Vista previa del material en texto
Encontrarse con Jesús! reparación al sacramento de la Eucaristía uía del catequista ATEQUESIS FAMILIAR Diócesis de Reconquista royecto iócesis de Reconquista Dirección editorial Herminio Otero Edición aniel Orozco Diseño Antonia Rivero Diagramación Begoña Pascual Ilustraciones Patxi Velasco Fano Equipo redactor elegación de Catequesis de Reconquista Título: ¡Encontrarse con Jesús! Preparación al sacramento de la Eucaristía 1 Guía del catequista Autor: elegación de Catequesis – iócesis de Reconquista Primera edición: marzo de 2016 Primera reimpresión: mayo de 2016 ISBN: 978-987-740-128-8 © 2016, iócesis de Reconquista © 2016, PPC Argentina S.A. C Cono Sur Av. Callao 410, 2º piso C1022AAR | Ciudad Autónoma de Buenos Aires | República Argentina t: +54 11 4000.0400 / f: +54 11 4000.0429 www.ppc-editorial.com.ar e-mail de contacto: ventas@ppc-editorial.com.ar Queda hecho el depósito que marca la Ley 11.723. Esta tirada de 100 ejemplares se terminó de imprimir en el mes de mayo de 2016 en FP Compañía Impresora S.A. - Beruti 1560 - Florida (1602) - Buenos Aires - Argentina Libro de edición argentina / ade in Argentina Impreso en Argentina / Printed in Argentina No está permitida la reproducción total o parcial de este libro, ni su tratamiento informático, ni la transmisión de ninguna forma o por cualquier otro medio, ya sea electrónico, mecánico, por fotocopia, por registro u otros métodos, sin el permiso previo y por escrito de los titulares del copyright. mpr sa asociada a la cámara arg ntina d l libro na verdadera perla preciosa en la vida de nuestra diócesis stamos viviendo un tiempo de gracia para la Iglesia. l ministerio apostólico del Papa Francisco nos estimula y nos mueve a revisar nuestras estructuras y nuestras prácticas pastorales, en vistas a una misión permanente y a una re- novada evangelización de nuestro pueblo. n esta coyuntu- ra histórica, tengo la alegría de presentar el nuevo material catequístico de prepa- ración para la primera comunión de la Diócesis de Reconquista. l mismo es una verdadera y concreta expresión de conversión pastoral, vivida como comunidad diocesana. Se trata de un instrumento que se fue preparando y perfilando poco a poco, en estos dos últimos años, y que tendrá que seguir siendo revisada periódica- mente, para responder de un modo cada vez más apropiado a los desafíos del momento. s un material que surge de la experiencia histórica y de la herencia recibida, de la búsqueda y del aporte de muchos catequistas, del consenso de los sacerdotes y del trabajo incansable de un grupo de personas que, sintién- dose llamadas por Dios y con un gran amor a la Iglesia, dedicaron horas de su tiempo a la elaboración del mismo. Por otra parte, se trata de un material diná- mico, que quiere mantenerse en revisión continua y en un estado de permanente actualización. Señalo algunas de las características del nuevo material: n continuidad con la historia de nuestra Iglesia particular de Reconquista, el material sigue siendo una Catequesis familiar, aunque opte por un modelo diferente en lo que se refiere al modo de acercamiento a la familia. Antes, se trataba de evangelizar al adulto, para que luego este mensaje pudiera llegar a los niños. Ahora, la intención es llegar a cada uno de los miembros de la fami- lia, especialmente a los padres y a los niños, para que unos y otros, desde su propia recepción del erygma, puedan impregnar con el evangelio la vida del hogar. Además, el material se puede adaptar a las nuevas y variadas situaciones y realidades que vive hoy la familia. Siguiendo los lineamientos del III Congreso Catequístico Nacional, esta cateque- sis quiere ser kerygmática, es decir, pretende darle un lugar central a la persona de Jesucristo, muerto y resucitado para nuestra salvación. sta es la verdad fundamental que cada persona necesita conocer, para que su vida adquiera un sentido nuevo y definitivo. 4 También procura ser una catequesis con marcado tono litúrgico, para que el conocimiento de las verdades de la fe no vaya desconectado de la celebración, no sea solo un aprendizaje intelectual sino también cordial, incorporando la cor- poralidad a través del gesto y el rito. De algún modo, se quiere ir recuperando poco a poco el camino mistagógico de la primera Iglesia en el proceso de ini- ciación cristiana. Por eso se propone que el punto de encuentro fundamental de todo el proceso catequístico sea la Misa dominical, celebrada en la propia comunidad, o la Celebración de la Palabra, cuando no es posible la celebración de la ucaristía. No se quiere descuidar la dimensión de la caridad en la catequesis. Por eso, el material ofrece algunas indicaciones concretas para la iniciación a la vida de la caridad. Si el evangelio no ilumina la realidad social, los vínculos con los demás, la política, la economía, la educación, entonces el mensaje evangélico queda privatizado y sin relevancia para la transformación de la vida. Un desafío funda- mental que presenta esta nueva etapa de la catequesis es la traducción de la fe a la vida pública. Finalmente, el nuevo material pretende ser flexible y fácilmente adaptable a las distintas realidades. Concede un protagonismo real y determinante al catequis- ta, verdadero artesano del trabajo de formación en la fe y la caridad, junto a la familia y a toda la comunidad. sto exigirá, de parte de quienes lleven adelante el quehacer catequístico, de quienes reciban esta vocación, una formación per- manente y responsable, para poder realizar con equilibrio y claridad el proceso de necesaria adaptación del material a la comunidad que se le encomienda. Agradezco a toda la Iglesia diocesana por su compromiso con este paso que estamos dando, a los sacerdotes, a los religiosos y religiosas, y a todos los laicos, en especial a los catequistas, que con sus aportes, sus sugerencias, su participa- ción, lo han hecho posible. Recuerdo con gratitud la figura del P. Armando Iacuzzi, quien, junto a un grupo de personas comprometidas, han entregado su vida para que la Catequesis Fa- miliar de Reconquista fuera una verdadera perla preciosa en la vida de nuestra Iglesia diocesana y marcara un hito indeleble en la historia de la catequesis de nuestra patria. s su testimonio el que nos estimula a renovarnos y a comprome- ternos en esta nueva etapa. 5 Mi agradecimiento particular al P. Rubén Abel Taibo, Director Diocesano de Ca- tequesis en estos últimos años, y al P. Walter Guido Vénica, actual Director Diocesano de Catequesis. Y junto a ellos, a la Junta Diocesana de Catequesis actual, quienes han recorrido con audacia este camino hacia una nueva propues- ta catequística. Con avances y retrocesos, con alegrías y dificultades, han hecho posible el sueño de toda una comunidad diocesana. Finalmente, mi reconocimiento a la editorial PPC por haber aportado la cuota de coraje necesaria para dar el paso decisivo en este proceso de renovación y por haber puesto a disposición los recursos humanos y técnicos para la confección y diagramación de los materiales. ¡Dios haga fecunda la obra que el mismo ha comenzado! + Monseñor Ángel José Macín Obispo de Reconquista 6 n catequista enamorado de Cristo enamora a los demás ueridos catequistas: l nuevo material de Catequesis Familiar, que estamos presentando, es fruto de una rica reflexión y madurez diocesana en estos dos últimos años, en continuidad con la riqueza y frutos de la anterior catequesis dirigida a los padres y niños. l ma- terial está orientado a hacer más fecunda la catequesis en la familia de estos tiem- pos, que tiene un hijo, o más hijos, que se preparan más inmediatamente a recibir el sacramento de la Primera Comunión, celebrado en el maravilloso camino del se- guimiento de Jesús y de una formación catequística permanente. Todo sacramento está en íntima sintonía con el gran camino de la vida, que es camino de discipulado, de escucha de la Palabra deDios, salida de los labios del Maestro y Señor. La catequesis está dirigida a toda la familia, pero con una nueva modalidad me- todológica, cristalizada por el deseo de cambios adaptado a las nuevas circuns- tancias por parte de sacerdotes, catequistas y familias, bajo la evidente acción del spíritu Santo, el protagonista fundamental de toda vida cristiana y de toda catequesis. Por lo tanto, presentamos de manera sintética la metodología, o la forma de dar esta catequesis para la familia. Una catequesis dirigida directamente a los niños n primer lugar, la catequesis está dirigida directamente a los niños, con un ma- terial apropiado a la edad de ellos y las búsquedas de esa etapa. Por lo tanto, un catequista acompañará directamente a los niños en los encuentros de cateque- sis. l itinerario que recorrerán los niños con sus catequistas en las dos etapas es el del Credo en unidad con el tiempo litúrgico. Formulado de otra manera, es un solo tiempo de preparación hecho en dos etapas en el que se desmenuza y se saborea toda nuestra fe, cristalizada en el Credo. Todo el contenido de la fe católica estará desplegado para el niño durante el tiempo intenso de preparación a la Primera Comunión. Un itinerario propio para los padres n segundo lugar, como es catequesis dirigida a la familia del niño, los padres tendrán su propio itinerario de catequesis adaptada a sus circunstancias. Dicho en otros términos, una catequesis que responda a las necesidades de una familia, de un matrimonio, o del tutor del niño, para que lo acompañe desde su propio camino de catequesis. No serán los padres, como era anteriormente, los respon- sables de dar la catequesis a sus hijos. Sí serán los responsables de trasmitir la fe a sus hijos como lo hace toda familia que busca vivir la fe en Jesucristo, y lo harán 7 con la palabra y el testimonio. llos tendrán su propio catequista, o matrimonio catequista, con encuentros periódicos, que pueden ser cada 15 o 20 días según las circunstancias. Son un total de 10 encuentros en cada etapa. Una catequesis unida al año litúrgico Primera etapa: Comenzará la semana posterior al Domingo de Pascua, sea para padres, sea para niños, y culminará con el tiempo del Adviento. Se trata que la catequesis esté unida a la liturgia y tiempos litúrgicos, como también, a la caridad, tal como lo expresa el obispo en la presentación de este material. Liturgia, catequesis y caridad tienen una íntima armonía para el que sigue a Jesús. Segunda etapa: Comenzará inmediatamente después del Miércoles de Ceniza, para aprovechar la riqueza del tiempo de Cuaresma y del tiempo Pascual. La finalización de la preparación al sacramento de la Comunión la marca el ritmo de cantidad de encuentros, considerando también, que el inicio de la Cuaresma es variable cada año. Puede comenzar a inicios de febrero, como a inicios de marzo y terminar a finales de agosto o septiembre, no más allá. Además, el material prevé algunos anexos para estar más en sintonía con el tiem- po litúrgico y la vida de la comunidad parroquial. La comunidad parroquial re- correrá las etapas de preparación inmediata al sacramento de la ucaristía, en comunión con todas las otras comunidades parroquiales, en comunión con toda la diócesis. La eucaristía dominical como eje del itinerario l encuentro de la catequesis de los padres con los niños se dará en la litur- gia dominical, sea en la participación de la Misa, sea en la participación de la Celebración de la Palabra, para aquellos lugares que no tengan la celebración eucarística. Si no es posible tampoco, se leerá el vangelio del domingo en familia o en el hogar. La celebración de la ucaristía y la proclamación de la Pa- labra es el eje de todo el itinerario. No se concibe la ausencia en la celebración dominical de la Misa de aquellos que se preparan a recibir el sachramento de la ucaristía. Una catequesis a la luz de la lectura orante de la Palabra Los encuentros de catequesis están ordenados según la metodología de la lec- tura orante de la Palabra. O sea que, luego de una introducción, la Palabra ocupa el lugar central. La misma Palabra proclamada, que mueve el corazón del catecúmeno, será enriquecida por la enseñanza de la Iglesia. Luego viene la oración y celebración como respuesta a la Palabra. Finalmente se propone un compromiso. n definitiva: 8 – scuchar la Palabra para ver qué dice. – Descubrir qué me dice la Palabra y cómo la interpretó auténticamente la Iglesia en con el paso del tiempo. – Responder a Dios con la oración. – Concluir con el compromiso, para que la Palabra sea verdaderamente eficaz. s Jesucristo, que con su Palabra, guía cada encuentro y toda la catequesis, el que guía al catequista y a los catecúmenos. El papel insustituible del catequista y de la comunidad Finalmente, debemos decir, que esta guía es importante para seguir un itinerario de catecumenado, pero no reemplaza la vocación del catequista. l catequista, en comunión con la comunidad creyente, es importante e insustituible. Por lo tan- to, su vocación se alimentará del encuentro diario con Cristo en la oración, del en- cuentro con su Palabra. l catequista se formará para trasmitir contenidos sólidos a los catecúmenos y tendrá una participación activa y gozosa en la ucaristía. l que se encuentra con Cristo lo quiere anunciar, por eso la catequesis, tal y como propone el Papa Francisco en la Evangelii gaudium, ha de ser erigmática, o sea: anunciar el amor de Dios en Jesucristo. Además del catequista, tiene una importancia capital la comunidad de catequis- tas. Una comunidad que periódicamente se encuentre a preparar los encuentros, a leer otros materiales, a rezar y compartir fraternalmente. Hoy no se entiende un catequista aislado de la comunidad de catequística, ya que va en contradicción con la comunión eclesial y el sacramento de la Comunión. Un material llamado a enriquecerse s un material que, evidentemente, con el transcurso del tiempo se irá enrique- ciendo, sea con la mejora de cada encuentro o la incorporación de algún tema necesario, sea con celebraciones que enriquezcan el objetivo de la catequesis en el hogar. l aporte de todos será el alimente que ayude a crecer este don del spíritu a la comunidad diocesana. Tengo la alegría de presentar este nuevo material de Catequesis Familiar. n el fondo, es presentar a tantas personas que han estado trabajando en la reflexión y elaboración; es presentar la rica historia de la catequesis de la diócesis con la sólida vocación catequística del Padre Armando y todo su equipo colaborador. Pbro. Walter Guido Vénica Director Diocesano de Catequesis 9 Metas y camino El objetivo principal de la catequesis es encontrarse con Jesús. Para alcanzarlo, partimos de que el catequista está involucrado en el encuentro con el Señor. sto significa que, en su vida, se produjo el encuentro previo con Jesús, y por amor a él, se compromete a anunciarlo, reza, acompaña y da testimonio de Cristo vivo entre nosotros. Por lo tanto, todo su quehacer se orienta a que los niños también se encuentren con Jesús vivo, haciendo de Jesús la figura central de cada en- cuentro. Jesús primerea el encuentro presentándose como Amigo que nos ama desde siempre y para siempre. l catequista comienza a contar su historia, su vida, su misión. Cristo se va revelando a través de la Palabra y toda la estructura en la que cada encuentro se organiza, se desarrolla en función de esa revelación y de sus consecuencias en la vida de cada niño. Estructura de cada encuentro 1. Miramos nuestra vida n esta instancia se parte de la vida real, de situaciones propias de la vida del niño, de cosas que lo preocupan o que le despiertan interés. n este primer momento se pueden presentar dinámicas, imágenes, un hecho real, una noticia, un cuento, preguntas motivadores para abrir el diálogo. 2. Jesús nos habla ste es el núcleo –el anuncio ( erygma) a los niños– en el que se desarrolla unalectio divina adaptada a su edad. Se sugiere al catequista meditar previamente la Palabra pidiendo al spíritu San- to que coloque en sus labios las palabras exactas para transmitir el mensaje de Jesús. Se presenta la importancia de este momento, que se revivirá en cada encuentro, explicando que Jesús es el Dios de la Vida y que siempre tiene una palabra para iluminar el momento especial que estamos viviendo. Postura Para que los chicos escuchen adecuadamente la Palabra, el catequista debe leer pausadamente y con la entonación apropiada, invitándolos a hacer silencio exterior e interior. sto implica que estén cómodos; sin cosas que los distraigan; y que adopten la postura más conveniente (de pie o sentados en círculo) haciéndoles notar que “escuchar atentamente” supone respeto y amor por “Dios que nos habla”. 10 Pasos de la ectio divina adaptada a los niños [Véase también la página 38 del libro del niño.] 1. ¿Qué dice e texto? n este primer momento, se proclama la Palabra de Dios y se invita a los chicos a escuchar con mucha atención para no perder detalle y “saborear- la”. Si es necesario, se hace dos veces la lectura del texto y se esclarece el vocabulario que los chicos no entiendan. Como gestos que acompañen el momento señalamos los siguientes: – Besar el vangelio o la Biblia como signo de mucho amor y respeto a la Palabra viva de Dios. – ncender el cirio (o velas) significando la presencia de Cristo vivo que nos ilumina. – Hacer la señal de la cruz. Al hacerla en la frente decimos: “Que el Señor me ayude a entender su Palabra”; al hacerla en los labios: “Que pueda trans- mitirla”; y en el pecho: “Que, desde mi corazón, donde la guardo, pueda hacerla vida o llevarla a la práctica”. – Al terminar la lectura, el lector dice: “ s Palabra de Dios”. Y todos respon- demos: “Te alabamos, Señor”. 2. ¿Qué me dice Dios en e texto? l catequista promueve la reconstrucción del texto preguntando por los per- sonajes que aparecen, cómo será el lugar en el que se desarrolla la escena, qué dice Jesús, qué hace (palabras y gestos). scucha a los niños y luego los invita a hacer silencio y entrar en su corazón, donde la Palabra de Dios queda guardada, para pensar qué “me” dice a mí, a mi vida, a mis sentimientos, a lo que digo y hago. 3. ¿Qué e digo yo a Dios como respuesta? l catequista explica que cuando Jesús habla y llega a mi corazón, lo trans- forma, algo cambia en mí. ntonces surge la necesidad de una respuesta. Una respuesta no solo de palabra, sino de actitud. ntonces tengo que res- ponder de la manera que me está mostrando a través de su Palabra viva. ¡Qué bueno empezar a pensar como Él, sentir como Él, actuar como Él, vivir como Él, amar como Él… con la ayuda de Él! Se presentan actividades, cartas, oraciones, cantos, representaciones, tra- bajitos prácticos, y toda otra forma que el catequista quiera incorporar para expresar la respuesta y afianzar lo que Jesús les dijo y enseñó. [Otra explicación de la lectio divina la encontramos en las páginas 46-47 de esta Guía.] 11 3. Rezamos juntos xplicar a los niños que alabar, agradecer, pedir, ofrecer, repetir exclamaciones… es rezar. Y que cantar es rezar dos veces. Sugerimos que utilicen muchos cantos: recrear los encuentros con música y can- to traduce y multiplica la alegría de vivir en amistad con Jesús. También resulta fundamental propiciar un momento de oración personal en el Sagrario. Incentivar la visita a Jesús vivo en la ucaristía, siempre que exista esta posibilidad desde el lugar donde se realicen los encuentros. Para este momento, casi de cierre, recomendamos además explicar el significado de las posturas y los gestos (parados, sentados, arrodillados; manos juntas o ele- vadas, saludo, abrazo, tomarse de las manos, aplaudir, bendecir y, por supuesto, hacerse la señal de la cruz en la frente, tal como ya lo hemos visto) para que los niños vayan compenetrándose de la liturgia como manifestación del amor a Jesús personal y comunitaria según cada cosa que queremos vivir-expresar-celebrar. n muchos encuentros se sugerirán gestos concretos, que conviene recalcar y que sintetizarán la idea-fuerza de cada tema. 4. Compromiso Debe ser siempre el momento final porque el encuentro de catequesis debe ha- cerse parte de la vida de los niños e iluminarla con la Palabra de Dios para que cambie su corazón. Debe ayudarlos a volver transformados, con un crecimiento, un compromiso, un valor agregado, a la vida de cada día. Por eso se torna indispensable que asuman un compromiso para realizar durante la semana con gestos bien concretos y sencillos y cuyo cumplimiento se revise en el próximo encuentro. Tengan en cuenta que el niño desde la catequesis, si esta lo entusiasma y capta su interés, se convierte en discípulo de Jesús, y lo que oye, lo que ve, lo que le interesa o pregunta, lo lleva a su corazón con sencillez y lo transmite en su casa, con sus amigos, en la escuela… Puede aparecer también aquí una frase para recordar que subraye la idea central de cada encuentro y el mensaje. Bienaventurado el catequista que, llamado por el Señor, tiene un corazón limpio, pone su confianza en Él, y lo transmite con alegría. 12 Otras recomendaciones preliminares Planificar el encuentro cuidadosamente, teniendo en cuenta los objetivos, la Palabra Dios (núcleo del anuncio), los recursos y el tiempo con los que se contarán para lograrlo. Recordar que no se trata de dar un “clase” de catequesis sino propiciar un encuentro con Jesús vivo. Ambientar y ordenar el lugar adecuadamente, con sillas dispuestas preferen- temente en círculo. Siempre deben presidir los encuentros las imágenes de Jesús y de María y la Biblia “entronizada” (destacada) con una vela que se encienda al comenzar y se apague al concluir. Ir conociendo cada día un poco más a los niños y a sus familias y quererlos mucho, a todos y cada uno, sobrenaturalmente. Rezar siempre por los niños y por sus familias. Ilustrar los temas de los encuentros con ejemplos, narraciones, cantos, dibu- jos, objetos, pero con la debida oportunidad y prudencia, teniendo en cuenta que son medios, no fines. Orar cada encuentro: antes, durante y después. s inútil planificar, si Dios no trabaja con nosotros. Antes que la mente, antes que la lengua, que trabajen las rodillas: l spíritu Santo hará lo oportuno en el catequista. Brindar siempre un rostro alegre y una sonrisa, a pesar de todo. jercitar la paciencia siempre; mucha paciencia. Apelar a una plegaria breve y sentida, a un canto popular, a unas palabritas cortas, a algunos gestos, porque ellos son el buen comienzo y el buen término de toda enseñanza. Procurar que, de cada encuentro, los niños puedan sacar el provecho de algo práctico, concreto, con relación a su vida presente y futura. Tener presente que no se trata de llenar las cabezas, sino mover los corazo- nes. Y también, que es mejor dar ejemplos que dar consejos. Así lo hacía Jesús, Ideal, Modelo, Maestro, sostén y premio de todo buen edu- cador. Bienvenidos a mi encuentro! Dejen que los niños vengan a mí…” arcos 19,14 ueridos chicos: e siento muy feliz de comenzar este tiempo en el que vamos a caminar juntos y a conocernos. Yo voy a acompañarlos y guiarlos para que ustedes puedan prepa- rarse y vivir este maravilloso encuentro. A lo largo de este camino, ustedes van a conocer muchas cosas sobre mi vida, mi familia, mis amigos, mi pueblo. Porque quiero ser su mejor amigo. Sepan que tengo que enseñarles valores muy importantes y hacerles hermosos regalos para que puedan ser personas buenas y felices. Y, sobre todo, lo más importante que quiero decirles antes de co- menzar es que los amo mucho y que estaré con ustedes siempre. ESÚS 4 iramos nuestra vida n camino de encuentro con Jesús Dinámica de presentación: a tela de araña (Ovillo de lana) ateriales: Un ovillo de lana mediano. Duración: 15-20 minutos. Desarrollo:– Se forma una ronda y se entrega a uno de los niños el ovillo de lana con la con- signa de que, sosteniéndolo por la punta, se presente con su nombre completo y contando a qué escuela va. – Una vez que ha concluido, tira el ovillo a otro integrante del grupo, pero retenien- do la punta. – El que recibe el ovillo se presenta igualmente y vuelve a tirar el ovillo a otro com- pañero reteniendo “su parte” de lana… y así sucesivamente hasta que todos los integrantes se presenten. – Con este procedimiento, cuando todos se hayan presentado, habrán formado una telaraña, y los catequistas deberán interpretar el mensaje que, como signo, transmite y representa: odos nosotros formaremos una red, una telita de araña como esta –interdependiente–: si alguien suelta la parte que sostiene, toda la red se cae. De la misma manera, si alguien falta al grupo, si deja de ir a los encuentros o si no participa, el grupo se cae. Objetivos ■ Conocer a los niños y que los niños se conozcan ■ Crear un clima de confianza, alegría y distensión. ■ Presentarles a Jesús como el Amigo que nos ama desde siempre. Encuentro JESÚS NOS REÚNE 5 odos somos importantes y tenemos un lugar irreemplazable en esta red que es la red de los amigos de Jesús. Para conocer- lo y recibirlo en la Eucaristía empezamos a construir hoy una red como esta, indestructible. – Para finalizar, el último que recibió el ovillo comienza a devolverlo y repite el nom- bre del compañero al que se lo devuelve para que todos vayan memorizándolos. Tras la presentación del tema, los niños completan los datos de las fichas de sus libros y se dibujan en la ilustración. Se trata de que sientan que son parte de un grupo de amigos de Jesús. Jesús nos habla Jesús y los niños Siempre, después de contemplar la vida y conversar sobre ella, se escucha la Pala- bra de Dios y se profundiza el mensaje y la enseñanza que Jesús nos da, siguiendo el método de lectura orante adaptado a los niños. G stos ant s d la scucha Se presenta a los niños la Biblia como la Palabra viva de Dios que todos los días –no solo en los encuentros de catequesis– tiene algo para decirnos; que siempre tiene una palabra para iluminar el momento especial que estamos viviendo. Es preciso enseñar que se debe preparar la escucha de la Palabra de Dios con mucho respeto. Hay que enseñar de a poco a hacer silencio exterior e interior para escuchar... Los catequistas deben leer pausadamente para facilitar la comprensión de los niños. Al terminar, se proclama: “Es Palabra de Dios”. Y se enseña a responder: “Te ala- bamos, Señor”. Se sugiere besar el evangelio al finalizar la proclamación. Proclamación Se lee el pasaje de Marcos 10,13-16. Pistas Para la r fl xión Siguiendo los pasos de la lectio divina anteriormente expuestos, se trabaja con los niños el nivel literario, histórico y teológico del texto motivándolos a expresar lo que entienden, lo que sienten, lo que piensan… Las ideas claves para reflexionar son las siguientes: 6 ■ En tiempos de Jesús, y según la tradición y la Ley de su pueblo, los niños se so- metían en todo a los adultos; muchas veces eran víctimas de maltrato físico y psicológico si no cumplían con sus obligaciones. Por eso llamó tanto la atención la actitud de amor que Jesús tuvo hacia ellos. ■ También era costumbre de la religión de su pueblo que los jefes de la sinagoga bendijeran a los niños. Los judíos presentaban a sus hijos a los rabinos para que les impusieran las manos. Por eso la gente trajo a sus hijos para que Jesús los bendijera, porque veían en él la facultad de realizar milagros o actos extraordi- narios. ■ En ese momento, Jesús estaba enseñando y los apóstoles no miraron con buenos ojos este proceder de los padres y de los niños. Por eso, los reprendieron: quizás pensaron que molestarían al Maestro. También podemos suponer que los niños actuaron tal y como son: donde ellos ven cariño, se acercan con mucha confianza. ■ Jesús, con su gesto, no solo valoró a los niños como personas. También quiso demostrarnos su gran amor por ellos y por lo que representan: la sencillez de co- razón, la limpieza y la humildad de espíritu, requisitos indispensables para llegar al Reino de los Cielos. Diccionario bíblico “Bendecir” a una persona es desearle todo lo bueno que Dios pueda y quiera darle. Cuando alguien dice a otra persona: “¡Que Dios te bendi- ga!”, le está pidiendo a Dios que ayude y prospere a esa persona. Tam- bién se puede “bendecir” a Dios como señal de adoración, alabanza y gratitud. r sPu sta a la Palabra Cada niño leerá en su libro la Carta de Presentación que Jesús le escribe dándole la bienvenida a este nuevo camino. Luego, los catequistas lo ayudarán a pensar con preguntas como estas: – ¿Qué te dice Jesús? – ¿Qué desea Jesús? – Si tanto te quiere, ¿querrá ser tu amigo solo por dos años? Hay que remarcar la siguiente idea-fuerza: Jesús te ama y quiere ser tu mejor ami- go para siempre. “¿Qué le respondes a Jesús frente a esta hermosa propuesta?” Los niños pueden responder: – En voz alta. – Escribiendo todas sus respuestas en el libro. – En una lámina-mural. 7 – En unos papelitos que los catequistas irán leyendo y compartiendo con el resto del grupo. Se puede concluir cantando: Yo tengo un amigo que me ama u otro. Rezamos juntos Jesús, amigo Todos recitan la oración que se encuentra en sus libros. Antes o después, pueden entonar el canto propuesto. El catequista indica que nos comprometemos a rezar en casa cada día, hasta el próximo encuentro, esta oración. Compromiso – Se invita a los niños a bendecir a su compañero de al lado, imponiendo las ma- nos y diciendo: “Que Jesús te bendiga”. – Para concluir, se dice en voz alta la frase que resume el encuentro y que se debe guardar en nuestra memoria y en nuestro corazón. – El catequista, al despedir a los niños, puede también entregarles el primer día una tarjeta que diga: “Jesús te ama y quiere ser tu mejor amigo para siempre”, con una golosina o algún detalle como signo de la alegría de este primer en- cuentro. Notas: 8 ncuentro SOMOS AMIGOS DE JESÚS iramos nuestra vida ¡Bienvenido al grupo de los amigos de Jesús! El catequista recibe a los niños con mucha alegría y todos se sientan en círculo (puede ser en el suelo). El catequista pregunta a los niños: – ¿Cómo anduvieron? – ¿Recuerdan lo que vimos, vivimos y aprendimos en el encuentro anterior? – ¿Compartieron en su casa lo vivido? El catequista les explica que, cuando integramos un grupo, es muy importante conocernos y para eso, debemos aprender a comunicarnos. Es parte de nuestro encuentro entre nosotros y con Jesús. Se reflexiona con los niños sobre cómo comunicarse bien. Dinámica: ¡Bienvenido al grupo de los amigos de Jesús! Duración: 15 minutos (según la cantidad de integrantes del grupo). Objetivos ■ Conocer a los niños y que los niños se conozcan. ■ Crear un clima de confianza, alegría y distensión. ■ Presentarles a Jesús como el Amigo que nos ama desde siempre. Materiales ■ Caja de cartón o tacho de plástico grande (donde entren todos los libros de los niños). ■ Lámina grande con una silueta que represente la mano de Jesús (lo suficien- temente grande como para que entren las siluetas de las manos de todos los niños). ■ Fibrones o marcadores de colores. 2 Encuentro SOMOS AMIGOS DE JESÚS 9 aterial: Libro de catequesis con la ficha de pertenencia del encuentro 1 completa. Objetivo: Fijar los nombres, conocer un poco más al otro y crear un clima de cor- dialidad. Desarrollo: – Cada niño coloca su libro de catequesis en el centro del círculo. – El catequista los mezcla, asegurándose de que cada uno haya completado la ficha de pertenencia del encuentro anterior (si no es así, tomarse unos minutos para ver que todos tengan sus datos escritos). – Luego un niño toma un libro tratando de que no sea el suyo, lo abre, mira la fi- cha ylocaliza visualmente al dueño. Se levanta y se acerca al dueño del libro y lee en voz alta los datos del mismo: nombre, dónde vive, el día del cumpleaños y la escuela a la que asiste. – Luego debe hacerle dos preguntas para conocerlo más (por ejemplo: ¿Cuántos hermanos tenés? ¿Cuál es tu deporte favorito?, etc. – Después de la respuesta, el compañero le entrega su libro diciendo: ¡Bienvenido al grupo de los amigos de Jesus! – Así sucesivamente cada niño, hasta presentarse todos. Jesús nos habla Ámense como yo los he amado Se lee, de la manera que hemos descrito en el tema anterior, el texto bíblico de Juan 15,11-13. Pistas Para la r fl xión ■ Hoy Jesús no dice que quiere contagiarnos su alegría. Desea que seamos perso- nas felices. Y nos da un hermoso consejo: que nos amemos como Él nos amó… ■ ¿Y cómo amó Jesús?: – Él siempre estuvo atento a la necesidad de los demás. – Recibió con amabilidad a todos los que se acercaban a él. Les tendía una mano. Los trataba con cariño. – Amaba a todos por igual. No hacía diferencias por su aspecto físico o su enfer- medad. – Sabía escuchar. Dialogar. – Compartía lo que tenía. – Amó mucho hasta “dar la vida por todos”. 