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(3iJ ___________________\......> L/ _ Higado ANATOMIA HEPATICA Oscar C. Andriani De la misma manera que se ha desarrollado la cimgfa he patica, la anatomia del hfgado avanz6 en el conocimiento de sus estructuras. Es asf como, a partir de las ultirnas cuatro de cadas, fueron introducidos una scric de nuevos conceptos, La clasica anatomia morfologica describe el aspecto exte rior del higado tal como es visualizado por el cirujano en una laparotomia, demarcando los 16bulos hepaticos delimitados par las estructuras identificables a simple vista. A partir de los estudios anat6micos de los vasos intrahe paticos surgi6 la anatomia funcional, que individualiz6 seg mentos funcionalmente independientes. Asi, Couinaud (1957) en Francia y Goldsmith y Woodburne (1957) en los Estados Unidos concibieron diferentes aspectos de la segmentaci6n hepatica. EI empleo de la ecografta intraoperatoria (Maakuchi, 198I) Ie permite al cirujano precisar exactamente la localizaci6n de lesiones y su relaci6n con las estructuras vasculares y biliares intrahepaticas, ya que el ultrasonido vuelve al parenquima hepatico transparente y brinda la posibilidad de interpretar en forma dinarnica la anatomia real del hfgado (Bismuth, 1987). Anatomia morfologica Desde el punto de vista topografico, el higado estaubica do en el cuadrante superior derecho de la cavidad abdominal y ocupa casi la totalidad del hipocondrio derecho. Es considera do como una viscera toracoabdominal, hecho que debe ser destacado para evaluar el potencial compromiso hepatica tan to en los traumatismos toracicos como en los abdominales. Los medios de fijaci6n del hfgado corresponden fundamen talmente a la vena cava inferior (VCl), que ademas de dicurrir por la cara posterior del higado -en parte rodeada par el lo bulo caudado- recibe en su sector suprahepatico a las lres venas hepaticas (0 suprahepaticas), asi como a venas acceso rias en su trayecto retrohepatico, El pediculo hepatico esta compuesto por la arteria, la vfa biliar principal y la vena porta. Llegan al hilio por su cara inferior, envueltos por el epipl6n menor 0 gastrohepatico, y ya dentro del parenquima confor man los pediculos glissonianos, que corresponden a ramas de estas tres estructuras envueltas por el peritoneo visceral del hfgado (capsula de Glisson). Los ligamentos, en realidad, no cumplen una fijaci6n en sf mismos, ya que pueden ser scccio nados sin que el hfgado modifique su posici6n. EI Iigamento redondo es la vena umbilical obliterada, e ingresa al paren quima hepatico para reunirse con la rama izquierda de la vena porta. Los demas corresponden a reflexioncs del peritonea. EI ligamento falciforme, que recubre al ligamento redondo y se cxtiende desde la pared abdominal anterior hasta eJdiafragma, rodea a la VCl suprahepatica, Los ligamentos triangulares, derecho e izquierdo, se extienden desde la cara posterior del higado hasta el diafragma sobre el sector despcritonizado, y conforman elligamento coronario (fig. 37-1, A y B). Al examinar el aspecto exterior del hfgado, se toman en cuenta los elementos identificables a simple vista. Asi. los Ii gamentos redondo y falciforrne dividen al higado en dos Iobu -7"''---- l.obulo derecho 3 " L6bulo izquierdo A 3 Lobule caudado --.....,. vel ---~t;iiS;:j L6bulo derecho B Fig. 37-1. A, vista anterior; B. vista posterior. Ligamentos del nigadc. I, I .igamento redondo; 2, ligamenta falcifonne; 3. ligumento triangular izquierdo; 4, ligamenta coronario; 5. ligamenta triangular derecho. Vel, vena cava inferior. SECCION VI. ABDOMEN478 . .:-.... ::::: ~-~3;';. 3'.:~~~, :\~::. 8 Fig. 37-2. A. vista anterior; B, vista inferior. Configuracion morfol6gica exterior del bigado. 1. Lobulo derecho: 2. lobulo izquierdo: 3, lobule cuadrado: A 4. lohulo caudado (de Spiegel). VCl. Vena cava inferior. los, derecho e izquierdo (fig. 37-2, A). Si el hfgado es visto desde su cara inferior, la fosa vesicular, los ligamentos redon do y de Arancio y el hilio hepatico demarcan los 16bulos (fig. 37-2, B). De acuerdo con eSl(JS enunciados, quedan delimitados dos lobulos principales, derecho e izquierdo, divididos por la fisura del ligamento redondo y por el ligamento falciforme. En la cara inferior, el limite posterior dell6bulo derecho es el hilio hepatico. Un sector del parenquima del16bulo derecho, deli mitado entre la fosa vesicular, el hilio hepatico y la fisura del ligamento redondo. constituye un lobule accesorio, denomi nado lobulo cuadrado. Por detras del hilio hepatico queda con formado otro 16bulo accesorio, independiente tanto en su irrigaci6n como en los drenajes venoso y biliar, y es el lobulo caudado 0 lobulo de Spiegel (fig. 37-2, B), Resumiendo, el aspecto exterior del hfgado permite divi dirlo en dos lobules laterales principales, derecho e izquierdo, separados por los ligamentos falciforme y redondo, y dos 16 bulos centrales accesorios, anterior y posterior, cuadrado y caudado, separados por el hilio. Distribucion vascular de los pediculos hepaticos EI higado es un 6rgano porta, es decir que esta interpuesto entre dos circuitos venosos: la circulaci6n portal, aferente, y la circulaci6n cava, eferente. Recibe un doble aporte vascular, tanto por la vena porta, cuyo flujo corresponde al 80 % del flujo sangufneo hepatica, como por la arteria 0 las arterias hepaticas, provenientes de ramas de la aorta abdominal y que corresponden al 20 % del flujo aferente del hfgado. EI eje vascular que forma la VCL que pasa por detras del higado, recibe las venas eferentes conformadas por las tres venas suprahepaticas. La vena suprahepatica derecha es un grueso tronco que tiene un trayecto en un plano frontal en el 16buloderecho, y desemboca sabre el borde derecho de la VCL Fig. 37-3. Distribucion de las venas hepaticas (A) y planes de su recorrido intrahepatico (B). 1. Vena suprahepatica derecha; 2, vena suprahepatica media: 3. vena suprahepatica izquierda; f. vena hepatica inferior derccha; 5. venus spiegelianas; 6. plano frontal; 7, plano sagital; 8. plano frontal 37. HIGADO 479 La suprahepatica media tiene un trayecto sagital y corre en un plano que se corresponde a la proyecci6n de una linea desde el lecho vesicular hasta la vcr suprahepatica tcisura principal). La vena suprahepatica izquierda discurre por un plano frontal en el 16bulo izquierdo. En el 80 % de los cases, las suprahe paticas media e izquierda se reunen en un tronco comun de 0.5 a 2 em de longitud, para desembocar sobre la cara antero lateral izquierda de la VCI (Castaing y Morino, 1989). En el 25 % de los casos se encuentra una vena accesoria denomina da vena hepatica inferior derecha (fig. 37-3, A), y en el 10 % puede hallarse alguna otra vena suprahepatica accesoria, La vcr recibe tambien una serie de pequefias venas que desern bocan directamente sobre su cara anterior en el trayecto rerrohepatico, denominadas venas spiegelianas, ya que drenan el denominado lobulo de Spiegel 0 lobulo caudado. Este dre naje independiente de las venas spiegelianas permite explicar la caracteristica hipertrofia del lobulo caudado en el sindrome de Budd-Chiari, que corresponde a una obstruccion de la sali da de las venas suprahepaticas, por 10 cual el segmento hepa tico que queda descomprimido es el caudado. La irrigacion portal es la mas constantc, y al entrar en el parenquirna hepatico, el tronco porta se divide en dos ramas, derecha e izquierda; esta ultima presenta una dilatacion sacular ubicada en un scntido anteroposterior, denominado receso de Rex. donde llega la vena umbilical obliterada (ligamento re dondo). Del receso de Rex se desprenden las ramas segrnen tarias para el higado izquierdo, La rama derecha se divide en dos ramas sectoriales. anteriory posterior, que a su vez se dis tribuyen cada una en dos ramos segmentarios, superior e infe rior (fig. 37-4). La descripcion clasica de la irrigacion arterial es a rraves de una arteria hepatica -que a los fines de comprender las variaciones mas frecuentes se denomina arteria hepatica me dia- proveniente del tronco celfaco, y se ubica en un plano anterior con respecto a la vena porta en el pedfculo hepatico (fig. 37-5. A). En el 25 % de los casos, existe una arteria he patica derecha que nace en la arteria meseuterica superior y presenta un trayecto retroportal. Otra ram a del tronco cehaco, la arteria coronaria estomaquica, en el 15 % de los casos envia una arteria hepatica izquierda que transcurre en la parte mas alta del epiplon menor (fig. 37-5, B). La figura 37-6, A YB, muestra par angiograffa digital las variedades mas frecuentes de irrigacion arterial. La distribucion arterial intrahepatica es mas constante y sigue la sisternatizacion portal en los pediculos glissonianos (fig. 37-6. C). Anatomia funcional El mejor conocimiento de las estructuras vasculares intrahepaticas, tales como las venas suprahepaticas y la distri bucion de las ramas de la vena porta, lIev6 al desarrollo de la segmentacion hepatica. Si bien las segmentaciones propues tas por los anglosajones (Goldsmith-Woodburne, 1957) y los franceses (Couinaud, 1957) son diferentes, se complementan en el momenta de interpretar los segmentos de parenquima que tienen independencia funcional. A partir de este concepto, se desarrollo la cirugia anatomica del higado (Bismuth, 1982). Con la introduccion de modemos metodos de diagn6stico por imagenes, como la ecografia, la tomograffa axial compu tada y resonancia nuclear magnetica, la morfologfa del hfgado Fig. 37-4. Distribuci6n intrahepatica de la vena porta. J, Tronco portal; 2, rarna sectorial anterior derecha; 3, rama sectorial posterior derecha; 4, reo ceso de Rex Fig. 37-5. Distribuci6n del pedfculo arterial hepatica. A, Distribuci6n cla sica: arteria hepatica media proveniente del tronco celfaco. E, Variaciones de la distribuci6n arterial: J, arteria hepatica media (tronco celiaco); 2. arteria hepatica derecha (mesenterica superior): 25 % de los casas; 3, arte ria hepatica izquierda (coronaria estomaquica): 15 % de los casas. SECCION VI. ABDOMEN 480 fue cobrando importancia en la interpretaci6n topogr:ifica y en la selecci6n de las tacticas quinirgicas para el lratamiento de lesiones hepaticas. Estas imagenes, que permiten realizar cortes axiales, parasagitales y coronales, ayudan a correlacionar 10:-' conceptos de Ia segmentaci6n hepatica con hallazgos ,;linicoquinirgicos. A B c Fig. 37·G, ICCls.cioD arterial por angiografia digital. A, Arteria hepatica media' ralL, ~c: .rcnco celiaco) y arteria hepatica izquierda (rarnu de la corouaria ",t::niqu::al. B. Arteria hepatica derecha proveniente de la mesentenca superior. C La superposicion digitalizada de las inuigenes arteriales y portales demuestra que lei distribuci6n inrranepatica en los pedfculos ghssonianos tiene el mismo patron. Segmentacion hepatica Tanto autores anglosajones como franceses han elaborado contemporaneamente dos formas de scgmcntacion, basadas en la distribuci6n de estructuras vasculares intrahcpaticas. Goldsmith y Woodburne (1957) fundamentaron los segmen tos de acuerdo con las venas suprahepaticas (fig. 37-3). La vena suprahepatica media divide al hlgado en un sector dere cho y otro izquierdo. El trayecto de esta vena corresponde a una linea imaginaria que se extiende desde ellecho vesicular hasta la vcr (linea de Cantlie) y se denomina cisura princi pal. La vena suprahepatica derecha, que riene una trayectoria frontal, divide a su vez al sector derecho en un segmento pos terior y otro anterior. El hfgado izquierdo es dividido por el ligamento redondo en un segtnento medial y otro lateral. Asf, el h!gado queda dividido en un sector derecho y otro izquierdo par la vena suprahepatica media, y a su vez en un scgmento posterior y otro anterior derecho poria vena suprahepatica derecha, y en un scgmento lateral y otro medial izquierdo por el ligamento redondo (fig. 37-7, A). Couinaud (1957) basa su segmentacion en la distribuci6n de los pediculos glissonianos, pero en este caso se hara refe rencia a la sisternatizacion portal. La division entre el higado derecho e izquierdo es igual que en la nomenclatura anglosa jona, es decir que la vena suprahepatica media sigue teniendo la misma implicancia, Estos territorios son irrigados por las ramas portales derechas e izquicrdas, respectivamente. A su vez, la rama portal derecha se divide en una sectorial anterior v otra posterior, cuyo Ifrnite es tambicn determinado poria vena suprahepatica derecha. Cada una de estas ramas sec to riales se divide en una segmcntaria superior y otra inferior. La rama izquierda, desde e1 receso de Rex, irriga independien temente al sector medial (separado por elligamento redondo), y ellateral tiene otras dos rarnas, una anterior y otra posterior con respecto a la vena suprahcpatica izquierda. Quedan asf determinados siete segmentos, mas uno que es totalmente in dependiente en su irrigaci6n y drenajes venoso y bihar, y co rresponde al lobulo caudado, La numeracion de estos segrnen tos comienza por el lobulo caudado (segmento I) y prosigue de izquierda a derecha y de atras adelante hasta el segmcnto VIII (fig. 37-7, B). A cada segmento le corresponde un pedfculo glissoniano funcionalmente independiente, es decir que pue de ser resecado sin influir en la irrigaci6n y el drenaje biliar de otro. Correlacion entre la segrnentacion hepatica y los metodos de diagnostico por imageries Si bienla ecografia es un metodo dinamico y permite eva luar todos los pianos de corte del parenquima hepatico, desde el punto de vista grafico, las imagenes son mas evidentes exa minando cortes por tomograffa axial computada (TAC) y cor tes en los tres pianos brindados por resonancia nuclear mag netica (RNM). Estos conceptos se reafirrnan en la figura 37-8, A, B, Cy D. Anatomia real La tratado en el parrafo anterior permite desarrollar el con cepto de anatomia real. El cirujano puede tener una integra liiJ;;.,. r"'" I 37. HIGADO 481 vel Fig. 37-7. Segmentaci6n hepa tica. A, 1, Segmento posterior derecho; 2, segmento anterior derecho; 3, segmento media! izquierdo; 4, segmento lateral izquierdo; Vel, vena cava infe rior: villi,vena hepatica derecha, vhm. vena hepatica media; viii, vena hepatica izquierda. (Segiin Goldsmith y Woodburne). B: Segmentaci6n hepatica segun Couinaud. ci6n espacial de las lesiones y su relacion con las estructuras vasculares intrahepaticas por las imageries preoperatorias, pero la integraci6n real Ia hara con la visualizaci6n directa, la palpaci6n y la ecograffa intraoperatoria, tres examenes que otorgan una interpretacion dinarnica (fig. 37-9, A. B, C y D). Durante el acto quirurgico, la visi6n dinarnica que permite cambiar los pianos de corte brinda al cirujano la posibilidad de integrar espacialmente la relaci6n de la lesi6n hepatica por tratar y decidir no s610 la conducta mas adecuada, sino tam bien los lfrnites de resecci6n 10mas anatomicos posibles, con servando la mayor cantidad de parenquima sano sin dejar a un lado el objetivo de una exeresis radical. Clasificacion anatomica de las hepatectomias Se pueden clasificar en hepatectomias tipicas 0 regladas, que corresponden a aquellas resecciones que siguen alguna divisi6n anatornica, las cuales son incluidas por Bismuth en la denominada cirugia anatomica, yen hepatcctomias atipicas, que no siguen ningun pararnetro anat6mico para la reseccion (resecciones en curia, rnetastasectormas, tumorectomfas), Las resecciones regladas pueden sercisurales (siguen Ia Ifnea de Cantlie 0 cisura principal) -simples 0 ampliadas (fig. 37-10), sectoriales (fig. 37-11) 0 segmentarias (fig. 37 12). Estas resecciones estan resumidas en la tabla 37-1. i SECCION VI. ABDOMEN482 r=' I I I ! A B A B n Fig. 3i-S. A. Por TAC se observa la confluencia de las venas hepa ,ices er; la vCl. que delimitan los sectores posterior derecho (SPD), anterior ccrccho (SAD), medial izquierdo (SMI) y lateral Izquierdo (SLl. L~ R:\),l en un corte coronal pone de manifiesto el trayecto de I::t vena hepatica derecha y a los SPD y SAD. E, Por TAC YRNM se ve la disrribucion de los pediculos glissonianos (portales) dere chos por contraste vascular, La rarna derecha se divide en ramas sectoriales anterior y posterior. C, En este corte coronal de RNM se observa el tronco portal y su rama sectorial posterior dcrccha divi diendose en los ramos segmentarios VI y VII. D, Por TAC YRNM se observa la rama portal izquierda, que al formar el receso de Rex da las rarnas segmentarias IV, III YII. o 37. HIGADO 483 c oBA 81...- -1 Fig. 37-9. A, La ecografia intraoperatoria muestra la vel y las tres venas hepaticas. Entre elIas, los segmentos VII, VIII, IV y III. B, Bifurcacion portal en ecografla inrraoperaroria. Se observan los segmentos VI, V, IV y L C. Rama derecha de la vena porta separandose en los ramos sectoriales anterior (para los segmentos V y VIII) y posterior (para los segmentos VI y VII). D. Por ecografia intraoperatoria se identifica el receso de Rex dando ramos para los segmentos VI, III y II. La linea hiperecogenica indica la inserci6n del epiplon menor, y por detras. el segmento L SECCION VI. ABDOMEN 484 Cisura principal Hepatectomia izquiorda Sectoriectomia posterior derecha Segmentectomia lateral (segmentos VI-VII) izqulerda (segmentos II-III) Fig. 37-11. Hcpatectorrnas sectoriales Hepatectornia derecha Tabla 37-1. Resecciones hepaticas rcgladas Derecha (segm. VIVIIVWVIII) Cisurales (hepatectomias) Izquierda (segrn. WIIInV) Posterior derecha (segm. VINII) Sectoriales (sectoriectomias) Lateral izquierda (segm. II/III)' Simples {IVIV IV!V!VIII (hepa- Hepatectornia derecha Segmentarias (segmentectomras) Multiples tectomia central) arnpliada al segmento IV VNi(trisegmentectomia derecha) VII/VIlJ Otras combinaciones Fig. 37-10. Hepatectomtas cisurales. Hepatectomia derecha ampliada a] scgm. IV' Ampliadas Hepateclomfa izquierda amplia da a segmcnlos V y VIII' Al segmento I (lobulo caudado) En la nomenclatura anglosajona: I Segmentcctomfa lateral izquier da. 2 Trisegmentectomfa derecha. 1 Trisegmentectomia izquierda. Hepatectomia izquierda arnpllada a los segmentos V y VIII (trisegmentectomia izquierda) 37. HIGADO 485 .I ,., " .I/ ,., , " .I / 1 I 1/ 1 I 1/ II I A: Simples: Segmentectomfa VIII Segmentectomfa VI , .I ,., ,., ,., / ' , . " '1/ I, 1 1 I I I I B. Multiples: Bisegmentectomia IV-V Segmentectomia IV-V-VIII (hepatectomia central) Fig. 37-12. Resecciones segmentarias. BIBLIOGRAFIA Bismuth H: Surgical Anatomy and Anatomical Surgery of the Liver. World Journal of Surgery 6: 3-9, 1982. Bismuth H, Castaing D: Echographie per-operatoire du foie et des voies biliaires. Flammarion Medecine-Sciences. Paris, 1985. Bismuth H, Houssin D, Castaing 0: Major and Minor Segmentec tomies "Rcglces" in Liver Surgery. World Journal of Surgery 6: 10-24. 1982. 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Diariamente sintetiza entre 1000 y 1500 ml de bilis, sus tancia compuesta por agua y solntos, entre los que se encnen tran las sales biliares, lecitina, bilirrubina, colesterol, acidos grasos, proteinas y sales inorganicas como sodio, potasio, cal cio y bicarbonato. Su pH oscila entre 5,8 y 8,5 y la concentra ci6n de electr6litos es similar a la del plasma. La bilis, produ cida en el hepatocito, es excretada par el polo bihar celular y luego transportada sucesi vamente pOl' canaliculos biliares, diictulos y ductos, hasta llegar, finalmente, a traves de la via biliar extrahepatica al duodeno e intestino, donde una parte de los compuestos biliares es excretada con la materia fecal y otra. constituida principalmente por los acidos biliares (AB), es reabsorbida y vuelve al hfgado donde es captada por los hepatocitos. Este circuito recibe el nombre de ciclo enterohe patico de los acidos biliares (fig. 37-13). Se sintetizan alrede dar de 300 a 500 mg de AB por dia, mientras que el "pool" total es de aproximadamente 4 a 6 g, 10 cual muestra la efica cia de este cicio. Los AB realizan el circuito enterohepatico entre 5 y 10 veces por dfa, 10cual equi vale a una secreci6n 20 a 50 veces superior. La captaci6n se produce en el polo sinusoidal hepatocitario, mediante un proceso activo depen diente de una bomba adenosintrifosfato-sodio-potasio depen diente (Na' K+ ATPasa), que permite un t1ujo opuesto entre el sodio y los acidos biliares. Una vez ingresados al hepatocito, los AB son transportados probablemente a traves de las mern branas del r-tfculo endoplasmico liso y del aparato de Golgi hacia el polo bihar. En esta fase intracelular se conjugan con taurina y glicina, 10 cual facilita su transparte y, a nivel intes tinal, mejora la digesti6n y absorci6n de los lipidos. EI pasajc de los AB al canalfculo tam poco se conoce bien, pero se cree que se llevaria a cabo mediante un proceso activo que aparen temente no requiere energfa y que a su vez es independiente -- SECCION VI. ABDOMEN486 "Pool" total (sales biliares) 3,5 mg 85 % retorna par sistema venoso portal Sintesis 0,5 mgidia Ciego Excrecion 0,5 mgidia Fig. 37-13. Circulacion enterohepatica de los acidas biliares. El "pool" de sales biliares circula entre 5 y 10 veccs por dia (vease el texto). de los otros aniones organicos, En la bilis alcanzan una con centraci6n que oscila entre 2 y 5 mmol, un valor 1000 veces superior al del plasma. EI flujo de bilis a los ductos depende de dos mecanismos. Uno es denominado dcido biliar dependiente, ya que la pre si6n osm6tica ejercida por los acidos biliares estimula el flujo biliar de agua y solutos, a traves de la membrana celular canalicular y del espacio intercelular, este ultimo can conteni .io proveniente de los sinusoides. EI otro mecanisme, llarnado 6,-<h' b!liar independiente. esta regido pOl' una bomba de adenosintrifosfato-sodio-potasio dependiente (Na" K+ATPasa), localizada Q nivel de la membrana canalicular que determina un gradiente de Na' que permite el transporte de agua, acidos biliares y otros solutos. Los AB primaries, colico y quenode soxicolico, Se sintetizan a partir del colesterol. Este es el prin cipal mecanisme de degradaci6n del colesterol. EI uso de colestiramina. resina que fija y aumenta la excreci6n fecal de los AB. en el tratamiento de enfermedades colestasicas croni cas como cirrosis biliar primaria, colestasis del embarazo y otras. disminuye el "pool"de AB y, secundariamente, el nivel de colesterolernia. Los secundarios, desoxic61ico y Iitocolico, se forman en el intestine por acci6n de las bacterias sobre los AB primarios. Las proteinas de la bilis representan nada mas que un 5 % de los solutos. Sin embargo, su presencia es im portante ya que previene la nucleaci6n de calculos y facilitan la eliminaci6n de proteinas afuncionales. EI hfgado cumple un papel fundamental en el metabolismo. Es el principal responsable de la sfntesis y catabolismo proteicos. Los arninoacidos provenientes de la dieta pOl'vfa de la circulaci6n portal llegan al higado, donde un 60 % es metabolizado a urea, un 20 % es utilizado para la sfntesis he patica y el 20 % restante pasa a la circulaci6n sisternica para ser utilizado en la sfntesis proteica por diferenres tejidos del organismo. La principal protefria hepatica es la albumina, cuya sfntesis diaria oscila entre 100 y 200 mg, que rapidamente es secretada debido a que su almacenamiento hepatico es mini mo. Su vida media es de alrededor de 20 dfas, observaci6n que explica valores norrnales de albiirnina en pacientes con fall a hepatica fulminante. La prealbumina, globulina que tam bien es sintetizada en el hfgado, tiene una vida media corta (24 a 48 horas), por 10 cual ante trastornos agudos de la fun cion hepatica puede observarse un rapido descenso en magni tud y tiempo. similar al de los factores de coagulaci6n. Ade mas de estas, sintetiza un sinnurnero de proteinas que inter vienen en diferentes procesos; por ejernplo, las involucradas en el trans porte como la transferrina, haptoglobina, la ya men cionada albiirnina y otras mas; las protefnas de la coagulacion, como los facto res I, II, V, VII, X, XI, XII Yla antitrombina III, y tambien los reactantes de fase aguda como u,,-macroglobu lina, uj-antitripsina y proteina C reactiva, " EI hfgado interviene acti vamente en el metabolismo lipidico, Le cabe un papel preponderante en la sfntesis de colesterol, fosfolfpidos, trigliceridos y acidos grasos. Sinteti za apolipoprotefnas, cataliza acidos grades en sustratos ener geticos para ser usados par los miisculos cardiaco y esqueletico, Cuando se altcra la ()-oxidaci6n, como puede ocurrir en los diabeticos mal controlados, en presencia de drogas hepato t6xicas 0 alcohol, obesidad 0 nutrici6n parenteral total, se pue den acurnular trigliceridos en exceso en el hfgado y condicio nar el desarrollo de un cuadro de esteatosis 0 esteatohepatitis, con aumento de tejido fibrosa hepatico. En la actualidad, el uso asiduo de la ecograffa ha permitido un diagn6stico mas frecuente de este trastorno y un tratamienro temprano. El hi gada sintetiza el 90 % de los fosfolipidos que son fundamen tales en la estructura de las membranas. En la cirrosis biliar primaria y en las obstrucciones extrahepaticas se observa un aumento de los niveles plasmaticos de colesterol y fosfolfpidos, entre otras alteraciones del conjunto de lipidos; mientras que en la insuficiencia hepatocelular se constata una disminuci6n del colesterol, a expensas sabre todo del esterificado. EI hfgado cumple tarnbien un papel primario en el metabo !ismo de los hidratos de carbono. Es responsable de la sintesis y el almacenamiento del gluc6geno mediante la gluconogenesis y gluconeogenesis, y transforrna galactosa y fructosa en glucosa a traves de la glucogenesis. Tambien degrada eJ gluc6geno a glucosa (glucogen6lisis) y esta en acido pinivico (glucolisis). Segun los requerimientos, puede sintetizar giucosa a partir de alanina, lactato y arninoacidos de la dieta. Esta multiplicidad de funciones y la rapidez con que las puede llevar a cabo le permiten intervenir y mantener casi constantes los niveles de glucemia y. a la vez, segun los requerimientos energeticos or ganicos, ernplear los distintos gliicidos para obtener adenosin trifosfato (ATP) y pro veer sustratos para los diversos procesos de sintesis hepatica. En el hfgado tiene lugar el proceso de biotransformaci6n, que consiste en el metabolismo intracelular tanto de compues tos organicos end6genos (hemo) como ex6genos (drogas) y 37. HIGADO 487 que permite la conversion de productos hidrofobicos, poten cialmente toxicos, en hidrofilicos, que de esta forma pueden ser excretados por la bilis 0 la orina. Los grupos enzimaticos involucrados son el de la citocromo P450' glucuroniluridin difosfato transferasa, glutation S transferasa y sulfotransferasas, En resumen, el hfgado cumple multiples funciones, estre chamente relacionadas e interdependientes entre sf. Algunas enferrnedades pueden alterarlas mas 0 menos lentarnente, como la cirrosis, 0 bruscarnente, como la falla hepatica fulminante, patologfas que a continuacion se examinaran con mas detalle. Cirrosis y sus complicaciones La cirrosis es una enferrnedad hepatica cr6nica caracteri zada por la presencia de una alteraci6n estructural tanto del parenquirna como del tejido conectivo del organo. Es el resul tado final de un proceso necroinflamatorio persistente que de termina la neoformacion de tejido conectivo (fibrosis) y la re generacion nodular del parenquima con desorganizacion de la red vascular microsc6pica y macroscopica y de toda la arqui tectura del organo, Esta enfermedad puede ser originada por multiples causas, como alcohol, virus, medicamentos yenfer medades autoinmunes, entre otras. EI estudio histologico del organa en csta fase de la enfermedad puede sugerir, en algu nos casos, la etiologia, aunque la simiiitud de los carnbios microscopicos en las diferentes entidades nosologicas hace necesario investigar habitualmente por otros metodos al agen te responsable, EI hfgado tiene una gran capacidad regenerativa. Cuando es sometido a una reseccion parcial, los hepatocitos remanen res sufren una intensa mitosis, de manera que habitualmente en un corto perfodo el organa recupera su volumen normal. Sin embargo, cuando existe una lesion de gran envergadura con necrosis hepatocitaria importante, la red de reticulina se colapsa, se forman los llamados tabiques pasi vos y la regene racion hepatica comienza en las zonas sanas remanentes, ais ladas entre sf, que por haber perdido las conexiones naturales con el sistema porta carecen de organizacion sinusoidal, Por otro lado, se produce una proliferacion reaccional de fibro blastos, que determina el inicio del proceso fibrotico activo, el cual se manifiesta al comienzo por un deposito aumentado de tejido colageno. A su vez, las celulas inflamatorias del foco lesional y las celulas de Kupffer activadas liberan diferentes sustancias que estimulan la fibrogenesis, En este complejo proceso tambien intervienen las celulas de Ito, los miofibro blastos y los hepatocitos que sintetizan varios tipos de colageno, fibronectina y laminina, dando lugar a la neorforrnacion de septos que avanzan hacia el lobulillo, uniendo los espacios porta entre sf (puentes portoportales) y con las venas lobulillares (puentes portocentrales), mecanismo que provoca la parcelacion del parenquirna. En estas "parcelas" el tejido hepatico adquiere una forma redondeada, constituyendose los nodules de regeneracion que distinguen a la cirrosis. Con el tiernpo, el tejido conectivo madura, se ret rae y se produce una disminucion progresiva del tamano del organo que caracteriza ala cirrosis avanzada. En la Argentina y en la mayorfa de los paises de Occidente la principal causa de cirrosis es el alcoholismo. Le siguen en orden de frecuencia las infecciones cronicas por los virus de la hepatitis C (HCY) YB (HBY), Ymucho menos frecuente mente, con una prevalencia variable de acuerdo con las distin tas areas geograficas, se observan la hepatitis autoinmune, la cirrosis bihar primaria, la colangitis esclerosante primaria y las enfermedades metabolicas entre otras. La infeccion por elvirus HDY, con excepcion de algunos grupos como drogadic tos endovenosos, es poco relevante en nuestro medio. Falta determinar aun cual es el verdadero impacto del recientemen te descubierto virus HGY en el desarrollo de hepatitis cronica y cirrosis. Las nianifestaciones clinicas de la cirrosis son variables y con un espectro muy amplio. En un extrema se encuentran aquellos individuos en los que el interrogatorio no permite suponer patologia hepatica subyacente y en los que la enfer medad se sospecha por la presencia de algun estigma de hepatopatia cronica 0 por el hallazgo de una bioqufrnica alte rada, 0 ambos. En algunos casos el diagnostico se Ileva a cabo al realizar una cirugfa abdominal 0 una autopsia. En el otro extrema estan aquellos pacientes con una signosintomatologfa florida y un laboratorio que evidencian claramente la afeccion y en los que el diagnostico es relati vamente sencillo. Entre estos dos grupos se pueden encontrar diferentes formas de pre sentacion de la enfermedad, las que dependeran de su estadio evolutivo y de las complicaciones que pudieran ocurrir. En el interrogatorio se puede rescatar el antecedente de alcoholis mo (~ 80 g/dfa en el varon y ~ 60 g/dfa en la mujer, durante 5 afios), de transfusiones, de drogadicci6n endovenosa, ingesta cronica de farmacos, etc., que obligan a extremar la busqueda de hepatopatfas cronicas. Los sintomas que con mayor fre cuencia refieren los portadores de cirrosis son as tenia, anorexia, perdida de peso, molestias abdominales inespecificas, dismi nucion de la libido e impotencia en el sexo masculino y tras tornos del cicio menstrual en las mujeres, Al realizar el exa men ffsico se puede comprobar alguno de los signos que se describen a continuaci6n. Araiias vasculares 0 spiders: son dilataciones arteriolo capilares constituidas por una arteriola central con ramifica ciones radiales, como las patas de una arafia. Se localizan pre ferentemente en la mitad superior del cuerpo. Su tamafio, que habitualmente es de pocos milimetros, aumenta con la progresion de la enfermedad y disminuye cuando mejora. Aun que se las puede encontrar tambien en los portadores de dia betes, de lupus eritematoso sistemico, de Raynaud y de enfer medad de Cushing, su presencia obliga a descartar una hepatopatia (fig, 37-14), Eritema p almar 0 mana del bebedor de cerveza: enrojecimiento moteado que afecta las regiones tenar, hipotenar y pulpejos de los dedos y que contrasta con la palidez del resto de la mano. Su equivalente en los pies es el eritema plantar. Fig. 37-14. "Spider" palpebral en una paciente portadora de cirrosis, 488 SECCION VI. ABDOMEN Lengua hepatica: lengua y labios de color raj 0 vinoso y de superficie lisa y brillante. Fetor hepatica: aliento muy particular no comparable con otros olores conocidos y que tambien puede percibirse en la orina, sobre todo cuando el paciente junta esta ultima en un brocal en una habitaci6n con escasa ventilaci6n. Flapping 0 tremor: consiste en una serie de movimientos rapidos y repetidos de tlexoextensi6n de las articulaciones metacarpofalangicas y de las mufiecas que se pone en eviden cia colocando el antebrazo extendido y los dedos de la mana separados. Puede encontrarse tambien contractura de Dupuy tren, hipertrofia parotfdea, atrofia testicular, ginecornastia y distribucion ferninoide del vello corporal en el var6n, e hipo plasia glandular mamaria en la mujer. EI higado suele estar aumentado de consistencia, can su borde romo a afilado en las fases tardfas de la enfermedad y habitualmente indoloro. Pue de comprobarse hepatornegalia, sobre todo a expensas del 16 bulo izquierdo, 0 bien, en los estadios finales, disminuci6n global del tamano del6rgano. En un 40 a 60 % de los cirroticos puede encontrarse esplenomegalia. Otras veces, la manifesta ci6n inicial es un sind rome ascitico-edernatoso 0 una hemo rragia digestiva alta que obliga a la biisqueda de una hepatopatia subyacente. Las manifestaciones bioqufrnicas de la cirrosis son muy variables y con un espectro muy amplio. En un portador de cirrosis compensada el laboratorio puede ser normal 0 bien se puede observar un aumento de las enzimas de necrosis, aspartato y alaninoaminotransferasas (AST y ALT); de las de colestasis, fosfatasa alcalina (PhA), 5'-nucleotidasa (S'N) y/o garnma-glutamiltranspeptidasa (GGT). En algunos pacientes se puede comprobar una elevacion aislad a de GGT y/o hiperbilirrubinemia, El descenso de albumina, seudocolineste rasa y factores de la coagulaci6n es indicativo de una en fer medad hepatica con menor 0 mayor grado de cornpromiso de la capacidad de sfntesis. Otras veccs, el primer indicio de en ferrnedad hepatica surge por el hallazgo en la sangre de mar cadores del virus HBV (HBs AG) 0 del Hev (anti-HCV) en la rutina prequinirgica, en pacientes asintomaticos desde el pun to de vista hepatol6gico. La deteccion de estos marcadores virales obliga a un coneienzudo estudio del enferrno, ineluso a veces es necesario efeetuar una biopsia hepatica antes de He var a cabo el procedimiento invasive. Con el objeto de establecer pron6stieos en los portadores de cirrosis se han propuesto diferentes criterios, basados fun darncntalmentc en la presencia y magnitud de diferentes va riables clinieas y de laboratorio. Sin embargo, s6lo se logra enmarcar parcialmente ai enfermo, aunque no exactamcruc su pronostico. Por otro lado, estos indices pueden variar en far rr.a brusca ante la aparicion de una hemorragia 0 infecci6n .r.tercu-rente, situaci6n en la que Ia estimacion previa se mo difica de manera radical. Tarnbicn el pron6stico cambia cuan j,-.:n cirrotico alcoholico deja de beber 0 cuando se consigue inr.ibir 13. replicacion viral en un portador de una infeccion crcruca. Es.as ciasificaeiones son sugerentes ya que en cada case ;::J.r:icula:- sc debe evaluar el contexto clfnico, ellabora torio y ia aoaricion y el tipo de complieaciones. En Ia practica diaria .a mas utilizada, con los recaudos mencionados, es la clasificacion de Child-Pugh (tabla 37-2), L'n score < 6 corresponde a un estadio A de Child-Pugh, entre 6 y? a uno B, y SI este supera los 10 puntos, a un estadio C. El pronostico ) la sobrevida ernpeoran cuanto mas aumen ta el puntaj C. Las manifcstacioues de la enfermedad hepatica en la fase cirr6tica son independientes de la causa que Ie dio origen y se Tabla 37-2. Clasificacirin de Child-Pugh Hallazgos clin icos/bioquimicos Score 1 Score 2 Score 3 Bilirrubinemia (mgflOO ml) 1-2 2-3 >3 Albuminemia > 3,5 gil 2,8 a 3,4 gil < 2,8 gil Tiempo de protrombina (proJongaci6n en segundos) I - 4 4-6 >6 Ascitis Ausencia Leve Moderada tensa Enccfalopana No Grado 1- 2 Grado 3 - 4 Bilirrubinernia (mgllOO m!) (para cirrosis bihar primaria) I - 4 4 - 10 >10 pueden distinguir, de acuerdo con el estadio clfnico, la cirrosis compensada y la descompensada. La cirrosis compensada es aquella en la que el diagn6stico se hace, habitualmente, en forma casual, al realizar un exa men clfnico 0 bioqufmico, durante una intervenci6n quirurgi ca 0 bien en una autopsia. La forma descompensada se evi dencia por signos de insuficiencia hepatocelular, por un sin drome ascitico edematoso (fig. 37-15) 0 por hernorragia di gestiva par hipertensi6n portal. Esta descompensaci6n puede ser primaria, cuando responde ala evoluci6n natural de la en- Fig. 37-15. Stndrome ascitico edernatoso (ascitis a tensi6n) en una adoles cente portadora de hepatitis autoinmune tipo I. 37. HIGADO 489 fermedad, 0 secundaria, cuando por la acci6n de factores sobreagregados como, por ejemplo, psicofarmacos, diureticos, anestesicos, alcohol, infecciones u operaciones, sobreviene la descompensaci6n. Cuando la descompensacion es primaria, peor es el pronosticodel enfermo. EI sindrome ascitico edematoso (SAE) es el primer signo de descompensacion en la mayorfa de los enfermos y se com prueba hasta en el 70 % de los pacientes cirroticos durante su evolucion, La sobrevida al ario de aquellos que se internan para tratamiento de un SAE ha sido estimada en alrededor del 60 %. Esta compJicaci6n sobreviene en la mayoria de los ca sos por alteraciones de la funcion renal en ausencia de lesio nes histologicas importantes. En estos pacientes se comprue ba un aumento de la reabsorci6n de sodio a nivel de los tubulos proximales y distales y un incremento significativo de la re tencion de agua en los tubules colectores que, al progresar la insuficiencia, se expresa como hiponatremia dilucional. La maxima expresion del trastorno de la funcion renal en estos enfermos es el sindrome hepatorrenal (SHR), que se puede definir como un fallo renal incompletamente explicado en pacientes con enfermedad hepatica en ausencia de elemen tos clinicos, bioquimicos 0 anatomicos que justifiquen este trastorno. EI SHR se caracteriza por una caida significativa del flujo plasmatico renal y del filtrado glomerular vinculable a una vasoconstriccion renal con redistribucion del flujo. El contexto cltnico en el que habitualmente se presenta este sindro me es el siguiente: paciente con ascitis moderada 0 tens a, 0 incluso ya refractaria al tratamiento diuretico, hipotension, encefalopatia hepatica en mas del 75 % de los casos, ictericia progresiva, oliguria u oligoanuria, urea y creatinina elevadas y presion venosa central normal 0 elevada. Una observacion interesante es que la gran mayorfa de los casos se producen en pacientes hospitalizados y muy raramente en los ambulatorios; esto presupone que son enfermos en estadios avanzados y en los que probablemente se hayan intentado tratamientos medi cos 0 invasivos de envergadura, 10 cual termino agravando la descompensacion. La aparicion de este cuadro en un portador de cirrosis implica habitualmente un muy mal pronostico, ya que la mortalidad supera el 90 %, pues su evolucion esta es trechamente relacionada con la funcion hepatica. La funcion renal en los portadores de SHR se caracteriza por filtrado glomerular bajo. sodio urinario de 24 hs. < 10 mEq/l, fraccion excrecional de sodio < ] % Yun gradiente osmolalidad urina ria/serica > I. El sedimento urinario cs normal 0 esta minima mente alterado. EI estudio histol6gico renal muestra un tejido normal 0 con cambios rnmimos no caracteristicos, 10 cual per mite inten r que no existe una lesion organica subyacente que justifiquc csias alteraciones funcionales. Avala tal observacion el hecho de que si estos pacientes son sometidos a un trasplan te hepatico, rapidarnente se produce la normalizacion de la funcion renal, 0 bien si estos ririones son trasplantados a un receptor con funcion hepatica conservada, rapidamente co mienzan a funcionar, Cuando en un portador de cirrosis compensada 0 des cornpensada se deteriora su estado clinico es necesario inves tigar la presencia de una infeccion bacteriana sobreagregada, ya que exrsten multiples defectos en su sistema de defensa, que 10hace particularmente susceptible. Las infecciones mas frecuentes son las urinarias, la peritonitis bacteriana esponta nea (PEE) y las respiratorias. Por otra parte, las manifestacio nes habituales de una infeccion, como fiebre, leucocitosis, disuria y polaquiuria en las del tracto urinario, son mucho menos frecuentes que en la poblacion general; por ello, el pri mer paso para poder diagnosticarlas y tratarlas adecuadamen te es pensar en esa posibilidad. La PEE es la infcccion del liquido ascftico que se presenta en portadores de cirrosis en ausencia de un foco intraabdominal reconocido. Su frecuencia, en pacientes hospitalizados, oscila entre el8 y el 37 %. Esta cornplicacion aparece habitualmente en individuos ictericos y con un tiempo de protrombina alte rado. Otros factores considerados de riesgo para desarrollar esta infeccion son la presencia de ascitis moderada 0 a tension con una concentracion proteica < 1 g/dl, la hemorragia diges tiva y las infecciones urinarias. Tambien se observa en el cur so 0 despues de infecciones orofaringeas, articulares 0 de la piel, y de procedimientos endoscopicos comunes 0 esclero terapicos de varices e sofagicas. Cuando un pacicnte se descompensa es conveniente efectuar un examen de laborato rio de rutina, radiograffa de torax, ecografia abdominal, hemo cultivos, urocultivo y puncion de liquido ascitico (LA) para realizar examen fisicoquimico y cultivo. La recuperacion de germenes es significativamente superior si apenas extrafdo el material se inyectan 10 ml en un frasco de hemoculti vo. En los iiltimos afios el diagnostico de PBE es mas frecuente, pro bablernente porque los cirroticos tienen una mayor sobrevida y tambien porque hemos aprendido que se debe bus car rutinariamcnte, En un trabajo prospectivo llevado a cabo en la Argentina con esta sistematica se detect6 PEE en el 20 % del grupo evaluado. De todos los parametres que se estudian, el elemento de mayor valor diagnostico 10constituye un recuen to de neutrofilos :2 250/mm3, por 10 sencillo y rapido de su determinacion. Este hallazgo avala una antibioticoterapia em pfrica precoz, antes de conocerse el resultado del cultivo. En nuestra experiencia, al igual que en otras series, los aerobios gramnegativos son los germenes que se recuperan con mayor frecuencia. Las cefalosporinas de tercera generacion, como ceftriaxona y cefotaxima, son las drogas mas usadas; aunque mas recientemente, desde 1994, con resultados similares a los observados con el tratamiento parenteral se emplean quinolonas como la fleroxacina por via oral en los pacientes con PEE, siempre y cuando presenten un estadio clfnico relativamente bueno, es decir, que no cursen con shock septico, hemorragia digesti va 0 encefalopatia. Debe evitarse el empleo de aminoglucosidos, ya que su nefrotoxicidad en los cirroticos es mayor que en la poblacion general, EI pronostico de los enfer mos con PEE es desfavorable, ya que la mortalidad hospitala ria oscila entre el 20 y el 50 %, y la sobrevida al afio es -del 16 al 55 %, par 10cual en estos pacientes debe evaluarse la indi cacion de trasplante hepatico, al igual que en aquellos que evolucionan con insuficiencia hepatica parenquimatosa. Falla hepatica fulminante El sfndrorne de falla hepatica fulminante (FHF) es una clau dicacion brusca de la funcion del organo, previamente sano, ocasionada por una injuria hepatica aguda severa, complicada con la aparicion de encefalopatia dentro de las 26 semanas del comienzo de la ictericia. Recienternente, O'Grady y colaboradores propusieron una modificaci6n de la clasificacion de la FHF. De acuerdo con el tiempo que media entre la aparicion de ictericia y el desarrollo de encefalopatfa. se distinguen tres formas: a) hiperaguda, de oa 7 dtas; b) aguda, de 7 a 28 dfas, y c) subaguda (subfulmi nante-FHSF), de 5 a 26 semanas. La sobrevida, paradojica mente, es superior en el primer grupo. SECCION VI. ABDOMEN490 Las noxas que puede provocar una FHF son multiples, aungue con variaciones regionales. En nuestro medio las he patitis virales se constituyen en la primera causa, mientras gue cn Inglaterra 10es la sobredosis de paracetamol. Otras entida des que pueden producirla son, por ejcmplo, la esteatosis agu da masiva del ernbarazo, la enfermedad de Wilson, la hepatitis isquemica, el sfndrome de Budd-Chiari, la ingesta de hongos como Amanita phalloides y medicamentos como el halotano, la asociacion rifarnpicina-isoniacida, Ja flucoxacilina, etc. Recientemente se describieron algunos casos par el "cxtasis", droga cuyo uso ha comenzado a extenderse en nuestro pafs. En la Argentina, el virus A de la hepatitis (HAV) esla causa mas frecuente de FHF en la infancia, mientras gue en los adul tos se destaca el virus B (HBY), aungue globalmente el pri mer lugar 10ocupan aquellos casos ocasionados por los llama dos virus no ABCE. El mecanisme patogenico no es bien conocido. Cuando la FHF es producida por virus, el mecanismo mas probable es el inmunomcdiado, aunque no se puede descartar una acci6n citot6xica directa de alguno de estos agentes, Cuando la noxa responsable es una droga, el mecanismo subyacente puede ser la idiosincrasia 0 hien una toxieidad dirccta. El estudio macroscopico muestra habitualmente un hfga do disminuido de tamafio, aunque en la esteatosis masiva del embarazo puede estar aumentado. En las formas agudas e hiperagudas de la PHF el analisis microscopico permite ob servar una necrosis hepatica masiva con algun remanente hepatocitario a nivel portal, mientras que en la subaguda co existen amp lias zonas de necrosis y sectores can hepatocitos conservados con colapso retieulfnico irnportante. Las rnanifestaciones clinicas inieiales de la FHF son iete ricia progresiva, astenia profunda, anorexia severa, cefalea, nauseas y vornitos pertinaces, irriiabilidad e insomnio. Poste riormente se agregan inversion del ritmo del sueno, hematomas espontancos 0 ante traumarismos minimos, flapping y fetor hepatica. A esta fase, habitualmente de instalaci6n progresi va, le sigue una de desarrollo muy rapido en la gue en muy pocas horas se conjugan excitacion psicomotriz y confusion con profundizaci6n de la encefalopatfa. Los pacientes necesi tan ser internados en unidades de cuidados intensives, por cl complejo manejo del cuadro que presentan y en 10 posible evaluados des de su hospitalizacion por un eguipo clinicoquinlr gico calificado en trasplante hepatico. Las infecciones por gerrnenes como Enterococcus [aecium y Klebsiella pneuma niae son frecuentes y graves y se constituyen en la principal causa de morbimortalidad en este perfodo. Otra complicacion que suele observarse en estos enfermos es el edema cerebral. _'"1\ 0 manejo actual pasa por la adopcion de medidas posturales, ver.tilacion precoz y colocaci6n de un caterer subdural (tecni .:c. de Camino) para medir correctamcnte la presion intracraneal. De .recucnrc observaci6n son la falla renal. la hipoglucemia, qc:e e.