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Psicologia de Grupos: Realidade e Ficção

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Lectura Psicología de los grupos
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CAPITULO 
EI marco referencial 
de la psicologia de los grupos 
1.1. EL GRUPO, ;,REALIDAD ° FICCION? 
Puede res ultar hoy un t6pico a firm ar qu e nues tra vida en soc iedad es ta vinculad a de 
fonna casi insos laya ble a multipl es grupo s. La experiencia diaria nos proporciona ej em­
plos de c6 mo pensa mos en grupo s, hablamos en grupos, trabajam os en grupos ... Hoy 
apenas es pos ibl e hallar a lguna face ta de la v ida hum ana qu e no es te invo lucrada 0 
vincul ada a sistemas organi zativos diversos en donde se integran los grupos. EI trabajo, 
la sa lud , el oc io, la po litica, las creencias re lig iosas, etc. , es tan intimam ente co nec tados 
o toman co mo marco de re ferencia el grupo 0 los grupos. Ahora bien, no siempr e se ha 
mant enid o esta opini 6n 0 al menos no todos los autores han co mul gad o con es ta idea . 
Como veremos con mas detalle mas ade lante, en la seg und a dec ada del siglo xx, y cas i 
mas co mo reacc i6n al extremo opues to, un grupo de psic610gos, enca beza do por Floyd 
Allp ort , nega ba la rea lidad de los grup os, defendiendo que 10 unico rea l era el indi viduo, 
pues es es te el qu e piensa, s iente, dec ide y actua. En definiti va, e l grupo era una falac ia, 
una ficc i6n. 
Afortun adamente para noso tros, no faltaron reacc iones que trataron de poner el pun­
to ju sto, el equilibri o entr e el grup o y el indi viduo. Lewin sena l6 de manera rotund a 
c6mo superar la falac ia planteada por los «indi vidualistas» : 
«E I todo no s6 10 es "mas" que la suma de las partes, s ino que tiene diferentes 
propiedades. EI enunciado debiera ser: "E I todo es diferente de la suma de sus par­
tes ( ... )". Ademas , la psico log ia reco noce hoy que ex isten " lodos" con distintos grados 
de unid ad dinamica: por un lado, agrega dos de objetos independientes; otros, cuyo 
grado de unid ad es muy pequeno; otros, de un grado medio de unidad; otros, con un 
grado muy eleva do de unid ad ; fina l mente, en el otro ex tremo, " todos" de 
tal grado de unidad que resulta inadec uado hablar de partes» (Lew in, 1978 , p. 142). 
En definiti va, Lewin 10 que nos es ta poniendo de manifi es to es qu e el s istema, los 
sistemas , co mo tales, lIeva n a cabo co mportamientos que no se pueden preye r sobre la 
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2 Psicologia de los grupos 
base de sus elementos. Las nuevas propiedades de los sistemas resultan de las propieda­
des de sus e lementos integ rantes , pero no son aumentativos 0 sustractivos de ellos . Co­
noc iendo las propiedades de l <<todo», de l sistema, se puede llega r a obse rvar de que 
modo proce den de las propiedades de los elementos. Sin embargo , no se puede predec ir 
cua l se ria el co mportamiento del todo, del sistema, so lo a partir de las propiedades de 
es tos ultim os . Como vemos, 10 que se es ta poniendo en j uego es la dia lectica «elemen­
tos», «s istema»; «atomos», «molec ula»; en nues tro caso , «indi viduo>)-«grupo». Llega­
dos a est e punt o, las palabras de Asc h resultan ser muy reve ladoras: 
«Para fo rmul ar de forma adec uada la re lac ion indi vidu o-grup o neces itamos 
una manera de desc ribir la acc ion de los grupos que no redu zca al indi viduo a la 
ca lidad de simpl e blanco de las fuerzas de grup o de orige n mistico ni des tru ya el 
ca racter orga nizado de las fuerzas de grup o en la co nfusion de las ac tividades indi ­
viduales. Es menes ter que co mprendamos los procesos de grupo de una manera 
que co nserve la rea lidad prim aria del indi viduo y del grupo, los dos polos perm a­
nentes de los procesos soc ia les. Debemos co nsiderar que las fuerzas del grup o 
surge n de las acc iones de los indi viduos y observar a los indi viduos cuyas acc io­
nes son una funcion de las fuerzas de l grupo que e llos mismos (u olros) ge neran. 
Debemos co nsiderar que los fenomenos de los grup os so n tanto e l producto como 
la condicion de las acc iones de los indi viduos» (A sch, 1952 , p. 255) . 
En estas palabras podemos entresaca r el co nceplo impli c ito de interdependencia , que 
nos permit e dar res puesta a l problema de la rea lidad del grup o a la vez que nos reve la la 
pec uliaridad del grupo y neutra liza las criti cas de los partid arios de la tesis indi vidualis­
la y de los eg uidores de la «mente grup a!» . Autores co mo Lewin , Sherif y Asc h adopta­
ron un enfoque interacc ionista en el estudi o de los grupos . Estos autores, influid os en 
grados di fe rentes por las teo rias de la Gestalt, co incidian en 10 ese ncial en la co nce pc ion 
del grupo: que es un todo din amico, posee dor de rea lidad propia y producto de la inter­
acc ion de sus partes co mponentes, por 10 que no se puede co nsiderar simplemente equi­
va lente a la suma de sus co mp onentes . Para Turn er ( 1990) , las aportac iones de estos 
autores fueron muy fru cti feras porque leg itim aron al grupo co mo objeto de inves tiga­
c ion, bien en situac iones de laboratorio, bien en situac iones natur ales, y elimin aron los 
debates esteriles sobre las relac iones entre el indi viduo y el grup o. 
Algunos anos mas tard e, Newco mb ( 1950) expreso la rea lidad del grupo en termin os 
soc iales, objetivos y psico log icos: 
«Un grupo es rea l en Ires sentid os de imp ortancia para los psico logo s soc iales. 
Es socia/mente rea l, en el se ntido de que es ta inc luido en las normas co mpartid as 
que Ie permit en a la ge nte la co muni cac ion rec iproca . Es oiJje/ivamen/e rea l, en e l 
sentid o de que se Ie puede ver y de que di ferentes observadores pueden estar de 
ac uerdo co n respec to a 10 que se ve. Y, por fin , es psic% gicamen/e rea l, en cl 
sentid o de que los individuos 10 perciben y estan motivados en re lac ion co n e l y de 
que su co nducta esta as i determin ada por el» (p. 725). 
Por esta epoca , autores co mo Catte ll , Campb ell 0 Boga rdus adoptaron una se rie de 
termin os que, a la pos tre, trataban de ca na liza r la rea lidad de los grupos. Cattell ( 1948) 
ac uno el termin o sin/atidad para referir se a la personalidad del grupo, es dec ir, el grupo 
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EI marco referencial de la pSicologia de los grupos 3 
actua co mo una totalidad , 10 que Ie convi erte en una entidad unica. Las caracteri stica s de 
esta sintalid ad so n inferida s a partir del co mportamiento externo del grupo como toma 
de dec isiones, co mportami ento ag res ivo, de coo peraci on, resultad os productivo s, etc . 
Campb ell ( 1958) a firmo que los grupos difi eren en su grado de rea lidad en funcion de la 
perspec tiva del obse rvador. Los grupo s, a di ferencia de los objetos fisicos, no poseen la 
propiedad de poder obtener informac ion so bre ellos a traves de diferentes modalidad es 
senso riales, s ino que la informacion sobre ellos proc ede, en ge neral , de un menor num e­
ro de Fuentes y, por tanto, no siempr e pueden ser percibid os en termin os de todo 0 nada. 
Para so lucionar es to, Campb ell propone el co nce pto de enlilati vidad, que hace re feren­
cia al grado de ex istenc ia rea l de los grup os . La proximid ad, la semej anza , el destino 
co m un, la pregnancia son factores que determin an la perce pcion de la entit atividad: en 
la medid a en qu e un co njunt o de indi vidu os ex perim enten un des tin o co mun , sea n 
semej antes en una 0 varias ca rac teristicas y se encuentr en prox imos entr e si, sen! n perci­
bidos en mayo r grado co mo una entidad , como un grupo, y viceve rsa. Por ultim o, Bo­
gardu s ( 1954) , desde una perspec tiva mas soc io log ica, propone el termin o grupalidad. 
Pero estos co nce ptos pronto fueron abandonados por su inca pac idad en ge nerar tra­
baj os de inves tigac ion releva ntes, aunqu e algunos de ellos es tansiend o rec uperados, 
co mo e l de entit atividad, por inves tigadores que trat an de re lac ionarlos co n enfoques 
soc iocog niti vos (por ej empl o, Hamilt on, She rman y Lickel, 1998; Insko, Sc hopler y 
Sedikid es, 1998; Sherman , Hamilton y Lewis, 1999). No obstante, las criticas tam poco 
han escasea do (vease, por eje mplo, Hoskin g y Morl ey, 199 1). 
En la actua lidad, la rea lidad de los grup os es ace ptada de manera cas i unanim e; e l 
propio Allp ort ( 1962) Ilego a ca mbiar de opini on al es tudi ar el co mport amiento soc ia l 
fuera del laboratorio . Ahora bien, la va lorac ion que se puede hace r de es ta rea lidad no 
es la misma. Co n frec uenc ia, los grup os rec iben una va lorac ion nega tiva por se r co nsi­
derad os el orige n de multipl es efec tos indesea bles so bre e l co mportamiento de los in­
dividu os . Esta opini on no so lo es de fendid a por el hombr e de la ca lle, sino tambi en 
por aca demicos e inves tigadores. Brown (2000) ya se lamentaba de es to. Los psi co lo­
gos soc ia les han co ntribuid o a crea r es ta image n nega tiva de los grup os en su int eres 
por centr arse en los efec tos nega tivos que pueden aparece r en los grup os (por eje mpl o, 
pensa miento g rupal , des indi vidua cion, co nformid ad, holgaza neria ... ) frente a los e fec ­
tos pos itivos , fac ilit ado res y de coo perac ion qu e pueden proporcionar los grup os y 
que, la mayo ria de las veces, tienden a pasa r inadvertid os 0 no co nsiderados en su 
ju sta medid a . 