20 ■ Y aún hoy Jesú sigue amando así. Por lo que el catequista debe animar a los niños a imitar a Jesús, a tener sus mismos sentimientos con los demás. Y todo con alegría. r sPu sta a la Palabra ■ Jesús siempre nos da su amor, aunque a veces hagamos cosas que no están bien. Para descubrir cuál es la respuesta que nos ofrece Jesús, desde el Amor, frente a diferentes problemas que se nos presentan cada día, se trabaja con la actividad que se encuentra en el libro del niño: ¿Qué hacés si…? Se deja que cada uno se exprese, mostrando sus actitudes frente a las situacio- nes difíciles que se les presentan… Pueden surgir otras… Desde el diálogo, el catequista ayuda a que los niños vean si sus respuestas coin- ciden con las propuestas de Jesús. Y si no, ¿qué deberían cambiar? Rezamos juntos Como vos Se ambienta este momento: – Se cambia la postura, por ejemplo, de pie. – Se invita a hacer un ratito de silencio. – Nos disponernos a pedir algo muy lindo a nuestro Amigo, Jesús. Uno del grupo dice cada una de las invocaciones que aparecen en libro de los niños y todos las repiten. Gesto – Se invita a los niños a tomarse de las manos para cantar, sintiendo en sus com- pañeros la presencia de Dios. – El catequista les recuerda que este un gesto que significa unidad, caminar jun- tos, confiar en el otro, dar apoyo, y que nos afianzará como grupo de amigos. – Después se canta Tomado de la mano. Los niños dibujan el contorno de la palma de su mano en el recuadro que hay junto a la imagen de Jesús que nos muestra su mano resucitada, con la forma de una paloma, símbolo del Espíritu. 2 Compromiso El catequista explica a los niños que para formar parte de este grupo de los ami- gos de Jesús, hay que descubrir de qué otra manera él nos enseña a tratarnos. De este modo se recuerda el mensaje central que dejó Jesús: ■ Contagiar su alegría. ■ Amar como él nos ama: imitar sus actitudes de amor. ■ Hacer a los demás lo que nos gustaría que hicieran con nosotros (Mateo 7,12) ■ Confiar que, aunque muchas veces no nos portemos como Jesús quiere, él nos ama y nos anima a mejorar para ser felices. ■ El diálogo, el respeto, la perseverancia, la participación, la alegría, entre otras tan- tas cosas, tienen que animar nuestros encuentros. Los niños buscan las vocales y así completan la siguiente frase del evangelio: odo lo que ustedes desearían de los demás, háganlo con ellos. ateo7,12 Para fijar el compromiso de la semana, se pide a los niños que escriban en sus libros aquello que durante la semana van a hacer algo por otro, algo que le gusta- ría que hicieran con él. Se expone, a la vista de todos, la lámina de la mano de Jesús, como un signo de nuestro compromiso. Notas: 1 Jesús, nuestro amigo, nos muestra al Padre 24 Objetivos ■ Aprender a hacer la señal de la cruz, como tatuaje invisible del amor de Dios. Saber que persignarse es ponerse en manos de la Trinidad y es rezar. ■ Descubrir que la Santísima Trinidad está compuesta por Tres Personas: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Dios es uno y trino. Él quiso ser familia. iramos nuestra vida La señal de la cruz El catequista introduce la sesión preguntando a los niños, partiendo de los dos primeros párrafos que se encuentran en sus libros. Se escuchan las respuestas de los niños. Luego el catequista muestra pausada- mente cómo se hace la señal de la cruz. Invita a que miren el dibujo del libro e invita a que cada uno la haga, prestando atentamente atencion si cada niño logró hacerla bien. Si no, se repite la acción hasta que todos hagan el gesto correctamente. na familia divina Se pregunta a los niños: ¿A quiénes nombramos o saludamos con esta señal? Desde la respuesta de los niños, motivaremos para comenzar a hablar de la San- tísima Trinidad. Se trabaja ahora con la imagen que aparece en el libro del niño: – Dios Padre aparece representado como un anciano con barba blanca, un trián- gulo en su cabeza, simboliza su faceta de Creador. – Dios Hijo aparece representado por Jesús, Dios hecho hombre. Jesús está de pie con los pies en la tierra y junto a otro personaje, poniendo de relieve su en- carnación, su ser Amigo del ser humano. – Dios Espíritu Santo aparece representado por la paloma. El significado de la Paloma es: quien lleva el mensaje de ese Amor y lo entrega a la humanidad. Es 3 Encuentro VENGO DE UNA FAMILIA DIVINA 25 símbolo de Paz, serenidad, ternura. Envío. . El Espíritu Santo es el fruto del amor entre el Padre y el Hijo, y es el gran REGALO que nos hacen el Padre y el Hijo, derramándolo en nuestros corazones – Los tres sostienen un mismo corazón, formado por tres piezas, ya que cada persona de la Trinidad es distinta, pero son el mismo Dios, y Dios, como afirma la Escritura, es amor. – En el centro del corazón queda enmarcada la cara del personaje. Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo han querido que el ser humano sea el centro y destinatario de su amor. Jesús nos habla n solo Dios Pistas Para la r fl xión En el libro de los niños, aparece la persona de Jesús, hablando de esa familia di- vina. Todos leen el texto y el catequista lo comenta. Como sugerencia, el catequista puede también ejemplificar a la Santísima Trinidad con la imagen de tres fósforos encendidos, que se unen en una misma llama, forman una sola luz. El catequista, incluso, podría llevar a la sesión tres fósforos, encenderlos e ilustrar así esta explicación delante de los niños. r sPu sta a la Palabra Una vez que hemos abordado lo que es la Santísima Trinidad, se explica deteni- damente lo significa, hacer la señal de la cruz o persignarse. ■ La señal de la cruz es el signo de los amigos de Jesús. En todo grupo o comu- nidad siempre existe un símbolo que identifica al mismo. En este caso, la cruz es la señal de los cristianos y amigos de Jesús (más adelante podremos explicar la cruz como signo de redención o salvación). ■ “Tatuarse el cuerpo con el Amor de Dios”. Un tatuaje invisible, en donde el amor de Dios lo envuelve todo, lo sana todo, lo transforma todo. Nada de lo que hay en el hombre queda fuera del alcance de Jesús. En otras palabras: “Todo lo que eres está tocado por el amor de Dios”. ■ Rezamos cuando hacemos la señal de la cruz, ya que estamos poniendo toda nuestra vida en manos de la Santísima Trinidad. Pedimos protección, bendición, fortaleza, luz, cambiar para bien, conversión, aceptación de cómo nos creó Dios, ternura, etc. Trasmitir a los niños la importancia y el sentido de hacer la señal de la cruz es fun- damental 26 Rezamos juntos El catequista crear un clima propicio para la oración: – Que los niños no tengan nada en sus manos. – Nos sentamos en rueda. – Podemos colocar una cruz que hayamos llevadoen el centro con la Palabra. – A veces una música en estos momentos también ayuda. Se explica brevemente qué significa rezar el gloria, como oración que ensalza a la Santísima Trinidad. Para ello el catequista parte del contenido del libro del niño. Se invita a leer la oración dos veces. Después todos juntos la rezan despacio. Gesto – Hacemos la señal de la cruz, lentamente, pensando en el Padre Dios, en el Hijo Dios y en Espíritu Santo Dios. – Cuando decimos “amén”, damos un beso a esa familia divina diciéndoles con todo el corazón que nosotros también los queremos mucho. Compromiso El encuentro termina saludándose con un beso de hermanos. El compromiso esta semana será rezar el gloria en la casa con la familia y aprender de memoria esta oración. Se concluye con el canto Al pecho llevo una cruz. Si no se canta, se puede recitar como una oración. Atención: Para el próximo encuentro se pide que en casa los niños armen una cruz, con dos palitos de helado, o dos maderitas, o dos tronquitos secos, con cartón, con hilo sisa, etc. Cada uno debe utilizar su creatividad para el armado. Y lo trae para el encuentro siguiente. 27 iramos nuestra vida Nuestros papás Ambientación – Hay que dar la bienvenida a los niños con mucha alegría. – El catequista pregunta: “¿Cómo anduvieron en la semana?” y recuerda lo que vieron en el encuentro anterior. – Si realizaron la cruz en sus casas, es momento de mostrarlas y colocarlas en el centro. Se comienza el encuentro haciendo la señal de la cruz y rezando el gloria. Frente a las distintas imágenes de papás con sus niños, que se recogen en el libro del niño, el catequista motiva la charla preguntando: ¿Qué están haciendo estos niños con sus papas? Hace ver cómo los niños y sus padres juegan, ayudan a hacer la tarea, conversan juntos, rezan, comparten, sonríen, se abrazan, se hacen regalos, etc. Luego se pregunta: ¿Qué cosas lindas y buenas hacen los papas por ustedes y por los demás? El catequista parte de las respuestas de los niños. Ellos anotan los nombres de sus padres y esas cosas lindas, buenas y especiales que ellos hacen, porque los aman mucho. Objetivos ■ Reconocer el amor de Dios en las obras buenas de los padres. ■ Descubrir que Jesús muestra a su Padre Todopoderoso que, junto al Espíritu Santo, crean todo por Amor. ■ Conocer que Dios nos regala la Creación a todos los hombres, para que la disfrutemos y la cuidemos con responsabilidad. ■ Despertar en los niños un sentido de admiración, alabanza y acción de gra- cias hacia Dios, que hizo la Creación. 4 Encuentro MI PADRE CREA TODO POR AMOR 28 El catequista invita a ver en esos gestos de amor, el Amor inmenso Dios Padre. Y concluye: A Dios lo llamamos “Padre” porque Él es el origen de todo lo que somos y de todo lo que tenemos y además porque su Hijo, Jesús, nos enseñó a descubrirlo como Padre. Jesús nos habla Nuestro Padre Pistas Para la r fl xión El catequista comenta el contenido del libro del niño: ■ Jesús va a presentar a su Padre como un Dios cercano. ■ Cuando Jesús hablaba con su Padre, con una inmensa confianza, decía en su lengua la palabra abbá (papito). Esa palabra la usaban los niños pequeños para llamar cariñosamente a su papá. ■ Dios nos llama hijos como a Jesús. ■ Como Creador de todo por amor hizo maravillas por nosotros y nos las regala para que las disfrutemos y las cuidemos responsablemente. ■ La Palabra de Dios en el Génesis habla de toda la creación. Por eso leemos Génesis 1,1;26-31. r sPu sta a la Palabra A partir de aquí se lee Génesis 1,1-25 para ir descubriendo qué creó Dios cada día. El catequista indica a los niños que, al tiempo que escuchan la lectura, miren los dibujos. Tras la lectura, los niños completan lo que Dios creó cada día, siguiendo el dibujo correspondiente. Acerca del séptimo día, el catequista no hará mucho hincapié, ya que se aborda- rá más adelante, cuando se hable del domingo, día del Señor. Dinámica de contemplación de la naturaleza – El catequista explica previamente lo que significa contemplar: ■ Es mirar detenidamente, prestando atención a todas las maravillas de la natu- raleza. ■ El corazón se hace más sensible al amor transmitido por Dios. 29 ■ De nuestro interior surge un deseo de alabar y bendecir a Dios, por tanta ge- nerosidad, y darle muchas gracias. – Se conduce al grupo al patio, a la plaza, a un lugar donde puedan sentir, tocar, percibir la naturaleza. – El catequista les pregunta qué ven, qué les gusta de lo creado. – El catequista les invita a hacer silencio y cerrar los ojos: ■ La voz de Dios resuena detrás de los sonidos de la naturaleza (el sonido de los pájaros o algún otro animal). ■ Pueden sentir la brisa o el viento, sentir el latido de la vida. Rezamos juntos Gesto – Cuando queremos expresar mucho agradecimiento, devolver la alegría que sen- timos, felicitar, reconocer… usamos el aplauso. – Aplaudimos a Dios Padre Creador, por ser tan bueno. – Enfatizar este gesto, haciéndolo muy fuerte porque Dios se lo merece. Se explica a los niños que en sus libros aparece el comienzo de una oración lla- mada Credo. Ella afirma todo lo que hablamos en el encuentro y decimos que creemos que Dios es Padre y creó todo el Universo para todos nosotros y que tenemos un compromiso con esa creación. Para remarcar esta idea los niños rellenan con color la palabra “creador” que se muestra en sus libros. Se ora entonando el canto Alabaré. Compromiso Se pide a los niños que hagan un dibujo en una hoja mostrando cómo podemos cuidar la creación. Pueden ayudarles en casa. Esta será su tarea, compromiso. El catequista les invita a que lo hablen en sus casas y puede dar algunos ejemplos: No derrochar el agua, cuidar los animales… Atención: Para el encuentro próximo se pide a los niños que traigan una foto de ellos de cuerpo entero. También traerán los dibujos que hagan acerca del cuidado de la creación. 30 Objetivos ■ Saber que lo más importante de la Creación de Dios es la persona humana y que Dios lo hizo por amor. ■ Descubrir qué significa que nos creó a “su imagen y semejanza” y como va- rón y mujer. ■ Valorar la “vida”, siendo agradecidos con el cuerpo y las capacidades que nos regaló Dios, sabiendo que somos muy valiosos para Él. iramos nuestra vida Lo más importante de la Creación Ambientación – Es bueno ambientar el lugar del encuentro antes de comenzar: acomodar las sillas, colocar las imágenes que traemos, etc. – Hay que recibir con entusiasmo a los niños y ayudarlos a entrar en clima. – Antes de desarrollar el encuentro, si se ve que aún no están todos los niños, se puede comenzar practicando el canto que se utilizará como oración al final o los cantos que fueron aprendiendo anteriormente. – Se puede colocar en un lugar destacado una vasija de barro. Partimos de los dibujos del cuidado de la Creación que trajeron, valorando el tra- bajo que han hecho y recalcando lo bueno que es cuidarla ya que es para todos. De ahí o de las imágenes de la naturaleza que aparecen en sus libros, surge la pregunta que se recoge en el libro del niño: ¿Qué criatura de Dios no aparece en la imagen? Los niños dibujan lo más importante de la Creación y se plantea la pregunta para dialogar: ¿Por qué es lo más importante de la Creación? 5 Encuentro SON UNA MARAVILLOSA CREACIÓN DE MI PADRE 3 Jesús nos habla Imagen de Dios Se presentan dos iluminaciones bíblicas para responder a los motivos de esta importancia del ser humano en la Creación. Se trata de Isaías 64,7 y de Génesis 1,26-27. Pistas Para la r fl xión El catequista va desgranando la amplia explicación que se expone a continuación. De hecho puede seleccionar qué partes prefiere abordar, con la tranquilidad de que una síntesis de la misma se encuentra en el libro del niño. ¡Somos una maravilla creada y amada por Dios! ■ Dios, desde siempre nos amó, nos regaló la vida, nos llama por nuestro nombre,nos quiere y nos acompaña, porque somos la obra de sus manos. Se invita a mirar la imagen del alfarero de sus libros o la vasija de barro que he- mos colocado en un lugar destacado. ■ El alfarero va modelando la vasija de barro o de arcilla con sus propias manos y la va dejando según su voluntad. ■ Así Dios pensó en cada uno de nosotros con amor de Padre. ■ Entonces todos somos hijos de Dios y por lo tanto hermanos entre nosotros. So- mos todos iguales ante Dios. ■ Si Jesús es el Hijo de Dios y nosotros también, somos hermanos de Jesús. ¿Qué significa que el ser humano fue creado “a imagen y semejanza de Dios”? Dios creó al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó, hombre y mujer los creó. El hombre ocupa un lugar único en la creación: está hecho a imagen de Dios, en su propia naturaleza une el mundo espiritual y el mundo material, es creado hom- bre y mujer y Dios lo estableció en amistad con Él. De todas las criaturas visibles solo el hombre es “capaz de co- nocer y amar a su Creador”, es la única criatura de la tierra a la que Dios ha amado por sí misma, solo él está llamado a partici- par, por el conocimiento y el amor, en la vida de Dios. Para este fin ha sido creado y esta es la razón fundamental de su dignidad. Por haber sido hecho a imagen de Dios, el ser humano tiene la dignidad de persona, no es solamente algo sino alguien. Es ca- 32 paz de conocerse, de poseerse y de darse libremente y entrar en comunión con otras personas, y es llamado por la gracia, a una Alianza con sus creador, a ofrecerle una respuesta de fe y de amor que ningún otro ser puede dar en su lugar atecismo de la Iglesia atólica 355-357 ■ Conocer: Conocemos a Dios y relacionarnos con Él, conocer lo que nos rodea, a nuestros hermanos y a nosotros mismos, y conociendo poder transformar y cola- borar con la Creación. Nos dio, también, la capacidad de conocer la verdad y distinguir lo que está bien de lo que está mal. ■ Elegir: Elegimos lo que queremos hacer y cómo queremos ser. Dios nos hizo libres para elegir el bien y, eligiendo bien, poder hacernos cada vez mejores y más feli- ces. Ser libres no significa hacer lo que quiero y deseo sin importarme nada, sino elegir el bien y lo que me hace bien a mí y a los demás. ■ Amar: Amamos a Dios, a los hermanos y a nosotros mismos. “A imagen…” ■ La Biblia dice “a imagen”, no dice que ya somos imagen perfecta. Entonces eso nos muestra que tenemos una tarea: ir haciéndonos cada vez más “imagen de Dios”. ■ Las personas nos vamos haciendo imagen de Dios a lo largo de nuestra vida. Por el mal uso de la libertad, podemos oscurecer esa imagen de Dios en nosotros. ■ Ser imagen de Dios es la causa, la razón de la importancia de ser personas. Todo atropello a la dignidad del hombre, es atropello al mismo Dios, del cual es imagen. ■ “Ser imagen”: sugiere idea de “parentesco”: todo hijo lleva en sí la imagen de su padre. El catequista pregunta a los niños: ¿Alguna vez les han dicho que eran parecidos a su papa o a su mamá? ■ “Ser imagen” significa que Dios nos hizo “parecidos” a Jesús. Ya que somos hijos de Dios y hermanos de Jesús. Cristo es la única imagen perfecta de Dios, porque es persona divina. Él es único que puede mostrar cómo es Dios. Nosotros esta- mos llamados a esforzarnos por parecernos más a Dios. Parecernos a Jesús ■ Podemos hacernos cada vez más parecidos a nuestro amigo Jesús cuando imita- mos todas sus actitudes. Entonces, cuando hacemos las cosas por amor, ¡nos parecemos más a Jesús! A él tenemos que parecernos e imitarlo. “Sed perfectos, como mi Padre celestial es perfecto” (Mateo 5,48). 33 ■ Es una tarea: intentar ser cada día más parecidos a Jesús. ¿Cómo? Solo con nuestra respuesta libre y constante, respondemos a la tarea de ser perfectos; in- tentaremos cada día ser un poco más parecidos a Dios. ■ Caminos de respuesta: – Unidad. – Buena comunicación con todos. – Solidaridad. – Ser instrumentos de paz, amor y servicio. ■ Leer el evangelio y meditarlo permitirá ir ahondando en la vida de Jesús: hombre obediente, respetuoso, alegre, servicial, amaba sin hacer diferencia, rezaba al Pa- dre, compartía, sabía escuchar. Tantas cualidades y actitudes que iremos cono- ciendo durante toda la vida. Imitándolo nos iremos haciendo cada vez más pare- cidos a Jesús. ¿Por qué nos creó varón y mujer? ■ Dios creó al ser humano como varón y mujer y no hay otra manera de existir. ■ Dios ama a los niños y a las niñas del mismo modo. En este sentido para Dios so- mos todos iguales. Sin embargo, quiso que los varones y las mujeres fueran distin- tos y complementarios en el modo de ser, varón o mujer, y que esas diferencias nos ayuden a crecer, a ser mejores, a amar y a continuar su obra generando vida. ■ Si prestamos atención veremos que niños y niñas son distintos físicamente, en la forma de pensar, de sentir, de comunicarse, de hacer amigos y… ¡hasta de rezar! Este modo de ser, de vivir y de expresar el amor humano se llama sexualidad y abarca a toda la persona. ■ Porque somos una creación maravillosa de Dios hay que: aprender a conocerse, a aceptarse como uno es, a respetar al otro y hacerse respetar. Eduquemos para aceptar y valorar a varones y mujeres simple- mente porque son personas, desde que están en la panza de la mamá hasta los últimos días de su vida, sin importar su condi- ción, ancianos, ricos, pobres, blancos, negros, sanos, enfermos, no nacidos, a todos. Es necesario que entre varones y mujeres se conozcan mejor para comprenderse, respetarse y convivir adecuadamente Es importante estimular el crecimiento y el desarrollo de todas las potencialidades del varón y de la mujer. Desde lo biológico, ¿qué diferencia a un varón de una mujer? Somos genéticamente distintos. Nuestros cuerpos son diferen- 34 tes, nuestro cerebro también. Desde que el embrión está en el útero materno el desarrollo cerebral es diferente. Cuando na- cemos nuestro cerebro ya es distinto tanto en su estructura como en su funcionamiento. Personas, seres en relación Las personas son seres sociales, en relación, que se comunican con: ■ Dios, quién nos llama a ser sus hijos y a participar de su misma vida divina. Rela- ción filial. ■ Las demás personas, en una relación de igualdad. Somos hermanos entre noso- tros, ya que tenemos un mismo Padre. Relación fraterna. ■ El mundo, la naturaleza, trabajando, transformando, produciendo, distribuyendo equitativamente, cuidando. Dios coloca al ser humano como encargado de “go- bernar el mundo” como servidor o señor de las cosas creadas (“que domine”, dice la Biblia), recordando que la persona es superior a todas las cosas. Dios sigue creando el universo a través del corazón, las manos y la mente del hombre. Rela- ción de dominio. ■ Con sí mismo. Las personas pueden conocerse a sí mismas respondiendo a la pregunta: ¿Quién soy yo? Deben cultivar un equilibrado aprecio hacia sí mismas, valorarse, respetarse, aceptarse tal cual fueron creadas por Dios. Relación con uno mismo. r sPu sta a la Palabra Los niños deben poner en el interior de los círculos que hay en cada imagen un “sí” cuando representen acciones que les hacen más parecidos a Jesús y un “no” cuando la imagen exprese una acción que les aleje de parecerse a Jesús. Es momento de dar muchas gracias, por la vida que nos regaló Dios, por el ser varón o mujer, por el cuerpo que tenemos. – Cada niño pega la foto que se pidió en el encuentro anterior que trajese. – De no tenerla, se puede dibujar a sí mismo. – Se sugiere armar un poster con las fotos de todos los niños del grupo. Gesto – Los niños escriben una cartita a Papá Dios agradeciendo el regalo de la vida. – Si queda tiempo, pueden compartirse las oraciones. 35 Rezamos juntos Se termina el encuentro con el canto El Amor de Dios es maravilloso, acompañán- dolo con gestos, los cuales el catequista debe no solo enseñar sino también ex- plicar su significado: – Alto (con brazos extendidosy manos arriba): Decimos que el amor de Dios es tan alto que puede ver todo desde muy lejos, desde muy arriba, que nada es- capa a su mirada y aunque queramos esconderle algo, Él lo sabe todo, nos mira y nos cuida con amor. – Bajo (agacharse con brazos hacia abajo): Decimos que Dios se puede hacer chiquito, humilde, pobre, indefenso, para enseñarnos a amar a los chiquitos, pobres e indefensos de nuestro mundo. – Ancho (con brazos extendidos a los costados): Decimos que el amor de Dios puede abarcar toda la tierra, todo el infinito y a todos los hombres. – Grande (con brazos bien abiertos y muy altos): Decimos que ese Amor es lo más grande. Compromiso Se pide a los niños que hagan su compromiso a partir de la frase que deben com- pletar en sus libros. Notas: 36 Objetivos ■ Entender que por la desobediencia a Dios perdemos la gracia, pero Dios siempre perdona. ■ Saber que Dios tuvo un proyecto de amor muy grande al enviarnos a Jesús para que viviera entre nosotros, nos mostrara su amor y nos devolviera la gracia. iramos nuestra vida Roli y Ana Ambientación – Se da la bienvenida a los niños con mucho cariño. – El catequista les pregunta a los niños cómo anduvieron con el compromiso de imitar las actitudes de Jesús. Partimos de la historia de un niño, Roli, que le cuenta a su amiga, Ana, que por desobedecer a su papá, hizo que rompiera su elemento de trabajo. Ellos deben finalizar la historia y partir de la respuesta de que si su papá por eso dejo de amarlo, introducir el tema de la “caída” de Adán y Eva. Jesús nos habla Desobedecieron a Dios Se lee Génesis 3,1-24. Pistas Para la r fl xión Adán y Eva y el pecado original ■ Adán y Eva representan toda la humanidad. Dios los crea buenos y le ofrece su amistad y les regala la gracia, o sea, participar de su misma vida divina al crearlos a “imagen y semejanza”. 6 Encuentro MI PADRE TUVO UN HERMOSO PROYECTO DE AMOR 37 – Los coloca en el Jardín del Edén, con todo lo necesario para que vivieran felices. – Les propone no comer de los frutos del árbol del conocimiento del bien y del mal, “porque el día que comieres de él morirás” (Génesis 2,17). El árbol evoca simbólicamente el límite infranqueable: el hombre, siendo criatura, debe recono- cer libremente y respetar con confianza. Dios creó al hombre a su imagen y lo estableció en su amistad. Criatura espiritual, el hombre no puede vivir esta amistad más que en la forma de libre sumisión a Dios. Esto es lo que expre- sa la prohibición hecha al hombre de comer del árbol del co- nocimiento del bien y del mal, “porque el día que comieres de él, morirás sin remedio” (Gn 2,17). “El árbol del conocimiento del bien y del mal” evoca simbólicamente el límite infranquea- ble que el hombre, en cuanto criatura, debe reconocer libre- mente y respetar con confianza. El hombre depende del Crea- dor, está sometido a las leyes de la Creación y a las normas morales que regulan el uso de la libertad. atecismo de la Iglesia atólica 396 ■ El hombre puede decidir a favor o en contra de Dios. Somos libres. Dios mismo nos creo así, con libertad. Nuestro Creador es un Dios respetuoso de nuestras decisiones. ■ Fueron tentados por la serpiente (demonio), quien los sedujo mintiéndoles acerca de que si desobedecían a Dios, iban a ser “como Dios”. Ese es el pecado: No re- conocer los propios límites y querer ser como Dios. ■ Así surge el primer pecado del hombre que llamamos pecado original. Perdieron la gracia de la santidad original. Tienen miedo de Dios, de quien conciben una falsa imagen. Y la comunicación se cortó. Ya no pudieron ser felices. ¿Qué es la gracia? ■ La gracia es estar llenos del amor de Dios, es la vida divina en nosotros. La gracia es ofrecida por Dios generosamente, no se niega nunca a nuestras oraciones, y en la justa medida nos socorre en nuestras necesidades. ■ La gracia es un don mediante el cual Dios nos hace partícipes de su vida trinitaria: “El amor misericordioso de Dios te llena de gracia” Aún no se profundiza el significado de pecado, solo si surge de la inquietud de algún niño, se lo puede definir como “desobediencia” a lo que Dios nos propone para nuestro bien o el rechazo del amor que Dios nos ofrece. 38 n proyecto de amor ■ A pesar de la caída de Adán y Eva, Dios siempre perdona y por ello tuvo un her- moso proyecto de amor. ■ Lo más grande que hizo Dios Padre por nosotros es enviar a su Hijo, Jesús, para mostrarnos y demostrarnos con su vida cuánto nos ama. Su amor y su presencia en nosotros es “abundante”. ■ Gracias a Jesús, recuperamos la vida de la gracia y volvemos a ser hijos de Dios. El catequista debe recalcar que Dios es muy bueno y que, a pesar que nosotros muchas veces no hacemos las cosas bien o nos olvidamos de Él, su Amor es tan grande y maravilloso (como cantamos en la canción del encuentro anterior), que siempre nos perdona. r sPu sta a la Palabra Se pide a los niños que ilustren momentos de la vida en que la gracia de Dios les hace vivir como Jesús quiere. Por ejemplo: – Cuando obedezco a mis padres. – Cuando soy generoso con mis compañeros. – Cuando rezo. – Se puede agregar más ejemplos. Rezamos juntos Uno de los niños dice las invocaciones y todos responden: Te damos gracias, Padre Bueno Compromiso El catequista ayuda a los niños a que elijan un compromiso hacia sus padres, por ejemplo: obediencia, respeto, colaboración, perdón, etc. Se les explica que para cumplir con lo que nos comprometemos, hemos de pedir ayuda a Jesús. Necesitamos su fortaleza, su gracia, para no caer en la “tentación” de abandonar el compromiso. 39 7 Encuentro MI PADRE SIEMPRE SE COMUNICA iramos nuestra vida La historia de Roli Juego: El teléfono descompuesto ■ Objetivo: Aprender a hacer silencio y prestar atención a lo que el otro dice, para poder transmitir bien el mensaje. ■ Desarrollo: – Sentarse en ronda, uno pegado al otro. – El catequista dice una frase en el oído del niño sentado a la derecha, en voz baja y tapando sus labios con ambas manos, de manera que ninguna otra persona escuche lo que se dice. La frase puede ser, por ejemplo: “Jesús, nuestro amigo, nos ama mucho” o “Dios siempre perdona”. – Luego el niño transmite el mensaje al compañero de la derecha, y así sucesiva- mente hasta terminar la rueda. El último deberá repetir la frase textual. – Se puede dar que la repitan textualmente. Si es así, el catequista felicitará a los niños porque se cumplieron las condiciones de silencio, prestar mucha atención y transmitir correctamente. – Si la frase no llega bien al final, es porque faltó algunas de dichas condiciones. Se retoma la historia de Roli. Por eso vemos y leemos las viñetas del libro del niño. El catequista debe notar la importancia del diálogo, de escuchar a los papás cuan- do quieren hablar con nosotros, y de que a pesar de que desobedecemos o no hacemos las cosas bien, ellos no dejan de amarnos. Objetivos ■ Saber que Dios Padre siempre quiere comunicarse con nosotros, aunque le fallemos. ■ Descubrir que la comunicación con Dios puede darse de diversas maneras. ■ Hacer silencio, prestar atención, para poder lograr una buena comunicación con Dios. 40 – El haber hecho un “pacto” con el hijo tiene que ver con la reparación de la des- obediencia. – Valorar el pedido de perdón del niño y el aceptar las consignas de su papá. – El final fue muy feliz porque predominó el Amor y hubo muy buena comunicación. Tras lo comentado el catequista lanza la siguiente pregunta: Y Dios nuestro Padre, ¿quiere comunicarse con nosotros? ¿Por qué? El catequista puede completar algo más el contenido del libro del niño, al referir que Dios siempre buscó comunicarse con las personas porque: ■ Nos ama mucho. Dios es un Padre Bueno que nos quiere y nos acompaña siempre, no para vigilarnos o castigarnos, sino para conducirnos a la verdadera felicidad. ■ Quiere darnos a conocer su amor misericordioso. Como el padrede Roli, Dios quiere tener un dialogo sincero con nosotros, siempre nos perdona y nos da la oportunidad de volver a restablecer nuestra amistad. ■ Desea enseñarnos a ser felices. Jesús nos habla n proyecto de amor Pistas Para la r fl xión Dios nos habla con hechos y palabras ■ Dios porque es todopoderoso quiso revelarse a sí mismo y dar a conocer su vo- luntad y su amistad con todos nosotros. ■ Resulta difícil conocer a Dios porque no lo vemos, pero “Él en ésta revelación, habla a los hombres como amigos, movido por su gran amor, y mora con ellos para invitarlos y recibirlos en su compañía” (cf. Dei Verbum 2). ■ Dios se comunica con hechos y con palabras intrínsecamente unidos (cf. Dei Ver- bum 2). Dios habla a través de la vida y los acontecimientos vividos por su pueblo. ¿Cómo sabemos que Dios se comunica? ■ El deseo de Dios fue siempre vivir en amistad con nosotros. Varias veces nuestros antepasados han perdido esa amistad. Pero Dios siempre vuelve a restablecerla. El catequista puedes contar muy sucintamente la historia de la salvación, par- tiendo del contenido que aquí se recoge, pero no se detiene a explicar con de- talle a los niños. La síntesis que estos disponen está en sus libros. ■ Dios se comunicó con Abraham, le encargó ser Padre de un gran pueblo. Des- pués ese pueblo se fue organizando. Los israelitas emigraron a Egipto por una 4 gran hambruna y terminaron convirtiéndose en esclavos del pueblo egipcio. Dios entonces habló con Moisés y le pidió que liberase a su pueblo y lo llevara a su patria: Israel. Así se iban preparando para recibir al Salvador prometido. A los niños, el catequista aún no les hablamos como Salvador, sino como el Hijo de Dios que quiere mostrarnos y demostrarnos con su vida el amor misericor- dioso del Padre. ■ Más tarde varios profetas hablaron en nombre de Dios para que el pueblo no se olvidara de la amistad con Él. Les enseñó a conversar con Él, a descubrir lo que era mejor para ellos y, sobre todo, a buscarlo como su único Dios. ■ Entonces, cuando la gente estuvo preparada, Dios habló de la mejor manera: por medio de su Hijo querido, Jesús. ■ Dios cumplió con la promesa que le habia hecho a su pueblo: enviarles a su Hijo, Jesús, para que viviera entre nosotros, nos mostrara su amor y nos devolviera la gracia perdida por el pecado de nuestros antepasados. Dios siempre cumple sus promesas. r sPu sta a la Palabra El catequista se basa en el contenido del libro del niño y lo comenta a partir de las siguientes ideas: ■ Podemos comunicarnos con Dios, porque Él nos habló primero. Nos habla en la Creación. Es momento de recordar a los niños lo que vimos al respecto de la Creación (Encuentros 4 y 5). ■ Dios nos habla también a través de las personas que lo quieren y conocen: los padres, maestros, catequistas, amigos, los sacerdotes, el Papa. ■ Dios se comunica a través de las cosas que nos pasan y en nuestro interior, en la conciencia. ■ De modo especial nos habla a través de su hijo, Jesús, ese gran Amigo que veni- mos conociendo y cuya amistad vamos a acrecentar a lo largo de toda la vida. En un segundo momento, el catequista puede hacer una lectura de las imágenes que aparecen en el libro de los niños: ■ Referidas a nuestro interior: – El dibujo nos sugiere que Dios habita en el corazón de cada persona. El mismo Dios en mí. La voz de la conciencia se puede convertir en voz de Dios. – La fotografía nos enseña a dos niños con las manos juntas y haciendo la señal de la cruz. Están orando, están escuchando su interior. 