Evita ciertos fracasos. Los expertos en innovación han defendido durante mucho tiempo que las empresas deben ser más tolerantes con el fracaso. Pero no todos los fracasos son iguales. Los tres tipos que aquí te presentamos no facilitan el aprendizaje y, por tanto, deberías evitarlos siempre que puedas: Si sabes que estás haciéndolo mal. Cuando un proyecto sale mal porque alguien omite información o engaña a los demás, no se puede sacar nada positivo de ello. Los fracasos solo son aceptables si las cosas se hacen con buena intención. Si recabas información errónea. Puedes evitar un fracaso haciendo una simple investigación: pide opinión a tus clientes o pon a prueba una idea antes de lanzarla al mercado. Si priorizas la investigación a la experiencia. Hay cosas que no puedes saber si no provienen de una experiencia real. Así que no malgastes recursos en investigación teórica si tienes la posibilidad de construir un prototipo o llevar a cabo un experimento que te proporcione datos reales.