es necesario que los patógenos 
lleguen al torrente sanguíneo. El riesgo de bacteriemia aumen-
ta en ITU graves y se ve facilitada en la uropatía obstructiva.
La sepsis urológica de causa obstructiva es una urgen-
cia absoluta, que requiere descompresión de la vía urinaria 
urgente (catéter doble J o nefrostomía percutánea).
5.7. Infecciones en situaciones especiales
Infección urinaria en la mujer gestante
Algunas modificaciones fisiológicas del embarazo favorecen 
la infección urinaria, como son la disminución del volumen 
vesical, la alcalosis urinaria, glucosuria, cierto grado de reflu-
jo vesicoureteral, así como estasis urinaria por compromiso 
del espacio intraabdominal) (MIR). Los gérmenes implicados 
son los mismos que en mujeres no embarazadas (E. coli) 
(MIR 12, 203). 
Tabla 5. Cuadro resumen de las prostatitis.
Prostatitis aguda
bacteriana
Prostatitis crónica
bacteriana
Prostatitis no bacteriana
Prostatodinia
Prostatitis categoría I
Prostatitis categoría II
Prostatitis categoría IIIA, 
Síndrome Dolor Pélvico 
Crónico (SDPC) inflamatorio
Prostatitis categoría IIIB 
(SDPC no inflamatorio)
Categoría IV,
prostatitis asintomática
Fiebre, disuria,
dolor perineal, sepsis
Tacto rectal SÍ (próstata 
caliente y dolorosa)
NO masaje prostático
NO sondaje
Larvado
Dolor perineal,
síndrome miccional
Dolor perineal, disuria, 
polaquiuria, tenesmo
Eyaculodinia
Asintomática
por definición
Piuria
Cultivo + (E. coli).
Ecografía
Sedimento (tras masaje 
prostático) CON piuria
Cultivo +/-
Sedimento (tras masaje 
prostático) CON piuria
Cultivo -
Sedimento (tras masaje 
prostático) SIN piuria
Cultivo -
Hallazgo de focos de 
prostatitis en muestras de 
anatomía patológica
Antibiótico 1 mes
Antibiótico 2 meses
Doxiciclina, eritromicina 
(U. urealiticum, M. hominis)
Fitoterapia
Alfabloqueo
Benzodiacepinas
No precisa
TÉRMINO CLÁSICO TÉRMINO NIDDK CUADRO CLÍNICO DIAGNÓSTICO TRATAMIENTO
PROSTATITIS
Figura 7. A. Paciente con orquioepididimitis aguda que muestra teste derecho 
caliente y enrojecido. B. El estudio ecográfico revela cierto grado de afectación 
testicular supurativa.
A B
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El diagnóstico se realiza en base al mismo esquema que para 
cualquier otra infección urinaria, teniendo en cuenta que si es 
preciso realizar pruebas de imagen, la ecografía es la prueba 
de elección. El tratamiento antibiótico debe ser empírico e 
iniciarse de forma inmediata, los antibióticos que pueden ser 
empleados con seguridad son las penicilinas de amplio espec-
tro (amoxicilina-clavulánico y las cefalosporinas de segunda y 
tercera generación), la nitrofurantoína y la fosfomicina (MIR).
Bacteriuria asintomática en la mujer gestante
Su prevalencia en las mujeres embarazadas es similar a la de 
las mujeres no embarazadas (4-7%) (MIR). Sin embargo, la 
probabilidad de que evolucione hacia una forma sintomática 
es mayor en la mujer embarazada.
Se considera un factor de riesgo de pielonefritis aguda pero 
no de cistitis, de forma que el tratamiento antibiótico de la 
bacteriuria disminuye la incidencia de pielonefritis pero no de 
cistitis. La bacteriuria es más frecuente en multíparas, en muje-
res indigentes y durante el tercer trimestre.
Se recomienda hacer cribado con urocultivo a todas las ges-
tantes en el primer trimestre.
• En caso de que sea negativo, no se recomienda realizar más 
urocultivos durante la gestación.
• En caso de que sea positivo, se recomienda tratamiento 
con una pauta corta de antibióticos (fosfomicina dosis única, 
amoxicilina/clavulánico 5 días, cefuroxima).
 Tras 2-3 semanas después del tratamiento se aconseja rea-
lizar urocultivo (alta tasa de recurrencia) para comprobar las 
condiciones de esterilidad de la orina. Posteriormente, debe-
rán realizarse urocultivos periódicos, mensuales o trimestra-
les. En caso de recurrencia, se recomienda pauta de 7 días. 
Se deberá realizar cultivo de orina posparto en las gestantes 
con infección urinaria recurrente o bacteriuria persistente.
Cistitis aguda en el embarazo
El tratamiento es similar a la bacteriuria asintomática (pauta 
larga de 7 días).
Pielonefritis aguda en el embarazo
Es más frecuente en mujeres embarazadas que no embaraza-
das, con una incidencia del 1-2%, porcentaje que aumenta 
hasta el 30% en caso de bacteriuria asintomática no tratada 
(MIR 09, 104). Constituye la tercera causa de complicación del 
embarazo después de la anemia y la hipertensión. Aumenta 
el riesgo de parto pretérmino, recién nacidos con bajo peso y 
aumento de la morbimortalidad perinatal, por lo que su pre-
sencia ensombrece el pronóstico fetal.
Se recomienda tratar durante 14 días con amoxicilina/clavuláni-
co, cefuroxima o ceftriaxona. Se debe evitar el uso de quinolo-
nas durante el embarazo y la lactancia, porque, además de las 
mencionadas reacciones adversas sobre el sistema nervioso y 
musculoesquelético, su uso asocia riesgo de toxicidad sobre el 
cartílago de crecimiento. Por tanto, su uso está restringido a 
infecciones graves, y como última alternativa. También se deben 
evitar los aminoglucósidos en el embarazo por el riesgo de 
oto- y nefrotoxicidad a no ser que, por alergia grave o problemas 
de resistencia, no puedan ser utilizadas otras alternativas segu-
ras. En caso de PNA complicada, tratar 21 días.
Infección urinaria en el paciente diabético
La infección del tracto urinario es más frecuente en el paciente 
diabético (3 veces más frecuente en la mujer diabética, aun-
que esta diferencia no se observa en el varón diabético) que 
en la población general, tanto en la comunidad como en el 
medio hospitalario. El riesgo de desarrollo de complicaciones 
(pielonefritis complicadas y abscesos), incluyendo las formas 
enfisematosas de la infección, es muy superior, debido a 
las anomalías funcionales del tracto urinario, así como cierto 
grado de inmunosupresión secundario al déficit de función 
leucocitario que presentan estos pacientes.
El desarrollo de cistitis y pielonefritis enfisematosa se relacio-
na con el déficit de perfusión tisular inherente y los elevados 
niveles de glucosa en el mismo, lo que condiciona oxidación 
anaerobia de la glucosa y formación de gas. El tratamiento 
de estas formas puede requerir el drenaje de colecciones o 
cirugía de exéresis si éste falla como suplemento al tratamiento 
antibiótico. De entre las anomalías funcionales, cabe destacar 
la denominada cistopatía diabética, lo que supone una 
debilidad en la función contráctil del detrusor en ausencia o 
disminución de la sensación de llenado vesical, que condiciona 
distensión vesical y niveles de orina residual elevados. 
El manejo de la infección urinaria en el diabético requiere un 
abordaje cauteloso, lo que exige en primer lugar la realización 
de ecografía del aparato urinario para descartar la ausencia de 
litiasis o formas enfisematosas de la infección. 
En ausencia de otros factores de riesgo de complicación, no 
se recomienda el tratamiento de la bacteriuria asintomática 
ya que los ensayos clínicos demuestran que su tratamiento en 
estos pacientes no disminuye complicaciones ni mortalidad. 
Los cuadros de cistitis aguda se tratan siguiendo el mismo 
esquema que para los pacientes no diabéticos, pero en los 
casos de pielonefritis, es preciso mantener tratamiento intra-
venoso con antibióticos hasta 24 horas después de haberse 
resuelto la fiebre y la sintomatología, finalizando la pauta a 
los 15 días de iniciado el tratamiento. El antibiótico debe ser 
ajustadoconforme al resultado de la sensibilidad en el anti-
biograma y aunque el cotrimoxazol puede ser un buen anti-
biótico de primera línea en zonas de baja resistencia, algunos 
antidiabéticos orales pueden potenciar los efectos del mismo 
produciendo toxicidad.
• La bacteriuria asintomática es igual de frecuente en embarazadas 
y no embarazadas.
• La bacteriuria asintomática durante el embarazo es un factor de 
riesgo de PNA pero no de cistitis.
• La PNA es más frecuente en la embarazada que en la no embara-
zada:
- Sin bacteriuria asociada: 1-2%.
- Con bacteriuria asociada: 30%.
Recuerda...
La DM es un criterio de ITU complicada, pero no es indicación
de tratamiento de la bacteriuria significativa asintomática.
Recuerda...
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Infección urinaria en el paciente 
portador de catéter vesical permanente
El sondaje vesical es la fuente más frecuente de infección noso-
comial. El factor de riesgo más importante para desarrollar una 
ITU asociada a sondaje es la duración del mismo. El 100% de 
los pacientes con catéter urinario con sistema de drenaje abier-
to presenta bacteriuria a los 3-4 días y con sistema cerrado a 
las 4 semanas. Por tanto, se recomienda el uso de catéteres uri-
narios el menor tiempo posible, preferiblemente con sistemas 
de drenaje cerrados (MIR). No es necesario el urocultivo de 
rutina en pacientes asintomáticos. Bacteriuria asintomática, 
no requiere tratamiento. Bacteriuria sintomática (fiebre, bac-
teriemia), requiere tratamiento antibiótico y cambio de sonda 
vesical (MIR), excepto si existe prostatitis aguda, que solo 
requiere tratamiento antibiótico pero no cambio de sonda.
Infecciones del tracto urinario de repetición
Las ITU de repetición son frecuentes en mujeres, aún en ausen-
cia de alteraciones anatómicas y funcionales del tracto urinario. 
Entre los factores de riesgo en mujeres jóvenes destacan la 
actividad sexual, el cambio de pareja sexual y el uso de esper-
micidas, y en mujeres postmenopáusicas el déficit estrogénico 
y la presencia de prolapsos de órganos pélvicos. Es obligatoria 
la recogida de urocultivos en estas pacientes.
El manejo de este grupo de pacientes se basa en 3 principios:
• Medidas higiénico-dietéticas.
- Aumento de la ingesta de líquido.
- Micción pre y postcoital.
• Profilaxis no antibiótica.
- Profilaxis con arándano rojo (proantocianidinas).
- Probióticos intravaginales (Lactobacillus).
- Estrógenos tópicos vaginales en mujeres postmenopáusicas.
- Inmunoprofilaxis con vacunas.
• Profilaxis antibiótica: se puede emplear en pauta diaria o 
postcoital. La elección del antibiótico se basará en los cultivos 
obtenidos. 
5.8. Profilaxis antibiótica en cirugía urológica
El objetivo es disminuir la carga bacteriana durante la cirugía 
para prevenir las posibles complicaciones infecciosas.
Periodo preoperatorio
Se recomienda realizar detección de bacteriuria asintomática 
mediante urocultivo a todos los pacientes que van a ser some-
tidos a cirugía urológica y, en caso de ser positivo, realizar 
tratamiento antibiótico.
Periodo perioperatorio
Se recomienda administrar profilaxis antibiótica sólo en las 
siguientes situaciones:
• Biopsia transrectal de próstata.
• Resección transuretral de próstata.
• Ureteroscopia por litiasis.
• Cirugías limpias con implante de prótesis y limpias-contami-
nadas.
En la cirugía contaminada o sucia estará indicado el trata-
miento antibiótico.
Las pautas antibióticas utilizadas varían en cada centro en fun-
ción del patrón de sensibilidades.
5.9. Tuberculosis (TBC) genitourinaria
Un tercio de la población mundial está infectada por M. tuber-
culosis.
La afectación primaria urogenital supone alrededor del 1% de 
todos los casos de TBC. De los casos de TBC activa con afecta-
ción extrapulmonar, hasta un 5% cursan con afectación geni-
tourinaria, que se debe habitualmente a siembra hematógena 
durante la infección primaria (MIR).
La afectación urogenital de la TBC comienza varias décadas 
después de la primoinfección y suele empezar a nivel glome-
rular, desde donde avanza en sentido distal hasta alcanzar la 
vía excretora. Durante este trayecto va produciendo una infla-
mación granulomatosa con fibrosis, pudiendo ocasionar una 
papilitis necrotizante y estenosis pieloureteral con hidronefrosis 
secundaria. El parénquima renal puede llegar a destruirse com-
pletamente y calcificarse, dando lugar a la imagen radiológica 
conocida como riñón mastic.
Clínica
La sintomatología es variable, siendo generalmente poco florida. 
Lo más frecuente es la polaquiuria indolora intermitente.
La macrohematuria está presente en un 10% de los casos 
(en el 50% se detecta microhematuria). El dolor leve en fosa 
renal, produciendo en ocasiones dolor cólico nefrítico, es raro. 
Es frecuente el desarrollo de orquiepididimitis crónica gra-
nulomatosa con mala respuesta al tratamiento antibiótico 
habitual (MIR). Clínicamente es característica su presentación 
con piuria ácida estéril (MIR 11, 105; MIR). El 20% de los 
pacientes no presentan piuria.
Figura 8. A. Pielonefritis enfisematosa con acúmulo de gas en el espacio peri-
nefrítico o B. En el interior del parénquima renal.
A B
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Tema 5 · Infecciones urinarias
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Diagnóstico
El diagnóstico definitivo requiere la detección del microorganis-
mo mediante cultivo en medio Löwenstein-Jensen (se toman 
tres muestras urinarias matutinas de días consecutivos), el cual 
alcanza el 90% de sensibilidad en los casos de infección activa.
En la urografía o la TC-urografía pueden detectarse alteracio-
nes morfofuncionales hasta en el 90% de los pacientes.
Aparece comunicación de cavidades con el sistema colector, 
estenosis de la vía, disminución del tamaño vesical y finalmen-
te, un riñón anulado funcionalmente (no capta contraste) y 
calcificado (mastic).
Tratamiento
Es similar al de la forma pulmonar de la tuberculosis en pauta 
y dosificación. En ocasiones, cuando la deformación anato-
mofuncional es importante, pueden ser necesarias técnicas de 
reconstrucción quirúrgica de la vía urinaria o nefrectomía si se 
diagnostica un riñón mastic.
Figura 9. Dos formas distinas de anulación funcional renal por tuberculosis. A 
y B. Cavitación y necrosis caseosa. C y D. Hidronefrosis por retracción de la 
vía urinaria.
A B
C D
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La cistitis intersticial es un síndrome clínico definido en base a 
la presencia de:
1. Urgencia.
2. Aumento de la frecuencia miccional.
3. Dolor pélvico con el llenado vesical que se alivia con el va-
ciado de la vejiga.
4. Ausencia de otras causas patológicas definidas.
Por lo tanto, es un diagnóstico de exclusión de otras cau-
sas de síndrome irritativo miccional (infecciones, TBC, litiasis, 
tumores y otras cistopatías).
La etiología es desconocida, y en la actualidad se postula la 
posibilidad de que sea debida a la presencia de un déficit 
en la barrera de glicosaminoglicanos de la pared vesical, 
asociado a procesos inflamatorios (liberación de mastocitos) y 
autoinmunes que provocan la sustitución de las fibras elásticas 
del espacio intersticial por fibrosis.
Aparece con mayor frecuencia en mujeres entre 30 y 70 años, 
siendo excepcional en el hombre.
Clínica
En la mayoría de los casos, la cistitis intersticial aparece como 
una enfermedad de inicio insidioso, curso lento y progresivo 
con clínica de cistopatía crónica consistente en disuria, nicturia, 
polaquiuria, malestar suprapúbico, y en las presentaciones 
clásicas de la enfermedad, hematuria (30%). La ausencia de 
polaquiuria nocturna excluye el diagnóstico de cistitis inters-
ticial (MIR). 
Diagnóstico
Se realiza mediante la sospecha clínica y tras descartar el resto 
de causas de síndrome miccional irritativo. En lacistoscopia 
con hidrodistensión vesical, se puede evidenciar sangrado 
difuso de la mucosa (MIR), glomerulaciones y ulceraciones 
(úlceras de Hunner).
El diagnóstico de confirmación se realiza mediante toma 
de biopsias aleatorizadas de la mucosa vesical, apareciendo 
característicamente un infiltrado mastocitario, a la vez que se 
descarta la presencia de un carcinoma in situ vesical.
Tratamiento
El tratamiento es sintomático y de eficacia limitada.
Terapia oral
Antihistamínicos como la hidroxicina, antidepresivos como la 
amitriptilina o el pentosulfóxido de sodio. 
Terapia intravesical
Instilaciones de pentosulfóxido de sodio, dimetilsulfóxido 
(DMSO), lidocaína o de ácido hialurónico. No se recomienda 
la BCG.
Terapia intervencionista
Inyección de toxina botulínica A en el trígono vesical (MIR) + 
hidrodistensión vesical, resección-coagulación de las lesiones 
de Hunner, neuromodulación sacra e inclusive cistectomía 
(supratrigonal, subtrigonal o radical, incluyendo uretrectomía) 
en casos refractarios.
Cistitis intersticial
Tema 6
Entendiendo el cuadro clínico y el perfil de paciente tipo de esta 
patología, debería ser suficiente para responder la mayor parte de 
preguntas; recuerda que es importante sospechar el diagnóstico 
ante dolor pélvico crónico y que su tratamiento es multimodal.
Enfoque MIR
Autores: Víctor Parejo Cortés, H. U. de Girona Josep Trueta (Gerona). Hugo Otaola Arca, H. U. de Fuenlabrada (Madrid). Bernat Padullés Castelló, H. 
Clínic (Barcelona).
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7.1. Epidemiología
La litiasis supone el principal motivo de consulta de causa uro-
lógica en el Servicio de Urgencias. 
Su prevalencia en los países desarrollados se sitúa en torno al 
5%, con debut sintomático (crisis renoureteral) entre los 20-40 
años y un alto índice de recurrencia de los episodios clínicos 
(50%). Globalmente es más frecuente en el varón, pero los 
cálculos de estruvita son más frecuentes en mujeres y los de 
cistina no tienen diferencias por sexos.
7.2. Patogenia
Existen varios mecanismos que pueden llevar a la precipitación 
espontánea de cristales:
• Saturación: aumento de la concentración urinaria de los 
componentes del cristal por sobreexcreción o disminución de 
la diuresis. Cuando la concentración en orina de una sustan-
cia aumenta se inicia la formación de los cristales. Al unirse 
varios cristales se produce la formación de una litiasis.