42 ■ Referidas a las personas: – El dibujo quiere poner de relieve la figura del Papa, como una de esas personas que nos dan buenos consejos y nos cuidan, que nos ayudan a construirnos (ojo al detalle del ladrillo) como personas. – La fotografía nos muestra a una catequista con su grupo. Ellos también se con- vierten en “voz” de Dios para nosotros al anunciarnos su mensaje. ■ Referidas a Jesús: – El dibujo expresa a Jesús como guía, que con sus palabras nos guía a la Vida, como un GPS nos va conduciendo a nuestro destino. – La fotografía presenta el momento de la homilía de una celebración de la Euca- ristía. La Liturgia de la Palabra de cada celebración se convierte en un momen- to privilegiado para escuchar la voz de Jesús. Rezamos juntos Advertimos que la dinámica, el gesto-postura, la oración y el canto forman parte de un único momento, de una única experiencia de oración. El catequista explica los pasos antes de ponerlo en práctica y recuerda el juego de inicio y la conclusión que sacamos: queremos comunicarnos bien y queremos comunicarnos bien con Dios. El lugar tiene mucho que ver, sería muy bueno que tuviese lugar en el sagrario. Dinámica de silencio Objetivo: Hacer silencio para intentar comunicarnos con ese Dios Padre todopo- deroso que quiere que lo escuchemos y quiere escucharnos. Cuestiones previas: – Hacer silencio tiene una gran importancia, porque es imposible aprender algo o comunicarse con el otro, si no sabemos hacer silencio y escuchar. – Algunos niños han perdido la capacidad de hacer silencio y les resulta difícil permanecer callados. No se trata de amenazarlos para que dejen de hablar, porque en este caso seguirán pensando en cualquier cosa, o tendrán bronca y tampoco aprenderán. – Se trata de buscar un silencio activo. No es silencio de los que miran televisión, que solo reciben sin pensar; es un silencio en el que pueden elaborar lo que escuchan para dar una respuesta. – Este silencio nos es solo indispensable para la comunicación entre personas, sino también para con Dios. El que no sabe dialogar con los demás, no sabe dialogar con Dios. 43 Desarrollo: – Hacer silencio exterior. Esto consiste en que el niño no tenga cosas que lo dis- traigan. Se les pide que se queden quietos, cómodos, se los puede hacer ins- pirar y expirar para que se relajen. Se les hace notar que, si yo hago ruido, molesto al otro. Hay que ser generoso en este aspecto. – Hacer silencio interior. Se trata de concentrarse, prestar atención a lo que estoy pensando o diciendo con palabras. – Ayuda mucho el cerrar los ojos, así no cabe distracción con nada de lo que nos rodea y nos ayuda a centrarnos interiormente. Gesto-postura – Hacemos esta experiencia de silencio en la postura “de rodillas”. – El catequista explica que solo nos arrodillamos ante Dios, nuestro Señor. Esta posición significa adoración. Y solo se adora a Dios Padre, Dios Hijo y Dios Es- píritu Santo. Oración – Tras dejar un breve lapso de silencio, el catequista recita despacio la oración Te escucho, que se encuentra en el libro del niño. Te escucho Háblame, Señor, que te escucho! Hoy y siempre te escucho, Señor. – Puede repetirla varias veces, dejando un espacio de silencio entre ellas. Incluso puede invitar a que los niños la vayan repitiendo. Canto – Se concluye la experiencia cantando Háblame, Señor. Compromiso Se motiva a los niños a que cuenten en sus casas todo lo aprendido y vivido hoy, ya que hemos descubierto cosas maravillosas de Dios. Se les ayuda a concretar la propuesta de Jesús: hablar con él e invitar a rezar en familia. Atención: El próximo encuentro se trabajará con la biblia o evangelio, por lo que se deberá pedir a los niños que lo traigan. Véase lo que se propone en la página 48. 44 8 Encuentro CON MI PADRE, HABLAMOS A TRAVÉS DE LA PALABRA Objetivos ■ Conocer y reconocer que la Biblia es Palabra de Dios. Dios es el autor. ■ Ejercitar en la búsqueda con las citas del evangelio. ■ Iniciarlos pausadamente a la meditación y lectura orante. iramos nuestra vida El libro más importante El catequista comienza la sesión interrogando a los niños sobre cómo anduvieron en la semana con la propuesta de Jesús: ¿Pudieron comunicarse con Dios? ¿Les costó? ¿Charlaron en familia? Se pregunta a los niños si les gusta leer, qué leen y qué libros conocen. En sus libros los niños ventipos distintos de libros (de izquierda a derecha): – Un álbum de recuerdos de la Primera Comunión. – Un libro de literatura infantil. – Un libro de texto de la asignatura de Religión. – Una Biblia. Aprovechamos la ocasión para incentivar la lectura e indicar que el libro es impor- tante si lo leemos. Si los padres les han envuelto para regalo la Biblia, el catequista les indica que sus papás les dejaron un regalo para cada uno, que les servirá para ser buenas perso- nas y muy felices el resto de sus vidas. Y se les invita a que cada uno abra su pa- quete. Para este momento es imprescindible que a ningún niño le falte el regalo. Cuando los niños hayan abierto sus regalos se les pregunta si reconocen lo que es. Y a partir de esta pregunta y sus respuestas, se aborda el contenido que apa- rece en el libro del niño. 45 A continuación ampliamos ese contenido con algunos aspectos que juzgamos que el catequista debe conocer: Sobre la Biblia La palabra “Biblia” viene del griego y quiere decir “libros”. Pode- mos decir que es una biblioteca que contiene libros de diferen- tes estilos y épocas. Antiguamente se escribía a mano, sobre rollos de cuero o pa- piro. Muchos siglos después todos esos rollos y papiros bíblicos se transformaron en un único libro, la Biblia. La Biblia surgió de la vida del pueblo. Es el fruto de la inspira- ción de Dios que quiere el bien de todos los hombres, por el amor que les tiene, y es fruto también del esfuerzo humano por querer vivir la vida , la justicia de Dios y ser feliz. Ella nos narra, de muchas maneras, la larga marcha de fe de un pueblo que experimentó la presencia salvadora y liberadora de Dios. En esta historia Dios y el pueblo son los personajes: un Dios que busca a su pueblo y un pueblo que busca a su Dios. En la Biblia encontramos la historia más hermosa, la verdad que todos buscamos, la noticia que todos debemos proclamar con alegría: El amor de Dios por su pueblo. Israel es el pueblo que Dios eligió entre otros pueblos para celebrar con Él un compromiso de amor: la Alianza. Pero llegó un momento en que Dios hizo saber que su amor no era solo para Israel, sino para todos los pueblos de todas las épocas. ¿Cómo nacieron los Evangelios? Jesús predicó poco tiempo, murió joven sin haber escrito nada. Los doce apóstoles, escogidos por Jesús, anduvieron con él aprendiendo lo que enseñaba. Esas enseñanzas y los recuerdos que los apóstoles guardaban y transmitían, se llaman tradición apostólica. Los evangelios na- cen de esa tradición apostólica. Los evangelios son los de Marcos, Mateo, Lucas y Juan. Estos cuatro evangelios narran cómo vio el evangelista lo que Jesús hizo y enseñó mientras estuvo con su pueblo hasta el día en que subió al cielo. El Nuevo estamento está formado por los Evangelios, los He- chos de los Apóstoles, unas cartas de San Pablo y otros autores y el Apocalipsis. 46 Estos escritos aseguran que Jesús existió realmente, explican su enseñanza auténtica, anuncian la fuerza salvadora de su obra y cuentan los comienzos y el crecimiento de las primeras comu- nidades cristianas. La Iglesia considera la Biblia, junto con la radición, como la re- gla suprema de su fe. Se aclara en la ilustración de la Biblioteca de la página 37 del libro del niño que AT se refiere a Antiguo Testamento y NT se refiere a Nuevo Testamento. Jesús nos habla Se lee Juan 20,31. r sPu sta a la Palabra En el encuentro anterior, se comenzó iniciando a los niños a hacer silencio, ahora vamos a comenzar en forma sencilla a iniciarlos a la meditación de la palabra o lectura orante. Es un camino que debemos comenzar con paciencia y disposición del corazón. Si nos fijamos en libro de niños, está dada de forma muy simple. Aquí lo explica- remos con detalle, para que nosotros catequistas tengamos una guía de cómo meditar la Palabra. Otra explicación complementaria la podemos encontrar en la página 10 de esta Guía. ■ Preparación – Elegir el texto bíblico, tener tiempo necesario para meditar y lugar adecuado. – Rezo la señal de la cruz (se puede recordar lo que significaba hacerlo tal y como se vio en el Encuentro 3): Me pongo en manos de la Santísima Trinidad. – Invoco al Espíritu Santo: “¡Ven, Espíritu Santo, ayúdanos a abrir el corazón y la mente a tu voz viva en la Biblia!” ■ Lectura – Leo el texto elegido en forma pausada y repetida. – Si me distraigo, vuelvo al texto, no busco otro, y se repite la lectura. ■ ¿Qué dice el texto? – Pongo atención en las personas, verbos, palabras, expresiones. – Imagino, veo, me ubico en la escena, escucho, pongo atención en aquello que me toca más. 47 ■ ¿Qué me dice Jesús? – Él me está hablando. ¿Qué es lo que me llama la atención? ¿Qué me está pi- diendo desde esta Palabra? ¿Qué tengo que cambiar, mejorar? – Me pongo en actitud meditativa. ■ ¿Qué le digo a Él? – Le digo todo lo que surgió en mi corazón: le hablo, lo escucho, lo alabo, lo bendigo, le pido perdón, le doy gracias. – Es la oración, es mi encuentro personal con mi Dios desde la Palabra. ■ Contemplación – Estoy ahí delante del Señor. La Palabra me ha tocado, me ha inundado, ha iluminado mi vida. – Me quedo un ratito con él, disfruto, gozo. ■ Acción – Ahora viene, poner en práctica la Palabra. Doy una respuesta de vida. – La Palabra provocó en mí el cambio, vivo según me lo tatuó Jesús en mi co- razón: Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la practican. Lucas 11,28 El catequista, una vez explicados los pasos de la lectura orante de la Palabra pue- de repasarlos con los niños haciéndoles fijarse en los dibujos que acompañan cada paso. Rezamos juntos Gesto – Todos los niños toman la Biblia o el evangelio abierto en las manos y dicen fuerte: ¡Creo en tu Palabra, Jesús! – Todos besan la Palabra como signo de amor y respeto. Todos juntos recitan la oración Vivir la Palabra. Compromiso El catequista invita a conversar sobre la importancia de la Biblia y el respeto que se merece por ser Palabra de Dios. Se puede sugerir a los niños que en sus casas coloquen la Biblia o el evangelio en algún lugar importante, y de ser posible la lean todos los días. 48 En el libro del niño se les indica el compromiso de esta semana: – Buscar cada día una de las citas del Evangelio que se les propone. – Relacionar las citas con el título correspondiente que aparece en su libro. – Poner en práctica la lectura orante o meditación con cada una de ellas. – Dibujar la escena del Evangelio que más les gustó. Atención: Para el próximo encuentro se pide a los niños que traigan dos fotos: una de su mamá y una de ellos mismos. Atención: Al final del encuentro 7 se recuerda al catequista que deberá pedir a los niños que traigan la Biblia o los evangelios para trabajar con ellos en el encuentro 8. Se sugiere pedir a los papás que envuelvan para regalo la biblia o evangelio, aunque fuera usada, con una tarjeta en la que ellos escriban un mensaje para sus hijos. Es uno de los regalos más bello que nos dan Jesús y el Padre: la Palabra viva. 2 Jesús nos cuenta su vida 50 Objetivos ■ Conocer más sobre la figura de María. ■ Comprender que María, una mujer sencilla de Nazaret, fue elegida por Dios para ser la madre de Jesús y, a través de ella, cumplió su promesa de salva- ción a la humanidad. ■ Ayudar a descubrir a la Virgen María como modelo de obediencia y de fe, para saber imitarla y poder decir sí, como ella, que estamos listos para hacer el querer de Dios. iramos nuestra vida María, llena de gracia Ambientación – Preparar una mesa con mantel. – Colocar sobre ella la Biblia, una imagen de María, una vela y flores. El catequista, antes de dar comienzo al tema, les pregunta sobre el compromiso que se fijó en el pasado encuentro: – ¿Pudieron encontrar las citas bíblicas para leer en familia? – ¿Oraron con la Palabra? – ¿Cómo fue la experiencia de hablar con Dios? Dinámica: Cada madre con su hijo – En el encuentroanterior se les pidió a los niños que trajesen dos fotos: una foto de su mamá sola y una foto de ellos mismos. – Al llegar habrá unas canastas y los niños depositarán en ella las fotos que tra- jeron. – Luego se mezclarán y cada uno tratará de encontrar su foto con la de su mamá. De este modo los niños pueden presentar a sus mamás y el resto conocerlas. 9 Encuentro ¡QUÉ BUENA NOTICIA TUVO MARÍA, MI MADRE! 5 – También se incluirá una foto de Jesús niño y una foto de María con un fondo distinto para que el catequista las identifique y, al finalizar la actividad, las retire y presente a María como la Madre de Jesús. – De este modo se enlaza y se prosigue con el contenido del libro del niño. Se lee la historia de María que se encuentra en el libro del niño. Jesús nos habla En continuidad con la historia que nos han contado sus protagonistas, se lee Lucas 1,26-38. Luego de la lectura atenta, pausada, se hace, como en otras ocasiones lectura orante con el texto. Cuando hacemos la reconstrucción del texto (¿Qué dice?) aprovechar a hacer algunas aclaraciones si los niños preguntan. Pistas Para la r fl xión ■ Ángel: Significa “mensajero”, un mensajero de Dios. ■ Gabriel: Significa “el que trae buenas noticias, de parte de Dios”. ■ Comprometida en matrimonio (Desposada): Unos meses antes de casarse, los novios firmaban un compromiso de matrimonio, para que el esposo pudiera dedi- carse tranquilamente a preparar todo lo necesario para su próximo hogar, sin pe- ligro de que después la prometida ya no se casara con él. ■ Salve: En hebreo es shalom jalai, es decir, “yo te saludo”, “te felicito” “¡alégrate!”. Ac- tualmente las biblias lo traducen como “alégrate”. Cada vez que rezamos el avemaría, saludamos a la Virgen con el mismo saludo con el que la saludó el ángel en el día más feliz de su vida, en el día de la Anunciación, cuando ella empezó a ser Madre de Dios. ■ lena de gracia: Llena del amor misericordioso de Dios. María es la llena de gracia porque el Señor está con ella. La gracia de la que está colmada es la presencia de Aquel, Jesús, que es la fuente de toda bendición. Resuenan las palabras del pro- feta: “¡Alégrate, hija de Jerusalén! El Señor está en medio de ti” (Sofonías 3,14.17a). María es “la morada de Dios entre los hombres” (Apocalipsis 21,3). ■ El Señor está contigo: Los israelitas cuando querían animar a una persona y asegurarle que le iban a suceder cosas maravillosas le decían: “El Señor está con- tigo”. “Si Dios está con nosotros, ¿quién podrá contra nosotros?”, dice san Pablo (Romanos 8,31). Cada vez que rezamos el avemaría felicitamos a la Virgen por esta bella noticia: ¡El Señor está siempre contigo! ¡Y ojalá que esté siempre tam- bién con cada uno de nosotros! ■ No temas: Es una frase que en la Biblia se repite muchas veces, dirigida hacia las personas que Dios elige para sus grandes obras. ¡No temas, porque Dios va con- tigo y te ayudará en todo. ¡No temas! 52 ■ “María respondió al ángel: ‘¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?’ El ángel le respondió: ‘El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cu- brirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios.’ Dijo María: ‘He aquí la servidora del Señor; hágase en mí según tu palabra.’ Y el ángel dejándola se fue”. En aquel momento el Hijo de Dios se encarnó y se hizo hombre en el vientre santísimo de la Virgen María. Día grande y mil veces bendito en el que Dios se vino a vivir entre nosotros. anto amó Dios al mundo que le dio a su propio Hijo para que el mundo se salve por medio de Él. Juan 3,16 ■ Hágase (fiat) en mí según tu Palabra: Con la palabra hágase Dios creó el mundo, con todas sus maravillas: la tierra y el cielo, los astros, las aguas, las plantas, los animales, el hombre. “Y vio que era bueno” (cf. Génesis 1). Esta primera creación, Dios la realizó sin depender de nadie, por amor lo quiso así y creó con su libre voluntad. Al hombre lo creó “a su imagen y semejanza” (Géne- sis 1,26), y le dio el don de la libertad. Lo hizo capaz de responder “sí” o “no” a su voz. Y el hombre perdió si amistad con Dios (por el pecado), y le volvió la espalda. Entonces, de nuevo movido por el amor, Dios emprendió una segun- da creación: decidió salvar al hombre del pecado o mejor, decidió regalarnos la salvación. El hágase o sí de aría fue la segunda creación. Pero ahora Dios no quiso actuar por sí solo, aunque podía hacerlo así. Prefirió contar con la colaboración de sus creaturas. Y entre ellas, la primera de la que quiso necesitar fue María. Al “sí” de Dios, siguió el “sí” de María. Nuestra salvación dependió en este sentido de la res- puesta de María. Esta respuesta tiene algunas características: – La escucha de la palabra. El ángel encontró a María en la disposición necesaria para comunicar su mensaje, en oración. En la casa de Nazaret reinaban la paz, el silencio, el trabajo, el amor, en medio de las ocupaciones cotidianas. – La palabra es acogida: María la interioriza, la hace suya, la guarda en su cora- zón. Esa palabra se hace vida. Es una donación constante, que no se limita al momento de la Anunciación. Todas las páginas de su vida, las claras y las os- curas, las conocidas y las ocultas, serán un homenaje de amor a Dios: un sí pronunciado en Nazaret y sostenido hasta el Calvario. – El sí de María es generoso, no solo porque lo sostuvo durante toda su vida, sino también por la intensidad de cada momento, por la disponibilidad para hacer lo que Dios le pedía a cada instante. El sí de María es lo que se debe destacar a los niños, porque su sí hizo posible ese gran regalo que la Virgen quiso darnos, su hijo Jesús, y con él su paz, su amor, su alegría. 53 ■ Como Dios quiso necesitar de María, ha querido contar con la ayuda que nosotros podemos prestarle. Como Dios anhelaba escuchar de sus labios purísimos: “Há- gase en mí según tu palabra” (Lucas 1,38), Dios quiere que de nuestra boca y de nuestro corazón brote también un sí generoso. Del sí de María dependía la salva- ción de todos los hombres; del nuestro ciertamente no. Pero es verdad que la salvación de muchas almas, la felicidad de muchos hombres, está íntimamente ligada a nuestra generosidad. ■ Cada día es una oportunidad para que nosotros también pronunciemos un sí lleno de amor a Dios, en las pequeñas y grandes cosas. Siempre decirle que sí, siempre agradarle. El ejemplo de María nos ilumina y nos guía. Nos da la certeza de que, aunque a veces sea difícil aceptar la voluntad de Dios, cumplirla nos llena de feli- cidad y de paz. ■ Cuando Dios nos pida algo, no pensemos si nos cuesta o no. Consideremos la dicha de que el Señor nos visita y nos habla. Recordemos que, con esta sencilla palabra dicha con amor, Dios puede hacer maravillas a través de nosotros, como lo hizo en María. El catequista les cuenta a los niños que cada vez que hacen algo por alguien le están diciendo que sí a esa persona, y también a Dios; que la Virgen dijo que sí cuando el ángel le anunció que sería la madre de Dios, pero también dijo que sí cuando fue a ayudar a su prima Isabel, cuando se preocupó de los que estaban sin vino en la boda de Caná, etc. ■ María demostró que una vida entregada a Dios por amor es una vida hermosísima, muy valiosa, muy rica, digna de imitarse. Es momento de recordarles a los chicos que ellos son hoy uno de esos imitado- res, imitadoras... Y se les invita, ahora que sabemos lo que significan nuestro sí, a imitarla, para que Jesús comience a crecer en ellos. aría, modelo de fe María es modelo de fe no solo porque como judía esperaba de todo corazón la redención de su pueblo, sino también porque, con el sí que pronuncia en la Anunciación, se adhiere al proyec- to de Dios. Y desde ese momento su fe recibe una nueva luz: se centra en Jesús... La fe de María es el cumplimiento de la fe de Israel y, en este sentido, es el modelo de la fe de la Iglesia, que está centrada en Cristo, la encarnacióndel amor infinito de Dios. Papa Francisco, Audiencia general, 23 de octubre de 2013 54 Rezamos juntos María sin duda es un modelo de oración. Por eso se invita a los niños a mirar a nuestra Madre y dialogar con Jesús siguiendo las pistas que se ofrecen en el libro del niño. Se concluye el momento de oración explicando más detenidamente la oración del avemaría y rezando juntos esta oración. El catequista debe indicar a los niños que en esta oración hay dos fragmentos que corresponden con versículos del evan- gelio: – “Dios te salve… el Señor es contigo”, corresponde al saludo que hace el ángel a María (Lucas 1,28). – “Bendita tú eres…de tu vientre, Jesús”, se encuentran en el saludo que hace Isabel, prima de María, cuando esta acude a visitarla (Lucas 1,42). Compromiso El catequista invita a conversar sobre la importancia de la Biblia y el respeto que se merece por ser Palabra de Dios. Los niños se comprometen, por un lado, a pensar y anotar en la tabla que hay en sus libros con qué gestos y acciones permitieron que Jesús creciese en sus cora- zones, diciendo sí a Dios; por otro lado, esta semana rezarán todas las noches el avemaría. Notas: 55 0 Encuentro NACÍ EN BELÉN iramos nuestra vida Mi país El catequista puede previamente interrogar a los niños sobre cómo les fue el com- promiso que fijaron en el encuentro anterior. Se comienza el diálogo desde las imágenes que se presentan en el libro de los niños. Representan personas y cosas que identifican a Argentina en todo el mun- do: la bandera, el mate, el Papa Francisco, el futbolista Messi… Se puede detener de modo especial en el gran regalo del papa Francisco. Un Papa de nuestra tierra, que no ha perdido las costumbres de su patria, a pesar de que está en otro con- tinente muy lejos de su país. Los niños conversan en grupo a partir de las preguntas que aparecen en sus li- bros. Comparten entre todos de modo que ellos vayan expresando su forma de vida, sus costumbres, sus vivencias en el barrio, o en el campo, en la plaza, etc. El catequista debe valorar sus orígenes, afirmando que Jesús quiso que ellos na- cieran en tal ciudad o pueblo, en tal familia, etc. Y que por eso tenemos que estar muy agradecidos y cultivar las buenas costumbres y enseñanzas que recibimos de nuestros padres, abuelos, vecinos, maestros, sacerdotes, catequistas de nuestra zona. ¡Cuánta gente linda y buena nos pone Jesús a nuestro lado para que nosotros crezcamos en gracia y sabiduría como lo hacía él! Objetivos ■ Fomentar el amor y respeto a la Patria donde Dios nos regaló nacer y las buenas costumbres. ■ Conocer sobre los orígenes, vida, costumbres, lugares donde Jesús vivió y creció. ■ Incentivar a la práctica de valores como la solidaridad, la obediencia, el res- peto, el compromiso, imitando a Jesús en todas sus actitudes. 56 Jesús nos habla Jesús de niño En el libro de los niños se encuentra un relato, puesto en boca de Jesús, sobre cómo fueron algunos momentos de su vida. Está inspirado en Lucas 2,1-52. Pistas Para la r fl xión A continuación se amplía bastante la información no para dársela a los niños ne- cesariamente, sino para responder en caso que ellos pregunten, o el catequista lo crea conveniente. ■ José y María cumplen sus obligaciones civiles: van por el censo a la ciudad natal de José, Belén. Piden posada, pero no hay lugar para ellos. José encuentra re- fugio en una gruta de los alrededores. Allí María da a luz a su Hijo, Jesús. Jesús nace entre los animales y lo acuestan en un pesebre, es decir, en un comedero de madera o greda o excavado en la misma roca y en el cual se echa la comida a los animales. Jesús nace en la humildad de un establo, en el seno de una fa- milia pobre. ■ ¿Cómo nos imaginamos que vivieron el nacimiento de Jesús sus papás, José y María? No les fue fácil a María ni a José, por todo lo que tuvieron que pasar, pero su amor a Dios era superior a cualquier dificultad que se les pudiera apa- recer. ■ Unos sencillos pastores, que vigilaban el rebaño, son los primeros que conocen la gran noticia. El ángel anuncia una extraordinaria noticia: cerca de allí acaba de nacer un niño que es el Mesías esperado. Lo reconocerán por esta señal: está recostado en un pesebre. Les anuncia “gracia” y “paz”. Dios ya cumplió su pro- mesa, envió el Salvador, el Mesías, el Señor, el Emmanuel (Dios con nosotros), para guiarnos a la verdad. – esías: Salvador, enviado por Dios y anunciado por los profetas para liberar al pueblo de Israel. Es el Mesías sufriente que carga con nuestros pecados y nos libera, mostrando la infinita misericordia de Dios. – Señor: Este título expresa la fe de los que son liberados por Jesús, y ponen toda su confianza. Dios es nuestro único Señor, a quien adorar. – Jesús: Significa “Dios salva”. Su nombre nos comunica su misión: la salvación de los hombres. ■ Reciben la visita de los Reyes Magos, (sabios venidos de lejos), guiados por una estrella, se postran a sus pies y le ofrecen sus dones: oro, incienso y mirra. – Los magos de oriente nos enseñan la apertura a los paganos y el destino uni- versal del mensaje de Jesús: representando el anuncio a toda la humanidad de que Jesús es el Salvador del mundo. 57 – “Paganos” se llama a quienes en aquella época adoraban a los dioses y, por ende, rechazaban o desconocían la creencia en un Dios único que, según la fe judía y cristiana, se habría revelado en la Biblia. – “Adorar” es arrodillarse delante de Dios para alabarlo, centrar mi mente solo en Él, reconocerlo como único Señor y rendirle honor y gloria. La adoración es una expresión de alabanza desde lo más hondo de nuestros corazones a un Dios que es comprendido a través de su Palabra. ■ Sus padres cumplen con las leyes de su tiempo: llevan al niño al Templo de Jeru- salén, ya que todo varón primogénito era consagrado al Señor (Lucas 2,22-38). ■ Jesús creció en Nazaret, bajo la protección de María, su madre, y de José, su padre adoptivo. José era carpintero y María se ocupaba de las cosas de la casa. Jesús ayudaba y era obediente, servicial y todo lo hacía bien y con alegría. Ama- ba mucho a sus padres y era cariñoso con ellos. ■ “Jesús iba creciendo en sabiduría, en estatura y en gracia delante de Dios y de los hombres” (Lucas 2,40). Jesús aprendía de sus padres y de la gente de su pueblo, todo lo que los niños van aprendiendo de pequeños: a caminar, a hablar, a hablar, a leer, a escribir, comer, rezar, ayudar en la casa, a respetar a las perso- nas mayores, a cumplir las leyes… ■ Por su obediencia a María y a José, por su humilde trabajo en Nazaret, Jesús nos enseña a valorar el estudio, el trabajo y la ayuda que nosotros prestamos a nuestros padres y al prójimo, sean nuestros vecinos, compañeros, etc. ■ Por su obediencia a Dios Padre, cuando se pierde en el Templo (Lucas 2,41-52), nos enseña a santificar las cosas para Dios, a dar prioridad a la misión que le había encomendado: mostrar a todo el mundo su amor y su misericordia. Y aunque sus padres no entendieron, “María, guardaba todas esas cosas en su corazón”. Vemos, por tanto, a María, como obediente a la voluntad de Dios y a José, fiel, siempre acompañando y siendo custodio del Redentor. ■ Las costumbres de Jesús: Un Niño Dios que se hace hombre para vivir entre los amados de su Padre, que quiso vivir las costumbres de su pueblo, compartir entre la gente, pisar un suelo, tener una familia, un trabajo, una ciudad natal. Ser tan humano como cada uno de nosotros, en todo “menos en el pecado”. El catequista puede proponer a los niños que cierren los ojos e imaginen a Jesús ayudando a José en la carpintería, aprendiendo un oficio (valor del tra- bajo), ayudando a su madre a buscar agua en un cántaro (en los tiempos de Jesús el agua es un elemento precioso en Palestina, no hay que desperdiciar- la, ya que a veces sufrían sequias prolongadas, y se buscaba en pozos o fuentes); compartiendo la alegría de su pueblo en las fiestas; yendoal río a pescar, jugando, cuidando a los animales. 58 r sPu sta a la Palabra Se habla del país de Jesús. Durante el relato que Jesús le hace a los niños, va nombrando lugares de su patria. Entonces se pide que miren el mapa que tienen en sus libros y señalen esos lugares. Los lugares que Jesús menciona son: Belén, Jerusalén, Nazaret, el Lago de Galilea y el río Jordán. Se presenta una actividad en la que los niños deberán subrayar las buenas cos- tumbres y tachar las malas. Rezamos juntos Se prepara el ambiente para orar. Hay que recordar los pasos previos: hacer silen- cio, prestar atención desprenderse de todo aquello que distrae. Hacemos la señal de la cruz, de forma lenta, recordando que en ese gesto nos “tatuamos” con el amor de Dios. Se pide a los niños que junten sus manos. El catequista les explica que: juntar las manos es uno de los gestos de la oración. Es unir la mente y el corazón, para dar más fuerza a la oración. Se realiza para pedir o suplicar. Todos recitan despacio la oración Amigo Jesús. Terminamos, saludando a María, la madre de Jesús y nuestra, pidiendo que pro- teja a todo el pueblo argentino, con un avemaría. Se concluye el momento de oración recitando el gloria. Compromiso El catequista les propone a los niños una actividad misionera. Lo puede hacer con estas u otras palabras: ¡Qué les parece si, salimos a la calle como nos pide el papa Francisco, a llevar el mensaje de que Jesús nos ama! Se explica a los niños que deben armar al menos tres tarjetas con mensajes y repartir entre alguno de los vecinos. En el libro del niño se sugiere un modelo de tarjeta, pero cada uno puede utilizar su creatividad, elaborando el mensaje de Jesús con un dibujo. Al reverso de la tarjeta sería bueno que se pusiese la Oración por la Patria. Aquí ofrecemos un modelo, pero puede haber otros. 59 Oración por la Patria Argentina Jesucristo, Señor de la historia, te necesitamos. Nos sentimos heridos y agobiados, precisamos tu alivio y fortaleza. Queremos ser nación; una nación cuya identidad sea la pasión por la verdad y el compromiso por el bien común. Danos la valentía de la libertad de los hijos de Dios para amar a todos sin excluir a nadie, privilegiando a los pobres y perdonando a los que nos ofenden, aborreciendo el odio y construyendo la paz. Concédenos la sabiduría del diálogo y la alegría de la esperanza que no defrauda. ú nos convocas, aquí estamos, Señor, cercanos a María, que desde Luján nos dice: “¡Argentina! ¡Canta y camina!”. Jesucristo, Señor de la historia, te necesitamos. Amén. Otra idea es organizar una mateada con los niños, con algunas tortas fritas o alfa- jorcitos de dulce de leche para armar las tarjetas y distribuirlas entre la gente que pasa, compartiendo nuestras costumbres. Atención: Para el próximo encuentro se pide a los niños que traigan una foto de la familia. Pueden estar abuelos, tíos, primos, etc. El cate- quista trae también su foto para compartir con los niños. 