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Resumen texto: Psicoterapia y relaciones humanas C. Rogers. Mariam Kinget. Capítulo 1: Aclaraciones previas Se tiene como noción general que la psicoterapia de Rogers está anclada en la “no dirección”, la cual pese a ser inherente a este sistema no es totalmente representativa. Esto porque fue el nombre con el que Carl lanzó sus ideas (probablemente 1940), pero considerando la realidad viva y cambiante se afirma que está claramente superada. La abstención por parte del terapeuta de usar directivas es una manifestación sin duda, pero que no es suficiente para realizar por sí misma nada importante en ningún terreno humano. Se puede considerar que nombrar el método así no fue buena idea, pero esto fue más bien una imposición que se dio con el tiempo más que una decisión deliberada. I. Origen de la noción de no dirección Rogers tuvo su formación académica en Nueva York, bajo una fuerte influencia freudiana, lo que era equilibrado por la influencia de John Dewey (influencia más empírica). Al terminar sus estudios pasó 12 años como director en una clínica de provincia (alejada del círculo de influencia psicoanalítica), durante los cuales desarrolló de manera progresiva sus puntos de vista cada vez más divergentes. Cuando le ofrecieron una cátedra en la Ohio St. University que se dio cuenta de la diferenciación y unidad de sus ideas respecto a la terapia (aunque sabia que tenia puntos de vista más o menos personales), porque en este medio nuevo hubo un “choc de ideas” con los estudiantes (de formación relativamente avanzada), lo evidencio que su trabajo era guiado por un conjunto de principios personales y originales, pese a esto ni él, ni el equipo que se formó a su alrededor, reconocieron rápidamente la naturaleza diferencial de estos procedimientos. De este nuevo método la primera característica desprendida del análisis de sus entrevistas (eran grabadas) fue la ausencia de formas de direccion (preguntas, interpretaciones, concejos), la cual eclipsó a la naturaleza subyacente de este método, por ello cuando se le invitó a publicar su teoría simplemente la calificó de no directiva. Rogers Introdujo el término “aproach” (el cual sitúa la interacción terapéutica en un plano humano, en oposición al plano “técnico”), este termino significa “modo de abordar una cuestión” una “prueba tentativa”. Palabras como “tratamiento”, “cura” y paciente no convienen mucho para expresar las concepciones de Rogers, estos términos médicos-biológicos-patológicas no pueden aplicarse a la concepción de conflicto psíquico de origen interpersonal y no necesariamente “anormal”. II. Aparición de la noción de “client-centered” Muchos de los que empezaron a practicar la terapia del mismo modo que Carls no obtenían los mismos resultados (incluso llegaban a indisponer o hacer que el cliente se alejara). Era común que se juntan en grupo a discutir las entrevistas grabadas, en esta práctica notaron lo siguiente; los participantes, a diferencia de la costumbre académica y de las reglas dialécticas, no se esfuerzan por hacer una distinción entre sujeto y objeto, sino que en función de la unidad existente entre el que actúa (sujeto) y el objeto de su acción. Quienes fracasaban en este método no directivo era porque se mostraban como una pantalla neutra sin ningún compromiso personal, ya que este comportamiento surge de la imitación de su medio y no de la reflexión de las actitudes y convicciones subyacentes a este modo. Incidentes como estos llevaron a la investigación de los factores de éxito o fracaso de esta terapia, sumados al propio progreso del pensamiento de Rogers este llegó a concluir que lo importante no consiste en un modo de actuar sino en una manera de ser. Si el comportamiento del terapeuta no es la expresión de ciertas actitudes y convicciones, no llegará a desencadenar en el cliente la “actualización de sí” o “crecimiento personal”. Para que el proceso terapéutico sea fecundo, se debe adoptar una actitud empática respecto al cliente, centrada en la experiencia de este, y sumergirse con él en su mundo subjetivo. Entonces, el centro de esta empresa será el cliente, no solo en el sentido de ser el beneficiado, sino que en un sentido intrínseco. El término “client-centered” indica su arraigo en la experiencia vivida del cliente. III. Persistencia de la noción de no dirección Notar el hecho de que “no dirección” no es la idea principal y que la noción de “client-centered” la ha venido a sustituirla como “lema” no es lo único necesario para conocer el estado actual de la terapia rogeriana, ya que esto no es nuevo, hay que ahondar más debido al desnivel que existe entre conocimiento y comprensión “incluso en los medios profesionales americanos”. ¿Se explica este fenómeno porque estos medios no conceden más que una atención distraída o interés superficial a la obra de Rogers?. Los hechos prueban lo contrario, quienes leen regularmente revistas de psicologia y psiquiatria están al tanto de la expansión de esta teoría, quienes no son asiduos pueden sacar conclusiones de las siguientes distinciones: 1965 se le otorga el premio “Distinguished Scientific Award (de la asociación americana de psicología, fue uno de los primeros tres en toda su historia en recibir el galardón), primer presidente de la Academia americana de psicoterapia el mismo año y despues comenzo una catedra de psiquiatria y psicologia clinica