Este hincapie en los as pectos nega tivos frente a los pos itivos tiene, que dud a ca be, 
sus co nsec uenc ias . La prin cipa l, que se ag udi za la tension entre e l indiv iduo y el grupo, 
se potenc ian las tendenc ias indi viduali stas mas ex tremas a la vez que se exa ltan los valo­
res relac ionados con la co laborac ion, la so lidaridad, la acc ion co lec tiva. Por un lado, se 
e log ia a l «heroe », triun fador, empr endedor, co mo indi viduo, y por otro, se insiste en 
formar parte de grupos, ya sea en co ntex tos labo rales (trabaj o en equip o, ci rculos de 
ca lidad ... ), ciudadanos Uurados, co nsejos esco lares ... ) 0 participativos (ONG , asoc iac io­
nes, grupos de vo luntarios ... ). 
En suma, el co noc imiento del grupo, de las relac iones intergrup ales, co mo una reali­
dad ex istente y, por tanto , nada fa laz ni disipativa, res ulto y res ulta ser de vital import an­
cia, pues to que se encuentr a en el nuc leo de important es probl emas de esa rea lidad a la 
que no podemos esca par: xenofobia, rac ismo, marginac ion, ac titud es y comportamien­
tos disc rimin atorios ... Por otro lado, a los grupos hay que situarl os en su justa medida, 
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4 Psicologia de los grupos 
hace rlos culpables de la ex istencia de tales problemas 0 atribuirl es poderes ilimit ados 
sobre el indi v iduo no es una via qu e pueda so lucionar es tos problemas. Por el co ntr ario, 
tratar de co noce r y co mprender sus ca rac teristicas para fac ilitar mejor la relac ion indi vi­
duo-g rup o, dada la inev itabilid ad de la pertenencia a ellos, s in obv iar la ex istenc ia de los 
as pec tos potenciales impli citos en los fenomenos grupal es, parece ser una via co n mejo ­
res perspec tivas de futur o. 
En efec to, entender la relac ion indi vidu o-grup o co mo dico tomica no parece mu y re­
co mendabl e para poder comprender las relac iones ex istentes entre ambos, dad o que, en 
la rea lidad, es dificil co nce bir al indi viduo a is lado de toda influ encia grup al, co mo a l 
grup o operando al marge n de los indi vidu os. Frente a la de fensa ace rrim a de la superio­
ridad del indi vidu o sobre el grup o 0 a la inversa, es mas fac tibl e obse rvar el co mporta­
miento grup al y el indi vidual en de disco ntinuid ad, qu e se puede observar entre 
e l co mportamiento que se lIeva a ca bo cuando las personas forman parte de un grup o y 
son interdependientes y el co mportami ento de los sujetos al enco ntra rse a is lados 0 cuan­
do co nstitu ye n un mero ag rega do en e l qu e no se produ ce interacc ion. 
Taj fe l ( 1978a) fue prec isa mente uno de los autores qu e mejor co ntribu yo a clari fi ca r 
el efec to mencionado de la di sco ntinuid ad del co mportamiento. Este autor propone un 
co ntinu o interperso na l-int ergrup al, co nside rando qu e ambos nive les co nstitu ye n di fe­
rentes niveles de interacc ion soc ia l. Un co ntex to en donde la influ enc ia de l grup o no 
ex iste, 0 bien es minim a, produc ira un co mportamiento interpersonal (co ndu ctas qu e los 
suje tos diri ge n 0 rec iben de o tros indi vidu os y en las qu e se a tienden ca rac teristicas 
perso nales). Co ntrariamente, en e l co mportamiento intergrupa l entran en juego co ndu c­
tas qu e los indi vidu os diri ge n 0 rec iben de otros co nsiderados co mo miemb ros de un 
grup o. Sin embargo, otros autores (por ejempl o, Brow n, 2000; Turn er, 198 1 a) sugieren 
que el co ntinu o es entre el ex trema interperso nal y grup al, ya que todo 10 intergrup al es 
grup al, indicand o co n ello una diferenc ia entre co ntex tos soc iales donde un grup o 0 gru­
pos no so n sa lientes y aqu ellos en los que res ultan much o mas ev identes . 
Esta diferencia entre 10 interperso na l y 10 grup a l es mas fac tibl e para la co mpr en­
sion de l co mp ortami ento y de las relac iones entre e l ind ividu o y e l grup o, ya que se 
basa en una dim ension co ntinu a, no di co tomica. En definiti va, pone de relieve que las 
s ituac iones soc ia les pueden co n tar co n e lementos tanto de co ndu ctas interperso na les 
co mo grup a les . Formamos parte de grup os sin qu e e llo suponga des ha ce rnos de nues­
tra histo ria perso nal , pero tambi en e n s itu ac iones int erperso na les pu eden int erve nir 
ca rac teri sticas grup a les , co mo las de rivadas de nu es tra identid ad soc ia l, es te reo ti­
pos , e tc. Una de las co nsec uenc ias qu e se deriva n de es ta di sti nc ion es la neces idad de 
co ntar co n teorias sob re los procesos grup a les di fe rentes a las teo rias hab itua lmente 
utili za das para ex pli ca r e l co mportamiento interperso nal. En situac iones grup a les, las 
teo rias para ex pli ca r el co mportamiento interperso nal «res ult an de menor utilid ad, pues to 
qu e dos de las ca rac teristicas c1aves de las s itu ac iones de grup o tienen qu e ve r co n 
uni fo rmid ades entr e indi vidu os antes qu e co n sus di fe rencias» (Brow n, 2000, p. 8), 
po r 10 que la ex trapolac ion a co ntex tos grup ales res ult a se r difi c il y, en co nsec uencia, 
se prec isa desa rrollar y utili za r teo rias es pec ificas que permit an co mpr ende r e l co m­
portamiento grup al. 
A 10 largo de las pag inas que siguen tra taremos de ofrece r una vision panorilll1ica de 
los modelos teo ricos y de las inves tigac iones en relac ion co n los prin cipa les fe nomenos 
y procesos grup ales qu e desde la psico log ia de los grup os son abo rdados, pero antes nos 
detendr emos en es tablece r e l marco refe renc ial donde ub icamos es ta di sc iplina. 
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EI marco referencial de la psicologia de los grupos 5 
1.2. LA PSICOLOGjA DE LOS GRUPOS EN EL CONTEXTO 
DE LAS CIENCIAS SOCIALES 
EI es tudi o de los grup os co nfigura un ex tenso ca mpo dentro de las ciencias soc iales, 
de l que tradicionalmente se ha oc upado la Antropolog ia, la Soc iolog ia y diversas ra­
mas de la Psico log ia, en espec ial la psico log ia soc ial, sin o lvidar las imp ortantes con­
tribu c iones rea lizadas desde los ambit os de la educac ion, la psicol ogia c lini ca, la psi­
co log ia de las orga nizac iones , la psico log ia co munit aria, etc. Es to pon e de manifi es to 
qu e para co mpr ender mejor los pl antea mientos de la ps icolog ia de los grup os es 
util situar el luga r que oc upa es ta di sc iplin a respecto a aquellas. Cont emplar a la psi­
co log ia de losgrupos des de la conjun cion de todas es tas di sc iplina s - interdi sc iplin a­
riedad- permit e resa ltar la tendencia co nvergente que ju stifi ca es te capitul o. 
Para rea lizar es ta tarea nos serviremos del esquema de Parsons ( 1969) y del «modelo 
pri smatico de las c iencias de la condu cta» de Munn e ( 1986, 1989). Para Parsons, e l 
sistema de la acc ion human a esta formado por cuatro grandes subsistemas: e1 biolog ico, 
el de la personalidad, el soc ial y el cultur al. A cada uno de estos sistemas Ie corresponde 
un campo especi fi co de estudio: la Biolog ia, la Psico logia, la Soc iologia y la Antr opolo­
gia, respeclivamente (vease Figura 1.1 ). En este esquema, la psicolog ia de los grupos 
constitu ye un punt o de encuentro entre 10 psico log ico y soc ial y que a su vez debe tener 
en cuenta e l substrato biolog ico y cultur al (Basa be el al. , 1993) . 
Mas explicito si cabe es el modelo propuesto por Munne (vease Figura 1.2). Este autor 
nos pone de relieve las diversas «caras» del comportamiento human o, asi como las disci­
plinas que se ocupan de elias. La cara base del prisma 10 constituye la Etologia, como 
ciencia del comportamiento animal y puente a traves del cual las ciencias de la conducta 
enlazan con la Biologia. Sobre la base etolog ica y biologica (y filogenetica , como afiade 
Quijano, 1993) trabajan la Psico logia, la Soc iologia y la psicologia soc ial, esta ultima como 
intersticial de las dos anteriores. Las caras laterales del prisma representan a la Antropolo­
gia y la Historia, como ciencias centradas en la dimension espacial y temporal, respectiva­
mente. Es decir, el comportamiento puede ser estudiado en sus manif estac iones uniperso-
Biolo gia Psicolo gia 
Biologico Personalidad 
Psicologia 
de los 
grupos 
Cultural Social 
Anrropolo gia Sociolo gia 
Figura 1.1. La pSicologia de los grupos, segun el esquema de Parsons 
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6 Psicologia de los grllpos 
PS 
S I 
...... .. --_--_--·-J-·-"E.L-... .. 
Figura 1.2. Mode lo prismatico del comportamiento humane 
nales, transpersonales 0 interpersonales, relac ionandolas co n su dim ensi6n espac io-tem­
poral, que proporcionan una «objetividad» critica a los niveles de observac i6n. 
La psico log ia de los grupos, inca rdin ada dentro de la psico log ia soc ial, a la que ay u­
da a co nfigurar y de la que se co nfigura, se situa en un punt o de tensi6n entre 10 psico l6-
g ico y 10 soc io l6g ico a la vez que 10 articula. Desde 10 psico l6g ico, se plantea qu e e l 
indi viduo es libr e e independiente, asoc iandose por su in teres en grupos 0 que 10 hace 
debid o a sus instint os . Desde 10 soc io l6g ico, el hombr e es ta determin ado por el grupo y 
es pri sionero de sus conge neres . EI punt o de vista psicosoc ial auna ambas pos iciones, 
ace ptando qu e tanto el grup o hace al indi viduo co mo qu e el indi vidu o hace al grupo 
(Bourhi s y Leye ns, 1996). 
Si bien es cierto qu e no todo 10 qu e se ha teo rizado 0 inves tiga do so bre e l lema 
grupal ca be enclava rlo dent ro de la pe rspec tiva psicosoc ial, no menos cierto es que es 
dentro de la psico log ia soc ial donde se han producido los mas num erosos, sistemilti cos y 
coherentes es tudi os (Blanco, 1987). Antes de abordar la psico logia de los grupos desde 
una perspectiva psicosoc ial, es de interes poner de manifi es lo la interco nex i6n co n las 
otras cienc ias . 