60 Objetivos ■ Descubrir el valor y la bendición de vivir en familia y el papel de esta como transmisora de los valores y de la fe. ■ Poner énfasis en las características de la familia de Jesús. Ver a la Sagrada Familia como modelo de fe y fidelidad para todas las familias. ■ Aprender a ver a la propia familia como lugar donde Dios se hace presente a través de los padres, hermanos y familiares. ■ Agradecer a Dios por el don de la familia. iramos nuestra vida Se comienza el encuentro preguntando a los niños si les gustó llevar el mensaje de Jesús a otras familias. Charlar sobre esa experiencia: ¿Qué sintieron al llevar el mensaje de Jesús a familiares y amigos? Dinámica – Invitar a que los niños peguen la foto de su familia o la dibujen en el espacio destinado para ello en sus libros. – Cuando finalizan, se charla en un clima de alegría sobre sus familias, ayudándo- se de las preguntas del libro del niño. Ojo: Hay que respetar el silencio de algún niño. – Se debe hacer ver que las familias tienen diferentes formas y costumbres: algu- nas son grandes y muy numerosas, otras más pequeñas; hay familias que viajan mucho y recorren diferentes lugares y otras que viven en el mismo lugar duran- te generaciones. ¡Hay familia para todos los gustos! – Pero en todas ellas hay algo común: un gran amor que une a todos sus miem- bros. Rodeados por ese cariño, aprendemos a convivir (lo cual no es fácil), a respetar los gustos y las ideas de los demás, a trabajar en conjunto y colaborar, a pelear y reconciliarnos, a dialogar, a compartir, a consolar y ser consolados, en definitiva, a crecer como personas. Encuentro CRECÍ EN UNA FAMILIA 6 Jesús nos habla La familia de Jesús En el Evangelio no encontramos discursos sobre la familia, sino un aconteci- miento que vale más que cualquier palabra: Dios quiso nacer y crecer en una familia humana. Por eso, hay que enfatizar a los niños que Jesús, verdadero hombre, quiso nacer en una familia humana, y al hacerlo la ha bendecido y con- sagrado. Se lee el contenido del libro del niño y se comenta. A continuación damos algunas pistas para ampliar la reflexión. Pistas Para la r fl xión Dios quiso nacer en una familia ■ El Verbo se hizo carne (Juan 1,14), Dios de hizo hombre. Queda así de manifiesto el especial papel de la familia, que se convierte a la vez en partícipe y testigo del gran milagro de la vida. Y es que el nacimiento de un hijo no deja de ser un autén- tico misterio, un regalo de Dios. ■ Los pastores, luego del anuncio del Ángel, encontraron la escena de una familia: madre, padre e hijo recién nacido. Así se nos presenta Jesús, en medio de una familia. Y desde que Dios se hizo familia, la familia de Nazaret es un espejo donde mirarnos todas las familias. ■ Jesús nació en un sencillo establo, y descansó por primera vez en un pesebre, envuelto en pañales (Lucas 2,16). María vio nacer a su hijo en la pobreza material. Sin embargo, lo importante para Jesús fue la amorosa acogida de sus padres que “le hizo sentir la ternura y la belleza de ser amado”, según las palabras del emérito papa Benedicto XVI. En él ha aparecido la gracia, la misericordia, la ternura del Padre: Jesús es el Amor hecho carne. El ejemplo de la familia de Nazaret ■ La Iglesia insiste en que es el amor de una familia la que da a los hijos la seguridad que necesitan y les permite desplegar aquello que los hace únicos e irrepetibles. El primer alimento que recibió Jesús fue el amor de sus padres, y fue ese amor la base en la formación de ese niño. La familia de Nazaret nos invita a amarnos entre esposo y esposa, porque de ese amor es que se alimentarán los hijos. Ellos no necesitan discursos o sermones, más bien necesitan un testimonio de amor de parte de los padres en la cotidianidad de sus vidas. De este modo, a pesar de las enormes dificultades que pueda encontrarse un niño o un adolescente durante su crecimiento, si es recibido en el seno de una familia que le ama, encontrarán todas las fuerzas para superar cualquier obstáculo. 62 ■ Los miembros de la Sagrada Familia han practicado a fondo el amor de Dios que los ha unido; el respeto a la dignidad de sus personas; el valor del trabajo constan- te y honesto para poder subsistir cada día. Con sencillez, practicaron el sacrificio, la comprensión, la ternura, y la bondad. La presencia constante de Dios los man- tuvo siempre unidos en las penas y las alegrías. Fueron dóciles a las inspiraciones del Espíritu Santo, para cumplir en todo momento el plan de amor que estaba pensado para ellos y la misión. ■ El mensaje que viene de la Sagrada Familia es ante todo un mensaje de fe: la casa de Nazaret es una casa en la que Dios ocupa verdaderamente un lugar central. Para María y José esta opción de fe se concreta en el servicio al Hijo de Dios que se le confió, pero se expresa también en su amor recíproco, rico en ternura espiri- tual y fidelidad. ■ Por ello la vocación más profunda de la familia es acompañara cada uno de sus integrantes en el camino de descubrimiento de Dios. María y José educaron a Jesús ante todo con su ejemplo: en sus padres conoció toda la belleza de la fe y del amor a Dios y a su Ley. De ellos aprendió que, en primer lugar, es preciso cum- plir la voluntad de Dios. Crecer en edad, sabiduría y gracia ■ San José junto con María acompañaron a Jesús en su camino de crecimiento “en sabiduría, edad y gracia” según el Evangelio de Lucas Y, ¿cómo lo han hecho crecer? ■ Empecemos por la edad, el crecimiento físico y psicológico. Ellos se encargaron de Jesús, es decir, lo “criaron”, preocupándose de que no le faltara nada de lo necesario para un desarrollo saludable. José enseñó también a Jesús su trabajo; y Jesús ha aprendido a hacer el trabajo de carpintero con su padre, José. ■ En cuanto a la sabiduría, ellos fueron para Jesús ejemplo y maestros de la sabidu- ría, que se nutre de la Palabra de Dios. Podemos pensar en cómo José educó al pequeño Jesús a escuchar las Sagradas Escrituras, en especial acompañándole el sábado a la sinagoga de Nazaret. ■ Respecto a la dimensión de la gracia; dice siempre san Lucas refiriéndose a Jesús: “La gracia de Dios estaba sobre él” (2,40). La intervención de José y María es más limitada en este aspecto. Pero sería un grave error pensar que un padre y una madre no pueden hacer nada para educar a sus hijos a crecer en la gracia de Dios. Si el hogar es “cuna de gracia”, es ámbito de escucha de la Palabra de Dios, de interioridad y oración, entonces se parece al de Nazaret, se convierte en espacio de crecimiento; de desarrollo moral. Nos revela nuestra identidad y nuestra misión. Mirar a la Sagrada Familia, escuela de humanidad ■ Para nosotros en nuestra vida cotidiana, mirar la Sagrada Familia es la mejor escuela de humanidad. En nuestras familias es donde aprendemos el respeto, la obediencia, 63 el compromiso, a colaborar, a dialogar, a buscar el bien común… ¿Dónde podrá ha- cerse la experiencia de estos valores mejor que en la familia? ■ La familia es ese lugar donde podemos encontrar amor, comprensión y apoyo, aún cuando todos los demás nos fallen; el lugar donde podemos refrescarnos y cargar- nos de energía, para poder enfrentarnos al mundo y sus problemas; donde nos aflo- jamos y nos ponemos cómodos, somos como somos de “verdad” porque no nece- sitamos aparentar. Es ese lugar donde somos amados y aceptados, no por lo que hacemos y por qué tan bien lo hacemos, sino simplemente por ser personas. ■ Será, sin embargo, necesario trabajar para lograr una familia en armonía y en paz mediante la comprensión, el respeto, la comunicación y sobre todo, el amor. Prototipo de toda familia cristiana La Sagrada Familia de Nazaret es verdaderamente el “prototi- po” de toda familia cristiana que, unida en el sacramento del Matrimonio y alimentada con la Palabra y la Eucaristía, está lla- mada a realizar la estupenda vocación y misión de ser célula viva no solo de la sociedad, sino también de la Iglesia, signo e instrumento de unidad para todo el género humano. Benedicto XVI, Fiesta de la Sagrada Familia, 31 de diciembre de 2006 r sPu sta a la Palabra Se realiza la actividad propuesta, ayudando a los niños a descubrir las actitudes y valores que vivió Jesús en su familia y que estamos llamados a imitar como fami- lias cristianas. C O M P R E N S I O N I C D A D I L I B A M A O N R D I A L A G E A M N C O L A B O R A C I O N O M I L S N E R P M O C U A M O D I L I B A M A N U K G D I A L O J E K O I C O A R O B A L O C Se pueden comentar las frases del papa Francisco. 64 Rezamos juntos Se mira la imagen de la Sagrada Familia de Nazaret, que aparece en el libro del niño, y pensamos en la felicidad que da el amor en familia. Signo – Hacemos una rueda con los niños. Cada uno tiene en sus manos la foto de su familia, rezamos por ella con la oración que aparece en sus libros: ¡Te damos gracias, Sagrada Familia, por enseñarnos a amar! – Ahora, pasamos nuestra foto de familia al compañero de la derecha, y hacemos nueva ronda, rezando por la familia del compañero que le tocó, con las mismas palabras que antes. – Una vez finalizada la ronda decimos juntos las palabras que se indican en el libro del niño: ¡Jesús, José y María, les doy el corazón y el alma mía! Amén. Bendice, Señor, a nuestras familias y líbralas de todo mal. Amén. Se puede concluir el momento de oración con la siguiente canción, la cual se puede escuchar o recitar por parte del catequista o de alguno de los niños. Oración de la familia Que ninguna familia comience en cualquier de repente, que ninguna familia se acabe por falta de amor. La pareja sea el uno en el otro, de cuerpo y de mente, y que nada en el mundo separe un hogar soñador. Que ninguna familia se albergue debajo del puente y que nadie interfiera en la vida y en la paz de los dos. Y que nadie los haga vivir sin ningún horizonte, y que puedan vivir sin temer lo que venga después. La familia comience sabiendo por qué y dónde va, y que el hombre retrate la gracia de ser un papá; la mujer sea cielo y ternura y afecto y calor, y los hijos conozcan la fuerza que tiene el amor. Bendecid, oh Señor las familias, amén. Bendecid, oh Señor, la mía también. Que marido y mujer tengan fuerza de amar sin medida, y que nadie se vaya a dormir sin buscar el perdón; que en la cuna los niños aprendan el don de la vida; 65 la familia celebre el milagro del beso y del pan; que marido y mujer, de rodillas, contemplen sus hijos, que por ellos encuentren la fuerza de continuar. Y que en su firmamento la estrella que tenga más brillo pueda ser la esperanza de paz y certeza de amar. La familia comience sabiendo por qué y donde va… Bendecid, oh Señor, las familias, amén… adre Zezinho Compromiso Realizamos en nuestro hogar el “árbol de la vida” con los integrantes de nuestra familia y lo ponemos en un lugar importante de la casa para rezar en familia. Para su realización seguimos las instrucciones que aparecen en el libro del niño. Atención: Para el próximo encuentro se pide a los niños que averigüen la fecha de su bautismo y traigan si tienen fotos o estampita del mismo. Notas: 66 2 Encuentro ME BAUTIZÓ MI PRIMO JUAN Objetivos ■ Reconocer en el agua un signo de purificación, frescura y alivio del cuerpo y alma. ■ Comprender que el Bautismo es el nacimiento a la vida de la gracia, y que por él somos hijos amados de Dios, como lo reveló en Jesús. ■ Conocer que desde el Bautismo formamos parte de una gran familia, la Igle- sia. En ella somos hermanos, hijos de un mismo Padre y en ella recibimos el Espíritu Santo. ■ Comprometerse en imitar las actitudes del Hijo de Dios. iramos nuestra vida El catequista interroga a los niños sobre si construyeron el árbol de la vida de sus familias. Les pregunta qué les pareció y si rezaron en familia y por las familias. Dinámica ateriales: Una fuente con agua y toalla. Si la cantidad de niños es numerosa, se pueden usar dos fuentes. Canto: Si el Espíritu de Dios se mueve en mí Si el Espíritu de Dios se mueve en mí, yo creo, Señor, en ti. Si el Espíritu de Dios se mueve en mí, yo creo, Señor, en ti. Yo creo, yo creo, yo creo Señor, en ti. Si el Espíritu de Dios se mueve en mí, yo espero ( espués, yo te amo), Señor, en ti… Desarrollo: – Se hará una hilera, de a uno irán lavándose la cara y las manos, mientras los otros cantan y aplauden. 67 – Una vez que todos se refrescaron, el catequista pregunta a los niños qué sien- ten luego de lavarse la cara y las manos. Y continúa la comparación con las ocasiones en que están acalorados, sudados, o sucios de tierra, y se dan un buen baño. ¿Qué sensación tienen? – Con el catequista llegan a la conclusión de que el agua es signo de frescura, alivio y purificación. Se comienza el encuentro con el libro de niños, con las sugerencias del mismo: – Se pregunta por el día del cumpleaños, su nacimiento a la vida, si les gusta fes- tejarlo. – Seles pregunta a los niños si saben que tienen un segundo nacimiento. Se comienza a hablar del Bautismo. Sabemos que es el primer sacramento. Si bien no se profundizará en el tema, si surge la pregunta qué es un sacramento, se puede de una manera sencilla decir: Jesús, cuando vino al mundo, quiso dejarnos algunos medios, signos, gestos, que él los hacía para que nos fuera más fácil acercarnos a Dios, santificar- nos, y para comunicar a las personas la gracia de la salvación de Dios. Esos gestos se realizan a través de lo que llamamos sacramentos (en el segundo año se profundiza el tema). Comenzamos a hablar del Bautismo, como nacimiento a una nueva vida, la vida de la gracia. Se retoman algunos puntos que vimos en el Encuentro 6. – Adán y Eva se dejaron engañar por el demonio y desobedecieron a Dios. Este fue el primer pecado en la tierra: el pecado original, y por esto todos los descen- dientes de Adán y Eva, excepto la Santísima Virgen María, la mamá de Jesús, venimos al mundo con el pecado original en el alma. – La consecuencia de aquel primer pecado fue perder “la gracia de Dios”. – Pero a pesar de eso, Dios no nos abandonó y envió a su Hijo Jesús, para mos- trarnos su gran amor misericordioso hacia cada uno de nosotros y devolvernos la gracia. Jesús nos habla Este es mi Hijo amado Se lee el contenido del libro del niño en el que Jesús cuenta y explica cómo y por qué fue su bautismo. Se hace una lectura pausada de Mateo 3,13-17. 68 Pistas Para la r fl xión Juan Bautista, predicador judío, precursor de Jesús ■ Su personalidad esconde un marcado carácter profético como ya lo reflejaron los primeros Padres de la Iglesia, situándolo como el último profeta del Antiguo Testa- mento y el portavoz de la llegada del Salvador. A través de su figura tiene lugar el bautismo de Jesús en el río Jordán, lo que le convierte en una de las figuras clave en el comienzo de la vida pública de Jesús. ■ El papel que juega Juan Bautista se sitúa en dos momentos: en el momento de la gestación y nacimiento del Salvador, a través de la imagen de María visitando a su pariente Isabel, y en el comienzo de su vida pública a través de su bautismo en el Jordán. Dos momentos clave en la vida de Jesús que orientaron su vida prefigura- da desde el comienzo de los tiempos. ■ La vida austera de Juan Bautista lo ha convertido en el prototipo de preparación para la venida de Jesús. ■ Juan se dedicaba a anunciar la conversión y la preparación para la venida del Me- sías a través del bautismo. Su bautismo con agua tenía lugar en el río Jordán, en las proximidades de su desembocadura en el Mar Muerto. A él se acercaban todo tipo de personas que lo escuchaban y hacían un propósito de conversión de vida a través de la liturgia de la inmersión en las aguas del río. El bautismo, manifestación de la identidad de Jesús ■ El relato del evangelio presenta la manifestación de la identidad de Jesús. Es el Padre mismo el que dice quién es. Jesús bautizado es el comienzo del cumpli- miento del plan de salvación del Padre. El bautismo del Señor es otra forma de epifanía, de manifesta- ción luminosa. Manifiesta la salvación universal que Dios ha realizado en Cristo. Jesús en efecto, descendió al Jordán con los pecadores, pero al salir del agua, en cierta manera, eleva a toda la humanidad, llevando hacia Dios el mundo que estaba sumer- gido en el mal. San Gregorio Nacianceno ■ Esto explica por qué Jesús pide ser bautizado por Juan, si él no necesitaba con- vertirse. El Bautismo, nuevo nacimiento Una vez reflexionada la Palabra, el catequista hace la comparación siguiendo las palabras que aparecen en las viñetas del libro del niño. 69 ■ Cuando vos fuiste bautizado, Dios Padre, repitió las mismas palabras que a Jesús: “Tú eres mi hijo o hija muy amado”. Dios se siente muy feliz porque vos sos su hijo. Se invita a pegar la foto o estampa que trajeron de sus bautismos. ■ El hecho de tener un nuevo bebé en la familia es ya motivo de gran alegría, tam- bién lo es el hecho de que la Iglesia tenga un nuevo miembro. Para expresar bien esto pueden fijarse en el dibujo que aparece: – Un niño es traído en brazos por Dios Padre, representado en el anciano con un triángulo en la cabeza. – La cuna en la que va a ser colocado el niño tiene forma de iglesia y es que la Iglesia es la que acoge, por el Bautismo, esa nueva vida que nace. – Un ángel riega una maceta con un brote verde. Quiere ilustrar el agua del Bau- tismo que hace crecer la semilla de la gracia que el Bautismo planta en nosotros y que está llamada a que crezca. – Los padres reciben alegres, con una sonrisa, esa vida que Dios les trae y el amor entre ellos (simbolizado por el corazón) será vital para que crezca la fe. ■ En diversas religiones existen baños rituales que purifican o que simbolizan el nue- vo nacimiento. En el caso del Bautismo católico, cuando el bautizado es mojado con el agua o inmerso en ella se simboliza la muerte a la vida anterior, alejada de Dios, y el renacer a la vida en Cristo. Por eso hablamos de segundo nacimiento. El agua ■ Es el símbolo más importante con el que se relaciona este sacramento. Bautismo viene de una palabra griega que quiere decir inmersión, por lo que el agua es el principal signo de este sacramento. ■ El agua es indispensable para la vida y este es su primer significado. Recordemos que el agua también puede traer la muerte, como ocurrió en el diluvio. ■ El agua significa la muerte a una vida sin Cristo y la nueva vida como hijo de Dios. ■ También está relacionada con la limpieza y la purificación, por lo que representa la ausencia de pecado. Aquí podemos retomar el gesto inicial que hicimos: la sensación de limpieza y alivio que nos proporcionó el lavarnos, el retirar el polvo, el sudor, etc. ¿Qué pasa cuando nos bautizan? ■ Nos convertimos en hijos de Dios. El Bautismo es un nuevo nacimiento, nos da una nueva vida porque Dios mismo va a estar con nosotros. Nos unimos a la San- tísima Trinidad. Somos hijos de Dios, hermanos de Jesús y templos del Espíritu Santo, ya que lo recibimos en este sacramento. ■ Se nos perdona el pecado original. Al derramar el agua en la cabeza, se limpia la mancha de ese pecado que traemos de nuestros antepasados, Adán y Eva. Se 70 borra el pecado y se devuelve la gracia perdida. El bautizado limpió su alma total- mente. ■ Pasamos a ser miembros o parte de la Iglesia, es decir, que cuando nos bautiza- mos nos convertimos en “cristianos” Somos de Cristo, somos hermanos entre nosotros, y así formamos una gran familia: la Iglesia. Dios siempre quiere a los hombres, porque son sus creaturas, obra de sus manos, sin pedir nada a cambio. Por esto mismo quiere que todos los hombres se bauticen. El Bautismo consti- tuye el nacimiento a la vida nueva en Cristo. El fruto del Bautismo, o gracia bautismal, es una realidad rica que comprende: el perdón del pecado original y de todos los pecados personales, el nacimiento a la vida nueva, por la cual el hombre es hijo adoptivo del Padre, miembro de Cristo, templo del Espíritu Santo. Por la acción misma del Bautismo, el bautiza- do es incorporado a la Iglesia, Cuerpo de Cristo y hecho par- tícipe del sacerdocio de Cristo. atecismo de la Iglesia atólica 1279 Los niños completan las afirmaciones que se encuentran en sus libros, poniendo las vocales donde corresponden. Te uniste a la SANTÍSIMA TRINIDAD. Sos… HIJO de DIOS. HERMANO de JESÚS. TEMPLO del Espíritu SANTO. El AGUA derramada en tu CABEZA… Te borró el PECADO original. Y te devolvió la GRACIA. Somos HERMANOS entre nosotros, y así formamos una gran FAMILIA: La IGLESIA. Se pueden contemplar y mirar las ilustraciones que acompañan cada una de las afirmaciones: – Imagen 1: Se ve a un niño en medio del abrazo que se dan entre el Padre y el Hijo. También aparece el Espíritu Santo en forma de paloma. El Bautismo nos une a la Santísima Trinidad. – Imagen 2: Se ve el gesto de agua derramadaen la cabeza que se realiza en el Bautismo. 7 – Imagen 3: Un grupo de diferentes edades corre tras un vehículo con forma de Iglesia, por una carretera que forma el nombre de Jesús. Y es que el Bautismo nos hace formar parte de la Iglesia. r sPu sta a la Palabra Se relee el texto evangélico y se encuentran las palabras en la sopa de letras. B A U T I Z A D O V E C K G A L I L E A K N I F X B T I K A I W C E T I U P A X E P N U L N A D R O J S G X E O B J F V J U P W Y N S B Ñ X L I A I Q I T M O L A P H N R W R R A U G A V F L I L I O W U L V O Z M T H W X P A L O M A S U S E J Rezamos juntos Finalizada esta actividad, nos disponemos a celebrar lo que Jesús nos mostró y enseñó. Es tan bella la novedad que tenemos que celebrarla. Celebración Elementos: Agua bendita, (se explica que es agua bendecida por el sacerdote, y que tiene el significado de recordar nuestro bautismo); vela encendida (significa la misión del bautizado de ser luz para otros), situada al costado de la Palabra por- que ilumina el camino a seguir; la Palabra (presencia viva de Dios), imagen de la Virgen, Madre de la Iglesia, una cruz (signo del cristiano), vestimenta blanca (sig- nificando la pureza, la limpieza, la gracia). Preparación: Se arma la celebración con los niños, explicando el significado de cada elemento. Todos estos símbolos deben de ayudarnos a comunicarnos y acercarnos a Jesús y a nuestros hermanos. Se colocan los elementos en una mesita. 72 Desarrollo: – Todos se sitúan en círculo en torno a todos estos elementos. Se simboliza de este modo que formamos la familia de los hijos de Dios. – Se vuelve a entonar el canto Si el Espíritu de Dios se mueve en mí, que ya se cantó al principio. – El catequista dice: “Todos estamos bautizados, formamos parte de una hermo- sa familia, que es la Iglesia. Somos hijos de Dios, como lo escuchamos en su Palabra, hermanos de Jesús y hermanos entre nosotros. ¡Qué lindo es sentirnos familia! – Se hace la señal de la cruz. – Todos juntos rezan la oración Hijo amado de Dios, que aparece en el libro del niño. Gesto – Se arman dos hileras de niños, pasan de a dos ante la mesita donde está la fuente de agua bendita. – Un compañero le hace al otro la señal de la cruz en la frente y le dice: “Sos el hijo amado de Dios” – Vuelven al lugar y así los demás. – Mientras todos cantan Si el Espíritu de Dios se mueve en mí. Compromiso El catequista motiva a los niños a pensar en un ratito de silencio sobre qué pueden hacer para vivir como verdaderos hijos amados de Dios. Y se les invita a que com- pleten la tabla que aparece en sus libros. La catequista reparte una botellita de agua bendita a cada niño para que lleve a su casa y repita el gesto con cada integrante de la familia, rezando la oración del libro del niño. Se finaliza con la señal de la cruz y un saludo afectuoso a los niños. Atención: Para el próximo encuentro los niños realizaran un gesto con- sistente en construir un denario. El catequista debe prever para que se tengan los materiales suficientes. Para una explicación más detallada, véase la página 76 de esta Guía. 73 3 Encuentro LES PRESENTO A MIS AMIGOS iramos nuestra vida Nuestros amigos Dinámica Preparación: Se preparan corazones rojos de buen tamaño. Los corazones se cortan por la mitad con forma irregular, como si fueran un rompecabezas. Se ne- cesitará un corazón cada dos niños. Desarrollo: – Se colocan los corazones en el centro, (bien mezclados) sobre una mesa. – Se pide a los participantes que cada uno retire un pedazo de papel. – Luego, buscan al compañero o compañera que tiene la otra mitad, la que tiene que coincidir exactamente. – Al encontrarse la pareja, deben conversar por 5 minutos sobre las preguntas que aparecen en el libro del niño. – Al finalizar el tiempo, vuelven al grupo general, para compartir con los demás lo conversado. – El catequista explica que la amistad es como ese corazón que se forma apor- tando cada uno lo mejor que tiene para dar. Objetivos ■ Conocer quiénes eran los amigos de Jesús y descubrir que hoy Jesús nos elige como amigos. ■ Destacar el valor de la amistad y descubrir quiénes son nuestros verdaderos amigos. ■ Agradecer a Dios el regalo de la amistad. 74 Luego de compartir las respuestas de la actividad anterior se leen las premisas en voz alta, se debate sobre la respuesta correcta y se anota. Actitudes de los amigos V F Los buenos amigos siempre nos escuchan y se preocupan por nosotros. X Los amigos verdaderos nos dicen que todo lo que hacemos está bien. X Los amigos que nos quieren nos acompañan cuando estamos tristes y cuando estamos felices. X Los verdaderos amigos siempre quieren nuestro bien. X Los buenos amigos cuentan lo que les decimos a todos los demás. X Los buenos amigos nos dicen la verdad aunque nos duela. X Los amigos se alegran si nos equivocamos. X Jesús nos habla Los amigos de Jesús Se divide a los niños en tres grupos para buscar las citas bíblicas: Lucas 6,12-16 Juan 11,1-6 Juan 19,26; 21,20 Luego comparten sus respuestas y leen el contenido de sus libros. Pistas Para la r fl xión La amistad, una forma de amor ■ La amistad es una forma de amor. Cuando la amistad es verdadera, siempre se quiere el bien y la felicidad del otro de manera desinteresada y afectuosa. Los ami- gos son fruto de una elección personal y libre. No se puede ser amigo de todo el mundo, la amistad requiere un conocimiento profundo de la otra persona, acepta- ción de sus virtudes y defectos y la certeza de que podemos abrirnos al otro sin reservas. Esto nos permite crecer como personas. ■ La amistad requiere actitudes como el diálogo, la sinceridad, la capacidad de pedir perdón y de perdonar y el compartir el tiempo con otros… ■ Jesús nos ha enseñado con su vida, la importancia de cultivar el valor de la amis- tad. Él para llevar a cabo su misión eligió amigos que lo acompañarán y en quienes depositar sus inquietudes, preocupaciones y, por supuesto, todas sus enseñan- zas. Él es claro al decir: “No hay amor más grande que dar la vida por los amigos”. ■ Para los que tuvieron un encuentro personal con Jesús, la vida les cambió com- pletamente y no pudieron permanecer indiferentes ante la invitación de Jesús. Hoy, igual que ayer, Jesús nos invita a nosotros a ser sus amigos. 75 Los apóstoles (Lucas 6,12-16) ■ La palabra apóstol significa un mensajero autorizado para representar a quien lo envía. ■ Los apóstoles fueron los discípulos y amigos que Jesús eligió durante su vida pú- blica. En la última cena fueron instituidos por Jesús como sacerdotes y recibieron la misión de predicar el evangelio en el mundo entero (Mateo 28,19-20). Ellos son: Simón, al que llamó Pedro, Andrés, Santiago, Juan, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago (el hijo de Alfeo), Simón, Judas y Judas Iscariote, quien lo entre- gó. Más tarde sería reemplazado por Matías. ■ Fueron testigos de la resurrección de Jesús y en Pentecostés recibieron el poder para actuar y entender el Evangelio. Pedro fue constituido por Jesús en jefe de los apóstoles y, desde entonces, la sucesión apostólica es signo de la verdadera Iglesia. Lázaro, Marta y María (Juan 11,1-6) ■ Lázaro, Marta y María eran tres hermanos amigos de Jesús. Ellos vivían en Beta- nia, un pueblo a tres kilómetros de Jerusalén. En aquel lugar, Jesús se sentía como “en casa”. Todo se vivía con naturalidad y sencillez. Allí Jesús no era tratado como un profeta o personaje importante, allí Jesús era el amigo querido y esperado. ■ Marta era una mujer activa, laboriosa y atenta a las necesidades. Se preocupaba de que el hogar estuviera en orden. María era más apasionada, sensible y hacía poco se había encontrado con Jesús. Desde entonces su vida había cambiado para siempre. Lázaro es ese amigo entrañable por quien Jesús llorará al enterarse de su muerte y a quien resucitará para gloria de su Padre. Juan, el discípulo amado (Juan19,26; 21,20) ■ Juan era hijo de Zebedeo, pescador de Betsaida y de Salomé, una de las mujeres que estuvieron al servicio de Jesús. ■ Fue discípulo de Juan Bautista, de donde pasó a ser seguidor de Cristo, convir- tiéndose en uno de sus apóstoles preferidos, el “discípulo amado”. ■ En el Evangelio de Juan (escrito por discípulos del apóstol entre los años 90 y 100 d. C.) percibimos el gran amor que este discípulo le tenía a Jesús, una cercanía y conocimiento del interior de Cristo que solo un amigo íntimo puede tener. ■ Jesús le encomendó el cuidado de su madre, María, a los pies de la cruz. r sPu sta a la Palabra Se realiza la actividad propuesta. 76 Rezamos juntos Hoy vamos a agradecerle a Jesús por su amistad y vamos a pedirle que bendiga a nuestros amigos y nos ayude a amarlo de verdad. Gesto: Elaboración de un denario ateriales: 10 cuentas de color, cordón, y una cruz. Significado: Muchas personas usan hoy los denarios como pulseras sin saber cuál es su significado. Explicarles a los niños, en forma sencilla, que cada cuenta del denario representa el rezo de un avemaría y que las diez cuentas equivalen al rezo de un misterio del santo rosario, en el cual contemplamos la vida de Jesús de la mano de María. Opción: Otra opción es elaborar una tarjeta, cuyo modelo pueden ver en el libro del niño. Desarrollo: – Elaboramos el denario o la tarjeta para regalar a nuestro mejor amigo o amiga y agradecer su amistad. – Rezamos una decena del rosario con los denarios que prepararon, ofreciendo el rezo de ese misterio por nuestros amigos y amigas. Todos recitan la oración Gracias, Jesús, que aparece en el libro del niño. Luego cantamos la Canción del saludo, acompañándolo con los gestos corres- pondientes. Compromiso Se pide a los papás que acompañen a sus hijos o hijas a visitar a nuestro amigo Jesús en el sagrario. El catequista aprovecha este compromiso para ofrecer una explicación breve. ■ El sagrario o tabernáculo es un pequeño recinto, a modo de caja o armario, donde se guarda la Eucaristía después de la celebración para que pueda ser llevada a los enfermos, o puedan comulgar fuera de la misa los que no han po- dido participar en ella. Junto al sagrario siempre hay una lámpara o vela que in- dica y honra la presencia de Cristo. En definitiva, el sagrario es, en palabras de Pablo VI, “el corazón vivo de cada una de nuestras iglesias”. ■ La exposición eucarística ayuda a reconocer en ella la maravillosa presencia de Cristo e invita a la unión más íntima con él. Adorar a Jesucristo en el Santísimo Sacramento es la respuesta de fe y de amor hacia Aquel que, siendo Dios, se 77 hizo hombre; hacia Aquel que es nuestro Salvador, que nos ha amado hasta dar su vida por nosotros y que sigue amándonos. ■ En una capilla de adoración perpetua, se reza a todas horas del día y de la no- che, se elevan alabanzas, súplicas, acción de gracias, bendiciones y se interce- de por las necesidades de los demás. Los católicos que adoran dan testimonio del tesoro más grande que tiene la Iglesia: la Eucaristía. Notas: esús, nuestro maestro 0 bjetivos ■ onocer la importancia de la oración como modo de comunicarse con Dios. ■ Destacar que rezar es escuchar y hablar con nuestro amigo Jesús, de quien aprendemos a hacerlo. ■ Aprender la oración del Padrenuestro y rezarla con frecuencia. iramos nuestra vida Escuchar a Dios y hablar con Él El catequista interroga, a propósito del compromiso del encuentro anterior: – ¿ ómo anduvieron con el compromiso? – ¿Pudieron visitar a nuestro amigo Jesús en el Sagrario? Puede concluir en que “es muy buena costumbre visitarlo ahí”. Se comienza el encuentro preguntando “qué es rezar”. Escuchamos a los niños y redondeamos la idea: ezar es “escuchar a Dios y hablar con Él”. Los reunimos por parejas y les pedimos que dialoguen, a partir de las preguntas que tienen en su libro (p. 6). En la puesta en común, ordenadamente los dos compañeros se ponen de pie y cuentan, al resto del grupo, lo que el compañero le contó. Así, hasta que todos terminen. Enséñanos a orar Resaltando todo lo que aportaron los niños, y sabiendo que siempre podemos aprender más, invitamos a leer Lucas 11,1. Los niños y niñas responden por escrito la pregunta: ¿Qué le pidieron los discípu- los a Jesús? La respuesta es: “Señor, enséñanos a orar”. ■ Los Apóstoles sabían orar y lo hacían en grupo, como lo hacían todos los judíos en las sinagogas y en los principales momentos del día. 4 Encuentro LES ENSEÑO A REZAR 1 ■ Sin embargo descubren al lado de Jesús una manera nueva de vivir y convivir y sienten la necesidad de hablar al Padre en otra forma. ■ Para enseñarles a rezar, Jesús esperó que ellos mismos se lo pidieran. Entonces les enseñó el padrenuestro. Jesús nos habla Padre nuestro Proclamación Se lee el pasaje de ateo 6,9-13. El catequista les dice que lo recen lentamente, y que, aunque muchos de ellos ya lo conozcan, lo irán comprendiendo mejor al rezar con él. Jesús, nuestro modelo de oración Pistas Para la r fl xión Se continúa leyendo todas las expresiones de Jesús acerca de la oración. Las ideas claves para reflexionar son las siguientes: ■ En el Evangelio vemos que Jesús dedica mucho tiempo a la oración, es decir, a hablar con su Padre: él oraba en todo tiempo sin desfallecer (ver Lucas 18,1). – Jesús rezó solo, en familia, con sus amigos… omo todo judío, rezaba cinco veces al día, antes y después de cada comida, y los sábados en la Sinagoga. – En verdad, toda la vida de Jesús está dirigida constantemente hacia su Padre: él vive constantemente para el Padre (ver Juan 6,57). – Buscaba el tiempo y el lugar adecuado y oportuno: “A la mañana mucho antes de amanecer, se levantó, salió y se fue a un lugar desierto, y allí oraba” ( arcos 1,35). – Si bien, para Jesús, los tiempos y los lugares no son lo principal. Él vive una vida tocada por Dios, profundamente fundada en Dios, y eso es lo que manifiesta en su oración. Lo hacía con mucha confianza y mucho amor. Elevaba la mente y el corazón hacia el Padre. ■ Jesús oró en todo momento y en toda circunstancia, en momentos decisivos de su vida. – En el momento del Bautismo: “Mientras está en oración, se abre el cielo, des- ciende el Espíritu y se oye la voz del cielo…” (Lucas 3,21). – En plena actividad evangelizadora: cuando las muchedumbres acudían a él para escucharlo o para que los curara, se retiraba a lugares apartados a orar (ver arcos 1,35-39 y Lucas 5,16). 