Angustiado por sus dolencias, Antonio fue al hospital. Creía que tenía apendicitis, pues lo atormentaba un agudo dolor abdominal, pero como buen hipocondríaco no descartaba tener cáncer o algún parásito indeseable, como un lombriz. Al llegar al hospital, fue recibido por un médico joven, que enseguida le practicó análisis de sangre y unas radiografías de tórax y de abdomen, además de insertarle un catéter. Luego, fue revisado por un médico con más experiencia, que le recetó una pastilla para el dolor de estómago.
Para escrever sua resposta aqui, entre ou crie uma conta
Compartilhar