Psicologia de los grupos y Psicologia 
La pSicologia de los grupos tiene, desde sus inicios, una imp ortante re lac i6n co n la Psi­
co log ia a traves de la psico log ia soc ial de tip o psico l6g ico. Desde aq ui , e l grupo ha sido 
es tudi ado co mo factor determin ante de las carac teristicas del indi viduo, as i co mo de su 
modi ficac i6n y cambi o a nive l indi vidua l. Tanto para el ca mbi o de ac titud es, ca mbi o de 
opin i6n y los luib itos de co mportamiento, el grupo ha se rvido co mo co ntexto para pro­
move r e l ca mbi o. 
Ahora bien, ambas disc iplin as co nlleva n distint os enfoq ues de la rea lidad . La Psico­
log ia tiene por objeto el es tudi o de las variables ps ico l6g icas (se ntimi entos, motivos, 
perce pciones) y se interesa por e l co mportamiento indi vidual y sus co nco mitantes ps i­
quicos y fis iol6gicos. Reco rdemos que F. Allport ace rc6 tanto la psico logia de los gru­
pos a la Psico log ia, qu e para el e l grupo lleg6 a se r una fa lac ia. Por otro lado, ambas 
ciencias obse rvan metodo logias di ferentes, sus ca mpos de es tud io so n diversos y su ob­
je to fi nal es d ife rente. La demarcaci6 n entre ambas disc iplin as es recog ida por Go nza­
lez ( 1997, p. 27) , tal y co mo se rep rese nta en la Figura 1.3, donde e l nivel de anal is is, 
der ivado de su obj eto de estudio, es co nsidera do por es ta autora co mo fundamenta l en la 
aprehensi6n disc iplin ar de la psico log ia de los grupos. 
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EI marco referencial de la pSicologia de los grupos 7 
Psicologia 
Psicologia social 
Nivcl Nivel organizacional 
personal 
-_ ............................ 
Nivcl grupal Nivel societal 
Nivel Nivel Nivcl 
intrapersonal intragrupal intraorgan izae ional LL 
Nivel 
intrasocietal .x 
I" Nivel Nivel Nivel Nivel intergrupal i nterorgan izacional intersocietal 
interpersonal Ii 
P, icologia 
Sociologia de grupo, 
Figura 1.3 . Siluacion disciplinar de la psico logia de los grupos (ctr. Gonzalez, 1997, p. 27) 
Psicologia de los gru pos y Socio logia 
La Soc iolog ia es la ciencia de la soc iedad, de las institu c iones soc iales y de las relac io­
nes soc iales ; e l es tudi o sistematico del desa rrollo, es tructura y funciones de los grup os 
hum anos, concebidos como patrones orga nizados de comportamiento co lec tivo, por 10 
que los soc iologos tambien es tan interesa dos , aunqu e no exc lusivamente, por el compor­
tamiento grup al. 
La relac ion de la Soc io logia con la psico log ia soc ial es muy estrecha y las fronteras 
entre ambas no so n muy c laras (reco rdemos los trabajos de Durkh e im, el texto de Ross, 
la psico log ia soc ia l rea lizada en los departamentos de Soc iolog ia, etc.). Hay temas de 
confluencia en re lac ion al obje to como en la ac titud es , delincuencia, grupos , etc. Sin 
embargo, enco ntramos di ferenc ias en cuanto a l metodo, tecnicas y obje to de es tudi o 
(es tructura soc ia l frente a l lazo de union entre estructura y suje to ind ividual). Aunqu e 
desde la Soc iolog ia se pueden invoca r de forma impli cita pr incipios psico log icos, estos 
no co nstitu yen su preoc upac ion central. 
Co mo tendremos ocas ion de compr obar, e l grupo ha side un tema de preoc upac ion 
para los soc iologos. La Soc io log ia (mas en co ncreto la psico log ia soc ial soc iolog ica) 
tom a el grupo como objeto de es tudi o analizando fenomenos intra intergupales. Comte 
planteo que el indi viduo y la soc iedad eran elementos inseparables . Aunqu e el obje to de 
la Soc io log ia no sea e l estudi o del indi viduo, los indi viduos contribu yen al desa rrollo 
com un, es to es, al desa rrollo de la soc iedad. 
EI psico logo es tudi a los procesos indi viduales so bre e l trasfo ndo del grupo. EI soc io­
logo , a la inversa, es tudi a e l desa rrollo del grup o sobre el trasfo ndo de los indi viduos 
que componen el grupo (Mc Dav id y Harary, 1974). Pero hay soc iologos, como Homans, 
que se inleresan por la con ducta soc ial y la unid ad teo rica , so n las acc iones de perso nas 
individuales, y ps ico logos , como Thibaut y Ke lley, que utili zan conceptos y catego rias 
de la teo ria de los juegos para explica r la interacc ion. Si seg uimos la demarcac ion enul1-
ciada desde el soc io log ismo, segun el cua l la Psico log ia se oc upa de 10 subjetivo y la 
Soc iolog ia de 10 objetivo, la psico log ia de los grupos seria un punt o intermedio: se oc u­
pari a de los aspec los subjetivos de la interacc ion. Por el contrario,la soc io log ia de los 
grupos consideraria a estos como parte de un tipolog ia de las fo rmac iones soc iales. 
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8 Psicologia de los grupos 
Psicologia de los grupos y Antropologia 
La Antropolog ia se de fine co mo la ciencia de l hombr e. Estudi a las cultur as y sus anal isis 
tanto de forma (mica co mo en relac ion con otras cultur as. Especi fica mente, la Antro­
po log ia es el es tudi o del hombre en re lac ion a la distribu cion, orige n y clas i ficac ion de 
las razas, relac iones soc iales y ambientales, ca rac teristicas fi sicas y cultur a. La Antropo ­
log ia dese mpefia un papel fund amenta l en las Ciencias Soc iales, mos trando la relativi­
dad cultur al de muchas de las prop os iciones ace rca de los co mponentes hum anos. Por 
otro lado, la dim ension cultur al es un elemento muy imp ortante en la co mprension de la 
co ndu cta hum ana, de aqui que las aportac iones que venga n desde la Antropolog ia so n 
imp ortantes para la psico log ia soc ial, pues nos soc ializamos en una determin ada cultur a, 
y los valores, motivos y as pir ac iones de dicha cultur a tienden a sesga rnos en nues tra 
vision del co mportamiento de las otras cultur as. 
Los estudios antropolog icos y los estudios transculturales de la psico log ia soc ial ofre­
cen informac ion sobre la pos ible universalidad 0 relatividad cultur al de muchos aspectos 
estudi ados por la psico log ia soc ial, co mo, por ejemplo, las co ncepciones sobre la persona 
en soc iedades individualistas y co lectivistas 0 los pos ibles aspectos universa les de la ex­
pres ion emoc ional. La Antropologia nos aporta in formac ion sobre el papel regulador de la 
cultur a en el co mportamiento de los indi viduos y de los grupos (S mith y Bond, 1993). 
Por ejemplo, diferentes estudios (vease Miller, 1984) han demostrado que los indivi­
duos de cultur as orientales estan menos predispuestos al «error fund amental de atribu­
cion» que los sujetos de cultur as occ identales . Norenzaya n, Choi y Nisbett ( 1999) expli­
can esta diferencia a si consideran 0 no la informac ion de la situac ion. Los occ identales 
simplemente no la consideran, a pesar de 10 predictiva 0 saliente que pueda ser esta infor­
mac ion, y los orientales toman en considerac ion los factores situac ionales cuando la in­
formac ion sobre estos factores esta disponibl e, espec ial mente cuando es sa liente. Iyengar, 
Lepper y Ross ( 1999) nos informan de las diferencias culturales respecto a como los suje­
tos se representan el mund o soc ia l. En contextos culturales europeos y americanos, la frontera 
entre el yo y el otro es muy importante; pero en culturas as iaticas, 10 principal es la dife­
rencia entre e l endogrupo (e l yo y los otros miembros del grupo) y el exog rupo. 
Prec isamente los aspectos transculturales de los grupos, en co ncreto de los equip os de 
trab ajo, estan reco brando un cierto auge, ya que en todas las soc iedades nos encontramos 
con grupos multi cultur ales (Berry, 1997) y la mana de obra cada vez es mas diversa (Mo­
ghaddam, 1997) . Esto es evidente en compaiiias multin ac ionales (Dorfman y Howe ll , 1997; 
Granrose , 1997; Tung, 1997), asi como en grupos de trabajo de cuello blanco (Maz nevs ki 
y Peterson, 1997) (para una revision sobre estos temas, vease Granrose y Oskamp, 1997). 
La antropo log ia psico log ica , de la que la psico log ia soc ial y la psico log ia de los 
grupos podrian rec ibir importantes aportac iones, no se ha desa rrollado 10 suficiente, aunque 
recie ntemente la psico logia transcultur al (por eje mplo, Triandis y Brislin, 1980; Jahoda, 
1989) ev idenc ia su influ encia . Reco rdemos que Moscov ici ( 1986) llego a plantea r la 
psico log ia soc ial co mo la antropolog ia de la soc iedad moderna . 
Psicologia de los grupo s y Etolo gia 
La Eto logia ha entr ado co n fuerza en los ultim os aiios en las fronteras de la psico logia 
soc ial, prin c ipalmente desde que se des ligo de los lazos ge neticos de la eto logia c las i­
ca . Hay autores como Jim enez Burill o ( 1985) que proponen un espac io prop io para 
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El marco referencial de la psicologia de los grupos 9 
ella dentro de nuestra disc iplina . Tambien es significativo el hecho de que aparezcan 
capitulos enteros escritos por etologos en manuales de psicologia social (por ejemplo, 
Crook, 1978; Hinde , 198811990 ; Buss y Kenrick , 1998) . 
Siguiendo a Hinde (1988), podemos senalar tres puntos importantes de la etologia 
que pueden ser adscritos al campo de los grupos: 
a) EI comportamiento debe ser descrito antes de se r analizado. Lo que el individuo 
hace depend e en parte del contexto social, por 10 que una descripcion detallada 
del comportamiento del individuo , del otro y del contexto social (interaccion) 
nos ayudani en la tarea. 
b) La comprension completa de l fenomeno social requiere el estudio de mas de un 
nivel de complejidad. Hinde distingue tres niveles de compJejidad social: el de 
las interacciones , el de las relaciones diadicas y el de los grupos sociales. 
c) No buscar principio s de validez univer sal, sino conceptos y generalizaciones 
con un limitado rango de validez. 
Dentro de la Psicologia, la oposicion entre la Etologia y la psicologia comparada fue 
decreciendo a medida que ambas perspectivas relativizaban sus presupuestos. Por ejem­
plo, los etologos relativi zaba n conceptos como el de instinto y los psicologos compara­
dos han comenzado a tener en cuenta los condicionamientos filogeneticos del aprendi­
zaje (Fernandez Dols , 1990) . 