2 – Ante la elección de los Apóstoles, Jesús ora: “Jesús se fue al monte a orar, y pasó la noche orando a Dios” (Lucas 6,12). – Jesús, orando “en soledad” (Lucas 9,18), se pregunta quién es y hace esta pre- gunta a sus discípulos. Pedro hace su confesión y profesión de fe: “Tú eres el risto de Dios”. – Jesús ora en la escena de la Transfiguración; esta tiene lugar “estando Jesús en oración en la montaña” (Lucas 9,28-29). – Jesús estaba orando cuando enseña a rezar: los discípulos le piden que les enseñe a rezar, y él les enseña el Padrenuestro (ver Lucas 11,1). – En la Última ena, Jesús ora por Pedro: “yo he rogado por ti para que tu fe no se venga abajo” (Lucas 22,31). – En su angustioso momento en el huerto de Getsemaní, Jesús ora e invita a sus discípulos tres veces a rezar: “Oren para que no caigan en tentación” (Lucas 22,39-46). ■ Jesús es el modelo perfecto de cómo debemos hablar con el Padre. – Jesús pide a su Padre que nos perdone: “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen” (Lucas 23,34). – Jesús alaba al Padre: “Te alabo, Padre, Señor del ielo y de la tierra” ( ateo 11,25). – Jesús agradece al Padre: “Padre, te doy gracias porque me oíste” (Juan 6,41). “Jesús tomó los panes, dio gracias y los distribuyó a los que estaban sentados” (Juan 6,11). – Jesús dice a su Padre: “No se haga mi voluntad sino la tuya” ( arcos 14,33). – Jesús se encomienda a su Padre: “Padre, en tus manos encomiendomi Espíri- tu” (Lucas 23,46). – Jesús pide al Padre que nos perdone: “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen” (Lucas 23,34). – Jesús convirtió toda su vida en oración. Reza desde la vida y con la vida. ■ Jesús nos enseña a rezar con sencillez, humildad, confianza y alegría. – La oración es para Jesús una cosa simple, sencilla. No hacen falta métodos ni formulas complicadas: “Tú cuando ores, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre que está en lo secreto” ( ateo 6,6). – “ uando oren, no hablen mucho… el Padre que está en el cielo sabe bien qué es lo que les hace falta, antes de que se lo pidan” ( ateo 6,7-8). – La oración tiene que ser humilde, no como la del fariseo, sino como la del publi- cano (Lucas 18,13). – Y sobre todo, ha de ser expresión de una gran confianza, rezar con fe, con la certeza de que todo viene de Dios: “Por eso les digo: cuando pidan algo en la oración, crean que ya lo tienen y lo conseguirán” ( arcos 11,24). 3 – Rezar con alegría sabiendo que Dios nos ama y desea lo mejor para cada uno de sus hijos. Él está siempre, toca el corazón y “escucha nuestra oración”. – Jesús escucha la oración de fe de quien le pide con palabras: el leproso ( arcos 1,40-41), Jairo ( arcos 5,36), la cananea ( arcos 7,24-30), el buen ladrón (Lu- cas 23,39-43). – Y escucha la oración de quien se acerca en silencio: los que llevan al paralítico ( arcos 2,5), la hemorroísa ( arcos 5,28), la pecadora (Lucas 7,37-38). – Jesús siempre responde a la plegaria del que suplica con fe: “Vete en paz, tu fe te ha salvado” ( arcos 10,52). ■ La Virgen María también oraba. – María fue una mujer de mucha oración. De escucha atenta a Dios y de gran disponibilidad a la voluntad de Dios. Señora del silencio, que meditaba y conser- vaba sus vivencias en su interior: “María conservaba todas esas cosas y las meditaba en su corazón” (Lucas 2,19). – María nos enseña cómo responder a Dios cuando nos habla: “He aquí la servi- dora del Señor, hágase en mí según tu Palabra” (Lucas 1,38). – Ella intercede por nosotros ante Jesús, como lo hizo en las bodas de aná (Juan 2,1-12). – Y nos aconseja: “Hagan todo lo que Jesús les diga” (Juan 2,5). si no r zo, no Pu do ns ñar a r zar Para pensar: “Si no tenemos tiempo para la oración durante el día, algo estamos haciendo de más.” ■ Podemos meditar la Palabra, hacer una lectura orante. ■ Podemos rezar la señal de la cruz… – Elegir oraciones aprendidas, especialmente el Padrenuestro, que es la oración que el mismo Jesús nos enseñó. Rezarla, pensando en lo que decimos. – Invocar al Espíritu Santo. Rezar a mamá María. – antar o rezar con los Salmos, ellos también han sido la oración de Jesús. ■ uando rezamos juntos, risto resucitado está presente en medio de nosotros y ora con nosotros a Dios nuestro Padre. “ uando dos o tres estén reunidos en mi nombre, yo estoy en medio de ellos” ( ateo 18,20). ■ La liturgia está llena de oraciones que vamos rezando juntos. Nos unimos a Dios mediante oraciones, gestos, palabras, etc. Y tiene oraciones de alabanza, perdón, acción de gracias, adoración, salmos, canciones, oraciones de fe… ¡Qué bueno asistir a la Misa: es la oración perfecta! 4 ■ atequista, reza tus “Encuentros”, reza por tus niños, sus familias, por los otros catequistas. Reza en tu comunidad. Puedes rezar en cualquier momento y en cualquier lugar. “Imitando a Jesús en la oración seremos buenos hijos de Dios y catequistas llenos del Espíritu de Dios. ¡Ánimo! r sPu sta a la Palabra Los niños y niñas escriben, debajo de cada dibujo, la frase del Padrenuestro que le corresponde. Sería oportuno interpretar las imágenes, para comenzar a comprender de a poco lo que rezamos en esa bella oración que Jesús nos enseñó. Rezamos juntos Gesto – Tal como aparece en el libro de niños, nos preparamos para orar. – Para ello, explicamos previamente el gesto de tomarse las manos y recitamos la oración del Padrenuestro, pensando en lo que decimos. Recordamos que estamos invitados a rezar como lo hacía Jesús, tal como se señala en el libro del niño. antamos “Tan cerca de ti”. Para profundizar sobre la “oración en la vida cristiana”, el catequista puede leer Catecismo de la Iglesia Católica 2558-2565. Compromiso Motivamos a los niños a comprometerse a aprender la oración del Padrenuestro y a rezarla en los horarios que ellos decidan, coloreando las agujas del reloj. sug r ncia Podemos pedir a los niños, que hagan una encuesta entre la gente grande y entre sus amigos, con preguntas como estas o parecidas: – ¿ uándo rezas? – ¿Dónde rezas? – ¿ on quién rezas? – ¿Por qué te gusta orar? – ¿De qué manera lo haces? 5 iramos nuestra vida Entender al Padrenuestro y rezarlo con el corazón El catequista comienza preguntando cómo vivieron el compromiso del encuentro anterior. Si se pidió la Encuesta, se debe comenzar con la “Puesta en común”, y a partir de ahí largar las preguntas disparadoras que aparecen en esta sección del libro del niño. Así como entre padres e hijos hay actitudes que demuestran el amor y cariño que se tienen, Jesús nos enseña que la oración del Padrenuestro es su “preferida”, porque surge del gran amor que él siente por su Padre. Jesús nos deja esta oración para que nos comuniquemos con el Padre Dios. Por eso nos vamos a detener en esta hermosa plegaria que nos hace tanto bien rezar cada día, tratando de comprender y vivir mejor cada una de sus expresiones para encontrarnos más profundamente con nuestro Papá Dios. Jesús nos habla Memo Padre-Tex dinámica “ju go d la m moria” Esta dinámica se lleva a cabo a partir de la oración del Padrenuestro. Se estima un tiempo de realización en torno a 10 minutos. bjetivos ■ omprender la oración del Padrenuestro para rezarla con el corazón. ■ Motivar la interpretación de los párrafos y las imágenes a través del juego. ■ elebrar la alegría de sentirnos hijos de Dios, rezando la oración que Jesús nos enseñó. 5 Encuentro MI ORACIÓN PREFERIDA: EL PADRENUESTRO 6 Para preparar previamente: – Se fotocopia el Padrenuestro animado y los párrafos con las explicaciones. – Se pegan en una cartulina del mismo color y se recorta cada rectángulo de am- bas fotocopias, de manera que queden 20 rectángulos de igual tamaño. El juego consiste en: – Poner todos los rectángulos boca abajo mezclados. Los que jueguen (pueden ser dos o más) tienen que levantar por vez dos cuadraditos, los miran, los mues- tran y los vuelven a colocar boca abajo, en su sitio. – Se deben sacar las parejas de párrafos que coincidan, la frase del Padrenuestro con su explicación. – Hay que tener buena memoria para acordarse dónde está cada párrafo con su correspondiente explicación a medida que van pasando los turnos. – uando hayan levantado todas las parejas de la mesa, el participante que más parejas tiene, gana. El catequista les pide que lean un párrafo a la vez de la oración del Padrenuestro; si el niño no entiende el significado de alguna palabra, deberá aclarárselo. Si hubiera algo, catequista, que no sabes responder, no te preocupes, y con mu- cha sinceridad dile al niño: “No lo sé, para el próximo encuentro lo averiguo”. Y el próximo encuentro, luego de interiorizarte, lo contestas. Luego les indica que observen la imagen y piensen qué significa. Ella les va a ayu- dar a interpretar “un poco” lo que dicen las palabras. onviene dejar que los niños vayan diciendo lo que entienden e interpretan. Luego van leyendo las interpretaciones, y si dijeron alguna palabra de las que aparecen en el texto, colocan un punto, y si no interpretaron colocan cero, en el círculo del costado; y así hasta llegar al final. Suman todos los puntos y miran el puntaje final para ver cuán cerca estuvieron. Hay que aclararles que todos los puntajes son buenos, pues lo importante es comprender lo que estamos rezando. r sPu sta a la Palabra Te ofrecemos una ayuda para la interpretación de lasimágenes y una ampliación de la explicación de las peticiones del Padrenuestro. La meditación del mismo es inagotable. También el Espíritu Santo ilumina tu meditación. No tienes que explicar todo esto a los niños, sino tenerlo de fondo para ayudarles a entender mejor la oración. Padre nuestro ■ Al rezar el Padre nuestro, Dios quiso que lo llamaras con el dulce nombre de “Padre”. 7 – A Dios le llamamos Padre porque Él es el origen de todo lo que somos y lo que tenemos. Es el origen más profundo de todo lo que existe. Y por eso nuestro corazón, aunque tratemos de olvidarlo, tiene un hondo deseo de llegar a Él. – Pero no basta decir esto para entender por qué lo llamamos Padre. Es su Hijo Jesús el que nos enseñó a descubrirlo como Padre. Y ya sabemos que ambos tienen la misma naturaleza divina y el inmenso amor que se tienen. – Por eso, Jesús necesitaba apartarse a veces para poder estar a solas con su Padre, y se pasaba noches enteras comunicándose con Él (Lucas 6,12). Lo hacía con mucha confianza. – Todo esto nos explica por qué cuando Jesús nos enseña a orar, la primera pa- labra que nos enseñó a decir es “Padre”, “Abba”, “Papito”; su deseo era que todos adoraran al Padre e invitarnos a llamarlo así con toda confianza y con todo derecho, porque no solo nos llamamos, sino que de verdad somos hijos de Dios (1 Juan 3,1). ■ No decimos Padre “mío”. Jesús quiso que dijéramos “nuestro”, aun cuando rece- mos solos. – Porque Dios es Padre de todos y, como todo padre bueno, desea ver a sus hijos unidos desde el corazón y amándose unos a otros. – uando rezamos el Padrenuestro tenemos que abrir nuestro corazón y dar lugar a los demás en nuestra oración. No pedir el pan para mí, sino para nosotros… para todos. – Jesús nos está diciendo que la manera de encontrarse con el Padre es teniendo un corazón de hermanos, solidario. Si estamos dispuestos a buscar la felicidad, compartir dolores, alegría, tiempo y bienes con los demás, podremos decir “nuestro” con sinceridad y autenticidad. – Basta para ser feliz con saber que eres hijo amado de Dios Padre. ■ Sugerencias sobre la ilustración: – Dios aparece como un hombre grande en edad, significando la sabiduría, un Dios cercano, que es Padre, alegre, atento (ojos bien abiertos, llenos de bondad y novedad), cariñoso, feliz por abrazar, apretar y abarcar a todos sus hijos, a los que ama mucho. Notar las distintas etnias en los niños. Ellos se sienten felices, plenos, “hermanos”. – El triángulo en la cabeza de Dios significa la Santísima Trinidad. Familia Divina: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Él ama la unidad, la familia, la comunidad. – Los corazones representan su gran amor y misericordia infinita. Él es bondad pura. No castiga. Desea lo mejor para nosotros. – En su vestimenta y en el triángulo aparecen como “parches”, que evocan un Dios humilde, sencillo, sin riquezas materiales; un Dios cuya riqueza es el amor, la justicia, la paz, la libertad, la esperanza. Que estás en el cielo ■ El Padre es Dios, infinito, eterno, perfectísimo, todopoderoso, inteligencia infinita. Él es bondad pura, sin mezcla de imperfección alguna, puro ser, vida plena y está en todas partes y en cualquier lugar. Para decir que Él supera todas las cosas decimos que está “en el cielo”. – El Catecismo de la Iglesia Católica nos enseña que “esta expresión bíblica (cielo) no designa un lugar ni el alejamiento de Dios, sino una manera de ser” ( E 2794ss). – Al decir “que estás en el cielo” no se pretende designar un lugar, sino la majestad de Dios y su presencia en el corazón de los justos. El cielo, la asa del Padre, constituye la verdadera patria hacia donde tendemos y a la que ya pertenece- mos” ( E 2802). ■ Sugerencias sobre la ilustración: – Dios aparece con los brazos totalmente abiertos, como abarcando todo el Uni- verso. Ama a todos los seres que Él ha creado, ama la vida. – En las nubes hay unos corazones, significando que Él habita en nosotros, en nuestros corazones, y que todo lo que Él hace es bueno. Santificado sea tu nombre ■ uando quieres a una persona, buscas que todos la conozcan y la quieran como tú. Al decirle a Dios “santificado sea tu Nombre”, estás diciendo que lo amas y lo respetas, y que por tanto nunca permitirás que otros le ofendan o le falten al res- peto. ■ También le dices a Dios que deseas agradarle y vivir en su amor, y le pides que otros también santifiquen al Padre llevando una vida santa, como lo hicieron mu- chos santos que conocemos. Además, se lo pedimos porque lo amamos sobre todas las cosas y Él merece todo nuestro amor. Si Jesús nos enseñó a decir esto, antes de pedir cualquier cosa, quiere decir que es más importante que todo lo demás. ■ Sugerencias sobre la ilustración: – Aparece la palabra “abba”, que en el idioma arameo significa “papito”. Y niños entre las letras como significando que está en medios de ellos. – Aparece además la palabra “padre o papá” en diferentes idiomas, otra vez sig- nificando que abarca a todos sin distinción de idiomas, razas, costumbres, etc. En turco, “baba”; en inglés, “dad, father”; en portugués, “pai”; en catalán, “pare”; en japonés, “otousan”; en hebreo se escribe Ù˙. Tata (cuando quieren expresar con cariño y afecto al padre, algunas comunidades lo llaman Tata). 9 Venga a nosotros tu Reino ■ Vivir según su Reino es vivir de la forma en que Dios quiere, de la forma en que Jesús nos enseñó en el Evangelio. – Al decir “Venga a nosotros tu Reino”, le pedimos que siempre se viva en las fa- milias y los pueblos el amor, la paz, la ayuda, la amistad, y no la guerra, la envi- dia, la violencia, la maldad. – ada uno debe permitir que el Reino entre en su corazón, cada uno tiene que encontrarse personalmente con el Reino de Dios. Pero esta oración es comuni- taria, y el Reino es para todos, entonces también deseamos que ese maravilloso reinado del Padre venga para los demás. ■ En esta segunda petición, la Iglesia tiene principalmente a la vista el retorno de risto y la venida final del Reino de Dios ( E 2859). – Además, esta súplica nos compromete a construir el Reino, a cooperar con su obra maravillosa, a cambiar las cosas, a ofrecerle a Dios nuestras fuerzas, nuestro trabajo, nuestra imaginación, para que el Reino que nos anunció Jesús (de amor, justicia, paz, libertad…), esté cada vez más presente en medio de nosotros. – ¡Que tu Reino venga adentro de nuestras entrañas, haciendo derramar y cons- truir fraternidad! ¡Sé nuestro Rey desde ahora y para siempre! ■ Sugerencias sobre la ilustración: – Dios está dando pasos gigantes, mostrando lo deseoso que está de que llegue a cada uno ese corazón con una corona de “Rey” que tiene en sus manos. – Esto simboliza que, en el corazón de cada uno de nosotros, es donde debe instalarse su Reino, y que podrá ser posible con su ayuda. Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo ■ ¿Quién mejor que un padre para saber qué es lo mejor para su hijo? Al decir “há- gase tu voluntad”, le decimos a Dios que aceptaremos con conformidad y alegría lo que Él permita que suceda en nuestra vida, (aunque algunas veces no lo enten- damos, no nos guste o nos duela). – Dios nos ama infinitamente. Así es que, confiemos plenamente en el Padre, que Él sabe lo que nos conviene. – En la tercera petición, rogamos al Padre que una nuestra voluntad a la de su Hijo para realizar su plan de salvación en la vida del mundo ( E 2860). – Su mandamiento, que resume todos los demás, es que “nos amemos los unos a otros como Él nos ha amado”. – Si descubrimos cuál es la verdadera voluntad de Dios, entonces sabremos real- mente qué es lo mejor para nosotros, para nuestra familia, para el mundo, aun- 90 que a veces nos cueste o no la entendamos. Es muy importante pedir la luz del Señor para descubrir cuál es su voluntad y la constancia para cumplirla, de manera que no desgastemos nuestras energías en proyectos inútiles. ■ Sugerencias sobre la ilustración:– Dios está sentado sobre el mundo con un bastón, lo que significa que hemos de dejar que Él conduzca el mundo para que podamos ser felices. El bastón signi- fica guía, conducción, muestra la dirección, el apoyo. – Recordar el triángulo que evoca la Santísima Trinidad, significa que unidos a Jesús, con el poder del Espíritu Santo, podemos poner en sus manos nuestra voluntad y hacer lo que le agrada al Padre; eso nos garantiza paz y felicidad, como nos muestra el rostro de Dios. Danos hoy nuestro pan de cada día ■ Le pedimos a Dios que nos ayude a poder tener el alimento del cuerpo: la comida. – Fíjate que no decimos mi pan, sino “nuestro” pan, y con eso pedimos que todos nuestros hermanos del mundo lo tengan. – El “pan” es un símbolo de otras cosas que podemos necesitar. Pero lo cierto es que aquí se trata de las cosas indispensables, esenciales, sin las cuales no se puede sobrevivir. – Es la oración del que no vive excesivamente pendiente del futuro (“danos hoy”), sino que sabe vivir el presente; y nos compromete a crecer en solidaridad, a compartir sobre todo con el que no tiene el “pan” de cada día. ■ Le pedimos a Dios también que podamos recibir la omunión y practicar la Pala- bra de Dios. – Así como necesitamos alimentar el cuerpo, así la Eucaristía y el Evangelio son el alimento del alma y le dan fuerzas a nuestro espíritu. – Pedimos y agradecemos los bienes espirituales: la Palabra de Dios, la Eucaris- tía, el apoyo fraterno, la fuerza y el consuelo para luchar y seguir adelante. De esas cosas también tenemos hambre y tratamos de llevar esos bienes superio- res a los hermanos que necesitan. ■ Sugerencias sobre la ilustración: – El rostro de Dios con los ojos cerrados y una sonrisa amplia, sosteniendo el pan más grande, significa que todos los bienes que nos regaló alcanzan para todos… pero que si todos no los tienen es porque a los hombres nos cuesta “compartir”. – Además el pan es abundante, por eso aparecen varios panes: hay el necesario para todos. 91 Perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden ■ Al ser nuestro Padre Dios el que nos dio la vida y quien nos ama sin medida, es Él quien nos puede perdonar las cosas que hacemos mal y no le gustan. – Es un Padre lleno de misericordia que perdona “siempre”, que siempre espera, que comprende más que nadie la debilidad de su hijo que no sabe dejarse amar. Siempre nos da una nueva oportunidad. – En esta actitud comunitaria, le pedimos perdón al Padre en nombre de todos los hermanos que han pecado. ■ Al mismo tiempo que le pedimos perdón, prometemos a Dios que vamos a perdo- nar al que nos ofendió, nos criticó, golpeó o nos robó. Él comprende perfectamen- te el dolor que sentimos cuando los demás nos han hecho daño, pero sabe que guardar rencor no produce nada bueno. Nos invita a perdonar siempre, “hasta setenta veces siete” ( ateo 18,21-22). – Nos dice el Catecismo: “Al negarse a perdonar a nuestros hermanos y herma- nas, el corazón se cierra, su dureza lo hace impenetrable al amor misericordioso del Padre” ( E 2840). – No llenes tu corazón y tu mente de resentimientos, de odio, de venganza, eso hace mucho daño; llénalo de perdón, de disculpa, de amor, y te sentirás libre. ■ Sugerencias sobre la ilustración: – Dios instalado en nuestro corazón, lo limpia con mucha alegría y paciencia. – Aparece el balde de agua grande, ya que está dispuesto a limpiar nuestro cora- zón siempre. – Y nos muestra, con su ejemplo, que tenemos que hacer lo mismo. Eso nos dará la felicidad y la paz, como lo muestra su rostro. No nos dejes caer en la tentación ■ on estas palabras le pides a Dios la “fuerza” necesaria para decirle “no” al demonio que nos invita, de una manera que no nos damos cuenta muy fácilmente, a ser flo- jos, a decir una mentira, a pegarle a alguien, a desobedecer, a portarnos mal… – Nadie puede decir que es invencible, que en su corazón no entra nada malo, que todo es perfecto en sus pensamientos, en sus palabras, en sus acciones. Y si no nos dominara nada de esto, aun así, Jesús nos dice: “velen y oren para no caer en la tentación” (Lucas 22,46). – Esta oración nos invita a darle al poder del mal la importancia que tiene, a tomar en serio la fuerza de la tentación que muchas veces nos atrapa de formas sutiles y nos arruina la vida. Pidamos el don de la fortaleza. 92 ■ Sugerencias sobre la ilustración: Dios Padre sostiene con mucha ternura a los ni- ños que corren al borde del precipicio, evitando la caída. Él está atento y nos vigi- la: hagamos nosotros lo mismo. Y líbranos del mal ■ Es como decir al Padre, “arráncanos del mal, rescátanos del engaño, líbranos de ofenderte, sé nuestro escudo protector, haz que siempre te amemos, te sirvamos y tengamos la alegría de amarte”. – El mal son las fuerzas que permanentemente amenazan con tomar nuestro co- razón, es la seducción del demonio. Esto nos exige vigilancia y permanente lu- cha. Le pedimos al Padre que nos libre del maligno, porque sabemos que no hay poder mayor que el de Dios. – La Iglesia presenta también en su oración todas las desdichas del mundo implo- rando la paz. ■ Sugerencias sobre la ilustración: – Es una bellísima imagen del Padre sosteniendo al niño, que representa que to- dos nos sentimos muy seguros en sus brazos. – Él usa su inmenso corazón como escudo protector de todos los males, repre- sentado en las espadas que se lanzan. – Notemos el rostro del niño, que nos transmite la paz, tranquilidad, confianza y alegría que tiene. Amén ■ Esta palabra significa “que así sea”, quiere decir que estamos seguros de lo que estamos pidiendo y que confiamos firmemente en el poder del Padre, y expresa- mos nuestro apoyo y agradecimiento a la oración que Jesús nos enseñó. Rezamos juntos Preparamos el momento de oración: – Se pueden colocar los Padrenuestros como ofrenda, cerca de la Palabra, con una imagen de Jesús. – Se puede ir al Sagrario. – Antes de realizar el gesto de elevar los brazos, leemos con los niños la explica- ción del gesto que tienen en su libro. Gesto – Rezamos el Padrenuestro con los brazos elevados. 93 Compromiso Pedimos a los niños que propongan a su familia hacer esta dinámica: – Sus padres y hermanos interpretan cada párrafo del Padrenuestro. – Y él le coloca el puntaje en función del acierto o error. – Luego rezan todos juntos el Padrenuestro con los brazos en alto. – Y terminan dándole un fuerte abrazo a sus padres y hermanos. sug r ncia Este encuentro puede hacerse junto con los padres, de modo que jueguen juntos, encuentren el profundo sentido del Padrenuestro y compartan un momento de ración. O puede ser momento oportuno para organizar una celebración con niños y pa- dres de la Parroquia. Avisar a los niños y niñas que traigan, para el próximo encuentro, una lupa (si la tienen en sus casas). Notas: 94 bjetivos ■ Introducir los mandamientos como señales del amor de Dios y no como una ley que hay que cumplir. ■ Desarrollar lo que implican los tres primeros mandamientos con referencia al Padre. ■ Ayudar a los niños a reconocer el amor de Dios como la fuente de todo amor. ■ Animar a los niños a responder al amor de Dios en la vida cotidiana. iramos nuestra vida Señales de amor El catequista comienza preguntando a los niños cómo anduvo la interpretación del Padrenuestro, pero sobre todo si lo rezaron en familia con mucho cariño y sabien- do lo que le decimos a Dios Padre. Si hubo celebración del Padrenuestro, también dejar que los niños expresen su experiencia. Dedicar 5 minutos. Realizamos esta dinámica de inicio: – Para realizar esta actividad se puede organizar una “búsqueda del tesoro” que en este caso se convertirá en una “búsqueda de señales de amor”. – La catequista esconderá por el salón distintas huellas o corazones para que los niños busquen y encuentren. Por ejemplo: El desayuno que preparó mamá / El abrazo de mi mamá / Una caricia de la seño/ El sol de la mañana / La mirada del necesitado / La risa de los niños / El canto de los pájaros, etc. – El animador o catequista preparará una lupa gigante y recibirá a los niños afue- ra del salón con la lupa y los revisará a cada uno con la lupa diciendo: “Hoy estoy buscando huellas de Dios. ¿Vos viste alguna?”. Los niños no sabrán muy bien qué hacer o decir… esto los tendrá atentos al desarrollo. – Una vez que están todos comienza el encuentro, lee la introducción al tema, pide a los niños que se tomen de a dos para comenzar la búsqueda con sus propias lupas. 6 Encuentro LES ENSEÑO A AMAR A MI PADRE 95 – ¡Se pone música y a trabajar! Una vez que hay suficientes señales, los niños comparten lo que encontraron y completan la actividad del libro. Elijen las que más le gustan. Al terminar esta dinámica podemos cantar “El amor de Dios es maravilloso”. Lo cantamos con sus gestos correspondientes. Jesús nos habla Permanezcan en mi amor Se lee el pasaje de Juan 15,9-12. Luego se leen las palabras que les dirige Jesús. r sPu sta a la Palabra El catequista enfatiza cuánto amor hay en las palabras de Jesús, hasta los puede invitar a que cuenten cuántas veces aparece el verbo “amar” en sus distintas formas. Luego les pregunta: cuando alguien les demuestra mucho amor a ustedes, ¿cómo tratan a esa persona? ¿ ómo tratan a Jesús que los quiere tanto? Les pedimos que completen las frases. La solución: “ OMO EL PADRE ME AMA A MÍ, ASÍ LOS AMO YO A USTEDES.” “MI MANDAMIENTO ES ESTE: ÁMENSE LOS UNOS A LOS OTROS OMO YO LOS HE AMADO.” En este encuentro, y en los dos siguientes, desarrollaremos los Diez Mandamientos. – uando hablemos de ellos a los niños, expliquémosles que no se trata de “cum- plir” leyes o mandatos, se trata de amar. – Dios es la fuente de todo amor y es por eso que cada uno de nosotros, por la fuerza del Espíritu Santo, reconocemos que para amar debemos estar unidos a esa fuente de amor que es el mismo Dios. – Él nos amó primero, por eso nosotros somos capaces de amarlo. Estos man- damientos que Dios da a su pueblo, y que luego los perfecciona en Jesucristo, son liberadores y nos ayudan a vivir más humanamente. Las palabras del papa Francisco nos pueden ayudar (videomensaje de 9 de junio de 2013, 10:49 am, Roma): – El Santo Padre indicó que “no debemos ver los Diez Mandamientos como limi- taciones a la libertad, no, esto no es así. Sino que los debemos ver como signos de libertad”. “¡No son limitaciones, sino indicaciones para la libertad! Ellos nos enseñan a evitar la esclavitud a la que nos reducen los muchos ídolos que construimos 96 nosotros mismos, lo hemos experimentado muchas veces en la historia, y lo experimentamos también hoy”. – Francisco remarcó que los Diez Mandamientos son un “sí” al Amor” para “de- fender al ser humano y guiarlo hacia la verdadera libertad”. “¡Demos confianza a Dios! ¡ onfiemos en Él! Los Diez Mandamientos nos muestra el camino a seguir, y constituyen una especie de ‘código ético’ para construir sociedades justas, a medida del hombre”. – El Santo Padre advirtió que la “pobreza material y moral deriva del rechazo de Dios y poner en su lugar a tantos ídolos”. – Los Diez Mandamientos, dijo el Papa, nos enseñan a vivir “el respeto de las personas, venciendo la codicia de poder, de posesión, de dinero, a ser hones- tos y sinceros en nuestras relaciones, a cuidar toda la creación, a fomentar ideales altos, nobles, espirituales”. “Los Diez Mandamientos no son un himno al ‘no’, sino al ‘sí’. Un ‘sí’ a Dios; el ‘sí’ al Amor… y porque yo digo ‘sí’ al Amor, yo digo ‘no’ a no Amor. Pero el ‘no’ es una consecuencia del ‘sí’, que viene de Dios y nos hace amar”. “¡Redescubramos y vivamos las Diez Palabras de Dios! Digamos ‘sí’ a estos ‘diez caminos de amor’, perfeccionados por risto, para defender al hombre y guiarlo a la verdadera libertad”. En este primer encuentro sobre los mandamientos, nos focalizamos en los tres primeros, que se refieren a amar a Dios. Leemos lo que pone el libro de los niños. Se puede profundizar con la ayuda del Catecismo. – “Amarás al Señor con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente (Mt 22,37)” ( E 2086 y sucesivos) – “No tomarás en falso el nombre del Señor tu Dios (Éx 20,7)” ( E 2142 y suce- sivos). El segundo mandamiento prescribe respetar el nombre del Señor. El nombre del Señor es santo ( E 2161) y respetar también todas las cosas sa- gradas (como por ejemplo la Iglesia y lo que hay y lo que hay en ella, los sacer- dotes...). – ”Santificar las fiestas” ( E 2168 y sucesivos). – “Guardarás el día sábado para santificarlo (Dt 5,12)” ( E 2190). El sábado, que representaba la coronación de la primera creación, es sustituido por el domingo que recuerda la nueva creación, inaugurada por la resurrección de risto. En- tonces el domingo es el día del Señor porque festejamos la resurrección de Jesús. 97 Rezamos juntos En este momento de oración pedimos a los niños que estén en silencio, a solas con Jesús, escuchando una música suave de fondo. Se puede invocar en forma sencilla la presencia del Espíritu Santo para que los ayude a orar. Después de unos minutos de silencio, se invita a los niños a que, prestando aten- ción a lo conversado en el encuentro y a las palabras que surgieron del silencio de la oración, le escriban una breve cartita a Dios con el compromiso de la semana. Realizan esta actividad en el libro. Hacemos todo lo posible para que los niños sigan en un clima de oración. Ahora juntos, tomados de la mano, rezamos el Padrenuestro. Gesto Les proponemos que, cuando lleguen a casa o a la escuela, den un abrazo gran- de a sus seres queridos y les dejen una huella del Amor de Dios, que puede ser una tarjetita, como la del dibujo de su libro, con un caramelo. Notas: 9 bjetivos ■ Ayudar a comprender que el amor a Dios y el amor al prójimo son insepara- bles. ■ Desarrollar los mandamientos referentes al amor al prójimo, que son los que se enuncian desde el cuarto en adelante. ■ Invitar a los niños a hacerse servidores de los demás amando, ayudando y acogiendo como Jesús nos enseñó. iramos nuestra vida Las personas que nos rodean El catequista da la bienvenida y pregunta: – ¿Encontraron más huellas del amor de Dios? ¿ ómo anduvieron? – ¿Dejaron huellas de su amor en algún compañero, o en sus papás o abuelos? En el encuentro anterior los niños descubrieron huellas o señales del amor de Dios, que se hace visible en gestos concretos y sencillos de muchos seres queri- dos que nos rodean y de otras personas no tan cercanas. En este encuentro partimos de que los niños piensen en aquellas personas que les hacen llegar gestos concretos de ese amor divino y en aquellos otros que a veces no les demuestran señales de amor, al contrario, les hacen mal o no les tratan como les gustaría. Los invitamos a ponerle nombre a las siluetas. Jesús nos habla ¿Quién es mi prójimo? Proclamación Se lee el pasaje de Lucas 10,25-37. Los primeros versículos están escritos en el diálogo que acompaña la ilustración, y a partir del versículo 29 hay que seguir le- yéndolo en la Biblia. 