• Cambios en el pH urinario: un pH elevado favorece la for-
mación de cálculos de fosfato cálcico (básicos) mientras que 
un pH disminuido favorece la de ácido úrico (ácidos).
• Alteración de los inhibidores urinarios de la cristaliza-
ción: los inhibidores se unen a los iones impidiendo la preci-
pitación de los mismos: magnesio, citrato (la hipocitraturia se 
asocia a litiasis de oxalato cálcico), pirofosfato,… (MIR). 
• Aumento de sustancias litogénicas: mucoproteínas…
• Otros: gérmenes desdobladores de la urea, cuerpos ex-
traños…
7.3. Etiología
Litiasis cálcica
Representa el 70% de los casos. Es, con mucho, la más fre-
cuente. Existen dos tipos de cálculos de base cálcica: los de 
oxalato cálcico (los más frecuentes) y los de fosfato cálcico. 
Entre las causas que pueden precipitar el desarrollo de estos 
cálculos se encuentran:
• Litiasis cálcica idiopática (causa más frecuente).
- Hipercalciuria idiopática (causa más frecuente): produce 
del 50 al 60% de todas las litiasis cálcicas. Se define por 
la excreción >4 mg/kg/día de Ca2+, en ausencia de hiper-
calcemia y otras causas de hipercalciuria. Es un trastorno 
complejo, que se divide en absortiva, caracterizado por un 
aumento de la absorción intestinal, o renal, en la que los 
túbulos renales secretan grandes cantidades de calcio. 
- Hipocitraturia idiopática. 
- Hiperuricosuria: los cristales de oxalato cálcico pueden 
precipitar sobre otros de ácido úrico ya existentes.
• Litiasis cálcica secundaria.
- Hiperparatiroidismo 1.º: causa mas frecuente de hiper-
calciuria conocida (MIR). Solamente está presente en el 
5% de todos los pacientes.
- Acidosis sistémicas: producen hipocitraturia.
- Acidosis tubular renal distal (MIR).
- Diarreas.
- Sarcoidosis: produce hipercalcemia absortiva (MIR). 
- Situaciones de hiperoxaluria: hiperoxaluria primaria, sín-
dromes de malabsorción (enfermedad de Crohn, colitis 
ulcerosa), resecciones intestinales amplias (MIR).
Figura 1. Litiasis renal de fosfato cálcico asociada a hidronefrosis y pielonefritis 
xantogranulomatosa.
Hay que saber sobre todo las causas de la litiasis cálcica e infec-
ciosa y el tratamiento general y específico de cada tipo de litiasis. 
Importante, las contraindicaciones de la litotricia. Al final del tema 
tienes una tabla resumen muy completa: en ella se recoge lo esen-
cial para responder a múltiples preguntas.
Enfoque MIR
Litiasis urinaria
Tema 7
Autores: Víctor Parejo Cortés, H. U. de Girona Josep Trueta (Gerona). Hugo Otaola Arca, H. U. de Fuenlabrada (Madrid). Bernat Padullés Castelló, H. 
Clínic (Barcelona).
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Manual AMIR · Urología
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Litiasis úrica
Representa el 10-15% de todos los casos. Existen dos grandes 
grupos de causas según el mecanismo de producción: 
• Hiperuricosuria (ver manual de Reumatología).
• Disminución del pH urinario (pH<5): diarrea crónica, pér-
dida intestinal de HCO
3
 y el escaso volumen de diuresis.
Litiasis infecciosa
Representa el 5-10% del total de casos de litiasis. Se produce 
por la colonización del tracto urinario por gérmenes ureasa + 
(Proteus (MIR 17, 54; MIR 10, 101; MIR) y otros: Pseudomona, 
Klebsiella, Serratia, Enterobacter), que degradan la urea a NH
3
+ 
y CO
2
. El NH
3
+ se hidroliza a NH
4
+, elevando el pH urinario (>8), 
que, precipitando con fosfato y magnesio, forma cálculos de 
fosfato amónico y fosfato amónico-magnésico (estruvita). En 
ocasiones, además, los cálculos de estruvita aparecen sobre 
cálculos previos de otro origen (nucleación heterogénea), a 
los que se les añade una infección por bacterias ureasa + 
(MIR). Por ello, en la litiasis infecciosa también puede estar 
indicado un estudio metabólico. Característicamente (al igual 
que los de cistina), produce cálculos coraliformes (MIR). El 
30% de los pacientes con litiasis de este origen presentan 
anomalías en el tracto urinario.
Litiasis de cistina 
Corresponde al 1% de los casos de litiasis. Se produce por 
cistinuria, trastorno autosómico recesivo caracterizado por 
alteración de los aminoácidos dibásicos cistina, ornitina, lisina, 
arginina (COLA). Al igual que la litiasis infecciosa, puede pro-
ducir cálculos coraliformes.
Litiasis en niños
Respecto a etiología de las litiasis urinaria en niños, actualmen-
te la causa más frecuente es la alteración metabólica. La 
estenosis de la unión pieloureteral, al favorecer la estasis 
urinaria, es el factor favorecedor más frecuente en la infancia 
(MIR 19, 181).
7.4. Evaluación del paciente con litiasis urinaria
Diagnóstico etiológico
• Antecedentes familiares y edad de debut: la presencia 
de antecedentes familiares o una edad de inicio <30 años 
orienta a enfermedad hereditaria.
• Tipo de dieta: ingesta escasa de líquidos, abuso de alimen-
tos ricos en purinas, proteínas, calcio…
• Composición de los cálculos: análisis morfológico. La pre-
sencia de cristales hexagonales es patognomónico de cis-
tinuria.
• Estudio metabólico, que se encuentra indicado en:
- Debut en edad temprana.
- Litiasis bilateral o en riñón único o malformado.
- Litiasis recidivante.
- Litiasis coraliforme.
- Litiasis de composición poco frecuente.
- Nefrocalcinosis.
Diagnóstico de localización (MIR 15, 24)
Actualmente la prueba de elección es la TC sin contraste 
(MIR 17, 230; MIR 15, 23), que permite tanto la localización 
como la estimación de su composición gracias a la medida de 
la densidad del cálculo en unidadesHoundsfield (UH). Permite 
visualizar todas las litiasis excepto las de indinavir. Otras prue-
bas son la ecografía (tiene una sensibilidad para la detección 
de litiasis vesical del 95% (MIR 14, 21), la radiografía de abdo-
men y urografía intravenosa. En la radiografía convencional no 
se ven los cálculos radiotransparentes, que incluyen los de 
ácido úrico, xantina, los producidos por cristalización intralumi-
nal de sulfamidas (MIR), y los de indinavir (más raros). 
El indinavir es un inhibidor competitivo de la proteasa, utiliza-
do en el tratamiento del VIH, aunque con escaso uso en la 
actualidad. Los cálculos de indinavir se forman a pH alcalino. Es 
fundamental hacer diagnóstico diferencial con las litiasis de 
ácido úrico, que también son radiotransparentes, ya que el 
tratamiento de estas últimas favorece la formación de litiasis 
por indinavir.
Figura 2. Litiasis coraliforme izquierda.
Que cuando aparece insuficiencia renal secundaria a litiasis en
un paciente joven, debe sospecharse hiperoxaluria primaria. Si 
aparece en una mujer en la edad media de la vida, hay que
descartar un hiperparatiroidismo primario.
Recuerda...
Las litiasis radiotransparentes son SIUX:
Sulfamidas
Indinavir
Úrico
Xantinas
Recuerda...
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Tema 7 · Litiasis urinaria
39
7.5. Formas clínicas
Enfermedad litiásica sintomática
El objetivo será el tratamiento del dolor.
La crisis renoureteral aguda o cólico nefritico es la forma sinto-
mática, y se presenta clínicamente con dolor lumboabdominal 
de carácter cólico e irradiación típica a través del teórico tra-
yecto ureteral hacia genitales ipsilaterales. Puede acompañarse 
de cortejo vegetativo (náuseas y vómitos) o síndrome miccional 
(disuria, polaquiuria y tenesmo), así como de la emisión de 
orinas oscuras (hematuria) (MIR 15, 24).
Enfermedad litiásica asintomática
El objetivo será eliminar los cálculos y prevenir su nueva 
formación.
7.6. Tratamiento
Tratamiento del cólico nefrítico no complicado
• Tratamiento del dolor: se recomiendan los AINEs (consti-
tuyen la primera línea de tratamiento) ya que disminuyen el 
dolor y el edema local. Son más eficaces que los opioides y se 
asocian a menor necesidad de analgesia. En caso de contrain-
dicación puede emplearse una o dos dosis de prednisolona, 
o incluso la infiltración del dermatoma dolorido con anesté-
sicos locales. Conviene evitar espasmolíticos, especialmente 
en casos de distensión abdominal o íleo paralítico. En caso de 
dolor refractario, se pueden usar opioides, pero se desacon-
seja el uso de petidina.
• Tratamiento expulsivo: abundante ingesta hídrica, en los 
periodos intercríticos y uso de α-bloqueantes en litiasis de 
uréter distal.
Tratamiento del cólico nefrítico complicado
Un cólico nefrítico complicado es aquél en que existe una 
infección urinaria concomitante. Deberá indicarse ingreso hos-
pitalario y vigilancia estrecha.
• Tratamiento del dolor.
• Tratamiento antibiótico.
• Derivación urinaria urgente con catéter doble J o nefros-
tomía percutánea (MIR 18, 138; MIR 14, 22; MIR).
Tratamiento definitivo de la litiasis 
en función de su localización y tamaño
Por su localización y tamaño podemos diferenciar:
• Cálculos renales, piélicos y de la unión pieloureteral.
- De tamaño inferior a 2 cm: litotricia extracorpórea con on-
das de choque (LEOC).
- De tamaño superior a 2 cm: cirugía abierta o percutánea de 
reducción de masa litiásica, asociada a litotricia extracorpó-
rea si existen restos litiásicos.
• Cálculos ureterales.
- De tamaño inferior a 5 mm: la expulsión espontánea es la 
regla. 
- De tamaño 5-7 mm: actitud expectante, con vigilancia cada 
2-3 semanas clínica y radiológica (radiografía simple abdo-
minal y/o ecografía). Si en 4-6 semanas no se expulsa el cál-
culo, hay que extraerlo con maniobras urológicas invasivas 
(ureterorrenoscopia y litofragmentación in situ) o practicar 
litotricia extracorpórea.
- De tamaño superior a 7 mm: litofragmentación con LEOC 
(litiasis de uréter proximal) o ureterorrenoscopia con lito-
fragmentación in situ (litiasis de uréter distal).Tabla 1. Causas de cólico nefrítico complicado.
1. Fiebre >38 ºC (pionefrosis).
2. Obstrucción e hidronefrosis severa o con compromiso de la fun-
ción renal, especialmente si la litiasis es de tamaño superior a 
7-10 mm (MIR).
3. Dolor incoercible a pesar de tratamiento correcto.
4. Hematuria importante.
5. Insuficiencia renal previa.
6. Monorreno o uropatía obstructiva bilateral.
Figura 3. Derivación urinaria temporal mediante cateterismo ureteral derecho 
doble J por uropatía obstructiva secundaria a litiasis ureteral ubicada a la altura 
de la apófisis transversa de L3.
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Manual AMIR · Urología
40
La Litotricia Extracorpórea con Ondas de Choque (LEOC) 
tiene por finalidad la fragmentación de la litiasis mediante el 
uso de un generador electrohidráulico de ondas de choque 
para su posterior expulsión. Entre las principales complicacio-
nes se encuentran la hematuria, cólico nefrítico, formación 
de calle litiásica y hematoma renal. Las contraindicaciones 
absolutas para este tratamiento son: 
• Embarazo (MIR 09, 102).
• Obstrucción de la vía urinaria que impida la expulsión de frag-
mentos.
• Infección activa, pionefrosis (MIR 11, 107).
• Trastornos no corregibles de la coagulación.
Prevención de las recidivas 
• Medidas generales.
- Ingesta hídrica abundante (diuresis >2 L/día).
- Evitar el sobrepeso (IMC <25).
- Limitar el consumo de proteínas (<1 g/kg/día).
- Evitar alimentos ricos en oxalato (espinaca, remolacha, 
acelga…)
- Reducir el consumo de sal.
- Ingesta adecuada de calcio (1-1,2 g/día). Tradicionalmente 
se han recomendado dietas hipocálcicas, ya que se pensaba 
que dietas con alto contenido en calcio podrían aumentar 
el riesgo de formación de cálculos debido a una mayor ab-
sorción intestinal de calcio. Sin embargo, la evidencia más 
reciente apunta a que una dieta rica en calcio se asocia 
con una reducción del riesgo de formación de cálculos 
de calcio (MIR 19, 144), posiblemente por aumento de 
su unión al oxalato de la dieta en la luz intestinal lo que 
disminuye su absorción (la unión del calcio al oxalato en la 
luz intestinal favorece la eliminación del oxalato de calcio 
con las heces).
• Tratamiento farmacológico.
- Hipercalciuria idiopática: tiazidas.
- Hipocitraturia: citrato potásico oral.
- Hiperuricosuria: alopurinol si existe hiperuricemia, alcalini-
zación de orina (MIR). 
- Hiperoxaluria.
• Hiperoxaluria primaria: piridoxina.
• Hiperoxaluria secundaria: calcio oral.
- Litiasis infecciosa: ácido propiónico y acetohidroxámico 
(inhibidores de la ureasa). Antibióticos (la nitrofurantoína 
no sería adecuada en casos de gérmenes que degradan la 
urea y producen pH alcalino de la orina, ya que reduce su 
actividad a dicho pH (MIR)).
- Cistinuria: alcalinización con citrato o bicarbonato potá-
sico. En caso de no respuesta dar tratamiento con D-peni-
cilamina y 2-mercaptopropionilglicina.
Figura 4. Extracción endoscópica de calle litiásica secundaria a litotricia extra-
corpórea.
Tabla 2. Características de la litiasis urinaria en función de su etiología.
Más frec. (70%)
5-10%
10-15%
1%
LITIASIS CÁLCICA
LITIASIS INFECCIOSA
(ESTRUVITA)
LITIASIS ÚRICA
LITIASIS DE CISTINA
FRECUENCIA OPACIDAD RX PH TRATAMIENTO
Radiopacos
Radiopacos
Radiotransparentes
Radiolúcidos
(parcialmente opacos)
Alcalino
Alcalino
Ácido
Ácido
Según causa:
Hipercalciuria 1.ª: tiazidas
Hipocitraturia: citratos
Hiperoxaluria 1.ª: piridoxina
Antibióticos +
inhibidores ureasa
(ácido propiónico y
acetohidroxámico)
Alcalinizar orina
(HCO3, citrato…)
Alopurinol
Alcalinizar orina
(HCO3, citrato…)
D-penicilamina
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41
8.1. Introducción
Lahiperplasia benigna de la próstata (HBP) y el adenocarci-
noma prostático son los dos procesos no infecciosos que con 
mayor frecuencia afectan a la próstata humana. La HBP es la 
causa más frecuente de obstrucción del tracto urinario 
inferior en el varón (MIR). 
Anatómicamente, la próstata tiene forma de tronco de cono 
invertido. Su ubicación es distal al cuello vesical, proximal al 
diafragma pélvico, retropúbica y anterior a la ampolla rectal. 
Con su secreción contribuye a la formación del semen aportan-
do fosfatasas ácidas y soluciones ricas en zinc (que protegen 
al varón de la infección urinaria). Según el modelo histopato-
lógico descrito por McNeal en la década de los 70, podemos 
dividirla en componente glandular (70%) y no glandular o 
estroma fibromuscular anterior (30%). A su vez, el compo-
nente glandular lo dividimos en zona periuretral o transicional 
(10%), zona central (20%) y zona periférica (70%). Anterior y 
lateralmente, la próstata está rodeada por una cápsula confor-
mada por tejido fibroso y músculo liso.
La HBP asienta fundamentalmente sobre la zona transi-
cional. El 70% de los cánceres afectan a la zona periférica, 
el 10% a la zona central y el 20% a la zona de transición.
8.2. Hiperplasia benigna de próstata
Fisiología y fisiopatología
Consiste en la hiperplasia de las células glandulares y 
estromales de la zona transicional prostática, con proli-
feración variable de las fibras musculares lisas, que puede 
dar lugar a obstrucción de salida del flujo de orina a nivel del 
tracto urinario inferior. Aproximadamente el 50% de los varones 
en la sexta década de la vida sufren en alguna medida sus efec-
tos. La etiología permanece aún poco clara. Parece que existe un 
desequilibrio entre la proliferación celular y la apoptosis a nivel 
glandular. Los dos factores fundamentales que son necesarios 
para su aparición son: la edad y la presencia de andrógenos 
(dihidrotestosterona, formada por la acción de a 5-alfa-
reductasa (MIR). En el desarrollo de la HBP parece existir un 
desequilibrio entre estrógenos y andrógenos, teniendo un papel 
imprescindible la producción de dihidrotestosterona a nivel pros-
tático por conversión local de la testosterona circulante.
Historia natural
El crecimiento de la HBP es un proceso lento y progresivo. 
Podemos dividir su evolución en distintas etapas. En un primer 
momento se produce una obstrucción a nivel de la uretra 
prostática y, secundariamente, una hipertrofia compensadora 
del detrusor condicionando sintomatología irritativa (polaquiu-
ria, nicturia, urgencia miccional, tenesmo). Posteriormente, el 
detrusor empieza a claudicar, apareciendo la clínica obstructiva 
(dificultad para iniciar la micción, chorro débil e interrumpido, 
goteo terminal, sensación de vaciado incompleto, incontinen-
cia urinaria por rebosamiento) (MIR). La intensidad de los 
síntomas no guarda relación con el tamaño de la glándula 
(MIR 09, 103; MIR 19, 141). Como complicaciones en esta 
fase, pueden verse divertículos vesicales, litiasis vesical, residuo 
posmiccional elevado e incluso lesión renal bilateral (con IRC) 
por pérdida del mecanismo antirreflujo ureteral, secundaria a 
la uropatía obstructiva infravesical. Finalmente, puede produ-
cirse imposibilidad total para la micción con retención aguda 
de orina que precise cateterismo vesical para su resolución.
Cuando en el seno de la HBP aparece incontinencia puede 
traducir dos situaciones: en una fase precoz puede aparecer 
incontinencia urinaria por hipetrofia compensadora del detru-
sor y contracciones no inhibidas del mismo (síntoma dentro de 
los irritativos); y en una fase tardía puede traducir la micción 
por rebosamiento en el seno de una retención crónica de orina 
(MIR 11, 106).
Figura 1. Esquema de la anatomía prostática según el modelo topográfico de 
McNeal.
Uretra Fibroestroma anterior
Zona transicional
Zona central Zona periférica
La hipertrofia benigna de próstata NO es una lesión precancerosa 
(MIR 14, 128).