La etologia moderna parte de un enfoque comprensivo que tiene en cuenta que la 
conducta humana se reali za en un contexto soc ial. Para el etologo, hay pruebas mas que 
suficientes de que al meno s una porcion de la conducta humana es fruto de la seleccion 
natural y, por tanto , mucha s variaciones de la conducta son adaptativas. En suma , la 
importancia de la interaccion , los nivele s de analisis, la interrelacion de diversa s expli­
caciones y las teoria s de alcance medio son aportes que se asumen de esta disciplina y 
que han dado lugar a nuevos planteamientos metodologico s. 
EI punto de vista eto logico en el estudio de los grupos esta comenzando a ocupar un 
lugar importante . A partir de los primeros estudios sobre el comportamiento social en 
los insec tos soc iale s (abejas, hormi gas), los etologos se han interesado cad a vez mas por 
el estudio del comportamiento grupal en especie s mas proximas al ser humano. 
A este respecto, destacan los estudios sobre liderazgo , estructura grupal, cohesion, 
normas , tamano del grupo , etc. Por ejemplo, recientemente se ha escrito un manual edi­
tado por Boinski y Garber (2000) donde se trata de dar respue sta al porque los animales 
viajan en grupo y como estos patrones explicativos de esta conducta pueden ser traslada­
dos al ambito humano (McCabe , 2000). 
1.3. EL CARA.CTER PSICOSOCIAL DEL FENOMENO GRUPAL 
Hablar de grupos, ya sea n del tipo que sea n, signifi ca, al margen de la definicion que 
luego podamos dar de e llos, tratar con unidade s constituidas por di ferentes parte s inter­
relacionada s e interd epe ndiente s y cuyo exito pasa nece sariam ente por la integracion de 
las mismas. Esto significa que no es posible es tudiar los grupos humano s sin abordar 
problemas de inleraccion humana , por 10 que se hace del todo patente la neces idad de un 
enfoque psi cosoc ial para intentar explicar su complejo comportami ento . Y es que ni la 
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10 Psicologfa de los grupos 
Psico log ia ni la Soc iolog ia so n capaces de expli ca r por si so las la rea lidad de l grupo, 
porqu e no es pos ible en tender el fenomeno grup al si part imos de una es tru ctur a psico lo­
gica autonoma situada frente a una es tru ctura soc ia l igualmente autonoma, yaqu e el 
proceso grup al es una reco nstrucc ion tanto de la estru ctura psico log ica co mo de la es­
tructur a soc ial. 
EI tema grupa l es un tema psicosoc ial por exce lencia porque permit e sa tisface r la 
co ndi cion de re ferir se tanto a l indi viduo co mo a la soc iedad (Newco mb , 1950). Este 
ambit o de interaccion e intersecc ion entre e l indi viduo y la soc iedad tiene su ubicac ion 
natur al, aunque no exc lusiva, en la ps ico logia soc ial. La formul ac ion co rrecta de la rela­
cion indi viduo-soc iedad ha sido prec isamente una de las mayo res preoc upac iones de los 
prim eros psico logos soc iales . 
En efec to, la psico logia soc ial, desde sus inicios, se ha oc upado del ana l isis de los 
procesos interperso nales (psico log ia soc ia l bas ica) y de los intr asoc ieta les (psico logia 
de las masas). Pero , prog res ivamente, ha ido desc ubri endo la ex istencia de nuevos nive­
les de ana l is is entre los nive les «inter-perso nal » e «intra -soc ietal » (vease Figura 1.3) . 
As i, la co nstitu cion y desa rro llo de la psico log ia soc ial, que en buena medid a incluye e l 
desa rrollo de la psico log ia de los grupos, se puede carac teriza r co mo una dialec tica he­
ge liana entre «indi viduo» y «soc iedad» . Cad a elemento de la dialec tica ha sido defe ndi­
do, cas i en exc lusividad, por la Psico logia y la Soc iolog ia, res pectivamente . La psico lo­
gia social, por su part e, nac io a prin cipios de l s iglo xx intentando reso lver el pro blema 
teorico del indi viduo, del grup o y de la soc iedad. Es te problema tenia que ver co n la 
propia defini cion de la psico log ia soc ial y se co nvirtio, en suma, en la contr oversia ce n­
tral de esta di sciplin a. 
Asi, desde su constitu cion, la psico log ia soc ial se ha visto inmersa en la polemica 
indi viduo-soc iedad. Los dos termin os de es ta polemica se ha tendid o a percibirl os co mo 
si fueran independi entes, olvidando qu e entre ambos se dan relac iones reci procas . Fren­
te a la Psicologia y la Soc iolog ia, que han acaparado cas i en exc lusividad los elementos 
de es te debate, la psico log ia soc ial ha procurado su reso lucion optando por una optica y 
una perspec tiva determin ada: la de la inleracci on entre ambos e lementos, no sin grandes 
es fuerzos y tensiones, todo hay qu e decirl o . Ke lly ( 1999) utili za la metafo ra de las ima­
ge nes refleja das en dos es pejos co ntr apuestos: e l espejo del indi viduo y el es pejo del 
grupo . En co mo nos vea mos en estos es pejos ilustra los cuatro modos de ex pres ion de l 
problema de la psico log ia soc ia l: e l indi viduo 0 el grupo, e l indi viduo versus e l grupo, e l 
indi viduo desde el grupo y el indi viduo frente al grupo (vease Figura 1.4). Kelly desc ri ­
be co mo la inves tigac ion en psico log ia soc ial ha navega do a traves de es tos cuatro refle­
jos . Worche l y Co utant (200 I) acuden al cuento del Palito feo, de Hans Chri stian Ander­
se n, para expli car e l tra tamiento de l grupo en psicolog ia soc ial: «E I cuento relata los 
riesgos de un patito feo cuyas ca rac teristicas Ie apartaro n de sus hermanos. Esta ave fea 
no se aju staba a la mayo ria. Fue criti cada, rec haza da y ma ltra tada. No obstante, co n e l 
paso de l tiemp o, los patitos se hicieron mayo res y el patito feo se transfo rmo en un c isne 
hermoso, lIega ndo a se r la envidia de todos sus henn a nos» (p . 46 I ). 
Blanco ( 1987) tambien apunta que la psico logia soc ial, en su intento de conceptualiza r 
la relac ion «individuo-soc iedad», se ha mov ido des de el individualismo melodolog ico al 
holismo soc iolog ico. Y mas adelante esle mismo autor (Blanco, 1988) nos ac lara diciendo 
que el grupo ha de ser considerado como un mecGnismo inferl1ledio entre el individuo y la 
socie dad . Es racil deducir, por tanto, que, seg un esto, cualquier psico logia soc ial que igno­
re 0 rec hace el es tudi o de los grupos es poco proba ble que pueda ser Lllil en la co mprension 
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I 
I 
l 
EI !narco referencial de la psicologia de los grllpos II 
Figura 1.4. EI dilema de la psicologia social, segun Kelly (1999) 
de muchas areas de la conducta soc ial (Brown , 2000), ya que es en el grupo donde tiene 
lugar la confluencia entre 10 individual y 10 social, siendo no solo un ambito particular de 
la conducta, sino tambien , y sobre todo , un proceso basico de interaccion social. 
Tal es la relacion entre psicologia social y psicologia de los grupos , que, en sus co­
mien zos, la psicologia social se lIego a identificar con la psicologia de los grupos dado 
el paraleli smo existente entre los primero s psicologos sociales en su preocupacion por 
formular de manera correcta la relacion individuo-sociedad y su preocupacion por el 
tema grupal. No era fkil diferenciar entre psicologia social y psicologia de los grupos, 
ya que 10 grupal era percibido y tratado como un requisito indispensable para una psi co­
logia autenticamente social. En palabra s de Hogg y Moreland (1993): 
«Cas i cualquier fenomeno que estudia la psicologia social (por ejemplo, auto­
perc epcion , formacion y cambio de actitud, atraccion interpersonal, influencia so­
cial, conformidad y desv iacion , prejuicio) sucede en el contexto de grupos peque­
nos. EI grupo pequeno es , por tanto , muy importante para la psicologia social. Los 
investigadores que estudian los proce sos soc iales en contextos abstractos , don de 
los efectos de los elementos del grupo son debilitados 0 ignorados , corren el ries­
go de no en tender como operan esos procesos realmente. Por contra, los investiga­
dor es que tien en en cuenta el papel que los elementos del grupo juegan en los 
pro cesos soc iale s, a menudo enriquecen su trabajo y obtienen descubrimiento s 
valiosos en esos proc esos» (p. 107). 
Por tant o, no es raro encontrar en esta epoca autores para quiene s era superfluo dis­
tinguir entre la psicologia individual y la psicologia soc ial. Asi, Coo ley, que , segun Bu­
ceta ( 1979), representaria el nac imiento de la psico log ia soc ial mas que constituir uno 
de sus antecede ntes, afirmaba, ace rtadam ente, que individuo y soc iedad , tom ados por 
separado cada uno de ello s, son mera s abstracciones . Segun Morales (1987a , p. 30) , 
«co rresponde a Coo ley el merito de haber sido e l primero en adoptar una concepcion del 
grupo que convierte a este en factor indi spensable de la insercion del individuo en la 
sociedad» . En sus esc ritos, Natura leza hllman a y orden socia l ( 1902), Organi zacion soc ial 
( 1909) Y EI proceso socia l ( 191 8), queda reflejada esta tesis de forma palpabl e. En la 
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12 Psicologia de los grupos 
prim era ob ra, por eje mplo, ataca los diversos tipos de indi vidualismos y en la seg unda 
abor da el co noc ido tema de l grupo prim ario . Para Coo ley, los grupos pri mm·ios son «prac­
tica mente universa les y se encuentran en todas las epocas y en todos los pueblos, sea 
cual sea su estado de desa rro llo», y so n «manantial de vida no so lo para el individuo, 
sino para las institu ciones soc iales». 
Coo ley eje rcio una influ enc ia notable en el pensamiento de Ellwood ( 19 17), como se 
deja entreve r en la sig uiente cita: «No podemos co mpr ender al individuo si 10 separamos 
de su grupo, de la misma manera que no podemos co mpr ender el grupo si 10 separamos 
de la natura leza de los indi viduos que 10 componen. Asi, pues, la de pendenc ia entr e 
Soc iologia y Psico logia es mutu a y reci proca . Por tanto, la psico logia individual tiene 
que buscar en el es tudi o de la vida grup al la expl icac ion de gran parte de la co nducta 
individual» (E ll woo d, 19 17, ci tado en Morales, 1987a, p. 3 1). De hec ho, para Ellwoo d, 
la unica psico log ia soc ial pos ible se ria una psico log ia de las ac tividades y desa rro llo del 
grupo soc ial, que no seria mas que una psico logiafuncional de la mente co lectiva. 