\ige 5Ll control horario, hipofosfatemia e hipoxernia 11:":::::. 1cjJosis metab6lica y coagulaci6n intravascular dise ITC.e,JeL E:12] laboratorio puede comprobarse una prolonga ci,:'l1 ~e: 'i ernpo de protrombina. caida de los factores de coa :,:ui.:cc:.'r :-ciuido el V. hipoglucernia y plaguctopenia, entre ctro- El iJ FHSF. las manifestaciones clinicas son sirnilares aunqu; :c, insta.acion es mucho mas lenta y se caracteriza ade mas por ia aparicion de asci tis. Una de las decisiones mas di ficiles es el momento optimo para la indicacion de trasplante hepatico. Del anahsis de diferentes parametros surgen los cri terios de] King's College como los de mejor valor predictivo, EI tiempo dc Quick « 10 q), ya seCi solo 0 en conjunto con Ja edad « 3 y > 40 afios). etiologfa. ictericia (bilirrubina > 25 mg/%) y tiernpo transcurrido entre aparici6n de ictcricia y cncefalopatfa. La dificultad para obtener organos y el espfritu visionario de aigunos investigadores ha lIevado al desarrollo de un hfgado artificial como opci6n terapeutica transitoria, hasta que se produzca una regeneracion adecuada del higado necrosado. Por el momento los resultados no cumplen total mente con las expectativas pero resultan muy estimulantes, y probablcmente en un futuro no muy lejano se pueda disponer de esta alternativa terapeutica. BIBLIOGRAFIA Arroyo V, Bosch J, Rodes J: Treatments in Hepatology. Ed. Masson, S. A. Barcelona, ]995. Conn HO, Bircher J: Hepatic Encephalopathy. Syndromes and Therapies. Medi-Ed Press, Illinois, 1994. Daruich JR, Manero E, Findor JA: Infections in Cirrhotic Patients. Brazilian Hepatology Society. Xlth National Congress Extra ordinary Latin-American Hepatology. Archives Brasileiros de Gastroenteo!ogia. Epstein M: The Kidney in Liver Disease, 4a. ed. Hanley & Belfus. Philadelphia. 1996. Findor JA. Sapunar Duvravcic 1. 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La vena porta se forma por la confluencia de la vena mesenterica superior y la vena esplcnica, Esta recibe a su vez la vena mesenterica infe rior, que en ocasiones desernboca en la confluencia mesen terico-esplenica. De este modo, la vena porta conduce hacia el hfgado todo el drenaje venoso esplenopancreatico e intestinal (fig. 37- 16). EI sistema portal tiene conexiones anatornicas normales con la circulacion cava en dos regiones bien definidas: el area esofagogastrica y el recto. La via de cornunicacion con la vena cava superior se establece mediante las venas coronaria, pilorica, gastroepiploica y vasos cortos. La circulacion intramu ral y perivisceral del techo gasrrico y es6fago drena por Stl parte en la vena acigos y esta en la vena cava superior. La cornunicacion del territorio portal con la vena cava inferior se efectiia a traves de la vena mesenterica inferior. los plexos hemorroidales superior y medio y los vasos ilfacos. En los pa dentes con vena umbilical permeable existe otra vfa de co nexi6n entre ambos territorios venosos mediante los vasos epigastricos y mamarios internos. k - ,~ 37. HIGADO 491 Fig. 37-16. Anatomfa de las conexiones normales entre la circulaci6n por tal y la circulaci6n cava. f. Venaacigos:2, vasoscortes: 3. vena coronaria cstomaquica; 4, venamesentericainferior;5, venashemorroidales; 6. vena umbilical; 7, vena epigastrica: 8. vena rnamaria interna. Etiologia y epidemiologia. La cirrosis hepatica es la cau sa mas frecuente de hipertensi6n portal en el adulto y abarca el 50-70 % de los enfermos con este sfndrome. Si bien cual quier cirrosis puede desarrollar hipertensi6n portal, el alcohol y las infecciones virales son las dos etiologfas mas comunes. En ausencia de cirrosis, existen una serie de procesos capaces de elevar la presi6n portal y que se agrupan como hipertensi6n portal no cirr6tica, de origen intrahepatico 0 extrahepatico. Como se observa en la tabla 37-3, no todas las lesiones hepaticas cr6nicas se asocian con igual frecuencia al sfndrome de hipertensi6n portal. La esquistosomiasis, frecuente en el Africa, Asia y America del Sur, es la segunda causa en el mundo de hipertensi6n portal despues de la cirrosis. En los pafses en vfas de desarrollo, particularmente en el Extremo Oriente. la hipertension portal no cirr6tica y la obstrucci6n extrahepatica de la vena porta pueden representar el 50 % de los enferrnos con hipertensi6n portal. En los nifios con hipertension portal, las enferrnedades prevalentes difieren con respecto a las de los adultos, La cau sa aislada mas cormin es la obstrucci6n parcial 0 completa de la vena porta y sus ramas.En segundo terrnino, la cirrosis he patica, con las forrnas colestaticas, la cirrosis posnecr6tica y la cirrosis idiopatica, en ese orden. Clasificacion. Desde el punto de vista anatomopatolrigico, la hipertensi6n portal puede clasificarse como intrahepatica y extrahepatica, Esta ultima a su vez en prehepatica (por ejern plo: trombosis portal) y posthepatica (enterrnedad de Budd Chiari). Sin embargo. teniendo en cuenta el nivel de obstrucci6n al flujo venoso portal este smdrorne puede reclasificarse en los siguientes grupos (tabla 37-3): a) Bloqueo presinusoidal extrahepatico: trombosis portal, trombosis esplenica; b) B loqueo pre sinusoidal intrahepatico: esquistosomiasis. fibrosis hepatica congenita, enfermedades mieloproliferativas, fibrosis portal no cirrotica, etcetera; c) Bloqueo sinusoidal y postsinusoidal intrahepatico: cirrosis hepatica, enfermedad hepatica venoclusiva, transfer macion nodular parcial del hfgado, etcetera; d) Bloqueo postsinusoidal extrahepatico: obstrucci6n del tronco de las venas suprahepaticas, obstruccion de la vena cava inferior, pericarditis constrictiva, etcetera. La cornbinacion de metodos diagn6sticos, como la ceo graffa, Ia angiograffa y la medici6n de la presion portal. per mite clasificar a los enfermos dentro de alguno de estos cuatro grupos (vease Diagnostico). Sin embargo. algunas enferme dades no pueden encasillarse taxativamente en un tipo deter- Tabla 37-3. Etiologia y clasiflcacion del sfndrome de hipertension portal Bloqueo presinusoidal extrahepdtico Trornbosis portal, esplenica 0 venosa difusa Fistula arteriovenosa portal Blaqueo pre sinusoidal intrahepatico Esquistosomiasis Fibrosis hepatica congenita Hipertension portal idiopatica Fibrosis portal no cirrotica (esclerosis hepatoportal) Bloqueo sinusoidal ylo postsinusoidal intraheptttico a) Lesiones frecuentcmenre asociadas con hipertensi6n portal: Cirrosis hepatica alcoholica y viral Cirrosis biliar primaria Cirrosis biiiar secundaria Hiperplasia nodular regenerativa Transforrnacion nodular parcial Peliosis hepatica Enfermcdad venooclusiva Sfndrome de Budd-Chiari b) Lesioncs infrecuentemente asociadas con hipcrtcnsion portal: Sindromes mieloproliferativos Sfndromes Iinfoproliferati vos Cancer metastasico Enfermedad poliqufstica Tuberculosis Sarcoidosis Mieloma multiple Mastoei tosis Amiloidosis Bloqueo postsinusoidal extrahepdtico Enfermedad de Budd-Chiari Obstruccion de la vena cava inferior (congcnita 0 adquirida) Pericarditis constrictiva ~._-- SECCION VI. ABDOMEN 492 min ado de bloqueo, pues tienen componentes mixtos presi nusoidales y postsinusoidales de obstrucci6n .11 flujo portal, como sucede con las cirrosis virales, 1.1 cirrosis con trombosis de 1.1 vena porta, etcetera. Patogenia, Como en todo sistema vascular, 1.1 presi6n en el territorio portal es 1.1 resultante de 1.1 interacci6n de dos va riables: flujo y resistencia. De acuerdo con la ley de Ohms 1.1 relacion entre ambas se expresa poria siguiente f6rmula: AP = QxR donde AP es 1.1 variaci6n de presion a 10 largo del vasa; Q, el flujo; YR, 1.1 resistencia. Cualquier modificaci6n de las variables provoca cambios en 1.1 presi6n venosa; y en teorfa, el incremento aislado del flujo 0 de 1.1 resistencia podrfa ser suficiente para provocar hipertensi6n portal. Sin embargo, tanto 1.1 evidencia experi mental como clfnica muestran que los hechos no son tan sim ples. En efecto el aumento de 1.1 resistencia venosa portal fue considerado inicialmente el unico factor patogenico en 1.1 11.1 mada teo ria del.flujo retrograde. EI compromiso vascular de mostrado en 1.1 mayoria de las entidades clinicas que compo nen este sindrome dio el sustento organico para esa hip6tesis. Es 16gico suponer que con un flujo portal constante cualquier aumento de 1.1 resistencia venosa deberfa elevar 1.1 presi6n en el sistema. Si esto fuera asi, 1.1 circulaci6n portal tendria las caracterfsticas de estasis y los 6rganos involucrados, una con gesti6n pas iva cronica como la que se observa en 1.1 insufi ciencia cardiaca congestiva. En esta no s610 aumenta 1.1 pre si6n venosa, sino que tam bien disminuye 1.1 velocidad circu laroria, cae 1.1 presi6n parcial de oxfgeno y aumenta 1.1 resis tencia arteriolar. Muy por el contrario, en lugar de estasis 1.1 hipertensi6n portal se caracteriza por una circulaci6n esplacnica hiperdinamica, en 1.1 que el tlujo sangufneo esta aumentado, 1.1 resistencia arteriolar disminuida y 1.1 sangre venosa arteria lizada (vease mas adelante ). EI aumento del flujo esplacnico ha side demostrado no s610 en modelos experimentales de hipertensi6n portal sino que puede deducirse de una simple observaci6n clinica: muchos enfermos mantienen un flujo en 1.1 vena porta practicamente normal 0 poco disminuido y .11 mismo tiempo un flujo colateral venoso bien desarrollado. Ello prueba que el tlujo arterial que llega .11 territorio esplacnico esta aumentado. Ala inversa, cualquier aumento sostenido del f1ujo portal con una resistencia venosa fija podria general' hipertensi6n portal. De este modo y por 1.1 teoria del hiperaflujo portal se explicanan aquellos sfndrornes vinculados a fistulas arterio venosas, congenitas 0 adquiridas, 0 secundarias a grandes esplenomegalias. Tampoco 1.1 comprobaci6n clfnica y experi mental avalan esta hipotesis. En primer lugar, el hfgado es ca ;:'.:Z Lie tolerar grandes incrementos del flujo portal sin modifi :,,: :" resistencia venosa y por ende 1.1 presi6n; yen segundo ::':5"r. e i volumen minuto cardiaco no puede aumentar 10 sufi c:e:,te c,'me para superar esta compliance hepatica. Vale decir qce ei :::cremento aislado del flujo portal es incapaz de elevar en ~orm;, sostenida 1.1 presion portal. En una revisi6n biblio gnificJ lie risnilas arterioportales, se pudo comprobar que el smcromc de hipertension portal se desarrollaba en aquellos enferrnos que adernas de 1.1 fistula tenfan un aumento de 1.1 resistencia venosa en alguna parte del sistema (Alvarez Rodri guez J. 198-1- I. Como conclusion, es evidente que ambos Iac teres. resistencia venosa y flujo portal, deben elevarse para que el enfermo tcnga hipertension portal. La secuencia de acontecimientos parecerfa ser 1.1 siguien te: cuando la enfermedad provoca un bloqueo de In. circula ci6n venosa, como sucede en hepatopatfas cr6nicas 0 trombo sis de 1.1 porta, el aumento de resistencia .11 flujo portal deter mina una elevaci6n de Ia presi6n venosa. Dentro de ciertos lfrnites, las modificaciones de esta no traen mayores conse cuencias. Sin embargo, cuando el gradiente de presi6n porto cava supera los lOmm Hg aparece un fen6meno nuevo, que es 1.1 circulacion colateral portosistemica. Este fen6meno tiene una enorme trascendencia pues perpetiia y agrava el sindrome de hipertensi6n portal. EI desvfo de sangre portal a traves de una red colateral permite el aurnento en 1.1 circulaci6n sisternica de sustancias vasodilatadoras que no son inactivadas por los hepatocitos. La vasodilataci6n resultante incrementa 1.1 retenci6n de agua y sodio, provoca expansi6n del volumen plasmatico y a partir de entonces un aumento del volumen minuto cardiaco. Este cuadro de hiperdinamia circulatoria cierra el circulo, al pro vocal' un mayor influjo arterial en el territorio portal can au mento de la presi6n (Bosch J, 1992). En las hipertensiones portales pOI' hiperaflujo, probable mente 1.1 secuencia sea otra, ya que el primer fen6meno que se observa es un aumento del tlujo portal a traves de una 0 varias fistulas artcriovcnosas. El hiperaflujo por sf solo es incapaz de general' una hipertensi6n portal sostenida ni tampoco hiperdinamia circulatoria, ya que el hfgado actua como un verdadero buffer. Sin embargo, cuando a expensas de este hiperaflujo seproducen lesiones vasculares en venas y sinusoides hcpaticos, el aumento de ].1 resistencia a 1.1 circula ci6n portal eleva 1.1 presion venosa y fuerza el desarrollo de circulaci6n colateral portosisternica. A partir de entonces es tan dad as las condiciones para que el smdrome se perpenie. Dada 1.1 irnportancia que tiene el aumento del flujo portal como mecanismo patogenico, en 1.1 actualidad se investigan intensamente aquellos factores que podrfan vincularse con esta hiperemia activa del territorio esplacnico, Entre ellos se men cionan: factores hurnorales, alteraciones de 1.1 reactividad vas cular. factores neurogenicos y aumento de 1.1 sfntesis de vasodi latadores end6genos (Mastai R 1993). Entre las sustancias humorales con actividad vasodilatadora se hallan el glucagon, las prostaciclinas, 1.1 sustancia P, el peptide intestinal vasoactivo y el peptide relacionado con la calcitonina. De todos ellos, tal vez el glucag6n sea el mas im portante, ya que trabajos experimentales y clinicos han de mostrado 1.1 asociaci6n de hiperglucagonemia con hipertensi6n portal e hiperdinamia circulatoria. De igual modo, 1.1 inhibi ci6n farrnacologica de esta hormona en el plasma es capaz de reducir significativamente, aunque no en forma total, el flujo sangufneo portal. La existencia de una alteracion en 1.1 reactividad vascular. con disminucion de 1.1 respuesta a vasoconstrictores end6genos y exogenos, es otro fen6meno demostrado en rnodelos experi mentales de hipertensi6n portal. Parece incluso que esta res puesta estaria vinculada con 1.1 hiperglucagonernia, pues 1.1 administracion de glucag6n reproduce las alteraciones obser vadas en los modelos experimentales. Los factores neurogenicos puros han sido proporcional mente menos investigados, pero evidencias de laboratorio muestran que es factible au mental' 1.1 resistencia vascular sisternica, en modelos de hipertensi6n portal intrahepatica y extrahepatica, mediante 1.1 destrucci6n de neuronas sensoria les perifericas con reduccion de peptidos vasodilatadores. POI' ultimo existen pruebas de que en las alteraciones del 493 37. HIGADO tono vascular interviene una sintesis aumentada de vasodilata dores endogenos, De elIos el mas importante y novedoso es el oxide nftrico, tambien conocido como factor relajante del endotelio, Esta sustancia se origina en las celulas endoteliales a partir de la L-arginina por la accion de enzimas oxido nitrico sintetasas. Su difusion al musculo liso convierte el ATP en AMP cfclico, que es el verdadero factor vasodilatador. La in hibicion de la sfntesis de oxido nftrico mediante agonistas de la L-arginina, como la nitro L-arginina, reduce el volumen minuto cardiaco, aumenta la presi6n arterial y la resistencia vascular sisternica en ani males con ligadura extrahepatica de la vena porta. EI oxido nitrico acnia no s610 como vasodilatador, sino que parece intervenir en las alteraciones de la reactividad vascular detectadas en estos modelos de hipertensi6n portal, EI pretratamiento con agonistas de la L-arginina restablece la respuesta vasoconstricrora a sustancias a-adrenergicas como la metoxamina. No se conocen todavia los mecanismos que determinan el aumento de la sintesis de oxide nftrico en la hipertension por tal, pero entre las hipotesis se postula una inducci6n de las enzimas 6xido nitrico-sintetasas por la acci6n de endotoxinas o citoquinas circulantes. En conclusion. son diversos los facto res patogenicos res pons abies de las alteraciones hernodinamicas observadas en la hipertensi6n portal. Su importancia relativa y la vincula ci6n entre sf son aiin motivo de controversia y deben ser acla rados en investigaciones futuras. Fisiopatologia. En el sfndrome de hipertensi6n portal se observan alteraciones fisiopatol6gicas que son comunes a to dos los pacientes y otras que son propias 0 predominan en determinadas etiologfas 0 niveles donde se obstruye el flujo portal. Entre las primeras se hallan el desarrollo de circula ci6n colateral y varices, las modificaciones de la circulacion hepatica y la hiperdinamia circulatoria. Entre las segundas, la gastropatfa de la hipertension portal, la esplenomegalia y el hiperesplenismo, la ascitis y la encefalopatia portosistemica. Circulacion colaterai portosistemica y desarrollo de varices. Esta circulacion comprende todas las vias accesorias de retorno venoso a la auricula derecha, que se desarrollan proximales al sitio de obstruccion portal. A tal efecto se ponen en funcionamiento los circuitos vasculares donde normal mente se comunican el territorio portal y la circulacion cava (venas gastroesofagicas y venas hemorroidales superiores), asf como se reabren anastomosis venosas embrionarias (por ejernplo: vena umbilical) y se establecen multiples colaterales entre los organos abdominales que estan en contacto con el retroperito neo 0 crean adherencias int1amatorias 0 posquinirgicas can las paredes del abdomen. La ausencia de valvulas venosas en el territorio portal favorece Ia inversi6n del flujo sanguineo, que va de un sistema de alta presion a otro de baja presion. Como resultado, las venas comprometidas se dilatan y vuel yen tortuosas transforrnandose en varices. EI conjunto de es tas varices puede transportar un volumen de sangre muy supe rior al que normalmente fluye por la vena porta. En conse cuencia, desde el punto de vista fisiol6gico, buena parte del retorno venoso gastrointestinal y esplenopancreatico escapa al procesamiento del higado y se pone en contacto directo con la circulacion general. Ello provoca alteraciones metab61icas (hiperamoniemia, hiperglucagonemia, disminuci6n de la rela cion insulina/glucag6n, neoglucogenosis hepatica) y clinicas (encefalopatfa portosistemica) similares a las observadas en la insuficiencia hepatica aun euando el higado es basicamente sano. Por sus caracterfsticas hernodinamicas, este sistema venoso colateral es tarnbien un circuito de alta presi6n, que no s610es incapaz de reducir la presi6n portal sino que tiene un enorme significado clfnico por el peligro de ruptura y hemorragia, Los vasos de localizaci6n submucosa en el tubo digestivo son los mas expuestos a este riesgo y en particular los del tercio infe rior del es6fago y fundus gastrico. Se han descripto hemorra gias graves en otras localizaciones (venas hemorroidales, duodenales, colonicas, ostomfas quirurgicas, etc.), pero con menor frecuencia. La hemorragia varicosa se produce como resultado de una cornbinacion de factores, y la hip6tesis mas aceptada en la actualidad es que las varices se rompen en forma espontanea por un aumento de la tension parietal en sus paredes. El COI1 cepto de tensi6n parietal integra distintos factores responsa bles de la ruptura de una varice y explica la falta de correla ci6n lineal entre algunos de ellos y el riesgo de hemorragia. La siguiente formula, que surge de una modificacion de la ley de Laplace. expresa la tension parietal: TP = PT x r/e donde: TP es tension parietal; PT, el gradiente de presi6n transmural (presion intravascular - presion extravascular); r, el radio del vaso y e, el espesor de la pared. Como se observa, la tension parietal es directamente pro porcional a la presion transmural y al radio del vaso, e inversa mente proporcional al espesor de su pared. Ello explica que cuanto mayor es el tamafio de una varice, mas delgada su pa red y mayor la presi6n intraluminal, el riesgo de ruptura es pontanea aumente. Sin embargo, aunque estos factores son factores de riesgo independientes, el resultado final surge de una cornbinacion de elIos. Asi, por ejemplo, las varices Ioca lizadas en el retroperitoneo 0 los mesos, a pesar de su tamafio o presion intraluminal, tienen pocas probabilidades de hemo rragia, ya que el tejido conectivo que las rodea neutralizala presion transmural y reduce la tension parietal en sus paredes. Por el contrario, varices submucosas, cuyas paredes adelga zadas se hallan en contacto con la Juz del es6fago, pueden sangrar con presiones intraluminales relativamente bajas, Otras hip6tesis sobre Iactores respons abies de la hemorra gia por varices del es6fago, como la erosion inflamatoria por esofagitis 0 el traurnatismo de la mucosa esofagica, han perdi do valor en la actualidad. En consecuencia no se iustifica el temor a colocar una sonda nasogastrica 0 efectuar"un estudio endosc6pico en cualquier enfermo con diagnostico de varices esofagicas, Modificaciones de fa circulacion hepatica. En condicio nes normales el higado recibe del 65 al 70 % de su aporte sanguineo por la vena porta y el resto par la arteria hepatica, Existe una relaci6n entre ambos circuitos vascu!ares, de mode tal que la disminucion del flujo sanguinec en uno de ellos es compensado por un aumento en el otro. Este fen6meno es muy evidente en la arteria hepatica, cuyo flujo se incrementa en forma considerable ante la reducci6n experimental 0 clfnica del flujo portal. Lo inverso, sin embargo, tiene escasa reper cusion fisiologica, En los enfermos con hipertensi6n portal el bloqueo de la circulacion venosa provoca una reducci6n va riable del flujo portohepatico. La preservaci6n en algunos pa cientes del flujo hepatico total (flujo portal + flujo arterial) es una prueba de que esta operando este mecanismo compensador por la arteria hepatica. Cuando existe anulacion 0 inversion del flujo portal, el higado se encuentra practicamente arteria lizado. 494 SECCION VI. ABDOMEN EI nivel topografico de la obstruccion venosa portal es otro factor condicionante del tipo de irrigaci6n que recibe el higa do. En las obstrucciones intrahepaticas 0 suprahepaticas, el higado se transforma en un sitio de resistencia vascular au mentada y el flujo portal no tiene otra via de escape que la circulacion colateral portal sistemica. En su maxima expre sian este fenomeno resulta en anulaci6n 0 inversi6n del i1ujo portal. POI' el contrario, cuando el bloqueo venoso es prehe patico (pOI' ejemplo: trornbosis portal), la resistencia vascular dentro del higado no aumenta y parte del flujo portal alcanza la glandula a traves de la circulacion colateral alrededor de la obstruccion (venas porta accesorias). EI significado fisiopato logico de csta diferencia es importanre, ya que la sangre portal provee no s610 volumen sangumeo sino sustancias hepato troficas para el normal funcionamiento hepatico. La resistencia al flujo portal en el higado cirr6tico tiene dos componentes: uno fijo y el otro variable. EI primero esta determinado par el dep6sito de colageno que atrapa las es tructuras vasculares y el segundo, 0 componente activo, por una altcraci6n en la reactividad vascular a los vasoconstrictores endogenos, A diferencia de 10 que sucede en el resto de la circulacion, que tiene una respuesta vasoconstrictora dismi nuida a las sustancias o-adrenergicas, dentro del hfgado la res puesta esta aumentada. Este fenorneno parece vinculado con un deficit en la produccion hepatica de oxide nitrico, ya que ei bloqueo de este mediante la nitro L-arginina reproduce la ob scrvacion en un higado normal. EI oxide nftrico es un verda dero regulador de la resistencia vascular intrahepatica y su deficiencia en el hfgado cirrotico parece ser una de las causas mas importantes del aumento del tono vascular en ese organo. Hiperdinamia circulatoria. Es un cuadro hernodinarnico que tiene como caracteristica fundamental el aumento del vo lumen minuto cardfaco. En las hepatopatfas cronicas, y parti cularmcntc en la cirrosis hepatica, este fenomeno fue descu bierto hace .muchos afios, aunque solo recientemente se ha re conocido su irnportancia en el sindrorne de hipertensi6n por tal. En la actualidad se sabe que la circulacion hiperdinamica afecta a los pacientes con hipertension portal de naturaleza intrahepatica 0 extrahepatica, y que este fenomeno a nivel esplacnico es un componente fundamental en la patogenia del sfndromc. La hiperdinamia circulatoria produce modificaciones en la fisiologfa de diferentes organos y sistemas. que configuran una falla multiorganica cronica. Sus expresiones mas relevan tes se observan en la circulacion periferica, esplacnica, pulmo nar y renal. En la circulacion periferica el hallazgo mas caracterfstico es una cafda del tono vascular. Se entiende por tono vascular la relacion entre el Indice cardfaco (volumen minuto/m-) y la resistencia periferica (fig. 37-17) (Siegel J, 1968). Esta rcla cion expresa con mayor fidelidad la vasodilatacion propia de los pacientes, a pesar de las variaciones observadas en los va lores absolutos del volumen minuto cardfaco y la resistencia periferica. Asi, por ejemplo, en los pacientes con hipertension portal por cirrosis hepatica, una de las entidades mas estudia das, para cualquier nivel de flujo 0 volumen minuto la res is tencia periferica es inferior a la registrada en individuos nor males. POI' 10tanto, el tono vascular es proporcionalmente siem pre bajo. En la circulacion esplacnica, esta disminucion del tono vascular condiciona un mayor ingreso de t1ujo arterial, que, como se menciono anteriormente, es el factor patogenico que mantiene elevada la presi6n portal una vez desarrolladas las colaterales portosisternicas. A nivel pulmonar, la circulaci6n hiperdinamica altera la relacion ventilaci6n/perfusi6n y es cau sa de hipoxemia. En el ririon, el efecto neto es una retcncion 10 9 B :§ c; ~ o .'" o D 1,0 ~: ~ Fig. 37-17. Tono vascular. Evalua:: i SNS :' i I 1 . : -{ - - I I I 0.1 I i ci6n preoperatoria (cfrculo hueco) y postoperatoria (cfrculo lIeno) de pa cientes cirr6ticos sornetidos a un shunt esplenorrenal distal. Todos cllos se agrupan en una pendiente de tono vascular inferior a la normal y similar a la del shock septico. SNS trazado prornedio de pacientes en shock no septico. N: trazado prorne I j ii, g & i , J iii i ,1 3 6. 5 6 7 8 91(', 2 4 5 6 7 8 9 10 dio de sujetos normalcs. SS: traza v 10' ) ( X 101 ) do promedio de pacicntes en shock Resisleneia periferiea total d/n-seq-cm" septico. I -~ ) 37. HIGADO 495 de sodio y agua con expansi6n del volumen plasmatico, Las modificaciones del flujo intrarrenal en pacientes con ascitis podrfan explicar, asimismo, el llarnado sfndrome hepatorrenal. Otra variable fisiol6gica que se encuentra alterada, parti cularmente en la cirrosis con hipertensi6n portal, es el trans porte de oxigeno a nivel tisular. Este parametro puede eva luarse en forma grafica relacionando el consumo de oxigeno por minuto con el mdice cardiaco. Esta relaci6n se conoce como transporte efectivo de oxfgeno y expresa los mililitros de oxi geno que llegan a los tejidos por Iitro de volumen minuto (fig. 37-18). En este nomograma, los enfermos que antes se agru paban en una pendiente de tono vascular muy similar se dis persan, comprobandose que aquellos con fndice cardiaco mas alto muestran un deterioro en el trans porte de oxfgeno similar al observado en la sepsis. En ellos el consumo de oxigeno es bajo en relaci6n con el volumen minuto, y por las caractensti cas horizontales de la curva, mas independiente del flujo que en los pacientes normodinamicos, Expresado de otra manera, esta alteraci6n fisiopatol6gica Ie quita efectividad al aumento del volumen minuto como mecanismo compensador para incrementar el consumo de oxtgeno. Tambien se ha demostrado, mediante el estudio de las cur vas de funci6n ventricular, que muchos enfermos con hepa topatia cr6nica e hipertensi6n portal tienen alteraciones de la contractilidad miocardica, Este fenomeno prueba la existen cia de unareserva cardiovascular disminuida y puede afectar incluso a pacientes con volumen minuto elevado. En conclu sion, las alteraciones hernodinarnicas observadas en la hipertensi6n portal, mas atin en la cirrosis hepatica, hacen que estos enfermos sean dob!emente susceptibles: a nive! periferico y a nivel central. A nivel periferico, cuanto mayor es la vasodi latacion, mas compromiso hay en el transporte de oxigeno y disfunci6n organica, A nivel central, cuanto mas elevado es el 10 9 8 7 6 • o· 88 9 9 ~o volumen minuto, menor reserva cardiovascular tiene el paciente para adaptarse a situaciones de estres. Como se comprende estos fenomenos estan vinculados, pues la respuesta hiperdi namica cardfaca para mantener la homeostasis debe ser mayor en los enfermos con tono vascular mas bajo. Gastropatia de la hipertension portal. Durante anos, di versas lesiones de la mucosa gastrica en enfermos con hiper tensi6n portal y hemorragia digestiva fueron clasificadas bajo el rotulo de gastritis. En la actualidad se sabe que la mucosa del tubo digestivo, cuyo drenaje venoso es tributario de la vena porta, sufre alteraciones morfologicas y funcionales en enfer mos con hipertension portal. Si bien este fenomeno puede afec tar tanto al estomago como al intestino delgado y al colon, su repercusion en el est6mago es la de mayor importancia clfni ca. Predomina en los pacientes con cirrosis hepatica y en aque llos tratados con esclerosis endoscopies de varices esofagicas. Estos enfermos tienen una alteraci6n muy particular de la mucosa, cuya patogenia no es inflamatoria sino vinculada a la hipertensi6n venosa y la hiperemia esplacnica. Se produce una modificacion estructural en los vasos de la mucosa y submucosa gastrica caracterizada por la aparici6n de ectasias vasculares. Estas predominan en las venas submucosas y pue den comprometer tambien a los capilares mucosos, En este ultimo caso las ectasias vasculares son muy superficiales y se hallan en fntimo contacto con la luz del est6mago. Se rnodifi ca el aspecto macrosc6pico de la mucosa gastrica (ver Esofagogastroduodenoscopia) y los cortes histol6gicos mues tran correlaci6n entre estas lesiones y las ectasias capilares mucosas. Desde el punto de vista funcional se ha descripto una cai da de la saturaci6n de oxfgeno en la mucosa gastric a, disminu ci6n de la secreci6n acida, disminuci6n de la respuesta secretoria a la pentagastrina, hipergastrinemia, hipopepsino- Fig. 37-18. Transporte efectivo de oxigeno. Evaiuacidn preoperatoria (cfrculo hueco) y postoperatoria (circulo Ileno) de pacicntes cirroticos sometidos a un shunt esplenorrenal distal. En el periodo postoperatorio se comprueba un deterioro en el transporte de oxigeno, que se mani fiesta par el desplazamicnto de [0 dos los enfermos a una posicion me nos ventajosa. A mayor hiperdinamia circulatoria, mayor alteracion, que en algunos casas supera el promedio registrado en las enferrnos can shock septico. 55: trazado promedio de pacientes en shock septicc. N: traza do promedio de sujetos normales. 20 30 40 50 60 70 80901 00 200 300 SNS: trazado promedio de enfermos Consumo de oXigeno ml/min/m' en shock no septico. SECCION VI. ABDOMEN496 genemia tipo I, caida de la di ferencia de potencial mucoso gastrico y aumento de la sensibilidad de la mucosa a sustan cias gastroagresivas como el alcohol, la aspirina 0 los acidos biliares. Algunos auto res han teorizado que en estos enfermos existe una verdadera isquemia mucosa, vinculando las observacio nes anteriores con el aspecto histol6gico de los vasos en un modele experimental de hipertension portal prehepatica par ligadura parcial de la vena porta (Tarnawski A, 1988). La de mostracion de capilares mucosos y venulas colectoras con su luz reducida por celulas endoteliales prominentes, arteriolas subrnucosas con paredes engrosadas por proliferacion endotelial y adventicial y venas submucosas arterializadas die ron la base para esa hipotesis. La aparente contradiccion entre estas observaciones, las ectasias vasculares descriptas y el hiperflujo caracterfstico de los organos esplacnicos en la hipertension portal puede explicarse mediante un estudio sccuencial que contemple sirnultaneamente los cambios hemcdinamicos y su repercusion histologica en los vasos gastricos (Albillos A, 1992). En un comienzo, cuando se liga la vena porta y aumenta la presion venosa por mayor resisten cia vascular (etapa hipodinamica de congestion pasiva), los vasos primero se dilatan con adelgazamiento parietal y luego, como resultado del aumento de la presion perc no del flujo, las paredes vasculares se engruesan (etapa en que fueron eva luadas por Tarnawski y col.). A continuacion, una vez desa rrollado el sfndrome hiperdinarnico con aumento del flujo y disminucion de la resistencia vascular gastrica (etapa hiper dinarnica de congestion activa), las paredes vasculares nueva mente se adelgazan y se vuelven significativamente mas finas que en el animal control. Es decir que el engrosamiento de las paredes vasculares y la reduccion de la luz en los capilares mucosos no son mas que una observacion correcta pero en un perfodo temprano en el desarrollo del sfndrome de hipertension portal. Respecto de la existencia 0 no de isquemia mucosa, los registros de flujo en la etapa hiperdinamica revelan un flujo mucoso aumenta do, al menos en la cara basal de la mucosa, 10cual invalidaria la hip6tesis isquemica. No obstante, el flujo a traves de la mucosa podria estar alterado por la existencia de edema 0 cortocircuitos, capaces de perturbar la difusi6n de oxfgeno 0 desviar el flujo sangufneo a otras areas de la pared gastrica, Esplenomegalia e hiperesplenismo. En los enfermos con hipertension portal es frecuente observar la existencia de esplenomegalia y manifestaciones de hiperfuncion esplenica. Este cuadro predomina en las hipertensiones portales vincula das con diversas esplenopatfas, en los bloqueos presinusoidales extrahepaticos, en la esquistosomiasis y en la cirrosis. El agrandamiento del bazo fue inicialmente atribuido a la hipertcnsion venosa portal y rotulado como una esplenomegalia congesti va. Sin embargo, se ha demostrado que el aumento de ia resistencia venosa es insuficiente como mecanismo pato gcnico en ausencia de un aumento del t1ujo arterial esplenico. :\18.5 aun, el tamafio del bazo esta relacionado con el calibre de la arteria esplenica y la magnitud de su flujo, y no con la pre sion portal. Sabre la base de trabajos experimentales, se considera que In causa principal de esplenomegalia en estos pacientes es una activacion inrnunologica con hiperplasia reticuloendotelial y linfocitaria (Dumont A, 1975). EI crecimiento del bazo serfa la respuesta a una mayor demanda de su funci6n especffica y el aumento del flujo esplenico, la consecuencia que acornpafia a esle Ienorneno. Se ha demostrado tambien que en los bazos con esplenomegalia existen multiples fistulas arteriovenosas de calibre muy superior a las encontradas en condiciones nor males. Su funcionamiento condicionaria no solo la arterializa ci6n de la sangre en la vena esplenica, sino que podrfa aumen tar la presion en las radfculas venosas y sinusoides esplenicos favoreciendo la esplenomegalia. De este modo, un mecanis mo vascular de hipert1ujo y no de estasis contribuirfa al agran damiento del bazo. Si bien no existe una correlacion lineal entre tamano del bazo e hiperfuncion, los pacientes con esplenomegalia suelen presentar disminuci6n en el recuento de globules rojos, leucocitos 0 plaquetas. El hiperesplenismo puede comprorneter a todos los elementos sangufneos 0 solo a parte de ellos. Ascitis y encefalopatia portosistemica. Como la asci tis y la encefalopatfa portosisternica son manifestaciones clmicas que seobservan no s610 en el sfndrome de hipertension portal, sino que forman parte del cuadro que caracteriza a la insufi ciencia hepatica, las alteraciones fisiopatologicas involucradas seran descriptas en ese apartado. Sin embargo es conveniente puntualizar que esos fen6menos predominan en determinados tipos de hipertension portal, y que dependen mas del nivel de obstruccion vascular que de la etiologia del sfndrome. Asf, por ejemplo, la ascitis es caractcristica de la hipertensi6n sinusoidal hepatica; se observa en los bloqueos sinusoidales y postsinusoi dales y es mas acentuada cuanto mas distal es la obstrucci6n (por ejemplo: bloqueo cavo-suprahepatico 0 sindromc de Budd Chiari). No obstante, algunas condiciones como la trombosis aguda de la vena porta en pacientes con hepatopatfa cronica puede generar una asci tis marcada par el hrusco aumento de la presion capilar intestinal. La encefalopatfa portosistcmica cr6nica predomina en aquellos sfndromes de hipertensi6n portal cuya etiologfa es una afecci6n hepatocelular. Pero, cuando la circulaci6n cola teral es muy acentuada y desvfa la mayor parte del flujo por tal, es dable observar episodios de encefalopatfa portosisternica en pacientes sin enfermedad hepatica primaria. Diagnostlco. Presentacion clinica. EI diagnostico de hipertension portal puede efectuarse en diferentes situaciones clfnicas: a) Hipertension portal de urgencia: el enfermo consulta por una complicaci6n aguda de este sfndrome, que en la rnayoria de los casos es una hemorragia digestiva alta, en ocasiones un cuadro de encefalopatfa portosisternica 0 infeccion esponta nca de la ascitis y raramente un bloqueo suprahepatico agudo; b) Hipertension portal complicada en perfodo electivo: la consulta se realiza una vez superada la cornplicacion, 0 bien el paciente refiere antecedentes de hemorragia digestiva, ascitis, encefalopatfa, etcetera; c) Hipertensi6n portal no complicada: el diagnostico de hipertension portal surge en la evaluacion de un paciente que consulta por orros moti vos. La modalidad de estudio y la secuencia de procedirnientos diagn6sticos deben adecuarse a estas distintas situaciones. Anamnesis. EI interrogatorio y los datos epidemiologicos pueden orientar sobre la enfermedad de base. En pacientes adultos se deben pesquisar los factores de riesgo de hepatopatia cr6nica, particularmente los de cirrosis hepatica par su fre cuencia, como el consumo ahusivo de alcohol, la infcccion por virus B y el antecedente de hepatitis 0 historia familiar de hepatopatfa. EI lugar de procedencia permite sospechar algu nas formas de hepatopatfa cronica no cirrotica, como la esclerosis hepatoportal en enfermos del Extremo Oriente, 0 la esquistosomiasis en aquellos que provienen de zonas endemi cas como el Brasil. Los pacientes sometidos a radioterapia 0 en traiamiento con diversas drogas como citostaticos, inmuno -------------------------------.