Recuerda...
Lo más importante es conocer las alternativas terapéuticas y sobre 
todo las indicaciones de cirugía.
Enfoque MIR
Hiperplasia benigna de próstata
Tema 8
Autores: Hugo Otaola Arca, H. U. de Fuenlabrada (Madrid). Víctor Parejo Cortés, H. U. de Girona Josep Trueta (Gerona). Aura Daniela Souto Soto, 
H. U. Puerta de Hierro (Madrid).
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Manual AMIR · Urología
42
Diagnóstico
El diagnóstico de confirmación es anatomopatológico; por 
lo que nos servimos de exploraciones clinico-radiológicas 
para establecer un diagnóstico de sospecha. Entre otras 
exploraciones realizaremos: un tacto rectal, que informa-
rá aproximadamente del tamaño prostático y servirá para 
valorar la posibilidad de una neoplasia asociada (blanda o 
adenomatosa, HBP; pétrea, cáncer de próstata); una flujo-
metría miccional para establecer la obstrucción del tracto 
urinario inferior, considerándose patológica cuando el flujo 
máximo es inferior a 10 ml/s; una ecografía urológica por 
vía abdominal para medir el volumen prostático (orienta 
el tratamiento), cuantificar el residuo postmiccional (RPM) 
(patológico si es >100 ml) y valorar la repercusión de la obs-
trucción sobre el sistema renoureteral. El PSA es útil para 
orientar acerca de la coexistencia de un carcinoma prostático 
asociado, y además sus niveles tienen una correlación directa 
con el volumen prostático. Es útil la medición de la severidad 
de los síntomas mediante el uso de cuestionarios (IPSS). El 
estudio urodinámico (estudio flujo-presión) puede predecir 
el resultado de la cirugía, ya que si el detrusor es hipoactivo 
generará clínica similar a la obstructiva y, si es hiperactivo, los 
síntomas persistirán a pesar de la intervención. El estudio 
más fiable para la medición del volumen prostático es 
la ecografía transrectal.
Tratamiento no invasivo
• Síntomas leves (IPSS 1-8 puntos).
- Espera vigilante: es una opción válida en ausencia de 
complicaciones debido a que la HBP es una patología cró-
nica, que no tiene un tratamiento curativo definitivo, y no 
tiene riesgo de malignidad. Además, la tolerancia indivi-
dual a dichos síntomas es variable.
- Fitoterapia: aunque su efecto no ha sido claramente de-
mostrado, algunos pacientes con síntomas leves que de-
sean mejorar encuentran beneficio en su uso. 
• Síntomas moderado-graves (IPSS 8-35 puntos).
- Fármacos α-bloqueantes (doxazosina, tamsulosina y si-
lodosina) (MIR 15, 107; MIR): aumentan el tono muscular 
del detrusor y reducen el tono del esfínter interno vesical, 
aumentando el flujo de salida de orina. Su efecto es rápido 
después de la instauración (24 horas). La silodosina el más 
organoespecífico. Los efectos adversos más frecuentes de 
este grupo farmacológico se deben a su mecanismo de 
acción (efecto parasimpaticomimético) e incluyen dolor 
de cabeza, somnolencia e hipotensión ortostática. Todos 
presentan una eficacia similar, siendo la tamsulosina la que 
presenta una menor tasa de efectos secundarios.
- Fármacos inhibidores de la 5-α-reductasa (5-ARI) 
(finasteride, dutasteride) (MIR 13, 124; MIR): disminu-
yen el volumen prostático (MIR 16, 117) inhibiendo la 
conversión periférica de la testosterona en dihidrotes-
tosterona (DHT) por la enzima 5-α-reductasa. Son los 
únicos fármacos que alteran el curso natural de la 
enfermedad. Su inicio de acción, una vez establecido 
el tratamiento, es lento (6 meses). Disminuyen las cifras 
de PSA a la mitad, lo cual debe tenerse en cuenta para 
el diagnóstico de carcinoma prostático asociado. Puede 
producir alteraciones de la esfera sexual, disminuyendo 
la libido y ser útil en los casos de hematuria de origen 
prostático. De inicio se recomiendan administrarse junto 
con los α-bloqueantes debido al retraso en el inicio de la 
acción (terapia combinada).
- Fármacos inhibidores de la fosfodiesterasa 5 (IPDE-
5) (tadalafilo): si bien son los fármacos de la disfunción 
eréctil, el tadalafilose ha aprobado para el tratamiento 
de los síntomas urinarios por HBP, pues relaja la fibra 
muscular prostática.
Figura 2. A. Adenoma prostático de gran tamaño, resonancia nuclear mag-
nética con antena endorrectal. B. Especimen procedente de autopsia. C. Se 
aprecian nódulos fibroestromales que se originan en la zona transicional de la 
próstata y configuran esta tumoración benigna, ocluyendo la luz uretral. Las 
zonas central y periférica quedan rechazadas formando una semiluna posterior, 
que clásicamente se conoce como cápsula quirúrgica. Desde el punto de vista 
microscópico, se trata de una proliferación del epitelio glandular prostático 
y del estroma miofibroblástico circundante. El componente fibroestromal es 
cuantitativamente mayor que el epitelial.
A
B
C
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Tema 8 · Hiperplasia benigna de próstata
43
En el caso de asociar incontinencia y/o urgencia en fases 
precoces de la enfermedad sin una obstrucción evidente en 
la flujometría, está indicado el tratamiento con fármacos 
anticolinérgicos.
Tratamiento invasivo
Las indicaciones de cirugía en la HBP se recogen en la siguien-
te tabla:
Como opciones dentro del tratamiento quirúrgico, se encuen-
tran la resección transuretral de próstata (RTUP) (tamaño <80 
gramos) o la prostatectomía simple a cielo abierto (tamaño 
>80 gramos). En ninguna de las anteriores se extirpa la prós-
tata periférica, por lo que la intervención no protege del 
posible desarrollo de cáncer de próstata asentado sobre 
la glándula conservada. El tratamiento con láser es otra 
opción terapéutica aceptable como sustituto de la resección 
transuretral. Su mecanismo de acción consiste en la coagula-
ción y necrosis o electrovaporización del parénquima prostá-
tico, por lo que no se obtiene material para el estudio anato-
mopatológico posterior. Los resultados son similares a los de 
la resección, con menores tasas de sangrado intraoperatorio 
y menor tiempo de hospitalización, así como de necesidad de 
catéter vesical postoperatorio.
Tabla 1. Indicaciones de tratamiento quirúrgico en la hiperplasia benigna de 
próstata (MIR 17, 143).
• Pacientes con síntomas moderados/severos refractarios a trata-
miento médico.
• Pacientes con deseo expreso de tratamiento quirúrgico para evi-
tar el uso de fármacos.
• Complicaciones severas por obstrucción del tracto urinario inferior:
- Hematuria refractaria al tratamiento con inhibidores de la 
5-alfa-reductasa.
- Retención urinaria con imposibilidad de retirar sonda vesical a 
pasar de tratamiento alfabloqueante.
- Infecciones urinarias de repetición.
- Litiasis vesical.
- Uropatía obstructiva infravesical con deterioro de función renal.
- Insuficiencia renal.
Figura 3. Especimen prostático procedente de RTU. Chips seccionados y extrai-
dos por vía transuretral.
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9.1. Epidemiología
El cáncer de próstata (CP) es el tumor más frecuente en el 
hombre. Su incidencia varía según el área geográfica, siendo 
mayor en Australia/Nueva Zelanda,Norteamérica y Europa del 
norte y occidental; y más baja en el Asia del sur y oriental y en 
Europa del sur y oriental. Su mortalidad también varía, siendo 
alta en los descendientes de africanos, intermedia en EEUU, y 
baja en Asia.
La mayoría de los tumores malignos de la próstata son ade-
nocarcinomas, generalmente multifocales, que asientan en el 
90% de los casos en la zona periférica de la próstata (MIR). 
En general, se trata de una enfermedad de desarrollo lento, 
lo que puede suponer un tiempo de latencia de incluso 10 años 
hasta que la enfermedad sea clínicamente relevante. La forma 
de presentación habitual del CP es como enfermedad locali-
zada en el contexto de síntomas variables derivados del tracto 
urinario inferior y elevación de las cifras de PSA. La infiltración 
local puede dar lugar a la invasión de la cápsula hasta el espacio 
periprostático, vesículas seminales o cuello vesical. Si alcanza el 
trígono vesical puede provocar el atrapamiento bilateral de los 
uréteres, con lo que se provoca una anuria obstructiva de origen 
supravesical sin evidencia de globo vesical palpable (MIR). La 
enfermedad diseminada con astenia, anemia, linfedema e inclu-
so compresión medular es, hoy en día, una rareza. En ocasiones 
la enfermedad debuta con hematuria o hemospermia.
9.2. Etiología
Genética
Existe predisposición genética, pero <10% tiene CP hereditario 
(definido como 3 parientes con CP a cualquier edad, o 2 pero 
<55 años).
Factores de riesgo
• Edad: es el principal factor de riesgo.
• Fármacos inhibidores de 5-α-reductasa: parece que pre-
vienen o retrasan las formas poco agresivas, pero podrían 
aumentar las formas agresivas del CP. No se han establecido 
recomendaciones para uso en la prevención del cáncer.
• Tratamiento con testosterona: en contra de lo que se creía 
previamente, su uso en el tratamiento del hipogonadismo no 
aumenta el riesgo de CP.
• HBP: no existe evidencia científica que relacione la HBP con 
el desarrollo de CP.
9.3. Clasificación
TNM 2017 (ver figura 2 en las páginas siguientes)
El establecimiento de la categoría T clínica (cT) solo se basa en 
el tacto rectal. Por el momento, las pruebas de imagen (TAC, 
RMmp, PET…) y los resultados de la biopsia no forman parte 
de esta clasificación.
INCIDENCIA 1º 2º 3º 4º
GLOBAL Colorrectal Próstata Pulmón Mama
HOMBRES Próstata Pulmón Colorrectal
MUJERES Mama Colorrectal Útero
MORTALIDAD 1º 2º 3º
Pulmón Colorrectal Páncreas
HOMBRES Pulmón Colorrectal Próstata
Mama Colorrectal Pulmón
INCIDENCIA Y MORTALIDAD POR CÁNCER EN ESPAÑA
INCIDENCIA 1º 2º 3º 4º
GLOBAL Colorrectal Próstata Pulmón Mama
HOMBRES Próstata Pulmón Colorrectal
MUJERES Mama Colorrectal Útero
MORTALIDAD 1º 2º 3º
GLOBAL Pulmón Colorrectal Páncreas
HOMBRES Pulmón Colorrectal Próstata
MUJERES Mama Colorrectal Pulmón
MORTALIDAD 1º 2º 3º
INCIDENCIA 1º 2º 3º 4º
Tabla 1. Informe de 2018 de la Sociedad Española de Oncología Médica.
Figura 1. A. La neoplasia intraepitelial prostática es la lesión precursora del 
cáncer de próstata. B. El cáncer de próstata es un adenocarcinoma, general-
mente de los acinos prostáticos, que forma grupos celulares que infiltran la 
lámina basal y proliferan reemplazando el estroma prostático.
A B
Cáncer de próstata
Tema 9
Tema de moda, que debes dedicar tiempo para entender y recordar. 
Presta especial atención a las indicaciones de biopsia prostática, la 
resonancia como técnica de imagen emergente y al concepto de 
resistencia a la castración.
Enfoque MIR
Autores: Hugo Otaola Arca, H. U. de Fuenlabrada (Madrid). Víctor Parejo Cortés, H. U. de Girona Josep Trueta (Gerona). Aura Daniela Souto Soto, 
H. U. Puerta de Hierro (Madrid).
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Tema 9 · Cáncer de próstata
45
Gleason Score
Se establece en la biopsia de próstata, en base al patrón arqui-
tectural del tejido, teniendo en cuenta la puntuación de las 
dos áreas predominantes de tumor, que se suman para dar un 
valor total. Por ejemplo, Gleason Score 6 (3+3).
Grupos de riesgo de recidiva bioquímica del 
CP localizado y localmente avanzado
Se establece en base al Gleason Score, el PSA y la cT del TNM. 
Esta clasificación del riesgo tiene importancia terapéutica, de 
forma que a los pacientes de bajo riesgo se les puede ofrecer 
tratamientos menos agresivos, a los pacientes de riesgo inter-
medio y alto, además de realizar un estudio de extensión, se 
deben ofrecer tratamientos más agresivos.
Grupos pronóstico
Recientemente se ha producido una actualización de la ISUP 
(International Society of Urological Pathology) que establece 
grupos pronóstico, con especial relevancia en los pacientes 
con puntuación de Gleason 7, dejando claro que no es lo 
mismo un 7 (3 + 4) que un 7 (4 + 3). Esta nueva clasificación 
hasido incorporada por la OMS.
(Ver figura 2 en la página siguiente)
9.4. Diagnóstico
El problema consiste en identificar a los pacientes con enfer-
medad biológicamente significativa tan precozmente como 
sea posible, intentando que el tratamiento radical sea curativo, 
y en decidir qué pacientes no se beneficiarán de dicho trata-
miento porque su cáncer, en el caso de presentarlo, nunca 
llegue a ser significativo desde el punto de vista clínico.
1. Cribado poblacional con PSA: supone el examen siste-
mático de una población asintomática. Aunque ha demos-
trado aumentar el diagnóstico de CP, ello no repercute en 
un descenso de la mortalidad significativo, pero sí en un 
sobrediagnóstico y sobretratamiento muy elevado. Por 
tanto, actualmente no se recomienda el screening poblacio-
nal en el CP (MIR 18, 194).
2. Detección precoz con PSA: supone el examen de un pa-
ciente concreto asintomático, que desea conocer si tiene 
o no CP. También tiene el riesgo de sobrediagnóstico y 
sobretratamiento. Sólo se recomienda en pacientes con 
esperanza de vida >15 años que están debidamente 
informados sobre los riesgos y beneficios de la medi-
ción de PSA.
3. Diagnóstico clínico. El diagnóstico de sospecha se es-
tablece ante un tacto rectal pétreo y/o un PSA elevado (>4 
ng/mL) (MIR). El PSA no es específico de CP (MIR). El diag-
nóstico de confirmación se establece en base al análisis 
histopatológico del tejido de la biopsia de próstata guiada 
por ecografía transrectal, de la RTUP o la prostatectomía 
simple.
 Las indicaciones clásicas de biopsia sistemática de 
próstata son, en varones que presenten >10 años de ex-
pectativa de vida (MIR 18, 135; MIR 14, 131): 
1. Tacto rectal sospechoso independientemente de las ci-
fras de PSA y/o
2. PSA >4 ng/mL
Tabla 2. Grupos de riesgo de recidiva bioquímica de la Asociación Europea de 
Urología (EAU), basada en la clasificación de D’Amico.
Gleason >7 o 
PSA >20 ng/mL 
o cT2c
Gleason 7 o
PSA 10-20 ng/mL 
o cT2b
Cualquier 
Gleason
Cualquier PSA 
cT3-T4 o cN1
Gleason <7 y 
PSA <10 ng/mL y 
cT1a-T2a
Localizado
Localmente 
avanzado
RIESGO BAJO RIESGO ALTORIESGO INTERMEDIO
Tabla 3. Índice pronóstico de la ISUP.
6 (3+3)
7 (3+4)
7 (4+3)
8 (4+4 o 3+5 o 5+3)
9 (4+5 o 5+4) y 10 (5+5)
PUNTUACIÓN GLEASON ISUP
1
2
3
4
5
Tabla 4. Cribado poblacional e individual del CP.
PROMOTOR
OBJETIVO
¿SE RECO-
MIENDA?
CRIBADO 
INDIVIDUAL O 
DETECCIÓN PRECOZ
Sistema sanitario
↓ mortalidad
cáncer-específica
↑ calidad de vida
No
CRIBADO 
POBLACIONAL O 
SCREENING
Paciente o 
médico tratante
↓ mortalidad
cáncer-específica
↑ calidad de vida
Sólo en pacientes con 
esperanza de vida >15 
años bien informados:
• > 50 años, o
• > 45 años y anteceden-
tes familiares de CP, o
• > 45 años y
 afroamericano
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46
Figura 2. Clasificación TNM del cáncer de próstata.
M. Metástasis a distancia
T. Tamaño tumoral
N. Metástasis ganglionares regionales
Tumor no palpableT1
Confinado a la próstata Afecta a los dos lóbulosT2 T2a T2b T2cAfecta a la ½de un lóbulo o menos
Afecta a más
de la ½ de un lóbulo
Invasión de la cápsulaT3a T3bT3 Extendido fuerade la cápsula
Invasión de las
vesículas seminales
T4 Invade tejidosubyacente
No se puede asegurar
presencia de metástasis
ganglionares
Nx N1N0
Ausencia de metástasis
ganglionares regionales
T1a RTU <5% T1b T1cRTU >5% Elevación PSA
?
Presencia de metástasis
ganglionares regionales
Mx No se puede asegurarpresencia de metástasis
a distancia
?
M0 Ausencia demetástasis a distancia
M1 Presencia de metástasis a distancia
M1a
Metástasis
ganglionares
a distancia
Metástasis óseas
Los huesos más
afectados son:
pelvis y sacro,
columna, fémur,
costillas y escápula
M1b M1c Otras
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Tema 9 · Cáncer de próstata
47
 En caso de PSA entre 2-10 ng/mL y tacto rectal normal, 
se puede ofrecer algunas herramientas nuevas antes de 
ofrecerle una biopsia de próstata, para mejorar la evalua-
ción riesgo/beneficio de su realización:
- Calculadoras de riesgo.
- Pruebas de imagen: resonancia magnética multipara-
métrica (RMmp).
- Test séricos: Test PHI (prostate Health Index), p2PSA (iso-
forma [-2] pro-PSA), 4K Score Test.
- Test urinarios: PCA3 /Select MDX.
 Sin embargo, su disponibilidad es limitada, por lo que no 
hay que olvidar las indicaciones clásicas.
 El mayor logro de la RMmp es detectar el CP clínicamente 
relevante (ISUP ≥2) y, por tanto, es un camino para disminuir 
el sobrediagnóstico del cáncer no relevante clínicamente. 
Con la RMmp los radiólogos entrenados tienen capacidad 
para valorar cambios en la glándula prostática sugestivos 
de malignidad, a los que asignan una puntuación (PIRADS). 
Estos cambios se dividen en 5 tipos (1-5) siendo 1-2 cam-
bios no sugestivos de malignidad, 4-5 muy sugestivos de 
malignidad, y 3 en el límite de la malignidad. De forma glo-
bal podemos distinguir dos situaciones: paciente virgen 
(sin biopsia de próstata previa) y paciente con biopsia de 
próstata previa negativa. En ambos casos, se recomienda 
realizar una RMmp previo a la biopsia y:
- Si la RMmp es positiva (PIRADS >3), realizar una biopsia 
sistemática + dirigida.