en wisconsin (ampliando al campo de enfermedades mentales graves sus principios). Esto desmiente la hipótesis, ¿entonces cómo se explica la tendencia del público a entender de manera superficial esta teoría (es decir “no directiva”)?. Se reconocen dos factores como principales para entender este fenómeno, una lingüístico (debido al lema con el que se acuñó) y otro psicológico (consecuencia de la relación que este lema tenía que provocar). Antes de avanzar más en esta discusión, se aclara que hay un movimiento contrario a esta tendencia, en la que no para de aumentar el número de personas que enriquecen su pensamiento con una comprensión adecuada de las teorías , tanto en el terreno de la psicoterapia como en todos sus alcances. Veremos factores que favorecen la fijación de la terapia rogeriana al nivel “no directivo”, para poder poner remedio a este desnivel. Primero, “no directivo” tiene el aspecto de programa, tan claro, tan sencillo, no despierta la imaginación. Un profesional que cree saberlo imagina que el nombre enseña todo. Esto de por si solo no basta (otras teorías fueron lanzadas con palabras similares pero que no terminaron tan ancladas), es posible que factores de orden más o menos emocional están involucrados, en esta linea se puede explicar por el “choc” ideológico que produjo en el campo psicoterapéutico (choco con una resistencia pasiva) Luego el autor expone una diferencia personal, en lo que dice demuestra la capacidad de esta teoría de tolerar divergencias filosóficas. El autor difiere en “la tendencia natural a la libertad en la responsabilidad”, no cree que basta con quitar los obstáculos sociales y culturales para que se, cree que es más bien una conquista que un don innato latente. Se puede entender la inamovilidad del término “no dirección” como una forma de oposición implícita, ya que reacciones más airadas estarían fuera del marco de democrático académico (era moda un estilo indiferente). La resistencias de parte de mayor parte de la gente a la aplicabilidad de los principios rogerianos a las relaciones humanas, se basa en que incluso en sociedades occidentales, democráticas y liberales las relaciones están concebidas esencialmente de manera jerárquica (superioridad-inferioridad, ascendencia-sumisión), las cuales subsisten bajo etiquetas aceptables como “competencia” o “responsabilidad” profesionales. IV. Algunas precisiones sobre la idea de no dirección A. No dirección y permisión total: Desde fuera parecen muy similares pero su intención y su especificidad son muy diferentes. La primera se basa en una actitud incondicionalmente positiva, mientras que la segundaen la indiferencia (incluso en una tolerancia parecida al desprecio). Cuando el terapeuta utiliza la permisión total, el cliente reconoce enseguida el carácter negativo, tácitamente crítico e inclusivo defensivo. Esto refuerza la idea de ambivalencia y desesperanza que aquejan al cliente, lo que termina alejando de la terapia o negándose tácitamente a comprometerse en un esfuerzo. El procedimiento de alternar frases de intervención con otras de permisión total es muy contraproducente, la confusión del cliente y las oscilaciones emocionales que provoca son, por lo menos, poco terapéuticas. Generalmente se describe el rol del terapeuta no directivo como “inactivo”, esto hay que entenderlo en un sentido más oriental, es decir no como ausencia de actividad sino como ausencia de actividad intervencionista. El terapeuta está profundamente comprometido con el proceso, pero se guarda de perturbar el desarrollo inherente, a la vez que se esfuerza por facilitar (se puede caracterizar esta terapia como “catálisis” en contraposición al “análisis”) B. “Todo buen terapeuta es no directivo”: El autor reconoce que con la mayoría de los terapeutas que ha hablado se declaran opuestos a la idea de dirigir al cliente o paciente, lo que al principio la dejaron perpleja, ya que la mayoría de las terapias puestas en prácticas implican un grado considerable de dirección. Para el autor esta perplejidad desapareció al oír entrevistas grabadas y a leer las que eran contenidas en diversas publicaciones, los terapeutas decían algo, pero se comportan de forma totalmente opuesta. Estos son inconscientes de la influencia que ejercen sobre el cliente, una simple sugerencia se puede significar un concejo como una orden (cuando viene del especialista) para el individuo desamparado. Queda claro que el concepto de no directivo, como se usa en la frase que abre esta apartado, es muy diferente a la contenida en el pensamiento de Rogers, la cual se refiere esencialmente a la abstención de juicios de valor, no a la ausencia de la función de juzgar (ya percibir es juzgar), sino más bien a la abstención de calificar verdadero o falso, bueno o malo, de realista o ilusoria lo que el cliente cuenta. Muchas veces los clientes solicitaron el juicio del terapeuta y se contrarían cuando este no ceda a sus exigencias, las cuales son muestras de su inseguridad e inmadurez que le impiden tener un funcionamiento adecuado. Estas asistencias que buscan, pueden entorpecer el proceso de saneamiento y de liberación interna que es la terapia (esto claramente se aplica claramente en una situación de terapia, en la vida cotidiana la expresión de una opinión a propósito de un hecho, parece tanto indicada como necesaria). C. “la no dirección no existe” Esta opinión está tan extendida como la anterior y