~ 37. HIGADO 497 supresores, contraceptivos, etc., pueden tener como lesi6n sub yacente una enfermedad venoclusiva hepatica 0 una peliosis hepatica. En pacientes ictericos con antecedentes de cirugia biliar y postoperatorio complejo, con episodios de colestasis y coiangitis, se debe descartar una cirrosis biliar secundaria. En nines y aclolescentes, si bien existen divcrsas causas de hepa topatia cronica, la primera lesi6n para investigar es la tromho sis de la vena porta. Examen fisico. En el examcn ffsico los hallazgos mas ca racteristicos se encuentran en el abdomen: ascitis, hepatome galia, esplenomegalia y circulaci6n colateral. La ascitis es un fen6meno propio de los bloqueos venosos sinusoid ales y postsinusoidales, que se acentiia cuanto mas distal es el bloqueo (sindrome de Budd-Chiari) y que resulta excepcional en las obstrucciones prehepaticas 0 intrahepaticas presinusoidales. Ellfquido ascftico se caracteriza par una baja concentraci6n de protefnas « 1,5 g %) y el gradiente entre la albiimina serica y la albiimina de la ascitis es mayor de 1,1 g % en el 98 % de los casos. Esta baja concentraci6n de protcfnas reduce la capacidad de opsonizaci6n del liquido ascitico y fa vorece la peritonitis bacteriana espontanea. Como parte del smdrome ascftico-edematoso los enfermos pueden presentar edemas en miembros inferiores y oliguria. La ascitis es una manifestacion tardfa en la evoluci6n de la cirrosis hepatica, que revela una enfermedad avanzada 0 una descompensaci6n aguda. La aparici6n temprana de asci tis y hepatornegalia, a veces con esplenomegalia y circulaci6n co lateral, en un paciente joven sin antecedentes emilicos 0 de hepatitis, sugiere firmemente una obstrucci6n venosa supra hepatica. La existeneia de hepatomegalia 0 de rnodiflcaciones de las caracterfsticas semio16gicas del hfgado es un indicio de hepatopatia cr6nica y descarta las causas prehepaticas de hipertensi6n portal. Del mismo modo, el examen de la fun cion hepatocelular suele ser normal en los blo quco s presinusoidales extrahepaticos e intrahepaticos y con altera ciones variables en las obstrucciones sinusoidales y postsinusoidales. EI estudio de los factores de la coagulaci6n es otro indice sensible de alteraci6n de la funci6n hepatocftica (dcscenso de factores del complejo protrombmico). Desde el punta de vista clfnico. los pacientes se cIasifican en tres estadios segun la reserva funcional hepatica, definida por Child y Turcotte sobre la base de parametres clfnicos y bioquimicos (tabla 37-4): A= reserva funcional buena; C= mala; y B= intermedia entre A y C. Debido a que en determi- Tabla 37-4. Clasifieaci6n de Child modifieada por Campbell. Estadio A: 5-8 puntos. Estadio B: 9 a 11 puntos, Estadio C: 12 a 15 puntos A (1) B (2) C (3) Bilirrubina < 2,0 2,0-3,0 > 3.0 (mgll) Altnimina > 3,5 3,0-3,5 < 3,0 (gil) Ascitis No Controlable Mal controlabJe EPS No Leve Grave Estado Excelente Bueno Malo nutricional nados casos un paciente puede tener criterios en diferentes estadios, 10cual dificulta su c1asificaci6n, otros autores modi ficaron la c1asificaci6n original agregando el puntaje de 1 a todos los item del estadio A, 2 al B y 3 al C; considerando estadio A= 5 a 8 puntos, B= 9 a I I puntos, y C= 12 a 15 pun tos. Por ultimo, hay quienes reemplazan el estado nutricional por la concentracion de protrombina, que es un criterio mas objetivo (A= >70 %; B= 50-70 %; C= <50 %). La c1asificaci6n de los pacientes de acuerdo con los esta dios de Child 0 sus modificaciones se ha utilizado para prede cir la mortalidad luego de episodios hemorragicos 0 interven ciones quinirgicas, asi como la supervivencia despues de dife rentcs opciones terapeuticas. La esplenomegalia puede observarse en todos los tipos de hipertensi6n portal, peru predomina en los bloqueos prehepati cos y en algunas hepatopatias cr6nicas como la esquistoso miasis y la fibrosis hepatica no cirr6tica. En el sindrome de Budd-Chiari se comprueba en el 50 % de los casos y es de rara observaci6n en la enfermedad venoclusiva. El hiperesplenismo no se correlaciona necesariamente con cI tamafio del bazo y se exterioriza par reducci6n en el recuento de plaquetas, leucocitos y hematies. Por ultimo, la circulacion colateral es tal vez el signa c!i nico mas especffico de hipertensi6n portal. Puede observarse en la pared del abdomen y t6rax como venas subcutaneas dila tadas, configurando dos patrones diferentcs: porto-cava y cave cava. Este ultimo indica la coexistencia de hipertensi6n cava asociada y puede verse en algunas cirrosis que producen com presi6n retrohepatica de la vena cava yen el sfndrorne de Budd Chiari por obstrucci6n cava. La circulacion colateral portoepi gastrica por permeabilizaci6n de la vena umbilical se observa en forma de venas dilatadas alrededor del ombligo y se cono ce comosindrome de Cruveilhier-Baumgarten. La confirmaci6n, clasificaci6n y etiologia del sindrome de hipcrtensi6n portal requieren de una serie de estudios auxilia res de diagn6stico, invasivos y no invasivos, cuya indicacion depende de la oportunidad y situaci6n clfnica en que es visto el paciente. Esofagogastroduodenoscopia. Es el primer estudio diag n6stico en el enfermo con una hemorragia digestiva 0 que es visto en el perfodo posthernorragico inmediato, La comproba cion de varices en el es6fago y estornago 0 bien de signos de gastropatia hipertensiva confirma el diagn6stico de hiperten sion portal, aunque no necesariamente el origen de la hemo rragia. Con frecuencia, el primer indicio de hipertension por tal en un paciente surge como resultado del estudio endosc6pico de urgencia por hemorragia digestiva alta. Varices esofdgicas. Existen diferentes clasificaciones endosc6picas de las varices esofagicas de acuerdo con su ta mafic (pequefias, medianas y grandes) y sus caracteristicas (for ma, color,ubicaci6n y alteraciones parietales). En Ia actuali dad se considera que los elementos mas importantes desde el punto de vista clfnico son el tamano y las alteraciones parietales (Pagliaro L, 1996). En esle sentido conviene simplificar el tarnafio: en varices pequeiias, aquellas que ocupan menos de la tercera parte de la luz del esofago, y grandes, las que ocu pan mas de un tercio de la luz del es6fago; asf como referir de sus caracterfsticas s610 1a presencia 0 ausencia de signos ro jos. Estos iiltimos son lesiones de aspecto variado (estrias, puntos rojo cereza, puntos hematoquisticos) que se observan en la superficie de una varice y que representan dilataciones capilares llenas de sangre, como "varices en la superficie de una varice". El tamafio de las varices y la presencia de signos rojos 498 SECCION VI. ABDOMEN tienen valor independiente como factores pron6sticos de la probabilidad de hernorragia. Sobre la base de estudios prospectivos que relacionaron el tamafio de las varices con el riesgo de hemorragia, se estima que tienen probabilidad de sangrar el 11 % de las varices pequetias, e! 23 % de las media nas y el 33 % de las grandes (Rector Jr.W, 1985). De igual modo, la probabilidad de sangrar de una varice can estigmas rojos oscila del 33 % al 80 % de los casos, y sin ellos, del 20 % al 25 % (Hoefs J, 1990). La asociacion de estos factores potcncia el riesgo de sangrado. Varices gdstricas. Existen asimismo diferentes clasifica ciones de varices gastricas, aunque la diferenciacion mas im portante es en: varices esofagogastricas, aquellas que tienen continuidad anatomica con las varices esofagicas y se proyec tan en el fundus 0 la curvatura menor del estomago; y varices gdstricas propiamente dichas, que no tienen continuidad con las esofagicas 0 existen en ausencia de estas, Algunas clasifi caciones incluyen la presencia 0 ausencia de signos rojos en la superficie de las varices y diferenciaciones morfol6gicas como varices enormes, seudotumorales 0 en racimo de uvas, y varices mas pequefias, nodulares 0 que s610se ven al insuflar el esto mago. Si bien es 16gico pensar que el mecanismo de ruptura de las varices gastricas es similar al aceptado para el esofago, no .sc ha demostrado una relacion tan estrecha entre las caracte rfsticas morfologicas de las varices gastricas y la probabilidad de hemorragia. Gastropatia asociada a la hipertension portal. El patr6n endoscopico de las lesiones mucosas gastricas es el otro ele mento de valor diagnostico en el sfndrome de hipertension portal. Se diferencian: una forma leve, caracterizada por eriterna mucoso difuso 0 el lIamado aspecto en mosaico, debido a la presencia de una trama reticular blanca que rodea zonas eritematosas; y una forma grave, con puntos rojos no confluen tes (de 1 a 5 mm de diarnetro) y microhemorragias. Esta le sion tan particular de la mucosa gastrica se observa por 10ge neral en asociacion con varices esofagicas, aunque sin embar go un 15 % de los cirroticos tienen patente en mosaico sin presentar varices. Endoscopia en el episodio hemorrdgico. En los enfermos con hipertension portal, y mas aun en aquellos con cirrosis hepatica, la hemorragia digestiva alta puede tener diversos origenes: varices esofagicas, varices gastricas, gastropana hipertensiva, gastritis erosiva, ulcera peptica, sfndrome de Mallory-Weiss, etc. La endoscopia intrahemorragica 0 inme diatamente despues de la hemorragia es fundamental para es tablecer el diagnostico, La sensibilidad del estudio decae signi ficati vamente mas alla de las 12 a 24 horas del episodio hemo rrazico. ~El origen de la hemorragia digestiva se atribuye a las varices en las siguientes circunstancias: a) Hemorragia activa: obser vacion del sangrado proveniente de una varice. En el caso par ticular de las varices gastricas esta cornprobacion endoscopies cS muy dificil. b) Signos de hemorragia reciente: presencia de un coagula adherido sobre la varice, caso en el eual debe la varsc can un chorro de agua a traves del endoscopio y la extrusion de la intima por el desgarro en la varice (signo del pezon blanco). c) Presencia de varices en ausencia de otras lesiones: el diagnostico es de certeza cuando hay sangre en el est6mago ':/0 la endoscopia se efecuia dentro de las 24 horas. En conclusion, la esofagogastroduodenoscopia tiene valor diagn6stico y pronostico. Confirma la existencia de hiperten si6n portal as! como la etiologfa de la hemorragia digestiva alta y brinda elementos que permiten predecir la probabilidad de hemorragia por varices. Ecograjia. Es un estudio no invasivo, que puede aplicarse en cualquier situacion clfnica y con elevada sensibilidad y especifieidad para el diagnostico de hipertension portal. Ecografia del sistema venoso portal normal. Las estructu ras vasculares que se identifican en los estudios habituales del abdomen son las venas de mayor calibre, como la porta, la esplenica y la mesenterica superior. La vena porta tiene un diametro interne normal que oscila entre 9 y 14 mm y corre oblicuamente hacia arriba y ala derecha en el pedfculo hepa tico, entre la via biliar y la arteria hepatica por delante y la vena cava inferior por detras, La rama derecha de la vena por ta tiene un corto recorrido horizontal en el lobule hepatico derecho antes de dividirse en sus ramas anterior y posterior, mientras la rama izquierda cursa verticalmente por delante del 16bulo caudado, para luego dirigirse en sentido horizontal y anterior hacia el receso de Rex. Las ramas de segmentaci6n intrahepatica de la vena porta se diferencian de los vasos suprahepaticos, no s610 por su orientaci6n espacial, sino por la mayor ecogenicidad de sus paredes y la eompafifa de ramas arteriales y conductos biliares, particularmente cerca del hilio. El remanente de la vena umbilical 0 ligamento teres puede verse sonograficamente en cortes transversales y longitudinales como una estructura hiperecogenica que corre del extrema anterior de la vena porta izquierda hacia el ombligo. En el 30 % de las personas normales, la porcion intrahepatica de la vena umbilical tiene luz con un diametro interno de hasta 3 mm. De las colaterales de la vena porta, la vena coronaria es la que se ve con mayor frecuencia (hasta en el60 % de las personas). Debido a su recorrido hacia la cara anterior de la vena porta 0 eventualmente bacia la vena esplenica, los cortes longitudinales u oblicuos son los mas adecuados para visualizarla. EI diame tro ecografico interno de esta vena no deberfa exceder de los 5 mm en condiciones normales. La vena esplenica puede observarse en todo su recorrido desde el hilio del bazo hasta su union con la mesenterica supe rior para formar la vena porta. La porci6n proximal se estudia mejor en cortes subcostales 0 intercostalesizquierdos utili zando el bazo como ventana acustica, EI resto de la vena se observa en cortes horizontales 0 ligeramente oblicuos hacia arriba y ala izquierda en el epigastrio. El relleno gastrico con agua facilita en algunos casos la visualizacion de la vena. Las colaterales de la vena esplenica, incluida la vena mesenterica inferior, excepcionalmente se identifican por ecograffa. Por ultimo, la vena mesenterica superior sigue un recorrido verti cal oblicuo hacia la izquierda, que se continua con el tronco venoso portal. La union con la vena esplenica se efectua por detras del istmo del pancreas, despues de cruzar por delante del gancho pancreatico, En condiciones normales el calibre de las venas esplenica y mesenterica superior es inferior al del tronco de la vena por ta. De igual modo se comprueba una variacion del calibre de estos vasos con los movirnientos respiratorios, de tal manera que aumentan en la inspiracion y disminuyen en la espiraci6n. Ello se atribuye a que el diafragrna al descender comprime el higado y reduce el drenaje venoso suprahepatico. Ecografia Doppler. El desarrollo actual del Doppler pul sado permite la evaluacion de la serial Doppler y al mismo tiempo la imagen en tiempo real del vaso investigado (Duplex Doppler). De tal modo, no solo se determina la velocidad y direccion del flujo portal, sino que tomando en consideracion el diametro del vaso se obtiene el flujo de este. EI haz de 37. HIGADO 499 ultrasonido debe tener un angulo de incidencia respecto de la vena de 45-60°. EI flujo promedio normal de la vena porta es de 1000 ml/min, y para venas con un calibre de 4 a 10 mm existe un 10 a 15 % de error en las determinaciones. Can la ingesta y como respuesta fisiol6gica, el flujo portal aumenta a un valor aproximado de 1600 ml/min. La vena porta derecha recibe los dos tercios del flujo portal y la porta izquierda el tercio restante. La flujometria Doppler y el agregado del Doppler color proporcionan informaci6n cualitativa (presen cia, direcci6n, caracterfsticas) y cuantitativa (medici6n de tlu jo, fndice de congesti6n venosa portal, fndice de pulsatilidad arterial) de los vasos examinados. Ecografia en la hipertension portal. En el analisis eco grafico de estos pacientes tienen valor no s610 las modifica ciones observadas en los vasos, sino tambien los cambios es tructurales de 6rganos parenquimatosos como el hfgado y el bazo. EI calibre de las venas porta, esplenica y mesenterica su perior, si bien suele aumentaren los enfermos con hipertensi6n portal, no puede ser usado como criterio diagn6stico de exclu si6n. En el 50 % la vena porta no excede los 13 mm de diame tro. Mas min, hay pacientes con grandes esplenomegalias en quienes el calibre de la vena porta es superior a los 2 em sin la existcncia de colaterales portosisternicas. En los cuadros de hipertensi6n portal con esplenomegalia 0 flujo portal hepatofugo, la relaci6n de tarnafio entre la vena porta y la esplenica 0 rnesenterica superior suele invertirse, y la vena porta adquiere un calibre menor que estas iiltimas. Mas im portante que el calibre aislado de los vasos, es la perdida de la variaci6n de calibre con los movimientos respiratorios como resultado de la distensi6n e hipertensi6n vasculares. Este fe n6meno tiene una sensibilidad diagn6stica del 60 a 70 % en la experiencia del autor que 10describiera inicialmente (Bolondi L, 1993). La visualizaci6n de colaterales portosistemicas tiene una sensibilidad del 88 % Yes el signo ecografico mas especffico de hipertensi6n portal. De los sistemas colaterales, el de la vena coronaria con varices esofagogastricas en el epipl6n mayor es el observado mas frecuentemente (fig. 37-19). Utili zando el bazo como ventana acustica, pueden verse dilatacio nes de los vasos cortos y venas gastroepiploicas izquierdas entre la curvatura mayor gastrica y el hilio esplenico. De un modo similar, pueden detectarse venas tortuosas y dilatadas que corren de la curvatura mayor gastrica y del bazo al hilio renal (colaterales gastrorrenales 0 esplenorrenales) 0 para unir se con venas retroperitoneales que desembocan en la vena cava. En la pelvis y con rcllcno vesical se detectan colaterales tributarias de la vena mesenterica inferior que van a las venas hipogastricas 0 a la pared abdominal. Alrededor de la vena mesenterica superior, especial mente en su origen, se observan venas gastroepiploicas 0 paraduodenales dilatadas. Por ulti mo, la vena umbilical repermeabilizada con un diarnetro ma yor de 3 mm y extendiendose fuera del hfgado es otro sistema colateral, en este caso caracterfstico de hipertensi6n portal intrahepatica, El aspccto ecografico del hfgado tiene valor para ubicar topograficamente el origen de la hipertensi6n portal. En las hepatopatfas cr6nicas, como la cirrosis, es dable observar modificaciones del tamafio, irregularidad de la superficie y cambios en la ecoestructura, que orientan sobre la naturaleza intrahepatica de la lesi6n. Del mismo modo, la disminuci6n del calibre y la irregularidad de las venas hepaticas es un sig no precoz de hepatopatfa cr6nica. La existencia de tumores u otras lesiones en la cont1uencia cavosuprahepatica, la falta de Fig. 37-19. Ecografia de la vena coronaria. Corte longitudinal que muestra la vena coronaria de I em de diametro (1) desembocando en la vena esplenica (2). 3, Arteria esplenica; 4, varices en el epipl6n gastrohepatico. H, higado. visualizaci6n de las venas suprahepatic as mayores, la hipertrofia asimetrica del hfgado, asf como la gran hipertrofia del16bulo caudado comprimiendo la vena cava y la presencia de asci tis son muy sugestivas del sfndrome de Budd-Chiari. EI calibre de la arteria hepatica es otro signa indirecto de hepatopatia, pues como result ado de la arterializaci6n progre siva del higado supera el calibre de la arteria esplenica, excep to que exista esplenomegalia. EI aspecto y el tarnafio del bazo no tienen mayor sensibili dad y especificidad en el diagn6stico de hipertensi6n portal. Sin embargo, en presencia de una gran esplenomegalia, con vasos permeables y el hfgado de aspecto normal, debe descar tarse una hipertensi6n portal por hipertlujo. En las hiperten siones portales extrahepaticas el aspecto ecografico del higa do es normal y los hallazgos mas significativos deben buscar se en los vasos del sistema porta. En la trombosis portal, la imagen de la vena porta es reemplazada por numerosas cola terales en el pedfculo hcpatico (transformaci6n cavernomatosa) (fig. 37-20), Y se observan vcnas dilatadas del sistema porta accesorio, por ejemplo en la cara hepatica de la vesicula biliar (Frider B, 1989). En la trombosis esplenica, el proceso puede afectar parte 0 la totalidad de la vena y la ecografia pcrmite inferir el sitio de la obstrucci6n. La esplenomegalia es un ha llazgo frecuente, y la presencia de una vena coronaria dilatada significa que esta desemboca en la vena esplenica y no en Ja porta. La falta de visualizaci6n ecografica de la venas espleni ca, porta y mesenterica superior indica una trombosis venosa extensa del territorio portal, cuyas tributarias mayores son re emplazadas por innumerablcs colaterales portosisternicas. La flujometria Doppler, y mas aiin el Doppler color, han aumentado las posibilidades diagn6sticas de la ecografia con vencional. Entre los aspectos cualitativos del flujo portal brin dados por este estudio, se ha demostrado que el 1,8 % de los cirr6ticos tienen trombosis portal, el 4,4 % tromhosis parcial y e18% tlujo hepat6fugo (Bolondi L, 1993). Asimismo, el 50 % de los enfcrmos con hepatopatfa cronica presentan un flujo suprahepatico chato y turbulento, en vez del caracter oscilante trifasico normal. EI mapeo del abdomen con esta tecnica faci SECCION VL ABDOMEN 500 Fig. 37-20. Ecograffade una trombosis portal. El corte sabre el eje longitudinal del pedfculo hepatica muestra la vena porta proximal ala obs truccion t l : y '" reemplazo distal par numerosos vases colaterales (2). H, higado lita tambien la rdcntificacron de la circulacion colateral. De los paramctros cuantitativos, una velocidad del tlujo en la vena porta de l6 cm/seg diferencia a los individuos normales de cirroucos con un 88 % de sensibilidad y 97 % de especificidad. La velocidad del tlujo disminuye en proporci6n con el dete "1,:,,0 de la funci6n hepatica segun los grades de Child. Los p.:ientes con flujo hepat6peto tienen mas probabilidades de sangrar por varices que aquellos con tlujo hepat6fugo. Otro Indicc cuantitativo. el indio" de congestion portal (relaci6n entre Iii superficie de seccion de la vena porta y la velocidad del tlujo en dicho punto), mantiene una correlaci6n significa tiva con las presiones medidas par cateterismo suprahepatico, parametres chnicos (grados de Child) y endosc6picos (tarna no y aspecto de las varices). Estc parametro mejora la predic cion del sangrado precoz por estudios endosc6picos. Por ulti mo, el Indice de resistencia 0 pulsatilidad en la arteria mesenteries superior (diferencia entre la velocidad de tlujo sist6lico-diast6lico/velocidad de tlujo promedio), como me dida indirecta de la vasodilatacion arterial, esta reducido en los pacientes cirroticos y tiene correlaci6n significativa con los grados de Child. En la actualidad, las aplicaciones del eco-Doppler van mas alia de los aspectos puramente diagnosticos, como la evalua cion del efecto de drogas en el territorio portal, la evaluacion de shunts portosisternicos e investigaciones fisiopatologicas como la regulaci6n hormonal de la hiperemia esplacnica. Angiografia. La opacificaci6n radiokigica directa (csple noportograffa, portograffa transhepatica) 0 indirecta (espleno portograffa 0 mesentcricoportograffa de retorno) del arbol portal fue hasta hace pocos aries el procedimiento diagnosti co mas utilizado para investigar la anatornia de este sistema venoso. Can la incorporaci6n de metodos no invasivos, como la ecograffa, son muy seleccionados los enfermos que deben some terse a ese estudio. La esplenoportograffa es el procedimiento mas antiguo y consiste en la puncion percutanea del bazo y la inyecci6n de un bolo de material de contraste. De este modo se obtiene la opacificaci6n del eje esplenoportal y al mismo tiempo la pre sion de la pulpa esplenica, En 1a actualidad el estudio se ha practicamente abandonado por el riesgo de lesion del bazo. La portograffa transhepatica nunca se utilize en la evaluacion ini cial de enfermos con hipertensi6n portal, sino como parte de otros estudios diagnosticos (registros de presi6n) 0 terapeuti cos (embolizaci6n transhepatica de varices). La arteriograffa selectiva del tronco celfaco y la mesenterica superior, en la fase de retorno venoso, permite una visualizacion indirecta del sistema venoso portal sin los riesgos de la pun cion parenquimatosa. El valor diagnostico del estudio radica en la confirmacion de la existencia de hipertension portal, al demostrar colaterales portosistemicas y su topograffa, asf como en la evaluaci6n de la indemnidad del eje venoso portal y el descarte de las causas extrahepaticas de este sfndrome (figura 37-21). En ocasiones.Ia fuga de sangre portal a traves de cola terales da una falsa imagen de trombosis venosa por falta de reJleno vascular. La ecograffa Doppler es mas especffica en estos casos. La anatomfa precisa de las venas esplenica, mesenteries y porta es fundamental para la estrategia quinir gica cuando se proyecta realizar un shunt portosisternico. El estudio debe completarse con una cavograffa 0 cavosupra hepaticograffa. La ohservaci6n de una compresion retrohe patica de la vena cava y derivaciones cavocavas (por ejemplo: colaterales renoacigos) es un indicio de hipertensi6n cava aso ciada. La evaluacion del tlujo portal y su direccion mediante esta iecnica es s610 cualitativa (visualizaci6n de la vena porta y sus ramas de bifurcaci6n). Para ella el disparo del material de contraste debe hacerse selectivamente en la arteria esplenica o en la mesenterica superior, pues si se efectua en cl tronco celfaco. la vena porta podna llenarse por tlujo hepatofugo pro veniente de la arteria hepatica. Las imagenes del tiempo arterial esplacnico tienen valor como signa indirecto de hepatopatia (hipertrofia de la arteria hepatica, dis torsion, irregularidades en el calibre y aspecto espiralado de las ramas arteriales intrahepaticas en los enfer mas can cirrosis) y pueden revelar la cxistencia de una ffstula arterioportal. Como conclusion, la angiograffa debe utiJizarse como es tudio preoperatorio en los enfermos en quienes se va a efec tuar una derivacion portosistemica y en aquellos en que la ecograffa Doppler es insatisfactoria. Medida del gradiente de presion portohepdtico. El regis tro de la presion portal se ha obtenido por diversas tecnicas, directas e indirectas, todas elias invasivas (figura 37-22). Las mediciones directas requieren de la coJocaci6n de un caterer 0 - ---------- .1,7 HIGADO 501 Fig. 37-21. Esplenoportograffa de retorno en un pacierue con cirrosis hepatica e hipertcnsion portal. Se observa esplenornegalia (B); vena esplenica (E) y porta (P) permeables, as! como varices (V) dependientes de la vena corona ria estornaquica y vasos cortos 2 5 Fig. 37.22. Tecnicas para rnedir la presion en cl sistema portal. J. Catcrerizacion transyu gular de las venas suprahepriticas y vena por ta: 2. puncion percutanea de la vena porta; 3 cateterizacion de una vena mesenterica pOI laparotomfu: 4. cateterizacion de las vena, supraheparicas con una sondalbal6n por pun cion femoral; 5. punci6n esplcnica: 6. pun cion de una varice por endoscopia .....------~_.-------_._-_._-- 502 SECCION VI. ABDOMEN una aguja en la vena porta 0 alguna de sus ramas. La ausencia de valvulas en el territorio portal favorece que la presi6n re gistrada sea practicamente la misma en todo el sistema. Para ella se practica la punci6n percutanea de una rama intrahepatica de la vena porta 0 la cateterizaci6n intraoperatoria de una de sus venas tributarias. De igual modo, la presi6n en la pulpa esplenica obtenida por puncion del bazo es equivalente a la presi6n portal. La medici6n indirecta se obtiene par el cateterismo de las venas suprahepaticas y el registro de la pre sion enclavada 0 "wedge" suprahepatica (WHVP). Cateterismo de la venas suprahepaticas y registro de la presion portal. Es la tecnica mas difundida en la practica elf nica. La progresi6n de un cateter en las venas suprahepaticas hasta su detenci6n (posici6n de enclavamiento) crea una co lumna lfquida estatica por del ante que transmite la presion del sinusoide y es un fiel reflejo de la presion portal. De esta ma nera se registra el WHVP. EI retiro parcial del caterer. de modo que su extrema quede flotando en una vena suprahepatica, 0 bien en el caso de haber usado un cateter balon, desinflando este ultimo, se registra la presion suprahepatica Iibre (FHVP). La diferencia entre ambas 0 gradiente portohepatico (GPH) es el gradiente de presion que permite el flujo de la sangre portal a traves del higado, yen condiciones normales oscila entre 4 y 5mmHg. En la mayorfa de los trabajos clfnicos, euando se habla de presi6n portal, se menciona el valor del GPH, tambien llama do presi6n suprahepatica corregida. Es la presi6n de enclava miento suprahepatico en relaci6n con un valor 0 interno que es la FHVP. La ventaja de usar un valor de referencia 0 nivel 0 interne y no externo radica en eliminar las causas ajenas y variables que pueden modificar la presi6n portal, como la su ficiencia ventricular derecha, el aumento dela presi6n abdo minal por ascitis, etcetera. En los bloqueos postsinusoidales intrahepaticos se eleva la WHVP, y la FHVP es normal, de manera que aumenta el GPH. Cuando el bloqueo postsinusoidal es extrahepatico (al gunas formas de sfndrome de Budd-Chiari) resulta imposible registrar la presi6n portal mediante esta tecnica, En los blo queos presinusoidales, intrahepaticos 0 extrahepaticos, las pre siones suprahepaticas son normales. En determinadas hepato patfas. como las cirrosis de tipo viral, existen componentes presinusoidales y postsinusoidales de obstrucci6n al f1ujopor tal. En estos casos, la WHVP subestima la verdadera presion portal como resultado de los factores obstructivos presinu soidales. La medici6n del GPH mediante la punci6n percutanea de la vena porta y una rama venosa hepatica salva esta dificul tad. Si bien se considera que existe hipertensi6n portal euando el GPR se eleva por encima de los valores normales, el desa rrollo de circulacion colateral y la aparici6n de complicacio nes vinculadas con esta se observan cuando el GPR es igual 0 superior a 12 mmRg. Las indicaciones para registrar la presi6n portal en la prac tica clinica son controvertidas. En el paciente no complicado es un estudio probablemente innecesario fuera de protocolos clinicos de investigacion, No obstante, algunos autores consi deran que el GPH, al igual que otros parametres, como el gra do de Child 0 la tlujometrfa Doppler, puede mejorar el valor predicti vo de hemorragia que tiene la endoscopia. En el enfer mo con una cornplicacion aguda como la hemorragia por varices, 0 bien en perfodo electivo una vez superada la com plicaci6n, el esiudio resulta necesario antes de efectuar una derivaci6n portosistemica y euando se indican nuevos trata mientos farmacol6gicos. En el primer caso, el registro de la presion portal debe formar parte de la valoraci6n preoperatoria (medici6n de gradiente portocava) y en el segundo es la mejor forma de evaluar la efieacia de las drogas. De todos modos, frente a un enfermo con sospecha de hipertensi6n portal que no pueda confirmarse con la ecograffa y la endoscopia, el re gistro de la presi6n portal es definitive en este sentido. Biopsia hepatica. En los enfermos con hipertensi6n portal la biopsia hepatica tiene indicaci6n para descartar 0 tipificar una hepatopana subyacente. En consecuencia, y por ser un procedimiento invasivo, debe realizarse cuando se presume un bloqueo venoso intrahepatico por los metodos diagn6sti cos no invasivos. La biopsia del hfgado se efecttia siempre en condiciones electivas y no de urgencia. Para ello se utiliza la punci6n percutanea transhepatica 0 la biopsia transyugular. Esta ultima tiene particular indicaci6n en los enfermos con coagulopatfa. Otros estudios. La aplicaci6n de otras modalidades diag nosticas, como la tomografia cornputada, la resonancia nuclear magnetica, los estudios radioisot6picos, la ecoendoscopia, la medici6n de la presi6n intravaricosa y la flujometrfa de la vena acigos, escapan a la practica clfnica habitual 0 bien forman parte de estudios de investigaci6n. La tomografia computada describe bien la anatornia vascular y la circulaci6n colateral, pero aporta menos informaci6n que la ecograffa. La resonan cia nuclear magnetica es igualmente titil desde el punto de vista morfol6gico y brinda ademas la posibilidad de medir la direcci6n, veloeidad y volumen del flujo vascular, La centel/o grafla radioisotopica mediante diversos productos adminis trados por boca, capsulas entericas 0 por el recto, detecta y cuantifica el shunt portosisternico. En la actualidad se aplica s610en protocolos de investigaci6n. La ecoendoscopia provee informaci6n sobre la circulacion colateral periesofagica y la vena acigos. EI agregado de una sonda Doppler permite asi mismo medir el flujo en esta vena. Es un estudio valioso para diferenciar varices del fundus gastrico de los pliegues del es tomago, aunque tiene menos sensibilidad que la endoscopia habitual para las varices esofagicas. La medicion.de la presion en las varices esofdgicas ha sido relacionada con otros parame tros predictivos de hemorragia en enfennos con hipertensi6n portal; sin embargo, hasta el momento las conclusiones no son definitivas. Elflujo en la vena dcigos, medido por el metoda de termodiluci6n, permite una determinaci6n cuantitativa del flujo colateral gastroesofagico, Su principal utili dad radica en la evaluaci6n del efecto que producen diversas drogas en es tos vasos. Historia natural de la hemorragia por varices eso fagicas. EI conocimiento de la historia natural de este feno meno es un parametro de referenda indispensable para eva luar los resultados de cualquier tratamiento. Los datos que hoy conocemos surgen del seguimiento longitudinal de pacientes con varices demostradas en estudios retrospectivos, asf como de estudios prospectivos donde se han evaluado los enfermos testigo de estudios clinicoterapeuticos controlados (Cales P, 1988). La prevalencia de varices esofagicas en un enfermo cirr6ti co es del 60 %. La probabilidad de desarrollar varices aumen ta en funcion del tiempo, aunque esta no es una relaci6n li neal. Si bien la cirrosis hepatica suele preceder a la aparici6n de varices, hay hepatopatfas en evoluci6n precirr6tica que pueden desarrollar varices (cirrosis biliar primaria, hepatitis cr6nica, etc.). La hemorragia par ruptura de varices esofagicas es la mas grave de todas las hemorragias digestivas altas, EI riesgo de muerte es inminente, tanto es asf que el 25 % de los enfermos 37. HIGADO 503 fallecen antes que se diagnostique la hemorragia y un 40 % antes del estudio endoscopico. La prevalencia de hemorragia por varices en la evolucion de una cirrosis es del32 % y en 1 de cada 10 enfermos este es el smtoma de comienzo. No obs tante, la frecuencia de hernorragia digestiva en pacientes con varices demostradas es del 50 % en estudios retrospectivos. Se estima que del 20 al 30 % de los enfermos cirroticos con varices esofagicas sufriran el primer episodio de hemorragia dentro de los dos primeros anos del diagnostico clinico de hepa topatfa. Entre aquellos que sobreviven ala hemorragia, existe a su vez un 55 % de probabilidad de recidiva hemorragica al afio y del 70 % a los dos afios, Desde el punto de vista clfnico es necesario difcrenciar el primer episodio de hemorragia de los siguientes. Si bien am bos fenomenos ocurren en la misma poblacion de enfermos, se observan en momentos evolutivos diferentes de la historia natural y a menudo bajo rcgimenes terapeuticos distintos. La primera hemorragia por ruptura de varices esofagicas es pro porcionalmcnte la mas grave, con una mortalidad promedio del 37 % de los casos. Su importancia en relacion con los otros cpisodios hernorragicos queda reflejada en que el 64 % de los enfermos que mueren por ruptura de varices esofagicas 10ha cen en el primer episodio. La recidiva hernorragica tiene una mortalidad menor, que oscila en el 31 %. Esta es una pobla cion seleccionada de enfermos pues han sobrevivido a herno rragias anteriores. Cuando se analiza la expectativa de vida de los enfermos que han sangrado por varices resulta evidente la importancia del estado funcional hepatico, De ahf que una precisa descrip cion de la historia natural de la hemorragia por varices requie ra tres curvas de sobrevida, una por cada estadio de Child. Es asf como la mortalidad dentro del primer mes se estima en menos del 10 % para los enfermos en estadio A de Child y en mas del 40 % para los clasificados como estadio C. El 85 % de los enfermos del grupo A que sobreviven el primer mes des pues de la hemorragia viviran al afio, y solo el 65 % de aque 110s en estadio C. Estos datos sugieren que el principal exito terapeutico debe lograrse en el tratamientoinicial, ya que es diffcil demostrar, en un mimero limitado de enfermos, que la prevencion por largo tiempo de la recidiva hcmorragica au mente la sobrevida. En cuanto ala relacion entre cl tipo de enfermedad hepati ca subyacente y la historia natural de la hemorragia por varices, no pareceria haber grandes diferencias entre los cirroiicos al coh61icosy otras variedades de cirrosis, En la esquistosorniasis y en los bloqueos venosos extrahepaticos algunos enfermos desarrollan alteraciones de la funcion hepatocelular y por 10 tanto deberian clasificarse conforme a los estadios de Child. El pronostico de un paciente en estadio A sin hepatopatia clinicamente detectable es mejor que el de cualquier cirrotico en mismo estadio. Tratamiento En la actualidad el tratamiento de los enfermos con hipertension portal y que sangran por varices esofagicas, gastricas 0 gastropatia, se plantea en tres circunstancias bien definidas: antes que se produzca el primer episodio hemorragi co 0 durante el episodio de sangrado; y en la prevenci6n 0 prafilaxis de la recidiva hemorragica. Profilaxis de la prirnera hemorragia. Antes de iniciar cualquier tratamiento con criterio profilactico se deben dar dos condiciones: a) que puedan identificarse los pacientes que van a sangrar; y b) que el tratamiento resultc cfectivo e inocuo. De los factores de riesgo para la primera hemorragia, el aspecto endoscopico de las varices (tarnafio y presencia de sig nos rojos) es eI mas importante y aceptado universalmente. El control debe efectuarse como minimo una vez al ano. El valor de agregar otros parametres clfnicos, como los grados de Child y hernodinamicos como el OPR, la presion varicosa 0 la flujo metria Doppler, necesita ser confirmado en el futuro. Se acep ta que las varices grandes merecen ser tratadas profilactica mente y mas aun aquellas que tienen estigmas rojos en su su perficie. No hay acuerdo, sin embargo, en iniciar un tratamiento profilactico en varices pequenas, Tratamiento farmacologico. Es dificil encontrar un trata miento que sea efecti vo y absolutamente inocuo. No obstante. de todas las posibilidades terapeuticas que se han ensayado en la hipertensi6n portal, el tratamiento farmacologico es el que mejor se adapt a a esta premisa. Las drogas mas utilizadas han sido los bloqueantes ~-adrenergicos no selectivos. Bloqueantes ~-adrenergicos no selectivos (propranolol). El propranolol es un bloqueante no selectivo que acnia sobre el sistema venoso portal a traves de dos mecanismos: bloqueo de receptores adrenergicos ~l a nivel cardfaco y bloqueo de receptores adrenergicos vasodilatadores ~2 a nivel esplacnico. El bloqueo ~ 1 reduce la frecuencia cardfaca y el volumen mi nuto en un 25% y el bloqueo ~2 determina una vasoconstriccion arteriolar esplacnica. Ambos fenomenos producen una dismi nuci6n del influjo arterial en el territorio portal con reducci6n del flujo y la presion en la vena porta (fig. 37-23). La partici pacion del bloqueo de receptores ~-adrenergicos tanto a nivel central como periferico por efecto del propranolol queda de mostrada por una mayor reduccion del f1ujo portal que la ge nerada por la caida del volumen minuta cardiaco. Del mismo modo, la reduccion de la presion portal es menor si se em plean ~-bloqueantes cardioselectivas (atenolol, metoprolol). La accion del propranolol, administrado por via oral en una dasis promedio de 160 0 200 mg/dia, reduce un 34 % el flujo portal, 10-30 % la presi6n portal (OPH) y 31-35 % el tlujo medido en la vena acigos, Sin embargo, el flujo hepatica total se modifica muy poco por el efecto compensador de la arteria hepatica. La mayor reducci6n del t1ujo portal en rela- Mecanismo de acci6n Bloqueo de Bloqueo de receptores ~, recepto res ~, t I V Reducci6n Vasoconstricci6n VM y Fe (25 %) esplacnica / Reducci6n inllu]o arterial porta! I ~ < Flujo porta! (34 %) < Presi6n portal (10-30 %) < Fiujo colaterai (31-35 %) := Flujo hepatico total Fig.37-23. Mecanismo deacci6n delpropranolol. Laacci6n conjunta del bloqueo de receptores adrenergicos PI YP, produce unareducci6n del in f1ujo arterial enel territorio portal con descenso del f1ujo portal, presion portal Yf1ujo portocoiateral, y preservaci6n delf1ujo hepatico total. -------........._...~' SECCION VI. ABDOMEN 504 cion con la presion portal indica a su vez que el propranolol genera un aumento recfproco en la resistencia portal 0 porto colateral. Se ha demostrado tambien que los ~-bloqueantes neutrali zan el efecto de la hiperemia posprandial sobre la presion por tal. La disminucion del flujo portal basal en pacientes tratados con propranolol permite que en el perfodo posprandial el au mento Iisiologico del flujo, de hasta 100 %-150 %, eleve menos la presion portal que en cirroticos controles. Este es un meca nismo importante en la proteccion de la hemorragia por varices. Por ultimo, la reduccion del flujo en la circulacion colateral por la accion del propranolol tiene un efecto beneficioso que va mas alla de las modificaciones de la presion portal. La cafda del t1ujo en las varices produce una reduccion del radio y calibre de estos vasos, con la consecuente disminucion de la tension parietal y riesgo de ruptura espontanea, Este mecanis mo podrfa explicar el efecto terapeutico de la droga, a pesar de su limitada accion sobre la presi6n portal. La respuesta de la presion portal al propranolol no es uni forme en todos los enfermos. Algunos responden a bajas do SIS, otros responden parcialmente y su respuesta mejora au mentando la dosis, y un ,20 % a 40 % no responde. Esta falta de respuesta puede deberse a un aumento reflejo en la resis tencia venosa colateral, ya que el flujo medido en la vena acigos disminuye significativamente en estos enfermos. Se sabe ade mas que el bloqueo cardfaco ~ no es sin6nimo de bloqueo esplacnico ~, por 10cual existen pacientes con reduccion de la frecuencia cardiaca « 25 %) sin efecto significativo sobre la presion portal. En la actualidad, los parametres clfnicos, bioqufrnicos. hemodinarnicos y otras pruebas, como la infusion de isoproterenol 0 el dosaje plasmatico de propranolol, son insuficientes para detectar los enfermos que van a responder 0 no a esta medicaci6n. La experiencia clfnica con el uso de ~-bloqueantes no se lectivos como tratamiento profilactico en pacientes cirroticos con hipertension portal es muy alentadora. EI analisis en con junto de varios estudios prospectivos (metaanalisis estadisti co) muestra que la probabilidad de hemorragia se reduce en un 45 % en los enfermos tratados, asi como en un 50 % las muertes por hemorragia (Lebrec D. 1994). EI estudio aislado con mayor inclusion de enfermos y el unico efectuado a doble ciego (Conn H, 1991) confirmo el efecto del propranolol en la prevenci6n de la hemorragia (3,9 % de los enfermos trata dos frente al 21,5 % de los controles) y demostr6 que una reducci6n del GPH por debajo de 12 mmHg se asociaba con disminuci6n del tamafio endoscopico de las varices y aumen to de la sobrevida, tanto en pacientes tratados como en contro les Nitrovasodilatadores. Los nitritos organicos producen una reduccion de la presion POI' 11 a traves de los siguientes meca nismos: a) vasoconstriccion arteriolar esplacnica refleja a la caida de presion arterial y secuestro de volemia en el territo no venoso, can reduccion del flujo portal; b) reduccion de la resistencia vascular intrahepatica; c) reduccion de la resisten cia ver.osa portocolateral; y d) combinaci6n variable de los mecanismos anteriores, La adrninistracion par via oral de nitritos de accion pro iongada. como isosorbida-5-mononitrato 0 el dinitrato de iso sorbida. produce reduccion del GPH con efectos variables so bre el flujo colateral. La comparaci6ndel isosorbida-5-mono nitraro con e1 propranolol en la prevencion de la primera he morragia en pacientes cirr6ticos muestra resultados compara bles entre ambas drogas La combinacion de ~-bloqueantes y , nitritos en la profilaxis de la primera hemorragia por varices es motivo de investigacion actual. Escleroterapia endoscopica y cirugia. La evaluaci6n cs tadistica de estudios controlados en los que se utilize la ciru gfa (shunt portocava) 0 la esclerosis endoscopica de las varices como tratamiento profilactico desaconseja su aplicacion. EI shunt 0 derivacion portocava, si bien reduce la probabilidad de sangrado, aumenta la mortalidad de los enfermos respecto del grupo control. La heterogeneidad de los estudios sobre esclerosis profilactica impide la obtenci6n de conclusiones definitivas. La mayorfa de los autores no aplica la esclerosis en forma profilactica aunque podrfa tener indicacion en enfer mos seleccionados con muy elevado riesgo de hemorragia. Tratamientos combinados. No se ha demostrado que el agregado de esclerosis endoscopica al tratamiento farrnaco logico mejore los resultados de este, Tratamiento de la hemorragia aguda por varices. EI ob jetivo de cualquier tratamiento en estas circunstancias es 10 grar en primer lugar la hemostasia y, en segundo termino, que el paciente sup ere la etapa aguda y pase a un perfodo electivo. Si I de cada 3 enfermos cirroticos fallece como resultado de una hemorragia digestiva, se aprecia la importancia que tiene su control en el pron6stico de estos casos. Practicamente to dos los recursos terapeuticos se han utilizado en los pacientes con hemorragia aguda por varices. La evolucion de un episodio de hemorragia por varices esofagicas muestra que en el 50 a 75 % de las oportunidades la hemorragia se detiene espontaneamente, al menos en forma transitoria. Ello no Ie quita gravedad, pues aun habiendose detenido. la recidiva hemorragica temprana es muy frecuentc y en el 60 % se produce dentro de la primera semana. Este riesgo de hemorragia inminente disminuye con el correr del tiempo. Como conclusion, es tan importante detener la hemo rragia en el paciente que sangra activamente como efectuar la profilaxis de la recidiva hemorragica precoz. Este deberfa ser el objetivo y la forma de evaluar los diferentes recursos hemostaticos, Medidas de soporte general. Los pacientes con hemorra gia por varices esofagicas deben ser hospitalizados en una unidad de cuidados intensivos. La participacion conjunta de terapistas, hepatologos, endoscopistas y cirujanos garantiza la mejor decisi6n terapeutica en esta compleja situaci6n. En los pacientes cirr6ticos la reposicion de la volemia tie ne algunas caracterfsticas particulares. Se ha comprobado que la sobreestimaci6n del volumen de sangre transfundido es causa de recidiva hemorragica, por 10cual se recomienda no superar un valor del hemat6crito de 30-35 %. Este fen6meno puede explicarse a traves de un modelo experimental de hemorragia controlada en hipertension portal, donde se comprueba que al reponer la volemia y recuperar la presi6n arterial, la presion portal sube muy rapidamente y supera los val ores basales pre vios a la hemorragia. Se debe investigar la presencia de sepsis, particularmente en los enfermos con insuficiencia hepatica. La depresi6n del sistema reticuloendotelial hepatico en la cirrosis y mas aiin despues de una hemorragia es causa de sepsis por traslocacion bacteriana. Los sfntomas no siempre son floridos y hay que estar atentos a la presencia de hipoglucemia, encefalopatfa, aumento de la creatinina, fibrinolisis 0 coagulacion intravascu lar. No se ha demostrado, sin embargo, que los antibi6ticos profilacticos disminuyan esta cornplicacion. La hemorragia digestiva es causa de encefalopatia al au mentar el aporte nitrogenado a la flora intestinal. Por ello se - -----_. 37. HIGADO 505 recomienda la adrninistracion de enemas para limpiar el colon, antibioticos de accion local en la luz intestinal (por ejemplo, neomicina por via oral) y lactulosa. La aparicion de lcsiones agudas gastroduodenales posthemorragicas es una complica cion potencial, sobre la cual conviene efectuar profilaxis con antiacidos y bloqueantes de la secrecion acida. Por ultimo, hay que tener particular cuidado con la adrninistracion de sedantes y drogas de accion nefroroxica por el riesgo de encefalopatia e insuficiencia renal. Taponamiento gastroesofdgico. Este es un procedimien to excJusivamente hemostatico, que consiste en la introduccion por via oral 0 nasal de una sonda-balon en el est6mago y/o es6fago. Existen tres tipos de sondas-balones (figura 37-24): a) el balon de Linton, que es exclusivamente gastrico, con tres conductos para la insuflacion del bal6n y la aspiraci6n por separado del estornago y el es6fago; b) la sonda de Sengstaken Blakemore con dos balones, gastrico y esofagico, y tres con ductos para la insuflaci6n de los balones y la aspiracion del estomago; y c) el balon de Sengstaken-Blakemore modificado o halon de Minnesota, que difiere del anterior en que tiene cuatro conductos, pues se le agrega uno para la aspiracion del es6fago. EI halon gastrico acnia por presion sobre la union cardioeso fagica interrumpiendo la circulaci6n submucosa hacia las varices del cs6fago, 0 bien comprimiendo directamente las varices gastricas. EI balon esofagico al insuflarse comprime radialmente las varices en la pared del es6fago. En nuestro pais el modelo mas utilizado es el bal6n de Sengstaken Blakemore. Para su colocaci6n, una vez que la sonda ha llega do al est6mago, se infla primero el balon gastrico con 100-150 ml y se tracciona hasta fijarlo en el cardias. Luego se insutla el balon esofagico a 35-45 mm Hg, con 10que se logra cohibir el sangrado, se pinzan los conductos que van a los balones y se fija suavernente la sonda a la nariz del paciente, sin colocar tracci6n. Ellavado periodico del contenido gastrico corrobora la detencion de la hemorragia. La posicion correcta del bal6n se debe confirrnar radiologicarnente y es necesario aspirar las secreciones que se acumulan por encima del balon esofagico, En los enfermos con trastornos de la conciencia conviene agre gar una intubacion orotraqueal. Por el riesgo de lesi6n isquernica en las paredes del es6fago y est6mago, deben des inflarse los balones a las 24 horas de su colocacion. La hemorragia se detiene en el 75-90 % de los casos si el bal6n esta correctamente colocado. No obstante, la recidiva hemorragica es muy comun, y en promedio, el 50 % de los enfermos sangra nuevamente al desinflar el bal6n. Ello de muestra que debe considerarse como una medida transitoria y no definitiva en el tratamiento de la hemorragia por varices. Los estudios que compararon los tres tipos de balones no arro jaron diferencias significativas entre ellos. Se han descripto complicaciones (aspiraci6n de secreciones, ruptura y estenosis esofagica, muerte por asfixia, etc.) que en su mayona son atribuibles al mal manejo de estas sondas. Drogas vasoactivas. En genera] se utilizan drogas vaso constrictoras 0 una combinacion de vasoconstrictores y vaso dilatadores. La vasopresina es un poderoso vasoconstrictor endogene segregado por la hip6fisis, que ha sido ampliamente utilizado en la hemorragia digestiva por varices. Tiene una acci6n pre ferente en la piel, musculo esqueletico y circulaci6n esplacnica. Produce una marcada vasoconstricci6n en las arterias mesen tericas y esplenica sin afectar la arteria hepatica. EI influjo arterial en el territorio portal se reduce y como resultado se constata una caida tanto del flujo como de la presion portal (WHVP y GPH). La reduccion de la presion es proporcional mente menor que la del flujo, 10 cual sugiere que esta droga aumenta la resistencia venosa portal.Se reduce asimismo el flujo en las colaterales gastroesofagicas, estimado por la flujometria de la vena acigos. La vasopresina ha sido administrada en bolo (20 U en 20 A B Fig. 37-24. Sondas-bal6n para taponamiento gastroesofagico. A, Bal6n de Sengstaken-Blakemore; E, bal6n de Linton-Nachlas: C, bal6n de Minnesota ,'C"~' .t..~,!!!!!!!l!