- Si la RMmp es negativa (PIRADS ≥2) y la sospecha clí-
nica es baja, valorar junto con el paciente omitir la biop-
sia de próstata.
Estudio de extensión
Se recomienda realizar TC abdominopélvica y gammagrafía 
ósea (GGO) en aquellos pacientes con riesgo intermedio y alto 
de recidiva bioquímica para detectar aquellos pacientes con 
afectación ganglionar o metastásica.
Predicción de la afectación ganglionar
Existen varias herramientas (nomograma de Briganti, de Partin 
y MSKCC) que permiten estimar la probabilidad de afec-
tación ganglionar en la linfadenectomía (pN1). Su uso es 
fundamental para indicar la realización de linfadenectomía 
asociado a la prostatectomía radical (PR), que debe realizar-
se cuando el riesgo de pN1 es >5%. De forma general, el 
riesgo de pN1 es:
• 1-2% en el CP de riesgo bajo.
• 3-20% en el CP de riesgo intermedio.
• 15-40% en el CP de riesgo alto.
9.5. Tratamiento del CP
De forma general, el tratamiento del CP se apoya en tres 
pilares: tratamiento conservador, tratamiento activo local (con 
intención curativa) y el tratamiento sistémico (paliativo). Sólo 
los pacientes con esperanza de vida >10 años (determinada 
más por las comorbilidades que por la edad cronológica) se 
benefician del tratamiento activo local. Muchos pacientes con 
CP detectado mediante screening con PSA en estadio localiza-
do de bajo riesgo no se benefician del tratamiento activo en 
términos de supervivencia (la mortalidad a 15 años del CP ISUP 
1-2 sin tratamiento es <7%). Por tanto, aproximadamente el 
45% de ellos son candidatos a tratamiento conservador.
Tratamiento conservador
Espera vigilante: consiste en un seguimiento individualizado 
a la espera del desarrollo de síntomas, momento en el que se 
instaura un tratamiento sintomático.
Vigilancia activa: consiste en un seguimiento estrecho con 
PSA y biopsias repetidas. Si se presentan elevaciones significa-
tivas de PSA o cambios en la biopsia, se indica tratamiento con 
intención curativa.
Tratamiento local
Modalidades de tratamiento local
• Prostatectomía radical (PR): consiste en la extirpación qui-
rúrgica de toda la próstata y las vesículas seminales, seguido 
de la realización de anastomosis uretro-vesical. Si bien existen 
diferentes abordajes (cirugía abierta, laparoscópica o robótica), 
ninguno ha mostrado una superioridad en términos de resulta-
dos funcionales ni oncológicos. En los casos con probabilidad 
de pN+ >5%, debe asociarse linfadenectomía extendida 
(ganglios iliacos externos, internos, obturatrices y presacros).
 Las dos complicaciones más frecuentes son la disfunción 
eréctil iatrogénica (75%) y la incontinencia (20%), que 
puededeberse a varias alteraciones locales: hipercontracti-
lidad del detrusor (incontinencia de urgencia), hipocontrac-
tilidad del mismo (incontinencia por rebosamiento) o lesión 
del esfínter vesical (incontinencia de esfuerzo) (MIR 12, 110). 
En un intento por disminuir su incidencia, se ha descrito la 
Tabla 5. Tratamiento conservador del CP.
INTENCIÓN 
TERAPÉUTICA
CANDIDATOS
OBJETIVO
VIGILANCIA 
ACTIVA
(ACTIVE SURVEILLANCE)
• Paliativa
• Asintomático
• Esperanza vida
 <10 años
• CP de cualquier 
riesgo
• Minimizar la toxici-
dad del tratamiento 
sin comprometer la 
calidad de vida
ESPERA 
VIGILANTE
(WATCHFUL WAITING)
• Curativa
• Asintomático
• Esperanza vida
 >10 años
• CP de bajo riesgo 
(MIR)
• Minimizar la toxici-
dad del tratamiento 
sin comprometer la 
supervivencia
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48
preservación de los haces neurovasculares, que está con-
traindicado en pacientes con alto riesgo de extensión extra-
capsular (cT2c-T3 o ISUP >3).
 Tras la cirugía, realizamos un seguimiento con PSA, que de-
bería descender y hacerse indetectable (<0,01 ng/mL). En 
ocasiones, tras un descenso inicial, se produce un ascenso 
por encima de 0,2 ng/mL en dos determinaciones consecu-
tivas, lo que denominamos recidiva bioquímica y puede 
traducir una progresión local de la enfermedad y/o metás-
tasis sistémicas (MIR).
• Radioterapia externa radical: se recomienda RT de inten-
sidad modulada (IMRT) a una dosis de 74-80 Gy. En caso 
de riesgo intermedio y alto debe asociarse hormonotera-
pia durante 6 meses y 2-3 años, respectivamente. Ofrece 
un control oncológico similar a la cirugía. Una diferencia 
importante es que los efectos secundarios no aparecen de 
forma inmediata, como ocurre en la cirugía, sino que pue-
den aparecer meses o años después del tratamiento, e inclu-
yen, además de disfunción eréctil e incontinencia urinaria, 
cistitis, rectitis o proctitis rádica.
 De forma análoga a la cirugía, el PSA tras la radioterapia debe 
descender, pero lo hace más lentamente y sin que exista un 
valor objetivo. Se define la recidiva bioquímica como un 
aumento de PSA por encima de 2 ng/mL sobre el nivel más 
bajo obtenido tras el tratamiento (denominado PSA nadir). 
De igual forma, puede traducir una progresión local de la 
enfermedad y/o metástasis sistémicas.
• Radioterapia interna = braquiterapia. La braquiterapia es 
una alternativa a la IMRT. Consiste en la colocación en la 
próstata (por vía transperineal, guiado ecográficamente) de 
semillas permanentes de I125. Debido a que puede producir 
síntomas del tracto urinario inferior similares a los que pro-
duce la HBP, no debe indicarse en aquellos pacientes con 
RTUP previa, una puntuación alta del IPSS o un volumen pros-
tático ≥ 50 cc.
• Otras modalidades de tratamiento. En el tratamiento del 
CP localizado se han propuesto otras modalidades terapéuti-
cas como la crioterapia o el ultrasonido focal de alta in-
tensidad (HIFU), si bien deben actualmente deben ofrecerse 
exclusivamente en el contexto de ensayos clínicos.
 Una situación particular es el CP localmente avanzado. El 
tratamiento debe ser individualizado y todavía no está es-
tandarizado. La combinación de radioterapia + hormo-
noterapia ha demostrado ser una opción eficaz. En casos 
seleccionados, la prostatectomía, como parte de un trata-
miento multimodal (PR + linfadenectomía seguida de 
RT), es una alternativa.
Diagnóstico de la recidiva bioquímica
Para poder realizar un diagnóstico diferencial entre la reci-
diva bioquímica local y a distancia, nos basamos en datos 
clínicos: tiempo hasta la recidiva, velocidad de elevación del 
PSA y Gleason inicial. Un tumor indiferenciado, con recidiva 
de PSA precoz y un aumento de las cifras de PSA rápido nos 
orienta hacia una recidiva metastásica. Si la recidiva de PSA 
ocurre a partir de 10-12 meses y la elevación es lenta, nos 
indica que probablemente estemos ante una recidiva local. 
Adicionalmente, realizamos una prueba de imagen (PET-
PSMA o PET-colina) y, en el caso de recidiva tras RT, además 
una RMmp y una biopsia prostática dirigida para confirmar 
la recidiva local.
Tratamiento de la recidiva bioquímica
• Recidiva bioquímica local tras PR: realizar radioterapia ex-
terna de rescate.
• Recidiva bioquímica local tras RT: tras confirmación histoló-
gica (con biopsia), realizar PR de rescate.
• Recidiva bioquímica a distancia tras PR o RT: ofrecer castración.
El uso de HIFU, crioterapia y braquiterapia de rescate en el 
tratamiento de la recidiva bioquímica local todavía se conside-
ran tratamientos experimentales, por lo que no se recomienda 
su uso más allá de un ensayo clínico.
Tratamiento sistémico
El CP puede escapar de su confinamiento orgánico por exten-
sión local, al infiltrar los tejidos extraprostáticos adyacentes, así 
como por infiltración linfática de las estructuras ganglionares 
cercanas. Una vez alcanzados los ganglios locorregionales, se 
produce una diseminación linfática a distancia y a vísceras por 
vía hematógena. El CP tiene una elevada afinidad por metas-
tatizar el tejido óseo (MIR 10, 98). La presencia de metástasis 
contraindica el empleo de tratamientos locales con intención 
curativa.
Cáncer de próstata hormono sensible metastásico 
(CPHS M1)
El objetivo terapéutico en los pacientes asintomáticos es 
aumentar la supervivencia, diferir la progresión a una 
etapa sintomática y prevenir complicaciones graves rela-
cionadas con la progresión de la enfermedad (compresión de 
la médula espinal, fracturas patológicas, obstrucción ureteral). 
En caso de pacientes sintomáticos, el objetivo es paliar los 
síntomas y prevenir complicaciones graves relacionadas 
con la progresión de la enfermedad.
Actualmente disponemos de varias alternativas en el trata-
miento del CPHS M1:
• Castración + docetaxel + prednisona: pacientes cuya pre-
sentación del CP sea la enfermedad M1.
Figura 3. Braquiterapia de la próstata.
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Tema 9 · Cáncer de próstata
49
• Castración + acetato de abiraterona + prednisona: pa-
cientes cuya presentación del CP sea la enfermedad M1.
• Castración aislada: en pacientes M1 como evolución de una 
enfermedad localizada o pacientes M1 como primera presen-
tación no candidatos a tratamiento combinado con docetaxel 
o acetato de abiraterona.
La castración consiste en conducir al individuo a una deficien-
cia androgénica (testosterona circulante <50 ng/dL), que 
puede ser farmacológica (hormonoterapia, HT) o quirúrgica 
(orquiectomía bilateral subalbugínea) (MIR). La castración 
no aumenta la supervivencia, pero previene la aparición de 
eventos óseos secundarios y mejora los síntomas. La forma 
más empleada de castración es la farmacológica, basada 
en la administración de un análogo de GnRH (leuprorelina, 
triptorelina), empleando previamente durante dos semanas 
un fármaco antiandrógeno (bicalutamida, flutamida) para 
evitar la liberación masiva de testosterona, efecto denominado 
flare-up o booster (aumento del dolor óseo, retención aguda 
de orina, fracaso renal agudo, compresión medular (MIR). La 
castración quirúrgica es una alternativa más sencilla, rápida 
y barata. Sin embargo, ninguna de las modalidades de cas-
tración ha demostrado superioridad sobre la otra (MIR). La 
castración posee efectos adversos importantes, entre los que 
destacan la ginecomastia y mastalgia, disminución de la libido 
y la capacidad eréctil, astenia/fatiga, sofocos y pérdida de masa 
ósea. Para disminuir los efectos secundarios se recomienda 
que los pacientes en tratamiento hormonal realicen ejercicio 
físico regular, consuman una dieta equilibrada, y abandonen 
el hábito tabáquico.
Cáncer de próstata resistente a la castración (CPRC)
Todo CP es sensible a la castración, es decir, deja de crecer si 
se retiran los andrógenos. Sin embargo, una vez establecida la 
deprivaciónandrogénica es cuestión de tiempo que se desarro-
lle la resistencia a la castración, de forma que algunas células 
tumorales aprenden a crecer en un ambiente libre de andróge-
nos (debido a un aumento de la testosterona y receptores de 
andrógenos intratumorales).
Para su diagnóstico formal es necesario la presencia de progre-
sión bioquímica o progresión radiológica estando la testos-
terona en rango de castración (<50 ng/dL). Entendemos por 
progresión bioquímica la elevación del PSA en 3 determi-
naciones consecutivas, estando 2 de ellas por encima del 
50% del valor nadir, siendo todos los valores >2 ng/mL. 
Entendemos por progresión radiológica la aparición de ≥2 
lesiones óseas nuevas en la gammagrafía o el aumento de 
tamaño de las lesiones de partes blandas según los criterios 
RECIST (Response Evaluation Criteria in Solid Tumours). La 
progresión clínica no se considera un criterio de CPRC. 
Sin embargo, una vez establecido el diagnóstico de CPRC, la 
progresión clínica y radiológica serán los factores fundamen-
tales para tomar decisiones terapéuticas, perdiendo el PSA el 
valor como indicador de progresión.
La elección del tratamiento de 1.ª línea del CPRC debe basarse 
en la situación funcional, síntomas, comorbilidades, localiza-
ción y alcance de la enfermedad, las preferencias del paciente 
y los tratamientos previos.
Dentro del CRPC distinguimos dos grupos:
• CPRC no metastásico (CPRC M0): se trata de pacientes que 
no tiene metástasis pero que están siendo tratados con algún 
tipo de castración (situación poco común, más típica del pa-
sado), y que presentan progresión bioquímica.
- Tratamiento conservador (espera vigilante): si existe 
bajo riesgo de desarrollar metástasis (PSAdt >10 meses).
- Tratamiento activo: si existe alto riesgo de desarrollar 
metástasis (PSAdt <10 meses) → apalutamida o enzalu-
tamida para retrasar el tiempo a la metástasis.
• CPRC metastásico (CPRC M1): se trata de pacientes que 
tienen metástasis y progresan a pesar del tratamiento con 
castración.
- Tratamiento conservador: reservado a aquellos pacientes 
con muy mal estado general, que no puedan tolerar nin-
guna terapia.
- Tratamiento activo: 
• Fármacos que aumentan la supervivencia: en todos 
los casos se debe continuar con los análogos de la GnRH. 
Además, como tratamiento de 1.ª línea debe asociarse 
uno de los siguientes: acetato de abiraterona + pred-
nisona, enzalutamida o docetaxel + prednisona.
 Debido a que el acetato de abiraterona inhibe la 
17-α-hidroxilasa y 17,20 liasa, enzimas necesarias tanto 
para la síntesis de andrógenos (testosterona) como de 
glucocorticoides (prednisona), produce insuficiencia 
suprarrenal que debe evitarse con la administración 
concomitante de prednisona. En caso de no adminis-
trarse prednisona, se producirá una estimulación del eje 
hipotálamo (CRH) - hipofisario (ACTH) - suprarrenal que 
redundará en una hipersecreción de mineralocorticoides 
Recidiva bioquímica:
indica elevación de PSA tras tratamiento con intención curativa 
(prostatectomía o radioterapia).
Progresión bioquímica:
indica elevación de PSA tras tratamiento con intención paliativa 
(bloqueo androgénico).
Recuerda...
Tabla 6. Tratamiento activo en CPRC M1. Perfil de pacientes candidatos a cada 
tipo de fármaco.
ECOG 0-1
Asintomático 
o poco
sintomático
Ausentes o 
presentes
Ausentes o 
presentes
Ausentes
ECOG
SÍNTOMAS
METÁSTASIS 
ÓSEAS
METÁSTASIS 
GANGLIO-
NARES
METÁSTASIS 
VISCERALES
ACETATO
DE ABIRA-
TERONA +
PREDNISONA
DOCETAXEL + 
PREDNISONA
ECOG ≥2
Sintomático
Ausentes o 
presentes
Ausentes o 
presentes
Presentes
ECOG 0-1
Asintomático 
o poco
sintomático
Ausentes o 
presentes
Ausentes o 
presentes
Ausentes
ENZALU-
TAMIDA
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Manual AMIR · Urología
50
(aldosterona) (hiperaldosteronismo: HTA, hipopotase-
mia y edemas). También es frecuente la astenia/fatiga.
 Por su parte, la enzalutamida puede producir astenia/
fatiga, sofocos, estreñimiento/diarrea, artromialgias; 
menos frecuentemente trastornos cognitivos y crisis 
epilépticas.
 La segunda línea de tratamiento está basada en la utili-
zación o no de quimioterapia en primera línea, de forma 
que el tratamiento de 2.ª línea tras cualquier fár-
maco distinto a docetaxel es el uso de docetaxel + 
prednisona, pues existe evidencia de resistencia cru-
zada entre acetato de abiraterona y enzalutamida. 
Por su parte, el tratamiento de 2ª línea tras docetaxel 
es acetato de abiraterona + prednisona, enzalutamida o 
radio 223. Hay que tener en cuenta que el acetato de abi-
raterona y la enzalutamida en segunda línea sí se pueden 
usar aunque existan metástasis viscerales. El radio-223 
sólo se puede usar en ausencia de metástasis viscerales 
y ganglionares, cuando hay ≥2 metástasis óseas sin-
tomáticas y progresión a docetaxel. Su combinación 
con acetato de abiraterona se prohibió por aumento del 
riesgo del riesgo de fracturas óseas y de muerte.
• Fármacos de soporte para metástasis óseas.
- CPRC M1 ósea asintomática: el objetivo es prevenir 
los eventos óseos (compresión de la médula espinal, 
fracturas patológicas) con fármacos protectores del 
hueso como los bifosfonatos (ácido zoledrónico) o 
anticuerpos monoclonales contra RANK ligando 
(denosumab). Deben administrase de forma concomi-
tante suplementos de calcio y vitamina D.
- CPRC M1 ósea sintomática:
• En caso de metástasis dolorosas: analgésicos y RT 
externa.
• En caso de metástasis que producen compre-
sión medular, se debe realizar una RM de columna 
seguida de la administración de corticoides a altas 
dosis en pauta descendente. Establecido el diagnós-
tico, se puede optar por radioterapia externa ur-
gente o laminectomía descompresiva urgente, si 
la esperanza de vida es superior a 6 meses.
Conclusiones
Como conclusión podemos decir que la esperanza de vida, la 
edad y las comorbilidades deben ser valoradas a la hora de 
tomar decisiones en la detección, diagnóstico y tratamiento del 
CP. Los pacientes que más se benefician del tratamiento local 
son aquellos con mayor esperanza de vida (>10 años) y riesgo 
intermedio y alto. Por el contrario, aquellos con una esperanza 
de vida corta y riesgo bajo, encuentran un menor beneficio.
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51
10.1. Cáncer de vejiga
El cáncer de vejiga es el segundo cáncer urológico más fre-
cuente (por detrás del de próstata), y supone la cuarta causa 
de muerte por cáncer en el varón. 
Aproximadamente el 95% de las lesiones son carcinomas de 
células transicionales (carcinoma urotelial), el 4% son carcino-
mas de células escamosas y sólo el 1% adenocarcinomas.
El principal factor de riesgo es el tabaquismo (relacionado con 
el número y tipo de cigarrillos consumidos, y la duración del 
hábito tabáquico). Otros factores de riesgo son las anilinas y 
otros hidrocarburos aromáticos, fenacetinas y algunos agentes 
quimioterápicos como la ciclofosfamida (MIR). El adenocar-
cinoma se encuentra asociado a la extrofia vesical (MIR) y el 
carcinoma de células escamosas se asocia a la infección por 
Schistosoma haematobium. 