Bien; has ta aqui hemos visto co mo el grup o se co nvierte en e l alma maIer de la 
psico logia soc ial, pero (,como ha tratado la psico logia soc ia l e l tema del grupo? (,Que 
interes ha despertado en ella los aspec tos relac ionados en el estudi o de l grupo? EI inte­
res de la psico log ia soc ial por e l grupo viene ca rac terizado - co mo luego tendremos 
ocas ion de ex poner mas de talladamente- por altibajos, por mov imientos pendul ares, 
por fluctuac iones periodicas que van desde una orientac ion psico log ica, indi vidua l, has­
ta una orientacio n soc iolog ica , co lectiva, desde el suje to indi vidual al suje to co lec tivo. 
En el extrema co lec tivo, y hac iendo abstracc ion del importante desa rrollo a leman de la 
psicolog ia de los pueblos, el prim er autor de imp ortancia en el que enco ntramos un inte­
res por e l grup o es Le Bon. Aunqu e puede objetarse que su ob ra se dedica a la muche­
dumbr e y no al grup o, conviene seiialar su intento por «traza r un puente entre los feno­
menos psico log icos individuales y los fenomenos soc iales» (Morales , 1987a , p. 33). 
McDouga ll nos advierte de la paradoja que ex iste en la participac ion en la vida gru­
pal, ya que, por una parte, deg rada a la persona, tal y co mo a tirm aba Le Bon, y por otra, 
la eleva a su max ima potencialidad co mo se r hum ano, co mo a tirm aban otros autores. 
McDouga ll cree enco ntrar en la organizac ion del grupo la so lucion. Cuando el grup o 
es ta orga nizado (frente a las muchedumbr es, que so n grupos deso rga nizados), las ten­
dencias deg radantes res ultan co ntr arres tadas . En la medid a que los diversos grados de 
organizac ion (co ntinuid ad, autoco nciencia, interacc ion, tradic iones y cos tumbr es grupa­
les y es pec ializac ion funcional) se dan en el grupo, se produce co mo co nsec uencia la 
aparic ion de l «es piritu grupal». Frente al es piritu grupal se a lza la «mente grupal», «un 
sistema orga nizado de fuerzas que tienen vida propia, la capac idad de mo ldea r a todos 
sus co mponentes indi viduales y la ca pac idad para perpetuarse co mo un sistema identico 
a si mismo, so metido so lo a un ca mbi o lento y gradual» (Mc Douga ll , 1920, citado en 
Morales, 1987a, p. 34). EI grupo se co nvierte en el age nte moral izador de l indi viduo, 
puesto que Ie hace desea r el bienes tar co mun al mismo tiempo que Ie ay uda a adquirir su 
max ima expres ion co mo ser hum ano. 
Este interes por el grupo mostrado por los psico logos soc ia les a co mienzos de l pasa­
do sig lo despe rto la reacc ion en co ntra algunos ai'ios mas tarde. La tigura mas represe n­
ta tiva de es te mov imiento fue Floyd Allport. En 1924 ac uiio la expres ion fa /acia del 
grupo para refe rirse a aq ue llos «esc ritores que se han visto inducidos a postul ar un cier­
to tipo de " mente co lectiva" 0 "co nciencia de grupo" distint a y sepa rada de las mentes 
de los individuos que co mponen el grupo» (A llport, 1924 , p. 4). EI grupo co mo tal (mentes 
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EI marco referencial de la pSicologia de los grupos 13 
grupales) no existe, solo existen ideas, pensamientos y habitos que se repiten en cada 
mente individual y que existen solo en esas mentes . Tal fue su defensa del individualis­
mo, que cons idero que la Psicologia es siempre psicologia del individuo y la psicologia 
socia l es, siempre y necesariamente , «una parte de la psicologia del individuo» , porque 
«no hay psicologia de los grupos que no sea esencial y enteramente una psicologia de 
los individuo s» (p . 4). Los individuos eran, por tanto , la unidad de amilisis por excelen­
cia en las Ciencias Sociales. Cua lquier fenomeno social, por complejo que fuera, debe­
ria ser exp licado en termino s individuale s. Las palabras de Ibanez (1990, p. 64) 10 ex-
presan con suma claridad : . 
«Se trataba, por tanto , de producir datos acerca de fenomenos abordables des­
de el metodo cienlijico y de descubrir a partir de ahi las leyes a las que obedecian 
estos fenomeno s, posibilitando de esta forma la constituci6n de un conocimiento 
prediclivo. Esta opci6n implicaba necesariamente que se excluyeran del campo de 
la psicologia social aquello s fenomenos que no se prestaban a un tratamiento acor­
de con las exigencia s positivistas y que se redujera drastica y deliberadamente la 
complejidad de los objetos psico sociales. Se asi el camino que conduciria al 
estudio de mecani smos cada vez mas elementales y cada vez mas circunscritos a 
la esfera del individu o en contraposici6n al campo de los procesos colectivos.» 
EI debate McDougall-Allport pronto llego a un callej6n sin salida. Aiios mas tarde, 
hacia 1935, autores como Lewin , Sherif y Asch adoptaron una posici6n interaccioni sta 
proporcionando una salida. Autore s para quienes era superfluo distinguir entre la psico­
logia individual y la psicolo gia socia l. A este respecto, la aportaci6n de Lewin , seg un 
Kaufman ( 1968), consisti6 en convertir una psicologia puramente individual (a 10 All­
port) en una psicologia soc ial sin caer en una sociologia reificada (a 10 McDougall). De 
hecho , fue Koffka el primero en seiialar que «el grupo sociol6gico presupone el grupo 
psicol6 gico» y que este no es menos real que aquel. EI paso de 10 psicol6gico- subjetivo 
se produc e, segun Koffka , gracias a la interaccion , interacci6n que esta mediati zada por 
el influjo de los diferente s comportamientos que las personas individuales se diri gen 
mutuamente y por los que se dirig en hacia el grupo en su totalidad . EI principio de la 
interacci6n «explica el comportamiento del grupo, derivandolo del comportamiento psi­
co l6g ico» (Kaufman, 1968, p. 237). Lewin fue heredero de este planteamiento. 
EI mismo Sherif, considerado hoy - con raz6n- como uno de los autores mas crea­
tivos de la psico logia soc ial (Morales, 1987a), afirmaba: «Me parece que es te duali smo 
de "psicolo gia individual " y " psicologia social" 0 del individuo frente a la sociedad es 
uno de los factore s que hacen imposible to do progreso » (Sherif, 1936, p. 4). Un cierto 
tipo de psicologia individual , la Gestalt, es, segun este autor, la base firme sobre la que 
resulta pos ible edificar una psicologia soc ial, puesto que la Gestalt apunta ese ncialmen­
te a la grupalidad . 
La deuda de Asch con Lewin es visible en una ser ie de punto s: la contrap os icion que 
efec tua entre la tes is individuali sta de Allport y la tesis de la mentalidad del grupo de 
McDougall , e l rec hazo de ambas tes is y la consideraci6n de que las relac iones entre 
elementos (ienen tanta importancia como los mismos elemento s y son diferentes de e llos. 
Pero aparte de haber asimilado el punto de partida lewiniano , su merit o radica en haber 
side capaz de desa rrollar por cuenta propia una serie de ideas presentes ya en Lewin, 
pero carentes de una e laboraci6n que permitie se extraer sus impli cac iones. 
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14 Psicologia de los grupos 
Dos son, segun Morales (1987a), las aportaciones de Asch: la relacion entre indivi­
duo y grupo y el verdadero caracter de la interaccion. Respecto a la primera, el grupo y 
el individuo so n, para Asch, inseparables . Y esto por varias razones : primera , porque la 
insercion en el grupo exige que el individuo posea ciertas caracteristicas (poses ion de 
una identidad social que Ie permita entrar en determinadas relacione s sociales y capaci­
dad para abarcar las relaciones y posibilidades del grupo ). Y segunda, porque «las con­
diciones del grupo penetran hasta el propio centro de los individuo s y transforman el 
caracter ... ; una vez que un grupo se halla en funcionamiento, la unidad no es un indivi­
duo , sino un individuo social» (1972, pp . 261-262). 
Respecto al caracter de la interaccion, Asch sustituye el concepto de interdependen­
cia por el de interaccion , porque el grupo reside enla interrelacion de las actividades de 
los componentes e identifica interrelacion con interaccion psicologica . 
Con ligeros matices diferenciadores entre si, estos tres autores, Lewin , Sheri f y Asch, 
coincidieron en proponer que el grupo es un <((odo», una totalidad con realidad propia , 
que surge de la interaccio n de sus partes componentes y no se puede hacer equivalente a 
la suma de estas. La posicion interaccionista, representada en estos autores, defendia 
que la esencia del grupo era la interaccion, y por ello, durante mucho tiempo , la psicolo­
gia social hizo equivalentes grupo e interdependencia . «E I interaccionismo fue, tal vez, 
la primera gran innovacion que enriquecio la tradicion de la psicologia social en los 
grupos, bastante escasa hacia mitad de los aiios treinta » (Morales, 1996, p. 23). 
Pero hacia 1950 se produjo un cierto abandono del interaccionismo de Lewin, Sherif 
y Asch. Como acertadamente 10 expresa Morales (1996): «La interdependencia lewiniana , 
con el paso del tiempo , se lIego a entender como una interdependencia motivacional , 
algo muy lejano de los postulados gestaltistas de Lewin y muy cercano al concepto 
conductista de intercambio de recompen sas. De esta forma, no solo se traicionaba la 
intuicion original de Lewin , sino que , ademas, se diluia la naturaleza del grupo en una 
especie de lugar 0 entorno para la satisfaccion de necesidades puramente individuales , 
10 que suponia, lisa y Ilanamente , una vuelta no confesada a los planteamiento s de 
F. Allport» (p. 25). Una consecuencia inmediata fue que el concepto de grupo se elll­
pobrecio de forma considerable. La tematica grupal era el pretexto para estudiar el 
comportamiento individual explicado a partir de procesos intrapsiquicos 0, a 10 sumo, 
interpersonales , estableciendose un fuerte paralelismo entre los procesos grupales y 
las relaciones diadicas interpersonales . 