7 Encuentro LES ENSEÑO A AMAR AL PRÓJIMO 99 Pistas Para la r fl xión Las ideas clave para reflexionar son las siguientes: El mandamiento del amor ■ Jesús nos muestra una nueva señal de Dios para que lleguemos seguros a su casa celestial: el mandamiento del amor. Jesús vuelve a decirnos una vez más que lo más importante es cómo y cuánto amamos. ■ Decirle a Dios te amo no cuesta nada. Amar al prójimo, en cambio, no es tan fácil. El prójimo es nuestro lugar de cita, de encuentro con Dios ■ Es en verdad un gran acto de fe creer de veras que nuestros hermanos, también los más difíciles, los que me han hecho daño, son imagen del mismo Dios. – Hay que creer sin ver y creer aún cuando el rostro de Dios esté cubierto de ba- rro mal oliente. – Así es el rostro de nuestros hermanos que, aunque ensuciados porel pecado, son siempre imagen y semejanza de Dios. Hay que creer que, detrás de unas apariencias feas y antipáticas, está escondido el mismo rostro del Hijo de Dios. ■ El intento de construir un cristianismo unidimensional es absurdo: lo vertical (el tra- to con Dios) y lo horizontal (el amor efectivo al prójimo) forman una misma cruz. Eso sí, lo horizontal es visible y lleva con toda seguridad a lo vertical, que es invisible. – La cruz cristiana se puede interpretar como la representación del único manda- miento que tiene dos aspectos: el amor a Dios y al prójimo. Las dos dimensio- nes son iguales: tanto amo a Dios cuanto al prójimo, pero el amor al prójimo es visible y puedo entonces averiguar si existe también la dimensión invisible. – Podemos compartir con los niños una adivinanza. En el pizarrón trazo una línea horizontal y pregunto: ¿Qué ven? Todos contestan: “Un segmento horizontal”. Y yo respondo: “No, esta es una cruz que tiene la línea vertical invisible”. Amar al prójimo como a ti mismo ■ Dice Jesús: “No basta con que me digan: Señor, Señor, para entrar en el Reino de los cielos, sino que hay que hacer la voluntad de mi Padre que está en el cielo” (Mateo 7,21); y la voluntad de Dios, nuestro Padre, es que nos amemos los unos a los otros como Jesús nos ha amado. “Les doy este mandamiento nuevo, que se amen unos a otros” (Juan 13,34). ■ Sugerencias para la ilustración de la p. 20 del libro del niño, referida al texto de ateo 25,40 (“Les aseguro que cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo”): – En el corazón de cada persona se encuentra su reador, Dios y Padre. Está muy feliz, ya que sus hijos se aman entre sí, se ayudan, comparten, sirven, se respetan, celebran. 100 – No hay dos corazones. Es el mismo corazón que ama a Dios y al prójimo. – Mirar a la madre abrazando y atendiendo su hijo. Visitas al preso, al enfermo (recibe agua), que tiene un pan en la otra mano para compartir con el que tiene hambre. – Hay comunidad, pueblo que camina unido, en paz, con alegría, porque en sus corazones hay amor. Muchos corazones, significando el amor. Parábola del buen samaritano ■ En Lucas 10,25-37, Jesús nos relata la “parábola del Buen Samaritano” para en- señarnos quién es mi prójimo. Sería muy lindo que los niños puedan representarla; para ello, ayudémosle a descubrir las actitudes de los distintos personajes. ■ En ella Jesús nos hace abrir los ojos. Quienes deberían, por su oficio, haber aten- dido a aquel hombre maltratado, y haber puesto en práctica en lo concreto el mandamiento del amor que conduce a la vida eterna, no lo hicieron (el sacerdote y el levita), mientras que un samaritano (enemistado fuertemente con los judíos del tiempo de Jesús) es el que aparece en escena llevando adelante la tarea y acción que correspondía en todo caso, por oficio, a aquellos que no lo supieron asumir. ■ onviene poner el acento en las acciones que realiza el samaritano: curarlo, ven- darlo, cubriendo las heridas con aceite y vino para sanarlas, montarlo sobre la cabalgadura, llevarlo a la posada, quedarse un tiempo con él en la posada, indicar al posadero que lo cuide, que todos los gastos van por cuenta suya y si gasta algo de más que lo anote en su cuenta. – Este es el prójimo: quien en lo concreto realiza el gesto caritativo (de amor) que se espera de quienes aspiran a tener vida para siempre, vida eterna. – El Evangelio nos invita a perder el tiempo para ganar la vida que no pasa, la vida eterna (el sacerdote y levita pasan de largo, apurados para llegar para el culto). – Este buen samaritano del Evangelio salió de su ruta. Él bajaba yendo a otro lu- gar y fue capaz de cambiar su rumbo porque lo exigía aquel herido. ■ Hoy Jesús nos invita a nosotros a ser “buen samaritano” con todos nuestros her- manos. – El samaritano, con su caridad, hizo a Dios amable, cercano. – Lo que hace “el buen samaritano” es lo que nos enseña Jesús con su gesto. Lo primero que hizo fue llegarse a él, se hizo próximo, cercano, no se apartó, no lo esquivó, no se excusó, se llegó a él. No llegó de cualquier manera. ■ Dice la Palabra: “Lo vio y se conmovió. Entonces se acercó y curó sus heridas” (Lucas 10,34-35), se acercó a él con compasión, tuvo compasión de él. No se le movieron solamente los pies y las manos para atenderlo. Esto fue una respuesta del corazón, se le movió el corazón para dar respuesta, se acercó, superó el mie- do de que a él también le pase algo, al que dirán, a tantas cosas… 101 – Nosotros hoy estamos llamados a encarnar el buen samaritano para repetir lo que el Evangelio nos deja como enseñanza. Para encarnarlo hace falta tener un corazón misericordioso, es decir, capaz de compadecerse. Un buen samarita- no en este tiempo tiene que “hacer el bien”, bien hecho; ha de tener capacidad de ser hospitalario, de recibir, de acoger, de abrazar el dolor del otro. – Una capacidad de descubrir la necesidad del otro y de estar atento al otro más que a sí mismo, sin quejas, con el corazón dispuesto a dar y a hacerlo con alegría. Las obras de misericordia ■ En la tarde del 11 de abril de 2015, el papa Francisco convocó al Jubileo Extraor- dinario de la Misericordia mediante la bula El rostro de la Misericordia, donde nos dice que “es su vivo deseo que el pueblo cristiano reflexione durante el Jubileo sobre las obras de misericordia corporales y espirituales”. a predicación de Jesús nos presenta estas obras de misericor- dia para que podamos darnos cuenta si vivimos o no como discípulos suyos. Redescubramos las obras de misericordia cor- porales: dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, vestir al desnudo, acoger al forastero, asistir los enfermos, visitar a los presos, enterrar a los muertos. Y no olvidemos las obras de misericordia espirituales: dar consejo al que lo necesita, en- señar al que no sabe, corregir al que yerra, consolar al triste, perdonar las ofensas, soportar con paciencia las personas mo- lestas, rogar a Dios por los vivos y por los difuntos. No podemos escapar a las palabras del Señor y en base a ellas seremos juzgados: si dimos de comer al hambriento y de beber al sediento. Si acogimos al extranjero y vestimos al desnudo. Si dedicamos tiempo para acompañar al que estaba enfermo o prisionero (cfr. t 25,31-45). Igualmente se nos preguntará si ayudamos a superar la duda, que hace caer en el miedo y en millones de personas, sobre todo los niños privados de la ayu- da necesaria para ser rescatados de la pobreza; si fuimos capa- ces de ser cercanos a quien estaba solo y afligido; si perdona- mos a quien nos ofendió y rechazamos cualquier forma de rencor o de odio que conduce a la violencia; si tuvimos pacien- cia siguiendo el ejemplo de Dios que es tan paciente con no- sotros; finalmente, si encomendamos al Señor en la oración nuestros hermanos y hermanas. 102 En cada uno de estos “más pequeños” está presente Cristo mismo. Su carne se hace de nuevo visible como cuerpo marti- rizado, llagado, flagelado, desnutrido, en fuga… para que noso- tros los reconozcamos, lo toquemos y lo asistamos con cuida- do. No olvidemos las palabras de san Juan de la Cruz: “En el ocaso de nuestras vidas, seremos juzgados en el amor”. r sPu sta a la Palabra Aquí invitamos a los niños a representar la parábola del Buen Samaritano. Pode- mos llevar túnicas, venda, una botellita de aceite y otra de vino, una mochila o alforja que lleva el caminante, y todo aquello que se nos ocurra para caracterizar a los personajes. Trataremos de que ellos descubran las actitudes de los personajes y traten de ver cuál debería ser el perfil o características de una persona para ser llamado “buen samaritano” en la actualidad. Este mandamiento del amor al prójimo incluye implícita o explícitamente los manda- mientos: pues en este mandamiento quedan resumidos los siguientes preceptos. – Cuarto mandamiento: Honrar y respetar al padre y a la madre, y a todos los que Dios ha investidode autoridad ( E 2196 y siguientes). – Quinto mandamiento: No matar y respetar la vida humana desde la concep- ción hasta la muerte ( E 2258 y siguientes). – Sexto mandamiento: No cometerás adulterio ( E 2331 y siguientes). – Séptimo mandamiento: No robarás y el respeto a los bienes ajenos ( E 2401 y siguientes) – Octavo mandamiento: No dar falso testimonio contra tu prójimo, no mentir, no afectar el honor de una persona ( E 2462 y siguientes). – Noveno mandamiento: No consentir pensamientos ni deseos impuros, también se refiere a la castidad, pudor, decencia en el vestir, pureza de corazón, la capacidad de ver según Dios todas las cosas, cuidar nuestro cuerpo y el del prójimo como un templo del Espíritu Santo ( E 2514 y siguientes). – Décimo mandamiento: No codiciar los bienes ajenos, no ser envidioso ( E 2534 y siguientes). 103 Rezamos juntos En este momento rezamos la oración de Francisco de Asís (p. 19 del libro del niño) o podemos cantar alguna canción como esta: Con nosotros está Con nosotros está y no lo conocemos, con nosotros está, su nombre es el Señor. Su nombre es el Señor y pasa hambre, y clama por la boca del hambriento; y muchos que lo ven pasan de largo, acaso por llegar temprano al templo. Su nombre es el Señor y sed soporta, y está en quien de justicia va sediento; y muchos que lo ven pasan de largo, a veces ocupados en sus rezos. Su nombre es el Señor y está desnudo, la ausencia del amor hiela sus huesos; y muchos que lo ven pasan de largo, seguros y al calor de su dinero. Su nombre es el Señor y enfermo vive, y su agonía es la del enfermo; y muchos que lo saben no hacen caso, tal vez no frecuentaban mucho el templo. Su nombre es el Señor y está en la cárcel, está en la soledad de cada preso; y nadie lo visita y hasta dicen: Tal vez ese no era de los nuestros. Su nombre es el Señor, el que sed tiene, él pide por la boca del hambriento; está preso, está enfermo, está desnudo, pero él nos va a juzgar por todo eso. Gesto Pedimos que se miren a los ojos, uno por uno, para ver el rostro de Jesús en cada uno de los compañeros y compañeras del grupo. 104 Para finalizar, todos juntos nos abrazamos en un gran círculo, abarcando en este gesto a todos los hombres del mundo, y como hijos de un mismo Padre y herma- nos en risto, rezamos el Padrenuestro. Compromiso omo compromiso, les pedimos que no olviden hacer un sencillo gesto o detalle de amor con los que nos rodean (nuestra familia, amigos, compañeros, vecinos). – Les sugerimos que piensen cada noche cómo han amado hoy a su prójimo. – Y que recen un Padrenuestro para que todos los seres humanos se amen más y mejor, y que haya paz en el mundo, en nuestro país y en nuestra familia. Para el próximo encuentro, les pedimos también que se comprometan a averiguar la misión de Caritas y dónde se encuentra en nuestra parroquia. Propuesta/sugerencia: – Se puede organizar una campaña para recolectar juguetes, libros, alimento, ropa… que compartir con los que menos tienen. – Se los entregamos a un representante de Caritas, que puede visitar nuestro encuentro y contarnos un poquito cómo trabaja. Notas: 105 bjetivos ■ Favorecer que los niños descubran el amor personal que Dios tiene por cada uno de ellos y el lugar privilegiado que Jesús da a los niños. ■ Resaltar la dignidad y el valor de cada ser humano como hijo amado de Dios. ■ Ayudar a los niños a desarrollar una autoestima positiva. ■ Brindar pautas que puedan ayudar a los niños a amarse a sí mismos. iramos nuestra vida La flamenco Adamina El catequista da la bienvenida y pregunta: – ¿Qué averiguaron sobre aritas? – Si se organizó la colecta, ¿cómo se sintieron al compartir lo que tienen? A los niños de todas las edades les gusta que le cuenten cuentos e historias. Hoy tomaremos un cuento breve para introducir el tema de la autoestima. Es muy im- portante que el catequista lea el cuento con expresividad, con las pausas justas y necesarias, que utilice cambios de tono y de voz. Siempre es importante captar la atención de los niños con gestos y suaves mo- vimientos. Se aconseja invitar a todos los niños a hacer una ronda y sentarse en el suelo. El (o la) catequista los acompañará también en esa ronda. No olvide- mos que de este modo mostramos cercanía y “nos ponemos a la altura” de los niños. Tras contar el cuento, el catequista les hace las preguntas que están en el libro del niño. 8 Encuentro LES ENSEÑO A AMAR AL PRÓJIMO COMO A USTEDES MISMOS 106 Jesús nos habla ¿Quién es mi prójimo? Proclamación Teniendo en cuenta la cita bíblica de Lc 10,28, que aparece previamente en el encuentro 17, ponemos hoy la mirada en amar al prójimo como a uno mismo. En el caso especial de los niños, Jesús los ama de forma “preferencial”, como los poseedores del Reino e invita a todos a tomarlos de modelo. Es esta una opor- tunidad para que destaquemos las características propias de los niños y los animemos a amarse y preservar esta etapa maravillosa de la vida, sin apuros y sin querer imitar personas o situaciones que los priven del sabor propio de ser niño. Los niños hoy están bombardeados de propuestas que los invitan a “hacerse los grandes”, a vestir como grandes, a tener “noviecitos” como grandes, a dejar el juego de lado y cambiarlo por horas de exposición a las redes o al televisor. Ayu- demos a los niños y niñas a disfrutar de todo lo bueno y bello de la niñez. El catequista invita a los niños a buscar las citas bíblicas propuestas ( arcos 10,14 y ateo 18,3) y luego les pregunta: – Yo soy grande, pero quiero hacerme niño como dice Jesús. Ustedes que son niños: ¿me cuentan cómo son los niños? – ¿Qué será lo que a Jesús les gusta de ustedes? Luego de que los niños respondan con sus ideas se lee la cita de Juan Pablo II, destacando las características que Él menciona. Pistas Para la r fl xión Las ideas clave para reflexionar son las siguientes: ■ Amarse a uno mismo no significa buscar la felicidad de forma egoísta, sino que apunta a reconocer quienes somos: hijos amados de Dios. Y reconociendo que Él nos amó primero somos capaces de responder a ese amor, amando al pró- jimo. ■ En palabras del papa Benedicto XVI (4 de noviembre de 2012): La unidad del amor a Dios y al prójimo Antes que un mandato –el amor no es un mandato– es un don, una realidad que Dios nos hace conocer y experimentar, de forma que, como una semilla, pueda germinar también den- tro de nosotros y desarrollarse en nuestra vida. Si el amor de Dios ha echado raíces profundas en una persona, esta es capaz 107 de amar también a quien no lo merece, como precisamente hace Dios respecto a nosotros. El padre y la madre no aman a sus hijos solo cuando lo mere- cen: les aman siempre, aunque naturalmente les señalan cuán- do se equivocan. De Dios aprendemos a querer siempre y solo el bien y jamás el mal. Aprendemos a mirar al otro no solo con nuestros ojos, sino con la mirada de Dios, que es la mirada de Jesucristo. Una mirada que parte del corazón y no se queda en la superficie; va más allá de las apariencias y logra percibir las esperanzas más profundas del otro: esperanzas de ser escucha- do, de una atención gratuita; en una palabra: de amor. Pero se da también el recorrido inverso: que abriéndome al otro tal como es, saliéndole al encuentro, haciéndome disponi- ble, me abro también a conocer a Dios, a sentir que Él existe y es bueno. Amor a Dios y amor al prójimo son inseparables y se encuentran en relación recíproca. Jesús no inventó ni el uno ni el otro, sino que reveló que, en el fondo, son un único manda- miento, y lo hizo no solo con la palabra, sino sobre todo con su testimonio: la persona misma de Jesús y todo su misterio en- carnan la unidad del amor a Dios y al prójimo, como los dos brazos de la Cruz, vertical y horizontal. r sPu sta a la Palabra En esta sección se darán pautas o consejos para ayudar a los niños a valorarse y a caminar por lasenda de bien. Los catequistas notarán que, de forma implícita y explícita, se incluirán los mandamientos como se ha hecho en los encuentros anteriores. En este en particular se incluyen: ■ No cometer actos impuros (VI). ■ No levantar falsos testimonios ni mentir (VIII). ■ No codiciar los bienes ajenos (X). Nótese que al finalizar la sección se incluye la invitación: “Sean Felices, sean san- tos”. Es un buen momento para reflexionar sobre el llamado que tenemos todos los cristianos a vivir en la santidad. ■ La santidad es un don, un regalo de Dios, que nos permite dar testimonio de su amor en el mundo. ■ Ser santos es vivir con alegría el servicio al otro, en donde sea que nos toque: la familia, el trabajo, la escuela, en la parroquia, en el sacerdocio, en la vida consa- grada. 10 Rezamos juntos Se puede leer la oración sugerida de Marcelo Murúa. También se puede cantar o escuchar la canción “Tanto, tanto, tanto” de Xtreme Kids (https://youtu.be/gs2 ionQ55E). Gesto Este juego pude servir como cierre del encuentro o también se puede hacer previo a la oración. Se forman parejas y se ubican en forma enfrentada: la idea es que intenten imitar lo que el compañero hace de la mejor manera posible. Se pueden hacer moris- quetas, movimientos extraños o simplemente lo que surja. Tras unos minutos de juego, se pide a los niños que imaginen que el espejo tiene algo muy bello para decirles. Se pide a cada niño que piense por unos instantes qué cosa linda ve en sus amigos cuando los mira. Luego les pide que se lo digan y se den un fuerte abrazo. El catequista invita a los niños a que cada mañana se miren al espejo, se valoren y recuerden lo importante que son para Jesús. Compromiso Les proponemos que recen durante la semana por uno de sus compañeros o compañeras, quien sea especial para ellos. Notas: 109 bjetivos ■ Descubrir que con Jesús ha llegado el Reino de Dios y que él lo realiza. ■ Ver en las Bienaventuranzas el camino que nos indica Jesús hacia la felicidad. ■ Incentivar a la construcción del Reino de Jesús mediante nuestra propia vida. iramos nuestra vida Los reinos de este mundo El catequista da la bienvenida y pregunta: – ¿Recuerdan el encuentro anterior? ¿Recuerdan el gran valor que tienen como personas? – ¿ ómo anduvieron en la semana? Partimos de la idea de “reino” que tienen los niños o que muestran las imágenes, las series, los jueguitos o películas Les podemos preguntar: “¿Qué es un reino?” “¿Qué reinos conocen ustedes?” “¿ ómo es un rey o una reina?”, dejando que ellos cuenten y se expresen. Se puede anotar en un pizarrón las características de estos reinos y comparar con el Reino que nos ofrece Jesús, muy diferente de lo que estamos acostum- brados. Jesús nos habla El Reino de Dios está llegando Proclamación Se lee el texto de arcos 1,15 que acompaña la ilustración. omentamos con los niños y niñas las ideas que se expresan a continuación en su libro acerca del Reino de Dios y de las Bienaventuranzas. 9 Encuentro LES MUESTRO EL REINO DE DIOS 110 Pistas Para la r fl xión Las ideas clave para reflexionar son las siguientes: Jesús inaugura el Reino de Dios ■ El pueblo de Israel tenía un deseo: que viniera el Mesías. Los israelitas creían que este Mesías sería un rey muy poderoso que haría de Israel una nación fuerte e in- vencible. Sin embargo cuando Jesús, el Mesías, trae el Reino de Dios, este Reino es muy diferente a lo que se imaginaban. ■ Jesús inaugura el reino de Dios. Él proclamaba la buena noticia de Dios ( arcos 1,15). ■ Jesús nos viene a proponer una nueva vida, un nuevo camino, el que recorrió él aquí en la tierra. Nos invita a conocerlo a través de la Palabra. Nos llama a creer en él y a tener fe, de que con él todo es posible, todo es distinto, todo es mejor. Con Jesús ya ha llegado el Reino de Dios ■ Jesús hace milagros. – ¿Qué son los “milagros”? Son obras de amor de Jesús con los pobres y nece- sitados. on los milagros, Jesús hace presente el Reino de Dios en el mundo y manifiesta el poder de Dios, que vence el mal y libera a los oprimidos. La fe es indispensable para recibir un milagro. Fe en que Jesús es el Señor, el Mesías, el Hijo de Dios, enviado por el Padre y anunciado por los profetas. – En la imagen vemos a Jesús dando la vista a un ciego y mostrando en sus ma- nos un frasco de fe. Nos abre los ojos de la fe, para que veamos sus signos en medio de nosotros. ■ Jesús perdona los pecados. – En la imagen vemos cómo Jesús regala un corazón nuevo a los que están tris- tes, enojados y oprimidos, y perdona nuestras desobediencias. – Nos enseña a amar, como él lo hizo, hasta el extremo de dar la vida por sus amigos. Jesús amaba mucho a la gente. Realizó obras admirables. La gente quedaba asombrada del poder de su amor. on sus obras llevaba liberación a los oprimidos, consuelo a los tristes y manifestaba que el Reino de Dios estaba entre nosotros. Todos los que se acercaban a él recibieron paz y compasión. Sus obras manifestaban su gran corazón. ■ Transforma el mal en amor. – En la imagen vemos a Jesús con un reloj, anunciando que ya es tiempo para estar bien, que viene a sanar al “mundo enfermo” por la violencia, la injusticia, la falta de amor... Él está vivo en medio de todos nosotros. 111 Bienaventurados ■ Jesús se dio cuenta, cuando vino al mundo, de que los hombres estamos equivo- cados, que andamos buscando la felicidad donde no está. ■ Es por ello que un día subió a la montaña y habló a todas las personas que le se- guían sobre las Bienaventuranzas. Estas son el centro de su predicación, con ellas nos enseñó el camino para ser personas nuevas, explicándoles que la felicidad no está en el tener, el dominar, el disfrutar... sino en algo muy diferente: en amar y ser amado. ■ Jesús dice en las Bienaventuranzas quiénes son los que deben sentirse afortuna- dos y felices, porque van en el camino correcto para llegar al cielo (se puede am- pliar en E 1716 y sucesivos). ■ Los pobres. – El “pobre” para Jesús no es aquel que no tiene cosas, sino más bien aquel que no tiene su corazón puesto en las cosas. – El Señor dice: “Bienaventurados los pobres de espíritu”. Aquí entiende Jesús por pobreza una actitud de entera orientación hacia Dios: cuando no vives ocu- pado de lo que tienes o de lo que “no” tienes, cuando buscas agradar a Dios, trabajar por Él, ayudar a otros, dar tu tiempo y compartir tus bienes con los carenciados. – El cuidado y el amor a los pobres (el necesitado, el carenciado, el enfermo sin medios, los desprotegidos…) es motivo de su predicación. Y Dios bendice a quienes los ayudan. – Se puede ampliar en E 544 y 2443. ■ Los mansos. – No es fácil entender cómo risto te pide que seas “manso”, cuando el mundo es violento, cuando para los hombres el importante es el más fuerte, el más poderoso. Pero si dejamos obrar al Espíritu Santo en nosotros, nos logra corre- gir, moldear el corazón y volvernos dóciles a la voluntad de Dios. – Ser manso significa ser bondadoso, tranquilo, paciente, humilde, pero a su vez fuerte y firme en lo que crees. El manso se mira a sí mismo y trata de conformar- se a lo que Dios espera de él. ■ Los que lloran, porque ellos serán consolados. – Hay personas que tienen muchos sufrimientos en esta vida y todos pensamos: ¡Pobrecito! – Pero risto conforta al que sufre, diciendo: “Si unes tu sufrimiento al mío y lo ofreces por amor, con paciencia, ayudas a tu propia salvación y a la de otros hombres”. 112 ■ Los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. – Ser misericordioso significa perdonar a los demás, aunque sea “grande” lo que te hayan hecho, aunque te haya dolido tanto, aunque tengas ganas de odiarlos. – Perdonar cuesta mucho, pero es lo que Dios te pide que hagas, ya que Él siem- pre te perdona. ■ Los limpios de corazón porque ellos verán a Dios. – Tu corazón estará limpio cuando esté en “gracia” o sea lleno del amor de Dios. uidarde no ensuciarlo con malas intenciones, desobediencias, rencores, re- sentimientos, malas palabra etc. – Dios nos dio la capacidad de elegir. Optemos siempre por amar y hacer el bien. ■ Los pacíficos y los justos. – Debes buscar siempre “la paz”: la paz en tu trato con los demás (no andarte pe- leando con todos y por todo), la paz en tu hogar (llevándote bien con tu familia). – Buscar siempre unir, tratar amablemente, dialogar, no hablar mal de los otros. Las expresiones: “por favor”, “gracias”, “permiso”, “de nada”, perdón, etc., ha- cen que seamos personas educadas y pacíficas. ■ Los que por causa de Jesús son despreciados o se burlan. – Si alguna vez hablan mal, se burlan de vos, te señalan porque eres bueno, por- que respetas los mandamientos de Dios, porque rezas, porque hablas de Jesús y defiendes lo que nos enseñó, ¡alégrate! Dios te va a defender y recompensar. – omo recompensa de todo esto, Dios nos promete que siempre estará con nosotros, que seremos felices (entendiendo que la felicidad no es ausencia de sufrimiento), que tendremos paz en el corazón, y… el reino de los cielos. “ as Bienaventuranzas nos enseñan el fin último al que Dios nos llama: el Reino, la visión de Dios, la participación en la na- turaleza divina, la vida eterna, la filiación, el descanso en Dios.” CEC 1726 r sPu sta a la Palabra El catequista afirma: “Quien descubre a Jesús y su Reino, sabe cómo construirlo”. Y les pregunta cómo pueden construir el Reino de Dios. Se parte del dibujo: ■ Jesús está echando cemento. Se trata de construir y el cemento es lo que da consistencia, lo que une un ladrillo con otro. Jesús da el cemento de la fe y esta, puesta en cada ladrillo, va haciendo realidad la construcción del Reino. on Jesús estamos bien cimentados en nuestra vida. 113 ■ De ese cemento, el Papa va poniendo un poco en cada ladrillo. El Papa como signo de la Iglesia. Y es que es el Reino se va construyendo a través de la Iglesia. Por ella recibimos la fe; es ella la que nos invita a construir el Reino que nos traído Jesús. ■ Todos los niños colaboran con mucha alegría, cada uno aportando los ladrillos que tiene: lo que sabe, lo que puede, el don que Dios le regaló. Algunos traen solo uno; otros muchos. Todos los dones son bienvenidos para puestos al ser- vicio del Reino de Dios. ■ De fondo se ve una panorámica de la ciudad, el mundo. Estamos llamados a cons- truir el Reino de Dios en este mundo, en medio de nuestros pueblos y ciudades. ¿ ómo nos compromete a construir el Reino? olocando ladrillos o desechando algunos, y agregando otros. Entendiéndose que los ladrillos son mis “actitudes”, “forma de vivir”, “aportes”… Los chicos tendrán que tachar los ladrillos que no edifican el Reino, remarcar los que sí, y completar con otros ladrillos que hagan que el Reino de Dios crezca. Rezamos juntos Saludamos a la Santísima Trinidad con la señal de la cruz y hacemos unas peticio- nes, respondiendo todos: “Venga a nosotros tu Reino”. Tras el gesto, rezamos el Padrenuestro y el Avemaría y cantamos “Si tuviera fe como un granito de mostaza”. Gesto Les pedimos que coloquen la mano derecha en el hombro derecho de su compa- ñero o compañera de al lado. Les referimos que “apoyándonos unos a otros, con Jesús y María construimos el Reino de Dios”. Resaltamos la importancia del gesto: en comunidad y apoyándonos unos a otros es la mejor manera de construir el Reino de Jesús. Compromiso Remarcamos que, con las parábolas, Jesús anunciaba el Reino de Dios y así toda la gente podía entender su mensaje y comprender su enseñanza. De este modo, a través de las parábolas conocemos los valores del Reino de Dios. El catequista les propone que armemos, entre todos, un “Librito de las parábolas de Jesús”. 114 – El catequista tendrá las citas de distintas parábolas en varios papelitos. Los sortea y entrega a cada niño o niña. – En familia se lee la parábola que le ha tocado al niño y han de dibujar esta pará- bola en una hoja tamaño A4, así como descubrir cuál es el valor o significado de la misma. – Para el encuentro siguiente, el catequista arma una carpeta con la tapa que diga: “Las Parábolas de Jesús”, y coloca el trabajo de cada familia en ella, que- dando formado el Librito de las Parábolas. – Ese librito paseará por cada una de las familias y podremos conocerlas todas. Para Profundizar sobr las Parábolas Las parábolas y su mensaje ■ Las parábolas son narraciones muy sencillas tomadas de la realidad cotidiana, de ejemplos vivos y comparaciones que Jesús empleaba para enseñar a la gente. ■ El mensaje de las parábolas se refiere siempre a lo que Jesús llamaba el Reino: ¿ ómo es el Reino? ¿ uáles son sus valores? Nos abren a la novedad de Dios, es decir, a la relación con Dios y con los demás. No nos muestran contenidos teóricos, sino una nueva forma de vivir, una invitación a cambiar de actitudes y modos de vivir. Clasificación de las parábolas Del Reino De la misericordia de Dios Que contraponen dos comportamientos Parábolas que Jesús dijo en Galilea en torno al lago. Nos hablan de cómo es el Reino de Dios y cómo propagarlo. Estas parábolas son el centro de la predicación. Nos hablan de cómo es Dios, cómo son sus actitudes, y nos revelan a Dios Padre infinitamente misericordioso. Estas parábolas muestran dos realidades diferentes, que se contraponen, en donde solo una de ellas es válida. Parábola del sembrador (Lc 8,4-8) Parábola de lo oveja perdida (Lc 16,4-6) Parábola del fariseo y el publicano (Lc 18,9-14) Parábola del tesoro y la perla ( t 13,43-45) Parábola de los obreros de la viña ( t 21,33-46) Parábola del deudor despiadado (Lc 16,1-12) Parábola de la levadura ( t 13,33) Parábola del hijo pródigo (Lc 15,11-32) Parábola de las vírgenes prudentes y las necias ( t 25,1-13) Parábola del granito de mostaza ( t 13,31-32) Parábola del administrador astuto (Lc16,1-8) Parábola de los talentos ( t 25,13-24) 115 20 Encuentro LES ENSEÑO A PEDIR PERDÓN Y A PERDONAR iramos nuestra vida Perdonar y ser perdonado El catequista da la bienvenida con mucha alegría a los niños y les pregunta cómo les fue con la actividad de las parábolas en familia. – Recolecta los trabajos de cada niño y los coloca en la carpeta, de modo que esta ya puede comenzar el viaje a una familia. – Hay que recordar al niño que se la lleve que la debe traer para el próximo en- cuentro para pasarla a otra familia. – Se puede colocar una hoja en blanco al final, por si alguien quiere agregar co- mentarios. El catequista les pide que observen las imágenes y diálogos que tienen en su libro, donde se manifiestan diferentes actitudes respecto al perdón. – Se dialoga a partir de las preguntas del libro. – Aquí el catequista se limita solo a escuchar, y presta especialmente atención a “la actitud” que tuvieron en cada caso, que se reflejará con las respuestas a la última pregunta: cómo se sintieron luego de perdonar o no perdonar... Si se cree oportuno, el catequista puede contar alguna experiencia personal que puedan escuchar los niños. bjetivos ■ Reconocer el perdón como expresión de amor y humildad, y de personas con corazón grande y valiente. ■ Que cada niño sienta el deseo de aprender a perdonar como enseña Jesús. ■ Ejercitar el perdón, orando para pedirlo a Jesús, y abrazando a quien necesi- te pedírselo. 