Los principales factores pronósticos son el grado y tipo histoló-
gico, y el estadiaje o nivel infiltrativo local (MIR).
Clínicamente (MIR), el tumor vesical se manifiesta por hema-
turia macroscópica monosintomática (causa más frecuente 
en el varón) (MIR 13, 126; MIR) o por síndrome irritativo 
miccional, típico del carcinoma in situ (CIS) (MIR). En algu-
nos casos, la enfermedad se descubre en el estudio de 
una hematuria microscópica; el diagnóstico de hematuria 
microscópica requiere de la presencia de >5 hematíes/campo 
en orina en 2 determinaciones separadas al menos por 2 sema-
nas (MIR 11, 156), ya que es bastante habitual encontrar de 
manera esporádica microhematuria en población sana.
El algoritmo de estudio de la hematuria macroscópica comienza 
con una ecografíaabdominal (visualiza lesiones en vejiga y 
riñones); en caso de que no se evidencie tumor, el siguiente 
paso es realizar una cistoscopia, que es la prueba con mayor 
potencia diagnóstica para tumores vesicales (permite ver 
lesiones vesicales de menor tamaño) (MIR 19, 145); en la 
cistoscopia es importante anotar la localización de las lesiones 
(ver figura 1). Si esta última es negativa, se debe estudiar el 
tracto urinario superior con URO-TC. Adicionalmente, debe 
solicitarse una citología urinaria en todos los casos (identifica 
células neoplásicas en orina procedentes del urotelio, siendo 
más sensible en tumores de alto grado y en CIS) (MIR 11, 108). 
En caso de que la ecografía, cistoscopia y URO-TC sean nega-
tivas, está indicada la ureteroscopia (URS) bilateral diag-
nóstica con biopsias aleatorias de la vejiga (para descartar 
tumores de urotelio superior de pequeño tamaño y lesiones 
vesicales planas como el CIS). 
Ante todo paciente con diagnóstico o alta sospe-
cha de tumor vesical mediante las pruebas anterio-
res debe realizarse una resección transuretral de 
vejiga (RTUv), que consiste en explorar la vejiga 
y resecar todas las zonas sugestivas de tumor para 
su estudio anatomopalógico.
Es imprescindible que el patólogo determine el grado de infil-
tración tumoral de la pared vesical (estadio T), lo que clasifica 
los tumores en superficiales (no infiltran el músculo vesical: 
afectan a la mucosa, Ta y cis; afectan a la submucosa, T1) o 
infiltrantes (infiltran el músculo vesical: ≥T2); así como el 
grado de aplasia celular (grado G) (todos los tumores cis y 
los ≥ T2 son de alto grado por definición). La OMS ha propues-
to una nueva clasificación según el grado de aplasia: 
CU: carcinoma urotelial.
Tabla 1. Clasificación de los tumores vesicales no músculo invasivos. 
G1
G2
G3
OMS 1973 OMS 2004
Neoplasia urotelial de bajo potencial maligno
CU papilar de bajo grado
CU papilar de alto grado
Es importante conocer el diagnóstico diferencial de estos tumores 
con otras patologías, haciendo hincapié en la clínica y el tratamien-
to según localización y estadio. Conviene recordar algunos datos 
epidemiológicos.
Enfoque MIR
Tumores uroteliales
Tema 10
Autores: Hugo Otaola Arca, H. U. de Fuenlabrada (Madrid). Víctor Parejo Cortés, H. U. de Girona Josep Trueta (Gerona). Borja Rivero Santana, H. U. 
La Paz (Madrid).
Figura 1. Partes de la vejiga: trígono (1), orificio ureteral derecho (2), orificio ure-
teral izquierdo (3), cara lateral derecha (4), cara lateral izquierda (5), cara ante-
rior (6), cara posterior (7), cúpula (8), cuello vesical (9) y uretra prostática (10).
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La combinación del grado de infiltración y de aplasia celular 
nos permite clasificar los tumores vesicales en superficiales 
(riesgo alto: TaG3, T1G3 y CIS; riesgo bajo-intermedio: el resto) 
y en tumores infiltrantes (≥T2). En caso de T1, G3 y muestra sin 
representación muscular (excepto TaG1), se recomienda hacer 
una nueva RTUv (re-RTUv) en el sitio de resección previo para 
evitar el infraestadiaje.
Se recomienda hacer una biopsia de uretra prostática en 
casos de tumores localizados en el cuello, cuando se sospe-
cha un CIS y cuando la citología es positiva en ausencia de 
tumor visible.
Carcinoma vesical no músculo invasivo (“superficial”)
Tumor que no alcanza el músculo vesical (capa muscular 
propia). Según el nivel de infiltración y morfología hablamos 
de: Ta cuando son lesiones papilares limitadas al urotelio, sin 
sobrepasar la membrana basal del mismo; Cis cuando son 
lesiones planas limitadas al urotelio, que tampoco sobrepasan 
la membrana basal; o T1 cuando son lesiones que atraviesan 
la membrana basal e infiltran el tejido conectivo subepitelial 
(corion). Por lo general, se trata de lesiones de grado histo-
lógico variable, con muy bajo riesgo metastásico pero con 
tendencia a la recidiva (recurrencia). En ocasiones pueden 
llegar a hacerse infiltrantes en dicha recidiva (progresión) 
(MIR), siendo más frecuente en los tumores superficiales de 
alto riesgo.
La RTUv está indicada en todos los tumores vesicales 
(MIR) que, en caso de que el tumor sea superficial constitu-
ye no sólo la forma de obtener una biopsia, sino también el 
tratamiento quirúrgico definitivo. Tras la resección se pueden 
realizar instilaciones endovesicales: 
• QT endovesical en el postoperatorio inmediato (mi-
tomicina, epirubicina y doxorubicina): destruye las células 
tumorales en suspensión y produce quimiorresección de 
las células tumorales remantes del lecho quirúrgico. Dis-
minuye la tasa de recurrencia hasta en el 10%
• QT endovesical en el postoperatorio tardío (mitomi-
cina, epirubicina y doxorubicina): tras la confirmación 
histológica de que se trata de un tumor vesical no mús-
culo invasivo de bajo riesgo, se completa la adyuvancia 
con instilaciones vesicales periódicas. Disminuye la tasa 
de recurrencias hasta en el 40%, pero no parecen te-
ner efecto sobre la progresión tumoral o el riesgo de 
muerte. 
• Inmunoterapia endovesical en el postoperatorio tar-
dío (BCG): tras la confirmación histológica de que se trata 
de un tumor vesical no músculo invasivo de alto riesgo 
(TaG3, T1G3, CIS) (MIR 12, 108; MIR). Disminuye la tasa 
de recurrencia hasta un 30% y la tasa de progresión a 
enfermedad infiltrante.
En raras ocasiones, los tumores superficiales no pueden 
controlarse mediante la realización de RTU y precisan cis-
tectomía (MIR).
Carcinoma vesical músculo invasivo (“infiltrante”) (MIR)
Tumor que alcanza el músculo vesical (capa muscular 
propia) y/o la sobrepasa. Supone un 30% de los casos. El 
riesgo de enfermedad ganglionar y/o metastásica es 
muy alto por lo que, tras confirmar que se trata de una 
enfermedad infiltrante, es necesario realizar un estudio de 
extensión con TC abdominopélvico para decidir la mejor 
actitud terapéutica. 
• Músculo invasivo no metastásico: ausencia de enferme-
dad metastásica, el tratamiento estándar es: 
- + linfadenectomía pélvica (obturatriz e ilíaca).
- + cistectomía radical (cisto-prostato-vesiculectomía 
en el varón). 
- ± uretrectomía; en los casos con biopsia uretral positiva 
para carcinoma urotelial a la altura del ápex prostático, 
constituye el tratamiento estándar en esta enfermedad. 
- + cirugía reconstructiva que restablezca la continui-
dad del tracto urinario (técnicas de derivación urinaria) 
como la ureteroileostomía, la ureterosigmoidostomía o 
la ureterostomía, o estrategias de sustitución vesical, 
como la construcción de reservorios ileocólicos cateteri-
zables o de neovejigas ortotópicas.
Figura 2. Carcinoma in situ de vejiga urinaria.
Figura 3. A. La ecografía urológica detecta lesiones vesicales de crecimiento 
exofítico, pero tumores vesicales planos pueden pasar inadvertidos. B. La 
urografía muestra defectos de repleción a nivel de la pared vesical y sirve 
además para evaluar el tracto urinario superior. C. La visión endoscópica con 
RTU permite el diagnóstico de confirmación y la evaluación histopatológica de 
la lesión (MIR 17, 20).
A B
C
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 La cirugía es el tratamiento curativo de elección, con una 
supervivencia global a 5 años del 50%. Esta superviven-
cia se puede aumentar en un 5-8% con quimioterapia 
neoadyuvante basada en cisplatino en los tumores T2-
T4aN0M0. En caso de que tras la cistectomía encontremos 
pT3-T4 o pN+, se recomienda administrar quimioterapia 
adyuvante (siempre que no se recibiera quimioterapia 
neoadyuvante).
 La cistectomía parcial ha perdido hoy la mayoría de sus 
indicaciones y queda prácticamente reservada para casos 
seleccionados. Las estrategias de preservación vesical 
(RTUv en profundidad + QT con cisplatino + RT externa) 
están indicadas también en casos muy seleccionados, per-mitiendo ciertas mejoras en la calidad de vida en estos 
pacientes.
• Músculo invasivo metastásico: en presencia de enfer-
medad metastásica, el único tratamiento posible es el pa-
liativo. 
- Tratamiento de 1.ª línea: QT de combinación que con-
tenga cisplatino (GC o MVAC). En aquellos pacientes no 
candidatos a cisplatino se recomienda inmunoterapia con 
anti-PD-1/PD-L1 (pembrolizumab o atezolizumab) o car-
boplatino (en caso de PD-L1 negativo).
- Tratamiento de 2.ª línea (progresión tras QT basada en 
cisplatino): inmunoterapia con anti-PD-1/PD-L1 (pem-
brolizumab, atezolizumab o nivolumab).
10.2. Carcinoma urotelial de la 
vía urinaria superior
Constituyen alrededor del 5% de los tumores uroteliales. Al 
igual que en el cáncer de vejiga, el tabaco es el factor de 
riesgo más importante; influyen los mismos factores de riesgo, 
pero además se suman el abuso de analgésicos (paracetamol, 
aspirina, fenacetina) y la nefropatía de los Balcanes. Se con-
sideran factores pronósticos el grado histológico, el estadio 
tumoral y la presencia de hidronefrosis. El debut clínico suele 
ser un episodio de hematuria macroscópica monosintomática 
(lo más frecuente) en el 75% de los pacientes. A veces se 
observa dolor en forma de cólico nefrítico por obstrucción 
ureteral por un coágulo o por el propio tumor o fragmentos 
del mismo. El diagnóstico se realiza de forma similar al cáncer 
vesical. Se solicitará ecografía que valorará posibles dilatacio-
nes o masas ocupantes de espacio a nivel de la pelvis renal, 
descartando la presencia de litiasis u otros procesos que pue-
den ocurrir a dicho nivel. Los hallazgos ecográficos se corro-
boran mediante la realización de una urografía intravenosa. 
Actualmente la prueba que diagnostica con una mayor preci-
sión este tipo de tumores es el Uro-TC. Un hallazgo de cierta 
frecuencia consiste en la anulación funcional renal secundaria 
a obstrucción de la vía urinaria que condiciona hidronefrosis 
y pérdida de la función renal a medio plazo (MIR). Otras 
pruebas a realizar, si existen dudas acerca del diagnóstico, son 
la pielografía retrógrada (tras cateterizar un uréter mediante 
cistoscopia se inyecta contraste de modo ascendente para opa-
cificar la vía), o la visualización directa de las lesiones mediante 
ureterorrenoscopia o nefroscopia. También se pueden obtener 
citologías selectivas mediante cateterización de los uréteres y 
realización de lavado. Debido a que se trata de un tumor con 
un alto índice de recidiva el tratamiento consiste generalmente 
en cirugía radical: nefroureterectomía con rodete vesical 
perimeático (NUR). Es posible también la cirugía conserva-
dora mediante escisión únicamente del tumor. Distinguimos 
dos tipos de situaciones:
• Indicaciones de necesidad: cuando la NUR implica diálisis 
(monorreno, tumor bilateral) o imposibilidad de cirugía por 
comorbilidades.
• Indicaciones selectivas: tumor único, <1 cm, de bajo grado 
citológico, de aspecto superficial, en ausencia de tumor ve-
sical concomitante, en pacientes que acepten seguimiento 
estrecho.
La aparición de un urotelioma en la vía urinaria superior 
supone un riesgo muy elevado de aparición de más tumores 
uroteliales, especialmente en la vejiga (hasta un 25%) o más 
raramente en la vía urinaria contralateral. Por ello, se debe 
realizar vigilancia estrecha a largo plazo.
Figura 4. A. La presencia de hidronefrosis. B. Y de masa palpable en la explo-
ración bimanual indican que se trata de un carcinoma infiltrante con invasión 
de toda la pared.
A B
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Figura 6. Pieza de nefroureterectomía con carcinoma urotelial de alto grado 
que infiltra el parénquima renal y la grasa peripiélica.
Figura 5. Carcinoma urotelial de células transicionales que asienta sobre la 
pelvis renal. A. Imagen de TC con una lesión exofítica de pequeño tamaño. B. 
Pieza de nefroureterectomía.
A
B
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11.1. Carcinoma de células renales
Epidemiología
El carcinoma de células renales (CR) representa el 2-3% de 
todos los cánceres. En las últimas décadas ha aumentado su 
incidencia en todo el mundo (salvo en los países escandinavos). 
Es más frecuente en los países occidentales.
El CR es la lesión sólida más frecuente en el riñón (MIR) 
y representa aproximadamente el 90% de todos los tumores 
malignos del riñón. Las metástasis renales de un tumor extra-
rrenal son raras, y su origen más habitual son los tumores más 
frecuentes de la población (pulmón > mama) (MIR 12, 109).
Predomina en varones (1,5:1) y la incidencia máxima tiene 
lugar entre los 60-70 años.
Factores de riesgo
Entre los factores de riesgo (MIR) destacan el tabaquismo, 
la obesidad y la HTA. Los antecedentes familiares de primer 
grado también aumentan el riesgo de CR. 
Otros factores de riesgo son la insuficiencia renal terminal, la 
enfermedad quística del adulto y la enfermedad de Von 
Hippel-Lindau (asocia carcinoma quístico renal, quistes pan-
creáticos, feocromocitoma y hemangioblastoma cerebeloso y 
retiniano).
(Ver figura 1)
Anatomía patológica
Los CR son adenocarcinomas en más del 85% de los casos. 
Dentro de estos existen cuatro variantes:
• Carcinoma de células claras (CRcc): es el tipo histológico 
más frecuente (80%) (MIR 11, 24) y tiene peor pronóstico 
que el papilar y cromófobo. La pérdida del cromosoma 3p 
y la mutación del gen VHL (Von Hippel Lindau) (3p25) son 
hallazgos frecuentes.
• Carcinoma papilar (tipo I y II) (CRp): es el segundo tipo 
más frecuente. Se caracteriza por su mayor tendencia a ser 
bilateral y a la agregación familiar (y presente en varios sín-
dromes hereditarios).
• Carcinoma cromófobo (CRch): es la variante de mejor pro-
nóstico.
• Variante de los ductos de Bellini: es la más agresiva, con 
un pronóstico infausto.
El CR puede asociar ciertos factores anatomopatológicos que 
les confieren peor pronóstico, como son un grado celular des-
favorable (grado de Furhman), la presencia de necrosis tumoral 
y la presencia de diferenciación sarcomatoide (MIR 13, 127).
(Ver figura 2 en la página siguiente)
Es importante conocer el proceso que se ha de seguir ante una masa 
renal, las pruebas a solicitar y el orden. También conocer algunos 
tumores y sus particularidades.
Enfoque MIR
Figura 1. A. Carcinoma renal bilateral sincrónico en un paciente con enferme-
dad de Von Hippel- Lindau. B. La arteriografía ayuda a la hora de planificar la 
estrategia quirúrgica a seguir.
A
B
Tumores renales
Tema 11
Autores: Hugo Otaola Arca, H. U. de Fuenlabrada (Madrid). Víctor Parejo Cortés, H. U. de Girona Josep Trueta (Gerona). Aura Daniela Souto Soto, 
H. U. Puerta de Hierro (Madrid).
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Clínica
Asintomático
Es la forma de presentación más frecuente, detectándose de 
forma incidental (>50% de los casos) mediante pruebas de 
imagen para diversos complejos sintomáticos inespecíficos.
Sintomático
Es menos frecuente. La tríada clásica de dolor en la fosa renal, 
hematuria macroscópica y masa abdominal palpable es poco 
frecuente en la actualidad (6-10%) (MIR 09, 101). Pueden 
cursar con HTA o con varicocele por compromiso de la vena 
renal izquierda.
Síndromes paraneoplásicos (30% de los pacientes con CR 
sintomático). Hipercalcemia, poliglobulia, anemia, incremento 
de la VSG o el síndrome de Stauffer (disfunción hepática no 
metastásica, causada probablemente por sustancias hepato-
tóxicas producidas por el tumor) (MIR 14, 132; MIR 10, 99).
Diagnóstico
El diagnóstico del CR suele ser incidental, generalmente duran-
te la realización de una ecografía. En ella se deben diferenciar 
las masas sólidas (que orientan a CR) de los quistes (de aspecto 
regular, anecoico y con refuerzo posterior) (MIR 18, 15).
La técnica diagnósticade elección para el CR es la TC abdo-
minopélvica con contraste, que no sólo distingue los quistes 
de las masas sólidas, sino que entre las masas sólidas permite 
diferenciar los CR y oncocitomas (indistinguibles) de otros 
tumores benignos. 
La RM puede ser de utilidad en aquellos casos en los que se 
sospeche presencia de trombo en la vena cava (MIR). 
Ante el diagnóstico en TC de una masa renal sólida sugerente 
de CR se procede directamente a su extirpación mediante 
nefrectomía radical (MIR 11, 23). No se realizan previamen-
te biopsias por el alto riesgo de falsos negativos y la alta espe-
cificidad de las pruebas de imagen.
En base a los hallazgos en la TC, a las lesiones renales quís-
ticas se les aplica la clasificación según Bosniak, pues tiene 
importancia terapéutica
• Quiste Bosniak I y II: no requiere seguimiento ni intervención.
• Quiste Bosniak IIF (la F viene de Follow): requieren segui-
miento.