La produccion cientifica en la tematica grupal experimento un ralentecimiento en los 
aiios sesenta, que se acuso mas fuertemente entre 1967 y 1975. EI surgimiento de impor­
tantes teorias psicosociales y la labor desa rrollada en otras disciplina s trajeron aires re­
novados y nuevos en el interes por el grupo. Asi, en la decada de los setenta, y desde 
Europa, la psicologia social comenzo a estudiar los grupos desde una dimension inter­
grupal queriendo recuperar la verdadera dimension psicosocial de las teorias intergrupa­
les . Mas adelante se desa rrollaron Illodelos teorico s que integraban ambas dilllen sione s, 
la intragrupal y la intergrupal. 
EI resca te de la dimension social se refleja , por ejemplo, en la critica pun za nte que 
hace Tajfel a la posicion individuali sta de Berkowitz. Para este autor, «las relaciones 
entre grupos se convierten, en ultima instancia , en problemas de psicologia indivi­
dual. Son individuos los que deciden ir a la guerra, so n individuo s los que pelean en la 
batalla y so n individuos los que firman la paz » (Berkowitz, 1962 , citado 'en 
Tajfel, 1978c , p. 40) . Tajfel recha za estos argumentos porque no contemplan la exis-
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EI marco referencial de fa psicologia de los grupos 15 
tencia psicolo gica de endogrupos soc iales y porque no contemplan siquiera la posibi­
lidad de que existan relacione s per sistent es y estructuradas entre dicho s grupos soc ia­
les. En palabras del propio Tajfel ( 1989, p. 34): 
«Yo sigo pensando que hay que resa ltar la importancia de considerar el campo 
de las relacione s entre grupos en terminos de la estructura social. No se puede 
explicar las transaccione s entre grupos a partir de la psicologia del individuo. Son 
los go bierno s los que deciden emprender las guerras; en las batallas luchan ejerci­
tos ; la paz es igualmente obra de los go biernos .» 
Stroebe ( 1979) tambi en alzo la voz contra el individualismo exacerbado de Za­
jonc (1965). Este autor no utili za la noc ion de grupo e intenta sustituirlo por perifra sis 
tales como «relaciones interindi vidu ales», «re laciones interpersonales » y demas ter­
mino s similare s. Stroebe fue tajant e a es te respecto: identifica el enfoque psicosocial 
con el enfoque «g rupali sta»; rec onoce que la psicologia social presenta una orienta­
cion legi timamente individuali sta , aunque reco noce que estudia la conducta indivi­
dual , la estudia como una parte de un sistema mas amplio, que , segun Stroebe, es el 
grupo 0 la organizacion. 
La recuperacion de 10 social supuso, por tanto , otorgar al grupo una importante carta 
de naturale za soc ial. Se reconoce , asi , que en la sociedad existen otros grupos con los 
que se es table cen unas relacione s que estfll1 marcadas 0 determinadas social mente y que 
las dimensiones de comparacion que se utili zan tienen una valoracion social. Esto no 
nos ha de lIeva r a en tender que 10 individual desaparece completamente de la escena; 
simpleme nte, deja de ser 10 exc lusivo 0 10 predominante . 
Tambien en estas dos ultima s decadas se han podido escuchar numerosa s voces de­
mandan do una ampliacion en la perspectiva de abordaje de los grupos. A este respecto, 
Hendrick (1987a) nos aporta una opinion autorizada sobre las nuevas vias de desarrollo 
de la psicologia de los grupos: 
«Los procesos de grupo son un campo que de nuevo muestra vitalidad despues 
de haber estado moribundo durant e un cuarto de siglo. En buena medida , esta revi­
tali zac ion es debida a nue stros co legas europeos, especialmente Tajfel , Moscovici 
y sus colaboradores» (p. 8) . 
La aportacion de estos autores est riba en una concepcion psico soc ial que se aproxi ­
rna a la afirmacion de Levine y Moreland (1990): « .. . el grupo no puede entenderse si no 
se analiza el marco en el que vive» (p. 586) . 
Interesa subra yar aqui que la dimension soc ial del grupo ha de atender simult anea ­
mente al grupo y a la sociedad en la que este se inserta. Si es sesgado proceder como si 
el grup o flota se en un vacio soc ial, no 10 seri!! meno s considerar que el grllpo no es nada 
mas que una replica pasiva de la sociedad de la que forma parte . 
En res umen, el estudio de los grllpo s parece consolidarse pese a los altibajos habi­
dos y de los que acabamos de dar cuenta de forma sintetizada, pero que luego tendre­
mos ocasion de ex poner mas detail ada mente , como uno de los topico s de mayor im­
portancia dentro de la psicolo gia soc ial , «hasta el punto de que esta disciplina encuentra 
en el uno de sus objetivos fundamentales » (Morales , 1987a, p. 27). Para la psicologia 
soc ial: 
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16 Psicologia de los grupos 
«. .. Ios grupos co nstitu yen uno de los ambit os 0 domini os prin cipales de la re­
lac ion mutu a de indi viduo y soc iedad. Son, por tanto, un esce nario privileg iado, 
un punt o es trateg ico de obse rvac ion, desde el que abordar el objeto de la disc ipli­
na» (Morales y Moya, 1996, p. 265). 
Esta importanc ia tambien se co nstata de forma clara en los manuales de la disc iplin a . 
Jim enez Burill o ( 1976) analiza el co ntenid o de 74 manuales de psico log ia soc ia l, obte­
niendo co mo res ultado que so lo 18 temas eran co mun es, cuando menos, a una sex ta 
parte de los manuales co nsultados. EI tema de «grupos» era e l de mayo r incidenc ia a l 
se r abordado en 56 de ellos, 10 que supone algo mas de sus tres cuartas partes. Le se­
guian el tema de «ac titud es» (42 manuales), «Ienguaj e y co muni cacion» (37) y perce p­
cion soc ial (3 I). 
Capasso y co laboradores, por su parte, hicieron un rec uento de todos los articulos 
publi cados en las prin cipales rev istas de psico log ia soc ial. EI num ero de rev istas anali­
zadas fue de 15 en 1975 (Ca passo y Hendri ck, 1975), 14 en 1976 (Ca passo, Hendri ck, 
Rahal y Co leman, 1977) y de 12 en 1978 (Reeves, Ca passo y Hendri ck, 1978). EI num e­
ro total de articulos en estos afios ana lizados fue de 530, 730 Y 605,res pec tivamente. De 
es tos, 18, 41 Y 38 fueron incluid os dentro de la ca tego ria de grup os (aunqu e esta ca tego ­
ria fue etiqu etada de forma diferente en est os afios: «din amica de grupos e interacc ion 
soc ial» y «pro cesos de grupo e interacc ion soc ia!»). Para hace r una es tim ac ion co rrec ta 
de es tas c ifra s, en es tos mismos afios e l num ero de trabajos dedicados a «ac titud es» 
fue de 30, 55 y 27, respectivamente. 
Moral es (I 987a) anali za el co ntenid o de las cinco obras fuente prin cipales de la psi­
co log ia soc ial (Lind zey, 1954: Handbook of Social Psychology; Koc h, 1959, 1963: Psy­
chology: a study of a science, tomo s terce ro y sex to; Lind zey y Aro nso n, 1968 -1 969: 
Handb ook of Social Psychology; Grauman , 1972: Handbuch der Sozialpsyc hologie, y 
Berkowit z, 1964-1 980: Advances in Experimental Soc ial Psychology). EI tema «g ru­
pOS» fue, junt o co n «o rientac iones teori cas», el unico que aparec ia en todas las obras 
anteriores . EI porce ntaje medio que Ie co rres pondi o (9,38) so lo fue superado por «meto­
dos y tecnicas» ( 12,6 7) Y «orientac iones teo ricas» ( 11 ,26), Y supero a «ac titud es» (7,98) 
y «soc ializac ia n» (6, 57). 
Pos terio rmente, Mora les ampli a la mu es tra a oc ho publi cac iones mas : dos manua­
les europeos (Predvec hni y otros, 1977/198 5; Taj fe l y Frase r, 1978), dos de un soc io­
log ismo cas i milit ante (Lind es mith y otros, 1975; Rose nberg y Turn er, 198 1 a), dos 
manua les es pafio les (Torreg rosa, 197 4; Jim enez Burill o, 198 1/198 5) y el articulo de 
Jim enez Burill o ( 1976), ya c itado . Afiadio el manual de Wri ghtsman ( 1977) atendi en­
do a su ca lidad . «Es tas oc ho publi caciones, co nsideradas co njunt amente, co nce den a l 
tema "grup os" todavia mayo r imp ortanci a que las obras fuente. En efec to, entr e los 
ve inti se is temas que les so n co mun es, co rres ponde a "g rup os" e l porce ntaje medio mas 
e levado ( I 1,70), superior a l que Ie co rres ponde a "o rientac iones teo ricas" ( I 1,2) Y a 
"ac titud es" (8») (Mora les, 1987a, p. 29). 
Mas rec ientemente, y a titul o de ej empl o, e l manual de Feldm an ( 1995) tambi en 
insiste en e llo. Des taca que las prin cipales apro ximac iones a la psico log ia soc ial co nstan 
de las siguientes ca tego rias y punt os de interes: la influ encia de los factores soc ia les 
sobre los indi viduos y el modo en que es tos co mpr enden e l mund o, la interacc ion soc ial 
entre las personas y los pro cesos de grupos. En la cuarta edicion de l Handbook o.fsoc ial 
p.lycho logy, de Gilbe rt, Fiske y Lindzey ( 1998), tambien encontr amos un luga r des taca -
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EI marco referencial de la psicologia de /05 grupos 17 
do al tema de los grupos que bajo el epigrafe «fenomeno s co lectivos» son cuatTo capitu­
los de los tre inta y se is de los que consta e l manual dedicados a es te tema . Entre noso tros, 
textos de psico log ia soc ial como el de Jim enez Burillo (1 985), Morales y co laboradores 
( 1994/ 1999), Go mez Jac into y Canto ( 1995) Y Morales y Moya ( 1996), entre otros, des­
tacan un papel relevante al grupo. 
