Durante el ciclo menstrual, las arterias uterinas experimentan cambios significativos en su estructura y función. En la fase menstrual, las arterias uterinas se contraen y disminuyen el flujo sanguíneo al útero, lo que puede causar dolor y calambres. En la fase folicular, las arterias uterinas comienzan a dilatarse y aumentar el flujo sanguíneo al útero, lo que ayuda a preparar el endometrio para la implantación del óvulo fertilizado. Durante la fase lútea, las arterias uterinas continúan dilatándose y aumentando el flujo sanguíneo al útero, lo que ayuda a mantener el endometrio y apoyar el embarazo si se produce la fertilización.
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