• Quiste Bosniak III y IV: se recomienda tratarlos con CR pues 
son malignos con alta probabilidad.
Estadificación TNM y pronóstico
La mayor parte de las metástasis se presentan a nivel ganglio-
nar, pulmonar, hepático y óseo. Por ello, para la estadifica-
ción se realiza TC abdomino-pélvica, radiografía simple de 
tórax, y en caso de dolor o síntomas compatibles con metásta-
sis óseas, radiografías óseas selectivas o gammagrafía ósea. Los 
tumores confinados al riñón (T1-T2) tienen muy buen pronós-
tico (supervivencia del 80-90%). Los tumores que sobrepasan 
la cápsula renal (T3) tienen un pronóstico intermedio, y los 
tumores con metástasis ganglionares (N1) o a distancia (M1) 
un peor pronóstico (supervivencia del 10-20%).
El adenocarcinoma renal requiere de largos periodos de 
seguimiento ya que se han descrito metástasis o recidivas 
tardías incluso 10 años después de la cirugía.
Tratamiento
Enfermedad no metastásica (CRnm)
La nefrectomía radical con intención curativa es el trata-
miento de elección en el CR no metastásico (MIR). Este procedi-
miento implica la exéresis del riñón y del tejido graso perirrenal 
incluido en el interior de la fascia de Gerota. Cuando existe 
trombo en cava, puede ser necesario realizar la nefrectomía con 
control de la vena cava y la aurícula derecha asistida mediante 
circulación extracorpórea. No es necesario realizar linfadenec-
tomía retroperitoneal sistemáticamente, debido a la anárquica 
afectación ganglionar en esta neoplasia. Sólo es necesario 
realizar adrenalectomía si se observa afectación suprarrenal en 
pruebas de imagen o intraoperatoriamente, así como en gran-
Los quistes renales simples son muy frecuentes en la población 
general y tan sólo requieren seguimiento ecográfico periódico 
(MIR), a menos que se compliquen (sangrado…).
Recuerda...
Figura 3. Carcinoma de células renales izquierdo. 
Figura 2. Carcinoma de células renales, tipo células claras (CRcc).
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Tema 11 · Tumores renales
57
des tumores renales de polo superior. Por el momento, ningún 
tratamiento sistémico adyuvante ha demostrado beneficio.
Es posible la cirugía conservadora renal (nefrectomía parcial, 
nefrectomía polar, tumorectomía) en las siguientes situaciones:
• Indicaciones de necesidad: cuando implica diálisis (mono-
rreno, tumor bilateral).
• Indicaciones selectivas: tumor <7 cm (T1), exofítico y ale-
jado del seno renal.
En los casos indicados, la cirugía conservadora renal debe ser 
el estándar, pues ofrece unos resultados oncológicos similares, 
con menor afectación de la función renal y, por tanto, menores 
alteraciones cardiovasculares.
En las masas renales pequeñas (<3 cm), debido a su lento 
crecimiento y bajo potencial de metástasis, también se puede 
ofrecer actitud expectante en casos seleccionados:
• Esperanza de vida limitada.
• Importante comorbilidad.
En estos casos también pueden realizarse tratamientos no 
invasivos (como la radiofrecuencia percutánea o la crioterapia).
Enfermedad metastásica (CRm)
El tratamiento del CRm se basa en tres pilares: el tratamiento 
sistémico de las metástasis, el tratamiento local de las metás-
tasis, cuando éstas son sintomáticas, y el tratamiento local del 
tumor renal primario, para mejorar el control oncológico.
• Tratamiento sistémico de las metástasis.
- Inmunoterapia: el uso de interleuquinas (IL-2) o interferón 
(INFα) no se recomienda como tratamiento de 1.ª línea. Re-
cientemente se han desarrollado fármacos inhibidores de 
los puntos de control inmune (nivolumab, ipilimumab), 
que permiten reactivar la actividad inmune antitumoral. 
Han demostrado aumentar la supervivencia global.
- Terapias dirigidas anti-angiogénicas: en el CRcc es-
porádico se produce una acumulación del factor indu-
cible por hipoxia (HIF) debido a la inactivación del gen 
VHL, lo que produce una sobreexpresión de VEGF y 
PDGF que promueven la neo-angiogénesis, favoreciendo 
la invasión y la metástasis.
 En la variante de células claras (CRcc), el desarrollo de fár-
macos anti-angiogénicos ha supuesto una revolución en 
el tratamiento, ya que inhiben la formación de vasos tu-
morales y limitan la progresión de la enfermedad, aumen-
tando la supervivencia global. Dichos fármacos intentan 
inhibir los efectos que tiene la supresión del gen VHL 
en dichos tumores. Los clasificamos en 3 grandes grupos 
según su mecanismo de acción:
• Inhibidores de los receptores de tirosin-kinasa: suniti-
nib (MIR 15, 109), pazopanib, cabozantinib, axitinib, len-
vatinib y tivozanib, todos de administración por vía oral.
• Anticuerpos monoclonales anti-VEGF: bevacizumab.
• Inhibidores mTOR: temsirolimus y everolimus.
 Se han descrito un serie de factores de mal pronóstico que 
permiten establecer unos grupos de riesgo. Los más utilizados 
son los del MSKCC y del IMDC.
 La mayoría de los ensayos publicados se centran en el CRcc, 
por lo que no se pueden dar recomendaciones para los res-
tantes subtipos histológicos. Centrándonos en el CRcc, si bien 
no está claro cuál es el mejor tratamiento sistémico para el 
CR metastásico, en base a los grupos de riesgo, se han es-
tablecido las siguientes recomendaciones para maximizar los 
resultados oncológicos.
 (Ver tabla 2)
IMDC: International Metastatic RCC Database Consortium; MSKCC: Memorial 
Sloan-Kettering Cancer Center. 
Tabla 1. Grupos pronósticos de CR metastásico. 
1. Intervalo diagnóstico-
 tratamiento >1 año
2. Índice Karnofsky <80%
3. Anemia
4. Hipercalcemia
5. LDH >1,5 veces el límite
 superior de la normalidad
1. Intervalo diagnóstico-
 tratamiento >1 año
2. Índice Karnofsky <80%
3. Anemia
4. Hipercalcemia
5. Neutrofilia
6. Trombocitosis
FACTORES PRONÓSTICO 
DEL MSKCC (MOTZER)
FACTORES PRONÓSTICOS 
DEL IMDC
GRUPOS DE RIESGO DE MAL PRONÓSTICO
a. Grupo de riesgo bajo: 0 factores pronóstico
b. Grupo de riesgo intermedio: 1-2 factores pronóstico
c. Grupo de riesgo alto: ≥ 3 factores pronóstico
Tabla 2. Tratamiento sistémico del CRcc metastásico. Secuenciación.
SECUENCIA
SECUENCIA 1
SECUENCIA 2
GRUPOS DE RIESGO 
BAJO SEGÚN IMDC
GRUPOS DE RIESGO 
INTERMEDIO Y ALTO 
SEGÚN IMDC
1.ª LÍNEA 2.ª LÍNEA 3.ª LÍNEA
• Sunitinib o
• Pazopanib
• Nivolumab + Ipilimumab
• Sunitinib o
• Pazopanib (solo riesgo 
intermedio) o
• Cabozantinib
• Cabozantinib o
• Nivolumab
• Cabozantinib o
• Bevacizumab
• Nivolumab o
• Bevacizumab
• Cabozantinib o
• Nivolumab
• Cabozantinib o
• Terapia dirigida alternativa
• Nivolumab o
• Terapia dirigida alternativa
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Manual AMIR · Urología
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 Podemos concluir que en el tratamiento del CRcc metastásico 
se recomienda como tratamiento de 1.ª línea de los grupos 
de riesgo bajo la monoterapia con un inhibidor del RTK 
(sunitinib o pazopanib); y en los grupos de riesgo interme-
dio o alto la terapia de combinación con inhibidores de 
puntos de control inmunológico (nivolumab + ipilimumab). 
Los inhibidores de mTOR se trasladana un segundo plano, 
para aquellos pacientes en los que la terapia anti-RTK/VEGF 
esté contraindicada, por ofrecer peores resultados.
 En los casos de CR no células claras metastásico, se reco-
mienda 1ª línea con monoterapia con un inhibidor del 
RTK (sunitinib o pazopanib).
• Tratamiento local de las metástasis: se recomienda aso-
ciar la metastasectomía para el control sintomático en 
pacientes con factores favorables siempre que sea posible la 
resección completa de la metástasis.
 Además, se debe ofrecer radioterapia estereotáctica para 
el control sintomático de metástasis cerebrales u óseas.
• Tratamiento local del tumor primario.Se entiende por 
nefrectomía citorreductora (NC) la extirpación quirúrgica 
del tumor primario en el escenario de un carcinoma renal 
metastásico. Permite mejorar el control de la enfermedad. 
De forma general en los pacientes de bajo y alto riesgo no se 
recomienda. La NC está indicada cuando la carga metas-
tásica es baja y:
- Pacientes de riesgo intermedio con tumor 1º asintomá-
tico tras buena respuesta a tratamiento sistémico (NC di-
ferida).
- Pacientes de riesgo intermedio con tumor 1º sintomá-
tico, previo a la administración de tratamiento sistémico 
(NC inmediata).
11.2. Tumores renales sólidos de 
comportamiento benigno
Angiomiolipoma (AML)
Tumor compuesto por tejido adiposo maduro, músculo liso y 
vasos sanguíneos. Se puede presentar de forma esporádica o 
asociado a la esclerosis tuberosa (enfermedad de Pringle-
Bourneville) (MIR) (retraso mental, epilepsia, adenomas sebá-
ceos y angiomiolipomas múltiples).
(Ver tabla 3 y figuras 4 y 5)
El síntoma más grave es la hemorragia retroperitoneal espon-
tanea (síndrome de Wünderlich) que produce dolor lumbar, 
repercusión hemodinámica y ocasionalmente hematuria. 
La mayoría de los AML no requieren tratamiento. Sólo se 
recomienda tratarlos (con embolización arterial selectiva o 
nefrectomía) en:
• Tumores que producen dolor o sangran.
• Tumores grandes (>4 cm de ancho).
• Mujeres en edad fértil.
• Pacientes en quienes el seguimiento o el acceso a la aten-
ción de emergencia puede ser inadecuado.
La expresión tumoral de PD-L1 se utiliza como biomarcador de 
respuesta tumoral al uso de fármacos inhibidores de puntos de 
control inmunológico en el cáncer de vejiga, pero no en el cáncer 
renal. Es decir, en el cáncer renal se pueden utilizar dichos fárma-
cos, aunque el tumor sea PD-1/PD-L1 negativo.
Recuerda...
Tabla 3. Formas de presentación del AML.
50%
Gran tamaño
Único, unilateral
Sintomático
AML ESPORÁDICO AML ASOCIADO A ESCLEROSIS TUBEROSA
50%
Pequeño
Múltiple, bilateral
Asintomático
Figura 4. Angiomiolipoma renal en la ecografía.
Figura 5. Histología del angiomiolipoma renal. Se observa el componente lipídi-
co (A), vascular (B) y muscular (C).
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Tema 11 · Tumores renales
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Oncocitoma
Tumor bien circunscrito y encapsulado. Se consideran benig-
nos, aunque hay casos descritos de malignización. Es indis-
tinguible en la TC y en la biopsia del adenocarcinoma. 
Clásicamente presentan la imagen en rueda de carro en la 
arteriografía, por su patrón de vascularización caracte-
rístico. Dada la dificultad para diferenciarlo de los tumores 
malignos, el tratamiento es la nefrectomía radical, siendo en 
el estudio histológico de toda la pieza cuando se establece 
el diagnóstico definitivo.
Figura 6. Oncocitoma renal. A. Tumor de color entre magenta y marrón con 
focos hemorrágicos sin necrosis. B. Formado por células dispuestas en islotes 
celulares rodeados por un tejido conjuntivo laxo edematoso. C. Al microscopio 
electrónico el citoplasma de estas células muestra abundantes mitocondrias.
A B
C
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12.1. Clasificación
• Tumores de células germinales (90%).
- Seminoma (TCGS) (50%): clásico, anaplásico, espermatocí-
tico.
- No seminoma (TCGNS) (20%): coriocarcinoma, carcinoma 
embrionario, tumor del seno endodérmico, teratoma.
- Formas mixtas (20%): más de un tipo histológico.
• Tumores de células no germinales = estromales (8%).
- Células de Leydig, células de Sertoli, gonadoblastoma.
• Tumores secundarios (2%).
- Metástasis: muy raras. Próstata, pulmón y melanoma.
- Infiltración leucémica: típica de niños.
- Infiltración linfomatosa: suele ser bilateral, en mayores de 
60 años.
Si ordenamos los tumores testiculares por orden de frecuencia, 
tenemos: seminomas > formas mixtas > carcinoma embrio-
nario > teratoma > tumor del seno endodérmico > coriocar-
cinoma.
Epidemiología
Constituyen el tumor sólido más frecuente del varón entre los 
15-35 años. Son tumores poco frecuentes correspondiendo al 
1-2% de todas las neoplasias. Su tendencia a la bilateralidad 
es poco común (2%). El tipo histológico más frecuente corres-
ponde al seminoma, y dentro de éstos a la variante clásica. 
Característicamente la afectación tumoral del testículo en los 
mayores de 50 años hace sospechar como primera posibilidad 
el linfoma.
12.2. Tumores de células germinales
Factores de riesgo
Son poco conocidos los factores que están implicados en su 
desarrollo, siendo los más aceptados: exposición a estrógenos 
durante el embarazo, atrofia testicular, VIH, microcalcificacio-
nes testiculares y sobre todo la criptorquidia. Los testículos no 
descendidos tienen un riesgo relativo de cáncer testicular de 
3-14 veces más que en la población general. En los niños con 
testes no descendidos antes de los 2 años está indicado su des-
censo y fijación. En los adolescentes está indicada su exéresis 
por el bajo potencial hormonal. El testículo no criptorquídico 
también tiene más riesgo de degeneración maligna.
Tipos histológicos
Seminoma
Es el tumor testicular más frecuente. Encontramos tres tipos: 
clásico (el más frecuente), anaplásico (más agresivo) y esperma-
tocítico (mayores de 50 años y poco agresivo).
Coriocarcinoma (MIR 10, 102; MIR)
Es poco frecuente. Tiene la capacidad de producir metástasis 
hematógenas sin previa afectación linfática de forma precoz. 
Es el de peor pronóstico.
Figura 1. Seminoma.
Aparece una pregunta en algunas convocatorias. Es fundamental 
conocer la forma de presentación de los tumores de testículo, los 
factores de riesgo asociados así como los marcadores usados en su 
diagnóstico. En cuanto al tratamiento, lo más importante es cono-
cer el algoritmo de manejo de estos pacientes.
Enfoque MIR
Cáncer testicular
Tema 12
Autores: Bernat Padullés Castelló, H. Clínic (Barcelona). Aura Daniela Souto Soto, H. U. Puerta de Hierro (Madrid). Hugo Otaola Arca, H. U. de 
Fuenlabrada (Madrid).
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61
Carcinoma embrionario
Suele aparecer entre los 25 y 35 años de edad. Se caracteriza 
por un rápido crecimiento en forma de masa y su disemina-
ción vía linfática y hematógena a vísceras distantes (pulmones, 
hígado). Más del 60% de los pacientes tienen metástasis en el 
momento de presentación. 
Tumor del seno endodérmico (saco vitelino)
Es la forma más frecuente de afectación infantil. En el adulto 
suele presentarse a modo de formas mixtas.
Teratoma
Presenta células originadas de más de una capa germinal. 
Tiene poca tendencia al desarrollo de metástasis y suele formar 
parte de asociaciones con otros tumores. Es importante su 
tendencia a la recidiva tras la orquiectomía.
Tumores mixtos
Son muy frecuentes (2.º tumor más frecuente tras los semi-
nomas) y proceden de la asociación de dos o más tumores. 
Pueden presentar marcadores tumorales inesperados. El más 
frecuente el teratocarcinoma.
40%
El más frecuente
20-25%
5-10%
1-2%
<1%
25-30%
SEMINOMA 
CLÁSICO
SEMINOMA 
ESPERMATO-
CÍTICO
SEMINOMA 
ANAPLÁSICO
CARCINOMA 
EMBRIONARIO
TERATOMA
TUMOR DEL SENO 
ENDODÉRMICO 
(SACO VITELINO)
CORIO-
CARCINOMA
(MIR 10,102;
MIR)
TUMORES
MIXTOS
FRECUENCIA AGRESIVIDAD
RECIDIVA/
METÁSTASIS
OTROS
Poca
El más agresivo
Es el de
peor pronóstico
Raras
Es el que metastatiza 
más precozmente 
(>60% al diagnóstico)
Metástasis raras
Gran tendencia
a recidiva tras
orquiectomía
Es el que metastatiza 
con más frecuencia
Hemorragia
Necrosis
Células indiferenciadas
Rápido crecimiento en 
forma de masa
y diseminación
linfática y hematóge-
na a vísceras distantes 
(pulmones, hígado)
Células originadas de 
más de una capa ger-
minal. Tejido maduro.
Niños:
suele ser benigno
Adultos:
suele ser maligno
En el adulto suele
presentarse a modo 
de formas mixtas
Hemorragia
Necrosis
Metástasis hematóge-
nas sin previa
afectación linfática
Características
combinadas
El más frecuente es
el teratocarcinoma
Eleva marcadores 
inesperados
30-40 años
>50 años
El de mayor edad
de presentación
25-35 años
Es el 2.º más frecuen-
te en niños (<4 años)
Infancia
El más frecuente
en niños (<2 años)
20-30 años
15-35 años
EDAD
Tabla 1. Tumores germinales de testículo.
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Tumor quemado (burned out)
Situación en la que un tumor testicular involuciona debido a 
que el crecimiento tumoral es mayor que el aumento del apor-
te sanguíneo. Ocurre incluso en presencia de metástasis, lo que 
dificulta identificar el origen primario de las mismas.
(Ver tabla 1 en la página anterior)
Clínica
Típicamente el tumor testicular se manifiesta como una masa 
sólida indolora reconocida habitualmente por autoexploración 
tras un traumatismo (aunque no tiene relación con él). El dolor 
se encuentra presente en el 10% (cuadro compatible con 
orquiepididimitis) y se asocia a hemorragias intratumorales, lo 
que no modifica el pronóstico de la enfermedad.
Diagnóstico
Ecografía escrotal
Ante la presencia de una masa testicular confirmada en la 
exploración física es obligada la realización de una ecografía 
escrotal para descartar la presencia de un tumor testicular. Esta 
técnica permite diferenciar entre masas intra- o extratesticula-
res, así como valorar la naturaleza de la lesión (sólida, quística, 
mixta) y sus características (hipo o hiperecoica). La presencia de 
una lesión sólida intratesticular hipoecoica obliga a descartar 
un tumor testicular. No permite diferenciar el tipo histológico.