Cada vez mas se advierte que en la psico log ia soc ial el tras fondo del grupo cobra 
mas fuerza . Ademas, en nues tro contexto, han aparec ido manuales integ ramente dedica­
dos a la psico log ia de los grupos, como el de Hui ci ( 1987a) y Go nzalez ( 1995), donde se 
hace una rev ision de las prin cipales orientac iones teo ricas; el de Ayestaran ( 1996c), so­
bre el grupo como construcc ion soc ial; el de Gonza lez ( 1997), que trata de compendiar 
tanto los aspec tos teo ricos, meto dologicos y apli cados, y mas rec ientemente el de 
Canto ( 1998) Y el de Gil y Alcove r ( 1999). Tambien han aparec ido monografias, como la 
de Bourhi s y Leye ns ( 1996), sobre «es tereotipos, discrimin ac ion y relaciones entre gru­
POS», que permite una ac tualizada version de los mismos; la de Sangrador ( 1996), sobre 
identid ad, actitud es y es tereo tipos, publi cac ion que recoge una inves tigac ion rea lizada 
en el C IS; la de Ovejero ( 1997), sobre «psico logia del comportamiento co lectivo», en su 
apartado «e l individuo en la masa», que entronca con los articulos de Reicher ( 1990) 0 
los trabajos de Java loy ( 1996), Y otras rev isiones (Go nzalez, 1998) 0 monogra fias que se 
incardin an en areas espec ificas como equip os de trabajo, crea tividad (Go nza lez, 1997), 
confli cto (Morales y Yubero, 1999), etc. (para una revision de l tratamiento que rec iben 
los grupos en los diferentes manua les publi cados por autores es paiioles, vease G il y AI­
cove r, 2000) . 
Aunqu e nues tro muest reo de manuales no sea ni con mucho exhaustivo, con 10 ya 
dicho a 10 largo de estas Iineas considero que no nos hace n fa lta mas datos para poder 
afirmar 10 siguiente: 
I . No toda la psico log ia soc ial es psico log ia de los grupos, porque la tematica de la 
psico log ia soc ia l es mas ampli a e inc luso el interes explicito de la psico log ia 
soc ial por la psico log ia de los grupos ha estado impr egnado de luces y sombras. 
2 . No toda la psico log ia de los grupos es psico log ia soc ial de forma automatica, 
pero si cabe dec ir que una parte mu y importante y sustantiva del comport amien­
to del ser humano en los grupos viene explicado e ilumin ado por las aportac io­
nes de la psico log ia soc ia l. 
3. Los grupos constitu yen un ca mpo privileg iado para comprender y analizar los 
fenomenos soc iales y para adquirir conoc imientos bas icos sobre los compl ejos 
procesos psicosoc iales que en ellos se producen, ya que si 10 grupal es un tema 
psicosoc ia l por exce lenc ia, se debe al hecho de que permit e el proceso de inter­
acc ion soc ial tal y co mo fue defendid o anteriormente. 
4. La psico log ia de los grupos es, pues, por naturaleza, psico log ia soc ial, co nstitu ­
yendo un area privilegia da de esta ciencia y no so lo una rama de la misma. 
5. La psico logia de los grupos puede y debe ser entendida , en buena parte y ade­
mas, como psico log ia soc ial aplicada en orden a la intervencion y reso lucion de 
problemas. 
En cualquier caso, si queremos co mprender que es la psico logia de los grupos y que 
nos aporta a la compr ension del comportamiento del se r humano - por naturaleza so­
cial- , hab remos de utili za r diversas vias, que para noso tros quedan espec ificadas en las 
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18 Psicologia de los grupos 
siguientes. En prim er luga r, definir que es la psico log ia soc ial, dado que esta disc iplina 
es la ubicac ion natur al de la psico log ia de los grupos. En seg undo luga r, dilu c idar e l 
conce pto de grupo tanto desde una aprox imac ion historica co mo desde una ap rox ima­
cion teor ica . Y en terce r luga r, ex plicitar los co ntenidos propios de es t a disc ip lina, es 
dec ir, ver que hace n aquellas perso nas que se dedica n al es tudi o de los grupos. A partir 
de aqui es taremos en co ndiciones de entender que es la psico log ia de los grupos co mo 
c iencia interdi sc iplin ar, que utili za en gran medida las aportac iones de la psico log ia so­
cial. AI prim er punt o trataremos de dar res puesta en el epigrafe siguiente. Los otros dos 
punt os restantes se ran obje lo de amllisis en el res to de los ca pilul os . 
1.4. LA PSICOLOGiA SOCIAL, MARCO D1SCIPLINAR 
DE LA PSICOLOGiA DE LOS GRUPOS 
Ante la tarea de esclarece r el conce pto y la identidad de la psico log ia soc ial, no podemos 
por menos de reco rdar las pa labras de Blanco de co mo, al ace rca rse uno inge nuamente a 
es ta di sc iplin a, Ie asa lta la se nsac ion de enco ntr arse «a nte la enredada trama de una 
nove la policiaca en la que el ac tor prin c ipal es ca paz de esco nder co n maes lria pro fes io­
nal vari os perso naj es igua lmente aca bados y co nvince ntes para una misma maSCara» 
(Blanco, 1988, p. I I). Y es que si hay algoen 10 que los psico logos soc iales co nse nsuen 
es que baj o el termin o 0 masca ra de psico log ia soc ial se esco nden aportac iones y punt os 
de vista dispares, heteroge neos 0 incluso opues tos . «N i hoy, ni en el pasado, ha ex istido 
mas a lia del termin o una rea lidad simb olica homoge nea denomin ada psico log ia soc ial» 
(J imenez Burill O y co laboradores, 1992, p. 12). 
Co mo se iiala Munn e ( 1986), e l co nce pto de psico log ia soc ia l es problematico en la 
medid a en que es un problema la identid ad de la psico log ia soc ial, co mo se pone de 
manifieslo en los multipl es bauti smos que ha rec ibid o (psico log ia de los pueblos, psico­
log ia co lec tiva 0 de la co ndu cta co lec liva, psico log ia de las multitud es 0 de las masas, 
psico logia soc ietal .. . ) y que deca ntan «una distint a y es peci fi ca filiac ion de la materia en 
perjuic io de la otra» (Munn e, ob. cit., p. 17). Por lanlo, no se Irata de una mera cues tion 
termin olog ica, sino de un probl ema de fondo que afec ta a la identid ad misma de la psi­
co log ia soc ial, problema que co mparte co n el resto de las c iencias soc iales. 
Co mo vemos, e l tema es 10 sufic ientemente pro fund o co mo para que no pueda se r 
tratado so lo denlro de un epigrafe. Dado que no eSla en nuestros objetivos entr ar en el 
deta lle de las polemicas que se han ge nerado en torno al concepto de psico log ia soc ial, 
nos limit aremos a ex poner a lgunas refl ex iones que permit an des broza r el abiga rrado j ar­
din de l co nce pto de psico log ia soc ial. 
Podemos aco rdar co n Graumann ( 1990) que la psico log ia soc ial no ex iste, ni en for­
ma ni en co ntenid o, anles de fina les del siglo XIX. En 1908, y co n las publi cac iones, una 
en Londres, Inlroduccion a la ps icologia soc ial, de McDouga ll , y otra en Nueva York, 
PSicologia soc ial, de Ross, se reco noce n dos tendencias en la evo lucion de la disc iplina 
en ge nera l que co nstitu yen, as imismo, tende nc ias duales en el eSlUdio sis tematico de 
los grupos. Una, la ps icologia soc ial, lIamada psico log ica, que pone el ace nto en los 
procesos indi viduales, resa ltando e l papel de los procesos cog nitivos, la motivac ion y, en 
ge neral, los procesos intr apsiquicos. Los marcos teo ricos nuts frec uentes so n el soc io­
cog niti vismo y e l co nductismo soc ial. La metodo logia predomin ante es el experimento 
en labo ratorio. La otra, la ps icologia soc ial sociologica, que enfatiza los as pectos soc ia-
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El marco re(erencial de la pSicologia de los grupos 19 
les. Los marco s teo rico s mas frec uentes so n el interacci onismo simbolico , las teoria s del 
intercambi o y de los grup os de referenc ia. Metodol og icam ente, utili za estudio s corre la­
cionales y observacionales. 
Este orige n dual ha marcado e l desa rrollo y s ituacion actual de la psicolog ia social: 
<<... e l desa rroll o y co nso l idac ion de la psicolo g ia social... es tuvo so metida a avatares 
diferentes seg un el co ntex to institu cional en e l que tuvo lugar. As i, dentro del marco 
institu cional psico log ico, se produj o un desarrollo cuyo resultado es 10 que hoy se cono­
ce co mo psico log ia soc ial dominant e, mientras que dentro del marco institu cional soc io­
log ico surg io una clara bifur cac ion entre e l interacci onismo simb olico y la psico log ia 
soc ial interdi sc iplin am (Paez y co laboradores, 1992a, p. 93). 
Esta opos ic ion entre 10 psico log ico y 10 soc io log ico co nstitu yo e l tema de muchas y 
ce lebres polemicas, com o las rea lizadas entre Tarde y Durkh eim y entre McDouga ll y 
Allport. Doise ( 1978, 1982) ha desa rro llado la tes is de que el problema de la psicolog ia 
soc ia l es la articulac ion entre las di ferentes explic ac iones de las din amicas indi v iduales 
y soc ia les que subyace n a los fenomenos psicosoc iales. 
Entr ando ya en e l co nce pto, la dualid ad tambi en sigue prese nte. Para algunos, la 
psico log ia soc ia l es una subdisciplin a de la psico log ia ge neral y ex perim ental. Este es e l 
caso de Floyd Allport , para qui en la psico log ia en todas sus ram as es una ciencia del 
indi vidu o . En la misma linea se ex presa n Jones y Ge rard ( 1967), para qui enes «Ia psico­
log ia soc ial es una subdi sc iplin a de la psico log ia que impli ca es pec ial mente el es tudi o 
cientifi co de la co ndu cta de los indi viduos co mo fun cion de es timul os soc iales». Go rdon 
Allport ( 1985) nos aporta una definic ion no mu y di ferente, ya qu e co ntempl a la psi co lo­
gia soc ia l «co mo un intento por co mpr ender co mo e l pensamiento, los sentimi entos 0 la 
condu cta de los indi vidu os es tan influid os por la prese ncia ac tua l, imag inada 0 impli ci­
ta, de los de mas» (p. 3). As i, podri amos seg uir co n otros tantos autores que se adhi eren 
a es ta de finicion de la psico log ia soc ia l. 
En la misma linea, aunqu e co n un se ntid o por 10 menos ex pli citamente mas ampl io, 
Sherif y Sherif ( 1969) de finen la psico log ia soc ial co mo el es tudi o c ientifi co de la ex pe­
rienc ia y el co mp ortamiento del indi vidu o en relac ion co n las s ituac iones soc iales de 
es timul o, entendiendo por es timul os a los otros indi viduos, los grup os, las situaciones 
de interacc ion co lec tiva e incluso los productos del medio ambi ente cultur al, prese nte 0 
pasa do, materia les 0 no (por ejempl o, e l lenguaje) . Pros hansky y Se idenberg ( 1973), 
despues de revisa r las defini ciones mas co noc idas de la di sc iplin a, co nc luye n que «en 
cas i todas las definic iones, 0 inc luso en todas, se insiste so bre todo, prim ero, en el indi­
viduo ta l co mo se co mporta (inc luye ndo tam bien 10 qu e ex perim enta), y en seg und o 
luga r, en el co ntex to en que se produ ce ese co mportamiento, es dec ir, e l marco soc ial: 
otro s grup os 0 indi viduos ... , su nive l de analis is ... » (p. 20). 