~II!!!!!!!!!lII ---" ;~-' SECCION VI. ABDOMEN 506 minutos endovenosa) 0 por goteo endovenoso continuo (0,2 0,8 U/minuto hasta controlar la hemorragia por 12-24 horas). La administraci6n intraarterial no ofrece ventajas y aumenta el riesgo de complicaciones. Los resultados clfnicos de la droga en estudios prospectivos randomizados muestran una efecti vidad promedio para detener la hemorragia del 65 % (rango: 54 % -93 %) respecto de los controles. No modifica, sin em bargo, Ia mortalidad final del episodio hemorragico (53 %con vasopresina y 57 % en controles). EI efecto de la vasopresina es temporario y facilmente reversible, pues al suspender la infusi6n la hemorragia recidiva en el 50 % de los enfermos. La acci6n beneficiosa de la vasopresina en el territorio portal es contrarrestada por sus efectos a nivel miocardico y en la circulaci6n sistemica, Altera el rendimiento cardiaco con reducci6n del volumen minuto y aumento de la presi6n de fin de diastole ventricular izquierda, como resultado de una dis minuci6n del flujo coronario y aumento de la poscarga. Se han descripto arritmias, isquemia miocardica, hipertensi6n, accidentes cerebrovasculares, para cardiaco, isquemia en miembros e intestino, activaci6n de la fibrin6lisis, etc. Aproxi madamente en un 25 % de los enfermos debe suspenderse la medicaci6n por complicaciones asociadas. El agregado de un vasodilatador como la nitroglicerina (sublingual, endovenosa 0 transdcrrnica) neutraliza los efec tos sistemicos de la vasopresina y reduce mas aiin la presi6n portal (WHVP y GPH) al contrarrestar el aumento de la resis tencia venosa. Clfnicarnente el efecto de esta asociaci6n de drogas sobre la hemorragia por varices cs superior a la vasopresina sola y con menos efectos colaterales. Por estas razones, en la actualidad s610 se recomienda el usa de vaso presina en asociaci6n con nitroglicerina. Un derivado sintetico de la vasopresina, la triglicil-lisin vasopresina, 0 glipresina, libera lentamente vasopresina des pues de ser adrninistrado por via parenteral. En consecuencia, su vida media es mas larga y no requiere infusi6n endovenosa continua (2 mg/4 horas hasta lograr un perfodo libre de hemo rragia de 24-48 horas). La acei6n hemodinamica es similar a la observada con la vasopresina pero tiene menos efectos co laterales. Su efectividad para detener la hemorragia es supe rior a la de la vasopresina aunque sin diferencias significati vas. La glipresina es la unica droga que ha reducido la morta lidad de la hemorragia por varices en estudios controlados. La somatostatina es una droga de acci6n vasoconstrictora esplacnica selectiva, que produce una moderada reducci6n en la presi6n portal (WHVP) y un efecto marcado en la circula ci6n colateral. A igual reducci6n en el GPH, el flujo medido en la vena acigos disminuye en mayor proporci6n que con la vasopresina. Su mecanismo de acci6n parece vinculado a la inhibici6n de peptidos vasodilatadores del tipo del glucag6n. Como no acnia sobre la circulacion sistemica carece de los efectos colaterales de la vasopresina 0 glipresina. Su efectivi dad para detener la hemorragia oscila entre el50 % y el 100 % de los casos. La inyecci6n endovenosa en bolos repetidos (250 ,L1g I pareceria mas eficaz que la administraci6n continua, aun que suele cornbinarse un bolo inicial seguido de infusion con tinua durante 2 a 5 dias. Sobre el analogo sintetico de la somatostatina, el octreotido, con una vida media mas larga (1 a 2 horas. que la de aquella (1 a 2 minutos). hay resultados contradictories en la bibliograffa como para asegurar que sea similar a la somatostatina, Escleroterapia endoscopica de las varices. Es un viejo re cursu terapeutico, descripto en la decada del 30, que en la ac tualidad se ha convertido en el procedimiento mas difundido para el control de la hemorragia por varices. Como su nombre 10indica, consiste en la obliteraci6n de las varices submucosas del es6fago 0 est6mago mediante la inyecci6n de sustancias esclerosantes. En un principio se utilizaron endoscopios rfgi dos y anestesia general; actualmente, la mayorfa de los cen tros emplea endoscopios flexibles de fibra 6ptica y reemplaza la anestesia general por una sedaci6n del paciente. Existen dos tecnicas basicas de esclerosis: la inyecci6n intravaricosa y la inyecci6n paravaricosa. La inyecci6n den tro de las varices las oblitera por un mecanismo de trombosis y obstruccion vascular. La inyecci6n paravaricosa 0 submucosa junto ala varice controla inicialmente la hemorragia por edema e hinchaz6n de los tejidos y genera luego un engrosamiento de la capa submucosa que protege de la recidiva hemorragica, La tecnica intravaricosa es la preferida par la mayorfa de los autores y la que tiene menor fndice de complicaciones, Se ha demostrado, sin embargo, que muchas inyecciones con inten ci6n intravaricosa se realizan fuera de la varice y ala inversa. Hay auto res que combinan ambas tecnicas inyectando a mana libre dentro y fuera de las venas. Se han utilizado distintas sustancias esclerosantes (oleato de etanolamina, aetoxiesclerol, tetradecilsulfato de sodio, morruato de sodio, polidocanol, etc.), en diferentes concentraciones, vohimenes y esquemas terapeu ticos. En general, la tecnica paravaricosa emplea mayor nu mero de inyecciones por sesi6n, con menor volumen y con centraci6n del esclerosante que la intravaricosa. Las sesiones de esclerosis deben repetirse hasta erradicar las varices y con intervalos variables, que habitualmente oscilan en una vez por semana. La efectividad de la esclerosis endosc6pica en la hemorra gia aguda por varices es superior al 90 % en estudios controla dos y no controlados. No obstante, la mayorfa de estos resul tados se logran cuando la esclerosis se efecnia de urgencia, una vez detenida la hemorragia en forma espontanea 0 transi toriamente por otros medios (balon, sustancias vasopresoras). El procedimiento intrahernorragico es tecnicamente mas diff cil y su porcentaje de exito, menor. La recidiva hemorragica postesclerosis oscila como promedio en un 30 % hasta la des aparici6n de las varices (30-40 dias). Se han descripto compli caciones del metodo, como fiebre, dolor retroestemal, derra me pleural, disfagia transitoria, trombosis portal, estenosis y perforaci6n del esofago, ulceras mucosas con hemorragia, etc. En su mayoria son complicaciones leves y se observan en el 30-40 % de los enfermos. La aparici6n de escaras en el sitio de inyecci6n del esclerosante y la hemorragia por ulceras mucosas predominan en la tecnica paravaricosa. Hay mortali dad atribuible directamente a la escleroterapia y oscila en 1 a 2 %. Los resultados de la esclerosis endosc6pica en varices gastricas, especialmente fiindicas, son muy inferiores a los registrados en el es6fago, con una elevada tasa de recidiva hernorragica, Experiencias recientes con el empleo de trombina ode adhesivos tisulares (Histoacryl y Bucrylato), que se en durecen muy rapido al entrar en contacto con la sangre 0 el agua, muestran un efecto hemostatico sobre las varices gastricas superior al de los esclerosantes comunes. La diferencia mas importante entre la escleroterapia endosc6pica y los otros procedimientos hernostaticos comen tados con anterioridad es que con aquella se inicia el trata miento definitivo de las varices esofagicas. Ligadura endoscopica de las varices. Es la terapeutica endoscopica mas nueva en esta materia. De un modo similar ala ligadura de hemorroidcs intemas con pequefias bandas elas ticas, se ha desarrollado la tecnica para las varices esofagicas utilizando un endoscopio. Resultados preliminares comparan Hew r 37. HIGADO 507 do la ligadura de las varices con la esclerosis convencional muestran un control de la hemorragia activa similar para am bos metodos (82-89 % con ligadura y 77-89 % con esclerosis) (Williams S, 1996). Sin embargo, el procedimiento es mas difi cultoso que la esclerosis, demanda mas tiempo y el campo visual se reduce en un 30 % con el dispositivo endosc6pico montado. Estas son limitaciones respecto de la esclerosis, es pecialmente en pacientes inestables y con hemorragias copio sas. Tratamiento quirtlrgico de urgencia. La cirugfa es el ulti mo recurso para controlar la hemorragia por varices en enfer mos con hipertension portal. EI progresivo desarrollo y entre namiento en alternativas no quinirgicas, como el manejo farmacologico y la esclerosis endoscopica, ha reducido en gran medida las indicaciones de cirugia de urgencia en estas cir cunstancias. Sin embargo, en un lOa 20 % de casos la hemo rragia persiste 0 recidiva tempranamente poniendo en serio peligro la vida. Es en este grupo de enfermos donde la cirugia tiene lugar. Resulta fundamental reconocer el fracaso de un procedi miento hemostatico para optar en un periodo todavia oportu no por otro tratamiento. Lamentablemente, no existe consen so sobre el particular y cada centro deberia definir los criterios de fracaso para las distintas opciones terapeuticas, Como la cirugia es sin lugar a dudas un procedimiento muy invasivo, suele retardarse la indicacion operatoria, y esta actitud atenta contra el exito final. La persistencia de la hemorragia digesti va en un paciente cirrotico deteriora rapidarnente su funci6n hepatocelular, y el enfermo que ingresa con un estadio A de Child puede ser operado dias despues en franca insuficiencia hepatica. Existen as! tres momentos u oportunidades distintas en las que se indica la cirugia de urgencia: 1) como procedimiento sistematico luego de la reanimacion inicial; 2) como procedi miento de rescate ante el fracaso inicial del tratamiento medi co; y 3) como ultimo y desesperado rccurso. La primera de las opciones practicamente desestima el tratamiento medico y son muy pocos los autores que la propician. La segunda opci6n es la aceptada por la mayoria, y la tercera opci6n deberia aban donarse, pues representa un manejo inadccuado del paciente. Si bien se han utilizado una gran variedad de procedimien tos quinirgicos en la urgencia, por las caracterfsticas de estos enfermos conviene elegir una tecnica rapida y efectiva para detener la hemorragia. De las operaciones de derivacion portosistemica (vease mas adelante), los shunts totales son los que rnejor se adaptan a estas circunstancias (derivacion portocava). Si las condiciones del paciente 10 permiten pue den intentarse operaciones con menos secuelas funcionalcs (derivacion selectiva 0 derivaci6n parcial). Entre las tecnicas de abordaje directo a las varices, la transeccion del es6fago (corte y sutura terminoterminal) es una de las mas populares y en la actualidad puede efectuarse rapidamente mediante sutura automatica. Si el enfermo tiene contraindicaciones para un shunt portosistemico (vease Tratamiento quinirgico electivo), la transecci6n del es6fago puede combinarse con alguna tee nica de desvascularizacion esofagogdstrica. La mortalidad de la cirugia de urgencia es muy superior a la observada en ciru gfa electiva, y oscila entre el 20 y el 80 % de los casos. En pacientes en estadio A 0 B de Child puede optarse por una cirugia de derivacion portosistemica 0 de desvascularizaci6n. En aquellos en estadio C es preferible la transeccion esofagica. La recidiva hemorragica postoperatoria es muy inferior can las derivaciones portosistemicas (l0-20 %) que con la transec cion del esofago u operaciones mas extensas de desvasculari zacion esofagogastrica (20-50 %). Son contraindicacioncs ab solutas de la cirugia la insuficiencia cardiaca, respiratoria 0 renal y la presencia de sepsis 0 de una coagulopatia que no pueda corregirse con tratamiento medico. TIPS (shunt portosistemico intrahepdtico transyugular). La version mas moderna de un shunt portosistemico es la con fecci6n mediante tecnicas de radiologia intervencionista de una anastomosis entre la vena suprahepatica derecha y la vena porta por medio de una pr6tesis 0 stent (fig. 37-25). De este modo, y sin necesidad de una laparotomia, se crea una derivaci6n portosistemica hemodinamicamente comparable con la anasto mosis portocava laterolateral. El diametro del shunt se calibra en la medida necesaria para que descienda la presion portal y se comporte como una derivacion portocava parcial, preser vando la perfusi6n portal del higado. La indicaci6n para colocar un TIPS en la hemorragia agu da por varices es el fracaso del tratarniento medico y endosc6pi co. La mortalidad del procedimiento en la urgencia oscila en tre el25 % y 70 %, con una tasa de recidiva hernorragica del 16 % al40 % (Bosch J, 1996). Algoritmo de decisiones en una hemorragia aguda por varices. Los trabajos que compararon prospectivamente los distintos procedimientos hemostaticos en varices sangrantes no arrojaron diferencias muy significativas entre ellos. Las drogas (vasopresina mas nitroglicerina, glipresina, somatos tatina) tienen un efecto similar al taponamiento gastroesofagico y las complicaciones con la glipresina y la somatostatin a son menores que con la vasopresina. La esclerosis tiene asimismo una eficacia similar al taponamiento en las etapas iniciales, pero la continuidad de la terapia esclerosante disminuye el porcentaje de recidiva hemorragica. No existen mayores dife rencias a su vez entre la esclerosis y las drogas, pues la soma tostatina ha mostrado similares resultados hemostaticos y en la prevenci6n de la recidiva hemorragica temprana (dentro de Fig. 37·25. Shunt portosistemico intrahepatico transyugular (TIPS). VSH: vena suprahepatica derecha. VP: vena porta. VE: vena esplenica. VMS: vena mcsenterica superior. SECCION VI. ABDOlVlEN 508 los 5 primeros dias). La comparaci6n de las drogas entre sf muestra que la glipresina es similar a la vasopresina mas ni troglicerina y ala somatostatina. La ausencia de complicacio nes demostradas con la administraci6n de somatostatina la convierte sin embargo en la droga de elecci6n. La combina ci6n de tratamientos tambien es posible. El empleo inicial de drogas 0 bal6n hasta detener la hemorragia, aunque sea transi toriamente y recien entonces efectuar la esclerosis, es una forma de mejorar los resultados de esta ultima. Ante el fracaso del tratamiento medico y endosc6pico que dan como opciones la cirugia de urgencia 0 la colocaci6n de un TIPS. EI grado de suficiencia hepatocelular inclinara la balanza en favor de una derivaci6n portosisternica, la transecci6n del es6fago 0 la colocaci6n de un TIPS. Final mente, no debemos olvidar que la elecci6n del tratamiento depende de las posibilidades y experiencia de cada centro. Este es un aspecto crucial en la decisi6n, ya que la mejor opci6n en manos inexpertas es sin6nimo de fracaso. En el algoritmo de la figura 37-26 se muestra la evoluci6n de una hemorragia agu da por varices esofagicas y las opciones terapeuticas, Profilaxis de la recidiva hemorragica. La historia natu ral de los enfermos que han sangrado por varices demuestra que el 70 % de ellos vuelven a sangrar dentro de los dos pri meros afios, En consecuencia nadie discute en la actualidad la necesidad de un tratamicnto profilactico de la recidiva he morragica. Existen tres opciones bien definidas, aunque la combinaci6n entre sf es tarnbien posible: a) tratamiento far maco16gico; b) tratarnientoendosc6pico; y c) tratamiento qui nirgico. a) Tratamiento farmacologico. Bloqueantes p-adrener gicos. EI propranolol, que es un P-bloqueante no selectivo y cuyo mccanismo de accion describierarnos a prop6sito del tra tamiento profi Iactico de la prirnera hemorragia, ha sido la dro ga mas utilizada. Se publicaron numerosos estudios controla- HEMORRAGIA AGUDA POR VARICES .r: Detenci6n Hemorragia espontanea persistente (70 %) (30 %) ~ ~ Profilaxis de la Hemostasia recidiva hemomigica Bal6n Y \ Drogas vasoactivas Profilaxis de Escleroterapia lesiones asociadas ~ (EPS, LAGD) s-> "'" Detenci6n Hemorragia espontanea persistente Estadio B 0 C de Estadio A de Child cr ~ ~ Transecci6n Shunt P-S esotaqlca Desvascularizaci6n TIPS Fig. 37·26. Algoritmo en Ia hemorragia aguda por varices esofagicas. EPS: Encefalopatia ponosistemica; LAGD: lesiones agudas gastroduodenales; Shunt P-S: shunt portosisternico; TIPS: shunt portosistemico intraheparico transyugular. dos de propranolol (20-800 rng/dia), propranolol de accion prolongada (160 mg/dia) y nadolol (40 mg/dia) contra un placebo. La mayoria de los pacientes fueron cirroticos alco holicos y el 75 % de ellos de clase A 0 B de Child. El analisis en conjunto de estos estudios (mctaanalisis estadfsuco) de muestra que los bloqueantes disminuyen en forma significati va la probabilidad de recidiva hernorragica (aproximadamen te en un 40 %) a los dos afios, sin diferencias en la mortalidad global. Un metaanalisis reciente menciona, sin embargo.iun aumen to en la sobrevida a los dos afios respecto del grupo control (67 % control y 74 % ~-bloqueantes)(Bemard B, 1994). Entre los factores asociados con la recidiva hernorragica en pacientes cirroticos en tratamiento con P-bloqueantes se mencionan: a) historia previa de hemorragia; b) la falta de aca tamiento estricto a la rnedicacion; c) ausencia de reduccion persistente de la frecuencia cardfaca; d) consumo continuado de alcohol; y e) aparicion de carcinoma hepatocelular. Una observacion muy interesante en este sentido, aunque requiere otras confirmaciones, es la reduccion de la presion portal eva luada a los pocos meses de iniciado cl tratamiento farmacol6gico. J. Bosch y col. (Mastai R, 1993) han demos trado que los enfermos con una reduccion del GPH mayor del 20 % a los tres meses de tratamiento tenian un 10 % de proba bilidad de sangrar a los dos afios, en tanto que con reduccio nes menores de la presion portal entrafiaban un riesgo de resangrado del 50 %. Combinacion de drogas. La cornbinacion de ~-bloqueantes con otras drogas capaces de reducir la presion portal parece tener un efecto terapeutico beneficioso. La asociacion de propranolol con nitrovasodilatadores de accion prolongada por via oral, como la isosorbida-5-mononitrato 0 el dinitrato de isosorbida, logra una mayor reducci6n de la presion portal y una tasa menor de resangrado. Asimisrno, diversas investiga ciones clfnicas y cxperimentales muestran que el tratamiento combinado de propranolol can bloqueantes serotoninergicos (ketanserina, ritanserina), agonista p2-adrenergicos (c1onidina) o diureticos (espironolactona) se sigue de mayor reduccion de la presion portal y del flujo colateral que con cada droga por separado (Lebrec 0, 1994). No obstante, la efectividad de estos tratamientos combinados para reducir la tasa de recidiva hernorragica y aumentar la sobrevida debe confirmarse en fu turos estudios (Ferayorni L, 1996). b) Tratamiento endoscopico, Escleroterapia endoscopica prolongada. La esc1erosis endoscopica de las varices esofagicas e.sel tratamiento mas difundido en la actualidad como profilaxis secundaria 0 profilaxis de la recidiva hemorragica. Con fre cuencia la terapia comienza durante e1 diagnostico endosc6pico inicial, intrahernorragico 0 posthernorragico inmediato, 0 bien se recurre a aquella una vez superada la hemorragia con otras medidas hemostaticas, EI objetivo final de la esclerosis es la erradicacion de las varices, para 10 cual y conforme con la preferencia de cada autor se puede utilizar la tecnica de inyec ci6n intravaricosa, paravaricosa 0 una combinaci6n de ambas. Los estudios controlados con testigos demostraron que la escleroterapia disminuye significativamente la recidiva hemo rragica en el seguimiento alejado (tasa promedio de 50 %). EI metaanalisis estadistico efectuado par Pagliaro y col. (Pagliaro L, 1989) corroboro a su vez un aumen to de la sobrevida. La cornparacion de P-bloqueantes y esclerosis en la pro maxis sccundaria arroja resultados similares en cuanto a reci diva hernorragica y sobrevida. La asociaci6n de P-bloqueantes al tratamiento esclerosante no mejora los resultados aislados de la esclerosis en cuanto a recurrencia hemorragica, tiempo de erradicacion de varices, recurrencia de varices posterradica ----------------- ",7 HTGADO 509 :Im ci6n y sobrevida. Sin embargo, la asociaci6n de esclerosis a los ~-bloqueantes pareceria reducir la tasa de recurrencia hemorragica de los ~-bloqueantes como tratamiento aislado (Lebrec D, 1994; Ferayorni L, 1996). Ligadura endoscopica de las varices. Esta rnodalidad te rapeutica ha ganado gran aceptacion por parte de los endosco pistas. Los estudios cornparativos entre la esclerosis conven cional y la ligadura de las varices muestran no solo una efica cia similar en el control del episodio hernorragico, sino un porcentaje menor de recidiva hemorragica con la ligadura (24 36 % vs. 31-53 %) (Williams S, 1996). Esta diferencia, que en algun caso es significativa, puede atribuirse a una erradica cion mas rapida de las varices y a la formacion de ulceras mucosas mas extensas perc menos profundas con la ligadura endoscopica que con la esclerosis. Tambien se ha demostrado una tasa menor de complicaciones y mayor sobrevida con este nuevo tratamiento. De este modo, la ligadura endoscopica de las varices esofagicas parecc supcrar a la escleroterapia en la profilaxis de la recidiva hemorragica, La cornbinacion de am bos tratamientos puede mejorar los resultados individualcs de cada uno, perc debe confirr.urse en el futuro. TIPS. Las indicaciones del TIPS en la profilaxis secunda ria de la hemorragia par varices no estan perfectamente esta blecidas. Se acepta que los pacientes con hepatopatfa avanza da, refractarios al tratamiento endoscopico 0 farmacol6gico y con hemorragias reiteradas, pueden beneficiarse con el TIPS. La comparaci6n de esclerosis endosc6pica y TIPS muestra una tasa menor de hemorragia con el shunt intrahepatico, perc un aumento en la incidencia de encefalopatia (l0-30 %). Otro inconveniente de esta tecnica es el elevado porcentaje de disfunci6n del shunt como resultado de la estenosis u oclusion del stent 0 las venas hepaticas (50 % a los 6-12 meses) (Bosch J, 1996). Si cl cnfcrmo es candidato a un trasplante hepatico a corto plazo, el TIPS puede ser una buena opci6n terapeutica frente al fracaso de otras tecnicas no quinirgicas. c) Tratamiento quirurgico. Existen en la actualidad dife rentes opciones quinirgicas para el tratamiento definitivo de un paciente que ha sangrado por varices esofagogastricas: a) derivaciones 0 shunts portosistemicos totales, selectivos y par ciales; b) operaciones de desvascularizaci6n esofagogastricas; y c) trasplante bepatico. Derivaciones a shunts portosistemicos totales (fig. 37-27). La anastomosis del tronco de la vena porta 0 alguna de sus ramas principales (vena esplenica y vena mesenterica supe rior) con el sistema cava inferior (vena cava, venas ilfacas y venas renales) produce una descompresion en el territori0 portal y sus venas colaterales al comunicar un sistema de alta pre sion con otro de baja presion. Desde el punto de vista tecnico, ·····Fig. 37-27. Derivaciones rotates A. Shuntportocava luterolareral, R. shunt porto cava terminolateral; C, shunt esplenorrenal central; D, shunt rnesenterico cava "en H" con pr6tesis. SECCION VI ABDOMEN510 1aderivaci6n del flujo portal puede realizarse directamente por EI resultado clfnico de las derivaciones totales para con una anastomosis venovenosa 0 mediante la interposici6n de trolar la recidiva hemorragica es excelente, con una tasa de una pr6tesis 0 injerto venoso de gran calibre. De todas estas resangrado promedio del 10 %, Y entre 0 % y 4 % con la derivaciones, la unica que interrumpe anat6micamente 1avena anastomosis portocava. La recidiva hemorragica se asocia con porta es el shunt portocava terminolateral. La caracterfstica la disfunci6n u obstrucci6n de la anastomosis vascular. La hernodinamica de los shunts totales es la desviaci6n completa martalidad operatoria oscila entre el 9 y 10% Ypuede ser nula del flujo portal a la circulaci6n sistemica, creando un estado en enfermos en estadio A de Child. Varios estudios prospectivos portoprivo en el cual el higado queda irrigado exclusivamente han demostrado que, a pesar del control de la hemorragia, la par sangre arterial (figuras 37-28 y 37-29). Muchas veces, si sobrevida alejada en los pacientes operados es similar a la de la vena porta permanece permeable puede transformarse en grupos testigo. Lo que cambia es la forma de morir: hemorra una vfa hepat6fuga de flujo sangumeo hepatico, gia 0 bien insuficiencia hepatica y encefalopatfa portosistemica. • Fig, 37-28. Comportamiento hemodinamico de las derivaciones totales. A, Shunt portocava laterolateral; B, shunt esplenorrenal central. En ambas deriva ciones se comprueba la perdida del flujo portal hepat6fugo. ~ I Fig. 37·29. Mesentericoportograffa de retorno postoperatoria en una derivaci6n esplenorrenal central. El flujo venoso rnesenterico (M) se deriva total mente por la vena esplenica (E) a la vena renal izquierda y a la vena cava (C). No se observa relleno dc la vena porta. I, Caterer colocado en el ostium de la arteria rnesenterica superior. 2, Caterer colocado en la vena renal izquierda. 37. HIGADO 511 La perdida del flujo portal-hepatico como resultado de un shunt total es seguramente el factor responsable del deterioro post operatorio de la funci6n hepatica y de la tasa clevada de encefalopatfa. Derivacion selectiva esplenorrenal distal (operaci6n de Warren) (fig. 37-30). Esta operaci6n fue disefiada para lograr la descompresi6n del territorio portal en el territorio eso fagogastrico, manteniendo la hipertensi6n venosa en el eje mesenterico y la perfusi6n portal hepatica. La desconexi6n venosa entre las areas gastroesplenica y mesentericoportal es 10que Ie da selectividad al procedimiento. Su comportarnien to hemodinamico es diferente del de un shunt total, y la per sistencia del flujo hepat6peto se mantiene en todos los enfer mos en el postoperatorio inmediato. Con el correr del tiempo la progresiva colateralizacion venosa entre el eje mesenterico portal hipertenso y el shunt priva del flujo portal a muchos enfermos (fig. 37-31). La etiologia de la cirrosis tiene que ver con este fen6meno, pues en los controles efectuados al afio de la operaci6n cl flujo portal sigue siendo hepat6peto en el 80 90 % de los pacientes no alcoh6licos y s610 en el 20-30 % de los alcoh6licos. Las comparaciones efectuadas entre esta de rivaci6n y los shunts totales no muestran diferencias en cuan to ala mortaJidad operatoria, porcentaje de trombosis, recidiva hemorragica 0 sobrevida alejada. La tasa de encefalopatfa fue menor con el shunt selectivo en cinco de seis trabajos, aunque con diferencias estadisticamente significativas en tres de ellos. En la experiencia de los prccursores de esta tecnica, la sobre vida alejada de los enfermos cirr6ticos no alcoh6licos es su perior a la de los alcoh61icos (Henderson J, 1990). EI shunt selectivo tiene un comportamiento mas fisiol6gi co que las derivaciones totales, pues aun en el caso de perder el flujo portal hepatica y con ello la selectividad, el fen6meno se produce lenta y progresivamente y no en forma abrupta al terminar la operaci6n. EI mantenimiento en todos los casas de cierto grado de hipertensi6n venosa mesenterica es otro meca nismo protector contra la encefalopatia postoperatoria. La operaci6n de Warren ha sido com parada con la escleroterapia Fig. 37-3tJ. Derivaci6n selectiva esple norrenal distal (operaci6n de Warren). Sec cion proximal de la vena esplenica y anas tomosis terminolateral con la vena renal izquierda, Desconexi6n portornesenterica gastroesplenica seccionando las venas coronaria, pil6rica y gastroepiploica dere elm. Las flechas muestran la preservaci6n del f1ujo mesentericoportal y la derivaci6n transesplenica del flujo venoso del (echo gastrico y es6fago inferior. endosc6pica; y exceptuando un trabajo en el que no sc hizo desconexi6n portomesenterico-gastroesplenica, la tasa de encefalopatia fue similar can ambas terapeuticas, Por las caracteristicas del shunt selectivo que no descom prime los sinusoides hepaticos esta contraindicado en los pa cientes can ascitis rebelde al tratamiento medico. De igual modo, no tiene indicacion en aquellos pacientes con flujo por tal hepat6fugo en el preoperatorio. Derivacion portosistemica parcial. Se basa en el concepto de que una reducci6n parcial de la presion portal es suficiente para prevenir la recidiva hemorragica par varices y al mismo tiempo mantener la perfusi6n portal del higado. Los estudios hernodinamicos efectuados par Sarfeh y col. (Rypins E, 1990) mostraron que la interposicion de una protesis vascular entre la vena porta y la cava (injerto "en H" de politetrafluoroetileno) cuyo calibre fuera inferior al 50 % del calibre de la vena porta (8 mm en promedio) ascguraba este objetivo. La operaci6n se compIeta con la ligadura quinirgica de venas colaterales (umbilical, coronaria, gastroepiploica, rnesenterica inferior) para disminuir la fuga de sangre portal. Tecnicamente es una operaci6n mas simple que el shunt selectivo y con similar ca pacidad para preservar el flujo portal. Los controles postopera torios demuestran persistencia del flujo portal hcpatopeto en el 80 % de los enfermos. En la evaluaci6n clfnica, la deriva ci6n portocava parcial tiene un porcentaje de oclusion de la pr6tesis del 15 %, con un 16 % de encefalopatfa portosisternica, La sobrevida alejada en pacientes alcoh61icos con persisten cia del flujo portal hepat6peto es superior a la de aquellos con flujo hepat6fugo. Operaciones de desvascularizacion esofagogastrica. Se han descripto numerosas tecnicas no derivativas para el con trol de la hemorragia por varices esofagicas, tanto en la urgen cia como en situaci6n electiva. Desde la simple ligadura trans esofagica de las varices, hasta operaciones cxtensas de des vascularizaci6n esofagogastrica, con 0 sin esplenectomia y Con o sin transecci6n del es6fago 0 cstomago. En general, los re sultados clinicos mostraron una mortalidad operatoria similar --~ I ,~I" , , . I . " SECCION VI. ABDOMEN512 y una tasa de recidi va hernorragica superior a la obtenida can derivaciones portosistemicas, La unica ventaja de este tipo de operaciones fue una tasa de encefalopatia portosistemica sen siblemente inferior. De todas ellas, la que mas se ha popu larizado en los iiltimos afios fue la operaci6n de Sugiura Futagawa, que consiste en una desvascularizacion del es6fago distal que se extiende hasta la vena pulmonar inferior preser vando indemne el plexo venoso periesofagico: secci6n y anastomosis del es6fago a 3-4 em por arriba del cardias; libe racicn de la curva menor gastrica como en una vagotomia superselectiva; esplenectomfa con desvascularizaci6n proximal de 12. curva gastrica mayor; y piloroplastia (fig. 37-32). La ope racionse completa habitualmente en dos tiempos, uno toracico y otro abdominal. Uno de los aspectos fundamentales de la operaci6n de Sugiura y que la difereneia de otras tecnicas de desvascula rizacion. es que mantiene la continuidad del flujo colateral por via coronaria-plexos periesofagicos-vena acigos, previnien do la recidiva de varices en la pared del es6fago. La experien cia clmica japoncsa en 671 enfermos es sorprendente, con una mortalidad operatoria global del 4,9 %, eliminaci6n de las A Fig. 37-31. A, Shunt esplenorrenal distal en un pacien te cirr6tico. Cateterismo selectivo de la vena esplenica (E) que muestra el shunt permeable, la vena renal 'iz quierda (R) y la vena cava inferior (C). B, Mesenterico portografia de retorno en el mismo paciente de la figu ra A, a los 12 rneses de efectuada la derivacion, Todo el flujo venoso mesenterico (M) se deriva a traves de grue sas colaterales (C) al area gastroesplenica y al shunt. B No se observa el relleno de la vena porta. varices en el 90 % de los casas, recidiva hemorragica en el 1,5 %. encefalopatia en el 0 % Y una sobrevida alejada del 86 %, 74 % Y53 % para los enfermos en estadios A, B YC de Child, respecti vamente (Sugiura M, 1984). En esta experien cia se incluyeron operaciones de urgencia, electivas y profilac ticas, en pacientes con hepatopatias cr6nicas cirr6ticas y no cirr6ticas. Los resultados de series occidentales, con algunas excepciones, no fueron tan excelentes, en especial en enfer mos cirr6ticos alcoholicos. Trasplante hepatica. Es en la actualidad una terapeutica reconocida en pacientes con hipertensi6n portal y hemorragia. Sin embargo, conviene aclarar que la indicaci6n de trasplante es la insuficiencia hepatica y no la hemorragia. La sobrevida de pacientes trasplantados con varices sangrantes en estadio C de Child es del 70 % a los 5 afios (Iwatsuki S, 1988), Yeste resultado es muy superior al de cualquier otro tratamiento. No todos los enfermos son candidatos al trasplante, y entre sus excepciones se encuentran: alcoholismo activo, hepatitis B activa, enfermedad concomitante grave y tumores malignos. El costo y la disponibilidad de organos son OtTOS factores que se deben tener en cuenta. 37. HIGADO 513 Fig. 37-32. Operacion de Sugiura. Desvascularizaci6n del est6mago proximal y es6fago distal que se extiende hasta la vena pulmonar inferior. La continuidad de la vella coronaria con el plexo venoso periesofagico mantiene una amplia via de derivaei6n portoacigos Ijlecha). Corte y sutura terminoterminal del es6fago :?0 3 em, proximales al cardias, esplenectonua y piloroplastia. En conclusion, la cirugia sigue ocupando un espacio fun damental en el tratamiento de la hemorragia por varices esofagicas 0 gastricas. Es la unica terapeutica capaz de redu cir el 40 a 50 % de recidiva hemorragica comprobada con la escleroterapia endoscopica 0 la administracion de drogas. En pacientes con cirrosis compensada y reserva funcional hepati ca adecuada (estadio A), asf como en aquellos bloqueos presinusoidales con funcion hepatica normal, probablemente sea el tratamiento ideal. Las operaciones que preservan el flu jo portal hepatopeto son preferibles a la derivaciones totales. Si el enfermo es candidato a un trasplante, deberfan contrain dicarse las intervenciones que involucren el hilio hepatico. En nuestro medic, las operaciones de desvascularizacion tienen especial indicacion en pacientes con buena suficiencia hepati ca y venas no aptas para una derivacion portosistemica, HIPERTENSION PORTAL NO CIRROTICA En este capitulo se incluyen todas las entidades capaces de producir hipertension portal, con exclusion de la cirrosis he patica. Desde el punto de vista practice merecen comentarse: los bloqueos prehepaticos, las hepatopatias cronicas no cirroticas mas frecuentes y el smdrome de Budd-Chiari. Bloqueos prehepaticos Trombosis portal. Es una entidad con elevada prevalencia en la hipertension portal de los nifios y en los adultos de pafses en desarrollo. La etiologfa es variada e incluye: infecciones intraabdorninales, factores postoperatorios (esplenectornta, cirugfa biliar, shunts portosisternicos), trauma, fibrosis retrope ritoneal, fistula arterioportal, estados hipercoagulables, tumo res (cancer hepatocelular, invasion venosa por otros tumores), estenosis congenita de la vena porta y causa idiopatica. Aproxi- . madamente en el 50 % de los pacientes adultos la etiologfa es desconocida. Con frecuencia el proceso comprende no solo el tronco de la vena porta, sino tambien sus ramas intrahepaticas yen ocasiones la vena esplenica y/o mesenterica superior (obs truccion difusa del sistema venoso portal). La historia natural varfa conforme con la etiologfa, pero el elemento cIinico do minante son los episodios reiterados de hemorragia digestiva por varices esofagicas 0 gastricas, bien tolerados. En general, la primera hemorragia demora uno a tres afios en producirse. Las infecciones respiratorias 0 el sindrorne febril suelen ser la causa desencadenante en los nifios. EI bazo esta uniforme mente aumentado de tamafio y en un 10 % de los casos se asocia con hiperesplenismo. En la infancia es frecuente obser var retardo en el crecimiento. La funcion hepatocelular es nor mal en la mayorfa de los enfermos, aunque se ha demostrado que con el correr de los afios se produce su deterioro (encefalo patfa y ascitis en pacientes afiosos). Es probable que a la edad se sume el efecto cronico de la alteracion en el flujo portal. EI diagnostico no difiere de 10 previamente comentado. Para el tratamiento de la hemorragia varicosa aguda, el tapo namiento gastroesofagico 0 la esclerosis tiene gran efectivi dad. Ante su fracaso queda la opcion de la cirugfa. No existen datos fehacientes sobre la eficacia de las drogas (vasopresina, glipresina, somatostatina), EI pron6stico es muy superior al de los pacientes cirroticos, ya que la funcion hepatica es nor mal y el unico peligro reside en el control de la hemorragia (10 % de mortalidad en cirugfa de urgencia). Para la profilaxis de la recidiva hernorragica se han logrado buenos resultados con la escleroterapia endoscopica, las derivaciones portosis ternicas y las operaciones de desvascularizacion, La seleccion del procedimiento depende de una adecuada evaluacion angio grafica (calidad de las venas para una derivacion), la edad del paciente y la experiencia del grupo tratante. En la trombosis aguda portal diagnosticada tempranamente, la terapia trombolftica 0 la angioplastia percutanea transhe patica puede ser iitil. Trombosis esplenica, Da lugar a la Hamada hipertensi6n portal segmentaria 0 hipertension portal izquierda, ya que solo afecta al sector gastroesplenopancreatico. Entre sus causas, aparte de los facto res mencionados en la trombosis portal, son frecuentes la obstruccion vascular por neoplasia del pancreas, pancreatitis cronic a 0 complicaciones locales de la pancreatitis aguda. La esplenectomfa es curativa, pues elimina el influjo arterial en el territorio vascular trombosado. Los shunts porto sisternicos y la esclerosis no tienen indicacion. Fistula arterioportal. Existen fistulas arteriovenosas con genitas y adquiridas (postoperatorias, traumaticas, neoplasicas), EI diagn6stico se sospecha por los antecedentes, la presencia de un soplo abdominal y signos de hipertension portal. El au mento del flujo portal ocasiona alteraciones vasculares en el tronco de la vena porta y sus ramas intrahepaticas (engrosa miento parietal, trombosis mural), asf como capilarizacion sinusoidal. El tratamiento consiste en el cierre de la fistula por embolizaci6n arterial 0 mediante cirugfa. Si la presion portal no desciende luego de suprimir la ffstula, debe completarse el procedimiento con una derivaci6n portosistemica. SECCI0NVI.ABDOMEN514Hipertension portal intrahepatica no cirrotica Las dos entidades con mayor pre valencia son lafibrusis portal no cirrotica y la esquistosomiasis. Fibrosis portal no clrrotica. Tambien conocida como esclerosis hepatoportal 0 hipertension portal idiopdtica (al gunos autores consideran que esta ultima es una etapa tempra na de la esclerosis hepatoportal), es una enfermedad de etiologia oscura, presente en diversas partes del mundo y con un franco predominio en los paises en desarrollo. La anatomia patol6gica muestra dilatacion del sistema venoso portal, engrosamiento subendotelial y frecuente trombosis de las ra mas portales intrahepaticas con fibrosis perivascular. Desde el punto de vista clfnico es cormin la hemorragia por varices (87 %) bien tolerada, la esplenomegalia y la anemia. La fun cion hepatica es normal 0 poco alterada, con hiperesplcnismo en menos del 10 % de los casos. La ecografia muestra dilata ci6n del eje esplenoportal y engrosamiento de las paredes vasculares y del tejido perivenular intrahepatico. En la angiografia se observa dilataci6n de las venas esplenica y por ta, con un repentino estrechamiento y obstruccion de las ra mas portales intrahepaticas. La biopsia hepatica diferencia esta lesion de otras hepatopatias cronicas como la cirrosis. La esclerosis endosc6pica controla mas del 90 % de los casos de hemorragia aguda y pocos enfermos requieren ciru gfa ante el fracaso de aquella. En la profilaxis de nuevos epi sodios de sangrado la escleroterapia es igualmente efectiva. Menos del 10 % de los pacientes se ope ran por fracaso de la esclerosis 0 predominio de varices gastricas sangrantes. Las operaciones de desvascularizacion son muy populares en los pafses orientales por sus buenos resultados y la ausencia de encefalopatia postoperatoria. El pronostico es uniformemente bueno despues de erradicar las varices con esclerosis, shunts u operaciones de desvascularizacion. Esquistosomiasis, En esta parasitosis, los huevos libera dos por el Schistosoma mansoni 0 el S. japonicum en las ve nas mesentericas alcanzan los espacios porta y generan una reaccion inflamatoria granulomatosa con obstrucci6n de las radfculas portales y fibrosis. Los tractos fibrosos pueden con vergir circunscribiendo nodules hepaticos que no son n6dulos de regeneracion. Es una enfermedad que predomina en pa cientes jovenes entre 15 y 50 afios de edad. El elemento clini co mas llamativo es la hepatoesplenomegalia; el agrandamiento del bazo se debe fundamentalmente a hiperplasia reticuloen dotelial. La funci6n hepatica es normal 0 con ligeras perturba ciones enzimaticas y de la bilirrubina. La hemorragia por varices es bien tolerada, aunque los enfermos pueden presen tar asci tis leve y discretos aumentos de la bilirrubina en forma transitoria. La experiencia americana mas importante se ha desarro llado en el Brasil, donde la enfermedad es endemica, En los pacier;tes que han sangrado por hipertensi6n portal las opera ciones mas adecuadas son la esplenectornia con desvasculari zac.on esoragogastrica y las derivaciones selectivas, La tasa de encefaiopatia postoperatoria con las derivaciones totales es elevada (30-70 9c) y por 10tanto estan contraindicadas. Smdrome de Budd-Chiari Es Ull conjunto de procesos que tienen como denominador comun una alteraci6n en el desagiie venoso postsinusoidal hepatico. Existe una forma primitiva, en la cual el obstaculo sc origina en el propio sistema venoso: endoflebitis obliterante de venas suprahepaticas mayores (enfermedad de Budd Chiari), diafragmas de la vena cava inferior; enfermedad venooclusiva (oelusi6n de venas centrolobulillares y hepati cas de pequerio y mediano calibre); y una forma secundaria, en la que existen causas intrahepaticas y extrahepaticas de obstrucci6n venosa (turnores, abscesos, quistes hidatfdicos, etc.). La presentacion clfnica puede ser aguda, subaguda 0 Cf(J nica, y los signos mas caracterfsticos son: dolores en el hipocon drio derecho, ascitis, hepatomegalia, circulacion colateral (portosistemica y/o cavo-cava), esplenomegalia, edemas en miembros inferiores, alteraci6n del estado general y de la fun cion hepatica. La relaci6n con la edad, el sexo, forma de pre sentacion y frecuencia relativa de los signos mencionados va rian en funci6n de la etiologfa del sindrorne. El diagn6stico se basa en la sospecha clfnica y la combinacion de estudios por imageries (ecograffa, angiograffa con tiempos arterialcs, portograficos, cavosuprahepaticos y mediciones de presi6n, tomograffa computada, resonancia nuclear magnetica, centello graffa), examenes hematol6gicos (para descartar sfndrornes mieloproliferativos) y biopsia hepatica. Esta ultima debe ser bilobular, dado el caracter much as veces asimetrico de la en fermedad en el higado, y resulta fundamental desde el punto de vista diagn6stico y terapeutico. EI tratamiento debe estar dirigido a la enfermedad causal, al control de la ascitis y a evitar 0 contrarrestar el efecto de la congestion venosa sobre el higado. En casos leves sin eviden cia de necrosis hepatica progresiva debe tratarse la enferme dad de base y la ascitis y controlar al paciente con biopsias hepaticas sucesivas. En casos agudos con necrosis hepatoce lular extensa es necesario descomprimir el higado mediante una derivaci6n infrahepatica (portocava 0 mesocava) 0 suprahepatica (mesoauricular), de acuerdo con la existencia 0 no de hipertension cava asociada. Por ultimo, en los pacientes con enfermedad hepatica avanzada y fibrosis extensa como resultado de episodios recurrentes de trombosis venosa, la unica posibilidad es el trasplante hepatico. En la actualidad, el TIPS es una alternativa que se evahia como opci6n a los shunts portosisternicos infrahepaticos. BIBLIOGRAFIA Albillos A, Colombato LA, Enriquez R, Sikuler E, and Groszmann RJ: Sequence of morphological and hemodynamic changes of gastricmicrovessels in portalhypertension. Gastroenterology 102: 2066-2070,1992. AlvarezRodriguez J, OriaA,Mitidieri V yFontana J: Fistula arterio portal congenita.Rev. Argent., Cirug. 46: 23-28, 1984. 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ABSCESO PIOGENO Francisco Suarez Anzorena Definicion. EI absceso es una colecci6n localizada de pus producida por la supuraci6n enclavada en un 6rgano. Se inicia como una acumulaci6n de neutr6filos en una cavidad produ cida por la separaci6n de elementos celulares existentes 0 por necrosis colicuativas de las celulas del tejido. Al evolucionar se extiende por la necrosis progresiva de las celulas adyacen tes y forma finalmente una colecci6n. EI absceso pi6geno de higado es una entidad clinicopa tol6gica asociada a manifestaciones sisternicas de toxemia y dolor en el hipocondrio derecho. Se los puede encontrar soli tarios de gran tamafio 0 multiples y de pequefio tarnafio. Epidemiologia. La incidencia es diffcil de determinar; se gun algunos estudios corresponde al 0,29 a 1,47 % de las au topsias. Se observ6 un incremento en la aparici6n de abscesos so litarios en los ultimos 25 afios, con un descenso notable en los multiples y pequetios, tal vez debido a la antibioticoterapia temprana y el tratamiento efectivo de infecciones abdomina les extrahepaticas, En la serie de Ochsner, en 1938, era mas frecuente entre los 20 y 30 afios; para Sherman, en 1961, la edad promedio era de 50 afios, yen estudios mas recientes como el de Lambiase 10 sinia en los 58 afios de promedio. La relaci6n en cuanto a la poblaci6n masculina sobre la femenina sena segun los autores de 2,4 a 1. Etiopatogenia. Se proponen varias modalidades de acce so de los germenes productores de los abscesos. I. Por via biliar. Es la causa mas cormin, Se observa como consecuencia de colecistitis aguda 0 colangitis, sobre todo en pacientes portadores de litiasis en la via biliar con obstrucci6n intermitente, 0 en pacientes con neoplasias de la via biliar 0 del pancreas, en especial si fueron estudiados mediante algu na tecnica invasiva percutanea 0 endosc6pica. En estos casos es mas frecuente observar abscesos multiples y pequefios, que se acornpafian de destrucci6n y dilataci6n de los conductos. 