Marcadores tumorales (MIR 14, 130; MIR 09, 100; MIR)
Proteínas de elevada sensibilidad y relativa especificidad deter-
minadas en suero por RIA: alfafetoproteína, BHCG y LDH.
• Alfa-fetoproteína (α-FP): nunca se eleva en el coriocarcinoma 
ni en el seminoma puro. Tiene una vida media de 5-7 días.
• Subunidad beta de la gonadotropina coriónica humana 
(β-hCG): se eleva en el 100% de los coriocarcinomas y el 
30% de los seminomas puros. Puede estar elevado en cual-
quier tumor no seminomatoso. Tiene una vida media de 2-3 
días. Puede estar elevada en otros tumores: digestivos, pul-
món, mama y en fumadores de marihuana.
• Lactato deshidrogenasa (LDH): puede elevarse en cualquier 
tipo histológico y está en relación al grado de destrucción 
celular asociada al tumor.
Su obtención previo a la cirugía es obligatoria pese a la alta sos-
pecha diagnóstica en la ecografía y exploración física. También 
han de obtenerse tras la cirugía. Sus utilidades son: diagnóstico 
de tumor testicular, estadio clínico y valor pronóstico, monitori-
zación de la respuesta al tratamiento y seguimiento.
(Ver tabla 2)
Figura 2. Tumor testicular mixto de células germinales con predominio del compo-
nente no seminomatoso. A. Aspecto macroscópico. B y C. Aspecto microscópico.
A B
C
Los tumores de una palabra (coriocarcinoma y seminoma) no ele-
van la alfafetoproteína (que tiene dos palabras), mientras que los 
tumores de dos palabras (carcinoma embrionario y tumor del seno 
endodérmico) elevan los dos marcadores: alfafetoproteína y βHCG.
Recuerda...
5-7 días
↑ en 50-70% de los casos
Coriocarcinoma nunca ↑
Nunca ↑
VIDA MEDIA
TCGNS
TCGS
OTROS
α-FP LDH
↑ en 80% de los casos
de enf. avanzada
2-3 días
↑ en 40-60% de los casos 
Coriocarcinoma ↑ en
100% de los casos
Está ↑ en el 0-30% de los casos
Puede ↑ en otros tumores
(digestivos, pulmón, mama)
y en fumadores de marihuana
β-hCG
Indica destrucción tisular →
enf. avanzada
Sus niveles son proporcionales
al volumen tumoral
Los marcadores tumorales están ↑ en el 50% de los pacientes con cáncer testicular.
Los marcadores tumorales (α-FP y/o β-hCG) están ↑ en el 90% de los pacientes con TCGNS.
Tabla 2. Principales marcadores tumorales en el cáncer de testículo.
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Estudio de extensión
Destinado a evaluar la afectación a distancia del tumor. La 
prueba más utilizada es la TC toraco-abdomino-pélvica. La 
afectación metastásica más frecuente corresponde a los gan-
glios retroperitoneales, seguidos de la diseminación hemató-
gena a otros órganos como el pulmón, el hígado y el cerebro.
Tratamiento
Indicación: masa intratesticular dura en la exploración física 
que ecográficamente se ve como un nódulo intratesticular 
hipoecoico.
No está indicada la realización de PAAF, biopsias o explora-
ciones transescrotales por el riesgo de producir una disemina-
ción ganglionar atípica (ganglios inguinales y pélvicos).
El tratamiento del cáncer de testículo es multimodal. El primer 
escalón consiste en la realización de una orquiectomía radi-
cal por vía inguinal (MIR 13, 128; MIR). Es fundamental 
determinar los marcadores tumorales antes y después de la 
orquiectomía.
Posteriormente se estadifica al paciente en base al estudio 
histopatológico de la pieza, los marcadores tumorales y el estu-
dio de extensión, y se determina la necesidad de tratamiento 
complementario.
La quimioterapia está basada en el régimen BEP (Bleomicina, 
Etopósido, Platino). En los casos de persistencia de marcadores 
elevados tras quimioterapia se puede realizar una segunda 
línea de quimioterapia basada de nuevo en platino. 
Los pacientes que vayan a ser sometidos a quimio o radiote-
rapia han de ser informados de la posibilidad de criopreservar 
semen por el riesgo de esterilidad asociado a los tratamientos. 
Tras el tratamiento inicial (cirugía ± QT o RT), se realiza 
un seguimiento estrecho con marcadores tumorales y TC. 
El manejo de las masas retroperitoneales postquimiotera-
pia depende del tipo histológico inicial de los marcadores 
tumorales:
• Si masa residual + marcadores positivos: QT (MIR 18, 185).
• Si masa residual + marcadores negativos + histología 
inicial de seminoma: si la masa es <3 cm se indica segui-
miento.
 Si es de >3 cm, se realiza PET, que si es negativo, se indica 
seguimiento y, si es positivo, hay que indicar cirugía.
• Si masa residual + marcadores negativos + histología 
inicial no seminomatosa: cirugía.Figura 3. Orquiectomía practicada a través de vía inguinal para el cáncer de 
testículo.
Tabla 4. Tratamiento complementario del cáncer testicular.
QT o RDT
QT o RDT
QT
ESTADIO
Tumor >4 cm,
invasión rete testis.
Siempre
Siempre
I
IIa y IIb
IIC y III
TRATAMIENTO
COMPLEMENTARIO
TIPO DE 
TRATAMIENTO
SEMINOMA
QT
QT
QT
Tumor >50% carci-
noma embrionario,
invasión linfovascular
Siempre
Siempre
I
IIa y IIb
IIC y III
ESTADIO TRATAMIENTOCOMPLEMENTARIO
TIPO DE 
TRATAMIENTO
NO SEMINOMA
Tabla 3. Estadiaje del cáncer testicular.
I
IIa
IIb
IIc
III
ESTADIO DEFINICIÓN
Confinado a testículo
Adenopatías retroperitoneales <2 cm
Adenopatías retroperitoneales 2-5 cm
Adenopatías retroperitoneales >5 cm
Metástasis a distancia
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El estudio anatomopatológico de la exéresis de la masa puede 
corresponder a necrosis/ fibrosis (50%), teratoma maduro 
(35%) o tumor viable (15%). Sólo es necesariodar nuevo ciclo 
de QT en caso de tumor viable. 
12.3. Tumores no germinales
Corresponden al 10% del total. No guardan relación con la 
criptorquidia. Su clínica corresponde a masa testicular y en 
ocasiones virilización y ginecomastia (MIR). El tratamiento 
mediante orquiectomía inguinal suele ser suficiente por su muy 
escasa tendencia a la malignización. La excepción corresponde 
al gonadoblastoma, que es un tumor muy agresivo con mucha 
tendencia a la bilateralidad que aparece en los casos de disge-
nesia gonadal.
12.4. Metástasis y afectación secundaria
Corresponde al 2% de todos los tumores. En los pacientes 
mayores de 50 años un tumor testicular obliga a descartar 
linfoma. El tratamiento de los linfomas y leucemias es la qui-
mioterapia tras orquiectomía.
Figura 4. Afectación retroperitoneal masiva en tumor germinal no seminoma-
toso que precisa tratamiento con quimioterapia sistémica.
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13.1. Consideraciones técnicas
El injerto puede obtenerse mediante extracción multiorgánica 
o sólo renal, conservándose en frío hasta su implante.
El riñón se implanta en una de las fosas ilíacas mediante una 
incisión en palo de golf o de Gibson (aunque pueden exis-
tir otras localizaciones en caso de imposibilidad técnica) sin 
nefrectomía de los riñones nativos quedando extraperitoneal.
Se realiza una anastomosis terminolateral de la arteria y vena 
renales a la arteria y vena ilíacas externas (aunque es posible 
realizar la anastomosis a otros vasos) y un implante del uréter 
a la vejiga. Se deja un drenaje en el lecho quirúrgico y una 
sonda vesical.
El control postoperatorio se realiza con medición estricta de 
la diuresis, determinaciones periódicas de creatinina y hema-
tocrito, control vascular mediante ecografía Doppler en las 
primeras 48 h. 
El tratamiento inmunosupresor de por vida es fundamental 
para disminuir el rechazo del injerto. Los principales inmuno-
supresores empleados son los corticoides, el micofenolato y el 
tacrolimus (inhibidor de la calcineurina).
13.2. Complicaciones quirúrgicas
La tasa global de complicaciones oscila del 1-25%. No existen 
descritas variables predictoras de complicación en el donante 
ni en el receptor. Los pacientes con complicaciones quirúrgicas 
presentan peor tasa de supervivencia del injerto respecto a los 
que no presentan complicaciones.
Complicaciones vasculares (6-30%) (MIR 18, 133)
• Estenosis de la arteria renal: es la complicación más frecuente 
(1-23%). Ocurre de forma tardía y se caracteriza por la pre-
sencia de deterioro de la función renal e hipertensión arterial 
refractaria. Su diagnóstico se realiza mediante angiografía, 
angioTC o ecografía Doppler. El tratamiento se basa en la 
angioplastia o cirugía en casos refractarios.
• Trombosis de la arteria renal: es la complicación menos fre-
cuente y se caracteriza por signos de infarto renal como dolor 
en el área del injerto, elevación de la LDH y ausencia de flujo 
con evidencia de trombosis arterial en la ecografía Doppler. 
Su tratamiento es la fibrinólisis.
• Trombosis de la vena renal: disfunción del injerto con ausencia 
de flujo venoso y aumento del tamaño renal en la ecografía. Es 
un factor ominoso de supervivencia del injerto evolucionando 
en la mayoría de los casos de forma desfavorable.
• Hemorragia postoperatoria (MIR 09, 106): complicación in-
mediata postoperatoria caracterizada por signos de shock hi-
povolémico (taquicardia, palidez mucocutánea, hipotensión 
arterial) con aumento del débito por el drenaje de aspecto 
hemático. El diagnóstico de confirmación se basa en la TC 
abdominopélvica y el tratamiento es la cirugía.
Complicaciones urológicas
• Estenosis de la anastomosis ureterovesical: puede ser inme-
diata o diferida. Se manifiesta por deterioro de la función 
renal con dilatación de la vía urinaria en la ecografía. El 
tratamiento es la derivación urinaria mediante nefrostomía 
percutánea y resolución quirúrgica posterior. En los casos de 
estenosis precoces se puede optar por la cirugía inmediata.
• Fístula ureteral: suele ocasionarse por problemas en la anas-
tomosis o isquemia ureteral. El diagnóstico de sospecha se 
basa en la salida de orina por el drenaje o la herida quirúr-
Este tema se limita a los aspectos quirúrgicos del trasplante renal. 
Con una lectura por encima es suficiente. Se debe completar con los 
aspectos médicos del trasplante renal, explicados en el manual de 
Nefrología (MIR 10, 97).
Enfoque MIR
Figura 1. Riñón trasplantado colocado en la fosa ilíaca derecha.
Aspectos quirúrgicos del trasplante renal
Tema 13
Autores: Bernat Padullés Castelló, H. Clínic (Barcelona). Aura Daniela Souto Soto, H. U. Puerta de Hierro (Madrid). Borja Rivero Santana, H. U. La Paz 
(Madrid).
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gica. El diagnóstico de localización es la TC-urografía y su 
tratamiento es la derivación urinaria mediante nefrostomía y 
reparación quirúrgica posterior. En el caso de fístulas precoces 
el tratamiento quirúrgico es la primera opción. 
• Otras: litiasis, reflujo vesicoureteral.
Colecciones
• Hematoma perirrenal: sólo es necesario su tratamiento me-
diante evacuación quirúrgica en los casos de repercusión 
hemodinámica. El resto del tratamiento es expectante con 
antibioterapia, analgesia y reposo.
• Linfocele: excesivo drenaje linfático por el drenaje quirúrgico 
o por la herida. Se debe a una disección linfática extensa du-
rante la cirugía. Su tratamiento sólo es necesario en caso de 
repercusión clínica y se realiza mediante abordaje radiológico 
percutáneo o cirugía en casos refractarios.
Parietales: infección de herida quirúrgica, eventración
En líneas generales se considera que las complicaciones qui-
rúrgicas tempranas, la cirugía inmediata y la trombosis venosa 
tienen un gran impacto negativo en la supervivencia del injerto, 
siendo recomendable en la mayoría de los casos el manejo 
conservador de las complicaciones postrasplante.
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14.1. Trauma renal
Son los más frecuentes en el paciente urológico, siendo aproxi-
madamente el 90% cerrados y el resto penetrantes.
Mecanismo de producción
• Cerrado.
- Choque directo: lesiones por aplastamiento, impacto di-
recto sobre fosa renal.
- Desaceleración brusca: elongamiento del pedículo vascular, 
laceración de la íntima vascular, rotura del polo inferior por 
choque con la cresta ilíaca.
• Penetrante.
 Lesiones por arma blanca o de fuego; presentan lesiones aso-
ciadas de otros órganos en el 80% de los casos.
Clasificación de las lesiones
• Grado I: contusión o hematoma subcapsular no expansivo.
• Grado II: hematoma perirrenal no expansivo o laceración 
cortical renal menor de 1 cm sin extravasación de orina.
• Grado III: laceración cortical parenquimatosa mayor de 1 cm 
sin extravasación de orina.
• Grado IV: laceración del parénquima renal que se extiende 
a través de la corteza, médula y sistema colector, que suelen 
asociar extravasación de orina. Lesiones del pedículo vascular 
(arteria o vena).
• Grado V: avulsión del pedículo vascular o estallido renal.
Clínica y diagnóstico
La hematuria es la manifestación principal, estando presente 
en el 80% de los pacientes, asociándose con frecuencia a con-
tractura parietal lumbar, masa dolorosa en flanco e inclusive 
shock hipovolémico. El grado de hematuria no se correlaciona 
con la severidad del traumatismo (la avulsión del pedículo renal 
no tiene por qué producir hematuria).
La prueba diagnóstica de mayor rentabilidad es la TC con con-
traste, aunque otras técnicas como la urografía intravenosa, o 
la ecografía, también son de utilidad.
Tratamiento
• Conservador: reposo absoluto, monitorización de constan-
tes vitales, analgésicos, antibióticos y sondaje vesical. Indi-
cadoen traumatismos cerrados de grado I-IV.
• Cirugía: nefrectomía parcial/total con control vascular pre-
coz: indicado en traumatismos cerrados grado V, pacientes 
con inestabilidad hemodinámica y traumatismos penetrantes.
Complicaciones
• Precoces: hemorragia y fístula urinaria.
• Tardías: hipertensión arterial.
14.2. Trauma ureteral
Mecanismo de producción
• Cerrado: hiperextensión de la columna y desaceleración 
brusca: típico de los niños.
• Penetrante: el más frecuente, por arma blanca o de fuego.
• Iatrogénico (75% de todas las lesiones): con afectación más 
frecuente del tercio inferior (90%). Típico de cirugía gineco-
lógica (70%), urológica y colectomías.
Clínica y diagnóstico
En el 90% de los casos hay lesiones asociadas, la hematuria 
aparece en un 50%, pudiendo asociarse a dolor lumbar, masa 
en flanco, empastamiento lumbar. La ausencia de hematuria 
no descarta la lesión. La severidad de la hematuria no se corre-
laciona con la de la lesión (la ruptura completa de la unión 
pieloureteral no producirá hematuria).
El diagnóstico se realiza mediante TC-Urografía o urografía 
intravenosa. 
Tratamiento
En los casos en los que se diagnostica intraoperatoriamente el 
tratamiento consiste en la reparación quirúrgica previa coloca-
Traumatismo genitourinario
Tema 14
Autores: Bernat Padullés Castelló, H. Clínic (Barcelona). Aura Daniela Souto Soto, H. U. Puerta de Hierro (Madrid). Hugo Otaola Arca, H. U. de 
Fuenlabrada (Madrid).
De este tema es importante conocer las indicaciones de tratamiento 
quirúrgico urgente de los distintos traumatismos.
Enfoque MIR
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ción de catéter doble jota. En los casos de diagnóstico diferido 
o bien por agentes externos, la tendencia habitual es la colo-
cación de una nefrostomía percutánea para derivar la orina y 
realizar reparación diferida de la lesión ureteral.
En cualquier caso la presencia de urinoma y fiebre implica el 
drenaje del mismo asociado a cobertura antibiótica
14.3. Trauma vesical
Clínica y diagnóstico
Es característica la tríada hematuria, anuria y distensión abdo-
minal, siendo necesaria la valoración de las posibles lesiones 
asociadas sobre todo en traumatismos penetrantes.
Para el diagnóstico es fundamental la sospecha clínica, asocia-
da a uretrocistografía retrógrada o cisto-TC.
Tratamiento
• Conservador: sonda vesical, antibioterapia, analgésicos y 
reposo. Indicado en roturas vesicales extraperitoneales por 
traumatismos cerrados.
• Cirugía: indicada en traumatismos penetrantes y roturas ve-
sicales intraperitoneales.
14.4. Trauma uretral
Clasificación
• Uretra posterior: suele asociarse a roturas púbicas.
• Uretra anterior: frecuente en caídas a horcajadas, apare-
ciendo de forma típica un hematoma en alas de mariposa en 
la región perineoescrotal.
Clínica y diagnóstico
Aparte de las manifestaciones típicas de cada lesión, es fre-
cuente la anuria con uretrorragia (sangre en el meato); el 
diagnóstico se realiza por uretrografía retrógrada.
Tratamiento
Ante la sospecha de una lesión uretral está contraindicado el 
sondaje vesical (MIR). Si se confirma la sospecha, el tratamien-
to urgente consistirá en colocar una talla vesical (o punción 
suprapúbica) para derivar la orina. En un segundo tiempo 
(3-6 meses tras el traumatismo) se reevaluará la lesión uretral 
mediante uretrografía y uretroscopia para decidir un trata-
miento quirúrgico definitivo en función de la lesión establecida 
definitivamente.
14.5. Trauma genital
El diagnóstico se realiza con la exploración y ecografía. Está 
indicada la reparación quirúrgica en las lesiones de la albugínea 
y en los traumatismos penetrantes.
El priapismo se define como una erección persistente y dolo-
rosa que se prolonga ≥4 horas sin estimulación sexual, y, por 
lo general, necesita un tratamiento de emergencia. La mayoría 
de los casos son idiopáticos o por consumo de drogas, o, en 
menor proporción, por traumatismo perineal y enfermedad de 
células falciformes.
Se clasifica en tres subtipos:
• Isquémico (bajo flujo).
• No isquémico (flujo alto).
• Intermitente.