con la cual subsisten. Se puede decir que en cierto modo la no dirección no existe, pero se debe hacer la siguiente aclaración entre “no dar directivas” y no “tener dirección”. La primera implica consejos, instrucciones y sugerencias; mientras que la segunda sugiere la idea de orientación o de significación. Capítulo II: La noción clave. El ser humano tiene la capacidad, latente o manifiesta de comprenderse a sí mismo y resolver sus problemas de forma satisfactoria y lograr un funcionamiento adecuado. Además tiene la tendencia, que es inherente a todo hombre, de ejercer esta capacidad. Esta capacidad es el resultado del bagaje natural del hombre y no está relacionado con la educación o aprendizaje. Pueden existir lesiones o conflictos estructurales que no permiten defenderse de las situaciones de la vida, también esta capacidad no se actualiza de forma automática, sino que requiere de un clima interpersonal adecuado y de relaciones Humanas positivas que no representen una amenaza para la concepción que tiene el sujeto de sí mismo. Esto resume los principios de la terapia. Sujetos que no sean capaces de comunicarse debido a alguna psicopatología o a algo orgánico, se consideran “incurables”, y la psicoterapia no sería provechosa en estos casos, dado a que se requiere un mínimo de receptividad y reactividad emocional. Es el pensamiento reflexivo lo que hace posible la autoevaluación y autocorrección, posibilitando la integración y adaptación. “Crecimiento hacia la madurez como proceso continuo de solución de problemas”, logrando un “Funcionamiento adecuado” respecto a las contingencias del medio. I: Tendencia a la actualización del organismo. Considerando las posibilidades y límites del ambiente, el organismo actúa para conservarse y enriquecerse dentro de este. Por enriquecimiento entendemos, aquello que favorece la realización del individuo. Uso extendido del término organismo, englobando procesos corporales y psíquicos que se interrelacionan. II: La noción del Yo. Como estructura perceptual, un conjunto de percepciones cambiante s que tien un sujeto sobre sí mismo. Datos de su identidad. Engloba las experiencias del sujeto. La tendencia a actualizarse junto con la noción del yo, determinan el comportamiento. La primera es dinámica suministradora de energía, mientras que lo segundo, modera y dirige el comportamiento. Dado a que vemos a través del “prisma del yo”, juzgamos alguna información relevante y actuamos en función de ésta, despreciando la información contradictoria o aquella que se opone a la noción del yo, así, la noción direcciona a la tendencia actualizante. La eficacia de la tendencia actualizante depende de una noción realista del yo, esto es, cuando hay congruencia entre los atributos que el sujeto cree poseer y aquellos que posee realmente. Existe también un ambiente privado y otro público en donde se reafirma la noción del yo, es decir la experiencia personal y el testimonio de los demás respecto a la conducta del sujeto. III: La noción de libertad de experiencia En este apartado se entiende a la libertad de experiencia en un sentido interno, en donde el sujeto puede experimentar de la forma en que a él le parezca, sus emociones y sentimientos. Entonces, el sujeto no tiene que negar sus opiniones para mantener el afecto de sus cercanos. Cuando esto sucede el sujeto se siente libre y gasta menos recursos psíquicos, ya que no debe deformar lo que piensa para conservar sus relaciones. Ej.- Aquellos padres que comprenden a un niño celoso, aún cuando es agresivo con su hermano. En estos casos, el celo se supera rápidamente y le sirve al niño como educación social. (El niño no es malo por sentir celos) Si el niño disimulase los celos, nunca sabrá lo que siente en realidad. Los padres pudieran prohibirle las manifestaciones conductuales de los celos pero el sentimiento continúa siendo experimentado por el niño. Pueden generarse situaciones en donde el niño entienda que sentir celos es malo, entonces entiende que hay sentimientos malos que no corresponden a un buen niño, entonces habrían, desde ahí, experiencias que no tienen un libre acceso a la conciencia. Entonces se produce un problema de comunicación a nivel del organismo que impide a la persona tener una noción del yo, el sujeto lo vive de forma angustiosa, sin saber muy bien lo que piensa y lo que quiere. Menos puede dar una respuesta completamente sincera. Los sentimientos se reprimen primero, en el plano luego de la exteriorización y luego en la existencia de los mismos. IV: La cuestión de los límites. La libertad se entiende en el plano de las representaciones mentales y expresión verbal de estas, pero no en la expresión física, y esta se tolera hasta que comienza a ser nociva para el sujeto y los demás. Tres términos a considerar: Represión: Se limita la expresión verbal de sentimientos o pensamientos, mediante la autoridad. Se da en situaciones educacionales o de crianza. Aceptación: Se provee un ambiente mediante el cual se liberan las tensiones de tener pensamientos inmorales o agresivos. Sin llegar a la expresión física. Aprobación: Se confunde con la primera y difieren, en que la segunda puede llegar a ser nociva en tanto que hay manifestaciónfísica. Intensificación: Vicio terapéutico en donde se busca una catarsis en las personas, a través de mecanismos de condicionamiento (Reforzando), se exagera la expresión del sentimiento, y no es terapéutico.-