2. Por via portal. Son los originados en procesos abdomi nales alejados del higado con irrigaci6n portal y producidos por la migraci6n de emboles septicos. Se los observa secun darios a apendicitis, di verticulitis, pancreatitis, enfermedad de Crohn, colitis ulcerosa, perforaci6n intestinal, hemorroides infectadas, cancer de colon, etcetera. 3. Por la arteria hepatica. Son secundarios a infecciones localizadas en sitios extraabdominales: otitis media, endo carditis bacteriana, piodermitis, afecciones bucodentales u osteomielitis. 4. Por contigiddad de organos vecinos. Secundarios a abs cesos subfrenicos, ulceras gastricas 0 duodenales perforadas 0 pielonefritis. 5. Por trauma penetrante. Se los ve en traumatismos abier tos, sobre todo si hay destrucci6n del parenquima hepatico con presencia de detritos y tejidos desvitalizados, y en traumas cerrados 0 secundarios a tratamientos locales de tum ores con alcohol, donde hay tejidos desvitalizados y agresi6n ex6gena. En los Ilamados criptogeneticos no se logra determinar la causa del absceso. En la actualidad, debido a nuevas tecnicas diagn6sticas y al empleo de antibioticoterapia efectiva para tratar enfermedades sistemicas, se las observa con una inci dencia del 15 al 21 %. Hay ademas una asociaci6n importante entre enfermeda des inmunosupresoras, como diabetes mellitus, SIDA y trata mientos quirnioterapicos, 0 con enfermedades poliqufsticas, pielonefritis, cirrosis e insuficiencia cardiaca congestiva. Hallazgos bacteriologicos. La recuperaci6n de germenes de los abscesos hepaticos ha mejorado mucho en los ultimos aries con la incorporaci6n de nuevos elementos para la toma de muestra, trans porte y cultivos para germenes anaerobios. Es importante que la toma de muestra preceda a la antibio ticoterapia, ya que esta es causa de falsos negativos. En un 64 % de los casos los cultivos son polimicrobianos y los germenes que mas corminmente se hall an son Escherichia coli y la Klebsiella pneumoniae. De los anaerobios, el mas cornun es Bacteroidesfragilis. Se encuentran una variedad im 516 SECCION VI. ABDOMEN Tabla 37-5. Causas de los abscesos hepaticos y su incidencia segun distintas series Causa (%) Ochsner Ochsner Warren Joseph McDonald Frey (1880-1927) (1919-1927) (1933-1966) (1952-1967) (1954-1980) (1989) Biliar 14 6 0 15 33 30 Portal 36 10 70 25 22 30 Arterial 0 0 10 28 13 15 Contiguidad 10 8 0 18 5 15 Criptogenetica 17 58 15 10 21 15 Traumatica 4 10 5 0 3 0 Metastasis 0 0 0 0 3 0 Otras 20 4 0 0 0 0 1\" 575 47 20 61 885 408 portante de gerrnenes aerobios, anaerobios y microaerofilos. Se mencionan a continuacion algunos de ellos. Bacterias grampositivas: Streptococcus no hemolftico S. beta-hemolitico S. viridans Actinomyces israelli Mycobacterium tuberculosis Staphylococcus aureus S. epidermidis Peptostreptococcus Peptococcus Bacterias gramnegativas: Escherichia coli Bacteroides Fusobacterium Aerobacter aerogenes Alcaligenes faecalis Salmonella Pseudomonas Bacteroides perfringes Bacilo de Friedlander Proteus Klebsiella Enterobacter egus Candida Los microorganismos pueden aisiarse en un 20 % de la sangre. Candida se encuentra en pacientes inmunosuprimidos qUe despues de la quimioterapia van a ser tratados con tras plante de medula osea, Diagnosttco. Presentacion clinica. Los signos y sintomas son inespeefficos: puede encontrarse un sfndrome septico acompanado de escasos signos y no Iocalizados, 0 ser expre sion de la enfermedad de origen. Es cormin la hipertenniaen picos, remitente 0 continua, aumen to de la tension abdominal y dolor en el hipocondrio derecho, perdida de peso, ictericia, prurito, hepatomegalia, sig nos y sfntomas respiratorios 0 hipo. Tabla 37-6. Clinica de los abscesos hepaticos segtin Me Donald Abscesos Abscesos Total de simples multiples pacientes (n =33) (n = 22) (n = 55) Sintomas Escalofrtos 19(58%) 10(45%) 29 (53 %) Dolor abdominal 16(48%) 9 (41 %) 25 (45 %) Perdida de peso* 16 (48 %) 12(55%) 28(51%) Signos Fiebre 20 (61 %) 12 (55 %) 32 (58 %) Hepatornegalia 19 (58 '!o) 14 (64 %) 33 (60 %) Detensa 17(52%) 12 (55 %) 29 (53 %) Ictericia 5 (15 %) 7 (32 %) 12 (22 %) Signos toracicos 7 (21 %) 4 (18 %) 11(20%) * 10 % 0 mas en tres meses 0 menos. Laboratorio. Es variable e inespecffico. Los globules blan cos pueden oscilar entre 1.000 y 60.000; puede haber anemia, aumento de la eritrosedimentacion, descenso del ticmpo de protrombina, de la albiimina y el colesterol y aumento de la fosfatasa alcalina, sobre todo en pacientes con multiples abs cesos pequefios. Habra elevacion de la bilirrubina si hay obs truccion de la via biliar. Estudios radiologicos. La radiograffa de iorax muestra en un 45 a 55 % alteraciones, como elevacion del hemidiafragma, carnbios en el angulo costofrenico, colecciones pleurales e infiltrados pulmonares; en el casu de germenes productores de gas, se podran visualizar irnagenes aereas subdiafragmaticas, Los estudios contrastados del tubo digestivo pueden reve lar signos indirectos de compresion, sabre todo en la curvatu ra menor del estornago. 37. HIGADO 517 El estudio contrastado de la via biliar en forma percutanea o endoscopica tiene lugar cuando se piensa en lesiones que obstruyen en forma intrinseca 0 extrfnseca la via biliar. Las imageries que se aprecian son de pequefias colecciones distri buidas en forma difusa en todo el arbol biliar intrahepatico. que representan multiples abscesos. Estos estudios pueden ser tarnbien terapeuticos mediante la colocacion de drenajes ex temos 0 endoprotesis endoscopicas. La angiograffa es poco utilizada. Ecografia. Es el estudio de eleccion en el diagnostico de los abscesos hepaticos, no solo poria rapidez, economia y efi cacia, sino ademas par la posibilidad de realizar punciones diagnosticas y terapeuticas, como 10 preconizaran Smith y Barttrum en 1974, con transductores de tiempo real de 3.5 0 5 megahertz. En los abscesos solitarios, de gran tamano, la imagen ca racterfstica es hipoecogenica, con refuerzo posterior y la pre sencia 0 no de imageries hiperecogenicas en su interior que se desplazan con los movimientos del paciente (fig. 37-33). En los abscesos multiples pequefios se puede observar un patron irregular con imageries hipoecogenicas y a veces hiperecogenicas con centro hipoecogenico. Bajo tratamiento antibiotico, la morfologfa de estas lesiones se modi fica. se hacen mas hiperecogenicos para luego desaparecer (fig. 37 34). Tomografia axial computada. Tiene como dificultades la necesidad de trasladar al paciente y el hecho de que es mas costosa y menos accesible, pero tiene la ventaja de no ser ope rador dependiente, su mejor sensibilidad para abscesos multi ples pequefios, y al igual que en la ecograffa. la posibilidad de realizar punciones diagnosticas y terapeuticas (fig. 37-35). La opcion de efectuar tomograffa computada espiralada no aumenta la sensibilidad, pero puede ayudar a determinar con mayor detalle los abscesos lobulados. Resonancia nuclear magnetica. Puede servir para detec tar colecciones liquidas, pero es diffcil de lJevar a caho y no permite, hasta el momento, punciones guiadas. Estudios radioisotopicos. Tienen la desventaja de que de moran entre 24 y 48 horas para el diagnostico y no es posible Fig. 37-33. Ecografla: absceso hepatico en segmento 5. Fig, 37-34. Ecografia: abscesos bepaticos multiples en segmento 7. Fig. 37-35. Tornograffa computada: abscesos hepaticos multiples. distinguir entre imagenes lfquidas y solidas, ya que ambas se visualizan como imagenes hipocaptantes. EI marcador utili zado actualmente es el tecnecio 99. Laparoscopia. Puede ser utilizada para localizar abscesos y determinar el origen intraabdominal de las lesiones primiti vas. Complicaciones, Es comun encontrar en estos pacientes asociacion con procesos localizados en el abdomen 0 el torax por contiguidad, adernas de manifestaciones sisternicas de sepsis. Manifestaciones abdominales: absceso subfrenico. Puede presentarse en un 7 % ruptura espontanea con peritonitis. Fistulas biliares (fig. 37-36) al intestino, pleura, pulmones o bronquios; hemobilia 0 falla hepatica. SECCION VI. ABDOMEN518 Manifestaciones tordcicas: adernas de las afecciones por contiguidad, se pueden observar derrames pleurales 0 atelectasias. Tratamiento. Una vez que se ha realizado el diagn6stico de absceso hepatico, se comienza con tratamiento antibi6tico ernpirico utilizando un triple esquema que incluya penicilina o derivados para cobertura de aerobios, metronidazol 0 clindamicina para anaerobios y gentamicina para gerrnenes resistentes a la penicilina. La respuesta a la antibioticoterapia sola es de un 40 %, y resulta mas efectiva cuando se trata de lesiones multiples y pequefias. El tratamiento de elecci6n es el drenaje en forma percuta nea utilizando la guia ecografica 0 la tomograffa computada. Se puede realizar por punci6n directa con trocar 0 por el meto do de Seldinger, colocando cateteres multifenestrados con fijaci6n interna, que se dejan colocados entre una semana y dos meses, de acuerdo con la evoluci6n. Si la evoluci6n del paciente no es favorable y presenta fiebre persistente por mala evacuaci6n, se puede colocar otro drenaje, cambiar el que tie ne por uno de mayor grosor 0 recurrir a un tratamiento quinir gico (figs. 37-37 y 37-38). Previamente se puede realizar una fistulograffa para comprobar la efectividad del drenaje 0 su comunicaci6n con la via biliar (fig. 37-39). La cirugfa tiene su lugar ante el fracaso del tratamiento percutaneo 0 cuando, acompafiando al absceso, hay patologia abdominal asociada, o en el caso de traumatismo hepatico si se sospecha la presen cia de detritos 0 tejidos desvitalizados que hay que eliminar. Puede incluir la hepatectornfa, procedimiento especffico ante la presencia de abscesos multiples. Pronostico, La mortalidad de los pacientes portadores de Fig. 37-36. Absceso hepatica comunicado can la via biliar. Fig. 37-38. Radiograffa simple: cateteres de abscesos multiples. Fig. 37-39. Fistulografia de absceso hepatica. Fig. 37-37. Tomografia computada: drenaje de multiples abscesos hepati cas de los 16bulos izquierdo y derecho. 'w 'W 37. HIGADO 519 Sospecha clinicade absceso hepattco + Laboratorio ~ ECO ~ ,..- TAC Punclon diaqnostlca ... l Recolocacion _______--« del drenaje Persistencia Tratamiento percutaneo Tratamrento , qulrurqlco Fig. 37-40. Algoritmo de tratarnientoen el absceso hepatico. abscesos hepaticos esta influida por los factores que 10acorn pafian. La edad, el mal estado general, los cultivos polimicro bianos, las neoplasias subyacentes y la marcada disfunci6n hepatica ejercen una influencia adversa sobre la sobrevida. Las complicaciones, como la ruptura al peritoneo 0 la cavidad pleural, la hemobilia 0 el absceso de pulmon aumentan la mortalidad. Se habla de un 100 % de mortalidad en los pa cientes con abscesos multiples no tratados, que se reduce a un 10 % en los unicos, debido al diagnostico temprano y las tera peuticas combinadas de antibi6ticos y drenaje. Absceso amebiano La Ameba histolytica es un parasite habitual del tubo di gestivo que se encuentra en el 10 % de la poblaci6n mundial. La relaci6n entrelos abscesos hepaticos y el parasite fue descripta por Kartulis en 1885; desde 1991 Councilman y La Fleur denominaron a las enfermedades producidas por la ameba como disentena amebiana y absceso amebiano de higado. En la experiencia de Adams y McLeod de 5087 amebiasis, la complicacion mas cormin fue el absceso hepatico en 2074, con una mortalidad de 0,7 %; la mortalidad de los abscesos complicados fue del 12 %. En las formas severas, la enfermedad se encuentra en eli mas tropicales y subtropicales, aunque se la puede encontrar en algunas regiones del norte de Canada y Alaska. La enfer medad es mas comtin en personas que viven en malas condi ciones socioeconornicas con carencias sanitarias y de agua potable; predomina en hombres. La ameba en forma de quiste es deglutida y en el intestino grueso proximal toma la forma de trofozoito; muchos trofo zoftos viven en el intestino, y al ser eliminados con las heces adoptan la forma de quistes. Debido a su presencia en el colon, la colitis amebiana es la forma mas comun de presentaci6n. Se reconocen tres formas: enfermedad mucosa, enfermedad mural y sindrome posdisenterico. Las amebas pueden invadir la mucosa colonica sin la producci6n de una lesion local y origi nar primariamente un absceso hepatico; en contraste, s610 se han encontrado 30 a 40 % de abscesos amebianos en pacien tes con disenteria. Para producirse el absceso, las amebas atraviesan la pared del colon y por via hematogena portalllegan al higado. Como mecanismo de producci6n del absceso se han pos tulado: necrosis hepatica por citolisis, necrosis isquemica so bre la base de citolisis 0 por trombosis de pequefias venas por tales, que sumadas a otras areas de trombosis dan origen a verdaderas areas necroticas confluentes. El resultado es un area de tejido necr6tico central que le da el aspecto caracterfstico de pasta de anchoas. En su evolucion, el quiste puede Invadir areas vecinas comprometiendo la pleura, el colon, los pulmo nes 0 el peritoneo. El tejido se rodea de una capsula fibrosa, que con el tratamiento cura sin dejar secuelas en un penodo de 6 meses. Los sfntomas mas frecuentes son el dolor abdominal en el hipocondrio derecho, la hepatomegalia y la fiebre de tipo in termitente. Ante la sospecha se debe realizar una ecograffa, la cual muestra imagenes tipicas como un area anecogenica, que de acuerdo con la cantidad de tejido necrotico hay que diferen ciar de un hepatoma abscedado; esto se puede confirmar por puncion citol6gica. La serologia mediante un test de hemaglu tinacion pasiva, inmunofluorescencia indirecta, ELISA 0 su demostraci6n en elliquido 0 paredes del absceso confirma el diagnostico. Las complicaciones aparecen por crecimiento del absceso a los organos en continuidad hacia el estornago, peritoneo, pancreas, pleura, pulmon 0 pericardio, con la produccion de una sintomatologia acorde con el organa afectado. Tratamiento. Ante la sospecha de absceso amebiano se instituye el tratamiento con metranidazol por 24 horas en do sis de 800 mg tres veces al dfa. En el 80 % de los pacientes se comprueba una mejoria clfnica y ecografica a las 24-48 horas. Si despues de este periodo la evolucion no es satisfactoria, se puede realizar un tratamiento percutaneo. La cirugfa se reser va para casos complicados, como la perforacion al colon 0 el peritoneo. BIBLIOGRAFIA Alteimer WA: Piogenic liver abscesses. En Schiff L, Schiff ER: Diseases of the liver. J.B. Lippincott Company, Philadelphia, 1982. Edelman K: Multiple pyogenic liver abscesses communicating with the biliary tree: treatment by endoscopic stenting and stone removal. Am. J. Gastroenterology 89: 2070-2072, 1994. Frey C, Zhu Y, Suzuki M, Isaji S: Liver Abscesses. Surg. Clin. North Am., 69:259-271, 1989. Greenstein A: Abscesses of the Liver (Other than Amebic). En Berk JE Bockus Gastroenterology. W.B. Saunders Company, Philadelphia, 1985. Lambiase R, Deyoe L, Cronan H, Dorfman GS: Percutaneous drainage of335 consecutive abscesses: results of primary drainage with 1 year follow-up. Radiology 184:167-179, 1992. McDonald MI, Corey JR, Gallis HA, Durack DT: Single and Multiple Pyogenic Liver Abscesses. Natural History, Diagnosis and Treatment with Emphasis on Percutaneous Drainage. Medicine 63: 291-302, 1984. Van Sonnenberg E, DAgostino H, Sanchez RB, Casola G: Percutaneous abscess drainage: editorial comments. Radiology 184:27-29,1992. HIDATIDOSIS ABDOMINAL Daniel E. Correa Generalidades. La hidatidosis humana es una parasitosis causada por la forma qufstica que adquiere en el hombre como en otras huespedes intermediarios la larva del Echinococcus SECCION VI. ABDOMEN 520 granulosus. Es una zoonosis, es decir, una enfermedad animal que eventualmente compromete al hombre. Predomina en zo nas de crfa de ganado ovino, bovino 0 caprino, y con menos frecuencia en donde existen otras poblaciones de animales herbfvoros (cerdos, antflopes, caballos, conejos, etc.). Epidemiologia. Las areas geograficas de mayor preva lencia en el mundo son: - America del Sur (Argentina, Uruguay, Chile, sur de Bra sil, Peru). - Australia y Nueva Zelanda. - Asia (Arabia Saudita, Iran e Irak), - Norte de Africa. - Europa (Grecia, Italia, Espana, Francia, Serbia, Ruma nia, Rusia, Turquia, Chipre). - America del Norte (Alaska). En la Argentina, la incidencia mas elevada se observa en la Patagonia seguida de la provincia de Buenos Aires, La Pam pa, Cordoba, Santiago del Estero, San Luis y La Rioja, Tucu man, Salta y Jujuy y la zona mesopotamica, aunque no puede descartarse totalmente en otras regiones. Caracteristicas del p ards ito y ciclo evolutivo . EI Echinococcus granulosus es un parasite heteroxeno, es decir, debe pasar por diferentes huespedes para completar su ciclo evolutivo. Tiene un huesped definitivo, en que adquiere la for ma adulta de tenia, y un huesped intermediario, en que des a rrolla su forma de larva como quiste hidatidico. En su forma adulta es un verme 0 gusano de cuerpo apla nado, de 3 a 5 mm de longitud que presenta una cabeza y tres segmentos llamados progl6tides. Vive en el intestino del perro y con menos frecuencia en el de otros carnfvoros (zorros, 10 bos, chacal, dingos, etc.) al cual se adhieren mediante cuatro ventosas y una corona de ganchos que posee en su cabeza. El segundo segmento prcglotide corresponde a los organos genitales masculinos y femeninos, dado que es hermafrodita. EI utero gravido, ubicado en el ultimo segmento, lIega a tener entre 500 y 800 huevos, que libera cuando estan maduros en la luz intestinal del perro, del cual son eliminados con las excretas infestando las pasturas y quedando ademas algunos adheridos al pelo del animal. Ingeridos los huevos por los huespedes intermediarios, que son los animales herbivoros (ovejas, cabras, vacas, etc.) y en forma incidental el hombre, se desarrolla la larva como quiste hidatfdico. EI ciclo evolutivo se completa al ingerir el perro las visceras de los animales afectados de hidatidosis, generan do entonces la tenia a partir de las formas fertiles (escolex) presentes en los quistes (fig. 37-41). La forma de infeccion del hombre es por convivencia y contacto con el perro, que !leva adheridos en su pelo huevos del parasite. Contaminadas las manos y eventualmente verdu ras y aguas, estas, con las excretas del mencionado animal, ingresan por ingestion al tubo digestivo. Los huevos ingeridos sufren en su interior la degradacion de su capa externa y libe ran el embri6n hexacanto que contienen. El ernbrion atraviesa en forma activa la pared del intestino y penetra luego en los finos vasos del sistema portal, por los cuales !lega al hfgado. Si el embrion no es detenido a ese nivel, pasa a los vasos suprahepaticos y de estes a la venacava, las cavidades cardia cas derechas y los capilares pulmonares, que son su segundo fiItro. Si 10 superan, el ernbrion continua por la circulaci6n general y puede asentar entonces en cualquier organa 0 tejido. Otra via de llegada del ernbrion hexacanto ala circulacion general serfa la linfatica cuando, habiendo atravesado la pared intestinal, entra en un conducto quilffero y de allf pas a a la cisterna magna y al conducto toracico, Ilegando a la circula cion venosa sin pasar por el hfgado. En el capilar donde finalmente se detiene, el embri6n hexacanto se vesiculiza en su parte central y forma una mono capa celular lIamada capa germinativa. En forma periferica a -: Visceras infectadas C;; can quistes { Huesped mterrnediano (ganado) con esc61ex Huesped definltlvo (perro) \~\'\\~~r(f~\~r((f{;));; \,\ 1/ / ~/OI' Infestaci6n de pasturas Infecci6n humana Fig. 37-41. Ciclo evolutivo del Echinococcus granulosus. .......------------------.~~::.•.... 37 HIGADO 521 Membrana adventicia Membrana cuticular Membrana germinativa Liquido hidatidico Vesicula proligera Vesiculas hijas Areniila Parenquirna hidatidica del huesped Fig. 37-42. Quiste hidatidico. esta se constituye luego una membrana quitinosa que, par su cesiva aposicion de otras de simi lares caracterfsticas, se va engrosando y toma un color blanco nacarado; es la capa cuticular. En el organo donde asienta el parasite, despues de producirse una reaccion granulomatosa y con el crecimiento del quiste, es rodeado par un tejido fibroso reaccional que re cibe el nombre de membrana adventicia. Dentro del quiste se acumula un Ifquido cristalino con ca pacidad antigenica por su contenido proteico. Se encuentra a una presion de 40 a 80 ern H20 , 10cual explica su pasaje a los conductos de los organos donde asienta cuando se abre en ellos. EI Ifquido hidatfdico presenta un fino sedimento lIamado arenilla hidatidica. la que esta constituida por vesfculas prolfgeras y escolex, Las vesiculas prolfgeras se ariginan por brotes 0 gemacion de la capa germinativa, desarrollandose en su interior los escolex, algunos de los cuales quedan libres por la ruptura de esas vesiculas. La arenilla hidatfdica contiene unos 400.000 escolex par mililitro. La descripcion dada hasta aquf corresponde al quiste hidatfdico hialino. Cuando el quiste sufre traumatismos me nores en su evolucion, se producen formas de resistencia in terna y con menos frecuencia externa, que son las vesiculas hijas. Estas reproducen las caracteristicas del quiste y cuentan con una capa germinativa y una cuticular (fig. 37-42). Una particularidad de esta parasitosis es la potencialidad de generar un nuevo quiste a partir de un escolex del quiste primario. Esta nueva afectacion se denomina hidatidosis se cundaria y motiva que durante el tratamiento quinirgico de la enfermedad el cirujano deba tomar precauciones a fin de evi tar la contarninacion del campo operatorio par el contenido del quiste hidatidico. Anatomia patol6gica. Durante su crecimiento y su desa rrollo la enfermedad hidatfdica genera en el organo que asien ta una serie de alteraciones evolutivas. Es un proceso dinami co que puede detenerse en forma espontanea en cualquiera de sus etapas, pero en otros casos lIega a generar variadas com plicaciones. Generalmente el tiempo de evolucion de la enfer medad abarca varios aries y da inicialmente escasas manifes taciones clfnicas. Pese a ello, la velocidad de crecimiento es variada, como 10 prueba la observaci6n ocasional de quistes de gran tamafio en nifios de corta edad. EI embri6n hexacanto una vez que queda detenido en un capilar produce una reaccion granulomatosa. Constituido el quiste es rodeado por la membrana adventicia que genera el huesped, la cual inicialmente es fina y transhicida a la obser vaci6n directa, y con el transcurso del tiempo se va engrosan do y sufriendo una necrosis de su capa intema. EI parenquima circundante a la adventicia experimenta fen6menos de lisis y atrofia, y puede comprometer a conduc tos y vasos por el crecimiento expansivo del quiste. De erosionarse los conductos (vfa biliar, bronquios 0 sistema pielocalicial), el espacio virtual existente entre el quiste y la adventicia es ocupado por Ifquido 0 aire de acuerdo con el organa en que se asienta y se transfonna en una cavidad real. En este proceso el contenido hidatfdico puede lIegar a evacuarse parcial mente causando obstrucci6n de los conductos 0 salida de su contenido hacia el exteriar: v6mica hidatidica en los quistes pulmonares e hidatiduria en los renales. Los quistes localizados en la superficie de un 6rgano que esta en contacto con una cavidad serosa 0 en su interior (peritoneo, pleura 0 pericardio) son pasibles de presentar mi graci6n sin efraccionarse 0 de sufrir la ruptura, en este caso con la diseminaci6n de su contenido en la cavidad y la posibi lidad de ariginar nuevos quistes (hidatidosis secundaria) a partir de los escolex, EI proceso de migracion -y con menos frecuencia, el de ruptura- puede ser asintornatico en su etapa inicial ydesa rrollar luego manifestaciones por su crecimiento y evoluci6n en ellugar donde quedan localizados. Habitualmente, la rup tura en una cavidad serosa da un cuadro clinico agudo carae terfstieo segun su localizaci6n. En ciertas oportunidades este proeeso puede acompafiarse de manifestaciones alergicas ge nerales ("rush cutaneo", broncoespasmo 0 shock anafilactico) ocasionadas por absorcion a nivel de la serosa de antfgenos hidatfdicos, los que reaccionan con anticuerpos que el hues ped desarrolla durante la enfermedad. La adventicia puede presentar el deposito de sales calcicas . en su pared que da origen a un quiste hidatfdico calificado. Este tipo de caracterfstiea, por la eual puede ser detectado en la radio graff a simple, se da en cualquier organa con excep cion del pulmon, en el que es muy infrecuente ese proceso. El quiste hidatfdico supurado es la consecuencia de la in feccion bacteriana sobreagregada. Esta infeccion se iniciarfa en la adventicia y en el espacio existente entre ella y el quiste. Su via de lIegada es habitualmente canalicular, y en pocos ca sos se interpreta como de arigen hematico. EI tamafio de los quistes, cuando es detectada la enferme dad, puede ser de eseasos centfmetros (l a 2 ern) hasta abarcar la mitad 0 mas del organo comprometido. En general, los quis tes pequefios son habitualmente asintomaticos, Enfermedad hidatidica en el hombre La mayor posibilidad de infecci6n de esta enfermedad es la nifiez y adolescencia por el contacto mas directo con los perras y prabablemente una mayor susceptibilidad a contraer SECCION VI. ABDOMEN 522 lao El antecedente epidemiologico en la mayorla de los casos es claro. La hidatidosis humana prevalece en el hfgado (50 a 60 %) Yle sigue en frecuencia el pulm6n (20 a 30 %). Las otras loca lizaciones son: peritoneo (3 a 5 %), bazo (1,5 a 3 %), rifi6n (1,5 a 2 %), sistema nervioso (2 %) Yhuesos (2 %) Yha sido observada con menos frecuencia en los demas organos 0 teji dos. El quiste hidatidico en el hombre habitualmente es rinico, y s610 en un 3 a un 10 % se presenta con mas de una lesi6n en el mismo organo 0 en diferentes organos, Esto lleva a tener que evaluar con distintos metodos la posibilidad de otras loca lizaciones cuando se ha hecho el diagn6stico de hidatidosis. La enfermedad hidatidica puede evolucionar durante va rios anos en forma asintomatica yen muchas oportunidades es un hallazgo durante la evaluaci6n de un paciente por otro cua dro clinico. En la mayorfa de los casos la aparici6n de los sin tomas es secundaria a la complicacion del quiste (infeccion, apertura en un conducto, ruptura, etc.). Diagn6sticode la hidatidosis humana, Laboratorio. La capacidad antigenica del quiste hidatfdico segtin Coltorti (1980) depende de los inmunoquios contenidos en el Iiquido hidatidico. Esta seria una variedad de doce moleculas diferen tes que s6Io producirian estimulaci6n antigenic a cuando salen del quiste. Es asf como los quistes hialinos intactos no gene ran estfmulo inmunologico de no presentar alguna minima efracci6n de su pared. De los doce antigenos, el mas especffico de la hidatidosis es el denominado antfgeno 5, que unicamente tiene posibili dad de encontrarse en el Cysticercus cellulosae fuera de esta parasitosis. El antfgeno 5 produce anticuerpos en el huesped, los que pueden detectarse por metodos de inmunoelectroforcsis 0 de doble difusi6n. Dado que los dos metodos tienen igual sensi bilidad y especificidad, y sicndo mas sencillo como tecnica la difusion para detectar anticuerpos antfgeno 5 (DDS), este se ha transformado en el metodo de elecci6n. En la hidatidosis hepatica el fndice de positividad de la prueba DD5 es del 50 % Y resulta menor en los quistes pulmonares. Diagnostico por imdgenes. La radiologfa convencional continua teniendo valor en el diagn6stico de la hidatidosis pulmonar, mientras que su aporte es escaso en el resto de las localizaciones. La ecograffa y la tomograffa computada tienen una alta eficacia tanto en el diagn6stico de la hidatidosis del abdomen y de sus complicaciones, como en el de otras localizaciones (toracica, osea, sistema nervioso, etc.). Tra tamiento. El tratarniento de esta afeccion y de sus com plicaciones es basicamente quinirgico. Cada localizaci6n tie ne sus tecnicas especfficas de acuerdo can el 6rgano y las ca ractertsricas que toma en cada uno de ellos la enfermedad hidatidica. Pese a esto, existen maniobras destinadas a evitar la diseminaci6n de la enfermedad durante la cirugfa, conocidas como hidatidotecnia, las que tienen principios comunes. En efecro, una vez abordado el quiste, se procede a aislar el cam po operatorio y evacuar luego las membranas y el contenido evitando su propagacion hacia otros tejidos, para 10 cual es conveniente disponer de un sistema de aspiraci6n apropiado. La esterilizaci6n del contenido del quiste con soluci6n de cloruro de sodio hipertonico, formal diluido u otras solucio nes no ha demostrado ser de utilidad con los vohirnenes y el tiempo de exposici6n empleados, ocasionando en algunas cir cunstancias complicaciones generales 0 locales graves como: coma hiperosmolar, csclerosis de la vfa biliar por formol, et cetera. La adventicia debera ser resecada en forma parcial 0 total de acuerdo con el organa donde se localiza la lesion y las ca racteristicas de esta (espesor, presencia de calcificaciones, in fecci6n, etc.). El tratamiento medico de esta enfermedad ha obtenido cier to grado de desarrollo con los antiparasitarios del grupo de los benzoimidazolicos. Estos farrnacos tienen dos dificultades, dadas por la absorci6n intestinal no constante asf como tam bien por una penetraci6n variable a traves de las paredes del quiste, Los mejores resultados en el tratamiento medico han sido obtenidos con el albendazol. En la actualidad se debera plantear esta terapeutica cuando la amplia diseminacion de la enfermedad hidatfdica 0 la existencia de enfermedades aso ciadas contraindican la cirugfa. Prevencion de la enfermedad hidatidica. Teniendo la hidatidosis un ciclo evolutivo conocido, la profilaxis debe ser llevada a cabo sobre las distintas etapas de aquel, La educacion sanitaria de la poblacion es primordial para este fin. En ella se sefialaran los riesgos de la convivencia con los perros, la necesidad de la desparasitacion peri6dica de los animales y la importancia de la reducci6n de la poblacion ca nina a 10 estrictamente necesario para las tareas rurales en las que colaboran. Con respecto a las visceras producto del faenamiento de animales de esas zonas, se debera destacar la necesidad de hervirlas durante 30 minutos antes de ser dadas como alimen to a los perros, y en casu de constatarse la presencia de quistes hidatidicos proceder a su destrucci6n quemandolas. Las autoridades sanitarias tienen la obligaci6n del control de los mataderos y la evaluaci6n peri6dica del grado de infestaci6n de los perros en las zonas endemicas. Los paises que han logrado la erradicaci6n 0 una reduc cion importante de esta enfermedad 10 hicieron aplicando medidas sanitarias estrictas destinadas ala prevenci6n. Hidatidosis hepatica Es la localizacion mas frecuente de esta parasitosis en el hombre y representa del 50 % al60 % de la hidatidosis huma na. Es unica en un 80 %, Ymultiple, con dos 0 mas quistes hepaticos, en los restantes casos. Predomina en el lobulo hepatico derecho anat6mico y con mayor frecuencia en la regi6n posterosuperior de cste (seg mentos hepaticos VII y VIII de la clasificacion de Couinaud). EI tamafio del quiste al momenta del diagn6stico es varia ble, pero en la mayona de los casos se trata de lesiones de 2 em de diametro 0 mayores. Anatomia patologica. En su desarrollo hepatico esta afec ci6n produce lesiones como consecuencia del crecimiento expansivo y comprime y atrofia el parenquirna y estructuras parenquimatosas. Los quistes inicialmente asientan en el parenquima aleja dos de la superficie. Con el crecimiento llegan a ponerse en contacto con la capsula hepatica y aun pueden sobrepasaria. Con una frecuencia que oscila entre el 5 % y el 20 % erosionan conductos biliares de grueso calibre y pueden evacuarse parcialmente en ellos llegando a causar obstrucci6n biliar. En pocas ocasiones esta obstrucci6n es originada por la compresion del quiste sobre un conducto intrahepatico 0 so bre la via biliar extrahepatica. - 523 37. HIGADO EI quiste puede presentar migraci6n sin efraccionarse 0 romperse hacia la cavidad peritoneal, el t6rax 0 con menor frecuencia hacia una viscera abdominal (est6mago, colon 0 duodeno). La rnigraci6n peritoneal sin efracci6n es inicialmente asintomatica. La ruptura en el peritoneo origina un cuadro de abdomen agudo cuyos sintomas revestiran mayor intensidad de asociar se al quiste una infecci6n bacteriana. En algunas oportunida des esta complicaci6n provoca manifestaciones alergicas ale jadas, como "rush" cutaneo, broncoespasmo 0 cuadros anafilacticos, producidos estes par el pasaje de antigenos hidatfdicos a la circulaci6n general. La hidatidosis hepatica supurada se origina cuando una infecci6n bacteriana se sobreagrega al quiste. Puede observar se con una frecuencia del 5 % aIlS % de las hidatidosis de esta localizaci6n. La infecci6n asienta inicialmente en la ad venticia y el espacio que existe entre esta y la cuticular del quiste; la via de llegada de los germenes mas frecuentes es la canalicular biliar. La flora de este proceso es corminmente polimicrobiana: enterobacterias aero bias (Escherichia coli, Streptococcus faecalis, Proteus mirabilis, Klebsiella, etc.) a las que se asocian en algunos casos germenes anaerobios (Bacteroides fragilis, Peptococcus). Las complicaciones toracicas se registran entre un 2 % a 2,5 % Y son precedidas de la atrofia y erosi6n del diafragma por aquellos quistes localizados en la cara superior del higa do. La ruptura en la cavidad pleural de un quiste hidatfdico hepatico es una de las causas de la hidatidopleura. De estar acompafiado el proceso par infecci6n bacteriana, ocasionara un empiema hidatfdico. La migraci6n pulmonar se producina cuando el proceso inflamatorio periquistico, despues de erosionar el diafragma, sinequia la pleura de la base. Una vez que penetra el parasite 0 parte de sus membranas en el parenquima pulmonar, este reacciona originandose una neumonitis periquistica, y de abrirse en un bronquio puede ser causade una v6mica hidatidica. Si el quiste hidatidico hepati co migrado tiene compromiso biliar, se podra establecer una fistula biliobronquial que se manifestara clfnicamente por la presencia de bilioptosis. La apertura en el pericardio 0 el mediastina de quistes hidatfdicos hepaticos ha sido comunicada con baja frecuen cia. La erosi6n de la vena cava 0 una vena suprahepatica por un quiste originando una diseminaci6n hernatica, 0 la compre si6n de esos vasos 0 de la vena porta que puede causar un sfndrome de hipertensi6n portal son excepcionales. Diagn6stico. Presentacion clinica. Esta enfermedad sue le cursar durante muchos afios en forma asintomatica. En oca siones el diagn6stico de hidatidosis hepatica es un hallazgo durante un estudio por imagenes por otra afecci6n. El dolor localizado en el hipocondrio y el flanco derecho es generalmente de escasa intensidad y poco frecuente. Cuan do se presenta en forma mas manifiesta, esta relacionado con una complicaci6n del quiste (infecci6n, apertura en la via biliar, ruptura en una cavidad serosa, etc.). En ocasiones, y en rela ci6n con la localizaci6n de la lesi6n, el dolor puede propagarse a la base del hemit6rax 0 regi6n subescapular derecha. La pre sencia de un tumor palpable puede ser referida como un sfnto rna de percibirlo el mismo paciente, un familiar en el caso de los nifios. La ictericia se presenta en oportunidad de una obstrucci6n biliar, en general por la apertura de un quiste en la via biliar. En ocasi6n de una hidatidosis supurada puede llegar a ob servarse fiebre, la cual se acompafiara de repercusi6n en el estado general segun la gravedad con que curse el proceso in feccioso, llegando en algunos casas a establecerse cuadros de sepsis. Los cuadros respiratorios (tos, v6mica, bilioptisis) son observados pocas veces dada la baja frecuencia de las compli caciones toracicas. Al evaluar a estos pacientes se debe dar prioridad en la anamnesis a la investigaci6n de los antecedentes epidemio 16gicos, los que son claros en la mayorfa de los casos. En el examen clfnico deben valorarse el estado general y el estado nutricional del paciente, los que a menudo se hallan afectados. La hepatomegalia se observa como manifestaci6n de quistes localizados en los segmentos inferiores a quistes intrahepaticos que rechazan el higado hacia abajo, 0 es secun dada a una hipertrofia compensadora. La semiologia de la base del hemit6rax derecho puede lle gar a dar signos en caso de una elevaci6n diafragmatica en quistes de la regi6n superior del higado y tendra hallazgos manifiestos en las complicaciones toracicas de la hidatidosis hepatica. Laboratorio. En la hidatidosis hepatica, como en otras parasitosis, el hemograma puede demostrar una eosinofilia del 5 % 0 mas, la cual se observa en un 30 % de los casos. La fosfatasa alcalina se encuentra elevada en algunos pa cientes como manifestaci6n de masa ocupante en el higado y acompafia a un aumento de la bilirrubina en sangre de existir una obstruccion biliar por membranas hidatfdicas en la via biliar. Como parte de la evaluaci6n del estado nutricional es con veniente determinar la albuminemia, dada la asociaci6n fre cuente con desnutrici6n 0 la repercusi6n en el estado general causada por esta enfermedad. La determinaci6n por doble difusi6n de anticuerpos espe cfficos para hidatidosis (DDS) es positiva en un 50 % a un 60 % de los pacientes con esta localizacion de la enfermedad. Diagnostico por imdgenes. EI metodo ideal es aquel que, adernas de contribuir en el diagn6stico de la enfermedad hidatfdica, permite evaluar el tamafio y mimero de quistes, la localizaci6n de estes y su relaci6n con las estructuras intrahepaticas y extrahepaticas. La ecograffa y la tomograffa axial computada cumplen con estos requisitos y ayudan ade mas a establecer la presencia de complicaciones relacionadas con esta afecci6n. Radiologia convencional. Los quistes calcificados son los iinicos detectables por la radiograffa directa de abdomen pero su frecuencia es baja (2% a 10 %) (fig. 37-43). La radiografia de t6rax, realizada en las incidencias de fren te y perfil, tiene como finalidad evaluar una posible hidatidosis pulmonar asociada; en otras ocasiones es dable observar una elevaci6n diafragmatica en los quistes del domo hepatica 0 imageries relacionadas con complicaciones pleuropulmonares de la hidatidosis hepatica (fig. 37-44). Ecografia. Es el metodo de elecci6n porque cumple en la mayona de los casos con todas las premisas establecidas para el estudio por imagenes de esta afecci6n; ademas permite es tablecer otras localizaciones intraabdominales de la enferme dad hidatidica (fig. 37-45). Ghardbi y col. (1981) de acuerdo con las caracterfsticas ecograficas clasific6 a los quistes en cinco tipos: Tipo I: imagen qufstica unilocular, can presencia en algu nos casos de arenilla hidatfdica en el fondo. Tipo II: el quiste presenta una membrana flotante y da un "signo del camalote" ecografico, a en otros casas, la membra na esta parcialmente desprendida. Tipo III: imagen qufstica can multiples imagenes redon SECCION VI. ABDOMEN524 deadas correspondientes a las vesiculas hijas. Es la imagen mas tfpica de la hidatidosis. Tipo IV: es un patr6n ecografico de aspecto heterogeneo que presenta un contenido hipoecoico, hiperecoico 0 una mez cia de ambas imageries. Corresponde a quistes complicados 0 infectados. Fig. 37-45. Ecograffa hepatica con imagen de quiste hidatfdico tipo 1lI de Gharbi. Tipo V: son Ids quistes calcificados que ecograficamente muestran una linea arciforrne ecorrefringente con una sornbra Fig. 37-43. Quistes hidatfdicos calcificados hepaticos en la radiograffa del aciistica posterior. abdomen. Desde el punto de vista quinirgico, la ecograffa le permite seleccionar al cirujano la via de abordaje de acuerdo con la localizacion del quiste, y Ie brinda adem as referencias anato micas de la relacion de la lesion con las estructuras intrahepaticas (venas suprahepaticas, vena cava y conductos bi liares); esto es de utilidad en la cirugia de reseccion (periquistectomia y hepatectomfa). Tomografia axial computada. Este estudio brinda un nivel diagnostico comparable al de la ecograffa, con la que colabora frente a ciertas circunstancias como: imagenes ecograficas dudosas, hidatidosis hepatica multiple con quistes superpues tos y en casos de cirugfa hepatica previa par esta afeccion con marcada distorsion de la anatomfa (fig. 37-46). Resulta tambien de utilidad en la cvaluacion de la hidatidosis abdominal multiple 0 peritoneal asociada y ante la sospecha de complicacionestoracicas de la enfermedad. Colangiografia retr6grada endoscopica. Su valor es el estudio de las ictericias en pacientes portadores de hidatidosis hepatica cuya causa 0 nivel de obstrucci6n no se pudo preci sar por medio de otros metodos (fig. 37-47). Asociando a la colangiograffa la papilotorma endoscopica puede encararse el tratamiento de los quistes abiertos en la via biliar. Tratamiento quirurgico. Indicaciones. El tratamiento de la hidatidosis hepatica y de sus complicaciones es esencial mente quinirgico. Otras propuestas han surgido como el trata miento con antiparasitarios, entre los cuales el albendazol es el que ha demostrado cierta efecti vidad, y la punci6n percutanea asociada a la inyeccion de soluciones escolicidas. Estas tera peuticas contiruian en evaluaci6n por ser de eficacia variable y seguirse de recidivas. Fig. 37-44. Radiograffa de t6rax en la que se observa un quiste hidatfdico de hfgado con evoluci6n toracica. - 37 HIGADO 525 Fig. 37-46. Tomografia axial computada de abdomen en una hidatidosis hepatica multiple. Fig. 37-47. Colangiografta retrograda endoscopica que demuestra cornu nicaciondel quiste hidatidico con la via biliar, Una excepci6n al tratamiento quinirgico son los quistes calcificados en la mayor parte de su contorno y sin signos de complicaciones, los quistes centrales de 2 em 0 de menor ta mafic, habitualmente diagnosticados en un estudio por image nes y que resultan diffciles de localizar durante una operacion, y los pacientes con hidatidosis multiple y compromiso del es tado general. Estas dos ultirnas situaciones son indicacion de tratamiento antiparasitario y estricto control evolutivo, De existir una hidatidosis pulmonar asociada a la hepatica debera realizarse el tratamiento quinirgico previo de esa loca lizacion por el riesgo de ruptura del quiste pulmonar durante la anestesia general. Procedimientos quirurgicos. Al emprender e1 tratamiento quinirgico de esta enfermedad es conveniente el conocimien to de la anatornta hepatica y de su segmentaci6n con el fin de ubicar topograficamente al quiste y establecer sus relaciones con las estructuras intrahepaticas, sobre todo cuando se va a efectuar una tecnica de reseccion de la adventicia 0 de reseccion hepatica. La tecnica quinirgica debera contemplar los siguientes as pectos: vias de abordaje, exeresis del parasite. procedimien tos sobre la adventicia y su cavidad residual y tratamiento de las complicaciones de esta Iocalizacion, Via de abordaje. Se elegira de acuerdo con la localizaci6n del quiste: Laparotomia subcostal derecha en aquellos quistes ubica dos en regi6n anteroinferior del htgado; puede practicarse una incision mediana supraumbilical para el tratamiento de quis tes situados en el 16bulo hepatico izquierdo anat6mico (seg rnentos 2 y 3). Toracofrenotomia posterolateral derecha a nivel de la 8" costilla para quistes de localizacion posterosuperior (segmen tos 7 y 8). Estos quistes pueden ser tambien abordados por una incision subcostal bilateral con amplia movilizaci6n del hfgado. La toracofrenolaparotomia derecha es de uso excepcional para grandes quistes que comprometen la mayor parte 0 todo e1 l6bulo hepatico derecho y en que la movilizaci6n por via abdominal solamente es dificultosa. Tratamiento del pardsito. Una vez localizado el quiste, se atsla el campo quinirgico con compresas a fin de evitar la con taminaci6n por el contenido hidatfdico, Realizado esto, se 10 punza para descomprimirlo, 10 cual facilitara las maniobras posteriores y permitira ademas evaluar las caracterfsticas de su contenido. Se procede luego a la apertura de la adventicia evacuando las membranas hidandicas por aspiracion 0 con el empleo de un instrumento tipo cuchara. Completada la evacuacion, se inspecciona la cavidad en biisqueda de la presencia de recesos o de comunicaciones con la vfa biliar. Tratamiento de la adventicia. La membrana adventicia 0 su cavidad residual puede ser tratada con tecnicas de drenaje 0 avenamiento 0 por tecnicas de resecci6n. I. Tecnicas de drenaje 0 avenamiento. Son aquellas destinadas a drenar la cavidad adventicial una vez evacuado el quiste. En la marsupializacion directa se fijan los bordes de la adventicia a una incision para que quede la cavidad abocada al exterior (fig. 37-48). Su indicacion es muy poco frecuente: puede ser utilizada en pacientes con grandes quistes supurados y con mal estado general que impiden un procedimiento ma yor. La marsupializacion indirecta es el drenaje con tubos de la cavidad adventicia despues de evacuar el quiste (fig. 37 48). Esta tecnica es de utilidad en quistes con adventicia fina y transliicida, como los que se pueden observar en nifios y ado lescentes dado que la cavidad se ret rae rapidamente. De ser practicada frente a la presencia de adventicias gruesas conlle va un postoperatorio extenso, con sobreinfecci6n de la adven ticia que motiva una supuraci6n prolongada por los drenajes, con frecuentes bilirragias asociadas. 