14.6. Priapismo
El priapismo isquémico representa el 95% y es causado por 
un trastorno de la salida de sangre venosa. Su manejo inicial 
consiste en la aspiración de los cuerpos cavernosos con el fin 
de drenar la sangre contenida. En caso de ausencia de res-
puesta, se procedería a la inyección intracavernosa de simpa-
ticomiméticos (agonistas α-adrenérgicos como la fenilefrina). 
La monitorización continua de los signos vitales durante la 
administración de estos agentes es importante, especialmente 
en pacientes con enfermedades cardiovasculares. En caso de 
refractariedad, pasadas 48h, deberían considerarse opciones 
quirúrgicas. El objetivo es lograr la detumescencia de la erec-
ción peneana persistente y preservar la función eréctil tras la 
resolución del priapismo.
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El término estenosis de uretra hace referencia a la reducción de 
la luz uretral como consecuencia de la formación de cicatrices. 
Es un problema complejo con múltiples aproximaciones tera-
péuticas y porcentajes de resolución variable. 
Etiología
Todo proceso que lesiona el epitelio uretral o el cuerpo espon-
joso subyacente y cura con una cicatriz puede producir una 
estenosis uretral. En general, las causas de estenosis se pueden 
dividir en tres grandes grupos: inflamatorias (uretritis, liquen 
escleroso), traumáticas e idiopáticas. La causa más frecuente 
de estenosis traumática es la iatrogénica, consecuencia de la 
instrumentación uretral. 
Manifestaciones clínicas
Los pacientes afectados por una estenosis de uretra a menudo 
presentan síntomas miccionales obstructivos o infecciones del 
tracto urinario de repetición. Algunos se presentan con cuadro 
de retención aguda de orina. Como norma general, se debe 
sospechar estenosis de uretra en varones jóvenes con clínica 
obstructiva.
Diagnóstico
El conocimiento de la localización, longitud y profundidad de 
la estenosis constituye un paso crítico para la planificación de 
un tratamiento futuro.
La flujometría con medición del residuo suele ser la prueba 
inicial, presentando curvas típicas de obstrucción del tracto 
urinario inferior.
La uretrografía retrógrada y permiccional es la técnica de ima-
gen de referencia para determinar la localización y longitud de 
la estenosis 
La uretro-cistoscopia flexible también ha demostrado ser útil 
para definir la anatomía de la estenosis.
Tratamiento
• Segmento estenótico <2 cm: uretrotomía interna endoscó-
pica.
• Segmento estenótico >2 cm: uretroplastia termino-terminal. 
Puede ser necesaria la interposición de colgajos o injertos.
Figura 1. Estenosis uretral. Uretrografía retrógrada permiccional.
La clave de este tema es correlacionar la clínica con la de la HBP, 
entendiendo que es prácticamente su equivalente en el varón joven.
Enfoque MIR
Estenosis de uretra en el varón
Tema 15
Autores: Bernat Padullés Castelló, H. Clínic (Barcelona). Aura Daniela Souto Soto, H. U. Puerta de Hierro (Madrid). Hugo Otaola Arca, H. U. de 
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IUU: incontinencia urinaria de urgencia; HBP: hiperplasia benigna de próstata; DE: disfunción eréctil; 5-ARI: inhibidores de la 5-α-reductasa; IPDE-5: inhibidores de la 
fosfodiesterasa 5; PGE1: prostaglandina 1, ACh: acetilcolina; DHT: dihidrotestosterona; GMPc: guanosin-monofosfato cíclico.
Tabla 1. Principales fármacos empleados en urología (MIR).
• Bloquea receptores M2-
M3 → relajación
 detrusor (favorece el
 almacenamiento)
• Favorece el almacena-
miento por un doble
 mecanismo
• Bloquea receptores M2-
M3 → relajación
 detrusor
• Bloquea canales de calcio 
→ relajación detrusor
• Activa receptores β3 →relajación detrusor (favo-
rece el almacenamiento)
• Impide liberación
 presináptica ACh →
 relajación detrusor (favo-
rece el almacenamiento)
• Bloquea receptores 
α-adrenérgicos →
 relajación esfínter interno 
(favorece el vaciado)
• Efecto en 24 h
• Bloquea 5-α-reductasa 
→ ↓ DHT → ↓ volumen 
prostático (favorece el 
vaciado)
• Efecto en 6 meses
• Relaja el músculo liso 
prostático (favorece el 
vaciado)
• Bloquea PDE-5 → ↑ GMPc 
→ vasodilatación caver-
nosa → mantiene erección
• PGE1 → vasodilatación 
cavernosa → desencadena 
erección
OXIBUTININA
FESOTERODINA
TOLTERODINA
SOLIFENACINA
PROPIVERINA
MIRABEGRÓN
ONABOTULINUM
TOXINA TIPO A
TAMSULOSINA
SILODOSINA
FINASTERIDE
DUTASTERIDE
TADALAFILO
SILDENAFILO
VARDENAFILO
AVANAFILO
TADALAFILO
ALPROSTADILO
ANTI-
COLINÉRGICOS
AGONISTAS β3
TOXINA 
BOTULÍNICA
α-BLOQUEANTES
5-ARI
IPDE-5
IPDE-5
ANÁLOGOS
DE PGE1
IUU
HBP
DE
MECANISMO ACCIÓN CONTRAINDICACIONES
• Glaucoma de ángulo
 estrecho
• Glaucoma de ángulo
 estrecho 
• Taquiarritmias
• HTA grave mal controlada
• Enfermedades de la placa 
motora (miastenia gravis)
• Pacientes que tengan
 restringido el ejercicio
 físico moderado (en caso 
de utilización de IPDE-5 
para DE)
• Uso concomitante de
 donadores de nitratos
• Enfermedad de la Peyronie
• Sequedad bucal
• Estreñimiento
• Visión borrosa
• HTA
• Retención de orina
• Eyaculación retrógrada
• Hipotensión ortostática
• Síndrome del iris flácido
• Eyaculación retrógrada
• ↓ libido
• Disfunción eréctil
• Ginecomastia
• Cefalea
• Flushing facial
• Alteración percepción
 colores
• Artromialgias
• Priapismo
• Fibrosis pene (en las
 inyecciones)
EFECTOS SECUNDARIOS
Fármacos en
Urología
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71
Fármacos en
Uro-Oncología
CTLA-4: antígeno 4 asociado a linfocitos T citotóxico; GnRH: hormona liberadora de gonadotropinas = LHRH; mTOR: diana de rapamicina en células de mamífero (del 
inglés, mammalian Target of Rapamycin); PD-1: receptor de muerte celular programada tipo 1; PDGF: factor de crecimiento derivado de las plaquetas; PDGFR: receptor 
del factor de crecimiento derivado de las plaquetas; PDL-1: ligando del receptor PD-1; RA: receptor androgénico; RTK: receptor con actividad tirosin-kinasa; VEGF: factor 
de crecimiento vascular derivado del endotelio; VEGFR: receptor del factor de crecimiento vascular derivado del endotelio. 
Tabla 1. Fármacos en uro-oncología.
DOCETAXEL
BICALUTAMIDA
ENZALUTAMIDA
APALUTAMIDA
TRIPTORELINA
LEUPRORELINA
ACETATO DE 
ABIRATERONA
CISPLATINO
CARBOPLATINO
GEMCITABINA
ANTI PD-1:
PEMBROLIZUMAB
NIVOLUMAB
ANTI PD-L1:
ATEZOLIZUMAB
TAXANOS
ANTIANDRÓGENO 
NO ESTEROIDEO
ANTIANDRÓGENO 
NO ESTEROIDEO DE 
NUEVA GENERACIÓN
ANÁLOGO
DE LA GNRH
INHIBIDORES DE 
LA BIOSÍNTESIS 
ANDROGÉNICA
PLATINOS
ANÁLOGO DE 
NUCLEÓSIDO
INHIBIDOR DE 
LOS PUNTOS 
DE CONTROL 
INMUNOLÓGICO
QUIMIOTERAPIA
TERAPIA HORMONAL
QUIMIOTERAPIA
INMUNOTERAPIA
Independiente del RA
• Inhibe la despolimerización de los microtúbulos → paro 
del ciclo celular 
Dependiente del RA
• ↓ expresión del RA
• Inhibe la traslocación al núcleo del RA
• Inhibe la actividad transcripcional del RA
• Inhibe la unción de los andrógenos al RA
Tiene un mecanismo triple
• Inhibe de manera competitiva la unión de los andrógenos al 
RA (afinidad 8 veces mayor por el RA que la bicalutamida)
• Inhibe la traslocación al núcleo del RA
• Inhibe la actividad transcripcional del RA (MIR 18, 188)
• Tras una estimulación inicial del eje hipotálamo-hipofisa-
rio-gonadal, se produce una supresión del eje por satura-
ción, conduciendo al descenso de la testosterona
• Inhibe la síntesis de andrógenos suprarrenales, testicula-
res e intratumorales, al bloquear de forma selectiva e irre-
versible la enzima CYP17 (con actividad 17-α-hidroxilasa y 
C17,20-liasa)
• Se une al ADN de forma covalente impidiendo su replicación
• Se incorpora al ADN, lo que bloquea la unión de la ADN 
polimerasa, impidiendo así la síntesis de ADN
• Estimula la señalización por la vía de las caspasas,
 induciendo la apoptosis celular
• Anticuerpo monoclonal anti PD-1
• Anticuerpo monoclonal anti PD-L1
MECANISMO DE ACCIÓN
CÁNCER DE PRÓSTATA
CÁNCER DE VEJIGA
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Manual AMIR · Urología
72
Fármacos que intervienen en la inhibición de 
los puntos de control inmune
PD-1 es un receptor expresado en la superficie de los linfocitos 
T y B y monocitos. PD-L1 y PD-L2 son los ligandos de PD-1 y 
se expresan fisiológicamente en tejidos como el corazón, los 
pulmones o la placenta. La interacción entre el PD-1 y PD-L1 
permite la tolerancia inmunológica.
Algunos tumores expresan PD-L1, lo que les permite escapar 
del sistema inmune. El uso de fármacos anti PD-1 o PD-L1 
puede permitir la identificación y muerte de las células 
tumorales.
(Ver figura 1)
CTLA-4 es una molécula expresada en los linfocitos T activados 
y su función también es favorecer la tolerancia inmunológica 
periférica mediante la interacción entre el CTLA-4 del linfocito y 
los ligando de la célula presentadora de antígenos (APC). El uso 
de fármacos anti CLTA-4 puede liberar los frenos de la función 
de las células T, activando la inmunidad antitumoral.
(Ver figura 2 en la página siguiente)
Figura 1. Papel del PD-1/PD-L1 en el cáncer.
PD-L1 se une con PD-1 e 
impide que la célula T 
destruya la célula tumoral
El bloqueo de 
PD-L1 o PD-1 
permite que la 
célula T destruya 
la célula tumoral
Célula 
tumoral
Célula T
Receptor
de células T
PD-L1
PD-1
Antígeno
PD-L1
Célula T
Muerte de la 
célula tumoral
PD-1
Anti PD-1
Anti PD-L1
IL-2
INFα
ANTI PD-1:
PEMBROLIZUMAB
NIVOLUMAB
ANTI CTLA-4:
IPILIMUMAB
SUNITINIB
PAZOPANIB
CABOZANTINIB
AXITINIB
LENVATINIB
TIVOZANIB
BEVACIZUMAB
TEMSIROLIMUS
EVEROLIMUS
INTERLEUQUINA
INTERFERÓN
INHIBIDOR DE 
LOS PUNTOS DE 
CONTROL INMUNE
INHIBIDOR RTK
AC ANTI VEGF
INHIBIDOR mTOR
INMUNOTERAPIA
TERAPIA DIRIGIDA 
ANTI-ANGIOGÉNICA
• Estimula el crecimiento de los linfocitos T
• Activa los linfocitos T y NK (Natural Killer)
• Efecto antiproliferativo e inmunomodulador
• Anticuerpo monoclonal anti PD-1
• Anticuerpo monoclonal anti CTLA-4
• Inhibidor multikinasa de los receptores VEGFR y PDGFR, 
impiden su interacción con los ligandos VEGF y PDGF
• Anticuerpo monoclonal anti VEGF que impide su interac-
ción con el VEGFR
Se unen a las proteínas mTOR y bloquean la vía PI3K/AKT/
mTOR
• Inhibe la actividad transcripcional 
• ↓ HIF
MECANISMO DE ACCIÓN
CÁNCER RENAL
CTLA-4: antígeno 4 asociado a linfocitos T citotóxico; GnRH: hormona liberadora de gonadotropinas = LHRH; mTOR: diana de rapamicina en células de mamífero (del 
inglés, mammalian Target of Rapamycin); PD-1: receptor de muerte celular programada tipo 1; PDGF: factor de crecimiento derivado de las plaquetas; PDGFR: receptor 
del factor de crecimiento derivado de las plaquetas; PDL-1: ligando del receptor PD-1; RA: receptor androgénico; RTK: receptor con actividad tirosin-kinasa; VEGF: factor 
de crecimiento vascular derivado del endotelio; VEGFR: receptor del factor de crecimiento vascular derivado del endotelio. 
Tabla 1. Fármacos en uro-oncología (continuación).
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Fármacos en Uro-Oncología
73
Terapias dirigidas anti-angiogénicas
El factor inducible por hipoxia (HIF) es un factor de trans-
cripción que regula la angiogénesis, paso determinante en los 
procesos de invasión y metástasis. La homeostasis del HIF está 
controlada por:
• El oxígeno.
• El producto de transcripción del gen VHL, la proteína Von 
Hippel Lindau (pVHL).
• La vía PI3K/Akt/mTOR.
En ausencia de tumor, distinguimos dos situaciones: 
• Buena oxigenación tisular: 
 ↑ pVHL → ↓ HIF → ↓ VEGF y PDGF → ↓ angiogénesis
• Mala oxigenación tisular:
 ↓ pVHL
 PI3K/Akt/mTOR
En presencia de tumor, se produce unaalteración de la regu-
lación de la angiogénesis
• CR: mutación gen VHL → ↓ pVHL → ↑ HIF → ↑ VEGF y PDGF 
→ ↑ angiogénesis → invasión y metástasis.
El uso de terapias dirigidas anti-angiogénicas permite paliar 
los efectos que tiene la supresión del gen VHL en las células 
tumorales.
(Ver figura 3)
↑ HIF → ↑ VEGF y PDGF → ↑ angiogénesis
Tanto PD-1/PD-L1 como CTLA-4 funcionan como reguladores 
negativos del sistema inmune. Por tanto, el uso de fármacos 
anti PD-1/PD-L1 y CTLA-4 es esencial para restaurar la acción 
antitumoral de las células T.
Recuerda...
Figura 2. Papel del CTLA-4 en el cáncer.
Célula T activa
TCR
MHC
B7
CD28
CTLA-4
Célula T inactiva
Célula T activa
Anti CTLA-4
APC
Figura 3. Terapias dirigidas anti-angiogénicas.
Célula endotelial
Célula tumoral
Angiogénesis
MET
MET
VHL
• Crecimiento celular
• Supervivencia celular
HGF
HGF
GAS6 GDNF VEGF PDGF TGFβFGF
AXL RET VEGFR FGFR PDGFR CD105 ALK-1
Cabozantinib
Pazopanib
Sunitinib
Axitinib
Lenvantinib
Bevacizumad
PI3K
AKT
HIF1α
HIF2α
mTOR
Everolimus
Temsirolimus
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• European Association of Urology Guidelines. 2019 Edition. www.uroweb.org.
• Campbell-Wash: Urología, 10.ª Edición. AJ Wein, LR Kavoussi, AC Novick, AW Partin. Editorial Médica Panamericana, 2015.
• Urología General de Smith, 14.ª Edición. EA Tanagho, JW McAninch. Manual Moderno, 2008.
• Targeted therapies for renal cell carcinoma. EM Posadas, S Limvorasak, RA Figlin. Nat Rev Nephrol 2017; 13: 496-511.
BIBLIOGRAFÍA
74
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Sedes 
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Málaga
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Bilbao
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de Gran Canaria
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	MANUAL AMIR DE UROLOGÍA
	PORTADA
	COPYRIGHT
	AUTORES
	ORIENTACIÓN MIR
	ÍNDICE
	CURIOSIDAD
	Tema 1. Anatomía
	1.1. Embriología
	1.2. Estructura y relaciones anatómicas
	1.3. Vascularización renal
	1.4. Pruebas de imagen en el estudio de la vía urinaria
	1.5. Semiología urológica
	Tema 2. Fisiología de la micción
	2.1. Inervación y anatomía
	2.2. Ciclo miccional
	2.3. Lesiones medulares
	Tema 3. Incontinencia urinaria
	3.1. Incontinencia de urgencia
	3.2. Incontinencia de esfuerzo
	3.3. Incontinencia de orina por rebosamiento
	Tema 4. Andrología
	4.1. Disfunción eréctil
	4.2. Enfermedad de La Peyronie
	4.3. Eyaculación precoz
	Tema 5. Infecciones urinarias
	5.1. Introducción
	5.2. Etiología
	5.3. Patogenia
	5.4. Diagnóstico
	5.5. Clasificación
	5.6. Síndromes clínicos y su tratamiento
	5.7. Infecciones en situaciones especiales
	5.8. Profilaxis antibiótica en cirugía urológica
	5.9. Tuberculosis (TBC) genitourinaria
	Tema 6. Cistitis intersticial
	Tema 7. Litiasis urinaria
	7.1. Epidemiología
	7.2. Patogenia
	7.3. Etiología
	7.4. Evaluación del paciente con litiasis urinaria
	7.5. Formas clínicas
	7.6. Tratamiento
	Tema 8. Hiperplasia benigna de próstata
	8.1. Introducción
	8.2. Hiperplasia benigna de próstata
	Tema 9. Cáncer de próstata
	9.1. Epidemiología
	9.2. Etiología
	9.3. Clasificación
	9.4. Diagnóstico
	9.5. Tratamiento del CP
	Tema 10. Tumores uroteliales
	10.1. Cáncer de vejiga
	10.2. Carcinoma urotelial de la vía urinaria superior
	Tema 11. Tumores renales
	11.1. Carcinoma de células renales
	11.2. Tumores renales sólidos de comportamiento benigno
	Tema 12. Cáncer testicular
	12.1. Clasificación
	12.2. Tumores de células germinales
	12.3. Tumores no germinales
	12.4. Metástasis y afectación secundaria
	Tema 13. Aspectos quirúrgicos del trasplante renal
	13.1. Consideraciones quirúrgicas
	13.2. Complicaciones técnicas
	Tema 14. Traumatismo genitourinario
	14.1. Trauma renal
	14.2. Trauma ureteral
	14.3. Trauma vesical
	14.4. Trauma uretral
	14.5. Trauma genital
	14.6. Priapismo
	Tema 15. Estenosis de uretra en el varón
	Fármacos en Urología
	Fármacos en Uro-Oncología
	BIBLIOGRAFÍA