S in embargo, aunqu e es te tip o de co nce pcion ha s ido ca rac teristico de una c ierta 
psico log ia soc ial domin ante durante a iios desa rro llada en Estados Unid os, y hoy dia tam­
bien mu y influ ye nte, no co nviene o lvidar qu e en la propia psico log ia soc ial ex iste, desde 
siempr e, una plur a lidad teo rica y epistemo log ica, co mo se re flej a en otras tant as de fini­
ciones. Para Sa mp so n ( 196 4), e l ca mpo de la psico log ia soc ia l deberia se r e l de 
la inleracc ion entre e l nivel I, que es el de la es tru ctura y procesos indi vidu ales, y el ni­
vel II , que es el de los procesos y es tru cturas soc ia les. Algunos autores adoptan e l termi­
no interacc ion co mo definit orio del objeto de la psico log ia soc ia l. Ahora bien, habl ar de 
«interacc ion» puede tener di ferentes sign i fi ca dos . As i 10 defiende Brown ( 1972), que, 
aunqu e de fine la psico log ia soc ial en termin os de interacc ion, denun cia la amplitud y 
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20 Psicologfa de los grupos 
generalidad del concepto, puesto que un termino asi, como el mismo dice , no excluye 
demasiadas cosas. 
Para muchos psicologo s soc iales , la interaccion entre personas significa un proceso 
permanente de influencia reciproca, de ahi que centren en la «influencia » el concepto 
que define la psicologia social. Ahora bien , la «influencia » debe ser entendida en un 
sentido amplio, debe abarcar tanto la influencia que las personas tienen so bre las con­
ductas de otros como sobre sus creencias, opiniones, sentimientos e intenciones y dejar 
a un lado los significados restringido s del termino , como , por ejemplo, el otorgado por 
alguno s psicologos sociales europeos, que 10 reducen al conformismo . 
Por otro lado , una mayor especificacion del concepto de interaccion tien e el riesgo 
de que al querer hacerlo dejemo s de definir la psicologia soc ial como ciencia para entrar 
en la caracterizacion de determinadas psicologiassociales particulares , es dec ir, en las 
corrientes internas que conform an esta ciencia. Asi, para los soc iocognitivi stas, la inter­
accion consiste en un intercambio de informacion; para los interaccionista s simbolicos , 
en un intercambio de simbolo s, y para las teorias del «intercambio social», en un true­
que de costes y beneficios. 
Una linea muy cercana a las anteriores es la propuesta por Doise (1979), para quien 
10 psicosociologico constituye un nivel de articulacion entre la Psicologia y la Sociolo­
gia , que son niveles autonomos de explicacion. Para Paez y colaboradores ( 1992a), la 
psicologia social se concibe como «Ia articulacion entre 10 social y 10 individual a partir 
de los procesos de interaccion y de representacion intra e intergrupo s» (p. I 19). Esta 
perspectiva articuladora es mantenida por muy diver sos autores , aunque no es, sin em­
bargo , diferenciadora de modo excluyente de la psicolo gia soc ial. En rea lidad , es una 
caracteristica de toda s las ciencias sociales (Crespo, 1995) . 
Como vemos, toda s es tas reflexione s ponen de manifie sto la dificultad de formular 
sinteticamente que es la psicologia social y nos muestran que su definicion corre el pe­
ligro de resultar exce sivamente vaga 0 reduccioni sta respecto a 10 que real mente consti­
tuye esta ciencia. Y es que , como senala Ibane z (1990), «se ria absurdo pret ender con­
densar en una formula mas 0 meno s ingeniosa y acertada las mUltiples per spec tivas que 
se deben adoptar para alcanzar una inteligencia de la disc ipl ina. Ofrecer una definicion 
esenciali sta no constituiria sino un nuevo juego de palabra s desprovisto de inter es sus­
tantivo » (p. 273). 
Aunque nos sentimos basicamente identificado s con sus palabra s, tam bien considera­
mos que una disciplina ha de estar delimitada respecto a otras disc iplina s si quiere tener su 
identidad propia . En este sentido , la psicolo gia soc ial se erige como una disc iplina intersti­
cial entre la Psicologia y la Sociologia y su objeto formal esta constituido por el compor­
tamiento interpersonal . Por supuesto , esto no hay que entenderlo en un sentido restringi­
do . Es decir , pensar que procesos «individuales » como la inteli gencia 0 la memoria no son 
objeto de estudio de la psicologia social. Podran ser estudiados por ella siempr e que su 
angulo 0 perspectiva sea psicosoci al , es decir , relacional 0 interp ersonal. Y 10 mismo cabe 
decir de los fenomenos macrosoc iales . En suma , el ambito disc iplinar de la psicologia 
soc ial, constituido por el comportami ento interper sonal de los se res human os, debe ser 
entendido, como 10 hacen Ibanez y Munm:, en un sentido amplio, ya que de 10 contrario 
terminaremos, como senalaba Grauman (1988), individuali zando 10 social y de ocializan­
do 10 individual , estableciendo una falsa dicot omia entre el individuo y la soc iedad . 
Co mo afirma Alvaro ( 1995), la psicologia soc ial se ha de ca racteri za r por los si­
guientes prin cipios: 
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El marco referencial de la psicologia de los grupos 21 
a) Ha de prestar atencion a los procesos colectivos. No ha de quedar reducida al 
anal isis de los aspectos diadicos 0 individuales del comportamiento, por 10 que 
el estudio de la interaccion social ha de situarse en el contexto mas amplio de la 
estructura social. 
b) Todo comportamiento humano ha de ser estudiado en el contexto historico en 
que tiene lugar, como tambien se ha de tener conciencia de la influencia de los 
condicionamientos sociohistoricos en la construccion del conocimiento psi co­
social. La referencia a una perspectiva transcultural se convierte, por tanto, en 
imprescindible. 
c) La psicologia social ha de ser una disciplina social preocupada por los aspectos 
sociales. 
d) Se ha de confeccionar una psicologia social contextual que tenga en cuenta la 
variabilidad cultural, ya que «a cualquier desarrollo teorico no Ie queda otra opcion 
que contrastar el nivel de generalidad obtenido en contextos sociales y cultura­
les diversos» (p. I 19). 
e) La consideracion de las propiedades estructurales de la actividad humana es un 
requisito imprescindible en la construccion de la psicologia social, ya que 
no seria suficiente si se recurriera exclusivamente a las intenciones subjetivas 
del actor. 
f) La realidad social es construida por las acciones, cogniciones y estructuras sim­
bolicas de los individuos en interaccion, que, a su vez, dependen de marcos de 
interpretacion sedimentados en el desarrollo historico de cad a cultura. 
g) EI pluralismo metodologico es conveniente y necesario para un avance de las 
teorias de la psicologia social. 
Esta declaracion de buenas intenciones no siempre ha surtido efecto. Muchas de las 
explicaciones se centraron solo y exclusivamente en los dos primeros niveles , olvidan­
dose de los dos siguientes. Es mas, segun opinion de Fernandez Dois (1990), no existen 
intentos de unificar las diversas perspectivas de analisis , y esto se refleja en la diversidad 
de trabajos , que oscilan entre estrategias individuales, uniforrnidades grupales 0 caracte­
risticas de la estructura social, 0 entre descripciones generales 0 analisis detallados. Una 
version simplificada del desarrollo de la psicologia social pone de manifiesto que se ha 
avanzado desde el nivel IV y III hacia los niveles II y I de Doise: de 10 ideologico , inter 
e intragrupal, a 10 interpersonal e intrapersonal. 
Hemos de coincidir con Zajonc (1992), Moscovici (1992) y Turner (1994), entre 
otros, en la necesidad de mantener en la psicologia social en general y en la psicologia 
de los grupos en particular un tipo de explicacion situacional emergente , con niveles de 
analisis interaccionales y grupales, que eviten la deriva microanalitica e intraindividua­
lista de la cognicion social. Simuitaneamente, no hemos de caer en una posicion colec­
tivista simple 0 determinista y retomar los avances existentes sobre como operan los 
procesos psicologicos en relacion a los factores sociales si no queremos producir una 
segunda «crisis » de la psicologia social. 
No es nuestra intencion exponer de forma detallada la tan denominada «crisis de la 
psicologia social», a la que se han dedicado numerosos trabajos y publicaciones (por 
ejemplo, Jimenez Burillo , 1985, contabilizo mas de doscientas referencias), sino mas 
bien destacar algunas de las consecuencias que tuvo sobre el posterior desarrollo de la 
psicologia social y su repercusion sobre la psicologia de los grupos . 
Descargado por Luz (iglesiasluz83@gmail.com)
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22 PSicologia de los grupos 
A un nivel teo rico, la cris is produj o una toma de co nc iencia de la plur alidad teo rica 
que suponia una elevada dispersion co nce ptual y la sensac ion de una fa lta de ac umul a­
cion de co noc imientos, as i co mo e l reco noc imiento de dos «psico log ias soc iales»: la 
psico log ica y la soc iolog ica. Tambi en produj o la neces idad de dec idir se sobre la cues­
tion de si la psico log ia soc ial debia ser co nsiderada co mo cienc ia natur al (Sc hlenker, 
1974, 1976; Ga rrid o, 1982) 0 co mo c iencia historica (Ge rge n, 1973). Admitir qu e la 
psico log ia soc ial es una ciencia historica impli ca ria mant ener qu e las propiedades de los 
objetos soc ia les, a diferencia de los objetos natur ales, no so n des ligables del proceso 
que los ha co nstruid o (Ib anez, 1990), es dec ir, las propiedades han de se r ex pli cadas 
tomando en cuenta el pasa do en el cual ha tenido lugar, mediante la interacc ion soc ia l, la 
co nstrucc ion simb olica del obje to soc ial. 
Para Paez y co laboradores ( 1992a), «e l prim er elemento de crisis en la psico log ia 
soc ia l fue la opos ic ion entre la orientac ion psico log ica y la orientac ion soc iolog ica, 10 
que provoco la perdid a de ca rac ter interdi sc iplin ar de es ta ciencia .. . » (p. 106). A es te 
prim er elemento anaden los siguientes:

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