2. Tecnicas de reseccion de la adventicia. Son aquellas en las que se practica la exeresis parcial 0 total de la adventicia. Las mas habituales son: Reseccion de la adventicia emergente (tecnica de Mabit): una vez evacuado el quiste, se extirpa la membrana adventicia SECCION VI. ABDOMEN526 Marsupializaci6n directa Marsupializaci6n indirecta Fig. 37-48. Tecnicas de avena miento. / Adventisectomfa total Adventisectomfa parcial que sobresale en la superficie hepatica quedando el resto abierto a la cavidad peritoneal (fig. 37-49). Se reserva para quistes perifericos pequefios, no mayores de 3 ern de diarnetro, y sin comunicaci6n con la via biliar. Adventicectomta 0 periquistectomia total: es la resecci6n de toda la membrana adventicia en el plano existente entre esta y el parenquima hepatico (fig. 37-49). Esta tecnica re quiere un abordaje que permita la visualizaci6n amplia del quiste y del parenquima circundante a los fines de un correcto control de la hemostasia en todo momento. Puede realizarse una vez evacuado el quiste, y en ciertas oportunidades, sobre todo en quistes no muy grandes sin apertura previa de estes. Su postoperatorio es mas corto que el de las tecnicas de avenamiento y pueden observarse en su transcurso bilirragias de escasa magnitud. Fig. 37-49. Tecnicas de resecci6n de la adventicia. 3. Tecnicas de resecci6n hepatica. Son aquellas en que se reseca el quiste con el parenquima circundante. Su indicaci6n es poco frecuente y se emplean cuando existe muy escaso teji do en tomo de la lesi6n (fig. 37-50). Tratamiento quirtirgico de las complicaciones de la hidatidosis hepatica. Quiste abierto en via biliar. Puede cur sar con cuadro de ictericia 0 de colangitis en el caso de produ cirse migraci6n de membranas hidatldicas con obstrucci6n de la via biliar, 0 ser un hallazgo durante la cirugia (fig. 37-51). En casos de obstrucci6n por membranas, una vez tratado el quiste se procedera a determinar el nivel de la obstrucci6n con una colangiograffa intraoperatoria; la mayoria de los ca sos se resuelven con una coledocotornia, la extracci6n de las membranas y el coledocodrenaje; se asociara al procedimien to la colecistectomfa. 37. HIGADO 527 Fig. 37-50. Tecnica de resecci6n hepatica en hidatidosis. Los cuadros de colangitis aguda con repercusion en el es tado general son una urgencia y deben ser tratados a la mayor brevedad quinlrgicamente 0 por papilotomia endoscopies a fin de resolver la obstruccion biliar (fig. 37-52). En algunas ocasiones, y sin sintomas de obstruccion bihar, puede encontrarse el contenido del quiste tefiido con bilis 0 la presencia de finos conductos que se comunican conla cavidad adventicia!' En estos casos se procedera a la sutura de los con ductos, y de tratarse de conductos de mayor tamafio, se reali zara una colangiografia intraoperatoria colocando un cateter en ellos a fin de establecer su topograffa y la eventual presencia de membranas hidatidicas migradas que requieran ser tratadas. Hidatidosis hepatica complicada en el torax. Cuando un quiste hidatfdico hepatico en su evolucion toracica compro mete el parenquima pulmonar (fig. 37-53. A) su tratamiento se realiza a traves de una toracotomia baja, y despues de ser eva cuadas las membranas hidatidicas, se procede a la apertura del diafragma y la reseccion de la adventicia. En pocos casos es necesario asociar al procedimiento una exeresis de parenquima pulmonar por presentar un proceso inflamatorio irreversible. La hidatidopleura 0 el empiema hidatidico secundario a la apertura en la pleura de un quiste hidatfdico hepatico (fig. 37 53. B) cursa habitualmente con grave compromiso del estado general del paciente. Esto motiva la necesidad de un tratamiento en dos tiempos. En el primer tiempo se realiza una toracotomia baja evacuando el torax y drenando la cavidad pleural; una vez mejoradoel estado general, se deja para el segundo tiem po el tratamiento de la adventicia residual, que en algunas oportunidades puede no ser necesario. La fistula biliobronquiaJes una complicacion infrecuente de esta afeccion que suele ocasionar un grave compromiso de la funcion respiratoria por la bronquitis qufrnica ocasionada por la bilis. Son pacientes con riesgo quinirgico elevado, por 10cual es conveniente como tratamiento inicial abordar eJ ab domen con el fin de evacuar el quiste, drenarlo y eventual mente hacer 10 propio con la via bihar de estar dilatada: una vez que ha mejorado el paciente, se practica la resecci6n de la membrana adventicia y de la fistula. Hidatidosis hepatica rota en el peritoneo. Se presenta fre cuentemente con un cuadro de abdomen agudo secundario al derrame del contenido hidatidico en la cavidad peritoneal; puede ocasionar adernas un coleperitoneo 0 una peritonitis bacteriana de acuerdo con el contenido del quiste. Su tratamiento es la evacuacion, el lavado de la cavidad peritoneal y el tratamiento del quiste, que dada la urgencia de estos casos suele ser la marsupializaci6n indirecta. Fig. 37-51. Tomograffa computada que muestra la apertura del quiste hidatfdico en la via bihar (recuadroi con dilataci6n de esta. Fig. 37-52. Membranas hidatfdicas en el coledoco demostradas por colangiograffa retr6grada endosc6pica. SECC[ON VI. ABDOMEN528 1 r , Fig. 37-53. Complicaciones toracicas de [a hidatidosis hepatica. " prometeel parenquima pulmonar, B. Quisterota en la plcura A. Quistequeen su evolucion com BIBLIOGRAFIA Bourgeon R, Guntz M: Traternent chirurgical du kyste hydatique du foie. Enciclope Medical Chirurgical, 3:407775 p. 1-10, 1974. Buurgeon R, Guntz M: Higado y vias biliares. En Tratado de tecnica quirrirgica. p. [33-[61, Toray-Masson, Barcelona, 1971 Casiraghi JC: E1 tratamiento del quiste hidatfdico hepatica y de sus complicaciones. Congo Arg. de Cir. 30: 517-726, 1959 Coltorti EA: Inmunodiagn6stico de la hidatidosis humana. Acta GastroenteroL Latinoamer. 13: 309-310,1983. Couinaud C: Surgical anatomy of the liver. En: Digestive surgery Modern thechnics in surgery. 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Si bien los quistes simples han sido con siderados por largo tiempo como una rara enfermedad (Flagg RS, 1967), con el advenimiento de la ecograffa y la tomografia su hallazgo es mas frecuente en la actualidad. Su incidencia en autopsias de adultos es dell al 5 %. Los quistes simples asintomaticos son mas comunes en el sexo femenino (1,5 a I), pero en los sintornaticos 0 complicados, la incidencia en la mujer can respecto al hombre es de 9 a 1. Los quistes simples se localizan mas facilmente en el 16 - bulo derecho, Suelen hacerse sintornaticos con mas frecuen cia en personas de 40 a 50 afios, Casi el 60 % de los quistes voluminosos se observan en pacientes mayores de 50 afios de edad. Patogenia. Diversas teorfas han sido propuestas para ex plicar la patogenia de los quistes simples. La teoria de Moschowitz (1906) sostiene que los conductos biliares aberrantes que se forman durante el perfodo embrionario, pro bablemente por una hiperplasia inflamatoria 0 una obstruc ci6n con estasis y retenci6n de liquido, !levan a la formaci6n - 37. HIGADO 529 de los quistes simples. Segun la teorfa de von Meyenburg (1918), los quistes se formarian por un mal desarrollo embriologico que causa una excesiva cantidad de conductos intralobulares, algunos de los cuales no comunican con la via biliar. La involucion de estos y la subsecuente acumulacion de Ifquido producen la forrnacion de Ibs quistes simples. Anatomia patologica. Al examen macroscopico, los quis tes simples son de forma esferica u ovoide y su diarnetro osci la desde unos pocos milfmetros hasta 20 em, aunque excep cionalmente alcanzan tamafios superiores. Los mas pequerios estan rodeados de higado normal. Los mas grandes producen atrofia del tejido hepatico adyacente e hipertrofia del Iobulo contralateral. Los quistes no son loculados y su contenido es lfquido claro y amarillento. En la mitad de las oportunidades el quiste es unico, pero puede haber dos 0 mas, y en un mime ro menor de casos pueden ser multiples, a semejanza de la poliquistosis hepatica (Larsen, 1961)./ Al examen microscopico, los quistes se encuentran tapi zados por una capa unica de celulas cuboides 0 epitelio columnar, que semeja el epitelio de los conductos biliares; los quistes presentan celulas uniformes sin atipias. Diagnostico. Los quistes simples de higado son habitual mente hallazgos casuales en examenes de diagnostico por ima genes 0 en laparotomias exploradoras por otra patologfa, Los pacientes sintomaticos son mas frecuentemente mujeres entre los 40 y 50 afios de edad, y los sintomas (dolor 0 vomitos) corresponden por 10general a quistes voluminosos que com primen organos adyacentes. Estos sfntomas rara vez ocurren en quistes de diametro menor de 5 em. En el examen ffsico es posible encontrar una masa en el hipocondrio derecho, 10cual depende del tamafio de la lesion. EI hepatograma se mantiene inalterado en estos pacientes. EI diagnostico del quiste puede coincidir con la aparicion de otra enfermedad responsable de los sfntomas y el dolor ser atribui do a esta. Por 10 tanto es imprescindible excluir otras causas con sintomatologia similar. La ecograffa es el mejor metodo para diagnosticar los quis tes simples, que pueden ser hallados hasta en el 5 % de todas las ecograffas abdominales (Harris K, 1986). La imagen es la de un quiste unilocular de paredes delgadas con contorno lisa y de forma circular u oval, totalmente anecoica, con refuerzo posterior (Spiegel, 1978) (fig. 37-54). Los quistes de paredes irregulares, quistes loculados 0 con calcificaciones de la pa red son sugestivos de neoplasia. infecciones, quistes parasita rios 0 secuela de traumatismos.La ecograffa renal no muestra .alteraciones, excepto en el caso de que coincida con uno 0 dos quistes de rifion, que se encuentran en el 25 % de los adultos (Sanchez H, 1991; Saini S, 1983). La tomograffa computada muestra imageries hipodensas de forma redonda u oval, que no captan el medio de contraste y cuya densidad es lfquida. No existen septos ni formaciones intraquisticas (fig. 37-55). La resonancia nuclear rnagnetica muestra lesiones de tipo hornogeneo, hi poi nteusas 0 hiperintensas y avasculares. La angiograffa revela que los quis tes son avasculares y desplazan a los grandes vasos. En la centellografia hepatica se observan imageries lacunares solo cuando los quistes son mayores de 3 em. Diagnostico diferencial. EI quiste simple es facilmente diferenciable de los abscesos de htgado. de los tumores malig nos, de los hemangiomas y de los hematomas. EI contexto elf nico de las lesiones es diferente. Puede ser util como metoda diagnostico inyectar contraste radiopaco seguido de radioscopia para descartar la comunicacion con la via biliar. Fig. 37 -54. Ecografia de un quis te simple (l) de hfgado (H). R: rifton. Fig. 37-55. Tomografia computada de un voluminoso quiste simple de hi gado. Es mas complejo el diagnostico diferencial con los quistes hidatidicos, los cistoadenomas 0 la poliquistosis hepatica. Los quistes hidatfdicos presentan habitualmente calcificaciones y septos, pueden tener una pared dividida 0 mas gruesa y comu nicacion con la via biliar. EI diagnostico de certeza se efectiia con las pruebas de laboratorio especfficas para hidatidosis. Siendo esta una enfermedad endemica con alta incidencia en nuestro pais, es imprescindible realizar el diagnostico diferen cial con cualquier patologfa quistica del htgado. Complicaciones. Ocasionalmente los quistes simples ere cen en forma brusca, aunque las complicaciones son excep cionales (menos del 5 %). Se ha descripto hemorragia intraparenquimatosa (Moreaux y Bloch, 1971), ruptura, infec SECCION VI. ABDOMEN 530 cion bacteriana, compresi6n de la vena cava (Frisell, 1979), fistula duodenal (Williamson, 1978), colestasis por cornpre sian de las vias hiliares, torsion (Soud y Watson, 1974) Y malignizaci6n (Starzl, 1990). Tratamiento. No hay un criterio uniforme para el trata miento. En los quistes asintornaticos la conducta es expectan leo a menos que sean encontrados durante una laparotomfa por otra causa. En este casu se puede resecar el quiste como ope raci6n complementaria si es de facil resolucion y no agrega morbilidad. Debe hacerse un seguimiento peri6dico de los quistes simples asintornaticos por medio de ecograffa, y algun tipo de tratamiento se ha de enearar si los quistes crecen, se hacen sintomaticos, adquieren formas atipicas 0 presentan cal cificaciones 0 engrosamiento de la pared. En los quistes sintornaticos se han propuesto varios tipos de tratamientos. La punci6n evacuadora (Saini, 1983) (fig. 37 56) es un metodo asociado con alta incidencia de recidivas. La inycccion de sustancias esclerosantes (Goldstein, 1976) des pues de la aspiraci6n disminuye el tamafio de los quistes por perfodos variables y es un procedimiento arnbulatorio y de baja morhilidad. El tratamiento quinirgico mas efectivo es sin duda la extirpaci6n cornpleta del quistc, ya sea mediante la resecci6n de su pared por quistectomfa simple 0 mediante la resecci6n del segmento hepatico ocupado por el quiste cuan do este es emergente, y con poco parenquirna hepatico inter puesto (fig. 37-57). El tratamiento puede ser realizado por cirugia convencio nal 0 vidcolaparoscopia, y se han demostrado buenos resulta dos con una cirugia mfnimamente invasiva en algunos casos. La pieza de resecci6n quinirgica debe ser revisada para des cartar cistoadenoma 0 cistoadenocarcinoma, casu en el que se debe realizar resecci6n completa para su correeto tratamicnto. EI destechamiento 0 la marsupializaci6n peritoneal ha sido .: ::. :::<.. :.'::":~\,:'::"\\>:'" , , -' '.. ',. . ' . Fig. 37-56. Puncion evacuadora guinda porecografia de un quis te simple de hfgado (fl). Se ob serva la aguja (1) en el interior del quiste. Fig. 37-57. Quiste simple extirpado mediante segmentectomia. propuesto por varios autores como tratamiento de los quistes simples. El porcentaje de recidivas es mayor que con los pro cedimientos resectivos, aunque la morbilidad es en general menor. Cistoadenoma de higado Los cistoadenomas de higado son tumores raros con gran posibilidad de recidiva y potencial maligno. Debe realizarse el diagn6stico diferencial con otras patologfas qufsticas del higado. Epidemiologfa. La prevalencia de los cistoadenomas en la poblaci6n es de 20 a 100 veces menor que la de los quistes simples de hfgado (Geist, 1955). Afectan mas frecuentemente a mujeres mayores de 40 afios (Ishak, 1977) y hay pocos casos publicados en la edad pediatrica (Alexander, 1925; Williams, 1991). Patogenia. Estos quistes se formarfan a partir de restos ect6picos de los conductos biliares. Otra teorfa es que se ori ginen de celulas germinales ect6picas. La primera, que es la mas aceptada, no explica la existencia del contenido mucinoso que tienen estos quistes; en cambio, la segunda sf, pues com para los cistoadenomas hepaticos con los cistoadenomas del ovario. Anatomia patologica. Los cistoadenomas son turnores grandes, que miden entre lOy 20 em de diametro y tienen un contenido Ifquido mucinoso. Presentan una superficie externa globulasa desde donde hacen protrusi6n los quistes multiloculados de diverso tamafio y forma, separados par pa redes delgadas. Microsc6picamente, la superficie interna esta recubierta por una capa unicelular de celulas cuboides 0 epitelio cilindri co. Las celulas son uniformes, con un nucleo redondo u oval. Frecuentemente tienen una estroma compuesta por celulas mesenquimatosas primitivas y otra capa de tejido colageno, Los cistaadenomas son multilohulados y prcsentan muchos septos con proyecciones papilares. Diagnostico. Los sfntomas mas frecuentemente halladas son dolor 0 malestar abdominal, anorexia, v6mitas y distension abdominal. El examen ffsico puede hallar una mas a en el hipocondrio derecho. Habitualmente, el hepatograma no mues tra alteraciones. El diagn6stico de cistoadenoma se realiza sobre 1abase de - --- IFr 37, HIGADO 531 los hallazgos ecograficos y tomograficos. La ecograffa mues tra una gran formaci6n anecoica lIena de lfquido, de forma ovoide 0 redondcada, con bordes irregulares y ecos en su inte rior (Forrest, 1980). En la tornograffa se encuentran imageries redondeadas con areas de baja densidad con septos en el inte rior y n6dulos murales (Frick y Feinberg, 1982). Diagnristico diferencial. Debe realizarse con el quiste sim ple y el quiste hidatidico. Las lobulaciones estan presentes tanto en el quiste hidatfdico como en el cistoadenoma, pero tanto las calcificaciones como la positi vidad de las pruebas serol6gicas s610 estan presentes en la hidatidosis. Las diferen cias entre quiste simple y cistoadenoma se describen en la ta hla 37-7. Tabla 37-7. Diagnostico diferencial de los quistes parasitarios Cistoadenoma Quiste simple Quiste hidaiidico N°de quistes Uno Uno a varia, Uno a varios Septos Presentes Ausentes Presentes Contenido Mucinoso Serosa Crista] de roca Malignizacion Posible Excepcioual No Comunicacion con la via bihar Posible Ausente Posible Tratamiento, Siempre que se realiza el diagn6stico de cistoadenoma la resecci6n quinirgica total es imperiosa ya que la resecci6n parcial expone a la recidiva y la posibilidad de presentar un cistoadenocarcinoma. Si esto ocurre, la quistec tomia total 0 la hepatectomfa, ambas con control de margenes libres de celulas tumorales, debe ser realizada enel mismo acto quinirgico, Poliquistosis hepatica Definicion. Descripta par primera vez en 1856 par Bristowc, esta rara enfermedad se caracteriza por quistes mul tiples. distribuidos en forma difusa a traves del higado y pue de 0 no asociarse con poliquistosis renaL Basta 1986 se crefa que la poliquistosis renal y hepatica eran una sola entidad. EI gen responsable de esta enferrnedad hepatorrenal se encuentra en el cromosoma 16 y es posible diagnosticarlo en la etapa prenatal por el estudio del ADN. Par otro lade, la transmisi6n hereditaria de la poliquistosis hepatica no asociada a la renal todavia no ha podido establecerse. Epidemiologia. La prevalencia de la enfermedad ha au mentado del 0,03 % en 1959 hasta el 0,13 % en 1988, Esto se debe probablemente a que un mayor mimero de pacientes per manecen vivos gracias a la hernodialisis, 10cual permite que se desarrolle la enfermedad hepatica. Aunque se la reconoce habitualmente en los adultos, se han comunicado casos en to das las edades. La reJaci6n hombre/mujer es 1:2 hasta 1:4 en la mayoria de las series. Se ha descripto una mayar proporci6n de quistes en mujeres con multiples embarazos, 10 cual sugiere que la poliquistosis hepatica esta inlluida por los estr6genos. En 1-3 % de los paeientes se han cneontrado quistes en otros 6rganos, como pancreas. bazo, epiplon, pulm6n y ova rio. Anatomia patologica. EI tamafio de los quistes varfa des de micrcscopicos hasta grandes quistes que contienen varios litros de Hquido. Su pared esta compuesta de tres capas: la mas interna, farmada par tejido conecti vo cubierto pur epitelio cuboide 0 cilindrico; la capa media, por tejido conectivo com pacto con vasos sanguineos, y la capa externa, por grandes vasos sangufneos, conductos biliares y ocasionalmente com plejos de von Meyenburg. La capa epitelial puede desaparecer como resultado de la presi6n intraquistica. En la mayoria de los casos e1 liquido de los quistes es clare, pem puede ser marr6n (hemorragia) y a veces estar tefiido con bilis. Cuando se detecta la poliquistosis hepatica, se debe pres tar atenei6n tanto al pacientc como a sus familiares. La reali zaci6n de una ecograffa a los Iamiliares es un estudio no invasivo que puede ayudar a la detecci6n de la enfermedad. Diagnostico. Es generalmente un hallazgo casual en pa cientes que cursan asintomaticos, pese a que presentan un hi gada de gran tamafio. Otras veces la enfermedad se manifiesta entre los 40 y 60 afios con dolor, distensi6n abdominal y a veces disnea por el volumen hepatico, que puede alcanzar los 12 kg, Es irnportante destacar que la funcion hepatica se man tiene inalterada en la mayoria de los casos, La ecograffa y la tomograffa cornputada (fig. 37-58) son los metodos diagn6sticos mas efectivos en la poliquistosis, ya que muestran multiples quistes lIenos de hquido de forma re dondeada u oval con margenes bien delimitados, tanto en el hfgado como en los rifioncs. La resonancia nuclear magnetica "i, A B Fig. 37-58. Poliquistosis hepatica. A, Aspccto cccgratico. H, Aspecto tomografico, -,?' SECCION VI. ABDOMEN 532 permite una mejor definicion de la densidad de los quistes y distinguir si presentan infecci6n 0 hemorragia. Complicaciones. Las complicaciones agudas de la poli quistosis estan asociadas mas frecuentemente con los quistes renales que con los quistes del hfgado, y el pron6stico de la enfermedad se relaciona directamente con el grado de com promiso renal y su frecuente asociaci6n con aneurismas cere brales (10-20 %) Y la elevada incidencia de accidentes cerebrovasculares hernorragicos. Las complicaciones de la poliquistosis hepatica pueden incluir la ruptura del quiste 0 su infecci6n (Robson y Fenster, 1964), colestasis por compresi6n en los grandes quistes (Howard, 1976) e hipertensi6n portal (Ratcliffe, 1984). Las complicaciones extrahepaticas mas frecuentes son las infecciones urinarias, porque los quistes renales se comunican con el tracto urinario. La hipertension portal y cl sangrado por varices esofagicas son poco frecuentes. Diagn6stico diferencial. La diferenciacion entre poliquis tosis hepatica y quistes simples de hfgado multiples puede ser dificil en etapas tempranas de la poliquistosis y no hay ningun tipo de diferenciacion histologica entre ellos, pero los quistes simples no toman en forma difusa todo el hfgado, ni tienen incidencia familiar, y tampoco estan acornpafiados de quistes en otros organos, Tratamiento. En los quistes multiples asintornaticos se adopta una conducta expectante. Para los quistes sintornaticos se han propuesto diversos tipos de tratamiento, como aspira cion con aguja fina, escleroterapia con alcohol u otras sustan cias, destechamiento en forma convencional 0 laparoscopico y fenestracion, La reseccion de quistes en los pacientes sintornaticos con poliquistosis multiple es una operacion riesgosa y con pocos beneficios, requiere de cirujanos entre nados para realizarla y el indice de complicaciones es alto. El trasplante hepatico ha sido propuesto como tratamiento de esta enfermedad, a veces asociado al trasplante de rifton de acuer do con el grado de enfermedad renal. BIBLIOGRAFIA Alexander RC: Solitary nonparasitic cysts of the liver. Edin. Med Journal 32: 61-68,1925. Ameriks J, Apepleman H, Frey C: Malignant nonparasitic cyst of the liver.Ann.Surg. 176:713-717, 1972. Bristowe F: Cystic disease of the liver associated with a similar disease of the kidneys. Trans. Soc. Lond. 7: 229-34, 1856. Flagg RS, Robinson DW: Solitary non parasitic hepatic cysts. Report of oldest known case and review of the literature. Arch. Surg. 95' 964-73, 1967. Frick M. Feinberg SB: Biliary cystoadenoma. Am. J. Roentgenol. 139: 393-5, 1982. Forrest ME, Cho KJ, Shields JJ, Mc Cormick TL: Biliary cystoade nomas Am. J. Roentegcnol. 135: 723-7,1980. Geist DC: Solitary nonparasitic cyst of the liver. Arch. Surg. 71: 867 80. 1955. Goldstein H\1. 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Aunque su incidencia no es alta, y la mayor parte de estos tumores son asintornaticos, el hallazgo frecuen te durante estudios realizados por sfntomas no especfficos ab dominales a durante el acto operatorio de otras lesiones ha aumentado su importancia, ya que plantean en algunas oca siones diagnosticos diferenciales con neoplasias malignas. Por otra parte es fundamental el conocimiento de la historia natu ral de estas lesiones, puesto que en algunos casos san pasibles solo de observacion y en otros se requiere su tratamiento, que puede ser resectivo. El hallazgo casual de una lesion salida del hfgado en pa cientes asintomaticos que son estudiados en biisqueda de otras enfermedades, y que se identifican fundamentalmente mediante los estudios radiologicos (ecograffa, tomograffa computada) se denominan incidentalomas, y en su gran mayorfa son tu mores benignos. En muchos de estos enfermos es llamativa la ausencia de una historia clfnica, que resulta fundamental para evaluar las distintas posibilidades de enfermedad hepatica. Los antecedentes de hepatitis, neoplasias colonicas, alcoholismo 0 cirrosis son importantes por cuanto orientan a distintas enfer medades hepaticas turnorales, de la misma manera que los antecedentes hereditarios (enfermedad poliqufstica 0 neuro fibromatosis) y la exposicion a hepatotoxicos como aflatoxina, arsenico, Thorotrast 0 vinilclorhfdrico. El antecedente de la ingesta de hormonas (anticonceptivos) esta relacionado con el desarrollo de adenomas y la infeccion con el virus de la inmunodeficiencia adquirida (HIV) con el linfoma primario hepatica. El examen ffsico pondra de manifiesto estigmas de insuficiencia hepatica, y el examen de la piel y el tubo digesti vo puede alertar sobre el origen de un tumor primario con metastasis hepaticas. Definicion. Los tumores del hfgado pueden ser benignos o malignos, y los primeros, de acuerdo con su estructura, qulsticos 0 solidos. En este capftulo nos referiremos a los tu mores benignos solidos. de los cuales los mas importantes por su frecuencia son el hemangioma, el adenoma y la hiperplasia nodular focal. Otros tumores mas raros incluyen a los adiposos, 37. HIGADO 533 los hamartomas y los mixomas, leiomiomas 0 fibromas (tabla 37 -8). En los nifios, el hemangioendotelioma adquiere signifi cacion no solo por su frecuencia sino tambien por su grave dad. Presentacion clinica. La mayoria de los tumores benig nos son asintomaticos, pero su crecimiento con distension de la capsula de Glisson puede producir dolor, que suele referirse al hipocondrio derecho con irradiacion al dorso. Una excep cion son los tumores angiomatosos de la infancia, que por el gran tamafio que suelen alcanzar 0 la presencia de fistulas arteriovenosas se manifiestan clinicamente con hepatomegalia e insuficiencia cardiaca congestiva. En un pequefio numero de pacientes la ruptura del tumor puede provocar una hemorragia grave (fundamental mente, adenomas), y en otros la necrosis 0 el crecimiento rapido puede manifestarse con dolor agudo. Algoritmo diagnostico. Los estudios de lahoratorio de funci6n hepatica habitualrnente estan dentro de valores nor males, a menos que existan complicaciones agudas, como necrosis 0 hemorragia. El aumento de la fosfatasa alcalina, la 5-nucleotidasa y 1agammaglutamiltranspeptidasa sc puede ver en tumores de gran tarnafio. En algunos casos donde el tumor haga efecto de masa sobre la via biliar se puede hallar un au mento de la bilirrubina, El diagnostico radiologico de una neoplasia hepatica tiene por objeto en los pacientes de alto riesgo (cirrosis, cancer de colon) descartar un cancer primario 0 secundario, yen los res tantes establecer el diagnostico diferencial de los distintos ti pos de tumores benignos. La ecograffa es el examcn inicial por su alto grado de confiabilidad y par ser un metodo no invasivo y de bajo costo. Permite distinguir las lesiones quisticas de las s6lidas y esta blecer el diagnostico de Jesiones de mas de 2 em con una sen sibilidad mayor al 80 % (fig. 37-59). Tabla 37-8. Clasificacton de los tumores benignos solidos del higado Tutnores epiteliales Hiperplasia nodular focal Adenoma hcpatocelular Tumores mesenquimdticos a) Tejido adiposo: Lipoma Miolipoma Angiolipoma b) Musculo lisa: Leiomioma c) Vasos sanguineos: Hemangioma Hcmangioendoteliorna infantil d) Tejido endotelial: Mesotelioma benigno Tumores mixtos epiteliales y mesenquimdticos Teratoma benigno Hamartoma mesenquimatico Modificada de Ishak GK: Benign tumors of the liver. En Berk JE (ed.): Gastroenterology, 1985. La tomograffa computada dinamica, que incluye la inyec cion rapida de contraste endovcnoso, perrnite distinguir las lesiones hipovasculares de las hipervasculares. Ultimamente, la angiograffa con tornograffa computada y la resonancia nu clear magnetics pueden definir lesiones pequenas, 0 en la fase T2 de la rcsonancia magnetica distinguir un hemangioma de una metastasis 0 un hepatocarcinoma (fig. 37-60). La arterio graffa seguida de tomograffa computada es iitil en hemangio mas de pequefio tamafio u otras lesiones hipervascularizadas. El centellograma con radiomiclidos (teenecio 99) es me nos sensitive y especffico y se han publicado falsos positi vos o negativos, aunque sigue siendo un buen metodo para el diag n6stico de los hemangiomas en algunos centros, con una sen sibilidad del 80 % y una especificidad del 100 % en los mayores de 2 cm (el patron caracteristico es el estancamiento sangufneo en las imagcnes tardfas) (fig. 37-61). Con el galio 67, que es captado por las celulas int1amatorias 0 malignas en mayor cantidad que los hepatocitos, tambicn se pucdcn obte ner imagenes que ayudan al diagn6stico diferencial. Un nuevo campo de desarrollo se estableci6 con la incor poraci6n de los anticuerpos monocJonales radiomarcados para antfgenos especfficos de distintos tumores. Se 10esta utilizan- Fig. 37-59. Ecograffaque muestra un adenomahepatocelular. Fig. 37-60. Resonancianuclearmagnetica (fasc T2): hemangiomas multi ples del hfgado. --------_--_.,,' SECCION VI ABDOMEN534 do para antialfafetoproteina y anticuerpos para carcinoma colorrectal. Durante el acto operatorio, la ecografta intraoperatoria es de gran valor, no s610 para diagnosticar pequefias lesiones no visualizadas con los rnetodos preoperatorios, sino tambien para evaluar la posibilidad de una resecci6n de tumores con com promiso de los grandes vasos. La punci6n-biopsia preoperatori a con aguja fina guinda par ecotornograffa debe estar reservada para aquellos casos en los que el diagnostico histol6gico puede modificar la necesidad del acto quinirgico, ya que no csta exenta de cornplicaciones (hemorragia, implante tumoral) y, en algunos casas, de difi cultades para establecer el diagn6stico difereneial (fig. 37-62). 2 re<l3 4 5 '::' :3 i 10 11 1·-, c f 13 14 1·5 _ .4ZlO:6 , PTT ~EP Iransvs. Pi ;:~;FR-i}fi Hemangioma Es el tumor hepatico benigno mas frecuente. Se 10ha iden tificado hasta en un 7,3 % de las necropsias, y predomina mas en la mujer que en el hombre. La denominaei6n de hemangioma cavernoso se refiere a los que tienen un tarnafio mayor de 4 em (fig. 37-63). Los restantes se denominan hemangiomas ca pilares. Se desarrollan a partir de las cclulas endoteliales, que pue den producir distintos tipos de tumores, adernas del hemangio ma cavernoso, ya que en los nifios dan lugar al hemangioen dotelioma. Por otra parte, de estas mismas celulas se puede desarrollar el angiosarcoma, que es muy raro, y el hemangio endotelioma epitelioidc, de menor malignidad que elangio sarcoma, pero con capacidad de metastatizar. EI 15 % de las lesioncs son multiples y se presentan con mayor frecuencia entre la tercera y cuarta dccada (tabla 37-9). Se suelen ubicar debajo de la capsula de Glisson, y al corte se presentan de color rojo y con aspecto de esponja; no hay co municaci6n del tumor COil el parenquima circundante. Histol6gicamente estrin compuestos por espacios quisticos lle nos de sangre y tapizados con celulas epiteliales separadas por cantidades variables de tejido fibroso (fig. 37-64). Clfnicamente los pequenos SOil asintomaticos, y s610 euando la lesi6n ad quiere mayor tamario pueden tener expresi6n clinica con do lor (tabla 37-10). La historia natural de la mayor parte de los hemangiomas es de no aumentar su tamario, y s610 excepcio nalmente se complican mediante su ruptura. El aumento de Fig. 37-61. Centellograma con ·""'Tc.Angioma multiple. Fig. 37-63. Hemangioma cavernoso del higado. Fig. 37-62. Puucion-aspiracion can aguja fina de hfgado, que permnio el diagnostico de adenoma. 535 37. HIGADO tamano ha sido relacionado con la ingesta de estr6genos 0 con embarazos multiples. EI diagn6stico se realiza, como ha sido explicado anterior mente, recurriendo a los examenes no invasivos, que en la ac tualidad son definitorios en la mayor parte de los cases, ya que el cornportamiento de estos tumores con la tomograffa computada dinamica 0 la resonancia nuclear magnetica suele ser caracterfstico y eventualmente el centellograma con g16 bulos rojos marcados con tecnecio 99 es definitorio (figs. 37 61,37-62 y 37-65). Los hemangiomas asintomaticos y rneno- Tabla 37-9. Tamafio, ubicacion y localizacion de los hemangiomas Lobule derecho 32 (71 %) Lobule izquierdo 5 (II %) Lobule caudal I (2 %) Bilateral 7 (15 %) Unicos 37 (82 %) Multiple 8 (J 7 %) Tamafio <4 ern :'7 (60 "!o) Tamario > 4 ern 18 (40 %) Hospital de Clinicas "Jose de San Martin", Buenos Aires, 1992 Tabla 37-10. Hemangiomas: Relacion entre tarnafio, sintomas y tratamiento quirtirgico ramano N"pacientes Sintomas (%) Resecados <4 cm 4 - IOcm >lOcm 29 20 20 4 (14) 3 (15) 18 (90) 15 8 18 Total 69 25 41 Mayo Clinic, 1980-1987. Nichols FC: Benign Hepatic Tumors, Surg. Clin. North Am. 69: 2,297, 1989. Fig. 37-64. Histologia del hemangioma (vease el texto). Fig. 37-65. TAC dinamica. Secuencia de imagenes correspondientes a angioma: antes de la inyecci6n del contraste, masa hipodensa, y despues de la inyeccion del contraste, "reforzarniento" de la zona periferica y per sistencia de la bipodcnsidad central. res de 5 em no requieren ningun tratamiento, y s610 su control ecografico es sufieiente. En los que se vuelven sintomaticos, con tamafios mayores de 5 em y loealizaciones que no aumen tan el riesgo de su reseeei6n, esta indicado el tratamiento qui nirgico, de la misma manera que en aquellos pocos casos de ruptura 0 de diffcil diagn6stico diferencial con los metodos conveneionales. Hemangioendotelioma infantil Esta variedad de tumor angiomatoso que se presenta en los nines tiene una gravedad mayor que el angioma caverno so, ya que el enorme tamafio que pueden adquirir y la presen cia de fistulas arteriovenosas hacen que se acornpafie de insu ficiencia cardlaca con una gran monalidad (se Ie adjudica una mortalidad cercana al 70 %). Se suele asociar a coagulopatias por consumo, trombocitopenia y anemia. La asociaci6n con trombocitopenia y afibrinogenemia se conoce como sindrome de Kasabach-Merrit. Los angiomas cutaneos y la insuficien cia cardiaca en presencia de una hepatomegalia hacen sospe char su presencia, que puede confirmarse mediante una arteriograffa, la eual muestra multiples lesiones angiomatosas con rapido lien ado de las venas hepaticas. La tomograffa com putada revela una lesi6n que se tine mas que el resto del parenquima cun la sustancia de contraste. EI tratamiento mediante la administraci6n de esteroides 0 la radioterapia no suele ser efectivo y queda en la actualidad la ligadura 0 embolizaci6n de la arteria hepatica como uno de los recursos mas utilizados, y la cirugia cuando afecta un solo 16bulo. Becker y Heitller, en 1989, refirieron una mortalidad de 57 sobre 95 casos librados a su historia natural sin trata miento. EI trasplante de higado en los ultimos afios abri6 nue vas posibilidades en su tratamiento. :,...-;.,,-.--" SECCION VI ABDOMEN Adenoma hepatocelular Hiperplasia nodular focal 536 Este tumor esta estrechamente relacionado con la ingesta de anticonceptivos: se presenta en mujeres de 20 a 40 afios y raramente cuando no ex iste exceso de hormonas. Ha sido descripto en pacientes con enfermedades por almacenamiento de glucogeno, y en los hombres el 25 % de estos tumores se relacionan con la ingesta de anab6licos. EI dolor abdominal, usualmente cronico, es el sintorna mas frecuente, En un informe de la Clinica Mayo de 1995, donde se evaluaron todos los tumores hepaticos benignos entre 1989 y 1993. el dolor abdominal fue e! sfntoma mas frecuente (78 % con un prornedio de 5 meses de duracion), un 20 % tuvo a la hemorragia como primera manifestacion de la enferrnedad (por ruptura del tumor), que en la mitad de estos enfermos llevo a una descornpensacion hernodinamica, y en un 10 % se presen t6 como una masa palpable. El tarnafio puede !Iegar hasta 20 em de diametro, son co rnunrnente unicos y excepcionalmente multiples. El diagnostico se realiza con la metodologfa explicada para el resto de los tumores hepaticos, pero en la actualidad ni la tomografia computada ni la resonancia nuclear magnctica per miten distinguir can certeza al adenoma de la hiperplasia nodular focal 0 un tumor hepatico maligne (fig. 37-66). De la misrna manera, la biopsia con aguja fina no esta indicada por el peligro de una hemorragia y porque adernas el diagnostico diferencial con un carcinoma hepatocclular bien diferenciado es muy diffcil de realizar. Solamente se aconseja una cornpro bacion histologica, que puede cfcctuarse mediante laparoscopia y puncion bajo vision directa, cuando en pequefios tumores asintomaticos la inrerrupcion de la rnedicacion contraceptiva oral puede significar una regresion tumoral que evite la resecci6n quinirgica. Los adenomas hcpatico s consisten en cordones de hepatocitos que han perdido su eje portal, iguales a los que los rodcan dcsde el punto de vista microscopico, 10cual hace diff cil su diagnostico. Macroscopicamente son bien circunscriptos y a veces se hallan encapsulados. La degeneracion central y la hemorragia son rasgos caracterfsticos. El riesgo de desarrollar una neoplasia maligna ha sido sobrecstimado. pero siguc siendo una preocupacion ya que esta circunstancia se puede dar. La cirugfa esta indicada en todos los pacientes sintomaticos o en los asintornaticos que no tuvieron una regresinn despues de interrumpir la medicacion contraceptiva. En los casos com plicados con hemorragia, la rcseccion es el unico tratarnieruo y constituye una urgencia que implica una situacion de alto riesgo para ei paciente. La presencia de smtomas severos y adenomas hepaticas multiples distribuidos en todo el higado es una rareza, pero en estes casas la hepatectomfa con trasplante hepatico ha sido empleada can exito. Aunquc tarnbien afecta a mujeres jovenes, se puede obser var en hombres y nifios. No existe una relacion clara con la ingesta de anticonceptivos, y a diferencia de los adenomas, suelen ser asintornaticos (excepto los que adquieren gran ta mana). De la misma manera, la falta de cornplicaciones hernorragicas y la auscnc ia de cambios histologicos con progresion a una neoplasia maligna 10diferencian del adenoma hepatocelular (tabla 37-11). Generalmente son tumores solita rios, de menos de 5 em dediarnetro, superficiales, con cicatri ces y vases sangufneos superficiales. En el corte tienen una coloracion tostada y presentan una cicatriz estrellada fibrosa central. Pueden tener 0 no capsula y tienden a ser lobulados. Histologicamente presentan bandas fibrosas con abundan tes vias biliares; los hepatocitos estan dispuestos en cordones y separados par sinusoides, asemejandose a un nodule de re generacion hepatica (fig. 37-67) En los casos asintomaticos suelen ser "incidentalomas" observados en estudios de irnagenes 0 durante un acto operatorio por otra enfermedad. Tabla 37-11. Comparacirin entre hiperplasia nodular focal y adenoma hepatocelular HNF (%J Adenoma (%j n= 63 n= 37 Edad < 40 afios 77 84 > 40 aiios 28 16 Presentacion clinica incidental 57 3 Dolor 5 10 Tumor 33 62 Ilernorragia 0 30 Tamaiio < 5 em 60 5 > 5 em 40 95 Foster JH, Berman MN: Solid Liver Tumors, Mayor Prob. Clin Surg. 321-342. 1977. Fig. 37-67. I1istologfa de hiperplasia nodularfocal (cicatrizestrelladaque contiene ductos biliares, vasossanguineos y celulasinflamarorias).Fig. 37-66. Imagen rornograticu correspondiente aunadenoma hepatocclular. 537 37. HIGADO La ecograffa y la tomograffa computada tienen baja reso luci6n en esta patologfa; la angiograffa revela un tumor hipervascularizado con grandes arterias y shunt arteriovenosos, con vasos en distribuci6n estrellada caracterfstica, y la reso nancia magnetica en algunos casos puede revelar la cicatriz central que les es caracterfstica. EI tratamiento en los casos de hallazgo intraoperatorio con tumores chicos emergentes es la resecci6n. En los tumores mas grandes la biopsia puede ser suficiente para diferenciarlos de otras lesiones que requieran un tratamiento resectivo. Este s610 debe indicarse en los tumores grandes sintomaticos 0 en aque llos con dudas diagn6sticas. En las mujeres jovenes, teniendo en cuenta que durante el embarazo estas lesiones pueden pro gresar, la resecci6n estarfa indicada, excepto en lesiones cen trales que requieran resecciones mayores. OTROS TUMORES Hamartoma mesenquimatico. Es una lesi6n rara de ori gen congenito que se observa en lactantes de menos de ] afio de edad y excepcionalmente en adultos. Mas frecuente en va rones, puede llegar a formar una masa de gran tamatio. Histol6gicamente presenta un fonda mixoide de mesen quima embrionario altamente celular; el componente quistico suele ser el aspecto mas notable y la lesi6n puede parecer un pm~~~~~. . _ La centellograffa con tecnecio 99 en sulfuro coloidal dcfi ne una falta de captaci6n de la lesion; la angiograffa puede presumir ei diagn6stico, pero con frecuencia se necesita una exploraci6n y biopsia para el diagn6stico definitivo. Estos tumores, a pesar de ser benignos, deben extirparse porque el efecto de masa ocupante puede ocasionar sfntomas graves. No se han informado recurrencias despues de su resecci6n. Tumores adiposos. Los lipomas primarios de hfgado son sumamente raros, y no se han observado liposarcomas prima rios. Muchas lesiones han sido halladas incidentalmente du rante la cirugfa 0 en evaluaciones de otras patologias. En al gunas oportunidades son multiples. EI tratamiento ~n los ca sos sintornaticos es la resecci6n sin margen de segundad dado que no se malignizan. Otros tumores raros son los mixomas, leiorniomas, mesoteliomas y fibromas, que pueden dar sfnto mas como dolor 0 efecto de masa. Su tratamiento es la resecci6n para confirmar el diagn6stico. BIBLIOGRAFIA Adson MA: Mass lesions of the lives. Mayo Clin. Proc. 61: 362-368, ]986. Baker ME: What is the most cost-effective imaging workup for hepatic hemangiomas, and is it safe to obtain a biopsy of such a suspected hemangioma? AJR ]63: ]261, 1994. Belghiti J, Pateron D, Pan is Y, et al: Resection of presumed benign liver tumours. Br. J. Surg. 80: 380-383, 1995. 