116 Jesús nos habla Perdonar de corazón Proclamación Se lee el texto de ateo 18,21-35 del que los niños tienen solo un versículo en su libro. Lo hacemos pausadamente, ya que tienen que prestar atención a detalles para luego completar el crucigrama. Pistas Para la r fl xión ■ Este Evangelio habla de la necesidad del perdón. No es fácil perdonar, pues cier- tas heridas siguen golpeando el corazón. Hay personas que dicen: “Yo perdono pero no olvido”. – Rencor, tensiones, discusiones, opiniones diferentes, ofensas, provocaciones dificultan el perdón y la reconciliación. Veamoslas palabras de Jesús que ha- blan de reconciliación ( t 18,21-22) y que nos traen la parábola del perdón sin límites ( t 18,23-35). – ¡Perdonar setenta veces siete! ( ateo 18,21-22). Jesús había hablado de la importancia del perdón y sobre la necesidad de saber acoger a los hermanos y a las hermanas para ayudarlos a reconciliarse (“Si tu hermano a pecado contra ti, anda a hablar con él a solas…; ateo 18,15-20). ■ Nos muestra caminos posibles para la reconciliación tales como: – Hablar con el otro a solas, desde un trato amable, humilde. Hace bien expresar al otro lo que sientes (no desparramar lo que el otro me hizo). – Si veo que solo no lo puedo resolver, pedir ayuda con alguien de confianza. A los niños podemos sugerirles que pidan ayuda a los padres, a los abuelos, a su maestra, o catequista… – Nos invita a rezar: para pedir por el hermano que me ofendió y por mí, que me siento dolido, que me dé fuerzas para poder perdonar y nos ilumine para resol- ver la situación. ■ Ante estas palabras de Jesús, Pedro pregunta: “¿ uántas veces tengo que per- donar a los hermanos que pecan contra mí? ¿Hasta setenta veces siete?” El nú- mero siete indica una perfección. En este caso, era sinónimo de siempre. – Jesús va más lejos de la propuesta de Pedro. Elimina todo y cualquier límite posible para el perdón: “No te digo siete, sino setenta veces siete.” O sea, ¡se- tenta veces siempre! – Pues no hay proporción entre el perdón que recibimos de Dios y el perdón que debemos ofrecer a los hermanos, como nos enseña la parábola. 117 r sPu sta a la Palabra ompletamos los globos con las palabras de Pedro y Jesús. ■ Pedro le pregunta a Jesús: “SEÑOR, ¿ UÁNTAS VE ES TENGO QUE PERDO- NAR A MI HERMANO UANDO ME OFENDA? ¿SIETE VE ES? ■ Jesús le responde: “NO TE DIGO SIETE VE ES, SINO SETENTA VE ES SIETE”. Responden la pregunta sobre qué quiere decir “setenta veces siete”, escribiendo “SIEMPRE”. Finalmente, colocan el título de la parábola. Puede ser: “La parábola del perdón”, “El que no perdonó a su compañero”… Luego releen la parábola para completar el crucigrama. Las soluciones son: 1. REY / 2. DIEZ / 3. ES LAVO / 4. SUPLI AR / 5. PA IEN IA 6. OMPADE IÓ / 7. PERDONAR / 8. EN ONTRÓ / 9. IEN 10. EN AR ELARLO / 11. MOLESTOS / 12. ONDENARLO Tras interpretar bien la parábola, podemos preguntar a los niños: ■ ¿Les cuesta perdonar? ■ La dimensión del perdón de Dios es incomparable con la nuestra, ¿o les parece que debemos hacer el esfuerzo de perdonar sin medida como nos enseña Je- sús? ¿Vamos a hacer el intento? omo conclusión de esta reflexión, leemos las frases que tienen en su libro y las buenas razones que les da Jesús para perdonar al hermano. Podemos analizar la ilustración: ■ Jesús aparece como médico que está curando el corazón de las personas, lim- piando y sanando las heridas que hicimos y nos hicieron a cada uno. ■ Notemos el rostro de alegría que tiene Jesús por todos los corazones impeca- bles que supieron perdonar. ■ Jesús se pone muy feliz cuando perdonamos. Pistas Para la r fl xión Guardar rencor no produce nada bueno y les hace daño ■ Aprender a perdonar no es una cuestión sencilla, ni un simple acto en la vida de cada persona. Perdonar es un proceso que requiere valor, autoestima alta, amor y entendimiento. ■ uando una persona perdona verdaderamente a quien le ha hecho daño, se libe- ra de la opresión y del rencor. La persona a la que te niegas a perdonar no es más infeliz, ni sufre las consecuencias de tu falta de perdón, por el contrario, el que más sufre por ello eres tú, ya que vives con una enorme carga emocional que pesa y 11 no te deja disfrutar de las cosas bellas que tiene tu vida; hasta incluso en muchos casos enferma tu cuerpo. ■ “Quien no sabe perdonar a otro ser por sus errores, vive condenado al rencor y su prisión es el odio acumulado en su interior” (Mahatma Gandhi). Pedir “perdón” y “perdonar” es de personas con corazón grande, valiente y que sabe amar ■ Dice san Pablo: “Sopórtense y perdónense unos a otros, como el Señor los per- donó, a su vez hagan lo mismo” (Col 3,13-14). ■ En el camino que lleva a la reconciliación hay un paso fundamental: el perdón. Es el paso final de una disputa o una pelea y constituye el ingrediente más distintivo del cristiano en cualquier conflicto. El perdón está en el corazón mismo del Evangelio. ■ Todo el mensaje cristiano gira alrededor del perdón de Dios a través de la cruz de risto y nos llama a nosotros a ofrecer o a suplicar perdón allí donde sea necesa- rio. Fallar u obedecer en este punto viene a ser un test básico de nuestra madurez cristiana. ■ “ omo el Señor nos perdonó”: lavado ya en la cruz, ridiculizado y torturado por los enemigos a los que había intentado amar, cerca ya de la agonía, pronuncia unas memorables palabras que contienen, en forma de síntesis luminosa, el cen- tro del Evangelio: “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen” (Lc 23,34). ■ “El perdón es una decisión, no un sentimiento, porque cuando perdonamos no sentimos más la ofensa, no sentimos más rencor. Perdona, que perdonando ten- drás en paz tu alma y la tendrá el que te ofendió” (Teresa de alcuta). ■ “Si en verdad queremos amar, tenemos que aprender a perdonar” (Teresa de alcuta). Reza por tu hermano que te ofendió, pues a él también lo creó el Padre Ayuda a perdonar el pensar que también Dios creó por amor al que nos ofendió, que es hijo de Dios, que somos hermanos en risto y que por él también risto murió en la cruz. Imaginar el rostro de Jesús sufriente en el rostro de la persona que me cuesta perdonar… es una razón que ayuda a perdonar a mi hermano. Reza para pedir la gracia de comprender a esa persona y no ser esclavo del ren- cor y la angustia y la incapacidad de perdonar. Ofrece tu dolor a Jesús. Reza por tu hermano para pedir por su conversión. Ser compasivo es ponerse en el lugar del otro; la venganza solo trae tristeza y angustia Para perdonar, hace falta buscar en el otro alguna “excusa”, algo que nos ayude a comprenderlo: quién sabe qué sufrimientos habrá tenido en su vida, qué heridas 119 llevará en su corazón… Pensar que así como yo mismo soy una mezcla de luces y sombras, él también es esa mezcla, y que a veces se equivoque no significa que todo sea negro en su vida. El Padre Dios que conoce nuestras fibras más íntimas, sabe cuánto dolor senti- mos por el daño que nos causan. Él no desprecia nuestro sufrimiento. Pero guar- dar rencor, fomentar el odio o venganza no produce nada bueno. Por eso la Pala- bra de Dios, como ya lo dijimos, nos invita permanentemente al perdón y nos motiva a buscarlo. No te canses de ser bueno. Ofrece a Dios tu dolor y Él te regalará su paz y su alegría. Rezamos juntos Decimos a los niños que nos tatuamos del amor de Dios, pidiendo que nos dé un corazón grande para perdonar. antamos “Perdónanos, Señor”. Invitamos a los niños a rezar con el canto. Pedimos al Señor que nos perdone, pero también que nos muestre su Amor, para que podamos imitarlo, para que tengamos el deseo de ser “buenos” y hacer vida todo lo aprendimos y meditamos hoy. Una vez aprendido el canto, haremos “Oración de eco”: cada niño repite la frase que más le llegó a su corazón de la canción, y el resto responde cantando o re- zando el estribillo. No hay problema que se repita varias veces la misma frase… eso es el eco. Leemos juntos la frase oracional final. Gesto omentamos a los niños que lo que Jesús hizo conmigo, lo hago con mi compa- ñero de al lado. on un abrazo fuerte, nos pedimos perdón mutuamente. Compromiso Se pide a los niños que confeccionen en sus casas el vale por un abrazo de per- dón. Se pueden valer del modelo que tienen en su libro. Pueden confeccionar los que deseen, ya que cada vale habrán de entregarlo a quien quiera pedir perdón en el grupo: un vale por persona. Se les puede invitar a que hagan en familia lo mismo. 120 Notas: 4 ¡Me gusta celebrar! 122Me gusta celebrar Amigos! Qué bueno que estuvimos juntos todo este año, y hemos compartido cosas maravillosas! Esto fue el comienzo… De ahora en más… Amigos para siempre! Todo lo que fueron aprendiendo de mí, de mi Familia, de mi vida, de mis acontecimientos… Me gusta celebrarlo! ¿Cómo? Con fiestas. ¿Dónde? Donde haya encuentro cordial de amigos, de fami- lia. ¿Cómo? Con cantos, gestos y mucha alegría… donde no falten la Palabra y el alimento. Y que este encuentro sea sagrado. Siempre están invitados a celebrar! Los espero. esús 123 LA LITURGIA Para l cat quista Querido catequista… ■ La idea de esta presentación, previa a la última unidad del libro, es ir cerrando la etapa del primer año de preparación al sacramento de la Eucaristía, con una carta que Jesús les dirige a los niños motivando a la participación, en la “liturgia”. ■ También se intenta mostrar el lado celebrativo de nuestra fe y la importancia del culto a Dios, donde comunitaria y públicamente profesamos nuestra adoración a la Santísima Trinidad y donde celebramos los sacramentos. ■ omo los objetivos lo indican, se trata de que al vivir algún momento litúrgico du- rante el año, se utilice este esquema del Año litúrgico, para poder ubicar a los niños. ■ No es un encuentro específico. Pero sí se necesitará un tiempito para la explica- ción del mismo y darle “suma” importancia al “santificar las fiestas”, como modo de demostrar el “amor” al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo y a la Iglesia toda. ■ No solo asistir a la Liturgia, el “vivir” la liturgia nos enriquece espiritualmente. Es el alimento del alma que no deja morir nuestra “fe” y nos enriquece de dones que proceden de la acción redentora de Dios. ■ Acompañar a los niños, y que vean que “su catequista” celebra con alegría la pre- sencia de Dios, es la mejor explicación que se puede dar de Liturgia. Pistas Para la r fl xión De igual manera van algunos aportes al respecto. ■ El oncilio Vaticano II en la “ onstitución sobre la Liturgia” nos dice: “ a liturgia es el ejercicio del sacerdocio de Jesucristo. En ella, los signos sensibles significan y, cada uno a su manera, realizan la santificación del hom- bjetivos ■ onocer los tiempos litúrgicos. ■ Que los niños comprendan que el conocimiento de la fe no va desconectado de lo celebrativo. ■ Que los encuentros de catequesis vayan conectados con la liturgia. 124 bre y así el Cuerpo místico de Jesucristo, es decir, la Cabeza y sus miembros, ejerce el culto público íntegro”. – “Es el ejercicio del sacerdocio de risto”. Es decir, en la Liturgia risto ac- túa como sacerdote, ofreciéndose al Padre, para la salvación de los hom- bres. – “Signos sensibles”: los gestos, las palabras son absolutamente necesarios para poder comunicar a los demás lo que uno piensa o siente. Necesitamos algo visible, palpable y/o audible para expresar lo que llevamos dentro o lo que sentimos. Los signos sensibles realizan la santificación de los hombres en lo que quieren decir. Por ejemplo, el agua en el Bautismo significa y realiza la pu- rificación y es principio de vida, el pan en la Eucaristía alimenta el espíritu del hombre… – “En la acción litúrgica”, risto y los cristianos, que forman el uerpo Místico (La Iglesia) ejercen el culto público. – “Liturgia”: Es la acción sagrada por excelencia, que ninguna oración o acción humana puede igualar por ser obra de risto y de toda su Iglesia y no de una persona o un grupo. ■ Para asimilar mejor los conceptos que nos revelan la importancia de la liturgia, ci- tamos otro texto del oncilio Vaticano II: “ a iturgia es la cumbre a la que tiende la actividad de la Iglesia y, al mismo tiempo, la fuente de donde mana toda su fuerza”. ■ La Iglesia, la familia de los Hijos de Dios, celebramos con Jesús todos los aconte- cimientos vividos por él a lo largo de todo el año. En él contemplamos a un Dios prometido que es esperado, que se hace hombre y que luego muere en la cruz y resucita; junto con sus enseñanzas y los ejemplos que nos dejó: el amor, la cari- dad, el perdón, la oración… ■ Este año de fiestas especiales se llama “Año litúrgico o Año del Señor”. ■ Liturgia es la manera de: – Recordar todo lo que Jesús hizo y vivió. – elebrar su presencia entre nosotros. – onfiarle toda nuestra vida y caminar con él. – Esperar su segunda venida. ■ Podemos hacer estos comentarios sobre la ilustración: – Se introduce el término “Iglesia” como familia de los hijos de Dios: representada por el grupo de personas de todas las edades, de todas las razas, de todas las lenguas, acompañados por el sacerdote, ministro y representante de Jesús en 125 la tierra, y guiados por la Palabra, quien nos conduce por el camino correcto, porque es Dios Vivo en ella. – Notemos la cara de alegría de la comunidad que celebra y camina con Jesús, a quien le ha confiado su vida. – Muy significativo es lo de la “escalera de caracol”, ya que podemos caer en el error de decir que recordamos todos los años lo mismo. En realidad, recorda- mos el mismo acontecimiento, pero con una vivencia cada vez más elevada, profunda, significativa y santificante. (más cerquita de Jesús). ■ El Año litúrgico se divide en “tiempos litúrgicos” y se identifican con un color: Adviento (morado) • Preparación para la Navidad. • Tiempo de espera y vigilia. • Está formado por cuatro semanas que preceden a la Navi- dad y prepara los corazones para profundizar mejor sus misterios. • El color es morado, que significa austeridad, penitencia. • El símbolo: La corona de Adviento. Navidad (blanco) • umpleaños de Jesús. • Y con el nacimiento vienen fiestas relacionadas, como la Sa- grada Familia, la Maternidad de María o la Epifanía (Reyes). • Tiempo de gozo y pureza: se utiliza el color blanco. • Símbolo que aparece en el dibujo: una con Niño Jesús. Tiempo Ordinario (verde) • Tiempo Ordinario o tiempo durante el año. • Tiempo de esperanza, de vida, de servicio y misión. • Este se encuentra entre Navidad y uaresma. • Símbolo: Palabra de Dios con corazones; significando la presencia viva y amorosa de Dios en ella que guía el caminar del pueblo de Dios. Cuaresma y Semana Santa (morado y rojo) • omienza el Miércoles de ceniza (notemos el recipiente con cenizas de olivos quemados del Domingo de Ramos anterior). • Preparación para la Pascua. Son cinco semanas preparato- rias para las grandes celebraciones: la Pasión, Muerte y Re- surrección de Jesús. on el Domingo de Ramos entramos en la Semana Santa donde se celebra la Última ena, la Muerte del Señor y la Resurrección. • Tiempo de cambio, tiempo de ser mejores. • Imágenes que aparecen: las tres cruces, la de Jesús en el medio y la de los dos ladrones y los tres clavos. 126 Pascua (blanco) • El tiempo Pascual comienza el Domingo de Pascua y des- pliega la Resurrección de Jesús; se conmemora la victoria de la vida sobre la muerte, el triunfo de risto, el triunfo de la humanidad. • Tiempo de extrema alegría. ¡Jesús vive para siempre en me- dio de nosotros! ¡Glorificado! Este tiempo dura 50 días. En estos días también se celebra la Ascensión de Jesús a los cielos. • Se utiliza color blanco. • Símbolo: es el irio Pascual encendido con Alfa y Omega (Principio y fin de todo lo creado) significando Jesús Resuci- tado, luz para el mundo. Pentecostés (rojo) • Venida del Espíritu Santo sobre María y los Apóstoles. • Aquí termina el Tiempo Pascual. • Símbolo: la paloma y los siete dones del Espíritu Santo (siete llamas de fuego): Fortaleza, Sabiduría, onsejo, Temor de Dios, iencia, Piedad y Entendimiento. • Tiempo de ser luz y fortaleza para todos. Santísima Trinidad (blanco) • Misterio de Dios, que quiso ser comunidad. Nos habla de la importancia que es para Dios amarse y comunicarse. • Es el domingo siguiente a Pentecostés. • olor blanco. • No aparece en la ilustración. La imagen con que la represen- tamos es el triángulo y la nombramos en la señal de la cruz. Corpus Christi(blanco) • orpus hristi o Santísimo uerpo y Sangre de risto. • Fiesta instituida con el fin de tributarle a la Eucaristía un culto público y solemne de adoración, amor y gratitud. • olor blanco. • Símbolo: Pan onsagrado = Eucaristía y áliz con vino con- sagrado = Sangre de risto. 2º Tiempo ordinario (verde) • Invitación a caminar como pueblo que, año a año, va cre- ciendo y produciendo frutos. • De esta manera, de celebración en celebración, se encami- na hacia el encuentro con risto hacia la Liturgia eterna (Ap 21-22). • Termina con la fiesta de risto Rey. elebramos que ris- to es el Rey del universo y de nosotros. Su Reino es el Reino de la verdad y la vida, de la santidad y la gracia, de la justicia, del amor y la paz. El símbolo de esta fiesta: la corona. 127 ORACIONES En las páginas 57 a 63 del libro del niño reproducimos algunas oraciones. Su sentido y objetivos son los mismos que los de la liturgia. Recordamos allí las Oraciones del cristiano, entre las que están las oracio- nes más comunes y algunas dedicadas a la Virgen María, que pueden em- plearse también como complemento del Santo Rosario. Los niños y niñas también disponen de una introducción al Santo Rosario, así como de la explicación de cómo rezarlo y los misterios para todos los días de la semana. onviene, si es posible, rezar juntos un rosario en alguna ocasión, o al me- nos un misterio, para que comprendan la mecánica de dicha oración. 12 2 Encuentro LOS INVITO A UNA FIESTA: LA MISA bjetivos ■ Introducir a los niños en el misterio de la celebración eucarística, destacando el aspecto celebrativo de la misma. ■ Presentar la Santa Misa como el memorial del gesto más grande de amor de Jesucristo: su pasión, muerte y resurrección. ■ Resaltar la importancia que tiene la Santa Misa como expresión de unidad y comunión de los cristianos. ■ Animar a los niños y a sus familias a participar y vivir la Misa con un corazón abierto y fraterno. iramos nuestra vida Una fiesta súper Revisamos el compromiso del encuentro anterior: – ¿ uántos abrazos dieron durante la semana? – ¿Repartieron muchos vales? – Insistimos en que nunca tenemos que cansarnos de perdonar. El catequista puede ampliar la reflexión con la ayuda de estas ideas: ■ La celebración es parte del acontecer humano, los ritos familiares y comunitarios forman parte de nuestro modo de ver la vida y de vivirla. elebrar la vida, los acontecimientos especiales que irrumpen en la rutina dan a nuestra existencia alegría, diversos colores y matices. ■ Jesús, como lo indican los evangelios, participaba de todas las celebraciones del pueblo, compartía casamientos, cenas y disfrutaba de sus amistades. ■ Los cristianos, sin embargo, muchas veces vivimos estas realidades en formas disociadas como si el festejo fuera del mundo y la liturgia de Dios. ■ Tenemos un Dios vivo que celebra con nosotros y nos invita a celebrar con Él. Por eso cada celebración litúrgica es un encuentro con este Dios amoroso 129 que nos espera para compartir la vida. Debemos ponernos en camino para lograr celebrar nuestra fe con el mismo entusiasmo con que celebramos la vida misma. ■ Es un gran desafío vincular la catequesis con la liturgia, ya que ambas se refieren e implican mutuamente. Una catequesis que no mueva a la celebración litúrgica cae en un puro adoctrinamiento o trasmisión de contenidos religiosos, sin llevar al encuentro con risto. Por eso, debemos fortalecer la formación litúrgica en cada uno de los encuentros de catequesis, ayudando a nuestros niños a com- prender los símbolos, gestos o actitudes que se realizan en las celebraciones. omenzamos el encuentro con un breve diálogo sobre las celebraciones de la vida cotidiana, a partir de las preguntas que están en el libro de los niños, o tam- bién de alguna de estas: – ¿ uáles son las fiestas que más te gustan? – ¿ ómo celebrás en casa cada cumpleaños? – ¿Te reunís los domingos en familia para compartir el almuerzo y festejar la alegría de estar juntos? ¿Dónde? ¿Qué hacen? Luego se invita a los niños a usar su imaginación y a pensar qué fiesta les gustaría organizar, qué cosas no podrían faltar en ella, quién o quiénes serían los anfitrio- nes, los invitados, etc. Realizan la actividad propuesta en su libro. Jesús nos habla La celebración del domingo Proclamación Se lee del libro de niños la introducción que hace Jesús. Posteriormente, se lee despacio el texto de Hechos 2,42-47, si es necesario va- rias veces porque los niños solo tienen un fragmento, y se realizan las actividades sobre él. actividad s La solución a la primera actividad: ES U HABAN LA ENSEÑANZA DE LOS APÓSTOLES / PARTI IPABAN DE LA FRA IÓN DEL PAN / VIVÍAN UNIDOS / ALABABAN A DIOS / IBAN DIARIAMEN- TE AL TEMPLO. La solución a la segunda actividad: MISA / FIESTA / SALVA IÓN / MUERTE / FAMILIA / PALABRA / PAN Y VINO / ALIMENTAMOS / ESPERANZA. 130 Pistas Para la r fl xión Las ideas clave para reflexionar son las siguientes: ■ El domingo es el día del Señor: – El pueblo judío tomaba el día sábado como día consagrado al Señor, teniendo en cuenta que Dios trabajó y creó durante seis días y al séptimo descansó. Para ellos, este día era santo puesto que también les recordaba la liberación de Egip- to y el signo inquebrantable de la Alianza del Señor con su pueblo. – on la resurrección de Jesucristo, se inaugura una nueva creación y desde en- tonces, el día domingo, día en que risto resucitó, se convierte en el día dedica- do al Señor. ■ La celebración dominical y la Eucaristía del Señor son la cumbre de la vida cristiana. ■ Los apóstoles y los primeros cristianos comenzaron a reunirse los domingos por- que era el día en el que Jesús resucitó. Todas las apariciones de Jesús resucitado, narradas en los evangelios, ocurren en el día domingo. ■ Hoy, igual que en aquellos tiempos, los domingos la comunidad de los cristianos, junto con el sacerdote, nos reunimos para celebrar el día del Señor. Es el día de la alegría, del descanso, de la liberación del trabajo. r sPu sta a la Palabra El catequista lee y comenta las sugerencias para vivir bien la Santa Misa desde el libro del niño. Se dialoga sobre cómo podemos hacer para que la Misa sea una verdadera fiesta. ■ Tenemos que preparar el corazón antes de ir a la Misa y ser puntuales. ¡A nadie le gusta llegar tarde a una fiesta! ■ Si prestamos atención a todo lo que sucede comenzaremos a descubrir cosas maravillosas… Rezamos juntos antamos “Vení, vení”. Compromiso Pedimos a los niños que, esta semana, inviten a sus familias y amigos a compartir la fiesta de Jesús, usando su creatividad y haciendo una hermosa invitación (que incluya lugar, hora y una linda frase). 131 – El catequista puede demostrar esta actividad llevando una invitación para la Misa del domingo y luego pedirles a ellos que elaboren una similar para invitar a sus familiares y amigos. – Siempre es bueno usar muchos colores y un tamaño exagerado para que se puedan distinguir los detalles. Los niños se fijarán en una serie de aspectos de la Misa que tendrán que comple- tar en su libro: el color del mantel del altar y de la túnica del sacerdote, para saber el tiempo litúrgico en que estamos; las lecturas que se proclamaron, enfatizando alguna frase del Evangelio. atequista, para el próximo encuentro, lleva un Rosario para mostrarlo a los niños, o podés pedir que el que tenga uno en su casa lo lleve. Si arman tarjetas o carteles para la Inmaculada, llevar cartulina y fibras de colores. Recordar a los niños que lleven el Evangelio. Notas: 132 bjetivos ■ Homenajear a la Inmaculada oncepción conociendo sobre su origen y cele- brando su día. ■ Profundizar la participación de María en la vida de Jesús y en el plan que tuvo Dios para con ella. ■ Venerar a María a través de las oraciones dirigidas a ella y de imitar sus virtudes. iramos nuestra vida Festejamos a las mamás Damos la bienveniday revisamos el compromiso del encuentro anterior: – ¿ ómo estuvo la fiesta de Jesús, el domingo? – ¿Qué color tenía el mantel en el altar? – ¿Vinieron en familia? Preguntamos a los niños cómo homenajean a sus madres en la fiesta de su cum- pleaños o en otros momentos como el Día de la Madre: – ¿Le hacen regalos? – ¿La ayudan? – ¿La envuelven en abrazos y besos? Abrir el dialogo con los niños y escuchar. Jesús nos habla Mi madre María Pistas Para la r fl xión Se presenta el encuentro diciendo que es el propio Jesús quien continúa contando la historia que su Madre había comenzado en el Encuentro 9, sobre cómo Dios le había anunciado su misión y la llamó “llena de gracia”. 22 Encuentro ¡APLAUSOS PARA MI MADRE, LA INMACULADA CONCEPCIÓN! 133 El catequista, luego de ir leyendo lo que se presenta en el libro de niño, puede am- pliar la información con estas ideas clave. ■ Dios Padre, cuando decidió enviar a su Hijo a la tierra, para que se hiciera hombre como nosotros, quiso preparar una Madre para Jesús. Y como Él es todopodero- so, eligió una joven hermosa, y la hizo “Inmaculada”, o sea, concebida sin pecado original y llena de gracia, para que tuviera un vientre puro, sagrado, donde Jesús, su Hijo, pudiera encarnarse y nacer aquí en medio de nosotros. ■ Se explica el significado de “Inmaculada oncepción”. ■ Se puede comentar la primera imagen: – Mirar a Dios Padre, con rostro de plenitud por la presencia de su Hijo concebido en el seno de María, sosteniéndolo con una mano, como indicando su misma divinidad, en la otra sonajeros como indicando su humanidad, y el útero de un amarillo intenso como la “luz” del Espíritu Santo, resaltando su obra. – Mirar el rostro dulce del Niño Jesús, gozando de la serenidad de su Madre que lo alimenta de ternura a través del cordón umbilical. ■ ¡Gracias, María, por tu sí! Porque Dios también te hizo libre de elegir. Fue respetuo- so al preguntarte si aceptabas su propuesta. Y con cuánta fe y cuánta entrega aceptaste ser la Madre del Hijo de Dios. ■ Del relato de Jesús surgen innumerables virtudes de María. Ella es servicial, dulce, con gran disponibilidad, cariñosa, atenta a las necesidades, fiel a la Palabra de Dios, silenciosa, educadora de Jesús junto con su esposo José. (No olvidemos mencionar a José como custodio de María y Jesús. Él también respondió con generosidad a la propuesta de Dios). ■ Notar que, en la imagen del pesebre, Dios y el Espíritu Santo están contemplando su obra: “Y la Palabra se hizo carne y puso su tienda entre nosotros” (Juan 1,14). Y, por otra parte, María y José son protagonistas de este maravilloso suceso: “el nacimiento de Jesús”, el Salvador, el Mesías esperado. Profundizamos n los dogmas marianos ■ El magisterio de la Iglesia ejerce plenamente la autoridad que tiene risto cuando define dogmas, es decir cuando propone, de una forma que obliga al pueblo cris- tiano a una adhesión irrevocable de fe, verdades contenidas en la Revelación divi- na ( E 88). – La aternidad divina: onsiste en que la Virgen María es verdadera Madre de Dios, por haber engendrado ́por obra del Espíritu Santo y dado a luz a Jesucristo. “Desde los tiempos más antiguos, la Bienaventurada Virgen es honrada con el título de Madre de Dios, a cuyo amparo los fieles acuden con sus súplicas en todos sus peligros y necesidades” (Lumen gentium 66, oncilio Vaticano II). 134 – La Inmaculada Concepción: Este dogma establece que María fue concebida sin mancha de pecado original. El dogma fue proclamado por el papa Pío IX, el 8 de diciembre de 1854: “Declaramos, pronunciamos y definimos que la doctrina que sostiene que la Santísima Virgen María, en el primer instante de su concepción, fue por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente en previsión de los méritos de risto Jesús, Salvador del género humano, preservada inmune de toda mancha de culpa original, ha sido revelada por Dios, por tanto, debe ser firme y constante- mente creída por todos los fieles”. – La perpetua Virginidad: El dogma de la perpetua virginidad se refiere a que María fue Virgen antes, durante y perpetuamente después del parto. “Ella es la Virgen que concebirá y dará a luz un Hijo cuyo nombre será Emanuel” [cf. Is 7,14; Miq 5,2-3; Mt 1,22-23] (Lumen gentium 55, oncilio Vaticano II). “La profundización de la fe en la maternidad virginal ha llevado a la Iglesia a confesar la virginidad real y perpetua de María incluso en el parto del Hijo de Dios hecho hombre. En efecto, el nacimiento de risto lejos de disminuir con- sagró la integridad virginal de su madre. La liturgia de la Iglesia celebra a María como la siempre virgen” ( E 499). – La Asunción a los cielos: Se refiere a que la Madre de Dios, luego de su vida terrena, fue elevada en cuerpo y alma a la gloria celestial. Este dogma fue pro- clamado por el papa Pío XII, el 1 de noviembre de 1950: “Pronunciamos, declaramos y definimos ser dogma divinamente revelado que la Inmaculada Madre de Dios y siempre Virgen María, terminado el curso de su vida terrenal, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria del cielo”. • Notar diferencia entre “Asunción” y “Ascensión”. • Asunción: María es llevada o elevada por Dios al ielo. • Ascensión: Jesús sube por sí mismo al cielo. Ya que él es Dios. • Así celebramos que Dios cuidó de la vida de María desde el comienzo al final, desde su concepción hasta su Asunción. ■ La Santísima Virgen es nombrada también bajo los títulos de “ adre de la Igle- sia” y “ adre de los hombres”. ■ La Virgen no puede ser objeto de culto de adoración o latría (la adoración solo corresponde a Dios). Pero sí se honra a la Virgen de una manera especial, a la que la Iglesia llama “hiperdulía” que es una veneración mayor a la que se da a los santos del cielo, ya que ellos son objeto de culto de “dulía” o veneración. ■ La Iglesia nos propone justamente, para que María acompañe nuestra vida, vene- rarla, invocarla, imitarla y amarla a través de todas sus virtudes, pues todas las vivió en el mayor grado posible. 135 ■ Para la Iglesia, Jesús es el único mediador. Pero María, su Madre y Madre nuestra, es “mediadora” ante Jesús. Por esos lo católicos seguimos rezando diariamente: “Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén”. r sPu sta a la Palabra Pedimos a los niños que busquen las citas bíblicas y completen por escrito las palabras de María. Luego leemos juntos algunas de las virtudes de María y pedimos que las comple- ten con otras que ellos mismos vayan comentando. Rezamos juntos Rezamos esta oración frente a la imagen de María Inmaculada. ¡Bendita sea tu pureza! Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea, pues todo un Dios se recrea en tan graciosa belleza. A ti, celestial princesa, Virgen sagrada María, yo te ofrezco, en este día, alma, vida, corazón. Mírame con compasión, no me dejes, Madre mía. Les decimos a los niños que si quieren hacerle un regalo a María, pueden rezar el Rosario. – Se puede preguntar si conocen el Rosario, llevar uno y mostrárselo. – Les motivamos a que averigüen en casa, con sus padres o abuelas, cómo se reza. – Al final de sus libros, se encuentra cómo rezarlo, los Misterios y un propósito. – El Rosario lentamente rezado y meditado en familia, en comunidad, individual- mente, nos hará entrar poco a poco en los sentimientos de Jesús y de su ma- dre, evocando todos los acontecimientos a través de los misterios. – Invitamos a los niños a rezar una decena del Rosario, diciendo: “Vamos a decir- le a nuestra Madre, cuánto la queremos y rezamos”. – Invitar a algún niño que lo dirija y el resto del grupo responde. 136 Compromiso Pedimos a los niños que armen tarjetas con pequeños mensajes sobre las cosas lindas que nos inspira María, y que las repartamos. También les invitamos a que recen en familia “Bendita sea tu pureza”. Les proponemos que averigüen cómo se celebra la fiesta de la Inmaculada on- cepciónen su ciudad o en su parroquia y que dialoguen cómo participan ellos en esta fiesta. Para el próximo encuentro, pedimos a los niños que traigan una vela. Se necesi- tará un despertador que suene y fósforos. Notas: 137 bjetivos ■ omprender qué es el “Año litúrgico” y que se inicia con el Adviento. ■ Entender que el Adviento es tiempo de preparación y espera para un gran acontecimiento: el Nacimiento de Jesús. ■ omprometerse a cambiar las actitudes que no permiten que mi corazón sea un pesebre para el Niño de Belén. 