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EI continente africano y el su deste asiatico representan las zonas de mayor incidencia, coin cidente con la alta proporci6n de portadores del virus Bye de la hepatitis, que son conocidos carcin6genos hepaticos, La ten dencia a desarrollarse en hfgados cirr6ticos, la multicentricidad y la agresividad 10convierten en una neoplasia con .alta mor talidad. Se emplean multiples modalidades terapeuticas, pero las quirurgicas 0 las combinaciones con esta son las de mayor beneficia en la sobrevida. Existen otras dos variantes del carcinoma hepatocelular: lafihrolamelar, extremadamente rara pero de evoluci6n mas benigna, en que la resecci6n quinirgica puede resultar curati va; y el liepatoblastoma, que se presenta unicarnente en la poblaci6n pediatrica y es muy sensible ala quimioterapia que complementa la resecci6n. Clasificaci6n de tumores primarios del hfgado Eplteliales: Carcinoma hepatocelular Variante fibrolamelar del carcinoma hepatocclular Hepato blasto rna Colangiocarcinoma Cistoadenocarcinoma biliar Carcinoide Carcinomas mixtos u otras carcinomas Mesodermicos: Hemangiosarcoma Hemangioendotelioma epitelioide Sarcoma Rabdomiosarcoma Leiomiosarcoma Linfoma Otros sarcomas, tumores raros y tum ores mixtos SECCION VI. ABDOMEN 538 Las neoplasias originadas en las vfas biliares ocupan el segundo lugar en frecuencia y seran tratadas en otro capitulo. Por ultimo, se encuentran los tumores maJignos hepaticos de origen rnesenquimatico, Estos representan menos del 5 '!e. El angiosarcoma, el hemagioendotelioma epitelioide y el sarcoma primario son los mas frecuentes. En general, la etiologfa de estos tumores es desconocida con excepcion de algun angiosarcoma. La evoluci6n depende del tipo de tumor; el angiosarcoma es generalmente muy agresivo, mientras que el hemangioendotelioma epitelioide tiene un curso mas be nigno. Carcinoma hepatocelular Definicion. Tambien llamado carcinoma primario de hf gado 0 hepatocarcinoma, es un tumor maligno epitelial naci do de las celulas parcnquimatosas hepaticas que guarda simi litudes histo16gicas con elhepatocito. Epiderniologia. El carcinoma hepatocelular puede ser la causa mas comLin de mortalidad por malignidad en el mundo. Se estima que aproximadamente 1.250.000 pacientes fallecen por afio. Lo mas llamativo es la disparidad en la distribuci6n geografica, En Africa, particularmente al sur del Sahara, y su deste de Asia el carcinoma hcpatocelular representa hasta el 50 % de todos los canceres, Como se observa en la tabla 37 12, Mozambique y Taiwan presentan una incidencia de mas de 100 por 100.000 habitantes, mientras que entre hombres en Taipei asciende a 1158 por 100.000 habitantes. En Estados Unidos, Canada y Europa occidental es menor de 5 por 100.000, y en la Argentina se estima en men os de 10 por 100.000 habitantes. Tabla 37-12. Incidencia del hepatocarcinoma por 100.000 habitantes por afio Pais Hombres Mujeres Taiwan/Taipei Mozambique Zimbabwe 1158 113 65 31 25 China/Shangai 32 9,1 EstadosUnidos Raza negra Raza blanca 2.4 8 0.6 i.s Japan 12 2,9 Francia 1,9 J.l CanadA 1,3 0,5 Inglarerra Argentina 1,1 9.9 0.4 5.3 La prevalencia en el sexo masculino es universal, yes mas pronunciado en regiones con alta incidenci a. En Asia y Africa la relacion masculino-femenino varia de 4:1 a S:I, y descien de a 2:1 en regiones de baja incidencia. Diferencias en la incidencia entre razas han sido demos tradas en Sudafrica, Estados Unidos y Europa. La incidencia en 1araza negra es de hasta 28,4 por 100.000 habitantes, mien tras que en la blanca es de 1.2 por 100.000 habitantes. La problaci6n asiatica que habit a en Estados Unidos desarrolla un hepatocarcinoma en menor proporcion que en su tierra de origen, 10 cual sugiere una mayor influencia del medio am biente comparado con la predisposici6n genetica. La edad varfa can la localizacion geografica: en Africa el tumor afecta predominantemente a pacientes de 30 a 50 afios, en Asia de 40 a 60 afios, y en Estados Unidos de 60 a 80 afios, La variante fibrolamelar del carcinoma hepatocelular no tiene predileccion por sexo y no se asocia can cirrosis ni hepa titis viral. La cdad de presenracion es de los 20 a los 40 afios. El hepatoblastoma es practicamente el iinico tumor hcpatico que se observa en nifios menores de 5 anos. Etiopatogenia. El carcinoma hepatocelular suele desarro llarse en pacientes con enfermedad hepatica preexistente. Las hepatitis virales (B y C) y los trastomos metabolicos se aso cian can la mas alta frecuencia (tabla 37-13). El mecanismo por el cual se desarrolla el carcinoma hepatocelular puede ser multiple. Su aparicion en pacientes cirroticos de diversas etiologfas cuestiona la influencia carcinogenetica directa del virus como unica causa. Otra hipotesis sugiere como origen a mutaciones resultantes de una continua rcgcneracion que ocu rre en hfgados portadores de patologfa cronica, Tabla 37-13. Etiopatogenia del hepatocarcinorna HepatitisB HepatitisC Aflatoxina Drogas (esteroides, anabolicos,estr6genos) Congenitos Tirosinemia Hernocrornatosis Deficit a,-antitripsina Hepatitis B. Es endemica en aquellas partes del mundo donde la incidencia del carcinoma hepatocelular es la mas alta. Se estima que 300.000.000 de personas estan infectadas con este virus. En Taiwan el 90 % de los pacientes con carcinoma hepatocclular son positives para el antigeno de superficie del virus de hepatitis B. mientras que en Estados Unidos esa cifra desciende a 10-26 %. Un estudio prospectivo realizado por Beasley y colaboradores en 1981 sobre una poblaci6n de 22.707 pacientes en Taiwan demostro que la incidencia de carcinoma hepatocelular en portadores del HBsAg fue de 1158 por 100.000. mientras que en la poblacion control fue solo de 5 pur 100.000. Con la introduccion de la vacunacion es de esperar una disminucion considerable del mirnero de carcinomas. Hepatitis C. Con la aparici6n de metodos de deteccion del virus C, los estudios epidemiologicos comprobaron la preva lencia del carcinoma hepatocelular en pacientes portadores del virus. En Japon, el 76 % de los pacientes con carcinoma hepatocelular son positivos para el virus C (anti-HCV +), mien tras que el 25 % esta infectado con el virus B (HBsAg +). En Estados Unidos, solo ellS % de los carcinomas hepatoce1ulares son positivos para el virus C. La asociaci6n entre la hepatitis C con la hepatitis B y la cirrosis alcoholica como cofactores etiologicos de carcinoma hepatocelular es comun, y su fre cuencia varia de acuerdo con las distintas poblaciones geogra ficas. No obstante. el virus C parece ser un factor de riesgo independiente. Como ocurre con el virus B. la transformacion maligna en los portadores del virus C suele lIevar muchos anos, El tiempo promedio entre la transfusion sanguinea (presunta adquisici6n del virus C) y la aparici6n del carcinoma hepatocelular es de 29 afios (Kiyosawa K y colaboradores, 1990). Cirrosis alcoholica. Hasta cl memento no existe eviden , I 37. HIGADO 539 cia experimental sobre el efecto carcinogenico del alcohol. Uno de los posibles mecanismos etiopatogenicos postulados se re fiere al permanente ciclo de dafio y reparaci6n del lobulillo hepatico. Sin embargo, la asociacion entre alcohol y carcinoma hepatocelular no es rara. Estudios histol6gicos de hfgados en autopsias de pacientes alcoh6licos revelaron nidos de celulas neoplasicas en un 55 %. Algunas estimaciones hechas en paf ses de Occidente indican que el riesgo de desarrollar un carcinoma hepatocelular durante la vida de un alcoh6lico es hasta de un 15 %. Ajlatoxina. En el laboratorio la aflatoxina es el carcinogeni co mas potente conocido. Es producido por el Aspergillusjlavus y el A.parasiticus, De todos los analogos, la aflatoxina B 1 es la mas t6xica. Estos hongos contarninan manies, nueces, gra nos u otros alimentos en dep6sito. En areas donde la presencia de esos hongos es com un, la incidencia de carcinoma hepato celular es tambien mas alta. Si bien su potencial carcinogeno en el laboratorio es conocido, no hay evidencia directa en se res humanos. Una poblaci6n de aproximadamente 900 pacien tes del norte de la India en seguimiento desde 1974, cuando fueron intoxicados con aflatoxina, no desarro1l6 hasta la ac tualidad carcinoma hepatocelular. Anticonceptivos y esteroides anabolicos. Si bien la asocia cion con el adenoma y la hiperplasia nodular focal esta bien documentada, el papel de los anticonceptivos en la genesis del carcinoma hepatocelular no es clara. Goodman e Ishak estu diaron 128 casos de carcinoma hepatocelular en mujeres; 48 eran menores de 40 afios, y s6lo 12 (27 %) habfan utilizado anticonceptivos. Curiosamente tanto en aquellas que ingerfan anticonceptivos como en las que no 10 hactan, un 60 % de estos tumores pertenecian a la variante fibrolamelar, la mas benigna. Como conclusi6n del estudio, esta asociacion es pu ramente coincidente. Por el contrario, el riesgo de adquirir un carcinoma hepa tocelular en pacientes con usa prolongado de anabclicos esteroides (oximetalona, oxandrolona y testosterona) esta incrementado y correctamente documentado. Thorotrast. Es el hepatocarcin6geno mejor demostrado en el ser humano. Utilizado como agente de contraste para angiograffas entre 1930 y 1945, el Thorotrast emite una radia cion alfa con vida media muy prolongada. Se deposita en el sistema reticuloendotelial del hfgado, bazo y medula 6sea. El efecto inicial de la radiacion prolongada sobre el hfgado es fibrosis. Posteriormente, diversos tumores primarios se han desarroJiado: carcinoma hepatocelular, colangiocarcinoma, sarcoma y angiosarcoma. Este medio de contraste fue utiliza do en soldados con lesiones vasculares durante la Segunda Guerra Mundial. La presencia del contraste en la radiograffa simple de abdomenes diagnostica. Trastornos congenitos y otros trastornos geneticos. La tirosinernia, el deficit de (Xt-antitripsina y la hemocrornatosis son patologias fuertemente asociadas al desarrollo del carcinoma hepatocelular. La tirosinemia es una patologfa infrecuente autos6mica recesiva caracterizada por enfermedad hepatica y nefropatia tubular renal. Los nirios que sobreviven desarrollan en su ma yorfa cirrosis macronodular y carcinoma hepatocelular. El tras plante hepatico ha cambiado el pronostico de esta enferme dad. Tanto la forma homocigota como heterocigota de la defi cienci a de (Xt-antitripsina se asocian con hepatopatfa y carcinoma hepatocelular. Si bien las series publicadas presen tan poca casufstica, se calcula que un 30 % de estos pacientes desarrollan un carcinoma hepatocelular. Al igual que la tirosinemia es una excelente indicacion para trasplante hepa tico. En la hemocromatosis, 19 a 36 % de los pacientes desarro llan carcinoma hepatocelular. Generalmente 10hacen en la eta pa cirrotica de la enferrnedad. Los pacientes con hemosiderosis raramente presentan carcinoma hepatocelular. Anatornia patologica. Aspecto macroscopico. El aspecto del carcinoma hepatocelular varia segun las condiciones en que se encuentra el parenquima hepatico subyacente. En hfga dos no cirroticos contiene zonas de necrosis y hernorragia y se puede peduncular. Si bien esta es una situacion infrecuente, el hecho de presentarse en un hfgado no cirrotico permite la resecci6n quinirgica con menor riesgo de insuficiencia hepa tica y mejor margen de seccion, En hfgados cirroticos, de acuerdo con el aspecto macros copico, se los clasifica en expansivo (por la forrnacion de una seudocapsula), infiltrante y multi focal. Recientemente, con la deteccion temprana de pequefios n6dulos, estes son clasifica dos en forma separada. El carcinoma hepatocelular invade con frecuencia ram as de la vena porta 0 aun el mismo tronco. Macroscopicarnente se observan trombos tumorales intravenosos, Tambien invade las venas suprahepaticas y la vena cava inferior. Ocasional mente crece dentro de conductos biliares. La ruptura esponta nea puede ocurrir ocasionando hernoperitoneo y derrame de celulas neoplasicas, La invasion local suele producirse en areas de contacto con el diafragma y raramente con otras visceras abdorninales. Las metastasis mas frecuentes son por vfa hernatogena al pulm6n, glandula adrenal. hueso, meninges, pancreas, cerebro y ririon. Por vfa linfatica se disemina al hilio hepatico, cabeza del pancreas, aorta y retropcritonco, estoma go. rnediastino y cuello. Tarnbien ha sido descripto el irnplan te de celulas neoplasicas en el trayecto de la aguja utilizada para puncion diagn6stica. Histologia. En el rnicroscopio el carcinoma hepatocelular suele disponerse en forma trabecular, dada por cordones de dos a cinco celulas de espesor separadas por espacios sinusoidales que contienen celulas endoteliales, pero sin celu las de Kupffer. En las formas mas diferenciadas, las celulas se asemejan a hepatocitos normales, mientras que en las varian tes anaplasicas se visualizan celulas gigantes multinucleadas sin disposici6n trabecular que forman una estructura solida. Los hepatocitos tumorales suelen producir bilis que se acu mula debido a la carencia de conductos biliares. Estos lagos biliares son patognom6nicos del carcinoma hepatocelular, Entre las variantes histologicas se encuentran el carcinoma fibrolamelar, el carcinoma colangiocelular, el hepatocolan giocarcinoma y el hepatoblastoma. La variante fibrolamelar suele presentarse en adultos j6venes generalmente no cirroti cos. Histo16gicamente se encuentran hepatocitos eosinofilicos aumentados de tamafio y rodeados de fibrosis dispuesta en la minas caracterfsticas. De las otras variantes, el hepatoblastoma se caracteriza por ser el tumor hepatico mas frecuente en ni nos (solamente e120 % se presenta en may ores de 5 afios) y de acuerdo con el grado de diferenciaci6n se los clasifica en alta mente diferenciados, pobremente diferenciados e inmaduros. Diagnostico. Presentacion clinica. Deben investigarse en forma minuciosa los antecedentes relacionados con enferme dades hepaticas, ya que practicarnente todos los pacientes por tadores de carcinoma hepatocelular tienen una historia de he patitis aguda 0 cronica persistente, ingesta importante de al cohol por mas de 10 afios, transfusi6n de sangre 0 ingesta pro ./ SECC10N VI. ABDOMEN540 longada de drogas hepatotoxicas. Deberan ser investigados otros factores de riesgo, como drogadiccion, habitos sexuales, tatuajes, etc. Asimismo, se interrogara al resto de los integran tes de la familia respecto de enfermedades similares. Los sintomas de presentaci6n son: malestar general, dolor abdominal, sensacion de plenitud abdominal, anorexia, perdi da de peso, ascitis, tumor palpable, ictericia, fiebre, nauseas, vomitos, hematemesis, melena, disnea y anemia. Algunos de estos sfntomas pueden deberse a la enfermedad hepatica pre cxistentc 0 exacerbarse ante la inserci6n de un carcinoma hepatocelular. En los pacientes no cirroticos predominan el dolor abdominal y el tumor palpable. La aparici6n de sfnto mas indica en general un estadio avanzado de la enfermedad. Raramente puede presentarse el cuadro de dolor abdominal agudo y anemia correspondiente a una ruptura tumoral espon tanea con hemoperitoneo. Al examen ffsico el abdomen puede estar distendido debi do al gran tamafio tumoral 0 a la presencia de lfquido ascftico. Puede eneontrarse circulaci6n colateral como manifestacion de hipertension portal en cirroticos 0 como expresi6n de inva sion neoplasica del tronco venoso portal. A la palpaci6n el tumor suele ser duro e indolora. Otras veces s610 se palpara un higado cirrotico acompatiado de esplenomegalia. La auscultaci6n de un soplo en el area hepatica confirma la gran irrigaci6n de estos tumores, que desarrolJan con frecueneia shunts arteriovenosos. Laboratorio. Hemograma. En etapas tempranas, en ausen cia de episodios de sangrado digestivo 0 tumoral no hay altc raciones del hemograma. Ocasionalrnente puede presentarse pancitopenia como expresi6n de la csplenomegalia (hi per esplenismo) en pacientes cirroticos, Hepatograma. La elevaci6n de la transaminasa glutamico pinivica (TGP), fosfatasa alcalina (FAI), laeticodeshidrogenasa (LDH) y gammaglutamiltranspeptidasa (GTP) sugiere la pre sencia de mas a ocupante hepatica. Teniendo en cuenta que muchos de estos pacientes son portadores de hepatopatfas cro nicas y presentan alteraciones del hepatograma, una brusca elevacion de los valores habituales debe interpretarse, entre otros diagn6sticos, como la intercurrencia de un carcinoma hepatocelular. Marcadores tumorales. La alfafetoprotefna es el marcador mas sensible para detectar el carcinoma hepatocelular. EI me todo de dosaje por radioinmunoensayo es el mas utilizado. Los valores normales no superan los 20 ng/ml; valores superiores a 1000 ng/ml 0 incrementos sostenidos son rnuy sugesti vos de carcinoma hepatocelular. Lamentablemente, la alfafetopro teina no es un marcador especffico para el carcinoma hepato celular. Puede elevarse en pacientes con otras alteraciones hepaticas como, par ejemplo, durante la regeneracion que acornpafia a la necrosis masiva 0 submasiva. Los pacientcs con cirrosis 0 hepatitis cr6nica suelen tener niveles de alfafeto protcfna entre 20 y 1000 ng/ml. Munifesiaciones sistemicas relaclonadas ron los ejectos hormon al es del tumor. Ocasionalmente se comprueba hipoglucemia. hipercalcemia 0 precocidad sexual por secreci6n tumoral de gonadotrofinas. Radiologia. Si bien es necesaria la histologia para la con firmaci6n diagn6stica del carcinoma hepatocelular, no es con siderada crucial en zonas con alta prevalencia del tumor.El diagnostico suele ser inequtvoco en pacientes cirr6ticos que presentan una brusca elevaci6n de la alfafetoprotefna (0 valo res por encima de 1000 ng/ml) y la presencia de un tumor hepatico hipervascularizado detectado pOl' ultrasonido 0 tomografia computada dinarnica, Existen otros estudios radiologicos, como la radiografia simple de torax y abdomen, el centellograma hepatico, la rcsonancia nuclear magnetica y la arteriograffa, cuya utili dad se describe a continuacion, Radiografia simple de torax. Pueden detectarse metastasis en forma redondeada en ambos campos pulmonares. Ademas suele haber deformaciones diafragrnaticas como consecuen cia de la hepatornegalia 0 del desplazamiento del diafragma por el propio tumor. Radiografia simple de abdomen. Se observa elevacion diafragmatica y desplazarniento del marco duodenal y col6nico. Celltellograma hepatica. Utilizando colo ide marcado con tecnecio 99 se pueden detectar lesiones de hasta 3 em, aunque la sensibilidad disminuye en los turnores de ubicacion centrohepatica. EI centellograma can globules rajas marc a dos sirve para detectar tumores vascularizados. En general, el carcinoma hepatocelular suele SCI' hipercaptante pero en for ma heterogenea, Tomografia computada. El carcinoma hepatocelular suele verse como una lesi6n hipodensa rodeada de un halo reforza do poria captacion del contraste endovenoso. En hfgados cirr6ticos las formas difusas suelen ser diffciles de delimitar. La tomograffa computada dinamica define con mas precision la lesion y su po sible diagnostico. Debido a las fistulas arteriovenosas que sue len formarse en estas neoplasias, los tiempos de captaci6n y vaciamiento del contraste son 1apidos. Ecografia. POI'su practicidad, bajo costo y disponibilidad en el consultorio, la habitaci6n del paciente 0 el quir6fano, la ecograffa es el estudio ideal para la detecci6n de tumores he paticos (fig. 37-68). Con la incorporaci6n del Doppler-color se puede evaluar el compromiso vascular. EI carcinoma hepato celular pequefio suele ser hipoecoico, mientras que el difuso en general presenta ecogenicidad irregular. Los mas grandes no tienen caracterfsticas distintas de las metastasis. La ecograffa tarnbien es util para dirigir las biopsias tumorales, efectuar alcoholizaci6n de estas 0 detectar cornplicaciones de procedi mientos invasivos en el higado. La ecogra.Ia intraoperatoria es de gran utilidad pol' su alta definicion para detectar otras lesioncs no identificadas. Resonancia nuclear magnetica. Basada en un principio ff sica distinto del de la tomograffa computada, la resonancia puede identificar tejidos con mas facilidad, res altar lfrnites Fig. 37-Ml. Ecograffa de un hepatocarcinoma, de aspecto hcrerogeneo par delante, que desplaza la rama derecha de la vena porta. 37. HIGADO 541 tumorales y diferenciar con mas precision el carcinoma hepato celular del hemangioma, el adenoma 0 la hiperplasia nodular focal (fig. 37-69). Con la tecnica de angiorresonancia se pue de detectar permeabilidad vascular 0 invasion tumoral. De acuerdo con multiples series publicadas, la resonancia nuclear magnetica identifico el 98 % de los carcinomas hepatocelulares mayores de 2 em. El hepatoma suele ser hipointenso en Tl e hipertenso en T2. Angiografia. La arteriograffa hepatica selectiva es el estu dio mas preciso para diagnosticar pequefios carcinomas hepatocelulares. Pequefios ovillos vasculares, como se obser van en los carcinomas diferenciados, y las ffstulas arterio venosas 0 desplazamientos vasculares vistos en formas mas anaplasicas son patrones clasicos hallados en la arteriograffa (fig. 37-70). En la fase venosa se podra observar la silueta portal y sus ramas descartando invasion 0 presencia de trombo tumoral. Agregando Lipiodol al final de la arteriograffa, el si tio tumoral quedara "marcado" con el contraste que es capta do por las celulas tumorales. Ello permitira controlar median te una tomograffa computada la ubicacion de las neoplasias y su evolucion, de importancia despues del tratamiento por quimioernbolizacion que se describira mas adelante en este capitulo. La desventaja del procedimiento es el de ser invasivo y requerir contraste endovenoso. Con el perfeccionamiento de los otros metodos diagnosticos, en general se reserva la arterio graffa para investigar la presencia de tumores multicentricos 0 como estudio prelirninar a la quimioembolizacion, Biopsia hepatica. Si bien es de gran utilidad diagnostica, deben tomarse ciertos recaudos, como no efectuar biopsia de turnores superficiales, pues sue len ser muy vascularizados. y siempre biopsiar con tejido hepatico no tumoral interpuesto (fig 37-71). Otro inconveniente descripto es la siembra de ce- Fig. 37·69. Resouancia nuclear magnetica T I YT2, del mismo caso de la fig. 37-68. A nivel del 16bulo derecho hepatico (entre los segmentos V y VIII) se observa un tumor de 39 x 31 x 27 mIn. Presenta contornos bien definidos con una aparente capsula fina en la imagen ponderada en T I. Desplaza a la vena suprahepatica media y la division de la vena porta derecha, sin invasion de estos vasos. Su estructura interna es hctcrogenea, tenuernente hipointensa en TI e hiperintensa en T2. Fig. 37·70. Arteriografia selectiva de la arteria hepatica cornun. En la fase capilar se observan dos n6dulos con vasos de neoformaci6n que corres ponden a hepatocarcinomas en los segmentos V y VI (jlechas). El segundo n6dulo no se habfa detectado en los otras estudios por irnagenes. Fig. 37·71. Biopsia tumoral guiada por tomograffa axial cornputada. Hepatocarcinoma del 16bulo derecho hcpatico, que penetra a traves de un "escudo" de parenquima no comprametido. .: SECCION VI.ABDOMEN542 lulas neoplasicas en el trayecto de la aguja de biopsia. En ge neral, la biopsia hecha con aguja fina y guiada por ecografia 0 tomograffa computada suele evitar estas complicaciones. Estadiflcacion. Hasta el momenta las propuestas de estadificacion carecen de variables que diferencien claramen te grupos de carcinomas hepatocelulares. Tal vez la mas utili zada es la descripta por Okuda y col., que utilizan el porcenta je de reemplazo tumoral del higado y tres variables (ascitis, alburnina y bilirrubina) asociadas con el grado de funcion he patica y cirrosis (tabla 37-14). No intenta incluir la presencia o no de metastasis, invasion vascular 0 compromiso ganglionar. Tabla 37-14. Estadificacion de Okuda Puntuacion Tumor <50 % opunto >50 % 1 punto Ascitis (-I opunto (+) I punto Albumina >3 g/dl opunto < 3 g/dl 1 punto Bilirrubina <3 mg/dl opunto >3 mg/dl 1 punto Sin embargo, aunque simplista, predice efectivarnente la sobrevida de estos grupos de pacientes (fig. 37-72). Otra alternativa es la clasificacion TNM (tabla 37-15). Tratamiento. El carcinoma hepatocelular continua sien do uno de los canceres mas letales. y en la mayorfa de los casos es incurable. La historia natural de los carcinomas hepatocelulares no tratados demuestra una sobrevida que no excede de los 3 afios. La exeresis quinirgica es actualmente la mejor terapeutica disponible (fig. 37-73). La tendencia a la multicentricidad y la asociacion con higados cirroticos limi tan todo tipo de tratamiento y aumentan significativamente la marbimortalidad. El permanente cicio de injuria y reparacion que lIeva ala cirrosis tambien predispone a todo el parenquima hepatico a la degeneracion maligna. Esto explicarfa la alta recurrencia en el higado remanente despues de la resecci6n quinirgica. Existen otras modalidades terapeuticas quirurgi cas y no quinirgicas que pueden complementarse. Entre elias seran consideradas el trasplante hepatico, la alcoholizacion, la crioablacion, la quirnioterapia sisternica, la quimioterapia intraarterial, la embolizaci6n, la quimioembolizaciony la ra dioterapia. Reseccion quirtirgica. La reseccion quinirgica es posible en parte debido a la capacidad de regeneracion que posee el higado. En modelos animales la reseccion de hasta dos tercios del volumen hepatico se acompafia de un gran incremento de la sfntesis de ADN, y en 48 horas la masa hepatica se duplica. Generalmente entre 7 y 10 dias el volumen hepatico se restitu ye en su totalidad. En seres humanos la experiencia con resecciones en higados no cirroticos demuestra que hay rege neracion de un 90 % del volumen hepatico resecado entre las 6 y 8 semanas siguientes. El fenomeno de regeneracion hepa tica y de su autolimitacion una vez obtenido el volumen crfti co es objeto de extensa investigacion y excede los Iirnites de este capitulo. Indicacion qulrurgica. Seran considerados para reseccion quinirgica todos los pacientes que presenten un carcinoma hepatocelular que pueda ser resecado en su totalidad con baja morbimortalidad. Las metastasis por via hernatica 0 linfatica son contraindicaciones. Par tal motive. antes de la reseccion debe efectuarse centellograma oseo, tomografia axial compu tad a de torax y TAC dinamica 0 resonancia nuclear magnetica con tecnica de angiografia abdominal. La ecograffa abdomi nal es de gran utilidad como complemento, tanto en la evalua cion preoperatoria como intraoperatoria, para la deteccion de pequefios nodules y el compromiso vascular. La arteriografia selectiva es de gran valor para detectar pequefias lesiones con mas precision. Sin embargo, su uso es limitado porque se trata de un procedimiento invasivo. La invasion rnacroscopica de ramas segmentarias venosas de la vena porta e inclusive lobu lares son evidencias de pear pronostico, pero no contraindican el procedimiento quinirgico. Tarnbien el tamaiio y la multicen tricidad son factores de mal pronostico, pero no de contraindi caci6n. La presencia de cirrosis es tal vez la causa de mayor morbimortalidad relacionada con el procedimiento quinirgi co. Los motivos son: 1) el alto riesgo de sangrado peroperatorio (ya sea par coagulopatia 0 la presencia de hipertension por tal); 2) la insuficiencia hepatica causada por la reduccion de la masa hepatica funcionante; 3) mayor riesgo de infecciones; 4) trastornos hidroelectrolfticos causados par la produccion de Ifquido ascftico en el postoperatorio. Actualrnente, gracias a la experiencia quinirgica acumulada y una correcta seleccion del paciente, la morbimortalidad ha disminuido. Para evaluar el Estadio Puntuacion opunto II 1-2 puntos III 3-4 puntos Tabla 37-15. Estadificacirin TNM Estadio T N M Tl NO MO II T2 NO MO II! Tl T2 T3 NI Nl NO,Nl MO MO MO IVa T4 Cualquier N MO IVb Cualquier T Cualquier N Ml T!: Solitario < 2 em. sin invasion vascular. T2: Solitario. > 2 em. con invasion vascular. \[ultiple. en un Iobulo, > 2 ern, sin invasion vascular. Solita-rio. > 2 em. sin invasion vascular. T3: Solitano. > 2 em, con invasi6n vascular. Multiple, en un lobule, con 0 sin invasion vascular. T4: Multiple. mas de un 16bulo. Invasion rnacroscopica de una rama portal 0 suprahepatica N1: Regional. MI: Metastasis a distancia. 543 37. HIGADO 100 oS ~-!'I <0 "0 S Q) .D o 50 (f) it a 100 co "0 S OJ .D 50o (f) it a ~i {IT !\I \ 's,\ •I • iT J i \ "",r ..i 'IT.. "~T .\ '~'-I }.. "~ .. _.,. A --.---.j____; 2 4 6 9 12 T ---.-------1-------;------ e _ meses, estadio II: 2,0 meses, es tadio 1Il: 0,7 meses (Okuda y18 24 30 36 col.). Meses B--" Tratamiento quirurqlco (n = 157) "'-----.. Tratamiento medico (n = 414) Fig. 37-73. Sobrevida en pacien tes que recibieron tratamiento de reseccion y tratamiento medico en hepatocarcinomas en estadios I y II de Okuda. La sobrevida media 246 9 12 18 24 30 Meses grado de suficiencia hepatica se puede recurrir a las pruebas de laboratorio de rutina (albumina, tiempo de protrombina, bilirrubina, arninotransfcrasas), 0 pruebas de depuracion or ganica como la de bromosulfoftaleina 0 el verde de indocianina. Como parte de la evaluacion suele recurrirse ala clasificacion de Child Pugh (vease Fisiologia hepatica). Cuanto mas insufi ciencia hepatica, menor debe ser la rescccion y sus margenes, Como regIa general, un cirrotico Child A puede tolerar hasta un 30 % de reduccion de su masa hepatica funcionante, mien tras que el Child B, solo un 15 %. Globalmente sera candidato a reseccion aquel paciente que no este icterico, que no presen te asci tis y en que el tiempo de protrombina sea superior al 60 %. Tambien debe tenerse en cuenta la ubicacion y el tama fio del tumor. Un gran tumor que reemplaza un lobulo 0 seg mento hepatico generalmente se acompafia de una hiperplasia compensadora del remanente hepatico. En este caso la reseccion incluira una menor porcion de parenquima funcio nante. Por el contrario, una pequefia lesion de ubicacion cen tral lobular incluira en su reseccion un porcentaje despro porcionado de parenquima funcionante hepatico, Tumores no resecables debido al riesgo quirurgico inaceptable seran con siderados para otras modalidades terapeuticas. B---B Estadio 1 (n = 33) S----·..Estadio 2 (n = 134) ..-._. -.. Estadio 3 (n = 62) Fig. 37-72. Sobrevida de 229 pacientes con carcinoma hepatoT T celular que no recibieron trata miento especifico. La sobrevida ..~ media para el estadio I fue de 8,3 fue de 21,9 meses para la resec 36 42 cion quinirgica y de 5 meses para el tratamiento medico (Okuda K.). Procedimientos quirurgicos. EI abordaje es a traves de una incision subcostal derecha 0 bilateral con extension al apendi ce xifoides. Con esta incision y un buen separador retractor costal se evita el abordaje toracico transdiafragrnatico utiliza do antiguamente. Actualmente el cirujano cuenta con elemen tos que facilitan la cirugia de reseccion. Entre ellos estan la ecografia intraoperatoria (fig. 37-74), ei disector ultrasonico, el reciclador de sangre y el coagulador de argon. La reseccion no anatomica suele efectuarse en lesiones superficiales mediante el uso del electrobistun, el disector ul trasonico y eventual mente el clampeo sin traumatizar el parenquima hepatico eireundante y manteniendo un margen de parenquima sana de mas de I em. Para efectuar las resecciones anatomicas debera movili zarse ampliamente el higado Izquierdo 0 derecho y evaluar mediante la inspeccion manual y eccgrafica los lfrnites del tumor y su relacion con la segmentacion portal, suprahepatica y biliar. A continuacion se controlara mediante diseccion del pediculo hepatico aquellos elementos correspondientes al seg mento, lobulo 0 segmentos que deban resecarse. Esos elemen tos podran ligarse y dividirse, 0 clampearse selectiva 0 global mente scgun las preferencias del cirujano. Seguidamente se SECCION V!. ABDOMEN 544 Fig. 37-74. Ecografia intraoperatoria donde se observa un trombo tumoral en la bifurcacion de la vena porta. disecaran la vena 0 las venas suprahepaticas que drenan el territorio por resecar. Estos vasos podran ser divididos 0 clampeados antes de efectuar la transeccion del parenquima, En las resecciones mayores (lobectomfas 0 trisegmentectomias) es conveniente dividir las venas suprahepaticas cortas que drenan a la vena cava inferior retrohepatica, La division del parenquima hepatica se hara sobre el area demarcada en su superficie mediante el uso del disector ultrasonico. electro bistun, digitoclasia 0 simplemente ligaduras progresi vas. Exis ten maniobras para controJar y disminuir la perdida de sangre. Entre ellas la maniobra de Pringle es la mas conocida. En aJ gunas oportunidades se puede colocar un clamp "blando" a traves de la superficie hepatica por seccionar. Existe tarnbien!a llamada exclusion vascular total que implica. ademas de la maniobra de Pringle, el clampeo de la vena cava inferior supranepatica e infrahepatica (fig. 37- 75). Aquellas maniobras que provoquen isquemia del parenquima hepatica remanente deberan ser transitorias (no mas de 60 minutos en hfgados no cirroticos) 0 se efectuaran en forma intermitente. En 10 posi ble, se prescindira de ellas en higados cirroticos efectuando una transeccion mas controlada (y Ienta). Con estas tecnicas se ha reducido la perdida de sangre. Jamieson y colaboradores (1992) en una serie de 75 hepatecto mias, incluyendo 21 iobectomias derechas 0 izquierdas, utlizaron menos de una unidad de sangre en promedio, y el 63 % de los pacientes no requirieron otros productos sangui neos. El porcentaje de resecabilidad ha cambiado con el tiempo de un 7 % a fines de la decada del 70 a un 28 % en la actuali dad (con variaciones entre 15 y 60 %). Esto puede ser debido a una deteccion temprana del hepatocarcinoma en poblacio nes de riesgo controladas, y tambien a la mayor experiencia quinirgica. Resultados. La mortalidad operatoria (primer mes despues del procedimiento) varia de acuerdo con las distintas series publieadas entre 5 y 12 %. Las eausas de muerte mas frecuen te fueron: insufieiencia hepatica, sangrado e infeccion. Los faetores que influyeron sobre estas complieaciones en forma significativa fueron: distintos grupos de Child (A: 6,3 %; B: 19,6 o/c: C: 21.1 '10). la perdida de sangre y el tamafio de la reseccion. La sobrevida tambien varia en relacion con la poblacion CONTROL VASCULAR Clampeo intermltente del pediculo Control de ramas segmentarias 0 tobulares Control selectivo intrahepatico guiado por ecografia mediante un cateter baton Exclusion vascular total Fig. 37·75. Tecnicas de control vascular durante la reseccion hepatica (Bismuth H y col.). estudiada. Los japoneses tienen mejor sobrevida: 79,8 %, 51,3 %,26,4 % y 19,4 % al afio, 3, 5 Y 10 afios, respectiva mente, mientras que los franeeses publican 35 % Y 17 % de sobrevida a los 3 y 5 afios, respeetivamente. EI tamano del tumor, la edad (rnejor sobrevida en menores de 50 afios) y la presencia de cirrosis son los faetores pronosticos aJejados sig nificativos. Tumores menores de 2 cm presentaron una sobrevida a los cinco afios de 78 %; entre 2 y 5 em, 59 % a los 3 afios y 25 % a los 5 afios, mientras que en los mayores de 5 ern la sobrevida fue de 40 y 23 % a los 3 y 5 afios. La sobrevida en pacientes no cirroticos es 25 a 30 % superior respecto de los cirroticos portadores de carcinoma hepatocelular reseca do. Teniendo en cuenta que la sobrevida promedio sin trata miento es de 4, I meses, con variaciones entre 3 y II meses - __ 37. HIGADO 545 .--. Cirugia (n = 115) ...----'.... Embolizaci6n arterial (n = 41) e-·-·'. Quimioterapia intraarterial (n = 55) 0--0 Quimioterapia slsternlca (n = 23) 100' .~~.:::~,. * _* Ninqun tratamiento (n = 33) l·"'·~T 1'1~\. <,Fig. 37·76. Comparaci6n de ci ~o ·I*·.:~~T 1rugfa con otros tratamientos 0 ningtin tratamiento para el he 1\ ..... -.50 Okuda. La sobrevida media fue patocarcinoma estadio I de I'o-o "1*"·>1 _ de 25,6 meses en los pacientes 1I\. "*~'-----""'" T -----.--. . '\ l'~ ' ...resecados, de 10,4 meses en ......... '.... ... ......... " aquellos que recibieron embo ........ I ·....:.:.:· "lizaci6n arterial, de 10,3 meses I ""-. "",.. .:,.~ .... '''. luego de quimioterapia intra 1____o '-., ....1-- ;.~~_ • ....:...~ ••e_.arterial, de 4,3 meses luego de 0 quimioterapia sisternica y de o <---.--.....""T--.....-.,....---...;;.----....---....... • ••.* - I j 2 4 6 9 12 18 24 30 368,3 meses sin tratamiento. 1 ----I T ~r T T '--.•T 42 (Okuda K y col.). segun el estadio, los resultados de la resecci6n quinirgica son favorables (fig. 37-76). La recurrencia del carcinoma hepatocelular despues de una resecci6n total es alta. La mayorfa recidiva nuevamente en el hfgado residual (93 %), mientras que el 5 % recurre en la me dula 6sea y el 2 % en el pulm6n. EI 56 % de las recidivas se detectan dentro de! primer afio. La variante fibrolamelar del carcinoma hepatocelular pre senta un curso mas benigno debido a la lentitud de crecimien to y ala tendencia a la recidiva local. La sobrevida a los 5 afios es de 65 %. Trasplante hepdtico. Este procedimiento fue utilizado ini cialmente para tratar a aquellos pacientes con carcinomas hepatocelulares que requerian de una hepatectomfa total por extensi6n de la enfermedad 0 debido al grade de insuficiencia hepatica. Si bien se publicaron casos anecd6ticos de supervi vencia prolongada en grandes tumores, la alta recurrencia y la falta de 6rganos exigi6 una mejor selecci6n de pacientes. Actualmente se acepta el trasplante hepatico en aquellos pacientes portadores de un carcinoma hepatocelular menor de 5 em con cirrosis tipo Child B y C. La sobrevida a los 4 afios es superior al 60 %. Algunos programas han desarrollado pro tocolos experimentales que inc!uyen quimioembolizaci6n preoperatoria y quimioterapia intraoperatoria y postoperatoria con resultados alentadores. En los cirr6ticos Child A se ha demostrado mejor sobrevida con el trasplante hepatico que con la resecci6n hepatica. EI motivo es probablemente la eliminaci6n de! resto del paren quima hepatico potencialmente carcin6genico. Lamentable mente, la falta de 6rganos obliga en muchas instancias a con siderar la resecci6n como unica alternativa. Alcoholizacion. La inyecci6n de alcohol pure dentro y al rededor del tumor es empleada efectivamente en el tratamien to de pequefios carcinomas hepatocelulares (fig. 37-77). El pro cedimiento se efectua bajo gufa ecografica y durante la inyec ci6n se observa la ecorrefringencia del alcohol disecando los tejidos. El volumen de inyecci6n es de 2 a 8 ml por sesi6n de tratamiento y se repite dos a tres veces por semana. El volu men total que se inyectara se calcula de acuerdo con el tamano Meses tumoral. La efectividad del tratamiento depende de obtener una necrosis total. En una serie controlada por biopsia el 75 % de los tumores menores de 3 ern presentaron 100 % de necrosis. La recurrencia a los 5 afios es del 60 %. En series controladas de pequefios tumores alcoholizados la sobrevida a los 5 afios fue del 50 %. La alcoholizaci6n percutanea puede presentar com plica ciones. La inyecci6n puede ser dolorosa, especialmente en la superficie del hfgado. Debe evitarse la inyecci6n en vasos di rectamente. La necrosis tumoral se acompafia por 10 cormin de fiebre, que se resuelve espontaneamente 0 con cobertura antibi6tica. Raramente se absceda y requiere drenaje percu taneo. La siembra de celulas neoplasicas en el trayecto de la aguja es extremadamente rara. Crioablacion. Es una tecnica conceptualmente similar a la alcoholizaci6n. Consiste en introducir un trocar enfriado Fig. 37·77. Tornograffa axial computada del mismo paciente de las figs. 37-68 y 37-69, 10 meses despues de tres sesiones de alcoholizaci6n. EI tumor disminuyo 1 ern de tamafio y cambiaron sus caracteristicas (hipo vascular). SECCION VI. ABDOMEN 546 por nitr6geno lfquido en el centro del tumor y congelarlo a temperatura muy baja (-190° C) seguido de descongelamiento rapido a la temperatura corporal. Con dos de estos ciclos se asegura una necrosis total de la zona congelada producida por ruptura de la membrana celular. Las ventajas son: 1) la posibi lidad de tratar multiples lesiones en una sesi6n; 2) ampliar el margen oncol6gico en las resecciones hepaticas; 3) tratar le siones separadas del tumor mayor resecado: 4) baja mortali dad quinirgica ya que no se reseca el tejido tratado. Las des ventajas son: 1) se requiere de una laparotomfa para exponerel sitio de introducci6n del trocar, y 2) la cercanfa con vasos segmentarios impide un correcto enfriamiento del tumor. EI diametro tumoral no debe ser mayor de 5-6 em. Los resultados son cornparables con la sobrevida en los pacientes que recibieron alcoholizaci6n. Si bien existe amplia experiencia en Asia, los resultados en la series oeeidentales requieren de mayor tiempo de seguimiento. Quimioterapia sistemica. La quimioterapia eonvencional ha fracasado en el tratamiento 0 control del carcinoma hepatocelular, EI mas activo de estos agentes quimioterapicos, la doxorrubicina, s610 ha conseguido respuestas objetivas en un 11 a 17 % de los paeientes. La sobrevida media en todos los ensayos con quimioterapia sisternica no supera los 4 me ses Par ejemplo, en un estudio randomizado que incluy6 a 106 pacientes con carcinoma hepatoeelular irresecable que recibieron doxorrubicina (60 a 75 mg/m') versus ningun trata miento, s610 un 3,3 % presento una respuesta parcial. Un 25 % de los pacientes tuvieron complicaciones tales como cardiotoxicidad 0 infecciones. La sobrevida media fue de 10,6 semanas en el primer grupo y de 7,5 semanas en el grupo no tratado. Tanto la mitomicina C y la actinornicina D han demostra do ser ineficaces. Otros agentes quimioterapicos fueron pro bados en numerosos estudios. Entre estes se encuentran la ciclofosfamida, la mostaza nitrogenada, el metotrexato, la 6 mercaptopurina, eI5-fluoruracilo, la vinblastina y el cisplatino. Ninguno demostro mas que una discreta diferencia con el placebo y toxicidades inaceptables. Quimioterapia intraarterial. EI carcinoma hepatocelular es un tumor muy vascularizado y dependicnte de la irrigacion arterial hepatica. Por tal motive. fue ensayado el principio de concentrar el agente quimioterapico en el tumor y disminuir los efectos t6xicos sistemicos mediante la inyecci6n selectiva por cateterismo percutaneo 0 quinirgico. Sin embargo, ningun estudio controlado demostr6 mas beneficio que la quimio terapia sistemica. Motivado por el exito obtenido con el trata rniento de las metastasis hepaticas del carcinoma colorrectal, esta tecnica se emple6 con diferentes combinaciones de quimio terapicos antes de la cirugfa de reseccion 0 en el postoperatorio. Los resultados son contradictorios. EI implante quinirgico del eatet~r en pacientes cirr6ticos se acompaiia de multiples com plicacicnes. En la actualidad este procedimiento se reserva para el tratarniento de tumores irresecables. Quimioembolizacion. Bajo este iermino se incluyen una variedad de tecnicas utilizadas para interrumpir la irrigacion arterial de] tumor que previa 0 sirnultaneamente fue infundido can un agente quirnioterapico 0 una eombinaci6n de los agen tes disueltos en distintos vectores. Esta tecnica fue desarrolla da inicialmente en Japon (Yamada R y colahoradores, ]983) para el tratamiento de los hepatocarcinornas irresecables y como alternative a los eseasos resultados obtenidos con la quimioterapia sisternica. Consiste en la catetcrizacion, con el procedimiento de Seldinger, de la arteria hepatica cormin in mediatamente despues del nacimiento de la arteria gastro duodenal, 0 de la rama derecha 0 izquierda de la arteria hepa tica. De haber variantes anat6micas que se detectan mediante la inyecci6n previa de contraste en el tronco celiaco y la arte ria mesenterica superior, estos vasos deberan ser eateterizados tambien, Se inyectan 10 a 15 ml de Lipiodol Ultrafluido y 50 mg de doxorrubicina mezclados en forma de emulsi6n. Se efectua bajo control Iluoroscopico para evitar la infusi6n re tr6grada hacia las otras ramas del tronco ccliaco. A continua ci6n se emboliza el segmento arterial con esferas de Gelfoam bajo seguimiento fluorosc6pico y se completa con una arteriograffa de control. Las complicaciones son dolor abdo minal, sepsis, eolecistitis, hemorragia digestiva e insuficien cia hepatica transitoria. EI Lipiodol Ultrafluido es un eompuesto oleo so que es cap tado por las celulas neoplasicas en proporci6n de 4 a 1 con respecto a los hepatoeitos normales y persiste par semanas. Esto permite, gracias a su radioopaeidad, controlar la respues ta del tratamiento. Si la respuesta es adecuada, la quimioembolizaci6n se po dra repetir en perfodos de un mes, generalmente. La contraindicaei6n absoluta es la trombosis portal 0 de sus ramas lobulares. La contraindicaci6n relativa es en el cirr6tico Child C. Para estos casos se utiliza solamente la infusi6n de Lipiodol con el agente quimioterapico, Este procedimiento esta indicado para el tratamiento de los carcinomas hepatocelulares irresccab1es a como tratamiento previo a la hepatectomfa 0 al trasplante hepatico. En algunos casos ha reducido el tamafio tumoral hasta convertir la lesi6n en reseeable. Bismuth y eolaboradores (1992) trataron con quimioembo lizaci6n a 291 pacientes con carcinoma hepatoeelular y logra ron eontener el crecimiento tumoral en un 55 % de los pacien tes, reducir hasta un 50 % el tamafio original en un 20 %, y a menos del 50 % en 9 % de ellos. La mortalidad relacionada con el procedimiento vario segiin la reserva hepatica: fue del 7 % en pacientes no eirr6ticos, del2,S % en los cirr6ticos Child A, del 8 % en los Child B Y del 37 % en los Child C. La sobrevida a los 2 anos vario tambien con el grado de cirrosis: 49 % en los Child A, 29 % en los Child By 9 % en los Child C. Radioterapia externa. No es muy utiiizada debido ala in tolerancia que presenta el hfgado. Con radiaciones superiores a los 4000 cGy suelen oeurrir hepatitis actinicas letales. Radioterapia in situ. Consiste en acoplar el Iodo 131 al Lipiodol Ultratluido e inyectar sclectivamente. Los resulta dos iniciales parecen ser alentadores, si bien no existen series pubJicadas con seguimientos prolongados. Hepatoblastoma El hepatoblastoma es un tumor hepatica de alto grado de malignidad que se presenta con mayor frecuencia en la prime ra infancia y durante la nifiez. Representa el 0,6 % de los tu mores malignos de la infancia, y es el mas frecuente de los tumores malignos primitivos del hfgado en pediatrfa. La edad promedio a la cual se realiza el diagnostico es al afio de vida, y la mayorfa de los casos eorresponden a nifios menores de 3 anos de edad, Se han publicado casos infrecuentemente en adultos, con predominio del sexo masculino en una relaci6n de 2,3 a 1. Se desconoce su etiologfa. Existe sin embargo una corre lacion bien descripta entre el sfndrome de poliposis familiar 37. HIGADO 547 adenomatosa y el hepatoblastoma. Tambien sc asocian al de sarrollo de este tumor varios sfndromes de trisornfa, como las trisomias de los cromosomas 2, 18 y 20; anomalias renales y suprarrenales, el contacto can diversos toxicos ex6genos, in cluido el alcohol en el feto, y derivados del petr61eo, pintura y selenio en la madre. Anatomia patologica, Se trata par 10general de un tumor grande, unico, situado en el16bulo derecho, de 10 a 12 cm de diamctro. Es ligeramente lobulado y en un 50 % de los casas, encapsulado. La hemorragia y la necrosis son caracterfsticas, A la microscopia presentan diversas combinaciones de celulas epiteliales y mcsenquirnatosas. Las diferentes varie dades se subclasifican, scgun los tipos histol6gicos, en: anaplasico, ernbrionario, fetal, mixto y teratoide. Los dos mas frecuentes son el fetal y el embrionario. El suptipo anaplasico es un tumor de alto grado de maJignidad y muy invasor. Clinica. La mayorfa de los nitios presentan una masa ab dominal palpable, asociada a sintomas de anorexia, p6rdida de peso, debilidad y fiebre. Tambien se han observado casos de pubertad precoz en varones, debido a la producci6n ect6pica de gonadotrofina corionica. Al examen ffsico presentan un tumor hepatico indoloro, dc tamafio voluminoso, acornpatiado frecuentementede ane mia con trornbocitopenia. Puede encontrarse elevada la alfafetoprotefna, aunque este hallazgo no es patognom6nico de hepatoblastoma. Tratarniento. Sin tratamiento, el hepatoblastoma es fatal a muy corro plazo. El mejor tratamiento disponible en la ac tualidad es la resecci6n quinirgica completa. EI pron6stico es Iigeramente mas favorable en tumorcs con un subti po histol6gico fetal. Aun cuando se logre una resecci6n quinirgi ca completa, recidivan a presentan metastasis un 50 % de los casas. Por ella se recomienda la quimioterapia adjuvante y neoadjuvante en los casos de tumores muy volurninosos para tratar de mejorar su grado de resecabilidad. Existen diversos protocolos can diferentes grados de exito, Otra opci6n en pa cientes en los cuales ha fracasado la quimioterapia convencio nal es la quimioembolizaci6n. Algunos autores publicaron excelentes resultados preliminares en un pequefio grupo de nifios sometidos a hepatectomia total seguida de trasplante hepatica ortot6pico para tumores irresecables. Angiosarcoma Es el tumor hepatico de origen conectivo mas frccuente. Se trata de una neoplasia de muy baja incidencia, ya que se diagnostican en Estados Unidos menos de 25 cas os por afio, Surge en las celulas endoteliales que tapizan los sinusoides hepaticos. Se presenta en personas de edad, con mayor fre cuencia en hombres, en una proporci6n de 3 a 1. En un 30 % de los casas se comprueba una asociacion can factores de ricsgo de origen t6xico. Incluidas entre las sustan cias descriptas como carcinogeneticas estan el cloruro vinflico, el arsenico, los esteroidcs anabolicos, el radium y el cobre inorganico. El perfodo de latencia para la degeneraci6n malig na puede ser mayor de 20 afios. Generalmente es un tumor multicentrico que compromete a ambos lobules. Esta compuesto per quistes hcrnorragicos y n6dulos tumorales s61idos. Histol6gicamente pueden cncon trarse zonas de infiltraci6n sinusoidal, crecimiento solido den tro de n6dulos tumoralesmacrosc6picos y/o difcrenciacion cavernomatosa. La invasi6n vascular es una constante. Es po sitiva la coloraci6n con anticuerpos anti factor VIII y vitami na, Resulta dificultoso el diagnostico diferencial con el hemangioendoteJioma epitelioide. Desde el punta de vista eli nico es muy irnportante esta distinci6n, ya que el segundo res ponde bien al trasplante hepatica aun en casas can enferme dad metastatica. Los pacientes can angiosarcoma presentan signos tardios de insuficiencia hepatica. La posibiJidad de resecci6n es esca sa dado que el tumor invade cl hfgado de manera difusa. El pron6stico es muy malo, con una sobrevida promedio de 6 meses, La quimioterapia y la radioterapia son en general in eficaces. BIBLIOGRAFIA Bismuth, H, Chiche L. Adam R et al. Liver resection versus transplantation for hepatocellular carcinoma in cirrhotic patients. Ann. Surg.. 218:145-151,1993. Bismuth H, Morino M, Sherlock D, et al. Primary treatment of hepatocellular carcinoma by arterial chemoembolization. Am. J. Surg. 163:387-394,1992. Breda M, A.: Hepatobiliary tumors. 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Los tumores malignas se diferencian de los benignos por -------------_......... -j SECCION VI ABDOMEN548 dos caracterfsticas: son invasivos y son metastaticos, Esto sig nifica que tienen capacidad de penetrar en los tcjidos vecinos y de formar colonias tumorales en organos distantes. La celu la cancerosa desarrolla una extraordinaria capacidad para adap tarse a condiciones antagonicas que Ie brinda el medio, gra cias ala posibilidad de reproducir celulas diferentes de la ori ginal. La hcterogeneidad celular es una caracterfstica de rna lignidad. Dentro de un tumor existen diferentes subpoblaciones con diversa posibilidad metastatica, Un considerable mirnero de celulas abandona el tumor diariarnente, pero muy pocas llegan a implantarse en otros tejidos. Esta posibilidad no est! manejada por el predeterminismo 0 el azar, sino que se basa en verdaderas leyes biologicas, que propendcn a la seleccion de las mas aptas. Epidemiologia. Los tumores metastaticos constituyen el 98 % de la patologfa maligna del hfgado y el 4 % de todas las biopsias hepaticas. Estas lesiones son menos frecuentes en el hfgado cirrotico. Los carcinomas de pulmon, mama, colon y pancreas son los que mas frecuentemente metastatizan en la poblacion adulta, mientras que el tumor de Wilms y el rabdomiosarcoma son los que aparecen mas frecuentemente en la poblacion pediatrica, En pacientes que mueren por can cer las metastasis hepaticas son las mas trecuentes (42 %), seguidas par las de pulrnon y hueso. En su gran mayorfa co rresponden a tumores que drenan en el sistema portal, aunque los linfomas, melanomas, neuroblastomas y tumores bronquia les de celulas pequefias tambien pueden anidar en esa glandu la. La mayorfa de los tumores primarios que dan origen a estas lesiones estan formados por poblaciones celulares con alta duplicidad, y en menor frecuencia metastatizan los tumores menos agresivos, Que la enfermedad metastatica afecta sola mente a la glandula hepatica cs inusual y este comportamiento puede aparecer en tumores de origen colonico, algunos sarcomas de baja duplicidad 0 tumores insulares. Las metastasis solitarias de pancreas y estomago presentan una incidencia del 12 al17 C/o. La frecuencia de lesiones sincronicas colorrectales y hepaticas oscila entre ellS y el 30 %. EI higado funciona como un filtro que bloquea tempo rariamente la diseminacion de la enfermedad y su sistema reticulocndotelial impide el pasaje de celulas cancerosas al resto del organismo. Se sabe despues de los estudios de Weiss, a fines de la decada del 80, que este proceso metastatico es de una gran ineficiencia. ya que de cada 10.000 celulas que se desprenden de un tumor primario, solo una podra atravesarel filtro hepatico; y de cada 10.000 que se desprenden de la metastasis del higado, solo una se podra implantar en el pul men. Con excepcion del cancer de recto, la diseminacion sin cronica al pulmon sorteando el tiltro hepatico es inusual. Cuan do ello ocurre, es el resultado de la embolia masiva linfatica, can pasaje de celulas tumorales al conducto toracico, y por ende. a la circulacion sistemica, que pueden entonces implan tarse en el pulmon, Una patente de progresion metastatica, prirnero al higado, luego al pulmon y entonces a otros organos se encuentra en el 85 % de cstudios grandes de autopsias. Solo en un j 5 Vc de los casos se interrumpe la secuencia anterior mente mencionada, Se puede concluir que esta patente de diserninacion metastatica predecible, asi como la ineficiencia de todo el proceso metastatico, ofrecen al cirujano la posibili dad de interrumpir esa cadena y obtener una perspectiva im portante de curacion. Si tenemos en cuenta que elSa % de los canceres de colon presentaran metastasis en el hfgado y que la incidcncia anual de nuevos casos de dicha patologfa es de 150.000, en EE. Ul.l., y de dichos pacientes el 5 al 10 % po dran beneficiarse con la resecci6n, la magnitud del problema es importante. Diagnristico. Las metastasis hepaticas son la localizacion de un fenorneno general que es la enfermedad cancerosa. En un porcentaje importante de los casos el diagnostico se efec nia durante el seguimiento de un enfermo tratado prcviamente de una patologfa neoplasica; puede tarnbien ser la presenta cion de un cancer euyo origen no ha sido diagnosticado por no manifestar sintomatologfa 0 signologfa y tambien su hallazgo puede ser secundario a un mero estudio de rutina. En la mayo rfa de los casos los modcmos metodos par imagenes alertan sobre la presencia de esta patologfa. Adernas de ser utiles para evaluar localmente el compromiso hepatico, ayudan tam bien a certificar el diagnostico y a estadificar la enfermedad. Este ultimo punto es de importancia relevante, ya que permite efec tuar tratamientos locales mas racionales y evitar terapeuticas agresivas en la glandula hepatica cuando la enfermedad se encuentra generalizada. Esta circunstancia es la mas frecuente en el contexto clfnico de los pacientes. En general, el cirujano y el oncologo utilizan los rnetodos por imageries, los marca dores tumorales y/o la puncion-biopsia para arribar al diag nostico 10 antes posible y cfectuar de tal modo el tratamiento adecuado. Las preguntas que deben responder los modernos complementos de diagn6stico ante un paciente con presunta enfermedad metastatica del hfgado son las siguientes: 1.;,Existe lesion en el higado? La ecograffa y la tomograffa computada dinamica ofrecen la mejor combinaci6n para de tectar una masa ocupante hepatica mayor de 2 em. La ecograffa tiene una sensibilidad del 93 % para lesiones mayores de 2 cm (Shen) y disminuye a menos del 56 % para lesiones mas pe quefias, La TC dinamica (Ferruchi) detecta el 87 % de las lc siones metastaticas por encima de 2 ern, La RMN tiene un fndice de sensibilidad diagnostica similar a la de la TC, pero, dado su alto costo, se la usa como metodo altemativo 0 para obtener informacion complementaria en relaci6n con la ana tomfa hepatica. La angiograffa tiene su especial indicacion en la deteccion de pequefias metastasis de tumores hi per vascularizados (endocrinos, hipernefrornas, etc.). La TC-partograffa es un metodo invasivo, que requiere del cateterisrno arterial selectivo asociado a la tomograffa. Tiene una sensibilidad diagnostica superior a la de la Te convencio nal y la ecograffa. La desventaja del metodo es el alto mdice de talsos positivos (5 % - 40 %). 2. ,:La masa ocupante es una metastasis? Las metastasis son generalmente multiples, desplazan y comprimen las es tructuras vasculares, adopt an una forma esferica y deforman los contornos del hfgado. Siendo el hemangioma cavemoso la masa ocupante mas frecuente, establecer el diagn6stico dife rencial es indispensable. La TC dinamica nos orienta sobre la vascularizacicn de la lesion, y la angiograffa digital y la RMN son muy utiles en casu de dudas. La infiltracion grasa focal se diagnostica taciirncntc par su configuraci6n y densidad carac tensticas en 'I'C, ECO y RNM. En algunas circunstancias, se requiere la biopsia percutanea guiada, que a veces acorta la sistematica del diagnostico, pcro se la debe realizar solo si el resultado generara una actitud terapeutica diferente. 3. ;,Hay signos de enfermedad extrahepdtica? Acornpa tiando a la clmica del paciente, la tomografia computada es un rnetodo excelente para la estadificaci6n abdominal, toracica y cerebral del paciente oncol6gico. En el abdomen es capaz de detectar lesiones asociadas en ganglios linfaticos, peritoneo y glandulas suprarrenales. En el torax, la sensibilidad es supe rior al par radiologico clasico. La medicina nuclear (centello 549 37. HIGADO grama) es de utihdad para detectar secundarismo 6seo ante la sospecha clfnica de este, Tratamiento de las metastasis hepaticas de tumores de alta agresividad La decisi6n terapeutica en el tratamiento de estos pacien tes se fundamenta en el conocimiento de las siguientes varia bles: el tipo histol6gico, los indices de agresividad tumoral, la extension del tumor y el estado general del paciente. Existen metastasis cuyo diagn6stico histol6gico basta para saber que la resecci6n hepatica es imitil dado su comportamiento biolo gico, su agresividad local y la alta fracci6n de crecimiento. Estas caracterfsticas se traducen por la invasion multiorganica del tumor. Tal es el caso del carcinoma de celulas pequeiias del pulmon, que en el 70 % de los pacientes se encuentra ex tendido fuera del t6rax en el momenta del diagn6stico y pre senta un 74 % de compromiso hepatico en autopsias. En can ceres de pulm6n de celulas no pequerias el compromiso del hfgado en estudios de autopsia es menor del 45 %. Cuando esta presente, la evoluci6n es similar a la del tumor de celulas pequefias, con el agravante de que el mirnero de respuestas a la quimioterapia es muy bajo y la sobrevida global no excede de los 6 meses. Los pacientes con buen estado general obtie nen respuestas mayores y pueden vivir hasta un afio, Los tra tamientos locales en el hfgado no son utiles, y el tratamiento sisternico esta indicado solamente en pacientes con un estado general aceptable. Las metastasis hepaticas de tumores de cabeza v cuello presentan una incidencia muy baja. La expectativa de vida de estos pacientes es de pocos meses. El tratamiento es la quimioterapia sisternica. Esta presenta escasa respuesta, a di ferencia de los buenos resultados que suelen tener los tumores primarios del mismo origen. Se debe tomar en cuenta que el alcohol es un importante factor etiologico, y muchos de estos pacientes son cirr6ticos, con las alteraciones farrnacocineticas y la frecuente toxicidad que el tratamiento quimioterapico puede acarrearles, Los tumores de esofago y estomago rnetastatizan frecuen temente en el hfgado, aunque es raro que esta sea la unica Iocalizacion debido a la presencia concomitante de metastasis ganglionares. La sobrevida media sin tratamiento es menor de 4 meses y no mayor de 8 con quimioterapia sistemica, Los tratamientos actuales en base a CDDP y VP16 han aumentado el mimero de respuestas a mas del 30 %, pero la duraci6n de estas no permite afirmar que aumentan la sobrevida. Las resec ciones de las metastasis no prolongaron la sobrevida en nin guno de los informes, aunque estes enumeran casos aislados. El cancer de pancreas al igual que el cancer de vesicula y de via biliar afectan al hfgado por compromiso del flujo bihar, por invasi6n directa del 6rgano 0 por aparici6n de metastasis. Esta ultima situaci6n es muy frecuente yrapidamente fatal. La mayoria de los pacientes son pasibles de tratamientos de soporte. La cirugfa estarfa indicada s610 en algunos casos de sfndrorne coledociano y/o pil6rico, pues no aumenta la sobre vida y a veces puede reducirla. La quimioterapia sistemica en el cancer de pancreas con metastasis es controvertida y s610 se mencionan resultados exitosos en informes aislados. La toxi cidad de los esquemas basados en 5-fluoruracilo, mitomicina y adriamicina es alta y esta condicionada pOI la funcion hepa tica, que interfiere en la farrnacocinetica de estas drogas. En el cancer de mama, los estudios de autopsia muestran que alrededor del 60 % de los pacientes tienen metastasis en el hfgado en el momento de morir, Son en general de aparici6n posterior a otras localizaciones. Es excepcional hallar metastasis hepaticas como iinica locahzaci6n. La resecci6n de est as lesiones contempla previamente un profundo estudio de la extensi6n extrahepatica y el analisis de las variables biolo gicas y moleculares que marcan la agresividad del tumor. En la literatura mundial, los resultados son analizados a partir de comunicaciones en las cuales se combinan los tratamientos resectivos de diferentes tumores. Obtener conclusiones con esta metodologfa seria err6neo. A pesar de ello, los resultados no son alentadores. Los tratamientos locales tampoco tienen utihdad dado el alto porcentaje de compromiso sistemico. La quimioterapia endovenosa es de elecci6n, ya que supera los resultados de la hormonoterapia. EI porcentaje de respuestas en metastasis hepaticas con drogas de primera linea (adria micina, 5-fluoruracilo y CFM) es de alrededor del 45 %, y del 30 % con las de segunda Ifnea. La duraci6n de las respuestas suele ser breve, y es influida por tratamientos previos, edad, intervalo libre, etcetera. Los tumores ginecologicos pocas veces afectan el paren quima hepatico. Los tratamientos actuales permiten may ores sobrevidas en tumores avanzados. En el adenocarcinoma de cuello uterino, al lograrse actualmente sobrevidas mas pro iongadas, es mas frecuente observar locahzaciones hepaticas de 10 que se describia clasicamente, Los tratamientos con citostaticos no son de utilidad, y aunque algun paciente pueda obtener beneficio, la utilizacion de la quimioterapia sistemica no esta avalada por la literatura. EI carcinoma de ovario suele dar metastasis en la capsula de Glisson, las cuales deben ser resecadas en el acto citorreductivo. La quimioterapia con CDDP es de eleccion, y las respuestas completas se acornpafian de un aumento en la sobrevida. En los tumores germinales (gonadales y extragonadales}, la presencia de metastasis ensombrece notablemente el pro n6stico. Aunque la sensibilidad a la quimioterapia es alta, la localizaci6n hepatica se acompafia de un numero menor de respuestas « del 50 %). La cirugfa estarfa indicada en pacien tes con enfermedad residual locahzada en el hfgado y con marcadores normales despues de la quimioterapia. En 10 que respecta a las metastasis del coriocarcinoma gestacional, a veces requiere cirugfa de urgencia (hemostasia local y ligadu ra de la arteria hepatica 0 embolizaci6n arterial endovascular) con la finalidad de cohibir la hemorragia producida por la ro tura de esas metastasis. Esta complicacion se acompafia de elevada mortalidad y puede ser prevenida aplicando bajas do sis de radioterapia sobre el parenquirna hepatico. Los trata mientos con metotrexato, CDDP y VPl6 han obtenido gran ruimero de respuestas y curaciones; las localizaciones hepati ca y cerebral ensombrecen el pron6stico. Los tumores del urotelio afectan al hfgado con escasa fre cuencia; cuando 10 hacen, la quimioterapia con metotrexato, CDDP y vinblastina es de elecci6n. Las respuestas son breves y la sobrevida es corta. Es raro encontrar pacientes con metastasis hepaticas por cancer de prostata. Esta situaci6n puede verse en enfermos con sobrevidas largas, que han respondido a multiples esque mas hormonales, 0 en tumores de alta agresi vidad con secunda rismo temprano y escasa 0 nula respuesta al tratamiento. Esta situacion se acompafia de deterioro rapido e inevitable, y debe ser manejada s610 con medidas de soporte cllnico. En el cancer renal, un 35 % de los pacientes tienen SECCION VI. ABDOMEN 550 metastasis microsc6picas en el momenta de la consulta y un 30 % presentan micromeiastasis. Aunque la localizaci6n he patica existe, su frecuencia es mucho menor que la de las metastasis ganglionares, pulmonares y oseas. Su presencia ais lada es infrecuente, y en casu de existir, la decisi6n terapeuti ca surge del conocimiento del tipo histol6gico, la existencia de ganglios comprometidos, el intervalo entre la resecci6n del tumor primario y Ia aparici6n del secundarismo. La literatura no describe curaciones con la resecci6n, pero en pacientes con intervalos libres largos, ganglios negativos e histologia bien diferenciada es posible un beneficio. En casos no resecables con gran sintomatologia, la quirnioernbolizacion puede per mitir un mejor control de los sfntornas con igual sobrevida. La terapia sisternica con interferon, quimioterapia sisternica, interleuquina, hormonoterapia con progestagenos y otras mo dalidadcs no ha superado el 30 % de respuestas glob ales, con alto costo, elevada toxicidad y sobrevidas muy cortas. En los sarcomas de partes blandas se tiene en cuenta el grado de agresividad, evaluado por medio del indice mitotico, la necrosis y la capacidad de invadir tejidos pr6ximos. Esto se traduce en la mayor 0 menor tendencia a dar metastasis. La sensibilidad a la quimioterapia se reduce a medida que au menta la diferenciacion celular y disminuyen las variables que miden la agresividad. Las metastasis hepaticas son infrecuen tes, salvo en los casos de sarcomas de est6mago y del resto del tubo digestivo. En estos casos la decision terapeutica se vin cula a las variables previamente citadas. Si no son resecables los tumores de baja agresividad, la conducta ideal es el soporte clinico y eventualmente el trata miento hormonal con progestagenos, Estas drogas actuarian como anab61icos y en algunos casos como agentes tcrapcuti cos. Los sarcomas de alta agresividad pueden ser pasibles de tratamiento quirnioterapico a base de isosfamida, adriblastina, vincristina, DTIC y cisplatino. En pacientes con localizaci6n hepatica iinica y buena respuesta ala quimioterapia es lfcito efectuar resecci6n de la lesi6n y completar el tratamiento con el esquema a1 cual fuera prcviamente sensible. Los tumores con vascularizaci6n importante e intervalo libre largo pueden ser tratados con quimioterapia itraarterial, con 0 sin embo lizaci6n, especialmente cuando son sintornaticos. El melanoma es un tumor de comportamiento muy capri choso. Los que superan el nivel III de Clark, 0 1,5 mm de Breslow, reducen notablemente la sobrevida a expensas de una diseminaci6n hcmatica 0 linfatica. El compromiso hepatico se describe en un 5 a 20 %, y es mayor aun en autopsias. Cuando nos enfrentamos a pacientes con metastasis hepaticas como unica localizaci6n, sabemos que la evoluci6n no es del todo predecible y no se puede saber quien se bencficiara con una ablacion hepatica. Los informes de resecciones en melanomas cutaneos diseminados son escasos y sus resultados desalenta dores. La presencia de enfcrmedad en otra localizacion es fre cuente e invalida cualquier terapeutica local. Las drogas utili zadas en quimioterapia sisternica son: DTIC, vinblastina, bleomicina, cisplatino, interferones, interleuquinas. Lak-cell y Til-cell. can respuestas en general que no superan el 30 %. Existen protocolos con cisplatino intraarterial (con emholiza ci6n 0 no) cuando la unica localizaci6n es hepatica, que infor man respuestus de hasta elSO %, aunque de duracion menor a los6 meses. En e! casu del melanoma de coloides, su actividad biolcgi ca 10caracteriza por dar solo metastasis hepaticas, por 10cual el tratamiento local tiene mucho sentido. Los pacientes deben ser intervenidos si el tumor es resecable, y de no ser factible se aplicara quimioterapia regional, con 0 sin modificadores de la respuesta biol6gica, por via sistemica, Todas estas terapeu ticas se yen acompafiadas de aumento en ia sobrevida. Tratamiento de las metastasis hepaticas de tumores de baja agrcsividad Evoluci6n natural y tratamiento quirurgico. Existen varios estudios de pacientes portadores de metastasis hepati cas de origen colorrectal que demuestran que s610 el 20 % de los enfermos con lesiones tinicas no tratadas sobreviven 3 afios; en los portadores de lesiones multiples unilaterales no trata das solo el 6 % llega a los 3 afios, y en aquellos pacientes en quienes la enfermedad se encuentra diseminada en ambos 16 bulos, s610el 2 % llega a ese perfodo. La supervivencia media glohal de los enfermos a los cuales no se les efectiia ningun tratamiento es de 9 meses. Martin Adson, de la Clfnica Mayo, comunico en el Annals of Surgery de 1980 el devenir de 60 pacierucs portadores de metastasis de origen colorrectal a los cuales sometio a tratamiento resectivo. Mas lie un tercio de los pacientes con lesiones solitarias sobrevivieron 5 anos y no hubo diferencias en Ia supervivencia entre los portadores de lesiones unicas y los que tenian menos de tres. A partir de este estudio hist6rico y trascendental, el tratamiento de eleccion para este tipo de iesiones de baja duplicidad, cuando se en cuentran localizadas solo en la glandula hepatica. es la reseccion quirurgica. Evaluacion previa al tratamiento quirurgico. El objeti vo es establecer el diagn6stico con certeza y descanar la pre sencia de enfermedad extrahepatica, Gran parte de ella se 10 gra con la ayuda de los metodos de diagn6stico por imagenes (tamafio y mimero de las lesiones, relaci6n con los vasos san guineos, concomitanci a de tumor fuera del higado). Desafor tunadamente, la extensi6n dc la lesi6n inlraabdominal es de diffcil diagn6stico, en especial las metastasis en los ganglios del hilio hepatico 0 en la superficie peritoneal. Como resulta do de estos falsos negativos, algunos pacientes son expJora dos con intenci6n curativa y se los declara inoperables duran te el cur so de la laparotomia exploradora. Si el enferrno fue operado de un cancer de colon antes de la cirugia hepatica, se debera realizar un estudio profundo del intestino grueso y del recto (colonoscopia total 0 colon por enema). Es fundamental proceder antes de la hepatectomia al dosaje de marcadores tumorales para poder comparar sus valores durante Ia evolu cion y seguimiento posterior. Se estadifica el t6rax con una tomograffa axial computada y el hueso con un centellograma oseo. Si el paciente presenta alguna sintornatologia 0 signologfa neurologica, se realiza tomograffa de cerebra. Tratamiento quirurgico. Decidida la conducta quinirgi ca en base al conocimiento histol6gico, localizaci6n exclusi vamente hepatica y el estado general del paciente, resta deter minar la resecabilidad. Esta depende del mimero (menos de cuatro), tamafio y localizacion de la lesi6n 0 las lesiones. Debe evaluarse la existencia de 1 em de tejido sana peritumoral. Para ello es fundamental objetivar la relacion del tumor con las estructuras vasculares del higado. Debe evaluarse tambien el volumen de glandula remanente ante la posible resecci6n. La lomograffa computada dinarnica. asf como la RMN y la ecograffa asociada al Doppler, brindan los rnejores resultados para ese objetivo. Actualmente, la utilizaci6n de la ecograffa intraoperatoria capacita al cirujano para reconocer lesiones - 37. HlGADO 551 Fig. 37-78. Ecografia intraoperatoria: ubicacion del transductor sobre lo superficie hepatica. intrahepaticas 7 a 10 veces mas pequefias que las diagnostica das con los metodos convencionales, con 10 cual la estadifi caci6n de la glandula es mas certera. Este moderno rnetodo de diagn6stico permite estadificar el hfgado en una forma mas precisa que los metodos de com plemento preoperatorios y la mana del cirujano durante su exploracion intraquinirgica, Los metodos convencionales iden tifican lesiones de hasta 1.5 ern; la ecografia intraoperatoria puede detectar tumores de 2 y 3 mm. Estos muchas veces se haJlan dentro del parenquima hepatico y pasan totalmente inadvertidos para las manos del cirujano. Tiene la posibilidad adernas de guiar una aguja en cl acto quirurgico y confirmar un diagn6stico dudoso previo ala cirugfa resectiva. En la ex periencia intcrnacional modifica el diagn6stico de nurnero de lesiones y localizaci6n de mas as ocupantes en el 40 % de los casos, y cambia la conducta quinirgica en el 2S % de los ca sos. La figura 37-78 muestra la aplicaci6n intraoperatoria de la ecograffa en la cirugia hepatica. Resecciones hepaticas. Se las puede clasificar, de acuerdo can la cantidad de parenquima extirpado, en mayores (mas de tres segmentos de Covinaud) y menores (menos de tres seg mentos) (vease Anatomfa). En el tratamiento de Jas metastasis se procura conservar parenquirna hepatica efectuando resecciones que abarquen a las metastasis con I em de paren qui rna normal. Cuando se realiza la reseeci6n combinada de distintos segmentos de Covinaud de uno 0 ambos lobules, eon la intenci6n de ahorrar parenquima hepatico. sc denomina reseccion segmentaria combinada (fig. 37-79). Morbimortalidad de la cirugia de reseccion hepatica. La mortalidad oscila entre el 2 % y el 7 % segun los distintos servicios donde se aplica la terapeutica y la selecci6n de los pacientes. La morbilidad es de alrededor del 30 %, Ylas com plicaciones mas frecuentes son las pleuropulmonares (derra mes, atelectasia), los sangrados del lecho de secci6n hepatica y las cornplicaciones dependientes de los accesos vasculares. Las fistulas biliares, asf como los abscesos subfrenicos, tienen atin hoy una incidcncia de alrededor del 2S %. Supervivencia de los pacientes portadores de metastasis despues de La cirugia resectiva. La supervivencia global de este grupo de pacientes es del 30 % a 5 afios. Existen diversos factores dependientes del tumor primario (grado de invasi6n de Dukes, perfodo de latencia entre la enfermedad primaria y las metastasis) y de las metastasis (tamafio del tumor, margen de reseccion, mimero de lesiones resecadas), asf como facto res independientes (transfusiones utilizadas durante el proce dimiento, clampeos vasculares, presencia de enfermedad extrahepatica, utilizaci6n de quimioterapia postoperatoria), que tienen influencia directa en esta supervivencia. Cirugia ex situ ex vivo. Esta tecnica emplea la cirugfa de banco despues del enfriamiento hepatica, y extracci6n total del6rgano, para resecar tumores imposibles de extirpar con el procedimiento convencional. EI enferrno se coloca en circula ci6n extracorp6rea portal y de la vena cava inferior; despues de reseear la masa ocupante hepatica, se implanta nuevamente el hfgado rest ante libre de la lesi6n. Re-reseccion por metastasis que recurren en el higado. Este tipo de cirugfa iterativa puede ser considerado ante la recidiva de las metastasis en el hfgado en ausencia de enfer medad extrahepatica, Las recurrencias generalmente son mul tiples, aunque en algunos casos pueden quedar confinadas a un solo lobule, 0 ser unicas. La operaci6n se debe practicar respetando las mismas reglas que rigen para la resecci6n pri maria. Su ejecuci6n presenta las dificultades creadas por la cirugfa que Ie antecedi6 y esta gravada por 10 tanto con una morbilidad mayor, que ronda segun distintas publicaciones el 50 %. Las reoperaciones a continuaci6n de las segmentectomfas son mucho masfaciles que dcspues de las grandes hepatec tomfas. En el trabajo cooperativo de la Association Francaise de Chirurgie (AFC), a 1818 pacientes a los cuales se los someti6 a resecci6n completa por medio de 1979 hepatectomfas, 161 Fig. 37-79. Reseccion combinada. Segmentectomia lateral (SII + Sl'll). asociada a reseccirin del segmento VI (SVI). SECCION V!. ABDOMEN 552 (8 %) fueron efectuadas por enfermedad recurrente. De elias, 142 tuvieron dos resecciones y 15 tres resecciones. El indice de resecabilidad es diffcil de evaluar en un estudio multicen trico, dado que no todos los grupos tienen el mismo nivel de agresividad ante este tipo de lesiones. Aun asi, oscila entre el 25 % Y el 53 %. La bilateralidad de las lesiones no alej6 la posibilidad de efectuarla, ya que el 21 % de los pacientes en esta seric asi las prescntaban. Se puede estimar que la posibi !idad de reseear una lesi6n recurrente se incrementa cuanto mas conservador se fue con respecto al parcnquima hepatico en la primera cirugia no obstante haber observado las reglas de la oncologia quirurgica, La mortalidad de este procedimiento fue del 1,2 % en la serie de la AFC y del 2, I % en el resto de la Jiteratura. La recurrencia file del 60 % para la AFC, mientras que la serie acumulativa del resto de la bibliograffa mostr6 un 49 %. Vogt y col. informan de sobrevidas libres de enferrne dad entre los 19 y 44 mescs posteriores a una tercera reseccion. EI estudio de la AFC, que incluye mas de 150 resecciones par metastasis recurrentes, y es la mayor publicada hasta la fecha, confirma la impresi6n vertida par las series menos numero sas. Esto significa que las lesiones recurrentes que tecnica mente son resecables deben ser consideradas en terminos de riesgo quinirgico y sobrevida potencial. Los resultados de es tas resecciones iterativas nos muestran la importancia de un cuidadoso seguimiento clfnico y de laboratorio despues de la cirugia primaria, con el objeto de detectar lesiones asinto maticas, pero con posibilidades curativas. Metodos alternatives de tratamiento, Criocirugia. El metodo se basa en la utilizacion del frio (-196° C) para des truir las colonias metastaticas. Se 10ernplea para tratar turno res irresecables localizados en ambos 16bulos. Despues de movilizar eJ higado y de proteger las vfsceras adyacentes, sc introducen los trocares hasta el medio de las Iesiones y se ini cia la circulacion del nitrogeno lfquido. Esta continua hasta que la imagen eccgrafica muestra que la lesion fue total mente enfriada. El rnetodo ha dado resultados exitosos en el control de tumores metastaticos de colon 0 recto y neuroendocrinos. Las eurvas de sobrevida actuarial y libres de tumor son superponibles can las publieadas despues de reseccion quinir gica. Las lesiones no dehen exceder los 5 em de diametro. Es iitil para tratar tarnbien recurrencias metastaticas que no pue den ser resecadas, 0 lesiones multiples situadas en el centro del parenquima hepatico, Alcoholizacion. La inyecci6n de alcohol absoluto a 96° en el centro de un tumor precipita Ia deshidratacion celular y la trornbosis vascular, con la eventual necrosis de la lesi6n. Las experiencias iniciales de Livraghi y colaboradorcs se inicia ron con el tratamiento de hepatocarcinomas. El perfecciona miento de la tecnica expandi6 el rango de sus indicaciones. empleandosela tarnbien con exito en el tratamiento de las metastasis. Estas deben ser limitadas en numero y menores de 3 em de diametro, Cuando exceden estas dimensiones, se pue de usar la alcoholizaci6n en combinaci6n conla quimioembo lizaci6n. Anticuerpos monoclonales. Amendola y col. publiearon en 1990 su experiencia con el uso de anticuerpos monoclonales antitumorales especificos para el diagn6stico y tratamiento de neoplasias. Los anticuerpos monoclonales son marcados con agentes citotoxicos especfficos 0 radiomiclidos, capaces de matar celulas especificas. Se encuentra atin en plena etapa ex perimental su aplicaci6n terapeutica. Quimioterapia intraarterial paliativa (quirurgica], Esta indicada para pacientes con metastasis hepaticas no resecables confinadas al hfgado. No debe considerarse ante la presencia , ......,..., Q ~./ I \. p~ I '\.I _,- ..• 1, \ \(~w i \ .----- :.----- f I .. . , Q"J : . .I , I : I • I ,. I • -------.-0' ... \ \ (( Tumor metastatico Conducto cfstico Arteria qastrica tzqulerda Conducto hepatica comun Arteria gastraduodenai Arteria hepatica prapia I ":;"T'-' ~ ~ ........ .l" ~_.f ::>' c: 4. Fig. 37-80. Quimioterapia intraarterial. La bomba de infusion se coloca en el cuadrante inferoizquierdo del abdomen, lejos del higado para evitar artificios en estudios tomograficos ulteriores. EI caterer es inrroducido en la arteria gastroduodenal. Se liga la arteria gastrica derecha y se extirpa la vesicula. 553 37. HIGADO de enfermedad extrahepatica. Dado que la metastasis se nutre con un alto porcentaje de circulaci6n arterial, la infusi6n por esta vfa de quimioterapicos aumenta la exposici6n del tumor a estos agentcs y disminuye los efectos colaterales sisternicos del farrnaco, dado el alto nivel de extracci6n hepatica. EI cateter se implanta quirurgicamente. La tecnica depende de la varian te de distribuci6n arterial con la que cuente el paciente, por 10 cual es necesario efectuar una angiograffa previa. En general, el extrema del cateter se coloca en la arteria gastroduodenal y el reservorio en el cual se inyectara el quimioterapico se fija en un bolsillo tallado por encima de la aponeurosis y de algun reparo costal, y por debajo de la piel y el tejido celular subcu taneo, Despues de implantado se realiza la colecistectomfa y una prueba inyectando azul de metileno en el reservorio para detectar la posible irrigaci6n del duodena 0 eJ est6mago por alguna rama arterial proveniente de la arteria hepatica (la fig. 37-80 muestra la forma en que se implanta el caterer en la arteria gastroduodenal). Si asi fuera, se procede a ligarla para evitar la lesi6n de la vfscera hueca con el citostatico, Los es quemas de citostaticos utilizados son en base a 5-fluoruracilo, mitomicina C y leucovorina. Estas drogas se administran cada 21 dfas durante 3 dfas consecutivos hasta completar 9 ciclos. De los siete trabajos prospectivos y randomizados que se han publicado comparando los efectos de la quirnioterapia endovenosa con la intraarterial, s610 uno revel6 ventajas sig nificativas de la intraarterial sobre la endovenosa con respecto ala supervivencia, pero todos demostraron significativamente mayor fndice de respuesta tumoral (disminuci6n del tamafio) de la intraarterial cuando se Ja compar6 con la endovenosa. Quimioterapia intraportal. EI objetivo de este procedi miento es diferente del que se propone el tratamiento intraarte rial de lesiones irresecables. Se persigue esterilizar micro lesiones no detectadas en el intraoperatorio ni siquiera con Ja ecograffa. Estas lesiones microsc6picas reciben todo su apor te sangumeo por via portal. Los cateteres se pueden colocar por la vena umbilical repermeabilizada 0 en la vena c6lica derecha. La posici6n ideal serfa el tronco gastroc6lico de Henle. Siempre se debe estudiar la ubicaci6n del cateter con angio graffa antes de comenzar la infusi6n. Quimioterapia endovascuZar (neoadyuvancia por catete rismo selectivo). En grandes tumores metastaticos, con dudo sa posibilidad de resecci6n, y en aquellos con imposibilidad resectiva dada la multiplicidad 0 las caracterfsticas locales de invasi6n, se puede intentar este tipo de terapeutica, Consiste en la cateterizaci6n con metoda percutaneo de la arteria hepa tica y la infusi6n de citot6xicos adecuados en grandes dosis y en forma continua durante 5 a 7 dias. La diferente respuesta tumoral no s610 puedetransformar en resecable un tumor que previamente no 10 era, sino que tarnbien nos permite conocer que paciente tendra una mejor respuesta a una futura coloca ci6n de un reservorio de infusi6n definitivo. Tratamiento endovascular de las metastasis hepaticas (quimioembolizacion). EI tratamiento endovascular esta diri gido fundamental mente a los tum ores hepaticos malignos irresecables. Su racionalidad se basa en el doble aporte de flu jo vascular que recibe el hfgado sana (vena porta y arteria he patica), a diferencia del tejido tumoral, que se encuentra irri gada casi exclusivamente por ramas arteriales. Ello posibilita la administraci6n de drogas antiblasticas directamente en el seno tumoral a traves del cateterismo selectivo de la arteria aferente al tumor. Esta forma de administraci6n aumenta la concentraci6n intratumoral del agente antimit6tico infundido (por 20 comparado con la quimioterapia convencional) y dis minuye su pasaje sisternico y con ello su toxicidad general. Si ademas se realiza una oclusi6n arterial por embolizaci6n, se disminuye la velocidad circulatoria, con 10 cual aumenta el tiempo de contacto entre el citot6xico y las celulas tumorales. Se ha comprobado experimentalmente que la embolizaci6n multi plica por tres la concentraci6n de adriamicina en el seno de un tumor. Produce ademas un efecto citot6xico directo por isquemia y potencia asf la acci6n de algunos agentes como la mitomicina y la adriamicina. Para poder ocluir el sistema arterial hepatica es necesario que el sistema porta se encuen tre permeable y sea hepat6peto, para garantizar la oxigenaci6n hepatica y la funci6n celular. La administraci6n intraarterial de drogas antiblasticas pue de realizarse de varias maneras. Una de elias es la quimioterapia intraarterial pura (quimioinfusi6n); otra es la quimioterapia asociada a un vector lipfdico con afinidad para fijarse al tejido tumoral (quimiolipiodol). EI metoda endovascular mas eficaz es la quimioembolizaci6n. Se indica no s610 en metastasis irresecables, sino tambien como tratamiento prequinirgico de lesiones gigantes centrohepaticas que tengan fntimo contacto con los grandes vasos, a fin de reducir el tamafio tumoral. Tratamiento de las metastasis de tumores carcinoides. Los tumores carcinoides e insulares representan men os del I % de todas las lesiones malignas y el 60 % de los tumores neuroendocrinos. Difieren del resto por su capacidad de sinte tizar una variedad de peptidos y aminas. y por su relativo cur so clmico indolente. Por 10 general, el diagn6stico se demora porque los pacientes presentan numerosos sfntomas que son interpretados como inespecfficos y tratados en forma sin to mati ca. Pueden originarse en cualquier lugar del organismo, aunque los de aparato digestivo constituyen el 90 %. EI tama no del primario es el factor pron6stico mas importante. En pacientes con lesiones menores 0 iguales a I em, la curaci6n se logra en el 95 %; en tumores de 1 a 2 em existe un 50 % de posibilidad de que hayan dado metastasis, y est a cifra se eleva al 95 % si superan los 2 em. Estos productores de serotonina y otros peptidos presentan un sfndrome cuya severidad en algu nas circunstancias obliga a denominarlo maligno. Aproxima damente el 80 % de los pacientes con lesiones avanzadas tie nen sfndrorne carcinoide. El sitio mas comun de metastasis 10 constituyen los ganglios linfaticos, el higado. el pulm6n, los huesos y la cavidad peritoneal. La causa mas frecuente de muerte es la insuficiencia hepatica (90 %). Papel de Za cirugia. En tumores con metastasis hepaticas, la resecci6n quinirgica ofrece sobrevidas a 5 afios que oscilan entre el 15 % y el 65 % segun la estadificaci6n tumoral. En pacientes sintomaticos, las resecciones totales 0 la simple re ducci6n celular producen remisi6n del sfndrome y en ocasio nes paliaciones prolongadas. En pacientes a los que se ha con trolado definitivamente la enfermedad primaria y las lesiones del hfgado se encuentran s610 allf localizadas, pero no contro ladas, el trasplante hepatica es una opci6n terapeutica que no debe desecharse. ya que ofrece supervivencias actuariales a 5 afios entre 35 % y 40 %. Terapia sintomdtica. Los pacientes sin oportunidad qui nirgica, con enfermedad avanzada, entran en alguna de las si guientes categorfas: a) asintornaticos; b) ocasionalmente sintornaticos; c) sfntomas moderados a severos. EI mejor tra tamiento para los asintornaticos es no tomar ninguna conducta activa y controlarlos cada 3 meses. Los sfntomas ocasionales se deben tratar en forma poco agresiva con medicaci6n. S610 los enfermos severos deben ser tratados en forma prolongada. La diarrea y los broncoespasmos tienen buena respuesta ,ii; SECCION VI. ABDOMEN 554 sintornatica; las crisis de rubor se atemperan con ciproheptidina o con clorhidrato de difenhidramina. La supresi6n del alcohol disminuye a veces los smtornas. Somatostatina y andlogos. Es la responsable de inhibir la liberaci6n de peptidos end6genos. EI octapeptide analogo de la sornatostatina (SMS 201-995), con una vida media de 3 a 4 horas tiene una probada efecti vidad en el control del sfndrome carcinoide. EI compuesto pOl' sf mismo carece de actividad antitumoral. Se recomienda comenzar con una dosis de 50 mg cada 8 horas, aunque en algunos pacientes son necesarias do sis superiores a 500 mg. Quimioterapia. En general, los carcinoides son resisten tes a la quimioterapia. EI 5-fluorouracilo y la doxorrubicina son considerados los dos agentes mas efectivos y probados. POI'el contrario, la estreptozotocina y la decarbazina son rela tivamente inefectivas. La utilizaci6n de monodrogas produce en forma excepcional respuestas completas. con remisiones de 6 meses en un IS % a 25 %. Las combinaciones de agentes quirnioterapeuticos obtienen remisiones de hasta un 35 %. Se puede caracterizar el efecto de las drogas combinadas como de bajas respuestas « del 35 %). corta duraci6n de la respues ta « de 9 meses) y remisi6n completa rara. Tratamiento biologico, EI interfer6n logra respuestas tumorales objetivas en el 20 % de los pacientes, con una res puesta hormonal del 39 %. Se esta estudiando el sinergismo entre el interfer6n alfa y la acci6n citolftica de la doxorrubicina. Delusion vascular. Los tumores con una importante vascularizaci6n son pasibles de terapeuticas basadas en la oclusi6n vascular. Al impedir la irrigaci6n arterial. el tumor y parte del tejido normal se necrosan parcialmente. EI paren quima hepatico se regenera en 4 a 6 semanas. Las celulas tumorales sobrevivientes reacondicionan su vascularizaci6n a partir de otras colaterales. El crecimiento es muy lento, 10 cual representa una ventaja para los tratamientos oclusivos. El metodo mas modemo y efectivo es la quimioembolizaci6n, que permite la repetici6n del procedimiento. La selecci6n criteriosa de los enfermos es un pilar importante sobre el cual se bas a el exito del tratamiento. EI reemplazo del parenquima no debe superar el 75 %, la albumina debe ser de 3 g/dl, la bilirrubina < de 1,5 mg/dl y la creatinina < de 2 mg/dl. El intervale entre los procedimientos debe ser de 6 semanas, aun que las embolizaciones se pueden realizar cada 3 a 6 meses, de acuerdo con la respuesta de cada paciente. EI trabajo en equipo y la contribuci6n de un excelente radiologo interven cionista son imprescindibles. Tratamiento de las metastasis de tumores insulares. Aparecen con mas frecuencia en la cola y el cuerpo del pancreas. Como no existen diferencias histol6gicas entre las formas benignas y malignas, la distinci6n puede ser hecha so lamente por la presencia de metastasis 0 de invasi6n local. El 60 '7c de los tumores insulares son insulinomas, y de estes el lock tiene un curso maligno. Los no secretores son malignos en un 30 c;t a 40 %. Los gastrinomas10son en un 20 %, mien tras que los glucagonomas y vipomas tienen un alto porcenta je de comportamiento agresivo. Los tumores secretores se diag nostican por esta caracterfstica, generalmente en un estadio menos avanzado que los no secretores. Papel de la cirugia. Tanto en los tumores primarios como en los secundarios de esta extirpe la cirugfa es el iinico trata miento capaz de ofrecer una curaci6n potencial. Tiene un pa pel preponderante como paliativo cuando otras opciones tera peuticas han fracasado y la citorreducci6n es el unico medio de disminuir el nivel de peptidos circulantes y paliar los sfnto mas. A semejanza con otros tumores de esta estirpe, el tras plante hepatico representa una opci6n terapeutica racional. Las nuevas tecnicas de cirugfa en racimo (incluyen la resecci6n de la glandula hepatica, el pancreas y el vaciamiento ganglionar supramesocol6nico) muestran supervivencias a cinco afios entre 35 % Y40 %. Terapia sintomatica. Los blcqueantes Hz y el omeprazol son excelentes para tratar los sintomas dependientes de la hiperacidez. Esta terapia se puede continual', siempre y cuan do el crecimiento tumoral no produzca compromiso de 6rga nos vitales. El analogo de la somatostatina (SMS 201-995) es efectivo en el tratamiento de las diarreas asociadas a los vipomas. La misma droga tiene efectos beneficiosos en la re ducci6n de otros peptidos, incluidos la gastrina y el polipeptido pancreatico. Quimioterapia. Son mas sensibles ala quimioterapia que los carcinoides. La estreptozotocina, una glicosarninoni trosourea, es la droga mas experimentada. La dosis oscila entre 0.6-1,0 g/m? semanal, hasta llegar en forma acurnulativa a 8, 1 10,0 g/rn". Broder y col. muestran una serie de 39 pacientes tratados, los cuales tienen respuesta bioquimica en un 64 %, Y cierto grado de respuesta tumoral en el 50 %. Presentaron proteinuria el 52 % Yalteraci6n del clearance de creatinina el 27 %. Cinco pacientes fallecieron por insuficiencia renal. 10 cual sugiere 10 esencial del monitoreo durante el empleo de esta droga. En un estudio prospectivo y randornizado, compa ran do la acci6n de la estreptozotocina sola y asociada a 5 fluorouracilo, la droga sola mostr6 36 % de respuestas, Otro importante agente que ha tenido resultados notables en el tra tamiento de los tumores insulares es la DTIC. EI usa de tera pias combinadas esta aun en el inicio. El mas experimentado ha sido el de estreptozotocina con 5-fluorouracilo. Moertel y col. publicaron un trabajo, prospectivo y randomizado, utili zando estas dos drogas en combinaci6n y la estreptozotocina sola. La remisi6n completa en el segundo brazo fue del 12 % Y en la combinaci6n del33 % (p=0,05). La duraci6n media de la respuesta fue de 17 meses para los que respondieron y de 24 meses para las respuestas totales. Terapia biologica. Sobre la base de 10 observado en pa cientes con sindrorne carcinoide que mostraron mejoramiento de los parametres bioqufrnicos y subjetivos cuando se utiliz6 interfer6n, Eriksson y col. emplearon esta terapia en tumores insulares avanzados y obtuvieron respuestas objetivas en la mitad de 22 pacientes, con una duraci6n media de su acci6n de 8 meses. Delusion vascular. Los resultados con esta terapia son tan espectaculares, dada su vascularizaci6n, como los observados en las metastasis de los carcinoides. En un informe del M.D. Anderson Cancer Center, en 22 pacientes sintornaticos con metastasis de tumores insulares se logr6 una paliaci6n efecti va usando microembolizaciones secuenciales percutaneas. Se realizaron 4 procedimientos en promedio, obteniendose una remisi6n parcial en 12 de 20 pacientes que se pudieron seguir. La duraci6n promedio de la remisi6n fue mayor de un ano, con una sola muerte relacionada con el rnetodo. 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