23 Encuentro ¡SE ACERCA MI CUMPLEAÑOS!: ES ADVIENTO iramos nuestra vida Celebramos la vida Damos la bienvenida y revisamos el compromiso del encuentro anterior: – ¿ ómo festejaron la fiesta de la Inmaculada? – ¿Participaron en esa fiesta? – ¿Qué les gustó más? Partimos preguntando a los niños qué preparativos se hacen al estar una mamá embarazada, esperando un bebé. ■ Podemos mencionar que es un tiempo de espera y preparación no solo de las cosas materiales, tales como moisés, ropitas, mamadera, chupete, etc., sino también de preparación interior y afectiva de todos los miembros de la familia, ya que un nuevo miembro de la familia vive en el seno de su mamá, y en un tiempo pasará a ocupar un lugar físico y especial en el hogar. ■ Hay mucha alegría, expectativas, algunos temores o ansiedades, etc. Es un tiempo precioso donde Dios ya tiene pensado todo “un proyecto de amor” para esa personita que aún está muy cómoda en la panza de la mamá. Luego de charlar sobre esa realidad y escuchar a los niños sobre sus vivencias, les preguntamos cómo se habrán preparado María y José en la espera del Niño Dios. 13 ■ Escuchamos a los niños sobre lo que saben o se imaginan de esos preparativos. ■ Mencionamos que tuvieron que ir a Belén, por un decreto del emperador romano Augusto (recordar que los judíos formaban una nación pequeña, sometida al im- perio romano, que reunía a una gran diversidad de pueblos) por el que se debía proceder a un enso en todo el imperio. Debido a eso, José y María tuvieron que dejar la casa de Nazaret en los días que estaba por nacer el Niño y partir hacia Belén, la ciudad natal donde debían registrarse. ■ Seguramente no le fue fácil a María, a punto del nacimiento, tener que moverse montada en un asno. José consoló y alegró a María. Él era muy bueno y sufría mucho en ese viaje tan penoso para ella. Habló del buen alojamiento que pensaba conseguir en la aldea de Belén. ■ Se pusieron en camino y después de haber andado un largo viaje llegaron a una posada y José pidió alojamiento; pero el dueño se disculpó, diciendo que esta- ba lleno de viajeros. Y así les ocurrió en varios lugares… Entonces José arregló un refugio cómodo en una cueva natural, hecha por el hombre, que servía de establo. ■ Así lo había previsto el Padre: Jesús se educaría en un verdadero hogar, en una casa en que no faltaría ni el pan ni el trabajo, pero de una manera muy sencilla y humilde. “Nacido en Belén –entonces la más pequeña ciudad de Judá y hoy apenas una aldea– lo hizo para que nadie se gloriase de la importancia de la terrena patria. Además se hizo pobre, siendo dueño y creador de todo, para que ningunos de los que habían de creer en él, intentase ensoberbecerse por las riquezas de este mundo. No permitió que los hombres lo hiciesen rey, por- que quiso enseñarles el camino de la humildad, del cual los había alejado la soberbia, no obstante que toda la creación proclama la eternidad de su reinado.” San Agustín, atequesis para los simples, VII,40 Se pueden comentar las imágenes que representan a María y José: ■ María acude con prontitud a visitar a su prima, Isabel, anciana, y que también va a dar a luz un hijo, Juan Bautista. El Espíritu le impulsa (conduce el carro). ■ omo cargamento (corazones), María lleva la gran noticia que el ángel le ha anun- ciado, la gran noticia del amor y la misericordia de Dios, que se encarna para sal- var a su pueblo. También esos corazones simbolizan el amor servicial de María, que acude en ayuda de su prima. 139 ■ José aparece construyendo una cuna. El carpintero pone su trabajo propio, esme- rado, con mucho amor (véase los corazones en ambos extremos de la cuna) para preparar la venida de Jesús. La cuna vacía nos habla de preparar el lugar donde Jesús descansa, de acoger esa Buena Noticia. omentamos la imagen de la palabra “Adviento”. ■ La palabra “adviento” significa “llegada”. Indica el espíritu de vigilia (espera atenta, no descuidando la fe) y preparación que los cristianos debemos vivir. ■ Veamos cómo prepara el niño con dedicación, con cuatro focos de luces (son los domingos previos a la Navidad), la entrada, que es el comienzo del camino hacia la gruta de Belén. ■ El Espíritu Santo nunca está ausente, lo recordamos con la paloma. Y la escalera nos eleva, nos acerca a lo alto, al encuentro con Dios, y nos prepara para celebrar con Él su presencia entre nosotros. on el Adviento comienza el año litúrgico. ¡Empezamos los festejos! ■ La Iglesia, para comenzar el año litúrgico, celebra la llegada de risto con una gran fiesta a la cual llamamos Navidad. Esta fiesta es tan importante para los cristianos que la Iglesia, antes de celebrarla, prepara a sus hijos durante el período conocido como Adviento. Ya desde tiempos remotos la Iglesia acostumbra tener esta pre- paración. ■ En este tiempo es común pensar: ¿ ómo vamos a celebrar la Navidad? ¿Qué vamos a preparar para comer? ¿Qué vamos a regalar? ¿ on quién nos vamos ajuntar?... Y todo esto pierde el verdadero sentido si nos olvidamos quién es el agasajado en esta fiesta: Jesús. ■ Es tiempo para renovar el deseo de recibir a risto por medio de la oración, el sa- crificio, la generosidad y la caridad con los que nos rodean. Es decir, tiempo para cambiar, arrepentirnos de nuestros pecados, revisar nuestra vida en relación con Dios y con los hermanos, y hacer un plan de vida para mejorar como personas. ■ La Iglesia durante estas cuatro semanas de Adviento, y especialmente los domin- gos, dedica la liturgia de la Misa a la contemplación de: – la primera “llegada” de risto a la tierra (Navidad), – de su próxima “llegada” triunfal (segunda venida como Rey del Universo), – y la disposición que debemos tener para recibirlo, viviendo el presente con “la presencia de risto vivo” en medio nuestro y a través de los sacramentos. ■ En este tiempo, para hacer más sensible esta preparación, no se reza el Gloria, y la ornamentación del templo es más sobria; se prepara el pesebre y el color litúr- gico es morado. Significa, actitud de penitencia y sacrificio para prepararnos a tan importante evento. 140 ■ En los templos se utiliza el símbolo de la corona de Adviento. ada domingo se enciende una de las cuatro velas de esta corona. Además, conviene que cada familia también la tenga en sus casas para orar y reflexionar en torno a ella. ■ El pesebre de Jesús tiene que ser nuestro corazón. omo María y José, a pesar de las dificultades que tuvieron que atravesar, no escatimaron esfuerzos para preparar su llegada. Nosotros no podemos quedar indiferentes. El Niño Dios lo merece. Jesús nos habla Proclamación Se lee el texto de Lucas 3,3 en su libro. Tras un ratito de meditación en silencio sobre esta palabra, el catequista provoca el diálogo a partir de las preguntas que aparecen en el libro del niño. Pistas Para la r fl xión Las ideas clave para reflexionar son las siguientes: ■ Juan el Bautista es el nacido de Zacarías e Isabel como un don divino, humana- mente inesperado, porque ambos eran de edad avanzada e Isabel era estéril (ver Lucas 1,36). ■ Era primo de Jesús y exaltó la acción de Dios en la historia indicando profética- mente la misión: preceder al Hijo de Dios hecho carne para prepararles los cami- nos (ver Lucas 1,67-79). ■ Se puede recordar lo hablado sobre Juan el Bautista en el Encuentro 12. ■ Juan se presenta en el desierto, anunciando con muchafuerza, que “preparen el camino”: “enderecen sus senderos”. ■ “Enderecen sus caminos”: es tiempo de cambiar, ser mejores, perdonar, compar- tir, rezar más, ser alegres, no protestar, ayudar, hacer algún sacrificio económico y comprar algo para compartir con el que no tiene, de dejar de criticar a otros (si lo hago). Es tiempo de imitar a María y a José, y que nuestro corazón esté “bien pre- parado” para que Jesús pueda nacer. El análisis de la imagen nos puede ayudar también a la meditación: ■ Vemos a Juan como profeta que anuncia la venida del Niño Dios, enviado por su Padre, pidiendo a gritos que no nos distraigamos con las cosas materiales o el “barullo” que nos ofrece el mundo en este tiempo. ■ Señala a Jesús que viene, en quien tenemos que poner la mirada. Él es el centro de nuestras vidas, el protagonista, el agasajado de estas fiestas. Y nos trae la feli- cidad, la paz y el amor. 141 ■ Notemos las caras de las personas mirando hacia abajo, preocupados por el di- nero, las compras, etc., y sus rostros tristes y angustiados, porque aún no vieron al Salvador. r sPu sta a la Palabra Pedimos a los niños que unan las distintas expresiones que nos invitan a prepa- rarnos para recibir a Jesús con los dibujos con que guarden mayor relación. Para ello, el catequista ayuda primero a interpretar las imágenes. ■ Primera imagen: – María y José se prepararon para recibir a Jesús, y nosotros estamos invitados a hacer lo mismo, a no dormirnos, estar atentos, abrir (sacar) las barreras que no nos dejan vivir el verdadero sentido de la Navidad. Notemos que el pesebre es un gran corazón. – Se relaciona con ella estas expresiones: ¡DESPERTEMOS, LLEGA RISTO! ESTÉN DESPIERTOS, ATENTOS, VIGILANTES. JESÚS QUIERE NA ER EN TU ORAZÓN. ■ Segunda imagen: – En la imagen se da la presencia de la familia divina y la familia terrena de Jesús. El Padre Dios, que con su amor nos ayuda a preparar el camino; María y José, atentos a lo que Dios les pide, cumplen su voluntad. El niño prepara el camino con mucha alegría porque sabe que es Dios el que viene. – Se relaciona con ella estas expresiones: QUIERO OMPARTIR UN REGALO ON QUIÉN NO TENGA. ES U HAR LA PALABRA DE DIOS OMO MARÍA Y JOSÉ. “PREPAREN EL AMINO DEL SEÑOR” (LU AS 3,4) ON AMOR Y SEN ILLEZ. ■ Tercera imagen: – Juan el Bautista aparece con muchos artículos de limpieza. Hay muchos medios y personas que nos pueden ayudar a cambiar. onvertirnos es lim- piar nuestro corazón de todo aquello que no nos deja ser feliz o no nos trae paz. Sea el Adviento una gran empresa de limpieza: “Limpieza Adviento” (carro). – Se relaciona con ella estas expresiones: ¡ ONVIÉRTANSE, LIMPIEN, ORDENEN Y ADORNEN SUS ASAS. ¡JESÚS VIENE A QUEDARSE! NO PODEMOS SOLO PENSAR EN “REGALOS”, “ OMIDA”, “ROPA”, “DIVERSIÓN”. ¡ AMBIEMOS EL SENTIDO DE LA NAVIDAD! 142 ■ uarta imagen: – orrer en busca de la luz. Esta es la luz de risto, me da claridad en el ca- mino que tengo que seguir. on mi vida (limpia por la Reconciliación, por eso la escoba) quiero ser luz para otros y anunciar a todos que el Niño Dios viene a quedarse con nosotros. ¡Seamos felices! – Se relaciona con ella estas expresiones: QUE LA LUZ DEL ADVIENTO, NOS ILUMINE EL AMINO A BELÉN. OMPARTIR, ESTAR ALEGRES, REZAR, ES SER LUZ EN EL ADVIENTO. Rezamos juntos Se quiere enfatizar la necesidad de despertar porque se acerca el momento: llega risto. – Un niño tiene un despertador en la mano y otro niño una vela encendida. El resto tendrá una vela apagada en su mano y se tenderán en el suelo, simulando dormir. – Se hace un gran silencio y, el primer compañero, despierta a cada chico o chica tocándolo y haciendo sonar el despertador, mientras el otro compañero le en- ciende la vela. – Esto quiere significar que es tiempo de despertar, estar atentos, ayudarnos en- tre nosotros a mantenernos así y ser instrumentos de luz para los demás. Una vez despiertos todos, de pie, con las velas encendidas, cantan fuerte “Des- pertemos, llega risto”. Compromiso Los niños pueden invitar a sus familias y a sus amigos a preparar nuestro corazón para que Jesús pueda nacer muy cómodo. Para ello han de: – Pensar cada día de esta semana qué puedo hacer para lograr esto. Lo pueden anotar en su libro y tratar de cumplirlo. – Ayudar a completarlo o pedir que lo hagan en casa con la familia, eso depende- rá del tiempo les haya tomado el Encuentro. – Sugerencia: Armar una orona de Adviento para adornar el comedor de tu casa. Nota: En el próximo encuentro armaremos un pesebre. Prever lo nece- sario. Se puede armar un taller navideño, extendiendo el encuentro, ya que los niños se encuentran de vacaciones. 143 iramos nuestra vida Un gran día de fiesta Damos la bienvenida y revisamos el compromiso del encuentro anterior: – ¿Les costó cumplirlo? – ¿Qué hicieron en familia? Preparación previa del pesebre: – Procuramos colocar todos los personajes: Jesús, José y María, los pastores, algunos animales, un ángel y los Reyes Magos. – Ponemos una estrella. También pueden colocarse lucecitas, significando que nos hacen presente la luminosidad que Dios trae a nuestra vida. Antes del encuentro con los niños, orar, te ayudará a ponerte en clima. Te sugeri- mos esta oración: bjetivos ■ Motivar a vivir este tiempo con mucho sentido. ■ Afirmar que Dios cumple siempre lo que promete. ■ ontemplar el pesebre como signo de alabanza y adoración al Dios que me salva. 24 Encuentro ES NAVIDAD: CELEBREMOS MI NACIMIENTO 144 Los cinco minutos del Espíritu Santo Ven, Espíritu Santo, llena mi corazón y mi boca de alabanzas, para adorar con el coro de los ángeles a Jesús recién nacido. Enséñame a contemplarlo con los ojos sencillos de los pastores, a regalarle ofrendas de amor como los magos. Toca mi mente y mi corazón para que pueda admirarme feliz ante Dios encarnado, el que me amó tanto hasta hacerse niño, para salvarme desde la pequeñez humana. ¡Gloria a Dios en las alturas y en tierra paz! Enséñame a orar, Espíritu Santo, para que pueda adorar a mi Salvador y cantarle a su sencillez divina. Y obra en nosotros, Espíritu Santo, para que Jesús pueda nacer en mi vida, en la vida de cada niño y sus familias de este grupo de catequesis y del mundo entero. Que en esta Navidad puedan renacer muchas cosas buenas en nosotros. Amén Víctor . Fernández En este primer momento, junto a la cunita del Niño Dios, estará la Biblia abierta (Juan 1,1-3) representando la Palabra. Preguntamos a los niños qué significa la Navidad para ellos, cómo la celebran y si arman el pesebre en su casa. Una vez que todos se expresaron, nos sentamos al lado del pesebre. – Les preguntamos si les gusta. – Que noten que no está el Niño y que está la Palabra, de modo que les surja el interrogante y pregunten por qué. – Les invitamos a leer el texto bíblico que tienen en sus libros, para ver qué dice sobre la Palabra. Jesús nos habla PRIMER M MENT Proclamación Se lee el texto de Juan 1,1-3.14 en su libro. Tras un ratito de meditación en silencio sobre esta palabra, el catequista provoca el diálogo a partir de las preguntas que aparecen en el libro del niño. 145 Pistas Para la r fl xión Podemos comenzar reflexionando a partir de la ilustración: ■ Las manos de Dios sostienen la Palabra, de ella sale Jesús, su hijo, un bebé como fuimos nosotros, que nos viene a decir cuánto nos ama su Padre. Por eso está el corazón en sus manos. ■ Y no solo eso, viene a enseñarnos lo que es el Amor verdadero. Y todo lo que el Padre prometió y Jesús hizo y dijo, está contenido en la Palabra de Dios, en la Biblia. Las ideas clave para reflexionar son las siguientes (además de las que aparecen en el libro del niño): ■ Recordemos todo el hermoso proyecto de amor que tuvo Dios, y que vimos en el Encuentro 6. ■ En Navidad, Dios cumple lo que había prometido a su pueblo, lo que le había anunciado a través de los profetas: enviarle a su único Hijo para que todos loshombres recuperemos la vida de la gracia que perdimos por el pecado y volvamos a ser sus hijos. ■ Por eso lo llamamos Salvador, porque él nos rescató de la muerte eterna. (El tér- mino “Salvador” lo explicaremos en profundidad en año próximo). ■ Y la “Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros”: Jesús nace, el hijo de Dios se hizo hombre, de carne y hueso como nosotros, vivió, sufrió, trabajó, tuvo familia, amigos, un país… fue semejante en todo, menos en el pecado. SEGUND M MENT Proclamación Se lee pausadamente en la Biblia el momento del nacimiento en el texto de Lucas 2,1-7 (del que tienen en su libro una selección). g sto y oración En este segundo momento se coloca el Niño Dios en su cunita, y se retira la Palabra. Podemos hacer repetir a los niños: “Y la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros.” TERCER M MENT Proclamación Se continúa leyendo pausadamente el relato anterior del momento del nacimiento en el texto de Lucas 2,8-20 que tienen en su libro. 146 ayuda Para int rPr tar l P s br ■ Pesebre: Es el lugar hecho cuna donde comían los animales. El establo era el recin- to más amplio que contenía animales y pesebres. ■ Niño Dios: – El “Emmanuel” (“Dios con nosotros”). Ya no estamos solos; Él está con noso- tros. En Navidad, Dios se hace cercano; comparte y hace sagrada nuestra vida. – ontemplar el Niño, que nació desnudo, pobre, en un establo, entre el aliento cálido de los animales, pero nació por amor: por amor del Padre Dios, de su madre, María, y su padre adoptivo, José. Y nació por amor a cada uno de no- sotros. Llega el “Príncipe de la paz” (Isaías 9,1.5). ¡Aleluya! ■ amá aría: – María, la Madre Virgen, que da la naturaleza humana a Aquel a quien el Espíritu Santo da la naturaleza divina en su seno. – ¡Desborda de alegría la Madre de Dios, la llena de gracia! Graba y medita en su corazón todos estos momentos de su vida. Reza a Dios y se pone en sus ma- nos, cumpliendo con mucha alegría su voluntad; cuidando a su Hijo con muchí- simo amor y ternura. ■ Papa José: – José, su papá virginal, por quien le llega la ascendencia real davídica (David) propia del Mesías esperado. Es el custodio de Jesús y María. – Fue obediente a todo lo que Dios le fue pidiendo. Los protegió y con mucho amor preparó este momento. Desde su silencio, no dejó de contemplar al Niño. ¡ uánto lo ama! ■ Los pastores: – Son los primeros en saber la gran noticia; hombres sencillos, abiertos a la fe. ¡Qué entusiasmo! Escuchan el anuncio y enseguida van a contemplar al Niño. ¡Qué prontitud de corazón, qué ganas de encontrarse personalmente con el Salvador anunciado! – Los pastores con sus ovejas que contemplaban admirados y gozosos al recién nacido. ¡Y luego vuelven alabando y glorificando a Dios y comunicando la ale- gría a todo el pueblo! ■ Los animales: Queda como mensaje que, así como el burrito y el buey –insusti- tuibles bíblicamente en la representación navideña–, seres sin inteligencia, cono- cen a sus dueños y a quienes los alimentan, así también nosotros, seres inteligen- tes, debemos conocer a Aquel que es nuestro Dueño y Señor, aquel que dice en el Sermón de la Montaña (Mateo 6,25-34) que es capaz de vestirnos como lo hace con los lirios hermosos del campo y de alimentarnos como lo hace con los gorrio- nes que revolotean por los aires. 147 ■ Ángeles: omunican familiarmente la noticia a los pastores de ovejas de Israel, el pueblo elegido (que por lo tanto entendían de apariciones y mensajes angélicos, pues el antiguo Testamento está lleno de ellos). ■ Reyes agos: – Los “magos” sabios de Oriente, concurrieron desde lejos con sus regalos. Ellos no tenían las Sagradas Escrituras para conocer a Dios. Ellos eran extranjeros, representantes de los pueblos lejanos, y encontraron las señales de Dios en aquello que era su ocupación habitual: mirar las estrellas. – Mostraron decisión y dinamismo y fueron en busca del Rey, para ir a adorarlo. El Rey que nace se muestra a todos. ■ La estrella: Guía a los pastores, a los magos para encontrar el camino que los lleva al recién nacido. Miremos las estrellas, busquemos su luz. Sigamos la ruta que nos lleva a Jesús. r sPu sta a la Palabra erca del pesebre, hacemos un ratito de silencio y miramos cada personaje. Ima- ginamos que estamos en ese lugar, revivimos el momento y podemos preguntar y agregar según la reflexión. No debe hacerse muy extenso. – ¿Quiénes son los que están en el pesebre? – ¿Qué acción realiza cada personaje? – ¿Porque están en la escena del Nacimiento? Recreamos el momento diciendo: “Un ángel, de los muchos que cantaron al Niño Jesús la noche de la primera Navidad, se presenta y nos vuelve a dar ese bendito anuncio que también hicieron a los pastores : ¡Hoy nos ha nacido el Señor! on el mismo entusiasmo y un corazón rebosante de alegría, como ellos… con- templamos el pesebre.” ontemplar es observar con atención, interés y detenimiento cada personaje. Meternos entre ellos nos ayuda a acercarnos y admirar a Jesús recién nacido, a reflexionar serenamente sobre la divinidad y la persona del Niño Jesús. Dialogamos a partir de las preguntas que tienen en su libro. En la dinámica, los niños piensan primero “qué le llevan a Jesús” y después “qué van a buscar en el pesebre”. – Las respuestas pueden ser originales y pueden hacernos descubrir cuán cerca de Jesús nos sentimos o con qué actitudes nos sentimos frente a su presencia. – Las respuestas pueden incluir desde los pastores, los reyes magos y hasta los animalitos como las ovejas, chivos, buey o la estrella. 14 – Ejemplos de respuestas a los personajes del pesebre que pueden ayudar: • Siento que soy como el Niño Jesús: cuando miro a mi mamá y papá con mu- cho amor, cariño y respeto; cuando demuestro a los demás que los quiero; cuando rezo a Dios Padre por todos los hombres del mundo; cuando quiero a todos por igual; cuando ayudo o comparto con el que más necesita, etc. • Siento que soy como los pastores: porque me gusta visitar a Jesús en el sa- grario, hablar con él y hablar de él en la escuela con mis amigos; porque no tengo miedo ya que Jesús me protege. • Siento que soy como José: porque cuido a mis hermanos; ayudo a mi papá en algunos trabajos de la casa; estoy atento a lo que necesitan los demás; no me olvido de Jesús. • Siento que soy como María: cuando invito a mi familia a rezar; cuando acom- paño a Jesús en la Misa. Me gusta María porque, gracias a Jesús, es Madre nuestra y como toda mamá nos ama y nos cuida mucho. • Me gustan las ovejitas porque dan calor al Niño Dios estando muy cerquita de él. • Siento que soy como los Reyes Magos: cuando comparto mis juguetes, útiles escolares o golosinas; cuando escucho a mis papas o mi catequista que me muestran el camino para llegar a Jesús; cuando ofrezco mi vida (“el oro” de mi existencia); cuando soy agradecido con Jesús. • Me siento como las estrellas cuando leo el Evangelio y lo llevo a la práctica, ya que ilumino a otros con mis actitudes buenas. – atequista, todos estos son ejemplos que pueden orientar. Dejemos que el Espíritu Santo guíe a cada niño en este momento de contemplación o de mirada serena y consciente de cada personaje. – Entonces rellenan, en cada estrella del pesebre, lo que llevan y lo que buscan. oración El catequista lee la primera parte de la oración (“Niñito Jesús, que naciste en Be- lén, bendice…”) y todos los niños responden con cada una de las intenciones que tienen en su libro. Al final, se pueden agregar otras intenciones. g sto Nos arrodillamos en torno al pesebre, como signo de adoración a nuestro Sal- vador. Besamos al Niño Jesús con mucha ternura, mientras cantamos “Ya llego la No- chebuena”. 149 Compromiso Motivamos a los niños para lograr los compromisos que se les sugieren en sus libros. Sugerencia: Armar una tarjeta navideña con este párrafo, que ponemos a conti- nuación, para que la coloquen en el pesebre de sus casas y puedan bendecirla Mesa en la Nochebuena. En Belén de Judá, provincia de Israel, en un pesebre porque no había sitio en la posada, de María Virgen, esposa de José, de la casa y familia de David, nació Jesús, Dios eterno, Hijo del eterno Padre y hombre verdadero, llamado Mesías y risto, que es el Salvador que los hombres esperaban. Él es la Palabra que ilumina a todo hombre, por él fueron creadas, al princi- pio, todas las cosas. Él, que es el amino, la Verdad y la Vida, ha acampado pues entre nosotros. Hoy, Dios nos ha reunido para celebrar con alegría la Navidad: “Señor Jesús, aquí está mi familia. Queremos darte un lugar en nuestro hogar y que reines en medio nuestro. Necesitamos tu bendición y fuerza para man- tenernos unidos como tu Sagrada Familia”. Bendecimos la mesa: “¡Niñito Jesús, que naciste en Belén, bendice la mesa y a nosotros también! Gloria al Padre, gloria al Hijo y gloria al Espíritu Santo, como era en un princi- pio, ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén”. Hagamos fiesta, celebremos porque nos ha nacido un Salvador, el Señor, ¡Nuestro Amigo! ¡Feliz cumpleaños, Niño Jesús! Nota: atequista, ten en cuenta que el próximo encuentro habrá un compartir de mate tereré y galletitas, y juegos al aire libre. 150 bjetivos ■ omprender que Dios nunca se desconecta de nuestra vida, ni en vacacio- nes. ■ Valorar este tiempo para descansar, compartir, jugar, disfrutar del tiempo libre, reponer fuerzas, acompañados siempre de nuestro amigo Jesús. ■ Expresar con el juego una manera de compartir con los demás. ■ Evaluar el camino recorrido. iramos nuestra vida En vacaciones descansamos y disfrutamos Damos la bienvenida y revisamos el compromiso del encuentro anterior: – ¿ ómo anduvieron? Iniciamos el encuentro dialogando con los niños y niñas sobre las vacaciones: qué hacen en ellas, qué es lo que más les gusta de ellas. Jesús nos habla Vengan conmigo Proclamación Se lee el texto de arcos 6,30-32 en su libro. Pistas Para la r fl xión Hablamos sobre lo que dice la Palabra y lo que “nos” dice a cada uno. Podemos reflexionar a partir de la ilustración: ■ Una familia que va de vacaciones, se la ve muy feliz y relajada. Han cargado una serie de cosas para disfrutar la naturaleza, el aire libre, el juego, el reposo. ■ Y los acompaña Jesús, el Amigo que siempre está, que nos protege, juega y se divierte junto a nosotros. 25 Encuentro LLEGAN LAS VACACIONES: LOS ACOMPAÑO 151 ■ El sol, la luz necesaria para caminar, para ver el camino, para saber adónde va- mos. El Espíritu Santo es luz. Nos orienta, lo amamos y le agradecemos su cla- ridad y pedimos que nos siga conduciendo. ■ Podemos ver en esta imagen la satisfacción del camino recorrido, del deber cumplido y, ahora, del descanso merecido… ¡Siempre con Jesús! Luego leemos y comentamos las ideas que están en el libro del niño. Y podemos añadir: ■ En todo lo que hagamos, y donde quiera que vayamos, tengamos presente al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. andamiento del descanso “Recuerda el día sábado para santificarlo. Seis días trabajarás y harás todos tus trabajos, pero el día séptimo es día de descan- so para Yahveh, tu Dios” (Ex 20,8-9); el sábado es día santifica- do, esto es, consagrado a Dios en el que el hombre compren- de mejor el sentido de su existencia y también de la actividad laboral. Se puede por lo tanto afirmar que la enseñanza bíblica sobre el trabajo halla su coronación en el mandamiento del descanso. Oportunamente observa al respecto el ompendio de la Doc- trina Social de la Iglesia: “Al hombre ligado a la necesidad del trabajo, el descanso le abre la perspectiva de una libertad más plena, la del sábado eterno (cf. Heb 4,9-10). El descanso permi- te a los hombres recordar y revivir las obras de Dios, desde la Creación a la Redención, reconocerse ellos mismos como obra suya (cf. Hb 2,10), dar gracias por la propia vida y por la propia existencia a él, que es su autor” (n. 258). Benedicto XVI r sPu sta a la Palabra Pedimos a los niños que resalten con color aquellas cosas que les gustaría hacer en estas vacaciones, de entre las que se le presentan en su libro. Luego les proponemos que escriban a Jesús lo que le gustó mucho de la cate- quesis y lo que no le gustó tanto. Por todo ello, le damos gracias. – Pueden poner en común su oración. – Esto sirve como una sencilla evaluación. El catequista puede tomar nota de todo ello para una autoevaluación y para compartir con su grupo de cate- quistas. 152 oración Proponemos a los niños y niñas que escriban una oración de agradecimiento a Jesús por este año de catequesis, por su catequista, sus compañeros, por su familia y por todo aquello que cada uno quiera. Luego pueden agradecerle también a Jesús aquello que le gustó mucho en la catequesis. Al final, se pueden agregar otras intenciones. g sto ompartimos unos mates tereré con unas galletitas al aire libre y jugamos. Para el juego, tengamos en cuenta: – A los niños les gusta mucho jugar. – A través del juego, el niño también aprende a compartir, a colaborar con el otro y a relacionarse; acepta límites, reglas, escucha consignas… imagina, crea, ex- plora, desarrolla sus capacidades. – Por eso, jugar no es pérdida de tiempo. Es importante que el catequista pueda crear y compartir algunos momentos de juego con el grupo para ver las relacio- nes interpersonales. – onviene mencionar que, en los juegos de competencia, si bien a todos nos gusta ganar, también hay que aprender a perder. Nunca usar la violencia, ni verbal, ni física. Respetar al otro, sabiendo que Jesús habita en el compañero o compañera. Para el compartir, tengamos en cuenta: – Hacer una ronda en el suelo, sentados, y colocar en el centro los alimentos para compartir. – Motivar a que lo que llevamos lo ponemos en común. – El mate, “bendita” costumbre del compartir. Compromiso Se motiva a los niños a comprometerse a reutilizar el material: – Tener el Librito de atequesis en la mesita de luz y rezar las oraciones que han aprendido. – Aprovechar este tiempo para compartir la vida con los demás y ayudar en casa también. Mostramos a los niños algunos entretenimientos para hacer durante las vacacio- nes, que tienen en su libro al final de este tema. 153 Les recordamos que tienen al final del libro las oraciones que aprendieron este año y cómo rezar el Rosario. Les decimos que, en los misterios gozosos, recordamos todos los momentos de la vida de Jesús que estuvimos viendo durante el año. Hoy es nuestro último encuentro de este año. Nos mantendremos en contacto mediante la oración. omo catequista nos comprometemos a rezar por cada uno de los niños y niñas y por sus familias. Y les pedimos a ellos que recen por noso- tros. on un fuerte abrazo y un beso nos despedimos. Nos podemos ver el domingo en Misa. Notas: 154 EVALUACIÓN Para l cat quista Es muy bueno evaluar el camino recorrido. Sugerimos encontrarse para tal fin, y compartir en cada cebada de mate una experiencia de las vividas en este precio- so año que nos regaló el Señor. ¡Alégrense y muéstrense contentos por ser catequistas! Porque no estamos solos y no somos pocos los que buscamos la felicidad por este camino… Evaluación del curso Muchas gracias, catequista! TKM. Jesús 155 En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Evaluación del curso 156 Notas: 157 ÍNDICE ¡Encontrarse con Jesús! Encuentro 1. Jesús nos reúne . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 14 Encuentro 2. Somos amigos de Jesús . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 18 1. Jesús, nuestro amigo, nos muestra al Padre Encuentro 3. Vengo de una familia divina . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 24 Encuentro 4. Mi Padre crea todo por amor . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 27 Encuentro 5. Son una maravillosa creación de mi Padre . . . . . . . .. . . . . . . . . . . 30 Encuentro 6. Mi Padre tuvo un hermoso proyecto de amor . . . . . . . . . . . . . . . . . 36 Encuentro 7. Mi Padre siempre se comunica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 39 Encuentro 8. on mi Padre, hablamos a través de la Palabra . . . . . . . . . . . . . . . 44 2. Jesús nos cuenta su vida Encuentro 9. ¡Qué buena noticia tuvo María, mi Madre! . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 50 Encuentro 10. Nací en Belén . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 55 Encuentro 11. recí en una familia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 60 Encuentro 12. Me bautizó mi primo Juan. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 66 Encuentro 13. Les presento a mis amigos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 73 3. Jesús, nuestro maestro Encuentro 14. Les enseño a rezar . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 80 Encuentro 15. Mi oración preferida: El Padrenuestro . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 85 Encuentro 16. Les enseño a amar a mi Padre . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 94 Encuentro 17. Les enseño a amar al prójimo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 98 Encuentro 18. Les enseño a amar al prójimo como a ustedes mismos . . . . . . . . 105 Encuentro 19. Les muestro el Reino de Dios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 109 Encuentro 20. Les enseño a pedir perdón y a perdonar. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 115 4. ¡ e gusta celebrar! Me gusta celebrar . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 122 La liturgia. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 123 Encuentro 21. Los invito a una fiesta: La Misa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 128 Encuentro 22. ¡Aplausos para mi Madre, la Inmaculada oncepción! . . . . . . . . . 132 Encuentro 23. ¡Se acerca mi cumpleaños!: Es Adviento . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 137 Encuentro 24. Es Navidad: elebremos mi nacimiento . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 143 Encuentro 25. Llegan las vacaciones: los acompaño. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 150 Evaluación